Upload
vuongquynh
View
214
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
www.redlat.net
Trabajo Decente en América La�na: Argen�naFicha Técnica
Diseño y diagramación
Sheila Fernandes
2
l úl�mo golpe de Estado (1976-E1983) en Argen�na sentó las bases
de un nuevo patrón de acumula-
ción regresivo (valorización financiera del
capital), que colapsó en 2001, dejando una
estructura económica desindustrializada,
en el marco de un estancamiento del
Producto Interno Bruto (PIB), con elevados
niveles de pobreza, indigencia y desocupa-
ción. A par�r de los años 2002/3, se puso
en marcha una nueva etapa que, con
fuertes limitaciones, supuso la recupera-
ción de muchos derechos sociales,
económicos y polí�cos.Desde finales de la década de 2000,em-
pero, se inició un proceso de rear�culación
de la denominada “nueva derecha”, que
culmina con el triunfo electoral de
Mauricio Macri en Argen�na, en noviem-
bre de 2015.Los resultados de las úl�mas elecciones
presidenciales produjeron un hecho no
solo sorprendente sino inédito, porque
por primera vez en la historia moderna del
país los sectores dominantes accedieron al
control del Estado mediante un par�do
propio y el voto ejercido democrá�camen-
te. De esta manera quedó atrás la necesi-
dad de estos sectores de tener que recurrir
al “fraude patrió�co”, como en la década
de 1930, o a los golpes de Estado llevados a
cabo por el par�do militar.Se trata de un resultado coherente con
las nuevas formas de condicionar la polí�ca
estatal que surgieron en la década de 1980
durante la postdictadura en el marco del
nuevo patrón de acumulación basado en la
valorización financiera del capital (1976-
2001). Los condic ionamientos inic ia les
estuvieron vinculados a la salida de
recursos rela�va a los pagos derivados del
endeudamiento externo y a la fuga de
capitales al exterior. Luego, por los
denominados “golpes de mercado” que
provocaron las crisis hiperinflacionarias de
1989/1990, encaminadas a que los
sectores dominantes (extranjeros y
locales) pudieran apropiarse de las
empresas públicas para garan�zarles a los
acreedores el pago de la deuda externa
Trabajo Decente en América La�na: Argen�naIntroducción
4
A par�r de los años
2002/3, se puso en marcha
una nueva etapa que, con
fuertes limitaciones, supuso la
recuperación de muchos
derechos sociales, económicos
y polí�cos
“
”
5
pública y privada, y a sus nuevos propieta-
rios locales y extranjeros la posibilidad
cierta de obtener ganancias extraordina-
rias a par�r de la prestación de los servicios
públicos.Con las elecciones de diciembre de
2015, que colocaron en el gobierno a la
alianza Cambiemos, encabezada por
Mauricio Macri, la sociedad introdujo un
giro copernicano en el �po de régimen y la
forma de Estado, al transitar de un
gobierno nacional y popular a otro de
carácter neoliberal. Mientras que el
primero puso énfasis en el crecimiento
económico y la redistribución del ingreso
a favor de los asalariados, la polí�ca de la
ges�ón actual sustenta sus acciones sobre
dos ejes principales. Uno de ellos consiste
en modificar la estructura estatal que se
fue conformando durante poco más de
una década, adecuándola a las necesida-
des de una transferencia de la regulación al
“mercado”, que no es otra cosa que dejarla
en manos de los sectores oligopólicos. El
otro consiste en poner en marcha una
polí�ca de “ajuste económico”, que
implica un salto significa�vo en el ritmo
inflacionario que está generando una
recesión económica y una reversión de la
par�cipación de los asalariados en el
ingreso a par�r de una menor actualiza-
ción salarial.
Trabajo Decente en América La�na: Argen�naIntroducción
Capítulo 1: Contexto Socioeconómico
on la implosión del patrón de Cacumulación de valorización financiera en 2001 se inició una etapa
de fuerte dinamismo de la economía. Más allá de los favorables términos de intercambio que vivió la Argen�na, el acelerado crecimiento económico se basó inicialmente por un �po de cambio real elevado y luego por polí�cas de es�mulo a la demanda (mejoras en la can�dad de beneficios previsionales otorgados y en los haberes; recuperación del poder adquisi�vo del salario; implementación de polí�cas de distribución del ingreso como la Asignación Universal por Hijo -AUH-) que desde 2003 tendieron a sostener e impulsar la demanda agregada para darle previsión a la inversión privada.
Así, según información del Ins�tuto de Estadís�cas y Censos (INDEC) entre 2004 y 2015 el PIB creció el 48,6% con una expansión
muy sostenida hasta 2011 (5,7% anual acumula�vo con picos de 10,4%). Sin embargo, con el adverso escenario internacional, una serie de conflictos polí�cos internos que desataron una puja en el bloque de poder, y la emergencia de la restricción externa en el país, la dinámica de crecimiento se ralen�zó con niveles de ac�vidad oscilantes hasta 2011 y luego con un estancamiento de la ac�vidad, dando como resultado una tasa anual en este segundo período de apenas el 0,2%.
Tal como se observa en el grafico 1, exis�eron años de elevado crecimiento en la etapa previa a 2011, que luego se ralen�zaron tanto por los efectos de la crisis internacional desatada en 2008 como por los propios límites de la estructura produc�va (2012 y 2014). Los años 2013 y 2015 muestran un crecimiento moderado que sólo compensaron las caídas delos años previos.
%
PIB
vari
ació
n an
ual d
el
año de referencia
* El PIB u�lizado es el base 2004 versión revisada en 2016. ** Los datos corresponden al primer trimestre.Fuente: Elaboración propia en base al INDEC (Base PIB 2004).
