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Visiones de la Antigüedad 7 — Febrero 2011 MAGAZINE

VA Nº7

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Visiones de la Antigüedad Nº 7 — Febrero 2011 MAGAZINE

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Staff

Miguel Ángel Maca

Óscar García Teijeiro

José Ramón Miranda

Joaquín Martínez

Alejandro García Alamán

Dr. Enrique Calvo

Turriano

Deralte

El Boletín de los amigos de

la historia.

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Editorial

Por: Miguel Ángel Maca

El cero, lo que no tiene valor, la neutrali-

dad mal comprendida que uno de mis pro-

fesores de física intentaba hacerme enten-

der con un ejemplo aplicado a las notas:

cuidado con los roscos -me decía- porque

tienen como propiedad que ni suman ni

restan, pero multiplican y dividen. Para los

matemáticos una visión positiva sería

aquella que es mayor que cero; una defini-

ción clara, concisa y directa. Con que se

alejara del punto neutro hacia la adición

tan siquiera una mil millonésima parte de

un milímetro, ya sería considerada como

algo valorable positivamente. Lo mismo

para lo negativo.

La banda terrorista ETA difundió en enero

un comunicado proclamando un nuevo al-

to el fuego definitivo. Somos ya pocos los

españoles que nos fiamos de las buenas

intenciones de quienes siguen obcecados

en mostrarse al mundo como negociado-

res, cuando únicamente son asesinos; creo

que es una razón poderosa para conside-

rar como vileza todo cuanto venga de este

y de cualquier otro grupo de indeseables

violentos. Reconozco que no soy objetivo y

que me es imposible tener una visión pro-

vechosa de esta gentuza. Aún así cerré los

ojos, respiré profundamente y los volví a

abrir cuando consideré que mi mente se

encontraba abierta, preparada para anali-

zar la imagen y describir desapasionada-

mente lo que me transmitía. Lo que busca-

ba era cualquier elemento nuevo que se

alejara del terror y que hubiera pasado

inadvertido a mi percepción.

Tres fantasmas de mirada maligna, descar-

nados por una penitencia en vida, atavia-

dos con la oscuridad del miedo, con un

signo de identidad robado a un pueblo

puesto en la cabeza para no parecer del

KKK, portadores de emblemas, y rodeados

hasta la exageración de una simbología

precisa que les identifica y aparta de cual-

quier confusión con una secuencia rodada

de serie barata. Bonita puesta en escena

para ofrecer paz, diálogo y buenas inten-

ciones.

Lo siento, no veo nada más, o puede que

sí; cómo he podido haberlo pasado por al-

to. En la fotografía aparece un gran hacha

sobre sus cabezas.

Ya sabía yo que es recomendable ver las

panorámicas desde una óptica positiva,

incluidas las de los que, como el cero, no

valen nada.

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Índice

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Selección de Noticias V.A.

Noticias de actualidad VA Pag 7

Selecciones Científicas

Un vistazo al mundo científico VA Pag. 37

Presentes Pretéritos y Futuros Probables

La Voz de la Historia M. Ángel Maca Pag. 50

Antonio Pascual

Un Infante Controvertido J.R. Miranda Pag. 60

Rincón Literario

El Chachachá del Tren J.R. Miranda Pag. 64

La “Ñ” del Profesor

Entevista con un alto ejecutivo de

la industria petroquímica Joaquín Martínez Pag. 74

Tejiendo Agua

Seres vivos y máquinas, ¿son tan diferentes? Ó. García Teijeiro Pag. 80

Eulogio Gelónida, Cronista

Trabajar para el enemigo: Antonio Pérez A. García Alamán Pag. 86

La Biozona

Eugenesia, ciencia vs ética Dr. Enrique Calvo Pag. 100

Viento de Bombardino

Las Otras Familias Numerosas J.R. Miranda Pag. 106

Índice

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Si te gusta esta revista, quizá también te interese

FDM, con Antonio Runa y Carlos Ruíz

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Selección de Noticias V.A. Visiones de la Antigüedad

Egipto amenaza con llevarse el obelisco de Central Park, clavado en este parque neo-yorquino desde el 22 de enero de 1881. El máximo responsable de la conservación de las antigüedades egipcias, el hiperacti-vo arqueólogo Zahi Hawass, informó el martes al alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, de que si no cuida el obelisco, muy deteriorado, intentará arrebatárselo. Según las cifras de Hawass, el organismo que dirige, el Consejo Supremo de Anti-güedades de Egipto, ya ha recuperado unas 30.000 antigüedades sacadas del país. El Cairo no se anda con zarandajas diplomáticas y ha llegado a prohibir exca-vaciones científicas para presionar a las potencias extranjeras. Egipto reclama la piedra Rosetta custodiada en el Museo Bri-tánico de Londres y el busto de la reina Nefertiti exhibido en el Neues Museum de Berlín.

"Tengo la tarea de proteger todos los mo-numentos egipcios, estén dentro o fuera de Egipto. Si el Central Park Conservancy *la empresa privada que gestiona el par-que] y el Ayuntamiento de Nueva York no pueden cuidar adecuadamente el obelis-co, daré los pasos necesarios para traer a casa este valiosísimo artefacto y salvarlo de la ruina", espeta Hawass a Bloomberg en una carta, también dirigida al presiden-te de Central Park Conservancy, una orga-nización que ha gestionado unos 500 mi-llones de dólares de inversiones en el par-que desde 1980. La portavoz de la empre-sa, Kari Wethington, se lava las manos. "Los monumentos del parque son propie-dad del Ayuntamiento de Nueva York", ex-plica. Hawass, secretario general del Consejo y con un pie en todos los fregados de la egiptología, se muestra en la misiva "consternado por la falta de cuidados" al obelisco, lo que ha desembocado en "daños graves", como la desaparición de algunos jeroglíficos. El arqueólogo urge a Bloomberg, una de las 25 personas más ricas del mundo según la revista Forbes, a "buscar recursos" para conservar el mono-lito "con el respeto que merece". El obelisco de Central Park es hermano del ubicado en la orilla del Támesis, en Lon-dres. Ambos, conocidos hoy como Las Agujas de Cleopatra, adornaron hace unos 3.500 años la entrada del Templo Solar en Heliópolis, en la ribera del río Ni-lo. Pese a su actual nombre, no tienen na-da que ver con la última reina del Antiguo Egipto, que nació 1.500 años después. Los dos monolitos fueron esculpidos por or-den del faraón Tutmosis III para celebrar sus 30 años de reinado, en los que el im-perio alcanzó su máxima extensión.

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Selección de Noticias V.A. Visiones de la Antigüedad

En época romana, muchos obeliscos egip-cios acabaron en Roma, pero esta pareja de monolitos terminó alrededor del año 12 en la orilla sur del Mediterráneo, en Alejandría, hasta que ambos salieron del país hacia Londres y Nueva York en el siglo XIX. El de EEUU fue un regalo del virrey otomano de Egipto Ismail Pachá tras la construcción del canal de Suez, que une el Mediterráneo con el mar Rojo desde 1869. En su blog, Hawass asegura que "este mo-numento increíblemente valioso ha sufri-do una erosión muy grave durante el últi-mo siglo y no se ha hecho ningún esfuerzo para conservarlo". Sin embargo, Nueva York rechaza las acusaciones y dice que el obelisco no se mueve. "En este momento no hay ninguna eviden-cia de que se estén produciendo erosiones significativas", explica a Público el director de Arte y Antigüedades del Departamento de Parques de Nueva York, Jonathan Kuhn. Según el responsable directo de su conser-vación, que cita un estudio realizado en la década de 1980 por el Museo Metropoli-tano de Nueva York, el obelisco llegó ya herido a EEUU. "La conclusión de aquel informe fue que los daños a las inscripciones del monu-mento ocurrieron en momentos identifica-bles del pasado remoto, antes del siglo XX", asegura Kuhn, que da el debate por zanjado: "Nosotros no apoyamos un tras-lado del obelisco". Curiosamente, hace po-co más de un mes el Metropolitano llegó a un acuerdo con Egipto para devolver una veintena de piezas del fabuloso ajuar funerario de Tutankamón, pese a las reti-cencias iniciales.

Fuente: www.publico.es

Mark Twain escribió "Las aventuras de Tom Sawyer" y "Las aventuras de Huckle-berry Finn" en 1876 y 1884, respectiva-mente. Son dos novelas que relatan la vida de ambos personajes en una pequeña lo-calidad a orillas del río Misisipi, con la es-clavitud y la segregación racial como es-cenario ineludible. Sólo en la segunda de ellas aparece un to-

tal de 219 veces la palabra “nigger”, que

puede traducirse como “negrata” o

“negro”, y que la editorial NewSouth

Books quiere sustituir por “slave” (esclavo)

en una nueva edición.

Alan Gribben, profesor y especialista en la obra de Mark Twain, lo cuenta a Publis-hers Weekly. Él es uno de los impulsores de esta versión revisada, por entender que "el racismo importa en estos libros. Es una cuestión de cómo lo expresas en el siglo

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XXI". Gribben omitía en las lecturas en voz alta de sus clases la palabra "nigger" e indica que esta versión tiene sentido porque a muchas personas les parece hiriente el uso de este término.

Fuente: noticias.lainformacion.com

En la imagen de la polémica puede obser-varse a un joven con el brazo derecho en alto al frente de una manifestación, vocife-rante y junto a la bandera de España. En la primera edición de la obra se recogía que esa persona era el ex presidente del Go-bierno, Felipe González. Sin embargo, según ha podido saber El Confidencial Digital, no se trata de Felipe González, sino de una persona que guarda un gran parecido con el ahora consejero de Gas Natural. “Se trata de una fotografía apócrifa”. ECD se ha puesto en contacto con el en-

torno de Felipe González para conocer su opinión sobre esta fotografía. Personas muy cercanas a él desconocían la polémi-ca. Sin embargo, un particular ha hecho llegar a la Esfera de los Libros su malestar por la publicación de esta imagen y ha amenaza-do, según las fuentes consultadas por este confidencial, con demandar a la editorial por publicar esta imagen falsa de Felipe González. También ha advertido que otras instantáneas del libro, como una en la que aparecen menores de edad, vulneran su honor y que acudirá a los tribunales. De momento, la editorial de El Mundo ha decidido modificar estas imágenes e im-primir una segunda edición de ‘Falangistas’. En la primera edición, como decimos, sí aparecen, por lo que algunos lectores se apresuraron a acudir a las libre-rías para adquirir el ejemplar. Ya se están retirando de varios puntos de venta, aun-que la pasada semana aún seguían dispo-nibles varios en pleno centro de Madrid. Tras esta polémica, los autores del libro han tenido que retrasar la presentación de su obra. Esperan poder hacerlo en las próximas semanas.

Fuente: elconfidencialdigital.com

La estupidez humana nunca dejará de sor-prendernos y es que si el hecho de usar dos granadas de la II guerra mundial to-talmente reales como sujetalibros en una estantería tiene bastante delito, pero aún es que le dejes una a tu vecino y a éste le

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Selección de Noticias V.A. Visiones de la Antigüedad

de por tirar de la anilla. Afortunadamente para ellos y desafortunadamente para el resto de la humanidad han salido ilesos. Da gusto pensar que tu vida en casa ya no sólo corre peligro por los descuidos de tus vecinos con la bombona de butano o los calefactores, ahora ya directamente tienen explosivos en sus casas. El caso es que ambas granadas pertene-cían a una mujer de Orlando cuyo esposo, ya fallecido, era veterano de la II guerra mundial y tenía las granadas como “adorno” para sujetar los libros desde ha-ce décadas. La mujer le prestó a su vecino una y por alguna razón que sólo puede definirse co-mo estupidez extrema merecedora de mo-rir, tiró de la anilla. Al darse cuenta volvió a ponerla en la granada, lo que tiene que ser complicado cuando tienes algo que po-dría estallar en cualquier momento. Asustado dejó la granada en la calle (¡Bien! lo ideal para que nadie inocente salga herido…) y llamó a la policía contán-doles lo sucedido y explicando que su veci-na tenía otra. Los artificieros terminaron explotando ambas dejando un cráter de poco más de medio metro en el suelo. Da

gusto tener vecinos así: gorrones, idiotas, inconscientes, chivatos…— Dani Burón.

