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    SUMARIO

    PRESENTACIN 7

    EDITORIAL 11EDITORIALES

    Despedida 13Los 25 aos de CULTURA 15Un hogar para el dilogo 16Presentacin de CULTURA 86 19

    ENSAYOSSignificado de la filosofa en la cultura de Amrica Latina 21

    Leopoldo Zea

    El despertar de la Filosofa 27Ignacio Ellacura

    Referencias sobre Gabriela Mistral 69Oswaldo Escobar Velado

    Marco Tulio Cicern 73Alfonso Mara Landarech

    El caso de Pound 83Ernesto Cardenal

    La parodia en el cine 89

    Edmundo Barbero

    La poesa mgica de los nahuas 91Pedro Geoffroy Rivas

    Dilogo con la pintura de Rosa Mena Valenzuela 97Matilde Elena Lpez

    Miguel ngel Asturias y el Premio Nobel 107Alfonso Orantes

    Panegrico de San Salvador 115Francisco Gavidia

    De cmo el personaje fue maestro y el autor su aprendiz 121Jos Saramago

    Un fresco cinematogrfico, una sinfona mexicana: Eisenstein y Mxico 131Ricardo Roque Baldovinos

    Jorge Luis Borges 143Augusto Monterroso

    Sren Kierkegaard, El filsofo de la angustia 147Mario Moro

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    Confesin y testamento 151Hugo Lindo

    CARTASCarta a Arturo Ambrogi 169

    Alberto Masferrer

    SEMBLANZASApuntes de mi amistad con Gabriela Mistral 171

    Claudia Lars

    Miguel ngel Asturias (recuerdos literarios) 186Luis Gallegos Valds

    ENTREVISTASEntrevista a Carlos Caas 199

    Janine Hasbn

    Hierro Calado (Entrevista a Jos Hierro) 204Hugo Lindo

    POESAVoz desde la playa (en la muerte de Alberto Guerra Trigueros) 219

    Salarru

    Poemas de Lil Milagro Ramrez 222Poemas de Roque Dalton 225Poemas de Orlando Fresedo 229Poemas de Fayad Jamis 232Los poemas de Roberto Armijo 235

    NARRATIVABreve teora para lograr la inmortalidad 241

    Ricardo Castrorrivas

    La gran X sobre la puerta 244lvaro Menndez Leal

    El pozo en el pecho 247Horacio Castellanos Moya

    CARICATURAHomenaje a Too Salazar 255

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    Presentacin

    Memorias del presagio

    (Los primeros y los ms recientes aos de Cultura)

    Clnicamente muerta. Hay que enterrarla. No se puede hacer algo mejor con el dinero del Es-

    tado?. Incluso a este tipo de diagnsticos fue sentenciada la revista Culturacuando en 2004 nos atrevimos

    a anunciar que bamos a sacarla de su letargo. Hubo escepticismo y burla, pero tambin preocupacin ge-

    nuina respecto del futuro de la publicacin cultural de mayor abolengo en El Salvador.

    Para cuando el nmero correspondiente a enero-abril de 2005 apareci, la revista llevaba prcti-

    camente tres aos de inanicin editorial. Y era una lstima, entre otras razones porque no se haba pre-

    parado, en forma, la celebracin de su cincuentenario. Le toc al poeta, filsofo y escritor Luis

    Alvarenga, recin nombrado Director de Cultura, hacer los honores: un homenaje vibrante al univer-

    salsimo Roque Dalton, que ese mismo ao cumpla setenta de nacimiento y treinta de muerte.

    Araando hasta diciembre de 2002, los nmeros 87 y 88 de la publicacin presentados en un

    solo volumen se haban terminado de imprimir en julio de 2003, lo que tal vez ya presagiaba su dis-

    continuidad.

    Pero haban de llegar mejores tiempos para Cultura. Las quejas plaideras que auguraban su ex-

    tincin, en 2004, tambin tuvieron un efecto positivo, toda vez que, disfrazando innobles y desin-

    formadas crticas a la gestin de este servidor, en la prctica estimularon nuestra aplicacin

    quirrgica al ya de por s urgente rescate. Se hicieron las provisiones presupuestarias, se realizaron

    cambios administrativos en la Direccin de Publicaciones e Impresos y se recibi con beneplcito

    la propuesta de Alvarenga, a partir de cuyo nombramiento inici la revista esta nueva y fructfera

    etapa de renacimiento que ahora vive.

