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198 LOS LíDERES NECESARIOS Editorial LA CONEXIóN ES TECNOLóGICA, PERO LA COMUNICACIóN ES ARTESANAL Sergio Sinay LA INFLACIóN ES PARTE DE LA SOLUCIóN DEL VERDADERO PROBLEMA Héctor Mario Rodríguez EMPRESA Invierno 2010

Revista EMPRESA 198

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Nº 198 de la Revista EMPRESA de ACDE

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Invierno 2010 Página 1

198

Los Líderes necesarios

Editorial

La conexión es tecnoLógica, pero La comunicación

es artesanaLSergio Sinay

La infLación es parte de

La soLución deL verdadero

probLemaHéctor Mario Rodríguez

198

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EMPRESAI n v i e r no 2010

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SUMARIOEMPRESA

Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453

Franqueo PagadoConcesión Nº 1277

Número 198Junio/Julio/Agosto 2010

Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

directorEduardo Aceiro

consejo de redacciónEduardo Alsina

Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaTomás Donovan

Carlos GaraventaRodrigo Goñi Moreno

Héctor Mario RodríguezGabriela Urey

consejo editorialAdolfo AbláticoLuis M. Bameule

Enrique Del CarrilHoracio Diez

Gabriel Mayor

editorEduardo Otsubo

asistente de direcciónPatricia D’Agostino

premio santa clara de asís 2002

Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente

el de ACDE

Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)

suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-

Publicación propiedad de ACDE Buenos Aires

Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires

República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251

E-mail: [email protected]

5 Editorial Los líderes necesarios

8 Reportajes Sergio Sinay La conexión es tecnológica,

pero la comunicación es artesanal

16 Institucional ACDE - Encuentro Anual 2010

La argentina después del bicentenario: los liderazgos para el progreso

Diego Botana

18 Economía el estado distribuidor en suecia Diego F. Wartjes

25 Economía La inflación es parte de la solución

del verdadero problema Héctor Mario Rodríguez

32 Sociedad anhelos de compromiso

Diagnóstico y apuntes para una terapéutica del hombre desligado

Juan Cianciardo

36 Empresa claves para el enfoque de las acciones

de responsabilidad de la empresa José Luis Gómez-Egea

45 Sociedad el rol de los jóvenes en la política Ricardo López Murphy

48 Empresa pensando el campo Gastón Bordelois

54 Sociedad La respuesta está en la santidad,

el rostro auténtico de la iglesia Roger J. Landry

62 Del archivo el hábito del diálogo

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e d i t o r i a l

Invierno 2010 Página 5

Los líderes necesarios

“…Porque el mismo Hijo del Hombre no vino

para ser servido, sino para servir y dar su vida

en rescate por una multitud”.

(Mc. 10-45)

Cuando nuestra patria cumple sus doscientos años de libertad, correspon-de meditar sobre la situación actual a la luz de nuestra historia, y hacerlo con visión de futuro.

Es preciso reconocer que la Argentina no vive una crisis, sino un proceso de decadencia, iniciado hace casi cien años, que afecta a la sociedad en su conjunto y el que llevará un largo período de tiempo revertir. Es impor-tante reconocer que esta situación no resultó de hechos catastróficos o factores externos, sino de malas decisiones provenientes de la sociedad y su dirigencia.

Tomar conciencia de esta triste realidad nos ayuda a salir de ella, porque nos impele a pensar sobre las causas de lo ocurrido para rectificar el rumbo, tanto en la vida social como en la individual, pues la decadencia en las sociedades comienza y se nutre de las conductas individuales de sus ciudadanos, caracterizadas por el abandono de valores fundadores y en la adopción de posiciones cómodas orientadas exclusivamente a intereses particulares.

Desde ACDE pensamos que la principal causa de nuestra decadencia es la ausencia de aquellos que llamamos “líderes de contención”, para diferenciarlos de los líderes ocasionales o “tácticos”. Los primeros, aun cuando no detenten poder formal, guían a la sociedad y a quienes to-man decisiones fijando andariveles que ponen coto a los desvíos hacia extremos indeseados. No se trata sólo de políticos. sino que incluye también a dirigentes de todos los estamentos y sectores de la socie-dad. No es fácil detectarlos ya que, siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor, expresado en el pasaje que encabeza esta nota, tienen claro que su misión es servir más que ser servidos y ello, muchas veces, los hace poco visibles porque su acción es disimulada; no se imponen con

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estridencias, sino que ganan el respeto de los demás mediante conduc-tas ejemplares en el ambiente en que les toca actuar.

Por eso, a nuestro juicio, encontrar los necesarios “líderes de contención” implica eludir todo personalismo, pues no se trata de la búsqueda de caudillos coyunturales, que tanto ha caracterizado la acción política en la Argentina. Esta perniciosa costumbre nos ha llevado, en distintos períodos de nuestra historia, a crear artificialmente las características del líder en personas que no medían para esa función o, en otras ocasiones, otorgarle todo el poder al caudillo de turno confundiendo su sagacidad con inteligen-cia o su temeridad con valentía.

Extrañamos al dirigente que, sin perjuicio de su militancia en el sector político, empresarial, sindical u otro, merece el respeto de sus adversarios porque sabe escuchar, generar confianza, diálogo, consenso y porque sabe construir, defendiendo su posición con argumentos nobles y con lealtad a sus convicciones, anteponiendo el “bien común” a sus ambiciones per-sonales de poder. Rastreando las páginas de la historia contemporánea se encuentran algunos ejemplos como el de Winston Churchill, quien no gozó de la popularidad de su pueblo, por decir la verdad cruda y real fren-te a los peligros de la guerra, y fue llamado luego para dirigir su Nación en los tiempos difíciles de la contienda y luego, con el advenimiento de la paz, supo incidir desde el llano cuando el mismo pueblo que lo eligió, le retiró su apoyo. En el campo empresarial tenemos el ejemplo de nuestro funda-dor, Enrique Shaw, quien con visión y valentía es un ejemplo para empresa-rios cristianos.

En los primeros cien años de nuestra vida independiente, aun cuando estuvimos inmersos en guerras fratricidas y gobiernos autoritarios, surgie-ron líderes que guiaron al país con su pensamiento y acción, ya sea desde nuestro territorio o desde el exilio circunstancial, lo cual permitió la orga-nización como República y la invitación a todos los hombres del mundo para que se integren a nuestra sociedad en igualdad de condiciones con quienes nacieron en ella. Tenemos ejemplos como el de Alberdi, quien si bien prefirió la ausencia y rehuyó el poder formal, nos legó su pensamiento que fue guía en la organización nacional. También debemos evocar nuestra Generación del 80 pues muestra un conjunto de líderes que, militando ya sea en el gobierno o en la oposición, tenían claro y compartían los altos intereses del país y del camino para lograrlos.

El “líder de contención” es una garantía contra el despotismo y los conflic-tos graves planteados por discrepancias entre los extremos ideológicos del arco político. Es también un antídoto seguro de los procesos de deterioro institucional, entre otros desvíos y enfermedades que puede padecer la democracia. Pero no solo es necesario en el ámbito político; también se nota su presencia en la gestión empresaria cuando su autoridad surge del respeto que inspira su conducta, signada por la visión a mediano y largo plazo frente a los problemas y necesidades de la coyuntura.

El efecto más patético de la actual ausencia de “líderes de contención”, es

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el dramático crecimiento de la exclusión y la pobreza hasta límites es-candalosos que nos avergüenzan ante nuestros vecinos y la comunidad internacional. También se nota su ausencia en la crónica debilidad institu-cional de nuestra sociedad, porque el “líder de contención” es aquel que prioriza el fortalecimiento de las instituciones por sobre las personas, pues tiene conciencia de que la estabilidad y la seguridad de aquellas -ya sean las políticas como las civiles- son la base del desarrollo económico y progreso social.

Es imprescindible que se apoye el surgimiento y la maduración de esta clase de líderes; ellos sin duda nacerán de entre la dirigencia joven que hoy, por suerte, podemos encontrar participando activamente en los partidos políticos y en las instituciones civiles de la sociedad. Esos nuevos líderes deberán poblar tanto los ámbitos de gobierno como los sectores de la actividad privada en una inteligente y armónica interdependencia.

En el empresariado también se necesitan “líderes de contención” comu-nitarios y sectoriales que ocupen roles en áreas institucionales, evitando la fragmentación que producen las conductas individuales caracteriza-das por el “sálvese quien pueda” en defensa de intereses particulares y en detrimento del bien común. Líderes que desde el diálogo generen confianza y, con coraje; faciliten el paso a la construcción consensuada con disponibilidad para pagar costos en un pacto intergeneracional que reduzca la “mochila” impuesta a generaciones futuras, alentándolas a par-ticipar para revertir el actual proceso de decadencia.

A quienes hoy ocupamos la dirigencia nos toca la responsabilidad de facilitar este proceso de recambio generacional y de estilo de liderazgo. Por ello será nuestra tarea prioritaria promover y por sobre todo soste-ner el crecimiento de esos nuevos líderes que nos renueven y reempla-cen. La importancia de esta misión implica sacrificar logros o lucimientos personales pues nuestro mayor éxito será generar espacios, conductas y recursos sólo destinados a consolidar cuerpos jóvenes y templar nuevos espíritus. Ya hicimos, mal o bien lo nuestro, ahora nos corresponde un esfuerzo de modestia, visión altruista y despojo personal. No temamos entregar la llave para un mejor futuro.

Ello requiere guiar y vigilar un camino de otros, una senda al “bien co-mún” y la verdad, en una visión a mediano y largo plazo, como la tuvie-ron nuestros próceres desde 1810.

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r e p o r t a j e s

sergio sinay

La conexión es tecnológica, pero la comunicación es artesanal

Periodista y sociólogo. A su formación en

psicología gestáltica, transpersonal y

en autoasistencia psicológica lo

acompañan sus estudios en

astrología. La sociedad que no

quiere crecer, conectados al vacío,

La sociedad de los hijos huérfanos,

elogio de la responsabilidad, Las condiciones

del buen amor, son algunos títulos de

sus libros publicados. Columnista de la

revista dominical del diario La nación.

“Mientras las nuevas tecnologías de conexión se desarrollan sin pausa, la comunicación humana es pobre, las personas se desencuentran, crecen el egoísmo y el individualismo, la vida se empobrece y se vacía de sentido y trascendencia”, advierte Sinay durante el encuentro con EMPRESA.

Una entrevista que nos invita a reflexionar sobre la pobreza de los vínculos humanos en una sociedad que confunde conexión con comunicación, y que pareciera poner a las personas al servicio de la tecnología mientras se expanden, como epidemia, las vidas vacías y esta suerte de soledad colectiva, como así la describe durante la charla.

¿Cómo contrarrestar esta tendencia a que fuera de la virtualidad no podemos comunicarnos, no podemos relacionarnos con el otro? “Recuperando nuestros recursos de una comunicación artesanal: la mirada, la escucha, la presencia”, nos señala Sinay con la sencillez y la claridad de una mirada humanista.

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“Porque amo las palabras, me hice periodis-ta a los 18 años y lo seguí siendo aun cuan-do incursionaba en otras áreas”, subraya a modo de inicio. El periodismo fue el pretex-to para escribir, conocer y comunicar.

Los vínculos humanos y la exploración de la existencia constituyen la temática central en la que Sinay ha querido profundizar, lo que se refleja en muchos de sus últimos libros. En uno de ellos -Conectados al vacío- puso el foco en el desarrollo de las nuevas herra-mientas tecnológicas y en la advertencia de que conexión no implica necesariamente comunicación. Sobre estas cuestiones inicia-mos la charla.

El crecimiento vertiginoso del desarro-llo tecnológico, y su aplicación en la vida personal y de relación, ha evidenciado una tendencia social: las personas parecieran vivir más en la virtualidad que en el mundo de los vínculos reales. Nos gustaría pudiera compartir su reflexión al respecto.

Sinay: - Sin duda existe hoy una grave

confusión entre conexión y comunicación.

Mientras la conexión es un fenómeno tec-

nológico, la comunicación es un hecho hu-

mano que no depende de más herramientas

que la mirada valorativa, la escucha recep-

tiva, la palabra con contenido emocional

y afectivo, la presencia real y palpable y

la atención abierta y constante hacia las

sensaciones que el proceso comunicativo va

generando en nosotros.

La conexión virtual es una herramienta

útil en materia informativa, organizativa

y, valga la redundancia, conectiva. Permite

reacciones sociales rápidas, vuelve a ligar

a personas que perdieron contacto entre sí,

permite reaccionar ante fenómenos natura-

les, organizar emprendimientos sanitarios

urgentes.

Pero una herramienta en sí…

- Ciertamente. Y toda herramienta se con-

vierte en virtuosa o defectuosa según quién

y cómo se la usa. Al servicio de las “ratea-

das” colectivas, de la pedofilia, del acoso

publicitario, de la calumnia bloggera (donde

sin responsabilidad y desde el anonimato,

cualquiera miente u ofende), la herra-

mienta es nefasta. Lo es también cuando

las personas manipulan y engañan a otras

personas en redes “sociales” diciendo que

son lo que no son, prometiendo lo que no

darán, mostrando perfiles inconsistentes y

falsos, tratando así de remplazar el tiempo,

el trabajo, la inversión emocional y la res-

ponsabilidad que conlleva la construcción

de un vínculo verdadero.

En el mundo virtual se puede tener con-

tactos, pero no amigos. La amistad es

una construcción artesanal (experiencias

compartidas, tiempo de acompañamiento

real, silencios que comunican, temperatura

afectiva generada por la presencia, compro-

misos que se cumplen, etc.). Cada amigo es

el fruto de toda esa inversión y, como en la

artesanía, cada amistad es única, por eso se

tienen pocas y se trabaja por ellas. Los con-

tactos son cientos o miles, y como vienen

se van. No hay nadie detrás de ellos, meras

contraseñas.

r e p o r t a j e s

Sinay: “El lenguaje es una poderosa herramienta de ordenamiento del

pensamiento. Riqueza de lenguaje es riqueza

y flexibilidad de pensamiento. Lenguaje

ordenado es pensamiento ordenado. Los verbos

remiten a acciones, las acciones se dan en

secuencias, las secuencias son procesos. La vida es una sucesión de ciclos y

procesos”.

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Página 10 EMPRESA Nº198

¿Cómo se explica esta cierta enajenación de la vida propia por creer en la pertenen-cia virtual a una red social de miles, la que sin embargo se ve reducida en los afectos reales a la mínima expresión?

- El auge de las conexiones virtuales que se

pretenden amistades o socializaciones es un

síntoma de la enorme carencia de sentido

conque se vive en una sociedad donde la prio-

ridad es tener y acumular en lo económico y

en lo material, figurar, buscar placeres inme-

diatos sin hacer nada por ellos, sumar poder

por el poder, desentenderse del otro salvo por

cuestiones de conveniencia.

Por mucho que se

desarrolle, la tecno-

logía no puede darle

sentido a la vida de

cada persona. Ese

sentido se encuen-

tra a través de una

búsqueda personal

e intransferible.

Cuando está ausen-

te genera angustia:

angustia existencial.

Y la virtualidad se

ofrece como una

puerta de escape de

esa angustia ofre-

ciendo la ilusión de

pertenecer a una

comunidad. Una

comunidad virtual,

es decir intangible,

etérea. Eso es lo que

llamo conectarse

al vacío. Y la suma

de esas conexiones,

sin otro fin que el de

no enfrentarse a la

pregunta esencial

que a todos nos llega (¿para qué vivimos?),

termina en un fenómeno de estos tiempos:

la soledad colectiva.

Un vínculo humano no se puede fabricar

en serie. Todos los vínculos son distintos.

Y la ilusión que generan estas tecnologías

es que se puede eliminar el tiempo y el

espacio.

El tiempo y el espacio es la existencia hu-mana misma…

- Exactamente. Existimos en el tiempo y

en el espacio. Estamos en un lugar y no en

otro, nuestras experiencias ocurren en un

escenario puntual. Tenemos un tiempo de

vida, no más. Justamente la finitud espacial

y, sobre todo, temporal es lo que, al limitar-

nos, le da sentido a nuestra vida. Pasar sin

dejar huella, como no habiendo estado en el

tiempo y en el espacio, es como no haber vi-

vido. ¿Hace ruido un árbol que cae si no hay

nadie para escucharlo? ¿Ha vivido quien se

ausentó de la vida temporal y espacial para

refugiarse en la existencia virtual?

Una de las grandes falacias del mundo

virtual es la de pretender eliminar tiempo y

espacio con un doble clic del mouse. Cli-

queo e inmediatamente estoy en otro lugar

(desaparece el espacio). Sin espera, gracias

a los 5 megas de velocidad (desaparece el

tiempo). Sin embargo, es sólo una ilusión:

sigo en mi silla y no estoy con nadie, salvo

con una pantalla. Estoy en el espacio de

siempre, el tiempo sigue su marcha. Mi vida

sigue en el vacío.

Usted ha enumerado, de manera concreta, en muchas de sus exposiciones y escritos, algunos efectos perversos y disimulados que las tecnologías de conexión están provocan-do hoy en las personas: nuevas adicciones, consumismo, ruptura de vínculos, vaciamien-to de valores.

- Las adicciones generadas por el mundo

virtual ya están consideradas patologías.

Gente que abandona sus vínculos reales,

que altera sus horas de comida y descanso,

que gasta más de lo que puede para “actua-

lizarse”, desordenes de sueño, taquicardias,

angustias. Ni hablar de las estafas económi-

cas y emocionales, de la pedofilia, del bom-

bardeo publicitario y de marketing que es un

r e p o r t a j e s

Una de las grandes falacias del mundo

virtual es la de pretender eliminar

tiempo y espacio con un doble clic

del mouse. Cliqueo e inmediatamente

estoy en otro lugar (desaparece el

espacio). Sin espera, gracias a los 5

megas de velocidad (desaparece el

tiempo). Sin embargo, es sólo una

ilusión: sigo en mi silla y no estoy con

nadie, salvo con una pantalla. Estoy en

el espacio de siempre, el tiempo sigue

su marcha. Mi vida sigue en el vacío..

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Invierno 2010 Página 11

verdadero acoso (porque entra sin permiso

en donde nadie convocó, y además robando

y manipulando direcciones, que luego lla-

man “bancos de datos”). Aún así muchísima

gente cae cándidamente en esas trampas y

se presta al consumo de lo que no necesita

o es estafada gracias a eficaces técnicas de

manipulación. Por supuesto, esto no fue

inventado por las conexiones virtuales sino

ampliado, acelerado y magnificado. La ra-

zón esencial sigue estando en la expansión

del vacío existencial.

¿Cómo visualiza estos efectos ya dentro de las propias organizaciones empresarias?

- En el campo de los negocios, las conexio-

nes virtuales mantienen su carácter de

herramienta. Lo riesgoso es, siempre, con-

vertirse en herramienta de la herramienta,

ser sujeto de ella. A la larga, el capital más

valioso es siempre el humano.

