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AUTOR: Dr. M.V. Yoel López Leyva TUTOR: Dr. C. Exequiel León Álvarez 2004 “Año del 45 Aniversario del Triunfo de la Revolución” Suplementación con Leucaena leucocephala más miel-urea al 2% sobre la producción lechera de la oveja Pelibuey Cubana

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AUTOR: Dr. M.V. Yoel López Leyva

TUTOR: Dr. C. Exequiel León Álvarez

2004

“Año del 45 Aniversario del Triunfo de la Revolución”

Suplementación con Leucaena leucocephala

más miel-urea al 2% sobre la producción lechera

de la oveja Pelibuey Cubana

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DEDICATORIA

A ti, que supiste guiarme y orientarme en la vida.

Que en tiempos duros y difíciles te creciste como gigante para apoyarme y sostenerme; que a golpe de trabajo

y sacrificio me llevaste por la senda que traza mi futuro.

A ti madre querida, que eres la fuerza que impulsa a mi corazón, dedico este trabajo.

.

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AGRADECIMIENTOS

Mis sinceros agradecimientos:

A Exequiel León Álvarez, por su empeño diario de ser de mí un hombre de ciencia.

A Mario Valentín Cisneros López, por ser el ejemplo a seguir por todo hombre de ciencia.

A Angel Santana Pérez, por ser grande entre los grandes.

A Ismael Leonard Acosta, por su ayuda y paciencia.

A Yoel, Aroldo, Jorge, Román, Antonio, Bernabé, Abel, Yovanis, Adis, Yidix, Mildred, Javier, Yusy, Yuset,

Harold, Robert, Rudy, Yany, Adriana, Salvador, Yohandra, Yura, Yulieska, Yor, Yelennis, Yaquelín, Alegna,

Adrian, Rafael, Yanet,Raúl, Oneydis, Amigos de todos los tiempos.

A Colectivo del CEPA, que se forja en las fraguas del honor.

A la Alta casa de Estudios, Universidad de Granma, Centro de Historia, conocimientos y valores.

A Estación Experimental de Pastos y forrajes “Indio Hatuey”, fuente inagotable de conocimientos

A Todas aquellas personas que de forma sencilla y desinteresada pusieron su granito de arena para la

realización de este trabajo.

A todos Muchas Gracias.

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PENSAMIENTO

La humanidad crece, se multiplica, y no crece, sin embargo, la superficie. El hombre tendrá que hacer todo lo

necesario para incrementar la productividad por superficie, poner el máximo de las tierras o de la superficie en

producción, aprovechar todos los recursos de la ciencia, puesto que sólo quienes no sean revolucionarios,

quienes no tengan la menor idea de las posibilidades, de la inteligencia y de la voluntad del hombre, podrán

concebir un mundo en que la humanidad muera de hambre.

Fidel Castro

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Resumen

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RESUMEN

El trabajo se desarrollo en el IIA “Jorge Dimitrov”, con reproductoras ovinas Pelibuey Cubana, para determinar

el nivel más adecuado de la suplementación con Leucaena leucocephala sobre la producción de leche.

Se utilizaron 36 reproductoras distribuidas en 4 grupos de 9 animales en los siguientes tratamiento: TI

(leucaena al 30%); TII (leucaena al 25%); TIII (leucaena al 20%) y un testigo sin leucaena (TIV), más 8 horas de

pastoreo + 0,200 kg miel y urea al 2%+ sales minerales en todos los tratamientos.

Se determinó la composición química, los aporte por la suplementación, peso vivo de las reproductoras (PR),

condición corporal (CC), peso al nacer (PN), peso al destete (PD), la producción de leche y algunos indicadores

bioquímicos de la sangre que guardan relación con la nutrición. La composición química presenta poca

variación, destacándose la leguminosa con valores de 22,4 a 23,7% de PB, 30 a 31,2% de MS y la EM de 22,2

a 22,5 Mcal. Se obtiene un aporte de la suplementación con relación a los requerimientos nutritivos de las

reproductoras por encima de un 40% para la MS y la EM y superior al 50% para la PB en el tratamiento I. El

resultado del PR al final ofrece valores de 32,43; 31,31; 28,67 y 27,96 kg para los tratamientos I, II, II y IV

respectivamente, observándose diferencias significativas entre los tratamientos I y II con relación al TIII y T IV.

La CC mostró diferencias significativas (P<0,05) entre tratamientos, con el mejor comportamiento en el TI. Se

obtienen pesos al destete de 15; 14,34; 13,86 y 13,6 kg para los tratamientos I; II; III y IV respectivamente,

apareciendo diferencias significativas (P<0,05) entre los TI y II con relación al TII y IV. La producción de leche

se ve favorecida con la mayor cantidad de la leguminosa (TI) con valores por encima de los 0.9 kg para el T I,

encontrándose diferencias para p<0,05 de los tres primeros tratamientos con relación al TIV. Existe una

correlación significativa para la CC, PR, PL y PD. Los indicadores bioquímicos se mantienen dentro del rango

fisiológico para los TI y II diferenciándose para p<0,05 con relación a los TIII y TIV. Los resultados económicos

productivos destacan al primer tratamiento como el mejor para utilizarlo en los sistemas de alimentación de las

reproductoras ovinas.

Palabras claves: suplementación, producción de leche, Leucaena

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Índice

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................................1 CAPITULO I. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA..............................................................................................................3

1.1 Tendencias actuales de la producción de leche ovina ...................................................................................3 1.2 Potencial productivo del ovino Pelibuey Cubano............................................................................................4

1.2.1. Aspectos reproductivos del ovino Pelibuey Cubano...............................................................................4 1.2.2 Crecimiento y desarrollo del ovino Pelibuey ............................................................................................5 1.2.3 Producción de leche del ovino Pelibuey ..................................................................................................6 1.2.4 Producción de carne del ovino Pelibuey ..................................................................................................7

1.3 Sistemas de alimentación del ovino en pastoreo ...........................................................................................7 1.3.1 Los pastos en la alimentación del ovino en el trópico..............................................................................8 1.3.2 Pastos naturales más suplementación con leguminosas arbustivas en la alimentación ovina...............9

1.3.2.1 Asociación de gramíneas y leguminosas ....................................................................................... 10 1.3.2.2 Compatibilidad gramínea-leguminosa............................................................................................ 11 1.3.2.3 Silvopastoreo ................................................................................................................................. 11 1.3.2.4 Banco de proteínas......................................................................................................................... 12 1.3.2.5 La leucaena en la alimentación animal en el trópico..................................................................... 12 1.3.2.6 Metabolitos secundarios presentes en la leucaena ...................................................................... 13

1.3.3 Pastos naturales más suplementación con subproductos agroindustriales ......................................... 14 1.4 Indicadores bioquímicos de la nutrición....................................................................................................... 16

CAPITULO II. MATERIALES Y MÉTODOS .......................................................................................................... 18 CAPITULO III. RESULTADOS Y DISCUSIÓN...................................................................................................... 20 CAPITULO IV. VALORACIÓN ECONÓMICA ....................................................................................................... 32 ASPECTO NOVEDOSO........................................................................................................................................ 34 CONCLUSIONES.................................................................................................................................................. 35 RECOMENDACIONES.......................................................................................................................................... 36 BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................................................................... 37

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Introducción

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INTRODUCCIÓN

La producción ovina constituye en la actualidad una alternativa para generar proteína de origen animal para consumo humano, especialmente en aquellas zonas en las cuales se hace crítica la disponibilidad de alimentos como consecuencia de sus características agroecológicas.

La rusticidad de esta especie le ha permitido adaptarse a una diversidad de ambientes y modalidades de manejo donde la alimentación suele estar basada en recursos fibrosos (Rueda y De Combellas, 1999), la crianza puede simultanearse y permite aportar cada año miles de toneladas de carne y producciones de leche aceptables, utilizando áreas dedicadas al cultivo agrícola.

Para el caso de los ovinos de pelo, se encuentran principalmente en regiones tropicales de África, el Caribe, México y Sudamérica. Estos pequeños rumiantes tienen la reputación de ser los convertidores más eficientes de ingredientes alimenticios de baja calidad (o sea forrajes) en alimentos de alta calidad (carne y leche). Aunado a lo anterior, su eficiencia se incrementa en virtud a que llegan a la madurez sexual a una edad temprana, tienen un período de gestación relativamente corto, alto tamaño de camada, rápido ritmo de crecimiento y condiciones muy estables de producción (Torres, 1999).

En nuestro país la producción ovina se ha caracterizado por la producción cárnica. La concepción de sus sistemas de producción se deben basar en una total integración, explotaciones combinadas durante las diferentes etapas de la vida del animal y que se aprovechen casuísticamente todas las posibilidades de explotaciones mixtas mediante la cría simultánea con otras especies y cultivos, logrando con ello optimizar el uso de los recursos locales.

El ovino Pelibuey Cubano constituye en su gran mayoría el rebaño nacional. Dicha especie ha demostrado adaptarse a diferentes condiciones ambientales lo que favorece su crianza de forma generalizada en diferentes regiones. Se caracteriza por tener una actividad reproductiva bastante uniforme durante todo el año por lo que resulta evidente y al mismo tiempo necesario la utilización eficiente de sistemas de alimentación que permitan expresar todo su potencial productivo (León, 1985).

La provincia Granma ha sido históricamente una de las provincias que se ha destacado en la producción de carne ovina y por la existencia de un mayor número de cabezas. Sin embargo aunque su producción de carne total al cierre de Agosto del 2000 se incrementó a un 115,6%; con respecto a la producción total de la nación esto sólo constituyó un 20,12%, lo que debe tenerse en cuenta en los planes futuros.

Llama poderosamente la atención que esta provincia se encuentra entre las cinco que menos venta de este tipo de carne ha realizado al turismo. No obstante se observan algunos avances, al cierre de Agosto del 2000, según datos del CENCOP (2000) el rebaño ovino nacional era de 944 303 cabezas, lo cual representa un incremento con respecto al año anterior de un 1,5%. La provincia Granma contaba para esa misma fecha con 116 127 cabezas, 4 654 más que en 1999 y solo seis meses después se incrementó en 10 563 cabezas. Para noviembre del 2003, el rebaño nacional se incrementó hasta 0,924 millones de cabezas. En las hembras contamos con un 76,9% en el sector privado y el resto un 23,1% en el estatal, así como las hembras en reproducción donde el 48,7% están en el sector estatal y un 43,1% en el sector privado, según Comisión Nacional de Recursos Genéticos de la República de Cuba, lo que demuestra un marcado crecimiento de nuestra masa con relación a los años precedentes.

Numerosos trabajos científicos se han realizado en el país que muestran las bondades productivas del ganado ovino autóctono, pero la influencia de las causas de variación que las afectan y los parámetros genéticos no han sido ampliamente tratados, tal es el caso que todavía existe disminución del número de crías por parto, las reproductoras llegan al parto con pesos bajos, no hay una producción de leche sostenida para el amamantamiento de las crías, los pesos al destete no sobrepasan los 14 kg, ausencia de partos gemelares, los estudios hematoquímicos revelan problemas en el estado energético y proteico de los animales, serías deficiencias nutricionales de la inmensa mayoría de los ovinos, por la escasa y errática, con o nula suplementación. Ello afecta todos los índices productivos, principalmente los reproductivos (De Lucas y Rabiza, 2000).

Esta situación se empeora cuando analizamos que en término de agroproductividad de los suelos del oriente del país, presentan cerca del 70% de sus suelos de la peor calidad, la salinidad es de 54,7% (547,9 Mha) de la superficie nacional, la erosión representa el 64,7% (1 012,2 Mha, entre fuerte y muy fuerte) y el desarrollo hidráulico solamente ha permitido que esta región sólo utilice un 38,2% del volumen aprovechable nacionalmente, además del volumen de agua aprovechable de esta región sólo el 5,5% es de origen subterráneo, por lo que la mayor parte de dicho volumen a los efectos de su utilización tiene fuertes implicaciones inversionistas (FAO, 2001). Afectándose considerablemente la producción de pastos y forrajes para los animales.

Como es sabido el pasto es la base fundamental de la alimentación ovina del país y su producción de biomasa tiene una alta variabilidad, siendo los pastos naturales los de un empleo mayoritario señala Rodríguez (1990).

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Introducción

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Si bien en Cuba contamos con una gran variedad de pastos es también cierto que aún no se han alcanzado en los mismos los resultados que su potencial indica (Peña 1991), que les permitan a las ovejas Pelibuey Cubana suplir sus necesidades proteicas y energéticas durante su ciclo productivo a pesar que sus rasgos no se adaptan a los de ninguna raza especializada en la producción de carne. Cuando se diseña un sistema sostenible para la producción de carne o leche con el pasto como única fuente de alimento, es casi imposible concebirlo sin la presencia de leguminosas. (Hernández, 1998).

Es por ello que la inclusión de leguminosas en la alimentación animal, es una alternativa viable, para mejorar las deficiencias de nutrimentos de los pastizales naturalizados y mejorados, ya que poseen más proteína total que éstos, además la proteína y la fibra, no cambian tan bruscamente al alcanzar la madurez, como sucede en los casos de las gramíneas, por lo que la digestibilidad de la materia seca de las asociaciones, se mantiene más estable, que en las praderas de gramíneas puras (García y Monzote, 1995).

Palma (1998), en una prueba en pastoreo con hembras ovina Pelibuey utilizando leguminosas arbóreas, observó una mayor preferencia por la leucaena con relación a las demás.

La literatura científica nacional e internacional sugiere que Leucaena leucocephala es un alimento animal con una alta productividad en la producción de proteína y un valor nutritivo capaz de minimizar o sustituir grandes volúmenes de importaciones en alimentos para animales (Yumy y Rodríguez, 1999).

En estudio realizado por Cáceres y González, (1998) en la EEPF “Indio Hatuey” en ovinos para evaluar el valor nutritivo de Leucaena leucocephala cv CNIA-250; plantean que el contenido de PB alcanzó valores de 22,8 y 23% con una digestibilidad de 69,9% y 62,6%. La digestibilidad de la materia orgánica fue de 63,2 y 58,8% el contenido de EM de 9,25 y 8,60 MJ/ kg de MS, y el consumo de MS de 59,9 y 58,1 g/ kg para la lluvia y seca respectivamente. Hipótesis

Las reproductoras ovinas Pelibuey Cubana alimentadas con dietas basadas en pastos naturalizados y miel urea al 2% pudieran incrementar su producción de leche y mantener los parámetros productivos y de salud, así como, alcanzar adecuados ritmos de crecimientos de las crías si se suplementan con follaje de Leucaena leucocephala. Objetivo

Determinar los niveles adecuados de la suplementación con Leucaena leucocephala a reproductoras ovinas Pelibuey Cubana, de manera que permita una mayor producción de leche, se alcancen pesos al destete superiores a 14 kg y se logre una mejor respuesta biológico-productiva y económica del rebaño.

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Capítulo I. Revisión bibliográfica

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CAPITULO I. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA 1.1 Tendencias actuales de la producción de leche ovina

A diferencia del vacuno de leche en el que la raza Holstein o Frisona se ha extendido por todo el mundo, en el ovino de leche hoy día todavía se mantiene una gran variedad de razas productivas. Ello puede deberse entre otras cosas, a las siguiente causas: La buena adaptación de las razas locales en el propio sistema de producción, la implantación en las misma de programas de selección que ha permitido incrementar sus propias producciones, la dificultad de las razas foráneas para adaptarse a dicho sistemas y al hecho de que en muchos casos la producción de las raza local va unida a determinadas marcas de calidad tanto en el caso del queso como en el de corderos (Ugarte et al., 2002).

El desarrollo de las razas especializadas en producción de leche se produjo en aquellas zonas que hoy presentan los mayores índices productivos siendo, en general, el resultado de cientos de años de selección y cruzamientos dirigidos, como son los casos de la Milchschaf, del norte de Alemania, Awassi, israelita, British Milksheep, de origen inglés, Sarda, Italiana, Lacaune, francesa, Latxa y Manchega, españolas, y Texel, creada en Holanda, entre otras considera Acevedo (1999). Estas razas especializadas presentan un rango de producción de leche por lactancia que va desde los 550 kg/lactancia para la raza Milchschaf, hasta valores de 128 kg/lactancia en la raza Churra. Lo mismo sucede en la cantidad de leche en g/día con valores de 2 120 y 890 para ambas razas respectivamente. En el caso del período de lactación oscila desde los 210 hasta los 144 días de lactancia.

Según FAO en 1992, tomado por Acevedo (1999), para esos años se ordeñaban más de 100 millones de ovejas en el mundo, con una producción de leche estimada en alrededor de 9 millones de toneladas métricas, lo que coloca a la especie ovina en el cuarto lugar de importancia luego de la vaca, la búfala y la cabra, con el 1,7% de todas las especies. La importancia económica del ovino de leche es limitada. Así, la producción de leche de ovinos apenas supera el 2% de la producción de leche total (FAO, 2001).

Las mayores producciones se concentran en Europa y Asia, cada una con totales de unos 3,7 millones de toneladas métricas, seguidas por África con 1,2 millones de toneladas métricas, Sudamérica se localiza muy lejos de este nivel con solo 38 mil toneladas métricas. Los principales países productores de leche de ovejas en el mundo son, en primer lugar Turquía y Francia, ambos con 1,1 millones de toneladas métricas. Dentro de Europa es Italia el país que se destaca como productor de leche de ovinos, seguido por Grecia, Rumania y España en un cuarto lugar, también por otra parte están China y Siria (Acevedo, 1999; Ugarte et al., 2002).

En España la producción de leche de ovino alcanza el 4% de la producción total de leche encontrándose el 975 de esa producción en 4 comunidades Autónomas: Castilla y León, Castilla la Mancha, País Vasco y Navarra. En este país existen aproximadamente 5 millones de cabezas de ovino destinada a la producción de leche. Los programas de mejora genética están dando buenos resultados obteniéndose progresos genéticos anuales de entre 1 y 2 litros para el caso de las razas Churra y Manchega, entre 2 y 3 para la raza Latxa y de más de 6 litros en el caso de la Lacaune (Ugarte et al., 2002).

