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1 TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LAS FAMILIAS DE CLASE TRABAJADORA Sandra Obiol Francés Grupo Copolis. Bienestar, Comunidad y Control Social Dept. Sociología y Antropología Social. Universidad de València La sucesión de transformaciones que estamos experimentando en las sociedades occidentales en los últimos años 1 tienen un referente esencial: el individuo. Los afanes globalizadores de este periodo van de la mano de intereses introspectivos, donde la observación de los deseos, experiencias y comportamientos individuales vehiculan, cada vez más, las relaciones sociales. La identidad individual, como nunca hasta el momento, vertebra la cultural occidental. En nuestro país, esta identidad -fragmentada, provisional, nómada- ha de afectar necesariamente a nuestro bienestar basado como está en el firme compromiso en las redes solidarias intrafamiliares. La familia, en sentido extenso, es la principal red de protección de la población contra los riesgos sociales cotidianos adoptando el estado una función plenamente subsidiaria 2 . Precisamente la confluencia del proceso de individualización con los fundamentos del régimen de bienestar sudeuropeo da origen a esta comunicación. Me pregunto hasta qué punto ha calado el proceso de individualización en las actitudes y prácticas familiares y qué consecuencias tendrá en el establecimiento de las redes de cuidado y solidaridad básicas en la provisión de bienestar en nuestro país. Y para ello me centro en un colectivo mayoritariamente ausente en las teorizaciones sobre los procesos de cambio de las sociedades occidentales: la clase trabajadora. Más en concreto los trabajadores afectados por procesos de reconversión económica que está trayendo consigo la globalización, en este caso, los trabajadores de la industria del textil y la confección en las comarcas de l’Alcoià, Comtat y Vall d’Albaida del País Valenciano. El texto se divide en las siguientes partes: En primer lugar, contextualizo el estudio en el que se basa esta comunicación. A continuación expongo las principales formas de provisión de apoyo a través de los vínculos familiares. 1 Bauman, 2001, 2003, 2005a, 2005b, 2005c, 2006, 2007a, 2007b; Beck; 1996, 1998, 2000, 2002, 2008; Beck i Beck-Gernsheim, 2001, 2003, 2008; Beck-Gernsheim, 2003; Beck, Giddens y Lash, 1994; Castel, 1995, 2003, 2009; Giddens, 1991, 1995, 2000; Sennett, 2000, 2006; Young, 2007, entre otros. 2 Ferrera, 1995, 1996; Flaquer, 2002; Mingione, 2000; Montagut, 2000; Naldini, 2003; Saraceno, 1995; Trifiletti, 1999.

Sandra Obiol Francés Grupo Copolis. Bienestar, Comunidad y … · matizada por la posición en la estructura social y por las fuentes de provisión de bienestar de nuestro régimen

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TRADICIÓN Y MODERNIDAD EN LAS FAMILIAS DE CLASE TRABAJADORA Sandra Obiol Francés Grupo Copolis. Bienestar, Comunidad y Control Social Dept. Sociología y Antropología Social. Universidad de València

La sucesión de transformaciones que estamos experimentando en las

sociedades occidentales en los últimos años1 tienen un referente esencial: el individuo. Los afanes globalizadores de este periodo van de la mano de intereses introspectivos, donde la observación de los deseos, experiencias y comportamientos individuales vehiculan, cada vez más, las relaciones sociales. La identidad individual, como nunca hasta el momento, vertebra la cultural occidental.

En nuestro país, esta identidad -fragmentada, provisional, nómada- ha de afectar necesariamente a nuestro bienestar basado como está en el firme compromiso en las redes solidarias intrafamiliares. La familia, en sentido extenso, es la principal red de protección de la población contra los riesgos sociales cotidianos adoptando el estado una función plenamente subsidiaria2. Precisamente la confluencia del proceso de individualización con los fundamentos del régimen de bienestar sudeuropeo da origen a esta comunicación. Me pregunto hasta qué punto ha calado el proceso de individualización en las actitudes y prácticas familiares y qué consecuencias tendrá en el establecimiento de las redes de cuidado y solidaridad básicas en la provisión de bienestar en nuestro país. Y para ello me centro en un colectivo mayoritariamente ausente en las teorizaciones sobre los procesos de cambio de las sociedades occidentales: la clase trabajadora. Más en concreto los trabajadores afectados por procesos de reconversión económica que está trayendo consigo la globalización, en este caso, los trabajadores de la industria del textil y la confección en las comarcas de l’Alcoià, Comtat y Vall d’Albaida del País Valenciano.

El texto se divide en las siguientes partes: � En primer lugar, contextualizo el estudio en el que se basa esta comunicación. � A continuación expongo las principales formas de provisión de apoyo a través de los vínculos familiares.

1 Bauman, 2001, 2003, 2005a, 2005b, 2005c, 2006, 2007a, 2007b; Beck; 1996, 1998, 2000, 2002, 2008; Beck i Beck-Gernsheim, 2001, 2003, 2008; Beck-Gernsheim, 2003; Beck, Giddens y Lash, 1994; Castel, 1995, 2003, 2009; Giddens, 1991, 1995, 2000; Sennett, 2000, 2006; Young, 2007, entre otros. 2 Ferrera, 1995, 1996; Flaquer, 2002; Mingione, 2000; Montagut, 2000; Naldini, 2003; Saraceno, 1995; Trifiletti, 1999.

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� En tercer lugar sintetizo las principales debilidades del modelo de bienestar vigente.

1. Contextualización

El primero de enero de 2005 concluía el proceso de liberalización del comercio de los productos de la industria textil y la confección iniciado diez años atrás. La firma del Agreement on Textiles and Clothing de la Organización Mundial de Comercio (OMC) por parte de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Noruega daba por finalizado el largo periodo de restricciones que regía el Multifibre Agreement. De esta forma, las potencias mundiales del sector en el nuevo orden textil mundial, es decir, China, India e Indonesia, dejaban de sufrir las limitaciones impuestas a la exportación por los Estados Unidos y la Unión Europea (Tremosa y Trigo, 2003).

