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SEGURIDAD SOCIAL Introducción. Sin lugar a dudas, podemos señalar que la Seguridad Social, en su función reguladora de las relaciones entre las personas e instituciones que intervienen en la vida social resulta ser una de las ramas del Derecho más ambiciosa, ya que pretende abarcar todas las denominadas contingencias sociales que pueden afectar a una persona, desde que ésta nace y hasta que muere, e incluso antes de nacer y hasta después de su muerte. Ejemplo de lo anterior serían el derecho al descanso pre natal, pago de subsidios a la mujer embarazada, prestaciones de alimentos. Luego de nacer beneficios de salas cuna, asignación familiar, atención médica. Si la persona trabaja y queda cesante tendrá derecho al seguro de cesantía. En caso que sufra un accidente de trabajo o contraiga enfermedad profesional recibirá prestaciones económicas, atenciones médicas, reposos. Si la enfermedad o el accidente no tienen relación con el trabajo, igualmente existe derecho a percibir subsidios y a disfrutar de reposo para recuperar la salud. Cuando la persona ya no puede trabajar, debido a su edad, debiera poder obtener una pensión de vejez. Cuando muere existen pensiones en favor de sus familiares, tales como montepíos, pensiones de orfandad y también cuotas mortuorias. Por lo anterior es que se dice que la Seguridad Social cubre un amplio campo. Se dice que es amplia por cuanto trata de abarcar todas las políticas sociales, laborales, previsionales, habitacionales y asistenciales destinadas a prevenir las contingencias sociales y a buscarles solución cuando ellas ya se han producido. Sin embargo, algunos autores no concuerdan con la amplitud señalada, por cuanto ella se restringiría sólo a la asistencia, a la previsión social y a los subsidios de cesantía, no abarcando, por tanto, todas las políticas sociales, por cuanto muchas de 1

SEGSOC 2015 Profesor Orompello

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SEGURIDAD SOCIAL

Introducción.

Sin lugar a dudas, podemos señalar que la Seguridad Social, en su función reguladora de las relaciones entre las personas e instituciones que intervienen en la vida social resulta ser una de las ramas del Derecho más ambiciosa, ya que pretende abarcar todas las denominadas contingencias sociales que pueden afectar a una persona, desde que ésta nace y hasta que muere, e incluso antes de nacer y hasta después de su muerte. Ejemplo de lo anterior serían el derecho al descanso pre natal, pago de subsidios a la mujer embarazada, prestaciones de alimentos. Luego de nacer beneficios de salas cuna, asignación familiar, atención médica. Si la persona trabaja y queda cesante tendrá derecho al seguro de cesantía. En caso que sufra un accidente de trabajo o contraiga enfermedad profesional recibirá prestaciones económicas, atenciones médicas, reposos. Si la enfermedad o el accidente no tienen relación con el trabajo, igualmente existe derecho a percibir subsidios y a disfrutar de reposo para recuperar la salud. Cuando la persona ya no puede trabajar, debido a su edad, debiera poder obtener una pensión de vejez. Cuando muere existen pensiones en favor de sus familiares, tales como montepíos, pensiones de orfandad y también cuotas mortuorias.

Por lo anterior es que se dice que la Seguridad Social cubre un amplio campo.

Se dice que es amplia por cuanto trata de abarcar todas las políticas sociales, laborales, previsionales, habitacionales y asistenciales destinadas a prevenir las contingencias sociales y a buscarles solución cuando ellas ya se han producido.

Sin embargo, algunos autores no concuerdan con la amplitud señalada, por cuanto ella se restringiría sólo a la asistencia, a la previsión social y a los subsidios de cesantía, no abarcando, por tanto, todas las políticas sociales, por cuanto muchas de ellas estarían fuera del campo de la Seguridad Social, como, por ejemplo, las políticas habitacionales o de empleo que el gobierno adopte de acuerdo a sus concepciones políticas.

Evolución Histórica de la Seguridad Social.

Es un hecho reconocido por todas las ciencias sociales que las personas, como entidad individual, sólo en casos excepcionalísimos se basta a sí mismo para cubrir todas sus necesidades.

Por lo anterior, desde los primeros tiempos, ha debido buscar el auxilio, y la ayuda mutua de su grupo para sobrevivir, y afrontar las contingencias de la vida. Lo anterior nos lleva a afirmar que no es efectivo que entre los grupos sociales primitivos primara irrestrictamente la ley del más fuerte, por cuanto de ser ello efectivo, no habría sido posible la supervivencia de las mujeres embarazadas y de los niños, con lo cual, en definitiva se habría puesto en peligro la continuidad de la especie.

Entonces, alguna forma de protección debe haber existido hacia esos dos sectores de la población, lo que en definitiva no es más que una primaria manifestación de Seguridad Social.

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Muy posteriormente, en la época romana, existieron los collegia, que tenían como finalidad principal el reunir a personas que desempeñaban un mismo oficio, pero que también hacían las veces de sociedades de socorros mutuos, y que cubrían ciertas necesidades de sus miembros, especialmente derivadas de enfermedad o muerte, pero en todo caso, sin ningún tipo de estructura orgánica en este último sentido.

En la época medieval, existieron las gildas, las que se dedicaban a la ayuda mutua y fraterna, y en el siglo XII, surgen las primeras cofradías, ya como instituciones de asistencia mutua, especialmente para los casos de enfermedad o muerte.

En el siglo XVI aparecen las hermandades de socorros, las que se acercan más a la noción del seguro, y que constituyen el antecedente de las mutualidades o sociedades de socorros mutuos, en tanto que las cofradías siguieron preocupándose de los humildes y más débiles.

En el siglo XVIII aparecen los montes de piedad, o montepíos, especialmente en el sector público militar, y que tenían por objeto asegurar la supervivencia de las viudas y de los huérfanos.

En el siglo XIX, aparece la figura de los Seguros Sociales, cuya paternidad se atribuye, no sin razones, al canciller alemán Otto Von Bismarck, quien ante la inestable situación política de Alemania por los años 70 del siglo pasado, derivada del aumento de la población y de la industrialización del país, que dejaba de ser agrícola aplicó una serie de medidas represivas, pero con mucha visión política, comprendió que ello no era suficiente, ya que debía determinar las causas más profundas de la inquietud social, y descubrió que debía mejorar las condiciones en que se encontraba la clase obrera, para lo cual ideó la figura de los seguros sociales, lo que concretó en un programa realizado entre 1883 y 1889 a través de la dictación de diversas leyes: Ley de 15 de junio de 1883, sobre seguro de enfermedad; Ley de 16 de julio de 1884, sobre seguro de accidentes de trabajo; Ley de 22 de junio de 1889, sobre seguro de vejez e invalidez.

No obstante todo lo anterior el nacimiento de la Seguridad Social, como un movimiento integral contra la miseria y los riesgos sociales, ampliamente entendido, y con fundamento jurídico, y por lo tanto obligatorio, comenzó con el Informe Beverdige, en Inglaterra, en el año 1942.

En nuestro país, existen mutualidades desde el año 1853, en que se fundó la "Sociedad Tipográfica", pero ya en 1898 se había establecido el beneficio de jubilación por antigüedad para los empleados públicos que cumplieran 40 años de servicio o 65 años de edad, con lo cual se comienza a quebrar el sistema de organismos de auxilio social, instituciones de beneficencia, protección contra la cesantía, etc.

Se comenzó a adquirir conciencia pública de que las organizaciones privadas de beneficencia no eran suficientes para solucionar la desmedrada situación de las clases más desposeídas, por lo que a principios de la década del 20 comienza a madurar la idea de crear un organismo regulador fuerte, con gran capital y que asumiera todos los riesgos a que pudieran verse expuestos los obreros.

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Debido a lo anterior, y a los sucesos políticos del año 1924, se aprueban en el Parlamento diversas leyes, entre las que se cuenta la Ley 4.054 sobre Seguro Obrero Obligatorio de Enfermedades e Invalidez, y la 4.055 sobre Indemnizaciones por Accidentes de Trabajo.

La evolución de la Seguridad Social en nuestro país continuó, fundamentalmente con la dictación de numerosas leyes que tuvieron por objeto crear diversas entidades, lo que dio lugar a un sistema bastante complejo, que llegó a contar con más de 100 instituciones previsionales, entre las que destaca el decreto ley 857, del año 1925, que creó La Caja de Previsión de los Empleados Particulares, la que no tenía ninguna de las mínimas características previsionales, ya que no contemplaba el derecho a la jubilación, siendo fundamentalmente dos los beneficios que otorgaba: el fondo de retiro y la indemnización por años de servicio, siendo su mayor ventaja el crear un sistema de ahorro forzado para los empleados, lo que junto al aporte patronal, formaba el fondo de retiro y financiaba la indemnización por años de servicio.

Desde otro punto de vista, la evolución de la seguridad Social se encuentra marcada por los diversos procedimientos que a través del tiempo se han utilizado para la cobertura de los denominados "riesgos sociales", entre los que se cuentan el ahorro, la familia, el gremio, la mutualidad, la asistencia privada y la asistencia pública.

La Familia:

No cabe duda del papel que ha jugado la familia como célula primaria de la sociedad, y dentro de sus funciones indudablemente está la de atender a sus miembros cuando estos son afectados por alguna situación de riesgo.

No obstante lo anterior, y sin contar con que la familia en muchos casos ya no representa lo mismo que en épocas pasadas, tampoco puede exigirse a ella que asuma la tarea de protección integral contra los riesgos de que pueden ser objeto sus miembros.

El Ahorro:

Es el sistema más antiguo utilizado por el hombre para cubrir sus necesidades futuras, y éste cuenta con dos ventajas principales, el estar los bienes ahorrados a disposición de la persona que ahorra, para ser utilizados en cualquier momento en que ellos se necesiten, y en segundo lugar, el que significa un esfuerzo de tipo moral, en el sentido de exigir el sacrificio de privarse del uso de bienes presentes, a fin de asegurar necesidades futuras.

No obstante ser el sistema más antiguo, hasta nuestros días se ha propendido a incentivar el ahorro, como por ejemplo en nuestro país, con el Banco del Estado, y más recientemente con el sistema empleado por el nuevo régimen de pensiones, que no es más que un sistema de ahorro forzado.

Sin embargo, el ahorro individual y voluntario no es un sistema suficiente para la indemnización de los riesgos sociales, ya que presenta múltiples defectos, siendo el principal la propensión propia del hombre hacia el consumismo, que hace muy difícil realizar , eficazmente, el esfuerzo intelectual que significa el suponer la intensidad y gravedad del riesgo futuro que se

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pretende evitar o paliar, con la privación de la satisfacción de las necesidades presentes, reales o caprichosas, que exige el ahorro.

Desde una perspectiva más técnica, el ahorro no es suficiente, por cuanto supone un esfuerzo individual y aislado de una persona para prevenir los riesgos futuros, sin recurrir a la ayuda de los demás.

Pero el problema fundamental se presenta en el aspecto económico monetario, en el cual la inflación y la consecuente depreciación de la moneda, puede llegar a destruir el ahorro.

Desde una perspectiva social, podemos decir, que existen sectores de la población que por su nivel de rentas, ni siquiera pueden pensar en la alternativa del ahorro.

El Gremio:

La reunión de personas que continua y cotidianamente realizan una labor común, da origen a una basta gama de intereses y necesidades comunes, y a dicha agrupación se le denomina gremio.

Como sabemos, ellos tuvieron un rol fundamental durante la edad Media, a través de la llamadas Corporaciones de Oficio, en las cuales uno de los objetivos era el de proporcionar protección a los ancianos, enfermos e inválidos integrantes de la misma Corporación.

Fueron las Corporaciones abolidas en el siglo XVIII, pero es indudable que aun cuando ellas hubieran subsistido, en la época actual serían de todos modos insuficientes para atender todos los riesgos sociales que podrían acaecer a sus integrantes, lo que se demuestra por el poco éxito que han tenido los sindicatos (especie de corporación o gremio), en la tarea de prestar protección a sus asociados contra los riesgos.

La Mutualidad:

Esta institución es una especie más evolucionada de gremio o corporación, y también se las denomina Sociedades de Socorros Mutuos, las que en el Siglo XIX y aun en el presente siglo representaron una solución efectiva, aun cuando sólo parcial frente a algunos riesgos sociales que amenazaban a sus miembros.

Ellas consisten en la reunión de un grupo de personas para que, colectivamente, y sin fines de lucro hagan frente a la indemnización de algunos riesgos sociales que sufren sus miembros, mediante el pago de cuotas sociales que financiarán un fondo social creado con dicho objetivo.

No obstante lo anterior, las Mutualidades demostraron ser absolutamente insuficiente para dar cobertura integral a los riesgos sociales, principalmente por las siguientes razones:

1.- Por que ellas se basan en un acto de ahorro voluntario, lo que en definitiva tiene como consecuencias las mismas señaladas para dicho sistema.

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2.- Como la afiliación a la mutualidad no es obligatoria, muy pronto de que ella es creada, pasarán a constituir mayoría entre sus miembros aquellas personas que se encuentran más expuestas a los riesgos que se pretende afrontar o cubrir.

A fin de solucionar lo anterior, se pretendió federar las mutualidades, pero ello sólo fue un paliativo, y en definitiva se llegó al mismo problema, en más gran escala.

3.- Como consecuencia de lo anterior, el mutualismo adolece de problemas técnicos, derivados de la insuficiencia de los fondos que necesita acumular, lo que llevó a las mutualidades a reducir progresivamente el número de riesgos que se pretendía cubrir, y a limitar el monto de los servicios que prestaban cuando dichos riesgos afectaban a sus miembros.

A fin de solucionar el problema señalado, se ideó obtener ayudas del Estado, obteniendo ventajas legales directas e indirectas. Otra solución era integrar miembros honorarios, que si bien aportaban una cuota social, no gravan el fondo ya que no tienen derecho a los beneficios.

Sin embargo, las soluciones pretendidas igualmente fueron insuficientes.

En nuestro país, el mutualismo tuvo gran importancia, subsistiendo aun algunas instituciones, las que preferentemente atienden los riesgos de enfermedad y muerte, siendo la primera en crearse la Sociedad Tipográfica, obra del peruano Víctor Lainez. En la actualidad las mutualidades se encuentran asociadas a la Confederación Mutualista de Chile, creada por la Ley 15.177 de febrero del año 1996, y se encuentran sometidas a la fiscalización y control de la Superintendencia de Seguridad Social.

Otro ejemplo de organización de corte mutualista, es el de las Cajas de Compensación y Asignación Familiar y las mutualidades de empleadores para atender el seguro de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.

La Asistencia Privada:

Esta se basa en la buena voluntad de los particulares, para otorgar en forma gratuita algunas prestaciones de seguridad social a los más desposeídos.

Encuadran estas acciones en la caridad o filantropía, y se ha dirigido, principalmente a la atención de enfermos y ancianos.

Indudablemente, a través de la historia y hasta nuestros días se han desarrollado muchas acciones de este tipo, en el ámbito hospitalario, y también por organizaciones de corte religioso, iniciativas que han sido importantes, pero que son a todas luces insuficientes, por cuanto no se puede pretender entregar al esfuerzo voluntario y privado el peso de atender en forma integral y permanente la cobertura de los riesgos sociales.

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La Asistencia Pública, o Beneficencia:

Es al Estado a quien corresponde velar por el bien común de toda la colectividad, por lo que todo lo relativo a los riesgos sociales y a su atención suficiente no escapa a las labores propias de éste.

Lo anterior no siempre ha sido considerado así, y en diversas épocas no se ha entendido que una política de seguridad social en sentido integral pudiera ser una preocupación permanente de la autoridad, bastando con brindar algo de alimentación al hambriento, un hospital al enfermo o un asilo al anciano, pero nada más.

Con el desarrollo de la moderna seguridad social se determina el papel rector y activo del Estado frente a la cobertura de los riesgos sociales, superándose la etapa de la asistencia pública clásica, que sólo era supletoria de la acción privada y personal.

Como una primera etapa en esta transformación se encuentra la creación de los seguros sociales, con lo que a fines del siglo pasado el Estado abandona el concepto individualista de atender la cobertura de los riesgos sociales a través de la llamada asistencia pública tradicional. Paralelamente emerge la llamada Asistencia Social para cubrir las contingencias que no hubieren sido atendidas por los seguros sociales, y que al enmarcarse dentro de la Seguridad Social, reconoce en el respectivo beneficiario un derecho público subjetivo.

La insuficiencia de todos los sistemas anteriores para cubrir integralmente los riesgos sociales, dio origen a fines del siglo pasado a un nuevo sistema, los Seguros Sociales.

Los Seguros Sociales.

Estos e originaron en Alemania, a fines del siglo pasado, y su aparición se debió a causas de diversa índole, tales como el cambio en la estructura social de Alemania, que de 25.000.000 de habitantes en 1.800, pasó a tener 65.000.000 en 1890, pasando, además de ser un país agrícola a ser uno industrial, lo que en definitiva significó un aumento de la población urbana, la que se encontraba en una situación bastante desmejorada y razones de carácter político, tales como que el proletariado que surgió en Alemania en esa época comenzó a organizarse en un movimiento político social, y así, en 1863 de había creado en Leipzig la Asociación General de Trabajadores Alemanes, que posteriormente dio origen al Partido Social Demócrata.

La crisis económica sufrida por Alemania en 1874 provocó una serie de huelgas y cesantía debido al cierre de numerosas industrias, lo que permitió en definitiva un rápido crecimiento de los movimientos socialistas, inspirados en Marx, y así, por ejemplo, en 1869 se fundó el Partido Social Demócrata Obrero Alemán, el que ya en 1877 logró ubicar a 12 diputados en el Congreso o Reichstag.

Ante tal situación, el Canciller Bismarck adoptó una serie de medidas, partiendo por la renovación de su gabinete, en base a políticos conservadores prusianos. Junto con lo anterior, y usando como pretexto una serie de atentados, en 1878, logró la dictación de una ley contra los socialistas, suprimiendo el derecho de reunión y de asociación.

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Sin embargo, estimando que ello no era suficiente, vio la necesidad de crear los seguros sociales, a fin de atender a la necesidad de mejorar la situación de la clase obrera, lo que se tradujo en la dictación de una serie de leyes que ya señalamos, y que posteriormente fueron reconocidas por los distintos países, siendo el punto de partida de los seguros sociales modernos.

Diferencias entre los Seguros Sociales y los Seguros Privados.

Previamente, cabe señalar que ambas instituciones se basan en idénticos principios, cuales son los de reunir y repartir los riesgos. Pero, en sus aspectos más específicos, tienen una serie de diferencias:

1.- En cuanto a su origen: Los seguros sociales se originan en la ley, mientras que el de los privados es contractual.

2.- En cuanto a su obligatoriedad: El seguro social es obligatorio, ya que es una imposición de la ley, mientras que la contratación de un seguro privado es totalmente facultativa.