Para Chile la producción ovina se ha orientado tradicionalmente a la obtención de lana y carne, no así a la lechería. Sin embargo esta posibilidad esta siendo considerada hoy como una alternativa interesante, que le permita a pequeños y medianos agricultores acceder a mayores ingresos por la vía de la comercialización de la leche o de queso, los cuales alcanzan altos precios en el mercado (Acevedo, 1999).

En el noroeste Argentino se explota la raza Machenga de menor prolificidad y producción láctea pero de mayor rusticidad para producir en una región con características agroecológicas menos benignas, que es la pradera pampeuna (Las Nausees, 2001).

Según Calle (2002), la reciente introducción al Perú de los ovinos tropicales de pelo, significa que, con estos animales, se inicia en el Perú una nueva etapa en la evolución de la crianza ovina. Y que esta nueva fase se proyecta promisoria para la socioeconomía del campo rural. Está sustentada esta fase en el enunciado de la FAO de que la raza Blackbelly tiene el mejor potencial genético que cualquier otro ovino del mundo.

Aumont et al. (1998), plantea que los ovinos de pelo encontrados en el trópico latino, derivan de troncos ancestrales de origen africano. La raza "Martinik" (OMK) recientemente incluida dentro un programa de selección genético en las Antillas francesas está constituida de ramos de Barbados Black Belly, West African , Pelibuey y White Virgin Island. El OMK presenta una alta productividad numérica y ponderal de 2,1 a 2,6 corderos destetados/ oveja y por año, y de 1 200 a 1 600 kg de corderos destetados/ha/año, en pastoreo intensivo de Digitaria decumbens, usado por los ovinos solos o en pastoreo alternativo con bovinos, respectivamente.

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Capítulo I. Revisión bibliográfica

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1.2 Potencial productivo del ovino Pelibuey Cubano

Aunque hace muchos años que el ovino se explota en Cuba poco se conoce de sus características productivas, sin embargo, en los últimos tiempos se manifiesta un gran interés para el desarrollo de estos animales principalmente por las posibilidades que existen de aprovechar los recursos naturales que en otras especies no serían factibles y por la adaptación que manifiesta a las condiciones tropicales.

Las condiciones actuales para el desarrollo de la ganadería en Cuba obligan a buscar sistemas que permitan la alimentación del ganado basándose en pastizales que cubran los requerimientos de los animales a partir de sus propias potencialidades nutritivas (Hernández et al., 1998).

Para Fonseca (1999), los ovinos de pelo constituyen una especie pecuaria con un excelente potencial para su producción, principalmente en áreas de América Latina y el Caribe, donde se estima que los ovinos de pelo comprenden cerca de 10% de la masa ovina mundial y de hecho la gran mayoría de las ovejas de las regiones tropicales

En la tabla 1 se pueden apreciar algunos indicadores del potencial de las principales razas ovina de pelos reportadas por Perón et al. (1991). Cuando se analiza estos valores se puede comprobar la importancia del empleo de esta especie en países en desarrollo debido a que se logra adaptar a condiciones desfavorables, donde no podrían ser explotadas otras, garantizado esto por su gran plasticidad ecológica.

Tabla 1. Comportamiento del potencial de las principales razas ovina de pelo.

Parámetros Pelibuey West African Isla Vírgenes Blackbelly Cabeza

Negra Prolificidad (crías/ partos) 1,24 1,61 1,84 1,08 Intervalo entre Partos (días) 245 248 248 --- Mortalidad (%) 21,1 11,5 21,5 34,6 Peso al nacer (kg) 2,5 2,7 2,7 2,4 Peso al destete (kg) 13,9 ----- 12,1 12,8 Peso adulto(kg) 34 35 41 27

En los países del área se mantienen en general de forma extensiva en áreas marginales de pastos naturales

y en muchos casos como actividad secundaria a otra primaria como la ganadería, el cultivo del henequén y otras (Valderrama, 1999). En general, los rebaños son pequeños salvo aquellos de algunos productores aislados, y su objetivo productivo es mayormente el autoconsumo de la población rural y la venta en fechas determinadas, por lo que constituye no sólo alimento sino fuente de ingresos adicionales para dicha población (Rico et al., 2001). 1.2.1. Aspectos reproductivos del ovino Pelibuey Cubano

León y García, (1981) plantearon que en el aspecto reproductivo residen las virtudes productivas esenciales del ovino Pelibuey Cubano, ya que es policíclica continua y posee una elevada prolificidad. Estos animales presentan pocos problemas en el parto y manifiesta una tendencia a partos múltiples, a pesar de no ser considerada una raza especializada, de crecimiento lento y bajos rendimiento en carne, se adaptan bien a las condiciones tropicales indica Meléndez (1981).

Esta especie presenta una rápida madurez sexual (de 7 a 9 meses) fecha a partir de la cual puede ser gestada siempre que el animal logre el requisito de haber alcanzado las dos terceras parte de su peso adulto, aunque en dependencia del sistema de alimentación empleado puede prolongarse hasta 10 meses.

La gestación tiene una duración de 150 días aproximadamente y se plantea que la vida útil para la reproducción es de 6 a 8 años aunque existen casos donde este período se prolonga significativamente. Perón et al. (1991) consideran que es común encontrar niveles de fertilidad entre 1,2 y 1,8 crías por partos al año, estos estarán en dependencia de la raza y demás factores ambientales.

El primer estro post parto se presenta entre los 45 y los 55 días después del parto, mientras que el intervalo entre partos se encuentra entre 200 y 300 días.

Según Ramírez (1990) la oveja Pelibuey Cubana tiene una alta fertilidad, superior al 75%, semejante a lo planteado por Ramón (1990) quien reporta una fertilidad para la oveja Pelibuey de 80,4%. La fertilidad más alta reportada en ovejas Pelibuey es del orden de 94,3% en época de lluvia, mientras que en época de seca es de 80,5% (González-Stagano, 1984).

En Investigaciones realizadas en la estación experimental ovino caprino sobre la obtención de tres partos en dos años (1981-1982), para aprovechar más eficientemente las posibilidades reproductivas de esta raza,

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Capítulo I. Revisión bibliográfica

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obtuvieron como resultado que la producción total de corderos en dos años fue de 3,70 por ovejas en el rebaño, lo que representa una producción anual de 1,85 corderos por ovejas al año.

Un indicador importante en el manejo de las producciones ovinas después de la prolificidad, ha sido el tema referido al peso de las crías al nacer donde el tipo de parto, el sexo de las crías, el número de partos de las madres, la alimentación de las madres y su producción de leche, influyen significativamente (Perón et al., 1991 y Pulgarón et al., 2002). También es considerado un aspecto importante en la viabilidad de los corderos durante los primeros días de nacidos (Limas, 1983).

Por lo general el peso al nacer del cordero de la raza Pelibuey se encuentra comprendido entre 2,1 y 3,4 kg dependiendo del tipo de parto, aunque el sexo de la cría y el número de partos de la madre influye significativamente. Por lo general el peso al nacer de los corderos de la raza Pelibuey Cubana son muy parecidos a los de la raza Burri, quienes alcanzan pesos promedios de 2,0 y 3,0 kg bajo un sistema de producción y alimentación mejorados, según lo reportado por Faraworth (1996).

Los resultados alcanzados en Cuba en la estación experimental Ovino Caprino del son superiores a los encontrados por varios autores en México, que reportan pesos al nacer de 2,75 kg (Cuarón, 1990) y 2,25 kg (Trejo et al., 1990).

Según León y Sotto (1985) la oveja Pelibuey Cubana posee un alto potencial lechero el cual se manifiesta ante cambios cualitativos introducidos en su sistema de explotación. Por su parte Rico (1995), considera que los objetivos productivos del ovino son fundamentalmente la producción de lana, carne y en algunos países como aquellos de la Cuenca del Mediterráneo, Mar Negro y otros la producción de leche para la fabricación de quesos específicos tales como Roquefort, Manchego, Cabrales, entre otros. 1.2.2 Crecimiento y desarrollo del ovino Pelibuey

El conocimiento del potencial de crecimiento en cualquier especie de importancia económica es siempre relevante, al analizar los requerimientos nutricionales y los niveles teóricos de la ganancia media diaria en diferentes estudios de vida.

El crecimiento es uno de los fenómenos más importantes de la práctica ganadera. Podría decirse que casi toda la producción pecuaria se basa en esta regularidad Zootécnica. Hammond (1967) lo define como un cambio temporal relativamente irreversible de la dimensión que se mide; esta definición abarca tanto el crecimiento en tamaño como en peso y en su concepto de irreversibilidad excluye implícitamente las fluctuaciones debidas a las variaciones en la alimentación, gestación y lactancia.

Para Cañeque (1995) el crecimiento ponderal viene definido por el aumento de peso del cuerpo del animal, siendo por lo tanto un concepto cuantitativo. Al contrario el desarrollo es un concepto cualitativo ya que está ligado a las modificaciones de forma, composición orgánica y función que el animal experimenta con la edad. Durante el crecimiento después del nacimiento existe una fase inicial en la que se produce un crecimiento rápido de la cabeza, cuello y extremidades.

Al igual que otros mamíferos, los corderos son altamente dependientes de la leche materna para sobrevivir y crecer en la primera etapa de la vida. Así, hay una correlación entre el consumo de leche y la tasa de crecimiento de los corderos. Está correlación es alta en las primeras semanas de lactación, pero posteriormente declina e incluso puede ser negativa al final de la misma (Domínguez, 1998). Esto nos sugiere que debemos tener presente que una buena alimentación de las madres en este período se incrementan los niveles de producción de leche que van a repercutir en los incrementos peso vivo de las crías al destete.

Baiijen y Alvarado (1998) trabajando con ovino de pelo, obtuvieron elevados ritmos de crecimiento, a los 30 días las crías pesaban entre 11 y 12 kg, reportando además peso al nacer de 3,5 kg, requiriéndose la ingestión de 5 litros de leche para lograr 1 kg de aumento en el peso vivo de las crías, para este trabajo se empleó un sistema conocido como “creep-feeding”, permitiendo el acceso de las crías al concentrado por las noches.

Duarte y Pelcastre (2000) al evaluar el efecto de la suplementación a corderos con diferentes fuentes energéticas, determinaron que las ganancias de peso fue diferente entre el tipo de alimento, la raza y el sexo (P<0,01), siendo mayor en los corderos que consumieron el suplemento de soya-maíz, en los cruzados y en los machos Si se compara la ganancia de peso de los corderos que no recibieron suplementación con cualquiera de los otros tratamientos, se puede inferir que en condiciones de campo las borregas Pelibuey no producen suficiente cantidad de leche para mantener una tasa elevada de crecimiento de sus crías, aún cuando reciban un alimento complementario como en este caso. No obstante, se sabe que la alimentación de las borregas antes y después del parto tiene un efecto indirecto sobre la salud y el desarrollo de las crías (Chávez et al., 1995).

En investigaciones realizadas por Fonseca (1999), demostró que cuando a las ovejas se le suministraba 0,2 kg de pienso/animal y 8 horas de pastoreo, las crías lograban peso de 3,17 kg, con 8 horas de pasto natural solo alcanzaron 2,70 kg y con 4 horas de pastoreo más 4 horas por la tarde en un banco de proteínas lograron 2,9 kg.

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Algo importante que demostraron los estudios de Borroto et al. (1994), es que el 65% de las crías que nacen con el peso vivo inferior a los 2 kg mueren en los primeros 12 días de edad y el 35% antes de alcanzar los 60 días. Esto sugiere un manejo adecuado y eficiente de las madres en las últimas semanas de gestación, para lograr el nacimiento de las crías con los pesos establecidos para esta raza y mejores pesos al destete.

Si analizamos que el peso al destete de esta raza es de 13,9 kg, según lo planteado por Perón et al. (1991). Sin embargo se han reportados pesos inferiores con valores promedios de 12,3 kg a los 90 días en corderos Pelibuey Cubano, encontrados por Hernández (1982) a los cuales al ofrecérsele un suplemento con 14% de proteína, se destetaron a los 90 días con un peso de 13 kg (Cabrera et al., 1996), o a los de corderos Pelibuey x Blackbelly, suplementados con una ración de un 20% de proteína elaborada con pasta de coco, soya, pulido de arroz y sorgo o yuca, donde las mejores ganancias fueron de 160 y 153 g/día para los animales destetados a los 75 y 90 días respectivamente (Moquel y Acuña, 1989).

Sin embargo, hay que recordar que existen otros factores que afectan tanto el peso al nacer como al destete de los corderos como son la época del año y el manejo de las madres entre otros (Carrillo et al., 1987). Así atendiendo al tipo de parto Duarte y Pelcastre (2002), encontraron que en corderos de partos simples ganaron más peso y tuvieron una mejor conversión alimenticia que los partos dobles con promedios de 197 y 178 g/d: 1,48 y 1,31 kg de MS de suplemento/kg de ganancia, respectivamente.

Fonseca y Capote (1995) y Fonseca (1999), refiriéndose a los diferentes factores que inciden sobre el peso vivo al nacer señalan entre los más importantes la influencia uterina, la alimentación y desarrollo de la madre e influencias del sexo y factores hereditarios. Por otra parte Castellanos y Valencia (1982) se refiere que los partos al inicio de la época seca y el porcentaje de partos múltiples hacen más crítica las condiciones del crecimiento de los corderos limitado por la cantidad de leche, sobre todo después de la séptima semana de lactación cuando la producción desciende drásticamente.

Fuentes et al. (1990) estudiaron corderos de la raza Pelibuey Cubana, Suffolk, y Corriedales x Pelibuey. Se comprobó que los corderos que nacieron en noviembre y diciembre fueron 13 y 8% más pesado a la pubertad y 88–77 días más jóvenes que aquellos que nacieron en julio- agosto y febrero-marzo respectivamente.

Penning et al. (1996) lograron ganancias de 198 g/día en corderos explotados bajo condiciones templadas del sudoeste de Inglaterra, detestados a los 4 meses de edad. Mientras que Botal (1995) y Perera et al. (1991) reportan ganancias medias diarias de 191 y 111 g/día respectivamente. Por su parte Saltman et al. (1997) señala valores de ganancias medias diarias de 250 g, en un trabajo desarrollado con corderos de la raza Corriedales, los cuales fueron sometidos a un sistema de alimentación basado en pasto más la suplementación con ensilaje de millo.

Fonseca et al. (1996) estudiando la influencia de la concentración energética de la ración de las variedades de la producción de calor del ovino Pelibuey en crecimiento ceba, determinaron que el nivel nutricional y la hora del día influyeron significativamente en la producción de calor y los demás indicadores fisiológicos. En el horario de la mañana encontraron la menor producción de calor (15,34 Mj/h/kg de P0,75) y durante el mediodía el más alto nivel de 20,23 Mj/h/kg de P0,75.

En la propia categoría crecimiento-ceba (Ponce et al., 1996) evaluaron el efecto de la carga y la época del año en la ganancia de peso de ovinos alimentados con pasto natural (Dichantium annulatum) y evaluó cargas de 6, 10, 12 y 14 animales/ha en lluvia y seca respectivamente. La mayor ganancia media diaria fue a favor de la menor carga con 72,55 g/animal/día y se concluye que en esta categoría las cargas no deben sobrepasar los 6 animales/ha en ambas épocas del año cuando se alimentan solo con pastos naturales.

Con la finalidad de evaluar el efecto de la suplementación con bloques multinutricionales en el comportamiento productivo de ovejas en lactancia, Rueda y De Combellas (1999), encontraron pesos de los corderos al destete de 9,4 kg (T1) y 10,4 kg (T2), sin diferencias significativas entre tratamientos. Estos valores son cercanos a los reportados en corderos West African (De Combellas, (1997a; De Combellas, 1997b), pero inferiores a los pesos que se han presentado en corderos mestizos Bergamasca x West African en estabulación (De Combellas et al., 1995; De Combellas et al., 1996), posiblemente debido a que no se cubrieron sus requerimientos nutricionales.

Goodwin (1995) al estudiar la influencia de la raza sobre el peso vivo, plantea que diferencias significativas en cuanto al peso vivo entre razas e incluso dentro de una misma especie. Perera et al. (1991) apuntan ganancias medias diarias de 60-70 g/día para ovinos Pelibuey Cubano que consumían forraje y heno, con un rendimiento de canal caliente del 41,8%. Por su parte Capote et al. (1985) indican valores de peso al destete de 14,6 kg de peso vivo como promedio para corderos de la raza Pelibuey. 1.2.3 Producción de leche del ovino Pelibuey

La producción de leche en las ovejas aumenta rápidamente en las primeras semanas, alcanzando el pico de producción máximo en la tercera semana de lactancia (Bancini y Purvis, 1990; Reynolds y Brown, 1991;

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Bancini et al., 1992), después del pico máximo, la curva de lactancia declina hasta el secado, más o menos rápidamente dependiendo de la raza, el genotipo y el potencial lechero individual (Velasco et al., 2001).

Rueda y De Combellas (1999), evaluando el efecto de la suplementación con bloques multinutricionales en el comportamiento productivo de ovejas en lactancia, encontraron que la producción de leche estimada para las doce semanas de lactancia fue de 32,2 (T1) y 44,5 (T2) kg con una composición química promedio para T1 y T2 respectivamente de 5,2 y 4,8% de proteína; 6,7 y 7,0% de grasa y 17,8 y 17,2% de sólidos totales.

Según León (1985) la oveja Pelibuey posee un alto potencial lechero el cual se manifiesta ante cambios cualitativos introducidos en un sistema de alimentación. La producción de leche de la oveja se implanta progresivamente en un período de dos semanas posteriores al parto, alcanzando su máximo de la segunda a la quinta semana a partir de la cual va disminuyendo (Regaudie y Riveleajui (1994) y Pavón et al. (1983).

La producción de leche de la oveja Pelibuey indica en qué medida las condiciones de alimentación de nuestras ovejas están limitando su producción de leche y con ello las posibilidades de las mismas como criadoras de corderos hasta el destete, disminuyen (Fonseca, 1999).

