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http://www.avempace.com/personal/jose-antonio-garcia-fernandez Prof. José Antonio García Fernández DPTO. LENGUA Y LITERATURA- IES Avempace [email protected] C/ Islas Canarias, 5 - 50015 ZARAGOZA - Telf.: 976 5186 66 - Fax: 976 73 01 69 1 VIDA Y OBRA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA “Siempre que se detiene uno a meditar sobre el destino de España y esta meditación es para uno angustia vital o, si se prefiere, obstinada manía; siempre que el español se hace cuestión de su ser histórico y se pregunta la causa última de esa extraña combinación de fracaso y de gloria, o mejor: de gloria en el fracaso, que es más allá de toda casualidadel fruto fatal de todos sus pasos, vuelve a acudirle a las mientes de nuevo, una y otra vez, símbolo de la raza, fórmula y cifra del carácter de su pueblo, la creación literaria del Quijote.” Francisco AYALA, Cervantes y Quevedo, Seix-Barral ÍNDICE DEL DOCUMENTO CONTEXTO HISTÓRICO: ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII ............................................................................................1 EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL: DEL RENACIMIENTO AL BARROCO.....................................................................................2 MIGUEL DE CERVANTES (1547-1616). VIDA Y OBRA ......................................................................................................3 CRONOLOGÍA.- CERVANTES, SU VIDA Y SU TIEMPO .......................................................................................................7 AUTORRETRATO DE CERVANTES. EL PRÓLOGO DE LAS NOVELAS EJEMPLARES .............................................................7 EL PENSAMIENTO DE CERVANTES ..................................................................................................................................8 Cuestiones para el alumno ......................................................................................................................................................8 LENGUAJE Y ESTILO DE CERVANTES ...............................................................................................................................9 LA INFLUENCIA DE CERVANTES ......................................................................................................................................9 LA OBRA POÉTICA DE MIGUEL DE CERVANTES ...............................................................................................................9 LA OBRA DRAMÁTICA DE MIGUEL DE CERVANTES .........................................................................................................9 LA OBRA NARRATIVA DE MIGUEL DE CERVANTES ........................................................................................................10 BIBLIOGRAFÍA ..............................................................................................................................................................10 CONTEXTO HISTÓRICO: ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI y XVII En la segunda mitad del siglo XVI, Europa se hallaba bajo el signo de los descubrimientos y las luchas religiosas. La Iglesia, sumida en una gran crisis, se divide, produciéndose la separación de la mitad de la Europa occidental con respecto a Roma y la fundación otras iglesias independientes (protestantes). Esta situación propició cambios en el mapa político europeo. En el Mediterráneo, el Imperio Español y el Imperio Otomano pujan por la hegemonía al tiempo que Europa, consciente cada vez más de sus posibilidades, se abre poco a poco al mundo atlántico. El Imperio hispánico de Felipe II desborda los límites peninsulares y vive un momento de esplendor: batalla de San Quintín contra los franceses (1557), éxito de Lepanto contra los turcos (1571), anexión de Portugal (1580). Sólo algunos fracasos como la insurrección de los Países Bajos, la derrota de la Armada Invencible frente a Inglaterra o las crisis económicas empañan tantos triunfos.

VIDA Y OBRA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA · Luis de Góngora (1561-1627) y Francisco de Quevedo (1580-1645), al mismo tiempo herederos de la generación nacida en torno al movimiento

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VIDA Y OBRA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

“Siempre que se detiene uno a meditar sobre el destino de España —y esta meditación es para uno angustia vital o, si se prefiere, obstinada manía—; siempre que el español se hace cuestión de su ser histórico y se pregunta la causa última de esa extraña combinación de fracaso y de gloria, o mejor: de gloria en el fracaso, que es —más allá de toda casualidad— el fruto fatal de todos sus pasos, vuelve a acudirle a las mientes de nuevo, una y otra vez, símbolo de la raza, fórmula y cifra del carácter de su pueblo, la creación literaria del Quijote.” Francisco AYALA, Cervantes y Quevedo, Seix-Barral

ÍNDICE DEL DOCUMENTO

CONTEXTO HISTÓRICO: ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII ............................................................................................ 1

EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL: DEL RENACIMIENTO AL BARROCO..................................................................................... 2

MIGUEL DE CERVANTES (1547-1616). VIDA Y OBRA ...................................................................................................... 3

CRONOLOGÍA.- CERVANTES, SU VIDA Y SU TIEMPO ....................................................................................................... 7

AUTORRETRATO DE CERVANTES. EL PRÓLOGO DE LAS NOVELAS EJEMPLARES ............................................................. 7

EL PENSAMIENTO DE CERVANTES .................................................................................................................................. 8 Cuestiones para el alumno ......................................................................................................................................................8

LENGUAJE Y ESTILO DE CERVANTES ............................................................................................................................... 9

LA INFLUENCIA DE CERVANTES ...................................................................................................................................... 9

LA OBRA POÉTICA DE MIGUEL DE CERVANTES ............................................................................................................... 9

LA OBRA DRAMÁTICA DE MIGUEL DE CERVANTES ......................................................................................................... 9

LA OBRA NARRATIVA DE MIGUEL DE CERVANTES ........................................................................................................ 10

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................................................. 10

CONTEXTO HISTÓRICO: ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI y XVII

En la segunda mitad del siglo XVI, Europa se hallaba bajo el signo de los descubrimientos y las luchas religiosas. La Iglesia, sumida en una gran crisis, se divide, produciéndose la separación de la mitad de la Europa occidental con respecto a Roma y la fundación otras iglesias independientes (protestantes). Esta situación propició cambios en el mapa político europeo. En el Mediterráneo, el Imperio Español y el Imperio Otomano pujan por la hegemonía al tiempo que Europa, consciente cada vez más de sus posibilidades, se abre poco a poco al mundo atlántico. El Imperio hispánico de Felipe II desborda los límites peninsulares y vive un momento de esplendor: batalla de San Quintín contra los franceses (1557), éxito de Lepanto contra los turcos (1571), anexión de Portugal (1580). Sólo algunos fracasos como la insurrección de los Países Bajos, la derrota de la Armada Invencible frente a Inglaterra o las crisis económicas empañan tantos triunfos.

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La grandeza de España se había gestado con la unificación nacional y la Reconquista conseguida por los Reyes Católicos (siglo XV). Después, continuó en el siglo siguiente, el XVI, con el encumbramiento de su nieto Carlos I de España y V de Alemania como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1519. Carlos continuó la conquista de América, hizo frente en el interior a los nacionalismos de las Comunidades (los comuneros de Castilla) y combatió el protestantismo, así como la amenaza turca en el Mediterráneo. Felipe II hereda de su padre un gran imperio, que agranda y consolida. Pero frente a la espectacular grandeza exterior de España, en cuyos dominios “nunca se pone el sol”, la realidad interior era bien distinta. La economía castellana estaba en la ruina, sacrificada a los gastos de las guerras. La sociedad vivía muy tensionada. El hambre, la peste y la miseria se iban extendiendo por toda la nación. La sangría económica y humana no paraba como consecuencia del esfuerzo bélico. Aumentaba la inmigración de los jóvenes a las ciudades y la emigración española a América, con el consiguiente despoblamiento del campo. La baja nobleza despreciaba el trabajo. Aumentaba el desempleo aún más con el regreso de los soldados, como Cervantes, que se veían maltratados y poco reconocidos por los servicios prestados y por su heroico pasado. La estéril concepción del honor y la hidalguía y el culto a las apariencias no ayudaban en nada a la recuperación económica. En definitiva, estaba cocinado el caldo de cultivo de la decadencia nacional que iba a venir con el primero de los Austrias menores, Felipe III (cuyo reinado va de 1598 a 1621), a pesar de la política antiinflacionista y pacifista del monarca, que alivió el gasto militar. La manera de gobernar de Felipe III a través de los validos o privados, los favoritos del Rey (como el duque de Lerma o el duque de Uceda) que ejecutaban la política pensando más en el medro personal y los intereses de la alta nobleza antes que teniendo en cuenta el bien común, resultó catastrófica, encumbró a una nobleza cada vez más regresiva, mantuvo la exclusividad en la cuna de gobernantes y militares, mientras disminuía la fuerza de las clases productivas, de la burguesía, los artesanos y comerciantes.

EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL: DEL RENACIMIENTO AL BARROCO

El Siglo de Oro ha sido llamado también “Siglos” (en plural) de Oro, pues abarca el XVI y el XVII. Y también se lo ha denominado Edad de Oro (por la misma razón, porque se extiende en el tiempo más allá de una única centuria). Pero podríamos considerar de alguna forma que cuando hablamos de Siglo de Oro (en singular) nos referimos principalmente al siglo XVII, época en la que España mantuvo un papel predominante en el mundo, ya se tratara de la política, las milicias, la diplomacia, la economía, la religión, las artes o las letras. Cervantes representa la avanzadilla de esa formidable generación de grandes literatos del Siglo de Oro, de la que forman parte también los autores plenamente barrocos Félix Lope de Vega (1562-1635), Luis de Góngora (1561-1627) y Francisco de Quevedo (1580-1645), al mismo tiempo herederos de la generación nacida en torno al movimiento de las Comunidades y de las inquietudes contrarreformistas de fray Luis de León o santa Teresa de Jesús. En estricta cronología, Cervantes pertenece al grupo de escritores del llamado segundo Renacimiento (segunda mitad del siglo XVI), al que también pertenecen Mateo Alemán (1547-1614?, autor de la novela picaresca Guzmán de Alfarache, 1599-1604) y Vicente Espinel (1550-1624). Los autores del primer Renacimiento serían Garcilaso de la Vega (1501-1536), fray Luis de León (1527-1591), San Juan de la Cruz (1542-1591), el manierista Fernando de Herrera (1534-1597)

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Cervantes es, así, la mejor síntesis de esos siglos grandiosos de la historia española, el XVI y el XVII; el resumen perfecto de la transición del idealismo renacentista al pesimismo reflexivo del Barroco, durante el cual se hace evidente la decadencia nacional y la depresión de toda Europa. Manuel Azaña ha dicho que

“La vida de Cervantes está, pues, crucificada en la declinación española”.

Como señala el académico y cervantista Alonso Zamora Vicente, hay un Cervantes anterior al cautiverio de Argel, optimista, soñador, y un Cervantes posterior a aquella experiencia, desencantado y escéptico:

“…el Cervantes posterior al cautiverio, es el hombre que va viendo hundirse todas las concepciones políticas y estéticas de su juventud. Frente al mundo alado e italianizante de Garcilaso, ve surgir la torsión barroca de Góngora; frente a la evocación de las ciudades doradas de Italia –Génova, Florencia, Roma-, los pueblos de Castilla, con su desnuda hosquedad, su desolada pobreza: Argamasilla, Pedro Muñoz, Quintanar; frente a la Alcalá erasmista, Trento; frente a Lepanto, la [derrota de] la Invencible.”

Además, como narrador, Cervantes es el creador de la novela moderna, con su teoría narrativa de la apertura, del perspectivismo, de la multiplicidad de interpretaciones, de la polifonía de voces. Su modo de contar deja margen al lector, para que elabore su personal lectura al tiempo que se ríe y disfruta con lo que lee. Cervantes siempre está de parte de los débiles y los marginados, es partidario más de una religiosidad interior que exterior, perdona las imperfecciones humanas, nada de lo humano le es ajeno. Pero además, en sus textos, siempre sobrenada esa ironía del que está de vuelta, de quien ve más allá.

MIGUEL DE CERVANTES (1547-1616). VIDA Y OBRA

“Yo soy aquel que en la invención excede a muchos”,

Miguel de CERVANTES, Viaje del Parnaso.

