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1 CASO S. Y MARPER v. REINO UNIDO (Peticiones nros. 30562/04 y 30566/04) SENTENCIA ESTRASBURGO 4 de diciembre de 2008 Esta sentencia es final pero puede estar sujeta a revisión editorial. En el caso de S. y Marper v. el Reino Unido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sesionando en una Gran Cámara compuesta por: Jean-Paul Costa, Presidente, Christos Rozakis, Nicolas Bratza, Peer Lorenzen, Françoise Tulkens, Josep Casadevall, Giovanni Bonello, Corneliu Bîrsan, Nina Vajić, Anatoly Kovler, Stanislav Pavlovschi, Egbert Myjer, Danutė Jočienė, Ján Šikuta, Mark Villiger, Päivi Hirvelä, Ledi Bianku, jueces, y Michael O'Boyle, Secretario Adjunto, habiendo deliberado en privado en 27 de febrero de 2008 y en 12 de noviembre de 2008, pronuncia la siguiente sentencia, que fue acordada en la última fecha mencionada: PROCEDIMIENTO 1. El caso se originó en dos peticiones (nros. 30562/04 y 30566/04) contra el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, presentadas ante el Tribunal según el Artículo 34 de la Convención para la Salvaguarda de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (“la Convención”) por dos nacionales británicos, el Sr S. (“primer peticionario”) y el Sr Michael Marper (“el segundo peticionario”), en 16 de agosto de 2004. El Presidente de la Gran Cámara accedió al pedido del primer peticionario de que su nombre no fuese revelado (Regla 47 § 3 de las Reglas del Tribunal). 2. Los peticionarios, a quienes se les concedió asistencia legal, estuvieron representados por el Sr P. Mahy del estudio Howells, abogado en ejercicio en Sheffield. El Gobierno del Reino Unido (“el Gobierno”) estuvo representado por su Agente, Sr J. Grainger, de la Oficina de Asuntos Extranjeros y del Commonwealth (Foreign and Commonwealth Office).

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CASO S. Y MARPER v. REINO UNIDO

(Peticiones nros. 30562/04 y 30566/04)

SENTENCIA

ESTRASBURGO

4 de diciembre de 2008

Esta sentencia es final pero puede estar sujeta a revisión editorial.

En el caso de S. y Marper v. el Reino Unido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sesionando en una Gran Cámara compuesta por:

Jean-Paul Costa, Presidente, Christos Rozakis, Nicolas Bratza, Peer Lorenzen, Françoise Tulkens, Josep Casadevall, Giovanni Bonello, Corneliu Bîrsan, Nina Vajić, Anatoly Kovler, Stanislav Pavlovschi, Egbert Myjer, Danutė Jočienė, Ján Šikuta, Mark Villiger, Päivi Hirvelä, Ledi Bianku, jueces, y Michael O'Boyle, Secretario Adjunto,

habiendo deliberado en privado en 27 de febrero de 2008 y en 12 de noviembre de 2008, pronuncia la siguiente sentencia, que fue acordada en la última fecha mencionada:

PROCEDIMIENTO

1. El caso se originó en dos peticiones (nros. 30562/04 y 30566/04) contra el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, presentadas ante el Tribunal según el Artículo 34 de la Convención para la Salvaguarda de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (“la Convención”) por dos nacionales británicos, el Sr S. (“primer peticionario”) y el Sr Michael Marper (“el segundo peticionario”), en 16 de agosto de 2004. El Presidente de la Gran Cámara accedió al pedido del primer peticionario de que su nombre no fuese revelado (Regla 47 § 3 de las Reglas del Tribunal).

2. Los peticionarios, a quienes se les concedió asistencia legal, estuvieron representados por el Sr P. Mahy del estudio Howells, abogado en ejercicio en Sheffield. El Gobierno del Reino Unido (“el Gobierno”) estuvo representado por su Agente, Sr J. Grainger, de la Oficina de Asuntos Extranjeros y del Commonwealth (Foreign and Commonwealth Office).

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3. Los peticionarios se han quejado a tenor de los Artículos 8 y 14 de que las autoridades habían continuado conservando sus huellas digitales y muestras celulares y perfiles de ADN después de que los procedimientos criminales seguidos contra ellos habían finalizado con una absolución o habían sido archivados.

4. Las peticiones fueron asignadas a la Cuarta Sección del Tribunal (Regla 52 § 1 de las Reglas del Tribunal). En 16 de enero de 2007 fueron declaradas admisibles por una Cámara de esa Sección, compuesta por los siguientes jueces: Josep Casadevall, Presidente, Nicolas Bratza, Giovanni Bonello, Kristaq Traja, Stanislav Pavlovschi, Ján Šikuta, Päivi Hirvelä, y también por Lawrence Early, Secretario de la Sección.

5. En 10 de julio de 2007 la Cámara declinó su jurisdicción en favor de la Gran Cámara, sin que ninguna parte haya objetado la declinatoria (Artículo 30 de la Convención y Regla 72).

6. La composición de la Gran Cámara fue determinada de acuerdo con las provisiones del Artículo 27 §§ 2 y 3 de la Convención y la Regla 24 de las Reglas del Tribunal.

7. Los peticionarios y el Gobierno han presentado cada uno de ellos memoriales escritos sobre los méritos del caso. Adicionalmente, se recibieron presentaciones de terceros, de la Srta. Anna Fairclough en nombre de Liberty (the National Council for Civil Liberties) y de Covington and Burling LLP en nombre de Privacy International, quienes habían obtenido autorización del Presidente para intervenir en el procedimiento escrito (Artículo 36 § 2 de la Convención y Regla 44 § 2). Ambas partes respondieron a las presentaciones de Liberty y el Gobierno respondió también a los comentarios de Privacy International (Regla 44 § 5).

8. En 27 de febrero de 2008 tuvo lugar una audiencia pública en el Palacio de los Derechos Humanos, Estrasburgo (Regla 59 § 3).

Se presentaron ante el Tribunal:

(a) por el Gobierno Sra. E. WILLMOTT, Agente, Sr. RABINDER SINGH QC, Sr. J. STRACHAN, Abogados, Sr. N. FUSSELL, Srta. P. MCFARLANE, Sr. M. PRIOR, Sr. S. BRAMBLE, Srta. E. REES, Sr. S. SEN, Consejeros, Sr. D. GOURLEY, Sr. D. LOVEDAY, Observadores;

(b) por los peticionarios

Sr. S. CRAGG, Sr. A. SUTERWALLA, Abogado, Sr. P. MAHY, Procurador.

El Tribunal ha oído declaraciones del Sr. S. Cragg y del Sr. Rabinder Singh QC, así como sus respuestas a preguntas formuladas por el Tribunal.

LOS HECHOS

I. LAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO

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9. Los peticionarios nacieron en 1989 y 1963 respectivamente y viven en Sheffield.

10. El primer peticionario, Sr. S., fue arrestado el 19 de enero de 2001 a la edad de once años y se le formularon cargos por tentativa de robo. Se le tomaron sus huellas digitales y muestras de ADNi. Fue absuelto el 14 de junio de 2001.

11. El Segundo peticionario, Sr. Michael Marper, fue arrestado el 13 de marzo de 2001 y se le formularon cargos por hostigamiento de su pareja. Se le tomaron sus huellas digitales y muestras de ADN. Antes de que hubiese tenido lugar una audiencia preliminar al juicio, él y su pareja se reconciliaron, y no se mantuvieron los cargos. El 11 de junio de 2001, la Fiscalía de la Corona [Crown Prosecution Service] notificó a los abogados del peticionario el archivo, y el 14 de junio el caso fue archivado formalmente.

12. Ambos peticionarios pidieron que sus huellas digitales y sus muestras de ADN fuesen destruidas, pero en ambos casos la policía rehusó hacerlo. Los peticionarios instaron la revisión judicial de las decisiones de la policía que rechazaron la destrucción de las huellas digitales y las muestras. El 22 de marzo de 2002 el Tribunal Administrativo (Rose LJ y Leveson J) rechazó la petición [[2002] EWHC 478 (Administr.)].

13. El 12 de septiembre de 2002 the Tribunal de Apelaciones confirmó la decision del Tribunal Administrativo por una mayoría de dos (Lord Woolf CJ y Waller LJ) a uno (Sedley LJ) [[2003] EWCA Civ 1275]. En lo concerniente a la necesidad de conservar las muestras de ADN, el Lord Justice Waller afirmó:

Las huellas digitales y los perfiles de ADN revelan información personal sólo limitadamente. Las muestras físicas contienen potencialmente mucha más información más personal y detallada. La preocupación es que la ciencia podría un día permitir el análisis de muestras para llegar al punto de obtener información en relación a la propensión de un individuo a cometer cierto crimen y que ella sea usada a ese propósito con el lenguaje de la presente sección [Sección 82 de la Ley de 2001 sobre la Justicia Criminal y la Policía (Criminal Justice and Police Act 2001)]. Podría decirse también que la ley podría ser modificada a fin de permitir que las muestras sean usadas para otros fines distintos de los identificados por la sección. También podría decirse que, mientras las muestras sean conservadas, todavía hay un riesgo de que sean usadas de un modo que la ley no permite. Así, se dice, los fines podrían ser alcanzados de una manera menos restrictiva... ¿Por qué no habría de alcanzarse el fin conservando los perfiles sin conservar las muestras?

La respuesta a [estos] puntos1 es, según lo entiendo, la siguiente. Primero la conservación de las muestras permite (a) el control de la integridad y la utilidad futura del sistema de base de datos de ADN; (b) el reanálisis para mejorar los perfiles de ADN cuando nuevas tecnologías puedan mejorar el poder de discriminación del proceso de comparación de ADN; (c) el reanálisis y por esta vía la capacidad para extraer otros marcadores de ADN y ofrecer así beneficios en términos de velocidad, razonabilidad y costo de las búsquedas en la base de datos; (d) análisis ulteriores en caso de alegación de errores de la justicia; y (e) análisis ulteriores para estar en condiciones de identificar errores analíticos o de procesamiento. Estos son los beneficios que deben ser puestos en balance contra los riesgos identificados por Liberty. En relación a aquellos riesgos, la posición es, a todo evento, primero, que cualquier cambio en la legislación deberá ser, en sí misma, compatible con la Convención; segundo, cualquier cambio en las prácticas tendría que ser compatible con la Convención; y tercero, no debe presumirse ilegalidad. A mi modo de ver, los riesgos identificados no son grandes, y tal como son, están superados por los beneficios de alcanzar el fin de la persecución y prevención del crimen.”

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14. El Lord Justice Sedley consideró que el poder de un Jefe de Policía (Chief Constable) de destruir datos que él de ordinario podría conservar tendría que ser ejercitado en cada caso, no importa cuán ratos tales casos pudiesen ser, en el que estuviese convencido, después de consideración concienzuda, de que el individuo fuese libre de cualquier mancha de sospecha. También señaló que la diferencia entre la conservación de las muestras y los perfiles de ADN era que la conservación de muestras permitiría obtener más información de la que anteriormente había sido posible.

15. El 22 de julio de 2004 la Cámara de los Lores desestimó una apelación de los peticionarios. Lord Steyn, al emitir el primer voto, destacó la historia legislative de la sección 64 (1A) de la Ley sobre la Policía y la Evidencia Criminal de 1984 (Police and Criminal Evidence Act 1984) (“la PACE”), en particular el modo en que había sido introducida por el Parlamento a consecuencia de la insatisfacción pública sobre la ley anterior, que había dispuesto que, cuando una persona no fuese acusada, o fuese absuelta de delitos, la muestra debía ser destruida y la información no podía ser usada. En dos casos, prueba decisiva de ADN que vinculaba a un sospechoso a una violación y otro sospechoso a un homicidio no había podido ser usada, puesto que a la época en que se hicieron las comparaciones ambos acusados habían sido o bien absueltos o bien se había decidido no proceder por los delitos por cuya causa se habían obtenido los perfiles: como resultado no había sido posible condenar a ninguno de los sospechosos.

16. Lord Steyn destacó que era considerable el valor de las huellas digitales y muestra tomadas de sospechosos que eran conservadas. Dio el ejemplo de un caso en 1999, en el cual información de ADN del autor de un crimen fue comparada con la de “I” en una in búsqueda en la base de datos nacional. La muestra de “I” debería haber sido destruida, pero no lo había sido. “I” se había declarado culpable de violación y fue condenado. Si la muestra no hubiese sido conservada por error, el delincuente podría haber escapado a la identificación.

17. Lord Steyn también se refirió a evidencias estadísticas de las que surgía que alrededor de 6,000 perfiles de ADN habían sido vinculados con perfiles de rastros de la escena del crimen, los que habrían sido destruidos según las disposiciones anteriores. Los delitos incluían 53 homicidios, 33 homicidios tentados, 94 violaciones, 38 abusos sexuales, 63 robos con efracción agravados y 56 casos que involucraban el suministro de drogas controladas. Sobre la base de los registros existentes, las estadísticas del Ministerio del Interior [Home Office] estimaban que había un 40% de posibilidades de que una muestra de la escena del crimen podrían encontrar inmediata coincidencia con el perfil de un individuo de la base de datos. Esto mostraba que las huellas digitales y muestras que ahora podían ser conservadas, habían jugado en años anteriores un papel relevante en la detección y persecución de crímenes graves.

