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Semana Cinco: (Romanos 3:1-20)

Versículos Claves

“No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” –

Romanos 3:10-11 (LBLA)

Principios Clave

Somos infieles, pero Dios es fiel.

El juicio de Dios sobre los injustos es completamente justo.

Somos igualmente injustos ante los ojos de Dios.

Pablo deja muy claro que todos son injustos apartados de la fe en Cristo.

La justicia de Dios brilla con mayor claridad en medio de la rampante injusticia de la

humanidad.

Que nuestra propia injusticia y nuestros pecados nos lleven a Dios, para aferrarnos a Él

como la única persona justa en el universo.

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Leer

En Romanos 3:1–20, Pablo finalmente aborda dos puntos para los cuales nos estaba preparando

en los capítulos anteriores: 1) los judíos tenían una ventaja en su familiaridad con la ley y la

circuncisión (3:1-2), pero 2) cuando se trata de justicia, los judíos no están en mejores

condiciones (3:9).

Pablo quiere que los lectores sepan que, sin una sombra de duda, "... tanto los judíos como los

gentiles están todos bajo pecado, como está escrito: No hay justo, ni aún uno" (3:9-10). Al usar

una letanía de citas del Antiguo Testamento, Pablo deja muy claro que todos son injustos

apartados de la fe en Cristo. A través de los Salmos, se nos dice que todos - incluso David - son

pecadores (Romanos 3:4), los enemigos de David son malos (3:13), el pueblo de Dios es injusto

(3:10–14) y los irreligiosos que niegan que Dios son tontos (3:10-14). Y el libro de Isaías nos dice

que el pueblo de Dios no tiene justicia y que no se encontró justicia en ninguna parte de Israel

(3:15).

Establecer que la humanidad es injusta es una parte necesaria del argumento de Pablo a través

de Romanos 1:18–3: 20, pero no es el punto principal de Pablo en todo el libro. La meta más

grande de Pablo en Romanos es explicar la justicia de Dios. En Romanos 3:1–20, Pablo dice que

la justicia de Dios brilla con mayor claridad en medio de la injusticia desenfrenada de la

humanidad. La humanidad ha sido infiel, pero Dios se ha mantenido firme en su fidelidad. Es

simplemente una parte de su carácter justo: Fiel es quien es nuestro Dios.

Tristemente, incluso con la fidelidad y la justicia de Dios claramente expuestas en contra de la

injusticia de la humanidad, parte de la audiencia de Pablo todavía no entendía. En Romanos 3:5-

8, Pablo responde a dos preguntas comunes. Primero, algunos preguntaban: ¿la ira de Dios lo

hace a él injusto (3:5)? Como ya hemos visto en este estudio, la justicia de Dios garantiza su ira y

juicio contra toda injusticia. Segundo, otros preguntaban: ¿Deberíamos cometer más injusticia y

pecado para que la justicia de Dios brille más claramente (8:8)? Pablo responde a ambas

preguntas con breves exclamaciones, como "¡Absolutamente no!" En Romanos 3:6.

Podemos ser rápidos en descartar o pasar por alto estas preguntas como irrelevantes para

nosotros hoy, pero la verdad es que muchos de nosotros también vivimos de esta manera.

Cuestionamos la necesidad de la ira y el juicio de Dios. ¿Y cuántas veces corremos hacia el pecado,

aún como creyentes? ¿Con qué frecuencia damos por sentado la justicia de Dios? Podríamos

profesar con nuestra boca que tales nociones son absurdas, pero todos hemos hecho cosas

similares - todos hemos elegido los placeres del pecado y hemos dado por sentado la justicia de

Dios. Pablo corrige este pensamiento equivocado y vuelve a poner el enfoque en la justicia de

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Dios, donde pertenece, en lugar de nuestras excusas egocéntricas por nuestra injusticia. La

verdadera pregunta en Romanos 3 no tiene nada que ver con nuestras opiniones. Más bien, Pablo

pregunta: ¿Cómo puede este Dios justo traer salvación a un mundo injusto?

