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Revista de Creación Y Actualidad Literaria En Español EL CUERVO REVISTA LITERARIA

Revista de Creación Literaria El Cuervo Nº 1

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Revista de Creación Y Actualidad Literaria En Español

EL CUERVO REVISTA LITERARIA

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Se autoriza la distribución y reproducción de esta publicación siempre y cuando se cite el autor y la fuente de la que

proviene.

Entre Ríos, Argentina 2009

© Revista Literaria El Cuervo Nº 1 Julio 2009 Diseño y edición: Lucas M. Vallejo Web: http://revistaelcuervo.blogspot.com E-Mail: [email protected] Dirección postal: Sr. Lucas M. Vallejo Rca. Del Líbano 579 – Concepción del Uruguay, Entre Ríos-Argentina

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Revista Literaria El Cuervo Nº 1

Índice

EEDDII TTOORRII AALL ..................................................................................................................................................... 3

PPOOEESSÍÍ AA ............................................................................................................................................................... 6

MM AARRÍÍ AA GGAABBRRII EELL AA AABBEEAALL DDEE AARRGGEENNTTII NNAA ................................................................................ 7

SSAAMM UUEELL AACCOOSSTTAA AARROOCCHHEE DDEE MM ÉÉXXII CCOO ................................................................................... 10

FFRRAANNCCII SSCCOO JJOOAAQQUUÍÍ NN AACCEEVVEEDDOO BBAARRRRAANNCCOO DDEE MM ÉÉXXII CCOO ................................................ 13

JJ.. JJ.. CCAAMM EERROONN DDEE AARRGGEENNTTII NNAA ................................................................................................... 20

RRII CCAARRDDOO CCOOSSTTAA BBRRII ZZUUEELL AA DDEE AARRGGEENNTTII NNAA ........................................................................ 24

OORRLL AANNDDOO VVAALL DDEEZZ .......................................................................................................................... 30

RREENNÉÉ DDAAYYRREE AABBEELL LL AA DDEE CCUUBBAA .................................................................................................. 34

MM ÓÓNNII CCAA MM OONNTTAAÑÑAA SSOOTTOO .......................................................................................................................................................................................................................... 3377

NNAARRRRAATTII VVAA ................................................................................................................................................. 40

DDEELL FFII NNAA AACCOOSSTTAA DDEE PPAARRAAGGUUAAYY .............................................................................................. 41

JJUUAANN CCAARRLL OOSS GGAALL VVÁÁNN VVEELL AA DDEE MM ÉÉXXII CCOO.............................................................................. 44

OOSSCCAARR JJOOSSÉÉ PPAARREEDDEESS.................................................................................................................... 47

II VVÁÁNN MM EEDDII NNAA CCAASSTTRROO DDEE MM ÉÉXXII CCOO........................................................................................... 54

II RREENNEE SSUUÀÀRREEZZ DDEE II TTAALL II AA ............................................................................................................. 57

FFEERRNNAANNDDOO BBEEDDOOYYAA LL OONNDDOOÑÑOO .................................................................................................................................................................................................... 6622

AARRTTÍÍ CCUULL OOSS.................................................................................................................................................. 64

AALL EEXXII SS CCUUZZMM EE DDEE EECCUUAADDOORR ......................................................................................................65

BBII OOGGRRAAFFÍÍ AASS................................................................................................................................................ 67

AANNTTÓÓNN CCHHÉÉJJOOVV ............................................................................................................................... 68

NNOOTTII CCII AASS...............................................................................................................................70

CCOOLL AABBOORRAA YYAA ........................................................................................................................................... 72

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Editorial

Revista Literaria El Cuervo nació en el divague entre los versos de Neruda y los horrores de Lovecraft, entre la furia crítica de Simone de Beauvoir y el humor de Chéjov, así como el disparate vanguardista de Vallejo y la métrica barroca de Quevedo. Un curioso sueño de crea y ver a los demás crear, con el eterno susurro del cuervo: “Nunca más” Este sueño recién comienza, y esperamos dejar de ser sueño, para ser realidad, una realidad que se prolongue y perduro; por lo menos en el recuerdo de quienes creyeron en esta dura empresa.

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Por estas y muchas otras razones más o menos literarias es que dejamos a juicio del lector las agradecidas obras que u grupo de escritores han acercado a nuestra redacción, abarcando no solo los más variados temas sino tambien el crisol de nacionalidades que dejan testimonio escrito del alcance a nivel mundial de esta revista. Desde ya muchas gracia a todos nuestros colaboradores y a todos aquellos que han detenido un momento sus ojos (en la hostil ventana de imágenes que nos ofrece la Internet) para leer estas humildes palabras.

Atentamente Desde la redacción

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“mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas,

mientras exista una mujer hermosa, ¡habrá poesía!”

Gustavo Adolfo Bécquer

Poesía

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María Gabriela Abeal

APOCALÍPTICA El molino bajó los brazos y el viento confundido se suicidó cortándose las ráfagas. Los pájaros perdieron el rumbo y contra el árbol de la vida dejaron las últimas alas. El río se detuvo bajo el puente entonces el futuro fue espejismo y la miseria presente. La tierra se hizo Tótem de amargura y en la isla de los necios se comenzó a gestar la nostalgia. No busques el reloj en las saetas, hace años que la hora escapó por la ventana. Se montó en los zancos del delirio se desposó con Mercurio y quemó los sueños sin horario. El tiempo fue vocablo sin raíces. El polen se quedó dormido y las flores fueron de pena y estaño. Préndele una vela al cuco, que si olvida que es un monstruo, esta noche de agonía tal vez se siente a tu lado. Esto es solo una noticia. Un mensaje distraído que se cayó de un presagio. En el mundo queda una sola margarita, si la encuentras no preguntes, ruega que al final del día tu estambre se una a mi tallo. LA MUJER SALVAJE La mujer salvaje empuja con sus brazos, siglos de pasión, intuición y sueños. Se columpia en la cola de un dragón, para divisar sobre que cuerpo va a parir a la locura, y que ruta tomará el nuevo riesgo. Lleva asido a los cabellos, el negro de la tierra, y el verde esperanzado de los árboles. Mujer guerrera que cabalga sin montura, para que su piel sea parte de la bestia. La mujer salvaje tiene miedo, pero desde un trampolín sin poder mirar atrás, avanza hacia la infinitud de los deseos. Desciende a lo prohibido. Se viste de pecado, para que el mundo sepa, que lleva una fuente de amargura en las arterias, pero también un arco iris imborrable en los senos. La mujer salvaje ataca, destroza al adversario, para luego unirlo con caricias y regalarle el ardor de la experiencia. La mujer bestial, aúlla, canta, aunque su garganta esté en silencio. Lleva la ferocidad como tridente en las entrañas, para no olvidar la casta de su instinto.

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VIAJARÉ EN LOS BRAZOS DE MORFEO, MIENTRAS HÍMERO ESPERA EN EL CUARTO

Cómo voy a creer, dijo el ombligo, que tu silueta no es el mundo de las ansías. Que las columnas que sostienen tu universo, no son las líneas que enceguecen cuando se aspira el efluvio que desata. Cómo no pensar en los botones, si la boca se convierte en los fervientes ojales. El desenfreno se refugia en la saliva y el galope nos revela el aullido del orgasmo.

LA LOBA Espera agazapada en la colina a que llegue de puntillas y nevada la luna para asirla en su misterio. La loba que adivina. La que afila sus colmillos con los sueños. La que entierra ciertos huesos por la tarde para mantenerse viva las noches de famélicos deseos. La loba se aparea en la lujuria. Es el cuenco de ambrosía en el desierto. Es la hembra que se aquieta con el alba cuando el macho irrumpe en su guarida y la puebla de aullidos deshonestos.

© María Gabriela Abeal

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María Gabriela Abeal, nació en Buenos Aires, el 4 de julio de 1969, reside en Mar del Plata. Poeta, Maestra de Reiki, Decoradora de Interiores y Técnica Ceramista. En 2005 comienza a mostrar su poesía y su primer libro (Cotidianos) fue publicado en la ciudad de Barinas, Venezuela, por Ediciones de la Revista ICAM, en 2007. Su segundo libro (De villancico y candela) Ediciones Emilio-Mar del Plata, 2009. También integrante de la nueva colección de libros compartidos con otros autores, en La Editorial La Espada rota, Caracas, Venezuela. Es colaboradora de El Periodiquito, de Maracay y del Suplemento Cultural "Vuelta Al Sur" de Barinas, Venezuela, donde sus poemas aparecen regularmente. Ha sido incluida en

varias antologías, así como también ha sido merecedora de varias menciones de honor en certámenes de poesía. Colaboradora del diario La Capital, Mar del Plata, Revista Decires, Córdoba. Revistas y páginas literarias en formato digital, Letralia, Voces de hoy, Badosa, La Urraka, La máquina de Escribir, Rossana Música Arte y Cultura, Teresa en el tiempo, Entre Líneas, Poetas del mundo, Arte literal, I Poeti Nomadi, Arte Comunicarte.

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Samuel Acosta Aroche

ÁNGELES CAÍDOS Se levanta sobre el horizonte, pluma en viento, la imagen del ángel caído, los humanos contemplan el sufrimiento de sus alas, sienten, observan el pecado de sus labios, la mirada extraviada. Pasa la noche entre las horas, no deseando sed ajena de tus aposentos. Llega el día como salvación momentánea a donde el ángel aún contempla el cielo. De nuevo lo abaten furiosas las imágenes del recuerdo. Ahora arde entre el pecado de una mujer, viviendo un paraíso efímero. ¿POR QUÉ LOS CHICOS NO DEBEN LLORAR? ¿Por qué los chicos no deben llorar? Papá alguna vez me mostró el haz de la hoja, yo aún dormía, los días eran lentos. ¿En qué conjuros me perdí? Misterioso espejo respóndeme grita fluye, en memoria de las lágrimas que no supe derramar. 30 ESTRELLAS

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Hay zonas de tu espalda que aún no reconozco. Porque estrellas que no he visto en destrucción y dudo ver. ¿Cielos oscuros de ciudad? Discursos sordos y palabras, vuelan; duerme, desnuda tu vientre recibe mi óleo mineral. ¿Cuántas veces pintar el mismo cuadro? Y nos vendimos por treinta estrellas. NACER Nacer sin alas por los aires, un pez vagabundo de arena. La voz vuelve al oído, el hijo al padre. El recuerdo de caricias lisiadas, alivio, árbol frutal, manzana y Adán. Amén.

A VECES SIENTO A veces siento que tu desnudes se me adhiere al cuerpo, que bebo del salado de tu vino, donde el día baña tu delicada seda. A veces siento la sonrisa de la noche, queriendo estar donde te escondes, oler tus miedos y hacerlos míos. A veces siento que me habitas.

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© Samuel Acosta Aroche

Samuel Acosta Aroche (Zapopan, Jalisco 1988). Poeta y narrador. Actualmente cursa la Lic. En Sociología por la Universidad de Guadalajara, es autor de los libros editados por Publicaciones Eugénesis Dulces Momentos Frustrados (2007) y Oscureció (2008) prologado por el Premio Clarín-Alfaguara 2004, Ernesto Mallo, escritor argentino. Ha sido antologado por la Editorial Días Raros en el libro Antología de poesía 2008 (2008). Pertenece a la Red Mundial de Escritores en Español, Poetas del Mundo y Jalisco Escribe.

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Francisco Joaquín Acevedo

A MI CONCIENCIA Como una cuadrilla de clavos lacerantes Retumba tu lecho en formas arrogantes Arriesgando mi divino destino en tus males Por saberme cómplice de tu sueños anormales. Palpita tu sepulcro al tintineo de la sombra y el susurro Ocultando el maltrecho pasado en el que incurro Desmedido de mentiras al sonido de las liras Que taladran mis oídos imaginando que aun respiras. Fue bueno perderte y saber que no podrás encontrarme Que de esa tumba tendrías que levantarte para tocarme Con esas manos mugrientas de diablillo alado espectral Que solo en mis pesadillas veré de nuevo con su brillo fantasmal. Ya no podrás invitarme a jugar, esas tretas no funcionarán Aprendí bien de ti, y si un día resucitas no lastimarán Estas bien en esa fosa, purgando tu condena final Estas bien, hundida y olvidada en esa bóveda claustral. Mancilla si es que puedes las paredes de tu ataúd en las noches Grita y rasguña todo lo que quieras, nadie escuchará tus reproches Intenta manipular a los gusanos que te habrán de carcomer Al olvido serás confinada, como la vieja hada que fuiste ayer. Raetshaiam.

BRUJA Con lágrimas secas en los ojos e ilusiones apagadas, Partes de mis deshonras y las dejas alejadas. Confundidas en los mares de tus mentes siempre impares, Alegrando en desamores muertos en tus altares.

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Con lágrimas secas flamantes derrites mis palabras, Adornas mis desdichas y proclamas tus bien ganadas farsas. Redundas en silbidos, en pensamientos conmovidos, Mezclas y remueves mis recuerdos doloridos. No callas, no cesas, del rincón de mis bajezas, Arremolinas y revuelves mis muchas tristezas. Te ríes y te jactas, y mendigas mis patrañas, Pero sigues y sigues, me perturbas con tus mañas. Te vas, en nebulosos cantos me dejas; Te vas y me sometes a miradas perplejas, Por tus artes viejos, ocultos y malditos, Que aprendiste a llevar en paganos y mal vistos ritos. Con tu piel desnuda y tu sonrisa fulgurante, Con tus rezos de alevosía y tu actitud petulante. Con tu Fe antigua te crees tan bella que de ti habré de prendarme, Maldita amada, demoníacamente acertada. Te odio, te maldigo, maldita condenada. Del perdido compartida, bendecida y nunca agraviada por tenerte aquí metida. En tu aquelarre de cosas siniestras mi destino cambiaste, En polvo y recuerdos lo convertiste, y mi voluntad por fin doblaste. Me engañaste, maldita, de ti me enamoraste! Me mentiste y tu corazón me diste, Ahora que no quisiera creer que lo quiero me dices que nunca antes amaste. En tus ojos me confiesas yo ser el primero, y me endulzas tanto que lo creo. Te das la vuelta y te vas por un tiempo, te vas en las tinieblas sin un abraso, sin un beso Condenado a noches de desvelo, opacidades en tu ausencia, Me revelo a la verdad que me enseña tu lejana presencia. Gritos desgarrantes en grilletes esclavizaste, Caninos alaridos mancillarán las paredes expectantes. Será una luna esperando tu regreso, Será mucho pergamino para transcribir ese proceso. Te maldigo, te aborrezco incorpórea presencia, maldita distancia! Maldita tu forma y maldita tu inteligencia! Con los mismos rituales borraré tu sonrisa, con sanguíneos intentos enterraré tu caricia, ignorando y divagando en la dolosa manera precisa. Un corte por aquí… algo de sangre esparcida, Zurciré con cautín y sellaré con brazas la gustosa herida. Con brazas de paciencia por tus malditas artes tardías,

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Borrosamente soportadas por estas manos tan partidas. Por tus danzas de deseo que mis sueños secuestraron, Con perfumes y apócrifas palabras que me hipnotizaron. Por esas lágrimas negras, secas, en los ojos sobre tus mejillas, Con esos falsos desprecios, contradictorios y necios, adornados por tus tarabillas, No esperabas, funcionó malditamente bien tu impío rito, Dejándome por ti este deseo fortuito… RaetsHaiam.

