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TOMO I y II

TOMO I y II TOMO I y II - iidh.ed.cr · Justicia, libertad y derechos humanos Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante Tomo I CORTE INTERAMERICANADE DERECHOSHUMANOS SALA CONSTITUCIONAL-

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  • TOMO I y II TOMO I y II

  • Justicia, libertad yderechos humanos

    Ensayos en homenaje aRodolfo E. Piza Escalante

    Tomo I

    CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

    SALA CONSTITUCIONAL - CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE COSTA RICA

    INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

    COLEGIO DE ABOGADOS DE COSTA RICA

  • 2003. Reservados todos los derechos.Instituto Interamericano de Derechos HumanosCorte Interamericana de Derechos HumanosSala Constitucional - Corte Suprema de Justicia de Costa RicaColegio de Abogados de Costa Rica

    Los trabajos compilados en este libro han sido agrupados de acuerdo a la ins-titucin que los aporta. Esta estructura responde a que cada institucinparticipante convoc autores y revis los artculos que bajo su nombreaparecen.

    La Unidad de Informacin y Servicio Editorial del IIDH ha dado un formatocomn a los artculos compilados respetando, a la vez, el estilo propio de cadapersona autora.

    Las ideas expuestas en los trabajos publicados en este libro son de exclusivaresponsabilidad de los autores.

    Se permite la reproduccin total o parcial de los materiales aqu publicados,siempre y cuando no sean alterados, se asignen los crditos correspondientesy se haga llegar una copia de la publicacin o reproduccin a los editores.

    Diseo y diagramacin:Unidad de Informacin y Servicio Editorial del IIDH

    Impresin:Editorama

    Instituto Interamericano de Derechos HumanosApartado Postal 10.081-1000 San Jos, Costa Rica

    Tel.: (506) 234-0404 Fax: (506) 234-0955 e-mail: [email protected]

    www.iidh.ed.cr

    341.481I59-j Instituto Interamericano de Derechos Humanos

    Justicia, libertad y derechos humanos: Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante / Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Colegio deAbogados, Sala Constitucional - Corte Suprema de Justicia de CostaRica. -- San Jos, C.R. : Instituto Interamericano de DerechosHumanos, 2003.

    T. I, 660 p. ; 13.97 x 21.59 cm.

    ISBN 9968-917-09-5 (Obra completa)ISBN 9968-917-10-9 (Tomo I)

    1. JUSTICIA 2. LIBERTAD 3. DERECHOS HUMANOS 4. CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS5. PROTECCIN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOSHUMANOS 6. PENA DE MUERTE 7. PODER JUDICIAL -COSTA RICA I. Corte Interamericana de Derechos HumanosII. Costa Rica. Colegio de Abogados III. Costa Rica. SalaConstitucional IV. Ttulo

  • V

    Rodolfo E. Piza Escalante

  • VII

    NDICE

    Tomo I

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .XI

    Prefacio del Presidente de laCorte Interamericana de Derechos Humanos . . . . . .XIII

    Prefacio del Presidente delColegio de Abogados de Costa Rica . . . . . . . . . . . .XVII

    Recuerdo de un entraable amigoThomas Buergenthal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .XIX

    Remembering a very special friendThomas Buergenthal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .XXV

    Semblanza: Un hombre justoJuan Jos Sobrado Ch. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .XXIX

    Corte Interamericana de Derechos Humanos

    A consolidao da personalidade e dacapacidade jurdicas do indivduo comosujeito do direito internacionalAntnio Augusto Canado Trindade . . . . . . . . . . . . . . .3

    Mxico ante el Estatuto de RomaSergio Garca Ramrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .77

    El Papa Juan Pablo II y los derechos humanosMximo Pacheco Gmez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .139

    Teora y prctica del control poltico.El juicio poltico en la Constitucin ecuatorianaHernn Salgado Pesantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    VIII

    Tribunales y salas constitucionales enAmrica Latina y proteccin interamericanade derechos humanosHctor Fix-Zamudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .201

    Algunas ideas sobre la nocin de orden jurdico yla Convencin Americana sobre Derechos HumanosJulio A. Barberis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .233

    Los principales aportes del JuezRodolfo E. Piza Escalante a la Corte Interamericanade Derechos Humanos (1979 - 1988)Manuel E. Ventura Robles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .253

    Jurisprudencia de la Corte Interamericana deDerechos Humanos sobre las medidas provisionalesEmilia Segares R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .287

    Algunas reflexiones sobre el principio de igualdadjurdica en la jurisprudencia internacional y en la delTribunal Constitucional espaolPaula Lizano Van der Laat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .359

    La Corte Interamericana de Derechos Humanos y lasnormas de interpretacin de la Convencin Americanasobre Derechos Humanos a la luz de su artculo 29Ma. Auxiliadora Solano Monge . . . . . . . . . . . . . . . . .421

    La pena de muerte y su imposicin obligatoria.El caso de Trinidad y Tobago ante la CorteInteramericana de Derechos HumanosLilly Ching Soto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .449

    Reflexiones sobre la doctrina de los jueces de laCorte Interamericana de Derechos Humanos a travsde sus votos particularesMauricio I. Del Toro Huerta . . . . . . . . . . . . . . . . . . .481

    Los partidos polticosGonzalo Elizondo Breedy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .503

    La jurisdiccin universal a propsitodel Caso CavalloManuel Becerra Ramrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .537

  • IX

    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    Sala ConstitucionalCorte Suprema de Justicia de Costa Rica

    La funcin poltica del Poder JudicialLuis Paulino Mora Mora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .585

    El derecho a un juez imparcial: elemento sustancial delderecho general de acceso a la justicia y el debidoproceso. Algunas dificultades de definicin en lajurisprudencia constitucional de Costa RicaLuis Fernando Solano Carrera . . . . . . . . . . . . . . . . .603

    Tomo II

    Instituto Interamericano de Derechos Humanos

    Seguridad humana: un reto universalSonia Picado Sotela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .631

    El Estado y los particulares: entre el respeto y lagaranta de los derechos humanos reconocidos en laConvencin Americana sobre Derechos HumanosPedro Nikken . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .661

    Aspectos de la legitimacin activa ante lajurisdiccin constitucional en VenezuelaAllan R. Brewer-Caras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .715

    La defensa de los derechos humanos a travsde la accin del Comisario para los Derechos Humanosdel Consejo de EuropaAlvaro Gil-Robles y Gil-Delgado . . . . . . . . . . . . . . .749

    La necesaria e inaplazable reforma de laLECRIM EspaolaVicente Gimeno Sendra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .771

    Los principios tributarios en la jurisprudencia de laCorte de ConstitucionalidadAlma Beatriz Quines L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .793

    Dimensiones normativa y sociolgica en el amparocontra resoluciones judicialesNstor Pedro Sags . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .817

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    X

    La globalizacin de los derechos humanos comoimperativo tico y sociolgico de la comunidadinternacional del siglo XXIRicardo Valverde Gmez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .831

    Colegio de Abogados de Costa Rica

    Naturaleza y funciones de laProcuradura General de la RepblicaAna Lorena Brenes Esquivel . . . . . . . . . . . . . . . . . . .857

    La vinculatoriedad de las resoluciones de laSala ConstitucionalRubn Hernndez Valle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .895

    El silencio positivo y el Derecho de la Constitucinpara la proteccin efectiva de los derechossubjetivos ciudadanosManrique Jimnez Meza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .925

    La direccin intersubjetiva Ernesto Jinesta Lobo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .959

    Autodeterminacin informativa:Un derecho fundamental autnomoMagda Ins Rojas Chaves . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1025Georgina Ins Chaves Olarte

    Los deberes pblicosEnrique Rojas Franco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1073Ricardo Barquero Crdoba

    El voto 11657 del 2001 de la Sala Constitucionalsobre el Aeropuerto Juan SantamaraJorge Enrique Romero Prez . . . . . . . . . . . . . . . . . .1115

    Una reforma incompleta sobre lascompetencias de anulacin administrativaFederico Sosto Lpez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1141

    La independencia judicial y su relacin con laresponsabilidad disciplinaria y civil del juezCristina Vquez Cerdas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1177

  • XI

    Prlogo

    Este libro es una edicin muy importante ysignificativa para recordar a uno de los jueces quehicieron historia en derechos humanos. Es, asimismo, elresultado del esfuerzo conjunto de cuatro institucionesque llevan la huella imborrable de la labor fecunda ycreativa de Rodolfo E. Piza Escalante, ilustre juez yprofesor de derechos humanos, cofundador del InstitutoInteramericano de Derechos Humanos (IIDH), primerPresidente de la Corte Interamericana de DerechosHumanos y Magistrado de la Sala Constitucional de laCorte Suprema de Costa Rica -popularmente conocidacomo la Sala IV-, quien falleci el 13 de enero de 2002en San Jos.

    El IIDH dedic su XX Curso Interdisciplinario enDerechos Humanos (julio-agosto 2002) -centrado en latemtica de la educacin en derechos humanos- a lamemoria del Dr. Piza Escalante: fue l quien moldealgunas ideas que definen a la educacin en derechoshumanos como un derecho esencial de la personahumana. Deca el Dr. Piza que los principalesinstrumentos internacionales de proteccin de losderechos humanos han consagrado el derecho a laeducacin y han reflejado la obligacin de los Estados

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XII

    de desarrollar la actividad educativa en el marco de losvalores esenciales del derecho internacional de losderechos humanos.

    Pero su legado fue mucho mayor y ms profundo. Ensu natal Costa Rica, mediante su labor personal lapoblacin en general, pobres y ricos, intelectuales ygrupos populares, indgenas y protectores del medioambiente, presos sin condena, se vieron beneficiados yatendidos por el alcance de la defensa constitucional desus derechos humanos. Las importantes sentenciassobre la nacionalidad indgena, la reeleccin, lafecundacin in vitro y la revisin judicial son parte dela innumerable cosecha de jurisprudencia en la defensade derechos humanos que inspir Rodolfo E. PizaEscalante.

    Pero nadie puede medir la capacidad de trabajojudicial del Dr. Piza por sus sentencias, como se haceclsicamente: hay que tasarle por sus ideas y por suideologa de derechos humanos, por su pasin yterquedad por la democracia que la llev hasta la SalaIV, y por su coraje en defender a las vctimas, sea enCosta Rica o en muchas partes de Amrica Latina.

    Agradezco a quienes han colaborado en este sentidohomenaje, que compila trabajos acadmicos de calidady procura brindar a las personas lectoras un reflejo delos frutos de la labor de quien en vida fuera Rodolfo E.Piza Escalante.

    Roberto Cullar M. Director Ejecutivo

    Instituto Interamericano de Derechos Humanos

  • XIII

    Prefacio del Presidente de laCorte Interamericana de

    Derechos Humanos

    Rodolfo Piza Escalante fue Juez de la Corte Intera-mericana de Derechos Humanos en su primera dcadade operacin, de 1979 hasta 1988, y su primer Presiden-te, en el perodo 1979-1981. Lo conoc con ocasin desu eleccin para la Corte Interamericana, a finales de ladcada del setenta, y con l tuve una fructfera convi-vencia acadmica, por ms de tres dcadas, alimentadapor afinidades en cuanto al tratamiento de cuestionesfundamentales tanto del Derecho Internacional como delos Derechos Humanos.

