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SIMPATIA POR EL DIABLO 1 A MANERA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE HELÍ MORALES: OTRA HISTORIA DE LA SEXUALIDAD JESÚS NAVA RANERO Resumen: Se aborda la relación de Dios y el diablo como telón de fondo que determina los avatares de otra historia de la sexualidad y de la creación de dispositivos que pretenden someterla y controlarla, se aborda la cuestión del deseo, el goce y el goce Otro-no todo de la posición mujer, y se acude a Lilith a la luz de este Otro goce-no todo. Palabras clave: Goce, goce Otro-no todo, sexualidad, deseo, bien, mal, Dios, diablo, Lilith, hombre, mujer, razón, “no todo”, “más allá”. Introducción En estos tiempos en el que el discurso del amo de los mercados produce deslumbrantes mercancías a las que parece no faltarles nada, destinados a ofrecer la ilusión de colmar la falta, libros como este, que dan lugar a la escritura de la falta, o a lo que la falta hace nombrar, constituyen una abierta dimensión de posibilidad. Agradezco a Helí Morales la falta que hace ver por el lado de lo Otro-no todo a través de su enseñanza y su escritura. Con la intención de hacerlos caer en la tentación de su lectura, he de decir que un libro como este, hace no muchos años, hubiera llevado a su autor y sus lectores a la hoguera; a uno por mostrar, y a los otros por andar deseando saber de este asunto de la sexualidad por el lado de lo irreductible del deseo y el llamado del goce Otro-no todo de la posición mujer. Cada uno de los ensayos de este libro, primero de otros dos a ser escritos en torno a esta Otra historia de la sexualidad, aborda desde diferentes ángulos la cuestión del goce Otro-no todo de la posición femenina y en este territorio anuda su escritura. 1 Parte de este trabajo fue leído en la presentación del libro de Helí Morales “Otra historia de la sexualidad: Ensayos psicoanalíticos”, en la que tuve el honor de participar junto con el Dr. Néstor Braunstein, Daniel Gerber, Marcela Martinelli, Helí Morales, y la coordinadora del evento Monique Zepeda; esto fue realizado el día 3 de mayo del 2012 en el auditorio de la librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica.

Simpatía Por El Diablo

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SIMPATIA POR EL DIABLO1

A MANERA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE HELÍ MORALES: OTRA HISTORIA DE LA SEXUALIDAD

JESÚS NAVA RANERO

Resumen: Se aborda la relación de Dios y el diablo como telón de fondo que determina

los avatares de otra historia de la sexualidad y de la creación de dispositivos que

pretenden someterla y controlarla, se aborda la cuestión del deseo, el goce y el goce

Otro-no todo de la posición mujer, y se acude a Lilith a la luz de este Otro goce-no todo.

Palabras clave: Goce, goce Otro-no todo, sexualidad, deseo, bien, mal, Dios, diablo,

Lilith, hombre, mujer, razón, “no todo”, “más allá”.

Introducción

En estos tiempos en el que el discurso del amo de los mercados produce deslumbrantes

mercancías a las que parece no faltarles nada, destinados a ofrecer la ilusión de colmar

la falta, libros como este, que dan lugar a la escritura de la falta, o a lo que la falta hace

nombrar, constituyen una abierta dimensión de posibilidad. Agradezco a Helí Morales

la falta que hace ver por el lado de lo Otro-no todo a través de su enseñanza y su

escritura.

Con la intención de hacerlos caer en la tentación de su lectura, he de decir que un libro

como este, hace no muchos años, hubiera llevado a su autor y sus lectores a la hoguera;

a uno por mostrar, y a los otros por andar deseando saber de este asunto de la sexualidad

por el lado de lo irreductible del deseo y el llamado del goce Otro-no todo de la posición

mujer.

Cada uno de los ensayos de este libro, primero de otros dos a ser escritos en torno a esta

Otra historia de la sexualidad, aborda desde diferentes ángulos la cuestión del goce

Otro-no todo de la posición femenina y en este territorio anuda su escritura.

                                                            1Parte  de  este  trabajo  fue  leído  en  la  presentación  del  libro  de  Helí Morales  “Otra  historia  de  la sexualidad:  Ensayos  psicoanalíticos”,  en  la  que  tuve  el  honor  de  participar  junto  con  el  Dr.  Néstor Braunstein,  Daniel  Gerber, Marcela Martinelli,  Helí Morales,  y  la  coordinadora  del  evento Monique Zepeda; esto fue realizado el día 3 de mayo del 2012 en el auditorio de  la  librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica.      

