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articulo sobre historia argentina - conquista del desierto . revisionismo
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RO NEGRO 16/10/2014
El extenso legado del ex presidente:
Roca, un siglo despus El dos veces mandatario fue clave en la construccin del Estado
argentino en mltiples aspectos, algunos poco difundidos.
Por Hctor Landolfi
Ex directivo de la industria editorial argentina.
Una prioridad: la educacin laica y gratuita para buena parte de la poblacin.
La infraestructura, especialmente los ferrocarriles, recibi un impulso decisivo.
En lo social, el inicio del sistema de seguridad social y de jubilacin estatales.
Leyes laicas como la de registro y matrimonio civil lo enfrentaron con la Iglesia.
A nivel internacional, los lmites con Chile, la presencia en la Antrtida y la
Doctrina Drago, que impide el cobro de deudas mediante fuerza militar. Y la
Campaa del Desierto, que sell un conflicto de 350 aos y consolid la
soberana nacional en la Patagonia.
El 19 de octubre de 1914 muri en Buenos Aires Julio Argentino Roca, el que
fue dos veces presidente de la Nacin y notable estratega militar. Le cupo la
suerte de morir en su patria, la que ayud a forjar con su espada y sus
capacidades de estadista. Fortuna que no tuvieron San Martn, quien falleci en
la lejana Francia, en un casi exilio; Rosas, en su forzado retiro britnico y
Sarmiento, en Paraguay, lejos de sus escuelas.
El pas que Roca abandonaba en forma definitiva era muy diferente de aquel
que sus ojos comenzaron a ver a partir del 17 de julio de 1843 en su Tucumn
natal.
En los setenta y un aos que dur su vida, la Argentina pas de un estadio no
demasiado diferente del de esa colonia que se haba separado de Espaa en
1810, a ser la sexta economa del mundo. Roca fue el constructor del Estado
que produjo esa profunda transformacin positiva.
Ese cambio gigantesco, que algunos argentinos ignoran y otros persisten en
denostarlo desde una sesgada visin ideolgica, fue adecuadamente percibido
por el mundo desarrollado de entonces. Pronto, los centros de poder mundial
dieron pasos concretos para conectarse con esa potencia emergente. Y la
actividad cultural acompa el crecimiento de ese poder.
En 1891 se inaugur el Teatro Oden, el que se transform, en el siglo XX, en
un lugar donde se produjeron acontecimientos histricos de la cultura y la
poltica argentinas. En su sala, en 1896, se realiz la primera proyeccin
cinematogrfica argentina, al ao siguiente de la realizada por los hermanos
Lumire, en Pars. Y en esa misma sala, en 1897, se realiz el congreso que
decidi la candidatura del general Julio Argentino Roca a su segunda
presidencia.
En 1893, la Alianza Francesa, la asociacin cultural internacional ms grande
del mundo, se instal en Buenos Aires. En 1905 se inaugur, con la actuacin
del famoso payaso norteamericano Frank Brown, el Teatro Coliseo. En 1920,
Enrique Susini realiz desde el techo de ese teatro la primera transmisin
radiofnica. A partir de 1908, el nuevo edificio del Coln recibi a los
principales cantantes lricos europeos. Ese mismo ao, Mara Guerrero
inaugur el Avenida, epicentro del mejor arte lrico ibrico. Y fue la gran actriz
espaola quien don el Teatro Nacional Cervantes en 1921.
Ford, uno de los mayores fabricantes de autos, abri en la Argentina en 1913
su segunda sucursal en el exterior. Y en 1914, Harrod's, la gran tienda inglesa,
inaugur en Buenos Aires su primera y nica casa fuera de Inglaterra.
El deporte, tambin, fue evidencia clara de ese pas que creca. Durante la
segunda presidencia del general Roca -y an despus- se crearon los que
seran los grandes clubes del ftbol argentino: River Plate, 1901; Racing, 1903;
Independiente, 1904; Boca Juniors, 1905 y San Lorenzo, 1908.
