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La contundencia del nuevo nacimiento Todos los hijos de Dios son santos odos los hijos de Dios somos santos porque hemos renacido de Dios que es santo; esta es entonces la “herencia genética” que llevamos: Su naturaleza en nosotros espiritual y santa. Somos santos por “renacimiento”. Efesios 1:1: Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso. Filipenses 1:1: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos. La mayoría 1 de las Epístolas a la Iglesia comienzan de manera similar, refiriéndose a los hijos de Dios como santos. Es muy lógico que lo seamos, dado que esa es la naturaleza de nuestro Padre mas no porque necesariamente tengamos una conducta santa. Así de simple, Dios es santo y también lo somos Sus hijos. 2 Pedro 1:1-4: 1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2 Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes [koinōnos] de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Si usted es hijo de Dios, se encuentra en el grupo de quienes “hemos alcanzado, por la justicia de Dios y nuestro Salvador Jesucristo, una fe que es igualmente preciosa” para todos Sus hijos; eso es lo mismo que decir que usted es participante de la naturaleza divina. 1 Romanos 1:7 | 1 Corintios 1:2 | 2 Corintios 1:1 | Colosenses 1:2 T

Todos los hijos de Dios son santos T±anzas/573- La contundenci… · Sus hijos de bido a tan “uno ” que son en su naturaleza . Esto es lógico pues los hijos participan totalmente

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La contundencia del nuevo nacimiento

Todos los hijos de Dios son santos

odos los hijos de Dios somos santos porque hemos renacido de Dios que es santo; esta es entonces la “herencia genética” que llevamos: Su naturaleza en nosotros espiritual y santa. Somos santos por

“renacimiento”. Efesios 1:1: Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso. Filipenses 1:1: Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos.

La mayoría1 de las Epístolas a la Iglesia comienzan de manera similar, refiriéndose a los hijos de Dios como santos. Es muy lógico que lo seamos, dado que esa es la naturaleza de nuestro Padre mas no porque necesariamente tengamos una conducta santa. Así de simple, Dios es santo y también lo somos Sus hijos.

2 Pedro 1:1-4: 1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2 Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes [koinōnos] de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

Si usted es hijo de Dios, se encuentra en el grupo de quienes “hemos alcanzado, por la justicia de Dios y nuestro Salvador Jesucristo, una fe que es igualmente preciosa” para todos Sus hijos; eso es lo mismo que decir que usted es participante de la naturaleza divina. 1 Romanos 1:7 | 1 Corintios 1:2 | 2 Corintios 1:1 | Colosenses 1:2

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La palabra griega para “participantes” es koinōnos, que indica que nuestra participación es “intimísima y conjuntísima”; somos uno con nuestro Padre celestial y con el resto de Sus hijos. Es una “integralidad integralísima” y un compartir “total totalísimo”. En el caso de que existiera un microscopio electrónico súper poderoso aun así no podríamos diferenciar a Dios de Sus hijos debido a tan “uno” que son en su naturaleza. Esto es lógico pues los hijos participan totalmente de la naturaleza de sus padres2. Nuestros padres terrenales son carne y sangre y eso nos dan a nosotros. Lo mismo ocurre con nuestro Padre celestial de Quien heredamos la naturaleza espiritual. Con mis padres he compartido una total “unicidad de naturaleza”; también comparto de manera absoluta la naturaleza espiritual de Dios pero de una manera superior, superlativa y por siempre. El nuevo nacimiento es un evento cierto y concreto, más cierto y más concreto todavía que nuestro primer nacimiento. Ambos nacimientos difieren básicamente y enormemente en naturaleza, alcance y duración. Este acto de hacernos Sus hijos por parte de Dios es un acto de inmenso amor y de creación.

2 Corintios 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura [ktisis] es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas [kainos].

