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Termómetro No.688 Edición 20 Aniversario

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el feminicidio?

pero no estás

Ineficacia o legitimidad

luces y sombras

( Pag. 11)

( Pag. 21)

( Pag. 14)

( Pag. 27)

Año

20

|

No.

688

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Nov

iem

bre

2013

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Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras te busca y te nombra....

Volver, Carlos Gardel

¡Veinte años ya!Siempre es muy satisfactorio conmemorar un aniversario más de esta maravi-llosa aventura que algún día emprendimos y en la que hemos tenido la fortuna de compartir con muchos de ustedes, lectores, amigos y otros no tanto, estos caminos de la comunicación en los cuales ha habido momentos gratificantes y memorables, uno que otro apremiante y algunos hasta angustiosos y de gran pe-sar, pero que la suma de todos ha enriquecido nuestras vidas y servido de con-trapeso para tomar las decisiones que nos han hecho ser lo que ahora somos.

Nuestra publicación ha pasado por diversas metamorfosis, tanto en forma, di-seño y contenidos, desde aquel primer y sencillo ejemplar impreso con el que in-cursionamos en el mundo de la comunicación y que marcó la pauta del camino a seguir para que hoy, veinte años después, sigamos presentes en la comunidad.

Con los altibajos que siempre se presentan en todo proyecto que conjunta visiones, voluntades y opiniones de diversas personalidades a los que une un mismo sueño, el equipo de quienes conformamos Termómetro hemos sabido mantenernos fieles a nuestros orígenes y encaminados al logro de los objetivos que le dan sentido y razón de ser tanto a la versión impresa de nuestro medio, como al portal informativo www.termometroenlinea.com que vino a complemen-tar y consolidar el trabajo de nuestros colaboradores y amigos que con sus muy diversas aportaciones y sugerencias nos impulsan a seguir perseverando a ser mejores cada día.

Muchos años han pasado ya, pero podemos afirmar que los polvos del cami-no no han borrado la visión que algún día nos alentó para intentar ser una opción en la que usted pudiera confiar para mantenerse informado veraz y oportuna-mente. Ciertamente, seguiremos haciendo lo posible para lograrlo, pero el mejor Termómetro... ¡es usted!

Nuestro agradecimiento a todos por su preferencia y lealtad y que sigamos juntos por muchos años más...

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27 |

[ índice ]

[ ediTORiAL ]

El epistolario como género literario

La política comienza desde abajoHay de llamadas a llamadas...

Palabra de hombre¿Por qué legislar sobre el FEMINICIDIO?

Estás aquí... pero no estásUna trayectoria de cimientos sólidosCuatro años, luces y sombras

Bulmaro Pacheco: vale más tener fama de controvertido que de pendejoEl dilema del poder: ineficacia o legitimidad

¿Quiénes somos?Termómetro es una publicación que semanalmente circula en forma im-presa y diariamente a través de su página y redes sociales, con temas de interés para todo el público: noti-cias, artículos de análisis, así como la opinión responsable de nuestros

colaboradores.

CoLABoRADoResMario Holguín, Javier Quintero, Rosa-rio Segura, Rosario Román, Azalea Lizárraga, Elma Laura Ahumada,

Arturo Soto, Manuel Venzor.

DIRECTORIO

ing. José Roberto moralesDirector General

LDG. Lizbeth morales LizárragaDiseño editorial y Publicitario

Azalea Lizárraga Córdovaeditora

TIRAJE:5,000 ejemplares

IMPRESIóNimpresos Rm s.A. de C.V.

ATENCIóN AL LECTOR:[email protected]

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facebook: /noticiastermotwitter: @noticiastermo

José Roberto morales Y.

Director general

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termómetro | noviembre 20132

La comunicación amical entre personas con formación profesional diversa o sin ella, de lugares y tiempos diversos, también se ha sustentado en un mutuo intercambio, no del siempre continuo, de cartas y misivas

de estilo, técnica, propósitos y matices variados, que han dado origen a un genero denominado epistolar.

El género epistolar nació -según Cicerón- por la ne-cesidad que siempre ha tenido el ser humano de co-municar noticias a otras personas, “para informar a los ausentes de algo que nos interesa a nosotros o a ellos que sepan”.

Los epistolarios deben ser considerados como expre-siones del pensamiento espontáneo cargados de afec-tos y sentimientos. Algunos de ellos, misivas coloquia-les donde se manifiestan miedos, dudas, nostalgias, amores, ideas sobre la amistad, la muerte y sobre la propia literatura.

Una buena correspondencia, es decir, un epistolario, conlleva la conjunción de factores diversos y favora-bles. El gusto de escribir cartas, la conversación es-crita que viene a ser el sustituto de la ausencia de los amigos y decir cosas de interés y escribirlas bien. La sola contemplación de un sobre o el olor del papel me devuelven a latigazos a mi lugar de origen, dijo Cortazar.

Los epistolarios, como los diarios, son una forma de autobiografía y, en el caso de los escritores, constitu-yen un género literario per se que puede leerse como si fueran verdaderas memorias. Estos ejercicios literarios por la intimidad y espontaneidad de su cometido, hacen saltar a la vista el valor literario de sus autores.

Al adentrarnos en el fascinante mundo epistolar nos encontramos, sin duda, ante auténticos testimonios de incomparable valor humano y literario.

A manera de ejemplo podemos señalar las cartas de José Gorostiza, cuyo epistolario es considerado el más completo de la generación de los contemporáneos. De igual manera, las cartas de Juan Rulfo a Clara, quien después sería su esposa. Asimismo las misivas de Oc-tavio Paz a Elena Garro, en el año de 1935, dos años antes de casarse. En una de ellas aparece una dedica-toria que reza “Un hombre ama a una mujer y la besa: de ese beso hace el mundo”.

En el mismo sentido, se puede destacar 40 años de relación epistolar entre el dramaturgo Bernard Shaw y la actriz Stella Campell. Se habla, también de la relación epistolar de dos años de Robert Browning y Elizabeth Barret, considerada aquella como la más celebrada en la historia de la literatura.

No podemos dejar de lado el trabajo epistolar de Al-fonso Reyes con 54 interlocutores de diferentes paí-ses, entre quienes destaco a Pedro Henríquez Ureña de quien Reyes decía: “Cuando no logro expresarme con diafanidad y precisión creo ver en el rostro de Pedro que me reconviene”.

Finalmente, el tema que hoy se comenta nos invita a una reflexión importante.

En épocas que nos tocó vivir, donde el correo elec-trónico ha declarado la muerte de la carta en papel, el epistolario es una vena literaria digna de ser recomen-dada e imitada.

Borges decía que la traducción, el prólogo, el epígrafe,

la errata, el borrador y el epistolario representan otro tipo

de literatura.

Mientras tanto, millones de cartas continúan su viaje

por las oficinas de correos. ¿Será la misma magia de las

cartas de anteayer que las de hoy?

Hoy en día el teléfono sustituye a la presencia y el fax da por eliminados la voz y los requisitos personales en la correspondencia.

Carlos Monsivais

El epistolario como

género literarioLic. Mario Holguín Cebreros

SEMS Sonora | [email protected]

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noviembre 2013 | termómetro 3

Luis Ernesto Nieves es un administrador de empresas que se metió de lleno a la política cuando descubrió su vocación, hace más de una década, al cargar las cajas con propaganda electoral de uno de

los políticos más encumbrados de Sonora.“Llegó en un Stratus rojo y él solo comenzó a bajar

las cajas con volantes. Nadie le ayudaba, hasta que le pregunté si yo podía echarle la mano. Me dijo que sí”, según recuerda ahora en su oficina del Congreso del Estado, donde trabaja como diputado desde que el 1 de julio de 2012 ganó las elecciones por una brutal mayoría.

Ese encumbrado político es Héctor Larios Córdova, panista puro, entonces candidato al Senado, muy res-petado en el país. Con él empezó su historia política y le aprendió muchas cosas.

Era la víspera de las elecciones de 2000, en la que históricamente el PAN ganó la mayoría de los cargos públicos en México. Ha sido la mejor época para el panismo.

Larios quería el Senado y Luis Ernesto Nieves era apenas un veinteañero que recién había llegado a Her-mosillo, tras estudiar fuera, y se había sumado a la campaña de Gustavo de Unanue Aguirre para diputa-do local. Fue afuera de la casa de campaña donde ayudó a Larios a cargar las cajas con propaganda. En

adelante, la actividad política lo mantendría muy cerca-no a él durante diez años.

A Luis Ernesto lo apodan “El Güero” por obvias razo-nes físicas; se ha convertido en una marca muy bien posicionada en Hermosillo, capaz de obtener más vo-tos que ningún otro diputado local en las elecciones de 2012 y capaz de penetrar y quedarse grabada en la memoria de los electores.

Se convirtió en militante del Partido Acción Nacio-nal en 1999. Recuerda que estando en misa, en el Santuario Guadalupano, se encontró con Luis Serrato Castell, entonces una joven promesa de la política so-norense, quien lo invitó a meterse de lleno a las filas del partido. Y así lo hizo. Luis Ernesto Nieves dejó su trabajo en un negocio local de carnes para participar en las campañas políticas.

“Luis Serrato le ayudaba a Pancho Búrquez, en 1999, porque quería ser alcalde de Hermosillo. Un día me dijo que vendría Fox a Magdalena y fui. Fox iba a ser candidato a la Presidencia”, recuerda.

Su jefe en el negocio de carnes estaba convencido de que el PAN no figuraría en las elecciones y le propu-so que regresara a su empleo una vez terminadas las campañas. Nunca lo hizo, excepto para saludarlo de vez en cuando.

Así fue que, ese mismo año, se registró como nue-vo militante en el partido. Tenía la inquietud y era

desde abajoLa política comienza

Luis Ernesto “Güero” Nieves no es diputado local por casualidad. Antes tuvo que pasar un largo proceso de aprendizaje y cooperación, al lado de un hombre que le tendió la mano.

Javier Quintero | [email protected]

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termómetro | noviembre 20134

motivado por su ímpetu juvenil y porque entonces el panismo crecía en todas partes. La bien llamada Ola Naranja se abría un importante espacio en Hermosillo y Luis Ernesto Nieves era testigo de ello.

