226

Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su
Page 2: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su belleza ha sidosalvaciónytormento:laprotegiódelosnazisperolacondujoaunopresivomatrimonioconeltraficantedearmasdeHitleryMussolini.Subestimadaportodos a su alrededor, escuchó los planes secretos del Tercer Reich cuandoacompañabaasuesposoafiestasycenasdenegocios.

Divididaentreelglamourylaculpaporserunaprivilegiada,decideescaparhaciaHollywood,conunnuevonombre:HedyLamarr.

Prontoseconvirtióenuníconodelcineestadounidense.Nadieentornoasunuevavidasospechabaqueposeíainformaciónconfidencialsobrelosnazisniqueellamismaguardabaunsecretoaúnmayor:queeraunacientíficacapazde desarrollar la tecnología necesaria para acabar pronto con la guerra.Siempreycuandolaescucharan.

Unacautivadoranovelabasadaenlahistoriarealdeunamujerextraordinaria,estrelladecinee inventora,querevolucionó lacomunicaciónmodernahacemásdemediosiglo,sentandolasbasesparaelwifiyelBluetooth.

Página2

Page 3: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

MarieBenedict

LaúnicamujerePubr1.0

Titivillus06.10.2019

Página3

Page 4: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Títulooriginal:TheOnlyWomanintheRoomMarieBenedict,2019Traducción:PabloDuarteEditordigital:TitivillusePubbaser2.1

Página4

Page 5: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

ParaJim,JackyBen

Página5

Page 6: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

PARTEUNO

Página6

Page 7: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo1

17demayode1933Viena,Austria

Abrí los ojos con dificultad, los reflectoresme cegaban.Discreta, apoyé lamanoenelbrazodemicoprotagonistaparaguardarelequilibrioymeesforcépor dibujar una sonrisa segura mientras conseguía ver con claridad. Losaplausosmeaturdían.Micuerposemecíaenesareiteracióndeluzysonido.LamáscaraquehabíallevadoconfirmezadurantetodalaobrasedeslizóporunmomentoydejédeserElizabeth,laemperatrizbávaradelsigloXIX,paraserlajovenHedyKiesler,nadiemás.

No podía permitir que el público del famoso Theater an derWien meviera vacilar al encarnar a la amada emperatriz de esa ciudad. Ni siquieradurantelosaplausosfinales.EllafueunemblemadelaotroragloriosaAustriade los Habsburgo, imperio que tuvo el poder durante casi cuatro siglos, yduranteloshumillantesañosposterioresalaGranGuerralagenteseaferróasuimagen.

Cerré los ojos y me concentré, dejé a un lado a Hedy Kiesler con suspequeñosproblemasyaspiracionessinimportancia.Hiceacopiodefuerzayunavezmásmepuseeldisfrazdelaemperatriz,sunecesariafrialdadysuspesadas responsabilidades. Entonces abrí los ojos otra vez y miré a missúbditos.

Elpúblicosematerializóantemí.Medicuentadequenoaplaudíandesdelacomodidaddesusmullidasbutacasdeterciopelorojo.Sehabíanpuestodepieparabrindarnosunagranovación, honorquemis compatriotasvienesesno otorgaban con facilidad. Como emperatriz, desde luego, no merecíamenos, pero como Hedy me preguntaba si esos aplausos en realidad erandirigidos a mí o a otro de los actores de Sissy. El que interpretaba alemperador Franz Josef, Hans Jaray, era, después de todo, un legendariointegrante del Theater an der Wien. Esperé a que mis compañeros

Página7

Page 8: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

agradecieran. Aunque el resto del elenco recibió un aplauso nutrido, elpúblico enloqueció cuando avancé al frente del escenario para hacer mireverencia.Sindudaeseeramimomento.

Cómomehabríagustadoquepapápresenciaramiactuación.Simamánohubierafingidounmalestarparadesviarlaatencióndeminocheespecial,élhabría visto mi debut en el Theater an der Wien. Le habría encantado lareaccióndelpúblicoy,dehaberatestiguadoélmismoaquellagranovación,quizáhastahabríaolvidadolavergüenzadelprovocadorpapelquetuveenlapelículaÉxtasis.Aquella erauna actuaciónquedeseabadejar atrás lo antesposible.

Los aplausos fueron apagándose y una inquietud se apoderó de losespectadorescuandounaprocesióndeacomodadorescomenzóadesfilarporelpasillocentral con losbrazos llenosde flores.Aquelgesto tanostentoso,realizadoeneseprecisomomento,cuandotodoelmundoteníalaatenciónenel escenario, incomodó al reservado público vienés.Casi podía escucharlospreguntarsequiénseatrevíaainterrumpirlafuncióninauguralenelTheateran der Wien con un espectáculo tan extravagante. Solo el desmedidoentusiasmo de un padre lo habría justificado, aunque yo sabía que misdiscretosprogenitoresjamássehabríanatrevidoahacertalcosa.¿Seríanlosfamiliares de alguno de mis compañeros los culpables de la incómodasituación?

Conformelosacomodadoresseacercabanalescenario,viquesusbrazosrebosaban no de cualquier tipo de flores, sino de unas exquisitas rosas deinvernadero. Parecían sumar una docena de ramos. ¿Cuánto habría costadoaquella abundancia de preciosos botones rojos? ¿Quién podría pagarexuberanciasemejanteenunaépocacomoesta?

Cuandolosacomodadoressubíanlosescalones,comprendíqueteníanlaprecisainstruccióndeentregarlosramosasudestinatarioalavistadetodoelmundo.Sinsabercómomanejaraquellaevidentetransgresiónaldecoro,miréa los demás actores, quienes parecían estar tan sorprendidos como yo. Eldirectordeescenahizoseñalesparaquesedetuvieraaquelridículo,peroalosacomodadoresdebieronhaberlespagadomuybienporque lo ignorarony secolocaronfrenteamí.

Unoauno,meentregaronlosramoshastaquefuiincapazdesostenerlos,yentonceslosdepositaronamispies.Sentíaquelasmiradasdereprochedemiscompañerosmerecorríanlaespaldadearribaabajo.Micarreraescénicapodría elevarse o descender en funciónde los caprichos de esos venerablesactores; muchos de ellos tenían el poder de tumbarme demi pináculo con

Página8

Page 9: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

unascuantaspalabrasyreemplazarmeporcualquieradelasjóvenesactricesquesedisputabanmicodiciadopapel.Mesentíobligadaarechazarlosramos,hastaqueunpensamientoasaltómimente.

El remitente podía ser cualquiera. Podía tratarse de un importantemiembro de uno de los partidos en pugna por el poder: un integrante delconservadorPartidoSocialcristianoodelPartidoSocialDemócrata.O,peoraún,mibenefactorpodríasersimpatizantedelPartidoNacionalSocialistayanhelar la unificacióndeAustria conAlemaniay sunuevo canciller,AdolfHitler.Elpéndulodelpoderoscilabaadiarioynadiepodíadarseel lujodearriesgarse.Muchomenosyo.

Elpúblicohabíadejadodeaplaudir.Enmediodeunsilencioincómodo,volvieronasentarse.Todosexceptounhombre.Ahí,alamitaddelatercerafila,enelasientomásenvidiadodetodoelteatro,estabaunhombredetorsofornidoyquijadacuadrada.EntretodoslosasistentesalTheateranderWien,élpermanecíadepie.

Mirándome.

Página9

Page 10: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo2

17demayode1933Viena,Austria

Cayó el telón. Mis compañeros me miraron perplejos y yo respondíencogiendo los hombros y negando con la cabeza, con la esperanza de queesosademaneslestransmitieranmiconfusiónyrechazoatalexhibición.Enmediode las felicitaciones, tanprontocomomeparecióprudente, regreséamicamerinoycerrélapuerta.Unsentimientodeenfadoypreocupaciónmeinvadióalpensarqueesasfloresmehabíandistraídodemitriunfo,delpapelconelqueporfindejaríaatrásÉxtasis.

Necesitaba descubrir quién me había hecho esto, y si se trataba de uncumplido,pordesubicadoquefuera,odealgomás.

Saqué el sobre escondido entre las flores del ramomás grande, era decolor crema.Tomémis tijeras para las uñas y lo abrí.Descubrí una gruesatarjetaconbordedorado.Laacerquéalalámparadeltocadoryleí:«ParaunaSissyinolvidable.Suyo,señorFriedrichMandl».

¿Quién era Friedrich Mandl? El nombre me parecía familiar, pero nopodíaubicarloconcerteza.

Lapuertademicamerinosesacudiócuandoalguientocóconfuerza.—¿SeñoritaKiesler?EralaseñoraElseLubbig,unadelasantiguasayudantesdecamerinoque

desde hacía veinte años asistía a las protagonistas de las producciones delTheater an der Wien. Incluso durante la Primera Guerra Mundial y losdesolados años que siguieron a la derrota austríaca, esa mujer de peloencanecidohabíaayudadoalasactricesquesubíanalescenarioainterpretarlos papeles que confortaban el espíritu de los vieneses, como el de laemperatrizElizabeth,querecordabaalagentelahistóricavalentíadeAustriaylaanimabaaimaginarunfuturoprometedor.Laobra,claro,notocabalosaños finales de la emperatriz, cuando el lazo dorado del disgusto del

Página10

Page 11: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

emperador se convirtió en un yugo alrededor de su cuello, un yugo que lerestringía cualquier movimiento. Los vieneses no querían pensar en eso y,además,eranexpertosdelanegación.

—Porfavorpase—respondí.Sinvoltear aver la abundanciade rosasuna solavez, la señoraLubbig

comenzó a liberarme de mi vestido amarillo sol. Mientras yo me untabacremaenlacarapararemoverlasgruesascapasdemaquillaje—yconéllosúltimosvestigiosdemipersonaje—,ellamepasabaunpeineporelcabelloparadeshacerelcomplicadomoñoqueajuiciodeldirectorleveníabienalaemperatriz Elizabeth. Aunque guardaba silencio, yo sentía que la mujer setomabasutiempoparahacerlapreguntaquesindudarecorríatodoelteatro.

—Bellasflores,señorita—comentóporfin,despuésdehaberelogiadomiactuación.

—Sí—lerespondí,esperandosuinterrogante.—¿Puedosaberdepartedequiénvienen?—preguntóypasódelcabelloa

micorsé.Hice una pausa, sopesando mi respuesta. Podía mentir y atribuir el

equívocodelasfloresamispadres,peroestetipodechismeeraunamonedaque a ella le serviría en sus transacciones, y si le respondía con la verdad,entoncesmedeberíaunfavor.UnfavordelaseñoraLubbigpodíallegarasermuyútil.

—Un tal señor FriedrichMandi.—Sonreí y le entregué la tarjeta. Ellaguardó silencio, pero escuché un suspiro involuntario, que dijo mucho.Entoncespregunté—:¿Sabealgodeél?

—Sí,señorita.—¿Estuvo en el teatro esta noche? —Sabía que ella observaba cada

función trasbambalinas, siemprevigilandoasuactrizdesignadaparapoderauxiliarla rápidamente si se le descosía una bastilla o se le enchuecaba lapeluca.

—Sí.—¿Eraelhombrequepermaneciódepiedespuésdelaovaciónfinal?—Sí,señorita—respondióconotrosuspiro.—¿Yquésabedeél?—Preferiríanodecirlo,señorita.Nomecorresponde.Ocultémisonrisaporsufalsamodestia.Enmuchossentidos,consubotín

desecretos,ellateníamáspoderquenadieenelteatro.—Meseríausteddegranayuda.

Página11

Page 12: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Hizo una pausa, tocándose el pelo perfectamente recogido, como siconsideraramipetición.

—Soloheescuchadochismesyrumores.Yningunohalagador.—Porfavor,señoraLubbig.La observé a través del espejo:miré su rostro con delicadas arrugas en

acción, como si estuviera revisando el archivo depositado con extremocuidado en su memoria para decidir cuál sería la pizca de informaciónadecuada.

—Bueno,elseñorMandltienemalafamaconlasmujeres.—Al igual que todos los hombres deViena—dije riendo. Si de eso se

trataba, no había que preocuparse. A los hombres los podía manejar. A lamayoríaporlomenos.

—Es algo más que las triquiñuelas comunes, señorita. Cierto romancecondujoalsuicidiodeunajovenactrizalemana,EvaMay.

—Oh, no —susurré, aunque, al considerar mi propio pasado comorompecorazonesyelintentodesuicidiodeunpretendientedespuésdequelorechacé,nopodíajuzgarlocontantaseveridad.Eraterrible.Sinembargo,estaperladeinformaciónnoeraloúnicoquelaseñoraLubbigsabía.Sutonometransmitíalasensacióndequeseguíaocultándomecosas,quehabíaalgomásquecomunicar.Peronome lodiría con tanta facilidad—:Sihayalgomás,quedaréendeudaconusted.

Dudó.—Enestosdías,unosientequedebetenercuidadoalrevelaresetipode

información,señorita.Enesostiemposinciertos,elconocimientoeramonedadecambio.—La información que me dé será solo para mí, para mi seguridad.—

Tomésumanoylamiréalosojos—.Leprometoquenolacompartiréconnadiemás.

Hizounapausalargayalfinalañadió:—ElseñorMandlesdueñodelaHirtenbergerPatronenfabrik.Suempresa

fabricamunicionesyarmas,señorita.—Unnegociodesagradable, supongo.Peroalguien tienequehacerlo—

respondí.Noveíaporquéunnegociotendríaquedeterminaralserhumano.—Elproblemanoeselarmamentoquefabrica,sinolaspersonasalasque

selovende.—¿Ah,sí?—Sí,señorita.LollamanelMercaderdelaMuerte.

Página12

Page 13: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo3

26demayode1933Viena,Austria

Nueve días después de mi debut teatral en Sissy, una luna menguante secerníasobreelcielovienésyasupasodejabasombrascolorvioletaoscuro.La luz lunar alcanzaba a iluminar las calles de la ciudad, así que, cuandopasabaporelelegantedecimonovenodistrito,decidírecorrerapieelrestodelcamino,delteatroacasa.Aunqueyaeratardemebajédelcoche.Ansiabaeseintermedio silencioso, una pausa entre la locura del teatro después de lafunciónyelcaudalfamiliarenelquemeadentrabaalllegaracasa.

Por lasacerasaúncaminabanalgunospeatones—unaparejamayorqueandabadevueltaacasatrasunacenanocturna,unjovenquesilbaba—,loquemehizosentir segura.Conformemeacercabaa lacasademispadresenelbarriodeDöbling,larutasehacíamásopulentayadinerada,yporesosabíaque lascallesseríande fiar.Nadadeesto,sinembargo,habríaaplacado laspreocupaciones de mis padres si hubieran sabido que caminaba sola.Sobreprotegíanasuúnicahija.

Saquéamamáypapádemimenteysonreípor la reseñapublicadaesasemana enDie Presse. Los elogios por mi interpretación de la emperatrizElizabeth provocaron que se agotaran los boletos, y las últimas tres tardessolo quedaron lugares de pie. Mi estatus en la jerarquía del teatro habíamejorado;inclusorecibícumplidosenpúblicodenuestrodirector,quienporlo general era muy crítico. Los elogios se sentían muy bien después delescándaloqueprovocómidesnudoenÉxtasis—unadecisiónquemehabíaparecidoaceptableyacordecon la sensibilidadartísticade lapelículahastaquelosespectadores,mispadresentreellos,seescandalizaron—,ysupequeregresar al teatro luego de mi incursión en el cine había sido la decisióncorrecta.Eracomovolveracasa.

Página13

Page 14: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Laactuaciónhabíasidounrefugioparalasoledadinfantil,unamaneradepoblar mi existencia silenciosa con personas ajenas a mi siempre presentenanaytutoraymissiempreausentesmamáypapá.Comenzóconlasimplecreación de personajes e historias para mis numerosas muñecas en unescenarioimprovisadobajoelenormeescritoriodelestudiodepapá,peromástarde, demanera inesperada, esas interpretaciones se transformaron en algomuchomayor.Cuandoentréa laescuelaycomencéaestarencontactoconunaenormeydesconcertantevariedaddepersonas,actuarfuemimanerademovermeenelmundo,unaespeciedemonedade laquepodíaecharmanocadavezqueeranecesario.Tenía lahabilidaddeconvertirmeen loque laspersonas ami alrededor deseaban en secreto y a cambio yo obtenía lo quequería de ellas. No fue sino hasta que pisé por primera vez un escenariocuando entendí la magnitud de ese don. Podía sepultarme a mí misma yadoptar la máscara de una persona completamente distinta, creada por undirectorounescritor.Podíamiraralpúblicoyejercermicapacidaddeinfluirsobreél.

EntretodalaluzquemedioSissy,loúnicooscurofuelaentreganocturnade rosas. El color había cambiado, pero las cantidades no. Recibí floresfucsia,rosapálido,marfil,rojosangreeinclusountonoraro,unvioletamuydelicado,aunquesiempreerandocedocenasexactas.Eraobsceno.Peroporfortuna el método de entrega también se había modificado. Ya losacomodadoresnome lasentregabansobreelescenariocongranceremonia;ahoralascolocabandiscretamenteenmicamerinoduranteelúltimoactodelaobra.

ElmisteriososeñorMandl.Envariasocasionescreíhaberlovistoentrelosasistentesenelcodiciadoasientodelatercerafila,peronoestabaseguradeello.Élnohabíahechoningúnesfuerzoporcomunicarseconmigomásalládela tarjeta que acompañó a las primeras rosas…, hasta esta noche. En unatarjetadebordedoradoquehallé entre las flores color amarillovibrante—idénticoaldemivestido—seleíanestaspalabrasescritasamano:

QueridaseñoritaKiesler:Deseo tener el honor de invitarla a cenar al restaurante del Hotel Imperial

despuésdesufunción.Siestáusteddispuesta,porfavorenvíemelarespuestaconmichofer,queestaráesperandoenlapuertadeactoreshastalamedianoche.

Suyo,FriedrichMandi

Aunquemispadressedesquiciaríansiyoconsiderarasiquierareunirmeasolas con un desconocido—en especial en el restaurante de un hotel, aun

Página14

Page 15: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

cuando se tratara del importantísimo establecimiento construido por elarquitecto Josef Hoffmann—, la información que había recabado sobre elseñorMandlerasuficienteparaquenomeanimaraacruzaresabrecha.Miscuidadosas indagatorias arrojaronmás información acerca demi benefactormisterioso.Lospocosamigosqueteníaenelmundoinsulardelteatrohabíanescuchadoqueeraunapersonaaquienimportabanmáslasgananciasquelamoralde lagentea laquevendíaarmas.Pero la informaciónmásrelevantemeladio,sinyobuscarla,miproveedoradesecretos,laseñoraLubbig,quienmesusurróqueelhombreerabienvistoporelgrupodelíderesdéspotasdederechaqueemergíanen todaEuropa.Esedato fue elmáspreocupante, yaqueAustria luchabapormantener su independenciaenmediodedictadurassedientasdeterritorio.

Aun cuando nome atrevía a ir a cenar con el señorMandl en elHotelImperial, no podía seguir ignorándolo. A todas luces era un hombre conconexionespolíticasylasituaciónrequeríaquelosvienesesactuáramosconcautela.Aunasí,nosabíacómo lidiardemaneraadecuadaconsuatención,porquetodosmisflirteosdelpasadohabíansidoconjóvenesmaleablesdemiedad.Sinhaberformuladoaúnunplan,solicitélaayudadelaseñoraLubbigparadistraeralchoferyevadirlapuertadeactoresafindesalirporelfrente.

AlavanzarporlacallePeter-Jordan,miszapatosentonabanunstaccato.Ibacontandolascasasqueconocíadenuestrosvecinosmientrasmeacercabaalaquemispadresllamabannuestra«cabaña»,términoconelquetodoslosresidentesdeDöblingsereferíanasusresidencias.Sibienlapalabraeraunasuertedehomenajealestiloarquitectónicoinglésdelasgrandesyespaciosascasas del vecindario, erigidas dentro de jardines familiares cerrados, lacontradecíaelconsiderabletamañodelasconstrucciones.

Unas cuantas casas antes de la demis padres, la luz pareció disminuir.Miréhaciael cieloparaver si lasnubesocultaban la luna,peroesta seguíabrillando.Nuncahabíareparadoenesefenómeno,perocasinuncacaminabasola por la noche en nuestro barrio. Me pregunté si la oscuridad podríadebersealacercaníadelaPeter-Jordan-StrasseconeldensobosquedeViena,elWienerwald,dondepapáyyodábamosnuestrascaminatasdominicales.

Nohabíaun rayode luzeléctricaen lacuadra salvopor laque salíadecasa demis padres.Ventanas a oscuras—en las que asomaba la ocasionalsugerenciadeunavelamenguante—memirabandesde lascasasvecinas,ydeprontorecordélarazóndetantaoscuridad.Muchoshabitantesdenuestroenclave en Döbling honraban la tradición de abstenerse de usar aparatoseléctricosdesdelapuestadelsoldelvierneshastalapuestadelsoldelsábado,

Página15

Page 16: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

sinimportarquesushábitosreligiososnoseinclinabanhacialaortodoxiaqueexigía esa costumbre. Lo había olvidado porque mis padres jamás laobservaban.

EraelSabbatenDöbling,barriojudíoentierracatólica.

Página16

Page 17: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo4

26demayode1933Viena,Austria

Tanprontocomoatraveséelumbraldelapuerta,mesobrecogióelaroma.Nonecesité ver las rosas para saber que la casa entera estaba repleta de ellas.¿PorquérazónelseñorMandllashabíamandadoaquítambién?

Provenientes del piano de colaBechstein, ubicado en el salón, sonabanesporádicasnotasdeBach.Cuandolapuertasecerrótrasdemí,lamúsicasedetuvoymimadregritó:

—¿Hedy?¿Erestú?AltiempoqueleentregabamiabrigoaInge,nuestraempleadadoméstica,

respondí:—¿Quiénmáspodríaseraestahora,mamá?Papá salió del salón para recibirme. Con una pipa de madera

delicadamentetalladacolgandodelacomisuradelaboca,mepreguntó:—¿Cómo está nuestra emperatriz Elizabeth? ¿Te «adueñaste del

escenario»,comoproclamóDiePresse?Le sonreí a papá, alto y guapo aun con canas en las sienes y arrugas

alrededordesusojosazules.Aestahora,pasadaslasoncedelanoche,seguíavestidodemaneraimpecable,conuntrajecarbónantracitabienplanchadoycorbataarayascolorbermellón.EraelconfiableyexitosoadministradordeunodelosbancosmásconocidosdeViena,elCreditanstalt-Bankeverein.

Me tomó de la mano y por un momento recordé las tardes de fin desemanademiinfancia,cuandoélrespondíaconenormepacienciaatodasmispreguntas acerca del mundo y sus mecanismos. No había pregunta queestuvierafueradelugar,yafuerasobrehistoria,ciencia,literaturaopolítica,yyoapurabami tiempoconél,elúnicomomentoenelque teníasuatencióncompleta.Recuerdoespecialmenteunatardesoleadaenlaquepapápasóunahora entera describiendo el proceso de fotosíntesis en respuesta a mis

Página17

Page 18: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

cuestionamientosinfantilessobrelaalimentacióndelasplantas;nuncaperdiólapacienciaalcontestarmisincansablespreguntassobreelmundonaturalylasciencias.Peroaquellashoraseranescasas,yaque tantomamácomosusresponsabilidadeslaboralesysocialesocupabancasitodosutiempo.Y,sinél,teníaantemíhorasdelaboresescolaresrepetitivasconmismaestros,otareasy rutinas con mi nana y, en menor medida, con mamá, quien me poníaatenciónsolocuandomesentabaalpianoymeregañabapormidesempeño.Apesardequeamabalamúsica,ahoratocabaelpianosolocuandomamánoestabaencasa.

Papámellevóhaciaelsalónymesentóenunadelascuatrosillasdetapizbrocadoqueestabanfrentealachimenea.Mientrasesperábamosaquemamásenosuniera,papámepreguntó:

—¿Tieneshambre,miprincesita?PodríamospediraIngequeteprepareunplato.Siguesmuyflacadespuésdeaquellaneumonía.

—No,gracias,papá.Comíantesdelafunción.Recorrílahabitaciónconlamirada;lasparedes,deporsíabigarradaspor

elpapeltapizarayas,estabanllenasderetratosfamiliares.Viquealguien—quizámimadre—habíaacomodadohábilmentelosdoceramosderosascolorrosapálidoalrededordelsalón.Papálevantólacejaperonodijonadasobrelasflores.Ambossabíamosquemamáeralaquehacíapreguntas.

Mamá entró y se sirvió un vaso de schnapps. Sin decir una palabra nimirarmealosojos,metransmitiósudesilusión.

Nosquedamosensilencio,aguardandoquemamáhablara.—Parecequetienesunadmirador,Hedy—dijomamádespuésdedarun

largotragoasuschnapps.—Sí,mamá.—¿Quépudistehaberhechoparaincentivartaldemostración?Su tono estaba cargado de reproches. La escuela de etiqueta en la que

tantoinsistíanohabíalogradopulirmeyconvertirmeenlajovencasaderayHausfrauenentrenamientoqueellaesperabaquefuera.Cuandomeempeñéen tener una profesión que ella consideraba «vulgar»—a pesar de que losvieneses tenían en alta estima el teatro—, dio por hecho que micomportamiento también lo sería. Y admito que algunas veces le daba larazón, cuando permitía que cualquier joven me cortejara. En ocasionesincluso accedía a que ciertos pretendientes—ya fuera el aristócrata RitterFranz vonHochstetten o el joven actorAribertMog,mi coprotagonista enÉxtasis—metocarandetodasesasmanerasquemamáimaginaba,enfrancayprivada rebelión contra ella. «¿Por qué no hacerlo?», me preguntaba a mí

Página18

Page 19: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

misma. A fin de cuentas ella suponía que yo me comportaba de maneravulgar. Además, me gustaba comprobar que el poder que tenía sobre loshombreseraidénticoalqueejercíasobreelpúblico:elpoderdemantenerloscautivos.

