119

Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

  • Upload
    others

  • View
    37

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea
Page 2: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea
Page 3: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea
Page 4: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea
Page 5: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Loshechosy/opersonajesdeestelibrosonficticios.Cualquierparecidoconlarealidadesmeracoincidencia.

Publicadopor:

AmazonPublishing,AmazonMediaEUSàrl

5ruePlaetis,L-2338,Luxembourg

Junio,2018

Copyright©Ediciónoriginal2018porAntoniaJ.Corrales

Todoslosderechosestánreservados.

Diseñodecubiertaporlookatcia.com

Imagendecubierta©HenrikSorensen©stock_colors©AngelUrielRamirezGonzalez/EyeEm/GettyImages;©CulturaCreative(RF)/AlamyStockPhoto

Produccióneditorial:WiderWords

Primeraedicióndigital2018

ISBN:9781477819760

www.apub.com

Page 6: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

SOBRELAAUTORAAntoniaJ.CorralesesunaescritoraespañolanacidaenMadriden1959.Despuésde

variosañostrabajandoenelmundodelaadministraciónydireccióndeempresas,decidiódedicarsedellenoalaescritura.Comenzóaadentrarseenelmundodelaediciónen1989como correctora, y desde entonces ha trabajado como lectora editorial, columnista,articulista, entrevistadora en publicaciones científicas, jurado en certámenes literarios ycoordinadora radiofónica. Ha sido galardonada con una veintena de premios encertámenesinternacionales.

Es autora de las novelasLa décima clave,La levedad del ser,As de corazones,Epitafiodeunasesino,Enunrincóndelalmaysusegundaparte,Mujeresdeagua.ConEnunrincóndelalma llevamásde cincoaños en el topdeventas enEspaña,EstadosUnidos y América Latina. Traducida al inglés, griego e italiano, su última novelapublicada de forma independiente es Y si fuera cierto, y se estrena ahora en el selloAmazonPublishingconUnabrujasinescoba,laprimerapartedelatrilogíaHistoriadeunabrujacontemporánea.

Page 7: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

ÍNDICEComenzaraleer

Noestoyloco,…

PRÓLOGO

CAPÍTULO1

CAPÍTULO2

CAPÍTULO3

CAPÍTULO4

CAPÍTULO5

CAPÍTULO6

CAPÍTULO7

CAPÍTULO8

CAPÍTULO9

CAPÍTULO10

CAPÍTULO11

CAPÍTULO12

CAPÍTULO13

CAPÍTULO14

CAPÍTULO15

CAPÍTULO16

CAPÍTULO17

CAPÍTULO18

CAPÍTULO19

CAPÍTULO20

CAPÍTULO21

CAPÍTULO22

CAPÍTULO23

CAPÍTULO24

CAPÍTULO25

Page 8: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Paciencia,escocés.Lohashechomuybien,aunquetellevarátiempocontinuar.Generacionesenterasnacenymuerencontinuamente.Túestarásconlosqueviven

mientrasquieras,lospensamientosylossueñosdecadahombresontuyosahora.Tienesmáspoderdeloquesepuedaimaginar.Utilízalobien,amigomío,nopierdaslacabeza.

Losinmortales

Page 9: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Noestoyloco,simplemente,mirealidadesdiferentealatuya.

LEWISCARROLL,AliciaenelPaísdelasMaravillas

Page 10: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

PRÓLOGONoquisecreerenlaexistenciadelasbrujashastaquemeviobligadaaaceptarque

era una de ellas. Una bruja torpe y sin escoba que habitaba en una ciudad ruidosa, decallesasfaltadasysemáforosqueacompañabanconsus lucesverdes,ámbary rojasmispasosenlamadrugada;unabrujaquesesentíapresa,encadenadaaunaagendayunreloj.Hacía años que había dejado de volar, que había cambiado el rumor del bosque por elsonidoatronadordecientosdecochesconvenasdeplásticoysangrenegra.

Vivíaenunagranurbedondelamagiahabíadesaparecido,devoradaporlosatascosenhorapuntayadeshora.Loshechizoslanzadosalaireseperdíanentreelbulliciodeloscentroscomercialesabarrotadosylaluzdelasfarolasimpedíaquelosseresfantásticosseescondiesen entre las hojas de unos árboles que se habían ido, que habían dejado desombrearlasaceras.Lamagia,allí,únicamentedabaseñalesdevidaenlaliteraturayelcine.Muchosqueríancreerenella.Eranconscientesdequelanecesitabanparavivir,paradarlesentidoaunavidaqueparecíavirtual,ajenaaunomismo,peropocosseatrevíanadecir que creían. Eran escasos los disidentes, los que le echaban ganas y coraje parabuscarla en la mirada perdida de unmendigo o en un cielo donde las estrellas habíandesaparecido, absorbidasporel agujeronegrode lacivilización.Lospresentimientos sediagnosticabancomoangustia,lasvisionescomodeliriosylamayoríacreíaqueeltiempoen el que vivía, aquella realidad ruidosa y ajena, donde los deseos y los sueños secontrolaban como si estuvieran envasados al vacío, era la única. La única realidad, laúnica posibilidad, la única salida, pensaban. Pero… se equivocaban. Tras ella habíamuchas otras, y cada una, cada realidad, era vital para que existiesen las demás. Parahabitarlas,soloeranecesariocreer,peromuchoshacíatiempoquehabíanperdidolafe.

Page 11: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO1Nos conocimos en una de las tiendas que la empresa americana para la que

trabajabateníaenelcentrodelaciudad.Fueeldíaquerecogíunaszapatillasexclusivascuyoprecio seduplicabaenelmismomomentode suadquisiciónyquesolo sepodíanconseguira travésdeunsorteoprevioenelquemehabíaapuntadoconlaesperanzaderesultar seleccionada. Y, en efecto, así fue. Con un poco de suerte las revendería ydestinaría el beneficio a reparar mi ala delta, que se había rasgado tras un abruptoaterrizaje hacía unos meses. De aquel traspié me quedaron varios moretones en laspiernas,elmonorotoenlazonadelasrodillasyelaspectopropiodehabermantenidounareyertaconungatocallejero.Solíavolarunavezcadaquincedías.Tomabalascorrientesde airey, abismadaenotraperspectivadelmundo,olvidaba el bullicio, el ajetreode laciudadylashorasmuertasquepasabaenaquellaoficinasinmásvistasquelapantallademiordenadorolospanelesgrisesquemeseparabandemiscompañerosdetrabajoycuyoslaterales estaban repletos de fotos tomadas durante mis vuelos. Volar era la forma devolveraencontrarmeconRigel,demantenerloconvidaamilado.Denoolvidarlo.

Aláneraelareamanagerdelacadenadetiendasdezapatillasdeportivas.Cuandose dirigió amí, saltándose a varias personas que permanecían esperando antes que yo,penséquemehabíaconfundidoconalguien.

—Tengodebilidadporlaspelirrojas—medijobajito,casienunsiseo,acercándoseamioreja,yconungestocómplicemeindicóqueloacompañaseaunadelascajasenlasquenohabíagente…

Yloseguí.Sindecirunapalabra,sonriendoyalaesperadeunaperoratatontaysinsentidoquenollegó.

—MegustanlasleyendasdelaviejaEscocia.Todoloquetengaqueverconmagiay con otras realidadesme fascina.—Señaló el libro que yo llevaba enmi bolso y quesobresalíadeélmostrandopartedesutítulo.

—Bueno,noesunlibrosobreleyendas.Esdenoficción.Meestoydocumentandosobrelalenguadelosantiguospictos—lerespondíentonoirónico,pensando,denuevo,queeraunoportunista.

—Los pictos eran escoceses, su nombre proviene de la costumbre que tenían depintarse y tatuarse la piel—respondió seguro de símismo y sonriendo divertido—.Túpareces escocesa. Una guapa escocesa que seguramente haya heredado los genes dealguna bruja que habitaba en aquellas tierras. Soy doctorado en Historia, aunque mitrabajonotengamuchoqueverconmicarrera,pero…,yasabes,noestánlascosascomoparairhaciéndoleascosanada.

»Me gustaría volver a verte. ¿Qué te parece si me das tu número de teléfono yquedamosundíadeestosparatomarunacopa?Así,depaso,podríaecharteunamanoconladocumentaciónsobrelospictos—sugiriósinmirarme,altiempoquesacabamitarjetadecréditodeldatáfono…

Penséquelaprimeracitaseríalaúnica.Cenaríamos,nostomaríamosunascopasy

Page 12: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

haríamoselamor,dejandode ladoa losmisteriosospictosyaEscocia.Despuésse iría,probablementedemadrugada,antesdequeyomedespertaseyelsolsaliese.Semarcharíaensilencio,depuntillas,comoun ladrón.Deaquella formaevitaríaunaexplicación,unúltimobeso,yesquivaríamigestoadormecidoytriste.Mástristequeadormecido,porquemegustaba.Yyo,unavezmás,volveríaami rutina,añorandoundesayunodesábanasblancas,pensamientosextraviadosyduchacompartida.Echandoenfaltavivirunahistoriadeamorcomolasdelaspelículasamericanasquetantomegustaban.Peromeequivoqué.

Nos amamos durante meses. Lo hicimos cuando estábamos juntos y alejados,manifestándolosin reparosyensilencio.Le robamos tiempoal tiempo.Corríamosparaencontrarnos a mediodía, durante la mísera media hora de la que disponíamos para elalmuerzo. Vivíamos como nunca antes lo habíamos hecho, a destajo, sin que nosimportara el cuándo, el cómo ni el porqué.Nos besamos en elmetro, en la parada delautobúsoenmediode lacalle.Cenábamoshamburguesasenelparque,sobreunbancosolitario o en elmejor asador de la ciudad. Los primeros domingos demesAlán solíacerrarlatiendayyopasabaarecogerlo.Alamismahoraloslocalesdeocioquehabíaenla calle abrían y Silvio, un cantautor callejero, se sentaba a actuar guitarra enmano ysombreronegrodefieltroenlaacera.Alán,queloconocíadesdehacíaaños,cantabaconélalgunasnoches.Yyo,ensimismada, idiotizadacomounagataencelo,meadjudicabasus gestos y alguna de las estrofas más románticas que ambos enfatizaban y la genteaplaudía con un fervor enardecido.Y así, poco a poco, susmanos fueron rodeandomicinturadíatrasdíahastahacerlasuya.

Una noche sin luna, en la que la constelación deOrión brillaba con fuerza en elcielo,decidimosvivirjuntos.

—Tupisoesdemasiadopequeñoparalosdos,aquínohaysitioparamicoleccióndedeportivas.Deberíamosponerleunasolución loantesposible.Podríasvenirteavivirconmigo.Megustaríaquelohicieses—medijo,dejandocaerdentrodemivasodevinoun anillo con una circonita que, sumergida en aquel líquido rosado, brillaba como undiamante…

Lemiréy,sindecirpalabra,medejéllevarporaquellaescenadefilmerománticodeHollywoodconlaquetantasveceshabíasoñado.Porunosinstantesmesentícomodebióde sentirse Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, como se habría sentidocualquiermujerenamorada,supongo:viviendounahistoriaqueparecíanopertenecerme,dentrodeunmundoque,juntoaél,sehabíaidoidealizandoyquedecidíhacermío.

EmbalémiscosasconlaayudadeSamanta,queintentabaperseguirmiilusiónparahacerlasuyasinconseguirlo,mientrasescuchabamisplanesdefuturoyseguíaelbrillodelacirconitaquecoronabamidedoanularconciertoairedetristezaydesconfianza.

—Loúnicoquemeasustaeseltraslado.Creoqueseríasmáslibreyosiríamejorviviendo cada uno en su casa, como hasta ahora. Este traslado tuyo es como cuandoacudesaunacitadependiendodelcochedealguienpararegresar,vasencadenada,atadaala otra persona, aunque no quieras. Te condicionará mucho, Diana. Dependerás de susueldoparapagareseloftlujosoyabsurdoenelquevive.Esmás,creoqueélnohabríapodidoseguirafrontandoelalquilersolo.Esedetalle,quecreoquetúhaspasadoporalto,mepreocupa.Séqueahoramismomeodias,peronopuedomentirte,eresmiamiga…

Page 13: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Samantaeraunademiscompañerasdetrabajoenaquellaoficinaenlaque,duranteochoonuevehorasdiarias,introducíamosdatossentadaslaunafrentealaotra,separadaspor paneles grises, tecleando cifras, nombres de calles, direcciones de correoselectrónicos,númerosdeDNI,pasaportesycódigosbancariosajenos.Ennuestrasmesashabíabolígrafosylapiceros,chinchetasdecolores,floresdepapelreciclado,fofuchasenminiaturayalgúnositodepeluchequeañoraba,comonosotras,verelhorizontetrasunaventana que allí solo existía en el salvapantallas del ordenador. Durante los descansos,frente a la máquina expendedora de cafés aguados e insípidos, y en los almuerzos detarteraypandemoldeintegral,solíamosdivertirnospasandorevistaalosjefesyjefecillosque recorrían el pasillo acristalado que separaba la sala de descanso de los despachos.Ellos siempre almorzaban fuera, parapetados tras la tarjeta de crédito que les daba laempresa nadamás llegar. Las dos,mano amano y entre risas, creamos una especie deregistro de apodos con los que fuimos bautizándolos. Estaban los «pagafantas», loscadetes West Point, los mercachifles disfrazados de ejecutivos, los «no sirvas a quiensirvió»,estosúltimoseranlospeoresdelalista.Y,porúltimo,losdenominados«hombresde negro». Pertenecían al departamento de Recursos Humanos, pero, irónicamente,estabandeshumanizados.

Samanta era una soltera convencida, vocacional, puntualizaba ella cuandohablábamos sobre las relaciones de pareja. Eramayor que yo, aunque no lo aparentaseataviada con aquellos vaqueros ceñidos y rotos en las rodillas, con aquella melenaazabacheylargaqueavecesserecogíaenunmoñoalto,yconunrostrosinunagotademaquillajequeacentuaselasescasasarrugasdesufrente.Teníalosojosnegros,rasgadosygrandes,lapielblancayunestilotanpersonalycautivadorcomosuformadeserydepensar. Solíamos quedar los viernes para cenar y tomar unas copas. Nos gustaban loslocales de música indie, las maravillosas versiones que hacían de los clásicos aquellagenteque,comonosotras,perseguíahacerrealidadunsueñodentrodeunmundoquesehabía convertidoenuna jungla inhóspita e impersonal.Éramosdisidentes.Huíamosdeltumulto,deltodoenuno,deldosporuno,detenerquehablaragritos,deaquellaformaartificialdedescargaradrenalinaquesehabíapuestotandemoda.Compartíamosnuestrossueños, los de antes, muchos de ellos aún sin cumplir, y los que pensábamos realizarcuandoungolpede suerte nos sacara de aquel trabajo tan falto demagiay vida, comoaquellaciudadquenosconvertía,sinpermiso,enseresinsignificantes.

Mi amiga era una arqueóloga encerrada tras unos paneles sintéticos ydespersonalizados que soñaba con viajar a Egipto y formar parte de alguna excavaciónimportante.Devezencuandoyo la acompañabaaparticipar enpequeñasexcavacionesqueamímeaburríanperoqueaellalepermitíanmantenervivasuilusión.Porsuparte,apesar delmiedo que sentía a que yo tuviese un contratiempo cuando estaba en el aire,Samantaveníaconmigoygrababamisvuelosenaladelta.

—¡Qué diferentes somos! Yo adoro la tierra y tú el aire —comentaba mientraspreparabasucámara—.Alfinalvasaconseguirquepierdaelmiedoaverteentreelrojodelaveladetuala.Setevetandiminutaenelaire…,parecesungorrión.Cadadíaestoymásconvencidadeque tienesundonespecialparamanejareseartilugio.Creoqueeresuna bruja contemporánea, sin escoba, pero con un ala tan bella como las de un águilareal…

Page 14: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Nuestrasescapadasnosliberabandeaqueltipodevidatanmecánica,tancarentedeemociones y libertad. Así fue hasta que Alán llegó. Desde entonces, el tiempo quepasábamosjuntassefuereduciendo:decompartirlascenasdelosviernes,lascopasenloslocalesdemúsicaendirecto, lasacampadaspreviasalasexcavacionesenlossitiosmásalejados e insospechados, el vuelo en ala delta ante su mirada siempre intranquila,pasamosa lasconversacionesporWhatsApp.Nosveíamossoloenel trabajo,ocuandoAlánviajaba.Lasquedadasdelosdomingosparatomarelaperitivoyelvermutdelauna,antesdelalmuerzo,seconvirtieronenconversacionesporteléfonoqueAlánseempeñabaen cortar haciéndome señas con los dedos, imitando el movimiento de las tijeras ysacándome de quicio. Mi ala delta también sufrió con aquello, con mi cambio deresidencia y tipo de vida.Quedó aparcada en el club de vuelo a la espera de queAlántuviera coraje para verme volar, a que me amase lo suficiente como para entender loimportantequeeraparamíaquello.

Page 15: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO2SamantateníarazónrespectoaAlán.Nuestrarelaciónhabíasidoconstruidasobre

una plataforma inestable, sin una base bien cimentada que le permitiese soportar lostemblorespropiosdetodaconvivencia.Yasí,pocoapoco,temblortrastemblor,ausenciatrasausencia,fuimosseparándonoshastaalejarnosdefinitivamente.Pasamosdecompartirsilencios, siestas, anécdotas laborales, comidasy seriesde televisiónconolory sabor apalomitas,conmispiessobresuspiernasomicabezarecostadaensuhombro,avernossolocaminodelbañootraselbesodedespedida,cadavezmásajenoeimpersonal,enlapuerta de casa. Abandonamos Juego de tronos a la mitad, y Jon Nieve, que habíaconquistadomicorazón,sequedóenaquelcapítulodelceluloide,alaesperadeunfindesemana,deunamaratóndetelejuntoaAlánquejamásllegó.Milibrodecabecera,conaquel paraguas rojo en la portada y la sombra de una bruja contemporánea paseándoseentre sus páginas, fue lo único que subsistió de aquella relación tan bella, mágica yefímeracomoelpasodeunaestrellafugaz.Lanovelaylatarjetitadecartulinacarmesí,queusécomomarcapáginashastaacabarsulecturayenlaqueél,comosimepresintiera,como si supiera quién era yo en realidad, escribió una dedicatoria cuando, en loscomienzosdenuestrarelación,melaregaló:

Amibrujasinescoba.Nodejesquelavidateconviertaenunamuggle.

Alán.

Losdosnosfuimosyendo,nosalejamoselunodelotroalmismotiempoytomandolasmismas distancias, aunque pormotivos diferentes.Él semarchó de lamano demisausencias,arrinconadoporeltiempoqueyodedicabaainvestigarsobrelospictosymisorígenes.Lohizosinhacerruidoysinoponerresistencia.Medejóiryyohicelomismoconél.Tardeo tempranoaquello,nuestraruptura, teníaquesuceder.Nuestraseparaciónestaba escrita. El tiempo y el destino habían vuelto a jugar sus mejores cartas. Erainevitable,peroyonolosabía,nolosupehastamuchotiempodespués.

A su lado me convertí en unamuggle, como denominaba él a las personas quehabían perdido la capacidad de presentir, de soñar y de creer en la magia, en la otrarealidad,yaquellomehabíacegado.Mehabíaimpedidovermásallá.Meacomodéalafacilidad del todo hecho, a la placidez que te da la ignorancia, a tenerle ami lado sinnecesidaddepelearpormanteneraquelamorvivo,ydejédeserquienera.Lamujerqueélhabíaconocidotresañosatrás.

Nosseparamosdespuésdeunacenaenlaque,arropadoporeldecoroqueexigenlossitiospúblicos,meexpusoqueestabaenamoradodeunacompañerade trabajo.Quelosdosloestabanyqueamboshabíandecididovivir juntos.Mepidióperdónporhaberdejadodesentirpormíyporsentirloquesentíaporella.Dijoquetodohabíasucedidosinproponérselo,sindarseapenascuentahastaquepasó.Primerofueronunascervezas,unosminutosdereceso,uncafé,unalmuerzodetrabajosintrabajodepormedioylascharlasenelcochedurantelasidasylosregresosdeltrabajo.

Le pedí queme diera tiempopara recogermis cosas y que no estuviera presentemientraslohacía.Él,sinrechistar,comosihubieseintuidomireacciónyestaleresultase

Page 16: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

cómoda,meregalólamiradayelgestocómplicedelamigoconelqueundíacompartistecamayproyectosdefuturo.

—No dudes en llamarme sime necesitas—me dijo—, sabes que siempre voy aestardisponibleparati.Meencontrarásahí,alavueltadelaesquina.

Mebesóenlamejillaconelmismorecatoconquelohicieraaldespedirsedemílaprimeravez,aqueldíaenlatienda,yatanlejano.

—Sabesquenoloharé.Aunquemecomalosmuñonesdeladesesperación,notevolveréallamarparanada—lerespondí,yloapartédemíapoyandolamanoensupechoyconteniendolasganasdellorar.

Noimaginabaqueaquellofueraaafectarmecomolohizo.Pensabaquesumarchayahabíasucedidohacíatiempoporqueapenasestábamosjuntos.Mehicelavalienteymeconvencídeque,afindecuentas,aquellolessucedíaadiarioamuchaspersonasynadiemoríade amorode añoranza.Medolería perono acabaría conmigo,medije.Creí quesoloecharíaenfaltaelcestollenoconlaropaparalacolada,sutazadecafévacíasobrelaencimera, lafaltadeespacioen losarmariosoelcalordesucuerpojuntoalmíoen lasnochesfríasdeinvierno.Peromeequivocaba.EnelmomentoenqueAlándejódeformarpartedemivida,deestarahí,alavueltadelaesquina,comoélsolíadecir,sentíquelequeríamásquenunca,quejamáshabíadejadodequererle,ytemínoconseguirolvidarle.Tuvemiedo,miedoaunasoledadqueyaconocía.

Mientrasrecogíamiscosascomenzaronaaparecerpétalosderosaportodalacasa.Surgían de la nada: en las esquinas, tras las puertas, dentro del armario donde Alánguardabasuropa,enelhuecoquesuausenciahabíadejadoenelsofá,ensu ladode lacamaeinclusoenlaestanteríadondeguardabasuszapatillas.Yahabíasentidoantesesefenómenoextraño cercademí.Laprimeravezqueocurrió fue cuando, siendoaúnunaniña,dejédeveramimadre.Aunqueentonces,cuandomimadresefue,lospétalosqueaflorabanestabanmarchitos.Mesentéenelsueloyfuirecogiéndolossindejardellorar.Me rodeédeellos.Sabía loque significaba suaparicióny, aunquehabíaconvividoconellodurantemuchosaños,tuvemiedo.

Alán siguió enmi vida. Continuó presente en ella a través de los recuerdos quesurgíanalverlasfotosquenoshicimosjuntos,odelasimágenesquehabíamoscolgadoenlasredessocialesyenlasque,mutuamente,noshabíamosetiquetado.Enelolorquesuperfumehabíadejadoenlasmantasconlasquenosarropábamosenelsofáenlastardesdeinvierno.Enlabandasonoraqueacompañabalasseriesquedejamosdeveryquenopuderetomarsinél.Mecostócontinuarsintenerquereclinarmeyllorarcomounatontacuandoalgúnrecuerdomellevabaa losdíasquehabíamoscompartido,a todasaquellaspequeñascosasquehabíanformadopartedenuestravidaencomún.Deaquellavidaenlaqueyohabíaconseguidosercomoelcomúndelosmortales,porque,juntoaél,fuicapazdeolvidarmedequiéneraenrealidad…,ymegustaba.

Intenté,sinconseguirlo,nomirarsusperfilesenlasredessociales,suscomentarioso las historias que colgaba en Instagram. Después de la ruptura, ninguno se atrevió abloquearalotro,aborrarlodesulistadecontactos.Yasí,ejerciendomiderechodeamigaenFacebook,busquéunescuetocomentarioouna frase tontade lasque todosdejamoscaerdevezencuandoconlaesperanzadequeaquellaspalabrasfuerandirigidasamí.Fue

Page 17: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

entoncescuandosupecómoyquiéneraella,trasverunadetantasfotos,delainfinidaddefotos, que se hicieron juntos y que colgaban empujados por la química y las hormonasdesordenadas que toda relación exhibe en sus comienzos.Una de esas instantáneas conbesos de refilón, morritos de pose ensayada y sonrisas demasiado anchas para serespontáneas, teñidas todasdepostureo.Eramás joven,aparentementemuchomás jovenqueélyqueyo.Tambiénteníaunaspiernasdepecado,tandolorosascomosusfaltasdeortografía. Escribía las palabras a medias y usaba el inglés a destajo. Y fue entoncescuando los pétalos de rosas volvieron a surgir. Lo hicieron durante lamudanza, en lospreviosyalfinaldelamisma.Seacomodaronenlosrinconesquemiausenciaibadejandoenaquel loft que anteshabía sidomío, quehabíapertenecido a losdos.Lo llenarondelágrimas mudas y silencios quebrados por su ausencia. Cuando me marché, algunoscayeron por la terraza, pero otros se quedaron sobre los alféizares de las ventanas delapartamento,porqueunapartedemísenegabaaabandonaraquellugar.

DejéelapartamentodeAlánalmismotiempoquecerrabamisperfilesenlasredessociales.Mefuidel todoysindespedirmedecasinadie.Lohicesinuncéntimoen losbolsillos, con la cuentacorriente teñidade rojo, arrastrandomialadeltay sinSamanta,que apenas unos días antes se habíamarchado a participar en la excavación con la quehabíasoñadodurantetodasuvida.

Nena,quéganastengodeverteycontarte.Echoenfaltalastardesdejazz.Tenemosque repetir cuando regrese.Comoen los viejos tiempos. Buscaun hueco para que podamos estar juntas a mi vuelta. No me pongasexcusasbaratas,yconellomerefieroaAlán.Soymuyfeliz.

Ese era el textode suúltimowhatsapp, el quememandóundía después de queAlánmedijesequemedejaba.No le respondí.Si lohacía, ellanotaríaquealgoestabapasando.Teníaunsextosentidoparaadivinarmiestadodeánimoyyonopodíaestropearni unminuto de aquella aventura, de aquel viaje con el quemi amiga llevaba soñandotanto tiempo. Apagué el teléfono y contuve las lágrimas bajo la mirada de la agenteinmobiliaria que me llevó al piso que se ajustaba a lo que yo le había solicitadopreviamente.

—Eledificioesantiguo,peroeláticotieneunagranterrazadondepuedesdejartualadelta.Elalquileresmásbajodeloquemepediste.Esperoqueteguste.Lostechossonaltísimos,coneltiempoinclusopodríasinstalardosalturas.Digoconeltiempoporqueelpropietarionotieneintencióndedejardealquilarlo.Sitegusta,estoyseguradequenotepondrápegasparahacerlasreformasquequieras.

»Seteestáncayendolospétalosquellevasenelbolso—dijolaagenteinmobiliaria,señalando el suelo con una expresión de extrañeza en el rostro—. Yo también suelocomprarlosparallenarlosbotesdecristaldelbaño.¡Huelentanbien!

Page 18: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO3Meentregaronlasllavesenagosto.Elcieloestabaencapotadoylatierraesperaba

reseca una lluvia que no había caído desde junio. El propietario era un hombre bajito,regordeteynerviosoquehablabaygesticulaba sinparar.Parecíaungánster americano.Vestía un traje verde pistacho y calzaba unos zapatos de piel similares a los de claqué,blancos y negros con chapa en la suela. A pesar de que yo había visto el piso conanterioridadacompañadadelaagenteinmobiliaria,élseempeñóenquevolvieseaverlo.Queríaentregarmelasllavesenmanoyformalizarelcontratoenelinmueble.Meenseñólasestancias,losarmariospordentro,dóndeestabaelcuadrodelaluzporsisaltabaalgúndiferencialyloquedebíahacerparasolicitarquemedejasenunabombonadegasbutano.Meexplicóquelaventanaquedabaalaterrazaseatascabayquedebíatenercuidadoalabrirla porque el cristal era fino, vibraba y podía romperse al tirar de ella. Era mejormantenerlaentrecerradamientraslatemperaturalopermitiese,dijosecándoseelsudordelafrenteconunpañuelorojo,comosucorbata.

—Los muebles que hay los dejó el anterior inquilino. Son pocos, pero los heconservado por si te venían bien. Puedes hacer con ellos lo que quieras, tirarlos oquedártelos.Yaledijealajovendelainmobiliaria,cuandovinoconlosquetrajeroneseaparato —señaló la terraza—, que no me daba tiempo a organizar el inmueble, ni alimpiarlo—dijo,pasandolosdedosporlasuperficiedelapequeñamesadelsalóny,actoseguido, restregándose la palma de la mano en el pantalón—, pero tú, siendo mujer,imaginoquetedarásmaña.Seguroquelodejascomounapatena.

Asentíconunmovimientoafirmativodemicabezaymetraguéunarespuestaqueescupirsobreaquel«tú,siendomujer»quemeolióanaftalinaymerepateólastripas.

—Sinecesitasalgo,puedes localizarmeeneste teléfono—dijo,ymeentregóunatarjetadevisitaazulcelesteconribetesdorados,dondeaparecíansunombreyelnúmerode teléfono en relieve—.Hazlo con tiempo.Ando siempremuy ocupado.Tengo variosnegociosenlacapital.

—Gracias—le respondí—.No creo que tengamayor dificultad que la propia decambiarderesidenciaaunazonaquemeesdesconocida.

—Tepresentaréamimadre.Se llamaClaudia.Estáisparedconpared.Esmayor,peroteayudaráconcualquierimprevistoquepuedastener—dijomientrassedirigíaalapuerta.Yoleseguí—.Nohaymaneradehacerlasalirdesucasa.Leinsistoadiarioparaque se venga conmigo, pero ella sigue en sus trece. Ya sabes, con la edad todos nosvolvemostozudoscomomulos.Sinofueseporella,hacetiempoquehabríavendidoesteviejoedificio.Peroellanoquiere irsedeaquí.Prefierecompartir tabiquecon…—Hizounapausaymiróasuderecha,alhombrequesubíalasescaleras.

Élnosobservóalllegaralrellano.Soplócomoqueriendoaliviarsedelesfuerzoquelehabía supuesto remontar los cincopisos a pie, nosdio losbuenosdías y entró en sucasa. Eramuy alto, de tez pálida y ojos saltones, con la frente grande y cuadrada, lospómulosmarcadosylapieldeloslabiosdeuntonoamoratado.SufisonomíamerecordóalmonstruodeFrankenstein.Tambiénsutrajedechaqueta,cortodemangasyperneras,

Page 19: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

ligeramentearrugadoydesteñidoenlascosturas.

—¡¿Ves?!Aesomerefería—prosiguióelpropietario—.Losinquilinosquetengosoncomoélderaritos.Hacenhonoraldichode«Diosloscríayellossolitossejuntan».Noconsigoalquilarningunodelospisosaalguiennormal.—Hizounapausa,tosió,memiró y se disculpó—: Lo siento, no me refería a ti, preciosa. Reconozco que losapartamentostampocotienenmuchascomodidades,porquelafincaesantigua.Pero,leñe,elalquileresunaganga.

Lesonreícondesgana.

Tocóeltimbredelapuertadesumadre.Nospresentósinapenaspreámbulosysemarchó tan rápido como pudo. Al ver mi gesto de incredulidad, alegó que tenía unareunión. Me dejó en el rellano con la anciana, que empezó a darme pormenorizadasindicacionessobrelasituacióndelastiendasylasparadasdeautobúsymetroquehabíaenelbarrio.

—No le hagas caso a mi hijo—me dijo Claudia cuando Antonio, el casero, seperdiódentrodelascensor—.Siemprecuenta lomismo,peroenrealidadesélquiennoquierequemevaya.Bueno, lo cierto esqueyo tampocopongomuchodemiparte.—Sonrió.

—Imagino que le gustaría tenerla a usted más cerca—le respondí sonriendo—.Llegaunmomentoenqueloshijoscreemosserlospadres.

Portodarespuesta,ellaseñalólapuertadondesehabíametidoelhombredemásdedosmetrosqueseparecíaalmonstruodeFrankenstein.

—Eclesacabadedejarteunarosasobreelfelpudo.—Alvolvermeviquelapuertademivecino se cerrabay reparé en la flor sobre el felpudodemi apartamento—.Quehaya cortado la rosa para ti es muy significativo —prosiguió Claudia—, no le gustarobarle la vida a nada. Ponla en agua en cuanto puedas.Espera unminuto, yo tambiéntengounregalodebienvenida.—Dejólapuertaentornadayentróenelpiso.

Permanecíenelrellanoesperandoapenasunossegundos.

—¡Toma!—dijo,ymediounaescoba—.Esparaquelapongassobrelapuertadeentrada.Protegerátucasadelasmalaspersonas.Séqueestánendesuso,quelasbrujasyanolasutilizanparavolar.Ahoralohacéisenotrosartilugios,comoesequesubieronhastatuterrazaporlafachadaelotrodía.Peroaunasí,aunquevuelessobreesecacharrodetelaroja,todabrujadebetenersupropiaescoba.Sinecesitasalgo,nodudesenllamarme,perotenencuentaquenosiempreestoyencasa.Aunquemihijonolocrea,andosiempredeacáparaallá.Hoymetocóacá.Mehacíamuchailusióndartelabienvenida,queridísimaAradia —dijo sin dejar de sonreír—. Te dejo, creo que tienes visita. —Y señaló elascensor.

NomediotiempoadecirlequeminombreeraDiana,porquecerrólapuertaenelmismoinstanteenquemevolvíparacorregirla.

Me crie en un hospicio de paredes blancas, en las que un friso que imitaba lamadera recubría los pasillos y el comedor. La luz blanquecina y parpadeante de los

Page 20: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

fluorescentesyelvacíoqueproduce lafaltadeunhogarextraviabanmispensamientos,alentandomi imaginación para que crease seres fantásticos que le pusieran tiritas amicorazónmaltrechoysolitario.Entresusparedesperdíelcalordelpechomaterno,elsabordulce de la leche, y tomémis primeras papillas con sabor a verduras cocidas sin sal niaceite.Echélosprimerosdientesydilosprimerospasosentrelaindiferentealgarabíadelosdemásniñosquevivíanjuntoamí.Ellos,comoyo,díatrasdíaesperabanencontraraunospadresque, encontadasocasiones, llegabanabuscarunhijo alquehacery sentirsuyo.Mi infancia y mi adolescencia, hasta cumplir la mayoría de edad, transcurrieronentrelasparedesylosjardinesdeaquellaresidenciaparaniñoshuérfanosyabandonados.Yopertenecíaalsegundogrupo.

Medejaronconapenasquincedíasdevidaenlaentradaprincipal,amedianoche,dentro de un cajón de madera en cuyos laterales aparecían labrados símbolosdesconocidos,arropadaporungranlibrodetapasrojasconlaspáginasenblanco.Aquellagavetademaderadehayanegrayellibrosonloúnicoqueconservodemisorígenes,laúnicaseñadeidentidadqueposeo.

Misrasgosfísicoserandiferentesalosdelrestodelosniños,lamayoríadepeloyojososcurosycomplexiónfuerte.Yoeraespigada,pelirroja,detezblanquecinacubiertade pecas y ojos de color miel intenso. No hablé hasta cumplidos los cinco años. Alprincipiopensaronqueaquelretrasopodíadeberseaunasordera.Mástardesopesaronlaposibilidad de que estuviera afectada por la mudez. También consideraron que mideficienciapodíaseroriginadaporproblemasdediccióny,alfinal,despuésdeincesantese incómodas visitas a los médicos, que me sometieron a un rosario de pruebas ydiagnósticos, llegaron a la conclusión de que ya diría algo cuando me diera la ganahacerlo.Elprimerdíaqueabrí labocaparahablar tambiénfuediferenteacomosuelenhacerlolosniños.Nodijeunaúnicapalabra,sinoquepronunciéunaoracióncompleta.Enuntonoimperativoyconunmarcadoacentoitaliano,lespedíunamuñecadetrapo:

—Vogliounabamboladipezza!Comequella—dije, tirandocon fuerzacontraelsuelo la de plástico duro que tenía enmismanos y, enfurruñada, señalé la que llevabaentresusbrazosunademiscompañeras.

Nadie comprendió a qué se debía aquel dominio repentino e inexplicable delitaliano ni de dónde venía.Durante varios años estuve sometida, como un conejillo deIndias, a pruebaspsicológicas para averiguar cómoera posible quehablara italiano contantaperfecciónydesparpajosinquenadiemelohubieraenseñado,sinhaberloescuchadojamás.

—Mihainsegnatomiamamma—lesrepetíaunayotravez,antesuincredulidad—.Leivieneatrovarmiognisera.

Aldecirlo,recordabasurostro,suvozysusmanosacariciándomecuandoyahabíaanochecido.Aparecíaalospiesdemicama,cuandotodosdormíanyjustoenelmomentoenquelaconstelacióndeOriónbrillabaenelcieloconmásintensidad.Ellameenseñóelnombredelosplanetasquecomponíanelsistemasolar,asícomoeldelasconstelacionesysusituación.TeníapredilecciónporlaLuna.Afirmabaqueeraunsatéliteartificialymecontabahistoriasllenasdemagiasobreella.Decíaquesuinteriorestaballenodeenergíaprotectora,queaqueleraelúnicofindelsatélite,protegernos,yqueaél ibanlasbrujas

Page 21: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

buenascadacienaños.

Durantemuchotiemposiguieronensuempeñodehacermehablarenespañol,perono loconsiguieronhastaquecumplí losdoceaños.Fuecuandoella,mimadre,dejódevenir a visitarme. El dolor que me causó su ausencia, inexplicable para mí, me hizorenunciaraella.Trassumarcha,aceptéquesuimageneracomoladeunamigoinvisible,unaentidadquemimentehabíacreadoparasuplirelcariñomaternoquemefaltaba.Esomeexplicólapsicólogaquemevisitabaadiarioyquehabíapronosticadoconexactitudlafechaenquedejaríadeverla.Loquenopudoexplicarjamás,niellaninadie,fuecómooquiénmehabíaenseñadoahablaritalianocontantaperfección.

Misrasgosfísicos,tandiferentesalosdelosotrosniñosdelorfanato,unidosamimudez,fuerondeterminantesparaquemiadopciónnollegaraarealizarse.Tambiénfueronlacausadelaislamientoconstantealquemesometieronlosdemáshuérfanosconlosquecompartíamividaenaquelhospiciogrisydejadode lamanodeDios.Fueentonces,aaquellaedadtantempranayfrágil,cuandocomprendíqueserdiferentedelosdemáserapeligroso,perotambiénsupequesololaspersonasdiferentesposeenundon,aunqueesedon podía destrozarme la vida. Y la bruja que habitaba enmí se apagó entre aquellasparedesfríasysolitariascomolohizolaprotagonistadelcuentodeLacerilleracuandolallamadelúltimofósforoseextinguióentresusmanos.

Me pasé toda la vida escondiendo los pétalos de rosa que aparecían cuando latristeza se instalaba enmi interior, intentando convencermede que aquello, comootrosmuchoshechosextrañosqueacaecíanjuntoamí,siempreteníaunaexplicaciónracional,yquesoloerarealloestablecido,lopalpable,loquepodíademostrarlaciencia.

Asífuehastaesedía,cuandomeinstaléenaqueledificiodondetodoslosinquilinoséramosdiferentesalcomúndelosmortales,dondelarealidaddiferíadeloquelasociedadnosenseñaeimpone.

Page 22: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO4—Perdonaquehayallegadotarde.Mehasidoimposibledespachar todoa tiempo

—medijoAna, la agente inmobiliaria, nadamás abrir la puerta del ascensor—.Esperoque todo haya ido bien conAntonio. Tiene unas ideas un tanto rancias, pero es buenapersona.AunquesuaparienciadegánsterdecomediadeHollywoodnoleacompaña.Separece aDannyDeVito, ¿verdad?Dime, ¿hoy iba de rosa o se había puesto el traje defloresamarillas?—mepreguntódivertida.

—Ibadeverdechillón.Era todounespectáculo.Casique reflectaba la luzen losclaroscurosde la casa—le respondí, sosteniendoen lamanoderecha la escobaquemehabíadadoClaudia.