“Cuando se terminan las campañas en el 2000 gana Héctor Larios como senador, Marisa Velasco como di-putada federal, Gustavo de Unanue como diputado lo-cal, Pancho Búrquez como alcalde y Luis Serrato se fue con él como síndico”, dice.

Habiendo ocupado los cargos respectivos, los repre-sentantes de Hermosillo abrieron una oficina de en-lace con los ciudadanos en la colonia Centenario. Él empezó a trabajar allí, a empaparse de los asuntos po-líticos, a conocer a los panistas, a fortalecer los lazos de amistad que más tarde le servirían para alcanzar nuevos objetivos.

Luis Ernesto es parte de una generación de jóvenes políticos que actualmente ocupan espacios importan-tes en la administración pública, como el presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Sebastián Sotoma-yor Tovar, o el director en jefe del Registro Agrario Na-cional, Manuel Ignacio Acosta, con quienes coincidió en la Universidad de Hermosillo, en la época en la que eran estudiantes, ellos en la licenciatura y él apenas en la preparatoria.

Su juventud y sus ganas de participar se combina-ban a la perfección y de eso estaba seguro el alcalde Búrquez, quien lo envío a la Dirección de Inspección y Vigilancia como inspector general en el último año de su administración.

Para las siguientes elecciones, las de 2003, la can-didata panista María Dolores del Río ganó la Presiden-cia Municipal y nombró como síndico a otro joven po-lítico, Miguel Sesma Quibrera, quien a su vez vio las cualidades de Luis Ernesto Nieves y lo invitó a trabajar como su secretario particular. Era una nueva experien-cia que no iba a desaprovechar en lo absoluto.

En ese mismo trienio, Pancho Búrquez se convirtió en presidente del Comité Directivo Estatal del PAN y requirió un secretario particular. La eficiencia y buena imagen de Luis Ernesto lo convencieron y lo llamó a su lado.

“A Pancho le aprendes mucha disciplina. Nunca he tenido un jefe tan fuerte, de mucho liderazgo, de dis-ciplina, de resultados. Fue una gran escuela trabajar con él”, afirma.

Las oportunidades llegaron en cascada y cada una

tenía su particularidad. En 2004, el senador Héctor Larios Córdova fue designado coordinador del grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Senadores. Su responsabilidad era mayor y requirió del apoyo de Luis Ernesto, también como secretario particular. Ambos le explicaron la situación a Pancho Búrquez y él accedió. Al siguiente día se presentó a trabajar en el Senado.

A ese momento le siguió una temporada de aprendi-zaje legislativo. Era otro nivel en la política. Con Larios estuvo hasta concluir su periodo como senador y el trienio posterior como diputado federal.

En la Cámara de Diputados veía el trabajo de los legisladores, conocía el funcionamiento, el quehacer diario. En el otro lado, en el Senado, trabajaba Guiller-mo Padrés Elías, también un sonorense que se abrió paso muy rápido en la actividad política.

“Guillermo vivía en el mismo departamento que yo en la Ciudad de México. Él vivía en el piso de arriba y a veces nos juntábamos a comer hamburguesas y a platicar de Sonora”, recuerda.

Por esa amistad, cuando Padrés tomó la decisión de dejar el Senado para competir por la gubernatura de Sonora en 2009, Luis Ernesto Nieves también se regresó al estado y participó en las etapas previas a la elección, de la que el panista resultó triunfador en julio de ese año.

Luego de tomar posesión en el cargo, en septiem-bre, el gobernador Padrés nombró a Héctor Larios Cór-dova como secretario de Gobierno y a Luis Ernesto Nieves como subsecretario del Trabajo y se conformó un sólido equipo de trabajo.

Su crecimiento político le valió obtener la candida-tura en 2012 para competir por la diputación local del

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noviembre 2013 | termómetro 5

Distrito 12, del sur de Hermosillo, y ganar por encima de cualquier otro candidato.

Por eso ahora que concede esta entrevista está sen-tado en su oficina, en el segundo piso del Congreso del Estado, donde hay fotografías que confirman parte de su historia política y donde reposan dos esculturas en bronce, una de los fundadores del PAN, Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, y otra del excandidato presidencial Manuel J. Clouthier, que le han servido de inspiración y de refuerzo en sus convicciones políticas.

En esa oficina reflexiona también acerca de episo-dios personales. Dice que nació en La Paz, Baja Ca-lifornia Sur, aunque sus papás son de Sonora. Tiene tres hermanos, tres hijos y un segundo apellido que porta con orgullo y que está relacionado con el partido opositor, el PRI.

El apellido compuesto Robinson-Bours es por parte de su mamá, oriunda de Magdalena de Kino, y lo com-parte con el exgobernador Eduardo (Robinson) Bours Castelo.

“El abuelo de él y mi abuelo eran hermanos. Mi abue-lo era el menor de los 13 hermanos Robinson Bours Monteverde. Mi mamá y el papá de Eduardo Bours son

primos hermanos”, detalla.Cuando inició su campaña para la diputación local

le sugirieron no utilizar el apellido Bours, que ganó una mala reputación tras concluir el sexenio anterior, pero nunca lo ocultó. Dice que el apellido no lo escoge uno, ni te define, y hay que sentirse orgulloso de él.

Luis Ernesto se convenció a sí mismo que cada uno es diferente del resto y que el trabajo constante es el que al final dará los resultados deseados. Por eso no descarta participar en el siguiente proceso electoral en la búsqueda de la diputación federal por el distrito 5, que comprende el sur de Hermosillo.

Y todo puede suceder, porque los sueños de Luis Ernesto están respaldados en el trabajo que desarrolla cotidianamente en las colonias de Hermosillo, en el apoyo que brinda a sus representados, y que no son más que expresiones de su vocación de servicio y una fuerte convicción de que el desarrolllo personal y el de la comunidad en la que uno vive forzosamente van de la mano.

Y este es un joven político que así lo entiende, lo pone en práctica, y todo parece indicar que lo hace muy bien.

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termómetro | noviembre 20136

T engo teléfono de línea en mi casa, aparatejo que cada vez suena menos porque todos los que me conocen y ne-cesitan contactarse conmigo me llaman al celular; yo misma marco del móvil

(como dicen los españoles) por pura comodidad, pues sin alambres puedo ir de un lado a otro de mi casa sin dejar de hablar, a diferencia del otro que sin ser inalámbrico me ata a un solo espacio, sin permitirme hacer nada más que responderle a mi interlocutor. Las raras veces que el aparatejo ha sonado es número equi-vocado o mi hermana, quien trae marcapaso instalado desde hace ya 5 años, y cree que el uso del celular in-terfiere con el ritmo cardiaco de su máquina. El sonido característico del teléfono alámbrico es raro en mi casa, por no decir que nulo, pues hasta las promociones o encuestas las hacen a celular, yo no sé quién les da o dónde consiguen los números.

Por eso, el día que en mera hora de la siesta, cuando el sopor de la calle era insufrible y después de comer no me quedó otra que recostarme, no a dormir, pero sí a descansar desparramada en un sillón, esperando que pasara la malora para volver a salir, raramente, sonó el teléfono. Como sé que a esa hora mi hermana está en brazos de Morfeo y no hay poder humano que la quite de ahí, dejé que sonara una y otra vez, con la esperan-za que dejara de interrumpir el sonido de la televisión que, cabe señalar, cada vez se ponía más interesante el programa donde una juez dictaría sentencia a favor o en contra de una mujer que solicitaba a su marido le entregara 34 mil dólares como pago por una cirugía de pompis que se había realizado a petición del ingrato cónyuge, mismo que ahora -cuando la cirugía salió mal y las nalgas se le empezaban a hacer boludas por el lí-quido que le inyectaron- se había conseguido otra “más

potable”, así lo aseguró la llorosa mujer, agregando otras cosas en su defensa, las que no escuché porque el maldito teléfono no dejaba de sonar. Más por intriga que por interés, me resigné a no saber qué fin tendría la ex nalgona, y fui a atender la llamada.

Del otro lado escuché una voz desconocida que in-tentaba ser amable. Después de preguntar mi nombre, y yo negárselo, me dijo que únicamente quería hacer-me unas preguntas; no son horas, le dije, de andar pre-guntando nada, tengan respeto por el descanso de las personas, palabras que nunca escuchó la muchachita, pues la voz me indicaba pocos años cumplidos.

¿Nos puede decir, dijo, si usted ha escuchado el nom-bre de María Dolores del Río? Claro, le dije, ¿quién no lo ha escuchado? si fue una gran actriz por su sin igual belleza. Como quien se sabe las preguntas de memoria y no escucha la respuesta, la mujer tras el teléfono me ametralló con otra pregunta. ¿Recuerda algo de lo que hizo? Cómo no, le dije, para este momento ya estaba interesada en ver a dónde me llevaría la conversación sobre La Diva. Recuerdo que su belleza llamó la aten-ción de directores de cine en Hollywood y la muchacha se lanzó, como “el borras”, a la aventura por simple curiosidad, casi como un capricho, sin futuro alguno; a partir de aquella primera película comenzó a recibir ofertas de trabajo e incluso apremiantes solicitudes de intervención en numerosos proyectos.

Algo en esa parte de la conversación sacó a la novel encuestadora. pues interrumpió mi inspirada conversa-ción y me dijo: ¿recuerda algo en especial -y me repitió- de la señora María Dolores del Río, la que fue presidenta municipal? ¡Ahhhh, le dije, hubieras dicho eso antes, ¿la de los tandeos? Creo que no era lo que quería escuchar pues me dijo: Es todo... y colgó. Ni chance me dio de de-cirle que también la recuerdo por los patitos y las perlas.

Hay de llamadasa llamadas...Rosario [email protected]

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noviembre 2013 | termómetro 7

Palabra de hombre

Javier Quintero | [email protected]

La herencia familiar y la costumbre de los hombres del campo han arraigado

en el presidente del PRI en Sonora la necesidad de siempre cumplir sus promesas.

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termómetro | noviembre 20138

Afirma Alfonso Elías Serrano: “Incumplir la palabra es casi casi como perder la dignidad”.