ESCRIBIENDO SIN SENTIR Pensando que siento no sentir lo que escribo. Escribiendo que siento no escribir lo debido. Escribo en silencio un sentir compasivo. Pensando buscar en letras no ser lascivo. Describo en numerarias cuantiosas frases sabias. Adustas de vida y acalladas por mis labias. Que piensan en rimas confusas y obviamente llanas. Buscando salidas a explicaciones vanas. Navegas en mis trazos, en llanto los abordas. Con bromas ocluyes mis melodías pardas. Con luz y opacidad sus pliegues desbordas. En eso no riman, y solo pecan de sordas. Sintiendo que debo pensar en no sentir lo que pienso. Pensando de nuevo en no expresar este aliento. Por ende callando el pesar de este sentimiento. Creyendo falsamente que no pienso lo que presiento. Repito y retraigo cada absurda palabra mía. Recalco y remarco que lo hago en agonía. De qué voy con ésta estafa de tanta ironía? Relato incontable en el sitio que pide armonía. Lo que pido es poco, pero mucho me suscribe. Requiere lo lindo, lo demás lo percibe. Negarme he tratado, pero al tiempo me redime. Lo oculto es absurdo, no respira, no reprime.

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Escribo sintiendo que no debo, pensando en no sentirte. Siento que cuando escribo pienso en no pensar qué decirte. Pienso que al escribirte siento que no te pienso por tanto desearte. Más digo que no puedo, y que cada letra me orilla a encontrarte. Que pienso en no sentirte, y creo habré de negarte. Negarte que en mi sentimiento un sitio logré crearte. Mentirte con estas frases que así podré olvidarte. Fingir que no te siento cuando escribo es frustrante. Así que habré de seguir, pensando que no te siento. Cegando mi pluma al papel que dice: “es cierto”. Fingiendo que no te veo, que no te hablo con este mí aliento. Que te pide, te busca, te desea, te añora, y del que tengo que decir que miento… RaetsHaiam

CONTRA RELOJ Me apresuro e idealizo, y creo ser poco preciso, El tiempo está sobre mí, así que corro y me deslizo. Con la pluma a cuestas me abro camino entre renglones, Con ella misma me defiendo de sus embates y peticiones. Ese segundero no se detiene, su peso cae sobre mis hombros. Con trazos derrumbo la nada ante mí y remuevo sus escombros. Sustituyo con ellos lo poco que al verlo me viene en mente, Los contemplo de lejos y noto que no justifican este accidente. Por error llegué aquí, y ahora es muy tarde para retroceder. Se ha convertido en minutero, la arena no deja de caer, Sesenta veces más lento, pero no por ello menos imponente, Me amenaza con sesenta pasos que cañonea con ritmo estridente. La hora ha llegado, y contra lo esperado, sigo de pie blandiendo mi carga. Menos de un día me ha quedado tras seguir librando esta batalla amarga. Que mi juicio se acerca, y otros veintitrés jueces esperan mi condena, Y me harán purgar una inesperada pena que a mi arma me encadena. Qué día he pasado. La presión cierra mis ojos y me tumba al lecho cansado. Logré sobrevivir el sueño vil que he tenido por haberlo desperdiciado. Pensaré mejor antes de quitar de mi muñeca el grillete que me tiene a su mando, Pero hoy haré como que no escucho el segundero que ahora mi puerta está tocando.

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Raetshaiam.

ESCRIBIENDO SIN SENTIR Pensando que siento no sentir lo que escribo. Escribiendo que siento no escribir lo debido. Escribo en silencio un sentir compasivo. Pensando buscar en letras no ser lascivo. Describo en numerarias cuantiosas frases sabias. Adustas de vida y acalladas por mis labias. Que piensan en rimas confusas y obviamente llanas. Buscando salidas a explicaciones vanas. Navegas en mis trazos, en llanto los abordas. Con bromas ocluyes mis melodías pardas. Con luz y opacidad sus pliegues desbordas. En eso no riman, y solo pecan de sordas. Sintiendo que debo pensar en no sentir lo que pienso. Pensando de nuevo en no expresar este aliento. Por ende callando el pesar de este sentimiento. Creyendo falsamente que no pienso lo que presiento. Repito y retraigo cada absurda palabra mía. Recalco y remarco que lo hago en agonía. De qué voy con ésta estafa de tanta ironía? Relato incontable en el sitio que pide armonía. Lo que pido es poco, pero mucho me suscribe. Requiere lo lindo, lo demás lo percibe. Negarme he tratado, pero al tiempo me redime. Lo oculto es absurdo, no respira, no reprime. Escribo sintiendo que no debo, pensando en no sentirte. Siento que cuando escribo pienso en no pensar qué decirte. Pienso que al escribirte siento que no te pienso por tanto desearte. Más digo que no puedo, y que cada letra me orilla a encontrarte. Que pienso en no sentirte, y creo habré de negarte. Negarte que en mi sentimiento un sitio logré crearte.

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Mentirte con estas frases que así podré olvidarte. Fingir que no te siento cuando escribo es frustrante. Así que habré de seguir, pensando que no te siento. Cegando mi pluma al papel que dice: “es cierto”. Fingiendo que no te veo, que no te hablo con este mí aliento. Que te pide, te busca, te desea, te añora, y del que tengo que decir que miento… RaetsHaiam

GOTA No sé como empieza, quizás con esa gota traviesa. Recorre comisuras inexploradas, antárticas porciones bien formadas. Magullando en el tiempo rebosa de gusto. Pintará mi cuerpo del modo adusto. De pronto veo que salta a tu busto, Y con mágicos senderos traza tu risa. Busca lo mejor de tu piel cobriza, Lamiendo tú sueño sin algún susto. De brillos se llena con cada puro poro tuyo, Y te recita palabras sucias con orgullo. Reacciones en ti veo que no intuyo, Me alegra notar que tras el tiempo de ellas no huyo. Pero igual la gota se va evaporando, Dejando en ti un rastro gritando. Un camino que labrado ha quedado en tu memoria, Que se aferra a contarte una historia. Ahí viene otra, una más sobre tu piel. Una gota mas que juega al pincel, Paisajes sugiere, y más graba que dibuja, como un cincel. Lo recuerdo ahora, con una gota de tu sabor, Que lava cualquier sueño mío impostor. Auténtica y plena, me recuerda donde estoy, Basta probarla un segundo y me dice quién soy. Si, esa prueba líquida de tu presencia, En su recorrido logró captar tu esencia.

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Conservará por siempre la dicha cristalina, Y sabré al verla qué memoria me incrimina. Llameante joya que como diamante he de conservar, Un recuerdo eterno de ti para comenzar. Grabada en tu piel con ella remembrarás, Y pensarás que con una gota, de mi también te acordarás. RaetsHaiam.

© Francisco Joaquín Acevedo Barranco

Mi nombre es Francisco Joaquín Acevedo Barranco , y firmo bajo el pseudónimo ‘RaetsHaiam’. Nací el 26 de Mayo de 1984 en Tulancingo, Hidalgo, México. Actualmente resido en la ciudad de Puebla de Zaragoza. Soy estudiante y poeta de ocasión. Me gusta la palabra, y la comprendo como un medio para volcar mis ideas sobre una lámina que quizá no trascienda, pero que seguramente me inspirará al recordarla. No he tenido educación formal al respecto, y únicamente he participado en un

concurso. Es posible localizarme en [email protected] y en www.elpodcasteroide.com. Gracias.

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J. J. Cameron

I POEMA PARA EL EXILIO Se ensanchará mi iris a la hora del crepúsculo, Oscurecerán los recuerdos albergados en el alma, Soledad, en los velos de la noche, El tiempo pasa, sin prisa pero sin pausa, Me alcanzarán nostalgias de sueños compartidos. Más no sanarán las heridas aunque se cubran mis llagas, Y me consuele la lectura de los versos de Neruda. No cesarán mis lágrimas recorriendo mis mejillas, Ni mi blanca amada sepultada en mi memoria, Más con ella fue mi sangre al destierro más amargo, Al destierro más penoso que padezca ser alguno, Varias veces he pensado terminar mi suerte un día. De pronto, escucho sobre mi techo, Un pasar suave, a veces impetuoso, ¿Quién a molestarme ha venido? Visitante que trasuntas mi morada, Animal o persona asaltando mi condena. De pronto salgo, veo, un gato que me mira, Profundo, hechicero, a las luces de mi encuentro, Afectuoso, huidizo, no me confía. Si abro la puerta, si por la ventana observo, Su mirada siempre fija, sus pupilas en las mías, ¡Oh Dios, ángel o demonio! ¿Quién a mi puerta? Y sus ojos que me dicen: ¡Siempre estaré contigo! No pretendo asustarle ni ademán de que se vaya, Estoy solo, sé que lo sabe, más por mí ha venido, Él también está sólo, pero no sabe, sólo observa, Seres que deambulan, solitarios por el mundo, Arrastrando soledades, temores y sedientos, Tremenda compasión que me habla desde lejos, Aquí estoy… ¿Tú me quieres? Y yo contestó: Si tú quieres, yo te acepto. Mis plantas no contestan, los muebles están quietos, Mi fantasma en el espejo reflejado deja verme, Y mi rostro quebrantado, mortecina faz de lo que fue.

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¡Si llegó para salvarme! Pues entonces, que se quede. Con sus palmas sigilosas pero a veces impetuosas, En mi hogar se ha detenido, Salgo, observo: Una estatua, inmóvil y silente me produce escalofrío, A observarlo me he sentado, a pasar lo he invitado, Aún me inquieta su mirada y confunde por momentos, No es humana…, quizás lo sea muy adentro.

II Qué lo hará tan inhumano, es su forma, su sigilo, Su mudez no me parece, con su rostro me sonríe, Su mirada cautivante me despierta los sentidos, ¡Oh Dios, ángel o demonio! ¿Quién a mi puerta? Y sus ojos que me dicen: ¡Siempre estaré contigo! Lo miro, lo miro sin reserva, El respeto le he perdido más conmigo no se aviene, Sus instintos son salvajes cual venado en la colina. El ensueño ha penetrado por los chakras de mi cuerpo, Anunciando la energía de sus ojos refulgentes, Me he dormido en el silencio... Quizás mañana, si despierto, en mi puerta esté parado, ¡Oh Dios, ángel o demonio! Ya no juegues más conmigo. Dime acaso si es la muerte anunciando mi partida, A enfrentarla he aprendido, quieto y mudo como el bronce, Pues la muerte no nos lleva sólo espera la partida. De las almas bienvenidas del barquero de Aqueronte. Gato joven, gato viejo, entre rejas tú me miras, Por los techos de otra casa de terrazas escondidas, Ya no tengo más preguntas, las respuestas he perdido, Más no sufre quien no ama porque a nadie ha perdido. Pues quién ama está embebido de bellezas y sonidos, De un amor tan fiel y puro que olvidarme no he podido. Salgo, observo, ahí está, ¿Quién por mi ha venido a consolarme en el exilio? Me dormí a la vida y desperté a los sueños, Todo un hombre por las noches y de día solo un niño, Me llama, me dice que resurja, me traspasa su mirada Y sus ojos lenguaraces: ¡Siempre estaré contigo!

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Han pasado varios días, no contemplo su figura, La ansiedad me está matando y no hallo explicación, Sólo verlo alegraría rebosante el alma mía, Sólo verlo me traería los espíritus de antaño, Es mi madre o es mi padre aquel felino presumido, Que transita libremente sin saber que lo he perdido, ¿Acaso él no sabe que lo siento todo mío? Tanto extraño su presencia que me duele el pensamiento, Gato blanco, gato negro, Me trajiste aquellos seres que mis sueños no se olvidan, Más tus ojos guardan vidas que encumbró el alejamiento, Poseído estás por alguien, no comprendo todavía. Nuevamente estoy cayendo en el vacío del olvido. De pronto, algo escucho; Salgo, miro: ¿Dónde estás? ¡No te ocultes forastero!

III A lo lejos no distingo, pues la noche es muy oscura, Tan oscura y estrellada, que figuran ser sus ojos Como perlas cultivadas. ¡Quiero hablarte y que me escuches! Dónde te hallas gato mío que al encuentro enardecido, Excitado y decidido ya conozco tu misterio. Dónde te hallas gato necio pues tus ojos guardan vidas, ¡Sé quién eres! Ven, confiesa, qué tu cuerpo se transforme. ¡Oh Dios, ángel o demonio! ¿Quién a mi puerta? Y sus ojos que me dicen: ¡Siempre estaré contigo! Por momentos es extraño, por momentos desconfío, ¿Por qué huye a mi figura si alimento quiero darle? Al mirarme desde lejos su mirada se transforma, Ojos tristes mensajeros de los más bellos que existen, Quizás sea algún demonio que aproveche mi tormento, O tal vez un ángel nuevo mensajero del más alto, Ya no huyas gato mío que a tu encuentro voy dichoso, Ya no juegues más conmigo, Pues mi casa te la ofrezco, mis sillones y mi cama, Que descanses en mis libros y que mueras una noche, Arropado entre frazadas entibiándome por dentro, ¡Qué pretendes, no me escuchas, que más quieres que prometa! Hoy te he visto desde lejos, claramente vi en tus ojos, Un adiós tan cruel y firme que tus alas se extendieron,

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Es entonces cuando entiendo el por qué de tu presencia, No deseaste ser mi huésped, ni mi amigo ni mi muerte, Has venido a rescatarme, a arrancarme del olvido, El exilio está en mi alma y te has marchado para siempre, Volveré de nuevo al río, a mi arte y sus sonidos, Los colores estampados en los cuadros de mi amada, A las calles que me esperan para dar otra batalla, Me enseñaste querubín que hay un mundo que me espera, En las sombras de la noche, en la luz de un nuevo día, Y mis labios que murmuran: ¡Siempre estaré contigo!