“Nueva criatura” podría ser traducido: “nueva creación”. La palabra griega de donde proviene la palabra “criatura” es ktisis que según Vine significa “el producto del acto creador, la criatura o cosa creada”. En virtud del nuevo nacimiento pasamos de ser seres de solamente cuerpo y alma a ser completos seres de cuerpo, alma y espíritu santo que Dios crea en nosotros. Hay otras versiones que tradujeron a este versículo de las siguientes maneras:

Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación3. Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo4.

No importa qué edad uno tenga al momento en el que Dios lo hace Su hijo, uno es una nueva criatura, una nueva creación. ¿Fue contundente y real su primer nacimiento? ¡Ciertamente lo fue! Antes de nacer usted no existía, no estaba, y a partir del momento de nacer usted comenzó a estar, comenzó a existir. Su primer nacimiento fue MUY contundente. También 2 Hebreos 2:14 3 Biblia en Castellano Antiguo Tomado de eSword 4 Versión Biblia de Jerusalén 1976 tomada de eSword

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lo es este. ¿Que usted naciera fue una noticia maravillosa entre los conocidos y queridos? ¿Su nacimiento fue algo que todo el mundo comentaba y todos celebraban? En la mayoría de los casos fue así. En el nuevo nacimiento, su “aparición en la familia” es celebrada en el cielo. Nosotros no podemos saber cuándo una persona ha renacido, pero cuando la escuchamos hablar en lenguas por primera vez... ¡Vaya que celebramos!

Lucas 15:7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento

Si hay gozo en el cielo por un pecador arrepentido, imagine usted cuánto mayor gozo habrá por una persona que renace.

Salmos 14:2: Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios.

Dios lo deseó, lo buscó hasta que usted se dejó encontrar y cuando usted

confesó y creyó, Él armó una fiesta en el cielo porque pudo darle vida por siempre a una persona más en el mundo. ¡Usted fue

esperado en esta familia, usted fue buscado, querido y deseado antes de entrar a la Familia de Dios! Imagínese lo que

deben de haber celebrado en el cielo cuando usted finalmente, después de varios intentos, confesó con su boca y creyó con su corazón. Una vez que lo hicimos, Dios nos hizo Suyos, estamos “sellados”, tenemos las

arras5, somos de Él.

Efesios 1:13 y 14: 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.

Ese espíritu santo es la prueba indubitable6 de que usted es hijo de Dios y por lo tanto ciudadano del Reino de Dios. Estos versículos “hablan” de que al presente ese maravilloso espíritu es la prueba fehaciente y el sello de que somos de Dios y de que nuestra completa redención está por venir de la mano de nuestro Señor cuando nos reúna en las nubes.

5 Puede estudiar la Enseñanza N° 500 Fuimos sellados, tenemos las arras 6 Puede descargar la Enseñanza N° 467- Pentecostés 2017 La Prueba Indubitable de la Resurrección

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Las naturalezas del hijo de Dios

esde el punto de vista natural, estamos compuestos célula por célula por los mismos elementos que componen a nuestros padres. Mi

filiación con ellos es inalterable. No puedo dejar de ser hijo de Carmelo y Toti, no puedo “deshijarme” de ellos, tampoco podría “deshijarme” de Dios. Entre ambos nacimientos hay algunas diferencias dignas de mención. En el primer nacimiento no me preguntaron si quería nacer pero en el segundo, los “enviados” de Dios me ofrecieron salvación tantas veces hasta que la acepté. No hice nada para renacer, pero mi aceptación final después de tantas invitaciones, fue mi primera participación con nuestro amoroso Dios. Esa fue mi primera e importante participación en el proyecto que Dios tenía para conmigosalvarme.