Nacido en Arizpe, en la sierra de So-nora, en el seno de una familia dedicada

a los asuntos políticos y ganaderos, este hombre de 53 años está convencido de que las promesas no son para romperse.

Esa idea, de profundo valor intrínseco, le viene de familia. La suya comenzó a echar raíces en Sonora en 1776, cuando llegaron a Arizpe los primeros Elías provenientes de España, que después se expandieron hacia el norte, a Cananea, Agua Prieta, Nogales, Fron-teras, y también a Chihuahua y Zacatecas. La mayoría tenía una preparación militar.

En su familia hay tradición política. Su bisabuelo, su abuelo y su padre tomaron las riendas de Arizpe, el primero como regente y los otros como presidentes municipales. Su hermano fue diputado. Él fue senador, candidato a gobernador en 2009 y ahora es presidente del Partido Revolucionario Institucional en Sonora.

Con estos antecedentes parecería imposible no pensar en el valor de la palabra.

“Es algo que realmente se vive, porque cuando hay valores familiares, la palabra se respeta enormemen-te. Todavía hace treinta o cuarenta años que la pala-bra de un sonorense era prestigio y honorabilidad, e incumplirla era perder casi la dignidad”, dice en tono pausado, sentado en una cómoda silla de madera en la oficina principal de la sede del partido, con esa sere-nidad que caracteriza a los hombres de campo.

Alfonso Elías Serrano pasó su niñez y adolescencia en Arizpe, entre caballos, ganado y el olor fresco de la campiña. Estudió allá la secundaria, pero tuvo que emigrar a Hermosillo a continuar su preparación aca-démica porque ningún pueblo del río Sonora ofrecía la preparatoria. Era quedarse y dedicarse a criar ganado o salir a prepararse. Allá por 1976.

Posteriormente se trasladó a Monterrey, donde es-tudió Administración de Empresas, y vivió más de dos

años en la Ciudad de México hasta que decidió regre-sar a Hermosillo a conformar una familia.

Tanto en lo personal como en lo profesional, sin de-jar de lado la política, Alfonso sabe que en la vida se debe ser honesto, hablar con la verdad, de forma di-recta, y empeñar la palabra cuando se esté seguro que se puede cumplir.

Por eso, cuando en las elecciones de 2009 para go-bernador, su primo Guillermo Padrés Elías, hizo tantas promesas irreales a los votantes, sintió preocupación. Pero al ver que en realidad no pudo cumplirlas, ese sentimiento se convirtió en pena.

“Es muy duro para mí, y sé que también para muchos parientes, vivir en esta posición, en el incumplimiento que ha tenido el gobernador con los ciudadanos en cuanto a sus promesas de campaña, e incluso, algu-nas propuestas muy específicas que ha hecho ahora como gobernador y que no ha sabido o no ha querido cumplirlas. Yo hubiera querido que pudiese cumplirle a los ciudadanos, pero no fue así y lo lamento muchísi-mo”, asegura Elías .

Hay otras situaciones por las que también siente vergüenza, como el que personas que conoce cambien de partido político por conveniencia o interés personal, económico o de poder. “En esos casos es lamentable y muy triste; aunque hay otros casos cuando se va de un partido por ser congruente con su ideología. Te-nemos que comprender que no todos somos iguales y respetar las decisiones que tome cada persona en razón de sus pensamientos”, afirma Elías.

Si regresamos el tiempo cuatro años atrás, encon-traremos a un Alfonso Elías Serrano interesado en llevar a Sonora a otro nivel. Esa era su promesa, a manera de eslogan, como candidato a gobernador. El destino quiso que no lo fuera; así lo entendió y lo aceptó.

Cuestionado sobre el porqué regresar al terreno po-lítico, cuando podría estar dedicado a sus negocios fa-miliares, responde: “Quizá estuviera mejor que lo que estoy ahorita, pero no es justo lo que está pasando en

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noviembre 2013 | termómetro 9

Sonora, sobre todo con el deterioro de sus finanzas y sus estructuras. No se puede uno quedar al margen”.

Por eso, desde que el 26 de mayo pasado asumió la presidencia del partido en Sonora su objetivo ha sido ese: que la gente pase al siguiente nivel. Ahora, en esa posición, está seguro que en 2015 el priísmo marcará el camino para que esto ocurra.

“En 2015 el PRI volverá al Gobierno del Estado, para eso nos estamos preparando, para recomponer muchas cosas. Va a costar muchísimo. Perdimos un tiempo precioso de 2009 hacia acá porque el estado estaba en una plataforma para haber dado el despe-gue muy grande, pero vemos una regresión en infraes-tructura, en el estado de derecho, en educación, en salud y en muchos otros aspectos más,” y agrega: “Es muy difícil que se recomponga el estado en lo que queda del gobierno de Padrés, porque aun cuando se hicieran las cosas bien de aquí en adelante, se ha perdido la credibilidad y la confianza por parte de la ciudadanía, condiciones indispensables para un buen gobierno. Lo que salga a decirnos, ya hay mucha reti-cencia para creerle y eso lo va a limitar en estos dos años que le quedan para poder completar acciones de gobierno. Yo le deseo lo mejor si ello es lo mejor para mi estado”, enfatiza.

No podía faltar la pregunta obligada: Si pudiera pe-dirle o decirle una sola cosa al gobernador ¿qué le diría? ¡Que se deje ayudar!

Por lo pronto, en el interior del partido, Alfonso trabaja para llevar a buen término la elección de los 101 candidatos. Está convencido que sólo con los mejores perfiles se podrá competir contra la fuerza del gobierno y ganar la mayor cantidad de posiciones, incluida la gubernatura.

Habla pausado. Enumera las cualidades que debe tener

el próximo gobierno: transparente, honesto, que rinda cuentas, que consulte a la gente, que tenga capacidad de gestión y que dé resultados. Lo tiene bien definido.

Después de la organización interna y la elaboración de una plataforma social y política en la que participa-rán todos los sectores, deberá poner a consideración de los priístas la elección de un candidato a goberna-dor, 72 candidatos para los ayuntamientos, 21 para diputados locales y siete más para diputados federa-les. Todos en unidad. Y esto no le preocupa ni le quita el sueño, porque en el PRI existen excelentes cuadros, políticos comprometidos con su partido y la ciudada-nía, por lo que está seguro que la unidad que busca el tricolor se dará en forma armoniosa y sin divisiones, si se garantiza la participación justa y la equidad en el proceso, de acuerdo al método que se determine en el partido. “Siempre hay riesgos de fisuras por inconfor-midades de grupos, pero hay que asumirlos”, pero se manifiesta seguro de llegar con una sola estructura, una sola oferta y de que en el tricolor jugarán con los mejores. Es mucho lo que está en juego”, enfatiza.

“Creo que el haber sido senador de la República, el haber sido candidato a gobernador, el tener relación con todos los grupos de Sonora es precisamente para lograrlo. Todo mi trabajo será para seguir mantenien-do esa unidad”, afirma.

Alfonso Elías sabe que el éxito de la contienda en 2015 estará basado, además, en seis cualidades: trabajo, armonía, conciliación, solidaridad, esfuerzo

y política, entendiendo esta última como la capaci-dad de las personas para poder relacionarse con los demás, construir buenas relaciones y acuer-dos, incluso con los que piensan diferente.

La herencia de sus antecesores, su trayecto-ria personal, profesional y política, así como los valores arraigados, le refuerzan el compromiso

de no abandonar la palabra empeña-da. Su objetivo ya está trazado.

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NO Más VIOLENCIA DE GéNERO NO Más FEMINICIDIOs NO Más VIOLENCIA NO Más IMPUNIDAD GéNERO NO Más FEMINICIDIOs NO Más IMPUNIDAD NO Más VIOLENCIA DE GéNENERO NO Más

Sr. José Roberto MoralesDir. Gral. de Termómetro Le hago llegar una cordial y sincera felicitación por estos primeros 20 años de perseverar en la ardua labor de ofrecer información veraz y oportuna que requerimos los lectores, para contrastar, reflexionar y decidir en los diversos temas que motivan nuestro interés.

En 20 años, Termómetro ha avanzado día a día, y se ha superado en la difícil tarea de mantener una línea editorial respetuosa de nuestros valores sonorenses y acorde a los tiempos.Se ha mantenido en ese punto de equilibrio en el que el respeto a las instituciones y la vida per-sonal de los actores sociales, no sea motivo de conflicto con la libertad de expresión y la crítica constructiva, cumpliendo así con una importante función social que incentiva el debate y motiva la participación ciudadana.

No me queda duda que estos logros son resultado del trabajo conjunto de hombres y mujeres responsables, por ello haga extensiva mi felicitación a su cuerpo de colaboradores y que sean muchos aniversarios más.

Felicidades, su amigo

Antonio, Toño Astiazarán

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noviembre 2013 | termómetro 11

E l feminicidio o femicidio, palabra en la que aún ni legal ni gramaticalmente se ponen de acuerdo los expertos, es la for-ma de agresión más violenta contra las mujeres porque refiere al hecho de acabar

con su vida. Si bien la tasa de homicidios de varones es superior a la de las mujeres, dos argumentos son bási-cos para urgir a las autoridades del estado de Sonora, sobre la necesidad de legislar y tipificarlo como un deli-to que requiere un tratamiento diferente al de cualquier otro catalogado como homicidio.

En primer lugar, porque las cifras de agresiones a mu-jeres por parte de varones, con o sin ninguna relación con ellas, continúan incrementándose en la entidad y en todo el mundo, fenómeno social que es necesario dete-ner. Los asesinatos de varones aumentan también pero, invariablemente, se matan entre ellos y en muy conta-das ocasiones son mujeres las agresoras. A la pregunta de por qué los varones asesinan a las mujeres, la rela-tora de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Violencia Contra la Mujer, Rashida Manjoo, respondió en forma clara, directa y concisa: “Porque pueden…” Ello significa que las mujeres son asesinadas por los varo-nes, no sólo porque tienen la superioridad física para hacerlo, sino también porque existe tolerancia social

que legitima, de alguna manera, tan lamentable acto.Al igual que en otros tipos de violencia contra las mu-

jeres, aún existe entre la sociedad la idea de que algo hicieron mal ellas para despertar la ira del asesino o el deseo de agredirlas. Si hay violencia sexual, el estig-ma aparece descalificando la moral de la mujer agredi-da y cuestionando su honorabilidad de manera que, si bien no se justifica el hecho, en la práctica se termina por aceptar que fue ella la provocadora. Lo anterior no tendría relevancia, cada quien con sus prejuicios y mo-ralidades, si no fuera porque estas ideas permanecen latentes en la aplicación de la justicia. Desde la primera instancia, que puede ser la policía, hasta el ministerio público y los mismos juzgadores, son portadores de esta ideología.