Las empresas que crean vínculos humanos

sólidos entre sus integrantes y que no olvi-

dan la condición humana de sus clientes,

de sus proveedores, de los integrantes de la

sociedad en la que actúan, harán mejores

negocios (aunque otros los hagan más rápi-

dos y cuantiosos, antes de perder su capital

de reputación), le habrán dado un sentido a

su existencia y habrán contribuido a mejo-

rar un poco el mundo en el que actúan. Las

que no entiendan esto se valdrán de las he-

rramientas virtuales para crear más vacío

en su seno y en sus vínculos con los demás.

Es curioso ver hoy cómo grandes em-

presas que se llaman a sí mismas “de

comunicación” (cable, Internet, telefonía

móvil, etcétera) impiden, valiéndose de las

herramientas de conexión, que sus clientes

puedan comunicarse con ellas; a través de

la virtualidad crean barreras y empeoran

la vida de las personas. Como usuario lo

sufro cada día. Y como yo, cientos de miles.

Una vez más, la virtualidad pondrá en

evidencia, como en las personas, lo mejor y

lo peor de las empresas, no lo inventará ni

lo disimulará.

¿Puede esta soledad colectiva, a que ha hecho referencia, encontrarse atemperada con la misión, visión, principios y valores que puede proponer institucionalmente la empresa, que cuenta además con un área específica de Recursos Humanos?

- Creo que misión,

visión, principios y

valores son meras

declaraciones cuan-

do no se convierten

en acciones concre-

tas en el día a día. La

categoría Recursos

Humanos me genera

desconfianza. Si

son humanos, no

son recursos. No

son instrumentos.

Son personas. Cada

persona es distinta y,

por esa singularidad,

valiosa. Una persona

en una empresa no

puede ser un legajo,

como un cliente no

puede ser un núme-

ro de cuenta.

Lo más valioso, lo que más esfuerzo, creati-

vidad, tiempo e inteligencia lleva en la vida

es crear vínculos trascendentes, asentados

en valores. Esto vale en la pareja, en la

familia, en la amistad y en el trabajo. Una

persona no puede ser nunca un medio, debe

ser siempre un fin. Esto decía Kant, y estoy

de acuerdo. Eso obliga a poner lo humano

como prioritario y no como subsidiario. El

economista británico Raj Patel dice que un

mercado basado en las ganancias pondrá

a lo humano en segundo lugar, mientras

un mercado basado en las necesidades, lo

priorizará. Y de ambas maneras se puede

ganar dinero. La elección es, entonces, una

cuestión moral. Cómo ganarlo, a costa de

qué y de quienes.

Quizás en un futuro, si vamos hacia un más

profundo humanismo, los departamentos

r e p o r t a j e s

Quizás en un futuro, si vamos hacia

un más profundo humanismo, los

departamentos de Recursos Humanos

pasen a llamarse departamentos

de Vínculos Humanos y honren

su nombre creando las mejores

condiciones para que esos vínculos

prosperen en el seno de las empresas

y, con ellos, las mismas organizaciones.

Page 14: Revista EMPRESA 198

Página 12 EMPRESA Nº198

Sinay: “En el campo de los negocios las

conexiones virtuales mantienen su carácter de herramienta. Lo riesgoso es, siempre, convertirse

en herramienta de la herramienta, ser sujeto de

ella. A la larga, el capital más valioso es siempre el

humano”.

de Recursos Humanos pasen a llamarse

departamentos de Vínculos Humanos y

honren su nombre creando las mejores con-

diciones para que esos vínculos prosperen

en el seno de las empresas y, con ellos, las

mismas organizaciones.

Dentro de las organizaciones es muy común la utilización casi obligatoria de la intranet para requerir información, consultar reuniones o pareceres personales, incluso con aquel que se trabaja escritorio por medio.

- Insisto. Una herramienta es una herra-

mienta. Si sirve para agilizar la información,

vale. Si aísla a las personas, si lo que se

busca es que no se “pierda tiempo” a través

del vínculo personal, son las personas las

que pasan a convertirse en herramientas.

Es una cuestión moral.

¿Cómo contrarrestar esta tendencia a que fuera de la virtualidad no podemos comuni-carnos, relacionarnos con el otro?

- Sencillamente recuperando nuestros

recursos de comunicación: la mirada, la

escucha, la presencia. Comunicarse es un

proceso que se da en espacios concretos y

requiere tiempos reales.

Las capacidades olvidadas se recuperan

entrenándolas, y nuestro entrenamiento

puede empezar cada día en cada lugar en el

que estamos: pareja, familia, encuentro con

amigos, lugar de trabajo. Es allí donde se

practica, con acciones reales y sencillas, la

artesanía de la comunicación. O es allí don-

de se pierde esa capacidad, por no ejercerla.

¿Puede conspirar el fenómeno del teletra-bajo contra este deseo de vinculación al trabajo en equipo, a la pertenencia o a la solidaridad que propone la empresa?

- Una vez más, se trata de ver si la herra-

mienta estará al servicio de las personas o

las personas al servicio de la herramienta.

Si el teletrabajo libera tiempo y espacio

para aplicarlo a la comunicación real y a

acciones o actividades sustanciales para la

construcción de una vida con sentido. O si

el teletrabajo sólo estimula el aislamiento y

convierte a la persona en un trabajador sin

horarios, en un adicto a la herramienta, en

cuyo caso será un generador de problemas

vinculares y de salud física y mental.

Para una madre que tiene un hijo de meses,

para un convaleciente que está mentalmen-

te bien pero físicamente disminuido, el tele-

trabajo es una gran ayuda; le permite seguir

ligado a un lugar de pertenencia y quizás,

de realización. Para alguien que tiene un

enorme vacío existencial, el teletrabajo es

un salvavidas de plomo, estará prendido día

y noche a la herramienta, acaso le será muy

útil a la empresa, pero estará dañando su

propia vida.

¿Cómo trabaja o debe trabajar la compañía para contrarrestar este desvío?

- Quizás las empresas deban establecer

reglas de juego claras en el uso de la he-

rramienta (horarios, sesiones de trabajo de

cuerpo presente, encuentros de equipo con

presencia real para fomentar la comunica-

r e p o r t a j e s

Page 15: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 13

r e p o r t a j e s

ción, etc.) en lugar de verse seducidas por la

entelequia de una mayor productividad. Eso,

claro está, si la empresa considera a las per-

sonas como tales y no como herramientas.

Cuando se habla de generaciones nacidas con Internet -actuales jóvenes profesiona-les que ingresan a la empresa de hoy- se advierte en ellas una envidiable capacidad de síntesis, pero altos impedimentos para la expresión escrita y oral. La pérdida constan-te de vocabulario, de armado gramatical o de desarrollo narrativo para poder expresar las ideas, ¿son ya habilidades perdidas?

- Una de las consecuencias de la virtualidad

a destajo es la progresiva y dramática pér-

dida de la capacidad de respetar procesos,

de comprenderlos. También el empobre-

cimiento patético del idioma. Se abrevian

palabras antes de saber cómo se escriben,

se desconocen sinónimos, hay una creciente

ignorancia acerca de

la sintaxis, se eliminan

los verbos. Esto no es

anecdótico. El lenguaje

es una poderosa herra-

mienta de ordenamien-

to del pensamiento.

Riqueza de lenguaje

es riqueza y flexibili-

dad de pensamiento.

Lenguaje ordenado es

pensamiento ordenado.

Los verbos remiten a

acciones, las acciones

se dan en secuencias,

las secuencias son

procesos. La vida es

una sucesión de ciclos

y procesos.

La inmediatez ilusoria y brutal de la herra-

mienta virtual lleva a creer que se puede

Una herramienta es una herramienta.

Si sirve para agilizar la información,

vale. Si aísla a las personas,

si lo que se busca es que no se

“pierda tiempo” a través del vínculo

personal, son las personas las

que pasan a convertirse en

herramientas. Es una cuestión moral.

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Página 14 EMPRESA Nº198

eliminar todo eso. No hay paciencia para

seguir el flujo natural de las cosas. Ese flujo

es la narración. La vida es narración. El

pensamiento es narración.

Muchos jóvenes

profesionales, con

grandes habilida-

des para el uso de

las herramientas

virtuales, carecen

de recursos narra-

tivos para hablar,

para vincularse,

para vivir. Si se los

saca de su habi-

lidad específica,

carecen de recursos

existenciales. Un

chimpancé en un

laboratorio puede

ser entrenado para

apretar botones

o manejar ciertas

herramientas que

siempre entregan

las mismas respues-

tas a los mismos

impulsos. Pero son

chimpancés, ese

es su techo. Los

humanos tenemos

conciencia, libre

albedrío, responsabilidad, elegimos nuestras

vidas. Reducir la vida a un simple entrena-

miento tecnológico empobrece a las per-

sonas y, desde ya, a las organizaciones que

sólo valoran esas habilidades primarias.

¿Cómo afecta esta realidad al proceso de comunicación en el organigrama de la organización, no solo para la toma de deci-siones, sino también al querer implementar sistemas de comunicación viables, fluidos y efectivos.

- Empobrece la calidad de sus acciones;

estrecha sus horizontes, más allá de las

posibles ganancias inmediatas; hace muy

raquíticos sus vínculos con la comunidad

y su posibilidad de influir en ella de una

manera benéfica; les hace perder tiempo

y dinero aunque crean, al principio, que lo

ganan; las lleva a una cultura de incomuni-

cación real en lo interno y hacia fuera; las

apega cada vez más a lo urgente (urgencias

siempre superficiales y alejadas de las muy

declamadas visiones y misiones); les quita

capacidad de pensar; las priva de creativi-

dad; las aleja de lo importante.

¿Qué nos depara este cambio en la cultura “formal”? ¿Es un camino sin retorno?

- La herramienta no va a desaparecer y,

además, como herramienta es útil, propo-

ne muchísimos beneficios potenciales. Eso,

afortunadamente, no tiene retorno. Si habrá

retorno del empobrecimiento vincular, espi-

ritual, existencial, sólo lo dirán las personas

de acuerdo con el modo que elijan vivir sus

vidas. Si las vivirán en busca de un sentido

o simplemente vegetando y atados a bienes

materiales y sensaciones efímeras.

En el plano de la cultura de las empresas,

vale lo mismo. Una empresa puede ser un

lugar que posibilita mejorar el mundo a

través de los aportes de quienes la integran,

o puede ser un espacio de acciones mecáni-

cas cuyo sentido final nadie avizora.

¿Cómo recuperar el arte de construir víncu-los artesanalmente en un mundo moderno y global?

- Como ya lo dije, el primer paso es la toma de

conciencia; el segundo empezar a practicar

la artesanía comunicacional en los lugares y

tiempos reales en los que vivimos, con el pró-

jimo, haciendo de él un fin y no un medio.

Y no perder la esperanza en el intento…

- El sólo intento, cuando es consciente y

coherente, y más allá de sus resultados, le

da sentido a la vida de quien se comprome-

te con él.

Eduardo Otsubo

r e p o r t a j e s

Las empresas que crean vínculos

humanos sólidos entre sus integrantes

y que no olvidan la condición humana

de sus clientes, de sus proveedores,

de los integrantes de la sociedad en

la que actúan, harán mejores negocios

(aunque otros los hagan más rápidos

y cuantiosos, antes de perder su

capital de reputación), le habrán dado

un sentido a su existencia y habrán

contribuido a mejorar un poco el

mundo en el que actúan..

Page 17: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 15

Page 18: Revista EMPRESA 198

InstitucionalACDE - Encuentro Anual 2010

En el Encuentro Anual 2008, reflexionamos

sobre las herramientas necesarias para la

construcción de la Nación. Hablamos sobre

instituciones políticas, instituciones económi-

cas, y profundizamos sobre algunos aspectos

que desde la mirada filosófica le dan sustento.

Se destacó la necesidad de combinar valores, y

la dedicación, tiempo y esfuerzo que requiere

la construcción de una república democrática.

El Encuentro 2009 profundizó esta línea de

trabajo, tomando como objeto de análisis

el rol de los dirigentes en el camino hacia

el progreso. Se evaluó su responsabilidad y

compromiso, e intentamos concluir sobre

los caminos posibles.

El Encuentro 2010 continúa en la misma sen-

da, poniendo el foco en este caso en la nece-

sidad de construcción de liderazgos en todos

los ámbitos de la vida de la Nación: político,

social, empresario, tercer sector y en la buro-

cracia estatal, por nombrar algunos.

La Argentina parece padecer liderazgos

enfermos, y cierta renuncia o resignación a

construir no solo dirigentes que lleven ade-

lante los destinos de la Nación, sino líderes

de contención, que por preservar el interés

de la República, pongan límites reales que

permitan construcciones de largo plazo.

LOs mArCOs instituCiOnALEs

La República democrática establece mar-

cos institucionales a través de los cuales

Diego Botana

Presidente del Encuentro Anual de ACDE 2010.

Página 16 EMPRESA Nº198

Page 19: Revista EMPRESA 198

La Argentina después del bicentenario: los liderazgos para el progreso

debiera transitar el debate que permita la

articulación de consensos y acuerdos para

la generación de políticas públicas de lar-

go plazo. Estos marcos, en general, están

establecidos en la Constitución Nacional

y en las normas que el Congreso dicta.

No obstante, a lo largo de su historia -de

manera recurrente- Argentina no logró

encarnar y robustecer la vigencia de es-

tos marcos institucionales. Si bien en las

últimas tres décadas podemos festejar la

vigencia del estado de derecho, por otra

parte -en la columna del debe- encontra-

mos una declinación institucional que ha

tornado estos límites en barreras laxas,

que permiten su interpretación y aplica-

ción pensando más en las ambiciones per-

sonales que en las políticas a largo plazo.

Si tomamos como ejemplo otros países de

la región, como ser Chile o Uruguay, puede

concluirse que con el tiempo los ciudada-

nos, actores sociales, políticos y dirigentes,

han consolidado y asimilado estos marcos

institucionales, y los han tornado operati-

vos. El caso colombiano, en donde la Corte

Suprema de Justicia interpretó que no re-

sulta posible la nueva reelección del actual

Presidente, es otro ejemplo de esta fragua.

LidErAzgOs dE COntEnCión

La solidificación de estos marcos institucio-

nales requiere de liderazgos convencidos de

los beneficios de este accionar. Líderes que

por preservar la institucionalidad a largo

plazo que otorga la necesaria previsibilidad,

están dispuestos a contener los desbordes

de los dirigentes de turno, aunque esto pue-

da significar una pérdida para ellos en el

corto plazo.

Nuestra historia es rica en ejemplos de lí-

deres y liderazgos, que forjaron entusiasmo

con sus propuestas, para luego terminar

en fracasos que generaron decepción en la

ciudadanía. Tal entusiasmo parece no poder

tornarse en una convicción republicana,

que contenga a los líderes y a la sociedad,

en los marcos institucionales que hemos

elegido como las reglas para la vida en co-

munidad.

EL EnCuEntrO AnuAL 2010

En el XIII Encuentro Anual, trataremos de

poner estos temas en debate, para intentar

construir la necesidad de estos liderazgos

de contención, que sean los que cimenten

la convicción republicana necesaria para

encaminar a la Argentina hacia el progreso.

Invierno 2010 Página 17

Page 20: Revista EMPRESA 198

Página 18 EMPRESA Nº198

e m p r e s ae c o n o m í a

el estado distribuidor en suecia

diego f. Wartjes

“Las generaciones futuras deben comprender que, para hacer justicia social en serio, es imprescindible multiplicar las empresas privadas y atraer inversiones extranjeras, porque estas significan más puestos de trabajo. Para que los argentinos podamos aspirar a un porvenir digno, la mentalidad Estado-socialista, en contra del sector privado, debe ser reemplazada por Estado-constitucional, cooperando e impulsando el sector privado”, señala Wartjes.

El autor toma como ejemplo y analiza el caso de Suecia, que construyó exitosamente su Estado de bienestar después de que se convirtiera en una potencia industrial del Primer Mundo. “El Estado distribuidor es posible, pero sólo si se impulsa y desarrolla el sector privado, no si se lo reduce, acorrala y demoniza”.

diego F. Wartjes es abogado y autor del libro sálvese quién pueda. patología de la sociedad argentina. Al presente artículo se le han omitido las citas y se lo ha subtitulado.

Pocas cosas me parecen más importantes que

comprender cómo los suecos construyeron

su famoso Estado de bienestar o “Estado dis-

tribuidor”. El lector puede preguntarse: “¿Qué

tienen que ver los suecos con nosotros?”. Es

que la sociedad argentina, en tanto estatista,

también pretende un gran Estado de bienes-

tar, un Estado que lo distribuya todo; y el Es-

tado de bienestar de Suecia (hoy en desarme)

fue el más grande de la historia.

un modelo de estatización distinto

Es válido, pues, revisar el caso sueco como

un modelo de “estatización” totalmente

opuesto al nuestro.

La justicia social de Suecia es la conse-

cuencia de un sector privado innovador y

competitivo (con empresas de nivel interna-

cional como Volvo, Saab, Scania y Ericsson);

que los suecos crearon en el siglo 19, que es

el sector que financia las generosas presta-

ciones sociales que otorga su Estado.

De ahí la advertencia de Mauricio Rojas

(diputado sueco de origen chileno) porque

cuando se piensa en Suecia puede come-

terse un error importante: creer que el

bienestar que se repartió y los beneficios

que se lograron fueron debidos a la política.

“Fíjense que digo que la política sólo ayuda.

No crea la riqueza. Cuando Suecia constru-

yó este modelo, disponía de un nivel indus-

trial pionero, de los mejores del mundo. Las

grandes empresas suecas (como Ericsson,

por citar una) fueron creadas todas a fines

del 1800. Por lo tanto, el modelo sueco se

constituyó en un país rico y muy adelan-

tado, con una fuente de riqueza industrial

inmensa, que casi garantizaba un modelo

efectivo”, señalaba.

En cambio hoy, gran parte de la sociedad ar-

gentina supone que el Estado de bienestar

se puede construir ahora, cuando la Argen-

tina es subdesarrollada; es decir, pobre, lle-

na de villas miseria y con un sector privado

mínimo.

Pero lo más insólito es creer que la manera

de hacerlo es hostigar o reducir aun más

este sector privado, multiplicar el empleo

público, demonizar el mercado y limitar la

productividad con trabas burocráticas e im-

Page 21: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 19

puestos (basta el campo como

ejemplo de sector privado).

Cabe recordar que los altos

impuestos en Suecia se esta-

blecieron después de que el

país se había vuelto inmen-

samente rico, alcanzando el

récord del 56% del PBI, a fines

de los 80. Sin embargo, en los

años en que desarrollaban su

país (1933/1950), los impues-

tos y el empleo estatal fueron

más bajos que en los Estados

Unidos (la mayoría de los em-

pleos eran privados); incluso,

en 1960, el empleo público,

como parte del empleo total,

continuó por debajo del esta-

dounidense (12,8% en Suecia,

contra 14,8% en Estados Uni-

dos).