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En el tiempo que dispongo para la presentación de esta Otra historia de la sexualidad

intentaré articular una reflexión sobre 3 cuestiones derivadas de su lectura:

En la primera abordaré la relación de Dios y el diablo que, sin ser del todo manifiesta en

este libro, la pienso como el telón de fondo que determina los avatares de esta Otra

historia de la sexualidad, y de la creación de dispositivos que pretenden negar, someter

y tener bajo control las derivas de la sexualidad y el goce Otro-no todo.

La segunda me llevó a pensar la relación de la Iglesia con el deseo y con el goce Otro-

no todo de la posición mujer.

Y en la tercera voy a permitirme hablar del mito hebreo de Lilith y su relación con el

goce Otro-no todo de la posición mujer.

Indico que para presentar esta Otra historia de la sexualidad opté por comentar algo de

de lo que su lectura me hace decir.

Veamos:

Simpatía por el diablo

Una cita del Seminario “Problemas cruciales para el psicoanálisis”.

Hablando de la posición del analista, del saber del otro y de la técnica que hace posible

reunir lo que se rechaza del saber de la sexualidad, Lacan dice:

“La posición del analista es imposible. Es por eso, porque es imposible de decirla en su

identidad, que fluye de ella una suerte de suspenso, de debilidad, de incoherencia

secular en el saber, que es precisamente… donde la certeza del sujeto mismo se

manifiesta como siendo justamente la señal, el test, el residuo de esa falta de saber, por

donde reúne lo que se rechaza del saber del sexo, en lo cual el sujeto se encuentra

suspendido bajo la pura forma de esa falta, el saber como entidad desexuada.” 2

Los filósofos se diferencian de sus hermanos enemigos los teólogos, porque los

teólogos, a diferencia de los filósofos, no han desdeñado inventariar en sus guías de

pecadores todos los arpegios de la carne y hasta han discutido seriamente sobre el sexo

de los ángeles. Entre los requerimientos de la lucha contra el pecado que aleja a los

                                                            2 Lacan Jacques,  http://www.tuanalista.com/Jacques‐Lacan/14527/Seminario‐12‐Problemas‐cruciales‐

para‐el‐psicoanalisis‐pag.176.htm 

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infieles de los fines de lo que nombran Dios, está el sentir cierta curiosidad por los

modos de operar de la sexualidad y sus procedimientos para encarnar como deseo en el

cuerpo. Dirán los teólogos, para combatir al enemigo hay que conocer al enemigo. Estos

policías del cuerpo y el alma, que declaran abiertamente que la sexualidad no va con

ellos, no han desdeñado acercarse a la sexualidad con el propósito de conocerla y

dominarla.

Es probable que hasta antes del surgimiento del psicoanálisis la iglesia haya sido la

única institución que metió el ojo, la oreja y la nariz en los intersticios de la sexualidad,

con la finalidad de producir, sostener e imponer un saber desexuado, contrario al saber

del psicoanálisis que hace saber del residuo de esa falta de saber por la que el sujeto

reúne lo que rechaza del saber del sexo.

Para la institución religiosa intentar saber de la sexualidad resultó un asunto no poco

complicado, porque los sacerdotes supusieron falsamente que al colocarse del lado de la

divinidad estaban a resguardos de las insistencias del deseo y la sexualidad en la cuerpo.

Se sabían y tenían por hijos de Dios, sostenían su origen divino y por supuesto que no

se reconocían como animales transgredidos sujetos a lo humano por la falta.

El deseo que llamaron diablo y la sexualidad que llamaron diabólica, fueron colocados a

distancia como algo externo a ser evitado, como cause y causa de la perdición de los

pecadores en lo inmundo. La sexualidad fue marcada como aquello de lo que tenían que

salvarse con todas las fuerzas de su fe de ser tentados; tentados, se sabe, era decir

sacados del camino que inicia en Dios, conduce a Dios, y termina en Dios.

