Vicente Cutanda (1850-1925): un pintor realista y · PDF fileVicente Cutanda (1850-1925) ... para que ningún amigo fuera a molestarle e interrumpirle sus reflexiones. Así era Cutanda,

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    Diferentes etapas de la pintura del pintor realista Vicente Cutanda (1850-1925) y anlisisde su evolucin dentro de las corrientes artsticas del siglo XIX por medio de la observacin dealgunos de sus cuadros religiosos, histricos y sociales.

    Palabras Clave: Pintura social. Realismo. Grabado. Metalurgia. Vizcaya 1900.

    Vicente Cutanda (1850-1925) margolari errealistaren pinturaren hainbat etapa eta XIX.mendearen arte korronteetan izan zuen bilakaera aztertzen dira hemen, haren koadro erlijioso,historiko eta sozialen behaketaren bidez.

    Giltza-Hitzak: Pintura soziala. Errealismoa. Grabatua. Metalurgia. Bizkaia 1900.

    Diffrentes tapes de la peinture du peintre raliste Vicente Cutanda (1850-1925) etlanalyse de son volution au sein des courants artistiques du XIXme sicle au moyen delobservation de quelques-uns de ses tableaux religieux, historiques et sociaux.

    Mots Cls: Peinture sociale. Ralisme. Gravure. Mtalurgie. Biscaye 1900.

    Vicente Cutanda (1850-1925): un pintor realista y social

    (Vicente Cutanda (1850-1925): a realist and socialpainter)

    Cutanda, M Luisa27, Rue de Contamines. 1206 Genve. Suiza

    Recep.: 27.11.03BIBLID [1137-4403 (2004), 23; 501-512] Acep.: 14.01.04

  • Cutanda, M Luisa: Vicente Cutanda (1850-1925): un pintor realista y social

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    VICENTE CUTANDA (1850-1925): UN PINTOR REALISTA Y SOCIAL

    A pesar de su aspecto desali-ado, de su aire bonachn y senci-llo, el pintor Vicente Cutanda fue unhombre intrpido y moderno, unliberal en una poca de grandestransformaciones industriales ysociolgicas. Nacido a mitad delsiglo XIX, en 1850, nuestro pintorvivi el impacto de la prdida deCuba y la Revolucin industrial, contodas sus consecuencias sociolgi-cas y humanas, hechos que le mar-caron impregnando su pintura deuna melancola y de una desespe-ranza que se traduce hasta en susprimeros cuadros romnticos deescenas de la vida cotidiana. Esinteresante presentar aqu la evolu-cin de su pintura y de su singularsentido religioso, hasta convertirseen uno de los pintores ms signifi-cativos del arte social ligado a losAltos Hornos de Vizcaya. Cutandaperteneca a una familia acomoda-da, de alto nivel intelectual, deMadrid, donde naci. Su padre fueun apasionado de la Botnica, cre-ador de la Ctedra de Organografay Fisiologa Botnicas de la Univer-sidad de Madrid, autor de la Clasificacin exhaustiva de la flora de la reginmadrilea y de un Manual de Botnica descriptiva... impreso en Madrid porReal Orden en 1847, e incluso descubridor de ciertas plantas a las que llamCutandias en sus seis variedades, repertoriadas en el Elenco de la floravascular espaola de Emilio Guinea y Andrs Ceballos.

    La infancia de Vicente fue difcil. Hijo nico, sus problemas de salud pero,sobre todo, su originalidad, pues su personalidad no le permita aceptar unaenseanza escolar que siempre criticaba, le impidieron seguir sus estudioscon regularidad. Como siempre estuvo dotado de gran talento para la pintura,intent seguir los estudios de arquitectura, pero tuvo que interrumpirlos paracursar, entre 1868 y 1870, otros estudios en la Escuela Especial de Pinturade Madrid. Esta prdida de tiempo estimul su imaginacin y le llev a pintarpor su cuenta y a crearse su propio estilo. En su juventud conoci la pinturade Fortuny y de Sorolla que le influyeron y especialmente la del pintor madrile-o Rosales al que sigui, sobre todo en sus obras de temas histricos. Suprimera participacin pblica fue la presentacin en la Exposicin de la CasaBosch del cuadro titulado Un mercado de Avila que fue muy elogiado.

    Autorretrato de Vicente Cutanda.

  • Pero lo que ms atrajo su inters fue la ciudad de Toledo, tanto por subelleza, como por el ambiente de amistad y de pasin por el arte que serespiraba en ella en aquel entonces. En 1884 gana, por oposicin, el con-curso de profesor de dibujo en la Sociedad Cooperativa de Obreros y laamistad de todos los artistas afincados en esa ciudad. El pintor segovianoAntonio Moragn cuenta que, en las conversaciones que tena con losmiembros del claustro de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo de la quefue profesor, Cutanda dej un inolvidable recuerdo entre sus amigos, tantopor sus observaciones artsticas, como por sus ancdotas divertidas eingeniosas...1 Y, siguiendo los contrastes de nuestro personaje, cuentantambin que se paseaba por Toledo con su caja de pinturas y que se insta-laba en los lugares ms incmodos, donde a nadie le gustaba quedarse,para que ningn amigo fuera a molestarle e interrumpirle sus reflexiones.As era Cutanda, o todo o nada. Vivi y pint esa fascinante ciudad dondeacab fijndose definitivamente al comprar una casa en el centro de laparte antigua, en la calle de Santa rsula 11, nica casa de la vieja ciudadque posea un hermoso jardn y un maravilloso patio mozrabe. Se cascon Luisa Salazar, una mujer navarra de gran carcter, amiga de infancia y,a pesar de su numerosa familia, nunca se qued estancado, ni en susmovimientos, ni en su estilo artstico, fiel a la idea del pintor E. Rosales(1836-1875) cuando afirmaba: el artista que slo trata un gnero de arte,una sola poca de la historia, viene a ser una mquina... un verdadero artista

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    1. MORAGN, Antonio. Vicente Cutanda en Segovia. El Adelantado de Segovia. Supl. Jue-ves, n 25, 1984.