En suma, fue después de que se convirtie-

ron en una potencia industrial del Primer

Mundo (libre de pobreza marginal) que los

suecos construyeron, exitosamente, su Esta-

do de bienestar.

En la actualidad, las izquierdas y las de-

rechas suecas continúan impulsando la

actividad del sector privado. Ambas siguen

fomentando las inversiones extranjeras de

origen privado, que llegan alentadas por la

seguridad jurídica y la libertad para produ-

cir y hacer negocios.

La realidad sueca

Honda, General Motors, IBM, DHL, Mitsui

y Procter han invertido en Suecia, multi-

plicando los puestos de trabajo. El sector

privado sueco se destaca por una serie de

inventos extraordinarios como: el bisturí de

rayos gamma, la hélice de barco, el sistema

eléctrico trifásico, el termómetro, el conge-

lador, la aspiradora, el envasado de bebidas

Tetra Pak, el sistema Skype, el cierre relám-

pago, el fósforo de seguridad, el motor tur-

bo, el cinturón de seguridad de tres puntos,

el marcapasos cardíaco y el mouse.

En proporción a su cantidad de habitantes

(9 millones), es el segundo país del mundo

con más publicaciones científicas (ciencias

biológicas y médicas), superado sólo por

Suiza, y es uno de los que más gastan en in-

vestigación y desarrollo (4% del PBI).

Su economía es una de las más competi-

tivas del mundo: figura 4º en el ranking de

competitividad global del World Economic Fo-

rum (134 países). Esto no sorprende, pues ya

en 1850, el 90% de los adultos sabía leer y

escribir, uno de los niveles de alfabetización

más altos del mundo. Junto con los ingleses,

alemanes, franceses, judíos, estadouniden-

ses y japoneses, los suecos integran esa eli-

te mundial de los pueblos inventores.

Es verdad que el Estado sueco participa en

empresas comerciales pero, en general, lo

hace siguiendo las pautas de su management

privado, mientras que el Estado argentino,

al manejar las empresas de servicios públi-

cos, generó una pérdida de 52.397 millones

e c o n o m í a

En la actualidad, las izquierdas y las derechas

suecas continúan impulsando la actividad

del sector privado. Ambas siguen fomentando las inversiones extranjeras de origen privado, que

llegan alentadas por la seguridad jurídica y la

libertad para producir y hacer negocios.

Page 22: Revista EMPRESA 198

Página 20 EMPRESA Nº198

de dólares, entre 1965 y 1987, según la SI-

GEP, contributiva del descalabro inflaciona-

rio de 19892.

un modelo de socialdemocracia

Como podrá con-

cluir el lector, la

sociedad sueca no

tiene mentalidad

marxista: no está en

contra de la empre-

sa, el sector privado,

las inversiones ex-

tranjeras, el merca-

do, la tecnología y

la competencia. El

Estado de bienestar

sueco no es socia-

lista, como suponen

muchos argentinos, sino un modelo de so-

cialdemocracia.

La socialdemocracia (izquierda liberal) na-

ció, aproximadamente, en 1930 (en Suecia,

precisamente) y, desde su inicio, rechazó

el marxismo; aunque fue la socialdemo-

cracia alemana la primera en ponerlo por

escrito, en 1959 (Congreso Bad-Godesberg).

Allí, el proyecto del Partido Socialista Ale-

mán decía: “La libertad de consumo, de

trabajo y de iniciativa empresarial es fun-

damental y la libre competencia es un ele-

mento importante de toda economía libre.

La presión económica totalitaria destruye

la libertad. Por ello, el PSA propugna un

mercado libre”.

Mauricio Rojas lo aclara: “... La socialdemo-

cracia reconoció que “la gallina de los hue-

vos de oro” era el capitalismo sueco y que

hacía falta cuidarla, engordarla y no matar-

la. El Partido Socialdemócrata sueco ha sido

el más pro-capitalista de todos los que pue-

da imaginarse. Las derechas occidentales

son nada, comparadas con lo que ha sido

la socialdemocracia respecto del gran capi-

tal sueco. Y me sorprendió mucho, cuando

llegué a Suecia, la gran amistad existente

entre los sindicatos y el capitalismo. No se

manifestó ninguna situación propia de la

lucha de clases; al contrario...”.

En lo político, Suecia es un país serio (con

instituciones), donde manda la ley y no los

caudillos populares de turno; en efecto, el

Estado sueco es constitucional y el consti-

tucionalismo es creación exclusiva del libe-

ralismo político (Locke, Tocqueville, Montes-

quieu y otros).

Finalmente, una diferencia determinante:

en Suecia impera un rígido código moral,

basado en la ética luterana, mientras que

aquí festejamos la “viveza criolla” y el robo

de la propiedad privada (de ahorros, jubila-

ciones, etc.).

Las generaciones futuras deben compren-

der que, para hacer justicia social en serio,

es imprescindible multiplicar las empresas

privadas y atraer inversiones extranjeras,

porque estas significan más puestos de

trabajo. Para que los argentinos podamos

aspirar a un porvenir digno, la mentali-

dad Estado-socialista en contra del sector

privado, debe ser reemplazada por Estado-

constitucional cooperando e impulsando el

sector privado.

Cuando el ideólogo del socialismo español,

Felipe González, visitó la Argentina, un pe-

riodista le preguntó por qué, siendo socialis-

ta, “defendía tanto a las empresas”, a lo que

González respondió que “si no las defendie-

ra, no habría riquezas para distribuir”.

El problema de los Estados de bienestar es

que desincentivan la ética de trabajo en los

pueblos, como ocurre hoy entre los jóvenes

suecos, que se preguntan: “¿Para qué estoy

estudiando? Sin estudiar, tal vez ganaré lo

mismo...” en subvenciones. No obstante, el

Estado distribuidor es posible, pero sólo si

se impulsa y desarrolla el sector privado, no

si se lo reduce, acorrala y demoniza.

e c o n o m í a

En Suecia impera un rígido código

moral, basado en la ética luterana,

mientras que aquí festejamos la “viveza

criolla” y el robo de la propiedad

privada (de ahorros, jubilaciones, etc.).

notas(1) “La cultura sueca conquista el mundo”, de la página web de la Embajada de Suecia en la Argentina (www.swedenabroad.com).(2) La Nación, 14/6/2004, Ernesto Poblet.

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Page 26: Revista EMPRESA 198
Page 27: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 25

e m p r e s ae c o n o m í a

La inflación es parte de la solución del

verdadero problema

Héctor mario rodríguez

El autor realiza un breve recorrido del camino de depredación de nuestra moneda dejando en evidencia que no se corrigió la raíz del problema: el gasto público alto y

desfinanciado.

Profundiza en el tema inflación, presentando de manera didáctica los distintos tipos o consideraciones actuales sobre esta problemática. Advirtiendo que la inflación no es un problema en sí mismo, sino un síntoma del estatismo sobredimensionado, ilimitado,

inscripto en casi todas las propuestas políticas, legislativas y sentencias judiciales; y define a este proceso en nuestro país como Estatismo Hipertrófico Inflacionario (EHI).

Y agrega: “Llegamos a la situación actual caracterizada por un abierto desconocimiento de la responsabilidad del Gobierno en la gestación, sostenimiento y dinámica de la

inflación y, además, por la profundización del EHI en vísperas de procesos electorales”.

En este contexto, Héctor Mario Rodríguez subraya la necesidad de acordar un tamaño y las funciones del Sector Público que maximicen la actividad creadora de riqueza: la

acción humana del Sector Privado.

Héctor mario rodríguez es economista (universidad de Buenos Aires). socio de ACdE y miembro del Consejo de redacción de Empresa

Prólogo para muy jóvenes, desmemoriados o mal informados

La sociedad argentina ha demostrado ser la

peor administradora de su propia moneda a

lo largo del siglo XX y lo que va del XXI.

Lo que puede escapar a la experiencia vi-

tal de la mayoría de sus habitantes, más

por lo abrumador de la realidad que por la

amnesia, es el reiterado cambio de signo

monetario a través de los años. El peso

moneda nacional de mi infancia ($ m/n,

¿se acuerda alguno?) dio paso al peso ley

(decreto ley, bah!) 18.188 en 1970; que fue

luego el peso argentino (¿?) algunos años

después; para pasar a transformarse en el

austral de 1985 (¡había monedas de medio

centavo!), concluyendo en el actual peso

convertible (¿se derogó la Convertibili-

dad?) cuando la hiperinflación barrió los

billetes de 1.000.000.

La conclusión de esta sensacional historia de

cambios de signo monetario es que se le han

quitado 13 ceros al denominador del valor de

los objetos y los salarios (curso legal) en Ar-

gentina o, lo que es lo mismo, que la moneda

de $1 actual tiene un valor equivalente a 10

trillones de pesos de antes de 1970.

Hubo un intento serio de acabar con la

depreciación de la moneda y reconocer el

patrón monetario más usual entre los ar-

gentinos contemporáneos. Pero no fue una

estrategia, sino una respuesta a una situa-

ción desesperada.

Se buscó dar respaldo al papel fiduciario.

La administración Menen-Cavallo (¿o era al

Page 28: Revista EMPRESA 198

Página 26 EMPRESA Nº198

revés?) ideó el respaldo de la emisión de pa-

pel fiduciario llamado peso con la tenencia

de otro papel fiduciario llamado dólar en el

tesoro del BCRA.

Pero no se corrigió la raíz del problema: el

gasto público alto y desfinanciado. Durante

esa década, recordada como de abandono del

Estado de sus funciones comerciales innecesa-

rias, el gasto público nacional, provincial y mu-

nicipal no cayó sino todo lo contrario. Cuando

no hubo más impuestos a los que recurrir, se

echó mano al sencillo método de patear para

adelante, con endeudamiento. ¿Sorprende a

alguien que esto haya terminado mal?

Algunas definiciones

¿Qué es inflación? Como definición de manual

podemos decir que “inflación” es un aumento

sostenido y generalizado del nivel de precios.

Se requiere que el aumento de precios sea

sobre una canasta de bienes y servicios prede-

finida, y que sea generalizado y sostenido.

Estas dos características finales ayudan a

elucidar una pregunta esencial: ¿Qué no es

inflación?

Puede ocurrir un aumento generalizado de

precios que no sea sostenido. Lo sostenido

se refiere a la tasa de aumento y no al nivel

de precios alcanzado. Por ejemplo, algún

genial fiscalista podría considerar que el

21% de IVA es demasiado bajo para pagar la

carrada de subsidios y clientelismo que hoy

destruye el equilibrio del Tesoro Argentino,

y sugerir su duplicación. Es decir, con un

IVA del 42%, los bienes y servicios sujetos al

gravamen aumentarán un 17,35% (142 res-

pecto de 121). Se mantendrá el nuevo nivel

de precios, inflado por un impuesto crecido,

pero no volverá a aumentar por este factor.

Algo más aplicable a la realidad actual,

menos teórico, es lo que los economistas

denominamos cambio en precios relativos.

Por una escasez circunstancial o un brote

de demanda inesperado, y hasta tanto se

acomoden oferta y demanda a las nuevas

relaciones, un bien o servicio puede aumen-

tar su precio unitario, mientras los otros

se mantienen constantes. En general -algo

más teórico- cuando esto ocurre y no es

convalidado por un aumento de la masa

monetaria, el cambio en el precio relativo

podría darse por una baja de los otros pre-

cios, de modo tal de “dejar espacio” en el

presupuesto del consumidor para satisfacer

esa demanda adicional.

¿Y qué pasa cuando el nivel general de pre-

cios baja (en lugar de subir) en forma gene-

ralizada y sostenida? Según economistas

inflacionistas, como el Nobel Paul Krugman,

ocurre lo peor de la Creación: la deflación.

De eso están tratando de protegerse los paí-

ses grandes del Mundo, como EE.UU., Gran

Bretaña, otros países europeos y Japón. La

bibliografía tiene un nombre impronunciable

para esta enfermedad: Apoplitorismosfobia.

Mark Thornton1 bautizó así esta prevención

exagerada de muchos colegas y hombres pú-

blicos quienes hacen la inmediata correlación

entre deflación y depresión económica. Los

argentinos ansiaríamos llegar a esa instancia,

porque bien sabemos que la inflación no es

“productiva”, como podría sugerir un corola-

rio de la Apoplitorismosfobia.

e m p r e s ae c o n o m í a

Rodríguez: “Redistribuir significa un juego de

suma cero: alguien pierde lo que otro recibe. La

creación de riqueza, el combate a la pobreza,

es un juego de suma positivo. Redistribuidor,

por antonomasia, el Estado crece a lo largo

del tiempo a costa de los verdaderos creadores de

valor económico”.

notas1. “Apoplithorismospho-bia”, Mark Thornton, The Quarterly Journal of Aus-trian Economics (Winter 2003).2. La relación entre el paro y la tasa de variación de los salarios monetarios en el Reino Unido, 1861-1957, A. W. Phillips, Económica (noviembre 1958).

Page 29: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 27

Pero, ¿no era que un poco de inflación ayuda al

crecimiento? Fue culpa de un inglés de media-

dos del siglo XX2, la instauración en el campo

académico y de política aplicada del concepto

de trade-off entre inflación y nivel de ocupa-

ción. Es decir, un gobernante podría decidir

entre tener una menor tasa de desocupación y

soportar una mayor inflación o viceversa.

Lo que se conoce como Curva de Phillips

enlodó la discusión de política macroeconó-

mica y hoy es la base del mandato dual de la

Reserva Federal de EE.UU.: soportar algo de

inflación para conseguir algo de actividad.

Milton Friedman y otros economistas poste-

riores se encargaron de demostrar que esa

relación puede no existir o, lo que es peor,

que puede convertirse en negativa: a mayor

inflación, menor empleo. Esto último es lo

que se conoce como “estanflación o estan-

camiento con inflación”.

El Estatismo Hipertrófico inflacionario

¿Cuántos tipos de inflación se conocen?

¿Cómo se los identifica? ¿Se puede decir

algo nuevo sobre la inflación?

• Inflation targeting que hoy usan muchos

gobiernos del mundo, estableciendo un

objetivo de inflación superior a cero, es un

fraude; camuflado de defensa apoplitoris-

mosfóbica frente a una demanda débil del

sector privado. La única política monetaria

sana del gobierno es defender el crédito pú-

blico, sea éste gratuito (moneda) o remune-

rado (bonos) de manera tal de garantizar su

prestigio como deudor soberano.

Un párrafo aparte merece una derivación

necesaria de los inflacionistas: defaultear

la deuda pública porque “no se puede ha-

cer otra cosa”. Hoy está en el candelero el

problema griego, pero nos duele la Patria al

recordar lo sucedido a partir de la Noche-

buena de 2001, confirmado en el 2005 y no

resuelto aún una década después.

• Inflación estructural fue un hallazgo inte-

lectual de los economistas latinoamericanos

de los años 60 y 70. La premisa del enfoque

estructuralista de la inflación se basa en la

inflexibilidad a la baja de los precios por res-

tricciones institucionales y productivas de los

países menos desarrollados. Después de un

par de décadas de comprobaciones implícitas,

modificaciones de las relaciones del comercio

internacional y mejoras teóricas, estas expli-

caciones cayeron en desuso.

• Inflación de demanda y de costos es una

denominación eufemística de inflación por

aumento de salarios. Se sigue oyendo esta

argumentación en boca de los empresarios

cortesanos acomodados a los pactos corpo-

rativos y reacios a la competencia abierta.

¿Puede haber algo mejor que conseguir que

la demanda interna se reactive? ¿Por qué

esto deriva en infla-

ción antes que en

aumento de la oferta

para satisfacerla?

Si se percibe que el

aumento de la de-

manda (por suba de

salarios por decreto

o por aumento de

la oferta monetaria

infundado) es transi-

torio o no es susten-

table en el mediano

plazo, difícilmente

pueda ocasionar una

respuesta produc-

tiva hacia mayores

cantidades, aunque

sí hacia mayores

precios.

La clave entonces no está en las reuniones

de Grandes Acuerdos Nacionales Moncloicos

ni en discursos que “apelen al corazón y les

respondan con el bolsillo”, sino en sólidas ins-

tituciones y políticas competitivas estrictas.

• Megainflación los argentinos “jugamos” du-

rante muchos años con ella. Es una instancia

intermedia entre un proceso inflacionario

e m p r e s ae c o n o m í a

Todos los programas anti-inflacionarios,

probados desde 1960 en adelante,

fracasan finalmente porque en

ningún caso se tiene en cuenta que la

moneda inflacionaria surge del tamaño

desproporcionado y creciente del

Sector Público respecto del Sector

Privado argentinos.

Page 30: Revista EMPRESA 198

Página 28 EMPRESA Nº198

serio, tal como el que estamos viviendo ac-

tualmente en nuestro país, y la hiperinflación.

Se trata de un período con muy alta inflación

con tasas mensuales crecientes. El proceso

de espiralización (los salarios por la escalera,

los precios por el

ascensor, diría quien

tuvo tres veces la

responsabilidad de

la máxima ma-

gistratura del país

inflacionario record)

dan a esta etapa su

característica de

transitoria. Pero las

políticas represivas

(acuerdos corporati-

vos, ingenierías fiscal

y monetaria) para

revertirla operan en

el sentido contrario y

tienden a balancear-

lo y a extender esta

etapa. Advertencia:

es fácil entrar a esta

etapa; casi imposible,

salir indemne.

• La Hiperinflación es la estrella de esta lista,

pero ya no se trata de un fenómeno de precios

sino de desaparición del valor de la moneda.

Se podría definir la hiper más como huída del

dinero que como un escalón cuantitativo en la

tasa de inflación periódica. ¿Por qué se huye

de un activo, como el dinero? Porque tenerlo

implica pagar un impuesto, tanto más alto

cuanto mayor la tasa de inflación que sufre.

De la hiper, a diferencia de la megainflación,

se sale y se sale bien. Pero la historia argen-

tina ilustra sobre algo inesperado: se puede

volver a caer en ella. No parece alcanzar el

sufrimiento de una generación para grabar en

el ADN de la sociedad el mensaje claro: eso

no se toca. Acabamos de romper el emisor del

peso, el BCRA, como si fuera gratuito.

• Estatismo Hipertrófico Inflacionario - EHi ¿Se puede decir algo nuevo sobre in-

flación? Nuestra historia magistral infla-

cionaria nos permite descubrir una nueva

dimensión. La Argentina es el primer país

que sufre, a mi modo de ver, una enfer-

medad social mucho más seria de lo que

hemos creído y que me animo a denomi-

nar Estatismo Hipertrófico Inflacionario

(EHI). La inflación no es un problema en

sí misma, sino un síntoma del estatismo

sobredimensionado, ilimitado, inscripto

en casi todas las propuestas políticas,

legislativas y sentencias judiciales.