Gráfico 1 - Tasas de variación anual del Producto Bruto Interno en precios constantes, 2005-2015 (%)
1
Las polí�cas aplicadas por el nuevo gobierno desde diciembre de 2015 generaron un nuevo escenario de transferencia de ingresos de los trabajadores al capital más concentrado, en el marco de una devaluación de la moneda, contracción del gasto público, despido de empleados estatales, apertura de importaciones, generaron una notable aceleración de los precios (que alcanzó el 41,2% en 2016) y una importante contracción económica (CIFRA, 2016).
1
6 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 1: Contexto Socioeconómico
10
8
6
4
2
1
Las tendencias previamente reseña-
das, si bien no son las únicas variables que
afectan a las condiciones de vida de la
población, cons�tuyen probablemente
su principal determinante. Bajo el
régimen de conver�bilidad, luego de la
“crisis del tequila”, la proporción de
población bajo la línea de pobreza
superaba la cuarta parte de la misma, aun
en el momento expansivo del ciclo del
lapso 1996-1998. Esta situación se agravó
con la recesión que se inició en ese año y
devino en la depresión económica que
culminó en 2001 con el estallido del
régimen cambiario. Esta situación se
volvió par�cularmente grave con el
abandono de dicho régimen, por una
doble vía: el aumento de la desocupación
y la caída de los ingresos reales (conse-
cuencia de la inflación derivada de la
devaluación de la moneda nacional). Así,
para mediados de 2002, las personas en
situación de pobreza superaban el 60%
de la población, mientras más de un
cuarto ni siquiera alcanzaba a cubrir con
sus ingresos la canasta básica alimenta-
ria.Esta situación se vio marcadamente
rever�da a lo largo del período de
análisis, dado el incremento general del
empleo y de los ingresos reales. Más
específicamente, tal como se observa en
el Grafico 2, hacia 2005 la tasa de pobreza
se encontraba en torno al 51% de la
población, en 2010 estaba en 33% y en
27,1% en 2013. La devaluación de la
moneda, en enero de 2014, impactó
nega�vamente en las personas en
situación de pobreza, a par�r de la
aceleración del ritmo inflacionario (que
cerró en un promedio anual del 38,8%). La
recuperación, en 2015, de los principales
indicadores – entre ellos el salario –
permi�ó mejorar el índice de pobreza, que
cerró en el segundo semestre del año en
29,8%, en niveles cercanos a los de 2011.
En grafico a la indigencia, sus niveles en
dichos años fueron de 18,1%, 8% y 5,2%
respec�vamente, con el mismo impacto
para 2014 y 2015, año en el que cerró en
5,3% por la polí�ca redistribu�va aplicada
por el gobierno vía aumento de la
Asignación Universal por Hijo (que
impacta en mayor medida en los índices
de indigencia).
De esta forma, a lo largo del período se
dio un notable proceso de reducción de la
pobreza e indigencia, aunque no debe
7Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 1: Contexto Socioeconómico
La situación se volvió
par�cularmente grave en
Argen�na con el abandono de
dicho régimen, por una doble
vía: el aumento de la
desocupación y la caída de los
ingresos reales
“
”2
Evo
luci
ón
de
la t
asa
de
po
bre
za e
ind
igen
cia
51,0
Grafico 2 - Evolución de las tasas de pobreza e indigencia en Argen�na, 2005-2015 (%)
*La pobreza y la indigencia se calcularon a par�r de la nueva metodología de INDEC vigente desde 2016. Para establecer la serie histórica se valorizaron la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) publicadas en 2016 u�lizando el IPC-9 provincias para los años anteriores.Fuente: Elaboración propia en base a Indec y CIFRA.
Vale aclarar que los nuevos datos de pobreza e indigencia difieren de los presentados en otros informes debido a que en 2016 el INDEC publicó une nueva metodología con nuevos componentes de la canasta.
2
8Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 1: Contexto Socioeconómico
dejar de mencionarse que el proceso de
mejora se fue len�ficando en el �empo, al
punto que en los úl�mos años se advierte
un notable estancamiento. De aquí podría
deducirse que hay un importante “núcleo
duro de pobreza e indigencia”, en tanto
luego de un ciclo económico expansivo
prác�camente inédito en la economía
nacional por la duración de doce años, las
nuevas es�maciones arrojan que
alrededor del 30% de la población no
ob�ene un ingreso que le permita
sa�sfacer las necesidades básicas,
mientras cerca del 5% no alcanza una
remuneración acorde para superar la línea
de indigencia.
s/d
s/d
s/d
Capítulo 2: Oportunidades de Empleo
n concordancia con la expansión Eeconómica señalada, a lo largo del
período bajo estudio se evidenció
un notable proceso de reducción de la
tasa de desocupación. Luego de la
experiencia de la etapa de la conver�bili-
dad (1991-2001) en la que, por la propia
dinámica excluyente de ese modelo y en el
marco de la “crisis del tequila”, la tasa de
desocupación superó por primera vez en la
historia argen�na el 10% de la población
económicamente ac�va (PEA), alcanzando
su cenit en la crisis de 2002 (22%), con la
expansión económica de la úl�ma década
se asis�ó a un proceso de reversión de esta
tendencia.
Grafico 3 - Tasa de desocupación de la Argen�na, segmentada en hombres, mujeres y jóvenes, 2005-2015 (%)
años seleccionados
2010 2013 2014
Total Hombres Mujeres Jóvenes
tasa
s d
e d
esem
ple
o p
or
sexo
*Los datos totales corresponden a los primeros tres trimestres. Dada la "emergencia estadís�ca" declarada por el nuevo gobierno no se desagregó la información para el 2015.Fuente: Elaboración propia en base a estadís�cas de INDEC.
