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F É N I X Órgano de Divulgación de la Resp:. Log:. Simb:. FÉNIX No. 9,

Jurisdiccionada a la Gran Logia Cuscatlán,

del Oriente de El Salvador

2014 E.V.

SAN SALVADOR, EL SALVADOR, C.A.

NÚMERO 15 AÑO 8

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S U M A R I O

NUESTRA PORTADA

La portada de nuestra revista se

honra en presentar a cuatro masones

de Hispanoamérica, que como muchos

otros hermanos reconocidos por la

historia a nivel mundial, han

alcanzado cuotas de celebridad por su

participación en los distintos campos

del conocimiento, política y

actividades cívicas, gracias a lo cual,

se han podido conectar con nuestra

historia y nuestra cultura y que con

su ejemplo, han coadyuvado con la

labor encomendada a la orden masónica

de capacitar adecuadamente a sus

miembros, para que, con sus principios

y valores, puedan contribuir a

conseguir la paz universal y la mejora

de la humanidad, centrando sus

energías en la obtención de un orden

social más justo. ¿Cuántas

enseñanzas buenas provendrán de

nuestra Augusta Institución, para que

tantas mentes brillantes, como

Washington, Voltaire, Franklin,

Jefferson, Mozart, Newton, Houdini,

Jiménez de Azúa y muchos más,

hayan optado por ser iniciados en la

Masonería.

Editorial------------------------ 3

Cuadro Logial----------------- 4

El misterio de la

Pascua---------------------------- 5

La inspiración masónica

de Mozart----------------------- 11

Los versos de oro-------------- 14

Viendo el paso de la vida

detrás del telón---------------- 16

Homenaje al destacado

Masón, Nicolás Salume

Barake---------------------------- 20

Los tres pasos------------------ 25

Cita con el destino------------ 27

Realidades del mundo

Espiritual------------------------ 29

El misterio de la vida-------- 31

La clave de toda

realización---------------------- 35

El mandil------------------------ 40

El manantial-------------------- 43

Masones de antaño----------- 44

Objetivos del ideal

masónico------------------------- 48

Edición: V:. H:. Homero Armando Sánchez Cerna Diagramado: V:. H:. Pedro Félix Morataya Peña

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EDITORIAL

La logia Fénix No. 9 publica, por octavo año consecutivo, su revista FENIX, como aporte a la Gran Logia Cuscatlán y a las Logias de la Obediencia del Oriente de El Salvador, haciendo llegar a los miembros de la orden, artículos que coadyuven al conocimiento de los principios y valores de la masonería universal. En estas épocas de cambios y de tribulaciones que están pasando los pueblos del mundo, es oportuno que nosotros, los masones, hagamos valer los altos ideales, conceptuales y filosóficos, que la masonería ha ostentado durante su vida especulativa y por los que prohombres han caminado por el sendero de nuestra Augusta Institución, pregonando la libertad, la igualdad y la fraternidad entre sus iguales. Muchos han dado sus conocimientos en el arte, la ciencia, la política y hasta han entregado sus vidas por las libertades de los pueblos. Es hora de que los masones de nuestro tiempo seamos partícipes y anfitriones de los adelantos culturales, económicos, políticos y sociales y demostremos, con nuestro proceder, la calidad de los materiales con que hemos sido forjados en el yunque de la vida y acrisolados por el fuego del amor fraterno, como está escrito en textos de filosofía masónica. Cierto es, que como institución poco podemos hacer para gestionar los cambios hacia el desarrollo de nuestra sociedad, pero, como personas independientes, tenemos la libertad de proyectarnos y proyectar el futuro que queremos para nuestro pueblo y no solo la libertad, sino mas bien, la obligación de ser participes de la evolución moral a la que somos llamados los masones. Tiempo es ya de dar los pasos necesarios para que el amor fraterno gobierne nuestro proceder, para lo cual tenemos la oportunidad de demostrar, que los masones pregonan el amor entre sus hermanos y que no solo lo hacen, como un concepto filosófico o moralista, sino que lo viven en nuestras logias y en el día a día con las personas que los rodean, desde sus familias, que es lo más preciado para nosotros, como con nuestros hermanos, amigos, empleados, etc.; es decir, con las personas con las que nos relacionamos en el mundo profano; de esa forma, se hará evidente en la sociedad, que los masones no somos un grupo que se reúnen en el secreto de sus templos, si no que somos personas que salimos a vivir lo que en ellos aprendemos y que además, fomentamos el amor fraterno entre los diferentes círculos sociales en los que nos ha tocado vivir. Es mi deseo, que esta revista con sus artículos, ayude a profundizar en nuestros conocimientos masónicos y a ponerlos en práctica en el mundo profano, para que se cumpla verdaderamente la misión de la masonería, de ser luz en el mundo.

V:. H:. Mauricio Emilio Saade Lases

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CUADRO LOGIAL PARA EL AÑO MASÓNICO 2014 E:. V:.

VENERABLE MAESTRO MAURICIO EMILIO SAADE LASES

PRIMER VIGILANTE PEDRO FÉLIX MORATAYA PEÑA

SEGUNDO VIGILANTE ALEJANDRO SALVADOR ZABANEH COLOCHO

ORADOR HOMERO ARMANDO SÁNCHEZ CERNA

SECRETARIO WALTER ANTONIO GALINA CALDERÓN

TESORERO JOSÉ ARÍSTIDES CIENFUEGOS LUNA

HOSPITALARIO ALFONSO SANDOVAL MONTES

PRIMER DIACONO ALFREDO ALY PARKER ESTRADA

SEGUNDO DIACONO JOSÉ LUIS GÓMEZ FERREIRO

M:. DE CEREMONIAS MIGUEL ZABANEH ABULLARADE

PRIMER EXPERTO JORGE ALBERTO RAMÍREZ CHÁVEZ

G:. T:. I:. JUAN ANTONIO OCHOA CÓRDOVA

DIPUTADOS ANTE LA GRAN LOGIA CUSCATLÁN WALTER ANTONIO GALINA CALDERON JORGE ALBERTO RAMIREZ CHAVEZ ALFREDO ALY PARKER ESTRADA

REPRESENTANTE ANTE EL COLEGIO SUPERIOR DE DOCENCIA Y CULTURA

MASÓNICA: ALFREDO ALY PARKER ESTRADA.

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EL MISTERIO DE LA PASCUA

V:.H:. RAFAEL MARCAN Resp:. Logia "Unión Porteña" Nº 10

Oriente de Colombia

l calendario judío era lunar, y el 14 de Nissan (Marzo) siempre era la primera luna llena después del

equinoccio de primavera. El pueblo judío celebraba la fiesta de pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena. En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas. Brindaban por la liberación de la esclavitud del pueblo Hebreo por el faraón de Egipto.

Pero Pascua quiere decir más que eso. Pascua en Hebreo es PESAH que quiere decir “salida de la trampa” también se puede traducir como “pasar más allá” y esta salida se lleva a cabo con la letra TAU (τ) que en hebreo es la Cruz y esta cruz simboliza las modalidades del ser y

los estados superiores del ser, los cuales deben estar en el centro del mismo, Cristo no fue crucificado por casualidad, fue como símbolo del equilibrio de las modalidades, para poder ascender en la vertical, que son los estados superiores del ser. El Pueblo hebreo había heredado de los pueblos nómadas el rito de la pascua, mediante el cual se actualizaba la renovación cíclica del cosmos y la partida de los rebaños hacia los pastos de verano el primer domingo del plenilunio del primer mes lunar después del equinoccio de primavera. Los primogénitos del rebaño eran inmolados

esa misma noche y su sangre esparcida sobre las cabañas, como acto de purificación y salvaguarda contra los peligros que amenazan a la comunidad. Después de la comida ritual se ingería la carne de los corderos y se danzaba saltando ritualmente como figuración del “pasar más allá”. Era una fiesta pues de “transito” y consiguientemente de renovación cíclica del cosmos. Estas fiestas fueron coincidiendo quizás por casualidad, quizás como símbolo, con la fiesta de la Pesah, cuando el pueblo de Israel por mandato de YHVH (Yahvé, Jah, Jehovah) abandona la esclavitud de Egipto. Este acontecimiento

relatado en el libro del Éxodo (XII, 1-28) con el anuncio de la décima plaga que sufrirá el pueblo de Egipto si no libera al pueblo de Israel. En este acontecimiento Jehovah le dice a Moisés “Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año”, el día diez de este mes tomaran un cordero,

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lo guardaran hasta el día catorce y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre dos tardes y tomaran de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer, y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hiervas amargas lo comerán, pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito, la sangre será señal en las casas donde vosotros estéis; veré la sangre y pasaré de vosotros y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

En este momento Israel bajo la conducción de Moisés, entra en estos diez acontecimientos-contracciones, el décimo de los cuales, Moisés como contracción abre las Aguas de Nacimiento. El Mar Rojo se abre y extermina a los egipcios, que representan al “Hombre Verde”, el “Hombre Viejo” en nosotros, el opresor, dejando pasar a quien debe convertirse en el “Hombre Rojo”, el “Hombre Edénico”, mostrándonos el pasaje a la puerta de los Dioses, como dice el Salmo (82:6) “Yo había dicho: ¡Vosotros, dioses sois, todos vosotros, hijos del Altísimo!”. De esta forma la

Pascua Judía preparaba la Pascua Cristiana, donde si avanzamos al Misterio de la Muerte y Resurrección tan claro y tan vivido por todos los Masones, en nuestra iniciación en los augustos misterios, simbolizando el pasaje por la Puerta de los Hombres a la Puerta de los Dioses, representado en los dos solsticios, los dos San Juan, las dos Columnas, en el ciclo cósmico.

Al referirnos a la Pascua Cristiana, en la liturgia católica inicia la semana santa el domingo de ramos, con la entrada de Jesús a Jerusalén, donde una gran muchedumbre de gentes “cogieron ramos y palmas y salieron a recibirle, gritando ¡Hosanna!...”, la palmas y los ramos simbolizan el signo de la participación gozosa donde Cristo, el Mesías, va hacia la muerte, su descenso a los Infiernos y luego a su resurrección, pronto seguida de su ascensión gloriosa, para la salvación de todos los hombres. Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual. Pero para la masonería, la acacia representa “la prenda de resurrección e inmortalidad”.

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Hablamos de la muerte y descenso a los infiernos por una parte y resurrección y ascenso a los Cielos por otra, son como dos fases inversas y complementarias, siendo la primera la preparación necesaria para la segunda. Demostrando de una forma, que lo opuesto no existe, solo es complementario y sin uno no puede existir lo otro. Por otra parte en el Islam, nos encontramos un episodio del viaje nocturno de Muhammad, que incluye igualmente el descenso a las regiones infernales (isrâ), y después el ascenso a los diversos paraísos o esferas celestiales (mirâj). En la “Gran Obra” hermética y en todas las doctrinas tradicionales, se aprecia un descenso para después un ascenso, pero esas similitudes no muestran otra cosa que la unidad de la doctrina contenida en todas las tradiciones y no existe nada de sorprendente que en todas partes se encuentren las mismas verdades.

La ultima cena, se inmortaliza en el rito de la Misa, comienza con el lavatorio de los pies a los Apóstoles: “Se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego se puso a lavarles los pies a sus discípulos y se los secaba con la toalla. Cuando llego a Simón Pedro, este le dijo: tú Señor ¿me vas a lavar los

pies a mí?. Jesús le contestó: tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás después. Pedro dijo: a mí nunca me lavarás los pies. Jesús respondió: si no te lavo no podrás compartir conmigo. Entonces Pedro le dijo: si es así, lávame no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús respondió: esto no es necesario para que el que se ha bañado, pues está todo limpio. Ustedes están limpios, aunque no todos”. Es normal que interpretemos este gesto como un símbolo de humildad, como señal del amor fraternal de Jesús para con sus discípulos o sus hermanos, eso es cierto, pero existe mucho más. Cuando Pilatos se lava las manos quiere decir que no quiere conocer. Las manos son símbolo del conocimiento. Pero antes de participar de la Última Cena con el Cordero Pascual, los Apóstoles deben ser conducidos hacia sus normas ontológicas. Jesús se inclina entonces y Lava sus pies. Cura así la llaga de la humanidad, de la cual, los pies son portadores pues ellos potencian la totalidad del ser enfermo.

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Dice el Profeta Isaías “… desde la planta del pie hasta la cabeza, nada está en buen estado. No hay más que heridas, contusiones y llagas vivas que no han sido curadas, vendadas y suavizadas con aceite…”. Pero Cristo le confirma al Apóstol Pedro la necesidad de curar la herida lavando solamente los pies. En este mismo sentido Moisés recibe la orden de quitarse el calzado, delante de la zarza ardiente, en Tierra Pura, ningún cuerpo extraño debe separar los pies del hombre de la tierra. Los musulmanes se quitan el calzado antes de entrar a la Mezquita. Es también con los pies desnudos que se llevan a cabo todas las Iniciaciones en los Misterios de las distintas tradiciones. Esta desnudes física simboliza el desprendimiento psíquico e intelectual del Ser.

Para los Masones la desnudez del pie en la iniciación representa la insensibilidad moral, que impide la práctica de la Virtud. Además es el instrumento del andar, que abre nuestra marcha hacia delante, indica la facultad del discernimiento que debemos usar en cada paso en nuestro camino y que nos permite reconocer la verdadera

naturaleza de los obstáculos y pruebas del sendero con que podemos tropezar. Los pies son la mente inferior en contacto con el mundo exterior. El rito del lavado de pies significa haber lavado la mente, haberla librado de las taladas de los sentidos, de lo aparente, la purificación del pensamiento, el cambio de mentalidad. La perfecta sinceridad de las aspiraciones es, pues, la primera condición de todo progreso; pero se necesita con ella un bien entendido espíritu de humildad, dado que nuestro progreso debe desarrollarse en

un plano superior a la ilusión de la personalidad. Con nuestra inteligencia abrimos al sentimiento y a la percepción de aquella Realidad que Jesús llamó el “Reino de los Cielos”, meta de toda iniciación. Pero si el hombre no piensa ni entiende, sino lo que le muestran los sentidos, no puede lavar su mente natural. Todavía no puede pensar ni entender lo que tratan las ideas esotéricas. Es necesario tener presente en todo momento, que el esoterismo comienza partiendo de algo que los sentidos externos no muestran. Proviene de lo invisible en uno mismo. No empieza con la observación del mundo exterior, sino con la observación de sí mismo, con el mundo invisible que cada cual lleva en sí. Lo que se quiere decir con que la propia observación no es asunto de los ojos físicos, ni del oído físico, ni algo que se ha de palpar. Es un asunto interno, que dista mucho de los sentidos. Cuando Cristo dijo “El reino de Dios no vendrá con advertencia”, se refirió a que no es cosa de los sentidos, no es algo que podamos advertir por fuera, sino algo interno, un estado de

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evolución interior que comienza con la propia observación a la luz de las ideas esotéricas. Entonces se empieza a entender que se necesita un largo período de trabajo en sí mismo antes de poder siquiera soñar con semejante logro. Estamos muy lejos del Reino de los Cielos, pero por lo menos podemos ver el camino que nos conducirá a él. La Muerte puede intervenir en cualquier momento, ella un gran misterio en si misma (sobre todo en lo que respecta al momento). La misma, debido a su naturaleza, nos hace abandonar nuestro cuerpo y participar de una realidad que se nos escapa. ¿Se nos escapa en verdad? ¿No podríamos pensar, que nada impide que se aplique esta ley hasta la total realización del Ser cuando la muerte física parece interrumpirla? Esto lo confirma la tradición. Pero ¿Por qué, entonces, es esta experiencia tan dolorosa? Quizás solo el mito de la caída nos dé una respuesta, cuando llegamos a asimilarlo, comprendemos que nuestra experiencia terrestre es necesaria para reconquistar la primacía de nuestra naturaleza o Estado Primordial. El pasaje por la Puerta de los Hombres, es el punto de partida de esta reconquista y la muerte de nuestro cuerpo nos hará ingresar por la Puerta de los Dioses donde a partir de eso momento podemos alcanzar el Estado Primordial.