—Nada,mamá.Nisiquieraconozcoalhombre.—¿Porquéentoncesteregala todasesasrosas,si túnohasdadonadaa

cambio?¿Sinisiquieraloconoces?¿SeráqueestehombreviotudeleznablepelículaÉxtasisycreyóqueeresunamujerfácil?

—Suficiente —intervino papá con cierta brusquedad—. Quizá solo sedebeasutalentosaactuación,Trude.

El nombre demamá eraGertrude y papá únicamente la llamaba por suapodocuandointentabatranquilizarla.

Después de acomodar un cabello que se había separado de su peinadoperfecto,mamá se levantó. Se veíamuchomás alta que elmetro cincuentaquemedía.Caminóhacia el escritoriodondehabía colocadoelbuquéenelquesehallabalatarjeta.Estirólamanoparaalcanzarsuabrecartasdeplatayrompióelconocidosobrecolorcrema.

Acercólatarjetadebordedoradoalalámparayleyóenvozalta:

SeñoryseñoraKiesler:HetenidolafortunadeobservarasuhijainterpretaralaemperatrizElizabeth

encuatroocasioneslasemanapasada.Losfelicitoporsutalento.Quisieraacudiren persona a fin de solicitar su permiso para visitar a su hija. Si esto les pareceaceptable,acudiréasucasalatardedeestedomingo,alasseisenpunto,porserlaúnicatardeenlaqueelteatropermaneceaoscuras.

Suyo,

FriedrichMandi

ElseñorMandlestabaejerciendopresiónsobremí.Paramigransorpresa,mispadrespermanecieronensilencio.Penséque

mamádesdeñaríalainvitaciónporatrevidaeinapropiada,oquemealentaríaa indignarme por algún supuesto agravio derivado de la atención del señorMandl.Ydiporhechoquemipadre—decarácterapaciblesiempreycuandonose tratarademí—despotricaríacontra la solicituddeunhombrequenoteníaningúnvínculoamistosoofamiliarconnosotros.Sinembargo,elrelojdemesafavorito,regalodebodasdelospadresdemamá,resonódurantecasiunminutoynadiedijonada.

—¿Quépasa?—pregunté.

Página19

Page 20: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Papá suspiró, algo que en meses recientes venía haciendo con mayorfrecuencia.

—Tenemosqueandarnosconcuidado,Hedy.—¿Porqué?Mamávaciósuvasoymepreguntó:—¿SabesalgoacercadeesteseñorMandl?—Unpoco.Cuandocomenzóamandarmefloresalcamerino,preguntéen

elteatro.Alpareceresdueñodeunafábricademuniciones.—¿Tehabíamandadofloresantes?—Eltonodepapáeradealarma.—Sí —respondí con voz apagada—. Cada noche desde el estreno de

Sissy.Ambosvoltearonaverseconmirada inescrutable.Fuepapáquienhabló

porlosdos:—LeresponderéalseñorMandl.Lorecibiremosparatomarunacopael

domingoalasseis,y,Hedy,cenarásconéldespués.Estabaasombrada.Aunquemimadresesentíaimpacienteporquesentara

cabezaymecasaraconunbuenchicodeDöbling,ysuponíaqueamipadrelepasaba lomismoaunqueno lodijera,nuncasehabíanentrometidoenmivida personal de manera tan directa. Ni siquiera cuando me negué aabandonarmicarreraparaaceptarlapropuestadematrimoniodelhijodeunade las familias más distinguidas de Alemania, el joven Hochstetten. Yciertamente tampoco habían insistido en que saliera con este o aquelmuchacho.¿Porquélohacíanahora?

—¿Puedoopinaralrespecto?—Lolamento,Hedy,perodebesobedecer.Nopodemosdarnosellujode

ofenderaestehombre—dijopapáconsemblantecompungido.Peseaqueyaimaginabaqueenalgúnmomentotendríaquereunirmecon

elseñorMandl,queríaresistirme.Perolaexpresióndedolordemipadremedetuvoenseco.Algo,alguienloestabaforzando.

—¿Porqué,papá?—Naciste después de la Gran Guerra, Hedy. No comprendes que la

política tambiénpuede transformarseenunafuerzadestructiva.—Negóconlacabezayvolvióasuspirar.Nodijonadamás.

¿Algunavezmehabíaocultadoinformacióndeestamanera?¿Algunavezme había considerado incapaz de comprender asuntos complejos? Papásiempremehabíadichoqueyoeracapazdecualquiercosa,ylehabíacreído.Suscertezasapuntalaronmiconfianzaparaconvertirmeenactriz.

Página20

Page 21: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Quehayaelegidoseractriznosignificaquenopuedaentenderasuntosajenosalteatro,papá—dije,intentandoalejarelenojoyladecepcióndemivoz—.Túmejorquenadiedebessabereso.

Estaba enfadada por el tono condescendiente que mi padre habíaempleado, algo inusual después de años de haberme tratado como par entérminos intelectuales. ¿Cuántas noches de domingo pasamos analizando elperiódicojuntoalachimeneadespuésdelacenafamiliar?Desdepequeñaélhabía repasado conmigo cada detalle de los titulares hasta que quedabaconvencidodequeyohabíacomprendidolosvericuetosdelaescenapolíticanacionaleinternacional,pornohablardelasnoticiaseconómicas.Todoesomientras mamá bebía su schnapps, meneaba la cabeza en señal dedesaprobaciónymusitabaentredientes:«Quépérdidade tiempoútil».¿Porqué entonces papá me trataba como si yo fuera otra persona solo porquededicaba mis noches al teatro, y ya no a las conversaciones junto a lachimenea?

—Supongoqueesverdad,miprincesita—respondió,mirándomeconunasonrisa amediasdibujada en el rostro—.Así quedebes saberquehace tansolodosmeses,enmarzo,elcancillerDollfussaprovechóuna irregularidadenlosprocedimientosdevotaciónparlamentariaparahacersedelcontroldelgobiernoaustríacoydisolverelParlamento.

—Claro,papá.Fuenoticiaentodoslosperiódicos.Nosololeolaseccióndeteatro.YvielalambredepúasquerodeaeledificiodelParlamento.

—EntoncesentenderásqueeseacontecimientoconvirtióaAustria,comoAlemania, Italia y España, en una dictadura. En teoría seguimos siendo unpaísconunaconstitucióndemocráticaydospartidos:eldeDollfuss,esdecir,elconservadorPartidoSocialcristiano,popularentrelagentedelcampoydelaaltasociedadporrazonesdistintas,yelopositorPartidoSocialDemócrata.Pero la realidad es distinta: el canciller Dollfuss está a cargo y opera paraconsolidartodoelpoder.CorrenrumoresdequedisolveráalSchutzbund,elbrazomilitardelPartidoSocialDemócrata.

MiestómagodiounvuelcocuandoescuchéapapáincluiraAustriaentresusvecinosfascistasyagruparasuslíderesenlamismacategoríaqueAdolfHitler,BenitoMussoliniyFranciscoFranco.

—Nocreohabervistounescritoconesaclaridad,papá.Sabía que Austria estaba rodeada de dictadores fascistas, pero pensaba

que había logrado permanecer libre de ese tipo de gobernantes. Hasta esemomento,entodocaso.

Página21

Page 22: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Quizánohayas leídolapalabra«dictador»en losperiódicos,perosindudaesoeselcancillerDollfuss,juntoconelHeimwehr,que,comosabes,esunaorganizaciónparamilitarquefuncionacomosuejércitopersonal,yaqueel tratadodepazquepuso fina laGranGuerra limita lacantidadde tropasqueAustriapuedetener.EljefevisibledelaHeimwehresErnstRüdigervonStarhemberg,perodetrásdeestesehallasuamigocercanoysocio,elseñorFriedrich Mandi. Mandi satisface todas las necesidades militares de laHeimwehry,porloquesesabe,tambiénestáinvolucradoenlaestrategia.

En un principio pensé que papá divagaba con esa cátedra política, peroahoramequedabatodoclaro.MeestaballevandohaciaelseñorMandl,cuyopoderempezabaaparecermeevidente.

—Entiendo,papá.—Noestoysegurodequeasísea.Todavíahaymás,Hedy.Sindudahas

leídoenlosperiódicosqueesetalAdolfHitlerescancillerenAlemaniadesdeenero.

—Sí—dije mientras mi madre se levantaba por un segundo schnapps.Acostumbrababebersolounvasoqueibasorbiendodurantetodalavelada.

—¿Conoces laspolíticasantisemitasqueHitlerhacomenzadoaadoptarenAlemania?

No había puesto mucha atención a los artículos sobre el tema porquepensabaquenoteníannadaqueverconnosotros.Peronoqueríaadmitirmiignoranciaantepapá,asíquerespondí:

—Sí.—Entonces sabes que, tan pronto como llegaron los nazis al poder,

comenzaron un boicot formal contra los negocios judíos y prohibieron quepersonas no arias ocuparan puestos en el servicio civil y desempeñaranprofesioneslegales.Losjudíosalemanesnosolohansidovíctimasdeataquesviolentos;tambiénleshanquitadosusderechosdeciudadanía,conlaquelosjudíosaustríacoshancontadodesdeladécadade1840.

—He leído sobre eso —dije, aunque en realidad solo había visto porencimaesasnotas.

—Bueno,porlotantotambiénhabrásleídosobrelosnazisaustríacosqueansíanlaunificacióndenuestropaísconAlemania;independientementedeloque lagenteopine acercade laspolíticasdeDollfuss, el temorprincipal esque el canciller Hitler intente dar un golpe de Estado para apoderarse deAustria.Nohandichonadaenpúblico,peroheescuchadorumoresdequeelmespasadoelcancillerDollfusssereunióconMussolini,el líderitaliano,y

Página22

Page 23: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

que este aceptó contribuir a la protección de Austria en caso de invasiónalemana.

—Supongoqueesbuenanoticia,aunquenoestoyseguradequeseaalgopositivo queAustria esté en deuda con Italia—dije—. Es decir,Mussolinitambiénesundictador,yalfinalpodríamosterminarbajosusórdenesenvezdelasdeHitler.

Papámeinterrumpió.—Es cierto, Hedy, pero al menos Mussolini no respalda las mismas

políticasantisemitasqueHitler.—Entiendo—dije,aunqueenrealidadnocomprendíaporquépapáestaba

tanpreocupado.Esaspolíticasnonosafectabananosotros—.Pero¿quétienequevertodoestoconelseñorMandl?

—DesdehacemuchotiempoelseñorMandltienerelaciónconMussolini;lo ha abastecido de armamento por años. El rumor es que él fue quienconcertólareuniónentreDollfussyMussolini.

Ver el hilo que involucraba a Mandl en tan perversa trama me dejóanonadada.¿Asíqueeseeraelhombrequeandabatrasdemí?

—El señorMandl es el hombre detrás del trono del canciller Dollfuss.PeroquizáseatambiénelhombredetrásdelaindependenciadeAustria.

Página23

Page 24: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo5

28demayode1933Viena,Austria

El hielo tintineaba contra el cristal y el líquido caía sobre el hielo. Por laempinada escalera de caoba subían las risas forzadas y el zumbido de laplática.HubounapausaenlaconversaciónqueseviointerrumpidaporunamelodíadeBeethoveninterpretadaporlasmanosexpertasdemimadre.MispadresintentabanlidiarconFriedrichMandl.

Decidimos que yo esperaría arriba hasta que papáme llamara.Así,mispadrespodríanfingirqueevaluabansielseñorMandleradignodesalirconsu única hija, aunque bien sabíamos que el permiso de papá había sidootorgadodesdeelmomentoenqueelseñorMandlfirmólanotaqueleshabíaenviado.

Me sudaban las manos, una experiencia que desconocía. Los nerviosjamáshabíansidoproblema,nocuandosetratabadehombres,entodocaso.Algunapequeñaagitaciónenelsegundoprevioaquesealzaraeltelónenelescenariooduranteloslargosminutosantesdequeeldirectorgritara:«¡tomauno!»,peronuncaenunacita.Loshombresnomeintimidaban.Yollevabalaventaja en mis relaciones pasadas; formalizaba o cortaba el vínculo confacilidad.Tratabaa loshombrescomosujetosconlosqueponíaenprácticamishabilidadescamaleónicas,elfundamentodemicarreracomoactriz.

Me levanté del chaise longue y me planté frente al espejo de cuerpocompleto por centésimavez.Mamáy yo habíamos debatido acerca de cuálseríaelatuendoadecuadoparaelencuentro:nadademasiadosugerenteparaqueMandlnose llevarauna impresiónequivocada,nadademasiadoinfantilpara que no se ofendiera pensando que no lo tomábamos en serio. Nosdecidimos por un vestido crepé esmeralda con hombros cuadrados y escotealto,yfaldaquecaíapordebajodelarodilla.

Página24

Page 25: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Dabapasospormicuartoeintentabaescucharlaconversaciónqueveníadeabajo.Pormomentospescabaalgúnfragmento,nadaquepudierasituarensucontexto.Resonóunacarcajadayentoncespapágritó:

—Hedy,siyaestáslista,¿puedesbajar,porfavor?Eché una última mirada al espejo y bajé por la escalera; mis tacones

hacían un ruido tremendo. Papá esperaba bajo el marco de la puerta queconducía al salón; su rostro era una forzada máscara de amabilidad. Nomostrabanadadelapreocupaciónqueseagolpabadebajo.

Toméapapádelcodoyentramosenelsalón.Mamá,conunaexpresióndecautelaenelrostro,estabasentadaenelsofáfrentealseñorMandl.Demipretendiente,loúnicoqueveíaeralanuca,peinadaconsumocuidado.

—Señor Mandl, permítame presentarle a mi hija, la señorita HedwigKiesler. Creo que ya la conoce, aunque no de manera formal. —Condelicadeza,papámeempujóhaciadelante.

Mamá y el señorMandl se pusieron de pie al mismo tiempo y él giróhacia mí. Debido a los desagradables rumores que circulaban sobre susafiliacionespolíticasysusrelacionesconlasmujeres,habíapensadoquemepareceríarepulsivo;inclusomehabíapreparadoparaello.Despuésdequeélmededicarauna reverencia formal, nuestrosojos se encontrarony, paramisorpresa,loencontréatractivo.Noensentidofísico,aunqueresultabaguapopor lo cuidado de su aspecto, con su impecable traje de Savile Row azulmarinoymancuernillasbrillantes,sinomásbienporelpoderylaconfianzaqueproyectaba.Alcontrariodemispretendientesanteriores,eraunhombre,nounniño.

Tomólainiciativa.—Esunverdaderohonor,señoritaKiesler.Soyadmiradordesu trabajo,

comomeparecequeyasabe.Elruborencendiómismejillas,otrareacciónextrañaenmí.—Graciasporlasflores.Eranbellísimasy…—busquélapalabracorrecta

—generosas.—Considérelasunpálidoreflejodelplacerquemeproducesutrabajo.—

Laspalabraszalamerasescurríandesubocacomosifueranlíquidas.Un silencio incómodo llenó la habitación. Mamá, siempre astuta en

situaciones sociales, generalmente tenía la respuesta correcta a mano, perodabalaimpresióndequeelseñorMandlnoshabíadescolocadoatodos.Papáentróalrescate.

—ElseñorMandlhaestadohablándonosdesuamorporlasartes.

Página25

Page 26: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Sí.—Volteó avermeydijo—:Acabode enterarmedeque sumadrefue pianista de concierto antes de casarse. Confieso que le imploré queinterpretara algunapieza, a pesar de sus protestas porquenohabía vuelto atocar para gente ajena a la familia. Su interpretación de Beethoven fuemagistral.

Ahoralaqueseruborizófuemamá.—Muchasgracias,señorMandl.Elhechodequemamáhubiera tocadoelpianoparaélmedijomásdel

miedo de mis padres que el monólogo de mi padre sobre las maniobraspolíticasymilitaresdeMandl.Hacíaveinteaños,cuandoabandonósucarreraparacasarse,mamájuróquejamástocaríaelpianoparanadiequenofueradela familia. Y hasta esa noche mi obstinada progenitora había cumplido supromesa.

—Quieropensarqueenseñóasuhijaatocartanbiencomousted—dijoél.

—Bueno…—dudómamá.Yosabíaquemimadrenosoportabaqueseelogiaramimaneradetocarel

piano.Ellaexigíaperfecciónymisesfuerzos lacontrariaban tantocomomiaspecto; era como si creyera que yo había elegido ser bella única yexclusivamenteparadesafiarla.

—¿Havistoalgunaotradelasobrasdeteatroqueseestrenaronestemes,señorMandl?—Alejé la atención demimadre, que se veía ofuscada, parapasarauntemadeconversaciónmásgeneral.Noqueríaquemamárompieraelsilencioconfrasesnerviosasypocofavorablesparamí.

LosojosmarronesdelseñorMandlmemiraronconintensidad:—En realidad, señorita Kiesler, su papel en Sissy me ha hecho perder

interésenotrosactoresoactrices.RegresounayotravezalTheateranderWien.

Suvehemenciame incomodóyquise desviar la vista.Pero sentí que loque aquel hombre esperaba no era deferencia sino fortaleza. Así que lesostuvelamiradamientraspronunciabalaspalabrasqueeldecoromeexigía:

—Meelogiasinmerecerlo,señorMandl.—Todosmiselogiossonsinceros,ustedmerececadaunadelasrosas.Mamásehabíarecompuestoylanzóunafrasequerepetíaunayotravez

desdequeyoeraniña.Laescuchabasiemprequealguienmellamabaguapaomefelicitabapormihabilidadparaelpianoolaactuación,asícomocuandopapá se demoraba explicándome los mecanismos internos del motor de unautooelfuncionamientodeunafábricadeporcelana.

Página26

Page 27: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Vaamalcriaralaniña,señorMandl.Lafrasenoeraelreprocheafectuosoqueaparentabaser.Eraelreflejode

su sentir: yonomerecía esos elogios, yahabía recibidodemasiadoy, en elfondo,eraindigna.

¿Seríacapazeseextrañodedesentrañarlacríticaocultatraslaspalabrasdemimadre?

Siintuyósuverdaderosentido,nolodemostró.Encambio,sinapartarsumiradadelamía,dijo:

—Seríaunplacermalcriarla,señoraKiesler.—Giróparaquedarfrenteapapáypreguntó—:¿Tengosupermisoparallevaracenarasuhija?

Despuésdeunadiscretamiradadedisculpahaciamí,mipadrerespondió:—Sí,señorMandl,lotiene.

Página27

Page 28: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo6

28demayode1933Viena,Austria

AlbajardelalimusinaquemanejabaelchoferdelseñorMandlyentrarenelvestíbulo del Hotel Imperial, el personal se agolpó alrededor de miacompañante. Incluso elmaître del legendario restaurante del hotel, célebrepor quisquilloso, corrió hacia él y se puso a sus órdenes. En las pocasocasionesespecialesenquehabíacenadoconmispadresenelrestaurante—por algún cumpleaños o graduación escolar—, casi tuvimos que rogar paraque nos atendieran y esperamos cerca de una hora antes de ordenar. Elestablecimiento, conocido por su alta cocina y por la arrogancia de supersonal,parecíaunlugardistintoalcaminardelbrazodelseñorMandl.Aunasí,intentédisimularmiasombroycontinuarenmipapeldeactrizdemundo.

A nuestras espaldas se escuchaban murmullos. Nos llevaron a unaenvidiable mesa ubicada al centro del salón revestido de madera. Siempreconsideré a papá un hombre exitoso, y lo era, pero solo en ese momentocomprendíloqueeraelpoder.Escuriosocómoelservicioenunrestauranteylasmiradasdelosdemáscomensalesloponenenevidencia.

Nuestramesaestabadecoradaconrosasdetodosloscoloresqueavivabanel lujoso pero monocromático comedor. Ninguna de las otras mesas teníaflores,solocandelerosdebronceconbrillantesvelasblancas;elseñorMandldebióhaberlas solicitadoespecialmentepara laocasión.Eraclaroqueélnohabía tenido ninguna duda de quemis padres le otorgarían el permiso parasalirconmigo.

EncuantomeacomodéenlasilladetapizarayasqueMandlretiróparamí—rechazando los intentos delmaître de ayudarme a sentar—,me sentímuy mal vestida con el atuendo que mamá y yo habíamos elegido. En elespejo de mi habitación me había parecido sencillo pero apropiadamentemodesto.Sinembargo,eneselugarlasmujeresvestíanalaúltimamoda,que

Página28

Page 29: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

enesemomentoconsistíaenusarvestidoshechoscondelgadastirasdetelascarísimas cosidas con hilos de cuentas de cristal. Parecía una monja encomparaciónconellas.

Mandlmehizoalgunaspreguntasdirectassobreeltipodecomidaquemegustabayelvinoqueprefería,yluegopreguntó:

—¿Lemolestasiordenoporusted?Comoaquíconfrecuenciaysébiencuáles son los mejores platillos. No soportaría que se fuera usteddecepcionada.

Muchoshombres habrían ordenado sin siquiera pedir permiso, demodoque agradecí la cortesía. Aun así, tenía claro que no debía ser solícita yaceptarlo todo; la fortaleza de Mandl exigía que otra fortaleza le hicierafrente.

—Sueloordenarpormímisma,peroenestaocasiónestarábienhacerlocomoustedsugiere.

Miaclaraciónlosorprendióycomplació,comosabíaquepasaría.Seechóa reír, con risa sonora y melodiosa, mientras llamaba al mesero a nuestramesa. Después de pedir ostras y champaña para comenzar, seguidas deChateaubriand, inició una conversación sobre elmundo del teatro.Conocíabiena losdirectores,escritoresyactoresmáscélebresdeViena,ypedíamiopiniónsobrelaescenografíayelrepartodelasobrasreciénestrenadas.Eseintercambio informado era algo raro paramí—lamayoría de los hombressabía poco o tenía escaso interés en el mundo del teatro—, pues tambiéndeseabaconocermisideas.Meparecíaunapersonafrescaeimprevisible.

Comimoslasostrasensilencio,hastaquemepreguntó:—Supongoquehaescuchadomuchascosassobremí.Planteadatandesúbito,lapreguntamesorprendió.Estabadisfrutandosu

compañía y por un momento olvidé lo desagradable de su reputación. Sinsaber cuál sería la respuesta más segura, elegí la honestidad; su franquezamerecíarespuestaequivalente:

—Sí,asíes.—Imaginoquenohasidonadabueno.Semehizounnudoenelestómago.Mispadresyyohabíamosesperado

quelaveladatranscurrierasinningunaincursiónenelterrenodelcarácterdemiacompañante.

—Notodohasidomalo—respondíconunasonrisa.Esperabaaportarunpoco de levedad a tan desconcertante intercambio y quizá volver al temaanterior.

Página29

Page 30: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Dejó su tenedor sobre el plato y con la servilleta de tela se limpió lascomisurasdelabocacondetenimientoantesdeempezarahablar.

—SeñoritaKiesler,noinsultarésunotoriainteligenciadiciéndolequelosrumoresqueustedhaescuchadoson todosmentira.Esverdadquehesalidoconalgunasmujeresyqueestuvecasadoenunaocasión.Tambiénesverdadque,acausademitrabajo,avecesdebotratarconpersonajesymovimientospolíticosqueaotrospodríanparecerlesdespreciables.Loúnicoquelepidoesque me conceda la oportunidad de demostrarle que soy distinto de laspersonas con las que hagonegocios y que soymuchomás respetable de loquelacantidaddemujeresconlasquesemevinculalaharíasuponer.Nosoymireputación.

Aunquesabíaquenopodíapermitirlo,quedebíamantenerlaguardiaenalto ante ese hombre, sus palabras me conmovieron. Lo comprendía. Yotambién había intentado resarcir el daño que Éxtasis había causado en mihonor.Después del estreno, el desnudo y la representación de una relaciónsexual—durantelaescenaeldirectormepinchóconunalfilerparaconseguirla expresión orgásmica en mi rostro— provocaron que se prohibiera lapelículaenvariospaísesysecensuraraenotros,yesomanchóminombre.Claroqueelescándalosolosirvióparaincrementareldeseodelagentedeveraquella escurridiza película. ¿No merecía Mandl la misma oportunidad deredenciónqueyobuscabaparamí?

Antesdequepudieraresponder,élvolvióahablar:—Parece dudar, señorita Kiesler, y me sorprendería. Incluso me

decepcionaría un poco si no lo hiciera.Nome interesa jugar conusted, asíque le pido que por favor me permita poner en claro mis sentimientos eintenciones.

Asentíconlacabeza,aunquesusolicitudsolohizoqueelnudoqueteníaenelestómagoseapretaramás.

—No soy hombre particularmente religioso, señorita Kiesler. Niparticularmenteromántico.

Sinpensarlo,alcéunacejaydirigíunamiradahacialasrosas.—Bueno, no siempre—replicó conuna sonrisa.Su rostrode inmediato

retomó la seriedad—. Sin embargo, cuando la vi en el escenario, mesobrecogió la identificación, como si ya la conociera. No de la maneranormal,enuneventosocialoporintermediacióndeamistades,sinocomosilaconocieradesdesiempre.Sucediójustoantesdelaovaciónfinal;porunossegundos dejó de ser la emperatriz Elizabeth y fue usted. Y sentí que laconocía.

