Ferenc Fehér – La revolución congelada, ensayo sobre el jacobinismo

I. El dilema de la historiografía:

Ocurre un cambio en la historiografía cuando aparece una interpretación socialista de la Revolución francesa que en sus inicios no era necesariamente marxista. La corriente intelectual marxista en Francia, parecía más coherente que la de cualquiera de sus predecesores. Describieron la revolución EN SU TOTALIDAD como una revolución democrático-burguesa que barrió una Francia feudal.

La ruptura se inicia con la reinterpretación y revisionismo francés e inglés. Donde el reto iba dirigido contra la narración marxista, sin embargo se toman nociones parcialmente relevantes (capitalismo, clase, burguesía, etc.), la separación ambos revisionistas parten:

a) Los revisionistas ingleses: Se interesaron por la explicación causativa, y por el racionalismo crítico de Popper; en una teoría causativa determinista histórica.

b) Los revisionistas franceses: Análisis deconstructivistas. Cobban niega la existencia del feudalismo como sistema socioeconómico fuera del odio a los derechos señoriales abolidos en la revolución de 1789.

Cobban propone 3 principios, que permiten reescribir el vocabulario del análisis de la Revolución:

1. Los hallazgos de Cobban ponen en entredicho la teoría de los “medios de producción” consecutivos, según la cual, la revolución francesa burguesa e industrializadora, cerró la era del feudalismo.

2. El cuestionamiento de la actividad homogénea del grupo, y propone una clase no unificada, sino conformada de varios grupos burgueses. Teniendo entre sí ciertas afiliaciones, siempre basadas en jerarquías hereditarias. También rechaza la categoría de los Sans-culottes (clase intermedia ente la burguesía acomodada y las clases más pobres).

3. La última y más importante postura es que no hubo una única revolución homogénea, sino varias revoluciones dentro de una misma historia, y han sido integradas arbitrariamente por la posteridad historiográfica.

El autor propone una tesis similar a Arendt, argumentando que no concibe al jacobinismo como un clímax heroico en el sentido que no entiende la revolución como un único proceso, sino como una desviación radical de todo proceso. Para ellos fue un experimento social sin precedentes que existió por derecho propio y cuyas lecciones pueden ser aplicadas en una época que asimila gradualmente el mensaje de <<síndrome totalitario>>.

La premisa de la interpretación del autor acerca del jacobinismo es una teoría de la modernidad que diferencia entre 3 lógicas inherentes a ella:

1. La industrialización.

2. El capitalismo como principio organizativo de la vida económica.3. El proceso de creación de la democracia (esto es, la libertad política o una república).

Estas ideas conforman el imaginario plural. En la modernidad la libertad y la vida eran las ideas más importantes, y en la revolución francesa se hace patente la idea de igualdad, la que sin embargo no se lleva a cabo y se pierden en la misma revolución.

El autor se sigue de las tesis revisionistas que argumentan: que la revolución francesa no tuvo una finalidad básicamente industrializadora; sino que las revueltas aspiraban ante todo a una Francia modernizada, pero que conservara su base rural. Por ejemplo en las condiciones de extrema pobreza, no exigieron ni siquiera aumentos de sueldo, sino que en cambio, exigieron precios más bajos en la alimentación. Esto indica un imaginario con respecto a la industrialización que indica una predilección paternalista hacia el estado.

De esta forma, el capitalismo se planteó de 3 maneras distintas:

1. La abierta defensa de una sociedad basada en el dinero.2. La acumulación ilimitada de riquezas.3. El triunfo de las elites burguesas que habían dominado la escena política a lo largo de las

revoluciones.

El autor no se aventura más que a asegurar una relativa independencia socioeconómica de la revolución de los campesinos, en base a 2 argumentos:

1. Todas las pruebas apuntan a la presencia de opciones tanto pro-capitalistas como anti-capitalistas en la revolución de los campesinos.

2. Cualquiera que fuera la estrategia de los campesinos, en general el campo aceptó siempre la tutela política de una de las fuerzas procedentes de la escena urbana.

También se propone la tesis de que el sistema económico puesto en práctica durante este breve período no fue un conjunto de <<medidas de emergencia>> ni tampoco, en lo que respecta a su dinámica interna pero no a las predicciones de sus creadores, un ordenamiento temporal. “La búsqueda de un equivalente de clase del jacobinismo es la tarea más inútil que pueda concebirse”.