Todos los programas anti-inflacionarios, proba-

dos desde 1960 en adelante, fracasan finalmen-

te porque en ningún caso se tiene en cuenta

que la moneda inflacionaria surge del tamaño

desproporcionado y creciente del Sector Públi-

co respecto del Sector Privado argentinos. Se

instala un círculo vicioso que solidifica el EHI:

cuanto más grande el Sector Público, más chi-

co, anémico y cobarde el Sector Privado; el cual,

a su vez, demanda más servicios públicos para

subsistir (¿alguien dijo subsidios?).

génesis de la enfermedad

No siempre sufrimos este flagelo. El siglo XIX

no fue fácil para nuestros antecesores y, sin

embargo, se las ingeniaron para crear un gran

país, que supo atraer millones de europeos

hambrientos de futuro. Pero perdimos el rum-

bo en el primer tercio del siglo XX, merced a

la aparición del Fascismo; nos encantó, en el

sentido que nos hipnotizó. Elegimos “bienes-

tar” a costa de otros. La felicidad pasó a ser

un derecho inalienable y como tal exigible a

“los otros”. Es el famoso modelo distributivo

que consiste en redistribuir primero y, even-

tualmente, crear después.

Este absurdo político nos instaló en otro cír-

culo vicioso: el de la miseria creciente. Re-

distribuir significa un juego de suma cero:

alguien pierde lo que otro recibe. La crea-

ción de riqueza, el combate a la pobreza, es

un juego de suma positivo.

Redistribuidor, por antonomasia, el Estado

crece a lo largo del tiempo a costa de los

verdaderos creadores de valor económico.

e m p r e s ae c o n o m í a

La orquesta demagógica siguió con la

ejecución de “Vayamos al default como

castigo a los acreedores buitres”. A

muy pocos se les ocurrió pensar en el

castigo superior al defaulteador serial,

la Argentina: el ostracismo durante

una década -como mínimo- respecto

de las fuentes de financiamiento

internacionales sólidas y confiables..

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Invierno 2010 Página 29

En la Argentina pasó a ser mandatorio para

gobiernos de cualquier signo, constituciona-

les o de facto, que los problemas se solucio-

naran con más Estado.

Cuando se llegó a la conclusión de que el

tamaño relativo Sector Público/Sector Priva-

do era insostenible por quiebra del primero

al dejar anémico al segundo del cual se

alimenta, artificialmente se reestructura

en los 90 esa relación. Sólo después de las

hiperinflaciones sufridas por la sociedad

durante los gobiernos de Alfonsín y Menem

hubo espacio para tal reestructuración.

El error es que nunca fue consensuado ha-

cia el interior de la sociedad. Fue impuesto

por el peso de los hechos. Se hizo para re-

componer los ingresos del Sector Público,

no como programa estratégico de Nación.

Nunca se eliminó la idea fascista del Estado,

administrador y distribuidor de privilegios.

Así la Convertibilidad con deuda pública

creciente por mayor gasto público desfinan-

ciado generó crisis por tasa de interés real

alta e incapacidad de repago.

La orquesta demagógica siguió con la eje-

cución de “Vayamos al default como castigo

a los acreedores buitres”. A muy pocos se

les ocurrió pensar en el castigo superior al

defaulteador serial, la Argentina: el ostra-

cismo durante una década -como mínimo-

respecto de las fuentes de financiamiento

internacionales sólidas y confiables.

La super-renta real y financiera del boom mun-

dial 2003/07 se aprovechó para la última ronda

del EHI, vía crecimiento de 1 millón de emplea-

dos públicos: de 2 a 3 millones de personas.

La identificación de chivos expiatorios idea-

les para el discurso demagógico encuentra a

una sociedad proclive a aceptar explicacio-

nes superficiales para luego sorprenderse de

los resultados obtenidos. “¿Qué les pasó?”,

e m p r e s ae c o n o m í a

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Página 30 EMPRESA Nº198

se pregunta el periodista Tenenbaum desde

la tapa de su último libro.

Llegamos a la situación actual caracterizada

por un abierto desconocimiento de la respon-

sabilidad del Gobierno en la gestación, soste-

nimiento y dinámica de la inflación y, además,

por la profundización del EHI en vísperas de

procesos electorales definitorios para el des-

tino de muchos. Se puede seguir sin empina-

miento de las tasas de inflación actuales, pero

depende más de condiciones externas a Ar-

gentina que de la propia gestión del Gobierno.

Pero hay vida después de la muerte

¿Cómo enfrentamos los 500 días que faltan

hasta el cambio de administración? Con pro-

fundo y fundado optimismo hacia el futuro.

Basta recordar el cuento ¿infantil? de Hans

Christian Andersen sobre la tela real invisible.

El Rey no puede disimular más su desnu-

dez, encima se quedó sin sastre y es cada

vez más difícil entrar a Palacio. Traducido

a 2010: se acaba la caja y el poder político

está menguado.

La solución está en el diagnóstico: sólo un Es-

tado que no emita dinero innecesario puede

subsanar estructuralmente esto. Ello se logra

con una nueva relación estable entre Sector

Público y Sector Privado. Lo que se requiere

es, ni más ni menos que, acordar un tamaño

y las funciones del Sector Público que maxi-

micen la actividad creadora de riqueza: la

acción humana del Sector Privado.

Un nuevo Contrato Social, donde el Sector

Público, en sus tres niveles y para sus tres Po-

deres, haga muy bien lo no delegable al Sector

Privado, aplicando el principio de subsidiari-

dad tan caro a la Doctrina Social de la Iglesia.

Lo peculiar es que el libreto ya está escrito: es

la Constitución Nacional 1853/60.

Respetándola, el Sector Público garantizará

el desarrollo del Sector Privado, constitui-

do por familias, empresas, ONGs y otros

actores que no dependen de los fondos del

Tesoro. Esto lo hará el Gobierno mediante

funciones imposibles o impracticables para

otros actores: ejercer el monopolio de la

fuerza (seguridad interior y exterior), legis-

lar, administrar Justicia y unas pocas más.

La clave para que esto deje de ser letra muer-

ta y se convierta en la sinfonía que armónica-

mente ejecute toda la sociedad argentina es

explicar bien los beneficios de la revolución

hacia la libertad, romper el encantamiento, y

someterlo a votación para conseguir el man-

dato soberano de la transformación.

El proceso desde la situación actual hacia la

situación deseada no será lineal ni simple ni

rápido, como lo demuestran otras experiencias

internacionales. Por ello también es una con-

dición necesaria contar con la táctica para lle-

varlo a cabo. De nada vale fracasar porque los

intereses creados son más fuertes, hábiles, des-

honestos, inmorales que los bienintencionados.

Ya sabemos de qué está empedrado el camino

al Infierno. Argentina no merece otra frustra-

ción por impericia, ingenuidad o conformismo.

En síntesis: Son condiciones necesarias estu-

diar los problemas del EHI, diagramar solucio-

nes, proponerlo en forma clara y sencilla a la

sociedad, conseguir mandato soberano y te-

ner planes de implementación contingentes.

Y condición suficiente: amor por las próximas

generaciones que disfrutarán el esfuerzo de

esta que integramos nosotros.

e m p r e s ae c o n o m í a

La solución está en el diagnóstico: sólo un Estado que no emita

dinero innecesario puede subsanar

estructuralmente esto. Ello se logra con una nueva

relación estable entre Sector Público y Sector

Privado.

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Page 34: Revista EMPRESA 198

Página 32 EMPRESA Nº198

e m p r e s as o c i e d a d

anhelos de compromisodiagnóstico y apuntes para una terapéutica del hombre desligado

Juan cianciardo

Juan Cianciardo es decano de la Facultad de derecho de la universidad Austral e investigador del COniCEt. Este texto fue leído en la presentación del seminario “Argentina rica, Argen-tina pobre”, organizado por el Instituto Acton de Argentina y junto con la Facultad de Derecho de la Universidad Austral.

La palabra compromiso es políticamente

incorrecta y ha sido progresivamente ex-

pulsada de nuestro discurso cotidiano. Un

buen reflejo de esto último lo podemos en-

contrar en el arte.

La formación de vínculos estables presentada como un absurdo

En el cine, es ya lugar común de los guiones

hollywoodenses de consumo masivo que el

personaje central sea un aventurero con bue-

na estampa, de entre treinta y cinco y cuaren-

ta años, acompañado por una joven de muy

buen ver que es potencialmente su novia. En

algún momento de la película, entre tiros y

corridas de autos, el héroe se cruzará con un

antiguo compañero de colegio o de universi-

dad. Este segundo personaje está siempre no-

toriamente excedido de peso y tiene una cara

de agotamiento evidente, que lo hace parecer

mucho mayor que el protagonista.

La “explicación” (entre comillas), de una y

otra cosa, se encuentra a su alrededor: una

mujer (su mujer) gritona y descuidada y un

par de hijos que exigen una dedicación in-

humana. El error vital que lo ha conducido

a una realidad tan poco convocante para el

espectador fue el de formar una familia.

Si no se hubiera comprometido con alguien

podría también ahora, como había hecho en

su adolescencia, acompañar a la estrella en

su raid aventurero y amoroso.

Un reflejo semejante se puede encontrar en

la literatura. Si bien en este campo es infre-

cuente que la oposición entre modelos sea tan

burda como en el cine, lo cierto es que tam-

bién aquí la formación de vínculos estables es

presentada de modo negativo, con herramien-

tas más dúctiles y, por eso, con consecuencias

más hondas. Por tomar un ejemplo: Juan

Ranz, el protagonista de la novela Corazón tan

blanco, de Javier Marías, nos confiesa:

“(…) cuando me casé, durante el mismo viaje de bodas (fuimos a Miami, a Nueva Orleans y a México, y luego a La Haba-na), tuve dos sensaciones desagradables,

“El hombre sólo encuentra su plenitud con en el tiempo, mediante un despliegue progresivo de todas sus potencias. Apegado al presente y desligado de todo compromiso, pierde la perspectiva de la realidad y así se torna incapaz de comprenderla y, más aun, de amarla”, señala Cianciardo.

El autor nos invita a advertir como esta tendencia a concebir el compromiso -poniendo el foco en la formación de vínculos estables- se refleja en las expresiones artísticas como el cine, la literatura y la pintura. Y apunta: “Lo único que puede devolvernos el paraíso perdido, que los hombres de comienzos de siglo andamos buscando dramáticamente, es el amor incondicional”.

Page 35: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 33

s o c i e d a d

y aún me pregunto si la segunda fue y es sólo una fantasía, inventada o hallada para paliar la primera, o para combatirla. Ese primer malestar es el que ya he mencionado, el que, por lo que uno oye, y por el tipo de bromas que se gastan a los que van a casarse, y por los muchos refranes negativistas que al respecto hay en mi lengua, debe ser común a todos los desposados (sobre todo a los hombres) en ese inicio de algo que incomprensi-blemente se ve y se vive como el fin de ese algo. Ese malestar se resume en una frase muy aterradora, e ignoro qué harán los demás para sobreponerse a ella: `¿y ahora qué?´. Ese cambio de estado, como la enfermedad, es incalculable y lo inte-rrumpe todo, o al menos no permite que nada siga como hasta entonces (…)”.

El deterioro de la idea de compromiso

Es posible encontrar en el arte, en definitiva,

reflejos contundentes y nítidos de un aspec-

to de la época que transitamos, que consis-

te en la identificación de todo compromiso

con los demás con la represión de impulsos

vitales legítimos; repitiendo lo que Marías

hace decir a su personaje, la asunción de

responsabilidades con los otros no es pre-

sentada como una “enfermedad” trágica, de

diagnóstico complejo y terapéutica incierta.

Vitalidad y autenticidad son asimiladas con

la mera posibilidad de elegir, posibilidad

que es percibida como un fin en sí misma.

Cualquier elección es presentada como

frustración porque lo único que tiene ver-

daderamente sentido es -sólo y siempre- ser

elector. Poseer la capacidad de elegir es lo

mejor que puede ocurrirle a alguien, con la

única condición de que nunca elija nada.

Este deterioro de la idea de compromiso -la

licitud de cualquier cambio de la voluntad,

cualquiera sea su contenido, la inocencia

del devenir-, se manifiesta paradigmáti-

camente en el pensamiento de Nietzsche.

Como afirma el pensador español Jesús

Ballesteros, la insistencia en la primacía

del arte frente a

la verdad y, como

consecuencia de

ello, la propuesta

de una ética del

“olvido y del jue-

go”, que encarna

en lo que él llama

simbólicamente “el

niño”, conduce a

proponer la exal-

tación de todo lo

que hasta entonces

había sido, según

él, más aborrecido

y temido: lo fugaz,

lo transitorio, lo

instantáneo, lo no

duradero. “Por ello

ve precisamente en

la creación del hombre como un ser capaz

de prometer, la mayor de las represiones, el

fruto de la única verdadera violencia”.

Visto esto mismo desde la perspectiva que

proporciona la relación del ser humano

con el tiempo, con su condición de mortal,

la actitud típicamente contemporánea es

el “instanteísimo”: el hombre de hoy no se

encuentra obligado con su pasado ni con su

futuro, se considera libre respecto de todo

lo que no sea el instante presente. Esto pro-

ducirá diversas consecuencias: desprecio

radical de todo el pensamiento anterior;

despreocupación por el futuro del mundo;

uso abusivo de la naturaleza. Y sobre todo,

será una de las claves para comprender la

tristeza profunda del hombre moderno, por-

que la realización humana implica la fortifi-

cación de los lazos que unen al pasado con

el presente y con el porvenir.

Un hombre que vive apegado al presente es

un hombre desorientado (porque prescinde

de la orientación que proviene del pasado,

carece de memoria) y sin expectativas, sin

proyectos (porque su cerrazón al futuro le

impide toda conexión con su connatural

trascendencia), como tan bien expresó Hugo

Mujica en su poesía “Nieves al viento”:

Cianciardo: “La palabra compromiso es

políticamente incorrecta y ha sido progresivamente

expulsada de nuestro discurso cotidiano”.

Page 36: Revista EMPRESA 198

Página 34 EMPRESA Nº198

«Copos de nieve al viento, caen desde su ahora, caen sobre su aquí. Cuando no hay ayer, cuando hoy es olvido, no hay con qué imaginar mañanas: hay sólo lo que siempre hay, hay este estar naciendo».

Expresiones en el cine, la literatura y también en la pintura

En mi opinión, también en la pintura se

refleja esta situación. Por un lado, se ex-

presa la perplejidad que genera en noso-

tros la contemporánea deconstrucción de

nuestra identidad,

que disocia hasta

tornar incompren-

sible individuali-

dad y sociabilidad,

como se observa

en el acrílico Rom-

pecabezas (1968),

de Jorge de la Vega,

y por otro lado,

manifiesta la deso-

lación que se sigue

de ello, como creo

adivinar en una de

las tres versiones

de la serie Siete

últimas canciones

(1986), de Guiller-

mo Kuitca.

En el primero de los cuadros menciona-

dos, se muestran cuatro rostros desespe-

rados que miran hacia lugares distintos,

como buscándose sin encontrarse, se-

parados los unos de los otros por líneas

gruesas que obstruyen esa comunicación

que parecen anhelar. En la obra de Kuitca,

en cambio, asoma un hombre solitario en

el desamparo de una habitación inmen-

sa, con los brazos caídos, transmitiendo

al observador una angustia densa y ate-

rradora, portando sobre sus hombros la

desgracia de no tener otra cosa que la

riqueza material que lo rodea.

Se ponen de manifiesto de este modo otros

de los efectos del planteamiento vital que

vengo criticando. La anulación de todo com-

promiso conduce a que rija lo que Freud

ha denominado -desde su obra Más allá del

principio del placer- “imperio del principio de

autodestrucción”. Es que el hombre sólo en-

cuentra su plenitud con el tiempo, median-

te un despliegue progresivo de todas sus po-

tencias. Apegado al presente y desligado de

todo compromiso pierde la perspectiva de la

realidad y así se torna incapaz de compren-

derla y, más aun, de amarla.

Esto también fue puesto de relieve por Kier-

kegaard, que por eso propuso como modelo

de persona al hombre casado, frente al Don

Juan, que encarna el esteticismo. En su filo-

sofía, temporalidad es fidelidad: “Tú debes

amar. Solamente cuando amar sea un deber,

estará el amor eternamente protegido contra

todo cambio; eternamente liberado en su feliz

independencia; dichosamente asegurado, por

toda la eternidad, contra la desesperación”.

La forma arquetípica del amor: el matrimonio

Para salir de esta situación, debemos afron-

tar y sortear un desafío: el de aprender a

amar. Porque como ha señalado Pedro Ser-

na, se trata, en el fondo, de eso: no hemos

aprendido a amar, a buscar la autorreali-

zación, la propia felicidad, a través de la

entrega de sí, de la apertura al otro, que de-

jaría entonces de ser simplemente otro para

transformarse ante todo en un tú.

Aunque nuestra voluntad se encuentre incó-

moda en el amor de donación, en el sacrificio;

aunque prefiera el cálculo, el do ut des, lo cierto

es que sólo el amor incondicionado puede su-

perar la soledad, proporcionar la seguridad, la

conciencia de ser querido por uno mismo, sin

cláusulas de revisión, cualesquiera que sean

las circunstancias.

Lo único que puede devolvernos el paraíso

perdido, que los hombres de comienzos de

s o c i e d a d

Un hombre que vive apegado al

presente es un hombre desorientado

(porque prescinde de la orientación

que proviene del pasado, carece

de memoria) y sin expectativas, sin

proyectos (porque su cerrazón al

futuro le impide toda conexión con su

connatural trascendencia)

Page 37: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 35

s o c i e d a d

siglo andamos buscando dramá-

ticamente, es el amor incondi-

cional, el amor que no rehúye el

sacrificio, que se refuerza justo

en los momentos de debilidad,

en las dificultades, y que se mira

a sí mismo en el horizonte de la

vida y de la muerte. (Un amor que

no aspire a proyectarse sobre la

muerte misma es necesariamen-

te un amor auto-condicionado,

es decir, un amor que busca en el

otro el cumplimiento de alguna

aspiración o la satisfacción de

una necesidad, física, material o

psicológica).

La forma arquetípica de ese amor es la

de un compromiso de entrega y donación

plena y total entre el varón y la mujer, es

decir, un matrimonio. Un matrimonio que

funda una familia. Siguiendo nuevamen-

te a Serna, “sólo una familia así fundada

puede enseñar al hombre a amar de ve-

ras. Esa familia y ese modo de entender

el matrimonio coinciden con la milenaria

propuesta cristiana que veía en ellos el

lugar natural del hombre, el mejor lugar

para nacer y para morir”.

El hombre sólo encuentra su plenitud en el tiempo, mediante un despliegue progresivo de todas sus

potencias. Apegado al presente y desligado de todo compromiso pierde

la perspectiva de la realidad y así se torna

incapaz de comprenderla y, más aun, de amarla.

