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Avicena (su vida) Intelectual de gran prestigio en la historia de la filosofía y de la historia de la medicina. Genio precoz, memorizo el Corán a los 10 años En su adolescencia se enamora de la filosofía A los 18 años experto en Medicina, por ello se convierte en el médico del sultán de Bujará quien le abrirá las puertas de su biblioteca y se convertirá ahí en gran estudioso Su padre empleado de administración pública A sus 22 años le fallece su padre y se convierte en heredero de la familia Sus obras son el puente entre oriente y occidente Uno de los más destacados en filosofía islámica Gran repercusión en su filosofía del conflicto entre chiítas y sunitas. Sobre los sucesores (califas) de Mahoma y los que ejerzan la función de imánes. En sus orígenes los chiítas fueron muy conservadores. Sin embargo, en el siglo X se difundió rápidamente la creencia en que las verdades reveladas debían comprenderse y defenderse a través de la kalām o teología. Este saber echaba mano de una rama de la ciencia lógica de los griegos, a saber, la dialéctica. El padre de Avicena solía discutir con algunos amigos chiítas. Las temáticas que abordaban, serían de sumo interés para Avicena, especialmente las naturalezas del alma y del intelecto. Avicena será un personaje indispensable para comprender las relaciones entre fe y razón en el seno del chiísmo. Estudió la Isagogē de Porfirio. posteriormente, estudiaría el corpus aristotélico y a varios de sus comentadores. Reducía cada argumento a sus premisas constitutivas con el fin de corregir los silogismos y someter sus conclusiones a prueba. Avicena redactó varias obras. Uno de los estudiosos más reconocidos de su filosofía, Badawi, ha reunido cerca de 275 que podrían atribuírsele, relacionados con la ciencia médica, la religión, la filosofía y hasta con la angelología y la mística. Su principal obra médica: Libro del Canon de Medicina. Este trabajo se estudió detalladamente en la Edad Media. La traducción elaborada por Gerardo de Cremona sería el texto base en las Escuelas de Medicina durante el siglo XIII. Su monumental obra filosófica: Libro de la curación (Kitāb al- Shifā), verdadero compendio filosófico, abarca la ciencia física, la metafísica y la lógica, y cuyas versiones latinas fueron muy aprovechables gracias a personajes como Domingo Gundisalvo, Miguel Escoto y Juan Hispano. Pudiera pasar como autor religioso puesto que el Libro de las orientaciones y advertencias, la Epístola del pájaro o el Relato de

Sintesis Avicena

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Page 1: Sintesis Avicena

Avicena (su vida)

Intelectual de gran prestigio en la historia de la filosofía y de la historia de la medicina. Genio precoz, memorizo el Corán a los 10 años En su adolescencia se enamora de la filosofía A los 18 años experto en Medicina, por ello se convierte en el médico del sultán de Bujará

quien le abrirá las puertas de su biblioteca y se convertirá ahí en gran estudioso Su padre empleado de administración pública A sus 22 años le fallece su padre y se convierte en heredero de la familia Sus obras son el puente entre oriente y occidente Uno de los más destacados en filosofía islámica Gran repercusión en su filosofía del conflicto entre chiítas y sunitas. Sobre los sucesores

(califas) de Mahoma y los que ejerzan la función de imánes. En sus orígenes los chiítas fueron muy conservadores. Sin embargo, en el siglo X se

difundió rápidamente la creencia en que las verdades reveladas debían comprenderse y defenderse a través de la kalām o teología. Este saber echaba mano de una rama de la ciencia lógica de los griegos, a saber, la dialéctica.

El padre de Avicena solía discutir con algunos amigos chiítas. Las temáticas que abordaban, serían de sumo interés para Avicena, especialmente las naturalezas del alma y del intelecto.

Avicena será un personaje indispensable para comprender las relaciones entre fe y razón en el seno del chiísmo.

Estudió la Isagogē de Porfirio. posteriormente, estudiaría el corpus aristotélico y a varios de sus comentadores. Reducía cada argumento a sus premisas constitutivas con el fin de corregir los silogismos y someter sus conclusiones a prueba.

