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revista literaria CUENTOS POESIAS ENSAYOS ENTREVISTAS La Plata 2009 - Año 4 / Número 5 UTOPIA versión digital http://issuu.com/saturno/docs/tropos_5

Tropos Digital #5

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Revista Tropos / Octubre 2009

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revista literaria

CUENTOS POESIAS ENSAYOS ENTREVISTAS

La Plata 2009 - Año 4 / Número 5

UTOPIA

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Nota editorial

El equipo editorial de Tropos no para de trabajar. No va que sacamos un número que ya hay otro a la espera. Este año pudi-mos sacar dos números gracias a la participación de quienes ven en este espacio un lugar propio, para dar a conocer y poner a cir-cular sus producciones escritas. Publicamos escritos de estu-diantes de Filosofía, Letras y de Lenguas Modernas, quienes nos propusieron publicar en inglés. Esto último nos permite abrir las fronteras de Tropos para poder ser un canal de publica-ciones de todos aquellos que trabajamos con las palabras, ya sea en nuestro idioma o en otro, porque en última instancia apostamos a lo mismo: producir y trasmitir significaciones, tra-bajar los espacios simbólicos y comunicar desde ellos. Nos resulta interesante y ne-cesario reflexionar acerca del la literatura y el arte. Nos movili-zamos y organizamos a partir de esta inquietud. Creemos, por un lado, tal como plantea Her-nández Arregui, que “el arte, por un lado, tiene raíz concreta –la historia personal del artista, su temperamento, la posición que ocupa en la sociedad- pero como individuo, inserto en la sociedad de su tiempo, el artista es un ser histórico que proyecta en forma individual una voluntad de for-

ma individual una voluntad de forma que no le es propia, sino de su contemporaneidad con la cul-tura”. Nuestros textos cobran sentido al ser leídos, al circular por otras manos, al convertirse en lectura. Pero: ¿desde dónde escribimos? ¿Qué manifesta-mos? ¿Cómo se inserta eso que nosotros produci-mos en la realidad que nos circunda? ¿Cómo esa realidad se refleja en aquello que escribimos?..., para ir No son preguntas retóricas, sino pregun-tas disparadoras para seguir avanzando, para ir debatiendo y generar los espacios necesarios de reflexión sobre estas cuestiones. Somos estudiante, escribimos y producimos lite-ratura, la damos a conocer y creemos importante reflexionar sobre aquello que hacemos. Invitamos a todos los lectores de Tropos a pensar repuestas a estas preguntas, o manifestar sus opi-niones sobre estas cuestiones que para nosotros son punto de partida para muchos proyectos más. La revista Tropos es un aporte en este sentido, un espacio que apuesta a las producciones estudian-tiles. Queda mucho más por delante, mucho más para trabajar.

UTOPIA Humanidades y Estudiantes Independientes

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Equipo editorial/Organización: Rodolfo Yoldi, Santiago Martínez, Fernando García, Gisela Campanaro, Marcos Illiarra, Sol Canteros, Ana Julia Quiroga, Matías Moraga, Facundo Mena.

Participaron en este número Matías Lonigro, Laura Barba, Alejandro Ferreyra, Jerónimo Corregido, Emiliano Tavernini, Anabela Ghilini, Eduardo Egoscuadra, Santiago Tabarrozzi, Lucía Alabart Lago, Federico Muttoni, Gisela Campanaro, Fernando García, Facundo Mena, Paula Caceres, Fernando Manzini, Santiago Gjuratovich, Juan Francisco Otero.

Diseño Gerardo Echeverría / [email protected]

Ilustraciones Daniela Ocampo / [email protected]

Agradecimientos, a todos los que le apuestan a este espacio desde hace varios años y a quienes se animaron a publicar por primera vez. A los que nos dan una mano con el diseño, las ilustraciones y todo lo que implica llevar adelante la revista. Y también a los fanáticos de siempre.

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Indicepág.6 Cuentos / Escritos

Fotografías de MunchEl genio de la botellaLa caída de la princesa del soly más...

EntrevistaReflexiones sobre el Taller de Escritura pág.14

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pág.16 PoesíasA las bestiasCorrer y comerCrónica en grado ceroy más...

EnsayosLa Locura Cuando el agua te tapa y te inunda los pulmones pág.24

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Fotografías de Munch

ducida por una voz dulce y frágil que llegaba desde el vacío mismo, desde donde sólo se conciben voces inaudibles. Cre-púsculo. Sentada sobre la tierra, jugando con las huellas de sus propios pasos se alejaba más y más de todo estado de alerta. Recuéstate. Obedecía. Fuego al fuego, ojos al cielo naranja, las manos suaves de caricias en el aire, sangre de luna violeta alistando a la bestia para ser bestia. Crepúsculo, permanece. Una enorme boca se formaba en el cielo, con labios de copas de árboles y nubes difuminadas, al tiempo que Martín se acercaba al cuerpo que yacía inmóvil, tendido en la nada, entre campos abiertos a la sombra. Cerca. Paso cauteloso, de cazador inseguro. Ni un movimiento, nada perceptible. Presa o fiera de seguro muerta; se acercaba len-tamente pero ahora convencido, ya no crepitaban los ojos y el alivio se figuraba en el calor que sentía Martín al acercar-se, un trago de licor en el frío insoportable; una sensación de bienestar, de abrigo. Un leve sonido, como el crujir de una rama que en todo campo abierto cruje. Al costado del cuerpo, arrodillado hacia ella, buscando en sus ojos el fuego que se desvanecía lentamente, ojos de ceniza. La noche apa-gada, el cielo negro como si la boca se hubiese cerrado por completo, mancha de sombra y barro y el cuerpo muerto. Nada que hacer para Martín que ahora se alejaba sumido en la incredulidad. Una rama le rozó el abrigo devolviéndole el temor que lo hizo girar sobresaltado, dando un manotazo para desprenderse de la rama. Crepúsculo detrás de él con los ojos encendidos y las manos ensangrentadas. Un cuerpo muerto, una rama deshojada.