Página30

Page 31: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Siguió hablando, pero ya no lo escuchaba. Estaba asombrada por sudeclaraciónyalmismotiempoabsortaenmispensamientos.

—Fue una experiencia singular paramí y, de unamanera peculiar, mesiento conectado con usted… —De repente guardó silencio y sacudió lacabeza—.Simiscolegasdenegociosmeescucharanhablandoasí,pensaríanquesoyunfanáticoenloquecido.Loquesindudalepareceréausted.

Podríahaberlodejadoaladeriva.PodríahaberpermanecidoensilencioyobservarcómotrastabillabaesehombredequiensedecíaqueteníaeldestinodeAustriaen lasmanos.Susactosmehabríandado laexcusaperfectaparaevitar futuros encuentros.Aunasí, yo sentíaque teníaunvínculoparticularconél.

—No,jamáspensaríaalgoasídeusted.—Siloquediceesverdad,¿consideraríasalirconmigodenuevo?Antes había sido pretendida por niños, y aunque ahora solo tenía

diecinueve años, no era inocente. Había tenido muchos admiradores:WolfAlbach-Retty,elcondeBlüchervonWahlstatteinclusounjovenacadémicorusocuyolargoe impronunciablenombresemehaidoolvidando,y la listaseguía. Algunos mantuvieron mi atención durante instantes breves, y conotroshabíaduradomás tiempo.Aalgunos lespermití acceder ami cuerpo,pero a la mayoría los mantuve a raya. Ninguno de ellos, sin embargo, mehabíamerecidoelrespetoquemeinspirabalafranquezadeMandl.Losotrossededicabanaejecutaresa rebuscadadanza tan típicade lamayorpartedelos hombres, pero tan insultante para mi inteligencia, tan predecible. Sinimportarsustítulos,sudineroosusgradosacadémicos,ningunomeparecíade mi altura, por eso las relaciones eran breves. Pero FriedrichMandl eradiferente.

Hiceunapausaparaqueélpensaraqueestabasopesandosupetición.Nosepreocupóporocultarsuimpacienciaydemorémirespuestatantocomomefue posible, mientras disfrutaba su nerviosismo y la influencia que ejercíasobreesehombrepoderosísimo.

Diun largo tragoamichampaña,ymehumedecí los labios lentamenteantesdeempezarahablar.Porfin,dije:

—Sí,señorMandl.Consideraríasalirconustedotravez.

Página31

Page 32: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo7

16dejuliode1933Viena,Austria

Casisemeescapóunarisita.Mellevéunamanoalabocaparareprimirlascarcajadasinfantilesqueestabanpordesbordarsedemislabios.Esasboberíasno serían consecuentes conmi apariencia sofisticada.Aunque a Fritz no lemolestabamucho.Él parecía deleitarse conmigo, aun con aquellos aspectosqueparamínoresultabanencantadores.

Unavezquerecuperélacompostura,recorríconundedoelbordedemiplato. La superficie brillaba como si estuviera tallada en oro, aunqueseguramente solo era porcelana dorada. Como si me hubiera leído elpensamiento,algoquesucedíacadavezconmayorfrecuencia,Fritzacotó:

—Sí,Liebling,losplatossondeoropuro.Larisaquehabíaacalladosalióachorros.—¿Platosdeoropuro?¿Deverdad?Serioconmigoymeexplicó:—Casi.Eloropuroesmuysuave,demodoqueesnecesariohaceralguna

aleación. Esta vajilla se endureció al añadirle plata, lo que la hace másresistenteperonomenosbella…,comotú.

Sonreíenrespuestaalhalago;megustabalaideadeserapreciadapormifortaleza.Alamayoríadeloshombresmiseguridadlesparecíaintimidante,pero Fritz quería conocermis opiniones y aceptabamis apreciaciones, auncuandoerandistintasdelassuyas.

—¿Tú losmandastehacer?NopuedocreerqueunoencuentreplatosdeoropuroenunatípicaGeschäftdasPorzellanverkauft.

—Digamos que quedaron disponibles tras la reciente agitación en lasuniversidades.Yapreciorazonable.

Sus palabras me confundieron. ¿Hablaba de los disturbios que habíanestallado durante el invierno y la primavera pasados, cuando los socialistas

Página32

Page 33: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

impidieronque los estudiantes judíos acudieran a laUniversidaddeViena?¿Porquéesosdisturbioshabríanconducidoalrematedeesosplatosdeoro?Noparecíahaberconexiónentreunsucesoyotro,aunqueenunrincóndemiconcienciaempecéapercibirciertovínculo.

Fritzinterrumpiómispensamientosmientraslevantabaunacopadecristalfinamentetallada.

—Unbrindisporlasúltimassietesemanas.Lasmásfelicesdemivida.Alchocarloscristalesescuchamoselcantodelascopas;mientrasbebíala

frescayburbujeanteVeuveClicquot,hiceel repasode lasúltimassemanas.Sietecenasespléndidas,unaporcadanochequenohubofunciónenelteatro.Veintecomidastambiénespléndidas,losdíasenqueyonotuvematinéniélreunionesdetrabajo.Cuarentaynueveentregasdefloresfrescas,sinqueserepitieransuscoloresendíasconsecutivos.Sietesemanasenquemeobliguéa nomirar el asiento de la tercera fila que él había reservado para toda latemporadadelaobrayenelqueseacomodódurantemuchasdelasnochesqueestuveenescena.SietesemanasconelpersonaldelTheateranderWienenloquecido conmi romance, todosmenos la señora Lubbig, quien guardósilencio después de enterarse del inicio demi relación y no había vuelto ahablardesdeentonces.Sietesemanasenlasquemispadreshabíanvividoconlosnervioscrispadoshastaqueregresabaacasaporlasnochesdelbrazodelhombremás ricodeAustria,quiendecíaque lohacía sentir jovenotravez.Esperanzado,incluso.

Leentreguétodomimundo.Aexcepcióndelashorasquepasabaarribadel escenario, era suya. Como él me lo había pedido, le permití que medemostraraquiénera.

Cenamosen lossitiosmásfinosdeVienaysusalrededores,peronuncavisitamosningunade sus trescasas—unenormeapartamentoen laciudad;un castillo llamado Schloss Schwarzenau, cerca de un pueblo del mismonombre, a unos ciento veinte kilómetros al noroeste de Viena, y unaespléndidacabañadecazadeveinticincohabitaciones,conocidacomoVillaFegenberg,amásdeochentakilómetrosalsurdelacapitalaustríaca—hastaesa noche. Cenar a solas en casa de un hombre contravenía todos losprotocolosquemispadresvaloraban.Poresonolesconté.

Tempranoesatarde,Mandlmehizopasarporlascolumnasylapuertadeentradadesuedificiodepiedra,enelnúmero15delaSchwarzenbergplatz,aunladodelaRingstrasse,enlazonamásricadeViena;caminéaunladodelconserjeuniformadoytresporterosparadirigirmealúltimopisodeledificioen el elevador con reja. Ahí mi anfitrión me dio un recorrido por su

Página33

Page 34: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

departamentodedocehabitaciones,espacioalqueleibamejorelnombredemansión,porqueocupabatrespisos.Loelogiéconmesura,aunquemesentíaal borde de la efusividad. El estilo de aquella casa parecía la antítesis deldecorado cómodo y variopinto en el que había crecido enDöbling.Cuantomásestudiabalosmuebles,lasalfombrasyelarte,decoloressemejantes,másempalagosa encontraba la excesiva ornamentación de los hogares vieneses.En lugar de resultar inhóspita, la casa deMandl se sentía muymoderna yfresca.

Mientras disfrutábamos detenidamente los cinco tiempos de alta cocinafrancesa,abundanteensalsasextrañasqueFritzhabíaordenadoprepararasuchefenhonora lafinachampañaquebebíamos,yopasabalosdedospor latela de las sillas y losmanteles del comedor. La seda gruesame resultabasuntuosaal tacto.ApesardequeFritz estabavolteadohaciaelmeseroqueservíachampaña,pudeversuexpresiónenunpesadoespejoquehabíaenlapareddeenfrente.Estabaexultantepormiplacer.

Se llevó la copa de champaña a los labios y me planteó otra preguntasobremieducación.Fritzparecíasentirunacuriosidad interminablepormí,pero nunca hablaba de su juventud. Resultaba imposible que ese hombreimpecable y poderoso sentado frente a mí hubiera sido un niño tierno yvulnerable. ¿Habría nacido duro y fuerte? ¿Habría salido del vientre de sumadremarchandoconesepasotanseguro?

—Suficiente acerca de mí, Fritz. Seguro que para este momento ya tehabrásdadocuentadequelavidadeHedwigKiesler,originariadeDöbling,no esmuy emocionante. Pero tú, bueno, tú eres asunto distinto. ¿Quién esFriedrichMandl?

Sonriendo, se dispuso a hablarme de la Hirtenberger Patronenfabrik.Parecía haberse aprendido de memoria la historia de la sólida empresafamiliar de municiones que había rescatado y hecho crecer de maneraexponencialdespuésdequequedaraenbancarrota tras laderrotadeAustriaen la Gran Guerra. La narración sonaba casi falsa; sin lugar a dudas larelataba cuando la ocasión lo ameritaba, pero yo quería algomás que eso.Deseabaconocer lahistoria realdeFritz.Lahistoria íntimadelniñoqueseconvirtió en el hombre más rico del país, no la versión del acenso de suempresaquehabíaelaboradoconsumocuidado.

—Qué impresionante, Fritz. En particular el préstamo bancario quenegociaste para regresar el control de la fábrica a la familia después de labancarrota.Esofueungolpemaestro.

Sonrió.Cuántolegustabanloselogios.

Página34

Page 35: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Peroquéhaydetuvidafamiliar?—añadí—.Háblamedetumadre.La amplia sonrisa desapareció. Su quijada se apretó y se tornó más

cuadrada.¿DóndeestabaelFritzenamoradoydeseosoqueconocía?Sentíunescalofrío.Merecarguécontraelasiento,registrandosureacción,yvicómoseesforzóporvolverasonreír.

—No hay mucho que contar acerca de eso. Era una típica Hausfrauaustríaca.

Sabíaquenoerasensatoindagarmás.Paracambiareltemayelestadodeánimo,pregunté:

—¿Temolestaríamostrarmelasaladeestar?—Excelente sugerencia. ¿Por qué no tomamos los digestivos y postres

ahí?Mellevódelamanohastaunsofáfrenteaunaampliaventanaquetenía

unahermosavistadelaimponentearquitecturadelaRingstrasse.Laslucesdelosedificiosornamentadosbrillabanysereflejabanenlasmuchassuperficiesdelasaladeestar,ymientrasbebíaelfestivoBowlequemesirvió,sentíquedesbordabadefelicidad.EléxitodeSissyymiflorecienterelaciónconFritzmeparecían demasiado perfectos para ser reales. Inmerecidos, habría dichomimadre.

Al voltear a ver a Fritz me di cuenta de que me miraba con muchaatención,ysonreíaalvermesonreír.Semeacercóymebesó,condelicadezaalprincipio.Laternuradiopasoalaintensidadysusmanossedeslizarondemi cintura a mi espalda. Sentí sus labios en mi cuello, y sus dedoscomenzaronadesabrocharmeelvestido.

Habíatenidointimidadconotrosjóvenesantes.Besoslargosyabrazosenbalconesotrasbambalinas.Cariciasymanoseostorpesenelasientotraserodeunauto.Trestardesfurtivasenlasquemeliberédetodasmisinhibicioneseneldepartamentovacíodelospadresdeunnovio,profesoresdeoficio.Perosentía que debía refrenarme conFritz, que debía esperar y permitir quemepersiguiera.Asíque,aunquelodeseaba,mealejé.

—Deboirme—dijecasisinaliento—.Mispadresestaránfuriosossillegoacasadespuésdemedianoche.

Mesoltóymemiróconunasonrisaenigmática:—Siesoesloquequieres,Hase.Deunjalónloacerquéamíparadarleunúltimobeso.—Noes loquequieroperodebohacerlo.Mispadres sonmuyestrictos

consusreglas.—Sentíasurespiraciónsobremí.

Página35

Page 36: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Creoque,alregresaracasa, tesorprenderálasituacióndeesasreglas—dijo—.Quizáhayauncambioenelhorizonte.

Página36

Page 37: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo8

16dejuliode1933Viena,Austria

Elchóferabriómipuerta,perolosdedosdeFritzaúnsujetabanlosmíos.—Desearíanotenerquedespedirme—susurró.—Yodeseolomismo—lesusurréamivez.Yeraverdad.Habíainiciado

esarelacióndiciéndomequeno loquería,que todoeseescucharyasentiryhablar y reír, e incluso los besos, eran un papel quemis padresme habíanimpuestopornecesidad.Otropapelmás.Pensabaquehallaría lamaneradesacarloadelante.PerolaHedyverdadera,laqueseocultabadebajodetodaslasactuaciones,estabasintiendoalgoreal.Ymedicuentadequemi69/471corazónestabatanvulnerablecomotodosloscorazonesquehabíarotoenmisjuegosrománticosdelpasado.

Aúnasí,enciertosentido,loquesintieraenrealidadnoimportaba,comopasaba con mis sentimientos reales arriba del escenario: no tenían ningúnpesoreal.Desprendímimanodelasuyaysalídelautosindecirotrapalabra.Lacasademispadresestabaaoscuras.Sinohubierasidoporlosrayosdelalunamenguante, habría tropezado con alguna piedra en el camino hacia lapuerta principal. En la oscuridad tanteé para encontrar el picaporte, abrí lapuertaylacerrécondelicadezatrasdemí,cuidandonodespertaranadieenla casa que dormía, ni siquiera a Inge, nuestra empleada. Pasaba de lamedianochey si la suerte seguía favoreciéndome,mamáypapá estaríanyadormidosyningúnsonidoloslevantaría.Mishombrosserelajaronalpensarenlaposibilidaddemetermeenlacamasinelinterrogatoriodecostumbre.

Liberémispiesaldesabrocharmiszapatosplateados,loscualesdejéconcuidadoenelpisoparanohacerescándalo.Subílaescaleraconpasoligero,evitandolosescalonesquesabíaquerechinaban,yavancésinhacerunsoloruido.

Página37

Page 38: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Sinembargo,cuandoempujélapuertademihabitación,descubríapapásentadoenlaorilladelacama,lapipaentreloslabios.

—¿Estátodobien,papá?—Nuncaantesmehabíaesperadoenmicuarto.Élymamáaguardabanmiregresoenelsalón,fumandoybebiendoschnappsa sorbos después de una noche de teatro con amigos, o bien se retiraban adormir.AsíhabíasucedidohastaqueempecéasalirconFritz,claroestá.

—Nohaynadieenfermo,siaesoterefieres,Hedy.Recogí losplieguesdemi largovestidoazulymesentéa su ladoen la

orilladelacama,conlospiesdescalzosdebajodemicuerpo.—¿Quépasó,papá?—HoyelseñorMandlfueavisitarmealbanco—dijodespuésdedaruna

largafumadaasupipa.—¿De verdad?—¿Por qué habría ido Fritz a ver a mi padre? Y, más

importanteaún,¿porquénomehabíadichonadadurante la largatardequepasamosjuntos?

—Sí.Meinvitóacomerasuclubprivadoy,siendoelseñorMandlquienes,acepté.

Pormimentepasabanatodavelocidadposiblesexplicaciones,ymivoztemblócuandopregunté:

—¿Quéqueríadecirte?Papálanzóunarodehumohaciaeltechoylomiróascender,tocarelyeso

ornadoydisiparse.Soloentoncesmerespondió:—Intercambiamos las frases corteses de costumbre, pero, claro, el tema

principal de la conversación fuiste tú. El señorMandl está prendado de ti,Hedy.

Sentía calor en las mejillas y agradecí que la habitación estuviera aoscuras. A pesar de las advertencias y las historias sórdidas que habíaescuchado, yo también me sentía sumamente atraída hacia Fritz. Y megustabaexperimentarelpoderqueme recorríacuandoestábamos juntos.Elhombrenoerasureputación,esomelohabíadejadoclaro.

—Fuemuyamabledesupartehaberteinvitadoacomer.—Nosabíaquémásdecir.Meincomodabapreguntarapapálosdetallesdesuconversación.

—Meparecequenofuiclaro,Hedy.Nuestracomidateníaunpropósito,apartedeelogiartusmuchasvirtudes.

—¿Oh, sí?—Mi voz tembló con nerviosa impaciencia o miedo, no losabía.

—Sí.ElseñorMandlmepidiótumano.

Página38

Page 39: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Mimano?—Estaba asombrada. Nos conocíamos apenas hacía sietesemanas.

—Sí,Hedy.Estáempeñadoenqueseassuesposa.—Oh—dijepor lobajo.Estabaatrapadaenun torbellinodeemociones

encontradas:agrado,miedo,poder.Fritznoeraunjoveninfatuado,comomisanterioresenamorados.Eraunadultoquepodíaescogerentremuchasmujeresymeescogióamí.

Papá dejó a un lado su pipa. Ahora que sus manos estaban libres meabrazó.

—Losientomucho,Hedy.Miafándenoofenderaestehombredepoderhatraídounaconsecuenciaterrible.

—¿Tepareceterrible,papá?—Noséquépensar,Liebling.Apenashas tratadoaesehombredelque

solo conocemos su terrible reputación. Aunque has aceptado salir muchasveces con él, ignoro cuáles son tus sentimientos hacia él. Y tengo miedo.Temo las implicacionesque traerápara ti lavida comoesposadeFriedrichMandl,siesesoloquetúquieres.—Hizounapausaparaelegirconcuidadosus siguientes palabras—: Pero estoy mucho más temeroso de lasrepercusionesparati,paranosotros,siteniegas.

—Amínomepareceterriblesupropuesta—susurré.—¿Estásdiciéndomequesientesalgoporél?—Ensuvozhabíasorpresa.

Yexpectativa.Expectativaantequé,nolosabíaaún.—Bueno…—Hiceunapausa,insegurasobrelaspalabrasapropiadaspara

esa conversación. Me sentía extraña platicando con papá acerca de missentimientos hacia un hombre. En mis relaciones pasadas, los eufemismoshabían sidoelpandecadadía—.Sindudame sientohalagada,papá.Y sí,sientoalgoporél.

Mipadremesoltóysealejóparamirarmealosojos.Conlapocaluzdela lámparademiburó,alcancéaver las lágrimasqueseacumulabanen losojosdemiestoicoprogenitor.

—Noestarásdiciendoesosoloparadarmegusto,¿verdad?—No,enverdadesalgoquesiento.—Hay un ampliomar…, un océano inmenso,mejor dicho, entre sentir

algoporunhombreyquerercasarseconél,Hedy.Nosupesipensabaensutiranterelaciónconmamáaldecireso.Peroen

lugar de responder la pregunta implícita, o interrogarlo respecto a misuposición,preferílaevasión:

—¿Quépiensastú,papá?

Página39

Page 40: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—En una situación normal, sin considerar tus sentimientos, me habríaopuestoporvariasrazones.Esmuygrandeparati.Apenassehantratado.Noconocemosasufamilia.Hamanchadosureputaciónenlosnegociosyconlasmujeres. Podría seguir y seguir.Y estoy seguro de que tumadre estaría deacuerdoconmigo,aunquenohehabladodeestoconella.Queríaconocertussentimientosprimero.

¿Meestabadiciendoquemenegaraaaceptarlapropuesta?Suopinióneramuy importante. Lo que mamá pensara sobre el asunto de Fritz no meimportabamucho.El desdén que ella sentía pormí hacía que sus ideasmeparecieranventajosasparaellaeinútilesparamí.Sinoseguíaelcaminoquemi madre consideraba apropiado, a sus ojos me convertiría en una mujercaída.

Papánohabíaterminado.—En realidad estoy indeciso. Si sientes algo por él, esta unión puede

protegerteenlosdíasporvenir.Mandlespoderoso.EstemosdeacuerdoonoconsusopinionespolíticasoconsucercaníaconelcancillerDollfuss,pareceestar decidido amantener aAustria independiente deAlemania y del vil yantisemitacancillerHitler.Silosrumoressonciertos,lasituaciónsetornarámuchomáspeligrosaparanosotroslosjudíos.

¿De qué hablaba?Nosotros no éramos judíos en realidad, no como losemigradosquehabían llegado enmasa aAustria durante laGranGuerra, yque volvieron a llegar durante los días sombríos y empobrecidos quesiguieronanuestraderrota.AquellosjudíosdeEuropadelEste,losOstjuden,que vivían aparte del resto de la sociedad austríaca, que se aferraban a susprácticasycreenciasortodoxas.Noconocíaanadieasí,anadiequeportaraelajuar tradicional. Los pocos judíos religiosos que había en nuestro barrio,aquellos que observaban el sabbat o que teníanmenorás omezuzás en sushogares procedían demanera discreta, sin la osada despreocupación de losOstjuden, y vestían como cualquier otra persona. Y mi familia, bueno,nosotrosnonosconsiderábamosjudíosexceptoenunsentidovago,másbiencultural.Noshabíamosintegradoporcompletoalavibrantevidaculturaldelacapital.Éramosvienesesporencimadetodo.

—Pero nosotros no somos como los judíos de Europa del Este queemigraronaquíenlosúltimosaños.

—Que yo no use kipá y que no celebremos los días festivos no quieredecirquenoseamosjudíos,enespecialantelosojosdelosdemás.—Lavozdemipadresonabafrágil—.VivimosenDöbling,porDios,unbarrioconsupropia sinagoga y cuyos casi cuatro mil habitantes son judíos. Y tanto tu

Página40

Page 41: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

madre como yo fuimos criados en hogares judíos. Si laHakenkreuzler, esegrupodematonesquepaseanporahíconsusmalditasesvásticas,amplíasualcance,Döblingsindudapodríaconvertirseenunodesusblancos.Elbarrioysushabitantes.

—No,papá.Döblingno.—ResultabaridículoqueelpintorescoysegurobarriodeDöblingpudieraserblancodenadie.

—Cada vez son más los ataques contra los judíos, Hedy, si bien losperiódicos no dan cuenta de ellos.—El tono frágil de papá dio lugar a latristeza—.Sololosataquespúblicos,losmásviolentos,comoelquesucedióenlasaladeoracióndelCaféSperlhofelañopasado,escapanalsilenciodelgobierno. En zonas judías habitadas por la comunidad ortodoxa, comoLeopoldstadt, se distribuyen panfletos antisemitas a diario y hay frecuentesescaramuzas.Lastensionesaumentan,y,siHitlercontrolaAustria,queDiosnosayude.

Mequedémuda.Anteriormente,papáyyosolohabíamoshabladodeserjudíosenunaocasión.Unrecuerdodeesapláticasedesprendiódelpasadoyentróenelpresentetanvivoyfrescocomosiacabaradeocurrir.Tendríayounos ocho años y llevaba varias horas sentada bajo el escritorio de papá,organizandounnúmeromusicalparamismuñecas;meencantabausarcomoteatro esa zona oscura y aislada debajo de su ornamentado escritorio. Deprontomeparecióquemamá—siempreahí,aunlado,enespecialcuandonoqueríaqueestuviera—habíaestadofueradelacasatodoeldía.Enlugardedisfrutaresainesperadaliberacióndemimadreysushorarios—loquehabíapermitido tan largo lapso de teatro—, sentí pánico. ¿Y si le había sucedidoalgoterrible?

Salí a toda velocidad del estudio y hallé a papá sentado junto a lachimenea en la sala de estar, leyendo el periódico y fumando su pipa condespreocupación. Su tranquilidadme perturbó. ¿Por qué no estaba inquietopormamá?

—¿Dóndeestá?—gritédesdelapuerta.Alzólavistadelperiódico,conalarmaenlosojos.—¿Quépasa,Hedy?¿Dequiénhablas?—Demamá,obviamente.Estádesaparecida.—Ah, no te preocupes. Solo acudió a una shiv’ah en casa de la señora

Stein.Sabía que la señora Stein, una de nuestras vecinas casas abajo, había

perdidoasupadrehacíapoco,pero¿quéeraunashiv’ah?Sonabacomoalgoexótico.

Página41

Page 42: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Quéeseso?—pregunté,frunciendolanarizdeesemodoqueamamásiempre le parecía «vulgar». Pero mamá no estaba aquí y papá nunca meregañabaporalgotantontocomofruncirlanariz.

—Cuandounapersonajudíamuere,lafamiliaguardalutoporelladuranteunasemanayrecibevisitasquevanadarsuscondolencias.Esoeslashiv’ah.

—¿EntonceslosSteinsonjudíos?—Eraunapalabraquehabíaescuchadodeciramispadresenalgunasocasiones,peronoestabaseguradequéqueríadecir, exceptoqueparecíadividira laspersonasendosgrupos: judíosonojudíos.Mesentíatanadultaalpronunciaresapalabraenvozalta.

Papá levantó las cejas al escucharmipreguntay abrió losojos conunaexpresión queme resultó poco familiar. Parecía sorpresa, pero nunca habíavistoquenadasorprendieraamiimperturbablepadre.

—Sí,Hedy.Sonjudíos.Ynosotrostambién.Queríapreguntarlealgomásapapá,algoacercadeloquesignificabaser

judío,perolapuertaprincipalsecerró.Elinconfundiblesonidodelostaconesde mamá en el pasillo de la entrada llegó a la sala de estar, y papá y yointercambiamosmiradas. El tiempo de las preguntas había terminado, perodesde ese instante comprendí en qué categoría caía mi familia, aunque nosupieraconprecisiónquéimplicabaesareligión.

