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Sobre la relatividad de la idea de delito" RELACIONES ENTRE LA ANTROPOLOGÍA Y LA CRIMINOLOGÍA  1-INTRODUCCIÓN: La criminología es una disciplina que posee sus raíces en las concepcion es científico-filosóficas del Iluminismo. Fue Cesare Beccaria el pionero que formuló los principios de la denominada Criminología Clásica, cuyos supuestos se basaban en las teorías del control social de Hobbes, Montesquieu  y Rousseau. La base de la teoría clásica de la criminología estaba apoyada sobre la teoría del contrato social, que sostenía que los hombres se reunían libremente en sociedad conforme a una serie de acuerdos que garantizaban el orden y la convivencia. Es en relación a este consenso, que se proponía el castigo de aquellas conductas que eran perjudiciales o peligrosas para el cuerpo social, y la recompensa de aquellas que de alguna manera contribuían al mantenimiento  del equilibrio del mismo. De esta forma, se establecía una tipología de aquellas conductas considerad as como desviacione s que posibilitaba n clasificar a un individuo como delincuente. En base a esto, las penas que la ley imponía aseguraban el buen funcionamiento y la supervivencia de la sociedad, y "toda pena que exceda ese consenso o que tenga fines distintos es ilegítima y contraviene el contrato social" (Taylor , Walton, Young. 1990). Esta criminología clásica -que también podríamos denominar criminología jurídica- se sustentaba básicamente en el derecho, sobre todo aquel de tradición indoeuropea que, según Antonio Beristarain, está basado "en un derecho que controla con rigidez y rectitud la vida del pueblo, y que admite o necesita el Estado como centro de las relaciones comunitaria s" (1978). Dado que cada disciplina surge en el marco de un entorno socio-histórico específico que de alguna manera caracteriza los supuesto s explícitos e implícitos que le dan sustento, es menester agregar que, para estos tiempos en que surge la criminología, como asevera Foucault , comienza a desarrollarse un discurso que por primera vez "articula una concepción binaria de la sociedad: hay siempre dos grupos, dos categorías de individuos..." . Esta estructura binaria que atraviesa la sociedad, instituye un esquema de explicación marcado por la asimetría, en donde hay "una raza puesta como la verdadera y única (la que detenta el poder y es titular de la norma) y los que constituyen otros tantos peligros para el patrimonio  biológico. En ese momento aparecerán todos los  discursos biológicos-raci stas sobre la degeneración y todas las instituciones que, dentro del cuerpo social, harán funcionar el  discurso de la lucha de razas como principio de segregación, de eliminación y de normalización  de la sociedad" (Foucault , pag. 56. 1996). Es justamente a partir de este mismo discurso, que se va a desarrollar la idea de desviación con la que se caracteriza a la conducta del delincuente. El desviado es un ser inferior que presenta una patología, esta debe ser "sanada" a partir de los procesos de normalización  vinculados específicamen te al encierro institucional . Si bien, a lo largo del desarrollo de la disciplina criminológica se han sucedido una serie de cambios de paradigma en lo que respecta a la concepción del " hombre delincuente", actualmente se siguen sintiendo en nuestras instituciones y prácticas institucionales los efectos de este discurso: el delito es una enfermedad portada por determinados individuos que tuvieron una "mala socialización" y que deben ser excluidos y encerrados para "resocializarlos" e integrarlos como miembros sanos de la sociedad. 2-EL POSITIVISMO:

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Sobre la relatividad de la idea de delito"

RELACIONES ENTRE LA ANTROPOLOGÍA Y LA CRIMINOLOGÍA

 

1-INTRODUCCIÓN:

La criminología es una disciplina que posee sus raíces en las concepciones científico-filosóficasdel Iluminismo. Fue Cesare Beccaria el pionero que formuló los principios de la denominadaCriminología Clásica, cuyos supuestos se basaban en las teorías del control social de Hobbes, Montesquieu y Rousseau.

