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Historia de la Filosofía I.E.S. Séneca Historia de la Filosofía Tema 3. Platón

Tema 3. Platón. - iesseneca.net · En el Timeo o sobre la naturaleza, Platón trata de explicar el origen del mundo sensible. Considera que el mundo sensible es fruto, por un lado,

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Historia de la Filosofía

I.E.S. Séneca

Historia de la Filosofía

Tema 3. Platón

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TEMA 3. PLATÓN. INTRODUCCIÓN La obra platónica gira alrededor de un objetivo: hallar el fundamento de una sociedad justa. ¿Cómo lograr una sociedad armónica, equilibrada? ¿Cómo construir una comunidad política, donde encontremos la felicidad y la armonía? Este es el objetivo, la cúspide de la pirámide. Pero con qué material cuenta, cómo se construye este edificio. A ello Platón le antepone dos prioridades (“El material”): a) Describir la realidad. Ontología. b) Descubrir la verdad. Epistemología. Se trataría de saber qué son las cosas, cómo es la realidad y cómo nos son conocidas, para llegar a la idea de bien y justicia. Para llegar a la verdad, hay que conocer la esencia de las cosas. Quien ha alcanzado la verdad y conoce la realidad, puede saber lo que es la justicia y construir una sociedad justa. A este proyecto se le ha llamado tradicionalmente la Teoría de las Ideas. Pero esta sociedad justa, la componen ciudadanos que requieren una Educación. La educación se hace necesaria para dotar de unos gobernantes adecuados, capaces de conocer el Bien, la justicia, y la verdad. Es el requisito imprescindible para los gobernantes. Así pues la Teoría de las Ideas, ontología, epistemología y educación hará posible una sociedad justa. El texto que nos ilustrará este recorrido es el Mito de la Caverna. ¿Qué nos va a decir este texto eterno?:

a) La existencia de “dos mundos opuestos”, a saber el cambiante, falso, engañoso y caduco de los sentidos. Otro mundo es el que rige la razón, la comprensión los conceptos o ideas que nos conducen a la verdad.

b) Los sentidos nos atrapan, los humanos nos dejamos llevar por el cuerpo. Para Platón esos son “las cadenas” que debemos liberarnos y ascender del fondo cavernoso, hacia el exterior y contemplar las “cosas en sí”.

c) Este proceso de salida se llama “educación”. d) Los seres se pueden clasificar en sombras, imágenes, objetos y el sol. e) ¿Qué es lo que causa todo lo material? Platón nos dirá: las Ideas. f) El político tiene una misión. (¿“Imposible”?

1. El dualismo ontológico: su doctrina sobre la realidad.

Platón heredó de la filosofía anterior la problemática respecto a lo que es real y lo que no lo es y de ella surgen dos visiones diferentes de la realidad: Heráclito y Parménides. Los heraclíteos sostenían que en el mundo todo estaba en constante devenir. El cambio, ni por un instante, dejaba de producirse y nada es la misma cosa en dos instantes seguidos. La consecuencia de esta doctrina era que no podía haber conocimiento de este mundo puesto que el propio conocimiento va cambiando conforme cambiaba su objeto de estudio. El conocimiento verdadero sólo es posible teniendo un objeto estable y permanente. Por otro lado, Parménides había dicho que esa realidad permanente existe y que Aristocles, más conocido como

Platón (427 – 347 a.C.)

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sólo puede ser descubierta por la actividad de la mente y no por los sentidos que nos muestran una realidad cambiante y perecedera. Platón considera que estas dos visiones de la realidad son ambas verdaderas; Heráclito vio una realidad múltiple y cambiante y Parménides vio una realidad única y eterna. La solución a esta aparente contradicción es que para Platón existen dos realidades: una realidad que se capta a través de los sentidos (plural, cambiante y aparente) que él llamará Mundo Sensible o visible y una realidad captable a través de la razón (única, permanente y esencial) que será el Mundo Inteligible o invisible. De esta forma, Platón realiza la primera síntesis de la historia de la filosofía, síntesis entre Heráclito y Parménides. MUNDO INTELIGIBLE (INVISIBLE). La teoría de las Ideas es el núcleo central de la filosofía platónica. El punto de arranque de esta teoría está en el legado de Sócrates consistente en que existen principios morales absolutos (frente al relativismo de los sofistas), y la posibilidad del conocimiento científico (frente al escepticismo de los sofistas). Hablamos y pensamos que hay cosas bellas, buenas y justas pero también que existe el BIEN, la BELLEZA y la JUSTICIA en sí mismas, al margen de las cosas concretas que vemos, sentimos o pensamos. Es decir, además de las cosas existen Ideas o Formas. El término Idea es una traducción del término griego eídos que significa modelo o patrón. Estas Ideas no son conceptos, no son construcciones mentales, objetos sin existencia aparte del pensamiento que las piensa, sino que son Realidades que existen con independencia de las cosas. Más aún, son la verdadera realidad, únicas, inalterables y sólo captables por el entendimiento. Por ejemplo, una cosa es bella gracias a la Idea de Belleza. A cada una de las cosas del mundo sensible le corresponde una Idea en el mundo inteligible, ya que las Ideas son los modelos de la realidad y las cosas concretas y particulares son meras copias. Esto conlleva a admitir tantas Ideas como clases de cosas concretas haya. El mismo Platón someterá su propia teoría a crítica en los diálogos de vejez. Para comprender mejor la teoría de las Ideas vamos a considerar rápidamente los distintos argumentos en los que parece haberse apoyado:

1. Argumento derivado del conocimiento. El conocimiento y la ciencia (conocimiento universal y necesario, inmutable) existen y han de tener un objeto, luego ese objeto existe. Este objeto no pueden ser las cosas concretas y particulares que conocemos a través de los sentidos, ya que éstas se encuentran en perpetuo estado de cambio, mientras que los objetos de la ciencia deben ser permanentes. Tiene que haber realidades eternas e inmutables, que son el objeto de estudio de la ciencia y a las que llamaremos Ideas. Tiene que haber un objeto necesario, universal e inmutable de la ciencia. El ejemplo nos lo dan las matemáticas. Los teoremas de geometría son válidos universalmente; el teorema de Pitágoras es válido para cualquier triángulo.

El ejemplo más destacado es el de las matemáticas: ningún triángulo particular que tracemos es perfecto, pero cuando estudiamos las propiedades del triángulo, lo hacemos del triángulo perfecto; luego los objetos de las matemáticas deben existir, si bien no en el mundo físico.