Entre más querían los teólogos alejarse de la sexualidad más tuvieron que lidiar con

ella; a cada momento, dentro y fuera de sus cuerpos y sus templos, se encontraron con

aquello que nombraron diablo y llamaron diabólico -el mal y lo maligno-. ¿Cómo

ubicarlo? ¿Cómo mantener a distancia lo siendo en ellos también?; la solución,

sabemos, fue inquisitorial: si odias tu cuerpo y las cosas de tu cuerpo lo ganas para la

eternidad; si amas tu cuerpo y las cosas de tu cuerpo lo pierdes para la vida eterna.

El alma, así se hizo saber, como don de Dios puesto en cada uno, debía mantenerse

limpia y protegida por la fuerza espiritual del Espíritu Santo, tambien puesto en cada

uno para que cada uno pudiera ser capaz de emplear su fortaleza en su lucha contra el

deseo, llamado el maligno, y las trampas del maligno, llamadas de la sexualidad.

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De este modo, cada uno de los arrojados a este mundo por la culpa del pecado original,

cometido por la pecadora que arrastró al hombre en su falta, recibía la oportunidad de

retornar al Paraíso de la completud una vez superada la prueba de mantener intacta su

alma de las tentaciones terrenales, del inmundo mundo, y mostrarse digno de la

confianza del Señor.

La bondad del Señor es infinita: las operaciones de la institución

Se dice, se sostiene aún en nuestros días, que el que muere rinde cuentas al Señor, y que

de acuerdo a los matices del alma del difundo por fin cuestionado, accede al Paraíso de

la Completud y la Vida Eterna, se le pone en observación en el vestíbulo, un poco más

acá o más allá, o es arrojado a los infiernos de la corrección.

El infierno, se dice, es un lugar en el que el cuerpo gozante del que es juzgado por

sucumbir a los llamados del goce impío y las seducciones de la herejía, es sometido al

goce imparable de su goce hasta que es reventado por el goce de no poder parar de

gozar; esto es, el infierno es el lugar en el que a uno no le está permitido dejar de gozar,

lugar en donde el goce resulta imposible de ser detenido, en el que uno es sometido al

goce ilimitado de un amo que no para de dejar de gozar sometiendo a gozar a uno; esto

es, lugar del mandato que impone a manera de imperativo Imposible parar de gozar.

Lugar en el que la desmesura del goce de un amo, impone la desmesura del Goce todo.

Lugar del vértigo, lugar de la no contención, lugar del desenfreno imposible de ser

detenido, lugar del Goce y la caída toda.

Si eso que se nombra el Paraíso es el Lugar en donde el goce ni el deseo tienen lugar,

Lugar del no lugar en el que solo Dios manda; el infierno es el lugar de la no elección,

lugar en el que el condenado ocupa el lugar del desecho; se dice “el culo del infierno”, y

las almas, una vez salvadas o liberadas de la impureza corporal que las entrampa,

retornan al punto inmaculado de partida.

Los purificados, luego de ser metafóricamente defecados por ese infernal culo que es el

infierno, no conservan lugar para el deseo, ni la sexualidad, ni, en consecuencia, el

goce, por ello, radicalmente purificados, por el mal a la mala, están en condiciones, sin

haber sido su demanda, de entrar al Paraíso de la Vida Eterna en el que solo Dios

manda ¡La bondad del Señor no tiene límite, la bondad del Señor es infinita!

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Una necesaria observación; los centros de reclusión y rehabilitación que se nombran

infernales, más que dispositivos atribuidos a la maldad del diablo resultan ser

dispositivos que operan bajo la tutela y al servicio de aquel o aquellos que se nombran

Dios o se nombran servidores de los fines de Dios. El infierno, tal como es mostrado, es

un lugar de recuperación del descacarrio, un lugar de “sanación” y “salvación” de

aquellos alejados de los fines de Dios. Parafraseando al filosofo Juan Gabriel “Dios es

bueno a la buena y a la mala es muy malo”. Se dice, a manera de advertencia, ¡No

provoques la ira del señor!

Del sometimiento que se dice espiritual y la pretensión loca de impedir las derivas

del deseo.

“Lo Otro es la vida, lo Uno no es vida, es muerte”

Yuri Kariakin: Una humanidad mortal.

