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Prólogo Reino Imperial "No hay señales de Ayleen, los mejores rastreadores la han buscado y no hemos dado con su paradero, aun no entiendo ¿Cómo es posible que los humanos hayan podido borrar su existencia?, aunque las alternativas son obvias, ya no esta en este reino o puede que ellos la hayan matado, de verdad lo siento he hecho todo lo posible para encontrar a la hija de mi hermana Joulio, vuestra hija, pero no muestra señales de vida ni un camino que podamos seguir. Te envió lo mejor de nuestra cosecha para que calmes tu tristeza, enfado y sacies tu sed" Esas fueron las palabras que Joulio acaba de leer del pergamino recién llegado desde el cardinal del este, lo dejo a una lado de su escritorio para posteriormente tomar la copa de vino que posaba a un costado del. La observo unos segundos mientras hacía girar acompasadamente el líquido que esta contenía en su interior. Se la llevo a su nariz y olfateo su contenido absorbiendo por completo su esencia. Sus ojos se tornaron del color de la bebida, rojos, en el instante en que este se la llevo a sus labios bebiéndola con éxtasis, no pudo ingerir más que un par de sorbos antes de detenerse agobiado, con esa misma energía, tan solo un instante más tarde lanzo la copa a toda velocidad contra la pared de enfrente, culminando con esta trisándose en mil pedazos como resultado del impacto. La baldosa de la gran sala quedo totalmente empapada con la sustancia carmesí que esta contenía y decorada por pequeñísimos fragmentos de cristal en toda su extensión, a Joulio la Ira le secaba la garganta pero aunque calmase su sed, nadie podría apaciguar su furia. Ante el estrépito, la guardia imperial llego a la brevedad a la sala preguntando si sucedía algo, nadacontesto él rápida y fríamente, "tráiganla" añadió. Apenas pasaron unos minutos cuando los guardias regresaron escoltando a una hermosa joven, su cabello era largo y de un rubio ceniza, tenia piel clara y ojos azules pero no combinaban con su andrajosa vestimenta, además llevaba un par de cadenas en el cuello y los pies descalzos. La trajimos sin prepararla señor, pensamos que se negaría a recibirla_ dijeron los guardias excusándose ante tal presentación de tributo.

Vampiros

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esta es una historia en proceso, que aun no tiene titulo xD Disfrutenla!!

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Prólogo

Reino Imperial

"No hay señales de Ayleen, los mejores rastreadores la han buscado y no hemos

dado con su paradero, aun no entiendo ¿Cómo es posible que los humanos hayan

podido borrar su existencia?, aunque las alternativas son obvias, ya no esta en este

reino o puede que ellos la hayan matado, de verdad lo siento he hecho todo lo

posible para encontrar a la hija de mi hermana Joulio, vuestra hija, pero no

muestra señales de vida ni un camino que podamos seguir. Te envió lo mejor de

nuestra cosecha para que calmes tu tristeza, enfado y sacies tu sed"

Esas fueron las palabras que Joulio acaba de leer del pergamino recién llegado

desde el cardinal del este, lo dejo a una lado de su escritorio para posteriormente

tomar la copa de vino que posaba a un costado del. La observo unos segundos

mientras hacía girar acompasadamente el líquido que esta contenía en su interior.

Se la llevo a su nariz y olfateo su contenido absorbiendo por completo su esencia.

Sus ojos se tornaron del color de la bebida, rojos, en el instante en que este se la

llevo a sus labios bebiéndola con éxtasis, no pudo ingerir más que un par de sorbos

antes de detenerse agobiado, con esa misma energía, tan solo un instante más

tarde lanzo la copa a toda velocidad contra la pared de enfrente, culminando con

esta trisándose en mil pedazos como resultado del impacto.

La baldosa de la gran sala quedo totalmente empapada con la sustancia carmesí

que esta contenía y decorada por pequeñísimos fragmentos de cristal en toda su

extensión, a Joulio la Ira le secaba la garganta pero aunque calmase su sed, nadie

podría apaciguar su furia. Ante el estrépito, la guardia imperial llego a la brevedad

a la sala preguntando si sucedía algo, “nada” contesto él rápida y fríamente,

"tráiganla" añadió.

Apenas pasaron unos minutos cuando los guardias regresaron escoltando a una

hermosa joven, su cabello era largo y de un rubio ceniza, tenia piel clara y ojos

azules pero no combinaban con su andrajosa vestimenta, además llevaba un par de

cadenas en el cuello y los pies descalzos.

La trajimos sin prepararla señor, pensamos que se negaría a recibirla_ dijeron los

guardias excusándose ante tal presentación de tributo.

Que digno collar_ exclamo Joulio en el momento en que la muchacha se arrodillaba

ante sus pies y agachaba la cabeza reverenciándolo, los guardias se retiraron de la

sala, sin pronunciar palabra alguna y sin recibir respuesta ante su excusa.

_ ¿quién eres?_ le pregunto.

_ Soy Nº123_ respondió ella su piel comenzaba a sangrar, habiendo sido rasmillada

por los cristales que se encontraban a sus pies, Joulio empuño sus manos y golpeo

la pared dejando un pequeño hueco en ella, intentando contener sus instintos.

_ ¿sabes por que estas aquí?_ pregunto pausadamente intentando reponer su

compostura.

_ Soy su cena señor_ dijo la muchacha temblando y entonces el se volteo dándole

la espalda por segundos, odiaba tanto esa respuesta como deseaba oírla,

especialmente de hermosos labios y dulce voz como los de la pobre criatura.

"Katrin legitima heredera al trono y mi esposa lleva doce años dormida, los cuales

he dedicado a la búsqueda de su, nuestra hija, doce años llevo desando ser el rey y

no he podido conseguirlo porque nadie del linaje directo me lo ha cedido por

indisposición. Mientras sigo trabajando en el caso de la desaparición de mi hermosa

hija de tres años quien ahora ha de estar a punto de convertirse en toda una

vampireza" monologo Joulio y rió disolutamente al terminar.

_ que irónico número ciento veintitrés, ¿diste frutos?_ pregunto Joulio cambiando

fugazmente de tema, antes de oír su respuesta respiro profundamente para

calmarse.

_ no señor, me sacaron del grupo antes para traerme_ respondió ella y entonces él

pensó: mi querido cuñado, Vincent así que decidiste enviarme a una muchacha

virgen.

_ ¿Sabes quien soy?

_ Joulio, el futuro rey de esta zona.

_ y ¿sabes quién te mando?

_ Vincent, el rey del cardinal del este.

"Para ser un sacrificio estas bien informada" pensó Joulio añadiéndola a su listado

de "curiosidades de la raza humana", y entonces comenzó a reflexionar ante la

situación evocando distintos recuerdo. "Si Vincent no hubiese tenido la estúpida

idea de criar humanos para alimentarnos tal vez el sería el nuevo rey imperial,

lástima que gracias a su idea termino esposándose con la hija del rey del cardinal

del este, Alice y siendo desheredado.

Aún más triste el hecho de que años más tarde ambos fallecieron por una

misteriosa intoxicación, dicen que fueron los sangre azules, los mismos que se

encargaron de matar al padre de Katrin, pero rumores dicen que fue alguien desde

el interior del palacio, y quien más que Vincent deseaba con todas las fuerzas ser

rey, si no hacia algo el heredero legal de ese reino cumpliría edad suficiente como

para apartarlo del cargo. Pero debo reconocer que ha sido sensato. Tener dos

reinos quebrantaría la paz entre nosotros, seguramente le entregara el reino a su

sobrino una vez tenga asegurado el puesto de rey la ciudad imperial... ¡quien sabe

que atrocidades hará con tanto poder!"

