100
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA UNIDAD IZTAPALAPA LA UNICIDAD DE LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LA NOVELA: LA VIDA BREVE TESINA Que para obtener el grado de Licenciatura en LETRAS HISPÁNICAS P R E S E N T A Patricia Bermúdez Cruz Matrícula 91331850 Asesora: Mrta. Rocío Antúnez Olivera Lectores: Mtro. Roberto Gómez Beltrán Dra. Pilar Rodríguez López México, DF., 2001.

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA UNIDAD IZTAPALAPA LA ...148.206.53.84/tesiuami/UAMI10703.pdf · “Lo que persigue Onetti es un retrato interno del hombre como ciudadano del mundo,

Embed Size (px)

Citation preview

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA

UNIDAD IZTAPALAPA

LA UNICIDAD DE LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LA NOVELA:

LA VIDA BREVE

TESINA

Que para obtener el grado de Licenciatura en

LETRAS HISPÁNICAS

P R E S E N T A

Patricia Bermúdez Cruz

Matrícula 91331850

Asesora: Mrta. Rocío Antúnez Olivera

Lectores: Mtro. Roberto Gómez Beltrán

Dra. Pilar Rodríguez López

México, DF., 2001.

INDICE

INTRODUCCIÓN...................................................................................... 1

CAPÍTULO I: PERSONAJES FEMENINOS EN LA OBRA DE JUAN CARLOSONETTI

a) JOVEN ........................................................................................... 9b) MUJER .......................................................................................... 14c) PROSTITUTA................................................................................ 19

CAPÍTULO II: PERSONAJES FEMENINOS EN LA VIDA BREVE.

REALIDAD:

GERTRUDIS .............................................................................................. 25LA QUECA ................................................................................................ 38MIRIAM ..................................................................................................... 46RAQUEL .................................................................................................... 52MACBETH ................................................................................................. 60

FICCIÓN:

ELENA SALA............................................................................................. 61LA VIOLINISTA........................................................................................ 63

CAPÍTULO III: UNICIDAD

1. SUSTITUCIÓN............................................................................... 662. SÍMBOLO MATERNAL – PASADO............................................ 693. DEGRADACIÓN Y FRAGMENTACIÓN DEL CUERPO........... 744. ANIMALIDAD – SEDUCCIÓN..................................................... 795. LOCURA.........................................................................................81

CONCLUSIONES.....................................................................................83

NOTASBIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN

Juan Carlos Onetti nace en Montevideo en 1909 y muere en Madrid en 1994. Su

infancia transcurre en espacios abiertos, la calle, la escuela, guerrillas a pedradas, el

espacio cerrado pertenece a la lectura dentro de un armario. En su adolescencia

desarrolla diferentes oficios hasta que al filo de los años treinta ejerce la actividad

periodística. Su situación económica lo obliga a emigrar a Buenos Aires con el

objetivo de ganarse la vida, allí tiene su primer contacto con una ciudad modernizada

por el avance de las clases medias. Onetti vive una confrontación de dos capitales, su

natal Montevideo y Buenos Aires, ambas ciudades cosmopolitas.

En este tipo de vida citadina, Onetti inicia su larga trayectoria literaria. Para Luis

Harss, es el escritor que asume la responsabilidad de retratar al ser humano

representante de una generación nihilista, pesimista, plagada de un desilusionado

individualismo debido al auge económico. El hombre es representado como el

indiferente moral, sin fe ni interés por su destino. Onetti “es el representante de un

tiempo y un lugar, de un estado de animo, de una época. Es este hecho el que le da

validez a sus experiencias. El merito de Onetti esta en haberlo reconocido.”1 Se

concentra en las actitudes de los individuos y en sus manifestaciones intimas

reflejando con ello un pesimismo con respecto a la vida, plagada de monotonía y

desinterés hacia esta. “Lo que persigue Onetti es un retrato interno del hombre como

ciudadano del mundo, símbolo de los problemas planteados al individuo por la

civilización contemporánea.”2

2

En sus diversas publicaciones, cuentos o novelas, Onetti va definiendo un estilo; que

le ha permitido ganarse un lugar primordial dentro de la literatura hispanoamericana.

En la siguiente investigación se analiza una de sus principales novelas, La vida breve,

publicada en 1950 y que inicia el ciclo el ciclo de Santa Maria. En ella se encuentra

“una ambigüedad estructural y expresiva poco común en Hispanoamérica en ese

entonces, una de las manifestaciones novelísticas más complejas y ricas de la

narrativa hispanoamericana de todos los tiempos.”3 la novela presenta todas las

características estilísticas de la narrativa de Onetti:

La introspección psíquica de sus personajes, la pericia subjetiva, la fenomenalidad de conciencia, a

través de un mínimo acaecimiento argumental externo, objetivo, en un plano ambiguo entre lo real y lo

imaginario; se caracteriza también por lo lento, minucioso, insistente registro de sensaciones físicas y

de estados de ánimo, registro que se va haciendo más espacioso, casi vicioso.4

Los personajes de La vida breve se caracterizan por vivir inmersos en un “mundo

loco”, lleno de incomunicación y soledad, con una visión pesimista de la realidad y

un constante anhelo por perpetuar un pasado idealizado, por escapar de la vida

cotidiana agobiante. En este mundo onettiano estos seres tienen vivencias complejas

ya que mezclan sus sensaciones, “recuerdos, ideas, deseos, circunstancias presentes,

sueños, en una simultaneidad de conciencia personal.”5

Consideramos que es necesario profundizar en el análisis de los personajes femeninos

porque en la novela aparecen los diferentes prototipos de mujer establecidos por

3

Onetti en su narrativa, los cuales se caracterizan porque se duplican y contaminan

unos a otros.

Debido a su simple determinación biológica la mujer es objeto de discriminación y

aversión dentro de la concepción onettiana. “desde las primeras obras, se presenta

esencialmente bajo una doble dimensión: Sexual y social. Su pertenencia al sexo

femenino y su integración a la colectividad a través de los habituales lazos

matrimoniales determinan un perfil que, esbozado ya en los textos juveniles de los

años treinta, permanecerá casi incambiado hasta las últimas obras de J.C.O.”6

En su obra existe el rechazo a las funciones biológicas de la mujer, la cual, aparece

estrechamente relacionad con el hombre, su importancia radica en que el personaje

masculino se desenvuelve y actúa en relación con ella ya que esta ejerce una

influencia directa al generar sus acciones. Aparece en función del hombre, pero en

algunos casos se independiza hasta llegar a al individualización; sin embargo nosotros

conocemos sus acciones a través de la perspectiva masculina, esta visión suele tener

características subjetivas7 pero concretamente enfocadas al rechazo y aceptación de la

mujer de acuerdo a la tipología en la que son encasilladas (joven, mujer, prostituta y

otras).

Los personajes femeninos ayudan al hombre a articular sus deseos pero siempre se

mantienen al margen de ellos, sólo son utilizadas como complemento imaginario del

“yo” en el plano de la ficción y en la realidad la generan. Dentro de la novela se

establecen dos planos narrativos: la realidad y al ficción, ambos creados por el

4

personaje masculino y en los cuales una mujer será el reflejo o la suma de todas en el

plano imaginario (ficción). Estos dos espacios le permitirán al hombre ir creando o

eliminando diferentes vidas breves hasta encintrar el momento y lugar ideal que le

permita acceder a la felicidad y esta tendrá cabida en el mundo de la ficción.

Las mujeres en Onetti también buscan la felicidad en el pasado. En cuanto a la

relación hombre – mujer, el amor es un elemento degradado o muerto debido al paso

del tiempo.

Lo único que importa es lo que le acontece al personaje masculino.

En las relaciones sexuales la mujer aparece como un objeto de placer que debe ir

unido a la juventud, los factores emocionales y necesidades del hombre, recordemos

que es la figura masculina quien crea situaciones en busca de nuevas proyecciones en

las que siempre existe una mujer que le ayuda a generar una vida imaginaria o lo

remite a la realidad. En estos dos planos la mujer puede ser olvidada, eliminada,

asesinada o disminuida.

Una opinión que reafirma la importancia de la mujer en la ficción es la que señala

Ronald Méndez Clark:

La mujer [...] ocupa un lugar privilegiado en el proceso de la elaboración textual. Aunque el asedio de

la diferencia y la marginalidad en los otros lo realizan, una y otra vez, los hombres, la mujer es una de

las fuentes de estímulo principales de ese asedio. Los hombres generan sentido (desde su perspectiva

5

se arma la ficción) pero son las mujeres las que desatan la actividad generadora de sentidos (es con

ellas y a partir de ellas que se arma la ficción) la reacción de los hombres ante esos puntos de enlace

entre el texto y la realidad en Onetti revela, pues, no sólo una postura ante la realidad, sino también

una postura ante la escritura. La mujer en Onetti es clave de enunciación narrativa en dos sentidos: por

un lado, es el estimulo (soporte) del escrutinio de la narración, o quizás mejor, de la práctica narrativa.8

Otro punto importante que se debe señalar es que la mujer aparece determinada por

su simple condición biológica, esto es motivo de aversión y rechazo, muchas veces

disimulado por el hombre, esta misoginia hace que las mujeres no sean dignas de

protagonizar o narrar su propia historia debido a su “inferioridad con relación al

hombre”9. cuando se entabla la relación hombre – mujer:

No existe una comunicación reciproca; no hay conversaciones de igual a igual. Esta

incomunicación lleva a los malentendidos constantes entre hombres y mujeres: ni

unos ni otros saben lo que se espera de ellos, por lo que los ideales de ambos se

pierden en el vacío de los sueños y fracasan ante el choque con la realidad.10

Esta incomunicación hace que el personaje masculino busque una salida a la

problemática a través de la constante relación con otros personajes femeninos dentro

del plano de la realidad – ficción y que será el reflejo de un sin sentido de la vida y la

monotonía que lo hacen emprender esta constante búsqueda en las distintas vidas

breves, en donde; cada una de ellas representará la idea salvación, de perpetuidad

pero también de frustración por encontrar el rechazo o negación de los personajes

femeninos ante su propia negación. Efectivamente Brausen es el ente solitario que se

6

autoflgela por negarse a autoreconocerse (madurez) mientras que los demás

personajes si se aceptan, lo que lo lleva a la incomunicación y a tener “contactos

humanos o relaciones tangenciales”.11

En La vida breve, encontramos una similitud en los personajes femeninos y

masculinos. Dentro de la novela Brausen es el personaje que busca reconstruir, llenar

o sustituir su vida a través de la recuperación íntegra de Gertrudis, mujer. Como dios

– padre creador, irá gestando pequeñas vidas breves partiendo de un modelo de mujer

ideal, rescatando diferentes elementos que para él conforman la felicidad dentro de

una relación. En la obra onettiana aparecen diferentes prototipos de figuras

femeninas: prostitutas, embarazadas, gordas. Mujeres envejecidas o mutiladas,

jóvenes adolescentes, etc. Todas ellas las vemos desfilar dentro de la novela, sin

embargo aparecen elementos en común, que las unifican, estableciéndose un

paralelismo de imágenes o duplicación. “En La vida breve [...] las duplicaciones

atañen todos los resquicios de la obra afectando toda la maquinaria creativa: la

estructura, la temática, los personajes, la rama, los símbolos”.12 la estructura se irá

conformando de acuerdo a las diferentes situaciones que viven los personajes dentro

de un “mundo loco”, elaborándose una temática encaminada a la búsqueda de la

juventud eterna, a la renovación a través de las constantes vidas breves, eliminando,

sustituyendo e integrando figuras hasta llegar a “una multiplicación infinita de todo:

una mujer (Gertrudis) se hace varias; un hombre (Brausen), se hace un número

infinito de hombres, etc.13 Los personajes femeninos se multiplican partiendo de una

figura principal, pero con la característica de que “el reflejo es siempre más

degradado que el original. Sin embargo, estas duplicaciones y multiplicaciones (por

7

negativas que sean) contribuyen a la proliferación de seres de idiosincrasias diversas

– a veces radicalmente opuestas – que son las que enhebran la narración a la vez que

personifican características universales de los seres humanos.”14

La figura de la mujer se degrada, pero también se irá conformando un nuevo tipo de

mujer onettiana, plagad de los elementos que rescata el personaje masculino de cada

una de las anteriores, hasta desembocar en la mujer ideal. Pero la figura masculina

busca constantemente la salvación en los dos diferentes planos narrativos e irá

mezclándolos hasta hacer de la narración una sucesión constante de ideas, momentos,

escenas y personajes que se duplican, estableciéndose un “paralelismo en el

desarrollo temporal de las historias”15 lo cual;

[...] no es un simple artificio literario sino que alcanza dimensiones más profundas. Los personajes de

todas las historias son proyecciones de la tríada original – Brausen, Gertrudis y Stein; estas

proyecciones, directas en el comienzo, gradualmente irán logrando autonomía e independencia de su

creador. Aquella constelación de tres personajes permanece inalterada y toda nueva escena repite

situaciones básicas, inevitables, reflejos del pasado de cada uno de ellos.16

Para el análisis de los personajes nos basamos en algunas reflexiones que hace

Tzvetan Todorov17 en relación con la problemática de los personajes de acuerdo a los

elementos del relato. Otra opinión que se toma en cuenta es la que Tomachevsky18

utiliza para centrar al personaje principal conductor de la narración y sus acciones que

ordenan y clasifican los motivos particulares de la historia. Se trata de definir el alma

y carácter de los personajes que conviven en la diégesis.

8

CAPÍTULO I

LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LA OBRA DE ONETTI

a) JOVEN

b) MUJER

c) PROSTITUTA

d) OTRAS

9

En la narrativa de Juan Carlos Onetti encontramos una constante en el tratamiento de

los personajes femeninos, a lo largo de su obra es posible establecer una tipología

femenina de los personajes. Los prototipos se pueden clasificar en jóvenes,

prostitutas, locas, mutiladas, mujeres que viven dentro de la institución matrimonial,

embarazadas, gordas, etc. En este caso profundizaremos más los prototipos femeninos

que aparecen las demás obras.

a) JOVEN

La joven dentro de la novela onettiana es la que permite al personaje masculino

regresar a un pasado idealizado, como señala Mark Millington:

(...) the girl is an image or a reminder of what the male has lost, and what he wishes to regain; and in

part, the girl is simply a vehicle, an other, who stands apart from the orthodoxy which the males

inhabither gender and her position are different and inferior, and can be mobilized within male,

thinking to define the male situation.1

Para Lidia Ivonne Grove: “La aparición de la joven resulta el deseo de un retorno al

edén de la vida que, como el Edén bíblico, se perderá al comer el fruto del

conocimiento.”2 El conocimiento es adquirido con la edad (mujer madura). Por lo

tanto, el hombre rechaza a la mujer y se refugia en la joven viéndola como única

salida para regresar al pasado idealizado y recuperar una inocencia y purezas

perdidas.

10

[...]la muchacha, en el despertar de su adolescencia “se enamora de cualquiera, del más próximo o

imposible”, o se enamora de los atributos de bondad, inteligencia, comprensión, quizás todavía

misteriosos para ella.”3 Es capaz de realizar cualquier acción para obtener lo que desea, no existe en

ella el conflicto de existencia, vive en la etapa de frescura e inocencia que le permite no tener un

conflicto interno, ella está alejada de la decadencia y degradación, esto le causa alivio al personaje

masculino que vive en una lucha interna debido al conocimiento de la vida que es pesimista y

agobiante, por lo que busca un refugio en la inocencia, en “la belleza y la fantasía de la juventud. El

efecto de ese acercamiento depende, sin embargo, de la voluntad del hombre a superarse de su encierro

y desilusión. La joven, sea en su realidad novelística o en la fantasía del hombre, es el agente que, por

su naturalidad, confianza y vitalidad, causa el cambio.4

El personaje masculino en la realidad o ficción buscará recuperar su juventud pérdida

a través de la joven, ya que para él esto representa “su felicidad”. En estos

protagonistas de Onetti “ hay una desesperada nostalgia por la juventud, la inocencia

y la pureza desvanecidas, imágenes a las que se adhieren como un imán herrumbrado

por el tiempo y minado por la memoria”5

Las muchachas como llama Luis Harrs a estos personajes, son: “Adolescentes seudo

virginales [...] sacerdotisas del amor erótico, dotadas habitualmente de una

combinación de mórbida sensualidad y amarga misantropía que las hace a la vez

devastadoras e inaccesibles,”6 pero definitivamente atrayentes y seductoras para los

personajes masculinos que se refugian en estas características para volver a renacer,

para recuperar lo perdido. Varios críticos se refieren a la joven (muchacha) como un

personaje virginal. Es necesario aclarar este termino de “virginidad”. Maryse Renaud

11

dice que: los personajes femeninos dentro de la narrativa de Onetti no son

necesariamente “vírgenes” hablando en términos físico – biológicos, la virginidad

también propiamente dicha puede dar lugar a una real sobrevaloración o encontrarse

simplemente integrada a un conjunto más amplio de cualidades positivas”.7 En la

ideología onettiana se forma una doble concepción de la virginidad, la primera

corresponde a la ideología católica que esta representada en las primeras obras de

Onetti y donde el mundo joven es idealizado. “En el mundo idealizado de la

“muchacha”, la pureza aparece acompañada generalmente por una gracia, una

delicadeza y una inocencia inesperada, que hacen que la muchacha se aproxime

singularmente a la niña, cuyo candor conmovedor parece perpetuar

inconscientemente.”8

La segunda concepción de la joven onettiana es mucho más rica en sugerencias, no es

necesaria la realidad (fisiológica moral de virginidad), basta solamente la

inexperiencia de la vida, belleza física y vivir lejos de los cánones sociales

establecidos por la sociedad para que la joven sea pura y virginal, pero si ésta se

somete a la “degradación” de la vida, a las normas impuestas por la sociedad:

matrimonio, embarazo, gordura, mutilación y vejez; dejará de ser virginal, será vista

por el p.m. con horror y rechazo.

Las jóvenes onettianas integran a su naturaleza de la vida los aspectos “menos

halagadores de la femineidad”9, no se abstienen de prácticas eróticas, al contrario se

prestan a ellas sin remordimientos o conflictos sociales que gobiernan la vida sexual

(Nora en Tierra de nadie, Maria en “Mascarada”, etc.) Como Onetti lo expresa en uno

12

de sus personajes femeninos: Virginia Cras: “Virgen del mañana [...] desprovista del

fetichismo de la virginidad, es una virgen del mañana que se da a quien quiere, de

quien esté enamorada”.10

La joven con su pureza desafía al mundo, parece tener una perfección ideal para los

p.m., representa como vencedora del tiempo debido a su belleza y estado natural:

[...] la presencia de las adolescentes virginales no genera estrictamente, el deseo, sino más bien la

adoración, el éxtasis, una mezcla muy oscura de devoción, temor, entrega afectiva, descanso.