    Ni abundantes ni escasos. Los avatares de una publicacin con las caractersticas de Culturapo-

    demos rastrearlos casi desde su feliz aparicin, all en 1955, cuando el escritor y periodista ManuelAndino1 encabezaba el Departamento Editorial del Ministerio de Cultura. A la sazn se desempe-

    aba como Ministro un hombre clave para la poltica y la cultura de aquella poca, el Dr. Reynaldo

    Galindo Pohl, y era subsecretario el Dr. Roberto Masferrer. Ambos impulsaron la creacin de la re-

    vista y pusieron a Andino a dirigirla. Colaboraron en el primer nmero, entre otros, el gramtico es-

    paol, residente en el pas, Juan Antonio Ayala (por entonces Secretario de Redaccin), Luis Gallegos

    Valds y Hugo Lindo (que habran de convertirse en huspedes habituales de sus pginas), y autores

    que ahora figuran entre lo mejor de la literatura centroamericana y caribea, como la poeta costarri-

    cense Eunice Odio, el intelectual dominicano Max Henrquez Urea (hermano de Pedro) y el escritor

    guatemalteco Csar Braas.

    La periodicidad de la revista, supuesta a ser bimestral en sus entregas,2 se rompi demasiado pronto.

    Las dificultades administrativas obligaron a tomar la decisin, al imprimir el nmero onceavo, de abarcarun periodo de cuatro meses (septiembre-diciembre), por lo que ya en su segundo ao de existencia tuvo

    Culturaque ceder en puntualidad. Y ojal slo hubiera cedido en eso. 1957 marc el primero de varios

    ejercicios anuales en que la publicacin se sumi en el ms absoluto mutismo.

    Siendo Ministro de Cultura el Dr. Mauricio Guzmn abogado y escritor que haba encabezado

    nuestra embajada en Argentina, el nmero duodcimo de la revista correspondi a enero-marzo de

    1958. La nota editorial aseguraba haber dado inicio, ahora en forma trimestral, a una segunda poca,

    sealando que la primera haba tenido un carcter exclusivamente literario. Sera aquella, por cierto,

    la ltima entrega de la publicacin a cargo de su primer director. El volumen 12, de hecho, se cierra

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    con una nota de duelo: la muerte, en forma sbita, de Manuel Andino, cuando ya estaban impresasla mayor parte de las pginas del presente nmero, cuyo material y ordenamiento () haba efectuadoen forma cuidadosa.

    En efecto, Andino haba muerto repentinamente el 7 de abril de 1958, con la pluma en la mano,como le evocara luego Luis Gallegos Valds. Se agregaba que el fallecimiento de este valioso intelec-tual salvadoreo constituye una irreparable prdida para las letras y el periodismo nacional porque,dadas sus cualidades de fino espritu observador y crtico imparcial, se pierde con l un valioso e irrem-plazable acervo de datos para la historia literaria y poltica de El Salvador que posea en sus menoresdetalles y que no dej escritos. De hecho, era fama que Andino guardaba en su aguda memoria gra-ciosas ancdotas del mundillo literario salvadoreo de las primeras dos dcadas del siglo XX.

    Del finado se incluye en el nmero 13 una conferencia titulada Apuntes sobre la personalidad dedon Francisco Gavidia que haba muerto el mismo ao del nacimiento de Cultura, 1955 y el anun-cio de haber sido sustituido por Ricardo Martel Caminos. Hasta ah se cumpli con la periodicidad tri-mestral prometida en el volumen anterior. La catorceava entrega abarcara de julio a diciembre de 1958,es decir, seis meses.

