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7/22/2019 Territorio y Migracion Forzada Coraza
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REFERENCIA:
AUTORES/AS (p.o. de firma): Enrique Coraza de los SantosTTULO: Territorialidades de la migracin forzada. Los espacios nacionales ytrasnacionales como estrategia poltica.
REF. REVISTA/LIBRO: Espacialidades. Universidad Autnoma de MxicoFECHA PUBLICACIN: (en prensa)INDICE DE IMPACTO:Latindex
Territorialidades de la migracin forzada. Los espacios nacionales ytrasnacionales como estrategia poltica
Enrique Coraza de los Santos1
Resumen
En este texto, buscamos aplicar los conceptos de territorio y espacio a las
migraciones forzadas con diferentes connotaciones, replanteamientos y
reposicionamientos respecto a los espacios de referencia primaria. En este
sentido, aludiremos a las implicaciones de la desterritorialidad y la
transterritorialidad, que parten de un proceso de redefinicin de identidades a
consecuencia de un destierro.
Asimismo, presentaremos una serie de prcticas generadas en los espacios
de los exilios, como parte de las estrategias elegidas para dotarlo de sentido.
Con el transcurso del tiempo los exilios, pensados como coyunturales,
terminarn convirtindose en permanentes en la realidad actual del exilio
subjetivo.
Palabras clave: territorio, Espacio, Exilios, Uruguay, Trasnacionalismo
Abstract
This paper applies the concepts of territory and space in the issue of forced
migrations with different connotations, restatements and repositioning about
1Dr. en Historia. Miembro del Sistema Nacional de [email protected]
mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]7/22/2019 Territorio y Migracion Forzada Coraza
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primary reference spaces. In this sense, it analyzes the implications of
deterritorialityand transterritoriality, which are part of a process of redefinition of
identities as a result of exile.
It also analyzes a series of practices generated in the spaces of the exile as
part of the strategies chosen in order to give it a meaning.
Through the time the exile intended asa temporary phenomenon, becomes a
permanent one in the current reality of the subjective exile.
Key words: territory, Space, Exiles, Uruguay, Transnationalism
Introduccin
Las migraciones forzadas representan un tipo particular dentro de los
movimientos de poblacin. Sus caractersticas, asociadas a la violencia directa
o potencial de ver peligrada la integridad fsica, moral o los medios de vida de
los individuos, parejas, hijos o grupo de pertenencia, las hacen revestir cierta
especificidad y diferenciacin dentro de los mismos. De igual forma, otro de los
elementos particulares es la inmediatez, la urgencia de la salida que no permite
o, en todo caso, reduce al mnimo las posibilidades de elaborar un proyecto
emigratorio, revistiendo ese carcter de involuntarias. Otro aspecto a destacar,
es la sensacin de trauma (derivados de la violencia y del despojo) y de
parntesis donde, la necesidad del retorno, forma parte de los sentidos con que
se dota a los exilios en la mayora de los casos.2
Las circunstancias mencionadas como particularidades de las migraciones
forzadas, hace que sean diferentes las respuestas, asociadas a los procesos
de percepcin de las diferentes realidades (el pas dejado, las modalidades desalida, rutas e ingreso en los pases de destino, las formas de insercin, las
relaciones sociales, polticas y/o culturales, las especificidad de las redes
2En este punto es importante reconocer que esta caracterstica est fuertemente asociada a lo que
denominamos como el exilio militante, es decir, aquel que mantuvo una actitud y espacios de
resistencia y lucha en el exilio. Sin embargo, otra parte de los exiliados y exiliadas, por diferentes
motivos, no reaccionaron de la misma forma y asumieron el destierro insertndose en las sociedades de
destino en el plano privado, sin proyeccin poltica asociada al exilio y por tanto este sentido del retornocomo prioritario estuvo menos presente.
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establecidas, etc.), de los espacios, las territorialidades e identidades. Es por
ello, que reflexionar sobre las mismas se convierte en una labor relevante y
necesaria a la hora de analizar el pasado reciente de ciertas sociedades
atravesadas por procesos traumticos, derivados de procesos autoritarios,
dictatoriales o de guerra civil.
El eje de anlisis adoptado, pretende trascender las dimensiones ya transitadas
de las historicidades, los enfoques demogrficos, los estudios desde el
psicoanlisis o los relatos testimoniales, para comprender la vinculacin con
otras dimensiones, como pueden ser la concepcin de los espacios y
territorialidades como estrategias polticas.
Metodolgicamente, se aborda el caso de estudio, los exilios, particularmente
uruguayos, en su relacin con uno de los destinos ms importantes, Espaa,
en una dimensin de redes y relaciones histricas de larga duracin. En un
recorrido, que fluye entre lo deductivo e inductivo, se nutre del trabajo emprico
de investigacin con exiliados y exiliadas, al cual se busca mirar desde
diferentes enfoques terico metodolgicos que estn en las fronteras de
diferentes disciplinas.
