27
1

Sunamita 120211114848-phpapp02

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Sunamita 120211114848-phpapp02

1

Page 2: Sunamita 120211114848-phpapp02

2

Yo Soy la Resurrección y la Vida

189 Marta había estado leyendo allí en alguna

parte de la Biblia donde una vez había una mujer

Sunamita que le hizo un gran favor a un profeta. Ella

sabía que él era profeta y su nombre era Elías. Y

Elías la bendijo y le dijo que iba tener un niño en

cierto día, y en cierto tiempo. Y ese niño nació

cuando ella ya había pasado de la edad para

concebir. Pero tuvo al bebé. Y al niñito debió

haberle dado una insolación o algo. Él dijo: "Mi

cabeza, mi cabeza". Él había estado afuera en el

campo con su padre, como a las once del día. Él

mandó a un siervo a que pusiera al niño en el

regazo de la madre, y el niño permaneció ahí hasta

el medio día y murió. Fíjense en esa mujer

Sunamita, ¡qué fiel!

190 Ella llevó al niño hasta la pequeña recámara

donde Elías había estado durmiendo. Ella le había

hecho un lugar ahí, donde él pudiera dormir cuando

pasara por allí. ¡Qué lugar tan bueno donde llevarlo,

a la cama del profeta, donde el profeta dormía! Ella

lo acostó en el-en la cama. Luego fue donde el

siervo y le dijo: "Enalbárdame una asna, anda y ¡no

te detengas!", ¡oh, hermano!, "sino cuando yo te lo

dijere". Dijo: "Vayamos al monte Carmelo donde

está el profeta". Y su esposo le dijo: "No es nueva

luna, ni día de reposo. Él no estará allí".

Ella dijo: "Todo está bien. Déjame ir". Me gusta

esa determinación. ¡Me gusta eso! ¡Aleluya!

191 "Aleluya" significa: "alabado sea nuestro Dios",

en hebreo, así que no-no se preocupen por eso.

¡Muy bien!

192 Ella salió y dijo: "Guía y no te detengas. Guía

esta mula tan rápido como pueda andar". Cuando

ella llegó al monte Carmelo, sabía una cosa y era

que Dios le había dado ese niño. Y el representante

más cercano sobre la tierra que ella conocía era

Elías, Su profeta. Ella no sabía por qué Dios se había

llevado al bebé, pero sabía que si podía hacer

contacto con ese profeta, porque Dios estaba en él.

"Y si yo pudiera llegar a donde está ese profeta,

averiguaré por qué ni niño ha muerto. Fue él quien

me dijo que él vendría y yo sé que ése es el profeta

de Dios. Si tan sólo pudiera llegar ante él, quizás

tenga que guiar rápido, y tal vez tenga que guiar

muy lejos. Pero si puedo llegar al profeta, él puede

decirme por qué este niño ha muerto".

193 Así que ahí estaba el profeta. Dios no siempre

les dice a sus profetas todo lo que sucede. Así que

Elías salió a la puerta y Giezi estaba con él. Y él dijo:

"Ahí viene la Sunamita". Dijo: "Ella se ve

preocupada. Algo anda mal". Él dijo: "Dios me ha

encubierto el motivo. No sé qué es lo que pasa". Así

que él dijo, cuando la vio venir, ella se acercó y él le

preguntó: "¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido,

y a tu hijo?". Escuchen esto. "Todo está bien".

¡Gloria! Saben, Uds. casi no tienen espacio

suficiente aquí arriba para predicar ahora mismo.

194 Permítanme decirles algo. "Todo está bien".

¿Por qué? El niño era un cadáver, ¡su esposo

estrujándose las manos y caminando de acá para

allá, y el corazón de ella destrozado! "Todo está

bien". Um

195 Su fe era, que si ella pudiera llegar al profeta.

Eso era todo lo que ella necesitaba hacer. "Te

encontré Elías, tú eres el representante de Dios.

Dios está en Su profeta y yo he venido hasta aquí.

Estoy convencida que Dios lo revelará. Todo está

bien". Ella corrió y cayó a sus pies. Giezi pensó:

"Mire". Él debía mantener a la gente alejada de su

amo, así que la levantó bruscamente. Él le dijo:

"Déjala tranquila". Dijo: "Su corazón está afligido. Y

yo no sé de qué se trata".

196 Entonces ella empezó a manifestarle lo que

había ocurrido. ¡Ahora observen! Él dijo: "Giezi,

toma mi báculo y anda, ve donde está el niño. Si

alguien te habla, no le contestes. Si alguien te

Page 3: Sunamita 120211114848-phpapp02

3

saluda; no los saludes tú a ellos. Si alguien te dice:

'Hola', no les digas nada. Sigue derecho".

197 Ése es el problema hoy. Cuando tenemos un

Mensaje, nos detenemos para ocuparnos de un

evento social, nos detenemos para participar de

cenas, fiestas y cosas así, y para reuniones de

costura y puntada, y para hablar de la señorita

fulana de tal. ¡Con razón no podemos llegar a

ninguna parte! Un hombre que tiene el mensaje de

Dios: "¡Vayamos hacia delante!". Muy bien. "Pero

toma mi báculo". Elías tocó ese báculo. Él sabía

que todo lo que él tocaba era bendecido. ¿Por

qué es que nosotros ponemos las manos sobre los

enfermos? ¿Por qué ordenamos a los ancianos

imponiéndoles las manos? ¡Elías sabía que lo que él

tocaba era bendecido! Yo pienso que de allí fue que

Pablo sacó lo de tomar pañuelos de su cuerpo.

¿Ven Uds.?

Eliseo y la mujer sunamita

13.- Nuestra escena comienza con una familia en

aflicción, sería bueno reconocer que entre nosotros

hay muchas familias afligidas. Si podemos encontrar

algo aquí en el Antiguo Testamento como ejemplo

de lo que aquellos creyentes de entonces hicieron al

estar en aflicción, tal vez podamos tomarlos como

ejemplo y hallar nuestra posición y qué debemos

hacer. En días del profeta Eliseo… vimos que él fue

un tipo de la iglesia, después que Elías fue raptado

como tipo de Cristo y vino la doble porción sobre el

profeta… Nos damos cuenta que él viajó a un país

gentil, Sunem, allí vivía una mujer noble, ella no era

israelita sino sunamita, y así como Elíseo pasaba a

través del país ella notaba que él era un hombre

santo, un hombre de Dios.

14.- ¡Qué lección pudiéramos aprender de eso!

Nuestro andar y nuestra compañía con los demás

debería ser para que la gente reconociera que

somos hijos del Rey. Que Dios nos ayude a ser de

esa manera. Creo que las Escrituras dicen que

nosotros somos epístolas escritas, leídas por todos

los hombres. Eliseo se condujo de tal manera en

aquel país gentil que esta mujer sunamita se dio

cuenta que él verdaderamente era un siervo de

Dios, por su carácter, su conducta y las cosas que

Dios hizo a través de él, ella reconoció que él era un

siervo del Señor.

15.- Así que ella le quiso mostrar un poco de

bondad y lo invitó que fuera a cenar o algo así y le

dio una ofrenda para ayudarlo a pagar algo. Lo trató

con bondad y no porque quería alguna recompensa.

La gente que le da a otros pensando recibir una

recompensa por eso, no tienen recompensa alguna;

pero los que dan liberalmente desde el fondo de sus

corazones no esperando recibir nada a cambio, que

dicen: "Lo di con liberalidad y no esperando nada a

cambio". Dijo Jesús: "Los gentiles e incrédulos

hacen así. Dan cuando esperan que se les

devuelva". Pero nosotros los hijos de Dios, damos

no queriendo recompensa, sólo damos.

16.- Ahora. La mujer no tenía… lo probó más

adelante, no tenía alternativa al darle a este

hombre las bendiciones que ella le iba a dar, fuera

alimento o dinero, lo que sea que le haya dado, si le

tenía una ofrenda para cuando él pasara por allí,

ella lo dio en respeto a Dios. Ella dijo: "Yo sé que él

es un hombre santo, sé que es un hombre de Dios y

no pertenece a mi denominación, tal vez no

pertenezca a mi iglesia y puede ser que mi pastor

no esté de acuerdo con él, sin embargo, yo creo que

él es un hombre santo de Dios, creo que es siervo

de Dios, así que le daré esta ofrenda". Así que lo

hizo en su bondad.

17.- Después de cierto tiempo ella comenzó a darse

cuenta que había algo realmente bueno en aquel

hombre y le dijo a su esposo: "Tú sabes que este

hombre que pasa por aquí es un hombre de Dios, es

siervo de Dios. Nosotros tenemos un poco de dinero

y le hemos estado dando un poco cuando él pasa.

Page 4: Sunamita 120211114848-phpapp02

4

Vamos a mostrarle un poco de bondad, vamos a

construirle una habitación aquí afuera en alguna

parte. Cuando él pasa por aquí se ve cansado y

agotado, cuando va camino a la montaña para orar

y ayunar, él sube allá algunos días en ciertas

ocasiones. Vamos a hacerle un lugarcito acá afuera

que esté en nuestros… nosotros tenemos bastante

terreno, así que vamos a construirle una habitación

acá, le ponemos una mesa, lumbre y un pequeño

banco, para que cuando él pase pueda llegar y

descansar, acostarse en la cama y descansar un

poco". Eso si es apreciar a alguien.

18.- Así que prepararon el lugar y el esposo, siendo

tal vez un buen hombre justo, dijo: "Bueno, eso

estaría bien". Así que fueron y edificaron un

lugarcito y se lo dieron al profeta cuando pasaba. Y

aconteció un día que cuando Eliseo pasaba por allí,

se detuvo y vio este lugar. Desde luego que se

contentó mucho al darse cuenta que la gente lo

amaba. Ahora todos quieren que se les ame, les

estoy diciendo la verdad. A mí me gusta. Yo quiero

que Dios me ame y quiero que la gente me ame, eso

es exactamente verdad; y si Dios me ama entonces

la gente me amará; y si yo amo a Su pueblo, Él me

amará a mí por hacer eso. Dios preferiría que yo los

amara a Uds. y luego a Él. ¿Sabían eso? Yo preferiría

que Uds. amaran a mi hijo que está allá atrás sin

importar lo que dijeran de mí, yo quiero que Uds.

amen a mis hijos, cualquier padre pensaría igual. Y

el Padre Dios piensa lo mismo porque dijo: "Por

cuanto lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, a mí

lo hicisteis". Así que si Uds. quieren amar a Dios

comiencen amando a todos Sus hijos y Dios los

recompensará; si tan sólo Uds. aman a sus hijos eso

prueba que el amor de Dios está en Uds…

23.- …Eliseo era ese tipo de persona y un día cuando

pasaba cansado y agotado de su viaje, puedo verlo

que dice: "Fíjense…" Había un pequeño letrero que

colgaba sobre la puerta y decía: "Esta propiedad

pertenece al hombre de Dios que pasa por aquí".

Puedo oír que le dice a su siervo: "Pues Giezi, fíjate,

esta gente sunamita nos ha regalado esta parte de

la propiedad para que nosotros podamos entrar".

Abre la puerta porque es suya, entra, se acuesta en

la cama, se estira y dice: "Giezi, tú sabes que ella ha

sido muy bondadosa con nosotros, nos ha

ministrado en todo lo que hemos necesitado, ve y

habla con ella". Parecería como que era él el que

debería ir, pero dijo: "Ve tú y habla con ella y ve si

quiere que yo le hable al rey o al capitán, todos ellos

me aprecian y somos buenos amigos, tal vez ella

desee un favor o algo así". Yo creo que Eliseo sólo la

estaba probando.

24.- Así que él fue, le preguntó y ella le dijo: "No, yo

habito entre mi pueblo y no quería ser

recompensada por eso. Lo hice porque yo misma

amo al Señor y quiero hacer algo por Él y la única

forma en que pude hacerlo… vi que él era un

verdadero siervo de Dios, un hombre de Dios y lo

hice con ese propósito, yo no deseo ninguna

recompensa". Él regresó y habló un rato con Eliseo

de eso y yo imagino que Giezi dijo: "Eliseo, te diré

algo: Ella no tiene hijos y su esposo es anciano".

"Sí". Dijo Eliseo e imagino que dio la vuelta en la

pequeña cama que tenía allí y se quedó allí unos

minutos pensando; después de un rato apareció

una visión delante de él y vio que la mujer cargaba

un niño. Entonces dijo: "Ve a buscarla y tráela aquí".

Así que él fue, buscó a la mujer y la llevó hasta la

puerta; y cuando ella se acercó a la puerta él le dijo:

"Así dice el Señor, conforme al tiempo de la vida, el

próximo año por este tiempo abrazarás a un hijo".

25.- Ella dijo: "No. Mi esposo es anciano". Pero el

mismo Eliseo había dicho que era en el Nombre del

Señor y eso era suficiente. Cuando Dios dice algo,

eso es suficiente de inmediato. Eso es todo. No hay

necesidad de andar dudando más porque Dios lo ha

dicho. Si Dios dijo que Cristo iba a volver a la tierra,

yo lo creo. Cierto. Si Dios dijo que ese tipo de

tiempo habría de venir y que los hombres serían

Page 5: Sunamita 120211114848-phpapp02

5

altivos y amadores de los placeres más que de Dios,

yo lo creo. Cierto. Yo creo todo lo que Dios diga. Él

dijo: "Él herido fue por nuestras transgresiones". Yo

lo creo. Él dijo: "Por Sus llagas fuimos curados". Yo

lo creo y eso es suficiente. ¿Entienden? Si Uds. lo

creen, entonces acéptenlo, actúen sobre la base de

eso y los resultados vendrán. No importa cuánto

tarde manténgase creyéndolo.