Funcionan como la negación del mundo, la otra alternativa a la realidad que es la salvación de las leyes

que el tiempo implacablemente rige, pero una salvación cuya fugacidad muy pronto es entrevista y que

con frecuencia [...] sólo tiene como salida la muerte. Incluso podría decirse que la muerte es la interna

complementación su negatividad, porque a través de ella el instante fugaz de la plenitud púber se hace

eterno para el recuerdo del hombre a quien le fue ofrecido.11

La muerte es uno de los recursos onettianos para perpetuar la belleza de la joven y

salvarla de la degradación física y humana (cánones sociales), así la figura masculina

la idealizará en su recuerdo. La muerte impedirá la transformación de la muchacha en

mujer. Otra forma de “salvar” a la mujer joven es no permitiendo que participe “de la

vida adulta, ni de sus responsabilidades, ni de sus compromisos, ni de sus ventajas,

consiguiéndose así mantener a salvo el espíritu independiente y, sobre todo, el

derecho a una critica libre y absoluta.”12

La joven debe rechazar la vida adulta para no degradarse física y moralmente,

repudiar la “responsabilidad impredecible para operar en un mundo de

13

obligaciones”13 y seguir siendo “el arquetipo de la mujer ideal, presencia imperiosa

para todo personaje masculino de Onetti”.14 Otra característica que tiene la joven es

que “ casi nunca son poseídas ... por un ser símbolo de la pureza, el amor, el ideal, el

logro de un sueño. Por eso tampoco duran en la vida real. El precio de la posesión es

la transformación inmediata en mujeres maduras o prostitutas, perdiendo el encanto

original; o la muerte.15

Para resumir lo que la joven representa en la literatura onettiana recurrimos a la

opinión de Jorge Rufinelli:

[...]la muchacha aparece en la literatura de Onetti como negación, en un gesto romántico de resistencia

a las leyes del mundo y de la vida. De la realidad, en suma. De ahí que sea siempre un personaje irreal,

creado por esa necesidad, y no una figura encarnada verosímilmente en personajes literarios centrales.

La muchacha se desliza hacia el plano del mito, y en todas las narraciones es más fruto de la

contemplación, de la mediación intelectual y afectiva del ser adulto, que de la representación

“realista”.16

14

MUJER

Cuando el personaje femenino pierde todas las características juveniles y entra en un

proceso de maduración se convierte en mujer y en consecuencia sobrevive el rechazo

de la figura masculina que, como ya analizamos tiene una obsesión por la juventud

que reúne la belleza e integridad física, elemento perdido por la mujer madura debido

al paso del tiempo y al conocimiento adquirido. Pero ¿ porqué el rechazo a la mujer

madura y a la aceptación de la joven? Una respuesta posible la encontramos en el

estudio que hace Pilar Rodríguez Alonso. La autora, al analizar a las figuras

femeninas en cuanto a sus funciones y carácter de personaje dentro de la obra de

Onetti, toma como punto de partida la distinción entre Adolescente (joven), Mujer y

Prostituta, tipologías ya establecidas por los críticos anteriormente. Para ella la mujer

madura y al joven forman parte de un fenómeno social. “El paso de la adolescencia a

la madurez como el momento de ruptura entre la adolescente “objeto amoroso” y la

“despreciable mujer madura”, no se ha tenido en cuenta que quizá ese paso de la

adolescencia a la madurez no sea exclusivamente un problema de iniciación sexual,

sino de integración de la adolescente, ya que no lo es, en una estructura social, sea

ésta la institución matrimonial o la familia.17

Esta problemática es el reflejo de una forma de vida e integración dentro de la

sociedad, en Onetti la joven es el ideal de belleza y felicidad para el personaje

masculino y la mujer madura es rechazada debido a su degradación física: la gordura,

la amputación, el embarazo, son motivo de repudio y horror. Pilar Rodríguez explica

esta problemática expuesta dentro de un contexto histórico, ve a la mujer madura no

15

como individuo sino como ente social y llega a la conclusión de que: “El rechazo...

no es hacia la mujer madura, entendida ésta casi como una esencia, sino contra una

ideología de la maternidad y del matrimonio practicada por los sectores burgueses y

pequeño burgueses, y que constituye el ámbito natural para la mujer, una vez

superada la etapa adolescente.”18

El matrimonio hace a la mujer esposa y esto genera una problemática porque: “La

mayor parte de las mujeres, después del matrimonio o de aquello que tiene lugar,

tienen una terrible desilusión amorosa. La imagen que construyen de su amante se

desvanece rápidamente, ellas no conservan sus ilusiones de cuando eran novias.”19

Esta función de lo p.f. tiene una característica especial: no hay una dimensión

familiar, no existe realmente una familia de la cual la mujer se haga cargo, por el

contrario su calidad de esposa sólo atañe a una relación amorosa que con el tiempo se

va desgastando, haciendo monótona, creando una imposibilidad para la comunicación

debido a que: “Marriage stultifies and frustrates, it is a trap from which those male

protagonists who are married try to escape”20, Brausen desea escapar de:

The repetition, the growing old, the sense of a comfortable opting out of life, are all characteristic of

the married protagonists, and are the immediate cause of the desire to move and to supplement the self

for the loss suffered. This desire is always focused through the male consciousness, and the dismissal

of the marriage and the constricting wife create the male superiority: his is the awareness, his the

revulsion, and his the desire to act.21

16

Tanto en los personajes masculinos como en los femeninos (más en las imagines

masculinas) hay una necesidad de terminar con un matrimonio que lleva a la

destrucción total del individuo; principalmente él rechaza a la mujer y la culpa de esta

decadencia en la relación de pareja, es ella la culpable por envejecer, engordar,

embarazarse y de sufrir una mutilación. Estas características hacen que la mujer se

ramifique en tres tipos diferentes, como lo señala Lidia Ivonne Grove:

El primero es el de la mujer que, como esposa, pierde el aura angelical para el

hombre al entrar en una familiaridad rutinaria con él. El hombre, que se casa con la

joven pura e inocente, ve ahora que ella se ha transformado en mujer. Las cualidades

que lo atraían u lo salvaban de su soledad y fracaso han dado lugar a un espíritu

práctico que lo repulsa.22

El segundo tipo de mujer es la madre. La figura masculina ve a la mujer como el

símbolo maternal en el que puede refugiarse al igual que un niño, de esta manera la

mujer deja de tener una función sexual para el hombre y pasa a ser madre, pero esto

también es rechazado por él, ya que al no haber una relación sexual la mujer deja de

ser atractiva y deseable para convertirse en símbolo de vejez y experiencia.

La tercera variación de la mujer aparece sólo en los cuentos y es de menor calibre en comparación con

las otras. Se trata de la mujer que sintiéndose cansada y fracasada en su vida adulta, intenta escapar de

la trampa en la que se halla por medio de la paz y del bienestar de su juventud o del campo abierto.

Este tipo de mujer, por sus características, es en si misma más independiente del hombre que las

anteriores. El personaje masculino, sin embargo, conserva su parte imprescindible en la obra.23

17

En resumen podemos decir que el rechazo hacia la mujer madura se genera a partir de

un proceso de degradación no solamente física sino emocional, la muchacha al

encontrar el elemento de madurez se convierte en un ser poco amble y repulsivo ante

la visión existencial del personaje masculino.

Ahora veremos cómo el cuerpo de la mujer también es símbolo de rechazo, por

elementos como l a gordura, el embarazo y la vejez. “La mujer [...] determinada como

está por su sexo, tiende a ser percibida como un cuerpo pletórico cuya potente

actividad orgánica se traduce a través de una desconcertante proliferación de la carne.

La gordura y la obesidad constituyen sus manifestaciones más evidentes y ambiguas

en las ficciones onettianas.”24

La gordura está identificada con la degradación y vejez, el hombre rechaza la pesadez

del cuerpo femenino porque lo compara con la pesadez de su vida, la monotonía, el

pesimismo y nihilismo así como a la pesada carga de una relación en decadencia. Por

lo tanto el engordar de la mujer amenaza la armonía de la silueta femenina, la

proliferación de la carne “es la tiranía del cuerpo”.25 Esta proliferación “transforma a

la mujer en un rehén de su propio cuerpo. Clavada al suelo por la masividad de sus

forma envolventes.26

Onetti recurre varias veces a la descripción de sus personajes femeninos como la

mujer de anchas y poderosas caderas (lívido maternal) estas descripciones no son

fortuitas debido a que es “esclava de funciones biológicas regidas por las leyes

18

despiadadas”; por tal motivo “ella tendrá por única perspectiva, tanto en el sentido

literal como figurado, el hundimiento en la materia”.27

Cabe señalar que algunas mujeres en Onetti que son “gordas” están relacionadas con

la prostitución. Por otro lado, los personajes masculinos ven en el pasado su única

realidad y varias veces se vuelve obsesivo, por lo que trae como consecuencia la

negación de su vida en el mundo real y búsqueda de una salida a través de la

deformación de la imagen de los personajes que le rodean, creando imágenes

grotescas y a su vez rechazándolas.

El embarazo es una de esas figuras grotescas que le causan conflicto a los hombres,

que se tienen que enfrentar a su propia degradación y vejez. La aversión a las

deformaciones es como un espejo en donde el hombre se observa a si mismo

deformado, siendo testigo de su propio deterioro físico y mental. Por lo tanto el

embarazo es el “irrefutable signo del paso del tiempo, de la disolución de la identidad

personal.”28

En conclusión la mujer ordinaria (como la llama Rosalinda Perales): es aquella que ha

perdido su pureza espiritual y mental (en ocasiones también físicas); que ha dejado de

ser la adolescente para integrarse a las normas que rigen una sociedad.29

Los personajes femeninos cuando son rechazados “por el hombre en su realidad de

mujer y al no llegar a cumplirse en la maternidad” encuentran “que el único camino

19

que” tienen para expresarse “es la prostitución. El envilecimiento del cuerpo es

preferible al vacío, por eso ella emplea su físico para lograr salvarse de la nada.”30

C) PROSTITUTA

La prostituta busca un contacto humano para sentirse viva pero sólo obtiene una

relación conflictiva que la lleva a tener una pobreza espiritual. Para Lidia Ivonne

Grove: “la prostituta está representada desde el punto de vista judeo – cristiano, igual

que las demás mujeres, por lo tanto se puede decir que ella es la mujer que se siente

culpable por el pecado original y se somete a su castigo.”31

La figura femenina recibe este castigo con aceptación mientras que el personaje

masculino lo disfruta, entablándose entre ellos una relación sado – masoquista. Ella

entrega su cuerpo, el cual sólo es visto como un objeto o cosa que puede desechar en

el momento que lo desee, además este tipo de relación, no representa un compromiso,

comprensión o comunicación. “[...]el hombre puede sentirse seguro con ella porque la

prostituta no le pide nada ni lo enfrenta al compromiso”.32 El espacio en el que se

desenvuelven estos personajes y “el ambiente en que aparece esta mujer está en total

acuerdo a la idea que se da de ella, puesto que no presenta al aire libre ni en lugares

abiertos sino en cuartos cerrados y sucios en donde se bebe y se fuma

constantemente. Las habitaciones desordenadas y los bares inmundos en el mundo de

la hembra.”33

20

En las primeras obras de Onetti (antes de La vida breve) las prostitutas aparecen de

una manera, son como espectros que deambulan sin llegar a consolidarse. A partir de

La vida breve, las figuras femeninas tienen una trascendencia vital en la diégesis,

dejan de ser espectros para convertirse en entes transcendentales. Sin embargo:

[...] bien mirada, la prostitución no aparece siempre descrita en las obras de J. C. O. Bajo una luz tan

sombría. Sucede a veces que el narrador se apiade de la triste misión de una joven prostituta, una

principiante inexperta y tímida todavía, demasiado próxima a su sosegado pasado de “muchacha”, o

que se encargue de dramatizar el tan despreciado oficio subrayado que también es posible llevar,

paralelamente una vida afectiva.”34

Pero las prostitutas que más deambulan en la obre de Onetti son las míseras, sucias,

con problemas de alcoholismo y locura. La embriaguez lleva a un estado de euforia,

exaltación y libertad de los sentidos que sobrepasan los limites de la razón

desembocando en la locura, estado en que aparecen los elementos como la risa,

alucinaciones que a veces la hacen parecer una simpática víctima de la vida y en

especial del personaje masculino. La locura hace que la mujer libere y vigorice su

cuerpo y alma, llegando hasta. “la virginidad, la degradación física y moral, así como

la profanación de los valores más respetables que... acompañarán habitualmente al

ejercicio de la prostitución”.35

La imagen de la prostituta también representa una alternativa para el hombre de

escapar de los compromisos que genera una relación matrimonial, con ella puede

21

conseguir todo lo que le está restringido en el matrimonio. Se establece una relación

en donde la figura masculina sólo busca un escape.

Mark Millington dice que existen dos aspectos en la relación de los personajes

masculinos y las prostitutas: “firstly, the relationship with them is essentially short; in

no sense is the alternative to marriage seen as a potentially permanent liaison, the

prostitute might help the protagonist at a particular moment, without there being

anything to bind the two together for more than this functional effect.”36

En el Segundo aspecto el p.m. relaciona a las prostitutas con sus fantasías y deseos,

esto: “[...]this help to locate the real significance of the relationships, since the

alternative with the prostitute is frequently no more than a frustrated striving for an

imaginary alternative which never materializes in any sustained way.”37

La imagen de la prostituta (en esta segunda alternativa) es una forma de escape a

través de una reformulación del “yo” del personaje masculino, quien busca aliviar su

soledad en ella. “Las prostitutas a las que se acercan todos los personajes masculinos

de Onetti son sólo una forma de romper momentáneamente la soledad del hombre”.38

Tienen una característica especial que atrae al p.m. aún a pesar de que representan el

símbolo de la degradación moral. Sin embargo ejercen una atracción hacia el hombre

porque conservan cierto grado de pureza. “esa “pureza” es un acercarse más al

hombre y sus cualidades. La prostituta también detesta la vida de la mujer ordinaria

[...] Son mujeres libres de los complejos morales que acechan a la mujer “ de su

22

casa”, por lo que pueden decir y hacer lo que quieren como los hombres. Además son

tan soñadoras como ellos.”39

Estas características las hacen ser femeninas pero a la vez tener rasgos masculinos en

su carácter y personalidad. Esto genera una contradicción, por un lado la prostituta:

“Representa la negatividad de la mujer, la degeneración y corrupción máxima a la

que se puede llegar (externamente simbolizado por la gordura; las prostitutas

engordan enseguida), sin embargo son el refugio de estos hombres perdidos entre

ideales sublimes y ordinariez crasa.”40 Con ellas los personajes masculinos desahogan

sus deseos reprimidos.

Otro tipo de personaje femenino es la intelectual,41 ella: “Es inteligente y está

consciente de toda la problemática que se crea a su alrededor, ya sea con los hombres,

la sociedad o las instituciones que constituyen ésta. Es liberal, y, también sufre la

problemática existencial del aburrimiento y el sin sentido de la vida, que

experimentan los protagonistas masculinos.”42

En la narrativa onettiana también aparece la figura femenina de la “mujer mala (loca

– desubicada)” como la llama Mark Millington43 al señalar las funciones de los

personajes femeninos en Onetti. Él se refiere a ella como la cuarta función (las otras

tres son: la esposa, prostituta y muchacha), la locura y perversidad están relacionadas

con ella, tienen como punto en común la resistencia y negación a compartir la

realidad con los demás personajes, la locura aparece como una negación al

compromiso:

23

[ ... ] the mad characters inhabit private worlds in which they manage to preserve something like an

integral self. By refusing the social game, they cling on to a certain sort of identify, with childlike

connotations, although this necessarily marginalizes them. The proximity to the meaning of the

adolescent girl is apparent in this. The crucial point is that their refusal is a withdrawal from the world,

and is there fore passive.44

En contraste con los personajes masculinos que tratan de alejarse del mundo de una

manera activa (creación), los personajes femeninos se mantienen pasivos y retraídos

en sí mismos.

Con el análisis tipológico de estos personajes en la obra de Onetti podemos tener una

visión general de los que cada uno representa. En el siguiente capítulo procederemos

a observar a cada uno de ellos dentro de La vida breve.

24

CAPITULO II

LOS PERSONAJES FEMENINOS EN LA VIDA BREVE

REALIDAD

GERTRUDIS

LA QUECA

MIRIAM

RAQUEL

MACBETH

FICCIÓN

ELENA SALA

LA VIOLINISTA

25

GERTRUDIS

La novela inicia con la amputación que sufre Gertrudis de un pecho, que es a su vez

una mutilación simbólica de la vida, la desmembración del cuerpo como la

desmembración de un mundo existente; esto es. Brausen vive al lado de Gertrudis

inmerso en un “mundo negativo” donde ha perdido “súbitamente el poco sentido que

todavía conservaba, el refugio de la rutina, la aceptación de un destino mediocre y

compartido”.1 Con el desmembramiento del cuerpo también hay una ruptura con este

mundo ya establecido por lo que el personaje masculino siente la necesidad de

empezar a crear por medio de la ficción un nuevo mundo que le permita huir de la

realidad agobiante que no le satisface y angustia, sufre esa impotencia de relación con

la mujer.

En esta necesidad de inventarse una nueva vida el personaje de La vida breve, se

divide en: “tres planos, que en realidad, son otros tantos círculos concéntricos: el

mundo de Brausen, el mundo de Arce y el de Díaz Grey o de Santa Maria. Los dos

primeros se corresponden con la realidad, el tercero pertenece al terreno de lo

imaginario o de lo fantástico .”2

En estos planos intentará al lado de las diferentes figuras femeninas encontrar el

elemento de “salvación” que le permita escapar de una realidad agobiante, buscando

diversas proyecciones para relacionarse e iniciar la creación de un prototipo de mujer

que se aleje de los elementos que le angustian y que son motivo de rechazo: la

incomunicación, la mutilación, la vejez y el embarazo.

26

A continuación analizaremos a los distintos personajes femeninos que aparecen en la

novela y que son parte de un mundo real o imaginario en donde el principal ente

creador es Juan Maria Brausen.