La base de la teoría clásica de la criminología estaba apoyada sobre la teoría del contratosocial, que sostenía que los hombres se reunían libremente en sociedad conforme a una seriede acuerdos que garantizaban el orden y la convivencia. Es en relación a este consenso, quese proponía el castigo de aquellas conductas que eran perjudiciales o peligrosas para el cuerposocial, y la recompensa de aquellas que de alguna manera contribuían al mantenimiento delequilibrio del mismo. De esta forma, se establecía una tipología de aquellas conductasconsideradas como desviaciones que posibilitaban clasificar a un individuo como delincuente.En base a esto, las penas que la ley imponía aseguraban el buen funcionamiento y lasupervivencia de la sociedad, y "toda pena que exceda ese consenso o que tenga finesdistintos es ilegítima y contraviene el contrato social" (Taylor , Walton, Young. 1990).

Esta criminología clásica -que también podríamos denominar criminología jurídica- sesustentaba básicamente en el derecho, sobre todo aquel de tradición indoeuropea que, segúnAntonio Beristarain, está basado "en un derecho que controla con rigidez y rectitud la vida delpueblo, y que admite o necesita el Estado como centro de las relaciones comunitarias" (1978).

Dado que cada disciplina surge en el marco de un entorno socio-histórico específico que dealguna manera caracteriza los supuestos explícitos e implícitos que le dan sustento, esmenester agregar que, para estos tiempos en que surge la criminología, como aseveraFoucault, comienza a desarrollarse un discurso que por primera vez "articula una concepciónbinaria de la sociedad: hay siempre dos grupos, dos categorías de individuos..." . Estaestructura binaria que atraviesa la sociedad, instituye un esquema de explicación marcado por la asimetría, en donde hay "una raza puesta como la verdadera y única (la que detenta el poder y es titular de la norma) y los que constituyen otros tantos peligros para el patrimonio biológico.En ese momento aparecerán todos los discursos biológicos-racistas sobre la degeneración ytodas las instituciones que, dentro del cuerpo social, harán funcionar el discurso de la lucha derazas como principio de segregación, de eliminación y de normalización de la sociedad"(Foucault, pag. 56. 1996).

Es justamente a partir de este mismo discurso, que se va a desarrollar la idea de desviacióncon la que se caracteriza a la conducta del delincuente. El desviado es un ser inferior quepresenta una patología, esta debe ser "sanada" a partir de los procesos de normalización vinculados específicamente al encierro institucional.

Si bien, a lo largo del desarrollo de la disciplina criminológica se han sucedido una serie decambios de paradigma en lo que respecta a la concepción del "hombre delincuente",actualmente se siguen sintiendo en nuestras instituciones y prácticas institucionales los efectosde este discurso: el delito es una enfermedad portada por determinados individuos que tuvieronuna "mala socialización" y que deben ser excluidos y encerrados para "resocializarlos" eintegrarlos como miembros sanos de la sociedad.

2-EL POSITIVISMO:

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La criminología, como dijimos anteriormente, ha sufrido desde sus inicios una serie de cambiosde paradigma vinculados a la concepción que se tenía en cada momento histórico sobre el"delito" y la "conducta delincuente". Básicamente nos interesa recortar, para los fines delpresente trabajo, esta sucesión y superposición paradigmática en tres etapas: la Criminología

Clásica, el Revisionismo Neoclásico y la Revolución Positivista (Taylor , I.; Walton, P.; Young, J.cap 1).

De las tres, sólo nos detendremos con especial detalle en la visión positivista. Respecto de laprimera, ya mencionamos algunas caracter ísticas en la introducción de este trabajo. En cuantoa la segunda, sustenta la revisión de algunas de las concepciones clásicas (como por ejemplola aplicación de medidas penales universales sin tomar en consideración las diferenciasindividuales entre los delincuentes) y la incorporación al ámbito de la criminología deespecialistas de otras disciplinas ajenas al derecho penal como el psiquiatra y posteriormenteel trabajador social.

