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FUNDAMENTOS DE LA EXPOSICIÓN DE JORGE CLARO MÍMICA CLARO Y ASOCIADOS 1

SEMINARIO : SITUACIÓN ACTUAL Y NUEVOS DESAFÍOS PARA LA GESTIÓN ELECTRÓNICA DE CHILE

FUNDAMENTOS ECONÓMICOS RELACIONADOS CON LOS ACTOS JURÍDICOS ELECTRÓNICOS

Jorge Claro M.

Santiago, 22 de noviembre de 2001 TEMA I : COSTOS DE TRANSACCIÓN, ASIMETRÍAS DE INFORMACIÓN Y SELECCIÓN ADVERSA. El desarrollo de la Teoría Económica se parece a la evolución observada en otras disciplinas científicas. Por ejemplo, en la Física los modelos iniciales que estudiaron la mecánica del movimiento extremaron la simplificación de los fenómenos estudiados con el fin de hacer predicciones razonablemente precisas, concentrando el análisis en las principales causas de los efectos observados y, por este motivo, asumieron, entre otras cosas, que no existía el roce. En Economía, quienes desarrollaron los modelos microeconómicos iniciales asumieron condiciones de “competencia perfecta” que, en cierta forma, al suponer información perfecta, es análogo a suponer que no existe “roce” en el desplazamiento de un móvil ideal. En el caso de la Teoría Económica, se supuso que no existen “costos de transacción y asimetrías de información”, en la terminología microeconómica moderna. Desgraciadamente, en las transacciones comerciales existe un gran “roce” (altos costos de transacción), en muchos casos generado en forma artificial por las regulaciones del Estado, de modo que, en ocasiones, este supuesto excesivamente simplificador puede afectar algunas de las conclusiones del modelo de competencia perfecta (lo que no hay que confundir con que el mercado no sirve para organizar el sistema económico de un país, o concluir de lo anterior que el mercado “es cruel”...). La Academia Sueca, que otorga los premios Nobel de


Economía, ha reconocido desde hace tiempo las principales contribuciones recientes en este importante campo de la microeconomía, otorgando en 4 ocasiones en los últimos diez años, premios Nobel a economistas que complementaron la microeconomía clásica incorporando en sus modelos los Costos de Transacción, las Externalidades, las Asimetrías de Información y los problemas de Selección Adversa asociados a ellas. Estos nuevos modelos del comportamiento racional de personas y empresas han permitido resolver paradojas sin respuestas de los modelos anteriores, al costo de complicar, en alguna medida, el desarrollo teórico, de una forma análoga a lo que sucedió con la Teoría de la Relatividad de Einstein en comparación con la Mecánica Clásica de Newton, la que, por lo demás, se sigue utilizando para predecir la mayoría de los fenómenos prácticos de la vida diaria, gracias a la mayor simplicidad de su formulación matemática y a los mínimos errores que se cometen al utilizar esta útil simplificación. No obstante, los modernos desarrollos tecnológicos en el área de las tecnologías de información e Internet, al eliminar buena parte de los costos de transacción y de las asimetrías de información en la “gestión de la información”, vuelven a darle un espaldarazo a los modelos originales (más simples) de la microeconomía, generando, de paso, un gran aumento de la competencia, de la productividad y de la eficiencia económica, siempre que las personas incorporen a sus costumbres y toma de decisiones el uso de las mencionadas nuevas tecnologías. En pocas palabras, lo que está sucediendo en la práctica es que las personas y empresas disponen progresivamente de una información más “perfecta” (completa y a bajo costo) lo que coincide con un supuesto importante (y hasta ahora poco realista) del modelo de Competencia Perfecta. Douglas North, premio Nobel de Economía de 1993, en su visita a nuestro país en 1995, en una charla dictada en la Universidad Andrés Bello, mencionó que el desarrollo económico de los países se explica en forma determinante por la calidad de sus Instituciones, es decir, por la forma cómo funcionan los Derechos de Propiedad, los Contratos y otras garantías legales, las reglas políticas de decisión y las normas de conducta. En términos simples, Costo de Transacción es todo aquello que encarece la realización de una transacción. Ronald Coase (premio Nobel de Economía 1991) demostró que las soluciones de mercado eran eficientes siempre que no existieran costos de transacción. Estos


explican la permanencia de instituciones ineficientes las que, en ausencia de estos costos, serían eliminadas gracias a la competencia. También explican la existencia de las empresas, las que sólo se justifican, según Coase, en la medida que disminuyan los costos de transacción existentes anteriores a su creación. Altos costos de transacción requieren empresas de gran tamaño (integradas verticalmente). La revolución de la información ha generado la llamada “Ley de las empresas decrecientes”. A medida que los costos de la gestión de la información disminuyen, el tamaño y complejidad de las actuales empresas se torna “antieconómico”. Esto obligará a cambiar la estructura de las futuras empresas y veremos un auge del trabajo en equipo mediante redes flexibles de empresas de diferentes tamaños, en promedio menores a los actuales. “Los incentivos son los determinantes subyacentes del desempeño económico.... Poner los incentivos al frente centra la atención en la llave del desempeño económico y no analizarlos como ingrediente esencial me parece que es un ejercicio estéril”, nos decía North en su charla en la Universidad Andrés Bello. Efectivamente, los seres humanos, que son quienes adoptan las decisiones en las empresas, son más racionales de lo que supone cualquier modelo. Ellos sí toman en cuenta los costos de transacción y no les interesas si son o no considerados por los economistas en sus modelos teóricos. Lo mismo sucede con las Asimetrías de Información. Ellas actúan en el margen sobre los incentivos de las personas.... y los empresarios calculan los costos y beneficios de sus decisiones. Como la mayoría de los seres humanos son Busquillas, Evaluadores y Maximizadores (BEM), como suele enseñar Ernesto Fontaine, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Católica, en sus clases de Introducción a la Microeconomía. Ellos maximizan su bienestar, dadas las condiciones reales existentes y, desde luego, no aquellas que se han supuesto en los modelos que pretenden explicar su comportamiento. North divide los “Costos de Transacción” en “Costos de Información” y “Costos de Fiscalización o Control”. Ambos tipos de costos han sido crecientes hasta ahora y, en la actualidad, son de GRAN MAGNITUD en el mundo moderno y, muy especialmente, en los países del tercer mundo. En 1986 Douglas North midió los costos de transacción en Estados Unidos entre 1870 y 1970. En 1870 alcanzaban al 25% del PIB. En 1970 llegaban al 45% del PIB de Estados Unidos. Esto quiere decir que hoy, probablemente más del 50% del PIB norteamericano es percibido por grupos de individuos que “no producen” nada: Bancos, seguros, finanzas, comercio detallista y mayorista, publicidad y otras


