Ruiz Triquell Pensares 6 estatuto semiotico de las imágenes

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    EL ESTATUTO SEMITICO DE LAS IMGENES

    Santiago Ruiz y Ximena Triquell

    (Publicado en Pensares, Revista del CIFFyH, nmero 6, junio 2010. ISSN:1515-1859.Pp.137-148)

    RESUMEN

    El presente trabajo expone conclusiones parciales del proyecto Imgenes de lo real: los discursosfotogrficos y audiovisuales como soportes de representaciones sociales, especficamente aquellosreferidos al marco terico general y las hiptesis planteadas en el mismo.El objetivo principal de este proyecto consiste en pensar las condiciones bajo las cules ciertasrepresentaciones son producidas, aceptadas y reproducidas, en nuestro caso especfico, a travs dellenguaje visual y audiovisual.Por este motivo, y dada la polisemia del trmino representaciones en el mbito de las ciencias sociales,comenzamos por discriminar la nocin de representacin en tmrinos semiticos, de concepciones

    provenientes de otras disciplinas, como la psicologa social o la antropologa.En este sentido, queremos resaltar el estatuto lgico del origen de las representaciones, entendidas comoinferencias sgnicas realizadas por los sujetos, inferencias basadas en la experiencia y sujetas a una crticaque tiene como fundamento lo social.

    ABSTRACT

    This paper exposes partial results of the project Images of the real: photographic and audiovisual discoursesas base for social representations. It deals in particular with those results concerning the general theoreticalframework and the hypothesis proposed in the project.The main purpose of this project is to reflect upon the conditions under which certain representations are

    produced, accepted and reproduced, in this case, through visual and audiovisual languages.For this reason, and given the many uses of the term repressentarions in the field of social sciencies, we

    begin by distinguishing the concept of representation in semiotics terms from its uses in other disciplines,

    such as social psychology or anthropology.We seek therefore to lay emphasis on the logical status of repressentations, understood as signicinferences realized by subjects, based in their experience and subjected to revision.

    1.INTRODUCCIN

    La relacin entre los signos entre ellos las imgenes y la realidad a la que remiten noes un problema nuevo ni surge exclusivamente en el mbito de la semitica, pero es consta que llega a formalizarse y adquiere un carcter central en la problemtica de

    conjunto que define a la disciplina, esto es: la construccin de lo real en el interior de lasemiosis.

    Con esto entendemos que los discursos no son fenmenos secundarios que vienen acomplementar los procesos de dominacin, los que, se ejerceran exclusivamente sobrela base de la coercin fsica sino que por el contrario son la matriz misma en la queestos procesos se constituyen. La ruptura fundamental que la disciplina en este caso a

    partir de la teorizacin de Eliseo Vern establece con este planteo, consiste en pensarla produccin de sentido, no como algo en otro nivel (una superestructura) sino comouna red que configura y da cuerpo a lo social.

    La produccin discursiva, as como lo ideolgico y el poder en tanto relaciones de losdiscursos con sus condiciones de produccin y reconocimiento respectivamente

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    atraviesan de parte a parte una sociedad (Vern 1980: 154). Recordemos en estemarco que para Vern lo ideolgico es el nombre que se da al sistema de relacionesentre un conjunto significante determinado y sus condiciones sociales de produccin(Vern 1980: 155). Se trata entonces de una dimensin analtica propia a todo discursosocial, en tanto, las operaciones de produccin de un discurso se dan necesariamente

    bajo ciertas condiciones, las que dejan huellas en el producto. Por su parte, siconsideramos los procesos de produccin de sentido, ya no desde la perspectiva de laproduccin, sino de su reconocimiento encontramos la cuestin del poder relacionada alas representaciones. En una dimensin analtica, la nocin de poder designa losefectos del discurso dentro de una determinada textura de relaciones sociales, lo quenecesariamente revisten, para Vern, la forma de otra produccin de sentido (Vern1980: 156).

    La trada operaciones-discurso-representaciones puede ser as referida al modeloternario de signo propuesto por Peirce interpretante-signo-objeto. En sta ltima elinterpretante, en tanto terceridad, es capaz de generar nuevos interpretantes y es por ello

    que Vern lo relaciona con las operaciones de inversin de sentido en materiasignificante que tiene por resultado la generacin de nuevos discursos. De igual modo,en el polo del reconocimiento, Vern ubica las representaciones.