En cuanto a lo que concierne al paradigma positivista -el cual actualmente sigue teniendoamplia vigencia en algunos contextos-, este se fundamenta en la aplicación a los fenómenossociales, en general, y al comportamiento humano, en particular, de los instrumentos y técnicasque se estipulan como fundamentales y eficaces para el estudio del mundo físico. Es así que,los positivistas, impulsan y avalan técnicas para la cuantificación del comportamiento, a partir de las cuales pueden aproximarse a la realidad objetiva (idea de neutralidad del observador) ydescubrir las leyes subyacentes de la acción humana que, para el caso particular de lacriminología, podían ser descubiertas a partir del análisis de las estadísticas y la posterior generalización de los resultados (lo cuantitativo es más importante y de carácter definitoriorespecto de lo cualitativo).

Es importante destacar que, como aseveran Taylor , Walton y Young, existen distintasmodalidades o formas del positivismo. Para este trabajo, nos interesa referirnos al "positivismo biológico", ya que las premisas de éste, establecieron un modo de ver y concebir el tema de la

conducta delincuente, sobre todo a partir del concepto de "desviación", el cual, como vimos enla introducción de este trabajo, estuvo siempre presente (en mayor o menor medida) desde losorígenes de la criminología.

 

3-LA ANTROPOLOGÍA Y EL POSITIVISMO BIOLÓGICO DE LOMBROSO:

La Teoría de la Evolución sustentada por Darwin, dio pié para el desarrollo del paradigmaevolucionista (tanto en su manifestación biológica como social), bajo el cual se desarrollarondisciplinas tales como la antropología y la criminología.

La antropología -al igual que la criminología- tiene sus raíces en la filosofía del Iluminismo,cuando gran parte del mundo ya había sido explorado y se habían tenido contacto con otrospueblos de caracter ísticas totalmente diferentes al mundo europeo del momento. Comoasevera Paul Mercier: "en esta época aparecen ya diversas orientaciones del pensamiento, queprefiguran los ulteriores debates antropológicos. Pueden distinguirse dos grandes corrientes: laque insiste en el relativismo social y cultural y la que, deseosa de establecer las normas de lasociedad ideal, se refiere al ‘salvaje’ en una interpretación de la evolución humana". Es a partir de este período que, lentamente, esta disciplina comienza a deslizarse desde lo filosófico a locientífico, culminando este proceso con la formación de una antropología científica a mediadosdel siglo XIX, "cuando un clima general de pensamiento e investigación preparó la revolución darwiniana" (Mercier, Paul. 1969).

La primer escuela de esta etapa científica de la antropología es el evolucionismo, tanto en su

forma biológica como social. El concepto unificador de la misma es la idea de evolución; ideaque estará presente en muchos ámbitos a partir de 1830.

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Es en este marco que Cesare Lombroso, considerado como el fundador del positivismo biológico, desarrolla desde un poco antes de 1876 su teoría del hombre criminal. Lombroso,quien pertenecía a la llamada escuela de antropología criminal, establece el concepto decriminal atávico, según el cual el delincuente representaba una regresión a estados evolutivosanteriores, caracterizándose la conducta delincuente por ser innata. Este criminal atávico podíaser reconocido debido a una serie de estigmas físicos o anomalías, como por ejemplo, el

excesivo desarrollo del cerebelo, asimetría del rostro, dentición anormal, y lo que se consideracomo la caracter ística más atávica en los criminales, a saber, el hovuelo en medio del occipital.

En base a sus estudios sobre las caracter ísticas físicas del hombre criminal, Lombrosodesarrolla la tesis que explicita que éste presenta -en cuanto a su conformación morfológica-ciertas similitudes con el hombre salvaje, como por ejemplo senos frontales muy pronunciados,mandíbulas voluminosas, órbitas grandes, etc. En esta tesis se considera al criminal como unasubespecie anormal del género humano. Asimismo, esta subespecie estaría compuesta por una serie de tipos criminales, como los asesinos, los ladrones, las prostitutas, etc.; todos concaracter ísticas morfológicas comunes pero también propias que los diferencian del resto.

 

Con anterioridad, y en relación a las distintas fases por las que atravesara la criminología,hicimos referencia al cambio sufrido por la misma desde una concepción unidisciplinar (basadaen el derecho) hacia una concepción que integraba perspectivas de carácter social en lo querespecta a la interpretación del delito. Pero, con el advenimiento de la teoría de Lombroso, seinicia una etapa que corre paralela a la anterior -aunque de mucha más importancia-, en dondese deja de lado el problema de las interpretaciones del delito con base en lo social para pasar aconsidarar los aspectos individuales de la conducta criminal.

