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    Las academias de la lenguaespañola, organismosde planificación lingüística1S. Senz, J. Minguell y M. Alberte2

    Salvo que, según lo establecido en sus estatutos, el cometido de unaacademia de la lengua incluya también la investigación filológica o sufomento,3 lo cierto es que la tarea más propia y genuina —y a menudoexclusiva— de este tipo de instituciones es la codificación de una deter-minada lengua, es decir, la elaboración de un modelo artificial de lengua(un estándar) apto para la escritura y para el intercambio —entendidoeste no sólo como transacción comunicativa— entre su comunidad dehablantes, una labor en cuya realización prevalecen ideologías y finesde tipo político y económico, por encima del conocimiento lingüísticodisponible en un momento dado.4 Esta tarea, que recibe el nombre de

     planificación del corpus, constituye, de hecho, uno de los pilares del pro-ceso deliberado de intervención sobre la diversidad lingüística al queconocemos como planificación lingüística, que a su vez se inscribe en unmarco superior de ordenamiento político y de organización social de laslenguas denominado política lingüística. 

    No obstante, la labor planificadora de una academia no tiene porqué detenerse en el plano de la codificación: en función del ascendiente quehaya adquirido como organismo de planificación —por mérito propio opor el apoyo recibido de los estamentos de poder—, su labor y su figurainstitucional pueden alcanzar otros campos de la política que se aplicaa una lengua. De hecho, uno de los principales rasgos que distingue a laAcademia Española de aquellas academias europeas con las que guardarelación filial es precisamente su elevado protagonismo en los proyectospolítico-lingüísticos aplicados al castellano.5 

    En este trabajo revisaremos los alcances de la política del lenguaje y ve-remos en qué planos han llegado a intervenir la Real Academia Española(particularmente) y la Asociación de Academias de la Lengua Española yqué consecuencias ha tenido su intervención no sólo en la consolidación de

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    su autoridad, sino también en la difusión entre los castellanohablantesde ciertas ideas sobre el lenguaje y sobre su propio idioma.

     1. Política del lenguaje, o política lingüística

    Yendo más allá de la lectura restringida al ámbito legal que la opiniónpública suele dar a este término, la política del lenguaje o política lingüís-tica puede entenderse como la forma en que una comunidad plurilec-tal o plurilingüe se comporta y organiza lingüísticamente, realizando

    elecciones en su conducta verbal, de manera consciente o inconscien-te, siempre que exista suficiente variación (opciones de uso lingüístico)para permitir una elección.

    Estas elecciones no son fruto de un idílico libre albedrío, sino queestán condicionadas por cuatro factores, estrechamente relacionados:

    1. Las características peculiares de cada situación de contacto y convi-vencia entre grupos dialectales o lingüísticos distintos, y la idiosin-crasia de cada uno de estos grupos. Estas situaciones están sujetas a

    vicisitudes muy diversas, mayoritariamente de índole extralingüís-tica —expansión territorial de un grupo étnico, flujos migratorios(motivados por razones económicas, políticas o naturales), desplaza-miento, subyugación o exterminio de comunidades culturales, confi-guración de núcleos de población, etc.—, que resultan imprevisiblesy que pueden dar lugar a innumerables casos de contacto lingüísticoentre grupos heterogéneos.

    2. Las ideas sobre el lenguaje y el peso de las lenguas presentes en lascomunidades en cuestión, teniendo en cuenta que las ideas sobre

    el lenguaje no necesariamente responden al conocimiento científicodisponible en un momento dado, que en un determinado contextosocial o político pueden prevalecer ideas minoritarias, de una élite, yque estas mismas ideas pueden ser subvertidas por una contraélite.

    3. El sistema de valores por el que se rigen dichas comunidades en unmomento dado, considerando que los sistemas de valores son tam-bién elementos culturales dinámicos que se hallan en la base de todaforma de organización humana y de la concepción del mundo quealberga, y que pueden ser igualmente promovidos por una minoría y

    subvertidos por fuerzas opositoras.4. Los conflictos que puedan derivarse de la confrontación entre lasideas y los sistemas de valores de cada uno de los grupos en contacto.

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    Adicionalmente, sobre este funcionamiento lingüístico de los gruposhumanos (plurilectales o plurilingües) condicionado por variablescontextuales e ideológicas se pueden ejercer acciones deliberadas, sis-temáticas y a menudo institucionalizadas, con el fin de conducir laselecciones de los hablantes por cauces específicos. De forma general,Bernard Spolsky (2006: 62) define estas acciones como «cualquier in-tento de un individuo o una institución que tiene (o declara tener)autoridad sobre otro individuo o grupo para modificar las prácticas ocreencias del lenguaje de ese individuo o grupo». En esta administra-ción lingüística consciente y activa de grupos lingüísticos participan,

    pues, individuos (gestores) perfectamente identificables, a los que seconoce como  agentes de política o planificación lingüística, cuya acción—si se plantea fines ambiciosos, de largo alcance— exige el desa-rrollo de una estrategia de intervención metodológicamente definida(es decir, planificada), en la que suelen movilizarse aquellos factoresideológicos que, como ya hemos señalado, condicionan la conductalingüística de los hablantes.

    Históricamente ha desempeñado este papel modelador del lengua-je ajeno todo aquel que contribuya a difundir y dar valor social —con

    diversos intereses, materiales y no materiales— a lenguas o variantespropias o extrañas y todo aquel que contribuya a elaborar, difundiry preservar formas verbales modélicas —con diversas funciones—:progenitores, gramáticos, lexicógrafos, ortógrafos, terminólogos, es-critores, traductores, maestros, instituciones educativas, misioneros,gobernantes, legisladores, academias, cuerpo diplomático, medioseditoriales, medios de comunicación (o cualquier otro tipo de entidadcomercial donde se establezcan políticas de gestión del lenguaje), en-tidades políticas, entidades civiles, instituciones estandarizadoras, etc.

    Como se ve, estas injerencias en las conductas lingüísticas ajenas pue-den darse en contextos privados (familiares, sociales y empresariales)o públicos (locales, nacionales, continentales e internacionales). Dadoque el tipo de intervención político-lingüística que practican lasacademias de la lengua pertenece a la esfera pública, nacional,regional e internacional, nos centraremos en este ámbito.

    Es un hecho remarcado en los estudios sobre políticas del lenguaje quetodo agente de política lingüística (PL en lo sucesivo) ha de estar legiti-mado de algún modo para ejercer influencia sobre el comportamiento lin-

    güístico ajeno; es decir, ha de tener la autoridad necesaria para que sus ac-ciones tengan efecto sobre los individuos que son objeto de su actuación,y esa autoridad puede derivar de una posición de partida encumbrada,

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    que le confiera predominio moral, o derivarse de un acto de investidura,en el que una tercera persona o institución transfiere parte de su autoridada un agente de PL. En el caso particular de la Real Academia Española, hasido necesaria una repetida transferencia de autoridad (particularmentedel poder político) para mantener su ascendiente sobre la comunidad his-panohablante.6 

    Pese a que el estudio teórico del campo de la PL (ordenamiento deuna situación sociolingüística dada) y de la planificación lingüística (di-seño y ejecución de una estrategia de intervención sobre el lenguaje)cuenta con poco más de medio siglo, lo cierto es que la PL es sumamente

    antigua; como comenta William F. Mackey (2006: 21), data «por lomenos de la invención de la escritura, cuando el registro del lenguajeotorgó importancia y poder a aquellos que lo dominaban —sacerdotes ymandarines, escribas y clérigos—, proporcionando vínculos duraderos yproyectando sus influencias al futuro».

    Los modelos de PL (esto es, las formas efectivas de planificación dellenguaje) no son inmutables; con mayor o menor improvisación, sedelinean, ensayan y corrigen en la medida en que su éxito o fracaso—entendiendo por éxito la consecución de unos fines— o su adecuación

    a nuevas necesidades, nuevas situaciones y formas de funcionamientolingüístico, y también nuevas visiones del mundo y del lenguaje, exi-gen retoques o replanteamientos más o menos drásticos en el modelo departida (v. § 5).

    2. El modelo clásico de planificación lingüística

    Ante todo, para encuadrar la labor académica en el terreno preciso de

    planificación lingüística que ha ido ocupando desde su fundación esimprescindible exponer en qué planos se desarrolla esta actividad. Paraello, tomando como referencia, de un lado, el modelo descriptivo desa-rrollado por Einar Haugen en 1966 y remodelado en 1983, que integraaportaciones de Kloss y Cooper (Calvet, 1996: 18), y de otro, el modelopropuesto por Kaplan y Baldauf (1997), estableceremos un patrón don-de se recogen las pautas de los diversos casos y experiencias de planifi-cación lingüística conocidos y analizados hasta finales del siglo pasado,que puede resumirse en el siguiente cuadro:

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    Forma Función

    Sociedad: A. Planifi-

    cación del

    estatus (o de-

    terminación

    lingüística)

    B. Planifi-

    cación de la

    adquisición

    (o promo-ción del

    aprendizaje

     y difusión de

    una lengua

     planificada)

    Selección  (proceso de delimi-tación y elección):

     a) Delimitación y estudio delcontexto social (plurilectal oplurilingüe) sobre el que sequiere actuar: acopio de da-tos y análisis posterior sobreel estatus político de las len-guas o variantes presentes eneste contexto; las creencias y

    actitudes de la población res-pecto a ellas; la distribucióndemográfica y geográfica delas lenguas o variantes; lascaracterísticas sociales de sucomunidad de hablantes; lasfunciones que desempeñan enel medio social las lenguas ovariantes en cuestión...

    b) Identificación y selección dela/s variante/s o la/s lengua/s

    objeto de planificación.