(Véase también el documento Cervantes, con la vida del escritor alcalaíno en esquemas, http://www.avempace.com/file_download/803/cervantes.pdf) Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) vivió bajo tres reinados: los últimos años de Carlos I, la grandeza imperial de Felipe II y la decadencia de Felipe III. Su vida transcurrió a caballo entre dos siglos cruciales de la historia de España: la segunda mitad del XVI y los primeros años del XVII. En vida, Cervantes nunca alcanzó mucho éxito, vivió fuera de la Corte y tuvo que ganarse el pan de cada día. No era licenciado ni perteneció a ningún círculo literario elegante, siempre anduvo escaso de dinero, a la busca de un empleo un poquito mejor. No fue popular como Lope ni admirado como Calderón o Góngora, no alcanzó jamás la sólida posición de Shakespeare. Solo al final de sus días, con el Quijote, conoció cierta gloria con aquel escrito genial que sus contemporáneos veían solo como un texto burlesco, bueno para reír, pero poco más que entretenido. Sus años fueron azarosos y de escasa ventura. Sin embargo, hoy es venerado como padre de la novela moderna y tenido como uno de los grandes genios de la literatura universal, al lado de Shakespeare, Dante, Goethe, Camoes, Molière… Su Quijote es uno de los grandes personajes de las letras occidentales, como el Cid, la Celestina, el Lazarillo, el Tenorio, Hamlet, Shylock, Otello, Werther, Fausto, Tartufo…

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Don Miguel nació en Alcalá de Henares, en 1547, probablemente el 29 de septiembre, día de san Miguel, y es bautizado diez días más tarde, según costumbre de la época, en la iglesia de Santa María la Mayor de aquella ciudad. Era el cuarto hijo de Rodrigo de Cervantes, cirujano de origen cordobés, y de Leonor de Cortinas, que venía de familia de labradores castellanos. Su niñez y juventud transcurren entre su villa natal, Valladolid (entre 1551 y 1553, allí el padre de Miguel, Rodrigo, fue encarcelado por deudas), otra vez Alcalá, Córdoba (desde 1555), Sevilla (desde 1564, donde estudió con los jesuitas y donde acudió a una representación del gran Lope de Rueda, que le marcó de por vida) y Madrid (desde 1566, allí asiste a los cursos del gramático y clérigo humanista Juan López de Hoyos, de quien aprende las ideas erasmistas que entonces pululaban por España). En 1565, su hermana Luisa de Cervantes ingresa como carmelita descalza de Santa Teresa de Jesús en el convento de la Concepción, en Alcalá, del que luego será priora, con el nombre de Luisa de Belén. Sin embargo, las otras dos hermanas de Miguel, Andrea y Magdalena, llevaron vidas “non sanctas”, recibían regalos de sus amantes y Andrea tuvo un hijo ilegítimo del caballero Nicolás de Ovando. En 1569, Cervantes se marcha a Italia precipitadamente, huyendo quizá de la justicia tras un duelo con un tal Antonio de Sigura, maestro de obras, al que había herido en limpia lid. En Italia permaneció cinco años, muy provechosos para él, pues contactó con la gran literatura italiana. En Roma, sirvió por un tiempo como ayuda de cámara del cardenal Acquaviva, antes de alistarse como soldado. El 7 de octubre de 1571 toma parte en la batalla de Lepanto (Grecia), donde lucha heroicamente en la galera “Marquesa” a pesar de estar enfermo y con fiebre y donde resulta herido en el pecho y en la mano izquierda, que le queda inútil para siempre. De ahí le viene el sobrenombre de “Manco de Lepanto”,

aunque realmente nunca amputaron su brazo, sino que tenía impedidas las articulaciones de la mano izquierda (afortunadamente escribía con la mano derecha, por lo que pudo seguir practicando su arte narrativo). Cervantes siempre estuvo orgulloso de su participación en aquel combate, que él mismo describió como “la más alta ocasión que vieron los pasados siglos” y del que dijo en el Quijote haber ocurrido en día feliz… “porque en él se desengaño el mundo y todas las naciones del error en que estaban, creyendo que los turcos eran invencibles por la mar”.

