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MALJCCI 14 0. 1s. MEXICO

BIBLIOTECA DEL NINO MEXICANO

LA LETENDA

4•1

MONJI3 BLANGO

ELL

HERIBERTO FRIAS

MEXICOMauoci Bernance.—Priznera del Relax.'

1900

La Leyenda del Monje Blanco—ra c-

Esto que van a saber mis queridos y ama-bles compatri tas niños, nacidos en la glorio-a America, es curioso al mismo tiempo que

divertido, instruyendoles en lo que aconteciopoco despues del grandioso descubrimientode Cristóbal Colon, entre maravilosas aven-turas y episodios de sangre que eran tan Co.

4mimes por aquellos tiempos en que la justi-cia la bacla solo la espada, tiempos en quepor todas las partes, en todas las naciones isangre se extendla...

Liamaradas de incendio en los campos,sangre y sieznpre saxigre en los hogares.

Allâ entre libros y papeles 'sriejisimos queya estón hechos polvo, encontrO Un Fabio labistoria terrible y ilena de amarguras y re-mordimientos del pobre ((Monje blanco'...que hizo.. 1oh, maravilla de las maravilla8lun viaje por el oceano, sobre las olas de ma-res que parecen no toner fin, un viaje basta]as costas del Anahuac... jy Ed Eolo hizo esevi aj eL.

En qué barco irla? pregunthrEis, Ilenosde curiosidad y aEombro.

Este es el gran milagro: jSobre trna cruziSobre mm cnn?

jOb, €1, mis buenos lectores; sobre una toscay hum ilde ens hecha con dos troncos de Ar-boles!

WC -

PIN

6c j Plus Ultral... iPlus UltrabjPlus Ultral jCOrno! se decia Colon jmáa

aiiM... 6MAs allá cuando todos tabemos queya adelante de e.sos mares por donde se ocultaci sol, no bay màs aflé?

Y otra noche oyó Ja misma voz lenta y so,leinne:

c' jEn el sepuicro del Sol está la cuna delSo!!.. j\Te al Nuevo Mundo del viejo mundo!...1Plus UltraIa

Aterrorizado por aquellas soleranisimas Ira-ses cuyo sentido no podia explicarse, Colon,taciturno, se puso a ineditar y no las olvidOnunca.

Estaban vivas en en alma, y siempre quevacilaba en sue empreas y !ucha., las volvi aA ver.

1Y de nuevo se alentaba, parecléndole queeran como un soplo divino!

Y t.ambién solfa ver en ]as tinieblas la som-bra blanca del monje, haciendo deslizar sumanto en Ia obscuridad silenciosa de la noche6 a la un de la noche.

7Quién seth este ser misterioso? 6Es hom-

bre o Angel? —se preguntaba Colon.'1 en vano, levautando la voz, preguntaba

el audaz rnarino:sQuien eres, bienhechor mb, augusta

sombra?;"ádie Ic contestabal... Solo el silencio tur-

bado por lejanos rumores tristisimos respon-dia a Cristobal.

**

Vosotros también, arniguitos inios, pregun-tareis de nuevo con más viva curiosidad,quieti era, quién fué por fin en aquella terri-ble época de guerras y cow bates, de hombresarinados que se odiaban, aquel monje blancotan bueno.

8Pues bien; sabed lo que añoe, muchos años

se supo después.. jSabedloL. y... jEstreme-céos!...

jAquel santo monje vagabundo habia sidoan hombre muy maid

El viejtimo libro de donde un sabio en-contró la leyenda que os retiero, dice qte alláen un antiguo castiuo de la Germania cuyonombre no se pudo leer bien, vivia una nobledama a! lado de un doncel gallardo y hermo-so, de bucles doracios y ojos azules: era suhijo ...

El padre, varón alto y majestuoso, de bar-ha soberbia, color de fuego, habia partidocon su hijo mayor, a la guerra contra un altaftnero y bandido usurpador del Norte... dejó asu hijo menor aeonsejandole todo lo que unbuen padre puede decir al hijo de sti. ter,aura...

La noble dama también le inculcaba en sualma, generoea al parecer, pero ilena de ambi-ción, los sagrados principios de la moral n-is-tiana.

9Pero 01 doncel escuchó una noche do boca

de una vieja sirvienta del castillo, la historiado los placeres de la-4 cortes de reyes, barones

y eruperadores y supo que estos oath siempreeran poderosos derramando sangre y us-urpan-

do la justicia.La ambicion del poder, sin méritos pan

obtenerlo por ai mismo, creciO en el alma deldoncel, como una mala hierba en un jardln

abandonado.Fué un nuevo Luzbel que grité: gqui6n mu

quo yo?... jlnfelizL.

