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VOLVER A PENSAR LA CLASE PRESENTACI ÓN AL 2° Co ngreso Nacional de Educación del Es te Cordobés “Nueva s perspectivas didácticas en el aula” Dra. Liliana Sanjurjo Introducción La apatía, la falta de interés, el desag rado por la escuela y por las tareas esco lares suele ser un común denominador en nuestras instituciones educativas. Es habitual encontrarnos con niños y jóvenes que no sólo se quejan de dichas tareas, sino que no encuentran en ellas ninguna finalidad para su formación general o para su desempeño en la vida cotidiana. Muchos estudios al respecto han mostrado la gran canti dad de niños y jóvene s que piensan qu e lo que aprenden en las escue las sólo sir ve para “pasar de grado”, “rendir exámenes” o “resolver tareas escolares”. Dicho de otro modo, que consideran que las instituciones educativas sólo tienen una finalidad en sí misma, como si fuese una carrera de obstáculos que hay que ir sorteando para ser aceptado en la sociedad o para pasar por una etapa de la vida. Otros estudios en la misma dirección han señalado el bajo impacto que tienen en la vida cotidiana los aprendizajes escolares. Muchos adultos, a pesar de tener en su haber varios años de escolaridad, continúan operando en sus vidas cotidianas o en otras esferas, con las teorías vulgares, aún dando cuenta del conocimiento teórico de las teorías científicas. El aburrimiento, la apatía, la indisciplina, entendida como falta de hábitos para aprender, sigue siendo una de las ma yores preocupaciones de la docencia de todo tiempo y lugar. El círculo vicioso que se genera entre aburrimiento, indisciplina e incomprensión no ha tenido todavía el lugar que se merece en las consideraciones teóricas de la Didáctica. La pérdida de significatividad de los contenidos escolares promovió y promueve críticas por doquier. La crítica no es nueva. Adquirió status teórico y promovió experiencias innovadoras desde el surgimiento de la escu ela nueva como opos ición y alternativa a la escuela tradicional. “Corazones no cabezas” fue una premisa de Neill 1  que caló hondo en la conciencia docente. “No me llenen la cabeza” , “que la escuela no dé clases”, “basta de exposiciones” fueron algunas de las consignas pretendidamente  progresista de los últi mos años. Sin dejar de reconocer los efectos movilizantes de esas críticas, de las teorías que con tanto aci erto des cri bie ron las prá cti cas ins tit ui das dur ant e año s en gra n par te de nuestras aul as, nos  proponemos, a través de la recuperación de la clase desde otra perspectiva, señalar un posible impacto de simplificación que suelen tener las críticas como efecto de la “curvatura de la vara” 2 ,  teoría que sostiene que es necesario llev ar la vara al otro extremo para que pueda logr ar estabili zarse en un equilibrio medio móvil. La crítica a la escuela tradicional tuvo ese propósito y en muchas oportunidades  produjo el impacto desead o, en otras tensó la vara, causando efecto s no buscados. Justificamos también nuestra preocupación por revisar la crítica realizada a la clase tradicional, a través del concepto de “corrupción de las teorías en la práctica” 3  entendida como la simplificación o incorrecta interpretación que las teorías sufren en el aula. Muchas veces la justa crítica a la clase tradicional se entendió como que se debía adoptar una “pedagogía de la espera”, la que produjo un vaciamiento de contenidos y de significatividad en el aula. La preocupación por recuperar el espacio de la clase también se fundamenta en nuestras propias experiencias como docentes. La crítica a la clase reducida a la lección informativa no tiene solamente fuertes fundamentos teóricos sino abundantes ejemplos prácticos acerca de la poca funcionalidad de la escuela basada en este modelo. Quienes hemos permanecido en contacto con niños, adolescentes y  jóvenes sabemos de lo desalentador que resulta una escuela basada en la anomia, la falta de contenidos 1  Neill, A. (1970) Libres enfants de Summerhill- Paris- Maspéro. 2  Saviani, D. (1.981). Consideraciones acerca del funcionamiento interno de la Escuela de Primer Nivel. San Pablo. Revista ANDE. Año 1 N° 1. 3  Frondizi, R. (1.95 5). Las nuevas ideas peda gógic as y su corr upció n. Buenos Aire s. Mini ster io de Educa ción Pública. 1

Sanjurjo Liliana Volver a Pensar La Clase

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  • VOLVER A PENSAR LA CLASEPRESENTACIN AL 2 Congreso Nacional de Educacin del Este Cordobs Nuevas perspectivas didcticas en el aulaDra. Liliana Sanjurjo

    IntroduccinLa apata, la falta de inters, el desagrado por la escuela y por las tareas escolares suele ser un

    comn denominador en nuestras instituciones educativas. Es habitual encontrarnos con nios y jvenes que no slo se quejan de dichas tareas, sino que no encuentran en ellas ninguna finalidad para su formacin general o para su desempeo en la vida cotidiana. Muchos estudios al respecto han mostrado la gran cantidad de nios y jvenes que piensan que lo que aprenden en las escuelas slo sirve para pasar de grado, rendir exmenes o resolver tareas escolares. Dicho de otro modo, que consideran que las instituciones educativas slo tienen una finalidad en s misma, como si fuese una carrera de obstculos que hay que ir sorteando para ser aceptado en la sociedad o para pasar por una etapa de la vida.

    Otros estudios en la misma direccin han sealado el bajo impacto que tienen en la vida cotidiana los aprendizajes escolares. Muchos adultos, a pesar de tener en su haber varios aos de escolaridad, continan operando en sus vidas cotidianas o en otras esferas, con las teoras vulgares, an dando cuenta del conocimiento terico de las teoras cientficas.

    El aburrimiento, la apata, la indisciplina, entendida como falta de hbitos para aprender, sigue siendo una de las mayores preocupaciones de la docencia de todo tiempo y lugar. El crculo vicioso que se genera entre aburrimiento, indisciplina e incomprensin no ha tenido todava el lugar que se merece en las consideraciones tericas de la Didctica.

    La prdida de significatividad de los contenidos escolares promovi y promueve crticas por doquier. La crtica no es nueva. Adquiri status terico y promovi experiencias innovadoras desde el surgimiento de la escuela nueva como oposicin y alternativa a la escuela tradicional. Corazones no cabezas fue una premisa de Neill1 que cal hondo en la conciencia docente. No me llenen la cabeza , que la escuela no d clases, basta de exposiciones fueron algunas de las consignas pretendidamente progresista de los ltimos aos.

    Sin dejar de reconocer los efectos movilizantes de esas crticas, de las teoras que con tanto acierto describieron las prcticas instituidas durante aos en gran parte de nuestras aulas, nos proponemos, a travs de la recuperacin de la clase desde otra perspectiva, sealar un posible impacto de simplificacin que suelen tener las crticas como efecto de la curvatura de la vara2, teora que sostiene que es necesario llevar la vara al otro extremo para que pueda lograr estabilizarse en un equilibrio medio mvil. La crtica a la escuela tradicional tuvo ese propsito y en muchas oportunidades produjo el impacto deseado, en otras tens la vara, causando efectos no buscados.

    Justificamos tambin nuestra preocupacin por revisar la crtica realizada a la clase tradicional, a travs del concepto de corrupcin de las teoras en la prctica3 entendida como la simplificacin o incorrecta interpretacin que las teoras sufren en el aula. Muchas veces la justa crtica a la clase tradicional se entendi como que se deba adoptar una pedagoga de la espera, la que produjo un vaciamiento de contenidos y de significatividad en el aula.

    La preocupacin por recuperar el espacio de la clase tambin se fundamenta en nuestras propias experiencias como docentes. La crtica a la clase reducida a la leccin informativa no tiene solamente fuertes fundamentos tericos sino abundantes ejemplos prcticos acerca de la poca funcionalidad de la escuela basada en este modelo. Quienes hemos permanecido en contacto con nios, adolescentes y jvenes sabemos de lo desalentador que resulta una escuela basada en la anomia, la falta de contenidos

    1 Neill, A. (1970) Libres enfants de Summerhill- Paris- Maspro.2 Saviani, D. (1.981). Consideraciones acerca del funcionamiento interno de la Escuela de Primer Nivel. San Pablo. Revista ANDE. Ao 1 N 1.

    3 Frondizi, R. (1.955). Las nuevas ideas pedaggicas y su corrupcin. Buenos Aires. Ministerio de Educacin Pblica.

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  • nuevos y actualizados, con pocas actividades que desafen la inteligencia y el razonamiento, que promuevan nuevas formas de organizacin social, de solidaridad, de conciencia y de compromiso, entre otras cosas.