Se había dejado anticipar como quién en-tra en una noche naranja, como si ella fuera en verdad la noche y algo la anticipaba, le traía el azúcar que se bebe entre esos pas-tos del piso al cielo; nadie cerca. Ni siquiera una rama le había rozado el abrigo, pero en-tonces por qué pensar en esto, el frío justifi-caba el abrigo pero no pensar en una rama que nada ha hecho. Sin embargo Mercedes no lograba deshojarse de aquello que la go-bernaba, de aquel naranja en el cielo, que no debe ser naranja, ni de las ramas inmóviles, espías. Un fuego silencioso entraba en ella y la conducía, le ponía unos ojos felinos que se prendían en lo que de repente era la oscuri-dad absoluta. Una mancha negra de sombra de barro de cuerpos débiles y ojos relucientes en ella, ojos que veía Martín desde su silla, en el rellano, en otra oscuridad sin ojos ni barro y entonces ella no veía a Martín, sólo él podía verla. Demasiado alta para gato y menuda para puma, Mercedes toda ojos miraba aho-ra en dirección a Martín como si lograra to-carlo desde la distancia, como si el violeta de la luna a sus espaldas la guiara en un rugido fulminante; pero no podía verlo en esa selva de negras ramas vacías de otoño. Mercedes se distraía con una luz lejana y Martín, tieso, respiraba luego de haber anulado todo mo-vimiento, sumido en un temor indescifrable. Bestia dorada en el centro de la noche sin hojas, Mercedes encontraba una calma que no le pertenecía; que le era dada o tal vez in-

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Federico [email protected]

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El genio de la botella

también es escritor. Lo había mirado sin verlo, asintiendo con desinterés que no se esforzaba en disfrazar de perplejidad.-Leí su cuento -Silencio. Miradas. Humo de habano-. Que-ría conocerlo.Más silencio.Los ojos cruzados sin pasión, los labios cerrados. No me ha-bía molestado en volver a asentir.-¿Qué dice usted? -me había preguntado mi jefe, tan seco y repulsivo como siempre. Nunca me habían gustado sus ojos de cerdo, ocultos bajo una máscara de severidad. No me gustaban entonces tampoco.-No es de los más locuaces -había observado el otro, ar-queando las cejas decepcionado y blandiendo su Romeo y Julieta.

Los recordaba ahora, yaciendo en mi catre. Tenía un J&B por la mitad a un lado, pero no tenía almohada. Tenía una vida detrás, pero de dinero poseía sólo lo que tintineaba en mis bolsillos. El J&B era bueno, muy bueno. Mejor aún a la tenue luz anaranjada que dejaba la habitación en penum-bras. Aquel personajillo se creía un escritor, viviendo en una mansión, durmiendo en la ortodoxia sistemática que llama-ba rutina. Daba la vuelta al caramelo en avión, lamiéndolo, pero de seguro no conocía las calles de su barrio. No sabía distinguir entre cervezas. Las suelas de sus zapatos estaban nuevas. ¡Y se consideraba un escritor! Yo tenía una vida detrás. No tenía almohada. Yo sí era un escritor. Y mi jefe... Aquel repugnante fustigador que escupía so-bre sus empleados. Dueño de tantos comercios en la ciudad. Aquel triste amontonador de moneditas, aquel puerco em-

Me había conducido por un pasillo al-fombrado hasta su oficina, en el subsuelo de la panadería. El rojo mullido bajo mis pies había parecido enceguecerme. Hacía sólo tres meses que trabajaba para él, y me sor-prendió bastante que quisiera hablar con-migo a solas, pues yo creía que él me consi-deraba un mero mozo más del servicio, del cual pronto habría de despedirse para no blanquear su situación laboral. Había sospe-chado, esperanzado, que iba a entregarme el dinero que me debía. Y como un idiota me había anonadado cuando encontramos en su sitio de trabajo (esa burguesa covacha de papeles que no decían nada y olor a alfom-bras caras) a otro hombretón muy similar a él, envuelto en costosos harapos que de nada servían, que de nada sirven. Me había sentado, a la orden de mi jefe. So-bre el escritorio había una botella de whisky importado, un cuchillo de plata, una brújula rota, una copia de Crimen y castigo de Dos-toievski. Me habían servido un trago que no bebí, contra mis principios.-Me enteré que un cuento suyo fue publicado en una antología literaria de una importante editorial- me había dicho mi jefe secamente. Sus párpados semicerrados dejaban entrever un tenue brillo de codicia y desconfianza. Había asentido sin emoción, un simple mo-vimiento de cabeza.-Mi amigo aquí presente -había dicho, se-ñalando al otro saco de mierda-, el señor...,

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badurnado en su propia malicia..., ¿de qué le servían ahora sus pertenencias más sun-tuarias, la colección de etiquetas de vinos franceses, las botellas de White Horse sin abrir...? Debería haberlas abierto. Yo lo hacía a diario. Pero yo era un escritor, y tenía una vida llena de aventuras para fundamentarlo. El J&B era bueno, muy bueno, pensaba. Busqué a tientas la almohada, pero no es-taba. No importaba, me decía, y sonreía sa-tisfecho. Paladeaba mi próximo relato (ya lo había escrito). Yo era un escritor, me afirmaba mientras rememoraba la historia que tendría que pa-sar a un papel. (Burda banalidad: era sólo una formalidad, la narración ya estaba con-sumada.) Atacaría con esos temas que siem-pre se colaron en la literatura: el asesinato, la venganza; el crimen silencioso, el asesino inmune. Tanteando en el bolsillo, encontré un cuchi-llo de plata. Limpié la sangre con un pañuelo, sonriendo. Ya casi estaba hecho. Yo sí era un escritor.

Cuentos / Escritos

Jerónimo [email protected]

Todo el mundo amaba a la princesa del sol. La amaban las personas, las plantas y animales, los objetos abandona-dos a su suerte y hasta las fuerzas mismas de la naturaleza. La amaban incluso las leyes supremas, que ningún mortal había escrito, y por eso tenía todas las bendiciones posibles del tiempo y el espacio. Pero... ¿Cuánto la amaban? “Más que a la propia vida y los propios sueños”, dijo un poeta alguna vez, e incluso eso era quedarse corto. La princesa del sol era lo más importante para todos y para todo, aunque casi nadie pudiera verla. No obstante, esto no los desanimaba, ya que no se creían mere-cedores de semejante honor. Los pocos que la habían visto aseguraban que era hermosa más allá de toda posibilidad de descripción, y que ese recuerdo alegraría para siempre su corazón. La princesa del sol era lo más importante para todos, pese a saber que poco podrían llegar a hacer por ella. Era la más grande inspiración y el más elevado de los modelos. Cuando alguien era especialmente bello o talentoso, la gente decía que quizás hubiera recibido la bendición de su majestad. Aquello era el sueño de la princesa del sol. Ella vivía en un enorme castillo en el centro de todo. Era un edificio de diseño simple y elegante, hecho de una gema

La caída de la princesa del sol

Dedicado a Lourdes, y solo a ella.Pues sin ella esta historia no habría podido existir.