La sedentaria vida de cuartel en Cerdeña, Lombardía, Sicilia y Nápoles le deja tiempo para entregarse a la lectura de los grandes autores del Renacimiento italiano, aunque ansía volver a España, así que se licencia y decide volver, esperando le sean reconocidos sus méritos militares y trayendo cartas de recomendación firmadas por el mismo Juan de Austria, hermanastro del Emperador, para su ascenso a capitán. En 1575, Cervantes embarca en la galera “Sol”, que es interceptada por la flotilla turca de Arnaute Mamí frente a la costa catalana el 26 de septiembre. Apresado y enviado a Argel, junto con su hermano menor Rodrigo (tres años menor, nacido en 1550), en sus baños o prisiones, pasa cinco años de cautiverio (su hermano Rodrigo solo pasó dos, fue liberado en 1577, pues por él se pedía un rescate menor, pero por Miguel se pedía mucho más, dadas las cartas de recomendación que llevaba), durante los cuales intentó escaparse cinco veces y fue castigado con severidad. Finalmente, pudo ser liberado a cambio de un cuantioso rescate de 300 escudos que pagó su familia por la mediación de los frailes trinitarios fray Juan Gil, que tuvo que añadir 200 escudos más al fondo de rescate, y fray Antón de la Bella. De esta amarga experiencia se hacen eco algunas de sus producciones dramáticas y novelísticas, como la Epístola a Mateo Vázquez, la tragedia Los tratos de Argel, la comedia Los baños de Argel, la historia del “Capitán Cautivo”

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(Quijote, I, caps. 39-41). Él mismo dijo que allí “aprendió a tener paciencia en las adversidades” y a valorar la libertad por encima de todo. En 1580, Cervantes se encuentra en Madrid. Sin perspectiva de futuro, parte para Lisboa, donde Felipe II está reorganizando Portugal, recién incorporado a sus dominios. Aquí cuenta con algunos amigos, de los que espera

protección y ayuda. Mientras sueña con obtener un cargo administrativo en el Estado o en las Indias, se le encomienda una misión diplomática en Orán (Argelia). Cumplida la misión, regresa a Lisboa. Pero el tiempo pasa y sus esperanzas se van desvaneciendo. Olvidado de sus amigos y desengañado, retorna a Madrid en 1582. En 1584 mantenía relaciones con Ana Franco de Rojas, una mujer casada con la que tuvo una hija, Isabel de Saavedra. El mismo año se casa en Esquivias con Catalina de Salazar y Palacios, una joven de diecinueve años de la que nunca tuvo descendencia. Tras la publicación de La Galatea, en 1585, el hombre de armas da paso al hombre de letras. Atraído por la escena, escribe entre veinte y treinta obras dramáticas, de las cuales hoy solo se conservan la comedia de cautivos El trato de Argel y la tragedia El cerco de Numancia. Pero Cervantes abandona todos sus proyectos teatrales porque el público prefiere las comedias de Lope. En el prólogo a sus Comedias y Entremeses (1615), Cervantes evoca, a modo de justificación, los motivos que le llevaron a abandonar la escritura dramática antes de instalarse en Sevilla:

“Tuve otras cosas en que ocuparme; dejé la pluma y las comedias, y entró luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica.”

Cervantes intenta rehacer su vida en Sevilla, en 1587. Como comisario real de abastos, recorre Andalucía con la misión de requisar aceite y cereales (trigo) para la intendencia de la Armada Invencible, que el rey Felipe II preparaba para invadir Inglaterra, la “pérfida Albión”, “el pirata mayor de Occidente”, “el vicioso luterano”. También tenía que recaudar impuestos atrasados para aquel mismo fin, que el jesuita Pedro de Ribadeneyra, en un conmovedor discurso a los hombres que se habían alistado, presentaba como “la más importante empresa de la Iglesia de Dios en cientos de años”. Cervantes, de nuevo, solicita sin éxito al Consejo de Indias una plaza disponible en la administración colonial, harto de aquel ingrato puesto de recaudador que le traería tantos sinsabores. Poco después, en 1592, ingresa en prisión en Sevilla acusado injustamente de hacer una transacción ilegal de trigo y, en 1597, vuelve de nuevo a la cárcel, acusado por la quiebra del banco en que había depositado el dinero recaudado de unos impuestos. Fue en la cárcel donde se dice que empezó a pensar en la que sería su obra maestra, Don Quijote de la Mancha. Al salir de la cárcel, renuncia a su cargo y abandona Sevilla. Lo cierto es que Cervantes nunca estuvo dotado para la contabilidad y la vida administrativa y al parecer se equivocó más de una vez en sus cuentas. La cárcel y dos excomuniones por haber confiscado trigo de la Iglesia, que estaba exenta de pagar impuestos, fueron los pagos que recibió en esta etapa de su vida. Pero también sacó de la experiencia el magnífico conocimiento de los tipos populares andaluces, en especial de los bajos fondos, que aparecen en el Quijote o en Rinconete y Cortadillo.