    Cuando preguntamos a jvenes, adolescentes o adultos a qu profesor consideras un buen docente? obtenemos muy habitualmente como respuesta al que explica bien . Es decir que los alumnos, con sus palabras pedaggicas no expertas, pueden expresar cul es la razn de ser de la relacin pedaggica. Consideramos que con esa respuesta no estn diciendo que no tienen importancia los aspectos morales, sociales, afectivos del rol del docente, sino que lo sustantivo es la mediacin entre el alumno y el conocimiento. Hemos escuchado tambin habitualmente, severas crticas de los alumnos porque la escuela no les agrega nada nuevo, porque se pierde el tiempo en cosas triviales.

    Algunos estudios destacan la importancia de lo que llaman tiempo pedaggico, es decir el tiempo en que organizadamente interactan docente-alumno-conocimiento, lo que significa que no cualquier tiempo que pasamos en el aula es valioso, slo aquel que dedicamos a tareas de enseanza y de aprendizaje relevantes. Por lo tanto queremos tambin demistificar la idea de que no importa la cantidad sino slo la calidad. Si aprender es un proceso necesita tiempo pedaggico, y si el mismo es aprovechado con calidad, mayor cantidad de tiempo supone tambin mejores procesos.

    Por ello, convencidos que el espacio del aula es siempre un espacio de poder, queremos contribuir, con este aporte, a recuperar el poder de la enseanza, de la buena enseanza4. Es decir, aquella que propone actividades que generan procesos reflexivos y de construccin del conocimiento en el alumno. La buena enseanza justifica la existencia de las instituciones educativas y de los docentes, porque aporta aquello que otras instituciones no hacen. Se trata entonces de recuperar nuestra tarea sustantiva: ensear, desde un espacio singular, nico, pequeo en cuanto a sus dimensiones fsicas y sociales, importante en cuanto a la significacin individual y social que ha adquirido desde la universalizacin de la escuela: la clase.

    Pondremos el acento en los aspectos intelectuales y cognitivos del aula, considerndola como el espacio de reconstruccin socializada del conocimiento. No est dems aclarar que hacemos un recorte a los fines de profundizar el anlisis. No desconocemos los aspectos afectivos que estn presentes en las situaciones ulicas, como as tampoco la dimensin socio-poltica de la enseanza. Al respecto existen muy buenas producciones en esa direccin.

    No obstante, nos permitimos aclarar que cuando prestamos atencin a la tarea sustantiva de la escuela no estamos desconociendo otras funciones importantes, como por ejemplo su potente accin socializadora. Ms an, los anlisis acerca del currculum oculto muestran con qu fuerza se llevan a cabo en las instituciones educativas los procesos de socializacin. Precisamente es en nuestro paso por las instituciones en donde aprendemos y naturalizamos modos de organizarnos y de relacionarnos, maneras de pensar, sentir y actuar. Las instituciones cumplen una tarea modelizadora de las conductas, y esos aprendizajes los cargamos como una mochila y los llevamos a todas las instituciones en las que actuamos. Podramos decir que si bien es el sujeto humano el que construye las condiciones sociales (conforma grupos, crea organizaciones e instituciones), stas ltimas terminan constituyendo las subjetividades.

    Quizs encontremos aqu una explicacin a la problemtica del cambio social en general, de las instituciones educativas en particular. En nuestro paso por las instituciones se va conformando el habitus, entendiendo por tal los esquemas adquiridos en la historia incorporada puestos en acto en las prcticas cotidianas. Son organizadores de la accin, lo que controla la accin a travs de diversos mecanismos, lo menos conciente de nuestras prcticas, lo que da cuenta de esquemas de percepcin, decisin y accin que movilizan dbilmente el pensamiento racional. Estos esquemas se caracterizan porque:

    - no son fcilmente verbalizables,- pueden estar en la base de la actuacin de manera inconciente,- tienen una propiedad selectiva,- se expresan con una relativa certeza en sus afirmaciones,

    4 Litwin, E. (1.997). Las configuraciones didcticas. Buenos Aires. Paids.

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  • - son econmicos y poco complejosson resistentes a los cambios.Podramos afirmar que nuestros alumnos aprenden en las escuelas, ms que contenido

    cientfico, formas de relacionarse, con la autoridad, con el conocimiento y con lo otros. En general aprenden, reforzando aprendizajes que realizan en la familia y en otras instituciones, modos pasivos de relacionarse con la autoridad y con el contenido y modos competitivos de relacionarse con los pares. En este sentido podemos decir que es ms preocupante lo que s aprenden que lo que dejan de aprender. Pues ms all de la cantidad de contenidos que se logren desarrollar, si formamos alumnos curiosos, interesados, crticos y comprometidos por los problemas de su tiempo podemos estar seguros que tendrn las herramientas para acceder siempre a nuevos conocimientos.

    No obstante vale aclarar que no hay forma sin contenido. No se trata de elegir entre ensear procedimientos o conceptos, informaciones y teoras. Por otra parte no sera posible una cosa sin la otra. Siempre que enseamos un contenido tambin transmitimos una forma de proceder con l.

    Se trata entonces que pongamos atencin en nuestra tarea sustantiva, ensear de tal manera que los aprendizajes que promovemos sirvan para modificar modos de relacin pasivos, no crticos, apticos, sino que se estimule una relacin activa con el conocimiento.

    Desde qu lugar terico planteamos recuperar el tiempo y el espacio de la clase?

    La clase es una de esas instituciones que por su cotidianeidad y familiaridad termina parecindonos algo natural. La cantidad de horas que hemos pasado en nuestras vidas en clase nos impide pensar en situaciones de aprendizaje y de enseanza sistemtica sin representarnos un aula, un grupo de alumnos sentados, escuchando a un docente, que por lo general est en el frente enseando. Sin embargo el aula ha sido una construccin histrica que ha tenido distintos significados y matices en diferentes momentos. A pesar de su aparente inmovilidad, los aspectos estructurantes de la organizacin escolar, el tiempo, los espacios y los agrupamientos han ido variando, como as tambin las significaciones que fue teniendo para los actores implicados. No permite el espacio que contamos para esta publicacin realizar un recuento de los modos en que fue asumiendo este espacio. En otro trabajo de la misma editorial se pueden encontrar algunas referencias al respecto.5 Pero es importante dejar sentado que porser una construccin histrica puede ser objeto de anlisis y modificacin.

    Resignificar la clase como un espacio de construccin de conocimientos por parte del alumno, ayudado por estrategias de enseanza, hace necesaria la explicitacin de los soportes tericos desde donde realizamos la mirada. Algunas consideraciones acerca del concepto, nos permitirn superar su visin como el mero espacio fsico en el cual desarrollamos el proceso de enseanza y de aprendizaje y entenderla tambin como espacio pedaggico, de poder, de comunicacin, de relaciones, de orden y desorden, de consenso y conflicto.

    Sabemos que, como todo concepto, carga con el peso de las distintas connotaciones que fue acumulando durante su historia. La utilizacin con fines pedaggicos, tiene su origen en la universalizacin de la escuela. Con la masificacin de la enseanza se crey necesario agrupar a los escolares segn un criterio etario ,en principio, para facilitar el aprendizaje y organizar socialmente los contenidos bsicos. Respondiendo a la etimologa ms original del trmino, se constituyeron las clases escolares agrupando a nios y adolescentes segn una condicin bsica objetivable como es la edad cronolgica.

    La complejidad del sistema educativo y de los procesos que se llevan a cabo en la escuela, introdujeron otros criterios de clasificacin: modalidades, terminalidades, problemas especiales. Y, a pesar del ideal de escuela comn, el impacto de las diferencias sociales en el aula, produjeron tambin clasificaciones, no planificadas explcitamente, segn las condiciones socio-econmicas de los alumnos. La clase se constituy entonces en el espacio pedaggico en el que un grupo de sujetos recibe un mismo grado de enseanza.

    5 Sanjurjo, L. y Rodrguez, X. (2003) Volver a pensar la clase- Rosario. Argentina. Homo Sapiens.

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  • Retomando el concepto de clase como el lugar de encuentro entre docentes, alumnos y conocimiento, coincidimos con la distincin realizada por Menin6 entre la clase en un sentido clsico, la clase desde una perspectiva grupal y las propuestas basadas en las nuevas tecnologas.