27.- Así que Eliseo le dijo a ella que tendría un hijo y

ocurrió exactamente para el tiempo que Eliseo le

había dicho, porque él era un profeta que estaba

bajo la unción del Espíritu Santo y aquello tenía que

ocurrir. Entonces cuando el muchacho llegó a unos

doce años de edad, Eliseo pasó por allí, se acostó en

la cama y se fue hasta el Monte Carmelo donde

tenía una cueva, fue a orar. Un día el niño estaba en

el campo con su padre junto con los que segaban y

ya entrado el día como a las once en punto o algo

así… yo creo que el niño sufrió una insolación

porque comenzó a gritar: "Oh, mi cabeza, mi

cabeza". A esa hora del día y en el campo, un niño

probablemente con la cabeza descubierta que

andaba corriendo por allí, de unos doce años,

andaba detrás de los segadores, andaba en el

desierto parecido a este de aquí; tal vez el niño

sufrió una insolación, así que el padre hizo que un

joven lo levantara y lo regresara a casa, se sentó en

el regazo de su madre como hasta el mediodía y

luego murió.

28.- Ahora, aparentemente todo había terminado.

Entonces la madre recogió al niño… fíjense en lo

primero que hizo con el niño: Lo sacó de su propia

casa y lo llevó a la casa de Eliseo, acostándolo en la

cama donde el profeta se había acostado. Muy

buena sabiduría creo yo. Lo quitó, lo apartó de la

incredulidad y lo puso en la cámara donde el

profeta había estado, cerró la puerta y no permitió

que nadie entrara a interferir; lo puso en la

habitación y cerró la puerta. Llegó su esposo y

desde luego que había mucho llanto, lloro y

alboroto, pero ella dijo: "Todo estará bien.

Ensíllenme ahora una mula que voy a ver al hombre

de Dios". Ahora, las esperanzas no se habían

perdido, en su corazón algo le decía que se podía

hacer algo. Todas las hierbas y tal vez los médicos

habían estado allí haciendo todo lo que podían, no

se podía hacer nada y ella le había hecho todos los

remedios que conocía, no se pudo hacer nada, el

niño murió. Ella pensó… o tal vez los demás

pensaron que las esperanzas se habían acabado,

pero ella sabía que todavía había un Dios que vivía y

reinaba.

29.- Oh hermano, si tan sólo pudiéramos captar eso.

Algo allá en su corazón comenzó a palpitar: "Me

gustaría hallar al hombre de Dios, me gustaría

volver a la iglesia". Generalmente cuando los

problemas llegan al hogar eso es lo que toca el

corazón de una persona. "Me gustaría ver de nuevo

al hombre de Dios". Su esposo le dijo: "Él no ha

pasado por aquí, él sube en la luna nueva y en la

adoración del Sábado y no es ni luna nueva ni

Sábado, así que él no va a estar allí". Ella respondió:

"Todo está bien". ¿Por qué? ¿Cómo podía ella

fundamentar un pensamiento como ese? Porque

algo en su corazón le decía: "Ve al hombre de Dios".

¿Lo entienden? Ella sabía que había un Dios que

gobernaba el universo, sabía que el Dios que hacía

al sol brillar, al trigo crecer, al árbol… daba vida; y

sabía que Dios tenía un representante aquí en la

tierra y ese representante era el profeta. Ella sabía

que si podía llegar al profeta… Yo no creo que ella

llevaba la idea de que el hijo resucitaría sino que

pensaba que si llegaba hasta el profeta podría

entender por qué Dios se había llevado a su hijo…

31.- …Ella dijo: "Oh, todo estará bien, dejen todo

tranquilo". Me gusta eso. Algo se había anclado en

su corazón, que si ella se acercaba a Eliseo

averiguaría exactamente por qué el niño había

muerto, ya que ella sabía que él era siervo de Dios.

Le ensillaron la mula y a mí me gusta la comisión

Page 6: Sunamita 120211114848-phpapp02

6

que ella le dio al siervo. Le dijo: "Ve y no te

detengas ni te demores ni nada, hasta que yo te

ordene"...

43.-.. Entonces la mujer dijo: "Ve ahora, no te

detengas ni un momento porque tenemos que

llegar allá, tenemos que darnos prisa". Bueno, el

siervo de Dios estaba allá acomodado en su

pequeño cuarto, dondequiera que estuviera, allá en

las montañas. Miró hacia fuera y vio venir a la

sunamita y dijo: "Giezi ahí viene la mujer sunamita,

me pregunto qué sucede". Ahora, Dios no les dice

todo a Sus profetas, Él sólo les dice lo que quiere

que ellos sepan; lo que Él no quiere que sepan se lo

guarda para Sí.

44.- Allí viene la mujer sunamita con su siervo que

hace apresurar a la mula. Él se pregunta: "¿De qué

se trata la prisa?" Dice: "Sal y recíbela, pregúntale si

todo está bien con ella, su esposo y el niño".

Entonces él gritó diciendo: "¿Está todo bien

contigo? ¿Le va bien a tu esposo? ¿Le va bien al

niño?" Fíjense, aquí está lo que me gusta de la

lección. Ella respondió: "Todo está bien". Amén. El

niño era un cadáver pero todo estaba bien. ¿Por

qué? Todo estaba bajo consideración, ella tenía la

situación controlada, el deseo de su corazón, lo que

le hablaba a su corazón, le decía que llegara hasta

aquel profeta y allí estaba justo frente al profeta; así

que si Dios se había llevado a su hijo, era Su

voluntad y todo estaría bien. "Todo está bien, todo

está bien con mi esposo, todo está bien conmigo y

todo está bien con el niño".

45.- Ella corrió hasta Eliseo y se postró a sus pies, tal

vez comenzó a besarle las manos o algo así. Giezi

pensó: "No es correcto que ella se comporte así con

mi maestro". Entonces la apartó y la separó de él.

"No puedes hacer eso, no te puedes acercar a mi

maestro así". Pero Eliseo le dijo: "Déjala quieta

porque en su corazón hay pesar y Dios me lo ha

mantenido como un secreto, yo no sé qué le sucede

pero en su corazón hay un pesar". Entonces ella se

puso de pie y comenzó a contarle lo que había

sucedido, diciéndole lo que había ocurrido, que su

hijo había muerto. Le dijo: "¿No te dije que no me

mintieras? Ahora mi hijo está muerto y lo puse en

tu aposento, los vecinos están a su alrededor, se

están preparando para embalsamar su cuerpo y yo

he venido a ti". Fíjense ahora, Eliseo dijo: "Giezi,

toma este báculo y ve, si alguien te habla no le

respondas; lleva esto directamente hasta el niño y

ponlo sobre él. Si alguien te habla no le respondas,

no te detengas por ningún evento social".

46.- Eso es lo que nos sucede a nosotros hoy,

cuando recibimos un mensaje de Dios en vez de ir

directamente y hacer lo que Dios nos dice, nos

detenemos por un evento social. Tiene que hacer

esto, algunas reuniones con helados y todo tipo de

cosas traen los asuntos sociales a la iglesia.

Nosotros deberíamos llevarles el mensaje de Dios a

los muertos, a los muertos en pecados e iniquidad.

Amén.

47.- Fíjense ahora, ¿por qué Eliseo envió aquel

báculo? ¿Se han detenido a pensar en eso? Porque

sabía que la ropa que él usaba estaba bendecida,

sabía que Dios vivía en su corazón, sabía que la ropa

que usaba estaba bendecida y sabía que todo lo que

tocaba era bendecido. Lo sabía y por eso su fe

estaba allí. Yo creo que fue de allí donde Pablo

tomó eso de enviar los pañuelos y delantales de su

cuerpo a los enfermos y afligidos. Pero la mujer

sunamita… aquello hubiera funcionado

perfectamente, eso hubiera estado bien si la mujer

sunamita hubiera creído en eso, ella no sabía si Dios

estaba en el báculo o no, ella sabía que Dios estaba

en el hombre; por eso le dijo: "Vive el Señor y vive

tu alma que no te dejaré, estoy en tus manos ahora

y voy a permanecer aquí hasta que lo sepa". Uds.

saben, me gusta esa determinación, quedarse allí.

Page 7: Sunamita 120211114848-phpapp02

7

49.- Ella dijo: "No te dejaré". Y Eliseo ciñó sus lomos

y salió sin una visión, sin saber qué hacer. Se fueron,

Giezi los escoltaba, iba adelante y entró al aposento

poniendo el báculo sobre el niño, esperó pero la

vida no volvió, el niño seguía muerto. Da la vuelta y

observa un rato y el niño seguía muerto, entonces

toma el báculo y regresa corriendo para encontrar a

Eliseo y la sunamita que venían. Cuando lo hizo,

dijo: "Puse el báculo sobre el niño y no había vida,

no había respiración, no abrió sus ojos, sigue

muerto". Fíjense entonces que la fe de la mujer no

estaba en el báculo sino en el profeta. Depende de

donde tenga Ud. su fe. Algunos dicen: "Tienen que

imponerte las manos". Pero otro dijo, el romano:

"Habla la Palabra y mi hijo vivirá". Sin embargo, una

mujer no quiso que Él le pusiera las manos, ella tocó

Su manto; y Jairo, como vimos hace algunas noches

en la enseñanza, dijo: "Ven y pon Tus manos sobre

mi hija". Depende dónde tenga Ud. su fe. Así que

Eliseo tenía razón.

50.- Ahora, yo creo que él la estaba probando, él

sabía que Dios había bendecido todo lo que él

tocaba, ¿entienden? Él creía que Dios lo bendecía y

por eso dijo: "Dios ha bendecido esto y si lo pones

sobre el niño, yo creo que Dios lo sanará". No

importaba cual fuera la fe de él, si la fe de la mujer

no era igual, no iba a funcionar. ¿Entienden lo que

quiero decir? Se necesita la fe suya y la de su pastor

juntas, ambos deben tener la misma fe y si Uds.

creen lo mismo que el hombre de Dios les ha dicho,

entonces algo debe suceder. El hombre de Dios

creía que él no tenía que ir hasta allá sino que podía

enviar el báculo; pero la mujer dijo: "No, no, no, me

voy a quedar contigo, me voy a quedar aquí hasta

que lo sepa".

51.- Así que Giezi dijo: "No hay aliento en el bebé,

sigue muerto". Fueron y llegaron al patio y miren

ahora la multitud, todo el mundo está alrededor

lamentándose y gritando. ¡Qué lugar para la fe!

Eliseo estaba parado allí sin una visión, no sabía qué

hacer, todo lo que podía hacer era mirar a su

alrededor. Allí estaba el padre llorando, estaban

todos los vecinos y todo el mundo lamentándose. Él

entró a su pequeña cámara y la mujer tenía al niño

acostado en la cama, entonces él los sacó a todos

del aposento y cerró la puerta, se quedó solo. Fue

hasta un rincón, se arrodilló y comenzó a orar;

cuando acabó de orar, se levantó y caminó por la

habitación, de aquí para allá, de un lado a otro,

hasta que el Espíritu de Dios descendió sobre él.

Cuando el Espíritu de Dios descendió sobre él no

hay dudas que vio una visión. Entonces va y se

tiende sobre el niño, su nariz sobre la nariz de él, no

hubo oración sino su nariz sobre la nariz de él, sus

labios sobre sus labios, sus ojos sobre sus ojos, sus

manos sobre sus manos y el niño estornudó siete

veces y volvió a la vida. ¿Qué ocurrió? Eso no fue

aquel predicador, fue Cristo en Su profeta que

devolvió la vida al niño. Aleluya.

52.- Oh hermano, cuando él se paró allí y dijo:

"Giezi, llama a la sunamita". Amén. La mujer se

acercó a la puerta y entonces todas las cosas

buenas que ella había hecho… cuando ella preparó

aquella cama para Eliseo y la arregló con sus propias

manos no sabía que algún día su hijo muerto estaría

acostado en ella y que el cuerpo de aquel profeta,

por medio de Cristo, le devolvería la vida a aquel

niño. Ud. no sabe lo que ocurre cuando trata de

hacer algo por otro, trate de ayudar a los demás.

Correcto. Al igual que el pan sobre las aguas, algún

día eso regresará a Ud.

53.- Su actitud hacia Eliseo le dio la victoria. Si ella

hubiera llegado hasta Eliseo y le hubiera dicho:

"Mira hipócrita, después de todo mi pastor tenía

razón". Fíjense, si ella hubiera ido con esa actitud

jamás hubiera conseguido algo de él. Pero su

actitud hacia el hombre de Dios produjo

exactamente lo que recibió: Su victoria, por cuanto

creyó. Esa es la única forma que Ud. lo logrará. Si

Ud. cree que Jesucristo es un relato mítico, una

Page 8: Sunamita 120211114848-phpapp02

8

historia de Santa Claus que se le cuenta a los niños

o algo así, nunca recibirá nada hasta que de verdad

crea en su corazón que Él es el Hijo de Dios que

murió, se levantó de nuevo y ascendió a las alturas y

vive con nosotros aquí esta noche y cumple todo lo

que prometió que haría en Su Biblia. Cuando Ud.

llegue a ese punto algo está listo para suceder.