Gálatas 4:6 y 7: 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

En el nuevo nacimiento, Dios crea, en nuestro cuerpo y alma, Su espíritu santo que es Su naturaleza, la que a partir de

ese momento forma parte de nuestro ser. Ese es el “nuevo usted”. Ese espíritu que

tenemos gracias al ofrecimiento de Su Hijo, clama: ¡Padre! Ambos nacimientos son

eventos singulares se nace solamente una vez y ambos son de una impresionante contundencia y tienen en común que son “naturalezas irreversibles”. No puedo dejar de ser humano como tampoco puedo dejar de ser hijo de Dios. Esas son condiciones

permanentes. Eso es irreversibilidad elevada al grado más absoluto. En el primer nacimiento, la persona no existía antes de nacer; en el segundo, ya no dejará de existir a partir del regreso del Señor. ¡Mire si son contundentes! En el primero usted vino “de la nada”, en el segundo no hay nada que detenga el hecho seguro de que a partir del regreso de Cristo usted jamás dejará de ser.

Todas las cosas son hechas nuevas

2 Corintios 5:17:

D

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De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura [ktisis] es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas [kainos].

l decir “todas las cosas” no se refiere a “todas las cosas que nos rodean”. No es un cambio exterior; se refiere a un interior que antes no

existía. El nuevo hombre en uno, Dios en Cristo en uno es una nueva creación; no es un “vos reciclado”. Dios derramó Su espíritu santo en vos, entonces debido a eso, Dios espera que aquello que constituye tu exterior: tu ser, tu conducta y tu ambiente también, vayan cambiando. Hay un “nuevo vos” que tiene un nuevo ambiente, que necesita hacer la voluntad de Dios y que tiene nuevas necesidades. Por ejemplo, antes vivíamos sólo de pan; ahora vivimos de pan pero también de cada palabra que sale de la boca de Dios7. La palabra “nuevas” proviene del vocablo griego kainos que no es algo nuevo en tiempo sino nuevo en forma o cualidad, de diferente naturaleza de aquello con lo que se contrasta como viejo. No es algo que llamamos nuevo porque haya sido renovado. Dios no renovó nada en nuestro interior. Dios colocó en nosotros algo que nunca había estado ahí, lo creó. Es importante que entendamos que Dios no hizo renovación o reciclaje alguno, sino que Dios creó en nosotros algo que no estaba ahí, con lo que bendijo nuestras vidas sellándonos para vida por siempre. Veamos algunos “actos creativos” que tienen que ver con la palabra kainos.

Mateo 26:28: Porque esto es mi sangre del nuevo [kainos] pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

Habla del pacto que nuestro Dios hizo con la humanidad mediante el derramamiento de sangre de nuestro Señor Jesucristo. No es el pacto anterior renovado o mejorado; es totalmente nuevo, no existía antes. Es de otra naturaleza diferente a la del anterior.

Gálatas 6:15 y 16: 15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación [kainos ktisis]. 16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

Tenemos una nueva creación en nosotros y se nos alienta a que andemos conforme a esa novedad que se nos concedió de gracia.

Efesios 2:14 y 15:

7 Deuteronomio 8:3 | Mateo 4:4

A

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14 Porque él [Cristo Jesús] es nuestra paz, que de ambos pueblos [Israel y gentiles] hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear [ktizō] en sí mismo de los dos un solo y nuevo [kainos] hombre, haciendo la paz.

Dios creó en nosotros un hombre de una nueva naturalezaun “nuevo nosotros”.

Efesios 4:24: Y vestíos del nuevo [kainos] hombre, creado [ktizō] según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

A los ojos de Dios, lo viejo pasó, pues Él hizo todo nuevo en tu interior para que andes en esa novedad de vida en tu exterior también. Esa vida ahora disponible no existía en la persona. Para andar en esa nueva vida es necesaria nuestra voluntad y el trabajo de gracia de Dios en cada persona. Nuestro Padre nos expresa repetidamente Su deseo de que tengamos un andar a la altura de Su creación en nosotros. En otras palabras, al decirnos: “vestíos” no está queriendo decir que nos vistamos espiritual o interiormente de la nueva naturaleza. Eso no hace falta, Dios ya nos ha vestido con Su espíritu santo. Somos nosotros que necesitamos vestir al hombre viejo con las ropas nuevas. Habla de nuestro exterior, de la conducta que se espera de nosotros ahora que somos una nueva creación.