El contexto histrico del territorio y los espacios de referencia primaria de
los exilios uruguayos
Las coordenadas espacio temporales de las dimensiones socio polticas y
culturales que enmarcan el caso de estudio presentado, tienen que ver con la
historia reciente de Uruguay, pero con caractersticas compartidas en el Cono
Sur de Amrica Latina que va desde el ltimo cuarto del siglo XX hasta la
actualidad.La segunda mitad del pasado siglo estuvo protagonizada por el contexto
internacional de la Guerra Fra. En el sub continente americano, se evidenci
en el conflicto de sectores conservadores que buscaban mantener y proteger
un modelo poltico y de vida liderado por Estados Unidos bajo una subrogacin
de ste de proteccin y vigilancia de lo que consideraba un espacio propio
(ODonnell, 1982). En oposicin, se ubicaron diferentes sectores sociales,
polticos, sindicales, culturales, religiosos y revolucionarios que reclamaban uncambio, a la luz de una situacin de crisis que afectaba a grandes porciones de
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la poblacin. La respuesta conservadora, con diferentes grados de radicalidad,
desde sectores civiles, militares y hasta religiosos, ser plegarse a una serie de
lineamientos poltico militares que conjugan influencias europeas,
latinoamericanas y estadounidenses denominada Doctrina de la Seguridad
Nacional (DSN) (Pita, Coraza y Amador, 2013). Asimismo, estos lineamientos
se consideran como parte de una estrategia poltica para la imposicin sin
resistencias de nuevos modelos econmicos en el trnsito del liberalismo al
neoliberalismo (Klein, 2010; Olesker, 2009; Riis, 2006 y Baud, 2002). Las
reacciones, desde la sociedad civil, los partidos polticos y los sindicatos, se
observarn a travs de diferentes estrategias de oposicin que irn desde las
formas instituciones tradicionales, a las organizaciones revolucionarias,
inspiradas en la Revolucin Cubana o en formas nacionales de estructuras
armadas (Vezzetti, 2009; Franco, 2008 y Calveiro, 2005). La derivacin, ser
un clima creciente de violencia poltica y, posteriormente, una sucesin de
dictaduras, militares y cvico militares, bajo los lineamientos de la DSN que
aplic, en forma sistemtica, el Terrorismo de Estado (Duhalde, 1983 y Rico,
2008). Dentro de las consecuencias humanas de este proceso represivo se dio
la mayor emigracin forzada en la historia del Cono Sur que llev a miles de
hombres, mujeres y nios al destierro principalmente en Amrica y Europa y,
en menor medida, en frica (Norambuena, 2008; Yankelevich y Jensen, 2007 y
Dutrnit, 2006). En el exilio, se desarrollarn estrategias para dotar de sentido
al mismo y lograr el objetivo fundamental: derrotar los regmenes que los
obligaron al destierro. Las mismas, se organizarn a partir de espacios de
representacin que reproducirn formas polticas y socio culturales del pas
dejado. En su diversidad, trasladarn formas tnico nacionales que van desde
los modelos de las asociaciones de inmigrantes europeos (como lasSociedades de Socorros Mutuos de espaoles e italianos; por ejemplo, la Casa
Uruguay de Barcelona o la Casa Argentina en Madrid), a representaciones de
las organizaciones polticas y sindicales en el exilio (el Frente Amplio3 en el
Exterior o la Convencin Nacional de Trabajadores4 en el Exilio, ambas en
3El Frente Amplio es una coalicin de partidos y organizaciones polticas de izquierda deUruguay que nace en Uruguay en 1971 y que desde 2005 es parte de la agrupacin de
partidos polticos de izquierda en el gobierno nacional hasta la actualidad.4Centra nica de Trabajadores surgida en 1966, objeto de represin durante el perodo de lasdemocracias autoritarias previas a la dictadura y finalmente proscripta por sta. Se restablece
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Madrid y la Convergencia Democrtica del Uruguay5). Estas formas de
organizacin, desarrolladas en todos los espacios de los exilios por el mundo
(con similares caractersticas para chilenos, uruguayos y argentinos) y, en
concreto, en el mbito del espacio nacional espaol o cataln, se combinarn
con el establecimiento y mantenimiento de una densa red con la resistencia en
el interior de Uruguay as como con las diferentes representaciones del exilio
uruguayo por el mundo (Markarian, 2006 y Jensen y Coraza, 2009).
A mediados de la dcada de los 80 del pasado siglo, se producen los procesos
de transiciones a las democracias en la regin y, muchos de los exiliados y
exiliadas, comienzan a pensar en el retorno a sus pases de destino marcando
el final del exilio objetivo (Coraza y Dutrnit, 2011; Gaillard, 1992; Infesta, 1987
y Barton y Alfaro, 1986).6A partir de ese momento, se inicia un duro proceso
que enfrente a los exiliados y exiliadas con un dilema identitario de
confrontacin entre el volver o quedarse, entre la versin congelada del pas
dejado y el pas real del retorno, entre el reclamo y conflicto por las memorias
de la represin y el silencio impuesto y auto impuesto (Allier, 2010 y Coraza,
2008). Muchos, buscarn formas de reinsercin en el pas de la recuperacin
democrtica, pero otros, con diferentes grados, ensayarn diversas formas de
residencias semi permanentes entre el pas del exilio y el del retorno, traslados
como espacio de representacin de los trabajadores y trabajadoras uruguayos en el proceso derecuperacin democrtica, en 1985, como Plenario Intersindical de TrabajadoresConvencinNacional de Trabajadores (PIT-CNT).5Experiencia multipartidaria surgida en el exilio en 1980, con sedes en diferentes pases, y querepresentar distintas tendencias polticas, no slo de la izquierda, sino de algunos sectores delos partidos tradicionales que se enfrentaban a la dictadura desde el exterior6Establecemos ciertas precisiones dentro del proceso de los exilios como vivencia humanaprotagonizada por todas aquellas personas que lo sufrieron como vctimas directas o indirectas,en el caso de los familiares o los hijos llevados a corta edad o que nacieron en el exilio. Enprimer lugar, la existencia de un exilio militante, que mantuvo su actividad poltica en el
destierro como forma de dotar de sentido al mismo a partir de generar las condiciones paraterminar con las circunstancias que los llevaron al mismo: las dictaduras. Un exilio privado,vivido por aquellas personas que una vez en el destino se refugiaron, por diferentescircunstancias personales, psicolgicas, familiares, polticas, etc., en su vida y actividadprivada y se mantuvieron alejados de toda militancia. Asimismo, la consideracin de un exilioobjetivo, representado por el perodo en el que se mantuvieron las circunstancias represivasque les obligaron al destierroque se inician muchas veces en perodos de democraciaautoritaria y se continuaron en las dictaduras- hasta su finalizacin, con el proceso derecuperacin democrtica. Distinto, del exilio subjetivo, que es aquel que acompaa, comovivencia y como rasgo de identidad, a quienes lo padecieron en forma directa, por el resto desu vida, como condicin de existencia. Por estas razones, sumadas a la enorme diversidad decircunstancias que tienen que ver con las condiciones personales y familiares de salida,recorridos, destinos, gnero, edad, pertenencia a agrupaciones polticas, sindicales, sociales o
armadas, entre otras muchas, es que hablamos de exilio, como espacio de referencia enrelacin con las circunstancias de la proyeccin de un estar forzado de, exilios comocircunstancia humana y particularizada de ese estar.