Estasegundaconversaciónconpapáfuelamásextensaquesostuveconélacercadenuestrojudaísmo—aunqueenlosañosquemediaronentrelasdospudehacermeunaideageneraldeloqueeralareligiónyloquesignificabaquemifamiliafuerajudía—,ysuspalabrasmeaterraron.Antesdeestedía,losactosdeviolenciaqueveíaenlosperiódicosparecíansucederaotrogrupode judíos, a personas alejadas de mi propia y remota herencia. Ahora, sinembargo,yanoteníaesacerteza.

—¿Tenemosquepreocuparnos,papá?Mimiedodebehabersidomuyevidente,porquecubriómismanosconlas

suyaseintentóconfortarme.—Yahehabladomuchoacercademispreocupacionespersonales.Nadie

sabequépasarádespuésdeestealboroto.Pero,sialguienpuedeprotegerte,esél. Friedrich Mandl quizá pueda mantenernos a salvo en estos tiemposinseguros.

Página42

Page 43: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo9

18dejuliode1933Viena,Austria

Latardeera tanbrillantequeparecíaquealguien lahubierapulido.Nuestramesaocupabael lugar idealalcentrodelcomedor,dondeacaparábamos lasmiradasdelosdemás.Nuestrosrostrosresplandecíanconlosdestellosdelosdos candelabros de plata con brazos como ramas de árbol. La cálidaluminosidad que emitía ese entramado argentino hacía que la cristaleríafulgurara muchomás y que los cubiertos, también de plata, refulgieran entodas las superficies. En el centro de lamesa había un jarrón de porcelanalleno de rosas en cada uno de los tonos de los ramos que Fritz me habíaenviadoalcamerino,unarreglorecortadopormanosexpertasdetalmaneraque las flores quedaban a la altura perfecta y no interferían la vista. Elrestaurantevibrabaconelrumordelasconversacionesdeloscomensalesquecenabanyconlasdulcesnotasdelpiano.Teníalasensacióndequetodaslasanteriorescomidasylujosísimascenashabíansidoensayosparaestedebutyqueeltelónacababadealzarseennuestranocheinaugural.¿Oacasoveíayoteatralidad y detalles menores llenos de trascendencia solo porque suponíaqueFritzmepropondríamatrimonioesanoche?

SabíaquepapáhabíahabladoconFritzeldíaanterior.Sehabíanreunidopara comer en el club de Fritz y, esa mañana, antes de que papá saliera,practicamos lo que habría de decirle. En el vestíbulo de la casa quedabanalgunasnubecillasdelapipadepapácuandoregresédelteatrolavísperaporlanoche,ycorríhastalasaladeestarparaquemecontaralosdetallesdelaconversación.Segúnpapá,todohabíatranscurridocomoloplaneamos,salvopor un detalle. Fritz había dejado claro a mi padre que si nos casábamosquería que yo dejara de actuar, condición que antes había rechazado de unpretendiente más joven. Pero esta vez —planteada por este hombre— eradiferente, aunque eso no atenuaba mi desagrado. Con nuestros miedos

Página43

Page 44: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

acentuados por las amenazas políticas, sabíamos que había mucho más enjuego y, además, mis sentimientos por Fritz eran mucho más intensos.Despuésdeunaemotivadiscusiónconpapá—presenciadapormamá,quienproponía distintasmaneras de formular las respuestas quepracticábamos—,comencé a ver el requisito impuesto por Fritz con una perspectivadistorsionadaquemeinclinóaaceptarlo,sinoesquehastahacerlomío.

Pero Fritz nada me dijo sobre esa segunda comida, tal como habíaguardado silencio sobre la primera. La presión por mantener un ambientejovial y conservar un tono ligero y juguetón —según quería Fritz— erainmensa.Echabamanodetodomientrenamientocomoactrizparaocultarlaansiedadquemerevolvíaelestómagoymehacíasudarlasmanos.Reprimíalanerviosay jovenHedyKieslerdeDöblingyencarnéa laaclamadaactrizHedwig Kiesler, acostumbrada a las atenciones del hombre más rico deAustriaydignadeellas.

Le contaba a Fritz una anécdota sobre mi coestrella y le describía lasexigenciascadavezmásridículasdenuestrodirector,cuandounhombreseplantó junto a nuestramesa.Durante nuestras citas en restaurantes,muchoshombres se acercaban a saludar a Fritz con una inclinación discreta y unafrase apenas murmurada, pero él nunca se ponía de pie y jamás mepresentaba.Noobstante,enesaocasiónFritzselevantódeinmediatoydiounbuenapretóndemanosaaquelhombreespigado.

—Ah,Ernst.PermítemepresentartealaseñoritaHedwigKiesler.Hedy,éleselpríncipeErnstRüdigervonStarhemberg.

ElpríncipeVonStarhemberg.Aunquepapánomehubieradichoqueerauno de los líderes del bando de derecha—a veces incluso fascista— en lapolítica austríaca y jefe de la Heimwehr, el apellido de todos modos mehabríaparecidoconocido.LafamiliaStarhemberg,partedeunlargoyantiguolinaje de nobles austríacos, era dueña de miles de hectáreas y numerososcastillosentodoelpaís.

El caballerodirigióhaciamí susojos,muy juntosen su rostro, su larganarizaristocráticaysuexpresiónadusta.

—Me enteré de su triunfo en Sissy, señorita Kiesler. Es un honorconocerla—dijoconunainclinación.

¿ElpríncipeVonStarhemberghabíaoídohablardemí?Medabavértigopensarqueunhombredesuposicióneimportanciasupieraalgodemí,yporunmomentomesalídemipapel.UnamiradaseveradeFritzmesacudióyasentíconlacabeza.

Página44

Page 45: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Es un placer, príncipe Von Starhemberg. Le agradezco sus amablespalabras.

Losojosdelpríncipesedemoraronenmíalgradodeincomodarme,ymepregunté cómo reaccionaría Fritz al percatarse de la atención de VonStarhemberg.Paramisorpresa,viaprobaciónensurostroynirastrodecelos.

Losdoshombressemirarondenuevo.—¿Losplanesconnuestroamigoitalianoavanzanbien?—preguntóVon

Starhemberg.—Sí,todovabien.¿Tenemosyafechaparanuestrapróximareunión?—

dijoFritz.Susvocessevolvieronmurmullosyyo intenténoescuchar,noadivinar

quémaquinaban respectodel«amigo italiano»,que sinduda eraMussolini.Me puse a estudiar la famosa decoración del restaurante. Con un guiño alfuturoyunhomenajealpasadoenelelegantemobiliariofrancésylalujosamantelería belga, que contrastaban con algunos detalles estilo tirolés, losdueñoshabíancreadoelestablecimientoaustríacoporexcelencia.

LosdoshombresterminarondehablaryVonStarhembergtomómimano.—Acudiré a ver su interpretación de nuestra legendaria emperatriz

Elizabeth.Nuestragenteestámuynecesitadadeheroínasenestosdías—dijo,yluegomebesóeldorsodelamano.Conunainclinaciónfinal,caminóhaciala entrada del restaurante, mientras los porteros corrían a abrir las puertasantesdequeélllegaraaellas.

Fritzyyovolvimosaacomodarnosennuestrassillas,ycadaunodiounlargotragoasuchampaña.

—Tepidodisculpasporlainterrupción,Hedy—dijoFritz.—Nohaynadaquedisculpar,Fritz.EsunplacerconoceralpríncipeVon

Starhemberg.—Me alegra escuchar eso. Ernst es más que un buen amigo. La

coincidencia de nuestras ideas políticas y económicas nos ha convertido enfuertesaliados;creoqueloverásconfrecuenciaenelfuturo.

Alescucharlapalabrafuturo,traguésaliva.¿Sucederíaahora?¿Eseseríaelinstanteenelquemividacambiaría?

Intentéatemperarlaansiedadylaemoción,queibanenaumento.—Fuemuyamabledesupartehaberelogiadomiactuación.Unhombre

comoelpríncipeVonStarhembergdebe tenerasuntosmásapremiantesquemipapelenSissy.

Fritz permaneció en silencio, temí haber cometido alguna indiscreción.¿Lo habría insultado al sugerir que un hombre de importancia no tendría

Página45

Page 46: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

tiempoparaelteatrooparaunaactriz?¿Inferiríaconesoqueestabadiciendoquenoeratanimportantecomoelpríncipe?

—Hase,¿amastantolosreflectores?—espetó.Yconesapreguntamediolaimpresióndequenosacercábamosalquid

de la cuestión. Mi respuesta requería mucho tiento o podría perder mioportunidad. Durante toda la noche y hasta la madrugada, papá y yo, conmamá tras bambalinas, habíamos discutido tan difícil tema y mi aún másdifícil respuesta. Lamentaba tener que sacrificar la actuación, pero habíacomenzado a contemplar el intercambio demi carrera por la seguridad queFritz podía ofrecerme como un trueque necesario. Sin embargo, ahora quellegabaelmomento,¿meatreveríaadecirloenvozalta?

Respiréhondo.—Losreflectoresylosaplausosnuncafueronmiobjetivo,Fritz.Disfruto

el arte de habitar un papel, vivir una vida distinta. —Esos eran losparlamentosquehabíapracticadoconpapá.

—¿Y qué pasaría si yo te ofreciera otra vida?Un papel que interpretarcadaminutodecadadía,nosoloarribadelescenario.¿Seguiríasnecesitandoelteatro?

Sabíaquéera loquequeríaescuchar, loquesenecesitabaparaaseguraresaoportunidad.Adoptéunaexpresiónrecatada,bajélamiradaydije:

—Dependeríadelpapel.Ydelapersonaqueloofreciera.Carraspeóyanunció:—Elpapeleseldeesposa.Estoypidiéndotequeseaslamía.Con el rostro aún inclinado,miré a Fritz por debajo demis pestañas y

pregunté:—¿Enverdad?Deslizóunacajadeterciopelonegrosobrelamesaylaabriócercademí.

Dentro había un grueso anillo de oro, con una llamarada de diamantesincrustados.Era la joyamásextravaganteque jamáshubieravisto;nopodíasiquiera adivinar el número de quilates. Casime reí al pensar que yo, unajovendediecinueveañosquehabíaasistidoaunaescuelapara señoritasenSuizaapenasdosañosatrás,portaríaunanillomásapropiadoparalamanodeunaprincesaadulta.

—¿Quédices,Hase?—Sí,Fritz.Serétuesposa.Colocóelanilloenmidedoylehizounaseñaalmeseroparaquetrajera

más champaña.Brindamos por la futura señoraMandl y sentí la anticipadapérdidadeHedyKiesler, laactriz. ¿Quiénhabría sidoyosiFritzMandlno

Página46

Page 47: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

hubieraacudidoaverSissy?Porque,losabía,esenuevopapelquemeofrecíacomoesposaerapermanente.Nopodríaabandonarloalterminarelensayooalcaereltelón.

Elbrindisyelmatrimoniotambiéneranunadespedida.

Página47

Page 48: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo10

10deagostode1933Viena,Austria

«El altar no es más que otro escenario», me dije. No tengo por qué estarnerviosa.

Alisé mi vestido una vez más y acomodé un mechón en mi peinadoentretejido con orquídeas blancas.Andaba de un lado a otro en el pequeñoespacioreservadoparanosotrosenelsagrariodelacapilla,ycasichoquéconpapá. Este percibió mi intranquilidad y me acercó hacia sí, procurando noaplastar el ramillete de orquídeas que llevaba en lamanoni los intrincadospliegues demi vestido, que, 91 / 471 a pesar de decir «Mainbocher» en laetiqueta,parecíademasiadosimpleencomparaciónconelinteriorbarrocodelaKarlskirche.

—Tevesbellísima,Liebling.Nohaynadaquetemer.Papásiempremedecíaquesihabíanacidobellaeraconalgúnpropósito.

En un principio pensé que se refería al teatro vienés, el preciado mundoculturalparaelcualelatractivofísicoerarequisito.Peroahoranoestabatansegura. ¿Habría querido decir que con mi apariencia podría conseguir unmatrimonioimportante?¿Unoquemeayudaraamíyamifamilia?

—Sololasmiradasdecientosdeextraños—lerespondí.Papácasibufódelarisa.—Eso no tendría por qué molestarte a ti, mi pequeña actriz. Noche a

nocheteenfrentasacientosdeextraños.—Exactriz—locorregí,yalver la tristezaensu rostro lamentéhaberlo

dicho.—VerásmuchosrostrosfamiliaresdeDöblingenelpúblico,también—

dijointentandocambiardetema.—Sindudamuertos devergüenzapor esta boda en la iglesia.Nohabrá

chuppah —respondí. Puesto que papá había propiciado la discusión sobre

Página48

Page 49: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

nuestrojudaísmo,nopuderesistirlatentacióndelanzaresedardo.—Ya,ya,Liebling.Ensumayoría,losvecinosdeDöblinghanvividoen

Vienaporgeneracionesynoseránajenosaunaceremoniacristiana.—Quizáhayanasistido aunabodacristiana como invitados, papá.Pero

dudoquehayanvistoaunodelossuyosparticipardelaceremonia.—Creoquetesorprenderías.

DesdequeFritzmepropusomatrimonio,lassemanaspasaronenunvendaval.Comoacordamos,diunaúltimafuncióndeSissyydeclaréenuncomunicado:«Estoytanfelizconmicompromisoquenopuedoentristecermeporalejarmede los escenarios.Mi emoción pormi futuromatrimoniome ha ayudado adejaratrás laambiciónde todamividade triunfarenel teatro».Alescribiresaspalabrasparaelpúblicomesentíatodomenosfelizpordejardeactuar,yaunque nunca confesé a Fritzmi intranquilidad, él debió haberla percibidoporqueintentósuavizarelgolpeconunviajesorpresaaParísparacomprarmivestidodenoviaaldíasiguiente.

Conmamácomochaperona,pasamostresdíasenlacapitalfrancesa.Yoanhelabairalteatroyalosmuseosquehabíavisitadoenviajespasadosconmispadres.Durante ellos,mamá,papáyyonosdábamos lagranvida;nosalojábamosenellujosoHôtelLeMeurice,elegidoporsucercaníaalMuseodel Louvre, donde pasábamos las mañanas recorriendo sus incomparablescolecciones de pintura y escultura—mamá prefería las paletas rosadas deFragonard, mientras papá se detenía en los retratos de tonos apagados deRembrandt—, y luego comíamos en el exquisito restaurante del hotel.Mástarde,mientrasmamádescansaba,papáyyopasábamos la tardecaminandopor los jardines de las Tullerías, que quedaban cerca, y observábamos losviejos morales plantados por Enrique IV, las elegantes esculturas, y enocasiones nos entregábamos a placeres más plebeyos que mamá no habríaaprobado, como ver a los acróbatas itinerantes, los teatros guiñol y losdiminutosbarcosnavegandoporelpequeñolago.Mástarde,juntostodos,nosdirigíamos a la ópera en el Palais Garnier, o a alguna función de músicasinfónica en uno de los muchos teatros, dependiendo de la orquesta queseleccionaranmispadres.Algunosdemisrecuerdosfamiliaresmásqueridosproveníandeesasexcursionesparisinas.

EsteviajeaParís,sinembargo,noincluíaculturaniexploracióncomolosanteriores.Fritzhabíaorganizadounaseriedevisitasalascasasdemodamásdistinguidas de la ciudad, ubicadas en los bulevares de alta costura: rue

Página49

Page 50: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Cambon,avenueMontaigne,placeVendômeyavenueGeorgeV.Durantelashoras que pasamos con los diseñadores deChanel,Vionnet, Schiaparelli, ypor último en Mainbocher, mamá permaneció sentada, en un mutismoinsólito,mientrasFritzmemirabamodelarvestidotrasvestidoparaél.

En la privacidad de mi vestidor en el local de Mainbocher Couture,observabaalaasistentedeldiseñadorenvolvermeenunvestidoazulpálido,hechocontirasajustadasdetela,comosifueraunadiosagriega.Cuandodioun paso atrás para permitirme estudiar el diseño en el espejo de tres vistasantesdesaliramostrárseloaFritzyamamá,nopude reprimirunpequeñogritodesatisfacción.Ningúnotrovestidomequedabacomoese:resaltabamifigurademanerahalagadorayalmismotiempoeraapropiadoparaunaboda,ademásdeenfocarlaatenciónenmirostro,casicomounsuaverayodeluz.Unvestidosingularparaunaocasiónsingular.Eraperfecto.

No podía esperar a ver la reacción de Fritz. Caminé confiada hacia elsalónprivadoafueradelvestidor,dondemamáyFritzesperaban,consendascopasdechampaña, sentadosen sillasde sedabordadaamano,yconpasomáslentomepresentéanteellos.Anteél.

Mientras Fritzme examinaba, una sonrisa invadió lentamente su rostro.Sus ojos se detuvieron en la curva de mi pecho y su mirada empezó aparecermeindecenteenpresenciademamá.

—¿Qué piensas?—pregunté dando un giro para apartar sus ojos demipecho.

—Muyfavorecedor,Hase.—Eseste—anunciémirandoamamá.Ni siquieraellapudocontener la

sonrisa.Fritz se puso de pie y se acercó tanto que pude sentir la tibieza de su

aliento:—Esmuybello,Hedy,peronoeselindicado.—¿Cómopuedesdecireso,Fritz?—lepreguntéconmiradacoqueta.Me

alejédeély,dandounnuevogiro,dije—:¿Nomequedaalaperfección?Estiróelbrazoparaalcanzarmeyporunmomentopenséqueme jalaría

paradarmeunbeso.Perono,sumanoaferrómibrazoconfuerzayenfado,yconvoztanbajaquesoloyopudeescuchar,dijo:

—Estenoeselindicado.Teprobarásotros.Me alejé dando un paso, casi tropecé, y me retiré al vestidor. ¿Fritz

acababadeamenazarme?Temblando, dejé que la asistente del diseñador me quitara el vaporoso

atuendo. Seleccionó del perchero un deslumbrante vestido estampado en

Página50

Page 51: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

blancoynegroymelopasó.Alvermeenelespejo,notéquelaatenciónseconcentrabaenmicabellonegroymitezblanca,perolosafiladosbordesyeldiseñogeométricodelaprendaeranmásapropiadosparaunbaileformalquepara una novia en su boda. ¿Fritz me permitiría siquiera plantear esasobjeciones? ¿Me atrevería yo? Estaba consternada. No quería volver aescucharleese tononi sentircómosusdedosseclavabanenmibrazo,perotampoco deseaba sacrificarlo todo, incluida la elección de mi vestido debodas,contaldemantenerlascosasenpaz.

Sindarningúngiro,caminédiscretamentehaciaelsalón,preparadaparaeljuiciodeFritz,quienalvermesepusoenpiedeunsaltoyjalóamamá.

—Eseeselindicado—dijo,sinpreguntarnosquépensábamos.Cuandomamáadvirtióelcolordemismejillas,memiróalosojosynegó

con la cabeza.Al parecer, estar en desacuerdo conFritz no era opción.Nodespuésdelaescenaquelehabíatocadopresenciar.

—Esmuybonito—respondí, intentandosepultarelenfadoqueFritzmehabíacausadoconsubrusquedadpreviayenfocándomeensugozoalvermeusando ese vestido. Me pregunté si una prenda tenía tanta relevancia enrealidad.¿AcasoasegurarmimatrimonioconFritz,contodoelamparoylaprotecciónquetraeríaconsigo,noeralomásimportante?

GiréhaciaelespejoytratédevermecomoFritzmeveía,comoélqueríaquefuera.Ciertamente,lucíadeslumbrante.Busquésumiradaenelespejoyasentíparaindicarlequeestabadeacuerdoconsudecisión.

Una vez que ajustaron el vestido, dejamos a mamá en el hotel ycaminamos un poco por el jardín de las Tullerías, que yo ya conocía, ydespuéshaciaelnorte,alaplaceVendôme.Consusventanasenarcodepisoatechoenmarcadasporpilaresycolumnasornamentales,lagrandezadelosedificios que demarcaban la plaza octagonal me dejó asombrada. Fritz sedeleitócontándomelahistoriadelacolumnaVendôme,alcentrodelaplaza.Napoleón la había mandado hacer a comienzos del siglo XIX paraconmemorarsusvictorias.Conmásdecuarentametrosdealto,yhechaalaimagen de la columna de Trajano, la famosa torre triunfal de Roma, lacolumnadebronceconsusbajorrelievesfueobjetodecontroversiay,cuandolafamadeNapoleónsubíaybajaba,fuederribada,yafinalesdelsigloXIXporfinselerestauró.

—Losgobernantes y losmovimientos políticos pueden ascender o caer,peroelpoderdeldinerosiempreseimpone—dijo.

Aunquepretendíaserelresumendeunafacetadelahistorianapoleónica,lafraseparecíaajustarsemuybienalasconviccionespolíticasdeFritz.Para

Página51

Page 52: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

este,elpoderconstituíaunfinensímismo.Anduvimosfrentealastiendaslujosasqueocupabanlosmejoresespacios

alrededor de la plaza; nos detuvimos frente a los arqueados ventanales debroncedeCartier.Elsoldoradodelatardehacíaquelasjoyasenexhibicióncentellearanyquedémaravillada conun juegode aretes, collar ybrazalete,con un patrón geométrico de diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldasincrustados.Eraunmomentoperfectoe intentéquemidesasosiegoanteriorsedesvaneciera.

—Esasjoyasnosontanbellascomotú,Hase.Nadaloes—dijoFritzyrodeómishombrosconsubrazo.

Llevamos la conversación al tema de nuestra boda mientras nosalejábamosdeCartier,yélcomenzóahacerel repasode losplanesparaelbanquete de celebración posterior a la ceremonia. Fritz había asumido elcontroldelabodaydisponíacasitodosloselementos—lasflores,elvestido,lamúsica,elrestaurante,elmenú,lalistadeinvitados—conunaatenciónaldetallesimilaraladeundirectordeteatro.ElúnicopuntodelqueFritzaúnnosehacíacargoeralaceremoniamisma,ysupusequeeseseríasusiguientepaso. Al principio, en la privacidad de nuestro hogar, mamá expresó sudesagradoanteeseproceder«inapropiado»enqueelnovio,ynolanovia,seencargaba de la organización de la boda. Peromientrasmás tiempo pasabacon Fritz y atestiguaba su entrega casi frenética al evento, las quejasdesaparecieron.Al contrario,no soloyano se atrevía a intervenir, sinoquemeadvirtióamíquenointerfiriera.

El único aspecto de la organización en el que estuve involucrada fue lalistadeinvitados.Fritzinsistióenconvidarnosoloalaaltasociedad,comolos príncipes Gustav de Dinamarca, Albrecht de Bavaria y Nicholas deGrecia, sino también a personajes políticos clave, entre ellos los cancilleresEngelbertDollfussyKurtvonSchuschnigg.Mispeticioneseranpocas:queríaincluiracincooseisamigosdelteatroyalgunosfamiliaresdepapáymamá,sin embargo, Fritz protestó. Estaba preocupado por las cifras. Él habíadecididoqueelbanquetesellevaraacaboenelGrandHoteldeViena,enelKärntner Ring, en cuyo salónmás grande cabían solo doscientas personas.Contando únicamente a los invitados de Fritz ya estábamos cerca de esacantidad.

Mientrascaminábamospreguntésieraposibleinvitaramimentorteatral,MaxReinhardt, importantedirectoryproductor,yFritzme interrumpióconunsinsentido:

—¿QuépiensasdelaKarlskirche?¿Laconocesbien?

Página52

Page 53: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

¿PorquémepreguntabaporunodelosedificiosmásfamososdeViena,una fantástica iglesia barroca con una cúpula enorme flanqueada por doscolumnas?¿Quédiablos teníaqueverconmipeticióndeañadiraMaxa lalistadeinvitados?¿Acasoeramásgrandequelosotrossitiosqueestábamosconsiderandoypodríanacudirmásinvitados?No,nopodíasereso.Setratabadeunaiglesiacristiana.

—Claro,Fritz.—Meesforcéporalejarlamolestiademitonodevozconla esperanza de ampliar nuestra lista de invitados—. Nadie puede vivir enViena y no conocer la Karlskirche. Domina nuestro paisaje. —Meneé lacabeza un poco y después de una breve pausa retomé la discusión sobre lalista—.¿EstássegurodequenotenemosespacioparaMax?¿Quéhaydemitíaymi tío?Papá estarámuydesilusionado si la familiade suhermanonopuedeasistir.

—Hedy, no te pregunté por la Karlskirche porque deseara hacerconversación o para que discutiéramos sobre la lista de invitados. Queríasabersitegustaríacasarteahí—dijoabruptamente.

¿Yo, casada en la Karlskirche? ¿Sería posible que Fritz ignorara laherencia judíaenmi familia?Nuncahabíamoshabladode religión,nide lasuyanidelamía.Niunasolavez.Habíadadoporhechoqueélyalosabíaporque,comoseñalópapá,yoveníadeDöbling.

—No soy cristiana, Fritz —dije con cuidado—. Y, aunque no soyreligiosa,mifamiliaesjudía.

Suexpresiónnocambió.—Ya lo suponía, Hedy. Pero eso no nos va a impedir casarnos en la

Karlskirche. Mi padre se convirtió del judaísmo al catolicismo solo parapodercasarseconmimadre.Puedoorganizarunaconversiónrápidaparaquenoscasemosahí.—Losugirióconligereza,comosiconvertirsedeljudaísmoalcristianismofueraunasuntotansencilloydespreocupadocomocambiarlaorden en la cena de pescado a res. Nunca lo había escuchado hablar de lahistoriareligiosadesufamiliaymesorprendióquetambiéntuvieraancestrosjudíos.