    En realidad, Rodolfo Piza jams dej de interesarsepor la evolucin de la jurisprudencia de la CorteInteramericana, an mucho despus de haber cumplidocon dedicacin sus funciones en la misma. Partcipe ensus primeros pronunciamientos, tuvo el mrito -no muycomn- de apreciar y saber valorar los aportes de sussucesores a la construccin jurisprudencial del Tribu-nal, y con ellos mantener relaciones de cordialidad yrespeto mutuos.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XIV

    Dos dcadas despus de haber dejado nuestroTribunal, siempre nos visitaba en la sede de la Corte, yparticipaba activamente, y con jovialidad de espritu, detodas sus actividades acadmicas. Algunas de susltimas intervenciones en las iniciativas de la Corte enlos tres ltimos aos encuntranse plasmadas, v.g., en eltomo que prepar titulado Informe: Bases para un pro-yecto de Protocolo a la Convencin Americana sobreDerechos Humanos, para fortalecer su mecanismo deproteccin (San Jos de Costa Rica, Corte Interameri-cana de Derechos Humanos, 2001, pp. 73-79).

    Estoy seguro de expresar el sentimiento comn detodos mis Colegas, los Seores Jueces que hoycomponen la Corte Interamericana, que tanto hancontribudo a la construccin de nuestra jurisprudencia,al dejar constancia de nuestro pesar por la partida deRodolfo. Fue l un hombre de pensamiento propio. Conl conviv no slo en las actividades de la Corte, sinotambin en las de otras instituciones, como el InstitutoInteramericano de Derechos Humanos (IIDH) y elInstituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Interna-cional (IHLADI).

    En los debates en estos distintos foros, estuvimossiempre del mismo lado, en defensa de la capacidadjurdico-procesal internacional de los individuos comosujetos del derecho internacional, en defensa de larelevancia de la opinio juris en la formacin delderecho internacional contemporneo, y en defensa dela hermenutica propia a los tratados de derechoshumanos.

    Quiso el destino, como que por un capricho, que,adems de estas afinidades de visin jurdica, mecorrespondiera escribir este Prefacio, en nombre de la

  • XV

    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    Corte Interamericana de Derechos Humanos, al librocon que prestamos un sincero homenaje a quienprimero ejerci, con inteligencia y creatividad, laPresidencia de nuestro Tribunal.

    Antnio Augusto Canado Trindade

    San Jos de Costa Rica,03 de octubre de 2002

  • XVII

    Prefacio del Presidente delColegio de Abogados de Costa Rica

    Para el Colegio de Abogados de Costa Rica, es a lavez un deber y un serio compromiso participar en lapreparacin y distribucin de esta obra de homenajepstumo al eminente jurista nacional, Dr. Rodolfo E.Piza Escalante.

    Decimos que es un deber, porque no podramos dejarpasar de brazos cruzados esta oportunidad de rendirtributo a una de las personas que mayor lustre ha tradoa la profesin jurdica del pas en los ltimos tiempos.Y decimos compromiso, al propio tiempo, porquenunca sera posible pretender que nuestras modestasposibilidades estn a la altura del homenaje que ameritala memoria de don Rodolfo.

    Felizmente, ya nuestro Colegio haba tomado otrasacciones en este mismo sentido. En adicin a habernosunido en su momento al duelo oficial decretado, sededic al Dr. Piza Escalante la primera edicin de esteao de nuestra revista institucional El Foro, que fuerecibida con mucho agrado por el gremio jurdico. Enella intentamos retratar tanto la dimensin profesional

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XVIII

    como la humana del homenajeado. Y es que esimportante recalcar que, en el plano personal, laestatura de don Rodolfo Piza no tena nada que envidiara la que lo adornaba en lo profesional y acadmico. Asconsta a todos aquellos que tuvimos el placer deconocerlo; especialmente para las muchos generacionesque lo tuvimos como profesor universitario. A ladiscusin severa y profunda, don Rodolfo una conigual facilidad su ingenio y humor, elementos que loacompaaron hasta el final de sus das, as como lo hizootra de las cualidades ms notables que lo caracteriza-ron: la de un apego incondicional e inclaudicable a susprincipios ticos y filosficos.

    Para no extenderme innecesariamente, concluyoagradeciendo la labor desarrollada por el MSc.Christian Hess Araya, miembro de la Junta Directiva,como representante de nuestro Colegio profesional anteel comit editor de esta obra. Agradezco profundamentetambin a las entidades copatrocinantes, Sala Constitu-cional, Corte Interamericana de Derechos Humanos eInstituto Interamericano de Derechos Humanos, porhabernos participado de este sentido homenaje.

    Manuel Amador HernndezPresidente de la Junta Directiva, 2002-2003

    San Jos de Costa Rica30 de setiembre del 2002

  • XIX

    Recuerdo de un entraable amigo*

    Thomas Buergenthal**

    El da 21 de octubre de 2001, cuando me enter queRodolfo Piza estaba prximo a retirarse de la SalaConstitucional de la Corte Suprema de Costa Rica, leescrib una carta para expresarle la gran alegra que medio ver que la noticia de su decisin de dejar la Corte,haba impulsado a los medios de comunicacin y a losjuristas de Costa Rica a destacar con admiracin lasimportantes contribuciones que haba hecho a lo largo desu carrera. En parte, le deca lo siguiente:

    Quisiera unir mi voz a la de quienes han tenido elprivilegio de trabajar y pelearse contigo, paraexpresar la profunda admiracin y el afecto tanespecial que siento por t como amigo entraable ygran jurista. Has enriquecido mi vida a nivel tantopersonal como profesional y te lo agradezco detodo corazn. Tu trabajo en pro de la libertad y delos derechos humanos como juez internacional ynacional, no tiene paralelo.

    * El Dr. Buergenthal escribe esta nota en nombre del InstitutoInteramericano de Derechos Humanos.

    ** Juez de la Corte Internacional de Justicia. Presidente Honorario dela Asamblea del Instituto Interamericano de Derechos Humanos.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XX

    Junto con cinco personas ms, Rodolfo Piza y yofuimos los primeros jueces elegidos a la recinestablecida Corte Interamericana de Derechos Humanos.Yo conoc a Rodolfo poco despus de la eleccin, quetuvo lugar el 22 de mayo de 1979. Muy rpidamentecreci en m una gran admiracin por su dedicacin a lacausa de los derechos humanos y por su inflexibleentereza como defensor y juez de derechos humanos. Unejemplo tpico del actuar de Rodolfo Piza: el hecho deque fuera ciudadano costarricense nunca le impidi votaren contra de su patria si consideraba que la ley no dabala razn a su gobierno este principio lo defendi conigual fuerza cuando form parte de la nueva SalaConstitucional de la Corte Suprema de Costa Rica. Enesa Sala, sus fallos y opiniones separadas hicieron de lel defensor ms tenaz e intrprete ms creativo de laslibertades civiles consagradas en la constitucin del pas.Rodolfo Piza tambin comprendi la importancia querevesta transformar las garantas internacionales de losderechos humanos en normas constitucionales directa-mente aplicables a nivel nacional y trabaj rduamentepor lograrlo, siempre que se presentara la oportunidad.

    Rodolfo Piza reuni una brillante mente jurdica conun gran don de debate. Fue siempre un adversariotemible. Sin embargo, a diferencia de muchas personali-dades que renen esas mismas cualidades, nunca semostr arrogante. Aunque no era fcil vencerle endiscusin sobre alguna cuestin de derecho, se mostrabasiempre dispuesto a escuchar argumentos contrarios conla mente muy abierta. Un cuento que le gustaba contar(es una historia verdica) ilustra su actitud de maravilla.Sucede que una vez l y yo defendamos posicionesopuestas con respecto a un problema jurdico bajo

  • XXI

    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    consideracin en la Corte Interamericana de DerechosHumanos. Las discutimos al cansancio. Pasaron unascuantas semanas y, cuando la Corte se volvi a reunir,Rodolfo anunci que haba estado ponderando muyseriamente nuestra anterior discusin y haba llegado a laconclusin de que yo estaba en lo cierto. El problema eraque yo tambin haba dedicado mucho tiempo a la materiay haba decidido finalmente que la posicin de Rodolfoera la correcta. Y ahora Rodolfo segua defendiendo mianterior argumento con igual fuerza. Ya no recuerdo culfue el desenlace en esa ocasin, pero s que goz de cadamomento.

    Durante su mandato como Presidente de la Corte, staadopt su Estatuto y su Reglamento, as como variasmedidas administrativas y de organizacin que serequeran para que pudiera cumplir sus funciones. En esapoca la gran mayora de los regmenes en el poder enAmrica Central y del Sur, eran gobiernos militares deizquierda o de derecha. Sus lderes estaban dispuestos apretender aceptar los instrumentos internacionales dederechos humanos; sin embargo, mostraban a la vez unacomprensible hostilidad hacia las instituciones interna-cionales y regionales de derechos humanos, en especiallas cortes facultadas para fallar en contra de losgobiernos que incumplieran sus compromisos. Aunquealgunos de los miembros de la Corte nos mostrbamosalgo pesimistas en cuanto al xito de nuestra misin, eleterno optimismo de Rodolfo Piza y su incansableentusiasmo, resultaron irresistibles. La fe que tena en lainevitabilidad de la cada de estos regmenes y en el papelde la Corte como protectora de los derechos humanos,fueron el motor que impuls nuestro bastante exitosotrabajo de esos primeros aos para sentar la base

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XXII

    institucional sobre la que la Corte podra edificar unainstitucin judicial eficaz y productiva. Como Presidentey Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,fue Rodolfo Piza ms que cualquier otro juez quienayud a dar forma a la arquitectura de esta institucindurante esos primeros aos de su desarrollo.

    Estoy convencido de que el Instituto Interamericanode Derechos Humanos no existira en la forma en queexiste hoy, de no haber sido Rodolfo Piza el primerPresidente de la Corte. En la primera reunin informalque celebraron los jueces recin electos a la Corte y quetuvo lugar en Washington en el mes de junio de 1979bajo la presidencia de Rodolfo Piza, yo suger que laCorte quizs considerara la creacin de un institutoacadmico de derechos humanos, capaz de realizardiversas funciones educacionales y de investigacin encooperacin con la Corte. A Rodolfo le gust la idea y,haciendo caso omiso a ciertas reservas expresadas poralgunos de los jueces, nos encarg al Juez CarlosRoberto Reina y a m, estudiar la cuestin y preparar uninforme. En los aos siguientes, Rodolfo Piza nunca cejen su apoyo entusiasta del Instituto. Fue Rodolfo quien,siguiendo las recomendaciones que presentamos Reina yyo, convenci a la Corte a convocar las dos reuniones deexpertos que debatieron el papel que desempeara elInstituto y elaboraron su primer Estatuto. Ms adelante,se dedic a convencer al Gobierno de Costa Rica acelebrar el acuerdo con la Corte que llev a la creacin delInstituto.