La tesis doctoral que da pie a esta comunicación se ubica en este preciso momento. A través del análisis de entrevistas en profundidad realizadas en el período comprendido entre 2005 y 2008, analizo la interpretación que los trabajadores del sector del textil-confección dan a la crisis del sector -amplificada por la posterior crisis económica mundial- en términos de percepción de incertidumbre. El objetivo es conocer cómo esta incertidumbre es paliada por las diferentes fuentes de bienestar: estado, mercado, comunidad y familia. Me interesa saber cómo los trabajadores del textil-confección gestionan el riesgo en su vida cotidiana. Esta crisis no dejaría de ser una más de las que ha atravesado el sector si no comportara la entrada en el campo de nuevos jugadores que vienen a sustituir a los jugadores locales en sus posiciones. Tras una larga temporada siendo la mano de obra barata que la economía requería para solidificar un consumo extensivo, la liberalización les ha impuesto un nuevo peso que soportar a la ya de por sí pesada carga que conlleva un sector especialmente precario en sus formas: han dejado de ser competitivos según los parámetros culturales hegemónicos.

El marco territorial de análisis son las comarcas l’Alcoià, el Comtat i la Vall d’Albaida en el País Valenciano. Formadas por un total de 70 municipios (Soler, 1970) representan una de las zonas valencianas que mayor desarrollo económico ha experimentado a lo largo de la historia basado en la industria manufacturera, en especial en el textil-confección. Rompen de esta manera la dicotomía territorial que caracteriza el País Valenciano con una zona costera de importante dinamismo económico y demográfico frente a un interior deprimido y en vías de despoblamiento (Nebot et al., 1993).

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La investigación se ha basado en entrevistas en profundidad a 42 trabajadores del sector elegidos según una tipología previamente establecida en la cual se entrecruzan las variables de sexo, edad, nivel de estabilidad en la vinculación con el mercado de trabajo y lugar de residencia. Con el análisis de los discursos pretendo dar respuesta a la principal cuestión que dirige esta investigación: la introducción en las estructuras de sentido y en las prácticas cotidianas de la noción de riesgo, de incertidumbre y cómo esta noción viene matizada por la posición en la estructura social y por las fuentes de provisión de bienestar de nuestro régimen.

2. Formas de solidaridad familiar

La familia tradicional burguesa caracterizada por una estricta diferenciación jerárquica por género y generación construida sobre los cimientos de la clara separación entre esfera pública y privada, no ha desaparecido pero su hegemonía está desvaneciéndose. Y con ella la certeza que suponía poder contar con parámetros culturales claros con los que interpretar el mundo y guiar el comportamiento. Estas líneas que hoy apenas son reconocibles y los individuos se ven forzados a dibujas sus propias sendas. El riesgo entra en nuestras estructuras de sentidos para la cotidianeidad. Pero es un proceso de cambio que no ha llegado a desplegarse totalmente sino que ha conducido a la convivencia, no siempre sencilla, de tradición y modernidad. Las bases culturales de la comunidad de referencia, el género, la edad, la clase, el nivel educativo... hacen de tamiz que condiciona el grado de individualización y modernización de las relaciones familiares. Por eso resulta muy interesante analizar estos cambios en los trabajadores del textil y la confección de las comarcas analizadas, precisamente un colectivo tan alejado del que los principales autores han retratado en sus obras. Estos trabajadores, de limitado nivel económico y formativo, según el relato de sus experiencias y concepciones presentan ya algunos signos de pluralización de las formas familiares. Y por tanto una relación cada vez más próxima con el riesgo que comporta necesidad de la elección.

La red familiar y de parentesco supone el principal canal de provisión de bienestar de los ciudadanos del régimen sureuropeo. Y así lo ponen de manifiesto todos y cada uno de los entrevistados en esta investigación. Las familias son el colchón fundamental para el bienestar económico, la provisión de servicios de cuidado y también para las relaciones de ocio. Saber que se tiene familia es esencial para tener una cierta confianza en el futuro y poder asumir los envites del

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mercado. A pesar de la transformación que está experimentado, la familia continua extendiendo sus redes de apoyo a los individuos (Meil 2000, 2006, 2007). Los entrevistados en seguida lo evidencias al situar a la familia, es decir a los padres básicamente, como su principal herramienta de bienestar que tienen al alcance, ya sea económico que de cuidado, su principal asidero de certezas.

“En qui confies en que t’ajudara si tingueres algun problema? En ma mare, en ma mare clar. En el meu novio també però pense que ma mare [...]. El meu novio, val és el meu novio però l’he conegut en el carrer com diu ma mare. Ma mare [riu] m’ha tingut...”3 Noelia

APOYO ECONÓMICO

Un elemento esencial de las estrategias individuales en el seno de las familias para afrontar el riesgo y los momentos de crisis es la gestión conjunta de los recursos económicos, monetarios y no monetarios. Los entrevistados nos ofrecen una rica información sobre este tema entre los que destacan:

� En primer lugar la gestión de los ingresos de manera conjunta, lo que he denominado caja única: los miembros de la familia (con la frecuente excepción de los más jóvenes) aportan sus ganancias en el mercado y/o estado para ser administrados de manera común, que no significa igualitaria (Dema, 2005; Ibañez, 2008). � Por otro lado aparece la cuestión de los constantes trasvases de recursos entre los miembros de la familia, especialmente ante imprevistos. � En tercer lugar, una ayuda que aparece como fundamental tanto por la frecuencia en la que aparece como por la trascendencia que tienen para la calidad de vida de las personas: el apoyo en la adquisición de la vivienda.

Caja única

Una de las estrategias esenciales en los entrevistados ante un momento crítico es la conjunción de esfuerzos en el ámbito familiar: la administración de una misma caja dones sus miembros aportan los ingresos que proceden del mercado (formal o informal) y del Estado de bienestar.