¿Conversión?Mifamilianoerareligiosa,perounaconversióneraunpasomuydrástico.¿Quédiríapapá?Yoestabaal tantode loatemorizadoquesesentíapormíypornuestrafamiliaenvistadelclimapolíticoantisemita,ylomuchoquequeríaquemimatrimonioserealizaraparaestarprotegidos.Pero¿estaríadeacuerdoconesamedidaextrema?

Quizápodríamosponernosdeacuerdosintenerquellegaralaconversión.Elegímispalabrasconcuidado:

Página53

Page 54: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Ynohayotrositioenelqueteapetezcacasarte?¿Unadetuscasas?¿Qué tal en Schloss Schwarzenau? ¿O en tu departamento de Viena, quequedaríacercadelbanqueteenelGrandHotel?

Cerrócon fuerza losojosyapretó laquijadadeunamaneraquesolo lehabíavistocuandohablabaconaquellossocioscomercialessinnombrequelosaludabanenlosrestaurantesocuandomencionésupasado.

—LaKarlskircheesellugardondelagentedesociedadsecasaynuestrabodasecelebrarácomosedebe.Además,amínomesirveunaesposajudía.Noconel tipodenegociosque realizaréen losmesesporvenir.—Asintió,como si él mismo hubiera llegado a una conclusión—. Sí, cuanto más lopienso,másseguroestoydequedebemosrealizarunaceremoniacristianaenlaKarlskirche.

Caminé más despacio. Papá anhelaba la seguridad que mi matrimoniopodía ofrecernos, y ahora eso requería efectuar una conversión. ¿Qué otrocaminopodíatomarsinponeramifamiliaoamímismaenriesgo?Además,me dije, mi vínculo con mi pasado religioso era cuando mucho tenue. Mijudaísmosiemprehabíasidolasombramáspálidadetodas,yunaconversiónno excluía que ese fuera el caso.Ya había andadomucho en esa direcciónparacambiarderumbo.

DiunapretónalbrazodeFritzyaceleréelpasoparamarcharasuritmo.Intentésonarligerayfelizaldecir:

—Claro.LaKarlskircheserá.Esa tarde, después de cenar en Lapérouse, restaurante galardonado con

unaestrellaMichelin,regreséamihabitaciónenelhotelydescubrísobrelacamaunagrancajaenvueltaenpapelrojo,atadaconunmoñodesedablanco.Habíaunsobredebajodellistón.Losaquéyloabríafindeleerlacartasinfirma:«Paraquemiesposalasuseeldíadenuestraboda».

LiberélacajadeterciopelodesugruesaenvolturadepapelyvilapalabraCartierestampadaenlatapa.Conmuchocuidadolaquité.Ahí,mirándome,estabaelconjuntode joyasquehabíaadmiradoa travésde laventanade latienda.Losaretes,elcollaryelbrazaleteresplandecíanbajolaluzsuavedelcandelerodemisuitedehotel,ynopodíacreerqueestebotíndediamantes,rubíes,zafirosyesmeraldasfueramío.Sinembargo,entremáslomiraba,másmecuestionabasiFritznosehabíasalidoconlasuya.

¿Norepresentabanestasjoyasuncostomuybaratoparapagartodosmissacrificios? ¿Primero mi carrera de actriz y ahora mi legado familiar? Noimportabaquemivínculoconlareligióndemifamiliafueratenue,setratabadeunacapitulacióncrucial.

Página54

Page 55: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

La música comenzó. Fritz había dispuesto que los miembros másdestacados de la Sinfónica de Viena interpretaran versiones orquestales dealgunas de mis piezas favoritas antes de que hiciera mi entrada. Sonreí alescuchar«NightandDay»deColePorter,yluegofuipresadelpánicoymismanoscomenzaronasudar.

Respiréprofundamenteaunqueestabatemblorosa,entrelacémibrazoconel depapáymepreparépara caminarhacia el altar.Sin embargo, antesdesalir de la sacristía de la capilla y poner un pie en la alfombra roja de laKarlskirche,mipadremesusurró:

—Nopuedes trataraesehombrecomohas tratadoa todosesos jóvenesquepasaronantesportuvida,Hedy.Cuandotecansesdeél,cuandotehagaenojar,nopuedestratarlocomosifueraunodetusantiguosamoríos.Loqueestáenjuegoesalgomuchomásimportante.¿Meentiendes,Hedy?

Papájamásmehabíahabladoasí.¿Estabacometiendounterribleerror?—Entiendo —respondí, porque ¿qué otra cosa podía decir? No podía

dejarplantadoenelaltaraFriedrichMandl,elhombremásricodeAustriayelMercaderdelaMuerte.

—Bien, porque esto es para toda la vida, Hedy. Por la vida de todosnosotros.

Página55

Page 56: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo11

14deagostode1933Venecia,Italia

La luz se filtraba por las persianas. Línea a línea, gruesos rayos de soliluminabanaFritzquedormíaennuestracamaenlasuitenupcialenelhotelExcelsior.Minuevoesposo.

Abriólosojosymemiróconunasonrisalentaytorcida.Setratabadeunaexpresióndevulnerabilidadquemi imponentemaridojamásmostraríaenelmundoexterior.Soloamí.

—Hase—susurró.Envolví mis piernas en las suyas pero no me acerqué más. A él le

encantabanesaspersecucionesaunquesolotuvieranlugarenelespaciodeuncolchónindividual.Enredósusdedosenlostirantesdesedaquecolgabandemishombrosyque sosteníanmibata.Mientras éldeslizaba los tirantes, yomealejéunpoco.

—Yanosperdimoseldesayuno.Sisiguesreteniéndomeenestacamapormás tiempo, tambiénnosperderemos lacomida—dije,amododeprotesta,pero la expresión coqueta demi rostro contradecíamis palabras.Y aunqueforcéelgestoanhelante,eldeseoeraalgoquenonecesitabafingir.Fritz,unhombre que había estado con docenas demujeres, era un amante hábil queentendíaelcuerpofemenino,nocomolosjóvenesquehabíaconocidoantes.

—Creo que ya sabrás que lo único que necesito para sobrevivir es a ti,Hase—mesusurró seductoraloído, al tiempoqueme jalabaparahacermequedarencimadeél.

—Entonces voy a alimentarte—dije, sentándome a horcajadas sobre sucuerpo.

Página56

Page 57: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Después,unavezqueenefectonosperdimoslacomidaenelPajamaCaféyordenamos el servicio a la habitación, Fritz bebía un expreso, mordía ungruesopedazodepanrebosantedemermeladaymemirabavestirme.

—Mejor ponte el traje de baño verde. El Jean Patou —ordenó—. Megustacómodejavertuspiernas.

Me quité el traje de baño que planeaba usar en la playaLido, frente alhotelExcelsior.Elverdeeramásrevelador,consucortetriangularalaalturadelvientre.Sucedíaalgoraro:mesentíamásdesnudausándoloenlaplayadeloquemehabíasentidoalfilmarlasescandalosasescenasdeÉxtasis.Quizála diferencia estaba en las miradas lascivas de los demás vacacionistas, adiferencia del escrutinio profesional que había recibido en el set de lapelícula.

Cuandopasabael trajedebañoelegidopormicadera,Fritzmediootraorden:

—Usa el labial oscuro.—Desde el día de nuestra boda se había vueltocadavezmásparticular,einsistente,conmiapariencia.

Raravezprotestabayoantesusdeseos—físicosodecualquierotrotipo—,porqueenrealidaderamuysencillocomplaceraalguienquedejaba tanclaro lo que quería. Era casi un alivio no tener que estar todo el tiempodescifrándolo y ajustandomi comportamiento en consecuencia, comohabíatenidoquehacerconcasitodoslosotros.Perolapeticiónmeparecíaabsurda;siemprequesalíaalanaturalezalohacíasinnecesidaddeartificios.

—¿Paralaplaya?¿Esnecesariousartantomaquillaje?Arrugó la frente ante mi tímida objeción, y su voz adquirió tono de

enfado.—Sí,Hedy.Ellabialenfatizalacurvaturadetuboca.Su insistencia me sorprendió. No había vuelto a padecer ese

comportamiento desde que me exigió utilizar el vestido Mainbocher ennuestraboda.¿Quéhabíapasadoconelhombrequevalorabamisopinionesymifortaleza?

Aun así, hice lo que me dijo. Más tarde bajamos por las escaleras yatravesamoselvestíbuloestilovenecianoconinfluenciabizantinaymorisca.El hotel Excelsior era enorme, con más de setecientas habitaciones, tresrestaurantes,numerosasterrazas,dosclubesnocturnos,diezcanchasdetenis,unmuelleprivadoy,claro,supropiaplaya.Tansololacaminatadenuestrasuitehastaestanostomócasitreintaminutos.

Salimos al enceguecedor sol italiano.Bajé el ala demi sombrero anchoparacubrirmelosojos,meajusté los lentesoscuros,sujetémejorelkimono

Página57

Page 58: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

desedaytoméelbrazodeFritz.Cuandoelpaseohacialaplayaseestrechóynopudimoscaminarcodoacodo,élacechabadetrásdemí,siemprevigilante,hastaquellegamosalmar.

FrenteanosotrosseextendíalaampliaplayadeLido,laislaquesirvedebarreraentreVeneciayelAdriático.Aunquelaarenaestaballenadepalapasy camastros ocupados por elegantes vacacionistas que se asoleabanenfundados en atuendos que parecían salidos de las páginas de modaeuropeas, el sonido de las olas y las gaviotasme hicieron sentir entusiasta.RespiréelairesaladodelmaryporunmomentofugazhabitémiantiguoserynoelpapeldelaseñoradeFritzMandl.

EseestadosequebrócuandoFritzalzólamanoconnaturalidadehizounaseña a un empleado del hotel para que viniera a atendernos. Un chico decamisaarayasseacercócontoallascolgándoledelbrazo.

—¿En qué puedo servirle, señor? —dijo en alemán con fuerte acentoitaliano. ¿Cómo habría sabido que hablábamos alemán? Supuse que elpersonal,acostumbradoalosvisitantesinternacionalesquesehospedabanenelhotel,teníasustrucosparadistinguirlanacionalidaddesusinvitados.

—Queremosdoscamastrosydossombrillas.—Claro, señor —dijo el joven y nos guio hacia las únicas dos sillas

disponiblesen laplaya.Loscamastros, tapizadosconuna telaacolchadaderayasrojasquehacíajuegoconlacamisadel joven,estabanenlaúltimadelasfilasatiborradasdehuéspedesquebloqueabanlavistaalmar.

EnlospocosdíasquellevábamoshospedándonosenelhotelExcelsior,lajerarquíadelassillasdeplayamehabíaquedadoclara.Soloalosmásricosynobles se les asignaban las sillas en las filas más cercanas al mar. Loshuéspedes sin particular notoriedad recibían los lugares más alejados delagua,siesqueestabandisponibles.

SupeloqueFritzlediríaaljovenantesdequepronunciaraunapalabra.—¿Quélehacepensarqueesassillassonaceptables?—Lolamento,señor,perotodaslasotrasestánocupadas.—Dígaleasusupervisorqueunodesushuéspedesquierehablarconél.

SoyelseñorMandlyloesperaréenesteprecisolugar.El pobre joven se quedó helado. Cuando por fin consiguió reunir el

suficientevalorparahablar,lavozletemblaba.—¿DijoqueesustedelseñorMandl?—Sí,¿tieneproblemasparaescuchar?—rugióFritz.—Lepidomismássincerasdisculpas,señor.Eldueñodelhotelnospidió

queloatendiéramosconespecialcuidado,queesustedamigoespecialde…

Página58

Page 59: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Eljovencallóantesdecompletarlafrase,peroyosabíaaquiénserefería—. Tenía dos de nuestros mejores camastros reservados para usted, perocomopasóeltiemposinqueapareciera,permitíaotroshuéspedeshacerusodeellos.

—Acambiodeunabuenapropina,sinduda.Elrostrodeljovensetornórojofuego,delmismocolorquesucamisa.—Informaréanuestrosupervisorquequierehablarconél,pero,mientras

tanto,porfavorseatanamabledepermitirmesatisfacersuexigencia.Fritzlelanzóunamiradaescéptica,aunquealmismotiempoleconcedió

unmínimo asentimiento en señal de conformidad.Vimos cómo el joven seapresurabaacargarelpardecamastrosysombrillasqueestabanlibresyloscolocabaenunanueva filahasta el frente.Nuestro lugar estorbabaavarioshuéspedes irritados de la primera fila original, quienes sin duda habíanpagadomuchoporsussitiosprivilegiados.

PeroFritzquedósatisfecho.Antesdeacomodarnosennuestrosasientos,sin embargo, un hombre de traje azul marino impecablemente ajustado,demasiadoabrigadoparaestartomandoelsol,caminóhacianosotrosseguidoporunmesero.Extendiólamanoy,enunalemáncasisinacento,dijo:

—SeñoryseñoraMandl,porfavor,permítanmepresentarme.MinombreesNicoloMontello.SoyunodelospropietariosdelhotelExcelsior.

—Ah,unplacer,señorMontello—respondióFritzextendiendoelbrazoysaludandodemanoalhombre.

—Cuandomeenterédelafaltaderespetoquesufrieronamanosdeunodenuestrosempleados,quedéhorrorizado.Un representantede IlDuce nospidióquebrindáramosaustedyasuesposalamáximahospitalidaditalianaensulunademiel,yleshemosfallado.Porfavor,denmelaoportunidaddeasegurarlesqueapartirdeestemomentosuestadíaenelhotelExcelsiorserámágica.

—Seloagradecemosmucho,señorMontello.El hombre hizo una amplia reverencia y luego una seña para que el

meseroseadelantara.LevantólatapadeplatadelacharolaquecargabapararevelarunabotelladeChateauHaut-Brion;yosabíalocaraqueera.SinqueelseñorMontellodijeraotrapalabra,aparecióunnuevomeserollevandounamesa conunmantel de linoque colocó entrenuestros camastros.Un tercermeserotrajounabandejadehigosymelón,comolasquehabíavistojuntoaalgunosvacacionistasqueseasoleaban,ademásdeunavariedaddemariscosfrescos.Loscuatrohombresinclinaronlacabezaysedespidieron.

Página59

Page 60: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Nosacomodamosennuestrosasientos.Mientrasbebíamoselvino,Fritzabrióunacoladelangosta.Mesonrióydijo:

—Ves,Hase,¿quéesloquetehedicho?Eldineroyelpodersiempreseimponen.

Página60

Page 61: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo12

14deagostode1933Venecia,Italia

El rasgueo del bajo, junto al lamento de los metales y el ritmo de lostambores, se hizo más rápido. La letra de la famosa canción de jazz seaceleró;cerré losojosydejéquemerecorrieran losenloquecidoscompasesde«ItDon’tMeanaThing»,deDukeEllington.

Unabanda estadounidensede jazz concatorce integranteshacía suyoelescenariodelChezVous,elclubdejazzdelhotelExcelsior.Ellujosocentronocturno,decoradoconsuntuososarreglosdemesaflorales,yunafuentedediezmetrosdealto,estabaorganizadoentornoaunescenariointeriorqueasu vez se abría hacia otro escenario al aire libre y un jardín iluminado porcientosdelucestitilantesquecambiabandecolortodoeltiempo.

Los huéspedes del hotel y algunos intrusos se agolpaban en la pista debailealairelibredonde,duranteelverano,cantanteslegendarioscomoColePorter ofrecían sus conciertos. La mesa central dispuesta por el señorMontelloparanosotrosnosofrecíaunavistaexcelentedelafiesta.Ataviadascon vestidos vaporosos de gasa y diseños brillantes, las mujeres bailabanjunto con sus parejas ritmos frenéticos como el lindy hop y el shag,esforzándoseporseguirlacadenciadelaraudacanción.Alveralasparejasdanzando despreocupadas era imposible pensar que los temores de papá sevolvieran realidad.¿Cómopodríael fascismoantisemitadeHitlerencontraradeptosyesparcirseentretantafestividad?

Fritzyyonossumamosaljúbilodelclubporahídelasdiezdelanoche;nos habíamos relajado en la playa hasta las cinco de la tarde, bebimoscocteleshastalassieteenlaterraza,aúnconropadeplayaykimonosdesedacomolosdemáshuéspedes,ymástardedisfrutamosdeunalargayelegantecenaenelexquisitosalónrosado,yaconnuestraropaformal.Ansiabaunirmealasparejasquebailaban,peroesosdosdíasenelhotelExcelsiormehabían

Página61

Page 62: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

enseñado que Fritz prefería que nos mantuviéramos distanciados de lasmultitudes.Bueno,queyomemantuvieralejosdeellas.

Esamañanaenlaplaya, trashaberdespachadotodoelvinoylacomidaofrecidospor el señorMontello,Fritzmepidióque lodisculpara.Eldía sehabíatornadoventosoyunafuertebrisamearrebatódelasmanoslarevistademodasquehojeabaylavolóalaarena.Mepuseloszapatosymelevantépara recogerla, pero antes de caminar dos pasos, un hombre saltó de sucamastroylarecogió.ConlarevistaModenschauhechabolas,elhombresemeacercó.

—Parlez-vousfrançais?—Sí—respondíenfrancés.—Disculpe que no haya podido atrapar su revista antes de que quedara

toda destruida—dijo yme la entregó. El hombre eramás joven que Fritz,quizánopasabadelostreinta,yeramuchomásaltoyrubioqueél.

Volteé a verlo entrecerrando los ojos por el sol y le agradecí.Intercambiábamos algunos comentarios insignificantes sobre lo variable delclima cuando regresó Fritz. Por la forma como apretaba la quijada me dicuenta de que estaba enfadado por haberme hallado hablando con otrohombre,sinimportarcuáninsignificanteeralaconversación.

—Yaquíllegamimarido—anunciéenfrancés,ypenséquemispalabrastranquilizaríanaFritz,hastaquerecordéquenohablabaelidioma.

Fritz, posesivo, me rodeó la cintura con sus brazos, y en alemán nospreguntóalosdos:

—¿Quétenemosaquí?—Sutonoeraclaramenteacusatorio.Estabaporexplicarleel rescatede la revistacuandoelhombrepreguntó

entorpealemánsinosgustaríajugarunapartidadeginodebackgammonconsusamigos.

Fritzmeabrazócontalfuerzaquecasimeimpedíarespirar:—Gracias,peromiesposayyopreferimosestarsolos.

ElritmoaceleradodelacancióndeDukeEllingtonsedetuvodesúbitoylastrompetastomaronelmando.Tocaronlasnotasiniciales,lentasysinuosas,de«NightandDay»deColePorter,ylapistadebailesevació.SabíaqueFritzestaríacomplacidonosoloporladispersióndelamultitud,sinotambiénporel ritmo seductor de la melodía, pues las canciones de jazz acelerado leparecían«pocodignas».

Página62

Page 63: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Me levanté demi silla yme coloqué a su lado,moviendo un poco lascaderas,unasugerente invitaciónabailar.Élsepusodepieyrecorrimos lapista en un terso two-step. Aunque la banda interpretaba una versióninstrumentalde«NightandDay»,yolesusurrabalaletraaloído.

Sonrió al escucharme y me felicité por la pequeña victoria de haberlogrado que bailara. Unas cuantas parejas se nos sumaron en la pista —aunqueparanadaenlacantidadquehabíahabidodurantelasdosfrenéticascancionesanteriores—yFritzyyogirábamosdegozo.Doshombresmayoresmeadmirarondelejosypudeverelorgulloensurostro.MeparecíaqueFritzquería que yo fuera deseada pero solo de lejos. Cuando los mirones seacercabandemasiado,elorgullosetransformabaenenojo.

Una pareja joven —ambos elegantes y de cabello oscuro, con rasgosaristocráticos—bailabacercadenosotros,muycerca.Susmovimientoseranespasmódicos, incluso burdos, y vi que la mujer intentaba dirigir a suembriagadoacompañantehaciaunasecciónmásdespejadadelapista.Élseresistíahastaqueellasecansóyseapartó.

Sinpareja,elhombretrastabillóhacianosotros.—¿Puedobailarconella?—balbuceóeninconfundiblealemán.—No—respondió Fritz, y con un girome alejó del hombre. Seguimos

bailandocomosinadahubierapasado,perolosdedosdeFritzsemeclavabanenlascaderas.Desdeelotroladodelapistaelsujetovolvióadirigirsehacianosotros,esquivandotorpementealasdemásparejas.

—Anda.Una joven tan linda comoesta nodebería bailar toda la nocheconunviejoKerlcomotú.

Sindejarderodearmeconunbrazo,Fritzempujóalborrachoalpiso.Metomódelamano,pasóporencimadelhombreynosdirigimoshaciaelbar,dondeunmeseronosentregósendascopasdechampaña.Fritzapurólasuyaantesdequeyopudieradarsiquieraunsorbo,ymesacódelclub.

Me condujo por el vestíbulo y subimos por la gran escalinata a nuestrasuite sindeciruna solapalabra.Paracuando logrémirarle la cara,mientrasintentabahallarlallavedenuestrahabitación,pudeverqueelenojosehabíatransformadoenfuria.Tanprontocomocerrólapuerta,meempujócontralapared juntoa lacama.Deslizósusmanosbajomivestido,mequitó la ropainterior y me tomó ahí mismo, no totalmente contra mi voluntad pero sindarmesiquieraunbeso.Enesemomentoaislédeélunapartedemíy tuvequereconocerquelavidaconFritzseríaunactodeequilibrismomuchomáspeligrosodeloquehabíaimaginado.

Página63

Page 64: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo13

28deseptiembrede1933Schwarzenau,Austria

Mecubriólosojosconunavenda.Escuchéelsonidodeunallavegirandoenunachapay luegounclic.Fritz tomómimanoymeayudóasubirporunaescalera. Amis espaldas una puerta se cerró con fuerza, y soltómimano.Sentísusdedosjugarconelcabellodeminuca,ylasedadelpañueloquemecubríalosojossedeslizóhaciaabajo.¿Porquésentíamiedo?

—Yapuedesabrirlosojos,Hase—dijominuevoesposo.Estabadepie enel enormevestíbulodeVillaFegenberg.Laestructura,

descritaporFritzconelequívocotérminodecabañadecacería,parecíamásbienlahaciendadeunbarón.Aunqueeldecoradodelvestíbulohacíaalusiónalacaza,consuscabezasdeosodisecadasyarmasdoradasenlasparedes,los tapices antiguos y las obras de los antiguos maestros holandeses quecolgabanaunladorevelabanelcarácterrústicodelacasa.

Fritz había querido que su amadaVilla Fegenberg fuera nuestro primerdestino al volver a Austria después de la luna demiel. Dijo que sería unamaneradeprolongarnuestracelebración.Y,enhonoralaverdad,elrestodelalunademielhabíasidounverdaderofestivaldelujos.MientrasviajábamosporVenecia,ellagoComo,Capri,Biarritz,Cannes,NizayporúltimoParís,Fritz me cumplió hasta el más mínimo capricho, al tiempo que nosmanteníamos alejadosde losdemásviajerosy, por lomismo, lejosdelmalcarácterdeFritz.HastaempecéapensarquelafuriaquedescargócontramídespuésdeChezVoushabíasidounincidenteextraordinario,algoquenuncavolveríaarepetirse.

Entramosenelsalónyatravésdelasenormesventanasquelorecorríandepisoatechosentíaqueelpanoramademontañasprístinasmemirabaconfijeza.Colinascubiertasdeverdesealzabanenpicospronunciados,algunasinclusonevadas.Elverdosopanoramaestabasalpicadoporlosvividostoques

Página64

Page 65: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

azules de los arroyos serpenteantes y los pequeños lagos. La vista merecordabaelpaisajedeWienerwald,elextensoytupidobosquequebordeabaDöblingyenelquepapáyyodábamosnuestrascaminatasdominicales.

Fritz avanzó hacia la ventana central y la abrió de par en par. El airefresco y tonificante de las montañas inundó la habitación y lo aspiréprofundamente.Caminódevueltahaciamíy,tomándomeensusbrazos,medijo:

—Seremosmuyfelicesaquí,Hedy.—Sí—respondí,liberándomedesuabrazolosuficienteparamirarloalos

ojos.—Ven—medijo,soltándomeperotomandomimano—.Debesconocer

alpersonal.Yahandeestarreunidosenelvestíbulo.Volvimosalrecibidoryunafalangedesirvientesnosesperaba,formados

enunafilalargaysolemne.Quelosempleadossehubierandispuestodeesemodo,sinqueFritzhubieradadounasolainstrucción,significabaquehabíaorquestado de manera meticulosa nuestro regreso por adelantado, inclusonuestra última parada en París. Saludé almayordomo, al ama de llaves, alcocinero,alosdosayudasdecámarayalascuatromucamas,ytodosfueronmuyrespetuosos,siacasoalgofríosodistantes;todosexceptouna.UnabellamucamallamadaAda,quizásunañoodosmásjovenqueyo,mesostuvolamirada, casi como en un desafío.Quizá no le gustaba la idea de tener queobedecer a una señora prácticamente de sumisma edad.Estuve a punto deadvertiraFritzdesucomportamiento,peroalgomedetuvo.Noqueríaquemiesposopensaraquenoeracapazdelidiarconelpersonal.