    Hay tanto ms que se podra decir acerca de RodolfoPiza como hombre, como abogado, como juez y comodefensor de los derechos humanos. Con la muerte de

  • XXIII

    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    Rodolfo Piza Costa Rica ha perdido a un hombre quepersonific el gran amor de su pas por la libertad, sucompromiso histrico para con los derechos humanos ysu apego al estado de derecho. El mundo de los derechoshumanos ha perdido a un hombre cuya incansableenerga, brillantez intelectual y creencia en el deber quetiene el derecho de mejorar la condicin humana, harnmuchsima falta. Yo he perdido a un amigo a quienadmiraba, que me inspir, cuya amistad valoraba, y cuyaintegridad absoluta, genialidad al contar un buen chiste ydulce sentido de humor, hacan imposible enojarse con lpor mucho tiempo.

  • XXV

    Remembering a very special friend*

    Thomas Buergenthal* *

    On October 21, 2001, after learning of Rodolfo Pizasforthcoming retirement from the Constitutional Chamberof the Supreme Court of Costa Rica, I wrote to let himknow how pleased I was that the announcement of hisdecision to leave the Court had prompted Costa Ricasmedia and legal profession to praise his many importantcontributions. My letter read in part as follows:

    Let me join all those who have had the privilege ofworking and fighting with you in expressing myprofound admiration to you as well as my veryspecial affection for you as a wonderful friend andgreat jurist. You have certainly enriched my life,both personally and professionally, and for that Iam most grateful. Your work on behalf of freedomand human rights as an international and nationaljudge knows no equal.

    Rodolfo Piza and I, together with five others, were thefirst judges to be elected to the newly established Inter-

    * Nota del editor. Se ha incluido la versin original, en ingls, delartculo de Thomas Buergenthal, a solicitud del autor. El Dr. Buer-genthal escribe esta nota en nombre del Instituto Interamericano deDerechos Humanos.

    ** Judge of the International Criminal Court. Honorary President ofthe General Assembly, Inter-American Institute of Human Rights.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XXVI

    American Court of Human Rights. I met Rodolfo shortlyafter the election, which took place on 22 May 1979,and rapidly developed a great admiration for hisunswerving commitment to human rights and uncompro-mising integrity as a human rights advocate and judge. Itwas typical of Rodolfo Piza that the fact that he was anational of Costa Rica never prevented him from votingagainst his country whenever he thought that the law wasnot on his governments side a practice he followedwith equal vigor when he joined the newly establishedConstitutional Chamber of Costa Ricas Supreme Court.Here his judgments and individual opinions marked himas the most determined advocate and innovativeinterpreter of the civil liberties enshrined in the nationsconstitution. Rodolfo Piza also understood theimportance of transforming international human rightsguarantees into enforceable national constitutional lawstandards and worked hard to do so whenever theopportunity presented itself.

    Rodolfo Piza combined a brilliant legal mind with agreat gift for disputation and was an intimidatingadversary. But unlike many who possess these gifts, hewas not an arrogant man. And while it was never easy towin an argument with him on a point of law, he was anattentive listener with an ever-open mind. A story heloved to tell it is a true story demonstrates the point.On one occasion, he and I were on opposite sides of alegal issue being considered by the Inter-American Courtand argued it to exhaustion. A few weeks later when theCourt resumed its session, Rodolfo announced that hehad given serious thought to our earlier discussion andnow believed that I was right. The problem was that I hadalso spent a great deal of time in the interim reflecting on

  • XXVII

    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    the subject and had come to the conclusion that hisposition was the correct one. No matter, Rodolfo nowdefended my previous position with equal vigor. I nolonger remember how the issue was ultimately resolved,but I know that he loved every minute of it.

    During his tenure as President of the Court, the Courtadopted its Statute and Rules of Procedure as well asvarious administrative and organizational measuresnecessary to enable it to discharge its functions. At thetime, the vast majority of regimes in power in Central andSouth America were military regimes of the left or theright. Its leaders were willing to pay lip service tointernational human rights instruments but wereunderstandably hostile to international and regionalhuman rights institutions, particularly to courts withpowers to find governments in violation of theirobligations. While some of us on the Court weretherefore rather pessimistic about the likely success ofour mission, Rodolfo Pizas perennial optimism andunbounded enthusiasm proved irresistible. His faith inthe ultimate demise of these regimes and in the Courtsrole in protecting human rights was the driving forcebehind our relatively successful efforts in those earlyyears to lay the institutional foundation upon which theCourt could build an effective and productive judicialinstitution. As President and judge of the Inter-AmericanCourt of Human Rights, Rodolfo Piza, more than anyother judge, helped shape the architecture of thatinstitution as it has developed over the years.

    I am convinced that the Inter-American Institute forHuman Rights would never have been established in theform in which it exists today had it not been for the fact

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XXVIII

    that Rodolfo Piza was the first President of the Court. Atthe initial informal planning meeting of the newly-electedjudges of the Court, which took place in Washington inJune 1979 and was chaired by Rodolfo Piza, I suggestedthat the Court might want to consider the creation of anacademic human rights institution to perform variouseducational and research functions in cooperation withthe Court. The idea appealed to Rodolfo who, overridingcertain doubts expressed by some judges, asked JudgeCarlos Roberto Reina and me to explore the matter andreport back. In the years that followed, Rodolfo Pizanever wavered in his enthusiastic support for the Institute.It was he who, following the recommendations submittedto him by Reina and me, convinced the Court to convenethe two expert meetings that discussed the role to beplayed by the Institute and drafted its Statute. Thereafter,Rodolfo Piza worked hard to persuade the Governmentof Costa Rica to conclude the agreement with the Courtthat brought the Institute into being.

    There is so much more that could be said aboutRodolfo Piza the man, the lawyer, the judge, the humanrights advocate. With the death of Rodolfo Piza, CostaRica has lost a man who symbolized that countrys greatlove of freedom, its historic commitment to human rightsand adherence to the rule of law. The world of humanrights has lost a man whose indefatigable energy,intellectual brilliance and belief in the laws overridingobligation to improve the human condition will be sadlymissed. I have lost a friend whom I admired, whoinspired me, whose friendship I treasured, and whoseutter honesty, ability to tell a good joke and self-deprecating humor made it impossible to get mad at himfor long.

  • XXIX

    Semblanza: Un hombre justoJuan Jos Sobrado Ch.*

    Las notas del Duelo de la Patria a la salida delfuneral de don Rodolfo Piza, expresaron mejor quenada el dolor y los sentimientos por su muerte. Nadams apropiado, no slo porque la patria estaba de duelo,sino porque slo el arte de la gran msica, como esasbellas y grandes notas, puede alcanzar ciertas noblescumbres, en las que don Rodolfo fue seor.

    Porque don Rodolfo puso la gran pasin de su vida,el derecho como expresin de la justicia, que la fuerzalgica y la solidez de argumentos de su inteligenciapoderosa haca irresistibles, al servicio de su pas y desus semejantes. Pasin por la justicia, humanidad,brillantez y servicio: esto podra resumir la vida pblicade Rodolfo Piza Escalante. Ejemplo que muy pocosdan, y que debe servirnos de paradigma.

    La Ley General de la Administracin Pblica fue suprimera gran obra, en conjunto con don Eduardo Ortiz,el otro gran jurista desaparecido y muy amigo suyo.

    * Juan Jos Sobrado escribe esta nota en nombre del Colegio deAbogados de Costa Rica.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XXX

    Esta Ley potenci la interpretacin finalista y sistmicade la norma como el eje de la accin administrativa enel Estado de Derecho, lo que generalmente olvidanadministradores codigueros y medrosos, que no sabenleer ms all de la literalidad de los artculos. Enconjunto con la Ley General de la JurisdiccinContencioso Administrativa, obra de ese otro granjurista y juez que fue don Gonzalo Retana Sand, amboscuerpos normativos son el fundamento positivo delmoderno derecho administrativo costarricense, al quedesde la ctedra, la judicatura, la abogaca, lalegislacin, y con el ejemplo y estmulo a otros, donRodolfo contribuy tanto.

    Sin embargo, resultaron insuficientes: litigantes,administradores y jueces no las comprendan o lestenan temor, y, pese a su perfeccin tcnica, la defensadel administrado terminaba enredada en cuestionesprocesales o en los privilegios de la administracin.Entonces se produce la gran creacin personal de donRodolfo: la Sala Constitucional, a partir de un proyectode la Corte, que transforma y le da vuelta por completo.Nace as la Sala como rgano defensor del ciudadano ydel ordenamiento, frente a los abusos del poder y delfuncionario, que no es el Estado como en actitudmedrosa se vena entendiendo sino que, por elcontrario, atentan contra el fundamento mismo delEstado que es la Constitucin.

    El gran jurista de proyeccin continental, exinte-grante de la Corte Interamericana, regresa entonces a lajudicatura como miembro de la nueva Sala Constitu-cional. En esta etapa fue decisivo, porque, por buenasque sean las leyes, no funcionan si buenos jueces no las

  • XXXI

    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    hacen valer. El espritu, la valenta, la sabidura yprofundidad de los buenos pronunciamientos de la SalaConstitucional le deben mucho, y en no pocas ocasio-nes, todo. Ese talante de la Sala, que fue predominante,sobre todo en su primera etapa, y en el que concurrieronotros muy valiosos magistrados, es lo que la gentepercibe favorablemente como la Sala IV, bastin dela Constitucin y del ciudadano frente a los abusos delpoder. Este es el gran activo o patrimonio institucionalnacional, herencia de Rodolfo Piza al pas, que suscompaeros de Sala tienen el gran reto de mantener yrescatar en momentos difciles, cuando el exceso detrabajo, la incomprensin de algunos comentaristas ylos celos de diputados y gobernantes, conspiran paradestruirlo.

    Todo esto fue la proyeccin del concepto de RodolfoPiza sobre la justicia en el Estado de Derecho, instru-mentado por su inteligencia y valenta. De la justicia,como la gran virtud de los gobernantes, tal como seconoce desde Aristteles. Y de que los tribunales son dejusticia, como lo dice hasta el rtulo a su entradapero que se olvida con facilidad y no deprocedimientos, elusin de responsabilidad, imposibi-lidades o trampas.

    La vida del justo. Tal como el propio don Rodolfo loescribi, a partir de la bienaventuranza prometida a losque tienen hambre y sed de justicia (Mateo 5.6), y lasenda de los justos... como una luz brillante(Proverbios 4.18):

    Estos son mi verdad y mi legado, slo para que sereconozcan cuando muera, teniendo a Dios comotestigo inmenso, o a su perdn como consuelo ama-

  • Justicia, libertad y derechos humanos

    XXXII

    do... y tomando por testigo, l lo quiera, al Dios quequita lo que l slo ha dado, estoy contento de partirtranquilo, sabiendo que a sabiendas no he hecho dao.