Esta diferencia no se ve afectada por el hecho de que existan seguros particulares de contratación obligatoria, ya que en ellos lo que existe es una obligación de contratar el seguro, mientras que en el seguro social, la relación jurídica se forma entre el empleador, la institución del seguro y el respectivo trabajador asegurado, independientemente de todo consentimiento, y por imposición directa de la ley, sin ningún tipo de relación contractual. 3.- En cuanto a sus fines: El seguro social carece de todo afán de lucro, mientras que ello es la finalidad primordial del seguro privado.

4.- En cuanto al financiamiento: En el seguro privado, la prima es pagada por el asegurado. En el seguro social, la obligación es impuesta por la ley al empleador, o a lo más lo obliga a descontar del salario del trabajador el valor de la cotizaciones que a éste correspondan, pero manteniendo su condición de deudor directo de la institución aseguradora.

5.- En cuanto a la proporcionalidad entre la prima y el riesgo cubierto: Esto que es fundamental en el seguro privado, carece de toda importancia en el seguro social, en el que estado de salud del asegurado, su edad y otras razones que hacen en el primero aumentar el valor de la prima y aun rechazar la contratación del seguro no se consideran, ya que precisamente estos casos son los que requieren mayor protección.

6.- En cuanto a los resguardos: Los seguros privados compensan el servicio de los riesgos en el ámbito internacional por la vía del reaseguro. En cambio, el seguro social está limitado a hacerlo sólo en el campo nacional, salvo en el caso de ciertos países pertenecientes a los llamados mercados comunes de integración, en los que esto ha sido abordado

No obstante todas las diferencias anotadas, cabe señalar que existe un principio que es más propio de los seguros privados, pero que en algunas oportunidades ha sido recogido por los seguros sociales, y este es el de la proporcionalidad entre los aportes y beneficios, fundamentalmente por

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razones administrativas y de financiamiento, lo que se ha traducido en una proporcionalidad entre las cotizaciones acumuladas y el tiempo de afiliación a la institución respectiva, y el monto de la prestación que corresponde al trabajador asegurado.

Concepto y Definición de la Seguridad Social.

Sin lugar a dudas, el término "Seguridad Social", se había usado con anterioridad antes de que apareciera consagrado en el Derecho Positivo con un significado específico.

Se ha dicho que en los países americanos el concepto de Seguridad Social se remonta a Simón Bolívar, quien en febrero de 1829 declaró: "El sistema de gobierno más perfecto es aquel que engendra la más grande suma de bienestar, la más grande suma de seguridad social y la más grande suma de seguridad política".

Sin embargo, la utilización del término en un sentido jurídico, y con el contenido que hoy le es propio se encuentra en una ley norteamericana sobre Seguridad Social dictada el 14 de agosto de 1935, bajo el gobierno de Franklin Delano Roosevelt, conocida como "Social Security Act". Aunque la ley en cuestión era limitada en sus beneficios, principalmente vejez y cesantía, lo interesante es que ella usó por primera vez el nombre de Seguridad Social con el significado de una política orgánica dirigida a enfrentar la inseguridad de vivir que padecían los trabajadores de Estados Unidos en aquella época, en que aun no se superaba la crisis económica iniciada en el año 1929.

Pero quien dio plena aplicación al uso del término Seguridad Social, e hizo extensiva su utilización fue William Beverdige, el que en junio de 1941, en Inglaterra, fue designado presidente de una comisión interministerial que debía encargarse de realizar un examen general de los sistemas de seguros sociales y de los servicios anexos, en escala nacional, comprendiendo los accidentes del trabajo y que debía entregar recomendaciones para la mejora de dichos regímenes.

El informe, conocido mundialmente como "El Informe Beverdige sobre Seguridad Social", se considera como la carta fundacional de la seguridad Social contemporánea, ya que provocó un movimiento político-social que traspasó las fronteras de su propio país, e influyó fuertemente en la línea programática sostenida por los países aliados en la Segunda Guerra Mundial al término de esta conflagración.

Lo anterior por cuanto Beverdige no se limitó a presentar críticas y descripciones del estado de la Seguridad Social, como habría sido lo propio de un “informe”, sino que, además, señaló con precisión postulados que variaban la filosofía del campo previsional y que se encontraban en boga en esos momentos, y es así como, por ejemplo, señala que la política de Seguridad Social debe estar dirigida a abolir el estado de indigencia asegurando a todo ciudadano, pronto a servir según sus medios, una renta suficiente en todo momento para satisfacer sus cargas.

El Informe Beverdige sirvió de punto de partida a una reforma legal que, luego de la guerra, puso a Gran Bretaña a la vanguardia de las realizaciones de Seguridad Social, con leyes tales como la del 15 de junio de 1945, sobre asignaciones familiares; la del 26 de julio de 1946, sobre Accidentes del trabajo; la del 1º de agosto de 1946, sobre Seguros Sociales; la del 6 de noviembre

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de 1946 que creó el Servicio nacional de Salud, y la del 13 de mayo de 1948 que reorganizó y unificó los Servicios de Asistencia y Previsión Social de Inglaterra, País de Gales y Escocia, de tal modo que el sistema inglés de cubrir sólo algunos de los riesgos sociales y únicamente en beneficio de reducidos grupos de ciudadanos, especialmente de trabajadores subordinados, fue sustituido por una amplia organización nacional de Seguridad Social, unificada y completa, que atiende a todos los ciudadanos necesitados.

En cuanto a la definición, la Seguridad Social presenta serias dificultades al momento de intentar dar una definición certera acerca de lo que debe entenderse por ella, más aun tomando en cuenta que no existe unanimidad en cuanto a su real extensión, lo que hará diferir las distintas definiciones que se intenten.

No obstante lo anterior, al intentar una definición, debe tenerse presente que la Seguridad Social, dado su ámbito, puede definirse tanto como una POLITICA SOCIAL, o como una rama de las CIENCIAS JURIDICAS.

Desde el primer punto de vista, Pierre Laroque la define como "La política de distribución de rentas que tiende a modificar el reparto que resulta del ciego juego del mecanismo económico a fin de adaptar los recursos de cada individuo y de cada familia a sus necesidades".

Otra definición, que también mira la Seguridad Social como una política social, señala que "La Seguridad Social, en un concepto integral y moderno, es la rama de la política socioeconómica de un país por la cual la comunidad protege a sus miembros, asegurándoles condiciones de vida, salud y trabajo socialmente suficientes, a fin de lograr mejor productividad, más progreso y mayor bienestar comunes".

Por su parte, como ciencia jurídica, se la define como "El conjunto de principios que reconocen a todo ser humano el derecho a los bienes indispensables para prevenir sus contingencias sociales y cubrir sus efectos y que regula las instituciones requeridas para ello".

Esta definición se da en sentido jurídico, toda vez que se hace en función de los derechos que tales principios reconocen, y se hace comprensiva a todo ser humano, sin limitación alguna, con lo cual se supera la limitación en orden a restringir los beneficios de la Seguridad Social sólo a los trabajadores subordinados, como lo fue en su origen.

Por otra parte, la definición dada comprende no sólo la prevención de los riesgos sociales, sino también la cobertura de los efectos que ellos produzcan una vez acaecidos, incluyendo la rehabilitación.

Finalmente, la definición comprende los principios que regulan y dan forma sustancial a las instituciones necesarias para que la Seguridad Social se realice plena y oportunamente.

Lo que en la actualidad se pretende es superar el antiguo marco de la Previsión Social, que se limitaba a los denominados Seguros Sociales, de modo de comprender entre sus objetivos todos los instrumentos e instituciones destinados a proteger al ser humano en su calidad de tal, y no únicamente como trabajador frente a la miseria y a la inseguridad económico social, y es así como la

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Seguridad Social pasa de lo conmutativo a lo distributivo, considerando a la persona humana acreedora de la sociedad para exigirle, ejerciendo el Derecho a la Seguridad Social que le asiste, la protección y defensa adecuada y oportuna en sus "estados de necesidad". Quiere decir lo anterior que en un aspecto distributivo la Seguridad Social atiende a las necesidades de la persona humana, sin atenerse estrictamente a los aportes de ella a las instituciones previsionales pertinentes y constituyendo, por ello un sistema de garantía de un mínimo social.

Ramas de la Seguridad Social.

Dentro de las funciones de la Seguridad Social se encuentra el redistribuir el ingreso nacional, contribuir a regular la economía, contribuir al mejoramiento y al progreso económico y social de las condiciones de vida y contribuir a la capitalización y al ahorro individual.

Se denominan funciones económico-sociales en la medida que son logros que se obtienen mediante la seguridad social, en forma consecuencial al cumplimiento de sus objetivos específicos, a la naturaleza y al contenido de las prestaciones que otorga, a sus recursos, a la cuantía de los mismos y forma de obtenerlos.

Debe tenerse presente que no se trata que la Seguridad Social haya nacido para cumplir las funciones antes señaladas, sino que ellas pueden ser cumplidas a través de otras políticas, en especial económicas y laborales, pero la Seguridad Social contribuye conjuntamente con esas políticas a esas funciones, en la medida en que pueda cumplir con sus propios objetivos.

Por lo anterior es necesario referirse a los instrumentos de la Seguridad Social o ámbitos de ella, y que son: la medicina social, la asistencia social, los seguros sociales, los servicios sociales, las políticas habitacionales y el pleno empleo.

Otros autores consideran demasiada amplia la concepción señalada relativa al ámbito de la Seguridad Social, señalando que sólo alcanza tres aspectos que son los seguros sociales, la asistencia social y los sistemas de prestaciones familiares.

La Medicina Social:

Es la rama de la seguridad social que se ocupa de las condiciones de salud de todos los miembros de la comunidad, con la particularidad de que incluye un componente de tipo económico, da tal manera que no comprende sólo el restablecimiento de la salud, sino que se preocupa también de los problemas conexos, tratando de atender a los efectos que se producen en la economía individual o familiar a consecuencias del problema de salud, otorgando tres tipos de prestaciones: en servicios (atención médica y dental, de farmacia), en especies (leche, prótesis) y en dinero (pago de subsidios por enfermedad).

Además de lo anterior, se ocupa también de aspectos educativos, destinados a evitar enfermedades infecto contagiosas y de disminuir los riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

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Promueve además políticas alimenticias y de higiene ambiental en centros públicos destinadas a la preservación de la salud de la población.

La Asistencia Social:

Esta rama de la seguridad social se ocupa de procurar condiciones de vida mínimas suficientes para aquellos miembros de la comunidad que por causas ajenas a su voluntad se encuentran en una situación de menor valencia económica o social.

Como ya señalamos, ella fue uno de los primeros instrumentos utilizados para afrontar los riesgos sociales como una expresión de la caridad, y teniendo por ello un financiamiento privado o particular, sin que existiera un derecho a la asistencia, por lo que ella estaba sólo destinada a aquellos casos de indigencia probada.

Posteriormente, y en la medida las organizaciones particulares fueron siendo reemplazadas por entidades estatales, y el financiamiento particular primero por subvenciones estatales y luego por un financiamiento completo por parte del Estado, nace el derecho a la asistencia social, pudiendo reclamarse su protección, y se reemplaza el concepto de indigencia probada por el de menorvalencia.

Con lo anterior se amplió el campo de la asistencia social, vinculándose dos causas que originan la acción de la misma:

1.- Cuando el sujeto no tiene una esperanza de superar su situación de menorvalencia, debido a una causa permanente, como por ejemplo una invalidez o un estado de orfandad.

2.- Cuando el sujeto tiene un problema de carácter transitorio, como por ejemplo, una enfermedad.

Tiene como una característica principal la asistencia social su carácter no contributivo, en el sentido de que el sujeto puede recibir el servicio o la prestación, aun no habiendo sido cotizante del sistema, buscando su financiamiento por diversos medios, y así, la ley 14.464 gravaba a beneficio del Servicio de Seguro Social los premios de la Lotería y de la Polla con el 2% para otorgar pensiones de vejez a las personas mayores de 65 años carentes de recursos. Estas pensiones fueron reemplazadas por el D.L. 869 de 1985 que las otorgó a las mismas personas y también a los inválidos carentes de recursos, y otorgándoles además, derecho a la asistencia médica.

Los Seguros Sociales:

Estos constituyen una rama de la Seguridad Social esencialmente económica, destinada a proteger a los trabajadores y a sus familias, por la vía de mantener la continuidad del ingreso en caso de pérdida o disminución de la capacidad de trabajo, o cuando los ingresos obtenidos se hacen insuficientes debido al aumento de las necesidades del trabajador.

Como ya señalamos, ellos se basan en la noción del riesgo, sean fisiológicos, profesionales o sociales, y son obligatorios.

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En cuanto a la forma de otorgar la prestación, se pueden distinguir tres categorías:

1.- Aquellos que dan una protección por corto tiempo, como son los subsidios de cesantía, por enfermedad o por maternidad.

2.- Los que dan una protección por largo tiempo, como son las pensiones de orfandad, vejez, o invalidez.

3.- Aquellos que otorgan una prestación global, por una sola vez, constituidos por las llamadas indemnizaciones.

Los Servicios Sociales:

La Seguridad Social, en general, no atiende a casos particulares, no considerando para el otorgamiento de las prestaciones a personas individuales que han caído en desgracia, lo que se tradujo en la necesidad de considerar, en determinadas situaciones estos casos particulares o individuales, surgiendo así los servicios sociales, los que son una moderna manifestación de la Seguridad Social.

Se los ha definido como la rama de la Seguridad Social que promueve, encauza, regula y otorga aquellos beneficios adicionales o complementarios a sus prestaciones generales que obtienen determinados grupos de asalariados como consecuencia de sus condiciones contractuales de trabajo.

Los principales elementos que conforman los servicios sociales son:

1.- Existencia de una relación contractual directa entre el trabajador y su empresa, la que se expresa a través de un contrato o convenio colectivo de trabajo.

2.- La creación de un fondo común, constituido por aportes de la empresa y de los trabajadores, destinado al financiamiento de las prestaciones adicionales que se otorgan.

3.- La existencia de una administración que es la encargada de manejar los fondos y otorgar las prestaciones.

4.- La existencia de diversos criterios o factores para el otorgamiento de los beneficios, siendo los principales el tiempo de permanencia del trabajador en la empresa, es decir, su antigüedad, o bien las necesidades personales del mismo, como por ejemplo, el número de cargas de familia.

En definitiva, están destinados a otorgar beneficios complementarios a los trabajadores, los que se obtienen por medio de los contratos o convenios colectivos del trabajo, y dirigidos principalmente a proteger la salud del trabajador y su grupo familiar, su habitación, la higiene y seguridad en el trabajo, etc.Las Políticas Habitacionales:

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La inclusión de éstas entre los instrumentos de la Seguridad Social, como ya hemos dicho, es bastante discutida, y obedece a una concepción amplia de esta disciplina, en la que se entiende que ella debería comprender todas las políticas sociales destinadas a enfrentar los estados de necesidad de las personas.

De todos modos se estima que la Seguridad Social puede desempeñar un papel colaborador en las problemática habitacional, mediante el otorgamiento de créditos para la adquisición de viviendas, debiendo recordarse que en nuestro país, en una época no muy lejana, las Cajas de Previsión daban bastante importancia a la construcción de viviendas para sus afiliados, lo que lamentable no tuvo mucho éxito, principalmente por el abuso a que se sometió el sistema, lo que hizo que éste se desfinanciara.

La Política de Pleno Empleo:

Al igual que respecto de las políticas habitacionales, la doctrina discute si debe o no incluirse entre las herramientas de la Seguridad Social.

Se señala que en lo inmediato, el pleno empleo, en países en desarrollo con bajos porcentajes de población activa, con altos porcentajes de sub empleo, o con altas tasas de cesantía, vendría a solucionar el problema del subdesarrollo, objetivo que obviamente escapa a los de la Seguridad Social.

No obstante lo anterior, de todos modos, entre las contingencias que pretende afrontar la Seguridad Social está la cesantía, por lo que indudablemente, una eficiente política de empleo, que pudiera conducir al pleno empleo, significa prevenir la cesantía.

A este respecto se ha señalado en la época de Beverdige respecto del pleno empleo, que es necesario que el número de empleos vacantes sea superior al de candidatos a ellos, de manera tal que la cesantía sea superada en breves intervalos de espera.

Principios que rigen la Seguridad Social.

Los autores se encuentran contestes en que existen varios principios universales que rigen esta disciplina.

1.- Principio de la Universalidad:

En relación a éste algunos distinguen una universalidad subjetiva y una objetiva.

a.- Subjetiva: Dice relación con que tienen derecho a la protección todas las personas, sin distinción de sexo, edad, raza, religión o nivel remuneracional, con lo cual se puede decir que ha existido una evolución en orden a dar protección a los económicamente más débiles (sistema de Bismarck) hasta llegar a una política de protección nacional (Beverdige)

b.- Objetiva: Desde un punto de vista objetivo, la Seguridad Social debe cubrir todos los riesgos derivados ya sea de la falta de salud o de la falta de medios económicos, o bien por la

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adición de nuevas obligaciones derivadas de vínculos familiares, de tal modo que se considera que constituyen contingencias la enfermedad, maternidad, invalidez, vejez, muerte, orfandad, accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, el desempleo y las cargas familiares.

No obstante lo anterior, sólo podrá gozar de el derecho a la seguridad social quien se encuentre dentro de ciertos eventos previstos y reglamentados por el ordenamiento jurídico y considerados como "hechos causantes" de un estado que debe ser protegido por medidas de seguridad social, aun cuando existe una tendencia en cuanto a que en el futuro la Seguridad Social debiera cubrir otras contingencias no consideradas de manera general.

Sin embargo, se considera que la universalidad objetiva tiene como condición la involuntariedad de la contingencia, lo que permitiría, por ejemplo, la suspensión del subsidio, cuando el afectado lo ha obtenido fraudulentamente. Algunos autores consideran que la involuntariedad sólo podría ser aceptada plenamente para las prestaciones de invalidez y el seguro de desempleo, no teniendo cabida para la vejez, la muerte o la enfermedad, y es así, como por ejemplo, la ley 16.744, sobre accidentes de trabajo y enfermedades profesionales prevé especialmente el otorgamiento de prestaciones médicas en caso de accidentes producidos intencionalmente por la víctima, por cuanto a todo ser humano le asiste el derecho a la recuperación.

2.- Principio de la Integridad o Suficiencia:

Este principio está referido al campo de los beneficios y servicios que presta u organiza la Seguridad Social, y consiste en que todas las prestaciones médicas, económicas o familiares, sean suficientes para atender la contingencia social respectiva y capaz de solucionar el caso social.

Algunos autores, en cuanto a este principio señalan que la Seguridad Social debe abarcar la totalidad de los riesgos sociales que amenazan a las personas que viven en una sociedad organizada, tanto los que miran a la salud, como al aspecto económico, social y cultural. Desde esta perspectiva, el principio de la integridad se confundiría con el de la Universalidad Objetiva.