    En este trabajo nos detenemos en la resignificacin de la clase en un sentido clsico. Por un lado, porque contina siendo el modo de enseanza ms generalizado. El modo de articular los espacios, tiempos y agrupamientos en las instituciones educativas, hacen que la clase, como lugar donde el docente gua el proceso de aprendizaje de los alumnos, sea el ms habitual y sea el ncleo del quehacer docente, en especial en algunos niveles.

    Por otro lado, porque las formas bsicas de enseanza que se articulan en la clase terica son estrategias elementales presentes en otras maneras de concretarla. La narracin, el interrogatorio, el ejemplo, el dilogo, son instrumentos acerca de los cuales el docente necesita formarse, pues los utiliza tanto cuando lleva adelante una clase expositiva, como cuando se basa en el trabajo grupal o utiliza recursos tecnolgicos.

    Pero distinguimos la clase en un sentido clsico de la clase tradicional. Esta ltima se basa en una concepcin verbalista de la enseanza. En cambio, cuando hablamos de clase en un sentido clsico, intentamos recuperar los aportes de la lnea histrica de pedagogos preocupados por el mtodo, por la didactizacin del contenido, por la comprensin significativa de los mismos.

    Entendemos la clase terica como el lugar en el cual se encuentran el docente y el alumno para trabajar tericamente un contenido, para elaborar comprensivamente conceptos, articularlos, analizarlos, desmenuzarlos, confrontarlos, para reconstruir teoras.

    Este enfoque supone partir de la concepcin de la relacin pedaggica como una trada: docente/alumno/contenido. Es decir una relacin mediada por el contenido, que adquiere sentido si y slo si existe un sujeto que posee un saber y que es capaz de hacerlo comprensible para que otro sujeto se apropie significativamente de l.

    En este sentido, retomamos tambin el concepto de transposicin didctica, como el proceso a travs del cual el docente logra que el contenido cientfico se transforme en contenido a ensear y en contenido aprendido sin que sea deformado. La transposicin didctica se refiere al proceso de transposiciones adaptativas por el cual el conocimiento erudito se constituye en conocimiento u objeto a ensear y ste en objeto de enseanza o conocimiento enseado7 Es decir que comprensin y rigurosidad son dos condiciones bsicas en la articulacin mtodo-contenido.

    Principios constructivistas, tales como los que se enumeran a continuacin, posibilitaron la elaboracin de aportes a la teora de la enseanza, desde los cuales se les vuelve a otorgar un rol importante al docente, tanto desde el punto de vista psicolgico como gnoseolgico:- el sujeto que aprende no es una hoja en blanco- las teoras nuevas se leen a partir de teoras previas y se articulan con ellas,- dichas teoras se construyen muchas veces como obstculos pedaggicos, por cuanto el sujeto que

    aprende se resiste a abandonarlas,- las estructuras cognitivas, los conceptos y teoras se van estructurando a partir de mltiples

    articulaciones, como en una red,- el conflicto cognitivo pone en cuestin los preconceptos y teoras y posibilita el desequilibrio

    necesario para que se produzca el aprendizaje,- el conocimiento es producto de un proceso de construccin a partir de la interaccin entre el sujeto

    y el objeto de conocimiento,- para la adquisicin de conocimiento cientfico es necesaria la ayuda pedaggica que posibilite el

    cambio conceptual.

    6 Menin, O. (2002). Pedagoga y Universidad. Rosario. Homo Sapiens.7 Frigerio, G. y otros (1.992) Currculo presente, ciencia ausente. Tomos I y II. Buenos Aires. Mio y Dvila.

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  • El proyecto de enseanza para la comprensin, liderado por Howard Gardner, David Perkins, Vito Perrone, Martha Stone Wiske8, entre otros, retoman las mejores tradiciones pedaggicas al respecto y logran reunir alrededor del mismo a gran cantidad de investigadores y docentes preocupados por la comprensin en el aula. Desde esos valiosos aportes, se define la comprensin como la habilidad de pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que uno sabe.

    Supone desempeos tales como explicar, justificar, extrapolar, vincular, interpretar, analizar, comparar, hacer analogas y aplicar conocimientos, ms all de las habilidades rutinarias. Desarrollar la comprensin significa hacer cosas usando conocimientos previos para resolver nuevos problemas en situaciones inditas9

    El manejo del conocimiento cientfico y la adquisicin del contenido escolar, requieren del desarrollo del pensamiento complejo, crtico, creativo. Coincidiendo con Lipman10, entendemos por pensamiento de orden superior aquel que es rico conceptualmente, coherentemente organizado y persistentemente exploratorio. No es equivalente exclusivamente a pensamiento crtico, pues es la fusin entre pensamiento crtico y pensamiento creativo. Por ello es tambin ingenioso y flexible. El pensamiento de orden superior implica, adems, razonamiento y juicio. La creatividad y la racionalidad son dos aspectos indisolubles del pensamiento complejo.

    El pensamiento de orden superior se caracteriza por la capacidad de anlisis, sntesis y evaluacin. El anlisis es propio del pensamiento crtico, la sntesis del creativo y la evaluacin se relaciona con el juicio. Todos ellos son componentes del pensamiento complejo. El pensamiento complejo es la combinacin de lo conceptual con lo procedimental.

    El pensamiento complejo supone el ejercicio de anlisis de todos los puntos de vista, de la autoevaluacin, de la autonoma, es decir requiere de procesos metacognitivos, entendidos como la capacidad de darse cuenta y dar cuenta de los procedimientos empleados. Por ello la confrontacin entre pensamientos, la interaccin con los otros, es de fundamental importancia para el desarrollo del mismo.

    La construccin de conceptos y la elaboracin de juicios es central en el aprendizaje del contenido escolar, de los conocimientos cientficos. Y la elaboracin de juicios, que posibilitar la construccin o reconstruccin de teoras se sustenta en el establecimiento de relaciones. Los conceptos articulados entre s conforman juicios o proposiciones y stas se articulan constituyendo teoras. La metfora de las estructuras cognitivas como red da cuenta no slo de una concepcin acerca del aprendizaje, sino tambin de un posicionamiento gnoseolgico. De lo antedicho se desprende que la ayuda para el establecimiento de relaciones es una de las actividades didcticas ms importantes.

    Si sostenemos que la tarea central de la escuela es el desarrollo del pensamiento complejo, y ste es producto de un proceso de construccin, se hace necesario referirnos a dicho proceso, analizarlo, desmenuzarlo, de tal manera que se haga inteligible para el docente que es quien debe orientarlo.

    Y es en este sentido que consideramos que los aportes de Aebli significaron un avance muy importante al respecto. Ya en sus primeros trabajos Aebli11 intenta orientar la enseanza desde el enfoque constructivista. En trabajos posteriores12 logra analizar, describir, desmenuzar, el complejo proceso de construccin de conceptos y de procedimientos, lo que le permite disear propuestas didcticas orientadoras. Tomamos de l las fases en el proceso de construccin y el concepto de formas bsicas de ensear, porque nos parecen un valioso aporte para organizar la clase desde un enfoque constructivista. A tal fin retomamos conceptos bsicos ya trabajados en otras publicaciones de esta editorial.13

    8 Stone Wiske, M. (compiladora) (1.999). La enseanza para la comprensin. Buenos Aires. Paids.9 Blythe, T. y otros. (1.999). La enseanza para la comprensin. Buenos Aires. Paids10 Lipman, M (1.998). Pensamiento complejo y educacin. Madrid. Ediciones de la Torre.

    11 Aebli, H. (1.968). Una Didctica basada en la Psicologa de Jean Piaget. Buenos Aires. Kapelusz.12 Aebli, H. (1.988). Doce formas bsicas de ensear. Madrid. Narcea13 Sanjurjo, L y Vera T. (1994) Aprendizaje significativo en el Nivel Medio y Superior. Rosario. Argentina- Homo Sapiens. y Sanjurjo, L y Rodrguez, X. (2003)- Volver a pensar la clase. Rosario. Argentina- Homo Sapiens.

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  • Aebli menciona cuatro etapas en el proceso de aprendizaje: la construccin, la elaboracin, el ejercicio y la aplicacin. Con ello seala que trata de resignificar una versin moderna de la teora de las etapas de Herbart. Con lo cual vuelve a colocar en el centro de la discusin el tema de la enseanza.