—¡Vaya!Quépreciosidad—dijoAna.Seacercóalmangodelaescoba.Secolocólasgafasdepresbiciaydijo—:Elmangoparecedemarfil.Juraríaqueesnueva,aunqueimitaunaantigüedad.Esossímbolos,losquellevagrabadosenelmango,soncomolosdetucajón,¿verdad?—inquirió.Yomeencogídehombros,aunquesabíaaloqueserefería—.Sí,mujer,losdelcajóndemadera.Nopudeevitarmirarlocuandolotrajeronlosdelamudanza.Mellamaronmucholaatención.Dicenquehayquetenerunaescobadetrásdelapuertadelacasaparaevitarvisitasmolestas,¿noesasí?—Memiróalaesperadeunarespuesta.

—Nolosé.Yolavoyacolgarsobreeldintel—respondí,dándolevueltasalmangoparaexaminarlossímbolos.

—Pues sí, yo haría lo mismo, es demasiado bonita para tenerla escondida. Y elcajónloutilizaríaderevistero.Losgrabadossondelomáscuriosos.

—Síqueloson.Sonsímbolospictos—expliqué.Alverqueellahacíaungestodeextrañeza,añadí—:Lospictoseranunaconfederaciónde tribusquehabitóelnorteyelcentrodeEscocia.

—¡Quéinteresante!—exclamóAna—.Yadecíayo.Cuandoteviporprimeravezpenséqueerasescocesa.Sonheredados,¿verdad?—mepreguntó,volviendoarozar lossímbolos del mango de la escoba con la yema de sus dedos. Yo asentí en silencio,pensando,entristecida,queojaláfueraasí—.¡Quéimportantessonlasraíces!—exclamóconairereflexivo.

»En cuanto aAntonio, no te preocupes por él.No le verás ni para los pagos.Tegarantizo que has hecho un buen arrendamiento. El ático está tirado de precio. Ya seencuentran pocos edificios como este, con unos techos tan altos. No le quedaban máspisos,lotienetodoalquilado.

—Bueno,lascondicionesdehabitabilidadsonundesastre—comenté,echandounvistazoalasparedesdesconchadas—.Sitodomevabien,noestaréaquímásdeunaño.

—Esperoquemellamescuandoquierasvolveramudarte—dijosonriéndome—.Tebuscaré lo que necesites, como ahora. Soy de las mejores agentes de la ciudad. Sinecesitasquetemandepintoresypulidoresparaelsuelo,dímelo—comentó,observando

Page 23: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

ladesgastadatarima—,tengogentedeconfianzayteharánbuenosprecios.

—Creoquesololimpiaré.Almenosporelmomento—respondí,mirandohaciaelexterior.Mefijéenelhombrequehabíaenlaterrazaaledañaalamía.

Eraaltoyextremadamentedelgado,tanpálidoqueparecíaalbinoyconlosojosdeunazulañil.Vestíarigurosamentedenegroydevezencuandovolvíalacabezaparamirarlavelademialadelta.Luegocontemplabadenuevolacalle,perocomosielaladeltalellamara poderosamente la atención, repetía de nuevo el movimiento de la cabeza,ensimismadoenlatela.

—No sé cómo vas a sacarla de aquí cuando quieras volar —comentó Ana,siguiendomimirada—.Losempleadosdelaempresademudanzastuvieronquesubirloslargueros, los travesaños y el resto de las barras con una polea, porque no podíanmaniobrarenlasescalerasynoentrabaenelascensor.Menosmalquenoteníasmuebles,sinolamudanzatehubiesecostadounriñón.Debistedejarlaenunlugarmásapropiado,enunclubdevuelooalgoasí.

—No puedo permitirme muchos gastos extras, y esos sitios no son baratos—lerespondí.

—Loentiendo,peroaquí,alaintemperie,puedeestropearse.Yatehedichoqueelático es una ganga, pero si no hubiera sido por tu empecinamiento en traerla, te habríaconseguidootropisoenmejorescondicionesqueeste—dijoAna,al tiempoqueechabaunvistazoalrededor—,yenunamejorzonade laciudad.Máspequeño, sí,peromejoracondicionado.Tambiénconvecinosmásapropiados—apuntó,bajandoeltonodevozymirandodesoslayoalhombrequeestabaenlaterrazacontigua.

—Megustaeste,Ana.Losáticosmefascinan—lecontesté.

—Volareneseaparatodebedesermaravilloso…

Hizounapausaymemirófijamente.Yoseguíapendientedelosmovimientosdelhombre.

—No estarás pensando en utilizar ese artefacto desde aquí —añadió Ana,intranquila.Pusolamanoderechasobremihombroymemiróalosojosconexpresióndepreocupación—. No sé, yo intentaría meterla por piezas dentro de la casa. Estará mássegura.Nunca se sabe—apuntó.Luegoobservódenuevo al hombrey, haciéndome ungestoconlosdedosdelamanoderecha,meindicóquepodíarobármela.

—Gracias, pero no creo que sea necesario—le dije—. Es difícil moverla, pesamuchísimo.

—Megustaríapoderquedarmemástiempo,perosemehacetarde.Toma,estossonlosdocumentosquetefaltaban.Todoestáenregla…

Laacompañéalapuertadelpisoynosdespedimosamigablemente.Cuandoregreséalaterraza,viqueelhombreseguíaallí.

—Te la regaló alguien muy importante, ¿verdad? —dijo él, asomándose—. Espreciosa.Nuncahabíavistounalaasí,deunasolapiezayenuncolortanllenodevida.Estanrojoqueparececomestible—comentóconunextrañobrilloquerecorriósuspupilasy

Page 24: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

parecióiluminarlas,comosifuesenlosojosdeungatoenlaoscuridad—.Eresafortunada,vuelasduranteeldía.Yosolopuedohacerlodenoche.Talvezpuedas llevarmecontigoalgunavez.Megustaríaquemeenseñarasavolarconella.—Memiróyseencogiódehombros,comosinoentendiesemisilencio—.¿Quépasa,escocesa,setecomiólalenguaelgato?

—Desmond,quéfaltadeeducación.Cómose teocurrepreguntarlesi lecomió lalenguaungato—lerecriminóEcles,asomadoasulado—.Discúlpate.

—Entodocaso,seríayoquientendríaquedarmeporofendido,porquenisiquierasehamolestadoenresponderme—exclamóy,sinmirarme,entróensupiso.

—MellamoEclesyélesmicompañerodepiso,Desmond—dijotendiéndomelamano desde el otro lado—. Es muy impulsivo, pero te prometo que no volverá amolestarte.Almenos, eso espero. La culpa fuemía, dejé los toldos echados y él salióaprovechandoquenoledabaelsol.Escomotodoslosartistas,vehementeeimprevisible.

—Nomehamolestado,solomehasorprendidoquemehablaradeformatandirecta—lerespondíytambiénletendílamano,quepareciódesaparecerentresuenormepalma—.Muchasgraciasporlarosa.Claudiamedijoqueladejasteparamí.

—¿Claudia?—preguntósorprendido.

—Sí,lamadredemicasero.—Señalélaotraterraza,laquequedabaaladerechadelamía.

—Esperoquenotevayas—dijo.

—Noteentiendo.¿Irme?Perosiacabode llegar—lerespondí,encogiéndomedehombros.

—Verás…Enelpisodelamadredelcaseronovivenadie.Eradesumadre,perolamujerfallecióhacetresaños.Antoniotienelamalacostumbredepresentárselaatodoslosinquilinoscomosiellaestuvieraaúnahí.Yclaro,cuandolohace,lagentevequenohaynadieyquehablasolo,yalfinalsemarcha.Unostardanmásqueotros,perolamayoríaterminanyéndose.

»Esenserio,¿lavisteyhablasteconella?

Page 25: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO5Ana,laagenteinmobiliaria,teníarazón.Podríahaberaccedidoaotroapartamento

mejorubicadoyconunascondicionesdehabitabilidadmásadecuadas,peroningunoteníauna habitación en la que cupiera mi ala delta. Aquel ático tampoco. Sin embargo, suterraza era inmensa y, a pesar del estado precario en el que se encontraba el inmueble,aquellofuedeterminanteparaalquilarlo.Medabaigualsinoestabaamueblado,quesolotuvieseunacamaconsomierdemuellesyuncolchóndelanasinvarearhacíaañosdondemi espalda se convertía en un laberinto de vértebras doloridas y descarriadas. No meimportaba que la pintura de las paredes estuviera amarillenta y desconchada, ni tansiquiera que el edificio aparentase haber sido construido un siglo atrás. Mi ala deltaformabapartedemíydemihistoria,delahistoriademiadolescencia.Elsolohechodecontemplarla,aunquefuesedesmontada,aunquenotuviesemediosparavolarconella,mehacíasentirmásviva,máslibrey,sobretodo,menoshuérfana.

Mialadeltahabíapertenecidoaunodelosprofesoresquedabanclasesdeliteraturaenelorfanato.SunombredepilaeraAnderson,perotodoslollamábamosRigel,comolaestrella de la constelación de Orión, el cazador enamorado de las Perseidas. Era decomplexión fuerte y, a primera vista, parecía un hombre rudo. Sin embargo, era culto,elegantey sereno.Procedíadeuna familiadeherrerosdelnorte deEscocia, dequieneshabíaheredadoelartedemoldearelhierroylamagiaqueserespiraenaquellastierrastanverdesyllenasdevidacomoelcolordesusojos.

Todas las adolescentes del hospicio estaban enamoradas de él. Todas menos yo.Paramísiemprefueelpadrequenuncatuve,elquemehabríagustadotener.Erapelirrojo,depielblancasalpicadadepecasyojosverdes,alto,fuerteeinteligente.Alguienenquienconfiaryconquiencompartiranhelos,desencuentrosytriunfos.Paraélnoexistíaunsolotiempo, había cientos de pasados, de presentes y de futuros. La realidad, decía, estabaencerradaenmuchasotrasrealidadesytodaseranvitalesparaqueexistieranlasdemás.

Desdeelprimermomentotuvelasensacióndequemisrasgosfísicos,semejantesalos suyos, fueron elmotivo de quemostrase un interés especial haciamí. Poco a pocofuimosestableciendounarelaciónmáscercana.Pasadountiempo,empezamosareunirnosfueradelashoraslectivas,enlosdescansosoenlapequeñabibliotecadelorfanato,dondeyo solía ayudarle a buscar y seleccionar información para las clases. Durante aquellosencuentrosmecontócientosdehistoriassobrelaviejaEscocia.Conelrelatodeaquellasleyendashizoquevolvieseacreerenlamagia,lamismamagiaquemehabíaseparadodelresto de los niños del hospicio, esa que hacía queme sintiera diferente a los demás; lamismaquepropicióquetodosmedespreciaranyalaquefinalmentehabíarenunciado.

Unatardedelluvia,devientoytormenta,lecontélahistoriademimadre.Lehablédesusapariciones:

—Quizáslapsicólogateníarazónytodoestabaenmimente,peroeratanrealqueaúnhoymecuestacreerquesolo fueran imaginacionesmías.¿Sabes?,cuandoRigel, laestrelladeOrión,brillabaconmásfuerzaenelcielo,ellalaseñalaba.DecíaqueOriónmeprotegeríayRigelguiaríamispasos.Cuandotúllegaste,alverteysabertunombre,pensé

Page 26: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

quetehabíamandadomimadre.Séqueesridículo,perolopenséylosentí.Sentíqueellateacompaña.

—Y¿porquéno?—dijo sonriéndome—.Talvez sea así.Debes leerAlicia en elPaísdelasMaravillasyElmagodeOz—dijosecandomislágrimasconlayemadelosdedos—.Lasdoshistorias transcurrenenotrasrealidades, talvez lamismaen laque túveíasatumadre.Nadiepuedeasegurartequeunaseamásrealqueotraparati.

»Diana,daigualquetumadrenoestuvierafísicamenteatulado,siloimaginabasosirealmentesucedía.Seacomofuere,esosmomentosexistieron,eranreales.Conesoesconloquetienesquequedarte.Prométemequenocerrarásjamástumente,queseguirásimaginando…

Desde aquella tarde nuestra unión se hizo cada día más estrecha. Consiguió lospermisosnecesariospara sacarmedelcentro los finesde semana.ConocíaEduardo, suparejayelresponsabledequeRigelhubieseabandonadoloscamposverdesdeEscocia.Asuladosupeloqueeralaamistadyelamor.AprendíacocinaralaluzdelasestrellasyareconocerlasvariedadesdeplantaseinsectosquepoblabanlosmontesqueatravesábamoscuandoRigel salíaavolary surcabaelcieloenredadoen lascorrientesdeairecomosifueseunáguiladealasrojas.Lostresnosperdíamosencomarcalestanimposiblescomohermosas.Subíamosporestrechascarreterasenaquelcuatroporcuatroquetirabacomounbueycansadodelcarroquetransportabaelaladelta.Leveíamossaltar,emocionadosycon el miedo recorriendo nuestros pensamientos. Cuando comenzaba el descenso, nosmontábamosenelcocheeíbamosalpuntodeencuentro.

—Quierovolarcontigo—ledijeunamañanadesábado.

Eduardocarraspeóysonrióconunaexpresiónqueevidencióqueaquelloeraalgoinevitable.

—Telodije—apostillódivertido,yabriólosbrazosescenificandoelvuelo—,tardeotempranolajovenintrépidaibaaquerervolar…

Yasí,bajoél,enelmásabsolutosecreto,surcamoselcielodurantemuchosmeses,hastaqueundíamedejóhacerlosola.

—Ni se te ocurra hablar de esto con nadie. Si se te escapa, no me dejaránadoptarte…

Peroesesueño,elsuyoyelmío,senosescurrióentrelosdedos.Sefuealpaísdenuncajamás.Talvezaotrarealidad,aunadeesasrealidadesparalelasenlasqueélcreíafirmemente.

Murióantesdequeyocumplieselamayoríadeedad.Marchómientrasdormía.Lohizosinrechistar,sinhaberdadomuestrasdesuinminentepartida.NosdejóaEduardoyamísolos,dentrodeunarealidadquenoserahostil,buscándolonochetrasnocheenelbrillodeaquellaestrellaquesellamabacomoél.

—Lahetraídoparati.Élquerríaquefuesetuya.Yojamáslautilizaré,yasabeselmiedoquetengoavolar.Tequeríacomosifuesessuhija,losabes,¿verdad?

Yoasentí,reteniendolaslágrimas.

Page 27: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—MemarchoaGaliciadenuevo.Nopuedoseguiraquísinél—medijoEduardoseñalandoelremolquequetransportabaelaladeltadeRigel—.Mehandadopermisoparadejártelaenlacochera.

Miróaldirectordelcentroyélasintióconunmovimientodelacabeza.

—Rigelmedijoquesialgúndíalesucedíaalgoduranteelvuelo, tehicierasaberquelossímbolosdelcajóndondetedejaronsiendounbebépertenecenalalenguadelosantiguos pictos, un pueblo que vivió en el norte de Escocia desde tiempos del ImperioromanohastaelsigloXdenuestraera—prosiguióEduardo—.Meexplicóqueloshabíadescifrado y que son una especie de árbol genealógico. Son nombres, todos ellos demujeres.Esoleextrañó.Merefieroaquesolofuesennombresfemeninos.Porelloaúnnotehabíadichonadasobresusinvestigaciones:lasconsiderabainconclusas.

»Desdequeleenseñasteelcajón,soñóconencontraralgoenesossímbolosquetesirvieraparahallartusorígenes,algúnrastrodetuhistoria.Esimportanteconocernuestrasraíces,nuestraprocedencia.Todos lonecesitamosyél losabía—dijo, tendiéndomeunacarpeta—.Ten,sonlosapuntesquefuetomandodurantelatrascripcióndelossímbolos.

Trasunapausa,eldolorvolvióaembargarlo.

—¡Jamás entenderé el sentido de la vida!—exclamó con rabia, llorando—. ¿Porquéhatenidoquemorir?

Nosabrazamosylloramos,lloramosjuntoalavelarojadelaladelta.Despuésnosdijimosun«hastasiempre».Sabíamosquevolveríamosaencontrarnos.ComodecíaRigel:enesarealidadoenotradistinta.

Page 28: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO6Laprimeranochequepaséenminuevoapartamentodormímal,aintervaloscortos,

sintiéndome inquietaydesubicada.Aprimerahorade lamañanameacerquéalpisodeClaudiaconlaintencióndecharlarunratoconella.PenséqueEclesmehabíatomadoelpelodeliberadamenteyquesilaveíadenuevometranquilizaría.Toquéeltimbrevariasveces,peroelpulsadornoemitiósonidoalguno.Golpeéconlosnudillossobrelamaderasinrecibirrespuesta.

—Escocesa—dijoDesmond desde su puerta—. Sime prometes queme llevarásalgúndíaavolarcontigo,nolediréasuhijoquecogistelaescobadesumadre.

—Nosoyescocesa—lerespondí,dándomelavueltaymirándolodefrente—,ylaescobamelaregalóClaudia.Oseaqueyapuedesdecirleasuhijoloquequieras,quenomeimporta.

—Bueno,si túlodices…—apuntóentonoburlónsinhacercasodemirespuestahosca—. En realidad es problema tuyo. Si quieres, podemos entrar en el piso por laterraza.Temetisteporahíycogistelaescoba,¿verdad?—insistió,peroyonolecontesté—.No tienesporquéocultarloniavergonzarte,yo tambiénentromuchasveces.Sihascogidoesaescoba,tegustaránloslibrossobrehechicerasquehayenlacasa.Imaginoquenoloshasvisto.¿Sabes?,pasomuchashorasahí,leyendo.Tambiéncuidodesuscosas.Avecesme parece que ella aún está en el piso y que mi presencia le agrada. A fin decuentas, los vampiros y los fantasmas somos primos hermanos. ¿Quieres que entremosahora?Venga,escocesa, anímate.Tedemostraréqueen lacasanovivenadie.Nadiedecarneyhueso—puntualizóburlón.

—Hablas demasiado y escuchas poco. Ya te he dicho que no soy escocesa. MellamoDiana.

—No serás escocesa, pero lo pareces. Eres clavadita a la actriz que interpreta elpapel de lamujer deConnorMacLeod deLos inmortales. Imagino que habrás visto lapelícula.

—Sí, claro que la he visto, pero nome parezco ni en el blanco de los ojos. Encambio tú sí que pareces un vampiro—le respondí irónica—. Un vampiro ladrón—remarqué,mirandolapuertadeClaudia.

—Soy como Drácula, solo que más guapo que el personaje del irlandés BramStoker,aunqueamuchos lesdoy tantomiedocomoél.Es loque tieneposeerun físicofueradeestúpidosestereotipos.Aunque,parasertesincero,creoquesoyunvampirodeverdad,unvampirodelaedadmodernaperdidoenunaciudadruidosaysinalma,comotú—puntualizó,observándomedeunaformaqueme incomodó—.Le tengoalergiaalsol.Unaalergiaengradomáximo.—Sonrióymemirófijamente—.Venga,seamosamigos.Prometo no morderte—apuntó—. En serio, escocesa, desde que te vi, me muero porconocerte.

—Temueresporvolarconmialadelta.Eresunlistoyuncharlatán.

Page 29: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Lo de volar es una excusa, ¿no ves que puedo convertirme en murciélago yhacerlocuandoquiera?—Extendiólosbrazosygirósobresus talones—.Túmismahasdicho que soy como Drácula. En serio, solo quiero conocerte, ¿por qué me tienesmiedo…?

Suático tenía lasmismasdimensionesqueelmíoe idénticadistribución,pero lohabían remodelado: lamadera de los suelos estaba pulida y el tabique que separaba elvestíbulodelsalónnoexistía.Esto,unidoaquenohabíanadamásqueunpercherodepieenlaentrada,hacíaquelasensacióndeamplitudfuesemayor,demodoqueelpisoparecíamuchomásgrandeyluminosoqueelmío.Lapareddeladerechadelsalónestabaforradaconladrillos,elrestohabíansidopintadasenuntonoarena.Enellascolgabaninfinidaddecuadrosabstractossinmarco,óleosdecoloresvivosenlosquedestacabanelrojo,elazul,elamarilloyelnaranja.

—Habéishechoobras,¿losabeAntonio?—lepreguntéporqueaquellaeraunadelasprohibicionesquefigurabanenmicontratodealquiler.

—Notieneporquésaberlo.Túguardasnuestrosecretoyyoguardaréel tuyo.Novisitaningunodelosinmuebles.Nolepreocupasuestadointerior,sololeinteresaqueeledificiosigaenpie.Aunquedigalocontrario,noquierevenderloymuchomenosdejarloenmanosdeltiempoyquealfinalseademolido.Sitehasfijado,elmantenimientobásicoestá en perfectas condiciones. Lo único que se le resiste son las ratas. Tenemos unageneración entera, varias colonias, pero eso es un mal común en la ciudad, como lascucarachas—dijo,señalandounbotedeinsecticidaquehabíaenelsuelo,enunrincón—.Peroatiesotedaráigual;sinotienesmiedoalosvampiros,lasratassonunmalmenor.

—Estáprecioso.Niporasomohabríaimaginadoquelotuvieraisasí.

—¿Quéimaginabas?,¿queibasaencontrarteconunataúdforradodetelarojaenelcentrodelsalón?—preguntódivertido—.¿Notehanenseñadoquenadaesloqueparece?

—EsmejorqueAntonionoseentere.Siloviera,seguroqueossubiríaelalquiler.

—Hemos ido arreglándolo poco a poco. Los pequeños aparatos de la cocinaprovienendeloquelagentedesecha.Ecleslosarregla.Algunoslosvendeyotrosnosloshemos quedado—dijo, señalando una caseta de madera que había en la terraza—. Suchiringuitoestállenodeartilugiosenaparienciainservibles,peroéllesdavida.Cualquierdíacreaconellosunrobotquepienseporsímismo.Estáobsesionadocondarvidaalascosasqueno laposeen.Diceque todo tienesuánima.Talvezseapor lomuchoquesepareceaFrankenstein.

—Yotambiénlocreo,creoquetodotienealma,ynomeparezcoaFrankenstein—lerespondí,pensandoenmialadelta.

—Pero tú, escocesa, eres bruja, es normal que pienses así. Por cierto, las brujastomáiscafé,té…,dime,¿quétepreparo?

—Ahoramismonada.Teloagradezco,perotengouncentenardecosasquehacer,quizásenotromomento—dije,ymedirigíhacialapuertadesalida.

—Entiendo,tienespareja.

Le sonreí sin respondery élmedevolvió la sonrisa juntoaunguiñoquepareció

Page 30: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

decirmuchomásqueunsimplegesto.

—Si aún no te han instalado la fibra —comentó ya en el rellano, mirando elteléfono móvil que yo llevaba en la mano derecha y en el que no dejaban de entrarmensajes—,puedodartenuestraclave,asínogastarásdatos.

—Mehetomadounosdíasdevacacionesademásdelosquemecorrespondíanporlamudanzayolvidédesconectarelgrupodetrabajo.Latecnologíaesloquetiene,esunaformamásdetenertesujetay…controlada—leexpliquémientrasapagabaelteléfono.

—Esperaunsegundo—dijo,yvolvióaentrarenlacasa.

Salióconunahojadepapelenlaqueestabaescritalaclavedeaccesoyunlienzoenlamanoizquierda.

—Toma. Ecles te dio la bienvenida con una rosa. Claudia, según tú, te regaló laescoba, la que utilizaba en sus mejores tiempos y que conservaba con mimo sobre lapuertadesucasa.Peroyoaúnno tehabíadadonada.Cógelo,espara ti.Esperoque tegusteyquecuandoleencuentresunsitiomeinvitesparavercómoqueda.

Eraunóleocomolosqueteníacolgadosenlasparedesdelsalón,llenodecoloresque,combinados,formabanfigurasdiferentesyaleatorias.

—Esprecioso.¿Estuyo?Quierodecir,silohaspintadotú.

—Puesclaro,escocesa.Leroboloscoloresaldía,alossolesdelosquenopuedodisfrutar.Guardoloqueganoconsuventapara,coneltiempo,comprarmeunavelacomolatuya.Tendréqueutilizarunequipoespecial,comolosaviadoresdelaSegundaGuerraMundial,tapadohastalascejas,perovolarésobrelasmismasmontañasquehasrecorridotú,quizásatulado—apuntó,yensusojosdetectéaquelbrillotanespecial—.¿Querrásenseñarmeavolaralgúndía?

—Esunprivilegiotrabajarenloqueaunolegusta—ledije.

—¿Dóndehayquefirmarparaello?Laventademis lienzosnomedaparavivir.Soyempleadodelserviciodelimpiezanocturno.Todaslasnochesmesuboauncamiónruidosoy retiro labasurade loscubos.Deahíproceden lamayoríade losmueblesquetenemos.No tienesni ideade lascosasque tira lagente.Nosestamosvolviendo locos.Somosunasociedadpuramenteconsumista.Siquieres,puedollevarteconmigoalgúndía,aunqueimaginoquenoteseducirámucholaidea.

—Porelmomentono,laverdad.

—Nosabesloquetepierdes.Elmundo,lascallesquerecorroporlanoche,nosoncomolasquetúves,sonmuydiferentes.Estánllenasdenoctívagosyseresquenopuedesverduranteeldía.Escomoponerelpieenotradimensión.Tegustaría.Nomerefieroalarecogidadelabasura,sinoatodoloquepuedoenseñarteyquetusojosjamáshanvisto.¿Noteatraelaidea?SéquemicamiónnoeselDeLorean,aunqueyamegustaríaquelofuese.Pesatantísimoqueniunrayopodríamoverlodelsueloydeestarealidadquenoshatocadoensuerte,peroensucabinaescucharáslamejormúsicadetodoslostiempos,yeso también te hará viajar al pasado e imaginarte el futuro. Como si estuvieras en elmismísimoDeLorean.

Page 31: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Ereselocuente,tengoquereconocerlo,perono.Porelmomentomeloperdono.Teavisarécuandotengaelcuadrocolgado.Meencanta,quelosepas.

»Osdebouncafé—concluí,yadentrodemiapartamento.

—Loquemedebesesunvuelo,bellaescocesa.Noloolvides…

Page 32: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO7ApoyéelcuadroqueDesmondmehabíaregaladoenunadelasparedesdelsalón.

Me hice un café y me senté en el suelo con la taza entre las manos, frente al lienzo.Conectélaaplicacióndemúsicaenmiteléfonomóvilysubíelvolumen.Mecentréenlaorganizacióndeloqueteníaquehacer.Debíalimpiar,desembalareintentarhacermeconalgunosmuebles. Intentar, porquemi economía nome permitíamás que hacer cábalas,soñar, me dije, dando un sorbo al café. Alán había alquilado su apartamento yaamueblado,igualquehabíahechoyoconelanteriorenelquehabíavivido.Aquelloparamí suponíaunproblema,porquecasimehabíamarchadocon lopuesto.No teníaniunsolomuebledemipropiedad.Solodisponíade loqueAntoniohabíadejado:unamesa,dos sillas y un colchón de lana que reposaba sobre un somier de muelles oxidados yruidosos.Uncabecerodemaderaconvariascapasdebarnizydelquesobresalíauncablecon una perilla, que sin duda encendía una bombilla que había quemado la maderadejandounrastronegrosobreella.

Habíasidounaestúpida,medije.Nodebímarcharmecomolohabíahecho.Tendríaque haberle echado agallas y quedarme en el apartamento hasta quemi situación fuesemejor.Peromedejéllevarporlarabiaylaimpotencia,poreldolorquemeprodujeronlaspalabrasdeAlán.

Mirélascajasaúnpordesembalar,lasetiquetasenlasquehabíaescritoelcontenidode cada una de ellas, y recordé el día queAlán y yo nosmudamos. Las risas que nosechamos sobre aquel colchón sin base ni sábanas en el que nos dejamos ir.La primeracena.Laprimeranoche,elprimerdespertary…eladiós.Aqueladiósqueaúnmehacíadaño,quenohabíaprevistoquellegara.Almenosnotanrápidoydelaformaenquelohizo.Yasífuisaltandodeunrecuerdoaotro.Deunamiradasuyaaunasonrisamía.Deun «te quiero» a un «yo también». De las carreras para encontrarnos a las esperasanochecidas, trasnochadasy cadavezmás asiduasque lo alejarondemíy lounieronaella.

El sonido del teléfono móvil me sacó de aquel ensimismamiento marchito ydoloroso.

—Llevo varios días intentando localizarte—me dijo Samanta—.No respondes aloswhatsappsqueteenvío.Estásdesconectadadelared.AyertratédehablarconAlán,pero tampoco respondió ami llamada.Lemandévariosmensajes y séque loshavistoporquemesaliólamarcade«leído».Hoyhellamadoalaoficinaymehandichoquetehastomadolosdíasqueteníasporasuntospropios.Dime,¿quépasa?—inquirió.

—Debede ser cosade tu conexión.Seguroqueno tenéisbuenacobertura enesazona—lerespondí.

Meseparédel teléfonoycarraspeéintentandoaclararmivoz,queparecíahabersequedadoatravesadaenalgúnpuntodemigarganta.

—Teconozco,Diana.Cuandodesaparecesesporqueestásmal.Tieneslaestúpidamaníadecomértelotodotúsolita.Dime,¿quéestápasando?

Page 33: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Alányyohemosrotoymehemudado—contesté.

—¿Cómo?

Me dejó hablar sin intentar recordarme que me lo había advertido. Se limitó aescucharmehastaqueledijequelafianzayelalquilermehabíandejadosindinero.

—Yo, en tu lugar, no me habría movido del apartamento. No debiste dejarlo.Tendríaquehaberseidoél,oalmenosdartetiempoparaquepudierasorganizarte.

»Pero,estandoasílascosas,¿porquénotefuisteamicasa?Tieneslasllaves.Telasdejéprecisamenteparauncasodenecesidadcomoeste—medijo,algomolesta.

—Nolosé.Nisiquierameacordédetucasanidelasllaves.Nopodíaseguirallíniunminutomás.Nopenséennada,soloenalejarmeloantesposible.

—Todavíalequieres,¿verdad?

Unavezmás,Samanta tenía razón.Alán aún seguía enmi vida. Su recuerdomeimpedíavermásalládeél, como les sucedea los animalesque se críanenunagranja.Creen que sus jaulas son la única realidad, pero no saben que haymuchomás tras elcercadoquelosatrapa.

—Encuantoregresenos iremosavolary luegonospondremoshasta lascejasdecopasenelprimerbardecarreteraconhostalparadormirlaborracheraquenosvamosapillar,nena…

Colguéelteléfonosonriendo.Miréhacialaterrazaycontemplélavelarojademialadeltaconnostalgia.Hacíatantotiempoquenovolaba…«¡Quéestúpidahesido!»,merecriminé.HabíadejadodeseryomismaporAlányahora,irónicamente,nosabíaquiénerasinél.

Cogí la escoba.Me acerqué a la puerta de entrada y la imaginé colgada sobre eldintel. La levanté, simulando colocarla, y al hacerlo sentí que mis pies se elevaban.Entonces, como si fuese una proyección cinematográfica, la habitación fue tomandodecorados diferentes. Las personas que habían habitado la casa antes que yo desfilaronantemí.Unotrasotronacían,crecíanyenvejecíanantemisojos.Algunosmurieronallí,otrossalieronynoregresaronjamás.Oísuspasostranquilosoapresurados,susrisas,susllantos, los vi llegar e irse, como si sus vidas en aquel lugar, lo que fueron, estuvieransucediendo en unmismo tiempo, en una única realidad.Como si las cuerdas, todas lasdimensiones de las que me había hablado Rigel y en las que él creía firmemente, sehubieranunidoenunasolayserepitieranavelocidaddevértigo.Laúltimaimagenquevifuelademimadre.Memirósonrienteeintentóacercarseparaacariciarmelacara,perono loconsiguió.Señaló laescobaqueyosujetabay,alhacerlo, su imagensedifuminó.Las paredes volvieron a mostrar su superficie amarillenta y desconchada. El suelo delsalónretornóasuestadoanterior,conaquelaspectodedesamparoydejadezqueparecíaadheridoacadarincóndelacasa,ydeprontosentíqueDianalabruja,comomellamabanenelhospicio,habíavuelto,quenoibaapoderseguirocultándomemás.Meacurruquéenelsuelo,pegadaalapuertadelacalle,ysinsoltarlaescoba,volvíapreguntarmeporqué,porquémehabíanabandonadodentrodeaquelcajón.¿Quépecadohabíacometidoparaquemedejasendeaquellaformayenaquellugarcuandonoeramásqueunbebé?

Page 34: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Eltimbredelapuertasonó.

Eraunamujermenudayvivaracha,conlosojosgrisesysaltones.Llevabaelpelorecogido en una trenza larga que reposaba en su hombro derecho y le llegaba hasta lacintura.Vestía unmonode trabajo blanco cubierto de salpicaduras de pintura de varioscolores.

—¡Hola!Vengoapresentarme:mellamoElda,vivoenelprimeroysoyamigadeEclesyDesmond—dijosonriente,señalandoelsuelo.Seacercóamíymediodosbesosenlasmejillas.

—Diana—lerespondí,devolviéndoleelsaludo—.Encantada.

—Disculpami aspecto—añadió, inclinando la cabeza y pasando sumano por lapartedelanteradelmono—,estoypintandolacasa.Suelohacerloamenudo.Nosoportoverlasparedessiempredelmismocolor.Meagobia.Estuveencerradamuchotiempoenunahabitacióndeparedesblancas.

Hizo una pausa e inclinó la cabeza con aire pensativo. Sin embargo, enseguidaabandonólaexpresióndetristezaquehabíaadquiridosurostro.

—¿Sabes?, tengoeloídomuyfino—prosiguió—.OíqueDesmondteacusabadehabercogidolaescobadeClaudia,peroestoyseguradequenomentías,quefueellaquiente la dio. Las dos sabemos que el que una persona hayamuerto no significa que hayadejadodeestaraquí.Larealidadnoeslamismaparatodos,¿verdad?

»Hueleacafé,¿meinvitasaunataza?

Page 35: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO8—Medanganasdebajarapordecapante,unabrochayponermemanosalaobra—

dijo,pasandolamanoporeltabiquecentraldelsalónmientrasyopreparabacafé.

—No he pintado enmi vida—repuse—.De hecho, ni siquiera sé cuándo podréhacerlo.Talvez lepaseunaesponjahúmedaparaadecentar lasparedesy lodejeasí—.¿Loquieresconlecheosolo?

—Con leche—me respondió—. Me habría gustado tener una cocina americanacomoesta.Eláticoesperfecto,peroyotiraríaeltabiquedelaentradayeldeldormitorio.Solodejaríaeldelbaño.CuandomemudétodoslosáticosestabanalquiladosyClaudiameofrecióelbajoconuncontratodealquilervitalicio.Cuandoellafalleció,Antonionomodificólostérminos.Esunhombredeaparienciaextraña,comolamayoríadelosquehabitamosaquí,perobuenapersona,tantocomolofuesumadre.Intentahacercreeralosdemásqueesduroyqueno legustamos,pero si fueseasínoalquilaríaningunode lospisos.No necesita los ingresos. Procuramantener las distancias con nosotros porque leasustanlasrelacionescercanas.Suformaextravagantedevestirnosecorrespondeconlointrovertidoquees,créeme.

—Creoqueélveasumadrecomolaviyo.Estoyconvencida—declaré.

—Paraélestáahí,ycadavezquellegauninquilinonuevoaledificioselapresenta.EsoesalgoquetengoclarodesdehacetiempoyquehecomentadomásdeunavezconDesmondyEcles.Debedehaberalgoqueleimpideentrarenlacasa.Quizástengamiedoahacerloyencontrarelpisovacíoyqueeso,latomadeconcienciadesumuerte,lelleveadejardeverla.¿Quiénsabe?,lamenteesimpredecible,Diana.Tieneunaconexiónmuyespecialconlossentimientos.Enrealidadsonelloslosqueledanvida, losquemuevennuestrocerebro.

—Dime, ¿por qué estás tan segura de que realmente vi aClaudia?—le preguntéapoyadaenlaencimera,mientrasesperabaquelacafeteracomenzaraaexpulsarvapor—.Mehasorprendidoquemecreyeras,quenopensasescomolosdemás,seríalomáslógico.Tútampocolaves,¿verdad?

—No, por supuesto que no, pero te oí hablar con ella —dijo, abandonando suobservacióndelasparedes.

—¿Quemeoíste?—exclamé—.Pero¿dóndeestabas?

—Enmicasa,dóndeibaaestar—merespondió,esbozandounasonrisa.

—Siemprehepensadoque los tabiquesde las fincasantiguaseranmásgruesosyaislantes que los de los edificios modernos, pero ya veo que me equivocaba. Tendrécuidadoconmisconversaciones—ledije—.¿Laoísteaella?

—No,soloa tiy lossilencioscorrespondientesa las respuestasqueella teestabadando,oalmenosesosupuse.

—Noestoyacostumbradaaquelagentecreaalgunasdelascosasquemesuceden.

Page 36: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Nosuelohablardeello.Yamehantomadoporlocamásdeunavez.Parasertesincera,avecespiensoquenoestoybiendeltodo—dijealtiempoquellevabaelcaféalamesita—.Nosédóndepuedenestarlosplatosparalastazasdelcafé.Todavíanomehadadotiempoadesembalar.Tampocoheidoacomprar,solomequedanunpardegalletas,¿quieres?

—No,gracias.Notepreocupes,loscambiosderesidenciasoncomplicados.Elmíotambiénlofue.SinollegaaserporClaudia,noséquéhabríahechocuandolleguéaquíodóndeestaríaahora.Noteníanada.Mefioelalquilerdetresmeses.Después,cuandotuveestabilidad económica,mehizoun contratovitalicio.Eraunamujer excepcional, de lasquenuncadeberíanmorir.Esetipodepersonasnocreesquepuedanexistir.—Sesubiólamangadelmonoymirósurelojdepulsera.Suspiróysequitólostaponesdeespumaquellevabaenlosoídos.

—¿Llevabastaponesenlosoídosymeoíasbien?—lepreguntésorprendida.

—Estánhaciendoreformasenelbloquedeenfrenteynosoportolostaladros.Paranparadesayunar todos losdíasa lamismahora—señalóel reloj—,asíqueme losquitohasta que reanudan el trabajo. Pero no creas que los tapones me aíslan, solo consigoatenuar levemente ese maldito estruendo queme aturulla. Sigo oyéndolo, pero de otramanera. Para conseguir un aislamiento completo, ese silencio necesario para descansar,utilizounoscascosespeciales.Tengoeloídomuyfino,demasiadosensible.Lostabiquesde este edificio son de ladrillo y tienen un grosor considerable. Ya no se hacenconstruccionescomoesta.Peroparamí losmurosno sonunobstáculo, captocualquiersonido amucha distancia. También te oí hablar con tu amiga Samanta. Es arqueóloga,¿verdad?

—Sí.Está enunaexcavaciónenEgipto, cumpliendoel sueñode suvida,para loquerealmenteestudió.Esafortunada.Pero¿cómopuedestenereseoídotanfino?Heleídoalgosobreesetipodeagudeza,peronocreíaquesepudierallegaratalesextremos.

—Bueno, es algoparecidoa loque les sucedea los ciegos,quedesarrollanotrossentidos.

—Sí,perotúnoeresciega.

—Meescapédecasaantesdecumplir lamayoríadeedad.Durantemihuidahiceautostopymemontéenelcochedeundesconocido.Eltiposesaliódelcamino,hizounaparadaenunazonadeshabitadaymesedó.

—Tuvoqueserespantoso—dije,sobrecogidaporsuspalabras.

—Lofue.Noteimaginashastaquéextremo.Medespertédentrodeunhabitáculodedosmetrosdelargoporunodealto,enelquemeretuvodurantediezaños.Siempreteníaqueestaragachada—explicó,ysediounpocolavueltaparamostrarmesuespaldaencorvada.

—¡Dios!—exclamé, y pusemimano sobre la suya—.No entiendo cómo puedehaberpersonasquecomentansemejantesatrocidades.

—Me tuvo encerrada en el sótano del edificio donde trabajaba, en un zulo queestaba a tres metros bajo tierra y que tenía un bloque de cinco pisos encima. Era elconserje,unhombreatento,apocadoyalquetodosteníanenaltaestima.Incapazdematar

Page 37: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

niaunamosca,dijeronalgunos,aúnsobrecogidos,cuandolodetuvieron.

—Nosécómopudistesoportarlo.