18. Lord Steyn también destacó que la PACE trataba separadamente la toma de huellas digitales y muestras, su conservación y su uso.

19. En lo que respecta al examen de la Convención, Lord Steyn se inclinó por la interpretación de que la mera conservación de huellas digitales y muestras de ADN no constituían una interferencia con el derecho al respeto de la vida privada pero afirmó, que si estuviese errado en esa interpretación, consideraba cualquier interferencia de hecho como muy modesta. Las cuestiones acerca de si las muestras conservadas podrían ser objeto de un uso abusivo en el futuro no eran relevantes respecto del uso contemporáneo de las muestras conservadas en conexión con la detección y persecución del crimen. Si futuros desarrollos científicos lo requerían, podrían tomarse decisiones judiciales, cuando se presentase la necesidad, para asegurar compatibilidad con la Convención. La provisión que limita el uso permisible de material conservado a los “fines relacionados con la prevención o detección del crimen...” no ampliaban indebidamente el uso permitido, porque éste estaba limitado por su contexto.

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20. Si surgiera la necesidad de justificar la modesta interferencia con la vida privada, Lord Steyn estuvo de acuerdo con Lord Justice Sedley en el Tribunal de Apelaciones que los fines de la conservación – la prevención del crimen y la protección del derecho de otros de estar libre de crímenes – estaba “prevista por la ley”, según lo requiere el Artículo 8.

21. En punto a la justificación de cualquier interferencia, los peticionarios argumentaron que la conservación de las huellas digitales y muestras de ADN creaban sospechas respecto de personas que habían sido absueltas. El abogado de la Secretaría de Estado (Home Secretary), había contestado que el fin de la conservación nada tenía que ver con el pasado, esto es, con el delito por el que la persona fue absuelta, sino ayudar a la investigación de delitos en el futuro. Los peticionarios sólo serían afectados por la conservación de las muestras de ADN si sus perfiles coincidían con los encontrados en la escena de un crimen futuro. Lord Steyn encontró cinco factores que llevaban a la conclusión de que la interferencia era proporcionada al fin: (i) las huellas digitales y muestras se guardaban solo para el limitado propósito de la detección, investigación y persecución del crimen; (ii) las huellas digitales y muestras no eran de ninguna utilidad sin una huella digital o muestra de la escena del crimen que fuese objeto de la comparación (iii) las huellas digitales no se harían públicas; (iv) una persona no sería identificable a través del material conservado por medio de un ojo no asistido, y (v) la expansión resultante de la base de datos gracias a la conservación confería enormes ventajas en la lucha contra crímenes graves.

22. En respuesta a la contención de que el mismo fin legislativo podría ser obtenido por medios menos intrusivos, por ejemplo, en una consideración caso por caso acerca de si debían o no conservarse huellas digitales y muestras, Lord Steyn se remitió a los comentarios de Lord Justice Waller en el Tribunal de Apelaciones en punto a que “[s]I la justificación para la conservación debe en alguna medida estar en referencia con la opinión de la policía sobre el grado de inocencia, entonces las personas que han sido absueltas cuyas muestras son conservadas puedes decir justificadamente que esto estigmatiza o discrimina contra mí – soy parte de un conjunto de personas que se presumen inocentes, pero soy tratada como si no lo fuese. De hecho, no es un modo de estigmatizar a alguien que ha sido absuelto decir simplemente que muestras obtenidas legítimamente son conservadas como regla, y que es en el bien del interés público en su lucha contra el crimen que la policía tenga una base de datos tan amplia como sea posible”.

23. Lord Steyn no aceptó que la diferencia entre muestras y perfiles de ADN afectara la posición.

24. La Cámara de los Lores [House of Lords] también rechazó la queja de los peticionarios en punto a que la conservación de sus huellas digitales y muestras los sujetaba a un trato discriminatorio en infracción al Artículo 14 de la Convención si se compara con el conjunto general de personas cuyas huellas y muestras no han sido tomadas por la policía en el curso de una investigación criminal. Lord Steyn sostuvo que, aun asumiendo que la conservación de huellas digitales y muestras cayese bajo el marco del Artículo 8 de modo de disparar la aplicación del Artículo 14, la diferencia de tratamiento en la que se apoyan los peticionarios no era una basada en la “situación” a los fines del Artículo 14: la diferencia simplemente reflejaba el hecho histórico, no relacionado con ninguna característica personal, de que las autoridades ya poseían las huellas y muestras de los individuos de que se trata, que habían sido obtenidas legítimamente. No podría decirse en ningún caso que los peticionarios y las personas que ellos sugieren para la comparación estuviesen en una situación análoga. Aun si, en una posición contraria a esta opinión, fuese necesario considerar la justificación para alguna diferencia en el tratamiento, Lord Steyn sostuvo que tal justificación objetiva había sido establecida; primero, el elemento de finalidad legítima estaba claramente presente, en tanto el aumento de huellas digitales y muestras en la base de datos promovía el interés público en la detección y

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persecución de crímenes graves y exculpando a los inocentes; segundo, la exigencia de proporcionalidad estaba satisfecha, la sección 64 (1A) de la PACE representaba objetivamente una respuesta medida y proporcionada al fin legislativo de enfrentar crímenes graves.

25. La Baronesa Hale de Richmond disintió con la mayoría, considerando que la conservación, tanto de las huellas digitales como de los datos de ADN constituía una interferencia del Estado en el derecho de la persona al respeto de su vida privada, y por ende exigía una justificación bajo la Convención. En su opinión, este era un aspecto de la llamada privacidad informativa y habría pocas otras cosas más privadas para el individuo, si había alguna, que el conocimiento de su estructura genética. Adicionalmente consideró que la diferencia entre huella digital y ADN se volvía más importante cuando se trataba de justificar su conservación pues la justificación de cada una de ellas podría ser muy diferente. Acordó con la mayoría que esas justificaciones habían sido establecidas claramente en el caso de los peticionarios.

II. LEY Y MATERIALES DOMÉSTICOS RELEVANTES

A. Inglaterra y Gales

1. Ley sobre la Policía y la Evidencia Criminal de 1984

26. La Ley sobre la Policía y la Evidencia Criminal de 1984 (the PACE) contiene poderes para la toma de huellas digitales (principalmente la sección 61) y muestras (principalmente la sección 63). Según la sección 61, solo pueden tomarse huellas digitales sin consentimiento, si un oficial con rango de superintendente, al menos, autoriza la toma, o se han formulado cargos contra la persona por un delito que puede ser incluido en el prontuario, o si se le ha informado que se la denunciará por tal clase de delito. Antes de que se tomen las huellas digitales, la persona debe ser informada de que las huellas pueden ser objeto de una búsqueda especulativa, y el hecho de que se ha dado tal información debe hacerse constar en el registro tan pronto como sea posible. La razón de la toma de huellas digitales se registra en el libro de detención. Disposiciones paralelas se refieren a la toma de muestras (sección 63).

27. En lo que concierne a la conservación de tales huellas digitales y muestras (y de los registros de ellas), la sección 64 (1A) de la PACE fue sustituida por la Sección 82 de la Ley de Justicia Criminal y de la Policía de 2001. Provee lo siguiente:

“Cuando - (a) se toman huellas digitales o muestras de una persona en conexión con la investigación de un delito, y (b) la subsección (3) infra no impone que éstas sean destruidas, las huellas digitales o muestras pueden ser conservadas después de que hayan satisfecho los fines para los que fueron tomadas pero no podrán ser usadas por ninguna persona excepto para fines relacionados con la prevención o detección del crimen, la investigación de un delito, o para llevar adelante una acusación. ...

(3) Si - (a) se toman huellas digitales o muestras de una persona en conexión con la investigación de un delito; y (b) esa persona no es sospechada de haber cometido el delito, ellas deberán ser destruidas tan pronto como hayan satisfecho el fin para el que fueron tomadas, excepto en el caso reglado en las siguientes disposiciones de esta Sección.

(3AA) No se impone la destrucción de muestras y huellas digitales según la subsección (3) supra si (a) fueron tomadas para los fines de la investigación de un delito por el que la persona ha sido condenada; y (b) una muestra o, según sea el caso una huella digital también fue tomada del condenado para los fines de aquella investigación.”

28. La Sección 64 en su redacción anterior había incluido el requisito de que, si la persona de quien se habían tomado las huellas digitales o muestras en conexión con la investigación era

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absuelta de ese delito, las huellas digitales y las muestras, debían ser destruidas, sujeto a ciertas excepciones, “tan pronto fuese practicable después de la conclusión de los procedimientos”.

29. El uso posterior de los materiales conservados según la sección 64 (1A) no está regulado por una ley escrita, salvo en lo que respecta a la limitación de uso contenida en esa provisión. En Attorney General's Reference (No 3 of 1999) [2001] 2 AC 91, la Cámara de los Lores tuvo que examinar si era permisible usar como evidencia una muestra que debía haber sido destruida según el texto entonces vigente de la sección 64 de la PACE. La Cámara consideró que la prohibición de uso de una muestra conservada contra la ley “para los fines de cualquier investigación” no conducía a la exclusión obligada de evidencia obtenida como resultado de una falla en el cumplimiento de la prohibición, pero dejaba la cuestión de admisibilidad a la discreción del juez de juicio.

2. La Ley de Protección de Datos de 1998 (Data Protection Act)

30. La Ley de Protección de Datos fue sancionada el 16 de julio de 1998 para dar efecto a la Directiva 95/46/EC del Parlamento Europeo y del Consejo fechada el 24 de octubre de 1995 (véase infra, parágrafo 50). Según la Ley de Protección de Datos “datos personales” significa datos que se relacionan con un individuo vivo que puede ser identificado – (a) de esos datos, o (b) de esos datos y otra información que está en posesión, o que posiblemente entre en posesión, del controlador de los datos, e incluye cualquier expresión de opinión sobre el individuo y cualquier indicación de las intenciones del controlador de los datos o de cualquier otra persona respecto de ese individuo (sección 1). “Datos personales sensibles” significa datos personales que consisten, inter alia, en información sobre el origen racial o étnico del sujeto de los datos, la comisión o la alegada comisión por éste de cualquier delito, o cualquier procedimiento por cualquier delito cometido o alegadamente cometido por él, el archivo discrecional de tales procedimientos o la condena de cualquier Tribunal en tales procedimientos (sección 2).

31. La Ley establece que el procesamiento de datos personales está sujeto a ocho principios de protección de datos enumerados en la Tabla 1. Según el primer principio los datos personales serán procesados leal y legalmente, y en particular no deberán ser sometidos a procesamiento salvo que – (a) esté satisfecha al menos una de las condiciones de la Tabla 2, y (b) en el caso de datos personales sensibles, esté también satisfecha al menos una de las condiciones de la Tabla 3. La Tabla 2 contiene una detallada lista de condiciones y prevé, inter alia, que el procesamiento de cualquier dato personal sea necesario para la administración de justicia o para el ejercicio de cualquier otra función de naturaleza pública ejercitada en el interés público por cualquier persona (§5(a) y (d)). La Tabla 3 contiene una lista de condiciones más detallada, incluyendo que el procesamiento de datos personales sensibles sea necesario para los fines de, o en conexión con, cualquier procedimiento legal (§6(a)), o para la administración de justicia (§7(a)), y sea llevado a cabo con salvaguardas apropiadas para los derechos y libertades de los sujetos de los datos (§4(b)). La Sección 29 especialmente establece que los datos personales procesados para la prevención o detección del crimen están exentos del primer principio excepto en cuanto exige conformidad con las condiciones de las Tablas 2 y 3. El quinto principio establece que los datos personales procesados para cualquier fin o fines no serán conservados más tiempo del necesario para ese o esos fines.

32. El Comisario para la Información creado a consecuencia de la Ley (reformada) tiene un deber independiente de promover que los controladors de datos sigan buenas prácticas y el poder de dar órdenes (“circulares de ejecución” “enforcement notices”) a este respecto (sección 40). La Ley define como delito criminal el no ajustarse a una circular de ejecución (sección 47) o el obtener o revelar datos personales o información contenida en ellos sin el consentimiento

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del controlador de los datos (sección 55). La Sección 13 reconoce un derecho a reclamar reparación de daños en los tribunales domésticos respecto de las contravenciones a la Ley.

3. Directrices del año 2006 para los Registros Nominativos de la Computadora Nacional de la Policía

33. Un conjunto de directrices para la conservación de huellas digitales e información de ADN está contenido en las Directrices del año 2006 para los Registros Nominativos de la Computadora Nacional de la Policía, desarrolladas por la Asociación de Oficiales Jefe de Policía en Inglaterra y Gales. Las Directrices están sustentadas en un patrón de restricción de acceso a datos de la Computadora Nacional de la Policía (PNC) antes que en uno de borrado de esos datos. Reconocen que su introducción puede de este modo tener implicaciones para los asuntos de agencias no policiales con las que la policía corrientemente comparte datos de la PNC.

34. Las Directrices fijan varios grados de acceso a la información contenida en la PNC a través de un proceso de “reducción” de acceso. El acceso a información concerniente a personas que no han sido condenadas por un delito se reducirá automáticamente modo que esta información sólo está abierta a la inspección de la policía. El acceso a la información sobre personas condenadas está reducido, de modo análogo después de la expiración de ciertos períodos de tiempo que van de 5 a 35 años, dependiendo de la gravedad del delito, la edad del sospechoso y la condena impuesta. Respecto de ciertas condenas el acceso nunca estará reducido.

