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Un objeto cronenberguiano A Dangerous Method Reino Unido/Alemania/Canadá/Suiza, 2011 | 99' DIRECCIÓN David Cronenberg GUIÓN Christopher Hampton FOTOGRAFÍA Peter Suschitzky INTÉRPRETES Keira Knightley, Viggo Mortensen, Michael Fassbender, Vincent Cassel. La película está realmente bien y uno podría extenderse en sus referentes históricos, los vericuetos de sus historias entreveradas o las no menores sinuosidades de sus personajes: el legendario entredicho entre Freud y Jung, o la creciente figura de Sabina Spielrein. Esta última, poco conocida durante larguísimas décadas y cuya trayectoria recién ha sido investigada en detalle en los últimos años, pasó de ser paciente interna a ser psicoanalista en Suiza, donde llegó a tratar a Jean Piaget, para abrir en su Rusia natal la primera escuela para párvulos orientada por el psicoanálisis, durante los primeros años de la revolución. En una película despareja que igualmente se deja ver y está investigada con esmero, Prendimi l’anima (2002), el italiano Roberto Faenza sigue a Spielrein desde su internación en Bürgholzli hasta su muerte en Rostov en 1942, cuando fue asesinada por los nazis. Spielrein se había retirado a Rostov luego de que Stalin hiciera cerrar su escuela. Allí la encontraron los alemanes y la ametrallaron en la sinagoga de la ciudad junto a todos los integrantes de la colectividad judía que encontraron en su incursión. Pero nos estamos desviando del tema: aquí no trataremos acciones ni sujetos, sino un objeto en particular y que se nos presenta como incrustación de la iconografía de Cronenberg en el mismísimo estudio freudiano: su silla de escritorio. Podríamos hacer un productivo cotejo entre ese extraño mueble que llama la atención a cualquiera que visite el Museo Freud, y que también destaca por su rareza en la película ni bien asoma su silueta cuasi orgánica, con el que es casi su opuesto perfecto: el velero de Jung. Ese barquito

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Artículo sobre Sigmund Freud, su silla de escritorio y A Dangerous Method, de David Cronenberg. Publicado en revista El Amante-Cine, 242.

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Un objeto cronenberguiano

Un objeto cronenberguiano

A Dangerous Method Reino Unido/Alemania/Canad/Suiza, 2011 | 99'

DIRECCIN

David Cronenberg

GUIN

Christopher Hampton

FOTOGRAFA

Peter Suschitzky

INTRPRETES

Keira Knightley, Viggo Mortensen, Michael Fassbender, Vincent Cassel.

La pelcula est realmente bien y uno podra extenderse en sus referentes histricos, los

vericuetos de sus historias entreveradas o las no menores sinuosidades de sus personajes: el

legendario entredicho entre Freud y Jung, o la creciente figura de Sabina Spielrein. Esta

ltima, poco conocida durante largusimas dcadas y cuya trayectoria recin ha sido

investigada en detalle en los ltimos aos, pas de ser paciente interna a ser psicoanalista en

Suiza, donde lleg a tratar a Jean Piaget, para abrir en su Rusia natal la primera escuela para

prvulos orientada por el psicoanlisis, durante los primeros aos de la revolucin. En una

pelcula despareja que igualmente se deja ver y est investigada con esmero, Prendimi lanima

(2002), el italiano Roberto Faenza sigue a Spielrein desde su internacin en Brgholzli hasta su

muerte en Rostov en 1942, cuando fue asesinada por los nazis. Spielrein se haba retirado a

Rostov luego de que Stalin hiciera cerrar su escuela. All la encontraron los alemanes y la

ametrallaron en la sinagoga de la ciudad junto a todos los integrantes de la colectividad juda

que encontraron en su incursin. Pero nos estamos desviando del tema: aqu no trataremos

acciones ni sujetos, sino un objeto en particular y que se nos presenta como incrustacin de la

iconografa de Cronenberg en el mismsimo estudio freudiano: su silla de escritorio. Podramos

hacer un productivo cotejo entre ese extrao mueble que llama la atencin a cualquiera que

visite el Museo Freud, y que tambin destaca por su rareza en la pelcula ni bien asoma su

silueta cuasi orgnica, con el que es casi su opuesto perfecto: el velero de Jung. Ese barquito

de velamen rojo regalado por su mujer Emma, con el que no se cansa de navegar por el lago

de Zurich, es decorado de otro momento decisivo uno de nuestros preferidos de Un mtodo

peligroso, cuando Jung lleva a su maestro y ya medio rival a su adorado paseo por el lago, y el