Otros trabajos como el realizado por Capote et al. (1985) con ovejas de tercer a cuarto parto, donde con una dieta de 40% de forraje y 60% de concentrado se obtuvieron 1,368 L diarios utilizando un ordeño al día con el método de masaje y un mililitro de oxitocina. Este autor también encontró que las ovejas de partos múltiples tienen una mayor producción de leche (1,55 L), que los de partos simples (1,14 L).

Pavón et al. (1983) utilizando forraje de bermuda cruzada a voluntad y un suplemento de concentrado a razón de 400 g/a/día en ovejas Pelibuey en primera lactancia obtuvo 1,169 litros diarios. En estos animales se han obtenido producciones de 104,7 litros de leche para ovejas de partos sencillos, a los 123 días de lactancia y de 138,1 litros de leche para ovejas de partos múltiples en el mismo período de lactación, con una alimentación sobre la base de la relación 60:40 concentrado-forrajes.

Bue et al. (1984) encontraron una respuesta favorable en el comportamiento de las madres y de los corderos al elevar el nivel energético del alimento para las borregas, de 2 a 2,3 Mcal EM/kg de materia seca. Esto implica que la suplementación a los corderos podría compensar la deficiencia de la leche en partos múltiples o en animales cuyo vigor híbrido les permita un crecimiento superior a los ovinos de la raza Pelibuey, como son las cruzas de esta raza con Suffolk o Dorset (Maqueda y Guevara, 1993), o como en este experimento, los F1 de Hampshire con Pelibuey.

Esta situación se hace más crítica si los partos inician durante la época de seca y el porcentaje de partos múltiples es elevado, ya que en estas condiciones el crecimiento de los corderos puede estar limitado por la cantidad de leche, sobre todo después de la séptima semana de lactación cuando la producción desciende drásticamente (Castellanos y Valencia, 1982). 1.2.4 Producción de carne del ovino Pelibuey

Según Perón et al. (1991) el porcentaje de carne y de grasa aumenta en el ovino Pelibuey a partir de los 35 kg de peso vivo, El mismo autor plantea que el rendimiento de la canal se encuentra entre 40 y 50% en animales sacrificados a los 35 kg y alimentados a base de forraje y un suplemento de concentrado en estabulación. Marshall (1984) encontró en corderos Pelibuey Cubano suplementados con gallinaza y un rendimiento de canal de 48,2; 45,2; 46,2 y 46,4% muy parecido a los anteriores resultados, por otra parte son inferiores a los obtenidos por (León, 1985) con ovinos Pelibuey en estabulación bajo diferentes regímenes de alimentación, donde logró rendimientos de hasta 52,29%.

Varias alternativas para incrementar la producción de carne en el trópico han sido estudiadas, destacando algunos trabajos de suplementación nitrogenada a través de bancos de proteínas, y uso de leguminosas tropicales (Carulla, 1990).

La suplementación a corderos Pelibuey Blackbelly a partir de la segunda semana de edad, con distintas fuentes de energía utilizando productos con potencial productivo en las regiones tropicales como la yuca, redujo el costo de producción sin afectar el peso de los animales a los 90 días (Moguel y Acuña, 1989). La yuca (Manihot sculenta) también se ha empleado en la engorda de borregos Pelibuey de 25 a 35 kg de peso vivo con buenos resultados en cuanto a la ganancia de peso vivo y a la conversión alimenticia (Vinay et al., 1984).

Según Osorio et al. (1998), fueron evaluados 41 corderos machos de la raza Corriedales, criados en condiciones extensivas, en un sistema sostenible sobre pastos naturales de Río Grande do Sul (Brasil), destetados a los 45 días y castrados a los 20 con valores de GMD de 147 g/animal/día. 1.3 Sistemas de alimentación del ovino en pastoreo

Hernández et al. (2000), define los sistemas de alimentación como una serie de métodos mediante los

cuales se convierte la energía solar y el suministro de nutrientes provenientes del suelo para la producción de tejido vegetal.

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En los sistemas ”intensivos” de producción a gran escala, crecientemente promovidos por la agricultura corporativa, los residuales de la ganaderos contaminan el suelo y los recursos del agua, crean condiciones de trabajo poco favorables para el personal involucrado en la alimentación y limpieza, y disminuyen las oportunidades de empleo (Preston, 2003).

Los sistemas de alimentación en Cuba poseen como fuente principal de alimentos los pastos, en su mayoría de muy baja calidad. El continúo deterioro de las áreas dedicadas a pastos mejorados producto de la invasión de marabú-aroma unido a los efectos de la sequía han obligado a los productores a crear sistemas que basados en pastos naturales fundamentalmente y con la participación de leguminosas por las ventajas que ofrecen al complejo suelo- planta- animal.

Para Mahecha et al. (2002), la relación suelo-planta-animal, es de reconocida importancia en el proceso de producción, razón por la cual se debe analizar con detenimiento los diversos factores que pueden alterar las condiciones físicas, químicas y biológicas de los recursos, en un proceso que en condiciones naturales, dinamiza y potencializa el sostenimiento y desarrollo de cada una de los partes involucradas.

En el trópico se emplean sistemas de ceba donde el pasto es el alimento fundamental, barato y no competitivo con la alimentación humana, pero que alarga considerablemente el período de ceba al propiciar niveles de ganancias media diaria muy bajos. Para Calzadilla (1999), la baja eficiencia de estos sistemas de alimentación se debe al bajo nivel alimentario, condiciones de explotación poco intensiva y empleo de animales no especializados. 1.3.1 Los pastos en la alimentación del ovino en el trópico

Hasta los 90 en nuestro país había un equilibrio en las áreas de pasto donde del 50 al 60% eran ocupadas por pastos mejorados, del 30 al 40% por pastos naturalizados y de 10 al 15% de áreas cubiertas por leñosas. Los cambios ocurridos en el sector a partir de 1990, como producto de las limitaciones económicas, la introducción de nuevas tecnologías, la carencia de insumos para el suelo y animal, entre otros factores, han cambiado el paisaje existente.

En la actualidad grandes extensiones de las áreas dedicadas a la ganadería en nuestro país están cubiertas por aroma-marabú. Los pastos mejorados se han deprimido en calidad y cantidad y han aumentado las áreas de especies menos deseadas (Crespo, 1980; Paretas et al., 1996).

El tradicionalismo y las condiciones socioeconómicas particulares, son un fuerte factor que limita la tecnificación y eficiencia de los sistemas de producción en pastoreo, ejerciendo una gran influencia en la adopción de tecnologías. Por ello pensar en un sistema de producción que optimice los recursos, que sea compatible con el ambiente, aceptado por la sociedad y cubra sus necesidades, es favorable para la sostenibilidad de las empresas pecuarias (Ramírez et al., 2000).

Como es sabido la pradera naturalizada históricamente se ha considerado como mala, pues su disponibilidad total anual no supera las 12 t de MS/ha, promediando en muchas regiones rendimientos que oscilan entre 4 y 8 t/ha y un valor nutritivo bajo. Esas cifras hacen que en general exista la tendencia a eliminarla e introducir especies de mejores rendimientos, esta última práctica es factible y recomendable cuando las condiciones del suelo y sobre todo pluviométricas tanto en cantidad como distribución, permiten establecer algunas especies o variedades que se adapte al suelo señala, Olivares (1997).

Por otra parte la producción de forraje normalmente excede los requerimientos animales durante la época lluviosa. Con el inicio de las lluvias y el incremento en las temperaturas, la tasa de crecimiento de los forrajes alcanza su pico de máximo rendimiento. En contraste, la producción total y la tasa de crecimiento durante el período de poca lluvia frecuentemente no satisfacen los requerimientos de los animales, debido a la falta de humedad en el suelo, las bajas temperaturas y la nubosidad pueden reducir el crecimiento de las praderas y con ello ocasionar que el forraje producido no sea suficiente para satisfacer las necesidades diarias de los animales (Skerman y Riveros, 1992; Hernández et al., 2000).

En Cuba está demostrado que en la época de abundantes lluvias se obtiene entre el 70 y 85% de la producción anual de pastos, quedando el resto para la época donde las lluvias son más escasas, e incluso donde especies tan resistentes como el pasto estrella jamaicano, bermuda cruzada-1 y andropogon apenas sobrepasan el 40% de su rendimiento total en materia seca (Suárez y Herrera, 1986).

Lo que ocurre en nuestro país es que el sistema utilizado es poco intensivo o francamente extensivo, empleando pastos naturales sin fertilización, labores culturales y bajo valor nutritivo, fluctuante en su producción desde la abundancia en la época lluviosa hasta su escasez o desaparición en el período seco o poco lluvioso. Por lo general el animal se cría libremente en grandes extensiones.

Las gramíneas cubren sus demandas nutricionales, a partir de los nutrientes del suelo, los cuales a medida que transcurre el tiempo, presentan un agotamiento progresivo, que trae como consecuencia menor rendimiento de forraje y su calidad nutritiva, y por consiguiente, baja producción animal (Pérez et al., 2000).

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Durante varios años en la EEPF “Indio Hatuey” evaluó las variedades de corte y pastoreo, con el objetivo de seleccionarlas especialmente para ovinos. Las variedades evaluadas corresponden a las especies: Pennisetum purpureum, Panicum maximum, Cynodon nlemfuensis, Chloris gayana, Cenchrus ciliaris, Brachiaria decumbens.

Tomando como base el consumo de nutrientes, en particular de proteínas bruta digestible (PBD) y la energía metabolizable (EM), realizado por los ovinos, sobresalieron las variedades CRA-256, Taiwán A-114 y A-148 (Pennisetum purpureum); guinea cv Likoni, SIH- 127 y Común Australia (Panicum maximum), bermuda cruzada 1, 67 y 68 (Cynodon dactylon); pasto estrella Tocumen y Jamaicano, algarrobo de olor (Albizia lebbeck); Leucaena leucocephala CNIA-250 y la Cunningham y brachiaria cv Basilisk (Cáceres et al., 1996).

Estudios realizados con carneros evaluados en la época de lluvia y seca con pasto guinea, pangola, rhodes gigante, utilizando 50 carneros en cada época con cargas de 10 animales/ha, la ganancia diaria de PV fue de 85,7 g/ animal/ día, las ganancias medias cuando consumieron las otras especies se mantuvieron entre 29,3 a 124,0 g/ animal/ día. En la época de seca las menores ganancias (38,2 g/animal/ día), se obtuvieron cuando consumieron rhodes, y con brachiaria y pangola se obtuvieron ganancias de 65,9 y 73,0 g/animal/día. Los mejores resultados se obtuvieron con la guinea Común y Likoni (88,1 y 102,3 g/animal/día (Thompson, 1983).

En todo sistema de alimentación animal donde el pasto represente la mayor cantidad, la carga es un factor importante a considerar. Ponce et al. (1994), desarrollaron estudios utilizando cargas de 8, 15 y 20 animales/ha en pasto estrella jamaicano y bermuda cruzada en el período lluvioso y en seca, observaron una disminución en el peso vivo a medida que aumentó la carga animal. Por otra parte Ponce et al. (1997) al trabajar ovinos sobre pastos naturales con cargas de 6, 10, 12, y 14 animales/ ha encontraron un efecto del aumento de la carga sobre la ganancia de peso vivo.

Otro aspecto importante a evaluar en las regiones tropicales es el perfeccionamiento de las tecnologías de conservación en forma de heno y ensilaje, con lo cual se alcanzan mayores producciones por animal y por hectárea a menos costos, pues se estabilizan las dietas en la época de mayores carencias de pastos (Cisneros et al., 2000). 1.3.2 Pastos naturales más suplementación con leguminosas arbustivas en la alimentación ovina

La creciente escasez y elevados precios de los concentrados, en especial los que poseen altos contenido proteicos, limitan su empleo en el trópico, además biológicamente no se justifica su utilización en especies como el ovino que realizan amplio y eficiente uso de los pastos y forrajes, por lo que se hace necesario la búsqueda de alternativas para su suplementación (Cáceres et al., 1996).

La incorporación de las leguminosas herbáceas o arbustivas, en los sistemas de producción animal, ayuda a mejorar la fertilidad del suelo, mediante la fijación de nitrógeno, se aumenta la oferta de materia seca para los animales en pastoreo (Ramos et al., 1990; Pezo, 1992).

Estudios realizados por Beever (1993), sugieren que la cantidad y degradabilidad ruminal del nitrógeno y la digestibilidad de la materia seca están muy relacionados. Estudios al respectos indican que una concentración de 1,3 g N/100 g de materia orgánica digerible (MOD) permite tener al animal en mantenimiento, mientras que con 2,5 g N/100 MOD, se obtiene el consumo máximo (Mendoza, 2000).

Cáceres et al. (1996) en trabajos sobre los principales pastos y forrajes que utilizan los ovinos, plantean que de las leguminosas existentes los ovinos consumen varias especies tales como: Glycine max, Lablab purpureus, Helianthus annus, Leucaena leucocephala cv Cunningham, Albizia lebbeck.

De Combellas (1998) estudió las ventajas de la asociación de Cynodon nlemfuensis y Gliricidia sepium (piñón florido) y plantea que esta asociación permite obtener un efecto beneficioso de la leguminosa sobre la gramínea.

Otros pastos como Andropogon gayanus, Brachiaria decumbens forman parte de sistemas silvopastoriles conjuntamente con leguminosas como Gliricidia sepium, Albizia lebbeck (Hernández et al., 1998).

Las leguminosas pueden insertarse dentro de nuestros sistemas de alimentación de tres formas fundamentales: • Asociación de gramíneas y leguminosas • Bancos de proteínas • Silvopastoreo

Guevara et al. (1994) encontraron incrementos en la fertilidad de los suelos y un mayor desarrollo del pastizal bajo la sombra natural de los árboles leguminosos. (Pérez et al., 1996 y Chacón et al., 1998) destacan a la leucaena por su capacidad de fijar nitrógeno al suelo lo que contribuye a mejorar su fertilidad.

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1.3.2.1 Asociación de gramíneas y leguminosas

Las asociaciones de gramíneas-leguminosas, han sido utilizadas en muchos países, debido a que con ellas se puede obtener mayores rendimientos de forraje, en comparación con siembras en monocultivos no fertilizadas. En general, las gramíneas disminuyen su valor nutritivo durante la época seca, mientras que las leguminosas mantienen un alto contenido de proteína total y minerales a través del año.

En condiciones de pastoreo continuo, el consumo de leguminosas en la época seca es en promedio de 25% (Espinoza y Vergal, 1998). Para Akinola (1981), al evaluar el crecimiento de Brachiaria decumbens solo y asociado con ocho leguminosas, encontró que se asoció mejor con Centrosema pubescens y un rendimiento total de 10,2 t/ha/año de forraje, donde la leguminosa aportó 13% y la gramínea sola rindió 7,0 t/ha; la producción de nitrógeno por la asociación fue de 164 kg/ha y C. pubescens aportó 85 kg/ha.

Pizarro et al. (1997), al estudiar la producción y persistencia de siete accesiones de Arachis pintol, asociada con Paspalum maritimum en el cerrado brasileño, encontraron que la producción de las praderas asociadas fue similar, con un promedio de 5,19 ton/ha de MS al año y la leguminosa aportó 26%.

En una investigación durante nueve años; B. decumbens en asociación con kudzú en pastoreo, produjo un promedio de 174 kg/ha al año de carne, lo cual representa 43% más de ganancia de peso que con la gramínea sola; esto manifestó un efecto positivo de la asociación, al haber mayor consumo de proteína en g/día, lo que se atribuye al existir mayor nivel de proteína, 394 vs 307 para la asociación y gramínea sola, respectivamente (Lescano y Estrada, 1989).

Las leguminosas han sido empleadas para solucionar el problema de baja productividad de las praderas de gramíneas; sin embargo, hay algunos factores que limitan la utilización de los bancos de proteínas y las asociaciones de gramíneas- leguminosas tropicales.

Un problema que limita emplear leguminosas en asociaciones con leguminosas, es su lento establecimiento, debido a la baja tasa de crecimiento, nodulación tardía y alta gustosidad para la fauna doméstica y nativa (Ruiz y Febles, 1986; Lescano, 1991).

Una práctica importante en la siembra y establecimiento de leguminosas, es la incorporación de bacterias fijadoras de nitrógeno, lo cual pudiera ser una vía para disminuir el efecto que se produce cuando se asocia a gramíneas, ya que muchas de estas leguminosas presentan buena respuesta al ser inoculadas y se incrementa la competencia contra malezas, velocidad de establecimiento, rendimiento y persistencia dentro de la pradera indica Pereira et al. (1992).

Centrosema tuvo una buena respuesta al ser inoculado con la cepa IH- 1019, el cual pudo incrementar de 38 a 91% en el rendimiento de materia seca y 50 a 94% el contenido de nitrógeno, en relación con el testigo sin nitrógeno y sin inocular según Tang et al. (1992).

El kudzú CIAT- 9900, presentó buena respuesta al ser inoculado con las cepa IH-1014 e IH-1040, con incrementos en el rendimiento de materia seca de 16 y 42%, con relación al testigo sin inocular y sin nitrógeno y suministro de 17 a 54% en el contenido de nitrógeno (Tang et al., 1993).

De Combellas (1998) evaluó algunas características productivas de ovejas de la raza West African que pastoreaban sobre asociaciones de gramíneas y leguminosas. Los resultados demuestran que es factible pastorear rebaños ovinos en asociaciones de gramíneas y leguminosas, ya que se obtienen buenas respuestas productivas.

Monzote y García (1990) estudiaron el potencial productivo de la asociación de Leucaena leucocephala y pangola, determinando que la disponibilidad de MS de la leucaena fue de 2,7 t/ha en lluvia y 1,7 t/ha en época poco lluviosa. La pangola produjo 8,5 y 3,7 t/ha en lluvia y poca lluvia respectivamente. Esta disponibilidad de MS permite cargas altas y medias (4 animales/ha en lluvia y 2 animales/ha en poca lluvia).