Dice San Pablo “…del mismo modo pasa con la resurrección de los muertos. Al sembrarse es un cuerpo que se pudre; al resucitar será tal que no pueda morir…” ¿Acaso existe obra más grande que convertirse en Dios? ¿Concluir la Gran Obra, haciendo que este cuerpo de carne que ha sido sembrado corruptible, resucite incorruptible, sembrado enfermizo, resucite lleno de fuerza; sembrado cuerpo animal, resucite cuerpo espiritual? Este acontecimiento excede todas las palabras que podemos describir y nuestras inteligencias, comprender. La ciencia moderna en su marcha, puede aproximar la inexplicable realidad. Basada en el principio de “lo absoluto que recubre la apariencia” Einstein ha dado a la búsqueda del conocimiento del mundo exterior, el poder que el hombre no sabe aprovechar para su búsqueda interior, le ha quitado el velo a las apariencias. Por otra parte, en las tradiciones judío y cristiana tan presentes en la masonería, la pascua constituye el rito por excelencia de la “renovación”, tanto en lo que se refiere al ciclo anual y cósmico, pues coincide con el equinoccio de primavera y por lo tanto, con la renovación y regeneración de toda la naturaleza como la espiritual, pues dicha “renovación” no es otra cosa que el “paso” de un estado condicionado a otro verdaderamente libre e incondicionado. Y esto se vive a

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diferentes niveles de uno mismo durante el proceso iniciático (sometido a “disoluciones” y “coagulaciones” alquímicas), pero siempre el resultado de ese “pasaje” representará la liberación de ciertos condicionamientos y limitaciones, hasta que se logre finalmente realizar la Unidad y con ella la Liberación total y permanente. Podemos decir también que la acción del cordero es pues solar y luminosa y es asimilado por Guenón al dios védico del fuego Agni. Pasión, muerte y resurrección son los estados sucesivos y a la vez simultáneos del camino iniciático. Con el sacrificio se recrea el mundo, en virtud de que sacrificado y sacrificador se identifican entre sí y con el acto mismo del sacrificio. La sangre que surge del cuerpo del sacrificado fecunda la tierra que podríamos ver aquí como el corazón. Todos los mitos que hablan de un sacrificio en virtud del cual se recrea el mundo, como el mito de Atis entre los latinos, el de Adonis entre los griegos, el de Tammuz en la tradición de Oriente Medio, llamado el “Universalmente Grande” y muchos otros, hacen surgir de la tierra fecundada por la sangre un dios de finita perfección que a su vez es sacrificado y retornado así a la unidad primordial. La Pascua celebra pues, el misterio de la redención en sus dos aspectos, muerte y resurrección. La muerte pascual la vive cíclicamente todo iniciado y forma parte de la simultaneidad en que acontecen los diferentes estados del ser, los misterios

de la vida, la muerte y la resurrección, son un único misterio. Indudablemente, todo lo que hablamos en esta plancha tiene una resonancia simbólica para nosotros, pues aluden la idea de pasar o ir de un lugar a otro, que es el sentido que tiene la iniciación, concebida como paso o peregrinación de las tinieblas a la Luz y a medida de que avanzamos debemos avanzar con nuestra propia realización interior. Pero después de la iniciación cuando morimos y volvemos a nacer ¿renacemos en verdad como hombres nuevos? Indudablemente esta iniciación es virtual, ya que a partir de ese momento empezamos junto con nuestros QQ:.HH:. como apoyo, a empezar el perfeccionamiento de nosotros mismos, quizás en la más abstracta de nuestras modalidades, como lo es la modalidad corpórea, para después pasar a la modalidad intelectual y terminar en la modalidad espiritual, en ese momento podremos empezar a subir en los estados superiores del ser, en ese momento estaremos preparados para estar con el principio. El misterio de Pascua lo vivimos todos los iniciados cíclicamente, tratando de evolucionar y realizar los diferentes estados del ser. Por eso QQ:.HH:. aprovechemos este PESAH para realizar otro ciclo de nuestra renovación. Por eso QQ:.HH:. visto la importancia de la Pascua para nosotros los Masones, los invito a que el año que viene en nuestra Logia se celebre la memoria del rito Pascual, como se hace en todas las Logias del mundo y a partir de ahí, la Logia reflejará

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verdaderamente la armonía del orden cósmico, reflejo a su vez de la Sabiduría, Fuerza y Belleza del G:.A:.D:.U:.

LA INSPIRACIÓN MASÓNICA DE MOZART

V:.H:.Yoraco Bauza Resp:. Log:. “Minerva” No. 2 Or:. Venezuela.

e la vida y obra de Mozart, nacido un 27 de enero de 1756, hace ahora 258 años, en la

ciudad austriaca de Salzburgo, y que fallecería en Viena el 5 de diciembre de 1791, son muchos los aspectos que podrían estudiarse, como, por ejemplo, su prolífica obra, compuesta, según el Catálogo de Köchel, por 626 obras (entre ellas 18 óperas, 20 misas, 27 conciertos para piano y 49 sinfonías), a las que habría que añadir otras 178 obras que Alfred Einstein añadió con posterioridad como suplemento al primitivo catálogo.

Las corrientes de pensamiento y los acontecimientos de su tiempo influyeron profundamente en Mozart y entre las influencias que recibió, hay una tan interesante como desconocida: la de la francmasonería. Aunque Mozart fue un ferviente masón solo durante los últimos siete años de su vida, sus contactos con la masonería, como veremos, vienen de lejos. Mozart provenía de una familia estrechamente ligada a la masonería operativa, es decir, el arte de la construcción verdadera, propiamente hablando. Su tatarabuelo, David Mozart, que vivió de 1620 a 1785, era albañil y maestro de obras en Augusta. De sus cuatro hijos, el mayor murió prematuramente y el menor se hizo fraile; los otros dos siguieron las huellas del padre, haciéndose albañiles. Franz fue el bisabuelo de Wolfgang (su hijo Johann Georg fue su abuelo). El otro hermano alcanzó gran fama por su participación en la construcción de la casa de los banqueros Fugger. Hay que precisar, que en la familia de Mozart el oficio de albañil, junto al de encuadernador de libros, se mantuvo hasta finales del siglo XIX. La masonería del siglo XVIII, la que conocieron y vivieron Mozart y su gran amigo Haydn, así como otros ilustres músicos masones como Liszt o Beethoven, aparece como una reunión - por encima de las divisiones políticas y

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religiosas del momento - de hombres que creían en Dios, que respetaban la moral natural, y que querían conocerse, ayudarse y trabajar juntos, a pesar de la diferencia de rango social, de la diversidad de sus creencias religiosas y de su filiación a confesiones o partidos más o menos opuestos. La masonería que vivió y conoció Mozart, la masonería del Siglo de las Luces o de la Ilustración, venía a ser una escuela de formación humana basada en el simbolismo, la filantropía y la educación. Constituía una asociación cosmopolita de hombres diferentes por su cultura, religión, ideologías políticas y rangos sociales, pero que coincidían en el deseo común de perfeccionarse por medio de una simbología de naturaleza mística o racional y de la ayuda a los demás a través de la filantropía y la educación, practicando una amplia tolerancia religiosa, moral y política, y comprometiéndose en la lucha contra todo tipo de fanatismo y en la defensa de la libertad. El francmasón de la Ilustración estará marcado por una doble finalidad: el perfeccionamiento del hombre y la construcción de la humanidad. Doble objetivo que está íntimamente ligado, pues al desarrollarse el individuo también se desarrolla la humanidad, a través de un mutuo perfeccionamiento y de una continua interacción educativa, de la que, en muchos casos, no ha estado ausente la música. Aunque el encuentro definitivo de Mozart con la masonería fue relativamente tardío, al ingresar en ella

en 1784, a la edad de 28 años, fue a partir de entonces cuando escribió sus más célebres composiciones musicales masónicas. Sin embargo, hay otras muchas obras de Mozart que, siendo de inspiración masónica, preceden a su propia iniciación, ya que desde su infancia tomó contacto con textos literarios masónicos a los que puso música. Uno de estos fue An die Freude (A la alegría), un lied en FA mayor publicado en el suplemento musical de un diario vienés, en agosto de 1768. Es un lied compuesto en Olmütz, en diciembre de 1767, por un Mozart adolescente y dedicado a la hija del doctor Joseph Wolff, médico masón, que acababa de salvar a Mozart de la viruela. Poco después de este primer contacto de Mozart con la masonería, y ante la petición de otro masón y también médico, el doctor Franz Anton Mesmer, el joven compositor pone música, a principios de 1768, a una traducción del libreto de Favart: Bastien et Bastienne, opereta o parodia burlesca del Devin du Village (El adivino de la aldea) de Jean-Jacques Rousseau, escrita en 1752. A los 16 años, en 1772, cuando estaba en Salzburgo al servicio del conde-arzobispo Hyeronimus Colloredo, puso música, no ya a un poema de inspiración masónica, sino a un verdadero texto ritual masónico, el Oh heiliges Band (O santa unión de hermanos). El texto, era un LobgesangaufdiefeierlicheJohannisloge (Himno para la solemne logia de San Juan) que el poeta Ludwig Lenz, inserto en la más antigua colección alemana de

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cantos masones, publicada en Altenburg en 1746. Al año siguiente, en 1773, Mozart vuelve nuevamente a escoger a un poeta masón, el barón Tobías Philipp von Gebler, con quién volverá a encontrarse años después en su logia de Viena, La Verdadera Concordia. Compuso la música para la puesta en escena de su drama heroico, Thamos, König in Aegypten, que es un vasto fresco pseudo-mitológico inspirado en la novela masónica francesa Sethos del abate Terrasson. El encuentro definitivo y personal de Mozart con la masonería tuvo lugar en Viena, y en este caso el músico entró en la masonería de la mano del barón Otto von Gemmingen-Hornberg, Venerable Maestro de la Logia ZurWohltätigkeit (La Beneficencia) fundada por él, el 11 de Febrero de 1783. Mozart fue iniciado como aprendiz masón el 14 de diciembre de 1784, y con motivo de su iniciación se interpretó su cantata Dir, Seele des Westalls (A tí, alma del Universo). Y fue elevado al segundo grado -el de Compañero- el 7 de enero de 1785, esta vez en la Logia 'La Verdadera Concordia', la más importante de Viena. Al tercer grado, el de Maestro, Mozart fue finalmente iniciado el 22 de abril de 1785, en la Logia 'La Esperanza Coronada', para la cual escribió dos de sus composiciones masónicas más significativas: la cantata Die Maurerfreude (La alegría masónica) y la MaurerischeTrauermusik (Música fúnebre masónica).

La política reformista del Emperador José II afectó también a la masonería, mediante la publicación de un edicto, el 11 de diciembre de 1785, por el que, entre otras cosas, decretó que solamente podía existir una logia en la capital de cada región. Los masones se doblegaron a esta orden, y el 28 de diciembre las ocho logias de Viena se fusionaron en dos únicas logias, la ZurWahrheit (A la Verdad) y la ZurneugekröntenHoffnung (La Esperanza Nuevamente Coronada). Para la inauguración de esta última, nueva logia de Mozart, éste escribió dos cantatas masónicas que fueron ejecutadas el 14 de enero de 1786: ZurEröffnungderLoge (Para la apertura de la Logia) y Zum Schluss der Loge (Para la clausura de la Logia). A finales de enero de 1786, parece ser que Mozart escribió el Adagio para dos clarinetes, dos corni di bassetto y un clarinete bajo. El destino de estas composiciones parece destinado a la ceremonia de iniciación masónica del primer grado. Desde esta fecha y hasta 1791, ya no encontramos ninguna obra fechada por Mozart y destinada a ser ejecutada en reuniones masónicas. Finalmente, y dejando de lado su famosa ópera masónica La Flauta Mágica, nos vamos a encontrar todavía con tres obras de Mozart, ligadas a la masonería. Se trata de la pequeña cantata alemana Die ihr des unermesslichenWestallsSchöpferehrt (Vosotros los que honrais al Creador del inmenso Mundo); la pequeña cantata masónica Das Lob der Freundschaft (Elogio de la Amistad); y un lied

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masónico, LasstunsmitgeschlungnenHänden (Enlacemos nuestras manos), el cual se convertirá en el himno nacional

austriaco y que es el 'canto del adiós' que el movimiento scout tomó de la

masonería británica.

LOS VERSOS DE ORO PITÁGORAS

Honra, en primer lugar, y venera a los dioses inmortales, a cada uno de acuerdo a su rango.

Respeta luego el juramento, y reverencia a los héroes ilustres, y también a los genios subterráneos: cumplirás así lo que las leyes mandan.

Honra luego a tus padres y a tus parientes de sangre. Y de los demás, hazte amigo del que descuella en virtud.

Cede a las palabras gentiles y no te opongas a los actos provechosos. No guardes rencor al amigo por una falta leve. Estas cosas hazlas en la medida de tus fuerzas, pues lo posible se

encuentra junto a lo necesario. Compenétrate en cumplir estos preceptos, pero atiénete a dominar ante todo las

necesidades de tu estómago y de tu sueño, después los arranques de tus apetitos y de tu ira.

No cometas nunca una acción vergonzosa, ni con nadie, ni a solas: Por encima de todo, respétate a ti mismo.

Seguidamente ejércete en practicar la justicia, en palabras y en obras. Aprende a no comportarte sin razón jamás.

Y sabiendo que morir es la ley fatal para todos, que las riquezas, unas veces te plazca ganarlas y otras te plazca perderlas.

De los sufrimientos que caben a los mortales por divino designio, la parte que a ti corresponde, sopórtala sin indignación; pero es legítimo que le busques remedio en la

medida de tus fuerzas; porque no son tantas las desgracias que caen sobre los hombres buenos.

Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles, que vienen a herir el oído: Que no te turben ni tampoco te vuelvas para no oírlas.

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Cuando oigas una mentira, sopórtalo con calma. Pero lo que ahora voy a decirte es preciso que lo cumplas siempre: Que nadie, por sus dichos o por sus actos, te conmueva para que

hagas o digas nada que no sea lo mejor para ti. Reflexiona antes de obrar para no cometer tonterías: Obrar y hablar sin discernimiento es

de pobres gentes. Tú en cambio siempre harás lo que no pueda dañarte.

No entres en asuntos que ignoras, mas aprende lo que es necesario: tal es la norma de una vida agradable.

Tampoco descuides tu salud, ten moderación en el comer o el beber, y en la ejercitación del cuerpo.

Por moderación entiendo lo que no te haga daño. Acostúmbrate a una vida sana sin molicie, y guárdate de lo que pueda atraer la envidia.

No seas disipado en tus gastos como hacen los que ignoran lo que es honradez, pero no por ello dejes de ser generoso: nada hay mejor que la mesura en todas las cosas.

Haz pues lo que no te dañe, y reflexiona antes de actuar. Y no dejes que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos sin antes haber repasado lo que has hecho en el día: "¿En

qué he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber he dejado de cumplir?" Comienza del comienzo y recórrelo todo, y repróchate los errores y alégrente los aciertos.

Esto es lo que hay que hacer. Estas cosas que hay que empeñarse en practicar, estas cosas hay que amar. Por ellas

ingresarás en la divina senda de la perfección. ¡Por quien trasmitió a nuestro entendimiento la Tetratkis, la fuente de la perenne

naturaleza. ¡Adelante pues! ponte al trabajo, no sin antes rogar a los dioses que lo conduzcan a la

perfección. Si observares estas cosas conocerás el orden que reina entre los dioses inmortales y los

hombres mortales, en qué se separan las cosas y en qué se unen. Y sabrás, como es justo, que la naturaleza es una y la misma en todas partes, para que no

esperes lo que no hay que esperar, ni nada quede oculto a tus ojos. Conocerás a los hombres, víctimas de los males que ellos mismos se imponen, ciegos a los

bienes que les rodean, que no oyen ni ven: son pocos los que saben librarse de la desgracia. Tal es el destino que estorba el espíritu de los mortales, como cuentas infantiles ruedan de

un lado a otro, oprimidos por males innumerables: porque sin advertirlo los castiga la discordia, su natural y triste compañera, a la que no hay que provocar, sino cederle el paso

y huir de ella. ¡Oh padre Zeus! ¡De cuántos males no librarías a los hombres si tan sólo les hicieras ver a qué demonio

obedecen! Pero para ti, ten confianza, porque de una divina raza están hechos los seres humanos, y

hay también la sagrada naturaleza que les muestra y les descubre todas las cosas. De todo lo cual, si tomas lo que te pertenece, observarás mis mandamientos, que serán tu

remedio, y librarán tu alma de tales males.

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Abstiénete en los alimentos como dijimos, sea para las purificaciones, sea para la liberación del alma, juzga y reflexiona de todas las cosas y de cada una, alzando alto tu mente, que es

la mejor de tus guías. Si cuidas tu cuerpo para volar hasta los libres orbes del éter, serás un dios inmortal,

incorruptible, ya no sujeto a la muerte.

Viendo el paso de la vida detrás del telón.

Álvarez, J. O. C M Resp:. Log:. Simb:. Excélsior, 17, No 3

nte la imposibilidad de conciliar el sueño y teniendo como testigo mudo a una interminable

noche sin estrellas, victorioso de sobrellevar un paso más en mi camino, y al mismo tiempo temeroso de enfrentarme al futuro aterrador. En ese dilema, en pleno centro de un mundo sombrío, incierto y convulsionado, justo allí yace mi alma hoy. Mi corazón agitado, mi pensamiento confuso, lágrimas que se niegan a salir, ojos brillosos que me obligan a observar, y suspiros profundos que hacen tiritar hasta el tuétano de mis huesos; así en ese devenir, en que mi conciencia solloza en silencio, otra vez, veo la imagen a través del cristal de mi ventana y nuevamente escucho el susurro incesante de multitud de voces en mi cerebro, de la raza atribulada que implora clemencia detrás del telón. En busca de respuestas a interrogantes retóricas, abrí algunos libros de mi augusta institución, por cierto (ya bastante maltratados) y en sus brillantes páginas consuelo quise encontrar y resolver negras dudas que mi cerebro se niega a aceptar. Confieso que no me llevó más de cinco minutos

para tropezar con un puñado de términos alusivos al masón y que rebosa renglón tras renglón, saturando una tras una, cada página de los libros examinados.