    Diseño y aplicación (desarrollodel plan de acción, implanta-

    ción, difusión y evaluación):

     a) Determinación de las funcio-nes sociales que se quiere atri-buir a una lengua o variante(fines de la planificación);

    b) Análisis de los factores psico-sociales (actitudes y creenciasde los hablantes) relacionados

    con las variantes o lenguas ob-jetos de planificación.c ) Valoración de la factibilidad del

    plan de acción (previsión de re-sultados y plan de viabilidad).

    d ) Diseño del proceso de implan-tación de la lengua planifica-da (definición de las medidasnecesarias para modificar/co-rregir la situación lingüísticadeterminada).

    e) Aplicación de las medidas es-tablecidas (mecanismos psi-cosociales, medidas legales,mecanismos de difusión...) ydistribución social del están-dar (en la escuela, los mediosescritos, los medios de comu-nicación, los textos oficiales...).

     f ) Evaluación de los resultados dela planificación y revisión delplan de acción.

    Lengua:C. Planifi-

    cación del

    corpus (o

    desarrollo y

    equipamien-

    to lingüís-

    tico)

    Codificación  (proceso de nor-mativización y estandariza-

    ción):

     a) Grafización, o designación delas grafías que conformarán elestándar.

    b) Gramaticación, o selección ydepuración de las formas gra-maticales que conformarán el

    estándar.c ) Lexicación, o selección, depura-ción y repertorización del léxi-co que conformará el estándar.

    Elaboración: desarrollo de equi-pamientos lingüísticos (termino-logías, cánones textuales...) quepermitan:

     a) Ampliar los registros de unalengua.

    b) Diversificar su producción es-tilística.

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    No en todos los casos de intervención en una situación lingüística de-terminada se suelen desplegar acciones que afecten a todos estos campos nitampoco hay por qué ajustarse escrupulosamente a las sucesivas fases de esteesquema. En función de los objetivos que se plantee un plan de acción lin-güística, de las características de la situación de partida o de la evolución deun contexto sobre el que ya se ha intervenido previamente se aplicará unabatería de actuaciones más o menos compleja y más o menos perseverante.

    3. Academias y planificación del corpus: normativización y estandarización

    La elaboración de un modelo restrictivo y común de lengua, o estándar, esrequisito indispensable de algunos de los objetivos más habituales de laplanificación lingüística (v. § 4). En la mayoría de países donde el españolse ha constituido en lengua oficial, cooficial o de uso son las academias de lalengua las responsables de la elaboración de un modelo general de lengua,concretado en compendios normativos (básicamente, una gramática, undiccionario y una ortografía). Además de las academias de la lengua, pro-

    ducen también modelos particulares de lengua los medios editoriales y decomunicación (mediante sus libros de estilo) y los especialistas que elabo-ran manuales de estilo, compilaciones gramaticales normativas, ortografíase incluso gramáticas descriptivas y diccionarios de uso nacionales que, aunsin establecer norma, muestran el estado de una lengua en un momento ylugar dados y sientan con ello acta de ciertas parcelas del uso común.

    Antes de definir con precisión lo que es un estándar lingüístico, y decaracterizar su tipología y los distintos modelos de estandarización ensaya-dos, vale la pena ponerlo en correlación con el término genérico de estándar

    —originariamente propio del ámbito industrial, con el que a menudo, yerróneamente, suele equipararse—, para señalar las similitudes y significa-tivas diferencias entre ambos.

    3.1. Estándar y norma no lingüísticos

    En términos generales, un estándar es todo patrón de uso común y repe-tido, elaborado con el fin general y básico de:

    1. Reducir las variedades de una misma producción o proceso (simpli-ficando y uniformando su forma y sus características).

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    2. Acotar los ámbitos de uso de los procesos o producciones divergenteso distintos del estandarizado.

    3. Permitir la intercambiabilidad del proceso o producto y aumentar surentabilidad.

    4. Si la norma está orientada a optimizar procesos y productos, garanti-zar su calidad, su eficacia y su funcionalidad.

    5. Permitir su compatibilidad con otros productos.6. Garantizar la seguridad de personas y bienes.

    Al proceso de creación de un estándar se lo denomina estandarización. El

    proceso de estandarización está a cargo de organismos sancionadores dealcance internacional, regional, estatal o federal/autonómico.7

    Sus ámbitos de aplicación son:

    – campos de actividad económica (industrias y servicios), cultural (ar-tes y tradiciones) y científico-técnica,

    – y productos, procesos, sistemas y representaciones gráficas.

    Un estándar se concreta en la promulgación de una norma, o regla de

    actuación. La norma resultante tiene las siguientes características:1. Es una simplificación de la variedad de usos.2. Tiene un carácter estable, pese a lo cual puede requerir revisión y ajus-

    tes para acomodarla a nuevas necesidades o corregir inconsistencias.3. Tiene un carácter artificial y virtual; la norma por sí misma no se

    hace efectiva si no llega a aplicarse, lo que exige facilidades de im-plementación y la participación activa de todas las partes implicadas.

    Son condiciones que favorecen su aceptación y aplicación:

    1. La colaboración en el proceso de elaboración de la norma de la mayorrepresentación posible de las partes implicadas.

    2. La transparencia de la norma, tanto en cuanto a su formulación comoen cuanto a la explicitación que hagan sus promulgadores de las fuen-tes de conocimiento que la inspiran y de los criterios que la guían.

    3. La difusión y disponibilidad de la norma (que la norma sea conociday accesible).

    4. El desarrollo de campañas de comunicación y persuasión, en las que suspromotores difundan sus ventajas entre quienes desconocen la norma.5. La comprobación efectiva de esas ventajas derivadas de su aplicación.

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    Son medios que garantizan su aceptación y aplicación:

    – la promulgación de reglamentos que obliguen a su aplicación;– la penalización de las contravenciones a la norma.

    3.2. Estándar y norma lingüísticos8

    Un estándar lingüístico es, por su parte, una forma de expresión verbal,artificial y convencional deliberadamente elaborada, esto es, resultante

    de un proceso de estandarización que implica:1. La selección de las variantes (sociales, geográficas o funcionales)

    que servirán de base al estándar, que pueden ser:– todos los niveles socioculturales de la lengua actual;– sólo el nivel de lengua de los hablantes instruidos;– sólo el registro escrito (en el caso de estándares escritos);– sólo el registro oral (en el caso de estándares orales);– sólo el registro técnico o científico (en el caso de estándares ter-

    minológicos);– una combinación de registros (p. ej.: oral, escrito y formal) y deniveles de lengua;

    – formas históricas, con tradición escrita;– todas las variantes geográficas;– sólo una o algunas variantes geográficas;– formas de lenguas extranjeras (lenguas clásicas, lenguas de inter-

    ferencia o lenguas genéticamente cercanas).2. La criba de los rasgos de las variantes seleccionadas que confor-

    marán el modelo estándar, según una serie de criterios de selección(v. § 3.4), a menudo suplementados con cierta dosis de arbitrariedady subjetividad.

    3. La creación de un sistema de grafía.4. La normativización o formulación de normas, que pueden ser

    de tipo prescriptivo (que recomiendan u obligan a adoptar ciertosusos, marcados como correctos) y proscriptivo (que prohíben otros,marcados como incorrectos).

    5. La codificación o formalización del modelo de lengua obtenido

    en diversos códigos normativos, que básicamente han de ser tres:diccionario general, gramática y ortografía.

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    Los ámbitos de aplicación de un estándar lingüístico son:

    1. Usos públicos de una lengua: Administración, enseñanza y mediosde comunicación públicos.

    2. Usos privados de una lengua: medios de comunicación privados, co-municación empresarial, productos comercializables (libros, produc-ciones audiovisuales...).

    3. Usos sociales: enseñanza a extranjeros, enseñanza a inmigrantes, en-señanza a adultos.

    4. Usos especializados: comunicación técnica y científica.

    5. Usos locales: Administración, enseñanza y medios de comunicaciónlocales.6. Usos regionales: organismos políticos regionales.7. Usos internacionales: comunicación y comercio internacional, orga-

    nismos políticos internacionales.

    El fin primordial de un proceso de estandarización suele ser servir alos múltiples objetivos de planificación lingüística, parte de los cualesse describirán, en relación con las academias de la lengua española, en

    próximos apartados y que escuetamente son los siguientes:– reformismo lingüístico (v. § 4.1);– purificación de la lengua (v. § 4.2);9 – uniformismo lingüístico;10

    – expansionismo y asimilacionismo lingüístico;11

    – competencia interlingüe;12 – comunicación inter e intralingüe (v. § 4.3);– segregación lingüística (v. § 4.4);

    – modernización lingüística (v. § 4.5);– armonización de estándares (v. § 4.6);– simplificación estilística (v. § 4.7);– estandarización de códigos auxiliares (v. § 4.8);– conservación y revitalización de lenguas (v. § 4.9);– corrección política (v. § 4.10).

    Como ya hemos avanzado, la elaboración de un estándar lingüísticopuede quedar a cargo de diversos agentes: academias de la lengua u

    otro tipo de organismo estandarizador, medios editoriales o periodís-ticos (productores de diccionarios, gramáticas, ortografías y libros de

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    estilo que se adoptarán como modelo de lengua estándar), y gramáticosnormativos, lexicógrafos u ortógrafos.

    Las normas en que un estándar se explicita tienen las siguientes carac-terísticas:13

    1. Son simplificaciones (en diverso grado y según diversos modelosde selección, reducción y recombinación) de la diversidad lingüísticapresente entre la población afectada.

    2. Son excluyentes: instituyen los usos integrados en la norma como

    patrón de actuación lingüística y rechazan implícita o explícita-mente el resto, con énfasis prescriptivos que pueden presentar unagradación que va desde la proscripción hasta la no recomendaciónde un uso.