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a terceros pases o, definitivamente, una re emigracin, a partir de asumir que
el pas del exilio, el del parntesis, constituye su espacio de referencia, asumen
una redefinicin de su propia identidad (Coraza y Dutrnit, 2011). Esta nueva
realidad, como residentes en el destino, mantendr a muchos unidos a los
espacios generados durante el exilio, resignificados en su sentido actual a
partir de la relacin con una nueva migracin uruguaya, en este caso, de
carcter econmico (Moraes, 2008). Desde estos espacios de nuevo sentido,
pero cuyos dirigentes siguen identificados como exiliados, como una manera
de marcar una diferencia respecto de los inmigrantes, ensayarn nuevas
estrategias de relacionamiento, no slo con la nueva migracin, sino con el
pas de origen a travs de formas de representacin poltica en el exterior y
labores de cooperacin y ayuda o a partir de campaas concretas como la
lucha por el voto de los uruguayos en el exterior (Taks, 2006).
Desterritorializacin o reterritorializacin: un debate conceptual posible
Como hemos visto, las migraciones forzadas estn asociadas a espacios, a
territorios; el de origen, el de la referencia primaria en un sentido material,
simblico, afectivo, poltico, cultural; al de destino, como refugio, como trnsito,
como recurso y, para muchos, sin vivirlo conscientemente durante el exilio, de
re significacin de la identidad.
El concepto de territorio ha sido asociado tradicionalmente a la Geografa a
travs de su connotacin espacial en las dimensiones de la naturaleza y su
interaccin con los seres humanos. Igualmente, en el rea de la economa
respecto a la productividad de los diferentes espacios o, en la Antropologa, a
partir del patrimonio como dimensin cultural en una relacin dialgica entre lotangible y lo intangible, lo material e inmaterial (Coraza, Espinel, Casado,
2013). El trmino territorio, como todo concepto, mantiene las caractersticas
de ser complejo, relativo y dinmico, por tanto, es parte de las redefiniciones,
producto del debate de los cientistas sociales.
En los aos 60, la irrupcin del pos estructuralismo de la mano de autores
como Guattari o Deleuze provocaron en el mbito de la Geografa,
principalmente, aunque no exclusivamente, una serie de reflexiones a propsitodel trmino de territorio como un todo, holstico, interrelacionado; superando la
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dicotoma entre lo humano y lo natural (Herner, 2009). Asimismo, esta corriente
tambin impacta en la historia a travs de los estudios culturales y, por
supuesto, los estudios de la Historia poltica como una de las dimensiones de
las relaciones entre los seres humanos, se ve afectada. Por tanto, asociando la
experiencia vivencial de la poltica, asistimos a una cultura protagonizada por
una generacin que, en los aos 60, se socializa desde la militancia, dando
como resultado la construccin de identidades a partir de una interaccin con
sus pares y con la sociedad bajo la construccin del sentido propio y colectivo
de ciudadana (Coraza, 2012). En estas construcciones identitarias se puede
afirmar que, en el Uruguay del pasado reciente, se vive una conexin
permanente entre, la micro poltica del contexto local y nacional y, la macro
poltica definida por historicidades (desde la lucha revolucionaria, anti
imperialista, hasta las influencias y existencia de redes con procesos polticos
extranjeros como lo fue la Guerra Civil Espaola), y presentismos (el contexto
de la Guerra Fra), convergiendo ambos en una forma militante y de
sociabilidad, en muchos casos, casi exclusiva (Dutrnit, Allier y Coraza, 2008).
El asumir las identidades, a partir de la militancia y la ciudadana activa,
comporta tambin lo que Deleuze define como agenciamientos, apropiaciones
en un sistema de relaciones mltiples (Hernes, 2009: 162-165). En esta
apropiacin, que tiene una relacin interactiva permanente con el poder7
(institucional, poltico, cultural, familiar) se construyen territorialidades, espacios
identificados como referentes del accionar y de la cotidianeidad (que no es slo
poltica o ideolgica, sino tambin afectiva pues incluye las redes de amistad y
hasta de pareja) que dotan de sentido a la existencia: un por qu y un para qu
desde una identificacin con un nosotros. En este punto, coincidimos con
Hernes en la medida que este territorio, as comprendido, es algo ms que lomaterial, lo aprehensible, es tambin la subjetivacin del espacio y un conjunto
de acciones, de prcticas y de estrategias en un movimiento dinmico de
construccin y reconstruccin (Hernes, 2009: 167). Sin embargo, la autora
apuesta en este proceso dinmico que tiene puntos de fuga y de proyeccin
que se pierden, por una desterritorializacin, en la medida que aparece una
7
Utilizamos el concepto de poder de acuerdo con la concepcin de Foucault, en el sentido, node pertenencia, sino de accin, de ejercicio, no solamente de dominacin, sino tambin decreacin (Foucault, 1979).
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reterritorializacin. Desde nuestra reflexin, nos preguntamos, y cuestionamos,
que exista desterritorializacin como tal, esto significara un contrasentido, pues
sera percibir el territorio como algo esttico que, en la medida que cambia, se
pierde. Ahora, si lo estamos viendo como dinmico, no existe prdida, sino
precisamente redefinicin, resignificacin, es decir, no hay prdida, sino un
nuevo sentido a partir de esa relacin dialgica con el contexto y los
protagonistas. Por tanto, podemos percibir la re territorializacin como una
estrategia para mantener el sentido.