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Página 36 EMPRESA Nº198

e m p r e s ae m p r e s a

claves para el enfoque de las acciones de responsabilidad de la empresa

José Luis gómez-egea

José Luis gómez López-Egea es Contador Público nacional y doctor en Cs. Económicas (univ. nacional del Litoral). Programa de Alta dirección (instituto de Estudios superiores de la Empresa, univ. de navarra). Programa de Perfeccionamiento docente (iEsE, Barcelona). Autor de libros y publicaciones. Profesor del área Empresa, sociedad y Economía (instituto de Altos Estudios Empresariales).

El tema de la responsabilidad social de la

empresa (RSE) presenta la ventaja de ha-

berse introducido, de hecho, en la agenda

de las empresas y, en especial, de las corpo-

raciones en todo el mundo occidental. Sin

embargo, con frecuencia se ha tendido a en-

focarla como quien añade un casillero más

en el organigrama general de la empresa.

En este caso, obligados por una necesidad o

una moda.

Los programas reales de la RSE, pues-

tos en marcha por las empresas, se han

asentado y consolidado sobre estas bases

generales: actividades con impacto social,

no relacionadas con el núcleo duro de la

empresa, dedicando muy pocos recursos

presupuestarios, apoyadas en la iniciativa y

en el voluntariado de personas ligadas a la

organización, sin continuidad, cambiantes,

rápida y fácilmente cancelables en caso de

necesidad.

En consecuencia, esos programas se han

ido destacando por un cierto matiz de

sentimentalismo, voluntarismo e impre-

visión, que en ocasiones ha colocado lí-

mites a la profesionalidad y seriedad con

que la empresa suele enfocar los otros

sectores de su tarea. La consecuencia

ha sido, en el mejor de los casos, que la

empresa haya cumplido con esa respon-

sabilidad imperativa, mediante la contra-

tación o delegación en una o varias ONGs

ya existentes.

Mi propuesta consiste en partir de un es-

quema de ideas diferente al habitual, el

cual pueda servir de basamento a una vi-

sión más profesional y más auténtica de los

emprendimientos sociales de las empresas.

Y facilitar así una acción más coherente,

constante, eficaz, y previsible por parte de

las corporaciones que sienten sinceramen-

te la necesidad de ampliar su horizonte

A partir de una definición conceptual de la empresa y la responsabilidad, Gómez-Egea nos invita a reflexionar acerca del alcance de la responsabilidad social empresaria, en pos de una acción más coherente, constante, eficaz, y previsible por parte de las corporaciones que sienten sinceramente la necesidad de ampliar sus horizontes de un servicio a la comunidad.

En este sentido añade en la nota que “al realizar con contenido humano y dirección prudencial lo que es el núcleo de su actividad, ya se está cumpliendo elementalmente con los requisitos de la inquietud a la que responde la noción de RSE”.

Page 39: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 37

e m p r e s a

de un servicio a la comunidad, que ya han

comenzado a prestar mediante su accionar

comercial.

La propuesta surge con naturalidad y sen-

cillez, a partir de un enfoque más completo

acerca de lo que es empresa y de lo que es

responsabilidad.

La empresa

El concepto amplio de empresa incluye

unos objetivos de servicio a un mercado

constituido por personas, y potencialmen-

te a toda una comunidad humana. No se

conoce una empresa si no se conoce lo que

ella hace. La misión, la estrategia y sus po-

líticas apuntan a explicar qué es lo que pre-

tende hacer, y cómo.

Ese servicio no se agota en el mercado, por-

que apunta potencialmente hacia la socie-

dad entera. Entiendo que lo social está liga-

do íntimamente con lo económico, porque

sin referencia a la sociedad no se concebiría

cabalmente ni tendría lugar el objetivo de

rentabilidad del capital.

El objetivo de la empresa es solucionar una

necesidad de la gente, a título oneroso, y

conseguir hacerlo en forma tal que se pro-

duzca un valor agregado para el conjunto

de quienes componen la unidad empresa.

Hay que recalcar que la empresa no es una

cosa, no es tampoco solamente una pro-

piedad sobre las cosas, ni es tampoco algo

propio exclusivamente del dueño de esos

bienes. Es en esencia una organización de

personas que están motivadas y ordenadas

a la consecución de propósitos determina-

dos.

Su naturaleza ética se desprende, por

cierto, a partir de la consideración de que

se trata esencialmente de una actividad

humana, ya sea individual o bien colectiva.

Además el acto humano está cargado de

intencionalidad.

responsabilidad

La responsabilidad es la capacidad de

respuesta ante una demanda actual o po-

tencial de la gente, y está vinculada íntima-

mente a la noción acerca de lo que se espe-

ra de ella (de la empresa) y por tanto de sus

directivos. Y quien lo espera es la sociedad

en la que nace y se desarrolla cualquier ini-

ciativa empresarial. Y de la que se alimenta.

Siempre la empresa fue una organización

humana y por tanto siempre recayeron res-

ponsabilidades sobre ella. Desde ese punto

de vista, la RSE no es un invento moderno.

Cada acto humano es de carácter integral

y completo. No es un hecho desligado del

contexto. Y la empresa consiste, en esencia,

en un conjunto de actos humanos. Debe

responder a sus obligaciones ante las perso-

nas con quienes contrata individualmente

en el plano privado, pero también por las

consecuencias que su accionar produce

frente al Estado y la Sociedad.

Debe la Empresa cumplir de modo adecua-

do con el mercado. Entregar lo que afirma

Gómez-Egea: “La responsabilidad es la

capacidad de respuesta ante una demanda actual o potencial de la gente, y está atada íntimamente

a la noción acerca de lo que se espera de ella

(de la empresa) y por tanto de sus directivos. Y quien lo espera es la

sociedad en la que nace y se desarrolla cualquier

iniciativa empresarial”.

Page 40: Revista EMPRESA 198

Página 38 EMPRESA Nº198

producir. Cobrar lo que anunció. Pagar a

quienes contrata en concepto de compra o

contratación de personas. Todo ese accionar

se desarrolla bajo el paraguas de la ética. La

justicia está en la esencia de todas las tran-

sacciones humanas.

No es la ética un añadido más que se super-

pone a la naturaleza de un acto, sino que es

el punto de confluencia de todos los demás

aspectos -obligadamente parciales- del

comportamiento humano.

El acto empresarial por excelencia son las

decisiones que se toman precisamente para

ser puestas en práctica, y que es lo que

constituye y determina el núcleo de cual-

quier tarea directiva. La posibilidad de im-

plementación es una primera exigencia de

cualquier determinación. Una segunda es la

de que sea correcta la forma de implemen-

tarla. Con posterioridad, deberá afrontar

adecuada y puntualmente todas las conse-

cuencias de sus actos.

Solo en la medida en que la empresa cum-

ple con sus responsabilidades globales,

podrá crecer e ir aumentando su valor aña-

dido y diseñar su posible crecimiento.

mayores exigencias por parte de la sociedad

Al propio tiempo que ha florecido y se ha

encumbrado la profesión de empresario,

debido a los éxitos obtenidos en el campo

productivo, hemos sido testigos también de

la ampliación de las expectativas por parte

de la sociedad a la que pertenece.

La empresa ha sabido actualizarse tecno-

lógicamente y también en sus estructuras

humanas, pero no siempre esa demostra-

ción de profesionalidad la ha extendido a

lo humano. Ha seguido siendo fiel a ciertas

prácticas tradicionales que prevalecían den-

tro de un paradigma cultural basado en el

principio individualista. A ello se añadía la

orientación hacia la búsqueda exclusiva de

la máxima rentabilidad, para el propietario

del capital.

Si bien, con frecuencia, se le ha echado

en cara, a la persona del directivo de no

cumplir adecuadamente con algunas de

e m p r e s a

La empresa tiene que generar valor

económico que esté supeditado al bien social

(bien común), ofrecer información transparente

dentro y fuera de ella misma, ajustarse a

patrones lícitos y éticos de comportamiento.

Actualizarse e innovar continuamente.

Page 41: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 39

sus responsabilidades, o no cumplirlas

del todo bien, no toda la culpa puede

atribuirse a esas personas o a la institu-

ción misma de la dirección empresarial.

En gran medida han influido también las

creencias, las costumbres, las ideologías

que dominaban determinados sectores de

la sociedad, y que difundían los libros y

las Escuelas.

Ha habido y siguen habiendo muchas pre-

siones, muchas influencias que surgen en

parte de la cultura economicista que predo-

mina en la comunidad de negocios, institu-

ciones educativas, de los valores sembrados

por los máximos cultores de una ciencia

económica que pretende seguir encerrada

hasta hoy en los principios del individua-

lismo egoísta. Así como también a su lado

aparecen sus grandes aliados: sus mentores

políticos y las leyes positivas que coopera-

ron en la posibilidad de comportarse con

irresponsabilidad.

Objetivos y contexto en el que planteamos la propuesta

Habiendo llegado al fondo del problema,

es posible ahora llegar a una propuesta

explícita acerca de cómo encarar esta inte-

resante faceta de nuestro mundo actual. Se

trata con ella, de asegurar el contenido y el

sentido humano de lo que ya está amplia-

mente admitido y vigente en el accionar de

la mayoría de las corporaciones serias.

Sugiero dibujar dos planos diferentes en los

que trabajar sobre los temas de la RSE:

1. Qué hacer

2. Metodologías adecuadas para conseguir-

lo (cómo hacerlo).

Mejorar lo que ya se hace, llenarlo de senti-

do pleno de servicio a la sociedad. Gobernar

o dirigir la organización con sentido huma-

Talcahuano 736 piso 5ºC1013AAP - Buenos Aires

República Argentina

Tel/fax (54-11) 4373-5966Líneas rotativas

[email protected]

Estudio RIMOLDI

Abogados

e m p r e s a

Page 42: Revista EMPRESA 198

Página 40 EMPRESA Nº198

no y solidario. La empresa tiene que generar

valor económico que esté supeditado al

bien social (bien común), ofrecer informa-

ción transparente dentro y fuera de ella

misma, ajustarse a patrones lícitos y éticos

de comportamiento. Actualizarse e innovar

continuamente.

Suponiendo que ya cumpla con todo esto,

debe diversificar su actuación en planos

en los que es más difícil y más necesaria

su actuación. Hasta llegar a dinamizar los

sectores sociales más abandonados. Educar

o ayudar a educar, a todas las personas con

las que se pone en contacto. Estar en per-

manente actualización y adaptación a las

nuevas necesidades y nuevas técnicas. Pre-

sentar informes y declaraciones positivas

públicas que permitan favorecer el bienes-

tar y la concordia de todas las capas socia-

les. Emprender actividades que no reditúan

en el corto plazo, o ayudar a las entidades

que a ello se dedican. Hacerlo, siguiendo el

modelo de acción de las empresas que han

demostrado utilizar métodos e instrumen-

tos que son propios de una organización

humana, que sirve de diversas formas a una

comunidad en la que está inmersa. Comen-

zar a dirigir mejor a la propia organización.

Vivir y hacer respetar los valores, la misión,

y el clima humano que debe reinar en toda

organización que in-

tenta perdurar. A partir

de ahí, intentar difun-

dir esa cultura y esos

valores hacia el resto

de los estamentos de

los que se compone y

vive la propia organi-

zación.

Conclusión

Siguiendo esta línea

de contribución posi-

tiva hacia la empresa

y su entorno social, la

propuesta parte de la

idea de que la RSE no

es algo añadido, postizo, o superpuesto a la

naturaleza y a los objetivos de servicio con

que se llega a definir y comprender la natu-

raleza de una empresa.

Al realizar, con contenido humano y direc-

ción prudencial, lo que es el núcleo de su

actividad, ya se está cumpliendo elemental-

mente con los requisitos de la inquietud a

la que responde la noción de RSE.

Es importante destacar que siempre son

las personas singulares y las instituciones

pioneras, las que poseen más fuerza y vi-

gor, quienes con su pensamiento y con su

acción están consiguiendo paulatina, pero

eficazmente, cambiar algunos de los carac-

teres de la cultura empresarial que no pare-

cerían del todo adecuados al nivel de lo que

espera la sociedad.

De lo que se trata entonces es de contribuir

a la difusión de una nueva cultura –de una

nueva sensibilidad- que se precisa vivir

dentro y fuera de la empresa, uno de cuyos

caminos lo hemos emprendido bajo el nom-

bre de la responsabilidad de la empresa en

la sociedad (RES). Para ello hace falta propo-

ner una alianza más sólida entre las Escue-

las de Dirección y los mejores protagonistas

del ámbito empresarial.

Son las personas singulares y las

instituciones pioneras, las que poseen más fuerza

y vigor, quienes con su pensamiento y con su

acción están consiguiendo paulatina, pero

eficazmente, cambiar algunos de los caracteres de la cultura empresarial

que no parecerían del todo adecuados al nivel

de lo que espera la sociedad.

e m p r e s a

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Invierno 2010 Página 45

e m p r e s as o c i e d a d

el rol de los jóvenes

en la política

ricardo López murphy

ricardo López murphy es licenciado en Economía (universidad nacional de La Plata). Fue candidato a Presidente y es líder del partido Convergencia Federal.

Considero que un elemento decisivo para las

sociedades es el espíritu de participación y

compromiso de la juventud con su realidad.

Cuando percibo, en general en la sociedad y

en particular en la juventud, desinterés, falta

de vocación y de compromiso en relación al

destino del lugar geográfico al que se pertene-

ce, noto que estamos en graves problemas.

La pasión y el interés tienen una impronta

diferente durante la adolescencia porque las

experiencias se viven con gran entusiasmo y

energía, no sólo en relación a las actividades

cívicas, sino en todos los ámbitos de la vida.

Cuando en las sociedades, la juventud no

participa en política -y debo decir que hace

algunos años, esta era una de mis grandes

preocupaciones- se puede leer que la política

no logra entusiasmar y motivar con el propio

destino a los propios miembros y a su elemen-

to más dinámico, que es la propia juventud.

recomponer la calidad, reputación y el prestigio de los líderes

¿Por qué ocurre eso? En primer lugar, la

apatía se explica por la existencia de un

gran descrédito hacia los líderes. Cuando se

observa en los liderazgos una conducta y

una reputación deleznables, no hay mayor

explicación que dar.

Recomponer la calidad, reputación y el presti-

gio del liderazgo es un elemento decisivo para

impulsar la participación de los jóvenes.

Por otra parte, la juventud es un momento

de la vida en el que no se puede perder el

tiempo. El costo que se paga en cuanto a

resignar otras cosas para participar en po-

lítica es muy alto. Por eso, la actividad polí-

tica debe ser simultáneamente entretenida

y formativa. Los jóvenes deben encontrar

en la política, como yo lo hice cuando tenía

esa edad, no sólo una forma de compromiso

con su Patria y con su sociedad, sino un ele-

mento de gran educación personal.

Me forjé admirando a personas valiosas, res-

ponsables, sacrificadas, patriotas. El rol de los

líderes consiste en dar el ejemplo, marcar el

camino; señalar con la propia reputación y

conducta, lo que la juventud necesita tener

de ejemplo. Y esa tarea debe realizarse en las

circunstancias más diversas, a pesar de los

éxitos y fracasos electorales.

Nuestra Patria necesita que la trans-

formemos. Está sufriendo una grave

“Los jóvenes deben encontrar en la política, como yo lo hice cuando tenía esa edad, no sólo una forma de compromiso con su Patria y con su sociedad, sino un elemento de

gran educación personal”, señala López Murphy.

Para el economista y político, la participación y el compromiso a construir el futuro debiera sustentarse en tres valores fundacionales: la libertad, la institucionalidad

y el trabajo.

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Página 46 EMPRESA Nº198

s o c i e d a d

decadencia que

revela el descré-

dito de la socie-

dad hacia sus

dirigentes y su

gobierno. Tene-

mos la sensación

cotidiana de que

somos el hazme-

rreír y el ridículo

del mundo. So-

mos invocados

y recordados,

no por las cosas

buenas que Ar-

gentina ha pro-

ducido, sino por

ser la comidilla

y el escándalo

en toda la región

que nos rodea.

Tenemos que

cambiar. Prime-

ro por nuestra

propia dignidad,

y también porque nuestro país tiene

un enorme potencial. La Argentina está

ubicada en una zona del mundo sin con-

flictos, en un área de paz que debería

ser también un área de prosperidad y de

oportunidades. El optimismo y el sueño

del futuro deberían ser algo cotidiano y,

sin embargo, hoy sentimos una atmósfera

de frustración, que es entendible ya que

hemos sufrido una decadencia como país.

El país de mis abuelos era uno de los más

ricos y recibía personas de todo el mundo.

Las cosas han cambiado tanto, que si no

tomamos medidas no podremos evitar que

muchos jóvenes sigan emigrando. Se ha

creado una zona de frustración y fracaso,

donde antes había prosperidad.

El interés y la razón de actuar en política

es un acto de extraordinaria generosidad,

de desapego, renunciamiento, de estar

dispuestos a entregar horas de alegría y

sacrificio. Pero también es un acto de auto-

defensa, de protección de nuestro futuro,

de crear las oportunidades para que el país

sea distinto, para acabar con esa vergüen-

za, que a veces sentimos, de tener lideraz-

gos de los que nos escandalizamos y de los

que no podemos entender cómo el pueblo

ha llegado a elegirlos.

Ese escándalo es el que tenemos que

cambiar. Lo haremos si primero tenemos

la vocación, disposición y la voluntad de

hacerlo. Y si tenemos un programa, una

práctica y una actitud inteligente y lúci-

da. Una actitud que haga que la política

no sea triste ni frustrante: debe ser en-

tretenida, alegre, mirando al futuro. Debe

movilizarnos y al mismo tiempo, gratifi-

carnos.

Los valores fundacionales para la construcción del futuro

Desde ese punto de vista, celebro siempre

la voluntad de participar, y deseo que sea

útil y fecundo para su formación. Quiero

señalar en unas líneas generales, cómo pen-

samos debe construirse el futuro.

• En primer término, el valor esencial y el

eje que atraviesa todas nuestras conviccio-

nes es el valor de la libertad. La vida tiene

sentido porque hay libertad, elección, pode-

mos determinar nuestro destino. La libertad

es a los seres humanos como la salud: sólo

se la valora integralmente cuando se la

pierde. Hay tantas personas que han vivido

en la historia con su libertad coartada. Y

hay tanto por hacer para cautelar el bien de

la libertad.

Nosotros creemos que ese valor no es

renunciable. Hace a los atributos del ser

humano. No sólo se predica, se ejerce en

un sentido extraordinario de admitir que

todos somos diferentes, tolerando que otros

convivan con nosotros y se expresen de

una forma distinta a la nuestra. El valor

supremo de la libertad es nuestra marca de

identificación.

López Murphy: “Un elemento decisivo para

las sociedades es el espíritu de participación

y compromiso de la juventud con su realidad”.