—Instintodesupervivencia,creoquesolofueeso.Mijuventudsefueentreaquellasparedesblancas,alatenueluzdeunabombilla,sobreuncamastrodeladrillosycubiertaporunamantaquejamássedesprendíadelahumedad.Perdívisiónylaluzdirectadelsolmehacedaño.Yoteníalosojosazulesyahorasongrises,grisescomoaguamanchadadecenizas. Es un gris sucio, lleno de dolor. Ningún especialista ha hallado una evidenciacientíficaqueexpliqueelcambiodecolordemisojos,peroyosíséaquésedebe.

—Al dolor y la tristeza—respondí, reteniendo las lágrimas, impresionada por surelato.

—Elencierromehizoagudizareloído.Conel tiempoconseguícaptar los ruidosqueseproducíanenlasuperficie.Losmotoresdeloscoches,losfrenazos,elruidodeloscláxones…Inclusolleguéaoírlasconversacionesdeloshabitantesdelospisosqueteníaencimademí.

—¿Cómoteencontraron?

—Penséquesiyopodíaoírles,ellostambiénmeoiríanamí.Soloeracuestióndetenerfe,medije.

—Y¿gritaste?

—Sí. Grité hasta quedarme afónica. También golpeé los tabiques hasta hacermeheridas en los puños, hasta despellejarme las manos, pero nadie me oyó. Después demuchos años encerrada, cuando desarrollé mi oído, pensé que tal vez me habíaequivocado:nodebíagritarusandolavoz,sinolospensamientos.

—Noentiendo—ledije,expectante.

—Mecentréenlasvocesquecaptabaconmásclaridadylespedíayuda.Repetíunayotravezqueestabaencerradabajoellos,eneledificio.Lohicedías trasdía,mes trasmes, hasta que conseguí que una de las personas que vivía allí me oyese. Estaba tanconvencidadequeaquellosucederíaquehubieramuertoenelintento.Nopensabapararhastaconseguirlo.

—Noloentiendo;sinogritabas,¿cómopudieronoírte?

—Lapersonaquecaptómillamadaerasordadenacimiento.SellamabaRitayporentonces teníaochenta años.Murióhacedos, connoventayuno.Por supuesto, cuandoaseguróqueoía lavozdeunamujerpidiendoayudano la creyeron.Noesdeextrañar,porqueellaeralaúnicaquerecibíamismensajesyerasordadenacimiento.Cómoibaaescucharme,debieronpensar.

—Seguro que creyeron que no estaba muy bien de la cabeza. ¡Pobre mujer!—exclamé,imaginandolasituacióndelaanciana.

—Así fue.Peroellaseguíaoyendomisgritosdesesperadosyconvencióaunodesusnietosparaquelaacompañasehastaellugardedondeprovenían.Mivoz,lavozquesoloRitacaptaba,loscondujoalsótanodeledificio.Salíadelcuartodeherramientasdelconserje.

Page 38: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Nopuedoniimaginarloquesentistecuandotuvistelacertezadequetehabíanencontrado.

—Grité, golpeé con losnudillos en lasparedes, di patadas en el sueloy salté sindescanso.Cuandolapolicíallegó,yoestabaexhausta,medioinconscienteporelesfuerzoquehabíarealizado.

—Supongoquefueunsucesoinexplicableparalapolicía.MerefieroalaformaenqueRitatelocalizó.

—No.Las investigacionesnoreflejaronnadade loque tehecontado.Enellassehablabadeunaranuradelalcantarillado,dealgúnrespiraderodeledificioquedejóescaparmivoza travésde lasparedes.Rita, sunietoyyosabíamosquenohabía sucedidoasí,pero callamos. Lamayoría de las veces esmejor guardar silencio. Las personas somosanimales de costumbres y nos cuesta ver más allá de lo que nos han enseñado, de loestablecidocomoreal.

—Esterrible—ledije—.¿Volvistecontuspadres?

—No. Habían muerto dos años antes de que me encontrasen. Jamás dejaron debuscarme.Me atormenta pensar que quizás aún lo estén haciendo, porque, como te hedicho,creofirmementeenquelamuertefísicanosignificaladesaparicióntotal.

—¿Yél?Imaginoqueaúnseguiráenlacárcel.

—No lo sé, han pasadomás de once años.Decidí olvidarme, pasar página. Peroestoyseguradequehasalido.Tardeotemprano,todosterminansaliendo.Apesardequedecidíarrinconarlo,nopensarensucastigoodóndepuedeterminar,noleheperdonado;jamás loharé.Elperdónnosirvepara todos loscasos.Nocreoeneso;esmás,muchasveceseseperdónmepareceimperdonable,casiunpecado.Unafaltaderesponsabilidad,uninsultoalasvíctimasdebarbariescomolaqueélcometióconmigo.Noselomerece.

»Pero dejemos de hablar de cosas tristes.Ahora ya sabes por qué no soporto lasparedesblancasyaquésedebeeseoídotanfinoquetengo.Quélevoyahacer,nopuedoevitarcaptarlotodo—dijoconunguiño.Enseguidacambiódetema—:Hemosdehaceralgocontucasayamismo.

—No tengo ni un céntimo para ponerme con las paredes; bueno…, ni con nada.Estoysinblanca,oseaquelacasatendráqueesperar.Esmás,creoquemevoyapasarunalargatemporadasubsistiendoabasedepastayarroz.

—Bueno,bueno,deesoyahablaremos.Ahoracuéntamealgosobreti,escocesa—mepidió.

—Nosoyescocesa—lacorregí.

—Puesnadielodiría.Desmondtienerazón,lopareces.

—Nosédóndenacíniquiéneramifamilia,nisiquierasilleguéateneralguna.Enrealidadnoséquiénsoy.Meabandonarondentrodeesagaveta.—Señaléelcajón—.Ladejaronenlaspuertasdeunorfanatocuandoyoapenasteníaunosdíasdevida.

—¿Teabandonaron?—preguntóconuntonodeextrañeza.

—Medejaronenlapuerta—expliqué,acercándoleelcajón.

Page 39: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—No es lomismo abandonar que dejar. ¿No has pensado que tal vez te dejaronporque querían protegerte y aquel era el único lugar que encontraron para hacerlo?—apuntó,sacandoellibrodelagaveta.Pasólayemadelosdedossobrelossímbolosymepreguntó—:¿Porquéolvidas todo loque sabescuandohablas sobre tusorígenes?¿Porquéenestecasodejasquelarealidadconvencionalteatrapeyteciegue?Noloentiendo,Diana.SierescapazdeveraClaudia,¿porquénovesmásalládelosprejuiciosqueteinvadencuandopiensasentuinfancia?¿Porquédejasqueeldolorcieguetupercepción?

Norespondí,melimitéaquedarmemirandolagavetamientrasestaseiballenandodepétalosderosarojos.Rojoscomolavelademialadelta,rojoscomolalunadesangre,comoelparaguasdelabrujadeaquellaportadadellibroqueAlánmeregaló.

—Jamáshabíavistounaslágrimastanbonitas—dijoElda,sacandounpuñadodepétalosdel cajón.Memiróy, sonriente, dejóque fuerancayendoal suelo, deslizándoseentre sus dedos—. ¿Ves?, a esto me refería. Deja que la magia siga en tu vida, norenieguesdeellaoterminarávolviéndosecontrati.

—¿Cómopuedesverlos?—lepregunté—.Casinadielosve.Alán,miex,nolosviojamás.

—Seríaporquelosdosvivíaisrealidadesdiferentes.Túhashechoqueyoentreenlatuya.Melahasmostrado,Diana,yyotambiénhequeridoverla.Nohaymuchomisterioen ello. Las cosas extraordinarias y hermosas que surgen en nuestra vida no tienenexplicación, de hecho es un error buscarla. Cuando lo hacemos, cuando buscamos unaexplicación a algo excepcional, destruimos la magia que suscitó esos hechos oacontecimientos.

Page 40: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO9Todohabíacambiadoyparecíahaberlohechoenuninstante,pensécuandoEldase

marchó y me encontré sola en aquel salón semivacío, de paredes cuya superficieaparentabadespellejarsecadavezmásdeprisa.Mesentípresadeunsortilegio,comosiunduendemalvadohubiesechasqueadolosdedosyconellohubierarotoelhechizoquemeprotegíahastaentonces.Eseconjuroquedabaamividaunacotidianeidadyunaseguridaddesapareciódegolpe.Alányano formabapartedemipresenteni del futuroquehabíasoñado construir con él, que los dos imaginamos juntos. Samanta se había ido lejos, aEgipto,siguiendolaesteladeunsueño.Yyomehabíaquedadoallí,esperando,comolaPenélope de la canción de Serrat, sentada en un banco de la estación. Solo que ella,Penélope,aguardabaasuamor.Yo,encambio,noteníaaquiénesperar.Ynosabíaquéeramejor,siunacosaolaotra,medijemientrasrecogíalastazasdecafé.Lasdejéenelfregaderoymeechéallorarcomounatonta.Lohiceensilencio,lomásbajitoquepude.«Novaya a ser queEldameoiga»,medije, restregándome lospárpados, sentada en elsuelodelacocina.

Apartir de aquel día,mi relación conElda fue estrechándose.Devez en cuandotomábamoscaféconpalmeritasdehojaldrequeellahabíapreparado.Escuchábamosjazzymúsicaindiesentadasenlosenormescojinesqueteníaenelsuelodelsalón,ysolíamosterminarcenandoenmiterraza,bajoaquelcielosinestrellasqueamímetraíademasiadosrecuerdos. Recuerdos y sueños que compartí con ella.Despacio, poco a poco, como sifuesemihadamadrina,sinhacerapenasruido,sehizounhuecoenmivida,enaquellavidatanquebradizacomolashojasquealfombranlasacerasenotoño.Sonrió,lloróyseenfurruñó,perosobretodomeescuchó.Decíaqueestabaacostumbradaaescuchar.Habíapermanecido diez años haciéndolo, aseguraba cuando yo me recriminaba haber estadohablado demasiado tiempo. Y yo, al oírlo, recordaba su cautiverio sin poder evitaremocionarme.

Seguí recogiendo pétalos de rosa, llorando bajito al anochecer y durmiendo aintervalos,altiempoquebuscabaentrelibrosylegajosalgúndatoquepudierarevelarmequé significaba aquella gaveta y sus símbolos.Algo queme condujera a encontrarmisorígenes.

Samantayyocomenzamosahablarporteléfonodeformamásasidua.LedescribíaElda y le hablé de la estrecha relación que habíamos establecido desde nuestro primerencuentro. Le dije que estábamos pintando la casa entre las dos,mano amano. Se riocuando le expliqué que, a veces, cuando conversaba desde mi terraza con Ecles yDesmond,mesentíacomolaprotagonistadeLatíadeFrankenstein,porqueallí,enaquelviejoedificio,todosparecíamosformarpartedeunaficción.

—Quémaravillosaserie—exclamócuandolacité—.Recuerdoquelaveíaenunatelevisióndeaquellasqueteníanantenas.Nena,cómopasaeltiempo,porDios.

»Aunquenolocreas,unademisfantasíasessubirmealacabinadeuncamión,conunMelGibson,yrecorrerlascallesenlanoche,cuandoestánvacías,sinparar,comoen

Page 41: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

lapelideMadMax.Peroaúnnoheencontradoanadiequeseleparezcayque,además,conduzca un camión. Amí tu vampirome dice lo del DeLorean y te aseguro quemepongolospantalonesdecuero,unacamisetalomásajustadaposible,mecalzolasbotasdemontañaynotardonidosminutosenestarenlaaceraesperándoloparaquemeaúpealacabina.

—Nodigastonterías,esuncamióndelabasura—respondí.

—¿Esquepiensasirenlacubeta,princesa?—dijoirónica—.Nomevengasahoraconremilgosabsurdos.Soloconloquemehascontadodeél,yoyalehabríamostradomicuello.Esacabinatienequesermuyespecial,comoél,estoysegura.¿Hablasenserio,nopiensasllevarloavolar?

—Noestoyparasusurros,Samanta,aúnno.

—Esetipodehombresnosuelesusurrar,nena,sonroqueros,ytúloquenecesitasesunbuenconciertoderock.Tienesuntonodevozdemasiadoneutro,comosigasenesasintoníatevasaconvertirenunsusurroapagado,enuncantogregoriano…

Trasdarvariosrodeosysoltaralgunasevasivasamisreiteradaspreguntassobreloque hacía después de las excavaciones, antemi insistencia sobre cuándo tenía pensadovolver,finalmentemeconfesóquehabíadecididoquedarseenEgipto.

—Se parece a Freddie Mercury —me dijo eufórica—. Desentona como uncondenado, pero es igualito que él.Tendrías que ver las risas que nos echamos cuandointentacantarme«LoveofMyLife».Estáparacomérselo,inclusosequitalacamisetayescenificalaactuación.Esterrible,telojuro,¡perotandivertido!

»Tieneunpequeñorestaurante.Ahínosconocimos.Talvezpierdalapartida,perohedecididoquedarmeconél.Notienesniideadeloapasionantequeescocinarasulado.Estoyaprendiendounmontónde recetas,que teharé cuandovolvamos.TengopensadoregresarenNavidad.Queremospasarlacontigo, incluida laNochevieja.Estácomo locoporconoceramiamigalabruja.¡Lehehabladotantodeti!

—No sabes cuántome alegro.Tú,mi soltera vocacional, la que siempre lleva sucocheparapoderregresarasuantojo,laquenohacocinadoniunhuevofrito,¡quiénmeloibaadecir!Cuantísimomealegroycuantísimotevoyaecharenfalta.

»Meencantaríatenertecercaenesasfechas.Yasabesqueelambientedeesosdíasmeentristece.LaNavidadmegusta,perotambiénmeproduceunatremendasensacióndemelancolíaquenopuedocontrolar—concluíhipandocomounaniñapequeña.

—Nollores,tonta—mepidióella, llorandotambién,yyosaquéfuerzasparareír,parareírleasutristeza,yasínoentristecerlamásdeloqueyaestaba.

—Tencuidado,CaperucitaRoja.Nopermitasqueellobotecoma,comomepasóamí —le dije—. Solo te pido eso, que no es poco, y, por supuesto, que no dejes dellamarme.TeaseguroquesinolohacesmepilloelprimervueloaunquetengaquehacermilyunaescalasytezarandeoenmediodelValledelosReyes…

Había conseguido acondicionar la casa gracias a Desmond y Ecles, que, junto aElda, fueron haciendo acopio de algunos muebles que encontraban en las calles de la

Page 42: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

periferia, en el barrio de los «venidos a más», tal como ellos llamaban la zona queDesmondrecorríaconsucamióntodaslasnoches.Segúnél,losprimerosdemeslascallesparecíanunmercadillodesegundamano,sobretodocuandolagenterecibíalapagaextra.Losmueblesyartilugiosdetodotipoquedesechabanseacumulabanjuntoaloscubosdebasuraqueélvaciabaenlacubetadesucamión.

Eldahabíaimplicadoamisdosvecinospararemodelarmiático,aunqueentreellosyyoaúnnoexistíaunarelacióntancercanacomolaquehabíamosestablecidonosotrasdos.Eldíaqueterminamosdepintar,Eldamepreguntósipodíanquedarseencasapararematarlosdetalles.Solofaltabaquitarlacintadecarrocerodelaspuertasylosrodapiés,ademásdemontarlaventanadelático,queEclesyellahabíandesmontadoparaenderezarelmarcodemetalypintarloconlaesperanzadequeasídejaradeatascarsealcerrar.Lesdejélasllavescuandomefuiatrabajarparaqueloacabarantodoantesdelmediodía.

—Porlatardenovoyapoderestar—explicóElda—.Tengoqueencalarlafachadadeuna tiendecitadealimentaciónqueabre trescallesmásabajo,y lo ideal seríaque lapintasemañana.Si novengo a tu casapor lamañana, tendremosquedejarlo amedias,porqueyanopodrévenirhastadentrodedosdías,másomenos…

Cuando, ya atardecido, regresé a casa, los encontré a los tres esperándome en elsalón,sentadosenunsofádeescayverdebotella.Todoestabareluciente.Habíaninstaladodosestanteríasydistribuidovarioscubosdemaderaenelsalón.ElcuadrodeDesmondaúnseguíasincolgaralaesperademidecisión.Eneldormitorio,elcolchóndelana,tanvareadoqueparecíaplano,reposabasobrepalésdemaderapulidosypintadosconbarnizmate.Enelsuelo, juntoa lacama,habíauna lamparitacuya tulipa teníaformade luna.Ecleslahabíaconfeccionadoconelmetalsobrantedelosartilugiosqueencontrabaenlacalle. En la pared frontal del dormitorio, la que hacía de cabecero, Desmond habíadibujadounavelaroja,comolademialadelta.Lapinturaaúnestabareciente.

Nosupequédecirles.Recorríeláticoreprimiendolaslágrimas.MeabracéaEldayEclesnosrodeóaambasconsusinmensosbrazos.Desmondnosmirabaconunabotelladevinoenlamanoderechayelsacacorchosenlaizquierda.Parecíaquenossupiera,queestuvierahabitandolasemocionesdecadaunodenosotrosyquenolehicierafaltamásqueaquello:contemplarnos.

—Gracias.Elalaespreciosa—ledije.

—No hay de qué, escocesa —me respondió mientras, sonriente, descorchaba labotella de vino que habían comprado—. ¿Sabes lo malo de todo esto? Que tengo quemarcharmeenunahorayquesolopuedomojarmeloslabiosconestemaravillosolíquidorojo. ElDeLorean no perdona, y como no quieres acompañarme a viajar en el tiempo,tendréqueimaginarloestupendoquehabríasidopodercontarestrellascontigo.

—Sicuentasestrellastesalenverrugas—intervinoEcles.Lomiramosconsorpresa—.Pormuchoqueosextrañe,esasí.Miabuelasiempremelodecía.

Ninguno de los tres pudimos reprimir las carcajadas. Él, molesto, frunciendo elentrecejo, caminó hasta la terraza con la copa de vino en la mano y murmurando, altiempoquemovíalacabezadeizquierdaaderechaenunclarogestodedisconformidadconnuestrasrisas…

Page 43: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Cuando semarcharon desembalé los libros y fui colocándolos en las estanterías.Solo dejé fuera el volumen que me acompañaba cuando me encontraron dentro de lagavetayladocumentaciónsobrelospictosquehabíaidorecopilando.Aunquedurantelosaños que llevaba investigando no había hallado nada nuevo, nada que aportase datosdiferentesalosqueRigelhabíaencontrado,teníalaesperanzadequeenalgúnmomentosurgiríaalgoquemeconduciríaalorigendeaquelcajónyelmotivoporelquemehabíandejadodentrodeél.ColoquélaescobaquemedioClaudiaapoyadaenlapared,juntoallienzodeDesmond,ypuselagavetaasulado.Alhacerlo,repasélossímbolosdelcajónydelmangodelaescoba.Nosoloeraniguales,sinoqueseguíanelmismoorden.Contodoelajetreodelcambioderesidenciaydevida,conlosrecuerdosdeAlánsaturandomidíaadía,nomehabíapercatadodeesedetalle.Mesentéenelsuelo,conlosapuntesdeRigel,yfuicomprobandounaaunalasnotasdelastraduccionesqueélhabíahecho.Apuntéenunfoliolosnombresyelordenenqueaparecían.Examinélaescobaycomparélosgrabados.Todoscoincidían,yunodeellosserepetía.EraelnombreconelquemehabíallamadoClaudiacuandomeentrególaescoba:«Aunquemihijonolocrea,andosiempredeacápara allá. Hoy me tocó acá. Me hacía mucha ilusión darte la bienvenida, queridísimaAradia».

Aradiaeraelprimeryelúltimonombrequeaparecíagrabadoenlasuperficiedelagaveta, en el lateral izquierdo. Y lo mismo sucedía con los grabados de la escoba. Asimplevistaparecíaunaaperturayuncierre.Pero…¿dequé?¿Quésignificabanaquellosnombres y el orden que seguían? ¿Por qué estaban también en elmango de la escoba?¿PorquéClaudiamehabíallamadoAradia?

Serían las cuatro de la madrugada cuando oí los pasos de Desmond. Yo seguíainmersaenmispesquisas,buscandoelsignificadodeAradiaeninternet.Noquisemirarhacialaterraza.Sabíaquemeestaríaobservando.Preferíevitarencontrarmeconsusojos,hacermeladistraída.Aunqueesperabaquesedirigieraamí,nolohizo,sinoquesaltóalaterrazadeClaudiaydesapareció,locualmeextrañóbastante.Melevantéymepreparéunvasode lechecaliente,miré lahoraenelmóvilyapaguéelordenador.Aldíasiguientetenía quemadrugar.Unosminutos después, ya en el dormitorio, escuché losmaullidoslargosylastimerosdeungatoyaDesmondllamándomedesdefuera:

—Escocesa,tugatitoegipciosehaescapado…

SenatónaparecióenmividadíasdespuésdequeSamantamedijesequesehabíaenamoradoyque,porelmomento,noteníapensadoregresar.Fuecomosiellalohubieramandadodesdeaquellastierraslejanasparaquemehiciesecompañía,paraque,enciertomodo, llenase parte del vacío que su ausencia iba a dejar enmí. O tal vez porque él,Senatón, sabía de aquellas otras realidades, o era en sí mismo una de esas cosasexcepcionalesdelasquemehabíahabladoElda,pensétiempodespués.Laaparienciadeaquelcachorroeratanextrañacomoladelamayoríadeloshabitantesdeaqueledificio.Nopodíaserdeotraforma,medijesonriendocuandovialpequeñofelinoenlosbrazosdeDesmond.

Page 44: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO10Eragris,depielgris,porquenoteníapelo.Desmondlosujetabaentresusbrazos.

—Deberíastenermáscuidado.Loencontrépaseándoseporeltejadillo.Hastenidosuertedequeyoestuvieraaquí,porquesinonitehabríasenteradodequehabíasalidodelacasa.

»Lotienesmuertodehambre,porquenodejadechuparmeeldedo.Dime,¿dóndeloteníasescondido?Nolohabíavistohastaahora—dijo,yapartóeldedodelaboquitadel felino. Este comenzó a maullar cada vez más fuerte hasta que Desmond volvió aacercarlelayemadesuíndice.

—Noesmío.Sehabráperdido.

—EstabaentusalóncuandosaltéhacialacasadeClaudia.Lovicaminandojuntoalaventana.Nometomeselpelo—protestómolesto,ymelotendió—.Senatón,tuamitapasadeti—ledijo,acercandosucaraaladelgatoymirándoloalosojos,queeranverdesydemiradatanprofundacomoladeél.

—¿Senatón?—preguntésinentendernadadeloqueestabasucediendo.

—Sí.Imaginoqueessunombre.Esloqueponeensucollar.—Levantólachapaquecolgabaenlacorreadesudiminutocuelloymelaenseñó.

—Esprecioso,peroyatehedichoquenoesmío.

—¿Notegusta?—mepreguntómientras loacurrucabadenuevoentresusbrazos—.¡Cómonopuedegustarte!Siestanrarocomonosotros.Nopodríasermásapropiadopara este bloquededisidentes.Dicenque todas las brujas deben tener una escobayungato…,¡puesyatieneslasdoscosas!—expusoirónico.

—Oye,nolohabrástraídotú,¿verdad?

—Ojalá tuvieradineroparacomprarteuno,perosondemasiadocaros.Yate lohedicho, lo vi en tu salón, junto a la ventana. Tal vez ni notases su presencia. Son tansilenciososcomolosvampirosylosfantasmas—apostillódivertido,yyofruncíelceño—.Novayasaenfadarteahora—dijoalvermigestodemalhumor—.Soloesungatoindefenso y carísimo. Igual tienes razón y se coló en tu salón desde la terraza y luegovolvióasalir.

—Sitienenombre,tambiénlehabránpuestomicrochip.Mañanatelollevasaquelobusquenyasípodremosdevolvérseloasudueñoyasumadre,queabuenseguro loestaráechandoenfalta.Fijoqueesdeunacamadacercana.Notendrámásdedosmeses.Esta raza no es precisamente de las que la gente abandona.Lomás probable es que loesténbuscando.

—¿Tienesleche?Podríamoscalentarleunpoco,rebajarlaconaguaydársela.Estáhambriento.Sinoquieresquedártelo,melollevoyo,peromañanatendrásqueacercarlotú al veterinario porque, ya sabes, debo evitar el sol y suelo dormir durante el día.Recuerdaquemitrabajoesnocturno.

Page 45: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Lodejóenelsueloyelgato,comosiconocieselacasadesdesiempre,seencaminóalacocinaycomenzóamaullarfrentealanevera.

—Y¿cómosabequelalecheestáahí?—preguntóDesmond,sorprendido—.Dime,escocesa,¿estásjugandoconmigoalescondite?

—¡Quémásquisierastú!—lerespondí—.Anda,¡cansino!Vamosadarlelaleche.

Me acompañó unos minutos más, hasta que Senatón bebió unas cuantascucharaditas de leche y después, tras hacer un pis sobre el suelo de la cocina, como siconocieralacasadesdesiempre,sedirigióaldormitorio,seacurrucóenelcolchónysedurmió.

—MuchometemoqueSenatónnosaldrádeaquí.Poralgúnmotivohaescogidotucasa.Tehaescogidoa ti.Yo también lohabríahecho—dijoseparandodemi frenteunmechóndecabello.Memiróalosojosysonrió.

—Estarde.Mañanatengoquemadrugar.

Me di la vuelta. Estiré el brazo y le señalé la puerta del piso. Intenté que noadvirtiera que sus ojosme habían atraído, que su forma demirarmeme había gustado.Quizásdemasiado,penséconfusa.

Desmondsediolavuelta.Caminódeespaldasamíysalióporlaterraza.

—Esperoquealgúndíaaprendasautilizar laspuertas—ledije irónicayuntantomolesta.

—Escocesa, los vampiros no necesitamos puertas. Volamos como lo hacéis lasbrujas.

»¡Quedescanses!MañanatepreguntaréporSenatón.

Sellevólamanoaloslabiosymelanzóunbeso,despuésdiounsaltoydesaparecióenlaoscuridaddesuterraza.

Cuandomelevanté,Senatónestabadentrodelagaveta,durmiendo…

—Estanfeocomobonito.Nosé,esungatoraro,asísinpelo,perotienesuencanto,comotodosnosotros—dijoEldacuandoselobajé.

—Sí, sí, eso mismo dijo Desmond cuando me lo endilgó. Es una raza egipcia.Anoche estuve buscando en internet. Creo queme he quedado sin datos por su culpa.Esperoqueme instalen la fibrapronto,porquevaya ruina tengoya.¿Podrías llevarloalveterinarioparaquecompruebensitienechipdeidentificación?—lepedí—.Llegotardeatrabajar.

—Yquémásteda,¡quédatelo!Nocreoqueloquisieranmuchocuandolodejaronirporlostejados.Séquetegusta.Sinotegustasenolohabríasmetidoentucajón.

—¡Elda!—exclamé—,nomevengasconhistoriasdelastuyas.Semetióélsolito,durante lanoche.Yno tengootrositiomejorpara transportarlo.¿Puedesacercarloparaquelebusquenelmicrochip?¡Porfavor!

—Comoquieras,perosinotienedueñotendréquetraérmelodenuevoyteadvierto

Page 46: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

quemicasanoesellugarmásapropiadoparaél.¡Semedanfatallasmascotas!

—Sí,sí,túllévaloysinotieneidentificación,queseguroquelatiene,lotraes.Yaveréquéhagoconél.Nosabescuántoteloagradezco—ledije,ysalíatodavelocidad.

Corríporlascallesyalfinalcogíelmetroporlospelos.Meapoyéenunadelaspuertas que no se abrían, como de costumbre, porque no me gustaba ir sentada. Asíevitaba que alguno de los ocupantes de los asientos contiguos cotilleara lo que estabaescribiendo en elWhatsApp o quemirase la pantalla demi ordenador. La postura eraincómoda,peromedabaprivacidad.Abríelportátil.MeacomodéymedispuseabuscarelarchivodondehabíacopiadoypegadopartedeladocumentaciónquehabíaencontradolanocheanteriorsobreAradia.

—Hay quien afirma que Aradia es un nombre compuesto, que está formado porHerayDiana—medijounhombreextremadamentealtoydelgadoqueestabajuntoamí,con un acento que me pareció inglés. Lo hizo en un tono cercano, como si nosconociésemos. Incluso tocó con uno de sus dedos la pantalla del ordenador y señaló elnombre.

Vestíauntrajemarróntabacoqueparecíaconfeccionadoenalgodón.Lateladelasprendasestabaarrugadayhabíaperdidocolor,sobretodoenlascosturas,quemostrabanuna tonalidad casi beige. Llevaba una camisa blanca abotonada hasta el cuello y lospantalones le quedaban cortos y estrechos. El bajo le llegaba a los tobillos y dejaba aldescubiertounoscalcetinesblancosyunoszapatosdepielmarrónconcordones.Lapieldelcalzadorelucía,comosiloacabaradecepillar.Entresuspiessujetabaunacarteradecuero marrón, similar a los que suelen utilizar los maestros. Tenía los ojos grandes ynegros.Sumiradaeraprofunda,enmarcadaporunascejasanchasypobladas,lospómulosprominentesyloslabiosmuyfinos.Elcolordesupieleradeuntonosepia,comoelqueadquierenlosretratosantiguos.Teníaelpelolisoyunpocolargo,sujetoconunacoletabajaqueledabaunaspectoentreintelectualyprogre.

Intenté responderle, también separarmede él, peronopude.Fue como si hubieraperdido la capacidad de expresarme de forma oral, igual que el control de mismovimientos.Élpareciópercatarsedemiimpotencia.Memirófijamenteydijo:

—No tiene por qué preocuparse. Rigel ya le habló de las otras realidades losuficientecomoparaqueentiendaloqueestásucediendo.Élcreíaenlainmortalidad,enla existencia de continuos tiempos. Miles de pasados, presentes y futuros. En estosmomentosustedyyovivimosentiemposdiferentes,poresemotivonopuedeinteractuarconmigo. Si lo hiciese podría producirse una paradoja y eso traería consecuenciasimprevisibles.Eseeselmotivoporelquenopuedemoversenihablar,soloescucharme.

»EsposiblequesusinvestigacionessobreAradia—expusoaltiempoqueseñalabalapantallademiordenador—seanelmotivoporelquenoshemosencontradoaquíydeestaformataninusual—concluyó,marcandoconsudedoíndiceeltextoquehacíaunosminutosyohabíacargadoeindicándomeconunmovimientodelacabezaqueloleyese.

Yesofueloquehice:

«Aradia,consideradalamadredetodaslasbrujas,nacióel13deagostode1313enVolterra,enelnortedeItalia.SuverdaderonombreeraAradiadiToscano,hijade

Page 47: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Diana,ladiosalunar.LaprimeravezqueaparecemencionadaenuntextoesenelEvangelio de las brujas, obra deCharles Leland, aunque según otras fuentes eseescritonadatienequeverconelverdaderoevangeliodelasbrujas,quedesapareciójunto a Aradia después de que ella enseñase a sus discípulos las Trece Leyes.Algunosdatos lositúanenIrlandabajo laproteccióndeAliceKyteler, laprimerabrujairlandesa,ytodoindicaquepermanecióbajosuamparohastaqueellasevioobligada a desaparecer, legando su custodia a otra bruja. Antes de escapar de lajusticiaporloscrímenesqueseleimputaban,AliceKytelermandóhaceruncajón,unaespeciedegavetaconmaderadehayanegra,ygrabóenélsunombreconelpropósitodeprotegerelevangelioqueDianalehabíaconfiado.Despuésdehacerlo,ordenó que el libro fuera custodiado en aquel cajón como si este fuese unahornacina y que todas y cada una de las brujas encargadas de su salvaguarda, alterminar su función de guardianas, grabasen su nombre en uno de sus laterales,sobrelamadera,amododehechizoprotector.LasúltimasinvestigacionessitúanelverdaderoevangelioenEuropa,concretamenteenMadrid,lacapitaldeEspaña».

—Si usted busca, como yo, el verdadero evangelio de las brujas—prosiguió elhombredeltraje—,tengacuidado.Notodoslosqueindagamossobreestetematenemoslasmismasintenciones.Lasmíasnoestánrelacionadasconlasartesoscuras.Solointentosaberquéhaydeciertoenlaexistenciadeeselibro.Nosefíedenadie.Ypresteatencióna todo: esta línea de metro es peligrosa, uno no sabe con qué o con quién puedeencontrarseenunagujerodegusano.

Seinclinó.Recogiósucarterayseacercóalapuerta.

Elvagónsedetuvoyélsebajósindarselavueltanidirigirseamí.

Levicaminarporlaestaciónmientrasel trensalía.Desorientada,echéunvistazoalrededorbuscando la seguridaddeotramirada,dealguienaquienpreguntarle sihabíavisto a ese hombre que se había dirigido a mí, pero el vagón estaba vacío. Me sentéintentando comprender lo que me había sucedido. Apoyé la cabeza en el cristal de laventana que había al lado de mi asiento. Me notaba cansada, como si llevase horascaminando. Debí de quedarme dormida, porque cuandomi teléfonomóvil sonó, di unbrincosobresaltada.

—Comosupuse,no tienemicrochip.Puedesquedártelo—dijoEldaa travésde lalíneatelefónica.

—¿Elqué?—respondícontrariada,sinsaberdequémeestabahablando.

—ASenatón.¿Aquiénvaaser?Noesdenadie.Vamos,quenoestáregistrado,osea que es tuyo. O nuestro, porqueme ha tocado comprarle el arenero y el pienso. Elpobreyanotomaleche,ymenosdevaca,mehadichoelveterinario,escandalizadopornuestrainconsciencia.Ah,ytienesquedarlodealtayponerlenosécuántasvacunas.Unaauténticaruina.

»¿Vas a tardarmucho en regresar? Lo digo porque ya sonmás de las diez de lanoche.Hija,tevalavidaeneltrabajo,niquefuesesaheredar.

—Nolosé,luegotellamo.—Colguéymirélahoraenlapantalladelteléfono.

Page 48: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Perdone que la moleste, ¿se encuentra usted bien?—me preguntó uno de losvigilantes del suburbano—. Cuando me he incorporado al servicio, mi compañero delturnodelamañanamehacomentadoquellevaustedenelvagóndesdeprimerahora,sinmoversedel asiento.Nohequerido importunarla.Alprincipiopenséque, simplemente,estabatrabajandoaquí.Muchoslohacen,sobretodoeninvierno.Aquíseestácalentitoynohaygentíocomoenlascafeterías.Tambiénsalemáseconómico.—Sonrió—.Lalíneacircular tieneesaventaja,queunopuedepasarsehorassin tenerquepreocuparsede lasparadas.

»¿Seencuentrabien?

Page 49: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO11—Cualquiera diría que has visto a un fantasma—dijo Elda al abrir la puerta—.

Vayaaspectotraes.Estáspálida.Merecuerdasacuandotengoamijefedándomelalatadurante horas. Esos días vuelvo con las neuronas patas arriba y me duelen hasta laspestañas—concluyó,mirándomedearribaabajo.

—Creoquemehequedadodormidaenelmetro—ledije.

—¿Quieres tomar algo?El líquido es lomejor que hay para despabilarse.Menosmalquecogeslalíneacircular,quesinolomismoaparecesenTeruel.Nomedigasqueeslaprimeravezquetepasa.¡Sisupieseslasposturasylascarasquesevenalasseisdelamañana…!—comentó,dándomeunvasoconzumodenaranja.

SeagachóysacóaSenatóndelcajón.

—Dileamamálobienquetehasportado—prosiguióElda—.Esincreíble,haidosolo al arenero en cuanto he puesto la arena artificial en la caja. Los humanos somostontosasulado,nosfaltaeseinstintoprimitivoqueposeenlosanimales…Aunquemásbiencreoqueseguimosteniéndolo,aunquelohayamosolvidado,¿verdad?

—No sé por qué os habéis empeñado en queSenatón esmío.Vamos, queme lohabéisadjudicadoasí,sinmás.Sitantoosgusta,¿porquénoosloquedáisvosotros?—protestéentonoseco,tajante.

—Mepedisteel favordequemequedaraconély lo llevasealveterinario,yesoprecisamenteesloquehehecho.Nosé,aversiahoravoyateneryolaculpadequeelgato se perdiera y diera con su cuerpecito huesudo en tu terraza. ¡En fin!—exclamóenfadada,yvolvióadejarloenmigaveta.

—Perdona.Estoycansada—dije,acariciandoaSenatón—,elpobrenotieneculpadenada,ytúmenos.Nohetenidounbuendíaymeagobiapensarenhacermecargodeunanimal.Nosécuidarnidemímisma,comoparahacerloconél—comentémirándolo—.Medacargodeconciencianopoderatenderlocomodebiera.Estoysinblancaymitrabajonoesestable…,yasabes,losmalditoscontratosdeobrayservicio.Hoyestásymañanano.Nosé,hetenidounmaldía.Esoestodo.

—Las cosas más tontas, las que creemos menos importantes, suelen ser las quemarcannuestravida.Sihallegadoatucasayatuvidaesporalgúnmotivo.¿Notedascuentadequesuapariciónnohasidomuynormal?Noteagobies;sidecidesquedártelo,teayudaréacuidarloeintentaréqueDesmondyEclesnosechenunamano.Aunquelosgatos sonmuy independientes,necesitanpocoscuidados.Pero side todosmodos tienesclaroquenoquieres hacerte cargode él, yo le buscaré unhogar.No creoque tarde enencontrarlo.Esunarazamuycara,esomedijoelveterinario…

Penséencontarle aElda loquemehabía sucedidoenelmetro, explicarlequeelhechodetenerqueadoptaraSenatónnoeralacausademiestadodeánimo,peronolohice.Aquellaadvertencia—«Nosefíedenadie»—aúnresonabaenmispensamientos.

Al llegar ami apartamento dejé aSenatón en el suelo yme dispuse a contar las

Page 50: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

palabrasgrabadasenlagaveta.Ensuslateraleshabíauntotaldedieznombres.ElprimeroeraeldeAradia,igualqueelúltimo.Miréellibroconelquemeencontraron.Losaquédelaestanteríayacariciésustapasrojaspensandoenloquehabíaleídoenelmetrosobreelevangeliodelasbrujas.Elmaterialdelqueestabahechalacubiertaeramuysimilaralqueseutilizaconvencionalmente,duroycompacto.Sinembargo,cuandopasélosdedosporella, al tomar contacto con el calor de mis manos la portada y la contra parecieronablandarseymoverse.Fuecomosituvieranvidapropiayrespondieranamiscaricias.Otalvezamispensamientos,aventuré.Aquellascavilacionesmellevaronapreguntarmesimi gaveta y aquel libro no serían losmismos de los que hablaba el texto que leí en elmetro,juntoaaquelextrañohombre.Asustada,lodejécaer.Alchocarcontraelsuelo,elvolumenprodujounruidoextrañoyhueco,semejantealquehabríacausadounapiezademetal.Aquelsonido,queserepitiócomounecoduranteunosminutosquesemehicieroneternos, me desconcertó y aturdió hasta tal extremo que permanecí paralizadaobservándolo.

—Escocesa, si sigues trasnochando tanto terminarás por convertirte en vampiro,comoyo—medijoDesmonddesdesuterraza.

—Yquién te hadicho a ti queno lo soyya—le respondí en tono irónico, ymeagachépararecogerellibrodelsuelo—.Porcierto,mequedoconSenatón.Notienechip—leexpliqué.

Aún temblorosa, tomé el libro.Después de haber oído aquel sonidometálico, dehaber sentido elmaterial de su cubierta cambiar de textura bajomismanos, pensé quecualquiercosapodíapasar.Peroellibrohabíaadoptadosuaspectoanterior.

—Vaya,mealegroporél.Contigoestarácomoun rey.Esungatoafortunado.Teinvitoaunacopadevino—dijo, enseñándomeunabotellaydoscopasque tenía en lamanoderechayquecolocósobrelavallaquedividíanuestrasterrazas—.IbaasaliracasadeClaudia,perovilaluzdetusalónencendidaypenséqueesteriojasabríamejorentucompañía.¿Quémedices?

Coloquéellibroenlaestantería,meacerquéalavallaylesonreí.

—Haceunanocheestupenda.

—El próximo mes será el equinoccio de septiembre —dijo al tiempo quedescorchaba la botella de vino—. Hace algunos años que organizamos una fiesta paracelebrarlo.Podríasvenir.Ecleseselanfitrión.Nosésisabesqueesvigilantenocturnodeunaobra.Llevaañostrabajandoallíyesolehadadopatentedecorso.Anímate,aúntienestiempoparapensártelo—apuntóalvermigestodesorpresa—.Nopuedespasarunafechacomo esa sola. El día y la noche tienen la misma duración en todos los lugares de laTierra.Esextraordinario,¿nocrees?Cuandoesoacontecepuedesucedercualquiercosa,incluso que sea yo quien te lleve a volar a ti —dijo pegando su copa a la mía—.Brindemosporlasestrellasquenohasqueridocontarconmigo,paraquesiganestandoahíeldíaqueconsigaquemedejesacercarmeati—dijo,yyonosupequécontestar.