Como aseveran Taylor , Walton y Young, citando a Lindesmith y Levin: "lo que Lombroso hizofue invertir el método de explicación habitual desde la época de Guerry y Quetelet, y, en lugar de sostener que las instituciones y las tradiciones determinaban la naturaleza del criminal,sostuvo que la naturaleza del criminal determinaba el carácter de las instituciones y las

tradiciones" (pag. 56).

Dado que las explicaciones biológicas de la conducta pasaban por un momento de gran auge,las interpretaciones basadas en lo social pasaron a tener un segundo plano respecto deaquellas de índole genética. Esta importancia de las teorías genéticas de Lombroso se debe algran impacto que estaba ocasionando el desarrollo de la teoría de la evolución de Darwin,hecho que lleva su paulatino deslizamiento hacia las explicaciones en el campo de las cienciassociales.

Particularmente en el contexto de la criminología, la influencia de Lombroso, ya en el siglo XX,hace que se desplace la importancia de los científicos sociales en el estudio del delito en favor de la participación del médico y del psiquiatra.

4-INTENTOS POR SUPERAR EL INNATISMO:

A lo largo de la historia del desarrollo de las ciencias de la conducta, el comportamiento humano se ha intentado explicar a partir de su comparación con el comportamiento de losanimales; sobre todo, de aquellos que en la escala filogenética están más próximos al Hombre y que comparten un Orden Biológico con éste: los Primates. Es en este marco que se expresandos posiciones contrapuestas en lo que respecta al comportamiento y que involucran laconsideración, en éste, de factores innatos o de factores adquiridos. La disputa entre ambastiene ya muy larga data.

En un primer momento, las explicaciones de la conducta a partir de los factores innatosadquirieron gran importancia, sobre todo, como mencionamos anteriormente, a partir del

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desarrollo de la Teoría de la Evolución por Charles Darwin y su aplicación al campo del mundosocial humano en forma de lo que se llamó Darwinismo Social; el cual cobra existencia a partir de mediados del Siglo XIX y principios del Siglo XX (aunque sus efectos se siguen sintiendo enla actualidad). La aplicación de las ideas positivistas al campo de la conducta, motivó labúsqueda de leyes generales a las cuales estaba sometido el comportamiento humano. Comoconsecuencia de esto, se establecía la existencia de un determinismo del mismo.

De esta manera, se explicaron "nuestro salvajismo, el comportamiento pecaminoso de los hijos,la delincuencia juvenil, el rapto, el asesinato, el robo y la guerra, por no mencionar todas lasformas de violencia. Todo esto se debe a la agresividad innata del hombre" (Montagu, pag.194).

El positivismo biológico ejerció una gran influencia en la criminología, como se desprende de lodicho por Vera Regina Pereira de Andrade sobre esta disciplina en el marco de dichoparadigma: "teniendo por objeto la criminalidad concebida como un fenómeno natural,causalmente determinado, asume la tarea de explicar sus causas siguiendo el método científicoo experimental y el auxilio de las estadísticas criminales oficiales y de prever los remedios paracombatirla. Ella indaga, fundamentalemente, lo que el hombre (criminal) hace y por qué lohace".

El antropólogo Ashley Montagu, desarrolla en un pequeño ensayo una crítica al punto de vistainnatista, mantenido principalmente por Konrad Lorenz y Robert Ardrey, entre otros. Según lamisma, esta posición de la "agresión innata" constituye un leit-motiv que se dirige no a laexplicación de ese comportamiento agresivo, sino, principalmente, a sugerir el ejercicio dealgún dispositivo de control sobre el ser humano; y agrega, "los puntos de vista de Lorenz y deArdrey padecen precisamente del mismo defecto, a saber, la atribución de cualidades de otrosanimales al hombre" (Montagu, pag. 195). Arguye además, en este sentido, la influencia quepueden tener los prejuicios del hombre en la concepción del mundo y de las problemáticassurgidas en él".