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Es probable que la famosa frase de don Quijote cuando va de noche al Toboso con su amigo y escudero Sancho buscando la casa de la sin par Dulcinea “Con la iglesia hemos dado, amigo Sancho”, sea reminiscencia de aquella amarga experiencia de la excomunión vivida en los años de Andalucía. Entre 1600 y 1603, entre Toledo y Madrid, continúa la redacción del Quijote, emprendida años antes en fecha imprecisa, durante una de sus estancias en la cárcel. Un año más tarde, en 1604, ya en Valladolid, donde por entonces se ubicaba la Corte, concluye la primera parte de la novela. En 1605, publica esta novela en Madrid (aunque él y su familia siguen viviendo en Valladolid hasta 1606) con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Su éxito fue inmediato tanto en España como en Europa, donde es traducida a varias lenguas. En plena madurez, y tras una vida repleta de sinsabores, Cervantes alcanzaba el reconocimiento literario de los lectores, pero no el de los círculos literarios, donde tenía muchos enemigos. Sin embargo, un nuevo episodio vendría a enturbiar la paz del escritor: en 1605 un caballero, don Gaspar de Espeleta, fue asesinado a la puerta de la casa vallisoletana del escritor, en el número 14 de la calle del Rastro, y las investigaciones judiciales emprendidas para esclarecer el crimen sacaron a la luz la mala fama que rodeaba a las mujeres de la familia Cervantes, popularmente conocidas como “las cervantas”. Se divulgó que su hija natural y su sobrina, que vivían con él en la casa familiar, además de con su esposa, sus dos hermanas y una sirvienta, aceptaban regalos de galanes que las visitaban de día y de noche. Se comentaba que las hermanas del escritor también habían recibido dinero de distintos caballeros a cambio de renunciar a varias cédulas de compromiso matrimonial. Todos estos amoríos venían del tiempo en que Cervantes había estado cautivo en Argel, lo que había obligado a las mujeres de la familia del escritor a buscarse la vida como podían. En 1606 la Corte se mudó de Valladolid a Madrid, y también se trasladó allí la familia Cervantes. El escritor siguió pasando estrecheces económicas y viviendo en distintos lugares de la capital. Su hija se distanció de él y él iba envejeciendo. Su penuria pecuniaria era apenas aliviada por alguna ayuda del Arzobispo de Toledo y por el Conde de Lemos, que no lo abandonaron hasta su muerte. Sin embargo, los once últimos años de su vida transcurrieron en medio de una febril actividad creadora. A partir de 1613, fue dando a la imprenta obras como: Novelas ejemplares (1613), Viaje del Parnaso (1614), la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), Ocho comedias y entremeses (1615) y Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617, póstuma). En Viaje del Parnaso (1614) reconocía que no tenía mucha arte para la poesía:

“Yo que siempre trabajo y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo”

Tampoco tuvo mucha fortuna con su teatro, de corte más clasicista que el innovador y orginalísimo de Lope. Su verdadera maestría la alcanza en la prosa, en la narrativa y, especialmente, en la novela, que el moderniza de manera genial. Murió en Madrid el 23 de abril de 1616, enfermo quizá de hidropesía, diabetes o cirrosis, y fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas, pues su familia carecía de medios para pagar el sepelio y, además, las Tinitarias eran la rama femenina de aquellos buenos frailes que lo habían rescatado de su cautiverio en Argel.

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CRONOLOGÍA.- CERVANTES, SU VIDA Y SU TIEMPO

(Ver el documento Cervantes-Cronología, http://www.avempace.com/file_download/4023/Cervantes-Cronolog%C3%ADa.pdf)

AUTORRETRATO DE CERVANTES. EL PRÓLOGO DE LAS NOVELAS

EJEMPLARES

El propio don Miguel nos dejó este texto con su descripción (en el prólogo de las Novelas ejemplares):

“Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos estremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca

que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice [=feliz, con e paragógica] memoria.”