Avicena redactó varias obras. Uno de los estudiosos más reconocidos de su filosofía, Badawi, ha reunido cerca de 275 que podrían atribuírsele, relacionados con la ciencia médica, la religión, la filosofía y hasta con la angelología y la mística.

Su principal obra médica: Libro del Canon de Medicina. Este trabajo se estudió detalladamente en la Edad Media. La traducción elaborada por Gerardo de Cremona sería el texto base en las Escuelas de Medicina durante el siglo XIII.

Su monumental obra filosófica: Libro de la curación (Kitāb al-Shifā), verdadero compendio filosófico, abarca la ciencia física, la metafísica y la lógica, y cuyas versiones latinas fueron muy aprovechables gracias a personajes como Domingo Gundisalvo, Miguel Escoto y Juan Hispano.

Pudiera pasar como autor religioso puesto que el Libro de las orientaciones y advertencias, la Epístola del pájaro o el Relato de Salāmān y Absāl, están escritas con un estilo metafórico que fácilmente hace pensar en lecturas espirituales. Sin embargo los especialistas coinciden en que Avicena está presentando su filosofía con un lenguaje distinto.

Avicena (su filosofía)

Filosofía: es «informar acerca de las verdades de todas las cosas en la medida de lo posible al hombre».

Divide entre: Filosofía teórica – Filosofía práctica. «las cosas existentes,

o o bien existen sin depender de nuestra voluntad ni de nuestra actividad, o o bien existen por nuestra voluntad y actividad.

El fin de la filosofía teórica: perfeccionar al alma por el mero conocer; El fin de la filosofía práctica es perfeccionar al alma, no por el mero conocer, sino conocer

lo que hay que hacer y hacerlo.

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Por tanto, el fin de la teórica es adquirir una opinión que no es práctica, mientras que el fin de la práctica es conocer una opinión que es práctica».

Retoma la división aristotélica de las ciencias en teóricas y prácticas. Las primeras son la Filosofía primera o Ciencia divina, las Matemáticas y la Física; éstas

se ocupan del conocimiento verdadero de la realidad. Las segundas son la Ética, la Económica y la Política; éstas se ocupan de las acciones

humanas y, en concreto, de las acciones buenas y virtuosas. Le da importancia a la lógica como un saber instrumental de toda ciencia. Avicena piensa que la Filosofía primera es la ciencia más noble y elevada de todas, y ésta

comprende la Metafísica y la Teología, teniendo ambas como tema capital el ser. La ciencia más noble, la Teología, tiene un papel definitivo porque se encarga de estudio al

Ser absolutamente necesario, trascendente y causa de todos los demás seres. Existe en Avicena una distinción entre los seres necesarios y los seres contingentes. En otras palabras, uno es el Ser que estudia la Teología (el ser necesario), y otro el que

estudia el resto de las ciencias (el ser contingente o creado). Para Avicena, es pertinente distinguir entre Teología y Metafísica. Ambas forman parte de

la Filosofía Primera. Sin embargo, la Metafísica estudia propiamente a la sustancia inmaterial, los primeros principios y el ser en tanto que ser.

Avicena se refirió a la Matemática como una ciencia que se ocupa de los seres que existen en la materia pero pueden ser abstraídos de ésta. La Física, en cambio, se ocupa de los seres materiales y, como tal, se ocupa de los seres que no pueden existir sin materia.

Avicena (La Lógica)

Influido por estoicos, peripatéticos y neoplatónicos. Comentarios generalmente a los tratados de lógicos de Aristóteles El tema lógico aparece a lo largo de todas sus obras. La lógica es un saber instrumental o propedéutico de la filosofía: «[la lógica] no es más que

una parte de la filosofía; pero en tanto que es útil para ello, será tenida por instrumento en la filosofía. Y si la filosofía se ocupa de toda investigación teórica y desde cualquier aspecto, esta ciencia será parte de la filosofía e instrumento para las otras partes de la filosofía.