54.- Entonces ella tomando al niño, se inclinó ante

él y reconoció que era un siervo de Dios, inclinó su

cabeza y se fue, se fue con su corazón lleno de

amor. Todas las grandes crisis… qué si ella se

hubiera quedado tranquila y hubiera dicho: "Bueno,

se acabaron las esperanzas, el médico se acaba de ir

y dijo que no se podía hacer nada, mi hijo está

muerto, entonces supongo que es todo lo que se

puede hacer". Lo que se dice: rendirse, jamás se

hubiese contado esa historia. Habría sido así si la fe

no hubiera entrado en su corazón. Pero Dios en Su

misericordia puso algo en el corazón de esa madre y

ella supo que se podía hacer algo. Puede que esta

noche Ud. esté igual en su familia, tal vez toda

esperanza que haya tenido de mejorar, los médicos

lo han desanimado, el hombre ha hecho lo que

puede hacer y ha dicho: "Eso está más allá de la

ciencia médica y no se puede hacer nada". Pero si

algo puede ocurrir allá en su corazón que le diga: "Sí

se puede, sí se puede". Entonces quédese con eso…

64.- …¡Dios ten misericordia! Vamos a hacer

contacto con el representante de Dios, ¿quién es el

representante de Dios? En aquel día fue Eliseo.

¿Quién lo es hoy? Jesucristo, ese es Su

representante. Mujer, hombre, niño o niña que está

aquí esta noche, si aquella mujer sunamita pudo

creer por su hijo muerto cuando no había ninguna

posibilidad, pudo creer en un hombre natural, que

Dios estaba en Eliseo, ¿cuánto más podrán creer

Uds. que Dios está en Cristo reconciliando al mundo

consigo mismo? Venga y reconcíliese en esta noche

antes que sea demasiado tarde. Oremos.

Dios en Su Palabra

74.- Veía en el Antiguo Testamento, sólo un poco

para terminar con algunos comentarios. Allá en el

Antiguo Testamento encontramos un hombre

llamado Eliseo, un gran hombre y siervo de Dios;

hallamos también que una mujer le mostró cierta

bondad preparándole una mesita, le hizo un

aposento, un lugar donde pudiera reposar sus pies

cansados y recostarse en la cama cuando pasara por

allí hacia la montaña, donde iba a orar en una

cueva.

75.- Un día pasó y al ver aquello le dijo a su siervo

Giezi: "Esta mujer Sunamita no ha sido indiferente

en cuanto a nosotros, ve y pregúntale si desea que

haga algo por ella; puedo ver al rey por ella o hablar

con el capitán o alguien". Ella respondió: "No, yo

habito entre mi pueblo y estoy bien, no hice esto

para que me recompensaran". [2Reyes 4:8-37] Así

es que se hace, no si se espera recibir algo a

cambio. Para la gloria de Dios ella dijo: "Oh, está

bien, yo moro entre mi pueblo y…" Pero ella le

había dicho a su esposo: "Yo percibo que este es un

hombre santo".[2Reyes 4:9] Si ella lo honraba

estaba honrando a Dios, porque Dios estaba en

Eliseo y ella no reconoció sólo al hombre, pues él

era un hombre, sino que reconoció a Dios en el

hombre.

76.- Un día le fue dada una bendición y abrazó un

hijo; ella ya era mayor y su esposo también y

tuvieron un hijo. Para el momento que él tenía

como doce años de edad salió con su padre al

campo, yo creo que recibió una insolación, a eso del

mediodía comenzó a llorar: "Mi cabeza, mi cabeza".

Su padre dijo: "Llévenselo a su madre". Ella lo sentó

en su regazo hasta la hora de la cena y murió.

77.- Quiero que se fijen en la sabiduría de esta

mujer que reconoció dónde estaba Dios: en un

hombre. Lo llevó al aposento del profeta y lo puso

sobre la cama del profeta, no sobre la cama de él,

Page 9: Sunamita 120211114848-phpapp02

9

en la de su papá o la de ella sino lo puso sobre la

cama del profeta. ¿Se preguntan por qué? Ella le

dijo al siervo: "Ensilla una mula y no te detengas a

menos que yo te lo pida. Quiero que cabalgues tan

rápido como puedas hasta el monte Carmelo".

78.- Su esposo tratando de desanimarla le dijo: "No,

el profeta no está allí". Pero ella estaba dispuesta a

averiguarlo de todas formas. Se fue y cuando llegó

allá… Uds. saben que Dios no siempre le revela todo

a Sus profetas. Eliseo la vio acercarse y dijo: "Ahí

viene la Sunamita, su corazón está lleno de tristeza

y Dios no me lo ha revelado, ve y pregúntale si todo

está bien".

79.- Él le preguntó: "¿Está todo bien contigo? ¿Está

todo bien con tu esposo? ¿Está todo bien con el

niño?" Ahora, esta es la parte que me gusta. Ella

respondió: "Todo está bien". Oh, ¿qué fue eso?

¿Qué reconoció esa mujer? Que Dios estaba en

aquel profeta. Eso es exactamente correcto. Él sabía

que ella podría… Yo no creo que ella pensaba tener

a su hijo de vuelta sino averiguar de parte de Dios

quien se lo había dado, la razón por la que se lo

había quitado.

80.- Ella estaba en la presencia del representante de

Dios y sabía que Dios estaba en el profeta; cuando

ella fue y se lo reveló, Eliseo le dijo a Giezi: "Toma

este báculo, ve y ponlo sobre el niño". Yo creo que

de allí fue que Pablo tomó lo de los pañuelos sobre

su cuerpo. Eliseo sabía que todo lo que él tocaba

era bendito porque Dios estaba en él, ¿entienden?

Dios estaba en un hombre y él dijo: "Toma esto y

ponlo sobre el niño".

81.- Pero la fe de la mujer no estaba puesto en

aquello, su fe estaba en el profeta y dijo: "Me

quedaré aquí hasta que algo suceda". Me gusta ese

tipo de fe. Después de cierto tiempo fue Eliseo sin

tener todavía ninguna visión, entró al aposento y

cuando llegó allí había quejidos, llantos y todos

lloraban. El niño tenía varias horas sobre su cama y

Eliseo entró y cerró la puerta para apartarse de la

incredulidad que había afuera.

82.- Caminó de un lado a otro en la habitación, me

gusta eso, caminó hasta sentir que sobre él venía

abundancia de vida, con la cual el águila que

mencioné podía volar. Sintió la abundancia de

Espíritu Santo sobre él y puso su rostro sobre el

rostro del niño, sus labios con los del niño, su nariz

con la del niño, sus manos sobre las manos del niño

y el niño estornudó siete veces y revivió. ¡Gloria!

Dios está en Su pueblo. ¿Lo creen?

83.- Después de Eliseo haber estado muerto por

más de un año y sus huesos ya estaban amarillos,

arrojaron un hombre sobre él y revivió, Dios seguía

en los huesos. [2Reyes 13:20-21] ¡Aleluya! Yo sé

que Uds. creen que estoy loco, tal vez lo esté,

déjenme tranquilo que así me siento mejor. Cierto.

De todas formas esta noche me siento muy

religioso.

84.- Dios está en Su pueblo ahora, Uds. son los hijos

de Dios. Ahora mismo Uds. son los hijos de Dios y

están viviendo por debajo de sus privilegios. Dios

está en Su pueblo.

Levantándolo y sacándolo de la historia

74 Esa bebé puesta allí en la cama, tendida. Y el

pequeño Jairo sabiendo que la Sunamita recibió su

bebé, él dijo: "Ese Dios de historia, si El pudiera ser

llamado en acción, El es el mismo Dios de hoy". Y

buscando, él había oído de un Hombre-Hombre que

reclamaba tener el poder, y Ese era Jesús de

Nazaret, a Quien todos ellos odiaban. Pero él Lo

llamó a la escena, pues El era el representante más

cercano que él podía encontrar de Dios en ese día,

un Dios del Dios viviente. Y cuando El fue llamado

en la escena, y el Dios histórico fue llamado, El

actuó de la misma manera que hizo cuando El le

habló a Eliseo de ese bebé muerto.

Page 10: Sunamita 120211114848-phpapp02

10

Guiados por el Espiritu

63 Yo iba andando, tarareándola para mí mismo. Y

noté que esta dama tenía una gran sonrisa en el

rostro, mientras se asomaba por el portón. Dejé de

cantar y cuando iba seguir de largo, ella me dijo:

"Buenos días, predicador". Le dije: "¿Cómo está,

señora?". Ella comenzó a reír mientras lágrimas

corrían por sus mejillas. Le pregunté: "¿Cómo supo

que yo era predicador?". Ahora, "predicador"

quiere decir "un ministro". Y ella dijo: "Yo sabía que

Ud. vendría". Le dije: "¿Cómo lo sabía Ud., señora?"

Me dijo: "Bueno, le diré cómo fue predicador". Dijo:

"¿Ha leído en la Biblia la historia de la Sunamita a

quien Dios le dio un hijo por promesa, por medio

del profeta Eliseo?" Le dije: "Oh, seguro, estoy

familiarizado con el relato, hace unas semanas

prediqué sobre eso".

64 Ella dijo: "Bueno, yo soy ese tipo de mujer que

no tenía hijos y mi esposo y yo deseábamos mucho

tener un hijo. Yo oré y el Señor me dio este hijo y le

dije que se lo dedicaría a Él. Yo he lavado ropa,

predicador, soy la lavandera en este sector y crié

este muchacho lo mejor que pude para que amara

al Señor, pero él salió con malas compañías y

contrajo una mala enfermedad, nosotros no

sabíamos nada de esa enfermedad y el muchacho

se enfermó cada vez más. Finalmente lo llevamos al

médico y él nos dijo que no había esperanzas para

él, que estaba acabado, la enfermedad había

alcanzado el torrente sanguíneo y se había comido

partes de su corazón. Y cuando bombeaba la

sangre, parte de ella se perdía pues las válvulas

fueron comidas por esa enfermedad". Y dijo: "El

doctor me dijo que no había oportunidad para él y

allí ha estado en la cama inconsciente por dos días".

Dijo: "No puedo soportar ver a mi hijo morirse así,y

anoche oré toda la noche diciendo: 'Señor, Tú me

has dado este hijo, ¿pero dónde está el Elías?'"

65 Uds. pueden imaginarse cómo me sentí. Y pensé:

"¿Era esto, Señor?". No dije ni una palabra de cómo

había sido guiado hasta allá y le dije: "Mi nombre es

Branham, ¿ha escuchado Ud. alguna vez de mí?"

Ella dijo: "No señor, creo que no". Yo le pregunté:

"Bueno, ¿cómo sabía Ud. que yo iba venir?" Ella me

dijo: "Me acosté como a las tres de la mañana y

soñé que veía venir a un hombre con un traje

oscuro y un sombrero del oeste a un lado de la

cabeza, traía algunas cartas en su mano y el Señor

me dijo: 'Sal y espéralo' y desde esa hora lo he

estado esperando".

66 Le di una palmadita en la espalda y sentí que

estaba mojada por el rocío. Era verdad. Y le dije:

"Bueno, señora, mi ministerio es orar por los

enfermos".

67 Ella no estaba interesada en eso. Ella dijo:

"¿Quiere pasar?" Abrió ese portón con puntas de

arado sujeto por una cadena. Entré a esa cabañita

esa mañana, era una cabañita de dos cuartos, no

había felpudo en el piso, ni nada, una camita con

cabecera de madera, grietas en el piso lo suficiente

grandes que, oh, el viento se colaba.

68 Yo he estado en palacios de reyes y supongo que

he tenido el privilegio de estar en los hogares más

hermosos del mundo, pero en toda mi vida no me

había sentido como en casa, que en esa casita

aquella mañana. Cuando miré las paredes no habían

allí fotografías de mujeres sino una pequeña

inscripción: "Dios bendiga nuestro hogar". En una

esquina había una vieja cocina de madera y en esa

cama estaba acostado un hombre enorme, bien

parecido, parecía que pesaba como unas ciento

setenta libras y medía como unos seis pies de

estatura. En sus manos tenía una manta y hacía:

"Humm, humm". Decía: "Oh, está oscuro". Le

pregunté: "¿Qué dice él?"

Page 11: Sunamita 120211114848-phpapp02

11

69 Ella me dijo: "Predicador, él ha estado hablando

acerca de… desde hace dos días está inconsciente".

Dijo: "En su inconsciencia, él cree que está en

alguna parte del mar, perdido en la oscuridad y está

remando en un bote tratando de llegar a tierra.

Predicador, yo no puedo soportar ver a mi hijo

morir así".

70 Ella se acercó, le acarició la cabeza, lo besó y le

dijo: "Dios te bendiga, niñito de mamá". Era un tipo

enorme, estaba muriéndose en vergüenza y pecado

y aún así era un niño para su mamá. No importaba

en qué desgracia se encontraba o cuánto había

deshonrado a la familia, todavía ese amor de madre

estaba allí por él.

71 Algunas veces recuerdo eso y pienso: ¿Se

olvidará la mujer de lo que dio a luz?, pero Dios dijo:

"Yo no puedo olvidarme de ti. Tengo tu nombre

esculpido en las palmas de mi mano".

72 Así que descarriado, recuerde en esta noche que

Ud. no puede apartarse de esto. Él todavía lo ama.

Es por eso que Ud. está aquí en esta noche. Él está

tratando de darle otra oportunidad, tocando a su

puerta.

73 Me arrodillé en el piso para orar. Ella se arrodilló

al lado de su cabeza y yo a sus pies. Toqué sus pies y

parecía que estaban fríos y pegajosos, seguramente

la muerte estaba cerca del muchacho. Yo dije:

"Señora, siendo que Ud. es la madre del joven, ¿le

gustaría orar primero?".

74 Ella respondió: "Seguro, predicador". Inclinó su

cabeza y ¡qué oración más tremenda!, podríamos

decir que esta no fue aprendida en ninguna escuela,

salió de lo profundo de su corazón. Hablando con

Dios, Ud. podría asegurar que ella había hablado

con Él antes, sabía lo que estaba diciendo. Y cuando

terminó de orar, se secó los ojos con el viejo

delantal que llevaba puesto y me miró.