El segundo argumento para demandar que en el esta-do de Sonora se tipifique el feminicidio es que este ya se encuentra reconocido en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Entre las reformas realizadas a esta normativa por el Congreso de la Unión, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 15 de enero del presente año, se incluyó el feminici-dio en el Capítulo V “De la violencia feminicida y de la alerta de violencia de género contra las mujeres”. El ar-tículo 21 define a este tipo de violencia como “la forma

NO Más VIOLENCIA DE GéNERO NO Más FEMINICIDIOs NO Más VIOLENCIA NO Más IMPUNIDAD GéNERO NO Más FEMINICIDIOs NO Más IMPUNIDAD NO Más VIOLENCIA DE GéNENERO NO Más

¿Por qué legislar sobre

el FEMINICIDIO?Dra. Rosario Román Pérez

Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C.

En memoria de Priscila Carolina Hernández Guerra

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extrema de violencia de género contra las mujeres, pro-ducto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impuni-dad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres”. En la misma ley se estipula que en los casos de feminicidio se aplicarán las sanciones previstas en el artículo 325 del Código Penal Federal.

El artículo 22 de la Ley mencionada, señala la obli-gatoriedad del estado para iniciar el proceso de aler-ta de violencia de género integrado por un conjunto de acciones de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad. En el artículo 23 se establece el objetivo de esta alerta de gé-nero, que incluye no sólo garantizar la seguridad de las mujeres sino también eliminar las desigualdades pro-ducidas por una legislación que agravia sus derechos, como es el caso de Sonora, donde no se ha reformado la Ley estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pese a que en el Congreso existen iniciati-vas al respecto, al igual que demandas por parte de la sociedad.

De acuerdo con las frac-ciones I a V del artículo anteriormente mencionado, la alerta de género implica

que el estado debe establecer un grupo interinstitucio-nal y multidisciplinario con perspectiva de género, para que dé seguimiento a los casos de feminicidio. Asimis-mo, se obliga a asignar los recursos necesarios para hacer frente a tal contingencia y difundirla, señalando la zona territorial que abarca y las medidas adoptadas.

¿Cuándo en un estado debe declararse alerta de violencia de género contra las mujeres? El artículo 24 mandata que esto se hará cuando los delitos del orden común contra la vida, la libertad, la integridad y la segu-ridad de las mujeres, perturben la paz social y la socie-dad a través de los organismos de derechos humanos o los organismos de la sociedad civil, así lo reclamen. Cabe aquí preguntar si ante 23 asesinatos de mujeres y niñas durante lo que va del año 2013, en su mayoría

en manos de varones cercanos a ellas, con señalamien-tos en algunos casos de integración de averiguaciones previas imprecisas, como lo expresó en un caso el juez cuarto de lo penal de primera instancia, no se justifica que el gobierno sonorense emita la mencionada alerta de género contra las mujeres.

De aprobarse la tipificación del delito de feminicidio en Sonora, de acuerdo con el artículo 26 de la ley antes mencionada, en adelante el estado deberá resarcir el daño y considerar como reparación el derecho a la jus-ticia pronta, expedita e imparcial, investigar las violacio-nes y sancionar a los responsables de ésta. Igualmente, deberá aceptar su responsabilidad ante el daño causa-do a las víctimas directas e indirectas ofreciendo a és-tas últimas servicios jurídicos, médicos y psicológicos especializados y gratuitos, así como investigar y sancio-nar los actos de autoridades omisas o negligentes.

De lograrse que las iniciativas para la tipificación del feminicidio sean aprobadas por la actual legislatura, el estado se vería también obligado a instrumentar políti-cas más efectivas para evitar que la vida de más muje-res siga siendo segada, pero principalmente, se lograría crear en el ánimo de la sociedad sonorense la idea de que no existe impunidad ante la violación de los dere-chos humanos. Por lo mismo, se fortalecerían la con-fianza, la gobernabilidad y la cohesión social.

El fenómeno de la violencia contra las mujeres dista mucho aún para ser explicado y comprendido en toda su dimensión. Hasta ahora existen algunos diagnósti-cos sobre la situación que guarda y se han realizado esfuerzos serios por entender cómo es la relación entre varones y mujeres que llevan a que el primero la agreda física o emocionalmente, abuse sexualmente de ella o llegue, incluso, a matarla. La violencia es relacional y en la interacción que se establece entre las personas, quien agrede se asume el poder de etiquetar y legitimar su comportamiento. Quienes asesinan mujeres siempre encuentran una justificación relacionada con el compor-tamiento de la víctima. Desafortunadamente no pode-mos escuchar la explicación de las mujeres sobre cómo fue su asesinato. Las investigaciones científicas sobre la violencia homicida sólo cuentan con la voz del agresor y de quienes le rodean, pero independientemente del avance del conocimiento científico sobre este fenómeno social, las leyes y su aplicación son exigencias de una sociedad agraviada que merece ser atendida por quie-nes buscaron su voto para representarla.

¿Cuándo en un estado debe declararse alerta de violencia de género

contra las mujeres?

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G ladys siempre ha sido menudita y callada... pero en sus ojos brilló siempre la inteligencia, la forta-leza y el carácter que en su vida utilizó para salir adelante, impul-

sar a su familia, y ser cual árbol frondoso que acogía bajo su sombra a sus seres queridos.

“Estudia para que te vaya bien en la vida, pór-tate bien, tú vales mucho, no dejes que nadie te diga lo contrario”, solía decirme, suavecito, pero con esa firmeza de voz que le caracterizaba, empacando la ropa, libros y hasta perfumes que me compraba “porque estaban en oferta”, de-cía, aunque yo supiera que a través de mí, con esos gestos generosos con los que me apoyaba e impulsaba siempre a perseverar en mis metas, Gladys remendaba esas grietas del alma que ima-gino quedaron grabadas cuando las carencias fa-miliares le impidieron a ella cristalizar sus sueños.

De Gladys aprendí el valor de la responsabilidad familiar no sólo hacia tus hijos biológicos, sino a los que lo son por elección y querencia. Y yo era una de ellas.

Crecí creyendo que siempre fui su favorita, no sé de qué o por qué... pero así me lo hacía sentir; un sentimiento que me inundaba de orgullo y responsa-bilidad a la vez.

La vida nos llevó por caminos separados, pero ni la distancia ni la formación de las nuevas familias lo-graron disminuir ese lazo afectivo que sentíamos. De hecho, creo que nos unió más. Solía decir que gra-cias a nosotras creció el negocio de la telefonía en nuestros respectivos países. “Llámame por cobrar”, me decía, “aquí no cobran tanto como allá”; siempre preocupada por las finanzas y todo lo que atañía a sus familiares de México.

Yo crecí con sus hijos y ella siempre les prodigó a mis hijas una atención especial que, por supuesto, incluyó siempre la enseñanza de “buenas posturas y modales”... Era única para la enseñanza aderezada con el regaño y el profundo cariño que a todos profesaba.

Hoy veo su rostro tranquilo pero ausente. Su imagen sigue siendo pulcra y discreta, con sus uñas pintadi-tas, como a ella le gustaban, “porque las manos dicen mucho de uno”, remarcaba. Busco en su mirada ese brillo especial que siempre tuvo y cuando me mira dete-nidamente y me aprieta levemente la mano, solo acato

Una historia de vida y amor...

Estás aquí... pero no estás

Azalea Lizárraga Có[email protected]

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a pensar tristemente: ¿A dónde te nos fuiste Gladys? Agradezco a Dios su presencia tranquila y sonriente

en nuestras vidas pero me duele y enoja que no este-mos ya en la suya. Que no tengamos más esa presencia fuerte que infundía seguridad y su peculiar forma de ha-cernos sentir especiales.

A principios de este año, una joven estudiante de pe-riodismo, Nigar Fatali, presentó un proyecto profesional para obtener el grado de Maestría en la Universidad de Arizona. La temática abordada dio por resultado un es-crito que me di a la tarea de traducir una parte del mis-mo al español -para que sus familares de “este lado” lo conozcan- porque en él se describe la vida no solo de una mujer que paulatinamente se nos escapa, sino tam-bién la de un hombre que, como decimos los mexicanos albureros, se va a ir al cielo con todo y tenis.

No he querido traducir los datos que nos hablan de más de 5.2 millones de pacientes con Alzheimer en Ame-rica; que en Arizona hay aproximadamente 97 mil per-sonas -y sus respectivas familias- que sufren por esta enfermedad; o agregar que en México se reconoce una población de más de 350 mil que padecen Alzheimer.

Quiero concretarme a la historia de vida y amor que en ella se relata; la de una relación perdurable y sólida a través del tiempo. Esta es la historia de Gladys y Ro-lando Carrera; y que Fatali describe en “Caer en el olvi-do: historias personales de Alzheimer”, que hoy quiero compartir con todos los que nos sentimos parte de la familia Carrera, porque ella dejó su apellido paterno y se convirtió en Gladys Carrera, la esposa de Rolando, el hijo del Niño Carrera y la Francis, y que, en cierta etapa de mi vida, formé parte de ella también.

Gladys: etapa severa de Alzheimer“Adoro a mi esposa”, dice Rolando, de 71 años.

Desde el primer día que vio a Gladys sentada en el carro de su hermana en una gasolinera en México, hace casi 55 años, se enamoró profundamente de ella. Tuvie-ron 4 hijos, disfrutaron a sus 11 nietos y 4 bisnietos. Les gustaba recibir en casa a su familia y amigos para feste-jar eventos importantes y la deliciosa comida que Gladys cocinaba. Ella era además su amiga, su compañera de parranda y confidente, pero desde hace algunos meses, ya ni siquiera puede conversar con ella.

