Ser Infeliz

7/25/2019 Ser Infeliz

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SER INFELIZ

Franz Kafka

Obrare

ro

ducidasinre

s

onsabilida

deditorial


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Cuando ya eso se haba vuelto insopotable -una vez al atardecer, en noviembre-, y yme deslizaba sobre la estrecha alfombra de m

pieza como en una pista, estremecido por aspecto de la calle iluminada me di vuelta otrvez, y en lo hondo de la pieza, en el fondo despejo, encontr no obstante un nuevo objetivy grit, solamente por or el grito al que nad

responde y al que tampoco nada le sustrae fuerza de grito, que por lo tanto sube sin contrapeso y no puede cesar aunque enmudezcentonces desde la pared se abri la puerta hac

afuera as de rpido porque la prisa era, ciertamente, necesaria, e incluso vi los caballos de locoches abajo, en el pavimento, se levantarocomo potros que, habiendo expuesto los cuellos, se hubiesen enfurecido en la batalla.

Cual pequeo fantasma, corri una nidesde el pasillo completamente oscuro, en que todava no alumbraba la lmpara, y squed en puntas de pie sobre una tabla del pso, la cual se balanceaba levemente encandilad


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en seguida por la penumbra de la pieza, quisocultar rpidamente la cara entre las manopero de repente se calm al mirar hacia la ven

tana, ante cuya cruz el vaho de la calle se inmoviliz por fin bajo la oscuridad. Apoyandel codo en la pared de la pieza, se qued erguda ante la puerta abierta y dej que la corrientde aire que vena de afuera se moviese a lo la

go de las articulaciones de los pies, tambin dcuello, tambin de las sienes. Mir un poco eesa direccin, despus dije: "buenas tardes", tom mi chaqueta de la pantalla de la estuf

porque no quera estarme all parado, as, medio vestir. Durante un ratito mantuve la boca abierta para que la excitacin me abandonase por la boca. Tena la saliva pesada; en la carme temblaban las pestaas. No me faltaba sin

justamente esta visita, esperada por cierto. Lnia estaba todava parada contra la pared en mismo lugar; apretaba la mano derecha contraqulla, y, con las mejillas encendidas, no molestaba que la pared pintada de blanco fues


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speramente granulada y raspase las puntas dsus dedos. Le dije:

-Es a m realmente a quin quiere ver

No es una equivocacin? Nada ms fcil quequivocarse en esta enorme casa. Yo me llamas y as; vivo en el tercer piso. Soy entonceyo a quin usted desea visitar?

-Calma, calma! -dijo la nia por sobre

hombro-; ya todo est bien.-Entonces entre ms en la pieza. Y

querra cerrar la puerta.-Acabo justamente de cerrar la puert

No se moleste. Por sobre todo, tranquilcese.-Ni hablar de molestias! Pero en estcorredor vive un montn de gente. Naturamente todos son conocidos mos. La mayorviene ahora de sus ocupaciones. Si oyen habla

en una pieza creen simplemente tener el derecho de abrir y mirar qu pasa. Ya ocurri unvez. Esta gente ya ha terninado su trabajo diario; a quin soportaran en su provisoria libe


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tad nocturna? Por lo dems, usted tambin ylo sabe. Djeme cerrar la puerta.

-Pero qu ocurre? Qu le pasa? Po

m, puede entrar toda la casa. Y le recuerdo; yhe cerrado la puerta; cralo. Solamente ustepuede cerrar las puertas?

-Est bien, entonces. Ms no quiero. Dninguna manera tendra que haber cerrado co

la llave. Y ahora, ya que est aqu, pngascmoda; usted es mi husped. Tenga plenconfianza en m. Lo nico importante es que ntema ponerse a sus anchas. No la obligar

quedarse ni a irse. Es que hace falta decrseloTan mal me conoce?-No. En realidad no tendra que haberl

dicho. Ms todava: no debera haberlo dichoSoy una nia; por qu molestarse tanto po

m?-No es para tanto! Naturalmente, un

nia. Pero tampoco es usted tan pequea. Yest bien crecidita. Si fuese una chica no habr


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podido encerrarse, as no ms, conmigo en unpieza.