Por su parte Fernández et al. (1995) evaluaron el intercambio de leucaena y king grass. En el primer año de rendimiento de la mezcla de ambos cultivos oscilaron desde los 28,1 a 32, 4 t de MS/ha igual a los alcanzados por el king grass en otros trabajos cuando se aplica riego y altos niveles de fertilización nitrogenada. El segundo año se mantiene por encima de las 22 t de MS. Cuando se introducen ambas especies en sistemas de secano y bajos insumos en un surco de king grass y el otro surco de leucaena a 100 cm de distancia entre surcos, se logran los mejores rendimientos y por cientos de leucaena en la mezcla con un menor disminución del rendimiento y población de 4,6 t de MS/ha, de PB de 2,56 t/ha y existe una menor pérdida de población de solo un 4%.

En la EEPF "Indio Hatuey" fueron evaluadas variedades de corte y pastoreo con el objetivo de seleccionarlas específicamente para el consumo ovino. Según González et al. (1994) y Cáceres et al. (1996) fueron evaluadas 41 variedades promisorias y comerciales de gramíneas forrajeras y pratenses, leguminosas y otras plantas estacionales, así como árboles y arbustos leguminosos y de otras familias. Los autores recomiendan en ovinos, dados sus bajos consumos de nutrientes, las variedades siguientes: pennisetum 901-4 king grass y merkeron mejicano (P. purpureum), guinea makueni y uganda (P. maximum); rhodes callide (Ch. gayana); buffel biloela (C. ciliaris) y andropogon CIAT-621 (A. gayanus).

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Aranda et al. (1994) en Tabasco evaluaron diferentes proporciones de Gliricidia sepium y pasto estrella (100:0, 66:34, 0:100). Se encontraron diferencias para el consumo de materia seca (p<0,01) (0,865; 0,871; 0,792 y 0,691 kg/animal/día) y digestibilidad (p<0,05) (67,6; 63,8; 60,8 y 60,9%) y retención de nitrógeno (p<0,05) (48,9; 47,2; 47,9 y 47,0% respectivamente para los tratamientos señalados). En otro trabajo Aranda, (1999), también encontró que la inclusión de forraje de Gliricidia sepium para borregos consumiendo pasto incrementa el consumo, la digestibilidad, retención de nitrógeno y mejora la ganancia de peso. 1.3.2.2 Compatibilidad gramínea-leguminosa

La compatibilidad gramínea-leguminosa se define como la habilidad de algunas plantas para coexistir o acomodarse entre sí. Es, generalmente aceptado, que las gramíneas forrajeras, tienen ventajas competitivas sobre las leguminosas y quizás, exista una tendencia dominante de las gramíneas en el dosel, pero su mantenimiento puede implicar una alta productividad de la pradera, por lo tanto el balance entre gramínea-leguminosa es deseable (Haynes, 1981).

La compatibilidad de una asociación se encuentra relacionada con su hábito de crecimiento y adaptación a condiciones específicas de clima, humedad y fertilidad del suelo (Ramírez et al., 2000). Las especies de hábito de crecimiento erecto, tales como Hyparrenia rufa, Panicum maximum y Pennisetum purpureum, son compatibles con leguminosas rastreras como Stylosanthes spp., Centrosema pubescens y Pueraria phaseoloides (Sánchez, 1998).

A. gayana es compatible con varias especies de leguminosas de los géneros Centrosema, Desmodium, y Stylosanthes en tanto que las especies Brachiaria, tienen compatibilidad con D. ovolifolium y Arachis pintoi (Thomas, 1988). La combinación adecuada de una asociación gramínea- leguminosa, es específica para determinado sitio, ya que existen diferencias que se reflejan en su grado de adaptación o persistencia, en condiciones de clima o suelo diferentes. 1.3.2.3 Silvopastoreo

El Silvopastoreo es toda situación donde se desarrollan de forma conjunta árboles y pastos en un sistema integral cuyo objetivo sea incrementar el beneficio por hectárea a largo plazo según definición de Simón et al. (1997) y Torres (1999).

Por su parte Sánchez (1998) considera que estos sistemas muestran innumerables ventajas al compararlos con monocultivos: mayor cantidad y mayor variedad de forraje distribuido para los animales; mejor micro ambiente; mayor biodiversidad vegetal y animal; mayor reserva de carbono así como otros beneficios a nivel de granja (producción de leña, madera, pastos, protección del suelo y mejora el paisaje).

Los sistemas silvopastoriles, presentan una alta aceptación comercial, investigativo y de desarrollo agropecuaria, integra el uso de pastura, árboles y animales con diferentes objetivos y estrategias de producción, contrarresta los impactos negativos generados sobre el medio, entre otros aspectos; en ellos es importante tener en cuenta la especies vegetales presentes, el sistema de producción y los objetivos y/o productos buscados con su implantación, ya que de estos depende la sostenibilidad de las interacciones establecidas.

Esta sostenibilidad de sistema puede fundamentarse en la capacidad de los árboles para producir biomasa con altos niveles de proteínas, así como en sus posibilidades de aprovechar la energía solar, los recursos naturales y aminorar las dependencias de fertilizantes químicos y otros insumos (Simón, 1996).

La agroforestería es un nuevo paradigma científico que ha logrado llenar el vacío creado por la separación entre la agricultura y la ganadería. Los sistemas silvopastoriles son bajo ciertas condiciones una forma exitosa de uso de la tierra porque proveen mayores beneficios que en los casos se la agricultura y ganadería aislada. Los objetivos y potencialidades van más allá del incremento en la producción por unidad de superficie (Torres, 1999).

La obtención de madera también resultaría posible a largo plazo con la introducción de árboles maderables con fines de sombra. La sombra, el control de la erosión, la producción de flores de plantas mielíferas como Gliricidia sepium y Albizia lebbeck, el reciclaje de nutrimentos en particular de nitrógeno, el cual según cálculos oscilan entre 150 y 300 kg/ha/año, la captación de CO2 y el desarrollo de la fauna silvestre son otros de los servicios de apreciable valor que generan estos sistemas (Simón et al., 2001).

El silvopastoreo permite establecer con el suelo relaciones benéficas; una de ellas es el reciclaje de nutrientes, los que retornan mediante la deposición en la superficie del suelo, del follaje y de los residuos del pastoreo y de las podas (Siavosh et al., 2000). De igual manera, la incorporación de nitrógeno atmosférico propicia mejores rendimientos de los forrajes y por consiguiente una mayor ganancia de peso de los animales, permitiendo el desarrollo de una actividad ganadera en forma sostenida (Mahecha et al., 2002).

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Pentón et al. (1998) señalaron que la implantación de sistemas silvopastoriles en arboledas naturales son capaces de proveer niveles de sombra de hasta 40%, puede constituir una opción de desarrollo sostenible, congruente con el uso racional de los recursos de la naturaleza, al favorecer la composición botánica del estrato herbáceo.

Cruz (1999) desarrolló un estudio con el objetivo de determinar la viabilidad teórica productiva y económica en su sistema silvopastoril basado en pasto estrella con leucaena y pudo comprobar que en la medida que se consolidaba el sistema mejoraba el resultado económico de dicha unidad. Los ingresos totales de la empresa en 1997 fueron 45 765.00 pesos.

Evaluando la potencialidad de un sistema silvopastoril en áreas de cocoteros con cobertura de leguminosas (Pérez et al., 1998) concluye que las coberturas de leguminosas producen un efecto a las gramíneas naturales, básicamente sobre las propiedades físicas y químicas del suelo se elevó además del plano nutricional y de salud del rebaño reflejados en la ganancia de pesos que superaran los 110 g/día, durante el período de lactación no se produjeron perdidas de peso en las madres y se observan incrementos de 40 a 60 g/día. 1.3.2.4 Banco de proteínas

Un banco de proteína se obtiene al establecer una alta población de leguminosas arbustivas o herbáceas rastreras o erectas, que se siembran con la finalidad de utilizarlas como suplemento proteico, en los sistemas de pastoreo donde el alimento fundamental del ganado está basado en gramíneas (Perera et al., 1991). Es importante seleccionar el área teniendo en cuenta las exigencias de estos cultivos y sobre todo su susceptibilidad a los encharcamientos, el área seleccionada debe ser compacta para facilitar la preparación del terreno y el movimiento del rebaño (Chacón et al., 1998).

A la hora de la ubicación se debe tratar de hacerlo lo más cerca posible de las naves donde están los animales para evitar el excesivo gasto energético de los animales, pero sería muy importante mantener el aislamiento del área para lograr su preservación (Chavez et al., 2000).

Varios son los trabajos que destacan el uso de leguminosas en bancos de proteínas. Fonseca (1999) determinó que el uso de Leucaena leucocephala mejora las condiciones de alimentación de la oveja Pelibuey. El peso al nacer se incrementa en un 12% en relación con los sistemas actuales de crianza. Un similar comportamiento manifiesta la ganancia de peso de las crías hasta el destete superando en un 33% al sistema de crianza tradicional, así como, muestra los mejores resultados en los indicadores: fertilidad, prolificidad, tasa de crías destetadas/oveja/año.

Borroto et al. (1994) utilizaron 20 machos enteros de la raza criolla Pelibuey recién destetados (90 días) con 13 kg de PV inicial, lográndose pesos al sacrificio de 33 y 32 kg en casi 6 meses de ceba y 10 meses de edad.

El uso de Leucaena leucocephala con nivel alto de suplementación en ovejas reproductoras Pelibuey, se logra que ovejas mantenga un peso vivo por encima de 30 kg, y peso al destete de 15,11 kg en las crías (Fonseca, 1999a). 1.3.2.5 La leucaena en la alimentación animal en el trópico

En Cuba de los principios básicos que ha guiado el trabajo experimental con árboles, se ha fundamentado en la búsqueda de nuevas especies vegetales y sistemas de alimentación que contribuyan a disminuir las carencias de alimentos convencionales para los rumiantes. De aquí que la utilización de las leguminosas y árboles tropicales como un componente de la calidad esencial de los pastizales ha constituido un objetivo priorizado (Castillo, 1995; Ruíz y Febles, 2000; Santana, 2000).

Uno de los árboles forrajeros, más ampliamente promovido e intensamente estudiado desde finales de los años setenta y década de los 80 a sido la leucaena, donde fue considerado el “árbol milagro” del trópico; además de ser tema de varios libros y revistas y una amplia bibliografía, talleres nacionales e internacionales (La O, 2001).

En Cuba se han obtenido buenos resultados productivos y fisiológicos en el uso de esta leguminosa (Menéndez, 1982; Ruiz y Febles, 1987; Delgado et al., 1996; Galindo et al., 1995; 1998; La O et al., 1995, 1997 y Castillo et al., 1993; 1998).

La leucaena es un alimento de elevado valor en términos de proteína bruta, energía, minerales, vitaminas, tiene buena digestibilidad y preferencia por los animales, al ser comparada con otros alimentos (Pound y Martínez, 1985.; Simón, 1996).

El valor nutritivo de la materia seca y verde de esta planta es igual o superior a la de la alfalfa y a la del gandul (Rosas et al., 1980) y semejante en digestibilidad a éstas (Benge, 1981). También la composición de los aminoácidos de la leucaena es similar a la de la Alfalfa (Ruiz y Febles, 1987), y autores como D´Mello y Fraser (1981), sugieren valores con una amplia variedad de aminoácidos esenciales, sin embargo es deficiente

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en aquellos que contienen azufre por lo que para la síntesis eficiente de microorganismos en el rumen sería necesario probablemente la suplementación (Ruiz y Febles, 1987).

Estudios llevados a cabo en nuestro país acerca de la composición bromatológica y el valor nutritivo de esta planta, se han encontrado contenidos de proteínas bruta (en la hojas) de 28,9% en el primer corte después de la siembra y entre 14,1 y 16,4% para el caso de los tallos. Durante la fase de manejo se obtuvo entre 24 y 32% en las hojas en la estación de seca y entre 19 y 29% en lluvia. Estos valores son superiores a las reportados por Funes y Díaz (1979), de 15 a 24% en seca y entre 8 y 15% en lluvia.

De esta misma manera se comportan los minerales calcio y fósforo con valores de 1,18-2,43% y 0,29-0,35% en hojas y de 0,63-0,90% y 0,25-0,27% en los tallos para el calcio y fósforo respectivamente (Funes y Díaz, 1979).

La proteína bruta de esta leguminosa es de una elevada calidad nutritiva y los aminoácidos están presentes en proporciones balanceadas. Puede también ser una fuente rica en carotenos y vitaminas. El contenido de provitamina A es de los más altos informados para especie vegetales, además, si la disponibilidad del suelo lo permite la leucaena puede ser excepcionalmente rica en calcio y fósforo y otros minerales que forman parte de la dieta animal (Ruiz y Flebes, 1987).

Un análisis más detallado acerca de los pigmentos y vitaminas indica que esta especie es una fuente valiosa de carotenoides. Los trabajos de Meulen et al. (1979), indican valores de carotenos de 227-248 mg/kg MS, más bajos que los encontrados por Pound y Martínez (1985) quienes reportan 446 mg/kg de caroteno y 865 mg/kg MS de xantofilia, cuando la planta es secada al sol, por otra parte en harina de hojas ofrece valores de caroteno de 518 mg/kg y el total de xantofilia como 762,4 mg/kg MS.

Cheva-Isarakul (1988), comparó diferentes variables del comportamiento nutricional y productivo de carneros jóvenes alimentados con paja de arroz, melaza, urea y follaje de leucaena y cuantificó los efectos de ésta, obteniendo sustanciales incrementos de la ganancia de peso, de DMS, DFB, DPB y el CMS y los mejores valores estuvieron grandemente influenciados por la leucaena.

Por otra lado Ibrahim et al. (1988) hicieron pruebas con varias especies de leguminosas arbustivas (Leucaena leucocephala, Calliandra calothyrsus, Albizia falcatoria y Gliricidia sepium) ofrecidas a ovejas en pastoreo y encontraron la mayor preferencia por leucaena seguida de albizia, calliandra y gliricidia, que ofrecidas como único alimento garantizaron CMS de 2,74, 1,61 y 1,67% de peso corporal de los animales respectivamente.

Adejumo y Ademosun (1991), realizaron importantes mediciones en el comportamiento de ovinos y caprinos alimentados con diferentes proporciones de leucaena en las mezclas con guinea y a la vez compararon el valor nutritivo de estas mezclas resultando como principales resultados el hecho de que las ovejas consumieron entre 69 y 58 g MS/kg0,75 con la leucaena representando de 0 a 80%. Aunque la digestibilidad de los nutrientes se vio favorecida por la adición de la leguminosa, al igual que el crecimiento de los ovinos (53,4 g/día vs 28,4), concluyendo que solo hay que controlar que el follaje de leucaena no sobre pase el 60% de la dieta o que los animales consuman menos de 1 g de mimosina/kg 0,75.

De Combellas (1998), evaluó el comportamiento de ovinos en pastoreo de asociaciones de pasto estrella y leucaena y gliricidia con o sin concentrado y no midió diferencias significativas entre las que consumen las leguminosas y las que consumen el concentrado además, haciendo énfasis en la importancia de sus resultados desde los puntos de vista nutricional, económicos y ambientales.

En el caso de Santana (2000), encontró una respuesta positiva al mezclar leucaena con king grass para mejorar la calidad y valor nutritivo de este ensilaje tropical. Las producciones de ácido butírico nunca llegan a ser inferior al 5% como aspecto negativo, atribuible al mayor contenido de agua del king grass algo que no se presenta cuando la gramínea es presecada. Sin embargo como algo favorable en la mezcla es que el ácido acético nunca llega alcanzar el 2,5% en la MS, valor considerado que afecta el consumo, (Ojeda y Díaz, 1992), y la síntesis de ácido láctico se incrementa como garantía al descenso del pH y mejorar las características organolépticas del ensilaje (Santana, 2000). 1.3.2.6 Metabolitos secundarios presentes en la leucaena

Al estudiar la composición química de la leucaena, se debe tener en cuenta con el uso de esta leguminosa, el contenido de sustancias aleloquímicas, que son metabolitos secundarios cuya función es participar en los mecanismos de defensa, que ayudan a la supervivencia de las especies (León et al., 1999); sin embargo, pueden afectar directa o indirectamente la respuesta animal (Ramírez et al., 2000) y servir como componente antinutricional.

Estos compuestos aleloquímicos, pueden presentar diferentes efectos en la respuesta animal dependiendo de diferencias en el tracto digestivo (rumiante y no rumiante) con distinta absorción, metabolismo y su efecto en el tejido animal, requerimientos nutricionales, balance hormonal, tolerancia, sexo, tamaño corporal, estado

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nutricional y de salud, estado fisiológico, potencial genético y condiciones ambientales (Pound y Martínez, 1985).

León et al. (1999), señala la presencia en este forraje de saponina, alcaloides y fenoles perjudiciales, pero que a veces estos metabolitos pueden tener beneficios secundarios como control de parásitos internos y aportes de proteínas.

Una de los metabolitos más analizados es la mimosina, aminoácido tóxico conocido también como leuconol o leucenina, que ha sido detectada en otras especies vegetales (Keeler, 1984).

Elevadas cantidades de leucaena en la dietas de rumiantes (más de un 30% de la dieta total) tiene un amplio y variado rango de acciones perjudiciales, presentándose síntomas de toxicidad como son: Caída de la lana en las ovejas, hipotiroidismo, salivación excesiva, vómitos, disminución o abolición del apetito, bajas ganancias de peso, trastornos reproductivos, disminución de la concentración del zinc en el plasma, caída drástica de la tiroxina en el suero y falta de coordinación en los movimientos (Jones y Hegarty, 1984).

También en trabajos realizados en la Estación experimental de Pastos y Forrajes “Indio Hatuey”, Hernández et al. (1986), consistente en una asociación de 100% del área de pastos naturales y leucaena se observaron efectos funcionales en las glándulas tiroides.

Existen métodos con buenos resultados para disminuir el efecto tóxico de la mimosina como es la utilización del sulfato ferroso suministrado del 1-2% de la ración, el lavado de las hojas de la planta durante 36 horas y la aplicación de tratamientos térmicos a 70 grados en presencia de humedad (El Harith et al., 1979).