Page 49: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 47

• El segundo elemento decisivo, que nos forma,

es la creencia de que la libertad no se expresa

en la jungla, sino en una sociedad organizada

de acuerdo a la ley, a las reglas del Estado de

Derecho en una convivencia civilizada.

Nuestra libertad no es la de los tigres en la

selva o la de los tiburones en el mar. Es la

de un mundo en que lo que pesa y organi-

za la vida colectiva es la ley que permite

convivir y organizarse de una forma que es

extraña a los participantes. Se trata de una

ley anónima, no construida para servir a

los que ejercen el poder. Es la ley que refleja

la igualdad de los ciudadanos entre ellos y

frente a sus representantes.

• Nuestro tercer valor fundacional es la

realización del ser humano a través del tra-

bajo. El elemento que da vida y esperanza

es ganar el pan con el sudor de su frente.

Esto es tan importante como la libertad y la

institucionalidad.

El trabajo nos evita la dependencia y la su-

misión. Cuando hay dependencia, sumisión

y clientelismo, lo que existe en realidad es

servidumbre, abochornamiento y degra-

dación. Nosotros creemos en el trabajo, en

construir para que la vida de cada uno de

nosotros dependa de nuestro trabajo, méri-

to y esfuerzo. No queremos seres clonados,

sino seres que construyan su futuro con su

propio esfuerzo.

La sumisión y la dependencia vienen acom-

pañados de otro valor ajeno a la libertad: la

intimidación. Hoy es observable en la reali-

dad de nuestro país, en la cual vemos tanta

crispación, amenazas, burlas, degradación,

provocación permanente. Proviene de aque-

llos que sólo creen en la ley de la subordi-

nación a ellos. En todo eso queremos ser

diferentes. Queremos mujeres y hombres

libres que construyan su destino, no que de-

pendan. No queremos una sociedad que se

sienta intimidada, sino liberada.

• El cuarto elemento, es que creemos en

una sociedad que convive en la diversidad y

respeta, una sociedad armoniosa, que cree

en la concordia. No creo en el camino de la

violencia o la descalificación.

Los seres humanos

tienen derecho a la

prosperidad, y nues-

tro país también. Tra-

bajamos en política

a veces con suerte, a

veces con infortunio,

a veces con oídos

receptivos y otras,

como una voz en el

desierto. Pero siem-

pre con la esperanza

de que construi-

remos una Patria

próspera. Porque no

queremos ser parte de una sociedad donde el

común denominador sea el hambre, la miseria

y la pobreza.

Nada me indigna más que ver personas

durmiendo en la calle, en una sensación

de renuncia a la propia vida, a la construc-

ción del propio destino. Eso nos humilla y

degrada, porque es muy difícil desde esa

postración, hambre y frustración, generar

seres libres.

Hago un llamado a la alegría, al compromi-

so, a la militancia, a construir un país que

no tenga frustración, odio ni dependencia.

Un país que sueñe con oportunidades para

todos y que esté en condiciones de qui-

tarnos esas llagas que son la pobreza y la

indigencia. Un país que va a saber reencon-

trarse entre todos los argentinos. Que va a

tender la mano. Un lugar en el que, como

dice el Preámbulo de la Constitución, todos

los hombres puedan construir su futuro.

Somos un país construido por oleadas de

inmigrantes que vinieron a realizar y cons-

truir lo que no podían construir en sus tie-

rras. Y somos producto de ese crisol, mezcla

y grito de esperanza. Es posible construir

una sociedad mejor, no sólo para nosotros,

sino para toda la humanidad.

s o c i e d a d

El optimismo y el sueño del futuro

deberían ser algo cotidiano y,

sin embargo, hoy sentimos una

atmósfera de frustración que

es entendible, ya que hemos sufrido

una decadencia como país.

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Página 48 EMPRESA Nº198

e m p r e s ae m p r e s a

pensando el campo

gastón bordelois

gastón Bordelois es ing. Agrónomo (univ. de Buenos Aires). Postgrado en Política y Economía Agraria (L´Ëcole Practique des Hautes Ëtudes de la sorbonne). Fue secretario de Agricultura, ganadería y Pesca de la nación y Coordinador nacional del Programa social Agropecuario de la secretaría de Agricultura, ganadería, Pesca y Alimentación. Administrador y Asesor de empresas agropecuarias. Autor de artículos y panelista sobre la temática agropecuaria.

El tema “del campo” es hoy motivo de in-

terpelaciones hacia quienes se supone te-

nemos mayor información sobre el tema,

por razones de trabajo profesional o por

estar vinculados a alguna explotación

agropecuaria familiar: “¿Cómo están aho-

ra en el campo?, “Parece que este año van

a tener una mejor cosecha”, “¿Se resol-

vieron los reclamos que hacía el sector?”,

“¿El gobierno nunca los perdonó?”; “¿En

que quedó el famoso tema de las reten-

ciones?”, son algunas de las preguntas

frecuentes.

No es fácil responder a los comentarios o

satisfacer estos requerimientos de mane-

ra breve y concisa, ya que el conocimien-

to de la realidad rural que tiene la gene-

ralidad de quienes viven en medios ur-

banos se reduce muchas veces a algunos

aspectos folclóricos de la vida de campo,

o a experiencias recogidas en incursiones

turísticas durante algunas vacaciones

que, ciertamente, no brindan información

suficiente para comprender la situación

del medio rural.

El mundo rural, conjunto de distintas realidades

Comencemos por señalar que “el mundo

rural” es un conjunto de distintas realida-

des, que responden a formas de vida y de

cultura de muy diferentes características.

• Existe un sector conformado por unidades

productivas de muy variado tipo: medianos

y grandes establecimientos dedicados a dis-

tintas actividades productivas, identificadas

con frecuencia como “Estancias”; unidades

más chicas, las “chacras” o “fincas”; o más

reducidas aún, los minifundios o predios

rurales, que son las responsables de generar

la producción agrícola ganadera del país y

cuyo valor representa una parte muy sig-

nificativa del Producto Bruto Nacional. Es

decir, una parte sustantiva de la economía

se apoya en la actividad agropecuaria. Esta

no solo es generadora de productos, sino que

constituye una oportunidad de creación de

puestos de trabajo.

• Existe también una población rural nu-

cleada en poblados que no superan los

“Es necesario que el campo del “agrobusiness” pueda contar con una política que le permita expresar toda su potencialidad, con las lógicas limitaciones derivadas de la necesaria sustentabilidad ambiental; que se arbitren los adecuados mecanismos de redistribución alimentaria para que el flagelo del hambre deje de ser un estigma de nuestra sociedad; y que la agricultura familiar cuente con el apoyo de políticas que le aseguren un lugar en nuestra estructura social rural, con perspectivas de crecimiento, estabilidad, seguridad jurídica y acceso a mejores niveles de vida”, señala Bordelois.

El autor realiza una clara descripción de la realidad del campo y de los sectores productivos que allí habitan: el empresarial y el de las pequeñas unidades productivas. Su análisis incluye la situación comparativa de países como Chile y Brasil, el valor del desarrollo tecnológico, el fenómeno de la siembra directa con su potencialidad y limitaciones, e incursiona -con una explicación lógica- acerca del conflicto suscitado entre el campo y el gobierno haciendo foco en el tema de debate: las retenciones.

Page 51: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 49

e m p r e s a

2000 habitantes, en la mayoría de los ca-

sos, que se comportan como centros pres-

tadores de servicios, tanto para quienes

viven en ellos como para quienes habitan

la zona que los circunda.

• Y existe asimismo una población rural dis-

persa que vive en parajes a veces alejados

de los centros poblados y que, por lo mis-

mo, no accede (o lo hace limitadamente) a

prestaciones de servicios sociales.

Queda en evidencia que existe una íntima

relación entre los dos sectores mencionados

en primer término, y que la suerte de los

pequeños núcleos urbanos citados está di-

rectamente relacionada con: “como le vaya

al campo”. Son muy extensas las regiones

del país donde la actividad agropecuaria se

convierte en la única actividad productiva

existente. La actividad industrial tiende a

concentrarse en la proximidad de los gran-

des centros urbanos, salvo aquellas directa-

mente relacionadas con la transformación

de la producción primaria (usinas lácteas,

plantas frigoríficas) o en zonas de cultivos

industriales o intensivos: plantas procesa-

doras o empacadoras (frutas, caña de azú-

car, tabaco, yerba mate, etc.).

De las unidades productivas se obtiene

una producción agropecuaria largamente

excedentaria respecto a las necesidades

alimentarias de nuestra población: podría

con ella alimentarse a 300 millones de per-

sonas. Este hecho nos muestra cuán defi-

cientes son nuestras políticas, que no han

sido capaces de dar respuesta al problema

del hambre en el país, permitiendo que

haya gente que muere por desnutrición, un

verdadero escándalo social que nos debiera

movilizar para impedirlo.

¿Cuántas son las unidades productivas

existentes en todo el país? De acuerdo al

Censo agropecuario de 2002, las unidades

productivas eran alrededor de 333.477, que

abarcaban 174.807.257 ha. De este total, los

llamados “Pequeños Productores”, o bien la

“Agricultura Familiar”, ascendían a 218.868

productores que cubrían 23.519.642 ha. Es

decir, dos de cada tres productores pertene-

cen a la agricultura familiar, no obstante lo

cual la superficie que trabajan representa

apenas un poco más de un octavo de la

superficie que explotan los productores de

mayor dimensión.

En consonancia con esto, la agricultura de

los pequeños productores llegaba, al mo-

mento del censo, a significar poco menos

del 20% del total de la producción agrope-

cuaria, mientras que los productores me-

dianos y grandes eran los responsables de

generar el 80% restante.

Pueden entonces percibirse las dos realidades

que componen nuestro medio productivo rural:

El sector empresarial y el sector de pequeñas unidades productivas

1- Un sector empresarial que cuenta con

las condiciones necesarias para acceder a

tecnologías de punta -que benefician eco-

nomías de escala-, y que puede recurrir

al uso de maquinarias agrícolas con gran

capacidad de trabajo para cubrir superficies

extensas por hora de laboreo. Que también

Bordelois: “Son las pequeñas

explotaciones agrarias las que prevalecen numéricamente, no

obstante eso no han sido tomadas en cuenta las más de las veces en

el diseño de políticas sectoriales rurales. La

importancia económica del sector empresarial

prevalece sobre la importancia social de la

agricultura familiar”.

Page 52: Revista EMPRESA 198

Página 50 EMPRESA Nº198

se beneficia en las compras de insumos y

venta de productos en condiciones venta-

josas merced a los volúmenes significativos

que manejan, y que accede a los mercados

financieros, por contar con garantías sufi-

cientes como respaldo ante las institucio-

nes bancarias.

Este sector forma

parte de lo que se

ha dado en llamar

el “agrobusiness”.

De él proviene la

producción exce-

dentaria que origina

el grueso de nues-

tras exportaciones,

lo que le permite

al país contar con

una importante

disponibilidad de

divisas que han

originado en estos

últimos años saldos

favorables significativos en nuestra balanza

comercial y han permitido evitar presiones

sobre la cotización del dólar dada su relati-

va abundancia y disponibilidad.

2- Un sector de pequeñas unidades produc-

tivas que constituye la materia prima de las

redes sociales del mundo rural, responsable

del poblamiento estable de nuestro interior,

y que da vida a un sinnúmero de poblados

rurales que, como ya señalamos antes, se

comportan tanto como demandantes de

productos frescos -habituales integrantes

de la canasta familiar alimentaria- como

también como proveedores de servicios

para la población rural que rodea a dichos

núcleos urbanos.

Ambos sectores juegan con frecuencia roles

recíprocamente complementarios, sirviendo

los integrantes de los grupos familiares de

los pequeños productores como mano de

obra de los establecimientos productivos

del sector empresarial, así como es este el

que muchas veces justifica obras de infraes-

tructura o la radicación de ciertos servicios

que tal vez no se llevarían a cabo si solo

fueran beneficiarios pequeños productores.

Pero es, sin duda, el sector empresarial el

que resulta, con mayor fuerza, observado

por los medios y es el percibido como “el

campo” por los sectores urbanos, y también

es su imagen la que se transmite a los otros

países como la realidad dominante.

Como hemos visto, sin embargo, son las pe-

queñas explotaciones agrarias las que pre-

valecen numéricamente, no obstante lo cual

no han sido tomadas en cuenta las más de

las veces en el diseño de políticas sectoriales

rurales. La importancia económica del sector

empresarial prevalece sobre la importancia

social de la agricultura familiar.

Los casos de Brasil y Chile

Sin embargo, no ocurre lo mismo en países

vecinos como Brasil y Chile: en Brasil exis-

ten, con igual jerarquía, el Ministerio de

Agricultura, abocado a la problemática del

“agrobusiness”, y el Ministerio de la Agricul-

tura Familiar, a cargo del diseño y la con-

ducción de políticas específicas para peque-

ños productores. Y es así como existen regí-

menes especiales para el otorgamiento de

créditos, políticas de colonización, que han

permitido la radicación de miles de familias

campesinas en el medio rural, poniendo a

su alcance los servicios esenciales de salud,

educación, infraestructura, electrificación

etc. para que el vivir en el medio rural no

resulte en una desventaja de calidad de

vida respecto de quienes están radicados en

medios urbanos.

En Chile, el INDER (Instituto Nacional de

Desarrollo Rural) constituye una expe-

riencia valiosa de cómo dar apoyo a la

agricultura familiar, combinando planes

de capacitación, asesoramiento técnico,

financiamiento mediante créditos blandos

y con períodos de gracia para el pago de las

amortizaciones (permitiendo la “madura-

ción” de las inversiones y la percepción de

e m p r e s a

Es de las unidades productivas que se

obtiene una producción agropecuaria

largamente excedentaria respecto a

las necesidades alimentarias de nuestra

población: podría con ella alimentarse

a 300 millones de personas..

Page 53: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 51

las rentas esperadas para empezar a cum-

plir con los pagos consiguientes), y aliento a

la organización de los productores para que

estos puedan tomar en mano la conducción

de los procesos de desarrollo que los tiene

como actores y destinatarios.

En nuestro país, el sector de los pequeños

productores no ha sido tomado muy en

cuenta y las políticas favorables a su de-

sarrollo han sido de alcance limitado, por

razones de insuficiente financiamiento, por

su falta de permanencia en el tiempo y por

no constituir una propuesta integral de De-

sarrollo Rural.

El impacto del desarrollo tecnológico aplicado

La magnitud del cambio tecnológico que

ha protagonizado el sector de la mediana y

gran agricultura en las dos últimas décadas

es realmente muy impactante. De un tone-

laje total de producción de granos y oleagi-

nosas que no alcanzaba a los 50 millones de

toneladas, a una producción en 2007/2008

del orden de los 95 millones de toneladas.

Este crecimiento es el resultado combinado

de un mejoramiento de los rindes unitarios

por hectárea de todos los cultivos principales

pampeanos, y de una extensión del área bajo

cultivo, resultado, a su vez, de una sustitución

parcial de la ganadería por la agricultura en

la pampa húmeda respondiendo a una mayor

renta esperable por hectárea de esta última y

por una extensión de la “frontera agropecua-

ria” en las Regiones NEA y NOA.

Sin duda alguna, el crecimiento del nivel

tecnológico registrado en el medio rural

argentino nos ha permitido alcanzar niveles

de eficiencia productiva, que colocan en un

lugar de privilegio al país en términos inter-

nacionales, merced a costos de producción

muy competitivos apoyados en los buenos

rindes unitarios por hectárea que, en el

caso de la soja, resultan equiparables a los

obtenidos en EE.UU.

siembra directa, avances positivos y efectos negativos

Otro hecho importante dentro del mejoramien-

to tecnológico alcanzado, lo constituye el hecho

del desarrollo de la llamada “siembra directa”

que implica una modalidad de siembra que

preserva significativamente el recurso suelo, al

sustituir las labranzas de roturación del mismo

que eran llevadas a cabo con arados de rejas, o

arados y rastras de discos que afectaban su es-

tructura, lo conducían a una progresiva degra-

dación, exponiéndolo a procesos de erosión.

La Argentina es el país con mayor superficie

relativa trabajada bajo el sistema de siembra

directa, lo que supone una gran permeabilidad

de los productores en relación a las propuestas

de nuevas tecnologías, como también lo certi-

fica la adopción en gran escala de fertilizantes

y nuevos agroquímicos, la aceptación de líneas

de cultivos mejorados a través de la ingeniería

genética (desarrollada por el INTA, las univer-

sidades, y los departamentos técnicos de las

empresas semilleras, muchas de ellas multi-

nacionales), la innovación en el almacenaje de

granos con la incorporación de los silos-bolsa

de tela plástica -de manera masiva y en poco

tiempo-, la renovación del parque de maqui-

naria agrícola -incluyendo diseños y dispositi-

vos originales de nuestras fábricas, concebidos

y sugeridos por contratistas y por los mismos

productores en muchos casos-.

e m p r e s a

Dos de cada tres productores pertenece a la agricultura familiar, a

pesar de eso, la superficie que trabajan representa

apenas un poco más de un octavo de la

superficie que explotan los productores de mayor

dimensión.

Page 54: Revista EMPRESA 198

Página 52 EMPRESA Nº198

Ciertamente estos

avances logrados

en la producción

tienen su contra-

partida en efectos

negativos que sur-

gen por:

• Limitaciones en

la observancia de

reglas de seguridad

vinculadas al uso de

agroquímicos que

pueden afectar el

medio ambiente y la

salud de las pobla-

ciones;

• Extensión de la

agricultura a zonas

con suelos frágiles,

que no resultan

aptas para ser cultivadas por el riesgo de

deterioro que presentan;

• Deforestaciones irresponsables en NEA y NOA

para extender las áreas de cultivo, (la mayoría

de las veces para implantar soja) con el agra-

vante de que tales acciones han sido llevadas

a cabo con desplazamiento de comunidades

aborígenes o de poblaciones criollas a las que

se les han desconocido sus derechos poseso-

rios, originando graves problemas sociales.

Ciertamente estos hechos se relacionan con

la falta de intervención de los Estados Na-

cional y Provinciales que no hacen respetar

las normas y leyes que rigen en relación a

estas temáticas.

El tema de las retenciones

El “campo” ha sido noticia en los medios al

producirse un enfrentamiento entre las au-

toridades nacionales y las dirigencias de las

entidades gremiales con relación al famoso

tema de las retenciones. ¿Qué significan las

mismas?: un impuesto a las exportaciones

agropecuarias de granos y oleaginosas que,

en el caso de la soja asciende al 35% del

valor pactado con los importadores de los

países que compran nuestra producción.

El impuesto grava toda la exportación de

soja que, en la actualidad, significa cerca del

90% del total producido, ya que el consumo

interno es muy bajo. En la actualidad la soja

está llegando a los 55 millones de toneladas

de un total de 95 millones que representa-

ría el total de lo cosechado entre todos los

granos. A esto debe agregarse que la soja es

el grano (oleaginoso) que tiene mayor valor

unitario por tonelada.