A Gladys, de 72 años de edad, se le diagnosticó con la enfermedad de Alzheimer en el 2007, pero ya desde el año anterior presentaba ciertos síntomas preocupantes.

Es común que los pacientes con Alzheimer presenten tam-bién otros problemas de salud; en el caso de Gladys, ella tiene diabetes tipo 2. Algunos estudios sugieren que hay una relación entre estas 2 enfermedades. La diabetes tie-ne un impacto negativo sobre los vasos sanguíneos y es un factor de riesgo para la demencia vascular, el segundo tipo más común de demencia, después del Alzheimer.

A Rolando no se le conoce como una persona gentil o sensible. De hecho, sus hijos, familiares y amigos, siem-pre lo han catalogado como hosco. Es una persona que dice lo que piensa y algunas veces hasta amargado, pero cuando se trata de Gladys, todo en él se suaviza.

Rolando casi le dobla en estatura. La toma siempre de la mano, aunque sólo estén caminando dentro de la casa. No la deja sola, excepto cuando la sienta frente a la televi-sión para que vea las novelas mexicanas. Es de las pocas cosas que todavía despiertan su atención.

El mundo de Rolando gira en torno a Gladys. Se levan-ta temprano, la baña, le pone pañal y la viste, en forma sencilla, pero con colores que combinen. Le cepilla el pelo y la peina con una cola de caballo. Le gustaría hacerle trenzas, pero todavía no le salen bien. Utiliza un aceite especial para su cara y crema para la piel de su cuerpo.

Luego le prepara el desayuno: usualmente un plato de avena con frutas y jugo de naranja. Ella debe comer pri-mero. Cuando termina, Rolando se prepara su desayuno.

Diariamente hay que inyectarle insulina, darle medica-mentos por la noche y checarle los niveles de azúcar se-manalmente. “No tengo problemas para hacer cualquier cosa que se requiera”, nos dice.

Rolando procura sacarla a pasear lo más que puede. Pero cuando lo hace, tiene que seguir el mismo horario definido. Habiendo trabajando en planeación para una compañía eléctrica en el pasado, Rolando aplica sus co-nocimientos en el cuidado de Gladys: solo puede beber agua cada tres horas y luego de ello la lleva al baño.

Siempre disfrutaron hacer reuniones en casa y salir a pasear. Familia y amigos los visitaban en fechas espe-ciales, o a veces sin ninguna razón evidente. Los niños solían jugar en el patio, los adultos disfrutaban comien-do y bebiendo, tratando de alejarse de Rolando porque le gustaba entablar discusiones con quien se dejaba. Y Gladys cocinaba.

Era una cocinera admirable. Todo lo que hacía era ex-celente. Sus hijos y nietos todavía recuerdan sus chiles rellenos, sus enchiladas, la sopa de arroz seca con ca-marones y vegetales, sus famosos licuados y hotcakes

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de plátano. “Le gustaba mucho hacer pasteles. Tomó una clase de

decoración de pasteles y nunca más volvimos a comprar uno”, nos dice su hija Leonor Teresa, de 46 años. Ella trata de cocinar como su mamá pero todavía no logra igualar su sazón. Su hermano Rolando Jr., de 44 años, casi no come comida mexicana, porque dice que no sabe tan buena como la que hacía su mamá.

Ahora, las reuniones de Gladys y Rolando no son ya tan intensas. Suelen ir a México a visitar a sus parientes o a Phoenix, para ver a sus hijos, y se quedan siempre en casa de Leonor. Ocasionalmente, desayunan en su res-taurant favorito, Mimi’s Café, o van a otros lugares para comer y pedir lo que le gustaba más a ella, ensaladas.

Gladys se sienta enseguida de él, lo toma de la mano y mira intensamente a la gente que los rodea, como si tra-tara de reconocerlos o entender sus conversaciones. Casi no habla y veces murmura palabras aisladas en español. Dejó de hablar inglés desde hace varios años.

Sus hijos crecieron hablando ambos idiomas, por lo que todavía la pueden entender. Pero como la mayoría de los hispanos de tercera generación en los Estados Unidos, sus nietos no hablan español, excepto el hijo de Leonor, Gary Hill Jr. Era el único de todos los primos que podía hablar con su abuela hasta que Gladys dejó de hacerlo.

“La última vez que vi a mi nana, no sabía lo que pasa-ba, y no aprecié lo que significaba ese tiempo que pasé con ella”, nos dice Gary, quien estaba estudiando en la Universidad de Texas cuando a Gladys le diagnosticaron Alzheimer.

Leonor recuerda que cuando se percató que algo le pasaba a su mamá fue cuando estuvo con ella por dos semanas en Minnesota, cuando nació su tercer hijo, Ca-meron. Algo no estaba bien. Gladys se veía desorientada y confusa. No sabía dónde estaba y no reconocía a su hija. Siempre fue muy cariñosa con los niños y, sin embargo, no quería ni tocar al bebé. Se la llevaba recordando episo-dios de su juventud.

Cuando regresó a Arizona, Rolando la recogió en el ae-ropuerto y llamó a Leonor. Después de que colgó, Gladys se enojó y empezó a llamarlo traidor porque “una mucha-cha” lo había llamado papá. Fue entonces cuando Rolan-do se dio cuenta de que debía llevarla con un médico.

Desde que le diagnosticaron Alzheimer, Leonor ha tra-tado de ayudar a su padre lo más que puede. Se cambió con su familia a Phoenix para estar más cerca de ellos y apoyarlo. Ella calmó a Gladys cuando tuvo un episodio

violento en su casa, la llamó bruja y trató de atacarla. Ro-lando guardó todos los cuchillos de su casa cuando una noche despertó y vio a Gladys en la cabecera de su cama, con una piedra en una mano y un cuchillo en la otra.

Como Rolando está jubilado y lo suficientemente salu-dable para cuidar a Gladys por si mismo, la enfermedad no les ha ocasionado problemas financieros. Cierto es que hay costos adicionales, pero Rolando está convenci-do de que si ella estuviera bien, estaría gastando lo mis-mo en ropa, maquillaje y otras cosas. Su seguro social y plan de retiro cubren la mayor parte de sus gastos.

Aún y cuando Gladys no puede comunicarse con pa-labras, Rolando está convencido que entiende todo y to-davía expresa sus emociones. Algunas veces se suelta riendo, aunque no haya razón para ello. Hay momentos en que su risa tiene sentido, como cuando Rolando pla-tica la historia de cómo se conocieron y se casaron. Ella volteó a verlo, lo tomó de la mano y empezó a reirse, casi histéricamente.

En otras ocasiones, se suelta a llorar en forma repenti-na. Rolando piensa que es en esos momentos de lucidez, cuando se da cuenta de lo que le está pasando. Esto son los momentos más dolorosos para él.

Hay momentos, como los que Rolando llama “la mujer en el espejo”, en los que Gladys se sienta enfrente del espejo y empieza a hablar con su reflejo y hasta discute acaloradamente. Por supuesto, que solamente son mur-mullos de su parte.

En muy contadas ocasiones, tiene momentos lúcidos. La última vez ocurrió cuando su hijo Rolando Jr. fue a comer y llevó a sus hijos y nietos. Gladys se pasó el día con los niños, jugó un poco con ellos, pero la mayoría del tiempo se la pasó sentada en el patio. Al reunirse la familia en la cocina para disfrutar de la carne asada y frijoles refritos, Rolando sentó a Gladys en la mesa, para darle primero de comer a ella. Cuando su hijo Rolando se le acercó con su nieto en brazos, Gladys volteó a verlo y le preguntó en español: “¿es tuyo?”. Era la primera ocasión en tres años que Gladys reconocía a su hijo.

Para Rolando Jr. su madre fue la persona que siempre lo apoyó en todo. Cuando se divorció, cuando tuvo proble-mas con la ley o con sus hijos, Gladys siempre era quien trataba de enderezarlo. Él ha leído que el estrés puede ser un factor de riesgo para padecer Alzheimer y otras enfermedades mentales, por lo que se siente culpable de haber contribuido a la enfermedad de su madre. Al igual que sus hermanos, se preocupa también de sufrir

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la misma enfermedad. “Tengo miedo. Si enfermo, no tendré nadie, como mi papá, que me pueda cuidar”, nos dice.

Cuidar a Gladys no ha sido fácil para Rolando. De hecho, es muy estresante. Se ha demostrado que del 30 al 40% de quienes cuidan a personas con demencia senil sufren de estrés emocional y depresión.

Cuando a Gladys le diagnosticaron la enfermedad, Rolando trató de unirse a un grupo de apoyo, pero ella estaba a la de-fensiva y se negaba a aceptar el diagnóstico. Reclamaba que no estaba loca y no quería ser tratada como tal. Como Rolando no quería alterarla más, dejó de asistir al grupo de apoyo. En su lugar, empezó a leer. El libro que más lo ayudó fue el de Nancy I. Mace y Peter V. Rabins, “El día de 36 horas”. Allí aprendió cómo enfrentar el estrés tanto de él como de los pacientes, y cómo en-carar las necesidades de Gladys.

Cierta vez, Rolando escuchó en la radio un programa sobre el es-trés postraumático que se presenta entre los veteranos de guerra. Comentaban que el estrés fue resultado de ver cómo caían abatidos por las balas sus amigos o compañeros. El sentimiento de no haber sido ellos los que fallecieron, les producía culpabilidad. Estas pala-bras describen exactamente lo que siente Rolando. Sabe que cuando llegue el momento y Gladys muera, él sentirá exactamente este tipo de culpa.

Pero esta culpa no es nada comparada con la que sentiría si pusie-ra a Gladys en un asilo. Aun cuando todo el mundo le dice que lo haga, no cree que alguien pudiera cuidar a Gladys de la forma que él lo hace, ni soportar la idea de que ella pudiera estar en otro lugar, descuidada y sintiéndose sola.

