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RADIOLOGÍA
www.elsevier.es/rx
Radiología. 2009;51(1):15-6
ARTÍCULO DE AJR
Tomografía computarizada con tecnología multidetector en el cáncer de mama
MDCT of the breast
Luis Pina
Departamento de Radiología. Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona, España
Perrone A, Lo Mele L, Sassi S, Marini M, Testaver-de L, Izzo L, Marini M. MDCT of the breast. AJR Am J Roentgenol. 2008;190:1644-51.
Comentario
En la actualidad los equipos de tomografía computa-rizada con tecnología multidetector (TCMD) se en-cuentran muy extendidos, más que los equipos de resonancia magnética (RM), y no es infrecuente ha-llarlos incluso en hospitales de ámbito comarcal. Sus ventajas sobre las anteriores generaciones de TC son evidentes, destacando una mayor rapidez de adquisi-ción de datos así como un grosor de corte muy fi no.
Aunque la RM de mama es la técnica de elección para la estadifi cación locorregional del cáncer de mama, no se puede emplear en todos los casos, ya que los pacientes claustrofóbicos, muy obesos o los portadores de marcapasos, por poner algunos ejemplos, no son candidatos adecuados para esa técnica. Sin embargo, a muchos de estos pacientes se les puede realizar un estudio de la mama con TCMD, que además puede ofrecer unos resultados similares.
En el presente trabajo de AJR, los autores estu-dian la utilidad de la TCMD en casos de lesiones ma-marias previamente detectadas por mamografía o ecografía. Para ello emplean 2 equipamientos dife-rentes: uno de 4 fi las de detectores y otro de 64. Es interesante conocer su protocolo de trabajo, que puede servir de base para que otros autores reali-cen estudios similares.
Una desventaja clara de la TCMD respecto de la RM es el empleo de radiación ionizante. Según la estimación de los autores del presente estudio, la dosis de la TCMD es aproximadamente la equivalen-te a 3 estudios mamográfi cos en doble proyección (6 mamografías). Aunque la dosis de radiación debe ser reducida al mínimo siempre que sea posible, empleando técnicas alternativas, no parece que la dosis empleada sea tan alta como para contraindi-car la realización de la TCMD de mama en casos se-leccionados. A modo de ejemplo, en las campañas de cribado poblacional se emplea el seguimiento mamográfi co semestral durante 2 o 3 años para los numerosos casos de lesiones BI-RADS 3, y la dosis empleada en ese seguimiento puede ser similar a la de una TCMD.
En mi opinión, un asunto interesante que descri-ben los autores es la realización del estudio en de-cúbito supino en el equipo de 64 detectores. La po-sibilidad de completar el barrido de la mama es un solo tiempo de apnea ayuda a que la imagen sea de calidad y no tenga artefactos por movimientos res-piratorios. Este posicionamiento es inviable en RM por lo largos tiempos de adquisición. Además, la TCMD en decúbito supino permite simular la posi-ción de la paciente durante la cirugía, de modo que las referencias anatómicas y la posición de las lesio-nes mamarias se correlacionan mejor que en la RM en decúbito prono. El volumen mamario sin duda infl uye, ya que los cambios deben ser mínimos en mamas de pequeño volumen, pero es esperable que en mamas muy voluminosas haya una diferencia im-portante. En este sentido, los radiólogos dedicados
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a la mama estamos acostumbrados a apreciar cam-bios en la localización de lesiones al emplear la ecografía (decúbito supino) y la estereotaxia en mesas dedicadas (decúbito prono).
Los autores también mencionan la posibilidad de realizar biopsias o marcajes de lesiones mamarias guiadas mediante TCMD, una técnica con la que los radiólogos se encuentran familiarizados.
Los resultados de la TCMD muestran una sensibili-dad muy alta (92,6 %) y una especifi cidad del 100 %. Estos resultados probablemente estén infl uenciados por un sesgo en la selección de pacientes (no son casos consecutivos). Sin embargo, son unos buenos resultados habida cuenta de que el tamaño medio de las lesiones es de 1,3 cm, y que 19 lesiones te-nían un diámetro < 1 cm.
Otra aportación interesante de este estudio es el hecho de considerar el punto de corte de 90 unida-des Hounsfi eld tras 1 minuto de la administración del contraste intravenoso como un valor que consi-gue una especifi cidad del 100 %. Sin duda son nece-sarios más estudios para corroborar este resultado, pero es un punto de inicio.
Evidentemente este estudio tiene varias limita-ciones: la serie de casos es corta (61 pacientes), como ya se ha comentado no son casos consecuti-vos, no tienen cirugía de todos los casos (sólo en 40) y el empleo de la TCMD para diferenciar lesio-nes benignas de malignas no tiene mucho interés en sí misma (es la biopsia la que lo hace mejor). Sin embargo, me ha parecido un artículo interesan-te que permite conocer la existencia de esta técni-ca y deja abierta posibilidades de estudio a otros grupos de trabajo.
Para acceder a la versión completa en inglés publicada en AJR vaya a http://www.ajronline.org/cgi/content/abstract/190/6/1644Para acceder a la versión completa en español, vaya a http://www.seram.es/revista/AJR/AJR_enero_2009.pdf