El gran salto cualitativo
El impulso que Roca dio a la educacin pblica no tuvo precedentes ni
emulaciones posteriores. El Consejo Pedaggico de 1882, donde se gest la
ley 1420, la ms inclusiva y eficaz de las de enseanza primaria; el Consejo
Nacional de Educacin en 1884; el "secundario", sobre el modelo del
baccalaurat francs, el mejor del mundo en su momento; la "Ley Avellaneda",
en 1885, sobre el funcionamiento de las universidades nacionales. Y para
industrializar al pas con gente propia, cre el Colegio Industrial de la Nacin,
Otto Krause, en 1899, en su segunda presidencia. Este virtuoso crculo
educativo posibilit que el hijo de un inmigrante analfabeto pudiera
transformarse en un profesional y que la Argentina lograra ndices de
alfabetizacin ubicados entre los ms altos del mundo. Ese nivel educativo y
cultural es el que le permiti a la Argentina tener tres premios Nobel de
ciencias: Houssay en 1947, Leloir en 1970 y Milstein en 1984.
El militar
Julio Argentino, nacido en el seno de una patricia pero modesta familia
tucumana, sigui el mandato familiar de su padre, el coronel Jos Segundo
Roca, y logr estudiar en el Colegio Nacional del Uruguay gracias a una beca
que le otorg Urquiza.
Con slo diecisis aos, el jovencsimo subteniente de artillera Roca, tuvo su
bautismo de fuego en la Batalla de Cepeda (1859) al mando de su batera y
sirviendo en el Ejrcito de la Confederacin Argentina. En Cepeda, Roca inicia
una carrera militar que no conoce derrotas y le permite, en tres quinquenios,
recibir las palmas del generalato a los 31 aos. Las recibe del presidente
Nicols Avellaneda en el campo de batalla, luego de vencer a la revolucin
mitrista en las batallas de "La Verde" y "Santa Rosa" (1874). Y culmina su
carrera en la Campaa del Desierto, el gran operativo militar que permiti
consolidar la soberana nacional en la Patagonia. El xito de esta campaa fue
ponderada por el mariscal Helmuth von Moltke, uno de los mayores estrategas
alemanes, quien as se lo hizo saber a Miguel Can, embajador en Berln.
Roca fue militar, pero no militarista. En su discurso al Congreso de la Nacin, al
asumir su primera presidencia (1880) Roca anunciaba: "Consagrar a las
reformas que son reclamadas en este ramo (ejrcito) mis mayores esfuerzos
para evitar los peligros del militarismo, que es la supresin de la libertad...".
Hombre de fe
Roca fue persona creyente, pero no accedi al clericalismo. El 2 de junio de
1879 le comunic al presidente Avellaneda la celebracin de un tedeum en
agradecimiento al xito de la Campaa al Ro Negro. Y finaliza el informe
expresando: "En ninguna parte se siente uno tan cerca de Dios como en el
desierto".
Cinco aos ms tarde, ya presidente, promulg la ley 1420, cuya concepcin
laica de la enseanza gener la crtica de la jerarqua catlica.
La oposicin de la Iglesia a la laicidad de esa norma legal fue expresada
pblicamente por el nuncio apostlico Luis Mattera. Ante este hecho y en vista
del estatus diplomtico del representante papal, Roca lo expulsa del pas y
rompe relaciones diplomticas con el Vaticano (1884). Es a partir de entonces
que el presidente oblig a los obispos a que en el juramento tradicional
agregaran el de "Fidelidad a la Nacin Argentina".
El civilista
El estro cvico roquista se proyecta en la ley que cre el Registro Civil, que
permiti inscribir nacimientos, matrimonios y defunciones con independencia de
su origen religioso. Y con el mismo criterio se modific el Cdigo Civil para
permitir el matrimonio civil.
Durante su presidencia se sancion el Cdigo Penal y se ejerci por primera
vez en el pas la libertad de prensa. Se publicaron doscientos diarios, cien en la
Capital Federal.
