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La parálisis cerebral (PC) es un trastorno en el desarrollo motor, de carácter crónico y no progresivo, secundario a una lesión cerebral, producida generalmente durante el crecimiento intrauterino, pero que también puede ocurrir en el momento del parto (por falta de oxígeno durante el periodo de expulsión, por ejemplo), o durante los dos primeros años de vida del bebé, mientras su cerebro aún se está desarrollando (traumatismos, infecciones...). No es una enfermedad específica, sino un grupo de trastornos de causas variables, que puede presentar síntomas muy leves o muy graves. Las lesiones propias de la parálisis cerebral se traducen en una dificultad para controlar las funciones del sistema motor, y el afectado puede presentar espasmos o rigidez muscular, movimientos involuntarios, falta de coordinación, o trastornos en la postura o la movilidad del cuerpo. Dependiendo de la extensión y localización de la lesión, pueden existir otros problemas como retraso mental, dificultades para hablar o en el aprendizaje, o deficiencias visuales o auditivas. Se estima que dos de cada mil personas padecen parálisis cerebral, porcentaje que se eleva a diez de cada mil cuando se trata de bebés prematuros o con bajo peso al nacer. Esta prevalencia se mantiene estable en los países desarrollados, pero gracias a los avances en tratamientos y cuidados, la esperanza de vida de los afectados ha aumentado en los últimos años, por lo que se ha incrementado el número de pacientes. Causas de parálisis cerebral En la mayoría de los casos la lesión se produce durante el embarazo a causa de infecciones intrauterinas, procesos vasculares, malformaciones cerebrales, causas genéticas, etcétera. Se ha demostrado que más de la tercera parte de los niños afectados pesaban menos de 2,5 kg al nacer, por lo que la causa probable en estos casos es la anoxia cerebral (falta de oxígeno), normalmente complicada con hemorragias internas, asociadas a prematuridad y bajo peso. El traumatismo en el parto también es una posible causa. Menos del 10% de los casos se deben a problemas surgidos tras el nacimiento del bebé a término, y entre las posibles causas destacan: meningitis, encefalitis, infecciones severas,

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La parálisis cerebral (PC) es un trastorno en el desarrollo motor, de carácter crónico y no progresivo, secundario a una lesión cerebral, producida generalmente durante el crecimiento intrauterino, pero que también puede ocurrir en el momento del parto (por falta de oxígeno durante el periodo de expulsión, por ejemplo), o durante los dos primeros años de vida del bebé, mientras su cerebro aún se está desarrollando (traumatismos, infecciones...).

No es una enfermedad específica, sino un grupo de trastornos de causas variables, que puede presentar síntomas muy leves o muy graves. Las lesiones propias de la parálisis cerebral se traducen en una dificultad para controlar las funciones del sistema motor, y el afectado puede presentar espasmos o rigidez muscular, movimientos involuntarios, falta de coordinación, o trastornos en la postura o la movilidad del cuerpo. Dependiendo de la extensión y localización de la lesión, pueden existir otros problemas como retraso mental, dificultades para hablar o en el aprendizaje, o deficiencias visuales o auditivas.

Se estima que dos de cada mil personas padecen parálisis cerebral, porcentaje que se eleva a diez de cada mil cuando se trata de bebés prematuros o con bajo peso al nacer. Esta prevalencia se mantiene estable en los países desarrollados, pero gracias a los avances en tratamientos y cuidados, la esperanza de vida de los afectados ha aumentado en los últimos años, por lo que se ha incrementado el número de pacientes.

Causas de parálisis cerebral

En la mayoría de los casos la lesión se produce durante el embarazo a causa de infecciones intrauterinas, procesos vasculares, malformaciones cerebrales, causas genéticas, etcétera.

Se ha demostrado que más de la tercera parte de los niños afectados pesaban menos de 2,5 kg al nacer, por lo que la causa probable en estos casos es la anoxia cerebral (falta de oxígeno), normalmente complicada con hemorragias internas, asociadas a prematuridad y bajo peso. El traumatismo en el parto también es una posible causa.

Menos del 10% de los casos se deben a problemas surgidos tras el nacimiento del bebé a término, y entre las posibles causas destacan: meningitis, encefalitis, infecciones severas, traumatismos, accidentes vascuslar

En algunos casos no es posible determinar la causa de la parálisis cereEn algunos casos no es posible eterminar la causa de la parálisis cerebral.

En algunos casos no es posible determinar la causa de la parálisis cerebral

IMPERACTIVIDAD.

El TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad se caracteriza por dificultades para mantener la atención, exceso de actividad e impulsividad.