Fuente: www.gizmodo.es

La Torre Eiffel, el monumento más visitado del mundo, fue construida para durar sólo dos décadas. Pero ya lleva aguantando contra viento y marea 120 primaveras, y lo hace con un estado de salud insolente-mente bueno. Para descubrir el secreto de esa eterna juventud y averiguar qué puede pasar en el futuro, los franceses han efec-tuado un trabajo de simulación informáti-ca de varios meses. Ahora, la Torre Eiffel ya tiene su avatar en 3D. La operación de modelización informática de la legendaria dama de hierro se está convirtiendo en el escaparate agradable de algo mucho menos conocido: un plan gubernamental de 500 millones de euros para estudiar los miles de infraestructuras críticas de Francia que, por viejas, amena-zan con desmoronarse. El Centro Técnico de las Industrias Mecáni-cas (Cetim), bajo contrato con el Ministe-rio de Industria francés, ha sido el encar-gado de efectuar la modelización 3D de la Torre Eiffel real, a la que se suben cada año unos 6,8 millones de turistas, es de-cir, más que los habitantes de la Comuni-dad de Madrid. Este es un considerable proyecto de inge-niería. Como explica el Cetim, ha habido que estudiar primero la Torre Eiffel verda-dera, mediante análisis de materiales, pa-ra transformarla en fórmulas matemáticas y crear la Eiffel virtual que se presenta con

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sus "165.000 elementos, 148.000 nódulos y 900.000 grados de libertad", según los ingenieros, imitaciones perfectas de la realidad. Es decir, que no sólo es una imagen, sino que bajo esa imagen hay un conjunto de fórmulas matemáticas. Con el avatar así creado, los ingenieros pueden simular, por ejemplo, cuanto aguantaría la dama de hierro si se encadenaran 50 años de calen-tamiento climático en París, o qué pasaría si la capital fuera asolada por meses de vendavales. "Este sistema nos permite observar con precisión el impacto de cualquier interven-ción en la torre sobre cada una de las tuer-cas, el desgaste de las visitas, o qué pasa-ría si se modifica un restaurante o se reto-ca un ascensor", explica Alain Carcan, di-rector técnico del proyecto. La técnica de crear un avatar para exami-nar el efecto del clima o las inversiones, es ahora habitual en las infraestructuras nue-vas. Para esos materiales modernos, ya existen las fórmulas. Con la Torre Eiffel hu-bo que ir a buscar los planos originales del genial ingeniero y arquitecto y estudiar materiales decimonónicos. Ahí se produjo la primera sorpresa de los seis ingenieros que trabajaron durante 14 meses con superordenadores y análisis químicos o mecánicos: las 7.300 toneladas de estructura metálica, los 2,5 millones de remaches y los 18.038 elementos de acero (hierro dulce) de la Eiffel van bien. Es co-mo si por el total de 11.700 toneladas de la dama de hierro no pasaran los años. Según contaron los ingenieros de Cetim a la AFP, ese acero inventado a finales del

siglo XVIII tiene un comportamiento idó-neo, con una mejor resistencia a la oxida-ción que ciertos aceros del siglo XX. De cara al futuro, los ingenieros sometie-ron el modelo virtual a varios escenarios de viento, nieve o escarcha, y a elevadas cifras de visitantes y diferentes obras. "Incluso llegamos a imponer a la Torre el doble de su carga de peso: se movió, pero no fue destruida", explica Stéphane Rous-sin, responsable de estructura de la Torre Eiffel. No obstante, se niega a dar detalles sobre los escenarios en los que sí se cae la torre. Y añade: "Tenemos mucho mar-gen". La modelización 3D de la Torre Eiffel es el proyecto vitrina de un asunto mucho más delicado, bautizado como "prevención de riesgos y prolongación de infraestructu-ras". En enero pasado, el Gobierno aprobó un plan de 500 millones de euros para evaluar el estado de miles de infraestruc-

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Selección de Noticias V.A. Visiones de la Antigüedad

turas críticas algo viejas, que necesitan "instrumentos de vigilia y de anticipa-ción" como la simulación 3D. Es lo que tiene haber sido un país que muy pronto se industrializó y se modernizó: ahora lo moderno es viejo y en el siglo XXI no hay fondos públicos o privados como para renovar todo lo que nuestros bisa-buelos y abuelos sí supieron financiar. Según un documento del Cetim, la edad promedio de las canalizaciones de agua potable de Francia es de 33 años y la de los oleoductos de 44 años. Entre 2006 y 2008, se registraron 64 fugas en canaliza-ciones de materias peligrosas, un 46% de ellas causada por la corrosión debida al envejecimiento.

Fuente: publico.es -16 de enero 2010

La noche del 15 de enero de 1919 en Ber-lín, fue detenida Rosa Luxemburgo: una mujer indefensa con cabellos grises, de-macrada y exhausta. Una mujer mayor, que aparentaba mucho más de los 48 años que tenía. Uno de los soldados que la rodeaban, le obligó a seguir a empujones, y la multitud burlona y llena de odio que se agolpaba en el vestíbulo del Hotel Eden le saludó con insultos. Ella alzó su frente ante la multitud y miró a los soldados y a los huéspedes del hotel que se mofaban de ella con sus ojos negros y orgullosos. Y aquellos hombres en sus uniformes de-siguales, soldados de la nueva unidad de

las tropas de asalto, se sintieron ofendidos por la mirada desdeñosa y casi compasiva de Rosa Luxemburgo, “la rosa roja”, “la ju-día”.

Le insultaron: “Rosita, ahí viene la vieja puta”. Ellos odiaban todo lo que esta mu-jer había representado en Alemania du-rante dos décadas: la firme creencia en la idea del socialismo, el feminismo, el anti-militarismo y la oposición a la guerra, que ellos habían perdido en noviembre de 1918. En los días previos los soldados ha-bían aplastado el levantamiento de traba-jadores en Berlín. Ahora ellos eran los amos. Y Rosa les había desafiado en su úl-timo artículo: «¡El orden reina en Berlín! ¡Ah! ¡Estúpidos e insensatos verdugos! No os dais cuenta de que vuestro orden está levantado sobre arena. La revolución se erguirá mañana con su victoria y el terror asomará en vuestros rostros al oírle anunciar con to-das sus trompetas: ¡Yo fui, yo soy, yo se-ré!». La empujaron y golpearon. Rosa se levan-tó. Para entonces casi habían alcanzado la

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puerta trasera del hotel. Fuera esperaba un coche lleno de soldados, quienes, se-gún le habían comunicado, la conducirían a la prisión. Pero uno de los soldados se fue hacia ella levantando su arma y le gol-peó en la cabeza con la culata. Ella cayó al suelo. El soldado le propinó un segundo golpe en la sien. El hombre se llamaba Runge. El rostro de Rosa Luxemburgo chorreaba sangre. Run-ge obedecía órdenes cuando golpeó a Ro-sa Luxemburgo. Poco antes él había derri-bado a Karl Liebknecht con la culata de su fusil. También a él le habían arrastrado por el vestíbulo del Hotel Eden. Los soldados levantaron el cuerpo de Ro-sa. La sangre brotaba de su boca y nariz. La llevaron al vehículo. Sentaron a Rosa entre los dos soldados en el asiento de atrás. Hacía poco que el coche había arrancado cuando le dispararon un tiro a quemarropa. Se pudo escuchar en el ho-tel. La noche del 15 de enero de 1919 los hombres del cuerpo de asalto asesinaron a Rosa Luxemburgo. Arrojaron su cadáver desde un puente al canal. Al día siguiente todo Berlín sabía ya que la mujer que en los últimos veinte años había desafiado a todos los poderosos y que había cautivado a los asistentes de innumerables asam-bleas, estaba muerta. Mientras se buscaba su cadáver, un Bertold Brecht de 21 años escribía:

La Rosa roja ahora también Ha desaparecido.

Dónde se encuentra es desconocido. Porque ella a los pobres

la verdad ha dicho Los ricos del mundo la han extinguido.

Pocos meses después, el 31 de mayo de 1919, se encontró el cuerpo de una mujer junto a una esclusa del canal. Se podía re-conocer los guantes de Rosa Luxemburgo, parte de su vestido, un pendiente de oro. Pero la cara era irreconocible, ya que el cuerpo hacía tiempo que estaba podrido. Fue identificada y se le enterró el 13 de junio. En el año 1962, 43 años después de su muerte, el Gobierno Federal alemán de-claró que su asesinato había sido una “ejecución acorde con la ley marcial”. Hace sólo nueve años que una investigación ofi-cial concluyó que las tropas de asalto, que habían recibido órdenes y dinero de los gobernantes socialdemócratas, fueron los autores materiales de su muerte y la de Karl Liebknecht.

Fuente: www.librered.net

Ha fallecido a los 92 años el teniente gene-ral José Aramburu Topete (Huelva, 1918), el militar que fue nombrado en 1980 di-rector general de la Guardia Civil y que un año más tarde, durante el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, se hizo cargo del mando y la dirección de los servicios montados por la Fuerzas y Cuerpos de Se-guridad del Estado para poner fin al asalto al Congreso de los Diputados hasta el res-tablecimiento de la normalidad. Aquella jornada histórica fue sin duda el momento de mayor trascendencia en la carrera militar del director general de la

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Guardia Civil. Una carrera que inició con la matriculación en la Academia de Transfor-mación al finalizar la Guerra Civil y que fue medrando hasta convertirse, durante la Transición, en un colaborador directo del general Gutiérrez Mellado.

Según explicó Aramburú Topete durante el juicio del 23-F celebrado en 1982, él mis-mo fue al Congreso de los Diputados «para intentar que los ocupantes depusie-ran su actitud». «Salió a recibirme el te-niente coronel Tejero, con la pistola en la mano, apuntando hacia arriba –explicaba–. Él me saludó y yo le ordené: “Teniente coronel Tejero, deponga usted su actitud y acabemos con esta locura”. Tejero me res-pondió: “Antes le mato y después me pego un tiro”. En ese momento Tejero me apun-taba con la pistola».

Fiel a la Constitución

El director general de la Guardia Civil, con-

tó ABC un mes después, incluso «intentó

sacar su arma, pero se lo impidió uno de

sus ayudantes, al observar que tres acom-

pañantes de Tejero montaban sus armas».

Aramburu se mantuvo fiel a la Constitu-

ción en el momento de mayor incertidum-

bre de la España democrática, convirtién-

dose en el encargado de convencer al Go-

bierno socialista de que la Guardia Civil es-

taba a las órdenes de la Democracia.

«Los sucesos del 23-F fueron una dura prueba para el Cuerpo», confesó en octu-bre de 1981, un mes antes de ser ascendi-do a teniente general a propuesta del en-tonces ministro de Defensa, Alberto Oliart Saussol.

El ministro del interior entre 1980 y 1982, Juan José Rosón, describió su actuación durante el 23-F en los siguientes términos:

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Selección de Noticias V.A. Visiones de la Antigüedad

«Su acción personal, escrupulosamente constitucional y ejemplarmente militar, sirvió en fechas recientes para anular la desgraciada imagen que un feje del Cuer-po pudo haber transmitido en el ignomi-nioso asalto al Congreso. Entonces, al lado del teniente general Aramburu, la Guardia Civil auténtica, la del siglo XIX, la de hoy y la del futuro, mostraron a España y ante el mundo que el benemérito instituto está al servicio de la comunidad nacional, bajo su orden legal y en defensa de la seguridad y la paz de los ciudadanos dentro del marco de la Constitución».

En octubre de 1983 cesó como director

general de la Guardia Civil, pasando a la

reserva activa con numerosas distinciones

y condecoraciones, como la medalla de

oro de Protección Civil (1984), la Gran

Cruz de la Orden de Isabel la Católica

(1983), la Medalla Militar Colectiva, cua-

tro Cruces Rojas al Mérito Militar, Tres

Cruces de Guerra o, entre otros, el segun-

do premio «Ingeniero General Zarco del

Valle», entregado por Su Mejestad el Rey

Don Juan Carlos, en 2003.