Afirmado lo anterior, para el caso de las migraciones forzadas, s existe una
desterritorializacin si lo pensamos en lo que Guattari denomina como
desterritorializacin relativa pues existe un alejamiento, una prdida de la
interaccin material con el territorio primario. Sin embargo, existe una segunda
dimensin, tambin planteada por Guattari, la desterritorializacin absoluta en
relacin con lo subjetivo, con lo imprevisible, con el futuro frente a la prdida.
Es aqu donde planteamos que en los exilios esta dimensin no se da, pues los
nuevos territorios del destierro, para el exilio militante, se convierten solamente
en el soporte material para reconstruir los territorios despojados, para
reproducir el territorio de la referencia primaria. Consideramos este proceso
como la necesidad de enfrentar la crisis de identidad provocada por el despojo
objetivo y subjetivo (Crdenas, 2013), el trauma de la prdida de la ciudadana
combatido a travs de la reproduccin del espacio original (en trminos
materiales, simblicos, humanos y polticos) como esencia del sentido del
exilio. Los testimonios de los exiliados y exiliadas militantes hablan de la no
existencia del exilio personal, de parntesis, de vida dedicada a la lucha. De la
misma forma, los mismos testimonios afirman haber sido conscientes de la
creacin de nuevas territorialidades en el pas de destino una vez finalizado elexilio, y en muchos casos con el retorno a Uruguay (Coraza, 2007). Existe, por
tanto, la permanencia de una fuerte identificacin de un nosotros donde los
otros (la sociedad de destino) slo es vista como un recurso. Ahora, con el
retorno, en la bsqueda del reencuentro con el nosotros perdido, es que se
toma conciencia de que se han convertido en los otros. El reencuentro con los
de adentro les hace tomar concienciade la pertenencia a los de afuera. De
ah, que para muchos, la mejor solucin sea el permanecer en el destino, laitinerancia o la re emigracin. Finalmente, no afirmamos que existe la
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desterritorializacin, sino que planteamos, que para el caso de las migraciones
forzadas, y dentro de stas, el exilio militante, al menos de las del Cono Sur en
los aos 70-80 del siglo XX (y podemos encontrar elementos comparativos
para el caso del exilio republicano espaol), se podra matizar y discutir este
concepto.
Ahora, dentro de esta dinmica, podemos reconocer, que una vez asumida la
pertenencia ms a los de afuera que a los de adentro, es decir, en el
perodo que consideramos como parte del exilio subjetivo, s exista una
desterritorializacin, pues esa toma de conciencia incluye, tambin, asumir la
reterritorializacin.
El trasnacionalismo como otra dimensin para pensar las migraciones
forzadas
El Transnacionalismo poltico es la herramienta que, a partir de los estudios
ms recientes relacionados con las migraciones actuales, la globalizacin y los
cambios en el mundo capitalista, nos puede servir de lente para observar
tambin los exilios. Como afirma Portes, el transnacionalismo representa una
perspectiva novedosa, no un fenmeno nuevo (Portes, 2005). Aquel, ha sido
definido por Patricia Landolt como procesos y prcticas que a la vez que cruzan
fronteras y vinculan mltiples ubicaciones, tienen la capacidad de transformar
las estructuras y los foros polticos establecidos, construir nuevos, as como
nuevas formas de hacer y de interrogar a la poltica (Landolt, Goldring y
Bernhard, 2009). Para Natalia Moraes, es el lugar de los vnculos polticos, el
espacio pblico en el cual las acciones polticas, tanto formales como
informales se extienden a travs de las fronteras (Moraes, 2009), y podemos
agregar; a travs del tiempo.En el caso especfico de la migracin, a travs de las prcticas transnacionales,
los migrantes participan en el proceso de formacin de ms de una nacin y,
por lo tanto, trastornan y transforman las estructuras polticas establecidas de
las diferentes naciones con las cuales mantienen contactos (Basch et. al.
1994).
Generalmente, buena parte de los estudios sobre el trasnacionalismo se han
centrado en dimensiones sociales, culturales o econmicas, acompaando laidea dominante de las migraciones como resultado de los desequilibrios
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econmicos. En estas visiones, los migrantes aparecen como sujetos pasivos,
como sujetos de poltica, ms que sujetos activos y promotores de sus propias
dinmicas de poder y como parte de un proceso de reconstitucin poltica.
En los aos 90, dentro del mbito de las Ciencias Polticas, el trmino
transnacionalismo se ampli desde las relaciones econmicas (donde haba
surgido ya en los 70) a las organizaciones no gubernamentales y las redes
transnacionales de apoyo unidas a valores compartidos, el uso de un discurso
comn y el intercambio de informacin extenso entre organizaciones de
activistas con pensamientos comunes (Wayland, Sara V. 2006 citando a Keck y
Sikkink, 1998).
Finalmente, si ya nos centramos en las relaciones entre migrantes y
participacin poltica tambin observamos ciertas limitaciones. Cuando se
estudia la participacin poltica de stos, en muchos casos se hace
exclusivamente relacionada con la falta de derechos polticos formales, el
comportamiento electoral o las actividades de partidos y lites. De esta forma
se descuida el contexto macro social y el estudio de las causas de las
migraciones (Bolzman, 2009) como una variable a considerar que puede
modificar las hiptesis o alcanzar anlisis de mayor complejidad. Bolzman, uno
de los pocos investigadores que ha abordado el exilio chileno en Europa,
coincide tambin en este tipo de apreciaciones. Uno de los debates sociales y
polticos ms importantes que existen hoy en da respecto a las migraciones y,
los migrantes, tiene que ver con el tpico de la integracin. Sin embargo, como
bien lo seala, la incorporacin a una nueva sociedad no es, necesariamente,
un proceso lineal dependiente exclusivamente del tiempo de residencia. La
asimilacin, no es necesariamente el resultado final de este proceso. En los
estudios, s que se acepta la incorporacin como un proceso dinmico dondese distinguen fases, pero al considerarlas, no se tienen en cuenta, muchas
veces, los factores contextuales, tanto de origen como de destino que
brindaran la explicacin (Bolzman, 2009). Buena parte de las conclusiones de
los estudios migratorios asumen la perspectiva asimilacionista, pero no tienen
en cuenta la diversidad de los contextos de salida, donde la incorporacin, por
ejemplo, no es necesariamente una cuestin relevante para las migraciones
forzadas.