Según Jones (1979), la presencia de niveles elevados de taninos en leucaena puede tener apreciable importancia para la alimentación animal, ya que pudiera ser un agente antitimpanismo. Los taninos de leucaena realizan una función protectora de las proteínas en el rumen y garantizan que cerca del 50% de esta lleguen sin alteración al intestino delgado (Jones, 1979, Castillo et al., 1993, León et al., 1999, y Ojeda, 2002 comunicación personal).

McNeill et al. (1997), observaron que niveles moderados de TC en Leucaena leucocephala cv Tarramba, incrementaron la utilización proteica en bovinos, mientras que en otras especies (L. pallida, CQ3439, L. trichandra y OFI 52/88) reducen la digestibilidad y retención del nitrógeno. También demostraron una alta capacidad de enlaces de taninos de L pallida, comparada con TC en Leucaena leucocephala, donde se evidencia que los TC de L. leucocephala fueron capaces de liberar más rápidamente la proteína a PH bajos en el abomaso, con una mejoría en la absorción proteica post ruminal.

En general las investigaciones hasta el presente indican que en la interacción taninos- proteínas no está claro si los taninos en leucaena, son beneficiosos o no en término de digestibilidad y valor nutritivo y que niveles y tipo de taninos puede aumentar o reducir el valor nutritivo de esta leguminosa (La O, 2001). 1.3.3 Pastos naturales más suplementación con subproductos agroindustriales

En los sistemas de producción en el trópico la alimentación es un componente del sistema y en la medida que haya alternativas en el uso de los recursos disponibles regionales que puedan incluirse como alimento, habrá posibilidades de mejorar la productividad del sistema. Los forrajes no convencionales y las plantas arbustivas son recursos tropicales que tienen un importante potencial para ser incluidos en la alimentación de rumiantes, generando una tecnología propia para su utilización (Aranda, (1999).

En estudios realizados por Aranda y Rojo (1994), se ha logrado incrementar el consumo total, la digestibilidad y la ganancias de peso de borregos en crecimiento en sistemas de alimentación con pastoreo de pasto estrella y suplemento de hojas de Plátano, sin embargo el consumo no varió en el grupo de borregos que recibieron solo pasto en la alimentación.

Aranda et al. (1993), evaluaron 56 borregos Pelibuey (28 machos y 28 hembras) en crecimientos alimentados con caña de azúcar integral y suplementados con diferentes niveles de pullido de arroz (150, 250, 350 y 400 g/animal/día) en estabulación completa, dos época del año. No se encontró efecto del suplemento con pullido de arroz en la ganancias de peso, pero si en el consumo total de alimentos y en el consumo de caña de azúcar. Dado que la producción promedio de caña de azúcar en el estado de Tabasco es de 65 t/ha. Con esta producción se podría alimentar a 111 borregos durante todo el año, lo que equivale a producir 1 357 kg de peso vivo/ha/año, por lo que esta situación presenta una alternativa de utilización más racional de la tierra.

Barrios et al. (1999), sustituyendo la cebada por pulpa de cítrico en dietas mixtas para ovejas en lactación, encontró que la pulpa sustituiría con ventajas a la cebada en términos en aporte de energía, debido probablemente a que promueve una mayor digestibilidad de la paja. En este trabajo la producción de leche y la ganancia diaria en peso de los corderos tendieron a disminuir de forma lineal a medida que se sustituyó la cebada por la pulpa de cítrico, viéndose escasamente afectado la composición química de la leche, sin embargo no se ofrecen cambios en la digestibilidad de la materia seca.

Kuldip et al. (1996) comprobaron el efecto de dietas de garbanzo con girasol y con mostaza en ovejas de 25 kg de peso vivo. Se observó un incremento de la concentración de ácidos grasos volátiles en la dieta que

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contenía mostaza sin embargo la glucosa y el colesterol se mantuvieron en sus rangos fisiológicos en ambas dietas, no así para la urea que se incrementó en la dieta del contenido de girasol.

Domínguez y Flores (1999), en el rumen se encuentra una cantidad elevada de alimentos no digeridos que se calcula es alrededor de 3,5 kg de materia seca. El uso del contenido ruminal en la alimentación de ovinos ha sido evaluado con su inclusión de diversos niveles en la ración, midiendo aceptabilidad y conversión alimenticia. Los resultados han demostrado que este subproducto puede ser incluido, junto con otros ingredientes, hasta el 30% de la ración total, resultando esto favorable por ser un alimento de bajo costo.

Entre los derivados energéticos y proteicos de la caña de azúcar y que se pueden utilizar en la alimentación animal, tenemos la miel final, miel rica, miel integral y miel proteica.

La miel de caña de azúcar o melaza, con altos niveles de urea como fuente de energía y nitrógeno no proteico para los rumiantes que consumen alimentos fibrosos a voluntad y de limitada calidad nutritiva ha sido estudiada en Cuba desde la década de 1970. Esta ha sido una experiencia única en la ganadería tropical con resultados satisfactorios en miles de cabezas de ganado en muchas regiones del país (Valdés et al., 1998, Sanz, 2001).

La miel final de caña constituye el residuo o producto final obtenido en las centrífugas del central al separar los cristales de azúcar de la tercera masa cocida y de la cual no puede ser recuperado los azúcares por métodos convencionales. Este líquido viscoso de color oscuro contiene, además compuestos inorgánicos, que pasaron a través del proceso fabril (Parra, 1988).

Este producto de la caña de azúcar es el más utilizado en los últimos años, como fuente de la alimentación animal, principalmente por su alto contenido en carbohidratos solubles. La misma satisface la mayoría de los requerimientos, de forma eficiente ya que está presenta una conversión de energía metabolizable por Kg de materia seca que se acerca a la de los cereales, y a su vez, es un vehículo idóneo para suministrar urea, que es una fuente de proteína bruta, eficientemente utilizada por los rumiantes (Batista y Morrón, 1987).

La miel final, como subproducto de nuestra principal industria, tiene una factibilidad promisoria ya que presenta una concentración de energía metabolizable similar a la de los cereales (Rodríguez, 1983).

La melaza de caña contiene un 55% de azúcar, que es lo que le da la mayor parte de su valor nutritivo. Es muy pobre en proteína y ésta no son digestibles. En consecuencia, es de interés que se suministre una cantidad abundante de proteína con el resto de la ración en los casos que entre en ésta una cantidad considerable de melazas (Morrison, 1966, MINAGRI, 1989; Stuart, 1995a).

Miranda et al. (1995) evaluaron cebas ovinas sobre pastos naturalizados con una composición botánica diversa y suplementados con miel-urea al 3%. Se incluyen ganancias medias diarias entre 90-110 g/animal/día empleando sistemas abiertos de pastoreo bajo la dirección de pastores durante 10 horas de pastoreo al día.

Los resultados relacionados con el uso de NNP para suplemento de animales en pastoreo son variables, pero de forma general ellos indican que el principal efecto del NNP ha sido reducir las pérdidas que se presentan en los animales que se alimentan exclusivamente en pastoreo, o lograr ganancias de peso cuando los no suplementados se encuentran en mantenimiento según Cabrera et al. (2000); sin embargo la efectividad de la suplementación en los períodos críticos puede verse disminuida o anulada por el crecimiento compensatorio que presentan los animales no suplementados durante el período de crecimiento activo del pastizal

Según Valdés et al. (1998), el nivel de proteína natural en las dietas de melaza/urea dependerá de la fuente que se utilice. En todo caso se debe suministrar un mínimo del 20% del total que se oferta. Proporcionando 3% del peso vivo de los animales como forraje verde y adaptando los animales al consume de mieles con hasta 3% de urea de forma paulatina, se reduce al mínimo la intoxicación por melaza. La falta de forrajes o el consumo abrupto de la mezcla melaza/urea después de varios días sin consumirlo conduce a la intoxicación con melaza o con urea.

Stuart (1995), al referirse a los mecanismos de transformación de NNP en el rumen por las enzimas allí presentes, esto se va incrementando en dependencia de las necesidades del organismo. Este proceso requiere cierto tiempo. Si al hígado llega una cantidad determinada de amoníaco y los sistemas enzimáticos en el hígado no se encuentran funcionando a su máxima capacidad, pueden ocurrir procesos de intoxicación.

La síntesis proteica ruminal solamente cubre una parte de los requerimientos de los animales. Estos requerimientos por Mcal de EM consumida son menores en los animales de mayor peso vivo y son mayores en los animales más pequeños o en los grandes cuando están sometidos a un plano productivo entre moderado y alto. Por esta razón, se debe siempre tratar de disponer de una fuente de proteínas verdaderas para el suministro en los piensos o para el consumo en forma de bancos de proteínas.

El nivel del suplemento proteico en dietas donde se utilicen niveles altos de miel/urea el objetivo es mejorar la utilización del nitrógeno no proteico al mantener un equilibrio entre éste y la proteína, sin afectar el comportamiento productivo de los animales. En el sistema de alimentación con altos niveles de miel/urea, la calidad del forraje es importante debido a que el comportamiento de los animales empeora cuando solamente tienen disponible forraje maduro o de baja calidad (Elías, 1988). Frecuentemente es afirmado que pequeñas

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cantidades de miel en dietas basada en forrajes estimula la fermentación ruminal. Sin embargo estudios recientes refieren que en lo fundamental el incremento de carbohidratos solubles es el suplemento más apropiado para este propósito. La función de la miel además, es servir de vehículo apropiado a otros nutrientes como la urea y los minerales. 1.4 Indicadores bioquímicos de la nutrición

Rowlands (1980), definió el perfil metabólico o perfil de la sangre como un grupo o combinaciones de constituyentes de la sangre analizados al mismo tiempo en un test.

El perfil metabólico, incluye el volumen celular aglomerado (PVC), hemoglobina (Hb), glucosa sanguínea. Nitrógeno ureico en suero (n-ureico), albúmina, proteína totales, hierro (Fe), fósforo inorgánico (P), magnesio (Mg), potasio (K), sodio (Na), calcio (Ca). Estos 13 constituyentes fueron los seleccionados por su relevancia en los desordenes metabólicos y también por la variabilidad y rigor de los métodos automáticos de experimentación.

Los perfiles tienen una contribución sustancial en la comprensión de la relación que existe entre los constituyentes de la sangre y varios fenómenos fisiológicos, sin embargo, su valor para monitorear el estado nutricional de los animales con vistas a un diagnóstico de rutina o para predecir enfermedades metabólicas ha sido muy discutido.

Las concentraciones de proteínas totales y albúminas séricas han sido usadas como medidas del estado proteico de ovinos, así como los niveles de urea en suero son utilizados como índice del consumo proteico (Kaneko y Cornelius, 1980; Lynch y Jackson, 1983; Mali et al., 1994).

La concentración de glucosa sérica se usa en perfiles metabólicos para indicar el balance de este nutriente en el animal, lo cual es un reflejo de su estado energético (Mellor y Murria, 1985; Kleeman et al., 1988) al igual que los cuerpos cetónicos y ácidos grasos no eterificados (Lynch y Jackson, 1983; Mccutcheon et al., 1990).

Un balance energético negativo produce variaciones en el metabolismo unido a movilización de energía del tejido adiposo, eleva la hidrólisis de triacilglicéridos, provoca un incremento de los ácidos grasos libres (AGL) y su amplia utilización en la síntesis de cuerpos cetónicos (Bouchat et al., 1981; Bonaskalieva y Dimov, 1987).

El efecto de una deficiencia alimentaria de energía, proteína y calcio en ovejas gestante fue estudiada por Sykes y Field (1973). Estos autores encontraron una relación lineal significativa entre los niveles de ácidos grasos no eterificados y cuerpos cetónicos durante las últimas semanas de gestación y el peso al nacer de los corderos, pero no entre el peso al nacer de los corderos y el consumo de alimentos.

El perfil metabólico de las ovejas con consumo restringido de alimentos y con consumo libre en las semanas 13, 1 6 y 20 de gestación según Lynch y Jackson (1983), fue el siguiente:

Consumo restringido Consumo libre METABOLITOS 13 16 20 13 16 20 DS Proteínas (g/L) 68,7 66,7 62,3* 69,5 67,4 68,4 4,9 Albúminas (g/L) 33,1 32,3 32,5 34,3 33,6 33,5 2,6 N-ureico sang, (mmol/L) 13,7 12,9** 10,2** 14,3 15,9 16,6 4,1 Glucosa (mmol/L) 4,2 3,9 5,7 4,1 4,4 5,2 0,7 * p≤0,05 ** p≤0,01

También Lynch y Jackson (1983) estudiaron las respuestas metabólicas de las ovejas gestantes frente a dietas elevadas en proteínas (HP), dietas con un moderado contenido de proteínas (MP) y con un bajo nivel de proteínas (LP). El perfil metabólico obtenido es el que a continuación se representa:

Niveles de proteínas METABOLITOS

HP MP LP DS p≤ Proteínas (g/L) 62 60 62 5,0 --- Albúminas (g/L) 31ª 31ª 28b 3,0 0,01 N-ureico sang. (mmol/L) 9,44ª 6,10b 3,62c 1,9 0,01 Triacilglicérido *mg/100L( 45,0b 55,0a 61,0a 28 0,01 3/hidricxibutírico (mmol/L) 0,43ª 0,44ª 0,30b 0,2 0,01 Glucosa (mmol/L) 3,7ab 3,5b 3,9a 0,6 0,01

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La progresiva disminución del n-ureico la relacionan con el decrecimiento en el consumo de proteínas, al igual que la disminución de albúminas sérica lo que coincide con los reportes de Sykes y Field (1973), señalan, además que este descenso de la albúmina sérica puede ser esperado en un estado en el que el nivel de proteínas es bajo y puede representar una disminución en la síntesis de albúminas por el hígado.

En la suplementación con urea de forma oral para mejorar la calidad del heno utilizado por Fujihara (1993) en su estudio con ovejas Corriedale Japonesas observó que la urea no estimulaba la fermentación en el rumen, pero si puede ser útil como una fuente de reciclaje de nitrógeno en el metabolismo de rumiantes, además no se afectan los valores de proteínas totales en el plasma. El pH del rumen permaneció inalterado y decrecieron los ácidos grasos volátiles.

Aún en ovejas sin gestar el N ureico sanguíneo puede afectarse, si el alimento no satisface las necesidades proteicas de las mismas. Por ejemplo Minakowski et al. (1996) comprueban al utilizar el frijol de FABA el cual redujo el contenido de urea por debajo de su rango y por el contrario incrementó el de glucosa. Estos autores refieren además el uso limitado de la vaina de dicho fríjol en la alimentación de rumiantes, por su alta concentración de taninos de ADF y NDF.

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Capítulo II. Materiales y métodos

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CAPITULO II. MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación se desarrolló con ovinos del área de experimentación del departamento de Zootecnia del Instituto de Investigaciones Agropecuarias “Jorge Dimitrov” en la provincia Granma, por un período experimental de 120 días, que comprendió los meses de noviembre a febrero (período poco lluvioso). Ecología experimental

Durante esta etapa las condiciones ambientales que se registraron fueron los valores de temperatura (mínimas de 16-22oC y máximas de 28,4-32,5oC), la humedad relativa (65 a 82%) y las precipitaciones (860 a 1 150,25 mm), los cuales se encuentran dentro del rango de confort de esta especie animal. Manejo de los animales

En el trabajo experimental se utilizaran 36 ovinos hembras de la raza Pelibuey Cubana, sin sintomatología clínica aparente, manifestándose un buen estado de salud y niveles medios-bajos de parásitos gastrointestinales. Se seleccionaron animales de partos simples y edades entre 2 y 4 años, con características propias de la especie. Estos animales en el período de cubriciones fueron suplementados con Leucaena leucocephala.

Para la identificación de los animales se utilizaron presillas y chapas enumeradas en orden ascendente del 1 al 36, también se colocaron cintas a colores en el cuello. Previo al experimento los animales fueron entrenados en la correcta identificación de los bóxeres con el objetivo de disminuir las situaciones estresantes que pudieran traer problemas en el fisiologismo de los animales durante el parto.

Manejados en rebaño único los animales son llevados a las áreas de pastoreo, las madres junto con las crías y al llegar a las naves, las crías son separadas de las reproductoras, para evitar que consuman la leucaena, y se ubican en cuartones con heno y agua fresca a voluntad. Las reproductoras serán ubicadas en bóxeres independientes para cada grupo experimental, donde se suministra el follaje de leucaena, compuesto por hojas y ramas tiernas para los animales en un horario de 10:00- 2:00 p.m., controlando la oferta y el rechazo, para ello se utilizará pesa de resorte de hasta 10,00 kg. Manejo del pastoreo

Se utilizó un sistema de pastoreo dirigido por zonas que abarca un área total de 4 hectáreas de pasto natural (Dichantium annulatum), y suplementación con forraje de leucaena, miel- urea al 2%, agua y sales minerales.

El pastor que dirigió los animales durante el experimento posee una basta experiencia en el manejo de los ovinos en pastoreo, bajo estas condiciones se estableció un horario de pastoreo que comprendió desde las 6:00 a 10:00 a.m. y de 2:00 a 6:00 p.m. para completar un horario total de 8 horas al día..

Las crías se pesaron al nacer y hasta los 60 días se utiliza peso con un dinamómetro de 10 kg de capacidad con 0,01 de error, desde este momento hasta el final se utiliza pesa con una capacidad de 25 kg ≈ 0,02 error y a los 120 días de edad se realiza el destete. Las reproductoras se pesaron con una pesa de 25 kg ≈ 0,02 de error en una frecuencia desde el parto, los 30; 60; 90 y 120 días, en la última etapa se utilizó pesa de 50 kg ≈0,05 de error. De la misma manera se determinó el indicador condición corporal (CC) por la metodología propuesta por Rusell (1969). Determinaciones realizadas

La disponibilidad de los pastos se realizó mediante la metodología propuesta por Haydock y Shaw (1975), utilizándose para ello los marcos de referencia de 0,25 m2 en un horario de 9:30 11:00 a.m., donde se cortó el pasto a una altura de 3 cm del suelo, guardaron las muestras en bolsas de nylon cerradas convenientemente y llevadas al laboratorio para la determinación correspondiente. La disponibilidad del pasto fue de 6,45; 5, 73 y de 5,24 kg MS/animal/día en los muestreos realizados al inicio, los 60 días y al final del experimento respectivamente. En el caso de la leguminosa se cortó en banco de proteína.