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quisieran de ese modo y se esforzaran por protegerla, cuan-do nadie se preocupaba por él. Despreciado por la gente mayor, Demios decidió tentar un blanco más ingenuo: niños. Eran los únicos lo bastante ino-centes y abiertos de mente como para no desechar de inme-diato lo que él les dijera. Le prestarían su atención, y ¿quién sabe? Tal vez hasta lograra poner de su parte algunos pocos. Solo dos niños lo escucharon: Tin, y Tina. El resto esta-ba demasiado aterrado por las advertencias de sus padres como para siquiera acercarse a él. Estos dos, en cambio, te-nían poderosas razones para escucharlo, razones que nada tenían que ver con su posible inocencia o ingenuidad. Tin tenía once años, cabello oscuro y penetrantes ojos grises. Siempre preguntaba por la razón de las cosas, pues tenía una curiosidad muy grande, incluso para un chico de su edad. Confiaba en sus capacidades y en su propio juicio, quizás demasiado. Tenía cierto talento para evaluar a las personas, gracias al cual comprendía perfectamente que las intenciones de Demios no eran buenas. Tin seguía a aquel oscuro compañero porque buscaba la verdad. Él muchas veces se había sentido solo, incompren-dido o abandonado, y no tenía muchos amigos. Por esta ra-zón, quería saber, si al menos la princesa del sol lo quería, si al menos alguien, en toda la vastedad del universo, se pre-ocupaba por él. Tina era la hermana menor de Tin y tenía nueve años. Su pelo era rubio y sus ojos azul oscuro. Siempre estaba son-riendo, cantando o bailando: Parecía la felicidad encarnada. Tenía un enorme corazón, capaz de amar a todo el mundo y de preocuparse por todos (incluso por su hermano, aunque este no se diera cuenta). Hablaba mucho y con gran liber-tad, incluso cuando le convenía quedarse callada. Ella se preguntaba si la princesa del sol, encerrada siem-pre en su palacio sabía que la amaban. Le preocupaba que, quizás, ella estuviese atrapada sin conocerlos, solo por que ignoraba los sentimientos que todos tenían por ella. El castillo de su majestad era una fortaleza impenetrable, hecho de los materiales más hermosos, si bien no los más resistentes. Millones de pequeñas joyas se unían en una obra magnífica, cada una aportando algo distinto pero ne-cesario a su totalidad. La luz se reflejaba de las formas más hermosas, y la fuerza de los elementos danzaba a su alrede-dor, sin atreverse a tocarlo. Nada habría podido destruirlo,

tan pura y tan perfecta que nunca más la tierra la había podido volver a producir. No necesitaba ser resistente ni fácil de limpiar, por que la naturaleza no dañaba ni molesta-ba a la princesa del sol o a sus propiedades. El polvo ni siquiera se acercaba, y todos los accidentes y catástrofes evitaban el lugar completamente. Desde allí gobernaba ella, desde un tiempo que nadie conseguía recordar (no les impor-taba: pensaban, sencillamente, que no valía la pena recordar una época anterior a su lle-gada). No daba demasiadas ordenes, salvo a sus servidores más cercanos, que estaban orgullosos de ello. A decir verdad, no puede decirse que gobernara demasiado: tan solo vivía su vida, y dejaba a los demás vivir la suya. Sin embargo, había algo que no amaba a la princesa del sol, un ser oscuro y temible, una abominación que no debía existir. Demios sería el nombre más apropiado para aquella monstruosidad, un nombre tan antinatural como ella. Adoptó la forma de un bufón, que entretenía a los habitantes con sus bromas y sus risas (si, él también se reía de ellos), y, poco a poco, comenzó a meter en sus cabezas ideas extrañas. Les dijo que la princesa no era tan perfecta como creían, que no les importaba, que solo eran para ella esclavos aburridos y desecha-bles. La mayoría lo ignoraba y seguía de lar-go, pero otros se quedaban a escuchar.Les dijo que merecían gobernarse a si mis-mos, que lo harían mejor, y que debían hacerlo. Varias personas se marcharon, convencidas de que nada podía superar la belleza que los gobernaba. Les dijo que debían rebelarse y atacar, y se quedó solo, por que todos se alejaron, abo-rreciéndolo a él y a sus ideas. El odio de Demios por la princesa creció. Sencillamente no soportaba que todos la qui-

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Y allí estaba ella: sus cabellos dorados caían cuan rayos de sol, su piel brillaba con un débil resplandor, sus labios eran como rubíes incrustados en la nieve, sus manos delicadas y fuertes al mismo tiempo. Pero lo más impresionante de ella eran sus ojos, que miraban sin ver, cubiertos por una nebli-na helada, sumergidos en un mundo distinto, sin prestarle a nada demasiada atención. Tina creyó que la princesa estaba aburrida, pero Tin supo que estaba preocupada.Superada la impresión inicial, los niños vieron que había otras cosas en la habitación. El trono de la princesa, al igual que su vestido, era sencillo y elegante, diseñado solo para continuar la belleza de su dueña, pues cualquier intento por acentuarla, o más aún, opacarla, habría estado condenado al fracaso. En el centro de la estancia Demios y paloma habían empe-zado a pelear, El uno oscuro y aterrador como la noche, y el otro de un blanco brillante como el día, presente incluso en el color de sus ojos y cabello. El primero peleaba con sus ga-rras, surgidas de su propio odio, el segundo se defendía con un bastón de madera, que le había sido dado por su creador. Fue una batalla intensa y terrible, en la que la ferocidad se enfrentaba a la técnica, y la fuerza a la destreza. Cada herida era pagada con otra, y a cada gota de sangre permanecía en el cuerpo de su poseedor, negándose a manchar aquel suelo sagrado. Demios iba de frente y con todas sus fuerzas, mien-tras que paloma evitaba atacar y esquivaba los ataques con acrobacias sorprendentes, cuidando pese a ello su energía. Mientras tanto, tin y Tina intentaban comunicarse con la princesa sin ningún resultado. Lo más cerca que había estado de decirles algo, fue cuando, al ver a demios, se di-bujó en su rostro una expresión de disgusto, junto con una de vedado temor. Entonces tina sintió como apoyaban un puñal en su cuello.-Ríndete o ella morirá- Dijo Demios-En estos momentos ya no me es de utilidad.-Así que solo como eso nos necesitabas, como rehenes- Gru-ñó la niña mientras pensaba en como soltarse-Por supuesto que no, mi pequeña amiga, también necesi-taba alguien que activara las trampas más peligrosas antes que yo, o que pudiera distraer a los guardias en caso de ser necesario.-¡Suéltala!- Ordenó paloma, en tono autoritario- Haré lo