35. Los Oficiales Jefe de la Policía son los Controladores de Datos de todos los registros de la PNC creados por su fuerza. Tienen poder discrecional, en circunstancias excepcionales para autorizar el borrado de cualquier condena, sanción penal por desorden, absolución o historia de arresto “poseídos” por ellos. Un “caso de procedimiento excepcional” para asistir a los Oficiales Jefe en relación con el ejercicio de este poder discrecional está establecido en le Apéndice 2. Se dice que los casos excepcionales son por definición raros e incluyen aquellos en los que el arresto original o la toma de muestras fue ilegal o en los que está establecido fuera de toda duda de que el delito no existió. Antes de decidir si un caso es excepcional, el Oficial Jefe tiene instrucciones de pedir consejo al Proyecto de Conservación de ADN y Huellas Digitales.

B. Escocia

36. Según la Ley de Procedimiento Criminal de Escocia de 1995, según su enmienda posterior, las muestras de ADN y los perfiles que resultan de ellas deben ser destruidos si el individuo no es condenado o si se lo libera de cargos de modo absoluto. Una calificación reciente establece que las muestras biológicas y los perfiles pueden ser conservados por tres años, si el arrestado es sospechado de ciertos delitos sexuales o violentos aunque la persona no sea condenada (sección 83 de la Ley de 2006, que agregó la sección 18A a la Ley de 1995). Según ésta, se impone la destrucción de muestras e información salvo que un Oficial Jefe [Chief Constable] solicite a un Sheriff una extensión por dos años.

C. Irlanda del Norte

37. La Ordenanza sobre la Policía y la Evidencia Criminal de Irlanda del Norte de 1989 [Police and Criminal Evidence Order of Northern Ireland 1989] fue reformada en 2001 en el mismo sentido que la PACE aplicable en Inglaterra y Gales. Las disposiciones relevantes que actualmente gobiernan la conservación de datos de huellas digitales y ADN en Irlanda del Norte son idénticas a aquellas que están en vigor en Inglaterra y Gales (véase supra parágrafo 27).

D. El informe del Consejo Nuffield de Bioéticaii

38. De acuerdo a un informe reciente del Consejo Nuffield de Bioética, la conservación de huellas digitales, perfiles de ADN y muestras biológicas es generalmente más controversial que

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la toma de tal información biológica, y la conservación de muestras biológicas suscita más preocupaciones éticas que los perfiles de ADN digitalizados y las huellas digitales, dadas las diferencias en el nivel de información que podría ser revelado. El informe se refirió en particular a la falta de evidencia empírica satisfactoria para justificar la práctica actual de conservación indefinida de huellas digitales, muestras y ADN de quienes han sido arrestados por un delito que puede ser incluido en el prontuario, con independencia de si a continuación les fueron formulados cargos o si fueron condenados. El informe expresó en particular preocupación por la política de retener de modo permanente información biológica de menores de edad, teniendo en cuenta las exigencias de la Convención de las Naciones Unidas de 1989 sobre los Derechos del Niño.

39. El informe también expresó preocupación por el uso creciente de datos de ADN para la investigación de familia, infiriendo investigaciones sobre la etnia y otras no operativas. La investigación de familia es el procedimiento de comparación de un perfil de ADN de una escena del crimen con perfiles almacenados en la base nacional de datos, priorizándolos en términos de ‘cercanía’ a una coincidencia. Esto permitía identificar posibles parientes genéticos de un delincuente. La investigación de familia podría conducir así a revelar relaciones genéticas previamente desconocidas u ocultadas. El informe consideró como particularmente sensible el uso de la base de datos de ADN en la investigación de parentesco.

40. La particular combinación de alelosiii en un perfil de ADN puede además ser usado para determinar el probable origen étnico del donante. La inferencia de la etnia a través de perfiles de ADN era posible en la medida en que la “apariencia étnica” era registrada sistemáticamente en la base de datos: al tomar muestras biológicas, la policía rutinariamente clasificaba a los sospechosos dentro de una de siete categorías de “apariencia étnica”. Así, los tests de etnia en la base de datos podrían proveer inferencias utilizables durante una investigación, por ejemplo, a fin de reducir un ‘pool de sospechosos’ y de modelar prioridades de la policía. El informe destacaba que los factores sociales y las prácticas policiales conducían a que un número desproporcionado de personas negras y grupos étnicos minoritarios fuesen interceptadas, requisadas y arrestadas por la policía, y por esta vía fuesen registrados sus perfiles de ADN; por tal razón expresaba preocupación de que la inferencia de identidad étnica a partir de muestras biológicas podría reforzar concepciones racistas sobre la propensión al crimen.

III. LEY NACIONAL Y MATERIALES INTERNACIONALES RELEVANTES

A. Textos del Consejo de Europa

41. La Convención del Consejo de Europa para la protección de los individuos respecto del procesamiento automático de datos personales de 1981 (“la Convención sobre Protección de Datos”), que entró en vigor para el Reino Unido el 1° de diciembre de 1987, define “datos personales” como cualquier información relacionada con un individuo identificado o identificable (“sujeto de los datos”). La Convención establece inter alia:

“Artículo 5 – Calidad de los datos

Los datos personales sometidos a procesamiento automático serán: ...

b. almacenados para fines legítimos y determinados y no serán usados de un modo incompatible con aquellos fines;

c. adecuados, relevantes y no excesivos en relación a los fines para los cuales son almacenados;

e. preservados en una forma que permita la identificación de los sujetos de los datos por un tiempo no mayor que el requerido para los fines para los cuales aquellos datos son almacenados.

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Artículo 6 – Categorías especiales de datos

Los datos personales que revelen el origen racial, las opiniones políticas o religiosas u otras creencias, así como los datos personales concernientes a la salud o la vida sexual, no podrán ser procesados automáticamente a menos que la ley doméstica provea de salvaguardas adecuadas.

Artículo 7 – Seguridad de los datos

Se tomarán medidas apropiadas de seguridad para la protección de datos personales almacenados en archivos automatizados de datos contra la destrucción accidental o no autorizada o contra la pérdida accidental así como contra el acceso, alteración o distribución no autorizados.”

42. La Recomendación Nro. R(87)15 que regula el uso de datos personales en el campo policial (adoptada el 17 de septiembre de 1987) declara, inter alia:

“Principio 2 – Recolección de datos

2.1 La recolección de datos personales para fines policiales deberá ser limitada a lo que sea necesario para la prevención de un peligro real o la supresión de una infracción criminal específica. Cualquier excepción a esta provisión deberá estar sujeta a una legislación nacional específica. ...

Principio 3 – Almacenamiento de datos

3.1. En cuanto sea posible, el almacenamiento de datos personales para fines policiales deberá estar limitado a datos exactos y a los que sean necesarios para permitir a los cuerpos policiales llevar adelante sus tareas legales en el marco de la ley nacional y sus obligaciones que surgen del derecho internacional....

Principio 7 – Duración del almacenamiento y actualización de datos

7.1. Se deberán tomar medidas para que los datos personales conservados con fines policiales sean borrados si ya no son necesarios para los fines para los cuales fueron almacenados.

A este fin, se dará especial consideración a los siguientes criterios: la necesidad de retención de los datos a la luz de la conclusión de cualquier investigación en un caso particular; una decisión judicial final, en particular una absolución, rehabilitación, condenas extinguidas; amnistías; la edad del sujeto de los datos, categorías particulares de datos.”

43. La Recomendación Nro. R(92)1 sobre el uso del análisis del ácido desoxirribonucleico (ADN) en el marco del sistema de justicia criminal (adoptada el 10 de febrero de 1992), declara, inter alia:

“3. Uso de muestras e información derivada de aquél

Las muestras recogidas para el análisis de ADN y la información derivada de tal análisis con el fin de la investigación y persecución de infracciones criminales no podrá ser usada para otros fines. ...

Las muestras recogidas para el análisis de ADN y la información derivada de él puede ser necesaria para propósitos de investigación o estadísticos. Tales usos son aceptables sujeto a que la identidad del individuo no pueda ser establecida. Por lo tanto, antes de su uso para esos fines los nombres u otras referencias que permitan la identificación deben ser removidas.

4. La toma de muestras para el análisis de ADN

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La toma de muestras para el análisis de ADN solo deberá ser realizada en circunstancias determinadas por la ley doméstica; en el entendimiento de que en ciertos Estados esto podría hacer necesaria una autorización específica de una autoridad judicial...

8. Almacenamiento de muestras y datos

Las muestras y otros tejidos corporales tomadas de individuos para el análisis de ADN no serán guardadas una vez emitida la decisión final en el caso para el que fueron usadas, salvo que fuese necesario para fines directamente relacionados a aquellos para los que fueron recogidas.

Se deberán tomar medidas para asegurar que los resultados del análisis de ADN sean borrados cuando ya no sea necesario conservarlos para los fines para los fines para los que fueron usados. Los resultados del análisis de ADN y la información derivada de él pueden, sin embargo, ser conservados cuando el individuo de que se trata ha sido condenado por delitos graves contra la vida, integridad o seguridad de las personas. En tales casos la ley doméstica definirá períodos estrictos de almacenamiento.

Las muestras y otros tejidos corporales, o la información derivada de ellos, puede ser almacenada por períodos más largos:

- cuando la persona así lo pida; o

- cuando la muestra no pueda ser atribuida a un individuo, por ejemplo, cuando sea hallada en la escena de un crimen;

Cuando esté involucrada la seguridad del Estado, la ley doméstica del Estado miembro podrá permitir la conservación de las muestras, de los resultados del análisis de ADN y de la información derivada de él aunque el individuo de que se trata no haya sido objeto de acusación o condenado por un delito. En tales casos la ley doméstica definirá períodos estrictos de almacenamiento. ...”

44. El Memorando Explicativo anexo a la Recomendación declaró, respecto del ítem 8:

“47. La comisión de trabajo estuvo conciente de que el borrador de la Recomendación 8 era una cuestión delicada, que involucra diferentes intereses protegidos de difícil naturaleza. Fue necesario establecer un balance justo entre estos intereses. Tanto la Convención Europea de Derechos Humanos como la Convención sobre Protección de Datos proveen excepciones a los fines de la supresión de delitos criminales y de protección de derechos y libertades de terceros. Sin embargo, las excepciones sólo están autorizadas en la medida en que sean compatibles con lo que es necesario en una sociedad democrática. ...

49. Puesto que el objetivo principal de la recolección de muestras y de la realización del análisis de ADN sobre tales muestras es la identificación de delincuentes y la exoneración de quienes se sospecha delincuentes, los datos deberán ser borrados una vez que las personas sean liberadas de sospecha. La cuestión surge entonces en punto a cuánto tiempo podrán ser conservados los resultados del ADN y las muestras en que éstos se basaron, en el caso de un veredicto de culpabilidad.

50. La regla general será que los datos sean borrados cuando ya no sean necesarios para los fines para los cuales fueron recolectados y usados. Este sería en general el caso en que se ha emitido una decisión final respecto de la culpabilidad del autor. Por ‘decisión final’ la CAHBI ha pensado que ésta normalmente remitiría, según la ley doméstica, a una decisión judicial. Sin embargo, la comisión de trabajo reconoció que había necesidad de establecer bases de datos en ciertos casos y por categorías específicas de delitos que podrían ser considerados como constitutivas de circunstancias que autoricen otra solución, a causa de la gravedad de los

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delitos. La comisión de trabajo llegó a esta conclusión después de un examen exhaustivo de las disposiciones relevantes de la Convención Europea de Derechos Humanos, de la Convención sobre la Protección de Datos y de otros instrumentos legales redactados en el marco del Consejo de Europa. Adicionalmente, la comisión de trabajo tomó en consideración que todos los Estados miembros llevan un prontuario criminal y que tal clase de registro puede ser usado a los fines del sistema de justicia criminal... Tomó en cuenta que tal excepción podría ser permisible bajo ciertas condiciones estrictas:

- cuando ha habido una condena;

- cuando la condena concierne a un delito criminal grave contra la vida, la integridad y seguridad de una persona;

- el período de almacenamiento está estrictamente limitado;

- el almacenamiento está definido y regulado por la ley;

- el almacenamiento está sujeto a control por el Parlamento o un cuerpo de supervisión independiente...”

B. El derecho y la práctica en los Estados miembros del Consejo de Europa

45. De acuerdo a la información provista por las partes o de la disponible al Tribunal por otra vía, una mayoría de los Estados miembros del Consejo de Europa permite la toma compulsiva de huellas digitales y muestras celulares en el contexto de procedimientos criminales. Al menos 20 Estados Miembros prevén la toma de información de ADN y el almacenamiento en bancos nacionales de datos o en otras formas. (Austria, Bélgica, la República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Irlandaiv, Italiav, Latvia, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, Polonia, España, Suecia y Suiza). Este número está en continuo crecimiento.

46. En la mayoría de estos países (incluyendo Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Hungría, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, Polonia, España y Suecia), la toma de información de ADN en el contexto de procedimientos criminales no es sistemática pero limitada a ciertas circunstancias específicas y/o a los crímenes más graves, especialmente aquellos punibles con ciertos tiempos de prisión.

