8

se cambian besos por sonrisas 3º

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: se cambian besos por sonrisas 3º
Page 2: se cambian besos por sonrisas 3º

Se cambian besos por sonrisas

EEsta es la historia de un pequeño y tranquilo pueblo situado en Castrillón.

La vida transcurría tranquila, tan apacible, que hasta podría decirse en cierta medida que era aburrida.É

Nada parecía alterar el ir y venir de cada quién con sus quehaceres cotidianos.

- Buenos días, señora Gabriela, ¡qué deprisa va usted esta mañana!- Llevo prisa, hija,…..

Un día, que nadie supo bien cuál fue, el escaparate de la antigua tienda de Jairo, el jardinero, apareció cubierto con varias tiras de papel de embalar, de ese que no deja ver nada de lo que hay dentro. Pero nada de nada.Parecía que alguien había alquilado el local y estaba habilitándolo nuevamente.Poco a poco iba cambiando el aspecto del lugar: la escalerita de entrada estaba barrida , la manilla de la puerta lucía impoluta, y un gran cartel estaba colgado en la fachada pero…al igual que el escaparate, estaba también cubierto con papel que no dejaba asomar ni una letra; ni una sola pista sobre el futuro comercio.En el pueblo todo el mundo hablaba del tema: ¿qué iban a poner allí?

- Creo que va a ser una tienda de flores- comentó Pelayo el del estanco. - Sí, sí, yo también lo creo – dijo Raúl que estaba comprando el periódico.- ¡Qué va, hombre, respondió Nicolás el lechero, si ya están Alex y Clara

que venden flores los lunes en la Plaza del Valey.- Me dijo, Carlos, el del bar, que no sé quién le había dicho de buena tinta

que iban a abrir otro bar.- Seguro que no, respondió enseguida Claudia –que siempre parecía bien

informada- Yo vi cómo metían estanterías muy altas ayer por la noche. Seguro que no es un bar.

Los cotilleos se sucedían de día en día, y de la mañana a la noche.Al fin, cuando llegó la primavera, alguien descubrió el cristal dejando ver por completo el interior de la nueva tienda. Era un lugar espacioso, con cierto aire de misterio. Desde afuera sólo se apreciaban grandes estanterías llenas de cajas de colores, de tamaños y formas diferentes.También se podía ver el rótulo de la fachada:

SE CAMBIAN BESOS POR SONRISAS

Los habitantes del pueblo paseaban por delante de la tienda con gran

curiosidad; no acababan de enterarse muy bien de qué era la nueva tienda. Cada vez se acercaban más, pegando incluso la nariz al cristal, pero sin atreverse a entrar.Hasta que un día, Paula, la hija de Raquel la farmacéutica, se decidió a entrar acompañada de su amiga Nerea.

Página 2 de 6

Page 3: se cambian besos por sonrisas 3º

Se cambian besos por sonrisas

- Hola, dijo tímidamente, con una voz casi imperceptible, hablando como para sí.

- Hola -le respondió una voz muy amable desde el fondo del mostrador- ¿qué quieres?

- Ella giró la cabeza en la dirección del sonido y buscó con la mirada hasta que

apareció un señor viejito con cara amable.

- Yo, yo,…quiero un beso.- ¿Y por qué quieres un beso? Respondió el tendero

pausadamente.- Porque cuando era pequeña mi mamá me daba un beso, o

dos besos,...o muchos besos. Y ahora ya no. Y no sé porqué.

- Bien respondió el tendero creo que tengo lo que necesitas. - Pero antes tienes que darme tú una sonrisa. ¿Sabes?, aquí

cambiamos besos por sonrisas.Paula se quedó un poco

pensativa. En ese momento no tenía ganas de sonreir. Aún así, hizo un esfuerzo y esbozó una sonrisa un poco forzada.

- Vale, dijo el tendero, espera un poco. Se encaramó en una vieja escalera de madera y alcanzó una caja en forma de media luna. Bajó con cuidadosa parsimonia y dejó sobre el mostrador la caja más bonita que la niña había visto jamás. Era de un color rosa brillante y suave como los pétalos de una camelia, su flor favorita. El tendero la empujó haciéndole un gesto con la mano para que la cogiese.

- Es tuya. Puedes abrirla. Paula la observó y descubrió un diminuto broche en forma de racimo de uvas que colgaba por un lado. Cuando consiguió abrirlo sucedió algo mágico: Un sonriente beso saltó al aire y pillándola totalmente desprevenida, se estampó contra su mejilla. Una sensación de alegría la inundó. Se escuchó a sí misma reírse sin poder parar, y muchos recuerdos felices de su vida volvieron de repente a su cabeza.

- Gracias, muchas gracias- se despidió. Y se fue.

A partir de aquel día, Jaime, el tendero no paraba ni un momento. Todo el mundo en el pueblo quería cambiar una sonrisa por un beso. Era un no parar. - Buenos días señor Jaime, yo quiero un beso de buenas noches, le dijo Marta al tendero con una sonrisa tan amplia que casi ni se entendía lo que decía.- Hola señor Jaime, dijo Enol al entrar en la tienda, necesito un beso de amistad porque Adrián y yo nos hemos peleado y yo quiero ser amigo suyo otra vez y para siempre.

Página 3 de 6

Page 4: se cambian besos por sonrisas 3º

Se cambian besos por sonrisasHabía quién le pedía besos de amigo, besos de buenas noches o de buenos días, o besos de “perdóname”, o besos románticos, de amor apasionado…Y en aquel pueblo todos sonreían.