actividades realizadas por personas que tampoco “producen” nada: Abogados, contadores, economistas, en fin, la mayoría de los que estamos en esta sala. Y si no producimos nada ¿Qué hacemos? Según North 2 cosas:

i) Lubricamos los engranajes que hacen posible una red de complejos intercambios. En la medida que aumenta la Especialización y la División del Trabajo, el número y la complejidad de los intercambios aumenta. Al ser los intercambios voluntarios y realizados entre seres racionales, está garantizado que ninguno estará en una situación inferior de bienestar a la que estaba antes del intercambio (lo que sin embargo, no se cumple en el caso de las externalidades). Esta es, entre otras razones, el por qué la mayoría de los economistas modernos están por una apertura al comercio internacional y una fuerte disminución de los aranceles.

ii) En la medida que aumentan los intercambios, se debe destinar mayores recursos físicos y humanos a las transacciones. Esto es lo que hacen los banqueros, contadores, abogados e ingenieros comerciales. No producimos bienes físicos, pero igual somos esenciales en una economía de mercado moderna. Hace 200 ó 300 años el intercambio era muy simple y la división del trabajo y la especialización, escasa. De ahí las bajas tasas de crecimiento, la escasa productividad de loa factores productivos (capital y trabajo) y la baja participación de los costos de transacción en el Producto mundial.

Una porción importante del crecimiento económico moderno se explica por las ganancias de productividad derivadas de “Instituciones económicas eficientes”, que son aquellas que reducen el costo de las transacciones y así aumentan la productividad de los recursos. Cuando dichos costos superan el 50% del PIB hay mucho donde ganar al hacerlos más eficientes gracias a la utilización masiva de las modernas tecnologías de la información. De aquí la importancia que en Chile, tanto el Gobierno como el Sector Privado, comprendamos este fenómeno que, sumado al hecho que competimos en este mundo global con otros países, nos abre una oportunidad histórica que el Estado no puede demorar, porque, como dijera Juan Pablo II, “los pobres no pueden esperar”. Y la magnitud de la pobreza en un país es un índice de la calidad de las políticas públicas aplicadas por el Estado. El gran responsable de garantizar la igualdad de oportunidades es el Estado. El gran responsable de crear un ambiente propicio para el


desarrollo y el crecimiento es el Estado. ¡Qué enorme es la responsabilidad que llevan sobre sus hombros los que toman decisiones en el Estado! A esta altura del siglo XXI no se puede engañar a la gente pobre (debido a su ignorancia) contándoles que la causa de su pobreza está en la conducta de los “ricos” y en su comprobada falta de solidaridad. O, peor aún, que son pobres “porque el mercado es cruel”, o porque, más bien , sería “salvaje”, o “porque los empresarios tienen su corazoncito puesto en el dinero” o “porque son consumistas y compran en un Mall”, como alguna vez lo afirmara públicamente un respetable ex Presidente de nuestro país. Esto sólo responde a una concepción errada (anticuada) de cómo funciona una economía de mercado moderna y cómo toman decisiones los seres humanos. Sólo son el reflejo de un enorme deseo de mejorar la condición de nuestros compatriotas más pobres. Desgraciadamente, esto en nada les ayudará a ellos para tener una vida más digna en un plazo breve. Peor aún si quien así opinaba ocupaba el más alto cargo administrativo del Poder Ejecutivo. ¿Son importantes estos costos de transacción evitables gracias a Internet? Para responder esta pregunta citaremos los resultados de un estudio realizado para el caso de grandes empresas americanas por Price Waterhouse en 1996 en su “Tecnology Forecast Report”, citado por Walid Mougayar en su libro “Opening Digital Markets”:


Tabla 1. Diferencias de costos entre procesamientos electrónicos y mediante papel

Descripción de los procesos

Papel/ Costo Humano

Costo del proceso electrónico/Cto.

humano

Factor de ahorro

Producir y procesar una factura*

$10 $1 10

Transacción bancaria promedio

$1,50 15-25 centavos 6-10

Responder un requerimiento de servicio al consumidor

$15-$25 (Centro de llamados)

$3-$5 (Internet auto

servicio) 5

Créditos Hipotecarios+

1% del valor 0,2% del valor 5

*Price Waterhouse 1996 Technology Forecast Report +Cebra Inc.

Las cifras hablan por sí solas. Se puede esperar reducciones de costos en estos procesos a la quinta o décima parte de los actuales costos. Y estos no son los únicos costos de transacción que las nuevas tecnologías reducirán. Ahorrar apenas un 10% de los costos actuales totales (que suman un 50% del PIB) implica un ahorro permanente que equivale a un 5% del PIB, a lo menos, es decir, un aumento en la riqueza esperada, calculando el Flujo de Caja descontado al infinito a una tasa del 10% del ahorro generado gracias a los menores costos de transacción, alcanzaría a un valor presente (o riqueza potencial adicional) equivalente a un 50% ó más del PIB, es decir, a unos US$ 35.000 millones de dólares, o unos US$ 2.300 per cápita, o casi US$ 10.000 por familia. Si se considera que una casa básica de UF600 representa US$ 28.000, esta riqueza permitiría pagar el 36% de una casa básica a cada una de las casi 4 millones de familias de Chile y a un 100% de una casa básica al tercio de las familias más pobres de nuestro país. Estas cifras demuestran que vale la pena preocuparse de este tema.