75 Yo dije: "Ahora oraré yo". Puse mis manos sobre

sus pies y dije: "Señor, no sé qué decir, ¿es sta la

razón por la que me hiciste perder el avión, para

que viniera a orar por el hijo de esta mujer? Señor,

si es así, que se sepa que Tú eres Dios y respetarás

su oración y sinceridad".

76 En ese momento, el joven dijo: "¡Oh, mamá!".

Dijo: "Ahora se está aclarando en el cuarto, se está

yendo la oscuridad". En unos minutos estaba

sentado en la orilla de la cama conversando con

nosotros.

77 Salí rápidamente, paré un taxi y me fui al

aeropuerto. Y cuando llegué a la puerta, hacían el

último llamado para ese vuelo. Dios había detenido

en tierra aquel avión por la fe de una mujer que

quizás no se sabía el abecedario, una pobre mujer

de color, ignorante como la llamaríamos nosotros.

Dios hizo aterrizar aquel avión, y lo detuvo allí hasta

que su oración fuera respondida. En esta noche Él

es el mismo Dios que era entonces.

78 Como dos años después de eso, yo iba en tren

hacia Phoenix y pasé por Menphis, no había vuelto

a saber de ellos. Si alguno de Uds. ha estado alguna

vez en Menphis, el tren del este entra a la estación

así y hace una parada de veinte minutos. Yo quería

comprar unos emparedados porque en el tren son

más caros, como cuarenta centavos por un

emparedado muy pequeño, con eso casi podría

comprar una bolsa de hamburguesas, llevármelas

en el tren y comérmelas durante el viaje cuando me

diera hambre.

79 Así que bajé para comprarme una bolsa de

hamburguesas. Empecé a caminar rápido y escuché

que alguien dijo: "Hola, pastor Branham". Miré y allí

estaba parado un joven con una gorra roja,

haciendo señas con sus ojos, corrió y se acercó a mí.

Le dije: "¿Cómo está joven?" Me dijo: "¿Ud. no me

conoce, verdad?" Le respondí: "Creo que no". Él

dijo: "Hace como dos años, una mañana, Ud. fue a

Page 12: Sunamita 120211114848-phpapp02

12

mi casa". Yo le dije: "Tú no eres aquel joven". Él me

dijo: "Sí, lo soy". Dijo: "Ahora soy cristiano y le sirvo

al Señor".

80 ¡La guianza del Espíritu!... Ese mismo Espíritu

Santo lo ha guiado a Ud. hasta aquí en esta noche.

Lo ha guiado aquí, no para que regrese a casa

enfermo sino sano. Lo ha guiado a Ud. amigo

pecador, para que vuelva a casa como un cristiano,

muerto para las cosas del mundo. Uds.

descarriados, los ha traído aquí para que vuelvan

con Dios en esta noche nuevamente. Mediten en

eso mientras inclinamos nuestros rostros.

Bartimeo el Ciego

11 Y él recordó una historia en particular que le

gustaba mucho... era una historia que su madre

acostumbraba leerle tocante a Elías [el Hermano

Branham quiso decir Eliseo–Trad.], el gran profeta.

A él siempre le gustó Eliseo, porque era audaz, y

tenía mucha fe, y él era un profeta ordenado de

Dios. Y su madre le contaba la historia de cómo

había una–una mujer sunamita quien tenía mucha

confianza en este profeta, Eliseo. Y cómo ella era

una mujer rica, y sustentaba a Eliseo, para ayudarlo.

Un día ella le dijo a su esposo: "Construyamos un

pequeño aposento al lado de nuestra casa. Porque

yo percibo que el hombre que pasa por aquí, es un

hombre santo de Dios. Y hagamos algo para este

hombre santo de Dios. Y cómo su esposo estuvo de

acuerdo en que ellos deberían construirle un

pequeño lugar de descanso en dónde acostar su

cuerpo fatigado y cansado.

Y cómo el pequeño Bartimeo solía pensar: "Eso fue

tan considerado de parte de esas personas, de

tratar de hacer algo por los siervos de Dios. Y no

pensando en una recompensa, sino sólo por hacer

algo".

12 Así que un día cuando Eliseo y su amigo

Giezi, el siervo, pasaron por allí, y había una

hermosa casita edificada o mejor dicho un pequeño

cuarto al lado de la casa. Y tenía una cama, y un

cántaro con agua fresca, y un lugar para... una

mesita para comer. Y cómo las cosas estaban

exactamente arregladas tan confortables para el

profeta, a tal grado que lo bendijo de tal manera,

que el poder del Señor vino sobre él, por causa de la

bendición que la mujer y el hombre le habían

mostrado a él. Y ellos eran sunamitas.

Así que él le dijo a su siervo Giezi: "Entra y

pregúntale a esa mujer..." A mí me gusta llegar a

eso. "Ve, pregúntale a esa mujer lo que ella desea".

¡Oh, hermano! "Ve, pregúntale a ella". Ha de haber

sido una–una gran unción que ha de haber tocado

al profeta. Y dijo: "Ve, pregúntale a ella qué

desearía. ¿Debería yo hablarle al rey, o al general?"

Y ella le dijo a Giezi, ella dijo: "Yo no deseo nada.

Somos gente rica. Tenemos nuestra casa, y tenemos

granjas y terrenos, y yo habito con mi pueblo. Así

que yo no deseo nada. Yo no quiero ninguna

recompensa, ni siquiera que me des las gracias. La

única cosa, yo sólo hice eso en respeto a Dios, al

Dios que tú sirves. Y yo sé que El está contigo. Y yo

sólo estoy pagando ese tributo al Dios del Cielo".

13 Y cuando Giezi regresó con tal mensaje a su

maestro, el profeta... Y Giezi como que le puso un

secretito en su oído, y dijo: "Mira, ella está anciana

y su marido está anciano, y ellos no tienen hijos. Y

yo creo que sería una cosa dichosa, mientras esa

unción está sobre ti, si le dijeras que ella iba a tener

un bebé".

Así que Eliseo dijo: "Ve, llámala".

Y ella se paró a la puerta, y él dijo: "ASI DICE EL

SEÑOR, tú vas a abrazar un hijo". Y después del

tiempo apropiado de tales cosas, Dios le dio a ella

un pequeñito hermoso.

Page 13: Sunamita 120211114848-phpapp02

13

41 Luego, yo me puedo imaginar a ella decirle a

Bartimeo: "¿Ves, Bartimeo?, nosotros debemos

tratar bien a toda la gente. No debemos ser malos

con nadie, y debemos honrar y respetar

especialmente a la familia de Dios. Así que esta

mujer... Ella estaba segura que este hombre que la

visitaba era un gran profeta poderoso del Señor". Y

así que, su esposo le consintió. Y cuando Eliseo y

Giezi, su siervo, pasaron otra vez por allí, estaba un

cuartito bonito edificado aparte, al lado de la pared,

con un pequeño jarro con algo de agua en él, y una

cama pequeña, y un escabel, y un lugar para que él

descansara. El iba rumbo a una cueva allá arriba en

el monte Carmelo, adonde él iba a ayunar y a orar

durante ciertos días, como en las lunas nuevas y

días festivos, antes que el profeta hablara en las

calles.

42 Y cuando Eliseo entró y vio todo eso que esta

mujer bondadosa había hecho, bueno, él llamó a

Giezi y dijo: "Ve pregúntale qué podemos hacer por

ella. Yo soy amigo personal del general en jefe, y

también yo hablaré con el rey. ¿Pudiera hablar yo a

su favor?" Y cuando Eliseo le preguntó esto, bueno,

ella dijo: "No, yo habito con mi pueblo". Y oh, ella

era una mujer adinerada; ellos no tenían necesidad

de nada. Ellos... Ella sólo lo hizo de la bondad de su

corazón. Y de esa manera Uds. deben hacer todo,

cuando lo hacen para Dios: háganlo de la bondad de

su corazón. Cuando Uds. den algo, dénlo de su

corazón. Si Uds. no pueden hacer eso, entonces no

lo hagan, porque su dádiva no será respetada por

Dios. Y sólo háganlo de la bondad de su corazón.

43 Bueno... Y cuando el siervo regresó y se lo dijo al

profeta: "Bueno, ella no necesita nada; todo está

bien con ella. Pero una cosa le digo: ella se está

envejeciendo un poco, y su esposo es un hombre

anciano, y no tienen hijos". No hay duda que el

profeta vio una visión, porque ningún profeta (o

alguien más), alguna vez hizo algo del Señor, de

parte del Señor de esa manera, a menos que sea

por medio de una visión. Ahora, recuerden: eso es

correcto. Encuentren en cualquier lugar en la

Escritura o en cualquier parte; eso siempre,

primero, Dios se los dice a ellos. Si Dios... El hombre

no puede hacer nada al azar; él es un siervo de Dios.

Aun Jesucristo dijo: "Yo no hago nada de Mí mismo,

sino lo que Yo veo hacer al Padre, eso hace el Hijo

igualmente". (San Juan 5:19). Y si el Hijo de Dios no

podía hacer nada, sin que el Padre primero se lo

mostrara a El, ¿cuánto mucho menos pudiéramos

nosotros hacer algo, sin que Dios nos lo muestre

primero? Por lo tanto, nosotros atrevidamente nos

metemos en cosas algunas veces sin saber lo que

estamos haciendo. Pero cuando Dios da una visión,

y habla, y muestra exactamente lo que El va a hacer,

es un drama sólo para actuarlo (eso es todo),

porque Dios lo va a hacer; El ya lo dijo así, así que,

eso está terminado.

44 Ahora, así que él dijo: "Ve, llama a la sunamita".

Y ella se paró a la puerta, y él dijo: "Por este tiempo,

abrazarás un hijo".

Ahora, ella dijo: "Yo estoy vieja". Pero las palabras

de Eliseo llegaron a cumplirse exactamente como él

lo dijo. Pues en una cierta cantidad de meses, ella

abrazó un hermoso bebito. Y yo puedo ver los ojitos

de Bartimeo al decir: "¿Lo amaba ella, mamá, como

tú me amas?"

"Sí, igual que yo te amo. El era un muchachito

hermoso; ella pensó que era el más hermoso que

había en el mundo, como yo pienso de ti, como

todas las madres piensan de sus bebés". Y-y un día,

cuando este muchachito había crecido, como de

unos diez o doce años de edad, él estaba allá en el

campo con su padre (porque su padre era un

hombre rico, y la cosecha estaba en proceso). Así

que él estaba en el campo con su padre. Y me

supongo que el muchachito ha de haber tenido una

insolación. El empezó a llorar: "¡Ay, mi cabeza, mi

cabeza!" Era como a mediodía. Y uno de los siervos

Page 14: Sunamita 120211114848-phpapp02

14

llevó al muchachito, y él se sentó en las rodillas de

su madre como hasta el mediodía. Y el muchachito

se puso peor, y más enfermo, y más enfermo, hasta

que después de un rato, el muchachito murió.

45 Ahora, yo quiero que Uds. se fijen, que cuando

Dios empieza a lidiar con una persona, ellas algunas

veces hacen cosas que ni siquiera se dan cuenta lo

que están haciendo. Ella tomó a ese muchachito, y

lo puso en la cama del profeta. ¡Qué lugar para

ponerlo! ¡Fue exactamente correcto! Lo puso en la

cama del profeta, en donde ella había edificado esa

casita; y lo había llevado y puesto al muchachito en

la cama del profeta. Y ella le dijo al siervo:

"Enalbárdame una mulita y anda. No pares a menos

que yo te lo diga".

Su esposo dijo: "No vayas al monte Carmelo. No es

ni luna nueva ni día de reposo; el profeta no estará

allí". Pero ese corazón de madre por su niño... Ella

estaba-ella estaba en angustia. Y ella sabía que si

llegaba a ese profeta, que ella se daría cuenta por

qué Dios le había quitado su niño. Si Dios le podía

decir al profeta que iba tener al bebé, y ella lo tuvo,

seguramente que Dios le podía decir por qué le

quitó su niño. Ella dijo: "Todo está bien. Sigue

adelante".

46 Y el siervo fue al monte Carmelo, y Eliseo estaba

allí. El estaba parado a la entrada de la cueva, miró.

Y él dijo: "Ahí viene esa sunamita". Y dijo: "Ella está

preocupada, pero Dios lo ha escondido de mí; El no

me ha dicho lo que ella está... cuál es su problema".

¿Ven Uds.?, Dios no les dice a Sus siervos todo lo

que El hace; El sólo les da a saber lo que El quiere

que ellos sepan. ¿Ven? Depende de Dios. Allí estaba

ese gran hombre, pero él no sabía cuál era el

problema de ella.

Y así que, él le dijo a Giezi: "Sal corriendo ahora a

recibirla, y dile: '¿Te va bien?'"

Y él dijo: "¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido?

¿Le va bien a tu hijo?"

Miren a esa mujer. "Todo está bien". ¡Amén! Me

gusta eso. ¿Por qué? Su niño yacía muerto, su

esposo se estaba apretando las manos

nerviosamente y gritando, caminando de punta a

punta el patio. Pero, "todo está bien". Me gusta

eso.

47 Su propósito era entrar en la presencia de ese

profeta quien tenía sobre él la unción del Señor. Y

ella sabía que ese profeta sabría qué hacer, qué

decirle. Ella sabía que él tendría: "ASI DICE EL

SEÑOR" para ella. Y así que: "Todo está bien". Si

Dios se llevó al niño, muy bien, mientras fuera el

plan de Dios. Dios dio, Dios quitó; bendito sea el

Nombre del Señor. ¿Ven? Pero ella quería saber:

"¿Por qué?" ¿Era algo que ella había hecho?, o,

¿qué estaba mal? Y cuando ella corrió a los pies de

Eliseo, se postró a sus pies. Y así que, Giezi pensó

que esa era una conducta un poquito fuera de

orden, que una mujer se postrara a los pies de su

maestro, así que él la levantó rápidamente. Y así

que entonces ella empezó a decirle a él tocante a

que el niño estaba muerto. Ahora, él le dijo a Giezi:

"Toma mi báculo y ve allá, y ponlo sobre el niño. Y si

alguien te hablare, no le contestes. Si alguien te

saludare (que es: "¿Cómo está Ud.?"), no le

respondas. Sólo concentra tu mente en llevar este

báculo al niño, y empieza a caminar". Me gusta eso.