El autor defiende la tesis de que la lógica política aspiraba a crear una sociedad libre o una <<república>>, la que se convirtió, desde la convocatoria de los estados generales hasta el hundimiento de la república, en la lógica permanentemente dominante y en consecuencia en el vocabulario dominante y común.La revolución francesa posee 2 causas, una heredada y una auto-creada:1. Heredada: A diferencia de la revolución americana, resultado de la práctica diaria de la libertad durante más de 100 años en las colonias americanas, la Revolución Francesa surgió de una tierra de nadie en lo que respecta a las libertades. Es decir, de una larga experiencia de varios siglos de fala de libertad.2. La causa auto-creada: el impulso de la revolución solo podía ser el proceso revolucionario. Como consecuencia, radicalizar, acelerar el proceso político, sobrepasar a los inmediatos predecesores en la impaciencia revolucionaria se transformaron en las principales virtudes revolucionarias.El momento en el que surge la lógica política de la revolución fue la de un fuerte contraste entre el príncipe absolutista y la amplia coalición de todos los que se consideraban “la nación”. Ambos

bandos tomaron una postura absolutista. La Ilustración aparece, para el autor, ni como causa ni como efecto: “fue un componente, que movió a los actores a crear la primera sociedad deliberadamente planificada que recuerda la historia, abriendo con ello un nuevo capítulo en la historia de la humanidad”. Para Sieyés, la nación era tan radical que no toleraba rivales ni primeros principios superiores o incluso iguales a ella. La nación era prioritaria, preexistente a todos los fenómenos e instituciones sociales. Estas últimas debían ser deducidas de aquella y no al revés. “La nación era la fuente de toda autoridad y de todos los derechos”.

El camino que tomaron las revoluciones fue:

La creación de nuevas instituciones totalmente nuevas (sobre todo la asamblea constituyente)y se preservaron ciertas instituciones tradicionales. En esa condición, la asamblea continuamente amenazada por las conspiraciones aristocráticas y la insatisfacción (motines populares) gobierno cada vez más como una dictadura elegida.

La teoría de la situación de emergencia, en la que los jacobinos no eran una clase social diferentede las demás, sino que solamente eran más decididos, se enfrenta a 3 puntos que no explica:

1. El por qué no se optó por un gobierno militar temporal, en vez de incorporar un sistema de terror.

2. Ningún estado de emergencia explica una estrategia socioeconómica radical.3. No existe una situación de emergencia en el momento en que el jacobinismo se erige

como un poder estatal rígidamente centralizado. En cuyo caso se debió poner una base más constitucional que revolucionaria.

El terror jacobino fue necesario para la aserción burguesa, para interpretaciones marxistassin embargo para el autor, reflejan una hostilidad explícita al mundo burgués del egoísmocon su excesiva riqueza y su culto a la acumulación.

II. La historia del Assignat

[Assignat: el papel moneda en la revolución francesa, introducido por primera vez en diciembre de 1789]

Hay 2 consideraciones que tiene el autor a la hora de hablar del Assignat:

1. En su aparición hubo unanimidad en el carácter catastrófico para la revolución, sin cuestionarse las razones por las cuales apareció.

2. Historiadores de izquierda de la revolución afirman que tuvo un papel lo consideran una innovación crucial, que adquiere sus males en las emisiones excesivas y el manejo incompetente del amplio volumen en circulación.

Se hace la pregunta ¿Por qué no se estableció un sistema adecuado, nuevo y reformado de impuestos en el momento en que el primer órgano político revolucionario, la Asamblea Constituyente, recuperó su autoridad necesaria, una autoridad que la monarquía había perdido?

La causa primordial de esa incapacidad fue el hecho de que la Revolución engendró inmediatamente una revuelta de los contribuyentes contra el Estado, independientemente del carácter de este último.

Antecedentes políticos de la falta de autoridad política en la creación de impuestos en la Francia revolucionaria:

1. Ningún gobierno de la época podía contar que la población aceptara pasivamente un nuevo sistema de impuestos, ya que las masa estaban lejos de ser apáticas, la revolución congelada de los jacobinos conserva el dudoso mérito de haber sido la primera en engendrar apatía entre las masas.

2. Después de siglos de poder centralizado, las elites burguesas deseaban la descentralización y un estado muy débil con el mínimo de posibles organismos públicos. En consecuencia las autoridades revolucionarias carecían de la necesaria concentración de poder para tan vasta y radical operación.