En cuanto al primer aspecto, es decir, la integridad de la prestación se señala que la salud debe ser protegida integralmente, comprendiendo atenciones médicas, quirúrgicas, hospitalización, medicamentos, rehabilitación, etc., y que no vulnera el principio el hecho que puedan existir concurrencias al pago, siempre que ello se encuentre reglamentado, y se contemplen las debidas excepciones para los casos de indigencia o de personas impedidas de cotizar.

También en el ámbito de la salud se señala que la rehabilitación debe permitir la recuperación de la capacidad de trabajo, mediante la actualización de su capacidad residual laboral, hasta recolocarlo en una ocupación adecuada.

Respecto de los montos de las prestaciones, se señala que ellas deben ser de un monto tal que permitan a la persona seguir viviendo en condiciones relativamente similares a las que tenía cuando disfrutaba de su plena capacidad de trabajo. Sin embargo, la doctrina a este respecto señala que no es aconsejable otorgar prestaciones por un valor idéntico al de la remuneración, ya que ello podría desincentivar la vuelta a la vida activa, y por que, supuestamente, las necesidades de un pasivo son inferiores a la del activo.

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En relación a la protección de la familia, el principio se traduce en que las prestaciones deben constituir un conjunto de medidas para lograr una protección efectiva del núcleo familiar.

No obstante las bondades indiscutibles de este principio, y de los diversos alcances que se han reseñado, ellas se topan con los elevados costos que suponen y con la realidad económica del país.

3.- Principio de la Unidad de Acción:

Este se refiere a la coordinación de todos los métodos y técnicas tendientes a la subsistencia de la Seguridad Social, a fin de lograr la unidad del sistema, de modo que las políticas de seguridad social estén bajo el control del Estado, no obstante que algunos autores limitan el alcance del principio a que el Estado tenga a su cargo sólo una labor coordinadora de las políticas de seguridad social.

4.- Principio de la Solidaridad:

Axioma: Se debe dar de acuerdo a las posibilidades y se debe recibir de acuerdo a las necesidades

Este principio implica reconocer la obligación de todos a cooperar al cumplimiento de los postulados y objetivos de la Seguridad Social en cada hombre que lo requiera.

Implica reconocer los derechos de todos, es decir, de la sociedad entera a cooperar al cumplimiento de los postulados y objetivos de la Seguridad Social y opera en cada hombre que lo necesite. Esto quiere decir que cada habitante del país debería estar cubierto con la Seguridad Social.

Todos aportamos de acuerdo a lo que tenemos; pero se suplen todas las necesidades en base a este principio.

La solidaridad existirá en la medida que se redistribuya el ingreso nacional.

Según Patricio Novoa, la solidaridad se exterioriza en los siguientes postulados:

a.- Es un esfuerzo de toda la comunidad realizado en su propio beneficio.

b.- Al esfuerzo deben concurrir todos y cada uno según sus posibilidades y capacidades.

c.- El esfuerzo individual de cada persona debe ser considerado como una exigencia del bien común y no como una prestación previa, para que luego del organismo gestor otorgue la correspondiente contraprestación.

De la aplicación conjunta de la suficiencia y de la solidaridad se produce como consecuencia la redistribución del ingreso nacional.5.- Principio de la Eficacia:

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Se refiere a la duración, cantidad y calidad de las prestaciones que debe darse a los usuarios de la Seguridad Social.

No se trata que las personas vivan a expensas de la Seguridad Social, sino que debe determinarse el tiempo de duración, la cantidad y la calidad de los beneficios que se otorgan.

Este principio no se reconoce por todos los autores, por cuanto podría encontrarse encuadrado dentro del de la Integridad.

6.- Principio de la Unidad:

Mira este principio más propiamente al sentido orgánico y estructural que debe tener la Seguridad Social en el aspecto completo que ella abarca, con sus derechos, obligaciones e instituciones.

Algunos hablan de unidad como unificación orgánica o administrativa, fundamentada principalmente en la circunstancia de la existencia de un riesgo único, de abaratar costos y de simplificar la estructura administrativa. Sin embargo, debe existir una aplicación racional del principio, ya que muchas veces una organización demasiado grande, puede causar más problemas que beneficios a los que deben acudir en demanda de los servicios.

En cambio, la rectoría de toda la acción de la Seguridad Social debe estar indiscutiblemente estructurada en un sentido unitario en lo normativo y fiscalizador.

7.- Principio de la Internacionalidad:

Este principio cobra hoy en día mayor importancia y urgencia por los grados de integración económico-social y aun política de países y continentes enteros. Así, los beneficios, derechos, obligaciones e instituciones de Seguridad Social en cada uno de esos países deberán adecuarse a un sistema unitario internacional, dentro de la respectiva integración, a fin de evitar trastornos y competencias que harían a esta última más difícil e inestable.

Desde otra perspectiva, las normas fundamentales de la Seguridad Social, a la cual deben adherirse los Estados encuentran en los Convenios Internacionales una de sus fuentes más características.

8.- Principio de la Subsidiariedad:

Este es uno de los más discutidos entre los autores, considerando algunos que no constituye un principio orientador de la Seguridad Social, ya que se opondría a la ineludible responsabilidad fundamental que le corresponde al Estado en esta materia.

Implica el principio en cuestión que la sociedad toda, o el Estado como organismo jurídico de ella, no debe ejercer facultades que excedan los que el individuo o grupos sociales menores puedan hacer por sí mismos. Lo anterior implica abrir un campo a la iniciativa privada y delimitar el

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campo de actividades del Estado en relación a otorgar las suficientes garantías de la actividad particular encaminada como ayuda a los más necesitados.

El Estado tiene en relación a este principio dos obligaciones con la Seguridad Social:

a.- Permitir que el individuo y los grupos intermedios, con sus propios medios, hagan frente a sus estados de necesidad.

b.- Intervenir sólo en aquellos casos en que sean incapaces de solucionar con sus propios recursos sus necesidades.

Para el sector que rechaza la incorporación del este principio, el sería solamente la concreción de una filosofía en la administración de la Seguridad Social, pero sin llegar a ser un principio ilustrativo de ella, estimando, incluso, que por esta vía se pueden afectar otros principios de la Seguridad Social, como el de la unidad y el de la solidaridad, los que se rompen entre grupos de diverso poder económico.

Previsión Social, Seguros Sociales y Seguridad Social.

Durante el siglo pasado, y hasta mediados del siglo XX se utilizó preferentemente el término Previsión Social, para designar todos los sistemas destinados a cubrir los riesgos sociales, pero fundamentalmente aquellos que afectaban a los trabajadores subordinados.

Siendo los seguros sociales el sistema más importante en la época señalada, ello llevó a que se confundieran con el concepto de previsión social.

El concepto utilizado actualmente es el de seguridad social, dentro de la cual la previsión social es sólo una especie dentro del genero, destinada a proteger los riesgos que afectan, fundamentalmente a los trabajadores subordinados, y los seguros sociales son parte de la instrumentación con que ella puede lograr sus objetivos, y debiendo adecuarse a sus principios superiores.

Relaciones entre Seguridad Social y Derecho del Trabajo.

Al abrir Beverdige el horizonte conceptual de la Seguridad Social, cubriendo los riesgos sociales que amenazan a todas las personas, sin limitarlos a aquellos que son trabajadores subordinados, dio a la Seguridad Social frente al Derecho del Trabajo una categoría propia indiscutible, lo que no siempre había estado tan claro.

No obstante lo anterior, y principalmente debido a sus orígenes, sigue existiendo una suerte de hermandad entre ambas disciplinas, la que se reafirma si se consideran los principios que rigen los sistemas de jubilación, por ejemplo.

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TEORIA Y CLASIFICACION DE LOS RIESGOS

La vida del hombre en el marco de la sociedad está permanentemente afecta a riesgos, lo que hace que exista una inseguridad en cuanto a disfrutar de una vida digna.

En una concepción tradicional, se ha dicho que el riesgo es aquel acontecimiento futuro e incierto cuya realización no depende exclusivamente de la voluntad del asegurado.

Sin embargo, en el ámbito de la Seguridad Social, existen otros hechos que, sin ser propiamente riesgos, en sus efectos no pueden distinguirse de ellos, los que han sido denominados "cargas", como ser, el matrimonio, el nacimiento de los hijos, y se entiende por tales los acontecimientos que hacen surgir la necesidad susceptible de compensación.

Se señala que en sus efectos no pueden distinguirse de los riesgos, por cuanto tales cargas van a influir directamente en el potencial económico-social de vida de la persona, y por ello no pueden ser ignoradas por la Seguridad Social.

No obstante que ciertos sectores han rechazado categóricamente que se pueda considerar como un "riesgo" el matrimonio o el nacimiento de hijos, la mayoría de la doctrina, en un planteamiento práctico o técnico de lo que es la Seguridad Social, tratan conjuntamente ambos conceptos.

No obstante lo anterior, la inclusión de las cargas entre los objetivos prácticos de la Seguridad Social ha implicado una modificación de la concepción tradicional del riesgo, ya que la carga puede no ser futura e incierta, como sería, por ejemplo, el caso del matrimonio ya celebrado o del hijo ya nacido, y que no obstante, deberán ser protegidos.

Es por lo anterior, y a fin de evitar estas disquisiciones entre lo que es el riesgo y lo que es la carga, y para incluir ambas, algunos prefieren utilizar el concepto de "contingencia social", en vez de la de "riesgos".

Diversas Clases de Riesgo que Amenazan al Hombre en Sociedad

Lógicamente, debe distinguirse diversos tipos de riesgos, según sea el medio del que provengan o en el cual se desenvuelven.

1.- Existen riesgos que provienen del medio físico, como ser los terremotos y otros fenómenos naturales.

2.- Existen riesgos del medio social-económico, considerados en forma amplia, considerándose dentro de éstos, en el orden internacional las guerras, y en el interno, las guerras civiles, la inflación descontrolada, el déficit de habitaciones y muchísimas otras.

3.- Riesgos del medio familiar, como ser el matrimonio y el nacimiento de los hijos.

4.- Riesgos fisiológicos, como la vejez, la enfermedad, la invalidez y la muerte.

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5.- Riesgos laborales o profesionales como la cesantía, los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.

Lógicamente que la Seguridad Social debe determinar cuales son los riesgos que deben ser indemnizados o respecto de los cuales debe prevenirse su advenimiento.

El Sistema de Afiliación.

La Afiliación se define como “El acto jurídico por medio del cual una persona se incorpora al régimen de seguridad social correspondiente”

En la Seguridad Social, en materia de afiliación existen también actos administrativos que reconocen el derecho de la persona a los beneficios que se otorgan por el respectivo régimen.

Estos actos administrativos son aquellos que crean, reconocen, modifican o extinguen situaciones jurídicas subjetivas, pero no en relación a cualquiera de éstas, sino aquellas que dicen relación con el derecho público subjetivo. Entonces, nos referimos al derecho que tiene cualquier individuo frente a la Seguridad Social, para exigir del ente administrador del sistema las prestaciones correspondientes en beneficio propio.

Debe tenerse presente que la afiliación puede originarse por petición del propio interesado, por el empleador e incluso por el mismo órgano administrador de Seguridad Social.

Así, por ejemplo, para los trabajadores que ya estaban prestando servicios a la entrada en vigencia del Seguro de Cesantía, la afiliación es voluntaria, y, en estos casos, debe ser solicitada por el propio interesado; en la Ley de Accidentes del Trabajo, aun cuando ella establece que la afiliación se produce por el sólo ministerio de la ley, al comenzar a prestar servicios el trabajador, debe realizarse un acto formal por parte del empleador, que se denomina “inscripción”.

La Cotización.

Según Patricio Novoa, esta es “Un tributo de Derecho Público, autónomo y afectado, exigido por la comunidad a empresas y trabajadores, cuando utiliza su poder de imperio para atender la gestión de los servicios de Seguridad Social, establecidos en el interés general de la comunidad”

Al señalar que es un “tributo de Derecho Público”, la definición se refiere a que está establecido por la legislación en el interés general de la sociedad, y por tanto es irrenunciable.

Con “autónomo y afectado”, se refiere a que no se debe considerar la cotización como un impuesto o el precio de un seguro privado, sino que sólo está referida al sistema de Seguridad Social, destinado a cubrir estados de necesidad, no pudiendo destinarse estos recursos a fines distintos.

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Finalmente, cuando hace alusión a “la potestad de imperio”, la definición intenta dejar claramente establecido que la comunidad organizada tiene facultades para exigir su pago aun por la fuerza.

En el acto de cotizar intervienen un sujeto activo, el que en definitiva va a ser el Estado, ya que a éste corresponde el deber de otorgar las prestaciones de la Seguridad Social, aun cuando la cotización directamente se pague al organismo administrador del respectivo beneficio (AFP, Isapre, etc)

Por otra parte, interviene como sujeto pasivo aquel que está obligado a pagar la cotización, pudiendo serlo el trabajador dependiente, trabajador independiente, el empleador e incluso ciertos organismos administradores, como por ejemplo Fonasa o la Isapre quienes durante el período en que un trabajador hace uso de licencia médica, deben enterarle las cotizaciones previsionales en la AFP.

Finalmente, debe tenerse presente que las cotizaciones se realizan sobre la base de las remuneraciones que perciba el trabajador dependiente o sobre las rentas que declare el trabajador independiente, ambas con un tope de 66 unidades de fomento, a partir del 1 de enero de 2011.

Régimen de Financiamiento.

Evidentemente que el otorgamiento de beneficios de Seguridad Social requiere de un financiamiento, el cual, dependiendo del beneficio que se trate será aportado directamente por el Estado (por ejemplo Régimen Unico de Prestaciones Familiares), otros con cotizaciones del propio beneficiario (por ejemplo Isapre) o con carácter tripartito, es decir trabajador, empleador y Estado (por ejemplo Seguro de Cesantía).

En la doctrina se han distinguido diversos sistemas:

a) Régimen de Reparto Simple: En éste cada año se equilibran el costo de las prestaciones otorgadas y los ingresos percibidos (cotizaciones, aportes), con lo cual se otorgan los beneficios y se cubren los gastos de administración.

b) Régimen de Reparto con Reserva de Eventualidades: Se intenta lo mismo que en el sistema anterior, pero se destina parte de los ingresos a la denominada “Reserva de Eventualidades”, a fin de tener financiamiento para cubrir estados de necesidad no previstos, generalmente referidas a prestaciones de corto plazo, tales como maternidad, cesantía, gastos de salud extraordinarios, etc.

c) Régimen de Capitalización: Lo que aportan los afiliados se invierte en el mercado, y con la inversión inicial más las eventuales rentabilidades obtenidas se intenta cubrir las prestaciones.

d) Régimen de Capitalización Individual: Cada afiliado al sistema realiza sus propias cotizaciones, las que se invierten en el mercado, pero cada uno asegura su propio riesgo, por ejemplo, la vejez en el sistema de AFP.

e) Cotización Colectiva: Todas las cotizaciones o aportes van a una sola cuenta administrada por un organismo que otorgará las prestaciones, como por ejemplo en el antiguo sistema previsional.

Las Prestaciones.

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Consiste en el beneficio que otorga el respectivo ente administrador a fin de solucionar un estado de necesidad cuando se produce lo que se denomina “hecho causante” previsto por la ley. Por ejemplo, ante la enfermedad (hecho causante) se otorga la prestación (pago de subsidio durante el tiempo de reposo).

Las prestaciones pueden ser:

a) En especie, tales como leche, alimentos, medicamentos, desayuno y almuerzo a escolares.b) En servicios, tales como atención médica, rehabilitación, hospitalización, capacitación.c) En dinero, a fin de proporcionar un ingreso para solucionar el estado de necesidad

originado por el hecho causante (cesantía => subsidio o seguro; enfermedad => subsidio por enfermedad)

LOS RIESGOS PROFESIONALES, ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES

Como es lógico suponer, la vida laboral supone la existencia de diversos riesgos a los cuales se ven expuestos quienes desarrollan una actividad.

A través de los años, la doctrina ha intentado dar diversas soluciones a la pregunta relativa a quien es el responsable de la ocurrencia del riesgo, y que por lo tanto debe indemnizar por los perjuicios que el trabajo produzca a los trabajadores.

En un primer momento y por una postura de influencia románica, se presumía a la víctima como responsable del accidente del trabajo, por lo que el trabajador accidentado debía llevar adelante un difícil proceso a fin de, en primer lugar, liberarse de esa responsabilidad, para luego proceder a probar la responsabilidad de su empleador, lo que en la gran mayoría de los casos no tenía éxito.

Con posterioridad, se elaboraron diversas teorías a fin de buscar una solución al problema señalado.

1.- Teoría de la Responsabilidad Extracontractual.

En ésta teoría responsabilidad subjetiva el empleador era responsable por el hecho de haber causado el daño con culpa o dolo, de acuerdo a l principio contemplado en el artículo 2314 del Código Civil, el que señala que el que ha cometido un delito o cuasidelito es obligado a la indemnización, sin perjuicio de la pena que corresponda por el delito o cuasidelito.

Como se aprecia, esta teoría no era muy efectiva, por cuanto, el empleador sólo era responsable cuando se comprobaba que había actuado con culpa o dolo, en circunstancias que la regla general es que los accidentes se produzcan por caso fortuito o fuerza mayor, y además el peso de la prueba de la culpa o dolo correspondía al trabajador.

Una variante de la misma teoría fue la de invertir el peso de la prueba, presumiéndose la culpa del empleador, pero siguió siendo una teoría de responsabilidad subjetiva.

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2.- Teoría de la Responsabilidad Contractual.

En ésta se entendía que del contrato de trabajo emanaba para el empleador una obligación de seguridad para con sus trabajadores. Tiene la obligación de conservar al trabajador sano y salvo, y al término del contrato, entregarlo tan válido como lo recibió.

Sin embargo, se permitía al empleador probar que habiendo cumplido con su obligación, ninguna culpa le era imputable, por lo que no se le podía atribuir responsabilidad alguna.

Se mantuvo el problema de la indefensión del trabajador, pero se le reconoció como aporte el de la idea de que del contrato de trabajo emanaba la obligación del empleador de proporcionar seguridad a sus trabajadores.

3.- Teoría del Riesgo Profesional o Responsabilidad Objetiva.

En general, las teorías de la responsabilidad objetiva se inician a fines del siglo XIX, y señalan que el empleador es responsable de los accidentes del trabajo, por haber generado una situación de riesgo con su actividad.

Se fundan en una interpretación del artículo 1384 del Código Civil Francés el que señala que se es responsable no sólo del daño causado por el hecho propio, sino también por el hecho de las personas por las que debe responderse o de las cosas que se tiene bajo su cuidado.