    Por qu decimos que un nuevo conocimiento se construye? Cuando nos encontramos frente a una nueva situacin, a un nuevo concepto, principio, teora, procedimiento, lo leemos a partir de nuestras propias estructuras de pensamiento, a partir de las teoras o conceptos previos que cumplen la funcin de lentes de nuestro pensamiento (recordemos aqu los conceptos piagetianos de adaptacin y de ideas previas). All comienza un trabajo progresivo de establecimiento de relaciones de semejanzas y de diferencias que Aebli describe en fases o etapas, las cuales slo separamos para facilitar su comprensin, pero que se hallan muy articuladas entre s. No son pasos rgidos, son procesos dentro del proceso general de construccin, que conviene distinguir con el fin de esforzarnos en garantizarlos.

    Sostiene Aebli que para garantizar la construccin de nuevos aprendizajes es necesario que el conocimiento a construir se relacione y diferencie de los ya conocidos, se pueda conectar e integrar a una red significativa, se consolide, pueda ser aplicado a nuevas situaciones, no mecnicamente sino comprensiva y creativamente.

    La etapa de construccin de un nuevo aprendizaje hace referencia a aquella en la que, una vez producido el desequilibrio necesario que posibilite la disposicin del sujeto para aprender, se realizan acciones tendientes a que el nuevo contenido de aprendizaje (concepto, operacin, accin), pueda ser integrado a una red en la estructura cognitiva, estableciendo semejanzas, diferencias, pensando reflexivamente sobre las propias acciones.

    Pero esta etapa debe ser complementada por un proceso de elaboracin que haga posible que el nuevo aprendizaje adquiera movilidad dentro de la estructura cognitiva a la que fue integrado. Es decir que, para que el nuevo aprendizaje se afiance, es necesario garantizar que el mismo se interrelacione flexiblemente con los conocimientos que el sujeto ya tiene, que se establezcan todas las conexiones posibles dentro de la red o sistema al que ha sido integrado.

    Pero para consolidar lo aprendido se hace necesaria la ejercitacin. El ejercicio sin construccin y sin elaboracin automatiza, desarrolla slo la memoria mecnica, a partir de la cual los conocimientos se vuelven dbiles y rgidos. Pero el ejercicio despus de la construccin y la elaboracin consolida y da consistencia. La ejercitacin, despus de la comprensin, permite que la atencin quede libre para dedicarla a otros trabajos. Las etapas de construccin y elaboracin permiten el descubrimiento de las interrelaciones entre elementos; la ejercitacin facilita el refuerzo de las conexiones obtenidas. La ejercitacin sin previa comprensin provoca apata; previa motivacin y comprensin de la situacin total y de sus posibles aplicaciones, produce placer y libertad. La ejercitacin es una forma de bsqueda de perfeccin en la realizacin.

    La cuarta etapa hace referencia a la aplicacin de nuevos aprendizajes, proceso en el cual se encuentran las relaciones entre un conocimiento adquirido y situaciones nuevas. Cuando un nuevo contenido ha sido aprendido constructivamente ste se transforma en un instrumento para el dominio de nuevos problemas. Adquirir conocimientos no significa decorar el espritu, no hemos de entender sus contenidos de un modo esttico. El saber tiene carcter instrumental14.

    Sin lugar a dudas, el anlisis realizado por Aebli del proceso de construccin, no posibilita la elaboracin de recetas didcticas, pero permite una mayor comprensin de un complejo proceso como es el aprendizaje, comprensin necesaria aunque no suficiente para el diseo de la enseanza.

    Los aportes de Ausubel15 ponen tambin en el centro de la discusin el problema del mtodo y de la intervencin docente. Por cuanto enfatiza que el conocimiento cientfico que debe ensearse en la escuela no se construye por simple recepcin mecnica o slo por descubrimiento. Es necesaria la intervencin docente, tanto en la seleccin y ordenamiento del contenido como en la ayuda pedaggica que debe brindar para facilitar el proceso de construccin. El inters de Ausubel se centra especialmente en la construccin de conocimientos cientficos en el contexto escolar.

    Un aporte esclarecedor es la distincin entre el aprendizaje significativo y aprendizaje mecnico, la que indica dos formas de producir los aprendizajes. El aprendizaje significativo hace

    14 Idem, pgina 303.15 Ausubel, D.; Novak, J. y Hanesian, H. (2.000). Psicologa educativa. Madrid. Trillas.

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  • referencia a aquel que se produce a travs de relaciones sustanciales, no arbitrarias. Es decir que, cuando un sujeto que aprende integra un nuevo conocimiento a su estructura cognitiva, establece las relaciones necesarias con los conocimientos previos lo que le permite adquirir significacin.

    Entendemos que aprender significativamente quiere decir poder atribuir significado al material objeto de aprendizaje; dicha atribucin slo puede efectuarse a partir de lo ya conocido, mediante la actualizacin de esquemas de conocimientos pertinentes para la situacin de que se trate. Estos esquemas no se limitan a asimilar la nueva informacin, sino que el aprendizaje significativo supone siempre su revisin, modificacin y enriquecimiento estableciendo nuevas conexiones y relaciones entre ellos, con lo que se asegura la funcionalidad y la memorizacin comprensiva de los contenidos aprendido significativamente.16.

    Para que un aprendizaje sea significativo, se deben dar ciertas condiciones en el objeto a aprender; el nuevo conocimiento debe ser: funcional, integrable, potencialmente significativo, internamente coherente. Adems es necesario de parte del sujeto que aprende: que disponga del bagaje indispensable, de la estructura cognitiva necesaria para relacionar el nuevo contenido, se parta de una actitud favorable, exista una distancia ptima entre lo que se sabe y lo que se desconoce. Es necesario adems, la ayuda pedaggica que posibilite la integracin significativa.

    Por otra parte, el aprendizaje mecnico es aquel que no logra integrarse a la estructura cognitiva del sujeto que aprende, porque no se establecen relaciones o las que se establecen son arbitrarias. Por lo tanto slo puede ser utilizado mecnicamente para aplicar a situaciones siempre iguales. No es un conocimiento operativo, funcional.

    Ausubel distingue, adems, entre aprendizaje por descubrimiento y aprendizaje por recepcin. El segundo es el ms habitual en la escuela y en el adulto. La importancia de este aporte reside, precisamente, en que para Ausubel , tanto el aprendizaje por descubrimiento como por recepcin pueden ser significativos o mecnicos, demistificando el aprendizaje por descubrimiento como el nico significativo y revalorizando el aprendizaje receptivo, ya que es el ms habitual y posible en la escuela.

    La clase como una construccin didctica singular

    Como es de suponer, la conduccin de un proceso tan complejo, que tiende a la construccin del pensamiento complejo, crtico y creativo, no puede ser resuelta a partir de un modelo mecnico y simplista. Las propuestas tecnocrticas pueden resultar tranquilizadoras pero de bajo impacto. No resuelven los problemas de comprensin y de rigurosidad. En la clase, tambin el docente pone en juego su pensamiento complejo, riguroso y creativo a la vez. Por ello no podemos pensarla como una receta de cocina o como una conversacin improvisada alrededor de alguna temtica.

    En este sentido, trasladamos la metfora del juego que Burbules17 utiliza para referirse al dilogo, a la situacin de la clase18. Pues como en un juego, en la organizacin y desarrollo de la clase, el docente es riguroso en cuanto al conocimiento de los principios y reglas que rigen el mismo. Es ms, seguramente puede planificar con antelacin algunas jugadas y secuencias de jugadas. Pero las movidas de la clase se van definiendo en funcin de lo que acontece, de las respuestas de los otros jugadores. La riqueza de la clase depender de las combinaciones de movidas que logre hacer el docente, articulando mtodo-contenido, a favor de la comprensin del alumno.

    Pero, qu piezas mueve el docente en el juego de la clase? Diversos recursos, estrategias didcticas, actividades, formas bsicas de comunicacin, de transmisin de los contenidos, se van entrelazando durante la clase, a partir de una experticia conformada por conocimientos tericos y saberes prcticos. Qu hacemos, para qu, cmo lo hacemos, qu efectos produce lo que hacemos en el

    16 Coll, C. (1.989). Aprendizaje significativo y ayuda pedaggica. Barcelona. Cuadernos de Pedagoga N 168, pgina 16.

    17 Burbules, N. (1.999). El dilogo en la enseanza. Teora y prctica. Buenos Aires. Amorrortu.18 Sanjurjo, L. y Rodrguez, X. (2003) Volver a pensar la clase- Rosario. Homo Sapiens.

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  • aula, son interrogantes que por cotidianos suelen escapar a un anlisis ms riguroso, conciente y fundamentado. Esto nos muestra la necesidad que tambin el docente realice procesos metacognitivos o metadidcticos, que le permitan darse cuenta y reflexionar y reprogramar sus construcciones didcticas.