En seguida encontré que el masón en esencia se caracteriza por ser o al menos dar muestras reales de llegar a ser un hombre libre, virtuoso, humano, generoso, justo, sabio, tolerante, humanitario, bondadoso, solidario, mesurado, prudente en sus procederes y aspiraciones, recto, caritativo, genio, artista, benevolente, conocedor, elocuente, moderado y cuidadoso en su lenguaje, fraterno, honrado y equitativo en sus actos, valiente y dulce de carácter; pues su investidura masónica, se resguarda tras el cumplimiento del juramento que rinde a favor del bien de la Orden, de su logia, de sus hermanos, de las leyes, y de la humanidad en general, basado en principios de libertad, igualdad, justicia, dignidad, honor, respeto, democracia y fraternidad, preceptos elementales consagrados en la mayoría de constituciones del mundo y que a la vez, constituyen la base y razón de ser de la Masonería Universal.

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A tenor de ello, hombres libres y de buenas costumbres de todo el mundo lucharon y seguirán luchando hasta expirar su último aliento en contra de todo tipo de opresión generada por dictadores, autócratas y tiranos, a fin que las generaciones actuales y futuras disfruten de un pleno Estado laico y emancipado, donde la ley sea el imperio que domine en defensa de los derechos universales adquiridos a favor del pueblo soberano. En tal sentido, como masones, es menester permanecer vigilantes y “armaos con nuestros aceros” para defender la RAZÓN, LA JUSTICIA, Y EL DERECHO, a fin de conservar el sistema heredado por nuestros antepasados y luchar sin tregua ni descanso por la consolidación de la paz, la armonía, el respeto al derecho ajeno, el progreso de nuestra patria y la conservación de la imagen de nuestra augusta, filantrópica y virtuosa Institución.

Es imperativo que la comunidad masónica no permanezca indiferente y

pasiva ante decisiones y acontecimientos sociales nefastos que atentan y menoscaban la estabilidad y progreso del estado democrático de derecho, máxime si tales conductas atávicas nublan el prestigio de la Masonería.

Insto pues a cada masón, a no ser responsables por omisión, ni simples espectadores de hechos injustos, discriminatorios y arbitrarios, causantes de desdicha y que arrancan suspiros y lágrimas, no solo a familias profanas, sino a miembros de nuestra hermandad por intolerancia, dureza de corazón, obnubilación de la inteligencia y extravío de la razón por mal uso del mallete conferido de buena fe por el pueblo soberano.

El masón no debe ignorar, que el poder (mallete) debe ser empleado con Sabiduría, Fuerza y Belleza, esto si realmente quiere ser un genuino artista y partícipe de la obra universal de la masonería. La fuerza por sí misma, es simplemente fuerza bruta, rústica, sin dirección ni control, por tanto, conducirá a todo gobernante a la embriaguez de poder, al mayor de los excesos, al fanatismo y despertará el odio, la ira y rencor contra sus semejantes, e inevitablemente terminará

en el ejercicio de una tiranía y/o dictadura; hechos que sin duda alguna tarde o temprano traerán como consecuencias el perjurio, la execración de los hermanos, el desprecio y repudio de la humanidad, y hasta una especie de Karma colectivo que abarcará la masonería, manteniendo a ésta, en un

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estado de somnolencia y raquitismo crónico. El masón debe emplear la inteligencia con rectitud, el valor con prudencia, para que toda su obra redunde en el amor a la humanidad y en estricta armonía con los deberes adquiridos para con sus semejantes: conocerlos, amarlos y respetarlos; ejerciendo en todo momento la virtud; entendiendo esta como la práctica habitual del bien, del deber y la justicia, sin olvidar que esta última, la masonería la define como la caridad que da el hombre sabio a sus semejantes. El masón por esencia, está obligado a fomentar el amor fraternal entre los hombres, las razas y los pueblos, la paz y el bienestar en su medio, cuidando de sí y de los que le rodean, demostrando la dulzura de carácter que simboliza una de las herramientas de la masonería, para que haciendo uso de la misma, le permita conquistar y dar cariño, amar y apreciar y al mismo tiempo, ser amado y apreciado por la humanidad, así como brindar y recibir consejos con benevolencia, demostrando al mundo profano su calidad de masón. Deberá recordar en todo momento, el calor generado por el fuego enfrentando en uno de sus viajes, simbolizando el amor que siempre debe arder en su corazón para con sus semejantes, teniendo presente, que jamás deberá hacer algo que no quiera para sí o para los suyos.

Quien sea reconocido como masón luchará incansablemente contra todo aquello que obnubile la razón, extravíe el discernimiento y esclavice la voluntad. Jamás actuará sin justo motivo directa o indirectamente en perjuicio de la estabilidad, el trabajo, el honor y dignidad de su prójimo y menos la de un hermano, nunca sobrepasará los limites trazados por el compas en cuanto al respeto, equidad y concesión de derechos a sus semejantes, por lo que ¡Jamás!, ¡Jamás!, deberá coartar por cualquier forma y bajo ninguna circunstancia la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la diversidad de opiniones, la libertad de asociación y el sano disentir respecto a políticas de gestión, política partidista, religión, etc., ni tampoco atentar contra el trabajo que tanto dignifica nuestra augusta Institución; de lo contrario, el precepto de libertad y trabajo que pregona y defiende la masonería sería una total utopía. Gracias al GADU puedo vislumbrar, que ante injusticias, la verticalidad de la plomada y la rectitud de la regla y escuadra, como símbolos de derecho prevalecen a través del ejercicio autónomo y ecuánime de hombres probos, con espíritu valiente, democrático que impiden la vulneración de los derechos consagrados en nuestra

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Constitución, misma que emana de principios conquistados y defendidos con gran esfuerzo por masones verdaderamente libres a lo largo de nuestra historia en El Salvador. Así, pues, es digno reconocer la encomiable y estoica labor de quienes, seguramente, sin tener grado y/o investidura masónica resguardan a cabalidad principios constitucionales adquiridos por la masonería actual, a participar proactiva y visiblemente en la defensa del estado democrático de derecho y en la consolidación de la paz y armonía social; así como, cuidar diligentemente la imagen que esta proyecta a través de sus miembros a la población salvadoreña, la cual tanta desdicha debe afrontar día a día a causa de la ignorancia, superstición y el fanatismo. Es mi deseo, que ningún masón se preste y/o participe de iniciativas antijurídicas, no éticas y amorales, ni tampoco favorezca ni celebre la ejecución de artimañas o juegos políticos, tenebrosos y conspiraciones en contra del honor, la dignidad, la libertad y estabilidad de las personas.

Obremos y rindamos culto al Gran Arquitecto del Universo con buenas obras, y que el barómetro de nuestra conducta sea el nivel de satisfacción, felicidad y esperanza que damos a la humanidad. Evitemos pues, las querellas e insultos y procuremos que la razón impere sobre la emoción, partamos el pan con el hambriento, recibamos al peregrino en nuestras casas, seamos grandes sin orgullo, humilde sin bajeza y sumiso sin

servilismo, defendamos al oprimido, protejamos la inocencia, demos ropa al desnudo, y no seamos ligeros en airarnos, la ira reposa en seno del necio y es signo indiscutible de debilidad entre los hombres.

No me resta más que despedirme

de todos ustedes, con un triple abrazo fraternal, pues ya casi atraca el alba y es menester preparar mis herramientas.

“Entre mayor sea la distancia entre la

realidad y los ideales masónicos anunciado en este artículo, mas lejos

estará la masonería de ejercer verdaderamente su labor”.

Enunciados de nuestro Código Masónico relacionados al presenta artículo.

Ama a tu prójimo.

Adora al GADU que es Dios.

Haz bien y deja hablar a los

hombres

Se siempre contento para todo,

con todo y de todo.

Ama a los buenos, compadece a

los débiles, huye de los

malvados; no odies a nadie.

No adules jamás a tu hermano,

porque es una traición, y si tu

hermano te adula, desconfía no

te corrompa.

Habla respetuosamente a los

grandes, prudentemente a los

iguales, sinceramente a los

amigos y con ternura a los

pobres

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Sé padre de los pobres: cada

suspiro o lágrima que la dureza

de tu corazón les arranque será

una maldición que caerá sobre tu

cabeza.

Respeta a las mujeres: jamás

abuses de su debilidad y muere

antes de deshonrarlas.

Jamás juzgues ligeramente las

acciones de los hombres,

perdonándolas o

condenándolas. Dios es el único

que puede valorizar sus obras.

Que la paz sea con vosotros.

LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD.

HOMENAJE AL DESTACADO MASÓN NICOLÁS SALUME BARAKE Exaltación a cargo del V:. H:. Carlos Humberto Sandoval Cardona,

en ocasión de la celebración del Día del Masón Guatemalteco, Oriente de Guatemala 19 de octubre de 2013

Los masones contemporáneos conocemos personajes históricos que engrandecieron y dieron prestigio a la Masonería Universal, por haber sido precursores y ejecutores de la Independencia de los países de América o por importantes y trascendentes acciones, tales como Jorge Washington, Benjamín Franklin, Simón Bolívar, José de San Martín, Francisco Miranda, Antonio José de Sucre, José María Hidalgo y

Costilla, José Martín, Benito Juárez, Francisco Morazán, Mozart, etcétera, etcétera. Pero en todas las épocas y en diversos lugares han existido y existen masones destacados que es necesario conocer. Por esta circunstancia, la Masonería de Guatemala, a través de la Gran Logia y del Supremo Consejo Grado 33, valora, reconoce y estimula a QQ:.HH:. que dentro y fuera de nuestra Augusta Orden, han proyectado su espíritu

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creador y generoso al servicio de la causa de la Humanidad. En esta oportunidad y muy acertadamente se ha escogido al Q:.H:. NICOLÁS SALUME BARAKE, quien es una esclarecida luz masónica que llena un vasto espacio temporal y territorial de nuestra Augusta Orden. Actualmente es el Respetable Gran Maestro de la Gran Logia Cuscatlán y Primer Designado a la Presidencia de la hermana República de El Salvador. El Q:.H:. NICOLÁS SALUME BARAKE, nos ofrece una larga e intensa vida llena de riquezas en ideales, en acciones y calidades humanas, cuya grandeza espiritual y jerarquía moral hacen que su presencia y participación en la vida nacional de su país se distinga y destaque con brillantes y solidez. El Q:.H:.NICO, como cariñosa y respetuosamente lo llamamos, nació en Santa Ana, en la hermana República de El Salvador, el 10 de marzo de 1927, está felizmente casado con la señora Gloria de Salume, es padre de seis hijos, abuelo de 18 nietos y bisabuelo de cinco bisnietos. Su educación primaria y secundaria la cursó en Santa Ana, en los Colegios San Francisco y Tierra Santa, respectivamente. Sus estudios universitarios los cursó en Inglaterra, en la Universidad de Oxford. Comenzó su actividad profesional y empresarial en su tierra natal Santa Ana, luego se traslada a la ciudad de San Salvador, en donde establece cadenas de supermercados y de restaurantes. En sus empresas da trabajo a más de tres mil personas, en su mayoría mujeres. Su obra filantrópica es muy abundante, conocida y reconocida. En cumplimiento fiel de la solidaridad y la hospitalidad masónica en silencio y con discreción, ha ayudado económicamente a Hermanos Masones

enfermos de El Salvador, de Guatemala y de otros países. Su conciencia nunca permanece insensible ni adormecida ante la dimensión de la realidad de dolor y miseria de su país y de Centro América en general. Con frecuencia da ayuda económica a familias pobres y muy necesitadas que acuden ante su persona. Los fines de semana llevan a las riberas del Lago de Coatepeque y a otras comunidades víveres y ropa para regalar a familias y niños pobres de esos lugares. Paga el costo de estudios primarios y secundarios a jóvenes de muy escasos recursos económicos. En las épocas de catástrofes naturales que ocurren a nivel nacional, se le encuentra siempre en primera fila haciendo significativas donaciones y diversos tipos de asistencia y ayuda a los damnificados. Pero su mayor obra de gran benefactor de su pueblo la ha centrado en el Hospital San Juan de Dios, de su natal Santa Ana, en el cual con fondos propios ha realizado una completa restauración, ampliación y equipamiento de todos los servicios en las áreas de maternidad; en nueve salas de cirugía; en lavandería, área de Diálisis, Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, áreas de medicina de hombres, etcétera. Constantemente gestiona exitosamente y recibe de hermanos masones y de otras instituciones de los Estados Unidos furgones con medicinas y equipo médico y cantidades de sillas de ruedas nuevas. Los gastos y fletes son pagados por su persona. El Q:.H:. NICOLÁS SALUME, ha creado y sostiene Patronatos y

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fundaciones, una de ellas se denomina Fundación NICOLÁS SALUME E HIJOS. Con estos pocos ejemplos, nos damos cuenta que la obra benefactora del Q:.H:. NICO se extiende a todas las esferas de su querida Santa Ana, de su país en general y de países vecinos, por ello, su nombre y su persona están rodeados de una atmósfera de reconocimiento, gratitud, de sincera amistad y de muy bien ganado respeto y admiración. Entre muchísimos y variados reconocimientos; el Q:.H:. Nico ha sido declarado noble hijo de el salvador; hijo meritísimo de Santa Ana; ciudadano distinguido de la ciudad de Santa Ana; empresario distinguido con proyección social por el Club Rotario de Santa Ana. En el año 2006 le fue otorgado el premio nacional de los derechos humanos; en 2007 le fue dedicado y entregado el micrófono dorado; a tramos carreteros les han dado su nombre, tal es el caso del “Boulevard Salume” en la ciudad de San Salvador. Ha desempeñado cargos en el servicio diplomático y ha representado en el servicio consular a otros países; actualmente figura como Primer Designado a la Presidencia de El Salvador y ha estado encargado del gobierno de la República en muchas oportunidades. Por su amplio conocimiento de la realidad de su país, el Q:.H:. Nicolás Salume ha gravitado tanto en la vida académica, profesional, intelectual, masónica, cívica y política que lo han convertido en un referente obligado, requerido, reconocido y consultado por los grupos más esclarecidos del pensamiento político, económico, empresarial, social y de toda índole de su país; ofreciendo

siempre opiniones equilibradas, orientadoras, enjuiciadoras de la situación nacional; vuestra conciencia nunca permaneció insensible ni adormecida ante la dimensión de la realidad del dolor y miserias de nuestros conciudadanos. Es luchador apasionado e incansable por la unidad centroamericana. Por sus relevantes servicios prestados a nuestra Augusta Orden en lo nacional e internacional, por la rectitud de sus acciones y por sus merecimientos masónicos y profanos, los QQ:. HH:. de la Gran Logia Cuscatlán lo han electo por reiterados períodos su Respetable Gran Maestro. Nico, Q:.H:.y amigo, habéis aportado a la historia de la masonería de vuestro país, vuestra acrisolada obra, como fruto de vuestras ideas, de vuestro espíritu creador y de vuestra benéfica acción. Los dones que recibisteis del Gran Arquitecto del Universo, os hacen poseedor de un esclarecido talento, de un espíritu creador y superior, de un corazón generoso y fraternal y de cualidades que os han conquistado una reputación grande y merecida en la sociedad salvadoreña y en la historia de vuestra patria. Vuestra tradición familiar, vuestra actividad profesional y la generosidad de los postulados masónicos, en armoniosa conjunción han fraguado en el crisol de vuestro espíritu noble y creador, la esencia y la estirpe del padre amoroso, del esposo abnegado, del ciudadano ejemplar, del patriota esclarecido, del empresario reconocido y del francmasón virtuoso. Sabemos Q:.H:.que desde muy joven despertasteis a la conciencia de que la

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vida alcanza su plena justificación cuando es vivida en un enaltecedor aporte al bienestar y la felicidad del ser humano. Con racional decisión os integrasteis a la maravillosa cadena universal de la Francmasonería; muy pronto captasteis la identidad de la inquietud de vuestro espíritu con los elevados principios e ideales de la Masonería; dándoos inmediata cuenta que esta Augusta Orden os proporcionaba la oportunidad de seguir desentrañando los caminos conducentes a la verdad, con devoción, con responsabilidad, con amor, con seriedad y vitalidad renovada; esto os sirvió para afianzar vuestro pensamiento de que un hombre se realiza plenamente cuando vive en los otros, con los otros y para los otros. Confirmasteis vuestra convicción de que ayer como hoy y mañana como hoy, hay y habrá hombres que libertar, conciencias que iluminar, almas que ennoblecer y muchedumbres que orientar y conducir; que aún hay crueldad y egoísmo, mentira y traición sobre la tierra; que la venda anda todavía desfigurada y revuelta con el engaño en la actuación de falsos líderes; que la educación, que debería ser cátedra libre para el pensamiento libre y oportunidad para todos, está confiada en muchos casos a personas aún imbuidos de intolerancia y fanatismo y que apenas llega a minorías privilegiadas. Q:.H:. Nico, sois un convencido que en vano sería el cultivo de las mejores virtudes masónicas en uno mismo, que de nada serviría dedicarse solamente a pulir la piedra tosca toda la vida, sin una acción externa, sin la prolongación necesaria hacia el mundo profano, hacia nuestros semejantes. Este convencimiento os ha

conducido a servir con fervor y adhesión inquebrantable, permanente e irrenunciable de proclamar, precisar, defender y difundir el humanismo francmasónico. Q:.H:. Nico Salume, la Gran Logia de Guatemala y los masones guatemaltecos en general, sabemos que, sin vana jactancia ni exagerada ostentación podéis lucir con la frente en alto, con legítimo orgullo y satisfacción plena, una vida consagrada a la Masonería y un liderazgo indiscutido, con reiteradas pruebas de patriotismo y amor a la humanidad; porque habéis sabido trascender, porque sois hombre útil, un hombre eficiente y fraternal; un hombre de bien, un buen hombre, un gran hombre, un auténtico masón. Q:.H:. Nico Salume, la Gran Logia de Guatemala reconoce y valoriza vuestra larga, edificante y fecunda vida familiar, empresarial, ciudadana y masónica, rubricada por auténtica y sentida humildad; indiscutida rectitud; reconocida honestidad y abnegado servicio que habéis sabido entregar día a día sin regateos, reservas ni mezquindades; por todo esto, os rinde este homenaje declarándoos MASÓN DISTINGUIDO, y lo hace con la más decidida aclamación de júbilo fraternal de todos vuestros QQ:. HH:. de Guatemala; recibidlo en presencia de vuestros II y PP HH de vuestro Supremo Consejo y de vuestra Gran Logia Cuscatlán. Nico: aceptad este homenaje que os rinde nuestra Gran Logia de Guatemala, hoy que vivís la edad en la que el hombre con mayor nostalgia vuelve su mirada al pasado y se solaza del recuerdo de todo lo ido; cuando renace el deseo por seguir siendo útil; por participar de las

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preocupaciones de sus semejantes, de la época y de la lucha por mejorar la sociedad, cuando aún se piensa en tener un futuro; cuando aflora la esperanza por un mundo mejor; cuando palpita el corazón con más amor a la Humanidad; cuando el espíritu comienza a inquietarse y las sienes han adquirido con las nieves del conocimiento, la madurez, corolario

de tantos retos, angustias, afanes y realizaciones. Mis congratulaciones Q:. e Ilustre y Poderoso Hermano y estimado amigo Nico.