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En los exilios, tambin se pueden evidenciar fases en su dinmica temporal,
donde cada una de ellas est marcada por la existencia de un acontecimiento
central a nivel macro social que ejerce una influencia sobre los recursos de los
actores y sobre su percepcin de la situacin. Cada fase, se caracteriza por
una manera especfica de vivir el exilio a escala individual, a travs de formas
propias de expresin a nivel comunitario y modos particulares de relacionarse
con sociedades en origen y destino.
Un acontecimiento (muchas veces independiente de la voluntad del individuo o
dependiente de su accin como parte del colectivo), tanto en origen como en
destino, puede modificar las formas de incorporacin de los exiliados a la
sociedad de residencia, as como sus relaciones con la sociedad de origen. Un
acontecimiento, delimita la estructura de oportunidades polticas que orientan,
facilitan o restringen la movilizacin de los recursos de una comunidad exiliada.
Esos recursos, son el principal capital con el que cuentan y que los definen a
la vez que condicionan en su posicin y proyeccin social. Los mismos,
provienen de mltiples orgenes, pero en su mayora de una historia en comn
compartida que forma parte de una identidad colectiva.8 En el caso de los
exilios en Espaa adems, esa historia compartida no slo incluye a la
comunidad expulsada sino tambin a la comunidad receptora, formando parte
de una memoria comn que es el principal recurso a movilizar.
De esta forma dispondrn de:
Recursos colectivos, principalmente de carcter simblico que se ponen a
disposicin, como recurso y como estrategia para reforzar o generar una
identidad comunitaria. Las relaciones migratorias y exiliares entre Espaa y
Uruguay.
Recursos socialesen cuanto a experiencias de formas de auto organizacin,capacidad de desarrollar contactos, movilizar la sociedad y la comunidad en
8Lo compartido forma parte de las extensas y densas redes establecidas a partir de variaslneas de contacto entre Espaa y Uruguay. Las diferentes oleadas de migrantes espaolesdesde la segunda mitad del siglo XIX hasta los aos 60 del siglo XX. Los contactosdesarrollados entre las organizaciones polticas y sindicales espaolas, especialmente de razsocialista, y uruguayas, que se fortalecern con el exilio republicano espaol en un tringulo decontacto entre Toulousse, Mxico, Buenos Aires y Montevideo. Relaciones intelectuales yculturales. Muchos de los exiliados republicanos espaoles militarn en movimientos de laizquierda poltica uruguaya, incluso en organizaciones revolucionarias y se vern obligados, a
partir de los aos 70 del pasado siglo, a re exiliarse nuevamente en Espaa. En este perodo,este capital de relaciones se convertir en un recurso utilizado por uruguayos y uruguayas a lahora de considerar un posible destino para su exilio (Coraza, 2011 y Rey y Coraza, 2009).
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torno a ciertos objetivos. Los espacios de representacin, desde los de carcter
tnico nacional o regional, a los polticos, sindicales, culturales o de gnero.
Recursos culturales como la capacidad de la comunidad de proyectar una
imagen positiva de s misma a partir de actividades. Lo cultural, como
perteneciente a un tronco comn o compartido, pero tambin respecto a la
cultura poltica, las afinidades ideolgicas o el presentarse, los migrantes, como
pertenecientes a un colectivo que sufre una situacin similar a la sufrida por
otros colectivos, en el pasado, en los espacios de destino.
Exilios, exiliadas y exiliados uruguayos en la madre patria
Los exilios uruguayos revestirn mltiples formas, rutas, destinos y perodos
que se convierten en uno de los aspectos a considerar al hablar de exilios y no
de exilio (Dutrnit, 2006 y Coraza, 2007b). En cuanto a las fechas de salida,
podemos reconocer tres etapas bien diferenciadas por las circunstancias que
las provocan, que adems, tambin determinan rutas y destinos. Una primera
etapa, previa al golpe de estado de 1973 y que se ubica en torno a 1971-72,
protagonizada por los integrantes de las organizaciones de la izquierda armada
y que se dirigen principalmente a Chile y Cuba. Un segundo perodo, lo
encontraremos en el momento inmediato al golpe de estado del 27 de junio,
protagonizado fundamentalmente por lderes polticos, sindicales y de la
educacin; se dirigen principalmente a Buenos Aires y a Chile. Esta etapa, se
ver acompaada, tres meses despus, por el golpe de estado del 11 de
septiembre del Gral. Pinochet contra el gobierno de Allende, obligando a los
exiliados uruguayos en ese pas a un re exilio y a la bsqueda de nuevosdestinos, en buena parte, como refugiados o asilados por gobiernos
latinoamericanos y europeos. La ltima etapa, se inicia en torno a los aos
1975-76, determinada por un cambio de rumbo en la dictadura uruguaya, la
extensin de la represin, y la consideracin de la sociedad civil como el
enemigo, afectando especialmente a los militantes del partido comunista y
otras agrupaciones de la izquierda marxista y socialista. A su vez, se sumar el
golpe de estado en Argentina el 24 de marzo de 1976, que nuevamente
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obligar a los que all se encontraban, a re exiliarse y sumarse a los que ya lo
estaban haciendo desde Uruguay.