La primera etapa de la expansión
económica se sustentó, en una propor-
ción considerable, en capacidad instala-
da ociosa derivada de la crisis de la
conver�bilidad. Esto permi�ó que el
incremento del PIB generara, a su vez,
una gran incorporación de fuerza de
trabajo a l proceso produc�vo. En
consecuencia, se asis�ó a una etapa de
marcada reducción de la tasa de desocu-
pación hasta 2010, al caer 14,1 puntos
porcentuales entre 2002 (22%) y el año
mencionado (7,9%). A dicho proceso de
retroceso contribuyó tanto la mayor
9Trabajo Decente en América La�na: Argen�na
Capítulo 3: Oportunidades de Empleo
TASA DE DESOCUPACIÓN
2015
6,5
proporción de población ocupada
respecto a la población total (de 41% en
2005 a 41,7% en 2015) y la reducción de
la oferta de fuerza de trabajo (de 47,7%
en 2005 a 44,6% en 2015, lo cual sería
evidencia de la reversión del proceso de
incremento de la tasa de ac�vidad por
efecto del trabajador adicional).Sin embargo, en línea con los proble-
mas mencionados previamente, desde
2010 la tasa de desempleo inició una fase
de ralen�zación en su mejora, producto
de que la dinámica económica, en el
marco de una desocupación menor, no
generó las condiciones para absorber a la
población sin trabajo. Luego de cuatro
años de niveles de desocupación en
torno del 7%, los datos del tercer trimes-
tre de 2015 mostraron que se logró
perforar dicho valor (6,5%). Si se consideran las diferencias por
género y tramo etario, surgen algunas
par�cularidades que corresponde
mencionar. En cuanto a la dis�nción por
género, se puede señalar que la par�ci-
pación económica masculina es mayor a
la femenina, diferencia que se man�ene
prác�camente inalterada en el período
bajo estudio; esto es, alrededor del 80%
de los varones en edad de trabajar
par�cipan en el mercado de trabajo, cifra
que resulta del 56% en el caso femenino.
La baja previamente mencionada de la
tasa de ac�vidad para el conjunto de la
población se verifica por igual entre
hombres y mujeres. De esta forma,
luego de que desde mediados de los años
setenta, pero con fuerza desde los
noventa haya crecido la par�cipación
femenina, parece haber encontrado un
techo, comportándo se de modo similar a
la masculina. Dis�nta es la situación
referente al empleo, ya que aun cuando
se expande en ambos grupos, el creci-
miento es significa�vamente mayor
entre las mujeres. A par�r de ello es que
la tasa de desocupación femenina se
reduce sustancialmente en el período, a
mayor ritmo que la masculina. De hecho,
mientras que la misma era de 11,2% para
los varones y 19,7% para las mujeres en
2005, dichos valores son de 6,7% y 9,4%
en 2010 y 6,6% y 8,5% en 2014.
En lo que hace al comportamiento por
tramo etario, en el grafico correspondien-
te puede notarse que la diferencia entre
adultos y jóvenes es mayor a la existente
entre varones y mujeres, tal que, si bien
se evidencian mejoras en el período, la
diferencia sigue siendo extremadamente
3
3
10 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Oportunidades de Empleo
2
Luego de que desde
mediados de los años setenta,
pero con fuerza desde los
noventa haya crecido la
par�cipación femenina, parece
haber encontrado un techo,
comportándose de modo
similar a la masculina
“
”
3
significa�va. Expresado lo anterior en números,
puede observarse que la tasa de desocu-
pación para los jóvenes en 2005 era del
27,6% llegando en 2014, al 18,8% de la
PEA. Así, la situación de los jóvenes sigue
siendo par�cularmente vulnerable. En
este contexto, es importante mencionar
la disminución de la tasa de ac�vidad de
los jóvenes, que de 60% en 2005 pasó a
55% en 2010, lo cual probablemente
tenga que ver con una reversión del
efecto del trabajador adicional.La reducción de la tasa de desocupación
se realizó en el contexto de una estructura
de población ocupada con fuerte peso del
comercio y los servicios, que genera
alrededor de dos tercios del empleo del país.
La construcción y la industria, por su parte,
explican casi 25% de la ocupación total de la
Argen�na. Tomado entre puntas, el sector
que mayor crecimiento alcanzó fue el de
administración pública y defensa, en el
marco de un incremento de la intervención
del Estado en la economía pero también en
materia de seguridad.Por úl�mo, el cuadro es claro en adver�r
que, si bien en Argen�na el sector primario
es gran aportante de divisas, su contribución
en materia laboral es insignificante (1,0%).
2005 2010 2013 2014
Ac�vidades Primarias
Industria (incl. Electricidad, Gas y Agua)
Construcción
Comercio, Restaurantes y Hoteles
Transporte, almacenamiento y comunicaciones
Intermediación financiera, Ac�vidades inmobiliarias y serv. emp. y de alquiler
Administración Pública y Defensa
Enseñanza, servicios sociales y de salud
Otros servicios
Servicio domés�co
1,4 1,7 1,0 1,0
15,1 14,1 14,6 14,7
8,4 8,6 8,9 9,1
24,0 23,1 21,8 21,3
7,0 6,9 7,2 7,0
10,0 10,7 10,7 10,6
7,3 7,8 8,3 8,9
12,9 13,4 13,4 13,4
6,0 6,2 6,8 6,7
7,8 7,5 7,3 7,3
Cuadro 1 -Estructura de la población ocupada según rama de ac�vidad, 2005-2014 (%)
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC (EPH).