© J, J, Cameron

… J. J. Cameron . Primer premio certamen de poesía “día del escritor” del círculo de poetas, entre ríos, argentina. Tercer premio certamen de poesía “conservatorio literario de rosario”, santa fe, argentina. Mencion especial certamen de cuento corto “conservatorio literario de rosario”, santa fe, argentina. Tercer premio certamen de cuento de corto “homenaje a la poetisa rosalía de castro”, buenos aires, argentina. Quinto premio certamen de poesía “homenaje a la poetisa rosalía de castro”, buenos aires, argentina. Mención especial y publicación de poesía en libro “voces hispano-hablantes certamen isaac asimov”, buenos aires, argentina. Mención especial y publicación de cuento corto en libro “voces hispano-hablantes certamen gustave flaubert”, buenos aires, argentina. Mención de honor y publicación en cuento, del sexto certamen nacional y primero internacional de cuento y poesía “junínpaís2007”. Mención especial y publicación en cuento homenaje 85 aniversario del abc del partido de corcubion, españa. Mención especial y publicación de poesía en revista “noticias de la musa”, buenos aires, argentina. Pºublicación libro “cuentos dimensionales”, promocionado en la 35ª feria internacional del libro en buenos aires, argentina (2.009). Primer premio cuento programa acompañando, décimo aniversario 1.998 - 2.008, certamen literario “rose mary chomali gomez”.

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Ricardo Costa Brizuela

RESABIO

Alguna vez como Dora

frente a la madonna

no supo enlazar el poder,

ahora te leo

toda

Juana Azurduy frente al papel

buscando

la respuesta espinosa,

intentando comprender qué es la angustia.

Quizás te pueda ayudar:

Esperar hasta el viernes para enmudecer

ante el candor de tu piel de porcelana.

Agitarse ensoñando un recuerdo

que no fue

y que puede llegar como un otoño

violento

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sobre la sombra del águila que aún no me tatué.

La parquedad que la culpa siembra,

con sus pacientes semillas de castigo,

bajo la interrogación del alcohol

que me meto dentro para dormir

sin preguntas.

La angustia es

darme cuenta que quería escribir

sobre vos

y terminé hablando de mí.

Es hora de otro trago.

Hasta mañana.

Ricardo Costa Brizuela

DESCONSOL

La verdadera imagen

se ha mostrado

maravillosa y sutil,

dócil e incandescente; siendo testigo,

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entendiendo la geometría,

quedando por fuera,

(entrando al pequeño infierno privado)

del proceso creativo; olvidando

que era autor y obra t

anto como la auténtica imagen que me sostenía.

Podría haber caído

en la incongruencia del sentido,

de saber, sin razones,

dónde sus misterios brillaban

bajo la luz

de las ausencia, bordeando

el puente del inca que unía

mis digitales espátulas, asombradas

por la suavidad ennoblecida

de su espalda, imperial,

como una luna silenciosa.

Ahora sueño con volver a Barcelona,

oliendo el mármol claroscuro

en las manos de día después.

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Ricardo Costa Brizuela

p.d.: Gracias Josep Llimona.

SÓLO QUEDAN HIELOS HACIENDO RUIDO EN MI VASO:

Un hombre sin internet es algo colmado

de palabras

obreras (laboriosas) que endulzan

hasta la expropiación.

Un sentido triangular de la mano,

ida y vuelta,

a contracara dejando el esmalte

en la alfombra del ascensor.

Se abre la puerta

y el nefasto juego de la exigencia

corona otra reina.

Soy esclavo de mi debilidad,

ahora estoy encendiendo mi último pájaro azul.

Ya ni merezco morir.

Ricardo Costa Brizuela

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VUELA POR MÍ

No distingo si es una rama o

no sé que

pero aguardo verlo salir

volando.

Me muevo, sigue inmóvil.

No sé si tiene vida,

pero no dejo de verlo desplegar sus alas

y alejarse

de este árbol que me acompaña

en silencio

como los verdaderos amigos.

Juro no dormir hasta verlo volar;

a pesar del alcohol

y la desidia,

aunque tenga que arrancarme los ojos

vuela por mí.

© Ricardo Costa Brizuela

Page 29: Revista de Creación Literaria El Cuervo Nº 1

… Ricardo Costa Brizuela (Buenos Aires - 25-06-79) En 2001 fundó una comunidad virtual de escritores independientes con 164 miembros de distintos países de américa latina y europa. En 2003 publicación del análisis ético-psicoanalítico sobre la película "la era de hielo" En 2008 accésit por el poemario “sépalos” en el 1º certamen de poesía "revista literaria katharsis" (españa). En 2009 participación en la antología “nueva literatura de habla hispana 2009”. editorial nuevo ser. (argentina). En 2009 participación en la antología “impresiones y recuerdos”. editorial del centro de estudios poéticos de madrid (españa). 2009 – participación en la antología “voces hispano-hablantes en el mundo”, concurso “roberto fontanarrosa”. editorial trazo literario. (argentina). En 2009 participación en la antología “letras vivas 2009”. editorial nuevo ser. (argentina). En 2009 Participación en la antología “dulce primavera”. editorial del centro de estudios poéticos de madrid (españa). Contacto: [email protected]

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Orlando Valdez

SIN LUNA NI OCASO como plegaria de muchedumbre se hunde con filo de cuchillo donde nadie salva a nadie ni nada la sangre de la ofrenda de rostros que miran llegar en lentitud de noche otro que no viene del polvo sin luna ni ocaso con metal en los ojos como si algún Dios creara en él o viceversa huracanes como chispas taciturnos guerreros de la oscuridad INTERVALO entre concilios del rito ofrenda costados de lunas en intervalo inteligente enciende una vela y asesina al ángel de cenizas cinco o seis minutos antes que la vez anterior SAPIENCIA nadie vendrá siquiera después

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en alguna manera o infinitas poderoso en la espera creada sin fin y eso, eso, debes saber del amanecer o del crepúsculo de las manos que interpretan navegantes cuanta pasión por ellas hubo y sus flechas CON FLORES AMARILLAS cercanía o lejanía como causa o imperio que José Haroldo no comprende ni como unidad de medida tampoco Lauro la con- versión inevitable confundiendo la muerte con flores amarillas una tarde de pino verde NI EL MÍNIMO SUCESO tal vez nada sea ni el mínimo suceso en que tarda desaparecer toda posibilidad yerro o caída la esquiva de ir con la incomprensión desatento como salvación de la inmensidad de la nada que impone persuasiva su lógica eternidad

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SENTIDO POÉTICO ese espejo estipula comparación existires establece belleza el pretérito con la ocultación del verbo por el que solemos confundir misteriosa o brutalmente el sentido quimérico de felicidad que devuelve poética su terrible ensimismicidad AMO Y SOY AMOR amo y el amor tal vez sea mujer inasible con tormentas como olas y a la vez silvestre aroma de flores con mucho color como nunca todavía. amo y soy amor salvaje animal de la llanura que habita solitario modificándose como la violenta y súbita gravedad de un soplo que dio vida que mata ahora SIN FE Ella vino con ella ni un segundo más resguardaba la felicidad de dos tenía en sus manos el porvenir pero tampoco fue suyo después

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Ella de ella inversa quería la fe de otro sin fe la soledad y el silencio del amante la incertidumbre de sus besos. Y sin ella el amanecer otra escena SE MIL MANERAS ahora él escribe poemas raros con raros ocasos que inciertamente solo desordena de mil maneras para un final una vez distinto una noche dure para siempre

© Orlando Valdez

… Orlando Valdez . El hondo silencio de toda locura (oct/2001. nov/2001), La cobardía feroz del silencio (diciembre del 2007), Otro pasto - cinco poetas rosarinos (noviembre del 2007), Texturas (Rosario, Argentina, 2007). Antología: 19 de fondo , ed. gatogrillé ediciones 2008; Los que siguen - veintiún poetas rosarinos ; 2002; Bilingüe mundo poético , 1999; Poemas del sur , 1999, Poetas rosarinos , 1999. Blog: www.orlando-valdez.blogspot.com. Correo:

[email protected]

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René Dayre Abella LOS MALDITOS "Oh, Satán, ten piedad de mi larga miseria" * Charles Baudelaire (1821 - 1867) A Ena R. Columbié, poeta peregrina y maldita. Malditos los transgresores los que buscan y no encuentran los que llaman y jamás serán escuchados los que se niegan a ofrecer la mejilla izquierda cuando les hieren la derecha los que se acuestan con su gastada soledad y apestan de senectud los que mastican rezos y plegarias con los labios partidos por la insolencia los irreverentes consumados los que compran caricias y pagan con monedas falsas los que mueren del mal de la tarde los que buscan la compañía del homosexual los proscritos y los desterrados los políticamente indeseables que se vuelven parias por decreto los hijos del abandono y del desamor los que odian la hipocresía que esconden las frases de condolencia los poetas iconoclastas los que un día soñamos poner el mundo al revés y apostamos por la Utopía y hoy vomitamos maldiciones y blasfemias. ¡Malditos seamos setenta veces siete - frágiles criaturas de Satán - porque sólo para nosotros se abrirán las puertas del Averno! René Dayre Verano del 2005. * Notas al poema: Fragmento del poema "Las Letanías de Satán", tal y como aparece en el poemario de Charles Baudelaire " Las Flores del mal " editado en el año 1857.

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PEQUEÑO SALMO DE DESPEDIDA Cuando me salga de ti cuando rompa el cerco que me tienden tus brazos, no intentes retenerme. Hazte a un lado quédate fijo, inmóvil. Una parte de mi quedó impresa en el llanto enjugado en tu pañuelo. No me busques en una lápida. Me ocultaré junto al sol en cada ocaso, búscame entonces al romper el alba en la brisa que mueve los naranjos . Yo haré camino despacio, lentamente hasta encontrar un lugar para esperarte. René Dayre Abella Julio 14 del 2005

PEQUEÑA ODA A LA SOLEDAD ¡Oh, soledad que me acompañas en este samsara interminable! Persiguiendo cualquier grieta o vacío de mi yo. De pie frente a mí. Poblando de fantasmas las cuatro esquinas de mi casa. Soledad amiga de la noche y del silencio. De los grandes espacios.

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Amarga cicuta. Preludio ineludible de mi agonía. Te paseas con tu olor a muerte sobre el rostro de los agonizantes. Oh, soledad que me acosas espiándome desde dentro. Aplastándome con el peso de una lápida. Imposible evitar lo inevitable. Te veo venir casi desnuda provocando una ola de estupor en mis entrañas. Tómame de la mano y llévame contigo. Ayúdame a cruzar sin miedo la delgada frontera de lo desconocido.

© René Dayre Abella

René Dayre Abella . Poeta y narrador cubano. (Banes 1945) Egresado del Instituto Pedagógico Manuel Ascunce Domenech en Topes de Collante, Sancti Spiritus, Cuba. Ejerció la docencia en su país hasta 1980. De joven integró la Columna Juvenil de Escritores y Artistas de Oriente, donde dio a conocer sus primeros intentos literarios.También desenvolvió actividades como promotor cultural en su ciudad natal. Una muestra de su poética aparece en la Muestra de Poesía del Siglo Veintiuno de la Asociación de Poesía Prometeo de Madrid, España. Su obra está registrada en el Diccionario de Escritores Holguineros. Forma parte del staff de Linden Lane Magazine como editor assistant.Colabora con periódicos y revistas lietrarias digitales e impresas de Cuba, Venezuela, Argentina, Perú, España y Estados Unidos.

Mantiene inéditos los poemarios: Poesía Repartida, Golpes en la Pared, Poeta en la Luna de Cuba, así como el libro de relatos testimoniales La Piel de la Memoria. Es miembro de la Red de Escritores en Español (REMES). Desde 1980 reside en California, Estados Unidos.

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Mónica Montaña Soto

TRES POEMAS

VIGILIA

Atravesando el camino que bautizaste como nuestro dialogo en medio de paisajes insomnes y reflejo el vacío absurdo que ha formado tu ira ingenua al acecho de mis caprichos y mis penas y ya vez, todos los minutos se adornan con tus ecos en el perfume, en el árbol, en el viento, en este cuento sin fin y sin mérito… Pesadilla azul de tus encantos nacientes de la brisa armando en filas lo que no entiendes de mí, huyendo caprichosa bestia que muerde tus anzuelos, cantando dolorosa humana regocijándose sin cielo, muriendo. Celaje y prodigio Al abandono de la calle central y la del parque se sumaron los desayunos de cama y los almuerzos en el campo, los pijamas de piel antes de caer la noche y los perfumes en el cuarto, los girasoles en días inesperados y el florero que siempre supo ser mágico.

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A la ausencia del patio y la sala principal se agregaron los corredores del museo y las cinematecas del centro, el bulevar de los bohemios, el eco de lecturas apasionadas, la mesa última en la biblioteca y las monedas para el café de salida. A la despedida de aquella mañana y su neblina gris se añadieron mis gastados reflejos y mi perdida calma, la oración que regresaba la vida y hasta el banquito de poner las rodillas, la canción que hacía de la fe un bello concierto y hasta los textos… con curiosas excepciones como ésta. COLOSALES Se complace en suponer un bosque gigantesco invadido todo por los colores que irradian sus ojos y su frente y su cuerpo al viento… Armónico rechinar de las ramas que adornan el seno que ha inventado para el calor, para el ardor, para el amor… No hay temblores, lo llaman bosque de las verdades, no hay dolores, le dicen bosque de los valientes. Hay sólo una dirección, un refugio y un velón para las noches santas, también unas instrucciones en clave, una hechicera y un sillón para los días normales. Hay un animal de cada especie pero no es un arca, hay hombres, hay mujeres y a pesar de los temores hay esperanza. Se complace suponiendo un bosque gigantesco donde todo alcanza, y perderá su vista antes de que el sol fallezca rasgando buenas intenciones allí donde también hay fuego, hay lluvia, hay locura y hay un vientre que nos llama. ¡Ah! de la suposición ni tan siquiera ha podido encontrar la entrada.