Esta multiplicidad de destinos, a los que el poder represor obligar a miles de
ciudadanos y ciudadanas lograr, en lo inmediato, un primer objetivo, romper
con las redes de solidaridad establecidas a partir de una experiencia
compartida en la lucha por diferentes estrategias y alternativas para el pas. Sin
embargo, rpidamente, en muchos casos, las redes y contactos vuelven a
activarse y a reconstruirse, ya no necesariamente a travs de la presencia real
y material de todos y todas en un mismo espacio, pero s de la
transnacionalizacin como forma de continuar con la lucha, en este caso de
resistencia y enfrentamiento a la dictadura a partir de las estrategias de
solidaridad, denuncia y aislamiento internacional (Markarian, 2006).9
Espaa, es uno de los destinos destacados de los exilios uruguayos donde se
concentraron importantes grupos de exiliados que respondan a las ms
diversas opciones polticas, sindicales, de la educacin y la cultura. Las
razones que llevaron a que muchos eligieran este pas hacen a una serie de
elementos que tienen que ver con la historia y la cultura que unen a Uruguay y
Espaa as como tambin a las opciones elegidas por distintas agrupaciones
polticas. Una vez elegido Espaa -en algunos casos como primer destino y, en
otros, como segundo o tercero, dependiendo de las circunstancias personales,
familiares o grupales de cada uno/a-, las condiciones para la llegada y
residencia estuvo cargada de dificultades y de bsquedas personales y
polticas para recuperar muchas de las cosas perdidas, entre ellas una
recuperacin de su propia identidad. En este plano, una vez instalados los
exiliados uruguayos, jug un papel importante la historia de convivencia del
exilio republicano espaol en Uruguay, as como las redes, histricas ypresentes -si nos referimos al presente del exilio- con las organizaciones
polticas, sindicales y sociales espaolas.
Una parte importante de los exiliados uruguayos, una vez superados los
primeros obstculos para procurarse una vivienda y un sustento, a la vez que
un grupo de pertenencia, van a buscar integrarse a los diferentes espacios ya
9De esta forma podemos apreciar lo que tanto Landolt (2009) como Moraes (2009) consideran
como elementos del transnacionalismo, nuevas formas de hacer poltica a partir de nuevasvinculaciones entre mltiples ubicaciones o los vnculos entre espacios formales e informales atravs de las fronteras.
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creados en algunas ciudades, y donde no los haba se van a reunir para
crearlos. As, surgen las diferentes formas organizativas a partir de espacios
distintos pero unidos bajo consignas y luchas comunes. La unidad, ser una de
los aspectos que caracterizar a los exilios uruguayos frente a otros exilios
latinoamericanos en Espaa y a la vez una de sus seas de particularidad
frente a experiencias de otros pases. Las razones, se pueden encontrar en la
propia tradicin poltica y sindical uruguaya, as como en las caractersticas de
las formas de organizacin que se dieron en Espaa.
Si bien la dispersin dentro del territorio espaol va a llevar a destinos en varias
ciudades y/o Comunidades Autnomas, tanto peninsular como insular, van a
haber dos que, por su importancia estadstica, simblica e institucional van a
sobresalir: Barcelona y Madrid. Las razones de esta eleccin tiene que ver con
mltiples motivos que van, desde la imagen proyectada, una como capital, la
otra como ciudad importante, tanto a nivel internacional como, a partir de los
colectivos migrantes espaoles en Uruguay. Tambin, se activan las redes
familiares, de conocimiento cercano o las tejidas a partir de la convivencia con
los espacios del exilio republicano espaol, tanto en forma directa en Uruguay,
como a travs de los contactos (a veces personales, de las organizaciones o
en forma epistolar) con otros puntos como Buenos Aires, Mxico o Toulousse.
Las caractersticas de los espacios en estas dos ciudades sern diferentes.
Barcelona ser el ncleo ms importante desde el punto de vista numrico,
pero tambin respecto a la diversidad y carcter de los espacios (Jensen y
Coraza, 2009). En la ciudad condal, muchos exiliados y exiliadas reutilizarn
las redes polticas y sindicales generadas con el exilio republicano en un
momento muy particular de la historia reciente de Espaa: el final del
franquismo y la transicin. Estas circunstancias generarn un intercambio deexperiencias de uno y otro lado que tendr consecuencias tanto para la poltica
catalana y espaola en general, como para la poltica uruguaya.10El abanico
de estos espacios ir desde los que van a revestir un sentido cultural y de
10Se puede visualizar a travs de ejemplos como la transferencia de prcticas y estrategias demovilizacin poltica y sindical, incluso de gnero, de los exiliados y exiliadas uruguayos hacialos catalanes, al provenir unos de una extendida experiencia de militancia activa y otros delamanecer a un perodo de libertades y participacin del que la mayora de los protagonistas nohaban vivido o quedaba muy lejos en el tiempo. Tambin mencionar la influencia de las formas
y evolucin de la transicin espaola trasladada por los exiliados retornados a la experiencia detransicin uruguaya. Esta es una de las caractersticas que Wayland (2006) o Basch (1994)manejan dentro del concepto de transnacionalismo poltico.
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contencin, los que reproducen los tnico-nacionales de los antiguos
inmigrantes meridionales en Amrica, los netamente polticos de diferentes
opciones de la izquierda, el sindicalismo e incluso el gnero.
Madrid, mientras tanto, representa un caso distinto. En cuanto al nmero ser
menor respecto a la anterior, y en cuanto a la diversidad de espacios tambin
presentar diferencias. Si bien se puede decir que permanecern agrupaciones
que responden a tendencias polticas diversas, en cuanto a espacio como
proyeccin del exilio uruguayo se mostrar como uno solo, aunando en ste la
mayor parteno exclusivamente- de los recursos y estrategias. Asimismo, en la
capital de Espaa van a actuar tres de las instituciones del exilio ms
representativas del mismo: El Comit del Frente Amplio en el Exterior, la
Convencin Nacional de Trabajadores en el Exilio y la Convergencia
Democrtica.