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2. Argumento de la «unidad de lo múltiple». Ningún sujeto particular equivale, en absoluto, a su predicado general, ya que el predicado posee mayor extensión que el sujeto. Por ejemplo, cuando decimos “Sócrates es hombre”, el predicado “hombre” incluye a muchos más individuos aparte de Sócrates. Resulta así que existirá cierta realidad exterior e independiente de las cosas particulares, predicable del mismo modo de todos los individuos correspondientes. Tal unidad de la pluralidad, que es eterna y separada de ésta, recibe el nombre de Idea. En el lenguaje hay una estructura interna subyacente, cuando formulamos juicios, Sócrates es hombre, Platón es hombre. A una pluralidad de sujetos le pertenece una propiedad. Tal unidad es una Idea.

Argumento del conocimiento de lo universal. Cuando pensamos “hombre”, nuestro pensamiento tiene un objeto al que no afecta la destrucción de ningún hombre particular, de un conjunto de hombres particulares o de todos los hombres. Luego ese objeto es independiente de los individuos particulares y recibe el nombre de Idea. Cuando atribuimos un predicado, pensamos en un núcleo de significado, referido a una pluralidad de sujetos. Así hablamos de humanidad, o justicia. Este conocimiento es de una Idea

Así pues, el verdadero ser (esencia) está constituido por la realidad inteligible (Ideas) ya que éstas son la causa no física del mundo físico. Y en eso consiste básicamente la teoría de las Ideas de Platón, en afirmar que existen entidades inmateriales, absolutas, inmutables, eternas y universales independientemente del mundo físico. Por ejemplo, la justicia en sí, la bondad en sí, el hombre en sí... de ellas derivan su ser (esencia) todo lo justo, todo lo bueno, todos los hombres, ... que hay en el mundo físico. Por tanto, ellas son las causas absolutas y razones últimas y supremas de todas las cosas sensibles.

Para Platón, las Ideas no son un conglomerado inconexo de esencias, sino que constituyen un sistema organizado y ordenado jerárquicamente en el que las Ideas inferiores implican las superiores. Todas las Ideas se ensamblan y coordinan en una gradación jerárquica en cuya cúspide se encuentra la Idea de Bien. El bien, como Idea primera, como principio supremo, es expresión del orden, del sentido y la inteligibilidad de todo lo real.

Platón compara la Idea de Bien con el Sol (“símil del Sol”). «Dos son los que reinan, uno en el ámbito de lo visible, otro en el ámbito inteligible». De la misma manera que el Sol no sólo hace visibles las cosas del mundo sensible, sino que además les da su posibilidad de ser, la Idea de Bien hace inteligibles los objetos del mundo inteligible y les da existencia (bien como causa ontológica y epistemológica de las Ideas).

En definitiva, lo que hace Platón es dotar de un valor ontológico a los universales perseguidos por Sócrates y aunque resulte extraña la idea de un mundo fuera del espacio y del tiempo

“lleno” de Ideas hay, de hecho, en el pensamiento corriente de nuestro tiempo, reproducciones de las Ideas platónicas. Si se les preguntase a quienes las emplean, negarían que tengan en la mente conceptos semejantes; pero, en realidad, una cantidad

Símil del sol

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sorprendente del pensamiento cotidiano se conduce como si hubiera entidades inmutables y reales correspondientes a los términos generales que usamos. Por ejemplo, en ciencia tenemos las leyes de la naturaleza y, aunque ahora se tiende a ver su carácter meramente probabilístico, éstas eran tratadas como si existieran aparte de los acontecimientos en que se manifiesta, acontecimientos que, naturalmente, nunca son del todo uniformes ni se repiten con exactitud. Además, sin la fe en que las mismas leyes operaran mañana como han operado hoy, la ciencia no progresaría. MUNDO SENSIBLE (VISIBLE).

El mundo sensible es la segunda clase de realidad, es la realidad que perciben los sentidos, es engendrada, está en continuo devenir y es sólo copia imperfecta de la primera realidad. En el Timeo o sobre la naturaleza, Platón trata de explicar el origen del mundo sensible. Considera que el mundo sensible es fruto, por un lado, de la necesidad propia de la materia originaria, caótica e informe y, por otro, de las Ideas que actúan como modelos. La concurrencia del primer elemento explica lo que en el mundo sensible hay de imperfección; la concurrencia de las Ideas explica cuanto en el mundo hay de orden, razón y belleza. Ahora bien, ¿qué principio lleva a cabo el proceso de configuración del mundo sensible según el arquetipo de las Ideas? Platón recurre a tres causas para explicar la producción del mundo sensible:

1. El demiurgo. El orden de la naturaleza proviene de una inteligencia ordenadora (influencia de Anaxágoras). 2. La materia. El demiurgo actúa sobre una materia eterna, caótica, que Platón llama de muchas maneras (utilizando distintas metáforas). Por ejemplo, la llama espacio; pero el “espacio” al que se refiere Platón no es el espacio geométrico y vacío, sino el sustrato material informe, caótico, a partir del cual el demiurgo ha ordenado (no creado) el cosmos. Este sustrato no es inerte, ni estático, sino que tiene movimiento desde siempre, pero un movimiento desordenado, caótico. Así pues, la chora es el sustrato material informe, dotado de movimientos caóticos a partir del cual se ha construido el mundo.

3. Las Ideas. Todo ser inteligente que construye o fabrica algo (y el demiurgo es el fabricante del universo) lo hace de acuerdo con un plan o modelo. La función del demiurgo es plasmar las esencias o Ideas en la materia lo mejor posible. Si el universo no es totalmente perfecto, es porque la materia introduce siempre un factor de desorden e indeterminación (imperfección). En este punto del tema se hace necesario explicar ¿Qué relación hay entre las Ideas y las

realidades individuales del mundo físico? En sus escritos, Platón ha recurrido a dos términos para caracterizar tal relación: a) Los seres sensibles particulares imitan a las Ideas. b) Los seres sensibles particulares participan de las Ideas correspondientes.