por que allí estaba la princesa del sol y todos la amaban. Dentro, había exactamente cien guardias, todos ellos devotos sirvientes de su señora. Conocían a la perfección todas las técnicas de lucha, si bien nunca habían tenido que utilizar ninguna. Patrullaban día y noche sin descansar, y la muerte no se los llevaba por ser tan cercanos a ella Él único día en que abandonaban ese lugar, era durante la cele-bración del festival anual, al cual se les orde-naba asistir. Incluso entonces, la princesa no quedaba desprotegida. Su guardián más poderoso era paloma, el mago. Nadie sabía nada sobre él, salvo que era muy poderoso y que siempre estaba allí para protegerla a ella. Sus poderes eran gran-des y sus conocimientos, vastos, mas nunca los usaba para el mal ni para el daño. Era un ser pacífico, de carácter apacible y modales refinados, que nunca había sido derrotado en combate. En realidad, todas estas barreras protec-toras eran innecesarias: Con solo mover un dedo la princesa del sol podía destruirlos a todos, si bien ella no lo sabía. Su poder en aquel lugar era inmenso (algo que todos ig-noraban) pudiendo reformar el mundo a partir de sus deseos. Si tan solo hubiese co-nocido su potencial, puede que su reinado hubiese continuado para siempre. Demios y los hermanos decidieron apro-vechar la cercanía del festival anual para infiltrarse hasta la sala del trono. Tuvieron problemas desde el momento en que de-cidieron hacerlo: las puertas se negaban a abrirse para ellos, los muebles se movían para interrumpir su camino, hasta el pasto se enredaba a ellos sin querer soltarlos y las hojas se arrojaban a sus rostros intentando cegarlos. Después de muchos esfuerzos lo lo-graron, y abrieron la última puerta, que no se les resistió.

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había ignorado, ahora sabían que estaba más allá de lo que las palabras podían describir.-¿Perdón?- Dijo el caballero, aparentemente desorientado-¡No juegues conmigo!- Ordenó la princesa, molesta, y por un pequeño instante su cólera la volvió terrible- Hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que esto es solo un sue-ño. Si te niegas a despertarme, tendré que deshacerme de ti y despertarme yo misma.-Lamento oír eso, pero como ya te habrás dado cuenta, esas son las únicas dos cosas que son imposibles para vos. Po-drías hacer lo que sea con este mundo, excepto obligarlo a despertar, y no podrías afectarme nunca con ese poder, por-que yo todavía estoy despierto.-¿Entonces este mundo no es real?- Quiso saber Tin, visi-blemente preocupado- Es tan real como cualquier otro- le respondió el caballe-ro- Aunque de todos modos, después de lo que han visto, y en vista de que su majestad también lo necesita, les daré a todos una pequeña explicación:“hace mucho tiempo, la princesa del sol ara para mí tan im-portante como lo es hoy para ustedes. Día tras día la veía sufrir sin poder hacer nada para impedirlo, hasta que un día, en el que tendría que partir lejos de ella, decidí que ha-ría su sueño realidad. Tomé los recuerdos de todos, de todas las personas, de todas las cosas, hasta de las fuerzas mismas que regían el universo, y los uní en esta espada, que se llama recuerdos. Use recuerdos para que todos cayeran dormidos, (incluso el tiempo, incluso la vida y la muerte) y cree el sue-ño de la princesa del sol. Como la realidad misma estaba ya dormida, el sueño fue real, tan real como cualquier cosa puede llegar a ser. Cree para ella un lugar en el que todos la amaban, y todos la veían tan grande y tan fuerte como ella en verdad es. Yo me quedé despierto para velar por ella, y para no olvidar la alegría de verla sonreír. Puse a paloma a su lado, como una creación mía para que la protegiera. Debí suponer que, real o no, esto seguía siendo un sueño, y cuando se sueña por mucho tiempo, acaba apareciendo al-guna pesadilla. Demios fue la pesadilla de este sueño. Traté de ignorarlo, pensando que no suponía ninguna amenaza, pensando que paloma podría protegerla, y me equivoqué”-¿Aún ahora, sabiendo que este es tu mundo de ensueño, deseas abandonarlo?- Le preguntó el caballero a la princesa.- Al principio, ni siquiera podría haber pensado en abando-

desees- Afirmó luego con voz débil. Paloma tuvo que deshacerse de su arma y demostrar que no llevaba otras escondidas. Luego de eso, Demios lo apuñaló en el cora-zón. El mago cayó al suelo, alcanzando a mur-murar antes de perder el conocimiento:-“Perdóneme, amo”- Tina corrió junto a su hermano, y una vez allí, se echó a llorar, temblando de terror. Al mismo tiempo que ocurría todo esto, una luz azul inundó la habitación, unto con el sonido de las olas en el mar. Exactamente tres pasos frente al trono, apareció un hombre. Llevaba una capa azul, y un traje del mismo color. Un sombrero azul le ocultaba los ojos, y un pañuelo azul hacía lo mismo con el resto de su rostro. Sus guantes y calzado también eran azules, pero aunque nada podía verse de él, los niños supieron que era un hombre, antes incluso de que hablara. -¿Se encuentran bien?- Les preguntó con su extraña voz, lejana y profunda. Tan pronto y como le dijeron que sí, el ca-ballero azul se adelantó hasta Demios y lo destruyó con un único movimiento de su es-pada azul, haciendo que se desvaneciera en una nube de sombras.-Es fácil derrotar el miedo- Les dijo a los niños- Basta con recordar que lo hemos en-frentado.La princesa del sol, que había reaccionado al verlo, habló con él en ese mismo instante. Sus ojos ya no estaban perdidos y enfocados en la lejanía, sino concentrado en cada de-talle de ese mundo, brillando con un fuego inmortal.-Quiero despertar- Dijo ella, y su voz fue como un coro celestial, en el que cada nota, cada mínimo gesto, era único, e irrepetible.Los hermanos cayeron al suelo, heridos por toda esa belleza en lo profundo de su cora-zón, si la había creído hermosa cuando los