La Institución católica no censura a los desdichados que saturados de goce se tiran a

matar de diversas formas porque vivir les resulta insoportable, o aquellos que se atascan

de goce para soportar el peso de su existencia y la existencia. La Institución católica no

censura el goce de la culpa, el goce del sufrimiento, de la resignación ante el malestar, o

el goce de la perdición, porque ni el goce de la culpa, ni el goce del sufrimiento, de la

resignación ante el malestar, ni el goce de los caídos en el lugar del desecho, le ofrecen

resistencia.

La Institución católica hace un llamado radical a no desear por fuera o más allá de los

límites impuestos en los bordes de lo que las instituciones determinan como lo deseable.

Esto es, el catolicismo llama a la obediencia ciega, a la obediencia sustentada en la fe de

que la obediencia será recompensada. Desobedecer, no afirmarse en los mandatos de la

obediencia ciega, implica renunciar a la recompensa de la vida eterna y al Goce eterno

de la contemplación de la pureza espiritual que se ofrece a cada uno de los bien portados

para después de su muerte.

La Institución católica llama a quienes coloca o se colocan en el lugar de súbditos a no

faltar al amo que coloca en el lugar del Padre; llama a cumplir el mandato del amo y a

aceptar de manera resignada la purificación que produce el sufrimiento de no desear

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nada más allá que lo que el Padre-amo permite desear. El catolicismo llama al súbdito a

aceptar, sin protestar, el deseo del amo, deseo del Padre que se nombra eterno sin dar

lugar al deseo del hijo, Padre-amo que expulsa al hijo que realiza su deseo por el lado

del más allá del deseo del Padre.

Atreverse cada uno a vivir conforme a su deseo por el lado del más allá del deseo del

Padre, y atreverse cada uno a afirmar la singularidad de su existencia, es faltar al Padre

colocado en el lugar del amo, destituir al Padre-amo, apartarse del camino que el amo-

Padre manda, caer en el pecado de la tentación y atreverse a rechazar la completud que

ofrece el pasaje a la Vida eterna después de muerto.

Pero si decimos que la Institución católica llama a cada uno a no desear por el lado del

más allá del deseo del padre, habría que decir que lo que la institución apunta a someter

es aquello irreductible del deseo imposible de ser cedido al amo, esto es, aquello

irreductible que empuja a los sujetos a afirmar la singularidad de su existencia a través

de la creación que causa su deseo.

Se sabe que el deseo no es en el hijo sin el deseo del Padre, sin el Nombre del Padre,

pero también sabemos que a cada uno le es posible, toda vez que acepta la deuda de

pagar por ser, afirma su deseo por el lado del más allá del deseo del padre.

La persistencia irreductible del deseo hace imposible que el deseo pueda ser colmado,

imposible de cumplirse todo y también hace imposible la imposible captura del deseo.

El deseo que persiste en las derivas del deseo es aquello del deseo que la Institución

católica nombra mal, que el catolicismo mal-dice. El potencial persistente del deseo

imposible de ser sometido es aquello de lo Otro-no todo incapturable que la Iglesia

nombra diablo.

Eso Otro-no todo, también llamado diablo, impide que eso que se nombra mal sea

aniquilado.

Mientras persista lo Otro-no todo, que la Institución católica mal-dice, la obra de Dios

está suspendida, es decir, imposible de ser cumplida toda como superación o clausura

de la Historia terrenal no dicha toda, historia por ser y devenir.

El que es tentado por el diablo, lo Otro-no todo, sucumbe al mal, se dice, realiza la obra

del diablo.

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Dios reinó, y por Él el Bien como Absoluto, hasta que el diablo, lo Otro-no todo, causó

la falta original que dio lugar vía la mujer a las tentaciones del maligno y, con ello, a lo

Otro-no todo de la posición femenina.

La llamada lucha contra la tentación y el argumento de liberar al mundo de lo Otro-no

todo y de las tentaciones que produce el llamado de lo diabólico, permitieron al

catolicismo recurrir a cualquier exceso, realizado en el nombre de Dios, para imponer

su poderío.

La escuela del fascismo, incluida la lección de las hogueras que dio lugar a los hornos

crematorios, fue la Institución católica.

Para que el bien logre ser restablecido como un principio absolutamente soberano es

necesario que quienes se rebelen, optando por aquello que se nombra mal, entreguen su

existencia a la Verdad del Bien. El mal sólo concluye con la redención del mal o el cese

de lo real y de lo Otro-no todo, esto es, con el dominio de la Verdad intemporal que

restablece la eternidad acósmica del triunfo del bien sobre el mal. El poema El

sublevado escrito por Baudelaire lo dice del siguiente modo:

Un Ángel furioso se lanza desde el cielo como un águila

agarra con fuerza al sublevado por la cabellera

y sacudiéndolo sentencia: “¡Aprenderás la regla!