No tenemos tiempo de juguetear, el mensaje es

urgente. La gente se está muriendo. Vayamos

adelante.

48 Y él tomó el báculo y se fue. Ahora, yo creo que

si la mujer hubiera creído que eso haría la obra,

hubiera sucedido. Pero su fe no estaba en el báculo;

estaba en el profeta. Así que ella dijo: "Vive Jehová

tu Dios, y vive tu alma, que no te dejaré. Yo me voy

a quedar aquí mismo". ¡Oh, me gusta eso!

¡Aférrense a eso! Cuando Uds. se aferren de Dios

para algo, no lo suelten. Correcto. Si Uds. toman a

Page 15: Sunamita 120211114848-phpapp02

15

Jesús como su Sanador, no dejen que ningún diablo,

ni algo más los haga retroceder de eso. ¡Aférrense!

"Yo me quedaré con ello". Quédense allí. "Vive

Jehová tu Dios, y vive tu alma, que no te dejaré

hasta que me dé cuenta tocante al niño". Bueno,

Elías no se podía deshacer de ella. Así que, de esa

manera Uds. deben ser con Jesús. Uds. sólo deben

estar en Sus manos, y quedarse allí; clamar día y

noche. ¡Esa es la manera! Sí, señor. No se suelten;

no retrocedan ni un poquito. Si Uds. lo creen,

quédense allí. Hay misericordia en el Señor.

Quédense con eso.

49 Así que, yo pienso que esa es la razón que

María, (o mejor dicho, fue Marta que salió a

encontrar a Jesús), ella sabía... Ella había leído esa

historia del niño de la sunamita. Ella sabía que

si Dios estaba en el profeta, seguramente que

Dios estaba en Su Hijo. Y ella sabía que ella

obtendría su petición, si ella iba con el

acercamiento correcto. Esa es la cosa que sigue: la

gente se acerca a Dios de la manera incorrecta. Uds.

tienen que venir con el acercamiento correcto. No

hace mucho tiempo, yo tuve el honor de orar por un

rey. Ellos me quitaron los dobleces de las piernas de

mi pantalón; me dijeron que nunca... que no

volviera mi espalda a él; después que orara y cosas,

que caminara retrocediendo de él. Nunca vuelva su

espalda a un rey. Esa es una cosa muy buena; nunca

vuelva su espalda al Rey de reyes, entonces. ¿Ven?

Y es un acercamiento, un cierto acercamiento.

50 En los tribunales, hay un juez en el estrado, y si

Ud. quiere decir algo estando sentado allá atrás, y

Ud. dice: "¡Oiga, espere un momento, juez! ¡Yo le

quiero hablar un momento!" A Ud. lo sacarían de

allí. Hay un acercamiento para acercarse a ese juez,

y Ud. tiene que venir por ese acercamiento. Y hay

un acercamiento por el que Ud. tiene que venir a

Dios. Si Ud. viene a un don de Dios, Ud. tiene que

venir en la correcta actitud mental. Ud. tiene que

venir en el acercamiento correcto, o Ud. no recibirá

nada cuando Ud. venga. Y de esa manera Marta

lo hizo cuando Jesús vino; ella vino con el

acercamiento correcto. Esa mujer sunamita, ella

vino con el acercamiento correcto, con un corazón

cargado, anhelando a Dios. Y ella se aferró a eso. Y

Eliseo le dijo: "Bueno, yo sólo..." Ciñó sus lomos, y él

se fue tras él. Cuando él iba allí, él se encontró con

Giezi que venía de regreso. Dijo: "Yo puse el báculo

sobre el niño, y no hubo vida en él. Y...." Por

supuesto que no; la mujer no lo creía. Si ella lo

hubiera creído, hubiera sucedido. Pero ella quería el

profeta; ella no sabía tocante al báculo. Eliseo tenía

fe para eso, pero la mujer tenía fe en el profeta.

51 Así que cuando Eliseo llegó al cuarto... Quiero

que Uds. se fijen: sin orar. Eliseo llegó allí... ¡Ud.

habla de una situación! Allí estaba la gente en el

patio, lamentando y alborotando; y el padre todo

destrozado, y todos gritando. Y el niñito tendido en

la cama del profeta, había estado muerto desde

mediodía. Y Eliseo entró, y caminó de punta a punta

(la Biblia dice: "a una y otra parte"), en el cuarto.

¿Qué estaba haciendo él? Esperando la unción.

¡Amén! Caminando de punta a punta (¡oh,

hermanos!), sólo esperando la unción. Después de

un rato, la unción del Espíritu Santo vino sobre él, y

él se tendió sobre el niñito, puso sus labios sobre

sus labios, su nariz sobre su nariz, su frente sobre su

frente, y se quedó allí. El lo sintió, entró en calor; se

levantó, caminó otra vez. ¡Oh, hermanos! Me gusta

eso. Caminando de punta a punta, hasta que él

sintió la unción sobre él otra vez. Cuando vino la

unción sobre él otra vez, él se tendió sobre el niño

otra vez, sus labios sobre sus labios, su nariz sobre

su nariz. Y cuando menos pensó, el niño estornudó

siete veces y vino a vida. ¡Amén!

52 ¡Oh, cómo el pequeño Bartimeo le gustaba esa

historia! A mí también me gusta. "Oh", él pensó:

"¿sabes qué? Ese mismo gran profeta Eliseo... Y

cuando Elías subió, él envió una doble porción de su

espíritu sobre Eliseo. Y Eliseo fue un gran profeta". Y

Page 16: Sunamita 120211114848-phpapp02

16

entonces, justo en ese momento, sucedió que él

pensó: "No hace muchos años, ese Elías y Eliseo

caminaron por este mismo camino en donde yo

estoy sentado al lado, juntos, rumbo al Jordán para

abrirlo y cruzarlo caminando". ¡Amén! ¡Oh,

hermanos! Oh, el viento sopló y él se puso su viejo

saco harapiento un poco más arriba, Uds. saben

como que el sol se estaba moviendo hacia el otro

lado del muro. El pensó: "No hace más de unos

cuantos cientos de años, Elías y Eliseo caminaron

por estos mismos adoquines viejos aquí, juntos,

yendo allá. Y Elías se quitó ese manto e hirió el

Jordán, dijo... y el Jordán se abrió. Y Eliseo lo tomó,

e hirió el Jordán, y se regresó con el manto".

Yo Soy No Temais

3 Cada noche yo encuentro algunos pañuelos

puestos aquí y cartas. Ahora, nosotros creemos en

eso, de orar sobre esos paños.

Ahora, yo he estado leyendo algunas que dicen:

"¿Pudiera ungir este pañuelo, Hermano Branham?"

Bueno, ungir un pañuelo está perfectamente bien. Y

nosotros creemos que todo lo que Dios bendice,

nosotros lo apoyamos.

Pero si Uds. se fijan en las Escrituras, no fueron

ungidos. "Ellos tomaban pañuelos y delantales del

cuerpo de Pablo". Yo creo que Pablo era un

fundamentalista, ¿no lo creen Uds.? Así que yo

pienso que de dónde tomó eso, fue de la historia

del bebé de la sunamita que fue resucitado, o mejor

dicho, el muchachito, que fue resucitado de entre

los muertos.

¿Recuerdan que él le dijo a Giezi: "Toma este

báculo, y ve; y ponlo sobre el niño"? El sabía que

todo lo que él tocaba era bendecido. Pero la fe de la

mujer sunamita no estaba en el báculo; estaba en el

profeta. Así que ella se quedó con él hasta que él

fue y tendió su propio cuerpo a lo largo del niño, y

él volvió a vida.

¿Crees tú esto?

42 Aquí estamos. Oh, Martita, sale corriendo.

Parecía que ella tenía derecho para haber dicho

algo contra El. "¿Por qué no viniste a mi hermano?

Mira lo que hemos hecho por Ti, y Tú nos

defraudaste". Bueno, si ella hubiera dicho eso, la

historia nunca se hubiera terminado de la manera

que lo hizo. No, señor. Es de la manera que Uds. se

acercan a un don Divino de Dios. Si Dios envía un

don, Uds. tienen que acercarse correctamente, si

Uds. esperan obtener algo de ello. Deben acercarse

a él correctamente. Y Marta sabía eso. Ella

probablemente había leído tocante a la mujer

sunamita y su bebé. Y ella... Si esa mujer sunamita

sabía que Dios estaba en Elías, ¿cuánto mucho más

estaba El en Jesús? Seguro. Así que, ella se acercó

con el acercamiento correcto. Ella corrió hacia El y

cayó a Sus pies (me gusta eso), cayó a Sus pies y

dijo: "Señor". Ese es Su título correcto. Eso es lo que

El era. El era su Señor. "Señor, si Tú hubieras estado

aquí, mi hermano no hubiera muerto". ¡Oh,

hermanos! Oh, yo me pudiera imaginar, viendo Su

gran corazón mientras El miraba a esa hermosa

mujer, las lágrimas corriéndole por sus mejillas.

Dijo: "Señor, si Tú hubieras estado aquí, mi

hermano no hubiera muerto". Observen lo que ella

¡dijo: "Mas también sé ahora, Señor (aunque él está

muerto, aunque los gusanos de la piel estén

reptando por su cuerpo), mas también sé ahora,

Señor, que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo

dará".

Muestranos al Padre y nos basta

64 Ahora, nos damos cuenta que Dios estaba en

Moisés. Dios estaba en Eliseo. Allí estaba Eliseo, un

hombre metido en la-la cueva allá. La mujer

sunamita a la que él había bendecido, y había dado

a luz un niño, y el niño murió, y Eliseo vino a la

Page 17: Sunamita 120211114848-phpapp02

17

escena. Eliseo era un hombre de Dios. Cuando él

entró, el niño estaba acostado en su cama. Primero,

Eliseo sabía que él era un hombre de Dios. El no se

jactó al respecto, ni se infatuó al respecto, sino que

él sabía que él era un hombre de Dios. Así que él

caminaba con ese báculo viejo, y él dijo, le dijo a

Giezi: "Toma ese báculo, y ve y ponlo sobre el niño".

El sabía que todo lo que él tocaba era bendecido,

porque Dios estaba en él, si él únicamente podía

hacer que la mujer creyera la misma cosa. De esa

manera la mujer tocó el borde del-del manto de

Jesús. Porque ella sabía que El era un Hombre

piadoso, y que Dios habitaba en Su pueblo. Y ella

sabía que si Dios estaba en Eliseo, de seguro El

estaba en Jesús. Ella sabía que.... Si nosotros gente

Pentecostal nos pudiéramos respetar los unos a los

otros de esa manera, sabiendo que nunca

hablaríamos tocante los unos a los otros, seríamos

hermanos, seríamos hermanas, nunca habría una

desgracia entre nosotros si nos pudiéramos

reconocer los unos a los otros como lo que somos:

hijos e hijas de Dios, y Dios habita en Su iglesia, en

Su pueblo. Seguramente que El habita. Dios está en

Su pueblo. ¿Creen Uds. eso? [La congregación dice:

"Amén"-Ed.].

65 Miren a ese profeta. La mujer no creía en el

bordón. Yo pienso que de allí es de dónde Pablo

tomó lo de los pañuelos que se llevaban de su

cuerpo. Porque yo creo que Pablo no predicaría algo

que no estuviera en la Palabra; así que él le enviaba

los pañuelos a la gente. Dios estaba en Pablo, y la

gente tomaba los pañuelos del cuerpo de Pablo, se

los ponían en su cuerpo, y los demonios salían de

ellos, y las enfermedades eran sanadas. Dios estaba

en un hombre. ¿Creen Uds. eso? [La congregación

dice: "Amén"-Ed.]. En Pablo. Dios estaba en Eliseo, y

fue llamado a la escena de un niño muerto. El no

sabía qué hacer. El niño estaba muerto. Así que él

sólo caminó de punta a punta, de lado a lado del

piso (¡oh, me gusta eso!), esperando que viniera el

Espíritu Santo, caminando de un lado al otro en el

cuarto. Y después de un rato, él empezó a sentir al

Espíritu venir sobre él. Yo creo que él se alentó un

poquito, Uds. saben, empezó a caminar un poquito

más rápido. ¡Oh, él sintió el Espíritu!; se tendió

sobre el niño, y el niño estornudó siete veces y vino

a vida: ¡Dios en Su pueblo! Quién puede regresar la

vida de la muerte, sino Dios. ¡Amén! ¡Fiuuu! Me

siento muy religioso ahorita. ¡Oh, hermanos!, Uds.

piensan que un Bautista no grita; yo sí grito. ¡Oh!,

Dios en Su pueblo.