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pues ellos forman este mundo, así como formaron el otro. Y la única forma de regresarles sus recuerdos, es destruyendo el centro de este sueño, es decir, a la princesa del sol.- Lo comprendo, y ya me lo había imaginado. Pero aunque me “destruyas” en este sueño, volveré a ser mi verdadero yo.-No exactamente, dada la naturaleza del procedimiento, volverás al mundo real y recuperarás todos tus recuerdos de él, incluso aquellos que no tuviesen importancia, pero también serás la única en recordar todo este sueño (bueno, además de mí, que lo observé desde afuera todo el tiempo). La princesa asintió con la cabeza, y el caballero azul se acercó hasta ella y le atravesó el corazón con su espada, apu-ñalándola con los recuerdos de todos. La princesa derramó algunas lágrimas, quizás de tristeza, quizás de alegría, y se deshizo en millones de partículas de luz muy brillante, como si una estrella hubiese decidido dispersarse. La espa-da azul brilló y también comenzó a desintegrarse de forma similar. Los fragmentos de luz se esparcieron por el mundo, que cambió y se desvaneció lentamente. Y todas las personas y todas las cosas se despertaron con la horrible sensación de que se habían olvidado de lo más hermoso del mundo, sin saber que era (Bueno todas las per-sonas excepto dos). La princesa del sol abrió los ojos, Delante de ella estaba su corona, partida en dos, y una pradera la rodeaba. Ahora sabía quién era, lo sabía incluso mejor que antes de empe-zar a dormir. Comprendía que siempre seguiría siendo ella misma, y al mismo tiempo, siempre seguiría siendo la prin-cesa del sol. Por que ella era la princesa del sol, aunque casi nadie lo supiera ya. Ella era hermosa y fuerte, poderosa, y al menos alguien la veía también de ese modo. Al menos alguien la quería.

si en algún momento llegas a necesitarlo,

que estas palabras iluminen tu camino en la oscuridad.

narlo, pero a medida que pasaba el tiempo, sentía que me estaba perdiendo a mi misma, que cada vez era menos yo. Cada nuevo día me sentía más alejada de quien en verdad era. Entonces comprendí que esto era un sueño, un sueño que ha durado demasiado. Quiero despertar mientras aún queda algo de mi yo original en mí. Aprovechando el silencio del caballero, Tina aprovechó para hacer su pregunta:-¿Sabías que todos te queremos?-Por supuesto que lo sabía, la verdad, no es algo fácil de ignorar. Pero me pregunto, si habré hecho algo para merecerlo.-¿Por qué...?- Comenzó la niña, pero su pre-gunta fue respondida antes de que terminara de formularla.- Por que no puedo recordar nada de antes de que todos me amaran. Mi recuerdo más antiguo es de este mundo, de su primer día, y entonces ya todos me amaban.-Si la princesa no recuerda nada de su mun-do creo que deberías dejarla despertar- Le dijo Tina al caballero- Después de todo, pro-bablemente ella no recuerde ni siquiera por que quería ser amada.-¿Y si lo hago, que pasaría con ustedes, los que nacieron en este mundo? No hay lugar para ustedes en eso que llaman “realidad”, o al menos, no que yo sepa.- Estaremos bien- Afirmó Tin con seguridad- Incluso si todo lo que nos rodea desaparece, podremos construir nuestro propio mundo, y si desaparecemos también, probablemente sea porque, después de todo, también perte-nezcamos a tu mundo, aunque no te hayas dado cuenta.-¿Estas segura de que deseas despertar?-Por última vez, sí- respondió la princesa-De acuerdo, solamente quería asegurarme, porque no habrá vuelta atrás. La única forma de que esto termine, después de tanto tiem-po, es regresando los recuerdos de todos, Santiago gjuratovich

[email protected]

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Cuentos / Escritos

Y en una torre

pero no. Prefiere escalar con los pies descalzos, reírse de las cosquillas del pasto, suspirar (esa eterna caricatura del nostálgico) con tibieza, hacer de su origen un relámpago. Módico pesar, no saberse origen.

...

Entre las guirnaldas que descansan en tu sienhay un perfume que despista al tiempoEn cada burbuja de pensamiento que tiñe el instantehabrá un sinfín de espejismos sin comienzo.Pero no te inquietes un alivio se escabullirapor entre enredaderas,una respuesta se traduciráen un lenguaje sin nieblas

...

Lo blanco se esparcirá, y no habrá siluetasni ruidos ni suplicasque borren tus huellas.Y en lo profundodel gesto sin nombreslo negro servirá para saberde tu única piedra en lo inmenso del bosque.Y el carmín llorará el silencio.Las serpientes serán águilaslos laberintos, paseos.El aguador no descansarálas raíces del tiempo hablaran.

Y en una torre Ariadna vio...Un rostro diluido en una hoja de papelUn eterno regresar al comienzo del otoñoPisadas de un tierno final de leyendasHadas, pasajeras infinitas de magia,Taciturna, en calma, tantas veces olvidada:La Paciencia, y por sus propios hilos,Se dejó atar delicadamente.

...

... acariciar los hilos de un alma escarba-da por mitos. Dilatada en vestigios de un tiempo perdido, pero nada se detiene en el olvido. Acariciar suspiros, grietas, y algún latido.

...

Aquello podría crucificar el alma, malde-cirla, ataviarla, romper su costado más os-curo...pero ¿tiene costados su alma? ¿tiene límites? Sabe, siente, que algo tiene que curarse, pero es tan indescifrable el nombre de Dios, como su alma que es Dios. No tiene dudas, tampoco duda de su demencia, de su torpe-za para querer y odiar. Ni siquiera sabe si son suyas las cualidades o si un demiurgo se las regaló para que las interprete con di-simulo. ¿Será el disimulo lo que hace ajeno al otro? ¿Serán trampas los gestos, el viento, el roce, lo sutil de un cuerpo sin trucos? Aquello podría ser un amparo a la picardía,

Alicia aquino...