Exilios y espacios: una interpretacin
La mayora de los exiliados que llegan a Espaa, algunos directamente desde
Uruguay, y otros con varias etapas y experiencias previas van a enfrentarse a
una situacin jurdica que va a representar un problema a varios niveles (legal,
afectivo e identitario). Esta situacin, est relacionada con la forma de ingreso
al pas o de salida desde su origen, relativa a documentacin falsa o a la
condicin de aptrida o ciudadano de otro pas. A esto, debe sumrsele la
imposibilidad de renovar los pasaportes por la negativa de las autoridades
consularespor rdenes del gobierno de la dictadura- a realizarles los trmites.
De esta forma, muchos pierden toda documentacin que los identifique como
uruguayos y sin posibilidades de recuperarla hasta que no se lograra el fin de la
dictadura. Desde el punto de vista personal, e identitario, representaba un
elemento ms para su negacin como parte de una comunidad nacional, lapertenencia a un nosotros que de esta forma se transformaba en un otros.
Es por ello, que las experiencias de nucleamiento cumplirn dos funciones: la
de compartir una situacin y la de luchar por la recuperacin de aquello que les
fue arrebatado.
Definiendo estos espacios, considerados como de representacin y proyeccin
de los exilios uruguayos, a la vez como de identidad de los mismos, es que nos
apoyamos en la idea de construccin y posicionamiento de los movimientosde identidad.Aqu, seguimos el pensamiento de Stuart Hall (1989) que seala
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dos momentos: un primero, en que el movimiento lucha por el acceso y
derecho a la auto representaciny otro, cuando el movimiento transita hacia la
elaboracin de una poltica propiamente de auto representacin. Es importante
sealar que no se trata de etapas excluyentes, sino de diferentes momentos o
posicionamientos que pueden coexistir en el tiempo, aunque la primera suele
iniciarse antes de la segunda (Macleod, M. 2006). En este sentido, en el primer
momento se hace alusin a la condicin de exiliado y a las representaciones
que la sociedad espaola tiene del exilio, fruto de su propia experiencia exlica,
para recabar solidaridad y a partir de all, explicar la situacin particular de cada
realidad nacional (argentina, chilena o uruguaya). En un segundo momento, es
cuando se constituyen las diferentes estrategias de denuncia y de acciones
contra el gobierno de la dictadura como reflejo de una campaa internacional
de desprestigio. Es el momento de activar las redes polticas y sindicales
existentes. En este segundo momento, es cuando la diversidad se hace
presente, si bien, como ya hemos sealado, hay unidad respecto a los
objetivos, existe multiplicidad en cuanto a las formas y, especialmente, a los
recursos. Aqu, no ser lo mismo ser un hombre que una mujer, ser comunista
que socialista o de otras opciones de la izquierda, ser un lder que un militante
de base, ser un intelectual que un trabajador.
Estos espacios adems, se constituiran en comunidades imaginadas
(Anderson, 1993) con un componente importante de memoria. Apela a la
memoria colectiva, a la recreacin de identidad y de subjetividad. De esta
forma, se nutre de distintos elementos, de distintas fuentes como estrategia
para posicionarse y convertirse en un referente mltiple. Para la sociedad
espaola apelando a la memoria de su propio exilio y del papel que jug
Uruguay en ese exilio (ya sea si se refiere a la sociedad en general apela alexilio como realidad- o a las organizaciones polticas y sindicales apela al
apoyo y las relaciones establecidas en Uruguay-) y para los exiliados
uruguayos en generar un referente de subjetividad donde recrear la identidad
de la militancia y la ciudadana arrebatada.
Los recursos movilizados, las estrategias utilizadas y las acciones
desarrolladas por estos espacios constituirn la proyeccin y visibilidad de los
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exilios uruguayos en Espaa11 tanto para sus protagonistas como para el
conjunto del espectro poltico, sindical, cultural y social espaol. Como
expresramos anteriormente, para los que los integraban se convirti en el
centro de su vida y su sentido de existencia buscando un nico objetivo: la
derrota de la dictadura, su desaparicin y la posibilidad de un retorno.
Retomando lo expresado al inicio, su carcter trasnacional no implic
desterritorializacin, sino, en todo caso, transterritorializacin. Se perciba no
como otro territorio, sino como la reproduccin del mismo espacio de lucha que
se haba generado y gestado en Uruguay, y que las circunstancias del exilio
simplemente haban obligado a fijarlo en otro lugar. Pero, desde el punto de
vista del sentido, no se perciba como un no Uruguay sino como otro
Uruguay12o, como afirm un exiliado uruguayo: varios Uruguay(Achugar en
Sosnowski, 1987).
A modo de reflexin Final?
Abordar las migraciones forzadas desde la perspectiva del espacio, del
territorio, no slo como dimensin objetiva, sino tambin subjetiva, asociado a
procesos identitarios nos permite comprender las realidades de las sociedades
atravesadas por procesos traumticos. La asociacin de dimensiones
identitarias, como la pertenencia a una generacin, a un colectivo forjado a
partir de la militancia, de un proyecto ideolgico y poltico, es una lectura de las
realidades sociales en relacin con las circunstancias histricas que a los
actores les toca vivir. Precisamente este punto, el del ejercicio activo de la
ciudadana, se ha privilegiado en el entendido que forma parte de las
identidades primarias de una generacin. Su prdida, a causa de la represin
primero y el destierro despus, representa uno de los aspectos fundamentales,
tanto por el trauma que provoca, como por la necesidad de su restitucin comosentido de recuperacin de identidad.
Los exilios, comportan movimientos de poblacin acuciados por el trauma de la
derrota, del despojo, de la ausencia y para muchos, el sentido vital del retorno,
11Que no la exclusividad, ya que se conocen algunas experiencias, aunque de menorproyeccin en otros puntos de la geografa espaola, y tambin un importante conjunto deexiliados y exiliadas que una vez en el destino no se integraron a los mismos, sino que, pordiferentes circunstancias personales, familiares, afectivas y/o polticas se refugiaron en su vida
privada sin una militancia activa.12En mi primer artculo sobre esta temtica en el ao 2001 lo defin como El Uruguay delExilio: verhttp://www.ub.es/geocrit/sn-94-46.htm.
http://www.ub.es/geocrit/sn-94-46.htmhttp://www.ub.es/geocrit/sn-94-46.htmhttp://www.ub.es/geocrit/sn-94-46.htmhttp://www.ub.es/geocrit/sn-94-46.htm7/22/2019 Territorio y Migracion Forzada Coraza
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de reconstruir lo negado, lo despojado en un proceso de violencia y
estigmatizacin. Las migraciones forzadas, en sus diferentes momentos, desde
la victimizacin en el origen, hasta el retorno y bsqueda de reinsercin, pasan
por etapas de redefinicin de la consideracin del nosotros y de los otros.