3. El sistema de impuestos tenía un carácter socialmente privilegiado e injusto en Francia en un grado mayor que Inglaterra.

Ante tales imposibilidades, solo quedaba la segunda vía: la emisión de billetes de banco. Y ante tal medida radical, se vieron arrastrados también los movimientos que no eran socialmente radicales, por 2 razones:

- La medida de confiscación de las propiedades del clero, originalmente considerada como una operación limitada destinada a aliviar las deudas del estado heredadas del antiguo régimen. Los gobiernos de la revolución francesa sólo podían tener una legitimidad revolucionaria, justamente en un sentido financiero más estricto.

- Los precios y la cantidad de billetes en circulación dejan de estar correlacionados, lo que introduce un elemento de incertidumbre al sistema. Donde surge una situación en la que es imposible salirse del sistema, de la misma forma en que es imposible estabilizarlo.

Hubo 3 fases concretas y distintas en la evolución del Assignat:

1. Uso abrumador del Assignat con fines crediticios2. Se evidencia la consolidación de su importancia como unidades monetarias.3. Se coincide con su monopolización de las funciones monetarias

En 1973 se crea un decreto que:

a) Prohibía la venta de dinero metálico (moneda)b) Ordenaba realizar transacciones financieras por medio de Assignats. c) Introducía sanciones contra los que infringieran las normas.d) Establecía un nivel obligatorio para los Assignats a la par con el dinero metálico.

[Ley de hierro: fue una teoría económica expuesta por algunos economistas clásicos a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, según la cual los salarios reales tienden "de forma natural" hacia un nivel mínimo, que corresponde a las necesidades mínimas de subsistencia de los trabajadores. Cualquier incremento en los salarios por encima de este nivel provoca que las familias tengan un mayor número de hijos y por tanto un incremento de la población, y el consiguiente aumento de la competencia por obtener un empleo hará que los salarios se reduzcan de nuevo a ese mínimo].

[Laissez-faire: libertad de mercado]

Tras aceptarse la realidad de la “ley de hierro”, todas las opciones disponibles implicaban el uso potencial de la fuerza y la violencia con fines económicos:

1. La primera opción: aplicación doctrinaria de la libertad de mercado en las condiciones de un sistema de emisión forzada, solo podía ser pacífica en las ilusiones Girondinas. El carácter revolucionario de un sistema monetario hace que sus leyes intrínsecas no muestren ninguna correspondencia entre el nivel de mercancías producidas y el volumen de signos monetarios emitidos. Se produce la experiencia del terror dadas estas condiciones, por lo que el odio implacable de los pobres hacia los ricos, permite que las elites mantengan fuerzas armadas para impedir motines, producidos por el Laissez faire.

2. La segunda opción: Se encuentra en la guerra, que formaba parte de la dinámica de la Revolución desde la aceptación del sistema de emisión. Donde el deseo casi unánime de los franceses de devolver a Francia la categoría de grande nation

3. La tercera opción: Dadas las condiciones existentes, consistía en la más sólida y realista, fue la mezcla jacobina del terror político y el sistema del máximum general.

[Ley del máximum general: Fue una ley promulgada durante la fase más radical de la Revolución francesa que instituyó un máximo para precios, salarios y beneficios.

En una primera formulación, la votada el 4 de mayo de 1793, se estableció la tasa del

precio de los granos (cereales) para cada administración de departamento, en función del

precio medio de los primeros meses del año y la situación de las reservas; así como visitas

domiciliarias a cargo de los ayuntamientos y el derecho de requisa para aprovisionar los

mercados de su circunscripción. Ante las reticencias de los dirigentes departamentales a la

hora de aplicar la ley, se votó una segunda ley el 29 de septiembre de 1793 por

la Convención Nacional].

Esta opción permitió un pronto alivio a las masas urbanas indigentes. Por otra parte se

genera un imaginario popular urbano explícitamente anti-capitalista y con tendencia a

buscar ayuda económica en un estado protector-paternalista.