47. El Reino Unido es el único Estado miembro que permite expresamente la conservación sistemática e indefinida de perfiles de ADN y de muestras celulares de personas que han sido absueltas o respecto de las cuales los procedimientos criminales han sido discontinuados. Cinco Estados (Bélgica, Hungría, Irlanda, Italia y Suecia) imponen que tal información sea destruida ex officio después de una absolución o del archivo de los procedimientos. Otros diez Estados aplican la misma regla general con ciertas excepciones muy limitadas: Alemania, Luxemburgo y los Países Bajos permiten que tal información sea conservada cuando quedan sospechas sobre la persona o si son necesarias ulteriores investigaciones en un caso separado; Austria permite su conservación cuando haya un riesgo de que el sospechoso cometa un delito peligroso y Polonia lo hace de modo similar en relación a ciertos crímenes graves; Noruega y España permiten la retención de los perfiles si el imputado es absuelto por inimputabilidad; Finlandia y Dinamarca permiten la conservación por 1 y 10 años respectivamente en el caso de una absolución y Suiza por un año cuando los procedimientos han sido archivados. En Francia los perfiles de ADN pueden ser conservados por 25 años después de una absolución o sobreseimientovi; durante este período el Ministerio Público puede ordenar un borrado más temprano, sea por su propia iniciativa o a pedido de parte, si la conservación ya no es requerida para los fines de identificación en conexión con una investigación criminal. Estonia y Latvia

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aparentemente permiten también la conservación de perfiles de ADN de sospechosos por ciertos períodos después de una absolución.

48. La conservación de perfiles de ADN de personas condenadas está permitida, como regla general, por períodos limitados de tiempo después de la condena o después de la muerte de la persona condenada. El Reino Unido parece ser así el único Estado miembro que expresamente permite la conservación sistemática e indefinida tanto de perfiles como de muestras de personas condenadas.

49. En la mayoría de los Estados miembros están disponibles procedimientos de queja ante cuerpos de monitoreo de protección de datos y/o ante los tribunales en lo que respecta a las decisiones de toma de muestras celulares o de retención de muestras o perfiles de ADN.

C. Unión Europea

50. La Directiva 95/46/EC sobre la protección de los individuos respecto del procesamiento de datos personales y la libre circulación de tales datos de 24 de octubre de 1995 establece que el objeto de las leyes nacionales sobre el procesamiento de datos personales es especialmente proteger el derecho a la vida privada reconocido tanto en el Artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos como en los principios generales del Derecho Comunitario. La Directiva establece un número de principios a fin de dar sustancia y ampliar los contenidos en la Convención sobre Protección de Datos del Consejo de Europa. Ella permite a los Estados Miembros adoptar medidas legislativas para restringir el alcance de ciertas obligaciones y derechos establecidos en la Directiva, especialmente cuando tal restricción constituye una medida necesaria para la prevención, investigación, detección y persecución de infracciones criminales (Artículo 13).

51. La Convención de Prüm Convención sobre el aumento de la cooperación transfronteriza, particularmente en el combate contra el terrorismo, el crimen transfronterizo y la migración ilegal, que ha sido firmado por varios miembros de la Unión Europea el 27 de mayo de 2005, establece reglas para la provisión de huellas digitales y datos de ADN a otras Partes Contratantes y su comparación automática en sus bases de datos relevantes. La Convención provee inter alia:

“Artículo 35 – Finalidad

2. La Parte Contratante que administra el archivo podrá procesar los datos provistos (...) solamente cuando ello sea necesario a los fines de la comparación, proveyendo respuestas automáticas a las búsquedas o a la actualización... Los datos provistos serán borrados inmediatamente después de la comparación de datos o de las respuestas automáticas a las búsquedas salvo que fuese necesario un procesamiento ulterior para los fines mencionados [arriba].”

52. El Artículo 34 garantiza un nivel de protección de los datos personales al menos igual que el que resulta de la Convención sobre Protección de Datos y requiere a las Partes Contratantes que tomen en cuenta la Recomendación R (87) 15 del Comité de Ministros del Consejo de Europa.

53. La decisión marco del Consejo, de 24 de junio de 2008 sobre la protección de datos personales procesados en el marco de la cooperación policial y judicial en asuntos criminales establece inter alia:

“Artículo 5

Establecimiento de tiempos-límite para el borrado y la revisión

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Se establecerán tiempos-límite apropiados para el borrado de datos personales o para la revisión periódica de la necesidad de almacenamiento de los datos. Medidas procedimentales asegurarán que estos tiempos-límite sean observados.”

D. Jurisprudencia en otras jurisdicciones

54. En el caso R v. RC [[2005] 3 S.C.R. 99, 2005 SCC 61] la Corte Suprema del Canadá consideró la cuestión de la conservación de una muestra de ADN en el banco nacional de datos perteneciente a un delincuente juvenil primario. La Corte confirmó la decisión de un juez de juicio que había concluido, a la luz de los principios y objetivos de la legislación de justicia criminal juvenil, que el impacto de la conservación del ADN sería groseramente desproporcionado. En su opinión, Fish J. observó:

“de mayor preocupación, sin embargo, es el impacto de una orden sobre los intereses de privacidad informativa de un individuo. En R. v. Plant, [1993] 3 S.C.R. 281, p. 293, la Corte concluyó que la sección 8 de la Carta protegía el 'núcleo biográfico de información personal que los individuos en una sociedad democrática desearían mantener y controlar de su diseminación al Estado'. El ADN de un individuo contiene el 'más alto nivel de información privada y personal': S.A.B., parágr. 48. A diferencia de la huella digital, es capaz de revelar los detalles más íntimos de la constitución biológica de una persona. ... La toma y conservación de una muestra de ADN no es una cuestión trivial y, en ausencia de un interés público imperioso, constituiría de modo inherente una grave intrusión en el derecho del sujeto a la privacidad personal e informativa.”

E. La Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 1989

55. El Artículo 40 de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989 establece el derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido, o a quien se acuse o declare culpable de haber infringido las ley penal, a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y a que se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad.

IV. PRESENTACIONES DE TERCEROS

56. El Consejo Nacional para las Libertades Civiles (“Liberty”) presentó jurisprudencia y material científico destacando, inter alia, la naturaleza altamente sensible de las muestras celulares y de los perfiles de ADN y el impacto sobre la vida privada que deriva de su conservación por las autoridades.

57. Privacy International se refirió a ciertas reglas nucleares de protección de datos y a principios desarrollados por el Consejo de Europa e insistió en su elevada relevancia para la interpretación de la exigencia de proporcionalidad consagrada en el Artículo 8 de la Convención. Enfatizó en particular los “períodos estrictos” recomendados por la Recomendación R (92) 1 para el almacenamiento de muestras celulares y de perfiles de ADN. Adicionalmente señaló la existencia de una desproporcionada representación en la base nacional de ADN del Reino Unido de grupos de población, especialmente jóvenes, y de la inequidad que tal situación podría crear. El uso de datos para tests de familia y fines adicionales de investigación eran causa de preocupación. Privacy International también aportó un sumario de datos comparativo sobre el derecho y la práctica de diferentes países con respecto al almacenamiento de ADN y destacó las numerosas restricciones y salvaguardas que existen a ese respecto.

EL DERECHO

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I. ALEGADA VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 8 DE LA CONVENCIÓN

58. Los peticionarios se quejaron a tenor del Artículo 8 de la Convención respecto de la conservación de sus huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN según la sección 64 (1A) de la Ley de 1984 sobre la Policía y la Evidencia Criminal (“la PACE”). El Artículo 8 establece, en lo que aquí es relevante, lo siguiente:

“1. Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada ...

2. No podrá haber ingerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho excepto cuando esta ingerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que, en una sociedad democrática, sea necesaria para ... la defensa del orden y la prevención de las infracciones penales...”

A. Existencia de una interferencia con la vida privada

59. El Tribunal considerará primero si la conservación por las autoridades de las huellas digitales de los peticionarios, de los perfiles de ADN y de las muestras celulares constituye una interferencia en su vida privada.

1. Las alegaciones de las partes

(a) Los peticionarios

60. Los peticionarios alegan que la conservación de sus huellas digitales, de muestras celulares y perfiles de ADN interfería con su derecho al respeto de la vida privada, en tanto estaban crucialmente vinculados con su identidad individual y concernía a un tipo de información personal a la que tenían derecho a mantener bajo su control. Recordaron que se había sostenido de modo consistente que la toma inicial de tal información biológica hacía aplicable el Artículo 8 y alegaron que su conservación era más controversial dado el acervo de información privada que se volvía disponible de modo permanente a otros y salía así fuera del control de la persona afectada. Destacaron en particular el estigma social y las implicancias psicológicas provocadas por esa conservación en el caso de niños, que hacía más opresiva la interferencia con el derecho a la vida privada con respecto al primer peticionario.

61. Consideraron que la jurisprudencia de los órganos de la Convención daba apoyo a esta contención, como lo hacía una reciente decision doméstica del Tribunal de la Información (Chief Constables of West Yorkshire, South Yorkshire and North Wales Police v. the Information Commissioner, [2005] UK IT EA 2005 0010 (12 de octubre de 2005), 173). La última decision se apoyaba en el discurso de la Baronesa Hale de Richmond en la Cámara de los Lores (véase parágrafo 25 supra) y seguía en sustancia su conclusión al decidir una cuestión similar sobre la aplicación del Artículo 8 a la conservación de datos de condena.

62. Adicionalmente enfatizaron que la conservación de muestras celulares involucraba un grado aún mayor de interferencia con los derechos del Artículo 8 en cuanto contenía información genética completa sobre una persona, incluyendo información genética sobre sus parientes. No tenía importancia alguna si la información era de hecho extraída de las muestras o si causaba un detrimento en un caso particular, en tanto un individuo tenía derecho a garantizar que tal información, que fundamentalmente le pertenecía a él, permaneciese privada y no fuese comunicada o accesible sin su permiso.

(b) El Gobierno

63. El Gobierno aceptó que las huellas digitales, los perfiles y muestras de ADN son “datos personales” en el sentido de la Ley de Protección de Datos cuando están en manos de aquellos que pueden identificar al individuo. Consideró, sin embargo, que la mera conservación de

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huellas digitales, perfiles y muestras de ADN para el uso limitado que se permite según la sección 64 de la PACE no cae en el ámbito del derecho al respeto de la vida privada según el Artículo 8 § 1 de la Convención. A diferencia de la toma inicial de estos datos, su conservación no interfiere la integridad física y psicológica de las personas; tampoco afecta su derecho al desarrollo personal, a establecer y desarrollar relaciones con otros seres humanos o el derecho a la auto determinación.

64. El Gobierno alegó que las preocupaciones reales de los peticionarios se relacionaban con temores acerca de usos futuros de las muestras almacenadas, con métodos adelantados de análisis de material de ADN y a la potencial interferencia con la vida privada de individuos a través de la vigilancia activa. Enfatizó en conexión con esto que el alcance de uso permitido del material estaba clara y expresamente limitado por la legislación, los procesos tecnológicos de determinación de perfiles de ADN y la naturaleza del perfil de ADN extraído.

65. El perfil es meramente una secuencia de números que proveía un medio para identificar una persona comparándola con tejido corporal, que no contiene información material intrusiva sobre un individuo o su personalidad. La base de datos de ADN es una colección de tales perfiles que podría ser investigada usando material de una escena del crimen y una persona sólo sería identificada si y en la medida en que se obtuviese una coincidencia comparándola con la muestra. La investigación de familia a través de coincidencias parciales solo ocurre en vasos muy raros y está sujeta a controles muy estrictos. Las huellas digitales, los perfiles y las muestras de ADN no son susceptibles de ser objeto de ningún comentario subjetivo ni proveen ninguna información sobre las actividades de una persona y por lo tanto no presentaban ningún riesgo para afectar la percepción acerca de un individuo ni para afectar su reputación. Aun si tal conservación fuese capaz de caer dentro el ámbito del Artículo 8 § 1 la naturaleza extremamente limitada de cualquier efecto adverso llevaba a que la conservación no fuese suficientemente seria como para constituir una interferencia.

2. La opinión del Tribunal

(a) Principios generales

66. El Tribunal recuerda que el concepto de “vida privada” es un término amplio que no es susceptible de una definición exhaustiva. Comprende la integridad física y psicológica de la persona (véase Pretty v. Reino Unido, nro. 2346/02, § 61, ECHR 2002-III, y Y.F. v. Turquía, nro. 24209/94, § 33, ECHR 2003-IX). Puede, por lo tanto, abarcar múltiples aspectos de la identidad física y social de la persona (véase Mikulić v. Croacia, nro. 53176/99, § 53, ECHR 2002-I). Elementos tales como, por ejemplo, identificación de género, nombre y orientación sexual y vida sexual caen dentro de la esfera protegida por el Artículo 8 (véanse, entre otros antecedentes, Bensaid v. Reino Unido, nro. 44599/98, § 47, ECHR 2001-I con ulteriores referencias, y Peck v. Reino Unido, nro. 44647/98, § 57, ECHR 2003-I). Más allá del nombre de la persona, su vida privada y familiar puede incluir otros medios de identificación personal o de vinculación a una familia (véanse mutatis mutandis Burghartz v. Suiza, 22 de febrero de 1994, § 24, Serie A, nro. 280-B; y Ünal Tekeli v. Turquía, nro. 29865/96, § 42, ECHR 2004-X (extractos)). La información sobre la salud de la persona es un elemento importante de la vida privada (véase Z. v. Finlandia, 25 de febrero de 1997, § 71, Reports of Judgments and Decisions 1997-I). Más aún, el Tribunal considera que la identidad étnica del individuo debe ser considerada como otro elemento de esa clase (véase en particular el Artículo 6 de la Convención sobre Protección de Datos citadas en el parágrafo 41 supra, que enumera a los datos personales que revelan el origen racial como una categoría especial de datos junto con otra información sensible sobre el individuo). Adicionalmente el Artículo 8 protege el derecho al desarrollo personal, y el derecho a establecer y desarrollar relaciones con otros seres humanos y con el mundo exterior (véanse, por ejemplo, Burghartz, citado supra, opinión de la

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Comisión, p. 37, § 47, y Friedl v. Austria, sentencia de 31 de enero de 1995, Serie A,, nro. 305-B, opinión de la Comisión, p. 20, § 45). Además, el concepto de ,vida privada incluye elementos que se relacionan con el derecho de la persona a su propia imagen (Sciacca v. Italia, nro. 50774/99, § 29, ECHR 2005-I).