Salvo sus ministros de Guerra y Marina, Luis Mara Campos y Pablo Riccheri,
que eran militares, sus ministros y colaboradores fueron civiles de elevado nivel
intelectual. Recordaremos slo algunos: Norberto Quirno Costa -su
vicepresidente-, importante periodista y diplomtico; Bernardo de Irigoyen, uno
de los gestores del Acuerdo de San Nicols, abolicionista de la pena de muerte
y brillante intelectual; Joaqun V. Gonzlez, historiador, filsofo, escritor,
fundador de la Universidad de La Plata; Amancio Alcorta, msico, rector del
Colegio Nacional de Buenos Aires; Luis Mara Drago, jurista eximio, creador de
la nica doctrina oficial argentina de Relaciones Exteriores, referida a deuda
externa; Jos Mara Ramos Meja, educador y mdico brillante, creador de la
Asistencia Pblica de la Ciudad de Buenos Aires, hoy el SAME.
La guerra de los 350 aos
Desde la llegada de Pedro de Mendoza a la orilla occidental del Ro de la Plata
(1536) hasta que Roca finaliza su Campaa al Desierto (1885) trascurrieron
tres siglos y medio de una guerra intermitente. Esta enorme profundidad
temporal contrasta frontalmente con la brevedad de la lucha en el mundo
andino. Pizarro, en dos aos, con 180 hombres y treinta caballos, derrib la
formidable estructura poltica, militar y econmica del imperio incaico.
Mientras la accin de Pizarro fue una clara invasin al imperio del Cuzco, el
arribo de Pedro de Mendoza al estuario del Plata se aprecia como un
contingente que se asent en una llanura recorrida por tribus nmades que a
nadie perteneca. Este asentamiento era comparable, en buena medida, al
efectuado por los galeses en el Chubut.
Durante estos tres siglos y medio, Buenos Aires se transform y elev su
jerarqua. Pas de ser la pariente lejana y pobre del imperio espaol, a
constituirse en cabecera del Virreinato del Ro de la Plata (1776) luego, en
expulsora de los invasores ingleses, que la torn en prestigiosa ciudad
"Reconquistadora" (1808) y poco ms tarde, y a partir de 1810, en el motor
independentista de la dominacin espaola. Proceso dado en el marco de una
conflictividad intermitente con el indgena.
En la etapa independiente, el enfrentamiento con las tribus nmades no cedi,
se acrecent a medida que el maln araucano (mapuche) de origen trasandino
se abalanzaba sobre el ganado vacuno y caballar que se criaba en la llanura
argentina. A este enorme robo de ganado, las tribus araucanizadas agregaron
la extraccin de sal, efectuada de este lado de los Andes para venderla en
Chile, pas que careca de ella.
Este persistente estado de guerra entre el indgena y las poblaciones cristianas
culmin en el Maln Grande (1872). Seis mil indios de lanza araucanos
(mapuches), al mando de Calfucur, atacaron las poblaciones del sur de la
provincia de Buenos Aires, incendiando casas y pueblos, matando a 400
pobladores, secuestrando a 500 mujeres y a nios para esclavizarlos, y
robando 300.000 cabezas de ganado.
Si esta cifra de animales robados era la real, estaramos ante el mayor rodeo -y
el mayor pillaje de ganado- de la historia argentina y posiblemente del mundo.
Su valor a precio de hoy rondara los 90 millones de dlares y equivaldra a
ms de dos meses de transacciones comerciales en el Mercado de Hacienda
de Liniers. ste era el "pinge negocio" al que se refera Roca y el que
Calfucur quera legar a sus descendientes al exclamar, momentos antes de su
muerte: "No entregar Carhu al huinca". Carhue era la rastrillada principal por
donde los araucanos (mapuches) pasaban a Chile el ganado robado en la
Argentina. La magnitud del robo araucano de ganado torna ridculos los dichos
de Osvaldo Bayer, quien afirma que la rapia de animales por parte de los
indgenas se debe a que stos no tenan nada para comer.