¿Cuáles son las causas que explican estas dramáticas reducciones del costo de gestionar la información?

a) Causas de tipo Tecnológicas: • Aumentos significativos y continuos en la potencia de

cálculo (Ley de Moore: “La capacidad del procesamiento computacional se duplica cada 18 meses”)

• Aumentos significativos y continuos en la capacidad de almacenamiento digital de información

• Aumentos significativos y continuos en la capacidad de transmitir información (Ley de Gilder: “La capacidad de transmisión de datos se triplica cada 12 meses”)

• Internet es una Red Universal (Global) que transporta bits en lugar de átomos a un costo bajísimo comparado con las alternativas previas a su existencia.

b) Causas Económicas • Disminución de los costos económicos de transacción • Rendimientos crecientes a escala son ilimitados • Presencia de “externalidades de red” (Ley de Metcalfe: “El

valor de una red de “n” usuarios es igual a n(n-1), aproximadamente igual a n2, si n es grande”)

Todo lo anterior tiene grandes e importantes implicancias estratégicas en el ámbito de las empresas y a nivel del país:

a) Aparecen nuevas fuerzas que afectan el nivel de competencia que enfrentarán las empresas: la digitalización; la convergencia de las comunicaciones, los contenidos y la computación; la desregulación; la globalización.

b) Chile debe enfatizar e incentivar el comercio de bits en lugar del de átomos, en especial en sus exportaciones, para contrarrestar la debilidad de su posición geográfica.

Importancia de dos iniciativas recientes del Gobierno : La ley de Firma Electrónica e Identidades Digitales y la próxima puesta en marcha por parte del SII de las Facturas Digitales Como pasa muy a menudo, las iniciativas más trascendentes del Gobierno suelen pasar desapercibidas para muchos. No son espectaculares. No son Noticia. Así ha sucedido con las dos iniciativas que comentamos. La primera permitirá una reducción significativa en los costos de transacción asociados a compras y contratos vía Internet, con el consiguiente ahorro de tiempo para las partes, agilización de los procesos, reducción de los


costos de hacer cumplir los compromisos por la vía judicial. Un análisis más detallado de este tema se realiza en el punto III de este trabajo. La segunda (las facturas digitales) reducirán significativamente los costos de información y asimetrías de información para el SII permitiéndole mejoras significativas en la recaudación y menor evasión del IVA. También reducirán en forma importante algunos costos de transacción de las empresas. Para que todo lo anterior se haga realidad se requiere de la acción directa e indirecta (catalizadora en su uso) del Estado. Por una parte consagrando las nuevas tecnologías de Identidades Digitales, comunicaciones seguras, confidenciales y confiables en un buen texto legal que ahorre problemas posteriores. Pensamos que estamos bien encaminados, aunque la discusión legislativa se haya atrasado algo con la presentación de observaciones por parte de Sofofa y otras personas al texto legal sobre esta materia en discusión en el Congreso. Por otra parte, el Estado debe partir predicando con el ejemplo. Siendo el principal usuario potencial de las nuevas tecnologías de información en todos los ámbitos, debe usarlas y, además, promover e incentivar su uso. Exigiendo, a modo de ejemplo, el traspaso a menores costos de las transferencias electrónicas de dinero desde las cuentas corrientes de los bancos, tal como sucedería de existir menores barreras de entrada al negocio bancario. Eliminando el “impuesto al cheque” (ya que desgraciadamente todavía existe) para incentivar estas transacciones, en especial cuando se trate de montos bajos, muchas veces asociados a personas de menores recursos. Permitir el pago de partes mediante transferencias electrónicas en lugar de hacer perder lamentablemente el tiempo a los afectados generando, en muchos casos, costos en tiempo superiores a las multas que se aplican. Informando la calidad de los servicios públicos, como afortunadamente ya está sucediendo desde hace algún tiempo con el Simce en Educación (sus resultados completos se publican en el sitio web del Ministerio de Educación). ¿Y por qué no crear muchos otros sistemas análogos al Simce en la medición de la calidad de otros servicios públicos, como la salud, la seguridad ciudadana y la administración de justicia? ¿Y la Aduana? ¿Y el Registro Civil? ¿Y el Correo? ¿Por qué no desarrollar rápidamente un equivalente a un SIMCE de la gestión de los alcaldes? Así, cuando debamos votar nuevamente tendríamos algunos antecedentes objetivos y comparables con otros municipios sobre la calidad de la gestión desarrollada por nuestros Alcaldes, con el consiguiente esfuerzo y afán competitivo entre los Alcaldes en el desarrollo de sus funciones y en el cumplimiento de sus promesas electorales.


¿Y no creen que sería bueno hacer lo propio con la gestión de cada Diputado y Senador? ¿Y cada Ministro?. Y, finalmente, ¿Por qué no de la gestión Presidencial? La clave de la eficiencia en la gestión privada está en que los dueños evalúan a los empleados y los remuneran y premian en consecuencia. ¿Cuándo será el día que se copie esto (que es obvio) en la administración del Estado? Internet simplifica enormemente este proceso. Debe ligarse los aumentos de remuneraciones a incrementos medibles de productividad. En los últimos 10 años el gasto en Educación y Salud prácticamente se triplicó. El último Simce (conocido hace unos días) demuestra que la educación municipal (estatal) sigue igual de mal que siempre. Ocupamos el antepenúltimo lugar entre 41 países (casi tan mal como en las eliminatorias para el mundial de fútbol) en una prueba internacional de medición de calidad de la educación (TIMSS) y todavía el Colegio de Profesores nos sigue amenazando con huelgas (justo antes de las elecciones) si no se les sigue concediendo reajustes reales anormales de sus remuneraciones, que no guardan relación alguna con su productividad. ¿Y qué le dice el Estado a los casi 2 millones de padres “atrapados sin salida” por la concentración del poder en el Colegio de Profesores? ¿Quién responde por las oportunidades perdidas de estos niños? En Salud ni siquiera se mide en forma objetiva y continua la calidad de sus servicios, pero, a juzgar por las quejas de los “pacientes”, la situación no debe ser muy distinta. Claramente las nuevas tecnologías de la información pueden contribuir significativamente a desenredar este verdadero “Nudo Gordiano” que, desgraciadamente, ningún Gobierno, democráticamente elegido o no, ha podido resolver. El gobierno debe, además, dar el ejemplo. La exposición de Fernando Barraza nos ha ilustrado sobre lo que el SII está desarrollando con el objeto de lograr un mecanismo de factura digital ágil y eficiente, que no genere problemas a las empresas y que, muy especialmente, logre una rápida penetración, de modo de ganar cuanto antes los ahorros de costos implícitos en él. Así, además, el SII contará con un sistema moderno y efectivo para combatir la evasión, una de sus principales funciones. Javier Etcheverry nos ha dado indicadores concretos del notable incremento en la utilización de parte de los contribuyentes de las declaraciones y pagos vía Internet. Hay que confiar y atreverse. Este ejemplo debe ser imitado en múltiples otras reparticiones públicas. Sinceramente le deseo a Rodrigo Egaña el mayor de los éxitos. No


