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7 Un epilogo a modo de prologo El prólogo. El lugar donde empieza un libro. Un espacio para contar muchas cosas. Un espa- cio, muchas veces desaprovechado. Existen mu- chos tipos de prólogos. Los hay que explican de dónde surge la idea del libro que viene a conti- nuación. En nuestro caso, podríamos decir que esta obra surge de un principio que se enunció en las primeras reuniones previas al nacimiento de la propia editorial Tleo. Se decidió que uno de los ideales fundamentales del sello editorial se- ría el de dar cabida a las voces de aquellos auto- res, jóvenes y desconocidos, que no habían teni- do la oportunidad de ver sus palabras publica- das por otras editoriales, más interesadas en el renombre del escritor que en sus propias pala- bras. Poco más nos quedaría por contar en el pró- logo. Así que lo mejor no será empezar el prólo- go de esta forma. Otra opción es la de utilizar estas primeras páginas para hablar de cada autor de forma in- dependiente. Es una opción más que acertada, debido al desconocimiento de los 12 por parte del público. No es mala idea. Pero hay un proble- ma. Ellos mismos se han encargado de contar- nos sus orígenes e inquietudes en pequeños tex- tos que acompañan a sus relatos. Se trata, por tan- to, de otro prólogo que descartamos. Nos queda el análisis de cada texto. Descarta- do también pues, una vez más, los propios escri- tores nos han ahorrado el trabajo comentando sus obras. La última opción es hablar de la obra como conjunto. Pararnos en varios puntos que van des- de su diseño formal, que emula al de la autoedi- ción con sus manchas de tinta y sus textos corri- ´ ´

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Un epilogo a modo de prologo

El prólogo. El lugar donde empieza un libro.Un espacio para contar muchas cosas. Un espa-cio, muchas veces desaprovechado. Existen mu-chos tipos de prólogos. Los hay que explican dedónde surge la idea del libro que viene a conti-nuación. En nuestro caso, podríamos decir queesta obra surge de un principio que se enuncióen las primeras reuniones previas al nacimientode la propia editorial Tleo. Se decidió que uno delos ideales fundamentales del sello editorial se-ría el de dar cabida a las voces de aquellos auto-res, jóvenes y desconocidos, que no habían teni-do la oportunidad de ver sus palabras publica-das por otras editoriales, más interesadas en elrenombre del escritor que en sus propias pala-bras. Poco más nos quedaría por contar en el pró-logo. Así que lo mejor no será empezar el prólo-go de esta forma.

Otra opción es la de utilizar estas primeraspáginas para hablar de cada autor de forma in-dependiente. Es una opción más que acertada,debido al desconocimiento de los 12 por partedel público. No es mala idea. Pero hay un proble-ma. Ellos mismos se han encargado de contar-nos sus orígenes e inquietudes en pequeños tex-tos que acompañan a sus relatos. Se trata, por tan-to, de otro prólogo que descartamos.

Nos queda el análisis de cada texto. Descarta-do también pues, una vez más, los propios escri-tores nos han ahorrado el trabajo comentando susobras.

La última opción es hablar de la obra comoconjunto. Pararnos en varios puntos que van des-de su diseño formal, que emula al de la autoedi-ción con sus manchas de tinta y sus textos corri-

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dos, hasta su contenido como reflejo de un pen-samiento generacional. Nuestros escritores te-nían libertad absoluta para sus relatos. Podíanescribir de lo que quisiesen y como quisiesen.Sin embargo, es curioso ver como todos hanadoptado un tono trágico y ligeramente oscuro.Las historias más profundas y las más casualescoinciden en presentarnos una negrura de fon-do. Da igual que nos cuenten la vida de un gatocasero o la crisis creativa de un escritor, todosson personajes deprimidos. Esta generación dejóvenes menores de 30 años es una generaciónque expresa su desencanto y su temor en lo queescribe. Pero es también una generación que esya consciente del pasado y de la importancia delos recuerdos. Todos los relatos nos hablan de laimportancia del pasado, de los recuerdos ateso-rados por sus personajes. Ya sean fotografías ofrases dichas antes. Ya sea una herencia familiaro un recuerdo mental. De una forma u otra, loanterior se hace presente en estas historias.

Desde luego, sería un prólogo sesudo si si-guiésemos por ese camino. Lo más probable se-ría acabar hablando de un nuevo movimiento li-terario generacional, de una vuelta al romanticis-mo por parte de nuestros jóvenes, que evocan lolejano y se sumergen en fantasías agridulces. Peroeso sería un terreno escabroso que es mejor nopisar.