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Aunque el elemento principal de este trastorno es la falta de atención, también se describe como un déficit en la motivación. Esto es porque los niños con TDAH parece que sí son capaces de mantener la atención durante largos periodos de tiempo para ciertas actividades que podrían resultarles interesantes.

Entre tres y siete de cada 100 niños padece hiperactividad, un trastorno que suele traer de cabeza a padres, familiares y profesores. Conoce sus síntomas y cómo ayudar a los afectados.

ETAPAS

La hiperactividad puede pasar por diversas etapas, aunque habitualmente se vea en niños, también puede alargarse a la adolescencia e incluso a la etapa adulta, desarrollándose

diversos síntomas y problemas asociados.

TDAH en niños

La prevalencia en niños en edad escolar del trastorno con hiperactividad es del 3-7%, resultando más frecuente en chicos que en chicas. Este trastorno genera en los niños problemas escolares y sociales. Afecta a los niños y adolescentes en la escuela en forma de notas más bajas en los exámenes, repetición de curso, y dificultades en aplicar conocimientos a tareas personales y escolares.

Aproximadamente, entre el 50 y el 60% de los niños con TDAH no tratado acaban por ser expulsados de clase, y entre el 10 y el 30% de los adolescentes abandonan los estudios o no logran terminar el bachillerato. Solo el 5% de los adolescentes con TDAH terminan sus estudios universitarios. Aunque su rendimiento académico es bajo, debido a que muchos niños con TDAH tienen problemas de aprendizaje inherentes al trastorno, se ha podido constantar que su inteligencia es igual o superior a la media (incluyendo superdotados).

TDAH en adolescentes y adultos

Actualmente se sabe que la hiperactividad no se desvanece tras la niñez como se creía antiguamente. Entre el 50 y el 80 por ciento de los niños con TDAH siguen mostrando problemas en la adolescencia. El problema de la hiperactividad podría disminuir en un gran número de casos. Sin embargo, se han realizado seguimientos de niños hasta la edad adulta y se ha visto que en una elevada proporción todavía se manifiestan de diferentes formas los problemas principales del trastorno, como un deterioro en las relaciones sociales, depresión, baja autoestima, conductas antisociales, problemas emocionales, consumo de drogas, y una situación de desventaja escolar o laboral.

s de la hiperactividad o TDAH

Los principales síntomas asociados al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son:

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Déficit de atención

En ocasiones no parece escuchar cuando se le habla directamente.

No suele seguir instrucciones, y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones en el centro de trabajo (pero esto no se debe a comportamiento negativista o a una incapacidad para comprender instrucciones).

Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.

Evita, le disgusta o es renuente a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).

A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (como juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas).

Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.

Es descuidado en las actividades diarias.

Hiperactividad

Es un exceso de actividad que se puede observar en que:

Mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento.

A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera permanezca sentado.

Corre o salta excesivamente en situaciones en las que es inapropiado hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud).

Tiene dificultades PARA JUGAR o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.

Suele estar siempre en movimiento y actuar como si tuviera un motor.

Habla en exceso.

Impulsividad

Es lo que se conoce como “actuar sin pensar”. Las manifestaciones de la impulsividad

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son:

Con frecuencia precipita las respuestas antes de que las preguntas hayan sido formuladas por completo.

Tiene dificultades para guardar turno.

A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (se entromete en conversaciones o juegos).

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Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento

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de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcétera.

Diagnóstico de la hiperactividad o TDAH

El diagnóstico de la hiperactividad (TDAH) es complicado y debe fundarse en una evaluación clínica realizada por un médico experto en el reconocimiento y tratamiento de este trastorno como, por ejemplo, un neuropediatra, un psiquiatra infantil, un psiquiatra o un neurólogo. La evaluación se consigue mediante la observación de la conducta del niño, y gracias a la información facilitada por los padres, los maestros, otros familiares, etcé

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Es importante evaluar el nivel intelectual del niño con un test WISC, o en niños mayores de Raven, para asegurarse de que sus problemas de aprendizaje no se deban a un cociente intelectual bajo.

El encefalograma (EEG) solo estaría indicado en presencia de signos focales o ante la sospecha clínica de epilepsia o trastornos degenerativos.

En conclusión, el diagnóstico es clínico, mediante la entrevista con los padres y el niño, evaluación de información de los profesores, examen físico y pruebas complementarias para descartar otros problemas. Las pruebas médicas y los exámenes psicológicos se emplean para eliminar otras posibles causas de hiperactividad y falta de atención diferentes del TDAH y para ayudar al diagnóstico del mismo, pero no hay pruebas definitivas.