obstante, me permito sugerir que piense en la creación de incentivos, premios, estímulos, asociaciones con empresas que le propongan eliminar trámites y resolver los problemas de información de los ciudadanos en su relación con el Estado. Y esto lo puede hacer en su propio sitio web. El Principio de Subsidariedad del Estado es muy sabio, aunque a algunas personas (probablemente por razones ideológicas), no les agrade. Si la única ideología de los funcionarios públicos consistiera en servir en forma eficiente y digna a los ciudadanos, habríamos dado un enorme paso en la dirección de mejorar en forma significativa la calidad de vida de todos los chilenos. Pero, muy especialmente, la de nuestros conciudadanos más desfavorecidos, que son los peor tratados, porque no tienen alternativas ni tienen voz. El caso de Alto Hospicio ilustró de una forma dramática esta triste realidad. El Estado debe confiar a las empresas privadas - que actúen en competencia - todas aquellas funciones y servicios que ellas puedan desarrollar (sin importar el lucro o las utilidades que, mientras mayores sean en las etapas iniciales, menos tiempo van a durar y que, al final, serán sólo aquellas utilidades que las motiven a dar un servicio de bajo costo y de gran consideración por los clientes (en lugar del trato que, por ejemplo, se da a los “pacientes” en los consultorios u hospitales públicos).


TEMA II : PIONEROS EN CHILE EN APLICACIONES MASIVAS Ya mencionamos al Servicio de Impuestos Internos. Ya dijimos (y espero que podamos explicarlo en detalle en el Tema III de este trabajo) por qué le asignamos tanta importancia a la Ley de Firma Electrónica e Identidades Digitales. Igual cosa sucede con la Resolución del Servicio de Impuestos Internos en que comunica “hacer uso del derecho que le otorga la Ley de exigir una copia de cada factura digital que se emita”. Esto es el punto de partida de un sistema de control de la evasión tributaria basado en esta moderna tecnología. Sin duda, Chile será el primer país en el mundo que contará con este adelanto clave. Pensamos que estas dos iniciativas se transformarán, al correr de los años, en las dos reformas económicas más importantes de los Gobiernos de la Concertación. Chile está en condiciones, nuevamente, de crear la industria del Procesamiento de Documentos Tributarios Electrónicos tal como hace 20 años lo hizo con la Administración Privada de los Fondos de Pensiones. No queremos dejar pasar la oportunidad de destacar una iniciativa privada, emprendida por el conjunto de AFP, orientada a permitir la declaración y pago de todas las prestaciones sociales existentes al cancelar las remuneraciones de un empleado, permitiendo, de paso, cumplir con este trámite en forma simple (aunque aún no del todo segura) a los trabajadores independientes. Felicitaciones a Previred. ¡Cuántas horas hombre (y mujer) ahorradas! ¡Cuánto papeleo y digitación inútil ahorrada! El sector Privado puede colaborar en forma importante en esta campaña de aumentar nuestra productividad. Así podremos competir en un mundo global y crear empleos de verdad, gracias al crecimiento económico. Basta con no ponerle trabas, e, idealmente, darle algunos incentivos que le den el empujón inicial a estos nuevos emprendimientos. Puedo contar una anécdota relacionada con la factura digital. Sólo en proyectos piloto en desarrollo o a punto de concretarse, a pesar de no conocerse con precisión en forma oficial ni la fecha ni la forma exacta en que el SII permitirá comenzar a facturar, ya hay más de 400.000 facturas mensuales que en un brevísimo plazo podrán emitirse digitalmente de acuerdo con las normas que el SII determine. Y muy pronto se espera que miles de PYME lo puedan hacer a través de sus bancos. La clave está en que los procedimientos asociados al proceso de facturación son tremendamente engorrosos (debido, entre otras cosas, a la necesidad


de dificultar la posibilidad de evasión mediante la creación de empresas falsas o facturas falsas), caros y de un alto riesgo para las empresas (cuando se extravían documentos). Existen, por consiguiente, fuertes incentivos para quienes no evaden IVA de adoptar lo antes posible la factura digital, lo que terminará por convertirse en una “selección adversa” de tipo positivo para discriminar hacia quienes dirigir el control del SII, ya que quienes después de unos tres años de puesta en marcha del sistema de facturas digitales no lo hayan adoptado podrían tener otros motivos a los de la eficiencia económica para no hacerlo. Existen, además, fuertes incentivos para exigirle a los proveedores de las grandes empresas que emitan facturas digitales para evitar su posterior digitación. Por otra parte, lo que al SII debe importarle es que se alcance la más amplia cobertura en forma voluntaria y en el menor plazo posible. Así mejorará en forma significativa su capacidad de controlar la evasión - sin costo ni molestia alguna para quienes cumplen con sus obligaciones tributarias – como debe ser. ¿Qué mejor que empresas privadas que compitan por dar este servicio, permitiéndoles a los clientes cambiarse del proveedor de servicios de facturación si éste no los atiende bien? Al ser inicialmente libre la adopción del sistema, nadie lo hará si para él, los costos superan los beneficios. Los empresarios son mucho más BEM que aquellos que no son empresarios. ¡Viven comparando costos con beneficios! En caso de ser necesario un incentivo para acelerar la adopción voluntaria de este sistema (para aquellos reacios), hay muchos mecanismos disponibles. Uno simple, por ejemplo, es cambiar la obligación del vendedor de enviar la factura al domicilio del comprador (en el caso que el vendedor facture digitalmente y el comprador todavía no). Bastaría con invertir el orden de modo que quien no facture digitalmente tenga la obligación de entregarle o retirar a domicilio la factura emitida por su contraparte. Lo anterior no es otra cosa, nuevamente, que una aplicación elemental de los incentivos apropiados y del ya antes mencionado Principio de Subsidariedad del Estado. Los privados están más capacitados para darle un buen servicio de facturación electrónica o digital a las más de 300.000 empresas que emiten facturas. Por otra parte, nadie puede legalmente reemplazar al SII en su función fiscalizadora. ¡ Y el SII tendrá tanto trabajo que hacer desarrollando modernos sistemas computacionales para detectar la evasión del IVA !