La imitación pone el acento en que las Ideas son modelos o paradigmas que las cosas pretenden imitar, a las que quieren igualarse (ser como ellas) sin conseguirlo nunca. Así, las

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Ideas vienen a ser los ideales que no llegan a cumplirse perfectamente en el ámbito de lo sensible. Para Platón, el verdadero ser o esencia está en la realidad inteligible, llamadas Ideas. Son unas entidades inmateriales, absolutas, inmutables, eternas y universales, independientes del mundo físico, y son la causa o modelo del mundo físico. Las Ideas constituyen un sistema organizado y ordenado jerárquicamente. En primer lugar estaría la Idea de Bien, posteriormente, las Ideas morales como justicia o belleza. Luego vendrían la Ideas que determinan relaciones entre seres, Igualdad- Diferencia, unidad-dualidad: Después figuras geométricas como la triangularidad. Vendrían las cosas naturales como caballo u hombre, y finalmente cosas fabricadas, como mesa o casa. La Idea de Bien sería el principio rector de todas las cosas en tres sentidos:

a) Fundamento ontológico: lo compara con el Sol. Lo que existe en el mundo sensible, es por el sol, lo que hace posible el mundo inteligible es el Bien.

b) Epistemólogico. Es lo que hace posible el conocimeinto de los objetos sensibles. c) Ético-político. Que haya una buena y justa ciudad pasa poe el conocimento de la idea

de Bien.

2.- El dualismo epistemológico: dóxa y epistéme.

A) Relación epistemología-ontología.

Como hemos visto, la ontología platónica (su concepción de la realidad) es radicalmente dualista: están, de una parte, las Ideas que son la realidad auténtica, lo verdaderamente real, y de otra, los seres físicos, cambiantes y corruptibles. Pues bien, a esos dos niveles de realidad corresponderán dos niveles en el conocimiento, como vamos a ver. Para los griegos, en general, los grados de realidad determinan los grados de inteligibilidad, es decir, establecen como principio general del conocimiento que el conocimiento es proporcional al ser, de modo que sólo lo que es máximamente ser resulta perfectamente cognoscible; a menor grado de ser menor grado de conocimiento científico y verdadero de las cosas. El no-ser es absolutamente incognoscible.

CONOCIMIENTO

RAZÓN

LA UNIDAD

INTELIGIBLE

REALIDAD

LO PERMANENTE

LA ESENCIA

SENTIDOS

LAS APARIENCIAS

SENSIBLE LO CAMBIANTE

LA PLURALIDAD

EPISTEMOLOGÍA ONTOLOGÍA

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B) La epistemología platónica. Platón, como su maestro Sócrates, creía en el conocimiento absoluto y verdadero de la realidad, frente al relativismo de Protágoras y el escepticismo de Gorgias. Sócrates tenía la convicción de que la conducta ética se ha de basar en el conocimiento y, asimismo, la de que este conocimiento debe ser un conocimiento de valores eternos, no sujetos a las variables y cambiantes impresiones de los sentidos o de la opinión subjetiva, sino idénticos para todos los hombres y en todos los tiempos. Siguiendo a su maestro, Platón intenta refutar las opiniones falsas. En su diálogo Teeteto, Platón se exige la tarea de combatir la teoría de Protágoras sobre el conocimiento como mera percepción sensible y su tesis de que lo que a cada cual le parece verdadero es la verdad para él. Platón rechaza ambas tesis. El conocimiento debe ser de lo que es y, por tanto, tiene que ser infalible. El conocimiento sensible tiene como objeto lo cambiante y perecedero, el mundo de las apariencias. Y así, las cosas no son sino que devienen (no cumple con el primer requisito). Si la realidad depende de la percepción que yo tenga de la realidad, entonces es imposible el segundo requisito. La verdad será lo que yo perciba. Y, entonces, ¿por qué vamos a las clases de Protágoras, por las que obtiene pingües beneficios, si nadie es más sabio que nadie? Platón acepta de Protágoras la creencia en la relatividad de los sentidos y de la percepción sensible, pero no admite un relativismo universal; al contrario, el conocimiento verdadero existe y es alcanzable pero no puede estar sujeto a toda clase de influencias momentáneas tanto en el sujeto como en el objeto.

C) Ciencia y opinión: los grados del conocimiento.

Más arriba hemos afirmado que el conocimiento es proporcional al ser. Pues bien, para Platón1 entre el ser (Ideas) y el no-ser se encuentra una realidad intermedia: «el mundo sensible». Éste es una mezcla de ser y no- ser, y por eso está sujeto al cambio y al devenir. Si al ser corresponde un conocimiento verdadero (epistéme) y al no ser la ignorancia, a esta realidad intermedia (lo sensible) corresponderá un conocimiento intermedio entre ciencia e ignorancia: un conocimiento que no es conocimiento propiamente dicho (ciencia) y que llamamos opinión (dóxa); se trata de un conocimiento inestable y caduco (como la realidad a que corresponde). Tenemos, por tanto, el conocimiento de la ciencia (epistéme) y el conocimiento de la opinión (dóxa). Según Platón, los sofistas se movían en este segundo tipo de saber. En República, Platón especifica que tanto la opinión como la ciencia poseen dos grados distintos, que corresponden a dos grados de realidad, de ser. Se trata del famoso pasaje del libro VI: el «símil de la Línea»; también aborda el tema en otro celebérrimo pasaje del libro VII: el «sito de la caverna». De esta manera, al grado supremo de ser (Ideas) corresponde el grado supremo de conocimiento (Dialéctica2), y todas las demás ciencias y artes quedan reducidas a medios preparatorios, propedéuticos, para ascender a esta cumbre, que es la propia de los filósofos. Platón opone la dialéctica (método científico-

1 Con ello intenta salvar la conclusión a que había llegado Parménides, a saber, que el movimiento es ininteligible y por tanto falso, ilusorio. 2 La ciencia para Platón es una ascensión del alma hacia la verdad y hacia el Bien.

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racional que aspira a la demostración de la verdad) a la retórica de los sofistas, que sólo pretendían la persuasión.

GRADOS DE CONOCIMIENTO

CONOCIMIENTO SENSIBLE CONOCIMIENTO INTELIGIBLE

OPINIÓN (DÓXA) CIENCIA (EPISTÉME)

Conjetura Creencia Pensamiento discursivo Intelección pura

EIKASÍA PÍSTIS DIÁNOIA NÓESIS (Conocimiento (Física) (Matemáticas) (Dialéctica) engañoso) |______________|______________________|______________________________|____________________________________________| Sombras e Cosas y objetos Objetos matemáticos IDEAS (Bien) imágenes sensibles sensibles de las cosas MUNDO SENSIBLE (VISIBLE) MUNDO INTELIGIBLE (INVISIBLE)