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© Mónica Montaña Soto

Mónica Montaña Soto (Bogotá, Colombia, 1976). Administradora documental y correctora. Libros inéditos: Reales y noviembres, cuento, y Juegos azules, poemario. Parte de su trabajo literario ha sido publicado en Revista Letralia, Revista Destiempos y Revista Literaria Remolinos. Hizo parte del Taller de Poesía de la Universidad Externado de Colombia, 1995. Realizó estudios de Lingüística y Literatura en la Universidad Distrital (V), 1998. Certificada por el Taller de Cuento Ciudad de Bogotá Ministerio de Cultura 2008. Egresada del Taller de Escritores de la Universidad Central de Bogotá TEUC 2009. Autodidacta por convicción. Actualmente ejerce como correctora de la Gaceta Ambiental, informativo bimensual para la empresa privada. Es integrante de grupos culturales, de lectura y escritura, y trabaja en su segundo libro de cuento, el

primero con miras a la publicación. En la web: www.lasvocesylosecos.over-blog.es

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"En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se

diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas"

Julio Cortázar

Narrativa

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Delfina Acosta

EL BOSQUE

Olvidé cómo se escribe un cuento. Solía sentarme a las siete de la mañana frente a la máquina de escribir remington, que ocupaba la mitad de mi escritorio, a un costado de la enorme ventana que daba a la calle. Durante los primeros momentos no ocurría nada, hasta que alguien, y otra persona parecida, y muchos individuos o sombras más que se dirigían a la fábrica textil del pueblo, pasaban con prisa por la vereda; entonces me entraba la angustia por escribir las primeras líneas, aquellas frases fijas que definen el inicio de una historia. A las diez, Cándida, la vecina que me prestaba el auto para viajar los fines de semana a alguna villa veraniega, salía a hacer una revisión minuciosa de su jardín delantero; yo solía temer que me hablara sobre los cornezuelos que a menudo desfallecían a sus caléndulas y a sus helechos porque entonces una larga distancia me separaba de mi cuento hasta que terminaba por perderlo de vista. Y ocurría que a veces me hablaba, y otras, no. El caso es que su presencia entre esas flores agitadas por los vientos de estío o de invierno me ponía ansioso, y acababa levantándome, bruscamente, del asiento, con un cigarrillo en la boca, para observar la borrosa lejanía de la zona portuaria. A las once, o a las once y media, entraba en el gabinete la empleada doméstica, y hacía tal silencio de mosca mientras pasaba una trapo humedecido con alcohol por el único mueble de estilo provenzal de la casa, y con el mismo silencio de mosca se retiraba, que me gustaba pensar, con un extraño sentimiento, que era un desperdicio tanta precaución de su parte; total, al meterse la mujer en la habitación, no me venía una sola línea a la cabeza. Es difícil escribir sin interrupción. Ocurre que alguien te llama por teléfono y te dice esas cosas que uno escucha como desde lejos: “Fue imposible hacer nada... Tendré que comprar otra camisa. La tinta no ha desaparecido ni siquiera con cloro...”. A la hora del almuerzo, cerraba con la fuerza de un latigazo que hace brincar a la bestia, la puerta del gabinete. Debía asegurarme de que mis personajes se quedaran bien encerrados en esa habitación de luces apagadas, para que yo pudiera, sin apresurar el sabor, disfrutar de aquella tregua: un plato de milanesa de pollo y otro de escabeche de berenjenas, acompañados de una botella de buen vino rosado. Luego venía la modorra. Como a las cuatro y media de la tarde, cuando el calor caía sobre el aljibe sin roldana del patio, yo me tendía sobre las baldosas de la sala, aguardando la visita de Adelfa. Mi amiga rubia, rubiácea, me solía hablar después de fumar un cigarrillo, sobre las virtudes y necedades de mis cuentos. A mí me daba igual que objetara la presencia de una antigua vitrola en la habitación donde sucedía la parte más densa de las acciones; para eso tienes el piano, Miguel, el viejo piano alemán de la familia; que tanteara una crítica sobre determinada situación o trama por su estilo tan apasionado, que desaprobara un nombre común como José o Pedro, y que, a veces, me restregara la muerte del protagonista de turno, quien merecía vivir, después de todo; total, con un final abierto, la obra quedaría bien igual.

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No es que fuera terco. Pero yo conocía a mi criatura. Ella era un bosque donde todos los animales (ciervos de ancas ligeras y vientres suaves, leopardos de ojos relampagueantes y aves de plumaje azul mezclado con el color de la sangre) convivían en cósmica armonía; su enorme cascarón resistía maldiciendo, pero resistía, los embates y las furias de las tormentas. Mi criatura era una luz que se abría paso entre los gajos de los eucaliptos, los algarrobos y los abedules de su propio bos que para mostrar un camino, hecho con un polvillo como de oro y de azúcar, que tentaba a los hombres y a las mujeres que intentaban cruzar el río, para que desistieran de su propósito y se internaran en él. Al llegar la noche se me presentaban en el gabinete. Una vez fue un hombre que deseaba viajar a un pueblo donde pensaba encontrar a la mujer que había amado, y llegó, y ella estaba vestida de triste desde los pies hasta los cabellos; sentada sobre un sillón de mimbre observaba las formas humanas que tomaba el ciprés según como el viento lo cabalgara. Entonces escribí: Se vieron y se dieron un beso. En mis horas nocturnas se me rebelaban las profecías. Y entre humo y humo de cigarrillo cobraban sentimientos mis personajes, y yo debía decidir, desde luego, qué harían: la libertad o la prisión; la vagancia o el encierro; y aún esos detalles ínfimos: el viaje en barco o en tren. O la simple caminata por las calles.

Perdí la manera de escribir cuentos. Este es el relatorio que - necesariamente - debo hacer sobre la maldición que ha caído

sobre mí para que mi familia comprenda la decisión que he tomado. No puedo más.

© Delfina Acosta

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Delfina Acosta . Nació en Asunción (1956), pero su infancia y su juventud pertenecen a Villeta, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Su primer poemario Todas las voces, mujer... obtuvo el Primer Premio ‘Amigos del Arte‘. En relación con este libro cabe mencionar que el mismo figura entre las obras más consultadas de la Biblioteca Virtual de Cervantes. Integró durante mucho tiempo el Taller de Poesía ‘Manuel Ortiz Guerrero‘y dio a conocer algunas obras poéticas en publicaciones colectivas del citado Taller. Publicó el poemario La cruz del colibrí , que lleva prólogo de la poetisa Gladys Carmagnola. Reunió sus cuentos que obtuvieron premios y menciones en concursos literarios en el libro El viaje . Su obra Romancero de mi pueblo ganó el segundo premio ‘Federico García Lorca‘. Romancero de mi pueblo lleva prólogo del crítico y poeta Hugo Rodríguez- Alcalá. Dio a conocer un poemario llamado Versos esenciales , dedicado íntegramente a honrar la memoria del gran poeta chileno Pablo Neruda. Fue presentado al público paraguayo en 2001, en la embajada de Chile en Paraguay. Varios ejemplares del poemario se encuentran en exposición permanente en la casa museo Isla Negra. El PEN Club del Paraguay otorgó al libro el Primer Premio destacando su elevado vuelo lírico y su lenguaje universal. Su último libro, que ahora edita Portal de poesía, lleva el nombre de Querido mío: y es best sellers en Asunción, ha recibido el premio ‘Roque Gaona 2004‘.Sus obras (cuentos y poesías ) están incluidas dentro de numerosas antologías nacionales y extranjeras. Es columnista del diario ABC Color; hace comentarios literarios sobre los escritos de los poetas y narradores paraguayos en el Suplemento Cultural del mismo diario. Dirige el Taller de Poesía de la Manzana de la Rivera.

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Juan Carlos Galván Vela

AMOR VIRTUAL

Por Juan Carlos Galván Vela (Pueblo Nuevo, Gto México. 1960) Todo el amor permanece aún en mi corazón. Todo. He descubierto esa otra forma de amarte y de entregarme a ti, sin que lo sepas y sin

que lo sientas. Subí una fotografía de quien no soy, al profundo e infinito espacio, perdón,

ciberespacio, me he denominado con un nombre que no es el mío, nacido en un tiempo irreal, con señas de un desconocido, con todos esos datos que no encajan en mi memoria, que no existen, que no recuerdo, quedaron en el pasado o no sucedieron nunca, sea que los borré y no hay forma de recuperarlos, o no recordaré jamás quién soy, o a quién pertenecen esas vivencias, cuándo sucedieron los actos que no recuerdo.

He aprendido así a llamarte de infinitas formas, con nombres diversos, y cada uno de tus mensajes leo y los vuelvo a releer para acercarte a mí, para sentir tu aliento, a repasar esas fotografías que me recuerden la forma de tu risa, o el reflejo del amor en el espacio infinito que son también tus ojos.

Desde Italia vienen tus palabras, de Toronto, de la India, de Londres, de Austria, de Argentina, eres esa mujer hermosa, viajera siempre que no tiene un sitio donde hacer verano, la que aprovecha cualquier migración de aves o el cambio climático para justificar su movilidad y su eterna ausencia, el silencio prolongado por días y días en los cuales no sé nada de ti, la actividad que no cesa, los planes y proyectos que me cuentas para superar tu faceta profesional, la televisión, los periódicos con noticias atrasadas, y hoy estás en Perú y mañana en Argentina, una postal que procede de España, unas cuantas líneas de Venezuela, cada que cambias de hogar.

Ya no sé ni imagino si eres tú la que escribe estos mensajes breves, no sé si tu asistente los perfecciona, quien marca enviar, si es una cadena de mensajes que se han sucedido enlazados de otros destinos, de otros puntos de partida, con itinerario diferente y sólo le diste copiar y pegar y enviar y olvidarte de mí, porque las cosas así resultan de fáciles.

Palabras venidas desde el Reino Unido, no le llamas Inglaterra ni dices expresamente Londres, como temerosa de que pueda localizarte e ir por ti para volver a unirnos sin distancias de por medio, sin fronteras, universales como lo somos desde ahora.

Eres Tori, eres Sirena, eres Selene, eres Kawama, has cambiado tu nombre demasiadas veces para ocultarte a ti misma de las cosas que conozco de ti, quieres esconder las cosas que hicimos, los actos de amor, las caricias encendidas del ayer, ocultar tu rostro y ser Amazona y ser Astrid y también Eloisa, Natura y Vozangelical, Maruca, y Maritza, Helena de Troya y Nancy o Carmen, Norma o Beatriz, Karina, Dalia, Michelle, Ross, Esther, ya no sé como llamarte pero te nombro en la distancia sin saber si el eco te llevará mi voz para regresarme el mensaje: Gritar pegar enviar… ¿y acaso responderás?

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No sé quien eres, no sé a donde debo acudir por ti, cómo rescatarte entre los bytes y megas y los kilos y la inmensidad de la nada. No sé dónde buscarte, ni si el destinatario final me dará tu respuesta, ya no encuentro palabras para decir Te extraño y que ansío verte.

Sé que estás ahí, detrás de esa fotografía sonriente, con ese atavío de mujer de mundo, elegante, y ese pelo largo que hoy es rojo y mañana castaño, negro azul oscuro y más oscuro, cual si esa tonalidad pudiera existir en el mundo virtual que no es el nuestro, donde no encajamos ni cabemos ambos, donde no podemos edificar nuestro romance y fortalecer el amor que nos une.

Puedo tomar tus manos, sentir tu piel, acariciar la mejilla por donde escurre el llanto, porque lamentas también la ausencia, cada vez que abro un archivo comprimido, las imágenes. Te tengo a mi lado, cercana, inminente, y es así como evoco la cena en París, recorremos una vez más los caminos de Marruecos y hacemos alto en Atenas, acortamos las distancias para no sentirnos solos ni ausentes, pero yo aquí, tras la cámara webb -que es un espejo donde te miras a ti misma-, yo parezco el vouyer, ni siquiera papparatzi que te acosa, que se roba tus secretos, que se adentra a tu intimidad y te roba también el espacio que te pertenece.

Ven a mí, te amo, te extraño, quiero descubrir de nuevo tu nombre, saber que eres tú y no otras, las que no sé como nombrar para recibir respuesta, no aprendo a acariciarte sin tenerte ni pensar que hay un mar infinito en calma que nos separa, que si te nombro, un satélite me responde en lo inmediato por el chat, no sé que hacer sino llamarte Alicia, Mónica y Alexandra, no quiero equivocarme al nombrarte pensando que eres otra y las demás que son tú… y ninguna a la vez.

Aquí están mis manos, acariciándote a través de un teclado, mirando en tus ojos la pasión y la distancia que nos une, nos hace uno, nos unifica, no sé de qué manera nombrarte y si darás el responder con otro archivo comprimido, sin saber la clave para acceder, porque guardaste tus secretos y olvidas una llave oculta, una puerta trasera, un regreso, las instrucciones para descubrir tu amor y fue deliberada tu actitud, no deseabas que descubriera quién eres para seguir allá, infinita, inalcanzable.

Te amo, es cierto, y tú estás aquí, con un filtro apenas que nos divide de pantalla a pantalla, mejilla a mejilla. Puedo acariciarte, mirarme otra vez en tus ojos, imagen jpeg e incluso gif donde sonríes, tu mano que me dice adiós, tus ojos que derraman llanto por la despedida, porque mañana desde Chile dirás te quiero, que te embarcarás en Asunción, que me enviaste otra postal con motivos navideños desde Capri, del Paraná, con una vista nevada de Navarra, con el clima húmedo de Irlanda, con las cumbres del monte Nebo desde donde miras la frontera de Israel y me dices que estás cercana, que también deseas verme, pero no puedes viajar por la temporada de huracanes. Princesa, amor mío, amada, luz de mi vida, te extraño.

Quiero compartirte este aromático café traído de Chiapas, de los rincones ocultos del Tajín, la fragancia de los cafetales de Veracruz, manglares aquí y platanales allá, los cocoteros, la suave brisa de X-caret y Xel-Ha, ver cómo se agita tu pelo embarcados hacia Cozumel, en las islas de Vallarte y tomar la costera para cruzar por Barra de Navidad y encallar en Bahía de Banderas, quiero sentir tus manos otra vez y mirar el atardecer desde Los Cabos.

Quiero escuchar tu risa inundando el espacio infinito, que no puede aprisionarnos cuando evoque la broma aquella de llevarte cuando cumplamos quince años de enamorados a Puerto Escondido, y cuando cumplamos veinte años, pasar por ti, ja ja ja ja quiero amarte, escuchar tu voz.

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Ya no puedo dialogar en silencio sin saber tu paradero, qué horizonte has alcanzado, ya no puedo dialogar con una pantalla de catorce pulgadas y aún cuando fuera de diez y siete o veintiuna, de todas formas te sigo amando y te extraño.

Dime dónde estás, dime cómo habré de nombrarte a partir de ahora, dime tu nombre, ya no quiero tu e-mail sino el destino final porque iré por ti para decir:

Te amo.

© Juan Carlos Galván Vela

Juan Carlos Galván Vela . (Pueblo Nuevo, Gto. México 1960) Periodista, Narrador y Poeta, ex docente. Fue Becario de la Universidad Quetzalcoatl en Irapuato durante el periodo 2002-2003. 2do. Lugar del Premio Nacional de Cuento “Francisco J. Mújica” 1988. Obtuvo el Premio al Mérito Periodístico “José Pagés Llergo 1999” por su trayectoria. Reconocido como Periodista del Año 1999 por la misma Universidad Quetzalcoatl y la Organización Editorial Mexicana. Cuenta con los poemarios Puerto de Águilas, Horizontes, El Desierto del Mar, y Donde Florece la Soledad; en narrativa tiene la novela Silencio, y dos volúmenes de cuentos: La luna creció en el tecolote e Itinerario de la desolación. Reunió dos libros de motivación personal, cuyo título es: Mapa del tesoro que guardé para mis hijos, y una recopilación de textos periodísticos. Durante 24 años de ejercer el

periodismo, ha acumulado 21 preseas distintas de certámenes literarios y periodísticos, así como menciones honoríficas. Sus textos se han difundido en portales de España, Perú, Argentina, Estados Unidos, Italia, Colombia, Bolivia, Venezuela, Polonia y México. Aparece en el directorio de la Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Actualmente radica en Irapuato, Gto. México. E. mail: [email protected] y [email protected]

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Oscar José Paredes

LA ESPALDA DEL DIABLO

A quienes aprecian mis esfuerzos.