Fuente: ABC.es -17 de enero 2010

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Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

Muchos animales producen lágrimas, pero sólo el hombre llora. Aunque sabemos que las lágrimas de tristeza implican un deter-minado estado emocional, hasta ahora desconocíamos la función que desempe-ñan: envían señales químicas a nuestros semejantes. Un estudio del Instituto Weiz-mann de Ciencia (Israel) revela que los hombres expuestos a lágrimas femeninas experimentan una reducción de sus nive-les de testosterona y de su deseo sexual. La investigación, liderada por el neurobió-logo Shani Gelstein, se publica en el último número de la revista 'Science' y sugiere que las lágrimas de las mujeres contienen sustancias químicas que afectan al com-portamiento de los varones. Aunque ya se sabía que las lágrimas de los ratones emi-ten señales químicas, esta es la primera vez que se comprueba que tienen ese efecto en los humanos. Durante la primera fase del estudio, los investigadores pidieron a un grupo de hombres que oliesen alternativamente lá-grimas femeninas y también una solución salina. Ninguno fue capaz de distinguir en-tre los dos fluidos. A continuación, reco-gieron lágrimas de mujeres que habían llo-

rado viendo películas dramáticas y se las dieron a oler a algunos varones mediante una tira adherida bajo la nariz. A otros, les proporcionaron la solución salina. Todos los participantes tenían los ojos vendados. Cuando les preguntaron por la intensidad, agrado o familiaridad de ambos fluidos, las dos líquidos obtuvieron resultados simila-res. Aparentemente, no somos capaces de distinguir entre las lágrimas y el agua sa-lada de forma consciente. Cambio en su percepción Sin embargo, el estudio demostró que al contemplar fotografías de diferentes ros-tros femeninos, aquellos hombres que ha-bían olido las lágrimas eran proclives a considerar a las mujeres menos atractivas sexualmente. De algún modo, la exposi-ción a las lágrimas femeninas había afecta-do a su cerebro. Los investigadores también monitorizaron a los hombres con resonancias magnéticas mientras veían películas para determinar qué zonas del cerebro se alteraban tras haber pasado la prueba olfativa. El resulta-do fue que los hombres expuestos a las lágrimas y que vieron películas con argu-mentos tristes mostraron una menor acti-vidad en las partes del cerebro típicamen-te asociadas al deseo sexual, sobre todo el hipotálamo y la circonvolación fusiforme izquierda. La función de las lágrimas Las lágrimas son un líquido complejo ge-nerado por una serie de estructuras situa-das junto al ojo y que incluyen el lagrimal, el lagrimal accesorio y las glándulas de Meibomio. Contienen proteínas, enzimas, lípidos, metabolitos, electrolitos e, incluso, restos de medicamentos. Normalmente,

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Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

nuestras lágrimas sirven para limpiar y proteger nuestros ojos frente a agentes dañinos, pero las que producimos al llorar parecían no tener ninguna utilidad biológi-ca. Esta nueva investigación demuestra que las lágrimas de las mujeres envían una señal química que disminuye el deseo se-xual de los varones. Además, esta reacción se produce aunque ellos no vean a ningu-na mujer ni sepan qué es lo que están oliendo. Aunque este estudio se centra en las lágri-mas emocionales producidas por las muje-res, los investigadores creen que las de los hombres y los niños también emiten seña-les químicas de algún tipo, aunque su fun-ción podría ser diferente. Los autores del estudio, de momento, se han limitado a estudiar las lágrimas femeninas.

Fuente: elmundo.es

Científicos escoceses aseguran haber desarrollado un tipo de envase de plástico que permite saber cuando la comida em-pieza a descomponerse. Investigadores de la Universidad de Strathclyde crearon un plástico que cam-bia de color cuando la comida está a pun-to de perder su frescura. Los expertos aseguraron que es más bara-to de producir que otros sistemas que uti-lizan etiquetas como indicadores y debería

ayudar a reducir el desperdicio de alimen-tos. Se estima que cada año sólo en Gran Bre-taña, más de ocho millones de toneladas de comida que se podía comer se tira a la basura porque se cree, erróneamente, que está echada a perder.

Fuente: www.bbc.co.uk

No es de extrañar que las empresas quie-ran contratar personal inteligente, pero la idea de que la gente inteligente usa ante-ojos es un viejo estereotipo que no ha desaparecido. Según un nuevo estudio realizado por el British College of Optometrists encontró

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que los portadores de anteojos tienen más probabilidades de encontrar trabajo ya que lucen más inteligentes. Se encontró que al menos un tercio de británicos cree que los lentes hacen que una persona tenga un aspecto más profesional, mien-tras que un 43% piensan que los hace ver más inteligentes. Las estadísticas muestran que los usuarios con anteojos se perciben más inteligentes y honestos, por eso el 40% de las personas con visión 20/20 (Visión Perfecta) conside-raría el uso de lentes para mejorar sus po-sibilidades a la hora de conseguir un em-pleo. Lejos de los lentes de contacto, al menos un 6% se pone gafas para estar a la moda y un 9% lo hace para lucir más atractivo. De hecho las gafas son un bajo indicador de la inteligencia, ya que los problemas de visión pueden atribuirse a diversas razones que no necesariamente se relacionan con ser un “nerd come libros” o un geek “experto en computadoras”. Sin embargo

algunas personas tienen más confianza y cambian su comportamiento cuando se ponen las gafas, lo que podría en sí mejo-rar sus posibilidades en una entrevista.

Fuente: www.fayerwayer.com

Hace unos días la NASA anunciaba que estaba financiando varios estudios para conseguir energía eólica de los vientos a grandes alturas, mediante el desarrollo de cometas-turbina ancladas a tierra que pu-dieran elevarse por lo menos hasta los 2.000 metros, allí donde Eolo sopla con mayor fuerza. Parece ser que el futuro de la energía ver-de flota bien alto. Pero quizá no haya que elevarse tanto, simplemente los 50 metros que tiene la “Torre del Viento”, un innova-dor diseño de un sistema eólico de gene-ración de energía que es capaz de aprove-char el viento en cualquier dirección; y a cualquier velocidad y altura. El principio es muy simple y radica en cambiar el enfoque a un aerogenerador a nivel del suelo.

Esta torre hexagonal es obra de la compa-ñía japonesa Zena System y puede captu-rar el viento por cualquiera de sus seis ca-ras, cuya superficie se compone de puer-tas que se abren sólo hacia el interior. Una vez capturado, el viento se comprime en 3 zonas y acelera su velocidad como si estu-viera en un túnel del viento, discurriendo hacia la salida inferior, que está equipada con un sistema de turbina a presión que convierte esta gran masa de aire acelerado en una energía eólica enorme.

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Sería como simular un “efecto de tornado” para que se pudiera maximizar la genera-ción de energía en su vórtice. Zena System tiene previsto probar su sis-tema a tamaño natural y lleva desde 2009 gestionando la construcción de una torre de 50 metros de altura y 27 metros de diá-metro en una parcela de 13.000 m2 en el departamento de Saga (Isla de Kyushu). La potencia de la instalación será de 5 MW y se integraría en un complejo formado por la propia central eléctrica, una planta desalinizadora de agua de mar y un com-plejo turístico-residencial, todo alimenta-do por la energía que captaría la torre a partir de vientos de 3 m/s.

Fuente:blogs.lainformacion.com

Los delfines han sido declarados las se-gundas criaturas más inteligentes del mundo después de los seres humanos, de ahí que los científicos sugieran que son tan brillantes que deberían ser tratados como “personas no humanas”. Estudios sobre el comportamiento de los delfines han puesto de relieve la gran simi-litud que existe entre estos y los seres hu-manos con respecto a la forma de comuni-carse. Asimismo, subrayan el hecho de que son más brillantes que los chimpancés. Di-chos estudios han sido respaldados por la investigación anatómica que demuestra

Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

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que los cerebros de los delfines presentan muchas características asociadas a un gra-do de inteligencia muy elevado. Los investigadores sostienen que su traba-jo demuestra que es moralmente inacep-table mantener a animales tan inteligen-tes en parques acuáticos, matarlos ya sea para destinar su carne para el consumo humano, ya sea por accidente acontecido durante la pesca. Cerca de 300.000 ejem-plares de ballenas, delfines y marsopas mueren bajo esas circunstancias cada año. “Muchos cerebros de delfín son de mayo-res dimensiones que el humano y ocupan un segundo lugar después del hombre, en cuanto a masa se refiere, si tenemos en cuenta el tamaño del cuerpo”, según afir-mó Lori Marino, una zoóloga de la Univer-sidad Emory de Atlanta, Georgia, que se valió de escáneres por resonancia magné-tica para trazar el cerebro de estos anima-les marinos y compararlo con el de los pri-mates. “La neuroanatomía sugiere que existe continuidad psicológica entre los seres humanos y los delfines y se supone que también aparecen profundas implicacio-nes éticas en la interacción entre este ce-táceo y el hombre”, añadió. Hace tiempo que el delfín ha sido recono-cido como uno de los animales más inteli-gentes. No obstante, muchos investigado-res lo habían colocado por debajo de los chimpancés, los cuales, de acuerdo con algunos estudios, pueden alcanzar niveles de inteligencia propios de niños de tres años. Sin embargo, recientemente una se-rie de estudios sobre el comportamiento han sugerido que los delfines, sobre todo

especies como el delfín nariz de botella, podrían ser los más listos. Dichas investi-gaciones demuestran que los delfines po-seen personalidades distintas, un fuerte sentido de sí mismos y pueden pensar en el futuro. También ha quedado manifiesto que son animales “culturales”, lo que significa que de un delfín a otro pueden ser aprendidos nuevos tipos de comportamientos de for-ma rápida.

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Diana Reiss, catedrática de Psicología en el Hunter College, The City University of New York, demostró en un estudio que los delfi-nes pueden reconocerse en un espejo y utilizarlo para inspeccionar distintas par-tes de su cuerpo, una habilidad que se creía exclusiva de los seres humanos y de los grandes simios. En otro estudio, averiguó que los animales en cautiverio también poseen la capacidad de aprender un lenguaje rudimentario ba-

sado en símbolos. Otra investigación ha demostrado que los delfines pueden resolver problemas difíci-les, mientras que los que viven en libertad cooperan de formas diferentes que impli-can estructuras sociales complejas y una sofisticación emocional de elevado nivel. En un caso reciente, mientras un delfín rescatado se recuperaba durante tres se-manas en un delfinario en Australia, se le enseñó a nadar sobre la cola. Después de ser liberado, los científicos se quedaron asombrados al comprobar que los delfines salvajes habían aprendido el ejercicio del delfín que había permanecido en cautividad previamente. Existen numerosos ejemplos similares, co-mo el de los delfines de la costa de Austra-lia Occidental que aprendieron a sostener esponjas sobres sus hocicos para proteger-se mientras buscaban peces espinosos por el suelo marino. Tales observaciones, junto con otras que muestran, por ejemplo, cómo los delfines podrían cooperar con precisión militar ro-deando bancos de peces para alimentarse, han originado que surjan preguntas que cuestionen la base de la estructura de su cerebro. El tamaño es sólo un factor. Los investiga-dores han reconocido que el tamaño del cerebro varía mucho, alrededor de 200 g en las especies de cetáceos pequeños, ta-les como el delfín del Rio Ganges, y más de 8 kg en los cachalotes, cuyos cerebros son los más grandes de nuestro planeta. Por el contrario, el cerebro humano oscila entre 1 y casi 2 kg, mientras que el de los chimpancés pesa alrededor de los 350g.

Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

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Sin embargo, cuando se trata de inteligen-cia, el tamaño del cerebro adquiere menos importancia que la proporción de éste con respecto al cuerpo. Lo que Marino y sus colegas averiguaron fue que la corteza cerebral y el neocórtex de los delfines nariz de botella eran tan grandes que “la relación anatómica que evalúa la capacidad cognitiva lo sitúan en un segundo lugar en relación con el cere-bro humano”. Asimismo, descubrieron que la corteza cerebral de los delfines nariz de botella poseen los mismos pliegues complejos, los cuales están firmemente vinculados a la inteligencia humana. “Dichos pliegues aumentan el volumen de la corteza cerebral y la habilidad de las cé-lulas cerebrales para interconectarse entre ellas.” A pesar de haber evolucionado en una trayectoria neuroanatómica diferente a la de los seres humanos, el cerebro de los cetáceos presenta varias características correlacionadas con una inteligencia com-pleja”, aseguró Marino. El próximo mes Marino y Reiss presenta-rán los resultados obtenidos a partir de su investigación en una conferencia en San Diego, California. Dichos datos concluyen en que la inteligencia de los delfines es una evidencia y, por consiguiente, maltra-tarlos resulta moralmente repugnante. Thomas White, catedrático de ética en la LoyolaMarymount University, Los Ange-les, quien ha llevado a cabo varios estu-dios académicos que sugieren que los delfines poseen sus propios derechos, también intervendrá en la conferencia.