Específicamente se refiere a la argumentación que da Ardrey respecto de algunas experiencias

de violencia que tuvo durante el transcurso de su vida y que lo llevaron a convencerse de la"naturaleza asesina del hombre".

Cuando se refiere a Lorenz y a sus errores de apreciación, cita un párrafo de su libro "Sobre laAgresión...": "innegablemente, deben existir factores muy fuertes capaces de superar lavoluntad de la razón individual de manera tan completa que es obvio que son impenetrables deser experimentados... Todas esas asombrosas paradojas, sin embargo, encuentran unaexplicación espontánea, que se coloca de por sí como la pieza de un rompecabezas, si sepresume que el comportamiento humano, lejos de ser determinado sólo por la razón y latradición cultural, es todavía objeto de todas las leyes prevalecientes en todo comportamientoinstintivo adaptado filogenéticamente. De esas leyes poseemos un buen conocimiento por elestudio de los instintos en los animales" (Montagu, pag. 197).

 

Estas referencias hechas por Montagu, indican la fuerte presencia de las concepcionespositivistas en las ideas que se tenían sobre la conducta delincuente a finales del siglo pasadoy a principios de este.

 

5-CRIMINOLOGÍA , ANTROPOLOGÍA Y LA RELATIVIDAD DE LA IDEA DE DELITO:

Antes hemos dicho que, bajo la concepción del positivismo biológico, el criminal eraconsiderado en términos absolutos como un ser anormal, una desviación con base biológica

que representaba una regresión a estados primitivos del ser humano y que podía catalogarsecomo una patología. Esta concepción responde a la reproducción de un fuerte paradigma

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cuyos efectos aún hoy siguen teniendo vigencia en ciertos campos de nuestra cultura occidental contemporánea. Los componentes de este paradigma se articulaban en la secuenciabio-psico-social; en donde el primer componente era el más importante, y el último -lo social-muy pocas veces se tenía en cuenta.

Pero ocurre que, con el correr del tiempo, el surgimiento de nuevas concepciones teóricas y la

relación de distintas disciplinas entre sí, se comenzó a prefigurar -sobre todo en la temática deldelito- una concepción de carácter relativista basada ya más en lo social que en lo biológico.

Tanto la antropología como la criminología, se han desarrollado a partir del estudio de los"otros". En el primero de los casos, el "otro" cultural; en el segundo, el "otro" como individuos ogrupos de "desviados". En lo que respecta a la última, esta concepción de carácter sociocéntrica, se fue paulatinamente diluyendo (aunque no de forma total) en favor de unaconsideración del delito como fenómeno social normal.

En contra de todas aquellas posiciones que toman al delincuente como un desviado que dealguna manera manifiesta cierto tipo de patología, se hace imprescindible partir de una cita deEmile Durkheim (esto no implica que se esté completamente de acuerdo con los supuestos-algunos explícitos y otros implícitos- presentes en la misma, aunque sí con la idea degeneralidad y relatividad respecto del fenómeno del delito en cuanto situación social):

"El delito no se observa solamente en la mayoría de las sociedades de tal o cual especie, sinoen las sociedades de todos los tipos. No hay una en la que no haya criminalidad. Ésta cambiade forma, los actos así calificados no son en todas partes los mismos; pero en todos los sitios y siempre ha habido hombres que se conducían de forma que atraían sobre ellos la represión penal. Si al menos, a medida que las sociedades  pasan de los tipos inferiores a los máselevados, el índice de criminalidad, es decir, la relación entre la cifra anual de los delitos y la dela  población, tendiese a bajar, se podría creer que, aún siendo todavía un fenómeno normal, el delito tendía, sin embargo, a perder su carácter. Pero no tenemos ningún motivo que nos permita creer en la realidad de esta regresión. Antes bien, muchos hechos parecen demostrar la existencia de un movimiento en sentido inverso. [...] Por tanto, no hay fenómeno que

 presente de manera más irrecusable todos los síntomas de normalidad, puesto que apareceestrechamente ligado a las condiciones de toda vida colectiva. Hacer del delito unaenfermedad social sería admitir que la enfermedad no es una cosa accidental, sino, por el contrario, una cosa derivada en ciertos casos de la constitución fundamental del ser vivo..." (DURKHEIM, E. pag. 92).