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Entrevistas

Reflexiones sobre elTaller de Escritura

¿Qué pensás sobre la práctica de la escritura dentro del ámbito académico?,¿Creés que en nuestras carrera, en la mayoría de sus Cáte-dras, a la escritura no se le da la importancia que debería? ¿Por qué?, ¿Qué aporta el taller que estás coordinando a esta cuestión? ¿Cuá-les son algunos de sus objetivos? Gisela Campanaro, coordinadora del taller junto a Facundo Saxe, respondió al respecto:

La escritura dentro del ámbito académico, particularmen-te en Letras, que más circula es justamente la académica, es decir en el sentido de que a nosotros como alumnos la mayoría de las cátedras sólo nos exigen escritos como mo-nografías, ponencias (en menor medida) y parciales, a los que también considero trabajos de “escritura” que circulan fuertemente en nuestro ámbito académico. Para mí, el pro-blema fundamental de estos tipos de escrituras es que son artificiales, porque sólo existen como medios para aprobar una materia, con o sin promoción, por eso creo que desde el vamos no están pensadas para que circulen ni entre com-pañeros, ni entre las diferentes cátedras, ni tampoco fuera de la facultad, excepto el caso de las “mejores” ponencias. Y esto sólo lo hacen algunas cátedras. Entonces al pasar los años uno va sintiendo que sus trabajos (¡que tanto esfuerzo le llevan!) quedan archivados, que sólo fueron leídos por un profesor para ponerle una nota y punto. Ahí se cierra el cír-culo. Entonces la monografía se transforma en una instan-cia más de aprobación; una especie de esquema a repetir. Creo que el problema fundamental del tipo de escritura que nos exige la academia, es que es un tipo de escritura que

Esta nota apunta a reflexionar sobre el proyecto que impulsamos desde Uto-pía para poner en pié el taller de escri-tura creativa. Nosotros consideramos fundamental potenciar los espacios de participación colectiva, articulan-do con estudiantes de diferentes años, docentes y graduados. Sabemos que el espacio del taller es un primer paso para que surjan diferentes propuestas en respuesta a la misma problemática: la falta de espacios para la producción estudiantil y la circulación de la mis-ma. Por eso pensamos al taller como un puntapié para seguir impulsando otros tipos de proyectos como publicaciones, grupos de lectura, talleres de otro tipo, etc. Es central el pensarnos como suje-tos activos, productores y no meros re-productores de conocimiento. Sostene-mos que la escritura es una pieza clave en nuestra formación. A partir de algunas preguntas dispa-radoras, los coordinadores del taller plantaron algunas líneas interesantes para repensar muchas cuestiones en torno a nuestra formación. Algunas de estas preguntas fueron:

¿Un taller de escritura creativa dentro de la Academia?

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Entrevistas

no tiene inserción en nuestra sociedad, que como ya dije “no circula”, entonces por eso vuelvo a decir que es una instancia artificial porque la escritura necesita vagar por la so-ciedad, ser leída, nosotros necesitamos que nuestras producciones escritas sean escucha-das así como también escuchar a los demás. Si esto no sucede entonces la escritura se muere en un cajón, no existe. El otro proble-ma fundamental con el que yo me encuentro a menudo en la carrera, frente a la escritura, es que en general los trabajos académicos se basan simplemente en citar teorías de otros autores, y defender en realidad las posturas de otros, consistiendo nuestro trabajo en un aporte prácticamente mínimo. Además, en general también nos encontramos “eligien-do” un tema de monografía que en realidad no elegimos porque ya un docente lo eligió por nosotros. Todo esto hace a que la pro-ducción del alumno sea prácticamente nula. Creo que es fundamental no sólo que seamos nosotros quienes podamos pensar un tema de monografía, después de todo un recorrido por la materia, sino además poder generar hipótesis a partir de NUESTRAS LECTU-RAS literarias. Esto no significa que no nos apoyemos, o que no leamos a críticos que hablen sobre el tema, pero sí que la lectura predominante sea la nuestra. Todos PODE-MOS LEER y todos SABEMOS LEER. Esto inevitablemente me lleva a la escuela. En mi poca experiencia como docente, y gracias a la ayuda de las cátedras de didáctica, logré llevar a cabo en mis clases un trabajo más que interesante, que consiste en que sean los mismos pibes los que me hablen acerca de lo que les leo, de lo que leemos todos jun-tos. Y es increíble todas las cosas que tienen para decir ellos solos, sin ninguna introduc-ción, ni interpretaciones previas. Creo que con este ejemplo queda más que claro cuál es mi postura frente a la escritura y frente a la lectura. No quiero dejar de mencionar al-gunas Cátedras, como la de literatura alema-na, que sí apuestan a un modo de leer y de escribir diferente, abriendo la participación a sus alumnos. Por eso creo que este modo de “hacer literatura” es posible, incluso en el

ámbito académico.

¿Qué aporta el taller que estás coordinando a esta cuestión? ¿Cuáles son algunos de sus objetivos?