Así, el empleador es responsable, no por haber incurrido personalmente en una actividad dañosa con culpa o dolo, sino porque sus maquinarias, herramientas, etc. han producido un daño que debe ser reparado.

Reconoce esta teoría dos excepciones:

a) Cuando el accidente se deba a fuerza mayor extraña y sin relación con el trabajo.

b) Cuando el daño ha sido producido intencionalmente por la víctima.

En materia de accidentes del trabajo los autores señalan que el caso fortuito es aquel que escapa a la previsión humana, pero cuyo origen reside en la causa misma del trabajo, como por ejemplo, la explosión de un motor.

La fuerza mayor es, por el contrario, la expresión de un fenómeno natural de orden físico o material, que también escapa a toda previsión, pero cuya causa u origen es totalmente extraña a la explotación o trabajo.

En conclusión el empleador no responderá de la fuerza mayor, pero sí del caso fortuito.

4.- Teoría del Riesgo de Autoridad.

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La teoría anterior descansaba sobre ciertos presupuestos como era la creación de un riesgo específico propio de la era industrial y el aprovechamiento del trabajo ajeno.

Sin embargo, fue creación legislativa la extensión de la responsabilidad por accidentes del trabajo a algunas actividades sin riesgo específico, como el comercio y las oficinas.

También fue una tendencia legislativa el no distinguir entre empresas con y sin fines de lucro, a fin de que estas últimas también respondieran por los accidentes del trabajo.

Por lo anterior surge la teoría del riesgo de autoridad que también es una forma de riesgo objetiva y aplica el principio de que la autoridad es fuente de responsabilidad y quien tiene a otros bajo su dependencia por el vínculo de la relación laboral, debe responder de los infortunios que les acaezcan en la realización del trabajo.

Las teorías de la responsabilidad objetiva fueron objeto de severas críticas desde el punto de vista doctrinario y aplicación práctica.

Aspectos relevantes:

Si el empresario es responsable puede adoptar dos actitudes, o bien asumir su responsabilidad: 1) Autoasegurarse, sistema que funciona en empresas grandes y organizadas, más no en las pequeñas, y 2) Asegurar su responsabilidad en una entidad aseguradora (seguro comercial), lo que no dio buenos resultados, ya que antes de pagar las compañías de seguros discutían la procedencia del riesgo.

También la circunstancia que diera lugar a una relación jurídica directa entre el empresario y trabajador, o la compañía aseguradora y empleador daba lugar a una serie de problemas, llegándose finalmente a los tribunales. También se decía que en materia de seguridad social para efectuar las prestaciones es necesario tener presente el estado de necesidad de las personas, en cambio en la responsabilidad directa patronal hay que tener presente la relación directa entre las partes

5.- Teoría del Riesgo Social. Esta se considera la más avanzada y aceptada universalmente, como la más justa y conveniente.

Parte de la base que toda comunidad humana requiere de bienes y servicios cuya producción implica riesgos inevitables, y es insensato estimular sólo actividades poco riesgosas, ya que quedarían sin satisfacer importantes necesidades sociales.

Desde el punto de vista financiero se justifica este criterio porque las indemnizaciones eran traspasadas a costo por las empresas, y luego al precio de sus productos, pagándolas la comunidad en definitiva.

Si el desarrollo del país requiere de industrias peligrosas, debe ser la comunidad beneficiada con ella la que soporte el riesgo de esas actividades y no la empresa.

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Se fundamenta en que el mismo estado de necesidad y la misma situación presentan quien sufre un accidente del trabajo o contrae una enfermedad profesional, como quien se accidenta en su casa o en un paseo.

Por otra parte, la O.I.T. y la jurisprudencia en diversos países han ido ampliando el concepto de accidente del trabajo hasta incluir los ocurridos en el trayecto, cuya relación con el trabajo mismo es remota, pero se explica por la necesidad de acercarse cada vez más al estado de necesidad de la persona, en vez de a la posible responsabilidad del empleador.

En 1942, la Primera Conferencia de Seguridad Social declaró que esta materia correspondía por su naturaleza a los seguros sociales, lo que luego ha tenido dos modalidades:

b) Las contingencias laborales deben confundirse con los seguros de enfermedad, invalidez y muerte, prescindiéndose del concepto de accidente del trabajo y enfermedad profesional.

b) Otros señalan que es necesario mantener un seguro especial de accidentes y enfermedades del trabajo, separado del seguro común, cuyo objeto único sea prevenir tales riesgos, siendo esta la tendencia seguida por Chile.

LEY N°16.744

SOBRE ACCIDENTES DEL TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES

Antecedentes legislativos directos de esta ley son la ley 3.170, del 27 de diciembre de 1916, la cual acogía la teoría del riesgo profesional, pero en forma imperfecta, por cuanto no reconocía derecho a las indemnizaciones pertinentes, en caso de que el accidente se hubiese debido a culpa del obrero, y el artículo 255 del Código del Trabajo de 1931, el que consagró plenamente la teoría del riesgo profesional.

Por el contrario, la ley 16.744, del 1º de febrero de 1968, adoptó la teoría del riesgo social, según la cual es la sociedad la que debe responder por los accidentes del trabajo, y para ello establece seguros que son financiados por aportes de los empleadores, quedando el control del seguro en manos del Estado, quien entrega su administración a diversas entidades.

Principales características de la Ley 16.744.

a) Establece la obligatoriedad del seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

b) Define que las prestaciones otorgadas corresponden a ayuda médica y económica como consecuencia del infortunio laboral.

c) Es de carácter universal, ya que todos los afiliados al sistema están protegidos contra los riesgos.

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d) Pretende proteger contra las necesidades médicas, económicas y de rehabilitación derivadas del acaecimiento del riesgo.

e) Se financia con aportes basados en un porcentaje sobre las remuneraciones de la totalidad de los trabajadores de la empresa.

f) Existe homogeneidad en las prestaciones según las necesidades que la originan, las que se otorgan según reglas estándar.

g) Establece una libre competencia entre las entidades administradoras, basada en la calidad y oportunidad de las prestaciones que otorgan.

h) Impone la prevención de los riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales en forma organizada y con jerarquía técnica, estableciendo los deberes y derechos de cada uno de los sectores involucrados en el beneficio: empresa, trabajador y organismo gestor.

i) Contempla mecanismos de estímulo a las acciones y resultados obtenidos en la prevención de los riesgos profesionales, a través de la revisión de las tasas de cotización.

j) Incorpora el concepto de rehabilitación de los trabajadores afectados por los riesgos profesionales.

k) Excluye la participación de los entes judiciales en la determinación de la procedencia del beneficio, siendo solamente los organismos técnico-administrativos los encargados de ello.

l) Incluye el concepto de pérdida de capacidad de generar ingresos por sus propios medios, a los trabajadores afectados por enfermedad profesional o accidente del trabajo.

m) Establece la afiliación automática del trabajador al sistema, por el solo ministerio de la ley, el que queda cubierto contra los riesgos de las contingencias laborales desde el primer día que ingresa a una empresa.

La ley 16.744, además amplió la cobertura de las personas protegidas, que antes eran sólo los trabajadores dependientes del sector privado, a los funcionarios públicos, semi públicos y a los trabajadores independientes.

De acuerdo a lo establecido por el artículo 1º de la ley el seguro contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales es obligatorio, estableciendo en una amplia disposición, como es el artículo 2 quiénes están obligados al seguro y en los artículos 5 y 7 indica cuales son las contingencias cubiertas.

Personas protegidas. (artículo 2º): 1.- Trabajadores dependientes de los sectores privado y público, cualquiera sean las labores que ejecute y la naturaleza de la empresa, institución o servicio para el cual trabaje.

Ampara el seguro a los trabajadores del sector público, de la administración civil del Estado, de las municipalidades y de instituciones descentralizadas.

2.- Los estudiantes que ejecuten labores que signifiquen ingresos para su plantel de educación.

3.- Los trabajadores independientes y familiares.

4.- Todos los estudiantes de establecimientos particulares o fiscales por los accidentes que sufran con ocasión de sus estudios o en la realización de su práctica educacional.

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La ley, además, faculta al Presidente de la República para ir incorporando trabajadores a los beneficios de esta ley, por grupos de actividad, y es así como se han incorporado una serie de trabajadores independientes tales como:

- Campesinos asignatarios de tierra en dominio individual.- Suplementeros.- Profesionales hípicos independientes.- Taxistas propietarios de vehículos de alquiler.- Pirquineros independientes.- Pequeños mineros artesanales.- Conductores propietarios de vehículos de movilización, de transporte escolar y de carga.- Pescadores artesanales independientes.

Estos trabajadores antiguamente, para estar protegidos por el seguro debían ser imponentes del Servicio de Seguro Social o de otra caja de previsión del sistema antiguo, con lo cual quedaban fuera los imponentes de las A.F.P., situación que fue salvada en el año 1986, mediante el D.F.L. Nº2 de ese año.

En 1994, por la ley 19.345 se dispuso la incorporación de ciertos trabajadores del sector público, concretamente los de las instituciones centralizadas y descentralizadas del Estado, los funcionarios de la Contraloría, del Poder Judicial y del Congreso.

Riesgos y Contingencias que Cubre la Ley.

Como su mismo nombre indica, ella cubre los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales.

Los Accidentes del Trabajo.

De acuerdo al artículo 5 de la ley, es toda lesión que una persona sufra a causa o con ocasión del trabajo, y que le produzca incapacidad o muerte.

Como se aprecia, tres son los elementos para que se pueda hablar de accidente del trabajo:

1.- Que exista una lesión.2.- Que sea a causa o con ocasión del trabajo.3.- Que se produzca una incapacidad o muerte.

1.- Que exista una lesión.

Lo que quiere decir que la persona debe verse afectada orgánicamente, y ello producir una incapacidad o muerte.

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El concepto de lesión se utiliza por la ley en un sentido amplio, comprendiendo el daño en su estado físico o psíquico.

En cuanto a la incapacidad, el artículo 37 señala que cuando el trabajador sufra un accidente que sin incapacitarlo para el trabajo le produzca una disminución igual o superior al 14% e inferior a un 40% se le va a considerar inválido parcial para la reparación económica correspondiente, otorgándosele una indemnización global.

El accidente, por lo general se vincula a la producción de un efecto inmediato y súbito como consecuencia de un agente externo. Antes de la ley se estimaba que el accidente no podía ser consecuencia de proceso lento y continuo, lo que hoy es interpretado en forma más amplia, en cuanto a que sea producto de un proceso más lento, como por ejemplo la asfixia o la muerte por congelamiento.

2.- La lesión debe producirse a causa o con ocasión del trabajo.

Pese a la expresa exigencia de este requisito, la ley no a definido que debe entenderse por "a causa o con ocasión del trabajo", cuestión que ha sido establecida por la jurisprudencia.

A causa del trabajo: es todo accidente que se produzca mientras la persona se encuentra prestando servicios en el local del establecimiento del empleador.

Con ocasión del trabajo: Son los ocurridos en el trayecto directo de ida o regreso entre la habitación y el lugar de trabajo.

Respecto de estos últimos se ha sostenido que la ley se refiere a ellos en el artículo 5, inciso 2º al referirse a los accidentes "asimilados", como son los sufridos por los trabajadores en el trayecto directo, de ida o regreso, entre la habitación y el lugar de trabajo, accidentes que se denominan "de trayecto". Más actualmente, también se considera con tal calidad el accidente sufrido por el trabajador en el trayecto entre dos trabajos distintos.

Por su parte la Superintendencia de Seguridad Social ha dictaminado que la doble fórmula empleada por la ley permite considerar como constitutivo de accidente de trabajo no sólo la lesión sufrida por el trabajador durante la jornada laboral y en el local de trabajo, sino también la sufrida antes, durante la suspensión o después de dicha jornada, ocurrido dentro o fuera de los locales de trabajo, puesto que la segunda fórmula, con ocasión del trabajo, sólo exige que entre la lesión y el trabajo exista una indudable relación de causalidad, y es así como un dictamen ha señalado que es accidente del trabajo el sufrido por una persona que regresaba de su feriado e iba directamente al trabajo y con el ánimo de reanudar sus funciones.

Desde otra perspectiva, el inciso 3º del artículo 5 también considera como accidente del trabajo el sufrido por un dirigente de organizaciones sindicales a causa, o con ocasión del desempeño de sus cometidos gremiales.

3.- Que se produzca incapacidad o muerte.

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El accidente de trabajo se califica por el resultado, es decir para ser considerado como tal

debe necesariamente producir incapacidad o muerte.

La incapacidad dice relación con la facultad de poder o no seguir el trabajador en el mismo trabajo, y con las mismas energías y facultades que poseía antes del accidente.

Los accidentes leves, que producen incapacidad por pocas horas, desde este punto de vista tienen importancia sólo para efectos estadísticos y de prevención, debiendo investigarse las causas que lo originaron para ver si existió omisión en las medidas de prevención de accidentes.

La ley deja fuera aquellos accidentes que no tengan relación alguna con el trabajo debido a una fuerza mayor extraña, y los producidos intencionalmente por la víctima.

Las Enfermedades Profesionales.

Son aquellas causadas de manera directa por el trabajo o profesión que desempeña una persona y que produce incapacidad o muerte.

Los elementos para que se configure la enfermedad profesional, de acuerdo a la definición serán:

1.- Que se produzca a causa del trabajo.2.- Que origine una incapacidad para el trabajo o la muerte.3.- Que sea una enfermedad.

1.- Que sea a causa del trabajo.

A diferencia del accidente, se requiere una relación directa, es decir, que el trabajo o profesión desempeñado por el trabajador sea la causa directa de la enfermedad.

2.- Que produzca incapacidad o muerte.

Debe producir una disminución de la capacidad de ganancia o, en definitiva, la muerte del trabajador, mediante un quebrantamiento efectivo de su salud.

3.- La Enfermedad.

Esta debe estar incluida en una lista a la que alude el artículo 7 de la ley, el que señala que el reglamento es el que hace la enumeración de las enfermedades que deben considerarse como profesionales mediante el listado señalado, el que debe revisarse cada tres años. El reglamento se encuentra en el D.S. 109 del año 1968 del Ministerio del Trabajo.

En el derecho comparado existen tres sistemas para determinar las enfermedades profesionales:

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a) De protección general, en el que toda enfermedad puede ser considerada como profesional si se comprueba la relación causa-efecto con el trabajo o con las condiciones en que éste se realizó.

Presenta la desventaja de que es el trabajador el que debe probar la relación causa a efecto.

b) De lista taxativa, en el que en un listado se incluyen todas las enfermedades que se consideran profesionales.

Tiene la ventaja que el trabajador se libera de probar que la enfermedad es profesional si ésta se encuentra en la lista, pero presenta el gran inconveniente de que cualquier otra enfermedad que no esté en la lista, aun cuando sea consecuencia del trabajo, no se considerará profesional.

c) Mixto o de lista no taxativa, en el que se pueden ir agregando enfermedades a la lista por parte de la autoridad, quedando la prueba reducida a aquellas enfermedades que no figuran en la lista, siendo este el sistema de nuestra ley, en el que como dijimos, cada tres años se revisa la lista, pudiendo el trabajador acreditar que su enfermedad es profesional.

La resolución del organismo administrador que considere una enfermedad como profesional debe ser consultada a la Superintendencia de Seguridad Social, la que debe decidir en el plazo de tres meses, previo informe del Servicio de Salud respectivo.

Este sistema resuelve el problema evidente de no poder incluir en un listado todas las enfermedades que sean consecuencia del trabajo.La Administración del Seguro: Artículos 8 y 72.

Todo empleador está obligado a asegurar a sus trabajadores contra los riesgos laborales, para lo cual puede elegir entre tres tipos de entidades participantes en el sistema:

1.- Mutualidades de empleadores que no persiguen fines de lucro, respecto de los trabajadores dependientes de los empleadores afiliados a ellas.

Corresponde al Presidente de la República autorizar la existencia de estas mutualidades, otorgándoles personalidad jurídica si cumplen con los siguientes requisitos:

a. Que sus miembros ocupen, a lo menos, 20.000 trabajadores en faenas permanentes.b. Que dispongan de servicios médicos propios o en conjunto con otras mutualidades, los que

deben contar con servicios especializados, incluso de rehabilitación.c. Deben realizar actividades permanentes de prevención de riesgos de accidentes de trabajo y

enfermedades profesionales.d. No deben ser administradas directa, ni indirectamente por organizaciones que persigan fines

de lucro.e. Sus miembros deben ser solidariamente responsables de las obligaciones contraídas por estas

mutualidades.

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Corresponde al Sistema Nacional de Servicios de Salud el fiscalizar el cumplimiento de los requisitos de las letras b y c, y están sujetas las mutualidades a la fiscalización de la Superintendencia de Seguridad Social.

2.- Sistema Estatal: administrado por el Instituto de Normalización Previsional, que capta las cotizaciones y paga las indemnizaciones y pensiones; el Sistema Nacional de Servicios de Salud otorga las prestaciones médicas y de prevención de riesgos; y, el Fondo Nacional de Salud que paga los subsidios correspondientes; y

3.- Las Empresas cuando sean designadas administradoras delegadas respecto de sus propios trabajadores, siendo preciso que ocupen 2.000 o más trabajadores, y que tengan un capital y reservas superiores a 7.000 sueldos vitales anuales, debiendo cumplir además los siguientes requisitos:

a. Deben poseer servicios adecuados, con personal especializado en rehabilitación.b. Deben realizar actividades permanentes y efectivas en relación a la prevención de

accidentes y enfermedades profesionales.c. Deben constituir garantía del fiel cumplimiento de las obligaciones que asumen ante los

organismos previsionales respectivos.d. Deben contar con él o los comités paritarios que exige la ley.

El control y fiscalización del cumplimiento de los deberes de estas empresas se ejerce también por el Sistema Nacional de Servicios de Salud y por la Superintendencia de Seguridad Social.

Para que la empresa sea designada como administradora delegada del seguro se requiere autorización de la Superintendencia de Seguridad Social, previo informe del Servicio de Salud respectivo, y en tal calidad podrán otorgar todas las prestaciones que la ley establece, menos el pago de las pensiones.

Cotización y financiamiento

1.- La ley establece una cotización general básica equivalente al 0,9% del total de las remuneraciones imponibles de los trabajadores de la empresa, la que es de cargo del empleador.

2.- Establece, además, una cotización diferenciada en función de la actividad y/o riesgo de la empresa o entidad empleadora, que se determina por el Presidente de la República, y que no puede exceder del 3,4% del total de las remuneraciones imponibles, la que también es de cargo del empleador, y que puede duplicarse si la entidad empleadora exhibe una tasa de riesgo superior al nivel correspondiente a su respectiva actividad, sin perjuicio de otras sanciones.

En resumen, la tasa máxima de cotización, sumada la básica y la adicional, no puede superar el 7,7%.