¿Qué nos queda entonces para prologar estaobra? No nos queda nada. Todos los buenos prin-cipios típicos están demasiado lejanos de enca-jar en estas «12 historias por contar». Sin embar-go, hay algo que sí podemos hacer. Si no pode-mos empezar el libro, siempre podemos termi-narlo.

¿Y qué mejor forma de terminar estas 12 his-torias por contar que con una historia que se ha

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terminado de contar cuando has abierto las pá-ginas de este volumen? Como algún lector ha-brá supuesto, el título de este libro no hace refe-rencia a los 12 relatos que contiene, pues su mis-ma publicación hace que estas historias estén yacontadas. En su lugar, el título se refiere a los pro-pios 12 autores que, sin haber sido advertidos deello, son los protagonistas de 12 historias queellos mismos deben vivir. 12 historias que nadieha contado todavía, pero que empiezan justo aho-ra. De ahora en adelante, los doce serán los pro-tagonistas.

¿Pero cómo han llegado a convertirse en pro-tagonistas? Esta es la última historia de este li-bro. Digamos que es la historia número 13, y di-gamos que es la única que está ya contada.

En algún momento de 2009, en la ciudad de Gra-nada, un grupo de 6 personas decide darle unaoportunidad a 12 jóvenes que sueñan con ser es-critores. Ninguno ha tenido aún la oportunidad depublicar y, algunos de ellos nunca la tendrían de otraforma, pues su temor a fracasar les impide enviarsus textos a editoriales o publicaciones. Prefierenguardarlos en el cajón de los recuerdos o enseñar-los sólo a los amigos.

Bajo la premisa de que hay una nueva genera-ción de escritores escondida entre nuestra juven-tud, estas 6 personas salen a buscar a estos jóvenes.No buscan ejemplos singulares ni enfoques concre-tos. Muy por el contrario, buscan ideas individuales,sensaciones personales. Buscan, a fin de cuentas, esesabor agridulce que deja un escritor cuando escri-be para si mismo, no pensando en vender o en sor-prender, si no en agradar y en exteriorizar lo quelleva dentro. Es por esto que, al contactar con ellosdejan claro que no quieren un relato «para publi-carlo», si no que lo que están buscando es que losautores aporten el texto más personal que sean ca-

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paces de escribir. Quieren que sea algo de lo quese sientan orgullosos de verdad, algo donde mues-tren de lo que son verdaderamente capaces.

Poco a poco va pasando el tiempo y relatos detodo tipo llegan. Algunos íntimos, como «Asco», quehablan con dureza y sin tapujos de las crisis creati-vas y de la autodestrucción como vía de inspiración.Íntimo es también «Laura», que nos habla de la mis-ma esencia del hombre y de la venganza, aunquerodeando estos conceptos con un mundo destro-zado, tan ficticio que es real. Y si de mundos ficticioshablamos, no podemos olvidarnos de «La ciudadgris». Un escenario perfecto para reflexionar sobrelos recuerdos y el pasado. Tema éste, el de los re-cuerdos, que es tratado también en «Fundido a Blan-co» o, de una forma menos fantástica y más real ytriste a la vez en «La fotografía». Hay también rela-tos casi costumbristas; sencillas descripciones en sucapa más superficial que esconden, en el caso de«Neko» una metáfora sobre el destino y la precau-ción o, en el caso de «La chica de la maleta roja» unanálisis de los rasgos humanos reflejados en unaviandante anónima de la que no sabemos nada a lavez que lo intuimos todo. Se tratan también temasprofundos, como la soledad y la oscuridad, en «reen-carnación», o un enfoque casi místico del nacimien-to de la imaginación y del propio acto de la escritu-ra en «Verbum Imago Factum Est». Revisamos, tam-bién, historias casi reales, llenas de amor y odio, desentimientos y resentimiento en «Una historia cual-quiera» y «Perdidas las riendas». Y por último, viaja-mos de nuevo hacia la fantasía y el terror para en-contrarnos con «El paciente 7182C».