Juan de la Cruz era un hombre escueto. De costumbres llanas y sentimientos blandos. En el otoño de su vida se encontraba atribulado. Buscaba respuestas. La transmutación

espiritual hallaba escollos en su ánimo transido. El tren de la existencia pasó por su estación una mañana soleada de esas que aumentan

la sensación de bienestar sin incluir ningún elemento que lo justifique. Juan dudó en subir. Y en el instante que transcurrió entre su decisión y el movimiento

del tren, surgieron los más lóbregos pensamientos, los miedos profundos y las dudas exhumadas que habían calado su interior.

El tren se movió lentamente en su recorrido perpetuo y la distancia que media entre el andén y el estribo del vagón se dilataba y entorpecía su acceso.

Debió caminar apresuradamente para intentar colocar un pie sobre el primer escalón. Al tiempo que se asía de los soportes laterales apoyó su pie derecho primero para luego asumir con plenitud su destino.

El tren flemático fue en búsqueda de su próxima estación. Juan sabía, porque lo presentía, que no se detendrían en las estaciones: Sentimientos,

Sociales, Laborales, Necedades y Locuras. En cambio harían una breve parada en: Meditación, Evaluación, Aprendizaje, Querer

y Amar. Ocupó una ventana que le asegurara una visión panorámica del viaje. Atravesó los

vidrios con una mirada solitaria que se incrustó en las leves ondulaciones de una interminable llanura policromada.

Pocos pasajeros lo acompañaban. Una hermosa mujer, sin edad, de rostro pesaroso, lo miraba con premeditada atención.

No se detendrían en Sentimientos porque se trataba de un viaje introspectivo y había que higienizar la demanda confusa de inquietudes parentales.

- Che, Juan… -¿Quién sos? - La que te cuida… tu razón. - Por favor, quiero reflexionar. -¿Y desde cuándo no lo haces conmigo? -Desde ahora. -Juan, los sentimientos no se reprimen. Si bien pueden ser arbitrarios, caprichosos e

inoportunos, representan un meneo heterogéneo de actitudes previas procesadas intelectualmente.

Esas expresiones sonaron desafinadas. Dejó que se las llevaran los vientos de la indiferencia.

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Aprovechó para despojarse de los residuos sentimentales al pasar por la estación que, curiosamente, estaba vacía y pensó cuántas veces el tren se había detenido en ese lugar y mientras disfrutaba del ruido acompasado promovido por la fricción metálica, dos gotas cristalinas bajaron de sus ojos para anidar cerca de su boca.

El sol acariciaba el verde paisaje mientras se encaminaban hacia la parada venidera: Meditación.

El bueno de Juan discurrió brevemente sobre su pasado y al estar libre de sentimientos pudo observar su alma en estado genesiaco.

Solo luz, paz y una indefinible sensación de ser. -Señor de la Cruz… -¿Quién me habla? -La única que desvela sus sueños en procura de ayudarlo: su conciencia. ¿Cuántas veces había subido a ese tren? Antes no paraba en las actuales estaciones y sí

en las que hoy no se detiene. Sin intentar obtener respuestas continuó pensando. Se preguntó extrañado ¿Por qué tengo reprimidos los estados naturales de mi ser?,

¿Por qué no puedo sacarlos? -Señor de la Cruz…haga brotar de la luz que represento destellos de ondas positivas e impregne su cuerpo con ellas.

Cuando el tren detiene su marcha. Escucha una voz candorosa que dice:” la liberación del Yo esta condicionada socialmente, se encuentra aprisionada entre las convenciones y el entorno. Los paradigmas la aferran y no le permiten “salir” porque sería incomprendida su exposición. Sin tu consentimiento muere en tu interior.”

-¿Quién hablaba de ese modo? ……………….. Retoma su andar percutivo progresando en monótonos movimientos. La llanura varía

levemente de color pasando a un amarillo pálido que desfallece en el horizonte. En Sociales no parará. Juan recurrió a su Dios para preguntarle si el había creado un

ser libre para no serlo. Si lo había dotado de habilidades sociales para reprimir los sentimientos francos y obligarlo a sostener in eternum una máscara grotesca de fingidas emociones. Como siempre la voz de su amado consejero se escucho trinar con vehemencia: nunca.

-Juan, sabes que la razón y la religión no nos llevamos bien. Tu Dios podrá decir lo que quiera pero… en la tierra el uso de la razón predomina y establece las reglas. -No debes dirigirte a El con descaro. Eres feroz en tus expresiones. -Che…¿por qué crees que si te hicieron libre estás aprisionado? Cuando el tren atravesó resueltamente la estación, Juan vio una galería de personas

que en abanico coral posaron para su recuerdo. Se mostró indiferente, impertérrito, casi distraído. Todos estaban y cada uno se había quedado con un destello de su interior sin que él lo consintiera.

Sigue su derrotero entre curvas y contra curvas y a veces una recta interminable. Se detendrá en Evaluación. Cerca de él la señora circunspecta y de noble linaje lo observaba con pretendida intervención. Luego supo que se llamaba “Sentido Común” y que había sido “ultrajada” muchas veces por hombres impertinentes, casualmente en ese momento nadie reparaba en ella.

La existencia supone principios atávicos, pero también convicciones nuevas basadas en la propia experiencia. Evaluando los días transcurridos ¿cuántas veces los

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comportamientos éticos estuvieron por sobre las circunstancias?. ¿Cuántos fueron los reparos morales interpuestos en cada ocasión?

-¿Me permite… de la Cruz? -¿Por qué sos tan formal conmigo? -Lo respeto. -Podes tutearme y llamarme Juan. -No lo haré. El exceso de confianza denigra la relación. -Bueno… no tenemos porque excedernos. -Me alegra que desee evaluar las cosas que pasaron por su vida. La mirada hacia

adentro tiene todas las respuestas. Usted siempre privilegió la ética por sobre las circunstancias y muchas veces he oído pedir perdón a su Dios que no es otro que Yo. La moral estuvo constantemente resguardada, porque debo decirle que usted tiene mucho que hablar conmigo pero también es digno de mis respetos.

- ¿Es verdad? -¿Podría yo mentir? -No. Evaluar desde un sentido ontológico privilegia los sentimientos subcutáneos. Juan veía caer la tarde y las mismas sombras errantes cubrían sus propias respuestas. El tren comenzó a disminuir la marcha para detenerse en Evaluación. En la estación

unos pocos caminan lentos, reflexivos, sobrios y punzantes. Alguien se acercó y le susurró: “las circunstancias ganan la batalla, nosotros perdemos en cada acto un jirón de nuestra investidura. Ellas son más fuertes porque poseen mayores vínculos atractivos. No hay reparos morales cuando no existen preceptos morales, eso se llama amoralidad que es la negación de nuestra existencia, pero el peor enemigo es la inmoralidad por su funesta influencia”.

Juan de la Cruz quedo anquilosado. Mientras el tren dejaba la estación la figura que se le acerco se diluía en una bruma grisácea y en filigranas multiformes.

Juan estaba indolente. En Laboral no se detendrá como otras veces, tal vez porque no hubiera pasajeros para abordarlo. De todos modos dentro de Juan vibran las emociones profesionales. Fue su gran pasión y el motor de todos sus emprendimientos. Pero no parará. Pasará como una ráfaga ventosa y apenas serán perceptibles las cosas que allí permanecen.

-Che… tu trabajo te dio satisfacciones, ¿no? -Y yo le di mis sacrificios. Por un instante cerró los ojos anonadado por el vaivén cansino de la marcha y los

últimos destellos de fuego que iluminaban su rostro. Soñó que se encontraba en su trabajo realizando las cosas que nunca pudo llevar a

cabo por esa indescifrable sandez de los hombres pequeños. Allí habían quedado: su virtuosa juventud, los amores transeúntes, los sentimientos

pueriles, las noches banales, la espera, el deseo, los anhelos y lo que algunos denominan felicidad sin saber definir su esencia.

Pasó. Juan sintió dentro de su ser un cosquilleo bizarro y fugaz. La tarde moría inexorablemente entre grises cada vez más agudos. Parará unos

momentos en Aprendizaje. El vagón estaba desnudo de viajeros. Juan creyó que su conciencia lo abandonaba cuando advirtió que el verdadero

conocimiento estaba dentro de él y no en su exterior. Los avatares de su existencia marcaban un rumbo indeclinable. Había aprendido a

valorar los mecanismos impuestos a puro rigor por la sociedad que no es más que un conjunto de inapelables paradigmas que nutren las almas de esperpentos terrenales.

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Pero… ¿por qué el conocimiento se encuentra dentro de uno y no puede evolucionar hacia afuera?, ¿por qué debo contrariar mi dulce voz interior?

- Señor de la Cruz Yo soy el conocimiento, la felicidad y el todo. Si usted frecuenta mi fuente de sabiduría podrá sentirse libre, dispondrá del albedrío inagotable de su alma y nada lo retendrá.

Juan de la Cruz era un hombre probo y su simpleza lo llevaba irremediablemente a concluir que su vida se encontraba en un sendero bifurcado.

El tren se detuvo. Había muchas personas en el andén. Un bullicioso gentío le otorgo una nueva dinámica al viaje. Juan encontró las respuestas que requería: “el conocimiento es obra exclusiva del Creador, el saber se obtiene fuera de su ámbito. Puede salir de adentro y proyectarse hacia otras personas que lo merezcan. Nunca será bastardeado ni mancillado por su condición perecedera. Intenta transmitirlo sin contrariar tu silenciosa voz que es la voz que el destinatario escuchará con el alma”. Cuando Juan percibió estas palabras miro hacia atrás para ver al hablante.

( … ) Con las primeras pinceladas negras de la noche el tren se puso en movimiento. No se

detendré en Necedad. Juan recordó unos maravillosos versos: “Hombres necios que acusáis A la mujer sin razón Sin ver que sois la ocasión De lo mismo que culpáis… Si con ansia sin igual Solicitáis su desden ¿Por qué queréis que obren bien? Si las incitáis al mal….” Conmemoró con melancolía sus propias necedades y obstinaciones que lo condujeron

irremediablemente a situaciones ofensivas para el sentido de ubicuidad. No pudo evitar la congoja que le provocó saber que la estupidez es la hermana mayor

del desatino y la vergüenza de los nobles sentimientos. Ya la noche se incrustó en su cuerpo y no había nada para ver por la ventanilla del

vagón. Predominaba un telón oscuro de lúgubre aspecto y el ruido cada vez mayor del andar ferroviario taladraba la calma nocturna.

-Juan, tampoco llevemos al extremo crítico cada instante vivido. La vida se trasunta en alegrías y gozos perdurables. ¿Por qué tratan de necios los deseos que reglamenta la sociedad?

- ¿Qué decís? Por fin se corre el velo de tu intolerancia. La síntesis de la necedad vive en tu médula.

- Qué te parece si nos bajamos en la próxima. - Sabes que no para. - Pero…¿Qué tren tomaste? - El de los cincuenta. Se inclinó hacia adelante cubriendo su rostro con ambas manos y así permaneció hasta

advertir que pasaban por la estación. No quiso observar. Juan de la Cruz era un hombre sin dobleces. Esa no era una virtud aceptada

socialmente y pagó un precio oneroso por mantenerla.

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Consultó su libreta de anotaciones y supo que la próxima parada era Querer. Más adelante llegarían a Locura y finalmente a Amar.

¿Qué es querer y qué amar? Juan pocas veces había dicho “te quiero” y nunca “te amo”.

Meditó hondamente sobre estos sentimientos que maduran en la profundidad del ser. A veces se manifiestan burdamente. Querer es tener voluntad o inclinación hacia una persona, es avenirse al deseo de la otra.

Pero también querer se usa para parir ultrajantes intenciones. Miró hacia adentro y se preguntó: ¿Se puede querer sin conocer? ¿Un ser querido es un ser amado?

-Señor de la Cruz. -No me llames señor, suena distante. -No puedo hacerlo de otro modo mientras no nos acerquemos más. -Cuando le dice a su amigo “sabes que te quiero” le otorga sus más caros sentimientos.

Querer es estar. Querer es esperar. Querer es valorar el silencio. Querer es aceptar. Querer es recordar. Querer es comprender. Pero no es amar.

El trayecto fue extenso hasta la otra estación. Juan sació su curiosidad en su memoria y recordó las personas queridas, aunque dudó

de la intensidad del efecto. Su vida pasó frente a su imaginación como un torrente de sucesivos acontecimientos.

En un destello temporal recorrió su existencia y los matices que la caracterizaron. Juan de la Cruz sufría sus vacilaciones y sus ojos destilaban una angustia reprimida

con iniquidad. Al llegar a Querer era de madrugada. La gente conversaba animadamente e

intercambiaban muestras de cariños. Cuando el tren se detuvo completamente, un vendedor le ofrece golosinas y antes de

obtener una respuesta le dice: “no podrá usted querer nada sin conocer lo que vendo, pero cuando lo haga, lo querrá, yo quiero lo que le ofrezco”. Juan creyó oír una respuesta a su interrogante y pensó en ese momento si no había logrado conocer lo suficiente para querer.

Esta dramática conclusión coincidió con el movimiento del tren para dejar atrás la estación.

La madrugada se coloreaba de un empalidecido granate y el tren continuaba su implacable trayecto.

Mientras intentaba ver las siluetas desmayadas de la geografía por las moribundas penumbras, su razón retomó los intentos de justificar la locura como método de acción y pasión.

La exaltación del ánimo provocada por algún ocasional festejo dejaba librada de sus cadenas a la lujuriosa locura que hacia gala de su afamada virtud de opresora de la razón.

El tren no se detendrá en Locura porque deshonra los sentimientos puros, sin contaminación. Enferma la mente de ilusiones vanas y corroe los principios nobles del alma.

¿Quién es aliado de la locura? Como la luz que daba vida al nuevo día, su inteligencia emocional elucubró una respuesta cristalina: el que tiene sólo espalda.

Pasó tan rápido que no pudo observar los detalles de la parada. Vio un destello espasmódico y una mezcla de sonidos y colores.

Al fin el tren se encamina al destino final: Amar. El día estaba exultante de luz y color. Juan de la Cruz tenía más de cincuenta. Necesitaba rendir cuentas de sus actos. El tren

casi lo deja en la estación, turbado por sus dudas.