GRADOS DE REALIDAD

Los hombres comunes se detienen en los primeros grados de la primera forma de conocer, en el opinar. Los matemáticos se elevan hasta la diánoia, pero sólo los filósofos acceden a la nóesis (pensamiento puro) y a la ciencia suprema (dialéctica). Aunque los objetos matemáticos pertenecen al mundo inteligible, el alma (psiqué) aún se sirve de imágenes (objetos del mundo sensible) a modo de hipótesis para llegar a comprenderlos (por ejemplo, las figuras que se dibujan en las demostraciones geométricas). Sin embargo, en el filósofo, el intelecto y su intelección, dejando de lado las sensaciones y todos los elementos ligados a lo sensible, captan, con procedimientos intuitivos, las Ideas puras y sus vínculos de implicación y exclusión, elevándose de Idea en Idea hasta llegar a captar la Idea suprema (bien). Este procedimiento mediante el cual el intelecto avanza o se mueve de Idea en Idea constituye la dialéctica; por eso el filósofo es un dialéctico, es decir, el que es capaz de conocer el verdadero ser, la verdad suprema: la captación intelectiva del Mundo Ideal, su estructura, jerarquía y relación entre las Ideas. Y en tanto que mediante la dialéctica llegamos a conocer las cosas por sus razones supremas de ser y pasamos de la opinión y de la diánoia a la nóesis o conocimiento verdadero, la dialéctica es una liberación de las servidumbres y cadenas de lo sensible.

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LA DIALÉCTICA PLATÓNICA. Dialéctica, proviene de Dialektike, un adjetivo referido al sustantivo “Techné” que se traduce por “técnica” o “arte”, que significa saber hacer. Platón usa el verbo “dialogar”, “discutir”, como Dialesthai en la forma sustantivada “to dialegesthai”, como sinónimo de “Dialektike” como saber usar el arte de la discursión. Para Platón, es el principal método de pensamiento y de indagación filosófica. El contexto donde procede es la práctica pública, de tomar decisiones políticas. Tras extensas discursiones, en las que se rivalizaban tesis contrapuestas se llegaban a un punto final. Tenía el mismo procedimiento que se seguía en la práctica judicial. Platón retoma la práctica socrática del diálogo, pero cambiando la pregunta inicial. Sócrates preguntaba ¿qué entiendes cuando se habla de belleza, justicia?. Se solicitaba una opinión y se seguía una inadecuada e inconsciente respuesta por parte del interlocutor. Platón en cambio, partía de la pregunta ¿qué es la verdad en la justicia, la belleza, etc.? Se seguía un discurso relativo a la esencia objetiva (Idea) del objeto estudiado. El camino lo expone Platón en el libro VI y VII de La República. El método dialéctico tiene dos partes. Primero, tiene un movimiento ascendente, tal como lo expone en el Símil de la línea. Se parte de un nivel hipotético, hasta captar la verdad. La Dialéctica pone en movimiento, a partir de discursiones, hasta alcanzar un nivel de comprensión o descripción de la Idea en cuestión, que sea irrefutable, o más difícil de refutar. Posteriormente, hay un segundo movimiento descendente, para asegurar que estos conocimientos alcanzados, constituyen normas reguladoras. Este sería el sentido ético-político. Así la Dialéctica, se constituiría en una ciencia de uso de los saberes y valores en el ámbito ético-político. Un ejemplo práctico lo podemos encontrar en la geometría con el concepto de tangente, o en el ámbito ético con la justicia. Las cosas al ser interrogadas producen paradojas, por ejemplo, ¿cómo una cosa puede ser grande y pequeña? Tomemos por caso un perro en relación a una rata o una ballena. La Dialéctica sería el proceso que no se quedaría en los meros datos de los sentidos y trataría de llagar a la verdad. Para ello Platón propone un programa educativo, con materias en varios niveles. En último término se conocería la esencia. El proceso es gradual, y se buscarían contradicciones. El plan de Platón sería llevado a cabo en n total de 20 años. Primero habría una selección de alumnos, posteriormente estudiarían materias como aritmética, geometría, astronomía y armonía. Como culminación a estos estudios, se dedicarían a la tarea práctica de gobernar para alcanzar una sociedad justa, presidida por la Justicia y la Idea de Bien.

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El SÍMIL DE LA LÍNEA, en definitiva, intenta explicar el largo recorrido que debe realizar el alma hasta llegar a la contemplación de la luz y la verdad. El aprendizaje es un esfuerzo que debemos hacer hasta llegar a la verdadera realidad. La liberación de las cadenas no es fácil, así como no es fácil pasar de las tinieblas a la luz (conexión con el MITO DE

LA CAVERNA). Por esa razón, el conocimiento no puede darse todo a la vez; es preciso que el prisionero aprenda poco o poco ya que un exceso de conocimiento y de realidad lo cegaría.

De esta manera, se hacen necesarios dos requisitos:

1. Un plan de estudios, es decir, los distintos grados de conocimiento por los que debe pasas el prisionero hasta llegar a lo que es. Recordemos que los grados del conocer son proporcionales a los distintos grados de realidad contemplados por el prisionero liberado.

2. El educador que guíe al prisionero, sólo puede ser aquel que ya ha contemplado la verdadera realidad, el dialéctico (en el sentido platónico del término). Su misión será “hacer girar el alma para que mire donde merece la pena mirar”. Este es el sentido de la educación en Platón ya que sólo se puede tener verdadero conocimiento de lo que es sumamente real.

Este tema es fundamental en la filosofía platónica, sobre todo por la constitución de un sistema político como República. La selección de los distintos grupos dentro del sistema ideal se llevará a cabo a partir de la educación. Así, algunos hombres no consiguen liberarse de sus ataduras sensibles y se quedan en el interior de la caverna (artesanos y productores); otros, consiguen superar el abismo que separa la realidad sensible de la inteligible y se quedan en el conocimiento matemático (los guerreros); y, por último, el filósofo que llega a la cúspide de la realidad y, por tanto, del conocimiento. El filósofo será el único capaz de regresar al interior de la caverna para guiar la polis, teniendo siempre presente el Bien y la Justicia necesaria para proporcionar la felicidad a los ciudadanos

Mito de la Caverna

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D) La doctrina de la anámnesis (reminiscencia). En la explicación de la estructura de la realidad hemos visto que Platón trataba de «tender un puente» entre las Ideas y los seres sensibles, recurriendo a las nociones de participación e imitación. Los seres sensibles imitan a las Ideas, tratan de aproximarse a ellas, si bien sólo lo consiguen de un modo deficiente. Pues bien, también en el ámbito del conocimiento Platón trata de «conectar» el conocimiento sensible con el conocimiento racional. Puesto que los seres sensibles son imágenes (imperfectas) de las Ideas, la visión de los seres sensibles puede suscitar el recuerdo de las Ideas, del mismo modo que al contemplar un retrato de una persona conocida, se suscita en nuestra mente el recuerdo de ella. Por esto Platón afirma en distintos diálogos que aprender es recordar. Esta teoría platónica se denomina teoría de la reminiscencia o de la anámnesis3. Por tanto, los seres sensibles suscitan el conocimiento pero no lo producen. El alma es despertada por las impresiones de los sentidos, y así puede volver a reconstruir sus anteriores conocimientos mediante el raciocinio, superando las imágenes y desprendiéndose de la cárcel del cuerpo a través de la práctica de la virtud a que conduce el conocimiento de la Idea de Bien.