  • CORTE INTERAMERICANA DE

    DERECHOS HUMANOS

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    A consolidao da personalidadee da capacidade jurdicas do indivduocomo sujeito do direito internacional*

    Antnio Augusto Canado Trindade**

    Sumrio: I. Introduo: Breves Precises Prelimi-nares. II. O Indivduo como Sujeito do Direito dasGentes, no Pensamento dos Autores Clssicos. III. AExcluso do Indivduo do Ordenamento JurdicoInternacional pelas Distores do Positivismo JurdicoEstatal. IV. A Personalidade Jurdica do Indivduocomo Resposta a uma Necessidade da ComunidadeInternacional. V. O Resgate do Indivduo comoSujeito do Direito Internacional na Doutrina Jurdicado Sculo XX. VI. A Atribuio de Deveres aoIndivduo Diretamente pelo Direito Internacional. VII.A Capacidade Jurdica Internacional do Indivduo.VIII. O Direito Subjetivo os Direitos Humanos e a

    * Trabalho de pesquisa que serviu de base conferncia ministrada peloAutor na Corte Suprema de Justia de El Salvador, em San Salvador,no dia 10 de setembro de 2002, s 17:00 horas, no mbito dascomemoraes do XXII Congresso do Instituto Hispano-Luso-Americano de Direito Internacional (IHLADI), copatrocinado pelaCorte Suprema de Justia de El Salvador.

    ** Ph.D. (Cambridge); Presidente da Corte Interamericana de DireitosHumanos; Professor Titular da Universidade de Braslia, Brasil;Membro do IHLADI e do Institut de Droit International. Membro dosConselhos Diretivos do Instituto Interamericano de Direitos Humanose do Instituto Internacional de Direitos Humanos.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

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    Nova Dimenso da Titularidade Jurdica Internacionaldo Ser Humano. IX. Reflexes Finais: A Subjetivi-dade Internacional do Indivduo como o MaiorLegado da Cincia Jurdica do Sculo XX.

    I. Introduo: Breves Precises Preliminares

    Constitui para mim motivo de particular satisfaopoder dirigir-me a esta seleta audincia na CorteSuprema de Justia de El Salvador, no mbito dascomemoraes correntes em San Salvador do XXIICongresso do Instituto Hispano-Luso-Americano eFilipino de Direito Internacional (IHLADI), paraabordar um tema a cujo exame tenho me dedicado pormuitos anos: o da personalidade e capacidade jurdicasdo indivduo como sujeito do Direito Internacional.Trata-se de um captulo fundamental do DireitoInternacional, que vem passando por uma evoluoconsidervel nas ltimas dcadas, a requerer assim umaateno bem maior e mais cuidadosa do que adispensada ao tema at o presente por grande parte dadoutrina jurdica, aparentemente ainda apegada aposies dogmtico-ideolgicas do passado. No meuentender, a consolidao da personalidade e capacidadejurdicas do indivduo como sujeito do DireitoInternacional constitui, como o tenho afirmado emsucessivos foros nacionais e internacionais, o legadomais precioso da cincia jurdica do sculo XX.

    Ao retomar a presente temtica nesta ocasio topropcia, da realizao do XXII Congresso do IHLADI,em que este ltimo consolida meio sculo de cultivo edifuso do Direito Internacional, buscarei resumir, aolongo de minha exposio, os pontos principais de

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    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    1 A.A. Canado Trindade, The Procedural Capacity of the Individualas Subject of International Human Rights Law: RecentDevelopments, Karel Vasak Amicorum Liber - Les droits de lhomme laube du XXIe sicle, Bruxelles, Bruylant, 1999, pp. 521-544; A.A.Canado Trindade, The Consolidation of the Procedural Capacity ofIndividuals in the Evolution of the International Protection of HumanRights: Present State and Perspectives at the Turn of the Century, 30Columbia Human Rights Law Review - New York (1998) pp. 1-27;A.A. Canado Trindade, Linterdpendance de tous les droits delhomme et leur mise en oeuvre: obstacles et enjeux, 158 Revueinternationale des sciences sociales - Paris/UNESCO (1998) pp. 571-582; A.A. Canado Trindade, A Emancipao do Ser Humano comoSujeito do Direito Internacional e os Limites da Razo de Estado, 6/7Revista da Faculdade de Direito da Universidade do Estado do Rio deJaneiro (1998-1999) pp. 425-434; A.A. Canado Trindade, ElDerecho de Peticin Individual ante la Jurisdiccin Internacional, 48Revista de la Facultad de Derecho de Mxico - UNAM (1998) pp.131-151; A.A. Canado Trindade, El Acceso Directo de losIndividuos a los Tribunales Internacionales de Derechos Humanos,XXVII Curso de Derecho Internacional Organizado por el ComitJurdico Interamericano - OEA (2000) pp. 243-283; A.A. CanadoTrindade, Las Clusulas Ptreas de la Proteccin Internacional delSer Humano: El Acceso Directo de los Individuos a la Justicia a NivelInternacional y la Intangibilidad de la Jurisdiccin Obligatoria de losTribunales Internacionales de Derechos Humanos, El SistemaInteramericano de Proteccin de los Derechos Humanos en el Umbraldel Siglo XXI - Memoria del Seminario (Nov. 1999), San Jos de CostaRica, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2001, pp. 3-68;A.A. Canado Trindade, El Nuevo Reglamento de la CorteInteramericana de Derechos Humanos (2000): La Emancipacin delSer Humano como Sujeto del Derecho Internacional de los DerechosHumanos, 30/31 Revista del Instituto Interamericano de DerechosHumanos (2001) pp. 45-71; A.A. Canado Trindade, El AccesoDirecto del Individuo a los Tribunales Internacionales de DerechosHumanos, Bilbao, Universidad de Deusto, 2001, pp. 17-96.

    meus mais recentes trabalhos publicados sobre amatria1, consoante o seguinte plano de exposio:examinarei, de incio, a subjetividade internacional doindivduo no pensamento dos autores clssicos, e, aseguir, a excluso do indivduo do ordenamentojurdico internacional pelo positivismo jurdico estatal,assim como o resgate do indivduo como sujeito doDireito Internacional na doutrina jurdica do sculo XX.O prximo ponto de exame residir na atribuio dedeveres ao indivduo diretamente pelo DireitoInternacional.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

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    Ressaltarei, em seqncia, a necessidade dalegitimatio ad causam dos indivduos no DireitoInternacional (subjetividade ativa). Passarei, emseguida, ao estudo da capacidade jurdica internacionaldo indivduo, concentrando-me nos fundamentosjurdicos do acesso do ser humano aos tribunaisinternacionais de direitos humanos, e sua participaodireta no procedimento perante estes ltimos, comateno especial natureza jurdica e ao alcance dodireito de petio individual. Por ltimo, abordarei osdesenvolvimentos recentes nos sistemas europeu einteramericano de proteo dos direitos humanos,apresentando ao final minhas reflexes derradeirassobre a matria.

    Ao longo do presente estudo, referir-me-eifreqente-mente aos conceitos de personalidade ecapacidade jurdicas no plano internacional. A ttulo deintroduo matria, podemos, no presente contexto,entender por personalidade a aptido para ser titular dedireitos e deveres, e por capacidade a aptido paraexerc-los por si mesmo (capacidade de exerccio).Encontra-se, pois, a capacidade intimamente vinculada personalidade; no entanto, se por alguma situao oucircunstncia um indivduo no disponha de plenacapacidade jurdica (para exercer seus direitos por siprprio), nem por isso deixa de ser sujeito de direito.Com estas precises preliminares em mente, passemosao exame deste tema recorrente no DireitoInternacional, de tanta significao e importncia e deperene atualidade.

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    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    2 A.A. Canado Trindade, Princpios do Direito InternacionalContemporneo, Braslia, Editora Universidade de Braslia, 1981, pp.20-21. Para um relato da formao da doutrina clssica, cf., inter alia,e.g., P. Guggenheim, Trait de droit international public, vol. I,Genve, Georg, 1967, pp. 13-32; A. Verdross, Derecho InternacionalPblico, 5a. ed., Madrid, Aguilar, 1969 (reimpr.), pp. 47-62; Ch. deVisscher, Thories et ralits en Droit international public, 4a. ed.rev., Paris, Pdone, 1970, pp. 18-32; L. Le Fur, La thorie du droitnaturel depuis le XVIIe. sicle et la doctrine moderne, 18 Recueil desCours de lAcadmie de Droit International de La Haye (1927) pp.297-399.

    II. O Indivduo como Sujeito do Direito dasGentes, no Pensamento dos AutoresClssicos

    Ao considerar a posio dos indivduos no DireitoInternacional, no h que se perder de vista opensamento dos chamados fundadores do direito dasgentes. H que recordar a considervel importncia,para o desenvolvimento do tema, sobretudo dos escritosdos telogos espanhis assim como da obra grociana.No perodo inicial de formao do direito internacionalera considervel a influncia exercida pelos ensina-mentos dos grandes mestres, - o que compreensvel,dada a necessidade de articulao e sistematizao damatria2. Mesmo em nossos dias, imprescindvel terpresentes tais ensinamentos.

    amplamente reconhecida a contribuio dostelogos espanhis Francisco de Vitoria e FranciscoSurez formao do Direito Internacional. Na visode Surez (autor do tratado De Legibus ac DeoLegislatore, 1612), o direito das gentes revela a unidadee universalidade do gnero humano; os Estados tmnecessidade de um sistema jurdico que regule suas

  • 3 Cf. Association Internationale Vitoria-Suarez, Vitoria et Suarez -Contribution des Thologiens au Droit International Moderne, Paris,Pdone, 1939, pp. 169-170.

    4 Cf. Francisco de Vitoria, Relecciones - del Estado, de los Indios, y delDerecho de la Guerra, Mxico, Porra, 1985, pp. 1-101; A. GmezRobledo, op. cit. infra n. (11), pp. 30-39.

    5 Francisco de Vitoria, De Indis - Relectio Prior (1538-1539), in: Obrasde Francisco de Vitoria - Relecciones Teolgicas (ed. T. Urdanoz),Madrid, BAC, 1960, p. 675.

    Justicia, libertad y derechos humanos

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    relaes, como membros da sociedade universal3. Foi,no entanto, o grande mestre de Salamanca, Francisco deVitoria, quem deu uma contribuio pioneira e decisivapara a noo de prevalncia do Estado de Direito: foiele quem sustentou, com rara lucidez, em suasaclamadas Relecciones Teolgicas (1538-1539), que oordenamento jurdico obriga a todos -tanto governadoscomo governantes,- e, nesta mesma linha de pensa-mento, a comunidade internacional (totus orbis) primasobre o arbtrio de cada Estado individual4.

    Em sua clebre De Indis - Relectio Prior (1538-1539), advertiu: - (...) No que toca ao direito humano,consta que por direito humano positivo o imperador no senhor do orbe. Isto s teria lugar pela autoridade deuma lei, e nenhuma h que tal poder outorgue(...).Tampouco teve o imperador o domnio do orbe porlegtima sucesso, (...) nem por guerra justa, nem poreleio, nem por qualquer outro ttulo legal, como patente. Logo nunca o imperador foi senhor de todo omundo.(...)5. Na concepo de Vitoria, o direito dasgentes regula uma comunidade internacional consti-tuda de seres humanos organizados socialmente emEstados e coextensiva com a prpria humanidade; areparao das violaes de direitos humanos reflete

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    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    6 A.A. Canado Trindade, Co-existence and Co-ordination ofMechanisms of International Protection of Human Rights (At Globaland Regional Levels), 202 Recueil des Cours de lAcadmie de DroitInternational de La Haye (1987) p. 411; J. Brown Scott, The SpanishOrigin of International Law - Francisco de Vitoria and his Law ofNations, Oxford/London, Clarendon Press/H. Milford - CarnegieEndowment for International Peace, 1934, pp. 282-283, 140, 150, 163-165 e 172.