Bueno, la propuesta del taller es justamente insertar, den-tro de la facultad (¡esto es fundamental!) un espacio que en nuestra carrera no sólo no existe sino que, además, niega. La frase “ustedes no vienen acá para ser escritores”, tan la-pidaria por cierto, hace que desde el vamos se le niegue al alumno de Letras la posibilidad de producción, de verdade-ra producción creativa. Es por esto que surge el taller, por una necesidad básica, por un “agujero negro” del cual nadie se hace cargo. Los chicos que están yendo al taller son es-tudiantes de Letras, pero también de Filo, incluso de Bellas Artes, o gente que ya no está más en la facu, que dejó la ca-rrera, etc. Y todos vienen con esa idea de querer hacer algo con esta necesidad que tienen de escribir y que, en gene-ral, sobre todo para los chicos de Letras y Filo, está vedada. Para mí, lo más difícil en el momento de estar “al frente” del taller, es lograr que los pibes descubran que todo lo que escriben es valioso, y también la importancia de compartir con el otro sus producciones, animarse a leer, a comentar. A mí me parece una experiencia hermosa, y sobre todo muy muy importante, fundamental diría. Y lo que me parece más importante de todo esto es que el taller funcione dentro de la facultad, porque talleres fuera de la facu hay por todos lados, eso lo sabemos todos, pero el hecho de que surja en el ámbito académico genera una ruptura y a su vez un re-conocimiento: nosotros creemos que la escritura creativa debe existir no sólo puertas afuera de la facu, sino también adentro, y por eso elegimos este espacio y no otro. Este es el objetivo fundamental del taller, abrir un espacio puertas adentro, hacernos cargo de esta necesidad dentro de la facu. Por eso creo que dar el taller en un aula de humanidades es mucho más que una cuestión simbólica; es el reconocimien-to al derecho que tenemos todos de que exista este espacio. Y alguien tiene que hacerse cargo ¿no? Hoy somos Facu y yo los que estamos coordinando el taller, mañana serán otros. El espacio es de todos. Por eso el objetivo fundamental del taller es que este espacio se instale, que forme parte de un proyecto de Universidad y de educación.

Julia QuirogaGisela Campanaro

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Poesías

A las bestiasSobrevivir al ocioa la estupidezy al kaos

Madurar la fiebrey desangrar las horas,como pasajeros tristesde una bomba muda…

Incendiar los sueñosque ya no soñamos,para ser más libresde lo que anhelamos

AgustÍn [email protected]

Correr ycomer

|| correr y comercorrer y comercorrer y comercorrer y comercorrer y comer

se rompió la maquinita sólo comer.

||

. esperando Rebeca . algo .. si supieras Rebeca . nada pasaría .

||

.es un paisaje aquella pared de la mente.DISNEA

.de ser niños y no.||

no creo:ni en el blanco de tu cicatriz

ni en la silla orientada al ventiluz.||

-eu-maríeugeniamolinuevo

Eugenia [email protected]

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Poesías

Crónica en grado cero

Días como hoyCon su banda sonora de silencioCon sus paseos por la mesa del estarY su aroma a que mañana será igual Todo está ordenadoLa vida asegurada a dos candadosY la mañana hizo estragos tras la siesta Creo, hay sol afueraY tras el marco de las horasBailan el tiempoLos segundos En el pasodoble del instante Días como hoyCon sus maquetas y proyectosCon su querer hacerlo todoY su cansancio al no hacer nada Todo está, eso esta claro.Mejor no escribir estoEl mejor verso de este díaEs simple estrañamiento;EstáEn el espacio en blanco sin palabraEstá Vestido del instante

Mauricio [email protected]

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Poesías

Destellos

A veces, cuando el viento soplasolo nos queda una miradauna chispa, que nos enciendepara al segundo apagarse. ¡Que importa! ese fue un segundoen que la luz prevaleció.Un segundo, solo uno,en el que la noche murió.

Dario Mengual de [email protected]

El uso de la cruz

arriba los santosson de plásticoy no te miran

una cruzmanufactura chinacon piedras incasdegolladasahogadas en oro

adentrolos santosllevana otros santos

las tetas de maríahervidasy amasadascon las manosde pedro

las tetasmezcladasmetidasal hornodispuestasen moldesde jesús

La Plata, 9 de mayo de 2009.

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Poesías

arribalos santos¿quéles vasa pedir?

adentro¿quéte puedendar?

Esenciapielalmaojosmirada

saludo cordialpestañas escondidasmueca, no sonrisa

andróginogénero neutraldel equilibrio, realidad

curiosidad que se palpaque no mata,obnubila y extraña

niebla tras la fiestamuñeca sin cuerdaboca sin lengua

asfixiaagota asombraahoga

tu pieltu almatu mirada.

Marcos [email protected]

Esencia

Mariana I. [email protected]

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Poesías

Hombre de hoyPorque tu nombre es Tengoprisa y Siemprefuego es tu apellido,y tu voz es Todanervioy tu cara Todased.

Porque tus uñas temen tus dientes,porque el reloj te aflige,porque vivís sin sillas.

Porque tu tiempo es Siemprenfuga,porque tu ahora es mañana,porque tu hoy es después.

Porque tu alma es Siemprecercoy tu presencia es Siempreausencia,y porquetu sangre es TODAGRITO:

te buscote odio te ríote llorote muerdote sangrote escucho

Te Escribo.

Fernando [email protected]

Maurren

Por tener un alma que le sonríe a la vida,porque las balas te atraviesan y tus heridas no sangran. por tus manos inquietas y la serenidad de tus ojos,que en silencio buscan consuelo de ese quiebre pasado. por tener siempre la palabra justa,ese consejo eruditoo algún verso de Bécquer. porque me enseñaste a dejar que las rimas se incrustenen mis venas y convivan en mi cuerpoy a no olvidar mis secretos sobre el piano Por tu perseverancia y tu lucha,Por caminar mar adentro con nudos en el almaPero con la frente bien alta. Gracias mi reina ¡gracias! hoy me miras desde lejos, con ternura,y sabes que busco tus huellas,y sabes que también caminaré en esa orilla.

Mercedes [email protected]

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Poesías

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Mueran salvajes unitariosEn mil y un juegos de regocijoY placeres estéticosReconozco voces oscuras y tristes, como de infierno,Que lloran a sus salvajes,Agregando nada al barómetro blancoQue tiene por preocupación susPropios asuntos.En divertimentos de la realidadVeo desviaciones conscientes de un sinfínDe inteligencias de claustro y erudición deDesencanto conspirador y confortable.Los guantes blancos pronto se Tiñen de creencia religiosa y objetividad orgullosa,Mis anteojos lunares y oscuros lePonen un obstáculo a tus manos con ojosEnsangrentados que meticulosamenteInspeccionan el cuerpo imparcial de la realidad,En tus teatros yo identifico a losMiserables actores de pensión mudosY ricos agradecidos con grandilocuenciaY me refiero a esa ilusión que es elCuento policial y se acerca a no Significar nada.

Juan francisco Otero...