Romanos 6:4: Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva [kainotēs].

La vieja naturaleza que heredamos de nuestros padres, produce cambios en nosotros a medida que vamos creciendo, así es que nuestro cuerpo y alma van envejeciendo y el “viejo hombre” se va deteriorando. La nueva naturaleza, en contraste, se “renueva” constantemente. La nueva naturaleza se “renueva” y la vieja naturaleza se “revieja”. Ambos cambios se van produciendo en el transcurso de nuestras vidas.

2 Corintios 4:16: Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva [anakainoō] de día en día.

“Se renueva” proviene del vocablo griego anakainoō formado por ana + kaino que significa hacer nuevo, pero no nuevo en el sentido de reciente, sino de diferente. Este versículo marca el deterioro de la vieja naturaleza

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y la maravilla de la nueva que se va renovando día a día. La misma palabra griega es utilizada en Colosenses Capítulo 3.

Colosenses 3:10: Y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando [anakainoō] hasta el conocimiento pleno.

Fíjese qué singular es lo que va pasando con ambos “hombres”: el viejo hombre se va olvidando cosas a medida que crece, el nuevo se renueva hasta el conocimiento pleno.

1 Tesalonicenses 4:8: Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

Cuando nuestros padres nos concibieron, nos dieron su naturaleza, lo que ellos son: cuerpo y alma. Cuando nuestro Padre nos hizo Sus hijos, hizo lo mismo; nos dio Su naturaleza: espíritu y santo, lo que Él es. Mucho cuidado con estoUna persona no es santa por haber sido “antibíblicamente” canonizada, sino por ser hija de Dios. El único “trámite” necesario para ser santo es Romanos 10:9.

Al renacer, la Biblia nos llama de diferentes maneras:

Confesión + creencia =

Renacidos de simiente incorruptible Salvos Hijos de Dios Santificados en Cristo Jesús, santos

Romanos 10:9 | 1Corintios 1:1-3 | Gálatas 4:6 y 7 | 1 Pedro 1:23-25 | 1 Juan 3:1 y 2 Al tener una nueva naturaleza en nosotros y por lo tanto ser santos, se nos pide que nuestras acciones “sinfonicen” con lo que somos espiritualmente, es decir que nuestras acciones sean santas. Lamentablemente ocurre que muchas veces los hijos de Dios no vivimos una vida santificada, es decir una vida que esté de acuerdo a la nueva naturaleza que nos habita. En otras palabras somos santos por naturaleza, no por conducta. Ambas naturalezas en nosotros batallan casi de continuo.

Gálatas 5:17: Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

Este “quisiereis” muestra que el “nuevo nosotros”, que es el “verdadero nosotros”, quiere otras cosas, tiene nuevas necesidades. He aquí, en un solo versículo, las dos naturalezas y la interminable batalla que las ocupa de manera cotidiana. Necesitamos hacer un esfuerzo consciente para actuar en línea con nuestra nueva naturaleza. Después de todoel “nuevo

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nosotros” es el “verdadero nosotros”, es el que nos habilita a perdurar en la vida por siempre

Somos santos, actuemos santamente

ablo era hijo de Dios como nosotros y deseaba andar según el nuevo hombre pero encontraba que el viejo se le oponía.