Charlamosduranteunahoramás.Mecomentóquevendíasuscuadrosatravésdeinternet,laúnicavíaquelehabíapermitidodarseaconocer,peroquelosingresoserantannimiosqueapenaslellegabanparacomprarelmaterial.

Page 51: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Nací para pintar, pero sin estrella—me explicó—. No repudio el trabajo quetengo.En los tiemposquecorren, recibirunsueldo todos losmesesesunprivilegio.Y,aunquecuestecreerlo,mitrabajomeaportamuchascosas.Esevidentequenadatienequeverconmigoniconmisueño,peromehacambiadolavida.Mehadadolaoportunidaddeconocer otro mundo que permanece oculto para la gran mayoría. Si alguna noche tedecidesaacompañarme,loentenderás.

—Yaveoquetegustalaastronomía.Eresnoctámbulo.

—Laalergiaquesufrohacondicionadomuchasdemisaficiones.Hahechodemihábitat la noche y, por ende, el universo oscuro y silencioso que nos cubre.Cuando lomiramos, lo vemoshermoso.Y lo es, es tan hermoso como incomprensible e inhóspitoparanosotros.Sialcontemplarelfirmamentopensáramosenelsilencioquelohabita,enlaoscuridadqueloinunda,ensuinmensidad,muchossufriríanunataquedeangustia.Nosomosniunamotadepolvodentrode él.Sin embargo, amínome sucede,vivoen lanoche,lahabito.Estoyacostumbradoaesasoledad,aesacarenciadesonidos,aesanadaquealmismotiempoestállenadevida.Notodoibaasermalo.Serunvampirotambiéntienesusventajas.

»DeberíasacompañarmealgúndíaacasadeClaudia—prosiguió—.Todoloquesésobre astronomía lo he aprendido de sus libros. Su biblioteca es inmensa. Hay variostratadosdebrujería.Unodeellostieneenlacubiertalosmismossímbolosqueaparecenentucajón.Bueno,yanoestuyo,ahoraesdeSenatón—apostillóseñalandoalfelino,quehabíasalidoalaterrazayserestregabaentremistobillos…

Page 52: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO12La situación enmi empresa era inestable.Nuestro departamento había pasado de

necesitar la incorporacióndepersonalhacíacincoañosaversesometido,en losúltimosmeses, a una reducción de plantilla inminente. Los primeros en la lista éramos los quedisponíamos de contratos por obra y servicio. Resultaba fácil y barato desprenderse denosotros.Miausenciaeldíaanterior fuesuficienteparaqueunade las responsablesdeldepartamentodeRecursosHumanosmepusiera sobreavisoyme indicase, comosimehicieraunfavoraladelantarmelanoticia,quefuesebuscandotrabajo:

—Es una falta grave que no haya comunicado su ausencia y que no tengajustificación de lamisma. Su contrato vence en unosmeses y no será renovado.Ya leexplicamoscuandofirmóqueeraunpuestotemporal.Detodasformas,yapesardequesuactitudnoesmuyapropiada,consideramosqueesustedmuybuenaprofesionaly,porello,dejaremossucurrículoennuestraintranet,enlabasededatos.

»No tenemos obligación de comunicarlo con tanta antelación, pero somos unaempresamuyhumanayqueremosquenuestrostrabajadoresesténinformadoscontiemposuficienteparaquepuedanbuscarotroempleo…

«Unosmeses»erandos,sesentadías.Ochomíserassemanaserael tiempodequedisponíaparaencontraruntrabajoquenecesitabaparapoderseguirviviendo,parapagarel alquiler y comer. No era la primera vez que me ocurría, ya había pasado por unasituación similar antes de conocer a Alán. Fue entonces cuando firmé el contrato queahoratocabaasufin,uncontratomásendebleymíseroqueelpapeldefumarmojadoyqueacabéaceptandoporpuranecesidad,comolamayoríadelosquetrabajábamosallí.

A medida que caminaba entre los horrorosos biombos grises que separaban lasmesasdetrabajo,lasmiradasdemiscompañerossefueroncruzandoconlamía.Éramoslas piezas básicas de un engranaje que, una vez puesto en marcha, nos escupía, nossustituíaporotrospara, enun tiemponomuy largo,volver ahacer lomismoconotraspersonas.

—Diana,míraloasí:no tieneshijosquemanteneryquenecesitenun techo—medijoConcha,unademiscompañeras,mientrastomábamosuncaféenlasaladedescanso—.Eso,quierasono,esunalivio.Amí,sinomerenuevan,nomequedamásremedioquevolveracasademimadre.Novoyacontarteloqueesosignifica,imagínatelo.Solotediréquemimaridoymimadresellevanatortas.Sonincompatibles.Ynosécómosevanaadaptarmisniños.

»Lavidaesunaporquería,Diana,perononosquedaotraqueseguiradelante.Hayquehacerloposibleporquetodoseamásllevadero.Tenemoslaobligacióndeserfelices,apesardelospesares.

—No, Concha, la vida es maravillosa. La sociedad es la que la ensucia —lerespondí pensando en todo lo queme había contado, en su situación personal—.Estoyseguradequeatitevanarenovar—ledijenadaconvencida,yellamesonrióexpresandoconsumiradalamismainseguridadquesentíayo.

Page 53: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Aquella noticia cambió todosmis planes, losmachacó. Tenía pensado invertir lapaga extra deNavidad en hacer un viaje aVolterra, durante las vacaciones de SemanaSanta, para conocer de primera mano la historia de Aradia. Quería visitar los lugaresdonde, según había leído, fue vista por última vez la que se consideraba la bruja másantiguadeItalia,lamadredetodaslasbrujasyunadelasfigurasmásimportantesparaelneopaganismo. Aquello, como todo lo demás, comprar estores para las ventanas, uncolchón,ropadecama…,quedabaatrás,perdidoenunlimboeconómicodelquenosabíacómo iba a salir. Aquel día llamé a Samanta para comentarle los cambios que seavecinabanenlaempresa.Aunqueellateníaexcedencia,consideréquedebíasaberlo.

—Por la casa no te preocupes.Tienes lamía—dijo cuando se lo comenté—.Yahabíasopesadoampliarmiexcedencia,nomelopuedennegar,yahoraloharéconmásmotivo.AunquenocreoquevuelvaaresidirenEspaña,noestámalasegurarselascosas,yasabes,poraquellode ira todos ladosconcochepropio.—Serio.Yonorespondí—.Hazmeelfavordenopreocuparte.¿Meoyes?

—Pues sí queme preocupo, ymucho.Aquí el trabajo escasea, ya lo sabes. Solodominolaadministración,unsectorquenodaparamás.Sobramosmuchos.

—¿Noerastúlaquemedecíaqueeramaloanticiparse,quenoservíadenada?Puesaplícateelconsejo.Tómateloconcalma.Estoyseguradequetodosesolventará.

»¿Eso que oigo es un maullido?—me preguntó de pronto—. No me digas quetienesungato.¿RecuerdascuandotehablédemiFreddieMercuryparticular?Puesresultaquealdíasiguientellegóungatitoalaexcavación.Eragrisysinpelo,ungatoegipcio.Sonrarísimos,perotienensuencanto.Meacordédetipor loquemecontastesobretusvecinosypenséqueseríalamascotaidealparaelbloque.Aloqueiba:elgatitoeradeunode nuestros compañeros.Mi «amigo especial» se lo compró y tuvo la brillante idea dellevarloensumochila,porquenoqueríadejarloenelhotel.Elanimalitoeramonísimo,deapenas unosmeses, y lo llamóSenatón. Lomalo es que hace poco hubo una pequeñatormentadearenayelpobrecilloseperdió.Todosayudamosabuscarlo,peronologramosdarconél.¡Quélástima!Aúnsemeencogeelcorazóncuandolorecuerdo.

Laescuchésinpoderarticularpalabra,conSenatónenmisbrazos.Noledijecómoeraniqueensucollarponíaelmismonombrequeeldelgatodesucompañero.No lohabría entendido, aunque tampoco lo entendía yo, pensé. Pero ya eran demasiadosacontecimientosinsólitoslosquemehabíansucedidocomoparaplantearmenada,medijealtiempoqueacariciabasusorejas.

—Diana,¿siguesahí?—mepreguntóalverquenorespondía.

—Sí,sí,perdona.Sehaidolaconexión.Noteoíabien.Dime.

—Tengoquedejarte,peroyasabesloquetehedicho:micasaestucasa.

ColguéelteléfonoymequedémirandoaSenatón.

—¿Porquéestásaquí?¿Aquéhasvenidodesdetanlejos?—ledije,comosifueseelmismogatoalquesehabíareferidoSamanta.

Lomiréalosojosyvolvíapreguntárselo,esavezpensándolo.Clavósuspupilasenlasmías,comosientendieseloqueleestabadiciendo,yserevolvióenmisbrazos.

Page 54: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Me agaché y lo dejé en el suelo. Al hacerlo echó a correr, dio un salto y seencaramóalalibrería.Enganchólasuñasenelvolumenqueyohabíaguardadoytiródeélhastaqueellibrosecayódelestante.Cuandogolpeócontraelsuelo,volvióaproduciraquel sonido metálico e irregular, pero Senatón no se asustó, sino que saltó sobre lacubiertay,comosiesta fuese labasedelarenero,comenzóaarañarla.Fuihaciaély lolevanté. Iba a regañarlo cuando vi que algo asomaba bajo la pasta. Se trataba de unoscaracteresquenoseapreciabanconclaridad,peroestabaseguradequeeranletras.Penséenrasparloconunestropajo,rascarlacubiertacomohabíahechoSenatón,perotemíquelasgrafíasseborraran.

RecogíellibrodelsueloyfuiaveraDesmond.Confiabaenqueélpudieseretirarlacapaquetapabalasletras.

—Puedointentarloconestelíquido—dijo,enseñándomeunbotecitoyunpincel—,loutilizoparaquitarelóleodeloslienzoscuandoquierovolverapintarsobreellos,perono te puedo garantizar que dé un resultado seguro.Me refiero a que lomismo nos locargamostodo.IgualesmejordejarqueSenatónsigaarañándolo.—Memiróalaesperademiconformidad.

—¡Adelante!—ledijeimpaciente—.Usaeselíquido.Quieroverloquehaydebajo.

—Esqueestáislocos—nosrecriminóEcles—.Sileechaseselíquido,telovasacargartodo.Dejadmeamí.Estoescasiuntrabajodearqueología.

Le quitó el libro a Desmond de las manos y se lo llevó a su chiringuito. Quiseseguirlo,peronomedejóentrar.

—Mepondrásnervioso.Siquieresquelolimpie,espéramefuera.Oenlacasa,conDesmond —me dijo tajante, con cierto malestar que atisbé en sus gestos y que meincomodó.

AunqueDesmond insistió enquemequedase, preferí esperar enmi casa.En esemomentoestabademasiadonerviosacomoparamantenercualquiertipodeconversación.

Mellamótreshorasmástarde.

—Esitaliano—meexplicóEcles,entregándomeellibro—.Pareceuntítulo,peroloextraño es que las páginas interiores estén en blanco.Aunque puede que su interior nofueseelque tienenahora.Talvezencuadernaronunos foliosenestacubierta,queantespertenecióaotroejemplar—concluyóencogiéndosedehombros,ymeloentregó—.Esmuy antiguo, eso puedo asegurártelo. No sé qué tipo de material es, pero puedogarantizarte que esta cubierta está confeccionada con un preparado que no había vistojamás.Porotrolado,creoquequisieronocultaresaspalabras.Loquenosemeocurreeselmotivoque tuvieronparahacerlo, ano serque, como tehedichoantes,utilizasen lacubierta de nuevo, que la reciclasen, y por ello ocultaron las letras. Si tuviese el textooriginal, es probable que suvaloración fuesemuy alta.Miopinión es que esta cubiertaperteneceaotrolibro,unejemplarquedebiódesermuyantiguoyvalioso.

Aradia

Page 55: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Letredicileggi

Credoeriti

Page 56: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO13Había vuelto a la entrada del laberinto, ni tan siquiera había avanzadounpalmo,

penséleyendolasgrafías.SoloteníaelnombredeAradia,lafrase,lastreceleyes,ydospalabras,«credo»y«ritos».Nadaenaquellas letrashablabadelevangeliode lasbrujas,comoyohabíasupuesto.AntesdequeEcleslimpiaselacubierta,teníalaesperanzadequeaquellibro,loquehabíaescritoensuportada,mecondujesehacianuevasinvestigacionesy estas a un nuevo camino queme acercara a saber algomás sobremis orígenes, peroseguíasiendounsimplelibrocontodaslaspáginasenblanco.

AqueldíainvitéaEldaacenarenmicasa.Habíadecididocontarleelencuentroconaquel desconocido en elmetro y la similitud deSenatón con el gato del queme habíahabladoSamanta.Ellaeralaúnicapersonaquemecreería,queentenderíamidesasosiego,pensé. Si había visto mis lágrimas trasformadas en pétalos de rosa, si las habíaidentificado como algo normal, el resto de los acontecimientos le serían igual decotidianos y comprensibles. Y aunque aún permanecía fresca en mis pensamientos laadvertenciaquemehizoelhombredelvagóndelmetro,decidíarriesgarmeporqueellaera,enciertomodo,comoyo.Unserextraño,diferentealresto,capazdeverysentirlasotrasrealidades,ylomásimportante:creíaenellas.

Elda llegómedia hora antes. Cuando le abrí la puerta capté un rumor extraño yconstante,comositrasellaalguienestuvieramurmurando.Peronohabíanadie.Elsonidomepareciótanrealquesalíalrellanoparaecharunvistazoeinclusomeasoméalhuecodelasescalerasbuscandosuprocedencia.

—¿Quépasa?—mepreguntóellaaltiempoqueseguíamispasos.

—Heoídounaespeciedecuchicheomuyraro—lerespondí—.¿Túno?

—No.Talvezhayasidounacorrientedeaire.Yasabes,tengoeloídomuyfino,lohabríacaptadoantesquetú—contestósonriendo.

—Esposible—repusemientrasmehacíaaunladoparadejarlaentrarencasa.

—Esperoquenoteimportequehayasubidoantesdelahora.Heterminadoprontoeltrabajoypenséqueasítendríamosmástiempoparacharlar.

—¡Quécosastienes!Túnuncamolestas—lerespondí.

No le dije que su presencia, inexplicablemente, me incomodaba, y lo máspreocupanteeraquenosabíaporqué.

—Ybien,dime,¿quéesloqueteinquietatanto?—preguntósinmáspreámbulos.

Lamirécondetenimiento,dearribaabajo,porquedeprontomepareciómásaltaymásdelgada.Elhabitualolorapinturaplásticaquesolíaacompañarlahabíadesaparecido.Suspasosdejaronunrastroahumedadquemerecordóalqueadquierenalgunasviviendascuandopermanecencerradasdurantemuchotiempo.

—Noséporquépiensasqueestoyintranquila.

—Porqueteconozcoynohaymásqueverte,nodejasdemiraralrededor.Aunque

Page 57: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

lohagasdesoslayoycreasquenomehedadocuenta,nohasparadodeecharvistazosdesde que he llegado —dijo mirándome fijamente, como si intentase leer mispensamientos.Despuésmeguiñóelojoderechoenungestoclarodecomplicidadquenoerahabitualenella.

La observé con detenimiento, buscándola, porque tenía la sensación, la insólitaimpresióndequeEldanoestabaallí,dequeporalgúnmotivosehabíaido.Algoenellahabíacambiado,peronoacertabaasaberquéera.

—Talveztengasrazón,estoyunpoconerviosa.¿Quierestomaralgo?Lacenaaúntardará.Estoyhaciendounaescalivada.

—No—merespondiósentándoseenelsofá,yyolaacompañé—.¿Esquenovasacontarme loque te sucede?—insistió—.Tepreocupaese libro, ¿verdad?—Yseñaló laestantería,ellugarexactoenelqueyolohabíarecolocado.

—No,ellibronotienenadaqueverconesto.Almenosnodeltodo—puntualicé.

Selevantóylocogiódelaestantería.

—¿Estásseguradeloquedices?Yocreoquesí,queestelibrotienemuchoqueverentodoloquetesucede.Suspáginasenblancoteaterrorizantantocomoelhechodenosaberquésignificadopuedentenertodosesosnombresgrabadosenlagaveta.—Laseñaló—.Elvacíoqueproduceentuinteriorlafaltadeunafamiliateestárobandolacordura.No saber quiénes eran tus padres y por qué te abandonaron en aquel mísero hospicio,dentrodeesecajóndemadera,pareceserloúnicoqueteimporta.Aunque,enelfondo,talvezseatumiedoelqueteimpidevermásallá,tomarelcaminoadecuado.

—Noentiendoloqueestásdiciendo—lainterrumpíporquelaformadedirigirseamímeresultódesagradable,demasiadocruda,directaeinusualenella.

—Perdona—dijocambiandoel tonodevoz,que se tornómáspausadoybajo—.Solomepreocupoporti.Deberíasenfrentarteatusmiedos.¿Nohaspensadoqueiguallarespuestaa todoestá frentea ti?Quizás laspáginasdeeste libropermanecenenblancoparaqueescribasenellas.Aveceslassolucionesmássimplessonlasacertadas.Además,esmuyextrañoqueaúnnohayasescritonada.Cualquierpersonayalohabríautilizado.

—Ya,peroyonosoycomocualquierpersona—lerespondísecaytajante.

—Y¿porquénolohacesahora?Talvezasítodastuspreguntasseresuelvan.Nuncasesabe.

Acontinuación,abrióel libro, lopusosobremiregazoymeofrecióunbolígrafo.Lacarcasaeradecristaltransparenteydejabaverlacargallenadetintaroja,deunrojoencarnado,similaralcolordelacubiertadellibro.

Lamiréaúnmáscontrariadaporsuactitudeinsistencia,sincogerelbolígrafoquemeofrecía.

—AnochesoñéquevolabasobreIrlanda—ledije,retirandosumanoyelbolígrafo.

—Noentiendo.—Seencogiódehombros—.¿Quéquieresdecirme?¿Aquévieneahoraquemecuenteselsueñoquetuvisteanoche?—dijoachicandolosojos,al tiempoquefijabalamiradaenmismanosyserevolvíainquietaenelsofá.

Page 58: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—No estaba en este siglo, me encontraba en el siglo XIII. Aterricé junto a unaposada.EnsupuertahabíaunamujerbellísimaquesepresentócomoAliceKyteler.

—SéquiénfueAliceKyteler.

Continuéhablando,haciendocasoomisoasusinterrupciones:

—Alicemereprendióporestarallí.Dijoquemivisitahabíadejadounrastroqueotrosseguiríanymetachódeinconsciente.Mellamóimprudentey,actoseguido,señalóelcieloconungestoimperativo,comosimelanzasehaciaél.Yasífue.AlinstantemevivolandosobrelaescobaqueClaudiamedio.RecorríEscocia.LleguéalasislasOrcadasybajéenelcentrodelaspiedrasdeloscírculosdeBrodgaryStennes.

—Sigo sin entender a qué viene todo esto—me interrumpió e hizo el intento decogerel libro,queaúnpermanecíasobremi regazo,peroyo locerréypusemismanossobreél.

—Cuandomedesperté,laescobaquemeregalóClaudiaestabaencimademicama.Había abandonado su lugar sobre lapuertade la entradade casa, peroyono recordabahaberla descolgado del dintel. Aún no la he tocado, no he vuelto a colgarla. Aunquedeberíahaberlohecho.¿Nocrees?—lepreguntéenuntonodesafianteeirónico.

Nomerespondió.Melevantéycoloquéellibroenlaestantería.

—Desde queClaudiame la regaló y la colguéme he sentido protegida.Hoymesientoextraña,comodesamparada,inclusoelairedelacasamehuelediferente.Hueleamusgo. Y tú, Elda, me pareces distinta. No te reconozco —le dije al tiempo que unescalofríomerecorríapordentro—.Tengolasensacióndequetehastrasformadoenotrapersona, alguien que ha seguido mi rastro, tal y como me advirtió en el sueño AliceKyteler. ¿Es así? Dime que me equivoco, ¡necesito estar equivocada! —concluítemblorosa,asustada,aunqueocultandomiestadoanímicoanteella.

El timbrede lapuerta sonócon insistencia, comosihubieranestadoapretandoelpulsadorvariasvecesynohubiesenhalladorespuesta.MelevantépensandoqueeraEclesoDesmond.Ellasequedósentadaenelsofá,inmóvil,casiestática,sinseguirmispasosyconlavistafijaenlaestantería,sobreellomodellibro.

—Siento llegar tarde —se disculpó Elda cuando le abrí la puerta—. Ecles meentretuvo.Queríaquetedieseesto.—Metendióunacajaqueparecíaunpequeñojoyerode plata—. Llevo llamando un buen rato. Ya empezaba a preocuparme. Incluso te hemandadounmensajealmóvil.

No le respondí ni me aparté para que entrase en casa. La miré fijamente, sinentender qué estaba sucediendo. Ella seguía con la caja en lasmanos, ofreciéndomela.Segundosdespués,bajolamiradaincréduladeElda,dimediavueltaymeencaminéhaciaelsalónpensandoaterrorizada:«SiEldaestáaquí,siacabodeabrirlelapuerta,¿conquiénheestadohablando?».

Era alto y delgado. A pesar del calor, vestía gabardina gris, guantes de cuero yllevabaunsombrerodealaancha.Levisaltar.Sufiguradelgadaseprecipitóalvacíoantemisojos.

—¡Diosmío!—grité,llevándomelasmanosalacaraytapándomelosojos.

Page 59: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—¡¿Qué?!¿Quépasa?—dijoElda,alarmada.Dejólacajasobrelamesa,meagarróporloshombrosymezarandeólevementealaesperadeunareacción.

—Hasaltado.—Señalé la terraza—.Lehevistoprecipitarse, lehevistosaltar—expliquéhorrorizada.

—¿Qué?,¿quiénhasaltado?—inquirióElda.

—Elhombredelagabardina—lerespondíbajitoconunsiseoahogado,yvolvíaseñalarlaterraza.

Eldaretirólasmanosdemishombrosy,conungestodeincomprensión,sedirigióala terraza. Se apoyó en la barandilla y miró hacia abajo. Yo permanecía de pie, sinmoverme.

—No sé lo que has visto o lo que has creído ver, pero nada indica que hayasucedidoloquecuentas—medijoalregresaralsalón—.¿Quépasa,Diana?

Norespondí.Measoméalacalle.Todoseguíaigual:eltráfico,lagentecaminandopor las aceras…Todo era lo habitual, lo rutinario, excepto el hombre que estaba en laaceradeenfrente,mirandohacialaterraza,mirándomeamí.Elmismoqueinstantesanteshabíasaltadoalvacíodesdemicasa.Sequitóelsombreroymesaludóconél.Despuésentróenlafloristeríaydesapareciónadamásatravesarelumbral.Sufigurasedesvanecióantemisojoscomosifueseunfantasma.

Desorientada,mesentéenelsofá.Eldaseagachójuntoamíymetomólasmanos.

—Voyaporunvasodeagua—dijo—.Tómateel tiempoquenecesitesy,cuandoestésmáscalmada,mecuentasloquetehasucedido…

Peronoquisehacerlo.Preferí callar.Toméaireybusquéuna respuestacoherentequedarle.

—Habrá sido una pesadilla —le dije unos segundos después—. Anoche estuvehastamuytardeconelordenadorydebodehabermequedadodormida.

—Laescalivadacasisetequema—dijoelladesdelacocina—.Apagoelhornoylodejoconlapuertaabierta,sinoelcalorresidualnospuedeestropear lacena.Estotieneunapintaestupenda.

—Graciasporsertancomprensiva.

—No seas tonta, qué gracias ni qué narices; somos amigas. Eso sí, no vuelvas adarmeunsustodeestos.LoprimeroquepenséfuequeSenatónsehabíacaídoalacalle,quehabíasaltadodetrásdealgúngorrión—merespondióyaenelsalón,dándomeelvasodeagua.

—Ha sido una pesadillamuy desagradable y demasiado real.Creo que te abrí lapuertaaúnadormilada—leexpliqué,ybebíelaguaquemehabíatraído.

—Desdeluego,buenaspectonotenías,estabaspálida.Debestenercuidado,puedeque sea sonambulismo. En ese caso, es peligroso.—Me quitó el vaso de agua de lasmanos,lopusoenlamesitaydijo—:Anda,abrelacajaquemehadadoEcles.Nosabeslopesadoquesehapuesto.

Page 60: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Sí,sí,ahoravoy,peroantestengoquehacerunacosa.

Me levanté y me dirigí al dormitorio. Elda vino tras de mí. Cogí la escoba deClaudia,queestabaencimade lacama,yvolvíacolgarlasobre lapuertade laentrada,antelamiradaatentademiamiga.

—¿Aquésedebetantaurgenciaporcolgarlaescoba?—inquirió.

—Me siento más segura teniéndola ahí —expliqué señalándola—. Más ahora,despuésdeesapesadillatandesagradablequehetenido.

Memiróysonriócomosisupieraqueleestabaocultandoalgo,quelementía.Peronodijonada,callócomolohabíahechoyoantesqueella.

Aunque Elda insistió en que abriera la caja que Ecles le había dado paramí, noquisehacerlohastadespuésdecenar.Laabríaúnatemorizadaporelrecuerdodelhombresaltandoalvacío,mientrassuspalabrasdabanvueltasenmispensamientos.

Page 61: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO14EldanodioimportanciaaloscomentariosqueEcleslehizosobreelcontenidodela

caja,oalmenosesomeparecióamíalescucharla.

—Merepitióvariasvecesquelodevolviesesallibro.Sonlostrozosdecubiertaqueraspó—medijomientrasyoabríael joyerodeplata—.Meexplicóquecuando rozó lacubiertaconlosdedos,elmaterialpareciómoversedebajodeellos,comosiseablandaseotuviesevidapropia.Yasabescómoesélconeltemadelavidayloobsesionadoqueestáconquetodoslosobjetos,cualquiercosa,poseenvidaytienenalma.

—Ha guardado los restos que quitó de la cubierta, ¡no me lo puedo creer! —exclamésorprendida—.Y¿porquénomelosdio?

—Noselohepreguntado.Imaginoqueenesemomentonoseatrevióadecirteloque le había sucedido. Insistió muchísimo en que devolvieras el material al libro —remarcó,señalandolacaja—.Nosécómovasahacereso,laverdad.

—Yo tampoco—le respondí, aunque,despuésde todo loquemehabía sucedido,penséquetalveznofuesetanextrañoqueaquellospedazosvolviesenaformarpartedelacubiertaconsoloponerlossobreella.

—Bueno,nuncasesabe.Yaconocesmiopinión:todoesposible,solohayquetenerfe.Oye,¿cuándopiensascontarmeesodeloquequeríashablarconmigo?Medijistequenecesitabasexplicarmeunacosaimportante,poresoquedamosparacenar—dijoentonoirónico.

Lesonreí,melevantéydepositélacajasobrelaestantería,juntoallibro.

—Estoypensandoencambiardetrabajo.Lascosasnoandanbienenlaempresayvoyamirarlaformademontarunpequeñonegocio.Sitengosuertepuedequeconsigaunpréstamoparaemprendedores.¿Quéteparece?—respondí,aprovechandoparacomentarlelosplanesquedesdehacíadíasmerondabanpor lacabezayasí justificarmi invitaciónparacenar.Enefecto,teníapensadohablarloconella,peronoenaquelmomento.

—Nidebromamehabríaimaginadoqueeraesoloquequeríasdecirme.Sitesoysincera,tenotépreocupada.

—Y lo estoy.Aún no tengo nada, solo es un proyecto. Pero dime, ¿crees que esbuenaidea?

—Mepareceunpocoarriesgado,peromegusta.Imaginoqueyatendráspensadodequévaaserylazonadondetegustaríaubicarlo.

—Sí,porsupuesto.Hepensadoenvenderlibrosantiguos,cartasdeltarot,velas…ContaríaconlacolaboracióndemiamigaSamanta.Aúnnoselohepreguntado,peroséque hará todo lo posible por ayudarme; ella puede conseguirme material artesanal deEgipto.Megustaríaquefueseunestablecimientodistintoalresto.Quieroqueseaunlugardondelosclientes,nadamásentrar,sientanelalmadecadaartículoallíexpuesto,yquetodos encuentren el suyo propio. En cuanto al local, creo que tú puedes echarme una

Page 62: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

mano.

—Quieresquelopinte—dijosonriente.

—Noexactamente.Quieroquemeayudesaencontraraldueño.Esellocalqueestáen losbajosdeledificio.Comosabes,estácerradoyno tieneningúncartel.¿Creesquepodríamosaveriguardequiénes?Elsitioesideal.Necesitarámuchosarreglos,peroalomejoresomesirveparaconseguirunbuenprecioenelalquiler.

—EllocalesdeAntonio,nuestrocasero,perosientodecirtequeesloúnicoquenoalquila.Loregentabasumadrey lomantiene talycomoella lodejó.Comosi fueseunmausoleo.Yoquetúniselocomentaría—expuso.

—Lointentarédetodasformas.Echarémanodelaagenteinmobiliaria,ysiellanoloconsigue,hablaréyoconél.

Continuamoshablandodurantemediahoramássobreaquelproyecto.

CuandoEldasemarchó,cogílacajaqueEcleslehabíadado.Coloquéellibrosobrelamesa,mesentéylaabrí.Sintocarelmaterialquehabíadentrodeella,lavolquéencimadel libro. Los pedacitos rojos cayeron sobre la cubierta y de repente comenzaron aacoplarseentresí,ycomosifuesenbolitasdemercurio,seunieronalrestodelacubiertahasta que esta recobró su aspecto anterior. Ni tan siquiera se notaban los arañazos deSenatón.Elgatito,quehabíaestadodurmiendodurantetodalaveladadentrodelagaveta,dioun saltoy salió corriendohacia el dormitorio en elmomento enquevolqué la cajasobreellibro.

Eraevidente,pensémirando lacubierta,queporalguna razónquedesconocíamivida no solo había cambiado al dejarme Alán, algo más había sucedido que yo habíapasadoporalto.Talvez las investigacionesqueestabasiguiendo,mi insistencia,habíanoriginado aquel cambio.O quizás, pensé observando la caja deEcles, los causantes detodosaquellosacontecimientosextrañoseranaqueledificioysusinquilinos.SoloestabaseguradequeDianalabruja,comomeapodabanenelhospicio,seguíaahí,dentrodemialmaymicorazón,yparecíalucharcontodassusfuerzasporsalir.Ylomásimportanteyextrañoeraquemesentíabien,pensésonriendomientrasdevolvía lacajayel libroa laestantería.

Salí a la terraza y contemplé la calle. La falta de luz dentro de las tiendas yacerradas confería a losmaniquíes un aspecto fantasmal. Las aceras estaban casi vacías,ocupadassoloporalgúnqueotrotranseúntequeregresabadel trabajooacudíaaalgunacita.Sehabíalevantadoviento,unvientoqueremovíalashojasdelosplátanosdesombra,que zarandeaba los toldos de los balcones y arrastraba algún que otro papel sobre losadoquinesgrisesysucios,quedesplazabaporelairelasgotasdelaguasobrantedelriegodealgunasmacetas.Eraunvientocálidoysecoquetambiénrevolviólatelaplegadadelavelademialadelta,secolóentresuspliegues,recorriósuinteriorysacófueracientosderecuerdos queme asaltaron, que parecían haber estado esperando a salir justo en aquelmomento. Agazapados, como bandidos en aquella noche cálida y solitaria de agosto,fueronpasandounotrasotroantemí.Meagachépararecolocarlavelaypenséqueella,como yo, anhelaba volver a surcar el cielo. El sonido inconfundible del camión de labasura vaciando los cubos corrió por la fachada del edificio, subió por las paredes deladrillo visto ennegrecido por la polución y murmuró algo cerca de mí, algo que no

Page 63: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

conseguí entender.Me incorporépara ver sus luces.Losdestellos amarillentos yendoyviniendoenlasemioscuridad.SabíaquenoeraelDeLoreanporqueDesmondteníaotraruta,peronopudeevitar imaginarlodentrode lacabinaysonreí.Sabíaquealgoestabasucediendoentrenosotros,losentía,peroteníamiedo,miedoadejarmellevarporaquellaquímica,quepresentíaformabapartedeotrarealidad.

Saquéa la terraza loscojinesdel sofá,mialmohaday lacolcha.Cogíel teléfonomóvilymetumbé.Carguélaaplicacióndemúsicaenelteléfono.Busqué«LostOnYou»,delacantanteneoyorquinaLauraPergolizzi,conocidacomoLP,ycerrélosojos.Intentéquemispensamientosseaplacasen,quesefueranyendoconlavoz,laletraylamúsicadeaquellacanciónquetantomegustaba.

Despertéyaamaneciendo,enlacama.Olíaacaféreciénhechoytostadas.

—Estás preciosa cuando duermes—me dijo Desmond—. Ya sé que es la típicafrasequesueledecirse,peroentucasoescierta.

—Gracias por llevarme a mi cama —repuse con una sonrisa agria al recordarcuandoAlánme levantabadel sofá y enbrazos, como si fueseunaniña,me llevaba aldormitorio.

—No tienes que agradecerme nada, ha sido un regalo para mí poder llevarte enbrazos. Te acurrucaste enseguida. Parecías un pajarito arrecido de frío—explicó—.LoquesímecostófuemeteraSenatónenlacasa.Nitecuentoquébufidodiocuandointentécogerlo,parecíaelgritodeundemoniodeTasmania.Lodejéahí,conelhocicolevantadoyenseñándomelosdientes.Esundesagradecido,haolvidadodemasiadoprontoquefuiyoquienlorescató—concluyó.

—¡Quémedices!—exclamésonriendo—.Creíaquelosvampirososentendíaisconlascriaturasdelanoche,ylosgatosloson.

—Debería haberle bufado yo también, pero no quise asustarlo —contestósonriendo.

Quizásdíasatrásmehabríamolestadoquenomedespertaseysetomaselalibertaddellevarmeamicama,pensémirándolo.Peroenesaocasiónnofueasí,meagradóquelohicieseporquecadadía lo sentíamás cercademí.Había algoquepocoapocoparecíaunirnos, algo invisibleque jugaba connosotrosynuestras emociones.Era evidentequeambosnossentíamosbiencuandoestábamosjuntosyquelosdoséramosconscientesdeello.

—Lapróximavez,silahay,despiértame—ledije.

—Lointenté,perofueimposible,créeme—respondió—.Semehacetardeycreoque a ti también—comentómirando su reloj de pulsera—.Yo tengo que dormir y tú,imagino, que trabajar.No olvides que rescatarte de la terrazamuerta de frío, hacerte eldesayunoyaguantarelbufidodeSenatónsemerece,almenos,unvueloentualadelta.Melodebes,aunquemipreocupaciónportinotehayagustadodeltodo.—Meguiñóelojoderechoycaminóhastalapuertaporqueelsolcomenzabaadarenlaterraza.

—Lovamoshablando—ledije,yélseencogiódehombros,comosinoentendiese

Page 64: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

aquémeestabarefiriendo—.Merefieroalodelvuelo.

—Vale.Nosvemos,escocesa—concluyódesdelapuertadelacalle.

—Nosvemos,vampiro—contesté.

Aquellamañanacogí la línea6, lacircular,conlapremonicióndequeelviajenoibaasercomolosanteriores.Sabíaque,aunquenoquisiera,losacontecimientosinsólitosseguirían sucediendo.Mi vida había dado un giro de ciento ochenta grados, algo habíarotolaburbujaenlaquehabíaestadoencerrada,oprotegida,durantetantosaños.Habíadejadodeserunapersonanormalymehabíaconvertidoenlabrujaquesiemprefui.Teníalaseguridaddequeyanohabíamarchaatrás,porquecomenzabaapensar,sentiryverdeotraformatodoloquemerodeaba.Eradiferentealrestodelosmortales,yasímesentía.Aquelloscambios,pensé,soloeranelcomienzodeunatrasformacióninevitable,porquetodoelloformabapartedemidestino.

Mecoloqué,comosiempre,recostadaenunodeloslaterales, lejosdelasmiradasindiscretas.Aquellamañana no abrími ordenador, cerré los ojos y recapitulé todos losacontecimientosextrañosquemehabíansucedidoentanpocotiempo.Miencuentroconaquel hombre cuyo físico, durante casi toda la conversación, había sido idéntico al deElda,suspalabrasylainsistenciaenqueyoescribieseenlaspáginasdellibro.Mimentiraal dar a entender que no había intentado escribir en él. Lo había hechomuchas veces,durante muchos años, pero jamás lo había conseguido porque la punta del bolígrafopatinabasobrelasplanasylatintanoseadheríaaellas,resbalabaporlasuperficie.Nitansiquieralamanchaba.Sedeslizabaporlashojashastacaersobrelamesa.

RecordéellibroprecipitándosealsuelocuandoSenatónlotiródelaestanteríayelruidometálicoqueprodujoalgolpearcontraelpiso.LaspalabrasdeEclesespeculandosobrelaposibilidaddequelastapasperteneciesenaotroejemplarylomuchoquelehabíasorprendidoelmaterial conelqueestabanconfeccionadas…Mevivolcando la cajadeplataconlosrestosdelacubiertaqueEcleshabíaquitadoyrecordécómosehabíanunidoaquellospedazosalcaersobrelacubiertahastadevolverlesuaspectoanterior.Depronto,la imagendelbolígrafoquemehabíaofrecidoaquelhombre,elcolorde la tinta,deunrojoencarnadotansemejantealdelacubiertadellibro,juntoatodolosucedidoantesydespués de su visita, pareció tomar forma y sentido. Cada uno de aquellos sucesos seacoplaronentresícomosifuesenpiezasdeunpuzlequeformóunaúnicafigura,clarayprecisa:laspáginasestabanescritas.Lohabíanestadosiempre.Cómonomehabíadadocuentaantes,merecriminé.

—Ese texto es similar a un archivo informático protegido. No se puede ver sucontenido,niabrirlonimodificarlo.Paraaccederaélhayquetenerelmaterialprecisoylasclaves—dijounavozmasculina.

Abrílosojosylovifrenteamí.Teníaelmismoaspectoquelavezanterior,cuandomehabíahabladosobreAradia,afirmadoqueaquellaestacióneraunagujerodegusanoyadvertidoquetuvieracuidadoporquenotodoslosquebuscabanelevangeliodelasbrujasteníanlasmismasintencionesqueél.

—Lo siento, no he podido evitar oír sus pensamientos. Me refiero a susconclusionessobreellibro,elverdaderoevangeliodelasbrujas.Sucomposiciónesdeunmaterialsimilaralmercurio.Lotieneusted,¿verdad?—preguntó.

Page 65: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Eltrenentróenuntúnelysufigurasedifuminóenlaoscuridaddelmetro.

Recorríelvagónbuscándolo,aunsabiendoquesiyopodíacaminar,élyanoestaríaallí.Sehabríamarchadocomolavezanterior,sindejarrastrodesuexistencia,regresandodenuevoasurealidadatravésdeaquelagujerodegusano.

Volví a situarme en uno de los lados del vagón.Me intranquilicé al pensar que,comoennuestroanteriorencuentro,eltiempopodíahabertranscurridodeformainusual.Saquémiteléfonomóvily,temiéndomelopeor,comprobélahora.Apenashabíanpasadounosminutos.Respiréaliviada.

Trabajabaen lazonadeAzca,demodoquemeapeabaen laestacióndeNuevosMinisterios y caminaba hasta la calleOrense.Me gustaba recorrer las calles a primerahora de la mañana, sentirme parte de aquel despertar de la ciudad, apresurado pero altiempovacíodelaprisacansadaycabizbajaquesedabaalatardecer,cuandolasoficinasyloscomerciosibanechandoelcierre.Enlamañanaelaireaúnnoestabaviciado,olíaala humedad producida por el riego de los jardines y el sol era una caricia. Los sueñostodavíaestabanporcumplir.Sinembargo,durantelatarde,alfinaldelajornadalaboral,lamayoríadelagentecaminabaconlossueñosrotosdelamanoyelcansanciopegadoalapiel.