Por el contrario, de acuerdo al artículo 16, si la entidad empleadora ha implementado medidas de prevención que disminuyan apreciablemente los riesgos laborales, puede solicitar que se

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le rebaje la tasa de cotización adicional, o que se le exima de ella, en caso de alcanzar niveles óptimos de seguridad.

El reglamento para la aplicación de las tasas de cotización se encuentra en el D.L. 173 del año 1970.

3.- También contribuye al financiamiento el producto de las multas que cada organismo administrador puede imponer de acuerdo a la ley.

4.- Por las utilidades o rentas que produzca la inversión de los fondos de reserva a que se refieren los artículos 19 y 20.

Deben los organismos administradores formar una RESERVA DE EVENTUALIDADES, no inferior al 2%, ni superior al 5% de sus ingresos anuales, a fin de atender al pago de pensiones y sus reajustes futuros.

5.- Por las cantidades que corresponda por el derecho a, repetir contra los empleadores, según los artículos 56 y 59.

Si existe un retardo en el pago de las cotizaciones, el trabajador no pierde el derecho a las prestaciones establecidas en la ley, por lo que el organismo administrador deberá otorgarlas, debiendo cobrar al empleador las cotizaciones, más los respectivos reajustes e intereses y multas que procedan.

Si se produce un siniestro y se establece el incumplimiento de la obligación de solicitar la afiliación del trabajador por parte del empleador, éste está obligado a reembolsar al organismo administrador el total del costo de las prestaciones otorgadas y de los subsidios que hubiere pagado y que deban otorgarse a los trabajadores, sin perjuicio del pago de las cotizaciones y demás sanciones que correspondan.

Por su parte, el artículo 69 establece que cuando el accidente o la enfermedad profesional se deba a culpa o dolo del empleador, o de un tercero, sin perjuicio de las acciones penales que correspondan, el organismo administrador tendrá derecho a repetir en contra del responsable del accidente por las prestaciones que haya otorgado o deba otorgar, y la víctima y las demás personas a las que el accidente o la enfermedad causen daño podrán reclamar al empleador o al tercero responsable también las indemnizaciones a que tenga derecho con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso por el daño moral.

Prestaciones que otorga la ley.

Las dos principales son las médicas y las pecuniarias.Respecto de las segundas, para su cálculo la ley utiliza el concepto de "sueldo base del

trabajador", respecto del cual el artículo 26 señala que es el promedio de las remuneraciones o rentas sujetas a cotización, excluidos los subsidios percibidos en los últimos 6 meses inmediatamente anteriores al accidente o al diagnóstico de la enfermedad.

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Si la totalidad de los últimos 6 meses no estuvieren cubiertos por cotizaciones, el sueldo base será el promedio de las remuneraciones o rentas sobre las cuales se hubieren efectuado cotizaciones, pudiendo el trabajador acreditar que ha percibido remuneraciones superiores a aquellas por las cuales se le efectuaron las cotizaciones, caso en el cual el sueldo base se calculará sobre las remuneraciones efectivamente percibidas, sin perjuicio de que la institución previsional persiga el pago de las cotizaciones impagas, con los intereses y multas, por la diferencia entre la remuneración real y la declarada para los efectos previsionales.

Si el accidente o enfermedad ocurre antes de efectuar la primera cotización, el sueldo base será el indicado como sueldo o renta en el acto de la afiliación o el que tuvo derecho a percibir a la fecha que la afiliación debió producirse.

Prestaciones médicas:

- Atenciones quirúrgicas y dentales en establecimientos médicos y a domicilio.- Hospitalización si fuere necesaria a juicio del médico tratante.- Medicamentos.- Prótesis y aparatos ortopédicos, y la reparación de éstos.- Rehabilitación física.- Reeducación profesional.- Gastos de traslado y otros necesarios para el otorgamiento de las prestaciones médicas.

También tendrán derecho a las prestaciones médicas los asegurados que se encuentren en la situación del inciso final del artículo 5, es decir, cuyo accidente se produzca por fuerza mayor extraña al trabajo, o éste sea producido intencionalmente por la víctima.

Otorgamiento.

El artículo 27 clasifica los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales en 5 categorías, según los efectos que producen:

1.- Que producen incapacidad temporal.2.- Que producen invalidez parcial.3.- Que producen invalidez total.4.- Que producen gran invalidez.5.- Que producen la muerte.

Prestaciones económicas.

En relación con las anteriores, las prestaciones económicas que se otorgan pueden consistir en subsidios, pensiones o indemnizaciones.1.- Incapacidad Temporal.

Da derecho al accidentado o enfermo al pago de un subsidio diario que es equivalente al 85% de la remuneración o renta sujeta a cotización, el que se reajusta en la misma oportunidad en que se reajusten los sueldos y salarios por leyes generales o por contratos colectivos de trabajo.

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A estos subsidios le son aplicables las normas que regulan los subsidios por enfermedad, contenidas en el D.F.L. 44 de 1978 y en el D.L. 3.500 de 1980.

El subsidio se paga durante toda el tiempo que dure el tratamiento, desde el día del accidente o de aquel en que se comprobó la enfermedad y hasta la declaración de invalidez, la curación o la muerte del trabajador.

Se paga el subsidio también por los días feriados y no está afecto a descuentos por impuestos o cotizaciones de previsión.

En todo caso la duración máxima del período de pago del subsidio es de 52 semanas, prorrogable por 52 semanas más, si ello es necesario para el tratamiento o rehabilitación del trabajador.

De no recuperarse en este período máximo se presume que el trabajador presenta un estado de invalidez.

Por otra parte, si el trabajador se niega a seguir el tratamiento prescrito, o dificulta o impide su curación, se puede suspender el pago del subsidio, a petición del médico tratante, y con el visto bueno del jefe técnico correspondiente.

2.- Invalidez Parcial.

La ley considera inválido en esta categoría, a quien haya sufrido una disminución de su capacidad de ganancia, presumiblemente permanente igual o superior al 15% e inferior al 70%.

En estos casos se distinguen dos tramos:

a) Si la disminución de la capacidad de ganancia es igual o superior a 15% e inferior a 40%, la víctima tiene derecho al pago de una indemnización global, cuyo monto no podrá exceder de 15 veces el sueldo base lo que se determina en función de la relación entre el monto máximo y el valor asignado a la incapacidad respectiva en el reglamento, no pudiendo ser inferior la indemnización, en ningún caso a medio sueldo vital.

La indemnización se puede pagar de una sola vez, o por mensualidades iguales vencidas. Si se optó por el pago en mensualidades, el trabajador, en cualquier momento, puede solicitar se le pague el remanente de una sola vez.

Si el accidentado sufre una mutilación importante o una deformación notoria que no lo incapacite para el trabajo, será considerado inválido parcial, y tendrá derecho a una indemnización global, cuyo monto se determina por la entidad administradora según el grado de mutilación o deformación sufrido. Sin embargo, si ésta se produce en la cara, cabeza u órganos genitales, tendrá siempre derecho al máximo de la indemnización, es decir, hasta 15 veces el sueldo base.

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b) Si la disminución de la capacidad de ganancia es igual o superior al 40% e inferior al 70%, el trabajador tendrá derecho a una pensión equivalente al 35% del sueldo base

3.- Invalidez Total.

Se considera inválido total al que haya sufrido una disminución de su capacidad de ganancia, presumiblemente permanente, igual o superior al 70%, y tendrá derecho al pago de una pensión equivalente al 70% del sueldo base.

4.- Gran Invalidez.

Se considera gran inválido a quien requiera del auxilio de otras personas para realizar los actos elementales de la vida, caso en el cual tiene derecho a un suplemento de pensión equivalente al 30% del sueldo base, con lo cual recibirá el 100% del mismo.

Los montos de las pensiones se aumentan en un 5% por cada uno de los hijos causantes de asignación familiar en exceso sobre dos, sin que por ello pierdan la asignación familiar que les corresponde, pero en ningún caso las pensiones podrán exceder del 50%, 100% o 140% del sueldo base, según sea por invalidez parcial, total o gran invalidez, respectivamente.

En todo caso, la cuantía de las pensiones disminuirá o aumentará, cada vez que nazca o se extinga el derecho al suplemento del 5% por cada hijo que cause asignación familiar.

Al igual que en el caso de los subsidios, los organismos administradores pueden suspender el pago de las pensiones cuando el trabajador se niegue a someterse a los exámenes, controles o prescripciones que se le ordenen, o cuando se rehúsen sin causa justificada a someterse a procesos de rehabilitación física o de reeducación profesional que se le indiquen, existiendo, en todo caso, derecho a reclamo.

La revaluación del estado de invalidez, la evaluación, control, declaración y revisión de estos estados es de competencia exclusiva de los servicios de salud, cualquiera sea el organismo administrador.

El director del Sistema Nacional de Servicios de Salud debe crear comisiones especializadas para tales efectos, integradas por médicos especialistas y por funcionarios del Servicio de Salud.

5.- Muerte del Trabajador.

Tanto si el trabajador fallece a consecuencia de accidente del trabajo, o de la enfermedad profesional, como cuando aquel que está declarado inválido y goza de pensión fallece, se generan pensiones de sobrevivencia, a las cuales tienen derecho:

- La cónyuge- El cónyuge- Los hijos legítimos, naturales y adoptados.- Los ascendientes y descendientes que causen asignación familiar.

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- La madre de los hijos naturales.

Cada uno de los anteriores debe cumplir con requisitos especiales para tener derecho a la pensión.

a) La cónyuge sobreviviente.

Si es mayor de 45 años o inválida de cualquier edad, tiene derecho a una pensión vitalicia del 50% de la pensión básica que hubiere correspondido a la víctima si se hubiere invalidado totalmente, o de la pensión básica que percibía al momento de la muerte.

Si la viuda es menor de 45 años, tiene derecho a la misma pensión, por el período de un año, prorrogable por todo el tiempo que tenga hijos a su cuidado y que causen asignación familiar. Si en el transcurso de ese plazo cumple 45 años, la pensión pasa a ser vitalicia.

Si contrae nuevas nupcias pierde el derecho a la pensión, sin embargo, si goza de pensión vitalicia tiene derecho a que se le pague el equivalente a dos años de pensión de una sola vez.

b) El cónyuge sobreviviente.

Este debe ser inválido, y haber vivido a expensas de su cónyuge, al momento de la muerte, y tiene derecho a una pensión igual a la de la viuda inválida.

c) La madre de filiación no matrimonial.

Debe ser soltera y haber vivido a expensas del causante al momento de la muerte de éste.

Su pensión equivale al 30% de la pensión básica que le hubiere correspondido a la víctima si se hubiere invalidado totalmente o de la que percibía al momento de su muerte.

Para tener derecho, el causante debe haber reconocido a los hijos antes del accidente o del diagnóstico de la enfermedad y se concede por los mismos plazos y bajo las mismas condiciones establecidas para la viuda.

Si la madre de los hijos naturales contrae nupcias, cesa la pensión, teniendo derecho también a que se le pague de una sola vez el equivalente a dos años de pensión, siendo esta pensión compatible con la de la cónyuge sobreviviente.

d) Los hijos.

Cuando sean menores de 18 años, o mayores de dicha edad y hasta los 23, siempre que sigan estudios técnicos o superiores y los hijos inválidos de cualquier edad.

El monto de su pensión será equivalente al 20% de la pensión básica que le hubiere correspondido al causante, si se hubiere invalidado totalmente, o de la pensión básica que percibía al momento de su muerte.

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e) Los ascendientes y descendientes que le causaban asignación familiar.

Estos, a falta de todos los anteriores, tienen derecho a una pensión por un monto equivalente al 20% de la pensión básica del causante.

Los descendientes tienen derecho hasta el último día del año en que cumplen 18 años de edad.

Si carecen de padre y madre, tienen derecho a la pensión, aumentada en un 50%, caso en que la pensión será entregada a las personas o instituciones que tengan a su cargo al menor, en las condiciones que señala el reglamento.

Regla especial.

En ningún caso las pensiones de supervivencia pueden exceder del 100% de la pensión total que hubiere correspondido a la víctima, si se hubiere invalidado totalmente o de la pensión total que percibía al momento de su muerte, excluido el suplemento por gran invalidez, si existiere.

Para aplicar lo anterior, deben efectuarse reducciones a las pensiones otorgadas, a prorrata de las cuotas de cada beneficiario.

A la inversa, las pensiones otorgadas acrecerán, proporcionalmente, dentro de los límites respectivos a medida que alguno de los beneficiarios deje de tener derecho a su pensión o fallezca.

Labor Preventiva.

Esta se encuentra a cargo del Sistema Nacional de Servicios de Salud, a quien corresponde la competencia general en materia de supervigilancia y fiscalización de la prevención, higiene y seguridad de todos los sitios de trabajo, cualquiera sea la actividad que en ellos se desarrolle, incluidas las empresas del Estado.

Debe controlar las instalaciones médicas de los demás organismos administradores, la forma de otorgar las prestaciones médicas y la calidad de la acciones de prevención que se realizan.

Organismos de Prevención. 1.- Los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad.

Estos deben existir en toda industria o faena con más de 25 trabajadores, y cumplen las siguientes funciones:

a.- Asesorar e instruir a los trabajadores en la correcta utilización de los instrumentos de protección.

b.- Velar por el cumplimiento de los trabajadores y de la empresa de las medidas de prevención, higiene y seguridad.

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c.- Investigar las causas de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que se produzcan en la empresa.

d.- Indicar la adopción de todas las medidas de higiene y seguridad que sirvan para la prevención de riesgos profesionales.

e.- Cumplir las demás funciones que le encomiende el organismo administrador respectivo.

2.- Los Departamentos de Prevención de Riesgos.

Estos se exigen en las empresas mineras, industriales o comerciales que ocupen más de 100 trabajadores, y debe ser dirigido por un experto en prevención de riesgos.

Las empresas, por disposición legal, están obligadas a acatar las medidas que les indiquen estos dos organismos de prevención, pudiendo apelar de lo que ellos resuelvan ante el organismo administrador respectivo, en el plazo de 30 días desde que la medida le sea notificada.

Deben también las empresas mantener al día los reglamentos internos de higiene y seguridad, y los trabajadores, por su parte, deben cumplir las obligaciones que el reglamento les imponga, pudiendo ser sancionados con multas en caso de no acatarlas, las que se aplican de acuerdo al Código del Trabajo.

Las empresas también deben adoptar las medidas preventivas que le indiquen el Sistema Nacional de Servicios de Salud y el respectivo organismo administrador del seguro, siendo su incumplimiento sancionado por el SNSS, de acuerdo al procedimiento de multas y sanciones previsto en el Código Sanitario, sin perjuicio de que el organismo administrador pueda aplicar una recargo en la cotización adicional, de acuerdo a la ley 16.744.

Por otra parte, las empresas están obligadas a proporcionar a los trabajadores los elementos de protección necesarios, no pudiendo cobrarles su valor.

Dentro de las facultades del SNSS, está también la de clausurar las fábricas, talleres, minas o cualquier otro sitio de trabajo que signifique un riesgo inminente para la salud de los trabajadores o de la comunidad.

Respecto de las enfermedades profesionales, una norma de protección importante es la que ordena que el trabajador deberá ser trasladado por la empresa en que presta servicios a otras faenas, donde no se encuentre expuesto al agente causante de la enfermedad.

Además, los trabajadores que sean citados para exámenes de control por los servicios médicos de los organismos administradores, deberán ser autorizados por el empleador para asistir, y el tiempo que se utilice se considerará trabajado para todos los efectos legales.

Procedimientos.

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Una obligación principal de las empresas es la de denunciar al organismo administrador respectivo los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales inmediatamente de producidos.

De este deber el empleador es el primer obligado, y en caso de que no lo cumpla, pueden hacerlo el propio afectado, el sindicato, o cualquier persona interesada.

Efectuada la denuncia al organismo administrador, éste debe informar al SNSS.

Recursos.

La ley establece dos vías, la reclamación y la apelación.

La reclamación.

Procede, en primer lugar, contra las decisiones de los servicios de salud o de las mutualidades, en su caso, recaídas en cuestiones de hecho que se refieren a materias de orden médico, y se deduce ante la Comisión Médica de Reclamos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

En segundo lugar, contra las resoluciones de los organismos administradores, podrá reclamarse directamente ante la Superintendencia de Seguridad Social, en el plazo de 90 días hábiles.

Por otra parte, cualquier persona podrá reclamar directamente ante la Superintendencia de Seguridad Social del rechazo de una licencia o reposo médico por los servicios de salud, mutualidades e Instituciones de Salud Previsional, basado en que la afección invocada no tiene carácter profesional, caso en que la Superintendencia de Seguridad Social resuelve con competencia exclusiva, y sin ulterior recurso.

La apelación.

Procede contra las resoluciones de la comisión médica de reclamos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, y para ante la Superintendencia de Seguridad Social, en el plazo de 30 días hábiles, resolviéndose también con competencia exclusiva y sin ulterior recurso.

Todos los plazos se cuentan desde la notificación de la respectiva resolución por carta certificada, o por el medio que establezcan los reglamentos, y el plazo se cuenta desde el tercer día de recibida la carta en el correo.

Ambos recursos, pueden interponerlos, según el caso, los afiliados al seguro o sus derechohabientes, los organismos administradores, o cualquier persona interesada.

La Comisión Médica de Reclamos por Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales está sometida a la fiscalización de la Superintendencia de Seguridad Social, y se integra por dos médicos del SNSS, uno de los cuales la preside; un médico representante de las organizaciones más

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representativas de los trabajadores; uno de las más representativas de las entidades empleadores; y un abogado, los que son designados por el Presidente de la República.

Sanciones. La ley establece multas de 1 a 24 sueldos vitales mensuales, las que aplica el organismo administrador, pudiendo duplicarse en caso de reincidencia, sin perjuicio de otras sanciones, como por ejemplo, clausura.

Prescripción.

Las acciones derivadas de la ley prescriben en cinco años, contados desde la fecha del accidente o de aquella en que se diagnosticó la enfermedad.

Por excepción, respecto de la enfermedad denominada neumoconiosis, que es una enfermedad respiratoria, derivada de la aspiración del polvo de metales, las acciones prescriben en 15 años desde el diagnóstico, y no corre contra los menores de 16 años.

LAS PRESTACIONES FAMILIARES

La seguridad social posee diversas ramas o instituciones, siendo una de ellas la de las prestaciones familiares, las que desde un punto de vista social obedecen a una política de protección a la familia, sin distinciones, de modo tal que estos beneficios no sólo alcanzan a los trabajadores dependientes, sino también a los independientes, y aun a los pensionados y desempleados.

La Asociación Internacional de Seguridad Social las ha definido como "Toda prestación en dinero o en especies, cuyo objetivo sea favorecer la constitución o el desarrollo normal de las familias, ya sea aportando una contribución regular para el sostenimiento de las personas a cargo del jefe de familia, o bien proporcionando una ayuda especial en determinados momentos de la vida de las familias y, en particular, en el momento de su constitución, pero independientemente de la idea de que cubre un riesgo social; por lo demás una asignación familiar puede tener como objetivo segundo el fomento de la natalidad o la promoción de una política sanitaria".