TOTAL
11Trabajo Decente en América La�na: Argen�na
Capítulo 3: Oportunidades de Empleo
El cambio de gobierno, y la polí�ca económica implementada quebraron la tendencia descendente que registró la desocupación. Luego de años de caída, en el segundo trimestre de 2016 los nuevos datos reflejaron un crecimiento de la desocupación al 9,3%, un nivel que el país no registraba desde 2007, año en el que, con equivalente tasa de ac�vidad, la tasa de desocupación había alcanzado al 9,4%.
3
12 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Oportunidades de Empleo
de la tasa de no registro. Esta tendencia
contrasta marcadamente con el período
bajo el régimen de conver�bilidad, en el
cual el crecimiento del producto no
estuvo acompañado de un crecimiento
del empleo, pero sí de un aumento en la
incidencia de la precariedad laboral.
De esta forma, si se toma en conjunto
el período 2004-2012, se observa efec�-
vamente una relación inversa entre
crecimiento económico y precariedad,
resultado que en principio sería compa�-
ble con las visiones dualistas de la infor-
malidad que destacan su naturaleza
contracíclica. No obstante, a par�r de
2008-2009 el empleo no registrado operó
en un sen�do completamente inverso y
más acorde a aquellas interpretaciones
que destacan su carácter ar�culado con
las prác�cas de tercerización de las
grandes empresas. En línea con esta
visión, el empleo no registrado resulta la
principal variable de ajuste para reducir
En lo rela�vo a la tercerización, dada la
ausencia de estudios oficiales en
Argen�na, para este informe se analiza-
ron los trabajadores sin aportes jubilato-
rios, los denominados “no registrados”,
que no �enen derechos laborales. El
“empleo no registrado”, definido como
una forma de contratación laboral en la
cual el empleador evade las contribucio-
nes a la seguridad social (o, dicho de otra
manera, el conjunto de asalariados a los
cuales no se les efectúa el descuento
jubilatorio), es un indicador muy adecua-
do para medir el grado de desprotección
laboral que afecta a los trabajadores.Luego del estallido de la conver�bili-
dad, tuvo lugar una marcada reducción
de la tasa de desempleo, en el marco de
la evolución general del empleo, a lo cual
contribuyó una polí�ca ac�va del Estado
en materia de fiscalización y promoción
del empleo registrado y la revisión de
parte del entramado legal que había
promovido la flexibilidad en los modos de
contratación laboral. Así, entre 2004 y 2012, el empleo
asalariado total creció a una tasa prome-
dio anual del 2,2%; en dicho período, la
tasa de crecimiento del empleo asalaria-
do registrado más que duplicó la del
empleo asalariado total, mientras que el
empleo asalariado no registrado se
redujo a una tasa anual promedio del
2,6%. El saldo fue una pronunciada caída En cuanto a la medición específica de la tercerización sobre el mercado laboral, ninguna de las fuentes disponibles permite una captación adecuada que posibilite conocer su impacto. Si bien hay una vasta evidencia empírica de que existe una fuerte vinculación entre precarización del empleo y tercerización, no es posible deducir directamente una situación de otra. La precarización de las relaciones laborales no es un atributo específico de la tercerización, ni la informalidad un resultado unívoco de dichas prác�cas
4
4
Así, entre 2004 y
2012, el empleo
asalariado total en
Argen�na creció a una
tasa promedio anual del
2,2%
“
”
Años seleccionados
Fuente: Elaboración propia en base a estadís�cas de INDEC.
Grafico 4 - Tasa de informalidad de la Argen�na, 2005-2015 (%)
Tasa
de
in
form
ali
da
d
46
,6
35
,2
33
,7
33
,5
33
,7
los planteles en momentos de crisis o
desaceleración del crecimiento económi-
co, pero también una alterna�va para las
empresas de incorporar empleo flexible
en un contexto de crecimiento económi-
co más incierto.En este contexto en el cual el empleo
no registrado no logra con�nuar
disminuyendo, en el año 2014 (ya fuera
de nuestro período de estudio), el
gobierno lanzó la Ley de Promoción del
Trabajo Registrado y Prevención del
Fraude Laboral Nº 26.940, con el obje�vo
explícito de fomentar el trabajo digno,
que garan�ce acceso a la representación
sindical, a la salud y a la jubilación.Pese a esto, en el marco de la crisis
internacional (2008-2009), se desaceleró
esta mejora, de modo que hacia fines del
período bajo estudio prác�camente un
tercio de los asalariados con�nuaban
marginados de sus derechos laborales
básicos, a pesar de los regímenes de
promoción del trabajo registrado (básica-
mente reducción de aportes patronales
para los nuevos empleados).
13Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Remuneraciones
Capítulo 3: Remuneraciones
El salario mínimo establece un piso
de remuneraciones para todos
los asalariados registrados del
país, independientemente de la rama de
ac�vidad de pertenencia, lugar de
trabajo y categoría profesional corres-
pondiente a la tarea en que se desempe-
ñen, lo que termina siendo una herra-
mienta central de polí�ca pública. Estrictamente, se lo define como “la
menor remuneración que debe recibir
en efec�vo el trabajador sin carga de
familia, en su jornada legal de trabajo, de
modo que le asegure alimentación
adecuada, vivienda digna, educación,
vestuario, asistencia sanitaria, transpor-
te y esparcimiento, vacaciones y previ-
sión”, teniendo ese derecho el trabaja-
dor mayor de 18 años (no aprendiz). En
Argen�na, está establecido por la
Cons�tución Nacional y �ene su origen
legal en 1964.El salario mínimo se ins�tuye por
intermedio del Consejo Nacional del
Empleo, la Produc�vidad y el Salario
Mínimo, Vital y Móvil (CNEPS), creado
con la sanción de la Ley de Empleo en
1991 (aunque desde 1993 no se reunió
sino hasta su recuperación como
ins�tución en 2003), que �ene carácter
tripar�to. En él están representados
5
tanto los empleadores y los trabajadores
como el Estado nacional. Más específica-
mente, el Consejo está formado por 16
representantes de empresas, 16 de
trabajadores y un presidente nombrado
por el MTEySS.