    Pero las vicisitudes burocrticas, ms bien anecdticas, de los primeros cinco aos de la revista noimpidieron que en ella tuvieran cabida, en pleno ombligo del siglo XX, tanto los mejores artistas salva-doreos como algunos de los ms notables de Iberoamrica. Rodolfo Barn Castro, Salarru, ClaudiaLars, Julio Fausto Fernndez, Jorge Lard y Larn, Alberto Rivas Bonilla, Luis Gallegos Valds, lvaroMenndez Leal, Hugo Lindo, Ricardo Trigueros de Len, Napolen Viera Altamirano, FranciscoPeccorini, Roberto Molina y Morales, Pedro Geoffroy Rivas, Quino Caso, Ramn Gonzlez Montalvo,

    Toms Fidias Jimnez, Matilde Elena Lpez, Alfredo Martnez Moreno y Jorge Arias Gmez, entreotros muchos autores nacionales, compartieron las pginas de Cultura, en sus primeras quince entregas,con los guatemaltecos Alfonso Orantes, Carlos Samayoa Chinchilla y Augusto Monterroso, el mexicano

    Alfonso Reyes, los costarricenses Jos Coronel Urtecho y Fabin Dobles, el ecuatoriano Jorge CarreraAndrade, los espaoles Julin Maras y Federico de Ons, el hondureo Rafael Heliodoro Valle, el pa-

    nameo Rogelio Sinn, el cubano Salvador Bueno y el peruano Vctor Ral Haya de la Torre, slo portraer a cuento algunos de los ms clebres.

    Hubo tambin aportaciones extraordinarias que por razones de espacio no figurarn en el presentevolumen-memoria de nuestra revista, pero que me atrevera a mencionar brevemente. Sorprende ahora,por ejemplo, que en el sexto nmero de Culturahaya sido incluido un lcido repaso crtico a la teorapsicoanaltica de Sigmund Freud, escrito por la acadmica nicaragense Salvadora Tigerino Rizo (en-tonces residente en San Salvador), sealando debilidades puntuales que autores muy posteriores llega-ran a confirmar, si bien con menos estilo y sentido de oportunidad.3 En el volumen 14 aparece eseilustrado escritor, abogado y diplomtico que fue Julio Fausto Fernndez publicando Los Derechosdel Hombre desde el punto de vista filosfico, justo al cumplirse la primera dcada de la aprobacinde la famosa Declaracin4 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En esa misma edi-

    cin se rebela como crtico literario un joven jesuita, Ignacio Ellacura, con un largo artculo dedicadoa la poesa del sacerdote navarro ngel Martnez5.

    Sorpresa agradable lo constituye, igualmente, el erudito ensayo Contradicciones del positivismode Kelsen, escrito por otro brillante jesuita, Francisco Peccorini Letona, en el que se desmontan, unaa una, las principales propuestas que haca el (por ese tiempo) famoso pensador jurdico, de origenaustriaco, Hans Kelsen, enemigo declarado del Derecho Natural.6 Y qu decir de esa corta perosustanciosa entrevista realizada por Martel Caminos a Salvador Salazar Arru7, cuando el escritor ypintor haba regresado de su estancia en Nueva York donde haba fungido como agregado culturalde nuestra embajada y apenas se instalaba con su familia en Los Planes de Renderos? Y sobre ese

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    magnfico perfil de don Jorge Lard que escribiera un emocionado Napolen Viera Altamirano8? Y

    en torno a ese artculo de Julin Maras que resea la metafsica de Jos Ortega y Gasset 9, retomado

    ntegro de ndice de Artes y Letras de Madrid?

    En efecto, desde aquellas primeras Culturahasta la que ahora presentamos al mundo han pasadoms de cincuenta aos, miles de pginas y una ingente cantidad de autores. Es la historia desigual deuna produccin artstica de alcance continental, como es tambin el testimonio de una evolucin ins-

    titucional. Herencia entraable, abundante, imperecedera, de una revista cultural que ha cumplido

    medio siglo de incomparable trayectoria volviendo siempre del silencio y que hoy llega, a pesar de

    altibajos y fatigas, ansiedades y resurrecciones, a su histrico nmero 100.

    Federico Hernndez Aguilar

    Presidente de CONCULTURA

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    Notas

    1 Andino haba dirigido La Prensa Grficaentre 1934 y 1939, y era autor de varios libros, incluyendo una biografa del General

    Toms Regalado.2 Es de resear que Cultura, en su nmero 9, public, por primera vez, la cantidad de ejemplares que conformaban su tiraje:1200 en total, algo bastante respetable para aquella poca.