    Este ltimo aspecto es fundamental en lo que refiere a nuestro problema ya que lo quenos interesa analizar es precisamente esta relacin entre los signos y los objetosentendiendo que ambos se constituyen, para los seres humanos, en la red de la semiosis.En el presente artculo pretendemos fundamentar esta postura recuperando de la teora

    peirceana los fundamentos de una teora de las representaciones en sentido lgico, quepermita pensar el lugar particular que ocupan las imgenes en la produccin, circulacine imposicin de stas.

    2.LA SEMIOSIS

    El trmino representacin tiene una larga historia en el anlisis de la relacin dellenguaje con la realidad, y por lo tanto en la consideracin del estatuto mismo de sta.Vern, tomando como punto de partida los planteos de Peirce, relaciona a lasrepresentaciones con el objeto, teniendo en cuenta la naturaleza sgnica de ste. Estarelacin le permite excluir cualquier consideracin de tipo psicologista ya que lasemitica de corte peirceana en tanto doctrina cuasinecesaria o formal de los signosse plantea como una lgica. En este sentido, debe ser entendida como la teora que se

    encarga de estudiar los procesos inferenciales (y los componentes que intervienen) porlos cuales el hombre desarrolla su pensamiento en signos.

    Recordemos que la semiosis es para Peirce el nombre del proceso de inferencia por elcual un signo o representamen determina que un interpretante remita a un objeto al cuall mismo remite. Estos tres elementos slo pueden ser entendidos a partir de unadefinicin relacional, en la que ninguno puede ser escindido de los otros dos, pues todo

    proceso semitico es estrictamente tridico. No se puede entonces pensar un objeto sinreferirse automticamente al representamen y al interpretante generado por ste.

    Como seala Delledalle (1996: 87) los componentes indican relaciones o funciones y

    no trminos en relacin (cursivas nuestras). Los tres deben tener la naturaleza designos, pues de otra manera la semiosis no podra ser, como lo es, infinita: el

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    interpretante determinado por el signo debe ser, a su vez, capaz de generar, en otrasemiosis, otro interpretante para su relacin con el objeto, y as sucesivamente.

    La naturaleza relacional de los componentes del signo, puede leerse en las mltiplesdefiniciones peirceanas de signo o representamen, entre las cuales la ms difundida,

    es la siguiente:

    Un REPRESENTAMEN es un sujeto de una relacin tridica CON un segundo,llamado su OBJETO, siendo esta relacin tridica PARA un tercero, llamado suINTERPRETANTE, tal que el REPRESENTAMEN determina que su interpretantese encuentra en la misma relacin tridica con el mismo objeto para algninterpretante (Peirce, 1987: 220).

    En otra definicin, que constituy una contribucin a un diccionario de filosofa ypsicologa, se observa con mayor claridad la naturaleza infinita de la semiosis:

    SIGNO: Cualquier cosa que determina alguna otra (su interpretante) para que se

    refiera a un objeto al que l mismo se refiere (su objeto); de igual manera, elinterpretante se convierte a su vez en un signo, y as ad infinitum. Sin dudas, laconciencia inteligente tiene que entrar en esta serie (Peirce, 1987: 274).

    El carcter relacional est as ntimamente ligado al carcter infinito de la semiosis. Ungrave error de interpretacin sera considerar que algo (un texto, o un film, o unafotografa, por ejemplo) es un representamen, en vez de afirmar que funciona comorepresentamen (o como interpretante) en una determinada semiosis. La cadena ilimitadade las semiosis, repetimos, exige que exista un cambio de funciones segn el lugar desdednde sea tomada, y todo intento de anlisis semitico desde una perspectiva peirceanano puede soslayar esto.

    3.LOS OBJETOS

    En funcin de la importancia que en Vern adquiere el objeto, trmino que sustituyecomo dijimos, por representaciones, nos detendremos brevemente en la consideracinde ste.