III. ¿Qué es el <<Jacobinismo>>?

Si bien las cuotas de ingreso del “club de los jacobinos” garantizaron el carácter de clase media de los clubes, con la aceleración y radicalización del proceso revolucionario las cuotas se redujeron y los miembros de <<clases bajas>> fueron admitidos de manera creciente. El crecimiento de los clubes locales tuvo lugar cada vez más bajo el rígido control tanto ideológico como político. Sin embargo, cabe mencionar que la clase obrera estaba en desventaja y que los aristócratas casi no existían en las listas de miembros. El mayor hallazgo historiográfico es el hecho de que la fuerza cohesiva de los clubes no residía en ningún sentimiento de clase en el sentido ordinario.

“Brinton” da una descripción correcta y concisa de las funciones de los clubes durante la dictadura: <<Eran cuerpos administrativos auxiliares, ofrecían una reserva de la que extraer el nuevo funcionariado, servían, dentro de los límites de la ortodoxia jacobina, de cauce de las opiniones del jacobino medio y como control más o menos democrático de la burocracia y constituían un centro para el ritual de la nueva religión jacobina>>.

Las bases filosóficas esenciales para la aparición del jacobinismo fueron la crisis de la Ilustración y el intrincado problema de los fundamentos teóricos de la democracia moderna. El enorme impacto de Rousseau forma una mentalidad pragmática que es similar a la generada por Marx un siglo después, de la que los jacobinos se hacen parte. Su ideología premonitoria de lo que sucedería en la revolución está marcada por una desconfianza hacia una Razón triunfal, donde el progreso es definido por una sociedad corrompida y una civilización artificial. Por otra parte, cae el ideal de “la revolución desde arriba” ante la existencia de monarcas y pensadores despóticos.

Sin embargo la “gota que rebalsó el vaso” ante las principales esperanzas del revolucionario filosófico, vino dado por el desarrollo británico o al menos por la percepción jacobina de este desarrollo. Naturalmente a la luz de las recientes humillaciones francesas a manos de los británicos.

En aspectos antropológicos, aquí Rousseau también juega un papel importante por dos razones:

1. La suposición del carácter bondadoso del humano siendo degradado por la sociedad circundante, en contra de la naturaleza pecaminosa, propia del humanismo cristiano; suponía una esperanza en la ruptura de los modelos políticos.

2. La noción política de la ‘voluntad general’ propone una identidad colectiva que no puede ser corrompida, y de la cual la colectividad se hace parte de una civilización de voluntad de las masas que conforman una república.

En ello Maximillien Robespierre pone un acento enfático, entendiendo su gobierno como la del “tirano educador”.

Por otra parte el revolucionario jacobino se ubica entre Kant y Hegel, ya que con la ruptura revolucionaria, se trataba de crear una bondad moral que se hiciera parte de todos los actores. Y

al mismo tiempo la bondad moral, sólo podría conseguirse a través de la generación republicana correcta.

Según el imaginario jacobino el término <<nación>> constituía una categoría formal, pero no esencial. Por lo que se adopta el término <<república>> que comprendía dos elementos esenciales:

1. Era vista como equivalente de la sociedad. La voluntad colectiva que contrastaba con los afanes inmorales.

2. Era vista como la encarnación y la fuente de la virtud.

A diferencia de la idea de la primacía de la nación, la volonté generale en cuanto a república de la virtud no fue un principio básico suficiente. La nación como concepto político permite deducir de ella las instituciones políticas mientras que la republica de la virtud es un término moral que requiere un fundamento absoluto de moralidad.

La republica de la virtud resultó ser un sistema político fundamentalista. Esto se ve confirmado por el proyecto de declaración de los derechos del hombre y del ciudadano presentado por Robespierre a la convención el 24 de abril de 1973. El proyecto de robespierre está concebido como de tal modo que el ciudadano es entendido como el sujeto de la república en lugar de ser considerado como un hombre que también tiene derechos políticos y que es ciudadano en virtud de esta condición que, sin embargo, predetermina el tipo concreto de organización social a la que sólo pertenecen los derechos humanos. Se garantiza los derechos incluyendo la libertad de reunión y expresión (propaganda y prensa). Hasta aquí los jacobinos marchaban en la dirección de la democracia moderna. Sin embargo hay signos inconfundibles de la naturaleza fundamentalista de la Declaración.

1.       El documento es una <<declaración solemne>> hecha bajo la mirada del <<legislador del universo>> por lo tanto es más un juramento que una declaracipn, y un juramento casi religioso tiene el carácter de irrevocable.