 

Profundizando un poco más en los criterios de la cita precedente, podemos decir que cuandouna serie de personas se reúnen formando un grupo, siempre existen entre ellas un conjuntode acuerdos explícitos o implícitos en lo referente a la forma de desenvolvimiento del mismo.Estos acuerdos están vinculados a lo que es deseable hacer y esperar de los demás y a lo queno lo es. En este tipo de situación no es importante la extensión de dicho grupo -el cual puedeestar constituido por dos o más personas- sino el cumplimiento de los deberes asumidos(aunque sea de manera implícita) para con los demás miembros del mismo en base al códigoestipulado.

El incumplimiento de este código es considerado una transgresión. La transgresión es unfenómeno generalizado en cualquier sociedad. Para que exista transgresión, debe existir también un consenso dentro del grupo que estipule cuáles conductas son deseables y cuálesno lo son.

Es así que, en cada escenario social se forma una concepción generalizada respecto de lo quesignifica la acción de transgredir ciertas normas, ciertas pautas. La acción de delinquir estávinculada básicamente al acto de transgresión.

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En el marco de la idea del delito como producto social, podemos citar a Montagu, quienexplicita que: "Los crímenes y los criminales son producto de la sociedad, y a la vez,instrumentos y víctimas de la misma sociedad. La sociedad criminal y delincuente culpa de suscrímenes y delitos a los criminales y a los delincuentes y luego los castiga por los daños que,en la mayoría de los casos, la misma sociedad los indujo a cometer. Un crimen es lo que lasociedad escoge definir como tal. Algo que puede ser considerado como un crimen en una

sociedad puede no serlo en otra. Pero sea lo que sea lo que una sociedad pueda o noconsiderar como un crimen, todas las sociedades definen al crimen como un acto cometido enviolación de una ley prohibitiva o un acto omitido en violación de una ley prescriptiva. De aquíque la sociedad sea la que define al criminal y no el criminal quien se define a sí mismo. Ysugiero aquí que casi invariablemente la sociedad es la que hace al criminal porque loscriminales, en realidad, se vuelven tales, no nacen así" (pag. 71. 1970).

 

Todo esto significa una ruptura con el paradigma bio-psico-social y una reformulación de la ideade delito desde una óptica relativista. Además, remarca la concepción que, si bien el delitopuede ser una conducta no deseable en el seno de alguna sociedad, es un hechoperfectamente normal en la vida de cualquier grupo.

Según este mismo autor, es dable considerar al delito consuetudinario como una forma debuscar seguridad por parte del delincuente. Aclara Montagu que la idea de búsqueda deseguridad no debe entenderse en términos simplistas, sino que debe contemplarse como una"hipótesis de trabajo que puede ser de utilidad práctica para el entendimiento de algunas de lascondiciones y motivaciones que guían al crimen" (pag. 74).

En otras palabras, podríamos decir que en algunos casos, el delito debe ser entendido comouna estrategia de supervivencia; la cual se desenvuelve porque la sociedad no provee lascondiciones necesarias para la seguridad de los individuos.

 

Es importante recalcar que, en nuestra sociedad occidental se han desarrollado una serie dedispositivos -con base en el derecho- que procuran un tratamiento de la persona consideradadelincuente que lleva a su "resocialización". En este término existen implícitos aquellospresupuestos vinculados a la posición positivista sobre la desviación patológica de la conductay la necesidad de su normalización.

En nuestra sociedad, el hecho de haber sido delincuente o haber estado preso, es condiciónsuficiente para ser marginado y estigmatizado, sin posibilidad de redención, a pesar de quehaya todo un discurso que estipula lo contrario.

Si, por el contrario, tomamos en consideración la forma que en otras culturas tratan el tema del

delito y el delincuente, es posible que aprendamos algo sobre ciertas alternativas respecto deltratamiento y la redención del sujeto criminal que pueden servir de base para lareconsideración de nuestras prácticas punitivas.