La determinación de la materia seca y los análisis de la composición química se realizaron en el laboratorio del Instituto ”Jorge Dimitrov”, determinándose el contenido de materia seca (MS), proteína bruta (PB), por las técnicas propuestas por Herrera et al. (1980) y para el caso del calcio (Ca) y fósforo (P) se emplearon las técnicas propuestas por Pérez (1990).

Los requerimientos nutritivos de los animales fueron tomados de las tablas de requerimientos para ovinos, propuestos por Shelton y Figuereido (1990).

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Capítulo II. Materiales y métodos

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El consumo de materia seca para los animales se tuvo en cuenta la ecuación de estimación de consumo propuesta por García- Trujillo y Cáceres (1984) donde se consume a razón de 71 g/kg PV 0,75 por carneros.

Para la determinación de producción de leche se utilizó la técnica propuesta por Ruiz (1976), que consiste en el método directo de pesar al cordero antes y después de mamar con un ayuno previo de 12 horas. Después del amamantamiento se vuelven a pesar y por diferencias de pesos se determina la producción de leche al día multiplicando por 2 el valor de las diferencias.

La determinación de las proteínas totales y la albúmina en el suero sanguíneo, fue por el método de Biuret, propuesto por Kreld et al. (1982).

En el caso de la urea sérica se empleó el método de Berthelot, propuesto por (Morros, 1967). Los otros indicadores medidos fueron determinados por las técnicas propuestas por Drabkm y Widman

(1987), para la hemoglobina sérica y de Ropi-test-Widman (1987), en el caso de la Glucosa sérica. Diseño experimental

El trabajo se montó sobre la base de un diseño completamente al azar, con cuatro tratamientos y nueve réplicas cada uno.

Los animales en todos los grupos recibieron 8 horas de pastoreo en pastos naturalizados, 200 g/animal/día de miel-urea al 2%, más sales minerales y agua a voluntad. La leucaena suplementada se calculó en relación porcentual al consumo de materia seca total de la ración, lo que sirvió para establecer los tratamientos experimentales de la siguiente manera:

• Tratamiento I: Leucaena en un 30% • .Tratamiento II: Leucaena en un 25% • Tratamiento III: Leucaena en un 20% • Tratamiento IV: Sin leucaena (grupo control)

Análisis estadístico

Los datos fueron procesados mediante el empleo del paquete STATISTICA® para Windows, versión 6.0 del 2000. Las medias fueron comparadas por la prueba de comparación múltiple Duncan (1955) y un análisis múltiple de regresión para las variables aporte de la suplementación, peso vivo de las reproductoras, condición corporal, producción de leche y peso de las crías al destete.

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Capítulo III. Resultados y discusión

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CAPITULO III. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En la tabla 2 se muestran los valores de la composición química de los alimentos utilizados durante el inicio, a los 60, días y al final en el experimento. Tabla 2. Composición química de los alimentos utilizados en la ración de los animales (base seca).

PERIODO ALIMENTOS MS (%) PB (%) Ca (%) P (%) EM (MJ)

LEUCAENA 30 22,4 0,23 0,25 9,30 PASTO PITILLA 29,3 5,3 0,44 0,19 7,91

Al Inicio

MIEL - UREA 2% 72,2 11,0 1,31 0,91 10,8 LEUCAENA 30,6 23,4 0,22 0,20 9,17 A los 60 días PASTO PITILLA 31 5,42 0,41 0,19 7,87 LEUCAENA 31,2 23,7 0,21 0,20 9,42 Al final PASTO PITILLA 32,3 5,44 0,42 0,22 7,75

Los por cientos de nutrientes en la Leucaena leucocephala la destacan como un alimento de inestimable

valor nutritivo en términos de proteína bruta, energía, minerales, vitaminas, presentando poca variación entre las mediciones. Estos resultados están por debajo de los encontrados por Rodríguez (2001), estudiando la suplementación con leucaena a reproductoras ovina Pelibuey Cubano antes y después del parto, podemos señalar en este caso que el comportamiento nutritivo de esta leguminosa es muy variable en dependencia de las características del suelo y la época del año cuando se realizó el análisis, sin embargo resultados de la composición química similares, fueron reportados por Olmos (2001) y Arias (2001), con valores de 21,96 a 25,16; 22,17 a 23,50% de PB y 30 a 31; 30 a 32,8% de MS (para ambos autores respectivamente). Esta leguminosa presenta buena digestibilidad y preferencia por los animales, al ser comparada con otros alimentos para los rumiantes en el trópico (Pedresa et al., 1991; Cáceres y González, 1998; Clavero, 1998; Chacón et al., 1998; Castillo et al., 1998; Simón, 1999; La O, 2000; Ruíz y Febles, 2000; Santana, 2000; La O, 2001; León et al., 2003; Simón y Francisco, 2003).

Para el pasto natural se muestran valores típicos de estas especies, bajos contenidos de PB y EM, lo que se hace necesario la suplementación de los animales para suplir las demandas de nutrientes (Olivares, 1997; Hernández et al., 2000). Por otra parte, el bajo contenido de PB impide que exista una cantidad mínima de nitrógeno degradable, para que los microorganismos del rumen puedan utilizar al máximo la pared celular del forraje y de este modo obtener la mayor cantidad de energía de este alimento (Klopfenstein et al., 1991).

Los valores de PB y MS son inferiores a los reportados por Fonseca (1999) y Rodríguez (2001), para el pasto natural. Estos autores encontraron rangos de 6,56 a 7,91% y 9,40 a 9,70% para la PB y valores de 38 a 40% y de 30,68% MS respectivamente, lo que sugiere lo típico de nuestros pastos y forrajes referido a la gran variabilidad ante las diferentes condiciones de clima, suelo y manejo.

Los aportes de la suplementación según tratamientos, con relación a los requerimientos nutritivos de los animales en estudio (tabla 3), presentan poca variación entre tratamientos. Tabla 3. Aportes de la suplementación con relación a los requerimientos nutritivos.

Período Tratamientos MS (kg) TNR (%) PB (g) TNR (%) EM (MJ) TNR (%) Tratamiento I 0,515 41,63 98,94 50,27 1,195 43,45 Tratamiento II 0,441 37,06 82,37 43,51 1,031 38,91 Tratamiento III 0,385 31,92 69,82 33,38 0,907 33,84

Al inicio

Tratamiento IV 0,144 12,21 15,84 8,448 0,372 14,20 Tratamiento I 0,519 41,55 103,6 52,11 1,193 42,91 Tratamiento II 0,442 37,05 85,57 45,08 1,025 38,53 Tratamiento III 0,374 32,50 69,66 38,13 0,876 34,22

A los 60 días

Tratamiento IV 0,144 12,77 15,84 8,829 0,372 14,82 Tratamiento I 0,525 41,37 106,1 52,52 1,229 43,43 Tratamiento II 0,450 36,70 88,36 45,31 1,061 38,86 Tratamiento III 0,368 32,80 68,93 38,59 0,876 35,04

Al final

Tratamiento IV 0,144 13,16 15,84 9,093 0,372 15,25 TNR: Según Tabla de Requerimientos Nutritivos (Shelton y Figuereido, 1990)

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Capítulo III. Resultados y discusión

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Es bueno destacar que los aportes de proteína bruta por la suplementación, donde se emplean las mayores cantidades de leucaena (tratamientos I y II), presentan valores que aportan PB por encima del 50 y 35% con relación a los requerimientos nutritivos, aunque están por debajo de los valores reportados por León et al. (2003), para reproductoras Pelibuey Cubana durante la campaña de cubriciones ofertando cantidades de la leguminosa muy parecidas a las utilizadas en este trabajo, sin embargo al analizar las necesidades de PB para reproductoras vacías son muy inferiores a las demandas de una reproductora en lactación, por otra parte los rangos aportados de EM y MS, sobrepasan el 40% con relación a las necesidades de estos nutrientes, aunque se señala un comportamiento inferiores a los encontrados por Olmos (2000), presentándose una situación similar a la anterior con relación a el estado fisiológico de las reproductoras.

Los aportes de energía metabolizable por la suplementación pudieran afectar el consumo de EM y PB. Según Chávez et al. (1995), determinaron que en dietas con diferentes niveles energéticos en ovejas Pelibuey los incrementos de de la energía metabolizable y proteína bruta, estaba acompañado de un aumento en el consumo de EM y PB, también existieron ligeros cambios en la ganancias de peso vivo de las ovejas, sin embargo un aporte superior a 2,74 Mcal de energía no mejoró la ganancia de peso vivo.

Para el caso del aporte de proteína bruta, Chávez et al. (1995), sólo reportan un efecto sobre el consumo de PB de la dieta. En este trabajo con los niveles más bajos de proteína bruta consumidos (12,6 g PC/kg P0,75), fue suficiente para propiciar un incremento en el peso vivo de las ovejas, sin detrimento de las ganancias de peso de los corderos.

Los valores del peso vivo de las reproductoras que aparecen en la tabla 4, presentan poca variación y diferencias significativas entre tratamientos (p<0,05), solamente en el último período experimental (90 y 120 días) es que se ofrecen diferencias significativas entre tratamientos (TI y TII vs TIII y TIV), con los mejores valores para los dos primeros tratamientos (valores de 32,03; 32,43 TI y 30,17; 30,71 TII. Estos valores se corresponden con los mayores consumos de la leucaena al compararlos con los Tratamientos III y IV (29,43; 28,49 kg y 28,67; 27,96 kg de peso vivo) a los 90 y 120 días experimentales respectivamente. Señalamos que con la Inclusión de la leucaena en un 30% de la materia seca total de la ración se presentan los mejores resultados productivos en las reproductoras.

Tabla 4. Variación mensual del peso vivo de las reproductoras según tratamientos.

Peso vivo (kg) DÍAS CONTROLES TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

Parto 31,36 30,39 30,81 30,11 1,801 30 días 30,67 30,19 29,34 28,88 1,742 60 días 31,91 30,48 29,34 28,81 1,920 90 días 32,03a 30,17ab 29,43bc 28,49c 1,915 120 días 32,43a 31,31a 28,67b 27,96b 1,532 Variación PV (%) 103,4 103,2 93,05 92, 86

a,b,c Letras diferentes en una misma fila difieren para p<0,05

Similares resultados fueron encontrados por Fonseca (1999a), en estudios de dos niveles de suplementación (alto y bajo) con esta leguminosa lo que reportan valores de 30,47 a 28,6 para los dos niveles respectivamente. Ello coincide además con los reportados por De Combellas (1997a) y Rueda y De Combellas (1999) utilizando otro sistema de alimentación a base de heno de Cynodon dactylon con suplementación a base de bloques multinutricionales. Sin embargo, son superiores a los encontrados por Fonseca (1999), utilizando sistemas de alimentación en ovinos tropicales a base de pasto natural y suplementación con leucaena sugiere la posibilidad del empleo de esta leguminosa como una fuente de proteínas y otros principios nutritivos muy bien aprovechados por el ovino en el trópico, manteniendo los pesos de referencia durante toda la lactancia.

Los incrementos del peso vivo con relación al peso inicial para los tratamiento I y II, con valores de 103,4% y 103,2% para ambos tratamientos, en comparación con los demás grupos experimentales (TIII y TIV), donde la variación del peso vivo se afecta en un 6,95 y 7,14%, atribuyéndole a esta leguminosa una marcada eficiencia en los incrementos de peso vivo que experimentan los animales (TI y TII).

La ganancia media diaria con valores de 80 y 69 g/día, para los dos primeros tratamientos son muy superiores a lo presentados por Fonseca (1999) en bancos de proteínas y Rodríguez (2001) en similares condiciones. Los mayores valores reportados por estos autores fueron de 53,3; 66 g/día respectivamente, mientras que estos resultados están en el rango de los reportados por Olmos (2001). En los tratamientos III y IV los resultados obtenidos se comportaron muy diferentes con pérdidas diarias de peso vivo o en mantenimiento, pudiendo ser causa de ello el continuo deterioro de los pastizales con el paso del período poco lluvioso del año.

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Por otra parte el peso vivo sufre una disminución a los 30 días experimentales como consecuencia del metabolismo negativo que experimentan las ovejas durante esta etapa de crianza, donde las necesidades van a ser mayores que en todo el ciclo productivo.

La causa de este importante aumento de las necesidades es la producción de leche para las crías de los corderos, que en la mayoría de las razas de ovejas toma valores elevados (1,5 a 3,0 L/día) en función del número y vigor de las crías. Sin embargo, este aumento de las necesidades nutritivas no están en correspondencia con un aumento de la capacidad de ingestión de los animales, ya que en los primeros días post parto las hembras no han alcanzado el tamaño normal del rumen, por lo que en la práctica los animales se ven obligados a movilizar las reservas corporales (Acevedo, 1999) y esto pudiera justificar la pérdida de peso en este período del experimento.

Sin embargo se observa una ligera recuperación en los tratamientos que está presente la leguminosa con respecto al último tratamiento (TIV), donde las pérdidas se van incrementado a medida que pasan los día experimentales tomando valores por debajo de los 28 kg. Pudiendo afectar de esta manera la continuidad reproductiva del rebaño a la hora de incorporarlas a la campaña de cubriciones.

La suplementación con miel-urea también puede tener un efecto marcado en la respuesta de los animales a las variaciones de peso vivo, debido a una mayor disponibilidad de cantidades de proteínas utilizables por el animal. Como ha sido planteado por Elías et al. (1988), Perera et al. (1989) y Perera y Albuernes (1989).

Para los animales bajo sistemas de alimentación extensivos o semiextensivos las reservas corporales son muy importantes (León, 1985), y más cuando en el pastoreo no logran suplir sus necesidades nutritivas debido al incremento de las necesidades nutritivas durante la etapa de lactancia, cuando se movilizan las reservas corporales y estas solo pueden cubrir como máximo el 30% de las necesidades para la producción de leche (Acevedo, 1999).

La tabla 5, muestra los valores de la condición corporal de los animales, indicador este que muestra diferencias significativas entre tratamiento (p<0,05), con los mejores valores en el TI el cual presenta diferencias altamente significativas con los TIII y TIV durante todo el experimento con un efecto mayor al final, lo que se corresponde con un mayor aporte de nutrientes por parte de la leguminosa.

Tabla 5. Variación mensual de la condición corporal de las reproductoras según tratamientos.

Días controlados TTO I TTO II TTO III TTO IV ES Parto 2,06ª 1,70b 1,61b 1,62b 0,95 30 Días 2,22ª 1,78b 1,64b 1,58b 1,02 60 Días 2,57ª 2,47ª 2,06b 1,92b 0,89 90 Días 2,76ª 2,49ª 2,12b 2,01b 0,85 120 Días 2,81a 2,51b 2,18c 2,09c 0,86

Letras diferentes en una misma fila difieren para p<0,05

En estos casos el animal conserva una mejor condición, sin tener que movilizar tanto su reserva corporal debido a que la leucaena posee un elevado valor nutritivo (Cáceres y González, 1998), aportando una mayor cantidad de nutrientes a medida que aumenta el consumo por parte de las reproductoras, siendo muy difícil que se logre suplir las necesidades nutritivas en sistemas de alimentación a base de pasto natural solamente, reflejándose en los bajos valores de condición corporal para este tratamiento (TIV).

Los valores que se ofrecen se encuentran muy relacionados con los reportados por González (1996), Fonseca (1999a), Olmos (2001) y Avendaño y Imbarach (2002), en experimentos con animales de la raza Pelibuey Cubana suplementadas con leucaena para los dos primeros y suplementos que cubrían junto al pasto el 100% de los requerimientos trabajados por el tercero respectivamente, por otro lado los resultado que se muestran en la tabla son superiores a los ofrecidos por Fiasentier et al. (1995) con pastos frescos y abundantes, los presentados por McNeil et al. (1997) en ovejas alimentadas con planos altos de PB y en ovejas suplementadas con leucaena antes y después del parto que reporta Rodríguez (2001) y en reproductoras vacías y gestadas, utilizando niveles de inclusión de la leucaena de 0,75; 0,50 y 0,25 kg/animal/día encontrados por Arias (2001).

Este comportamiento puede estar influido por la variabilidad de alimentos utilizados en cada uno de estos trabajos donde el aporte de nutrientes es muy variable obligando a las reproductoras a movilizar la reservas corporales, siendo necesario suplementar a animales bajo sistemas de alimentación con pastos y más si estos son de muy baja calidad como el que se utilizó en el trabajo.

La tabla 6, muestra el peso vivo de las crías desde el nacimiento hasta el destete a los 120 días. Los valores de peso al nacer que se ofrecen son muy superiores a los reportados por Cuarón (1990), Trejo et al. (1990), Perón et al. (1991), Faraworth (1996), Fonseca (1999) y Rodríguez (2001), quienes encontraron valores de

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Capítulo III. Resultados y discusión

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pesos al nacer de 2,75; 2,25; 2,7; 3,0; 2,74 y 2,85 kg respectivamente. Mientras que se asemejan a los reportados en crías West African bajo condiciones de pastoreo en potreros de Cynodon dactylon y Cenchrus ciliaris (3,4 y 3,5 kg) indicados por De Combellas (1997b) y Guerra (1999) respectivamente, también son similares a los encontrados por Perón et al. (1991), Arias (2001) y Olmos (2001) en condiciones muy parecidas a las de nuestro trabajo y en condiciones de pastoreo con suplemento formado por mezclas de avena (Avena sativa L.) grano, afrechillo de trigo (Triticum aestivum L.) y harina de carne y hueso el cual cubría junto al pasto el 100% de los requerimientos de las ovejas, encontrándose valores de 3,5 kg, propuesto por Avendaño y Imbarach (2002).