    3. Tienen un carácter fijo y estable hasta que se hace necesario revi-sarlas, por ejemplo para:– ajustarlas a la evolución de la lengua natural;– adecuarlas a nuevas concepciones del lenguaje y a nuevos conoci-

    mientos sobre las condiciones de uso de una lengua;

    – ampliar el estándar y habilitarlo para nuevas funciones lingüísticas;– adecuarlo a nuevos objetivos de ordenamiento lingüístico de lapoblación;

    – corregir errores e inconsistencias de las propias normas (incorrec-ciones lingüísticas, problemas de sistematicidad, de congruencia,arbitrariedades normativas...).

    4. Tienen un carácter artificial y virtual; esto es, la norma por sí mis-ma no se hace efectiva si no llega a aplicarse, lo que exige facilida-des de implementación y la participación activa de todas las partes

    implicadas. Uno de los mayores problemas para la ejecución de unanorma lingüística es que no se den los medios necesarios para apli-carla o que se oponga resistencia a su aplicación.

    En el caso de un estándar lingüístico, el coste económico de la elabo-ración y de la difusión de un estándar (ergo, de los códigos normativos enque se concreta) es mucho mayor que el que exige otro tipo de estándar.Una administración política, según los objetivos anteriormente enume-rados, debe:

    1. Costear su aplicación en la administración (rotulación pública, for-mularios, sistemas de atención ciudadana...).

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    2. Costear o subvencionar la producción y distribución de libros detexto, diccionarios, gramáticas y ortografías para la enseñanza delestándar.

    3. Costear la capacitación de todo agente difusor para que pueda aplicary transmitir debidamente el estándar.

    4. Alfabetizar a toda la población.5. Persuadir a los medios privados de la necesidad de costear su aplica-

    ción, sin escatimar gastos, o subvencionar su aplicación.6. Costear el gasto de los medios de control y sanción por incumpli-

    miento de las leyes que exigen el uso del estándar.

     Aunque se adopte, un estándar lingüístico no se realiza nunca. Dehecho, no existe más que en la teoría; en la práctica, la incomplecióny el carácter restringido de todo estándar lo inhabilitan para sustituira las variedades naturales de una lengua. Es más, cuando se adoptanlas formas estandarizadas, estas se mezclan con las variedades sociales ygeográficas de la lengua, que acaban remodelando el estándar base (v. §3.9.1, 3.9.2 y 3.9.5). No obstante, sí existen medios que garantizansu difusión y su aplicación en ciertos contextos:

    – la oficialización de la norma;– la promulgación de reglamentos que obliguen a su aplicación;– la penalización jurídica de las contravenciones a la norma.

    Dado que existe una tendencia social al rechazo de las formas explícita-mente coercitivas de implantación de un estándar lingüístico, a menudosu aceptación social requiere la movilización de mecanismos psicoso-ciales14 que incidan en el conjunto de creencias, aspiraciones y juicios

    de valor que motivan el comportamiento lingüístico de los grupos dehablantes. De igual modo, el habitual rechazo de actitudes arbitrarias yautoritarias en la elaboración de las normas, y no sólo en su implanta-ción, recomienda observar las siguientes condiciones que favorecensu aceptación y aplicación:

    1. La colaboración y el consenso en el proceso de elaboración de lanorma de la mayor representación posible de las partes implicadas.

    2. La transparencia de la norma, tanto en cuanto a su formulación

    como en cuanto a la explicitación que hagan sus promulgadores delas fuentes de conocimiento que la inspiran y de los criterios que laguían.

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    3. Su rigor y consistencia; en otras palabras, la ausencia o mínimapresencia de contradicciones doctrinales, errores y arbitrariedades.

    4. La compleción de la norma, esto es, su capacidad para cubrir lasnecesidades expresivas del hablante, al menos en los ámbitos para losque se ha formulado.

    5. La difusión y disponibilidad de la norma; esto es, que la norma seaconocida y accesible.

    6. La comprobación efectiva, por parte de la población afectada, de las ventajas derivadas de su aplicación.

    7. El desarrollo de campañas de comunicación y persuasión, en las

    que sus promotores difundan sus ventajas entre quienes no conocenya la norma.8. La penalización social de las contravenciones a la norma.

    En el caso del estándar académico, en su aceptación ha tenido muchomayor peso el apoyo oficial a la institución y a sus códigos normativos ylos mecanismos persuasivos desplegados para convencer a la poblaciónde su necesidad, que la simple valoración positiva de una norma quedurante siglos se ha mostrado muy deficiente.15 

    3.3. Consenso, transparencia, rigor, consistencia, compleción, difusión y disponibilidad de la norma académica

    Sin ánimo de exhaustividad, en los párrafos que siguen expondremos di-versos casos que ilustran hasta qué punto la norma académica incumplecon estas condiciones de aceptabilidad y de facilitación de la implanta-ción de un estándar.

    3.3.1. Consenso

    3.3.1.1. LOS CONTINUOS DEBATES INTERACADÉMICOS

    Pese a que en el discurso público de la Real Academia Española y de laAsociación de Academias de la Lengua Española suele insistirse en quelas relaciones de colaboración interacadémica son armoniosas, de vez en

    cuando trascienden a lo público documentos internos que muestran laenorme dificultad que representa elaborar una norma para un ámbitolingüístico tan extenso cuando, además, hay que conciliar voluntades,

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    personalismos, ambiciones, pareceres e incluso necesidades de planifica-ción tan dispares.

    Si alguna vez el lector se ha preguntado por qué las obras panhispánicaspresentan un grado de coherencia en sus criterios normativos inferior al de-seable, le resultará iluminador este debate sobre aspectos de tildación dia-crítica mantenido entre la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y la RealAcademia Española (RAE) con motivo de la nueva Ortografía, hecho públicoen la revista cultural Justa por el académico de la AML Felipe Garrido:

    La Real Academia Española (RAE) ha propuesto que el acento diacrítico que ponemosen  sólo cuando significa ‘únicamente’, para distinguirlo del  solo que quiere decir no

    acompañado, se suprima. Y que lo mismo se haga en los demostrativos sustantivos. Elargumento básico es que el contexto es suficiente para entender el significado de estaspalabras, diferente según sea su función gramatical.La Academia Mexicana de la Lengua (AML) se opone a esta modificación, pues consideraque los casos de posible confusión son abundantes y que debe protegerse la claridadde lo que se escribe ante todos los hablantes de la lengua, aun aquellos que tienen unamenor preparación gramatical. Justa presenta aquí los documentos que han intercambiado las dos academias, y que sehan hecho llegar a todas las demás academias del español. [...] [Felipe Garrido, 2009:en línea.] 

    Si se lee detenidamente el texto que sigue a lo citado (disponible enlínea), podrán observarse dos asuntos capitales a la hora de conocer lanaturaleza de estas instituciones y de la nueva política panhispánica:16

    1. Que en un aspecto de grafía relacionado con la categoría gramaticalque ya debería haber quedado consensuado y resuelto en la recientí-sima Nueva gramática de la lengua española (volúmenes 1 y 2, 2009; enadelante, NGLE2009) sigue sin haber acuerdo, al menos entre la RAE 

    y la AML, que mantienen posturas diametralmente opuestas: a favorde la total supresión, la RAE; y a favor de la restitución de la tildediacrítica (hoy, reservada a los casos de ambigüedad), la AML.

    2. Que, pese a que todas las obras académicas carecen de bibliografía(cita de las fuentes teóricas consultadas), la RAE reconoce autoridadesexternas sobre cuyo trabajo sustenta sus propuestas (v. tb. § 3.3.2.2):

    [...] esta solución ha sido ya defendida y aplicada en su escritura por muchos au-tores y ortógrafos. A modo de ejemplo citaremos lo que a propósito de  solo diceManuel Seco en su  Diccionario de dudas y dificultades de la lengua [...]. Y uno de

    los autores que más ha escrito sobre ortografía del español, Martínez de Sousa,también defiende la supresión definitiva como la solución más adecuada. [FelipeGarrido, 2009: en línea.]

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    3.3.1.2. EL PRETENDIDO CONSENSO CON LOS HABLANTES

    En su propósito de difundir entre la opinión pública una imagen deinstitución abierta, moderna y al servicio de la voluntad popular, laReal Academia Española apoyó la creación por parte del organismo pa-raacadémico Fundéu BBVA (presidido por el director de la RAE)17 de unrecurso colaborativo en la red dedicado a aspectos normativos de len-gua española, la Wikilengua,18 a la que el director de la corporación habautizado como la «ciberplaza mayor» ( ABC , 11/03/09: en línea) de lalengua española, un calificativo en línea con su afirmación de que «la

    lengua se hace en la calle» (Terra.es, 18/01/2007: en línea) y de que laacademia ejerce una función notarial (Universia, 24/05/2010: en línea).Esta postura aparentemente democrática es pura pantomima. La RAE sevale de este subterfugio para evitar que se detecte su vigente elitismo,hermetismo y autoritarismo.