“La investigación científica […] sostiene que los delfines son ‘personas no huma-nas’ que merecen ser consideradas mo-ralmente como individuos”, afirmó. Artículo de Jonathan Leake, traducido por Monica Hodgekins

Fuente: animanaturalis.org

La Fosa de las Marianas, conocida también como el abismo Challenger, es la zona más profunda que se conoce del oceáno. Se encuentra en el Océano Pacífico y sólo dos exploradores han logrado bajar a tal pro-fundidad. En 1960, el inventor suizo Jac-ques Piccard y el marine estadounidense Don Walsh descendieron a 35.000 pies a bordo del batiscafo Trieste, que fue espe-cialmente diseñado para esa misión. Desde entonces ningún ser humano ha vuelto a descender a esa profundidad pe-ro sí nuevas naves no tripuladas dotadas de la última tecnología que están recopi-lando valiosos datos para que los científi-cos puedan estudiar esta desconocida área del océano. Un equipo internacional de investigadores lanzó al agua un sumergible no tripulado para que descendiera a 10.900 metros de profundidad. Los científicos han revelado ahora sus primeras conclusiones sobre la investigación, según informa la BBC. Por ejemplo, que las fosas oceánicas actúan como sumideros de carbono y que su pa-pel en la regulación del clima es mayor de

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lo que los científicos pensaban hasta aho-ra. El ciclo del carbono "Se trata de la primera vez que hemos sido capaces de instalar sofisticados instrumen-tos a tal profundidad para medir la canti-dad de carbono almacenado", explicó el investigador Ronnie Glud a la BBC. "Básicamente, queremos comprender cuánto material orgánico -es decir, el ma-terial producido por algas y peces en zonas menos profundas- se deposita en el lecho marino, y si esta materia es devorada por las bacterias o degradada, o queda ente-rrada", afirma Glud. De esta forma espe-ran obtener una fotografía general que muestre hasta qué punto el océano puede capturar carbono en el ciclo global.

"Aunque estas fosas sólo cubren el 2% de la superficie oceánica, pensamos que po-drían ser desproporcionadamente impor-tantes, ya que es probable que acumulen mucho más carbón debido a que actuarían como una trampa, de modo que en su fon-do se acumularía más materia orgánica que en otras partes del océano. Así lo su-gieren los resultados de los primeros expe-rimentos realizados", afirma. Una sonda recubierta de titanio El robot fue lanzado desde un barco y tar-dó tres horas en llegar al fondo de la fosa, donde llevó a cabo una serie de experi-mentos. La presión a casi 11 kilómetros de profundidad es 1.000 veces superior a la que hay fuera del agua, por lo que sus sen-sores estaban recubiertos de un cilindro de titanio capaz de resistirla.

Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

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Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

El siguiente paso de este equipo interna-cional de investigadores será calcular qué cantidad de carbono se acumula en el fon-do del océano comparada con otras zonas. De esta forma, esperan poder determinar qué papel juegan las fosas oceánicas en la regulación del clima. En esta investigación participan el Instituto de Microbiología Marina Max Planck de

Bremen (Alemania), La Agencia Japonesa de Ciencia Marina y Terrestre y Tecnología (JAMSTEC) y la Universidad de Copenha-gue (Dinamarca).

Fuente: elmundo.es – 17 de enero 2011

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Selecciones Científicas Visiones de la Antigüedad

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Visiones de la Antigüedad

La Voz de la HistoriaLa Voz de la Historia

Presentes PretéritosPresentes Pretéritos

YY

Futuros ProbablesFuturos Probables

Por Miguel Ángel Maca

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Visiones de la Antigüedad

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El arte de enfermería en EspañaEl arte de enfermería en EspañaEl arte de enfermería en España

durante la primera mitaddurante la primera mitaddurante la primera mitad

del siglo XIXdel siglo XIXdel siglo XIX

Por José Ramón Miranda

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D e entre los libros raros que con-

servo, destacaré el “Arte de En-

fermería”, publicado en Madrid,

Oficina de don Juan Nepomuceno Ruiz,

diciembre 1833. El título, de por sí exten-

so, señala textualmente: “Arte de Enfer-

mería para la asistencia teórico-práctica

de los pobres enfermos que se acogen a la

de los Hospitales de la Sagrada Religión de

N.P.S. Juan de Dios, y constituye la segun-

da parte de la Instrucción de Novicios,

compuesto por el P.Fr. José Bueno y Gonzá-

lez, Prior del convento hospital de la Santa

Misericordia de la ciudad del Puerto de

Santa María, quien lo dedica al Gloriosísi-

mo Arcángel Sr. S. Rafael, especial protec-

tor de dicha Orden. Madrid: oficina de…

etc.”. Tras un extenso prólogo, se comien-

za sobre las “Ideas anatómicas”:

”El cuerpo humano es un con-junto de muchos órganos colo-cados simétricamente; se com-pone de partes duras, blandas, líquidas o fluidas…”.

El arte de enfermería en EspañaEl arte de enfermería en EspañaEl arte de enfermería en España

durante la primera mitaddurante la primera mitaddurante la primera mitad

del siglo XIXdel siglo XIXdel siglo XIX

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A continuación, en el Capítulo I se describe cabeza, tronco y extremidades. En el Capí-tulo II se hace referencia a las “Ideas fisio-lógicas” conocidas hasta ese momento. En el capítulo III ya nos topamos de frente con las “Ideas patológicas”.

“La clasificación de las enfer-medades se dividen en físicas, orgánicas y vitales. Físicas son las soluciones de continuidad como heridas, fracturas. A las orgánicas pertenecen los tu-bérculos, quistes, cánceres, etc; y a las vitales las astenias, asfi-xias y ataxias. (…) Las fiebres se dividen en primitivas o esencia-les y sintomáticas o simpáticas. Pinel divide estas fiebres en sie-te órdenes, denominándolas inflamatorias, biliosas, pituito-sas, pútridas, malignas, peste y écticas”.

Más tarde se cuenta sobre la forma de to-mar el pulso, sobre desmayos y síncopes, hasta llegar a las evacuaciones críticas, que se dividen en críticas, sintomáticas, perfec-ta e imperfecta. Sigue la expectoración, las evacuaciones de vientre, las hemorragias y los sudores. Después de comentar la for-ma de aplicar vendajes y tomar la tempe-ratura corporal, se llega a las dietas para los enfermos: el caldo, su modo de prepa-rarlo cuando es de pan, de pescado o de simientes farináceas. Luego existen los cal-dos medicamentosos, que puede ser de pollo, de ranas, de caracoles, de cangrejos, de víboras, o de tortuga.

“De víboras (en el libro pone vívoras) se hace con ellas solas, o con otras sustancias anima-les; en el primer caso, se pon-drán siete víboras en un puche-ro bien tapado, y a un fuego lento se cuecen; en el segundo

El arte de enfermería en España en la primera mitad del siglo XIX Visiones de la Antigüedad

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El arte de enfermería en España en la primera mitad del siglo XIX Visiones de la Antigüedad

se hace el caldo en la otra sus-tancia, y después de hecho se le pone la víbora a fuego lento por un par de horas en el baño de María. En ambos casos, y al punto de ir a hacerlo, se mata la víbora, cortándole la cabeza y la cola, se desuella sacándole la tripa, dejándola el hígado y el corazón, y cortada en pedazos, (sic) se hecha (sic) con su san-gre”.

A continuación se indica cómo se deben cocinar las sustancias sólidas (consumados, gelatinas, panatela, etc.). Tras esos detalles, ya se entra de lleno en las nociones de materia médica, o sea, me-dicamentos, dosis, peso…hasta llegar a los signos farmacéuticos para poder entender las fórmulas magistrales de botica. En el Capítulo V se describe cómo se preparan algunas medicinas: adrógala, suero, po-

ción, emulsión, infusión, cocimiento etc. Y llegamos a los purgantes, a las píldoras. a los jarabes, a las mixturas, al lamedor, a los ungüentos, a las cataplasmas, a los suposi-torios, a las lavativas, a las sangrías, a la administración de la quina, a los polvos, las sales, los vomitivos, los julepes, los pur-gantes, las friegas, las unturas, etcétera. Lo más curioso de todo, a mi entender, es la manera de administrar las lavativas, que hubiese dado juego a un libro de Camilo José Cela. En fin, el libro es muy extenso y sería dificultoso exponer en tan poco espa-cio de qué forma se aplicaba la Medicina en España durante la primera mitad del siglo XIX. El libro es, a mi entender, una jo-ya digna de ser conservada en lo que vale, que es mucho.

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S egundo día de espacios sin humos

en España desde la entrada en vi-

gor de la Nueva Ley Antitabaco y

segunda jornada en España de convivencia

pacífica entre los pretendidos bandos, tan

difusos fuera de los círculos sensacionalis-

tas como el humo que se esfumó. Parece

ser que la rabieta ha tenido un seguimien-

to desigual entre los fumadores de los ba-

res y los de las puertas de los hospitales.

Los primeros la han respetado , eso sí

amenazando con dejar de tomarse el cafe-

lito, la copa o el chato de vino tan saluda-

bles en la cultura de la piel de toro y reme-

dio, este último sobre todo, para el cora-

zón y sus dolencias, mientras que los se-

gundos se han pasado la prohibición por el

forro de la conciencia considerando más

que suficiente fumar del otro lado de la

puerta, barrera cristalina y pecera patética

entre los convalecientes y los acompañan-

tes, sin dejar claro el lugar en el que se en-

cuentran los ingresados y en el que se po-

sicionan los enfermos.

Escrituras periodísticas aparte, lo que real-

mente me gusta a la hora de informar-

me es hacerlo a través del pueblo, beber

de la fuente popular participando de los

sorprendentes puntos de vista de mis ami-

gos, mi familia o mis sabiondos preferidos.

La mayor parte de ellos ven con buenos

ojos la medida. Unos cuantos tachan el de-

creto de decisión dictatorial; opino que

compararlo es la prueba definitiva de que

el tabaco mata neuronas, precisamente las

más importantes, en las que reside el en-

tendimiento necesario para diferenciar en-

tre libertad y libertinaje. Otros pocos, fu-

madores para más dato, me han dicho que

Nueva Ley Antitabaco:Nueva Ley Antitabaco:

Disculpen las molestiasDisculpen las molestias

Por: Turriano

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esta ley lo único que va a conseguir es que

se fume en la calle y que, por lo tanto, ten-

ga como resultado que los vecinos de los

edificios y casas colindantes se quejen del

ruido que hacen, de lo que manchen las

calles y del olor que dejen. Y yo me pre-

gunto, ¿estamos hablando de personas o

de una manada de ovejas como las que

atraviesan las cañadas reales de las gran-

des ciudades? Hacer gala de una conducta

incívica es la demostración de lo que ha

dolido la medida entre los que siempre

han hecho lo que han querido, fumando

en todos los espacios públicos sin impor-

tarles ni las molestias ocasionadas ni los

daños irreversibles, incluso habiendo niños

delante. ¡Ya era hora de que los políticos

miraran por la salud de los ciudadanos! Si,

también de la de los fumadores.

Aunque algunos defiendan que la salud es

patrimonio exclusivo de la persona, han

sido pocos los viciosos de la nicotina que

se hayan aplicado el cuento a la hora de

prestar atención a los intereses de los su-

fridores pasivos evitándoles sus terribles

efectos y consecuencias. Se prohibe fumar

-dicen los carteles a las puertas de los loca-

les-. Yo añadiría: Disculpen las molestias.

Gracias.

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ÑuñoÑuño

Por: Deralte

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M i tía Ñuño, Guden o Gaudencia Vicenta cumpliría hoy ciento-cinco años pero murió mien-

tras dormía hace cinco. Murió tranquila como vivió. Quien quiera saber como era basta con que lea Cien Años de Soledad y analice a Santa Sofía de la Piedad. Yo, que conocí a Ñuño antes de que el Gabo publi-cara su novela siempre me pregunté si la habría conocido o es que retrató a las mu-chas Ñuños que hay desperdigadas por Latinoamérica y el mundo. Ñuño tuvo una vida que terminó cuando Pepe, aquel andaluz saleroso que la ena-moró y le hizo dos hijas, se fue detrás de otras faldas dejándola sumida en un mun-do que nadie comprendía. Ñuño encontró su sitio en la cocina a par-tir de aquel momento. Cuando la conocí estaba allí y cuando dejé de verla seguía en el mismo lugar, haciendo el mismo me-nú cada día: para el desayuno café con le-che y pan con mantequilla, en el almuerzo potaje de frijoles colorados y arroz blanco con lo que cayera y para la comida sopa y cocido. Los domingos cedía la cocina a Ga-lle y entonces comíamos macarrones “emperrados”, como los llamaba, o arroz con pollo y así una semana, la otra, la si-guiente y la próxima.