En el plano de la realidad los personajes femeninos son el motor que origina las

acciones del personaje masculino y de una de ellas, Gertrudis, van a derivar las

mujeres del mundo imaginario.”La función de Gertrudis no es solamente la de ser el

lugar donde es representa el corte y la huella, o la pesada carga de preocupaciones y

rutina del matrimonio, es además fuente generadora para la ficción”.3 Es quien

motiva la imaginación de Brausen para crear a los personajes femeninos dentro de la

diégesis de ficción. Ella es el personaje que contempla toda la realidad del ser

humano que asquea tanto al personaje masculino: la decadencia, la degradación del

cuerpo, el desmembramiento y la vejez que llevan a la pérdida de la inocencia y la

pureza, que lleva al hombre a incubar el germen de la destrucción, el sin sentido de la

vida, la monotonía de una relación a través del conocimiento total de esa persona: “

querida Gertrudis callada y parpadeante, tragándose a veces el rencor con saliva;

Gertrudis con una roseta de oro en el pecho de los vestidos de fiesta; Gertrudis sabida

de memoria”.4

Sin embargo, este mundo ya establecido y conocido cambiará por completo

causándole conflicto a Brausen ya que se tendrá que enfrentar a una Gertrudis cuyo

cuerpo sufre una mutilación y que representa un cuerpo degradado ante los ojos de

Brausen:

27

(...) Ablación de mama. Una cicatriz puede ser imaginada como un corte irregular practicado en una

copa de goma, de parecer gruesas, que contenga una materia inmóvil, sonrosada, con burbujas en la

superficie, y que dé la impresión de ser liquida si hacemos oscilar la lámpara que la ilumina. También

puede pensarse como será quince días, un mes después de la intervención, con una sombra de piel que

se le estira encima, traslúcida que nadie se atrevería a detener mucho tiempo sus ojos en ella. Más

adelante las arrugas comienzan a insinuarse, se forman y se alteran; ahora si es posible mirar la cicatriz

a escondidas, sorprenderla desnuda alguna noche y pronosticar cuál rugosidad, cuáles dibujos, qué

tonos rozados y blancos prevalecerán y se harán definitivos.5

Omar Prego dice que con esta descripción “Onetti introduce a su lector en el horror,

en el infierno (que es el infierno de Brausen), pero no porque considere la crueldad

como un fin en sí, sino para operar un cambio de piel, para trasmutar al lector en

Brausen, para hacerlo descender con él todos los peldaños de su infierno privado.”6

Gertrudis es privada de lo que se considera uno de los atractivos de la mujer: el seno.

El personaje masculino siente repulsión hacia ella, la realidad lo agobia y no le

permite olvidar: “Aquel pecho cortado, sin forma ahora, aplastándose sobre la mesa

de operaciones como medusa, ofreciéndose como una copa. No era posible olvidarlo,

aunque me empeñara en repetirme que había jugado a mamar de él, de aquello”.7

El hecho de que Gertrudis pierda su seno afecta a Brausen quien siente una aversión

por las deformaciones, las cuales expresan una visión “del mundo y de la vida”. Hay

una intensificación de los rasgos grotescos que sirven para ejemplificar “su repulsa

por el resquebrajamiento de su mundo normal, señal evidente de los estragos del

28

tiempo; la situación inmediata, la extirpación, es otro símbolo de la imposibilidad de

Brausen de adaptarse al presente.8

Para el personaje masculino el cuerpo de Gertrudis ha iniciado un proceso de

degradación en el cual él inmerso; “la ablación de mama, una cicatriz, las arrugas que

comienzan a insinuarse, se forman y se alteran”9 (señalando la palabra “arrugas”

como elemento fundamental de la vejez y que enfatiza la decadencia del cuerpo) y

que observará alguna noche a escondidas estirando y fingiendo deseo. “ Mi palma

tendrá miedo de ahuecarse exageradamente, mis yemas tendrán que rozar la

superficie áspera o resbaladiza, desconocida y sin promesa de intimidad de la cicatriz

redonda”.10

Al evocar la figura de un corte, de una cicatriz, no solo está imaginando un corte

físico sino también la extirpación del hábito de amor por Gertrudis recurriendo:

(...) a una imagen corporal, la amputación del seno de Gertrudis – representación metafórica de la

relatividad humana – para sugerir el deterioro inevitable de todo lo existente. Transforma entonces el

sufrimiento físico la fealdad, en símbolo de una experiencia subjetiva, inexpresable directamente: la

muerte del amor. Y más que nada, la muerte de la fe en si mismo.11

El hombre describe su horror hacia el cuerpo de la mujer y la anulación como objeto

de deseo, pero también aparece la incomunicación: “Porque si puede hablar o

escucharme no está sufriendo demasiado, yo no tendré nada más verdadero que

decirle, nada más importante que la noticia de que alguien se mudó al departamento

29

de al lado, el H”.12 No hay nada verdadero que el p.m. desee comunicar, es aquí en

donde vemos la verdad – mentira, dualidad que lo regirá dentro de su propia diégesis.

La verdad es la incomunicación, el amor inexistente, el deseo perdido. La mentira es

fingir, cumplir con el deber de hacer feliz a Gertrudis:

Y va a llegar el momento de mi mano derecha, del labio, de todo el cuerpo; el momento del deber, de

la piedad, del terror de humillar. Porque la única prueba convincente, la única fuente de dicha y

confianza que puedo proporcionarle será levantar y abatir la plena luz, sobre el pecho mutilado, una

cara rejuvenecida por la lujuria, besar y enloquecerme allí.13

Pero Gertrudis representa la realidad, a la mujer enferma, la de “ la boca entreabierta

y seca, casi negra, más gruesos que antes los labios, la nariz brillante”14 la que

necesita de la morfina para calmar su dolor, morfina que sirve al mismo Brausen para

escapar de la realidad, evadir a la Gertrudis que vomita a medianoche y llora

“apretando contra su boca el pañuelo empapado en agua de colonia”15 mientras él

continúa mintiéndose a si mismo: “No importa. No llores... Para mí es todo lo mismo,

nada cambió [...] tal vez se pueda tener un hijo ... no estés triste”16 Gertrudis

desencadena las acciones del p.m. su cuerpo ahora no solo representa la degradación,

la repulsión o la inducción a la mentira sino también el enfrentamiento con la vida, el

principio y el fin de la existencia, el renacer, Brausen empieza a renacer en la

creación, en: “El médico que vive en Santa Maria, junto al rio”17. “La mentira: pasa

de signo vaciado y negado a ser el marco de la vida breve, un acto de creación y de

salvación.”18

30

Gertrudis lo induce a asumir la verdad del mundo que lo rodea, la presencia de su

cuerpo y su respiración hacen que Brausen reflexione: “Sabiendo que una cosa había

terminado y otra cosa comenzaba, inevitable: sabiendo que era necesario que yo no

pensara en ninguna de las dos y que ambas eran una sola cosa, como el fin de la vida

y de la pudrición”.19

Brausen ahora empezará a crear su propia historia: escapar del fin de la vida, no

llegar a la pudrición, la degeneración del cuerpo y la decadencia. Gertrudis es la

fuente generadora para la creación. Brausen crea un guión cinematográfico al lado del

cuerpo de Gertrudis, sin embrago la realidad se va mezclando con la ficción, la

presencia de ella no le permite abandonarse por completo al mundo imaginario.

Oí gemir a Gertrudis y me incorporé, a tiempo para verla plegar los labios y aquietarse. La luz no

podía molestarla. Miré la blancura y el sonrosado de la oreja de Gertrudis, demasiado carnosa, muy

redonda, visiblemente conformada para oír. Estaba dormida, la cara siempre hacia el balcón,

hermética, mostrando sólo el filo de un diente entre los labios.20

Brausen puede observar y escuchar a Gertrudis dormida, este estado de quietud no

representa ningún conflicto para él, casi anulada, inexistente: “Gertrudis continuaba

durmiendo, roncando suavemente, olvidada, liberándome”.21 La ausencia física de

ella representa la posibilidad de la creación pero para ello es necesario sólo su

recuerdo como una mujer entera, joven y no degradada, anulada en un estado de

letargo o ausencia, inexistente físicamente:

31

Puedo, por ejemplo, no escucharla, no entender lo que se dice; pero no puedo soportar la desolación y

las lágrimas que mueven su voz cuando me habla. Muerta sería peor, pero sería definitivo; muerta no

estaría más de veinticuatro horas a mi lado para darme a entender, en silencio, que se ha muerto, para

impedirme olvidarlo. Vendría a repetírmelo en los recuerdos.22

Gertrudis lo enfrenta con la realidad: irrecuperable, envejecida y degradada. Enfatiza

el problema de la incomunicación. Con la extirpación del seno sé precipita la

separación, pero el matrimonio estaba deteriorado mucho antes, desde que ella había

dejado de ser la muchacha que fue. El vacío que se crea en el pecho de Gertrudis no

es más que una forma de plasmar en lo concreto (es un vació que se ve, que se siente)

el vacío que existía en ella como mujer por haber dejado de ser una muchacha, y el

consecuente vacío en la relación con su esposo.23

Relación de la que Brausen desea escapar y al única salida será la anulación (como lo

veremos constantemente en la novela) por muerte o simplemente la desaparición de

las figuras femeninas, ante la imposibilidad del personaje masculino de comunicarse

con ellas, de recuperar un pasado y ser “feliz”. La primera idea de ver muerta a

Gertrudis no solamente nace de la ruptura o el vació de la relación sino también es la

forma de anulación de una realidad que le permite introducirse por completo al

mundo imaginario que esta creando: el de Santa Maria, lugar en donde le es permitido

recuperar lo que ha perdido de Gertrudis que no es más que “ la pérdida de la

juventud, de lo que el tiempo amputa, de la huella, el corte”.24 La idea de escapar se

convierte en una obsesión, el no enfrentar lo alejado de ella:

32

Tal vez sea la una menos cuatro – pensé – No quiero llegar si Gertrudis está despierta o acaba de

dormirse. Puedo con la mano derecha abierta, sin sufrir; puedo convencerla de que nada cambió y a

veces, sentir que nada cambió en realidad: y también puedo mantener la rápida estafa en términos de

dignidad y engañarla solamente con el recuerdo de ella misma... Pero no puedo mirarle la boca ni saber

que ella está mirando la pared o el techo o sus manos. Con ojos vacíos que ya no buscan nada... Puedo,

por ejemplo, no escucharla, no entender lo que dice; pero no puedo soportar la desolación y las

lágrimas que mueven su voz cuando me habla.25

A través del p.m. nos podemos percatar de que Gertrudis también experimenta un

conflicto interno tratando de asumir su propia realidad no solo física sino también la

incomprensión de Brausen. Sin embargo los dos tienen que vivir en un mismo

espacio, en una habitación “demasiado pequeña” para contener la tristeza de

Gertrudis y el horror de Brausen; Pero como ya dijimos él empieza a escapar de la

realidad a través de la creación, renacer en Díaz Grey – Arce, pero Gertrudis también

busca un renacer. Con la llegada de la primavera que además es símbolo de juventud

y regeneración.

Gertrudis pareció haber extraído la superstición y la esperanza de qué volvería a ser feliz con sólo dar

un paso o dos hacia atrás. Pareció segura de que todo volvería a ser como antes si lograba acomodar

las circunstancias y forjar su sensación para retroceder en los años y vivir, remendando el recuerdo, los

días de Gertrudis con dos senos.26

En los dos personajes encontramos la añoranza por perpetuar la juventud como una

aspiración a la eternidad, a no envejecer y tener que afrontar la finitud natural de la

vida: la muerte que sería símbolo de esta desesperada lucha que entablan los

33

personajes contra el destino muriendo y renaciendo incansablemente, sus vidas

imaginarias aparecen como una negación de un final, es perpetuar la vida constante,

luchar contra el tiempo que hace de la existencia algo fugaz.

Por ello Gertrudis para recuperarse de la amputación “intenta, mental y físicamente,

una vuelta al origen” ella busca vivir “en el recuerdo e su juventud” para poder ser

feliz nuevamente. “El regreso mental al pasado es la única salida que intenta. Evita la

realidad que la rodea envolviéndose en la nada de la fantasía, evocando épocas

pretéritas.”27

Hay un regreso a la juventud perdida, un renacer para escapar de la realidad, crear un

mundo imaginario, escapar de Brausen así como él escapa de ella para poder crear

una nueva vida, terminar con la ya establecida y renacer.

Empecé a verla retroceder, tratar de refugiarse en el pasado con movimientos prudentes, caminar de

espaldas con pasos cautelosos, tantear con el pie cada fecha que iba pisando. Vi que los días ventosos

de la primavera, los primeros anocheceres tibios que siguieron a las semanas de lluvia, obtuvieron

permiso para cruzar el balcón e instalarse en el cuarto. La vi, emocionada y arrepentida, abrocharse

ante el espejo el vestido de seda gris.28

Empieza a superar su conflicto regresando a la mujer de antes: sonriente y desafiante:

“Cuando Gertrudis comienza a salir de la depresión causada por la operación del seno

se la ve – a través de Brausen – haciendo el esfuerzo de recuperar el entusiasmo y la

gracia de la juventud.”29

34

No me importa, confesaba jovialmente en las sobremesas; y en la cama trataba de convencerme de que

no le importaba, con movimientos imprudentes, desafíos a la luz, tendiéndose desnuda y ansiosa

debajo de mí, empujándose con las poderosas caderas, deslizándose desde cualquier sospecha de

penumbra hacia la luz y hacia mis ojos. Me miraba sin desconfianza, sin examen, buscando solamente

la felicidad que podía extraer de mi cara enfurecida, siguiendo los movimientos de mi boca que iba

roncando fielmente las consabidas palabras burdas que convenían al rito.30

Para Lidia Ivonne Grove:

Brausen se imaginaba lo que Gertrudis imagina: que puede volver a ser joven, atrayente,

seductora y feliz. Sin embargo no hay ninguna indicación de parte de ella misma de que

busca evadir su desgracia presente volviendo al pasado. Lo que Brausen toma como deseo de

ella de regresar a lo perdido se debe más bien a una aceptación de sí misma y a una paz

interior, una recuperación de la seguridad y confianza.31

Gertrudis crea una nueva vida dentro de su propia realidad, asumiéndose a sí misma,

sin buscar refugio en la imaginación. “Después de haberse resignado aparentemente a

la perdida de su seno, se da cuenta de que no es posible vivir como antes, que su vida

actual es una progresiva desintegración (su cuerpo, su matrimonio, su felicidad) y

también vuelve al pasado, ya que su futuro no ofrece mejores perspectivas.”32

No podemos negar que existe un retroceso al pasado pero este se da dentro del plano

de la realidad, hay una búsqueda de la felicidad que se encuentra en los orígenes y

obviamente no al lado de Brausen sino lejos de él.

35

Después de haberse ensayado en la clausura del departamento: después de haber trasladado, en rápidas

y emocionantes excursiones, su nueva alegría hasta las calles del centro de la ciudad, Gertrudis empezó

a buscar la dicha aparte de mí. Revivía los días juveniles anteriores a nuestro casamiento, recordaba y

copiaba a la muchacha de cabeza y mandíbula orgullosas, la de la preocupación y los largos pasos.

Trataba de ser la Gertrudis precedente y de situarla en una esquina montevideana, en un mes en que le

fuera posible respirar, en el aire simple de la ciudad, la promesa de los meses de vacaciones, el campo,

los almuerzos junto al arroyo, los amigos que se esperan, las cartas por recibir y contestar.33

Brausen empieza a experimentar cólera y celos, Gertrudis ahora puede ser feliz sin

necesitarlo, pero Brausen no puede ser feliz sin ella ( en el plano de la realidad ), la

necesita para no sentirse libre, para sufrir la desolación y el conflicto que son parte de

su existencia y ella es el símbolo que lo ata a la realidad. Brausen empieza a desear

matarla, ya que con su muerte cortaría de un solo tajo la realidad para dar paso a la

imaginación, muerta dejaría de atormentarlo con su felicidad. Hay una conciencia que

el amor de ella es irrecuperable por ello también sobreviene el deseo de

aniquilamiento, no quiere enfrentarse a la vida cotidiana y práctica, desea llenarse de

una soledad progresiva llena de farsa, incomunicación, mentiras, de muertes y

pequeñas resurrecciones.

Fue entre este periodo y el siguiente cuando se me ocurrió, vaga, sin ecos, viniendo y yéndose, siempre

superficial, como un capricho de primavera, la idea de matarla. Ni siquiera eso, tal vez; apenas la

distracción, el juego de imaginarla muerta, desaparecida; de empujarla con un movimiento suave de la

mano hasta su origen, su nacimiento, el vientre de su madre, el atardecer previo a la noche en que la

engendraron, la nada. 34

36

Brausen iniciará el proceso de eliminación de Gertrudis, al no poder eliminarla de

manera corporal lo hará de manera metafórica a través de la vuelta al origen, al

retorno e inicio de todo ser humano: el vientre materno, símbolo de principio. Ella

regresa al lado de su madre en Temperley, segura de encontrar el confort y la

perdurabilidad de la mujer joven, capaz de “ Concebir un futuro, una felicidad

sorprendente, porque estaría basada en su mutilación, una victoria sobre un

desconocido, una victoria alcanzada sin necesidad de estrategia sobre un vago tipo de

hombre para el cual la mutilación habría de significar, sin perversidad, la cualidad

irresistible de su cuerpo.”35

En su regreso a Temperley, Gertrudis le asegura a Brausen que estará contenta y

“todo volverá a ser como antes”36, frase que solo reafirma cómo ella está tratando de

sentirse una mujer completa y aceptándose a sí misma, alejándose “rápidamente del

clima de pesimismo y renunciamiento en que se estaba hundiendo.”37 Empieza a

sufrir el proceso de recuperación, poco a poco se da cuenta:

( ... ) de la esterilidad de su relación con el hombre y de su necesidad de rehabilitación. La cura física

paralela a la cura emocional, desembocan en la aceptación de su femineidad y de su individualidad

independiente al hombre. La visita a su madre en el campo le proporciona el impulso necesario para

afrontar su realidad y para volver a ser feliz. Fuera de la ciudad agobiante, en el ambiente sereno de la

finca, Gertrudis renace.38

Brausen la visita en Temperley dos veces por semana reafirmándose el

distanciamiento y la incomunicación, no hay explicaciones, preguntas o respuestas,

37

todo está dicho entre ellos, sin decírselo, la ruptura es obvia, el conocimiento total de

la persona también lleva a la perdida de interés y a la “capacidad de olvido”.”39 la

vida de Gertrudis al revivir el pasado juvenil al lado de su madre la libera “de las

responsabilidades del presente, y su regreso físico se une al mental; es un nuevo

principio”40, en el que ha sustituido el espacio vació (seno) por la plenitud del origen.