    Qu piezas mueve el docente en sus clases, qu movidas construye para resolver la jugada de la clase, qu recursos, actividades articula para armar las secuencias de la clase, qu construcciones metodolgicas logra, son cuestiones que nos permiten pensar en una resolucin didctica no recetaria, flexible pero rigurosa. Se trata de comprender mejor, saber ms acerca de la enseanza como condicin previa para su planificacin.

    Dicho de otro modo, se trata de preguntarnos cmo resolver, entonces, la articulacin mtodo-contenido si se trata por un lado de situaciones tan singulares e imprevisibles, pero por otro debemos ensear contenidos cientficos que requieren de un abordaje riguroso, adecuado a las caractersticas singulares de cada disciplina y a cada contexto? El reconocimiento de la complejidad de la clase nos hizo perder la utopa de encontrar un mtodo nico e infalible.

    Son precisamente las caractersticas de la prctica en el aula: imprevisibilidad, incertidumbre, singularidad, complejidad, historicidad, simultaneidad, lo que impide una resolucin sencilla, sino que requiere un abordaje creativo y riguroso, lo que hace necesaria una formacin docente terica slida. La tarea de un operario que debe aplicar pasos para resolver una situacin prctica, es de relativa simplicidad. Las situaciones complejas, que no permiten una resolucin uniforme son las que ms requieren de una actitud profesional, bien fundamentada, que pueda resolver cmo, cundo y qu en cada una de las situaciones particulares.

    Marcelo Garca19 seala cuatro componentes del conocimiento profesional de los profesores: el conocimiento pedaggico general (alumnos, aprendizaje, gestin, currculum, enseanza), el conocimiento del contenido (estructura sintctica y semntica, informaciones, conceptos, teoras, principios), el conocimiento del contexto (comunidad, barrio, escuela), en base a los cuales se construye el conocimiento didctico del contenido. Shulman20se refiere a l de la siguiente manera Dentro de la categora conocimiento didctico del contenido incluyo los temas mas comnmente enseados en una determinada asignatura, las formas ms tiles para representar las ideas, las analogas, ilustraciones, ejemplos, explicaciones y demostraciones ms poderosas, en una palabra, las formas de representar y formular el contenido para hacerlo comprensible a otros. El conocimiento didctico del contenido tambin incluye un conocimiento de lo que facilita o dificulta el aprendizaje de temas concretos; las concepciones y preconcepciones que los estudiantes de diferentes edades y procedencia traen consigo cuando aprenden los tema y lecciones ms frecuentemente enseadas

    En esta direccin, resulta til el concepto de forma bsica de ensear que, como ya sealamos, tomamos de Aebli21, para referirnos a modos habituales de pensar y comunicar que por su naturalidad constituyen la base de todo aprendizaje y de todo proceso de enseanza, asistemtico o planificado.

    Narrar, mostrar, leer, escribir, referir, ejemplificar, resolver una situacin, son modos cotidianos de conectarnos con el mundo natural y social. La enseanza de contenidos escolares no puede obviar estos medios de adquisicin y de transmisin de conocimientos. Pero es precisamente su habitualidad la que puede obturar el anlisis sistemtico del uso didctico que se hace de ellos. Con el anlisis de las formas bsicas de ensear, Aebli persigue la finalidad de que el docente tenga una comprensin ms cientfica de los procesos de enseanza y de aprendizaje.

    19 Marcelo Garca, C. (1994) Cmo conocen los profesores la materia que ensean. Algunas contribuciones de la investigacin sobre conocimiento del contenido- En Las Didcticas especficas en la Formacin del Profesorado-(Compiladoires: Montero Mesa y Vez Jeremas). Ediciones Trculo- Santiago de Compostela.20Shulman citado por Marcelo Garca, C. (1994) Cmo conocen los profesores la materia que ensean. Algunas contribuciones de la investigacin sobre conocimiento del contenido- En Las Didcticas especficas en la Formacin del Profesorado-(Compiladores: Montero Mesa y Vez Jeremas). Ediciones Trculo- Santiago de Compostela, pgina 158.

    21 Aebli, H. (1.988). Doce formas bsicas de ensear. Madrid. Narcea.

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  • El concepto de forma bsica tiene en Aebli un anclaje en la importancia que el autor otorga a la accin como base del aprendizaje. Pero, enfatizando una idea ya trabajada, sealamos que no hay accin, no existe competencia, no podemos pensar en medios sin un contenido. No hay formas bsicas vacas de contenido a aprender y a ensear. Las formas bsicas de ensear no son estructuras vacas que pueden aplicarse a cualquier situacin del mismo modo lineal y mecnico. Si no que son medios habituales de construccin y transmisin del conocimiento que debemos analizar didcticamente y adecuar al contenido que queremos ensear.

    Las actividades, las estrategias, las formas bsicas de ensear se pueden combinar de mltiples formas y ello depender, por un lado de la habilidad y creatividad del docente, por otro de la comprensin que el propio docente tenga de la materia a ensear. La rigurosidad de su trabajo depender del manejo que tenga del contenido, de la comprensin de los procesos de aprendizaje, de la comprensin del contexto y del uso creativo y riguroso de formas bsicas tales como la explicacin, el dilogo, el interrogatorio, la demostracin, el ejemplo, la analoga, entre otras.

    La movida de la clase se define, por un lado, por la rigurosidad en el tratamiento del contenido, y por otro, por la espontaneidad y creatividad de las decisiones que van tomando los jugadores. El hallazgo de nuevas movidas o de aplicaciones nuevas para movidas ya conocidas es uno de los placeres propios del juego22.

    Si bien las movidas de la clase no tienen una estructura fija, estable, ni para cada disciplina ni en el uso que hace el docente de las mismas, podemos encontrar ciertas regularidades segn las caractersticas del contenido a ensear y segn el uso que hace el docente de ellas. Litwin se refiere a las configuraciones didcticas como la manera particular que despliega el docente para favorecer los procesos de construccin del conocimiento23.

    Se trata de una construccin elaborada en la que se puede reconocer el modo en que el docente entiende su campo disciplinar, el recorte que realiza del contenido, los supuestos bsicos subyacentes a su prctica, el estilo de negociacin de significados que genera, las relaciones que establece entre teora y prctica. La configuracin didctica, tanto en lo que respecta al dominio del contenido como al estilo de la implementacin de la prctica, constituye la expresin de la experticia del docente, a travs de la propuesta que no constituye un modelo a ser trasladado a manera de esquema para la enseanza de uno u otro contenido24.

    Edelstein25 emplea el concepto de construccin metodolgica, la que segn la autora se conforma a partir de la estructura conceptual (sintctica y semntica) de la disciplina y la estructura cognitiva de sujetos en situacin de apropiarse de ella. Construccin por lo tanto, de carcter singular, que se genera en relacin con un objeto de estudio particular y con sujetos particulares. Como expresin de su carcter singular cobra relevancia, asimismo, reconocer que la construccin metodolgica se conforma en el marco de situaciones o mbitos tambin particulares. Es decir, se construye casusticamente en relacin con el contexto (ulico, institucional, social y cultural)

    En otro trabajo26, nos referimos a arquitectura de la clase como la construccin que logra cada docente, en base al conocimiento didctico de su disciplina. La arquitectura de la clase es el andamiaje que le permite al docente asumir, con cierto margen de estabilidad, los aspectos imprevisibles de la misma. Algo as como la apropiacin de las reglas bsicas de un juego que por su cotidianeidad jugamos con cierta soltura, lo que a veces nos hace perder de vista la necesidad de comprender sus anclajes tericos.

    Como ya sealamos, compartimos adems con Litwin la preocupacin por la buena enseanza, entendida como aquella que pone el acento en la comprensin, que intenta superar formas de conocimiento frgil, aqulla que pone nfasis tanto en los aspectos epistemolgicos como en los pedaggicos, sociales y ticos de la enseanza. Si bien podramos explicitar gran variedad de reglas y

    22 Burbules, N. (1.999). El dilogo en la enseanza. Teora y prctica. Buenos Aires. Amorrortu.23 Litwin, E. (1.997). Las configuraciones didcticas. Buenos Aires. Piados, pgina 13.24 Idem, pgina 82.25 Camillioni; Davini; Edelstein; Litwin; Souto; Barco (1990). Corrientes didcticas contemporneas. Buenos Aires. Paidos, pgina 81 y 82.26 Sanjurjo, L y Rodrguez, X. (2003). Volver a pensar la clase. Editorial Homo Sapiens. Rosario.

