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Reforma Nacional, 3 de mayo de 2015, p.11 Luis Rubio / Gobernabilidad: ¿para qué? Luis Rubio En su exilio en París, Porfirio Díaz afirmó que "gobernar a los mexicanos es más difícil que arrear guajolotes a caballo". Algo debe haber sabido luego de casi treinta años de intentarlo. Sin embargo, el hecho de que haya perdurado tanto tiempo y la forma en que culminó su gestión es sugerente del problema del país que no acaba de resolverse. En su libro La política del desarrollo mexicano, Hansen dice que el sistema priista no fue otra cosa que la institucionalización del porfiriato. Fue, en realidad, una forma creativa de responder ante los problemas a los que se refería Díaz y una respuesta que le dio al país décadas de paz y algunas de desarrollo económico. Funcionó hasta que comenzó a hacer agua de manera más o menos simultánea tanto en el ámbito económico como en el político: en los sesenta el sistema llegó a sus límites y, a pesar de muchos malabares legales, constitucionales y políticos, el problema sigue ahí. La gobernabilidad del país sigue siendo el corazón del problema y se nota en todos los ámbitos: en la falta de seguridad, en una justicia enclenque, en la discontinuidad permanente de la política económica, en las altas tasas de desempleo y, en general, en la falta de oportunidades. De haber un sistema efectivo y funcional de gobierno el país no estaría padeciendo los males de inestabilidad, criminalidad y bajo crecimiento económico. La gran pregunta es cómo resolver el acertijo de la gobernabilidad: ¿cómo crear un régimen político que sea a la vez funcional y que rinda cuentas? Por años, el mantra político-intelectual era que se requería una serie de reformas y que éstas, casi como por arte de magia, resolverían los problemas del país. Ahora que se ha reformado la Constitución en tantos artículos que muchos dicen ya no reconocerla, uno supondría que deberíamos estar en el umbral del desarrollo y, sin embargo, nada de eso está ocurriendo. Con esto no quiero sugerir que las reformas emprendidas son malas o innecesarias; todo lo contrario: creo que algunas de ellas pueden ser profundamente transformadoras. Dicho eso, estoy convencido que sin un sistema de gobierno efectivo y adecuado para el siglo XXI las reformas son claramente insuficientes. Tres textos recientes me hicieron reflexionar sobre la complejidad del problema y la falta de acuerdo sobre la naturaleza de la solución. En agudo texto intitulado La ley del cinismo*, Sergio López Ayllón dice que "tenemos un sistema jurídico cínico, saturado de derechos y obligaciones sin instituciones con las capacidades para hacerlos efectivos... Si queremos un Estado de derecho creíble entonces necesitamos leyes en serio". O sea, el énfasis ha sido el equivocado: nuestros políticos creen que con cambiar la ley cambia la realidad y su trabajo ha sido satisfecho. Como bien apunta López Ayllón, el problema no es de leyes por sí mismas sino de estructuras que hagan posible un Estado de derecho.

Rubio Luis, Razones de La Gobernabilidad, 4 Mayo 2015

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Reforma Nacional, 3 de mayo de 2015, p.11Luis Rubio / Gobernabilidad: para qu?LuisRubioEn su exilio en Pars, Porfirio Daz afirm que "gobernar a los mexicanos es ms difcil que arrear guajolotes a caballo". Algo debe haber sabido luego de casi treinta aos de intentarlo. Sin embargo, el hecho de que haya perdurado tanto tiempo y la forma en que culmin su gestin es sugerente del problema del pas que no acaba de resolverse.En su libro La poltica del desarrollo mexicano, Hansen dice que el sistema priista no fue otra cosa que la institucionalizacin del porfiriato. Fue, en realidad, una forma creativa de responder ante los problemas a los que se refera Daz y una respuesta que le dio al pas dcadas de paz y algunas de desarrollo econmico. Funcion hasta que comenz a hacer agua de manera ms o menos simultnea tanto en el mbito econmico como en el poltico: en los sesenta el sistema lleg a sus lmites y, a pesar de muchos malabares legales, constitucionales y polticos, el problema sigue ah.La gobernabilidad del pas sigue siendo el corazn del problema y se nota en todos los mbitos: en la falta de seguridad, en una justicia enclenque, en la discontinuidad permanente de la