_señor ¿por qué no me ha comido aun?_

_ ¿quieres que lo haga?_

_ Toda mi vida he esperado este momento para dejar de sufrir, y pues, mi ultima

oportunidad de ser librada en la fecha de revisión se me ha sido arrebata

trayéndome aquí, de verdad temo seguir esperando que sus colmillos penetren mi

piel y me dejen si ni una gota de sangre

La muchacha interrumpió los pensamientos de Joulio y como consecuencia

consiguió una respuesta, una pregunta formulada sin escrúpulos, algo enojado ante

enfermiza duda que lo había regresado a su estado de impaciencia. Pero sin pensar

en la posición en la que ella se encontraba se volvió agresiva en su entonación, sin

embargo su cuerpo e instintos sí reaccionaron con miedo haciéndola soltar un par

de lágrimas mientras temblaba

_ Él te ha mandado aquí para que yo le sea infiel a mi esposa, y dejar a este reino

sin rey, además no es mi costumbre beber directamente de ustedes, y menos hasta

matarlos, en nuestro reino la gente rinde tributos de sangre y logramos vivir en una

paz relativa.

_ eso significa que me dejara libre?_

Joulio se sobresalto ante la respuesta y actitud de la muchacha, la cual se volvía a

cada segundo más arrogante y descarda viéndose a ella en posición de humana

más que de sacrificio. Pero aquella última pregunta, fue la gota que rebalso el

límite de la paciencia y tranquilidad contenida de Joulio.

_ ¡Recuerda lo que eres, humana!, no me hables así, no te iras de aquí no eres

como ellos_ dijo Joulio abofeteándola exaltado.

Ella levanto su brazo para llevarse su mano al rostro y sobarce, pero él lo tomo y lo

mordió en el antebrazo, bebiendo inmoralmente de él, pues su garganta ya no

podía estar más sedienta, y la sangre de la joven se había calentado debido a su

reacción lo que la hacía aun más exquisita y deseable para cualquier vampiro. De

todos modos la rabia de Joulio no se borraría solo por charlar con una humana, no

después del rencor que les guardaba por haber sido ellos quienes mataron al rey e

hicieron desaparecer a su hija. Ella gimió. Ahogaba sus gritos mordiéndose los

labios y desviando la mirada para no ver como se alimentaban de su sangre, no

opuso resistencia, ese era su castigo, mas aun mantenía la esperanza, se calmó y

entonces dijo a modo de disculpa "tal vez tenga razón, una de mis instrucciones fue

el intenta compensar los 12 años de ausencia de su esposa" Joulio soltó la muñeca

de su brazo y ella lo dejó caer sobre su pantalón.

_ Adelante_ dijo Joulio cerrando los ojos.

La joven deslizo sus manos, mientras su brazo aun seguía desangrándose.

Joulio abrió sus ojos de golpe y le dijo "¡Así no!" a la muchacha inexperta, "Con tus

labios", entonces ella se acerco más, paso la cabeza por sus rodillas con pudor,

mientras el joven vampiro gozaba. A la joven comenzó a afectarle la falta de

oxigeno a causa de la pérdida de sangre, empezó a ver borroso hasta que dejo caer

su cuerpo sobre él, Joulio que estaba acariciando sus cabellos ante este gesto lo

jalo, y ella grito abriendo los ojos de inmediato.

_Ya es suficiente_

La calló, acto seguido acerco su cabeza a su rostro y ella cerró los ojos por instinto

esperando un beso de recompensa, sin embargo Joulio se inclino más de lo que ella

esperaba y llevo sus colmillos directamente hasta su cuello y la mordió, bebiendo

con más fuerza que antes, pensando en un "lo siento, ya acabo". La joven grito con

fuerza, en su última y ahogada exhalación. Forcejeo para que se detuviera,

esperando que la dejase ir después de haberse humillado, luchando sin sentido por

su vida. Joulio detuvo sus arañazos con una mano y con la otra, aplicando de

modo incontrolado su fuerza debido a su sed estrangulo a la criatura como si fuese

un simple pollo para los humanos, nada más que comida. Dejo a la chica muerta

tirada en el suelo mientras se arreglaba sus ropas y solo después llamo a su

guardia para que se la llevasen. Estos la sacaron muy exaltados por el aroma a

sangre que había en la sala, mantuvieron la compostura frente al futuro rey, pero

una vez fuera de la sala la rasguñaron hasta desgarrar su piel intentando beber de

la sangre que aún le pudiese quedar en los músculos haciendo trizas el hermoso

cuerpo que ella tenía, posteriormente se deshicieron de las sobras del cadáver.

Joulio puso los codos sobre el escritorio y se tomo la cabeza en un gesto de

arrepentimiento, exhalo agotado y agacho la mirada para observar nuevamente el

mapa que estaba sobre la mesa.

_ ¿Donde estas Ayleen?_ se pregunto mientras una gota de sangre entre sus

colmillos caía desde sus labios al papel dejando una mancha de color carmesí sobre

las letras "Reino del este".

Capítulo I

Reino del Este.

Mientras que el reino Imperial era una zona de inconmensurables bosques, en

cuyas áreas era agradable habitar, un lugar donde no faltaban las flores y donde los

terrenos eran sombríos de modo que le permitían a los vampiros poder salir aún

durante el día. Un lugar pacífico que mantenía un perfecto equilibrio entre los de su

especie y los humanos, a pesar de la anarquía que parecían estar viviendo, el reino

del Este era un lugar que padecía de un calor insoportable para los vampiros, el

cual se manifestaba durante la noche con plétoras matanzas, donde un

prácticamente tirano Rey había impuesto una desenfrena idea de criar humanos

como animales para saciar su inexorable sed. Convirtiendo el dorado aire del

desierto en un rojo viento de plegarias, ya que era un lugar donde los humanos

podían fingir poseer una vida apacible durante el día y sufrían un inquebrantable

toque de queda durante la noche.

El mensajero entro al comedor en el que se encontraban el rey Vincent y su sobrino

Drew. El comedor era uno de los salones más grandes de todo el castillo había sido

modificado para que los vampiros lo habitasen, modificando las características

cisterciense con la que los humanos la habían construido antes de que los vampiros

se tomaran el poder. Estaba sostenido por más de veintidós pilares, decorados al

estilo románico y construido de enormes piedras. Se juntaban con arcos, dejando el

techo como una especie de cúpula en la cual se encontraba un profuso mural que

retrataba él desierto de carmín bajo un eclipse de luna completamente subyugado a

los poderes de Caín. Mientras que la única iluminación que poseía eran pequeñas

ventanas circulares cuyo ángulo se inclinaba en menos treinta grados anti horario

de modo que la luz entraran hacia los techos, impidiendo así que lastimara algún

vampiro. Era un lúgubre salón para cualquier criatura que viviese indispensa-

blemente de luz. Estaba dispuesto por tres mesas que formaban una U alrededor de

los escalones que conducían hacia el trono del Rey, dejando un amplio espacio

usado para los bailes de salón. En la esquina de enfrente izquierda se encontraba

un gigantesco piano de cola negro donde Drew estaba sentado tocando una pieza

realmente asombrosa, cargada de enfado y pasión. En su trono se encontraba

Vincent. El rey levanto su mano en señal de aprobación lo que permitió al

mensajero proseguir a entregar el pergamino que traía, este notificaba como

positiva la recepción del envió hecho a la ciudad imperial, luego de ello se marcho,

al tiempo que Drew cesaba su melodía. Vincent dirigió la mirada hacia su sobrino.

_ Calma muchacho, has tocado la mayor parte de la pieza en Forte, cuando a

excepción de las primeras notas hasta el duodécimo Do, debió haber sido tocada en

mezzoforte y no me mires así dentro de unos años tu heredaras mi trono_ le dijo

con una sonrisa pendenciera.

_ No he venido a que me des lecciones de piano tío. Y no me hagas lamentarme. Si

tan solo hubiese tenido mis poderes cuando falleció el abuelo… _

El joven Drew levanto el tono de voz, expresando claramente su desconformismo

contra su tío. Tono que se pudo reconocer también en la entonación y la fuerza de

la melodía de piano que Drew acababa de finalizar, por lo que Vincent le refuto su

lamento.