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Regresaba a sus orígenes. Volvía al lugar ansiado. Amar era en definitiva el único puerto donde podía encontrar la felicidad y la felicidad es lo único que todos los hombres buscan por mandato divino.

Juan sentía en el centro de su corazón el palpitar de la vida y en medio de su conciencia la urgencia de decir: te amo.

El tren detiene su larga marcha. Amar no es sólo el sentimiento sublime por excelencia, es el bálsamo que nutre todos nuestros actos y nos permite desinfectarnos de las impurezas.

El Creador, nos muestra su pecho iluminado. El otro, su espalda indecorosa. Juan de la Cruz llegó finalmente donde su amada y aunque intento decirle: “ te amo”,

una incapacidad supina lo evitó y en cambio pudo esbozar un ajado: “ hola ”. Viernes, 11 de agosto de 2006

Oscarjoseparedes

(carta encontrada entre las pertenencias de Juan de la Cruz) “No sé si soy el ser indicado para hacerlo, pero creo que como eres una parte tan

importante de mi esencia como persona, por lo menos puedo intentarlo. Sos para mí el HOMBRE con mayúsculas, que marco mi vida trazando una impronta

que, en definitiva, determinó el rumbo de mi existencia. Eso sin lugar a dudas, creo que es lo más valioso que podemos lograr: ser importante

para alguien a través de toda una vida. Es posible que nunca hayas entendido cabalmente lo que significaste para mí a los 15

años, a los 20, durante toda mi juventud y aún hoy, que me creo un ser humano forjado a fuego en todas sus potencialidades.

Cuando niña, fuiste el eco que necesitaba, el nido seguro que me permitía desplegar las alas e intentar vuelos ingenuos para regresar pronto a mi refugio.

A los 20 años, creí que el mundo me pertenecía porque habíamos encontrado el hilo invisible que siempre estuvo en nuestras almas y podíamos entrelazar los sueños y transformarlos en realidad.

¿Realidad? La vida y tus decisiones se ocuparon de dejarme sin “todo” (Eso eras para mí, “todo”)

¿Cómo explicarte mi anhelo? ¿Mi necesidad de seguir adelante e imaginarme un futuro?

Fue difícil, a veces casi imposible, pero siempre la fuerza de tu mirada, el recuerdo de una calle, una “ventana” fueron las cosas que me sostuvieron.

Hoy, en la lejanía puedo afirmar, sin temor a equivocarme que toda mi vida giró en torno tuyo, mi imposibilidad de entregar esa esencia tan necesaria en cualquier relación de pareja, mis silencios prolongados, mis ausencias, fragmentaron cualquier posibilidad de entrega completa para tener una pareja feliz, encuentros con vos furtivos y desesperados que tampoco condujeron a poner orden en el caos de mis sentimientos, siempre quise darte todo y siempre me quedé sin nada.

Esto no es una queja, es solo la evidencia de lo que no pudo ser de otra manera. Y sigo adelante, sé que nuestras almas quedaron entrelazadas con los sutiles tejidos

de aquello que no tiene precio, sé que siempre te amé porque fuiste puerto, ancla y barco en la inmensidad de mi océano, canoa echada al viento, olas tempestuosas, mar y cielo

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confundidos, a veces isla en el paraíso y siempre, casi siempre, una espera en la orilla que nunca se hizo realidad.

Podría escribir miles de páginas, pero dejo para próximos días la sin razón de los caminos similares que seguimos en la búsqueda de nuestro ser profundo y único.

Además también te escribiré sobre las razones que siempre te alejaron de mí… Vivís dentro mío ¿Qué más puedo decir?... Como hombre creo que eres fuerte, te marcas un camino y te obligas a transitarlo. Creo que eres honesto, nunca aniquilarías voluntariamente a quien confía en vos. Creo que eres reservado, pero dulce y tierno cuando podés demostrar tus

sentimientos. Pero también creo que muchas de esas cosas te exigen recorrer una ruta marcada que

despierta en vos la gran pregunta ¿En realidad es con lo que quiero vivir? Para mí fuiste, sos y seguirás siendo refugio, vuelo, encuentro, alma y en suma vida

dentro de mi vida, Te quiero.”

© Oscar José Paredes

Me llamo Oscar José Paredes , tengo 60 años, 3 hijos y cinco nietos. Estoy retirado de mi actividad laboral. El único antecedente de interés curricular es que soy un simple ciudadano que accede al derecho universal de expresar sus ideas. Gracias por tu atención. Oscar

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Iván Medina Castro

Yo, el fidaiyin

<No hay otro dios sino Dios y Muhammad es su mensajero>

La loa del medio día había concluido. Y yo, al estar en el vestidor para calzarme mis sandalias de hoja de palma e irme, el ulema, Abdullah, me mandó a llamar para felicitarme por el gran progreso obtenido en mis estudios de la shari’ah. Así pues, con clara alegría en el semblante, me invitó a pasar hacia un pequeño salón para comer arroz bismati mezclado con trozos de carne de cabra, un par de deliciosas zambusas y beber una copa rebosante con leche fresca de camella. Durante la comida estuvimos en completo silencio. Al concluir el platillo principal, me pasó un gran canasto de mimbre repleto de dulces dátiles, olivos y alfóncigos. Repentinamente, rompiendo la incómoda calma, habló con euforia: “Ijwan El Muslimin tiene grandes planes para ti como premio por tu esfuerzo y dedicación a Allah, el señor absoluto”. Se paró de su taburete y tomó sobre un atril su hadith. Parado, dando la espalda al occidente, hojeó algunas páginas amarillentas hasta detenerse en algún dicho. Recitó con armonía las palabras del profeta y después me pidió retirarme y cavilar durante la semana sobre lo escuchado. Los días pasaron siéndome imposible descifrar el mensaje. Dentro de la excelsa mezquita de Azhar, al término de la alabanza, nuevamente fui requerido por el ulema, pero en esta ocasión no había comida, no había silencio y no estábamos solos. El mollah, sin presentarse, me informó las buenas nuevas. Yo era el candidato ideal para cumplir con la disposición de Allah, el ilimitado. Se escuchó su fuerte voz y observándome fijamente a los ojos manifestó: “Ahora vete y alégrate pues eres desde ahora un mahdi”. Al salir del lugar de oración, la gente se congregó a mí alrededor e iniciaron a vitorear una y otra vez ¡Alaho Akbar! ¡Alaho Akbar!, pues la multitud me consideró una nueva esperanza. Escapé como pude de allí y me dirigí a mi hogar. En el camino, no paraba de meditar sobre la perturbante noticia, y no por negarme a realizar el propósito de Allah, el inmenso. Mi preocupación se centraba en dejar desamparada a mi pobre madre. La muy desdichada había perdido ambas piernas al pisar una mina antipersonal, y mi padre hacía más de cinco años de haberse alistado como muyahidin, y desde entonces no sabíamos nada de él. Además, yo estaba muy enamorado de Sagal Yabril, ya hasta tenía lista la dote para pedirla en matrimonio: tres chivos, dos corderos, un camello y varias mantas de fina seda traídas desde Siria. Al llegar a casa desconcertado, inmediatamente planteé la situación a mi adorada viejecita, y a ella, se le entristecieron sus aceitunados ojos pero no lloró. Sostuvo su noble Corán con ambas manos y con palabras inquebrantables exclamó: “¡Que así sea la voluntad de Allah, el altísimo!”

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Salí corriendo de mi vivienda aún con la incertidumbre y protesté: ¡el precepto de Allah es amar a tu prójimo! Continué meditando a través de los maltrechos caminos rumbo al bazar para encontrarme con Sagal. La vi, la tomé con ternura de sus suaves y largas manos y comenté lo sucedido. Y a ella, se le nublaron sus amielados ojos pero no hubo llanto. Sacó de un burdo manto su noble Corán y con un lenguaje íntegro dijo: “¡Que así sea la voluntad de Allah, el encumbrado!” Me escabullí furioso entre la multitud, pues esperaba de ella su disuasión. Alcé mis brazos en plegaria y grité: ¡el mandato de Allah es ser misericordioso y sensitivo! Regresé a la madrasa de Osman para cumplir con el Asr. Al terminar, me acerqué con timidez al ulema, bajé sumiso mi mirada y manifesté mi desacuerdo balbuceando: sabio estudioso, éstos no son los medios como Allah quiere expandir su palabra. Y a él, se le afligieron sus almendrados ojos pero no derramó lágrimas. Abrió su noble Corán como en búsqueda de una aleya y con términos firmes expresó: “¡Que así sea la voluntad de Allah, el indulgente!” Me desvanecí del lugar de oración, me arrojé en el polvoriento suelo y prorrumpí: ¡La resolución de Allah es ser perdonador y compasivo! A la mañana siguiente respondí al llamado del almuédano al convocar desde el alminar, me postré y recitando el noble Corán me convencí de llevar acabo según la voluntad de Allah, el infalible. Unos toquidos arrítmicos perturbaron mi rezo y al abrir la puerta, allí estaba una docena de hermanos musulmanes fuertemente armados y encapuchados. Me llevaron a una retirada construcción en escombros que servía como cuartel y al llegar todas las personas presentes me felicitaron. Fui conducido a un amplio cuarto brillante con las paredes tapizadas de cuadros mal colgados de algunos ayatolas a quienes reconocí de inmediato. Se me invitó a sentarme sobre una afelpada alfombra iraní de frente a una vieja tele incapaz de recibir alguna señal alentadora del mundo exterior. Un tipo forcejeó por un rato con el televisor y al finalizar salió de la habitación. Me dejó viendo un video sobre el testimonio de otros compañeros militantes. Toda una inspiración para nuevas generaciones. Me quedé dormido del cansancio y del estrés. Al día siguiente, sin siquiera desayunar, se me daba un sin fin de indicaciones. En ese mismo momento mi cuerpo era forrado por potentes explosivos. Al finalizar, se me condujo debajo de una bandera y me pidieron recitar la “Sura de la Prohibición”. De reojo veía a una temible persona con tupida y negra barba filmarme. Al llegar a unas cuadras de mi objetivo, el conductor sin voltear habló: “Reza a tu señor y ofrécete en sacrificio. Recuerda, tu muerte no será en vano, Allah te premiará con el reino de las huríes.” Al comenzar a caminar, sustraje del bolso mí pequeño noble Corán, se desconsolaron mis oscuros ojos y lloré. Alcé mí vista al cielo hasta quedar cegado por el sol, me detuve por un momento y en silencio recordé mi primera lección en la madrasa: ¡la voluntad de Allah, es la gracia y la paz!

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Glosario Alaho Akbar: Dios es grande. Aleya: versículo del Corán. Asr: Oración de la tarde. Ayatolá: líder religioso o político regional. Fidaiyin: los que se inmolan por alguna causa. Hadith : dichos atribuidos al profeta Muhammad. Ijwan El Muslimin: la Hermandad Musulmana. Madrasa: escuela religiosa. Mahdi: elegido. Mollah: líder religioso local. Muyahidin: los que combaten en nombre de la Guerra Santa. Ulema: estudiosos o personas entrenadas en las ciencias religiosas. Shari’ah: parte legislativa de la religión tal como fue estipulada en el Corán y los hadices.

© Iván Medina Castro

Iván Medina Castro. Pues bien, mi breve autobiografía es la siguiente: soy mexicano de nacimiento. Radico en la Ciudad de México y tengo 34 años. Nací el 29 de noviembre de 1974. Tengo una hija llamada Saskia Ivana. Estudié la carrera de Relaciones Internacionales y estoy trabajando para la Secretaría de Comunicaciones y Transportes como jede del Departamento de Relaciones con América del Norte. Soy amante de las letras y es una de mis pasiones la creación de cuentos. Actualmente estoy tomando un Diplomado en Creación Literaria con la cuentista mexicana Mónica Lavín. Correo: [email protected]

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IRENE SUÁREZ

LA CASA DE JULIA Llegamos los primeros días de julio de un año caluroso y amarillo. Amarillo y

marrón, como el color de los campos de esta tierra. Silenciosa y acogedora la casa nos esperaba. Así como la habíamos dejado: cubiertos los muebles con sábanas blancas como en la mejor película de fantasmas y sin olvidarnos que en el pueblo de al lado un cartel que anuncia la existencia de un castillo, en la carretera, recita “cuidado con los fantasmas”. ¡Vaya coincidencia!

Llegamos después de un largo viaje y porque una casa nos había elegido. Nadie sabe que en realidad son las casas a elegirlo a uno. Te enamoran con la distribución de los ambientes, los colores de las paredes, los olores escondidos por los rincones y las historias guardadas detrás de los zócalos. Tú buscas una casa y miras miles, millones... cientos de casas en todos los anuncios posibles de compra-venta de inmuebles pero llegas una mañana cualquiera y la casa que te espera te abre la puerta y entras en silencio, como pidiendo permiso a sus antiguos moradores, sin hacer demasiado bullicio y sin querer cambiar improvisamente demasiadas cosas. Así entramos nosotros una tarde calurosa de agosto y en el banco de la esquina los vecinos, curiosos, nos dieron la bienvenida. Estaba doña Juana y también doña María en su silla de ruedas, con cara de niña pequeña y ojos de miel que sonreían. Y los hijos de las abuelas, ya mayores, paseando por la calzada y regresando del campo. El sol dibujaba una sombra sobre la calle de la Mora. Una sombra que llegaba casi hasta la otra esquina donde el pastor tiene sus ovejas y los excrementos de sus animales forman una alfombra maloliente que lo cubre todo, casi hasta el cerezo. Recuerdo que entramos por calle Real y que el olor a madera nos llegó hasta el cerebro, despertando los recuerdos de alguna casa que dormía quizás en nuestros sueños. Mis hijos no llegaron ni a la cocina y exclamaron: “Ésta, ésta es la casa que queremos”. Con su cocina castellana y su antiguo desván transformado en habitaciones, blanca como las hojas de un cuaderno nuevo, el sol dibujaba pájaros cuando entraba por sus ventanas. Y por un instante pensé en la casa que me cobijó de pequeña y en las cortinas color ladrillo que mi madre había colgado en las ventanas que daban al oeste y en el rojo que entraba con la luz llegando casi hasta el pasillo que conducía a las habitaciones. Se cruzaron y superpusieron los olores, las imágenes, las voces de la abuela, la bicicleta de mi hermano frenando en la entrada del garage, el rumor de la máquina que cortaba el césped cuando los domingos mi padre se dedicaba al jardín. Y me vi mirando por la ventana, ésa que daba hacia el oeste, aquella vez que no pude ir a la escuela porque estaba enferma.