    Para Peirce el objeto es entendido de dos maneras: como objeto inmediato y comoobjeto dinmico. El primero se define como el Objeto tal cual el Signo mismo lorepresenta y cuyo Ser depende por ello de la Representacin de l en el Signo (Peirce,1987, 381). Esto resulta como consecuencia de que un signo no puede re-presentar su

    objeto en todos los aspectos, sino que lo hace en algn aspecto o carcter. Por ende,est producido eny porel proceso de la semiosis; debe ser entonces reconocido a partirde un interpretante.

    Segn la lectura de Vern (1996: 117 ss.), el signo remite a su objeto, en el sentido deque lo representa, en algn aspecto, de una manera determinada, manera a ser

    producida como relacin del interpretante con el mismo objeto. Ese aspecto, comovimos, constituye el objeto inmediato.

    El objeto dinmico, en cambio, es la realidad que de alguna manera contribuye adeterminar el Signo para su Representacin (Peirce, 1987: 381), o sea el producido

    fuerade cada semiosis particular (pero siempre dentro de la cadena semitica, pues deotra manera caeramos en una referencialidad contradictoria con la teora general).

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    Volvemos a leer desde Delledalle. El objeto dinmico se produce en el tiempo, a partirde un hbito, o regla de hbito, de establecer una relacin entre un representamen y unobjeto, que por ello se convierte en objeto dinmico: el objeto tal como es sin tener encuenta sus aspectos particulares, el objeto en estas relaciones que un estudio ilimitado yfinal mostrara que es (Peirce, citado por Delledalle, 1996: 102). De esta manera, el

    objeto dinmico es el fruto de la actuacin de un interpretante final, y por lo tantoquedara establecido. En este sentido es inalcanzable como tal, pero no deja deconstituirse en una meta, un fin ltimo al que tendera toda produccin semitica.

    Esta nocin permite comenzar a plantear la relacin entre signo y realidad, o delacceso a la realidad por medio de los signos. Peirce desarrolla la cuestin de lo realen su artculo Algunas consecuencias de las cuatro incapacidades:

    ... lo real es aquello en que resultara finalmente la informacin y el razonamiento,tarde o temprano y que, por ende, es independiente de los caprichos personales mosy vuestros. As, el origen mismo de la concepcin de la realidad muestra que estaconcepcin implica esencialmente la nocin de una COMUNIDAD, sin lmitesdefinidos y capaz de un aumento definido del conocimiento. () nada impide queconozcamos las cosas exteriores tales como realmente son, y lo ms probable es que,en efecto, las conozcamos en innumerables casos, si bien no podemos estar nuncaabsolutamente seguros de conocerlas en algn caso especial. (Peirce, 1987: 84)

    Es decir que, en la realidad concreta de nuestra vida, nunca vamos a estarcompletamente seguros de haber accedido a lo real. Entonces, por un lado, nuestrasinferencias (semiosis) se realizan a partir de signos que funcionan como interpretantesde semiosis anteriores, respecto de un objeto el mismo en las dos semiosis, siendo queen cada una de ellas lo que es distinto es el objeto inmediato; aqu tenemos una ideade objeto dinmico, que se acerca a lo que denomina Vern como ya conocido (y que

    por ello determina al signo futuro). Por otro lado, una determinada concepcin, idea, etc.(algo que puede constituirse en objeto de una relacin tridica) siempre puede irmodificndose en la cadena semitica que se desenvuelve temporalmente, en unmovimiento que Peirce prev como aumento definido del conocimiento.

    Cabe recordar que lgica y semitica son para Peirce casi sinnimos, por eso susemitica es un modo de indagar sobre la manera en que la realidad se presenta alhombre. El anlisis de los elementos de la semiosis es as,en definitiva, el anlisis dela manera en que se realiza el pensamiento de los hombresi

    4.LAS REPRESENTACIONES

    .

    Peirce mismo recurre a la palabra representacin para referirse al funcionamiento delsigno como tal:

    En primer lugar, por lo que respecta a mi terminologa, circunscribo la palabrarepresentacin al funcionamiento de un signo o a su relacin con el objeto para elintrprete de la representacin. (Peirce, 1988: 169)

    A partir de aqu, surge la concepcin de que la semiosis infinita presupone lgicamentela existencia de una realidad que determina al signo para su representacin. En estesentido, Peirce sostiene, por un lado que hay una realidad externa al hombre, con lo cual

    da por sentado un antirrelativismo en lo que a conocimiento se refiere, pues de esamanera la realidad es la instancia ltima de garanta de la verdad de nuestros

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    enunciados, cosa que a la larga (in the long run) se va a alcanzar. Confiere, entonces, alo real una externidad respecto del hombre que conoce, el cual solo accede a ella por lamediacin de los signos.