67. El simple almacenamiento de datos relacionados con la vida privada del individuo constituye una interferencia en el sentido del Artículo 8 (véase Leander v. Suecia, 26 de marzo de 1987, § 48, Serie A,, nro. 116). El uso ulterior de la información almacenada no es relevante para aquella conclusión (Amann v. Suiza [GC], nro. 27798/95, § 69, ECHR 2000-II). Empero, al determinar si la información personal conservada por las autoridades envuelve alguno de los aspectos de la vida privada mencionados arriba, el Tribunal tomará debida consideración del contexto específico en el que la información en cuestión ha sido registrada y conservada, la naturaleza de los registros, el modo en que esos registros son usados y procesados y los resultados que pueden ser obtenidos (véase, mutatis mutandis, Friedl, citado supra, §§49-51, y Peck v. Reino Unido, citado supra, § 59).

(b) Aplicación de los principios al presente caso

68. El Tribunal señala, de inicio, que las tres categorías de información personal conservada por las autoridades en el presente caso, a saber huellas digitales, perfiles de ADN y muestras celulares, constituyen datos personales en el sentido de la Convención sobre la Protección de Datos en tanto se relacionan con individuos identificados o identificables. El Gobierno ha aceptado que las tres categorías son datos personales” en el sentido de la Ley de Protección de Datos de 1998 cuando están en manos de aquellos que están en capacidad de identificar al individuo.

69. Los órganos de la Convención han considerado ya en varias circunstancias cuestiones relacionadas con al conservación de tales datos personales por las autoridades en el contexto de procedimientos criminales. En lo que respecta a la naturaleza y el alcance de la información contenida en cada una de estas tres categorías de datos, el Tribunal ha distinguido en el pasado entre la conservación de huellas digitales y la conservación de muestras celulares y de perfiles de ADN en vistas del potencial más fuerte para el uso futuro de la información personal contenida en los últimos (véase Van der Velden v. Países Bajos (decisión), nro. 29514/05, ECHR 2006-...). El Tribunal considera apropiado examinar separadamente la cuestión de la interferencia con el derecho de los peticionarios al respeto de sus vidas privadas por la conservación de sus muestras celulares y perfiles de ADN por un lado, y la de sus huelas digitales, por el otro.

(i) Muestras celulares y perfiles de ADN

70. En Van der Velden, el Tribunal consideró que, dado el uso al que el material celular en particular, es concebible, podría ser sometido en el futuro, la conservación sistemática de tal material era suficientemente intrusiva para revelar una interferencia con el derecho al respeto a la vida privada (véase Van der Velden citado supra). El Gobierno ha criticado esa conclusión sobre la base de que ella especulaba sobre un teórico uso futuro de las muestras y que no había tal interferencia en el presente.

71. El Tribunal mantiene su opinión de que la preocupación del individuo sobre el posible uso futuro de información privada retenida por las autoridades es legítima a fin de determinar la cuestión acerca de si ha habido una interferencia. Es más, teniendo en consideración la rapidez de los desarrollos en el campo de la genética y la tecnología de la información, el Tribunal no puede descartar la posibilidad de que en el futuro intereses de la vida privada vinculados a la información genética puedan ser afectados negativamente en nuevas formas o de un modo que

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no puede ser anticipado con precisión hoy en día. De tal modo, el Tribunal no encuentra razón suficiente para apartarse de sus conclusiones en el caso Van der Velden.

72. Las preocupaciones legítimas acerca del uso futuro concebible de material celular no son, sin embargo, el único elemento a ser tomado en cuenta en la determinación de la cuestión presente. Adicionalmente a la naturaleza altamente personal de las muestras celulares, el Tribunal advierte que ellas contienen mucha información sensible sobre un individuo, incluyendo información sobre su salud. Más aún, las muestras contienen un código genético único de gran relevancia tanto para el individuo como para sus parientes. A este respecto el Tribunal comparte la opinión expresada por la Baronesa Hale en la Cámara de los Lores (véase parágrafo 25 supra).

73. Dada la naturaleza y la cantidad de información personal contenida en las muestras celulares, su conservación per se debe ser considerada como interferencia en el derecho al respeto de las vidas privadas de los individuos afectados. Que sólo una parte limitada de esta información sea de hecho extraída o usada por las autoridades a través del trazado de perfiles de ADN, y que no se cause un detrimento inmediato en un caso particular no cambia esta conclusión (véase Amann citado supra, § 69).

74. En lo que respecta a los perfiles de ADN mismos, el Tribunal advierte que ellos contienen una cantidad más limitada de información personal extraída de muestras celulares en una forma codificada. El Gobierno ha alegado que el perfil de ADN no es nada más que una secuencia de números o código de barras que contiene información de carácter puramente objetivo e irrefutable y que la identificación de un sujeto sólo acontece en el caso de coincidencia con otro perfil de la base de datos. También ha alegado que, estando en forma codificada, se requiere de tecnología computerizada para hacer inteligible la información, y que sólo un limitado número de personas estaría en condiciones de interpretar los datos en cuestión.

75. El Tribunal observa, no obstante, que los perfiles contienen cantidades sustanciales de datos personales únicos. Mientras que la información contenida en los perfiles puede ser considerada objetiva e irrefutable en el sentido alegado por el Gobierno, su procesamiento por medios automáticos permite a las autoridades ir mucho más allá de una identificación neutral. El Tribunal advierte a este respecto que el Gobierno ha aceptado que los perfiles de ADN podrían ser, e incluso en ciertos casos han sido, usados para la investigación de familia a fin de identificar una posible relación genética entre individuos. También ha aceptado la naturaleza altamente sensible de tal investigación y la necesidad de controles muy estrictos a este respecto. En opinión del Tribunal, la capacidad de los perfiles de ADN para proveer medios de identificar relaciones genéticas entre individuos (véase parágrafo 39 supra) es en sí misma suficiente para concluir que su conservación interfiere con el derecho a la vida privada de los individuos afectados. La frecuencia de investigaciones de familia, las salvaguardas a que están sujetas y la probabilidad de detrimento en un caso particular no son relevantes a este respecto (véase Amann citado supra, § 69). De modo similar, esta conclusión no es afectada por el hecho de que, puesto que la información está en forma codificada, sea inteligible sólo con el uso de tecnología informática y pasible de ser interpretado solamente por un número limitado de personas.

76. Además el Tribunal observa que no está discutido por el Gobierno que el procesamiento de perfiles de ADN permite a las autoridades establecer el probable origen étnico del donante y que tales técnicas de hecho son usadas en investigaciones policiales (véase parágrafo 40 supra). La posibilidad que crean los perfiles de ADN para extraer inferencias respecto del origen étnico hace de su conservación más sensible y susceptible de afectar el derecho a la vida privada. Esta conclusión es consistente con el principio sentado en la Convención sobre

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Protección de Datos y reflejado en la Ley de Protección de Datos, ambas enumeran los datos personales que revelan el origen étnico entre las categorías especiales de datos sensibles que reclaman un nivel de protección aumentado (véanse parágrafos 30-31 y 41 supra).

77. En vistas de lo anterior, el Tribunal concluye que la conservación tanto de las muestras celulares y de los perfiles de ADN revela una interferencia con el derecho de los peticionarios al respeto de sus vidas privadas, en el sentido del Artículo 8 § 1 de la Convención.

(ii) Huellas digitales

78. Es opinión común que las huellas digitales no contienen tanta información como las muestras celulares o como los perfiles de AND. La cuestión de la alegada interferencia con el derecho al respeto a la vida privada causada por su conservación por las autoridades ha ya sido considerada por los órganos de la Convención.

79. En McVeigh, la Comisión examinó por primera vez la cuestón de la toma y conservación de huellas digitales como parte de una serie de medidas de investigación. Aceptó que al menos alguna de las medidas revelaban una interferencia con la vida privada de los peticionarios, pero dejó abierta la cuestión acerca de si la sola conservación de las huellas digitales constituiría una interferencia de esa clase (McVeigh, O'Neill and Evans (nro. 8022/77, 8025/77 and 8027/77, Informe de la Comisión de 18 de marzo 1981, DR 25, p. 15, § 224).

80. En Kinnunen, la Comisión consideró que las huellas digitales y fotografías conservadas a consecuencia del arresto del peticionario no constituía una interferencia con su vida privada, en tanto no contenían apreciaciones subjetivas sujetas a una refutación. La Comisión observó, no obstante, que los datos en cuestión habían sido destruidos nueve años más tarde a solicitud del peticionario (Kinnunen v. Finlandia, nro. 24950/94, decisión de la Comisión de 15 de mayor de 1996).

81. Habida cuenta de esas conclusiones y de las cuestiones que se alegan en el presente caso, el Tribunal considera apropiado revisar este punto. Observa como punto de partida que los archivos de huellas digitales de los peticionarios constituyen sus datos personales (véase parágrafo 68 supra) que contienen ciertas características externas de identificación en un modo bastante parecido, por ejemplo, al de fotografías o muestras de voz.

82. En Friedl, la Comisión consideró que la conservación de fotografías anónimas que han sido tomadas en una manifestación pública no interfiere con el derecho al respeto de la vida privada. Al decidir así, asignó especial peso al hecho de que las fotografías del caso no habían sido ingresadas a un sistema de procesamiento de datos y que las autoridades no habían tomado ningún paso para identificar a las personas fotografiadas por medio del procesamiento de datos (véase Friedl citado supra, §§ 49-51).

83. En P.G. y J.H., el Tribunal consideró que el registro de datos y la naturaleza sistemática o permanente del archivo podría dar lugar a consideraciones sobre la vida privada aunque los datos en cuestión hubiesen podido estar disponibles en el dominio público, o de algún otro modo. El Tribunal destacó que un registro permanente de la voz de una persona para análisis ulterior era de relevancia directa para identificar esa persona cuando se lo consideraba en conexión con otros datos personales. De acuerdo con ello, consideró el registro de las voces de los peticionarios para tal clase de análisis ulterior como constitutivo de una interferencia con su derecho al respeto de sus vidas privadas (véase P.G. y J.H. v. Reino Unido, nro. 44787/98, § 59-60, ECHR 2001-IX).

84. El Tribunal es de la opinión que el abordaje general tomado por los órganos de la Convención respecto de fotografías y muestras de voz también debería ser seguido respecto de las huellas digitales. El Gobierno ha distinguido las últimas argumentando de que constituían

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material neutral, objetivo e irrefutable y que, a diferencia de las fotografías, eran ininteligibles para un ojo no asistido y sin una huella digital objeto de comparación. Aunque cierta, esta consideración no puede alterar el hecho de que las huellas digitales contienen objetivamente información única sobre el individuo afectado, permitiendo su identificación con precisión en un amplio campo de circunstancias. Así, son idóneas para afectar su vida privada y la conservación de esta información sin el consentimiento del individuo afectado no puede ser considerada como neutral o insignificante.

85. De acuerdo a ello el Tribunal considera que la conservación de huellas digitales en los archivos de las autoridades en conexión con un individuo identificado o identificable puede, en sí misma, dar lugar, no obstante su carácter objetivo e irrefutable, a importantes preocupaciones desde el punto de la vida privada.

86. En el presente caso, el Tribunal advierte, además, que las huellas digitales de los peticionarios fueron tomadas inicialmente en procedimientos criminales y que a continuación fueron archivadas en una base de datos de alcance nacional con el objeto de ser conservadas de modo permanente y de ser procesadas regularmente por medios automatizados para los fines de identificación criminal. Se ha aceptado a este respecto que, a causa de la información que contienen, la conservación de muestras celulares y perfiles de ADN tiene un impacto más importante en la vida privada que la conservación de huellas digitales. Sin embargo, el Tribunal, como la Baronesa Hale (véase parágrafo 25 supra), considera que, aunque pueda ser necesario distinguir entre la toma, uso y conservación de las huellas digitales, por un lado, y muestras y perfiles, por el otro, al decidir la cuestión de su justificación, la conservación de huellas digitales constituye una interferencia con el derecho al respeto de la vida privada.