    Para empezar, aunque se invite a los usuarios a pensar lo contrario, laRAE no participa en la Wikilengua vertiendo en ella ni siquiera una partede su obra vigente. Ello no impide que, según la ley de Propiedad Inte-lectual, la paternidad intelectual de los contenidos, en lugar de corres-

    ponder a sus usuarios colaboradores, recaiga sobre la organización quela promueve, coordina y ofrece como servicio: la Fundéu BBVA, cuyo pa-tronato preside el director de la RAE, y en cuyo consejo asesor hay variosacadémicos. En efecto, la Wikilengua está acogida a una licencia CreativeCommons BY -SA,19 no restrictiva en cuanto a derechos de modificacióny reproducción de sus contenidos, y que cede los derechos de explota-ción de sus contenidos a todo el mundo (siempre que se mantengan lascondiciones de esta licencia), pero que mantiene la titularidad de la pro-piedad intelectual de la obra en manos de sus autores. Pero ¿quiénes son

    sus autores? Para saberlo hay primero que averiguar en qué categoría deobra puede encuadrarse la Wikilengua, jurídicamente hablando. Según laley de Propiedad Intelectual (LPI),20 el tipo de obra al que mejor se aco-moda es el de obra colectiva, con lo que la paternidad de la Wikilengua recae, según el articulado correspondiente de la ley, sobre la fundaciónque la patrocina: la Fundéu BBVA. Para que no sea así, tal y como exponela LPI en el párrafo segundo del artículo 8 («Salvo pacto en contrario, losderechos sobre la obra colectiva corresponderán a la persona que la editey divulgue bajo su nombre»), la Fundéu BBVA  debería explicitar una

    renuncia a la titularidad de esos derechos intelectuales. Y de momentono hace tal cosa. No hay «pacto contrario» visible en la sección infor-mativa de la Wikilengua sobre la licencia empleada.21 No hay, por parte

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    de esta entidad, renuncia a la paternidad de la nueva doctrina que puedaderivarse del wiki.

    Así pues, en rigor y contrariamente a la imagen que pretenden mos-trar con la Wikilengua, se puede afirmar que, entre las academias de lalengua española, al menos la RAE es altamente reacia a la colaboraciónde los hablantes en su trabajo de codificación. Y no sólo da la espaldaa esa participación mientras simula lo contrario con recursos como laWikilengua, sino que tampoco establece cauces participativos que per-mitan consultar la opinión y debatir las propuestas de la comunidad deespecialistas y profesionales de la lengua, cuya contribución podría ayu-

    dar a mejorar ostensiblemente los tres códigos normativos básicos delespañol. A lo sumo, se limitan al expolio de la obra ajena (v. § 3.3.2.2).

    3.3.2. Transparencia, rigor, consistencia y compleción

    3.3.2.1. AUSENCIA DE CRITERIOS ACADÉMICOS PARA LA FORMACIÓN DE EPÓNIMOS (ADJETIVOS DERIVADOS DE NOMBRES PROPIOS)

    Sobre este hueco en la norma académica, basta citar lo que José Martínezde Sousa señala (2009: 10-11):

    Hay otros problemas que la Academia ni siquiera ha querido plantearse, pero queno por ello dejan de estar ahí. Por ejemplo, las formas de obtención de adjetivosderivados de nombres de personas, como shakespeariano, saussureano, bironiano, rous- seauniano. ¿Cómo se han de escribir estos adjetivos? Tiene la Academia algún ante-cedente, como hegelianismo y hegeliano, de Hegel, por un lado, y freudiano, de Freud, por otro. De las dos primeras decía la Academia, en el DRAE92, que se aspiraba la h y tenía la g  sonido suave, y de la segunda, que en ella el diptongo eu se pronuncia oi. 

    Pues bien: en elDRAE01

     tales avisos han desaparecido, lo cual, teniendo en cuentaque en español se lee lo que se escribe, esas palabras deben pronunciarse tal comoestán escritas. ¿Es así en realidad? Tenemos ejemplos de derivación de la pronun-ciación, como sansimoniano (de Saint-Simon) y volteriano (de Voltaire), pero el com-portamiento de la Academia en los últimos tiempos nos sume en el desconcierto.

    3.3.2.2. OMISIÓN DE LAS FUENTES CONSULTADAS

    Faltando al principio más básico de la ética y el rigor científicos, la RAE 

    nunca publica una bibliografía de las obras teóricas en las que se basa sutrabajo y raramente cita influencias ajenas en sus obras normativas.22 Laúnica nómina de autores y obras que ofrece hoy en el DPD y en la NGLE 

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    es la que corresponde a las citas realizadas en el cuerpo del diccionariopara ilustrar la norma con ejemplos de uso real, en su mayoría extraídasde los corpus académicos. Grave omisión puesto que «el trabajo cientí-fico, y la lexicografía es ciencia aplicada, requiere la constante consultade fuentes y el reconocimiento honesto de los autores que transitaronpreviamente el camino» (Coral, 2006: en línea). Sin embargo, extraofi-cialmente, reconoce inspirarse en las obras de otros autores. El directorde la Academia Argentina de Letras, Pedro Luis Barcia (04/09/2006:en línea), admitía así el uso de obras no académicas (por otra parteplenamente reconocibles en la obra) en el DPD:

    [El DPD] es la obra más completa y amplia en su género, pues contiene unas sietemil entradas que se han basado en tres fuentes: a) las obras afines precedentes,como el caso de los valiosos diccionarios de dudas gramaticales, de Manuel Seco, de José Martínez de Sousa, de Fernando Corripio, de Albertos, etc., el Manual del espa-ñol urgente, de EFE, los libros de estilo de muchos medios de comunicación, etc. [...]

    Un año antes (17/05/2005: en línea; la negrita es nuestra), el propioBarcia hacía incluso chascarrillos al respecto:

    Después del DRAE, destaca de manera definitiva la oferta del Diccionario panhispánicode dudas, obra [...] lograda, por cierto con el aporte de tantas obras precedentes,algunas nutricias de varias generaciones y a las que debemos nuestra gratitud: losmanuales de don Manuel Seco (todos hemos «manuelsaqueado»), de don José Martínez de Sousa, de Manuel Rafael Aragó, y otros más.

    Sin comentarios.

    3.3.2.3. TRANSPARENCIA, RIGOR, CONSISTENCIA Y  COMPLECIÓN 

    EN EL  DICCIONARIO  PANHISPÁNICO  DE  DUDAS

    Entre las obras lexicográficas, podemos encuadrar el Diccionario panhis- pánico de dudas (DPD) como un diccionario sincrónico (estudia el léxicode una época más o menos extensa en la que se han producido cambioslingüísticos poco sustanciales), monolingüe  (estudia una lengua),

     particular o restringido  (se centra en una parte del vocabulario deuna lengua), normativo (establece un modelo léxico basado en el usode los escritores y en el de las personas cultas, el cual considera correc-

    to), no definitorio (carece de definiciones, o en este caso, cuando lasincluye, no son el objetivo principal del artículo), alfabético direc-to (ordena las entradas alfabetizándolas a partir de la primera letra),

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    semasiológico (parte de las entradas para conformar el artículo), asícomo analógico (editado en papel) y digitalizado (con una versiónelectrónica, en internet). Publicado el 10 de noviembre de 2005, esla primera obra confeccionada por consenso entre las 22 academias yfirmada conjuntamente por la RAE y la Asociación de Academias de laLengua Española.

    Si bien la idea de crear un diccionario de dudas académico ya habíasurgido con anterioridad, el origen de esta obra está vinculado a la crea-ción del Departamento de Español al Día de la Real Academia Española—y a la apertura de la página web de la corporación—, en 1998, cuyo

    objetivo en aquel entonces era ofrecer un nuevo canal de atención de lasconsultas lingüísticas formuladas por los hablantes a la Real AcademiaEspañola. El volumen de consultas recibidas a través de este servicio yla subsiguiente tipificación de las mismas llevó a la RAE a constatar queexistía «una necesidad real de los hispanohablantes, además de los ex-tranjeros, [...] de resolver los problemas que en el ejercicio cotidiano dela competencia comunicativa se le presentan al que habla y escribe conresponsabilidad» (Matus, 2003: 250). Sin duda, esa necesidad se debía,en muy buena medida, a la falta de una gramática académica actuali-

    zada (la entonces vigente era de 1931), a la abundancia de errores en suortografía23 y a las deficiencias del Diccionario de la  RAE (DRAE), tambiénpalmarias en lo relacionado con el léxico americano. Quizá habría sidomás conveniente que la corporación hubiera dedicado sus esfuerzos amejorar sus principales códigos normativos; como apuntaba Martínezde Sousa en su reseña del DPD (2005b: en línea), «lo que se necesita esque la Academia ordene convenientemente sus textos normativos y nosofrezca ediciones completas y solventes de la Ortografía, la Gramática yel Diccionario. Es la única manera de que las personas interesadas puedan

    resolver sus dudas [...]». Pero a la vista está que optó por un procedi-miento distinto, seguramente más sencillo y más rentable, y sin dudamás conveniente para mostrar a los hablantes y a los benefactores aca-démicos que la institución estaba activa y al día. Así, contando con elpotente respaldo económico de Telefónica (v. § 3.3.3.1), la instituciónempezó a dar forma a la nueva obra y, durante su gestación, mantuvo unavance (esbozo) del DPD accesible en línea.

    En marzo del 2000, Víctor García de la Concha, a la sazón direc-tor de la RAE, se reunió con los representantes de todas las academias

    americanas y presentó los antecedentes, la concepción y los supuestosteóricos del proyecto del primer diccionario de dudas académico, cuyaesencial característica debía ser su carácter panhispánico. Asimismo se

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    definieron las finalidades y el usuario tipo del diccionario, su estructura,las fuentes y la metodología, y, en especial, el concepto de norma quedebían reflejar sus contenidos. A fin de garantizar su eficiente realización,se acordó crear una comisión interacadémica, presidida por García de laConcha e integrada por representantes de las distintas áreas dialectalesamericanas,24 cuyas funciones eran coordinar y supervisar la obra. De lastareas lexicográficas propias de la realización del diccionario se encargó unequipo de lingüistas del Departamento de Español al día de la RAE, coor-dinado por Elena Hernández —jefa de dicho departamento—, al que seincorporó Alicia González de Sarralde, como representante del Instituto

    Cervantes, a raíz del convenio de colaboración suscrito por el director de laRAE y dicha entidad para la elaboración de la obra (Matus, 2003: 250-251).En cuanto a los procesos y metodología seguidos por parte del equi-

    po lexicográfico, según Matus (2003: 252-253), fueron los siguientes:

    1. Selección de las entradas a partir de diversas fuentes, principalmente,las consultas formuladas por los hablantes a las academias; observa-ciones normativas presentes en las obras académicas; y otras obraslexicográficas y lingüísticas, como diccionarios de dudas, libros de

    estilos y manuales de corrección idiomática —insistimos: ningunade estas obras es referenciada por las academias como bibliografíautilizada.