LOS TRES PASOS

obre el tapete del Maestro están delineados y presentes los emblemas de los tres estados

principales de la vida humana: juventud, virilidad y vejez. Corresponden estas épocas a la mañana, mediodía y tarde o puesta del sol. También se refieren a las tres fases de la existencia del hombre. Nacimiento, vida y muerte. Pero aún tienen otros significados que podemos describir como resultantes de aquel viaje en el bosque del Moriah, cuando se dejó al candidato perdido y en la soledad y obscuridad, a fin de que examinara su conciencia para determinar mejor su camino hacia la luz. En aquel entonces, se le dijo cuando andaba perdido: “Buscad y hallaréis”. Luego, cuando el guía volvió a encontrarlo ya sereno para conducirlo al camino, encontró la puerta del templo y se le dijo: “Tocad y os abrirán”. Y efectivamente, habiendo demostrado ser un hombre honrado y libre se le abrió la puerta del templo para someterlo al examen de su conciencia y de su fuerza y entonces se

le dijo: “Pedid y se os dará”. Tales son los principales significados de esos tres pasos que el aspirante ha de dar para acercarse a Oriente y recibir lo que se le ha de dar. En el ritual de la circunvalación, cuando el candidato se encuentra sólo, perdido en las sombras del bosque sin el guía que le acompañaba, recuerda que le dijo al separarse: “Buscad y hallaréis”. Más, ¿qué es lo que ha de buscar entre la maraña del bosque, rodeado de incógnitas, de sombras, de animales dañinos tal vez y de toda suerte de peligros? El hombre de bien, el que comprende con satisfacción que su alma está exenta de malas pasiones, no busca la manera de hacer daño, no busca en realidad nada que le pueda torcer en su determinación de ser bueno; no busca la manera de eludir hacer el bien ni de aprovecharse de las malas situaciones para medrar en provecho propio con daño de los demás. Su situación de solitario en medio de las sombras del bosque le impele, no cabe duda, a dirigir sus pensamientos a su intimidad, a examinar su conciencia, así retrotrae sus recuerdos a cuanto en la vida le ha causado alguna emoción; y no teniendo nada de qué arrepentirse, ni un mal pensamiento que le torture, espera con

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resignación la llegada del nuevo día con cuya lumbre ha de orientarse, o la llegada del guía que le abandonó para sacarle de las sombras. Tranquilo en cuanto a su conciencia, no espera nada malo, porque el ser que nada debe, nada teme, pero su ansia de investigación, su deseo de aclarar sus dudas de lo que le pasa, no se satisface con el desaliento ni con la inercia, sino que mueve su curiosidad hacia lo desconocido. Busca por sus contornos algo que le sugiera un camino, una solución y guiado por su inteligencia y su conciencia busca el camino de la verdad, del bien, de cuanto encierra la naturaleza, la inmensidad del espacio y la profundidad de la conciencia humana. Así el hombre, en medio de los peligros y de los placeres, de las envidias, de los crímenes, de las vanidades y satisfacciones del mundo, busca siempre un buen camino a dónde dirigirse, busca la verdad en cuanto le rodea, escudriña la mentira y las intenciones de quienes le tratan y procura salvar su integridad así como su dignidad. Ha buscado pues el bien y no el mal, ha sabido escoger la compañía de los buenos que le ayuden a atravesar el camino de la vida y se une a ellos, confiando y diligente, listo para cumplir la parte que le toque entre los hombres en este incesante movimiento de luchas y de pasiones, de placeres y de trabajo. Lograr ese triunfo será la más alta satisfacción que llene su alma y ha de procurarlo siempre por medio del amor a sus semejantes, poniendo para ello su inteligencia, su actividad, su hombría de bien y su completo desinterés.

TOCAD Y OS ABRIRÁN Convencido el candidato de haber encontrado el camino que conduce al templo maravilloso que se le ha descrito, su admiración se recrea ante la magnificencia de cuanto alcanza a su vista. El templo de la sabiduría y del honor, de la dignidad y del trabajo está a su vista, pero ante lo desconocido y magnífico, duda de seguir adelante, pero no le desanima sin embargo la fe en su propio valer y en vez de volverse atrás, recuerda que el guía le dijo también: “Tocad y os abrirán”. Entonces se anima a tocar y en efecto toca la puerta del templo grandioso que causó su admiración. A su llamada responde únicamente el silencio, piensa que ha llegado a un lugar abandonado y piensa otra vez en su soledad; toca de nuevo y nada le responde, el eco de sus golpes al pórtico inescrutable repercute en la amplitud del bosque de manera lúgubre y solemne como un lamento que se dilata; pero animado por el estímulo de su propia ansiedad toca por tercera vez lleno de esperanza; pero esta vez el triunfo le llena de alegría y entusiasmo. Le han abierto las puertas del Templo, le han escudriñado sus intenciones, le ha preguntado sobre su identidad y su pasado y sabedores los de adentro que se trata de alguien que no tiene en su alma qué le denigre, le invitan a entrar. Cegados quedan sus sentidos ante la magnificencia de lo que imagina, sus oídos no escuchan sino el órgano sonoro y distante, la solemne invitación a arrodillarse ante la sublimidad y grandiosidad de lo desconocido y allí, sobre la loza fría que el tiempo respetó, eleva su alma al

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Creador en una oración fervorosa en que pide el auxilio del Todopoderoso para llegar hasta el fin, a fin de conocer y penetrar el misterio de lo que le rodea y en medio de la sinfonía augusta y de las voces profundas del órgano oye otra vez la vos misteriosa que le dice: PEDID Y SE OS DARÁ Más ¿qué es lo que ha de pedir el hombre sobre la tierra? ¿qué tendrá que pedir honesta y conscientemente? Y de pronto se dirá: ¿Pero por qué he de pedir yo, que tengo lo suficiente para vivir y gozar y que no tengo necesidad de ninguno? Eso se dice a sí mismo el orgulloso, el falto de conocimiento y de razón, pero el hombre discreto, el que se pone correctamente en plano de los demás hombres sabiendo su lugar entre los demás, se detiene a pensar lo que ha de pedir. En primer lugar, ha de pedir a sus hermanos consideración y afecto, porque sabiendo que hemos de considerarnos como provenientes de una misma fuente natural y espiritual, debemos asistirnos mutuamente como seres de una misma familia esparcida por el mundo, para el cumplimiento de un fin general de progreso, de elevación y de unión que sirva a cada uno y a todos en general de lazo indisoluble en esta serie de transformaciones y de misterios que es el mundo. Ha de pedir también, lo que sea esencialmente necesario a su desenvolvimiento integral, a su elevación moral, a su progreso mental, así como apoyo en caso de indigencia y asistencia en caso de peligro. Ha de pedir igualdad en su trato y atención de

todos los hombres, porque hemos llegado al templo donde todos somos o debemos ser tratados de igual manera según nuestros merecimientos y defectos. Aquí, en este templo, nos esperan iguales afectos, iguales oficios y obligaciones y también iguales derechos, nadie está mal alto que otro, salvo en lo que se refiere a la dirección del trabajo, porque es natural que el que ha trabajado antes y bien, ha de compartir su saber y su experiencia con sus hermanos de quienes ha recibido obediencia y atención en cambio de las enseñanzas que transmite. Esa acción de pedir debe estar naturalmente en relación con las capacidades de quien ha de dar y con las necesidades del recipiendario, pero siempre con la característica, de que tanto el que da como el que recibe, lo han de efectuar en la línea fraternal y delicada como corresponde a la razón, a la justicia y al amor. “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha” enseñó Jesús y esto ha de significar que después de dar, el dador debe sentirse satisfecho íntimamente de haber cumplido un deber grato a su conciencia; y sobretodo, que jamás ha de pasar por su mente la idea de humillación sobre el que ha recibido, ni la idea de la gratitud, porque las condiciones de los hombres jamás son estables y el que está hoy en la opulencia, mañana podrá estar en la indigencia sujeto a las mismas condiciones y sufrimientos de aquél. El silencio de cuánto se dio y a quién, es parte integrante del deber masónico y el secreto mismo de nuestro proceder enaltece nuestro sentimiento y nos hace dignos de la Fraternidad, pero si

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hacemos lo contrario, nuestra propia conciencia habrá de rebajarnos ante nosotros mismos, acusándonos de desleales y deshonestos. Ya dentro del templo que se abrió a nuestro pedimento, el candidato comienza la vida nueva, la vida del estudio de sí mismo, la investigación de la verdad y la tarea de divulgar los principios de la virtud y del trabajo que son los

fundamentos del masón. Ungido con los tres golpes misteriosos de la Orden, se ha colocado ya al lado de los demás en comunión de ideas, de aspiraciones y de obligaciones; cumple entonces con su deber, elevarse por sus propios méritos y lograr de sus hermanos la consideración de verdadero hermano.

CITA CON EL DESTINO

ara nosotros, toda evolución debe girar en torno al desarrollo humano; y éste es precisamente

el objetivo de la masonería, todo otro progreso sigue, inevitablemente, ese proceso. La Masonería fue creada para la autorrealización del individuo y la prosecución de la excelencia humana. Debemos estar preocupados, por tanto, por alcanzar niveles de excelencia, que vayan de las masas hacia arriba. Esto exige de nosotros siempre más de lo que podemos dar, nos obliga a desarrollar capacidades y a llenar exigencias fuera de lo común y nos estimula incesantemente a la superación antes que a hallar motivos de congratulación. La formación de individuos superiores es nuestra suprema tarea.

Debemos pensar que estamos construyendo para el futuro y considerar a nuestra logia como un taller o un laboratorio donde se está formando el tipo de sociedad que regirá en la Nueva Era, sociedad no basada en leyes humanas, sino en una unidad subjetiva, la unidad del espíritu. Con esta idea en mente debemos pulirnos con nuestros hermanos en nuestros talleres, como una piedra rozando contra otras, para salir luego al mundo profano llevando la luz de nuestras vidas, de nuestras ideas armonizadoras, de nuestra sabiduría y de nuestra fuerza espiritual.

P

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Considerémonos precursores que van abriendo nuevas fronteras, exploradores para quienes lo desconocido es un desafío de interminable fascinación.

Estamos construyendo sobre un pasado que nos ha sido legado, pero nuestro presente será nuestro pasado en el mañana. Al trabajar por cambiar el presente, haremos distinto el mañana. Quizás no seamos nosotros sino nuestros hijos los que cosechen lo que sembramos. Hagamos que ellos sean bendecidos por nuestra herencia. Esta herencia pone una gran responsabilidad sobre nuestros hombros. Tenemos que llevar sobre ellos esta estructura masónica. ¿Puede alguien decir que ha caído sobre hombros demasiado débiles? No debemos olvidar tampoco que somos los custodios de este simbolismo que hemos recibido de la Masonería y que tenemos, con el mismo, una responsabilidad ineludible.

Cada uno de nosotros forma parte del Templo masónico y nuestros defectos constituyen defectos en el mismo. No podemos hacer perfecto ese Templo, pero podemos hacer que nuestra parte del mismo sea lo más perfecta posible. La forma como afrontemos cualquier situación en nuestra Orden determinará su calidad. La salud y la vitalidad del cuerpo masónico determinan al mismo tiempo el poder de sus brazos. Si optamos por dormir sobre los laureles del pasado en vez de levantarnos y ejercitarnos en superarlos, nos veremos arrastrados lentamente hacia el precipicio. Mirémonos en nuestras logias objetivamente y preguntémonos:

“¿Es éste el futuro de la Masonería?” Los ritos masónicos y su simbolismo, desprovistos de fuerza espiritual y de energía vitalizadora, son huecos y, como el cascarón de la nuez, no tienen valor alguno. Podemos estar seguros, sin embargo, que el día de la muerte de la masonería no está en el calendario. La masonería no está más en juicio de lo que pueda estarlo la constitución del universo. Somos nosotros los que estamos en juicio sobre si somos suficientemente dignos o no para representarla.

¿Podemos enfrentarnos con la cruda realidad, preguntándonos a nosotros mismos si las superficialidades constituyen todo lo que pedimos de la Masonería? ¿Si estamos utilizando las riquezas que posee en una forma que satisfaga realmente? ¿Si no hay algo que debemos hacer que no estamos haciendo para cumplir las promesas de nuestra Orden? Tenemos que admitir que hay demasiadas logias en donde los símbolos masónicos son formas muertas. Tenemos la obligación de hacerlos resucitar, llevando a cabo el trabajo masónico en tal forma que los símbolos huecos se vuelvan formas vivas, que adquieran vida en nosotros y podamos ver nuestros ritos dramatizados en nuestras propias vidas.

Esta es la Era de la Liberación. Sacudamos el polvo de los siglos y acostumbrémonos a ver el Templo masónico como algo lleno de vida, construido con piedras vivas y símbolos

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activos y no una mera construcción hecha de piedras sin vida.

¿Podemos restaurar la fuerza original de los Templos y producir una resurrección en la Orden? La masonería resucitará el

día que resuciten los masones. ¿Y qué cuerpo está mejor equipado para hacerlo? Las resurrecciones, como lo indican sus ritos, son su especialidad. ¿No dispone su sistema, acaso, de todos los mecanismos de resurrección y liberación? La masonería ha llegado a su cita con el destino.

REALIDADES DEL MUNDO ESPIRITUAL ¿Podemos concebir un mundo sin valores espirituales? La libertad, que tanto valor tiene para el hombre, no es algo creado por él, es un don del espíritu y como tal no se encuentra en ninguna cartera.

Los cambios fundamentales que se realizan en el plano físico son el resultado de causas internas y subjetivas. En realidad, detrás de toda manifestación objetiva hay subyacente una manifestación subjetiva, pues toda actividad humana participa simultáneamente de lo fisiológico y eso que llamamos espiritual. Nada es más

indefinido que la frontera entre el mundo material y el mundo espiritual. ¿Quién puede decir cuándo el mundo deja de ser físico y se torna espiritual?

Todas las instituciones humanas se basan en el concepto espiritual del hombre, aunque haya algunas que no lo

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reconozcan. La Masonería es un organismo profundamente espiritual, pese a que esta realidad se encuentra enterrada bajo una montaña de superficialidades. Éstas, como se ha señalado, son un reflejo de la naturaleza de sus miembros. Pero a medida que se intensifica la espiritualidad de los mismos, desaparecen simultáneamente esas superficialidades y resucita nuestra Orden a la vida que le corresponde.

El universo mismo es una manifestación objetiva de algo subjetivo, llámesele Voluntad, Atracción, Inteligencia Activa, Principio Creador, Impulso Sintetizador o cualquier otro término, pero es algo que no está sujeto a medidas físicas.

Los seres humanos somos más que partículas animadas de materia. Cualquier pregunta que nos hagamos sobre nosotros mismos nos lleva indefectiblemente más allá de nosotros mismos. Es una verdad comprobada que nadie vive para sí. ¿Cómo puede ser de otra manera llevando como llevamos el universo dentro de nosotros? La dimensión espiritual abarca de tal manera nuestro ser, que nos lleva a trascender cualquier frontera personal que nos tracemos ¿Quién puede estar contento consigo mismo?