_ Niño el poder no lo es todo, necesitas experiencias, no somos como los humanos

veintiún años no bastan, necesitas esperar. Yo no pedí este trono, tu abuelo me lo

heredo por que confió en que estaría en buenas manos, son trescientos años de

experiencia como príncipe, tu madre solo tiene una centena y tú te conformas con

veintiuno. Hay tantas cosas que no entiendes, acaso ¿Sabes lo difícil que es para

nosotros tener hijos?, aun con mis años no comprendo del todo nuestra magia,

mira que tener que esperar a que suceda un eclipse lunar. Además gracias a

nuestra buena cosecha es que se te dio la oportunidad de nacer, recuerda lo débil

que es tu madre de salud, como mi hermana. Necesitas experiencia es por eso que

debes esperar cien años_

_¡¿Pero criar humanos como animales tío?, son como nosotros eso es insólito!

_ ¿Si?_ pregunto Vincent hipócritamente arqueando una ceja, en realidad el

comentario no le había afectado en nada, luego añadió_ son criaturas inferiores,

son nuestro alimento, solo pensar en que existen vampiros que los consideren

nuestros iguales y en la existencia de híbridos es desagradable. Y aun así tú te

empeñas en liberar a un par de esos cada año.

_ Todos merecen una oportunidad de vivir. Repulsivo es como piensas tú, tío. Me

alegro que ya no quede nada para esa fecha_

_ Si y como odio ese día, bueno como sea lo tuyo son solo palabras, sino dime de

donde sale la sangre que está en tu copa en este momento._

Drew lleno sus expresiones faciales con un cierto aire de victoria, pero el Rey no

era un sujeto sumiso, se rió de manera desquiciada, al percatarse que su sobrino

tomaba la copa que reposaba en la mesilla al costado del piano.

_ No es lo mismo y lo sabes

_ Como quieras Drew, ¿Te preguntas para que te llame, no?_ Dijo Vincent

retomando su conversación con rectitud, el muchacho negó con la cabeza y el rey

prosiguió con su discurso. "Hoy vendrá tu primo de visitas, el príncipe Alexander

cumplirá los dieciséis años pronto, pero por el momento aun desconoce que es un

vampiro, al igual que a ti se les ha mantenido alejado de nuestras vidas para

protegerle de los sangre azul, el sabe que es un príncipe y ha aprendido ha vivir

con los humanos, atiéndelo y mantelo alejado del criadero, no queremos que se

entere antes de tiempo y se revele ¿no?"_

_ Tío los ¿sangre azul? ya son una historia extinta_ dijo Drew.

_ Desaparecieron, es cierto, pero fueron ellos los que mataron a tu abuelo, a mi

padre y a mi querida Alice, y fueron ellos los que seguramente secuestraron a

Ayleen para poder utilizar su sangre y volver a surgir.

_¿Mi pequeña prima?_ pregunto Drew molesto, "nuevamente este tema" murmuro.

Luego de ello, ambos tomaron asiento en la mesa principal sentados muy

separados el uno del otro. Siendo de todos modos una distancia relativamente

pequeña para la velocidad con la que ellos se mueven. La cena prosiguió como un

normal banquete humano, a excepción por las copas de sangre, las conversaciones

variaron de la familia acompañada por un poco de nostalgia a diplomacia, hasta que

finalmente el joven Drew se retiro a su despacho.

En un lugar no muy lejos del castillo se escucho un grito. "¡Annie! baja a

desayunar", decía la voz correspondiente a su padre adoptivo, el cual obtuvo una

amena respuesta.

Annie era una joven de piel alvina, sus ojos, llevaba su cabello no muy largo un

poco más debajo de sus hombros, lo tenía ondulado y de un color negro azulado, el

cual acostumbraba a llevar amarrado a dos moños. Su rostro era fino, tenía labios

pequeños y una nariz respingada. Bajo las escaleras y se dirigió a la cocina, allí se

sirvió algo de leche de soja para desayunar. No solo tenía gustos extraños en la

comida sino que también estaba pasando por una etapa en la que ni siquiera las

que acostumbraba la satisfacían, pero debió conformase solo con ello ya que

apareció su padre.

_Hoy llega temprano a casa, necesito algo importante que decirte_ demando su

padre en un tono de preocupación, ella asintió con su cabeza algo confusa, y luego

rectifico diciendo firmemente "Si", tras escuchadas estas palabras, su padre le

señalo el reloj con la mirada, Annie siguió su vista y al ver la hora se sobresalto,

trago lo que le quedaba de leche en su taza y salió corriendo hacia su cuarto

escaleras arriba, bajo apenas unos segundos más tardes llevando un pequeño bolso

al hombro. No pudo correr al colegio puesto que su presentación se vería

deteriorada, camino rápida y acompasadamente por el sendero que la llevaría a su

colegio, a pesar de ello termino desordenando un poco su uniforme, a pocas

cuadras de llegar a la plaza principal frente al castillo decidió arreglarse sus ropas,

un descuido imperdonable, puesto que de un segundo a otro aparecieron dos

muchachos delante de ella. Terminaron estrellándose y tanto Annie como uno de

ellos en el piso.

_Lo-lo siento_

Dijo Annie tartamudeando apresurada y poniéndose de pie, estiro su brazo para

ayudar a levantar al muchacho, pero el otro joven se interpuso con su brazo y

cubrió con una sombrilla al crío en el piso. Annie retrocedió, mientras el otro

muchacho ayudaba a levantarse al caído, este se sacudió y aparto al joven que le

acababa de ayudar, dio un paso hacia adelante y se detuvo de pie frente a Annie.

El muchacho era unos centímetros más bajo y físicamente similar a Annie, aunque

la mayor similitud que tenían eran aquellos extraños ojos que en ambos destacaban

azules apagado en gris. Vestía un elegante traje de color verde azulino el cual

llevaba desabotonado en el cuello, como señal de que tenía calor. El muchacho le

dedico una escalofriante mirada a Annie absorta de cualquier clase de cortesía.

Ante tal expresión ella quedo muda e inclino la cabeza a modo de reiteración de su

disculpa.

_ es ¿que no sabes quien soy?_ le pregunto el joven a Annie pero se contesto de

inmediatamente sin dejar a Annie pensar en alguna respuesta_ ¡Soy el príncipe

Alexander del cardinal del Norte!_ exclamó arreglándose su negro cabello

peinándoselo hacia el costado izquierdo tapándole medianamente aquel ojo.

Annie atónita inspiro todo lo que pudo y pensó ¿Un príncipe? ¡Es un vampiro! quiso

exclamar pero retomo su postura y pronuncio: eso quiere decir que usted es un...

Príncipe_ acabo la frase de Annie el otro muchacho. Ella se asusto por unos

instantes y le observo detenidamente, era bastante más alto que ambos, se

mostraba sumiso sosteniendo una sombrilla sobre el príncipe como cualquier

vasallo lo haría, pero su presencia le producía escalofríos. Entonces él añadió_ Así

que muestra el debido respeto y guarda silencio ante su majestad y reveréncialo.

Annie inclino su cuerpo en un gesto de reverencia y volvió a pedir disculpas, el

príncipe se dio media vuelta y no volvió a dirigirle la palabra ni la mirada a Annie,

miro a su compañero sacudiéndose sus ropas y le ordeno averiguar quien era,

entonces el joven príncipe pensó. "Tienes suerte de que no estas en mi reino"

suspiro y subió al carruaje que estaba enfrente de ellos.

_¿estas loca?_ le pregunto el otro joven a Annie, relajando de cierta manera su

expresión al igual que ella puesto que ya no se encontraban en presencia del

príncipe. Su piel era morena en comparación con la de Annie y su compañero.

Llevaba anteojos que hacían resaltar sus extravagantes ojos que a ratos parecían

tornarse de un violeta similar al de sus anchos labios.