Ñuño se quedó casi ciega antes de que yo naciera y creo que casi muda también. Apenas hablaba y permanecía al margen de todo y, salvo para los sobrinos, era un mueble más en la casa de la loma, en na-da se metía, de nada opinaba, apenas ha-blaba salvo con nosotros que nunca supi-mos cual fue el que comenzó a decirle el mote con el que siempre la conocimos. El problema para los demás era no enten-der por qué los sobrinos a quien más que-ríamos era a aquella viejilla anónima que permanecía junto a los fogones sin hablar con nadie y que parecía pasar de todo. Muchos años después, tras un viaje en que volvió a encontrarse con sus herma-nas emigrantes y que la operaron, Ñuño volvió a ver, pero ya estaba demasiado vieja y cansada y aunque se veía distinta era la misma de antes cuando apenas veía. Un tiempo después murieron sus hi-jas Gallega y Cachín y volvió a quedarse sola, atendida por las sobrinas y las sobri-nanietas. Próxima a cumplir el siglo de vi-da una mañana Ñuño no se despertó en la casa familiar de la loma de Caymari donde había vivido casi desde que nació y pienso que quizás su fantasma haya quedado va-gando por la cocina donde siempre estu-vo.

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Que siga el tren Que siga el tren de la vidade la vida

Por: Deralte

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M uchos tenemos mil vivencias perdidas asociadas al tren, qui-zás por eso cuando podemos,

aún cuando sean otros, aprovechamos pa-ra subirnos a ellos y volver a soñar. ¡Cuantos trenes circularon cerca de mi a lo largo de mi vida! ¡Qué ilusión aquellos via-jes en el gas car con los padres y herma-nos aunque sólo fueran unos pocos kiló-metros! ¡Cuantos regaños a los que inten-taban paliar el hambre robando caña a “la cañera” humeante en su trayecto rumbo al ingenio avisando con sus pitidos la lle-gada de su carga! ¡Cuantos cojos a conse-cuencia de intentar abordar un tren en marcha o correr detrás de ellos! ¡Qué ago-nía un viaje largo en el tren “lechero” que paraba en cuanto apeadero aparecía en el mapa para subir pasajeros y carga o que los vecinos intentaran vender algo por las ventanillas antes del habitual “Pasajeros al tren” y el silbato de aviso! ¡Qué alegría un viaje dominical en tranvía mirando las mu-chachas vestidas de limpio! ¡O cuanta pi-cardía en los adolescentes al bañarse des-nudos en los ríos y saltar al aire al paso del tren por el puente para que los vieran! ¡Cuantas cosas más circularon por las vías en los trenes de carga: los alimentos, las armas, las tropas, los muertos, la guerra! Ah, Pero por las vías también circulaban el amor y las cartas, los familiares lejanos, los visitantes bienvenidos, los que volvían quien sabe de donde, los extraños que nunca supimos de donde venían y los hijos pródigos que regresaban o los que se fue-

ron para nunca volver diciendo adiós con un pañuelo desde la ventanilla o el cabús mientras lloraban los que les despedían o simplemente los miraban aquellos que acostumbraban en sus paseos ir a la esta-ción a la hora en que llegaba el tren para conocer e informar de primera mano quien se fue o llegaba. Pasaba el tren, el tren de pasajeros, el tren rápido, el tren lechero, el bananero, la ca-ñera, el trencito de Hershey, el de las 2, el nocturno y siguen pasando, pasa el tren transiberiano, el tranvía 28 de Lisboa repi-quetea su campana subiendo las cuestas, pasa el Orient express, el Rapide Puerta del Sol llega a París, pasa el AVE y pasa la vida como pasa el tren ¡Fuiiiii! ¡Pipipiiiiii! Chuc, chuc, chuc, chuc, chuc, chuc, PiiiiiPiiiii, chuc, chuc, chuc, chuc, chuc. Hoy los trenes son otra cosa, pero yo no pierdo oportunidad de subir a ellos aun-que ya no sean los mismos trenes, ni su chacachá suene igual, que no veamos pa-sar los postes del telégrafo, las casas de los campesinos, las muchachas lavando en los ríos o los niños diciendo adiós a los pa-sajeros o simplemente que nadie intente vendernos algo al pasar de largo por apea-deros fantasmas que alguna vez sirvieron para tomar el tren y salir al mundo. No importa, aunque todo haya cambiado que siga el tren, que siga el tren de la vida con sus recuerdos mientras escucho músi-ca.

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Por José Ramón Miranda

El Monte RatónEl Monte RatónEl Monte Ratón

R incón Literario

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H ace ya bastantes años conocí a un

anciano que me contó una pequeña

historia marinera. Todo comenzó

cuando le ofrecí un cigarrillo. Necesitaba estar

cerca de alguien. Tal vez los viejos son víctimas

propiciatorias y siempre escuchan, seguramente

porque también ellos se consideran condenados

al ostracismo, como los dioses del Olimpo. Me

senté junto a él y me habló de muchas cosas. Me

dijo que toda su vida fue marinero, que incluso

había estado en Rusia. Era viudo. Le noté triste y

resignado de no sabría decirles qué. Petra, su mu-

jer, fue santera. De inmediato me vino a la cabeza

un famoso cuadro de Cantarero, “La santera vas-

ca”.

Aquel viejo de mirada penetrante y cara

abrasada por el salitre del mar, siempre sonriente

aunque triste y casi esquelético, me causó una

rara impresión ancestral.

-Le participo a usted que no me gustan los

emboquillados. Ese me parece tabaco de señori-

tas, mejorando lo presente y sin que se ofenda.

Yo compro donde Patxi cuarterón de media libra.

Del de toda la vida, ya sabe... ¡Qué le voy yo a

contar!

-Sí, entiendo.

-Todo empezó cuando un buen día, hace ya

siglos, unos paisanos salieron a faenar la anchoa.

Resultó que pasadas dos o tres jornadas, uno de

aquellos marineros avistó algo en la lejanía. Inme-

diatamente todos los tripulantes, creyendo que

se trataría de algún naufragio, se acercaron a to-

El Monte RatónEl Monte RatónEl Monte Ratón

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da vela hasta aquel misterioso bote a la deriva. Ya

junto al mismo, pudieron observar con asombro

que no portaba hombres a bordo. Sólo una talla

de regulares dimensiones y de madera noble. Un

tal Joseba, el patrón, ordenó amarrar e izar lo que

parecía un crucifijo hasta la cubierta del pesquero

Edurne, matrícula de Bilbao. Inmediatamente des-

pués señaló a dos marineros que fuese deposita-

do en el interior de una de sus bodegas. Allí per-

maneció por espacio de diez jornadas, al cabo de

las cuales una galerna se desencadenó sobre el

Cantábrico. ¿Sigo?

-Naturalmente que sí.

-Como guste. Lo que en principio parecía

algo normal, pronto arreció hasta el punto de po-

ner en grave aprieto barco y tripulación. Muy

asustados, y convencidos de que aquella galerna

no tenía trazas de amainar, decidieron sujetar el

misterioso hallazgo a la gavia de trinquete. La sor-

presa fue inexplicable. Al acercarse a la bodega

uno de aquellos navegantes pudo comprobar con

estupor cómo alrededor de aquel crucifijo había

un centenar de pequeños roedores que ya habían

dañado la imagen en brazos, piernas y madero de

cruz.

-Sería de roble.

-Probablemente. Como le estaba diciendo,

armado de una escoba, el nauta arremetió contra

los ratones dejando entre muertos y malheridos a

una docena de ellos y huyendo el resto. Rescata-

do el santocristo, y cumpliendo las órdenes recibi-

das del patrón, el pescador, aseguró la talla en el

lugar indicado. Milagrosamente, poco tiempo

después ya no era necesario continuar navegando

a la capa. La mar se había trocado en un estanque

tranquilo.

-¿Cómo el lago de Bañolas?

-¿Mande?

-No, nada. Siga usted.

-Como le contaba, a bordo se empezó a

hablar de portento. Postrada en cubierta, la tripu-

lación dio gracias al Cielo. No era para menos. De

regreso a puerto estudiaron la posibilidad de

construir una ermita dedicada a la bendita talla,

aprovechando las piedras de un viejo castillo casi

derruido.

-¿No servía para futuro parador nacional?

-No señor, no servía. Ya no era ni pintores-

co. Sólo quedaba la buena voluntad, que no era

poco. Posiblemente no querían pleitos con los

sindicatos. Pero a lo que iba, que ya se me está

escapando el hilo del relato. Usted puede pregun-

tar lo que desee, pero si me interrumpe, se acabó

el carbón. Como le decía, ya estaban casi en el

espigón de atraque cuando algo superior al con-

trol humano horrorizó a los marineros. Era como

si llegase el fin del mundo. Daba la sensación de

que el sol se hubiese roto en cien mil pedazos. Se

hizo como de noche y hasta se pudieron ver las

estrellas en el firmamento. Luego vino un sepul-

cral silencio y un gran resplandor cegador. Algo

nunca visto hasta entonces emergía del fondo de

la bahía. Estaban paralizados por el espanto. Se

Rincón Literario Visiones de la Antigüedad

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Rincón Literario Visiones de la Antigüedad

Galerna:

Una galerna es un temporal súbito y violento con fuertes ráfa-

gas de viento del oeste al noroeste que suele azotar el Mar

Cantábrico y sus costas, por lo general en la primavera y

el otoño. También se da en la costa occidental de Francia. Se

engloba dentro de las denominadas Perturbaciones Atrapadas

en la Costa.

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trataba de una gran montaña de rocas y algas en

forma de gigantesco ratón con el hocico dirigido

justo hacia el lugar donde la cruz había sido resca-

tada de las aguas.

Al llegar a este punto del relato sentí como

frío en la espalda.

-¿Le sucede algo?,-- me preguntó el an-

ciano.

-No, nada,-- le contesté. Ya tengo que mar-

charme. Se me hace tarde.

-¿Qué le parece si antes de irse liamos un

cigarro de los míos?

-Una gran idea, aunque reconozco que liar

un cigarro es todo un arte que requiere oficio.

Nos reímos.

Posteriormente he vuelto por Guetaria,

pueblo natal de Juan Sebastián Elcano, el primer

marino que dio la vuelta al mundo, pero jamás

me encontré con aquel anciano. Pregunté y nadie

supo darme razón de su existencia. Tal vez murie-

ra de nostalgia marinera.

Rincón Literario Visiones de la Antigüedad

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Rincón Literario Visiones de la Antigüedad

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P ensé que aquellos que nos gobiernan se negaban a ver la

realidad, la forma como estamos liquidando el mundo. Es-

to es cierto a medias. Lo ven, y demasiado claro que lo ven. De-

lante de ellos tienen un dilema: «Si renunciamos al despilfarro

que supone el consumismo perdemos nuestras suculentas ga-

nancias; pero si seguimos como estamos, destruimos el ecosiste-

ma y, por la misma ocasión, nos destruimos a nosotros mismos.

¿Cómo resolver este conflicto?» La respuesta es obvia:

«Hagamos que perdure el sistema a la vez que reducimos la po-

Visiones de la Antigüedad

Por

Joaquín Martínez

Están diezmando

la población mundial

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- 49 -

Visiones de la Antigüedad

Están diezmando

la población mundial

blación. De modo que nosotros garantiza-

mos nuestros beneficios y el impacto o

daño que causamos a la tierra disminu-

ye.»

En esas están: hace por lo menos veinte

años que practican una política eugenista;

por eso los índices de natalidad son muy

bajos en los países desarrollados. Los me-

canismos para llevar a cabo este fin son

diversos y se combinan entre sí:

–A los alimentos que nos venden en los

supermercados les añaden ingredientes

secretos como son las hormonas femeni-

nas para menguar la fertilidad de los varo-

nes. Estas hormonas las ponen incluso en

el agua de los grifos. Los efectos secunda-

rios saltan a la vista: las aguas contamina-

das de los ríos esterilizan a los peces y a

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La Ñ del Profesor Visiones de la Antigüedad

xxx

los anfibios por una ingesta exagerada de

esas hormonas.

–Se promocionan enfermedades de todo

tipo, ligadas con la pésima alimentación y

el modo de vida estresado que nos impo-

nen. El cáncer de pulmón de los fumado-

res será dentro de un par de décadas una

broma comparado con las enfermedades

de nueva ola: cánceres, infecciones, aler-

gias, sobrepeso, problemas circulatorios,

anemias...

El deterioro masivo de la salud conviene a

los poderosos de este mundo por dos ra-

zones: se diezmará la población a la vez

que obtendrán cuantiosos beneficios con

la venta de medicamentos para intentar

curar enfermedades que ellos mismos ha-

brán provocado. Están realizando con no-

sotros el negocio de Juan Palomo: «Yo me

lo guiso, yo me lo como: yo fabrico la en-

fermedad, yo otorgo los remedios para su

cura; eso sí, a corto plazo, porque a la lar-

ga os espera la muerte.»

–Nos hacen creer que la esperanza de vida

aumenta, que la población envejece, que

la medicina lo cura (casi) todo, que los

avances de la ciencia mejorarán la calidad

de vida. Esto es pura mentira, una estafa

al por mayor.