Yo soy

3 Me puedo imaginar ver a un hombre soltar su

remo de vez en cuando, y menear su mano en señal

de despedida correspondiéndoles, y algunos en la

orilla estaban meneando sus manos como señal

de despedida, y con sus pañuelos y demás,

mientras la pequeña barca empezaba a tomar su

curso cruzando el mar. Después de un rato, quizás,

estaban fuera del alcance de la vista desde la playa,

y las multitudes se empezaron a regresar hacia sus

hogares. Pensemos que hubo silencio por un largo

rato; nadie decía nada. Se puso el crepúsculo. Ha de

haber sido el joven Juan, siendo el más joven del

grupo, que dejó de remar, y limpió el sudor de su

rostro, y dijo: "Hijos de Abraham, y hermanos:

podemos ahora descansar seguros que no estamos

siguiendo alguna clase de fanático; este Hombre es

exactamente lo que El dice que es. El no es un

fanático, como mucha de nuestra gente cree hoy; ni

tampoco El es un profeta falso". "Yo recuerdo", él

diría, "cuando yo era sólo un niñito, cuando mi

hermosa madre hebrea me solía sentar en sus

rodillas y me contaba las historias del Antiguo

Testamento, de cómo nuestro pueblo de antaño fue

traído a esta tierra, y de los grandes profetas de la

antigüedad". ¡Cómo le gustaba a él oír la historia de

Eliseo y la mujer sunamita, cuando trajo a vida de

nuevo al niñito! "Cómo mi madre me decía: 'Cariño,

en un tiempo Dios estaba con Su pueblo, y a ellos

no les faltaba nada'. Luego una de las historias

Page 18: Sunamita 120211114848-phpapp02

18

grandiosas que ella me solía contar, que me

asombraba, era cómo Dios alimentó a Su pueblo de

antaño, cuando ellos llegaron a un punto que no

tenían pan, sin embargo estando en la línea del

deber, en su camino de Pal-... de Egipto a Palestina.

Y cuando ellos no tenían pan para sus hijos, ellos no

tenían nada para así seguir viajando, ya no tenían

más alimento, que Dios, Jehová, hizo llover pan del

Cielo, ya cocinado, y que cortésmente, por medio

de Sus Angeles, lo llovía al suelo cada noche. Y

cómo nuestro pueblo salía y tomaba eso, y estaba...

había sido metido en miel, y cómo lo saboreaban, y

por cuarenta años sin cesar, el gran Jehová Dios

alimentó a nuestro pueblo, porque estaban en la

línea del deber".

Hijo de David, ten misericordia de mí

22 Entonces, una de las historias que al pequeño

Bartimeo le gustaba mucho, era la historia de la

mujer sunamita, porque hablaba de un muchachito,

Uds. saben. Hablaba de un muchachito allí que... Y

ella le contaba tocante a ese grande y poderoso

profeta Eliseo, cómo Dios lo hizo un profeta tan

grande y poderoso. El vivió en el desierto y no tenía

mucha ropa, y él se envolvía un pedazo de piel en

él, y-y cómo él fue un grande y poderoso hombre de

Dios. El vivió bajo la unción de Dios. Y él pasaba una

cierta ciudad, y allí había una mujer sunamita. Ella

era una mujer bondadosa, y también amaba a Dios.

A pesar de que era una gentil, ella-ella amaba a

Dios. Y yo pudiera decir que quizás ella le pudo

haber dicho a Bartimeo: "¿Sabes qué?, Bartimeo,

nosotros somos escogidos de Dios. Pero algún día,

vendrá un gran Mesías. Y cuando El-cuando El

venga, El será el que llamará a todas las naciones,

porque esta mujer sunamita... Dios ama a todos

aquellos que son amorosos. El quiere venir y ayudar

a aquellos que quieren que se les ayude".

23 "Y Bartimeo, esta gran mujer, ella veía este

hombre santo pasar por la ciudad. Así que ella le

quería mostrar algo de favor, porque ella amaba a

Dios, y sabía que ése era siervo de Él, y ella lo quería

ayudar, y hacer algo por él. Así que ella-ella lo veía

venir, y salía y lo invitaba a que entrara y-y que se

quedara con ellos. Así que, su esposo era un

hombre rico. Un día ella le dijo a su esposo: '¿Sabes

qué, querido?, este gran hombre santo de Dios pasa

por aquí, y va allá a una cueva donde él está

viviendo, allá arriba en el monte Carmelo. Así que

mientras él pase por aquí, creo que sería bueno si le

edificáramos un cuartito al lado de nuestra casa.

Creo que sería muy bueno si hiciéramos eso, porque

nosotros creemos en Dios, y El sí es Dios, y él es el

representante de Dios. (Ese es el orden más elevado

de Dios ahora en la tierra, es Su representante)'. Así

que su esposo dijo: 'Pienso que estaría bien'. Así

que ellos le edificaron la casita allí".

24 "Y un día cuando Eliseo y Giezi, su-su siervo,

pasaron por allí y vieron ese cuartito edificado allí,

entraron. Ellos les tenían una buena camita blanda

allí, y-y un pequeño banquillo y agua y todo. Así que

dijo: 'Ve, pregunta a esa sunamita qué pudiera

hacer yo por ella. Ella ha sido tan bondadosa con

nosotros; quizás pudiéramos corresponder su-su

bondad. Quizás ella querrá que yo le hable al rey o

quizás ella querrá que yo le hable al general del

ejército, o a alguien'. Pero tú sabes, Bartimeo, que

esa mujer no pidió nada. Pero cuando Giezi regresó,

él dijo: 'Déjame decirte, Eliseo, gran profeta de Dios;

la mujer es estéril. Ella no tiene hijos. Ella nunca ha

tenido un hijo'". Y decía: "Bartimeo, tú sabes que

cualquier madre quiere un pequeñito, un

muchachito dulce como tú eres. ¿Ves? Esa es la

razón que digo que Jehová ha sido tan bueno

conmigo por darte... por darme un muchachito

como tú. Y esa pobre madre quería un muchachito

como tú. Así que Eliseo dijo: 'Ve, y dile que venga

delante de mí'. Y así que, sin duda Eliseo tuvo una

visión de qué hacer. Así que entonces cuando la

Page 19: Sunamita 120211114848-phpapp02

19

mujer llegó, él dijo: 'De acuerdo al tiempo de la

vida, tú vas a dar a luz a un hijo'. Y ella se fue. Y,

¿sabes qué, Bartimeo? Esa madre tuvo un

muchachito dulce, un muchachito gentil, así como

tú, que eres un muchachito judío. ¡Cómo esa madre

amaba a ese muchachito! ¡Cómo ha de haber

pensado ella que él era la cosita más dulce!"

25 "Y cuando él tenía como unos once años de

edad, un día él fue con su papá al campo para-para

levantar la cosecha. Y yo creo que le ha de haber

dado una insolación, porque él empezó a decir: '¡Mi

cabeza, mi cabeza!' El se puso más enfermo y más

enfermo. Así que el padre estando muy ocupado

con los que había contratado, él envió al

muchachito con un siervo, y lo puso en el regazo de

su madre. Ella lo mantuvo en su regazo hasta como

a las doce, y el aliento salió de él, y el pobre

muchachito murió. Pero mira, Bartimeo, quiero que

te fijes ahora en esta mujer gentil, en lo que ella

hizo. Ella lo llevó y lo acostó en la cama del profeta.

Ahora, esa es una maravillosa revelación. ¿Ven? Ella

no lo llevó a su propia cama, ni tampoco lo llevó a la

cama de ella, ni a la cama del padre. Ella lo llevó y lo

acostó en la cama del profeta, en el aposento en

donde el profeta había dormido.

26 "Y luego ella le dijo a su esposo: 'Enalbárdame

una mula, y tú ve adelante de mí', mejor dicho, le

dijo al siervo, 'y no te detengas. Si alguien te saluda,

no lo saludes, sino ve derecho al hombre de Dios, al

monte Carmelo'". "Mira", decía: "Mira, su esposo

dijo: 'No es ni luna nueva, ni es día de Reposo, así

que el hombre de Dios no va a estar allá'""Y ella

respondió: 'Paz'". ¡Me gusta eso! Cuando Ud. tiene

ese verdadero agarre de fe, quédese con eso. Esa es

una buena lección ahora para todos Uds. pequeños

Bartimeos. Miren. "Y luego dijo: 'Sigue-sigue

adelante. No te detengas por llamadas sociales y

cosas. Sólo sigue adelante. Continúa adelante. No te

detengas hasta que yo te diga que te detengas'. Y

por supuesto, cuando él se acercó al monte

Carmelo, cuando el profeta...." Uds. saben, Dios no

le revela todo a Sus profetas. Todos sabemos eso. El

sólo le revela a Sus profetas lo que El quiere que

sepan.

27 "Y ahora cuando él se acercó, Eliseo salió,

probablemente era anciano y quizás su vista estaba

un poco oscurecida. El levantó sus manos y dijo: 'Ahí

viene esa sunamita, y parece que está preocupada.

Pero Dios lo ha ocultado de mí'. Así que él le dijo a

Giezi: 'Sal y recíbela'. Pero ella venía con mucha

prisa. Cuando ella llegó allí, él gritó: '¿Te va bien a

ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien a tu hijo?'"

"Y fíjate bien lo que esa mujer dijo: '¡Bien!'" ¡Amén!

¿Ven?, ella sabía que Dios estaba en ese profeta.

Correcto. Ella sabía que ese era el orden más alto

que Dios tenía en ese día. Yo pienso que de allí fue

que Marta tomó la idea. Ella debió haber leído esa

historia. Cuando su hermano Lázaro murió, ella

sabía que si Dios estaba en ese profeta, Dios

ciertamente estaba en Su Hijo. Correcto. Así que

ella fue a Él y dijo: "Señor, si hubieses estado aquí,

mi hermano no habría muerto. Mas también sé

ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará".

Me gusta eso. Me gusta eso. ¿Ven?, eso lo

sobresaltó. ¿Ven? "Mas también sé ahora que todo

lo que pidas a Dios, Dios te lo dará".

28 Este muchachito sentado aquí con ese pie

magullado, y otro joven sentado acá, los vi que

ambos estaban gritando anoche. Han de ser

muchachos Pentecostales, han de tener a Dios en su

corazón. Ud. dice: "Hermano Branham:

probablemente yo nunca caminaré otra vez. El

doctor dice que no caminaré". Este aquí con

problema de corazón, este aquí con lo que sea, lo

que sea su problema, diga: "Bueno, el doctor dice

que no podré. Yo nunca podré deshacerme de esto.

Yo tengo cáncer. Yo tengo un tumor. Yo tengo esto

y eso. Mas también sé ahora, Señor, que todo lo

que pidas al Padre, El te lo dará". ¡Eso es! "Mas

también sé ahora, que todo lo que pidas a Dios,

Page 20: Sunamita 120211114848-phpapp02

20

Dios te lo dará". De allí ha de haber sido de dónde

Marta tomó la historia.

29 La mujer sunamita dijo: "¡Bien!" Ahora, ella no

estaba pidiendo por el niño, sino que ella sabía que

Dios era poderoso, por medio de ese profeta, de

decirle a ella por qué El se llevó al niño, y eso la

satisfaría. Si El le pudiera decir por qué se llevó al

niño, todo estaría bien. Así que ella estaba ante el

representante de Dios, y todas las cosas estarían

bien. Me imagino que los ojos del pequeño

Bartimeo se le iluminaban. "¡Mamá, mamá, date

prisa; dime qué sucedió!" ¿Ven Uds.?, los

muchachitos se ponen ansiosos. Ellos quieren saber

cuál es el fin. "Bueno, el gran profeta, después que

ella le reveló a él y le dijo su historia, que el

muchachito había muerto y estaba acostado en el

aposento, entonces el profeta dijo a su siervo:

'Toma mi báculo, y ve y ponlo sobre el niño'".

Ahora, yo pienso, otra vez en el Nuevo Testamento,

que de allí fue dónde Pablo tomó la idea de tomar

pañuelos y delantales de su cuerpo.

30 Ahora, Eliseo sabía que todo lo que él tocaba era

bendecido. Pero ¡si él podía lograr que la mujer lo

creyera!, eso era todo. Si él podía hacer que la

mujer creyera la misma cosa, un milagro hubiera

sucedido de la misma manera como siempre, si la

mujer hubiera tenido fe en lo que Eliseo le dijo que

hiciera. Pero la fe de la mujer no estaba en el

báculo. Ahora, me gusta de la manera que ella lo

dijo de todas maneras. "Ella dijo: 'Vive Jehová, y

vive tu alma, que no te dejaré'". ¡Me gusta eso!:

determinada a sostenerse en eso. ¡Eso es! Si Ud.

empieza creyendo en Dios, sosténgase en eso hasta

que el Espíritu Santo venga, hasta que todo lo que

Ud. ha pedido se cumpla. No ceda. "Yo no te

dejaré. Yo estoy en Tus manos, Señor, hasta que me

respondas". Esa es la manera de hacerlo. Uds.

saben, Jesús lo enseñó de esa manera. El habló del

juez injusto, Uds. saben, cómo él-él-él no le hacía

justicia a la viuda de su adversario. Pero él dijo:

"Porque esta viuda me es molesta, le haré justicia

de su adversario". Bueno, cuánto más el

bondadoso Padre Celestial de Uds. está dispuesto a

dárselos a Uds. Pero miren, no... El dijo: "Buscad, y

hallaréis; llamad y se os abrirá". Ahora... "Y pedid".

Ahora, si Uds. se fijan, no sólo es: "Señor, lo quiero".

"Es el que pide, busca". Continúen buscando.

Continúen llamando. Sólo continúen, continúen.

Uds. han llegado allí, así que sólo continúen

llamando hasta que suceda. "Yo lo creo, Señor. Yo

estoy-yo estoy en Tus manos. Yo estoy en Tus

manos".

31 Recuerden que el Señor me sanó del problema

del estómago. El diablo dijo: "Tú-tú no has sanado".