La Campaa al Desierto puso fin a este estado de guerra y saqueo. Roca
dise la tropa en relacin con su oponente. Quit al soldado la coraza de
cuero que impuso Alsina y lo alivian de enseres; suprimi la artillera y
aument la caballada para otorgar mayor movilidad a sus soldados. Organiz
un verdadero contra-maln, de acuerdo con lo aprendido en la Comandancia
de Fronteras y lo asimilado en largas conversaciones mantenidas con el
coronel Manuel Baigorria, oficial unitario de Paz que se pas a los ranqueles,
convivi veinte aos con ellos y dirigi malones que se abatieron sobre pueblos
gobernados por federales.
Los nmeros concretos de la Campaa del Desierto revelan que el Ejrcito
argentino moviliz 6.000 soldados acompaados de 800 indios amigos. En los
enfrentamientos se produjeron 1.600 indios de pelea muertos o prisioneros y
10.500 prisioneros integrantes de la "chusma", el apoyo logstico del
combatiente araucano constituido por sus mujeres e hijos. Si tenemos en
cuenta que cada indio de pelea llevaba a su familia como apoyo logstico y el
promedio histrico daba 4,1 a 4,2 personas de "chusma" por combatiente
indgena, los 10.500 individuos de "chusma" detenidos corresponderan a 2.600
indios de pelea, lo que estara revelando que al menos 1.000 combatientes
araucanos se replegaron a la Araucana chilena desde donde invadieron la
Argentina.
Esta realidad la confirm el general Villegas en su informe al general
Viejobueno del 5 de mayo de 1883: "He credo de suma necesidad trazar una
lnea de defensa paralela a la cordillera a fin de evitar que los salvajes que
haban sido arrojados de nuestro territorio no volvieran a pasar a l".
Los ideologizados historiadores actuales coinciden con estas cifras, pero
ignoran a los cados de nuestro Ejrcito, parecera que la muerte de los
humildes y sacrificados soldados criollos no tiene derecho a que la historia la
registre.
Las cifras expuestas, como el destino dado a los prisioneros, revelan que la
acusacin de "genocidio" con que se estigmatiza la Campaa al Desierto
queda lejos de la realidad.
Los indgenas ms reacios fueron confinados junto a sus jefes en la isla Martn
Garca. El resto de los hombres fue ubicado en estancias bonaerenses y del
Norte, y tambin en el Ejrcito. Las mujeres jvenes fueron colocadas para el
servicio domstico en familias porteas y de la provincia de Buenos Aires,
destino mucho ms amable que el de las cautivas cristianas del indgena.
La cruel realidad que soportaban estas mujeres en las tolderas est
cabalmente descripta por Jos Hernndez en la segunda parte de su Martn
Fierro.
El resultado de la lucha como el trato dado a los prisioneros indgenas
muestran una realidad sideralmente distinta de la admitida por Juan Manuel de
Rosas en su testamento, quien declara que en su campaa al desierto de
1833, "se ultimaron a 50.000 indios y otros tantos se aprendieron". Los
prisioneros indgenas detenidos en esa oportunidad fueron atacados
criminalmente por los soldados de Rosas, como lo pudo comprobar Charles
Darwin en su recorrida por nuestra llanura.
No puede dejar de sealarse que el kirchnerismo -y cierta izquierda ajada-
encabeza el repertorio de las injustas paradojas histricas que involucran a
Roca.
Mientras el gobierno realiza y promueve acciones contra el general tucumano
que fue dos veces presidente de la Nacin y consolid la soberana nacional en
la Patagonia, simultneamente, se enseorea sobre el neuquino man
petrolfero y gasfero de Vaca Muerta; que no sera argentino si no fuera por la
Campaa al Desierto.