Lo único constante es que la población no

cesa de enfermar; las alergias se cuadripli-

can cada año; las grasas saturadas están

acabando con la movilidad de la gente; el

estrés ha hecho de los habitantes un ma-

nojo de nervios, sólo aptos para caer ful-

minados por la depresión.

Todo esto estaba ya previsto: dentro de

diez años, si el planeta aún tolera nuestra

presencia, la población comenzará a dis-

minuir. De hecho, lo único que escapa a

este plan reduccionista es la población del

tercer mundo, que como no dispone de

tantos supermercados para envenenar a

la gente, sigue multiplicándose. También

se les escapa el control de las poblaciones

de China e India. Aunque yo pienso que

estas últimas van a comenzar a disminuir

de manera drástica, porque también ellas

se han subido al tren del capitalismo.

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La Ñ del Profesor Visiones de la Antigüedad

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Visiones de la Antigüedad

« Dime qué tipo de porcentajes uti-

lizas y te diré de qué pie cojeas.»

En clase de español suelo manejar con los

alumnos cifras y porcentajes que no se co-

rresponden con la realidad pero que refle-

jan una ideología, una visión peculiar de

las cosas que suceden.

En el último examen que les hice a los

alumnos de segundo una de las preguntas

consistía en traducir las siguientes frases:

El 60% de los alumnos no escucha a su pro-

fesor.

Al 50% de la población no le gusta hacer

las compras en los supermercados, prefie-

ren los mercados al aire libre.

El 80% por ciento de los trayectos en coche

no se justifica porque los conductores pue-

den ir simplemente a pie.

Los porcentajes Por Joaquín Martínez

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Visiones de la Antigüedad

Por supuesto, no dudé en avisar a mis

alumnos: «Atención, estas frases no se

ajustan a la realidad, salvo la última.»

Este ejemplo pedagógico demuestra que

es muy fácil manipular las cifras, los por-

centajes y las estadísticas de acuerdo con

una ideología determinada. En mi caso es

obvio que intento transmitir a los alum-

nos que hablan francés y tienen el espa-

ñol como lengua extranjera no solo el

funcionamiento de los porcentajes en cas-

tellano sino también una forma peculiar

de entender la vida: les hago reflexionar

de manera indirecta sobre los problemas

que afectan a la sociedad de hoy en día.

Si yo soy capaz de usar este mecanismo

subterfugiamente (como si fuera un jue-

go), ¿qué no serán capaces de hacer los

profesionales del marketing?... Solo con

examinar el tipo de porcentajes que utili-

Los porcentajes Por Joaquín Martínez

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Visiones de la Antigüedad

za una revista, una publicidad, un partido

político, ya puedo colegir de qué pie co-

jean, cuál es el color que los define:

El 98% de las mujeres opina que actimel

les ayuda a dormir mejor.

¿Qué contenido encierra este mensaje pu-

blicitario? Ninguno que sea de provecho;

es pura apariencia, pura incitación al con-

sumo con una idea subyacente: todas las

mujeres lo prueban, ¿por qué ibas a ser tú

menos? Y de este modo, veladamente, nos

fuerzan, nos incitan, nos empujan a consu-

mir incluso productos que de buena gana

nunca consumiríamos.

El 75% de los accidentes sucede durante

los trayectos cortos.

Este es un anuncio típico de la Dirección

General de Tráfico. El mensaje oculto ven-

dría a decirnos: «Conductor, no dejes de

conducir; pero por favor pon un poco más

de atención a lo que haces.»

El 70 % por ciento de la población vive en

la ciudad y no piensa volver al campo sino

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Visiones de la Antigüedad

algún que otro fin de semana para descan-

sar.

Este sería un anuncio del partido que está

en el poder: todo va (más o menos) bien.

Puestos a elegir, es preferible ver la botella

medio llena antes que medio vacía.

El 90 % de la población rural malvive en

sus casas porque faltan todo tipo de servi-

cios. Mucha gente está yéndose a vivir a la

ciudad.

Y este sería el eslogan del partido opositor.

Ellos sí que se fijan más bien, y porque les

conviene, en que la botella está medio va-

cía.

La realidad es la misma. El punto de vista

cambia según los intereses de los unos y

de los otros. ¿Quién estará más cerca de la

verdad? Esto es muy fácil de saber: olvi-

dáos de las estadísticas; abrid bien los

ojos; mirad por la ventana; y decidme lue-

go lo que está pasando en el mundo.

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Mundo HuecoMundo HuecoMundo Hueco

V isitando el pueblo, en helada ho-ra más propia de un día invernal, con esa baja neblina que cubre

los campos y otorga un aroma y una lumi-niscencia especial al ambiente que me ro-deaba, recordé a un viejo amigo que ya no está… El aire pálido de este mes gélido cortejó mi reflexión, mientras un sol ago-nizante se deslizaba detrás de unas lejanas montañas y cesaba su diurno empeño de alumbrar al hermoso valle.

Ese viejo amigo no era otro que un precio-so sauce llorón, similar al de la foto que

podréis encontrar en la página siguiente. Se erguía en todo su esplendor a pocos metros de mi casa, y ya desde pequeño empecé a treparlo y a subirme a sus ra-mas más altas.

Sus “brazos” llenos de hojas tocaban prác-ticamente el suelo, tornando sus profundi-dades en una especie de empalizada vege-tal inexpugnable. Tan sólo el incordio de las hormigas en ciertas épocas era motivo de desalojo temporal, algo que de todos modos no me arredraba completamente de treparlo día sí y día también.

TejiendoTejiendoTejiendo AguaAguaAgua Por Óscar García Teijeiro

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Mundo HuecoMundo HuecoMundo Hueco

Era mi refugio.

Ya fuera en primavera, verano, otoño o invierno, el sauce me acogía sin protestar entre sus ramas. Allí erigí mi “templo”, construyendo un pequeño asiento impro-visado. Sin dudarlo, me retiraba al interior de tan frondosa atalaya, para escribir, di-bujar, observar las estrellas a través de pe-queños claros en el follaje o simplemente pensar. Pero ya no está.

Hace tiempo que mi abuelo decidió cor-tarlo sin opción a réplica, atiborrando los

vestigios del sauce con sal y otros produc-tos químicos que impidieran su recupera-ción, pues la primera vez que cercenó al pobre árbol, éste nos sorprendió con nue-vos y rápidos brotes que pretendían emu-lar lo que antaño había sido. Aún recuerdo la sierra mecánica desgarrar la madera, y el crujir, el golpe sordo… Al igual que con muchos otros árboles, mi abuelo tiene la extraña costumbre de plantarlos y, tiempo después, arrasar con ellos.

Tan altivo antaño, resistiendo estoico tem-porales y heladas, el sauce fue despojado

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de su hogar, de sus raíces, en cuestión de segundos. Su madera se convirtió en leña, supongo, aunque muchas de sus ramas fueron plantadas en otras partes de la fin-ca. Con el tiempo, los “hijos” del sauce empezaron a colonizar las inmediaciones de mi casa, llegando incluso a superar el tamaño de la cepa original en dos veces.

Y ahora, aunque un solitario tocón marca a modo de lápida el lugar de su falleci-miento, la verdad es que sigue completa-mente vivo, creciendo por todas partes, en varios árboles, en varios sauces. Los go-rriones revolotean entre sus hojas cuando llega el buen tiempo, la brisa mece suave-mente sus cabellos verdes y encrespados…

Ya no me subo a sus ramas, por motivos obvios, pero me reconforta saber que el

sauce sigue vivo, gracias a una especie de reencarnación- ¿o mejor remaderización?-. Me gustaría pensar que he aprendido al-go de ese extinto árbol, aunque a la gente pueda perecerle raro lo que estoy dicien-do. Ojalá sea capaz de resistir los tempora-les con su misma flexibilidad, aprender a dar cobijo en mi interior a otra persona cuando llegue el momento, soportar el pe-so de un compañero cuando lo necesite...

A veces las grandes lecciones no vienen de boca de un maestro, ni siquiera de un pa-dre. A veces las piedras y los árboles, si-lenciosos actores por naturaleza, guardan sabias palabras para el que es capaz de es-cucharlas.

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L a electricidad, esa energía tan in-tensa relacionada con nuestro sis-tema nervioso y sus impulsos, me

recorre de pies a cabeza al escuchar cier-tas canciones. Es escalofriante.

Evocadora. Ellas hablan por mí ahora.

Todas esas partículas diminutas que me rodean y me taladran, desplazándose a gran velocidad entre estados conocidos y aún por descubrir, muriendo extinguidas en una explosión final… ¿adónde van? La música me impulsa a preguntar.

Qué metáfora de la vida. De la existencia. Estrellas que se pierden en el fondo de las pupilas y desaparecen de este universo, para siempre. A nadie le importa su suer-te, su luz o su corazón de helio. ¿Qué día es? ¿Cuántos años han pasado desde su último suspiro?

¿O quizá nunca han existido?

¿Qué es el recuerdo? ¿Es el interludio en-tre dos muertes, la parcial y la definitiva?

¿Es algo antinatural, irreal, que ya no ríe más y cuyo rostro se torna informe y na-die sería capaz de dibujar? ¿O, más bien, es una cuerda que vibra en mil dimensio-nes diferentes, pareciendo punto suspen-

dido y quieto, mas siendo en esencia eterno viajero, que se nos escapa y no vuelve, pero halla reposo en alguna parte, en algún lugar? ¿Qué es?

Y las nubes, que tanto se parecen a noso-tros, ¿tienen forma o son imaginaciones nuestras? ¿Qué es la forma? ¿Qué es la materia, si se disuelve y desaparece al es-trellarse en flagrante beso con su tenebro-so reverso? ¿Y el alma? ¿Existe el alma o es el vacío que tirita y cuyos lamentos pro-ducen eco y luego en silencio fallecen? ¿Es una nube hinchada que llora agua y el de-sierto sediento se bebe?

Huérfana. Exiliada. Vagabunda. Marcha fúnebre para la inocencia y la esperanza, al mirar al cielo y no ver nada. Ni siquiera un reflejo en un espejo viejo.

Las trompetas. La percusión. La vida per-cutida, aplastada y molida. Y la vida, ¿es música o partitura? ¿Se deja llevar o grita iracunda, explotando en polvo y llanto?

Sólo veo corriente y marea, a miles de cuerpos ahogados en deriva eterna. Cuer-pos inertes que flotan en altamar, o en el cosmos, observados por estrellas inesta-bles, de corazones aún más frágiles. Y sus dedos fríos y entumecidos, acompañados por un rostro húmedo y ausente, reposan

Recuerda

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extendidos sobre el agua helada, buscan-do inconscientemente asidero en una roca cercana. Un refugio anhelado, lejos de tanta ignorancia, de tanto vagar y no en-contrar nada. Un refugio entre las som-bras, cada día más largas. Un respiro, una pausa. Un hogar, en el basto e infinito ter-ciopelo sideral.

Pero, ¿qué nos espera en ese refugio aisla-do sino la muerte más solitaria?

¡Dímelo!

Nuestra mente es una isla. Nuestro lecho es una isla. Nuestra casa es una isla. Y nuestra ciudad, nuestro país, nuestro con-tinente, nuestro planeta, nuestro sistema solar… Todo son islas, yermas. Todo co-nectado, pero lejano. Espacio sin nada. Vacío lleno de polvo y hielo. De lágrimas convertidas en cristales distantes. De mundos transformados en cortinas apoli-lladas y quejumbrosas osamentas quebra-das, que se escoran a las profundidades y dormitan sobre las tinieblas.

El multiverso susurra mensajes indescifra-bles, pero todos ellos hablan de pena y soledad. De distancia y olvido. De vidas que abren los ojos y expiran en un instan-te. Como si no tuvieran valor o importan-

cia. Ínfimas.

Vivimos disparados como partículas de antimateria, siempre en busca de nuestra desaparición. Nada conocemos que no sea el final absoluto. Y en vida soñamos con él y escribimos pobres secuelas, hasta que se nos acaba el papel, o la tinta, y aca-bamos hundidos en una inmensa papelera de mármol y madera.

Pero llega un día y el agua y el viento se llevan las islas. A las rocas y a los árbo-les. Al pájaro y al gusano. Al escritor y al escrito.

El refugio desaparece. El refugiado se des-vanece. Sólo una huella en la arena, que se derrite.Sólo una mancha en la orilla, que se dispersa.

Y un eco lastimero, que se pierde, se pier-de, se pierde... Un eco que nunca estuvo aquí. Que nunca existió, porque nadie lo recuerda.

Nadie llora ya por él.