TEMA III: LA IMPORTANCIA ECONÓMICA DE LA LEY DE FIRMA ELECTRÓNICA E IDENTIDADES DIGITALES. El gran aporte de las nuevas tecnologías de información consiste en reducir considerablemente los costos de las transacciones (por razones económicas), ya que no se renuncia en las economías modernas del futuro a la división de tareas, las que justifican su existencia gracias a que sus nuevos costos (más bajos) son inferiores a sus beneficios, ni menos a las economías de escala. Lo que sucede es que se liberarán recursos al acortarse significativamente las cadenas de valor que unen a quienes “producen” los bienes y servicios con quienes los “consumen” o los “invierten”. Cada vez veremos un mayor número de transacciones “sin intermediarios”, compras realizadas desde los hogares, que ahorran el traslado de las personas a las tiendas o que aprovechan la información mejorada de precios obtenida a través de Internet y el intercambio multimedial con vendedores virtuales, o transacciones que se realizan a las horas de menores costos de oportunidad y con pagos 100% seguros, realizados sin necesidad de emitir un cheque en presencia del vendedor. Chile no constituye una excepción. En nuestro caso, los costos de transacción, como porcentaje del Producto, deben ser del orden de un 50%. Además, en el caso de nuestro país, su ubicación geográfica encarece significativamente los costos de transporte hacia los grandes centros de consumo, tanto al interior del país como con el resto del mundo, hasta el punto que, por ejemplo, productos como las rosas cortadas, simplemente no pueden competir en el mercado internacional, debido a su peso que las deja fuera de competencia respecto de aquellas que se producen en países más cercanos a los centros de consumo o localizados en las rutas aéreas de paso hacia dichos destinos, en los que los costos de los fletes aéreos son considerablemente inferiores. Las consideraciones anteriores llevan a la conclusión que para nuestro país el desarrollo de Internet es una prioridad altamente estratégica. Internet, en las palabras del profesor de MIT, Nicholas Negroponte, permite transportar “bits” a costo prácticamente cero – independiente de la distancia a los grandes centros de consumo mundial de bits – a diferencia de lo que sucede con el transporte de átomos donde, por mucho tiempo más, tendremos la desventaja o barrera natural de la distancia. La conclusión lógica es que debemos incentivar la exportación de bits por Internet, como, por ejemplo, servicios de diseño y


arquitectura, cálculo de edificios, procesamiento de información, educación pre y post grado, capacitación, traducciones, asesorías de todo tipo, transacciones bancarias y de seguros, consultas a bases de datos, cine, telenovelas, redacción de periódicos, edición de materiales didácticos, desarrollo de software y una infinidad de servicios similares. Lógicamente, antes de exportar un servicio debemos ser capaces de adquirir internamente las habilidades que se requerirán en el futuro para producirlo. De ahí que todo servicio realizado en Chile mediante Internet contribuiría a este objetivo. Nuestro país ya cuenta con la base de una excelente infraestructura de redes de comunicación de banda ancha. Le falta desarrollar transacciones seguras en la red. Le falta la transferencia segura, mediante la red, de todo tipo de documentos, desde dinero a contratos y cartas. Garantizar seguridad de identidad, confidencialidad e integridad en las comunicaciones vía Internet genera una considerable reducción en los costos de transacción asociados a las comunicaciones, contratos, transferencias de dinero, facturación y demás actos y contratos jurídicos realizados electrónicamente. Además, permite el uso mucho más intensivo de Internet (debido justamente a la reducción de los actuales costos de las transacciones electrónicas, la mayoría de los cuales se asocian a los riesgos de utilizar la Red) y, consecuentemente, permite recuperar el terreno perdido en la carrera para ser aliados estratégicos de aquellas empresas del mundo desarrollado que desean externalizar una serie de servicios que se pueden exportar por Internet desde países con ventajas comparativas para proveerlos. Lo anterior lleva a considerar que los servicios de certificación de identidades digitales deben legislarse de modo que sean ampliamente utilizados. Hay dos razones de peso para no usarlos: i) Su costo ii) Si al usarlos en forma voluntaria (y no obligatoria, como sería el caso de la facturación) aumenta significativamente el riesgo legal de quien decide usar la firma electrónica en todas sus comunicaciones mediante Internet. Dicho de otra forma, si decido enviarle a alguien una carta exploratoria sobre la posibilidad de realizar un negocio y la envío firmada, no debo arriesgarme a que el receptor me exija judicialmente el cumplimiento de cualquier detalle que pueda haber escrito o me demande por injurias y calumnias si le he mandado por escrito una opinión negativa sobre alguna actuación del receptor. El primer punto se resuelve permitiendo una sana competencia, sin ponerle “barreras inútiles o artificiales a la entrada”, como las