Las visitas de Brausen a Gertrudis siguen transcurriendo hasta que ella decide

regresar a su lado para volver a enfrentar la realidad y que es ella quien rompe el

silencio haciendo una reflexión sobre lo que pasa realmente con su relación. “[...] ya

sabemos, lo hemos repetido tantas veces, que el amor es comprensión. Y sin

embargo, sólo dura mientras no podemos comprender del todo, mientras podemos

prever con miedo la sorpresa, el desconcierto, la necesidad de empezar a comprender,

otra vez, desde el principio.”41

Gertrudis sabe que el amor termina, en sus palabras está puesto el ideal onettiano. El

conocimiento total de la persona termina con el amor y es necesario un nuevo

principio. Pero este no se dará estando juntos, Brausen ya ha enfrentado su realidad

con Gertrudis. “Comprendí que su presencia y todo lo que hiciéramos y habláramos

no serian más que repeticiones tediosas y deslucidas de momentos que tenían en mi

pasado. Inútil hacer esfuerzos, entristecerme.”42

El conocerse de memoria imposibilita el deseo de la seducción: “Conozco tu cara, la

mezcla de dureza y debilidad de tu mentón; los ojos que no confiesan nada, la boca

38

que siempre parece ansiosa y no es cierto. Sé que no vas a darme nada nunca, ni tú ni

tu cara. Entonces no puedo querer seducirte”.43

En esta separación es ella la que siente piedad y miedo de lastimar a “Juanicho”, por

fin logra enterrar el pasado, separar lo último que la ataba a él, por su parte Brausen

también se libera: “me había liberado de la lástima y la responsabilidad, que esta

nueva Gertrudis era en realidad más vulnerable que la anterior, la que había estado

hundida en una concreta desgracia, ya familiar que la protegía.”44

Nos referimos a la Queca, mujer que representa ese mundo opuesto, el de la locura y

degradación del cuerpo no por la mutilación o vejez sino por la prostitución y en

donde Brausen realizará una metamorfosis encantado a Arce, personaje que

representa el lado opuesto de Brausen y cuyas perversiones serán posibles al lado de

ella.

ENRIQUETA

1. Generadora de la ficción – imaginación

Conocemos a la Queca a través de la palabra “mundo loco”. Esta expresión marcará

la pauta de la diegesis que se nos mostrara en la novela, la vida de los personajes que

participaran en un mundo real e imaginario, en donde Brausen será el Dios creador de

dos mundos paralelos a su espacio y vida cotidiana ( Santa Maria y El departamento

de la Queca).

39

Mundo loco – dijo una vez más la mujer, como remendando, como si lo tradujese. Yo la oía a

través de la pared. Imaginé su boca en movimiento frente al hálito de hielo y fermentación de la

heladera o la cortina de varillas tostadas que debía estar rígida entre la tarde y el dormitorio,

ensombreciendo el desorden de los muebles recién llegados. Escuché, distraído, las frases

intermitentes de la mujer, sin creer en lo que decía. Cuando su voz, sus pasos, la bata de entrecasa

y los brazos gruesos que yo le suponía pasaban de la cocina al dormitorio, un hombre repetía

monosílabos, asintiendo, sin abandonarse por entero a la burla. El calor que la mujer iba

hendiendo se reagrupaba entonces, eliminando las fisuras y se apoyaba con pesadez en todas las

habitaciones, en los huecos de las escaleras, en los rincones del edificio.46

Brausen conoce a la Queca, a través de las palabras que ella expresa; se realiza el

conocimiento de un mundo paralelo, fuera de su espacio cotidiano, separado por una

pared, se empieza a desarrollar en Brausen el mundo de la ficción. Él a través de

Enriqueta va gastando los elementos que motivan la imaginación, tratando de recrear

los movimientos o actitudes de su vecina de al lado: “Debía de estar en la cocina,

agachada frente a la heladera, rebuscando, refrescándose la cara y el pecho con el aire

helado donde se enfurecían olores vegetales, aceitosos”47 La Queca es uno de los

primeros elementos que harán que Brausen inicie la creación de un primer espacio

imaginario; “El departamento de al lado”, mientras reflexiona sobre la realidad que

conflictuá y agobia (Gertrudis) va construyendo un mundo paralelo, lo real –

imaginario48 en donde habita una mujer para él es una “asquerosa bestia” que se

encuentra “del otro lado e una pared que parece de papel”49. El p.m. señala la pared

que lo separa de la Queca como un papel en donde esta escribiendo las primeras

líneas al lado de la mujer; que le permitieran dar el primer salto para evadir su

realidad, este sería un primer encuentro a través de la palabra que genera la

imaginación. La Queca se “convierte en la iniciadora que posibilita el conocimiento

de sí, que permite a Brausen elaborar sus trabas y saltar hacia la creación del mundo

40

ficticio”.50 Por medio de los sonidos y palabras conoce a un ser que forma parte de

una vida ajena a él y que ira siendo un complemento atrayente para escapar de su

realidad.

Brausen al escuchar las voces del departamento continuo decide penetrar:

[ ... ] en la vida de su vecina, la Queca, con un nombre y una personalidad diferentes a los suyos. La

Queca una prostituta que no rechaza a ningún hombre porque << tendría que estar muerta para no tener

a un hombre >>, ayuda sin darse cuenta al enriquecimiento del juego de Brausen, además de estimular

la creación por medio de la suya propia; la de “ellos”, pequeños monstruos insubstanciales que lo

acosan y que nadie puede ver sino ella.51

Brausen busca a la Queca queriendo encontrar la solución a sus problemas, piensa

que le ayudará a obtener la respuesta para cada una de sus dudas existenciales, ya que

ella es la encarnación de los problemas metafísicos que Brausen enfrenta (el

problema de la concepción – creación: guión cinematográfico) la que en la

imaginación a los “ellos”, es poseedora del “mundo loco”, este mundo deseado por

Brausen para escapar de la realidad agobiante, el elemento de inconsciencia –

irresponsabilidad de la que es poseedora y que él trata de vivir. El comportamiento de

ella siempre es natural, porque nunca busca una nueva vida por el contrario se acepta

así misma, en cambio Brausen tiene que trasmutar en Arce.

La Queca hace que Brausen – Arce adquiera un nuevo poder sobre sus acciones, se

crea una nueva existencia y una nueva posibilidad de esperanza y continuidad.

“Brausen se transfigura en Arce en el apartamento de la Queca, se siente nacer en una

nueva personalidad, presiente, una esperanza de salvación, y describe con visión

41

distinta el nuevo lugar”.52 Describe un espacio plagado de una atmósfera de seres

nacidos de la imaginación de la Queca y que son parte de un mundo “que se

multiplica en <<ellos>>”, que son símbolo de experiencias “y recuerdos”.53

“Ellos “, los diminutos, los despreocupados, veloces, inubicables monstruos que acorralan a atraían a

la Queca apenas se encontraba sola – “yo se que no hay nadie, sé que no están ni hablan; pero en

cuanto me quedo sola de noche empiezan a conversar y a moverse, tan rápido que me marean, sin

hacerme caso nunca ni hablar de mí, pero es por mí que están en el cuarto; y si los atiendo, no se van ni

se callan, pero se tranquilizan”-, “ellos” debían de haber sido abandonados allí junto con los sudores,

las fobias y las mentiras de los visitantes”.54

Pero también son los elementos de la imaginación – creación de la Queca, ya que ella

no sólo va a propiciar el proceso de imaginación en Brausen – Arce, sino que también

será creadora de un mundo plagado por criaturas ficticias. Ella es poseedora de lo que

Brausen busca: el proceso de transmutación por medio de la ficción dentro de un

espacio en donde existe la libertad que él anhela. Desea romper los lazos que lo atan

al mundo real que le imposibilita a perderse en el mundo imaginario, pero en este

proceso los “ellos” gestados por la Queca representan todo el mundo de perversión,

donde afloran todos los instintos y deseos reprimidos. Brausen quiere apropiarse “del

aire inspirador, del `clima de la vida breve”, del “agujero abierto en el “yo”,

apropiarse de la enunciación de “ese mundo del escándalo, del desorden, que

representa Queca, es el hueco abierto en el yo; un hueco que permite la duplicación y

con ella la elaboración imaginaria de las trabas que impiden acceder a lo simbólico –

el signo, la escritura, la ficción”.

Con la posesión del espacio vital de la Queca, de esta naturaleza muerta, decadente,

decrépita, al igual que los sentimientos paralelos que conllevan a la decadencia de la

42

prostituta, se lleva a cabo la metamorfosis que le permitirá a Brausen transmutar en

un personaje que lo llevará a hundirse “paulatinamente en la más sórdida

degradación, se convertirá en macro de la Queca” Brausen empieza a renacer una y

otra vez tratando de subsistir en Díaz Grey y Arce.

“Resucitaba diariamente al penetrar en el departamento de la Queca, con las manos en los bolsillos del

pantalón, la cabeza exagerando una arrogancia juvenil, casi grotesca, inflada por la sonrisa de gozo con

que avanzaba hasta el centro justo de la habitación, para girar con lentitud y comprobar la permanencia

de los muebles y los objetos, del aire en eterno tiempo presente, incapaz de alimentar la memoria, de

ofrecer puntos de apoyo al remordimiento. Yo renacía al respirar los olores cambiantes del cuarto, al

echarme en la cama para beber ginebra mientras escuchaba los comentarios y las noticias que

machacaba la voz de la Queca, y la risa, ya familiar, interrumpida como si se aplastara contra una

acogedora blancura.”

Esta nueva resurrección o nueva vida breve le permitirá a Brausen – Arce ir

eliminando el mundo de Gertrudis e irse involucrando en el de la Queca y al mismo

tiempo utilizar estos momentos a su lado para fabricar la vida de Díaz Grey:

“La apreté seguro de que nada estaba sucediendo, de que todo era nada más que una de esas historias

que yo me contaba cada noche para ayudarme a dormir; seguro de que no era yo, sino Díaz Grey, el

que apretaba el cuerpo de una mujer, los brazos, la espalda y los pechos de Elena Sala, en el

consultorio y en un mediodía, por fin.”

Sin embargo Brausen se irá internando en este mundo que lo absorbe y lo convierte

en un hombre plagado de la perversión de la Queca, a tal grado, que ella será la

creadora principal, es el ente que concibe, que imagina y crea su propio mundo de

manera natural, que es capaz de apropiarse del propio Arce, atraparlo y hacerlo

descender hasta los peldaños más oscuros de la perversión. Se convierte en la

poseedora de todo y Brausen – Arce lo reconoce: “ (...) admiré su capacidad de ser

dios para cada intrascendente , sucio momento de su vida; envidié aquel don que la

43

condenaba a crear y dirigir cada circunstancia mediante seres míticos, recuerdos

fabulosos, personajes que se convertían en polvo ante el amago de cualquier mirada”

Brausen también desea ser padre – dios creador, dando vida a otros seres imaginarios

(ellos), librarse de las diferentes: “muertes cotidianas a través de la resurrección

creativa y no vacila en obrar por ese camino. También con sus ansias de grandiosidad

divina que llega a envidiar a un ser tan inferior como la Queca porque también es

acosada por fuerzas – demonios – interiores creados por su imaginación”. Sólo que

ella es poseedora de los “ellos” que son la representación de esas vidas breves, de

otro guión cinematográfico creado por la Queca, donde los personajes son: “los

movedizos enanos parlantes” que provienen “de padres numerosos”. Brausen en esta

atmósfera de prostitución puede encontrarse con ellos.

Tumbado en la tarde calurosa, oyendo el ruido constante del agua que caía en la pileta de la cocina, fui

reconociendo al gordo inseguro y bien vestido, aquel cauteloso fumador de habanos baratos que supo

retirarse a tiempo de los negocios. Vi al buen mozo de las taloneras, de la doble suela, del traje de

moda, de la corbata que hace juego. Vi al cincuentón de los guantes y la perla, del pago mezquino, el

discurso romántico murmurado en la penumbra del postcoito. Vi al muchacho de las convicciones

políticas, casi siempre judío, acercando con impaciencia o con método un manifiesto, una plataforma

donde apoyar su necesidad de descargarse de la Queca. Vi al hombre de la sonrisa, de las sienes grises,

del único lujo de la camisa de seda, el experto en vivir y en mujeres. Vi al que fumaba junto al cuerpo

del sosegado de la Queca, haciéndome juramentos definitivos, haciéndome, tratando de creer en su

derecho a un acto de justificación antes del fin. Vi al metódico, al jovial, al resuelto, al resignado, al

incrédulo, vi al triste, vi a todos los que morirán sin haberse enterrado.61

Ahora Brausen – Arce a pasado a ser parte de uno más de estos personajes que

conforman los “ellos”, está atrapado en la:

[ ... ] grandeza abyecta de la Queca, pero necesita rebajarla, contagiarse de su abyeccón, disminuirla en

la vejación sádica, para sentirse él mismo, por breves instantes, amo y señor. El denigrarla y divertirse

44

con la idea de hacerla desaparecer, acentúa más su amarga soledad, la misma de la cual huyera al

adentrarse en el mundo de la prostituta.62

Arce se sumerge en el mundo de depravación y masoquismo. La Queca hace que

encamine su vida hacia la pasión y “brutalidad sádica” de la que emergerá una nueva

personalidad llena de arrogancia, de vicio, de prostitución, sexo y “aquel tímido e

irresoluto Brausen adquiere una desconocida seguridad y poderío; se asimila al

ambiente de corrupción y violencia que rige el mundo de la Queca.”63 Arce se

internara en este mundo donde puede sentirse poderoso, pero también irá adquiriendo

el conocimiento de la perversión que la prostituta le muestra. En el cuarto de la Queca

“Arce vive ajeno a toda responsabilidad, libre del pasado de Brausen, libre para forjar

su propia imagen.” 64 Sin embrago la figura de la Queca lo absorbe y envuelve en “un

progresivo envilecimiento y degradación... El espacio, en un principio vivificador

para él, ira siendo ocupado por los <<a ellos>>- fantasmas imaginarios de la Queca-

que enrarecen la atmósfera y la relación y lo transforman en clima adverso para la

creación.”65

Brausen se da cuenta que no esta creando realmente una nueva vida, sino que el ser

Arce significa para la Queca; su imagen y semejanza, que él no es el dios creador y

poderoso aunque golpee y grite. Es ella la que domina el espacio porque tiene el

poder sobre su propia creación: los “ellos”. Por momentos deja de ser Brausen para

convertirse en Arce, lo que significa “reconocer la degradación del mundo,

sumergirse de lleno en ella, cortar todo lazo que lo ate a la moralidad.”66 Pero esto

sólo es una forma de aprendizaje en donde la Queca es el maestro y amo, poseedora

45

de un conocimiento (imaginación) que Arce desea tener, es por eso que la prostituta

aparece ante él como:

[ ... ] el amo oculto e inalcanzable, mediador último, más inasible en la medida en que los golpes en el

cuerpo le niegan la llave maestra, la llave maestra del conocimiento y el júbilo anticipado, los rituales

sadomasoquistas terminan por invertir el orden de las cosas: obliga a la Queca a ofenderlo, reducirlo a

esclavo, para luego golpearla y, situarlo en el lugar del amo, resistir jubiloso aquel momento de la

futura dicha en que pueda darle muerte.67

Brausen – Arce se da cuenta que jamás podrá acceder a la imaginación o poseer a los

“ellos” mientras la Queca este viva. De eliminar esta vida breve que creía una forma

de salvación y que no lo es, desde el momento en que no pueda tener a la Queca, no

la puede poseer, ya que ella es de todos y de nadie. En Arce se empieza a gestar

entonces el deseo de eliminarla. En el viaje que hace con la Queca se abre

“metafóricamente... la posibilidad de un nuevo principio”. Arce desea deshacer lo

que lo une a ella: “pasión – odio que encadena a Arce al objeto de deseo perverso: la

prostituta”. El desprendimiento se empieza a gestar a través de su odio y con la

presencia de un tercero. Ernesto, quien desata aun más el odio hacia ella, después de

la escena de “celos y humillación de la Queca”. Arce llega a la conclusión de que ya

no existe nada que los una, que nunca la podrá poseer realmente mientras viva, pero

si tendrá a los “ellos” al eliminarla. La Queca es la mujer – cosa que funge como

“mediadora de la locura y la abyección y en lugar de matar al rival ( Ernesto ) genera

una nueva teología de la escritura: el marricido a nivel de la letra, plan de la segunda

parte de la novela”. Arce se instaura como el podopoderoso con su revolver y será él

quien haga su nuevo corte, “una nueva ablación de mama; esta vez, a la madre locura,

sitio de las mitomanías y la institución creadora, agente de la violencia, la

46

clandestinidad. El sado – masoquismo, lo otro.”68 este nuevo corte le dará la

posibilidad de apropiarse definitivamente del elemento más valioso que posee la

Queca; la imaginación (ellos). Con su muerte “desaparecen <<ellos>>, los oponentes

de la creación, lo que será suprimido, lo que cae como resto para que la <<ficción>>

emerja.”69 Pero realmente no desaparecen sino que Brausen se apodera de la

inspiración (ellos), ahora puede ser libre en el mundo de degradación que representa

la Queca. “De esta forma, el doble, el <<otro yo>>, con la mediación de la <<loca>>,

la prostituta, la portadora de un saber negado – el del sexo y del inconsciente -, es el

tránsito inevitable por el que debe pasar un <<soñador>> para convertirse en

<<narrador>>.”70 narrador que por fin dará vida a este nuevo mundo de ficción, en

donde la plenitud y felicidad se pueden perpetuar. Con la muerte de la Queca se da

“vida definitiva a Santa Maria, el nuevo centro, y a otro pueblo, Enduro (símbolo tal

vez, de una vida breve verdadera).”71

MIRIAM:MAMI

Conocemos a Miriam a través del encuentro que Brausen tiene con ella, es la primera

vez que la ve pero sabe que es ella: “en la penumbra blanqueaban su cara y los brazos

desnudos, todavía hermosos; el vestido era negro y escotado, el sombrero se inclinaba

con audacia sobre la frente, como arrastrado por el excesivo adorno de flores y

plumas, tal vez frutas.”72 Mami es la mujer de risa “grotescamente envejecida”73

ejemplo claro del pasado del tiempo, de la degradación de la carne y de una realidad

ineludible: vejez.

47

Miré en el ascensor la cara redonda y empolvada de la mujer, los rasgos que habían atravesado la vida,

de la infancia a la vejez, sin cambios decisivos, los huesos que conservan la belleza debajo de la carne

devastada. Miré la boca pequeña y redonda, los grandes ojos azules, miopes, la corta nariz de

muñeca.74

A la luz de los escaparates pude examinar el pelo amarillo y teñido de Miriam, las arrugas del ojo

derecho, las delgadas venas, debajo de la capa de polvo o esmalte, en la mejilla que comenzaba a caer.