_tu eres..._ Vacilo Annie ante el regaño, sin poder realizar una pregunta decente.

_Soy solo un vasallo del príncipe aunque un amigo muy cercano y ¿usted señorita?

_ Soy Annie Cornald, nuevamente pido disculpas por lo sucedido, ¿usted tienes

nombre?_

_ ¿Estudias?_ pregunto el vasallo sin contestar la pregunta de Annie, ella miro su

reloj y comprendió lo atrasadísima que estaba, hizo una reverencia y se marcho

corriendo a clases, también dejándole una interrogante al vasallo.

_Insolente_ dijo el joven entre dientes y regreso a donde estaba el príncipe.

Al parecer Annie no comprendió del todo el altanero comportamiento del príncipe y

se confió de su sencilla disculpa ante su desafortunado encuentro.

_¿Y bien?_ dijo el príncipe en espera de información.

_Era solo una estudiante rezagada, Annie Cornald_

_ Esta bien, gracias Wladimir, con gente como ella este reino no saldrá adelante,

¿cuanto falta?_

_ Ya nada señor, ¿se siente mejor?_

El príncipe Alexander demandaba aún sin poder apaciguar su enojo. Mientras que

Wladimir se mostraba calmado ya que el altanerísmo del príncipe era parte de su

comportamiento normal y más bien preocupado por él, puesto que se habían

bajado del carruaje para que el príncipe tomara aire, ya que minutos antes se

había sentido algo mareado por el largo viaje.

_ Si_ contesto él y entonces comento_ Debiste haberla pulverizado o hecho

desaparecer, después de todo aunque no me lo hayas dicho te he visto utilizar

magia, pensé que por ello mis padres te habían puesto como mi guarda espalda.

Eres un sangre azul recuérdalo. Ellos son terroristas su existencia es un pecado,

pero tú eres mi amigo y la excepción, por lo que si puedes serme útil jamás

pensare en ti como ello._

El príncipe hablo con una sonrisa, sin medir el significado que producían sus

palabras. Él parecía agradecido pero sin duda se mantenía enfadado por aquella

caída que le había humillado. Mientras que el joven acompañante no contesto nada,

simplemente trago saliva y empuño las manos, “Jamás podría llegar hacer un

asesino” pensó.

Cuando Annie llegó al colegio, en el pasillo se encontró con una amiga, esta al verla

exclamó con un tono alegre y alargando la última silaba en la O "¡Annie Feliz

cumpleaños!". Annie sonrió amigablemente y acepto el cariñoso abrazo que esta le

dio, fue escoltada por su compañera hasta el salón de clases donde fue recibida por

el resto de sus compañeros y felicitada.

_ ¿te ha pasado algo interesante?_ le preguntó su compañera a Annie pues la

notaba algo distraída. Formuló su pregunta de manera discreta y esperaba una

respuesta melancólica con los brazos abiertos y dispuesta a prestar un hombro para

consolarla, ya que cada año se repetía que Annie corría con una pésima suerte en

sus cumpleaños, habiendo sufrido un par de desgracias. Pero la respuesta de Annie

la sorprendió positivamente y su amiga se exalto pensando en que la suerte de

Annie estaba cambiando.

_ Conocí al príncipe Alexander en persona_

_ ¿Qué? ¿Quién? y ¿era apuesto?_

_ Realmente no, de hecho era unos centímetros más pequeño que yo, aun era un

niño, si era apuesto pero nada simpático y totalmente engreído _

Esta había sido la veloz impresión que había dejado el joven príncipe.

_ ¿Qué?, pero tuviste cuidado, ¿no?, recuerda que el es un vampiro_

_ Claro que lo tuve_ dijo mintiendo al recordar que lo había botado,_ pero había

algo extraño en él_ dijo Annie y su compañera la molesto diciéndole que al parecer

la verdad era que ella había quedado encantada con el, cosa que a Annie le

desagrado un poco al recordar su personalidad.

_ Pero espera un momento, ¡me estas mintiendo Annie! si el es un vampiro ¿cómo

es que lo viste? es de día_ le recordó. Annie estupefacta recién había caído en

cuenta de ello, ¿le habían mentido? o era aquello lo que ocultaban.

_ no seas torpe_ dijo ella riendo_ recuerda que el día está completamente nublado,

además su vasallo le cubría con una sombrilla. _ se excuso sonriendo y entraron a

clase cambiando de tema.

El día pasó normalmente al igual que cualquier otro, en la tarde salio el sol y el

calor se hizo insoportable. Annie debió regresar rápido a casa tal como se lo dijo su

padre y cubierta con su chaleco lo que más pudo para evitar el sol, ya que su tez

alvina se irritara al exponerse mucho a este.

Una vez en casa, llamo a su padre un par de veces pero él no contesto, subió a su

habitación y la encontró hastiada de bellas rosas rojas.

_ ¡Feliz Cumpleaños!_ exclamó su padre por su espalda como sorpresa, ella volteo

rápidamente y le abrazo dándole las gracias, Annie tomo una de la rosas y se la

llevo a su rostro para disfrutar de su aroma mientras tomaba asiento al borde de su

cama. Su padre antes de imitar las acciones de Annie cerro la puerta de la

habitación y le puso seguro.

_ Que hermosa te vez entre rosas Annie, ¿te ha gustado tu obsequio?_ pregunto su

padre acariciándole la mejilla. Ella se ruborizo un poco y volvió a darle las gracias

como una positiva respuesta.

_ Pero ese no es tu único regalo, hoy he de enseñarte algo muy especial_

Su padre le dedico una sonrisa, Annie le imitó sonrió algo nerviosa la curiosidad le

intrigaba, se puso de pie dejando la rosa sobre la cama y se dirigió hacia la ventana

para cerrar las cortinas puesto que el sol le comenzaba a molestar.

_Que curioso, yo pensaba hacer lo mismo ¿Te ha pasado algo nuevamente hoy

hija?, actúas extraño._

Su padre no era ignorante de lo sucedido en sus anteriores cumpleaños y al igual

que su compañera debía consolarla en aquella fecha. En ocasiones se sentía

culpable del sufrimiento de Annie arrepintiéndose de haberle contado el hecho de

no saber cuando era realmente el día de su nacimiento. La niña llego a sus brazos a

los tres años aproximados de edad y él la cuido bajo órdenes imperiales. Por su

parte ella se lo agradecía, era un alivio saber que podía confiar en su padre

adoptivo quien le había dicho la verdad de su procedencia sin inventar historias

sobre su madre o su nacimiento. Se abrazaron cariñosamente y él le acaricio su

cabello.

_ Afortunadamente no_ contestó Annie dándole las gracias.

_ Pero que hermosa te vez hoy, bueno siempre has tenido una belleza innata pero

cada año que pasa te veo convertirte más en una mujer_

Annie le dio las gracias y de cierto modo volvió a ruborizarse, esperaba que su

sorpresa no fuera una charla entre padre e hija acerca de la pubertad, así que se

separo de él y volvió a tomar asiento en el borde de su cama.

Su habitación era angosta, la cama estaba perpendicular a la línea de la puerta y la

ventana al fondo de la habitación, tenía colgado una par de cuadro de flores y un

espejo en la muralla frente a la cama. En la muralla conjunta a esta tenía un

escritorio con una repisa llena de libros. Su padre encendió las velas que se

encontraban en el candelabro sobre el escritorio y volvió a tomar asiento junto a su

hija.

_ Que maravillosa se ve mi habitación llena de rosas_

_ Pero que bella te vez tu a su alrededor_ dijo su padre quien se lanzo sobre ella._

Es momento de que te de tu regalo_ añadió besándola en los labios. Annie se corrió

empujándole con el brazo y comenzó a gritar.

_ ¿Qué estas haciendo? ¿Por qué haces esto?_ pregunto Annie desesperada.

_ Solo quiero enseñarte lo que es el placer, antes que alguien más lo haga, no

quiero que vengan ha arrebatarme a mi hija por su suma belleza_ dijo el con sus

ojos algo desorbitados.