Según Malinowski, quien trabajó en uno de sus libros el tema del delito entre los indígenas delas Islas Trobriand, existen entre éstos, una serie de mecanismos que permiten, además derestablecer el orden social, la redención plena -y no de palabra como ocurre en nuestra cultura- del sujeto que se sospecha ha transgredido la ley de la comunidad. Uno de estos mecanismoses la hechicería, el otro el suicidio. Respecto del último, si bien es un dispositivo extremo deredención, es muy eficaz en el sentido que permite conservar el buen nombre de la familia delsujeto que se cree ha delinquido. La muerte voluntaria del individuo, producida en una actoritual público, es considerada como una demostración de inocencia del sujeto.

En cuanto a la hechicería, sabemos de la importancia que ésta tiene para las comunidadestribales. Si una persona comete una transgresión a la ley y se demuestra que ha actuado bajo

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la influencia de un embrujo mágico, este sólo hecho es suficiente para garantizar su inocencia yla no estigmatización del individuo por parte de la comunidad.

 

Con este sucinto ejemplo, queremos dejar en claro que, en otras comunidades no complejas, el

fenómeno del delito posee una mayor contención comunitaria, y no ocurre como en nuestracultura que, a pesar que se juzga y se penaliza al delincuente, una vez cumplida su pena, éstesigue siendo considerado un criminal, tratándoselo de acuerdo a su rótulo permanente de"delincuente".

6- CONCLUSIÓN:

Según lo dicho por Antonio Beristarain, la criminología contemporánea a dejado atrás suoriginaria concepción unidisciplinar para constituirse en una ciencia -aunque este carácter esaún muy discutido- de índole multidisciplinaria, basada principalmente en las ciencias sociales. 

Su punto de partida no es el derecho sino la sociedad, adoptando de esta manera unainclinación sociológica. Si bien esta última representa una ventaja respecto de la etapa clásicaanterior, todavía no es plenamente satisfactoria en tanto y en cuanto hay aún presentes en ellaconcepciones que privilegian la posición del Estado y del derecho como rector de las relacionesinterpersonales y comunitarias.

Beristarain apunta a la formación de una criminología que supere ampliamente estas ideassociocéntricas (basadas en el estado de derecho sin tomar en cuenta la diversidad cultural),que fomente y admita estudios comparativos de las diferentes tradiciones legales y culturales.Es en este sentido que debemos hablar de una criminología pluralista que integre en su senolas diferentes criminologías particulares "en beneficio de la variedad". Considero que laAntropología, que sustenta en su seno una metodología comparativa, puede aportar un núcleode fundamentos teóricos que permitan el enriquecimiento de la disciplina de la criminología,

además de la contribución al fortalecimiento del paradigma socio-psico-bio de base relativista.

 

7-BIBLIOGRAFIA:

-Beristarain Ipiña, Antonio. "La criminología comparada y su aportación a la política criminal:una reflexión tercermundista". Ponencia presentada en el Coloquio Internacional sobre el tema"La Comparación como Método Científico en el Derecho Penal y el la Criminología", realizadoen Friburgo de Brisgovia (Rep. Federal de Alemania) del 23 al 26 de octubre de 1978.

-Durkheim, Emile. "Las reglas del método sociológico". Ediciones Morata. Bs. As. 1982.

-Foucault, Michel. "Genealogía del racismo". Edit. Altamira. La Plata. 1996.

-Malinowski, Bronislaw. "Crimen y costumbre en la sociedad salvaje". Edit. Planeta-Agostini.Barcelona. !985.

-Mercier, Paul. "Historia de la Antropología". Edic. Península. Barcelona. 1969.

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-Montagu, Ashley. "El hombre observado". Edit. Monte Avila. Caracas. 1970.

-Taylor, I.; Walton, P.; Young, J. "La nueva criminología". Amorrortu. Bs. As. 1990 (PrimeraReimpresión).

Trabajo realizado por Marcelo Jorge Basaldúa

Lic. en Antropología