2.       Exhibe rasgos de un programa político y de la consiguiente legislación en la medida en que define explícitamente en qué sentido la propiedad es una institución social. En términos jacobinos, es deber del rico garantizar la subsistencia del pobre.

3.       El documento concluye seleccionando los blancos colectivos de ataque: los reyes, los aristócratas y los tiranos.

Así fue erigida una tiranía de la libertad. Esto está dado según el autor por solo una razón: Las medidas de emergencia, por restrictivas y coercitivas que puedan ser, especialmente en tiempos de guerra, no constituyen un sistema tiránico. Por añadidura las naciones celosas de sus libertades normalmente pasan por enormes dudas antes de conceder poderes excesivos a sus gobiernos en tiempos de guerra y a menudo lamentan posteriormente haberlo hecho.

IV. La démocratie dirigée: estructura y función de la dictadura jacobina.

Se refuta la noción de opinión pública, ya que existía una completa ausencia de unificación, lo que tenía las siguientes consecuencias estratégicas:

1. Todos los intentos de cambios radicales tuvieron que provenir y provinieron de París, es decir de los Sans-culottes de la capital y de sus órganos políticos.

2. Esto hizo inevitable que el cambio en el sistema fuera realizado dictatorialmente sin hacer siquiera el mínimo esfuerzo para consultar la mayoría pasiva.

Si bien la incipiente dictadura en París sobre el resto del país, presagió el carácter progresivamente tiránico de todos los medios de poder que estaban surgiendo, no fue una opción inviable.

A pesar del hincapié en el carácter potencialmente tiránico de los regímenes políticos que nacieron de la dictadura de París, poseían una relativa legitimidad: Los grupos políticos que dominaron la última fase de la Asamblea constituyente y la primera fase de la Asamblea Legislativa se habían mostrado políticamente impotentes.

Se entiende como una mini-revolución la que acontece en 1972, como un ataque de los Jacobinos contra Gironda, la que es posibilitada por 2 razones:

1. Una parte del pueblo, movida por el pánico, la envidia y la venganza, participó de lo que después se conocería como el mandato del terror (especialmente en las matanzas), Robespierre no participó específicamente en ella.

2. El plan jacobino de tomar el poder era demasiado precipitado, por lo que quienes la provocaron fueron un grupo de militantes reducidos (ayudados por el pueblo).

El plan de Robespierre de radicalizar el movimiento en conjunto se sigue de las siguientes sugerencias (o más bien, ultimatums) que retratan muy bien la techne de Robespierre:

a. En principio todos los representantes del pueblo deben ser nombrados directamente por el pueblo, esto es, por las asambleas primarias.

b. Para evitar en la medida de lo posible las desventajas inherentes a este sistema, los electores votarán en voz alta en presencia del público.

c. Con el objetivo de hacer efectiva esta precaución, se reunirán en la sala de reuniones del Club de los Jacobinos, y los diputados nombrados por los electores serán sometidos a inspección y examen por las asambleas primarias de los distritos, con el fin de que la mayoría pueda rechazar a los que sean indignos de la confianza del pueblo.

Del 31 de mayo al 2 de junio de 1793, ocurre otra mini-revolución, donde se expulsan a la Gironda, utilizando los mismos métodos que se habían ocupado junto a los girondinos para expulsar a la monarquía.

2 rasgos intrínsecos a la acción revolucionaria jacobina, hicieron posible la acción del revolucionario jacobino:

- Tomar las medidas más radicales, extremistas y no mostrar piedad ante los enemigos.- El segundo rasgo fue la extraordinaria habilidad para el manejo de masas en favor de su

causa.

Parece ser que la Convención mantenía el reinado mas no el gobierno. Esto se ve expresado en la revolución anti-girondina de 1973. Para entender sus funciones reales hay que volver a los hechos:

- Casi todas las medidas y decretos decisivos eran presentados primeramente al club parisino de los Jacobinos.

- Las decisiones aceptadas por el Club, o impuestas a éste, y aprobadas por el Comité, eran presentadas a la Convención que las aceptaba y les daba la fuerza vinculante de los decretos.

- La aplicación de estos decretos seguía un camino bien conocido, comenzando con los representantes locales elegidos en los municipios.