B. Justificación de la interferencia

1. Los alegatos de las partes

(a) Los peticionarios

87. Los peticionarios argumentaron que la conservación de huellas, muestras celulares y perfiles de ADN no estaba justificada a tenor del segundo parágrafo del Artículo 8. Se habría dado al Gobierno una amplia discreción para usar las muestras y perfiles de ADN, especialmente para “fines relacionados con la prevención o detección del crimen”, “la investigación de un delito” o “la organización de una acusación”. Estos fines serían vagos y darían lugar a abusos, en tanto podrían conducir, en particular, a la recolección de información personal detallada fuera del contexto inmediato de la investigación de un delito en particular. Los peticionarios han alegado además que habría salvaguardas insuficientes contra el mal uso o abuso de la información. Los registros de la PNC no sólo serían accesibles a la policía, sino también a 56 cuerpos no policiales, incluidas agencias y departamentos del Gobierno, grupos privados tales como la British Telecom y la Association of British Insurers, e incluso ciertos empleadores. Además, la PNC estaría conectada al “Sistema de Información de Schengen” de alcance Europeo. De tal suerte, su caso involucraría una interferencia muy sustancial y controversial con el derecho a la vida privada, como especialmente lo ilustra el actual debate público y el desacuerdo sobre la materia en el Reino Unido. En contra de lo que afirma el Gobierno, los peticionarios han concluido que la cuestión de la retención de este material sería de gran preocupación individual y que el Estado tiene un estrecho margen de apreciación en este campo.

88. Los peticionarios han sostenido que la conservación indefinida de huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN de personas no condenadas no podría ser considerada como “necesaria en una sociedad democrática” para los fines de prevenir el crimen. En particular, no habría justificación alguna para la conservación de muestras celulares después

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de la generación inicial del perfil de ADN; tampoco se habría demostrado la eficacia de la conservación de los perfiles en la medida en que el alto número de coincidencias de ADN en el que se apoyó el Gobierno no había demostrado haber conducido a acusaciones exitosas. De igual modo, en los ejemplos más específicos aportados por el Gobierno el éxito de la persecución no habría sido una contingencia de la conservación de los registros y en ciertos otros, el resultado exitoso podría haber sido alcanzado por una conservación más limitada en tiempo y alcance.

89. Los peticionarios ha alegado además que la conservación era desproporcionada a causa de su naturaleza omnicomprensiva sin consideración a los delitos involucrados, el período sin límite, la omisión de consideración de las circunstancias de los peticionarios y la falta de un procedimiento de toma de decisiones o escrutinio independiente al momento de considerar si ordenar o no la conservación. Además han considerado al régimen de retención como inconsistente con las directivas del Consejo de Europa en la materia. Finalmente han enfatizado que la conservación de registros echa sospechas sobre personas que habían sido absueltas o liberadas de cargos criminales, implicando así que no eran totalmente inocentes. La conservación resultaba así en un estigma que era particularmente perjudicial para niños como en el caso de S. y de miembros de ciertos grupos étnicos que estaban representados en exceso en la base de datos.

(b) El Gobierno

90. El Gobierno ha alegado que cualquier interferencia resultante de la conservación de las huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN de los peticionarios estaba justificada a tenor del segundo parágrafo del Artículo 8. Estaba prevista por la ley que lo hacía de modo expreso, y gobernada por la sección 64 de la PACE, que fijaba poderes y restricciones detalladas para la toma de huellas digitales y muestras y establecía que serían conservadas por las autoridades sin consideración al resultado de los procedimientos respecto de los cuales habían sido tomadas. El ejercicio de discrecionalidad para conservar huellas digitales y muestras estaba también, a todo evento, sujeto a los principios generales del derecho que regulan el poder discrecional y a revisión judicial.

91. El Gobierno ha afirmado también que la interferencia era necesaria y proporcionada para el fin legítimo de prevención de desórdenes o del crimen y/o la protección de los derechos y libertades de otros. Era de vital importancia que las agencias de ejecución de la ley aprovecharan totalmente las ventajas de las técnicas disponibles de la tecnología moderna y la ciencia forense en la prevención, investigación y detección del crimen en pro de los intereses generales de la sociedad ¿??. Han alegado que el material conservado era de inestimable valor en la lucha contra el crimen y el terrorismo y la detección de los culpables y ha proporcionado estadísticas en apoyo de esta opinión. Ha enfatizado que los beneficios para el sistema de justicia criminal eran enormes, no sólo al permitir la detección de los culpables sino también al eliminar a los inocentes de las investigaciones y al corregir y evitar errores de la justicia.

92. Al 30 de septiembre de 2005, la base Nacional de datos de AND poseía 181,000 perfiles de individuos que habrían tenido derecho a la destrucción de esos perfiles antes de la reforma de 2001. 8,251 de entre ellos fueron vinculados más tarde, con rastros de escenas del crimen que comprendían 13,079 delitos, incluidos 109 asesinatos, 55 asesinatos tentados, 116 violaciones, 67 abusos sexuales, 105 robos con efracción agravados y 126 infracciones de suministro de drogas controladas.

93. El Gobierno ha alegado también ejemplos específicos de uso de material de ADN para la investigación y persecución exitosas de unos dieciocho casos específicos. En diez de esos casos los perfiles de ADN de sospechosos coincidieron con rastros de escenas del crimen anteriores no relacionados con aquellos almacenados en la base de datos, permitiendo así una

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persecución exitosa de aquellos crímenes anteriores. En otro caso, dos sospechosos arrestados por violación fueron excluidos de las investigaciones porque sus perfiles de ADN no coincidían con los rastros de la escena del crimen. En otros dos casos la conservación de perfiles de ADN de personas halladas culpables de ciertas ofensas menores (desórdenes y hurto) llevó a establecer su participación en otros crímenes cometidos más tarde. En un caso la conservación del perfil de ADN de un sospechoso a consecuencia de una alegada infracción migratoria ayudó a su extradición hacia el Reino Unido un año más tarde cuando fue identificado por una de sus víctimas por la comisión de violación y homicidio. Finalmente, en cuatro casos los perfiles de ADN conservados de cuatro personas sospechadas pero no convictas de ciertas ofensas (posesión de armas ofensivas, desórdenes violentos y agresión) coincidieron con rastros de la escena del crimen recogidos de víctimas de violación dos años más tarde.

94. El Gobierno ha pretendido que la conservación de huellas digitales, muestras celulares y de perfiles de ADN no podría ser considerada excesiva en la media en que eran conservadas para limitados fines legales específicos, almacenados bajo seguridades y sujetos a las salvaguardas identificadas. Su conservación no estaba garantizada por algún grado de sospecha de la participación de los peticionarios en un crimen o la propensión al crimen, ni dirigida a la conservación de registros respecto de alegados delitos del pasado ya investigados. Los registros se conservaban porque la policía había estado ya legalmente en su posesión y su conservación ayudaría en la futura prevención y detección del crimen en general, mediante el incremento del tamaño de la base de datos. La conservación no ha resultaba en un estigma y producía consecuencias prácticas a menos que los registros coincidieran con el perfil de una escena del crimen. De tal modo, se establecía un balance equitativo entre los derechos individuales y el interés general de la comunidad y caía en el margen de apreciación del Estado.

2. La determinación del Tribunal

(a) Prevista por la ley

95. El Tribunal recuerda su jurisprudencia bien establecida en punto a que el término “prevista por la ley” requiere que la medida impugnada tenga al mismo tiempo alguna base en el derecho doméstico y sea compatible con el imperio del Derecho, lo que está expresamente mencionado en el preámbulo de la Convención y es inherente al objeto y fin del Artículo 8. La ley debe así ser accesible y previsible de modo adecuado, esto es, formulada con suficiente precisión para posibilitar al individuo regular su conducta – en caso necesario con asesoramiento apropiado –. Para que la ley doméstica satisfaga estos requerimientos, debe proveer protección legal contra la arbitrariedad y consecuentemente con ello indicar con suficiente claridad el marco de discreción conferido a las autoridades competentes y el modo de su ejercicio (véase Malone v. Reino Unido, 2 August 1984, §§ 66-68, Serie A, nro. 82; Rotaru v. Rumania [GC], nro. 28341/95, § 55, ECHR 2000-V; y Amann citado supra, § 56).

96. El nivel de precisión requerido a la legislación doméstica – que en todo caso no puede prever todas las eventualidades – depende en grado considerable del contenido del instrumento en cuestión, el campo que ha sido concebido a cubrir y el número y status de aquellos a quienes que se dirige (Hasan and Chaush v. Bulgaria [GC], nro. 30985/96, § 84, ECHR 2000-XI, con más referencias).

97. El Tribunal observa que la sección 64 de la PACE establece que las huellas digitales o muestras tomadas de una persona en connexion con la investigación de un delito pueden ser conservadas después de que han satisfecho los fines para los que fueron tomadas (véase parágrafo 27 supra). El Tribunal concuerda el Gobierno que la conservación de las huellas digitales y los registros de ADN de los peticionarios tenían una clara base en la ley doméstica. También hay evidencia clara de que estos registros en la práctica son conservados salvo en circunstancias excepcionales. El hecho de que los oficiales jefe de la policía tengan poder para

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destruirlas en casos tan inusuales no hace a la ley insuficientemente cierta desde el punto de vista de la Convención.

98. En lo que respecta a las condiciones a las que se sujeta y a las regulaciones del almacenamiento y uso de esta información personal, la sección 64 es mucho menos precisa. Establece que las muestras y huellas retenidas no deben ser usadas por ninguna persona excepto a los fines relacionados con la prevención o detección del crimen, la investigación de un delito o para llevar adelante una acusación.

99. El Tribunal concuerda con los peticionarios que al menos el primero de estos fines está expresado en términos bastante generales y puede dar lugar a una interpretación extensiva. Reitera que es esencial, en este contexto, como en el caso de la intervención telefónica, vigilancia secreta y recolección de inteligencia encubierta, tener reglas claras y detalladas que gobiernen el campo de aplicación de medidas, así como el mínimo de salvaguardas en lo concerniente, inter alia, a la duración, almacenamiento, uso, acceso de terceros, procedimientos para la preservación de la integridad y confidencialidad de los datos y procedimientos para su destrucción, estableciendo así suficientes garantías contra el riesgo de abuso y arbitrariedad (véase, mutatis mutandis, Kruslin v. Francia, 24 de abril de 1990, §§ 33 y 35, Serie A, nro. 176-A; Rotaru, citado supra, § 57-59; Weber y Saravia v. Alemania (decis.), nro. 54934/00, ECHR 2006-...; Association for European Integration and Human Rights y Ekimdzhiev v. Bulgaria, nro. 62540/00, §§ 75-77, 28 de junio de 2007; Liberty and Others v. Reino Unido, nro. 58243/00, § 62-63, 1 de julio de 2008). El Tribunal nota, sin embargo, que en este caso estas cuestiones están estrechamente relacionadas con la cuestión más amplia acerca de si la interferencia era necesaria en una sociedad democrática. En vistas de su examen en los parágrafos 105-126 infra, el Tribunal no encuentra necesario decidir si los términos de la sección 64 satisface las exigencias de “calidad de la ley” en el sentido del Artículo 8 § 2 de la Convención.

(b) Finalidad legítima

100. El Tribunal concuerda con el Gobierno que la conservación de las huellas digitales y la información de ADN persigue el fin legítimo de la detección, y por ende, de la prevención del crimen. En tanto que la toma original de esta información persigue la finalidad de conectar a una persona particular con un crimen en particular, del que ella es sospechada, su conservación persigue la finalidad más amplia de ayudar a la identificación de delincuentes futuros.

(c) Necesidad en una sociedad democrática

(i) Principios generales

101. Una interferencia será considerada “necesaria en una sociedad democrática” para un fin legítimo si responde a una “necesidad social imperiosa” y, en particular, si es proporcionada al fin legítimo perseguido y si las razones aducidas por las autoridades nacionales para justificarla son “relevantes y suficientes. Mientras que corresponde a las autoridades nacionales hacer las valoraciones iniciales respecto de todos esto, la evaluación final acerca de si la interferencia es necesaria queda sujeta a la revisión por el Tribunal en punto a la conformidad con las exigencias de la Convención (véase Coster v. Reino Unido [GC], nro. 24876/94, § 104, 18 de enero 2001, con más referencias).

102. En esta valoración debe concederse un margen de apreciación a las autoridades nacionales competentes. La amplitud de este margen varía y depende de un número de factores que incluye la naturaleza del derecho de la Convención que está en cuestión, su importancia para el individuo, la naturaleza de la interferencia y el objeto perseguido por la interferencia. El margen tenderá a ser más estrecho cuando el derecho en juego es crucial para el goce efectivo

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de derechos íntimos o clave del individuo (véase Connors v. Reino Unido, nro. 66746/01, § 82, 27 de mayo de 2004, con más referencias). Cuando está en juego una faceta particularmente importante de la existencia de un individuo, o la identidad, el margen permitido al Estado estará restringido (véase (see Evans v. Reino Unido [GC], nro. 6339/05, § 77, ECHR 2007-...). Cuando, sin embargo, no hay un consenso entre los Estados Miembros del Consejo de Europa, sea en punto a la importancia relativa del interés en juego o sea en punto a cómo protegerlo mejor, el margen será más amplio (véase Dickson v. Reino Unido [GC], nro. 44362/04, § 78, ECHR 2007-...).