_ ¡Esto es morboso e incorrecto!_ Grito Annie pero no se pudo resistir la fuerza de

su padre adoptivo, este rasgo parte de su camisa al jalarla del brazo quien

prontamente comenzó a desabotonarla y a acariciar su pechos en contra de su

voluntad besándolos y lamiéndolos, también su cuello y sus labios reiteradamente.

Annie lo detuvo con un rodillazo fuerte cerca de sus costillas y este se hecho hacia

atrás, se llevo las manos a su cinturón y se lo quito de un solo jalón con el cual

amenazo a Annie. Ella corrió hacia la puerta pero al intentar abrirla se trabo debido

al seguro que su padre le había puesto. Annie grito con una fuerza feroz y entonces

calló abruptamente, se arrodillo y se llevo la mano al hombro acariciándose el lugar

donde había recibido el impacto de la correa. Su padre se acerco y la abraso

dándole un beso en la mejilla.

_ Sera mejor que no te resistas, recuerda quien soy. Soy yo quien te ha dado

amparo durante doce años, te di un nombre y comida. Te he cubierto para que no

debas pagar el tributo de sangre consiguiéndolo de otras mujeres y te he dejado

intacta para esta ocasión, nada jamás a penetrado o daño tu suave piel y mira lo

que me has hecho hacer para controlarte. Acaso ¿no has conversado con tus

compañeros de curso? Todos ellos han pagado con su sangre al imperio más de una

vez en su vida, así que ahora calla y compláceme. Como te he dicho este será un

regalo de cumpleaños que de verdad te encantara y si lo disfrutas más que las

mujeres que han servido de tributo, prometo que no tendrás que pagar jamás con

tu sangre al reino_ dijo el con una sonrisa desquiciada en el rostro, levantando a

Annie y recostándola otra vez sobre su cama. Ella entro en estado de shock, se

quedo muda con la vista fija hacia la luz de la vela sobre el escritorio viéndola a

través del espejo de la muralla de enfrente. Aquel ambiente mágico que tanto había

apreciado hace unos segundos era ahora el retrato de su pesadilla. El le arrebato el

resto de prendas que le quedaban puestas a Annie y comenzó a poner pétalos de

rosa sobre su cuerpo como si adornara un pastel, mientras la acariciaba,

besuqueaba y tocaba por todos lados. Annie no se movía y el único movimiento que

realizaba era pestañar, aunque incluso aquel era escaso ya que su vista se había

perdido en el vacío. Su corazón parecía haber dejado de latir y no se escucho ni un

solo jaleo más de su parte.

En su mente aquellos cálidos recuerdos de su infancia en los que se encontraba su

padre parecían mancharse con una oscura sombra. Incluso su más preciado

recuerdo de cuando aprendió a tocar el piano y cerrando los ojos pudo ver lejana la

memoria de su verdadera madre, un rostro dulce y cariñoso; Aquel día en que su

padre le dijo la verdad de su procedencia obsequiándole un ramo de rosas como

hoy y explicándole que él no quería que ella se sintiera abandonada, ya que cuando

ella llegó a sus brazos estaban en tiempos de guerra y lo más probable era que sus

verdaderos padres estuviesen muertos, confesándoselo con una sonrisa, que ahora

Annie confundía cada placida sonrisa con un gesto morboso y de desaprobación.

Viéndose a ella misma como un objeto de deseo, o una manzana sin madurar.

Siempre se había sentido orgullosa de sus éxitos y de su belleza y ahora sentía

como cada uno de ellos habían sido parte de una cadena que poco a poco la iban

aprisionando. Sintió los dedos de su padre tocándola por debajo, cerró los ojos

evitando comprender las reacciones de su cuerpo.

_Esta es la mejor parte_ dijo él con una sonrisa en su rostro mientras se

desprendía también de sus ropas, sin alcanzar hacerlo. En aquel momento

comenzaron a sonar fuertes golpes provenientes de la puerta de entrada de la casa

los cuales parecieron revivir la sinapsis de Annie de un salto. El padre de Annie

volvió a vestirse y decidió atender debido a lo reiterados y perturbadores que

parecían ser los golpes desde el exterior. Bajo las escaleras de mal humor. Annie

reacciono agarrando lo primero que encontró en los cajones de su cómoda para

cubrirse y bajar para pedir auxilio. Lo hizo corriendo casi completamente desnuda

llevando tan solo un camisón de seda rosa. Grito por ayuda hacia la puerta pero su

padre la calló con una bofetada dejándola en el piso.

Entonces la puerta de la entrada fue derribada, siete personas vestidas

completamente de negro y con el emblema de la guardia real entraron a la casa,

tomaron a su padre quien no tuvo tiempo de gritar o dialogar con ellos y

desgarraron y mordieron cada parte de él. Comenzó el más grande de ellos quien

tomo a su padre por el cuello ahorcándolo y clavándole sus colmillos en su

garganta. Annie pudo escuchar sus últimas palabras, a pesar de que no salieron de

sus labios, en ellas decían “lo siento”. Su padre adoptivo esperaba que ella corriese

y que jamás nadie la encontrara, arrepintiéndose de sus últimas acciones. Recordó

el día en que los guardias imperiales de capa roja y dorada tocaron a su puerta y le

ordenaron cuidar a la niña, las condiciones eran que jamás enfermase, ni que se

hiciera daño, ella estaría a cuidado del imperio pagándosele todos sus estudios, su

padre jamás comprendió que clase de chica le estaban entregando pero de algo si

estaba seguro, ella era la bebé más hermosa que había visto en su vida y estaba

dispuesto hacer todo por verla crecer, la crio con cariño como si fuese suya propia

sin poder borrarse de su mente la forma en que ella dormía y como la luna

iluminaba su rostro aquella noche. Cerró los ojos y sonrió dispuesto a recibir su

castigo por haber violado su propio juramento de cuidarla incondicionalmente.

Posteriormente el resto de ellos mordieron sus extremidades, brazos y piernas,

especialmente los dedos que es donde la sangre fluía y mantenía su mejor sabor

después de la garganta; hasta que ya no le quedase ni una sola gota de sangre en

él, su piel se torno de un color verdoso y pálido.

Ver aquel cuerpo absorbido como pasa y destruido por sus desgarradores colmillos

y uñas era una imagen atroz, Annie se acerco llorando al cadáver completamente

destrozado y dio un pequeño susurro por ayuda. Pensando en cual de sus dos

destinos podría haber sido el peor.

_ Ya acabamos con el deudor, no pagaba hace meses_ dijo uno de los soldados.

_ Pero eso no es suficiente, su sangre estaba añeja_ dijo otro.

_ Entonces tomemos a la joven_ dijo el primero señalando a Annie quien retrocedió

del susto y escondió cabizbaja.

_¡No!_ exclamo el más alto de ellos que había acabado con su padre_ podemos ser

juzgados por ello_ señalando hacia la puerta la gran cantidad de vecinos que se

había acercado ha ver que sucedía, quienes servirían como testigos de un asesinato

a una inocente.

_ No puedo evitarlo huele delicioso

_ Eso se debe a que has quedado con hambre tras beber de esta reliquia.

_ De acuerdo, pero de todos modos nos la llevaremos al criadero, no es más que

una prostituta_ dijo el segundo algo enfadado juzgando a Annie por su estado,

quien se cubrió lo más que pudo, sus lagrimas se habían evaporado.

Los guardias la tomaron y la escoltaron hasta el carruaje, Annie intento ocultar su

rostro al ver a sus vecinos viéndola como se la llevaban los vampiros semidesnuda.