“Quants diners entren en ta casa? Home els 1.000 que estic guanyant, jo la meua dona el que puga guanyar perquè ella no fa una jornada sencera, ella 3 “¿En quien confías en que te ayudara si tuvieras algún problema? En mi madre, en mi madre claro. En mi novio también pero pienso que mi madre [...]. Mi novio, vale es mi novio pero lo he conocido en la calle como dice mi madre. Mi madre [ríe] me ha tenido”

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va tres dies a treballar dues hores al dia, i el que cus... a lo millor posa-li 700 més els 1.000 del chiquillo doncs 2.000 i pico llargs”4 Pepe El primer elemento esencial para entender la administración común de los

ingresos de los miembros de una familia es la necesidad de asumir una actitud de austeridad vital. I esta postura vital designa como más eficiente el hecho de tener un único administrador, función que mayoritariamente asume la mujer. Esta mayor –o única- responsabilidad de las mujeres en la gestión del presupuesto familiar es evidente en las familias más tradicionales, aunque los hombres lo presentan generalmente de manera difusa, como si fuera una concesión suya. La función de administración férrea y eficiente del hogar es una de les funciones claves de la construcción social tradicional del rol femenino como ama de casa. En las familias con un mayor nivel de reflexividad, la definición de este rol no es tan evidente sino que pasa por el tamiz de un organismo totalmente ajeno a la pareja: el banco, aunque las mujeres todavía muestran un mayor y más minucioso conocimiento de las necesidades económicas de la familia.

La familia funciona, o se le reclama que funcione, como un elemento privado de redistribución de la riqueza frente a un mercado con sueldos excesivamente bajos -sobre todo en el caso del sector del textil y confección-y con un Estado de bienestar especialmente débil (Recio, 2001:40). En el hogar se gestionan varios ingresos laborales y prestacionales que aportan bienestar a sus miembros a pesar de que el nivel económico considerado individualmente sea muy bajo (Ramos-Díaz, 2006). Como se ha demostrado esta gestión común de los ingresos contribuye a evitar la pobreza en situaciones de severas carencias materiales (Gardiner y Millar, 2006). Se trata de un funcionamiento generalizado en las familias de los entrevistados, también en aquellos casos que no son pareja sino que comparten residencia con algún otro miembro de su familia.

Si hablamos de la gestión económica del hogar es preciso referirse a la participación económica de los hijos como miembros activos laboralmente, ya sea de forma continuada o bien esporádica. Son muchas las maneras de organizar esta relación económica pero se pueden encontrar tres grandes modelos donde la edad, las consiguientes expectativas de cambio, el tipo de vínculo con el mercado laboral y la situación económica de la familia son las variables que mayor peso tienen en optar por un modelo u otro. Los modelos que se pueden encontrar son:

4 "Que mi madre ahora está limpiando un maset, entonces suele ir los martes a limpiar" "¿Cuánto dinero entran en tu casa? Hombre los 1.000 que estoy ganando yo, mi mujer lo que pueda ganar porque ella no hace una jornada entera, ella tres días a trabajar dos horas al día, y lo que cose... a lo mejor ponle 700 más los 1.000 del chiquillo pues 2.000 y pico largos. "

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� Modelo de integración total en la economía familiar aportando todo su sueldo a la familia que es administrado por los padres, por la madre mayoritariamente. � Modelo de capitalización, son aquellos que se quedan todo, o una gran parte de su sueldo para poder mejorar su punto de partida en el momento de la emancipación. � Modelo de complementariedad, aquellos jóvenes que con una vinculación inestable con el trabajo remunerado se quedan su sueldo para los gastos propios.

Trasvases monetarios

Es fácilmente apreciable cuando se habla de economía doméstica con los trabajadores el movimiento monetario existente entre los miembros de la familia. Nunca dejan de ser pequeñas, muy pequeñas, cantidades, pero el flujo es constante para ir cubriendo los huecos que la vida cotidiana abre. Unos flujos eso sí que se producen casi exclusivamente, como distingue Meil (2007) en su estudio sobre la solidaridad familiar, por vía de filiación y en forma de cascada, es decir, de padres a hijos. De hecho, he encontrado muy pocos intercambios entre hermanos, mucho menos entre otros parientes y ya es casi inexistente el apoyo de carácter monetario entre amigos. Son ayudas especialmente importantes al inicio de la vida familiar a veces sin ánimo de retorno otras en forma de préstamo, aunque sin plazos ni intereses, lo que constituye una burbuja de confianza muy importante en la vida cotidiana de los trabajadores del sector entrevistados. O bien contribuciones para imprevistos, uno de los elementos que más atemoriza a los entrevistados que pueden hacer tambalear su economía:

“Et van ajudar econòmicament? Home sí, un poc abans de casar-se doncs la meua sogra ens va deixar uns diners per a poder comprar un garaig i després li ho tornes i ja està.” Nacho “Sí quan vaig tindre lo de la trompada del cotxe els meus sogres em van deixar els diners per arreglar-ho i desprès li ho vaig tornar.” 5 Toni

Este trasvase monetario puede llegar a ser tan intenso que a pesar de no convivir la caja es de facto igualmente común. Es frecuente en situaciones de precariedad económica o bien cuando la familia tiene patrimonio, aunque sea muy

5 "¿Te ayudaron económicamente? Hombre sí, un poco antes de casarse pues mi suegra nos dejó un dinero para poder comprar un garaje y luego se lo vuelves y ya está. " "Sí cuando tuve el del trompazo del coche mis suegros me dejaron el dinero para arreglarlo y después se lo devolví."

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limitado, y que en muchas de las entrevistas realizadas se materializa en terrenos agrícolas, que acabarán heredando los hijos. Padres e hijos confunden sus economías.

“Sí, per a l’efecte, com aquell que diu, ella està pagant els dos cotxes i jo el seu pis. […] Ella està pagant-se un pis, està pagant-se un cotxe... A mitja jornada no té només que per a d’això. Aleshores pots suposar que la resta va a càrrec meu, eh? La llum, l’aigua...tot. Reparacions del cotxe, si en té que fer alguna...”6 María Estos trasvases monetarios son mayores y están más concentrados en

iniciar la formación de un hogar propio, canalizados en gran medida a través de la adquisición de la vivienda.