En realidad somos más espíritu que materia. Nos hallamos embarcados en una aventura en un mundo más real que el mundo material, recorriendo un camino a través de nuestro mundo interior y tratando de expresar, en forma externa, un acontecimiento interno e invisible. Vivimos,

indudablemente, en el lado espiritual de las cosas. Esto sí lo sabemos, aunque no podamos definir las fronteras del espíritu. No es necesario comprender las cosas para saberlas. ¡Muchas veces seguimos adelante realizando algo por obra y gracia de fuerzas invisibles que no podemos precisar, comprender o explicar! Nos es imposible explicar las realidades del mundo espiritual, principalmente porque Espíritu y Materia son polos opuestos y tienen leyes distintas o aspectos distintos de las mismas leyes, según como se lo interprete.

El espíritu es infinito y por lo tanto no puede moverse. Ello implicaría limitarse. Pero todos sabemos que el espíritu nos mueve a hacer cosas, aunque no pueda moverse. ¿Cómo es posible tal cosa? No pretendemos conocerla. Pero, ¿por qué ha de extrañarnos que el espíritu, siendo inmutable, pueda mover algo sin moverse? ¿Acaso un catalizador no causa cambios en la composición de otros cuerpos sin sufrir él mismo modificación alguna? ¿No puede el

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espíritu ser, pues, el agente catalizador en nuestras vidas? En tal caso, ¿por qué el espíritu sin desarrollar cualidades en sí propiamente no lo puede hacer en su vehículo de expresión? No podemos explicarnos la vida del espíritu, pero conocemos aspectos del mismo por su acción sobre nuestras vidas y por la analogía que existe entre nuestra personalidad o ser inferior y el mismo. El espíritu está representado en nuestro simbolismo por un triángulo superior. Este Símbolo es el compás. Se halla sobrepuesto a un triángulo inferior, representado por la escuadra, que simboliza nuestro ser interior. Si se encuentran sobrepuestos, debe haber, lógicamente, identidad entre sí. Efectivamente, uno es una réplica del otro, salvando diferencias cualitativas.

El espíritu se caracteriza, según se sabe, por tres aspectos que corresponden,

uno por uno, con los tres aspectos de nuestro ser inferior: la voluntad de acción del cuerpo físico, el impulso emocional del cuerpo emocional y la inteligencia activa del cuerpo mental inferior, o sea el reflejo de tres aspectos correspondientes del espíritu: Voluntad espiritual, Amor espiritual y Mente superior espiritual. Debemos familiarizarnos con estos tres aspectos de nuestro ser, porque hemos de vivir cada día más y más bajo su influencia. El conocimiento del aspecto superior e inferior de cada uno, nos hace posible establecer en qué sentido nos hallamos polarizados. Esto nos lleva a esa Existencia en la cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, o sea E:.G:.A:.D:.U:. Nos toca ahora, en este Cuarto de Reflexiones, enfrentarnos con El.

EL MISTERIO DE LA VIDA

odo lo que desee internarse en el Gran Misterio de la Vida debe estar dispuesto a vivir más allá de

la razón y más en el mundo de las causas que en el de los efectos. Todos nos vemos obligados a creer mucho más de lo que podemos probar.

Nadie puede negar que todo tenga una causa, aunque a veces no pueda comprenderla. Y pese a que la razón le dice que no se puede separar el efecto de la causa y que toda causa es el efecto de una causa anterior y, por consiguiente, no puede haber una causa primera, debe comenzar por aceptar un Principio Creador o una Causa Primera

en el universo, que ha causado y sigue encausando todo sin ser encausada.

Este hecho será inexplicable a la mente razonadora, pero esto no debe detenernos. Donde quiera que dirijamos la vista encontraremos creaciones que la mente humana no puede explicar o reproducir. No por eso las rechazamos. La razón puede decirnos que es imposible que un ser se construya a sí mismo. Pero la experiencia nos demuestra esa posibilidad. No podemos explicarnos cómo los órganos de nuestro cuerpo se construyen a sí mismos, o cómo el cuerpo puede transformar la comida en cuerpo físico, pero es un hecho innegable. No comprendemos el poder en la vida que

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hace funcionar el mecanismo de la curación en nuestro cuerpo físico, ni comprendemos el por qué ni siquiera cómo se sana una herida. Es indudable que existe en nosotros un Principio Creativo asombrosamente inteligente que dirige todo este proceso, el cual es superior a nosotros y actúa a través de nosotros.

El que no está dispuesto a ir más allá de lo que puede explicar o comprender la razón, se limita enormemente. Nuestra incapacidad para concebir algo no prueba su inexistencia. Ello prueba, a lo sumo, nuestra falta de capacidad para percibirlo. Aunque se ponga al hombre debajo de un microscopio, no se puede descubrir qué es lo que lo hace funcionar y lo anima, eso indefinible que lo vitaliza a él y a todas las cosas. Porque ese algo supera la comprensión humana ¿hemos de negarlo?

Hay infinidad de sonidos que, para nosotros, son inexistentes porque no los podemos percibir. El que no podamos percibir las realidades del mundo espiritual o no podamos comprenderlas en nuestro presente estado de conciencia ¿es prueba de que no existen? Si un ciego niega el sol, ello no demuestra su inexistencia. Su negación equivale a una simple admisión de su incapacidad para percibir esa realidad. Esto es tan claro que aún los ciegos lo ven. Sin embargo, hay quienes se atrincheran en su incredulidad tras el argumento de que no es científico creer sin demostración. La ciencia, por lo visto, no puede dar contestación a las tres preguntas

vitales, ¿de dónde venimos?, ¿qué somos? y ¿hacia dónde vamos? Es un hecho innegable, sin embargo, que vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser en algo. La ciencia no puede explicar qué es ese algo que existe detrás de la creación, pero tampoco puede negar su existencia.

Por otro lado, la ciencia parte siempre de una mera hipótesis al realizar sus investigaciones. ¿No anda el investigador científico tan a ciegas en su laboratorio tras una idea elusiva como el que va a oscuras por el camino de la vida, tratando de descifrar sus misterios a través de múltiples experiencias, siguiendo la luz de una estrella? ¿Por qué ha de ser menos científico aceptar, como reales, ciertas premisas – ya comprobadas por otros- hasta tanto se comprueben personalmente si son o no ciertas a medida que se vaya desarrollando y perfeccionando el instrumento de percepción disponible?

¿Podemos aceptar, hasta que lo comprobemos por propia experiencia, el hecho de que no hay separación alguna entre una persona y otra y que somos simplemente manifestaciones diversas de una sola vida y un solo ser? El camino a recorrer lleva a ese reconocimiento. El hecho de que exista un misterio para el cual la ciencia tradicional no tiene explicación alguna, debe llevar a toda persona sensata a admitir la posibilidad de que exista una realidad que escape al proceso científico común de investigaciones y que puede haber también una Ciencia que, por otro proceso distinto (como

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podría ser el de la experiencia), nos lleve al conocimiento de esa realidad. Experiencia y experimento son, en realidad, una misma cosa. Si tenemos una mente científica, no podemos negar la existencia de las leyes que rigen el universo, las que nunca cambian y que hablan por sí mismas y expresan cierta forma de ser, ni dejar de reconocer que estas leyes son la base del orden y la armonía perfectos que reina en todas sus partes, pues ellas constituyen, precisamente, el punto de partida y la base de las investigaciones científicas.

Ninguna mente científica puede sostener, tampoco, que es pura casualidad el que varios billones de soles se muevan constantemente con tal orden, armonía y precisión que se puede predecir su posición exacta en el espacio con siglos de anticipación. Descontando esta posibilidad, debe aceptar, entonces, que existe un plan en todo esto y una inteligencia superior, la cual no solamente lo ha concebido y lo ha creado en sus más mínimos detalles en forma tan perfecta que le es imposible desajustarse en su funcionamiento, sino que le infundió todos los elementos necesarios para que pudiera evolucionar por sí misma, de infinitas maneras, para llevar a cabo su propósito y alcanzar el objetivo planeado. Si consideramos solamente la inteligencia requerida para concebir la vida en la Tierra, nos vemos forzados a reconocer que, por lo menos, tiene que emanar de una mente superior a la humana, ya que ésta es incapaz de explicársela, menos aún, concebirla. Si

no existe algo que presida esta logia que es el universo, ¿cómo puede regirse? Del caos y la confusión nunca han surgido, por sí solos, el orden y la armonía. Es necesario reconocer que existe en el universo una Inteligencia y una fuente de energía y de vida. A esto los religiosos llaman Dios. El sistema masónico le da el nombre de Gran Arquitecto del Universo (G:.A:.D:.U:.).

Quizás comprenderíamos mejor el universo y al G:.A:. del mismo si lo consideráramos un ser como cada uno de nosotros; pues en realidad, según se ha señalado, cada uno de nosotros es una réplica del universo y del Ser Supremo. Cada uno de nosotros vive en ese Ser, se mueve en Él y tiene en Él su ser, como cualquier célula del cuerpo, salvando las distancias que median entre un estado de conciencia y otro.

El universo no puede sino estar en armonía consigo mismo. ¿Cómo ha de estar dividido contra sí? Se halla naturalmente impulsado por la voluntad al bien propio. El universo es el cuerpo de ese Ser, como lo es el nuestro de nuestro espíritu. Los tres aspectos del Ser son: Esencia o Vida, Conciencia o Cualidad y Apariencia

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o Forma. Estos tres aspectos se manifiestan en cada uno de nosotros como Espíritu, Alma y Cuerpo respectivamente. Es por esto que El es la fuente de toda vida. Quien cree en sí mismo debe creer también en el G:.A:.D:.U:. Negar su existencia es negarse a sí mismo, por cuanto es una réplica de Él. Cuanto más se conoce a sí mismo, más se llega a conocer al G:.A:.D:.U:. Es un error pensar que está allá arriba o aquí al lado. Está en nosotros. Ningún descubrimiento en nuestra vida superará jamás en importancia y magnitud al descubrimiento del G:.A:.D:.U:. dentro de nosotros.

Pero no nos dejemos llevar por nuestra mente razonadora (o limitadora) a tratar de concebir al G:.A:.D:.U:. como una persona, al considerarlo un ser como nosotros. Nuestra persona es sólo la parte inferior de nuestro ser. Como queda señalado, El es esencialmente eso indefinido que vitaliza todas las cosas y que llamamos Vida. ¿Puede la Vida ser, acaso, una persona? El es el misterio inexplicable detrás de todo fenómeno.

Podemos percibir su presencia en todo cuanto sucede en el universo como si nos hablara a través de cada acontecimiento. Toda creación revela a su creador. El se expresa visiblemente a través de la Fuerza espiritual, la Sabiduría y la Belleza. Nos sentimos empequeñecidos ante el tremendo poder que mueve el universo; nos asombramos de la Sabiduría que se observa en la maravillosa constitución

de nuestro organismo físico; y nos deleitamos con la Belleza de una flor o una puesta de sol sin glorificar a su Creador o siquiera detenernos a pensar en que son manifestaciones suyas. Las damos por sentado sin preocupación. El está en todo y se manifiesta a través de toda esta organización justa y perfecta del universo. Lo mueve todo por medio del impulso creativo o Propósito de bien que existe en El. Podemos decir entonces que en la “G”, que en nuestro simbolismo representa al G:.A:.D:.U:. vemos resumido todo ese concepto, vale decir, el Grande. Su cualidad más distintiva, que compendia todas las otras, es el Amor. El Es Amor. Pero no ese amor sentimental, sino esa energía que une, armoniza y sintetiza todo; la fuerza cohesiva que mantiene unida hasta la última partícula de energía de la Creación. Luego, si no cabe concebirlo como una persona, podemos concebirlo como su más distintiva manifestación: El Amor.

Detrás de todo existe una unidad. A esa unidad la llamamos por distintos nombres, de acuerdo con la parte que consideramos de la misma. Somos miembros de un organismo cuya actividad presupone, como punto de partida, la existencia de esa Unidad Suprema, que denominamos G:.A:.D:.U:. Nos fundamos para ello en que “es un hecho evidente” y que todo corrobora su existencia. Que no sea evidente para algunos, por carecer de la necesaria capacidad de percepción o el requerido grado de conciencia, no cambia, en modo alguno, esa realidad ni el fundamento de nuestra Orden. Indica,

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eso sí, que no estamos en condiciones para recorrer el camino amplio de la Masonería. Hay verdades evidentes que no tienen explicación. Se llega a conocer los misterios de la vida por el mismo camino que el que se llega a conocer por qué una verdad es verdad, por el camino de la experiencia.

En la construcción del Templo de la conciencia, el G..A:.D:.U:.se manifiesta como el Gran Constructor del Universo. Lo que el Arquitecto ha creado, el Constructor ahora construye y realiza con la ayuda de sus instrumentos y de acuerdo a un Plan. El desarrollo de la conciencia no es una creación sino una construcción o una realización. Es para ayudar en esta construcción que se creó la Masonería. Es, por consiguiente, un instrumento del G:.A:.D:.U:.

El G:.A:.D:.U:. realiza experiencias infinitas a través de sus instrumentos de

manifestación. Pero es de suponerse que el objetivo de su construcción no es la experiencia misma, sino que, a través de la experiencia pueda llevar a cabo la obra de su creación, en la cual se recrea (se crea de nuevo), y en la cual se complace. Esto nos recuerda las palabras bíblicas: “Tu eres mi Hijo amado en el cual me complazco”. Como El, habremos de ser también nosotros, cuando crucemos en conciencia el umbral de nuestro sublime Tercer Grado de Maestro. Tenemos que trascender el período en que buscamos experiencias, por la sensación de las experiencias mismas, llegando a ver en ellas no un fin, simplemente un medio para la autorrealización.

LA CLAVE DE TODA REALIZACIÓN

esde muchos siglos antes de que Hegel lo expusiera en su Dialéctica, el proceso de la

síntesis a través del conflicto entre pares de opuestos, ha constituido el eje sobre el que ha girado todo el sistema masónico. Esto se halla expresa y simbólicamente en las dos columnas opuestas a la entrada del Templo y el pasaje forzoso por entre las mismas, como también a través de numerosos triángulos que, según veremos, representan gráficamente el proceso de la síntesis. Examinando el mecanismo

de este proceso en el campo de las ideas vemos que, tras una primera etapa de análisis (separación de las partes de un todo dado para estudiarlas y determinarlas) se pasa a una segunda (la correlación) en la cual se relacionan las partes ya determinadas para pasar de inmediato al tercer paso, (la deducción), o sea la síntesis o armonía de todas las ideas consideradas. Vemos por ello que la finalidad de todo análisis es llegar a la deducción o síntesis por medio de la correlación de las partes, yendo de la complejidad a la simplicidad. Hegel, en su Dialéctica expone la evolución de las ideas desde el punto de vista de fuerzas opuestas. Observa que ésta pasa por tres etapas

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que él llama, respectivamente, la tesis, la antítesis y la síntesis. Como las ideas –según él- contienen en sí fuerza, siempre que surge una idea en pro de algo –exponiendo una tesis- se crea un desequilibrio momentáneo de fuerzas. Pero, como el equilibrio es ley fundamental en toda manifestación de fuerzas, tan pronto aparece una idea, surge inevitablemente para contrarrestarla o contrapesarla, el aspecto opuesto o el contra, que es la antítesis. La antítesis tiene, sin embargo, algo de la tesis. Es indispensable que exista alguna relación entre ambas. No podrían oponerse una a la otra si no tuvieran algo que las relacionara y que les sirviera de base para su oposición. Del conflicto y forcejeo de la tesis y la antítesis surge lo que tiene en común y que las relaciona: la sin-tesis, o sea la no-tesis, que es el punto de equilibro a que se llega siempre y en el cual se unen y armonizan finalmente las ideas opuestas.

El conflicto entre puntos de vista opuestos produce cierto malestar. Y como ambas partes buscan el bienestar, por estar subconscientemente movidas por la voluntad al bien, evolucionan automáticamente hacia la armonía que se halla en el bien común. El triángulo ilustra, sencilla y claramente, este proceso evolutivo. Si se considera que

los dos puntos a los extremos de su base son los opuestos, se verá que, según se van elevando estos dos puntos, siguiendo la línea de los lados del triángulo, se va acortando la distancia entre los mismos hasta que ambos se encuentran y se confunde en el punto superior o ápice del triángulo, que es la síntesis. Se puede ver este proceso funcionando claramente al observar la evolución del conflicto de ideales en el mundo de hoy.

Pero el proceso no termina aquí. Si tal sucediera cesaría la continuidad de la lucha de opuestos, poniendo un límite al proceso evolutivo. Una vez que se ha alcanzado el punto elevado de síntesis, ésta –según Hegel- pasa a formar una nueva tesis, en una vuelta más elevada de la espiral, lo cual, por la misma ley de equilibrio, hace surgir, por fuerza, otra antítesis. De esta manera, paso a paso de triángulo en triángulo, se va llegando a puntos cada vez más elevados de síntesis y de evolución, siendo el próximo triángulo siempre una síntesis de lo anterior.

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También se puede observar la forma en que E:.G:.A:.D:.U:., por un camino tan sencillo, logra que el proceso de evolución sea infinito. En una forma –que tiene un significado profundísimo- reproduce continuamente el proceso original de la Unidad a la dualidad y de la dualidad a la Unidad… ilustrado por la Parábola del Hijo Pródigo. También nos da una idea de lo que significa “ser perfecto”, o de ir de perfección en perfección…, pues cada síntesis es la culminación de un ciclo evolutivo y un punto de perfección alcanzado.