    2. Configuración de la microestructura de los artículos tras el análisisde los problemas seleccionados.

    3. Envío del borrador del trabajo realizado a todas las academias.4. Examen del borrador por parte de las academias y remisión de las

    observaciones realizadas al equipo lexicográfico.5. Recopilación de todos los comentarios, por parte del equipo lexico-

    gráfico, en un documento.6. Reunión de la comisión interacadémica con el equipo lexicográficopara evaluar las observaciones y considerarlas desde la perspectivapanhispánica.

    7. Redacción final de los artículos por parte del equipo lexicográfico.

    Sin duda, el punto clave de este proceso son las reuniones25 en las quese analizaron las observaciones académicas y se tomaron las decisionesque posteriormente se reflejarían en los artículos del diccionario. Como

    hemos expuesto, según Matus —director de la Academia Chilena dela Lengua—, a estas reuniones asistían los miembros de la comisióninteracadémica y el equipo lexicográfico; sin embargo, según La nueva

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     política lingüística panhispánica, suscrita por la Asociación de Academiasde la Lengua, los únicos protagonistas de tales reuniones fueron los co-misionados:

    El equipo de redactores recibe las observaciones de cada una de las Academias y lasreúne en un único documento, que se somete a debate en las reuniones periódicasque celebra la comisión interacadémica. Con acuerdo a las decisiones adoptadaspor la comisión, se modifica el borrador y se aprueba la versión definitiva. [RAE yAsale, 2004: 11.]

    ¿Quién se ajusta a la realidad, el director de la Academia Chilena o la

    Asale? Y, en consecuencia, ¿quiénes tomaron las decisiones que puedenleerse en el DPD, la comisión y el equipo, o sólo la comisión? Si aten-demos a Matus, los acuerdos adoptados fueron el fruto del debate yconsenso entre académicos y filólogos. Por el contrario, si seguimos a laAsale, la resolución de los artículos es obra, única y exclusivamente, delos miembros de la comisión interacadémica.

    Tal divergencia en la exposición de la metodología seguida por lasmáximas instituciones de la lengua española en la elaboración del DPD no es precisamente muestra ni de rigor ni de cohesión.

    En cuanto a la finalidad de la obra, las academias manifiestan, enlos preliminares, que el diccionario «se propone servir de instrumentoeficaz para todas aquellas personas interesadas en mejorar su conoci-miento y dominio de la lengua española» y que «en él se da respuesta alas dudas más habituales que plantea el uso del español». La observaciónque conviene hacer es que las dudas teóricamente resueltas en el DPD son las causadas por unas 7250 palabras o, lo que es lo mismo, las máshabituales de entre las formuladas por los hablantes a la corporación—fundamentalmente a su Departamento de Español al Día—, que no

    tienen por qué corresponderse con todas las dudas posibles que plan-tea el uso del español a todos los hablantes. ¿Cuántas personas tienendudas lingüísticas pero no las consultan con la Real Academia Españo-la? ¿Cuántos hispanohablantes no tienen acceso a internet o a un fax?¿Cuántas dudas plantean todas las palabras recogidas por el DRAE y noincluidas en el DPD? Demasiado ambiciosa y con poco sustento estadís-tico nos parece la afirmación académica, aunque eficaz desde el puntode vista publicitario.

    Controvertido es también su carácter normativo. En los prelimi-

    nares del DPD se señala que «es un diccionario normativo en la medida enque sus juicios y recomendaciones están basados en la norma que regulahoy el uso correcto de la lengua española». Los diccionarios normativos

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    son los que establecen un modelo léxico y prescriben el uso correcto.Sin embargo, el DPD, ante usos distintos, señala en diversas ocasionesque todos son correctos, que todos son válidos, lo cual poco tiene denormativo y mucho de descriptivo. Consecuentemente, no encontramosfundamento ni en la definición expuesta del DPD ni en las siguientespalabras de Guillermo Rojo (2005: 62): «Es una obra de carácter nor-mativo, en la que se expone la solución discutida y aprobada por lasAcademias […]». Por otra parte, al dar por buenas todas las solucionesposibles, no sólo no resuelve la duda del usuario, sino que incluso puedecrearle alguna más (cf. Martínez de Sousa, 2005b: en línea).

    El elemento que visibiliza la normatividad delDPD

     es este signo:⊗

    , quehace su aparición en la lexicografía académica en este diccionario. Estesímbolo se antepone a las citas y ejemplos que ilustran usos incorrectoso desaconsejados. Es, pues, una marca de «incorrección», entendida estacomo inadecuación a la norma culta (RAE y Asale, 2005: XXVIII y XXIX).De los ejemplos con que podría ilustrarse la tendencia académica a laimprovisación, a la descoordinación y a la arbitrariedad en su obralexicográfica, tal vez este sea uno de los más claros.

    Según manifestó el actual director de la RAE, Víctor García de la Con-

    cha, en entrevista concedida al magazine dominical del diario El Mundo (Elena Pita, 14/11/2004), este símbolo y su denominación son, ambos,una creación académica:

    Nosotros, para el Panhispánico, hemos inventado un «palabro» que es bolaspa. [...]el aspa es la prohibición, y para remarcarlo lo metemos en un círculo. ¿Y esto cómolo llamamos? Pues bolaspa. Y empezamos a usarlo de una manera convencional,como herramienta de trabajo, y ahí está: es un signo.

    Y así, por arte de birlibirloque, los usuarios nos encontramos con un

    signo desconocido y un nuevo vocablo, y la RAE se estrenó en una nuevafaceta: la de inventora de palabras; y eso que, como suele decir don Víc-tor, «la Academia nunca crea palabras, su papel es notarial o registral»(Pilar Rubiera, 30/06/2009: en línea).

    Pese a esta atribución creadora, lo cierto es que la figura de este signo(⊗) no es en absoluto un invento académico, puesto que, como recogeMartínez de Sousa (2007: 581), ya simbolizaba el concepto matemáticode producto directo. Pero sí son novedosos, en cambio, la adjudicación delvalor de incorrección y el término neológico con el que se denomina:

    bolaspa, resultado, según la entrevista citada, de la adición de las pala-bras bola y aspa, cuando habría sido más apropiado componerlo a partirde círculo y aspa, dada la forma bidimensional del signo.

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    En su calidad de neologismo especializado, en el apartado del DPD «Uso de los símbolos ⊗ y * ante citas y ejemplos» (pp. XXVIII y XXIX), laRAE justifica su creación para enfatizar la censura de aquellos usos tauto-lógicamente denominados «incorrectos o desaconsejados» por no aten-der a la norma culta, y lo emplea como complemento del asterisco (*) ensu uso tradicional en filología para indicar que cierta voz o construcciónes hipotética o agramatical. Lo curioso, paradójico y hasta cómico esque, aunque este símbolo se (re)creó para su uso en el DPD, el término bo-laspa no aparece mencionado en este diccionario en ninguno de los casosen los que se hace alusión metalingüística a él («Uso de los símbolos ⊗ 

    y * ante citas y ejemplos», en pp.XXVIII

     yXXIX,

     y «Signos [usados en eldiccionario]», en p. XXXV) ni tiene tampoco entrada propia. Es decir, senos presenta el símbolo, se describe su uso en el DPD, pero jamás de losjamases se nos dice cómo diantre se llama.

    Esta anomalía resulta muy desconcertante para el usuario del DPD, quien muy probablemente —dada la especificidad del símbolo⊗, hastaeste diccionario equivalente sólo al término producto directo— nunca an-tes lo habrá visto y menos aún se habrá encontrado en el trance de tenerque interpretarlo y, por lo tanto, de tener que asignarle un nombre. En

    realidad, si hemos llegado a conocer el nombre con el que las academiasrebautizaron este signo para su propio uso lexicográfico es por decla-raciones públicas como la citada anteriormente, no porque se expliciteen las obras académicas que lo emplean (el  Diccionario panhispánico dedudas [2005] y, posteriormente, el Diccionario esencial de la lengua espa-ñola [2006]), ni tampoco porque se haya creado un artículo para la vozbolaspa e incorporado como adición para la próxima edición del DRAE. Dehecho, si buscamos dicha voz en el DRAE digital, obtenemos el mensajesiguiente: «La palabra bolaspa no está en el Diccionario».

    Por otra parte, y para mayor inri, este signo, en su nuevo uso aca-démico, no es unívoco, sino que se le adjudican dos valores distintosdentro de una misma escala: el de incorrecto (y tajantemente evitable)y el de desaconsejado (o utilizable con menor preferencia). De su ambi-valencia se desprende, pues, la equivocidad y el potencial desorientadorde este signo académico, bien poco adecuado para resolver dudas. Es poresto, entre otras muchas razones, que al Diccionario panhispánico se lo hallamado de dudas: porque las crea sin cesar.

    Lo que también genera la Real Academia Española al conceder-

    le carácter normativo alDPD

      es que otras obras académicas normativas—Ortografía,  Diccionario de la Real Academia Española  y  Diccionario delestudiante— pierdan vigencia, puesto que, ante normas contradictorias,

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    sobre cuyo tratamiento en el DPD volveremos más adelante). El primerdiccionario que recoge esta voz es el Diccionario manual e ilustrado de lalengua española de la RAE (DMILE, 1927) y lo hace con su forma inglesa,record , precedida de asterisco —para indicar que es incorrecta—; elmismo trato se le da en la segunda edición (1950). La tercera edición(1985) ofrece ya una forma adaptada, ‘récord’, precedida de corchete—para indicar que no consta en el DRAE—, al igual que hace la cuar-ta edición (1989). Siete años después, la Real Academia Española larecoge con su forma adaptada en el DRAE (1992), dándole, por tanto,carta de naturaleza; y así se mantiene en la edición vigente (2001).