En esta materia debe distinguirse entre las asignaciones familiares y las demás prestaciones familiares.

Se definen las Asignaciones Familiares como las prestaciones pecuniarias que la comunidad otorga en forma periódica a la familia y en relación con las cargas que viven a expensas del jefe de hogar.

Las Prestaciones familiares, en general, son aquellos beneficios en dinero, en especies o en servicios que se otorgan a las familias para su mejor constitución y desarrollo y para realizar un proceso de promoción familiar.

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Dentro de las prestaciones familiares, las asignaciones más comunes son la asignación por la cónyuge, asignación por los hijos menores, la asignación prenatal, la asignación de matrimonio, la asignación de natalidad y la asignación de escolaridad.

Cabe señalar que la asignación prenatal, de matrimonio, de natalidad y de escolaridad, por lo general son otorgadas a los trabajadores en razón de contratos, pactos y convenios colectivos, es decir, corresponden más a lo que se denomina Seguridad Social Complementaria.

La regulación legal de las prestaciones familiares se encuentran en el denominado "Sistema Unico de Prestaciones Familiares", contenido en el texto refundido del D.F.L. Nº150, de 1981 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, normativa que ha tenido como gran mérito el haber implementado lo que su propio nombre indica, esto es, un sistema único de prestaciones familiares, con lo que se puso término a las diferencias que existían en estas materias, estableciendo una igualdad en el monto de los beneficios (con las únicas excepciones de aquellos que corresponden a los inválidos que es el doble, y posteriormente el establecimiento de montos diferenciados en las asignaciones familiares, dependiendo del nivel de ingresos del trabajador), en los requisitos para acceder al beneficio, y una única fuente de financiamiento.

Las Asignaciones Familiares

Beneficiarios del Sistema.

Estos son las personas o instituciones afectas al sistema y que tienen el derecho a percibir el beneficio de asignación familiar por las cargas, que se denominan causantes.

Causante es la persona cuya existencia o condición, hace procedente la obtención del beneficio.

Son beneficiarios del sistema:

1.- Todos los trabajadores dependientes, tanto del sector público como privado.

2.- Los trabajadores independientes afiliados a un régimen de previsión que al 1º de enero de 1974 (fecha de dictación del D.L. 307 que reguló el beneficio de la asignación familiar) contemplara a su favor y entre sus beneficios la asignación familiar.

3.- Los trabajadores señalados en los números anteriores, cuando se encuentren gozando de subsidio de cualquier naturaleza.

4.- Los trabajadores ya señalados, que se encuentren gozando de una pensión, obtenida bajo cualquier régimen previsional, aun cuando éste no hubiere contemplado la concesión del beneficio.

5.- Los beneficiarios de pensión de viudez, y la madre de los hijos naturales del trabajador o pensionado, en este último caso, cuando esté gozando pensión de sobrevivencia, de acuerdo al artículo 5 del D.L. 3.500, o del artículo 45 de la Ley 16.744, es decir, cuando hubiese estado

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viviendo a expensas del trabajador al momento de la muerte de éste, y hubiese reconocido con anterioridad a los hijos.

6.- Las instituciones del Estado, o las reconocidas por el Gobierno, y que tengan a su cargo la crianza y mantención de los niños huérfanos o abandonados y de inválidos.

Son causantes de la asignación familiar, es decir, aquellas personas cuya existencia o calidad puede ser invocada por el beneficiario para obtener el pago del beneficio:

1.- La cónyuge y el cónyuge. Este último cuando tenga la calidad de inválido y viva a expensas de su esposa beneficiaria.

2.- Los hijos y adoptados hasta los 18 años y los mayores de dicha edad y hasta los 24 años, siempre que sean solteros, y sigan cursos regulares de enseñanza media, técnica o especializada, o superior, en instituciones del Estado, o reconocidas por éste.

Al referirse a los adoptados, debe entenderse que es a aquellos del sistema de adopción simple, por cuanto en la adopción plena se consideran simplemente hijos legítimos.

3.- Los nietos y bisnietos, huérfanos de padre y madre, o abandonados por éstos, de iguales edades y condiciones que los señalados en el número anterior.

4.- La madre viuda.

5.- Los ascendientes mayores de 65 años.

6.- Los menores bajo medida de protección, de acuerdo a la ley 19.620 (D.O. 05.08.1999)

7.- Los inválidos de cualquier edad, que tengan alguna de las vinculaciones antes señaladas, los que además deberán haber perdido o carecer presumiblemente en forma permanente dos tercios de su capacidad de ganancia, por causas hereditarias o adquiridas.

Como requisitos comunes a todos los causantes están el que debe vivir a expensas del beneficiario, y el que no deben percibir rentas, cualquiera sea su origen, con la única excepción de la pensión de orfandad.

La asignación familiar será pagada desde que se genera la causa que la hace procedente, sin perjuicio de que deberá acreditarse su existencia, y se paga hasta el último día del mes en que el causante mantenga la calidad de tal, salvo en el caso de los hijos, en que el pago se hace hasta el 31 de diciembre del año en que cumpla los 18 o 24 años.

En el caso de los hijos mayores de 18 años, que se encuentre cursando estudios, se paga hasta el reinicio del año escolar siguiente, momento en que debe acreditarse el cumplimiento del requisito para un nuevo período.

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Desde el momento en que se pierde la calidad o el requisito que hace exigible la asignación familiar, ello debe ponerse en conocimiento de la entidad pagadora en el plazo de 60 días, existiendo penas de presidio para el no cumplimiento de dicha obligación, sin perjuicio del deber de restituir lo pagado.

Cabe tener presente que la ley 18.611 de 23 de abril de 1987 estableció que "Los beneficiarios podrán renunciar al monto pecuniario que le correspondiere por concepto de asignación familiar, manteniendo el derecho a todos los demás beneficios que la legislación reconoce a los beneficiarios y causantes de asignación familiar. Con todo se requerirá el consentimiento de quien efectivamente esté percibiendo el beneficio conforme al D.F.L. 150 del año 1981."

Con la norma antes señalada se pretendió reforzar el principio de la solidaridad en materia de seguridad social, pero algunos señalan que con ello se pasó a llevar el principio de la irrenunciabilidad de los derechos en materia previsional, ya que la posibilidad de renunciar al beneficio no se condice con el derecho a la seguridad social, ni con el objetivo del beneficio mismo, que es el de contribuir con el mayor gasto que significa la mantención del causante.

Por otra parte, la percepción del beneficio corresponde, por norma general, al beneficiario, sin perjuicio de que pueda pagarse directamente a la madre, por los hijos menores que vivan con ella, a la cónyuge, a los causantes mayores de edad, o a las personas a cuyo cargo se encuentre el causante, cuando así se solicite, y todo lo anterior, sin perjuicio de lo que se disponga por sentencias judiciales.

El pago se hará por el respectivo empleador, al momento de pagar las remuneraciones, el que a su vez, compensará las sumas pagadas con las que le corresponda enterar por concepto de cotizaciones o impuestos especiales en las respectivas instituciones previsionales. En caso de que luego de la compensación quede un crédito a favor del empleador, el organismo previsional deberá reembolsar el mayor gasto que éste ha hecho.

Por su parte, los independientes deducen el monto que les corresponda percibir por asignación familiar de las cotizaciones e impuestos que se encuentren obligados a enterar mensualmente.

En la actualidad el monto de la asignación familiar depende de la remuneración mensual imponible del beneficiario, y de acuerdo a la siguiente tabla a partir del 1 de julio de 2015 y hasta el 31 de diciembre de 2015, los valores son los siguientes:

Remuneración Valor Asignación FamiliarDe $0 a $252.882 $9.899

De $252.883 a $369.362 $6.075De $369.363 a $576.080 $1.920

$576.081 y más Sin valor

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A partir del 1 de enero de 2016, y hasta el 30 de junio de 2016, los valores son los siguientes:

Remuneración Valor Asignación FamiliarDe $0 a $262.326 $10.269

De $262.327 a $383.156 $6.302De $383.157 a $597.593 $1.992

$597.594 y más Sin valor

La Asignación Maternal.

Esta se paga a las trabajadoras dependientes, independientes, a aquellas que se encuentren gozando de subsidios y a las cónyuges que sean causantes de asignación familiar de los beneficiarios de los beneficiarios que se encuentren en alguna de las condiciones antes señaladas y que se encuentren embarazadas, por un monto equivalente al de la asignación familiar, el que se paga por todo el período del embarazo, siendo exigible a partir del 5º mes, previa acreditación del estado mediante certificación médica, luego de lo cual se paga desde el momento de la concepción. En todo lo demás se rige por las mismas normas que la asignación familiar, incluidos los valores a pagar

La Administración del Sistema.

Se basa en un programa anual aprobado por decreto Supremo, y participan en su administración las ex Cajas de Previsión, actualmente refundidas o concentradas en el I.N.P., las Cajas de Compensación (CCAF), las mutualidades de accidentes de trabajo, las instituciones públicas, las A.F.P. y las Compañías de Seguros, sin perjuicio de las facultades fiscalizadoras de la Superintendencia de Seguridad Social, de la Contraloría General de la República, y más actualmente de la Dirección del Trabajo.

Las Cajas de Compensación y Asignación Familiar

Dentro de la materia en estudio, cabe a estos organismos una destacada participación.

En la actualidad se encuentran regidas por la ley 18.883 del año 1989, que las define como entidades de previsión social y corporaciones de derecho privado, de duración indefinida y sin fines de lucro, cuyo objetivo es la administración de prestaciones de seguridad social.

Tienen duración indefinida, y se encuentran sometidas a la supervigilancia de la Superintendencia de Seguridad Social, pudiendo establecer sucursales en cualquier lugar del territorio nacional.

Estas se constituyen mediante un Decreto Supremo del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, por el que se le concede la personalidad jurídica y se aprueban los estatutos. Para su constitución pueden concurrir las empresas del sector privado, las empresas autónomas del Estado y aquellas en que este último o las entidades del sector público tengan participación mayoritaria.

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Para lo anterior, las empresas deben contar con el acuerdo de afiliación de los trabajadores, adoptado en asamblea citada especialmente para ese efecto, la que debe celebrarse ante un ministro de fe, y con la voluntad de los empleadores. Para formarlas se requiere un capital mínimo de 4.000 U.F., debiendo iniciar sus funciones dentro de los 6 meses siguientes a la publicación del Decreto Supremo que le concede la personalidad jurídica.

De acuerdo a la ley, como ya señalamos, les corresponde la administración de las prestaciones de seguridad social, pudiendo desempeñar las siguientes funciones tienen las siguientes funciones:

1.- La afiliación de entidades empleadoras.

2.- Administrar respecto de los trabajadores afiliados las prestaciones familiares. Además, pueden administrar los regímenes de subsidio de cesantía y por incapacidad laboral, mediante autorización por Decreto Supremo del Ministerio del Trabajo, dictado previo informe de la Superintendencia de Seguridad Social sobre las condiciones administrativas de la Caja de Compensación.

3.- Administrar, respecto de los trabajadores afiliados, regímenes de prestaciones de crédito social, así como regímenes de prestaciones adicionales y complementarias que se establezcan, de conformidad a la ley.

4.- Recaudar y controlar la declaración y pago de las cotizaciones que correspondan al régimen de subsidios por incapacidad laboral.

5.- Invertir los recursos que tenga disponibles.

6.- Efectuar las compensaciones que procedan con los empleadores afiliados y con fondos y entidades previsionales.

7.- Proporcionar servicios, mediante convenios, a entidades que administren prestaciones de seguridad social.

8.- Promover, organizar, coordinar y ejecutar iniciativas y acciones que tengan por objeto mejorar el bienestar social de los trabajadores afiliados y de su núcleo familiar.

9.- Efectuar las demás funciones que establezca la ley.

Las Cajas de Compensación pueden iniciar sus funciones administrando, por lo menos, el Sistema Unico de Prestaciones Familiares.

Las cajas de compensación pueden también establecer un régimen de prestaciones adicionales consistente en prestaciones en dinero, en especies o en servicios para los trabajadores afiliados y sus familias y otras prestaciones adicionales que no se encuentren contempladas en otros regímenes que administren, siendo éstos de adscripción voluntaria, y se establecen por medio de convenios con los empleadores afiliados, con los sindicatos a que pertenezcan los trabajadores, o con estos últimos en forma directa.

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Como ya señalamos, estas instituciones se encuentran sometidas a la fiscalización de la Superintendencia de Seguridad Social, quien debe velar por el cumplimiento de sus fines, por que no incurran en actividades que les están expresamente prohibidas

LAS PRESTACIONES DE ASISTENCIA SOCIAL.

Estas tienen por objetivo proteger estados de necesidad que no alcanzan a ser cubiertos por los seguros sociales regulares, o bien han sido cubiertos en forma imperfecta, y por ello son un complemento necesario, ya que atienden a quienes sufren contingencias sociales mínimas y además no tienen recursos.

1.- Las Pensiones Asistenciales.

Reguladas por el Decreto Ley 869 del año 1975 y se refieren a que las personas de la tercera edad tienen una cobertura universal en nuestro país, especialmente por algunos mecanismos del sistema previsional anterior.

En éste, era el Servicio de Seguro Social el encargado de otorgar pensiones a los asegurados declarados inválidos y a los mayores de 60 o 65 años, según fuesen hombres o mujeres, cuando ellos no hubiesen cumplido con los requisitos para obtener pensión de acuerdo a las reglas generales.

Otras ex cajas de previsión también contemplaban beneficios de esta índole para aquellos que registraran cotizaciones en su respectivo sistema.

El D.L. 869 vino a regular en forma orgánica estas situaciones, consagrando el derecho a obtener pensión asistencial para todas las personas inválidas y los mayores de 65 años que carecen de recursos, teniendo además derecho a atención médica gratuita, siempre que tengan una residencia mínima en el país de tres años, siendo incompatibles estas pensiones con cualquiera otra.

Posteriormente, la ley 18.611, introdujo algunas modificaciones de importancia al citado decreto ley, siendo las principales:

1.- Racionalizó el sistema, entregando a los Intendentes Regionales la resolución de los casos, y estableció un marco presupuestario anual que no puede excederse.

2.- La administración financiera de los recursos por parte del Estado corresponde a la Superintendencia de Seguridad Social.

3.- Las pensiones son pagadas por el Servicio de Seguro Social, actualmente el I.N.P., sin perjuicio de que pueda disponerse que todo o parte de la administración se encomiende a las Cajas de Compensación.

4.- Las pensiones se reajustan anualmente en la misma variación que haya experimentado en dicho periodo el I.P.C.

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5.- Se entiende que una persona carece de recursos cuando no tiene ingresos propios o si los tiene, sus montos sumados son inferiores al 50% de la pensión mínima, la que en la actualidad asciende a $74.824 mensuales. 2.- Subsidios Familiares para Personas de Escasos Recursos.

Las leyes 18.020 y 18.036 crearon dos subsidios de carácter asistencial administrados por los municipios, los que se financian con fondos fiscales, siendo éstos el subsidio de asignación familiar y el subsidio de maternidad.

a.- El subsidio de asignación familiar:

Son causantes de éste los menores de 8 años de edad que vivan a expensas del beneficiario de escasos recursos, y su monto es equivalente al de la asignación familiar común.

Pueden ser beneficiarios aquellos a cuyas expensas viva el menor, es decir, la madre, a falta de ella el padre, los guardadores y las personas que hayan tomado a su cargo la crianza y mantención del causante, siempre y cuando ellos no puedan acogerse al sistema único de prestaciones familiares.

El beneficiario debe solicitar la concesión del beneficio en la municipalidad de su domicilio, quien lo otorgará si el beneficiario no ha tenido dentro del año calendario anterior un ingreso superior a 48 U.T.M., considerando todo el núcleo familiar. El beneficiario no debe ser capaz de proveer por sí solo o junto a su núcleo familiar la crianza y mantención del causante. Finalmente, para el otorgamiento del subsidio debe reconocerse la calidad de beneficiario por resolución del alcalde o del gobernador, en su caso.

Requisitos del causante:

1. No debe ser mayor de 8 años.2. No debe tener un ingreso igual o superior al monto del subsidio, con la única excepción de

la pensión de orfandad.3. Debe participar en los programas de salud infantil del Ministerio de Salud.4. Los mayores de 6 años deben ser alumnos regulares de la educación básica.

Exigibilidad del Subsidio:

Una vez dictada la resolución y efectuada su inscripción debe ser puesta en conocimiento del I.N.P., entidad que se encargará del pago del beneficio.

El subsidio se devenga a contar del mes siguiente a aquel en que se dictó la resolución y subsiste hasta que se mantenga la calidad del causante, o en su defecto, hasta que cumpla 8 años de edad.

Si el causante pierde alguna calidad habilitante para la percepción del beneficio, ello debe ser puesto en conocimiento de la respectiva municipalidad de inmediato por el beneficiario, y de no

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ser así, deberá reintegrar los montos percibidos ilegalmente, debidamente reajustados, existiendo además penas de presidio.

b.- Subsidio de asignación maternal:

Este se rige por las mismas normas ya vistas para el subsidio familiar, con las siguientes variantes:

Se incorpora como beneficiaria a la mujer embarazada que no haya percibido dentro del año anterior ingresos superiores a 48 U.T.M., incluido el grupo familiar.

El beneficio se hace exigible a partir del 5º mes de embarazo, y su pago contempla todo el período de la gestación, es decir, un pago retroactivo.

Subsiste el beneficio hasta que se produzca el nacimiento del hijo, y su monto es equivalente a la asignación maternal regulada por el D.F.L. 150.

Estos dos beneficios son por un valor igual al tramo mayor de la asignación familiar, es decir, $9.899.

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LICENCIAS MEDICAS

Estas se encuentran reglamentadas en el Decreto Nº3, del 4 de enero de 1984, del Ministerio de Salud.

La licencia médica es el derecho que tiene el trabajador de ausentarse o reducir su jornada de trabajo durante determinado lapso en cumplimiento de una indicación profesional certificada por un médico cirujano o por un cirujano dentista, reconocida por su empleador y autorizada por un servicio de salud o una Isapre, según corresponda, durante cuya vigencia podrá gozar de subsidio especial, con cargo a la entidad de previsión, institución o fondo especial o de la remuneración regular de su trabajo.

Ambito de aplicación del Reglamento.

Se aplica a todas las normas contenidas en la actual ley de salud y del Estatuto Administrativo, en virtud de la cual se haya extendido la licencia médica, salvo que se trate de una incapacidad de origen laboral.

La tramitación y autorización de las licencias de los trabajadores dependientes no afiliados a una Isapre va a corresponder al Servicio de Salud en cuyo territorio se ubique el lugar de desempeño del trabajador.