Lo que sucede en la mente y la conciencia sucede también en todo el universo, porque todo en él es conciencia y sigue una evolución en conciencia. La tendencia hacia la unión y la fusión es inherente en todo cuanto existe. Quizás lo más sorprendente y maravilloso de todo este proceso evolutivo es la forma en que El consigue que aun las aparentes adversidades en el mismo redunden en su beneficio. Del encuentro de fuerzas opuestas surge la interminable multiplicidad de manifestaciones creativas. Los pares de opuestos forman un campo ilusorio que nos ofusca y tiene a confundirnos, a llevarnos al error y a velar la realidad que existe detrás de toda manifestación, como si tuviera la finalidad de despistarnos en nuestra búsqueda de esa realidad. La verdad es, sin embargo, que con ello nos estimula a desarrollar nuestras facultades mentales. Los pares de opuestos nos ofrecen un campo de aparentes contradicciones y paradojas y una selva de incesantes luchas y conflictos que

requieren de nuestras facultades los más grandes esfuerzos para surgir de ellos y de esta manera, desarrollarse, permitiéndonos el control sublime sobre la lucha de opuestos. Con el desarrollo se amplía el campo de nuestro conocimiento y de nuestra conciencia, lo cual es su objetivo.

Quizás una de las paradojas más magníficas de todas las que se presentan en este universo en evolución es la de que reina en él la armonía, como resultado de los mismos conflictos, que sólo yendo uno contra el otro, pueden los puntos opuestos encontrarse, que el que quiera encontrarse a sí mismo debe, por lo tanto, perderse….. No debemos oponer objeción a las limitaciones, ilusiones, separaciones y conflictos, pues forman parte del Plan evolutivo y es a través de la diversidad que puede manifestarse la unidad. El método de desarrollo en nuestra evolución es siempre el de llegar a la luz por medio de la oscuridad, a la realidad por medio de la irrealidad, a la unidad a través de la separación, al todo por medio de las partes, a lo infinito por medio de las limitaciones, a la vida, cruzando el valle de la muerte. Mucho puede ayudarnos a hallar nuestro camino a través de la confusión que rodea los conflictos tener presente dos hechos significativos: 1º) que en todos los aspectos individuales y sociales de la vida hay dos planos de actividad: el inferior, el de la agresividad, que es materialista y acentúa diferencias; y el superior, el de la conciliación, que armoniza diferencias, porque tiende a la

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espiritualidad y la síntesis. Debemos determinar, en cualquier conflicto, en cuál de los dos planos nos hallamos ubicados: si somos un elemento perturbador o conciliador. Los que se hallan ubicados en el primero de los dos planos buscan recibir antes que dar; son guiados por un interés exclusivo o partidario; ven solamente lo superficial y tangible de las cosas, les interesa únicamente el resultado inmediato, el efecto; tienden a resolver sus diferencias por medio de la fuerza en vez de la habilidad de la mente y el corazón. Los que se hallan ubicados en el segundo plano de actividad, encuentran gran dificultad para ser conciliadores con esas personas porque no hay forma de satisfacerlas. Son esencialmente separatistas. Mientras aquellos buscan la paz y la armonía, ellas buscan la conquista, pues creen que las ganancias se obtienen solamente por medio de los conflictos; mientras aquellos tratan de poner fin a la lucha, ellas están resueltas a ganarla. A pesar de lo difícil que es esta situación al punto de parecer que no tiene solución, existe un camino de salida, a cuya consideración nos dedicaremos próximamente. 2º) Que los opuestos no son una cuestión de antagonismo, sino de polaridad distinta. Son como carne y uña. Esto es algo sobre lo cual debemos reflexionar siempre que nos hallemos ante cualquier conflicto humano. Los dos polos –espíritu y materia- son la base de todos los demás opuestos. O nos hallamos polarizados en el Este simbólico, la espiritualidad, o en el Oeste, lo material. De esta oposición ha surgido la creencia común de que el

espíritu y la materia son enemigos irreconciliables. Pero, pese a que son opuestos en polaridad, no son enemigos entre sí. Son, en realidad, aliados, aliados en la construcción más gloriosa que verán jamás los hombres. El Templo de su Ser y del Universo.

El espíritu está de nuestro lado. Somos nosotros los que estamos en contra de él. El mal comienza cuando dejan de ser aliados en nuestra mente inferior. La Masonería gira precisamente alrededor del tema de la relación entre el espíritu y la materia y la reconciliación o síntesis de los dos. Lo positivos es siempre más difícil que lo negativo. Quién afirma tiene que probar lo que afirma; no así el que niega. El signo negativo (-) consiste en una raya horizontal. El signo positivo (+) es curiosamente la suma del (-) y de un trazo vertical de arriba hacia abajo que lo cruza, lo cual es muy significativo. Reflexionemos sobre ello. ¿Cuál de las dos posiciones asumimos en la vida? ¿Con qué fuerzas estamos aliados? Es menester mantener una actitud positiva y constructiva para poder conciliar lo superior de cada bando en conflicto, siempre desde un plano superior, no inferior. No se debe tratar de eliminar la oposición. No se puede tampoco conciliar lo inferior. Los opuestos convergen en un punto sólo al elevarse del plano en que actúan. De la relación constructiva de energías negativas y positivas surge algo nuevo y distinto que es la síntesis de los dos, una fuerza magnética que atrae lo mejor y superior de la vida. Es el tercer poder que surge de los dos en conflicto. Esta tercera cualidad es siempre algo nuevo

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que proviene de la unión de dos opuestos, como de la unión del oxígeno y el hidrógeno se forma algo completamente distinto: el agua. No cabe duda que el propósito de la creación tiene por finalidad el fruto. Este fruto es la síntesis, el hijo de los pares de opuestos. Tenemos que buscar este tercer punto sintetizador en todos los conflictos. En este punto es que se halla el significado de la persona. Este tercer punto “neutro” de la síntesis o polaridad neutral no significa “ni uno ni otro”; no es la tierra de nadie sino la tierra de todos. No significa la posición neutral que es la anulación, sino de una que reúne lo esencial de las dos fuerzas en conflicto. No se caracteriza por una actitud pasiva, sino por una esencialmente dinámica. La neutralidad que signifique abstenerse no es una fuerza; termina en un vacío. El neutral carece de poder en los asuntos humanos. El punto que estamos considerando es, en cambio, el centro y corazón de toda actividad; en él se halla toda verdadera victoria en la vida. De este punto han surgido todas las reformas sociales, la cultura, las ideas de libertad, de igualdad y de fraternidad; la fuerza, la sabiduría y la belleza. Hallarse en este punto es vivir en la intersección de la dualidad. Todos los grandes hombres han habitado en el ápice de su cumbre. De este punto brota la fuente de la juventud y es la puerta de entrada a la vida eterna. Cuando vivimos allí lo hacemos forzando las puertas a lo desconocido, amando lo nuevo y esperando siempre lo imposible.

Si existe alguna panacea para todos los problemas humanos, ésta se halla en la síntesis, ya que los mismos provienen de su contrario, el sentido de la separación. Debemos esforzarnos por ver todas las coas en la luz de la síntesis, porque ella está en todo. Está en las leyes del universo, en el movimiento de los astros, en las puestas de sol, en el arco iris, en la belleza y la armonía de las cosas, en suma, en la vida toda. La tendencia hacia la síntesis, que obedece al principio de la armonía a través del conflicto, es el principio activo y factor determinante de las relaciones humanas y divinas. Este principio se halla activo en todas las naciones, religiones, organizaciones, agrupaciones y organismos. Como ejemplo tenemos el conflicto actual de intereses entre el trabajador y el empresario que quiere obtener la mayor ganancia posible. Asimismo, se está llegando al máximo beneficio para ambos. Toda la creación y su proceso evolutivo descansan sobre tres columnas, dos permanentes y una siempre en formación. Las dos permanentes están representadas por las columnas “J” y “B”, situadas estratégicamente a los dos lados opuestos de la entrada a los templos y entre las cuales tenemos que pasar para entrar a ellos. Estas dos columnas son los pares de opuestos. La primera representa el aspecto positivo del espíritu; la segunda, el aspecto negativo de la materia Siendo el principio del conflicto el agente de la armonía, el espíritu y la materia llegan forzosamente a una relación armónica. Esta armonía se halla representada por

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la tercera columna del templo. Es invisible porque está siempre cambiando y evolucionando; es la resultante del conflicto y la reciprocidad entre las otras dos. Esta columna es la columna de la síntesis. Puede ser considerada, también, como la columna de la armonía o de la belleza. Ella constituye, en cierto modo, el principal soporte de nuestro Templo. Es su alma. En ella está nuestra redención final.

Podemos decir, pues, que las tres columnas del Templo masónico son la Fuerza, la Sabiduría y la Belleza; que la tercera nace de la relación armónica de las otras dos y es el fruto de los pares de opuestos. Esto, expresado de forma numérica (si nos agrada pensar en forma abstracta) significa que la unidad resultante de toda actividad es el 3, esa unidad de reproduce la Tríada.

1º. El uno, la unidad, el Todo 2º. El dos, la dualidad, el par de opuestos 3º. El tres, la síntesis resultante. Exotéricamente 1+2=3 aunque en

un sentido esotérico 1+1=1. Lo hayamos asimismo expresado por los tres golpes del mallete, por el signo y la batería y por el triple abrazo, cada uno de los cuales equivale a una síntesis de dos o sea la dualidad abrazada, constituyendo el tercer abrazo, como veremos, la síntesis de dos síntesis o sea una gran síntesis….¿Cuántos somos conscientes del inmenso significado que tiene el triple abrazo entre hermanos masones? Podemos ver en la síntesis la clave de toda realización, pero, ¿cómo encontrar el camino para llegar a la misma? Es muy importante tratar de descubrirlo, porque de ello depende el éxito que tengamos en nuestra búsqueda.

EL MANDIL Comisión Masónica de la Muy Resp:.

Gran Logia del Estado de Colorado, Estados Unidos de América.

l primer objeto tangible que recibe el candidato al ser iniciado en los Augustos Misterios de la Masonería,

es el MANDIL BLANCO, de piel de cordero y su entrega debe causarle una profunda y duradera impresión en el curso de su vida futura y en su conducta. De los diferentes símbolos, sobre los cuales el neófito recibe instrucción, pocos son los que tienen tanta significación simbólica e interesantes sugestiones como esta pieza de piel blanca de cordero.

Un breve estudio sobre su origen, su color, su material, su forma y sus diferentes modos de llevarlo, seguramente dan al iniciado y al estudiante de los diferentes símbolos de la Masonería, una mejor comprensión de éste y de los demás símbolos masónicos. El uso del mandil es antiguo, mucho más antiguo que la prenda usada por los obreros para proteger su ropa y para proporcionarles una manera conveniente para levar sus herramientas de trabajo. Cinturones y mandiles en cualquier forma, de cuero o de lino blanco, eran parte de las vestimentas de los sacerdotes israelitas. En los misterios de Mithra, en Persia, los candidatos eran

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investidos con un mandil. Los antiguos budistas usaban mandiles blancos durante sus ceremonias religiosas. Albert Pike en “MORAL AND DOGMA” dice: “En Creta, Júpiter Ammón, o el Sol en signo de Aries, pintado con los atributos de aquél signo equinoccial, carnero o cordero; ese Ammón, del cual Martianas Capella dice que es el mismo Osiris, Adonis, Atys y los otros dioses solares, tenían una tumba y una iniciación religiosa; una de las principales ceremonias consistía en investir al candidato con la piel blanca del cordero. En este vemos el origen del mandil de piel blanca de cordero, usado en la Masonería”. Otras menciones del Mandil se pueden encontrar en el Viejo Testamento. Los Esenios vistieron a sus novicios con prendas blancas y un cinturón. En los ritos escandinavos se daba a los candidatos un escudo blanco. Los egipcios adornaban la cabeza de su deidad principal, Osiris, con una tiara blanca, mientras los discípulos de Pitágoras usaban prendas blancas cuando estaban en la escuela cantando sus himnos sagrados. Así vemos que el color blanco ha sido desde hace mucho tiempo el símbolo de la pureza, del sacrificio y de la inocencia y que el uso del mandil se remonta a tiempos inmemoriales. El ritual dice que: “el cordero ha sido en todos los tiempos el emblema de la inocencia” y la verdad de esta aseveración es demasiado antigua para ser desmentida. El mandil es también símbolo del honor: “A quien lleva dignamente la piel de cordero, ésta le está recordando siempre la pureza de su vida, en su conducta, que tan esencial y

necesaria es para ser admitido en la Logia Celestial presidida por el G:.A:.D:.U:.”. Recordemos también que el mandil masónico es honorable en sí, sin relación alguna con el carácter de quien lo lleva. Es la insignia de una ORDEN honorable y por esto debe ser apreciada como un emblema honorable. El término honorable se da a la insignia, al emblema y no a quien lo lleva. He aquí por qué la conducta indigna de un miembro puede traer deshonra al cuerpo de que es miembro; pero no puede traer deshonra sobre los principios que sustenta, ni sobre lo que simbolizan sus principios. Un miembro de una Logia puede ser indigno de usar “el emblema del masón”; pero sin embargo, este emblema no deja de ser un símbolo del honor. Mackey dice: “El color del mandil de un francmasón debe ser de un blanco puro y sin mancha” y nosotros creemos que un mandil sucio o manchado NO es el símbolo del honor y de la pureza que debe usar un masón. El mandil símbolo del masón, será siempre blanco, puro e inmaculado y será siempre más honorable que el emblema de cualquier otra Orden.

Las posiciones en que se usa, también son significativas. Considerando su posición en su tamaño completo, vale la

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pena observar que se le usa en la cintura, en tal posición divide el cuerpo en dos partes: la parte superior –intelectual- de la parte inferior menos valiosa. Por lo tanto y lo que es de mayor importancia cubre la parte inferior. Simbólicamente revela las partes más nobles del hombre y cubre la menos valiosa, haciendo resaltar lo espiritual y cubriendo lo material. Las posiciones en que se usa en los tres grados, aparte de lo esotérico, ponen de relieve un simbolismo idéntico a la posición de la Escuadra y el Compás, es decir, la dominación gradual de lo material, representado por la escuadra, por el Triángulo representado por el Compás, que simboliza lo espiritual. El mandil original era lo bastante grande para cubrir todo el cuerpo, hecho de una piel entera; la parte que cubría el pecho, sostenida por un cordón alrededor del cuello. Con el tiempo el mandil del masón especulativo se redujo más y más, hasta hoy que no debe tener menos de 14 pulgadas por lado, con la solapa en forma de triángulo rectangular. Hasta la formación de la Gran Logia Unida de Inglaterra, en el año de 1813, no se intentó hacer uniforme su color, la forma y tamaño, cada Logia se guió por su propio gusto en el asunto. Entre las declaraciones de la Unión, declararon que el mandil masónico debe de ser un rectángulo de piel blanca de cordero, con una solapa triangular, haciendo en él cinco ángulos o esquinas y todo ribeteado de cinta azul. El origen de éste es curioso. Los primeros mandiles eran de cuero blanco y sin forros; pero los que lo usaban notaron que la parte áspera interior, era perjudicial para la ropa y adoptaron la idea de forrarlo con seda o

con otra clase de material fino. Los bordes de este forro se volteaban hacia la parte anterior formando una especie de ribete, éste se juzgó como una mejora y fue adoptado como parte del mandil. Muchos mandiles llevan dos listones endientes que terminan en dos borlitas o flecos de metal cuyo origen también es curioso. Los mandiles fueron fijados en un principio con cordones, pasándolos por la espalda y sobre los hombros hacia el frente, siendo costumbre adornar los extremos con borlitas, flecos, joyas, etc.; de ahí los dos pendientes actuales. A propósito obsérvese que algunos hermanos usan los mandiles debajo del saco, esto no debe de ser así, pues siempre hay que llevarlo afuera y no debajo del saco la comodidad y la conveniencia y los trajes de etiqueta de los oficiales y de otros hermanos de algunas logias, han conducido a mucho al hábito de llevar no completamente a la vista el mandil. Recuérdese que es un emblema de honor y de trabajo y como tal no debe ser escondido o considerado su uso como cosa de poca importancia. Cuando el candidato está investido, se le dice que el mandil es el símbolo del trabajo y el emblema de la inocencia y la pureza. Como consecuencia de la regla de que el mandil debe de ser la piel blanca de cordero, empezaron a ver en su color y su contextura, aparte del emblema de la inocencia, la idea del sacrificio, tomada de la religión cristiana. La palabra inocencia significa “no lastimar” (del verbo latino “no necese-innocere” y esto puede ser tomado como la definición que le da la Masonería, porque es evidente que ningún hombre adulto puede ser inocente en el mismo sentido en que lo es un niño. Realmente quiere decir “ignorancia de lo malo”. La inocencia del

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masón es su conducta caballerosa, su determinación de no causar mal ni moral, ni materialmente a nadie, su tolerancia e indulgencia con la apatía o ignorancia de los hombres, su perdón benévolo para sus hermanos cuando, consciente o inconscientemente, le hacen mal y su consagración espiritual a los valores y virtudes para un mejoramiento de la humanidad, por lo cual el hombre se eleva sobre las bestias y el mundo va hacia adelante por camino ascendente y mejor. Hoy en día no estamos delante de un simple banco de masón para trabajar a cincel y mazo, bloques inmensos de piedra dura, sino delante de una obra maestra delicadamente trabajada, la cual tenemos la obligación de continuarla para no fracasar en nuestra vida. El mundo es nuestro taller. Las herramientas del masón están en nuestras manos y el mandil tiene sugerencias tanto operativas como especulativas. Se nos llama para cultivar el carácter, para profundizar la simpatía humana, para estrechar más los

lazos de amor fraternal y para prepararnos por medio de la disciplina para cualquier puesto que el G:.A:.D:.U:.quiera señalarnos. Tenemos delante de nosotros una sociedad humana imperfecta que debe ser salvada por el progreso y por la inspiración que incluye al patriotismo, pero que es más grande que éste. El recuerdo del mandil masónico debe inspirarnos en consagración más noble y un mayor interés en servir a la humanidad. Tenemos que usarlo en Logia hasta la hora en que se nos llame al descanso eterno. El mandil es la joya más importante con que se inviste a un masón desde que es iniciado y con cuyo ornamento debe presentarse siempre en Logia para ser admitido en los trabajos. Nunca recomendaremos bastante a los masones hacerse dignos de usar el mandil y no digamos jamás y bajo ninguna circunstancia nada que pueda deshonrar el mandil que es el símbolo del honor y el emblema del Trabajo del Masón.