Las mejoras en la can�dad y calidad
del empleo se expresaron en una impor-
tante recuperación del salario luego de la
pérdida ocasionada por la devaluación de
la moneda en 2002. Considerado entre
puntas, el Salario Mínimo Vital y Móvil
(SMVM) tuvo una expansión mayor que
el del promedio del sector asalariado
registrado, ya que hasta 2015 se expan-
dió en un 52,7%. Sin embargo, esto fue
producto de una dinámica inicial notable-
mente expansiva que alcanzó su cenit en
2011, año en que posteriormente inició
un descenso hasta 2015, cuando creció
14 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Remuneraciones
4
El salario mínimo se define
como la menor remuneración
que debe recibir en efec�vo el
trabajador sin carga de
familia, en su jornada legal de
trabajo
“
”
Cuadro 2 -Evolución del salario mínimo vital y móvil (SMVM) de Argen�na en moneda corriente, evolución real y en dólares corrientes, 2005-2015
Fuente: Elaboración propia sobre la base de MTEySS, EPH-IDEC y CIFRA.
Las mejoras también se registraron en la
can�dad de personas que dejaron de
percibir menos de un salario mínimo, dado
que hacia 2005 el 36,2% de los asalariados
se ubicaba en este segmento, mientras que
hacia 2014 este indicador había caído casi
ocho punto porcentuales. Como es de
esperar, este grupo está integrado par�cu-
larmente por asalariados no registrados: en
2005, el 63,5% de ellos percibía un sueldo de
menos de un SMVM, proporción que se
redujo al 59,6% en 2014. En el otro extremo, también se redujo la
proporción de asalariados que cobran más
de 4 SMVM: del 8,6% al 6,2%, considerando
el universo de asalariados entre 2005 y 2014,
tendencia que se verifica tanto en los
asalariados registrados como en los no
registrados.Es posible derivar que el incremento del
SMVM produjo una mayor concentración de
los asalariados en los tramos intermedios. De
4% (Cuadro 2).
Expresado en dólares corrientes,
puede observarse que los “dis�ntos”
salarios también evidenciaron en el
período bajo estudio un importante
crecimiento hasta 2015 y cayeron en los
primeros meses de 2016. Así, el SMVM
hacia 2005 tenía un nivel de U$S 190, que
ascendió a U$S 409 y U$S 533 en 2010 y
2013, respec�vamente, para luego
retroceder en 2014 y estabilizarse en 2015
levemente por debajo de 2013.
15Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Remuneraciones
5
Las polí�cas implementadas por el nuevo gobierno generaron un impacto nega�vo en los salarios a par�r de la ar�culación de la aceleración del proceso inflacionario con límites fijados por el gobierno nacional para las actualizaciones paritarias
5
Cuadro 4 -Salario promedio por rama y promedio de la economía, segundo semestre 2015
Fuente: Elaboración propia en base al INDEC (EPH) y Banco Central de la República Argen�na.
Finalmente, cabe mencionar que las
mejoras registradas en materia de
género y desocupación incluso pueden
mencionarse en lo re la�vo a las
remuneraciones. Aquí se advierte que los hombres
�enen salarios mayores que las mujeres
como así también que en los años
analizados se fue reduciendo esta brecha
aunque sigue siendo elevada. Así,
mientras que en 2005 los hombres
ganaban casi un 50% más que las muje-
res, diez años después esta relación
había descendido al 30%.
Fuente: Elaboración propia en base a MTEySS e INDEC (EPH).
Cuadro 3 -Distribución del total de asalariados según rangos de relación entre el salario y el salario mínimo, 2005-2014 (%)
(en dólares corrientes)
16 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Remuneraciones
hecho, las reducciones mencionadas son
absorbidas tanto por el tramo que va de 1 a
2 SMVM, como de 2 a 4. Considerando al
total de asalariados, el primer grupo pasa de
37,9% a 42% entre 2005 y 2014, mientras
que el segundo lo hace del 17,5% al 23,0%.
En este contexto general, el aumento del
primer grupo se verifica solo en asalariados
precarios (de 21,2% en 2005 a 28,6% en
2014), mientras que el segundo movimiento
se explica por lo ocurrido dentro de los
asalariados protegidos (de 26,7% en 2005 a
31,8% en 2014).
Cuadro 5 - Brecha de ingresos de la ocupación principal según género en Argen�na, 2005, 2010, 2014 y 2015
* Los datos corresponden al segundo trimestre de 2015.
Fuente: : Elaboración propia en base a EPH - INDEC
17Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 3: Remuneraciones
La mejora mencionada de los ingresos
generó que hacia 2015 Argen�na posea uno
de los sa lar ios más e levados de
La�noamérica con un promedio de U$S 801,
con el sector industrial manufacturero
liderando las remuneraciones mejores pagas
con un salario medio mensual de $960 (20%
por encima del promedio) y la agricultura
U$S 740 (8% por debajo de la media
nacional).
Capítulo 4: Protección Social
istóricamente, en la Argen�na, Hel seguro de desempleo no se
caracteriza por ser una polí�ca
de par�cular importancia. Como puede
verse en el correspondiente cuadro,
oficialmente se pagan en la actualidad
unos 100.000 seguros. Si se extrapola
de manera simple el total de desocupa-
Cuadro 6 -Can�dad de beneficiarios del seguro de desempleo en Argen�na, 2005-2015
Fuente: Elaboración propia en base a estadís�cas del Ministerio de Trabajo.