Si el trabajador se encuentra afiliado a una Isapre, la tramitación y autorización de la licencia corresponde a la oficina en la cual suscribió el contrato de salud o en aquella más cercana al lugar de trabajo, a elección del trabajador.

Si es un trabajador independiente no afiliado a Isapre, el conocimiento y autorización de la licencia corresponde al Servicio de Salud del domicilio del trabajador, y si está afiliado a Isapre en la cual se celebró el contrato o al domicilio del trabajador a elección de éste.

El reglamento no se aplica a la tramitación y autorización de las licencias, ni el pago de subsidios que correspondan a accidentes del trabajo enfermedades profesionales de trabajadores afiliados a mutualidades de empleadores constituidas de acuerdo a la ley 16.744.

Sin embargo, las mutualidades deberán proporcionar al Servicio de Salud los datos y antecedentes que éste requiera respecto de atención médica y beneficios concedidos a sus afiliados según las instrucciones que le imparta el Servicio de Salud.

Forma de Otorgamiento de la Licencia

La licencia se materializa en un formulario especial que registrará todas las certificaciones, resoluciones y autorizaciones que procedan.

Se deberá indicar la dolencia que afecta al trabajador, el reposo necesario para su recuperación, debiendo certificarse por un médico cirujano, un cirujano dentista o una matrona, esta última en caso de embarazo o parto.

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En la licencia el funcionario deberá certificar firmando el formulario respectivo, dejándose constancia del diagnóstico de la afección del trabajador, establecerse el pronóstico, fijarse el período necesario para su recuperación y el lugar de tratamiento y de reposo, y asimismo deberá dejarse constancia de los datos personales del otorgante.

Este formulario es igual para todos los trabajadores, independientemente del régimen previsional laboral o estatutario al que se encuentre afecto. Estos documentos son proporcionados por los servicios de salud a los facultativos quienes lo desempeñarán en el ejercicio libre de su profesión o como funcionarios de los mismos servicios de salud.

El formato tipo del formulario de licencias será determinado por los servicios de salud de acuerdo con los contenidos que indique el Ministerio.

Tramitación.

Tratándose de trabajadores dependientes el formulario de licencia con la certificación médica extendidos en la forma ya señalada debe ser presentado al empleador dentro del plazo de dos días hábiles; en el caso de trabajadores del sector privado y 3 días hábiles respecto de trabajadores del sector público. En ambos casos, contados desde la fecha de iniciación de la licencia.

Recibida la licencia por parte del empleador éste procede a desprender una colilla en la que dejará constancia de la fecha de recepción, con su firma, la que debe entregar al trabajador. La colilla sirve para acreditar la entrega de la licencia dentro de los plazos señalados como también para el cobro del subsidio a que dé lugar la licencia médica autorizada.

El empleador, el trabajador o la entidad previsional procede a completar la licencia con los datos de su individualización, y una vez completa el empleador o el trabajador, según el caso, debe remitirla para su autorización a la Isapre correspondiente o al establecimiento determinado por el Servicio de Salud, lo que debe hacerse dentro de los dos días hábiles siguientes a la recepción de la licencia por parte del empleador o de la fecha en que el trabajador recibió la licencia del profesional que la extendió.

La omisión de antecedentes o de licencias anteriores será causal de devolución de la licencia por no cumplir con los requisitos necesarios para ser acogida.

El Director del Servicio de Salud, el profesional al que se le haya delegado las atribuciones, el COMPIN o la Isapre, podrán rechazar, aprobar, reducir o ampliar el período de reposo solicitado.

En caso de rechazo, de reducción o de ampliación del período de reposo, la resolución o el pronunciamiento respectivo se estamparán en el mismo formulario de licencia y se dejará constancia de los fundamentos tenidos a la vista para la adopción de la medida.

En estos eventos será competente para conocer del reclamo el COMPIN, debiendo interponerse en el plazo de 15 días hábiles contados desde el pronunciamiento de la Isapre o del Servicio de Salud, y debe presentarse por escrito y señalando sus fundamentos ante el COMPIN del lugar en que el trabajador presta sus servicios. Debe también acompañarse la copia del pronunciamiento emitido por la Isapre o el Servicio de Salud junto a los demás antecedentes que se estimen pertinentes.

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Una vez autorizada la licencia constituirá un documento oficial que justifica la ausencia o la reducción de la jornada de trabajo durante un determinado tiempo y le da derecho a percibir el subsidio o remuneración, según el caso.

Para mejor resolución de las autorizaciones, rechazos o modificaciones el Director del Servicio de salud, o el profesional al que se le hayan delegado estas funciones, o el COMPIN o la Isapre correspondiente, podrán disponer las siguientes medidas:

1.- Practicar o solicitar nuevos exámenes o interconsultas.2.- Disponer que se visite al trabajador en su domicilio o lugar de reposo indicado en la

licencia por el funcionario que se designe.3.- Solicitar el envío de informes o antecedentes complementarios de carácter

administrativo, laboral o de previsión.4.- Solicitar al profesional que haya extendido la licencia médica que informe sobre los

antecedentes clínicos complementarios que obren en su poder, relativos a la salud del trabajador.5.- Disponer cualquier otra medida que permita una mejor resolución acerca de la

licencia médica.

Las licencias médicas dan origen a subsidios, el que deberá ser efectuado por el respectivo Servicio de Salud o la Isapre, según corresponda. Las licencias que dan origen al pago de remuneraciones por otras instituciones que no sean Isapres, serán devueltas al empleador para su pago o se remitirán a la entidad que corresponda.

Tratándose de licencias médicas curativas o por enfermedades comunes, de licencias de medicina preventiva maternales y de licencias por enfermedad grave del hijo menor de un año serán pagadas por la Isapre en el evento de que el trabajador se encuentre afiliado a ellas.

Los subsidios por accidentes del trabajo o enfermedades profesionales serán pagados por los servicios de salud siempre que el trabajador no esté afiliado a una mutual de empleadores constituida de acuerdo a la ley 16.744.

Clasificación de las Licencias.

La legislación vigente los siguientes tipos de licencias:

a.- Licencias por enfermedad común o curativa.

b.- Licencias por reposo maternal suplementario, que comprende las prorrogas del reposo prenatal, postnatal prolongado y las enfermedades provocadas por el embarazo.

c.- Licencia a la madre trabajadora por enfermedad del hijo menor de un año que requiere atención en su hogar.

d.- Licencia que se extiende a la mujer trabajadora que tenga a su cuidado un menor con edad inferior a 6 meses y respecto del cual ha iniciado un juicio de adopción plena. Se otorga el permiso mientras dure la tramitación del juicio con un máximo de 12 semanas y, en los casos de enfermedad grave del menor, hasta un año de edad;

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e.- Licencia que se extiende al trabajador o trabajadora que tenga a su cuidado un menor de edad inferior a 6 meses, por habérsele otorgado judicialmente la tuición o el cuidado personal del menor como medida de protección. Se otorga el permiso hasta por 12 semanas.

f.- Licencias por los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales

Sanciones.

El incumplimiento por parte del trabajador del reposo indicado en la licencia médica o la realización durante el mismo período de trabajos remunerados o no:

1.- Será causal de revocación de la licencia por la autoridad competente, y2.- Obligará a la devolución de las remuneraciones o subsidios indebidamente percibidos

por el trabajador a contar de la fecha de la infracción. La obligación de reintegro se comunica al empleador y en su caso a la entidad que haya pagado el subsidio a fin de que se persiga su devolución.

3.- La falsificación o adulteración de la licencia por el trabajador será motivo de rechazo o invalidación por parte del Servicio de salud o la Isapre, dando lugar, además, a la denuncia de los hechos a la justicia ordinaria, sin perjuicio de la comunicación de los antecedentes al empleador para los fines estatutarios o laborales a que haya lugar.

La enmendadura de cualquier tipo en una licencia será motivo de su rechazo inmediato, aun cuando se presente con la enmienda salvada por quien la otorgó.

La presentación de licencia por el trabajador fuera de los plazos habilita al Servicio de Salud o a la Isapre para rechazarla, no obstante que se podrán admitir a tramitación aquellas que aun se encuentren dentro del período de duración del reposo, y además se acredite que la inobservancia del plazo se debió a caso fortuito o fuerza mayor.

LOS SUBSIDIOS POR INCAPACIDAD LABORAL

Esta es una prestación de carácter pecuniario que se otorga al trabajador con el objeto de sustituir su remuneración mientras está acogido a licencia médica. Se paga por el período que dure la incapacidad y permite mantener la continuidad previsional en los regímenes de pensiones y de salud a los que se encuentre afiliado el trabajador.

El D.F.L. 44 de 1978 del Ministerio del trabajo regula el otorgamiento de esta prestación para los trabajadores dependientes del sector privado, de las instituciones o empresas del Estado afectos a los regímenes de subsidios contemplados en las disposiciones que menciona su artículo 1º y los trabajadores de Municipalidades regidos por la ley 15.565.

Los funcionarios públicos regidos por el Estatuto Administrativo y los profesionales de la educación, regidos por el Estatuto Docente, si bien no tienen derecho a subsidio propiamente tal mantienen durante el período de licencia el derecho al pago de sus remuneraciones. Sus respectivos empleadores pueden recuperar de los servicios de salud o de las Isapre o de las CCAF, según proceda, una suma equivalente al subsidio que les habría correspondido de acuerdo a las disposiciones generales que regulan esta prestación.

Requisitos.

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El requisito básico para obtener esta prestación es la obtención, por parte del trabajador, de una licencia médica que lo obliga a ausentarse, total o parcialmente de su trabajo, durante el lapso que determine el facultativo, quien debe ser médico cirujano, cirujano dentista o matrona, según corresponda.

Además de la licencia, se requieren contar con un mínimo de seis meses de afiliación y tres meses de cotización dentro de los seis meses anteriores a la fecha inicial de la licencia médica correspondiente

En el caso de los trabajadores dependientes contratados diariamente por turnos o jornadas se requieren seis meses de afiliación y un mes cotizaciones dentro de los seis meses anteriores a la fecha inicial de la licencia médica respectiva.

No se requieren los períodos de afiliación y de cotización respecto de incapacidades laborales causadas por accidentes.

Imponibilidad a los otros regímenes previsionales.

A la entidad pagadora del subsidio le corresponde enterar las cotizaciones para pensiones y salud ante las instituciones de previsión a las que el trabajador se encuentre afiliado. Las cotizaciones deben efectuarse por el número de días que dure la licencia y sobre la base de la última remuneración imponible, correspondiente al mes anterior en que ésta se haya iniciado. Si en el referido mes no hay remuneraciones, debe considerarse aquella pactada en el contrato de trabajo, debidamente actualizada.

El pago de estos aportes por parte de la Isapre, el servicio de salud o la CCAF, según corresponda, debe efectuarse dentro de los 10 primeros días del mes siguiente a la fecha en que se autorizó la licencia médica.

Cobertura del subsidio.

Los subsidios se devengan desde el primer día de la licencia si ésta fuere superior a 10 días o desde el cuarto día si ella fuere igual o inferior a dicho plazo, y el empleador no está obligado a pagar remuneración por el período de carencia, salvo, los acuerdo en contratos individuales o colectivos del trabajo.Cálculo.

Para el cálculo del subsidio se utiliza el concepto de “Remuneración neta” que corresponde a la remuneración imponible, deducidas las cotizaciones personales y los impuestos correspondientes a dicha remuneración.

Para efectos del cálculo se consideran los datos existentes a la fecha de inicio de la licencia y corresponde al promedio de la remuneración mensual neta, del subsidio, o de ambos, que se hayan devengado en los tres meses calendario más próximos al mes en que se inicia la licencia.

Cabe señalar que el subsidio de cesantía no se considera para estos efectos, así como tampoco las remuneraciones ocasionales o que corresponden a una extensión mayor a un mes, como son los aguinaldos, gratificación, las que, por otra parte, deben ser pagadas en la oportunidad correspondiente por el empleador.

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Duración.

El trabajador que está afecto a licencia médica y es finiquitado en su trabajo, tiene derecho a continuar percibiendo el subsidio hasta el término del plazo estipulado, entendiéndose como una sola licencia las prórrogas que se le otorguen y que tengan su origen en la misma enfermedad.

Prescripción.

El derecho a impetrar el subsidio prescribe en el plazo de 6 meses, contados desde el término de la respectiva licencia.

Reajustabilidad.

Los subsidios por incapacidad laboral son reajustados en cada oportunidad en que éstos cumplan 12 meses de duración ininterrumpida, cualquiera sea el diagnóstico de las licencias que los originan. El reajuste será equivalente al 100% de la variación que experimente el IPC, entre el último día del mes precedente al de inicio del subsidio o del último día del mes considerado en el reajuste anterior, según corresponda, y el último día del mes anteprecedente a aquel en que comience a devengarse el reajuste.

Incompatibilidades.

Los subsidios por incapacidad laboral son incompatibles entre sí, de modo que, por ejemplo, una trabajadora acogida a licencia por enfermedad común no puede acceder simultáneamente a una licencia maternal. Del mismo modo, son incompatibles con los subsidios regidos por la ley 16.744 y con el subsidio de cesantía.

Financiamiento.

Los subsidios se financian con cargo a la cotización obligatoria de salud, equivalente al 7% de la remuneración imponible del trabajador. Esta cotización, como sabemos, por pertenecer al imponente, lo faculta para elegir entre el sistema estatal y el privado de salud.

Por otra parte, si el trabajador está afiliado a una CCAF y se ha mantenido en el sistema estatal, los subsidios son financiados con cargo al Fondo Para Subsidios por Incapacidad Laboral, el que se constituye con un aporte del 0,6% de cotización sobre la remuneración imponible del trabajador, porcentaje que se deduce del 7%.

Entidades Administradoras.

- Los Servicios de Salud, respecto de los trabajadores independientes y dependientes no afiliados a Isapre ni a CCAF.

- Las CCAF en el caso de sus trabajadores afiliados y que no pertenecen a Isapre.

- Las Isapre, respecto de sus afiliados.53

Organismos Contralores. La Superintendencia de Seguridad Social.

De acuerdo a su Ley Orgánica, le corresponde supervigilar la administración de los subsidios otorgados con cargo al Fondo de Subsidios por Incapacidad Laboral de las CCAF y de los Servicios de Salud.

El Fondo Nacional de Salud.

Fiscaliza a las Isapre respecto de la facultad de éstas de autorizar licencias médicas de sus afiliados.

Superintendencia de Salud.

Fiscaliza a las Isapre en los aspectos jurídicos y financieros para el debido cumplimiento de las obligaciones que establece la ley y aquellas que emanan de los contratos de salud. Dentro de tales obligaciones está la del otorgamiento de los subsidios por incapacidad laboral a sus trabajadores afiliados, los que no pueden ser inferiores a aquellos que correspondan de acuerdo al régimen general de subsidios establecido en el D.F.L. Nº44 de 1978.

Contraloría General de la República.

En el uso de las facultades que le confiere su Ley Orgánica, debe controlar la correcta aplicación de los recursos fiscales utilizados en el pago de los subsidios a los trabajadores afectos al sistema estatal de salud.

EL SEGURO DE DESEMPLEO

El desempleo

El desempleo puede conceptualizarse como la incapacidad de desempeñar una actividad laboral remunerada queriendo y pudiendo realizarla, ya sea por causas internas del individuo como falta de capacitación, o exógenas, tales como un período de recesión económica que tenga como consecuencia una alta tasa de desempleo. De esta forma, el desempleo no solo presenta un riesgo individual, sino que también social cuando afecta a cantidades más o menos grandes de la sociedad.

De esta forma, desempleo es un término más amplio que cesantía, desde que desempleo considera también a aquellos que no han trabajado con anterioridad, pero están dispuestos a hacerlo por primera vez y a aquellos que cambian voluntariamente de empleo.

Por lo tanto, es posible afirmar que la cesantía es aquel fenómeno en el cual un trabajador pierde la calidad de tal por causas externas a él mismo.

Breve referencia a las clases de desempleo

Con fines meramente informativos, recordaremos las clases de desempleo:

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Friccional: Se produce en aquellos casos en que los trabajadores buscan empleo, pero no lo encuentran inmediatamente, por lo tanto entre el tiempo intermedio del desempleo y el empleo son contabilizados como desempleados. La cuantía del desempleo friccional dependerá de la frecuencia con que los trabajadores cambien de trabajo.

Temporal: sucede en aquellos sectores de la economía que se reactivan en determinados periodos del año y por tanto producen desempleo en aquellos periodos de desactivación. Un ejemplo de esto son los trabajadores agrícolas de temporada.

Estructural: Se refiere a la diferencia (llamada delta) entre la fuerza de trabajo disponible y la necesidad de fuerza de trabajo.

Cíclico: se presenta en aquellos casos en que la falta de trabajo se presenta por un periodo más o menos extendido (o falta general de te demanda de trabajo).

Cualquiera sea el tipo de desempleo que se presente, no solo es una situación de interés individual, como describíamos antes, sino también a la sociedad completa, por todas las repercusiones sociales que genera el déficit económico.

Los mecanismos de protección al trabajador en Chile han sido básicamente los empleos de emergencia, Subsidio de Cesantía, bonificaciones a la contratación, programas de capacitación a cesantes, la Indemnización por Años de Servicio y el reciente Seguro de Desempleo, que desarrollaremos a continuación.

El Seguro de Desempleo en general.

En primer lugar, debemos tener en consideración que no porque nos encontremos insertos en materia de prestaciones sociales, olvidaremos que estamos hablando de un seguro, como otros múltiples son susceptibles de adquirir en la vida cotidiana. Sin embargo, esta afirmación a nivel legal no es tan precisa, pues si lo comparamos con un “seguro corriente”, deberíamos aplicar la definición contenida en el Código de Comercio (un contrato bilateral, condicional y aleatorio, por el cual una persona natural o jurídica toma sobre sí por un determinado tiempo todos o algunos de los riesgos de pérdida o deterioro que corren ciertos objetos pertenecientes a otra persona, obligándose, mediante una retribución convenida, a indemnizarle la pérdida o cualquier otro daño estimable que sufran los objetos asegurados (art. 512 Código de Comercio). Esto porque aquel corresponde a la definición de un seguro individual, mientras en el caso del seguro de desempleo nos enfrentamos a un seguro social.