Pronto se extendió la noticia. Ahora llegaban gentes de otros lugares vecinos que habían oído hablar de la extraordinaria tienda.Así pasaban los días. Llegó el verano, y pasó el invierno.Una mañana soleada de junio, entró en la tienda un niño. Era “distinto”, enteramente vestido de gris, con cara seria y una maleta que sujetaba con las dos manos.

- Buenos días, ¿es aquí donde venden besos? – dijo con voz muy segura.- No, respondió Jaime.

Sorprendido por la respuesta, insistió nuevamente. –Me han dicho que aquí se venden besos y yo quiero comprar uno.El tendero le sonrió con ternura y con firmeza a la vez: -Te han informado mal. No se venden besos. Se cambian. Si tú me ofreces una sonrisa, podrás elegir el beso que quieras.

- Pero, pero yo no sonrío- dijo con voz autoritaria. Mire he traído esta maleta con todas mis cosas.- La tendió en el suelo y con un gesto rápido la abrió mostrando al tendero su contenido.- Hay de todo, están todos mis regalos de cumpleaños desde que era pequeño. Y muchas cosas más. ¡Venga, puede usted elegir lo que quiera!

Jaime se estiró sobre el mostrador para observar con curiosidad el interior de la maleta y contestó con el gesto más dulce que pudo:

- No.El niño volvió a insistir:

- Yo no necesito sonreir. Y además…hace ya mucho tiempo que no sonrío, se me olvidó y ahora... ya no sé sonreir.

Según iba pronunciando sus palabras, una lágrima le asomó por el rabillo del ojo.Jaime sintió lástima.

- Hoy voy ha hacer una excepción- dijo caminando hacia el final del mostrador.

Cogió su escalera y subió dos peldaños. Empezó a rebuscar entre las cajas alineadas.El niño no le quitaba ojo; parecía que Jaime no encontraba lo que quería. Bajó de la escalera y se agachó tras el mostrador. Aquí tampoco está pensó el niño de gris. El tendero arrastró la escalera hacia una puerta que estaba entreabierta al fondo. La empujó y nuevamente apoyó la escalera en una enorme estantería llena de cajas.Por fin se oyó decir: la encontré, aquí está. Jaime se acercó al mostrador con una sonrisa dibujada en la cara. Con las dos manos sujetaba con mucho mimo una especie de rollo atado con una cuerda de color blanco.

- Toma, hoy te voy a regalar un beso.El niño de gris cogió lo que parecía ser un paquete y tiró de la cuerda, pero no se abría. Le dio la vuelta hasta que descubrió una pequeña hendidura.

Página 4 de 6

Page 5: se cambian besos por sonrisas 3º

Se cambian besos por sonrisasEnseguida comprendió que era la abertura de la caja. Pulsó con la yema del dedo y la tapa de la caja se cayó encima del mostrador.

El beso, que llevaba años encerrado, salió muy agradecido y dispuesto a hacer bien su trabajo. Exploró sus zapatos y se coló entre el calcetín y el pantalón haciéndole cosquillas en la pantorrilla. El niño esbozó una sonrisa. Y siguió subiendo, loco de alegría, hasta llegar a la barriga. El niño ya se reía abiertamente. Y subió más y más hasta que

logró salir aprovechando un resquicio del cuello de su jersey y se fue a parar con gran estruendo en la frente del niño que explotó en una carcajada...

De repente, todo era extraño, muy extraño, pero no podía parar de reírse. Se despidió, sin pensarlo, echó a andar hacia la puerta y se marchó. Jaime, se dio cuenta de que, con tanta emoción, se le había olvidado su maleta, posada en el suelo al otro lado del mostrador.

- Ya volverá- pensó. Así que la guardó en la trastienda durante años y años.

El niño vestido de gris nunca volvió.

¿Y por qué no volvió abuelita? Le dijo a Sira su nieta que escuchaba con mucha atención arrebujada en el sofá.

- ¿No te lo imaginas?- ¿Porque ahora ya tenía amig@s?, preguntó la niña.- ¡Claro, Patricia, “Con un beso y una sonrisa se conquista el

mundo”. No lo olvides nunca.

Casi medio siglo después, Patricia repetía a su nieta Irene la historia que tanto le había gustado, con la esperanza de que su pequeña Irenita entendiera el mensaje y a su vez lo transmitiera a sus niet@s.

ACTIVIDADES

1. Subraya en el cuento las palabras que no entiendas.

2. Búscalas en el diccionario y anota el significado que tienen en el cuento.

3. Escribe una oración con cada una de las palabras anteriores.

4. Pon un título a este cuento.

Página 5 de 6

Y colorín , colorao…..

Page 6: se cambian besos por sonrisas 3º

Se cambian besos por sonrisas

5. ¿Qué nos quiere enseñar este cuento? Es decir, ¿cuál es la idea más importante?

6. ¿Cuál es el personaje o personajes principales?

7. ¿Qué cosas crees que había en la maleta? Escribe una lista.

8. Escribe tu opinión sobre este cuento: ¿te ha gustado? ¿por qué? 9. Dibuja en un folio una “caja de beso”; debes colorearla con

plastidecores y decorarla como te parezca.

Recuerda que: Tienes que presentar este trabajo en una hoja aparte. Debe estar limpio y sin tachones ni raspaduras. Debes poner tu nombre y la fecha. Puedes escribir a lápiz o a bolígrafo. Debes tener en cuenta las normas de ortografía que conoces.

Y nada más….

Página 6 de 6

¡Felices Vacaciones!