Vivienda

La vivienda aparece como un elemento esencial en la economía de los trabajadores entrevistados. Gran parte de sus ingresos se dirigen a la adquisición o mejora de una vivienda y una línea fundamental en el apoyo intrafamiliar tiene como objetivo la vivienda, especialmente si se sitúa en el inicio del ciclo familiar propio. Muchos de los entrevistados han recibido bajo las más diversas formas apoyo para poder adquirir una vivienda, haciendo también patente la trascendencia de estas ayudas en su calidad de vida. Estas contribuciones son para Leal (2004) un elemento integrador capital equiparable a tener estudios superiores y así lo hacen explícito los entrevistados. El canal más habitual para las familias en el momento de inicio de la vida adulta es la contribución monetaria para la compra de la primera vivienda o, como es frecuente en poblaciones pequeñas, a través de la herencia de una casa:

“La casa ja la teniu pagada? Me la va comprar mon pare per no voler estudiar. Al meu germà li va pagar la carrera i a mi em va comprar la casa. Perquè jo treballava.”7 Carmina Otras ayudas económicas

Compartir los ingresos totalmente o parcial, dejar dinero en situaciones de dificultad o ante los imprevistos, contribuir en la adquisición de una vivienda con el que formar una familia propia... es mucho y frecuente el apoyo económico que se

6 "Sí, para el efecto, como aquel que dice, ella está pagando los dos coches y yo su piso. [...] Ella está pagando un piso, está pagando un coche... A media jornada no tiene sólo que para ello. Entonces puedes suponer que el resto de mi cargo, ¿eh? La luz, el agua... todo. Reparaciones del coche, si tiene que hacer alguna... " 7 “¿La casa ya la tenéis pagada? Me la compró mi padre por no querer estudiar. A mi hermano le pagó la carrera y a mí me compró la casa. Porque yo trabajaba. "

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proveen entre miembros de una misma familia. Los que he referenciado hasta aquí son los más importantes, pero hay otros. Ocupa un lugar preferencial el patrimonio familiar, que como he dicho en estas familias de clase trabajadora es escaso pero el pasado agrícola de muchas de ellas, especialmente en poblaciones sin apenas tradición industrial resulta habitual tener casas que pasan entre las diferentes generaciones, o bien pequeños terrenos agrícolas que suponen un plus de seguridad. En primer lugar porque puede suponer una entrada importante de dinero si se vende. En segundo lugar, porque los terrenos, si se labran, pueden proveer a la familia de recursos básicos que disminuyen su dependencia con el mercado. De hecho las relaciones entre agricultura e industria han sido históricamente un elemento primordial en la supervivencia de las familias de las comarcas.

También resultan habituales los intercambios de elementos importantes en la vida cotidiana como ropa, automóviles viejos que heredan los hijos o los nietos, o sólo haciéndose cargo de los nietos o yendo a comer a casa la madre ya se ahorran una gran cantidad de dinero que afianza la situación económica de los entrevistados.

A lo largo de este apartado he tratado de sintetizar las constantes

referencias que los entrevistados hacen a los intercambios económicos que se dan entre miembros de sus familias, siempre con la mujer como principal elemento de conexión y, también, de narración. Pase ahora a lo que es un puntal esencial en su vida y en las relaciones familiares: la provisión de servicios de cuidado.

PROVISIÓN DE SERVICIOS

Estrechamente relacionada con las cuestiones económicas se encuentra la provisión de servicios de las familias. El hecho de que sean las mujeres de la familia las que cargan con ese peso supone un alivio para su economía frente a un Estado de bienestar mínimo y unos servicios en el mercado escasos y caros que difícilmente podrían mantenerse de forma continuada en el caso de familias trabajadoras. Pero además esta provisión de servicios es una plataforma de bienestar y de seguridad de muchos. La incertidumbre que podría generar el proceso de individualización y con él la posible desaparición o debilitamiento de la solidaridad familiar, la patente solidez de estos vínculos parece, al menos de momento, desvanecer esta duda. Eso sí, los servicios de cuidado de las familias

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cambiarán sus contornos (Meil, 2007), ya lo están haciendo, presionados por un mercado de trabajo profundamente precarizado y un débil Estado de bienestar.

La presencia de la familia como cuidadora ha sido constante en el transcurso de mis conversaciones con los trabajadores del textil-confección. Esta presencia se convertía en abrumadora al hablar con las mujeres adultas, tanto por parte de los hijos como por parte de los padres o suegros, incluso de algún hermano. Igualmente estaba presente en su discurso el apoyo de sus madres en el cuidado de sus propios hijos. El cuidado, en definitiva, atraviesa la realidad cotidiana de las trabajadoras adultas entrevistadas y por tanto también la estructuración de su tiempo -enmarcado entre un trabajo remunerado cada vez más flexible y un cuidado que difícilmente puede dejar de ser rígido-, las expectativas de futuro y por supuesto su visión del mundo.

Servicios de cuidado

“The main family strategy of Spanish couples is to count on ‘substitute mothers’, usually a family or kin member living nearby” (Moreno, 2004: 139). Y eso es justo lo que me he encontrado en gran parte de las entrevistas, si no una madre sustituta sí una ayuda constante en la atención a la crianza de los hijos más pequeños y que permiten el trabajo remunerado de las mujeres. Sin duda estas madres sustitutas son las abuelas por vía materna, aunque en cuestión de nietos se encuentra una mayor implicación de los padres que en el cuidado de los viejos y enfermos se encuentra más dificultosamente. La familia puede ser complementada con otros recursos pero es siempre la espina dorsal del cuidado de los niños. Y es evidente el alivio tanto en el cuidado pero también en el coste que supondría externalizar este cuidado en las familias de los entrevistados. Hay que tener en cuenta que esta provisión de servicios supone por tanto un incremento de los recursos económicos de las familias y por tanto una mejora de su calidad de vida.

“Alguna vez mi madre nos dice: ‘no hagáis comida para mañana que ya os la hago yo’, y ella nos prepara algo caliente. Gracias a mi madre sino no podríamos trabajar, gracias a que mi madre que tiene a los niños, tanto a mi hija como a mi sobrino, pero sino fuera por ella no podríamos trabajar, no podríamos. ¿Tendrías que pagar a alguien? Es que no podríamos. Mi madre la tiene desde que la recoge, desde el mediodía, a las doce o doce y media que sale del colegio hasta las seis de la tarde. Les da de comer, les da de merendar. Si no fuera por ella no sé que tendríamos que hacer, y luego no quiere que le demos nada. Es lo que ella quiere.” Mónica

Como en el cuidado de los niños, los entrevistados consideran a la familia responsable del cuidado de los efectos que el envejecimiento tiene sobre las personas y su estado de autonomía. También como en el cuidado de los niños el