Abstraída,pensandoquetalvezmilibrofueseelverdaderoevangeliodelasbrujas,mebajéen laestacióndeCuatroCaminosenvezdehacerloenNuevosMinisterios.Enaquellaestación,lamásprofundadelmetrodeMadrid,solíaapearmepararecogeraAláncuandoletocabacerrarlatienda.Hacíatiempoqueyanolautilizaba,quenohabíavueltoarecorrernitansiquieralascallesaledañas.Porellopenséqueelsubconscientemehabíajugadounamalapasada.Noquisevolveratrás.Decidícaminarunpocomásporqueaúnerapronto.

Enelcorredorqueconducíaalacallelagentesearremolinabajuntoauncantautorque,guitarraenmanoyapoyadoenlapared,conunsombreromarróndealaanchaenelsuelo,juntoasuspies,interpretabaunfandango.

Pensabapasardelargo,nodetenerme,peroterminóelfandangoycomenzóacantar«Inolvidable», del discoLágrimasNegras deElCigala.Aquella canciónme impulsó adetenermejuntoaltumulto.Seguílaletraylamúsicayrememoréaquellasnochesdevinoyrosas,desábanastempladasyacordesdeflamencorasgandoelaire.AquellasquepaséjuntoaAlán.

Cuando terminó la interpretación y la gente se fue yendo,me incliné y dejé unamonedadentrodelsombrero.Élmemiró.Lohizofijamenteycondetenimiento,comosiintentasedecirmealgosinhablar.Fuecomosinosconociésemosdesdesiempreyamboslo supiésemos pero nos estuviera prohibidomanifestarlo libremente. Le sonreí y élmedevolvióelgesto.Despuésbajólacabezaycolocólacejilladelaguitarra.

—¡Gracias!—ledijepensandoenloquemehabíahechosentirlaletraylamúsicadelacanción.

Recogí algunos pétalos de rosa que caían demi bolso al suelo y, casi sin darmecuenta ni proponérmelo, los deposité en el sombrero. Me di la vuelta y caminé endirecciónalasescalerasqueconducíanalacalle.

Page 66: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—¡Pelirroja!—gritóelmúsico—.Espera,tengoalgoparati.

Cuandomedi lavueltaviqueyaestabaamilado.Denuevomemiródeaquellaformatanespecialyyonotélamismasensacióndecercanía.

—Esunacuerdarotademiguitarra—explicóenseñándomela—.Cuandosepartenlas guardo para las mujeres de agua. Son tan especiales y mágicas como vosotras. Sequiebran cuando ya no pueden soportarmás emociones.Déjame que te la ponga en lamuñeca.Teprotegerá.

Mesorprendierontantosuspalabrasquenosupequédecir.Estiréelbrazoyledejéhacercomosileconociesedesdesiempre.Lagentepasabaanuestrolado,esquivándonosporqueestábamosparadosenelcentrodelpasillo.Cuandolacuerdamerodeólamuñeca,el murmullo de los pasos y las voces de los transeúntes se convirtió en un sonidosemejantealdelalluvia,inclusomepareciósentirquelasgotasdeaguacaíansobremí,queresbalabanpormipeloymismejillas.

—Nuncahellevadounapulserahechaconunacuerdadeguitarra—ledije,absortaen lo que estaba sucediéndome, turbada por aquella sensación maravillosa que solíaexperimentaraloírelsonidodelalluvia.Y,sobretodo,porqueelrocedesusdedossobremimuñecameresultóconocidoyespecial.

—No la habías llevado antes porque, hasta ahora, no la necesitabas. Aún no tehabíanrotoelcorazón,mujerdeagua—dijocerrándolaconvariosnudosdiminutosque,alterminarlos,parecíanunafiligranaimposiblederepetir—.Notelaquites;cuandonolanecesites,ellasolaseirádetumuñeca.

Hizounruidoconlabocaparaindicarquehabíaterminado,guiñóelojoderechoy,sinmás,volvióasuguitarra,aaquelsitioenelsuelodelpasillodelaestacióndeCuatroCaminos.Y el sonido de la lluvia fue sustituido por los acordes de su guitarra, que yadabanlostonosparalasiguientecanción.

—Nosvemos—ledije.

Medespedídeéllevantandolamanoderecha,enseñándolelapulseraysonriéndole.

—Nosvemosenelcamino,bellapelirroja.¡Cuídate!

—Ytú—repuse,yaconlaabsolutaseguridaddequealgonosunía.Quizásfueranlasganasdevivir,otalvezqueél,comoyo,veíamásalládeloquesucedíaalrededor,medijerecordandosuspalabrascuandomepusolapulseraenlamuñeca.

Medetuveunossegundosparamirarlomientras recogía suscosas.¿Cuál sería sunuevodestino?,mepregunté.Ledi laespaldaycaminéendirecciónalasalida.Volvíacomprobarlahoraenelteléfonomóvil.Habíaperdidomástiempodelqueparecía.Teníaqueapresurarmesiqueríallegaraltrabajoenhora,porquedebíacaminarunbuentrechohastallegaraOrense.SubílasescalerasqueconducíanalacallealtiempoqueescribíaunwhatsappparaConchaenelquelepedíaque,simeretrasaba,ficharapormí.Allevantarlacabeza,yafuerade laestación,medidebrucesconél.Yalhacerlo,almirarloa losojosycuandoélmemiró,inconscientementemellevélamanoalamuñecabuscandolapulsera,lacuerdarotadeaquellaguitarraqueelcantautoracababaderegalarme.Recordésuspalabras:«Teprotegerá».

Page 67: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Dejaqueyomeencarguedeél—mesusurróaloídoelcantautor,quesehabíasituadodetrás demí y que, al vermeparada delante deAlán, presintió que algono ibabien.

Mevolví,mepeguéaél,lesonreíyledijeenunsiseo:

—Élfuequienmerompióelcorazón.—YmiréaAlán.

Acontinuación,mesonrióymerodeólacinturaconelbrazo.Sentísucalidez,elolordesucolonia,ytambiénnotéelsaboragrioquetuvoparaAlánlasonrisayelsaludoqueelcantautorlededicó.

Page 68: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO15Nos saludamos sin dejar de mirarnos mutuamente, aunque él, Alán, también

observaba al cantautor, que aún seguía con el brazo alrededor demi cintura. Lo hacíacomosisiguieraunpartidodetenisylapelotafuesedeélamí,asuguitarrayamí,asusvaquerosyamí…

—Quésorpresaverteporaquíyaestashoras—medijo,contemplándoloaélperodirigiéndoseamí.

—Koldo—sepresentóelcantautoraltiempoqueletendíalamanoaAlán,quelaestrechó.

Miexesbozóungestoretorcidoynosepresentó.ComosiKoldonoestuvieraallí,segiróymedijo:

—A ver si nos vemos y nos tomamos algo un día de estos. Te llamo. ¿Siguesteniendoelmismonúmerodeteléfono?

—¡Hola!—dijolanoviadeAlánalllegar,abrazándoseaélcomosiselofuésemosarobar.Fuetalsuentusiasmoqueloarrastróhaciaellayloseparóunoscentímetrosdelaposiciónqueteníafrenteanosotros—.Yaheaparcado.Cuandoquierasnosvamos.

—¿Nostomamosalgoundíadeestosconellos?—mepreguntóKoldosonriendo,yalmomentoserespondióasímismo—:Creoquenovaapoderser.

Yomeechéa reírpor lasituación,porel ingenioyeldescarodelcantautor,perosobre todopor la expresióndemi ex, quehabía pasadode ser ungestode seguridad aconvertirseenunamuecadedesconciertoydesagrado.

TraslaspalabrasdeKoldo,alanoviadeAlánseledebiódecaerlasonrisadentrodelbolso,porquejuntóloslabios,agachólacabezaycomenzóabuscarlaenelinterior.

—Nosvemos—dijoAlán,mirándomecongestodesabrido.Cogiólamanodeellayseencaminaroncallearriba.

Koldoyyolosseguimosconlavista.Aláncaminabadecididoyrápido,comosilaprisalehubieraasaltadoderepente.Ellalehablabapegadaasuorejay,devezencuando,volvíalacabezaynosmirabadesoslayosindejardemurmurar.

—¡Gracias!—ledijeaKoldocuandoAlánysuparejasealejaron—.¿Cómosupisteloquemesucedía?—lepreguntésorprendida.

—Bueno,salícasidetrásdeti.Yameibayteviparadaahí,frenteaél.Notienesniideadeloqueseaprendeenestossitiosenlosqueeltumultosecreeprotegidoeinvisible.Ahídondeunopiensaquepasadesapercibidoesdonde,inconscientemente,dejaescaparlossentimientos.Yosoyuncazadordeemociones.Además, tienesloszapatosllenosdepétalosderosa.—Losseñaló—.Debesdellevarelbolsorepletodeellos.Estásdemasiadotriste.Élaúnteduele—afirmó—.Sisiguesasítendrásquecambiarloporunomásgrande,enesenotecabrán.

—¿Cómopuedessabertodoeso?

Page 69: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Ya te lo he dicho, soy un cazador de emociones. Tus pétalos son lágrimas,¿verdad?—preguntó, cogiendounodeellosydeslizándoloentre susdedos—.Hevistolágrimasconformademariposas,deplumasdiminutasdecoloresvivoseinclusobolitasdecristal.Haceañosconocíaunamujerquehacíarosariosconlaslágrimasquerecogía.Siaúnvivieratedaríaladireccióndesutiendaparaquelellevaseslastuyas.Esunapenaquesemarchiten.Contuslágrimashabríahechounascuentaspreciosasparasusrosarios.

—Deboreconocerquetienesuningeniomaravilloso—ledijesonriendo.

—No es ingenio. ¿Acaso crees que eres la única que puede vermás allá de estarealidad?¿Deverdadcreesqueereslaúnicapersonaespecialydiferentequecaminaporestas calles?—Señaló con el dedo a los viandantes que abarrotaban las aceras—. ¿Laúnicaquecreeenlamagia?

Nosupequédecirle.Extendiólamanoysoplóelpétaloderosaquehabíarecogidounossegundosantes.Estesedesplazóenelaireydesapareciócomosihubiesepasadoaotradimensión.

—Megustaríavolveraverte.¿Estarásmañanaaquí?—ledijesinresponderasuspreguntas,porquemisilencioyalohabíahecho.

—Hasidounplacerayudarte—contestó,ysealejósinmiraratrás.

Durantetodalajornadalaboralnodejédedarvueltasalaspalabrasdelhombredelmetro.Segúnél,milibroeraelverdaderoevangeliodelasbrujasyestabaconfeccionadoenteramenteconelmismomaterial.Laspáginasylacubiertaparecíanpapel,peronoloeran.Aquello, juntoal sonidoquehabíaproducidoel libroal caeral suelo, aquel ruidometálico,ylaformaenquelostrocitosqueEcleshabíaarrancadoseunieronalmaterialde las tapas, me llevó a concluir que el hombre del vagón tenía razón: el libro,posiblemente, estaba confeccionado con un metal similar al mercurio. Recordé elbolígrafoquemehabíaofrecidoel hombreque sehabíahechopasarporElda.La tintaencarnada de la carga. Su insistencia en que escribiese sobre las páginas en blanco. Ypenséque,talvez,latintadeaquelbolígrafoconlacarcasadecristaltransparenteeradelmismomaterialquemilibro.Siestabaenlociertoylaspáginasdelvolumenyaestabanescritas, quizás aquella tinta solo sirviese para destruirlo. Porque, si la tinta era de lamismacomposición,reescribiríasobreelsupuestotextoinvisibleoseuniríaaélcomolohabíanhecholospedazosqueEclesarrancódelacubierta.Haríaqueeltexto,deexistir,sehicieseilegible,pensé.Aquellaposibilidadmeinquietó.Tantosimilibroeraelmismoalque se había referido aquel extraño hombre del metro como si no lo era, debía tenercuidado.Despuésdelosucedidoeraevidentequeenesaspáginasseescondíaunsecreto,unmisterioquenopertenecíaalarealidadenlaquehabíavividohastaaquelmomento.Ynosoloeso;desdequesutítulosehizovisible,desdequeSenatónloarañó,parecíahaberdesencadenadounaseriedeacontecimientosextrañosque,aunquenomeeranajenosdeltodo,meintranquilizaban.

Aquella tarde,al regresardel trabajomeapeéunaestaciónantes.Queríacaminar.Necesitabaperdermeentreelbulliciodelosviandantes,descargaradrenalina,reflexionarsobreloquemehabíasucedido.

Alllegaralportalmesonóelteléfono.EraunmensajedeAlán.Meparéyloleí:

Page 70: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Estabaspreciosaconelpelorecogido.Veoquetevabien.Y,aunquenolocreas,mealegro.Megustaríaverte.Dimesipuedollamarte.

Loleívariasvecesyapuntoestuvederesponderle.Memoríadeganasdeverloasolas, de sentirlo de nuevo cerca de mí, pero me contuve. Cerré el WhatsApp einstintivamentebusquélapulseradeKoldoenlamuñeca.Alhacerlo,notéalgodiferenteenella.Mesubíunpocolamangadelacamisaylamiré.Enlacuerdahabíaunabolitadecristal transparente y brillante, como una lágrima. Una lágrima perdida, pensé. Pasé layemadelosdedosporsusuperficieylagirévariasveces.Debíavolveraverlo,teníaqueverlodenuevo,medijemientrasgirabalabolitaentremisdedos.RegresaríaalaestacióndeCuatroCaminosy lebuscaría.Buscaríasusacordes,suvozy lamagiade laquemehabíahablado.Aquello,el tenerami ladoaalguienqueparecíasercomoyo,mehacíasentirbien,medabaseguridad.

—Esuncazadordeemociones—medijoClaudia,lamadredelcasero,queparecíaestaresperándomeenelrellano.

Cerré lapuertametálicadel ascensorymeacerqué a ella.Yanomeplanteaba siestabaallíosisufigurasoloeraunproductodemiimaginación.Sabíaqueexistía,igualqueyo.Eratanrealcomocualquieradenosotros.

—¿Quién?—lepregunté.

—¡Quiénvaaser,hijamía!PuesKoldo.

—¿Conquiénhablas?—mepreguntóEclesdesdesupuerta.

Medilavuelta,lomiréylerespondí:

—Sola,Ecles,hablosola.Noencuentrolasllavesdecasa.Andoquenosénidóndeestoy,másperdidaqueunpayasoenunatragediadeShakespeare.

—Sí, ya veo que vas un poco despistada. Estás en la puerta de Claudia —dijoseñalándola—. Si quieres le digo a Desmond que salte ahora y te abra desde dentro.Aunque,sitieneslaterrazacerrada,nosésivaapoder.

—No,no,yahedadoconellas—lerespondí,sacandolasllavesdelbolso.

—Desmond me ha comentado que te invitó a la fiesta que doy la noche delequinoccio.Siesasí,sivasavenir,megustaríapedirteunfavor.

—Aúnno loséconseguridad,perodime,¿quénecesitas?—lepreguntémientrasintroducíalatijaenlacerradura,yadeespaldasaél.

—Queinvitesalahijadelafloristaamifiesta.

—¿Terefieresalapequeñajaponesa?

—Sí,aAmaya—contestó.

—Y¿porquénolainvitastú,queereselanfitrión?Supongoqueteconocerámásqueamí,unareciénllegadaalbarrio.Nomeimaginollegaralatiendaeinvitarlaaunafiestaasí,sinmás.Nonosconocemosdenada.Pero,ahoraquelopienso,¿porquénoselohaspedidoaEldaoaDesmond?Elloslaconoceránmejorqueyo.

—SelopedíaDesmond,perosenegó.Medijoquesitantomegustaba,deberíaser

Page 71: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

yoquienlainvitaseparanodarlugaraqueellaseequivocase.Yasabes,quepensasequeeraélquienestabainteresadoenquefuesealafiesta.YaEldanohequeridopedírselo.MeregañacuandoledigoqueestoyenamoradodeAmayayquesoyincapazdepasarmeporlaaceradelatienda.Ellapiensaquetodoloquetengodegrandelotengodecobarde.Séqueestáenlocierto,peromemolestamuchoquemelodiga.

—Anda,pasaylohablamos—ledije,enternecidaporsuspalabras,queparecíanlasdeunadolescente.

—No,gracias.Estaráscansada.Ya lohablamosotrodía—medijoenun tonodevozapagado.

—¡Noseas tonto!—exclamé,poniendounamanoensuespalda—.Nos tomamosunrefresco,quehaceuncalordejusticia,yvemoscómoloorganizamos.

Tuvoqueagacharseparaentraren lacasa.Lapuerta,comocasi todo, lequedabapequeña.

—Eresmuyamable,Diana—medijoconunaclaraexpresióndeagradecimiento.

—Nomásdeloquelohassidotúconmigodesdequelleguéaviviraquí—repliquésonriéndole—.Voyaponermemáscómodayabuscarmischanclas.Estoymatada.Medioporcaminarytengolospiesdestrozados.Notardoniunminuto—leexpliquéyaconunodeloszapatosenlamano—.Peronotequedesahí—ledijealverquenosemovíadelaentrada—,parecesunaestatuadesal.Siéntate.—Señaléelsofádelsalón.

Mientrasmecambiabanopudeevitar imaginarmealapequeñafloristajuntoaél.Era tan delgaday diminuta, yEcles tan grande, pensé sonriendo, enternecida porque, ajuzgarporlaactituddemivecino,eraevidentequelajovenlegustaba.

—¿Sabes? Ayer recogí dos palés de madera de la obra. Los estoy lijando y losbarnizaré.Quieroponerlosenlapareddelaterrazaydentro,entrelasláminas,colocaréplantas colgantes de flor. Algunas verbenas y geranios de hiedra, creo que los llamangitanillas.Siquieresteregalounodelospalésparaquetambiéntúpuedasponerplantas—dijomientrasposabalavistaenlaterraza.

Lomiréfijamenteylesonreí.Élmedevolviólasonrisayagachólacabeza.Estiróla mano para tocar a Senatón, que estaba cerca de mis pies, pero este le bufó y saliócorriendo.

—Tegusta,¿verdad?—lepregunté.

—Es un gato precioso, ¡por supuesto que me gusta! —exclamó—. Se parece anosotros,alosquevivimosenesteedificio.Peroélsesientediferente.Sinofueseasínohuiríademí.Ledoymiedo,comoalrestodelaspersonas,alasquenosoncomonosotros.CuandoEldamedijoquenoestabasseguradeadoptarlo,estuveapuntodequedarmeconél,perosabíaqueloasustaría.Soydemasiadograndeyfeoparaél.

—NomereferíaaSenatón,sinoalajaponesa—leaclaré,sonriendoentristecidaporloqueacababadedecirmeyporeltonodoloridodesuspalabras.

—Sí,megustamuchísimo.Desdeelprimerdíaquelavisentíalgomuyespecial,peroaellalesucederálomismoqueaSenatón.Huirádemí.Poresemotivonuncamehe

Page 72: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

atrevidoaentrarenlatienda.Hepreferidoquererladesdeladistancia.

—Puesesohayquesolucionarlo—ledije—,ylodeSenatóntambién.Averquéseha creído este gato alopécico—añadí sonriendo, intentando aliviar aquella tristeza queempañabasusgestosysuvoz.

—Puesporesoquieroquelainvitesalafiesta.Allí,enlanocheyrodeadosdemásgente,meserámásfácildirigirmeaella.Quizásnopercibamifealdadconnitidez.

—Noeresfeo,Ecles;eresdiferente—lerespondí—.Ysilajaponesaterechazaodesprecia,seráporquenotemereceoporquenoestáishechoselunoparaelotro.

—Túlovesasíporquetambiéneresdistintaalosdemás.Losupenadamásverte,elprimerdíaquellegasteaquí.Cuandoestabasconelcaseroyéltesusurrósobreloextrañosquesomossusinquilinos,túnocambiasteelgesto,yesoqueyamehabíasvisto.Poresote dejé la rosa. No fue solo un regalo de bienvenida, también fue una muestra deagradecimiento.

—Tegarantizoquetevitalycomoeres,soloqueamímegustalagentediferente.Odiolosestereotiposfísicosdeestasociedaddedoblemoral.

»Hablaréconella,aunquenosécómonicuándoloharé.Entenderásquelonormalesqueestablezcaunarelaciónpreviaantesdeinvitarlaatufiesta.

—Sí,sí,claro—dijovisiblementenerviosoal tiempoqueemocionado.Agachólacabeza rehuyendo mi mirada y continuó hablando—: Ya pensaré algo, aunque se meocurre que podrías comprar tú las plantas para los palés. Así tendrás una excusa paraentrarenlatiendayconoceros.

—¿Seteocurreoyalo teníaspensado?—lepregunté,guiñándoleelojoderecho.Extendílamanoylaapoyéenlasuyaenungestodecomplicidad.

—La verdad es que sí, lo había pensado, pero no está mal que lo haya hecho,¿verdad?¿Tehamolestado?

—Porsupuestoqueno—contesté,palmeandoligeramentesobresumano—.Antesdequesemeolvide,quierodevolvertetujoyerodeplata—dije.Melevantéymedirigíhacialalibrería—.Aúnnotehedadolasgraciasporeltrabajoquehicisteconmilibro.Toma—meexcuséyletendíeljoyero—,yahedevueltoelmaterialallibro,y…¿sabesqué?,ha restaurado laportadaal caer sobreella.Esextraordinario.Megustaríaquemeechasesunamano.Intentoaveriguarquéesesematerial tanextrañoquesecomportadeformamuyparecidaalmercurio.Talveztúpodríasayudarme.

—Eljoyeroestuyo,teloregalo—respondiósintocarloysincomentarnadamás.

—Gracias.¡Esprecioso!—exclamé,devolviendolacajitaalaestanteríajuntoamilibro—.Ecles,¿podríasexplicarmeporquéguardastelosrestosdelmaterialqueraspastedelacubierta?Cualquieraloshabríatirado,yomismalohabríahecho.Lomismoesqueno quieres hablar de ello, ¿me equivoco?—inquirí al notar su incomodidad ante mispalabras.

—No te enfades, Diana, pero nome gustan esos temas. Siempre los evito—meexplicóalgonervioso.

Page 73: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—¿Aquétemasterefieres?Noentiendoloquequieresdecirme.

—A los sucesos extraños. Me dan miedo. Tengo una apariencia ruda, pero soymiedosoycobarde.Lomíoespurafachada,Diana.

—Sitehaimportunadomipregunta,losiento,noeramiintenciónincomodarte—medisculpé.

—Noerestú.Esmividaanterior.Estoymarcadoporella.Siendoadolescente,moríenunaccidentedetráficojuntoamispadres.Ellosnoregresaron,peroyosí.Lohicealasdocehorasdequesehubieracertificadomifallecimientoycuandoya todospreparabanmi sepelio. Pasé pormúltiples operaciones durante años—me explicó y, al hacerlo, deforma inconsciente se pasó unamano por las cicatrices de la frente—.Desde entoncestengounacapacidadespecialparareconocerobjetosextraños,tantolosqueconservanelalmadelosquesehanidocomolosquenopertenecenaestemundo.—Hizounapausa—.Eselibro—añadióseñalándolo—noesdeaquí.Noperteneceaestemundo.

—¡Losientomuchísimo!—exclamésobrecogidapor loqueacababaderelatarme—.Nopuedoniimaginarloduroquetuvoqueserparati.

—Perdílamemoriay,dehecho,nolaherecuperado.Norecuerdocómoeranmispadresninadademividaantesdelaccidente.Escomositodosehubieraquedadoallí,enelotrolado.Memiroalespejoynomereconozco.Sientoqueestecuerponuncafueelmío.Nomegustahablardeello.Nidelosucedidonideloquesevinoconmigo.Medamiedo lapercepciónque tengo.Si te loestoycontandoesporque teaprecioyparaqueentiendasmi postura en el tema de tu libro.No pertenece a estemundo,Diana.No loolvidesyveconcuidadoentusinvestigaciones.

Nosupequédecirle.Permaneciómirándomeensilenciounossegundosyyoaél.Finalmenteselevantó,mesonrióydijo:

—Noteentretengomás,yateherobadodemasiadotiempo.Graciasporayudarmecon la invitación para Amaya. Cuando decidas ir a la floristería me lo dices y te doydineroparaquecompreslasplantas.

Loabracéyélamí,soloquesuabrazonofueigualqueelmío,porqueyomeperdíentresusbrazosymigestosequedóenunasimpletentativaderodearsuinmensocuerpo.

Levi tan afectadoqueme arrepentí dehaberle propuestoqueme ayudase con lainvestigación.Me disculpé de nuevo y él insistió en que no sucedía nada, que no mepreocupase. Semarchó como había llegado, sigiloso. Era enorme, pero tenía la extrañacapacidad de no hacer ruido cuando caminaba o semovía, como si en realidad aquellaaparienciafísicafueseunaalucinaciónysucuerporealfueradiminutoyligero.Ocomosidespuésdeaqueldesgraciadoaccidentenosolohubieraregresadoalavidaconlaextrañacapacidaddecaptarelalmadelosobjetososuprocedencia,sinoquetalveztambiénsehubiera traído consigo el silencio que acompaña a los fantasmas, pensé cuando lo vimarchar. Recordé con tristeza la forma en que, al mencionar el accidente que habíasufrido,sehabíarozadoconlosdedoslascicatricesdesufrentecuadrada.

Page 74: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO16Desde aquella noche, tras la conversación con Ecles, sentí más que nunca que

formabapartedeledificioydelapeculiaridaddesushabitantes.Todosalosqueconocíahastaelmomentoeranespeciales.Eldapodíacaptarsonidosaunqueestuvieraseparadadela fuente que los producía por varios tabiques o grandes distancias; Ecles reconocía elalmadelosobjetos,yDesmondteníalacapacidaddeentrarenlamente,pensésonriendo.Recordé quemás de una vez lo había percibido ahí, en ese lugar al que pocos puedenacceder:dondenacenlospensamientos.Ymesentícomonuncaantesmehabíasentido,arropada,cobijadaporsuspeculiaridades,que tambiéneran lasmías,porqueyoavecestambiénescuchaba,sentíayveíamásalládeloestablecidocomoreal.

Aquelcomienzodelmesdeagosto sehizo largoycálido,comosiquisierahacerhonor al título de esa película que tantísimome gustaba y que, cuando la visioné porprimera vez, Paul Newman me pareció el hombre más guapo y atractivo del mundo.Cuandocreíaqueelamorerafácil,rosayeterno.Meequivocaba;lamayoríadelasveceselamoreracomplicado,azulyefímero.

Duranteaquellassemanasdeagosto,algunasnoches,despuésdelajornadalaboral,Eldayyonosreuníamosenmiáticoatomarunascopastraslacena.Nosveíamosentradoel anochecer, cuando la temperatura se hacía más llevadera y el viento empujaba laspuertasy lashojasde lasventanas abiertas, acercándonos el sonidode lasvocesde losvecinosdelbloquedeenfrenteque,sentadosensusbalcones,buscaban,comonosotras,labrisa frescade la noche.CuandoDesmondyEcles libraban, compartíamos con ellos lavelada. Los primeros días ellos se quedaban en su terraza y nosotras en la mía.Charlábamosseparadosporladivisióndeladrilloquedividíalasterrazas,conlamúsicaque yo descargaba en mi teléfono móvil sonando de fondo. Después, cuando nuestrosencuentros fueron haciéndosemás frecuentes,mi terraza pasó a ser el lugar de reuniónhabitual.Yallí, lamiradadeDesmond, susgestos, suspalabrasy susmuchos silenciospremeditados, compartidos solo por nosotros dos, se hicieron casi imprescindibles paramí.Megustabansushistorias,oírlehablar,sentirsumirada,inclusolaformaenquesuslabiosrozabanelbordedelacopadevinotinto.

Durante esos días dejé de lado el libro y todo lo que había sucedido. Decidíalejarme por un tiempo de mis investigaciones, desconectar, permitir que losacontecimientos sucediesenpor inercia, como lohacía lavida.En realidadnosabíapordóndedebíaseguirniaquémeenfrentaba.Teníaelpresentimientodequetodosucederíaconosinmí,meopusieraomedejasellevar,yesofueloquehice:dejarmellevar.

Alán continuó mandándome mensajes al móvil y yo seguí sin responderle,muriendounpocopordentrocuandolosleíayreviviendofueradesusrecuerdos.

Intenté contactar con Antonio para tantear la posibilidad de que me alquilase ellocalqueestabaenlosbajosdeledificio,peronoloconseguí.Ana,laagenteinmobiliaria,tampoco logróponerseencontactoconél.Elda insistíaenquenome loalquilaría,quedebíabuscarotro,peroyonolehacíacaso.Sentíaunaatraccióninauditaporaquellocaldefachadadeslucidayescaparateconformadeventanal,con loscristalescubiertospor

Page 75: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

unadensacapadepolvoqueimpedíaverelinterior.Másdeunamañana,cuandomeibaatrabajar, me paraba unos segundos frente a la puerta de acceso, grande y de maderamaciza.Susuperficiemostrabapequeñasaristashuecas,comosifuesenpielsecaapuntode desprenderse. Seguramente estaría atascada, pensaba cuando reparaba en el umbralllenodehojassecasyalgúnqueotropedazodepapelyrestosdeplásticoquecubríanunexiguoescalón.Mirabahaciaarribaeintentabaleerelcartelenelque,tiempoatrás,habíafiguradoelnombredel local:ELDESVÁNDEARADIA, segúnmehabía informadoElda.Yaunquelasletrassehabíanborrado,yoimaginabalasgrafíasbajolasuciedadquesehabíaincrustadoensusuperficie.

DuranteaquellassemanasnovolvíaveraClaudia.Fuecomosiella,presintiendoque iba a interesarme por su tienda, hubiera desaparecido. Todo aparentaba habersedetenido.Penséque talvezel libro,alvolvera suestadonatural,habíacerradoaquellaespeciedepuertaestelarporlaqueentrabanpersonajesysituacionestanextrañascomoelmaterialdelqueestabaconfeccionado.

Koldo también desapareció. Lo hizo como si la tierra se lo hubiera tragado, osencillamente,comomecomentóElda,porquehabíacambiadodeestacióndemetroparaejercersuarte.

Senatón tomóposesióndemigaveta,nohabíaformanimaneradequeusaseotrolugarparadormir.Dabaigualdóndelacolocase:éllaencontrabaylaocupaba.EratalsuterquedadqueDesmond,unadeesasnochesenlasquenosreuníamosloscuatro,alverque yo intentaba cambiarlo de sitio una y otra vez, sugirió que escriturara el cajón anombredeSenatón.Se lohabíaganadoapulso,dijomuertode risaante la tozudezdelfelino.

Volvíainstalarmeenaquelbienestarqueproducelacotidianeidad.Mesentíaseguradentrodeaquellacalma,deaquel«nopasanaday,sipasa,selesaluda»quesolíarepetirElda cuando alguno de nosotros estaba preocupado.Me gustaba la parquedad sabia deEcles,aquellavulnerabilidadagazapadadetrásdesuaparienciafísica,perosobretodomeseducía el flirteo de Desmond, su saberme. Volví a sentirme parte de aquel todo, deaquella realidad ficticia pero agradable que me permitía sentirme una más dentro deltumultodelaciudad,protegidaporlainvisibilidadqueotorgalamuchedumbre.Poresomismo,pormiedoaquelosacontecimientospasadosserepitieran,demorélaencomiendaquemehabíahechoEclesy,conello,mivisitaalafloristería.Recordabaconprecisiónlaimagendeaquelhombresaludándomeconsusombreroycómodespuéstraspusolapuertade entrada de la tienda y se esfumó.Aquello, la forma en que había desaparecido, erainsólita,ymisextosentidomedecíaqueellugardondelohizo,lafloristería,teníaalgoqueverconélylosucedido.

Elprimerdíaqueentréenlafloristería,despuésderecorrerlatienda,lecomentéalajaponesaquemehabíamudadohacíapocoyqueestabapensandoendecorarlaterrazademiáticoconalgunasplantasqueaguantarantodoelaño,peroquenoteníaniideadelasespeciesmásapropiadasyresistentes.

—Terecomiendoquetellevesplantasvivaces.Enestemomentonosquedanpocas,pero puedo conseguirte alguna variedad que no esté aquí. El vivero que nos suministrasueletenermásejemplaresensusinstalaciones.—Hizoungestoyseñalóvariosestantes

Page 76: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

dondehabíaalgunasmargaritas—.Lagentenocompratantocomoenprimaveraporquelafloracióndecasitodasterminaprecisamenteenagosto,poresoahoraapenaslastraemos.Solemostenermásplantasdeinteriorquedeexteriory,porsupuesto,florcortadadurantetodoelaño—concluyósonriendo.

—Me gustaría que sobrevivieran al invierno—le expliqué—, me da muchísimarabiaquesesequencuandocambialaestación.

—Bueno,notendrásfloresduranteelinviernoporque,alllegarelfrío,sesecanlostallosy lashojas,pero las raíces siguenvivasybrotandenuevoenprimavera.Lomásrecomendable es que las podes antes de que llegue el frío, así las preservarás de lasheladasylasmantendrásvivas,queesloquetúquieres.Lasvivacestienenunavidamuylarga.Hayunagranvariedaddeellasconfloresypuedencrecerentodoslos terrenosyclimas.

—Dagustoencontrarseconpersonasqueconoceneltrabajoquedesempeñan—ledije.

—¡Gracias! Estos conocimientos son básicos, pertenecen a la botánica pura. Yoestudiobotánicaaplicaday,cuandoterminelacarrera,mededicaréatodolorelacionadoconlafarmacéutica,aunquemispadresseescandalizancuandolesdigoquenocontinuaréconelnegociofamiliar.Peroyasabes,siempreexisteeseescalóngeneracionalquehacequelasdecisionesdeloshijosseanincomprensiblesparalospadres.

—Lociertoesqueesunapena,porquesetedaestupendamentelaventa.Entiendoatuspadres,eslógico,perotodosdebemosvivirnuestravida,laqueelijamos,nolaquenoselijan.

—MellamoAmaya—dijotendiéndomesumano,queestreché.

—Diana—respondísonriendo.

—«Llenadeluzdivina».Esbonito,muybonito—dijomirándomefijamente,comosibuscasealgoenmisojos.

—¿Aquéterefieres?—lepregunté.

—Al significado de tu nombre. Diana significa «llena de luz divina». Elmío enJapónquieredecir«lluvianocturna»y,envuestracultura,«lahijamuyquerida».

—Noteníaniidea—repuse—.Jamásmehabíaparadoapensarlo.

Era diez años más joven que Ecles, que ya había cumplido los treinta y dos.Desmond,Eldayyodecíamostener«taitantos»porqueestábamosaúnahí,apocosañosdelcuatro.Ella,sinembargo,conservabaaqueldosmaravillosopegadoensufrentelisa,asomando en sus ojos carentes de miedo, y gozaba de un pasado aún escueto que anosotroscomenzabaaestorbarnosyaocupardemasiadositioennuestrasmochilas.Suspalabrasllevabanimplícitalanaturalidadylafaltademiedoalfuturoque,conelpasodelosaños,vamosperdiendo.Erafrescaybonita,talycomoEclesdebíadeverla.Yaquelloprobablementelaalejaríadeél,penséentristecida.

—Sivasacomprarmuchas,puedomandarquetelassubanacasaymipadreharíaparatiundiseñodelaterraza—mepropuso.

Page 77: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—No, no, prefiero hacerlo yo. Me gusta la jardinería. Iré llevándomelas poco apoco.

—¿Vasa llevartealgunahoy?—mepreguntó.Yoasentícon lacabeza—.Pues tedoyuncestilloyvamoseligiéndolas.Teasesoraré.

—¡Gracias!—exclamé,cogiendoelcestillodemimbrequemeofreció.

—¿Viveslejos?

—Quéva, ahíenfrente.—Señaléelbloque—.Y tengoascensor.Poreso tedecíaquenonecesitoquemelasacerquéis—puntualicésonriendo.

—¡EresvecinadeDesmond,FrankensteinyElda,lamujeremparedada!—exclamóconungestodesorpresa—.Novayasainterpretarmalmispalabras,misapodosnosonpeyorativos,todolocontrario—dijoalvermiexpresióndedesconciertoqueaelladebiódeparecerle reprobatoria—.ADesmond leencantaque loasocieconDrácula.Supongoquesieressuvecina,habráscatadoyasuironía,suelocuencia.—Hizounapausaymemiróesperandounarespuesta.

—Bueno,aúnnoleconozcolosuficiente—mentíconpremeditaciónyalevosía.

Desmond jamás la había mencionado, ni siquiera cuando Ecles, su amigo ycompañerodepiso,algunadelasnochesenquenosreuníamos,apoyadoenlavalladelaterrazaymirandohacialatienda,nosmanifestabalaatracciónirrefrenablequesentíaporlajaponesa.Además,EclesmehabíadichoqueDesmondsehabíanegadoapedirlealafloristaqueacudiese a la fiestapormiedoaqueella lo interpretasemal.Nohabía sidohonestonisincero,pensé.Estecomportamientomedolió.EclesteníaderechoasaberqueAmayasesentíaatraídaporDesmondyeraestequiendeberíahabérselodicho.

—¡Desmondestanexcepcional!—exclamósuspirando—.NosésihasvistoLatíadeFrankenstein—apuntó.Asentíconunmovimientoafirmativodelacabeza—.Yolaviconuncompañerodefacultadquelabajódeinternet.Notieneunaresoluciónmuybuena,pero la historia es tan bonita que merece la pena. Desde que la vi, no puedo evitarrelacionarloscon lospersonajesentrañablesde laserie.Fíjatequeaúnnohecruzadoniuna palabra con la pintora, la mujer emparedada, ni con Ecles, pero me parecen tansimilaresalospersonajesdelaseriequehastaleshecogidocariño.

—Cuandohablasdelamujeremparedada,¿terefieresaElda?

—Sí,sí,aElda,laDamaBlancaenlaserie,elfantasmadelamujeremparedadaqueviveunidilioconIgor.Eldaestuvoencerradaenunsótanoduranteaños,nosésilosabes.Pobre…, debió de ser horrible. Incluso tiene la espalda desviada a consecuencia de sucautiverio. ¡Qué horror! No puedo ni imaginar lo que tuvo que ser eso. Cuando vivíaClaudia,ladueñadeledificio,enelbarriosecomentabaqueeracomolatíadetodos.Losprotegíayayudaba,igualqueenlaserie.Escurioso,¿verdad?

—Síqueloes.¿YdicesquesolohashabladoconDesmond?

—Sí,soloconél.Nosconocimoseldíaquerecogióunespejoenormeconmarcodemadera labrada que habían dejado junto a los cubos de basura. La gente tira de todo.Puedo asegurarte que el espejo era una antigüedad y creo que tenía bastante valor.Desmond esmuy elocuente. ¿Sabes lo queme dijo cuando vi que se lo llevaba?Dijo:

Page 78: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

«Paliducha,nomemiresasí,quenoesparamí.Losvampirosnonosreflejamosen losespejos,nonossirvendenada.Esparamiamigo,quenecesitaunespejograndecomoél.Aversiconsigoquesedécuentadequenoestanfeocomocree».EsevidentequeeraparaelgrandullóndeEcles.

—Puessí,porloquedicesdebíadeserparaél—lerespondísonriendo.

—¡Y qué atractivo es! —Lo dijo cerrando los ojos de forma inconsciente unossegundos—.SuelepasarseporlatiendaantesdeiratrabajarensuDeLorean.Asíescomollama a su camión, aunque de un tiempo a esta parte casi no le veo. Me ha prestadoalgunoslibrosantiquísimosquehablanderitosyhechizosenlosqueseempleanplantasypétalosdeflores.

—Quécurioso.Unbarrenderointeresadoporlaspócimasylosungüentos—ledije,mostrándomeirónicaadrede.

—No, no, a la que le interesan es a mí. Pero no pienses que es un barrenderocualquiera,teequivocaríasmucho—merespondióenuntonocargadodeintención—.LoslibrossondeClaudia,ladueñadeledificio.TengoquedevolvérselosaDesmond,porqueloscogióparamídesucasa.Sinolohehechoantesesporque,comotehedicho,llevabastante sin pasar por aquí.—Hizo una pausa—.Cuando recuerdo aClaudia no puedoevitar rememorar los colores que había en el interior de la tienda. Estaba repleta deprismasycristalesdeMurano.Mispadrestienenvariosrosariosconfeccionadosporella.Claudia decía que los elaboraba con lágrimas perdidas. Era igual de elocuente queDesmond.