poltica econmica, en las altas tasas de desempleo y, en general, en la falta de oportunidades. De haber un sistema efectivo y funcional de gobierno el pas no estara padeciendo los males de inestabilidad, criminalidad y bajo crecimiento econmico. La gran pregunta es cmo resolver el acertijo de la gobernabilidad: cmo crear un rgimen poltico que sea a la vez funcional y que rinda cuentas?Por aos, el mantra poltico-intelectual era que se requera una serie de reformas y que stas, casi como por arte de magia, resolveran los problemas del pas. Ahora que se ha reformado la Constitucin en tantos artculos que muchos dicen ya no reconocerla, uno supondra que deberamos estar en el umbral del desarrollo y, sin embargo, nada de eso est ocurriendo. Con esto no quiero sugerir que las reformas emprendidas son malas o innecesarias; todo lo contrario: creo que algunas de ellas pueden ser profundamente transformadoras. Dicho eso, estoy convencido que sin un sistema de gobierno efectivo y adecuado para el siglo XXI las reformas son claramente insuficientes.Tres textos recientes me hicieron reflexionar sobre la complejidad del problema y la falta de acuerdo sobre la naturaleza de la solucin. En agudo texto intitulado La ley del cinismo*, Sergio Lpez Aylln dice que "tenemos un sistema jurdico cnico, saturado de derechos y obligaciones sin instituciones con las capacidades para hacerlos efectivos... Si queremos un Estado de derecho creble entonces necesitamos leyes en serio". O sea, el nfasis ha sido el equivocado: nuestros polticos creen que con cambiar la ley cambia la realidad y su trabajo ha sido satisfecho. Como bien apunta Lpez Aylln, el problema no es de leyes por s mismas sino de estructuras que hagan posible un Estado de derecho.Hctor Aguilar Camn** enfoca su anlisis en otra direccin: "la gobernabilidad de un rgimen presidencial depende en gran medida de que hay siempre una mayora absoluta en el Congreso en manos de un partido, sea del gobierno o sea de la oposicin, para que ese partido sea responsable claramente de las decisiones que toma el Congreso en todas las materias". Es decir, nuestro problema radica en la falta de concentracin de poder y responsabilidad, esto luego de que el gobierno actual logr reformas que parecan imposibles a lo largo de los quince aos anteriores, sin mayora alguna.En un anlisis sobre China*** David Shambaugh desmenuza los desafos que enfrenta el sistema poltico de ese pas, en buena medida porque la excesiva concentracin de poder -que ha hecho tan efectivo a ese gobierno en materia econmica a lo largo de los ltimos cuarenta aos- est generando conflictos que parecen crecientemente inmanejables, adems de que limitan el potencial de ese pas de acceder a tecnologas cuyo desarrollo depende en buena medida de un sistema poltico abierto.Ambos pases, China y Mxico, enfrentan el desafo de la gobernabilidad en la era del conocimiento, lo que demanda un sistema poltico abierto pero eficaz. No cabe duda que crear un sistema de esa naturaleza va a requerir la construccin de instituciones capaces de hacer valer el Estado de derecho como afirma Lpez Aylln, pero tambin que es imperativo reconfigurar al sistema poltico como infiere Aguilar Camn.El reto del Estado de derecho es descomunal y, aunque hay casos exitosos de construccin institucional en el mundo, ningn ejemplo es aplicable nada ms porque s. Lo que es claro es que la solucin no reside en un gobierno monoltico con frreo control partidista. Ms bien, me parece que debemos comenzar por estudiar los incentivos a la polarizacin que genera el actual sistema electoral, evaluar los aciertos y errores de las sucesivas reformas -de 1996 a la fecha- para determinar no slo cmo se representa mejor a las fuerzas polticas y se evitan los abusos que cada partido ha identificado (correctamente o no), que ha sido la lgica a la fecha, sino cmo se construye capacidad para gobernar.El nfasis de los ltimos veinte aos ha estado en resarcir agravios de la era priista. Lo imperativo ahora es construir capacidad de gobierno, junto con instrumentos institucionales en manos de la sociedad para que sta pueda exigir rendicin de cuentas. La gran interrogante es si esto se tendr que construir de abajo hacia arriba o a la inversa. La respuesta no es obvia.* El Universal marzo 9, ** Milenio marzo 24, *** WSJ marzo 6.@lrubiof