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género marca esta responsabilidad. Todas las entrevistadas que sobrepasan los 40 tienen o esperan tener, como elemento vertebrador de su cotidianeidad el cuidado de sus padres o suegros. Y sobre esa base planifican y sopesan racional y emocionalmente la solución mejor para llevar adelante este cuidado con el resto de responsabilidades que la vida diaria lleva implícitas. Y en esta planificación aparecen el estado de salud de los afectados, los deseos de los mayores (pocas veces los propios), la densidad de los vínculos familiares -contabilizados en términos de miembros femeninos-, las posibilidades económicas, las infraestructuras sanitarias de la población... Pero son dos las vías mayoritarias de atención: la convivencia en un mismo hogar o bien el establecimiento de un intenso ritmo de visitas a la residencia del viejo para atender todas sus necesidades. La inevitabilidad de estos servicios de cuidado en la vida de las mujeres entrevistadas llega a estar tan asumida que la minuciosa planificación a medio y largo plazo de esta misma cuidado se hace claramente patente en sus palabras:

“Sí, el año pasado, claro, mi suegra es que es mayor, tiene 80 años. El año pasado tuvo un recaída fuerte, fuerte, y estuve a puuunto de traérmela a mi casa, porque mi cuñada está enferma y no la puede cuidar, entonces claro, estuve a punto de traérmela si hubiera estado peor. Me hubiera tenido que dejar de trabajar. ¿Lo habías pensado? Claro, ¿quién la cuida? ¿La dejo sola en casa? ¿Y pagar a alguien? Para qué, para qué trabajo yo, ¿para pagarle a otra persona? Para eso me quedo yo en casa. Y la mujer dijo que si estuviera peor lo que cobraba ella me lo daba a mí para que yo estuviese en casa. La mujer se recuperó y está en su casa, pero claro, ya te da un toque como diciendo esto es lo que me espera, esto es lo que me espera.” Mónica

Además en el caso de los mayores, socializados en una estricta diferenciación de esferas vitales y en unos valores patriarcales más agudos que el de estas mujeres, reclaman sin miramientos la atención de las hijas o nueras, llegando incluso a pequeñas relaciones de chantaje con unas "víctimas" especialmente sensibles tanto por la misma socialización que también ellas han recibido aunque hoy en día esté cambiando profundamente su realidad, como por los vínculos de estima que les unen.

“Per què tu no t’ho has plantejat en ta mare de pagar a algú? No, perquè ells no ho tenen assumit això ho tinc clar que ells no, vamos ni pensar-ho […] Ells tenen assumit que ací tenim l’obligació de tindre-los i de cuidar-los i d’atendre-los fins que es moriguen”8 Lirios

8 "¿Por qué tú no te lo has planteado en tu madre que pagar a alguien? No, porque ellos no lo tienen asumido, eso lo tengo claro que ellos no, vamos ni pensarlo […]. Ellos tienen asumido que aquí tenemos la obligación de tenerlos, de cuidarlos y atenderlos hasta que se mueran."

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Las entrevistadas empiezan a proyectar sin embargo otro tipo de relaciones de cuidado, sin eliminarlas sí cambiar sus perfiles bajo el proceso de individualización, como veremos más adelante.

Otros servicios

Son muchos y diversos los servicios que se intercambian entre los miembros de la familia. Pero si un servicio destaca como principal es su capacidad para moverse entre las redes de contactos cuando uno de sus miembros busca trabajo. Todos han acudido y acudirían a los contactos personales para encontrar trabajo, desconfiando profundamente de los servicios de empleo, una muestra clara de la falta de confianza en los servicios de la Administración. El talante de su capital social las convierte sin embargo en una clara fuente de reproducción de la precariedad.

“Vaig estar buscant on treballar i un cosí de ma mare es coneix que es va enterar i em va dir: ‘jo intentaré a veure si puc colar-te en [nom empresa]’. Perquè en l’empresa normalment són tots familiars d’algú, entren perquè es coneixen.”9 Mario Pero también se encuentran otros tipos de formas de apoyar el seno de la

familia: llevar y traer a los hijos al trabajo en coche, acoger a los parientes en casa mientras estos buscan una nueva casa o mientras esperan a ver cómo les funciona una nueva trabajo... Esta constante presencia de la familia en el cuidado y atención a cualquier necesidad del individuo fortalece sus vínculos.

El cuidado de los dependientes -niños, ancianos, enfermos- es el reto de las

sociedades occidentales actuales y una de las fuentes de mayor incertidumbre. También de relaciones de desigualdad. El papel del Estado de bienestar es primordial en la gestión de estos riesgos tanto ofreciendo servicios públicos de cuidado como promocionando la necesaria inclusión de los hombres en este ámbito. De hecho la gran mayoría de políticas de conciliación implementadas tienen como objetivo introducir a las mujeres en la esfera productiva obviando, paradójicamente, las responsabilidades familiares y de cuidado (Torns et al., 2008). Pero en el caso de un Estado de bienestar especialmente débil, marcadamente familiarista, como es el nuestro, con una inoperancia reforzada por la escasa voluntad política de implementar políticas de apoyo social a las familias parece lejos de dar una solución. La solidaridad familiar cubre todavía este cuidado a la

9 "Estuve buscando donde trabajar y un primo de mi madre se conoce que se enteró y me dijo: 'yo intentaré a ver si puedo colarte en [nombre empresa]'. Porque en la empresa normalmente son todos familiares de alguien, entran porque se conocen."

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dependencia. Están cambiando pero las formas no concibiendo a esta solidaridad como un hecho realizado en exclusiva ni para siempre (Meil, 2000, 2006, 2007), por lo tanto la incertidumbre respecto el cuidado permanece.

3. Las debilidades del modelo

Este modelo de bienestar donde la familia es su base conlleva no pocos aspectos positivos -calidez de vínculo de cuidado, fuertes relaciones de solidaridad...- pero también aspecto negativos que no se reparten equitativamente entre la población. Dedico este apartado a estas debilidades y lo estructuro de la siguiente manera:

� La desigualdad de género que lleva implícita, ya que son mayoritariamente las mujeres las que se encargan de estas tareas lo que les provoca estrés, angustia y también una débil posición en el mundo del trabajo. � El proceso de individualización, sobre todo de las mujeres, que está modificando la perspectiva desde la que se encaran las relaciones familiares y a la vez introduce un importante elemento de incertidumbre. � La posición de mercado que ocupan los protagonistas de las redes de apoyo. � Y por último, la situación de soledad que causa no tener familiares o bien tener familias muy cortas.