relacionadas a la exigencia de seguros que hoy no se exigen en actividades análogas del mundo real (no hay que ponerse “más papistas que el Papa”...) o capitales exageradamente altos cuando, más que la solvencia económica, lo que realmente debe interesar, en este caso, es la solvencia moral y técnica. El segundo punto se soluciona, simplemente, enviando comunicaciones sin firma. Es decir, en el futuro deberán coexistir comunicaciones no firmadas, con otras voluntariamente firmadas y, finalmente, con aquellas obligatoriamente firmadas como, por ejemplo, las transferencias de dinero, las facturas digitales, contratos, consulta de datos confidenciales y otras similares. Un punto muy importante es cuidar la confianza que los usuarios deben tener en las identidades digitales y en las firmas electrónicas asociadas a ellas. Es análoga a la confianza que se tiene en el papel moneda emitido por el Banco Central. Si se pierde la confianza (por ejemplo, por falsificaciones masivas o muchos emisores “no certificados”) el dinero, uno de los más importantes inventos realizados por el ser humano, perdería gran parte de su utilidad. Cuando recibamos una comunicación electrónica firmada por alguien, esto deberá bastar para estar completamente seguros que dicha firma identifica inequívocamente al firmante, con todas las consecuencias legales que de ello se deriven. Confiamos que la Ley que norma todos estos temas y que muy pronto será promulgada, será una buena Ley. Esto gracias al esfuerzo de la autoridad y de los privados que han hecho llegar sus observaciones a las instancias adecuadas. Por otra parte, dada la importancia y las enormes repercusiones económicas que esta legislación tendrá existe una obligación moral de que sea una excelente legislación, lo que no necesariamente se logra mediante una copia relativamente ingenua de otras legislaciones, por muy de países desarrollados que sean. Es sano dar acceso amplio a las opiniones técnicas de aquellos que crean que tienen algo que aportar. En especial si se trata de excelentes técnicos que trabajan en empresas del sector privado.


TEMA IV : EL ROL DEL ESTADO EN LA PROVISIÓN DE BIENES PÚBLICOS Y EN EL FOMENTO DE LA COMPETENCIA La literatura económica moderna menciona 4 fallas del mercado con las que un Estado moderno debe tratar :

i) El Monopolio o poder de mercado ii) Las Externalidades iii) La inadecuada provisión privada de Bienes Públicos iv) Las Asimetrías severas de Información En diferentes partes de esta exposición hemos tratado las fallas segunda y cuarta. En este capítulo nos referiremos brevemente a la primera y tercera, en algunos aspectos de interés que dicen relación con el Rol del Estado en el mercado de la información, la producción de contenidos útiles y la promoción de las ideas asociadas a nuevos derechos de propiedad intelectual. En primer lugar puede existir en el mercado de un determinado bien o servicio “una sola empresa que lo vende”, en cuyo caso estamos ante un monopolio en el mercado de los bienes y servicios. Análogamente, puede existir una sola empresa compradora de un bien o servicio, en cuyo caso estamos ante un monopsonio, pudiendo existir diversos grados de colusión o de competencia monopolística en los diferentes mercados, situación intermedia entre el monopolio y la competencia que se conoce como una de “competencia imperfecta”. Además, se da el caso de monopolios que, por ser la forma más barata de proveer un bien o servicio, a nadie le interesa eliminarlos. A estos casos, llamados “monopolios naturales”, el Estado debe fijarle sus precios y evitar que extiendan, si ello fuese factible, su poder monopólico hacia sectores no regulados, ya que ninguna empresa será capaz de competir con el monopolio natural ya establecido . Este es el caso de los servicios Básicos (energía eléctrica y servicios sanitarios). En todos los demás casos hay soluciones superiores a la fijación de precios o a la permanencia de los monopolios, en especial si las tecnologías involucradas no generan un monopolio natural y el que se observa sólo es factible por un error en la acción correctiva del Estado. El Estado, como proveedor de servicios públicos, es un gran monopolio establecido, la mayoría de las veces, por la propia ley, con


el agravante que nadie se atreve a fiscalizar, controlar o fijarle tarifas al Estado. Se ha comentado antes el alto costo que cobran los bancos por las transferencias electrónicas de fondos. De hecho cobran lo mismo que por las transferencias tradicionales de fondos. ¿Por qué puede suceder esto en un mercado en que, en otros aspectos existe una gran competencia? En nuestra opinión, la necesidad de controlar la solvencia del sistema bancario (que goza, en la práctica, de un seguro del Estado) ha llevado a la autoridad a restringir fuertemente la entrada al negocio bancario, uno de cuyos elementos distintivos es el monopolio del manejo de cuentas corrientes. Las barreras de entrada a la industria aseguran la inexistencia de competencia externa al sector bancario en el manejo de este servicio. Y este es un servicio tan útil, tan ampliamente demandado y donde cada vez se cobra una cifra aparentemente baja, que lo transforma en la fuente de financiamiento preferida para los bancos. Las nuevas tecnologías de información e Internet llevan a cuestionar este monopolio tradicional de los bancos en el área de las “cuentas corrientes digitales”, o que sólo habilitan a sus usuarios a transferir fondos vía Internet (sin depósitos ni movimientos físicos de dinero). En la actualidad existe una clara analogía entre la competencia que se observa entre los bancos y la existente en los servicios prestados por las AFP. En ambos casos no se compite por precios sino mediante vendedores. En ambos casos la información para el usuario es escasa y confusa. En ambos casos los usuarios, al momento de elegir la empresa que prestará el servicio, no tienen alternativas muy diferentes entre si. En la práctica están, además, obligados a consumirlos. Así es posible observar que las AFP cobren un porcentaje del ingreso de sus clientes por administrarles sus fondos, en circunstancias que los costos son más o menos constantes por afiliado al mes, y los Bancos cobren muy caro por el uso de las cuentas corrientes. ¿En qué otro mercado en que se compita por precios pueden perdurar estas prácticas? Los monopolios generan ineficiencias porque restringen la oferta de un bien o servicio de modo de aumentar su precio para así obtener utilidades sobrenormales. Además, suelen dar malos servicios si el Regulador no los obliga a no hacerlo. Para peor, en el caso de los pagos, el Estado recauda un “impuesto al cheque” sólo por las facilidades de recaudación. La suma de ambos sobrecostos transforma, en muchos casos, en cobros extremadamente elevados,