Ha visto varias veces la película “Notebook”, una historia de amor donde uno de los esposos desarrolla Alzheimer. Aun cuando sabe que es una historia ficticia, la encuentra muy realista, a diferencia de otras películas que tratan sobre esta enfermedad; ha leído muchos folletos y procura mantenerse informado por internet.

Rolando hizo una lista de cosas que debe recordar: disciplina, autocon-trol, mantenerse enfocado, compasión y más compasión. Pero hay una tarea que Rolando no tiene que recordarse a si mismo realizar, y es la de amar a Gladys en la salud y la enfermedad, tal y como se lo prometió el día que unieron sus vidas y se casaron.

Verlos ahora y contrastar su vida con las memorias del pasado inme-diato me produce sentimientos encontrados de felicidad y profunda triste-za. Por supuesto que no es fácil hacerse a la idea que lo que más amas se vaya de tu lado.

Saber que está aquí pero que no está... produce ese profundo vacío que corroe y duele hasta el alma. Para superarlo y vivir con ello se necesita tener templanza, valores sólidos y mucho, pero mucho amor. A Dios gracias, Rolando tiene eso y mucho más. Por ello, mi eterna gratitud.

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La historia del ingeniero Javier Hernández Ar-menta no es para con-tarse de forma cronoló-gica. Los trazos contra

el tiempo serían, al final, simples segmentos de vida: el adolescente que quiso estudiar Ingeniería Civil, el adulto que llegó a la cima del éxi-to profesional y el hombre que se ganó el respeto y el reconocimiento dentro de un partido político.

No. La historia de Javier Hernán-dez Armenta hay que apreciarla desde diferentes perspectivas, una que tiene que ver con una fructífera carrera profesional y otra que está más apegado a la actividad política. Y ambos segmentos hay que unir-los a un cúmulo de buenos amigos ganados con el paso del tiempo. Es una historia muy interesante.

Se define a sí mismo como un

hombre eminentemente técnico, dedicado por completo a sus pro-yectos y apasionado de su profe-sión; como un hombre que ama a su familia, aunque desearía pasar más tiempo con su esposa, sus hi-jos, sus nietos; como un hombre al que le gusta escuchar música ins-trumental para trabajar en un am-biente de tranquilidad en las largas horas de oficina, pero sobre todo, se define también, como un hom-bre que sabe conservar la amistad.

“Los amigos son el mejor patri-monio que puede uno tener des-pués de la familia. En el transcurso de los años he venido acumulando amigos en diferentes momentos, en diferentes épocas, desde mi etapa de infancia, hasta la universidad; en el trabajo en las diferentes ver-tientes que me ha tocado estar, tanto en el servicio público como

en la iniciativa privada, y en otras ocasiones, en la política”, confiesa el ingeniero, oriundo de Navojoa.

En la oficina principal de la De-legación Sonora de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, donde despacha desde mayo de 2013, cuelgan en las paredes fo-tografías suyas en las que sonríe acompañado de buenos amigos. Destaca una con Manlio Fabio Bel-trones, el político sonorense más influyente en México, amigo de an-taño, compañero de trabajo y jefe.

Con él ha tenido la fortuna de compartir importantes espacios en la política partidista, como diri-gente municipal y estatal del PRI, coordinador de campaña, diputado federal por el IV Distrito en la 56 Legislatura y, recientemente, como secretario técnico del grupo par-lamentario del PRI y enlace con la

cimientos sólidosUna trayectoria de

Javier Hernández Armenta nunca quiso estudiar otra carrera que no fuera la Ingenería Civil. Ahora, su visión técnica lo ha convertido en un exitoso profesionista, servidor público y político.

Javier Quintero | [email protected]

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Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados.

Su trabajo en la política inició en 1980. Javier Hernández Armenta era para entonces un experimenta-do ingeniero civil a quien le encarga-ban obras de gran magnitud, como la construcción de un acueducto desde San José del Cabo hasta Cabo San Lucas, en Baja California Sur; o varios proyectos derivados de la Secretaría de Asentamientos Urbanos y Obras Públicas, en ese lugar que lo acogió durante siete años.

Pero deseaba regresar a Sonora a trabajar, a aportar una parte de su éxito a sus padres y sus seis her-manos. Fue así que con el apoyo de su colega y amigo, Humberto Valdez Ruy Sánchez, volvió a Hermosillo y se incorporó al gobierno de Samuel Ocaña como jefe de la Unidad de Obras Intraurbanas, que manejaba diez direcciones de la Secretaría de Asentamientos Urbanos y Obras Públicas. Era una gran responsabili-dad. Su jefe era el ingeniero Rodol-fo Félix Valdez, quien se convertiría poco tiempo después en goberna-dor de Sonora.

“Después de ganar la elección, se me invita a participar en tareas partidistas del tricolor. Fui prime-ramente director del Centro de Es-tudios Políticos y Sociales del PRI, luego pasé a ser presidente del Co-mité Municipal en Hermosillo y me tocó trabajar intensamente en la organización política para enfrentar la elección de 1988”, recuerda. En aquel tiempo, el candidato a la Pre-sidencia de la República era Carlos Salinas de Gortari; Luis Donaldo Co-losio y Manlio Fabio Beltrones eran candidatos al Senado.

Cuando Colosio fue candidato a

la presidencia de la república, yo estaba en la presidencia del PRI estatal, recuerda hernández Armen-ta. Fueron tiempos duros y tristes no sólo para el partido, sino para los miles y miles de mexicanos que teníamos esperanza de que con un sonorense de la talla de Colosio al frente, México transitaría por mejo-res senderos. Desafortunadamente no fue así...

Con su visión técnica y sus co-nocimientos sobre elaboración de planos, Javier Hernández Armenta se convirtió en pionero en la orga-nización territorial de su partido. Organizó el trabajo de campo, llenó las paredes de su oficina con pla-nos de las colonias y supo dónde enfocar los esfuerzos para asegurar el triunfo del tricolor.

“Gracias a Dios las cosas en mi caso se han dado de una forma muy natural. Mi perfil de origen es emi-nentemente técnico. Yo creo que en Sonora el primero que empezó a ha-blar de estructuras fui yo, al lograr poner en un plano las seccionales, las manzanas”, asegura.

En su amplio currículum está es-crito que fue presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Sonora, del 12 de noviembre de 1991 al 3 de marzo de 1995; que después fue secretario de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Ecología en el gobierno de Armando López Noga-les; que ocupó la Coordinación de Infraestructura y Desarrollo Urbano de Hermosillo en la administración municipal de Ernesto Gándara Ca-mou; y que trabajó dos años en Guadalajara al lado del alcalde Jor-ge Aristóteles Sandoval, hoy conver-tido en gobernador de Jalisco.

Desde el 25 de mayo de este año, Javier Hernández Armenta es

delegado del Centro SCT Sonora. Su currículum completo estuvo en la mesa del secretario Gerardo Ruiz Esparza y en él no sólo estaba es-crita su actividad profesional, sino también cada detalle de su partici-pación en la política partidista.

En la política no hay casualida-des. Su amplia trayectoria y perfil inclinaron la balanza y lo llevó tam-bién a ser designado como coordi-nador de los delegados federales en el estado.

“La política me ha ayudado en la formación y para hacer amigos, nunca me causó enemigos, y eso es algo por lo que me siento muy agradecido y satisfecho. Cuando se habla de política en forma despec-tiva, eso no se da en mí. A mí la po-lítica me sirvió también para mejo-rar como ser humano, como padre de familia, fue parte de un proceso que he vivido a plenitud”, afirma.

Aunque su trayectoria es más reconocida y respetada en el ám-bito profesional y el político, ésta no puede desligarse de su historia personal. Por eso, hablar de Javier Hernández es recordar a aquel jo-vencito de 17 años que sus padres enviaron a Guadalajara a estudiar la profesión que siempre quiso y que desde entonces, empezó a construir con esfuerzos y sólidos ci-mientos una amplia trayectoria que le ha dado muchas satisfacciones y firmeza a su vida, pero que sobre todo, como él bien lo dice, le ha per-mitido tener muchos, pero muchos amigos.

“Los amigos son el mejor patrimonio que puede uno

tener después de la familia”

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Cuatro años,Luces y sombrasCuatro años,Luces y sombras

E l cuarto año de un gobernador se supone es el mejor porque es cuando consolida programas, la gente recibe beneficios y hasta refrenda su primera elección, por lo menos así lo registra la historia en So-

nora. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de Guillermo Padrés, a pesar de un primero y segundo año con aires favorables en la economía y un reco-nocimiento de la opinión pública, hoy por hoy no se puede presumir de lo mismo.

Si nos atenemos a los números, Sonora está en mejores condiciones que otros estados de la Repúbli-ca; si no hemos logrado grandes avances, tampoco la economía está deprimida, hay turismo, inversiones y algunos sectores tienen un repunte, pero los conflic-tos políticos, desde el bloqueo de la carretera hasta los enfrentamientos con la oposición, no han permiti-do que la imagen del gobierno mejore.

La administración padrecista tiene méritos; contra viento y marea Hermosillo tiene agua, se apoya a mi-les de familias con uniformes escolares, se ha ayu-dado directamente a muchas personas necesitadas, se han abierto nuevas universidades y hospitales, entonces, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué la gente no responde favorablemente cuando se le pregunta su opinión respecto a los actos de gobierno? La li-bertad extrema del uso de las redes sociales es uno de los motivos; por más que han intentado “bajar” la mala percepción que logran con señalamientos que rayan en la grosería, son muchos los resentidos, los

criticones, la oposición activa de militantes de otros partidos, que cotidianamente hablan de malos fun-cionarios, de la crisis financiera que padecen ellos y afecta a todos e impiden tomar un respiro.

Otro de los motivos que mantiene a este gobierno con mala calificación, podría ser la política de comu-nicación; difunden actos y obras, pero ese no es el punto, sino el cómo lo hacen; de alguna manera siem-pre hablan bien de una cosa y ofenden a terceros de una u otra forma, incluso el coordinador de imagen ha tenido conflictos con varios medios de comunicación, sin necesidad alguna; no han sabido comunicar pues, y eso no es un secreto. El propio gobernador así lo ha manifestado y aún así, no se ha cambiado esta política que resulta indispensable, al igual que la polí-tica interna, las dos áreas fundamentales que pueden cambiar la percepción existente.