TodoslosempleadospermanecieronensulugarmientrasFritzmellevabade la mano por la gran escalera. Ahí, en el rellano, a la vista de todo elpersonal, me besó. Luego me condujo hacia lo que solo podía ser nuestrahabitación.Tratédenopensarenlosempleadosparadosahí,enposicióndefirmes,escuchandolosruidosquehacíamosalcaerenlacama.

Unashorasdespués,cuandoel solcaíadetrásde las siluetasoscurecidasdelasmontañas,Fritzyyonossentamosacenar.EstábamosataviadoscomosifuéramosalhotelExcelsior,mimaridoconsuesmoquinyyoconsuvestidofavorito,unodelamédoradocondetallesdeterciopelonegro.Laformalidadparecíaexcesiva,peroFritzhabíainsistidoenella.

—Se trata de una noche trascendental,Hase. Es nuestro primer día encasaenAustria.

Página65

Page 66: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Chocamoslasalargadascopasdechampañaalaluzdoradadelcrepúsculoyluegoentramosenelcomedor.Unaenormemesarectangulardominabaelespacio;sinpensarlo,soltéungrititodegusto.

Fritzseechóareíralvermireacción.—Podemosrecibiracuarentapersonasconlamesaextendidaalmáximo,

yasíloharemos.Estosserántusdominios.¿Organizar cenasparacuarentapersonas?Nohabíapensadoenquemis

deberes matrimoniales consistieran en ser anfitriona de un empresarioimportante.La emoción de la boda y elglamour de nuestro largo viajemehabían tenido embobada. Aún no registraba la realidad de la vida comoesposadeFritz,loqueesosignificabaeneldíaadía.Supusequenopodríaseguirevadiendoesarealidadpormuchotiempomás.

—Siesloquequieres—dijealaire,sinsaberbienabienquéañadir.Fritzcaminóhastalacabeceradelamesa,dondeunsirvienteseapresuró

a retirarle la silla. Instintivamenteme dirigí al lugar contiguo al de Fritz yesperé las atenciones del sirviente. Pero el hombre permaneció quieto,mirandonerviosohaciamiesposo.

—Hedy—meregañóFritz—,ocuparásellugarquetecorrespondeenlaotracabecera.

Volteéhaciaelextremodelalargamesayluegodenuevohaciaél.¿Setratabadeunabromita?Había por lomenosdiez sillas entre el asientoqueocupabaFritzyelquesemehabíaasignadoamí,ydurantelalunademielnuestrascenassiemprehabíansidoíntimas,àdeux.

—Estásbromeando,Fritz.Haytantadistanciaentrelosdosquetendremosqueconversaragritos.

Perosusemblanteeradepuraseriedad.Suvozsehizomásadustaysusojosmásfríos.

—No, no estoy bromeando. Debes practicar para las cenas queempezaremosateneraquílapróximasemana.

—¿Lapróximasemana?—Sí, Hedy, tenemos una agenda llena de eventos, comenzando la

siguientesemana.—Suvozteníauntonomássevero—.Lamayoríademisnegociosseconciertadurantelascenas.Ylamayorpartedemisrelacionesdenegociosseconsolidaencomidastambién.Túcomoanfitrionaperfectayyocomo anfitrión y dueño de Hirtenberger Patronenfabrik seremos un equipoformidable.

¿Yo, anfitriona perfecta?Era una niña de diecinueve años de edad, condosañosdeexperienciacomoactriz,nadamás.Nohabíaestadoexpuestaa

Página66

Page 67: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

ese estilo de vida durante mi infancia; mis padres preferían socializar enrestaurantesy teatros,noen fiestas sofisticadasennuestracasadeDöbling,que por lo demás palidecía junto a cualquiera de losmuchos domicilios deFritz. ¿Con qué capacitación o entrenamiento contaba yo para ser la«anfitrionaperfecta»delhombremásricodeAustria?

Larespuestaeraninguna.PerosabíaqueFritznotoleraríaesaignoranciademi parte. Le había presentado una versión demí que incluía soltura entodoslosaspectosdesumundo.Supusequeloquemequedabaerainterpretarese papel. A fin de cuentas, quizás eso significaba que no abandonaríamicarreradeactriz.

«¿Qué le diría una mujer de mundo a su marido en un momentosemejante?», me pregunté. Busqué en mis papeles previos hasta que halléunosparlamentosqueparecíanfuncionar,conalgunasmodificaciones,claroestá.

—Entonces tendré que reunirme con el ama de llaves y el personal aprimerahoradelamañanaafinderevisarlaagenda—dijeconvozconfiaday fuerte—.Trabajaré con ellos en la lista de invitados, la disposición de lamesa,elmenúydemás.

Fritz respondió conuna sonrisa de diversión condescendiente, lamismaquelehabríamostradoaunniño.Noeralareacciónqueyoesperaba.¿Habíadichoalgoequivocado?¿Quéhabíadegraciosoenmispalabras?

—Hase—dijo, y en su voz eran evidentes la calidez y la irritación enpartes iguales—. No te preocupes por eso. Yo me he encargado de esosasuntosdesdehacemuchosaños,ynoseránunpesoparati.Laúnicacargaquellevarássobretusdelicadoshombrosseráladetubelleza.

Página67

Page 68: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo14

24denoviembrede1933Schwarzenau,Austria

Le di una larga fumada a mi cigarro y desde el balcón miré a lo lejos,observabacómoelhumosemezclabaconmialiento,visibleenelairefríodela noche. Como un gato, estiré el cuello y la espalda en un intento pocoexitosoporaliviarlatensión.Lacombinaciónusualdepolíticosymiembrosmenores de la realeza estaba de visita durante el fin de semana en SchlossSchwarzenau, nuestro castillo estilo renacentista con sus torres almenadas,capilla de estucoymármol con frescosde los apóstoles, docehabitaciones,salóndebaileyfoso.Eldía,ocupadoencabalgatasyunpícnicenellagodelcastilloconnuestrosinvitados,habíasidomuycálidoparalatemporada,ylanocheofrecíaunreposobienvenido.Apesardeldescensodelatemperatura,elinterminableserviciodelacenaylaspláticasintrascendentesmeparecíansofocantes, quizá por los empalagosos invitados de Fritz;me disculpé paraausentarmeunmomento.

La luna de miel terminó el día que llegamos a Villa Fegenberg. EsamañanacomenzómividacomolaseñoraMandl.SihubierapasadounaparteimportantedemisdíasimaginandomividadiariacomolamujerdelhombremásricodeAustria,habríadesperdiciadoel tiempo.JamáshabríaadivinadoqueFritzdecíalaverdaddurantelacenadenuestraprimeranochedevuelta.Esperabaquecadahorademislargasjornadasladedicaraaprepararmeparalastardes,arreglándomeyrealzandomibelleza.Yoeracomounaveexóticaalaquese lepermitíasalirdesujauladeoropara interpretarunpapelyalfinalizarseledevolvíaasuencierro.

La administración de la agenda social y doméstica, labores que por logeneral recaerían en la esposa,me estaban vedadas. Fritz supervisaba cadaaspecto de nuestras casas y funciones sociales, desde lidiar con el personalhasta seleccionar losmenúsygestionarnuestroscompromisos.Élcreíaque

Página68

Page 69: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

compraratuendosparanuestrasnumerosasfuncionessocialesyembellecermedebíanserocupacionesdetiempocompletoy,enconsecuencia,yopasabalosdías en completa soledad, excepto por la modista y las visitas al salón debelleza a las queme acompañaba Schmidt, el chofer queme llevaba en elRolls-Royce Phantom que Fritz me había dado como regalo de bodasatrasado. Fritz desalentaba, cuando no lo prohibía demanera explícita, quemerelacionaraconlaspocasamistadesqueteníademisdíasenelteatrooenla escuela, aunque sí me permitía visitar a mis padres. Hasta la tarde, loslibrosyelpiano,ademásdemifamilia,eranmiúnicacompañía,ylasteclasnegras y amarfiladas que alguna vez evité porque representaban a mamáahora eranmis amigas. La admiración que durante nuestro breve noviazgoFritz había parecido sentir por mi fortaleza e independencia se habíaevaporado, dejando su lugar a una feroz necesidad de obediencia y unferviente deseo de darme una dura reprimenda verbal si yo no estaba a laalturadesusexpectativas.

Decuandoencuando,FritzyyopasábamosunfindesemanaasolasenVilla Fegenberg, donde volvía a atisbar destellos y fragmentos del hombreconelquecreíahabermecasado.Porlastardescabalgábamosporloscaminosmontañosos y hacíamos picnics en los campos en flor, donde mi esposorelajaba sus exigencias y yo podía volver a ser la mujer vehemente y conopiniones propias que él había conocido cuando éramos novios.Esas horasmenutríanymedabanesperanzadeunfuturodistinto.

Asusmuchasamistadessocialesydenegocios,Fritzlesdescribíamividacomollenade«lujosycomplacencias»,ycualquieraque lamirarade fuerahabría estado de acuerdo con esa descripción. Después de todo, él y yoalternábamos nuestras tres enormes casas, todas decoradas con opulencia yatendidas por una cuadrilla de empleados, y yo pasaba mis días en untorbellino de consumo decadente. Empero, en un giro irónico de la vida,estaba viviendo la vida del último personaje al que había encarnado: laemperatrizElizabeth.No del periodo inicial y romántico de su historia queinterpreté en escena, sino de sus años posteriores, cuando su esposo, elemperadorFranzJosefI,mayorqueella, tomóelcontroldesuvidayde lavidadesushijos,laencerróenunajaularealdesprovistadeluzydeairesdelibertad.ComoElizabeth,loúnicoqueyoqueríaeralibertadydarlesentidoamivida.Pero¿cómoquejarme?

Elsonidodeunospasosinterrumpiómispensamientos.Miréhaciaatrásyvi la silueta de dos hombres que salían al balcón. Los reconocí comoinvitados de uno de los financieros con los que Fritz en algunas ocasiones

Página69

Page 70: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

habíahechonegocios;fueradeeso,noteníanningúnrasgodistintivo.Antesde cada evento, Fritz repasaba la lista de invitados y señalaba a los másimportantes;sinembargo,esoshombresnohabíandestacadonimeloshabíapresentado,otrade lasseñalesmediante lascualesFritzmeinformabade larelevanciadeunconvidado.Loshombressecolocaronenelpuntociegodemimiradadurantetodalatarde.

Ningunodelosdosmesaludó—cortesíaobligadaparaconlasanfitrionas—,loquesignificabaquetalveznomehubieranvistodetrásdelacolumnajunto a la que estaba parada. Pero yo no tenía ninguna intención deinterrumpir esa brevísima pausa en mis labores de aquella tarde: hacer lapláticaaloshombresqueFritzconsiderabainsignificantes.

—¿Losplanesavanzan?—preguntóunode loshombresalotroconunavozgraveyáspera.

—Sí.Micontactodicequehanpasadosinserdetectados—respondióelotrodespuésdedarunalargafumadaasucigarro.

—Bien.Linzesbuenlugarparapasarinadvertidos.—Fue la elección correcta cuando la Schutzbund decidió pasar a la

clandestinidad.La palabra Schutzbund me puso en alerta máxima. Por las muchas

conversacionessobrepolíticaquehabíaescuchadoenlascenasdelosúltimosmeses, sabíaquese tratabadelbrazoarmadodelPartidoSocialDemócrata,comandado por el líder judío Otto Bauer. El canciller Dollfuss, líder de lafacción opositora y aliado cercano de Fritz, había declarado ilegal a laSchutzbundenfebreropasado,ydejadoacargoúnicamenteasupropiogrupoparamilitar, la Heimwehr, comandado por el príncipe Von Starhemberg yabastecidopormiesposo.LaSchutzbundera,enmuchossentidos,elenemigodeFritz.

¿Esos hombres realmente hablaban de las maquinaciones de laSchutzbund? Si sí, a Fritz le importaría saber que el grupo militar ilegalapostado en oposición directa a su propia facción no se había dispersadocomoleordenaron,sinoqueestabaenlaclandestinidad.Yqueibaalaalza.

LoshombressiguieronhablandodelaSchutzbund.—¿Yestáncasilistos?—Trato de mantenerme ajeno a ese tipo de detalles. Solo soy el del

dinero.—Esverdad,laignoranciaesvirtudenestosdías.Creoque…Habíaestadoescuchandocontantaatenciónquemicigarroseconsumió

solo.Paraevitarquemarmelosdedos,dejécaerlacolillaalsueloylaapagué

Página70

Page 71: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

conlapuntademizapatodeterciopeloazulmarino.Aunqueintentéhacerloensilencio,mismovimientosdebieronllamarsuatención.Comosideprontoalguienmásocuparasuespacio,loshombresdejaronlafrasealamitad.

Elsonidodesuszapatoshizoecocuandoseacercaronamiespacioenelbalcón.Rápidamentetoméotrocigarroyelmecherodeplataconmonogramaquellevabaenlabolsademano,yfingíestarconcentradaenencenderlo.

Cuandosuspasosseaproximaronmás,memovíparahacermemásvisibleylesdijeenvozalta:

—Ah,caballeros,sonmisalvación.¿Algunodeustedestieneuncerillo?Parecequemiencendedorsequedósincombustible.—Mellevéelcigarroalos labios y me acerqué a ellos en un gesto abierto a numerosasinterpretaciones.

Quedaron paralizados por un momento, hasta que el más alto serecompusoydijo:

—SeñoraMandl,porfavordiscúlpenos.Jamáslahabríamosignoradodehaber sabido que se encontraba en el balcón. ¿Lleva mucho tiempo aquíafuera?

Trataba de protegerse, de averiguar qué—si acaso— había escuchado.Losmiréconunasonrisainsulsaygenerosa,yrespondí:

—Por favor, señor, no hay necesidad de disculpas. Llevo unosminutosdisfrutando del aire nocturno, y la verdad es que estaba absorta en mispensamientos,considerandoeléxitodelaveladahastaahora.Paraunajovenmujer como yo, es una enorme responsabilidad ser anfitriona de caballeroscomoustedes,¿nolesparece?—Parpadeé.

Losdossemiraronconalivio.Elquehabíapermanecidoensilenciohablóporfin:

—Creoquepodemosdecirqueestanochehasido todounéxito,señoraMandl.Suhogaresimpresionanteysuhospitalidadhasidoextraordinaria.

—Mequitanunpesodeencima,caballeros—suspiré—.Ahora,¿puedenhacermeunapromesa?

Losdossevoltearonaverconmiradasrecelosas.—Claro,señoraMandl.Cualquiercosa—dijoelmásaltodelosdos.—¿Mepuedenprometerquenolecontaránamimaridoacercadenuestra

breve charla? Se preocupará si se entera de que su esposa se estabaescondiendoenelbalcón,angustiadaporlafiesta.

—Ledamosnuestrapalabra.El cuarteto que Fritz contrató para esta noche comenzó a tocar una

melodíadejazzlentaytriste.

Página71

Page 72: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Caballeros,creoqueesaeslaseñal.Simedisculpan…Ambos hicieron una inclinación con la cabeza mientras me despedía.

Volví a entrar por las puertas acristaladas, recorrí el pasillo hacia el salóndonde los invitados estarían bailando al ritmo de la banda y bebiendo losdigestivosqueFritzhabíaelegidoparacomplementarelmenú.

No tuve que avanzar mucho entre la gente para encontrar a Fritz: meesperaba juntoa laspuertasdel salón.Susojosdestilaban tantovenenoquesentí náuseas. ¿Qué había hecho ahora? ¿Qué palabras amenazantes mesusurraríaaloídoestavez?Vigilabamicomportamientoenesasveladas, loevaluabasegúnestándaresimposiblesdealcanzaryexplotabacuandofallaba.

—¿Dónde has estado? Los invitados han estado preguntando por ti.—Extendióunamanoysonrióparamantenerlasapariencias,perosutonoeraeldeunapersonaenfurecida.Supusequeenlanocherecibiríaunareprimendaverbalamenosquelograraapaciguarsufuria.

—Escuchandounaconversaciónmuyinteresante.Susmejillasseenrojecieronporquesindudaimaginólostiernossusurros

deunamoríoilícito.Aunenunentornoenelqueélcontrolabaalaspersonasqueelegíainvitar,suscelosnoconocíanlímite.

Veloz para aplacarlo, le repetí las frases que había escuchado sobre laSchutzbund y Linz. Me pidió que le señalara a los hombres, ya que norecordabasusnombres,yquelehicieraunrelatoexactodesuconversación.Mientrenamientoteatral—consuexigenciadememorizarparlamentos—mesirviómuchoypudereproducirlaconversacióndemaneratextual.

Elenojosedisipódesurostroypocoapocoeljúbiloseadueñódeél.—Esto es justo lo que necesitamos. —Me alzó y me hizo girar. Los

invitados rieron nerviosos ante lo que quizá percibieron como afecto entrereciéncasados.

—Nomecasésoloconunacarabonita—mesusurróFritzaloído—,sinoconunarmasecreta.

Página72

Page 73: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo15

17defebrerode1934Viena,Austria

—¿Estásasalvo?—pregunté jadeandoamamá,pueshabíacorridohasta lapuerta en cuanto el conductor me dejó frente a la casa de mis padres enDöbling.

—Sí,Hedy—respondiómamá,comosien todomomentoseencontraraperfectamente bien. Como si el estallido de laGuerra Civil austríaca en lamismísima Viena no pudiera perturbarla. ¿Qué ganaba con esa actitudinsensible?

—¿Dónde está papá?—le preguntémientras colgabami abrigo de pielcasi sin usar en el perchero de la entrada de casa de mis padres. ¿Dóndeestaba Inge?Quizá habría huido de la ciudad para refugiarse en el campo,comohabíanhechomuchos.Todosexceptomispadres,claro,aquienesroguéque se reunieranconnosotrosenVillaFegenberg,dondeFritz, con todo suconocimiento de las maquinaciones políticas y las operaciones militaresdetrásdelconflicto,sabíaqueestaríamosseguros.MamásenegóaabandonarVienay calificónuestraspreocupacionesde«histeria infundada»;papá, porsuparte,nopensabaabandonarasumujer.

—Estáacostadoennuestrahabitación.—¿Estáherido?—No,Hedy,claroqueno.Tehabríaavisado.Tieneunadesusmigrañas.Dejéamamáysubíporlasescaleras.Nofuehastaqueabrílapuertadela

habitaciónymiréconmispropiosojoselcuerpodormidodemipadrecuandopude relajar el cuerpo.Nomehabíadado cuentade lo tensosque tenía losmúsculosylosnervioshastaquevipormímismaquemispadresestabanasalvodelasbatallasquehabíanestalladoentrelaHeimwehrylaSchutzbundenlascallesvienesas.

Página73

Page 74: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Metiréenlacamaalladodepapáycomencéallorar.¿Quéhabíahecho?Me dio enorme gusto la reacción de Fritz ante mis pesquisas. Deseosa decomplacerloparaqueme liberarade la jauladeoroduranteeldía, le roguéqueme permitiera entrar en su anchomundo. Halagado y algo receloso almismotiempo,empezódándomeunrecorridoporlasfábricasdemunicionesy armas Hirtenberger Patronenfabrik en Austria y Polonia, y mientrasmostraba júbilo, en secretome sentía conmocionada por la destrucción quesus armamentos podrían provocar en el mundo.Más adelante me permitióacceder a su biblioteca privada, llena de volúmenes científicos, militares ypolíticos, yme incluyó en algunas de sus comidas de negocios. Empecé aaprenderlapolíticaylamecánicadelaguerra.

Mesentíamuybienconmiéxitoymeemocionabavolveravincularmecon elmundo exterior. Sentada al lado de Fritz durante una comida con elvicecancillerEmilFeyyelpríncipeVonStarhemberg,mesentíasumamenteimportante.Eralaúnicamujer,elúnicodetalledecolorenunmardetrajesoscuros.AlpensarenelbienquepodíahaceralayudaraAustriaadefendersedesusvecinosfascistas—unodelosobjetivosmanifiestosdemiesposoysuscompatriotas—mesentíaviva.

—¿Tenemos las pruebas que necesitamos? —preguntó Fey a VonStarhemberg una vez que terminó de comer schnitzel y algunas otrasexquisiteces.

Yo escuchaba y daba sorbos a mi café. Los hombres habían pedidobrandis después de la comida, pero yo quería tener la mente clara. Noaportabamásquecharlasintrascendentes,peroFritzcomenzóaconsultarmeypedirmeconsejo luegodeesas reuniones.Enocasiones inclusose levantabadelamesacontodaintenciónparahablarconalgúnotrocomensal,afindever si los hombres decían algo intrigante en mi presencia, algo que noquisieran que mi esposo escuchara y que daban por hecho que yo noentendería.Amímetocabaabsorbercadapalabraycadainflexiónparapoderofrecerlemiperspectivaymiconsejo.Descubríque,enesacuerdaflojaenlaqueandaba,mispasoseranunpocomásestablescuandoFritzmepreguntabaqué pensaba sobre esas alianzas y decisiones de negocios, y no queríadecepcionarlo.

—¿Realmente se necesitan pruebas? Tampoco permitiremos que estaacciónseresuelvamedianteunjuicio—respondióVonStarhemberg.

—Es verdad, Ernst.—Fey hizo una pausa y volteó haciami esposo—.¿Quédicestú,Fritz?

Página74

Page 75: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Mis fábricas han estado trabajando tiempo extra para garantizar quetendremos todos los suministros necesarios.Todo estará listo al cabodeundía.

¿De qué hablaban? ¿Pruebas y acción? ¿Tiempo extra en las fábricas?Fritz no había mencionado nada sobre una «acción» ni sobre «suministrosnecesarios». Me sentía estúpida, pero mantuve una expresión alerta ycómplice.

—Excelente. Por fin podremos regresar a los judíos al lugar al quepertenecen. —Fey levantó su brandy y los hombres chocaron las copas.InclusoFritzparticipódeesehorriblebrindis—.PorelHotelSchiff.

—Oh,Liebling,¿porquélloras?—dijopapáaltiempoqueabriólosojos—.Loscombateshanterminadoymamáyyoestamosbien.

Recarguémicabezacontrasupechoyaspiréelaromafamiliardetabacoyloción.

—Estoytanaliviada.—¿YaestabasaltantodequeDöblingnoestaríaenlalíneadecombate?

Casi todas las batallas tuvieron lugar en el Gemeindebauten, la zona deviviendasestatalesdelaciudad.

—Sí, Fritz me mantuvo bien informada. —No quise mencionar quetambiénmehabíaconfesadosuparticipaciónenesa«acción»unavezqueloconfronté en el coche al salir de aquella comida. En las semanas quesiguieron,Fritzseguíainsistiendoenqueelconflictoseríapocomásqueunaincursión para confiscar contrabando que la Schutzbund almacenaba en elHotelSchiffdeLinz.AuncuandolasituaciónderivóencombatesviolentosentrelosdosgruposparamilitaresenotrospueblosatodoloanchodeAustria,él culpaba a la Schutzbund por no haber obedecido el veto impuesto porDollfuss.Eraculpasuya,decía,yporelloteníanqueaprenderlalección.

—Entonces,¿porquétantaslágrimas,princesita?—Oh,papá,milesdepersonashanresultadoheridasycientoshanmuerto.

Ysientoqueesmiculpa.—No seas tonta, Liebling. ¿Qué podrías tener tú que ver en esto? Los

socialdemócratas y el Partido Socialcristiano han estado en conflicto desdehaceaños.ErasolocuestióndetiempoparaquelaHeimwehrylaSchutzbundpasarandelaguerraverbalalderramamientodesangre.

—Creo que fui yo quien encendió la llama, papá—dije en voz baja ymirandoalpiso.Noqueríaverloalosojos.

Página75

Page 76: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Qué que quieres decir,Hedy?—preguntómi padre con el entrecejofruncido.

Relaté a mi padre la conversación que había escuchado acerca de laSchutzbundylareaccióndeFritz.

—Creoque,despuésdequeelcancillerDollfussvetóalaSchutzbund,elPartidoSocialcristianoesperócualquierseñalde resistenciaporpartede lossocialdemócratas para aniquilarlos. La conversación que escuché porcasualidad,acercadelasarmasylastropasquereuníalaSchutzbundenLinzcontraviniendoelvetodeDollfuss,dioalPartidoSocialcristianolamuniciónque estaba buscando. Así que, con la anuencia del canciller Dollfuss, laHeimwehr, con Fritz y Ernst a un lado, se dirigió a Linz para iniciar estaguerra civil en el Hotel Schiff. Y, ahora que han triunfado, he escuchadorumoresdequelaconstitucióndemocráticadeAustriaseráreemplazadaporuna constitución corporativista. Papá, Austria se convertirá en un régimenautoritarionosoloenlapráctica;tambiénenlateoría.

Papáhizounasmuecasdedoloralsentarse.—Hedy, no tiene sentido que te culpes por esto. Si tú no hubieras

aportadoesaleña,alguienmáslohabríahecho.MeparecequeDollfussysugenteestabanalacecho.Y,además,nocreoquelavidacotidianaenAustriacambiemucho. El país ha estado operando como una dictadura desde hacetiempo.

—Es más que eso, papá. Tú querías que me casara con Fritz porquepensabas que, con todo su poderío e influencias, podría protegerme delantisemitismodelosnazissielcancillerHitlersehacíadelpoderenAustria.Peroelodioalosjudíosnovieneúnicamentedefuera.

—¿Quéquieresdecir?—Elentrecejodepapáno soloestaba fruncidoacausadeldolor,sinotambiéndelaconfusión.

Se le veía tan desesperanzado que dudé en hablar. ¿Cuántomás podríasoportar? ¿Podría tolerar la noticia de que el hombre del que esperaba queprotegieraasuhijaestabacoludidoconlosracistas?Mecontuve.