(Yo soy tu Ángel bueno, ¿entiendes?) ¡Y lo quiero!

(…)

¡El Amor es de este modo! Sin enviciar tu alma,

aviva tu éxtasis en la gloria de Dios.

¡Es el placer de los encantos perdurables!”

Y el Ángel, que castiga con rigor a quien ama,

con sus grandiosos puños tortura al sublevado;

pero el insumiso sin cesar contesta:

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“¡No quiero!”3

La eternidad acósmica llamada Paraíso da cuenta de un espacio mítico en el que sus

habitantes a los que nada falta se entregan al mandato de lo que debe ser y lo que deben

ser como el fin y la finalidad de su existencia. En el Paraíso se dice no hay lugar para la

muerte causada por la pérdida de completud ni para el devenir de lo Otro-no todo que

desmiente y cuestiona al Otro como completud.

A diferencia del espacio acósmico, el espacio cósmico, gestado por la pérdida de

completud, se caracteriza porque en él la certeza de la incompletud es constitutiva y la

experiencia que recrea posible. No es un espacio a/cavado sino abierto a la

temporalidad, un espacio que deviene, es histórico, es siendo y la apuesta a derivar a

través del amor como acto de creación, revelación e iluminación, metiendo el cuerpo, es

permanente.

En el espacio cósmico, lugar Otro-no todo, el ser es un proyecto que deviene ser siendo

a través de la apuesta que realiza su ser e “incendia” su “alma”; lo Otro es lo que es, lo

Otro-no todo devine de lo sido, de lo que viene siendo y lo que está por ser.

El poema de Vennberg Karl, Tienes que defender tu vida, lo dice del siguiente modo:

(…)

Allí donde se yerguen las visiones

sólo para caer chisporroteado,

allí donde se derrumban los caballos blancos

y los dolores te tienden trampas;

en lo más profundo del fuego

donde se ataja el susurrante vuelo

y donde muere el roano caído,

                                                            3Baudelaire  Charles,  El  rebelde,  en,  Leyva  José  Ángel  (compilador),  “Poemas  de  ángeles  caídos”, 

colección poesía en el andén, Ed. ,Alforja,2006, México,pág,26 (fragmento).     

Page 9: Simpatía Por El Diablo

en lo más profundo del fuego

tienes que defender tu vida.

Allí donde se ciñe la superficie del mar

como una mortaja de ceda

en torno a los rayos mortecinos de la luz del día,

entre rejas y urnas

donde el frío saca estrujándolos

el oído de tu oreja

la vista de tu ojo,

en lo más profundo del abismo

tienes que defender tu vida.

En lo más profundo del abismo

en lo más profundo del fuego.

Eres parte de las tinieblas

y de la flor otoñal de los mares,

eres parte del fuego y del roano

caído de la primavera,

pero hasta en la línea de la muerte

la exigencia es una

y una la elección:

tú mismo tinieblas, fuego y abismo,

Page 10: Simpatía Por El Diablo

tienes que defender tu vida

en el abismo, el fuego y las tinieblas

junto al dolor rezumante

del troco cortado

tienes que defender tu vida.4

Con la mujer que Lilith hizo ver algo que no era comenzó a ser

La mujer de la Creación descrita en el Génesis, en el momento en el que Dios creó al

Hombre, como hombre y mujer, no es Eva es Lilith. Eva aparece en un momento

secundario, luego de que, sin que se dé cuenta de los motivos que ausentaron a la mujer

que al hombre falta, Dios se percata de que el hombre está solo y de que necesita, sin

que el hombre al que la mujer le falta establezca la demanda, “una ayuda semejante al