La lista de logros es larga, propios y extraños acep-tan que sí hay acciones positivas, pero como siem-pre pasa, las cosas negativas son las que se saben, las que se comentan y aunque hasta el momento no hay un valiente que diga directamente a un ministerio público, acusaciones de diversa índole de algún fun-cionario, queda la estela de duda si hay corrupción o no, si se han enriquecido a la mala docenas de fun-cionarios, si éstos realmente hacen su trabajo; pero, además, no abona que día a día se sepa que los hos-pitales públicos sufren carencias, que hay un fondo de pensiones que no ha sido alimentado, que en el Centro Ecológico se mueren los animales y que en el

Elma Laura AhumadaRevista 30 días | [email protected]

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delfinario no hay delfines, además del retraso en pagos a los proveedores.

Otro punto es que se ha trastocado la vida personal de la gente del gobierno,; desgracia-damente, la vox populi cuestiona asuntos que no son de su incumbencia, pero también esto se viene a sumar a la lista de presuntas irregulari-dades, el comportamiento de hombres públicos que, según principios y valores del Partido Acción Nacional con las que debieran comulgar. De ahí también viene una decepción generalizada; que un cambio en el gobierno no significó un cambio de acciones y actitudes, lo que tanto combatie-ron en años anteriores ahora protagonizan tristes historias, como el caso del dirigente del PAN en Guaymas.

Hace dos años, en este mismo espacio, escri-bíamos algo parecido, luces y sombras del Nuevo Sonora; la sugerencia en aquel entonces era que se despertó una gran expectativa y no se estaba cum-pliendo, de la necesidad del cambio de funcionarios y evitar la idea de recursos mal administrados. A cua-tro años de gobierno, ya padecimos una reconducción presupuestal que, hasta la fecha no se ha superado; las sugerencias siguen siendo las mismas. Ojalá hubie-ra señales que ahora sí habrá “algo” que haga repuntar no sólo la imagen del gobierno, sino se hable de que en Sonora se respiran aires que indican un buen cierre de administración.

La administración padrecista tiene méritos; contra viento y marea

Hermosillo tiene agua, se apoya a miles de familias

con uniformes escolares, se han abierto nuevas universidades

y hospitales, entonces,

¿qué es lo que pasa...?

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vale más tener fama de controvertido

que de pendejo

vale más tener fama de controvertido

que de pendejo

C ientos, si no es que miles de libros habi-tan en los dos cuar-tos que usa como oficina, descansan-

do en estantes, algunos de piso a techo; tres guitarras dentro de sus respectivos estuches sobre el piso, un pequeño servibar con varias botellas de buenos vinos, un escritorio donde ya no cabe un solo objeto más.

Muchos CD’s de música varia-dísima, una ‘terminal’ potente se-miescondida tras una pila de libros en el suelo; una mesa donde tam-poco cabe casi ya nada: fólders, discos, libros, un cenicero de cris-tal para puros, muchas fotografías, revistas, periódicos…

En los pocos espacios que que-dan libres en las paredes, foto-grafías en sepia y blanco y negro que narran la crónica de su propia

historia, desde la graduación en educación primaria, donde aparece con una niña de apellidos Parada Ruiz, hoy magistrada del STJE, pa-sando por los encuentros con per-sonalidades que le ha tocado co-nocer y tratar a lo largo de una muy larga carrera en el servicio público y de los cuales tiene por lo menos una anécdota: Alberto Cortez, Nel-son Mandela, César Chávez, Lech Walessa, entre otros.

¿Los has leído todos?, pregunto a Bulmaro Pacheco Moreno, que nos recibe a Roberto Morales y a un servidor en ese desorden tan bien organizado como el espacio que lo mismo ha servido para re-solver asuntos graves de gobierno, que para albergar la bohemia de los amigos entre acordes musica-les, canciones de todos los tiem-pos y un mar de anécdotas políti-cas anidadas en más de 40 años

de bregar por los casi nunca apa-cibles caminos de la política par-tidista, el ejercicio de gobierno, la práctica legislativa, el servicio con-sular y la vida misma, que resume todo eso con el entorno familiar y cotidiano.

Nooooooo, no alcanzaría la vida para leerlos todos, pero muchos de ellos sí los leo y algunos hasta los releo; otros los tengo aquí como material de consulta. Cuando ne-cesito echar mano de alguna cita chingona de Octavio Paz, por decir algo, sé exactamente dónde está el libro que la contiene, responde con desenfado.

¿Tienes algún sistema para or-denar títulos, autores, temas, en medio de todo esto?

No. Esto es, como se dice, un desmadre muy bien organizado. Si ando buscando algo, sé exactamen-te dónde se encuentra. Y se ríe.

Bulmaro Pacheco:Bulmaro Pacheco:

Arturo Soto MunguíaPeriodista independiente | [email protected]

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iiBulmaro Pacheco toca la guitarra y el acordeón y actualmente está probando con el saxofón.

Aprendí a hacerlo cuando era muy joven –dice-; porque el tocar un instrumento o cantar te da un valor agregado cuando eres estu-diante: te invitan a fiestas, te con-tratan, te diviertes, conoces gente y ganas un dinerito, lo cual era muy importante en aquellos tiempos cuando no había becas para estu-diantes universitarios.

Bulmaro se refiere a los albores de los 70, cuando partió a la ciu-dad de México para presentar el examen de admisión en la facultad de Derecho de la UNAM, que el 31 de julio de 1972 fue el escenario de la toma de Rectoría por parte de un grupo de profesores norma-listas que exigían su incorporación a la facultad de Derecho, encabe-zados por Mario Falcón y Miguel Castro Bustos. Ellos estaban al frente de uno de los varios grupos en que se fragmentó el movimiento estudiantil de 1968, acaso el más emblemático para documentar la incorporación de los estudiantes a la participación política.

Bulmaro no era ajeno a esas expresiones. En 1961, cuando cursaba apenas su educación pri-maria, recuerda la sucesión que llevó a Luis Encinas Johnson a la gubernatura. Fue un proceso muy accidentado porque el PRI se es-cindió postulando a Rafael Contre-ras Monteón “El Buqui”, un presti-giado dirigente cetemista apoyado por el Partido Democrático, creado precisamente para impulsar esa candidatura, así como el llamado Movimiento Cívico Sonorense, cu-yas principales bases de apoyo se

encontraban en Cajeme.El choque entre esas fuerzas

provocó entre otras cosas una huelga del magisterio que duró tres meses y por ello la recuerda. La si-guiente sucesión gubernamental la vivió en la secundaria en 1967, cuando se desató en Sonora un fuerte movimiento social de recha-zo a la candidatura de Faustino Fé-lix Serna, que repercutió también en el sistema educativo, huelga en la Universidad de Sonora, incluida la toma del Alma Mater por el ejér-cito, que algunos ubican como el germen del 68.

Entre 1969 y 1972 se registra el auge de los movimientos guerri-lleros en todo el país, y en Sonora su mejor exponente es la Liga Co-munista 23 de Septiembre, hasta llegar al 72, cuando ya estando en la UNAM le toca la caída de Pablo González Casanova y la llegada de Guillermo Soberón a la rectoría.

Eran sin duda años difíciles y a la vez muy aleccionadores, “eso te forma conciencia, despierta las in-quietudes por explicarte qué pasa en la sociedad mexicana”, dice.

Fueron esos años y ese contex-to los que formaron a una gene-ración de políticos que crecieron con la literatura de Erich Fromm, Octavio Paz, Bertrand Russel; con la música de Bob Dylan y demás herramientas para interpretar la realidad social y sobre todo, vivirla.

Si a eso agregas que a los 24 años supo granjearse el aprecio de uno de sus maestros llamado Fernando Solana, a quien José Ló-pez Portillo nombró secretario de Comercio y posteriormente de Edu-cación y quien lo llamó a colaborar con él en esas encomiendas, se infiere que las experiencias fueron

adquiridas desde muy joven.Apenas entrando a la UNAM

Bulmaro ya andaba cerca de esos personajes, entre los que recuer-da también a Jesús Reyes Heroles (padre), con quien colaboró hasta 1985, cuando Rodolfo Félix Valdez lo invita a incorporarse a su cam-paña por la gubernatura de Sono-ra, siendo a la vez candidato a la diputación federal.

Ese proceso electoral no fue sencillo, ni mucho menos. De he-cho, la historia lo registra como uno de los más convulsos y hay testimonios a pasto en el sentido de que Don Rodolfo, como se le conocía, perdió la elección frente al candidato del PAN, Adalberto Ro-sas López.

En 1988 Bulmaro fue candidato al senado, como suplente en la fór-mula que encabezó Manlio Fabio Beltrones, que en diciembre de ese mismo año es nombrado subsecre-tario de Gobernación en el gabi-nete de Carlos Salinas de Gortari, por lo cual Bulmaro Pacheco llega a ese escaño en la Cámara Alta, donde permanece hasta 1991.

Después de eso fue Cónsul de México en Phoenix y luego en Mia-mi, hasta que llegó la campaña de Luis Donaldo Colosio, a la que fue invitado por Ernesto Zedillo, quien tras el asesinato del candidato pre-sidencial en Lomas Taurinas, un barrio marginal de Tijuana, toma la estafeta y gana la presidencia ese mismo año.

Otro proceso electoral compli-cadísimo, desde luego, donde el candidato del PRI ya no disputó con el de la izquierda la presiden-cia, sino con la derecha encarnada en su prototípico personaje: Diego Fernández de Cevallos, a la postre

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el más priista de los panistas, conocido desde los tiem-pos del salinismo como “La Ardilla”, quesque porque no salía de Los Pinos.

Con Zedillo, Bulmaro fue coordinador de asesores del secretario de Gobernación y también de la presi-dencia hasta 1996; director regional del IMSS, dele-gado del Issste en Sonora hasta 2002, cuando se incorporó a la campaña de Eduardo Bours por la gu-bernatura de Sonora. Cuando éste ganó lo nombró secretario de Gobierno y luego director general del sistema Cobach.