También añadió datos jugosos, como que era tartamudo, y otros que ahora transcribimos:

“Heles dado nombre de ejemplares, y si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podría sacar, así de todas juntas como de cada una de por sí. Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse, sin daño de barras; digo, sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan. (…) Una cosa me atreveré a decirte: que si por algún modo alcanzara que la lección destas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algún mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que las escribí que sacarlas en público. Mi edad no está ya para burlarse con la otra vida, que al cincuenta y cinco de los años gano por nueve más y por la mano. A esto se aplicó mi ingenio, por aquí me lleva mi inclinación, y más, que me doy a entender, y es así, que yo soy el primero que he novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas todas son traducidas de lenguas estranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas: mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa. Tras ellas, si la vida no me deja, te ofrezco los Trabajos de Persiles, libro que se atreve a competir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza; y primero verás, y con brevedad dilatadas, las hazañas de don Quijote y donaires de Sancho Panza, y luego las Semanas del jardín. Mucho prometo con fuerzas tan pocas como las mías, pero ¿quién pondrá rienda a los deseos? Sólo esto quiero que consideres: que, pues yo he tenido osadía de dirigir estas novelas al gran Conde de Lemos algún misterio tienen escondido que las levanta. No más, sino que Dios te guarde y a mí me dé paciencia para llevar bien el mal que han de decir de mí más de cuatro sotiles y almidonados. Vale.”

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EL PENSAMIENTO DE CERVANTES

Tres son los factores que contribuyen a moldear el pensamiento de Cervantes:

el momento histórico del Imperio español, que empieza a declinar a finales del siglo XVI;

la cultura de transición del Renacimiento al Barroco y

la experiencia de vida del escritor. Las bases intelectuales de su concepción del mundo están en el cristianismo, el racionalismo, la fe en la experiencia y el humanismo de Erasmo de Rotterdam. Como han notado eminentes cervantistas (Américo Castro, Marcel Bataillon, Antonio Vilanova), el utopismo, la conciencia de individuo, el universalismo, el espíritu de solidaridad, la idea de justicia, libertad y moral —basada en el amor, la comprensión y la tolerancia—, la crítica de las costumbres, la exaltación de la sencillez y la espontaneidad, la insistencia en el cultivo de las virtudes cristianas y el anticlericalismo, todos estos aspectos, presentes en la obra de Cervantes, constituyen diversas pruebas de su solapado erasmismo.

“Su obra solo es inteligible a condición de que se vea en ella un fruto tardío, madurado a lo largo de una vida aventurera y difícil, pero fecundado en el otoño del Renacimiento español, cuando Cervantes recibía del maestro López de Hoyos las lecciones un tanto confidenciales de un erasmiano condenado [...] a expresarse a media voz”. Marcel BATAILLON, Erasmo y España, II. FCE.

Para Cervantes, la realidad puede ser interpretada desde diferentes ángulos, puntos de vista o perspectivas y, por ello, nunca ofrece una única versión de los hechos, sino una pluralidad de visiones: no existe una verdad absoluta y suficiente capaz de excluir otras verdades posibles. Esta percepción multifocal de la vida, según Américo Castro, se fundamenta más en el parecer que en el ser: de ahí la confusión entre lo que las cosas son y lo que parecen, y el problema de distinguir entre realidad y apariencia, cordura y locura. Este juego de verdad e ilusión se manifiesta literariamente en los temas de la realidad oscilante y del engaño a los ojos. Los diálogos de las novelas y obras de teatro puestos por Cervantes en boca de sus personajes se convierten en el instrumento ideal para canalizar los discursos que, por su naturaleza crítica o marginal, se enfrentan al discurso político-religioso, dogmático e inmovilista de la España de los Austrias. El pensamiento de Cervantes se muestra equidistante del pesimismo existencial de Fernando de Rojas y del cinismo deshumanizado de la novela picaresca. Si su literatura, por una parte, desmitifica el falso idealismo en que vivía la sociedad española al filo del siglo XVII, proponiendo su revisión a la luz de la razón, por otra, encierra un mensaje de matizado optimismo basado en la confianza en el ser humano. Cualquiera de los temas (amor, honor, religión, costumbres, justicia, moral, etc.) que Cervantes aborda en sus obras aparece iluminado por un haz de luces convergente que nace de su actitud intelectual, perspectivista, y de su defensa de la tolerancia y de la libertad.