Romanos 7:18-25: 18 Y yo sé [Pablo lo sabía, ahora nosotros también lo sabemos por la Palabra de Dios que estudiamos] que en mí, esto es, en mi carne [la naturaleza heredada de Adán], no mora el bien; porque el querer el bien está en mí [el nuevo hombre, la obra maravillosa e interior. Dios en Cristo en Pablo y en usted siempre quiere hacer el bien], pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros [quien lo llevaba a Pablo es la naturaleza de ira, la desobediente, la naturaleza del caído Adán]. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

Tanto Pablo como ningún otro hijo de Dios fue, es o será un miserable. No somos miserables personas esperando por un libertador. Ya vino quien nos liberó de la esclavitud de la Ley y nos puso en la Gracia de Dios. Algunos autores dicen que esta desagradable situación de conflicto es comparada con una tortura en la que se ataba a un delincuente con un animal muerto8. Tal sería entonces la comparación entre el hombre nuevo perfecto, espiritual y maravilloso atado a un cadáver en descomposición. Es exagerado por cierto, pero nos grafica de manera concreta el efecto posible del viejo hombre en el nuevo, si no lo “mantenemos a raya”9 ¿Qué concluye Pablo? Concluye que estaba agradecido a Dios por medio de su Señor porque en su mente él servía a Dios.

25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

8 “Parecería haber aquí una alusión a una antigua costumbre de ciertos tiranos que ataban un cuerpo muerto a un hombre vivo y lo obligaban a que lo llevase consigo, hasta que el contagio de la masa pútrida tomara la vida del hombre”. Clarke. Tomado de Wilson, Benjamin, The Emphatic Diaglott. Pág 529 9 Puede descargar la Enseñanza N° 265- Manteniendo a raya la carne

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En los siguientes dos versículos hay una declaración maravillosa que trae paz al alma.

Romanos 8:1 y 2: 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, [Muchos autores concuerdan que este versículo termina aquí10] los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Es cierto que la lucha puede continuar; pero dice claramente que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Esta es la verdad legal lograda por Dios en nuestro favor mediante la entrega de Jesús. Esta certeza legal se transforma en una realidad práctica cuando

el hijo de Dios anda según la nueva naturaleza en él Somos santos en nuestro espíritu pero no lo somos en nuestra carne. Sin embargo, Dios desea que tengamos una conducta que lo glorifique, que honre a nuestro Señor y que nos bendiga a todos los santos.

Efesios 1:4: Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

La primera cosa en la que debiéramos hacer hincapié es en el “nos escogió”. El pronombre personal “nos” está en plural. Dios nos escogió a todos, pero no todos lo escogemos a Él. En otras palabras, no es que Dios haya escogido particularmente a algunos de entre la humanidad desde antes de la fundación del mundo como si Él hubiese dicho algo así como: “este sí, este no”. Dios amó al mundo y esa es la razón por la que dio a Su Hijo11 por todos los seres humanos. Además expresa claramente que quiere que todos los hombres sean salvos12. Obviamente hay una selección, pues no todas las personas son hijas de Dios. ¿Entonces cómo hace la selección? La hace ofreciendo salvación a todos por medio del Señor Jesús. Quienes escojan ese “salvoconducto”, serán escogidos por Dios. Dios hace disponible la salvación a todos mediante la fe en Jesús, luego selecciona a quienes confiesan con su boca y creen en su corazón, y los hace salvos. 10 Existe gran coincidencia en varios autores acerca de que toda la expresión: “… los que no andan conforme a la carne sino al espíritu” no figura en varios textos críticos. Puede ver esta omisión en: Interlineal Griego-Español del Texto Maestro de Nestle-Aland 27 Texto griego NA27:© 1993, 1994 por Deutsche Bibelgesellschaft (Sociedad Bíblica de Alemania), Stuttgart | Texto español: © 2009 por Galeed/ Interlineal Griego-Español del Texto Maestro de Tischendorf Texto griego:Dominio público | Texto español: © 2009 por Galeed/ Interlineal Griego-Español del Texto Maestro de Westcott y Hort Texto griego: Dominio público | Texto español: © 2009 por Galeed | Versiones que no la tienen: Nueva Biblia de Jerusalén (1998), Bover Cantera (1957), Nueva Versión Internacional (1999), Traducción en Lenguaje Actual (2002), Traducción del Nuevo Mundo (1987). Tomado de eSword. 11 Juan 3:16 12 1 Timoteo 2:4