EL MANANTIAL LEON TOLSTOI

Entre espadaña, mirto y romero, en calurosa tarde estival,

hicieron alto los tres viajeros junto a las aguas del manantial.

Bosques frondosos le daban sombra,

Césped florido formaba alfombra junto al venero murmurador;

y el agua clara, corriendo pura prestaba al aire dulce frescura, hojas al árbol, la vida a la flor.

Su sed calmaron los caminantes

y a los destellos agonizantes de calurosa tarde estival,

escrita vieron esta sentencia:

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“Procura siempre que tu existencia sea como agua de manantial”.

Muy buen consejo, dijo el más mozo y al comprenderlo siento que el gozo

llama a las puertas del corazón; como el arroyo se trueca en río,

correr el hombre debe y con brío hacerse grande por la ambición.

Noble leyenda de gran cordura dijo el viajero de edad madura, hay que ser puros para vencer,

como las fuentes son las criaturas; y almas y fuentes han de ser puras si cual espejos han de esplender.

Sabia enseñanza y útil consejo,

dijo el viajero caduco y viejo, la sed templemos y en odio al mal, el bien hagamos con ansia inmensa

sin esperanza de recompensa, como las aguas del manantial.

MASONES DE ANTAÑO El Abad Grégoire, amigo de todos los hombres de todos los colores

Traducido de CAHIERS DE LA GRANDE LOGE DE FRANCE No. 5/– 12/66 – París Francia.

i el valor de un hombre no se debe medir por sus esfuerzos sino por su vida corriente, qué cúmulo de

labor más amplia, más humana y más fecunda la de este Obispo constitucional de Blois, el Abad Grégorie, que puede ser sometido al juicio de los hombres libres amantes de la dignidad humana. Henri-Baptiste Grégoire nació en Veho, cantón de Blamont, a 20 kilómetros de Lunéville, en Meurthe-et-Moselle, el 4 de diciembre de 1750. Sus padres fueron modestos artesanos rurales y lejos de molestarse por su humilde origen, el Abad Grégoire no dejaba nunca de reivindicarlo como un título de nobleza.

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“Mi origen se remonta probablemente a Adán y no separaré jamás mis inclinaciones ni mis intereses de los del pueblo. Agradezco al cielo que me haya dado padres, que no teniendo otra riqueza que la piedad y la virtud, me hayan transmitido esta herencia”. A los doce años leía a Racine y explicaba a Virgilio, amaba las Sagradas Escrituras más que otro niño de su edad. Como primicias de una verdadera vocación admiraba a Bossuet y a Pascal. Hizo sus estudios en el colegio de Nancy, dirigido entonces por Jesuitas, de 1763 a 1768. Pero más tarde, rindiendo homenaje a sus cualidades pedagógicas y a su ciencia, él se sentía atraído por otro ideal y no ocultaba su alejamiento de su doctrina. El escribió entonces: “Yo conservaré hasta la tumba un respetuoso recuerdo hacia mis profesores aunque no acepte el espíritu de la extinguida Compañía ni de la Sociedad cuyo renacimiento presagian nuevas desgracias para Europa”. Fue ordenado Sacerdote en 1775, después fue Vicario en varios lugares antes de ser Cura de Embermesnil, parroquia que él dirigió oficialmente desde 1782. Es en este momento que se puede situar el punto de partida de su vida política. Por su piedad esclarecida y su austeridad de Jansenista, supo merecer el respeto de sus parroquianos, además se preocupaba por contribuir a su bienestar material y a su instrucción. A sus expensas había formado para ellos una biblioteca situada en el presbiterio y compuesta, además de libros religiosos, de obras relativas a Higiene, Agricultura y Artes Mecánicas.

En 1787 la Sociedad de Artes y Ciencias promovió un concurso con el siguiente tema: “Hay un medio de hacer que los Judíos sean más útiles y más felices en Francia?” Fue Grégoire quien obtuvo el premio. Después en 1788, fue coronado por la Academia de Metz por su segunda obra más completa sobre esta cuestión: “Ensayo sobre la regeneración física y moral de los Judíos”. Fue en estas condiciones que en 1789 los curas loreneses, de los cuales muchos eran Jansenistas, fueron a buscarle y le dieron sus votos para que representara al Clero de la parroquia ante los Estados Generales. Estos curas venían, como él, de las filas del pueblo, de donde nació su viva y ardiente simpatía por el cura de Embermesnil. No ocurría lo mismo con el alto clero que no veía en Grégoire más “que un tribuno popular despreciativo de las sutilezas teológicas”. Después de los judíos, el Abad Grégoire se ocupó igualmente de los negros. El 22 de octubre de 1789, los hombres de color de las islas y de las colonias francesas, habían presentado a la Asamblea General un ocurso en el cual pedían una representación para hacer prevalecer sus derechos y defender allí sus intereses contra la tiranía de los blancos. Grégoire defendió la causa de los desgraciados burlados, de los cuales Hilliardd Óberteuil decía: “Un cochero es muy superior a un mulato; los blancos deberían ser autorizados para hacerse justicia de los mulatos. Un blanco acusado por un negro de haberle maltratado, robado, golpeado, etc., debe ser creído por simple denegación, aun contra testigos negros

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o mulatos? Tienen color las almas? fulmina Grégoire. Anonadado por esta réplica aplastante como un latigazo en plena cara, el señor dÓberteuil se puso lívido y desapareció precipitadamente. Grégoire encontraba sus respuestas para los racistas de la época en el Evangelio que ha proclamado el principio de la Igualdad natural entre los hombres, dice: “Llegará el día en que el sol solamente alumbrará a hombres libres y los rayos del astro que esparce su luz no caerán más sobre cadenas y esclavos”. Siempre fue él quien, el 3 de diciembre de 1789, en su intervención en la Constituyente, a pesar de la viva oposición y de las protestas de algunos de sus miembros, autorizó la admisión de hombres de sangre-mezclada en la representación nacional. No fue esto la abolición de la esclavitud, sino que fue una victoria del humanismo sobre los prejuicios tan absurdos como ancestrales. Fue el primero en presentar una moción formal tendiente a abolir los derechos de primogenitura y en combatir los privilegios sin excepción. Se acogió, sin reservas, a la constitución civil del Clero y logró, por su palabra y sus escritos, atraer a gran número de eclesiásticos vacilantes. Esta vida de coraje y de acción le valió una ola de odios y de amargos resentimientos que le persiguieron hasta más allá de la tumba. Como obispo constitucional de Loir-et-Cher fue uno de los representantes de ese departamento en la Convención Nacional donde, desde las primeras sesiones, desarrolló la moción presentada por Collotd´Herbois que

tenía por objeto la posición de la Realiza. En el momento del proceso de Luis XVI votó por la condena pero sin la sanción de la pena de muerte, contraria a sus principios. El decía: “Repruebo la pena de muerte y espero que este resto de barbarie desaparecerá de nuestras leyes. Es suficiente para la Sociedad que el culpable no pueda dañar o perjudicar más. Luis Capeto participará del beneficio de la Ley, si se suprime la pena de muerte vosotros lo condenarás de por vida. Miembro consultivo del Comité de Instrucción Pública, desarrolló una gran actividad. Fue uno de los fundadores del Instituto y Conservatorio de Artes y Oficios, ayudado por Vaucanson y por Fernando Berthoud, después fue del Comité de las Longitudes así como un infatigable propagador de la instrucción pública. En 1794 logró que votaran la abolición de la esclavitud colonial, que Napoleón I restablecería más tarde. Elegido miembro del Consejo de los Quinientos fue llamado al nuevo cuerpo legislativo, después al Senado en 1801, donde se mostró hostil al Concordato después de concluir el cual presentó su dimisión como Obispo. Opuesto al régimen imperial, formó parte de este pequeño clan que fue tan desagradable al Emperador y en 1814, fue uno de los primeros en votar el proyecto de caducidad o prescripción. Un mes antes de la partida para la isla de Elba, el 30 de marzo de 1814, mientras se combatía bajo los muros de París, él tuvo una reunión con Lambrecht. En la conversación, cuyo tema fue Napoleón, el General

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Beurnonville objetó: “Cómo podría existir el Senado sin cabeza?” Grégoire replicó entonces: “He allí que durante 14 años ha existido sin corazón”. Cuatro días más tarde, el 3 de abril, el Emperador había sido separado por el Senado. Durante los cien días, él dejó los asuntos públicos y desde el principio de la segunda restauración, esto es en 1816, fue elegido Diputado por Isére. Esta elección fue el punto de partida de un desencadenamiento inaudito de pasiones contrarrevolucionarias y el Gobierno (presionado por los extremistas de la época) obtuvo de la Cámara el rechazo del electo por indigno. Grégoire fue eliminado del Instituto por una orden real el 11 de mayo de 1816, por el falso pretexto de que él había sido regicida. Con él fueron radiados 21 miembros más, entre los cuales se encontraba Monge, Guyton de Morveau y Carnot. Durante los años siguientes y hasta 1831, fecha de su deceso, Grégoire vivió en medio de un círculo de amigos que fue disminuyendo cada día por el temor de disgustar a los poderosos de esa época. En su lecho de muerte dio una prueba suprema de su indomable energía que había hecho que Michelet lo apodara CABEZA DE HIERRO, rehusando hasta su último aliento, a pesar de la más viva presión del Arzobispo de París, renunciar al juramento que había prestado a la Constitución Civil del Clero. El Arzobispo de París no quiso administrarle los sacramentos; sin embargo un simple cura, el Abad Guillon, se los administró sin

condiciones, mientras Monseñor De Quelen prohibió la entrada de sus despojos a la iglesia. Sus exequias fueron objeto de manifestaciones emocionantes y más de 20,000 personas, especialmente obreros y estudiantes siguieron la carroza fúnebre. En Lorena fueron ofrecidas muchas misas por el descanso de su alma. En Haití y en Santo Domingo su muerte causó un duelo público. Los judíos se presentaron en delegación en sus exequias. En el zócalo de su estatua, en Lunéville se pueden leer dos fechas recordando dos grandes sucesos: el día en que Grégoire presidió la Asamblea Constituyente durante la toma de la Bastilla y el día en que apoyó la proclamación de la República -14 de julio 1789- 21 de septiembre 1792-, y estas tres inscripciones: “He vivido sin cobardía y quiero morir sin remordimientos”- “Conviene que la Educación Pública se apodere de la generación que nace”- “La historia de los reyes es el martirologio de los pueblos”. Por testamento, después de haber legado 12,000 francos en oro de la época, a Veho, su población natal y en Embermesmil, donde fue cura, instituyó seis premios de 1,000 francos cada uno para discernirlos sobre los asuntos siguientes:

1. Probar por escritura simple y por tradición, que el despotismo, sea eclesiástico o político, es contrario a los dogmas y a la moral de la Iglesia Católica.

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2. ¿Cuáles serían los medios más eficaces para dar a los libertados galicanos su energía y su influencia y para restablecer enteramente la antigua disciplina?

3. ¿Cuáles serían los medios para inspirar a los sabios, a los letrados y a los artistas el valor cívico, la dignidad, la prevención, la curación de esta propensión que tiene casi todos por la adulación y el servilismo?

4. ¿Cuáles serían los medios para extirpar el prejuicio injusto y la barbarie de los Blancos contra el color de los africanos y de los de sangres mezcladas?

5. Los militares dominados por la obediencia pasiva y por el empleo de la fuerza física, tienen una tendencia a despreciar y a comprimir al pie los dolores de los ciudadanos. ¿Cuáles serían los medios para impedir que ellos no los olviden y para obligarlos a cumplirlos?

6. Las naciones avanzan mucho más en luces y conocimientos que en moral práctica. Buscar las causas y los remedios de esta desigualdad en su progreso.

La vida edificante y tan llena de Henri Grégoire, Obispo constitucional de Blois, las luchas tan escabrosas que él tuvo, deben ser para nosotros los masones un ejemplo y, sobre todo, una lección. Ella nos enseña que la conquista de la Libertad y del Progreso es difícil de obtener y mucho más difícil conservarla. Para este cristiano, que

proponía la fe de las primeras edades, la Fraternidad era el más categórico de los imperativos y no es un hombre digno de este nombre quien rehusara poner al pie de una carta escrita por él, el 4 de agosto de 1791, donde figuraban estas cinco palabras: SED UNA SOCIEDAD DE HERMANOS. REVISAR

OBJETIVOS DEL IDEAL MASÓNICO M:. M:. Emilio Rossi V:. de Santiago, O:. de Chile, 20 Septiembre 1968.

l hombre creó la ley escrita, porque evidentemente sintió necesidad de ella por la falta de

una moral capaz de refrenar sus instintos primitivos, que por destructores amenazaban, quizás si tanto más hoy que ayer, con arrasar con su existencia. No olvidemos, aún cuando debamos obligadamente generalizar, que el ser humano es cruel por naturaleza, goza destruyendo por el mero afán de hacerlo y por lo mismo que tiene un sentido sensorial (“La masa brutal ahoga entre sus brazos de pulpo al mismo pensador que pretende emanciparle….”). “Cualquier loco prende fuego al Templo de Diana…”), al contrario del animal salvaje que no va más allá de responder a su instinto de necesaria supervivencia, imponiendo para ello la ley de su mayor o menor fortaleza física.

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Nuestra civilización presente, es el producto de un proceso histórico irreversible, sin que ello signifique que ya hemos entrado en una etapa óptima o ideal en cuanto a haber alcanzado una moral social perfecta, de lo que no solamente estamos muy lejos sino que incluso ni siquiera podemos ver un asomo de estar en el umbral de una moral social realmente efectiva, o con tales posibilidades. Nunca podremos ni intentar llegar al primer peldaño de ese umbral mientras no seamos capaces de erradicar, de una vez por todas, el mayor mal que aqueja al mundo, o sea, sobrepasar la etapa mayor de la evolución que representa el escollo, insalvable hasta hoy, del más elevado desarrollo económico. No mencionaremos, por inútil en el transcurso de este trabajo, cuanto esfuerzo se ha gastado y se gasta a través de todo el mundo y por medio de toda clase de organismos nacionales e internacionales, en exponer teorías, ideas, sistemas, procedimientos y hasta verdaderas panaceas capaces de derribar de una vez por todas esta barrera. Se diseñan y ensayan toda suerte de esquemas para levantar y consolidar la economía de los pueblos

malamente denominados “sub-desarrollados”, que conforman la gran mayoría de la población mundial, es decir, nos contentamos con raspar la superficie sin ir al fondo del problema, cual es la falta de unión de las economías y la destrucción de barreras nacionalistas que mantienen a los países separados, porque así conviene a ciertos intereses. Basta analizar un poco la situación de este riquísimo y virgen continente que es América del Sur, para darse cuenta de esta realidad. En los países llamados libres, donde se supone que impera un sistema democrático, tanto de gobierno como de vida en general, la realidad práctica que se vive todos los días es una y muy distinta. Cuando el hombre creó la riqueza, es decir, le asignó un valor convencional a los bienes materiales, creó paralelo a ello la mayor forma de esclavitud y de aherrojamiento que la historia ha conocido. En efecto, le fijó al esfuerzo creador del trabajo, un valor monetario creando así un nuevo mercado de esclavos. Esto es, el hombre se encargó de convencer a su mismo congénere que su trabajo sólo tenía el valor de una mercadería más que se transa de acuerdo a una demanda. Naturalmente que así continuó imperando la ley del más fuerte, del que es más poderoso económicamente y que, por lo tanto, es capaz de pagar un mayor precio por la mercadería humana seleccionada que desea adquirir. Pero ello está lejos de empezar a resolver el problema primario o básico de ennoblecer el trabajo como el símbolo creador, de paz

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y progreso que en su único y verdadero fondo es.