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Poesías

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No knight to nightNo knight to hugNo stars to pray my soul to loveThe darkness of my life has come outI know that I’m not aloneBut I can’t feel you anymore…

The empty skyAnd the blue memoriesAll bring me backI miss the way you laughI don’t want to wake upBut the truth is that…

I have my back to the wallI need to escape to catch the swordTo leave the coward and turn the braveTo fight against the shadows To defeat my sorrows,But the darkness of my life has come outI know that I’m not aloneBut I can’t feel you anymore…

No knight to hugNo stars to pray my soul to love…

Florencia [email protected]

Obnubilantes

Nos obnubilamos mutuamente, Desde los bulliciosHasta en los silencios.

Obnubilamos nuestras mentes,Perdiendo y encontrando la razón.

Nos apartamos…Porque somos obnubilantes desprotegidosQue huyen del dolor,Que buscan un compartido goce de calor.Que obtienen una invisible tranquilidadEn noches de sexo y alcohol.En noches de melodías y textos.En noches esporádicas de absoluta pasión.

Obnubilamos y suavizamos una aplastante tensión.Liberamos antiguos bloqueos…Brotamos…Llegamos al FIN del temor.

(Obnubilantes…VosY Yo).-

Sol [email protected]

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Poesías

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Páramos

Quisiera recorrer todos los páramos,siempre me llegan silbidos lejanosde aquellos lugares,a veces me siento a conversarcon todos los pájaros,y escucho las miles de noticiasque ellos me traen.

La primavera invadió el jardíny la hierva ha tomado la casa,ya no hay lugar para vivir allí,mundo de nadie.

Camino descalza hasta la mitad del patioextiendo los brazos y se transforman en alas.

Micaela [email protected]

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La locura

contró, que se descubrió. Con el convencimiento, que se está en el camino cierto, de que por más vueltas que le has dado a las cosas, todo te demuestra una y otra vez, que la gente no cambia, y que hasta que no encuentres a “los tuyos” tie-nes que seguir fingiendo para sobrevivir en un mundo lleno de arquetipos de ilusiones falsas, de entidades negativas, de obstáculos superables. Esta locura encubierta nos permite ser cuerdos. Y nos da el tiempo suficiente y necesario para encontrarnos con “los nuestros”.

Para los otros locura, para uno cordura. Así entiendo lo que otros no entienden. La locura de dejar todo lo conocido tras de uno y comenzar de nuevo, desde lo más básico has-ta lo desconocido. De eliminar todas las más-caras y ver tras ellas las verdades escondidas, las múltiples facetas de cada uno de aquellos que te rodeaban, de la hipocresía que se eleva hasta alcanzar límites inconmensurables. De analizar y evaluar cómo luchaste por cosas que hoy aparecen como superfluas, falsas o ajenas a ti. En este camino, tan espinoso como soli-tario te encuentras con mucha gente que te ayuda de manera desinteresada, pero que no forma parte de tu vida, ni de tu grupo, ni de tu gente, y uno necesita de “los nuestros”. Y de la única manera que los tuyos te aceptan es que vuelvas a ser el de antes, que vuelvas a tu anterior postura. Y tú no puedes porque ya no eres el mismo. Tu experiencia te transfor-mó en eso que hoy eres, pero que los demás no aceptan. Entonces emprendes el camino de la si-mulación. Simulas que eres el ser anterior, el que extrañan, el cuerdo, el que conocían, el que aceptan, porque tu también necesitas de un grupo de pertenencia y todavía no lo encuentras, entonces simulas que todo sigue igual y que lo que cambiaste es algo que ellos toleran y aceptan con un dejo de resignación. Es una práctica diaria, que hace falta rea-lizarla para no alejarse de aquello que se en- Lamonaga

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La locura

Ensayos

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Cuando el agua te tapa yte inunda los pulmones

todo, aunque en ello se nos vaya esta vida hermosa que no elegimos siempre, pero que es un regalo divino y hay que aprovecharlo (entendiendo por divinidad esa materia ener-gética que fluye dentro nuestro como una cascada intermi-nable de sentimientos).Cambiaré mil cosas, transformaré otras tantas, pero siem-pre con una misma meta: dar mi corazón, mi alma y mi vida cuando así lo crea necesario...y eso queridos míos, no es extremismo, es la energía que mueve al mundo: eso es el amor.Aunque duela como el fuego que quema nuestro interior, es necesario se conciente de quien sos...APRENDE A SER QUIEN ERES*.

*Friedrich Nietszche.

Cuando el agua te tapa y te inunda los pulmones, cuando la respiración cuesta tan-to que parece que sólo existiera el monóxi-do de carbono y el oxígeno un deseo lejano, debemos cerrar los ojos, poner la mente en blanco a como de lugar y seguir a nuestro único guía real: el corazón. Hay momentos en que la vida te juega ma-las pasadas...te muestra algo y luego te en-gaña...te saca, te quita, hay momentos en los que sentís que sólo das, das y das y la ronda nunca llega a vos. Hay momentos en que lo sueños, esos mundos tan abstractos como el alma (pero a la vez tan reales que nos afe-rramos a ellos como si fueran nuestra propia carne) tocan la maldita tierra de los huma-nos y caen como un zeppelin de plomo. Hay días en que la niebla es tan espe-sa que no podemos ver lo que acontece al-rededor, esa realidad contra la que tanto despotricamos(co) y que, al fin de cuentas, es lo que nos mantiene en la tierra donde na-die debería existir, que es la de los humanos, debemos cerrar los ojos, poner la mente en blanco a como de lugar y seguir nuestro úni-co guía real: el corazón. Hoy, más que nunca, necesito un matiz...necesito estar en el medio y mirar los dos extremos...aprender y entender que la vida, esta que nos toca y no siempre elegimos, vale la pena cada segundo. Que vivir y morir por un sentimiento real es tan hermoso que por ese mismo sentimiento hay que arriesgarlo Alfredo Guzmán

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UTOPIA es una agrupación independiente que trabaja abriendo espacios de discusión, participación y pensamiento colectivo. Nacimos de la necesidad de generar un espacio político distinto. Luchamos cotidianamente por una universidad pública, gratuita, popular, de excelencia, científica, con una concepción humanista, latinoamericanista y antiimperialista.Este colectivo constituye una herramienta para lograr esos objetivos, bajo la forma de construcción democrática y participativa, en donde cada uno decide y es parte de la planificación y realización de todas las actividades que hacemos. Sostenemos que la mejor forma de conocer a alguien es por lo que hace y no por lo que dice de sí mismo. Contacto: [email protected]

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