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SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSA Nº 4/30-XII-1995 Si no os hacéis como niños...

Si no os hacéis como niños - Alfa y Omega

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SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSANº 4/30-XII-1995

Si no os hacéiscomo niños...

Etapa II - Número 4

Edita: Fundación «San Agustín». Arzobispado de Madrid.Redacción: Casa de la Familia. Pza. del Conde Barajas,1. 28005 Madrid.

Télfs.: 365 18 13 - 366 78 64 Fax: 365 11 88Director: Miguel Angel Velasco Puente

Imprime y Distribuye: Prensa Española, S.A.Depósito legal: M-41.048-1995

ΩA

18-21

3-5

En este número

Día 1 de enero, JornadaMundial de la Paz

Quienes hacemosAlfa y Omega deseamosa nuestros lectoresun feliz Año Nuevo

BALANCE 95

Desde el añoque se va,

con esperanza

MUNDO

Mensaje del Papapara la JornadaMundial de la Paz

Sumario

la foto 6

criterios 7

iglesia en madridRouco con los peresosy los enfermosen el día de Navidad 8-11

mundoEl problemade la natividad 12-13

testimonios 14

el día del señor 15

la vidaLos santos Inocentesdel siglo XX 16-17

santos deayer y hoy 22-23

raícesMaría y los magos 24-25

desde la feTormentapor una gripe. 26-27Cine, vídeo,y librospara estas fiestas 28-31

contraportada 32

1

El año que termina ha sidorealmente intenso, y seríainterminable, a la vez que

tedioso repasar todo lo sucedi-do. Basta con ofrecer unos senci-llos flashes:

LOS ASESINOS DE ETA

Como no saben hacer otra cosa,empezaron el año matando. Y lohan acabado matando. Mejor norecordar los gritos que los jóvenesde Jarrai proferían a favor de sushermanos mayores. Son irrepeti-bles. En enero fue Gregorio Or-dóñez, dirigente del PP en el PaísVasco, luego en abril lo intentaroncon Aznar, y luego, más militares,más civiles, más personas... So-bran comentarios.

ANABEL

Pocas cosas conmocionaronmás a la sociedad española que lanoticia de la muerte de su Lola, laLola de España. Con ella se iba unmito, un ejemplo de trabajo incan-sable, y de lucha infatigable con-tra la enfermedad que la corroía.

Y la muerte volvió a agitarnosal saber que la joven Anabel, traslargos meses de espera, había sidoasesinada el mismo día de su se-cuestro. Su padre, en medio del do-lor, pero con admirable enterezacristiana, declaró que rezaba porlos asesinos de su hija. En un mo-mento en que necesitamos perdo-nar y sentirnos perdonados, el ges-to del señor Segura, es un testimo-nio cercano y real de que al mal sólose le vence con abundancia de bien.

TRIUNFO DEPORTIVO Y HUMANO

Miguel Induráin absorvió denuevo los alientos de todos los

españoles, que sufríamos cadatarde hasta que ganó su quintoTour consecutivo en los CamposElíseos. Para rematar la faena,triunfó, junto con Abraham Ola-no, en el Mundial de Colombia.Merece la pena recordar el gestode señorío del pentacampeón.Trabajando para el triunfo de sucompañero, en realidad obtuvoun triunfo más precioso.

Y LA POLÍTICA...

Se han cumplido ya diez añosdesde que ingresamos en Euro-pa. Tantos como puntos ha baja-do el grado de confianza de losespañoles en la política de laUnión. Este año, si se acuerdan,lo empezamos con rumores dedimisión, con prospectivas eco-nómicas negativas, el caso GALen portada... Apareció Roldán enLaos; el juez Barbero se cansó deinstruir, después de cuatro años,el sumario de Filesa, y presentósu dimisión... Y todo un rosariode escándalos políticos, econó-micos y financieros.

Algunos dicen que la raíz deestos comportamientos está enla mentira y en la «cultura delpelotazo». Es verdad, pero sóloa medias. Este año que se nos vahemos recogido lo que hemossembrado durante años. Cuan-do se vive «como si Dios noexistiera», lo que deja de existires una humanidad verdadera, yno es posible recoger más quecorrupción. Ésta es una lecciónque deberíamos aprender paraaños venideros: Sólo desde laverdad de Dios se puede cons-truir una sociedad a la medidadel hombre.

J. A. A.

/3balance 95Nº 4/30-XII-1995

Desde el año que se va,con esperanza

El fin de un año y el comienzo del siguiente es ocasión de hacer balance, y por nuestra parte señalamos a continuaciónalgunos episodios de lo sucedido en España en 1995. Ponemos la mirada en el pasado, pero con la certeza de que la vida

no queda destruida con el paso del tiempo, y que podemos afrontar 1996 con el sabor de la novedad de un regalo.La novedad no es el repetitivo y efímero nacimiento de un año, que por muchas expectativas que suscite termina por morir.

La novedad, la absoluta novedad que llenó de sentido la vida y trajo al mundo la esperanza verdadera sucedió en Belén de Judáhace casi dos mil años. Sólo mirando a ese momento que iluminó la historia entera, podemos vivir con seriedad y con pazel paso del tiempo. Al acabar un año y esperar el siguiente, bien merece la pena recordar estas palabras del poeta inglés

Thomas S. Eliot: «Un momento en el tiempo, pero el tiempo se hizo mediante ese momento, pues sin el significadono hay tiempo, y ese momento del tiempo dio el significado».

La sociedad española se ha movido durante este año entre momentos

CONFERENCIA DE PEKIN

Ha sido el año internacional dela mujer. Lo cual no significa queen el mundo haya menos muje-res que sufran, ni más mujeres alas que se respete su papel. Sinoque se habló mucho de ellas, so-bre todo en Pekín, o a propósito

de Pekín. Pero pocas veces seahonda hasta el fondo de los pro-blemas, aunque se esté encimade ellos. Hace unos días saltaba lacifra: 800.000 chinas son a-lega-les, es decir, nunca reconocidasoficialmente por temor a las re-presalias del gobierno. Y eso sino son olvidadas y se conviertenen las que vimos en el tremendoreportaje «las habitaciones de lamuerte» sobre los orfanatos chi-nos. Pero el gobierno de este in-menso país asiático lo niega sis-temáticamente...

LAS SECTAS

También por aquellos pagosdel lejano Oriente, una secta sem-bró el pánico, en nombre de unasupuesta Verdad Suprema. Noparece que el peligro de las sectas

fanáticas, en las que la libertadindividual queda sacrificada allíder y sus pretensiones, sea ca-da vez menor, o sólo posible enlos países menos desarrollados,tierra abonada por el desconten-to y la insatisfacción. El recientesuicidio colectivo de los miem-bros de otra secta, en pleno cora-

zón de Europa, ha llamado laatención de expertos y profanos.

LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES

El papel y la autoridad de lasorganizaciones internacionaleshan sido continuamente cuestio-nados. El optimismo que reinóen su fundación ya se había apa-gado en gran medida cuando es-te año la ONU celebró su 50 ani-versario. Todos los presidentes ylíderes hablaron, incluido FidelCastro. Pero el ambiente no po-día ser más pesimista. Por otrolado, las tropas de la OTAN, des-tacadas en misión de paz en laex-Yugoslavia, tuvieron que in-tervenir bélicamente y bombar-dear posiciones serbias. Tras va-rios años de infructuosos inten-tos de diálogo, la autoridad

«moral» de la OTAN tuvo queimponerse por la fuerza. ¡Quiénsabe si fue necesario! Por lo pron-to, incluso ante los más escépti-cos, las partes en conflicto han ra-tificado el Acuerdo de Paz el pa-sado día 9 en París. El añotermina con una guerra menosen su currículum.

LA PAZ EN ORIENTE MEDIO

Y con una zona de conflic-tos cada día más pacificada,mal que les pese a algunos.Nos referimos a la misma zonageográfica que vio a la Paz en-carnada. El reciente asesinato

de Isaac Rabin no ha hechomás que mostrar la debilidadde los violentos, aunque el re-sultado, como tantas veces, seadespreciable. Palestinos e is-raelitas; judíos, árabes y cris-tianos han de entenderse ycompartir lo que para todos esTierra Santa.

SEGUNDA PRIMAVERA DE UN PAPA

A la par con estos grandes hi-tos mundiales, se movió la acti-vidad eclesial. Los que esta se-mana voceaban el estado de sa-lud terminal del Santo Padre, nohacían más que repetir su canti-

4/ balance 95 Nº 4/30-XII-1995

Caminos paralelos: Resumir todos los acontecimientos mundiales es empresa imposible;

trataremos de repasar los más relevantes, a la vez que recordamos cómo la Iglesiano ha sido indiferente a los grandes acontecimientos de la Humanidad.

Una de las escenas más trágicas del presente año en Sarajevo

Los líderes de todo el mundo asistieron al funeral por Isaac Rabin

nela de hace un año, cuando elprestigioso mensual Le Monde Di-plomatique en su número de ene-ro lanzaba un título provocador:Muerte y resurrección de JuanPablo II, ¿final del reino en elVaticano? «Dado que se sabe–afirmaba– que el Papa estáafectado por una enfermedadgrave, en Roma se cuecen ru-mores sobre una sucesióneventual de Juan Pablo II».

SEIS VIAJES INTERNACIONALES

El primer viaje fue un au-téntico maratón que destrozólas costillas de mis colegas.Del 11 al 21 de enero participóen la federación de las Con-ferencias episcopales asiáti-cas y en la jornada mundialde los jóvenes. En Manila, an-te cuatro millones de perso-nas (quizá su récord de au-diencia) tuvo la oportunidadde concelebrar con sacerdo-tes que, por primera vez ensu vida, habían podido salirde China. El Papa, comosiempre, cogió al vuelo la oca-sión y mandó un mensaje al paísmás grande del mundo.

El 20 de mayo viajó a Che-quia y a Polonia. En Olomoue,beatificó al sacerdote J. Sarkan-der, ejecutado por los protes-tantes checos. La ceremoniaque, según todas las previsio-nes, iba a desatar una oleada depolémicas, especialmente enEuropa del norte, sirvió paradar un paso de reconciliación

sin precedentes.El 3 de junio viajó a

Bélgica, donde final-mente pudo beatificaral padre Damián deMolokai (la operaciónde la pierna se lo habíaimpedido anterior-mente) y, tras saltarseolímpicamente el pro-grama, oró unos mo-mentos con Fabiola an-te la tumba del rey Bal-duino.

A finales de ese mis-mo mes Eslovaquia re-cibió por primera vezal pontífice después desu declaración de inde-pendencia.

Del 14 al 20 de sep-tiembre, Juan Pablo II

visitó por primera vez la Re-pública Sudafricana, liberadadel «apartheid». Las cámarasde todo el mundo se conmo-

vieron ante el abrazo con Man-dela. Visitó también Kenia yCamerún. Aquí, en Yaoundé,firmó la exhortación apostóli-ca postsinodal Ecclesia in Africa,mensaje conclusivo del sínodoafricano.

Por último, el 4 de octubre, vi-sitó los EE. UU. Además de unrecibimiento extraordinario en lasede de la ONU, donde pronun-ció un discurso memorable conmotivo del 50 aniversario de su

creación, tuvo a los americanoscolgados de la televisión durantecinco días enteros.

LA DEFENSA DE LA VIDA

Publicó una de sus encíclicasmás acariciadas, la Evangeliumvitae: «Nos encontramos ante unenorme y dramático choque en-tre el bien y el mal, la muerte y lavida, la cultura de la muerte yla cultura de la vida. Estamos nosólo ante, sino necesariamenteen medio de este conflicto: to-dos nos vemos implicados yobligados a participar, con la res-ponsabilidad ineludible de ele-gir incondicionalmente en favorde la vida».

EL PECADO MÁS GRANDE

Se ha relanzado el diálogo conlas otras confesiones. El mundoortodoxo, que atraviesa un mo-

mento de grave crisis y de anta-gonismo entre Moscú y Cons-tantinopla, ve con recelo el re-surgir del catolicismo en lastierras de la ex Unión Soviética.La carta apostólica Orientale Lu-men y la encíclica Ut unum sint,las dos publicadas en el mes demayo, sirvieron para desconge-lar el inmovilismo ecuménico. ElPapa ha demostrado su buenavoluntad de declararse dispuestoa dialogar con las demás Iglesias

sobre el papel y la concepción delprimado de Pedro. El abrazo alpatriarca ecuménico de Constan-tinopla Bartolomé I en Roma a fi-nales de junio, supuso un gestode satisfacción muy claro, en unmundo, como el ortodoxo, dondelos símbolos cuentan más que laspalabras.