La lógica le sirvió para discernir los juicios verdaderos de los falsos, y los conceptos válidos de los inválidos.

El lógico no necesita hacerse cargo, según Avicena, de la naturaleza de las cosas o del modo en que existen. La lógica solamente se ocupa de los “objetos mentales”, es decir, de los conceptos y los juicios.

El lógico no se ocupa pues de la descripción de determinado objeto existente sino se ocupa de éste en tanto que puede fungir como sujeto o predicado de un juicio, en tanto que es individual o universal, esencial o particular.

Avicena focaliza sus estudios sobre lógica en dos nociones: el concepto (awwirtas) y el asentimiento (īqtasd).

Los conceptos sirven para definir y conocer la esencia de las cosas. La noción de asentimiento se refiere al conocimiento que podemos obtener a través del

método silogístico. El aporte de la lógica: las definiciones y los silogismos. Avicena recuerda que las premisas del silogismo demostrativo son verdaderas y

universales; que la dialéctica utiliza como premisas las opiniones más aceptadas. Pero el silogismo demostrativo y el dialéctico no son los únicos que existen. Se suman el

retórico y el poético. Estos dos últimos convencen generando efectos emocionales o bien, mediante

elocuciones persuasivas (retórica) o a través de representaciones atractivas sugeridas a la imaginación (poética)

Cada uno de estos modos argumentativos genera un “estado mental” distinto: o la demostración conduce a la certeza;

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o la dialéctica a la opinión fuerte; o la retórica y poética, el estado mental de estas dos artes no puede denominarse

“convicción”, pero con ellas se alcanza “cierto asentimiento”.

Avicena (Metafísica y Cosmología)

El Ser necesario contrasta con el resto de los seres que no son necesarios sino contingentes.

La distinción entre Ser necesario y ser contingente es fundamental para comprender su: o planteamiento metafísico y cosmológicoo diferencia entre esencia y existencia (reaparecerá en Maimonides y Tomas de

Aquino) Punto de partida de la metafísica Aviceniana la descripción del ser necesario: «Decimos: el

ser necesario no puede tener una esencia a la que la necesidad de ser le acompañe, sino que hemos de decir que el ser necesario es el que se entiende a sí mismo como ser necesario»

El ser necesario es, pues, Dios. Según Avicena, Dios es simplísimo, perfectísimo, inmutable e inefable. Sujetándose a la tradición islámica en la que un principio básico es la unidad y unicidad de Dios, Avicena defiende, también, que es Uno, único y, por lo tanto, en Él es imposible la multiplicidad. Otra característica del ser necesario es que en Él la esencia y la existencia se identifican: Dios no puede concebirse a sí mismo de otra manera más que existiendo.

Su noción de ser: algo que reconocemos intuitiva y directamente desde que nos preguntamos el qué de las cosas.

Es una noción que está implicada con nuestro conocimiento y que sale a relucir de manera inmediata cuando nos percibimos a nosotros mismos y al mundo.

La noción del ser no debe identificarse exclusivamente con los entes sensibles. También se habla del ser cuando nos referimos a cosas que son sólo inteligibles puros o también cuando aludimos a la esencia de las cosas al margen de su existencia.

Por lo tanto, el ser es un concepto primario que sale a relucir, o cuando el ser humano se percibe a sí mismo como algo existente o cuando aprehende los seres del mundo empírico. Sin embargo, no se identifica ni con uno ni con otro de manera absoluta. El ser es lo más común a todas las cosas existentes y, en ese sentido, es ininteligible en sí mismo.

Cuando intentamos analizar cuidadosamente cualquier ser que conocemos, descubrimos que existe y que posee una esencia. Éstas, esencia y existencia, pueden ser idénticas —como sucede en el caso de Dios— o pueden ser distintas, tal como sucede en el caso de los seres contingentes.