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  • principios bsicos que rigen el juego de la clase, consideramos que los mismos han sido suficientemente formulados desde Comenio en adelante. Por otra parte, hemos expuesto nuestros propios anclajes tericos a partir de los cuales se pueden construir mltiples principios y jugadas.

    Pero vale la pena intentar alguna respuesta acerca del siguiente interrogante: cmo garantizar la comprensin de un mismo contenido para sujetos con recorridos siempre distintos? La utilizacin de diversos recursos, estrategias, actividades, formas bsicas y la articulacin de las mismas en buenas jugadas es un camino posible.

    Comentaremos algunas posibles formas bsicas de ensear sin intencin de agotarlas, pues las maneras creativas en que puede concretarse la transposicin didctica en el aula obturan cualquier intento de abarcarlas en su totalidad. Insistimos en la imposibilidad de un mtodo nico y universal, sin desconocer que existen formas de comunicacin de contenidos culturales que son habituales y comunes en la enseanza para los distintos niveles y especialidades.

    En el uso que hacemos de ellas en el aula, las articulamos de tal manera que resulta imposible pensarlas separadas, pues se transforman en mutuas apoyaturas a veces difcil de diferenciar. Aqu las distinguimos slo a los efectos de ejemplificar.

    Volver a decir lo mismo de maneras diferentes con el fin de asegurar mayor comprensibilidad en nuestros alumnos es una de las preocupaciones habituales y cotidianas del docente. Ya que sabemos que los sujetos que aprenden, por poseer estructuras intelectuales y socio-afectivas diferentes, harn diversas interpretaciones de lo que decimos. Pero tambin sabemos que si pretendemos transmitir contenidos culturales, sociales, cientficos, stos requerirn de cierto grado de acuerdo y de negociacin, Quin no se replantea sus estrategias cuando evala algo tan imperceptible como incomprensin en el clima de la clase, tan slo quizs por las caras de sus alumnos?. Sin embargo resulta llamativo que de esto no se habla en las instituciones de formacin docente.

    Temas como la buena exposicin, los tonos de voz, el uso de la lengua, el saber expresarnos a la vez que correctamente despertando inters, el uso del cuerpo y de los espacios cuando damos clase, han casi desaparecido en la agenda de la Didctica actual.

    Aebli27 destaca la narracin como una de las formas originales de socializacin, por cuanto en toda transmisin cultural, en todo proceso de insercin de las nuevas generaciones a la sociedad, est presente la narracin, aunque se utilicen otros poderosos recursos visuales, activos, expresivos. Podemos considerarla una forma original de la conformacin de las sociedades, pero tambin de la constitucin de los sujetos. La vida humana se unifica y adquiere significacin narrando historias.

    Ha sido un recurso privilegiado para la formacin tica y moral. No podra pensarse la enseanza de la Historia sin narrativa. Inclusive las disciplinas cientficas la incluyen como un modo habitual de transmisin de los conocimientos. Decimos que la comprensin significativa del contenido cientfico supone tambin el conocimiento y comprensin del contexto de produccin del mismo. Ese conocimiento no sera posible sin narracin.

    Ausubel enfatiza la importancia del aprendizaje por recepcin y con ello el lugar que tiene el discurso en general, por lo tanto la narrativa en particular, en el aprendizaje escolar.

    La narracin puede cumplir un rol didctico muy importante, pues permite comunicar y hacer revivir en la imaginacin, acciones, percepciones, hechos, sentimientos, que no pueden ser experimentados por quien escucha, pero que pueden ser revividos y resignificados.

    La narrativa en la enseanza merece especial atencin ya que es una capacidad humana fundamental. Soamos narrando, pensamos narrando, nos comunicamos narrando, escuchamos varias narraciones a lo largo del da, vivimos a travs de narrativas. Y si bien, con la irrupcin de los medios audiovisuales se consideraba que la narracin iba a perder peso, los medios masivos de comunicacin le dieron un nuevo impulso ya que la imagen visual por s sola puede mostrar una parte muy sesgada de lo que queremos contar.

    El nfasis que puso el constructivismo en la relacin entre pensamiento y lenguaje volvi a centrar el inters pedaggico en ste ltimo. Los aportes actuales acerca del discurso renuevan esa atencin. David Lodge, citado por McEwan y Kieran Egan28 seala que la narrativa es una de las operaciones fundamentales de construccin de sentido que posee la mente; y al parecer es peculiar tanto

    27 Aebli, H. (1.988). Doce formas bsicas de ensear. Madrid. Narcea.

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  • de los individuos como de la humanidad en su conjunto McEwan y Egan sostienen que hay pocas cosas en los seres humanos que sean a la vez peculiares y universales como lo es la narrativa, por lo que se justifica el inters que puede tener para la Pedagoga.

    Como seala Jackson29, hasta el ms rudimentario de todos los relatos, como es la fbula, est destinado a transformar. Las narrativas de los maestros no pretenden slo informar a los estudiantes sino tambin transformarlos30. Todo discurso didctico pretende influir en aspectos actitudinales y/o transformar las estructuras cognitivas de los alumnos.

    Junto a la narracin, la explicacin constituye una forma bsica y clsica de pensamiento y de transmisin. Desde los orgenes de la humanidad, el hombre ha tratado de explicarse los fenmenos que lo rodean y de comunicar sus pensamientos. Podemos asimilar la explicacin a la capacidad de pensar, propia del ser humano, a la posibilidad de relacionar conceptos e ideas, conformando teoras que permiten representarse el mundo, comprenderlo y transformarlo.

    Si bien la explicacin ha sido abordada desde muy antiguo desde el inters filosfico, las relaciones entre pensamiento y lenguaje, entre la capacidad de pensar y la necesidad de comunicar los pensamientos, la revisten de un especial inters para la Didctica.

    Si el conocimiento es un complejo proceso de construccin, en el cual se van estableciendo relaciones que permiten articular conceptos para conformar proposiciones y teoras, la explicacin adquiere una relevancia especial como forma de comprender y de transmitir esas construcciones. La metfora de la red muestra la importancia que adquiere el establecimiento de relaciones en la comprensin significativa de nuevos aprendizajes. Si nuestras estructuras cognitivas funcionan como una red, no basta decorar nuestro pensamiento con contenidos estticos, sino que es necesario relacionarlos. Si adems consideramos el aporte de Ausubel, en el sentido que el contenido escolar, el conocimiento cientfico se reconstruye ms por recepcin y a partir de una buena ayuda pedaggica, no cabe dudas acerca de la importancia de la explicacin, entendida como la ayuda pedaggica para el establecimiento de relaciones.

    Si nos atenemos al sentido etimolgico del trmino, ya all podemos encontrar algn inters para la Didctica. Pues el trmino explicacin designa el proceso a travs del cual se desenvuelve lo que estaba envuelto, se hace presente lo que estaba latente. Explicar significa desplegar algo ante la visin intelectual de otro, desarrollar lo que permaneca oculto y confuso, con el objetivo de hacerlo claro y detallado.

    La explicacin se vehiculiza a travs de diversos soportes. Si bien podemos considerarla una forma bsica, para su concrecin articula otros recursos como la definicin, la descripcin, el ejemplo, el contraejemplo, la metfora, la analoga. Es decir que partimos del supuesto que conviene distinguir entre las diversas formas bsicas de ensear, a los fines de profundizar su anlisis, pero insistimos, en el juego de la clase habitualmente se efectivizan tan articuladamente que no es posible separarlas en la prctica.

    El dilogo y el interrogatorio didctico constituyen otras formas bsicas de ensear necesarias en cualquiera de los formatos que pueda adoptar la clase. Entendemos por dilogo, en un sentido amplio, una conversacin entre dos o ms personas que alternativamente expresan sus ideas o sentimientos en busca de entendimientos mutuos. En la enseanza ha sido un modo de transmisin privilegiada desde la antigedad. Recordemos que los griegos basaban la enseanza en el dilogo dirigido por el maestro, alrededor de una temtica especfica.