    7 P.P. Remec, The Position of the Individual in International Lawaccording to Grotius and Vattel, The Hague, Nijhoff, 1960, pp. 216 e203.

    8 Ibid., pp. 219-220 e 217.

    uma necessidade internacional atendida pelo direito dasgentes, com os mesmos princpios de justia aplicando-se tanto aos Estados como aos indivduos ou povos queos formam6. Decorridos mais de quatro sculos e meio,sua mensagem retm uma notvel atualidade.

    A concepo do jus gentium de Hugo Grotius -cujaobra, sobretudo o De Jure Belli ac Pacis (1625), situada nas origens do Direito Internacional, como veioa ser conhecida a disciplina,- esteve sempre atenta aopapel da sociedade civil. Para Grotius, o Estado no um fim em si mesmo, mas um meio para assegurar oordenamento social consoante a inteligncia humana,de modo a aperfeioar a sociedade comum que abarcatoda a humanidade7. Os sujeitos tm direitos vis--viso Estado soberano, que no pode exigir obedincia deseus cidados de forma absoluta (imperativo do bemcomum); assim, na viso de Grotius, a razo de Estadotem limites, e a concepo absoluta desta ltima torna-se aplicvel nas relaes tanto internacionais quantointernas do Estado8.

    No pensamento grociano, toda norma jurdica -sejade direito interno ou de direito das gentes- cria direitos

  • Justicia, libertad y derechos humanos

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    9 Ibid., pp. 243 e 221. 10 A. Gmez Robledo, Fundadores del Derecho Internacional, Mxico,

    UNAM, 1989, pp. 48-55.11 Cf., a respeito, o estudo clssico de Hersch Lauterpacht, The Grotian

    Tradition in International Law, 23 British Year Book of InternationalLaw (1946) pp. 1-53.

    12 Por conseguinte, em casos de tirania, admitia Grotius at mesmo ainterveno humanitria; os padres de justia aplicam-se vis--vistanto os Estados como os indivduos. Hersch Lauterpacht, The Lawof Nations, the Law of Nature and the Rights of Man, 29Transactions of the Grotius Society (1943) pp. 7 e 21-31.

    e obrigaes para as pessoas a quem se dirigem; a obraprecursora de Grotius, j no primeiro meado do sculoXVII, admite, pois, a possibilidade da proteointernacional dos direitos humanos contra o prprioEstado9. Ainda antes de Grotius, Alberico Gentili (autorde De Jure Belli, 1598) sustentava, em fins do sculoXVI, que o Direito que regula a convivncia entre osmembros da societas gentium universal10.

    H, pois, que ter sempre presente o verdadeirolegado da tradio grociana do Direito Internacional. Acomunidade internacional no pode pretender basear-sena voluntas de cada Estado individualmente. Ante anecessidade histrica de regular as relaes dos Estadosemergentes, sustentava Grotius que as relaesinternacionais esto sujeitas s normas jurdicas, e no razo de Estado, a qual incompatvel com aprpria existncia da comunidade internacional: estaltima no pode prescindir do Direito11. O ser humanoe o seu bem estar ocupam posio central no sistemadas relaes internacionais12. Nesta linha depensamento, tambm Samuel Pufendorf (autor de DeJure Naturae et Gentium, 1672) tambm sustentou asujeio do legislador mais alta lei da natureza

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    humana e da razo13. Por sua vez, Christian Wolff(autor de Jus Gentium Methodo ScientificaPertractatum, 1749), ponderava que assim como osindivduos devem, em sua associao no Estado,promover o bem comum, a seu turno o Estado tem odever correlativo de buscar sua perfeio14.

    Lamentavelmente, as reflexes e a viso doschamados fundadores do Direito Internacional(notadamente os escritos dos telogos espanhis e aobra grociana), que o concebiam como um sistemaverdadeiramente universal15, vieram a ser suplantadaspela emergncia do positivismo jurdico, quepersonificou o Estado dotando-o de vontade prpria,reduzindo os direitos dos seres humanos aos que oEstado a estes concedia. O consentimento ou avontade dos Estados (o positivismo voluntarista)tornou-se o critrio predominante no direitointernacional, negando jus standi aos indivduos, aosseres humanos16. Isto dificultou a compreenso dacomunidade internacional, e enfraqueceu o prprio

    13 Ibid., p. 26.14 C. Seplveda, Derecho Internacional, 13a. ed., Mxico, Ed. Porra,

    1983, pp. 28-29. Wolff vislumbrou os Estados-nao como membrosde uma civitas maxima, conceito que Emmerich de Vattel (autor de LeDroit des Gens, 1758), posteriormente, invocando a necessidade derealismo, pretendeu substituir por uma sociedade de naes(conceito menos avanado); cf. F.S. Ruddy, International Law in theEnlightenment - The Background of Emmerich de Vattels Le Droit desGens, Dobbs Ferry/N.Y., Oceana, 1975, p. 95; para uma crtica a esseretrocesso (incapaz de fundamentar o princpio de obrigao nodireito internacional), cf. J.L. Brierly, The Law of Nations, 6a. ed.,Oxford, Clarendon Press, pp. 38-40.

    15 C.W. Jenks, The Common Law of Mankind, London, Stevens, 1958,pp. 66-69; e cf. tambm R.-J. Dupuy, La communaut internationaleentre le mythe et lhistoire, Paris, Economica/UNESCO, 1986, pp.164-165.

    16 P.P. Remec, The Position of the Individual..., op. cit. supra n. (8), pp.36-37.

  • Justicia, libertad y derechos humanos

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    17 Ibid., p. 37.18 J. Spiropoulos, Lindividu en Droit international, Paris, LGDJ, 1928,

    pp. 66 e 33, e cf. p. 19. 19 Ibid., p. 55; uma evoluo nesse sentido, agregou, haveria de

    aproximar-nos do ideal da civitas maxima.

    Direito Internacional, reduzindo-o a direito estritamenteinter-estatal, no mais acima mas entre Estadossoberanos17. As conseqncias desastrosas destadistoro so sobejamente conhecidas.

    III.A Excluso do Indivduo do OrdenamentoJurdico Internacional pelas Distores doPositivismo Jurdico Estatal

    A personificao do Estado todo-poderoso, inspiradana filosofia do direito de Hegel, teve uma influncianefasta na evoluo do Direito Internacional em fins dosculo XIX e nas primeiras dcadas do sculo XX. Estacorrente doutrinria resistiu com todas as foras aoideal de emancipao do ser humano da tutela absolutado Estado, e ao reconhecimento do indivduo comosujeito do Direito Internacional. Contra esta posioreacionria se posicionou, dentre outros, JeanSpiropoulos, em luminosa monografia intituladaLindividu en Droit international, publicada em Parisem 192818: a contrrio do que se depreendia dadoutrina hegeliana, -ponderou o autor,- o Estado no um ideal supremo submisso to s a sua prpriavontade, no um fim em si mesmo, mas sim um meiode realizao das aspiraes e necessidades vitais dosindivduos, sendo, pois, necessrio proteger o serhumano contra a leso de seus direitos por seu prprioEstado19.

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    20 Cf. L. Le Fur, La thorie du droit naturel..., op. cit. supra n. (3), p.263.

    21 W. Friedmann, The Changing Structure of International Law, London,Stevens, 1964, p. 247.

    22 Cf. C.Th. Eustathiades, Les sujets du Droit international..., op. cit.infra n. (71), p. 405.

    23 Ibid., p. 406.

    No passado, os positivistas se vangloriavam daimportncia por eles atribuda ao mtodo da observao(negligenciado por outras correntes de pensamento), oque contrasta, porm, com sua total incapacidade deapresentar diretrizes, linhas mestras de anlise, esobretudo princpios gerais orientadores20. No planonormativo, o positivismo se mostrou subserviente ordem legal estabelecida, e convalidou os abusospraticados em nome desta. Mas j em meados do sculoXX, a doutrina jusinternacionalista mais esclarecida sedistanciava definitivamente da formulao hegeliana eneo-hegeliana do Estado como repositrio final daliberdade e responsabilidade dos indivduos que ocompunham, e que nele [no Estado] se integravaminteiramente21.

    A velha polmica, estril e ociosa, entre monistas edualistas, erigida em falsas premissas, no surpreenden-temente deixou de contribuir aos esforos doutrinriosem prol da emancipao do ser humano vis--vis seuprprio Estado. Com efeito, o que fizeram tanto osdualistas como os monistas, neste particular, foipersonificar o Estado como sujeito do DireitoInternacional22. Os monistas descartaram todoantropomorfismo, afirmando a subjetividade interna-cional do Estado por uma anlise da pessoa jurdica23;e os dualistas -a exemplo de H. Triepel e D. Anzilotti-

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    24 Para uma crtica incapacidade da tese dualista de explicar o acessodos indivduos jurisdio internacional, cf. Paul Reuter, Quelquesremarques sur la situation juridique des particuliers en Droitinternational public, La technique et les principes du Droit public -tudes en lhonneur de Georges Scelle, vol. II, Paris, LGDJ, 1950, pp.542-543 e 551.

    25 Cf., e.g., Y.A. Korovin, S.B. Krylov, et alii, International Law,Moscow, Academy of Sciences of the USSR/Institute of State andLaw, [s/d], pp. 93-98 e 15-18; G.I. Tunkin, Droit international public- problmes thoriques, Paris, Pdone, 1965, pp. 19-34.

    no se contiveram em seus excessos de caracterizaodos Estados como sujeitos nicos do DireitoInternacional24.

    Toda uma corrente doutrinria, -do positivismotradicional,- formada, alm de Triepel e Anzilotti,tambm por K. Strupp, E. Kaufmann, R. Redslob,dentre outros, passou a sustentar que somente osEstados eram sujeitos do Direito Internacional Pblico.A mesma postura foi adotada pela antiga doutrinasovitica do Direito Internacional, com nfase nachamada coexistncia pacfica interestatal25. Contraesta viso se insurgiu uma corrente oposta, a partir dapublicao, em 1901, do livro de Lon Duguit Ltat, ledroit objectif et la loi positive, formada por G. Jze, H.Krabbe, N. Politis e G. Scelle, dentre outros, susten-tando, a contrario sensu, que em ltima anlisesomente os indivduos, destinatrios de todas normasjurdicas, eram sujeitos do Direito Internacional (cf.infra).

    A idia da soberania estatal absoluta, que levou irresponsabilidade e pretensa onipotncia do Estado,no impedindo as sucessivas atrocidades por estecometidas contra os seres humanos, mostrou-se com opassar do tempo inteiramente descabida. O Estado -hojese reconhece- responsvel por todos os seus atos

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    Ensayos en homenaje a Rodolfo E. Piza Escalante

    26 Stefan Glaser, Les droits de lhomme la lumire du droitinternational positif, Mlanges offerts Henri Rolin - Problmes dedroit des gens, Paris, Pdone, 1964, p. 117, e cf. pp. 105-106 e 114-116. Da a importncia da competncia obrigatria dos rgos deproteo internacional dos direitos humanos; ibid., p. 118.