3. El dualismo antropológico.

A) El planteamiento del alma en el pensamiento griego. En el pensamiento griego el problema del alma se plantea de manera muy distinta a como se plantea en la actualidad. Ningún filósofo griego negó la existencia del alma; para éstos el problema fundamental no es la existencia del alma sino su naturaleza (material/inmaterial, mortal/inmortal...). Por el contrario, para el pensamiento actual el problema fundamental no es la discusión de la naturaleza del alma sino la cuestión misma de su existencia. La noción de alma en el pensamiento griego está vinculada a dos hechos distintos, aunque relacionados entre sí:

1. La vida. El alma sería el principio de la vida, aquello por

lo cual estamos vivos (lo que nos “anima”, lo que nos da la vida). El alma sería aquello que abandona al cuerpo cuando se produce la muerte. Es lo que desde la tradición judeo-cristiana se podría traducir como “alma”.

2. Al conocimiento intelectual. El hombre se ha distinguido siempre de otros animales

por su capacidad de reflexión, por poseer entendimiento y razón. El alma sería, así, el principio de conocimiento racional.

3 La palabra griega anámnesis significa recuerdo. Obviamente esta doctrina supone que el alma posee en sí misma el conocimiento de las Ideas, conocimiento que «olvida» al encarnarse en un cuerpo. Ya estudiaremos cómo Platón en Fedro recurre al mito del «carro alado» para explicar cómo el alma conoce las Ideas antes de su entrada en el cuerpo, y por qué llega a entrar en él.

Platón y Aristóteles Detalle del famoso cuadro de Rafael

«La escuela de Atenas»

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Estas dos concepciones del alma4 pueden ser denominadas, respectivamente, concepción «aristotélica» y concepción «platónica». No obstante, en la filosofía griega nunca se dio una separación radical y total entre ambos modos de considerar el alma. Platón no dejó de lado la función vital del alma, y Aristóteles tampoco dejó de relacionar el conocimiento intelectual con ella.

B) La naturaleza del alma en Platón. El dualismo establecido por Platón entre el Mundo sensible y el Mundo de las Ideas se traduce, en el caso de su antropología, en un neto dualismo entre cuerpo y alma. En el pensamiento platónico el hombre se concibe como un compuesto de dos realidades: el cuerpo y el alma. La teoría pitagórica sobre la inmortalidad y la transmigración de las almas (metempsícosis) está muy presente en su reflexión filosófica. Según Platón, el alma es de naturaleza espiritual, divina e inmaterial, por lo que pertenece al Mundo inteligible (al Mundo de las Ideas), al que se siente impulsada por su propia naturaleza. El auténtico destino de las almas consiste en la contemplación, en el conocimiento de las Ideas inmutables. Al ser entendida como principio (origen) de conocimiento intelectual, y no como principio vital, Platón tuvo siempre la convicción de que el alma es inmortal y de que existía una vida después de la muerte. Platón aborda en Fedón el problema de la inmortalidad del alma. Entre sus argumentos destacan los siguientes:

1. El que se refiere a LA REMINISCENCIA. Según Platón el conocimiento verdadero de las cosas no puede venir de las cosas (sensibles) mismas. ¿Por qué? Porque el conocimiento verdadero es el conocimiento de los principios permanentes que cumplen las cosas y les hacen ser lo que son: el conocimiento de la esencia y de su auténtica naturaleza. Y este conocimiento no puede venir de las cosas sensibles (que son y no son, que cambian) sino que tiene que proceder de un conocimiento anterior a ellas. Por eso todo conocimiento, para Platón, es recordar: las cosas sensibles nos traen el recuerdo, la reminiscencia de las Ideas perfectas (la esencia), sin las que nuestros juicios serían imposibles. Conocer es reconocer. Eso quiere decir que el alma ha preexistido al cuerpo, y, por tanto, es natural que le sobreviva después de la muerte.

2. NATURALEZA AFÍN ENTRE EL ALMA Y LAS IDEAS. Si el alma humana es capaz de conocer las

esencias inmutables y eternas de las cosas, tiene que poseer una naturaleza afín (similar) por eso serán inmortales inmortales (simples5, eternas e inmutables).

3. ARGUMENTO ÉTICO. Si el cuerpo y el alma se destruyen con la muerte, aquellos que no

han dominado las pasiones y deseos inmoderados de su cuerpo y han cometido 4 Si se entiende el alma como principio vital, se entiende fácilmente que exista una estrecha conexión entre el alma y el cuerpo (el alma es lo que hace vivir al cuerpo), pero resulta muy difícil encontrarle sentido a la inmortalidad: ¿para qué un alma separada del cuerpo si su papel es hacer que el cuerpo viva? Pero si se adopta una concepción del alma como principio de conocimiento racional sí tiene sentido plantear el tema de su inmortalidad, pero resultará difícil explicar de manera satisfactoria la unión entre el cuerpo y el alma. En este segundo caso se encuentra Platón. 5 Sólo se corrompe lo que está compuesto de partes.

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maldades, quedan “perdonados”, al morir. De esta manera, el bien y el mal quedarían sin premio y sin castigo, lo que sería claramente injusto. Por lo tanto, es necesario que el alma sea inmortal (ya que algunos no reciben su premio o castigo en esta vida).

C) La naturaleza del cuerpo y la relación cuerpo-alma en Platón.