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El versículo continúa con: “para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él”. Este “ser santo” tiene una “dualidad dimensional”: se puede aplicar a lo espiritual, que es lo que Dios crea en nosotros y también se puede aplicar a nuestro andar en alineación con esa santidad que nos habita. Podríamos decir que Efesios 1:4 está declarando que Dios escogió a la humanidad para hacer santo al que acepte al Señor Jesús y para que una vez que lo aceptó, se conduzca con un andar de santidad13. Eso es lo que quiere Diosque nuestro andar sea santo y que nos conservemos sin mancha en Su presencia. Desde el punto de vista espiritual, los cristianos somos santos a los ojos de Dios en virtud del sacrificio de Jesús y del don de espíritu santo que ha dado a cada uno de Sus hijos. No obstante, Dios quiere que cada uno de nosotros viva una vida santa. Entonces somos santos por nuevo nacimiento, pero Dios no nos santifica con Su espíritu con la idea de que ignoremos el andar de santidad y nos quedemos aferrados a nuestro modo de vivir según la carne. Dios desea que, así como hubo una nueva creación en nosotros que es interior e invisible, haya un cambio exterior visible.

Efesios 4:22-24: 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo [kainos] hombre, creado [ktizō] según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Dios desea que la extraordinaria maravilla que tenemos dentro de nosotros, sea hecha conocida y reflejada en el exterior, que las personas nos “lean” y vean en nuestro andar que “hay algo en nosotros” y quieran tener lo que nosotros tenemos. Es muy importante que hagamos lo mejor que nos sea posible para vivir una vida no contaminada por el viejo hombre. Somos humanos y cada tanto “patinaremos” en nuestro andar, entonces debemos aprender a pensar de nosotros como Dios piensa de nosotros a pesar de nuestras debilidades. Eso sí, necesitamos empeñarnos a ser cada día mejores en nuestro intento de andar en santidad obedeciendo a Quien nos llamó.

1 Pedro 1:14-16: 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó [Dios nos llamó] es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

Necesitamos esforzarnos en Su gracia para conducirnos a la altura de la santidad que nos ha provisto nuestro Padre en el nuevo nacimiento. Esa 13 Puede descargar las Enseñanzas de la Clase Un andar de santidad

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nueva naturaleza en nosotros nos vino de gracia, sin esfuerzo de nuestra parte. Este trabajo esforzado que tendremos hasta que ya no tengamos aliento o que nuestro Señor venga a buscarnos, no lo hacemos solos, lo hacemos tomados de la mano de gracia de Dios. Nunca nos desprendemos del efecto ni del impacto de la gracia en nuestras vidas.

Filipenses 1:6: Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

Dios fue Quien comenzó en nosotros la buena obra, que viniendo de Él tiene que ser no solamente buena sino perfecta. No hay nada que corregir en esa obra, pero hay mucho para trabajar en nuestra conducta en línea con esa perfección que nos habita. Aun así Dios dice que va a perfeccionarla hasta el día en el que ya no nos haga falta. ¿Por qué va a decir que completará Su obra en nosotros si no hiciera falta completarla? ¿Por qué tiene que involucrarse si pudiéramos hacerlo solos? Las respuestas a estas preguntas son obvias:

1. Hace falta completarla en nuestra carne y 2. No podemos solos.

Por eso hablamos de obras en la gracia, pues nunca podremos separarnos del aspecto de la gracia en nuestras vidas. Probablemente la primera cosa que recibimos de la gracia de Dios es Su incansable búsqueda que hace de nosotros para ofrecernos salvación, hasta que al final uno acepta o rechaza. Dios busca comenzar en nosotros la buena obra de la salvación para que una vez salvos andemos en buenas obras. Luego, de las muchas probables segundas cosas que recibimos de Su gracia debe estar, al tope de la lista, Su Palabra. Es justamente a través de ella que llegamos a Él, al punto de permitirle que nos haga por gracia Sus hijos. Luego esa misma Palabra nos instruye en justicia, en todo lo que tiene que ver con Él y con Su gracia. Además es nuestra guía de cómo vivir en la nueva naturaleza. Juntamente, y en línea con este aspecto maravilloso de Su gracia, se encuentra nuestro Señor, que es la Palabra en la carne y nuestro ejemplo a seguir.