La memoria de Roca sonreir irnica -quiz, algo escptica- al ver que sus
desagradecidos detractores actuales estudiaron en la escuela pblica por l
creada; se curaron en hospitales generados en su gestin de gobierno;
construyeron casa con crdito de fomento del Banco Hipotecario Nacional, que
l fund y se trasladaron en buenos ferrocarriles construidos durante su
presidencia.
Impulso a las comunicaciones y el transporte
La poltica de transportes y comunicaciones fue central en los gobiernos de
Roca. La anunci tambin en el referido discurso a senadores y diputados:
"Pcomo vosotros sabis, la profunda revolucin econmica, social y poltica
que el camino de hierro (ferrocarril) y el telgrafo operan a medida que
penetran en el interior".
Logr con su impulso que las vas frreas se extendieran desde Bariloche
hasta La Quiaca, lo que permita seguir viaje hasta La Paz, en Bolivia, en los
mismos vagones argentinos. Y los vagones de carga seguan viaje hasta el
oriente peruano llevando nuestros productos y trayendo maderas exticas de la
Amazonia del pas incaico.
La provincia de Formosa se poda recorrer a lo largo en la que fue la segunda
recta frrea del mundo, luego de la que atraviesa Siberia. Y al dejar su segunda
presidencia comenz a construirse el tnel ferroviario que atraves los Andes y
permiti viajar directamente desde Buenos Aires hasta Santiago de Chile.
Roca continu con vehemencia la construccin de dos de los pilares bsicos de
la poltica de su antecesor Sarmiento: la educacin y el transporte.
La poltica social
La poltica social y previsional en el mundo no fue iniciada por dirigentes
socialistas sino por polticos que militaban en signos ideolgicos distintos.
Bismarck (1883) convirti a Alemania en el primer pas en adoptar un sistema
de seguridad social y le correspondi a Roca hacerlo en la Argentina.
Al asumir su segunda presidencia, el general tucumano encontr al pas
inmerso en una aguda crisis social. Esta realidad llev a Roca a encargar a
Juan Bialet Mass un relevamiento del estado en que se encontraba la
poblacin obrera. El resultado de ese estudio fue "El Estado de las Clases
Obreras Argentinas", sobre el cual Roca elabor la primera Ley Nacional del
Trabajo, favorable a los empleados, que no fue aprobada en el Congreso por la
oposicin de radicales y socialistas.
Roca envi una nueva ley que fue finalmente aprobada por los legisladores
como Ley de Jubilaciones del Estado N 4349 (Caja Nacional de Jubilaciones y
Pensiones) el 20 de septiembre de 1904. Esta fecha es la que fue instituida
como "Da del Jubilado".
El acceso a la vivienda no fue olvidado. Roca cre el Banco Hipotecario
Nacional en 1886, institucin que les permiti tener casa propia a muchos miles
de argentinos e inmigrantes.
Salud pblica
La atencin de la salud pblica est indisolublemente ligada a la poltica social.
Una sntesis de lo realizado por Roca o bajo el impulso de su obra de gobierno
en esta materia: Hospital de Clnicas (1880), nosocomio insignia de la
estructura sanitaria argentina; Asistencia Pblica (1883) Hospital Rivadavia,
maravilla arquitectnica que produca admiracin al viajero de la poca. Fue
inaugurado por Eduardo Wilde, en 1887; Hospital Fernndez (1888), Hospital
Pirovano (1896), Hospital Argerich (1897), Hospital Durand (1913).
La poltica exterior
Hay aspectos de la poltica exterior de Roca casi ignorados tanto por sus
detractores como por quienes lo admiran. Ambos sectores focalizan su inters
en las relaciones argentino-chilenas e ignoran hechos trascendentes de su
poltica en la materia. Sin dudas, su exitosa Campaa al Desierto, su habilidad
negociadora y la circunstancia que Chile estaba en guerra con Bolivia y Per -
cautamente aprovechada por Roca- permitieron que la Argentina firmara con
Chile, en 1881, el ms importante tratado de lmites de su historia.