***

Entonces meditO un plan abominable: js.aea

sinar a la que 10 habf a dado la existencia, es-

10

perar a su padre y herwano y matarlos tam-bién!...

Y aM lo hizo. Atravesó una noche con sudaga el pecho de a madre, quedando solo elcastillo, sabiendo que al dia siguiente ilegarfantriunfantes su padre y su hermano, seguidosdo una multitud do bravos caballeros cubier-tos do armaduras espléndidas.

11El se adelantO montado en un maguifico

caballo, y a todo galope descendió al valle enplena noche.

Cubña el rostro del malvado una celad.afinisirna, y su cuerpo una armadura de Usinejores de su padre.

Llego al amanecer al proximo castillo endonde habian pasado la noche el baron y Sncorte.

En un recodo del camino esperO el joven,oculto tras un bosquecillo, y cuando aparecie-ron su padre y su hermano, descuidados y sinBus armas de combate, el terrible doncel par-tió sobre ellos, calada Ia viscera y en ristre lalanza, gritando:

sQuien como yo?Al instante atravesO de parte a parte a su

hermano, que cayó muerto.Veinte caballeros iban a arrojarse sobre ci

miserable, cuando el padre, al conocer por laarmadura y la voz a su hijo, exclamO, atrave-sandose él mismo el pecho con un largo pu-MI:

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;f-Jijo mb, muero por no ver tu crimen!jTe perciono y que mi alma no repose nuncahasta que tü no purifiques la tuya y Dios toperdonel

Tan desgarradora y patética era la voz delanciano guerrero, que el diabolico joven que-do perplejo, abandonando las bridas a su Ca-ballo.

13Todos Jos que acompanaban a los nobles

eeñores quedaron tambén tstupefactos.. 1Ja-má8 haWaii visto tin ci-imen tan monstruoso!

***

Lo que paso entonces fue terrible; el mismocaballo del segundo Luzbel, espantado antelos cadáveres de sue señores, desbocado echOA correr relincbanr'o do tenor, como lanzan•do una maldicion siniestra contra el monstruoque lievaba como jinete... y asi corrieron porlaa selvas... hasta caer en el fondo de un baarranco horrible, cuando ya era de noche.

El noble animal rnuriO.. mas no el joven,quo cayO de rodillas entre las tunieblas, murkin urando:

141Perd6n, Senor, perdón, padre info; jnro

por tu augusta mernoria sufrir todos los mar-tirios y todos los males del mundo, ilevandoft cnn por mares, montanas y desiertos...

Desnudo ca, descaizo, echo a audar, y aldia siguiente. at pasar por un arroyo, viO queBUS OjOS antes azules, eran negros como su cri-men; sus cabellos tornâronse blancos... y p0-blaron su rostro antes gentil las arrugas de lavejez.

No tuvo por abrigo sino sus cabellos blan•cos, que I ueron creciendo, creciendo.

Una noche lo dMtuvo el mar en su eamino.1E1 vivia más aIlé, ha&ta €1 fin del mundo!...

VolviO al bosque, cortO dos troncos de árbolque amarró, haciendo una cruz, y recostadoen ella se arrojó a las ola, orando:

jOh, poderosa y misericordiosisima vo-luntad Divina, oh amor del mundo y de lavida, en U conflo y en ti espero el perdón...ire con la Cruz del Divino Hijo por todo elorbe... y la lievaré como una bandera de Re-

15deneión para Ia humanidad culpable que teniega..9 y pan los pie sufren y aun no sonconsolados!

Y he aqul que los tenths y las ohs fueronilevando al arrepentido penitente hasta laspla ' as americanas.S • . . . a S S

Ahora ya comprendereis, amigos rnfo&, porque el Monje Negro do Ia terrible leyenda,hizo tanto bien por las regiones del NuevoMundo, y por qué tantas veces animó con supalabra triste y persuasiva el valor del geniode aquel marino genovés cuyaa desventuraste voy refiriendo.

Ya verás como el Monje Blanco volvió a seren otras ocasiones terribles el salvador de OS-tóbal Colon, aunque atravesaba en frágil ca-rabela el inmenso Atlántico y cuando bnllOlas virgenes tierras del Nuevo Mundo.

Bsrcetona.—Imp. de a Cast EditoflsL Maucet