Afirmamos que se trata de un seguro social pues éste presenta ciertas características especiales (en contraposición a los individuales):

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Está sólo a disposición de las personas que carecen que carecen de medios para atender a su propia previsión (mientras los individuales están disponibles para toda persona capaz de financiarlos);

Tiene por finalidad exclusivamente cubrir la pérdida de ingresos (mientras los individuales cubren todo tipo de riesgo asegurable);

Persigue mantener un determinado status económico, contra ciertas contingencias que pueden causar un detrimento patrimonial, tales como enfermedades, cesantía, muerte (mientras que los individuales buscan indemnizar perjuicios individuales del beneficiario, sea éste o no el contratante);

Se costea por distintos actores que aportan en conjunto: el Estado, el empleador y el trabajador (mientras que los individuales son costeados plenamente por el contratante);

Su monto está determinado por el mínimo indispensable para la subsistencia del asegurado y su familia (mientras que los individuales sólo está limitado por la convención de los bienes o derechos que se pretenden asegurar)

Es propio preguntarse por qué no existen seguros de desempleo ofrecidos por empresas privadas aseguradoras, ya que en sí, el objeto sobre el que recaen pareciera ser perfectamente susceptible de ser considerado como un riesgo asegurable. La respuesta a esta interrogante proviene del propio mercado en cuanto presenta algunas fallas (del mercado) demasiado profundas como para exponer a los emprendedores. Estas son: riesgo de abuso, tales como simulación o sobreutilización del sistema; selección adversa, es decir, imposibilidad de la empresa aseguradora de determinar los riesgos a los que está sujeto cada trabajador asegurado en específico; imperfecciones del mercado de capitales, ya que el seguro estaría a los vaivenes del mercado pudiendo en determinadas ocasiones no proveer al desempleado un nivel de vida suficiente para emprender la búsqueda de un nuevo empleo; riesgo de desempleo masivo, situación ante la cual el sistema privado puede no ser suficientemente eficiente para cubrir las prestaciones a las que él mismo se compromete en periodos de expansión económica, en los que tiende a haber una flexibilización tanto de la fiscalización como de la oferta en torno a la competitividad. Esta observación la hacemos contestes de que el sistema privado ofrece, efectivamente, seguros de cesantía, pero nos remontamos a la clasificación entre seguros individuales y sociales, pues los primeros (y en específico los seguros de cesantía en cuestión) tienen un objetivo distinto al seguro social de desempleo, pues tienen por finalidad no incumplir obligaciones con la entidad de que se trate y mantener, ante el evento cesantía, la solvencia financiera del asegurado. Por ejemplo, al comprar un bien raíz mediante crédito hipotecario, se contrata paralelamente un seguro de cesantía, que equivaldrá al pago del dividendo mientras dure la cesantía impidiendo la ejecución por no pago de la deuda.

El Seguro de Desempleo en particularA la luz de lo anteriormente expuesto, el seguro de cesantía vigente en Chile es un

instrumento de protección social creado mediante la Ley N° 19.728, vigente desde el 1 de octubre de 2002, destinado a proteger a las personas que quedan cesantes ya sea por causas voluntarias o involuntarias.

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Resulta característico de esta norma, que busca proteger a los trabajadores dependientes del estado de desempleo, siempre y cuando estén regidos por el Código del Trabajo, mediante un sistema de ahorro individual de las personas combinado con un fondo solidario.

¿Seguro de desempleo o de cesantía? A decir verdad, la ley 19.728, objeto de nuestro estudio, ESTABLECE UN SEGURO DE DESEMPLEO, pero al hablar del régimen del seguro, lo denomina como seguro de cesantía. Ya decíamos que estos dos términos no son sinonímicos (pese a que muchas veces se usen indiscriminadamente), y creemos que el legislador no desconoció aquello, pero prefirió por el concepto amplio ya que dispone medidas generales para superar éste problema, tal como se observa en el título III de la misma ley.

De esta forma, el seguro de desempleo es un mecanismo que busca asistir a los trabajadores cesantes en la búsqueda de trabajo, por medio de prestaciones económicas e instrumentos de intermediación laboral.

Ámbito de aplicación del seguro

Es obligatorio para los trabajadores dependientes mayores de 18 años y regidos por el Código del Trabajo que inician una relación laboral con fecha igual o posterior al 2 de octubre de 2002 de manera automática. Respecto a los trabajadores que iniciaron o reiniciaron actividades laborales con anterioridad a la entrada en vigencia de la ley, podrán optar por si acceder o no al sistema.

Quedan excluidos del seguro los siguientes trabajadores:

Trabajadores de casa particular

Trabajadores sujetos a contrato de aprendizaje

Trabajadores menores de 18 años de edad (incorporándose al alcanzar la mayoría de edad)

Trabajadores que tengan la calidad de pensionados, con excepción de los pensionados por invalidez parcial

Trabajadores independientes

Trabajadores regidos por cualquier otra norma que no sea el Código del Trabajo

El artículo 1 de la ley establece que en el caso de los trabajadores con contratos anteriores a la fecha de vigencia de la ley que decidan adscribirse al sistema, deberán realizarlo mediante una comunicación al empleador, que se hará efectiva el día 1° del mes siguiente a la recepción (por lo tanto se colige que dicha comunicación debe hacerse por escrito, lo que además servirá de mecanismo de prueba para el trabajador). No obstante, “la incorporación de un trabajador al Seguro no autorizará al empleador a pactar, ya sea por la vía individual o colectiva, una reducción del monto de las indemnizaciones por años de servicios contempladas en el artículo 163 del Código del Trabajo” (inciso 4°, art. 2)

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Los trabajadores cubiertos por el seguro tendrán derecho a las prestaciones que establece la ley, mientras que el empleador y el trabajador mismo estarán obligados a efectuar las cotizaciones.

Funcionamiento del seguro. Financiamiento

La modalidad del ahorro tiene un carácter mixto: se basa en un ahorro individual obligatorio para el conjunto de los asegurados, que es cofinanciado por empleadores y trabajadores sujetos al seguro. Además, se complementa con un mecanismo de ahorro colectivo, en el que participan empleadores y el Fisco, para elevar el nivel de beneficios del ahorro individual de las personas de escasos recursos.

A la luz de esto, decíamos que el aporte es tripartito: Estado + empleador + trabajador, en donde el aporte de trabajadores y empleadores alcanza un 3% de la remuneración, en total.

En cualquier caso, dependerá del tipo de contrato al que se encuentre sujeto el trabajador (art. 5). Así:

Si es un trabajador con contrato a plazo fijo, la empresa deberá pagar íntegramente el seguro, sin corresponderle pago alguno al trabajador. Este pago equivale al 3% de la remuneración imponible del trabajador. Por ejemplo, si el trabajador tiene una remuneración imponible de $200.000, el 3% = $6.000 por concepto de Seguro de Cesantía, que debe ser íntegramente pagado por el empleador.

Si por el contrario el trabajador presta servicios con contrato indefinido, el mismo 3% es soportado por el empleador y por el trabajador, a la razón de 2,4% el empleador y 0,6% el trabajador ambos porcentajes calculados sobre el ingreso imponible. De esta forma, si el trabajador tiene una remuneración imponible de $300.000, el 2,4% = $7.200, a cargo del empleador, y el 0,6%= $1.800 de cargo del trabajador.

El Estado aportará anualmente un total de 225.792unidades tributarias mensuales (UTM), enteradas mediante doce cuotas mensuales de 18.816 UTM cada una.

Las cotizaciones deberán ser declaradas y pagadas por el empleador en el organismo administrador, dentro de los 10 primeros días del mes siguiente a aquel en que se devengaron las remuneraciones, siendo prorrogable al día siguiente hábil si expirare el plazo en sábado, domingo o festivo.

El tope de las cotizaciones será de 90 Unidades de Fomento (UF) correspondientes al último día del mes anterior al pago, y para todos los efectos legales las cotizaciones tienen el carácter de previsionales, y no constituirán renta para efectos tributarios. El tope es independiente para cada uno de los empleos que pueda desempeñar el trabajador.

Estas cotizaciones deberán enterarse durante un período máximo de once años en cada relación laboral.

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En caso de incapacidad laboral transitoria, la cotización de cargo del trabajador será enterada por la entidad pagadora del subsidio, en cambio, la cotización patronal seguirá siendo de cargo del empleador.

La fiscalización del cumplimiento de los empleadores de la declaración y el pago oportuno y completo de las cotizaciones corresponde a la Dirección del Trabajo, quien podrá imponer una multa de hasta 1 UF a beneficio fiscal por trabajador en caso de irregularidades (declaración inoportuna, incompleto o errónea), a menos que no existieren antecedentes para presumir que fue maliciosa y se enteraren en el mes siguiente, caso en el cual el empleador quedará exento de sanciones.

El artículo 11 establece un complejo mecanismo de sanciones para el caso de no pago de las cotizaciones.

Las sanciones establecidas en este artículo, son sin perjuicio de las contenidas en la ley Nº19.361(obligación del empleador de pago de todas las cotizaciones previsionales, debiendo adjuntar a la comunicación de despido o de término de la relación laboral, los comprobantes que así lo acrediten, bajo sanción de tener como nulo el despido). Asimismo, la Sociedad Administradora estará obligada a despachar la nómina de empleadores morosos a la Dirección del Trabajo y a los registros de antecedentes comerciales y financieros que tengan por objeto proporcionar antecedentes públicos, siendo aplicables en este último caso las disposiciones de la ley Nº 19.628. (inc. final, art. 11)

Prestaciones

Es necesario distinguir según el tipo de cuenta de que se trate:

Cuenta individual por cesantía : (párrafo 3, capítulo I) conformada por los aportes del trabajador + 1,6% (del 2,4%) empleador. Estos recursos son considerados propiedad del trabajador, no obstante sean administrados por las Sociedades Administradoras

Fondo de cesantía solidario : (párrafo 5, capítulo I) aporte del empleador, del 0,8% de la remuneración imponible del trabajador y por el aporte que corresponde efectuar al Estado anteriormente descrito. Estos recursos constituyen un fondo de reparto, que no pertenece a ningún trabajador en particular y son utilizados para complementar los beneficios de cesantía mínimos asegurados por el Estado

Prestaciones con cargo a la cuenta individual por cesantía.

Como decíamos, los trabajadores contratados por plazo fijo o por obra o faena, presentan algunas diferencias, como en cotizaciones descritas anteriormente, pero además, acreditando un mínimo de seis cotizaciones mensuales, continuas o discontinuas, el trabajador podrá retirar en un sólo giro el total acumulado en la Cuenta Individual por Cesantía

Para el resto de los trabajadores regidos por la ley, que haya perdido sus empleos podrán:

Efectuar giros mensuales de monto decreciente de su cuenta individual, en los términos establecidos por la ley.

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Acceder a prestaciones carácter económico financiadas por el Fondo de Cesantía Solidario, en la medida que los fondos de la cuenta individual por cesantía sean insuficientes para obtener una prestación por los períodos, porcentajes y montos que establece el artículo 25 de la Ley (tabla del porcentaje promedio de remuneración)

Los términos establecidos por la ley, son las condiciones que se deben cumplir para acceder a los beneficios financiados por la cuenta individual por cesantía, y estos tienen que ver con tres aspectos:

Que el trabajador pierda el empleo : el contrato de trabajo debe haber terminado por alguna de las causales contenidas en el artículo 159 N°1,2,3 y 6; 160; 161 y 171. Observamos que el legislador excluyó los N°4 y 5 del art. 159, pues tienen un tratamiento especial (vencimiento del plazo y conclusión de la obra o faena).

Que el trabajador cuente con cotizaciones: el afiliado debe contar con a lo menos 12 cotizaciones mensuales, continuas o discontinuas, desde la fecha de su incorporación al Seguro, o desde aquella que devengó su último cobro de prestaciones por cesantía en la cuenta individual.

Que el trabajador se encuentre cesante : pues lógicamente podría el trabajador perder uno pero incorporarse inmediatamente a otro. Por lo tanto, el trabajador debe encontrarse sin trabajo una vez terminada la relación laboral anterior, pudiendo entonces reclamar la

Si el trabajador desempleado reúne todas estas condiciones, estará habilitado para retirar los fondos acumulados en su cuenta individual por cesantía por medio de giros, los que podrá efectuar a partir del último día del mes siguiente al del término de su contrato de trabajo.

El beneficio cesará si el trabajador pierde la calidad de cesante (requisito esencial para obtener el beneficio) antes de agotarse los giros a que tiene derecho, pudiendo optar a retirar el monto al que hubiera tenido derecho al mes siguiente en el evento de haber seguido cesante, o mantener el saldo en la cuenta para futuras situaciones de pérdida de empleo, no obstante, el monto incrementado por las posteriores cotizaciones, será la nueva base de cálculo para la prestación.

De acuerdo al artículo 15, el monto de la prestación por cesantía durante los meses que se indican en la primera columna, corresponderá al porcentaje indicado en la segunda columna, que se refiere al promedio de las remuneraciones devengadas por el trabajador en los últimos 12 meses, en que se registren cotizaciones anteriores al término de la relación laboral para aquellos que se encuentren contratados con duración indefinida. Tratándose de trabajadores con contrato a plazo fijo o por obra, trabajo o servicio determinado se considerará el promedio de las remuneraciones devengadas por él en los últimos 6 meses en que se registren cotizaciones anteriores al término de la relación laboral:

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Tabla de Cálculo del Monto de Giros Vigencia del 01/02/2015 al 29/02/2016

MESES% PROMEDIO

REMUNERACION ULTIMOS 12 MESES

VALORSUPERIOR

VALORINFERIOR

Primero 70% $ 525.000 $ 157.500

Segundo 55% $ 412.500 $ 123.750

Tercero 45% $ 337.500 $ 101.250

Cuarto 40% $ 300.000 $ 90.000

Quinto 35% $ 262.500 $ 78.750

Sexto 30% $ 225.000 $ 67.500

Séptimo 30% $ 225.000 $ 67.500

En caso de fallecimiento del trabajador, el saldo en su cuenta individual se pagará a las personas que el afiliado haya determinado al momento de su afiliación, y a falta de designación, se aplicará el artículo 60 inciso 2° del Código del Trabajo, siendo una excepción al trámite de la posesión efectiva.

En caso de que el trabajador se pensione por cualquier causa, podrá disponer en un solo giro de todos los fondos acumulados en su cuenta individual, o bien puede optar por transferirlos a la cuenta de capitalización individual de la A.F.P. para mejorar el monto de su pensión..

Además de estos beneficios, existen los llamados beneficios adicionales producto de la afiliación al seguro. Estos son: beneficios de salud del sistema de FONASA; información y orientación laboral proporcionada por las Oficinas Municipales de Información Laboral, además de derecho preferente para utilizarlos programas de capacitación laboral ofrecidos por el Fondo Nacional de Capacitación

Prestaciones con cargo al Fondo de Cesantía Solidario.

Con este fondo se busca pagar las prestaciones por cesantía solidario a los dos tipos de afiliados:

1.- A los que cumpliendo con los requisitos enumerados anteriormente, hayan agotado los beneficios de la cuenta individual por cesantía, y

2.- Aquellos cuyo saldo en la cuenta individual es insuficiente

Para acceder a los beneficios de este fondo, se deben cumplir cuatro requisitos:

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Registrar doce cotizaciones mensuales continuas en el Fondo de Cesantía, en el período inmediatamente anterior al despido.

Haber sido despedido por alguna de las causales previstas en el nº6 del artículo 159 o 161 del Código del Trabajo.

Que los recursos de su Cuenta Individual por Cesantía sean insuficientes para obtener una prestación por cesantía por los períodos, porcentajes y montos señalados en la ley.

Encontrarse cesante al momento de la solicitud. El goce de las prestaciones será incompatible con toda actividad remunerada

Adicionalmente, el trabajador no podrá percibir beneficios los beneficios que provienen de este fondo más de dos veces en un período de cinco años.

El beneficiario perderá la prestación (cesará), o no tendrá derecho a ella si estando cesante rechaza, sin causa justificada, la ocupación que se le ofrezca por la Oficina Municipal de Intermediación Laboral, siempre y cuando ella le hubiere permitido ganar una remuneración igual o superior al 50% de la última devengada en el empleo anterior. Lo mismo ocurrirá si rechaza una beca de capacitación ofrecida y financiada por el SENCE y en el caso de que el cesante no se inscriba en la Bolsa Nacional de Empleo (art. 28).

Los montos de esta prestación corresponden a un porcentaje decreciente del promedio de las últimas doce remuneraciones imponibles devengadas anteriores al despido, y dicho porcentaje es decreciente mes a mes. El monto de la prestación estará afecto a valores superiores e inferiores para cada mes, según lo determina el artículo 25 de la ley de la siguiente forma:

Aquellos beneficiarios que estén percibiendo el quinto giro con cargo al Fondo de Cesantía Solidario tendrán derecho a un sexto y séptimo giro de prestación, cada vez que la tasa nacional de desempleo publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas exceda en 1 punto porcentual el promedio de dicha tasa, correspondiente a los cuatro años anteriores publicados por ese Instituto, que se pagará de acuerdo a la siguiente tabla:

MESES PORCENTAJE VALOR VALOR           PROMEDIO       SUPERIOR       INFERIOR         REMUNERACIÓN        ÚLTIMOS12           MESES

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SEXTO       30%         $225.000       $67.500SÉPTIMO     30%         $225.000       $67.500

Forma de obtener las prestaciones

El trabajador deberá acreditar ante la Sociedad Administradora su finiquito o comunicación de despido (o en su defecto, una certificación del Inspector del Trabajo acreditando el estado de desempleo). La sociedad administradora debe verificar el cumplimiento de todos los requisitos establecidos para ser beneficiario del seguro.

Seguro de desempleo e indemnización por años de servicio

Según el artículo 13 de la ley, se imputará a esta prestación la parte del saldo de la Cuenta Individual por Cesantía constituida por las cotizaciones efectuadas por el empleador más su rentabilidad, deducidos los costos de administración que correspondan, con cargo a las cuales el asegurado pueda hacer retiros en la forma que señala el artículo 15 (modalidades de retiro de la cuenta individual).

Administración del régimen de Seguro de Cesantía

Es administrado por una empresa privada llamada Sociedad Administradora de Fondos de Cesantía de Chile S.A (AFC Chile), cuyo objeto exclusivo es administrar el Fondo de Cesantía (conformado por la totalidad de las Cuentas Individuales por Cesantía) y el Fondo de Cesantía Solidario, además de otorgar y administrar los beneficios y prestaciones del sistema.

Los accionistas de la AFC son las siete Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) que operan en Chile (adjudicadas el 2002 por licitación pública). Ellas están bajo control y supevigilancia de la Superintendencia de Pensiones.

Ellas deben: Recaudar las cotizaciones y los aportes estatales; abonarlo en el fondo respectivo; actualizar las cuentas; y, en lo que no ha sido una materia exenta de discusión, invertir los recursos y repartir las ganancias obtenidas con dichos recursos.

Comisión de usuarios

La ley establece la Comisión de Usuarios que pretende ser un mecanismo participativo. Está integrada por tres representantes de los trabajadores beneficiarios del sistema, tres los empleadores y un académico universitario quien la preside, con reelección indefinida.

La Comisión debe emitir anualmente, un informe que contenga los resultados y conclusiones de sus observaciones, el que deberá ser difundido adecuadamente.

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