Cincuenta años, pensé; judía, sentimental, buena y egoísta, con muchos valores salvados del naufragio,

hambrienta de hombres todavía, o del interés de los hombres.75

Miriam es la mujer que se niega a envejecer, añora la juventud y trata de aferrarse a

ella en su relación con Stein; un hombre quince años más joven que ella, sin embargo

entre ellos rige la ley de la juventud y la vejez:”Si la vejez es la degradación de la

vida, una pérdida del idealismo y de la fe entonces el viejo es moralmente inferior al

joven y, por lo tanto, puede ser juzgado por él.”76

En este caso Stein es el personaje joven que juzga y siente lástima de las acciones de

Miriam, principalmente su deseo de conservar la juventud perdida a través del deseo

que puede despertar su cuerpo. Comparece a la mujer que trata de llamar la atención

de los hombres moviéndose como “un animal hembra para atraer un macho.”77

Miriam:

( ... ) En la playa... arrancaba hojas de los árboles, llamaba a un perro, sonreía a los niños, examinaba el

cielo, se desperezaba, corría unos pasos y se detenía como si alguien la llamara; se agachaba para

levantar del suelo cosas que no había. Todo esto entre el camino de la playa al hotel y con los albañiles

en el andamio. Se me ocurrió, y todavía lo sigo creyendo que era la última tentativa, la desesperación

en la caza y la pesca, salga lo que salga, siempre que salga algo ¡Pobre Mami! ¡Comprendí todo esto y

me puse a decir pobre Mami mirándola desde la ventana del hotel.78

48

Esta crueldad de la vejez es percibida por Stein quien daría lo que fuera porque Mami

despertara el deseo de los hombres. Pero Miriam – Mami es el personaje que reúne la

dualidad de la mujer en la novela, por un lado es Miriam la “shamana de la secular

religión del deseo, es conocedora de las artes del oficio del encantamiento del

hombre.”79 Por otro es la mujer maternal “<<Mami>> es el apelativo cariñoso que los

niños dan a sus madres y, con frecuencia, el que utilizan las regentas de los

prostíbulos.”80 Mami es esta esencia de la maternidad, es la mujer que como madre

puede consolar, ser generosa y comprender como lo expresa Stein, puede mantenerlo,

brindarle un pedazo de cama, un hogar y dinero para la billetera. Él puede vivir a su

lado teniendo un amante pero también a la madre protectora. “La francesa es eficaz

sacerdotisa cuyo poderío radica en la habilidad de transformar la coerción patriarcal

en su polo opuesto y complementario: seducción maternal.”81 Así es como podemos

observar el poder que ejerce Mami sobre Stein el cual se convierte “en relación a ella,

en un mismo mísero Stein.”82

En el capitulo de la tertulia podemos observar a esta Mami – Miriam, por un lado es

la madre que aparta “la canastilla con lanas y agujas”83 para incorporarse e iniciar la

transformación de la mujer seductora “( ... ) enderezaba el cuerpo, se acariciaba el

peinado y el camafeo sobre el pecho.”84 Es la mujer que trata de seguir siendo

seductora y atrayente, intenta conservar sobre el poder de la seducción, sin embargo

es juzgada por los personajes masculinos de manera incisiva debido a su vejez como

lo expresa Brausen “una vieja es tan poco interesante85 y para enfatizar esto aparece

el juicio y la justificación de lo que ella en propia voz de Stein:”Es la comparación de

los actuales días de paz con las hazañas de los tiempos heroicos. Un carácter agotado

49

por la estadística.”86 Con esto vuelve a decir que Mami es la mujer degradada por el

paso del tiempo, que trata de recuperar el pasado, se niega a envejecer, desea seguir

teniendo esa juventud que le dio el arte de ser deseada, sin embargo aparece esta

mujer que teje, símbolo de la maternidad pero también la representación del deseo

sexual (nota del diccionario de símbolos) es esta mujer que como madre cuida y da

pequeñas reprimendas a Stein, su amante – hijo, complaciéndose de las galanterías de

él mientras teje complacida lo escucha y sonríe: “Mami había alzado la cabeza y

prodigaba a la ventura miradas y sonrisas, intuyendo, dando las gracias por las

galanterías de Stein “87 En este capitulo vemos a Miriam como la madre que sentada

desde el sillón observa lo que hacen sus hijos.

En el capitulo “La vie est breve” Mami accede a dejar las agujas para entonar una

canción:

Mami se irguió sobre las carcajadas y transportó hasta el ángulo del piano una sonrisa, igualmente

triste, pero de mayor brillo, en la cual la tolerancia había apartada de los demás y se dirigía ahora a ella

misma. Esperó con la cabeza sobre el fondo de rosas y varas de nardo.”88

De manera paciente observa y escucha las propuestas de la canción que desean

escuchar solo “tenía los ojos entornados, la vieja cara se agitó en el trance; desde su

corazón sumergido en el pasado le estaban llegando las palabras que debía cantar.”89

Mami sabe lo que desea cantar y porque. Observa a los que la rodean comportarse

como niños, se acentúa esta imagen maternal “Mami volvió a tener la sonrisa

condescendiente, propia de la persona madura y preocupada a la que la bondad lleva a

jugar con un grupo de niños.”90 Cuando entona la canción se transforma, va

50

cambiando la atmósfera de decrepitud y vejez, se remonta al pasado, a la juventud

perdida, a esos tiempos que añora y que le permiten rejuvenecer una y otra vez, deja

de ser Mami (símbolo maternal) para convertirse en Miriam (la prostituta). Empezó:

( ... ) a cantar en una reducida atmósfera nostálgica, es un muerto mundo personal. Y allí, metida la

fofa cara de bebé, tan solitaria y lejos de todos y, sin embargo, para nosotros, para los seis

representantes del presente, los tres hombres y las mujeres que la escuchaban, para las empavesadas

prostitutas que torcían expresiones dramáticas y pensativas bajo las frases de la vieja chanson. Mami

revivió a la muchacha que había emigrado de un Paris victorioso, treinta años atrás, para conocer la

lengua y el alma de un pueblo nuevo a través de los clientes melancólicos de Rosario, San Fernando,

mataderos y los cabarets; que había tropezado con su hombre, Stein, y lo había llevado de regreso a

Europa – en una corta, agridulce excursión al pasado, tan parecida a esta que realizaba ahora de pie

junto al piano, con su fija sonrisa, triste, dichosa y desafiante – alimentándolo y vistiéndolo mediante

la repetición de chansons y de posturas ancestrales.91

Brausen nos va describiendo la vida de Mami, el regreso a sus orígenes, a ese pasado

victorioso. Durante los cinco minutos de la canción, ella se transforma, tiene la

oportunidad de rejuvenecer, de despojarse “ de grasas, años y estragos” cantar “con la

agresiva seguridad que presta la piel joven, con el amor por la entrega y el riesgo que

nace de un cuerpo que sólo ha sido gozado por quien él eligió.”92

Mami sigue entonando su canción con “las mejillas húmedas y rojas”93 mientras Stein

toma la actitud de un niño que quiere jugar un juego sin sentido y que nadie quiere

compartir con él pues están envueltos en la atmósfera que ha creado ella. Stein con

esta imagen infantil se queja con Mami: ”No quieren jugar conmigo”94 con esta frase

se enfatiza la figura materna. Stein se ha ido transformando en un niño, regresa al

igual que Mami al origen, a la atmósfera y el llanto con que ha envuelto el ambiente,

al evocar una juventud que sólo queda en su mundo imaginario – el recuerdo. Mami

51

se ha remontado al pasado, en donde es permitido recuperar la juventud, se permitió

volver a tener una vida breve. Sin embargo al parecer la mujer cuando vive este

proceso de retroceso al pasado en la evocación, al querer regresar a los orígenes se

animaliza:”soy bestia, Julio”96 regresar al pasado es la bestialidad, es anular la razón

y dejar que emerjan los deseos e insatisfacciones reprimidas y Mami lo admite, ve el

llorar ante los demás como un grado de bestialidad y se disculpa no con las mujeres

que también forman parte de la tertulia sino con los hombres “se inclinó sonriente

ante el hombrecito – Usted sabrá perdonar.”97 es al hombre al que le pide la disculpa

porque el llorar puede ser parte de fealdad ante el personaje masculino o simplemente

la mujer es ignorada como lo hace Stein con Mami, mientras ella llora él sigue

preocupado por su juego de niño. Mientras ella se prepara para entonar la siguiente

canción ahora acompañada al piano por el hombrecito judío.

“Una mujer. La última sobre la tierra”98 como la llama Stein, es la que entona esta

canción que refleja la vida breve, el amor y después sólo buenos días *investigar

significado simbólico de Miriam, porque es la última sobre la tierra y porqué una

mujer como ella entona esta canción.

Y es con la canción que simboliza que la vida sólo son pequeñas vidas como las que

vive Brausen – Arce – Díaz Grey.

52

RAQUEL

Conocemos a Raquel a través de la evocación que hace Brausen de las diferentes

vidas que lo rodean, en los distintos mundos reales e imaginarios:

Aquí estoy yo, en esta cama en que puedo descubrir antiguas presencias mezcladas, contradictorias,

oyendo el ruido del agua que cae sobre una mujer desdeñable que es mi amante, que me llevará un día

de éstos a Montevideo para devolverme, mediante el dinero de un viejo amigo respetuoso, a los años

de juventud, a los amigos que la están custodiando, a las esquinas donde estuve contigo; a Raquel... 99

Brausen recuerda a Raquel como esa presencia contradictoria y mezclada, no es

fortuito que al recordar a Gertrudis, también evoque la presencia de esta joven

hermana de su mujer, tratando de revivirla como esa muchacha limpia e inocente, él

esta buscando retomar el pasado y recuperar lo perdido. En el capitulo “La vie est

breve” Brausen se descubre a sí mismo con el deseo maduro, con su...

Antiguo deseo – tantas veces insinuado y rechazado – de encontrar a Gertrudis en Raquel, de volver a

estar nuevamente con mi mujer, con lo más importante suyo, por medio de la flaca hermana menor, tan

distinta pero en la edad que tenía Gertrudis entonces, más tonta y llena de sangre nórdica del padre,

pero, recién ahora, en este año, verdaderamente hermana de la otra.100

Brausen en esta necesidad de “rejuvenecer” a Gertrudis, a esa mujer degradada por el

paso del tiempo, deseará regresar al pasado, reinventar otra vida breve, buscar en

Raquel a la Gertrudis joven, delgada y amante, buscará desesperadamente la

presencia de la mujer que es, la que le puede proporcionar una posible salvación a

través de rescatar lo más importante de Gertrudis. El conflicto aparece cuando el

53

personaje masculino idealiza a la joven y se tiene que enfrentar a la realidad de una

mujer degradada por el paso del tiempo y por los elementos que con llevan a la

madurez, cuando tiene que reconocer a un cuerpo diferente evocado en su

imaginación; esto sucede con Raquel. Él la recuerda en su mundo imaginario pero

cuando es enfrentando a esta mujer degradada por el paso del tiempo le es difícil

aceptar su realidad: “Cuando salí del ascensor vi el cuerpo de la mujer, de espaldas, la

mano alzada hasta el timbre de mi departamento; no la reconocí hasta que se volvió y

comprendí, simultáneamente, que había algo en ella que me apartaba de la emoción y

el asombro.”101 No reconoce a Raquel ni siente emoción porque se niega a una

realidad, recordaremos empezó a dejar de ser Brausen (realidad) para dar paso a esta

nueva vida breve encarnada en el mundo de la Queca y en el de Santa Maria como

Díaz Grey. Él mismo se describe como un ser nuevo: “Tal vez este nuevo hombre que

era yo la desconociera, tal vez aquella cara huesuda y pálida no fuera la misma que yo

había visto y evocado, la que convenía a Raquel, la que debía estar colocada bajo el

pequeño sombrero que le cortaba en media luna la frente.”102

Ella es percibida como una mujer diferente a través de los símbolos míticos

representados por el sombrero y la luna:

Se ha pretendido que llevar el sombrero podía significar el fin del papel de los caballeros como

instrumento receptor de influencia celeste, y por ende que se había alcanzado la meta última de la

búsqueda iniciática ... El sombrero, en cuanto a rocado, simboliza también la cabeza y el pensamiento.

Es asimismo un símbolo de identificación.103

Raquel concluye el rito de iniciación que caracteriza al periodo de juventud en donde

se dice que predomina la sinrazón a través de exteriorizar los sentimientos de manera

54

irracional e impulsiva. Después del periodo iniciático se pasa al estado de madurez o

conocimiento en donde el pensamiento regido por la razón – cabeza regulará el

comportamiento del individuo. Pero para enfatizar esta razón el símbolo de la luna

como muerte:

Durante tres noches, cada mes lunar está como muerta, desaparece... Posteriormente reaparece y

aumenta el brillo. De la misma forma se cree que los muertos adquieren una nueva modalidad de

existencia. La luna para el hombre es símbolo de este pasaje de la vida a la muerte y de la muerte a la

vida...

( ... ) la luna es sólo símbolo del conocimiento por reflejo, es decir, del conocimiento teórico,

conceptual, racional...

el Corán mismo emplea un simbolismo lunar. Las fases de la luna y la medialuna evocan la muerte y

resurrección.104

En la novela aparecen diferentes muertes y resurrecciones, en este caso la joven

Raquel muere para resucitar en la mujer madura, la que ha adquirido el conocimiento

para enfrentar la madurez e integrarse a los procesos de la degradación que tanto

repulsa el personaje masculino: el conocimiento total, la racionalidad y el embarazo.

Raquel aparece frente a Brausen casi como una mujer extraña, diferente a la conocida

por él, con un elemento dramático e indefinible en sus acciones y principalmente

reflejado en su cara. Se siente amenazado y piensa: “algo disgustante me iba a dejar

cuándo se fuera, como una mancha en la piel, una forma del remordimiento.”105 Y

nace la necesidad de liberarse, aunque sea evocando el pasado, aquel instante en

donde se separó de ella:” Sabia que estabas vomitando en la letrina del café, que me

ibas a necesitar al salir. Pero no tuve lástima; tal vez fuera cobardía en todo caso, el

55

deseo de liberarme, de no comprometerme. Nada más que eso.”106 Nuevamente

percibimos al Brausen que busca la libertad, no comprometerse, escapar de todo lo

que ata en el pasado, en el presente nuevo que construye y en el que todas las mujeres

que lo detienen en la realidad deben morir al igual que Gertrudis, la Queca y Raquel,

esta última se enfrentará a la muerte metafórica que le dará Brausen cuando se dice a

si mismo que aquella joven pura, virginal e inocente se ha convertido en una mujer

cuyos movimientos, gestos y ademanes estaban plagados de un razonamiento total,

que la sinrazón de la inocencia romántica había muerto en ella: “Compuse una

oración para rogar que se quitara el sombrero y la fui repitiendo mentalmente;

necesita verle la frente desnuda y el pelo suelto. Hubiera pagado todo el dinero de mi

bolsillo para volver a quererla.”107 Brausen desea volver a amar a la joven pero

Raquel ya a sido “degradada y corrompida” por la ley de la degradación del cuerpo,

por esa razón que cubre su frente y ata su pelo, por ese extraño elemento que llena la

habitación y que la aleja del mundo imaginario y la acerca a la realidad agobiante de

la que desea huir. “La cosa inmunda que ella se había traído estaba ocupando la

habitación, era más corpulenta y más real que nosotros mismos.”108 Algo le molestaba

a Brausen, desea entender que le desagrada tanto a Raquel, por qué la siente tan

diferente, qué es ese amor que emana de ella y que le incomoda:

De pronto tuve que esconder la cara porque comprendí que era lo que le estaba modificando, pude

descubrir el significado de los pies lentos, del cuerpo que se balanceaba en la marcha, de las

precauciones que había usado para sentarse; vi el vientre que avanzaba en punta sobre los flacos

muslos separados, la sensación repugnante y enemiga había estado brotando de la panza que le habían

hecho, del feto que crecía anulándola, que tendía victoriosamente a convertirla en una indistinta mujer

preñada, que la condenaba a disolverse en un destino ajeno. Tenía el cuerpo derecho contra el respaldo,

la sonrisa de amor se alzaba invariable, dirigida al universo. “Debe de estar pensando, palabra por

palabra; mi rostro me ilumina ahora con una luz interior”. Desde el sombrerito adherido a la cabeza

56

hasta los zapatos que amagaban unir las puntas, el fracaso y la extravagante fluyendo de ella como un

mal olor.109

Brausen descubre el motivo por el cual siente esta repulsión hacia Raquel, y que no

sólo es la racionalidad sino también el embarazo como el elemento de repugnancia y

horror ya que el “ser madre es una forma de la muchacha de convertirse en mujer,

pecado mortal ante los ojos de los protagonistas onettianos.”110 enfatizada por la

razón representada por el sombrerito. Ella pierde la gracia, la locura juvenil

mostrándose más madura, completamente integrada al mundo de los adultos,

contaminada con la deformación humana puesta en el vientre por alguien anulándola

completamente como la joven virginal, pero el rechazo al embarazo también nace por

que:

El estado de preñez es repugnante como la ha sido en la economía semiótica todo lo que quede

asociado al sitio dentro del sistema social, la estructura del deseo y el orden simbólico del patriarcado.

La maternidad es un término asociado a la reproducción (echolalia), formas seductoras del poder,

matriz de cristalizaciones y mentiras románticas. Aquí, el rechazo a la maternidad proviene de su

anulación de la mujer como sujeto, impartiendo el proyecto vital en función del “otro”: hijos, maridos,

padres. La maternidad es homóloga a la condición de estar en “estado de espera”, y la espera es, en la

metonimia narrativa, la condición que obliga al sujeto a precipitarse a los mitos de júbilos y paraísos

futuros. La maternidad apunta a la “abnegación” del sujeto, o sea, a la abnegación del derecho del

sujeto – mujer a afirmarse como yo independiente y relativamente autónomo.111

Es precisamente la autonomía otro de los elementos que rechaza Brausen ya que

como Dios creador, no concibe que los demás se rijan por sí solos, él es el que debe

crear o anularlos.

Pero no sólo por el cuerpo deforme de Raquel es rechazada, sino también es la idea

de la mujer que sin necesidad de inventar un mundo imaginario puede crear – gestar

57

un nuevo ser, elemento que Brausen ha venido tratando de realizar intentando

concebir diferentes vidas en el plano de la imaginación, su disgusto, es pues, por la

perdida de la pureza juvenil pero también porque el solo debe ser quien geste las

vidas, no puede permitir que la mujer sea creadora y que compita en la creación.