    Sin embargo, esto no quiere decir postular la existencia de una realidad-en-s, sino

    siempre en relacin con un pensamiento que la conoce, pues el conocimiento en Peircesupone siempre un proceso a futuro, mediante el cual las conjeturas realizadas a partirde la abduccin (de hiptesis) deben ser validadas por medio de procesos inductivos (esdecir, experienciales) que no finalizan nunca. Es decir: todo puede ser y ser conocidoen un futuro (todo lo inalcanzable que se quiera) a partir del desarrollo mismo de lossignos mediante el proceso de la semiosis infinita.

    Para el realismo peirceano, lo real, en el pensamiento general, tiende a la opinin final ala que llegara una comunidad idealsin lmites definidos, capaz de un aumento definidodel conocimiento. Esta idea de comunidad implica una concepcin del pensamiento en

    potencial: lo real(que est fuertemente unido a la idea de verdad), es siempre una meta

    a alcanzar, un horizonte. Lo cognoscible, la cosa externa a la semiosis, es el fin al que setiende, aunque nunca podamos estar seguros de haber llegado. Elpensamiento es as unsigno de la realidad, pero a la vez esta ltima es un producto de la accin mental.

    Es esta relacin entre el signo y lo real la que trasladada en trminos de Vern a losocial permite sostener que la sociedad es el fundamento ltimo de lasrepresentaciones sociales:

    Si el sentido est entrelazado de manera inextricable con los comportamientos sociales, si no hayorganizacin material de la sociedad, ni instituciones, ni relaciones sociales sin produccin desentido, es porque esta ltima es el verdadero fundamento de lo que corrientemente se llama las

    representaciones sociales. [] es en la semiosis donde se construye la realidad de lo social .(Vern, 1996: 126)

    Este ltimo aspecto es fundamental en lo que refiere a nuestro problema ya que lo quenos interesa analizar es precisamente esta relacin entre los signos y los objetosentendiendo que ambos se constituyen, para los seres humanos, en la red de la semiosis,Rechazamos as la idea de una realidad primera (extradiscursiva) sobre la que despus,en un segundo momento, intervendra el lenguaje (fotogrfico o cinematogrfico)representndola de determinada manera, y optamos por considerar que toda produccinde sentido tiene como resultado la puesta en circulacin de determinadasrepresentaciones, en sus condiciones de reconocimiento. Estas representaciones,

    lejos de reflejar la realidad la construyen: delimitan identidades, establecen formas derelacin con el otro, imponen lecturas de la historia, sealan el lmite de lo posible y delo pensable.

    5.LAS CATEGORAS

    La ontologa peirceana tiene en cuenta tres categoras en que aparecen los fenmenos,a las que designa y define como:

    Primeridades el modo de ser de aquello que es tal como es, positivamente y sin referencia aninguna otra cosa. Segundidades el modo de ser de aquello que es tal como es, con respecto a

    una segunda cosa, pero con exclusin de toda tercera cosa. Terceridades el modo de ser deaquello que es tal como es, al relacionar una segunda cosa y una tercera entre s. (Peirce

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    Estas sern aplicadas en todos los rdenes de la investigacin peirceana (tngase encuenta que ellas abarcan la realidad del hombre, la cual como dijimos, slo puede ser

    percibida mediante el uso de los signos; por lo tanto, primeridad, segundidad yterceridad son lgicamente referidas a los signos, a su modo de significar y a lamanera en que se desarrolla la semiosis).