    ElDPD (RAE 

    y Asale, 2005, s. v.récord 

    , § 1: 562)

    , en cambio, proponela adaptación ‘récor’, sin la d . Si consultamos el término en el DRAE en línea, comprobamos que es este un artículo enmendado para lapróxima edición. Ante ello es fácil pensar que la enmienda consistirá,precisamente, en la aplicación de la solución recogida en el DPD paraesta misma voz. Pero no, no es así: el lema sigue siendo el mismo (‘ré-cord’); la enmienda consiste simplemente en la supresión del ejemploque ilustraba la segunda acepción. Si se sigue esta tendencia a la im-provisación y la dispersión, desconcertados del todo puede dejarnos la

    próxima edición delDRAE

    , cuya publicación está prevista para el 2013,al igual que puede hacerlo el DPD, obra cuya versión en línea supues-tamente debía estar en constante actualización, como afirmó Garcíade la Concha (Ceballos, 01/10/2006: en línea), según lo acordado alrespecto por la Asociación de Academias de la Lengua (Asale) y reco-gido en La nueva política lingüística panhispánica:

    El Diccionario panhispánico de dudas, que se mantendrá permanente abierto en In-ternet, prestará especial atención a los neologismos que vayan apareciendo paraofrecer, en el plazo más breve posible, una respuesta unitaria consensuada por todas

    las Academias de la Lengua Española. [RAE y Asale, 2004: 9.]

    Pese a estas afirmaciones, el DPD en línea sigue siendo el mismo cincoaños después de su publicación, como evidencian sus discrepancias conlos dos primeros tomos de la obra normativa más reciente: la Nueva gra-mática de la lengua española (NGLE2009). Quizá la razón de este incumpli-miento se halle en que las academias han considerado —juiciosamenteen este caso— que, para no seguir mareando la perdiz con criterios dis-pares repartidos entre sus distintas obras, valía la pena esperar al texto

    definitivo de su códigos normativos en proceso de revisión: la Orto-grafía, prevista para principios del 2011,27 y la 23.ª edición del DRAE, prevista para el 2013.

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    Como ya hemos señalado, de la selección de las entradas para el DPD resultó un lemario de unas 7250 entradas —incluidas las remisionesy las 56 de carácter temático—, cuyo uso plantea, o puede plantear,dudas en los distintos niveles lingüísticos: fonográfico (sobre ortología,o pronunciación, y ortografía), morfológico (plurales, femeninos y for-mas derivadas nominales; formas de la conjugación verbal), sintáctico(construcción, régimen, concordancia, forma y uso de la fraseología), ylexicosemántico (impropiedades léxicas, orientaciones en el uso). Buenaparte de la nomenclatura del DPD está conformada por extranjerismos,neologismos, gentilicios, variantes diatópicas y topónimos.

    Dada la considerable presencia de extranjerismos  en el lemario—reflejo evidente de su implantación en el uso real de la lengua—,estos merecieron la creación de un apartado en el que se daban normassobre su tratamiento en el diccionario. Merece la pena citarlas para con-textualizar las críticas que más adelante expondremos.

    En este protocolo de trabajo se distinguían tres tipos de extranjeris-mos (Matus, 2003: 255):

    1. Los superfluos e innecesarios, puesto que existen equivalencias en

    español.2. Los necesarios, dado que no tienen equivalente en español, y entre loscuales se encuentran los susceptibles de adaptación y los que han demantenerse sin adaptar porque suelen usarse con su grafía original(xenismos).

    3. Los de uso muy extendido pese a existir equivalencias en español.

    Esta distinción inicial quedó reducida a dos tipos, según consta en lospreliminares del DPD (RAE y Asale, 2005: XIX-XX). La primera categoría

    se mantiene bajo la denominación de «extranjerismos superfluos o in-necesarios», para los que se censura su uso en redonda y se señalan lasformas que deben usarse. En cuanto a las dos restantes, se unifican en losllamados «extranjerismos necesarios o muy extendidos», para los que,según el caso, se proponen adaptaciones o equivalencias, o se señala sucondición de extranjerismos crudos asentados en el uso (xenismos) y seprescribe su escritura en cursiva o entre comillas.

    En cuanto a los artículos, se distinguen dos tipos: los temáticos ylos no temáticos —en su origen, llamados «generales» y «específicos»

    (Matus, 2003: 254)—. En los temáticos se tratan cuestiones generales,como las normas de acentuación gráfica, el uso de los signos de pun-tuación o de las mayúsculas, las reglas de formación del femenino o del

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    plural, el dequeísmo, la concordancia, etc.; y se distinguen tipográfica-mente porque el lema figura en versalita negrita. Los no temáticos sonlos referidos a palabras concretas que plantean algún tipo de duda deentre las citadas anteriormente, y cuyo lema figura en redonda negrita,excepto los considerados extranjerismos crudos, que constan en cursivanegrita.

    Los usos comentados en los artículos se avalan con citas extraídas, ensu mayoría, de los bancos de datos de la Real Academia Española, tan-to del CREA como, en menor medida, del CORDE. No obstante, tambiénfiguran citas de diversos textos, incluso de publicaciones periódicas en

    internet —lo que se indica con el símbolo @—; la relación de todosestos documentos figura como «Nómina de fuentes citadas».28 ElenaHernández Gómez (2005: 60), coordinadora del equipo lexicográficodel DPD, asegura que «a la seriedad que ello [el uso de las citas] aporta aldiccionario como obra sólidamente documentada, se añade la diversiónque proporciona, en muchos casos, la lectura de estas citas». Sobre la«seriedad» en el uso de citas tomadas de los corpus de la academia,la (escasa) solidez de la documentación con que se avalan las nor-mas y las recomendaciones del DPD, y la «diversión» que proporcionan

    ya no la lectura de las citas, sino los muchos  problemas metodológi-cos recurrentes en esta obra hablaremos a continuación.

    • Dice Franz Lebsanft (2007: 233; la negrita es nuestra) que, en ciertoscasos, «el DPD falsea la realidad lingüística, aduciendo ejemplos ais-lados frente a usos desaconsejados pero con documentación abundante»y que en otros sus propuestas chocan «de frente con el uso general talcomo lo refleja el CREA». Pone como ejemplos de lo que juzga «unaestrategia planificadora poco útil» la recomendación de la grafía baipás 

    (pl. baipases), «que no se puede documentar ni una sola vez en el corpusde la RAE [CREA] cuando by-pass es la grafía utilizada en 88 casos en 52documentos [...] y bypass en 29 casos en 20 documentos»; y la recomen-dación de bodi, bajo la cual «se cita el único documento del CREA con estagrafía, mientras que body se utiliza en 99 casos en 63 documentos [...]».Casos de esta índole, abundan, de hecho, en el DPD. Veamos otros más,como complemento para ilustrar esta crítica.

    De entre todos ellos, tal vez los más desopilantes sean los que citaRicardo Bada (2007: 106-107) en su reseña «El panhispánico nuestro

    de cada día», donde descubrimos la trascendencia que una mala correc-ción editorial puede tener en la norma del español cuando el redactor oacadémico de turno no contrasta sus fuentes:

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    [...] Otra de las dudas que me asaltaban tiene que ver con la justa adscripciónde determinados usos a unos ámbitos geográficos. Le escribí, por ejemplo, a la

    autora costarricense Anacristina Rossi felicitándola como autoridad del idiomacuando descubrí en el DPD una cita de su María la noche, certificando el uso cen-troamericano de la palabra ‘agujerada’, pero Anacristina me contestó: «No soyninguna autoridad de la lengua castellana, apenas procuro manejar más o menosbien la lengüita del entorno tico y unos pocos países aledaños. Me sorprendés conlo de ‘agujerada’. Porque lo que recuerdo es que yo escribí ‘agujereada’, comose dice en Costa Rica. ¡Si pone ‘agujerada’ quiere decir que lo corrigieron en [laeditorial] Lumen sin que yo me diera cuenta! La autoridad del idioma sería tucompatriota [la editora] Esther Tusquets». = Pocos días más tarde volví a felici-tar a Anacristina, ahora porque se la citaba otra vez como autoridad, en la entrada

    correspondiente a la palabra ‘guipur’: «A los noventa años arrastrará su bellezaperdida como un vestido de guipur». Pero la autora de María la noche me volvió acontestar que «lo de guipur fue una errata de Lumen, nosotros decimos guipiur, ala francesa, ellos me lo corrigieron, yo lo volví a corregir y no me hicieron caso».Con lo cual me di cuenta de que al final bien podría terminar escribiendo un ar-tículo sobre la involuntaria contribución de los correctores de Lumen al españolcentroamericano. […]

    En esta línea, vamos a analizar unas cuantas consultas realizadas en eldiccionario a raíz de dudas reales surgidas a lo largo de diversas tareas de

    corrección y traducción, y vamos a centrarnos en aquellas cuyos resulta-dos ponen en cuestión la metodología seguida en cuanto a la asignaciónde valor a los contenidos del CREA y a su interpretación, y que se corres-ponden con extranjerismos, precisamente por su inestable condición enla lengua.29

    Consulta récord

    DPD 1. Voz tomada del inglés record, ‘marca o mejor resultado homologadoen la práctica de un deporte’. Se utiliza frecuentemente en sentido figu-

    rado, fuera del ámbito deportivo. Su plural es récords […]. En español,tanto el singular como el plural deben escribirse con tilde […]. En al-gunos países, especialmente en Chile, comienza a circular la forma récor(pl. récores), mejor adaptada al español y, por tanto, más recomendableque récord . Por su extensión, se considera aceptable el uso del anglicismoadaptado, aunque se recomienda emplear con preferencia los equivalen-tes españoles marca, plusmarca o mejor registro.

