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Siglo nuevo Sn 17 Siglo nuevo S Sn n 17 17 L os seres humanos nos comunicamos a través de un lenguaje de sonidos, signos y señales visuales. El lenguaje, por defi- nición, es la cristalización del pensamiento. La comunicación nos per- mite construir nuestra reali- dad, comunicar los propios sentimientos y mantener un lazo de unión y pertenencia con el medio social en donde vivimos. Y gracias a la unión de la imaginación y el lengua- je podemos fabricarnos un mundo mejor o peor del que tenemos. En el terreno personal, el sonido más agradable a nues- tro oído es el de nuestro nom- bre. Con el paso del tiempo -y la llegada de una relación romántica-, el sonido más be- llo es el nombre de nuestra pa- reja, y las mutuas palabras, gestos y señales aumentan o disminuyen la atracción y pa- sión amorosa. Un vocabulario nuevo, propio, hace única a la pareja. Su llamado al amor se en- cubre de señales visuales, sig- nos y palabras que si bien an- te los ojos de los demás tie- nen un significado, para los a- mantes adquieren otro: el de la complicidad. Y llamamos a- mantes a aquéllos que se a- man y desean seguirlo hacien- do, y que lo hacen con fogosi- dad como cuando se tiene mu- cha hambre y lo que se come no termina de saciar. El apetito de los amantes los lleva a la seducción que li- teralmente significa llevar a- parte, ¿a dónde? Pues a don- de el amor alcanza su máxima expresión, a lo íntimo, lo pri- vado, a lo compartido sólo con la pareja, es decir, conducirlo al abrazo que se desea nunca termine... al clímax. PALABRAS Y ACCIONES Las palabras anticipan las ac- ciones, las previenen, las inci- tan. La pareja usa su lenguaje personal erótico para llamar a la seducción haciendo refe- rencia a lo que le es grato: el rostro, el cuerpo, los órganos sexuales, cada rincón de su a- natomía íntima. Una lluvia de palabras ha- ce cada encuentro único, tal y como lo describen los poemas del erotismo en El Jardín Perfu- mado, El Cantar de los Cantares, o los antiquísimos libros del pueblo Indio El Kama Sutra y el Ananga Ranga. Cada postura que se asu- ma para aumentar la pasión, es propuesta por el lenguaje íntimo de los amantes. Su re- pertorio privado constituye su más preciado tesoro, así, cada instante es irrepetible y quien conoce este secreto erótico siempre será anhelado por su amante. El lenguaje del amor da es- pacios para la añoranza. Año-

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Los seres humanos nos comunicamos a través de un lenguaje

de sonidos, signos y señales visuales. El lenguaje, por defi -nición, es la cristalización del pensamiento.

La comunicación nos per-mite construir nuestra reali-dad, comunicar los propios sentimientos y mantener un lazo de unión y pertenencia con el medio social en donde vivimos. Y gracias a la unión de la imaginación y el lengua-je podemos fabricarnos un mundo mejor o peor del que tenemos.

En el terreno personal, el sonido más agradable a nues-tro oído es el de nuestro nom-bre. Con el paso del tiempo

-y la llegada de una relación romántica-, el sonido más be-llo es el nombre de nuestra pa-reja, y las mutuas palabras, gestos y señales aumentan o disminuyen la atracción y pa-sión amorosa. Un vocabulario nuevo, propio, hace única a la pareja.

Su llamado al amor se en- cubre de señales visuales, sig-nos y palabras que si bien an-te los ojos de los demás tie-nen un signifi cado, para los a-mantes adquieren otro: el dela complicidad. Y llamamos a- mantes a aquéllos que se a-man y desean seguirlo hacien-do, y que lo hacen con fogosi-dad como cuando se tiene mu-cha hambre y lo que se come no termina de saciar.

El apetito de los amantes los lleva a la seducción que li- teralmente significa llevar a- parte, ¿a dónde? Pues a don-de el amor alcanza su máxima expresión, a lo íntimo, lo pri-vado, a lo compartido sólo con la pareja, es decir, conducirlo al abrazo que se desea nunca termine... al clímax.

PALABRAS Y ACCIONESLas palabras anticipan las ac-ciones, las previenen, las inci-tan. La pareja usa su lenguaje personal erótico para llamar a la seducción haciendo refe-rencia a lo que le es grato: el rostro, el cuerpo, los órganos sexuales, cada rincón de su a-natomía íntima.

Una lluvia de palabras ha-ce cada encuentro único, tal y como lo describen los poemas del erotismo en El Jardín Perfu-mado, El Cantar de los Cantares, o los antiquísimos libros del pueblo Indio El Kama Sutra y el Ananga Ranga.

Cada postura que se asu-ma para aumentar la pasión,

es propuesta por el lenguaje íntimo de los amantes. Su re-pertorio privado constituye su más preciado tesoro, así, cada instante es irrepetible y quien conoce este secreto erótico siempre será anhelado por su amante.

El lenguaje del amor da es- pacios para la añoranza. Año-