Capítulo II

El pequeño príncipe Alexander respiro profundamente, abrió las cortinas y la

ventanilla del carruaje para poder ver hacia el exterior, ya solo quedaba un tramo

del recorrido por atravesar, la plaza principal del reino del este. Era tan desierta

como el resto del lugar, no tenía árboles y sus principales decoraciones eran

piedras gigantescas y extravagantes plantas xerofitas. El carruaje cruzó por el

camino central, dio la vuelta a una estatua de mármol que se encontraba en el

centro de todo territorio obligando a formar una rotonda en el camino. Aquella

pertenecía al vivo retrato del primer y único emperador, de cierto modo padre de

todos los vampiros, Caín. No mostraba sus colmillos pero plasmaba su magnate

poder, con su rostro y mano izquierda alcanzando el cielo mientras que la otra

posaba en el lugar donde supone tienen el corazón, sus ojos pulidos en la piedra

roja de seyart y su expresión avalada por el aparente flameo de su larga capa, la

cual estaba tan bien pulida que a veces parecía estar realmente en movimiento.

Nuestro reino tiene una estatua más grande de nuestro más importante ancestro

pensó Alexander, volviendo a cerrar la cortina desinteresado, además el sol

comenzaba salir y al mismo tiempo a molestarle. Cerró los ojos para poder

acostumbrarse a la oscuridad del interior del carruaje, la que últimamente le era

grata e inundó su cabeza por efímeros recuerdos del sosegado paisaje del cardinal

del norte, lugar del cual provenía.

Tuvieron recepción en la entrada principal por un guardia completamente cubierto.

Sus vestimentas eran de color rojo y dorado, representando la fortaleza del

desierto del este. El joven príncipe descendió del carruaje acompañado de Wladimir

e ingresaron al castillo por la gigantesca puerta de la entrada, debía medir unos

once metros de altura. Cada vez que la atravesaba se preguntaba cuantos hombres

se necesitaban para abrirla, sin sospechar que para uno solo de su especie basta un

empujoncito para abrirla. Una vez dentro la oscuridad era aun mayor, pero poco a

poco las antorchas de los pasillos se prendieron a su paso. Alexander no miro

jamás hacia atrás, avanzo atreves del hall, subió las escaleras principales y en

donde se dividían de lado a lado se reunió con su primo Drew quien le esperaba.

Contemplo el gran telar con la imagen de su abuelo que pendía sobre ellos y solo

entonces le saludo.

Wladimir por su parte avanzo a ritmo lento. Poso su mano sobre uno de los pilares

y escucho los afligidos sollozos de las victimas que habían padecido allí. Los muros

también tienen recuerdos pensó y estos estaba hastiados de sangre y dolor

humano. Intento evitar el sentir su aroma más de lo necesario, cada rincón de este

castillo olía del mismo modo. Fragancia de rosas que decoraban los salones, aroma

a incienso debido a la innumerable cantidad de antorchas que le daban luz al

castillo y oxido, el oxido impregnado de la sangre que ha sido derramada por cada

uno de estos pasillos en calidad de tributos humanos completamente vivos. Ahogo

sus lamentos sin poder evitar sus lágrimas. Agradeció la ignorancia del príncipe y

por segundos su arrogancia que impidió que le vieran en aquel estado. Se

recompuso y le alcanzo a paso lento. Pronto su querido amigo sería uno de ellos, y

si aun como humano no le tenía respeto a aquella especie. Despotismo era lo único

que se podía esperar de él al despertar como vampiro.

Drew los escolto hasta la habitación que les había preparado. Una gran pieza con

una enorme ventana cubierta en cortinas granate, a un costado una puerta que

conducía a la habitación conjunta, la cual era la única entrada de la habitación

anexa que correspondía a la del joven Wladimir.

_Ya tendremos la oportunidad de hablar para el almuerzo, ahora descansen su

viaje ha sido largo_ dijo Drew retirándose de la habitación, debía procurar que los

guardias imperiales de turno fueran de lo más confiables pensaba excusándose,

pero la verdad era que debió retirarse puesto que el aroma de su primo le había

sido apetitoso, su sangre es del linaje real por lo que, hasta que sus poderes no

despertasen seguiría siendo humano y oliendo de manera realmente sabrosa para

cualquier vampiro. Mientras que su acompañante lo seguiría siendo por siempre. El

solo estar cerca de ellos le excitaba así que avergonzado de sus propios instintos de

vampiros se retiro, ¿sería posible que con los años su abstinencia a la sangre en

presencia de los humanos sería nulo? Camino por el corredor hasta el comedor y

una vez en el tomo asiento frente al piano, acerco su dedo índice al gran teclado,

toco un Si bemol y entonces el resto de las notas fluyeron con naturaleza y fuerza

atreves de sus venas, mientras sus manos danzaban sobre el teclado,

reproduciendo aquel sentimiento de frustración que le atacaba por dentro.

El príncipe Alexander desabotono su traje para poder respirar con mayor facilidad y

se recostó sobre la gran cama que se encontraba al fondo de la habitación, aquel

gesto de correr y saltar sobre la cama fue tan infantil como él mismo. Wladimir

suspiro riéndose, después de todo el pequeño príncipe solo tenía un ego alto pero

seguía siendo un niño. Un niño al que pronto todos le temerían, sus acciones

terminaran siendo insensatas y llevadas por sus impulsos, hasta que logre alcanzar

la madurez necesaria para convertirse en el rey del cardinal del norte. Decidió darle

su espacio al príncipe y abandonar su habitación dirigiéndose a la contigua pero

antes de poder abrir la puerta anexa el príncipe le detuvo.

_ Has estado actuando extraño desde hace un rato Wladimir, ¿ha pasado algo más

con aquella muchacha de lo que deba enterarme?_

_ No mi señor_ le respondió él manteniendo la formalidad y distancia.

_ Entonces, ¿Qué es lo que te perturba?

_ ¿desde cuándo sabe que soy sangre azul?_ preguntó el vasallo inquieto a modo

de respuesta.

_ Ha pasado un tiempo ya, fue cuando éramos pequeños yo estaba enfadado

porque mi profesor de violín me había regañado y entonces accidentalmente rompí

el jarrón de mi madre. Me frustre pensando en que me regañarían aun más y pensé

incluso en echarte la culpa, tanto pensar que sucedería me hizo quedarme dormido

fue entonces cuando te vi restaurar el jarrón en mi estado de semiinconsciencia.

Cuando desperté pensé que todo había sido un sueño pero luego en historia nos

hablaron sobre los sangre azules, peligrosos hechiceros y todo encajo. Siempre he

pensado que mis padres te han criado al igual que a mí para no sentirme solo pero

no dejo de creer que te tienen porque te ven como una potencial arma. Desearía

tener poderes como los tuyos.

Wladimir escucho atónito el relato del príncipe y no supo cómo responderle, se llevó

su mano derecha a la frente e hizo una leve reverencia al príncipe, despegándola

rápida pero elegantemente e inclinándose hacia adelante. En un solo giro de

muñeca hizo aparecer un pañuelo de seda, se lo entrego para que este limpiara el

sudor que comenzaba a surgir de su frente y finalmente respondió.

_ Lamento habérselo ocultado, ahora descanse al parecer aun se encuentra algo

mareado por el viaje._ le dijo con una sonrisa y entonces el príncipe Alexander

cedió cayendo en un profundo sueño. Últimamente le costaba conciliarlo ya que

constantes pesadillas le perturbaban, en estas siempre veía las paredes de su

palacio cubiertas de carmesí, goteando por todas partes y al mirarse al espejo unos

brillantes ojos rojos, intensos y hambrientos, luego de eso despertaba ofuscado sin

sospechar que pronto despertarían sus poderes vampíricos.