    De manera muy simplificada, se puede afirmar que la Primeridad comportafenmenos del orden de las cualidades, las potencialidades (por ejemplo, la rojez rednessque permite que percibamos un objeto como rojo. No el objeto rojo, ni elcolor rojo, sino esa cualidad lgica que permite que el hombre perciba algo comorojo). La Segundidad implica el enfrentamiento entre dos cosas; es del orden de loexistente, lo concreto, los hechos brutos. Peirce pone como ejemplo la sensacin deoposicin que sentimos cuando empujamos algo: lo Segundo es ese enfrentamientode dos fuerzas que se enfrentan, pero no la relacin (pensamiento) que podamosefectuar sobre stas. Por ltimo, la Terceridad es del orden de la relacin (una terceracosa que pone en relacin otras dos; por ejemplo: nuestra mente relaciona dos objetos

    al compararlos), de la ley, la regularidad, el hbito. La relacin sgnica es tridica deesta manera. El pensamiento es tercero. El hombre slo percibe los signos (y por endela realidad) por medio del pensamiento, es decir en el orden de la Terceridad. Comodijimos, estos son trminos lgicos, aplicados al anlisis de una realidad que semanifiesta en fenmenos.

    A partir de estas categoras Peirce realiza una primera clasificacin de los signossegn cmo el signo se presenta a s mismo (Primeridad), cmo se relaciona con suobjeto (Segundidad), y cmo se relaciona con su interpretante (Terceridad). De estamanera se establecen tres tricotomas referidas a cada una de estas relaciones.

    De ellas la que ms efectos ha tenido en el anlisis de la imagen, y tambin la msdesarrollada por Peirce, es la segunda, justamente por ser la Segundidad el mbito delhecho real. Segn esta, el signo puede ser analizado como cono, ndice o smbolo:

    Un conoes un representamen de lo que representa y para la mente que lo interpreta como tal,en virtud de que es una imagen inmediata, es decir, en virtud de los caracteres que le

    pertenecen como un objeto sensible, y que poseera del mismsimo modo aun si no hubiese enla naturaleza un objeto que se le pareciera, y aunque nunca se lo interpretara como un signo.Tiene la naturaleza de una apariencia y, como tal, en trminos estrictos, slo existe en laconciencia. [] De naturaleza por completo opuesta es el tipo de representamen denominadondice. Es una cosa o un hecho real que es un signo de su objeto en virtud de estar conectadocon ste como algo obvio. [] Puede servir simplemente para identificar su objeto y

    asegurarnos de su existencia y presencia. Pero con suma frecuencia la naturaleza de laconexin fctica del ndice con su objeto es tal que suscita en la conciencia una imagen dealgunos rasgos del objeto, y de esa manera da pruebas a partir de las cuales se puede extraeruna seguridad positiva en cuanto a la verdad del hecho. [] Un smboloes un representamencuyo significado o aptitud especial para representar justamente lo que representa slo resideen el hecho de que hay un hbito, una disposicin u otra regla general eficaz de que as se lointerpretar.

    6.EL PODER DE LAS IMGENES

    Es conocido el recorrido que Philippe Dubois propone sobre la tricotoma sealada paraanalizar las posiciones que histricamente se han establecido entre la fotografa y loreal: la imagen cono (esto es la imagen como espejo, mero reflejo del mundo); la

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    imagen smbolo (la imagen inevitablemente sujeta a convenciones); la imagen ndice (laimagen como huella de una realidad de la que depende). Si bien Dubois, se concentrasobre la imagen fotogrfica, su teorizacin puede ser extendida a las imgenes engeneral (Cfr. Dalmasso 1994).

    Son tambin conocidas las diversas posiciones de algunos tericos en relacin a estasposibilidades. A slo ttulo de ejemplo, podemos recuperar en la primera de estaslecturas la propuesta temprana de Roland Barthes cuando se refiere a las imgenescomo un mensaje sin cdigo o el analogon perfecto de la realidad. Comorespuesta a esta postura, Umberto Eco en Semiologa de los mensajes visuales,expone de manera exhaustiva la multiplicidad de cdigos que intervienen en lalectura de una imagen a fin de sealar una cierta primaca de lo simblico sobre loicnico. Finalmente en la consideracin de la imagen como ndice, podra referirse agran parte de la teorizacin sobre la fotografa (Schaeffer entre otros).