en relación a sus costos, las transferencias de fondos entre cuentas corrientes realizadas en forma electrónica. Esto debe ser corregido por el Estado a la brevedad. Para ello dispone de varias opciones : i) Eliminar el impuesto a las transferencias electrónicas de fondos. ii) Promover una mayor competencia en la industria bancaria, en

especial en el manejo de cuentas corrientes. Por ejemplo, el Estado podría permitirle a las AFP abrirle cuentas corrientes (digitales, es decir, no se manejarían billetes o cheques) a todos sus afiliados para que allí depositen electrónicamente sus empleadores los sueldos, facilitando el descuento de las leyes sociales, Isapres, impuestos y similares (vía Previred, por ejemplo), los que están asociados todos con el pago de remuneraciones. Por supuesto que las AFP podrían proveer a sus afiliados de una tarjeta de débito y otra de crédito, pudiendo girar como máximo hasta, por ejemplo, 1,5 sueldos. El afiliado podría elegir voluntariamente este servicio, pero, al hacerlo, debe comprometerse a pagar en forma automática, al depositar mensualmente su sueldo, un 10% del saldo vigente, como mínimo como la primera transacción a realizar al comienzo de cada mes. Estas líneas de crédito tendrían, por ejemplo, vigencia por un año. Parece lógico – y además justo – que así como los bancos pretenden competir con las AFP en los servicios previsionales (para beneficio de los afiliados a las AFP y para los accionistas de los bancos, ellos acepten, a su vez, la competencia de las AFP en los servicios de cuentas corrientes y transferencias electrónicas de fondos. Esta medida reactivaría la economía al facilitar un mayor consumo inicial a las familias gracias al mayor acceso y a las menores tasas lo que se hace factible gracias a la sustancial reducción de los riesgos y de los actuales costos de transacción para prestarles a las personas naturales sin patrimonio. Además, y como se ha dicho, ampliaría el crédito a las familias más necesitadas y bajaría las tasas de interés que ellas pagan actualmente, permitiendo, de paso, una colocación de una fracción relativamente pequeña de los Fondos de los afiliados en condiciones de tasa y riesgo mejores que las que obtienen las AFP en la actualidad por esos mismos recursos.

iii) Por último, la autoridad podría simplemente fijar tarifas máximas a las transferencias de fondos, en especial a las realizadas electrónicamente, ya que su costo es considerablemente menor


que el realizado mediante cheques y cajeros siguiendo el mismo principio aplicado en la tarificación de los monopolios de servicios públicos, como la electricidad y los servicios sanitarios en los que la mayor eficiencia obtenida gracias a los avances tecnológicos son traspasados a los consumidores en las respectivas fijaciones tarifarias.

Veamos ahora brevemente el caso de los Bienes Públicos, teniendo presente que la información suele ser, la mayoría de las veces, un Bien Público. Los Bienes Públicos tienen dos características que los definen: i) Su consumo es “No Rival”, es decir, el consumo de un bien de

este tipo no deja una menor cantidad disponible del mismo bien para el consumo de cualquier otra persona.

ii) Existe la “Imposibilidad de Exclusión”, lo que quiere decir que los costos de excluir del consumo a aquellos que deseen consumir el bien sin pagar (los llamados “free riders”) es tan alto, que ninguna empresa privada maximizadora de sus utilidades está dispuesta a producir dicho bien, por importante y útil que sea dicho bien o servicio para la sociedad.

Es sabido que producir contenidos o información en la Red tiene un alto costo. No obstante transmitir dichos contenidos o copiarlos tiene costos casi nulos. Resulta muy difícil tener una empresa que se dedique a producir y vender información, porque inmediatamente los compradores se transforman en sus competidores potenciales (“pirateo” de software, música, videos y libros son ejemplos obvios). En estas condiciones, si el Estado no interviene, el mercado producirá cantidades inferiores a las óptimas debido a esta falla típica del mercado en el caso de los Bienes Públicos. El Estado puede adoptar diferentes tipos de solución :

i. Dedicarse a producir los bienes públicos en cuestión. ii. Puede externalizar su producción mediante la licitación de

concesiones (como en el caso de las autopistas, en las que el concesionario puede cerrarlas y así evitar a los “free riders” al cobrar peajes). Nótese que esta solución se aplicaría al caso de Bienes Públicos (que ningún privado está dispuesto a producir). Este no sería el caso de un


proveedor de servicios de almacenamiento en el caso de las facturas digitales ya que, en este caso, sí se puede excluir por parte de las empresas privadas a quienes quisieran no pagar.

iii. Puede subsidiar la producción de bienes públicos, como lo hace con la investigación científica en las universidades.

iv. Puede asignar patentes o monopolios temporales para evitar que la copia impida a los inventores obtener una justa remuneración por sus ideas y creatividad.

A la luz de las consideraciones anteriores, el Estado debe dar libre acceso a toda la información que él produce y procesa y nadie más puede hacerlo por él o puede subcontratar el procesamiento con una empresa privada para luego proveerla al costo medio de largo plazo. Internet resulta un excelente medio para distribuir masivamente la enorme cantidad de información que procesa y produce diariamente el Estado. Lo importante es no restringir el consumo de bienes públicos de bajísimos costos marginales de producción mediante el cobro de una tarifa “alta” utilizada sólo para recaudar fondos. Para este fin, entre otras cosas, es que se cobran impuestos.