Tabla 6. Variación del peso vivo de las crías según tratamientos y edad.

Edad (días) TTO I TTO II TTO III TTO IV ES Nacer 3,67a 3,57a 3,45a 3,42a 0,68

15 días 5,01a 4,58a 4,26b 3,76b 0,86 30 días 6,47a 6,42a 5,37b 5,12b 0,75 45 días 8,08a 7,69a 7,18bc 7,02c 0,71 60 días 9,72a 9,94a 9,43b 9,33b 0,68 75 días 11,58a 11,33a 10,77b 10,3b 0,84 90 días 12,57a 12,02a 11,8b 11,25b 0,79

105 días 13,73a 13,11a 12,71bc 12,21c 0,91 Destete 15,12a 14,34a 13,86bc 13,6c 0,69

GMD (g/día) 79 77 74 71 a,b,c Letras diferentes en una misma fila difieren para p<0,01

Sin embargo es bueno señalar que nuestros resultados son inferiores a los reportados por De Combellas et

al. (1995) y De Combellas et al. (1996), presentados en corderos mestizos Bergamasca x West African en estabulación (5,7 kg). Estas diferencias se puede atribuir a que las madres de estos animales durante la gestación recibieron dietas de buena calidad y fueron suplementadas con concentrados lo que les permitió alcanzar considerables pesos al parto con el consiguiente incremento de los pesos vivos de la crías al nacer.

Por otra parte los valores de peso vivo de las crías encontrados en nuestro trabajo a las 12 semanas de edad, son superiores a los reportados por (Rueda y De Combellas, 1999), quienes utilizaron un sistema de alimentación para las ovejas a base de heno de Cynodon dactylon y suplementación con 500 g/d de concentrado (T1) y bloque multinutricional a voluntad (T2). En este trabajo se destetaron las crías a las 12 semanas de edad, con pesos promedios de 9,4 ± 2,38 y 10,4 ± 2,55 kg (para los tratamientos 1 y 2 respectivamente), en este caso las crías recibían heno de Cynodon dactylon, mientras que en relación a nuestros resultados las crías solo tenían acceso a la leche materna y no recibieron ninguna suplementación.

También para los tratamientos I y II superan los valores de peso vivo de las crías que Pulgarón et al. (2002), reportaron para animales que se alimentaron fundamentalmente con pastos y se cumplieron bajo condiciones de producción los requerimientos en alimentación y cuidado del rebaño para los sistemas reproductivos intensivos hasta los 75 días de edad.

Las diferencias significativas entre tratamientos (p<0,05) con un marcado efecto en los dos primeros tratamientos, a partir de los 30 días de edad se observan los valores más altos de peso vivo en el primer tratamiento, donde los incrementos van parejo con el aumenta la edad. En los tratamientos de mayores niveles de suplementación de la leguminosa se alcanzan adecuados pesos al destete, con valores superiores a los 15 kg en el TI y 14,3 kg para el TII, los que difieren significativamente (p<0,05) con los dos últimos tratamientos (TIII, TIV), esto nos indica el efecto de la utilización de leucaena en la alimentación de los ovinos.

Los valores encontrados superan a los reportados por Rodríguez (1990), quien utiliza 14 kg, como peso de referencia para el destete de corderos en nuestro país, así como los que ofrece Perón et al. (1991), para describir el potencial del ovino de pelo tropical. Por otra parte el tratamiento I supera a los valores de peso al destete (14,6 kg) que indica Capote et al. (1985), para corderos de la raza Pelibuey Cubana en condiciones de pastoreo.

Según Ruiz (1976), a medida que el cordero gana en edad, decrece el rendimiento de la transformación de leche en ganancia de peso vivo. En este caso si analizamos las variaciones comienzan a partir de la segunda y tercera semanas de lactación, etapa en que la producción de leche empieza a descender, siendo la reducción más severa al finalizar el segundo mes después del parto (Castellanos y Valencia 1982).

Un criterio a tener en cuenta en nuestros resultados es que en ovinos de la raza Pelibuey, el crecimiento de los corderos puede estar limitado por la cantidad de leche disponible; Fernández et al. (1992), plantean una

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relación directa entre el crecimiento de las crías durante los primeros 30-35 días después del nacimiento con la producción de leche de las ovejas (r=0,79), también se considera que en condiciones de campo las reproductoras Pelibuey no producen suficiente cantidad de leche para mantener una tasa elevada de crecimiento de sus crías, aún cuando reciban un alimento complementario indica Duarte y Pelcastre (2000).

Los mayores incrementos de peso vivo de las crías se observan para los tratamientos con un mayor consumo de la leucaena por parte de las reproductoras, con ganancia media diaria de 74 a 79 g/día, valores que están en el rango propuesto por Rueda y De Combellas (1999), pudiéndose atribuir que las madres con un consumos elevados del forraje de leguminosa presentan una mejor asimilación de los nutrientes de la dieta, implicando una mejor producción de leche aprovechable por las crías con una mejor conversión de kilogramos de leche por gramos de peso ganados.

En el grafico 1, presenta la curva de la producción de leche según tratamientos y día de lactancia controlada, en la misma se observa aceptables valores de producción de leche.

Para el momento del parto la producción de leche mostró muy poca variación entre tratamientos, sólo el grupo testigo (TIV), presentó diferencias significativas con relación a los demás tratamientos (p<0,05).

Se observa en este gráfico un incremento de la producción de leche hasta los primeros 30 días del período de lactancia, alcanzándose valores de 0,93; 0,92 y 0,90 kg/animal/día en los tratamientos I, II y III, presentando diferencias significativas (p<0,05) con el tratamiento IV que sólo alcanza 0,88 kg/animal/día.

Con relación al aumento de la producción de leche en este período coincidimos con lo planteado por numerosos autores, quienes señalan que la producción lechera en la oveja aumenta rápidamente en las primeras semanas, alcanzando el pico máximo de producción en la tercera semana de lactación (Bencini y Purvis, 1990, Reynolds y Brown, 1991, Bencini et al., 1992, Rueda y De Combellas, 1999).

Gráfico 1. Variación mensual de la producción de leche según tratamientos.

a,b,c. Letras diferentes en una misma columna difieren para p<0,01

Después de este período de máxima producción, la curva de lactancia declina en los 60 días de lactancia hasta valores por encima de los 0,60 kg/animal/día, en los tratamientos I y II, los que difieren significativamente (p<0,05) de los tratamientos III y IV que sólo alcanza valores de 0,50 kg/animal/día. Luego la producción disminuye considerablemente hasta el secado con valores de 0,39; 0,38; 0,32 y 0,18 kg/animal/día a los 120 días para los tratamientos I; II; III y IV respectivamente. Concordamos con lo plantea por Cañeque (1996) y Velasco et al. (2001), quienes señalan que la curva de lactancia declina hasta el secado, más o menos

0

0,2

0,4

0,6

0,8

1

Días de Lactancias

Pro

ducc

ión

de le

che

(Kg)

TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

TTO I 0,45 0,93 0,68 0,46 0,39

TTO II 0,43 0,92 0,65 0,42 0,39

TTO III 0,41 0,9 0,52 0,38 0,33

TTO IV 0,39 0,88 0,56 0,38 0,18

ES 0,56 0,67 0,81 0,75 0,84

PARTO 30 DIAS 60 DIAS 90 DIAS 120 DIASa a a b

a a a b

a a b b

a b c c

a a b c

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Capítulo III. Resultados y discusión

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rápidamente dependiendo de la raza, el genotipo y el potencial lechero individual. En esta última etapa del período de lactación se muestran diferencias significativas para p<0,05, entre los tratamientos I y II con relación a los tratamientos III y IV, quienes difieren entre si. Se presenta una mejor respuesta productiva en el tratamiento donde se utilizó el 30% de la leucaena.

Los valores de producción de leche observados son superiores a los reportados por Acevedo (1999), quien encontró que la producción de leche hasta la séptima semana se movió en torno a los 0,60 kg/animal/día, bajo un sistema de alimentación a base de pastos naturalizados y suplemento con concentrado comercial peletizado con 2,95 Mcal/kg MS de energía metabolizable y un 17% de proteína bruta de mejor calida que las ofrecidas en nuestro trabajo. Mientras que se quedan por debajo del valor ofrecido por Velasco et al. (2001), en ovejas Talaverana durante el período de lactancia, encontró valores de producción a la tercera semana 1,223 kg/animal/día bajo un sistema de alimentación que contenía heno de Veza-Avena y concentrado comercial para ovejas con valores de proteína bruta de 11,90 y 18,84% en proporción a la materia seca, mientras que en la en la sexta semana de lactación la producción de leche fue de 0,41 kg/animal/día, inferior a los encontrados en nuestros resultados. Esto sugiere la posibilidad de una movilización de las reservas corporales por parte de las ovejas para compensar por el nivel de producción al inicio de la lactación y al parecer la oveja Pelibuey logra mantener una producción más sostenida durante toda la lactancia.

Cuando analizamos el comportamiento de la producción de leche ofrecido en nuestros resultados podemos referirnos entre otros factores a una estrecha relación con la alimentación recibida, la cual beneficiaría a las ovejas lactantes por el aporte de nutrientes derivado de la suplementación con la leguminosa, los animales mantienen su peso vivo, aumenta la producción de leche. Según Acevedo (1999), la alimentación es, de una forma general, uno de los principales factores condicionantes de la producción de leche y sus efectos pueden apreciarse tanto en lo que se refiere a su cantidad como a su calidad.

Trabajos con ovejas en lactación han demostrado el efecto del alimento en la producción de leche. Ramón et al. (1989), en un estudio donde evaluaron el efecto de la ingestión de Alfalfa sobre la producción de leche y los cambios de peso vivo en ovejas y corderos encontraron que la producción de leche fue decayendo en todos los tratamientos a medida que progresaba la lactación (1,568; 1,133; 0,765; 1,206; 1,140; 0,900; 1,105; 0,713, 0,735; 0,972; 0,708; 0,588 kg/oveja/día para la 3a, 7a, y 11a semana de lactancia.

Los resultados del análisis de regresión del tratamiento I, que se observar en la tabla 7, presentan una relación lineal casi perfecta en el caso de la condición corporal y la producción de leche, con r= 0,99; describiendo que por cada unidad de incremento de la condición corporal tendremos un aumento en la producción de leche de 0,9894 kg/animal/día. Con esta situación se afirma el efecto del tratamiento con relación a la movilización de las reservas corporales por parte de los animales para mantener una producción de leche durante la lactación. Mientras las reproductoras reciban un alimento que cubran sus demandas en nutrientes menos usos deben hacer de sus reservas corporales y mayor será su producción.

Tabla 7. Análisis de regresión y la ecuación de predicción según algunas variables estudiadas en el tratamiento I.

Variables r Ecuación de predicción ES

Aporte suplemento - Peso reproductora 0,81 PR= 27,328+ 1,4157*Aporte 1,08 Condición corporal - Peso reproductora 0,97 PR= 28,222+ 6,7191*CC 1,74 Condición corporal - Producción de leche 0,99 PL= 1,0912+0,9894*CC 0,28 Peso reproductora - Peso crías al destete 0,97 PCD= 20,70+ 1,1695*PR 1,38 Condición corporal - Peso crías al destete 0,98 PCD= 20,70+ 1,1699*CC 1,52

Otras de las ecuaciones de regresión que muestra resultados a considerar es la que representa la relación

entre condición corporal y el peso de las reproductoras, su coeficiente de correlación (r= 0,97); marca el efecto positivo del peso vivo de reproductoras en dependencia a la condición corporal, por cada unidad de incremento de la condición corporal el peso de la reproductoras se incrementa en 6,7191 kg. La nota de la condición corporal refleja el nivel de movilización de las grasas de reserva y estado de carne del animal, para Hossamo et al. (1986), Olmos (2001) y Rodríguez (2001), encontraron correlaciones positivas para estos indicadores, con coeficientes de correlación de 0,65 a un 0,80.

Variables como el peso de las reproductoras y la condición corporal con relación al peso de las crías al destete, presentan una aceptable relación lineal con coeficientes de correlación por encima de 0,95, esto sugiere lo beneficioso que es para las crías un buen estado corporal y de carne de las madres durante la etapa de crecimiento.

El efecto suplemento sobre el peso vivo de las reproductora con r= 0,81, es otra de la relaciones importantes a destacar en nuestras condiciones de producción donde la alimentación es un factor que limita a los animales

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Capítulo III. Resultados y discusión

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a que expresen todo su potencial productivo, en este caso por cada unidad de incremento de la suplementación el peso de las reproductoras se incrementa en 1,4157kg, lo que sería provechoso para mantener e incrementar los peso de nuestras madres ovinas como uno de los indicadores que decide en la continuidad reproductiva del rebaño.

En el gráfico 2 presentamos los valores de la glucosa en sangre, indicador que muestra pocas diferencias significativas (p<0,05) entre los tratamientos I y II, (1,19 a 2,92 y 1,18 a 2,56 mmol/l respectivamente), mientras que los tratamientos III y IV, no presentan diferencias significativas durante todo el período, sin embargo se observa una mejor respuesta para el tratamiento I, correspondiéndose al tratamiento de mayor consumo de la leucaena, pudiendo hacer que los niveles de glucosa en sangre se incrementen considerablemente.

Según González (1997), Fonseca (1999), Arias (2001), Rodríguez (2001) y Olmos (2001), quienes coinciden en indicar la relación directa entre los consumos de leucaena y las concentraciones glucosa, referido al incremento de la digestibilidad de la energía que se muestra en los rumiantes que consumen pastos con altos contenidos de fibra, cuando éstos son asociados con leguminosas arbustivas.

Gráfico 2. Variación mensual de la glucosa sérica (mmol/l) según tratamientos.

a,b,c Letras diferentes en una misma columna difieren para p<0,05

A partir de los 90 días se logra alcanzar y mantener hasta los 120 días valores de glucosa que están dentro del rango fisiológico para la especie (2,22 a 3,33 mmol/L) propuesto por Desco (1989). Se observa un mejor comportamiento en los tratamientos I y II (2,92 y 256 mmol/L), que se corresponden con la mayor cantidad de leucaena suministrada, sin embargo a los 120 días aparecen diferencias significativas para p<0,05, en el caso del tratamiento I, con relación a los demás tratamientos (II, III y IV), los que no difieren entre ellos.

Sobre el indicador se puede referir que en los primeros días los valores se comportan por debajo del rango fisiológico, atribuyéndose a las elevadas demandas de nutrientes en las primeras semanas del período de lactación, donde se incrementa el metabolismo energético, haciendo un uso considerable de la glucosa sanguínea. Por otra parte, la variación de los valores de glucosa con relación al rango fisiológico está en dependencia de muchos factores, como son el estado fisiológico, el régimen de alimentación, la raza y el nivel de producción, entre otros.

En estudio de este indicador, Kleeman et al. (1988) demostró que la concentración de glucosa plasmática en las ovejas vacías de la raza Merino del Sur de Australia es más alta (4,2-0,2 mmol/L), que las que portaban dos fetos (3,2- 0,1 mmol/L).

a

a

b

00,5

11,5

22,5

33,5

Días muestreados

Glucosa (mmol/ L)

TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

TTO I 1,19 1,72 2,13 2,72 2,92

TTO II 1,18 1,68 1,72 2,66 2,56

TTO III 1,07 1,37 1,56 2,47 2,43

TTO IV 1,09 1,34 1,54 2,43 2,5

ES 0,87 0,94 0,82 0,75 0,95

0 DIAS 30 DIAS 60 DIAS 90 DIAS 120 DIAS

a a b

b

a b b

b

a a b

b

a b b

b

a a b

b

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Capítulo III. Resultados y discusión

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Para Mali et al. (1994), usando ovejas Marwari gestadas en otoño (septiembre) o primavera (marzo) encontraron que los niveles de glucosa en sangre disminuyeron al final de la preñez. Manzano et al. (1999) en ovejas Pelibuey cubanas vacías y secas encontró valores con un comportamiento similar utilizando pasto natural y sales minerales.

Estos autores han demostrado el efecto marcado que tiene el estado fisiológico de las ovejas y en especial la gestación sobre las concentraciones de glucosa sanguíneas, en este criterio coincidimos con el de Contreras et al. (1990). También León et al. (2003), han reportado valores de 2,90, 2,88, 2,76 y 2,24 mmol/ L para ovejas vacías antes y durante las cubriciones, utilizando leucaena en cantidades similares a las de nuestro trabajo.

Los resultados obtenidos son superiores a lo encontrados por Paneque (1999) y Arias (2001), en reproductoras ovejas Pelibuey Cubana durante la campaña reproductiva en condiciones muy parecidas, este comportamiento puede estar dado por la mayor movilización de nutrientes que deben hacer las ovejas durante la lactancia por una parte y el aporte de nutriente de las suplementación que se mantiene hasta el final del experimento, ya cuando la producción de leche ha disminuido considerablemente.

El gráfico 3 muestra la variación mensual del el indicador hematoquímico proteínas totales, observándose que para los tratamientos I, II y III, presentan todo el tiempo valores que están en el rango fisiológico para la especie (60- 80 g/L).