El cuerpo, la otra realidad que forma el compuesto que llamamos ser humano, es de naturaleza material y pertenece, por lo tanto, al mundo sensible, donde habitan las cosas cambiables, mortales y caducas. Éste es la raíz de todo mal, porque crea necesidades al alma y le impide buscar la verdad. Es el origen de los amores alocados, las pasiones, las enemistades, las discordias (que impulsan a las guerras), los temores, las enfermedades... así como de las distintas ignorancias. Así pues, queda claro que para Platón el cuerpo no es el receptáculo adecuado para el alma, antes al contrario: es su tumba y su cárcel (un lugar de expiación). Mientras tengamos cuerpo estamos como muertos, porque somos fundamentalmente alma, y mientras ésta se halle en un cuerpo está como en una tumba. El cuerpo es una pesada carga de la que tiene que liberarse poco a poco (purificación) para poder acceder a la contemplación de las Ideas. El alma es superior al cuerpo; es quien lo anima y mueve, ya que éste es de por sí inanimado (sin vida). La vida humana comienza cuando el alma cae al cuerpo transmitiéndole, así, la vida. En Fedro, un diálogo, Platón explica en forma de mito la causa del descenso de las almas hasta los cuerpos: Originariamente las almas están próximas a los dioses y en compañía de éstos vivían una vida divina. Platón describe la cabalgata celeste de las almas como una serie de carros tirados por caballos alados, que avanzan velozmente con movimiento circular por las once esferas de los cielos, precedidos de los dioses. Su meta consiste en llegar periódicamente, junto con los dioses, a la cumbre del cielo: lo suprasensible (el mundo de las Ideas) o, como lo llama Platón, la «Llanura de la Verdad». En el mito aparece el alma como un carro alado tirado por dos caballos y conducido por un auriga (conductor). Los dos caballos de las almas humanas pertenecen a razas distintas: uno es bueno y dócil (el de color blanco) y el otro malo y desobediente (el de color negro), por lo que se hace difícil conducirlos al auriga. Para nuestras almas resulta una empresa difícil llegar a contemplar el Ser (las Ideas), que está más allá del cielo, y apacentarse en la «Llanura de la Verdad», sobre todo a causa del caballo negro (de raza malvada) que tira hacia abajo. Ocurre por ello que, a veces, algunas almas llegan a contemplar el Ser (mundo de las Ideas) y continúan viviendo junto a los dioses, mientras que otras no llegan a alcanzar la «Llanura de la Verdad» porque se amontonan, se apiñan y, sin lograr ascender por la cuesta que conduce hasta la cumbre del cielo, chocan entre sí, se pisotean, ... iniciándose una riña en la que se rompen las alas y, al perder la capacidad de sustentación, estas almas caen a la tierra y quedan encarceladas en un cuerpo, y se inicia la vida humana. Queda claro, pues, que la unión cuerpo-alma es un estado accidental y transitorio, como la unión de un jinete y su caballo o un piloto y su nave. Y no sólo se trata de un estado accidental, sino también, y más radicalmente, antinatural, porque el lugar propio (natural) del alma es el Mundo suprasensible de las Ideas, y su actividad más propia (natural) la

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contemplación de las mismas. De ahí que mientras el alma permanezca unida al cuerpo su tarea fundamental sea purificarse (para que «le vuelvan a salir las alas») que es tanto como oponerse al cuerpo y sus demandas, que es de donde vienen todas las impurezas. ¿Cuál es el significado de la descripción que Platón hace del alma como un carro alado tirado por dos caballos y conducido por un auriga? El radical dualismo antropológico, descrito por Platón, que no reconoce al alma más función esencial que el conocimiento racional, mientras que atribuye al cuerpo todas las tendencias perturbadoras y conflictivas (pasiones, deseos, placeres...). Los deseos, las tendencias y las pasiones son también fenómenos psíquicos (mentales) y no solamente corporales. El conflicto, por tanto, no es exclusivamente cuerpo-alma, sino un conflicto interior, del alma consigo misma. Platón se dio cuenta de esto, y por eso adoptó una concepción más compleja del alma, distinguiendo en ellas tres partes. Estas tres partes, que debemos entenderlas como funciones (es decir, como actividades particulares) y no como partes materiales, son:

1. ALMA O PARTE RACIONAL (RAZÓN). Representada en el mito por el auriga (conductor). Es la parte más noble y elevada. Su actividad principal consiste en contemplar las Ideas y en guiar y dirigir a las otras dos partes. Se sitúa o localiza en el cerebro. Es inmortal.

2. ALMA O PARTE IRASCIBLE (ÁNIMO). Representada en el mito por el caballo bueno, dócil y hermoso, que se deja conducir con facilidad. Simboliza el valor, la fortaleza y la voluntad; es la fuente de las pasiones o tendencias nobles que hay en todo hombre (valor, esperanza, ambición, docilidad...). Está localizada en el tórax. Al ser una función anímica relacionada con el cuerpo, se trata de una parte mortal del alma.

3. ALMA O PARTE CONCUPISCIBLE (APETITO). Representada en el mito por el caballo negro, malo, feo, pesado y contrahecho, difícil de guiar. Simboliza los deseos y pasiones sensibles desmesurados; es la fuente de los apetitos groseros (el sensual) y de los instintos (como el de conservación) que arrastran al hombre hacia los placeres corpóreos. Está localizada en el abdomen y también es mortal.

D) El destino último del alma. Platón aborda la cuestión del destino de las almas en el «Mito de Er», expuesto en el libro X de República. Tras la muerte (alma separada/liberada del cuerpo) el alma se somete a juicio ante las diosas Moiras (diosas del destino). Caben dos opciones:

1. Si ha llevado una vida sensitiva y desordenada, las diosas le indican que tiene que elegir un nuevo cuerpo en el que encarnarse. En esta elección reside un gran peligro para el hombre: muchos eligen un destino que les parece radiante, y luego pueden comprobar que es algo terrible. En todo caso, como la decisión es nuestra, somos nosotros, y no los dioses o el destino, los responsables de lo que hagamos. Lo importante es que la razón domine las pasiones y así pueda, en sucesivas encarnaciones, llegar a la contemplación de la verdad (Ideas).

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2. Si, por el contrario, ha llevado una vida racional y ordenada, su premio será permanecer feliz en el mundo de las Ideas. Con todo, el premio ultraterreno tiene una duración limitada6. Quizá por influencia de la mística pitagórica del número diez, Platón mantiene que la vida ultraterrena de las almas duraría un máximo de mil años, esto es, diez veces más del tiempo máximo que otorgaba a la vida terrena (cien años). Una vez transcurrido estos mil años, las almas deben volver a encarnarse.

4. Ética y política platónicas.

4.1. La Ética en Platón.

A) Platón frente a los sofistas: virtud y felicidad. El fundamento de la ética platónica es, sin duda, la doctrina moral de Sócrates, centrada en el cultivo y cuidado del «hombre interior» y en la convicción de que los conceptos morales pueden ser fijados racionalmente mediante definiciones rigurosas. Platón radicaliza esta convicción socrática, atribuyendo a estos conceptos morales (la justicia en sí, la bondad en sí…) el estatuto de Ideas, cuya realidad y validez objetiva es independiente de las opiniones que cada cual pueda tener acerca de ellas.