    27 Sobre a evoluo histrica da personalidade jurdica no direito dasgentes, cf. H. Mosler, Rflexions sur la personnalit juridique enDroit international public, Mlanges offerts Henri Rolin -Problmes de droit des gens, Paris, Pdone, 1964, pp. 228-251; G.Arangio-Ruiz, Diritto Internazionale e Personalit Giuridica,Bologna, Coop. Libr. Univ., 1972, pp. 9-268; G. Scelle, SomeReflections on Juridical Personality in International Law, Law andPolitics in the World Community (ed. G.A. Lipsky), Berkeley/L.A.,University of California Press, 1953, pp. 49-58 e 336; J.A. Barberis,Los Sujetos del Derecho Internacional Actual, Madrid, Tecnos, 1984,pp. 17-35; J.A. Barberis, Nouvelles questions concernant lapersonnalit juridique internationale, 179 Recueil des Cours delAcadmie de Droit International de La Haye (1983) pp. 157-238;A.A. Canado Trindade, The Interpretation of the International Lawof Human Rights by the Two Regional Human Rights Courts,Contemporary International Law Issues: Conflicts and Convergence(Proceedings of the III Joint Conference ASIL/Asser Instituut, TheHague, July 1995), The Hague, Asser Instituut, 1996, pp. 157-162 e166-167; C. Dominic, La personnalit juridique dans le systme dudroit des gens Theory of International Law at the Threshold of the21st Century - Essays in Honour of Krzysztof Skubiszewski (ed. J.Makarczyk), The Hague, Kluwer, 1996, pp. 147-171.

    -tanto jure gestionis como jure imperii- assim como portodas suas omisses. Criado pelos prprios sereshumanos, por eles composto, para eles existe, para arealizao de seu bem comum. Em caso de violao dosdireitos humanos, justifica-se assim plenamente oacesso direto do indivduo jurisdio internacional,para fazer valer tais direitos, inclusive contra o prprioEstado26.

    IV.A Personalidade Jurdica do Indivduocomo Resposta a uma Necessidade daComunidade Internacional

    O indivduo , pois, sujeito do direito tanto internocomo internacional27. Para isto tem contribudo, no

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    28 S. Glaser, op. cit. supra n. (27), p. 123.

    29 K.J. Partsch, Individuals in International Law, Encyclopedia ofPublic International Law (ed. R. Bernhardt), vol. 2, Elsevier, MaxPlanck Institute/North-Holland Ed., 1995, p. 959.

    plano internacional, a considervel evoluo nasltimas dcadas no s do Direito Internacional dosDireitos Humanos, como do mesmo modo do DireitoInternacional Humanitrio. Tambm este ltimo consi-dera as pessoas protegidas no como simples objeto daregulamentao que estabelecem, mas como verda-deiros sujeitos do direito internacional. o que sedepreende, e.g., da posio das quatro Convenes deGenebra sobre Direito Internacional Humanitrio de1949, erigida a partir dos direitos das pessoasprotegidas (e.g., III Conveno, artigos 14 e 78; IVConveno, artigo 27); tanto assim que as quatroConvenes de Genebra probem claramente aosEstados Partes derrogar -por acordos especiais- asregras nelas enunciadas e em particular restringir osdireitos das pessoas protegidas nelas consagrados (I, IIe III Convenes, artigo 6; e IV Conveno, artigo 7)28.Na verdade, as primeiras Convenes de DireitoInternacional Humanitrio (j na passagem do sculoXIX ao XX) foram pioneiras ao expressar apreocupao internacional pela sorte dos seres humanosnos conflitos armados, reconhecendo o indivduo comobeneficirio direto das obrigaes convencionaisestatais29.

    Com efeito, j h muito vem repercutindo, no corpuse aplicao do Direito Internacional Humanitrio, oimpacto da normativa do Direito Internacional dosDireitos Humanos: as aproximaes e convergnciasdentre estas duas vertentes do Direito, e tambm a do

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    30 A.A. Canado Trindade, Derecho Internacional de los DerechosHumanos, Derecho Internacional de los Refugiados y DerechoInternacional Humanitario: Aproximaciones y Convergencias,Ginebra, Comit Internacional de la Cruz Roja, 1996, pp. 1-66.

    31 Th. Meron, The Humanization of Humanitarian Law, 94 AmericanJournal of International Law (2000) pp. 239-278.

    Direito Internacional dos Refugiados, nos planos tantonormativo como hermenutico e operacional, tmcontribudo a superar as compartimentalizaes arti-ficiais do passado, e a aperfeioar e fortalecer aproteo internacional da pessoa humana -como titulardos direitos que lhe so inerentes- em todas e quaisquercircunstncias30. Assim, o prprio Direito InternacionalHumanitrio gradualmente se desvencilha de uma ticaobsoleta puramente interestatal, dando cada vez maiornfase - luz dos princpios de humanidade- s pessoasprotegidas e responsabilidade pela violao de seusdireitos31.

    Carecem, definitivamente, de sentido, as tentativasdo passado de negar aos indivduos a condio desujeitos do Direito Internacional, por no lhe seremreconhecidas algumas das capacidades de que sodetentores os Estados (como, e.g., a de celebrar trata-dos). Tampouco no plano do direito interno, nem todosos indivduos participam, direta ou indiretamente, noprocesso legiferante, e nem por isso deixam de sersujeitos de direito. O movimento internacional em proldos direitos humanos, desencadeado pela DeclaraoUniversal de Direitos Humanos de 1948, veio adesautorizar estas falsas analogias, e a superar dis-tines tradicionais (e.g., com base na nacionalidade):so sujeitos de direito todas as criaturas humanas,como membros da sociedade universal, sendo

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    32 R. Cassin, Lhomme, sujet de droit international et la protection desdroits de lhomme dans la socit universelle, in La technique et lesprincipes du Droit public - tudes en lhonneur de Georges Scelle,vol. I, Paris, LGDJ, 1950, pp. 81-82.

    33 Cf. R. Pinto, Tendances de llaboration des formes crites du Droitinternational, in Llaboration du Droit international public(Colloque de Toulouse, Socit Franaise pour le Droit International),Paris, Pdone, 1975, pp. 13-30.

    34 Para um estudo geral, cf., e.g., F. Hondius, La reconnaissance et laprotection des ONGs en Droit international, 1 AssociationsTransnationales (2000) pp. 2-4; M.H. Posner e C. Whittome, TheStatus of Human Rights NGOs, 25 Columbia Human Rights LawReview (1994) pp. 269-290; J. Ebbesson, The Notion of PublicParticipation in International Environmental Law, 8 Yearbook ofInternational Environmental Law (1997) pp. 51-97.

    inconcebvel que o Estado venha a negar-lhes estacondio32.

    Ademais, os indivduos e as organizaes no-governamentais assumem um papel cada vez maisrelevante na formao da opinio juris internacional. Se,h algumas dcadas atrs, era possvel abordar oprocesso de formao das normas do direitointernacional geral com ateno voltada to s sfontes estatais e interestatais das formas escritasdo direito internacional33, em nossos dias no maispossvel deixar de igualmente reconhecer as fontesno-estatais, decorrentes da atuao da sociedade civilorganizada no plano internacional. No plano global,artigo 71 da Carta das Naes Unidas tem servido debase ao status consultivo das organizaes no-governamentais (ONGs) atuantes no mbito da ONU, ea recente resoluo 1996/31, de 1996, do ConselhoEconmico e Social (ECOSOC) das Naes Unidas,regulamenta com detalhes as relaes entre a ONU e asONGs com status consultivo34.

    No plano regional, a Conveno Europia sobre oReconhecimento da Personalidade Jurdica das Orga-

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    35 Para um estudo geral, cf. S. Detrick (ed.), The United NationsConvention on the Rights of the Child - `A Guide to the TravauxPrparatoires, Dordrecht, Nijhoff, 1992, pp. 1-703.

    36 Cf. K. Anderson, The Ottawa Convention Banning Landmines, theRole of International Non-governmental Organizations and the Idea ofInternational Civil Society, 11 European Journal of InternationalLaw (2000) pp. 91-120.

    37 R. Ranjeva, Les organisations non-gouvernementales et la mise-en-oeuvre du Droit international, 270 Recueil des Cours de lAcadmiede Droit International de La Haye (1997) pp. 22, 50, 67-68, 74 e 101-102.

    38 M. Bettati e P.-M. Dupuy, Les O.N.G. et le Droit international, Paris,Economica, 1986, pp. 1, 16, 19-20, 252-261 e 263-265.

    nizaes No-Governamentais Internacionais (de24.04.1986), e.g., dispe sobre os elementos constitu-tivos das ONGs (artigo 1) e sobre a ratio legis de suapersonalidade e capacidade jurdicas (artigo 2). Nosltimos anos, os particulares e as ONGs tm participadonos travaux prparatoires de determinados tratadosinternacionais (e.g., a Conveno das Naes Unidassobre os Direitos da Criana de 198935, e a Convenode Ottawa sobre a Proibio de Minas Anti-Pessoal de199736).

    A crescente atuao, no plano internacional, dasONGs e outras entidades da sociedade civil tem tido uminevitvel impacto na teoria dos sujeitos do DireitoInternacional, contribuindo a tornar os indivduosbeneficirios diretos (sem intermedirios) das normasinternacionais, e sujeitos do Direito Internacional, e apor um fim anacrnica dimenso puramenteinterestatal deste ltimo; ademais, sua atuao tmcontribudo prevalncia de valores comuns superioresno mbito do Direito Internacional37. Os indivduos, asONGs e demais entidades da sociedade civil passam,assim, a atuar no processo tanto de formao como deaplicao das normas internacionais38. Isto sinto-

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    mtico da democratizao das relaes internacionais,a par de uma crescente conscientizao dos mltiplosatores atuantes no cenrio internacional contem-porneo39 em prol de valores universais. Em suma, oprprio processo de formao e aplicao das normasdo Direito Internacional deixa de ser apangio dosEstados.

    Na verdade, o reconhecimento da personalidadejurdica dos indivduos veio atender a uma verdadeiranecessidade da comunidade internacional40, que hojebusca guiar-se por valores comuns superiores. Assim, acategoria jurdica da personalidade jurdica interna-cional temse mostrado sensvel, em particular, necessidade da comunidade internacional de fornecerproteo aos seres humanos que a compem. Comefeito, a melhor doutrina e a jurisprudncia interna-cional sobre a matria sustentam que os prpriossujeitos de direito em um sistema jurdico so dotadosde atributos que atendem s necessidades da comu-nidade internacional41.

    39 Ph. Sands, Turtles and Torturers: The Transformation of InternationalLaw, 33 New York University Journal of International Law andPolitics (2001) pp. 530, 543, 555 e 557-559.