    La muerte de Sertorio.

  • no debe contentarse con cultivarun slo genero de ar te o unamisma poca, porque viene a serun organillo que no sabe salir delos temas de registro...2 En estasu primera poca toledana, Cutan-da se concentr en su obra religio-sa de estilo ms clsico, pintandosobre todo figuras de santos, aun-que siempre alternando contemas que le tocaban el coraznligados a los lugares y a los perso-najes de su entorno. Su caracte-rstica en esta poca es ciertafalta de movimiento de sus perso-najes, cierto hieratismo de susfiguras y unas expresiones queprovocan la impresin moment-nea de su obra, tan buscada porCutanda. Los rostros de sus figu-ras casi no tienen una expresincaracterstica peculiar de cadauno; se dira que son siempre elmismo, pues, ya en esta poca,no le interesa plasmar unasensibilidad de sus personajes,sino producir una sensibilidad en el espectador. Incluso en la magnficadecoracin de la Ermita de la Virgen del Valle de Toledo, las figuras de losngeles que queman incienso en honor de la Virgen, que extienden sumanto y que la llevan ramilletes de rosas, son figuras casi viriles, de brazosrobustos, casi de obrero y de rostros que evaden la mirada, inexpresivos eintemporales, figuras que estn ejecutando una funcin sin ninguna subli-macin ni ternura. Pero la composicin de este conjunto es sugestiva, lige-ra y area, bella para ser contemplada con emocin. De esta misma pocase conserva en el Convento de San Antonio de las Religiosas Franciscanasde Toledo un Retablo de la Crucifixin, de cinco lienzos, que representancada uno a un santo: Santa Leocadia, patrona de Toledo, San Ildefonso,San Clemente y San Lorenzo, encuadrados en una decoracin de estilo neo-gtico, con fondos de paneles de diversos colores y formas planas, rectil-neas, que hacen resaltar las figuras, casi desprovistas de movimiento,encerradas en su propio dramatismo. La cabeza de Cristo, vuelta hacia arri-ba, est pintada a la manera del Cristo muerto de Mantegna, para sercontemplada desde abajo. En este conjunto destaca la belleza de los teji-dos de los ropajes, aunque estn en fase de boceto, sin elaboracin deta-llada, por lo que dan la impresin de obra sin acabar. Cutanda, como

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    2. Exposicin de la obra de Eduardo Rosales. Introd. de Xavier De Salas. Madrid: PatronatoNacional de Museos, 1973.

    Ensueo o la Virgen de los Obreros.

  • hemos dicho, cambiaba de estilo, o simultaneaba varios. Es sorprendentecmo, al mismo tiempo que se daba a la pintura de grandes lienzos, noshaya dejado maravillosas plumillas de escenas de la vida diaria o de cos-tumbres locales. Es especialmente bella la ilustracin del comentario queescribe sobre la Torre del Reloj de la Catedral de Toledo, condenada a lademolicin3. El apunte es de 1880. De esta misma poca es otro apunteque representa un entierro desfilando por las callejas toledanas, bajo untpico cobertizo. En el ao 1884 fue nombrado, por concurso, profesor dedibujo de la Sociedad Cooperativa de Obreros de Toledo. Pinta y dibuja sindescanso: Hasta la muerte, Humanidad, figuras tpicas como el Toleda-no y la Lagarterana etc. Ya en este momento le influye la guerra de Cuba,tema al que dedica muchas de sus ilustraciones posteriores como Respon-so en el mar para ilustrar un artculo de Rafael Altamira (1898), o el gua-che Alegra y amargura, el Regreso de Cuba o Soldados de la paz,destacando en todos ellos la decepcin por la prdida de la ltima coloniaespaola y, sobre todo, el drama familiar y humano que caus aquella gue-rra lejana.

    En 1887, Cutanda gana la tercera medalla en la Exposicin Nacional deBellas Artes con su cuadro de seis metros de lienzo A los pies del Salva-dor (alto 3,75 m, ancho 6,10 m). En el Catlogo de la Exposicin secomenta: La Edad Media es el periodo en el que la obra est en mayorcontradiccin con la vida. La idea cristiana era para todos creda sincera-mente y, sin embargo, la corrupcin contamin lo ms alto, y la violencialleg al ltimo lmite. Las persecuciones sufridas por los judos son unaprueba de este aserto...4. El pintor quiso delatar estos hechos injustos,pero cay en extremos de horror en su pintura, aunque sta est dotada deun vigor sorprendente, tanto por las posturas de sus personajes como porla composicin de la escena. En el Catlogo humorstico de la Exposicinse comenta con irona: Un cuadro con muchos bros, pero que da escalofr-os y al ms bravo