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Una visión más amplia antaño fue usado para hacer hoces, incrustándose pequeñas esquirlas afiladass en palos curvados. Han llegado hasta nosotros formando parte de los trillos,

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Una visión más ampliaAquellos visitantes que gustan de recorrer sendasy caminos tienen múltiples posibilidades. Los pai-sajes, la biodiversidad, la etnografía… en fin, elpatrimonio natural y cultural son la cita común deeste variado menú. Pero, no es habitual que el hiloconductor sea el patrimonio geológico, y ésta es ladiferencia de nuestra propuesta.

Queremos invitarte a conocer los valores que laFalla Juzbado – Penalva do Castelo ha creadoen esta localidad. Sus peñas y berrocales, susgranitos y cuarzos son todos hitos donde dete-nerse a comprender qué nutre este espacio, consus entrañas pedregosas al descubierto.

Todas y cada una de las 10 paradas que te pro-ponemos aportan una pincelada de información aesta acuarela viva. Un recorrido tranquilo que, enpoco más de 30 minutos, te mostrará otra mane-ra de mirar a la naturaleza.

A Iglesia

B Ayuntamiento

C Museo de la Falla

D Peña del Castillo

E Camino de Santa Lucía

F Polideportivo

Camino de los bruños

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A Iglesia

B Ayuntamiento

C Museo de la Falla

D Peña del Castillo

E Camino de Santa Lucía

F Polideportivo

Camino de los bruños

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Inunda tus pupilas de paisaje. Es indiscutibleque las fértiles vegas del Tormes secuestrannuestra atención, sin permiso, en este emplaza-miento tan privilegiado. Cientos de miles de años acumu-lando y transportando sedimentos, gravas, arenas, paraengendrar este mosaico vivo que cambia mes a mes, añoa año, siglo siglo.

Con el sigilo del reloj de bolsillo el tiempo ha ido pasan-do; cuando pensamos en el granito que pisamos, lasinterminables eras geológicas se convierten en un ins-tante. Millones de años, cifras que nos resulta difícil abar-car, han alimentado de paciencia esta peña. Un ascensodesde las profundidades del planeta para ofrecersecomo roca madre al asentamiento de este escenario vivoy dinámico.

Pero no nos quede-mos aquí arriba:bajemos a conocerla identidad pétreade este lugar,aprendamos algomás de la viejamateria primaque conformaeste paisaje.

La Peña del Castillo:otero de bellezas pétreas

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No es un juego de palabras. Es una invitación a encon-trar en el suelo una franja blanquecina que se incrustaen el granito. Se esconde junto al cartel de la Ruta deSanta Lucía, bajo las hierbas. Es una gran veta de cuar-zo, un dique de este mineral albo y duro que, de norte asur, baja desde el pueblo a la ribera. Lo que vemoscomo una especie de trazo claro es en realidad una frac-tura profunda, una cicatriz que aprovecha el agua paraaparecer. De ahí que, según la estación del año, estaveta blanca sobre el gris del granito dibuje una bandaverde y vegetal gracias a la humedad que le va pareja.

En un primer vistazo a los muros que perfilan las parce-las, veremos de nuevo el cuarzo con facilidad. Brillareflejando la luz y delata así su presencia. No es, pues,

extraño que las gentes de estos pueblos lohayan empleado durante siglos: por sudureza, antaño fue usado para hacerhoces, incrustándose pequeñas esquirlasafiladass en palos curvados. Han llegadohasta nosotros formando parte de los trillos,tablones con piedras cortantes encajadas enhileras para separar el grano de la paja.

Blancos sobre grises que buscan el verde

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Enfilados en esta bajada, dos muros escoltan el paseo.Al descender seremos testigos del esfuerzo que hasupuesto para los juzbadinos aprovechar estos terrenosen pendiente: retirar los pedruscos del escaso suelo útil,acumularlos con paciencia para formar los muros de laspequeñas fincas, allanar el bancal creado para podercultivarlo... Es evidente que no debió de ser nada fácil.Por estas parcelas se derramaban los huertos donde sehan regado lechugas, patatas o tomates para aliviar lanecesidad. Ahora apenas se aprovechan, aunque pocoa poco empiezan a resurgir.

Los granitos y cuarzos que amparan nuestro caminarestán llenos de vida. Entre las grietas y huecos anidancolirrojos y gorriones, ocultan sus madrigueras los rato-nes de campo y no será difícil ver solearse a las lagarti-jas. Pero, no os asustéis. Todos huirán en cuanto oiganvuestros pasos. Y ocultas bajo las piedras están las raí-ces y semillas de los árboles, arbustos y plantas quecrecían en este entorno antes de cultivarse. Gracias aestos viveros de biodiversidad, cuando el suelo se aban-dona la naturaleza regresa a sus dominios.

Muros vivaces de piedra seca

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Llaman la atención estaspizarras en mitad delcamino. Si te fijas, nohay alrededor ningúnpunto donde localizar suorigen. La única explica-ción es pensar que hansido transportadas desdeotro lugar.