Desigualdad de género

En las entrevistas que he realizado la preeminencia femenina en la esfera privada es general. Pocos son los hombres entrevistados que exponen una mínima predisposición a compartir responsabilidades privadas. No debemos obviar que la justificación de la división de las esferas ha descansado tradicionalmente en un discurso esencialista según el cual cada uno de los sexos está mejor preparado para realizar las tareas que le correspondían. Y aún permanece esta percepción en los discursos y prácticas de los entrevistados. Además la precariedad de su situación económica apenas les permite traspasar sus responsabilidades domésticas, más que en el caso del cuidado a otras mujeres de su familia. Las entrevistadas se resignan a ser las únicas protagonistas del cuidado.

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Estas "supermujeres", en términos de Moreno (2003) asumen por ello una posición secundaria en el mercado de trabajo y con ello una mayor incidencia de la precariedad. Pero también, sobre todo en las mujeres de clase trabajadora asumen la doble jornada y con ella un mayor nivel de estrés, de agotamiento... Se trata de una situación de hiperactividad que las agota, no les permite ni un día libre, les supone un importante desgaste físico, pero también emocional por los vínculos que les unen a los que requieren cuidado y también porque la imposibilidad de llegar a todos los lugares, les provoca fuertes sentimientos de culpa y de no estar en los lugares y momentos que desearían:

“Yo trabajando no puedo hacer la mitad de las cosas, me he perdido muchas cosas, muchas.” Mónica Por otra parte, las personas mayores, principal colectivo necesitado de

cuidado (a la vez que también proveedor) se han socializado en unos valores y normas donde la individualización de las mujeres era casi inexistente. Tener hijas, como nos dicen, es un elemento de seguridad significativo para los padres de generaciones anteriores. Consecuentemente reclaman una atención constante y sumisa que, en ocasiones, chocan con la queja de las mujeres, aunque no son pocas las que tienen esta obligación moral no sólo asumida sino totalmente interiorizada.

“Es que ells han assumit que és obligació nostra i que jo la tinc que cuidar i que jo tinc que cuidar al meu germà. Ma mare això ho té clavat en el cap, i no arriba el moment de que: ‘no, jo tinc el meu home, tinc els meus fills, tinc ma casa i tinc la meua faena, que si jo no treballe no menge i tu no em dones a mi de menjar’. És dur, no cregues tu que la vida està fàcil en eixe sentit.”10 Lirios Esta abnegación en la mayoría de los casos parece romperse cuando hacen

referencia a sus hijos. Por un lado porque pretenden que sus hijos varones se implican más en la esfera privada. Por otro porque no esperan -ni quieren- que sus hijos tengan cuidado de ellas en la vejez. Un hecho que muestra un importante cambio en los valores y las actitudes de estas mujeres respecto al binomio familia-cuidado. En primer lugar porque el proceso de individualización hace que conciben las relaciones familiares en términos de satisfacción personal y por tanto el cuidado de los viejos, como han hecho o hacen ellas, y el sentimiento de obligación que conllevan muchas no cuadra con esta concepción de las relaciones familiares. En segundo lugar porque no desean para sus hijos el cansancio que ellas sufren. Y por

10 "Es que ellos han asumido que es obligación nuestra y que yo la tengo que cuidar y que yo tengo que cuidar a mi hermano. Mi madre esto lo tiene metido en la cabeza, y no llega el momento de que: 'no, yo tengo mi marido, tengo mis hijos, tengo mi casa y tengo mi trabajo, que si yo no trabajo no como y tú no me das a mí de comer'. Es duro, no creas tú que la vida está fácil en ese sentido. "

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lo tanto muestran otras expectativas como es el caso del ingreso en residencias o contratar a una persona para poder estar en casa. Esto dependerá también, y así lo ponen de manifiesto, de las condiciones económicas de las que disfrutan al llegar a viejos. Esta doble consideración los somete a una desazón importante, considerándose muchas la peor generación: de jóvenes han sido sometidas a la autoridad paterna, de adultas sometidas a las necesidades de cuidado de niños y grandes.

“Nosaltres crec que hem sigut la pitjor generació, en el sentit...a veuràs, hem viscut bé, a veure si m’entens, però en el sentit que hem tingut que pagar per davant els majors que com ells no han tingut una llibertat no ens l’han volgut donar tampoc a nosaltres, ens han dut a rajatabla en tot en la faena, en el sou, en no ixir... I ara continuen manant-nos, no admiteixen que tu tingues cinquanta anys ni molt menys. [...] Per un altre costat, els fills que gràcies que ens heu eixit... jo no em puc queixar és deveres que jo no em puc queixar […] ‘A mi em teniu sangrà, per dalt i per baix!’ Et sents que no pots anar a cap de lloc.”11 Lirios De hecho este proceso de individualización es otra de las debilidades que

muestra el modelo. La mejora en la condición de las mujeres que puede llegar a producir su individualización por el momento genera no pocas fricciones que les afectan a ellas pero también al conjunto de la sociedad, no en vano son la piedra angular de nuestro bienestar. Se trata de una sobrecarga que las mujeres sufren pero también tiene efectos a nivel colectivo con un descenso de la natalidad o el coste de tener a personas subempleadas o sin trabajar que no contribuyen fiscalmente (Navarro, 2006). Paradójicamente, como ocurre con los riesgos de la Segunda Modernidad, la mejora que pueden experimentar en su posición estructural deja un vacío en el bienestar de todos que de momento no es cubierto suficientemente ni por los hombres ni por el Estado de bienestar, siendo uno de los nuevos riesgos sociales al que nos tendremos que enfrentar en un futuro cada vez más inmediato.