    Pedaggicamente, el dilogo tiene relacin mas bien con la acepcin filosfica del mismo que con la expresin literaria. El dilogo filosfico hace alusin a un modo no dogmtico de pensar, a la posibilidad de abordar una problemtica desde mltiples caminos, es decir que se asimila al modo de pensar dialctico. Desde esta perspectiva el dilogo alrededor de una temtica, consigo mismo o con los dems, se confunde con el proceso cognitivo y con la orientacin del mismo, puede ser un mtodo riguroso de conceptualizacin. A travs del dilogo orientado a dilucidar una temtica, llevamos a cabo 28 Mc Ewan, H. y Egan, H. (1.998). La narrativa en la enseanza, el aprendizaje y la investigacin. Buenos Aires. Amorrortu, pgina 10 y 11.29En Mc Ewan, H. y Egan, H. (1.998). La narrativa en la enseanza, el aprendizaje y la investigacin. Buenos Aires. Amorrortu, pgina 33.30 Idem, pgina 67.

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  • rigurosos procesos de divisin y de generalizacin, de diferenciacin progresiva y de sntesis integradora.

    Por ello, el dilogo pedaggico no es ficticio, aunque el docente sea experto en la temtica a tratar, aunque sepa las respuestas de los alumnos y los oriente en determinada direccin. Porque a travs del mismo lo que se busca no es intentar que los alumnos expresen respuestas conocidas por l, sino orientar el proceso de construccin intelectual.

    El concepto de dialctica surge articulado al de dilogo y se entiende como la posibilidad de ponerse sucesivamente en diversas posiciones contrarias, de pensar alternativamente la multiplicidad y la unidad; asociado siempre a la idea de movimiento, de pensamiento flexible, de realidad compleja.

    El inters pedaggico por el dilogo tambin se vio renovado con los aportes de Paulo Freire31, quien sostiene que la relacin pedaggica es esencialmente una relacin dialgica. Para Freire, el dilogo es el encuentro entre los hombres mediatizados por el mundo, que les permite pronunciarlo, problematizarlo y transformarlo. El proceso de concientizacin se produce por un acto lgico de conocimiento que permite desvelar la realidad para comprenderla y transformarla. La educacin en Freire es a la vez un acto pedaggico y un acto poltico y los mismos son posibles a travs del dilogo.

    Recuperamos el dilogo como un importante instrumento tanto para concretar procesos intelectuales complejos como para generar un clima participativo y de compromiso. Cumple en la enseanza mltiples finalidades, ya que nos permite encauzar el tratamiento del tema a partir de las intervenciones de los alumnos, obtener informacin inmediata acerca del proceso de construccin que estn llevando a cabo, para a partir de all orientar nuestras decisiones didcticas.

    En el proceso de construccin de nuevos conocimientos, el dilogo cumple diversas funciones tales como descubrimiento, exploracin, cuestionamiento. Requiere de parte de los actores implicados, participacin, compromiso, reciprocidad. Son necesarias, adems, capacidades comunicativas como apertura, inters, autocrtica, respeto, confianza, tolerancia, paciencia, actitud de escucha, deseo , capacidad de reinterpretar lo que el otro nos quiere decir, esperanza en cuanto a la posibilidad de entender y hacernos entender. El dilogo supone la capacidad de mantener en suspenso muchos puntos de vista y a la vez el inters bsico en la creacin de un significado comn. As entendido, el dilogo puede ser a la vez un buen instrumento para el desarrollo del pensamiento crtico, reflexivo, complejo, como para la negociacin de significados. Ambos procesos son indispensables en la transmisin y apropiacin del contenido cientfico, funcin sustantiva de la escuela.

    Como seala Burbules, Nuestro lenguaje es un tejido de lo nuevo y de lo viejo, en el que cada uso novedoso se entreteje con usos anteriores. Nuestros cliss, nuestros lemas, nuestros proverbios y la red de connotaciones asociadas a cada enunciado contienen en s una historia de acuerdos y desacuerdos en conversaciones previas32 La palabra nace y se configura en el dilogo. A travs del dilogo que nos posibilita el lenguaje, articulamos presente, pasado y futuro. El lenguaje no es slo el medio del dilogo, sino tambin su producto.

    El dilogo en general supone el establecimiento de lazos sociales, el dilogo pedaggico implica, adems, una relacin epistemolgica que une al maestro y al alumno en el acto comn de conocer y reconocer el objeto de estudio.

    La pregunta es una forma usual que suele adoptar el dilogo en general, el dilogo pedaggico en particular. En las formas ms activas de la enseanza se muestra el rol central que tiene la pregunta como medio de poner en funcionamiento la dialctica entre pensamiento convergente y divergente. El mtodo socrtico y los dilogos de Platn giran alrededor de preguntas cuestionadoras. La escuela renovadora coloc a la pregunta motivadora y movilizante como una forma bsica y central en la clase. En la didctica tradicional, la pregunta cumpli slo el rol de indagar conocimientos adquiridos por el alumno. El conductismo reduce la pregunta al instrumento que genera y refuerza las conductas deseadas, como respuestas a estmulos externos.

    A partir de los aportes del constructivismo y siguiendo la lnea de la escuela nueva, la pregunta didctica cumple diversos roles, tales como: indagar los conocimientos previos de los alumnos, generar conflicto, promover el establecimiento de relaciones de semejanzas y diferencias, facilitar la

    31 Freire, P. (1.974). Concientizacin. Buenos Aires. Ediciones Bsqueda.32 Burbules, N. (1.999). El dilogo en la enseanza. Teora y prctica. Buenos Aires. Amorrortu., pgina 35.

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  • diferenciacin progresiva y la reconciliacin integradora, ayudar a conectar los nuevos conocimientos con los viejos, garantizar la aplicacin significativa de los nuevos aprendizajes.

    La pregunta es uno de los elementos ms importantes del dilogo pedaggico pues modelan y configuran el mismo, fijan el temario real, generan conflicto, orientan el cambio conceptual. Si bien la pregunta informativa que slo indaga lo que el alumno sabe o no con la finalidad de calificar, puede cumplir una funcin antidialgica, la pregunta pedaggica con el objetivo de promover el pensamiento, es una invitacin al dilogo, a la participacin, al cuestionamiento y a la comprensin. Moviliza, por lo tanto, aspectos afectivos, sociales y cognitivos del sujeto que aprende. La pregunta dialgica suspende el juicio apresurado que inhibe la diversidad de respuestas. Uno de los principales desafos de la relacin dialgica es que todas las preguntas se puedan realizar sin que ello sea una amenaza para la relacin misma.

    Los ejemplos, metforas y analogas constituyen tambin recursos indispensables para la concrecin de una buena transposicin didctica. La utilizacin de ejemplos puede ser un necesario recurso didctico, tanto durante el proceso de construccin y elaboracin de los nuevos conocimientos, como en la aplicacin de los mismos, ya que los ejemplos a cargo del alumno pueden ser un buen indicio de comprensin, de apropiacin significativa de los nuevos aprendizajes y de uso operativo del conocimiento.

    El uso de ejemplos en la enseanza facilita la articulacin entre contenido y mtodo. As como una adecuada seleccin de ejemplos puede contribuir a la concrecin de la transposicin didctica, la inadecuada seleccin puede generar incomprensiones, simplificaciones o errores conceptuales que se transformen en fuertes obstculos pedaggicos.

    Algunas reglas relacionadas con el uso de ejemplos o casos en la clase indican que para favorecer la comprensin y la rigurosidad en el tratamiento del contenido sera importante:

    - seleccionar ejemplos positivos y negativos- variar sistemticamente los casos- elegir contraejemplos, idear casos hipotticos- considerar y evaluar nuevas hiptesis y predicciones alternativas- solicitar ejemplos a los alumnos- confrontar los mismos o ayudarlos a ver las propias contradicciones- elegir casos que ilustren lo ms importante- elegir los casos o ejemplos ms importantes o frecuentes- incluir los ejemplos que se diferencian

    Si bien tanto las teoras que se ocupan de la produccin del conocimiento cientfico como del conocimiento subjetivo reconocen como procesos intelectuales habituales a la induccin y a la deduccin, la analoga es otro modo comn de inferencia que nos permite comprender una totalidad compleja y desconocida a partir de otra ya conocida. As como la induccin va del todo a las partes, la deduccin de las partes al todo, la abduccin de una parte construida como configuracin a un todo, la analoga procede de un todo a otro todo de distinta naturaleza, pero en los que se encuentran semejanzas. La analoga supone un proceso de establecimiento de relaciones y de creacin de nuevas construcciones, imprescindibles en la ciencia y en el aprendizaje. Nuestro pensamiento cotidiano utiliza permanentemente analogas y abducciones.