—Bueno,sidicesqueestabantanunidos,talvezDesmondloaprendiódeellaynoestanelocuentecomoparece.

—CreoquenotecaemuybienDesmondynoloentiendo,porquemehabíasdichoquenoleconocíaslosuficiente—dijoenuntonocargadodeironía.

—¡Quéva!Nomeheexpresadobien.Sientohabertemolestado,veoquesoismuyamigos.

—Sí que lo somos —me respondió tajante—. Y Claudia era para él como unamadre. Si has pensado que coger esos libros prestados de su casa habría molestado aClaudia,teequivocas.

—¿Conociste la tiendacuandoestabaabierta?—lepregunté, intentandoaliviar latensiónquesehabíacreado.

—Sí, tuveesa suerte.Eraun lugar especial, diferente a todo loquepuedashabervisto. No podías ir a su tienda y elegir lo que querías comprar porque ella era la quedecidía si te lo vendía o no. Es un buenmarketing.Hacía que los clientes se sintiesenúnicos y que lo que se llevaban les pareciera exclusivo. En mi opinión, era una ideaextraordinaria.

—Síqueloes.Laspersonas,notodas,perosílagranmayoría,siemprequierenserdiferentesalrestodesuscongéneres.Lomástristeesquetodoslosomos,somosúnicoseirrepetibles,peroincapacesdedarnoscuentadeello.Necesitamosquealguiennoslodigay nos lo demuestre para creerlo. Y lo más triste de todo…, creemos que los bienes

Page 79: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

materiales nos pueden dar esa singularidad —expuse—. Me habría gustado muchoconocerla.Debíadeserunamujermuyespecial.

—Lo fue. Tú te habrías llevado bien con ella, seguro. Eres igual de directa eindiscreta—dijocuandoyaestábamosenelmostradorcon lasplantasqueyohabía idoeligiendomientrascharlábamos—.¿Quieresllevartealgomás?

—No,porelmomentoconestasserásuficiente.

—Convendríaquelasdejasesunosdíasenlasmacetasantesdetrasplantarlasparaquesehaganasunuevohábitat.

—Teharécaso.

—Te dejo el cestillo para que las llevesmás cómoda, es una de las ventajas quetieneservecinas,ademástehagoundiezporcientodedescuento.

—Gracias,Amaya.Elcestillopuedesquedártelo,lasllevaréenunadelasbolsas—dijeseñalándolas.

—De eso nada, te las llevas aquí —replicó. Agarró el asa del cestillo y me loofreció—.Así no se romperá ni una sola hoja y de pasome haces un favor. Se lo dasmañanaaDesmondparaquemelodevuelvacuandosemarcheatrabajar.Asípodrédarlelos libros y verlo de nuevo—concluyó haciendo un gesto cómplice con los ojos, unaespeciedeguiño.

—No sé si le veré, no solemos coincidir debido a nuestros horarios, pero lointentaré—ledijemientraslepagaba.

Me marché con cierta amargura al enterarme de que Desmond había mentido aEcles. Aquello no me gustó. Tampoco que Amaya se sintiera atraída por él, y muchomenosqueambospudieranestarinteresadoselunoporelotro.

Cuando salí de la tiendamiré hacia la terraza deEcles yDesmond. Ecles estabaapoyadoenlabarandilla,levantóunamanoyyoledevolvíelgesto.Alsalirdelascensor,loencontréesperándomeenelrellanoconunpaquete.

Page 80: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO17—EsunregalodeElda,deDesmondymíoparati—dijo,ymeentregóelpaquete

envueltoenpapelrojo.Luegoseagachóyrecogiólacestaconlasfloresqueyotraíayquehabíadejadoenelsuelo.

—Entra—ledije,yaconlapuertadecasaabierta—.¿Quées?

—Hemospensadoquetugatoalopécico,comotúlollamas—apuntósonriendo—,nopuedeacabardestrozandoalgotanvaliosoparati,asíquehemosbuscadounasolución.Venga,¿aquéesperas?¡Ábrelo!

Nopudereprimirungestodesorpresaalverunareproducciónexacta,idéntica,demicajóndemadera.AúnolíaabetúndeJudea.

—¡PorDios,Ecles!Esinclusomásbonitoqueeloriginal.

—Nosé,paranosotrosloes,peroquizásaSenatónnoleguste.Lomásprobableesquenosemetadentrohastaquepasenunosdíasyelolordelaceiteyelbetúnsevayadisipando—explicóaltiempoqueseñalabaaSenatón,quepermanecíaalejadodeél,enelpasilloquedabaamidormitorio.

—Estoy segura de que se habituará. ¡Me encanta!—exclamé, y con un gesto leindiqué que se agachara. Cuando estuvo ami altura, le di un beso en la frente y él seruborizó—.¡Gracias,muchísimasgracias!

—Esun regalo,no tienesqueagradecerlo.Déjaloen la terrazaparaquese sequemásrápido,perodondenoledéelsol.Cuandoestésecopodrásreemplazarloporeltuyoyrecuperarás tugaveta.Sabemos lo importantequeespara ti,ynoesparamenos, fue tucunita—dijosonriéndomecomoelniñograndequeera—.Eshermosotenerrecuerdos,yodaríacualquiercosaporrecordar.

Seagachóy,conelcajónenlasmanos,seacercópocoapocohastadondeestabaSenatón.Alolerelcajónyverlocercadesucarita,elgatitobufóyemprendióunacarreradesenfrenadahastaeldormitorio.

—¿Loves?Sigoasustándole—dijoEcles,afligido.

—Nodigastonterías,hasidoelolordelamaderaloquelehahechosalircorriendo.Dime,¿cómohaslogradocopiarlossímboloscontantaexactitudsintenerlagaveta?—lepreguntémientrasobservabaloslaterales.

—Desmondme pasó una foto que encontró en un libro antiguo.Dijo que estababuscando en una de las estanterías deClaudia y el libro cayó a sus pies, abierto por lapáginadondeestabalafoto.Alverlo,seleocurrióquepodíamoshacerteunaigual.¡Laimagenesexactaatugaveta!

—Desmond podría haberme enseñado el libro. Ya sabéis cuánto me interesaencontraralgúnrastrodelorigendemigavetaydemilibro—lerecriminé,mirándoloalosojos.

—Tienes razón, pero ¡por favor!, no te enfades—suplicó—.Si te lo hubiéramos

Page 81: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

dicho,lasorpresanohabríasidoigual;eresmuylistaytehabríasdadocuentadequealgotramábamos. Y en cuanto a Desmond, sus motivos tendrá para no habértelo dicho. Élsiempre tiene razones para todo lo que hace, te lo aseguro porque le conozco bien—declaróentonofirmeyconvencido.

—Sí,sí,porsupuesto—lerespondíirónicaaltiempoquerecordabalaamistaddeDesmondconAmayayelsecretismoquelarodeaba.

Eclescogiómigaveta,lagiróydijo:

—Mira,fíjatebien,sinofueseporqueatugavetalefaltaunaincrustación…aquí—señalóunapequeñahendiduraquehabíaenlamadera,enunodeloslaterales—,podríadecirsequeeslamismaqueladellibrodedondelasacóDesmond.Aunqueesprobableque lo sea y que la piedra que aparece en la foto se desprendiese o te la robasen en elorfanato.

—Nomehabíafijado,escuriosoquenomehayadadocuenta—comenté,pasandolos dedos por la superficie—. Puede que tengas razón. —Le sonreí porque en esemomentorecordéundetallequetomóunaimportanciaextremaparamí.

—¿Yasetehapasadoelenfado?—mepreguntóentonomásrelajado.

—Noestabaenfadada,solomehamolestadoqueDesmondnomedijesenadadeloquehabíaencontrado.Peroyahablaréconél.Esperoquemedejeverellibro.

—Seguroquesí.Élsientealgoimportanteporti—dijosonriendo.

—Ecles, ¿nohasnotadonadaal cogermigaveta?—inquirí—.Podríashacerunaexcepciónydecirmequévisteosentiste.Sindudasabesalgosobreella.Tuinformaciónpodría serme más útil que la documentación de cualquier libro —concluí en tono desúplica.

—¿NovasacontarmecómotehaidoconAmaya?¿Lehablastedelafiesta?¿Quétedijo?—Mehizounapreguntatrasotra,nervioso,desviandoeltemadeconversaciónyhaciendooídos sordos amis ruegos, como lavezanterior, cuando lepregunté sobremilibro.

—No, no, ha sido un primer encuentro. No puedo invitarla a una fiesta cuandoacabo de conocerla, pero hemos intimado un poco. Lo haré la próxima vez que nosveamos.Además,aúnquedabastanteparaelequinoccio.Notepreocupes,haytiempodesobra.

—¿Verdadqueespreciosa?

—Síqueloes,Ecles,yalocreo.

PermanecimosunosminutosmáscharlandosobreAmayaylasplantasqueyohabíaescogidoconsuayuda.Letransmitísusconsejosyél,entusiasmado,despuésdedejarmealgunasparamí,comenzóatrasladarlassuyassobrelavallaquedividíalasdosterrazas.

—Megustan todas.Sonpreciosas,Diana.Muchasgracias.Laspondrémañanaenlospalés.

—Ecles,llévateelcestillodemimbre,irásmuchomásdeprisa.MañanaselobajasaAmayademiparteyasípodráshablarconella.Nodigoquelainvitestú,peroseríauna

Page 82: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

buenaexcusaparaverladecercayhablarconellaantesdelafiesta.

—Nopuedo,Diana,nopuedohacerlo.Yalosabes—merespondió,colocandolasmacetas sobre lavalla—.Ya tedijeque lohe intentadomuchasveces,pero,comodiceElda,soyuncobarde.Sinoteimporta,mevoyacasapararecogerlasdesdemiterraza.

—Cómomevaaimportar.—Lesonreí.

—Nosvemosenunashoras,¿no?—mepreguntóyaenelrellano.

Aquella noche habíamos quedado para cenar los cuatro en mi terraza. Elda noshabíaprometidoquenosprepararíaunplatoespecialdelquesenegóadardetalles.

—Sí, sí, nos vemos, pero… ¡oye! ¿No se molestarán porque me hayas dado elregaloantesdelacena?Siesdelostres,lomismonolesgustaquetehayasadelantado.

—¡Quéva!Yalosavisé.Lesdijequeencuantolotuvieseterminadotelodaría.Meencantanlassorpresas,perosoyincapazdeesperar—explicóconexpresiónpícara.

Cerré la puerta tras demíymeapoyé en ella.Recordé las explicacionesquemehabíadadoEcles.Hastaqueescuchésuspalabrashabíadadoporhechoqueaqueldesnivelque tenía mi gaveta no era más que un defecto, un nudo de la madera. Pero en esemomentomeasaltaronlasdudas.¿YsiEclesteníarazón?¿Ysienaquelpequeñohuecoanteshabíaunapiedraincrustada?Senatónyasehabíaenroscadoenelinteriordelcajónydormíaprofundamente.Lolevantéylocoloquéenelsofá.Puselagavetasobrelamesay,de nuevo, busqué aquel desnivel que Ecles me había señalado. Cogí un lapicero y fuirepasandoelcontornohastaqueapareciólaformadeunaestrella.Cómohabíaestadotanciega,medijealvereldibujo.Entoncesmellevélamanoalpecho,alacadenadedondecolgaba la piedra que Alánme había regalado en nuestro primer aniversario. Con ellaentrelosdedos,recordéeldíaquemelahabíaentregadoysuspalabras:

—Esperoque teguste.Lahecompradoenuna tiendadecristalesdeMurano.Ladueña es muy excéntrica, solo vende móviles confeccionados con trozos de cristal,rosariosyalgunaspiezassueltas,comolatuya.Lascuentasdelosrosariosestánhechasdepétalosderosaprensadosydeprismasqueellallama«lágrimasperdidas».Escasiunretoqueconsigasquetevendaalgo.Esellaquieneligealosclientesyesohacequesalgasdela tienda con una sensación de triunfomuy especial.He de reconocer que la señora esinteligente.Esunmarketingestupendoyoriginal.Enciertomodoalgoclasista,perounabuenaestrategiadeventas.

»Quisecomprarteunodelosmóvilesquecolgabandeltecho,perosenegóymedioestapiedra.Segúnmedijo,representaeldominiodeltiempoydelespacio,elpoderquealgunossereshumanostienenparaverotrasrealidades.Meparecióunacreenciaoriginal.Nuncahabíaescuchadonadaparecidoenrelaciónconlospentagramas.

EraevidentequeAlánhabíaconocidoaClaudiayquehabíaestadoensutienda,enaquellocalquetantomeatraía,ELDESVÁNDEARADIA.Ypenséquelosacontecimientos,uno trasotro,mehabíanarrastradoaaquel lugar.Seguíaestandoenmanosdeldestino,impulsadaporél.

Descolguélapiedrademicadena.Meacerquéalagaveta,comparéelhuecoylacoloquéenél.Lapiedraseacoplócomosilamaderayellaestuvieranimantadas,comosi

Page 83: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

ambas llevaran siglos esperando aquel encuentro. Y fue entonces cuando oí la voz deDesmond llamándome desde la calle. Estaba en la acera de la floristería, frente a laterraza.Noparecíahablaralto,movíaloslabiosdespacio,peroyoleoíacomosiestuvieragritandoamiladoenuntonotanfuerteydesmedidoquememolestóytuvequetaparmelosoídosconlasmanos:

—Diana, baja.Trae la gavetay tu libro.Creoquehe encontrado algo importantesobreellosenlosejemplaresqueledejéaAmaya.—Moviólamanoindicándomequemedieseprisa.

No le respondí. La luz de la farola que estaba a unos metros de él se encendióporque comenzaba a oscurecer. Y entonces fue cuando vi su sombra en el suelo. Lagabardina y el sombrero negro de gánster se proyectaron sobre los adoquines grises,poniendo al descubierto su verdadera identidad. Lo miré a la cara, fijamente y sinparpadear. Él no semovió.Me observó quieto, casi estático, a través de aquellos ojosnegros,tanprofundosyoscuroscomoelfondodeunprecipicio.Sesonriócomosisupieraque yo había visto su verdadero aspecto. Lo hizo con un gesto desafiante que parecíaindicarquenoleimportabaqueyopudieseverquiéneraenrealidad.

—Tendré que intentarlo de otra forma—dijo—. Habría sido más fácil y menosdolorosopara tiquemeloentregases todosinserconscientede loquehacías.Eresunaprincipiante,unabrujadepocamonta,ignoranteysinescoba.Noséquétehabíascreído.

Entréapresuradaenlacasa.Conlagavetaenlasmanos,medirigíalaestanteríadelsalón,saquéellibroylodepositéensuinterior.Meencaraméaunadelassillasquehabíallevadoaldormitorioyloguardétodoenelaltillodelarmario,alfondo,detrásdevariascajas de cartón en las que aún había ropa que no había desembalado.Debía protegerlohastaquesupieraquéhacer,penséaterrorizada.Cuandopuselaúltimacajadelantedelagaveta, la puerta del armario se cerró de golpe, como si alguien o algo invisible laempujase con fuerza.Me bajé de la silla y volví a la terraza para comprobar si aquelhombre seguía en la puerta de la floristería. Pero ya no estaba. En su lugar se hallabaAmaya, quien, después de bajar la persiana de la tienda, conectó la alarma. Soltó lashorquillasdelmoñoquesiemprellevabaparatrabajar,zarandeólacabezadeladoalado,comosisedespojasedealgúnpensamientoincómodo,ydejósupelolargo,negroylisoamerced de la brisa nocturna, de aquel viento húmedo que olía a tierramojada. Sacó elteléfonomóvildelbolso,mirólapantalla,sonrió,escribióalgorápidoyseencaminóalaentradadelmetro.

Laveladatranscurrióenunambientetranquilo.Eldanossorprendióconunvariadode ensaladas templadas y frías que fue una delicia para nuestros paladares. Desmond,comodecostumbre,trajounabotelladevinotintoyEclesaportóelpostre:sandíaymelónenpequeñasbolitasqueparecíanperlas.Yopuseelcaféyellicordebellotaquetantonosgustabaatodos.Apesardelaatmósferarelajadaestuvedistraídatodalanoche.Nopodíaevitar recordar lo que me había sucedido horas antes, las palabras amenazadoras ydespectivas de aquel individuo.Oía las voces demis amigos como si saliesen desde lomásprofundodeunacantilado.Huecasy lejanas.Hubomomentosenque incluso sentíquemealejabadeellos,quealgodesconocidomearrastrabalejosdeaquellaterrazadondelasrisasylaspalabrasaparentabanvenirdeotrolugar.Unlugarenelqueyonoestaba.

Page 84: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Desmondnodejódeobservarme.Memiraba.Lohacíadevezencuando,defrenteo de soslayo. Conocía mi silencio y este le decía que yo me había ido. Sentí que mebuscaba, que necesitaba encontrarme tanto como yo a él. Por un momento deseéacurrucarmeentresusbrazosycontarestrellasenlacabinadesuDeLorean,peroelcieloestabaencapotadoyyoteníamiedoporquenoqueríaenamorarmedeél.

Elvientovolvióacolarseentrelavelarojademialadelta.Larecorrió,anárquicoeinoportuno, y la tela pareció murmurar. Desmond se levantó y comenzó a plegarladespacio,acariciándolacomosifueselapieldesuamante.Mientraslacolocaba,losdosnosmiramos.Yalinstantecomprendíque,conaquellamirada,lehabíadichodemasiado,tantocomoélamíconlasuya.Losrelámpagosdeunatormentadeveranoiluminaronsusojos,lostejados,eloscuroasfaltoyelrojosangredelavelademialadelta.Mientras,lalluvialimpiabaelairedeMadrid.

Aquellanochenosfaltóestarasolas,unrocedescuidadoenlapiel,unbeso,un«nodigasnada».Nosfaltócerrarlosojosyhabitarnosenlaoscuridad.Leesperéescuchandoelsonidodelalluvia,sentadaenlapenumbrademisalón.PeroesanocheélnosaltólavalladelaterrazaparairacasadeClaudia,yyo,aldíasiguiente,mefui.Lodejéallí,enaqueláticoalque talveznopodría regresar jamás,pensé llevadaporunapremonición,puesdealgúnmodosentíquealgomealejaríairremediablementedeaquellugar.

Page 85: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO18Despertéenelsalón,sobreelsofá,entumecidaporlapostura.Loprimeroquehice

fuedirigirmealdormitorioycomprobarquemigavetayellibroseguíanenelaltillodelarmario,asalvo.

Cuando tomé el metro, las palabras amenazantes de aquel individuo seguíanresonando enmis pensamientos. Temía encontrármelo en cualquier sitio y en cualquiermomento,puesnosabíaquéhacersiaquellomesucedíadenuevo.Meaterrorizabapensarenloquepodríahacerélparaarrebatarmemilibroylagaveta.

MesentéenunodelosbancosdelaestacióndeArgüellesyesperéaquellegaseelmetro.Alentrarenelvagónlovi.Estabaalfondo,apoyadoenunlateral,tapandoconsuespalda laventanadeunade laspuertasquenoseabrían.Llevabalamismachaquetayaquellacarteradecueromarróncolgandodelhombroderechomientrasleíaunperiódicoque me pareció de tipografía antigua. Me acerqué a él y lo saludé a apenas unoscentímetrosdedistancia,peroélnoparecióescucharmeniverme.Permanecióajenoamipresenciaymispalabras,ensimismadoenlaspáginasdeldiario.Alladodeélhabíaunamujer de unos cincuenta años, rubia y de ojos color azul añil. Era atractiva, pensé almirarla cuando se dirigió amí, pero su aspecto era desaliñado, como si llevaramuchotiempovagandodentrodelmetro.

—Noledigasanadiequepuedesverloporquenotecreerán—dijoacercándoseamí.

Lamirédesconcertada.

—Disculpe,peronoentiendoloquemedice,noséaquéserefiere.

—Síquelosabes—replicóbajandoeltonodevoz,yloseñaló—.Éleramiesposo.—Volvió a señalarlo—. Se fue una tarde de agosto, durante nuestras vacaciones.Desapareciódespuésdehaberquedadoconunamigoqueerainvestigador,comoél.

—Creo que se equivoca de persona—insistí apurada—, no sé de quiénme estáhablando.

—Tehablodemimarido,alquehassaludadohaceunmomento.SellamaDuncanConnor.Desaparecióen1995enlaestacióndeCuatroCaminos.Aquí,enMadrid,haceyaveintidósaños.Ahoratendríacincuentaydospero,comoves,aparentatreinta,laedadqueteníaentonces.

»Le advertí que cualquier día podría sucederle algo imprevisto si seguía conaquellasinvestigaciones,peronomehizocaso.Apesardequedejótodassuscosasenelhotel, dijeron que su desaparición fue voluntaria. Yo, impotente, sin poder hacer nada,regresé a nuestra residencia en Irlanda, pero jamás me di por vencida y continué subúsquedaduranteaños.VendítodosnuestrosbienesyregresétodoslosveranosaMadridparabuscarlo—explicó,mirándolofijamente—.Hacedosañosloencontré.Estabacomoahora,enunodeestosvagones.Imaginalaalegríaquesentí,peromiilusiónsefuecomovino, porque él nime vio nime oyó.Mimarido es como un fantasma. Creo que está

Page 86: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

atrapadoenunaespeciedelimbo.

Duncan, como lo llamó la mujer, seguía en la misma postura, leyendo, ajeno yausente a todo lo que pasaba a su alrededor, como si en realidad fuera un fantasma o,como ella afirmaba, estuviese colgado en el tiempo y el espacio, entre el pasado y elpresentequeambasvivíamosenaquelmomento.

—Tiene problemas —dijo una joven que estaba sentada frente a nosotras. Selevantóparaapearseenlasiguienteestación—.¡Pobremujer!—exclamó,mirándolaconlástimaantesdesalirdelvagón,cuandolaspuertasyaestabanabiertas.

—Megustaríahablarconustedconmáscalma.¿Aceptaríaquelainvitaseatomaruncafé?—lepropusealamujer—.Yolacreo.VeoaDuncantanclaramentecomousted.Podríamosayudarnosunaalaotra.

—Unamoneda,¿tieneustedunamoneda?—mepreguntó,yalhacerlosuexpresióny su mirada cambiaron. Sus ojos parecieron vaciarse de emociones, de sentimientos yrecuerdos;seoscurecieron.

Sinesperaraquelerespondiese,sesentóenelsuelodelvagón,juntoalospiesdeDuncan.Agachólacabeza,sehizounovilloypareciódormirseasuladocomosifueseunperrilloabandonado.

Ningunodelospasajerosdelvagónleprestabalamásmínimaatención.Entrabanysalíandejandoquesumiradalarozaselojustoparanopisarla,comosiellanoestuvieraallí,comosinoexistiera.

Permanecí junto a ella, observándolos a los dos. ¡Estaban tan cerca y, al mismotiempo,tanlejosunodelotro!,pensé,observándolosemocionada.AlllegaralaestacióndeCuatroCaminos,Duncanpareciódespertardesuextrañoletargo,doblóeldiarioyseapeó.Lamujersiguiósuspasosyyofuidetrásdeambos.Sinembargo,cuandoDuncansubióelprimerescalónqueconducíaaloscorredoresquedabanalacalleoaotraslíneasdelmetropolitano,sufigurasedesvanecióantemí.Noséadóndefue,nicómopasó.Ellasedetuvoenseco,enmediodelasescaleras,luegosesentóenunpeldañoycomenzóallorar.

Me senté junto a ella y la abracé. La gente seguía pasando junto a nosotras,esquivándonos,omitiendonuestrapresenciayelllantodesconsoladodelamujer.

—Dígameenquépuedoayudarlayloharé—ledije,sobrecogidaporsudolor.

—Nosepreocupe,yomeencargo—intervinounavozmasculina.

Levantélacabezaylovifrenteanosotras.Eraunodelosvigilantesdelmetro.

—¿Cómodice?

—Es una vieja conocida. —Hizo un gesto de pesar—. ¿Verdad, Virginia? —lepreguntó,agachándoseparamirarladefrente.

—Mehevueltoaperder—respondióella,tendiéndolelamanoalvigilante.

—Notepreocupes,ahoramismollamoa losServiciosSociales.Peroantes, túyonosvamosatomaruncafécalentito,conchurros,comoatitegusta,porqueestoysegurodequeaúnnohasdesayunado…

Page 87: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Mientraslosveíaalejarsesonóeltimbredemiteléfonomóvil.EraSamanta.

—Nena,quécontentaestoy.Sialigeras,teinvitoauncaféyunpedazodetartaenelStarbucksantesdeentrarenel trabajo.Tengounagrannoticia—medijoa travésde lalíneatelefónica.

—No sabes cuánto me gustaría. —Imaginé poder hablar con ella en persona,abrazarlaycontarleloquemeestabasucediendo.PeroellaestabaenEgipto,claro—.Dejade bromear, no estoy para guasas—le respondí, pensando queme estaba gastando unabroma.

—Enserio,aunquenolocreas,hoynomehetraídoelcoche.Teesperocercadelasalida del metro. Ya te veo, mira al frente. —Entonces la vi—. ¡Estoy aquí! —gritó,levantandolamano.

Echéacorrerymeabracéaella.

—Nosabes cuántasganas teníadeverte,Samanta.Ycuantísimo tehe echadodemenos.

—Puessí,síqueestásperjudicada.Sinosvimosayereneltrabajo.¿Quépasa?—dijosorprendida.

—Dime,¿cuándohasregresado?

—Regresar…¿dedónde?—preguntósinsalirdesuasombro.

—DeEgipto,dedóndevaaser.

—Dios mío, Diana. A veces me das miedo. ¡Si aún no me he ido! Deberíasdedicarteaecharlascartasoacualquiercosaqueserelacioneconlaadivinación.Estoysegura de que te harías de oro. ¿Cómo has podido saber queme voy a Egipto?—merespondióriéndose—.¡Eresincreíble!

—Nosé—dije,confusayaturdida—.Quizáslohayasoñado.Laverdadesquenohedormidomuybienyhetenidopesadillas—meexcuséparaintentarganarunpocodetiempoycentrarme,porquemedicuentadequealgohabíasucedido,algoquehabíadadolavueltaaltiempo,quelohabíatrastocadotodo,penséasustada.

—Alán me dijo que habías salido más pronto de lo habitual, que ni le habíasesperado.Estabapreocupado.Mepidióquelemandaseunwhatsappcuandoestuviésemosjuntas.Dicequetuteléfonoestabafueradecoberturaoapagado.Niteimaginascómohecorridoparallegarantesdequeteperdiesesentrelascalles,porquenotengoniideadelitinerarioquehacesapieparallegaralaoficina…

Erajulio,miércoles12dejulio.Esofichólamáquinaalintroducirmitarjetaenlaoficina.Lomismomostrabamiordenador,elcalendariodel teléfonomóvile inclusomiagenda.Eracomosihubieseretrocedidounmeseneltiempo.Sieraasí,Samantatodavíano sehabía ido aEgiptoyyo aún estaba conAlán.Aquellonopodía estar ocurriendo,penséyasentadadelantedemiescritorio.Revolvíloscajones,consultélasnotasqueteníaenmi agenday comprobéque apartir de esa fechanohabíanada anotado, laspáginasestaban en blanco, porque aquellos días aún no habían pasado. Busqué los mensajesantiguos enmi teléfonomóvil, algoqueme indicaseque aquellonoestaba sucediendo.

Page 88: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Meapoyéenlamesaycerrélosojos.VolvíaabrirlosesperandoverelsitiodeSamantavacío,quetodofueseproductodeunapesadilla,peronofueasí.Samantaestabaasomadaporencimadesupanelymemirabafijamente,conexpresiónpreocupada.

—Nena, ¿te encuentras bien?—me preguntó—. Llevas un buen rato abriendo ycerrandoloscajonesdetumesa.Nohasdichoniunapalabraynisiquieratehaspuestolosauricularesparatrabajar.Además,estásmuypálida.

—Laverdadesquenotoelestómagoraroysientonáuseas.Creoquevoya tenerquemarcharmeacasa.

—Veteya,niteplanteesquedartetalycomoestás.Tienesmuymalaspecto.Igualesunvirusgastrointestinal.Márchate,nomerecelapenaqueaguantesniunminutomás.Notelovanaagradecer.Yasabes,enestaempresanoheredanniloslegítimos…

Lehicecaso.Salíalacalleyllaméauntaxi.Noqueríaregresarenmetroporquenoestaba segura de adónde tenía que dirigirme, cuál era mi lugar de residencia en aquelmomento: el piso que compartía conAlán en la zona deManuelBecerra o el ático deaqueledificiocercadeArgüellesquealquilé trassepararmedeél.Yesenoeraelúnicomotivo:siaquelloestabasucediendodeverdad,sihabíaretrocedidoeneltiempo,debíadehabermepasadoallí,acuarentaycincometrospordebajodelasuperficiequepisabaenaquellosmomentos, pensémirando las baldosas de la acera. En la línea 6 demetro, lacircular,ymásconcretamente,enunadesusestacionesmásantiguasyprofundas, ladeCuatro Caminos, inaugurada el 17 de octubre de 1929. Al reflexionar sobre ello sentímiedo,pánicoaperdermeensuspasillos,sustúnelesyentrelagentequelohabitabasinestarallí,comofantasmasdeunpasadoquesenegabaadesaparecer,pensérecordandoaVirginiayaDuncan.

Antes de darle la dirección al conductor busqué las llaves en el bolso. Debíacerciorarmedecuáleseranlasquetenía,acuáldelospisospertenecían.Saquéelllaveroyvi las hendiduras de la tija: eran de la puerta blindada. Miré al taxista, que esperabasonrienteaque le indicaraeldestino,y ledije lacalledondeestabasituadoeláticodelapartamentodeAlán.

—¿Aquéaltura?—mepreguntó.

—Alcomienzo—lerespondícondesganaysinmirarle.

Élnovolvióahablarduranteeltrayecto.

ElapartamentoseguíatalycomoestabacuandoyovivíaallíconAlán.Nadahabíacambiado. Mi ropa en los armarios. La cama deshecha, como solíamos dejarla lasmañanasquenosíbamosatrabajartemprano.Lastazasdelcafésobrelaencimeradelacocinayunanotadeélsujetaalapuertadelaneveraporunimán,queadquirimosduranteelprimerviajequehicimosjuntosaÁmsterdam:

Nomediotiempoarecoger.Nosvemosestanoche.Tequiero.

Elcalorsofocantedelmesde juliomeobligóaabrir todas lasventanasnadamásllegar.Inclusoantesdesubirlaspersianas,enlapenumbra,visufiguraestilizadaygris.Noté que se pegaba amis tobillos y que empujaba la cabeza contramí.Me agaché sinsabersiestabaallíosiloveíaporqueloañoraba.Nadamáscogerlo,comenzóamaullar

Page 89: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

comosiintentasedecirmealgo.

—Hola, bichito —le dije mientras dos lágrimas caían por mis mejillas—. ¡Quéalegría!Dime,¿cómohasllegadohastaaquí?

Comosihubieseentendidomispalabras,Senatóncomenzóaemitirsonidoscortosypausados.Despuésmelamiólafrentevariasvecesconsulenguaásperaypequeña.

—Yotambiénmealegrodeverte—ledijeenrespuestaasusexplicacionesylediunbesoensucabecita.Despuéslodejéenelsuelo.

Él,comosiyahubieserecobradolatranquilidadperdidadurantemiausencia,corrióhacia la gaveta, se metió dentro de ella y comenzó a lamerse las patas delanteras. Loobservéduranteunosminutos,quieta,casiestática,hastaquelanzóunmaullidoagudoquemeparecióuna reprimendadirigidaamí.Parecíadecirmequememoviese,quehicieraalgo, queme situara.Almenos eso fue lo que yo sentí al oír quemaullaba de aquellaformatanextraña,tanhumana.

Subílapersianaylosrayosdelsoldejulioentraronenelsalón,juntoconunabrisaligera que ventiló el aire viciado del habitáculo. Me sentía exhausta, como si hubieraestadoviajandoenelvagóndeuntrendemercancíasdurantecientosdekilómetros.Ytalvezlohabíahecho,pensé.Quizáshabíaestadoviajandoduranteunmespararegresarallí,almismolugardelquehabíapartido.Debíatranquilizarme,pensaryvolveraubicarmeenaquelpasadoqueyahabíavividoperoque,enesemomento,erapresente.Sinembargo,nosabíaquéhacer,cómodigerirtodoloqueibaasucederpormásqueyomeopusiera.Lomás terrible de todo aquello era la posibilidad de que tal vez, si los acontecimientossufrían algún tipode variación, aquello pudiera alejarmepara siempredeElda,Ecles yDesmond. Podría destruir el futuro que había vivido con ellos, ese que aún no existía.Bastabaconquesehubieraproducidounaparadoja temporal, comomehabíaadvertidoDuncan,elhombredelmetro,ennuestroprimerencuentro.Yesaparadojapodíahaberlacausado mi comentario a Samanta sobre su viaje a Egipto, pensé, y me recriminé loinconsciente que había sido, el hecho de haberme dejado llevar por la alegría que meprodujopensarquemiamigahabíaregresado.

Mepreparéuncaféyvolvíalsalón.MiréaSenatón,quedormíahechounovillodentrode lagaveta.Meagaché, loacariciéymepreguntécómohabría llegadoélhastaallí.Cómoeraposiblequehubieravueltoconmigo.EntoncesvimilibrosobreelescritoriodeAlán. Estaba abierto y sus páginas, escritas. El texto narraba todo lo queme habíasucedidodesdequeAlánmedejó.Elda,DesmondyEclesaparecíandescritostalycomoyolosrecordaba.Aquellohubierasidoalgonormalsiloshechoshubieransidonarradosaposteriori, pero según el calendario demi teléfonomóvil, todo aquello no podía habersucedidoaún.Ynosoloeso,Samanta todavíanosehabíamarchadoa laexcavaciónenEgipto.Sinembargo,loquemásmepreocupófuecomprobarquelaletraeramía.

Página traspágina, todo loquesucedíaenaquellahistoria secorrespondíacon loque yo recordaba haber vivido. Excepto el nombre del personaje que ocupaba el áticocentral, el que lindaba con las casas deClaudia yDesmond.Aquella pelirroja a la queDesmondapodaba«escocesa»nosellamabaDiana,sinoAradia.Ellibro,milibro,eraunmanuscritoencuyaspáginasaparecíauna trascripciónexacta,minuciosayescalofriantedeloqueyohabíavivido.Yaunquelaletraeralamía,yonorecordabahaberescritonada

Page 90: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

deaquello,penséaúnmásdesconcertada.

ElúltimopárrafonarrabacómoAradia,trasoírlavozdeDesmonddesdelacalleyalcomprobarquenoeraélquienlallamaba,guardabaellibroyelcajóndentrodelaltillodelarmario.Sinpensarlodosveces,medirigíalagavetaylagirébuscandolataracea,elpentagrama,peronoestaba.Elhuecopermanecíavacío.Alvoltearla, sentí aquelolor abetúndeJudeadelquemehablóEclescuandomelaentregó,elolordeltintequeleaplicóparaenvejecerlapieza.Ledilavueltayenlabasevila«D»queDesmondponíaamododefirmaensuscuadros.Aquellanoeramigaveta,eralaqueEcleshabíaconfeccionadoguiándose por la foto que Desmond le había dado. Era este quien había grabado lossímbolospictos,poresofigurabasuinicialenlabasedelcajón.Eclesmehabíamentido:élhabíahechoelcajón,peroDesmondhabíagrabado lossímbolos.Me levanté,cogíellibroylorevisémeticulosamente.Mistemoresseconfirmaron.Aquelmanuscritonoerami libro.Asimplevista loparecía,peroeraunacopia,unacopia idéntica.Me llevé lasmanosalcuelloytirédemicadenaparabuscarlapiedraqueAlánmehabíaregalado,lamisma que recordaba haber colocado enmi gaveta y que aparecía descrita en aquellaspáginas,peronolahallé.Lapiedradecristalrojoconformadepentagramayanocolgabadeella.

ElWhatsAppsonó.AntesdemirarelteléfonosupequeelmensajeeradeAlán.Lorecordaba, recordaba queme decía que no vendría a cenar. Tenía inventario y con lasprisas había olvidado comentármelo, escribió. Sonreí entristecida al comprobar que eltextosecorrespondíaconloqueguardabaenmimemoria.Lafechatambién.

Aquella noche era la primera del comienzo del fin de nuestra relación, pensé altiempoquerecogíalospétalosderosaquecomenzaronaalfombrarelsuelodelsalón.Apesardetodo,lequería,nopodíaevitarseguirqueriéndole.Senatónsetumbóamiladoycomenzóarestregarsecontramí,comosiintentaracalmarmillanto.Lomirésindejardellorar.Se levantóycon laspatasdelanterascomenzóagolpearel teléfonoqueyohabíadejadoenelsuelo.EntoncescogíelmóvilyllaméaAlán:

—Cuandopuedas,tenemosqueiralatiendadondemecomprasteelcristalrojo,elpentagrama,porquequieroregalarleunoaSamanta.SevaaEgiptoy,comosiemprelehagustadoelmío,hepensadoqueleharíailusiónllevarseunoigual.Ledarásuerte.

—¿Estásbien?—mepreguntó.

—Sí,perfectamente.Silodicesporelwhatsappqueacabasdemandarmeyalquenoteherespondido,puessí,loestoy,aunsabiendoqueelinventarionoduraloquedicesyquetetomaráslaúltimacopacontucompañera,alaquellevastodoslosdíasasucasa—leespetésinpoderreprimirme,yarrepintiéndomeenelmismomomentodedecírselo.

—¡Dios,Diana! Imagino que te refieres aAzu. Es una compañera, nadamás. Sifueseporti,nohablaríanimerelacionaríaconnadie.

—Loquetúdigas—respondíentonoirónico,conlarabiaylaimpotenciatiñendomis gestos—. A lo que iba: mejor me das la dirección de esa tienda y voy yo sola.¿Recuerdascómosellama?

—No,soloelnombredeladueña.SellamaClaudia,comomisobrina.Haceyatresañosquelocompré.Lomismolatiendaniexiste.Aunqueeraunnegocioboyante,hoyno

Page 91: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

tepuedesfiardenada,sobretododelaspequeñasempresas.Caenunatrasotracomosifuesenfichasdedominó.Unapena.Miraenelcajónderechodelescritorio.Buscaeneldiscoduro,elnegro.Examinalasfacturasdeaquelaño,cuandonosconocimos.Ahídebede estar la copiade la factura en archivo jpg.Yhazmeel favordenopensar tonterías.Procuraréterminarpronto.Tequiero,brujita…

Page 92: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO19No le dije que había vuelto a casa.No tenía ganas de hablar con él ymenos de

debatirsobresuengaño,porqueteníalaseguridaddequemeestabamintiendo,yesomedolió.Volvióadolermecomosinolohubieravividoaún,comosiaquellafueralaprimeravez.

Abrítodaslasventanasdelacasaylosrayosdelsolabrasadordeaquelmesdejulioextrañoyatemporalentraronenlasestancias.Bajélostoldosy,alhacerlo,imaginélavozdeDesmonddándomelasgraciasporaquellasombraquelepermitíaseguircercademí,enlapenumbra.Sonreí,cerrélosojospensandoenélysemeescapóunpensamiento.

—¡Cuántomegustaríaqueestuvierasaquí!—exclaméenvozalta.

Después de mis palabras escuché las suyas. Fueron cálidas y tenues, como unsusurro venido de lejos queme sobrecogió: «No digas tonterías, escocesa, si tú nomequieres,almenosnocomosiempretehequeridoytequerréyoati».

Abrílosojosesperandoverloamilado,peroDesmondnoestaba.

Conecté la radio. El locutor avisaba de que aquel día, como los anteriores, sealcanzaríanmáximasdetemperatura,yrepetíalasadvertenciasquesuelendarsefrenteaunaoladecalor.Oíel ruidoque lapuertade losvecinosdeal ladoprodujoal cerrarsecuandosemarcharon, y después los ladridos deDylan, su golden retriever. Sonreí.Meparéyloescuché.Dejódeladrar,comosiempre,cuandosudueñotocóelclaxonalsalirdelgaraje.Elolordelproductoqueelconserjeutilizabaparalimpiarlasescalerassecolóencasa.Todoseguíaigual,nadaparecíahabercambiado.Eltráficoincesante,eliryvenirdelagenteenlasaceras,saliendoyentrandodelabocademetrocercana.Eracomosieltiempohubieseretrocedidounmes,comosinadadeloquehabíavividofuesereal.Entretoda aquella amalgama de sonidos y olores destacó una emanación a pintura que,inevitablemente,asociéconElda.Laaspirécomosisetratasedeunafragancia.Cerrélosojoseimaginéquevolvíaaestarcercademíyqueaquello,larealidadquevivíaenesemomento,seiría,queabriríalosojosyestaríadenuevoenmiático.Entoncesreparéenqueunodelospintores,enelpisodearriba,mellamabaporelbalcón:

—Señorita,¿meoye?Deberecogerlostoldos,vamosapintareltechodelbalcónylascontraventanas.Sinolospliegapuedeque,aunquetengamoscuidado,algunagotasenosescapeylosmanche.