Con el fin de comprender el funcionamiento general de la dictadura, hay que recordad que su maquinaria era improvisada e informal. YA que los jacobinos al comienzo simplemente no sabían cómo manejar la nueva estructura social. Mientras existieran la Convención y sus numerosos decretos, sería difícil formalizar las funciones de los muchos cargos gubernamentales tolerados pero no santificados por la Convención. Esta circunstancia creó una nueva tensión al sistema: la coexistencia de elementos constitucionales y no constitucionales en la estructura de la dictadura. Esta tensión fue una de las muchas contradicciones de la dictadura.

Por otro lado, otro rasgo característico de la dictadura fue su destrucción deliberada pero imperfecta de los principios e instituciones del pluralismo político. Los manipuladores jacobinos podrían purificar o nivelar la Convención tanto como quisieran, pero mientras existió, aunque sólo fuese formalmente, siguió siendo la encarnación del pluralismo.

En la dialéctica de la libertad de Robespierre se constituía a la libertad no como valor absoluto, sino como un medio, la libertad es útil en cierto sentido y dañina en otro. Ciertamente ante este concepto de libertad, entre otros (como representatividad, soberanía popular, democracia directa e ideal Ilustrado), el jacobinismo cae en innumerables contradicciones. Los centros de poder de la dictadura otorgaban su propia legitimación.

La grandeza y las limitaciones de la democracia directa de París pueden comprenderse y analizarse mejor desde las antinomias inherentes a su estructura:

- La primera antinomia es que una población numerosa, con una habilidad inesperada para elaborar programas socioeconómicos totalmente nuevos resulto ser extremadamente incapaz de realizarlos por sí misma. Por lo que la dirección pasó a la elite jacobina.

- Los trabajadores asalariados y los pequeños artesanos necesitaban tiempo libre más que educación y capacidad para participar con alguna frecuencia en la elaboración de la política. Al no contar con tiempo, delegaron su poder a la elite.

- Los grupos locales eran el amparo de la democracia, pero no eran pequeñas repúblicas. Su vida política interna ofrecía a veces una imagen aterradora de tiranía a pequeña escala con

la negación de todo derecho humano a disidentes. En contraste con algunas de sus perspectivas políticas, la dictadura política jacobina ofrecía una libertad mucho mayor.

La razón fundamental por la que surge la vena terrorista en las organizaciones locales fue un sentimiento generalizado: un odio receloso hacia el posible surgimiento del capitalismo industrial, que encontró una sola salida: la perspectiva de una dictadura moralizante de las necesidades.

En cuanto a las Comunas:

- La Comuna que teóricamente era la simple autoridad ejecutiva de un poder soberano residente exclusivamente en las asambleas generales de las secciones, actuaba como amo y señor, declarando sospechoso a los que querían más de una asamblea popular en cada sección.

- Aun cuando la Comuna no fue tan sistemáticamente hostil se demanda de soberanía, fue bastante autoritaria. La Comuna se comportó como un poder aparte firmemente atrincherado dentro de los muros de su municipio como los comités gubernamentales lo estaban dentro de la Convención.

- Todo esto no puede ser expresando en términos de clases, ya que se trata de una contradicción inherente a la democracia moderna.

El conflicto fundamental fue el que se dio entre los jacobinos y los diversos agentes de la democracia directa. Vemos aquí un cambio radical del papel. Los que a los ojos de las asambleas generales eran una amenaza para la democracia directa o enemigos de ella, en forma de comités autónomos y de la Comuna, se convirtieron en representantes de la misma democracia directa en relación con la Convención, los comités gubernamentales y el Club de los Jacobinos, y en el blanco de los ataques de los jacobinos.

Ante ello, era particularmente importante que los jacobinos se dieran finalmente de baja de todas las sociedades fundadas después de 31 de mayo; al ser incapaces de controlar las sociedades locales, les declararon la guerra. Y por otra parte prohibieron especialmente cualquier comunicación entre las sociedades, estrangulando así en la cuna todas las organizaciones rivales.

Una vez refrenadas las secciones, que eran un fenómeno general, no exclusivamente parisino, la revolución quedó congelada y no hubo ya un sistema de gobierno que pudiera ser llamado república en el sentido esencial del término, es decir una república como creación de unos ciudadanos libres.

V. La justicia revolucionaria

El hecho fundamental para retratar el modus operandi de la revolución es el juicio del rey, en base a las lecturas de derecha e izquierda, no se llega a un consenso acerca de la realidad de esta situación. En 1792 había un acuerdo relativamente consensuado de la inevitabilidad de este hecho

para el bienestar de le república. Fue específicamente el veredicto de la Convención el que sintetiza (basado en consideraciones políticas) el despiadado veredicto.