    El establecimiento de relaciones de semejanzas y diferencias es sealado por Aebli como uno de los procedimientos que origina la construccin del conocimiento, ms an, se identifica con el proceso mismo de construccin. La analoga facilita esa construccin, en el sentido que supone una correspondencia no idntica entre dos configuraciones. Por el contrario, supone el reconocimiento de aspectos diferentes pero que se pueden relacionar desde algn punto de vista. Por eso decimos que es un proceso de uso habitual, indicador de la complejidad del pensamiento. Permite comprender lo que ya sealamos ms arriba, que no hay una sola forma de acceder a la comprensin de un conocimiento nuevo, que por lo tanto la entrada a la red puede hacerse por diversos caminos.

    La metfora supone la construccin de una analoga, ya que entendemos por tal la traslacin del sentido de una palabra a otro figurado, a travs de una comparacin. La metfora no es un adorno retrico del lenguaje, sino un amplificador cognitivo que permite ampliar las posibilidades de construccin y apropiacin de nuevos conocimientos. El uso didctico de metforas nos posibilita

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  • concretar conocimientos abstractos, ayudar al establecimiento de relaciones entre los nuevos y viejos. La metfora puede constituir un puente entre el conocimiento que se quiere ensear y experiencias ajenas al mismo. Favorece la articulacin de dominios conceptuales diferentes y facilita la comprensin de uno ms abstracto en base a otro ms sencillo o estructurado. Puede entenderse como un prstamo entre pensamientos, como una transaccin entre conceptos, con lo cual estamos diciendo nuevamente que no slo el lenguaje es metafrico, sino que el pensamiento tambin lo es.

    Las apoyaturas visuales constituyen otro recurso indispensable a la hora de hacer comprensible conceptos, teoras o procedimientos complejos. El aprovechamiento de los sentidos para mejorar el aprendizaje ha sido una preocupacin muy antigua. Pero retoma un fuerte impulso en el siglo XX por el auge de los medios audiovisuales. La aparicin del cine primero, la televisin luego, ms recientemente la computadora, unido a la globalizacin que provocan los medios masivos de comunicacin y la fuerte presencia de dichos medios en la vida cotidiana, instalaron profundos debates acerca de sus perjuicios y beneficios. Ms all de las posiciones encontradas al respecto, es innegable la contribucin de las imgenes y sonidos en la difusin de informacin y en la construccin de conocimientos, como as tambin los problemas de receptividad y pasividad que produjeron. Pero si bien podemos en parte coincidir con que el medio es el mensaje, en la enseanza no es posible pensar el recurso o el mtodo sin articularlo a las caractersticas del contenido a ensear y fundamentalmente sin un enfoque epistemolgico y pedaggico que lo sostenga. Ese enfoque es el que determina el uso que el docente le d y cmo articule, en este caso, los recursos tecnolgicos con las formas bsicas de ensear y con las actividades. En la base de toda discusin acerca de la articulacin mtodo-contenido hallamos siempre la antinomia pasividad-interaccin. Las nuevas tecnologas requieren tambin de propuestas que permitan al sujeto que aprende interaccionar con el medio, que requieran de su actividad intelectual, que pongan en juego sus capacidades cognitivas.

    Pero adems de las nuevas tecnologas es posible recuperar algunas apoyaturas visuales ms clsicas. Por ejemplo los objetos reales, las maquetas, las ilustraciones, los grficos, mapas, audiovisuales, y porqu no el uso del pizarrn, ya que por su universalidad y relativa simplicidad se ha constituido en uno de los recursos sin el cual es impensable el aula.

    Cuando escribimos en un papel o en el pizarrn un ttulo, conceptos claves, cuadros o esquemas estamos concretando visualmente las estructuras intelectuales que logramos construir y muchas veces los procesos a travs de los cuales se construyeron. Desde esta perspectiva, el buen uso del pizarrn puede contribuir a que el docente cumpla su funcin mediadora entre la estructura conceptual de la disciplina y la estructura cognitiva de los alumnos.

    Otros recursos que favorecen la comprensin, sean stos utilizados en el pizarrn o en las carpetas de los alumnos, son los esquemas, los que tienen un valor pedaggico indiscutible y constituyen un recurso visual que, articulados con otras formas bsicas, fortalecen el proceso de diferenciacin progresiva y de sntesis integradora.

    Entendemos por esquema la representacin de una figura, procedimiento o proceso que sin entrar en detalles, indica sus relaciones y funcionamiento. Podemos considerarlo tambin un plan o bosquejo, un trazado que intenta representar de manera simplificada la disposicin de algo. Desde una perspectiva amplia podramos considerar esquemas didcticos a todos los recursos que utilizamos para sintetizar en estructuras simplificadas, para facilitar la comprensin de totalidades, relaciones y procesos, a travs del impacto visual. Por lo tanto, incluimos en el concepto de esquemas a los croquis, cuadros sinpticos, mapas conceptuales, redes conceptuales, organigramas, diagramas de flujo.

    Mereceran una consideracin especial las actividades propuestas a los alumnos, sean stas situaciones de lpiz y papel, resolucin de ejercicios y situaciones problemticas, salidas al campo, experiencias, estudio de casos, trabajos prcticos, el uso de laboratorios, entre otras, para realizar en forma individual o en grupos. El espacio previsto para esta publicacin no permite el abordaje de las mismas. Slo queremos sealar que las actividades propuestas a nuestros alumnos, articuladas con las formas bsicas de ensear, permiten elaborar secuencias de la clase e ir conformando una arquitectura para concretar la transposicin didctica.

    Vemos que no hay una nica forma de resolver la jugada de la clase, que, como ya sealamos, es posible ingresar a la estructura de un tema desde diversas entradas, que nuestros alumnos pueden

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  • tejer mltiples articulaciones. Destacamos, por ende, la importancia de enriquecer los recursos de los que nos valemos para concretar una buena transposicin didctica. Pero si bien la complejidad de la clase requiere un alto grado de creatividad, es posible encontrar y establecer ciertas regularidades, buenas jugadas que nos permitan a la vez respetar la diversidad, singularidad, imprevisibilidad y rigurosidad requeridas en la enseanza.

    No necesitamos docentes operarios que puedan aplicar frmulas elaboradas universalmente. Necesitamos profesionales de la enseanza que a partir de un slido conocimiento del contenido a ensear, de un saber pedaggico y del conocimiento del contexto en el que debe desarrollar su prctica, pueda construir el conocimiento didctico de su disciplina, es decir resolver rigurosa y creativamente las situaciones de enseanza.Bibliografa Neill, A. (1970) Libres enfants de Summerhill- Paris- Maspro. Saviani, D. (1.981). Consideraciones acerca del funcionamiento interno de la Escuela de Primer Nivel. San Pablo. Revista ANDE. Ao 1 N 1. Frondizi, R. (1.955). Las nuevas ideas pedaggicas y su corrupcin. Buenos Aires. Ministerio de Educacin Pblica. Litwin, E. (1.997). Las configuraciones didcticas. Buenos Aires. Paids.

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    Dra. Liliana SanjurjoIntroduccin

    El dilogo y el interrogatorio didctico constituyen otras formas bsicas de ensear necesarias en cualquiera de los formatos que pueda adoptar la clase. Entendemos por dilogo, en un sentido amplio, una conversacin entre dos o ms personas que alternativamente expresan sus ideas o sentimientos en busca de entendimientos mutuos. En la enseanza ha sido un modo de transmisin privilegiada desde la antigedad. Recordemos que los griegos basaban la enseanza en el dilogo dirigido por el maestro, alrededor de una temtica especfica.Los ejemplos, metforas y analogas constituyen tambin recursos indispensables para la concrecin de una buena transposicin didctica. La utilizacin de ejemplos puede ser un necesario recurso didctico, tanto durante el proceso de construccin y elaboracin de los nuevos conocimientos, como en la aplicacin de los mismos, ya que los ejemplos a cargo del alumno pueden ser un buen indicio de comprensin, de apropiacin significativa de los nuevos aprendizajes y de uso operativo del conocimiento. Las apoyaturas visuales constituyen otro recurso indispensable a la hora de hacer comprensible conceptos, teoras o procedimientos complejos. El aprovechamiento de los sentidos para mejorar el aprendizaje ha sido una preocupacin muy antigua. Pero retoma un fuerte impulso en el siglo XX por el auge de los medios audiovisuales. La aparicin del cine primero, la televisin luego, ms recientemente la computadora, unido a la globalizacin que provocan los medios masivos de comunicacin y la fuerte presencia de dichos medios en la vida cotidiana, instalaron profundos debates acerca de sus perjuicios y beneficios.