El misterio se descifra alsaber que en los camposde cultivo que se extien-den hasta el río existióuna necrópolis medieval,que fue desmontada y trasladada hacesiglos para el aprovechamiento agrícolade la finca. Las manos que la desplazaronignoraban su relevancia arqueológica, ycentraron su interés en producir alimentosuficiente para vivir. Las lanchas de piza-rra que aparecen en estos muros -y enotras construcciones del pueblo- han deproceder de los restos de la antiguanecrópolis que quedaron sepultados.

Pizarras que escriben la historia

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Detrás de estas pizarras,cayendo entre los peñascales,aparece otro apunte del pasado en forma dechumberas. Son esas plantas con aspecto decactus que tímidamente se dejan ver. Muchoshabréis probado sus frutos dulces y jugosos: los

higos chumbos. Las primeraschumberas o nopales llegaron aEspaña desde México en elsiglo XVI, y poco a poco fueronextendiéndose por la PenínsulaIbérica. El Sr. Ángel las plantóen Juzbado hace deceniospara, como él mismo decía,separar y defender los huertosdel ganado con sus pinchos.En realidad, su principal pro-pósito era comprobar el desa-rrollo en las peñas de estaespecie, propia de zonas máscálidas, al igual que hizo al

plantar los almendros y olivos de losbancales. La orientación sur delberrocal y el calor que conserva elgranito han facilitado su adaptación.

Historias escondidas...

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Cuando uno se fija con detenimiento en estas rocallas,dejan de ser una simple decoración de fondo. Observandocon paciencia detectivesca, vemos el resultado de unacadena de sucesos que merecen la pena ser contados.Arriba, en lo alto, localizamos una encina que se aferra a lapared y, al lado, una oquedad donde claramente se detectala huella de una gran roca desprendida. Ambos hechosestán relacionados y nos interpretan lo ocurrido.

Estas peñas han ido sufriendo perturbaciones sin des-canso. En un principio, las diminutas fracturas fueron fru-to de la erosión química, invisible pero eficaz. Las prime-ras fisuras aparecen y el agua se cuela en ellas. Las tem-peraturas bajo cero la transforman en hielo, que inmedia-tamente se convierte en una cuña que amplía las grietas.La roca sufre roturas de formas octogonales y sigue laerosión capa a capa, como si de una cebolla se tratara.

Los inviernos se suceden con los veranos, los fríos sealternan con los calores y las fracturas se agigantan. Yahay hueco suficiente para que caigan minúsculas semillasy bellotas, traidas por el viento o los pájaros. Ásí la enci-na empieza a crecer, con austeridad, y sus raices explo-ran todos los huecos debilitando la estabilidad interior dela roca. Veámoslo más de cerca en la siguiente parada.

El berrocal y la encina: un idilio estruendoso 1 5

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Aquí tenemos una nueva encina donde continuar la his-toria. Como vemos, el engrosamiento de estas raices,unidas en cuerpo y alma a la peña, ha resquebrajado suinterior. Viendo esta encina podemos entender que undeterminado día, bien las altas temperaturas o bien losgrados bajo cero desencadenaron lo invitable: la molese precipitó y se hizo pedazos, dejando el vestigio de supresencia en forma de mancha blanquecina.

Este hecho se repite a lo lar-go de todo el berrocal; lasgrandes piedras que se acu-mulan a sus pies son losfragmentos que han ido des-prendiéndose. Hoy el ber-ceo y las retamas escondenestas ruinas.

El berrocal y la encina: un idilio estruendoso 2

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Por si lo desconocéis, el berceo es como una una granavena que gusta de estos rincones. Altas espigas y hojasbajeras en cabellera, como si fuera esparto. Si ya hapasado el mes de junio lo veran alto y dorado, pero a par-tir de septiembre solo veremos sus macollas de hojas.

Ahora nos detendremos en el primer plano. Sobre estaroca se reúne un grupo de vegetales, aparentementeinsignificante pero de elegante porte, que inician cam-bios de importancia en el entorno.

Las rocas se visten de harapos y terciopelos

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Los líquenes, conaspecto de harapos,tapizan los granitos de gris, beis y amarillo, otorgando aestas rocas su color característico. Estos seres vivosson los responsables de las primeras debilidades delduro material, al erosionarlo químicamente con los áci-dos que liberan.

En las pequeñas fisuras y rellanos que crean los líquenesse deposita tierra fértil que, rápidamente, es aprovechadapor los verdes musgos para aterciopelar la superficie.Poco a poco, este reducido espacio cambia, acogiendo alas “uñas de gato” (Sedum album), esas plantas disfraza-das de ínfimas uvas cuyas hojas estan repletas de agua.Y atraerá nuestra atención la “nevadilla” (Paroniquia

argentea), sus flores que parecen de seda. Otro de susnombres comunes, "rompepiedras", nos habla de su doncurativo contra las piedras del riñón al tomarse en infusión.

Parándonos a observar, un simple metro cuadrado puedeser un libro abierto con muchas curiosidades naturalespor descubrir.