Lo que en definitiva sucedió después del juicio del rey, en los días de la Asamblea Legislativa, fue la radicalización del movimiento, esto se orienta por 2 puntos problemáticos:

- El discurso de Vergniaud (dirigente girondino) sobre el juramento de la constitución por los sacerdotes, donde la medida era la deportación colectiva de los sacerdotes refractarios.

- Se sugiere un proyecto de justicia revolucionaria sin formalidades legales; pareció una idea tan monstruosa, que los disidentes la tildaron de inquisidora.

La tesis de Feher, sugiere que políticamente, la ejecución del monarca fue un acto superfluo y más bien irrelevante, que no resolvió ninguno de los problemas de la república. Como lo confirma la historia, no hubo escasez de supuestos pretendientes al trono después de la ejecución, ni tampoco murió el principio de la monarquía en el cadalso con Luis.

Se podrían hacer las siguientes observaciones sobre el juicio del personaje simbólico:

- Juzgar y ejecutar una persona no por sus hechos sino por haber sido el símbolo de un principio no tiene nada que ver con la justicia; en consecuencia, no se puede basar en esto ningún juicio que sea legal en algún sentido (Esta fue la opinión de los Radicales que negaron el carácter legal del procedimiento).

- LA ejecución de los símbolos para romper con los viejos mitos en un acto igualmente simbólico, no legal, que marca el comienzo de nuevos mitos, no menos opresivos que los viejos.

- Si la Convención deseaba juzgar a <<Luis el tirano>> es decir el monarca que había reinado antes de 1789, tenía que enfrentarse a múltiples dilemas morales políticos y legales, y ninguno era soluble. Filosóficamente no podría haber sido considerado un tirano (cuando en su vida real fuera un gobernante blando e inconstante). La Revolución e ofreció el título de “primer funcionario de la nación”, pero al alcanzar la victoria, se le castiga por los <<crímenes filosóficos>> consiste en un acto de cobardía colectiva.

- El ejercicio de la eliminación de un símbolo por medio de la decapitación de una persona, consistió un verdadero fracaso: Mucho antes de que regresara a Francia el principio monárquico, el gobierno personal había vuelto a la superficie, esta vez desde dentro.

VI. Revolución y contrarrevolución en Termidor: El balance humano de la sociedad política protototalitaria

[Termidor: Fue una revuelta en 1794 en la Revolución francesa contra los excesos del Reinado del Terror. Fue provocada por la decisión del Comité de Salvación Pública de ejecutar a Robespierre, Saint-Just y otros líderes del Terror. Esto provocó el fin de la fase más radical de la Revolución francesa).

Las tácticas de Robespierre con respecto a la Convención tuvieron un doble propósito: el domino absoluto y una purga constante de la Convención, por otro lado, las coaliciones en la Asamblea.

Robespierre perteneciente a “la montaña” (izquierda), hace uso de la derecha y el centro para llevar a cabo el régimen de terror, estos dos últimos finalmente acaban con él.

Robespierre consigue que la Convención aprobara la Ley de sospechosos, pero cuando se ordena el arresto de 63 diputados girondinos, adoptó súbitamente una política de moderación: los diputados amenazados en rehenes cuya suerte dependía del comportamiento de sus compañeros de derechas en la Convención.

Ya en noviembre de 1973, la Convención fue testigo de la primera demostración pública de sentimientos pre-termidorianos: Desesperado, un destacado montagnard pregunta. “¿A dónde llevará todo esto, esta matanza de representantes, esta proscripción de todos los fundadores de la república, este descarado amedrentamiento de la Asamblea? Volveremos al despotismo, Basta de víctimas”.

Los robespierreanos consiguen que se apruebe el decreto de Pradial en la Convención el 10 de junio. El decreto era una licencia para el terror incontrolado. Abolía la defensa legal en todas sus formas, afirmando que: “Defender a los traidores es conspirar. La ley proporciona jurados patrióticos como defensores de los patriotas calumniados, y no de los conspiradores”. En el futuro ya no eran necesarios los documentos formales ni las confesiones escritas, ni tampoco los testigos; la llamada evidencia moral sería suficiente.

La autodegradación de la Convención alcanzaba su punto culminante, la aterrada busca de la propia salvación por todos los grupos dentro de la Asamblea no conocía límites. Termidor fue la reacción de un órgano político profundamente humillado e histéricamente vengativo.