Yo dije: "Entonces sólo quédate por aquí y

escúchame testificar. Si-si tú quieres...?... Si tú

quieres oír que Dios sea alabado, sólo quédate por

aquí y escúchame un rato". El se cansó y se fue. Así

que él-él se irá. El otro día él trato de darme un mal

resfriado. El me lo dio, y yo se lo regresé. El me lo

dio otra vez. Yo se lo regresé a él otra vez. Y así

peleamos sobre ello por tres o cuatro días, y

finalmente se fue. Así que ahí lo tienen Uds. ¿Ven?

Sólo sigan regresándoselo a él. No lo reciban;

regrésenselo a él. Regrésenselo a él. Esa es la

manera de hacerlo. Sólo estén determinados.

Sosténganse en eso.

32 De esa manera ella lo hizo. "Ella dijo: 'Vive

Jehová, y vive tu alma...'" Ahora, ¿ven?, ella creía

que él tenía una alma que no moriría. ¿Ven? 'Vive

Jehová, y vive tu alma, (¿ven?), yo no te voy a

dejar'. Yo me voy a quedar contigo hasta que sepa

qué sucedió. Así que él no podía deshacerse de- de

ella. Así que tuvo que ceñir sus lomos, y se fue". Me

fijé que cuando él entró al cuarto, miren lo que ese

profeta tenía en su contra. El no sabía lo que el

Señor iba a hacer. Allí estaba el padre, gritando a

voz en cuello, toda la gente alrededor del vecindario

gritando. Ese muchachito amable, de esta familia

encantadora, estaba muerto, yaciendo en el

Page 21: Sunamita 120211114848-phpapp02

21

aposento, todas las esperanzas perdidas. Ahora,

¿qué hizo Eliseo? Igual que hizo Jesús: los echó a

todos fuera de la casa. Los sacó de donde él estaba,

como lo hizo Jesús cuando la hija de Jairo estaba

muerta. Y fíjense bien lo que el profeta hizo. El no

tuvo que salir afuera y buscar y orar, y prepararse

en oración, y alistarse. No. Yo-yo creo que

deberíamos estar preparados en oración todo el

tiempo, ¿no piensan Uds. eso? [La congregación

dice: "Amén"-Ed.].

34 "El anciano Eliseo, cuando él se subió en el-en el

barco, Uds. saben, o mejor dicho, se subió a la

plataforma del lugarcito que ella le había edificado,

él caminó de lado a lado por el piso. Y él se paseó a

una y otra parte, la Biblia dice, en el cuarto. Y

entonces después que sintió que vino el Espíritu

sobre él, él fue y se tendió sobre el niño, y se tendió

allí con su carne sobre el niño. Y luego él sintió que

el niño estaba entrando en calor, así que se levantó,

y se paseó de lado a lado otra vez por todo el

cuarto. Regresó y él mismo se tendió sobre el niño

otra vez, y estornudó siete veces y volvió a vida. El

levantó al niño, y dijo: 'Llama a la sunamita'". Y,

¡oh!, cómo le gustaba eso al pequeño Bartimeo.

Respetos.

134 Tomemos a algunas personas que sí lo

respetaron. Tomemos a la mujer Sunamita, con el

mismo profeta, Elías. Ella en realidad no era una

Israelita. Ella era de Sunem, pero ella creía en Dios.

Y ella vio a este hombre pasar por la ciudad, lo oyó

hablar, ella vio las señales que hizo.

135 Se cuenta en la historia, no sé si es verdad o

no, que un día un montón de perros salvajes

estaban tratando de atrapar a una niñita. Ahora,

esto no es Escritura, tan sólo es una historia que leí.

Y decía que la mujer Sunamita estaba parada en la

esquina, y ella vio que estos perros iban a matar a

esta niñita. Y este santo hombre estaba pasando

por la ciudad, y él levantó su báculo a Dios, y clamó

por misericordia para esos niñitos así, y los perros

se dieron vuelta y se fueron lejos de ellos. Si eso fue

así o no, suena como que pudiera ser, yo no sé.

136 Pero, de todas maneras, esta mujer dijo,

cuando la Biblia, cuando ella “entendió que este era

un varón santo”. Ella entendió que algo había

sucedido. Ella vio lo que él era, y “entendió que él

era un varón santo de Dios”. Y, en vez de faltarle al

respeto como lo hizo Jezabel, ella lo respetó. Ella le

dijo a su esposo: “Nosotros bien podemos hacer

esto. Yo te ruego, construyámosle una casita aquí

en alguna parte. Démosle un lugarcito, por que él

está fatigado. Lo he observado. Se está poniendo

viejo, y me fijé en su cabello canoso cuando le

colgaba en su barba. Su pequeño y viejo báculo, sus

pequeños y delgados brazos mientras él caminaba,

los pequeños y flácidos brazos así. Y aquí viene él

caminando, cargando una pequeña vasija de aceite

en su costado, con un pedazo de piel de oveja

envuelta alrededor de él, en el sol caliente, su

cuerpo se miraba quemado y rojo. Y yo te ruego,

hagámosle un pequeño sitio, para que se aloje aquí.

Consigamos al contratista y que venga aquí y le

construya un lugarcito, y hospedémoslo, porque

entiendo que su espíritu, por su espíritu, que él es

un varón santo. El es un varón de Dios”. ¡Oh, oh,

qué diferencia!

137 Ahora, su esposo estuvo de acuerdo,

ella...él pudiera haber dicho: “Querida, me he fijado

en ese varón, también. Lo he escuchado, lo he

observado, he visto sus obras. Sé que él es un varón

santo de Dios. Así que simplemente haremos eso”.

Así que llamaron al contratista y le construyeron un

lugarcito agradable, y le pusieron una camita allí

para descansar, para que él pudiera acostarse y

descansar. Le prepararon un lugar para lavarse los

pies, consiguieron un poco de agua y cosas, y las

prepararon allí adentro.

Page 22: Sunamita 120211114848-phpapp02

22

138 Y cuando el profeta pasó por allí, por

supuesto, eso bendijo su alma, el ver que se había

hecho algo por él. El le dijo a Giezi: “Ve, llámala, y

pregúntale qué pudiera hacer por ella, ¿pudiera yo

‘hablar con el rey, con el capitán principal?’” El...

139 Ella dijo: “Yo habito en medio de mi pueblo,

y no hay nada de lo que tenga necesidad”.

140 Pero Giezi dijo: “Ella no tiene hijos. Y su

marido está bien avanzado en años, él está viejo.

Ellos no tienen hijos”.

141 Y yo me imagino, a Elías acostado allí en

esta camita, con la cual ella lo había bendecido al

hacerla, tenía sus pies lavados, y su barba estaba

lavada, y cosas, acostado allí, no hay duda que él vio

la visión del Señor (porque, siempre hacían eso). Así

que él dijo: “Ve, llámala, y dile que se pare aquí

delante de mí”. ¡Oh, hermanos! “Ve, llámala,

porque ella ha--ella ha respetado a Dios. Ve, dile

que venga aquí”.

142 Cuando ella se paró a la puerta, él dijo: “ASI

DICE EL SEÑOR. Por este tiempo, el año que viene,

darás a luz a un bebé”. Y por ese tiempo, al año

siguiente, ella tuvo el bebé.

143 Entonces Satanás, cuando él llegó a tener

como doce años de edad, su padre lo tenía en el

campo un día, y Satanás dijo: “Me voy a deshacer

de ese niño”, así que él simplemente le dio una

insolación. Y él murió en los brazos de su madre.

144 ¿La desanimó eso a ella? No, señor. Ella

dijo: “Enalbarda una mula. Y anda, no te detengas.

Sube al Monte Carmelo, a la montaña, porque él

acaba de pasar por aquí el otro día”. ¡Oh, oh! ¡Oh,

oh! ¡Oh, oh! ¡Hermanos! Allí lo tienen. Eso es

respeto. Eso es respeto.

145 Y su marido dijo: “Tú vas adonde el varón de

Dios”. Dijo: “No es nueva luna o día de reposo, y él

no va a estar allá arriba en su...”

146 Ella dijo: “Todo va a estar bien, sólo

enalbarda la mula y déjame ir”. Y así que ellos se

fueron.

147 Y subieron a la montaña. Y cuando el

anciano Elías miró hacia afuera de la cueva, y él

salió allí y miró hacia afuera, él dijo: “Esta que viene

parece ser esa mujer Sunamita”. Dijo: “Ella debe de

estar afligida”. El dijo: “Ve, a recibirla. Y, cuando”,

dijo, “ella está afligida en su corazón, y Dios nunca

me dijo nada al respecto”.

148 ¿Ven?, Dios no tiene que decirle a uno todo,

¿ven?, así que El ni siquiera le dice todo a Sus

profetas. El simplemente--El simplemente hace lo

que El quiere hacer, El es Dios.

149 Aquí, ahora, Elías dijo: “¡Dios!” ¿Qué si Elías

dijera esto: “¿Por qué no me dijiste Tú el porqué

viene ella? ¿Por qué no me dijiste Tú todo al

respecto?” El nunca hubiera visto nada. Pero todo

estaba bien con Elías, sea lo que fuera.

150 Y, ¿qué si ella hubiera llegado y dicho, ella

diría: “¿Dijiste tú que eras un siervo de Dios? ¡Tú

hipócrita! Yo en verdad creo que no eres nada sino

un santo rodador”? Nunca hubiera sucedido. ¿Ven?

Dios algunas veces nos prueba, para ver qué

haremos.

151 Así que, en vez de eso, ella corrió

directamente a sus pies y adoró, como que era a

Dios. Y ella dijo, y ella le reveló qué pasaba. Y Elías

dijo: “Toma mi báculo y ve a ponerlo sobre el

niño”..

152 Y cuando él lo dijo, la mujer dijo: “Vive

Jehová Dios, y tu alma nunca muere”, oh,

Page 23: Sunamita 120211114848-phpapp02

23

hermanos, “tú siervo de Dios, que no te dejaré. Me

voy a quedar aquí hasta que Dios envíe la visión”. El

anciano Elías se quedó allí un ratito más; se ciñó sus

lomos, y tomó su báculo y se puso en camino.

153 El entró al cuarto donde ese bebé estaba

acostado, un bebé muerto. Caminó de arriba abajo

por el piso, así, unas cuantas veces. Debido a una

mujer reverente, una mujer que lo respetó a él, un

hombre que lo respetó a él, y que creían que él era

un hombre de Dios, él caminó de arriba abajo por el

piso hasta que Dios respondió. Amén. Entonces él

se tendió sobre el bebé y estornudo siete veces, y lo

levantó y se lo dio a su madre. Salió, y se fue de

regreso a la cueva. ¡Porque ella respetó al hombre

de Dios! Amén. Dios demanda respeto.

La Más Grande Batalla Jamás Peleada

35 sido establecida. No permita Ud. que

Satanás establezca NADA. Más bien mantenga Ud.

bien establecida la Palabra de Dios en su corazón.

Todos Uds., los Miqueas, háganlo así. Fíjense bien:

Y la mujer respondió á la serpiente: Del fruto de los

árboles del huerto comemos,

Mas del fruto del árbol que está en medio(¿Ve

donde está? en medio) del huerto dijo Dios: No

comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis.

(Ahora, esa es la Palabra, y Eva se la está citando a

la serpiente. Fíjese bien:)

Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis.

¿Ven Uds. sus tácticas? ¿Qué estaba tratando de

hacer? El estaba tratando de ungir a esa preciosa

mujer, hija de Dios, con incredulidad a la Palabra.

Eso es exactamente lo que él estaba tratando de

hacer. Y tú hermanita, ahí en esa camilla, él está

tratando de que tú hagas lo mismo; y así es con

cada uno de Uds.; él está tratando de ungirles. Lo

único que debe hacer Ud... Ud. es una persona con

libre albedrío, y puede aceptarlo si así lo desea;

pero les estoy aconsejando: ¡ECHEN ESO AFUERA!

Si Eva no se hubiera parado por un instante a

escuchar ... No se detenga Ud. por NADA. ¡NO SE

DETENGA! Eliseo le dijo a Giezi: "Toma mi bordón y

ve, colócalo sobre el niño muerto. Si alguien te

habla, no le respondas; y si alguien intenta pararte,

sigue adelante."

Fíjense en la mujer Sunamita; ella llamó a su siervo,

y le dijo: "Ensilla un asno y corre adelante; y no te

pares sin que yo te lo diga!'Cuando Ud. reciba el

Mensaje, marche adelante, ¡AMEN! Ud. dirá: "Ya

no puedo caminar; me estoy sintiendo muy débil."

¡NO SE DETENGA! ¡SIGA ADELANTE! Ponga todas

las cosas a un lado, y siga adelante abriendo el

camino. Hermano, Ud. tiene la Espada en la mano;

siga abriendo el camino.

En una ocasión fui a un estadio de fútbol adonde iba

a predicar, me detuve a la entrada y miré arriba de

la puerta donde decía: "No es el tamaño del perro

en la pelea, sino mas bien el tamaño de la pelea en

el perro." Y así es como se gana la batalla.

Ud. dice: "Pero vea todas esas iglesias tan grandes

que están contra nosotros." A mí no me importa su

tamaño; es más

Jehová Proveerá (Parte 1 )

189 Padre Celestial, estos pañuelos representan

a gente enferma, madres y padres, niños, que están

esperando. Hemos sido enseñados en la Biblia, de

que fueron tomados pañuelos del cuerpo de San

Pablo y ropa. La gente lo vió, y reconoció que el

Espíritu de Dios estaba en él. Pablo recordó que

Eliseo le dijo a la mujer Sunamita, lo que le dijo a

Giezi, "Toma mi bordón y vé y ponlo sobre el niño."

El sabía que lo que él tocaba era bendecido. De

Page 24: Sunamita 120211114848-phpapp02

24

Pablo, tomaban ropa de su cuerpo y vestidos y

espíritus inmundos salían de la gente, las

enfermedades se iban. Ahora, Señor, nosotros no

somos San Pablo, pero Tú todavía eres Dios, el

mismo Dios.