    40 Tal como reconhecido j h dcadas; cf. A.N. Mandelstam, Les droitsinternationaux de lhomme, Paris, ds. Internationales, 1931, pp. 95-96, 103 e 138; Charles de Visscher, Rapport - `Les droitsfondamentaux de lhomme, base dune restauration du Droitinternational, Annuaire de lInstitut de Droit International (1947)pp. 3 e 9; G. Scelle, Prcis de Droit des Gens - Principes etsystmatique, parte I, Paris, Libr. Rec. Sirey, 1932 (reimpr. do CNRS,1984), p. 48; Lord McNair, Selected Papers and Bibliography,Leiden/N.Y., Sijthoff/Oceana, 1974, pp. 329 e 249.

    41 Corte Internacional de Justia, Parecer sobre as Reparaes de Danos,ICJ Reports (1949) p. 178: - The subjects of law in any legal systemare not necessarily identical in their nature or in the extent of theirrights, and their nature depends upon the needs of the community.Throughout its history, the development of international law has beeninfluenced by the requirements of international life, and the

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    progressive increase in the collective activities of States has alreadygiven rise to instances of action upon the international plane by certainentities which are not States.

    42 Paul de Visscher, Cours Gnral de Droit international public, 136Recueil des Cours de lAcadmie de Droit International (1972) p. 56,e cf. pp. 45 e 55.

    43 Ponto resolutivo n. 1 do supracitado Parecer (nfase acrescentada).

    Da que, -como assinala com perspiccia Paul deVisscher,- enquanto o conceito de pessoa jurdica unitrio como conceito, dada a unidade fundamentalda pessoa humana que encontra em si mesma ajustificao ltima de seus prprios direitos, acapacidade jurdica, por sua vez, revela uma variedadee multiplicidade de alcances42. Mas tais variaes doalcance da capacidade jurdica, -inclusive suaslimitaes com relao, e.g., s crianas, aos idosos, spessoas com faltas de capacidade mental, aos aptridas,dentre outros,- em nada afetam a personalidade jurdicade todos os seres humanos, expresso jurdica dadignidade a eles inerente. Em seu recente Parecer n. 17,de 28 de agosto de 2002, por exemplo, a CorteInteramericana de Direitos Humanos assinalou que emconformidade com a normativa contempornea doDireito Internacional dos Direitos Humanos, na qual sesitua o artigo 19 da Conveno Americana sobreDireitos Humanos, as crianas so titulares de direitose no s objeto de proteo43.

    Assim, em suma, toda pessoa humana dotada depersonalidade jurdica, a qual impe limites ao poderestatal. A capacidade jurdica varia em razo dacondio jurdica de cada um para realizardeterminados atos. No entanto, ainda que varie talcapacidade de exerccio, todos os indivduos so

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    44 Cf., no tocante proteo internacional, A.A. Canado Trindade, TheConsolidation of the Procedural Capacity of Individuals in theEvolution of the International Protection of Human Rights: PresentState and Perspectives at the Turn of the Century, 30 ColumbiaHuman Rights Law Review - New York (1998) pp. 1-27; A.A. CanadoTrindade, The Procedural Capacity of the Individual as Subject ofInternational Human Rights Law: Recent Developments, Karel VasakAmicorum Liber - Les droits de lhomme laube du XXIe sicle,Bruxelles, Bruylant, 1999, pp. 521-544.

    45 P.N. Drost, Human Rights as Legal Rights, Leyden, Sijthoff, 1965, pp.226-227.

    dotados de personalidade jurdica. Os direitos humanosreforam este atributo universal da pessoa humana,dado que a todos os seres humanos correspondem deigual modo a personalidade jurdica e o amparo doDireito, independentemente de sua condio existencialou jurdica.

    V. O Resgate do Indivduo como Sujeito doDireito Internacional na Doutrina Jurdicado Sculo XX

    Ao reconhecimento de direitos individuais devecorresponder a capacidade processual de vindic-los,nos planos tanto nacional como internacional. mediante a consolidao da plena capacidadeprocessual dos indivduos que a proteo dos direitoshumanos se torna uma realidade44. Mas ainda que,pelas circunstncias da vida, certos indivduos (e.g.,crianas, enfermos mentais, idosos, dentre outros) nopossam exercitar plenamente sua capacidade deexerccio (e.g., no direito civil), nem por isso deixam deser titulares de direitos, oponveis inclusive aoEstado45. Independentemente das circunstncias, oindivduo sujeito jure suo do Direito Internacional, tal

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    como sustenta a doutrina mais lcida, desde a doschamados fundadores da disciplina46. Os direitoshumanos foram concebidos como inerentes a todo serhumano, independentemente de quaisquer circuns-tncias.

    Poder-se-ia argumentar que o mundo contemporneo inteiramente distinto do da poca dos chamadosfundadores do Direito Internacional (supra), quepropugnaram por uma civitas maxima regida pelodireito das gentes. Ainda que se trate de dois cenriosmundiais diferentes (ningum o negaria), a aspiraohumana a mesma, qual seja, a da construo de umordenamento internacional aplicvel tanto aos Estados(e organizaes internacionais) quanto aos indivduos,consoante certos padres universais de justia.

    Constantemente tem se identificado um renas-cimento contnuo do direito natural, ainda que esteltimo jamais tenha desaparecido. Isto tem-se dado anteo conservadorismo e a degenerao do positivismojurdico, consubstanciando o status quo, com suasubservincia tpica ao poder (inclusive nos regimesautoritrios, ditatoriais e totalitrios). No mais se tratade um retorno ao direito natural clssico, mas sim daafirmao ou restaurao de um padro de justia, peloqual se avalia o direito positivo47. O renascimento

    46 Cf. ibid., pp. 223 e 215.47 J. Maritain, O Homem e o Estado, 4a. ed., Rio de Janeiro, Ed. Agir,

    1966, p. 84, e cf. pp. 97-98 e 102; C.J. Friedrich, PerspectivaHistrica da Filosofia do Direito, Rio de Janeiro, Zahar Ed., 1965, pp.196-197, 200-201 e 207. E, para um estudo geral recente, cf. Y.R.Simon, The Tradition of Natural Law - A Philosophers Reflections(ed. V. Kuic), N.Y., Fordham Univ. Press, 2000 [reprint], pp. 3-189; ecf. tambm A.P. dEntrves, Natural Law, London, Hutchinson Univ.Libr., 1970 [reprint], pp. 13-203.

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    contnuo do direito natural refora a universalidade dosdireitos humanos, porquanto inerentes a todos los sereshumanos, - em contraposio s normas positivas, quecarecem de universalidade, por variarem de um meiosocial a outro48. Da se depreende a importncia dapersonalidade jurdica do titular de direitos49, inclusivecomo limite s manifestaes arbitrrias do poderestatal.

    O eterno retorno do jusnaturalismo tem sidoreconhecido pelos prprios jusinternacionalistas50,contribuindo em muito afirmao e consolidao doprimado, na ordem dos valores, das obrigaes estataisem matria de direitos humanos, vis--vis acomunidade internacional como um todo51. Estaltima, testemunhando a moralizao do prprioDireito, assume a vindicao dos interesses comunssuperiores52. Os experimentos internacionais que hdcadas vm outorgando capacidade processualinternacional aos indivduos (cf. supra/infra) refletem,com efeito, o reconhecimento de valores comuns

    48 Vicente Ro, O Direito e a Vida dos Direitos, 5a. ed., So Paulo, Ed.Rev. dos Tribs., 1999, pp. 85 e 101.

    49 Ibid., p. 641.50 A. Truyol y Serra, Thorie du Droit international public - Cours

    gnral, 183 Recueil des Cours de lAcadmie de Droit Internationalde La Haye (1981) pp. 142-143; J. Puente Egido, Natural Law, inEncyclopedia of Public International Law (ed. R. Bernhardt/MaxPlanck Institute), vol. 7, Amsterdam, North-Holland, 1984, pp. 344-349.

    51 J.A. Carrillo Salcedo, Derechos Humanos y Derecho Internacional,22 Isegora - Revista de Filosofa Moral y Poltica - Madrid (2000) p.75.

    52 R.-J. Dupuy, Communaut internationale et disparits dedveloppement - Cours gnral de Droit international public, 165Recueil des Cours de lAcadmie de Droit International de La Haye(1979) pp. 190, 193 e 202.

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    53 M. Virally, Droits de lhomme et thorie gnrale du Droitinternational, Ren Cassin Amicorum Discipulorumque Liber, vol.IV, Paris, Pdone, 1972, pp. 328-329.

    54 Cf. A.A. Canado Trindade, Tratado de Direito Internacional dosDireitos Humanos, vol. I, Porto Alegre, S.A. Fabris Ed., 1997, pp. 17-30; A.A. Canado Trindade, Tratado de Direito Internacional dosDireitos Humanos, vol. II, Porto Alegre, S.A. Fabris Ed., 1999, pp. 23-194; A.A. Canado Trindade, O Direito Internacional em um Mundoem Transformao, Rio de Janeiro, Ed. Renovar, 2002, pp. 1048-1109;A.A. Canado Trindade, El Derecho Internacional de los DerechosHumanos en el Siglo XXI, Santiago, Editorial Jurdica de Chile, 2001,pp. 15-58 e 375-427.

    superiores consubstanciados no imperativo de proteodo ser humano em quaisquer circunstncias.

    Todo o novo corpus juris do Direito Internacionaldos Direitos Humanos vem de ser construdo em tornodos interesses superiores do ser humano, independen-temente de seu vnculo de nacionalidade ou de seuestatuto poltico. Da a importncia que assume, nessenovo direito de proteo, a personalidade jurdica doindivduo, como sujeito do direito tanto interno comointernacional53. A aplicao e expanso do DireitoInternacional dos Direitos Humanos, por sua vez, vema repercutir, no surpreendentemente, e com sensvelimpacto, nos rumos do Direito Internacional Pblicocontemporneo54.

    Ora, se o Direito Internacional Pblico contem-porneo reconhece aos indivduos direitos e deveres(como o comprovam os instrumentos internacionais dedireitos humanos), no h como negar-lhespersonalidade internacional, sem a qual no poderiadar-se aquele reconhecimento. O prprio DireitoInternacional, ao reconhecer direitos inerentes a todoser humano, desautoriza o arcaico dogma positivistaque pretendia autoritariamente reduzir tais direitos aos

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    concedidos pelo Estado. O reconhecimento doindivduo como sujeito tanto do direito interno como dodireito internacional, dotado em ambos de plenacapacidade processual (cf. infra), representa umaverdadeira revoluo jurdica, qual temos o dever decontribuir. Esta revoluo vem enfim dar um contedotico s normas tanto do direito pblico interno comodo Direito Internacional.

    Com efeito, j nas primeiras dcadas do sculo XXse reconheciam os manifestos inconvenientes daproteo dos indivduos por intermdio de seusrespectivos Estados de nacionalidade, ou seja, peloexerccio da proteo diplomtica discricionria, quetornava os Estados demandantes a um tempo juzese partes. Comeava, em conseqncia, para superartais inconvenientes, a germinar a idia do acesso diretodos indivduos jurisdio internacional, sobdeterminadas condies, para fazer valer seus direitoscontra os Estados, - tema este que chegou a serefetivamente considerado pelo Institut de DroitInternational em suas sesses de 1927 e 192955.