EL AÑO DE LA MUJER

Cuando los historiadores ana-licen el pontificado de KarolWojtyla, recordarán el 95 como elaño de la mujer: los registros his-tóricos citarán los «Angelus» depreparación de la Conferencia dePekín y las catequesis de los miér-coles. El Papa, sin temor a herirprejuicios, ha propuesto un nue-vo feminismo, que reconozca laigualdad de la mujer, pero que almismo tiempo exalte las particu-laridades del genio femenino: suvocación de madre y esposa, su

vocación a la entrega.

EUROPA MUEREEN LOS BALCANES

«Toda Europa muere en losBalcanes», gritó desde el bal-cón en la plaza de San Pedro,pero durante meses nadie laescuchó. Cuando en verano lahumanidad entera asistió im-pertérrita a las carnicerías hu-manas (el asedio y toma deSevrenika suponen la humi-llación más grande en la his-toria de las Naciones Unidas),Juan Pablo II fue la única vozque se levantó para clamar jus-ticia y derecho a la «injerenciahumanitaria». Una vez más suvoz «clamó en el desierto».Hoy nadie le puede criticar deparcialidad en el conflicto.Quienes le acusaron de favo-recer a los católicos croatas setuvieron que morder la lengua

el 2 de agosto, al escuchar su de-nuncia contra la ofensiva croata:Me preocupa profundamente «elpensar que la intensificación delas acciones militares, no importade quién procedan, pueden lle-var a una situación difícil de pre-ver y controlar». Si los líderesmundiales le hubieran escucha-do antes, miles y miles de vidashumanas hubieran sido salvadas.

Jesús Colina

/5balance 95Nº 4/30-XII-1995

Primer número del 95 de la revista Time

Juan Pablo II abraza al Patriarca Ecuménico Bartolomé I

el mundo y la Iglesia

6/ la foto Nº 4/30-XII-1995

Ya es tiempo de pazMillones de niños se ven obligados todavía a «jugar» a la guerra. Mientras tanto este niño, Brian Burns, de ocho años, juega en Belfast (Irlandadel Norte) contra el muro que contiene un mensaje profético: Tiempo para la paz. Un mensaje necesario, no sólo en inglés o castellano, también envascuence: Pakearentzako denbora o en árabe: Waut as-salam. Es tiempo para recibir la paz en todos los lugares, en todas las lenguas. Que todospuedan escuchar estas palabras.

Es el día 24 de di-ciembre, en unbarrio marginal

de nuestra ciudad.Cincuenta niños defamilias rotas se reú-nen en almuerzo na-videño con los jóve-nes de una comuni-dad cristiana quecuida de ellos y loseduca durante todo elaño. El ambiente nopuede ser más gozo-so. Aquellos niños,necesitados de cariñoy con evidentes hue-llas del dolor quemarca su vida, sesienten sin embargofelices, con sus jóve-nes amigos de quie-nes reciben amor ver-dadero y a quienessienten como «su fa-milia». Cuando undía le pidieron a uno de esos niños razón de suspadres, dio el teléfono de esta comunidad.

Hoy son muchos los que desprecian la vida y,lo que es más triste, se desprecian a sí mismos. Sen-cillamente, porque no han tenido la experiencia deser queridos como todo ser humano desea serlo.

Basta con saber que alguien me quiere de ver-dad, por mí mismo, sin otro interés que mi propiafelicidad, para ver la vida de otro modo, paraamarla y para sentirme capaz de superar cual-quier obstáculo, por grande que sea. No hay otraverdad más indispensable que ésta para vivir: sa-ber que mi vida le importa a alguien. La concien-cia del valor de la propia vida nace precisamentecuando se recibe amor. Con mis solas fuerzas pue-do descubrir las cualidades que tengo (aunquemás bien descubriré mis debilidades), pero jamáspodré descubrir que mi vida es absolutamentevaliosa. Esto sólo lo descubro cuando alguien dasu vida por mí. Porque la vida es un regalo, y só-lo cuando se vive así, como un don recibido, de-ja de pesar como una losa insoportable y se con-

vierte en fuen-te inagotablede alegría. Yde paz. Y deesperanza.

Ese amorque cambia elcorazón y lollena de paz yde gozo no lopodemos fa-bricar los hom-bres. Ese amorse llama Jesu-cristo; se ha

hecho carne y viveentre nosotros. Es elamor que han en-contrado esos cin-cuenta niños de unsuburbio de Madrid.Un amor que no lesha quitado los pro-blemas, pero sí elproblema funda-mental: les ha de-vuelto la alegría devivir, y les ha hechocapaces de amar. Es-tos niños se han em-pezado a preocuparpor los otros, y porla paz en el mundo,y era una gozada verla decoración del hu-milde barracón don-de celebraron la No-chebuena, y compro-bar cómo aprendena vivir. Todo era ungozoso canto a la vi-da, y a la paz.

El día último de este año que termina es la fies-ta de la familia, y el día primero del año que co-mienza es la Jornada Mundial de la Paz. Es urgen-te comprender, y vivir, que la paz, como la familia,como la vida entera, es un don. Todo es un don.Acogerlo es el único modo de poseerlo. Si, por elcontrario, pretendemos fabricar la paz, fabricar la fa-milia... fabricar la vida, lo que nos encontramos es«un producto, un esperpento» que no correspon-de a la verdad de nosotros mismos. Lo que sí co-rresponde son las palabras de Jesús: «Si no os hacéiscomo niños, no entraréis en el reino de los cielos».El niño no fabrica la vida, la recibe.

Es hora de ser como niños, justamente para serverdaderos hombres.

Un niño del Brasil nos lo ha dicho dramática-mente. Un sacerdote tiene recogidos y atiende a«os meninhos da rua», chicos que viven situacio-nes terribles y son carne de cañón del terrorismo, dela droga, de la prostitución... Uno de ellos se esca-pó en vísperas de Navidad; nadie sabía dónde es-taba; el sacerdote no paró de buscarlo por todaspartes. No loentendía; era elmejor... Por fin,lo encuentra:«¿Por qué lo hahecho?» Le pre-gunta al chaval.La respuesta,sobrecogedora,habla por sí so-la: «Tenía quesaber si mequerías de ver-dad y venías abuscarme».

/7criteriosNº 4/30-XII-1995

!Demos a losniños un

futuro de Paz!

Con motivo de la jornadade oración por la paz, el

Papa Juan Pablo II ha con-venido dar un toque de aten-ción a los hombres y muje-res de nuestra sociedad, pa-ra que se sepan respetar losderechos de los niños, tan-tas veces violados, y paraque se busquen caminos depaz a fin de que los niñosmiren hacia el futuro congran ilusión.

Se suele decir que el peormal moral es la insensibilidadhumana ante las desgraciasde nuestros semejantes. Siesta sensibilidad falta, ó esporque nuestro corazón seestá pretificando, ó es por-que estamos perdiendo elsentido humano, es decir ,lomás genuino del hombre.

Hace pocos días enLeón, hubo un atentado deeta. La joven Beatriz Corti-zo, hija del comandanteasesinado, está hospitali-zada y de gravedad. Sufreademás de las secuelas dela metralla, otra enferme-dad añadida: «El procesode autonegación», es de-cir, intentar olvidar lo ne-gativo propio de cualquierenfermo después de unaconmoción grande como laque padeció ella.

Esta enfermedad se es-tá extendiendo y de modoespecial en los niños. Cuan-do en la familia se pelean, oen los medios de comunica-ción se idolatra la violencia, oen los ambientes escolaresse vive con tensión... surgecomo respuesta la introyec-ción buscando mundos irre-ales. No se siente la autore-alización.

Los niños tienen derechoa ser respetados y a mirarhacia el futuro con la luz de laalegría. La Navidad nos abreeste camino: «Hoy brillaráuna luz sobre nosotros, por-que nos ha nacido el Señor;y es su nombre: Admirable,Dios, Príncipe de la Paz, ysu Reino no tendrá fin».

Francisco Pérez Gonzálezobispo electo de Osma-Soria

«TENÍA QUE SABERSI ME QUERÍAS DE VERDAD»

ΩA

El arzobispo de Madrid: «El Niño

8/ iglesia en madrid Nº 4/30-XII-1995

«Véngase a cenar conmigo estaNochebuena», le insistía Pablo,un enfermo terminal de SIDA, alarzobispo de Madrid, en lavíspera de la Navidad. DonAntonio María Rouco dedicó porentero el día 24 de diciembre acompartir la alegría de laNavidad con los más pobres deMadrid en la casa de acogida delas Misioneras de la Caridad yen la cárcel de Soto del Real.

El día de Nochebuena no hay nadie en lacalle. Llueve a raudales. Se celebra a pri-mera hora de la tarde un Misa muy espe-

cial de Navidad. El templo está lleno de pobres.Pobres de hoy: sin trabajo, sin hogar, sin familia.Se visten de los roperos. Llevan todas sus co-sas en bolsas de plástico. Sentados en los bancos,inclinados hacia adelante, con las manos en lacabeza, como sosteniendo el peso de sus vidas:historias tremendas, cada una distinta. Y estánrezando. Jamás vi rezar a nadié como a ellos.

El padre Enrique, el capellán les habla del

Dios que se hace pobre, y nadie le da posadani para nacer. Están también con ellos lasMisioneras de la Caridad, las de Madre Te-resa de Calcuta. En Madrid, como en la In-dia, como en cualquier parte, ellas estan máscerca que nadie de los más pobres.

Tanto los que han estado en misa co-mo los que no han estado, cerca de unas400 personas, entran en el comedor, en elque las hermanas, durante todo el año,no solamente les ofrecen comida caliente,sino también escucha, atención y la bús-

LA ÚLTIMA CARICIA A UN JOVEN MORIBUNDO

El arzobispo visitó en Navidad la cárcel y la casa

«Yo os deseo que el Niño Je-sús nazca aquí, en la cárcelde Soto del Real, y que le de-jéis nacer en vuestras vidas.Porque no nace en abstrac-to, sino que nace en cada per-sona. Todo depende de queuno le deje o no», explicómonseñor Antonio MaríaRouco a los presos de estacárcel, durante su visita el díade Nochebuena.

El arzobispo de Madrid vi-sitó diversos módulos del cen-tro penitenciario, entre ellos laguardería y la enfermería, endonde pudo hablar con los in-ternos y las internas: madres,niños, enfermos de SIDA...sientieron el afecto sincero, lasencillez y la humanidad cer-cana de su arzobispo . El arzobispo de Madrid se interesa personalmente por cada uno de los presos.

Monseñor Rouco en la casa de acogida de las Misioneras de la Caridad.

Jesús también nace en la cárcel»

/9iglesia en madridNº 4/30-XII-1995

queda del modo para salir de sus situa-ciones.

Mientras entran, monseñor Rouco estásaludando a los más de treinta volunta-rios que con las hermanas van a servirlesla comida. Mesa por mesa, el arzobispopasa saludando a todos. A cada uno seacerca y mantiene un pequeño diálogo. Acasi todos les pregunta de dónde son, locual es ocasión para que ellos recuerdena sus familias, sus orígenes, su dignidad.

EL HOGAR

De allí don Antonio se dirige a la residen-cia en la que las Misioneras de la Caridad tie-nen a unos treinta ancianos que no tienen anadie, la mayoría de ellos separados, y sinningún tipo de recursos, y también a unaveintena de transeúntes. El arzobispo celebracon ellos una liturgia de la Palabra. Habla concada uno y, sintiéndose como en casa, hastacanta un villancico en gallego.

LA ENFERMERÍA

Después esperaban los más pobres de to-dos. A pocos metros de allí, las hermanas tie-nen otra pequeña residencia, la «Enfermería».Aquí viven unos veinte enfermos terminalesde SIDA. Al entrar don Antonio, las hermanas

y las enfermeras le llevan enseguida a ver a unjoven moribundo. Su padre y su hermano nopueden reprimir sus lágrimas. La última ben-dición, la última caricia, sería la del obispo.Al terminar la visita a todos, este enfermo yahabía muerto. A algunos sólo puede bende-

cirles, a otros, como a Pablo y a Henry, puedehablarles y abrazarles.

La Iglesia es la casa de los pobres, y losatiende, no sólo en Navidad.

Manuel Mª Bru

Don Antonio, con uno de los enfermos de la residencia.

El momento culminante dela visita se produjo en el sa-lón de actos, donde las másde sesenta voces de la coralNuestra Señora de la Merced,dirigidas por el «padre Porfi»,cantaron para el arzobispounos villancicos, algunos, in-cluso, en un magnífico latín.

El padre Jaime Garralda,delegado diocesano de Pas-toral Penitenciaria, presentócon simpatía al arzobispo:«Don Antonio no es un obispocaído del guindo, sino que co-noce nuestros problemas yestá intentando ayudarnos».Éste es un centro «cargadode humanismo, cariño, amis-tad y... Dios». La visita del ar-zobispo sirvió para apoyar yreforzar la ayuda a los presos

en su proceso de reinserción,dijo el padre Garralda.