—Ahoramismolosrecojo—lerespondíasomadaamibalcón,mirandohaciaarriba—.Muchasgracias.

—Ya te dije que no lo haría —le dijo al compañero—. Ayer, cuando la avisé,parecíadesorientada.Estosejecupijostrabajandemasiado.Nosabenloqueesvivir,telodigoyo…

PleguélostoldosydejélasventanasabiertasparaqueelolordelapinturasiguieratrayéndomeelrecuerdodeElda.Bajélaspersianasamediaalturaparaevitarqueelsol,queyaestabafrentealpiso,entraradellenoenlacasa.

Page 93: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Cogí elmanuscrito, lo cerré y lo apreté contrami pecho como si, al hacerlo, losabrazase a ellos.Penséque tal vez sí había escritoyoaquel texto.Tenía sentidoque lohubierahechoenalgúnmomentoparanoolvidaraElda,EclesyDesmond.Enrealidad,aqueleraelúnicosentidoqueleencontrabaenesosmomentos.Loguardéenelaltillodelpequeñoarmariodelpasillo,bajolaropadecama,ymedirigíalordenador.QueríabuscarlafacturadelcolganteparaverladireccióndelatiendadeClaudia,porqueestabasegurade que se trataba de lamisma persona, de lamadre deAntonio. Si tenía en cuenta lovivido,Claudiayadebíadehaberfallecido.Latienda,queocupabapartedelosbajosdeledificio, estaría cerrada, pero Antonio seguiría alquilando los pisos, y Ecles, Elda yDesmond ya ocuparían los suyos. Cuando introduje el disco en el ordenador sonó eltimbrede lapuerta.Measoméa lamirilla.Noesperabaanadie.Viaunhombrealtoydelgado que vestía el uniforme de Correos. Al parecer se percató de que estabaobservándole desde dentro, porque levantó lamano amodode saludoy, como si yo lehubierapreguntadoalgo,dijo:

—Correos.Traigounpaquete.—Ylolevantófrentealamirilla.

Abrílapuerta.

—¿De dónde viene? No espero nada —le pregunté mientras cumplimentaba elnúmerodemiDNIylafirmaensuaparatoelectrónico.

—DeEscocia—respondió—.¿Esegipcio?—mepreguntómirandoaSenatón,queestabaenelquiciodelapuerta.

El gatito permanecía sentado sin perder de vista al hombre, como un perro queestuvieraprotegiendolaentrada.

—Egipcioyaventurero—dije,cogiéndoloenbrazos.

—Yotambiéntengouno;noesegipcio,perohacelomismoadiario.Sesientaenlaentradacomosifueseunperroguardián.Losegipcioscolocabanestatuasdegatosfuerade las casas—dijo señalándolo— para impedir que entrasen espíritusmalignos en sushogares.Igualquelasbrujashacenconlasescobas:lasponensobreeldintel.—Memirófijamenteduranteunossegundosydespuéscomenzóadespegarlaetiquetadelpaquete—.Talvezporesolosgatosylasescobasestántanrelacionadosconlasbrujas.Dicenquenohaybrujaquesepreciedeserlosinungatoyunaescoba.—Mediolacopiadelaentrega,sedespidióconun«buenosdías»ysemarchó.

Sucarameresultófamiliar.DejéaSenatónenelsueloyelpaquetesinabrirencimadelsofá.Subílapersianaysalíalbalcón.Queríavolveraverloparahacermemoria.Separófrentealportal,al ladodesuscooter.Levantóel sillíny,murmurando,comenzóaorganizarlossobresquehabíadentro.Sacóunoscuantos,lespusounagoma,arrancólamotoybajódelaacera.

Unchorrodepinturablancamecayóenlacabezaymeresbalóporlafrente.Diunsaltohaciaatrás.

—Pero… ¿cómo se le ocurre salir? ¡Ya le advertí que esto podía pasar! Cuandoterminemoslelimpiaremoslaterraza.¡Losientomucho!

—No,nosepreocupe.Hasidoculpamía—lerespondí,limpiándomelafrentecon

Page 94: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

el antebrazo, mientras miraba al cartero, que, junto a otros viandantes, observaba lapinturaquecaíadeungranbotequesehabíavolcado,chorreandocomounacataratadebalcónenbalcónhastallegaralaacera.

—Loqueyotediga,estánempanados—lecomentóelpintorasucompañero,estavezsinbajarel tonodevoz—.Todossoniguales: tantoordenadorysillitadedespacho,quesinumeritosaquíyallá,peroluego,eneldíaadía,sonunoslerdos.

Aunqueeraevidentequesereferíaamí,nodijenada.Continuéajenaasuperorata,mirandoalcarteromientraseste,comoelrestodelosviandantes,observabalafachadayelchorrodepinturaquecaíasincontrolhacialacalle.Finalmente,elempleadodeCorreoslevantólamanoenungestoclarodedespedidadirigidoamíyseincorporóaltráfico.Enesemomentomedicuentadequenolohabíavistoenningúnsitio,sinoqueguardabaunparecidoextraordinarioconDuncan,elmaridodeVirginia.Permanecíenlaterrazahastaquevolvíacaptarlavozdelpintor:

—Mírala,sigueahí,comounaestatuadesal.Siyatelohedicho:notienensangreenlasvenas.

—Ytú¿qué?,lehasdadounapatadaalbote,eresigualdetorpeomás.Lomismolesucedealgo,parececomosinoseencontrasebien—respondióunavozfemeninaquemeresultómuyfamiliar—.Quécerrileres,Sebastián.Ahoravuelvo.Voyavercómoestá.Ytencuidado,quehasvueltoarozarelboteconelpie.Deberíancontratarteparapintarlaslíneasdelasfaltoenvezdelasfachadas.Eresundesastre.

Cuandoeltimbredelapuertasonó,tardéenabrir.Nosabíaquéhacer.Eldaestabaallí, en el rellano, sobre mi felpudo tal y como la recordaba, con su mono blanco ysonriente.

—Señorita,¿seencuentraustedbien?—inquiriópreocupada.

Pero yo no respondí. Permanecí unosminutos en silencio, observándola desde elotroladodelapuerta,atravésdelamirilla.

Page 95: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO20Nomereconoció.Ledijeconvozentrecortadaquenosepreocupara.Ellainsistió

enquemelimpiaríanlaterrazayquelaempresamepagaríalosgastosdelalimpiezademi ropa y de los zapatos. Algunas gotas de pintura habían salpicado las prendas ymicalzado. Me moría por decirle que ya nos conocíamos, que lo más probable era quenuestrosdestinossecruzarandenuevo.Teníaganasdeabrazarla,deinvitarlaatomaruncafé,detenerlaamiladocomoantes,comoeracostumbreentrenosotras.Anhelévolveraescuchar su voz cercana, su pragmatismo, que de seguro me llevaría a una soluciónracionaly,sobre todo,beneficiosaparamí.La impotenciafue talque tuvequecontenermisganasdelloraryapuntoestuvederendirme,perorecordélaadvertenciadeDuncansobre las paradojas y callé. No debía interferir en el presente porque el futuro podíacambiar,dejardeserelquedebía,ysiaquellosucedía,penséaterrada,talveznovolvieraaveramisamigosjamás.

Ledilasgraciasyellamepasóunatarjetadesuempresaparaquemepusieseencontactoconadministraciónylespasaralafacturadeltinte.

—Encuantoterminemosdepintar,quedaremosconustedparalimpiarleelsuelodelaterrazaylabarandilla.Imaginoqueloharánotroscompañerosdelaempresa.Tendránqueircasaporcasa,peroesloquetienenestosincidentes…

CerrélapuertaytrasellaquedóElda,quealmarcharsemedejóallí,solayperdidaenuntiempoqueenesemomentonoqueríavivir.Senatónjugabaconlospétalosderosaquehabíanidocayendosobremispiesdescalzos.

—Bichito,mevasaarañar—ledije.

Meagachéparaapartarloymeencaminéalbaño.

Debíaquitarmelapinturaloantesposiblesinoqueríaquesemequedaraadheridaalapielyelpelo.Laropaeralodemenos,estabaseguradequeyaerairrecuperable,medijealdejarlasprendasenelsuelodelbaño,fueradelcestodelacolada.

Entréenladuchapensandoenelgiroquehabíavueltoadarmivida.Estabaenelpuntodepartida,cuandomipresentetodavíanosehabíarotoenmilpedazos,cuandoaúnloteníatodoyAlánnomehabíadejado.Sinembargo,habíavueltoaperder.SentíaunatristezasimilaralaquehabíaexperimentadocuandoAlánrompióconmigo.Elda,EclesyDesmond no estaban ami lado y su ausenciame hacía daño. Sabía que para volver averlostendríaquedejarqueeltiempocorriese,quelosacontecimientossesucedieranunotrasotrosininteractuarconellos,aunquesupieraloqueibaasucederentodomomento.Sin embargo, probablemente ya había provocado una paradoja que, estaba segura,cambiaríapartedelosacontecimientosvenideros.Mehabíadejadollevarporlarabiayeldolor, y le había dado a entender a Alán que dudaba de su fidelidad, que sabía de laexistenciadeAzucena,sucompañeradetrabajo:«Silodicesporelwhatsappqueacabasde mandarme y al que no te he respondido, pues sí, lo estoy, aun sabiendo que elinventarionoduraloquedicesyquetetomaráslaúltimacopacontucompañera,alaquellevastodoslosdíasasucasa».

Page 96: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Yonodebíasaberqueambosseatraían,queaquellaquímicacasual terminaríaenuna relación. Pero lo sabía y, sin pensarlo, sin sopesar lo que podrían provocar mispalabras,selohicesaberaAlán.Aquello,midesconfianzahaciaélyhacialarelacióndeamistadquemanteníaconAzucena,podíahacerquesuactitudconellacambiase.Talvezevitaría que esa relación se convirtiera en un romance, en la historia de amor quedesencadenó nuestra ruptura, y con ello recuperaría aAlán. Pero en ese caso existía laposibilidaddequeEcles,EldayDesmondnovolvieranaformarpartedemivida.Estabaenuncallejónsinsalida,enganchadaenunaórbitaquemehacíagiraralrededordedostiempos, pasado y presente, sin que supiera en cuál debía apearme para no perder aningunadelaspersonasquequería.

Senatónmaullabasentadobajoeldinteldelapuertadelbaño.Lomirémientrasmesecabaelpelo.Élvolvióaemitiraquelmaullidolargoylastimeroconelquemepedíaqueloaupase.Locogíenbrazosy,pensativa,mirésuspupilasnegrasyrasgadas.

—Bichito,¿deverdadestásaquí?Porque,ahoraquelopienso,nadie,aexcepcióndel carteroydemí, parecíaverte.Elda teha tenidodelanteynohadichonada.Dime,¿ereseral?

Maulló de nuevo, como si me respondiese con una afirmación, y comenzó alamermelafrenteconsudiminutalengua,queparecíaunrecortedepapeldelija.

—Sí.Síqueloeres.Ynosabescuántoteagradezcoqueasísea.Soyunabrujatorpeysinescoba,perdidaenestaciudadruidosaysinalma.Ymesientosola, terriblementesola—ledijeconlapenaquesentíadeslizándosepormipiel,misgestosymimirada—.¿Meayudasabuscarmiescoba,elcajónyellibro?Yasabes,nohaybrujaquesepreciede serlo si no tiene un gato y una escoba, y yo he perdido la mía. Tal vez si lorecuperamos, si rescatamos del futuro mi libro, la gaveta y la escoba que Claudia meregaló,podremosvolverasernosotros; recuperaremosnuestrositioenestemundo—ledije sin pensar en el significado de mis palabras, como si estas fuesen una certeza ysiemprehubieranestadoahí,ocultasperovivas.

Page 97: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO21Mesentéenel sofáconelpaqueteenel regazo.Respiréprofundamentee intenté

recuperarlatranquilidadquehabíaperdidoesedíaaltomarconcienciadequeelpresentehabíacambiado,queyanoeraelmismo.Cerrélosojosy,conlasmanossobreelpaquete,antesdeabrirlo,penséentodaslasdificultadesquehabíaidosuperandodesdeniñaparallegarasercomoyquieneraenaquelmomento.Recordélainseguridadqueduranteuntiempogeneraronenmílasburlasdelasquefuiobjetopormiscompañerosdeorfanato.Evoquéamimadreysusvisitasnocturnas,eldolorquemeprodujoquesefuerademivida para siempre, el desfile de parejas en busca de un hijo que nunca fui yo. Hicememoria de las horas que pasé limpiando aulas y patios de colegios para pagarme losestudios, el polvo que levantaban las cerdas de la escoba que utilizaba para barrer lasclases,lassillassobrelospupitresyeloloratizayapizarrahúmeda.Recordémiprimersueldo:miprimerpisoalquilado,miprimeracompraderopa,miprimeranochedecopasymiprimeramor.

Desdesiempre,desdequetuveusoderazón,habíasabidoqueeradistintaalrestoyqueaquello,micondicióndebruja,noibaacambiar.Noeraunvestidodequitaypon,niunrasgodecarácterquesepudieramodificar.Miscualidadeshabíannacidoconmigoyseirían cuando yo dejara de existir. Y aunque intentara olvidarlas, hacerme la distraída,siempreibanaestarahí.Semanifestabanenformadepétalosderosa,enpremonicioneseincluso en frases compuestas de palabras desconocidas para mí que surgían de mispensamientoscuandodeseabaalgo.Nopodíaescapardeello,hicieraloquehiciesenoloconseguiríajamás,medijemientrasabríaelpaquete.Habíallegadoelmomentodeaceptarquieneracontodaslasconsecuencias,porqueaquello,miconformidad,elnorenunciaramímisma,amiprocedencia,eralaúnicaopción,pensé,recordandocómocadasucesodemivida,cadacircunstancia,mehabíaconducidoalmismolugar:amicajónyallibro.Aaquellosdieznombresdebrujasquehabíagrabadosenlamadera.Ellas,medije,fueroncomoyo.

El paquete que me había entregado el cartero contenía un informe de más decuatrocientaspáginassobrelasbrujasmásantiguas,quehablabadesusorígenesydelahistoriadecadaunadeellas, siempreadheridaalneopaganismoya lapersecuciónquesufrieron.Partedelainformaciónqueconteníaaqueldosiersediversificabayalejabadeladocumentaciónclásica sobre este tipode cultosque aúnpermanecíanvivos, como laWicca. En la información aportada por el documentalista que había confeccionado eldosier,seincidíaenqueexistíaunareligiónaúnmásantiguaquelasconocidas,uncultoquellevabaescondidomásdediezsiglos.Estesecretismosedebióalapersecuciónquesufrieroncuandoa lasbrujasadoradorasde laLunase lescomenzóaatribuir losmalesquesufríansusconciudadanosydelosqueellasnoeranresponsables.Desdeentonceslasbrujas que adoraban aDiana, la diosa lunar, se ocultaron y desaparecieron, camufladasentre los mortales siglo tras siglo, tras borrar sus huellas y esconder su evangelio.Encubrieronsucondiciónparapreservarasussucesoras,susconocimientosylasabiduríaquelespermitía,entreotrascosas,viajareneltiempoyser,enciertomodo,inmortales.

Entre ellas se citaba a Aradia, hija de Diana, la diosa lunar. La documentación

Page 98: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

afirmabaqueselaconsiderabalaprimerabrujaque,despuésdeserunespíritu,volvióalaTierraparadefenderalossuyos,proclamarsudoctrinayprotegeralosdesamparados.Asífue durante muchos años, hasta que las persecuciones comenzaron y Aradia tuvo quedesaparecer.Sellevóconsigoelverdaderoevangeliodelasbrujas,queellamismahabíaescrito.Sinembargo,segúnlosdatosqueaportabaeldosier,Aradianoera labrujamásantigua de la historia. La primera fue Alice Kyteler; nacida en el seno de una familiaadineradadescendientedecomerciantesflamencosasentadosenelcondadodeKilkenny,Irlanda,llegóalmundoen1280,treintaytresañosantesqueAradia.FueaellaaquienrecurrióAradiaparaqueprotegierasuevangelio.

En losdocumentosgráficos seaportabaeldibujodeuncajóndemaderadehayanegra,igualqueelmío,consímbolospictosgrabadosensuslaterales.Enelpiedefotosedecía que aquel cajón lo había construido Alice Kyteler para proteger el evangelio deAradia y que los símbolos eran los nombres de las brujas que lo habían custodiado yprotegido durante siglos. En uno de los laterales había una piedra roja incrustada en lamaderaconlaformadeunpentagrama.

Alfinaldeladocumentaciónsehacíareferenciaalposibleparaderodelevangelioyel cajón. Se afirmaba que había datos suficientes como para creer que ambos objetosmágicoshabíanseguidobajolaproteccióndeKytelerhastaqueella,acusadadebrujeríayde haber envenenado a sus maridos, tuvo que ponerlos a salvo entregándolos a otrasbrujas. Cuando estas también fueron perseguidas, el evangelio y el cajón viajaron aEscocia,dondepermanecierondurantesiglos.Finalmente,unescocésselollevóaGaliciay lo custodió durante toda su vida hasta que falleció. Tras la muerte del patriarca, lafamiliaemigróaMadrid.Portodoelloseafirmabaqueelevangelioylagavetapodríanestar en la capital de España, en cualquier lugar recóndito y secreto, posiblementepreservadosporundescendientedirectodeAradia.

Abrí el sobre que se adjuntaba con la documentación.Era una nota en la que unprofesorde la facultaddeCienciasSocialesde laUniversidaddeGlasgow,Escocia,meindicabaqueaquel informeerapartedelainvestigaciónquehabíadesarrolladounviejoamigosuyo,eldoctorDuncanConnor,sobreAradiayelparaderodelverdaderoevangeliode las brujas. También me hacía saber que aquel material había pasado a sus manosdespuésdequeDuncanConnordesaparecieramisteriosamenteenEspaña,enMadrid.Meaconsejabaquetuvieraprecauciónhabidacuentadeloquelepasóasuamigo,medeseabaéxitoenmiinvestigaciónjuntoconsusmejoresdeseosdesaludybienestarparamíylosmíos,yquedabaamiservicioporsienalgúnmomentonecesitabaalgomás.TambiénmeenviabasaludosparaSamanta,que,segúnlanota,eralapersonaquenoshabíapuestoencontacto. Se despedía con el lema de la universidad: Via, Veritas, Vita; el camino, laverdad…

—¡Dios!¿Enserio?—exclamóAlánalentrarenelsalón—.Nopuedocreérmelo.¿Llevas todoel día aquí, con laspersianas amediasy alimentándotedepatatas fritasybebidasazucaradas?¡Sonmásdelasnuevedelanoche!¿Quésontodosesospapelesquehayporelsuelo?—dijo,agachándoseyrecogiendovariosfolios.

—Informacióncontrastadasobre lahistoriadeAradiayelevangeliode lasbrujas—lerespondí.

Page 99: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Pero…siyacomprasteeseevangelio.—Señaló laestantería,el lugardondeseencontrabaelejemplar.

—Ya,peroesenoeselverdaderoevangeliode lasbrujas—lerespondíal tiempoqueibaapilandolosfoliosantesumiradaincrédula—.Telodijeytúnoquisistecreerme.Ahoraestainformaciónlodemuestra,confirmamiteoría—dije,levantandolashojasqueyahabíaapilado—.Ytú,¿noteníasinventario?¿Lohabéispospuesto?

—Tevimalestamañana.Nomegustóloquedijiste,loquedisteaentendersobremíyAzu.Tequiero,Diana,ynopuedopermitirquepiensesquevoyaserte infielconnadie.Esonosucederájamás.

»Noesperabaencontrarteotravezasí.Denuevoconesamalditainvestigaciónqueteestárobandolavida.Estásobsesionada.Entiendotufrustración,quequierassabermás,queintentesbuscara tuspadres,pero tienesqueserrealista: tedejaronenesecajóndelmismomodoquepudieronhacerloencualquierotrositio.Nadiesupojamásquiénlohizo.Esprácticamenteimposiblequesepuedaseguirunainvestigaciónasí,sinningúnrastro.Tehasempeñadoenqueesecajónesunapiezaoriginalyquetieneunsignificadooculto,perolamaderaesdepino.Puedesencontrarpiezasasíenmuchosmercadillos.Además,aunque fuese antigua, no significa que tenga el valor material o histórico que tú teempeñasenatribuirle.

Apuntoestuvededecirlequeesecajónnoeraelmío,queelmíosehabíaquedadoenaquelático,enelaltillodelarmariodeldormitorio,peronopodíanidebíahacerlo.Eraevidenteque,comohabíasospechado,micomentariosobresucompañeradetrabajohabíacreado una paradoja de consecuencias imprevisibles. De hecho, ya había variadoacontecimientos importantes.Alánnosehabíaquedadoahacerel inventario.Estabaencasa,preocupadopormiestadodeánimo.

—Puedequetengasrazón—lerespondí—,quizásdebadescansaruntiempo.

—Noestaríanadamal.Quierorecuperaramichica.Notehasdadocuenta,peroteestásyendodemiladopocoapocoyteechoenfalta.—Searrodillójuntoamíyapartóunmechóndemicabello,quemetapabalosojos.

—Losé,esloúnicoquepuedodecirte,queentiendotuimpotencia,perotepidoquetambiéntúentiendaslamía—ledijemirándolofijamente.

—Escocesa,erespreciosa.—Éltampocodejabademirarme,yyomeestremecí.Lohiceporqueechabaenfaltasusdedossobremipielysusojosrecorriendomislabios,perotambién porque, cuandome llamó escocesa, recordé aDesmond yme dolió hacerlo—.Anda,vístete.Nosvamos.Hay luna llenaysédeunsitiodondepodemoscontemplarlamientrascenamos.

—Nocreasquetengomuchasganasdesalir—expusemientrasseguíaapilandolosfoliosesparcidosporelsuelodelsalónenunsolomontón.

—Noaceptounanegativa,necesitasquetedéelaire.Además,tengounasorpresa:helocalizadoalpropietariodelatiendadeloscristales.Llevatiempocerrada,porqueladueñafallecióalospocosmesesdequeyocomprasetucolgante,perosuhijomeatendióporteléfonoyquedéconélalahoradelalmuerzo.Esuntipodelomáspeculiar,separeceaDannyDeVito.Estanencantadorydivertidocomolospersonajesquesueleinterpretar

Page 100: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

elactor.

—¿Hasestadoenlatienda?—lepregunté,sorprendidaynerviosa.

—Laabrióparamí.Meofrecióelcristalquequisiera,peroledijequepreferíaquefuesestúquienloeligiese.

—Debedesermuyamable—lecomenté.

—Síqueloes,perocreoquenoestámuybien.

—¿Aquéterefieres?

—Habla de sumadre como si no hubieramuerto. Inclusome dijo que la buenamujer vivía en uno de los áticos, aunque poco antes había manifestado que fallecióaproximadamentealospocosmesesdequeyoadquiriesetucolgante.Muynormalnoes,esopuedoasegurártelo.

—Quizás no esté muerta para él. La muerte y la vida son muy relativas —lerespondí.

—Sitúlodices…Lamadreledejóunabuenaherencia,nosoloeledificiodondeestá la tienda, tambiénvariasplazasdeparquinen lacapitalque ledanunosbeneficiosqueparamílosquisiera.Vamos,queherenciasasímantienenconvidaacualquiermuerto.Contodoloquelehadejado,yolacanonizaríaolaconvertiríaendiosapagana.

»Resumiendo, terminamos almorzando juntos. Me comentó que tenía todos lospisosalquiladosmenosunodelosáticosyquehacíaunosdíashabíanentradoenélylohabíandestrozado.Forzaronlaventanadelaterrazaydesmontaronlosarmarioscomosiestuvieran buscando algo. Le pregunté si tendría posibilidad de alquilárselo. —Alánguardósilencioalaesperadequeyoledijesealgo.

—¿Y?—lepregunté,encogiéndomedehombros.

—Subimos a verlo. Habría que pintar, arreglar la ventana de la terraza porquedespuésdelrobonocierrabienyvibraelcristal,compraralgunosmuebles,peromerecelapena.

»Tiene un salón tan grande como todo este piso, aunque lo mejor es la terraza.Podríamosinstalaruntelescopioparaquetodaslasnochesvierasla lunaysiguierassusciclos.Ysidecidesdejardevolar,quenodigoquelohagas—puntualizóalverlacarademalauvaquelepuse—,tualadeltacabríaenlaterraza.Coneltiempo,podríamostirarlostabiques y convertirlo en un loft. No creo queAntonio nos pusiera pegas, porque soloaspiraatenertodoslospisosalquiladosynopreocuparsedelmantenimiento.Elprecioeslamitaddeloquenoscuestaeste.Además,seguiremoscogiendoelmetroenlalínea6,lacircular. Es como si nos hubiera tocado la lotería; justo lo que ambos andábamosbuscando.Eldestino,eseldestino,estoyseguro.Hequedadoestefindesemanaparairaverlo juntos.—Mequitóel cepillodelpelode lasmanos.Me recogió lamelenacon lamanoderechaycon la izquierdameacercóa ély,mirándome fijamentea losojos,mebesóenloslabios.

Mientrasme besaba, sin quererlo, sin proponérmelo y sin saber por qué, volví apensarenDesmond.Lohiceduranteaquelbesoquemesupodiferenteyantesdequesus

Page 101: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

labios rozasen los míos, también mientras me describía aquel ático que tanto le habíagustado y al que esperaba nos trasladásemos.El ático en el que yo había comenzado aconstruirunanuevavidadespuésdequeélmedejaseporAzucena.

Page 102: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO22Losacontecimientoscomenzabanaprecipitarsesinqueyopudiesehacernadapara

evitarlo,comosiunhiloinvisibletirasedemividaylacondujese,irremediablemente,almismolugar.Peroelfuturo,aquelenelqueyohabíavivido,yanoexistía.Eraimposiblequellegaraaserelmismo,pensérecordandoloquelehabíadichoaAlánsobreAzucena,su compañera de trabajo, y volví a recriminarme lo impulsiva que había sido.Mi vidaparecíaseguirsiendoigualalaqueeraantesdeconoceraElda,EclesyDesmond.Sololoparecía,porqueyoyanoeralamismadeentonces;habíacambiado.Missentimientos,misanhelosymismetasyanoeranlosmismos.ElamorquesentíaporAlánseguíavivo,peroestabamalherido.

Aquellanoche,mientraséldormitabaenelsofádespuésdenuestracenaalaluzdelaluna,yomequedéenelbalcónconunacopadevinoenlamano,brindandoalairepormis amigos, a los que tanto extrañaba.Apagué las lucesdel salón, bajé el volumendeltelevisoryvolvíalbalcónconmiteléfonomóvilparaescribirunmensajeaSamanta.

Cuandotevayasteecharéenfalta.Noséconquiénpodrécompartirtantasy tantascosas.Aquién lehablarésobre lasoledadqueavecesocupamivida.Tequiero,amiga.

Lohicesinpoderevitarsentirmetriste, terriblementetristeysolaenaquellacasa,conAlándurmiendo,ajenoy,enciertomodo,indiferenteamisoledad.

Ellanotardóencontestar:Tellamo.

—A ver, cuéntame lo que te sucede —me dijo Samanta a través de la líneatelefónica—.Yno teconsientoquemedigasquenada,porqueséquenoestásbien.TehacíatomandocopasconAlán.

—Estádurmiendo—lerespondí.

—¡Quédivertido!—exclamóirónica—.¿Quéteparecesileechasunacolchaporencima para que no se nos destemple, te paso a buscar y nos fugamos a la sierra atomarnosunacopa?Conozcounsitionuevoquecierraalamanecer,comoen lapelideTarantino.Igualhastaencontramosaalgúnvampiroquesemerezcanuestrayugular.¿Quémedices?

—Estás fatal —le dije—. ¿Cómo voy a dejarlo aquí, sin despertarlo? Además,mañanamadrugamos.

—Lo de madrugar es una excusa barata. Y lo de Alán, un chantaje emocionalvoluntariopor tuparte,unacesiónde tu tiempoy tuatenciónquenosemerece.Salísacenarya lavuelta seduerme…Puesdéjameque tedigaqueno tieneperdónymuchomenossemerecequeahora tepreocupesdeél.Ponleunamantitaporencima.Déjaleamano el botón del pánico, el de emergencia, por si se despierta y se sobresalta. Anda,arréglateunpoquitoyvámonos…

Page 103: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Sorprendiéndome a mí misma, hice lo que me había indicado mi amiga y notardamosenreunirnos.

—Queconstequeereslaresponsabledeestedesbarre.Teecharélaculpadetodo—dijealentrarenelcoche.

—Ledejasteelbotónamano,¿verdad?—medijoriéndose—.Fuerabromas,dime,¿quétepasa?

—Nolosé.Nuestrarelaciónsedeterioraapasosagigantados—lerespondí.

Mehabríagustadoconfiarletodalaverdad,lodeseabaylonecesitaba,perosololeconté parte de ella porque no podía hacerle partícipe de lo que me había sucedido enrealidad.Noqueríaqueelfuturocambiaseaúnmásdeloqueyalohabíahecho.

—No le des muchas vueltas. Nomerece la pena, pocas cosas tienen tanto valorcomoparaquedejesquetequitenelsueño.Dejaquetodosucedaporinercia.Yasabes,siempre te lo digo: la inercia funciona estupendamente cuando se tienen dudas. Porqueimaginoquequieresseguirviviendoconél,queaúnlequieres.Dimequenomeequivoco.

—Sí, por supuesto que le quiero, pero no sé…, nuestra relación no es lamisma.Algohacambiadoynoaciertoasaberquées—leexpliqué.

—Sitesoysincera,elhechodequeahoraestédurmiendoesmuysignificativo.Siseabandonadeesaforma,estáclaroquetúteirásyendoy,cuandomenosseloespere,yano estarás ahí, aguardando a que se despierte.Es lo que suele pasar.Lavidanos comepocoapocoyensilencio.Lamayoríadelasvecesnosacomodamos,dejamosdeluchary,cuandoabrimos losojos,yaesdemasiado tarde,porque loquepensábamosqueeraunacabezada se convirtió en una señora siesta de pijama y orinal. Creo que Alán se haacomodado. Eso, o hay otra persona.Ahora lo queme preocupa es irme y dejarte así,encogidacomounaniñapequeña,esperandosuatención.

—Estarébien.Paseloquepase,loestaré.Notienesporquépreocuparte.Sabesquete tendré al tanto de todo, pero no creo que mi vida varíe mucho —le dije nadaconvencida,perointentandoconvencerlaaella.

—Tevoyadejarlasllavesdecasa.Siporcualquiermotivotevesenlanecesidadde irteavivirallí,no lodudes.Notienesnique llamarme.Yno lodigosoloporAlán,tambiénporestaempresachapuceraenlaquetrabajamos.Yasabesqueenlosmentiderossecomentaquevanahacerunareduccióndeplantilla.Siesasí,esevidentequiénesvanaser losprimerosencaer.Ah,porcierto,¿te llegó ladocumentaciónque le solicitéamiamigo?

—Sí, sí, perdona, se me olvidaba decírtelo. ¡Qué calladito lo tenías! Fue unasorpresaenorme.¿Cómolocalizasteeseestudio?

—Esopretendía, que fuese una sorpresa, y veoque lo he conseguido.Se lo pedíhacetiempo,cuandovi lossímbolosde tugaveta.Recordéqueyaloshabíavistoantes,peronosabíaexactamentedóndehastaque,haciendomemoria,mevinoa lamentequefueenEscocia,enlafacultad,enunosapuntesqueteníaélsobresumesa—meexplicósonriendo.

—Esuninformecompletísimo.Untrabajodeinvestigacióndeaños.Porcierto,te

Page 104: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

mandarecuerdos.

—Lainformaciónnoeradeél.Bueno,enpartesí.Larealizabaconunamigoque,desgraciadamente,desaparecióencircunstanciasbastanteextrañas.Estoyseguradequesisucolegasiguieravivoysupiesedelaexistenciadetucajón,nodudaríaenveniraEspañaparaexaminarlo.Inclusoélloharía.Oseaqueándateconojoynolecomentesnadadetugaveta,anoserquequierastenerlodetrásdetiatodashoras.Además,puededarseelcaso(bastanteprobable,porcierto)dequetugavetaseamásantiguadeloquepensamos.Enese caso podrían requisártela.Nunca se sabe, igual es una pieza desaparecida de algúnmuseo.Oseaque…¡chitón!—exclamó,ysellevóelíndicealoslabios.

—Eresestupenda—ledije,dándoleunbesoenlamejilla.

—Sehaceloquesepuede…

Cuando regresamos ya tarde, sin mordisco en la yugular y con más sueño quevergüenza,Alánseguíaenelsofá.RompílanotaquelehabíadejadodiciéndolequesalíaatomarunacopaconSamanta,ymeacostésinél.

AllevantarmeporlamañanadescubríqueAlányasehabíamarchadoatrabajar.Mehabíadejadolacafeteraconectada,elzumodenaranjasobrelamesadelsalónyunfolioalquehabíadadoformadealadeltaconun«tequiero»escritoentintadecolorazul.Unazul algo desteñido, como él. Aquello me supo a disculpa, a los remordimientos queseguramente tuvoal levantarsey recordarquemehabíadejado tirada trasunacenaquedebíaserelpreámbulodeunanochedevelas,vinoysábanasconolorasexoyrosas,peroquesehabíaconvertidoenunasiesta,comodijoSamanta,depijamayorinal.Unasiestaquemealejóaúnmásdeél.

Aquellamañanadecidíquemecentraríaenlainformacióndeldosier,peroestavezloharíasincomentarlenadaaAlán.Niaélnianadie,pensé,recordandolaadvertenciaqueme hizoDuncan el primer día que lo conocí. Élme previno que no todos los quebuscabanelevangeliode lasbrujas tenían lasmismas intencionesqueél.Porello,paraquetodollegaseabuentérmino,decidícomenzaravolarensoledad.

NecesitabarecuperarmicajónyellibroparacomprobarsieranlosmismosobjetosdelosquehablabaladocumentaciónquemehabíamandadoelamigodeSamanta,peroaúnnosabíacómoibaahacerlo.SehabíanquedadoeneláticodeArgüellesynoteníalacertezadequeaúnestuvieranallí;perosiseguíanenaquelaltillo,podríaaccederaellos,penséesperanzada.

Por inercia, como decía Samanta, los acontecimientos me conducían de nuevo aaquellugar.Lohacíandeotraforma,enotrascircunstancias,estavezdelamanodeAlán,peroaquelloera lodemenos, lo importanteera recuperarlos.Yasí,por inercia,pasé lamayorpartedeldíaenlaoficina,dejándomellevarypensandoque,durantemuchosaños,todohabíaestadofrenteamí,alavista,peroyomehabíanegadoaverlo.Todopasaporalgo,medije.Queramosonoreconocerlo,todotieneunsentidoyunporqué.SimicajónyellibroeranlosmismosdelosquehablabaDuncanensutrabajo,probablementeyoerauna descendiente directa de Aradia y mi libro podía ser el verdadero evangelio de lasbrujas,custodiadoenelmásestrictosecretodurantesiglos.Aquellopodríaconducirmeateneral fin respuestasa laspreguntasquemehabíahechodurante todamivida,podría

Page 105: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

llevarmeaentenderelmotivodequemeabandonasena laentradadeunhospicio,peroposiblemente tambiénme abocaría a cruzar una puerta en la que la realidadmágica, labrujeríaylaseddepodersedabanlamanopeligrosamente.

Page 106: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO23Toméun taxipara regresaracasa.Mesentíasaturadapor todo loocurridoen los

últimosdíasynoqueríapropiciarotroencuentroenaquellos túnelesquemeangustiaraaúnmás.Duranteaquelmeshabíavividodemasiadosincidentes,demasiadoscambios,yhabía asimilado demasiada información. También había sentido y dejado de sentirdemasiadasvecesyenmuypocotiempo,pensélevantandolamanoparadetenerel taxiquecirculabaconlaluzverdeencendida.

Al llegar a casa, encontré la puerta abierta y aSenatón inmóvil sobre el felpudomarrón,quietocomosifueseunaesfinge.

—Pero,bichito,¿quéhapasado?,estástemblando.—Locogíenbrazosyempujélapuerta con la punta del zapato, despacio y sin entrar—. ¿Hay alguien ahí?—pregunté,alzandoeltonodevoz.

Nadierespondió.Dejélapuertaabiertay,conSenatónenbrazos,entré.Elsuelodelsalón estaba cubierto por infinidad de pedazos de papel. Eran fragmentos de loscuatrocientos folios que componían el dosier con la información sobre la historia deAradiayAliceKyteler.Todoelmaterialestabahechopedazos,quehabíandiseminadoportoda la estancia. Los trocitos eran tan diminutos que, de no ser porque los cortes erandesiguales, cualquiera habría pensado que habían introducido las páginas en unatrituradora de papel. Además, los laterales de la gaveta que me había regalado Eclesestaban desprendidos de la base y parecía que los habían lijado.Y el libro, aquel libroidénticoalmío,estabaalladodelaventanadelaterraza,enelsuelo,sobreunabandejademetalquenoreconocí.Locubríaunlíquidorojo,deunrojoencarnadoquemerecordóala tinta del bolígrafo del hombre de la gabardina, el mismo que se burló de mí y meamenazó.Eltextoquehabíaescritoenélnoexistía,sehabíafundidoconlashojas,quehabían quedado convertidas en una masa blanca. Parecían plástico que se hubieraderretidoyluegosolidificado.Lastapasrojasmostrabanelmismoaspecto,yalmirarlasmerecordaronallacrecuandoessometidoaunafuentedecaloryluegoseenfría.Ellibroestabacompletamentedeformado,comosisehubieseencogidosobresímismodespuésdeexpandirsedentrode labandeja. Intenté recogerunamuestradeaquel líquido.Si,comomehabíaparecidoalverlo,teníalamismacomposiciónquelatintadelbolígrafodeaquelextrañoindividuo,quizáscuandorecuperasemilibroylagavetapodríaponerunpocodeél sobre una página y ver qué sucedía. Cogí una de las jeringuillas que tenía para larepostería.Me agaché junto a la bandeja y la acerqué con cuidado al líquido, pero nopuedeintroducirlaenél,porquecuandolaboquillarozóellíquido,esteseendureció.Lointentévariasvecesconelmismoresultado:enelinstanteenquelajeringuillalorozaba,el líquido se convertía en una masa compacta y dura. Se contraía para, acto seguido,solidificarse. Seme antojó que tenía vida propia y se estaba defendiendo.Me armé devaloreintentétocarloconlosdedos.Introdujeprimeroelíndice,despuéselresto.Alverquenoexperimentabaningúncambio,decidíecharloenotrorecipiente,peroestavezconlasmanos.Cogíunabotelladecristaly,ahuecandolapalma,recogíunpoco,perocuandotocó la boca de la botella se solidificó, convirtiéndose en unamasa dura y sin vida, yformóunarcodesdemimanohastaelvidrio.Lodepositéenelsuelo,juntoalabandeja.