él”. El texto dice: “Díjose Yahveh Dios: No es bueno que el hombre esté sólo; haréle

una ayuda semejante a él” 5

“Lilith, cuenta la leyenda, fue la primera mujer de Adán. A su belleza

incomparablemente superior a la de Eva, se sumaba el hecho de haber sido creada

absolutamente como un ser igual a Adán: de tierra. Ese rasgo de igualdad, motivo de su

separación y huída, la lleva a no aceptar la relación amorosa en una única posición (y al

servicio de un fin específico). Cuando solicita a su compañero invertir las posiciones en

la cópula, Lilith va más allá de lo previsto por su creador. Lilith deberá aceptar su lugar

subordinado, copular con su hombre desde abajo, nunca encima de él. Pero Lilith no

acepta la imposición de mirar siempre desde un mismo lugar y hacia un mismo lugar, de

mirar sólo hacia arriba, por eso pasa al acto que realiza su deseo; sabe que su lugar está

en otra parte, que la otra cara del paraíso la espera y, sobre todo, se sabe poderosa: Dios

mismo, al crearla, le ha otorgado ese poder al rebelarle su nombre. Entonces ella

                                                            4Vennberg  Karl,  Tienes  que  defender  tu  vida;  en Ángel  José  Leyva  (compilador)  “Poemas  de  ángeles 

caídos”, colección poesía en el andén, Ed. Alforja, 2006, México, pág. 40‐41 (fragmento). 5 Biblia, Bober José,  Cantera Burgos Francisco, versión critica sobre los textos hebreo y griego, Biblioteca de autores cristianos Madrid,1961. pág.31 

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pronuncia el nombre inefable y con ello libera al mundo de las ataduras (límites) del

conocimiento y la imaginación, pone punto final a la inocencia.”6

Con Lilith se establece una ya vieja tradición occidental que consiste en hacer callar o

en hacer imposible, cuando no impensable, la insistencia de un goce Otro que Lacan

intentó captar mediante la noción de un goce Otro “no-todo”. Este goce Otro-no todo

femenino, no pulsa la demanda de tenerlo todo que produce la ilusión de que es posible

borrar la falta, goce todo, goce del amo, goce fálico que en cada uno y cada una no cesa

de insistir, este goce otro “no todo” de la posición mujer sostiene la deriva pulsada por

la falta que engendra la creación. La expresión “más allá del padre” confirma la

presencia en ausencia de una otra dimensión de posibilidad inacabada, que no cesa de

insistir y persistir, otra dimensión por la que cada sujeto, que asume el costo del llamado

a ser, confirma el devenir de su deseo imposible de ser colmado y la imposibilidad

radical de ser sin falta.

Dios-bien-hombre; demonio-mal-mujer

Para los enemigos de lo que se nombra el mal el hombre es obra de Dios y portador del

bien engendrador de la razón; la razón, luz de Dios, es tenida como garante del bien y

del triunfo del bien sobre el mal. La mujer es equiparada al demonio y el demonio a lo

que engendra el mal; la mujer, se dice, es enemiga de la razón: la esclaviza, la pierde, la

borra, la niega, la pervierte, la hace caer. Por ello, para que la obra del hombre portador

de la razón pueda ser realizada, el mal, la mujer, y todo aquello que cuestiona la

soberanía de la razón, han de ser sometido y controlado.

Al afirmar la singularidad de su existencia y decidir vivir conforme a su deseo la mujer

establece el mundo cósmico, esto es, produce la gesta de este mundo en el que cada uno

por doquier que el goce-Otro-no todo, más allá, le insista, persista en escribir su nombre

propio y en vivir conforme a su deseo.

Lilith abierta y expresamente se autoexilia, toma su propio camino; elije el Otro lado de

la creación; el exilio como caída; no la luminosidad del Edén, sino el camino que se

nombra mal, el Otro-no todo, el mundo cósmico. La mujer decide realizar la historia

incluyendo el cuerpo y asumir el precio de su pagar por ser.

                                                            6 Cohen Esther; La palabra inconclusa: Ensayos sobre cábala, México, Ed. Taurus, 1994, pág. 97 

Page 12: Simpatía Por El Diablo

Vivir cuesta, cuando no la muerte o el destierro a las islas de la segregación, la dignidad

del autoexilio que resguarda el goce Otro-no todo, de la posición mujer, de la

aniquilación diagnosticada en nombre de Dios, la Ley, la Ciencia, el Bien, la Salud, la

Normalidad, la Heterosexualidad, la Falocidad, la Revolución, la Economía de

Mercado, la preservación del Patriarcado o cualquier otro imperativo incluyendo el

Feminismo de la tenencia fálica y el Otro todo del goce fálico.