Los internos estaban sor-prendidos. «Es un tío legalque nos da “cuartel”», decíaMiguel Ángel. «Yo pensabaque era un payaso -nos expli-ca José Ángel-, pero me hagustado lo que ha dicho. Sete acerca aquí, al “talego” y tehabla así, como ha hablado.Es humano. Si viene a cele-brar la Navidad a la prisión,Dios también se acordará deél, porque ha venido a visitara los presos de Dios, aquí to-dos somos de Dios. Esto nolo hace ni mi hermano».

Fernando NavascuésSi los niños son los predilectos de don Antonio, más aún los que vivencon sus madres reclusas.

de acogida de las misioneras de la caridad

10/ iglesia en madrid Nº 4/30-XII-1995

DOMINGO 31 DE DICIEMBREDÍA DE LA FAMILIA

En este día la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia.Monseñor Javier Martínez, obispo auxiliar de Madrid, celebra-

rá la Santa Misa en la catedral de la Almudena,a las 12 horas.Están convocados los movimientos familiares diocesanos, los gru-pos matrimoniales y familiares de las parroquias... todos los que for-mamos la gran familia de la archidiócesis de Madrid.

ALBERGUES

Damas ApostólicasC/ Santa Engracia, 11.Tel. 445 41 69

Municipal de san IsidroC/ Paseo del Rey, 34.Tel. 547 92 33 y 547 87 37

San Juan de Dios C/ Herreros de Tejada, 3.Tel. 344 00 20

San Martín de Porres C/ Vía Carpetana, 47.Tel. 471 72 62

Santa María de la PazC/ Camino del Guijarro, 8.Tel. 766 20 87(Personas mayores,enfermos crónicos)

Hermanas Teresa deCalcuta Paseo Ermita del Santo, 46.Tel 463 37 44

Pabellón de Mayorales (del 25-XI al 15-III). C/ Avda. Portugal, s/n(entrada Pta. Angel).Tel. 464 03 72

Jesús Caminante(mujeres) C/ Resinería, 12.

Jesús Caminante(hombres) C/ Virgen de Fátima.Colmenar Viejo (Madrid) Tel. 846 10 44

COMEDORES

Hijas de la Caridad C/ General MartínezCampos, 18.Tel. 446 61 67

Hermanos de laResurreccióny de la CruzC/. Mesón de Paredes, 78. Tel. 528 57 05

Parroquia de san BrunoC/. General AsensioCabanillas, 23.Tel. 554 56 42

Hijas de la CaridadCentro santa IsabelC/. Hortaleza, 77.

Damas ApostólicasC/. Santa Engracia, 11.Tel. 445 41 69

Hermanas Teresa deCalcutaRonda de Segovia, 1. Tel. 463 37 44

Familias Trinitarias C/ Dr. Cortezo, 4.Tel. 463 37 44

MunicipalC/ Santa Catalina, 7.Tel. 429 79 74

Hermandad del RefugioC/. Corredera Baja de sanPablo, 16. Tel. 222 00 70

INFORMACIÓN SOBRE ALBERGUES Y COMEDORESPARA LOS NECESITADOS EN LA IGLESIA DE MADRID

FE DE ERRATASEn nuestra sección de libros del pasado número el artículo titulado La piel del tambor es-taba erróneamente firmado por Julio Amado. En su lugar debería haber figurado JustoAmado. Pedimos disculpas a nuestro colaborador.Las fotos de las páginas centrales del número anterior han sido tomadas del libro PuerNatus est nobis editado por el BBV. Y el autor del texto es Miguel Angel Velasco.

AVISOPara información de nuestros lectores, muchosde los cuales nos hacen llegar sus sugerenciass,que agradecemos, Alfa y Omega cierra sus pá-ginas semanalmente los jueves por la tarde.

El último día de esteaño 1995, que coinci-de con la Fiesta de la

Sagrada Familia, nos acer-ca a la Jornada Mundial dela Paz, de la mano de laVirgen, figura central en elMisterio de la Encarnacióny Nacimiento de NuestroSeñor Jesucristo, con unmensaje del Santo Padre:«¡Demos a los niños un fu-turo de paz!»

No habrá paz para los ni-ños del futuro, en Madrid,en España y en el mundoentero, sin familia y sin ma-dre y, en último término, sinMaria, la Virgen Madre deJesús, el Hijo del Dios vivo.En la Familia de Nazaret, laintuición sobrenatural delpueblo cristiano ha percibi-do con claridad suma cómola familia, nacida del amorde los esposos, no sólo esimprescindible para un na-cimiento biológico digno detoda persona humana, sinotambien para su nacimien-to humano y espiritual. No,no será posible la paz paralos niños —y, por supuesto,para la humanidad en el fu-turo— sin verdaderas fami-lias, que acojan y cuiden eldon de la vida —los hijos—como fruto precioso de lagenerosidad de un amorcompletamente fiel.

El Santo Padre nos re-cuerda en un repaso estremecedor el calva-rio de millones de niños en las distintas zo-nas del mundo. Este desolador panorama tie-ne entre nosotros su versión, una versión másrefinada, pero no menos dolorosa: niños ham-brientos y abandonados; niños maltratadospor los mayores que los manipulan como ob-jetos o instrumentos de su placer, de sus ne-gocios y, siempre, de su egoísmo; niños de fa-milias rotas, víctimas de las desavenenciasde sus padres; niños, a quienes las televisionesy otros medios de comunicación social agre-den una y otra vez, humana y espiritual-mente con sus programas de sexo y violen-cia. Niños, sin hermanos, a los que el ego-centrismo paterno les priva de la experiencia

primera y fundamental deuna fraternidad vivida díaa día.

Llora el alma ante el do-lor de los niños del mun-do; pero son lágrimas deesperanza, que se puedenconvertir en gozo y en pro-mesas de paz para ellos,cuando también se con-templa el testimonio detantos hijos de la Iglesia ypersonas de buena volun-tad que dan su vida porprocurar a los más peque-ños, losmás pobres de latierra —los niños—, cer-canía, amor paterno y fra-terno, salud y educación,fe y el consuelo materno deMaría, la Madre de Jesús yMadre suya. Pero el cami-no de la esperanza se afir-mará más y más, con plenaeficacia, si se cura y forta-lece el tejido familiar de lasociedad. No hay futuropara los niños, si no hayfuturo para la familia; nohay futuro para la huma-nidad, si no hay futuro pa-ra los niños. Su paz, la pazde los niños, es nuestrapaz, la paz de todos loshombres y de todos lospueblos de la tierra.

«Los adultos debenaprender de los niños los ca-

minos de Dios: de su capaci-dad de confianza y de aban-dono pueden aprender a in-

vocar con justa familiaridad “Abba Padre”»,nos recuerda el Papa. Una sociedad y una co-munidad eclesial, —¡Dios no lo quiera!— que ol-vide y desprecie a los niños se clausurará radi-calmente para comprender el Evangelio. «Yoos aseguro —dice el Señor—: el que no reciba elReino de Dios como un niño, no entrará en él».

Santa María nos aclara hoy con nueva ac-tualidad el Evangelio de la Infancia.

¡Dadle a los niños familias, una familiacristiana; y, así, les daréis un fururo de paz!

Con el deseo de un Año Nuevo, lleno de lapaz de Belén y de Nazaret para todos vosotrosy para vuestras familias, os bendice

Antonio María Rouco Varela

/11iglesia en madridNº 4/30-XII-1995

MENSAJE DE AÑO NUEVO DEL ARZOBISPO DE MADRID

La familia:futuro de paz para los niños

Virgen de la sopa de leche. David Gérard (S. XV)

NO HAY FUTURO PARA LOS NIÑOS,SI NO HAY FUTURO PARA LA FAMILIA;

NO HAY FUTURO PARA LA HUMANIDAD,SI NO HAY FUTURO PARA LOS NIÑOS.

SU PAZ, LA PAZ DE LOS NIÑOS,ES NUESTRA PAZ,

LA PAZ DE TODOS LOS HOMBRES

Y DE TODOS LOS PUEBLOS

DE LA TIERRA

12/ mundo Nº 4/30-XII-1995

La Navidad es tan entrañableque casi casi podíamos decirque las estaciones del año

son cuatro: primavera, verano, oto-ño y Navidad. Y sin embargo, de-beríamos sorprendernos comonunca. Dios mismo ha hecho queel nacimiento pase a ser categoríabendita. Todos tenemos un naci-miento... que recordamos todos losaños con el de Dios mismo.

EL MISTERIO DE LAS CIFRAS

Hace unos días Unicef, esa es-pecie de agencia internacional dela infancia, publicó su informe Es-tado mundial de la infancia 1996:nos inundó de números, de cifras,muchas cifras, para justificar mu-chos presupuestos en organismosmundiales, sobre las tragedias demillones de niños en el mundo,de millones de seres que nacen,en situaciones precarias, comoDios mismo lo hizo, cuando noabsolutamente inhumanas. Urgesolucionar las condiciones de vi-da de esos millones de niños. Pe-ro no del modo que pretenden losgrandes de la Tierra: «sufren mu-chos en el Tercer Mundo». Puesque haya menos.

EL MISTERIO DE LAS INSTITUCIONES

La verdadera solución, másque difícil es, simplemente, com-

prometedora. Pasa por admitir larealidad: buscar los culpables detantas guerras; saber quiénes seenriquecen con el tráfico de unasarmas que caerán en las manosde unos niños, porque en esos

países ya no hay mayores paraengrosar las filas de las milicias,oficiales o guerrilleras; desvelarlas oscuras tramas de interesesque «obligan» a que algunos pa-íses no salgan de la miseria.

No sólo no se promueven es-tos caminos, sino que se planeanlos caminos «fáciles» y falsos. Esmuy incómodo para el mundodesarrollado soportar una re-ducción del nivel de vida alcan-

zado porque haya unos países alos que integrar en una econo-mía mundial más justa y solida-ria. Y así se nos vende que algu-nos países del Tercer Mundohan emprendido el camino de

la «planificación familiaradecuada». Nada queobjetar a la planificaciónfamiliar responsable;más bien, todo lo con-trario. Sólo que resultacurioso descubrir quié-nes están detrás de este«club» formado por diezpaíses en vías de desa-rrollo. ¿Lo adivinan?Pues sí: la ONU, el Ban-co Mundial y la Funda-ción Rockefeller, viejosconocidos de las campa-ñas antinatalistas en to-do el Tercer Mundo.

En la Conferencia dePoblación y Desarrollo

celebrada el año pasado en ElCairo se nos dio a entender que laSanta Sede se aliaba con los paí-ses integristas islámicos paraoponerse a las políticas antinata-listas que se promovían. En rea-lidad la Santa Sede se oponía aincluir el aborto como un métodomás de control de la natalidad.Pero de todas formas, esta visiónsesgada del asunto ocultaba laverdadera denuncia del Vatica-no: la colonización demográfica.

EL MISTERIO DEMOGRÁFICO

Las cifras sobre el aumentode la natalidad, aireadas por esaespecie de neomalthusianismoreinante, empiezan a encontrar«disidentes» científicos. Un re-ciente estudio de la universidadde La Sorbona ponía de mani-fiesto que la tasa de crecimientode la población «desciende alar-mantemente», y que los datos deaumento de la población en quese basan las políticas de controlde la natalidad están manipula-dos. Según la ONU, para el año2050 habría en el mundo 9833millones de habitantes, mientrasque según este estudio de LaSorbona sólo seremos 8806 mi-llones. Mil millones de diferenciaes un error de cálculo un pocoabultado. Pero aun en el caso deque en el año 2150 fuéramos, se-gún algunos demógrafos, 11.500millones de habitantes (más omenos el doble de los que somosactualmente), la producciónmundial de alimentos es másque suficiente, y la cifra se esta-bilizaría en ese tope, que inclui-ría un altísimo porcentaje de an-cianos.

Entonces, ¿cuál es el proble-ma? Que realmente no hay un in-terés de establecer políticas deauténtica solidaridad, que pro-muevan el progreso social y eco-nómico de los países más desfa-vorecidos en el reparto de la tar-ta monetaria mundial.

José Angel Agejas

El problema de la natalidadLos demógrafos no terminan de ponerse de acuerdo sobre las estadísticas,

y mucho menos aún sobre el sentido que dar a las mismas.Se airea que, cueste lo que cueste, hay que lanzar un control drástico de la natalidad.

¿Hasta qué punto es así?¿Cuánto hay de verdad en esas cifras y letras?