Brausen busca siempre perpetuar a la mujer joven y pura porque esta no busca

entablar una competencia con el hombre, al contrario vive dentro de un mundo de

juego e irresponsabilidad, alejada del mundo de los adultos, como una niña inocente

que juega a vivir. El p.m. trata constantemente de acentuar la diferencia entre

juventud – pasado, degradación – presente. Para acentuar la deferencia de la Raquel

joven en le pasado, de esa muchacha virginal, Brausen evoca lo dicho a Gertrudis

tiempo atrás sobre Raquel: “eras maravillosa, que eras absurdo, que estabas como

nadie unida al entusiasmo y al misterio de vivir.”112

Ahora Raquel representa la madurez, la cordura, la completa negación al absurdo. Es

la mujer madura, su vida cobra otro sentido: la responsabilidad, el misterio de vivir

termina, ahora la vida se llena con la cordura y razón, ha dejado de vivir de lo

irracional, la locura entusiasta terminó, es por eso que Brausen piensa y desea:

“Puede ser que se haya vuelto loca, puede ser – bendito sea Dios entonces – que se

haya burlado de mí desde el principio, que se burle ahora.”113 Ante esta realidad que

agobia al personaje masculino, se busca escapar de ella con el elemento de locura, en

donde la mujer puede ser anulada por medio de la muerte metafórica, real o a través

de la locura que representa la inconciencia total de la vida y por ende de la pureza y

sinrazón. Sin embargo Brausen tiene que enfrentar la realidad ya que Raquel ha

58

dejado el sueño de la inocencia, ha sido contaminada con la ley de la vida, con el

ciclo que la mujer tiene que cumplir al gestar pequeñas vidas breves”: ¿Vas a tener un

hijo?- ( ... ) bastó el saboreado júbilo con el que fue empujado el “si” entre los dientes

para enfurecerme-.”114 La bondad que da el gestar un hijo molesta a Brausen (quien

ha intentado gestar vida en su guión cinematográfico) ahora él ya no puede tener

comunicación con la Raquel joven, ha sido desplazado por una nueva vida que es

parte de una racionalidad que no secunda la locura que él vive al desear eliminar todo

aquello que le genera conflicto al enfrentarlo con la realidad: “ Si le digo que voy a

matar a la Queca sin ningún motivo que me sienta capaz de explicar, me aconsejará

dulcemente: “No lo hagas; y entonará los párpados. Se pondrá en comunicación con

la fuente de bondad y tolerancia que le hincha el útero.”115

Sabe que Raquel es otra mujer, ha evolucionado al sufrir un cambio físico y mental,

aquella joven inocente vive dentro de una realidad que agobia al p.m., que detesta y

de la cual desea escapar a toda costa. Como recurso para salir de ésta sabemos que

busca la negación del plano real y que va anulando a los personajes que lo agobian:

“Sucede que no te conozco, que no sé quien eres ni qué estas haciendo aquí. No

entiendo una palabra de lo que estás diciendo.” 116 El desconocimiento de Raquel

lleva a la anulación una vez más de la realidad, sabemos que ha ido eliminando a las

mujeres que lo conflictuan, a aquellas que han sido corrompidas y degradadas por las

leyes de la vida, la madurez, la vejez y la mutilación. En Raquel tal parece que la

juventud va unida de la locura como ella constantemente lo reitera, estableciendo un

periodo de transición entre el pasado y el presente; “Yo estaba ciega o loca, como

quieras. Yo era una criatura a los quince años, no lo digo por ti, una se enamora de

59

cualquiera, del más próximo o imposible.”117 Con estas palabras Raquel “justifica” el

porqué de esa “breve” relación con Brausen, para ella ha terminado la época de la

locura, dejó de ser una criatura degradada no sólo por la madurez en la conciencia de

sus actos sino por la degradación física más “repugnante”: el embarazo, ha terminado

la confusión, el “periodo de prueba.”118 Ahora cabe la cordura. El impulso de los

sentimientos se anula, la locura de la juventud se justifica porque “todos cometemos

errores”119 Raquel trata de centrar a Brausen en el mundo de lo real, es como una

piedra que lo ata al pasado agobiante. Empieza a ser una madre que enseña, que

reflexiona y transmite un conocimiento. “Raquel reafirma su cordura rellenándose el

cuerpo con mentiras románticas de abnegación y ensueños maternales”,120 ahora él es

el hijo que escucha:

Estaba ciega, ahora se abrieron mis ojos. Nos son los hechos que importan, sino lo que sentimos. Cada

sentimiento inferior, injusto, cada egoísmo nos mantiene imperfectos. Y no solamente a nosotros,

también a los que están en contacto con nosotros. Y el mal que transmitimos, ellos van transmitiendo a

otros. ¿Entiendes?121

En palabras de Raquel, nos percatamos que es Brausen el que vive este conflicto de

sentimientos de inferioridad. Ella ya no necesita escapar de la realidad para poder

crear una nueva vida. Él es el imperfecto que al relacionarse con los personajes dentro

de la realidad los envuelve en su mundo de imperfección, haciéndolos a ellos también

entes inferiores, egoístas e injustos, pero como padre creador en el mundo imaginario,

transmite a sus creaciones está imperfección en el constante encuentro de pequeñas

vidas breves que se contaminan unas a otras.

60

MACBETH

Lady Macbeth aparece como la amante joven de Stein, es la mujer de los guantes

verdes como la clorofila y que en el bar se embriaga con Brausen y Stein, ella

representa la suma de las mujeres que forman parte de un plano narrativo que

Brausen ha decidido eliminar y que las conjura por última vez. Ésta figura femenina

es la antítesis de lo que será la mujer ideal

{ ... { miré la cara de la mujer y la dividí en dos partes, reconocí a Gertrudis ya Raquel en la zona que

iba desde la base de la nariz hasta el nacimiento del pelo; vi la boca de la muchacha de Díaz Grey,

blanda, mulata, diseñada para adaptarse a cada una de las limitadas osadías del amor, con las

comisuras incapaces de contener la tristeza, sobresaliendo del mentón redondo firme, que solo revelaba

la inconsciente voluntad de vivir.122

Es el reflejo de Mami joven pero también de la Queca por ser la prostituta que llena

las copas y siente placer en embriagarse “no me aburro, estoy tomando.”123

Representa un símbolo de deseo y placer, la imagen vacía que se viene a llenar con la

unión de todas. Su imagen es sensual y seductora pero no nada más desde el aspecto

físico sino también simbólicos. Sus manos de clorofila son la esencia de vida que se

nutre de la vida de otras.

61

ELENA SALA

La imagen de Elena Sala es el reflejo de un deseo por recuperar el pasado perdido de

Gertrudis, nace de un retrato que sirve como evocación de una mujer sensual y

seductora, creada como un elemento que recupera la integridad de la mujer esposa y

amante de Brausen. El personaje masculino sufre la ruptura de su relación amorosa

por lo que decide crear un mundo paralelo que le permita ir unificando los elementos

que le han sido amputados (la belleza física, juventud, amor), genera por medio dela

ficción a una mujer que lo seducirá al igual que lo hizo la Gertrudis joven en el

pasado.

La vi avanzar en el consultorio, seria, haciendo oscilar apenas un medallón con una

fotografía, entre los dos pechos, demasiado pequeños para su corpulencia y la vieja

seguridad que refleja su cara. La mujer se detuvo de pronto, alargo una sonrisa en los

labios; despreocupada y paciente, alzó los hombros. Por un instante, la cara sosegada

en los labios; despreocupada y paciente, alzó los hombros. Por un instante, la cara

sosegada se dirigió con curiosidad hacia la del médico. Después la mujer volvió los

talones y retrocedió sin apuro hasta desaparecer en el rincón del espejo, donde saldría

casi enseguida, vestida y desafiante.124

Elena Sala representa al inicio a la mujer que se va formando de los recuerdos de

Brausen, del deseo por restablecer una vida por medio de la vuelta al pasado y

perpetuar las vidas como una fotografía. En una primera instancia esta figura

62

femenina representa la salvación para su creador, pero ella se irá independizando

“para vivir y actuar con total autonomía.”125 empezará a dirigir sus propias acciones y

el personaje masculino tendrá que seguirla en una búsqueda inalcanzable del amor,

Elena como imagen de Gertrudis no puede ofrecerle una entrega total amorosa a Díaz

Grey, al igual que la esposa elimina a Brausen, el médico también será eliminado por

Elena Sala ante la presencia de Oscar Owen, el joven amante que representa también

la juventud a la que no puede acceder el viejo Díaz Grey. Juntos emprenderán un

viaje de búsqueda y sustitución, rechazo y degradación. Elena se degrada ante la

adicción, Díaz Grey se minimiza ante la presencia de su rival joven. Brausen padre

creador degrada a Elena Sala con la presencia de Elena la prostituta amiga de Mami.

Díaz Grey al darse cuenta de la imposibilidad de la felicidad de Elena Sala la elimina,

para que con su muerte prevalezca únicamente la mujer ideal y joven.

63

LA VIOLINISTA

Esta figura de las figuras femeninas del plano de lo real, la mujer que debe ser

anulada es Elena Sala ya que también ha sido degradada por los elementos de la vida

cotidiana que imposibilitan la felicidad. Con su muerte la violinista se consagra como

la amante pura “en un presente intemporal, pura e inmaculada, sin pasado que

abolir,128 con la seguridad de que se conservará integra, que no será alcanzada por la

degradación de la carne ni los cánones sociales que tanto molestan al personaje

masculino. Para perpetuar a la joven ideal es necesario trasladarla a un espacio

edénico, en donde la degradación y el egoísmo del hombre no existen, en donde la

felicidad se puede repetir una y otra vez: Santa Maria, lugar en el que la violinista se

convertirá en un reflejo de la purificación de las demás mujeres, Raquel, Elena Sala,

Gertrudis “Díaz Grey le miraba las caderas, tan anchas que podían dejar salir hijos

con sólo golpearlas; aprovechaba las pausas para contemplar el perfil asexuado, la

nariz recta, los ojos enceguecidos bajo el casco de pelo rubio y rizado; la

sensualidad, escasa y trágica, le rezumaba por el ángulo de la boca.”129 En ella el

pasado triunfa ante la realidad presente, la razón se anula quedando un mundo capaz

de sobrevivir con la sin razón representada en la renuncia de todo lo estipulado. Lo

natural y espontáneo son parte de la personalidad de la joven que también pasará a ser

la encarnación misma de Santa María. Espacio y mujer se unifican ante la

eliminación de los prejuicios morales o sociales, en ellas ( Santa María – Violinista)

sólo el amor puro y la entrega total es posible. “Esta niña lo abandona todo por mí,

por nuestra misión; abandona su hogar, interrumpe una carrera artística para la que

64

está evidentemente, señalada. Le bastó, para resolverse, saber que sufro y la necesito;

su inocencia le permite comprender la santidad de nuestra venganza y nuestro

homenaje.”130

En la violinista la felicidad es se realiza, en ella no hay pasado sino el inicio de una

vida, el presente sólo es una transición al virginal mundo joven de Santa Maria, único

lugar en donde las pequeñas vidas breves se perpetúan en un juego lúdico

carnavalesco.

Brausen – Arce ha experimentado la creación de una diversidad de máscaras a lo

largo de su camino hasta anular completamente el mundo de lo real para desembocar

en este mundo imaginario (Santa María), en donde Díaz Grey puede regenerarse a

través de los actos libres e irracionales, en este carnaval de vidas que se liberan a

través de la metamorfosis, que les permite hacer lo que no pueden llegar a realizar en

el mundo real. Pero lo más importante, en este carnaval de ficción, es la posibilidad

de resumir en una a todas las figuras femeninas ya eliminadas, en la joven pura

virginal e ideal. “ puedo alejarme tranquilo; cruzar la plazoleta y usted camina a mi

lado, alcanzamos la esquina y remontamos la desierta calle arbolada, sin huir de

nadie, sin buscar ningún encuentro, arrastrando un poco los pies, más por felicidad

que por cansancio.”131

65

CAPITULO III

a) SUSTITUCIÓN

b) SIMBOLO MATERNAL

c) DEGRADACIÓN DEL CUERPO

d) ANIMALIDAD – SEDUCCIÓN

e) LOCURA

66

SUSTITUCIÓN

Una primera sustitución se realiza por medio de la amputación del seno de Gertrudis

que deja un hueco, un espacio vacío que el personaje masculino tratará de llenar, en

un primer plano es la Queca quien vendrá a realizar la sustitución del pecho

izquierdo. Ella es la mujer del departamento continuo, por lo tanto, metafóricamente

el seno se llena con la Queca, con los objetos que trajo consigo, pero también con los

“ellos”, personajes alucinados y gestados por la mujer. “el aire vacío dejado por el

pecho se “llena”, en el departamento vecino, preñado de formas y voces, pero el

“buen aire” de ese espacio, el aire de “la vida breve”, es, a su vez, el sintagma

amputado”. 1Pero la sustitución se seguirá dando con relación a este pecho, sabemos

que lo exterior fue amputado pero lo interno no, y es lo que corresponde a ese lado

izquierdo; el corazón que no tiene posibilidad de corte, pero si de destrozarse por el

sufrimiento de la amputación con “la tristeza suspirante de Gertrudis, sus miradas que

se iban coagulando encima del pañuelo que no quería apartar de los labios”, con “las

sacudidas sin esperanza”.2

La Queca llena un espacio vació (seno) pero también sufre una ruptura a través del

rompimiento con Ricardo, a ella también se le destroza el corazón en pedacitos, por

lo tanto, las dos sufren un corte – ruptura. Sin embargo el p.m. trata de rescatar la

integridad de las mujeres a través de la sustitución creando un tercer personaje que

aparecerá como integro. Elena Sala es quien entra en el consultorio de Díaz Grey la

que aparecerá como integro. Elena Sala es quien entra en el consultorio de Díaz Grey

67

la que posee los dos senos:”Tenía el torso desnudo y los grandes pechos continuaban

alzados, casi rígidos, con puntas demasiado abultadas”.3 Pero en esta sustitución

Elena Sala llena el vació y reintegra a la Gertrudis joven, sin embargo también sufre

una enfermedad del corazón atribuida a su ruptura emocional con Oscar Owen. “Es el

corazón; nervios, probablemente. A veces creo que se acabó, pienso que deja de

marchar.”4 Al igual que Gertrudis y la Queca, el factor emocional representa una

ruptura en el pecho. Los tres personajes se unifican por el factor emocional en su

relación de pareja: Gertrudis sufre la ruptura de su relación con Brausen, La Queca

con Ricardo y Elena Sala con Oscar Owen.

Otra sustitución del seno señalada por Josefina Ludmer, se realiza:”Entre los sentidos

del cuerpo y los sentidos de la lengua, entre lo literal y lo literario, entre la letra y el

proceso: entre el pecho, la mama y el seno. Ablación de mama: la palabra mama es,

sobre todo, una palabra perdida que, al caer se liga con la copa,”5 refiriéndose al seno

aplastado en la mesa de operaciones ofrecido como una copa y al corte realizado en

forma de una copa de goma. “Si de esa mama ya no puede mamar, la comparación

provee el sustituto: el departamento vecino será el lugar de las copas y las bebidas; la

mujer llena siempre las copas; se toma incesantemente, hasta la ebriedad”.6 Con la

copa que constantemente llena la Queca, se sustituye la copa – seno vacío de

Gertrudis. “Me dio una copa y bebió la suya de un trago”.7 Pero otro personaje

femenino que también sustituirá la mama es Miriam – Mami. “La palabra <<mama>>

debe encontrar espacio y figura que represente a través de la palabra, la palabra ma –

ma/ ma – mi, pero también como la Mami prostituta, será proyección de la Queca –

68

copa, por lo tanto, la sustitución por medio de imágenes se combina y un elemento

conlleva a otro: mama – Mami, mama – copa – Queca.

Otra sustitución del seno se realiza con Raquel, la hermana menor de Gertrudis: “la

barriga que le crece equivale al seno que le cortaron a la hermana”.9 El embarazo

llena el espacio vacío que dejo el seno amputado.

69

SÍMBOLO MATERNAL – PASADO

Los personajes femeninos de La vida breve unifican a través de la descripción que el

personaje masculino hace con respecto a ellas. La figura es una más de las

características de las mujeres dentro de la novela, existe una representación de la

maternidad de las mujeres dentro de la novela, existe una representación de la

maternidad ya sea por el embarazo, por descripción física y por su relación con el

personaje masculino, sin embargo ante esta perspectiva el hombre siente una aversión

hacia la maternidad, pero también existe la aceptación hacia el símbolo materno ya

que este representa metafóricamente un regreso al pasado, es la posibilidad de

renacer, es la vuelta al origen. Hugo Verani10 señala que los personajes masculino

femeninos11 hacen una regresión psicológica al símbolo maternal como forma de

regresión al pasado, que será constantemente anhelado por representar la posibilidad

de recuperar lo perdido. Tal es el caso de Gertrudis y Miriam. “Tanto Gertrudis,

arquetipo de la mujer maternal onettiana, como Miriam, son síntesis de todas las

funciones femeninas”12 que constantemente buscan una vuelta al origen como forma

de recuperar la juventud perdida.

Gertrudis será para Brausen la mujer “corpulenta, maternal, con las anchas caderas

que dan ganas de hundirse entre ellas, de cerrar los puños y los ojos, de juntar las

rodillas con el mentón y dormirse sonriendo”.13Esta figura maternal es la que permite

a Brausen volver a los orígenes,14 recuperar por un momento el pasado, anular la

vejez y buscar un renacer. Con la descripción de la posición fetal, marca un nuevo

70

principio reflejado en el proceso de creación – ficción, en donde podrá gestar a una

nueva mujer Elena Sala, imagen de Gertrudis joven, integra físicamente pero también

maternal, se instaura como la madre de Díaz Grey. “Desde el sillón, más alta, ella

sonrió con paciencia como si mirara a un niño”.15

Gertrudis también hará una regresión al símbolo materno, “pareció haber extraído la

superstición y la esperanza de que volvería a ser feliz con solo dar un paso o dos

hacia atrás”16 Ella empieza a retroceder hasta llegar al origen representado por su

madre y que le permitirá un renacer. “Pero un día cualquiera ella pensó con una

novedosa ansiedad en su madre, en la vieja que meditaba en su propia inutilidad en la

casa de Temperley; estuvo segura de la confortación y de la perdurable Gertrudis

joven que iba a encontrar en Temperley, junto a su madre.”17 Para evitar la realidad

(decadencia, vejez, mutilación) empieza a vivir en el recuerdo de su juventud, intenta

volver al origen (seno materno>), revivir los días pasados en donde no existe una

responsabilidad, el regreso es físico y mental “es un nuevo principio.”18 Pero en este

renacer Brausen toma la figura de Gertrudis para que de sus “anchas caderas” salgan

los hijos (Elena Sala y la violinista con los que Brausen vivirá las distintas vidas

breves.