TEMA V : LAS PYMES Y LAS MICROEMPRESAS ANTE EL DESAFÍO DIGITAL • COSTOS DE LA ADOPCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DIGITALES

PARA LAS PYMES. Internet desarrolla las economías de Red y hace rentable operar a escalas más reducidas con empresas súper especializadas que se informan y se dan a conocer por la Red. Las PYMES suelen – por definición – ser empresas que atacan pequeños nichos donde se pueden especializar y aprovechar las ventajas de contar con información difícil de captar y de moverse ágilmente, a diferencia de sus competidores de mayor tamaño. Para aprovechar estas nuevas oportunidades las PYMES deben:

i) Preocuparse de la capacitación en el empleo de computadores con softwares estándar (contabilidad, inventarios, planillas de cálculo y procesadores de texto) y conectarse cuanto antes a Internet, capacitándose en el manejo de correspondencia y de buscadores. Se estima que esta tarea es relativamente simple y el Gobierno debe ofrecer capacitación en forma muy liberal para las PYMES en esta área, pagándole a los capacitadores contra resultados.

ii) Renunciar a eventuales “beneficios” de la informalidad, como aquellos de disminuir el costo tributario mediante evasión. En todo caso, cuando el SII desarrolle la tecnología que haga demasiado caro evadir, este eventual “costo” de ingresar a la economía formal dejará de existir, ya que no existirá la alternativa de evadir impuestos.

iii) Además, el pequeño empresario deberá realizar esfuerzos para comprender que su crecimiento como empresa estará muy ligado a los servicios de la banca, los que se basarán en antecedentes objetivos y confiables, que se originarán, principalmente, en sus facturas digitales.

iv) CONCLUSIÓN : En el caso de ser dueño de una PYME, más vale moverse.... y moverse rápido.


• BENEFICIOS DE LA ADOPCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS

DIGITALES PARA LAS PYMES. i) Reducción del tamaño de la empresa eficiente. La Internet, al disminuir los costos de transacción y aumentar las facilidades para trabajar en equipo a distancia, ha permitido reducir el tamaño de una empresa eficiente la que, gracias a una súper especialización, alcanza economías de escala a tamaños muy inferiores a los tradicionales. ii) Considerable reducción de los actuales “costos de transacción” (todos los que no representan costos reales de producción) como porcentaje del costo total actual de producción. En el caso de las PYMES son las personas con mayor costo alternativo (normalmente los dueños) quienes deben dedicar su tiempo a realizar trámites, llenar formularios, leer circulares, el timbraje de boletas, el archivo de antecedentes contables, información al contador para declaraciones de IVA y Renta, responder a citaciones del SII para justificar renta al adquirir bienes a título personal, acudir a las citaciones a la Inspección del Trabajo, atender a los fiscalizadores de dicha inspección, del SII, del SNSS, llenar las planillas de las AFP , Isapres, INP, Cajas de Compensación, seguro de accidentes del trabajo y otros. ¿En qué momento sus dueños planifican su producción, visitan sus clientes, solicitan financiamiento a sus bancos, investigan el mercado, entrevistan a potenciales empleados, responden a los clientes, envían los pedidos, solucionan los problemas de calidad? La mayoría de los costos de transacción son independientes del tamaño de las empresas. Por esta razón son sumamente onerosos para las PYMES. Las empresas grandes los solucionan contratando contadores y abogados en forma interna y externa. Claramente, la reducción del trámite, con la consecuente reducción de estos costos de transacción, benefician proporcionalmente mucho más a las PYMES. ¡Por fin sus dueños se podrán dedicar principalmente a trabajar y no a hacer trámites burocráticos!.... y podrán dormir tranquilos al dejar de temer por trámites no realizados o documentos no conservados para “probar” sus actuaciones y así no incurrir en sanciones que aparecieron en la última modificación de la Ley o en la última circular que la interpreta, con los consiguientes castigos asociados al no cumplimiento, basados en aquello que la Ley se supone conocida.... He aquí otra gran asimetría de


información, que esta vez perjudica a los contribuyentes, y que se debe eliminar cuanto antes por ineficiente e injusta. iii) Reducción del costo del financiamiento y ampliación de los límites de endeudamiento gracias a la información más confiable que proveerán sus facturas digitales a su banco. Me referiré, finalmente, a como la futura Factura Digital puede romper el problema de Asimetría de Información (mencionado tanto por George Akerlof como por Joseph Stiglitz, dos de los últimos tres premios Nobel de Economía) en el mercado de los créditos bancarios a las pequeñas empresas (que pueden resultar malas pagadoras), dando como respuesta racional (hasta ahora) de la banca, no tanto un alza muy grande en las tasas de interés como hubiese predicho la microeconomía clásica sino, más bien, un racionamiento del crédito, para evitar así el problema de selección adversa, ya que los buenos clientes no estarían dispuestos a contratar créditos a esas tasas. Lo interesante es que la mejor y más confiable información que las facturas digitales le pueden dar a los bancos pueden permitir desarrollar líneas de crédito basadas en el comportamiento histórico y aumentar el valor del factoring como financiamiento del capital de trabajo de las PYMES ya que, en muchos casos el Banco dispondrá de información completa del deudor de quien solicita el factoring, pudiendo así aumentar los cupos de crédito para las PYME y rebajar sus tasas de interés gracias a la eliminación de esta perversa asimetría de información. Chile está hoy en condiciones de dar este trascendental paso antes que en ningún otro país. A mi juicio, esto verdaderamente abre un nuevo mercado para los bancos, para el que se tienen que organizar. Desde luego, aquellos bancos orientados a las PYMES y microempresas (Estado y Desarrollo) gozan de evidentes ventajas....por un tiempo, hasta que la competencia descubra las ventajas de dispersar sus riesgos en muchos deudores pequeños no relacionados, en lugar de unos pocos clientes grandes, relacionados entre sí y con muchas otras fuentes de financiamiento disponible. De paso, todo lo anterior generará una externalidad positiva que tiene que ver con que portarse bien tiene un premio en el mercado (y no al revés, como se ufanan los “pillos”). Creo que este es un tema de gran relevancia en el momento actual. Las Pymes y microempresas contratan a la mayoría de la mano de obra del país. Aumentar en forma segura el abastecimiento de crédito para ellas y hacerlo a menores tasas en un sector que paga impuestos "bajos" puede tener una enorme


repercusión en el desarrollo de numerosos nuevos proyectos. He aquí algo práctico a desarrollar en la “Agenda pro Crecimiento” de la Sofofa en conjunto con el Estado.

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SEMINARIO - sofofa.cl · Esto obligará a cambiar la ... Esto quiere decir que hoy, ... es, entre otras razones, el por qué la mayoría de los