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INTRODUCCiÓN importantes de valores que nutren la ética de la ciudadanía multicultu- ral y fomentan la solidaridad y el respeto entre todos. Pero para que se pueda disponer del «potencial capital semántico de las tradiciones reli- giosas» con el fin de enriquecer la cultura política (y, en particular, las instituciones democráticas), hay que traducirlas a un idioma secular y a un «lenguaje universalmente accesible», tarea que recae no solo sobre los ciudadanos creyentes, sino sobre todos los ciudadanos -creyentes o no creyentes- implicados en el uso público de la razón. En el capítulo siguiente, Charles Taylor discrepa de esta concepción de la razón pública y pone en cuestión nuestras concepciones del secu- larismo. Si Habermas se muestra muy crítico con los intentos recientes de renovar el concepto de 10 político y parece pensar que el Estado secu- lar moderno podría arreglárselas muy bien sin un concepto como ese, Taylor sugiere otra opción. Según él, las sociedades democráticas están organizadas en torno a una fuerte «filosofía de la civilidad»; una con- cepción normativa relacionada con lo que denomina «el orden moral moderno». El nacimiento y desarrollo de esta concepción del orden moral mo- derno es algo que Taylor ha estudiado en profundidad en sus últimos trabajos, primero en un volumen relativamente breve titulado Imagina- rios sociales modernos y después en su monumental A Secular Age? Los imaginarios sociales modernos, dice, conforman el orden moral moder- no y a la vez son conformados por él, y constituyen no «un conjunto de ideas», sino «más bien 10 que hace posibles las prácticas de una socie- dad, al darles sentido-". Junto con el mercado y la ciudadanía democrá- tica, el concepto de «esfera pública» activa tales imaginarios, ofreciendo una visión del orden social como producto de acciones individuales de otros, que reflejan y a la vez reproducen aspectos importantes de la vida social moderna. Así pues, las sociedades democráticas modernas están organizadas en torno a nuevas ideas de orden, y en la medida en que entre ellas se in- cluyen l~s integradas dentro del concepto de esfera pública, dichas socie- dades están rganizadas en torno a una nueva concepción de 10 político. Ahora bien, las democracias plurales no pueden volv r a una concepción totalmente compartida de la vida social y política, sino que están obliga- das a buscar lo que Rawls llama overlapping consensus. Pero écuál habría de ser el papel de los argumentos religiosos en ellogro de este consenso? 7. Cf. Ch. Taylor, Imaginarios sociales modernos, Paidós, Barcelona, 2006. y tam- bién A secular Age, Harvard Up, Cambridge, 2007. 8. Cf. Ch. Taylor, Imaginarios sociales modernos, cit., p. 13. 15

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INTRODUCCiÓN

importantes de valores que nutren la ética de la ciudadanía multicultu­ral y fomentan la solidaridad y el respeto entre todos. Pero para que sepueda disponer del «potencial capital semántico de las tradiciones reli­giosas» con el fin de enriquecer la cultura política (y, en particular, lasinstituciones democráticas), hay que traducirlas a un idioma secular ya un «lenguaje universalmente accesible», tarea que recae no solo sobrelos ciudadanos creyentes, sino sobre todos los ciudadanos -creyentes ono creyentes- implicados en el uso público de la razón.

En el capítulo siguiente, Charles Taylor discrepa de esta concepciónde la razón pública y pone en cuestión nuestras concepciones del secu­larismo. Si Habermas se muestra muy crítico con los intentos recientesde renovar el concepto de 10 político y parece pensar que el Estado secu­lar moderno podría arreglárselas muy bien sin un concepto como ese,Taylor sugiere otra opción. Según él, las sociedades democráticas estánorganizadas en torno a una fuerte «filosofía de la civilidad»; una con­cepción normativa relacionada con lo que denomina «el orden moralmoderno».

El nacimiento y desarrollo de esta concepción del orden moral mo­derno es algo que Taylor ha estudiado en profundidad en sus últimostrabajos, primero en un volumen relativamente breve titulado Imagina­rios sociales modernos y después en su monumental A Secular Age? Losimaginarios sociales modernos, dice, conforman el orden moral moder­no y a la vez son conformados por él, y constituyen no «un conjunto deideas», sino «más bien 10 que hace posibles las prácticas de una socie­dad, al darles sentido-". Junto con el mercado y la ciudadanía democrá­tica, el concepto de «esfera pública» activa tales imaginarios, ofreciendouna visión del orden social como producto de acciones individuales deotros, que reflejan y a la vez reproducen aspectos importantes de la vidasocial moderna.

Así pues, las sociedades democráticas modernas están organizadasen torno a nuevas ideas de orden, y en la medida en que entre ellas se in­cluyen l~s integradas dentro del concepto de esfera pública, dichas socie­dades están rganizadas en torno a una nueva concepción de 10 político.Ahora bien, las democracias plurales no pueden volv r a una concepcióntotalmente compartida de la vida social y política, sino que están obliga­das a buscar lo que Rawls llama overlapping consensus. Pero écuál habríade ser el papel de los argumentos religiosos en ellogro de este consenso?

7. Cf. Ch. Taylor, Imaginarios sociales modernos, Paidós, Barcelona, 2006. y tam­bién A secular Age, Harvard Up, Cambridge, 2007.

8. Cf. Ch. Taylor, Imaginarios sociales modernos, cit., p. 13.

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