Previsión de crecimientode la población mundial Población

en millones

Según laONU

Según laSorbona

año 1995 2010 2025 2040 2050

5.700

5.7006.990

7.4288.345

8.806

9.8339.318

8.294

7.032

/13mundoNº 4/30-XII-1995

Es innegable que durante losúltimos treinta años ha sur-gido, en los más diversos

ámbitos, una notoria contestacióna la existencia de la familia, y seha desarollado un movimientoideológico fuertemente contrarioa ella, se trata del repetido inten-to de rebatir la necesidad de lafamilia como célula fundamen-tal de la vida social, y como factoresencial para la humanización dela persona.Y, sin embargo, hoy lafamilia resiste; es el matrimonioel que está en cri-sis. Resiste en suforma (como pare-ja orientada a lageneración del hi-jo o hijos) y en susignificado (ámbi-to de humaniza-ción de la pareja através de la expe-riencia del amorrecíproco, acom-pañado de modoesencial por laapertura a la ge-neración y educa-ción del hijo). Noobstante, no se puede callar queresiste una familia débil.

No podemos, en esta ocasión,detenernos en un análisis de las

causas de dicha situación. Basteseñalar que su raíz se encuentraen una crisis de la libertad, con-cebida como ausencia total devínculos. Una libertad desvincu-lada del deseo natural que cons-tituye el corazón de hombre, quedesconoce su objeto último–Dios–, y que se reduce a la ca-pacidad de elección.

Un simple conocimiento delas causas de la crisis, sin embar-go, no ofrece al hombre la posi-bilidad de una recuperación de

su libertad y, porende, de la realidadfamiliar. Es necesa-rio proponer cami-nos concretos.

Uno de ellos, sinduda, es el de lahospitalidad y laacogida. Ambasrealidades recibenuna luz extraordi-naria a partir de laescena memorableque se desarrolló enel Calvario bajo laCruz de Cristo. ElEvangelio de Juan

nos narra la escena a la que nosreferimos. Jesús, mientras mue-re, se vuelve hacia su madre y ledice, indicándole a Juan: «Mujer,

ahí tienes a tu hi-jo», y a su vez, sedirige a Juan di-ciendo: «Ahí tie-nes a tu madre».La fecundidad deeste nuevo paren-tesco se juega to-talmente en unaacogida radical,intensa y espe-ranzada, «y el dis-cípulo la recibióen su casa». Juany María abren unespacio físico a es-ta novedad, másfuerte que cual-quier vínculo deparentesco, a esta

nueva maternidad y filiación. Laacogida de Jesús y la de María sedan, en efecto, bajo el misterio deuna gracia absolutamente parti-cular: la filiación divina en laidentidad de naturaleza con elPadre, en el caso de Jesús, y lagracia de la Inmaculada Concep-ción, ordenada a la generacióndel Hijo de Dios en la carne, porlo que respecta a María. Pero Juanes exactamente el punto en el queesta experiencia de acogida ex-traordinaria y concreta –corpo-ral– pasa a la historia. No carecede significado que, en el Evange-lio, no se diga nada de lo que hi-zo María con Juan y, sin embargo,se nos refiera qué fue lo que hi-zo Juan con Ella (la acogió en su

casa). Debe llegar a ser el tratohabitual de la familia cristianarespecto a personas que se en-cuentren en las necesidades másdiversas: mujeres en dificultad ycon necesidad de ser comprendi-das, muchachos que salen de lacárcel o de la droga, jóvenes concarencias económicas o de traba-jo, padres que se esfuerzan en sa-car adelante a sus hijos, hijos quese rebelan contra los padres, an-cianos solos...

La familia encuentra, pues, enla realidad de la acogida en lapropia casa un camino concretode anuncio y encuentro con elhombre, hoy más que nunca ne-cesitado de ser amado. Un cami-no al alcance de todos.

La acogida:un camino para la Paz

Ofrecemos a nuestros lectores, con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia, un artículo en exclusiva del Rector de la Universidad Lateranense de Roma, monseñor Angelo Scola

LA FAMILIA

ENCUENTRA, PUES,EN LA REALIDAD

DE LA ACOGIDA

EN LA PROPIA CASA

UN CAMINO

CONCRETO

DE ANUNCIO

Y ENCUENTRO

CON EL HOMBRE

La narración evangélica dela huida a Egipto no sólo esla crónica de una injusticia

que sucedió hace dos mil años.En ella está encerrado el sufri-miento de los hombres, perse-guidos por otros hombres. Y enella está encerrado el remedioque cura y salva.

¿Es posible hoy, como enton-ces, que una familia viva la expe-riencia del destierro y la persecu-ción física, y sin embargo exista unámbito en el que padres e hijosaprendan a amar y a valorarlo to-do? En definitiva, ¿es posible vi-vir en medio de la injusticia sinque el odio venza al amor?

Herodes quiere acabar con lafamilia, recién crecida, de Dios:un hombre recio, una mujer –lamás grande— y un recién naci-do que es Dios pequeño, peque-ño. El que es todopoderoso hu-ye, en brazos de su madre, de lafuria de uno de tantos poderososde pacotilla de este mundo. Y Je-sús tuvo que aprender a hablar,a rezar, y a jugar, en la lengua desus padres estando en tierra ex-tranjera. Iba a morir crucificadoy comenzaba su andadura como

un deportado, como un deste-rrado. Él, también en las más do-lorosas circunstancias, venía pa-ra que todos tuviéramos vida, yvida en abundancia.

Este pasaje del Evangelio de sanMateo, con las imágenes de tantasdeportaciones —Ruanda, Bosnia,

Burundi...— en nuestros ojos, nonos evoca románticos recuerdos,sino la cruda experiencia que su-puso para sus protagonistas. Peroallí seguía creciendo la familia deDios, y aquí hoy, también, siguecreciendo la familia de Dios quesomos la Iglesia. Porque las difi-

cultades nunca son más fuertesque el amor. Desde entonces el mi-lagro de una vida más fuerte quetodo el mal del mundo es posible,existe. Hay familias que viven así.Muchas. Yo las conozco.

Coro Marín

14/ testimonios Nº 4/30-XII-1995

Una familia en el exilio

Jesús es algo más que un nombre, Élha marcado un antes y un después en lahistoria del hombre y en nuestra historiapersonal, en nuestra familia. Jesús sig-nifica amor, entrega desinteresada, testi-monio de la verdad. Jesús significa vida;significa «Dios con nosotros».

Vemos a Jesús en nuestra vida diaria,en nuestro amor de pareja. Le percibimoscuando vivimos en romance, y cuando,tras herirnos, somos capaces de sanar-nos. Le vemos en las alegrías, en las pe-nas y en nuestros afanes. Lo vivimos connuestros hijos tratando de guiarles paraque aprendan a ser personas, y vivan elrespeto, la entrega, el amor, la tolerancia yaceptación de los demás tal y como son.

Jesús hecho hombre nació en un hu-milde pesebre y eligió a los más humil-des. María le acurrucaba en su seno, lecantaba dulces canciones, y todo aquelloque no entendía lo guardaba como unprecioso tesoro en su corazón. Y José asu lado, paciente y protector, asistiendoasombrado a las maravillas del Señor…

Nos gustaría que en esta Navidad nues-

tra familia fuera como una cabeza de alfi-ler de aquella familia de Nazaret. Llevar lapaz, la alegría, la sencillez. Ser nosotros unhumilde y digno pesebre para que nuestroDios vuelva a renacer en nuestro interior,para que el Niño se sienta en nuestro lechode paja como en un colchón de plumas.

Nuestra familia vive, como todas, en-tre el cielo y la tierra, entre el júbilo y ladesilusión, entre caídas y deseos de vol-ver a caminar. Pero Jesús está ahí, siem-pre está ahí, delante de nosotros, rena-ciendo cada año, cada día, animándonosa seguir creciendo en nuestra relaciónde pareja, de padres e hijos.

Nos gustaría que Jesús hiciera el mi-lagro de que todas las familias de buenavoluntad fuéramos testimonio de vida,de amor, de tolerancia y aceptación. Queel mundo viese en nosotros una páginaviva del Evangelio. Este es nuestro de-seo para todas las familias del mundoen este día de la Familia.

Alfonso y Paloma Delgado Aguado

Jesús está ahí... ha marcado la vida de nuestra familia

Desde elprincipiohay que

aguardar tentacio-nes y asechanzas.Mira, si no, cómole sucede a Él des-de los pañales.

En efecto, ape-nas nacido, el tira-no se enfurece, Éltiene que huir ytrasladarse másallá de las fronte-ras, y su madre esdesterrada a tierrade extranjeros.

Tú que estooyes, cuando ha-yas merecido de-sempeñar unaobra al servicio deDios, y luego te ve-as entre sufrimien-tos intolerables ymetido entre peli-gros sin cuento, note turbes ni digas:«¿Qué es esto?¿No merecería yoque se me corona-ra y proclamara?,¿no merecería serilustre y glorioso,puesto que estoycumpliendo un mandato del Se-ñor?»

No, ahí tienes el ejemplo. Sú-frelo todo generosamente, sa-biendo que eso acom-paña particularmentea los hombres, que ésaes su herencia: tenta-ciones y pruebas portodas partes. Mira, sino, cómo así sucedecon la madre del niñoy con los magos. Éstostienen que retirarse co-mo fugitivos, y a aqué-lla, que no había jamástraspasado los umbra-les de su casa, se lemanda emprender tan largo ymolesto viaje sólo por haber te-nido aquel maravilloso parto,aquel espiritual alumbramiento.

Todo lo que injustamente pa-decemos de quienquiera que sea,

Dios nos lo computa, o para ex-piación de los pecados, o paraacrecentamiento de nuestro ga-lardón.

Para que os resulte más clarolo que os digo, pongamos unejemplo. Supongamos un escla-vo que debe grandes cantidadesde dinero a su señor. Vienen unosdesalmados y atacan al criado y

le quitan la parte de lo que tiene.El señor, que podía haber aleja-do al ladrón y al avaro, no lo ha-ce ni restituye al esclavo lo que

le han robado, pero selo descuenta de lo quedebe. ¿Qué daño, de-cidme, ha sufrido el es-clavo? ¡Ninguno! ¿Yqué diremos si, encima,le da el señor más de loque le quitaron? ¿No esasí que habrá salido ga-nando? ¡Evidentemen-te! Pensemos nosotroseso, pues, en todo loque padezcamos. Puesque en lo que padece-

mos, o expiamos nuestros peca-dos o, caso que no los tengamos,nos ganamos más brillantes co-ronas.

San Juan Crisóstomo

/15el día del señorNº 4/30-XII-1995

LA HUÍDA A EGIPTO

Todo sucedepara nuestro bien

Evangeliode mañana

Mateo, 2, 13-15.19-23.

Cuando se marcharonlos Magos, el ángeldel Señor se apare-

ció en sueños a José y ledijo: «Levántate, coge al ni-ño y a su madre y huye aEgipto; quédate allí hastaque yo te avise, porque He-rodes va a buscar al niñopara matarlo».José se levantó, cogió alniño y a su madre de no-che; se fue a Egipto y sequedó hasta la muerte deHerodes; así se cumplió loque dijo el Señor por el pro-feta: «Llamé a mi hijo paraque saliera de Egipto».Cuando murió Herodes, elángel del Señor se apare-ció de nuevo en sueños aJosé en Egipto y le dijo:«Levántate, coge al niño ya su madre y vuélvete a Is-rael; ya han muerto losque atentaban contra la vi-da del niño». Se levantó, cogió al niño ya su madre y volvió a Is-rael. Pero al enterarse deque Arquelao reinaba enJudea como sucesor de supadre Herodes, tuvo mie-do de ir allá. Y avisado ensueños, se retiró a Galileay se estableció en un pue-blo llamado Nazaret. Así secumplió lo que dijeron losprofetas, que se llamaríaNazareno.

TODO LO QUE INJUSTAMENTE

PADECEMOS DE QUIENQUIERA QUE SEA,DIOS NOS LO COMPUTA,

O PARA EXPIACIÓN DE LOS PECADOS,O PARA ACRECENTAMIENTO

DE NUESTRO GALARDÓN

16/ Nº 4/30-XII-1995la vida

La matanza de los inocentes (s. XIV)

/17la vidaNº 4/30-XII-1995

Los santosinocentes

delsiglo XX

Se acaba un año más. Cada vez más cerca del fin de este siglo pa-gado de sí mismo que está dejando a su paso —es el precio de laopulencia y de la falta de fe— millones de víctimas inocentes. Las

grandes masas de expatriados, desde Armenia hasta Bosnia, desde lasemigraciones forzadas en la ex Unión Soviética hasta los campos derefugiados de Ruanda y de tantas otras Ruandas olvidadas. El ex-terminio de judíos en la segunda guerra mundial, de opositores de-tras del telón de acero, de hutus o tutsis. La marginación del apartheid,la violencia contra las mujeres y la pobreza hasta límites increíbles entodo el mundo, no sólo en el «tercero». De todas las víctimas creadasen este siglo, las más injustas son las más numerosas y las menos vi-sibles, las que no muerden la conciencia de la sociedad porque son eje-cutadas en el silencio de los quirófanos por quienes alardean de éti-ca: los millones de abortos provocados ocupan el primer lugar en elmacabro listado de asesinatos de nuestro siglo. Son más que las víc-timas de las dos guerras mundiales y que las víctimas del terrorismo.Son auténticos santos inocentes. En el último número de este año noqueremos olvidarnos de todos los que se han quedado en el camino.