viens, siempre gustoso de estirar las piernas y en lo posible de escalarse algn peasco,

permanece embutido en su traje y el asientito, evidentemente ofuscado por el trance. Puede

argirse que el tramo ntegro de la visita de Freud a Jung no est entre lo ms logrado de la

pelcula. Cuando los personajes desarrollan sus argumentos resalta el origen teatral de la pieza

de Christopher Hampton con toda su batera verbal, pero en ese momento de nutica ms bien

irrisoria no hace falta que nadie diga nada para percibir que all algo no marcha y no marchar

jams entre el patriarca y su presunto heredero. Una vez ms, el viejo poder de la puesta en

escena se impone en el cine. Pero volvamos a la silla, porque el barquito de Jung y su poder

de ensoacin mitolgico-burgus no tienen nada de cronenberguianos. Un breve momento

para resaltar en la pelcula es aquel en el que Freud lee la carta del final de quien es ahora su

ex discpulo, acompaado de su caracterstico hum, mordiendo el cigarro y balanceando el

pie colgante al haber pasado la rodilla por encima del brazo de la silla en cuestin. Algo

incongruente baa la situacin: tiene la ropa de calle todava puesta, nada hay parecido al

confort de entrecasa, y la posicin atravesada en el mueble teratolgico no es sino la mxima

licencia, adems del cigarro continuo, que el patriarca se permite en ese refugio. Esa silla no

debera haber estado all segn la cronologa de los hechos reales. Pero como se trata de una

pelcula de Cronenberg, las razones son ms poderosas, porque este s es un objeto

cronenberguiano. Esa silla que aparece en Un mtodo peligroso fue fabricada por el arquitecto

y diseador austraco Felix Augenfeld. En un sugestivo desplazamiento cronolgico,

Cronenberg sienta a su Freud sobre ella en su estudio. El Freud real la recibira de regalo

mucho ms tarde (hacia 1930, aunque algunas fuentes la fechan en 1926) por iniciativa de su

hija mayor, Mathilde, preocupada por la posicin recurrente del veterano cuando se sentaba a

leer frente al escritorio varias horas por da. Con sus 73 aos encima, Freud haba desarrollado

un hbito comodsimo de acuerdo con su criterio, que consista en pasar una rodilla por encima

del brazo de su silla de escritorio mientras lea, quedando en una posicin medio oblicua, sin

apoyar la cabeza e importndole bien poco la parte superior de la espalda. Augenfeld estudi

el caso con rigor de anatomista y dise el raro artefacto que acompaara a su poseedor a

Francia y luego a Inglaterra, donde hasta hoy reposa, ahora restaurada, como un bicho

nostlgico de su dueo en el Freud Museum de 20 Maresfield Gardens, en Hampstead. Como

los vieneses tambin extraan a Freud, una rplica del mueble puede hallarse en la casa

semivaca que vivi la historia original entre Freud y Jung, en la Berggasse 19, y que es el otro

museo Freud, donde el poder de los lugares reales, una importante biblioteca y una sala de

conferencia, disimula que los escasos objetos all conservados son los que el viejo no quiso o

no pudo llevar en sus bales al exilio. Pero la reproduccin acecha all como una grgola

freudiana que indica al visitante la ausencia de su amo. La silla de estilo monstruosamente

viens, calificada por el mismo Augenfeld como bizarra, parte de una hibridacin de

modernismo tardo y exploracin ergonmica: Me asombra cmo sostiene la regin lumbar,

acota hoy Cronenberg, enamorado de la rplica que, a su vez, mand hacer para la pelcula y

ahora tiene en su casa de Toronto. Pero antes que como cualquier otra cosa, el film lo

descubre como un objeto ominoso marca Cronenberg, como los instrumentos teratolgicos que

diseaba Elliot (o era Beverly? Habra que repasar el film, pero es imposible no confundirlos),

uno de los mellizos de Dead Ringers. O como la prtesis maxilar con la que Freud tuvo que

convivir durante sus ltimas dos dcadas tras ser operado del cncer que le provoc el cigarro

omnipresente, horripilante aparato al que con humor negro todos paciente, familiares,

cirujanos bautizaron como das Monster. Ese engendro de la vida real es sin duda otro objeto

a la Cronenberg, como salido directamente del taller quirrgico de los mellizos de Pacto de

amor luego de un festival de frmacos. Afortunadamente para Viggo Mortensen, adems de

que habra sido en tanto anacronismo un poco menos defendible que la silla, qued afuera de

esta pelcula.

POR Eduardo A. Russo