“El goce Otro no se designa en el género femenino. El goce Otro es ese goce que

disiente del goce fálico, que está más allá de él. Es un goce que atañe al no-todo de la

universalidad del goce fálico. Se trata de los llamados hombres o las llamadas mujeres,

el goce Otro es heterogéneo a ambos sexos. Es un goce Otro en relación con el fálico

universalista.”7

De un goce Otro- no todo de la posición mujer

El maligno Otro no todo más allá, tenido como aquello que retorna causado por la

ausencia radical del Paraíso perdido, no cesa de insistir a través del llamado Otro-no

todo del goce femenino; irse al cielo, prenderse, elevarse, venirse, extasiarse, son

algunas de las expresiones que intentan decirlo.

“El deseo, se sabe, se vincula con la ley. Sólo se desea lo prohibido. La ley es en su

naturaleza de orden simbólico, es decir, atañe al significante y al lenguaje. El goce se

especifica en otro orden, en el de lo real. El goce tiene que ver con ese objeto que se

pierde en tanto irrecuperable por la significación significante. El goce operado en el

extravío del objeto, tiene que ver con la perdida experimentada en lo real. Más radical:

el goce es la erotización de la pérdida. Caída que insiste una y otra vez.”8

Un goce Otro-no todo, goce que arroba, que pone fuera de sí, goce que eleva, goce que

extasía, goce místico, goce de los sentidos, goce erótico, goce sensual, goce del

cuerpo… única posibilidad real de hacer “decir-saber-sentir” de ese Otro-no todo, más

allá, que embriaga hasta engendrar estrellas danzarinas.

                                                            7Morales Helí, Otra historia de  la sexualidad: ensayos psicoanalíticos, Ed., Palabras al vuelo y Ediciones 

de la noche, México, 2012, pág. 114 8 Ibid, pág. 31 

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Un goce Otro-no todo, más allá, que la rigurosa y sistematizada teorización científica,

legal y religiosa, que indaga, calcula, pesa, mide, encuadra, delimita, inspecciona, para

someter y controlar, no pueden saber, ni calcular, ni controlar, ni someter.

Este Otro goce, goce Otro-no todo, esta otra manera de gozar de la posición mujer, este

llamado del goce Otro-no todo femenino, no cesa de insistir y retornar, más allá y por

fuera del sistema de significaciones legal, religiosa y científicamente establecido, y a su

vez, legal, religiosa y científicamente perfeccionado.

Ante este Otro-no todo, toda posibilidad de hacer saber para controlar, someter sus

cantidades o prevenir sus rutas, adelgazan hasta desaparecer. Dice Helí Morales:

“El Otro, en la obra de Lacan, aparece de distintas maneras y con diversas funciones:

como territorio de la verdad, el espacio de la palabra, el tesoro de significantes, el

espacio de la ley; como el lugar del inconsciente. En todos estos casos estamos ante

funciones enmarcadas dentro del orden simbólico. En el goce Otro, el no-saber y el

éxtasis, estamos en otro país. El país de Otro-no todo. Esto tiene repercusiones en el

campo doctrinal, político y social. La inclusión del goce Otro atenta contra el concepto

mismo del Otro en el campo del lenguaje. Con ello el goce que atañe a la posición mujer

de los seres hablantes agujera el logos. Lo radical estriba en que la ley simbólica, la

cinética significante y la verdad del Otro, en tanto red del lenguaje, se muestran

abrumados, fallidos e incompletos ante la posibilidad de definir este Otro goce. Sí, el

Otro por fin cuestionado.”9

Del llamado del diablo

El diablo, aquello que se nombra diablo, sabemos, mitológicamente, causó la falta,

gestó lo Otro-no todo, más allá, del Paraíso de la Completud; el diablo, espíritu del mal,

el Otro del Espíritu Santo, es la encarnación, metafóricamente hablando, de la falta que

falta a la Verdad de Dios; el diablo es el portador de lo Otro-no todo, más allá, presente

y ausente, imposible de ser nombrado; goce Otro, Otro-no todo, que hace de toda

apuesta a retornar a lo Uno un acto fallido.

El diablo es lo que retorna, lo que no cesa de insistir; lo diabólico lo que tienta y hace

arder, lo que llama el llamado a ofrecerse caído en tentación y elevación; el diablo da

                                                            9Ibid, pág. 93 

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lugar a las revelaciones, a las iluminaciones, a los destellos, a las trascendencias de la

carne y de lo corporal, a las causas y los causes del cuerpo y el amor en acto.