Proceso de individualización

En la sociedad occidental contemporánea la construcción de un proyecto de vida propia es un lugar común. En las entrevistas realizadas se percibe este cambio, lo que es especialmente importante por tratarse de un colectivo que por 11 "Nosotros creo que hemos sido la peor generación, en el sentido... a ver, hemos vivido bien, a ver si me entiendes, pero en el sentido que hemos tenido que pagar por delante los mayores que como ellos no han tenido una libertad no nos la han querido dar tampoco a nosotros, nos han llevado a rajatabla en todo en la faena, en el sueldo, en no salir... Y ahora siguen mandando con nosotros, no admite que tú tengas cincuenta años ni mucho menos. [...] Por otro lado, los hijos que gracias que nos habéis salido... yo no me puedo quejar es verdad que yo no me puedo quejar [...] ¡A mí me tiene sangrada, por arriba y por abajo! 'Te sientes que no puedes ir a ningún sitio. "

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capital económico, social y cultural no pertenecen precisamente al colectivo que la mayoría de autores que tratan la individualización retrata en sus obras. La individualización, lentamente, se estaría democratizando. Este proceso es especialmente marcado en las mujeres adultas y en los más jóvenes, sobre todo cuando nos referimos a las relaciones personales un campo para ellos más fácilmente asumible como campo de decisiones que el mercado por ejemplo. Y es la proyección en sus hijos, como decía, donde se ve más claramente estos cambios respecto la obligación del cuidado.

“I tu creus que la teua filla et cuidarà, t’agradaria? No, jo vull que ella visca la seua vida, jo vull que ella visca la seua vida, que ella vinga a veure’m. Jo vull la part bona de la meua filla, jo vull que ella em veja com a sa mare que vinga, que siga per a bo no que siga jo una càrrega per a d’ella.”12 Olga No obstante sus deseos, muchos de los entrevistados más jóvenes, sobre

todo mujeres, muestran la intención de hacer lo mismo que sus madres: cuidar de sus padres si hace falta en casa, aunque muestran un cambio en las formas proponiéndose otras alternativas. La importancia de la individualidad y el bienestar propios dibuja nuevos contornos a las relaciones de solidaridad intrafamiliares, no exentas de problemas pero sin abandonarlos. No dejan de prestar apoyo pero de otra manera más esporádica o haciéndose cargo de los gastos de una asistencia profesional.

“I jo ho tinc molt clar: jo clave ací al meu sogre i va a perjudicar el meu matrimoni automàticament se’n va al carrer. Ja no vull res. Ni una rejola, no vull res. Però, el qui vullga que carregue. O es posem tots d’acord i paguem, que a això no em negaria jo mai en la vida, el portarem on tingam que portar-lo on estiga el millor del món, li farem les visites que faja falta, però jo tindre-lo dins de ma casa, el mes o els quinze dies o el temps que siga esto siga un infern, no em dóna la gana. Ja és un infern a vegades...”13 Eduardo Como nos señalan Ahlberg, Roman y Duncan (2008) se ha de matizar la

potencia de la individualización como motor de cambio pues le resta importancia a la estructura social frente a la agencia. Y la estructura es importante, así lo demuestra el análisis de las entrevistas. Aunque las clases medias y más formadas tienen claro que debe ser la familia en primera instancia la que encargue y

12 "¿Y tú crees que tu hija te cuidará, te gustaría? No, yo quiero que ella viva su vida, yo quiero que ella viva su vida, que ella venga a verme. Yo quiero lo bueno de mi hija, yo quiero que ella me vea como a su madre que venga, que sea para bueno no que sea yo una carga para ellos. " 13 "Y yo lo tengo muy claro: yo meto aquí a mi suegro y va a perjudicar mi matrimonio automáticamente se va a la calle. Ya no quiero nada. Ni un ladrillo, no quiero nada. Pero, el que quiera que cargue. O se ponemos todos de acuerdo y pagamos, que en esto no me negaría yo nunca en la vida, lo llevaremos donde tengamos que llevarlo donde esté el mejor del mundo, le haremos las visitas que haga falta, pero yo tener ella dentro de mi casa, el mes o los quince días o el tiempo que sea esto sea un infierno, no me da la gana. Ya es un infierno a veces... "

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también, como en el caso de los entrevistados de clase trabajadora, esta atención debe cambiar su perfil, claro la viabilidad del cambio en personas con mayor nivel de recursos tanto materiales como simbólicos es más clara. Por lo tanto el proceso de individualización de las mujeres se encuentra condicionado por esta doble responsabilidad -y por la incapacidad de delegar tareas en el mercado, que es como la clase media otra lo ha conseguido en gran medida-que las obliga a rechazar oportunidades.

Continúa la responsabilidad pero cambian las formas. Se abre un necesario camino a la negociación, ya no es tan fácil responder a la cuestión del cuidado, las posibilidades se amplían. Sin embargo estas posibilidades evidencian que no todos disfrutamos de la misma capacidad de elección.

Diferenciación según la posición de mercado

A pesar de que todos los entrevistados que hablan hacen patente la importancia de las redes familiares este apoyo -valorado en términos económicos-varía según las posibilidades económicas de los miembros de dicha red. Y en general los trabajadores entrevistados muestran poco margen de maniobra. De hecho hay quien pone sobre la mesa la imposibilidad de su familia para darle un apoyo económico efectivo ya que no se lo pueden permitir. Una situación que quizás en el futuro, con el elevado y creciente nivel de endeudamiento de las familias que constatándose junto al empeoramiento de la economía en general, se convierta en habitual.

“I tu has ajudat? Jo no, jo no perquè si no tinc prou com vaig a donar jo no.” Pepe “I els teus sogres? No els meus sogres són pobres, pobres, pobres. A ells no vaig a demanar-los.”14 Carmina

Las opciones de elección son más limitadas cuando peor posición en la estructura social se ocupe, tanto a nivel individual como la familia en conjunto. Y como señale suele ser una situación compartida. Es clara pues la debilidad del régimen de bienestar sudeuropeu para atender situaciones donde las familias no cuentan con una situación suficientemente fuerte en el mercado. Sin embargo, funcionan como colchón esencial de bienestar, un bienestar precario pero y que las precariza aún más. La familia es pues la principal proveedora de bienestar en nuestras comarcas, muy importante para las personas en situación de precariedad vital o simplemente de menor nivel económico, pero a la vez su capacidad de ofrecer bienestar está en gran parte condicionada por su situación estructura social, 14 "¿Y tú has ayudado? Yo no, yo no porque si no tengo lo suficiente como voy a dar yo no. " "Y tus suegros? No mis suegros son pobres, pobres, pobres. A ellos no voy a pedirles. "

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y en este caso con una agudización de la precariedad en el mercado de trabajo, la capacidad para ofrecer bienestar es cada vez más difícil.