Page 107: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Duranteunosminutospermanecípensandoquéhacer.NoqueríaqueAlánloviese,debíaretirarloantesdequeélllegase.Podríahabermedeshechodetodoaquello,peropreferíacomprobarconmástiempoytranquilidadquéeraaquellasustancia.Fuialacocinaycogíunatartera.Saquéaquellamasaamorfaenlaquesehabíaconvertidoellibrodelabandejaylapuseenelsuelo.Mesorprendiócomprobarquedeélnochorreabaniunasolagotadela sustancia en la que había estado sumergido. Incliné la bandeja sobre el recipiente deplástico.Ellíquidocayódentrodelavasijay,alentrarenelrecipiente,seunióaél.Loslateralesde la tarteraysubasepasarondeserplástico transparenteaconvertirseenunamateria roja similar almetal que semovía e iba adoptando una forma redonda.Vi quegirabasobresímismaenelsuelo,comosifueseunavasijadeunalfarerosobreeltornoyunasmanos invisibles lo estuvieranmodelando. Cuando elmovimiento cesó, la tarterahabía perdido su forma cuadrada y se había convertido en un bol redondo. Le di ungolpecito con los dedos. El sonido que produjo fue metálico y casi ensordecedor. Serepitióduranteunossegundoscomoelecodeuncuencotibetanoalsergolpeadoconelmazodemadera.Merecordóalqueprodujomilibrocuandoseprecipitóalsuelodespuésde que Senatón lo tirase de la estantería. Cogí aquella especie de arco que se habíaformadoalintentarverterloenlabotelladecristalylointrodujeenelcuenco.Entonceselbolcomenzóagirardenuevohastaqueeltrozoqueyohabíametidodesaparecióypasóaformarpartedeaquelcuencorojizo,deaparienciametálica.Susuperficieerabrillanteytanhermosacomolalunadesangrequelapersonaopersonasqueestuvieronenelpisohabíanpintadosobreelcristaldelaventanademisalón.

Recogí todos los pedazos de papel, los restos del libro, la bandeja y lo introdujetodoenunabolsadebasura.Despuéslimpiéelcristaldelaventanadelsalónparaborraraquella luna de sangre que parecía una advertencia, una amenaza contramí, y aireé lacasa.Finalmentevolvíalapuertadeentrada,queríacomprobarelestadodelacerradura,sihabíasidoforzada,peroparecíaintacta.Comprobélahoraenmiteléfonomóvil,cogílabolsa de basura y bajé a la calle para echarla al contenedor. Debía darme prisa, Alánestabaalllegarynoqueríaqueencontraseniunsolorastrodeloquehabíasucedido.

Cuandofuiadepositarlabolsaconlostrozosdeldosierenelcontenedordecartónypapel,nopudeevitarrecordaraDesmond.CerrélosojosyloimaginéenlacabinadesuDeLorean.Lovidirigiendoelremolquequelevantabaaquelinmensocontenedorllenodepalabras, de pensamientos y sueños rotos o por cumplir, un mar de palabras que élrecogeríaydesplazaríahastaotracostadondelasolasromperíansobreellasconvoracidadhastahacerlasdesaparecer.Meimaginédejándoleunmensajeenunodeaquellospapelesosobrelasuperficiedealgunodeloscartonesquellenabanelcontenedor,comosifueseelmensajedeunnáufragolanzadoalmardentrodeunabotella.Saquéunodelospedazosdepapeldelabolsa,loapretéentremismanosypenséenloqueleescribiría:«¡Teechoen falta!».Solo lediría eso,nadamás.Sabíaquepara él sería suficiente, lo entendería,pensé.Abrílamanoymiréelpapel.Sobrelasuperficieviaquelpensamiento,aquel«teechoenfalta».Lohabíaescritoyo.Sonreíylointrodujeenelcontenedordeseandoquelellegara.

Aldía siguientemedespedí deSamanta en la terminalT4del aeropuertoAdolfoSuárezMadrid-Barajas.Lohicedelmismomodoyconlamismatristezaquelaotravez,en aquel futuro que se me había escurrido de entre los dedos, lejano y que acaso no

Page 108: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

volvierarepetirse.

—Teecharédemenos—medijo.

Nosabrazamosemocionadas.

—Todo irábien.Noolvides llevar tucoche,por si tienesquevolverencualquiermomento.Yasabes,independenciaporencimadetodo—ledije.

—Nocreoquemedétiempoaningúntipodeescarceo.Loshombressiemprerestantiempoydanproblemas.Aunque,laverdad,nomeimportaríahacerunrecesodevezencuando,siemprequeeltemanoseaserio,yasabes,noquierocompromisosvitalicios.Soyunalmalibredecargas,sobretodosiestassoncontractuales.

—Nuncasesabe—respondísonriente.SabíaqueSamantaencontraríaenEgiptoelamorquellevababuscandodesdehacíatiempo,pormásquesenegaraareconocerlo.

—SifinalmentetemudasconAlán,mándamefotos.Quierovereseático.Esosí,niseteocurrasacarelaladeltadelclubdevuelo,porquesilehacescasoaAlán,novolverásavolarconella.Esotemataría,mataríatulibertad.Eresunalmalibre,comoyo…

Nopudimoscontinuarhablandoporqueelrestodesuscompañerosllegaronadondeestábamosnosotras,alpuntodeencuentrodetodoslosqueibanalaexcavación.

Cómo había cambiado todo, me dije mientras salía de la terminal. Mi vida seencaminabahaciaunfuturomásinciertodelohabitual,conocido,peroinestablecomounpuente colgante de madera sujeto por sogas endebles, demasiado débiles como parasoportarlosenvitesdelosextrañosacontecimientosqueenlosúltimosdíasacaecíancercademí.Almenosella,Samanta,miamiga,encontraríaenEgiptolaestabilidadyelamorquetodoserhumanonecesitaparavivir,paraserfeliz,penséconunasonrisa.

Memandó unwhatsapp a los cincominutos, cuando yo aún no había salido deaquella inmensa terminal. Escribió «TE QUIERO» en mayúsculas y lo acompañó devariosemoticonosdeescobasyparaguasrojos,nuestrossímbolos.Yonopudehacerotracosaquepararme,apoyarmeenlaparedyllorarantelamiradadealgunasdelaspersonasquepasabanamilado,mientrasmibolsosellenabadepétalosderosa.Eranrojos,rojoscomo la luna de sangre, como el paraguas de la portada del libro queAlánme regaló,comolavelademialadelta.

Page 109: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO24CuandoAlányyollegamosalacitaconelpropietariodelático,descubríquetodo

estaba igual a como lo recordaba: el ascensor con su puerta metálica y obsoleta, lasescalerasen formadecaracolcon labarandillademadera,viejaperobrillante.Antoniohabíaestadoesperándonossonrienteenlaacera,juntoalapuertadelportal,ataviadoconaqueltrajeverdepistachoysuspeculiareszapatosdeclaqué.

UnavezAlánnoshubopresentado,elhombrememirófijamentey,pensativo,metendiólamanoydijo:

—¿Esustedescocesa?

Yolonegué,comosolíahacercuandoalguienmelopreguntaba,aunqueenaquellosmomentos,despuésdetodolovivido,lasdudascomenzabanaasaltarme.Quizásalfinaltodos iban a tener razón y lo era, pensé, sonriendo a Antonio y recordando ladocumentacióndeldosierdeDuncanymisconjeturassobreella.Recorrimoslasestanciassiguiendo los pasos de Antonio y escuchando sus indicaciones. Finalmente los dejé aambosultimando losdetallesdel contratodearrendamientoy salí a lagran terraza.Meapoyé en la valla de ladrillo y contemplé aquella vista que tantos recuerdos me traía.ExtrañélavelarojademialadeltaplegadaenelsueloyaDesmondobservándomedesdesucasa.Meparecióoírquedecía:«¡Escocesa,estoyaquí!¿Esquenomeves?».Sabíaqueaaquellas horas tempranasDesmond no podía estar allí, bajo aquel sol de justicia quecomenzabaacaerimplacablesobrelaslosetasdebarrococidoqueformabanelpisodelaterraza,peromedilavueltacomounresorte.Lapersianadelacasapermanecíabajada,comosidentronohubiesenadie.Enunadelasparedeslateraleshabíadospalésapoyados,reciénbarnizados.SonreírecordandoaEcles.Volvílavistahacialacalleycontempléelescaparateylapuertadelafloristería.Amayaaúnnoestabaallí.Soloatendíaelnegociofamiliardurantelatarde,despuésdelafacultad.Suspiréycerrélosojosaltiempoqueelaire salía de mis pulmones. Había vuelto a casa, pensé emocionada. Ahora solo eracuestióndetiempo,deesperar.Recuperaríaamisamigos,teníaquerecuperarlos,medije.

—Vivende noche y duermende día—comentóAntonio, señalando la terraza deEclesyDesmond.HabíasalidoalaterrazaconAlány,alvermemirarhacialaventanadelos vecinos, comenzó a hablarme de ellos—. Su apariencia es tan peculiar como sushorarios,perocuandolosconozcáis—puntualizómirándonosalosdos—estoysegurodeque os caerán bien. Uno es conductor de un camión de basuras y el otro, vigilantenocturno. Son trabajos muy apropiados para su físico, porque, la verdad, no son muyagraciados.Peroyaosdigoquesonmuybuenagente.Desmond,elbasureroconductor,llevaañoscuidandodelacasademimadre—explicó,señalandola terrazaderechaquelindabaconlanuestra—.Seencargadelimpiarelpolvo,ventilarydemás.Tienellavesdelacasa,peroentraporlaterrazacuandoyahaoscurecidoporqueesalérgico,creoquemedijoqueesalbino.Amímehaceunfavorimpagable,porquesoyincapazdeentrarenlacasadesdequeellafalleció.Consushorarioslomismoniosveis.

Medi lavueltayledejéhablandoconAlán.Fuihaciaeldormitorioenbuscadelaltillodondehabíadejadomigavetayellibro,peroelarmarioyanoteníamaletero.

Page 110: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Eselúnicoquehayenelpisoynoestávestido,peroesalgoqueestosedificiosnosuelentener…,merefieroaarmariosempotrados.Mimadreseempeñóenhacerlosentodaslashabitaciones—explicóAntonio,queestabadetrásdemí,observándome—.Yalehe dicho a tu novio que es el único inconveniente de la casa, bueno…, y que esté sinamueblar.

—Ylapintura—ledije,mirandolasparedes.

—Sí,sí,y lapintura.Tuveque lijar lasparedesporqueunosdesalmadosentraronhaceunosdías,poresotienenesteaspectotandesaliñado.Noganoparasustosyaverías.Antes de esto se produjouna rotura que inundó el dormitorio.Cuandoya lo tenía todoarreglado, entraron esos gamberros y llenaron las paredes de dibujos. Las dejaroncubiertasdeesasguarreríasqueahorallamanarteperoqueenrealidadnosonmásqueundespropósito.Elquelohizo,olosquelohicieron,debíandeseraficionadosalaastrologíaoadoradoresdelaluna,porquepintarontodosloscicloslunares.Representaronlasfasesdelalunaentodaslashabitaciones,unatrasotra,comosilasparedesfuesenuncalendariolunar.Ah,ypintaronunaenormelunadesangreahí—dijo,señalandounadelasparedesdelsalón—.Lapolicíamedijoqueestosgamberrossinoficionibeneficioqueentranenlas casas ajenas sededicanadejar su firmaconese esprayguarroque tambiénutilizanparaensuciarlaciudad.

Alescucharlenopudeevitar recordar la lunadesangrequehabíanpintadoenmipisoyrelacionélosdosincidentes.Estabaseguradequehabíansidolasmismaspersonasyquecontodaprobabilidadbuscabanlomismo:micajónymilibro.

—YalehecomentadoaAntonio—dijoAlán,dirigiéndoseamí—quenosgustaríaqueestuvierapintadoantesdeentrar.

—Sí, no os preocupéis por eso. Una de mis inquilinas pinta fachadas en unaempresa,perotambiénhaceencargosporsucuentaenalgunascasas.Yahehabladoconella.Esosí,lehepedidoquelopintetododeblanco,esmáseconómicoysiconeltiempoqueréiscambiarelcolorserámásfácil.

—Por mi parte está bien —le respondí, y miré a Alán, que asintió con unmovimiento afirmativo—. Y bien, entonces ¿cuándo podemos entrar a vivir? —lepregunté.

—Puesestaríatodolistolaprimerasemanadeagosto,perosiqueréisospuedodarlasllaveshoymismoyasípodéisirtomandomedidasparalosmuebleseinclusotraerloquequeráis.Y,porsupuesto,esosdíasnoosloscobro.

—Veo que el armario no tiene altillo—dije cambiando de tema—.Es una pena,porquelosaltillosdelosarmariossonmuysocorridosparaguardarinfinidaddecosas.

—Lo tenía—respondió, señalando el interior y mirando hacia arriba—. Pero loquité.Fueaconsecuenciadelaroturadelaqueoshehablado.Unodeloscanalonesdebajada pasa por el interior. —Indicó la tubería—. Tuve que picar la pared, porque seatascóeinundótodo.Lohedejadosinaltilloporque,sivuelveasuceder,latuberíaestaráalavistaymeahorrarélafacturadelalbañil.

TeniendoencuentaloqueacababaderelatarAntonio,eraevidentequeelaltilloyano estaba cuando los grafiteros entraron en el ático. Aquello, en cierto modo, me

Page 111: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

tranquilizó, porque si las personas que habían hecho los dibujos en el ático eran lasmismasquehabíanentradoenmicasa,ytodoindicabaqueprobablementefueraasí,nohabíantenidoaccesoalagavetaniallibro,penséesperanzada.Perocabíalaposibilidaddequecuandoseprodujolaroturaestuvieranallí.NopodíapreguntarleaAntoniosienaquelaltillohuboalgunavezuncajóndemaderayunlibro,porquemipreguntanohabríatenidosentidonirazóndeser.Además,seguroqueAlánpondríaelgritoenelcieloalverque yo volvía a las andadas, porque eso sería lo que él interpretaría si le hacía aquellapreguntaaAntonio.

—Bueno,entonces¿tegusta?—mepreguntóAlán.

—Sí,claroquemegusta—lerespondí.

—Pues todos contentos —resolvió Antonio, tendiéndonos la mano a ambos—.Vayamosaporelcolgantedelaseñorita—dijomirandoaAlán—.Noquisoelegirlohastaqueustednoestuviera—meexplicósonriente.

—Noesparamí—ledije.

—Enséñale el tuyo —me pidió Alán—, a ver si tenemos suerte y encontramosalgunolomásparecidoposible.Loquiereparaunaamiga.

—Nolotengo.SelodiaSamantaenelaeropuerto.Nodabatiempoaregalarleelque pensábamos comprar y quería que lo llevara puesto. Espero que no te importe.Cuandoregresemelodevolveráyyoledaréelquelecompremosahora.

Lementíporquenopodíadecirlequemicolgantehabíadesaparecidoconlagavetay el libro.Nomehabría creídoypreferí que se enfadase aquevolviera a insinuarqueestabaobsesionadaconaquellosobjetosqueparaélnoerantanimportantescomoparamí.

Memiró fijamente, clavó sus pupilas en lasmías, apretó los labios y esbozóunasonrisaagria.

—Lo siento mucho, no creo que encontremos uno igual, porque las piezas sonúnicas —dijo Antonio, mirándome de soslayo, imaginando el lío en el que me habíametidoaldarelcolganteaSamanta—.Peropodemosbuscarunosimilar—dijomientrasabríalapuertadellocal.Extendióelbrazo,seapartóligeramenteaunladoynosindicóquepasáramos.

Norecuerdoeltiempoquepermanecimosdentrodelatiendaquehabíasidodelamadredelcasero.Soloconservouna imagenborrosaydistorsionadadeAlányAntoniohablando, así comode las cajas con el interior forradode raso rojoque esteúltimo ibasacandoydepositabasobreelgranmostradordemadera,antesdeabrirlasparaseñalarmelaspiedrasqueconteníanafindequeyomedecantaseporunadeellas.TampocosécómonicuándoelegíaquelcristalmalvaconformademedialunaparaSamanta.Loúnicoqueaún permanece vivo en mis recuerdos es la figura del hombre de la gabardina y elsombrero. Estaba en la acera de enfrente, junto a la puerta de la floristería deAmaya,desdedondeobservabaelescaparatedelatiendadeAntonioconsusojosdemiradafríayoscura.Parecíaestarmidiendolospasosoladistanciapara,encualquiermomento,echaracorrerhacialaventana,penséobservandosuextrañaquietudylafijezadesumiradaenelcristaldelescaparate.Yasífue.Derepenteechóacorrer.Cruzólacalleenuninstanteimprecisoenelquemeparecióqueatravesabaloscochesquepasabanjustoentonces.Fue

Page 112: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

comosisucuerpofueseinmaterial,comosinoexistiera.Sedetuvoenseco,aunospasosdelescaparate,comosialgolohubiesefrenadodegolpe.Yorespiréaliviadaporquesabíaquiénerayquetalvezhabíavueltoabuscarme.Lointentóvariasveces,peroningunadeellaspudoacercarselosuficientealcristalcomoparatocarlo.Sinembargo,nosedioporvencidoysiguióintentando,unayotravez,llegaralvidriotraselqueyoestaba,altiempoqueestirabasusdedos largosydelgados.Laúltimavezque loprobó lomiré fijamente,buscandoenlaprofundidaddesusojosaquellaamenazaquemehabíalanzadoylasburlasdelasqueyohabíasidoobjeto.Sonrió,estirólosdedosenunmovimientoqueseasemejóaldelasgarrasdeunfelinoyseencaminóhacialaentradadellocal.Penséqueentraría,pero le sucedió lomismoque con el ventanal: no pudo acercarse a la puerta, se quedóestáticoaunospasosdeella.

—Vieneavecesporaquí.Es inofensivo,debedepadeceralgún tipode trastorno.Nohaymásquevercómovavestido,comosi fuese invierno—medijoAntonioalverqueyonolequitabalavistadeencimaalhombre.

—Ven,dejademirarlotútambién.Lomismosemolesta—meindicóAlán—.Enestoscasosesmejornoprestaratención.

Duranteunossegundosel individuoclavósusojosenlaentradadel local,bajoeldintel,yactoseguidocomenzóacaminaralejándosedelatienda.Meagachéenelhuecodelapuertaypasélosdedosporelsuelo.Lasyemassellenarondeunpolvorojizoqueparecíaarcilla.

—¿Quéesesto?—lepreguntéaAntonio,yselomostré.

—Espolvodeladrillo.Mimadreloponíaenlaentradayenlasventanas,tantoaquícomoensupiso.Ah,ytambiénenelescaparate—dijoseñalándolo—.Esqueellacreíaenlosconjurosdeproteccióny,por supuesto, en lasbrujas.Decíaqueelpolvode ladrilloprotegía las casas y evitaba que entrasen espíritusmalignos o indeseados, que era unabarreracontraelmal.Yosigomanteniendosu rito.Ellaaúnestáaquí, almenos loestáparamí,ydeboseguirprotegiéndola.Seloprometí,ledijequeloharíasiempre.

Page 113: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

CAPÍTULO25Aquellosúltimosdías,antesdetrasladarnosalático,pasaronentrecajasrepletasde

libros, vinilos yCD repartidas por el suelo del apartamento, con lamayoría de la ropaguardadaenlosarmariosdecartónquenoshabíaproporcionadolaempresademudanzas.Nuestrasvocesresonabanenaquellacasadeparedesvacías,despojadasdecuadros,fotosyrecuerdos.Alányyoapenasnosveíamosy,cuandolohacíamos,solíamoscaerunoalladodelotroenelsofá,rendidosdecansancio.Sushorarios,losdelsectorretail,seguíansiendoundisparateparalavidaenpareja.

Yodejédehablardemicajón,dellibroydeaquellainvestigaciónsobremipasado,y Alán también parecía haberse olvidado de ello. Sé que fue un respiro para él, unaespecie de tregua por mi parte que le dio tranquilidad, que le quitó un problema deencima,eldemiestabilidademocional.Nuestravidatomabaotraruta.Aquelitinerarioeranuevoparaambos,diferenteparacadaunodenosotros.Alánplaneaballevarunavidamásacomodada,libredenúmerosrojosenlacuentacorriente,deaquellosdescuadresafinaldemesqueleponíandelosnervios.Soñabaconmontarunazonaparaescucharmúsicaenaquelinmensosalón,conalgunaqueotrafiestaenlaterrazayenlaposibilidaddecambiardecoche,mientrasqueyo…,yoesperabarecuperarmivida,laquehabíaconstruidoconElda,EclesyDesmond.Medabaigualelcolordelosnúmerosdelacuentacorriente,laausencia de cenas y copas, dentro o fuera de casa, o si el coche tenía unmotormás omenospotente.Queríavivircomoloqueríaél,perodeotraforma,enotrocontextoyconotrasprioridades.

Aunqueenaparienciaestabamáspendientedemí,susidasyvenidasconAzucenasiguieronsiendodiarias.Larecogíaparairatrabajarylallevabaasucasaalfinaldelajornada.Era evidente, pensé, que tardeo temprano terminaría surgiendoentre ellosunarelación,queélmedejaríacomoyalohabíahechoenaquelfuturoquehabíavividoantesdetiempo.Peroestaveznomedoleríacomoentoncesporque,enciertomodo,yoyamehabíamarchado.Lohabíahechohacíatiempo,traslaspalabrasdeEldayconlainocenciainteligentedeEcles.MefuienelmomentoenquecomprendíquedeseabacontarestrellassentadaenelDeLorean,juntoaDesmond.

Nos trasladamosaprimerosdeagosto,conuncalorde justiciayconmialadeltaque,desmontadayconlavelaplegada,sedejabasubircomounpájaroherido,enganchadaa una polea, por la fachada del edificio. Quise llevarla conmigo. Con ello pretendíareproduciraquellosacontecimientosquenoparecíaquefueranavolver.QuiseengañaraltiempoyasípropiciarqueDesmond,alverlavelaroja,supieraquehabíaregresadoy,talvez,despertarenélalgúnrecuerdoquepocoapocolodevolvieraamí.

—Noentiendoporquétienesquellevarlaahora.Aúnpodemospagarelalquilerdelclubdevuelo.Porelmomentonoesungastoexcesivo.Inclusonosvendríamejor.Enlaterrazaocuparáunsitioinnecesarioyestaráalaintemperie—insistióAlán,peroyohicecasoomisoasuspalabras.

Para élmi aladelta eraunestorbo.Lohabía sidopor elmiedoque leprovocabaverme volar, pero también por el gasto que suponía su mantenimiento. Ahora lo era

Page 114: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

porqueenaquellagranterrazaocuparíabastanteespacioyesopodíaresultarunproblemaparalasfiestasqueteníapensadoorganizarcuandoestuviéramosinstalados.

Entramosavivircuandoelolorapinturafrescaaúninvadíalasestanciasdelacasay con la alegría desmedida de Alán, que en vez de alquilar el ático parecía haberlocomprado. Daba instrucciones a los empleados de la mudanza, iba y venía tras ellosdirigiéndoloscomo lohabríahechounniñoquedisfrutaradeun regalo inesperado.Erafeliz, o al menos lo aparentaba. Durante los días anteriores al traslado y en el de lamudanza no vi a Elda ni a Ecles, y tampoco a Desmond, pero los sentía próximos,cercanosamí.Estabanenelolorabarnizquedesprendíalabarandilladelaescaleradelportal,enelcolordelasfloresdelatiendadeAmayayenlosrinconessombreados,lasesquinasoloschaflanesdondenodabanlosrayosdelsol.Sabíaquenosencontraríamos,no podía ser de otra forma, pensé la primera noche, apoyada en la valla de la terraza,mientrasobservabacómoAmayacerraba laverjade la tiendaydespués seencaminabahacialabocadelmetro.

—ColocolosCDycenamos—medijoAlánconvariosdiscosenlamano.

—Tranquilo,notenemosprisa.Deberíaspararunpoquito,aminorarelritmo.Estástanaceleradoqueparecequenohayunmañana—le respondí,yvolví amirarhacia lacalle.

—Buenasnoches—mesaludóalguien.EraDesmond,quiendejóvarioslibrosquellevaba en las manos sobre la valla que separaba nuestras terrazas. Al oír su voz, elcorazón se me encogió—. Soy Desmond. Imagino que Antonio os habrá hablado denosotros, de Ecles y de mí —explicó—. Quería presentarme antes de marcharme atrabajar.Eclesmehapedidoqueosdélabienvenidadesuparte,nopodíavenirconmigo.

Alánseacercóaélyletendiólamano.

Yo no podía moverme, fue como si me hubiera dado un ataque repentino deapoplejía.Recordabaelanteriorencuentro,aquelprimerencuentroconél, tandistintoalque estaba sucediendo en aquellosmomentos.No sabía quéhacer o quédecir.Tenía elcorazón en un puño y el alma y los pensamientos descarriados. Alán se encogió dehombros,memiróylevantólascejas,dándomeaentenderquenoentendíamimutismo.EntoncesmeacerquéaDesmondyletendílamano.Él,envezdeestrechármela,seacercóymediounbesoenlamejilla.Unúnicobesoquemebastóparasaberqueentrenosotroshabíasucedidoalgo.Habíaocurrido,estabaseguradeello,peronosabíaquéhabíasido,en qué momento o lugar había pasado ni si volvería a ocurrir alguna vez, pensésobrecogidaporlasensaciónturbadoraquemeprodujoelrocedesuslabios.

—¿Sonsobrebrujería?—lepregunté,intentandoairearelambienteenrarecidoquesehabíacreadoacausademisilencio.Señaléloslibrosquemomentosanteshabíadejadosobrelavalladelaterraza.

—No exactamente, pero se le acercan. Tratan sobre pócimas y ungüentospreparados con plantas. Se los voy a prestar a una amiga. ¿Te gustan los libros sobrebrujería?—mepreguntó.

—Másbienleapasionan—respondióAlánpormí.

—¿Quiéndevosotrosvuelaenaladelta?—quisosaber,altiempoqueseñalabala

Page 115: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

vela.

—Ella. Bueno…, volaba, hace tiempo que no la utiliza. Es pormi culpa,me damiedoquelesucedaalgo—dijoAlán.

Meagarróporlacinturaymediounbesoenlamejilla,enelmismositiodondelohabíahechoDesmondhacíaunossegundos.Sinembargo,elsuyofueunbesodiferente:noconsiguióborrarelanterior,nodeshizoelrastroqueelpasodeloslabiosdeDesmondhabíadejadoenmipiel.

—¿Se te ha comido la lengua el gato?—dijo Desmond mirándome, sin prestaratenciónalaspalabrasdeAlán.

—¿Cómo?—repuse contrariada y nerviosa por la reacción queAlán podía tenerantelafaltadetactodeDesmond,quesoloteníaojosparamí.

—Comono respondes a nada…Todo lo dice él por ti—expuso, señalando aminovio.

Alán lo miró con expresión de gallo de pelea y, por unos momentos, tuve lasensación de que estaba pensando en soltar un manotazo sobre el dedo índice deDesmond,conelqueloseñalabasinelmásmínimorespetonipudor.

—Perdona, estaba mirando los títulos de los libros. Lo siento, ¿qué me haspreguntado? —dije al tiempo que le daba a Alán un pequeño puntapié en el tobillo,indicándolequesecontuviera.

—Notepreocupes.Tedecíaquetengomáslibrossobreestetema.Dehecho,creoque tengocasi todo loque sehaescrito sobrebrujería.Bueno,para serhonesto,no lostengo yo porque no sonmíos, pero los utilizo casi como si lo fuesen. Pertenecen a labibliotecade lamadredelcasero,deAntonio.Lecuido lacasadesdequeella,Claudia,falleció.Y,claro,tengounaespeciedepatentedecorso—meexplicó.

—Antonioyanoscomentóalgosobreello—ledije.

—Puedoprestartelosquequieras.Amímeapasionanestostemas,todoloreferentea loparanormal.Lamagiaes tannecesariaen lavidacomo loeselairepara respiraryparavolarenesamaravillosaalarojaquetienesahíabandonada.Esperoquealgúndíamellevesasurcarelcielocontigo.Contupermiso,porsupuesto—dijo,estavezdirigiéndoseaAlán,peroélnolerespondió.

—Hacetiempoquenovueloenellay,aunque lohiciese,no tengolapreparaciónnecesariaparallevaranadieconmigo—leexpliqué.

—Mañana,cuandobusquelosejemplaresencasadeClaudia,siquierestelospasoymirasaversihayalgunoqueteinterese.—Sevolvióhacialaventanadesuterrazayseñalóuncajóndemaderadehayanegraconsímbolospictosgrabadosenloslaterales—.Ahí tengo unos cuantos, los estoy clasificando dentro de esa gaveta. Es un cajón tanpeculiar como los libros, por eso los guardo ahí.Lo encontré en el altillo quehabía envuestroático.Eclesyyoarreglamosunaaveríadeagua.Antonionoloqueríaparanada,pero a mí el cajón me pareció una obra de arte —dijo mientras me miraba con unaexpresiónquemeresultódemasiadofamiliaryqueparecíaesperarunarespuestamía,quenoledi—.Bueno,noosmolestomás.Estardeya.Encantadodeconocerle,señorCastelar

Page 116: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—dijo dirigiéndose aAlán y le tendió lamano de nuevo. PeroAlán no respondió a sudespedida,sinoquediomediavueltayentróencasa—.Nosvemos,escocesa.

Cogióloslibrosysemarchó.

—Esevampiro es imbécil—comentóAlándesdedentro del salón, pero yono lerespondí.Aúnseguíamirando lagavetaqueDesmondhabíaseñaladoyque,sin lugaradudas, era la mía—. Diana, ¿qué pasa? ¿Se te ha comido la lengua el gato?—Estabamolesto—.¿Ofueelvampiroquienlohizo?—apostillóconsarcasmo.

—No le llames «vampiro» —le dije, haciendo un gesto con la mano para quevolvieraalaterraza—.Noséaquévieneeso.

—Porqueestáamediococer,¿oesquenohasvistolopálidoquees?Yél,¿porquémehallamado«Castelar»?Esonoteimporta,¿verdad?QuehayainsinuadoqueyohablotantocomolohacíaCastelaresdemalgusto,pero,claro,paratiesoeslodemenos.

—Nocreoquelohayahechoconmalaintención.Esocurrente,nadamás—ledijesinpodercontenerlarisa,ylediunbesoenlamejilla.

—Quédivertido,¿no?Atiteparecerádivertido,peroamínomehacenipizcadegracia—replicó,aúnenfadado—.Antoniodiráloquequiera,peroestetipoesunidiota,un impresentable. Te ha tirado los tejos en mis narices. Porque, a ver, ¿por qué te hallamado«escocesa»?—preguntó.

—Puesporlomismoquemelollamanotraspersonas—lerespondí,encogiéndomede hombros—, por mis rasgos físicos. Mucha gente lo hace. Tú, sin ir más lejos, mellamabasasícuandocomenzamosasalir,peroyanoteacuerdas.Haymuchascosasquehasolvidadodemí.Tehasacomodado,Alán—puntualicé,peroélomitiómicomentario.

—Puesporesomismo,porquerecuerdomuybiencómoyporquételollamabayo,séqueesunoportunistayunimpresentable.¡Noquierovolveraverloporaquí!

—Pueslotienesunpocodifícil—ledije—.Somosvecinos,estamoscasiparedconpared.Bueno,sinel«casi»—concluí,mirandoeltabiquedenuestrosalónquelindabaconeldeDesmond.

—Voy a meter las pizzas en el horno, porque al final tú y yo terminaremosdiscutiendoyesnuestroprimerdíaaquí,¡quémalrollo!

—Creoqueelúnicoquequierediscutirerestú—repliqué,peronomerespondió.Sefuealacocinayyomequedéenlaterraza.

Cogí el teléfono móvil y, tal como le había prometido a Samanta, le mandé unwhatsappconvariasfotosquehabíaidohaciendodelático:

Me he dejado llevar y, ¿sabes?, ha ido comome dijiste: la inercia de losacontecimientosfunciona.

Enseguidarecibísurespuesta:Mealegraleereso,brujita.Tengoquecontartealgo.Lotuyoesalucinante,nena.Unavezmás,acertaste.¿Cómopudistesaberlo?Noloentiendo.

Animada,lecontesté:

Page 117: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

Dale recuerdos de mi parte y dile que te trate bien. Mañana hablamos,ahoranopuedo,tengoaAlánconlasneuronaspatasarribaysincenar.

Apagué elWhatsApp y al hacerlo noté que Senatón me daba empellones en lostobillos.Locogíenbrazosy,emocionada,lesusurréaloído:

—Teechabademenos.Penséquenovolvería a verte, bichito, creí que te habíasmarchadoparasiempre.

—¿Esungato?—preguntóAlán,queveníaconlosvasosyloshielosenlacubitera—.Esfeísimo,pareceegipcio.¿Dedóndehasalido?

—SellamaSenatón—lerespondí—.Loponeenlachapadesucollar.

Sonreí feliz al ver que Alán ya podía verle, que poco a poco y por inercia losacontecimientossenormalizaban.

—Sehabráextraviado—dijoél,sujetandolachapaparaleerla—.Mañanavasylollevasalveterinarioparaquelebusquenelmicrochip.Seguroqueesdeunadelascasascercanas.Pobrecito,tienelasorejascongeladas,yesoquenohacefrío.Asabereltiempoquellevaperdidoporlostejadosolasterrazas—dijoacariciándoloymirandodespuéslaterrazadeDesmond—.Aunque lomismoesdeldéspotaese,de tuvampiro—concluyóirónico—. Oye, ¿no estarás pensando en quedártelo? —me preguntó al ver cómo loacurrucaba…

Me acerqué a la barandilla y contemplé la calle con Senatón en brazos. Vi aDesmonddespidiéndosedelafloristaysuslibrosenlasmanosdeella.Antesdeirsemiróhacia la terraza y sonrió. Tal vez él también me recordaba, pensé. Quizás, me dije,apartandolavistadesuspasos.Loscomerciosibanechandoelcierre,eltráficodisminuíayelruidoensordecedordelosmotoresdeloscochesseibaatenuando.Lalunaexpandíasu claridad en aquel cielo sin estrellas. Abajo, enfrente, un hombre alto y escuálido,vestidocongabardina,sombreronegroyguantes,permanecíaapoyadoenunafarolacuyaluzseencendíayapagabaintermitentemente.Parecíamirarme.EralamismapersonaquehabíaintentadoentrarenlatiendadeClaudiaeldíaenqueAlányyocompramoslapiedramalva.ElmismohombrequesehizopasarporEldaenaquelfuturoquehabíaperdido.Elmismoqueme llamódesde la tiendadeAmaya.Aún ibadetrásdemí, siguiéndome lospasos.

—¿Tendráhambre?—dijoAlánacariciandoaSenatón—.Voyasacarlaspizzasycenamos.

Nolecontesté.Mispensamientosestabanconaquelextrañoindividuo.

—¿Enquépiensas?Telocompro—mepreguntóAlánalverquenolerespondía.

—Enloquehacambiadotodo—ledije—.Elfuturoesimprevisible.Noexiste.

Aldíasiguiente,antesdedesembalarysindespertaraAlán,busquéunsitiodondepoderadquirirladrillos.Tuvequedesplazarmealextrarradio,hastaunpolígonoindustrial.Lohiceconlaimagendeaquelindividuograbadaenlasretinas,consusamenazasysusburlas resonándomeen losoídos, y con las explicacionesdeAntonio sobre el polvodeladrillos dándome vueltas en la cabeza y adecuando mis intenciones. Aún no había

Page 118: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

conocido a Claudia, esperaba hacerlo, pero mientras eso sucedía, hasta que ella meentregasesuescoba,necesitabarecurrira loquefueseparaprotegermedeaquelextrañoser.

Alán se despertó casi amediodía debido a los golpes que yo estaba dando a losladrillosquehabíacomprado.Noseacercóa la terrazahastaquedioelprimersorboalcafé,comoerahabitualenél.

—¿Desde qué hora llevas levantada? —me preguntó aún somnoliento, con elcuenco rojo en su mano izquierda y el café en la derecha—. Por cierto, este bol esprecioso,¿cuándolocompraste?—Ylolevantóenseñándomelo.

Meincorporécomounresorteyseloquité.

—Haceyatiempo,enunmercadillocallejero.¿Porquélohascogido?Noesparausarlo,nosepuedeutilizar.Noquieroqueserompa—ledijealteradaalpensarquepodíahaber echado el café dentro de él, y lo coloqué con cuidado en la baldamás alta de laestanteríadelsalón,queaúnestabavacía.

—Cielo,eseabsurdofetichismotuyoconlosobjetosterminarádándoteproblemas—medijoaltiempoquemeacariciabalafrente.Mecogiólamanoyalhacerloenarcólascejas—.¿Quéesesto?—Estabaobservandolapalmaylasyemasdemisdedos,teñidasdelpolvorojodelosladrillosquehabíamachacadoconunmartillo—.Dimequeno,quenoesloquepienso—añadióy,actoseguido,miróalsuelo,hacialaentradadelacasa.

—Sí,loes—respondí,soltándomedeél,ymedirigíalaterrazaaporlabotelladecristaldondehabíaidointroduciendoelpolvorojo.

—Siguescreyendoenlamagia.Ahoranoeslagaveta,que,porcierto,¿dóndeestá?Hace tiempoqueno laveo.Tampoco tu libro.—Miró lascajasdecartónapiladasunassobrelasotras—.AhoraesesecuencotibetanoyelpolvodeladrillodeAntonio.

—Escuriosoque,despuésdetresañosjuntos,ahoratemolestenmissupersticiones.Antesteencantaban,oalmenosesodecías.Inclusomepedíasquejamásmeconvirtieseenunamuggle,¿recuerdas?—lepreguntédesafiante.

—Me siguen gustando, todo lo tuyome gusta, solo que no quiero que vuelvas aobsesionarte.Esepolvonosirveparanada,esunacreenciaabsurda—dijo,yseagachóbajoelmarcodelapuertadeentradadelático—.Explícame,¿cómovaaprotegertealgoquesevaconunsimplesoplido?—expuso,segurodeloquedecía,ysoplósobreélcontodassusfuerzas.Sinembargo,elpolvorojonosemovióniunmilímetrodedondeyolohabíacolocado.

—Eresunmuggle,Alán,ylopeordetodonoeseso,lopeoresquenoquieresdejardeserlo.Tefaltafe.Ysinfelaexistenciaesdeplástico,notienevida.Sereciclaunayotravez,sí,perotodoloquenacedeellaestáigualdemuertoqueloestabaalcomienzo.

Élseguíaintentandoretirarelpolvorojodelsuelosinescucharme.

—Lehaspuestoalgoparaquesefije,¿verdad?—mepreguntó,aúnincrédulo.

Meagachéypasélayemadelosdedosporencima.Elpolvoseadhirióaellosyselomostré.

Page 119: Una bruja sin escoba (Historia de una bruja contemporánea

—Bueno.Noséloquehabráshecho,peroquetequedeclaroquesolopretendoqueestésbien,quenovuelvassobretuspasos.Noquieroqueteobsesionesdenuevo…

SabíaqueAlánnoconseguiría retirarlo,que,hiciese loquehiciese, aquel ladrillotriturado seguiríaallí aunquepasase sobreélun tornado.Lohabíapuestoyoy lohabíahechoconesaintención,conesospensamientos,coneldeseoprofundoyfirmedequemeprotegiese,yesoeraloqueestabahaciendo:protegerme.

Había que tener cuidado con lo que se deseaba porque podía cumplirse,me dije,recordandoelpedazodepapelenelquelehabíamandadounmensajeaDesmond,aqueltrozodepapelquerecogiómispensamientos,misdeseos,ylostrasformóenpalabrassinque yo las escribiese. En aquellosmomentos estaba segura de que podía hacermuchascosasqueparalosmugglessiempreseríanincomprensibles.

EsanocheAlánseacostórendido.Sehabíaempecinadoenterminardedesembalaraquelmismodíaynoparóhastaconseguirlo.Apaguélaluzdeldormitorioylodejéenlacama, porque yo, a pesar del cansancio, no podía dormir.Habían sucedido demasiadascosas, demasiados acontecimientos extraños, demasiados sentimientos que no podía niqueríacontrolar…Tambiénquedabandemasiadasincógnitasporresolver.

Entorné la puerta y salí a la terraza. Desplegué la vela roja, cogí uno de susextremos y lo puse sobre mis hombros. Al hacerlo, comenzó a soplar el viento, quelevantó parte de la tela. Debía prepararme para volver a surcar el cielo. Tal vez nonecesitaseescobaparavolar,comohabíadichoClaudia,pensémirandohaciasuterraza.Quizás nunca la había necesitado,medije acariciando el tejido de la vela que se habíaadheridoamishombroscomosifuesepartedemipiel.Afindecuentas,eraunabruja,siempre lo había sido y siempre lo sería, pensé mientras me elevaba en el aire. Y, alhacerlo,fuiconscientedequemihistoria, lahistoriadeunabrujacontemporánea,habíacomenzadoenaquelmomento.Mifuturoaúnnoestabaescrito,pensérecordandotodoloquemehabíasucedidoeseveranoytodoloqueaúnquedabaporpasar.