La casa... Así llegamos en invierno y así regresamos en verano. La casa de Julia... como todos la conocen y seguirá siendo... La casa de Julia es un trapecio. Sì, un trapecio. Nunca habíamos vivido en un trapecio. Es curioso vivir en un trapecio. Es irracional y divertido... mucho mejor que la normalidad de un paralelepípedo perfecto (aclaración por si los hubiera con o sin imperfecciones). Bueno, quise decir que está levantada sobre un terreno que tiene forma de trapecio y su morado de moras y su tejado de tejas árabes (que para mi ignorancia siempre fueron españolas) es un cuerpo irregular que se levanta sobre este trapecio fantástico de seis ventanas, de las cuales

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una está en el techo. Y además tenemos patio y terraza.... Hacía más de veinte años que no teníamos un patio y una terraza. Puede parecer una estupidez pero prueba tú a extender tus cuatro trapos en la ventana de un piso sin terraza... o sobre los termosifones de los largos inviernos europeos. Porque Europa tiene termosifones pero esto forma parte de otro cuento. Hoy estamos en Tierras de Campos, es verano y la casa de Julia nos cobija. Nos cobija de hasta nosotros mismos... por las dudas que quisiéramos repentinamente hacernos daño... con pensamientos borrosos de lluvia y de nieve, con nostalgias profundas de Américas perdidas para siempre. No existen los temores cuando cierras la puerta... ni cuando regresamos tarde... porque doña Juana no duerme hasta que el auto no apaga sus luces adelante de la puerta.

En realidad... yo no le dije nada a mis hijos pero creo que Julia está en la casa. Mariano se la vendió por pocas pesetas en un año que no recuerdo y entonces la casa no tenía baño y donde hoy están las habitaciones de arriba, antiguamente se guardaba el trigo y en mi patio había un corral. Y la mujer de Mariano me contaba que cada día, a la hora de la siesta y antes de regresar a segar los campos, ella se sentaba en los tres escalones que van de la cocina al antebaño y se ponía a remendar las ropas de toda la familia y... “¡si habré cocido sentada en estos escalores!” con ojos de recuerdos y transparentes de lágrimas. Hoy son tres escalones de baldosas rojas y allí me siento a leer el Diario de León por las mañanas. Con un bolígrafo rojo recorro sus páginas buscando información sobre literatura castellana y de los artículos extraigo nombres, fechas, lugares que me acompañan en este viaje infinito de idas y venidas por todos los lugares de España. Y cuando encuentro un nombre que me dice algo entonces lo apunto y me voy a la ciudad a buscar el libro.

Hoy cantan las golondrinas. Sí, me despiertan todas las mañanas con sus cantos escandalosos de pájaros felices. Y una cuerda en el patio con cinco cedés que brillan con el sol y se balancean curiosos por las brisas, impiden que aniden... las atrevidas paseanderas. Como decía, como venía diciendo.... Julia le compró la casa a Mariano y a nosotros nos la vendieron unos asturianos de Oviedo.

En agosto del año pasado entramos una tarde que anunciaba el otoño por la puerta de calle Real. La puerta se abrió primero por arriba, como las puertas de las caballerizas, y un pestillo sin aceitar hizo rumor quejoso a desacostumbrado abrir. Olía todo a madera. La sala con su chimenea de hierro nos hizo un guiño de sol que se colaba por entre las rendijas de los postigos a semiabrir y las literas de la habitación de abajo causaron el asombro en los ojos de mi hija. “Esta es mi habitación”. Al final del pasillo una cocina castellana nos recibió en silencio para que pudiéramos escuchar las golondrinas en el patio. Todo olía a familiar: las naranjas en el cesto y las voces de los vecinos en la calle. “Esta es mi cocina” dije acariciando sus paredes anchas de adobe. Escaleras arriba otras habitaciones blancas nos esperaban. Una para mi hijo, con su irregularidad de vigas en el techo y una para nosotros, con la amplitud de casi toda la casa y sus ventanas de cortinas blancas, una mirando al cementerio.

“Yo no compraría nunca una casa tan cerca del cementerio” exclamó doña Maruja. “Porque me daría miedo”

“A mí, pues a mí no me llevarán allí sino por la fuerza” decía doña Juana “Bueno, es suficiente mirar hacia el lado contrario y sin pensar que del otro lado y a

cien metros está el cementerio” se me ocurrió agregar en la reunión de vecinas que se había autoconvocado delante de mi puerta ... y porque además... “habría que tener más miedo de los vivos que de los muertos, los muertos ya están muertos”.

Pero curiosamente, la única ventana de la casa que mira al cementerio no tiene persianas ni dobles vidrios para protegerse del frio de la meseta en invierno. Es la única ventana que permanece abierta aún sin estarlo y donde los pájaros se detienen a cantar con

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todas sus gargantas orientadas hacia el amanecer del campo. Las primeras noches estaba tan cansada después de casi dos mil kilómetos y dos días días de viaje que no me detuve a pensar demasiado en esta ventana. Pero con el pasar de los días... puntualmente a las siete de la mañana y a veces antes, las golondrinas formaban sombras curiosas sobre las cortinas blancas. Parecían esas sombras de la China que hacíamos con las manos durante horas y horas para matar el tiempo las tardes de estío en que “mamá duerme la siesta y hay que hacer silencio”. Como quien recibe una invitación al teatro en primera fila, me pasaba dos horas todas las mañanas observando las sombras que iban y venían. Embobada durante ciento veinte minutos de magia y debajo de mis sábanas, casi sin respirar para no romper el encanto de las alitas haciendo molinillos en blanco en negro.

Todo empezó cuando mi hijo adolescente empezó a salir de noche con los muchachos del pueblo. Él tenía su llave y yo me iba a dormir sin pretender esperarlo despierta pero... cuando apagaba la televisión y me metía en la cama, empezaban los rumores de la casa. Ruidos de pasos... “no, no puede ser” pensé la primera vez... “son ideas mías”. Pero... “qué va” -como dicen los italianos... ¡Alguien caminaba por mi casa! Con paso preocupado hasta que mi hijo abría la puerta y encendía la radio. Porque el paso preocupado no es como el paso que pasea ni como el que corre ni como el paso de quién espera. El paso preocupado tiene el ritmo de la preocupación que lo aqueja y se mantiene constante como el tic-tac de los relojes antiguos... esos de pared. En fin, así estaban las cosas... Yo apagaba todo y mientras esperaba el regreso de mi hijo observaba las luces tenues que entraban por la única ventana sin persianas de la casa y escuchaba como alguien preocupado se paseaba por mi casa sin dejarme pegar un ojo. ...”Y pensar que he venido a descansar...” pensaba malhumorada.

Se me ocurrió como buena idea que debería conocer a Julia, al menos presentarme, explicarle quién era y del por qué había comprado su casa. Pero no sabía mucho sobre ella y me dio mucho trabajo que los vecinos quisieran contarme algo... No pude saber demasiado, sólo que había sido la Perpetua del cura del pueblo o de otro pueblo pero claro, siempre una Perpetua... (¡qué palabra más triste es esa de “perpetua”!) y me acordé que fui bautizada en la misma iglesia donde se casaron mis padres... del “perpetuo socorro” en el barrio de Arroyito, en mi Rosario natal.

La casa era algo así como un regalo o como un reconocimiento por los años de servicio y Julia se la compró a Mariano hace más de cincuenta años y nunca la modificó, nunca le hizo un baño ni le agregó una puerta como tampoco pensó que el antiguo desván hoy sería mi habitación. Julia no se casó, no tuvo hijos... estaba muy atareada sirviendo su fe y cuando falleció, ya pasados los noventa y en un geriátrico... una sobrina se deshizo de la casa vendiéndola a unos asturianos de Oviedo. Julia descansa en el cementerio a cien metros de mi casa y más de una vez pasé por allí porque hubiese querido dejarle unas flores pero el cementerio siempre estaba cerrado con llave y nunca encontré la persona que las tenía y a menudo me pregunto para qué sirve un cementerio cerrado con cadena y candado si los muertos no se pueden escapar hacia ningún lado.... y sin embargo... Julia está en mi casa. Llega de noche, cada noche a la misma hora, cuando todos dormimos o alguno de nosotros falta y controla los rincones, apaga las luces que me olvido encendidas en el patio (que en realidad no me olvido... las dejo para que se pueda ver la cerradura de la puerta pero doña Juana se ríe y me dice que así aviso a los extraños que en la casa no hay nadie...o que todos los que hay están durmiendo)... y cuando camina, aunque lo haga en puntas de pie... los pisos de madera crujen... delatándola. Yo no creo mucho en Dios (pero lo escribo con mayúsculas). Bueno, digamos que no creo (ni mucho ni poco) pero me fascinan las personas que sí lo hacen porque como dijo

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Kierkegaard... “la fe comienza precisamente donde acaba la razón” y como estos paseos nocturnos de Julia, a mi entender no tienen razón de ser, he pensado que tal vez el círculo deba cerrarse por algún lado dándome una punta de fe... oh! Quise decir una punta de ovillo en mi necesidad de entender. Nadie habla mucho de Julia pero todos la recuerdan y... cuando un vecino me presenta dice “vive en la casa de Julia”, “es la vecina nueva de la casa de Julia”. De ella hablan los vecinos de los Oteros, se la recuerda Luis y la panadera, los asturianos de la carretera... cada uno y por su lado guarda algún secreto, un detalle mínimo que me permitiría poder hacer un “dos más dos” y llegar a la conclusión de sus visitas. Pero nada... el silencio como un manto lo cubre todo y yo sé que podríamos representar los hijos y los nietos que no tuvo... ser los guardianes momentáneos de su casa, quienes no tocaremos el color de las paredes ni su mesa en el patio que tanta ternura me produce con su círculo perfecto para apoyar las brasas y tener los pies calentitos en invierno...

No sé cómo hemos llegado aquí. Cuando alguien nos pregunta respondo que ha sido internet y sus ofertas de casas rurales pero en el clic nunca había visto la casa, esta casa. Buscaba un lugar y el lugar me encontró primero. Podría haber sido Zalamillas o la Luna. Pero fue Zalamillas. Ondulada y sedienta geografía que me inunda y bien podría yo quedar eternamente bajo el arco que forma el sol cada día desde el oriente hacia el poniente pintando de marrón cada loma y cada camino.

Vivo en la casa de Julia. Dos meses al año vivo en la casa de Julia. Los otros diez meses vive ella.

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© Irene Suárez Borda

Irene Suárez Borda (Rosario, Santa Fé, Argentina, 25 de octubre de 1964) DATOS PERSONALES: Dirección (Italia); Via Lung’Adige Marco Apuleio, 16_ 38100, Trento (TN); Dirección (España); Calle Real N° 27_ 24207, Zalamillas (Matanza de los Oteros)_ León; Doctora en Ciencias de la Formación Primaria, Psicopedagoga Clínica; RESUMEN BIOGRÁFICO-LITERARIO: Mención Especial de Poesía_9° Concorso Letterario Nazionale “Nord-Sud” (2006); 2° Premio ACAV-ASTAA- 6°

Edizione. Concorso Poetico Nazionale Nord-Sud. Sezione Poesia Extraeuropea (1998); 1° Classificata. Narrativa. Concorso Internazionale “Toro”. Bologna. Italia (1997); Mención en la Sección Inéditos Italianos del Premio Internazionale Eugenio Montale (1997); Novembre 1996. II° Premio Regione Trentino-Alto Adige. Conco rso Letterario Internazionale -Programma Radiale “Italia Mia”- Buenos Aires, Argentina; 1° Premio ACAV-ASTAA- 5° Edizione. Concorso Poetico Nazionale Nord-Sud. Sezione Poesia Extraeuropea (1995); 2° Premio ACAV-ASTAA- 4° Edizione. Concorso Poetico Na zionale Nord-Sud. Sezione Poesia Extraeuropea (1994); miembro activo del Grupo Escritores del Paraná, Rosario, Argentina (periodo 1982-1984). PUBLICACIONES: “Argentina” y “Greta racconta…” , material para las escuelas_ María Elena Christiansen e Irene Suárez -Centro Intercultural MILLEVOCI, Trento; Poesías y cuentos en el libro Di sé, del mondo & di altre cose . Coordinamento Donne Trento. Escritura creativa femenina_ Conducción del taller: Nives Fedrigotti y Donata Zoe Zerbinati. Edizioni Libri Sibillini; Artículo “Los instrumentos de la Psicología Social en función de una sociedad interc ultural” publicado en el libro “Psicología Social, 50 años no es nada” un homenaje a los 100 años del nacimiento de Enrique Pichon Riviere y a los 50 años de la Psicología Social Argentina. Ediciones Nuevos Tiempos.

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Fernando Bedoya Londoño

ÉL VOLVIÓ Lo vi en tus ojos amielados por instantes y en ese caminar tan gracioso que tienes últimamente. Vas como dando salticos pero sin doblar las corvas, como si anduvieras en cuatro patas; mirando hacia arriba como buscando las estrellas o algún pájaro tonto que se quede dormido. Por eso creo que él volvió a tu casa, a nuestra casa, después de haber partido. Recuerdo cuando lo trajiste y durmió la primera noche entre nosotros. Le armaste una cama muy mullida. Como para él, -dijiste mientras lo acostabas y le dabas el biberón al que no estaba acostumbrado, pero que aprendió a chupar, al igual que al muñeco con forma de perro al que le succionaba los pelos de la barriga de peluche y se quedaba dormido. Más grandecito ya no te molestaba tanto por las noches y te preocupaste hasta pensar que estaba enfermo. No te podías imaginar que él era igualito a nuestras hijas; que lo mismo que ellas jodía porque sí o porque no. No olvido que por eso casi se va al traste nuestra relación de tantos años. Otro detalle que me hace pensar que él volvió es esa recostadera tuya por las noches cuando nos acostamos, cosa que no hacías así te lo pidiera por lo que llegué a pensar que te fastidiaba el roce de mi piel, que no me querías, que cuando aceptabas mis caricias y mi cuerpo pegado al tuyo lo hacías como una obligación, como esposa abnegada que cumplía con su deber. Fueron muchas las discusiones que tuvimos por eso. Ahora me siento feliz por los dos, mejor dicho por los tres: yo, tú y él, para decirlo de acuerdo con las tres personas del singular, no por mal educado. Algunas veces me parece verlo agachado en la esquina mirando como hacia el infinito, concentrado de tal manera que no oía cuando lo llamabas para darle la comida y sólo cambiaba de posición cuando alguna mosca pasaba frente a sus ojos y lo distraía de su objetivo visual. Así estás tú también y esa es otra razón para creer que él está aquí. También ha cambiado tu forma de respirar. Antes roncabas pero ahora ese ronquido es como el ruido de un motorcito, rápido pero suave, como se ha puesto tu piel. Cuando te ponías a jugar con él y le decías “mi bebé” me daba mucha rabia pues pensaba que lo habías cambiado por mí, pues era a mí a quien siempre habías tratado de esa manera. Con el tiempo adopté esa forma de trato y parecía un marica levantándolo, haciéndole cosquillas y diciéndole ¿como está mi bebé?, “tan lindo mi bebé””oh mi bebé” “que hermoso bebé”. Claro que para ser sinceros le fui cogiendo cariño y cuando se fue me hizo falta. Y lo más tenaz es que al entrar al baño lo recordaba y se me salían las lágrimas. Aquella vez que me dijiste que por qué tenía los ojos rojos y te contesté que me había caído jabón, era mentira, había estado llorando sentado en el baño, recordando que al verme venir se escondía detrás de la cortina y saltaba sobre mi cuando pasaba a su lado. La primera vez me pego un susto el hijueputa pero luego me acostumbre. A lo único que no pude acostumbrarme fue a su intromisión entre los dos cuando hacíamos el amor. A veces pienso que tú lo llamabas, le hacías señas para que se deslizara por debajo de la cobija y se metiera entre los dos. Esto no he podido olvidarlo, pues fueron muchas veces las que me hizo enfriar, no pude terminar y de repeso tu me decías- ¿Es que ya no me quieres? O; ¿en en quién putas está pensando? ¿ por qué me desanima? o ¿es que tiene otra que le hace más rico? y ahí paraba todo, nos dábamos la espalda y a dormir. Claro que él, después de que empezábamos a alegar salía disparado y se acostaba tranquilito el malparido.