Mientras, Wladimir se dirigió a su habitación, recostándose en su cama al igual que

el príncipe, boca arriba apreciando la estructura del techo intento descansar. Pero

su cabeza se encontraba llena de los chillidos que los muros que aquel castillo le

transmitían, desgarradores gritos de humanos siendo devorados vivos que lo

dejaban intranquilo. Su raza humana había sido sometida a esta esclavitud ante el

invencible poder de los vampiros durante siglos. Sin embargo a pesar de ello

muchas relaciones surgieron entre ambos linajes. Vampiros que solo tomaban

sangre de su persona indicada y que le permitían a ella beber de su sangre en un

pacto único. Todos sabían que ellos se alimentaban de sangre humana pero jamás

esperaron que los humanos bebieran de la sangre vampírica. Como resultado a ello

surgieron los sangre azul, humanos que atreves de la sangre vampírica absorbieron

sus poderes convirtiéndose en hechiceros. Fueron ellos los que devolvieron la

esperanza a esta raza inferior y traicionando a sus amores prohibidos comenzaron a

formar clanes iniciando una revolución, la revelación de los humanos contra los

monstruos. Descubrieron que no eran criaturas inmortales, solo que al beber de la

sangre humana absorbían su vitalidad manteniéndose joven por la eternidad. Sin

embargo a pesar de su esfuerzo e intento, los vampiros seguían siendo más

poderosos y mayor en números. Terminaron exterminando casi por completo

aquellos clanes y prohibiendo como ley absoluta las relaciones entre razas, dejando

en claro a todos que los humanos no son más que comida para ellos. Wladimir

sobrevivió a ello y ha debido soportar la represión de su estirpe, sirviendo a los

vampiros como cualquier otro. Sin embargo termino por encariñarse con el joven

príncipe que siempre ha sido para él un pequeño hermano. Viviendo en el pecado

como traidor, por ello aunque el príncipe pensara que su existencia no era un

pecado para él sí lo era. Y solo el hecho de tener un nombre, para él era ya

demasiado. ¿Traicionar a su raza o traicionar su amistad? ¿Cuál era la verdadera

realidad? Se tapo su rostro cubierto de lágrimas con una almohada y cerró los ojos

intentando descansar.

Annie fue llevada en la parte posterior del carruaje separada de los vampiros, cosa

que agradeció porque de lo contrario podría no haber llegado a su nuevo hogar. Se

encontraba asustada y aun sollozaba, pero ahogaba sus lágrimas así como se

ahogaba a ella misma intentando retenerlas. Quiso ver por la ventanilla hacía

afuera pero al correr un poco la ventana se encandilo, la diferencia de luces que

existían entre el interior y el exterior del carruaje eran extremas. Aun así pudo

reconocer el lugar, se encontraban ya en el territorio periférico de la ciudad, lejos

del castillo y casi completamente desierto.

Annie tras cerrar la cortina hizo lo mismo con sus ojos, respiro profundamente para

calmarse y no tardo mucho en acostumbrarse a la oscuridad, esfuerzo que fue en

vano puesto que la puerta no tardo en abrirse para comunicarle que ya habían

llegado.

A diferencia de lo románico y medieval que pareciera ser el castillo o la ciudad el

criadero era un lugar completamente de otro mundo, como si se viajaran cientos de

años en el tiempo y esto se debe a dos simples razones. Primero a los vampiros les

gustan las tradiciones y las sociedades elitistas al estilo románico oscuro. Por el

contrario para poder llevar una clasificación de la sangre de la gente, mantener el

laboratorio y todo el resto en un estado salubre se necesitaba de aquella avanzada

tecnología; Sin contar que el criadero había sido construido siglos más tarde que

aquel castillo, y era un lugar donde se apreciaba cada muro completamente de

blanco con cámaras de seguridad y una limpieza inigualable.

_Bienvenida al criadero del cardinal del Este, has sido seleccionada para servir a tu

reino y has de estar orgullosa por ello, a partir de hoy tu nuevo nombre será

número 21.536 por favor pasa a la siguiente sala para ser procesada_ dijo la mujer

vampiro que le dio la bienvenida, tras hablar con los guardias que la habían traído

le puso una tarjeta en el cuello y la llevo hasta la puerta que la trasladaría a la

siguiente sala.

Annie avanzo por la puerta anexa y recorriendo un corto pasillo similar a los de los

hospitales llego a la siguiente habitación. Allí la recibió una mujer alta de cabello

rizado y colorín, su piel era alvina y tenía unas cuantas pecas.

_ pasa, bien ¿Qué tenemos aquí?_ dijo dando vueltas a su alrededor_ Soy la

condesa Margaret del cardinal del este y encargada de la inspección de los

humanos que ingresan al criadero desde el exterior. ¡Nombre!_ Demando

intentando resistir el éxtasis que le producía el aroma que emanaba de Annie, se

avergonzó del poco profesionalismo que manifestaba la situación, diciéndose a sí

misma que jamás le había pasado anteriormente algo similar. ¿Cómo alguien podía

oler tan apetitosa? y preguntándose ¿Cómo había logrado llegar sin ni un rasguño

hasta allí?

_ Annie_ contestó ella asustada.

_ Estúpida humana, ¡tu nombre!_ repitió ella abofeteando a Annie, quien revisando

la tarjeta que colgaba de su cuello y poniéndose firme dijo número veintiún mil

quinientos treintaiseis_ ella nunca se había enfrentado a este tipo de situación pero

intentaba mostrarse fuerte.

_ ¿Qué tipo de sangre eres?_ pregunto la condesa pero Annie de manera

involuntaria respondió rápidamente un “no lo sé”

_ ¿Qué clase de respuesta es esa?

_ Es que sucede que jamás me he enfermado, mi padre es un padre adoptivo que

tampoco tenía idea de cuándo o dónde nací y no me entere hasta hoy que se debía

pagar con impuestos al imperio.

_ ¡Con razón estas aquí! Arpía insolente y sin vergüenza, pagaras con todo lo que

tienes.

Grito la condesa furiosa y abofeteando a Annie nuevamente, luego se rió

congraciada mente, mientras que Annie recupero la postura rápidamente. Margaret

la empujo hasta una maquina, le puso una venda en su brazo apretándolo con

mucha fuerza y luego la pincharon para sacarle una muestra de sangre. Annie gritó

de dolor, un pequeño dolor que jamás había sentido antes, pero la condesa la calló

rápidamente, mientras la máquina procesaba la muestra. Segundos más tarde

arrojo los resultados en una pequeña impresión. La condesa tomo el papel y

entonces leyó en voz alta.

_ Aquí dice que eres tipo de sangre… ¿desconocida?

Hizo una pausa mientras leía, nunca antes le habían arrojado ese tipo de

resultados, se extraño mientras volvía a saborear su aroma. Pensó unos instantes

para cerciorarse de que nunca antes había tenido esta clase de problemas con

humanos, y entonces recordó que si había habido una vez, que fue cuando

descubrieron el SIDA, extraña enfermedad que contaminaba su sangre, aunque

claro estaba que la maquina ya sabía detectarla. Entonces se pregunto qué clase de

rara enfermedad podría tener esta joven. Se acerco levemente a Annie, estiro su

brazo y jalo con fuerza la tarjeta que ella llevaba al cuello, casi ahorcándola y leyó

bajo su número de identificación la palabra “Prostituta”, volvió a empujar a Annie y

casi escupiéndole en la cara le dijo.

_ Tu sangre debe estar infectada ramera, y yo que pensé que servirías para la cena

de esta noche.

Annie trago saliva comprendiendo la extrema situación en que se encontraba, su

vida pendía de un hilo demasiado delgado, y tan solo había corrido con un poco de

suerte. Aún así se preguntaba ¿Qué podría ir mal con su sangre?

La condesa la dirigió hasta otra sala, allí se encontraban tres mujeres vestidas

también de blanco, le quitaron la única prenda que llevaba puesta y la sometieron a

una serie de pruebas. Inspeccionaron cada parte de su cuerpo, y la conectaron a

aparatos que jamás había visto. Se hablaban en códigos de números, mientras dos

de ella le hacían las pruebas la tercera anotaba todos los resultados. Tras una hora

de exámenes le pasaron a Annie un camisón blanco y luego la peinaron, este último

gesto le sorprendió se sintió como si estuviese en una peluquería lo cual la hizo

sonreír, pero su alegría no duro demasiado. Condujeron a Annie hasta una celda de

vidrio y entonces volvió a aparecer la condesa. La miró con una mirada de

desprecio y se retiro de allí conversando con las otras tres mujeres.