He aquí la división aviceniana del ser necesario y contingente: «El ser necesario es aquel que, si se supone no existente, implica contradicción. El ser posible es aquel que puede suponerse como no existente o existente sin implicar contradicción. El ser necesario es de existencia indispensable, mientras que el ser posible es el que no tiene en sí necesidad de ninguna manera, es decir, ni para existir ni para no existir»

La noción de “necesidad” está relacionada con la de “posibilidad” y con la de “imposibilidad”. Estas tres nociones son categorías modales de la lógica y lo que hará Avicena es trasladarlas de un plano lógico a uno metafísico. Pasará a la historia como el primero en haber hecho tal traslación.

En resumen, el ser o es necesario o posible. No puede darse un ser imposible porque nuestra mente no puede concebir lo imposible. El ser necesario no puede ser imposible. El posible puede existir o no existir y, para existir, necesita de una causa externa.

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Ahora bien, todos los seres posibles poseen esencia pero no necesariamente existencia. La existencia les es dada por otro agente y, en este sentido, en los seres contingentes será siempre “accidental”.

Avicena no piensa que el mundo sea producto de un acto libre y voluntario de Dios. Más bien, Dios piensa todas las esencias posibles y éstas pueden llegar o no a existir. En otras palabras, el Ser necesario no puede originar algo que sea puramente contingente. Por ello, afirma Avicena que lo contingente llega a tener algo de necesario.

Sin embargo, a pesar de lo anterior, Avicena insiste en que Dios y los seres contingentes se distinguen esencialmente: en Dios la esencia es la existencia y en los seres contingentes la existencia es un “accidente”, aunque sea sólo en el sentido de que les ha sido dada extrínsecamente.

Ahora bien, ¿cómo es posible que el ser necesario, simplísimo y único dé lugar a la multiplicidad del mundo material? Lo primero que debe originar este ser necesario es algo que se le asemeje, el ser necesario da lugar al primer intelecto. Además, aunque es un sólo intelecto, ya no es simple porque, al haber sido generado, su esencia ya no se identifica con su existencia. Debido a que ha perdido su simplicidad y es ahora una mezcla de necesidad y contingencia, este intelecto está en condiciones de llevar a cabo un doble acto intelectivo del que surgen tres seres: cuando este intelecto se piensa a sí mismo como necesario porque ha recibido su existencia directamente del ser necesario, entonces genera al alma que mueve el primer cielo; cuando se piensa como distinto del ser necesario, se entiende a sí mismo como posible y entonces genera el cuerpo de ese primer cielo; cuando piensa ahora en su origen, es decir, en el ser necesario, genera un nuevo intelecto. El proceso se repite hasta llegar al décimo intelecto que es el agente.

Así, para concebir el intelecto agente se necesita pasar por las siguiente fases: 1) intelecto, cuerpo y alma de las esferas; 2) intelecto, cuerpo y alma de las estrellas fijas; 3) intelecto, cuerpo y alma de Saturno; 4) intelecto, cuerpo y alma de Júpiter; 5) intelecto, cuerpo y alma de Marte; 6) intelecto, cuerpo y alma del Sol; 7) intelecto, cuerpo y alma de Venus; 8) intelecto, cuerpo y alma de Mercurio; 9) intelecto cuerpo y alma de la Luna; 10) intelecto agente.

En efecto, es al intelecto agente a quien le corresponde producir las formas sensibles que formarán a todos los seres corpóreos del mundo terrestre. Este mundo está compuesto por seres corpóreos en los que también existe una gradación, desde el animal racional hasta los vegetales, los minerales y los cuatro elementos. Todos los seres corpóreos están compuestos por materia y forma. Avicena es fiel al hilemorfismo aristotélico. Sin embargo, su noción de forma será notoriamente platónica y poco aristotélica.

Avicena insiste en la superioridad del alma sobre el cuerpo y cómo su vinculación con este último es meramente transitoria. Avicena es uno de los mayores defensores de la inmortalidad del alma y a un crítico de la reencarnación.

© 2009 Luis Xavier López Farjeat y Philosophica: Enciclopedia filosófica on line

López Farjeat, Luis Xavier, Avicena, en Fernández Labastida, Francisco – Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/archivo/2009/voces/avicena/Avicena.html