    CREA  (casos) récord: 3317; récor: 3

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    Comentario Dado que récord  es forma recogida en el DRAE desde 1992 como palabra

    propia de la lengua española y sobre la que, por tanto, la RAE ya se pro-nunció trece años atrás, no hay razón aparente para su análisis en el DPD.Pero ahí está.Este artículo recomienda usar, por una parte, una forma adaptada, récor ,y, por otra, voces patrimoniales equivalentes. ¿Por qué? No lo sabemos.Si consideramos la presencia de récord  y récor  en el CREA, comprobamosque la superioridad de la primera forma es aplastante, mientras que afir-mar que «en algunos países, especialmente en Chile, comienza a circu-lar» la segunda forma es, como poco, osado.Los casos de récor  ofrecidos por el CREA pertenecen a la prensa, dos deellos de Chile y uno de El Salvador.¿Tres casos merecen ser convertidos en forma «más recomendable»cuando ya hay una instalada en la lengua real y, es más, refrendada porla RAE desde 1992 como propia del español culto?

    Consulta espuma

    DPD mousse. → espuma.[Yendo a la entrada a la que remite:]espuma. Para designar el plato de consistencia esponjosa preparado conclaras de huevo y otros ingredientes, se recomienda usar en español el

    término espuma, calco del francés mousse: «Como postre, espuma de chocolatecon fresas de temporada» ( País [Esp.] 17.5.04).

    CREA  (casos) 1) Realizamos una búsqueda de mousse y de espuma que acote sólo el áreatemática al campo 501: «Gastronomía, cocina».

      Mousse: 34 casos.  Espuma: 83 casos. Coinciden (aproximadamente) con la descripción

    del plato que da el DPD sólo 2 casos, pertenecientes a estas fuentes:• Xavier Domingo: El sabor de España, Barcelona: Tusquets, 1992,p. 204.

      Dice la cita correspondiente: «Uno de los postres más corrientes enlos restaurantes españoles, se anuncia como mousse de chocolate. Ig-noran los reposteros y cocineros españoles que Juan de la Mata ya lahacía y la llamaba, como debe ser en España, espuma de chocolate. Sureceta es sencilla y deliciosa: “Se deshará una libra de chocolate la-brado, del mejor, con media libra de azúcar, unas rajitas de canela enrama, y una cortecita de limón verde; hecho el chocolate en el modoordinario, y que esté algo espeso, se apartará del fuego, y se pasarápor una tela fina o cedazo de seda, cuyo recipiente será una cazuela,donde se dejará enfriar aumentando un poco de agua fría de nievepara batirle; concluyendo como en la espuma de leche”».

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    CREA  (casos)   •  José Luis Armendáriz Sanz: Procesos de cocina, Madrid: Paraninfo, 2001.

      En este caso, el texto consigna lo siguiente: «Mousses o espumas.Mousse es una palabra francesa que significa espuma y, que está tangeneralizado su uso que a veces suena raro utilizar el castellano alnombrar una elaboración espuma de chocolate  por mousse de chocolate.Una espuma es una elaboración a la que se ha introducido aire, deforma que tenga una textura esponjosa y, en algunos casos, sea exac-tamente una espuma. Pueden ser dulces o saladas».

    2) Hacemos una búsqueda por las combinaciones mousse de chocolate yespuma de chocolate sin acotar ninguna variable.Mousee de chocolate: 8 casos (dos de los cuales proceden de las mismasfuentes que espuma de chocolate).

      Espuma de chocolate: 2 casos (los citados para espuma).

    La cita del CREA que el DPD ofrece como ejemplo pertenece a una noti-cia de la comida ofrecida por el Gobierno de España al príncipe Felipede Borbón y a Leticia Ortiz antes de su boda («Los novios almuerzancon Zapatero en La Moncloa», El País, 17/05/2004; en línea: ).  Curiosamente, tal fuente no aparece en el CREA.

    Comentario De los dos casos contados hallados para espuma y espuma de chocolate, unoseñala la conveniencia de llamar espuma a la mousse, y atribuye esta op-ción a un cocinero concreto (que publicó recetarios a mediados del XVIII);el otro insiste justo en lo contrario: en la extrañeza que produce el usodel calco espuma en lugar del término culinario original: mousse, hoy muycomún. Por tanto, el CREA no da pie en absoluto para fundamentar lapalabra espuma como calco por el que se pueda adaptar al castellano lavoz francesa mousse.Por otra parte, al recomendar espuma por mousse,  la RAE no repara enque en la cocina actual se distingue netamente entre las espumas y lasmousses. Se habla de espuma para aludir a las texturas esponjadas obtenidas me-diante una técnica de elaboración desarrollada por el prestigiosísimococinero Ferran Adrià en 1994. Contrariamente a las mousses, estas es-pumas se realizan sin leche ni huevos (como sí los tiene la mousse), ysu textura ligera y esponjosa se obtiene aireando la preparación básicade ingredientes con un sifón también ideado por Adrià (junto con suequipo de investigación culinaria, de la Fundació Alícia). De haberconsultado, durante la realización del CREA, con expertos en culina-ria, no se habría propuesto nunca espuma como adaptación española

    de mousse.

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    Consulta ballet30

    DPD ballet . 1. Voz francesa (pron. [balé]) que significa ‘danza clásica’ y ‘com-pañía que interpreta este tipo de danza’. Por tratarse de un extranjerismocrudo, debe escribirse con resalte tipográfico. Su plural es ballets […].2. Aunque es palabra asentada en el uso internacional con su grafía ori-ginaria, puede adaptarse fácilmente al español en la forma balé  (pl. balés):«Di clases de balé» (CInfante Habana [Cuba 1986]).

    CREA  (casos) ballet: 1573; balé: 2

    Comentario La palabra ballet  está registrada por primera vez en el DRAE en su edición

    de 1992, que la recoge como palabra propia de la lengua española; noobstante, en la edición del 2001 pasó a ser considerada extranjerismo ymarcada, como tal, en cursiva. Es término de extenso uso en el español,como bien señala el DPD, lo que también se refleja en el CORDE, cuyaprimera referencia a esta forma data de 1916.

    Pese a considerarlo extranjerismo crudo, las academias, en su afán adap-tador, proponen la forma balé , de la que sólo se registran 2 casos en elCREA: el que se da como ejemplo en el DPD y otro, de la misma obra deCabrera Infante.Dos casos no parecen representatividad suficiente como para avalar una

    nueva forma para este término tan instalado en la lengua. Ni parece queel análisis realizado de los resultados obtenidos del CREA haya tenido elrigor necesario para formular propuestas sólidas.

    Un simple clic sobre el término balé  mostrado por el corpus académicopermite acceder al párrafo de la obra de Cabrera Infante, donde, curio-samente, conviven la forma dada en el DPD como adaptación (balé ), conla forma usual (ballet ) y con otra espontánea: bale. Y decimos espontáneaporque tanto balé  como bale son palabras usadas en boca de un personajede la obra, probablemente para reflejar su habla poco formal, en con-traposición con el narrador en primera persona, que siempre usa ballet .

    Quizá el autor no quiso marcar en cursiva estas formas espontáneas,quizá la editorial no realizó una buena corrección del texto…Señalemos además que la consulta en el CREA de la forma bale ofrece 3casos, uno más que la forma balé  y todos de la misma obra de CabreraInfante. El DPD, en cambio, no propone esta adaptación.

    ¿La aparición de una forma o de la otra en una única obra de un únicoautor es una documentación sólida para las academias? Si quieren pro-poner una adaptación, que la propongan, pero que no la avalen con unacita que carece de validez. Y, por otra parte, ¿merece la pena sugerirformas adaptadas para términos extensamente usados y fijados en la len-

    gua? A buenas horas mangas verdes…

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    Consulta rafting y puentismo31

    DPD rafting . → balsismo.balsismo. ‘Deporte que consiste en descender en balsa por aguas rápi-das’. Voz propuesta en sustitución del anglicismo rafting. Se ha formadoa partir del sustantivo balsa (equivalente español del inglés raft ) más elsufijo -ismo, presente en otros términos españoles que designan prácticasdeportivas, como senderismo, piragüismo, paracaidismo o andinismo.

    ⊗ puenting. → puentismo. puentismo. Voz recomendada en sustitución de la forma híbrida⊗ puenting  (del sustantivo español  puent [e] + el sufijo inglés -ing ) para

    designar el deporte consistente en lanzarse al vacío desde un puente uotro lugar situado a gran altura, sujetándose a este mediante una cuerdaatada al cuerpo. Está formada con un sufijo tradicional y productivo enespañol, presente en otros términos que designan prácticas deportivas:ciclismo, senderismo, piragüismo, paracaidismo, etc.

    CREA  (casos) rafting: 30; balsismo: 0 / puenting: 15; puentismo: 0

    Comentario Las adaptaciones propuestas carecen de cita que las avale; de hecho, noconstan tales formas en el CREA. Por tanto, no es cierta la afirmación deElena Hernández (2005: 59): «[…] todos los usos comentados se ilus-

    tran con citas textuales […]».Por otra parte, el signo ⊗ (bolaspa) que precede a  puenting  señala quees un término incorrecto y que no debe usarse; sin embargo, el DPD lo escribe en redonda y no indica si, en caso de querer usar  puenting ,debemos escribirlo en cursiva. Y es que las academias aún no se haninventado cómo deben escribirse las voces generadas por los propioshablantes y consideradas incorrectas o desaconsejadas. Esperemos queno prescriban que las precedamos de la bolaspa para así darle más vidaa su «invento».