    Em monografia publicada em 1931, o jurista russoAndr Mandelstam alertou para a necessidade doreconhecimento de um mnimo jurdico -com aprimazia do Direito Internacional e dos direitoshumanos sobre o ordenamento jurdico estatal,- abaixodo qual a comunidade internacional no devia permitirque recasse o Estado56. Em sua viso, a horrvel

    55 S. Sfriads, Le problme de laccs des particuliers desjuridictions internationales, 51 Recueil des Cours de lAcadmie deDroit International de La Haye (1935) pp. 23-25 e 54-60.

    56 A.N. Mandelstam, Les droits internationaux de lhomme, Paris, ds.Internationales, 1931, pp. 95-96, e cf. p. 103.

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    57 Ibid., p. 138.58 G. Scelle, Prcis de Droit des Gens - Principes et systmatique, parte

    I, Paris, Libr. Rec. Sirey, 1932 (reimpr. do CNRS, 1984), pp. 42-44. 59 Ibid., p. 48.

    experincia de nosso tempo demonstrava a urgncia daconsagrao necessria desse mnimo jurdico, para porum fim ao poder ilimitado do Estado sobre a vida e aliberdade de seus cidados, e completa impunidadedo Estado violador dos direitos mais sagrados doindivduo57.

    Em seu celebrado Prcis du Droit des Gens (1932-1934), Georges Scelle se investe contra a fico dacontraposio de uma sociedade inter-estatal a umasociedade de indivduos (nacional): uma e outra soformadas de indivduos, sujeitos do direito interno e dodireito internacional, sejam eles simples particulares(movidos por interesses privados), ou investidos defunes pblicas (governantes e funcionrios pblicos),encarregados de velar pelos interesses das coletividadesnacionais e internacionais58. Em uma passagemparticularmente significativa de sua obra, Scelle, aoidentificar (j no incio da dcada de trinta) omovimento de extenso da personalidade jurdica dosindivduos, ponderou que le seul fait que des recourssuper-tatiques sont institus au profit de certainsindividus, montre que ces individus sont dsormaisdots dune certaine comptence par le Droitinternational, et que la comptence des gouvernants etagents de cette socit internationale est liecorrlativement. Les individus sont la fois sujets dedroit des collectivits nationales et de la collectivitinternationale globale: ils sont directement sujets dedroit des gens59.

  • 60 Lord McNair, Selected Papers and Bibliography, Leiden/N.Y.,Sijthoff/Oceana, 1974, pp. 329 e 249.

    61 A. Gonalves Pereira e F. de Quadros, Manual de DireitoInternacional Pblico, 3a. ed. rev., Coimbra, Almedina, 1995, p. 405,e cf. pp. 381-408.

    62 Alejandro lvarez, La Reconstruccin del Derecho de Gentes - ElNuevo Orden y la Renovacin Social, Santiago de Chile, Ed.Nascimento, 1944, pp. 46-47 e 457-463, e cf. pp. 81, 91 e 499-500.

    63 Hildebrando Accioly, Tratado de Direito Internacional Pblico, vol. I,1a. ed., Rio de Janeiro, Imprensa Nacional, 1933, pp. 71-75.

    64 Levi Carneiro, O Direito Internacional e a Democracia, Rio deJaneiro, A. Coelho Branco Fo. Ed., 1945, pp. 121 e 108, e cf. pp. 113,35, 43, 126, 181 e 195.

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    O fato de serem os Estados compostos de sereshumanos individuais -com todas as suas conseqncias-no passou despercebido de outros autores, quedestacaram a importncia da atribuio aos indivduosde recursos (remedies) no mbito dos mecanismosinternacionais de proteo de seus direitos60. H os quechegam mesmo a afirmar que a atribuio dapersonalidade de direito internacional ao indivduoconstitui o domnio em que este ramo do Direito maisprogrediu nas ltimas dcadas61.

    Tambm no continente americano, mesmo antes daadoo das Declaraes Americana e Universal deDireitos Humanos de 1948, floresceram manifestaesdoutrinrias em prol da personalidade jurdicainternacional dos indivduos. Dentre as que sustentaramtal personalidade, situa-se, e.g., as obras de Alejandrolvarez62 e Hildebrando Accioly63. Do mesmo modose posicionou Levi Carneiro a respeito, ao escrever queno subsiste obstculo doutrinrio admisso depleitos individuais perante a justia internacional. (...)Ao Direito Internacional o indivduo interessa cada vezmais, mesmo porque o Estado, criado no interesse doindivduo, a este no se pode sobrepor64. E Philip

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    65 Ph.C. Jessup, A Modern Law of Nations - An Introduction, New York,MacMillan Co., 1948, p. 41.

    66 H. Lauterpacht, International Law and Human Rights, London,Stevens, 1950, pp. 69, 61 e 51.

    67 Ibid., p. 70.68 Cf. ibid., pp. 8-9. Para uma crtica concepo voluntarista do direito

    internacional, cf. A.A. Canado Trindade, The VoluntaristConception of International Law: A Re-assessment, 59 Revue de droitinternational de sciences diplomatiques et politiques - Sottile (1981)pp. 201-240.

    Jessup, em 1948, ponderou que a velha acepo dasoberania estatal no consistente com os princpiosda interdependncia ou interesse da comunidade e dostatus do indivduo como sujeito do direito interna-cional65.

    No hesita Hersch Lauterpacht, em seu InternationalLaw and Human Rights (1950), em afirmar que oindivduo o sujeito final de todo direito, nadahavendo de inerente ao direito internacional que oimpea de tornar-se sujeito do law of nations e detornar-se parte em procedimentos perante tribunaisinternacionais66. O bem comum, nos planos tantonacional como internacional, est condicionado pelobem-estar dos seres humanos individuais que compema coletividade em questo67. Tal reconhecimento doindivduo como sujeito de direitos tambm no plano doDireito Internacional acarreta uma clara rejeio dosvelhos dogmas positivistas, desacreditados e insusten-tveis, do dualismo de sujeitos nos ordenamentosinterno e internacional, e da vontade dos Estados comofonte exclusiva do Direito Internacional68.

    Em outro estudo perspicaz, publicado tambm em1950, Maurice Bourquin ponderou que a crescentepreocupao do direito internacional da poca com os

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    69 Maurice Bourquin, Lhumanisation du droit des gens, La techniqueet les principes du Droit public - tudes en lhonneur de GeorgesScelle, vol. I, Paris, LGDJ, 1950, pp. 21-54.

    70 C.Th. Eustathiades, Les sujets du Droit international et laresponsabilit internationale - nouvelles tendances, 84 Recueil desCours de lAcadmie de Droit International de La Haye (1953) pp.402, 412-413, 424, 586-589, 601 e 612. Tratava-se, pois, de protegero ser humano no s contra a arbitrariedade estatal, mas tambmcontra os abusos dos prprios indivduos; ibid., p. 614. Cf., no mesmosentido, W. Friedmann, The Changing Structure..., op. cit. supra n.(22), pp. 234 e 248.

    71 C.Th. Eustathiades, Les sujets du Droit international..., op. cit.supra n. (67), pp. 426-427, 547 e 610-611. Ainda que no endossassea teoria de Duguit e Scelle (dos indivduos como nicos sujeitos dodireito internacional), - tida como expresso da escola sociolgica

    problemas que afetavam diretamente o ser humanorevelava a superao da velha viso exclusivamenteinter-estatal da ordem jurdica internacional69. Em seucurso ministrado na Academia de Direito Internacionalda Haia, trs anos depois, em 1953, ConstantinEustathiades vinculou a subjetividade internacional dosindivduos temtica da responsabilidade internacional(dos mesmos, a par da dos Estados). Como reao daconscincia jurdica universal, o desenvolvimento dosdireitos e deveres do indivduo no plano internacional,e sua capacidade de agir para defender seus direitos,encontram-se vinculados a sua capacidade para o delitointernacional; a responsabilidade internacional abarca,assim, em sua viso, tanto a proteo dos direitoshumanos como a punio dos criminosos de guerra(formando um todo)70.

    Dada, pois, a capacidade do indivduo, tanto paramover uma ao contra um Estado na proteo de seusdireitos, como para cometer um delito no planointernacional, no h como negar sua condio desujeito do Direito Internacional71. mesma concluso

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    do direito internacional na Frana, - Eustathiades nela reconheceu ogrande mrito de reagir doutrina tradicional que visualizava nosEstados os nicos sujeitos do direito internacional; o reconhecimentoda subjetividade internacional dos indivduos, a par da dos Estados,veio transformar a estrutura do direito internacional e fomentar oesprito de solidariedade internacional; ibid., pp. 604-610. Osindivduos emergiram como sujeitos do direito internacional, mesmosem participar do processo de criao de suas normas; ibid., p. 409.

    72 P. Guggenheim, Les principes de Droit international public, 80Recueil des Cours de lAcadmie de Droit International (1952) pp.116, e cf. pp. 117-118.

    73 G. Sperduti, Lindividu et le droit international, 90 Recueil desCours de lAcadmie de Droit International de La Haye (1956) pp.824, 821 e 764.

    74 Ibid., pp. 821-822; e cf. tambm G. Sperduti, LIndividuo nel DirittoInternazionale, Milano, Giuffr Ed., 1950, pp. 104-107.

    chegou Paul Guggenheim, em curso ministradotambm na Academia da Haia, um ano antes, em 1952:como o indivduo sujeito de deveres no plano doDireito Internacional, no h como negar suapersonalidade jurdica internacional, reconhecidainclusive pelo prprio direito internacional consue-tudinrio72.

    Ainda em meados do sculo XX, nos primeiros anosde aplicao da Conveno Europia de DireitosHumanos, Giuseppe Sperduti escrevia que osparticulares haviam se tornado titulares de interessesinternacionais legtimos, porquanto j se iniciara, noDireito Internacional, um processo de emancipao dosindivduos da tutela exclusiva dos agentes estatais73.A prpria experincia jurdica da poca contradiziacategoricamente a teoria infundada de que osindivduos eram simples objetos do ordenamentojurdico internacional, e destrua outros preconceitos dopositivismo estatal74. Na doutrina jurdica de ento setornava patente o reconhecimento da expanso da

  • 75 C. Parry, Some Considerations upon the Protection of Individuals inInternational Law, 90 Recueil des Cours de lAcadmie de DroitInternational de La Haye (1956) p. 722.

    76 Como rapporteur do Grupo de Trabalho da Comisso de DireitosHumanos das Naes Unidas, encarregado de preparar o projeto daDeclarao (maio de 1947 a junho de 1948).

    77 R. Cassin, Vingt ans aprs la Dclaration Universelle, 8 Revue de laCommission Internationale de Juristes (1967) n. 2, pp. 9-10.

    Justicia, libertad y derechos humanos

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    proteo dos indivduos no ordenamento jurdicointernacional75.

    Em um artigo publicado em 1967, Ren Cassin, queparticipara do processo preparatrio da elaborao daDeclarao Universal de Direitos Humanos de 194876,acentuou com eloqncia que o avano representadopelo acesso dos indivduos a instncias internacionaisde proteo, assegurado por muitos tratados de direitoshumanos: - (...) Se ainda subsiste na terra grandeszonas onde milhes de homens ou mulheres, resignadosa seu destino, no ousam proferir a menor reclamaoou nem