El diablo es la causa de eso Otro-no todo, más allá, que da lugar al cuerpo y a la “cosas”

que transcurren e insisten en lo real que se dice de la carne y de lo corporal.

Si el deseo llamado el diablo y la sexualidad llamada diabólica, son repudiados por el

amo colocado en el lugar de Dios, es porque el diablo y lo diabólico incendian el

llamado que nos llama a hacer arder la ley de lo Otro-no todo, más allá, de la

segregación que excluye y castra, y pretende hacer del cuerpo una maquina al ser-vicio

de la producción de hijos y de capital.

Los llamados del diablo y lo diabólico atizan en cada uno a hacer arder la ley del goce

Otro-no todo de la posición mujer, más allá, por el lado de los inacabados territorios a

inventarse y reinventarse siempre, y siempre en acto, de las derivas del placer del acto

amoroso del acto creador y recreador.

El psicoanálisis es uno de los territorios donde el diablo y lo diabólico, en sus causas y

causes, encuentran la manera de hacerse decir. Tal que se podría sostener que en el

fondo uno va a análisis a hacerse saber del propio diablo y del propio universo

diabólico.

Si el diablo tuviera infiernos seria para aquellos que una vez que fueron tentados por lo

diabólico acuden a pedir perdón a Dios; para aquellos tentados por el diablo que hacen

cola en la fila del arrepentimiento para volver a caer en tentación; el infierno seria para

los reculeros que, como dice Helí Morales, reculan ante a su deseo, para los que de cara

frente a la elección que implica su deseo deciden estar bien con Dios y con el diablo,

para los que dicen que sí pero dicen que no, para los que pretenden esconder lo que

salta a la vista, para los que se instalan en la doble moral; en síntesis, para los que

temen ser arrojados al infierno por, miren que palabra, faltar a Dios.

A manera de cierre

En el Seminario El sinthome, Lacan dice:

“Aquí esta. Todo lo que les cuento es apenas razonable. Por eso está plagado de riesgos

de equivocarse, como toda la historia lo prueba. Nunca se hizo otra cosa. Si corro los

mismos riesgos, es más bien porque pretendo prepararlos para algo distinto que podría

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decirles, intentando hacer una folisofia, si puedo decir así, menos siniestra que el libro

llamado de La Sabiduría, en la Biblia, aunque después de todo es lo que mejor se puede

hacer para fundar la sabiduría sobre la falta, que es la única fundación posible.

Verdaderamente, no está nada mal, es imperdible. Vuelvo a recomendarles su lectura,

que es sobria y del mejor tono.

Los católicos no suelen realizar esta lectura. Puede decirse incluso que el catolicismo ha

consistido durante siglos en impedir a sus seguidores leer la Biblia.

¿Llegaré a comunicarles –haría falta que no sea solamente un sueño- lo que se llamaría

un fragmento de real- en el sentido propio de la palabra fragmento, que hace poco

aclaré?

Por ahora, puede decirse que Freud mismo no hizo más que lo razonable, y que esto me

quita toda esperanza. No es sin embargo una razón, no para que lo espere, sino para que

lo haga realmente un día.

Ya es suficiente por hoy. Hay que reír de tiempo en tiempo.”10

                                                            10Jacques Lacan, Seminario 23: El sinthome, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006, pág.126. 

 

Bibliografía complementaria

Butler Yeats, Ideas sobre el bien y el mal, Ed, La fontana Mayor, colección crítica

literaria, 1975, España.

Freud, S. (1912). Tótem y Tabú. Ed. Amorrortu: O.C., Tomo XIII, 1976, Buenos Aires.

Lacan Jacques, Seminario 18, De un discurso que no fuera del semblante, Ed. Paidos

2009. Buenos Aires

Lacan, J. Seminario 20. Aun. Ed.Coedición Ateneo de Caracas-Paidos, 1981, Buenos

Aires.

Morales Helí, Otra historia de la sexualidad, ensayos psicoanalíticos, Ed., Palabras en

vuelo y Ediciones de la noche 2011, México.

Villeneuve Roland, El universo diabólico, Ed., Felmar, colección Abraxas, 1975,

España.

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