103. La protección de datos personales es de importancia fundamental para que una persona goce de su derecho al respeto de la vida privada y familiar, tal como está garantizado por el Artículo 8 de la Convención. La ley doméstica debe proveer salvaguardas apropiadas para evitar cualquier uso de tales datos personales en cuanto pueda ser inconsistente con las garantías de este Artículo (véase, mutatis mutandis, Z., citado supra, § 95). La necesidad de tales salvaguardas es aún mayor cuando se trata de la protección de datos personales sometida a procesamiento automático, y no le es menos cuando tales datos son usados para fines de la policía. La ley doméstica debe asegurar especialmente que tales datos sean relevantes y no excesivos en relación con los fines para los cuales son almacenados; y preservados de un modo que permita la identificación de los sujetos de los datos por un tiempo no mayor del requerido para los fines por los que esos datos son almacenados (véase Artículo 5 de la Convención sobre Protección de Datos y su preámbulo y Principio 7 de la Recomendación R(87)15 del Comité de Ministros que regula el uso de datos personales en el campo policial). La ley doméstica también debe ofrecer garantías adecuadas de que los datos personales conservados estén protegidos de modo eficiente contra el mal uso y el abuso (véase especialmente Artículo 7 de la Convención sobre Protección de Datos). Las consideraciones anteriores son especialmente válidas en lo que respecta a la protección de categorías especiales de datos más sensibles (véase Artículo 6 de la Convención sobre Protección de Datos) y más particularmente de información de ADN, que contiene la constitución genética de la persona de gran importancia tanto para la persona de que se trata y para su familia (véase Recomendación Nro. R(92)1 del Comité de Ministros sobre el uso y análisis de ADN en el marco del sistema de justicia criminal).

104. El interés de los sujetos de los datos y de la comunidad como un todo en la protección de los datos personales, incluidas las huellas digitales y la información de ADN, pueden ser superado por el interés legítimo en la prevención del crimen (véase Artículo 9 de la Convención sobre Protección de Datos). Empero, el carácter intrínsecamente privado de esta información llama al Tribunal a ejercitar un escrutinio cuidadoso de cualquier medida del Estado que autorice su conservación y uso por las autoridades sin el consentimiento de la persona afectada (véase, mutatis mutandis, Z. citado supra, § 96).

(ii) Aplicación de estos principios al presente caso

105. El Tribunal encuentra que está fuera de disputa que la lucha contra el crimen, y en particular contra el crimen organizado y el terrorismo, que es uno de los desafíos que enfrentan las sociedades europeas de hoy, depende en gran extensión del uso de modernas técnicas científicas de investigación e identificación. Las técnicas de análisis de ADN fueron reconocidas por el Consejo de Europa hace más de quince años por ofrecer ventajas al sistema de justicia criminal (véase Recomendación R(92)1 del Comité de Ministros, parágrafos 43-44 supra). Tampoco está discutido que desde entonces los Estados miembros han hecho un rápido y destacado progreso en el uso de información de ADN en la determinación de la inocencia o la culpabilidad.

106. Sin embargo, aunque reconoce la importancia de tal información en la detección del crimen, el Tribunal debe delimitar el alcance de su examen. La cuestión no es si la conservación

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de huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN pueden en general ser consideradas como justificadas según la Convención. La única cuestión a considerar por el Tribunal es si la retención de la huella digital y los datos de ADN de los peticionarios, en tanto personas que habían sido sospechadas, pero no convictas, de ciertas ofensas criminales, estuvo justificada según el Artículo 8, parágrafo 2 de la Convención.

107. El Tribunal considerará esta cuestión con especial consideración a los instrumentos relevantes del Consejo de Europa y la ley y la práctica de otros Estados Contratantes. Los principios nucleares de la protección de datos exigen que la conservación de datos sea proporcionada en relación a la finalidad de la recolección e insisten en períodos limitados de almacenamiento. (véanse parágrafos 41-44 supra). Estos principios parecen haber sido aplicados de modo consistente por los Estados Contratantes en el campo policial de acuerdo con la Convención sobre Protección de Datos y las subsecuentes Recomendaciones del Comité de Ministros (véanse parágrafos 45-49 supra).

108. En lo que respecta, más particularmente, a muestras celulares, la mayoría de los Estados Contratantes permite que estos materials sean tomados en procedimientos criminales sólo de individuos sospechados de haber cometido delitos de una cierta gravedad mínima. En la gran mayoría de los Estados Contratantes que tiene en funcionamiento bases de datos de ADN, se requiere que las muestras y los perfiles de ADN derivados de esas muestras sean removidos o destruidos ya sea inmediatamente o en un cierto tiempo limitado después de la absolución o la liberación de cargos. Un número restringido de excepciones a este principio está autorizado por algunos Estados Contratantes (véanse parágrafos 47-48 supra).

109. La actual posición de Escocia, como parte del Reino Unido mismo, es de particular significado a este respecto. Como se ha destacado supra (véase parágrafo 36), el Parlamente escocés votó en favor de la autorizar la conservación de ADN de personas que no han sido convictas sólo en el caso de adultos acusados de delitos sexuales o violentos y aún en ese caso, sólo por tres años, con la posibilidad de una extensión para conservar la muestra de ADN y los datos por otros dos años adicionales con el consentimiento de un sheriff.

110. Esta posición es claramente consistente con la Recomendación R(92)1 del Comité de Ministros, que subraya la necesidad de un abordaje que discrimine entre distintas clases de casos y de aplicación de períodos de almacenamiento para los datos definidos de modo estricto, aun en los casos más graves (véanse parágrafos 43-44 supra). Frente a este panorama, Inglaterra, Gales e irlanda del Norte parecen ser las únicas jurisdicciones en el marco del Consejo de Europa que permiten la conservación indefinida de huellas digitales y material de ADN de cualquier persona de cualquier edad sospechada de cualquier ofensa sujeta a registro.

111. El Gobierno pone el énfasis en el hecho de que el Reino Unido está a la vanguardia del desarrollo del uso de muestras de ADN en la detección del crimen y que otros Estados no han alcanzado aún la misma madurez en términos de tamaño y recursos de las bases de ADN. Se argumenta que el examen comparativo de la ley y la práctica en otros Estados con sistemas menos avanzados es, por tanto, de importancia limitada.

112. El Tribunal no puede, empero, omitir de considerar el hecho de que, no obstante las ventajas que ofrece la amplia extensión de la base de datos, otros Estados Contratantes han elegido fijar límites a la conservación y uso de tales datos con vistas a alcanzar un balance apropiado del interés opuesto de preservación del respeto a la vida privada. El Tribunal observa que la protección provista por el Artículo 8 de la Convención sería debilitada de modo inaceptable si el uso de las modernas técnicas científicas en el sistema de justicia criminal fuese permitido a cualquier costo y sin poner cuidadosamente en balance los beneficios potenciales del uso extensivo de tales técnicas frente a importantes intereses de la vida privada. En la opinión del Tribunal, el fuerte consenso existente a este respecto entre los Estados

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Contratantes es de considerable importancia y estrecha el margen de apreciación concedido al Estado demandado en esta esfera en la valoración de los límites permisibles de la interferencia con la vida privada. El Tribunal considera que cualquier Estado que reclame un rol pionero en el desarrollo de nuevas tecnologías carga con una responsabilidad especial para establecer un balance correcto a este respecto.

113. En el caso presente, las huellas digitales y muestras celulares de los peticionarios fueron tomadas, y los perfiles de ADN obtenidos, en el contexto de procedimientos criminales llevados adelante bajo la sospecha de tentativa de robo en el caso del primer peticionario, y hostigamiento de su compañera en el caso del segundo peticionario. Los datos fueron conservados sobre la base de legislación que permite su conservación indefinida, a pesar de la absolución del primero y la interrupción de los procedimientos criminales contra el segundo.

114. El Tribunal debe considerar si la conservación permanente de huellas digitales y datos de ADN de todas las personas sospechadas pero no convictas está apoyada en razones relevantes y suficientes.

115. Aunque el poder de conservar huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN de personas que no han sido condenadas solo ha existido en Inglaterra y Gales desde 2001, el Gobierno argumenta que su conservación ha demostrado ser indispensable en la lucha contra el crimen. Ciertamente, la evidencia estadística y de otro tipo, que se presentó ante la Cámara de los Lores y que está incluida en el material provisto por el Gobierno, (véase parágrafo 92 supra) parece impresionante, al indicar que perfiles de ADN que antes habrían sido destruidos estaban vinculados a rastros de la escena del crimen en un alto número de casos.

116. Los peticionarios afirman, sin embargo, que las estadísticas llevan a conclusiones equivocadas, opinión sostenida en el Informe Nuffield. Es cierto, como lo han señalado los peticionarios, que las cifras no revelan la extensión en la que esta “vinculación” con escenas del crimen resultó en condenas de las personas de que se trata, o el número de condenas que fueron contingentes a la retención de las muestras de personas no condenadas. Tampoco demuestran que el alto número de coincidencias exitosas con rastros de la escena del crimen sólo fue posibilitado por la conservación indefinida de registros de ADN de todas esas personas. Al mismo tiempo, en la mayoría de los casos específicos citados por el Gobierno (véase parágrafo 93 supra), los registros de ADN tomados de los sospechosos produjo coincidencias exitosas sólo respecto de rastros de escenas del crimen anteriores retenidas en la base de datos. Más aún, tales coincidencias podrían haberse alcanzado aun en ausencia del actual modelo, que permite la conservación indefinida de los registros de ADN de todas las personas sospechosas pero no condenadas.

117. Mientras que, ni las estadísticas ni los ejemplos provistos por el Gobierno establecen por sí mismos que la identificación exitosa y la persecución de delincuentes no podría haber sido alcanzada sin la conservación permanente e indiscriminada de huellas digitales y registros de ADN de todas las personas en la situación de los peticionarios, el Tribunal acepta que la extensión de la base de datos ha contribuido, no obstante, a la detección y prevención del crimen.

118. La cuestión, sin embargo, sigue siendo si tal conservación es proporcionada y mantiene un balance equitativo entre los intereses en oposición públicos y privados.

119. A este respecto, el Tribunal está impresionado por la naturaleza omnicomprensiva e indiscriminada del poder de conservación en Inglaterra y Gales. El material puede ser retenido sin consideración a la naturaleza o gravedad del delito del que el individuo había sido sospechado originalmente, o de la edad del sospechoso; las huellas digitales y muestras pueden ser tomadas – y conservadas – de una persona de cualquier edad, arrestada en conexión con un

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delito susceptible de registro, lo que incluye ofensas menores y otras a las que no corresponde prisión. La conservación no está limitada en el tiempo; el material es conservado indefinidamente cualquiera sea la naturaleza o gravedad de la ofensa de la que la persona ha sido sospechada. Más aún, para un individuo que ha sido absuelto existen solo posibilidades limitadas para hacer remover los datos de la base de datos de alcance nacional o para hacerlos destruir (véase parágrafo 35 supra); en particular, no han ninguna provisión para una revisión independiente de la justificación de la conservación de acuerdo a criterios definidos, que incluyan factores tales como la gravedad del delito, arrestos previos, la fuerza de la sospecha contra la persona y cualesquiera otras circunstancias especiales.

120. El Tribunal reconoce que el nivel de interferencia con el derecho de los peticionarios a la vida privada puede ser diferente para cada una de las tres categorías diferentes de datos personales conservados. La conservación de muestras celulares es particularmente intrusiva dado el acervo de información genética y sobre la salud contenida en ellas. Sin embargo, un régimen de conservación tan indiscriminado y sin límites como el que está aquí en cuestión, llama a un cuidadoso escrutinio sin consideración a estas diferencias.

121. El Gobierno pretende que no podría considerarse que la conservación tiene ningún efecto directo o significativo sobre los peticionarios, salvo que coincidencias con la base de datos los implicasen en la comisión de delitos en el futuro. El Tribunal no puede aceptar este argumento y reitera que la simple conservación y almacenamiento de datos personales por autoridades públicas, no importa cómo han sido obtenidos, debe considerarse tienen impacto directo en los intereses de un individuo afectado en su vida privada, sin consideración a si se ha hecho un uso posterior de esos datos (véase parágrafo 67 supra).

122. De especial preocupación en el presente contexto es el riesgo de estigmatización, que deriva del hecho de que personas en la situación de los peticionarios, que no han sido condenadas de ningún delito, y que tienen derecho a la presunción de inocencia, son tratadas del mismo modo que personas condenadas. A este respecto, el Tribunal debe tener en cuenta que el derecho de toda persona a ser presumida inocente reconocido en la Convención incluye la regla general de que no puede expresarse ninguna sospecha respecto de la inocencia de un acusado después de su absolución (véase Asan Rushiti v. Austria, nro. 28389/95, § 31, 21 de marzo de 2000, con más referencias). Es cierto que la conservación de los datos privados de los peticionarios no puede ser equiparada a la expresión de sospechas. No obstante, su percepción de que no están siendo tratados como inocentes está aumentada por el hecho de que sus datos son conservados indefinidamente en el mismo modo en que los datos de las personas condenadas, mientras que se exige la destrucción de los datos de otras personas que nunca han sido sospechadas de un delito.

123. El Gobierno argumenta que el poder de conservación se aplica a todas las huellas digitales y muestras tomadas de una persona en conexión con la investigación de un delito y no depende de la inocencia o de la culpabilidad. Se afirma además que las huellas digitales y las muestras han sido tomadas legalmente y que su conservación no está relacionada con el hecho de que originalmente fueron sospechadas de haber cometido un crimen, y que la única razón de su conservación es incrementar el tamaño y, por ende, el uso de la base de datos para la identificación de delincuentes en el futuro. El Tribunal, sin embargo, encuentra a este argumento difícil de reconciliar con la obligación impuesta por la sección 64(3) de la PACE de destruir las huellas digitales y muestras de voluntarios, a su pedido, a pesar del valor similar del material para incrementar el tamaño y utilidad de la base de datos. El Gobierno debería presentar razones de peso al Tribunal antes de que pudiese considerar justificada tal diferencia en el tratamiento de los datos privados de los peticionarios comparado con el de otras personas no condenadas.