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Sin embargo y pese a todo lo que te he contado me alegra que haya vuelto. La niña pequeña me dijo: ¡papi lo vi salir de la pieza!, la más grandecita: ¡ papito lo sentí cuando se subió a la mesa! y la otra soñó que se le recostaba. Y créeme estoy contento por su vuelta y sobretodo porque cambiaste de parecer. Recuerdo que el día que te fuiste a la tienda lo vi salir y cuando tocaste para que te abriera el portón lo encontré tirado, agonizando. No te quería abrir porque no sabía qué decirte. Cuando lo viste en el suelo, después de muchas lágrimas y madrazos al gordo, a quien culpaste de su muerte, dijiste muy brava y llorando: ¡no vuelvo a tener animales, son muy delicados; y eso de las nueve vidas es pura mierda, hijueputas.

© Fernando Bedoya Londoño

Fernando Bedoya Londoño. Nacido en Ibagué, departamento del Tolima, el 28 de noviembre de 1.950. Maestro titulado en la Normal Nacional de Florencia-Caquetá-Colombia; Licenciado en Lingüística y Literatura de la Universidad de la Amazonía; integrante del Taller de Literatura Maniguaje…Caquetá también cuenta, adscrito al Ministerio de Educación Nacional, área de Literatura, red nacional de talleres de escritura creativa RENATA; músico empírico, ex integrante de varios grupos musicales Folclóricos; escribo poesía, cuento, ensayo y otras clases de textos. Me desempeño como docente de Lengua Castellana y Literatura en la Institución Educativa San Francisco de Asís del municipio de Florencia=Caquetá. Florencia-Caquetá-Colombia E-mail: [email protected]

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“Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas”

Jorge Luis Borges

Artículos

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Alexis Cuzme

POESÍA Y VIOLENCIA URBANA: EXCUSAS PARA UNA POÉTICA

La realidad ha sido y será siempre la materia prima a la que el poeta se aferrará para construir sus versos. Por lo tanto ningún tema es original, sin embargo el cómo se diga siempre será la particularidad de cada autor. En este plano la violencia, como materia a explotar, es una fuente de múltiples matices que cada vez es renovada por la originalidad brutal y sanguinaria con la que se manifiesta: decapitados, ahorcados, empalados, quemados, degollados, descuartizados, acribillados, descerebrados, mutilados, y un largo etcétera acompañado de otras manifestaciones no tan escandalosas como: robos, violaciones, golpes e insultos. Cada generación intenta retratar su realidad, aquel momento existencial que lo rodea. La violencia es nuestra actualidad y cotidianidad. Ya en otras décadas nuestros mismos poetas ecuatorianos han escrito de ella, sea como víctimas o victimarios, atacándola o alabándola. Por tanto lo planteado no es nuevo, pero sí los recursos que la violencia ha adquirido, aquellos grados de extremismo dañino y de los cuales el poeta se vale para crear. Las urbes Somos, en una considerable parte, poetas citadinos, las ciudades nos acogen, habitamos, transitamos, vivimos, nos reproducimos y morimos en ellas. Cada barrio, calle, mercado,

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centro comercial, parque, cantina, prostíbulo, discoteca, cementerio, morgue, escuela, colegio y universidad nos remiten a ella. Pertenecemos a su turbulencia. Nos inspira su excentricidad sanguinaria, alabamos las desgracias que diariamente regurgitan los medios de comunicación. Y así como nos pertenece -porque habitamos en ellas- cada característica física, también nos pertenece cada manifestación grotesca de sus prostitutas, borrachos, suicidas, y criminales. Todos son la realidad urbanística: esbozos de versos deformados por el hambre, la droga y la locura. Somos víctimas y testigos atrapados en un laberinto. Nos acogemos al miedo no como evasión si no como advertencia. Porque cada calle y callejón, motel y carro, son reductos para la criminalidad. La violencia como poesía ¿Por qué y para qué escribir en torno a la violencia? ¿de qué nos liberamos al tratar esta temática en la poesía? Es bien sabido que la poesía no es ninguna terapia liberadora, es arte debidamente concebido y trabajado. No es mera transcripción de sucesos, es una transformación total de cuanto gire en torno al poeta. La realidad es poesía sin filtro. Nuestro objetivo: depurar cada trastorno brutal y convertirlo en adorno metafórico capaz de injertar belleza a los pedazos de carne y cuerpos dispersos que constantemente nos recuerdan el nicho caótico al que pertenecemos. Somos poetas que hemos vuelto a la violencia un tema más al cual trabajar. Y si escribimos alrededor de esta no es porque se pretenda vanagloriar cada suceso atroz que acontece, se lo hace para recordarnos la hecatombe en la que estamos atrapados y también para advertir al lector que se haya en nuestra misma situación. Somos víctimas, al igual que el resto de ciudadanos, pero diferenciados porque nosotros escribimos de esta violencia que nos persigue, delatamos sus síntomas, su carnicería, sus alegatos insulsos, sus no excusas para acabarnos.

© Alexis Cuzme

Alexis Cuzme (Manta-Ecuador, 1980) Poeta, periodista cultural y rockero. Editor de la revista rock literaria Marfuz . Ha publicado los poemarios: Desconsuelo , Complot ante el silencio , Club de los premuertos y Bloody city . En el campo rockero Legión: década pagana . Su poesía, relatos, ensayos, reseñas, crónicas, artículos literarios, cinéfilos, teatrales y rockeros han sido publicados en diarios ecuatorianos, revistas de circulación nacional, medios alternativos de internet y en su blog http://ciudadhecatombe.blogspot.com/ Actualmente lleva adelante el proyecto alternativo de publicaciones Marfuz. Ediciones. Correo: [email protected]

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"Haz lo que ames, porque así amarás lo que haces" Anónimo

Biografía

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Atón Chéjov (1860-1904)

Taganrog, Rusia, 1860-Badenweiler, Alemania, 1904) Narrador y dramaturgo ruso. Hijo de un tendero y nieto de un siervo liberado, su padre se arruinó y toda su familia emigró a Moscú, aunque Chéjov y su hermano permanecieron aún cierto tiempo en su pueblo natal. Para contribuir a la maltrecha economía familiar, dio clases particulares y, a instancias de su hermano, empezó a enviar cuentos y artículos humorísticos a varias revistas. En 1879 se trasladó a Moscú e ingresó en la facultad de medicina sin dejar de escribir. En 1884 obtuvo la licenciatura en medicina y publicó, sufragada por él mismo, la primera colección de cuentos. Ese mismo año se manifestaron los primeros síntomas de tuberculosis, enfermedad que lo acompañaría hasta la muerte. Con la publicación del volumen Cuentos variopintos (1886) consiguió llamar la atención de Suvorin, director de la revista Novoie Vrema, que le publicaría numerosos cuentos. Chéjov abandonó los seudónimos bajo los que publicaba habitualmente sus cuentos, y su nombre empezó a ser conocido en Moscú, lo cual lo animó a dedicarse con mayor profesionalidad a la literatura. Procuró que sus narraciones fueran más cuidadas y fue enriqueciendo su gama de personajes y ambientes, trascendiendo en cierto modo el humorismo inicial. Sus narraciones sientan las bases del relato breve moderno: emplea un lenguaje llano pero expresivo, con el que, a través de pequeños detalles y con gran economía de medios, sugiere el universo psicológico de sus personajes, tratado con una lúcida ironía que, a medida que pasaron los años, se tornó cada vez más desencantada. A menudo, toda la tensión expresiva del relato se concentra en un único detalle, mínimo pero significativo, a través del cual se abre de golpe ante el lector la interioridad del personaje o de la situación. Los intereses literarios de Chéjov se orientaron entonces hacia el teatro y, tras unas primeras adaptaciones de sus propias narraciones a la escena, escribió las piezas teatrales iniciales, empezando con sainetes cortos y emprendiendo proyectos más ambiciosos como Ivanov, su primera obra de éxito, estrenada en 1887. Tras la muerte de su hermano, tuberculoso como él, en 1890, emprendió un largo viaje a Sajalín, en Siberia, para realizar una investigación sociológica sobre la situación de los deportados al penal de la isla, cuyos resultados expuso en La isla de Sajalín (1893). Al regreso, su salud había empeorado, lo que no le impidió viajar a Europa ni ejercer la medicina, en lucha contra la carestía y las

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epidemias que asolaban la Rusia meridional. A partir de 1891 se instaló en una propiedad rural en Mélijovo, donde mantuvo una intensa relación con escritores e intelectuales admiradores que iban a visitarlo, y se dedicó a su labor literaria, a la vez que, filantrópicamente, ayudaba y aconsejaba a los campesinos, contribuyendo económicamente a la construcción de tres escuelas. Fue allí donde escribió sus mejores obras, consolidándose como un dramaturgo de los «estados de ánimo», con lo que consiguió, alejándose de la concepción clásica de acción dramática, dar un paso decisivo en el teatro europeo; recreó am bientes y personajes de la Rusia zarista abocados a vivir un destino mediocre que contemplan con pasividad o angustia, sin que puedan hacer nada por evitarlo. Sin embargo, su enfermedad no le daba tregua, y a partir de 1897 se vio obligado llevar una vida más retirada. Más tarde, decidió trasladarse a

Crimea, donde el clima parecía serle más favorable; vivía en soledad, cultivando la tierra, mientras en Moscú sus obras se representaban continuamente, con gran éxito. En 1901 conoció a la que sería su esposa, la actriz Olga Knipper. Fue un matrimonio inusual, ya que Chéjov permaneció retirado en Crimea mientras su esposa continuaba su carrera artística en Moscú, aunque mantuvieron una intensa relación epistolar que constituye un documento de gran valor literario. En el año 1904 la situación de Chéjov se deterioró gravemente y, en un último intento por salvarse, partió en compañía de Olga hacia el balneario alemán de Badenweiler, donde murió.

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“En julio, beber y sudar y el fresco en balde buscar”

Frase popular

OBRAS PÓSTUMAS DE VONNEGUT

Kurt Vonnegut continúa con su prolífica obra narrativa. El miércoles, Randon House Mondadori, propietaria de los derechos de la obra del escritor norteamericano anunció que pondrá a la venta una serie de 14 cuentos inéditos del autor de Desayuno de campeones a través del sello Delacorte Press. Los libros electrónicos saldrán a la venta antes del libro en tapa dura "Look at the Birdie", que Delacorte lanzará al mercado el 20 de octubre.

REABREN LA CASA-MUSEO DEL POETA JOHN KEATS

La casa en Londres en la que el poeta John Keats escribió algunos de sus más famosos poemas, reabrirá sus puertas esta semana luego de una remodelación que costó 800.000 dólares, señalaron fuentes oficiales de la ciudad.

MUERE FRANK MCCOURT

Según Los Ángeles Times, Malachy, hermano del escritor, confirmó que McCourt falleció en la clínica para enfermos terminales donde se encontraba aquejado de una meningitis que contrajo hace dos semanas. El autor de origen irlandés, de 78 años, estaba siendo tratado además de un melanoma, el cáncer de piel más severo. Frank McCourt, autor de Las cenizas de Ángela, que estaba gravemente enfermo de meningitis, murió en Nueva York a los 78 años, ayer -19 de domingo- informó ayer la prensa estadounidense. El escritor, un antiguo profesor de lengua y literatura que dio clases en el sistema público de enseñanza de Nueva York, saltó a la fama con Las cenizas de Ángela

Noticias

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(1996), su primer libro, en el que narra sus memorias sobre la pobreza en la que vivió en Estados Unidos e Irlanda durante su niñez. Con esta novela ganó el premio Pulitzer. Al jubilarse, McCourt se lanzó a la escritura junto a su hermano Malachy y juntos concibieron la comedia autobiográfica Un par de sinvergüenzas, que se estrenó en Nueva York en 1984, además de Los irlandeses, y cómo llegaron a ser como son. Fue, sin embargo, Las cenizas de Angela el libro que lo encumbró como autor y por el que, además del Pulitzer a mejor biografía, recibió también el premio de la Crítica y el Libro del Año en Estados Unidos. Esa obra fue traducida a una treintena de idiomas e incluso se adaptó al cine, en una película dirigida por Alan Parker y que protagonizaron Emily Watson y Robert Carlyle. McCourt publicó en 1999 Lo es, la segunda parte de sus memorias, que arranca con su regreso a Nueva York, a los 19 años, novela a la que siguió El profesor, en 2005, y dos años después Ángela y el Niño Jesús, un relato navideño para niños. El escritor vivía con su esposa Ellen, con quien se casó en segundas nupcias, y tenía además una hija, Maggie, y tres nietos.

Fuente: Revista Ñ

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COMO COLABORAR

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• Para la extensión de los trabajos se tendrá en cuenta las siguientes especificaciones: Para Poesía, un mínimo de 3 poemas y un máximo de 10. Para Narrativa, un máximo de un cuento o fragmento de novela que no excedan las 15 páginas. (en casos especiales se podrá pública una novela corta que no exceda las 40 páginas). Para Artículos y crítica literaria , un mínimo de una página.

• Los colaboradores deberán adjuntar también un pequeño resumen Biográfico de no más de 8 líneas, conteniendo lo más importante de sus datos. También pueden suministrarnos una foto suya o imagen artística para adjuntarla a su colaboración (La Foto o la imagen artística no son obligatorias).

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Lucas M. Vallejo Director de la Revista Literaria El Cuervo

La Revista Literaria El Cuervo Número 1

Se terminó de diagramar el 24 de Julio de 2009 en la ciudad de

Concepción del Uruguay, Argentina.