    Consulta espónsor

    DPD   ⊗espónsor, ⊗esponsorización,⊗esponsorizar. → patrocinador. patrocinador -ra. 1. ‘[Persona o entidad] que apoya o financia una ac-tividad, frecuentemente con fines publicitarios’ […]. La existencia deesta voz española hace innecesario el uso del inglés sponsor y de su adap-tación ⊗espónsor. Igualmente superfluos son los derivados ⊗(e)sponsori-zar y ⊗(e)sponsorización, cuyos equivalentes tradicionales en español son

     patrocinar y patrocinio.

    2. En muchos países americanos se usan los términos auspiciador, auspi-ciar  y auspicio, igualmente válidos y preferibles al anglicismo […].

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    CREA  (casos) espónsor: 5; esponsorización: 109; esponsorizar: 2432

    Comentario Cabe mencionar, primero, que el DRAE vigente (2001) recoge esponsori-zación  y esponsorizar , lo que supone que la RAE  sí las considera formaspropias del español. En esponsorizar  se remite a patrocinar , señalando quees esta la forma preferida por la academia. En cambio, en esponsorización se da su definición y no una remisión a ninguna forma preferida; portanto, la academia está legitimándola con todas las de la ley.Sorprende, eso sí, que espónsor , palabra de la que el resto deriva, no fi-gure en el DRAE2001, y sí lo haga  sponsor , considerado extranjerismo yremitido a patrocinador . No logramos dar con ninguna posible explica-ción lingüística que justifique esta anomalía, puesto que, al elaborar el

    DRAE2001, en el CREA ya se registraban casos de espónsor .

    El DPD, por su parte, sí recoge los tres términos, precedidos de la bolaspay remitidos a  patrocinador , palabra que, a criterio de este diccionario,debe usarse, junto con sus derivados, en lugar de las formas consideradasahora incorrectas o desaconsejadas.¿A qué obedece este cambio de opinión? ¿Por qué en sólo cuatro añosdos voces han pasado de ser aceptadas por la RAE a ser rechazadas poresta misma institución y sus correspondientes americanas? ¿No habíasido «profundamente revisado» (DRAE, 2001: en línea) el contenido delDRAE2001?

    Por otra parte, del análisis de los resultados del CREA se desprende quela forma con menor presencia en el corpus es espónsor  y que, en los añosnoventa del siglo pasado, convive con esponsor , lo que refleja la inestabili-dad aún del término —o lo que es lo mismo, la vacilación de los hablan-tes—. No obstante, dos de los casos se corresponden al plural, espónsores,ambos con tilde y fechados en el 2004, lo que podría indicar una ciertafijación ya de la voz —o lo que es lo mismo, que los hablantes ya la hanadaptado al paradigma acentual y morfológico del español.

    Consulta aerobismo

    DPD aerobismo. En América del Sur, especialmente en los países del Ríode la Plata, ‘deporte que consiste en correr al aire libre’: «Sí, me manten-

     go bien, aerobismo... esas cosas...» (Rovner Premio [Arg. 1981]). En otraszonas del mundo hispánico se emplean, con este sentido, la voz inglesa

     jogging  o el falso anglicismo  footing. Se recomienda sustituir estos tér-minos foráneos por el sustantivo aerobismo o por los verbos trotar  (raroen España aplicado a personas, pero frecuente en América con este sen-tido) y correr: «Vuelvo a casa y salgo a trotar» (Época [Chile] 11.7.97);«Si sale a correr al parque, al mes tiene diez amigos que corren» (Agui-lar Error  [Méx. 1995]).

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    CREA  (casos)aerobismo: 47 casos en 9 documentos; footing: 74 casos en 55 documen-

    tos; jogging: 88 casos en 54 documentos

    Comentario  Aerobismo aparece en el CREA casi exclusivamente en textos argentinos(97,87 % de Argentina y 2,13 % de Perú) con los dos sentidos: aeróbic  (ejercicios gimnásticos aeróbicos) y footing o jogging (correr al aire libre).Footing   aparece en 74 casos en 55 documentos, 86,48 % de España,6,75 % de Argentina, 2,70 % de Venezuela, 1,35 % de México, 1,35 %de Paraguay y 1,35 % de Perú. No hay casos en plural y siempre signi-fica ‘correr al aire libre a poca velocidad como ejercicio físico’.

     Jogging aparece en 88 casos en 54 documentos, con la siguiente distribu-

    ción geográfica: España 64,77 %, Argentina 21,59 %, Chile 7,95 %, Mé-xico 2,27 %, Costa Rica 1,13 %, Perú 1,13 % y Venezuela 1,13 %. Siem-pre significa ‘correr al aire libre a poca velocidad como ejercicio físico’.

    ¿A santo de qué proponer a los millones de usuarios habituales de footing  o jogging una forma extraña, polisémica y muy local como aerobismo? Almargen, resulta divertido que se clasifiquen los usos entre América delSur (especialmente el Río de la Plata, que acaba siendo sólo Argentina),de un lado, y «otras zonas del mundo hispánico», del otro. ¿Cuáles hayque entender que son esas otras zonas? Si América del Sur es sólo el Ríode la Plata, «otras zonas del mundo hispánico» son la mayoría de los

    países, ¿no?En el artículo aerobismo tenemos, pues, un caso de monocentrismo nor-mativo, pero argentinista en lugar de españolista por una vez, o «rio-platocéntrico» en lugar de eurocéntrico (como se prefiera). Así es como,según nos consta, el panhispanismo mal entendido conduce a personasde poca formación a incluir la forma alienígena  aerobismo como opciónobligada en libros de estilo editoriales españoles, cuando footing  y jogging  aparecen recurrentemente como formas usuales españolas no sólo en elCREA, sino también en el  Diccionario del español actual  de Manuel Seco(Aguilar, 1999, pp. 2211 y 2736, restringido al español de España ybasado en un corpus textual), donde aerobismo no figura ni por el forro.Ya que el DPD ha «manuelsaqueado» su obra, como diría el ocurrenteBarcia (v. § 3.3.2.2), al menos podría haberlo hecho bien.

    Consulta hippie

    DPD hippie, hippy . → jipi.jipi. Adaptación gráfica propuesta para la voz inglesa hippy o hippie, quese aplica, como adjetivo, al ‘[movimiento] contracultural juvenil surgi-do en los Estados Unidos de América en los años sesenta del siglo XX’

    […]. Se usa sobre todo, como sustantivo común en cuanto al género (el/la jipi; → género2, 1 a y 3d ), para designar a la persona que sigue dichomovimiento o que adopta alguna de sus características o actitudes […].

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    CREA  (casos) hippie(s): 320; hippy: 97; jipi: 77

    Comentario Por si no fueran suficientemente reveladores los resultados del CREA,súmenseles los del CORDE: 5 casos para jipi y 22 para hippie y hippy. Y esque larga historia tienen ya estas formas, tanto que incluso se registranen el corpus diacrónico del español y a partir de ellas se han formadoderivados, como hippismo y neohippie.Tarde llega la academia a normalizar el extranjerismo…

    • A continuación comprobará el lector que basta un simple espigueopor la letra a para constatar los problemas de todo orden que presenta

    el DPD. Desde sus primeras páginas nos ofrece perlas cultivadas de sutendencia a la oscuridad expositiva, al error y a la inconsistencia:

    Lema abajo (p. 4):

    abajo. 1. Adverbio de lugar que, con verbos de movimiento explícito o implícito,significa ‘hacia lugar o parte inferior’: «Camina arriba y abajo manteniendo el mismoritmo» (Belbel Elsa [Esp. 1991]); «No mires abajo» (Delibes Madera [Esp. 1987]).Suele ir precedido de las preposiciones de, desde, hacia,  para o por, nunca de la pre-posición a, ya incluida en la forma de este adverbio: Le miró de arriba abajo (y no ⊗de arriba a abajo). Puede indicar también estado o situación, con el significado de‘en lugar o parte inferior’: «Te espero abajo» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); «Lasdoncellas estaban abajo, en la cocina» (Caso Peso [Esp. 1994]).2. Indicando estado o situación, abajo puede referirse a cualquier lugar situado enel plano inferior: Mis padres duermen abajo (‘en un lugar indeterminado de la plantainferior’); mientras que debajo alude al lugar del plano inferior inmediatamente encontacto con el superior, o situado en la misma vertical: Mis padres duermen debajo (‘en el lugar de la planta inferior situado en la misma vertical del punto desdeel que se habla’). Esto explica que debajo lleve siempre, implícito o explícito, uncomplemento con de que expresa el lugar de referencia: Mis padres duermen debajo

    de mi habitación.3. En el español de América, en registros coloquiales o populares, no es infrecuenteque  abajo  vaya seguido de un complemento con de: ⊗«El puente peatonal   [...]  seincendió cuando el avión pasó por abajo de él» (Expreso [Perú] 1.8.87). Pero, en gene-ral, es uso rechazado por los hablantes cultos y se recomienda evitarlo en el hablaesmerada; en esos casos debe emplearse debajo.4. Por su condición de adverbio, no se considera correcto su empleo con posesivos:⊗ abajo mío, ⊗ abajo suyo, etc. (debe decirse debajo de mí, debajo de él, etc.).

    Dos comentarios sobre esta entrada:

    1. Nótese la inadecuada selección del ejemplo: Mis padres duermen abajono indica, como se dice,  ‘en un lugar indeterminado de la planta

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    inferior’, sino ‘en un lugar indeterminado bajo la planta en que nosencontramos’, que puede ser o no ser la planta inferior.