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Eugenio GelónidaEugenio Gelónida

CronistaCronista

Robespierre y Revolución

Por Alejandro García Alamán

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H ace un tiempo que vengo dán-dole vueltas a una cuestión mo-ral, y por tanto espinosa, que no

sabía muy bien cómo plantear en un ar-tículo. No por escrúpulos, que ya me van conociendo, sino porque quería encontrar el contexto histórico adecuado para em-borronar unos cuantos párrafos con ello. Y creo que he dado con el momento y el personaje perfecto…nos vamos a una épo-ca crucial para el mundo contemporáneo tal como lo conocemos hoy en día, a los

tiempos de la Revolución Francesa. Que más allá de la imagen popular de pelucas blancas, populacho por las calles y cabe-zas aristocráticas rodando por lo suelos, es la Madre del Cordero de lo que hoy enten-demos como el mundo moderno chupi-guay en que vivimos.

Sin embargo, para llegar a esta sociedad occidental posmoderna donde se practica el culto a los derechos y derechas de los

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Eulogio Gelónida, Cronista Visiones de la Antigüedad

más variopintos seres, animados o no, ese vergel de ONG’s en el que tan justamente orgullosos estamos de hallazgos como los derechos del hombre, la democracia po-pular o la protección del débil y el necesi-tado, se vertió mucha sangre por el ca-mino. En esta sociedad occidental posmo-derna, a la que tanto repugna el uso de la violencia (al menos en la puerta de casa), se ha olvidado que el triunfo de estos va-lores morales, cuyas virtudes son poco cuestionables, se erige sobre un montón de cabezas cortadas. En esta sociedad oc-cidental posmoderna, en definitiva, se ha impuesto la hipocresía y la amnesia in-teresada sobre un asunto un pelín sucio: ¿es legítimo el recurso a la violencia para conseguir unos fines determinados, por deseables que sean estos? ¿Hasta qué punto y bajo qué condiciones es tolerable o está justificada? ¿Cuántos huevos hay que romper para hacer una tortilla?

El máximo exponente de este dilema es una figura crucial de la historia contempo-ránea: Maximilien Robespierre. No sólo porque se encontrase en el lugar decisivo en un momento crítico para la historia posterior, sino por el particular juicio his-tórico al que ha sido sometido y condena-do. Porque Robespierre es, tras los indis-cutibles divos del siglo XX, Adolf & Josif, el habitual tercer clasificado en la lista de “Malos malosos de todos los Tiempos”, por instaurar el régimen del Terror en la Francia revolucionaria, ese que tantos te-lefilms, series y novelas ha llenado con guillotinas y abundante salsa de tomate. Sin embargo, lo que tiende a olvidar el co-mún de los mortales es que bajo el festival de ejecuciones se esconde un objetivo, que a diferencia de los otros dos, no con-siste en imponer un régimen totalitario, ni

invadir el mundo, ni de la supremacía de una raza: se trata sencillamente de des-montar las injusticias del Antiguo Régimen e instaurar una sociedad basada en el de-recho de todas las personas, en la justicia igual para todos y en la participación de todos los ciudadanos en los asuntos del Estado. Valores liberales que exportarán por toda Europa las tropas de otro ilustre impopular; Napoleón Bonaparte, pero esa es una historia que contaremos en otro momento.

Así que vamos a tratar de poner al vapu-leado Maximilien en su sitio, siguiendo las andanzas de este joven abogado de pro-vincias en el follón revolucionario. Porque advierto que nos vamos a saltar la infancia y la adolescencia de Robespierre, que son un coñazo sin nada destacable, para irnos derechitos al asunto. Y tampoco se va a tratar de una biografía al uso, sino que me centraré más en los trascendentales suce-sos en que se verá implicado este hombre.

En 1788, el rey Luis XVI de Francia convo-ca, por primera vez en 175 años, unos Es-tados Generales para tratar de evitar pro-blemas mayores en un reino que está su-mido en una profunda crisis. ¿Y eso qué eh lo que eh? Pues básicamente, el rey lla-ma a los tres estamentos sociales clásicos – nobleza, clero y el conocido como Tercer Estado, cajón de sastre donde se mete a todo el que no cuadra con la visión medie-val de la sociedad, como puedan ser co-merciantes, artesanos o funcionarios – pa-ra que presenten quejas y soluciones a los males del país, y luego él decide. Cada Es-tado tiene un voto, así que se pueden imaginar el panorama: los nobles y los cu-ras, que no llegan ni al 10% de la pobla-ción, tienen el mismo poder político que

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Eulogio Gelónida, Cronista Visiones de la Antigüedad

todo el resto del reino. Todo el resto ex-cepto el Cuarto Estado, el campesinado, que no cuenta para nada.

Sin embargo, y en contra de lo esperado, los Estados Generales le explotan a su ma-jestad en las narices. El Tercer Estado, diri-gido por la burguesía y dominado por las ideas ilustradas y por el ejemplo de los re-

volucionarios americanos, viendo que tie-ne el mismo poder decisorio que ZP en las reuniones del G-20 y deseoso de un cam-bio de régimen, llega a la conclusión de que ya está bien de pagar el pato siempre los mismos y se declara en rebeldía. Se reúne aparte en lo que se llamó Asamblea Nacional y en ella proclama la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Además, los asamblearios se juramentan

Con esta cara de lechuguino y mira qué peligro tengo...

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Eulogio Gelónida, Cronista Visiones de la Antigüedad

para no separarse hasta dar a Francia una nueva constitución. Poco tiempo después, el clero se une al movimiento, así como algunos nobles. Ha comenzado la Revolu-ción francesa, y el mundo jamás será igual. Uno de los participantes en los Esta-dos generales, ardoroso defensor de la Declaración de derechos, fue nuestro jo-ven abogado Maximilien Robespierre. Evidentemente el horrorizado rey no se estuvo quieto mirando, y trató de disolver la Asamblea, cuyos miembros y simpati-zantes se reunían como y dónde podían. Uno de los lugares de reuniones clandesti-nas era un antiguo convento de San Jaco-bo, y por ello al grupo que se refugiaba allí se le llamó “Club de los jacobinos”, que se caracterizaban por defender ideas tan ra-dicales por aquel entonces como la demo-cracia plena, la asistencia social o la edu-cación gratuita. De este grupo de activis-tas políticos formó parte Robespierre, que pronto destacó porque el muchacho tenía grandes dotes para la oratoria y la persua-sión, y por lo visto era bastante convincen-te. Además, y quizá lo más importante, tenía verdadera pasión por las ideas ilus-tradas que proclamaba. Los intentos de la monarquía por abortar el incipiente brote revolucionario se fue-ron a la porra cuando un nuevo actor en-tra en escena: el pueblo llano. Los ciuda-danos de París y los campesinos se suble-van contra la política del rey, salvando así a los burgueses de la Asamblea. Que rápi-damente abolirán el feudalismo, los dere-chos señoriales y eclesiásticos y se disol-verán para elegir una Asamblea Constitu-yente, que en cristiano comprensible con-siste en reunir un grupo de notables y ju-ristas para que redacten una Constitución. El pueblo se concede a sí mismo la sobe-

ranía. Robespierre fue elegido diputado para esta asamblea, erigiéndose finalmen-te en líder de los jacobinos. Que por cier-to, ocupaban el ala izquierda de la sala de reuniones, y por ello se les identificó co-mo los “de la izquierda”, mientras que la parte derecha la ocupaban diputados más conservadores. Etiquetas que han perma-necido hasta nuestros días para designar a grandes rasgos ambas tendencias ideoló-gicas. ¿No lo sabían? Bueno, ahora ya pueden contarlo en comidas y reuniones familiares. En principio la Asamblea Constituyente pensó en una monarquía constitucional, aunque Luis XVI no estaba por la labor. Al contrario, junto a su joven y superficial mujer, la incomprensiblemente legendaria

Luis XVI

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Eulogio Gelónida, Cronista Visiones de la Antigüedad

María Antonieta, en 1791 trató de huir de París, siendo detenido en Varennes. Era evidente que no estaba dispuesto a acep-tar dirigir el país en condiciones impuestas por el pueblo. Aun así, y a pesar de las pe-ticiones del ala “radical” de la “izquierda”, dirigida por Danton y Marat, el rey enca-bezó el primer gobierno salido de la revo-lución. Por supuesto, el monarca utilizó sus poderes constitucionales de veto para torpedear todo lo que saliera de la asam-blea, lo que arrojó a muchos en los brazos del republicanismo, del que era destacado paladín nuestro amigo Max y sus jacobi-nos, que pasarán a ser conocidos ahora como “montagnards” (montañeses), por sentarse arriba del todo de la cámara. No, este apodo no tuvo tanto éxito como el otro. Afortunadamente. La aristocracia del resto de Europa miraba con temor lo que ocurría en Francia. Tes-tas coronadas, privilegios feudales y pre-bendas clericales corrían peligro si la peste francesa se extendía fuera de sus fronte-ras. Así que los dos tradicionales enemigos de Francia, Prusia y Austria, se prepararon para la guerra y se dispusieron a invadir el país si no se restablecía el antiguo orden. Todo con la complicidad de Luis XVI y los nobles conseervadores, que soñaban con una derrota de los revolucionarios y la re-instauración del absolutismo de toda la vida de Dios. La actitud saboteadora y conspiradora del rey acabó con su deten-ción y juicio. Robespierre, que siempre se había mostrado contrario a la pena de muerte, fue un acalorado partidario de la ejecución del rey, considerando que era más importante la salvación de la Revolu-ción que la vida de un hombre. Por estre-cho margen, el nuevo parlamento republi-cano, la Convención Nacional, votó la con-dena a muerte de Luis XVI.

A principios de 1793, pues, pintaban bas-tos para la Revolución. En guerra contra Prusia, Austria, España, Nápoles y Holan-da, con graves problemas económicos que las medidas liberales no habían logrado atajar, con insurrecciones de descontentos a los que la Revolución no había traído ninguna mejora tangible y con agentes contrarrevolucionarios agitando subleva-ciones por todo el país (como la de la Ven-deé), todo hacía presagiar que el final de la aventura estaba cercano. En estos mo-mentos, Robespierre, el teórico influido por las ideas de Rousseau, el idealista par-tidario de la democracia republicana y de todos esos valores que tanto nos gustan hoy en día, disfrutaba de un enorme po-der y prestigio político. Y basándose en ambos, tomará una decisión extrema: apoyado por los revolucionarios parisinos, y asumiendo todos los poderes de la Con-vención Nacional, da un golpe de Estado,

María Antonieta

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Eulogio Gelónida, Cronista Visiones de la Antigüedad

detiene a la oposición moderada, y se po-ne al frente del recién creado Comité de Salvación Pública. Este Comité estaba dotado de poderes ex-cepcionales: en la práctica, una dictadura en defensa de la amenazada Revolución, que actuó de forma contundente y rápida contra sus enemigos, en lo que se llamó el ejercicio “del Terror”. Los sospechosos de contrarrevolucionarios, antipatriotas o in-cluso los especuladores fueron ejecutados en masa, acusados de conspirar para des-truir la República. La guillotina empezó a echar humo, y por ella pasaron hombres y mujeres de toda condición social, desde aristócratas hasta miembros del pueblo

llano. Evidentemente también pagaron justos por pecadores y conocidos revolu-cionarios, como el propio Danton o el quí-mico Lavoisier, hicieron su visita al cadal-so. La oposición política, por tanto, no se libró del celo revolucionario de Max, tanto por excesivamente moderada, como por demasiado exaltada (Hebertianos). En este punto, cualquiera podría pensar en Robespierre como una especie de monstruo fanático sediento de sangre, pe-ro una aproximación al personaje des-miente esa visión. Por aquel entonces, Max tenía fama de virtuoso, era apodado “el Incorruptible”, y como vimos, incluso era partidario de la abolición de la pena

La historia del mundo; todos detrás de una señorita en tetas.