El principal símbolo maternal en la novela es Miriam. “Mami aún sin ser

verdaderamente madre es, en la obra onettiana, la esencia de la maternidad.”19 Mami

no sólo es el apelativo cariñoso que un niño le da a su mamá, sino también es la

forma en que las prostitutas nombran a la mujer que dirige el prostibulo o que tiene

más experiencia, en este caso ella es la “madre” de las tres jóvenes prostitutas de la

71

tertulia: Elena. Lina Máuser y Bichito. Mami es la que dirige su entorno, es quien

ante los demás se presenta como la mujer maternal de “sonrisa condescendiente,

propia de la persona madura y preocupada a la que la bondad lleva a jugar con su

grupo de niños.”20 entre estos niños destaca la figura de Stein, su joven amante, el que

se deja llevar por las decisiones de la mujer perisiense y encuentra consuelo para sus

quejas de niño. “no quieren jugar conmigo...Mami querida.”21

Mami también será la madre que dará refugio a todos los seres creados por Brausen,

él escapará de la realidad para refugiarse en el seno materno, en este lugar donde la

juventud puede perpetuarse, es la vuelta al origen en donde las responsabilidades

quedan anuladas y las vidas breves se convierten en un reflejo de otras tantas vidas.

Nos referimos a Miriam,22 María – Santa María. Brausen al no encontrar más a la

madre Gertrudis, la unifica con Miriam para posteriormente anularlas en el plano de

lo real, ambas “son borradas, literalmente; es decir, se disuelven, no aparecen más en

la novela a partir del capítulo XIV de la segunda parte (<<carta a Serrín>>), Santa

María – Miriam – Virginal, 24 encarnada en la joven violinista como símbolo de

pureza (anulación de la decadencia, embarazo, prostitución, etc.) y unificación de

todas las figuras femeninas.

“La meta máxima de los seres creados por Onetti, su búsqueda es conservar la belleza

pura de la juventud a través de los años y sobre todo en los seres queridos;

mantenerse alejados de las máculas de la vejez; conseguir la lozanía, si no física al

menos espiritual, de la primera juventud.”25 Los personajes que convergen en La vida

breve se unifican a través de la obsesión por revivir un pasado. Mami trata de

72

recuperar un pasado lleno de juventud y esplendor; al evocar el chanson La vie est

breve, se sumerge en los recuerdos de su adolescencia “parisiense que despierta un

mapa de la ciudad. Sumerge su corazón en el pasado,”26 recupera a la mujer joven y

seductora, a la prostituta deseada por los hombres y a la amante insaciable de Stein.

Mami revivió a la muchacha que había emigrado de un Paris victorioso. Treinta años atrás, para

conocer la lengua y el alma de un pueblo nuevo a través de los clientes melancólicos de rosario. San

Fernando, mataderos y los cabarets; que había tropezado con un hombre, Stein, y lo había llevado de

regreso a Europa – en una corta, agridulce excursión al pasado, tan parecida a esta que realizaba ahora

de pie justo al piano, con su hija sonrisa, triste, dichosa y desafiante – alimentándolo y vistiéndolo

mediante la repetición de chansons y de posturas ancestrales.27

Mami se remonta al pasado, revive esa vida breve de juventud, pero no sólo en este

momento sino también en la playa busca rejuvenecer a través de sus movimientos

juveniles tratando de llamar la atención de los hombres. “Mami se paseaba con la

esperanza de atraer a algún hombre [...] la vida breve de la juventud ha desaparecido,

y Mami, como Gertrudis, busca en las relaciones sexuales una rememoración de su

pasado, de su juventud perdida.”28

La Queca regresa constantemente al pasado a través de la presencia de los “ellos”

seres míticos que no son más que la suma de las diferentes vidas breves que han

formado parte de su “mundo loco”, pero también se unifica con Mami ya que no sólo

tienen en común la obsesión por el pasado, la Queca representa la juventud perdida de

Mami, añorada en el presente. En esta constante regresión los personajes se

convierten en el pasado de otros: La Queca es el pasado de Mami al igual que la bella

Elena, Bichito, Lina Máuser y la Gorda. Elena Sala es la representación de la

juventud perdida por Gertrudis, pero también Raquel es el símbolo de la juventud de

73

su hermana mayor (sólo que el paso del tiempo produce una disolución de la

identidad ubicándola al lado de Gertrudis), pero también revive el pasado al evocar su

relación con Brausen, los años de su adolescencia y locura. Macbeth es el pasado de

todas las figuras femeninas que forman parte del plano de la realidad y la violinista es

la suma de todos los personajes femeninos de la novela, es la juventud recuperada, el

pasado cristalizado.

74

DEGRADACIÓN DEL CUERPO

Los personajes femeninos de la novela están sujetos a la visión existencialista del

personaje masculino, a los elementos que rechaza de una mujer y la hacen objeto de

anulación, rechazo o repulsión, entre estos factores el cuerpo como objeto sufrirá

cortes o transformaciones ante la mirada del hombre, quien se encargará de

fragmentar, juzgar o eliminar, para después reunir todas las partes que para él son

elemento de aceptación y conformar una nueva vida breve. En esta degradación –

fragmentación, se establecen criterios de rechazo hacia el cuerpo femenino, donde el

tiempo juega un papel primordial como elemento de decadencia. “El paso del tiempo

conduce a la decadencia, la cual conduce a la desintegración descendente se

manifiesta en todos los aspectos de la obra: personajes, símbolos, tramas y otros

detalles.”29 En este caso las figuras femeninas son rechazadas por elementos como la

gordura, vejez, amputación, embarazo y prostitución, pero en la ideología onettiana

no sólo es el rechazo sino también la anulación a través de la muerte que puede ser

física o metafórica (los personajes simplemente se disuelven), sin embargo dentro de

la novela las mujeres comparten elementos en común que no sólo las degradan sino

que las unifican a través de una fragmentación física – simbólica, las manos, los pies,

la cabeza y hasta una faja serán símbolos que permitirán armar un nuevo cuerpo que

no pueda ser fragmentado o degradado por el tiempo, nos referimos a “el cuerpo

adolescente” como “el único cuerpo perfecto, entero, inocente: es un cuerpo puro, tan

integro.”30 Los personajes en La vida breve, caen en la rutina de una vida monótona

75

en la cual envejecen sin hacer nada relevante y algunas mujeres se empuercan en la

prostitución.

Uno de los síntomas de esta desintegración es la gordura. Hay un desprecio por los gordos en las obras

de Onetti y ese síntoma lo vemos en personajes que sufren el proceso de desintegración... Para detener

ese acelerado proceso de inevitable decadencia, ese flujo de cambios constantes, los entes onettianos se

valen de dos posibilidades: la ilusiva vuelta al pasado, o un momento preciso de juventud, ya que toda

su obra es una constante tensión del contrapunto juventud – vejez, y la creación de muchas vidas

diferentes, a veces simultáneas. 31

El cuerpo como objeto de deseo se corrompe y fracciona, se vuelve “blanco favorito

de los ataques del tiempo,32 la belleza física se pierde. Un ejemplo claro lo tenemos

en Miriam, “Mami se levanta muy temprano para ir a la playa ... Creo que madrugaba

porque ya había aceptado lo gorda y lo vieja que estaba y a aquella hora encontraba

poca gente en la playa.”33 La decadencia de Mami simbolizada en la gordura y vejez,

pero también representa otro elemento de degradación simbolizado en la prostitución

y que la unifica con la Queca y las tres prostitutas que lo acompañan en la tertulia.

Elena la “mujer de ojos tímidos... – Era la más gorda; los polvos humedecidos en la

cara tenían un color grisáceo en la impuesta claridad de crepúsculo, empezaban a

resquebrajarse y caer -.”34 Lina Máuser y Bichito, pero también Macbeth, la amante

joven de Stein.

La Queca sufre la degradación del cuerpo a través de la prostitución como objeto de

deseo, pero también su cuerpo es degradado a través de los golpes y de la muerte.

[... ] la golpeaba por sorpresa, siempre después de una frase amistosa o de una caricia, cada vez con

más gozo, repitiendo con paciencia de aprendiz ángulos y velocidades, sofocando vigorosamente la

76

tentación de la obra maestra, resistiéndose a la promesa de contento definitivo e invariable que me

anticipaba la idea de matarla y verle muerta.35

Miré las manchas en el cuello de la Queca, volví a doblarme para olerle la boca ... Toqué el vientre frió

y chato, tiré de la sábana para cubrirla mejor.36

Otro personaje que se unifica a través de la prostitución y gordura es la amiga de la

Queca; la Gorda, proyección de Mami joven pero obesa y de brazos gruesos al igual

que Miriam y Queca. En ella se simboliza a través de su nombre “la proliferación de

la carne femenina” como “la tiranía del cuerpo.”37

En Gertrudis se observa la degradación del cuerpo por el corte que sufre con la

amputación del seno y que la lleva a ser ante la visión del personaje masculino una

mujer envejecida, a la que desea recuperar integra físicamente, a través de la fugura

de Elena Sala utiliza para aliviar la ausencia – separación de Oscar Owen y que

metafóricamente representa la separación – fragmentación del seno del cuerpo.

Las separaciones dejan un espacio vacío (seno – cuerpo) y esto hace que “todo el

cuerpo femenino” se revele,

[...] como un receptáculo cargado de una materia celular y perturbadora pero sobre todo

asombrosamente abundante. A partir de entonces, la repulsión cede el lugar a cierto deslumbramiento.

La noción de lo pletórico se instala subrepticiamente en el texto: la eliminación de un órgano conduce,

bastante paradójicamente, a la imagen, fundamental e inquietante, de lo “lleno”.38

Lo lleno se representa en la proliferación de la carne (gordura), pero también en el

embarazo de Raquel, la “mujer preñada” condenada “a disolverse en un destino

ajeno.”39

77

Las mujeres maduras en La vida breve, conservan un rasgo de juventud e inocencia, a

pesar de ser viejas y degradadas existen en su cuerpo características infantiles, la

descripción de Brausen de las mujeres siempre se torna obsesiva en cuanto a los

brazos, por ejemplo, la Queca tiene los brazos desnudos y blancos, la Gorda posee

brazos, gruesos, Miriam lleva sus brazos desnudos, “todavía hermosos”.40 La piel y el

rostro siempre conserva su delicadez infantil, las orejas son blancas y sonrosadas,

“Miré la blancura y el sonrosado de la oreja de Gertrudis.”41 El rostro de Mami es

sonrosado, infantil y blanco como los senos blancos casi como la leche de Elena

Sala.”Las manos conservan la esperanza,”42 es por eso que Gertrudis “se cuida las

manos con desesperación, como si fueran hijos”43 ya que representan su esperanza de

vida. Elena Sala en la búsqueda de Oscar Owen, tiene “las manos entre las rodillas”44

porque guarda la esperanza entre ellas de encontrarlo. Macbeth es la mujer “de las

manos tintas en clorofila.”45Ella como mujer conformada de las demás proyecciones

femeninas (Gertrudis; Raquel, Elena Sala, Mami, la Queca), representa la esperanza

de vida. Las manos son la esperanza, la clorofila es el color verde símbolo de vida,

por lo tanto, es la mujer que da vida a las otras que han sido eliminadas.

Otra unificación que se da y que es ejemplo de un elemento de degradación es la faja,

vista como un objeto que portan los personajes femeninos que sufren la deformación

del cuerpo y que la utilizan para tratar de dar forma a sus carnes en proceso de

envejecimiento. La Queca utiliza una faja y en repetidas veces se hace alusión a

ella.”¡Tenía un calor! Sólo pensaba en sacarme la faja, y ahora tengo frió.”46 Díaz

Grey observa a Elena Sala “Le miró la cintura, estrecha, oprimida por la faja...”47

Mami se balancea estirándose la faja.

78

La degradación en los personajes femeninos onettianos de la novela también puede

ser a partir de que:

[...] el personaje original posee ciertas cualidades que se van degradando en su reflejo. Si la

duplicación continúa en el tercer personaje, la degeneración de las cualidades será mayor, hasta el

punto de reducirse a un parecido grotesco. Escojamos el caso de Gertrudis... se desdobla en Elena Sala,

quien posee muchas características positivas, pero a la vez es una adicta a las drogas y en cierto sentido

maniática. A su vez Elena Sala proyecta sus cualidades en la violinista, muchacha joven y dulce, pero

que sigue a una serie de desquiciados en una aventura de robos y drogas. Esta por otra parte, se refleja

en su sirvienta, pero ya con rasgos degradados.48

La puerta, bajo la llamarada colgante de las fucsias, la abrió una niña; tenia un rostro habituado al

espanto, trenzas rígidas, una corbata azul. Era pequeña, y Díaz Grey pensó que ésta era enana de la

otra, la copia en escala menor de la violinista, la muchacha que encontraron tocando junto al enorme

piano de la sala cuando la ahora para siempre enana los hizo pasar sorbiéndose como lágrimas, una

para cada ojo, la confianza y la aprensión.49

Una imagen se va degradando conforme de ella se van tomando elementos y

proyectándolas en otras figuras femeninas.

En la mitad de imágenes también las mujeres se unifican por la fragmentación

emocional de la separación: Gertrudis se separa de Brausen, la Queca de Ricardo,

Elena Sala de Oscar Owen, Mami es abandonada por largos periodos de tiempo por

Stein, Raquel rompe su relación con Brausen.

79

ANIMALIDAD – SEDUCCIÓN

“La animalidad pura aparece” como “un medio de evasión, como un modo de vida

parcial e intenso que pudiera anular el resto del mundo durante el momento del amor

físico.” Esta animalidad es concebida por la necesidad de perpetuar un mundo natural

y por ende la pureza y el poder de la seducción sobre el hombre, son las mujeres las

que se animalizan tratando de evadir su realidad y forma de vida, donde la decadencia

las margina y obliga a vivir sumergidas en una anulación por parte de los personajes

masculinos. El hombre será seducido por la atracción que siente hacia el mundo

natural, lo que está fuera de todos los cánones permitidos que rompen con la forma de

vida tradicional. Esta animalidad – bestialidad dentro de la novela la encontramos

principalmente en las prostitutas. Mami es “la mujer más perra, más fantásticas y más

inteligente”. Es la prostituta que se mueve como “un animal hembra para atraer un

macho”. Es “como una vaca ciega” con “grandes ubres flojas”. La imagen animalesca

reune una dualidad, por un lado es la prostituta perra que seduce a los hombres

(viéndose perra como un animal que en el ámbito de lo sexual escoge al macho o que

nunca le falta un hombre como sucede con Enriqueta), pero también es el animal que

representa toda la ideología materna, es como una vaca madre pero vieja. La Queca

como una proyección de Mami también se dice así misma que es “una perra”, que

como prostituta seduce a los hombres y que sólo muerta no tendría a un hombre, pero

aunque no se le compara con una vaca sabemos que lo es por ser madre de los

“ellos”. Las dos prostitutas poseen el elemento de seducción que las unificará con los

otros personajes femeninos. Gertrudis sedujo a Brausen, “soy ese hombre pequeño y

80

tímido, incambiable, casado con la única mujer que seduje o me sedujo a mí”. Elena

Sala seduce a Díaz Grey. “Pensé en el ridículo de que usted creyera que quise

seducirlo desnudándome” Raquel en el pasado seduce con su juventud a Brausen al

igual que la violinista.

81

LOCURA

En la obra onettiana aparecen personajes con características esquizofrénicas y

desdoblamientos permanentes que enfatizan el deseo de abandonar el mundo racional,

como forma de evadir su realidad y todos los elementos que conforman el mundo

racional, como forma de evadir su realidad y todos los elementos que conforman el

mundo. “El arrobamiento y la locura adquieren en Onetti rasgos de rebeldía profunda

y también permiten a los personajes la huida. Anclados en el mundo intolerable, no

tienen más refugio que la sinrazón.”57En la novela la perdida de la razón aparece en

tres personajes femeninos que se unifican a través de la locura, nos referimos a la

Queca, Raquel y la Violinista. En la primera se relaciona la locura con la prostitución

y el “mundo loco”, ella es la encarnación de la locura que contagia a Brausen,

generando en él una transmutación y haciéndolo enloquecer, a su lado la razón se

anula y emergen los sentimientos reprimidos que tenía al lado de Gertrudis (razón

regulada por su conducta asceta), la conducta asceta se cambia por una postura

arrogante, de alcohol y tabaco. La incomunicación vivida con su esposa a través del

silencio, se elimina al lado de la prostituta ya que en este espacio la esquizofrenia le

permite azotar puertas, gritar, pelear, emborracharse y sentir el placer de golpearla,

dejar de ser el hombre tímido con principios para convertirse en el cínico Arce. En

Raquel la locura es atribuida por Brausen, llegué a pensar que la visita de Raquel, su

barriga y su tediosa locura no habían sido más que elementos de un sueño.”58Cuando

la mujer deja de ser joven que vive fuera de las normas establecidas adquiere un

grado de locura, en este caso Raquel a entrado en el periodo de madurez

82

estableciéndose como la mujer embarazada razonable, capaz de superar el

sentimiento de locura de adolescente enamorada de Brausen. A diferencia de Raquel

la Violinista es la joven que vive en el “mundo loco” de irresponsabilidad e

inocencia, es la mujer loca capaz de dejar todo por seguir a un hombre.

83

CONCLUSIONES

La obra de Juan Carlos Onetti se caracteriza por introducir una tipología especial en

los personajes femeninos. Las mujeres onettianas pueden ser clasificadas

dependiendo de su papel dentro de la diégesis. Cada una representa un elemento

social o físico que ante la visión onettiana, es la, degradación que sufre el ser

humano; la vejez, cáncer, prostitución, gordura, matrimonio y embarazo. Son motivo

de repulsión y rechazo.

Esta degradación se da por el paso del tiempo, como una constante preocupación. En

los personajes onettianos, se crea una angustia por recuperar el pasado y rescatar

aquello que fue motivo de felicidad. Ante esta situación, buscan elementos simbólicos

que les permitan hacer una regresión a los orígenes, es entonces, cuando el símbolo

maternal se convierte en una posibilidad de un nuevo principio. La sustitución es otra

forma de llenar los espacios vacíos que las degradaciones dejan en este mundo

onettiano, pero la forma más significativa de perpetuar la juventud e inocencia

(símbolo de la felicidad), la encuentra el personaje masculino a través de la creación –

ficción, que le permite ser padre creador de las diferentes vidas breves con las que

convive, con este poder de reinventar su propia historia, logra eliminar, sustituir o

generar nuevas imágenes que se contaminan unas a otras. En este proceso de

creación, su principal objetivo es integrar a una mujer que reúna los elementos que

para él son motivo de aceptación.

84

El personaje femenino resultante es la suma de todas las demás imágenes femeninas.

Unas sustituyen a otras. Las descripciones se duplican o multiplican hasta llegar a

unificarse por tener elementos en común.

En la novela La vida breve, se busca perpetuar la existencia de juventud, inocencia,

locura e irresponsabilidad en los personajes femeninos, para ello no sólo es la

creación de una mujer ideal, sino la creación de un mundo ideal, generado en la

ficción: Santa Maria, lugar imaginario donde la felicidad se puede realizar, síntesis de

la ideología onettiana, espacio carnavalesco y mundo loco.