La EPH, por su parte, realiza la
pregunta correspondiente al cobro del
seguro por desempleo a aquellos
desocupados que revisten esa condición
con úl�mo empleo finalizado hace tres
años o menos. En la actualidad, ello
involucra al 60% de los desocupados,
grupo dentro del cual alrededor del 2,5%
manifiesta cobrar el seguro en cues�ón.En lo que respecta a la percepción de
la obra social y días pagos por enferme-
dad, a par�r de la EPH se observa que la
proporción de asalariados que goza de
tales beneficios es del 67%; esto es, en
El 2,5% de los
desocupados con el úl�mo
empleo finalizado hace tres
años o menos cobra el
seguro de desempleo
“
”
d o s i n f o r m a d o p o r l a E n c u e s t a
Permanente de Hogares (EPH) al total
país se arrojaría que, en 2012, habría en
el país entre 1.300.000 y 1.500.000
desocupados, de modo que el seguro
por desempleo estaría siendo cobrado
aproximadamente por el 7% de la
población desocupada.
18 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 4:Protección Social
(en valores absolutos)
términos generales todo asalariado
registrado cuenta con tales beneficios en
su vínculo laboral. De esta forma, la
evolución de la proporción de asalaria-
dos que no recibe a par�r de su vínculo
laboral dichos beneficios es idén�ca a la
evolución de la tasa de no registro. En lo
que toca a la cobertura por accidentes de
trabajo, corresponde lo mismo que lo
recientemente dicho: todo asalariado
registrado está cubierto en este sen�do.Así se advierte en el Cuadro 7 en
donde los trabajadores con cobertura
alcanzaron en 2015 casi a 10 millones. De
este total, 422.822 tuvieron accidentes o
enfermedades vinculadas a la ac�vidad
laboral, es decir, un índice de incidencia
de 43,7 trabajadores por cada 1.000
cubiertos (4,4%). Por su parte, más allá
del valor registrado, se advierte una
mejora tanto en los índices como en la
can�dad de trabajadores afectados,
aunque es necesario mencionar que
existen denuncias de que no se pasan
accidentes menores para que no sean
registrados en las Aseguradoras del
Riesgo de Trabajo.Dentro de las ac�vidades con más
siniestralidad está el sector de “explota-
ción de minas y canteras”. Por otra parte,
se registran mayores índices en las
empresas que �enen entre 101 y 500 y
26 a 40 trabajadores, mientras que los
menores accidentes se originan en las
firmas con nóminas superiores a 5.000
trabajadores y con solo un trabajador.
Cuadro 7 -Trabajadores con cobertura, con accidentes de trabajo y enfermedades laborales e índice de incidencia en Argen�na, 2005-2015 (en valores absolutos)
Fuente:Elaboración propia en base a información de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
En materia de cobertura a la tercera
edad, la Argen�na se caracteriza por tener
un sistema amplio de cobertura, que
permite que las mujeres de 60 años y los
hombres de 65 puedan jubilarse si �enen 30
años de aportes. Luego de la priva�zación
19Trabajo Decente en América La�na: Argen�na
Capítulo 4: Protección Social
del sistema en la década de 1990, a par�r de
la cual se creó el régimen de Adminis-
tradoras de Fondos de Pensión y Jubilación
(AFJP), en 2008 se sancionó la Ley de
recuperación de los fondos previsionales (el
retorno al Estado a través de la
Administración Nacional de la Seguridad
Social (ANSES), que permi�ó una serie de
polí�cas, entre ellas, la implementación de
dos moratorias jubilatorias que posibilitó
que trabajadores en edad de jubilarse que
no tuvieran los 30 años de aportes (dado
que los empleadores evadieron impuestos)
pudieran adquirir el derecho. Tal como
evidencia el Cuadro 8, esto permi�ó un
notable crecimiento de las jubilaciones en la
medida en que entre 2005 y 2015 casi se
triplicó al incorporarse más de 3 millones de
personas, alcanzando el 95% de las personas
con edad para jubilarse.
Cuadro 8 -Can�dad de jubilados y pensionados en Argen�na, 2005-2015 (en valores absolutos)
Fuente: Elaboración propia en base a información del Ministerio de Trabajo. h�p://www.trabajo.gob.ar/downloads/seguridadSoc/BESS_1Trim_2016.pdf
Además de las jubilaciones, la pareja de
los cónyuges que fallecen pueden recibir
una pensión. Como se observa en el
Cuadro la evolución de las pensiones fue
muy leve. Sin embargo, cabe resaltar que
muchos de los beneficios previsionales
que se otorgaron (jubilaciones) se entrega-
ron a hombres o mujeres que tenían una
pensión lo que terminó reforzando el
ingreso del hogar.Por úl�mo, hasta 2015 exis�an las
pensiones no contribu�vas a mayores de
70 años, para aquellos que nunca tuvieron
aportes y no ingresaron en las moratorias. El gobierno de la alianza Cambiemos
sancionó una Ley en la que reduce a 65
años la posibilidad de otorgar pensiones no
contribu�vas pero establece como ingreso
a percibir el 80% del haber mínimo,
manteniendo la segmentación entre los
trabajadores registrados y no registrados
en la edad pasiva al tener un ingreso
menor que alguien que estuvo registrado
en su vida laboral.
20 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 4: Protección Social
Capítulo 5: Libertad Sindical y
n Argen�na, los sindicatos �enen Euna gran capacidad de influir en
las condiciones de trabajo y de
vida de los asalariados, que fue variando en
las diferentes etapas, ya que no depende solo
de su acción sino de otros factores estructu-
rales condicionantes. La negociación colec�va
cumplió en Argen�na un rol clave como
herramienta de los sindicatos, siendo su
contenido salarial la negociación del poder de
compra de los trabajadores.