Pablo explica el plan de salvación de Dios para el mundo volviendo al Antiguo Testamento. Todo

lo que Pablo aprendió acerca de la justicia de Dios y la pecaminosidad del hombre proviene del

Antiguo Testamento. Los Salmos y otros pasajes son elegidos intencionalmente para que

Romanos 3:1–20 desarrolle una teología significativa de la justicia de Dios. Ellos declaran que

Dios es justo.

En sus juicios contra los impíos (Salmos 10; 14; 53; 143).

En su preocupación y justicia por los pobres (Salmos 10; 140).

En su establecimiento de palabras y decretos justos (Salmo 119).

En su perdón a los pecadores (Salmo 51).

Por el contrario, la gente en estos Salmos es, en muchas ocasiones, malvada y dañina hacia su

prójimo. Nadie es justo, pero hay esperanza, perdón y refugio para algunos. ¿Quién recibe este

refugio?

Los que alaban a Dios (Salmo 5).

Los que se acercan a Dios (Salmo 143).

Los que habitan en su presencia e invocan su nombre (Salmo 63).

Aquellos que reciben el Espíritu de Dios sobre ellos y quienes reciben el perdón de Dios

(Proverbios 1:23; Salmo 51; Isaías 59).

Aquellos que se aferran a Dios y se satisfacen en Él (Salmo 36; 63).

Como vemos en Romanos 3: 1–20, los planos para la fe y la salvación ya estaban en el Antiguo

Testamento. Pablo utilizó esa rica tradición para mostrar que Dios ha sido firmemente justo a

través de todas las generaciones, y la salvación de Dios a través de Jesús será la máxima

declaración de su justicia. Por lo tanto, que el reconocimiento de nuestra propia injusticia y

pecaminosidad nos lleven a Dios, a que nos aferremos a Él como la única persona justa en el

universo. Es en sus brazos que encontraremos refugio contra la maldad de nuestros enemigos, el

quebrantamiento del mundo, y sobre todo de nuestros propios corazones pecaminosos.

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Guía de Estudio

Las siguientes preguntas de estudio tienen el propósito de ayudarnos a lidiar con el texto de

Romanos y ver como el evangelio muestra la justicia de Dios. Aparte un tiempo esta semana

para encontrarse con Dios y conteste estas preguntas por usted mismo. Complete las preguntas

antes de su reunión de estudio bíblico semanal. Luego, cuando se una a su grupo de estudio

bíblico, prepárese para que juntos discutan sus respuestas.

Lea Romanos 1:16-17 para mantenerse enfocado en los puntos principales de Pablo. Luego, lea

Romanos 3:1-20 en preparación para el estudio de esta semana.

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1. Lea Isaías 59. Cuando Dios encontró una falta de justicia en Israel, ¿cómo respondió Él? ¿Cómo

nos recuerda el final de este pasaje los pasajes que leímos en la cuarta semana, como Ezequiel

36 y Jeremías 31?

2. ¿Qué aprendemos sobre el juicio y la justicia de Dios en Romanos 3:1–20?

3. Note todas las preguntas que Pablo hace en Romanos 3:1–8 y Romanos 3:1–20. ¿Cómo nos

ayudan a seguir su argumento? ¿Cómo abordan estas preguntas las objeciones comunes a la fe

cristiana?

4. ¿Qué palabras clave se destacan en Romanos 3:1–20? ¿Hay algunas palabras que sienta como

si supiera su significado, pero se pregunta si la Biblia tiene algo más que decir sobre ellas?

Highlight / Resaltar

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5. En Romanos 3:1–20, ¿por qué es importante que Pablo establezca que todas las personas son injustas? 6. ¿Cómo encaja la injusticia de la humanidad en las buenas nuevas del evangelio? 7. Una posición común en nuestra cultura cree que algunas personas son más o menos pecaminosas que otras. Basado en nuestra comprensión del evangelio y el final de Romanos 3:9, ¿vale la pena debatir quién de nosotros es más o menos pecaminoso? ¿Por qué o por qué no? 8. ¿Cuál es el mensaje principal de Pablo a su audiencia en Romanos 3:1–20?