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La casa de Benedito nos sale al paso en lasubida hacia el pueblo y, si nos detenemos aobservar, también nos aportará información geológica.La sencillez de su arquitectura popular deja adivinar sudoble función como austera vivienda y, a la vez, almacénde aperos de labranza, verduras y hortalizas, trabajadoscon tesón en la Vega Chica y la Vega Grande.

Si nos fijamos en las columnas de piedra arenisca, vere-mos que están formadas por minúsculos granos de igualtamaño, compactados por millones de años de lenta sedi-mentación. Esta pulcra estructura interna es el secretoque durante siglos concedió prestigio y fama a las cerca-nas canteras de Villamayor; al mojar la piedra, se ablan-da y el cincel del cantero puede realizar sobre ella autén-ticas obras de orfebre.

La arcilla de las tejas lleva lustros plantando cara alagua, al viento, al sol y a los hielos del invierno. Igual deestoicas permanecen el resto de piedras de mamposte-ría, vigilando el lento crecimiento del taray que hay fren-te a la puerta. Este árbol, poco habitual en la zona, rom-pe cada primavera la monotonía cromática de la casa,estallando en millones de minúsculas flores rosadas.

La casa de Benedito el hortelano

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Para digerir bien todo este sabroso menú de rocas yminerales, nada mejor que un agradable paseo siguien-do las indicaciones por las calles y vericuetos deJuzbado. Nos adentraremos en un escenario donde losmateriales tradicionales en la construcción de casas ytenadas se conjugan y alternan, de manera armoniosa,con los nuevos.

Este buen gusto a la hora de levantar sus hogares es unvalor añadido al meticuloso trabajo que los vecinos tuvie-ron que hacer para, literalmente, encastrar el pueblosobre los bolos de un berrocal granítico. En un alarde deingeniería popular, pizarras, piedra arenisca deVillamayor y granitos se amalgaman en cada rincón, encada ventana.

Mezclarse con los vecinos será el comienzo de una agra-dable conversación sobre lo singular del municipio y susconstrucciones. Además, con gusto, le invitarán a visitarla última parada de esta interesante ruta, junto al Museode la Falla de Juzbado-Penalva do Castelo, un lugardonde aprender, de manera sencilla, amena y distinta, lageología de la zona.

Puzles de pizarras,areniscas y granitos

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Y llegamos al punto final de esta senda. O mejor dicho, lle-gamos al punto de inicio, al enclave que refleja la fuerza dela falla y nos habla de cómo se originó. Así pues, comen-cemos por el principio.

Juzbado se encuetra ubicadasobre unas peñas y berroca-les graníticos muy especiales,rocas deformadas por fuerzastan grandes que ni siquierapodemos imaginar. Un proce-so de colisión, de choqueentre placas tectónicas ocurri-do hace más de 300 millonesde años, generó tales tensio-nes que los granitos ubicadosen aquel entonces a profundi-dades de 20 ó 25 kilómetrosse desgarraron, se estiraroncomo si de plastilina se trata-ra sin llegar a fracturarse. Hoypodemos contemplar enJuzbado el rastro de esta con-vulsa historia de la PenínsulaIbérica. Los pequeños mine-rales que configuran los grani-tos, como el cuarzo, el feldes-pato o la mica, muestran unacolocación que los geólogosllaman milonitas (del grie-go milos: triturar).

Así, los originales granos decuarzo y feldespato (antesredondeados) aparecen hoyen día ondulados y alargados en sus extremos. Por el con-trario, las micas se han reagrupado y forman delgadas

Granitos adjetivados

GRANITO SIN DEFORMAR

Cuarzo

Feldespato

Mica

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líneas oscuras (junto a otros minerales oscuros) quepodremos distinguir perfectamente en muchos lugares deJuzbado. Son los síntomas de una zona de cizalla o fallade desgarre dúctil y conforman el principal diagnóstico dela historia de los granitos de Juzbado. Acércate a la roca,fija tu mirada en las bandas claras y oscuras y estos dibu-jos te ayudarán a entender lo sucedido.

Pero no acaban aquí los caminos y las sendas. Juzbadote ofrece más alternativas, como el Camino de Santa

Lucía que llega hastaAlmenara de Tormes y tepermitirá visitar los humeda-les y aves de la FundaciónTormes-EB, además deconocer la bella iglesiarománica del pueblo.También está la Ruta de lasCatedrales Vivas, arbolesvarias veces centenariosque han visto pasar amuchas generaciones desalmantinos. O el Caminoviejo de los Baños, la anti-gua senda que te acompa-ñará hasta el cercanoBalneario de Ledesma, hitode las aguas termales enEspaña, en un hermosopaseo junto al Tormes. Y, porúltimo, puedes acercartehasta San Pelayo deGuareña, visitar el moral de300 años que hay al pie dela iglesia románica del pue-blo, conocer los paisajes dela Ribera de Cañedo ycomenzar la ruta hacia elConjunto Histórico deLedesma por un cordel demerinas salpicado de enci-

nas centenarias: El Cordel de las Negras.Puedes elegir, no te sentirás decepcionado.

Esfuerzo principal de desgarre

Cuarzo

Esfuerzo principal de desgarre

GRANITO DEFORMADO

Feldespato

Mica

Estructuras S

Estructuras C