    3 Dice la autora: El considerar que el factor sexual es la fuente nica de la actividad humana es una generalizacin peligrosay antojadiza. Con todo, la Psicologa Objetiva no niega que la sexualidad tenga importancia en la produccin de neurosis,pero sin llegar jams a las exageraciones psicoanalticas (Pg. 29). Y ms adelante: La sexualidad infantil, en la forma queFreud la describe, est en abierta oposicin con los descubrimientos de la Psicologa Evolutiva y Gentica (Pg. 29). Alfinal, Salvadora Tigerino se decanta por un sistema de principios de motivacin mensurables que tomen lo mejor de Freud,

    Jung o Adler, mostrando una intuicin bastante infrecuente en su tiempo.4 El 10 de diciembre de 1948, como es de sobra conocido.5 Tambin jesuita, es autor de un poemario realmente notable: El ngel en el pas del guila. El texto de Ellacura se titula,

    por cierto: ngel Martnez, poeta esencial.6 La conclusin general del Dr. Peccorini (Cultura, n. 15) merece ser transcrita: He aqu todo lo que, bien estrujada, ni-

    camente puede dar la filosofa del derecho de Hans Kelsen: un derecho que, encadenado miserablemente a rastras de los

    hechos, renuncia vilmente a la misin nobilsima de la ley, que es la de regir a la humanidad hacia los ms elevados destinos;un derecho, en fin, que, en el dilema terrible de ser, o una encarnacin de la justicia inmutable, o un nuevo avatar del po-sitivismo del siglo XIX, por voluntad de su autor, qued condenado a servir incondicionalmente a la fuerza pura, convir-tindose en un caparazn segregado por aqulla para disimular su fealdad. No miento si digo que jams haba ledo unepitafio ms contundente para el polmico derecho kelseniano.

    7 La nueva pintura de Salarru (Pgs. 103 a 105 del nmero 13 de Cultura).8 Para ese entonces, Viera Altamirano no slo era reconocido por su labor periodstica al frente deEl Diario de Hoy, sino por

    varias obras suyas de indiscutible calidad, como Carta abierta a Washington, Libertad de prensa y La batalla contrala miseria. El texto en mencin aparece en el nmero 15 de Cultura.

    9 El texto de Maras (nmero 6 de Cultura) es interesante tambin por razones cronolgicas, ya que fue publicado original-mente en noviembre de 1955, a un mes del fallecimiento de su maestro Ortega, con quien fund, en 1948, el Instituto deHumanidades de Madrid.

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    EditorialTras innumerables avatares a lo largo de sus ms de cincuenta aos de existencia, la revista

    Culturallega a sus cien primeras ediciones. En este tiempo, la revista ha conocido pocas decontinuidad, pero tambin largos perodos de silencio. Obviamente, los factores histricosde todo tipo han incidido en su vida, para bien y para mal. Con todo, es de justicia reconocer

    que la revista, que inici como una publicacin del Departamento Editorial del Ministerio deEducacin bajo la gua del periodista Manuel Andino, es y ha sido un punto de referencia im-portante para la cultura salvadorea. La profusin de colaboradores de primersima lnea enlas ms diferentes disciplinas de la reflexin acadmica, la creacin artstica y el periodismo

    hacen que, en conjunto, Culturasea una escala inevitable para quienes se interesan en conocerla historia intelectual del pas y de Centroamrica. Baste con hojear el ndice de las edicionesaparecidas entre 1955 y 1998, aparecido en el nmero 83, de septiembre-diciembre de 1998,

    ndice que fue coordinado por el historiador Jorge Arias Gmez y el Instituto de EstudiosHistricos, Antropolgicos y Arqueolgicos de la Universidad de El Salvador.

    Intelectuales como el ya citado Manuel Andino, Ricardo Martel Caminos, Juan RicardoRamrez, Mario Hernndez Aguirre, Claudia Lars, David Escobar Galindo, Gabriel Otero,Carmen Gonzlez Huguet, Horacio Castellanos Moya, Ricardo Roque Baldovinos, han sidolos responsables de mantener viva los ideales ms altos de esta revista: la pluralidad y el rigorintelectual. Andino lo supo formular de una manera feliz: Culturaestaba llamada a ser un lugarpara el dilogo.