Explicar

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9. Las noticias de que nadie es justo pueden ser inquietantes de escuchar al principio. ¿Cómo ha llegado usted a aceptar su propia injusticia apartado de Cristo? 10. ¿Dónde ve usted los efectos de la injusticia? Estos efectos pueden ser debido a su propio pecado o al pecado de otros en su comunidad. Discuta sus observaciones y reflexiones con su grupo de estudio bíblico. 11. Repase brevemente Romanos 1:18–3:20. Piense en las implicaciones de este pasaje sobre cómo explicamos el cristianismo a otros en nuestras comunidades. ¿Cómo explicaría la injusticia del mundo a alguien que no cree en Dios o en sus normas de justicia? 12. Muchos en la audiencia de Pablo tenían un gran grado de confianza no apropiado cuando se trataba de sus relaciones con Dios. ¿Cómo se ha sentido tentado a confiar en otras cosas en vez de en el evangelio cuando se trata de su relación con Dios?

Aplicar

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En Romanos 1-3, Pablo hace referencia a salmos en específico para aumentar nuestro

crecimiento de la justicia de Dios. Cada semana de esta Guía de Estudio, incluirá la

recomendación de un salmo que ayudará a enfocarnos en la justicia de nuestro gran Dios. Separe

un tiempo esta semana para leer el salmo seleccionado y utilice las sugerencias de oración a

continuación como su guía. Le recomendamos orar utilizando el salmo por su propia cuenta en

su hogar y juntos como grupo de estudio bíblico. Y para aquellos que estén buscando más pasajes

para orar, siéntase en la libertad de regresar a Romanos 1-3 y ore utilizando esos pasajes

también.

Pasaje de Oración de Esta Semana: Salmos 51 Lea el Salmo 51. Ore utilizando las siguientes sugerencias, de acuerdo al método A.G.A.P.E.

Adoración: Alabe a Dios por las siguientes características que vemos en el Salmo 51:

• Él es un Dios de amor fiel y su compasión es abundante (51:1).

• Sus juicios son sin reproche (51:4).

• Él es el maestro de la sabiduría (51:6).

• Él restaura, sostiene y da alegría (51:12).

• Él es el Dios de nuestra salvación (14).

Gratitud: Tan seguro como Dios es el que proporciona conciencia de nuestro pecado, solo

él proporciona restauración y renovación a través de la cruz y la resurrección de

Jesucristo. Levante su voz y exprese su confianza a Dios en las palabras del versículo 7, en

su voluntad de purificarnos y limpiarnos y en su capacidad de lavarnos más blancos que

la nieve. Dele gracias a Dios porque él trata con nuestro pecado directamente y también

nos ofrece perdón. Alaba a Dios por su gracia y misericordia hacia su pueblo.

Respondiendo en Oración

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Arrepentimiento / Confesión: Pidámosle a Dios que nos haga conscientes de nuestro

pecado, para que podamos decir junto con el versículo 3: "Porque yo reconozco mis

transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí". Confiese sus ejemplos

específicos en voz alta como algo desagradable a la vista de Dios. Pídale a Dios que le haga

consciente de los efectos devastadores del pecado. Reconozca con sus propias palabras

el trabajo dañino que sus pecados le han causado a usted mismo, a los demás y a Dios

mismo.

Petición / Súplica: Pídale a Dios que le conceda la gracia para experimentar el versículo

8: “Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrantado". No

importa cuán oscuras y profundas puedan ser las circunstancias de tu pecado, pídale a

Dios que le devuelva el gozo de su salvación. El versículo 18 hace una petición del Señor:

“Haz bien con tu benevolencia a Sión; edifica los muros de Jerusalén”. Ore por el trabajo

que Dios está haciendo en y a través de su iglesia local en su comunidad. Pídale que cuide

de su pueblo y pídale que reconstruya lo que el pecado ha destruido. Pídale a Dios que

haga el bien en su ciudad.