Estas doce historias son las que conforman ellibro que tienes entre tus manos. 12 historias enlas que conocemos las características literariasde esta nueva generación de autores. Historiasque comparten todas un trasfondo trágico, don-

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de siempre hay una pérdida, donde siempre seesconde el dolor. Historias que, de forma indirec-ta, son una metáfora del mundo en el que ha to-cado vivir a sus narradores. Narradores que, enla mayoría de los textos, permanecen en el ano-nimato. Abundan en estas páginas los protagonis-tas anónimos, máscaras del autor temeroso de serreconocido en sus personajes. Abunda, como yase ha señalado antes, la figura del pasado, ya seaen forma de recuerdo, de memoria o de heren-cia. Esta nueva generación se preocupa por loque hubo antes; ya sea por dotar a su personajede un pasado o por presentar a las generacionesanteriores como personajes vivos en la obra.Tienden estos jóvenes, maduros escritores delmañana, a buscar la sinteticidad en el texto; enuna herencia del inmediatismo que reina ennuestro tiempo, los escritores ahorran en pala-bras y descripciones y se centran en la acción,en el relato en sí. No son escasos los cuentos enlos que el lector se ve inmerso en la trama desdeel principio, casi sin una presentación previa einnecesaria.

Pero estamos divagando ya. Volvamos al rela-to. Los 12 autores comenzaron a enviar sus textos, ylos 6 que los convocaron, a darles forma plástica, apresentarlos al público para que las voces de estosjóvenes escritores fuesen escuchadas al leer suspalabras. Al tratarse de un libro atípico, requería deuna presentación atípica. Y es que no es muy comúnencontrarse con 12 desconocidos que publican unlibro. Se eligió un formato alargado, diferente a losque se suelen utilizar para estos menesteres. Se eli-gió un diseño de página inspirado en la autopubli-cación casera, con sus errores y su cariño. Este di-seño no es más que otra forma de llamar la atenciónsobre el hecho de que, de no ser aquí, estas pala-bras habrían acabado en publicaciones «de foto-

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copia» o en revistas literarias amateur. Este formatoes un homenaje a lo que pudo ser y no es, una formade no olvidar a tantos otros autores que siguen es-cribiendo sin ningún apoyo detrás más que el de símismos y sus conocidos.

Y ya, con el libro casi terminado, llegó el últimopaso. La escritura del prólogo. Esa pequeña ironíaque abre el texto pero se escribe al final. Me en-cuentro frente al teclado escribiéndolo ahora mis-mo. He pasado toda esta noche en vela, leyendo yreleyendo todas las páginas del libro, buscando unaforma de introducir este maremágnum de pensa-mientos y estilos y, como he declarado desde la pri-mera línea, no he encontrado una introducción quele haga justicia a los textos que venían a continua-ción. Demasiados sentimientos, demasiadas histo-rias, demasiados lugares y, sobre todo, demasiadasvoces. Es por esto que decidí escribir un epílogo enlugar de un prólogo. Una última historia que reco-giese la ilusión que todos hemos puesto en esta obra.Una última historia que fuese un retrato real de loque es este libro. Una historia alegre, que no se olvi-de de mencionar las prisas de última hora (escriboeste texto 12 días antes de la presentación del li-bro) ni los problemas que han ido surgiendo sobrela marcha (relatos que no llegaban, modificacionesde última hora, autores que llegaron tarde) pero queacabe con un final feliz. Ya es hora, por tanto, de vivirese final.

Cuando tú, lector, leas esto será el 30 de junio de2009 (o una fecha posterior). Esto quiere decir queel cubo de ilusiones que se pusieron a funcionarhace ya tres meses ha dado por fin su fruto. No hasido un parto de 5 años, pero ha sido un parto duroy alegre a la vez. Lo que tienes en tus manos es elesfuerzo conjunto de muchas manos y de 12 vocesinquietas que querían ser escuchadas. Ahora te tocaa ti, lector, hacer el último esfuerzo. Dales una opor-

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tunidad. Lee todo lo que tienen que contarte. No tie-ne por qué ser todo de golpe; puedes aprovecharque son 12 historias para leer una cada mes. O pue-des llevarte el libro (que cabe en cualquier bolsillotrasero) a la playa o al campo en estas vacaciones.Sea como sea, acércate a estos doce cuentos y a lasdoce historias no contadas que esconde cada unode los autores. Disfrútalos, llora o ríe con ellos, com-pártelos con tus amigos y familiares. Interésate porla vida de estos jóvenes y hazles llegar tu opinión através de nuestra editorial (por ejemplo, enviandoun correo a [email protected]); nosotros es-taremos encantados de reenviársela. Y una vez quehayas hecho todo esto, siéntate y prepárate para lashistorias que vendrán. Prepárate para oir hablar deestos 12 jóvenes y para leerles en un futuro no muylejano. Aún están dando sus primeros pasos; peropronto aprenderán a correr.

Raúl González Bofill

Madrugada del 18 de junio de 2009