Si el hombre es esencialmente su espíritu, su alma, es lógico que la virtud (excelencia) haga referencia específica al conocimiento, a la sabiduría. No obstante, Platón se hace cargo radicalmente de que el hombre no es una inteligencia pura, sino que consta de un alma unida a un cuerpo material, que busca el placer, por lo que la virtud tendrá también a éste como referente. El planteamiento sofístico, según Platón, es erróneo porque parten de una concepción sesgada de la naturaleza humana, ya que se olvida de su elemento fundamental, la razón, concluyendo así que la virtud (excelencia) consiste en el dominio del más fuerte y la búsqueda del placer, puesto que son las únicas dos leyes morales de carácter natural.

Platón mantiene que solamente un hombre virtuoso (excelente) puede ser feliz. Esta vida feliz se conseguirá armonizando, en una vida virtuosa, placer y sabiduría. La realización de esta mezcla armoniosa y medida de placer y sabiduría es labor de la razón, que es la verdadera esencia del hombre y, por lo tanto, la que debe regir su conducta. Y lo debe hacer porque es ella la que es capaz de contemplar (conocer) la Idea de Bien que es norma suprema y objetiva de toda ordenación moral.

6 Queda claro, pues, que para los griegos el ciclo temporal del desenvolvimiento de la Physis es eterno, circular (no tiene principio ni fin).

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Así pues, para Platón, la virtud, es decir, la actividad excelente del alma, consiste, fundamentalmente, en dos cosas:

1. LA VIRTUD COMO ARMONÍA. El alma virtuosa es aquella en que conviven armónicamente sus tres partes, como resultado del sometimiento de las otras dos a los dictados de la razón.

2. LA VIRTUD COMO PURIFICACIÓN. Para Platón, el alma no pertenece a este mundo, que es

un lugar de tránsito porque ella, por su naturaleza, es semejante a las Ideas. La virtud, por lo tanto, tiene un sentido ascético7 y de catarsis, cuya función consiste en reprimir las pasiones inferiores y en purificarse, para ir desprendiendo el alma del cuerpo, preparándola para el retorno al estado feliz primitivo de contemplación de las realidades del mundo inteligible (Ideas):

«Purificarse es separar lo más posible el alma del cuerpo, acostumbrar al alma a dejar la envoltura del cuerpo para encontrarse a sí misma».

PLATÓN. Fedón.

B) Clasificación de las virtudes. Platón clasifica las distintas virtudes en conformidad con su concepción tripartita del alma humana encarnada en un cuerpo. La virtud fundamental es la JUSTICIA, una virtud general que comprende todas las demás, tanto en el orden individual como en el orden social. En el orden individual, la justicia será el ordenamiento adecuado (armónico) de las tres partes del alma. Tal ordenamiento tiene lugar cuando cada parte del alma ejerce la función que le corresponde y posee la virtud que le es propia. ¿Cuáles son éstas?

1. La FRÓNESIS (prudencia, cautela, precaución, ...) y la SABIDURÍA son las virtudes propias del ALMA RACIONAL (lo más divino que hay en el hombre), cuyas funciones son:

A. Ordenar la vida práctica, eligiendo la conducta que debemos hacer. B. Ordenar los pensamientos, haciéndonos huir de la dóxa.

2. La ANDREÍA (fortaleza y valor) es la virtud propia del ánimo (ALMA IRASCIBLE), cuya función fundamental es mantener con firmeza (sobreponiéndose al sufrimiento y al dolor) los dictados de la razón, sacrificando los placeres por el cumplimiento del deber.

7 La ascética es una forma de vida que consiste en un continuo perfeccionamiento espiritual, cuya finalidad es la mística: la unión inefable del alma con la divinidad por el amor.

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3. La SOFROSÍNE (templanza) es la virtud propia del ALMA CONCUPISCIBLE, cuya función fundamental consiste en poner orden, armonía y, sobre todo, moderación a nuestros deseos y pasiones, mediante la obediencia a la razón. Dice Platón, en el Fedón, que se trata de un cierto aprendizaje de la muerte (liberación de las cadenas -deseos- del cuerpo).

4.2. El orden político. Platón concede a la ciencia política una gran importancia y muestra de ello son los diálogos que dedica a ella: República, Leyes, Político. Pero no sólo fue un teórico de la política, sino que a lo largo de su vida realizó esfuerzos prácticos por llevar a cabo el ideal político que tenía en mente. La teoría política de Platón se asienta en los siguientes principios fundamentales:

A) La correlación entre el alma y el Estado.

A los griegos les resulta difícil concebir al ser humano en estado de aislamiento. Para vivir humanamente y conseguir su perfección material y espiritual el ser humano necesita la ayuda y colaboración de sus semejantes. Por eso, el ser humano es un animal esencialmente social, que encuentra en la agrupación con sus semejantes el complemento indispensable para atender sus necesidades. Platón considera que tres son las necesidades básicas de los ciudadanos:

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1. Se hacen necesarios los servicios de todos aquellos que satisfacen nuestras necesidades materiales (alimento, vestido, vivienda...)

2. Se requieren los servicios de algunos hombres que se dediquen a la custodia y defensa de la ciudad.

3. Es necesario el esfuerzo de unos cuantos hombres que sepan gobernar de manera adecuada.

Por consiguiente, surgen en la ciudad tres estamentos, grupos o clases sociales con división de funciones y de trabajo, según las necesidades de los ciudadanos. La polis posee la misma estructura tripartita que el alma. Los seres humanos que compondrán cada estamento son los más aptos para cubrir cada necesidad según la capa anímica que predomine en su estructura psíquica (es decir, según sus dotes naturales), circunstancia que se conoce en el proceso selectivo que sufren todos los individuos de la polis en el período que dura su educación. Los grupos sociales son tres:

1. Campesinos, artesanos y comerciantes, o sea, los PRODUCTORES, cuya función u oficio es satisfacer las necesidades materiales de todos los ciudadanos. Este primer estamento estará constituido por aquellos hombres en los que predomina el aspecto concupiscible del alma. La riqueza y los bienes producidos por ellos no deben ser demasiado escasos ni demasiado elevados. Pueden tener propiedades y familia propia (mujer e hijos).

2. Los GUARDIANES, cuya función es la vigilancia y defensa de la ciudad: no sólo los

peligros que provengan del exterior, sino también aquellos que procedan del interior, es decir, cualquier conflicto que se de entre los ciudadanos. Este segundo estamento estaría constituido por hombres en los que predomina la fuerza irascible (volitiva) del alma, es decir, hombres que “se parecen” a los perros de raza noble, dotados al mismo tiempo de mansedumbre y de fiereza.