En Santa Maria los personajes femeninos encuentran la purificación y se perpetúan

para siempre en la violinista.

85

N O T A S

INTRODUCCIÓN

1 Luis Harss y Barbara Doman. Los nuestros. p. 214 – 223.

2 Giuseppe Bellini. “Narrativa del siglo XX: desde el Boom hasta nuestros días.” Historia de laliteratura Hispanoamericana. p. 550 – 552.

3 Hugo Verani. Onetti: el ritual de la impostura. 337 p.

4 Alberto Zum Felde. Indice critico de la literatura hispanoamericana. La narrativa. p. 258 – 259 y 543.

5 Ibid, p.543.

6 Maryse, Renaud. “El elogio de la femeneidad”. Hacia una búsqueda de la identidad. p. 17.

7 Nos referimos a la subjetividad expresada por J.C.O. en su opinión a la relación hombre – mujer en:Emir Rodríguez Monegal. Conversaciones con J.C.O.[...] una mujer entiende a un hombre de una manera muy objetiva, lo digo muy en el sentido de pasión,aparte del amor. A un le debería importar una mujer exclusivamente del punto de vista subjetivo, esdecir, de su propio punto de vista del hombre. No hablo de las excepciones. Y eso creo que es lo que seve en mi obra (p. 450).

8 Ronald Méndez Clark. “Lo femenino en Onetti: ¿Versiones?”. Sin nombre, p. 16.

9 Rosalina Perales. De Roberto Arlr a Juan Carlos Onetti: trayectoria temática e ideológica p. 196.

10 Ibid. p. 216

11 Ibid. p. 20

12 Ibid. p. 455

13 Ibid. p. 456

14 Ibid. p. 13

15 Hugo Verani. Op. cit. p. 103

16 Ib.

17 Ducrot, Oswald y Tzvetan Todorov. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. 421 p.

18 Jackobson y otros. “Temática”. Teoría de la literatura de los formalistas rusos. p. 202 – 203

86

CAPITULO I

1 Mark Millington. No woman’ Land: The Representation of woman in Onetti. p.372.

2 Lidia Ivonne Grove Revel. Joven, Mujer y prostituta; tres rostros de Eva en la narrativa de J.C.O. p.64.

3 Ibid. p. 70-71.

4 Ibid. p. 71 – 72.

5 Luis Harss. Los nuestros. “Juan C:O: o las sombras en la pared”. p. 225 – 226.

6 Ib.

7 Maryse, Renaud. “El elogio ambiguo de la femineidad”. Hacia una búsqueda de la identidad. P. 32.

8 Ib, p.33.

9 Ib.

10 Juan Carlos Onetti. Réquiem por Faulkner. p. 233.

11 Ángel Rama.”Origen de un novelista y de una generación literaria”. Recopilación de textos sobreJuan Carlos Onetti. p. 59.

12 Ibid. p.65.

13 Ib.

14 Hugo Verani. Op. cit. p. 251.

15 Rosalinda Perales, Loc . cit., p. 217-218.

16 Jorge Rufinelli. “Onetti antes de Onetti”. Onetti. p. XXX.

17 Pilar Rodríguez Alonso. “Algunas consideraciones sobre los personajes femeninos en la obra deOnetti (El Astillero).” La obra de Juan Carlos Onetti. p. 73-94.

18 Id.

19 Pierre Boncenne. “Onetti: Genio y figura”. Revista Topodrilo. Núm. 11.

20 Mark Millington, op. cit. p. 363.

21 Ibid. p. 364.

22 Lidia Ivonne Grove Revel. Op. cit. p. 91.

23 Ibid. p. 92.

87

24 Maryse Renaud. Op. cit. p. 20.

25 Ibid. p. 21.

26 Ibid. p. 22.

27 Ib.

28 Hugo J. Verani. Op. cit., p. 232.

29 Rosalinda Perales. Op. cit., p. 208-209.

30 Lidia Ivonne Grove Revel. Op. cit., p. 151.

31 Ib.

32 Lidia Ivonne Grove Revel. Op. cit. p. 152.

33 Ibid. p. 153.

34 Maryse Renaud. Loc. cit. p. 41.

35 Ibid. P. 41.

36 Mark Millington. Op. cit. p. 365.

37 Loc. cit.

38 Rosalinda Perales. Loc. cit. p. 178.

39 Ibid. P. 209.

40 Ibid. P. 210.

41 Rolanda en Tierra de nadie. Este tipo de personaje se presenta en una sola ocasión en la obraonettiana.

42 Rosalinda Perales. Loc. cit. p. 214.

43 Él señala a cuatro personajes en la obra de Onetti: Beatriz en “Para esta noche”, Angélica Inés en“El astillero”, Julita en “Juntacadáveres” y Moncha Insurralde en “La novia robada”, Mark Millington.Op. cit. p. 372.

44 Mark Millington. Op. cit. p. 372.

88

CAPITULO II

1 Omar Prego. Juan Carlos Onetti o la salvación por la escritura. p. 50.

2 Ibid. p. 49.

3 Roberto Ferro. Juan Carlos Onetti: La vida breve. p. 52.

4 Juan Carlos Onetti. La vida breve. 302 p.

5 Ibid, p. 10.

6 Omar Prego, Op. cit., p. 50.

7 Juan Carlos Onetti. Op. cit., p. 9.

8 Hugo Verani. Op. cit., p. 108.

9 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 10.

10 Ib.

11 Hugo Verani. Op. cit. p. 28.

Onetti. Op. cit. p. 12.

12 Onetti. Op. cit. p. 12.

13 Ib.

14 Ibid. P. 13.

15 Ibid.

16 Ibid. p. 13 – 14.

17 Ibid. p. 14.

18 Stephanie Merrim. “La vida breve o la nostalgia por los orígenes”. Revista Iberoamericana, p. 565 –571.

19 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 14.

20 Ibid. p. 16.

21 Ibid. p. 17.

22 Ibid. p. 44.

23 Rosalinda Perales. Op. cit. p. 231.

89

24 Roberto Ferro. Op. cit. p. 51.

25 Onetti. Op. cit. p. 44.

26 Ibid. p. 59.

27 Hugo Verani. Loc. cit. p. 108.

28 Onetti. Op. cit. p. 61.

29 Lidia Ivonne Grove. Op. cit., p. 68.

30 Onetti. Op. cit. p. 61.

31 Lidia Ivonne Grove. Op. cit. p. 68 – 69.

32 Rosalinda Perales. Op. cit. p. 186.

33 Onetti. Op. cit. p. 62.

34 Ibid. p. 61.

35 Ibid. p. 63.

36 Ibid. p. 67.

37 Ibid. p. 70.

38 Lidia Ivonne Grove. Op. cit. p. 106.

39 Ibid. p. 71.

40 Hugo Verani. Op. cit. p. 108 – 109.

41 Onetti. Op. cit. p. 102.

44 Ibid. p. 126.

45 Caravalli, Elba Kemy. Poética del desengaño: tres casos de textualización del deseo. (Spanish text.),

46 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 7

47 Ibid., p. 8.

48 Real – imaginario porque el departamento de la Queca se encuentra dentro del mundo real deBrausen, pero también es imaginario desde el momento en que lo empieza a imaginar antes de haberpenetrado en el, así como al hacerlo crea un personaje ficticio: Arce.

49 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 11.

50 Sonia Mattalia, Op. cit p. 90.

51 Rosalinda Perales, Op. cit. p. 69.

52 Hugo Verani. Onetti: el ritual de la impostura. P. 101.

90

53 Rosalinda Perales, Op. cit. p. 112.

54 Juan Carlos Onetti, Op. cit. p. 135.

55 Sonia Mattalia. La figura en el tapiz (Teoría y práctica narrativa en J.C.O.). “Figura en el tapiz (II)<<La vida breve>>.” P. 92.

56 Rosalinda Perales. Op. cit. p. 69.

57 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 132.

58 Ibid. P. 83.

59 Ibid. P. 139.

60 Rosalinda Perales, Op. cit. p. 137.

61 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 135 – 136.

62 Caravalli, Elba Kemy, Op. cit. p. 324.

63 Hugo Verani. Teoría y creación de la novela: La vida breve, p. 242.

64 Stephanie Merrim, Op. cit. p. 112.

65 Sonia Mattalia, Op. cit. p. 89.

66 Stephanie Merrim, Op. cit. p. 569.

67 Caravalli, Elba Kemy, Op. cit. p. 326.

68 Ibid. P. 315 – 316.69 Sonia Mattalia, Op. cit. p. 92.

70 Ib.

71 Stephanie Merrim, Op. cit. p. 570.

72 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 21.

73 Ibid. p. 22.

74 Loc. cit.

75 Ibid. p. 23.

76 Alonso, Cueto. La ley de la juventud y la vejez en Onetti. Austin, Texas: University of Texaz, 1984.p. 60.

77 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 56.

78 Loc. cit.

79 Elba Kemy, Caravalli. Op. cit. p. 305.

80 Sonia Mattalia. Op. cit. p. 93.

91

81 Caravalli, Op. cit. p. 304 – 305.

82 Juan Carlos Onetti, Op. cit. 27.

83 Ibid, p. 127.

84 Loc. cit.

85 Ibid, p. 128.

86 Loc. cit.

87 Ibid, p. 129.

88 Ibid, p. 148.

89 Ibid, p. 149.

90 Ibid, p. 150.

91 Ib.

92 Loc. cit.

93 Loc. cit.

94 Ib.

95 Ibid. 151.

96 Loc. cit.

97 Ibid. 152.

98 Loc. cit.

99 Ibid. p. 140.

100 Ibid. p. 147.

101 Ibid. p. 214.

102 Ibid. p. 215.

103 Jean Chevaler y Alan Gheerbrant. Diccionario de Símbolos. p. 956-957.

104 Ibid, p. 258,259,260.

105 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 215.

106 Loc. cit.

107 Ibid. p. 216.

108 Loc. cit.

92

109 Loc. cit.

110 Rosalina Perales. Op. cit. p. 233.

111 Caravalli, Elba Kemy. Op. cit. p. 334 – 335.

112 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 217.

113 Loc. cit.

114 Loc cit. Loc cit.

115 Loc cit.116 Loc cit.

117 Loc cit.

118 Ibid. p. 218.

119 Loc cit.

120 Caravalli, Elba Kemy. Op. cit. p. 335.

121 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 217.

122 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 239.

123 Ibid. p. 240.

124 Ibid. p. 15.

125 Beatriz Bayce. Mito y sueño en la narrativa de Onetti. p. 23.

126 Irby, James E. “Aspectos formales de La vida breve de J.C.O.” en Carlos H. Maggi, ed , Actas delTercer Congreso Internacional de Hispanistas. México, 1970. p. 459.

127 Stephanie Merrim. “La vida breve o la nostalgia por los origenes”. Revista Iberoamericana, vol.LII, núms.. 135 – 136, abril – sep. – 1986, p. 326 – 327.

128 Hugo Verani. Op. cit. p. 250.

129 Ibid. p. 186.

130 Ibid. p. 267.

131 Ibid. p. 302.

93

CAPITULO III

1 Josefina Ludmer. Op. cit. p. 23.

2 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 29.

3 Ibid. p. 37.

4 Ibid. p. 36.

5 Josefina Ludmer. Op. cit. p. 30.

6 Ib.

7 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 82.

8 Josefina Ludmer. Op. cit. p. 31.

9 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 217.

10 Hugo Verani. Op. cit. p. 217 – 252.

11 En el caso de la vida breve Gertrudis es la que regresa al lado de su madre.

12 Sonia Mattalia. Op. cit. p. 93.

13 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 19.

14 La postura que describe Brausen es la de una posición fetal.

15 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 38.

16 Ibid. p. 59.

17 Ibid. p. 62.

18 Hugo Verani, Onetti. Op. cit. p. 233.

19 Lidia Ivonne Grove. Op. cit. p. 91.

20 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 150.

21 Ibid. p. 151.

22 Miriam es el nombre hebreo de María.

23 Sonia Mattalia. Op. cit. p. 93.

24 Entendiéndose virginal no como la concepción física.

25 Rosalina Perales. Op. cit. p. 360.

94

26 Hugo Verani. Op. cit. p. 110-111.

27 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 150.

28 Hugo Verani. Op. cit. P. 235.

29 Rosalinda Perales. Op. cit. p. 182.

30 Margo Glantz. “Las manos hablan”. La lengua en la mano. p. 57.

31 Rosalina Perales. Op. cit. p. 183.

32 Maryse Renaud. Op. cit. p. 24.

33 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 55.

34 Ibid. p. 128.

35 Ibid. p. 183.

36 Ibid. p. 224.

37 Maryse Renaud. Op. cit. p. 21.

38 Ibid. p. 19.

39 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 216.

40 Ibid. p. 21.

41 Ibid. p. 16.

42 Margo Glantz. Op. cit. p. 146.

43 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 44.

44 Ibid. p. 144.

45 Ibid. p. 238.

46 Ibid. p. 17.

47 Ibid. p. 36.

48 Rosalinda Perales. Op. cit. p. 451.

49 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 184.

50 Ximena Moreno Aliste. Origen y sentido de la farsa en la obra de Juan Carlos Onetti.

51 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 24.

52 Ibid. p. 56.

53 Ibid. p. 234.

95

54 Ibid. p. 210.

55 Ibid. p. 51.

56 Ibid. p. 37.

57 Ximena Moreno Aliste. Op. cit. p. 30.

58 Juan Carlos Onetti. Op. cit. p. 220.

96

BIBLIOGRAFÍA

CRITICA

- Alonso, Cueto. La ley de la juventud y la vejez en Onetti. Austin, Tex: University

of Texas, 1984. 200 p.

- Bayce, Beatriz. Mito y sueño en la narrativa de Onetti. Montevideo, Arca, 1987.

104p.

- Bellini, Giuseppe.”Narrativa del siglo XX: desde el Boom hasta nuestros días.”

Historia de la literatura Hispanoamericana. Madrid, Castalia, 1986. 814p.

- Boncenne, Pierre. “Onetti: Genio y figura”. Revista Topodrilo. Universidad

Autónoma Metropolitana Iztapalapa, abril – mayo – junio, 1990, núm. 11. p. 59 –

66.

- Cavalli, Elba Kemy. Poética y desengaño. Tres casos de textualización del deseo.

(Spanish text.), University Microfilms internacional, 1982. 394.p.

- Chevalier, Jean y Alain Gheerbrant. Diccionario de símbolos. Barcelona, ed.

Herder, 1986. 1107p.

- Ducrot Oswald y Todorov, Tzvetan. Diccionario enmciclopédico de las ciencias

del lenguaje. Buenos Aires, siglo XXI, 1974. 421p.

- Ferro, Roberto. Juan Carlos Onetti: La vida breve. Buenos Aires, Hachette, 1986.

72p.

- García Ramos, Reinaldo. “Origen de un novelista y de una generación literaria”.

- Angel Rama, ed. Recopilación de textos sobre Juan Carlos Onetti, La Habana,

Casa de las Américas, 1969. (valoración múltiple). 197p.

- Glantz, Margo. La lengua en la mano. México, premia editora (La red de Jonás),

1983, 170p.

- Harss, Luis. Los nuestros. Sudamericana, Buenos Aires, 1966. 461p.

- Irby, James E. “Aspectos formales de La vida breve de J.C.O.” en Carlos H.

Maggi, ed., Actas del Tercer Congreso Internacional de Hispanistas. México: El

Colegio de México, 1970. p. 453 – 460.

97

- Jackobson y otros. “Temática”. Teoría de la literatura de los formalistas rusos.

Buenos Aires, Signos, 1970. 235p.

- Ludmer, Josefina. Onetti: los procesos de construcción del relato. Buenos Aires,

Sudamérica, 1977. 213p.

- Mattalia, Sonia. La figura en el tapiz ( Teoría y práctica narrativa en J.C.O. ),

Támesis Books limited, London, 1990. “Figura en el tapiz (II): << La vida

breve>>. P. 72 – 103.

- Méndez Clark, Ronald. “Lo femenino en Onetti: ¿Versiones?. Sin nombre.

- Merrin Sthepanie. “La vida breve o la nostalgia por los orígenes”. Revista

Iberoamericana, vol. LII, núms.. 135 – 136, abril – sep. – 1986. p. 565 – 571.

- Millington, Mark. No woman’Land: The Representation of Woman in Onetti.

Baltimore, M.L.N. p. 358 – 378.

- Moreno Aliste, Ximena. Origen y sentido de la farsa en la obra de Juan Carlos

Onetti. Centre de Recherches Latino – Américaines de l’Université de Poitiers,

1973. 119p.

- Onetti, Juan Carlos. La vida breve. Barcelona, Argos Vergara, 1979. 320p.

- Onetti, Juan Carlos. Réquiem por Faulkner. Buenos Aires, Arca/calicanto, 1976.

235p.

- Perales, Rosalinda. De Roberto Art a Juan Carlos Onetti: trayectoria temática e

ideológica. New York University, 1981, 510p.

- Prego, Omar. Juan Carlos Onetti )perfil de un solitario). Montevideo, Trilce,

1986, 126p. (Espejos).

- Prego, Omaf. Juan Carlos Onetti o la salvación por la escritura. Madrid, Sociedad

General Española de Librería, 1981. “Datos biográficos”. 239p.

- Rama, Ángel. La novela en América Latina panoramas 1920 – 1980. México,

Fundación Ángel Rama, Universidad Veracruzana, 1986. “El realismo critico

urbano”.

- Renaud, Maryse. “La locura símbolo del exceso”. Hacia una búsqueda de

identidad. (trad. Hugo Giovanetti Viola), Montevideo, Proyección, 1994, vol. I.

260p. “El elogio ambiguo de la femeineidad”, vol. II. 296p.

98

- Revel Grove, Lidia Ivonne. Joven, mujer y prostituta: tres rostros de Eva en la

narrativa de Juan Carlos Onetti. [New Brunswick, N.J.]: Rutgerts, University,

Tesis (Doctor of Philosophy), 1977. 1 rollo.

- Rodríguez Alonso, Pilar. “Algunas consideraciones sobre los personajes

femeninos en la obra de Onetti (El Astillero)”. La obra de Juan Carlos Onetti:

Coloquio Internacional. Madrid, Fundamentos, 1990. 285p.

- Rodríguez Monegal, Emir. “Onetti, el descubrimiento de la ciudad”. Narradores

de esta América. Buenos Aires, Alfa, 1974.

- Ruffinelli, Jorge. “Onetti antes de Onetti”. Onetti. Montevideo, Arca, 1974. 230p.

- Verani, Hugo. Onetti: el ritual de la impostura. Caracas Monte Avila, 1981. 337.p.

- Zum Felde, Alberto. Índice critico de la literatura hispanoamericana. La narrativa.

Vol. II, México, Guarania, 1959. Pp. 463 – 468.