Gráfico 3. Variación mensual de las proteínas totales según tratamientos.

a,b,c Letras diferentes en una misma columna difieren significativamente para p<0,05

Se presentan diferencias significativas entre los tratamientos (p<0,05), donde el tratamiento I difiere del resto y ofrece los mejores valores de este indicador (66,9 a 77,98 g/L en los 0 día y 120 días respectivamente), por su parte los tratamientos II y III, no muestran diferencias entre sí, y para el tratamiento IV se observa diferencias significativas con relación a los demás tratamientos con excepciones en los días 30 y 90 días, donde no difiere de los tratamiento II y III, pero esto no significa que deje de considerase el tratamiento con más bajos resultados y a la vez se puede inferir que la mejor respuesta de los animales al consumo de la leucaena, se encuentra en el primer tratamiento, a pesar que los tratamientos II y III, mantienen valores dentro del rango fisiológico (66,06 y 65,49 y 62,40 y 60,78 g/L para los tratamientos II y III en los días o y 120), el valor más alto se obtiene en el primer tratamiento. Esto sugiere que la leucaena tiene un efecto marcado en el total de las proteínas sanguíneas.

a

b

b

c

a

b

b

b

a

b

b

c

a

b

b

b

0

20

40

60

80

100

Días muestreados

Proteínas totales (g/L)

TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

TTO I 66,9 64,32 74,49 75,74 77,98TTO II 66,06 62,25 70,42 63,36 62,41TTO III 65,49 61,48 67,63 61,83 60,78TTO IV 65,37 61,17 62,79 62,62 55,43ES 0,87 90 0,86 0,91 0,82

0 DIAS 30 DIAS 60 DIAS 90 DIAS 120 DIASa b b b

a b b c

a b b b

a b b c

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Capítulo III. Resultados y discusión

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A los 30 días de iniciado el experimento, se puede observa una ligera disminución para todos los tratamientos, luego se incrementan para después descender al final para los tratamientos II; III y IV, sólo se incrementa en el tratamiento I, pudiendo atribuirse a la demandas de nutrientes que presentan los animales en está etapa del período de lactancia, principalmente en las primeras 3 a 4 semanas de lactancia.

Aunque se ha reportado por Salcedo (2000), que las concentraciones de proteínas totales del suero no resultaron diferente entre tratamientos, independientemente del tipo de proteína suplementada, está situación para animales en lactación con altas demandas nutritivas el uso de suplementos proteicos tiene gran importancia, y como se observa en los tratamientos con el mayor consumo de la leucaena los animales presentaron los mejores valores y un comportamiento muy superior a los demás tratamiento hasta el final del experimento. Estos resultados lo podemos atribuir a un mejor nivel proteico en la dieta con leucaena, que respecto a dietas a base de pastos Pitilla y suplementación con sales minerales.

Otros alimentos se reportan con buenos resultados, como es el uso de un ensilaje de un 87,9 % de materia seca demostró que las concentraciones de proteínas totales alcanzaban el rango fisiológico para la especie en ovejas Corriedales Japonesas (Fujihara et al., 1992) los cuales fueron de 71 ± 0,7 g/L. valores que están por debajo de los obtenidos en nuestros resultados, también Manzano et al. (1999), Dutta et al. (1996), y Arias (2001), encontraron valores de Proteínas totales dentro del rango para la especie. Sin embargo, son inferiores ha los reportados en este trabajo.

Manzano et al. (1999), encontró valores del indicador proteína totales en ovejas Pelibuey Cubana vacías y secas, de 62,06; 64,39 y 70,24 g/L para los grupos 1; 2 y 3 respectivamente, todo esto con relación al peso vivo, mientras que con relación a la condición corporal se mostró de una forma muy similar y una tendencia incrementarse en el grupo 3. Valores superiores a los encontrados en el gráfico fueron reportados por León et al. (2003), reproductoras ovinas Pelibuey Cubana durante la campaña de cubriciones y suplementadas con leucaena en cantidades iguales a las utilizadas en este trabajo.

Los valores de hemoglobina (gráfico 4), presentan valores con diferencias significativas (p<0,05) entre los tratamientos, donde le tratamiento I difiere de los demás, aunque a los 30 días no difiere con el tratamiento II, demostrándose nuevamente una mejor respuesta para los tratamientos con el mayores consumo de la leucaena (TI y TII).

Por su parte Dutta et al. (1996) en un estudio en ovejas sanas Awassi comprobaron que las proteínas totales se mantenían cerca del rango fisiológico 57,2 g/L; sin embargo, otros indicadores reflejaron las condiciones reales de las ovejas para su vida reproductiva, la hemoglobina, el colesterol y la glucosa cuyos valores oscilaron en 110,2 g/L, 2,09 mmol/L y 3,43 mmol/L.

La hemoglobina es una proteína conjugada cuya función es transportar el oxígeno de los pulmones a los tejidos, siendo además un importante regulador del ph, su rango fisiológico en ovinos oscila entre (80-160 g/L), lo que no difieren nuestro resultados.

Arias (2001) encontró valores de HB dentro del rango fisiológico para la especie con valores de 75,6- 87,6; sin embargo, son inferiores a los obtenidos en este experimento y son más bajos que los que reporta Alfonso et al. (1987), valores con 104,54 g/L y resultados inferiores encontró al inicio de la lactancia. Por otra parte, están dentro de los valores propuestos por Rodríguez (2001), presentó valores de HB 82-79,6 g/L, y Olmos (2001), encontró valores de 118,80- 87,0 g/L.

Los incrementos de las concentraciones de hemoglobina son consecuencias de los mayores consumos de la leguminosa que provoca incrementos en la digestibilidad de la energía por parte de los rumiantes en dietas a base de pastos con altos contenidos de fibra, criterios similares han sido reportados por Fonseca (1999).

Según Álvarez (1999), la hemoglobina son mejores indicadores para determinar el estado nutricional proteínico de los animales en el largo plazo, en comparación con las concentraciones de urea sérica y albúminas.

En el gráfico 5 se muestran los valores mensuales de albúmina sérica según tratamiento hasta los 120 días, donde se observan diferencias significativas entre tratamientos (p<0,05), con una mejor respuesta de este indicador a los mayores suministro de la leucaena.

En estudio de las variaciones de las concentraciones plasmáticas de albúminas y urea en ovejas de la raza SCOTTISH Black face, Sykes y Field (1974) encontraron que la concentración de albúminas en plasma descendió de 32,0 g/L en todas las ovejas al inicio de la preñez hasta 17,7-19,5 g/L al final de la gestación y lactancia temprana en ovejas de 5,5 y 6,5 años de edad. Reportaron además que las ovejas jóvenes (2,5 años) mantuvieron altos (23,0 g/L) los niveles durante este tiempo.

Según estos autores, la disminución en la concentración de albúminas plasmáticas estuvo relacionada con la pérdida de nitrógeno de sus tejidos blandos lo cual coincidió con los planteamientos de Sykes y Thompson (1978). También reportaron una concentración de N ureicos extremadamente bajo 35,5-42,6 mmol/L entre los meses de febrero y abril (inicio de la gestación), la cual aumentó hasta 170,4 mmol/L en agosto. El descenso

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Capítulo III. Resultados y discusión

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de la concentración de albúminas al inicio de la gestación se corresponde con la extremadamente baja concentración de urea, reflejo de un consumo muy bajo de proteína cruda.

Gráfico 4. Variación mensual de la hemoglobina según tratamientos.

a,b,c Letras diferentes en una misma columna difieren significativamente para p<0,05

Según Waterlow en 1975 citado por Lynch y Jackson (1983), un descenso del 10% en la concentración de albúminas puede ser nutricionalmente significativo en la detección de un estado temprano de agotamiento de las proteínas.

El gráfico 6, muestra los valores del indicador hematoquímico urea sérica en las reproductoras, observándose diferencias significativas (p<0,05) entre los tratamientos donde se utiliza la leucaena con respectos a el grupo testigo el cual muestra los más bajos valores (4,2 TI a 3,4 TIV).

A pesar que los valores observados están dentro del rango fisiológico para la especie, las diferencias que se observan, pueden estar relacionadas con factores nutricionales, ya que los tratamientos que utilizan la suplementación con leguminosa tienen un mejor comportamiento con los mayores aportes de nitrógeno a la actividad microbiana del rumen.

Similares resultados alcanzan Taiwo et al. (1995) al estudiar dietas suplementadas de gliricidia más leucaena, desperdicios de maíz y estiércol de aves, donde las concentraciones de urea resultaron en todos los casos altas, pero no difirieron estadísticamente entre los tratamientos. No coinciden con nuestros resultados Minakowski et al. (1996), quienes al utilizar el fríjol de FABA en dietas para ovejas

incrementaron la concentración de glucosa en sangre y redujeron la de urea, posiblemente relacionado esto con el alto contenido de antinutrientes de este alimento.

Una tasa elevada de nitrógeno a la actividad microbiana del rumen puede mejor el indicador urea sérica de manera considerable. Según Álvarez (1999) se ha encontrado una correlación positiva entre el consumo de nitrógeno y las concentraciones de urea en el plasma sanguíneo, lo cual coincide con nuestros resultados, donde la concentración de urea en el plasma se incrementa en los grupos de animales que consumieron la mayor cantidad de leucaena, conociéndose los aportes que ésta puede hacer en la ración de los animales.

Para Salcedo (2000), son varios los factores que inducen mayor concentración de urea en el suero sanguíneo, como diferentes velocidades de degradación de las proteínas y el almidón de la dieta, según Herrera y Huber (1989), las concentraciones de amoníaco en rumen y en el caso de Cristensen et al. (1993), el nivel de proteínas bruta de la ración y la relación PDI/ELN (carbohidratos solubles).

0

25

50

75

100

Días muestreados

Hemoglobina (g/ L)

TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

TTO I 90 92,89 86,44 89,89 88,67

TTO II 88,56 88,67 80,33 83,56 82,8

TTO III 91,11 89 73,11 80 76,22

TTO IV 91,56 84,21 71,44 77 75

ES 0,94 1,02 1 0,89 0,92

O DIA 30 DIAS 60 DIAS 90 DIAS 120 DIASa a b b

a b c c

a b c c

a b c c

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Capítulo III. Resultados y discusión

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Generalmente se considera a la urea como el principal indicador del nivel proteínico de los animales en el corto plazo, ya que es un buen estimador de la concentración ruminal de amoníaco, el cual está estrechamente relacionado con el consumo y solubilidad de los componentes nitrogenados de la dieta (Álvarez, 1999).

Gráfico 5. Variación mensual de la albúmina sérica según tratamientos.

a,b,c Letras diferentes en una misma columna difieren significativamente para p<0,05

0

5

10

15

20

25

30

Días muestreados

Albúmina (g/ L)

TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

TTO I 21,45 24,31 25,13 24,64 27,87TTO II 20,84 23,07 22,52 25,07 23,99TTO III 21,31 23,2 21,67 23,18 23,22TTO IV 21,2 22,56 20,05 22,62 19,98ES 0,76 0,84 0,92 0,95 0,84

0 DIAS 30 DIAS 60 DIAS 90 DIAS 120 DIAS

a a b

b

a a b b

a b b c

a b b c

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Capítulo III. Resultados y discusión

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Gráfico 6. Variación mensual de la urea sérica según tratamientos.

a,b,c Letras diferentes en una misma columna difieren significativamente para p<0,05

0

0.8

1.6

2.4

3.2

4

4.8

Días muestreados

Urea (mmol/ L)

TTO I TTO II TTO III TTO IV ES

TTO I 4.1 4.12 3.9 3.92 3.97

TTO II 4.02 4.01 3.88 3.9 3.88

TTO III 3.94 3.71 3.3 3.88 3.82

TTO IV 3.9 3.47 3.18 3.57 3.42

ES 0.76 0.84 0.95 0.81 0.83

0 DIAS 30 DIAS 60 DIAS 90 DIAS 120 DIASa a b b

a a b c

a a a b

a a a b

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Capítulo IV. Valoración económica

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CAPITULO IV. VALORACIÓN ECONÓMICA

En todo desarrollo de una actividad especifica ya sea agropecuaria, comercial e industrial, se requiere fundamentalmente de esfuerzos, responsabilidad y control de cada tarea, de lo contrario no puede surgir una conciencia que permita la consecución precisa del objetivo a alcanzar.

La contabilidad debe ser aplicada y apropiada al entorno económico social en tiempo y lugar que permita obtener controles confiables y que a la vez suministren información sobre las actividades económicas que se necesiten para la toma de decisiones.

En la tabla 8 aparece reflejada la valoración económica en los distintos tratamientos experimentales en el período final de la lactación. Para dicho análisis se tuvieron en cuenta los precios establecidos de cada alimento, así como, los gastos de salario que devenga el obrero. Se consideró un 10% de los gastos indirectos. Los cálculos realizados se corresponden a un rebaño de 252 reproductoras ovinas.

Tabla 8. Comportamiento de los elementos de gastos que conforman el costo de producción con relación a cada peso producido.

INDICADORES UM TTO I TTO II TTO III TTO IV

Gastos directos Peso 7 528,3 7 186,4 6 071,1 1 608,2 Miel urea Peso 229,42 229,42 229,42 229,42 Sales minerales Peso 170,8 170,8 170,8 170,8 Leucaena Peso 6 680,1 5 578,6 4 462,9 ------- Salario básico Peso 846,2 846,2 846,2 846,2 Salario complementario Peso 76,92 76,92 76,92 76,92 Seguridad social Peso 129,2 129,2 129,2 129,2 Gastos indirectos Peso 836,5 726,3 614,8 168,5 Otros gastos Peso 60,48 60,48 60,48 60,48 Amortización Peso 95,16 95,16 95,16 95,16 Total gastos Peso 8 364,8 7 912,7 6 685,9 1776,7 Producción de carne (crías) Kg 3 810,2 3 613,7 3 492,7 3 400,0 Valor de la producción Peso 43512,5 41 268,5 39 886,6 38 828,0 Beneficio económico por: //////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////// Incremento cría/ parto Kg 139,5 135,7 115,9 122,36 Reducción de la mortalidad Kg 254,4 241,9 225,2 222,8 Beneficio económico adicional Peso 1 195 1 133 1055 1043 Beneficio total Peso 43 707,5 42 401,5 40 941,6 3 9871 Costo/peso producido Peso 0,19 0,19 0,16 0,04

De acuerdo a los resultados que se muestran en los distintos grupos es evidente que las mayores

posibilidades desde el punto de vista económico y productivo corresponden a los tratamientos I y II y en particular al tratamiento I, tomando en cuenta el valor de la producción total ($43 512,5) y el alto beneficio total obtenido ($43 707,5) con relación al grupo testigo ($38 828,0 y $39 871 respectivamente), partiendo de una producción total de carne de 3 810,2 kg, correspondiendo al peso de las crías al destete a los 120 días.

Consideramos que el tratamiento I, es el mejor no sólo por la eficiencia que se logra en la utilización de las normas de consumo para formar el costo sino que es de gran importancia para la economía del país al fomentar una masa reproductora con cualidades biológicas óptimas lo cual asegura niveles de producción de mayor volumen con rendimientos estables y de alta calidad ya que una vez que las ovejas termine su etapa de lactación están en condiciones de iniciar un nuevo ciclo productivo debido a que mantienen su peso de referencia para la campaña de cubriciones.

Es importante señalar, que teniendo en cuenta los indicadores de incremento de crías por parto y la reducción de la mortalidad, es posible incrementar la producción. Es así, por ejemplo, en el tratamiento I donde el incremento es mayor, al considerar un nacimiento de 38 crías más se producirían 139,5 kg de carne y al reducir la mortalidad en un 15% obtendríamos 254,4 kg de más. Todo lo cual equivaldría a un valor de producción de $1 195,0 adicional.

En todo proceso productivo los elementos del costo que más inciden son las materias primas, materiales principales y los salarios, como se puede observar en ella, y específicamente en el tratamiento I en el cual se gastan $ 0,19 para producir el valor de un peso en comparación con el tratamiento testigo donde este indicador es de $0,04, sin embargo como se muestra en el tratamiento I, no se afecta el proceso de producción y los

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Capítulo IV. Valoración económica

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animales presentan una mejor respuesta productiva, garantizando la continuidad reproductiva de la hembra ovina y por supuesto el incremento de la masa.

En el resto de los tratamientos con empleo de la leucaena también se producen valores de producción altos, sin embargo en esta etapa de lactación ocurren disminuciones en la producción de carne y como consecuencia en el valor de la producción, además de las alteraciones biológicas que sufren las ovejas en los tratamientos III y IV al perder peso al final de la lactación y destete de las crías por debajo del peso de referencia.

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Aspecto novedoso

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ASPECTO NOVEDOSO

Se determinó el nivel más adecuado de suplementación y se midió el efecto en la producción de leche y crecimiento de las crías cuando utilizamos follaje de Leucaena leucocephala como suplemento a reproductoras ovinas Pelibuey Cubana alimentadas con dietas basadas en pastos naturalizados y miel urea al 2%. La mejora del peso al destete de las crías coadyuva al mejor comportamiento productivo de éstas durante el período de ceba y es por tanto una vía para mejorar este proceso.

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Conclusiones

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CONCLUSIONES 1. El incremento del consumo de la leucaena actúa directamente proporcional con la producción lechera de las

madres y el ritmo de crecimiento, tanto en estas como en sus crías, durante todo el período de lactancia, donde se destaca la recuperación del peso vivo al parto antes de los 60 días de lactancia en los animales que consumieron el 30% del total de la materia seca requerida mediante leucaena, sin que se observaran afectaciones como consecuencia del consumo de mimosina.

2. Los niveles de producción de leche en las reproductoras ovinas Pelibuey Cubana, alcanzan valores de 0,90 kg/animal/día y logran mantenerlos por encima de los 0,85 kg/animal/día durante los primeros 60 días de la lactancia con el empleo de la Leucaena leucocephala en un 25 y 30% de la materia seca de la ración.

3. Los indicadores bioquímicos que guardan relación con la nutrición animal se mantienen dentro del rango fisiológico para la especie y se ven favorecidos en los tratamientos que consumieron leucaena en un 25 y 30% de la materia seca de la ración.

4. La suplementación con leucaena permite disminuir los costos de producción y se obtienen buenas respuestas productivas y fisiológicas del rebaño que sustentan la sostenibilidad de este sistema de alimentación.

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Recomendaciones

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RECOMENDACIONES

1. Introducir y generalizar el uso de la Leucaena leucocephala en sistemas de alimentación durante el período

lactante con consumo por reproductora entre 1-1,5 kg/cabeza/día, asegurando medidas que garanticen el no consumo de este alimento por las crías antes de los 70 días de edad y posibiliten a su vez un consumo máximo de leche materna, heno y pastos.

2. Realizar estudios que demuestren la factibilidad del empleo de consumos superiores a 1,5 kg/reproductora/día sin que se manifiesten alteraciones fisiológicas en los animales por los niveles de sustancias aleloquímicas consumidas.

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