Margaret tomo asiento en su escritorio, el cual estaba ubicado en la primera sala,

en la que recibió a Annie y entonces leyó el informe que las mujeres le habían

entregado.

“No tiene ninguna perforación en el cuerpo, exceptuando la pequeña que se le dejó

en la muestra de sangre. Flujo de Sangre normal, no presenta hipertensión,

diabetes o taquicardia. No presenta rasgos de ninguna enfermedad, peste o herida.

No tiene tatuajes en el cuerpo ni lunares, exceptuando uno único con forma de

estrella en la espalda a la altura del hombro derecho, en ese mismo lugar tiene

marcas de haber sido agredida recientemente con la hebilla de un cinturón. Es Fértil

y virgen” Cuando la condesa leyó estas últimas líneas se sobresalto pero siguió

leyendo lo poco que le quedaba. “Según número veintiún mil quinientos treinta y

seis su edad aproximada es de quince a dieciséis años por que desconoce el día de

su nacimiento, dice haber sido adoptada. Su cuerpo está en desarrollo y con un

buen estado físico, bajo su peso regular por un kilo” La condesa se puso de pie, se

dirigió a la maquina y reitero la prueba de sangre. Los resultados arrojados fueron

exactamente los mismos. Pidió que se le trajera una jeringa sellada

herméticamente para repetir la prueba de sangre. Sin embargo esta extraña

situación la había dejado cansada y enfadada. Mando a llamar a un cobayo,

vampiro de sangre mestiza, y le obligo a beber la muestra de sangre encerrándolo

en una celda al lado de Annie para mantenerle en observación. Mientras la Condesa

tomo una nueva muestra de Sangre de Annie y la introdujo a la maquina, la cual

nuevamente arrojo como resultado “tipo de sangre desconocida”, Sin mostrar

ningún indicio de similitud a enfermedades como el sida, cáncer o hepatitis o algún

virus conocido.

El vampiro que había sido encarcelado en una celda de vidrio al lado de Annie la

miro con recelo. Su madre había sido humana mientras que su padre un vampiro,

ambos castigados con la muerte por cometer semejante pecado, darle a luz y él

había sido capturado por la guardia imperial para servir de cobayo en este

laboratorio. Ya se había contagiado de sida, puesto que al ser mitad humano no era

inmune a esta enfermedad y ahora al ver a Annie esperaba que ella le diese lo que

él esperaba la muerte, la única forma de su liberación. Por ello la miraba sin

dedicarle una mirada de odio o de agradecimiento.

Dentro del castillo se preparaba la cena para el príncipe Alexander, Wladimir se

refregó sus ojos intentando borrar cualquier rastro de lágrima que pudiese quedar y

se puso de pie. No había logrado conciliar el sueño, abrió la puerta que separaba su

habitación de la del príncipe y entro diviso al príncipe durmiendo acurrucado como

un crío indefenso, se pasó hacía su lavabo y se lavo el rostro. Volvió a entrar en la

habitación y se sentó junto al príncipe observándole en silencio.

_ ¡Oh! joven príncipe que indefenso yaces reposando sobre esta cama, poniendo en

duda mi integridad y nuestra amistad. Aquí estoy a solas contigo, Yo Wladimir, él

último heredero de los Sangre Azul del reino del Norte y único estúpido traidor

sirviente de tu estirpe. Abominable raza nos oprime, ¿Por qué has de tenerme junto

a él a la hora su despertar y sangriento destino? ¿Qué esperas de mí? ¡Oh futuro te

maldigo!

Wladimir se puso de pie y se dirigió hacia la ventana, allí movió un poco las cortinas

para poder apreciar el cielo, se encontró con un rojizo ocaso y entonces comprendió

que era hora de despertar al principito. Lo sacudió con delicadeza intentando borrar

de su mente su reciente monologó hasta que lo sintió estirarse, el príncipe abrió los

ojos abruptamente y dio un leve grito. Wladimir lo tomo por los hombros y lo

sacudió ligeramente.

_ ¿Se encuentra usted bien excelencia?

_ Ha sido solo otra pesadilla, una muy real.

_ ¿Quiere usted, desahogarse con migo?

_ No, solo necesitare tomar un baño.

Wladimir observo al príncipe su tierna expresión había sido reemplazada por su alto

ego nuevamente, y su sereno retrato reemplazado por uno algo afligido, entonces

se preguntaba ¿en qué momento había ocurrido este cambio? Y ¿Cómo no se había

percatado de que el príncipe estaba teniendo una pesadilla? Le ayudo a quitarse sus

ropas y noto que el príncipe se encontraba sudando, lo cual lo alarmo un poco y

acepto el hecho de que si necesitaba un baño.

Al cabo de una hora el príncipe ya estaba listo y perfumado, se hacía los últimos

arreglos en su ropa mientras se veía al espejo. Wladimir lo miraba con un poco de

risa, siempre le entretenía ver lo pretencioso que era Alexander. Tuvieron que

esperar solo unos minutos antes de que Drew les fuese a buscar. Mientras tanto se

quedaron hablando de lo largo que había sido el viaje.

_ Para la próxima vez pediremos prestado uno de los vehículos motorizados al reino

del sur, ya me he cansado de lo tradicional y lento que son los carruajes, además

estoy seguro que a la Princesa Carolina no le molestara en hacernos también

compañía_ Dijo el príncipe Alexander, a lo cual Wladimir respondió con una sonrisa,

pensó en molestarlo y que la princesa era su prometida, pero fue entonces cuando

llamaron a la puerta decidiendo mantener la distancia.

_ ¿Están listos? ¿Puedo pasar?

_ Adelante

_ ¿Descansaron?

_ Si gracias, fue confortante tras el largo viaje, de hecho de eso hablábamos.

Así comenzaron su conversación el príncipe Drew y su primo el príncipe Alexander

quienes caminaron hacia el gran comedor, seguidos por detrás de Wladimir. Drew

opto por lo más seguro que fue escoltar el mismo a su primo hasta el comedor,

dudando si en dejar a su suerte a su querido consorte.

_ Y ¿Les ocurrió algo interesante?

_ Bueno la verdad no algo interesante pero si algo desagradable. Antes de llegar

tuvimos que detenernos y al descender del carruaje una joven tropezó con nosotros

derribándome.

_ Os ha pedido disculpa supongo.

_ Pues claro pero aún así debería ser castigada, se llamaba Annie Cornald, así que

dejo a tu criterio su castigo, se que como primo y príncipe de este reino le

enseñaras una buena educación a esa joven maleducada.

_ Intentare ser lo más severo posible con ella_ dijo Drew con una sonrisa.

Él también se divertía con las inmaduras reacciones de su primo, y suponía que

esto se debía a los mimos con la que sus padres le trataban, a diferencia de la

rígida educación que su tío le había impuesto.

Al llegar al Comedor Drew encargo a otro guardia escoltar a Wladimir al comedor

secundario mientras ellos se sentaban a la mesa junto al Rey Vincent y las otras

damas de la familia real, allí le recibieron con abrazos y le elogiaron diciéndole lo

harto que había crecido.

_ ¿No creen que está un poco oscuro aquí?_ Dijo el príncipe Alexander como broma

mientras tomaba asiento y los demás se rieron cortésmente.

En el comedor alterno se le sirvió a Wladimir un plato de comida y un vaso de

sangre, este lo dejo de lado casi como un reflejo, guardándose las ganas de

vomitar. El guardia que le hacía compañía se río.

_ Así que… Tu eres el humano, me pregunto ¿Cómo lo soportas?, no mejor ¿Qué

será de ti cuando el principito despierte? Tal vez te de cómo regalo para la cena de

su prometida, ¿quién sabe?_ Comento riéndose sarcásticamente.