    Cien nmeros parecen ser un buen pretexto para detenernos y homenajear a quieneshan hecho la historia de la revista Cultura. En esta edicin presentamos una seleccin ampliade algunas de las colaboraciones ms emblemticas aparecidas en diversos momentos en la

    revista. Constituyen un legado vivo e imprescindible para el pensamiento salvadoreo ycentroamericano.

    A la alegra por estos cien nmeros de Cultura, se le une la incorporacin de los acadmi-cos Jos Luis Escamilla, crtico literario y miembro del departamento de Letras de la Univer-sidad de El Salvador, autor del libro Intersticios en Roque Dalton; el historiador Sajid AlfredoHerrera, plenamente conocido en el mbito de las investigaciones histricas del Istmo y CarlosMolina Velsquez, filsofo, especialista en temas de cultura y de biotica y docente universi-

    tario. De esta forma, Culturase renueva con la diversidad de enfoques de estos intelectuales,quienes participaron activamente en la seleccin de materiales que aparecen en el presente n-mero y de quienes cabe esperar nuevos y valiosos aportes para esta publicacin.

    Queremos agradecer especialmente, a nombre de la direccin de la revista, la valiosa co-laboracin de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia y a su director, el escritor ManlioArgueta, por haber hecho posible la digitalizacin de los primeros cinco nmeros de Cultura,rescatando as parte de un legado hemerogrfico e intelectual invaluable. Quienes lean esta re-

    vista podrn apreciar esos nmeros iniciales, en virtud de la reproduccin en disco pticoque llev a cabo la Direccin de Publicaciones e Impresos.

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    Despedida

    Queridos amigos:

    Desde el ao 1962 la revista Cultura ha estado bajo mi vigilancia y direccin. Sin modestianingn me atrevo a declarar que el trabajo que en ella realic fue cuidadoso y bien hecho.Ahora, cuando entrego la publicacin a manos ms jvenes (debido a que el cansancio pro-ducido por mi avanzada edad debe tomarse en cuenta) deseo sealar lo siguiente:

    1. Desde que me hice cargo de la publicacin su ttulo fue, para m, un seguro caminodirectivo. Por eso escog con sumo cuidado el material literario que iba formando susdiferentes nmeros.

    2. Me propuse que fuera una revista salvadorea y centroamericana, antes que un rgano di-vulgativo de letras universales. Us muy poco las tijeras y mucho los ojos y el buen gusto.

    3. En sus pginas aparecieron colaboraciones de escritores viejos, jvenes y hasta adoles-centes, sin importarme su filiacin poltica o religiosa. Como representante (en el campoliterario) del Ministerio de Educacin, supe mantener el equilibrio y la discrecin nece-sarios, frente a diferentes ideas y expresiones. Nunca fui una censora de nadie, aunque,a veces, me atrev a ser una consejera.

    4. Treinta y cinco nmeros impresos entregu a numerosos lectores. En cada uno de ellos

    puede encontrarse respeto y admiracin por todos los que, en nuestra patria, se dedicanal arte y las letras.

    5. Entre los nmeros mencionados, siete pueden llamarse especiales. Estos fueron dedi-cados a don Francisco Gavidia, a don Alberto Masferrer, a Rubn Daro, a Miguel ngelAsturias, a escritores de generaciones pasadas (n. 47), a los mejores poetas de El Sal-vador (n. 54) y, el ltimo, al gran pintor salvadoreo No Canjura.

    6. Si el formato de la revista pareci a muchas personas demasiado anticuado, informoque as lo recib de otras manos. No quise modernizarlo por estar ligado al recuerdo deun gran amigo y publicista: Ricardo Trigueros de Len. Adems, lo senta muy deacuerdo con mi manera de ser.

    7. Me encanta que muchachos llenos de fuerza constructiva y de avanzadas ideas publi-

    quen, de aqu en adelante, Nueva Cultura. Sinceramente les deseo triunfos en su labor.Con afecto verdadero les digo:

    Cuando termina el canto en una bocaen otra boca empiezay del lodo podrido se levantala nueva primavera.

    Claudia LarsPublicado en CULTURA n.o 58, octubre-dicienbre 1970.