El Absoluto

'Todo hombre hoy en día hace lo que le parece bien

a su modo de ver, porque no hay profeta.

Fíjense en los días de los Jueces. ¡Fíjense! En los días

cuando (yo creo que fue Elías o Eliseo, uno. ¡Sí!),

aquel niño muerto... La la mujer Sunamita, ella

hizo..

Elías era el hombre de Dios de aquel día, no sólo un

buen maestro inteligente. Pues, él era un anciano

que caminaba por allí. Si Ud.... Si viniera a - viniera

tocando a su puerta hoy, Ud. probablemente lo

correría. Toda una nación lo odiaba. Jezabel y todos

los demás lo odiaban, porque su - ella estaba

sentada en la Casa Blanca y hacía que todas las

mujeres hicieran lo que ella hacía; y todas las demás

la tenían como modelo, y - y Acab era movido - su

cabeza era movida por el poder de ella. No le

hemos fallado por mucho en este día, está casi

igual; y allí - allí lo tienen. Todos estaban en esa

carrera de popularidad y todos - todos estaban bien

arreglados.

Pero aquella viejita Sunamita (no mujer Sunamita

pero la pequeña - sí, yo creo que sí era la Sunamita),

cuando ella vino y vio que ese poder estaba en Elías,

ella dijo: "Yo percibo que él es un hombre santo". Y

cuando ese niño estaba tendido muerto, ella dijo:

"Ensilla esa mula y ¡no vayas a parar!" Ella fue allá.. .

Ella sabía. . . Y a mí me gusta eso, la forma en que

vino; ella llegó hasta su absoluto, a su poste de

amarre.

Elías dijo: "Aquí viene la Sunamita. Está afligida,

pero yo no sé qué está mal". (¿Ven?, Dios no le

muestra todo a Sus siervos, sólo lo que El desea que

sepan). Así que él dijo: "Su corazón está afligido,

pero yo no sé". El dijo: "Giezi, corre, e investiga, y ve

qué está mal".

El dijo: "¿Está todo bien contigo? ¿Está todo bien

con tu esposo? ¿Está todo bien con tu hijo?"

Fíjense en ella. ¡Oh, hermano! Esto es. Ella dijo:

"Todo está bien". ¿Por qué? Ella había llegado a su

absoluto. "Todo está bien". Y ella se arrodilló...

Primero cayó a sus pies, y Giezi la levantó. Eso no

estaba bien ante su - su amo, la levantó; y ella

comenzó a contarle.

Ahora, él ahora no tenía un absoluto. El sabía que

había tenido poder por medio de la visión para

darle su hijo, pero ahora, ¿que podía él hacer? El

tomó su báculo y fue allá al cuartito paso... cerró

las puertas, sacó a todos los demás. El caminó de

acá para allá en el cuarto. El tenía un Absoluto si tan

solo, podía hacer contacto con El. De acá para allá,

para arriba y para abajo en el cuarto. ¡Oh, hermano!

De repente sintió que algo le pegó; él se tendió

sobre el niño, se levantó de nuevo, se alejó. El - el

niño como que se movió, se calentó. El se levantó y

anduvo de acá para allá; él no hizo buen contacto

con el Absoluto. "¿Qué fue, Señor? ¿Qué dices que

haga?"

Sin duda cuando él se volteó, él vio una visión: ese

niñito corría jugando, saltando la cuerda, alguna

cosa u otra como esa - jugando. El se tendió sobre el

niño; él puso su nariz sobre su nariz, sus labios

sobre sus labios; y el Poder de Dios levantó al niño a

vida. ¿Qué fue? El absoluto de la mujer era un

profeta; el Absoluto del profeta era Dios. Y juntos

con la Palabra: "Yo soy la Resurrección y la Vida, el

poder de Dios, aquel Creador"... . ?... ella levantó

nuevamente al niño.

Page 25: Sunamita 120211114848-phpapp02

25

¡Seguro! La razón por la que todo hombre hacía

según su parecer, era porque no tenían profeta al

que pudiera llegar la Palabra del Señor. La Palabra y

los profetas faltaban en ese día.

Desesperación

102 La mujer sunamita tenía un niño que había

venido por la Palabra que el profeta había hablado

sobre ella; aunque era una anciana como también

su marido. Ellos no tenían hijos, pero ella había sido

amable con este-este profeta. Y ella sabía que él era

un varón de Dios. Ella percibía que él era honorable,

un verdadero hombre. Él podía entrar a la casa aun

cuando no estaba su esposo, y en lo que fuera; era

un hombre santo. Podían ver que él era una

persona honorable. Ella lo había visto obrar señales

y maravillas. Ella le había escuchado relatar cosas

que habían sucedido. Él era un hombre honorable,

santo. Ella le dijo a su marido: "Veo que este

hombre que ha llegado aquí con nosotros es un

hombre santo". El ama de casa, sabía que él era un

hombre santo. Y ella le edificó una casita al lado,

para que él no se sintiera apenado. Él podía llegar

cuando deseara y así. Ella colocó allí una-una

camita, y una-una jarra con agua y demás, para que

él pudiera lavarse y tener algo qué tomar. Y

probablemente mandaba a la criada, o a alguien, al

mozo con-con comida para él, y pasaba y le daba el-

el buen día, o algo así.

103 Y entonces, Elías vio esta amabilidad hacia él. Y

escrito está: "Por cuanto lo hicisteis a uno de estos

Mis pequeñitos, a Mí lo hicisteis". Así que ella vio

eso; la mujer estaba honrando a Dios al honrar a

este profeta, puesto que veía a Dios en el profeta. Y

entonces, ella no quería nada a cambio por hacerlo,

en su corazón no lo hacía por algo. Ella sólo lo hacía

porque amaba a Dios. Ella no lo hizo por alguna

bendición; ella simplemente lo hizo.

104 Ahora, Elías entonces dijo: "Ve y pregúntale,

¿le hablo al rey por ella?, soy un amigo íntimo; o

quizás con el general, lo- lo conozco muy bien.

¿Habrá algún favor, algo que pueda hacer por ella?

Quiero darle algo por la manera en que se ha

portado conmigo. Ella-ella me ha alimentado. Me

ha permitido dormir en las camas. Y-y ella ha sido

muy bondadosa con nosotros. ¿Pues qué podré

hacer?".

Ella respondió: "No, yo simplemente habito en

medio de mi pueblo. Nosotros-nosotros estamos

abastecidos. Tenemos como subsistir y es

suficiente. No necesitamos nada". Entonces Giezi le

dijo: "Pero ella no tiene hijos".

105 Apenas Giezi vio eso, no cabe duda que el

profeta vio una visión, pues dijo: "ASÍ DICE EL

SEÑOR: Ve y dile: en el tiempo apropiado, o el

tiempo adecuado, a un año desde hoy, ella abrazará

un hijo".

106 Y el hijo nació. Cuando tuvo unos doce años…

¡Cuánto no amaría esa pareja anciana a este niño,

su único hijo! Y un día él estaba cortando trigo, con

su papá. Debe haber sido al mediodía, y él se insoló,

me supongo, porque comenzó a quejarse: "Mi

cabeza". Y se enfermó más y más. Su papá tuvo que

llevárselo del campo, pero fue tal la emergencia allí,

que encomendó a un siervo, y lo mandó a casa.

107 La madre lo cargó en su regazo hasta el

mediodía, y él murió. Noten, su único hijo, el cual le

había sido dado por Dios, mediante la oración y la

promesa de un profeta y el ASÍ DICE EL SEÑOR. Ella

sabía que algo andaba mal en algún lugar. Eso no

tenía sentido. ¿Cómo fue que Dios le dio ese hijo y

permitió que ella-ella amara tanto a ese bebé? Y

siendo que ella no lo había pedido; tenía demasiada

edad para tenerlo. La mano de Dios tuvo que

pronunciarlo. Un hombre lo habló, el profeta. Y este

Page 26: Sunamita 120211114848-phpapp02

26

niño allí en esta condición, había muerto, su único

hijo. Entonces ella le dijo al mozo: "Enalbarda un

asno y guía, y no te detengas por nada. Si alguien

trata de detenerte, no digas ni una palabra, y

dirígete directo al Monte Carmelo. Allá en una

cueva en algún lugar, bien escondida, está un siervo

del Altísimo Dios; el que me dijo: 'ASÍ DICE EL

SEÑOR', que tendría el bebé. Yo quiero saber por

qué Dios ha hecho esto". Entonces él dijo… "Ve

directamente y ni revises el asno. Déjalo que corra

con todo lo que tenga. Déjale que corra hasta que

llegues". ¡La desesperación!

108 Y Elías el profeta se puso de pie, miró y dijo:

"Allá viene la sunamita, y algo anda mal con ella.

Dios no me lo ha revelado; no sé qué sucede". Le

dijo: "Ve, recíbela. Tengo… Démonos prisa. Algo

anda mal". El profeta sintió desesperación, la

desesperación de la mujer. ¿Ven Uds.? Ellos se

estaban reuniendo; uno queriendo saber cuál era la

Palabra del Señor, y el otro sin saber cuál era la

Palabra del Señor. Allí lo tienen. Uno queriendo

saberlo, y el otro no lo sabía. La mujer quería

saberlo, pero el profeta no lo sabía. Dijo: "Dios no

me lo ha revelado. Yo no sé qué decirle cuando

llegue". Así que ella ya casi estaba allí para ese

momento. Él levantó la mano, dijo: "¿Tienes paz?

¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien a tu hijo?".

109 Ahora, la mujer había llegado al fin de su

desesperación. Ella dijo: "¡Todo está bien!". ¡Gloria!

"¡Todo está bien"! Su desesperación había

terminado. Ella había hallado al siervo del Señor. Si

él no hubiera estado allí, ella hubiera continuado

aún en desesperación; pero (¿ven Uds.?), él estaba

allí. Ella dijo: "¡Todo está bien!".

Eliseo pensó: "¿Pues, qué estará sucediendo

ahora?".

110 Entonces ella corrió y se postró a sus pies. Eso

se veía un poco raro así que Giezi simplemente la

levantó. Él le dijo: "Déjala, no lo hagas". Elías le dijo

a su siervo: "No lo hagas, déjala, algo anda mal, Dios

me lo ha encubierto". Entonces ella le declaró que

el niño estaba muerto.

111 Ahora el profeta no sabía qué hacer. Él dijo:

"Giezi, toma este báculo, con el cual he caminado".

Él sabía que lo que él tocaba era bendecido, porque

no era él, era Dios en él. Él sabía quién era él. Él

sabía que él era un profeta. Entonces levantó este

báculo y dijo: "Giezi, toma esto y ve y ponlo sobre el

niño. Y si alguno te hablare, desespérate. Y no

saludes a nadie, y no dejes que nadie… sólo sigue

adelante, no hables con nadie. Ponlo sobre el niño".

112 Pero la mujer, eso no puso fin a su

desesperación. Eso no dejó satisfecho el motivo de

su viaje. Ella dijo: "Vive Jehová, que-que no te

dejaré hasta que vayas y ministres al niño".

113 Entonces Elías entró en desesperación. Y se

dirigió allá, él y la mujer. Y cuando llegaron allá, la…

toda la gente estaba en el patio, clamando y

llorando. Y la mujer había hecho lo más correcto

que se podía hacer. Ella había tomado al niño y lo

había tendido en la cama donde Elías había

dormido. Eso era tan efectivo como su báculo. Y él

no despertó allí, así que eso no iba a funcionar. Ella

quería saber de algo distinto.

114 El profeta entró. Y ahora él está en

desesperación. ¿Ahora qué hará él? Y nos damos

cuenta en la Biblia que él se paseó de un lado a

otro, desesperado. "No sé qué otra cosa hacer,

Señor. Aquí estoy. Tú me dijiste que le hablara eso a

esa mujer, y ASÍ DICE EL SEÑOR. Y fue exactamente

como se lo hablé, porque Tú me lo dijiste. Ahora ella

se encuentra con este problema, y yo no sé qué

hacer. Allí tendido está el niño muerto. ¿Qué puedo

hacer, Señor?".

Page 27: Sunamita 120211114848-phpapp02

27

115 No hay duda que el Espíritu Santo dijo: "Si Dios

mora en ti, acuéstate sobre el niño". De inmediato,

él se detuvo, puso sus manos sobre las manos del

niño, su nariz sobre la suya y asimismo sus labios

sobre los suyos. Y cuando se acostó sobre él, el niño

estornudó siete veces. La desesperación había

terminado. El niño volvió a la vida, porque la

desesperación condujo a esa madre al profeta, y la

desesperación condujo al profeta al niño. Y la

desesperación de ambos trajo a Dios a la escena.

Con el amor hacia Dios, y el amor por su pueblo,

hizo bajar el amor de Dios, e impulsó la fe al frente

de batalla, y así la obra fue consumada. Caso

cerrado. ¡Amén! Así es. La desesperación hace eso.

¡Seguro! Ella no se iba a ir.

Perseverante

123 La mujer sunamita, en la presencia de

Elías, fue persistente. Oh, el bebé estaba

muerto, y tendido sobre su cama. Y Elías trató de

tomar un palo ungido y enviarlo, por Giezi, para

ponerlo sobre el niño. Pero la fe de ella no estaba

en el palo, estaba en el profeta. Ella sabía que Dios

estaba en ese profeta, porque ella había visto que

se hacían real las palabras que él decía. El era un

profeta vindicado, y ella sabía que lo que él decía

venía de Dios. Y ella dijo: "Vive tu alma, que no

te dejaré hasta que me entere por qué". Y ella se

quedó con él. Ella fue persistente hasta que ella

recibió lo que pidió.