Uno de los muchos rasgos dialécticos de la Revolución, en su periodo jacobino, fue que, precisamente porque sus dirigentes estaban cada vez más ocupados en hacer carnicerías entre distintas facciones de la Montaña, declarando conspiradores a estos leales defensores, en su mayoría de la dictadura, no dejó otra salida a la crisis política que la vía de una poderosa, decidida y extremadamente hábil que finalmente acabó con el régimen.

Según Arendt, una definición <<básica>> de la libertad (a través de la cuestión social), ya sea en el sentido de someter la libertada a la solución de la cuestión social o en el de <<suspender las libertades>> mientras el bienestar de la población no haya sido asegurado, significa la abolición de la libertad. Y en definitiva libertad es precisamente lo que una revolución es, o debería ser. Su veredicto negativo indica que el crimen de la Revolución fue un mero hecho de la cuestión social en el orden del día. Para el Feher, dejar de lado la cuestión social es algo imposible en casi todas las revoluciones, y fue sin duda imposible en el caso de la francesa. Sin embargo está de acuerdo con Arendt en que la solución de la cuestión social no es en sí indicativa del carácter revolucionario o contrarrevolucionario de una política determinada. (163) Los termidorianos y los hombres del Directorio no encontraron ninguna solución (o si hubo intentos, fueron miserables) al problema social.

El revolucionario moderno francés, mantenía la noción de “revolución permanente” que privilegiaba más el proceso que la consolidación de ésta, se vivía de la revolución (la mayoría de las veces de manera muy pobre). El revolucionario siempre estaba preparado para morir: era un <<ser para la muerte>>.

VII. ¿Fue el jacobinismo un proto-socialismo?

Existe una respuesta inequívocamente negativa (con respecto a la pregunta) en la historiografía al buscar el socialismo en el procedimiento jacobino.

Por una parte las interpretaciones de izquierda no encuentran en las estructuras del jacobinismo relación con los modelos socialistas. Por otro lado, en el jacobinismo se afirmaba, que las leyes del libre mercado no pueden ni deben ser obstaculizadas por una legislación política.

La tesis que más respalda Feher es una tercera: en la que ciertos montagnards supervivientes, se unieron a la conspiración de Babeuf (cuya ideología era abiertamente comunista-igualitaria), en la que ellos hicieron grandes esfuerzos por desvincularse de los principios más abiertamente comunistas de Babeuf.

A pesar de todo eso, está lejos de ser inútil asegurar que sin la ruptura jacobina, toda una serie de esfuerzos sociales radicales, cuya aparición conjunta ha cambiado la faz de la modernidad, nunca podrían haberse producido. Por las siguientes razones:

1. Fue un elemento trascendental la decisión de lo s que introdujeron la dictadura de crear una estructura social totalmente nueva, sin parecido con ninguna entidad social que hasta entonces hubiera existido y en cuya instauración el Estado, como único foco de acción política y agente sin limitaciones, desempeñaría el papel de iniciador. Los jacobinos pusieron en marcha un imaginario completamente nuevo. Su ambición era empezar todo desde cero, haciendo tabula rasa. Si se esboza el pensamiento de uno de los mayores filósofos de ese tiempo: Fichte, que en esta fase estaba claramente influenciado por el experimento jacobino, se puede ver en qué medida la invención de sociedades enteramente nuevas y soluciones sociales sin precedentes formó parte integrante de la institución imaginaria de la época, forjada bajo el impacto de la revolución jacobina.

2. Otra innovación puesta por el jacobinismo sin la cual no podría haber surgido el socialismo, fue que creó la <<cuestión social>> como el principal problema de la revolución y el nuevo orden social consiguiente. En contra de la tesis de Arendt (en la que los jacobinos pervierten la idea de la liberta al contaminarla con la cuestión social), Feher, argumenta que con el jacobinismo por primera vez en la historia moderna elevaron la cuestión social al rango de problema por excelencia de la revolución: es decir, la cuestión social se convirtió en la esencia misma de la revolución.

El problema de la propiedad privada en el sentido estricto de la palabra no se planteó hasta noviembre de 1792 cuando comenzaron los levantamientos populares a causa de la escasez de alimentos y más concretamente a causa de un decreto que elevaba el precio del trigo.