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Eulogio Gelónida, Cronista Visiones de la Antigüedad

de muerte. Pero todo esto se supeditaba a su ideal político: en aquellos momentos creía firmemente en la necesidad del Te-rror para alcanzar una república democrá-tica y virtuosa, y para ello era imprescindi-ble conseguir la estabilidad interna por el medio que fuese. Para Robespierre, era una oportunidad única en la Historia; ha-bía que salvar logros como la libertad indi-vidual, la igualdad política, el sufragio y la abolición de los privilegios, y eso estaba por encima de cualquier compromiso polí-tico. La Revolución pasaba una fase crítica, y esto requería grandes y sangrientos re-medios. Unas cincuenta mil personas ca-yeron ante la implacable justicia revolucio-naria. Sin embargo, estas durísimas medidas sur-tieron efecto, puesto que para 1794, des-pués de un montón de ejecuciones, un control estricto de la economía y la victo-ria militar de Fleurus contra Austria, lo peor había pasado: la República estaba salvada. Por tanto, una vez disipada la amenaza contra la que se empleaba a fon-do, el Comité de Robespierre el inflexible ya no tenía demasiado sentido. Resultaba peligroso para los supervivientes de la Convención, e incómodo para quienes ha-bían colaborado con él. Así que, cuando en Julio de 1794 se anunciaba una nueva purga, los asustados diputados se lo impi-dieron. Detenido por el ejército, fue ejecu-tado en la guillotina por orden de la Con-vención, que exhaló un suspiro de alivio. Este final explica suficientemente porqué este hombre se ganó las iras de unos y otros: tanto los conservadores como sus compañeros revolucionarios, tenían moti-vos para abominar de él. Unos por enemistad ideológica y otros por disimular su propia responsabilidad en hacer el

“trabajo sucio”. Una vez caído, se puede atizar al muñeco sin ningún pudor. Si a es-to le unen el hecho de que, por algún me-canismo incomprensible, parece que la violencia está mucho peor vista si es “revolucionaria” que si parte de las elites aristocráticas de toda la vida, aunque ten-gan un currículum espeluznante en estos menesteres, obtendrán la clave de la im-popularidad del personaje. Y sin embargo, aunque él no estuviera pa-ra verlo, la Revolución sobrevivió. Muy probablemente, sin la adopción de estas medidas extremas, la primera República francesa, la Declaración de los Derechos del Hombre, actual orgullo de Occidente, y todo lo demás, se hubiera ido al garete y el absolutismo habría ganado su batalla más dura. En los libros de historia se trata-ría como una revuelta más del siempre le-vantisco populacho, y a saber dónde esta-ríamos usted y yo a estas alturas. Así que en el fondo, la acción de Robespierre no era tan descabellada. Seguramente fuese consciente de las implicaciones que tenía tomar este camino, del ingrato papel que estaba cumpliendo en el proceso, y posi-blemente del final que le esperaba. Pero por otro lado, siendo como era un fanático de la virtud y un teórico dispuesto a llevar las ideas republicanas de democracia, igualdad y justicia a sus últimas conse-cuencias, probablemente pensara que no era más que un peón en una partida mu-cho más importante. Bien es verdad que su idealismo y su infle-xibilidad le llevaron a cometer abusos du-rante la época del Terror, que su exceso de celo depuró a más gente de la “necesaria”, y que a la hora de su caída no parece que tuviera previsto parar la maquinaria repre-sora, pero también lo es que la mayoría de

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nosotros firmaría hoy una ideología simi-lar a la de Robespierre. Y por ello se hace bastante improbable achacar a un carácter sanguinario o un desprecio por la vida hu-mana su actuación política. También es cierto que el riesgo que corría la República era muy real, estamos hablando de un ré-gimen, el absolutista, que venderá carísi-ma su derrota derramando a su vez tone-ladas de sangre durante el siguiente me-dio siglo por lo menos.

Así que pregúntese, querido lector, ¿usted qué hubiera hecho? ¿Se le ocurre cómo se podrían haber salvado de otra forma lo que hoy llamamos “los valores políticos de la cultura occidental”? Quizá le debamos más a este presunto ogro de lo que estamos dispuestos a reconocer.

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- 71 -Toma de la Bastilla, 1789

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E stimados lectores, en este número

me he animado a hacer un comenta-

rio acerca de un fenómeno tan

inusual como desconocido por la gente, la si-

nestesia. La sinestesia, del griego συν, 'junto',

y αισθησία, 'sensación', es la mezcla de varios

sentidos. Para que todos lo entendamos es la

capacidad de algunas personas para percibir

inequívocamente cómo suenan los colores, có-

mo huelen los sonidos o cómo se ven lo olores

(por citar algunos casos).

Para empezar debo aclarar que los sinestésicos

no tienen la sensación de percibir algún estímu-

lo, sino que lo perciben realmente. No se trata

por tanto de una percepción directa como po-

dría ser la ―sensación de limpieza‖ que a todos

nos evoca oler un limpiador de limón, ni el he-

cho de que determinados olores o sabores nos

La Biozona Por Dr. Enrique Calvo

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transporten a un lugar perdido en nuestros re-

cuerdos.

En general, la sinestesia afecta más a las muje-

res y las personas zurdas, y con alguna fre-

cuencia estas personas experimentan además

una excelente memoria. No es raro que un si-

nestésico presente problemas a la hora de

efectuar cálculos o para orientarse. Se cree que

podría haber algún factor genético asociado a

este desorden, ya suele darse en miembros de

una misma familia.

Algunos trabajos de investigación señalan de-

terminadas disfunciones neurológicas sufridas

durante el desarrollo del cerebro en el útero

como las causantes de este fenómeno. Según

estas investigaciones la prevalencia de la sines-

tesia en la población es de 1 de entre cada

2000 personas, y se vería causada por una ac-

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La Biozona Visiones de la Antigüedad

tivación cruzada de las zonas adyacentes del

cerebro que se encargan de procesar diferentes

informaciones sensoriales. La corteza visual se

encarga del análisis de la información visual

recogida por los receptores existentes en la re-

tina, la corteza auditiva analiza la información

que llega del oído, etc. Pero desde todas estas

áreas sensoriales también se envían señales a

otras áreas corticales denominadas ―áreas aso-

ciativas‖, en donde se relacionan características

como forma, tamaño, color, etc. Esta asocia-

ción entre diferentes estímulos sensoriales per-

mite, por ejemplo, que podamos encontrar un

objeto con unas características determinadas

de forma y tamaño mediante el tacto, sin la

ayuda de la vista, dentro de un conjunto de ob-

jetos de formas y tamaños diferentes. Estas

asociaciones ocurren en todas las personas,

independientemente de que presenten o no si-

nestesia.

Una de las manifestaciones más comunes en

los sinestésicos es su capacidad para ver colo-

res mientras escuchan sonidos, de modo que al

escuchar diferentes notas en una melodía son

capaces de percibir todo el rango cromático.

Otras personas pueden sentir sabores diferen-

tes al tocar objetos con diferentes texturas.

Otro efecto muy común en la sinestesia es la

asociación de un determinado color a un núme-

ro, de modo que un sinestésico puede ver de

color rojo un número 5 pintado en negro sobre

un fondo blanco, y tienden a asociar la letra A

con el color rojo, la S con el amarillo y la Z con

el color negro.

Implicaciones artísticas de la sinestesia

Debido a las capacidades de asociación colori-

métrica de los sinestésicos algunos investiga-

dores postulan que no es un hecho aleatorio el

que la sinestesia sea 8 veces más común en

artistas (especialmente los pintores y composi-

tores) que en el resto de la población. Algunos

pintores recurrían a la ingesta de determinadas

drogas psicóticas como el ácido lisérgico (LSD)

o la mezcalina con el fin de inducir las percep-

ciones sinestésicas y poder encontrar una pro-

porción en la armonía cromática.

Algunos sinestésicos son extraordinarios y po-

seen una profunda sensibilidad musical, ya que

pueden distinguir e identificar sonidos que, a

nivel consciente, no son fácilmente percibidos

por otros humanos "normales‖. Mozart percibía

el tono "Fa" en color amarillo.

Wolfgang Amadeus Mozart

Mozart (Salzburgo, Austria, 27 de

enero de 1756 – Viena, Austria, 5 de diciem-

bre de 1791), fue un compositor y pianista

austriaco, maestro del Clasicismo, considero

como uno de los músicos más influyentes y

destacados de la historia.

La obra mozartiana abarca todos los géneros

musicales de su época y alcanza más de

seiscientas creaciones, en su mayoría reco-

nocidas como obras maestras de la música

sinfónica, concertante, de cámara, pa-

ra piano, operística y coral, logrando una po-

pularidad y difusión universales.

En palabras de críticos de música como Ni-

cholas Till, Mozart siempre aprendía voraz-

mente de otros músicos y desarrolló un es-

plendor y una madurez de estilo que abarcó

desde la luz y la elegancia, a la oscuridad y

la pasión —todo bien fundado por una visión

de humanidad «redimida por el arte, perdo-

nada y reconciliada con la naturaleza y lo

absoluto»—. Su influencia en toda la música

occidental posterior es profunda.

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La Biozona Visiones de la Antigüedad

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A l no tener mejor cosa que ha-

cer, he recordado antiguas

ocupaciones. Me ha venido a

la cabeza el oficio de macero, aquel fun-

cionario que en compañía de otro siempre

abría las comitivas municipales con un ra-

ro uniforme compuesto de dalmática y go-

rro de terciopelo con pluma, que apoyaba

sobre el hombro una pesada maza de me-

tal. Se me antojaba lo más parecido a una

sota de bastos de las barajas de don Hera-

clio.

Otra, la de aguador. Recuerdo que siendo

niño solía ver por las callejuelas del casco

viejo de Calatayud a un tipo que, ayudado

de una acémila y un ruidoso carromato de

ruedas altas y llantas de acero, repartía

Oficios Perdidos

Por José Ramón Miranda

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Oficios Perdidos

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Viento de Bombardino Visiones de la Antigüedad

agua de boca a los vecinos a cambio de

unas monedas.

Tampoco olvido la profesión de guardafre-

nos en los convoyes de mercancías, que

viajaban en el interior de unas garitas del

tamaño de un confesionario, situadas en

un altillo sobre los topes de los vagones.

Había otros oficios no menos sufridos. Por

ejemplo, el de maletero de andenes de

estación; o el de escopetero de RENFE, an-

terior al de guarda jurado. Los primeros

vestían de calle y llevaban una gorra visera

en la que podía leerse “mozo del exte-

rior”. El invento de las ruedas en los equi-

pajes de mano y la restricción de paso a

los andenes con la llegada del AVE termi-

nó con ellos definitivamente. Los segun-

dos, o sea, los escopeteros, iban envueltos

en un uniforme marrón carmelita y evita-

ban rapiña de raqueros y estraperlistas en

los depósitos de mercancías. Portaban un

sucedáneo de “Winchester” con acción de

palanca.

Tampoco se debe olvidar la curiosa estam-

pa de los tratantes en ganado por ferias y

mercados. Distinguía desde lejos a un mu-

lo, burro, caballo, potro, buche, yegua o

macho. Y sus colores: tejones, tordos, pa-

ticalzados, pardos, bayos, mohínos, luce-

ros, alazanes, bragados y estellados.

Resultaría interminable enumerar las anti-

guas ocupaciones de cuchilleros, cañice-

ros, toneleros, silleros, navateros, colcho-

neros, abarqueros, sogueros… Además de

todas ellas destacaría tres, nunca valora-

das suficientemente: limpiabotas de sa-

lón, cerillera de cafetín y palanganera de

meublé.

Un día les dedicaré la atención que mere-

cen. Será cuestión de consultar con Euge-

nio Monesma, el aragonés que más sabe

de oficios perdidos, para que me instruya

sobre Germán el palomero; Emilio el es-

quilador; el rito de la matacía en los pue-

blos; el aceite de chinibro, las palmas de

almez, etcétera.

Nada más por hoy. Que tengan un feliz

mes de febrero.

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Viento de Bombardino Visiones de la Antigüedad

Macero Municipal

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“La pequeña industria al alcance de todos” fue un librito escrito por José Poch Noguer y publicado por la Casa Editorial Baillo-Bailliere, Núñez de Balboa, 21, Bilbao, en 1913. Se trata de una colección de reglas y fórmulas prácticas de to-da índole, sin necesidad de tener que emplear aparatos complicados y sin dis-poner de amplios conocimientos químicos. Dentro de aquellas “novedades” se encontraba el reloj de sol de bolsillo. Las explicaciones que José Poch daba so-bre tal adminículo de precisión merecen ser conocidas:

“En ciertos laboratorios, donde los vapores corrosivos destruyen el meca-nismo de los relojes, puede ser útil el aquí descrito, sustituyendo en parte a los de arena, ya que necesita el complemento de los rayos solares. Debe procurarse que al entrar los rayos por el orificio superior, inserto en uno de sus lados coincidiendo con las XII, sigan en la dirección exacta del diá-metro del disco que sirve de esfera. Al ladear convenientemente el apara-to se moverá la saeta que gira alrededor de su punto de inserción, mar-cando la hora exacta.”

De la misma manera, además de multitud de cosas de toda condición, se indica cómo se pueden imitar piedras preciosas, incluso el oro de poca ley y doublé, siendo los más conocidos el oro de Manheim y el oro del príncipe Humberto. Pero eso lo dejaremos para otro día.

CURIOSIDADES Por José Ramón Miranda

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