—Noesnada,papá.Essoloqueestoyconmocionadaporestoscombatesyporlasangre.Esoestodo.

Losojosdepapámostraronunbrilloparticular,queyoasociabaconlaspláticassobresutrabajoenelbanco,ymedijo:

—Nomemientas,Hedy.Siemprehemos sidohonestosentrenosotrosynoquieroque eso cambie ahora.Muchomenos cuando se tratade algo tanimportante.

Suspiré.Elpesoderevelarlelanoticiaeragrande.

Página76

Page 77: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—HeescuchadoaloscolegasdeFritzdecircosasterriblesquemellevana creer una terrible verdad: el Partido Socialcristiano, la gente de Fritz,tambiénesantisemita.

Página77

Page 78: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo16

25y26dejuliode1934Viena,Austria

El éxito deFritz y sus compatriotas en la guerra civil austríacaprodujo losresultados que temía. El canciller Dollfuss utilizó la resistencia de laSchutzbund como justificación para vetar por completo al PartidoSocialdemócrata, y en mayo el Partido Socialcristiano, de ideologíaconservadora,anulólaconstitucióndemocrática.Enfrancodesafíoalaférreaoposición del Partido Nazi de Austria, el Partido Socialcristiano y laHeimwehr se fundieron en una entidad política legal, el católico FrentePatriótico, que se hizo con el control del gobierno. Austria se volvió unEstado fascista no solo en la práctica, también en la teoría.Me aferré a laspalabrasdepapácuandodecíaqueerauntecnicismonadamásyqueloqueimportabaeranlosempeñosdelgobiernopormanteneralaAlemanianazialasaga.PeronuncadejédebuscarseñalesdequeFritzysunuevogobiernovacilaranensucompromisonosolodeahuyentaralosnazis,sinodeconjurarlatentacióndeconvertirseennazisellosmismos.

Enlaprimaverayaliniciodelverano,nuestrascasassetransformaronenla sede principal de las celebraciones del Frente Patriótico. Fritz y yoorganizábamosfiestasennuestrodepartamentodeViena,finesdesemanadecacería en Villa Fegenberg y bailes en el Schloss Schwarzenau. LasHirtenberger Patronenfabrik firmaron más contratos de los que era posiblecumplir, y Fritz comenzó a planear una expansión de sus fábricas y supersonal.Estabaeufóricoynadadeloqueyohicieraleparecíamal.

YofomentabaelentusiasmodeFritzactuandocomolaanfitrionaperfectasegúnsusexactasespecificaciones.Mevestíademaneramásconservadora—usaba coloresmás oscuros y vestidos con escotesmenos pronunciados—ydejabaquelasjoyashablaranmásquemicuerpo.AmenosqueFritzestuvieraami ladooquemisdeberescomoanfitriona loexigieran, solohablabacon

Página78

Page 79: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

mujeresyrespondíaacualquierbanalidadquecomentaranlasotrasesposas;eso no solomantenía los celos demi esposo bajo control, sino también elrecelode lasmujeres.Miprioridad siempreeraescuchar.Yoeracomounaantena, buscando percibir los sonidos que nadie más escuchaba. Lossilenciosospresagiosdelacatástrofe.

Aunque el salón de baile de Ernst von Starhemberg estaba lleno depersonalidadesquecelebrabanlamitaddelverano,Fritzyyonosmovíamoscon facilidad por la pista de baile. Nadie peleaba por tener más espacio,porque la banda tocaba una pieza clásica y tranquila que hacía que losmovimientosdelasparejasfuerantanlánguidoscomolabrisadeesanochedejulio.DanzábamossobreelmármolescaqueadocuandounsirvientetocóaFritz en el hombro. Fritz abrió la boca para gritarle al joven rubio, pero lacerróencuantoesteleentregóunanotaescritaporVonStarhemberg.

Fritzleyódeprisaymiróhaciaelbalcón.VonStarhembergloesperaba.—Permítemeunmomento,Hase.Deboacudir.¿QuéacontecimientopodríadistraeraVonStarhembergdelbailequeél

mismoofrecía?¿Yenespecialen laprimerapiezade lanoche?Necesitabaaveriguarlo.EntrelacémisdedosconlosdeFritzypregunté:

—¿Estanurgente,Fritz?Estabadisfrutandodenuestrobaile.—Sí, Hase —respondió con firmeza, sin embargo, el placer que le

provocóvermireticenciaantesupartidaloinclinóahablarunpocomás—.Tan urgente como para que Von Starhemberg reúna al consejo durante sueventoanual.

Eseconsejonooficial—que,ademásdeFritz,incluíaaVonStarhemberg,actual vicecanciller y jefe del Frente Patriótico; Kurt von Schuschnigg,ministro de Justicia y Educación, y un alto general de la Heimwehr—asesorabaensecretoalcancillerDollfussantecualquierasuntopreocupanteodegran importancia.Solouna situaciónde emergencia los habría llevado aabandonarelbaileparareunirse.

Señaléunsofádesedaazulmarinoconvistaalbalcónydije:—Teesperaréahí,Fritz.Consuerteelpríncipenoterequerirápormucho

tiempoypodrásregresaramilado.Meapretólamanoyluegosedirigióhacialaescaleracurvademarfilque

llevaba al balcón. Conforme los hombres se iban reuniendo, estudiaba sussemblantespreocupados.Conelceñofruncidoescuchabansin interrumpiraVonStarhemberg,quienlesexplicólamisteriosasituación.Deinmediatolos

Página79

Page 80: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

semblantes manifestaron sorpresa, y esta dio paso a la ira. Comenzaron agesticularconfuria,encolerizados,peronoentreellos.

Cierta confusión recorrió el salón de baile. Al principio no pudeidentificarcuálerasuorigen,porquelosinvitadoscontinuabanbailandoylabanda seguía tocando tan alegre como antes. Pero de pronto vi que en losrinconesoscurosdelsalónyenloshuecosdebajodelbalcónseibanjuntandoalgunossoldados.Enuninstante,undestacamentocompletodelaHeimwehrhabíarodeadoelsalón.

¿Quédiablosestabasucediendoquerequeríamosprotecciónmilitaraquí,en el palacio vienés deVonStarhemberg?Mi corazón comenzó a latir confuerzaysentíquemeasfixiaba.Aunasí,mantuveen los labiosunasonrisatímiday lapostura erguidahastaqueFritzbajópor las escaleras.Nopodíadarmeellujodeperderlacompostura.

Mepuseenpiedeinmediatocuandoseacercó.—¿Estátodobien,miamor?Mejalótancercaqueparecíaqueibaabesarmeelcuelloymesusurróal

oído:—LosnazishanintentadodarungolpedeEstado.UnosoficialesdelaSS

alemana fingieron ser soldados de las Fuerzas Armadas Austríacas y seapoderaron del edificio de la radio nacional para transmitir una sarta dementirassegúnlascualeselnaziAntonRintelenhabíarelevadodelpoderaDollfuss.Almismotiempo,unoscienoficialesdelaSSalemana,disfrazados,atacaronlacancilleríafederal.Lamayorpartedelgobiernoescapóilesa,peroledispararondosvecesaDollfuss.

Abrí los ojos, horrorizada. No, no, no. Una de mis pesadillas se hacíarealidad:Hitlerestabaunpasomáscerca.SabíaquelaguerracivildefebreroysusconsecuenciashabíanagitadoalPartidoNaziaustríaco,queclamabaporlaunificacióndeAustriayAlemania.Sinembargo,ni siquiera semehabíaocurrido que tal agitación hubiera servido como invitación directa para quelossoldadosdeHitleractuaran.

—¿HitlerinvadióAustria?Toméunacopadechampañadeunacharolaquepasabafrenteamíyla

bebídeprisamientrasFritzmeexplicabaenvozbaja:—ApartedeesoscientoytantoshombresdelaSSenlacancilleríafederal

yeneledificiodelaradiopública,queyahansidoabatidosoestánpresos,nohaysoldadosalemanesenVienanienAustriapropiamente.Perosíhaytropasalemanas en la frontera austríaca. Hemos avisado a Mussolini, quienmanifestópúblicamentesuapoyoalaindependenciaaustríacayhaacordado

Página80

Page 81: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

enviartropasalpasoBrenner,enlafronteraentreItaliayAustria,talcomolohabíaprometido.LapresenciadelEjércitoitalianodeberádisuadiraHitlerdecruzarlafrontera.

Suspalabrasylachampañamedieronunpocodealivio,perolasolaideadequeHitlerysusejércitosestuvierantancercadeAustriameaterraba.

—¿Y Dollfuss sobrevivió? —musité. El baile continuaba a nuestroalrededor; parecía que el consejo tenía sus razones para no informar a losinvitadosacercadelgolpedeEstado.

—No—admitió con tristeza en la voz.AunqueFritz estabadispuesto acambiar de bandera políticamás omenos según conviniera a sus interesescomerciales,habíaforjadounaalianzaverdaderaconDollfuss.

—Yentonces,¿quiénestáalmandodeAustria?—VonStarhemberg.Porahora.La elección no me sorprendió. Después de todo, Von Starhemberg era

vicecanciller y la opción natural para esa sucesión inesperada. Por nomencionar que las ideas del príncipe eran casi idénticas a las políticas deDollfuss.

Miré hacia el balcón, donde el nuevo canciller de Austria seguíaconcentradoensuconversaciónconSchuschnigg.

—¿EntonceslaHeimwehrestáaquíparaprotegerlodelosnazis?—Sí,lomismoquealrestodelconsejoyalosdemásinvitados.—Sacóel

pecho—.TodossomoscrucialesparalaseguridaddeAustria.—Claro —me apresuré a responder—. ¿Debo advertir a mis padres?

¿Deberíamos salir de Viena e irnos a Schloss Schwarzenau o a VillaFegenberg?

—Noesnecesario,Hase.Ellosnocorrenpeligro.LosoficialesnazisdelaSSestán, deunauotramanera, fuerade combate, y sehadeclarado la leymarcial enViena.Las calles estánprotegidas en su totalidadpor la policía,portropasfederalesyporlaHeimwehr;escuestióndehorasparaqueelgolpequedeextinguidoen su totalidad.Solonos resta esperar informaciónoficialcuandohayaconcluido,ylavidapodrávolveralanormalidad.

—¿Quéhacemosmientrasesperamos?Miródereojoelsalónllenoy,conunasonrisairónica,dijo:—Bailaremos.DescansélasmanossobreloshombrosdeFritz,quememovíaporlapista

debailecomosinotuvieraotrapreocupaciónenelmundofueradelacanciónque escuchaba y el momento que vivía. La orquesta tocaba una piezareconfortantedeGustavMahler,yaldeslizamosalcanzabaaver los rostros

Página81

Page 82: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

jubilososquebailabananuestrolado,todosinconscientesdeloscatastróficossucesosqueteníanlugarenlascalles.Peroyonolesdirazónparaalarmarse.Mislabiosrojossonrieronymiréelrostroradiantedemiesposo.

Sabíaquemidestinoestabaunidoalsuyoyaldesucausaparasiempre,porquelasarmasdemiesposoylaspolíticasdesuscolegaseranloquehabíamantenidoalaAlemanianaziaraya.Porahora.

Página82

Page 83: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo17

4y5deoctubrede1934Viena,Austria

ElgolpedeEstadoevidencióunagrietaenlafachadadeAustria.Noobstanteque el gobierno continuó como si nada hubiera sucedido, los sistemasfinancieros reaccionaron ante la incertidumbre que enfrentaba el país, tantointernacomoexterna.Losbancossufrieronconlainestabilidad,enparticularelCreditnastalt-Bankvereindepapá.Lasituacióneconómicademispadressevino abajo, y aunque se negaban a decírmelo y a aceptar cualquier tipo deayuda demi parte, no podían ocultarlo. En una demis últimas visitas a sucasaenDöblingnoaparecióningúnempleadodoméstico,ylaausenciadesurelojdemesafavorito,objetohabitualdemiinfancia,eraevidente.Alamitaddenuestratardedeté,papásedisculpóysemarchóparacurarseunamigrañaprovocadasindudaporelestrés.

InclusoFritz,cuyasfábricasparecíanimprimirdineromientrasproducíanmuniciones,sintióelestrésdelaturbulenciapolíticaylatensióndemantenerlabasedesupoder.Pocotiempodespuésdelfallidogolpe,Schuschniggfuenombrado canciller de Austria y Von Starhemberg regresó a su puesto devicecanciller.AunqueSchuschniggcompartíalamayorpartedelaspolíticasdeDollfuss,enparticularsuprioridaddemanteneraAustriaindependiente,elnuevo canciller eligió un rumbo muy distinto. Adoptó una política deconciliación conAlemaniayHitler que aFritz le parecía demasiado suave.AsíquemiesposoenfocósuenergíaenfortalecerelvínculoconItalia,puescreíaquelasaccionesdeSchuschniggrequeríanapuntalamiento.

Enpúblico,elsemblanteylalealtaddeFritzhaciaSchuschniggparecíanno tener afectación alguna, pero en casa era un manojo de nervios yfrustración con el nuevo líder. Nada de lo que yo hacía lo complacía. Dehecho, era como si me hubiera propuesto comportarme solo de formairritante, aunqueen realidadaspirabaa laperfección social.Miesposoveía

Página83

Page 84: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

deficiencias en mi manera de vestir, defectos en mi conversación con lasmujeresyfaltasaldecorofrentealosinvitadoshombres.Cuandocomenzóaenumerarlasfallasenmiapariencia,medicuentadequeelproblemanoeramíosinosuyo.Comencéahaceroídossordosdesuscomentariosporquenosoportabasusreprochesconstantes.

—Tengounasorpresamuyespecialdespuésdelacomida—anuncióFritzalpequeñogrupoquehabíamosinvitadoacenar.

En nuestro enorme comedor vienés cabían veinticuatro personas, y confrecuencia lo llenábamos con gente muy variada, no solo los personajesimportantesdelapolíticaoelEjércitoylosmiembrosdelarealeza.Mehabíasentado junto a escritores de renombre, como Ödön von Hovárth y FranzWerfel, diseñadoras como Madame Schiaparelli e incluso el famosopsicólogoSigmundFreud.Ysiempreterminábamosconunasorpresa.

Pero esa noche el motivo de la cena eran los negocios, así que soloconvidamosadocepersonas,cuatroaltosmiembrosdelasempresasdeFritzyochofuncionariosyfinancierosdelgobiernoitalianoconquienesmiesposointentabaestablecerunarelacióncercana.Justoantesdelacena,loshombreshabíanasistidoauna reunióncrucial enel clubdeFritz en la ciudad, en lacual ultimaron los detalles del abastecimiento de armas para la campañamilitar de Mussolini en Etiopía. Ese país era uno de los pocos Estadosindependientes del continente africano, dominado por Europa, y Mussolinibuscaba cualquier excusa para invadirlo, a fin de expandir el merecidoimperio italianosobre territoriosmásamplios, segúndecía. Italianecesitabaequipoyarmamento,yloshombresestabaneufóricostrashaberllegadoaunacuerdo.

«¿Qué sorpresa tendrá planeada Fritz?», me pregunté. En los primerosmesesdespuésdenuestrabodamesorprendíaconfuncionesdeóperaoconlaaparición de cantantes de jazz de los que alguna vez había dicho que megustaban.En lasúltimasveladas,sinembargo, lassorpresasposterioresa lacena eranmás bien vinos de exclusivas cosechas o postres exquisitos paraimpresionaralosinvitadosdenegocios.Noamí.

—Algunos de ustedes quizá no lo sepan, pero mi esposa es una actrizretirada.FueestrelladelTheateranderWienantesdeconocermeyprefirióserlaseñoraMandlqueseguiractuando.

Hizounapausamientrassusinvitadossoltabanunasrisitasrespetuosas,yyo contuve la respiración. ¿Adónde iría Fritz con eso?Por lo general, si la

Página84

Page 85: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

conversación se inclinaba hacia el teatro, él cambiaba de tema para norecordarme mi otra vida. No me quedaba duda de que el miedo a que yoquisiera volver a los escenarios, utilizando el precario equilibrio de nuestravidajuntoscomoexcusa,loatormentaba,sinimportartodaslasgarantíasqueyo le daba de que eso no ocurriría. Sin importar tampoco cuántos actores,directoresyescritoresdeorigenjudíoestabansiendodisuadidosdeejercersuprofesiónenAlemaniayenotros lugares,yseveíanobligadosaabandonarporcompletosuarteoahuirasitioscomoHollywood,dondeHitlernoteníainfluencia.¿Porquéentoncestraeracuentomicarreracomoactriz?

—Antesdeconocernos,sinembargo,HedytuvounpapelenunapelículallamadaÉxtasis.Paranuestramalafortuna,lacintatuvounadistribuciónmuylimitada, y solo se exhibió en un teatro vienés durante una semana. Sinembargo,Éxtasis está por recibir una segunda oportunidad. Hace poco fueincluida en el Segundo Festival deCine deVenecia, y no solo recibió unaovación;tambiénsellevóelpremioamejordirector,paraGustavMachaty.

Fritz esperó hasta que los invitados terminaron de hacer los sonidosesperadosdeapreciación.

—Creoquemiesposamerecequesupelícula,ganadoradepremios,seavista, en particular por su esposo. Así que organicé una presentación aquí,estanoche.

Comprendíentonces la intenciónde la sorpresadeFritz.Apesardesuselogios, presentar la película no era un gesto con el que buscara honrarme.Eraunamaneramásdecongraciarseconlositalianosyfortalecersurelacióncon ellos. ¿Cómo no quedarían impresionados con Fritz, si sumujer habíaprotagonizadounapelículaquesuspropiasinstitucioneshabíangalardonado?

Sin embargo, Fritz no había vistoÉxtasis. Sí, había leído la publicidadsobre su contenido escandaloso y sabía de la controversia que rodeó suestreno. Pero leer acerca de las escenas en las que su esposa, desnuda,retozaba con otro hombre era una cosa, y verla haciéndolo era otracompletamentediferente.Miestómagodiounvuelcoysemellenólafrentedesudormientrasmepreparabaparasureacción.

Nos levantamos de la mesa y nos dirigimos al salón, mi ansiedadincrementaba con cada paso que dábamos.Durante la cena, la servidumbrehabía transformado el salón en una sala de proyección. Conforme nosacomodamos en nuestros lugares, Fritz y yo en la primera fila, oleadas denáusea me recorrieron al pensar lo que mi esposo estaba por ver en lapantalla.

Página85

Page 86: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

¿Habríamanera de evitar el desastre antes de que la cinta comenzara areproducirse? ¿Qué avergonzaría menos a Fritz: que la «sorpresa» sedetuvierauobservarmejugueteandoconotrohombreenpantallarodeadodesusinvitadosparaobservarsureacción?Supeloqueteníaquehacer.

—Fritz —le dije, acercándome a él—. Quizá no sea la película másapropiadaparatussocios.Mejorinventemosunasorpresadistinta.

—Tonterías—vociferóenrespuestaygirólacabezaparaversitodossusinvitadosestabanyasentadosdetrásdenosotros—.Ganóunpremioitaliano.¿Quéotracosapodríasermásperfecta?

—Pero sabes que la película tiene algunas escenas controvertidas, yodiaríaque…

—Shh—mecalló,yluegoalzólamanoparaindicaralproyeccionistaquecomenzara.

Laslucesseatenuaronylacámaracomenzóatrabajar.LapalabraÉxtasisbrilló en la pantalla, y yo permanecí inmóvil, pensando en los días defilmación de la película. Cuando interpreté la escena en la que aparecíamontandoacaballoporlospintorescosbosqueschecoeslovacos,concámarasami alrededor, no consideraba lo que grabaríamás tarde. Lo que hice fueponermeenellugardeunamujerquesiendomuyjovensehabíacasadoconunhombremayoreimponente,yestabadesesperadaportenerunavidamásplena,demodoquesesentíaencantadaconlalibertadqueexperimentabaenesemomento.Cuandoeldirector,Machatý,mepidióquebajaradelcaballo,me quitara la ropa y saltara al lago que se hallaba frente a mí, susinstruccionesmeparecieronelpasomásnaturalquemipersonajepodíadarensumundo.Enlasescenasposteriores,cuandolamujerteníaunamoríoconun joven ingeniero, las indicaciones para interpretar la escena sexual, eincluso simular el orgasmo,me resultaron consecuentes conmipersonajeyapropiadasparalapelícula.Fuetiempodespués,alverelhorrorenelrostrodemispadresdurantelafunciónenViena,cuandomedicuentadelerrorquehabíacometidoalparticiparenunacintaquehabíaconsiderado«artística»yqueahoraencontrabatontaydesacertada.Lospremiosquelaobrarecibióenel Segundo Festival de Cine de Venecia no contribuyeron en nada paraatenuarmiarrepentimiento.

Fritzobservólasprimerasescenasconplacer,einclusocodeóalgeneralitalianoqueteníaaladerechacuandolapelícularevelóqueelpersonajequeerami esposo padecía impotencia. El pavor no empezó a atenazarme hastaque me vi montando a caballo. Sabía qué escenas seguían y ansié salir

Página86

Page 87: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

corriendodelsalón.Sinembargo,comprendíaquedebíapermaneceral ladodeFritzyresistir.

Conformeavanzabalapelícula,losdedosdemiespososeclavabanenmibrazo.Susuñasmehabíansacadosangre,peronomeatrevíaamovermeoaquitarlo.Elsalónquedóhundidoenunembarazososilencio,yyopercibíalaincomodidaddelosinvitados.Enelmomentoenquealguiendejóescaparunsuspiroinvoluntariodurantelaescenadelorgasmo,Fritznoaguantómás.

—Apágala—gritóalproyeccionista.Fritzsepusodepie.Sinmirarme,sealejódemíydejóenelsalónalos

italianos.Secolocójuntoasusasistentesylesordenó:—Comprentodaslascopiasdeestapelículaacualquierdirector,estudioy

dueñodecineenelmundo.Nomeimporta loquecueste.Yquémenlas.—Salióenfurecidodelahabitación.

PasélanocheenvelaesperandolafuriadeFritz.Supusequemetomaríaconviolencia, como aquella noche en el hotel Excelsior. O que me gritaría, einclusomegolpearía,aunquesuenfadonuncahabíallegadoaesepunto.Mepreparéparatodasesasposibilidades.Imaginarsuscastigosmecausabamásdolorqueelquesentíal tenerqueseguirenmipapeldeanfitriona,con lasmejillas encendidas y ruborizadas, y acompañar a los funcionarios delgobiernoitalianoylossociosdenegociosdeFritzalapuertaunavezqueélsalió enfurecido y se encerró en su habitación. Sabía que los hombres meimaginabantandesnudacomohabíaaparecidoenlapelícula.

Fritzaúnnoemitíasusentenciacuandoamanecióyunpálidorayodeluzgris entró enmihabitaciónal día siguiente.Empezabaamentalizarmeparaenfrentarlajornadaconenterezacuandolapuertaseabriódegolpe.Alcancéatomarmibatadelamesadenocheymesentéenlacama.EraFritz.

Sindecirpalabracaminóhaciamíymepusoenpiedeuntirón.Mellevóajalonesypasamosjuntoalasmucamasyelmayordomo,quienespulíanlaplatería en elvestíbulo.Ahí, frente amí, estaba la enormepuertaprincipal,hechaderoble,yahorateníasietecerradurasenlugardeunasola.

—Necesitas protección —continuó Fritz, su voz sonaba extrañamentecalmadaylibredeira—.PorlasreprobablesescenasdeÉxtasisquepresenciéanoche,puedodeducirquenoerescapazdetomardecisionesadecuadasportimisma.Entodomomentodebescontarconmisabiduríaymiguíaoconlasdetuspadres.

Página87

Page 88: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Mi boca se abrió y se cerró tratando de pronunciar palabras quepretendían ser una protesta, pero lo pensé mejor. Quizás el castigo noresultaríatanterriblecomohabíaimaginadoenunprincipio,ademásdequesihablabapodríaencenderlo.Necesitabaesperarunpocomásyescuchar todoloqueteníaquedecirme.

—Apartirdeestemomentoestarásbienprotegidatrassietecerradurasentodasnuestrascasas.Permanecerásdentrohastaqueyollegueparallevarteanuestrasactividadesdelatarde.Sinecesitassalirduranteeldíaparaunacitaen el salón de belleza, para probarte un vestido o para visitar a tus padres,deberáspedirmeautorización.Sidecidootorgártela,setepermitirásalirperosolosivasacompañadadelchoferydeunguardia.

¿Hablabaen serio?Almirar sucarapodíadarmecuentadequeasí era.¿Porquémeestabapasandoesoamí?Sinimportarloincansableyvastaquefuera mi imaginación, jamás habría imaginado algo parecido. Fritz estabaconvirtiéndomeensuprisionera.

Seformóungritoenmiinterior,peroalpensarenmamáypapásupequeno podría soltarlo. Mi felicidad no era lo que estaba en juego en esematrimonio. Para poder ganar la lucha de poder con Fritz, debía fingirobediencia, incluso arrepentimiento. Una vez que volviera a ganarme suconfianza,cambiaría lasreglasy,consuerte,meharíademás libertad.Aunasí,porprimeravezcomencéapensarenescapar.

Página88

Page 89: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo18

12defebrerode1935Viena,Austria

Durante meses le di a Fritz lo que quería. No era una esposa típica de lasociedadaustríacaporque,pensaba,esasmujereseransiemprecorrectas,casiinvisibles.Sinembargo,lainvisibilidadsignificabanoservistaniescuchada.Y aunque Fritz no quería que seme escuchara, sin duda quería que semeviera,siemprequesiguierasusreglas.