-Por eso no tenemos que preocuparno

Solamente quera decir: no me sirve de muchconocerle tan bien; slo le ahorra a usted el efuerzo de fingir un poco ante m. De todos modos, no me venga con cumplidos. Dejemos esose lo pido, dejmoslo. Y a esto hay que agrega

que no le conozco en cualquier lugar y siempry de ninguna manera en esta oscuridad. Sermucho mejor que encendiese la luz. No. Mejono. De todos modos, seguir teniendo en cuen

ta que ya me ha amenazado.-Cmo? Yo la amenac? Pero por favor! Estoy tan contento de que por fin estaqu! Digo "por fin" porque ya es tan tarde. Npuedo entender por qu vino tan tard

Adems es posible que por la alegra hayhablado tan incongruentemente, y que usted lhaya interpretado justamente de esa manerConcedo diez veces que he hablado as. S. Lamenac con todo lo que quiera. Una cosa: po


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el amor de Dios, no discutamos! Pero, cmpudo creerlo? Cmo pudo ofenderme asPor qu quiere arruinarme a la fuerza est

pequeo momentito de presencia suya aquUn extrao sera ms complaciente que usted.

-Lo creo. Eso no fue ninguna genialidadPor naturaleza estoy tan cerca de usted cuantun extrao pueda complacerle. Tambin uste

lo sabe. A qu entonces esa tristeza? Diga mjor que est haciendo teatro y me voy al instante.

-As? Tambin esto se atreve a deci

me? Usted es un poco audaz. En definitiva esten mi pieza! Se frota los dedos como loca en mpared. Mi pieza, mi pared! Adems, lo qudice es ridculo, no slo insolente. Dice que snaturaleza la fuerza a hablarme de esta form

Su naturaleza es la ma, y si yo por naturalezme comporto amablemente con usted, tampocusted tiene derecho a obrar de otra manera.

-Es esto amable?-Hablo de antes.


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-Sabe usted cmo ser despus?-Nada s yo.Y me dirig a la mesa de luz, en la qu

encend una vela. Por aquel entonces no tenen mi pieza luz elctrica ni gas. Despus msent un rato a la mesa, hasta que tambin deso me cans. Me puse el sobretodo; tom esombrero que estaba en el sof, y de un sopl

apagu la vela. Al salir me tropec con la patde un silln. En la escalera me encontr con uinquilino del mismo piso.

-Ya sale usted otra vez, bandido?

pregunt, descansando sobre sus piernas bieabiertas sobre dos escalones.-Qu puedo hacer? -dije-. Acabo de re

cibir a un fantasma en mi pieza.-Lo dice con el mismo descontento qu

si hubiese encontrado un pelo en la sopa.-Usted bromea. Pero tenga en cuent

que un fantasma es un fantasma.-Muy cierto: pero cmo, si uno no cre

absolutamente en fantasmas?


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-Aj! Es que piensa usted que yo creen fantasmas? Pero de qu me sirve este ncreer?

-Muy simple. Lo que debe hacer es ntener ms miedo si un fantasma viene realmente a su pieza.

-S. Pero es que se es el miedo secundario. El verdadero miedo es el miedo a la caus

de la aparicin. Y este miedo permanece, y ltengo en gran forma dentro de m.

De pura nerviosidad, empec a registratodos mis bolsillos.

-Ya que no tiene miedo de la aparicicomo tal, habra debido preguntarle tranquilamente por la causa de su venida.

-Evidentemente, usted todava nunca hhablado con fantasmas; jams se puede obtene

de ellos una informacin clara. Eso es un daqu para all. Estos fantasmas parecen dudams que nosotros de su existencia, cosa que polo dems, dada su fragilidad, no es de extraar


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-Pero yo he odo decir que se los puedseducir.

-En ese punto est bien informado. S

puede. Pero quin lo va a hacer?-Por qu no? Si es un fantasma femen

no, por ejemplo -dijo, y subi otro escaln.-Ah, s... ! -dije-, pero an as no vale l

pena. Recapacit.

Mi vecino estaba ya tan alto que parverme tena que agacharse por debajo de unarcada de la escalera.

-Pero no obstante -grit-, si usted ah

arriba me quita mi fantasma, rompemos relaciones para siempre.-Pero si fue solamente una broma! -dij

y retir la cabeza.-Entonces est bien -dije.

Y ahora si que, a decir verdad, podrhaber salido tranquilamente a pasear; pero como me sent tan desolado prefer subir, y mech a dormir.

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