Al final de 1994, Año Interna-cional de la Familia, dirigí a losniños de todo el mundo una Car-ta, pidiéndoles que rezasen paraque la humanidad llegue a ser ca-da vez más familia de Dios, ca-paz de vivir en concordia y paz.Además, no he dejado de expre-sar mi viva preocupación por losniños víctimas de los conflictosbélicos y de otras formas de vio-lencia, llamando la atención dela opinión pública mundial sobreestas graves situaciones.

Al inicio del nuevo año, mipensamiento se dirige una vezmás a los niños y a sus legítimasaspiraciones de amor y sereni-dad. Siento el deber de recordarparticularmente a los marcadospor el sufrimiento, quienes a me-nudo llegan a adultos sin haberexperimentado nunca lo que esla paz. La mirada de los peque-ños debería ser siempre alegre yconfiada, sin embargo, con fre-cuencia, está llena de tristeza ymiedo: ¡Ya han visto y padecidodemasiado en los pocos años desu vida!

NIÑOS VÍCTIMAS DE LA GUERRA

Deseo a todos los niños delmundo que comiencen con gozoel 1996, y que puedan vivir unaniñez serena, ayudados en ellopor el apoyo de adultos respon-sables.

Quisiera que en todas partesla relación armónica entre adultosy niños favoreciese un clima depaz y bienestar. Lamentable-mente, no son pocos en el mundolos niños víctimas inocentes delas guerras. En los últimos añoshan sido heridos y muertos a mi-llones: una verdadera masacre.

La muerte deliberada de unniño constituye una de las mani-festaciones más desconcertantesdel eclipse de todo respeto por lavida humana.

Además de los niños asesi-nados, quiero también recordar alos mutilados durante los con-

18/ mundo Nº 4/30-XII-1995

¡Demos a los niños un MENSAJE DEL PAPA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ

No hay signo más expresivo de la enfermedad de una sociedad que la tristeza en el rostro de sus niños.El Santo Padre, en su mensaje para el día primero del año, del que ofrecemos un amplio extracto,

pone el dedo en esta llaga dolorida,y anuncia el camino de la esperanza que es capaz de curarla

flictos bélicos y a consecuenciade los mismos. Finalmente, mipensamiento se dirige a los ni-ños sistemáticamente persegui-dos, violentados y eliminadosdurante las llamadas «limpiezasétnicas».

En algunos países del mun-do se ha llegado a obligar a chicosy chicas, incluso muy jóvenes, aprestar servicio en las formacio-nes militares de las partes en lu-cha. Seducidos por la promesa decomida e instrucción escolar, sonconducidos a campamentos ais-lados, donde padecen hambre ymalos tratos, y donde son insti-gados a matar incluso a personasde sus propias poblaciones. Amenudo son enviados comoavanzada para limpiar los cam-pos minados.

El recuerdo de millones deniños asesinados, los ojos tristesde tantos de sus coetáneos quesufren cruelmente, nos invitan aemplear todas las vías posiblespara salvaguardar o restablecerla paz, haciendo cesar los con-flictos y las guerras.

Con anterioridad a la IV Con-ferencia Mundial sobre la Mujer,celebrada en Pekín, invité a lasinstituciones caritativas y educa-tivas católicas a adoptar una es-trategia coordinada y prioritariaen relación con las niñas y las jó-venes, especialmente las más po-bres. Deseo ahora renovar esa lla-mada, extendiéndola de modoparticular a las instituciones y or-ganizaciones católicas que se de-dican a los menores: ayudad a lasniñas que han sufrido a causa dela guerra o de la violencia; ense-ñad a los chicos a reconocer y res-petar la dignidad de la mujer;ayudad a la infancia a redescu-brir la ternura del amor de Dios,que se hizo hombre y que, mu-riendo, dejó al mundo el don desu paz.

VÍCTIMAS INOCENTES

Millones de niños sufren acausa de otras formas de violen-cia; son violencias con frecuenciamenos manifiestas, pero no por

ello menos terribles.La Conferencia In-

ternacional para el De-sarrollo Social, celebra-da este año en Copen-hague, ha señalado larelación entre pobrezay violencia, y los Esta-dos se han comprome-tido a combatir de unmodo más firme la pla-ga de la miseria. Éstasfueron también lasorientaciones surgidasde la precedente Con-ferencia Mundial de laONU, dedicada a losniños. En realidad, lamiseria está en el ori-gen de condiciones deexistencia y de trabajoinhumanas. En algu-nos países hay niños obligados atrabajar a corta edad, maltratados,castigados violentamente, remu-nerados con una paga irrisoria: alno tener manera de hacerse res-petar, son los más fáciles de chan-tajear y explotar.

Otras veces son objeto de com-praventa, para ser utilizados en lamendicidad o, peor aún, para serintroducidos en la prostitución, el

llamado «turismo sexual», fenó-meno absolutamente despreciableque degrada a quien lo practica ytambién a todos los que de algúnmodo lo favorecen. Existen, ade-más, personas que no tienen es-crúpulos en reclutar niños para ac-tividades criminales, especial-mente para el tráfico de drogas.

La violencia sobre los niñosno falta ni siquiera en familias que

viven en condiciones de desaho-go. Sucede a veces que dentro delos mismos muros domésticos, yprecisamente por obra de las per-sonas en las que parecería justoponer plena confianza, los pe-queños sufren prevaricaciones yvejaciones con efectos perjudicia-les para su desarrollo.

Detrás de una apariencia de nor-malidad y serenidad, más convin-

/19mundoNº 4/30-XII-1995

Mujeres y niños huyendo de Vietnam del Sur

Niños palestinos juegan en el campo de refugiados de Gaza

futuro de paz!

cente aún por la abundancia de bie-nes materiales, los niños se ven aveces obligados a crecer en una tris-te soledad, sin una justa y amorosaguía y sin una adecuada formaciónmoral. Abandonados a sí mismos,encuentran habitualmente su prin-cipal punto de referencia en la tele-

visión, cuyos programas presentana menudo modelos de vida irrea-les o corruptos, frente a los que sufrágil discernimiento no es todavíacapaz de reaccionar.

¿Cómo sorprenderse de queuna violencia tan multiforme e in-sidiosa acabe por penetrar tam-

bién en sus jóvenescorazones, cambian-do su natural entu-siasmo en desencan-to o cinismo? De estemodo, persiguiendofalaces ideales, la in-fancia corre el riesgode encontrar amar-gura y humillación,hostilidad y odio, ab-sorbiendo la insatis-facción y el vacío delos que está impreg-nado el ambientecircundante. Las ex-periencias de la in-fancia a veces tienenrepercursiones irre-mediables para elresto de la vida.

Es difícil esperarque los niños sepanun día construir unmundo mejor, cuan-do se ha faltado aldeber preciso de sueducación para lapaz. Ellos tienen ne-cesidad de «apren-der la paz»: es underecho suyo que nopuede ser desaten-dido.

ESPERANZAS DE PAZ

No pretendoceder al pesimismo,ni ignorar los ele-

mentos que invitan a la esperan-za. ¿Cómo no hablar, por ejem-plo, de tantas familias en todo elmundo donde los niños crecenen un ambiente sereno?

Tampoco debe olvidarse lamayor conciencia de la comuni-dad internacional que en estos

últimos años, a pesar de dificul-tades y titubeos, se esfuerza porafrontar con decisión y discer-nimiento los problemas de la in-fancia.

Ayudados y amados conve-nientemente, los niños mismossaben hacerse protagonistas depaz, constructores de un mundofraterno y solidario. Con su en-tusiasmo y con la naturalidad desu entrega, pueden llegar a ser«testigos» y «maestros» de espe-ranza y de paz en beneficio de losmismos adultos. Para no desper-diciar esta potencialidad, es pre-

ciso ofrecer a los niños, con el de-bido respeto de su personalidad,toda oportunidad favorable pa-ra una maduración equilibraday abierta.

Una infancia serena permiti-rá a los niños mirar con confian-za la vida y el mañana. ¡Ay de losque apagan en ellos el ímpetu go-zoso de la esperanza!

ESCUELA DE PAZ

Los pequeños observan eimitan el modo de actuar de losadultos. Aprenden rápidamente elamor y el respeto por los demás;pero asimilan también con pronti-

20/ mundo Nº 4/30-XII-1995

Grupo de niños en el suburbio de Mokattam, en Egipto

Cuatro niños juegan en un cementerio de coches de SarajevoUna mujer lleva a su hijo en brazos mientras recoge su ración de panen el campo de refugiados de Tuzla, Bosnia

LA MUERTE DELIBERADA

DE UN NIÑO CONSTITUYE

UNA DE LAS

MANIFESTACIONES MÁS

DESCONCERTANTES

DEL ECLIPSE DE TODO

RESPETO POR LA VIDA

HUMANA.

tud los venenos de la violencia ydel odio. Por tanto, si la familia esel primer lugar donde se abren almundo, la familia debe ser paraellos la primera escuela de paz.

Al amarse los padres, permi-ten al hijo crecer en un ambientede paz, impregnado de aquelloselementos positivos que consti-tuyen de por sí el verdadero pa-trimonio familiar: estima y aco-gida recíprocas, escucha, partici-pación, gratuidad, perdón. Essobre todo en casa donde, antesincluso que cualquier palabra, lospequeños deben experimentar,en el amor que los rodea, el amorde Dios por ellos, y aprender queÉl quiere paz y comprensión re-cíproca entre todos los seres hu-manos, llamados a formar unaúnica y gran familia.

Pero, además de la educa-ción familiar fundamental, los ni-ños tienen derecho a una especí-fica formación para la paz en laescuela. Es necesario que los ni-ños aprendan la historia de la pazy no sólo la de las guerras gana-das o perdidas.

¡Que se les ofrezcan, por tanto,ejemplos de paz y no de violen-

cia! Que se creen iniciativas edu-cativas adecuadas promoviendocon creatividad vías nuevas, so-bre todo allí donde más acucian-te es la miseria cultural y moral.

Los niños no son una carga

para la sociedad, ni son instru-mentos de ganancia, ni simple-mente personas sin derechos; sonmiembros preciosos de la fami-lia humana.

JESÚS, CAMINO PARA LA PAZ

La paz es don de Dios; pe-ro depende de los hombres aco-gerlo para construir un mundode paz. Ellos podrán hacerlo só-lo si tienen la sencillez de cora-zón de los niños. Éste es uno delos aspectos más profundos yparadójicos del anuncio cristia-no: hacerse pequeño, antes queser una exigencia moral, es unadimensión del misterio de laEncarnación.

En efecto, el Hijo de Dios novino en potencia y gloria, comosucederá al final de los tiempos,sino como niño necesitado y po-bre. Compartiendo enteramentenuestra condición humana, ex-cepto en el pecado, asumió tam-bién la fragilidad y las expectati-vas de futuro propias de la infan-cia. Desde aquel momentodecisivo para la historia de la hu-manidad, despreciar la infanciaes, al mismo tiempo, despreciar aAquél que ha querido manifestarla grandeza de un amor dispues-to a rebajarse y a renunciar a to-da gloria para salvar al hombre.

El Señor nos puso en guardiacontra el riesgo de escandalizara los niños: «Al que escandalice auno de estos pequeños que creenen mí, más vale que le cuelguenal cuello una de esas piedras de

molino que mueven los asnos, yle hundan en lo profundo delmar». Pidió a los discípulos quevolvieran a ser «niños» y, cuan-do ellos intentaron alejar a los pe-queños que le rodeaban, se enfa-dó: «Dejad que los niños vengana mí, porque de los que son co-mo éstos es el Reino de Dios. Yoos aseguro: el que no reciba elReino de Dios como un niño, noentrará en él». De este modo, Je-sús invertía el modo común depensar. Los adultos deben apren-der de los niños los caminos deDios: de su capacidad de con-fianza y de abandono puedenaprender a invocar con justa fa-miliaridad «Abbá, Padre».

Hacerse pequeños comolos niños —confiados total-mente al Padre, revestidos demansedumbre evangélica—,más que un imperativo ético, esun motivo de esperanza. Me di-rijo, pues, con confianza a loshombres y mujeres de buenavoluntad. ¡Unámonos todos pa-ra combatir cualquier forma deviolencia y derrotar la guerra!¡Creemos las condiciones paraque los pequeños puedan reci-bir como herencia de nuestrageneración un mundo más uni-do y solidario!

¡Demos a los niños un futurode paz!

Vaticano, 8 de diciembre de 1995.