Cuestiones para el alumno

1. Explica en qué sentido el Quijote y “El licenciado Vidriera” participan de las ideas erasmistas de

Cervantes.

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LENGUAJE Y ESTILO DE CERVANTES

Cervantes realiza en sus obras un gran despliegue de voces y registros idiomáticos. La polifonía de su lenguaje refleja las distintas actitudes de los personajes ante la vida. Si enfrenta voces y registros discordantes en los diálogos, se debe a la condición plural del hombre y al antagonismo de la sociedad, como ya había anticipado, un siglo antes, Fernando de Rojas en La Celestina. Para Cervantes, el buen estilo de la novela, aparte del asunto que trate, debe ceñirse a una expre-sión natural, antirretórica, para que el lector obtenga de la lectura no solo provecho intelectual y moral, sino también placer. Los rasgos de sencillez y naturalidad que singularizan el depurado estilo de Cervantes los podemos encontrar en los narradores de sus novelas, así como en las páginas en que estos se aplican a la caracterización de los personajes o a la pintura sobria y precisa de los ambientes. El estilo que configura la expresión de los personajes depende de su psicología, condición social y experiencia de vida. Coherente con su ideal estético, Cervantes hace un uso contenido de la retórica y se revela como un maestro de la ironía, el humor y la parodia. Así, sin incurrir en los excesos estilísticos de los escritores barrocos, es artífice de un estilo ágil y fluido, que deja en el ánimo del lector una honda impresión de espontaneidad y verosimilitud.

LA INFLUENCIA DE CERVANTES

“El novelista no tiene que dar cuentas a nadie, salvo a Cervantes”. Milán KUNDERA, El arte de la novela.

A Cervantes se le considera el creador de la novela moderna, y el Quijote ha sido elegido, tras consultar a cien pensadores y escritores de todo el mundo, como la primera y más importante novela de la literatura universal. Particularmente en el siglo XIX, la obra narrativa de Cervantes sirvió de modelo a los grandes novelistas del realismo francés (Stendhal, Flaubert), inglés (Dickens) y ruso (Gogol, Dostoievski). El crítico Riley ve el influjo del Quijote en la obra narrativa de autores europeos del siglo XX tan reconocidos como James Joyce y Franz Kafka. Narradores en lengua española que recogen la herencia de Cervantes se reconocen Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Juan Antonio de Zunzunegui, Luis Martín-Santos, Juan Goytisolo, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez.

LA OBRA POÉTICA DE MIGUEL DE CERVANTES

(Ver el documento Cervantes-Su obra poética, http://www.avempace.com/file_download/4032/Cervantes-Su+obra+po%C3%A9tica.pdf)

LA OBRA DRAMÁTICA DE MIGUEL DE CERVANTES

(Véase el documento Cervantes-Su obra dramática, http://www.avempace.com/file_download/4033/Cervantes-Su+OBRA+DRAM%C3%81TICA.pdf)

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LA OBRA NARRATIVA DE MIGUEL DE CERVANTES

(Ver el documento Cervantes-Su obra narrativa, http://www.avempace.com/file_download/4050/Cervantes-Su+OBRA+NARRATIVA.pdf)

BIBLIOGRAFÍA

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http://www.avempace.com/file_download/4014/Casa+Museo+de+Cervantes+en+Valladolid.doc CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de, web en el dominio avempace.com,

http://www.avempace.com/articulo/lc1-3-miguel-de-cervantes-saavedra. CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de, esquemas sobre su vida y obra,

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Vicente Muñoz Puelles. 2ª ed. Madrid, Oxford, 2011. CERVANTES SAAVEDRA, Miguel de, Rinconete y Cortadillo y otras novelas ejemplares. Adapt. de

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