3. Los GOBERNANTES, cuyas funciones son legislar, velar por el cumplimiento de las leyes,

organizar la educación y administrar la ciudad. Este último estamento está constituido por aquellos hombres en que predomina el alma racional que equivale al cerebro o inteligencia de la ciudad. Por ser estos hombres los únicos que acceden al conocimiento de las Ideas, en cuya cúspide se encuentra la Idea de Bien, norma de todo buen gobierno, mediante la dialéctica8, son los encargados de gobernar. Y como los que acceden al conocimiento de la dialéctica son los filósofos, los gobernantes deben ser filósofos.

Tanto los guardianes como los gobernantes no tendrán bienes propios, sino que vivirán a sueldo de la comunidad como servidores suyos. Tampoco tendrán casa propia, y las mujeres e hijos serán comunes a todos. Estas prescripciones que aparecen en la República constituyen un auténtico comunismo de bienes, mujeres e hijos para estos miembros de las clases superiores. Tan alta es su misión de servicio al Estado que no pueden verse impedidos por otros asuntos: el bien privado debe transformarse en bien común.

8 Ciencia suprema que conduce a la comprensión de las últimas verdades de la realidad.

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B) La educación de las clases dirigentes de la pólis.

Platón, como los griegos en general, piensa que la finalidad fundamental del Estado es de carácter moral: promover la virtud y la justicia, tanto a nivel individual como socialmente, porque solamente así se conseguirá una vida feliz. Con una concepción tan fuertemente “moralizante” del Estado no tiene nada de particular que Platón conceda una importancia fundamental a la educación, pues de ella depende que se alcance el ideal de la comunidad social. La ciudad perfecta debe tener una educación perfecta. En la República organiza la educación en dos niveles:

1. Nivel primario: común a todos los ciudadanos. La educación se lleva a cabo mediante la gimnasia y la música, en sentido amplio: la música incluye también el arte y la poesía. Por medio de ambas disciplinas se pretende educar no sólo el cuerpo sino también el carácter, inculcando en los ciudadanos hábitos y opiniones correctas. Este nivel se prolonga hasta los 20 años, donde se hace una selección.

2. Nivel superior. En él se encuentran los que “pasan el corte”. Se prolonga desde los

20 a los 35 años. Este segundo nivel se desarrolla en dos etapas: Primera fase. Tras el nivel primario, los mejor dotados moral e intelectualmente

prosiguen su formación otros diez años más estudiando de una manera más profunda disciplinas propedéuticas útiles para el arte de la guerra: lógica, aritmética, geometría plana, astronomía... esto es, el estudio detallado y progresivo de las matemáticas en sus distintas ramas.

Segunda fase. A los 30 años se hace otra selección y los más aptos prosiguen su

preparación para funciones elevadas. Todos los conocimientos anteriores no llegan todavía a la categoría de ciencia perfecta, pues a los guerreros les basta con llegar al grado de conocimiento de la diánoia.

Los más aptos dedicarán otros cinco años al estudio de la dialéctica y la teoría de las Ideas, cumbre de todo ciclo de la formación intelectual. En este momento ya se podrán ejercitar cargos administrativos secundarios, pero todavía tendrán que esperar a cumplir 50 años antes de llegar, finalmente, a la categoría de arcontes perfectos. Estos individuos gobernarán la ciudad por turnos. El tiempo que estén libres de sus funciones de gobierno lo dedicarán al estudio de la filosofía. Este aprendizaje de los 35 a los 50 años era el más difícil, porque supone reemprender los contactos con la realidad sensible, en el desempeño de los cargos oficiales, tras el encuentro con la dialéctica. La finalidad de la educación del político-filósofo consistía en llegar a conocer y contemplar la Idea de Bien, con el objetivo de implantar más tarde el propio bien en la realidad social.

C) Principio de especialización funcional: la justicia en el Estado. Platón insiste en la unidad ético-política, por lo que la justicia en la ciudad y en el individuo consistirá básicamente en lo mismo. La justicia en el Estado se realiza cuando cada

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uno de los grupos sociales realiza la función u oficio que le corresponde y la realiza de modo adecuado, esto es, según la virtud que le es propia. Así, habrá justicia en la polis cuando:

1. En los productores prevalece la virtud de la templanza (sofrosíne), esto es: ponen orden y moderación a los placeres, obedecen a las clases superiores y aceptan el orden social.

2. En los guardianes prevalece la virtud de la fortaleza (andreía), esto es, mantienen con

firmeza los dictados de la razón sacrificando el placer y sobreponiéndose al dolor y el sufrimiento.

3. En los gobernantes prevalece la prudencia (frónesis) y la sabiduría, ordenando la vida

práctica en la polis conforme a normas objetivas que emanan del conocimiento de la Idea de Bien (norma suprema de todo buen gobierno).

El fin de la justicia en la sociedad perfecta e ideal es garantizar el bien de todos; por ello tanto las múltiples leyes como la acción de los gobernantes tienen que estar orientadas al bien de la colectividad, por encima de los intereses individuales. De acuerdo con la filosofía platónica, a la razón corresponde, por naturaleza, gobernar, tanto en el individuo como en el Estado. Desde el punto de vista político, esto configura un Estado ideal (utópico) que puede definirse como el Gobierno de los sabios. Toda la teoría política de Platón se centra en esta convicción:

«“Los males de los hombres no tendrán fin hasta que los filósofos se hagan gobernantes o los gobernantes se hagan filósofos” »

Platón sistematizó en República la diversidad de regímenes políticos conocidos en su tiempo. Los regímenes van degenerando (cuando el alma racional pierde su predominio y prevalecen las partes inferiores) a partir del más perfecto, la monarquía, aristocracia9, hasta terminar en la tiranía10, que es el peor de todos, pasando por la timocracia11 o timarquía, la oligarquía12 y la democracia13.

9 Gobierno de los mejores (los filósofos). 10 Gobierno del demagogo más hábil (el sofista, el embaucador). Demagogo es aquella persona que engaña al pueblo afirmando que apoya sus intereses, cuando en realidad lo que hace es utilizar a la gente para satisfacer sus ambiciones personales. 11 Gobierno de los que poseen un grado determinado de riqueza. 12 Gobierno de los que poseen las riquezas (los productores). 13 Gobierno del pueblo, de las mayorías, tras rebelarse contra los oligarcas.