Filipenses 2:1-5: 1 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3

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Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;

Todas estas son acciones virtuosas, las cuales vivió nuestro Señor antes que nosotros, dejándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas14. Cada vez que hacemos nuestro mejor esfuerzo de fe por andar de esta manera, magnificamos a nuestro Señor, quien nos permitió con su ofrecimiento andar como él anduvo.

4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.

Necesitamos poner a nuestro Señor Jesucristo al centro mismo de nuestra manera de vivir. Este registro que vimos recién en Filipenses empieza con “... si hay alguna consolación en Cristo” y termina con el versículo 5 el que declara: “haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.

1 Corintios 11:1: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Cristo es nuestro modelo en el andar en la fe, tanto él como quienes así se conducen15. Dios desea que tengamos un mismo sentir como él lo tuvo, una disposición mental como la suya. La Palabra de Dios, como uno de los “elementos” que constituyen Su gracia, nos da la guía general de Su voluntad para nuestras vidas. A eso Él añade Su precioso trabajo en cada uno de nosotros. La contundencia de la presencia del espíritu de Dios en nosotros es inmensa en grandeza y esplendor. Es tan grande como grandes son Sus provisiones para que podamos andar en novedad de vida. Solos no podemos; necesitamos de Dios, de nuestro Señor, de su equipo de Ángeles y de nuestros hermanos en Cristo. Dios conoce mejor que nosotros el estado de quiebre moral en el que se encuentra el mundo y sabe mejor que nosotros qué hacer en cada situación. No conforme con habernos equipado con espíritu santo para ayudar a las personas del mundo, Él continúa Su trabajo en nosotros hasta que regrese nuestro Señor.

Marcos 16:15

14 1 Pedro 2:21 15 Filipenses 3:17

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La contundencia del nuevo nacimiento Ê

Eduardo Di Noto 13

Nota del Editor Revisión: Roberto A. Tufró Toda la Escritura utilizada en esta Enseñanza es tomada de la Versión Reina Valera 196016 a menos que se especifique otra versión. Cada vez que se resalte alguna palabra dentro del texto de la Biblia, se tratará del énfasis añadido por el autor siendo que el texto de la Biblia utilizado no tiene palabras resaltadas. Toda vez que se utilice una palabra de origen griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos utilizaremos ya sea la palabra raíz, como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras. Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor, dentro de un texto determinado, la misma estará colocada entre corchetes para diferenciarla de dicho texto. Todas las citas de fuentes externa se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en esta enseñanza; se resumirá con puntos suspensivos: “...” indicando que hay más información disponible para consultar en dicha fuente. Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en e-Sword de Rick Meyer. Un excelente programa de estudio Bíblico que puede ser descargado a su PC. Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate. Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es más bien, en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y desde ya concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidos al escrutinio17 del estudiante. Somos un grupo de personas que amamos a Dios y a Su Palabra, por eso la estudiamos y luego publicamos nuestros honestos hallazgos que nunca consideramos como la única verdad de la Palabra respirada por Dios. Si en nuestro continuo estudio obtenemos más “luz” en cualquier registro de Escritura, hacemos los cambios necesarios y los presentamos no bien nos sea posible. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente más de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única y mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable. Puede ingresar a nuestros Canales de estudio y comunicación entrando a los sitios que se mencionan más abajo:

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Siempre a un de distancia. Dios lo bendijo, lo bendice y lo bendiga

16 La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993 17 Hechos 17:11