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    Los 25 aos de Cultura

    En 1955 naci la revista Cultura, como parte de un esfuerzo de renovacin en los campos deltrabajo creador salvadoreo. Cumple hoy, pues, 25 aos de vida, y este solo hecho representauna hazaa singular en nuestro pas, donde los impulsos culturales se extinguen con facilidady los empeos de raigambre espiritual parecen tener un tiempo de vida ms corta que el delos hombres.

    Vicisitudes, rezagos, silencios, no han faltado en el decurso de Cultura; pero estamos aqu,con el discreto entusiasmo de los que creemos en un pas arduamente mejor, tercamente ani-moso, finalmente ejemplar. As lo sentimos. As lo decimos. Muchos han contribuido, a lolargo de los aos, al sostenimiento de esta empresa; todos merecen nuestro buen recuerdo.Pero quede aqu, con nfasis especialsimo, el nombre de Claudia Lars, tan viva en su obra per-fecta, que dirigi Culturapor varios lustros, con eficacia, con amor.

    LA DIRECCIN

    Publicado en Cultura n.o 68/69.

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    Un hogar para el dilogo

    La revista Culturaha cumplido 41 aos. Fundada en enero de 1955 (como una publicacin bi-mestral), durante el gobierno del coronel Oscar Osorio y cuando el ministro de Cultura era

    el Dr. Reynaldo Galindo Pohl, Culturatuvo como primer director a un periodista y escritor de

    larga experiencia, don Manuel Andino, y como secretario de redaccin al gramtico espaol

    Juan Antonio Ayala. Surgi, adems, en un momento particular de la historia de la cultura na-

    cional: cuando desde el Departamento Editorial (que posteriormente se convertira en la Di-

    reccin de Publicaciones e Impresos) del entonces Ministerio de Cultura, don Ricardo

    Trigueros de Len realizaba una intensa labor editorial con resonancias a nivel centroameri-

    cano y continental.

    A lo largo de cuatro dcadas, la revista ha vivido periodos de estabilidad y esplendor el

    ms significativo bajo la batuta de la poeta Claudia Lars entre enero de 1962 y diciembre de

    1970, as como largos y agnicos silencios. No es gratuito afirmar que en esta publicacin se

    han visto reflejadas las polticas culturales del Estado salvadoreo durante la segunda mitad

    del siglo XX: los ciclos de continuidad y ruptura que conforman una tradicin.

    En su primer editorial, titulado Propsitos de Cultura, don Manuel Andino deca:

    Los pueblos se superan y se salvan por la cultura. Son las naciones cultas las que mejor

    se defienden de los zarpazos de la adversidad, las que resisten ms los embates del tiempo.

    Los hombres como individuos o como pueblos son ms aptos para labrarse una persona-

    lidad, para forjarse un destino, cuando la cultura ilumina y fortalece su espritu y norma

    su vida. Y ms adelante, indicaba: Aspiramos a que Cultura sea un hogar en que dialo-guen, cordiales, los hombres de pensamiento y los artistas centroamericanos. Si esa aspi-

    racin no se realiza a plenitud, algo beneficioso quedar para Centroamrica de la

    exposicin de opiniones, del frecuente contacto de las ideas de sus representativos inte-

    lectuales.

    Los planteamientos de don Manuel Andino siguen siendo vlidos. El carcter ecumnico,

    la vocacin centroamericana, la voluntad de rescate y difusin de la tradicin nacional perma-

    necen como inamovibles puntos de agenda, en especial en este periodo de reconstitucin del

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    Estado a partir de la nueva institucionalidad generada por el advenimiento de la paz. Las

    cuatro dcadas de existencia de esta revista demuestran, adems, que la cultura de una nacin

    va ms all de sus vicisitudes polticas y que es la labor de los hombres de pensamiento y

    creacin la que en buena medida garantiza el desarrollo de esa cultura. Claudia Lars lo planteen su primera Nota editorial, en la revista nmero 23, de la siguiente manera: El Salvador

    se enorgullece de contar entre sus hijos a un maestro y director de multitudes como Alberto

    Masferrer, a un humanista como Francisco Gavidia, a investigadores cientficos como Santiago

    I. Barberena y Jorge Lard, a un cuentista como Arturo Ambrogi, a un poeta como Alfredo

    Espino. Todos los salvadoreos sabemos con mayor o menor comprensin de la obra cul-

    tural legada por ellos que gracias a estos hombres ejemplares y a todos aquellos que les

    precedieron o les siguen por la misma va de servicio, la patria va estructurando, fortaleciendo,

    ampliando y perfeccionando su cultura.

