Uno debe saber que desea para su vida. En mi caso, yo no deseaba mi vida, pero si deseaba esta misma. Todo parecía perfecto pero no hay más cosa cierta que estamos llenos de errores. Nos conocemos como una máquina perfecta, tal vez en el sentido biológico si pero en el sentido moral somos tan solo una insignificancia en la virtud y la moral; lo peor del caso es que amamos lo que odiamos y odiamos lo que amamos, como si fuésemos nuestro propio enemigo; nuestra más grande luz y nuestra más grande oscuridad, pero, si nos ponemos a hablar del odio y el amor, ninguno es más fuerte que el otro pues cada extremo nos lleva ser alguien más, alguien que no conocíamos.

Recuerdo el fuego, recuerdo sus entrañas, no obstante, es un poco desconocido sobre la precisión de su naturaleza, pero algo sé, cuando ponemos sobre éste un objeto tan sólido como algún metal, no pasa nada, sólo si se prolonga su tiempo sobre él. Los colores cambian desde rojizo hasta amarillo y algo me ha impresionado: Cuando alcanza cierta temperatura se vuelve blanco la luz que emite. Tal vez asi es la naturaleza, sabia, tan sabia que no enseña nuestros errores y nuestra calamidad. ¿Pudiendo ser que un poco de fuego en nuestros corazones, nuestra esencia, nuestra alma, durante algún tiempo nos purificara?¿Dónde está ese fuego? Lo buscamos toda nuestra vida tratando ser virtuosos mas la virtud no es el conocimiento, bueno fuese que el conocimiento fuera virtud pero no es asi; nuestro conocimiento nos está destruyendo, a nuestro hogar, nuestra familia. No hablo de ignorancia, apelo al fuego y el tiempo, cada prueba nos enseña algo, cada prueba es una llama, toda la vida en sí, es una prueba, no te quites del fuego, aprende como sobrellevarlo, sobrellevar la circunstancias y ser perfecto, al grado de irradiar un poco de luz, no que sea la luz tuya sino la que te ha proporcionado la vida misma. Ojala desearemos bien pero no es asi… No escudriñamos, no sentimos, nos sabemos amar.