Uniendo estos hechos, concluimos que la ac-

tual retención sobre la soja es el punto central

del debate, ya que alcanza el orden de los 6.000

millones de dólares que se resta a los ingresos

de los productores agropecuarios. El sistema de

retenciones como modo de imponer al sector

es, seguramente, la peor variante que podría

elegirse. Porque recae sobre todos los producto-

res de igual manera: sean chicos o grandes, ha-

yan tenido buenos o malos rindes, estén cerca

de los puertos o a 1000 km de distancia. De esa

manera, se desalienta la producción y se coloca

en situación de rentas negativas a muchos pro-

ductores de manera injusta.

Hay además un aspecto negativo, no tenido

en cuenta suficientemente: la reducción

del precio del grano vendido lleva a una

reducción del uso de tecnología, por cuan-

to la decisión del uso de ciertos insumos

está condicionada a la relación costo del

insumo-valor de la producción adicional es-

perable por haberlo utilizado. Y el valor de

esta producción adicional está dado por su

volumen multiplicado por su valor unitario.

Al reducirse este, a través del mecanismo

de las retenciones, se reduce la posibilidad

de apelar a la incorporación de insumos

que mejorarían los rindes a obtener, y se de-

prime el resultado final de las cosechas.

Esta incidencia negativa de las retenciones

se vuelve mas incisiva cuando el cultivo en

cuestión requiere mayor cantidad de insumos

por hectárea, ya que el costo de producción se

eleva, y el margen neto (libre de gastos) por

tonelada obtenida se achica, con lo cual la re-

tención tiene mas posibilidad de volver nega-

tivo el saldo a obtener por parte del productor.

e m p r e s a

El sistema de retenciones como modo

de imponer al sector es, seguramente,

la peor variante que podría elegirse.

Porque recae sobre todos los

productores de igual manera: sean

chicos o grandes, hayan tenido buenos

o malos rindes, estén cerca de los

puertos o a 1000 km de distancia.

Page 55: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 53

Aplicar retenciones del orden del 35% en

el caso de la soja, significa que el Estado se

queda con un monto neto del producido de

la venta por tonelada (que se cotiza en el

mercado internacional actual a 350 USD/t) de

USD 122. Y si suponemos que la exportación

puede alcanzar los 49 millones de tonelada, el

Estado estaría recaudando en el orden de los

USD 6.000 millones sin costo ni riesgo alguno.

Mientras que los productores tendrían un in-

greso bruto de 227 USD/t, de los cuales deben

deducirse todos los costos de producción, de

comercialización, fletes, seguros etc. que im-

plican entre los 80-90 USD/t. Es decir, queda

para el productor un monto de alrededor de

USD 137/t levemente superior a lo percibido

por el Estado. Siempre que se obtengan más

de 3 t/ha, y que no se tenga ningún costo de

alquiler por el uso de tierra.

En ciclos agrícolas, como el registrado en

Julio 2008-Junio 2009, con fuerte incidencia

de la sequía en buena parte de la superficie

cultivada con soja, los resultados fueron ne-

gativos, es decir, se trabajó a pérdida.

Lo reseñado precedentemente trata de expli-

car porque los productores se resistieron, en

la crisis de enfrentamiento de 2008 con el Go-

bierno, a que se aumentaran las retenciones,

como lo disponía el gobierno, y salieron a las

rutas a expresar su protesta. También se ex-

plica, a la luz de la estrecha relación existente

entre productores y poblaciones nucleadas

en los pequeños centros urbanos de nuestro

interior, que las protestas hayan sido expre-

sadas por grupos conjuntos urbano-rurales,

superando esquemas de viejos antagonismos

como lo fue el de campo-ciudad.

No deja de ser un dato alentador, el hecho de

que personas residentes de grandes núcleos

urbanos como lo son Rosario y Buenos Aires,

hayan expresado su solidaridad con los pro-

ductores, rechazando la propuesta de consi-

derar a los “del campo” como “los enemigos

a vencer”, y descubriendo que la auténtica

identidad de la Argentina es la resultante de

una total integración de sus realidades urba-

no-rurales. E imaginar que el famoso modelo

de país, al que debiéramos aspirar probable-

mente, sea el de un país agroindustrial expor-

tador, superando el modelo agroexportador

del primer centenario.

En otras palabras, basar nuestra competiti-

vidad industrial en el usufructo inteligente

de una materia prima abundante y de cali-

dad, con bajos costos productivos derivados

de nuestras privilegiadas condiciones na-

turales y de nuestro alto nivel tecnológico

como lo es nuestra producción agropecua-

ria, y darle a nuestras exportaciones el ma-

yor valor agregado posible.

Pero volvemos a subrayar los cambios pen-

dientes de realizar: es necesario que el cam-

po del agrobusiness pueda contar con una

política que le permita expresar toda su

potencialidad, con las lógicas limitaciones

derivadas de la necesaria sustentabilidad

ambiental; que se arbitren los adecuados

mecanismos de redistribución alimentaria

para que el flagelo del hambre deje de ser

un estigma de nuestra sociedad; y que la

agricultura familiar cuente con el apoyo de

políticas que le aseguren un lugar en nues-

tra estructura social rural con perspectivas

de crecimiento, estabilidad, seguridad jurí-

dica y acceso a mejores niveles de vida.

Volvamos al comienzo: ¿Cómo está el campo?

Y bueno, si tiene tiempo, le cuento…

e m p r e s a

El crecimiento del nivel tecnológico registrado en el medio rural argentino

nos ha permitido alcanzar niveles de eficiencia

productiva que colocan en un lugar de privilegio

al país en términos internacionales, merced a costos de producción muy

competitivos apoyados en los buenos rindes

unitarios por hectárea que, en el caso de la soja,

resultan equiparables a los obtenidos en EE.UU.

Page 56: Revista EMPRESA 198

Página 54 EMPRESA Nº198

e m p r e s as o c i e d a d

La respuesta está en la santidad, el rostro auténtico de la iglesia

El P. roger J. Landry es vicario parroquial en la Parroquia del Espíritu santo en Fall river, massachusetts y capellán en la Escuela secundaria Bishop Connolly. Licenciado en Biología (Harvard university). graduado en teología moral y Bioética. Homilía pronunciada por el P. Roger Landry en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, MA, U.S.A..

Muchas personas se han acercado a mí

para hablar de los casos de abusos de

menores y hoy, quisiera hablar sobre este

tema; no podemos negar el asunto, como si

no hubiera sucedido. Por lo tanto, quisiera

discutir sobre cuál debe ser nuestra res-

puesta como fieles católicos a este terrible

escándalo.

Lo primero que necesitamos, es entenderlo a

la luz de nuestra fe en el Señor. Antes de ele-

gir a sus primeros discípulos, Jesús subió a la

montaña a orar toda la noche. En ese tiempo

tenía muchos seguidores. Él habló a Su Padre,

en oración, acerca de a quienes elegiría para

que fueran sus doce apóstoles, los doce que

Él formaría íntimamente, los doce a quienes

enviaría a predicar la Buena Nueva en Su

nombre. Él les dio el poder de expulsar a los

demonios. Les dio el poder para curar a los

enfermos. Ellos vieron como Jesús obró incon-

tables milagros. Ellos mismos obraron en Su

nombre numerosos milagros.

Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un

traidor. Uno, que había seguido al Señor;

uno, a quien el Señor le lavo los pies; que

lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a

personas de entre los muertos y perdonar a

los pecadores, traicionó al Señor. El Evange-

lio nos dice que Judas permitió que Satanás

entrara en él y luego vendió al Señor por

treinta monedas en Getsemaní, simulando

un acto de amor para entregarlo. “¡Judas!”,

le dijo Jesús en el huerto de Getsemaní, “con

un beso entregas al Hijo del hombre”. Jesús

no eligió a Judas para que lo traicionara. Él

lo eligió para que fuera como todos los de-

más. Pero Judas fue siempre libre y uso su

libertad para permitir que Satanás entrara

en él y, por su traición, terminó haciendo

que Jesús fuera crucificado y ejecutado.

“Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, esta habría estado acabada antes de comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes sí lo viven”, señala el Padre Roger Landry.

Sus palabras forman parte de la homilía parroquial en la que abordó la problemática que vive la Iglesia frente a la proliferación de casos de abusos de menores. Y es desde su condición de pastor, que quisimos compartir su reflexión y su respuesta en esta edición de EMPRESA.

Si bien no escapa a esta realidad, dolorosa para todos los católicos, y entiende de las acciones que la propia Iglesia ha encarado para prevenir futuras situaciones, nos invita a centrarnos en aquellos que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y a sus fieles por amor. Finalmente, subraya con énfasis que la única respuesta adecuada a este terrible escándalo, es la Santidad. “¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia”.

roger J. Landry

Page 57: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 55

e m p r e s as o c i e d a d

Así que entre los primeros doce que Jesús

mismo eligió, uno fue un terrible traidor.

A veces los elegidos de Dios, lo traicionan.

Este es un hecho que debemos asumir. Es

un hecho que la primera Iglesia asumió.

Si el escándalo causado por Judas hubiera

sido lo único en lo que los miembros de

la primera Iglesia se hubieran centrado,

la Iglesia habría estado acabada antes de

comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia

reconoció que no se juzga algo por aquellos

que no lo viven, sino por quienes sí lo viven.

En vez de centrarse en aquel que traicionó a

Jesús, se centraron en los otros once, gracias

a cuya labor, predicación, milagros y amor

por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gra-

cias a los otros once -todos los cuales, excepto

San Juan, fueron martirizados por Cristo y por

el Evangelio, por lo que estuvieron dispuestos

a dar sus vidas- que nosotros llegamos a es-

cuchar la palabra salvífica de Dios, que recibi-

mos los sacramentos de la vida eterna.

Hoy somos confrontados por esa misma

realidad. Podemos centrarnos en aquellos

que traicionaron al Señor, aquellos que

abusaron en vez de amar a quienes estaban

llamados a servir o, como la primera Iglesia,

podemos enfocarnos en los demás, en los

que han permanecido fieles, esos sacerdotes

que siguen ofreciendo sus vidas para servir

a Cristo y para servirlos a ustedes por amor.

Los medios casi nunca prestan atención a

los buenos “once”, aquellos a quienes Jesús

escogió y que permanecieron fieles, que vi-

vieron una vida de silenciosa santidad. Pero

nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible

escándalo que estamos atestiguando bajo

una perspectiva auténtica y completa.

El escándalo desafortunadamente no es algo

nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas

en su historia, peores que las actuales. La his-

toria de la Iglesia es como la definición mate-

mática del coseno, es decir: una curva oscila-

toria con movimientos de péndulo, con bajas

y altas a lo largo de los siglos. En cada una de

esas épocas, cuando la Iglesia llegó a su punto

más bajo, Dios elevó a tremendos santos que

llevaran a la Iglesia de regreso a su verdadera

misión. Es casi como si en aquellos momen-

tos de oscuridad, la Luz de Cristo brillara más

intensamente. Yo quisiera centrarme un poco

en un par de santos a quienes Dios hizo surgir

en esos tiempos tan difíciles, porque su sabi-

duría realmente puede guiarnos durante este

tiempo similar.

El testimonio de san Francisco de sales

San Francisco de Sales fue un santo a quien

Dios hizo surgir justo después de la Refor-

ma Protestante. La Reforma Protestante

no brotó, fundamentalmente, por aspectos

teológicos, por asuntos de fe -aunque las

diferencias teológicas aparecieron después-

sino por aspectos morales.

Había un sacerdote agustino, Martín Lutero,

quien fue a Roma durante el papado más

notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI.

Este Papa jamás enseñó nada en contra de la

fe -el Espíritu Santo lo evitó-, pero fue simple-

mente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos

de seis diferentes concubinas. Los sacerdotes

vivían abiertamente sus relaciones con mu-

jeres. Algunos trataban de obtener ganancias

vendiendo bienes espirituales. Una inmorali-

dad terrible privaba entre los laicos católicos.

Eventualmente, Dios hizo surgir a muchos

santos que combatieran esta solución equi-

Sin importar cuán pecador pueda ser un

sacerdote, siempre y cuando tenga la intención

de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, transformar el

pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo; o en la confesión, sin importar cuán pecador sea él en

lo personal, perdonar los pecados del penitente.

Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de

ese ministro.

Page 58: Revista EMPRESA 198

Página 56 EMPRESA Nº198

vocada y trajeran de regreso a las personas a

la Iglesia fundada por Cristo. San Francisco de

Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su

vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran

muy populares, predicando el Evangelio con

verdad y amor. Muchas veces fue golpeado

en su camino, casi hasta la muerte. Un día le

preguntaron cuál era su postura con relación

al escándalo que causaban tantos de sus her-

manos sacerdotes. Lo que él dijo es tan impor-

tante para nosotros hoy como lo fue en aquel

entonces para quienes lo escucharon; no se

anduvo con rodeos.

Dijo: “Aquellos que

cometen ese tipo de

escándalos son cul-

pables del equivalen-

te espiritual a un ase-

sinato, destruyendo

con su pésimo ejem-

plo la fe de otras per-

sonas en Dios”. Pero

al mismo tiempo ad-

virtió a sus oyentes:

“Pero yo estoy aquí

entre ustedes, hoy,

para evitarles un mal

aún peor. Mientras

que aquellos que

causan el escándalo

son culpables de ase-

sinato espiritual, los que acogen el escándalo

-los que permiten que los escándalos destru-

yan su fe- son culpables de suicidio espiritual.

Son culpables”, dijo, “de cortar de tajo su vida

con Cristo, abandonando la fuente de vida en

los Sacramentos, especialmente la Eucaristía”.

San Francisco de Sales anduvo entre la

gente de Suiza tratando de prevenir que

cometieran un suicidio espiritual a causa

de los escándalos. Y yo estoy aquí, hoy, para

predicarles lo mismo a ustedes.

El santo de Asís

¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción?

Otro gran santo que vivió en tiempos parti-

cularmente difíciles también puede ayudar-

nos: el gran San Francisco de Asís. Alrededor

del 1200 fue una época de inmoralidad te-

rrible en Italia central. Los sacerdotes daban

ejemplos espantosos. La inmoralidad de los

laicos era aun peor. San Francisco mismo,

siendo joven, había escandalizado a otros

con su manera despreocupada de vivir. Pero

eventualmente se convirtió al Señor, fundó a

los Franciscanos, ayudó a Dios a reconstruir

Su Iglesia y llegó a ser uno de los más gran-

des santos de todos los tiempos.

Una vez, uno de los hermanos de la Orden

de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este

hermano era muy susceptible a los escándalos.

“Hermano Francisco”, le dijo. “¿Qué harías tú si

supieras que el sacerdote que esta celebrando

la Misa tiene tres concubinas a su lado? Fran-

cisco, sin dudar un solo instante, le dijo muy

despacio: “Cuando llegara la hora de la Sagrada

Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de

mi Señor de las manos ungidas del sacerdote”.

¿A dónde quiso llegar Francisco? Él quiso de-

jar en claro una verdad formidable de la fe y

un don extraordinario del Señor. Sin importar

cuán pecador pueda ser un sacerdote, siempre

y cuando tenga la intención de hacer lo que

hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, trans-

formar el pan y el vino en la carne y la sangre

de Cristo; o en la confesión, sin importar cuán

pecador sea él en lo personal, perdonar los

pecados del penitente-. Cristo mismo actúa en

los sacramentos a través de ese ministro.

Ya sea que el Papa Juan Pablo II celebre

la Misa o que un sacerdote condenado a

muerte por un crimen celebre la Misa, en

ambos casos es Cristo mismo quien actúa

y nos da Su cuerpo y Su sangre. Así que lo

que Francisco estaba diciendo en respues-

ta a la pregunta de su hermano religioso

-al manifestarle que él recibiría el Sagrado

Cuerpo de Su Señor de las manos ungidas

del sacerdote- es que no iba a permitir que

la maldad o inmoralidad del sacerdote lo

llevaran a cometer suicidio espiritual.

Cristo puede seguir actuando y de hecho ac-

túa incluso a través del más pecador de los

Cristo puede seguir actuando y de

hecho actúa incluso a través del

más pecador de los sacerdotes. ¡Y

gracias a Dios que lo hace! Y es que

si siempre tuviéramos que depender

de la santidad personal del sacerdote,

estaríamos en graves problemas.

e m p r e s as o c i e d a d

Page 59: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 57

sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace! Y

es que si siempre tuviéramos que depender

de la santidad personal del sacerdote, esta-

ríamos en graves problemas. Los sacerdotes

son elegidos por Dios de entre los hombres

y son tentados como cualquier ser humano

y caen en pecado como cualquier ser hu-

mano. Pero Dios lo sabía desde el principio.

Once de los primeros doce apóstoles se dis-

persaron cuando Cristo fue arrestado, pero

regresaron; uno de los doce traicionó al

Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha

hecho los sacramentos en esencia “a prue-

ba de los sacerdotes”, esto es, en términos

de su santidad personal. No importa cuán

santos estos sean o cuán malvados, siempre

y cuando tengan la intención de hacer lo

que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo

mismo, tal como actuó a través de Judas

cuando Judas expulsó a los demonios y curó

a los enfermos.

La santidad, el rostro auténtico de la iglesia

Así que, nuevamen-

te, les pregunto:

¿Cuál debe ser la

respuesta de la Igle-

sia a estos actos? Se

ha hablado mucho al

respecto en los me-

dios. ¿Tiene la Iglesia

que trabajar mejor,

asegurándose que

nadie con predispo-

sición a la pedofilia

sea ordenado? Abso-

lutamente. Pero esto

no sería suficiente.

¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para

tratar estos casos cuando sean reporta-

e m p r e s as o c i e d a d

¡Este es un tiempo en el que todos

nosotros necesitamos concentrarnos

aún más en la santidad! ¡Estamos

llamados a ser santos y cuánto necesita

nuestra sociedad ver ese rostro

hermoso y radiante de la Iglesia!

Page 60: Revista EMPRESA 198

Página 58 EMPRESA Nº198

dos? La Iglesia ha cambiado su manera

de abordar el tema, y hoy la situación es

mucho mejor de lo que fue en los 80, pero

siempre puede ser perfeccionada. Pero

aun esto, no seria suficiente. ¿Tenemos

que hacer más para apoyar a las victimas

de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo,

tanto por justicia como por amor! Pero ni

siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal

Law ha hecho que la mayoría de los recto-

res de las escuelas de medicina en Boston

trabajen en el establecimiento de un cen-

tro para la prevención del abuso en niños,

que es algo que todos nosotros debemos

apoyar. Pero ni siquiera esta es una res-

puesta suficiente.

¡La única respuesta

adecuada a este

terrible escándalo,

la única respuesta

auténticamente

católica a este

escándalo -como

San Francisco de

Asís reconoció en

el 1200, como San

Francisco de Sales

reconoció cuatro-

cientos años des-

pués, e incontables

otros santos han

reconocido en cada

siglo- es la Santi-

dad! ¡Toda crisis

que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el

mundo enfrenta, es una crisis de santidad!