Inexistencia de vínculos familiares

Basar el bienestar en los vínculos familiares supone que si no se tienen unos vínculos suficientemente densos y sólidos la incertidumbre respecto al futuro es mayor. Es el caso de los inmigrantes Pero sobre todo de las personas solteras de la muestra que no tienen hijos. A pesar de que tienen otros parientes, el hecho de no tener hijos ni pareja les hace carecer de un cobijo esencial:

“I si et posares malalta qui et cuidaria? Eixa és la por que tinc, eixa és la por que tinc, que a voltes estic jo soles i dic bueno a mi se m’agarra algo i no m’entere […], què faig?”15 Chelo Es patente la inseguridad que les supone esta situación, su incapacidad o

decisión de no haber construido una familia propia hace que no tengan asegurado un espacio de seguridad, de abastecimiento de servicios, de seguridad, de certezas en definitiva. Por este motivo la sociabilidad de todos y cada uno de los trabajadores entrevistados descansa en la familia, entendida de manera más o menos extensa. El mismo hecho de constituir la fuente esencial de servicios, muchos de ellos de una cotidianeidad insoslayable, afirma ejes vínculos, por lo tanto es más habitual encontrar mayor relación en familias con hijos pequeños o ancianos a su cargo, no con parejas sin hijos o personas solteras. Las celebraciones, los festivos, las vacaciones... son un elemento esencial para solidificar los vínculos. Pero no hacen falta excusas para verse, el hábito forma parte de las relaciones entre padres e hijos, también hermanos. Cada fin de semana se come en casa la madre, los miércoles quedan para hacer una quiniela, las fiestas de los pueblos... hay numerosos motivos para estar juntos.

“Amb quina freqüència veus, els veus molt? A ma mare i mon pare!!! Mira només gires el cantó, a tothoraaa!! [riem] Dia que no vas! Ara l’hora que és i encara no he anat a pel pa...ara m’ho diran! [riem]. ”16 Carmina Estas relaciones tan cercanas son favorecidas por el reducido tamaño de las

poblaciones y por tanto por la proximidad geográfica. En contraposición la distancia o el intenso ritmo de vida que les comporta el trabajo dificulta los contactos, aunque muchos salvan la distancia con los medios de comunicación, el teléfono básicamente, o bien estableciendo fechas fijas que se dedican a la familia. Por lo 15 "¿Y si te pusieras enferma que te cuidaría? Esa es el miedo que tengo, ese es el miedo que tengo, que a veces estoy yo sola […], ¿qué hago?” 16 "¿Con qué frecuencia ves, los ves mucho? A mi madre y mi padre! Mira sólo giras la esquina, a todas horas! [Reímos] ¡Día que no vas! Ahora la hora que es y todavía no he ido a por el pan... ¡ahora me dirán! [Reímos]. "

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tanto, teniendo en cuenta la necesidad de estos vínculos se explica también la escasa movilidad geográfica que muestran los trabajadores del sector.

Estos vínculos son básicamente nutridos por mujeres. Las relaciones entre parientes de la línea de filiación femenina son más densas. Sólo con escucharlas hablar evidencia esta densidad, a diferencia que con los hombres. Las mujeres son las principales protagonistas del flujo de servicios pero también de mantener las relaciones entre los miembros de la familia.

Esta sociabilidad constante da paso en la gran mayoría de ocasiones a una confianza total entre los miembros de la familia y a considerar la familia como el elemento primordial en la construcción de su sensación de seguridad y certeza. De hecho un elemento básico para los entrevistados en las relaciones familiares, el apoyo emocional. Precisamente este elemento dificulta las negociaciones entre los miembros de las familias para aclarar los términos de la provisión de servicios, los trasvases monetarios, etc. Son pocos los conflictos familiares que explican los entrevistados, aunque existen, y si los han tenido, como que la familia es la familia y el resto "postizos", como bien nos dice Carmina, acaban obviando a las diferencias:

“Això passa en tots els llocs, i bregues a totes les famílies. I a voltes tens que posar-te una bena i dir: ‘com si no haguera passat’.”17 Carmina Hasta aquí he repasado sintéticamente como son las relaciones familiares la

base de la sociabilidad de los entrevistados, así como de su bienestar económico y de cuidado. Una sociabilidad estrechamente vinculada a los servicios y ayudas que se intercambian y que al mismo tiempo fortalecen los vínculos, los aporta certeza, seguridad que merma la incertidumbre que los acompaña en la vida cotidiana y que proviene de diversas fuentes pero sobre todo del mercado.

4. Conclusiones

La familia supone para los entrevistados un continuo recurso económico y de cuidado, un bálsamo para sus problemas emocionales y su lugar de sociabilidad. Lo es todo y políticamente se ha fomentado que así sea. Son pocas las rendijas por las que se introduce la duda en tener a la familia, generalmente considerada a través de la línea de filiación y en femenino, como sólido recurso de certeza en un mundo que sacude fuertemente sus referencias de sentido. Sobre todo desde que entraron 17 "Esto ocurre en todos los lugares, y peleas a todas las familias. Y a veces tienes que ponerte una venda y decir: 'como si no hubiera pasado'. "

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en escena los nuevos competidores asiáticos. Sin embargo estas grietas están y afectan profundamente a aquellos colectivos peor posicionados estructura social y por tanto con menos recursos para responder al cambio. De hecho, en los discursos de los trabajadores se aprecia la difícil convivencia entre tradición y modernidad así como la imposibilidad para muchos para trasladar el cambio de actitudes que han experimentado respecto las relaciones familiares a las prácticas, dada la falta de recursos necesarios para ello.

La pluralización de formas familiares, la presencia de las mujeres al mercado de trabajo, el proceso de individualización no cambia la función de apoyo que realiza la familia, al menos en la clase trabajadora, sino que la refuerza y eso beneficia a la colectividad pero también el mercado al contribuir decisivamente, con el dolor de muchos, a la constante adaptación a las exigencias de una economía cada vez más flexible.

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