/21mundoNº 4/30-XII-1995

Efectos de la bomba atómica en Hiroshima, en 1945

Soldados zaireños vigilan un grupo de refugiados ruandeses en el campo de Katele

Asus 25 años María Cristina Cella, unaitaliana del Norte con la alegría des-bordante de una napolitana, es la mu-

jer más feliz del mundo: tiene dos hijos pre-ciosos, Francesco y Lucia, y un marido dequien está más enamorada que nunca. Desdehace poco tiempo han sabido que un tercerpequeñajo está en camino. El médico con unnudo en la garganta le anuncia un tumor de-vastante en la ingle. No es la primera vez queCristina se las tiene que ver con el cáncer. Porsu mente pasan los recuerdos del tumor quetuvo que combatir, a los 18 años, con una ope-ración y largos meses de quimioterapia.

«¡Estoy encinta! ¡Estoy encinta! ¡Doctor,estoy encinta!», grita como si sintiera ame-nazado el ser que lleva en sus entrañas. Elmédico, con paciencia, le explica que enesos casos la única que puede hacer algo,como ella bien sabe, es la quimioterapia.

Los efectos sobre el bebé serían irreme-diables.

La biografía de María Cristina hasta esemomento era de lo más normal. Conoció aCarlo Morcelli, estando de vacaciones en elpueblo de sus abuelos. Ella tenía 16 años y él19. Cuatro años después de su operación del

22/ santos de ayer y hoy Nº 4/30-XII-1995

CRISTINA CELLA: RENUNCIÓ A LA QUIMIOTERAPIA POR SU HIJO

Prefirió la vida de su hijo María Cristina tenía 25 años. Cuando esperaba a su tercer hijo el médico le descubre un tumor en la ingle. La

quimioterapia podrá acabar con el bebé que espera. Cristina decide no someterse al tratamiento hasta que nazca suhijo. El 22 de octubre muere mártir del amor a sus tres pequeños.

María Cristina con su marido

Nacimiento (detalle). Frontal de altar, procedente de Aviá (s. XIII)

«SABÍA QUE EN LA VIDA

PODÍA DAR MÁS

Y NO PODÍA CONTENTARSE

CON TODO EL BIEN

QUE HASTA ESE MOMENTO

HABÍA HECHO»

sarcoma, que según los médicos había desa-parecido totalmente, el 2 de febrero de 1991,se casaron. Su rasgo más característico erael de vivir las cosas cotidianas de la maneramás extraordinaria, con esa sonrisa conta-giosa que eramás sinceracuanto más fuer-te era su dolor.

Al nacimientode Riccardo le si-guió el calvariode la quimiotera-pia y de las visi-tas a los hospita-les. «El sufri-miento ha sidouna gracia —diceahora su maridoCarlo—. El sufri-miento es unbuen maestro,con el sufrimien-to nos ganamosel Paraíso. Es unalección que heaprendido poco apoco, hace tan só-lo seis o siete me-ses, gracias a Cris-tina. Ella desde elprimer momento ha aceptado el sufrimiento, esmás, lo ha pedido. Sabía que en la vida podíadar más y no podía contentarse con todo elbien que hasta ese momento había hecho».

Una lección que ella misma dejó escrita enuna hoja en su mesilla del hospital con palabrasque esconden una fuerza misteriosa: «Señor,

tú eres tan bueno que has querido llenarmede alegría, y ni siquiera el sufrimiento me esenemigo, porque todo lo que viene de ti no esmás que Bien, Amor... Comienzo a amar esesufrimiento, se está convirtiendo en mi ami-

go, porque me está llevando a ti. Te amo Je-sús. Quisiera gritar a todos este amor, puessiento que tú también me quieres inmensa-mente». Una lección que ha cambiado parasiempre la vida de su marido. «No cambiaríapor nada del mundo lo que ha sucedido, losmomentos de alegría y los momentos de su-

frimiento —afirma Carlo—. Hemos recorridoun camino de fe: hemos comprendido que exis-te una desproporción infinita entre el tiempoque se nos da y la eternidad que nos espera».

El 22 de octubre pasado Cristina murió.Francesco, el hijomayor, vive consu padre. Los dospequeños, Lucíay Riccardo, están,de momento, enel pueblo de losabuelos, hastaque crezcan unpoquito más pa-ra que su padrepueda ocuparsede todos sin des-cuidar su trabajo.Por el momentotienen que con-formarse con pa-sar juntos los fi-nes de semana.Eso sí, hay unacosa que tienenmuy clara: paraellos su madre esla mejor madredel mundo.

Cristina com-prendió ese misterio reservado a unos pocosy que Leon Bloy logró concentrar en la fuerzade una máxima: «No hay más que una tris-teza, la de no ser santos».

Jesús Colina

/23santos de ayer y hoyNº 4/30-XII-1995

Querido Riccardo,

Tienes que saber que no estás aquí por casualidad. El Se-ñor ha querido que tú nacieras a pesar de la cantidad de pro-blemas que había.Tu papá y tu mamá, como te puedes imaginar, no es que es-tuvieran demasiado contentos con la idea de esperar otro ni-ño, ya que Francesco y Lucia eran muy pequeños. Pero, des-de el momento en que supimos que existías, te hemos ama-do y querido con todas nuestras fuerzas.Riccardo, tú eres un don para nosotros.En aquella tarde, en el coche, de regreso al hospital, cuandote moviste por primera vez, parecía que me estabas diciendo:«¡Gracias, mamá, por quererme!»

¿Cómo podríamos no quererte? Tú eres precioso, y cuandote miro y te veo, tan bonito, despierto, simpático... piensoque no hay sufrimiento en el mundo que no valga la pena porun hijo. El Señor ha querido llenarme de alegría: tenemos tresniños estupendos, que, si Él quiere, podrán crecer como Éldesea.Sólo puedo agradecer a Dios por este don que nos ha que-rido hacer a través de nuestros hijos. Sólo Dios sabe quequisiéramos tener más, pero, por ahora, es realmente im-posible.

Cristina24 de septiembre de 1995. Hospital de Marostica.

CARTA DE CRISTINA A RICCARDO

Eres un don para nosotros

Los tres hijos de María Cristina y Carlo: Lucia, Riccardo y Francesco

a curarse del cáncer

Los niños fueron asesinadosa causa de tu nacimiento, ¡Tú que das la vida a todos!Como el Rey Nuestro Señor,Señor de la realeza, había de ser muertoaquel tirano, obrando con perfidia,le ofreció unos rehenes muertos.Y como estaban recubiertos con las señales de su muerte,aquellos rehenes que los de la tierra presentaronrecibieron rango de celestiales.¡Bendito el Rey que los ha ensalzado!

El impuro, que asesinó a los niños,¡cómo iba a descuidarse del Niño!Fue la Justicia divina la que le puso obstáculos,pues creyó que los Magos retornarían a él.Con su retraso, destruyó la posibilidad de cazaral Adorable y a sus adoradores.Todo se le fue de las manos:los dones y los adoradores volarondel tirano hasta el Hijo del Rey.¡Gloria al que sabe cómo hacer las cosas!

Los asesinos segaron en Beléntiernas flores, para que con ellaspereciese la semilla tiernaen la que estaba oculto el pan vivo.Pero la espiga de la vida había huidopara venir a ser una gavilla en la siega.El racimo que huyó de niñose dio a sí mismo a la hora de la medicina,para dar vida a las almas con su vino.¡Gloria a Ti, tesoro de la vida!

Los asesinos entraron al jardínque estaba lleno de jóvenes frutos.Sacudieron e hicieron caer las flores de las ramas,destruyeron los brotes y los capullos.Sin saberlo, el perturbadorofreció unos dones puros.¡Desgracia para él y bendición para ellos!Belén dio frutos tempranos,le entregó frutos vírgenes al Santo.¡Bendito sea El que aceptó las primicias!

24/ raíces Nº 4/30-XII-1995

«Los que no volverán a jugar

La matanza de los inocentes (detalle).Bóveda del Panteón Real de San Isidoro de León (s. XII)

Que la Iglesia celebre una fiesta por la muerte de los seres inocentes, cruelmente asesinados por Herodes en Belén, puede parecer unsarcasmo. Al mundo, desde luego, le resulta escandaloso. Y sin embargo, la Iglesia no deja de celebrar esta fiesta, como tampoco dejade proclamar en la Misa, cuando se trata de un funeral, estas palabras: «Es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte graciassiempre y en todo lugar, Señor Padre santo, Dios todopoderoso y eterno». ¡Pero cómo es posible decir eso! ¿Dar gracias por lamuerte de alguien? ¿También cuando el muerto es un niño inocente? ¡También! Esto sólo es posible porque el amor infinito de Dios,que es más grande y más fuerte que todo el mal del mundo, que es más fuerte que la muerte, se ha hecho carne y ha venido a habitarentre nosotros. Desde que Cristo nació en Belén, ni siquiera el dolor más angustioso y desgarrador es capaz de impedir que demosgracias a Dios, porque todo, hasta la muerte de los seres más inocentes, lo hace concurrir el Señor para nuestro bien. Basta con acogerlo.¿Hay acaso un motivo más grande para dar gracias, para tener esperanza contra toda esperanza, que acoger a Jesucristo? «Vino alos suyos –dice el evangelio de Juan– y los suyos no lo acogieron. Pero a los que lo acogieron –continúa– les dio el ser hijos deDios». Los textos cristianos que ofrecemos a continuación, uno del siglo IV y otro de nuestro siglo, en medio de la desesperanza yel escepticismo reinantes, son una verdadera bocanada de aire fresco

San Efréndel Himno XXIV de la Natividad

Lo que mi hijo dijo una vez:«Dejad que los niños seacerquen a mí», yo —dice

Dios— lo vuelvo a decir, me ha-cen decirlo cada vez (qué com-promiso).

Y mi hijo lo dijo por algunosniños que jugaban y que, tanpronto como fueron bendecidos,le dejaron para volver a jugar. Pe-ro yo lo digo, me hacen decirlo acada niño que ya no volverá a ju-gar más, sino en mi paraíso.

Y eso (qué compromiso) lovuelvo a decir en el oficio de di-funtos, en el que todo desemboca.Al que todo conduce.

«Oficio de difuntos para el en-tierro de un niño». El Celebrantese reviste con una sobrepelliz yuna estola blanca.

Y del mismo modo que el díadel bautismo fue a buscar al niñohasta el umbral de la iglesia, quees el umbral de mi casa, y por tan-to el umbral de la Casa de su Pa-dre, así el día de ese entierro va abuscar al niño en la parroquiahasta la casa de su padre.

Hasta el umbral de la casa desu padre.

Y la Cruz, incluso, la llevanpor delante de ese niño que hamuerto en la parroquia.

Y cuando el cortejo vuelve ha-cia la iglesia, la cruz es llevadapor delante.

La cruz y el sacerdote y el sa-cristán y los niños del coro cami-nan delante.

Y por la calle mayor del pue-blo todo el pueblo.

Toda la parroquia sigue detrás.Los hombres y las mujeres y los niños.Y las mujeres lloran. Y todo es blanco.Y el celebrante canta el viejo salmo del rey

David:«Dichosos los sin mancha en el camino.

Dichosos los inmaculados por el camino».Quedará escrito —dice Dios— que, de tan-

tos santos y de tantos mártires, los únicos queserán realmente blancos, realmente puros; losúnicos que estarán realmente sin mancha se-rán esos desgraciados niños a los que los sol-dados de Herodes degollaron en brazos desu madre.

Oh, santos inocentes, seréis vosotros losúnicos.

Entonces, santos inocentes, seréis vosotroslos puros.

Entonces, santos inocentes, seréis vosotroslos blancos y los sin mancha.

«Bienaventurados los inocentes, los sinmancha por el camino. Yo soy el camino, laverdad y la vida».

Oh, santos inocentes, quedará escrito quevosotros seréis y que vosotros sois:

Los únicos inocentes.Y que incluso Francisco, mi siervo, a vues-

tro lado no es pobre en absoluto.Y que mi siervo san Luis de los franceses,

a vuestro lado, no es nada inocente.Quedará escrito que hay en la vida, y en la

existencia de esta tierra, tal amargura, tal hastío.Tal ingratitud.Tal marchitez.Tal retorcimiento.Tal envejecimiento irrevocable del alma y

del cuerpo.Tal marca, tales arrugas imborrables.Tal atontamiento, que nunca más será des-

pejado.

Tal fiebre que nunca más será refrescada.Tal pendiente, que nunca más será re-

montada.Tal pliegue de memoria, de impotencia pa-

ra olvidar.Tal principio, tal pliegue de herida en la

comisura de los labios:Que las mayores santidades del mundo

no borrarán jamás este pliegue.Y que las mayores santidades del mundo

no valdrán jamás tanto como los labios sinpliegue, las almas sin memoria, los cuerpossin herida de esos grandes santos y de esosgrandes mártires que no salieron del seno desu madre, sino para entrar en el reino de loscielos.