Las mismas, se intercambian, se redefinen en procesos de crisis identitarias,
desde lo personal, lo grupal, lo familiar y lo social, tanto en los espacios y
territorios del origen como del destino. La permanencia de esta realidad, a
partir de la memoria y la identidad como exiliados y exiliadas convierte esta
condicin no cmo pasado, no exclusivamente como memoria (en algunos
casos negada o auto negada), sino como presente. Es ms, en aquellos que
decidieron permanecer en el destino, o regresar a l, despus de fallidas
experiencias de retorno, existe una resemantizacin del concepto de exiliado
para relanzarlo como reposicionamiento frente a nuevas circunstancias:
migraciones econmicas, reclamos de reparacin o, participacin poltica
desde el exterior y cooperacin solidaria con su origen nacional.
La lnea argumental de este relato tiene que ver con varios ejes
interrelacionados: uno, el territorio como experiencia objetiva y subjetiva,
material y simblica para una porcin de la migracin forzada; dos, la militancia
como ejercicio de ciudadana, su construccin, sentido y sus protagonistas; tres
los exilios como circunstancias que representa un quiebre en la continuidad del
ejercicio ciudadano; cuatro, la creacin en el exilio de espacios de
representacin dotados de sentido que intentan recuperar la ciudadana
arrebatada, y quinto, una relacin entre el espacio-territorio y las identidades en
la confrontacin entre la consideracin del nosotros y de los otros en un
proceso de redefinicin permanente.
Considerando el eje del ejercicio de la ciudadana, de los derechos polticos,ste represent, para una porcin importante de la sociedad uruguaya, un
elemento de identidad y, especialmente para los jvenes de los aos 60 e
inicios de los 70 en el Uruguay. Fue su forma de incorporacin a la vida social y
poltica. A partir de ella, construyeron su sentido de vida, que abarcaba no
solamente su faceta poltica, sino tambin la personal y afectiva, trasladndose
de la esfera pblica hasta cubrir tambin la esfera privada.
Las acciones cometidas desde los gobiernos autoritarios primero, ydictatoriales despus van a representar un primer quiebre en estas decisiones,
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en la medida que la represin y la polaridad generada en el pas, les obligar a
adoptar actitudes que rompern con su estructura de vida: el silencio, la
mentira, la clandestinidad, la ruptura de sus redes de sociabilidad y de
solidaridad. Este momento representar un primer cisma en su identidad
construida, ya que imposibilitar su libre ejercicio, adems de la imposibilidad
de actuar libremente de acuerdo con sus referentes de creacin.
El aumento de la represin, la irrupcin de la dictadura cvico militar y el
desarrollo del terrorismo de estado o la puesta en accin del Plan Cndor, va a
obligar a una parte importante de estos militantes al exilio (otros habrn
desaparecido, sido secuestrados, encarcelados o asesinados).
La necesaria reterritorializacin forzada, urgente, violenta, de huda, obliga a
una desterritorializacin material, pero no simblica, afectiva, de pertenencia,
en la medida que, desde el exilio militante, se reconstruye en el destino, se
reproduce como estrategia y cmo sentido sin una percepcin de ajenidad
sino de re apropiacin como antdoto y recurso frente a la derrota para lograr el
objetivo: el retorno a partir de eliminar las circunstancias que generaron la
partida. Finalizado ese exilio objetivo se asume la identidad a partir de un
exilio subjetivo en el enfrentamiento entre las percepciones del nosotros y
los otros que incluye una percepcin, ahora s, de desterritorializacin. Pero
es doble, por la toma de conciencia del peso que representa el territorio de
destino, abandonado en el retorno. A su vez, para quienes no logran re
insertarse en ese retorno, la toma de conciencia de que los lazos de
pertenencia con el territorio de la identidad primaria se han roto, fragmentado o
debilitado. A partir de aqu, se producirn esos procesos de re territorializacin.
Por otro lado, los territorios de los exilios son trasnacionales, forjados a partir
de una densa red de contactos, relaciones, coordinaciones y accionesconjuntas que ligan los destinos particulares de cada uno de los exilios, con la
dispersin mundial y con la resistencia en el origen. En la segunda etapa, la del
exilio subjetivo, para los que se quedaron como residentes, o para los que
retornaron, ese trasnacionalismo redefinir esas redes con otras claves, las de
la solidaridad con las nuevas realidades migrantes econmicas y la
cooperacin con el pas de origen.
El retorno, representar un nuevo cambio, nuevos conflictos mltiples, desde lopersonal y poltico (consigo mismo, con la familia, con el origen y con el
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destino, con las organizaciones polticas y/o sindicales) a lo identitario (de
dnde soy? de dnde me siento? qu tengo aqu? qu conservo all?).
Ejemplo de estos conflictos sern las diferentes formas de reacomodacin,
tanto a la sociedad de acogida (de exiliado a residente), como la sociedad de
destino (de retornado a ciudadano), as como las mltiples experiencias de re
emigracin a los pocos aos, cuando no meses, de haber retornado.
Los conflictos, personales, polticos, sociales e histricos sobre los
exilios representan, no slo para las ciencias sociales, sino para sus
protagonistas, no una pgina del pasado, sino del presente y los acompaa
todos los das de su vida. Queda, como pregunta disparadora para un futuro
desarrollo, qu de ese presente mantienen las segundas y terceras
generaciones.
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