La santidad es crucial, porque es el rostro

auténtico de la Iglesia.

Siempre hay personas -un sacerdote se

encuentra con ellas regularmente, ustedes

probablemente conocen a varias de ellas

también- que usan excusas para justificar

por qué no practican su fe, por qué lenta-

mente están cometiendo suicidio espiritual.

Puede ser porque una monja se portó mal

con ellos cuando tenían nueve años. O por-

que no entienden las enseñanzas de la Igle-

sia sobre algún asunto particular.

La vocación de ser santos

Indudablemente, habrá muchas personas

estos días -y ustedes, es probable, se en-

contraran con ellas- que dirán: “¿Para qué

practicar la fe; para qué ir a la Iglesia, si la

Iglesia no puede ser verdadera, cuando los

así llamados elegidos son capaces de hacer

el tipo de cosas que hemos estado leyen-

do?”. Este escándalo es como un perchero

enorme donde algunos trataran de colgar

su justificación para no practicar la fe. Por

eso es que la santidad es tan importante.

Estas personas necesitan encontrar en to-

dos nosotros una razón para tener fe, una

razón para tener esperanza, una razón para

responder con amor al Amor del Señor. Las

Bienaventuranzas que leemos en el Evange-

lio de hoy son una receta para la santidad.

Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen

que ser más santos los sacerdotes? Seguro

que sí. ¿Tienen que ser más santos los reli-

giosos y religiosas, y dar un testimonio aún

mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente.

Pero todas las personas en la Iglesia tienen

que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos

tenemos la vocación de ser santos y esta

crisis es un llamado para que despertemos.

Estos son tiempos duros para ser sacerdote.

Son tiempos duros para ser católicos. Pero

también son tiempos magníficos para ser

un sacerdote y tiempos magníficos para ser

católicos. Jesús dice en las Bienaventuranzas

que escuchamos hoy: “Bienaventurados serán

cuando los injurien, y los persigan y digan con

mentira toda clase de mal contra ustedes por

mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su

recompensa será grande en los cielos; pues de

la misma manera persiguieron a los profetas

anteriores a ustedes”.

Yo he experimentado de primera mano esta

Bienaventuranza, al igual que otros sacer-

dotes que conozco. Días atrás, salía con mi

traje negro de clérigo. Una madre, apenas

me vio, de inmediato apartó a sus hijos del

camino para protegerlos de mí. Cuando

pasé, me miro, y cuando me había alejado

e m p r e s as o c i e d a d

En cada una de esas épocas, cuando la

Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios

elevó a tremendos santos que llevaran

a la Iglesia de regreso a su verdadera

misión. Es casi como si en aquellos

momentos de oscuridad, la Luz de

Cristo brillara más intensamente.

Page 61: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 59

lo suficiente, respiro aliviada y soltó a sus

hijos. ¡Cómo si yo fuera a atacarlos a mitad

de la tarde en un club deportivo!

Sin embargo, aunque quizá tengamos que

padecer tales insultos y falsedades por causa

de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Hoy

es un tiempo fantástico para ser cristianos,

porque es un tiempo en el que Dios realmente

nos necesita para mostrar Su verdadero ros-

tro. En el pasado, en Estados Unidos, la Iglesia

era respetada. Los sacerdotes eran respetados.

La Iglesia tenía reputación de santidad y bon-

dad. Pero ya no es así.

Uno de los más grandes predicadores en la

historia estadounidense, el Obispo Fulton

J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en

tiempos en los que la Iglesia sufre en vez

de florecer, cuando la Iglesia tiene que lu-

char, cuando la Iglesia tiene que ir contra la

cultura. Para que los verdaderos hombres

y las verdaderas mujeres pudieran dar un

paso al frente y pudieran contar. “Hasta los

cadáveres pueden flotar corriente abajo”,

solía decir, señalando que muchas personas

salen adelante fácilmente cuando la Iglesia

es respetada, “pero se necesita de verdade-

ros hombres, de verdaderas mujeres, para

nadar contra la corriente”.

¡Qué cierto es esto! Hay que ser un ver-

dadero hombre y una verdadera mujer

para mantenerse a flote y nadar contra la

corriente que se mueve en oposición a la

Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre

y una verdadera mujer para reconocer que

cuando se nada contra la corriente de las

críticas, estamos más seguros que cuando

permanecemos adheridos a la Roca sobre

la que Cristo fundó su Iglesia. Este es uno

de esos tiempos. Es uno de los grandes mo-

mentos para ser cristianos.

Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará

Algunas personas predicen que en esta re-

gión la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá

sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el

Señor se asegurará que sobreviva. Una de las

más grandes réplicas en la historia sucedió

justamente hace unos 200 años. El emperador

francés Napoleón engullía con sus ejércitos a

los países de Europa con la intención final de

dominar totalmente el mundo. En aquel en-

tonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: “Voy

a destruir su Iglesia” (Je detruirai votre eglise!).

e m p r e s as o c i e d a d

Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera

mujer para reconocer que cuando se nada contra la

corriente de las críticas, estamos más seguros que

cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre

la que Cristo fundó su Iglesia. Este es uno de

esos tiempos. Es uno de los grandes momentos

para ser cristianos.

Page 62: Revista EMPRESA 198

Página 60 EMPRESA Nº198

El Cardenal le contesto: “No, no podrá”. Napo-

león, con su metro cincuenta de altura, dijo

otra vez: Je detruirai votre eglise! El Cardenal dijo

confiado: “No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros

hemos podido hacerlo!”.

Si los malos papas,

los sacerdotes infie-

les y miles de peca-

dores en la Iglesia

no han tenido éxito

en destruirla desde

su interior -le estaba

diciendo implícita-

mente al general,

¿cómo cree que Ud.

va a poder hacerlo?

El Cardenal apunta-

ba a una verdad crucial. Cristo nunca permi-

tirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las

puertas del infierno no prevalecerían sobre

Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que

navega en el tiempo hacia su puerto eterno en

el cielo, nunca se volcará, no porque aquellos

que van en ella no cometan todos los pecados

posibles para hundirla, sino porque Cristo, que

también está en la barca, nunca permitirá que

esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nun-

ca la abandonará.

La magnitud de este escándalo podría ser

tal que, de ahora en adelante, ustedes en-

cuentren difícil confiar en los sacerdotes

de la misma manera como lo hicieron en el

pasado. Esto puede suceder y podría no ser

tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza

en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando al-

gunos de Sus elegidos lo hayan traicionado,

Él llamará a otros que serán fieles, que los

servirán a ustedes con el amor que merecen

ser servidos, tal como ocurrió después de la

muerte de Judas, cuando los once apóstoles

se pusieron de acuerdo y permitieron que el

Señor eligiera a alguien que tomara el lugar

de Judas y escogieron al hombre que terminó

siendo San Matías, quien proclamó fielmente

el Evangelio hasta ser martirizado por él.

¡Este es un tiempo en el que todos nosotros

necesitamos concentrarnos aún más en la

santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y

cuánto necesita nuestra sociedad ver ese ros-

tro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes

son parte de la solución, una parte crucial de

la solución. Y cuando caminen al frente para

recibir de las manos ungidas del sacerdote el

Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los

llene de un deseo real de santidad, un deseo

real de mostrar Su auténtico rostro.

Una de las razones por las que yo hoy estoy

aquí como sacerdote para ustedes es porque

siendo joven, me impresionaron negativa-

mente algunos de los sacerdotes que conocí.

Los veía celebrar la Misa y cómo, casi sin re-

verencia alguna, dejaban caer el Cuerpo del

Señor en la patena, como si tuvieran en sus

manos algo de poco valor en vez de al Creador

y Salvador de todos, en vez de a MI Creador

y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor,

reiterando mi deseo de ser sacerdote: “¡Señor,

por favor, déjame ser sacerdote para que pue-

da tratarte como Tú mereces!” Eso me dio un

ardiente deseo de servir al Señor.

Quizá este escándalo les permita a ustedes

hacer lo mismo. Este escándalo puede ser

algo que los conduzca por el camino del

suicidio espiritual o algo que los inspire a

decir, finalmente: “Quiero ser santo, para

que yo y la Iglesia podamos glorificar tu

nombre como Tú lo mereces, para que otros

puedan encontrarte en el amor y la salva-

ción que yo te he encontrado”. Jesús esta

con nosotros, como lo prometió, hasta el

final de los tiempos. Él sigue en la barca.

Tal como a partir de la traición de Judas, Él

alcanzó la más grande victoria en la histo-

ria del mundo, nuestra salvación por medio

de Su Pasión, muerte y Resurrección. Tam-

bién a través de este episodio, Él puede traer

y quiere traer un nuevo renacimiento de la

santidad, para lanzar unos nuevos Hechos

de los Apóstoles en el siglo 21, con cada uno

de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando

un papel estelar. Ahora es el tiempo para

que los verdaderos hombres y mujeres de la

Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo

de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?

Hoy es un tiempo fantástico para ser

cristianos, porque es un tiempo en el

que Dios realmente nos necesita para

mostrar Su verdadero rostro.

e m p r e s as o c i e d a d

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Page 64: Revista EMPRESA 198

Página 62 EMPRESA Nº198

del archivo

el hábito del diálogoEn un tiempo crispado por el rencor, por la desacreditación del otro en tanto y en cuanto opine de manera diferente, por una compulsiva tendencia a imponer un discurso único, surge de manera imperiosa el llamado al diálogo y a la escucha, necesarios para iniciar el camino de la paz y de la construcción de un futuro compartido.

Y qué interesante ha sido rescatar -en este recorrido que hemos emprendido de releer material de archivo-, un artículo publicado en el año 1965, del número 3 de la revista EMPRESA*, acerca del hábito del diálogo.

Los invitamos a meditar este texto que, hace 45 años, los dirigentes de empresa de ACDE de aquel tiempo decidieron incluir en la revista, y que hoy cobra suma actualidad, en tanto asignatura pendiente a la que, como sociedad, no hemos podido dar respuesta.

El diálogo no es practicable sin un cierto vigor y firmeza. Incluso cuando existe una comu-nidad de ideas, su afirmación desde posiciones individualizadas forzosamente diversas, im-prime a las afirmaciones personales un cierto matiz de fuerza. Esta presión, ejercida en su justa medida, es saludable.

Existe una medida óptima en la fuerza que acompaña a las afirmaciones personales. Más allá de esta medida, se ofende y se malogra el diálogo. Más acá, las afirmaciones resbalan sobre el oponente, sin dejar huella. Las alusiones personales son necesarias en la medida en que provocan una actividad mental positiva. Hablar siempre en términos impersonales, sin incursiones en la realidad humana que protagoniza el pensamiento, es otra falsedad o eva-sión que “irresponsabiliza”. El de arriba suele exigir respeto cuando alguien se dirige a él. Es natural. Pero sin interpretar como falta de respeto lo que sólo es lícita firmeza. De lo con-trario se negaría al otro, desde arriba, el derecho inalienable de la palabra, o se la aceptaría para destruirla, no en su contenido, sino en la posición humana de la que arranca.

AutOridAd y AutOritArismO

La autoridad corre el riesgo de afirmarse por principio, postulando su “no discutible”. Consciente o inconscientemente, en esa afirmación suele ocultarse una debilidad que no sólo se defiende creando un mito. La estrategia del mito es operante porque no es razona-ble y mueve las pasiones. En definitiva, la proclamación de principios indiscutibles en asun-tos temporales es la forma menos humana de gobernar.

Las razones que amparan al que habla desde abajo pueden adulterarse por despecho, resentimiento o impotencia. El que denigra desde arriba, revela indignidad, cinismo o debili-dad inconfesable.

En los autoritarismos, los de arriba suelen sentirse libres cuando hablan para que se les escuche. Pero se sienten incómodos cuando tienen que escuchar a los demás. Esa pseudolibertad, en di-rección única, que habla y no deja hablar, es la negación del diálogo y la forma más elemental de negarse a una oposición natural y por ello necesaria y constructiva. En estas condiciones, el que así pontifica no suele enterarse de si tiene razón, ni siquiera cuando la tiene.

* Revista Empresa Nº 3 abril/mayo 1965.Artículo seleccionado y prologado por Eduardo Otsubo. Este material ha sido subtitulado.

Page 65: Revista EMPRESA 198

Invierno 2010 Página 63

Dialogar, en definitiva, es hablar dirigiéndose a alguien de carne y hueso, con una categoría humana y una situación concreta. Aunque aparentemente se hable a veces de un modo impersonal, siempre existe un interlocutor encubierto. Más vale descubrirlo, jugar limpio y hablar claro. La tolerancia de la claridad y de las condiciones que la hacen posible es la verdadera fortaleza de los que dirigen. El diálogo no puede consistir en la mera denuncia de un adversario del cual ni siquiera se espera respuesta.

Quien quiere dialogar, conoce sus triunfos y sus debilidades y debe conocerlos en aquél a quien se dirige.

Las palabras más fecundas en la verdad y menos catastróficas, aún errando, siempre han ido hermanadas a una conciencia de la pro-pia limitación y a un real propósito de lograr lo mejor.

En este empeño de traducir en actos el acierto anhelado, las pala-bras de una firme oposición son fecundas, la tensión enriquece y refuerza la vida del pensamiento y de la acción.

Hablar y escuchar son dos actos de idéntico valor humano; son, en realidad, un mismo acto. Quien no sabe escuchar ni siquiera logra-rá hablar con persuasión. Voceará, gritará o monologará. Pero nada de esto es positivo. Cuando no se sabe dejar hablar a los demás, termina uno escuchando los propios gritos. Este es, al fin y al cabo, el último acto de todos los autoritarismos.

La máxima virtud del hombre de gobierno consiste en saber en-frentarse con sus propias incoherencias, cuando son presentadas por sus gobernados.

La firmeza de la objeción o del reclamo no debe terminar, por cierto, en falta de respeto y menos en insulto. Pero la respuesta del superior debe ser todavía más responsable, positi-va o negativa, debe ser objetivamente justa.

La conciencia de hallarse uno participando en una dialéctica constructiva es ya una fuerza que ampara las propias palabras. Es la fuerza que se halla en la base de todo pensamiento en vías de integración y que posibilita ese juego del “hablar - escuchar - volver a hablar”. Y así indefinidamente.

Hay que dejar en la vida una estela de actos, de realidades. A veces, con razón, se distingue en-tre lo que es palabra y lo que es acción. Pero las palabras que no predisponen o no mueven a la acción, aunque sólo sea modificándola en su forma, no son verdaderas palabras.

El gesto de fidelidad a lo bueno y necesario, en un momento y en una situación determinados, es lo que indefinidamente está haciendo al hombre, ser hombre. Debemos respetar en noso-tros mismos, y en los demás, esa palabra o ese acto que nacen del núcleo más auténtico, más libre y, paradójicamente, más subordinado de nuestro ser. Subordinado a un instancia superior.

Lo importante para nosotros es responder a lo que se nos exige hoy y aquí. A cada mo-mento respondiendo a todo lo que nuestra realidad exige, sin evasiones ni aplazamientos, sin aquietar nuestra conciencia con atenuantes, ni impacientar nuestra acción y nuestras palabras con agravantes que perturbarán la firmeza de nuestras resoluciones.

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Las palabras no sobran porque son las

que gobiernan las técnicas. Las técnicas,

los razonamientos más rigurosos, sin

un sentido o dirección no son nada.

Las palabras son el acto humano por

excelencia que gobierna a todos los

demás. Respetar la palabra es enaltecer

al hombre.

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Las respuestas del hombre a lo que su realidad exige, ofrecen testimonios conmovedores. Todo lo bueno que se derive del Concilio por ejemplo, se debe al gesto imperioso y apa-sionado, bondadoso, caritativo e inteligente de un hombre que recogió las necesidades del mundo y de la Iglesia, viviéndolas y padeciéndolas, y las ordenó razonablemente con esa razón a veces contraria a las más prudentes previsiones, hacia unas soluciones plausibles, humanas y luminosas. Todo el mecanismo que se ha puesto en juego con pensamientos y voluntades tan diversas, está pendiente de un gesto individual, personalísimo, del Papa Juan, que aceptó hacerse protagonista de lo que el mundo cristiano necesitaba: Convirtió en diálogo vivo y operante la palabra latente o balbuciente de muchos cristianos.

En otros niveles y en otras circunstancias, todos los sectores del mundo están necesitados de gestos comprensivos y fieles de la misma naturaleza.

HABLAr, dEJAr HABLAr y EnsEñAr A HABLAr

En la Argentina, por ejemplo, hace falta reaprender el hábito de saber hablar y escuchar, de saber respetar la libertad creadora de unos y de otros. Y hace falta desprender los modos peculiares de partidismos cerrados. Porque nuestra vida no podemos tomarla como una competición deportiva de baja estofa, en la que siempre hay que triunfar, sea como sea, sino como algo que a cada momen-to se salva o se pierde, según el calibre de humanidad y de fideli-dad al gesto enaltecedor de que seamos capaces. Ahora es bueno dialogar.

Es bueno hablar, dejar hablar y enseñar a hablar. Demasiado tiempo se ha dicho que es peligroso dejar hablar a los ignorantes, incultos o apasionados. Y demasiado tiempo se les ha dejado en la ignoran-cia, en la incultura y en condiciones económicas desde las que, en verdad, no podían hablar, sino sólo gemir o gritar.

Hacen falta palabras que encarnen y asuman esta situación precaria y canalicen la acción hacia los problemas culturales, económicos, políticos, religiosos, y aceleren la participación de todos en la vida y en todos sus niveles. Es preciso romper el vínculo vicioso pobres – ignorancia – inoperancia – restricción de la palabra. Es preciso, por de pronto, dejar hablar a los que pueden proclamar de forma apremiante, convincente y apasionada la urgencia de un cambio de mentalidad, a los que sienten vocación de romper el círculo vicioso.

Muchos dicen: hoy la técnica manda. Todas las técnicas, incluso la técnica política. Por con-siguiente, sobran palabras. No, las palabras no sobran porque son las que gobiernan las técnicas. Las técnicas, los razonamientos más rigurosos, sin un sentido o dirección no son nada. Las palabras son el acto humano por excelencia que gobierna a todos los demás. Respetar la palabra es enaltecer al hombre.

Aprendamos de nuevo a hablar, con pasión, con firmeza, con respeto a todo lo que lo me-rece. Aprendamos a hablar de las cosas que interesan a la comunidad, yendo a sus raíces, sin otras cautelas que las derivadas del auténtico bien de esta comunidad, entendida no como mero orden público, sino como orden de justicia en todos los niveles.

En la Argentina, por ejemplo, hace falta

reaprender el hábito de saber hablar y

escuchar, de saber respetar la libertad

creadora de unos y de otros. Y hace

falta desprender los modos peculiares

de partidismos cerrados..

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