Charles Péguyde El misterio de los santos inocentes

/25raícesNº 4/30-XII-1995

más, sino en mi paraíso»

Algunos comentaristas, cuya ideolo-gía no simpatiza precisamente con elcristianismo, se empeñan en difun-

dir este slogan: «Un Papa así, envejecido yenfermo, es un problema. ¿No sería mejorque presentara su dimisión?» La Iglesia —se permiten aconsejar—, si quiere respon-der a los retos que le plantea una sociedadpostmoderna y secularizada, necesita unguía con fuerza, con empuje,con capacidad de liderazgo. Pe-ro este Papa debilitado, y paraellos «acabado», es un verda-dero problema para la Iglesia.

A la vista de apreciacionessumamente pesimistas, quepueden influir también en elmodo de pensar de muchoscristianos de buena fe, con-vendría hacer algunas refle-xiones.

LA EDAD DEL PAPA

A este Papa le está suce-diendo exactamente lo mismoque a sus 266 antecesores en lasede de san Pedro: está enveje-ciendo. Es ley de vida. Todoslos papas anteriores que supe-raron la edad que tiene el ac-tual Pontífice (el próximo mesde mayo cumplirá 76 años) fue-ron, poco a poco, perdiendo vi-gor, según esa ley inexorableque afecta a todos los seres hu-manos. El Papa de hoy no tie-ne, obviamente, la salud quetenia en 1979, a sus 58 años,aunque muchos hombres másjóvenes quisieran tener la acti-vidad y el vigor que el Papa havenido desarrrollando hastahoy. Pero un papa anciano nonos debe inspirar preocupa-ción, ni mucho menos alarmis-mo; más bien veneración y gra-titud por su admirable servi-cio, a la Iglesia y la humanidadentera, sin distinción de len-guas, razas ni credos.

La enfermedad o debilidad la hemos deentender, especialmente los cristianos, no conlos «criterios del mundo», sino con los delEvangelio, que son los de las Bienaventuran-zas enseñadas por el Maestro. Pero el mundode hoy idolatra la salud, el vigor, el ímpetujuvenil... Para el moderno paganismo la en-fermedad es una rémora, y los enfermos yancianos unos seres inútiles a la sociedad. Sin

embargo, para Jesucristo y parala Iglesia las cosas son bien dis-tintas. El mismo Juan Pablo IInos lo ha recordado muchas ve-ces cuando, en sus viajes o enRoma, se dirige a los enfermos oa los ancianos. En su primerasalida del Vaticano, al día si-guiente de su elección, para vi-sitar en la clínica Gemelli a suamigo el cardenal Deskur, dijo aun numeroso grupo de enfer-mos estas palabras: «Vosotros,los enfermos, sois muy podero-sos: como Jesús en la cruz. Poreso el nuevo Papa quiere apo-yarse en vosotros que partici-páis de modo muy especial dela fuerza de Cristo. ¡Rezad pormí!»

LA DEBILIDAD EN CRISTO

Los criterios de eficacia yde «productividad» en la Iglesiano se pueden medir como en laGeneral Motors. Hay otros va-lores que el mundo materialistay hedonista desconoce, y que tie-nen una fuerza sobrehumana. Elpropio Juan Pablo II ha tenidouna especial experiencia de ellos.El pasado mayo de 1994, al salirde la clínica Gemelli, tras su úl-tima operación a consecuenciade la caída que sufrió el 28 deabril, dijo que había meditadolargamente sobre el sentido pro-fundo de su enfermedad, y aña-dió: «El Papa tiene que sufrir pa-ra acompañar a la Iglesia cuandoentra en el tercer milenio. Debo

26/ desde la fe Nº 4/30-XII-1995

¿ Un Papa acabado?TORMENTA POR UNA GRIPE

Una gripe es una gripe, y un corte de digestión por haber cogido frio lo tiene cualquiera. También el Papa. Las imágenes del Papainterrumpiendo su alocución del día de Navidad han producido una fuerte impresión

en el mundo entero, y han dado ocasión para que, de nuevo, un sector de la prensa internacional presente a Juan Pablo IIcomo un Papa enfermo y acabado. Acentuar el alarmismo de las imágenes es un viejo y conocido método para buscar, en la lógica

decadencia fisica del Papa, señales de debilidad en la Iglesia que él guia.

LA FALTA DE VIGOR FÍSICO

ES SUPLIDA CON CRECES

POR LA FUERZA DE LA ORACIÓN

Y DE LA CRUZ

Momento de indisposición del Papa durante la bendición Urbi et Orbi

llevar a la Iglesia de Cristo altercer milenio con al oración ycon diversas iniciativas, perotambién con el sufrimiento,con el atentado sufrido hacetrece años y con este nuevo sa-crificio». El Papa es plena-mente consciente de que suservicio a la Iglesia y a la Hu-manidad no se realiza tan sólocon viajes maratonianos por elmundo y jornadas extenuan-tes de trabajo en el Vaticano,sino, sobre todo, mediante lafuerza interior de la oración,la participación en la cruz delSeñor, y el trabajo diario con-vertido en oración y en sacri-ficio, siguiendo el camino quele enseñó Aquel de quien es Vi-cario en la tierra.

UN GRAN PONTIFICADO

Va llegando el momentode considerar serena y obje-tivamente la dimensión histórica de este pon-tificado. Casi sin darnos cuenta, hemos sidotestigos de hechos admirables que nos hu-bieran parecido increíbles si nos los hubierananunciado hace unos cuantos años. Hemosvisto con nuestros ojos cómo el Vicario de

Cristo se nos convertía en un misionero iti-nerante que predica el Evangelio por todoslos países de la tierra. Nos hemos pasmadoante la amplitud y profundidad de su ma-gisterio; su defensa de la paz y de los dere-chos humanos allí donde se veían amenaza-

dos, poniendo en peligro supropia vida; su coraje a lahora de defender la institu-ción familiar y la vida de losaún no nacidos ante los ata-ques de los países más ricosdel planeta; su extraordina-rio prestigio internacional re-conocido por los más gran-des y los más humildes de latierra... Este Pontífice verda-deramente ha hechohistoria. Los cristia-nos de este siglo he-mos sentido pro-funda admiraciónante eminenteshombres de la Igle-sia, verdaderos co-losos de la fe, comolos cardenalesWiszynski, Stepi-nac, Mindszenty,Thomasek... El Pa-pa Wojtyla pertene-ce a esa estirpe de gigantes.Con la peculiaridad de quea él le ha correspondido ju-gar un papel mucho más de-cisivo en el ocaso del comu-nismo ateo, enemigo irre-conciliable de la Iglesia, yeso muchos no se lo perdo-nan. Pero no se ha detenidoahí. Ahora libra la batallacontra el otro materialismo:el de los países opulentosque, llevados por su egoís-

mo individualista, están empeñados en di-fundir por el mundo un vacío espiritual quepone en peligro una existencia verdadera-mente humana.

Los cristianos tenemos muchas cosas queagradecer a este Papa. Y ahora que le hemosvisto especialmente cansado y doliente, debe-mos prestarle nuestro apoyo, rezar por él, agra-decerle su tarea gigantesca en favor de la hu-manidad y procurar repasar sus enseñanzas -lasque nos ha dado con su ejemplo y con su pala-bra- e intentar ponerlas en práctica.

Dios quiera que el Papa se restablezca ple-namente de sus últimas dolencias y que aún lequeden muchos años de vida al servicio de laIglesia y de todos los hombres y mujeres delmundo. Pero, como él sabe muy bien, la falta

de vigor físico, que quizás le obligue en ade-lante a recortar parte de su actividad, será su-plida con creces por la fuerza de la oración yde la cruz. El vigor que le llevó a recorrer con ím-petu misionero los cuatro puntos cardinales dela tierra, dará paso a un vigor espiritual aúnmayor que seguirá transmitiendo, mientrasDios lo tenga establecido, las certezas cristia-nas y la pasión por la Nueva Evangelización atodos cuantos quisieran sentirse unidos a él co-mo buenos hijos de la Iglesia.

Pedro de la Herrán

/27desde la feNº 4/30-XII-1995

«EL PAPA TIENE QUE SUFRIR

PARA ACOMPAÑAR A LA IGLESIA

CUANDO ENTRA EN EL TERCER MILENIO.DEBO LLEVAR A LA IGLESIA DE CRISTO

AL TERCER MILENIO. TAMBIÉN

CON EL SUFRIMIENTO»

Durante la audiencia privada, el 14 de diciembre, a la viuda de Isaac Rabin.

El Papa saluda a las 60.000 personas que asistieron a la misa cele-brada el pasado 8 de octubre en Camden Yards, EE. UU.

CINE Y VIDEO

Guía de los estrenos navideños

CINE

Babe, el cerditovaliente.

—Valores de fondo: Ecológica yamable parábola en torno a lacondición humana y la lucha porla vida, con certeras reflexionessobre el sentido de la muerte ysobre la importancia de la soli-daridad, la familia, la amistad y,por supuesto, la valentía.

—Resultado: Una película in-teligente, deliciosa y divertida quegustará también a los adultos.

La llave mágica.—Valores de fondo: Además deelogiar la familia, la amistad in-terracial, el amor a la naturaleza yla lectura, ofrece certeros apun-tes sobre la muerte y sobre la res-ponsabilidad que conlleva el po-der creador del ser humano.

—Resultado: Una estupenda pe-lícula familiar, que actualiza a sumanera los viejos cuentos de hadas.

¡Vaya SantaClaus!

—Valores de fondo: Sus buenasintenciones se desvirtúan nota-blemente por la tramposa y su-perficial desdramatización quehace de los efectos negativos deldivorcio en los hijos.

—Resultado: Una comedialenta, bastante aburrida y muydiscutible en sus mensajes.

El niño invisible.—Valores de fondo: Además delos valores humanos típicos delcine de aventuras, se muestra alpúblico infantil el atractivo de laarqueología y la historia.

—Resultado: A pesar de susdefectos, un film amable y sufi-cientemente entretenido. Es deagradecer el esfuerzo realizado,tanto desde el punto de vista téc-nico como argumental.

VIDEO

El Rey León.—Valores de fondo: Una elogia-ble llamada a la asunción de res-ponsabilidades, frente a la pasi-vidad y el escapismo caracterís-ticos de la sociedad hedonista.

Atractivo retrato de las relacio-nes padres-hijos. Espiritualidadnaturalista, con ciertos elemen-tos que huelen a «nueva era».

—Resultado: Apesar de los ele-mentos discutibles en su conteni-do, quizá la mejor película de losúltimos grandes títulos de Disney.

Celebrandola Navidad.

—Valores de fondo: Amena y

profunda reflexión sobre el ver-dadero sentido cristiano de la Na-vidad que, de paso, refleja muybien la gran riqueza espiritual,musical y artística de la liturgiacatólica.

—Resultado: Una producciónsobresaliente, asequible tambiénal público infantil. Un regalo es-tupendo para pedir a los ReyesMagos.

La PrincesaCisne.

—Valores de fondo: Los típicosde los cuentos de hadas tradicio-nales.

—Resultado: Una película de-liciosa y muy bella.

Casper.—Valores de fondo: Reflexionesinteresantes sobre la muerte, elmás allá, la familia y el sinsentidodel materialismo, desde un pun-to de vista judeo-cristiano.

—Resultado: Una divertida yvistosa película familiar, bastan-te por encima de la media.

Mi amigosecreto.

—Valores de fondo: Además dedestacar numerosos valores hu-manos, explica al público infantil—con naturalidad, amenidad yvisión sobrenatural—, la devo-

28/ desde la fe Nº 4/30-XII-1995

Los buenos aficionados seguimos esperando a que por fin se decidan a distribuir en España La pequeña princesa,esa pequeña joya del cine familiar por la que el mexicano Alfonso Cuarón acaba de ganar el premio al mejor cineasta

de la nueva generación que otorga la Asociación de la Crítica de Los Angeles.Mientras tanto, durante estas fiestas navideñas se han estrenado, en cine y en vídeo, un buen número de películas especialmente destinadas al público infantil y familiar.

Repasamos los títulos más destacados.

infantiles y familiares

ción al ángel custodio desde unaperspectiva católica.

—Resultado: Una película di-vertida y amable, de alto valorpedagógico, sobre todo para unpúblico específicamente infantil.

El Guardiánde las Palabras.

—Valores de fondo: Original elo-gio de la lectura como fuente deenriquecimiento personal. Refle-xiones certeras sobre la valentía yotras virtudes típicas de los librosclásicos.

—Resultado: Una película su-ficientemente entretenida, queacerca a los más jóvenes la riqueza

de la gran literatura de siempre.

Liberada Willy 2.