    No obstante, no se tratara de una sucesin, a modo de evolucin en el dispositivo, o en

    la conciencia de los hombres productores y receptores sobre ste, sino ms bien delacento en una u otra lectura, siendo que las tres estn presentes en la imagen en cuantosigno. Recordemos al respecto que para Peirce, la Terceridad (el smbolo, en este caso)abarca a la Segundidad (el ndice) y a la Primeridad (el cono), tal como Peirce exponeen el siguiente ejemplo:

    Del mismo modo que una fotografa es un ndice con un cono incorporado al mismo, esdecir, suscitado en la mente por su fuerza, as un smbolo puede tener un cono o un ndiceincorporado al mismo, es decir, la ley activa que es puede requerir que su interpretacinimplique la evocacin de una imagen, o una fotografa compuesta de muchas imgenes deexperiencias pasadas, como lo hacen los sustantivos comunes y los verbos ordinarios; o puederequerir que su interpretacin se refiera a las reales circunstancias que rodean la ocasin de sumaterializacin, como las palabras se, ste,yo, t, cual, aqu, ahora, all, etc. (Peirce, 1987:360).

    Como consecuencia de esto, cono, ndice y smbolo, lejos de referir a una tipologa designos constituyen ms bien formas de funcionamiento o si se quiere posibles lecturasde stos: As, cuando se subraya el valor mimtico de la fotografa, se est poniendo elacento en su carcter de cono; cuando se refiere al valor testimonial de la misma seacenta su valor indicial y finalmente cuando se subraya su valor artstico, comotransformacin / interpretacion de la realidad se pone el acento en su carcter desmbolo.

    No obstante, un hecho insoslayable y ste es el aspecto que nos interesa subrayar esque, desde el punto de vista de la recepcin, desde su reconocimiento o efectos diraVern las imgenes proponen una relacin menos mediatizada que lo lingstico conun supuesto referente real y por lo tanto poseen una mayor eficacia en la lucha por laimposicin de sentidos.

    As, si los discursos en general construyen la realidad, las representaciones visualesasumen dentro de stos una eficacia particular en tanto se nos imponen con la fuerza dela evidencia, de lo que est all (la copia exacta y/o la huella de lo real). El aspectosimblico incuestionable desde el punto de vista terico queda en recepcinsubsumido frente al indicial y, en menor medida, al icnico.

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    Al respecto es significativa la apreciacin que hace Giulia Colaizzi refirindose al cine:

    El lenguaje del cine es como todo lenguaje codificado y descodificable. Pero la configuracinpropia de su discurso las imgenes, el flujo narrativo, la sofisticacin de la tecnologa hacendel lenguaje cinematogrfico un modo de representacin de la realidad y una fuerza poderosa de

    persuasin no suficientemente cuestionada. [] Desde un punto de vista terico, es crucial no

    olvidar que el cine como todo lenguaje tiene efectos. (Colaizzi 2001: VI)

    Colaizzi recupera la ancdota referida a la primera proyeccin de Llegada del tren a laEstacin, de los hermanos Lumire para sealar como efecto del aparatocinematogrfico una capacidad tremenda de fascinacin y seduccin. Segn la autoraesta ancdota no slo da cuenta de la historicidad de la competencia de lectura, comose suele sealar, sino tambin de la capacidad de la imagen para provocar efectos,

    producir reacciones e involucrarnos -de manera clara y marcadamente fsica en estecaso- en el mundo representado (Colaizzi 2001: VI). Y agrega:

    En terminologa semitica podemos decir que esta pequea ancdota nos remite al poder

    referencial de la imagen flmica, que hace del cine un medio extremadamente eficaz derepresentacin y persuasin. De la misma manera que la imagen fotogrfica, parece hablar por smisma; o, mejor dicho, en ella el mundo parece simplemente estar, sin filtros, ni mediaciones nidistorsiones. (Colaizzi 2001: VI)

    El hecho de que ante las imgenes prime lo indicial y lo icnico sobre lo simblico es loque ha suscitado toda una corriente pedaggica destinada a ensear a leer imgenes,esto es, ensear a entender a las imgenes fotogrficas y audiovisuales como lenguaje o,lo que es lo mismo, como smbolo.

    Los motivos por los cuales se suscitan estos efectos de lectura constituyen unaproblemtica que excede los lmites de este trabajo pero es sin duda un aspectofundamental en el cual profundizar en una sociedad donde las imgenes nos interpelan

    permanentemente y cada vez con mayor intensidad.

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    VERN, Eliseo (1996)La semiosis social, Gedisa, Buenos Aires.

    1 Esto, repetimos, no quiere decir que el anlisis sea psicolgico, sino que, por elcontrario es puramente lgico.