En 2009 gana como candidato a diputado local por el XXI Distrito con cabecera en Huatabampo y desde 2012 regresa a las aulas como profesor en el Instituto Tecnológico de Hermosillo, impartiendo materias relacionadas con la regulación del sector público con el privado, básicamente las relaciona-das con los ámbitos jurídico, político y administrati-vo en el entorno estatal y nacional.

iiiHa sido una larga carrera en el gobierno, cual-quiera pensaría que estás nadando en dinero, le digo.

No, no, no -responde, rápido-, he vivido y sobre-vivido -como decía Juárez-, en la honrada medianía que proporcionan los ingresos del servicio público. Por fortuna no he estado desempleado y tampoco quisiera estar catalogado entre quienes utilizan los cargos públicos para enriquecerse, como ha sucedido siempre, tanto en los gobiernos del PRI, como en los del PAN, con los que la gente espe-raba un cambio y lo que vemos es que no es así; que los panistas han profundizado la indolencia y la corrupción.

iVHay cosas que pocos saben sobre Bulmaro Pacheco. Por ejemplo, que uno de los proyec-tos en que se ha involucrado es el de rescatar el legado de Frankie y los Apson, leyendas del rocanrol mexicano y cuya historia tiene como telón de fondo el drama del vocalista de ese grupo, hoy preso en Estados Unidos.

-¿Por qué queremos rescatar esa música? Se pregunta Bulmaro. Y él mismo se respon-de: porque en las fiestas siempre son de las

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más solicitadas; porque cuando en el estadio de beisbol cantan “Upu-dú” nadie sabe que es Frankie el que está cantando; porque cuando en el noticiero de Pepe Cárdenas se musicaliza la sección “Por eso esta-mos como estamos”, pocos saben que es Frankie y Los Apson quienes están ahí.

Para los melómanos que les gus-tan rolas como Detrás de la raya, Cuando apenas era un jovencito, El Barbazul y otras, dentro de poco tiempo tendrán un cancionero con más de 200 piezas, recopiladas por gente cercana a Frankie.

Por alguna razón, Bulmaro se in-volucró en esta empresa, que inclu-ye el cabildeo consular para lograr que el vocalista de Los Apson, hoy condenado a prisión en Estados Unidos, purgue su condena en Mé-xico, donde sus familiares, amigos y fans puedan tenerlo más cerca.

iVEl cancionero es uno de los proyec-tos editoriales de Bulmaro Pache-co, pero está trabajando otro libro que por título lleva “60 preguntas sobre la alternancia en México” y en el cual plantea respuestas a preguntas que la historia ha hecho obligatorias para interpretar la rea-lidad mexicana en general, y sono-rense en particular.

¿De dónde -le digo-, nace esa in-quietud por escribir?

Es una pasión desde hace mu-chos años, aunque de unos 13 para acá he incursionado en el género de la columna periodística, publicando en varios medios de comunicación…

Pero en tus textos generas polé-mica, le interrumpo.

Yo soy un provocador profesional;

me gusta generar reacciones, pi-car la cresta para mejorar la cali-dad del debate; superar el atraso en esa relación entre periodistas y gobierno, donde haya menos des-calificación y más debate sobre las ideas, responde.

Otro de los proyectos editoriales que tiene en la cartuchera, es un li-bro que incluye las biografías de ex gobernadores del estado: persona-jes recordados, a veces vilipendia-dos por la gente, no por la historia. Por ejemplo Ramón Corral Verdugo que es un personaje fascinante del siglo XIX; Faustino Félix Serna, ex-ponente de la cultura del esfuerzo, con su herencia política.

Y otros que se encuentran ente-rrados en los panteones de algunos municipios sonorenses y de otros estados.A propósito, le recuerdo, escri-biste recientemente algunos artí-culos sobre los panteones donde se encuentran los restos de ex presidentes, exgobernadores de Sonora…

Sí, de los panteones donde he estado: el Francés en Ciudad de México, el de Huatabampo, el de Álamos; el Mont Parnasse en París; el de Arlington en Washington; en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en la Villa de Guadalupe…

¿Y por qué, de dónde ese afán por buscar los camposantos?

Porque los panteones son refugio de gente insustituible. No es una vo-cación necrológica, sino histórica y política; es revivir al personaje pre-vio conocimiento del mismo. Cuando llegué a la tumba de Antonio López de Santa Anna, en el panteón del Tepeyac, recordé todo lo que hizo como presidente y pensé en dónde vamos a terminar todos…

Me acuerdo, agrega, de un his-toriador mexicano que estando en el Salón Gobernadores de Sonora, donde se encuentran los retratos de todos los mandatarios estatales me dijo: “¡Santo cielo! Y pensar que todos estaban peleados entre sí, y ahora están juntos aquí”.

VA lo largo de todo este tiempo, le digo a Bulmaro, has hecho muchos amigos, pero también muchos enemigos.

Y me responde con una anécdota.

Mira, cuando te metes a la polí-tica debes saber a lo que vas. No se vale decir ‘no sabía’ o ‘no esta-ba preparado’. Siendo directivo del área de Educación creamos una es-cuela en el barrio de La Laguna, en Huatabampo. El alcalde nos había dicho que el terreno era del muni-cipio, pero en realidad era de par-ticulares. Eso provocó las ocho co-lumnas en un diario, golpeándonos.

Hablé con el alcalde y le expuse la situación. Él me refirió que yo te-nía fama de controvertido y que por eso nos estaban golpeando.

Yo le dije: “Mire, más vale te-ner fama de controvertido que de pendejo”.

Yo soy un provocador profesional; me gusta generar reacciones,

picar la cresta para mejorar la calidad del debate; superar el atraso en esa relación entre periodistas y gobierno, donde haya menos descalificación y más debate sobre las ideas...

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Los gobiernos pueden tener o perder legi-timidad, por ello requieren legitimación. La legitimidad depende directamente del reconocimiento de los ciudadanos y de la apertura del gobierno a la sociedad.

Así, la legitimidad, a la par con la legalidad, le da sustento al ejercicio del poder por parte del gobier-no y son condiciones elementales y necesarias de la gobernabilidad.

Para comprender mejor el funcionamiento del gobier-no, la teoría del estado fue desarrollando conceptos claves como la división de poderes, atribuida a Montes-quieu, en el siglo XVIII; basándose en los clásicos como Platón o Aristóteles, que ya en la antigua Grecia men-cionaban los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Hoy en día, los sistemas de gobierno que emplean la separación de poderes utilizan un sistema de controles y contrapesos; “checks and balances”, término que tie-ne origen en el constitucionalismo inglés, resultado del conflicto entre parlamento y monarquía en el siglo XVII. La idea original es evitar que alguno de los poderes se ponga por encima de otro, y cooperar entre sí.

Ya en la ciencia política moderna, el concepto tam-bién conocido como pesos y contrapesos, resulta ser una condición necesaria para la estabilidad y eficacia de los modelos gubernamentales; en ese sentido, un gobierno que carece de estos principios, estaría en

plena decadencia y a fuerza de evitar una grave crisis de gobernabilidad, es necesaria la intervención de la sociedad civil organizada.

Para definir esto tomaremos la idea del filósofo ale-mán Jürgen Habermas, quien plantea que la sociedad civil tiene varios elementos: primero, el conjunto de ins-tituciones que definen y defienden los derechos de los ciudadanos, propician su libre asociación, con la posibi-lidad de defenderse del poder y del mercado.

Segundo: la viabilidad de la intervención ciudadana en la operación del sistema; y por otra parte, el conjun-to de movimientos sociales que plantean nuevos princi-pios, valores, y nuevas demandas sociales.

Así, la sociedad civil contiene un elemento institu-cional y un elemento activo y transformador. En estas ideas confluyen varios estudiosos de la ciencia política contemporánea, como Guillermo O’Donnell, quien plan-tea que para considerarse como un régimen democrá-tico, existe la necesidad de que la sociedad civil inter-venga como contrapeso del gobierno, mediante lo que él llama “control horizontal”, constituido por el conjunto de instituciones estatales que tienen como finalidad la supervisión, control, rectificación y/o sanción de los actos ilícitos en los que hayan incurrido otras institucio-nes del estado.

Estas instituciones deberán tener autoridad real y autonomía plena con respecto a las instituciones a

El dilema del poder:ineficacia o legitimidad

Manuel Venzor Castañeda Presidente del ICADEP Sonora | [email protected]

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las que fiscaliza. Estamos hablando de organismos de contraloría, fiscalización, transparencia, entre otras. La presencia de estas instituciones y las funciones que deben cumplir, son una manifestación de la división de poderes y los pesos y contrapesos que existen entre ellos.

Estas instituciones están basadas en el desarrollo de la ciencia política y sustentadas en la eficacia de las sociedades más desarrolladas. Por lo tanto, un gobier-no que simula estas instituciones y que altera el equi-librio de poderes, viola los principios más elementales de eficacia gubernamental. Esto afecta gravemente la gobernabilidad del estado al carecer de legitimidad frente a la sociedad, sobre todo si en ésta existe per-cepción de corrupción. Al margen de los resultados de gobierno, el elemento clave de la gobernabilidad es la legitimidad.

Y es que para lograr una efectiva lucha contra la co-rrupción, es necesaria la participación de la sociedad civil, de los medios de comunicación y de las institucio-nes encargadas del control horizontal.

Sin una verdadera participación ciudadana en

contrapeso del gobierno, se pone en riesgo la gober-nabilidad; sin una real rendición de cuentas están en peligro las finanzas estatales, esto conlleva a la quiebra económica y social del estado, situación que afecta a toda la población y tarda mucho tiempo en restablecerse.

En las sociedades políticamente más avanzadas, la lealtad de la sociedad con el gobierno está subordina-da a los fines superiores del estado. Como sociedad civil y por nuestro propio bien, estamos obligados a fis-calizar y exigir rendición de cuentas, y si un gobierno no puede ser eficaz, la sociedad tiene que intervenir con urgencia.

Para lograr una efectiva lucha contra la corrupción, es necesaria

la participación de la sociedad civil, de los medios de comunicación

y de las instituciones encargadas del control horizontal.

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