    Los contenidos de este nmero 77 buscan inscribirse en esa tradicin que combina la re-

    flexin sobre el presente, la investigacin sobre el pasado y la creacin literaria. No estamos

    en un periodo para gestos grandilocuentes de cara al futuro, sino de reconstruccin de los ins-

    trumentos para la difusin de la cultura esta revista es uno de ellos, a fin de dar cauce a

    la variedad de expresiones que conforman nuestra sociedad. Escriba el filsofo ingls Sir

    Isaiah Berlin: la uniformidad mata, los hombres pueden vivir vidas plenas slo en sociedades

    cuya textura es abierta, sociedades en que la variedad no es meramente tolerada sino aprobada

    y alentada. Una concepcin similar de pluralidad ha regido a esta revista en sus mejores mo-

    mentos; ha sido una publicacin del Estado que expresa a la nacin y no propiedad de los par-

    ticularismos que enriquecen a ambos.

    La reaparicin de esta revista como parte de las actividades del Consejo Nacional parala Cultura y el Arte (CONCULTURA) no es, pues, un hecho aislado, sino que se inscribe dentro

    del esfuerzo de reconstitucin del tejido institucional para potenciar la culturacomo factor

    de unidad y proyeccin nacional; y ms especficamente, la reaparicin de Cultura debe

    verse como elemento de una amplia iniciativa de difusin editorial de la Direccin de Pu-

    blicaciones e Impresos.

    Publicado en Culturan.o 77, septiembre/diciembre 1996.

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    Presentacin de Cultura 86

    Han pasado casi tres aos desde que sali el ltimo nmero de Cultura. Como la historia del pas,la trayectoria de esta revista ha sufrido cortes, pero en cada renacer ha tratado de retomar el im-pulso que la viera nacer en el ao de 1955, bajo la direccin de Manuel Andino. Este impulso seexpres en el editorial del n.o 77 en 1996: Los planteamientos de don Manuel Andino siguensiendo vlidos. El carcter ecumnico, la vocacin centroamericana, la voluntad de rescate y di-fusin de la tradicin nacional permanecen como inamovibles puntos de agenda.

    Fiel a ese carcter ecumnico, en la seccin de ensayos presentamos una serie de trabajosque desde distintas disciplinas (la historia, la antropologa, los estudios literarios y culturales)son muestra de la reflexin ms lcida y novedosa sobre la realidad cultural del pas y de laregin; aunque sin perder de vista que estos se encuentran insertos en un mundo que cada daacorta ms sus distancias.

    Culturatambin hace honor a su vocacin centroamericana presentando en esta ocasin unextenso homenaje al gran poeta nicaragense Pablo Antonio Cuadra, quien falleciera en los pri-meros das del presente ao. La obra de Cuadra abarca no slo la poesa sino otros gneros lite-rarios, la plstica y una carrera notable como periodista y ciudadano comprometido con losdestinos de su pas. Cuadra honr en tres ocasiones (1962, 1963 y 1967) las pginas de esta revista.Por esa razn, creemos que constituye un lugar idneo para rendirle el presente homenaje.

    Como expresin de la voluntad de rescate y difusin de la tradicin nacional figura en lapresente edicin una seccin especial dedicada a Miguel ngel Espino en este ao, cuando secumple el centenario de su nacimiento. El material que integra esta seccin viene a ser unadelanto de la publicacin de sus Obras completas, que tendr lugar este ao, bajo el sello edi-

    torial de la Direccin de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA.Finalmente, este nmero tambin acoge creaciones literarias y comentarios de un buennmero de colaboradores, enmarcadas siempre en el espritu ecumnico, en la vocacin cen-troamericana y en la voluntad de rescate y difusin de la tradicin nacional que, como dijimosarriba, han caracterizado esta revista. Esperamos sinceramente que con este nmero 86 seabra un nuevo perodo de Cultura, donde puntualmente se haga justicia a las palabras de sufundador, si bien con una renovada urgencia de actualidad.

    Publicado en Culturan.o 86, enero/abril 2002.

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    editoriales

    REVISTA

    CULTURA

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