El Estado regula la ac�vidad sindical y
�ene determinadas atribuciones, que ejerce
desde el Ministerio de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social (MTEySS), la principal
autoridad de aplicación. Por otra parte, en la
Ley de Asociaciones Sindicales (N° 23.551) y
en la Ley de Negociación Colec�va (N°14.250)
es desde donde puede verse la intervención
estatal, destacándose tres elementos clave:
a) el otorgamiento de la personería gremial,
b) la homologación de acuerdos y convenios
colec�vos de trabajo y c) la extensión de la
cobertura de la negociación.Adicionalmente, corresponde destacar
que rige en el país el principio de ultrac�vidad
de los convenios colec�vos, el cual consiste
en la vigencia y aplicación de las cláusulas
pactadas en la negociación colec�va hasta
que un nuevo convenio las reemplace. A su
vez, la negociación colec�va actúa siguiendo
el principio de la condición más favorable.El sindicalismo argen�no se caracteriza
por el notorio predominio de los sindicatos
“ver�cales”, organizados por rama de
ac�vidad o de producción, con estructuras
internas piramidales y un doble juego de
representación, por un lado, ante los
empresarios y el gobierno y, por el otro, ante
la gerencia de la empresa a través de los
delegados de personal y/o las comisiones
internas. En conjunto, estas caracterís�cas
facilitan y promueven la negociación
colec�va con un grado intermedio de
centralización, por rama de ac�vidad o
producción. Como puede verse en el Cuadro 9, el
porcentaje de asalariados comprendidos en
convenio, para el total de aglomerados
considerados en la muestra de la Encuesta de
Indicadores Laborales (EIL) de 2008, fue del
82,7%. Esto implica que en Argen�na el 76%
de los trabajadores está inserto laboralmente
en empresas donde la proporción de
trabajadores comprendidos en convenio
supera el 75% del plantel.
Negociación Cole�va
4
En Argen�na el 76% de los
trabajadores está inserto
laboralmente en empresas
donde la proporción de
trabajadores comprendidos en
convenio supera el 75% del
plantel
“
”
21Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 5: Libertad Sindical Y Negociación Cole�va
Cuadro 9 - Cobertura de la Negociación Colec�va, afiliación sindical (asalariados) y empresas con delegados sindicales según tamaño de la empresa (%), 2008
Fuente: Elaboración propia en base a DERT (Dirección de Estudios de Relaciones del Trabajo) - SSPTyEL (Subsecretaria de Programación Técnica y Estudios Laborales) – MTEySS, en base al MRL de la EIL.
En lo que respecta a la tasa de afiliación
sindical en 2008 fue del 37,7%. Como se ve
en el mismo cuadro, en cuanto a la
representación sindical, el 14,2% de las
empresas cuentan con delegados en sus
establecimientos. Esto implica que,
considerando el total de asalariados, el
39% de los asalariados registrados
pertenecientes al sector privado de
Argen�na trabaja en establecimientos en
los cuales se eligieron al menos un
delegado sindical. Este es un mecanismo
democrá�co por el cual los trabajadores
eligen sus representantes ante los emplea-
dores. Esta cifra es superior a las que se
registran en otros países de América La�na
como Brasil o Chile, y ubican a Argen�na
en un lugar privilegiado respecto a la
presencia sindical en el lugar de trabajo.La presencia de representantes
sindicales en el lugar de trabajo difiere
sustancialmente por tamaño de estableci-
miento: en las empresas grandes, la
representación sindical es más frecuente
que en las pequeñas y medianas.
Efec�vamente, las pequeñas empresas el
porcentaje de trabajadores en empresas
con delegados es de 8,5%, en las medianas
de 31% y en las grandes alcanza el 63,3%.
En lo que respecta a las diferencias por
rama, cabe destacar de forma muy sinté�-
ca, las ramas de la industria y del transporte
presentan un mejor desempeño en materia
de tasa de afiliación sindical y una mayor
inserción de los delegados gremiales en los
establecimientos. En materia de negociación colec�va,
vale señalar que luego de la anulación en la
década de 1990, cobró un nuevo dinamis-
mo en 2003 en el marco del crecimiento
económico y la recuperación del empleo.
Por las propias caracterís�cas de la
negociación colec�va en Argen�na, no se
produjo en el período bajo estudio un gran
salto en la proporción de asalariados
registrados del sector privado comprendi-
22 Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 4: Libertad Sindical Y Negociación Cole�va
dos en un Convenio Colec�vo de Trabajo;
de hecho, mientras que en 2004 dicho
nivel fue de 80,6%, en 2014 alcanzó el
82,2%; sin embargo, esa proporción
similar “oculta” la ampliación de la
cobertura en cuanto a la can�dad de
trabajadores como caracterís�ca única de
este periodo, tanto por el aumento de la
can�dad de trabajadores registrados como
por la creación de nuevas ac�vidades,
nuevos sindicatos y/o nuevos convenios
colec�vos que implicaron la ampliación del
colec�vo de trabajadores cubiertos por la
negociación colec�va.
Cuadro 10 - Cobertura de la negociación colec�va en Argen�na, 2004-2014 (en can�dad y porcentaje)
Fuente: Elaboración propia en base a información de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
Ahora bien, lo que si cons�tuyó una
transformación fue la negociación
colec�va en tanto mecanismo ins�tu-
cional de concertación de las condicio-
nes laborales de la fuerza de trabajo, lo
que implica el resurgimiento de un actor
fundamental de las relaciones laborales
como son los sindicatos.Un pr imer ind icador de d icha
dinámica lo cons�tuye el incremento de
la can�dad de acuerdos y convenios
colec�vos de trabajo. Mientras que en
2003 se homologaron 348 acuerdos y
convenios, en 2010 la cifra ascendió a
2.038 (incrementándose en más de cinco
veces) siendo la más alta desde la
reinstauración de la negociación colec�-
va en Argen�na en 1988. En 2014 la
can�dad de acuerdos y convenios fue
equivalente a 1.963. De esta forma, se incrementó sustan-
cialmente el personal comprendido en
los acuerdos y convenios homologados.