—Valores de fondo: Además desu exaltación de la ecología,vuelve a destacar —esta vez conmás matices— el valor de laamistad y de las relaciones pa-dres-hijos y entre hermanos.

—Resultado: Una entretenidapelícula familiar de aventurasecológicas.

Astérix enAmérica.

—Valores de fondo: Los típicosdel cómic: amistad, valentía, etc.

—Resultado: Un film digno ydivertido, que se ve con agrado.

Milagro en laciudad.

—Valores de fondo: Su apologíade la familia y del espíritu navi-deño es algo superficial, pero sebasa en una visión de la trascen-dencia del ser humano.

—Resultado: Una bonita yamable película familiar, con el

buen sabor de los films clásicosdel género navideño.

Tod y Toby.—Valores de fondo: Elogio de laamistad interracial y de los de-más valores típicos del cine deaventuras.

—Resultado: Una película en-tretenida que gustará sobre todoa los más pequeños.

La gran familia.—Valores de fondo: Ofrece unavisión divertida, optimista y tras-cendente de la vida y de las fa-milias numerosas.

—Resultado: Una de las pelí-culas españolas más populares,que hace un retrato amable y ma-tizado de toda una época.

El librode la selva.

—Valores de fondo: Se mantie-nen los valores humanos y eco-lógicos de la historia original, ha-ciendo hincapié en su crítica alracismo.

—Resultado: Una entretenidapelícula de aventuras, llena deexotismo y bellos paisajes.

Jerónimo José Martín

/29desde la feNº 4/30-XII-1995

30/ desde la fe Nº 5/6-I-1996

GentesLA CONCIENCIA DELOS MÉDICOS

El diario El Pís, en un edi-torial del 14 de diciembre

daba la noticia de que en An-dalucía, durante 1994 se ha-bían practicado 2334 abor-tos legales, pero que “ningu-no pudo realizarse en loshospitales de la SeguridadSocial porque al parecer noexiste ni un solo especialistamédico que trabaje para laAdministración andaluza queno se haya acogido a la cláu-sula de conciencia”.

El editorialista pide que seregule por ley el derecho ala objeción de conciencia delos médicos. Es decir, que enedeterminados casos no seadmita y se les obl igue apracticar el aborto. Y arguyeque si se regula el derechode la objeción de concienciafrente al servicio militar, ¿porqué no se va a regular tal de-recho frente al aborto?

Hasta este extremo de ca-rencia lógica puede llegar unperiódico con aires de inte-lectual. El servicio militar esuna ley positiva del Estado.un joven podrá presentar suobjeción de conciencia anteella, pero como en cumplir elservicio militar no hay nadacontra la naturaleza, la obje-ción de conciencia puede re-gularse. El aborto consisteen estrangular una vida hu-mana. Eso es contra los de-rechos fundamentales delser humano, contra la natu-raleza y contra la naturalezano vale la ley positiva. Todomédico deberá negarse apracticar el aborto, digan loque quieran las leyes positi-vas.El Estado tiene que res-petar la conciencia de losmédicos y su libertad paradesobedecer leyes injustas,porque hay que dar al Césarlo que es del César, pero hayque dar a Dios lo que es deDios.

Carlos Valverde

La biografía del actual Pontífice que acabade escribir Pedro Miguel Lamet, sacerdo-

te jesuíta, periodista y «especialista en te-mas religiosos de Diario 16» lo toca todo, yno sólo los acontecmientos vitales del Papa,sino también el acontecer doctrinal de la Igle-sia bajo este Pontificado. Está escrita conese estilo del autor representativo de un cier-to tipo de periodismo de éxito fácil.

Un punto negro enturbia ésta que el propioautor define como «biografía analítica», un

punto negro que se va agrandando conformese avanza en su lectura: se trata de algunosrasgos que atribuye Lamet a la personalidad deKarol Wojtila, pero que extiende a su labor co-mo Papa. Dos ejemplos pueden ayudar a en-tender lo que quiero decir: si el Papa apoya laHumanae Vitae, eso se debe, según el autor,a su partícular forma de ver el catolicismo, unaforma polaca, demasiado dominante para unaIglesia que el escritor le gustaría más plura-lista. Igualmente atribuye una importancia de-

JULIÁN MARÍAS, filósofo y escritor: «Se está logrando una despersonali-zación del hombre, lo cual lleva a olvidar también la doble condición, igualy diferente, de la mujer. Esa instalación básica en la condición “sexuada” - nomeramente sexual-, en ser varón o mujer, es el punto de partida desde don-de se proyecta y realiza la vida entera. Por eso la desorientación en esa di-mensión repercute en todo lo demás, y por eso se pone tanto empeño endesorientar “desde ahí” a una porción de la humanidad, si es posible a su con-junto».

LINA MORGAN, actriz: «Yo me tengo que agarrar a mi fe y mis creencias,a mi familia y a mis amigos. Cuando he sido mayor de edad he elegido li-bremente creer. Dios es muy importante en mi vida. Además, creo en todo,porque pienso que es la única manera de poder seguir adelante. No podemosdejarnos arrastrar orque unos cuantos pisoteen las instituciones, la amis-tad, la familia. Todo lo contrario, tenmos que ser más fuertes. Vamos a de-mostrarles que también estamos nosotros, que seguimos creyendo en losvalores morales, en la importacia de los amigos, en el cariño. Muchas vecespienso en que el mundo puede ser mejor si nosotros nos empeñamos enque sea mejor».

RICARD MARÍA CARLES, cardenal-arzobispo de Barcelona, ha escritoen su última carta pastoral que «el hombre, en sus acciones, en su relación conlos demás, en las instituciones que crea, en todas las obras que hace, expre-sa siempre e inevitablemente dónde está su tesoro y dónde está su corazón.Su corazón, es decir, su mirada sobre la realidad y la existencia humana, sumirada sobre sí mismo».

CONTRAPUNTO

LIBROS:

«Hombre y Papa»,de Pedro Miguel Lamet

/31desde la feNº 5/6-I-1996

Lo explican, muy bien en la entradilla a lo que titulan «Cua-tro cuentos de Navidad», que, desde luego de Navidad noson y cuentos... en todo caso muy, pero que muy malos. «Porfin, inevitablemente -escriben- esta noche es Nochebuena ymañana es Navidad». Si por ellos fuera, la Navidad hubieraquedado abolida; pero a pesar de ser los poderosísimos se-ñores de «El País», hay cosas que no pueden. Y ésta es laprincipal de todas. Antes de que llegaranya existía y cuando ellos se hayan ido, laNavidad seguirá en el meollo mismo de loshombres y mujeres de todos los tiempos.

«La Navidad es un cuento», titulan en laportada de su dominical navideño. Bien;pues desde la santa paz navideña y des-de la serena firmeza de la fe no tengo másremedio que decírles: No es verdad. Aquí elúnico cuento son ustedes, queridos y des-pistados señores. Tengan feliz Navidad; to-do lo que puedan. Aunque les moleste has-ta que se reúnan las familias. Claro, claroque las familias -como echa de menos elseñor Gala- no deberían reunirso sólo enNavidad y luego, si te he visto no me acuer-do. Claro, pero ¿tanto le molesta que, almenos estos días, las familias traten de re-cargar las pilas de lo esencial? ¿Es posi-ble que crean en serio que «todo» es men-tira en Navidad? ¿Todo? ¿No son capaces de vislumbrar ni si-quiera un brizna de verdad en medio del barullo y delaturdimiento proclamado de estos días? ¿Por qué no se tomanla molestia de acercarse a un pueblo de la sierra, no digo yaa un convento de clarisas o a una capilla de las misioneras dela Caridad? Se avergonzarían de sus resentimientos mal di-simulados. «Dios nació en vano», añade «Dios marró el gol-pe». ¿No será el señor Gala quien, ni se da cuenta de que sugrito de protesta es toda una búsqueda -despistada pero bús-queda-, más aún, una proclamación? «Esto no es Navidad, na-die cree en ella». Tal vez lo que él llama «esto» no sea Navi-dad, pero ¿está seguro de que se mueve por el terreno ade-

cuado para descrubir la Navidad y comprobar que más quenunca la gente necesita creer en ella? Dése una vueltecitapor las horas extras de tantos jóvenes, que, aunque no se locrea, siguen dándose a los demás y verá la Navidad en susojos. Apéese del orgullo de creer que lo que Vd. ve es lo úni-co que hay. Su miopía, tan importante, da lástima. Casi tan-ta como la del señor Arafat que dice que Belén es el portal del

Estado palestino. ¡Pobriño... con sus pe-queñas conoveniencias políticas! Casi tantocomo que el gobierno cubano prohíba losadornos de Navidad, ese «derroche» quetanto necesita tanta gente y que cuesta lacentésima parte de una de las juergas deCastro.

He leído en algún periódico que en Españaempiezan a proliferar los «antinavideños psi-quiátricos». Resulta, saben ustedes, que laNavidad tiene la virtud de deprimir a muchosseres humanos. Y ¿no será que lo que de-prime y con razón, a tantos seres humanos,es que la Navidad les ayuda a vislumbrar elespíritu del que pasan el resto del año? ¿Noserá que la Navidad nos recuerda a todoscómo somos y cómo tendríamos que ser pa-ra ser felices de verdad?

¿Conque un cuento de Navidad, eh? Si-gan diciendo lo que quieran... Su esfuerzo por destacar lassombras -reales- de nuestra Navidad, es la prueba incontes-table de la realidad irresistible de la LUZ que proyecta el Hi-jo de Dios y de María, que nació en el portal de Belén, va pa-ra dos mil años. Sin LUZ no hay sombras que valgan. Que suhumanísima ansia por salir de las sombras le haga com-prender que su verdad, como toda verdad, es destello de laúnica Verdad. Lástima que no sea cristiana, porque le falta es-peranza, sin la cual, todo es angustia y sombra. Que prontosalgan de ella y vean la luz. Se lo desea de corazón.

Gonzalo de Berceo

terminante a la muerte de la madre delPapa cuando éste era un niño, que mar-ca su «especial actitud hacia la mujer».Habla de «ese gran niño huérfano». Seadvierte en el autro el irreprimible deseode que la Iglesia fuera una democraciamás; y esta obvia confusión en un puntocentral de la fe católica lelleva a una re-lativización del dogma y de la moral dela Iglesia ue no es de recibo en un co-municador católico, sacerdote, y jesuítapor añadidura. Si es verdad, como se leeen el preámbulo, que el autor ha intenta-do «evitar los extremos», no lo ha logra-do. Quien busque los puntos «conflicti-vos» y los tópicos que la opinión públicaal servicio de los grandes intereses lai-cistas atribuye a este Papa no encontra-rá otro libro en el que estén tan sistemá-ticamente reunidos.

Lo que queda más claro en todo ellibro es que el autor no le gusta estePapa, algo más o menos sabido por otraparte. Leyendo el libro, uno aprente quesi en vez de este Papa se hubiera ele-gido a otro, las cosas habrían sido di-ferentes. Seguro que sí, pofrque la gra-cia de Cristo pasa por los hombres queÉl ha elegido. Pero también es seguroque las cosas que habrían cambiado noson las que quisiera el padre Lamet (¿ohay que decir señor Lamet?). Si cadaPapa pudiera cambiar el cristianismo asu medida, ¿dónde está la redenciónde Cristo? Entender esto es vital paraentender que significa que un hombresea Papa. Y Lamet, por lo que se ve,no lo acaba de entender.

Justo Amado

No es verdad

ios te salve, Reina yMadre de misericordia,vida, dulzuray esperanza nuestra;Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;a ti suspiramos, gimiendo y llorando,

en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,y, después de este destierro,muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

Santa María, Madre de Dios

«ALMA REDEMPTORIS MATER»

En el día primero del año la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María, Madre de Dios.No hay mejor puerta que Ella para entrar en el año nuevo que Dios nos concede.

El pueblo cristiano ha acudido siempre a Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra,buscando en Ella refugio y consuelo, y su poderosa intercesión.

La liturgia cristiana, desde la antigüedad, ha consagrado estas cuatro oraciones,que en todos los rincones del mundo, al anochecer, dirige a la Madre de Dios:

alve, Reina de los cielosy Señora de los ángeles;salve raíz; salve puerta,que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,entre todas la más bella;salve, oh hermosa doncella,ruega a Cristo por nosotros.

adre del Redentor,virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropiezay quiere levantarse.

Ante la admiración de cielo y tierra,engendraste a tu santo Creador,y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,y ten piedad de nosotros, pecadores.

«SUB TUUM PRESIDIUM»

ajo tu amparonos acogemos,santa Madre de Dios;no desoigas las súplicasque te dirigimosen nuestras necesidades;

antes bien, líbranos siempre de todo peligro,oh Virgen gloriosa y bendita.

«AVE REGINA CELORUM»

«SALVE REGINA»