¿Qué hace el que es más poderoso económicamente? Sencillamente somete al más débil mediante el simple arbitrio de fijarle el precio que más conviene a sus intereses a la materia prima, que en la generalidad de los casos es todo lo que el más débil produce, a la vez que le entrega productos manufacturados a un precio acorde a sus costos y ganancias, o afán de lucro, previstas. Mientras tanto, el precio de la materia prima básica no goza de igual trato preferencial, más cuando su mercado está generalmente regulado por consorcio financieros o monopolios mundiales que no reconocen ni fronteras ni banderas, respondiendo sólo a su mayor o menor afán de lucro personal. Además, es fácil comprar o vender conciencias, más en esta era en que el más poderoso ha creado para su único y exclusivo beneficio el espejismo de un bienestar económico mínimo del que se supone que todos participamos, lo que no es así. No necesitamos ir muy lejos para buscar ejemplos prácticos, porque en

nuestro país abundan. Basta referirnos a las leyes previsionales y tributarias de excepción de que disfrutan selectas minorías, empezando en las más altas esferas gubernativas, siguiendo por el Poder Legislativo y hasta llegar a ciertos niveles en que termina el ejercicio de la influencia propia de los intereses de círculos estrechos y pequeños, donde sólo tiene cabida la élite que los componen. Hay que reconocer, de cualquier modo, que esa es una élite astuta, ya que no inteligente, que sabe convencer a la masa, siempre grande e ignorante, mediante encendida oratoria y la entrega de mínimos halagos materiales, que no pasan de ser más que migajas en su último análisis, pero suficientes para que esa masa crea en la bondad de tales redentores. Mientras tanto, la clase media, única capaz de aportar un trabajo serio, eficaz, constructivo y creador de riquezas y bienestar, se ve más y más escarnecida, vilipendiada y contraseñida cada día por el terrible crimen de actuar y moverse dentro de una conciencia y moral rectas y honestas, negándosele por cualquier medio el derecho a usufructuar de la riqueza que ella crea, en la justa medida a que su esfuerzo la hace acreedora. ¿De qué otra manera puede llegar a conjugarse y entenderse la verdadera postración económica y moral a que nuestro país ha llegado, a no ser la existencia de un mal que es el producto directo de lo que hemos previamente expuesto? Las causas reales de esta situación se ocultan en medio de un torrente y una maraña de propaganda oficial u oficialista que cumple con su cometido de llegar hasta el

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entendimiento estrecho y, en consecuencia, casi infantil en su ingenuidad, de la gran mayoría que forman en la masa social más baja del país. Se agita, levanta y ensorbece a una juventud imberbe, tanto en edad como en idealismo, porque en ella naturalmente reside la fuerza, si bien repitiendo un poco a Miguel de Unamuno, por lo general nunca la razón. Pero se necesita esa fuerza para mantener el poder para el que temporalmente lo disfruta y usufructúa y entonces se aceptan todos los excesos propios de esa juventud, que danza en la cuerda floja que los que de ella saber servirse para sus fines inescrupulosos tan bien han sabido tenderle. La juventud del mundo actual no es ni más ni menos idealista y agitadora o está menos convulsionada de lo que en todo tiempo y toda época lo ha sido. La historia no hace sino repetirse. Pero lo que paulatinamente o rápidamente, especialmente en el último cuarto de siglo, se ha ido perdiendo, es el sentido de una moral, orden y respeto mínimos a que todos tenemos derecho, para volver a la imposición brutal de las ideas, dando así rienda suelta a los más bajos instintos que el hombre lleva dentro de sí como herencia imborrable de su pasado cavernario. Se olvidan las leyes naturales y se pretende saltar etapas, con lo que sólo se consigue caer en el peor de los caos, creando las mayores injusticias dentro de un marco de aparente legalidad, ya que se dictan leyes de excepción para ello o sencillamente se pasa por encima de las leyes, amparándose en la impunidad

que da el ejercicio del poder con todo su cortejo de vicios, rencores y odios. Aún aquellos que se dicen ser los únicos representantes de una figura legendaria que sólo predicó paz, comprensión y amor fraternal entre los seres humanos mediante el sencillo pero eficaz arbitrio del propio ejemplo, absoluta abstracción de poder y riqueza, hasta llegar al máximo sacrificio (y que nosotros los Masones simbolizamos a través de la Sublime Leyenda de nuestro 3er. Grado), han sido incapaces de continuar con la pureza de esa doctrina social, para caer en los defectos, arrebatos, egoísmos y afanes de poder y goce material contra los cuales aseguran luchar. Han sabido defender su posición, no mediante el ejercicio de igual modestia y filantropía, sino que de la acumulación siempre mayor de riqueza y poder, apelando para ello a la máxima hipocresía, al temor que producen la ignorancia y la superstición, utilizando en beneficio propia la fuerza del servilismo y fanatismo que surgen de la hábilmente desviada interpretación de la doctrina original, sin siquiera detenerse en implantar un dogma de auto infalibilidad, por nombrar este solo, verdadera aberración y negación de la inteligencia, que se supone el ser humano está dotado. En fin, para qué seguir narrando cosas archisabidas, incapaces de resistir el más somero pero serio análisis. Forzoso es reconocer, que tantos embates que agitan el mundo profano llegan muchas veces hasta las puertas de nuestros Templos, golpeándolas en la forma osada y desordenada que es su

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característica más destacada y más de una vez han sido capaces de introducirse en el medio que no es característico, haciéndonos dudar de la bondad de nuestros principios y hasta llegar a envolvernos en el espejismo de realizaciones que de tal las más de las veces sólo tienen la apariencia, hábilmente disfrazada su rapacidad en inmaculada y mansa piel de cordero, que oculta al lobo que bajo ella late y está presto al ataque artero y destructor. ¿Qué puede o qué debe hacer nuestra Orden en el mundo que ante su mirada y bajo sus pies se agita en forma tan tumultuosa? Expondremos algunas ideas que lógicamente no son la solución del problema y sólo representan nuestra opinión, pero que tienen por afán el intercambiar ideas en la forma que en nuestro medio acostumbramos. Empecemos por recordar que la nuestra es una institución de hombres libres y a la cual ingresamos luego de una rigurosa selección y escrutinio, en la que vamos avanzando como quien sube los peldaños de una escalera, que si bien tiene un primer escalón, se transforma en infinita una vez que se ha emprendido el camino. Nuestro paso por ella no es más que una mera etapa, que sólo debiera terminar, con el fin de nuestra existencia física, dejando a las generaciones siguientes continuar la obra general de perfeccionamiento moral y espiritual en que nos encontramos empeñados. La primera y más importante etapa de esta enorme trayectoria es crear

conciencia en el recién iniciado de la institución a la cual ha ingresado. La mayoría de los profanos, por no decir todos, llegan aquí con un concepto las más de las veces vago y totalmente errado de los fundamentos de nuestra doctrina. La eliminación de tal concepto en el nuevo H:.debiera ser el primer interés de la Orden. El candidato se ve súbitamente envuelto en un mundo distinto, que habla un idioma simbólico que no comprende ni conoce y donde se desarrollan rituales y ceremonias en apariencia anacrónicas y desconectadas de la realidad de una existencia dura y azarosa. Concurre a tenidas cuyo fondo le es difícil seguir. Asiste a Cámaras de Instrucción, en que escucha un lenguaje extraño y planteamiento que hasta puedan parecerle de dudoso valer, por lo que nada estaría aportando a su intelecto. Se ve envuelto en la preparación de temas que, según como se miren, pueda parecerle poco serios, demasiado difíciles para él o de poco o ningún significado práctico. Puede hasta sentirse un poco esclavizado por las exigencias que se le formulen, ya sea de no faltar a las reuniones, de presentar trabajos y de posiblemente cooperar en labores de tipo profano por las que quizás no siente especial afección y posiblemente sí desagrado. Un comienzo tal, si no se encamina y dirige con prudencia, puede resultar contraproducente y aún ir paulatinamente entibiando el entusiasmo original del candidato hasta el punto de terminar por alejarlo de nuestro medio. Hay muchos ejemplos a este respecto. Es muy cierto que en la preparación de todo producto hay que

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ir por etapas definidas y que cualquier decantación exige pérdida de parte del contenido original, pero creemos que la primera y primordial decantación es la adecuada selección de lo mejor de la materia prima disponible. Repetimos lo expresado al comienzo que la nuestra es una institución de selección rigurosa. Selección implica desde luego separación, es decir, escoger lo mejor entre mucho, si bien es innegable que siempre estamos expuestos a errar porque las reacciones del ser humano están sujetas a muchas contingencias. Luego, si mantenemos “ser hombres libres”, empecemos por hacer sentir al candidato la sensación de tal libertad, pero que ello no implica libertad indiscriminada o un vulgar libertinaje, sino que, como en la vida profana y privada, en la Francmasonería también imperan el orden, la disciplina y el respeto a la tradición y la ley, simbolizados por la Constitución y la jerarquía establecida, tanto más aparente en la distribución de deberes y funciones dentro del Taller y en el organismo rector que es nuestra Gran Logia, a cuya autoridad central todos los Talleres deben respeto y acatamiento a sus decisiones. En resumen, somos un pueblo con tradiciones, costumbres, leyes y orden propios perfectamente bien definidos, cosa que cualquiera entiende porque en su fondo no es más que un trasunto de cómo se desarrollan las cosas en el mundo profano del cual prevenimos.

Si luego sostenemos ser hombres de buenas costumbres, es necesario demostrar que no es eso hermosa si bien vana fraseología. El mundo profano está lleno de fraseología hueca, rimbombante y muy altisonante, pero hueca al fin, la cual, quien más o quien menos, todos hemos tenido ocasión de conocer y experimentar en carne propia. Una buena costumbre no implica sólo el aspecto privado de nuestra vida, que cada uno tiene derecho a llevar en la forma que mejor estime se acomoda a su personal idiosincrasia, sino que se refiere también, en no poca medida, a la forma cómo desarrollamos y cumplimos con las obligaciones de todo tipo que tenemos hacia nosotros mismos, hacia nuestros familiares y hacia la sociedad que nos cobija. Las buenas costumbres marchan mano a mano con los sentimientos de dignidad, respeto mutuo, caridad, tolerancia y, más todavía en nuestra calidad de HH:. Masones, amor fraternal. Ellas implican capacidad de discernimiento, adecuado raciocinio, honestidad para reconocer y corregir nuestros particulares errores y defectos, deseos y amplias metas de

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permanente superación. En resumen, en las buenas costumbres caben todas nuestras buenas cualidades y también todos nuestros defectos, todo ello susceptible de ser aumentado o corregido, como sea evidente y necesario. Es, además fácil, conectar esto a los claros preceptos de nuestra Declaración de Principios, roca inconmovible en que se afianza la solidez de la Orden Masónica, cuya permanente actualidad y validez ni siquiera es posible pretender poner en duda. Si decimos estar empeñados en la construcción del Templo Inmaterial pero Ideal de nuestra propia individualidad, entonces que nuestros iniciados comprendan que toda construcción se empieza por los cimientos, es decir, en nuestro caso, por conocer la historia de la Orden, sus posibles orígenes, su influencia pasada, su papel actual en la sociedad y sus posibilidades futuras. La F:.M:., siendo iniciática, tiene necesariamente que apartarse de las demás instituciones humanas en la forma de entregar todo el inmenso y rico contenido que fluye del enorme caudal de su variada simbología y rituales. Pero que se entienda siempre muy bien, que en ella no existe ni separación de clases sociales, ni ansia alguna de riqueza o de poder. La F:.M:.no actúa como institución, sino que se limita a tratar de entregar individuos útiles al progreso material y moral de la Humanidad. Hay entre los nuestros quienes pueden llegar a estimar, que con esto se estaría indicando que en nuestra Institución sólo hay cabida para cerebros

privilegiados y de aquí emana otro motivo de frustración para aquellos de nuestros HH:. que creen que no poseen preparación intelectual suficiente para captar la enseñanza que la Masonería desea entregarles, llegando a creer erróneamente que esta es una verdadera imposición. Nada puede estar más lejos de la realidad. “La Masonería elige hombres, los educa y disciplina, esto es, corrige en ellos cuanto es posible los defectos de herencia, les enseña a elegir los elementos útiles del ambiente en que se desenvuelven y les señala el rumbo de las evoluciones que han de llevarlos a su destino”. Un individuo útil a la sociedad lo es en cualquiera que sea el plano en que desarrolla su acción, no importa cuán elevado o cuan humilde sea. Lo que sí importa es la honestidad que ponga en su esfuerzo y que a él le imprima el sello característico de su personalidad. La orden es por excelencia una escuela iniciática y filosófica, en la que todos podemos aprender algo nuevo, con paciencia y mucho tesón, y especialmente sin esperar milagros por el mero hecho de nuestro ingreso. El ser humano tiene la muy lamentable tendencia a hacer comparaciones, más cuando se siente afectado personalmente, lo que hasta cierto punto es comprensible, en especial porque las leyes que afectan al individuo (¿cuál es la que no lo afecta, directa o indirectamente?) a menudo causan odiosas discriminaciones. Ello ha ido creando una atmósfera, cuyos perniciosos efectos el mundo ya está empezando a sentir en forma que se hace evidente, principalmente en la

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moral y costumbres. A momentos abisma ver cómo el hombre sólo quiere vivir su realidad momentánea, sin importarle lo que el futuro habrá de deparar a los que vienen más atrás y que él les deja como fatal herencia. Egoísmo propio de una sociedad decadente, saturada por disposiciones legales que todo pretenden regirlo, sin dejar nada a la imaginación y al propio esfuerzo, antes bien, haciendo lo posible por matarlos.

¿Qué puede o qué debe hacer la F:.M:. frente a tal desafío? ¿Debe dejarse llevar por la corriente y embarcarse en aventuras cuyo inevitable fracaso es fácil prever? ¿O debe mantenerse en el mismo plano elevado desde el que siempre ha actuado? Definitivamente nos inclinamos por lo último, porque el nuestro no es un afán transitorio sino que el sostenimiento de una realidad permanente. Lo que distingue a un ser pensante de otro, es su propia personalidad, que debe estar siempre omnipresente en todos los actos de su vida. Si nuestro anhelo es hacer resaltar la personalidad humana en todo su valor, entonces que cada uno de nosotros lo comprenda así y más todavía los llamados a dirigirnos en esta difícil tarea. Si nuestra meta final es la formación de Maestros capaces e idóneos, definitivamente no lograremos eso si no empezamos por formar los mejores Aprendices posibles. Pensemos que cuando trazamos nuestros planes

de trabajo debemos ajustarlos a una realidad simple y escueta, susceptible de ser comprendidos por todos y desarrollada en cada nivel. Los planes grandiosos sin base sólida sólo consiguen hacer perder la propia y general confianza. Busquemos mejor cosas sencillas, pero que siendo objetivas permitan a todos terminar cada tenida con un sentimiento de haber tratado de lograr algo positivo, eliminando lo meramente retórico que nada útil aporta, todo formulado dentro de un orden definido que dé la oportunidad a los que sienta un interés sincero de poder entregar su aporte, por pequeño que sea, en la seguridad que con muchos granos de arena, adecuadamente combinados, es posible construir un edificio de bases estables y proporciones magníficas. No enseñemos ni odio ni a criticar ideas o posiciones filosóficas opuestas a la nuestra, sino que a saber separar, comprender y extraer lo bueno de todo lo que a nuestro alcance se presenta y dejar de lado lo malo que allí se encuentre. Y nada mejor para lograrlo, que empezar por nosotros mismos. Lo anterior parecerá, en parte, una repetición de conceptos muchas veces expresados con las mismas o similares palabras, pero, con la conveniencia en recordar constantemente para no caer en el error del olvido, que es mucho peor, utilizando siempre el lenguaje claro y directo que nos caracteriza.

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El ser humano ha llegado a un grado notable de desarrollo científico e industrial en su afán de superación, pero cegado por el espejismo del poder y de riqueza generada por ese desarrollo se ha ido encerrando en un cerco cada vez más estrecho que, oprimiéndolo y angustiándolo, lo lleva a un irrefrenable paroxismo, cuyas consecuencias ni pueden preverse ni menos deben subestimarse. Al apartarse de lo natural, se acude a cauces artificiales para solucionar hasta las cosas más simples y triviales, desvirtuándolas y complicándolas hasta hacerlas ininteligibles. Se acumulan entonces más y más leyes, cuyo sentido y aplicación son casi imposibles de desentrañar. Lo sencillo se hace difícil y lo difícil termina en imposible. ¿De qué sirve una vida regida por leyes, reglamentos y montañas de trámites y papel que a nada práctico conducen, salvo a la desilusión, resignación y

finalmente indolencia? No basta el tratamiento terapéutico para curar una enfermedad, sino que mayormente tiene que estar presente la voluntad de luchar por sobreponerse a las vicisitudes, pero pocas posibilidades hay de sobrevivencia, cuando previamente se ha socavado la resistencia moral. Los pueblos, lejos de hablar el idioma común del entendimiento, mutua cooperación y paz, van agregando aceleradamente nuevos pisos a una moderna Torre de Babel, dentro de la cual imperan y se mueven extrañas influencias e inconfesables designios y fines. Las lecciones de la historia tienden a olvidarse con facilidad y los mismos errores se repiten, si bien aumentados y agravados por la angustia o la pasión, como el caso sea. A pesar de todo, la Humanidad busca un faro que la saque de la espesa obscuridad en que se ve sumida. De nuestros Talleres Masónicos debe, una vez más en nuestro largo historial de luchas sin claudicaciones, surgir ese faro, como el producto natural de la fuerza irrefrenable que de nuestra filosofía y símbolos emana.

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