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124. El Tribunal considera además que la conservación de datos de personas no condenadas puede ser especialmente dañosa en el caso de menores de edad, como es el del primer peticionario, dado su situación especial y la importancia de su desarrolle e integración en la sociedad. El Tribunal ya ha enfatizado, recurriendo a la provisión del Artículo 40 de la Convención de la ONU de 1989 sobre los Derechos del Niño, la posición especial de los menores de edad en la esfera de justicia criminal y ha destacado en particular la necesidad de protección de su privacidad en los juicios criminales (véase T. v. Reino Unido [GC], nro. 24724/94, §§ 75 y 85, 16 de diciembre de 1999). Del mismo modo, el Tribunal considera que debería prestarse particular atención a la protección de los jóvenes frente a cualquier detrimento que pueda resultar de la conservación de sus datos privados por las autoridades después de absoluciones de una ofensa criminal. El Tribunal comparte la opinión del Consejo Nuffield en punto al impacto sobre personas jóvenes de la conservación indefinida de su material de ADN y destaca las preocupaciones del Consejo de que las políticas aplicadas han conducido a una sobre-representación en la base de datos de personas jóvenes y minorías étnicas, que no han sido convictas de ningún crimen (véanse parágrafos 38-40 supra).

125. En conclusión, el Tribunal encuentra que la naturaleza omnicomprensiva e indiscriminada de los poderes de conservación de las huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN de personas sospechadas de delitos pero no condenadas, tal como fueron aplicados en el caso de los presentes peticionarios, no establece un balance equitativo entre los intereses públicos y privados en oposición y que el Estado demandado ha superado cualquier margen de apreciación aceptable a este respecto. Por ello, la conservación en cuestión constituye una interferencia desproporcionada con el derecho de los peticionarios al respeto de la vida privada y no puede ser considerada como necesaria en una sociedad democrática. Esta conclusión exime al Tribunal de la necesidad de considerar las críticas de los peticionarios respecto de la adecuación de ciertas salvaguardas particulares, tales como el acceso demasiado amplio a los datos personales y la protección insuficiente contra el mal uso o el abuso de tales datos.

126. Por todo ello, ha habido una violación del Artículo 8 de la Convención en el presente caso.

II. ALEGADA VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 14 EN CONJUNTO CON EL ARTÍCULO 8 DE LA CONVENCIÓN

127. Los peticionarios alegaron que habían estado sujetos a un tratamiento discriminatorio en comparación con otros en una situación análoga, en particular, otras personas no condenadas cuyas muestras debían aun ser destruidas según la ley. Este tratamiento se relacionaba con su situación y caía en el ámbito del Artículo 14, que siempre había sido interpretado liberalmente. Por las razones sentadas en sus alegaciones sobre el Artículo 8, no habría ninguna justificación razonable u objetiva para el tratamiento, ni alguna finalidad legítima, o una relación razonable de proporcionalidad con el alegado fin de prevención del crimen, en particular en lo que respecta las muestras que no jugaban ningún papel en la detección o prevención del crimen. Sería una diferenciación totalmente impropia y prejudicial conservar materiales de personas que deberían ser presumidas inocentes.

128. El Gobierno alegó que en la medida en que el Artículo 8 no estaba comprometido no era aplicable el Artículo 14 de la Convención. Aun si lo estuviese, no habría diferencia de tratamiento en tanto todos aquellos en una situación análoga a los peticionarios eran tratados de igual modo y los peticionario no podrían compararse con aquellos de los que la policía no había tomado muestras o aquellos que consintieron voluntariamente dar las muestras. A todo evento, cualquier diferencia de tratamiento de la que se quejan, no estaba basado en la “situación” o en una característica personal, sino en un hecho histórico. Si había alguna

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diferencia de tratamiento, estaba objetivamente justificada y dentro del margen de apreciación del Estado.

129. El Tribunal se remite a su conclusion expresada supra en el sentido de que la conservación de las huellas digitales, muestras celulares y perfiles de ADN de los peticionarios estuvo en violación al Artículo 8 de la Convención. A la luz del razonamiento que ha llevado a esta conclusión, el Tribunal considera que no es necesario examinar separadamente la queja de los peticionarios a tenor del Artículo 14 de la Convención.

III. APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 41 DE LA CONVENCIÓN

130. El Artículo 41 de la Convención establece:

“Si el Tribunal declara que ha habido violación del Convenio o de sus Protocolos y si el derecho interno de la Alta Parte Contratante sólo permite de manera imperfecta reparar las consecuencias de dicha violación, el Tribunal concederá a la parte perjudicada, si así procede, una satisfacción equitativa.”

131. Los peticionarios requirieron al Tribunal que les otorgase una justa satisfacción por daño moral y por costas y gastos.

A. Daño moral.

132. Los peticionarios reclamaron compensación por daño moral en la suma de £ 5,000 cada uno por ansiedad y angustia causada por el conocimiento de que información íntima de cada uno de ellos había sido conservada injustificadamente por el Estado, y en relación a la angustia y el estrés causado por la necesidad de promover la cuestión ante los tribunales.

133. El Gobierno, refiriéndose a la jurisprudencia del Tribunal (en particular, Amann v. Suiza, citado supra), alegó que la declaración de la existencia de una violación constituiría en sí misma una justa satisfacción para ambos peticionarios y distinguió el presente caso de aquellos casos en los que la violación había sido declarada como resultado del uso o revelación de información personal (en particular, Rotaru v. Rumania, citado supra).

134. El Tribunal recuerda que ha concluido que la conservación de las huellas digitales y datos de ADN de los peticionarios viola sus derechos reconocidos en el Artículo 8. De acuerdo con el Artículo 46 de la Convención, corresponde al Estado demandado implementar, bajo la supervisión del Comité de Ministros, medidas apropiadas generales y/o individuales para satisfacer su deber de garantizar el derecho de los peticionarios y otras personas en su misma posición el respecto de su vida privada (véae Scozzari y Giunta v. Italia [GC], nros. 39221/98 y 41963/98, § 249, ECHR 2000-VIII, y Christine Goodwin v. Reino Unido [GC], nro. 28957/95, § 120, ECHR 2002-VI). En estas circunstancias, el Tribunal considera que la declaración de la existencia de una violación, con las consecuencias que se seguirán de ello para el futuro, puede ser considerada como constitutiva de una justa satisfacción suficiente a este respecto. De acuerdo con ello, el Tribunal rechaza el reclamo de daño moral de los peticionarios.

B. Costas y gastos

135. Los peticionarios también requirieron al Tribunal que conceda £ 52,066.25 por costas y gastos incurridos ante el Tribunal y adjuntaron documentación detallada en apoyo de su reclamo. Estos incluían las costas de un abogado (£ 15,083.12) y los honorarios de tres consejeros (£ 21,267.50, £ 2,937.50 y £ 12,778.13 respectivamente). Las tarifas horarias liquidadas por los abogados fueron las siguientes: £ 140 respecto del abogado de los peticionarios (aumentada a £ 183 a partir de junio de 2007) y £ 150, £ 250 y £ 125 respectivamente, por de los tres consejeros.

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136. El Gobierno calificó el reclamo de los peticionarios como completamente irrazonable. Alegó que las tarifas liquidadas por los abogados eran excesivas y debían ser reducidas a no más de dos tercios de lo reclamado. También argumentó que no debía concederse ninguna suma respecto de la decisión de los peticionarios de instruir a un cuarto abogado en una etapa tardía de los procedimientos en tanto ello había conducido a la duplicación del trabajo. El Gobierno concluyó que cualquier concesión de costas debía estar limitada a £ 15,000 y a todo evento, a no más de £ 20,000.

137. El Tribunal reitera que sólo las costas y gastos legales considerados como realmente efectuados y necesarios y que sean razonables en su monto son susceptibles de recupero según el Artículo 41 de la Convención (véanse, entre otros fallos, Roche v. Reino Unido [GC], nro. 32555/96, § 182, ECHR 2005-X).

138. Por un lado, las peticiones de que aquí se trata eran de cierta complejidad, en tanto requirieron su examen en una Cámara y en la Gran Cámara, incluidas varias rondas de observaciones y audiencias orales. La petición también presentaba problemas legales y cuestiones de principios importantes que requerían mucho trabajo. Especialmente requería un examen profundo del debate actual sobre la cuestión de la conservación de archivos de huellas digitales y de ADN en el Reino Unido y una extensa investigación comparada del derecho y de la práctica de otros Estados Contratantes y de los textos y documentos relevantes del Concejo de Europa.

139. Por otro lado, el Tribunal considera que la suma total de £ 52,066.25 reclamada por los peticionarios es excesiva en su monto. En particular, el Tribunal concuerda con el Gobierno que la designación del cuarto abogado en las últimas etapas del procedimiento pueden haber llevado hasta cierto punto a una duplicación del trabajo.

140. Al hacer su evaluación sobre una base equitativa y a la luz de la práctica en casos comparables, el Tribunal concede la suma de EUR 42,000 por costas y gastos, menos la suma de EUR 2,613.07 ya pagada por el Consejo de Europa por asistencia legal.

C. Intereses moratorios

141. El Tribunal considera apropiado que el interés moratorio deberá estar basado en la tasa marginal activa del Banco Central Europeo, al que deberán adicionársele tres puntos porcentuales.

POR ESTAS RAZONES, EL TRIBUNAL POR UNANIMIDAD

1. Declara que ha habido violación al Artículo 8 de la Convención;

2. Declara que no es necesario examinar separadamente la queja a tenor del Artículo 14 de la Convención;

3. Declara que la conclusión de la existencia de una violación constituye en sí misma una justa satisfacción suficiente por el daño moral sostenido por los peticionarios;

4. Declara

(a) que el Estado demandado deberá pagar a los peticionarios, dentro de los tres meses, EUR 42,000 (cuarenta y dos mil euros) por costas y gastos (inclusive cualquier IVA que pueda ser cargado a los peticionarios), que serán convertidos en libras esterlinas a la tasa aplicable a la fecha del pago, menos EUR 2,613.07 ya pagado a los peticionarios por asistencia legal;

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(b) que desde la expiración de los tres meses arriba mencionados hasta el pago se pagará interés simple sobre la suma mencionada a una tasa igual a la tasa marginal activa del Banco Central Europeo durante el período de mora más tres puntos porcentuales;

5. Desestima el resto del reclamo de los peticionarios de justa satisfacción.

Hecha en inglés y en francés, y notificada en audiencia pública en el Edificio de los Derechos Humanos, Estrasburgo, el 4 de diciembre de 2008.

i DNA alude al ácido desoxyribonucleico; es un compuesto químico que se encuentra virtualmente en toda célula del cuerpo y la información genética contenida en él, que está en la forma de un código o lenguaje, determina las características físicas y regula todos los procesos químicos en el cuerpo. Excepto en el caso de gemelos, el ADN de cada persona es único. Las muestras de ADN consisten en muestras celulares y en toda sub-muestra o muestra parcial conservada después del análisis. Los perfiles de ADN consisten en información digitalizada, que es almacenada electrónicamente en la Base Nacional de Datos de ADN junto con los datos de la persona a los que se relaciona. ii El Consejo Nuffield de Bioética es un cuerpo de expertos independiente compuesto por médicos, abogados, filósofos, científicos y teólogos establecido por la Fundación Nuffield en 1991. El presente informe fue publicado el 18 de septiembre de 2007 bajo el siguiente título: “El uso forense de bio-información: cuestiones éticas” iii Alelo es una de dos o más formas alternativas de un gen particular. Alelos diferentes pueden dar luar a diferentes formas de la característica codificante del gen (World Encyclopedia. Philip's, 2008. Oxford Reference Online. Oxford University Press). iv El derecho y la práctica en Irlanda están regidos en la actualidad por la Ley de 1990 sobre Justicia Criminal (Evidencia Forense) [Criminal Justice (Forensic Evidence) Act]. El Gobierno ha aprobado un Nuevo proyecto con vistas a extender el uso y almacenamiento de información de ADN en una base nacional de datos. El proyecto no ha sido aprobado por el Parlamento hasta ahora. v El Decreto Legislativo de 30 de octubre de 2007 que establece una base nacional de datos de ADN fue aprobado por el Gobierno Italiano y por el Senado. No obstante, el Decreto expiró sin haber sido convertido formalmente en ley por haberse detectado un error de redacción. Para 2008 se espera la emisión de una versión corregida del decreto. vi N. del T.: en el texto en inglés “discharge” (liberación de cargos), mientras que en la versión en francés de la sentencia “abandon des poursuites” (abandono de la persecución). Se ha elegido el término “sobreseimiento” en un sentido no técnico ni atado a un sistema jurídico determinado, sino más bien el el sentido de archivo o suspensión de la persecución. Véase sobre esto MAIER, Julio B. J., Derecho Procesal Penal, 2ª. Edic., Del Puerto, 1996, tomo II, ps. 84, 161.