Mientras q u e en 2004 a l can zó a
23Trabajo Decente en América La�na: Argen�na
Capítulo 5: Libertad Sindical Y Negociación Cole�va
Capítulo 6: Terceirização
24
1.222.000 asalariados (lo que significa-
ba el 37% de los asalariados comprendi-
dos bajo la Ley 14.250), en 2014 alcanzó
a 4.303.000 asalariados (el 82% de los
asalariados comprendidos en dicha ley).
Estas cifras recientes representan un
incremento significa�vo con respecto al
promedio de las 178 negociaciones
anuales registradas en la década de
1990. En este marco, es importante
destacar que la negociación colec�va se
ex�ende también a todos los sectores y
ramas de ac�vidad, incluso en aquellas
donde los s ind icatos �enen más
dificultades para afianzarse y conformar
paritarias.
Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 4: Libertad Sindical Y Negociación Cole�va
Conclusiones
25Trabajo Decente en América La�na: Argen�naCapítulo 4: Protección Social
l colapso del patrón de valoriza-Eción financiera y la resistencia
social que se abrió en ese contex-
to, iniciaron una nueva etapa polí�co
económica en la Argen�na. Luego de
años de estancamiento económico,
desindustrial ización, y pérdida de
derechos que fueron capitalizados por el
capital concentrado, desde 2002/3 se
inició una de expansión económica que
implicó mejoras en el nivel de vida de la
población.Sin embargo, la evidencia analizada
es contundente en señalar que el
impacto de la crisis internacional en la
Argen�na a par�r de las mayores
dificultades para colocar las exportacio-
nes y por la caída de los precios externos
que ejercieron mayor presión sobre los
productores locales (en al marco de la
apreciación cambiaria en Argen�na),
sumado a las pujas internas en el bloque
de poder y a límites estructurales de la
economía, establecieron una nueva
dinámica de crecimiento del PIB desde
2008/2009 con una menor celeridad que
se tradujo en un cuasi estancamiento
desde 2011. Esta nueva dinámica se expresó en el
freno de las mejoras sociales y económi-
cas, tal como se mencionó, a par�r de un
menor crecimiento del salario real, un
estancamiento de los índices de
desempleo (aunque en niveles del 7%,
considerablemente bajos) y de precari-
zación laboral a par�r de la imposibili-
dad de reducir los indicadores de
trabajadores no registrados que se
estabilizaron en torno del 33%.En este marco, un dato posi�vo es
que los sindicatos volvieron a tener un
rol ac�vo en materia de fijar mejores
condiciones de trabajo a través de la
ins�tuc ión de las negoc iac iones
colec�vas que permi�eron nuevas
disputas con el capital y una recupera-
ción de la par�cipación de los trabaja-
dores en el ingreso nacional (indicador
que también muestra un estancamien-
to en su mejora desde 2011).Pese a esto, el triunfo de la alianza
Cambiemos con un gobierno con una
notoria orientación neoliberal (con
Ministerios encabezados principalmen-
te por gerentes de empresas oligopóli-
cas), presenta un nuevo escenario de
conflicto polí�co-sindical para los
próximos años, no ya asociado a seguir
mejorando las condiciones de vida de la
población sino para evitar que se
pierdan derechos laborales y sociales
recuperados estos años.
Trabajo Decente en América La�na: Argen�naReferencias
Referencias
26
Chen, M. A. (2012), La economía
informal: definiciones, teorías y
polí�cas, Documento de Trabajo nº 1,
Wiego.
Cortés, R. y J. Graña (2013), “Empleo no
registrado: algunas hipótesis sobre su
persistencia 2003-2011”, XI Congreso
Nacional de Estudios del Trabajo,
Buenos Aires, ASET.
Marshall, A. (2003), Empleo no registrado
en la Argen�na: Estudio de sus salarios
rela�vos, Proyecto de cooperación
técnica OIT/ Gobierno Argen�no
(MTEySS), “Enfrentando los retos al
trabajo decente en la crisis argen�na”,
serie de documentos de trabajo nº 5.
Perelman, L. (2008), “El empleo no
registrado en la Ciudad de Buenos
Aires: tendencias e impacto sobre la
población asalariada, 2003-2007”,
Cuadernos de Trabajo del Cedem, nº 9.Portes, A. y W. Haller (2004), “La
economía informal”, serie Polí�cas
Sociales, nº 100, San�ago de Chile,
CEPAL.
Trajtemberg, D. y C. Borroni (2011)
“Representación Sindical en los
Establecimientos y Brecha Salarial” en
Novick, M. y Villafañe, S. (coord.)
“Distribución del ingreso. Enfoques y
polí�cas desde el sur ”, PNUD y
MTEySS, ISBN 978-987-1560-24-0, Pp
263-288, Buenos Aires.
Trajtemberg, D. y C. Borroni (2013) “La
relación entre la estructura de la
negociación colec�va y el desempeño
de la economía. Aspectos teóricos y
evidencias sobre el caso argen�no” en
Senén González, C. y A. Del Bono
(comp.) “Revitalización sindical.
Alcances y perspec�vas”, Prometeo,
Universidad Nacional de La Matanza,
ISBN 978-987-1635-60-3, pp 29-53,
Buenos Aires.