Pero a Roca no slo le debemos la Patagonia, tambin el inicio de la presencia
argentina en la Antrtida. Cuando se produjo la expedicin sueca al continente
blanco de Otto Nordenskjld (1901), Roca ubic al alfrez Jos Mara Sobral
como miembro de la expedicin como condicin puesta para que la Argentina
apoyara logsticamente dicha empresa. Luego envi en 1903 a la corbeta
Uruguay, al mando del capitn Julin Irzar, para rescatar de los hielos a esa
misma expedicin. Y en febrero de 1904 orden el emplazamiento de la Base
Antrtica Orcadas, con lo cual la Argentina iniciaba la presencia humana
estable en el continente antrtico.
Poco se sabe, y lo peor es que esa ignorancia prevalece entre nosotros, que el
pas adquiri en 1902 un notorio prestigio internacional gracias a Luis Mara
Drago. El ministro de Relaciones Exteriores -en la segunda presidencia de
Roca- elabor la Doctrina Drago, instrumento jurdico que invalidaba el cobro
compulsivo mediante fuerza militar de la deuda externa de Venezuela.
El bloqueo naval y bombardeo de ciudades venezolanas por parte de
Inglaterra, Alemania e Italia fue denunciado, as como tambin la renuncia de
Estados Unidos a aplicar la Doctrina Monroe ante la agresin extra continental
a un pas americano.
En la huella de El Zorro
Por Carlos Torrengo
Cada uno en su tiempo. Y cada uno con sus ideas. Sus posibilidades concretas
de ejercer poder. Ergo, no se trata aqu de comparar. Al decir de Ernst Jnger,
cuando se apela a ella para mirar la historia, habla ms la pereza de
pensamiento que razonar inteligentemente la historia.
Pero esto no condiciona establecer enlaces entre conductores de un pasado y
otros pasados. Veamos.
El Zorro Roca ha sido rastrillado intensamente por la historia. Desde lo
particular a lo general, es un protagonismo intensamente explorado.
Exploracin que levanta polvaredas, por cierto.
Pero desde hace ms de dos dcadas, tanto en el plano acadmico como en la
tarea investigativa, Argentina vive el mejor momento en materia de bucear el
pasado. Basta ver la produccin de egresados de las universidades nacionales
o de las privadas San Andrs y Torcuato Di Tella sin desmedro de otras para
legitimar lo dicho. Y si un dato ms se requiere, basta seguir la saga de la
produccin editorial en materia de historia bajo conduccin de acadmicos de
slida proyeccin intelectual. Un caso: El Pasado Presente que dirige Luis
Alberto Romero. Y no es la nica, claro.
Polmica. Abierta a debate, el grueso de toda esa produccin est signado con
sus ms y sus menos por un manejo riguroso de las fuentes.. Y dominada por
la interpretativa, aun en su desigualdad. Pero desde lo temtico, la tendencia
de esa produccin ya no apunta a los pasados lejanos. Ya no seduce Mayo de
1810, por caso. La nueva produccin se direcciona a eso que el ingls Edward
Hallett Carr defina como plantar en trminos de historia lo que an palpita en
uno, late, se toca, emociona, enoja. Llega por relato que habla de lo muy
cercano, o por experiencia propia, pero palpita en uno.
De ah, por ejemplo, y en clave a los vientos que llegan desde Europa en
materia de investigar, la excelente produccin sobre historia social que hoy se
plasma en Argentina.
Pero s, an queda una desfiladero interesante para poner la lupa en El Zorro:
desentraar eso que un excelente libro Las ideas de esos hombres define
como elementos tardos del roquismo. Hombres que plantearon y en algunos
casos lograron, con creces, mudanzas formidables en el pas. Aun respaldados
por sistemas polticos restrictivos. O de facto. El caso del general Agustn P.
Justo, por ejemplo. U hombres que jams tuvieron el poder real pero cuyo
ideario era significativamente transformador. Arturo Frondizi, por caso.
No comparamos. Simplemente hablamos de una huella que abri El Zorro.