Lohicepensarquemehabíaquebradoyvueltoaconstruirconelmoldequehabíadiseñadoparamí:unaanfitrionaautómata,grácilydesonrisavana,capazde charlar amablemente sobre nada en el salóndebaile y de ser unaamanteobsecuenteeincansableenlahabitación.Unaquenuncacoqueteabaconlaideaderetomarlaactuaciónoconversarconotrohombrequenofueramiesposo.Enunascuantassemanas,Fritzvolvióaotorgarmesuconfianzayempezó a pedirme consejos, y yo creía que pronto regresaríamos a lanormalidad, si era posible considerar así la vida irregular que llevábamosantesdelaproyeccióndeÉxtasis;aunasí,todavíanoquitabalasrestriccionesquemehabíaimpuesto.

Noobstante,debajodeesafachadaserenamesentíafuriosayaguardabami momento acumulando pequeñas victorias. Cuando iba de compras,aprobadas y supervisadas, gastaba con toda intención miles de chelines, eincluso compré un guardarropa de abrigos de piel, hasta que Fritz,molestopormiextravaganciaperosinquererparecerinsolvente,decidióquelomejorseríadarmeunamesadaenlugardelacuentailimitadaalaquepodíacargarmis adquisiciones en lasmejores tiendasdeViena.Guardé cadaunode loschelinesquemedaba—muchomenosdeloquehabíagastadoenlastiendas,aunque no dejaba de ser una suma importante— en una caja de zapatos alfondodemiclóset;eranmisahorrosparaeldíadelafugaquecomenzabaaponderar.

Página89

Page 90: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Unavezqueamasémireservadechelines,quisemás.Nochelines,claro,sino influencia. En el pasado había escuchado con atención lasconversacionesdeFritzparapoderevaluarquétandispuestaestabaAustriaamanteneralaAlemanianazilejosdenuestrasfronteras;despuésdetodo,engranmedidamehabíacasadoconélporquepodríaprotegermeamíyamifamilia.Peroahoraescuchabaporotrarazón.Buscabapláticasquerevelaranfallas en los sistemas de armamento que vendía Fritz, el tipo de problemasquehabíaoídoquesuscolegasmencionabanenlascenas.Silograbahacermedeinformaciónvitalsobredefectosdesusmunicionesodealgúncomponentede sus armas, quizá podría chantajearlo para queme dejara ir. Después detodo, Fritz no desearía que yo revelara a sus clientes y competidores, tantopolíticoscomocomerciales,quevendíaarmasdefectuosas,¿osí?Quizáseseseríaelmedioporelcualescaparíademicárcelmatrimonial.

Cuatromesesdespuésde la fatídicaproyeccióndeÉxtasis,organizamosunacenaíntimaalaqueasistieronelpríncipeVonStarhembergysuhermanomenor, el conde Ferdinand von Starhemberg, quien algunas veces nosacompañaba.Durante lasbebidasquesiguierona lacena,semepresentó laoportunidaddereunirmásinformación.

—¿Enverdadcreesque lasupuestasolucióndeese talHellmuthWalterfuncionará? —preguntó el príncipe Von Starhemberg a Fritz, a quien losinvitados consultaban cuando se trataba demuniciones.No obstante que elpríncipehabíalanzadosupreguntaenmediodeunadiscusiónacercadeunaobra de teatro que habíamos visto esa semana, de inmediato comprendí elcontexto.

Se habían dedicado varias comidas y cenas a los dos principalesproblemas inherentes a los submarinos y las embarcaciones, así como alsistemadelanzamientodetorpedos,paralosqueFritzfabricabacomponentesimportantes: la necesidad de abastecer suficiente oxígeno para mantener lacombustión bajo el agua y conservar la velocidad, y las dificultades paradesarrollar un sistema de control remoto para los torpedos, en lugar delanzarlosconundelgadocablequepermitíaqueunapersonaloscontrolara.Había llenado las lagunas en mi entendimiento de la cuestión gracias aalgunosvolúmenesclavedelabibliotecadeFritz.

—Creo que ya dio con una solución para el problema del oxígeno alutilizar un combustible rico en este elemento que puede descomponersequímicamente con el fin de proveer oxígeno y utilizar la reacción paraimpulsarunaturbina.Aúnrequierealgunaspruebas,peromisespíasalemanesmedicenque tieneunpotencial tremendoyque losnazisplaneanutilizarlo

Página90

Page 91: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

cuando lancen sus ataques. Espero hacerme de los planos para poderdesarrollaralgosimilarenmisfábricas.

¿A qué se refería Fritz con sus «espías alemanes»? ¿Desde cuándo miesposo tenía una red de inteligencia secreta en el Tercer Reich? ¿No eranenemigoslosnazis?

—No,Fritz.—ElmayordelosStarhembergsonabamolesto—.Esonoesloquemepreocupa.Loquemepreocupaeselproblemadelcontrolremoto.

—He escuchado que Walter inventó algo que quizá consiga que susobstinadosjefesalemanesponganfinasuamorporelcontrolalámbrico.Sicreemosamisespías,hayunrumorsegúnelcualsetratadeunsistemaquepermite que los torpedos sean lanzadosdemanera simultáneautilizandounnúmerodeterminadodefrecuencias,conparesquesecomunicanpormediodeunaseñalderadio.Estáenfrentandoproblemas,claro.

—Déjameadivinar.Lasseñalesderadiopuedenserbloqueadas.Inclusoyo sabíaque lamayoría de lospaíses, incluidaAlemania, no se

animaba a cambiar sus sistemas de lanzamiento de torpedos de controlalámbrico por el sistema de señales de radio debido a que este últimodependía de una tecnología de radio de frecuencia única que podía serinterceptadaybloqueadaporlosenemigos.Desdehacíaaños,loshombresdeguerra habían estado discutiendo el problema con Fritz una y otra vez;mesorprendí no solo porque comprendía esas discusiones, sino porque habíadesarrolladouninterésparticulareneltema.

Fritzasintióyseembarcóenunadescripcióntécnicadelasfrecuenciasderadio.YoloseguíacuandoFerdinandmemiró,conloslabiostorcidosenunamediasonrisaquedejabademanifiestosuaburrimientoanteesaconversaciónprofundamentecientífica, así comosu suposicióndequeyoestaba igualdefastidiadaqueél.ElmenordelosStarhemberg,famosoporcolgarsedeléxitode su hermano mayor, no compartía con este ni la determinación ni elintelecto.AsentíenfalsasolidaridadyvolvíamiraraFritzporquenoqueríaenfadarlo al hacer contactovisual conotrohombre, ni siquiera conuno tanconocidoparanosotroscomoFerdinand.

Alamañanasiguiente,enlabiblioteca,elmayordomointerrumpiómilecturadeunlibrosobrefrecuenciasderadio:

—Alguienlabuscaalteléfono,madame.¿Amí?Nadieme llamaba salvopapá, ynuncadurante el díaporque él

estabaocupadoenelbanco.Micorazónseaceleróycorríalteléfono.

Página91

Page 92: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Hola?—Hedy,necesitoquevengas.—Eramamá—.Tupapáestámuymal.Ya

mandéllamaraldoctor.—Enunmomentoestoyahí.MedirigíaMüller,quesehabíademoradoenlabiblioteca,supuestamente

desempolvando libros, aunque en realidad escuchaba mi conversación, sindudasiguiendolasórdenesdeFritz.InclusoantesdelaproyeccióndeÉxtasissabíaquemiesposohabíainstruidoalossirvientesparaquemeespiaran.Dehecho,hacíapocohabíatraídodeVillaFegenberg,anuestrodepartamentoenViena,aunaquisquillosamucamallamadaAda,eintuíquesupropósitoeraserunpardeojosyoídosmás—loscualespertenecíanaunapersonaquedeantemanoestabapreparadaparaodiarme—enesatareadevigilancia.

—PídaleaSchmidtquetraigaelautoalfrente.—Madame,elseñornodejódichoquehoytuvieraustedalgunacita.Tan preocupada estaba por papá que ni siquiera recordé las reglas

claustrofóbicasdeFritz.¿DeverdadseatreveríaMülleraimpedirmesalirdemipropiacasa?YohabíaestadocumpliendoconlosedictosdeFritzporquesupuse que los relajaría si interpretaba el papel que él deseaba durante eltiempoqueélconsideraranecesario.Deesamanerayoseguíamanteniendolapromesa que había hecho a papá sobre la seguridad familiar. Pero no iba aconsentirquelasórdenesdeFritzmeimpidieranacudiralladodemipadresiestesehallabaenfermodemuerte.

EnotrascircunstanciashabríaevitadotodoesemalestarconunallamadaalaoficinadeFritz,yaqueestabaseguradequenomeimpediríaverapapá.PeroesedíaviajabarumboasufábricaenPolonia.

—Noesunapetición,Müller.Esunaordendelaseñoradelacasa.—Medirigíhaciaelvestíbuloylegritédenuevo—:DígaleaSchmidtquetraigaelautoalfrente.

EleficientetaconeodeMüllerhizoecoenelvestíbuloyllegóalaentradaantesqueyo.Elhombrebloqueólapuertaconelcuerpoymemiró.Convoztemblorosadijo:

—Losiento,madame,peronopuedodejarlasalir.NoherecibidomensajedelseñorMandlquemeinformequeustedtienecitahoy.

DicuatropasosmásyacerquétantomicaraaladeMüllerquepudeolereltabacoensualiento.Contaconeseraporlomenoscincocentímetrosmásaltaqueél,asíquelomiréhaciaabajo.

—Demelallave—dijefuriosa—.Séquetieneuna.—Elseñorsedisgustaríamuchísimoconmigosilohiciera,madame.

Página92

Page 93: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Elseñorsedisgustarámuchísimomásconustedsimeimpidevisitaramipadreenfermo.Sinomedalallave,meterélamanoensubolsilloyselaarrancaré.

Se llevó una mano temblorosa al bolsillo interior de su chaqueta deservicioy sacóunacopiade las llavesdeFritz.Unaauna fueabriendo lascerradurasquemerecluíandelrestodelmundo.Antesdesalira labrillanteluzdeldía,legrité:

—Mandeelautoarecogermeenfrente.AlacercarnosaDöbling,ladeslumbrantemañanadefebrerocontrastaba

con mi ánimo sombrío. ¿Qué le pasaría a papá? Sus migrañas habíanaumentadoencantidadeintensidadenlosúltimosmeses,perolasatribuimosalestrésquepadecíacomoconsecuenciade lasdificultadeseconómicasqueenfrentabanlosbancos.Siemprehabíasidoimperturbable,fuerteyconfiable.Porprimeravezenmuchotiempo,pedíaundiosnebulosoquesiguierafuerteybienvivo.

Schmidtacercóelautoalacasademispadresyantesdequeapagaraelmotor,meapeédeunsalto.Corríporelcaminodelaentrada,abrílapuertadeunempujónybusquéamispadresconungrito.

Mamásaliódelsalón.—Calla, Hedy. El doctor está arriba con tu padre y no quiero que

interrumpaslarevisión.—¿Quépasó?—Lovipálidoduranteeldesayunoestamañana.Estabaporcomerseunos

huevoscuandoselevantóypidiódisculpasporausentarse.Penséquesehabíaolvidado de alguna reunión de trabajo y que saldría corriendo a la oficina,perosubiópor lasescaleras.Lepreguntéqué lepasabaymemiróconojosvidriosos,extraños;medijoqueledolíaelpecho.Loayudéasubiralacamaydeinmediatollaméaldoctoryluegoati.

El sonido de unos pasos bajando por la escalera llegó a nosotras ycorrimosparaescuchareldiagnósticodelmédico.EldoctorLevitt,quevivíaenDöbling,nomuy lejosde laPeter-Jordan-Strasse,dejósubotiquínnegroenelescalónmásbajoynostomódelasmanos.

—Creoque el dolor que sufrió hoy, y en días pasados también, aunquequizánoleshablódeello,sedebeaunseveroataquedeanginadepecho.

Mamá y yo nos volteamos a ver, desconocíamos el término. Con elentrecejofruncido,mamápreguntó:

—¿Emiltuvounataquecardiaco?

Página93

Page 94: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Laanginadepechono es un ataque cardiaco, señoraKiesler, pero eldolor es resultado de un inadecuado flujo sanguíneo al corazón. Eso puedesignificar que ese órgano está sometido a estrés, y quien lo padece tienemayorriesgodesufriruninfarto.

—Oh,no.—MamáliberósumanodeladeldoctorLevittysesentóenunbancotapizadodelvestíbulo.

—¿Estarábien,doctorLevitt?—Habíapánicoenmivoz.—Por ahora sí. Pero necesita reposo. —Hizo una pausa, como si

lamentara tener que darnos su siguiente consejo, y añadió—: Y reducir suansiedad, aunque sé que esa es una prescripción difícil de cumplir en estosdías.

—¿Puedoverlo?—Sí, si lo haces en silencio y no lo alteras. Me quedaré aquí con tu

madre.Tengoalgunasinstruccionesparasuscuidados.Subídepuntitaslasescalerashastalahabitacióndemispadres.Desdela

puerta, mi padre, que medía más de un metro ochenta y cinco, se veíagigantescoextendidoa loanchodesucamamatrimonial.Alacercarme, sinembargo,suenormecomplexiónparecíacolgarledeloshuesos,ylucíacomoencogido.

Elcolchónrechinócuandomesentéasulado.Abriólosojosconelruidoymesonrió.Estiróeldedoíndiceparasecarunalágrimaquemerecorríalamejillaydijo:

—Sinimportarloquemepase,Hedy,prométemequevasacuidarteyquevasaprotegeratumamá.UsaaFritzcomoescudo.Sepáratedeélsolosinotienesopción.

Alverquenolerespondía,insistió:—Prométemelo,Hedy.¿Quéotracosapodíahacer?—Teloprometo,papá.

Página94

Page 95: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo19

28deabrilde1935Schwarzenau,Austria

Meparéfrenteallagocomofrenteaunaltar.LasmontañasverdescercadeVilla Fegenberg, incólumes en su constancia, memiraban. Con las colinasondulantes y verdosas como fondo, el lago estaba en perfecta quietud. Tanquieto,dehecho,quesusuperficieeraunespejoquereflejabalasmontañasyelcielocasicomounafotografía.

Miré la ribera vacía del lago. ¿Me atrevería? Ansiaba la pureza de lasaguas.Eraunriesgoenorme,peroquizánuncamástendríaesaoportunidad.Fritznohabía relajadosus reglas, sin importarqué tanalpiede la letra lascumpliera, sin importar qué tan dolorosa hubiera sido mi pérdida. Seguíasiendosuprisionera.

Conunaúltimamiradaalpaisaje,meatreví.Mequité la ropaoscurademontarymelancédeunclavadoalaguaalgofría;quebréelreflejoperfecto.Talcomomividasehabíaquebrado.

Nadéhasta queme cansé y entoncesmedetuve ymedejé flotar.En laquietud,elreflejodelasmontañasyelcielovolvióaaparecer,ypermanecíahí,enlaimagendelvalleentredosmontañas,comosimeacurrucaraenlosbrazosdelanaturaleza.Elsolgolpeabalascrestasdelaspequeñasolasylashacíadestellar.Erahermoso.«No»,pensé.«Noeshermoso.Espuro».

Por un momento me sentí libre y completa. Sin máscaras, sinsubterfugios, sin pena; solo el agua y yo.Mientras flotaba,me preguntaba:«¿Volveréaestarcompletaotravez?».

Dosmesesatrás,unoscuantosdíasdespuésdelprimerataquedeanginadepecho de papá, el chofer me condujo hasta Döbling para visitarlo, con elpermiso de Fritz y su perdón por la visita previa no autorizada. Cuando el

Página95

Page 96: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

auto se acercó a la entrada, la casa se veía oscura y las persianas de lahabitación de mis padres estaban bajadas. ¿Por qué a media mañana, unabrillante mañana de invierno, las persianas seguían abajo? Mamá eramaniáticadecorrerlascortinasencuantocomenzabaeldía,yaunqueahorasoloteníaunamucamadetiempoparcial,porlamañanarecorríatodalacasaliberando lasventanasdesuscubiertasnocturnas.Quizápapánosehubierasentido bien la noche anterior y mamá siguiera durmiendo, cansada dehaberlocuidado.Entréensilencioalacasa,cuidandodenogolpearlapuertadeentrada.Despuésdeandardepuntitasporelprimerpisoynoencontraranadie, subí las escalerashacia lahabitacióndemispadres, cuyapuerta abríapenasunpoco.

Aunque la pieza estaba a oscuras, la vi a ella todavía en pijama con lacabezasobreelpechodepapá.Susojosestabancerrados,comolosdeella.Sí, tal como lo había imaginado, se había quedado dormida tras haberlocuidadodurantelanoche.Abrílapuertaunpocomás;lasbisagrasrechinaronyellalevantólamirada.Nuestrosojosseencontrarony,antesdequepudierasusurrarle una disculpa por haberla despertado, noté que su cara estabaempapada en lágrimas. No estaba dormida, y tampoco lo estaba papá.Mederrumbé sobre el piso al comprender que el ataque cardiaco, que según eldoctoreraunaposibilidad«remota»,habíasucedido.

¿Cómoeraposiblequemipadre,fuerteeinfalible,sehubieraido?¿Quiénseríamianclaensuausencia,quiénmeamaríademaneraincondicional?Solocon él era capaz de quitarme todas las máscaras. La pena fue como unmartillo que quebró mi verdadero ser y mis incontables máscaras en milpedazos,ymásdedosmesesdespuésseguíarota.Quizásestaríadestrozadaparasiempre.

Un sonido de llantas sobre la grava interrumpió el silencio; me quedépetrificada.«Porfavor»,pensé.«QuenoseaFritz».Sinhacerningúnruido,escuché. La puerta de un auto se cerró. «Por favor», pedí. «Que sea uncamiónrepartidor».Perolasvocesviajanmuybienbajoelagua,yprontounavozfamiliar,aunquesorda,gritóminombre,ycuandolagravacrujióalritmodesuinconfundiblepaso,supequemisplegariasnohabíansidoatendidas.

Mantuvelaspiernasylosbrazossumergidosparanohacerruido,ynadétanrápidaysilenciosamentecomopudehasta laorilla.Caminéa todaprisaporlaplayapedregosa,yhaciendomuecasdedoloranduvedepuntitassobrelaspiedrasafiladashastaalcanzarmiropa.Estabaporenfundarmeelcamisón

Página96

Page 97: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

cuandoelcrujidodelagravasehizomásfuerte,ymedicuentadequehabíacalculadomaleltiempoquemequedabaantesdequemeencontrara.

Unbrazo salió de entre las ramas de la fronda verde yme sujetó. Fritzaparecióymediounacachetada.Caíalpisoporlafuerzadelgolpe,mellevéunamanoalamejillayconlaotrasujetélapartesuperiordemicamisón,queteníapuestoamedias.

—¿Quéesesto?¿UnarecreacióndeÉxtasis?—gritó,ysuvozenfurecidahizoecoporellagoquieto.

—No, no, Fritz —dije, encogiéndome—. Nada de eso. Solo fue unchapuzónenellagoenundíatemplado.

Seacuclillóamiladoyacercósucarairacundaaunoscentímetrosdelamía.

—¿Unchapuzóndesnuda?¿Parabeneficiodemissirvientes?—No—insistímientrasluchabaporliberarmibrazodesumano—.Para

nada. Jamás haría algo así. No quería que mi ropa de montar se mojara,porqueteníaquevolvermontandoacasa.

—Ah, ¿entonces fue en beneficio de algún invitado que pudiera habertraído yo?—Estaba furioso; me rociaba la mejilla con su saliva—. Jamásdejaréqueningunaotrapersonamiretucuerpodesnudo.Meperteneces.

—No,Fritz,lojuro.Penséquenadiepodíaverme.—Aúnconlamanoenlamejilla,cambiédeposiciónparaquedarderodillas;lasafiladaspiedrasdela playame cortaban la piel. Llorando, le rogué—: Por favor nome hagasdaño.

Sumanosequedóquietaenelaire.Suexpresióncambió,comosihubierasalidodeunprofundosueño,ylaamenazasefuedesvaneciendo.

—Oh, Hase, por favor perdóname. Esa maldita película Éxtasis siguetorturándome,ycuandovitucuerpodesnudoenellago,volvieronamíesasterriblesescenas.Perdíelcontrol.

Se me acercó, pero instintivamente me eché hacia atrás. Me revolví agatasporlaspiedrashastaalcanzarmisropasoscuras.Temblando,melevantéymepuselospantalonesylachaquetaatodaprisa.Sentíqueseaproximabaynosabíasimedaríaunabrazooungolpe.

Susbrazosmusculososmerodearonpordetrás.Mepusetensaalsentirsuabrazoymerecorrióunescalofrío,ynoporlabrisaheladadelasmontañas.Elmonstruoqueacechabaen lassombras, tras las floresy los regalosy lasjoyasylasnumerosascasas,habíasalidoala luz.Yyanohabíamaneradevolveraocultarlo.

Página97

Page 98: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo20

20dejuniode1935VienaySchwarzenau,Austria

—Te necesita. —Von Starhemberg insistía—. ¿De qué otra manera va amantener Schuschnigg sus fuertes lazos italianos sin ti?Mussolini siemprefuetusocio.

—Entonces,¿porquésecomportacomounmalditonecio?—preguntómiesposo,yelvolumendesuvozseelevójuntoconelniveldesuirritación.

—Es un neófito, Fritz; ignora por completo lo que se necesita paramantenerAustriaasalvo.Quierodecir,élpiensaquelospolíticossonlosquehacentodoeltrabajo—respondióVonStarhembergalexabruptoretóricodeFritz.

Estecasisoltóunacarcajadaydijo:—Imagina lo que ocurriría si las relaciones entre países solo las

determinaranlospolíticos.SchuschniggpiensaquepuedeprotegeraAustriadeuna invasión alemana si consigue evitar el enojodeHitler.No sepuedeapaciguaraunloco.

—Toda esa cooperación que planea con Hitler le va a estallar en lasmanos —respondió riendo Von Starhemberg—. Está dándole tiempo paraprepararunainvasiónmientrasnosotrosnosquedamossentados,cumpliendomuyeducadosconlostérminosdelTratadodeSaint-Germainquenoslimitanaunejércitointegradoporlainsignificantecantidaddetreintamilefectivos.

—¿PorquénopuedeverqueloúnicoquehaimpedidoqueHitlerdéungolpesonlastropasitalianas?¿Quépasaríasilosrumoressobreunaalianzaentre Hitler y Mussolini en Etiopía, por lo menos en términos de apoyopúblico,fueranverdaderos?EntoncessoloseríacuestióndetiempoparaquellegaranaunacuerdogeneralqueincluyeraaAustria.

Había estado escuchando versiones de esa conversación desde quecomenzóadisolverse lasolidezdel liderazgoaustríacocompartidoporVon

Página98

Page 99: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Starhemberg y Schuschnigg. Von Starhemberg pensaba que Schuschniggestaba siendo sumamente débil con Alemania y dejando por ello muyvulnerableaAustria,algoenloqueFritzestabadeacuerdo.Miesposoysucolega,queporañoshabíancontroladotrasbambalinaseldestinodeAustria,estabanpreocupados: si laAustria independiente se tambaleaba, también sevendría abajo el poder que ellos ejercían. Los dos hombres no teníanideologíadefinida;suúnicaconvicciónrealera la infalibilidaddesupropiopoder.Cambiaríansuposturasegúnfueranecesario.

—Amenosqueintervengas—sentencióVonStarhemberg.Fritz lediouna largacaladaasucigarroantesderepetir laspalabrasde

VonStarhemberg:—Amenosqueyointervenga.

Cuatrosemanasdespués,esaconversaciónse repetíaenmicabezamientrasmehallabasentadaenlamesafrentealmismísimoMussolini.Antesyahabíaestadoenpresenciade IlDuce, en algunosviajes a Italia, pero siempre fuealgosuperficial.

Unas cuantas reverencias y saludos constituían la totalidad de nuestrasinteracciones.Hastaahora.Ahorayoerasuanfitriona.

Fritzvestía trajeformalyyounvestidoderasodoradodiseñadoparalaocasión porMadame Schiaparelli —invitada en otra de nuestras cenas—,cuando recibimos a Il Duce en el vestíbulo del Schloss Schwarzenau.ConsideramosinvitarloanuestrodepartamentoenVienaoaVillaFegenberg;sin embargo, al final la seguridad y la privacidad que la reunión exigíahicieronnecesarioelcastillo.

Enlassemanaspreviasalacena,Fritzinclusosolicitómiayudaconmirasadejarelcastillo listoparalaocasión,algoquenuncaanteshabíaocurrido.Comprémantelesyservilletasparalamesa,mereuníconfloristasconelfindeelegirladecoración,probépastelesbuscandoelquepodríaserdelagradodeMussoliniyescuchédistintosmúsicosparaseleccionaraladecuadoparalapresentaciónyelbaileposterioralacena.RechacétresconjuntosporquesusinterpretacionesdevariasobrasclásicasseinclinabanmáshaciaeljazzyesonoibaconlosgustosconservadoresdeMussolini;alfinaldecidícontratarungrupo orquestal vienés impecablemente preparado y con las mejoresrecomendaciones.Labúsquedadeperfección,por logeneral jurisdiccióndeFritz,nuncahabíasidotanimportanteparamí;sinembargo,nuestroinvitadoeracrucialparamantenerlaindependenciadeAustriafrenteaAlemania.

Página99

Page 100: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Tres días antes de la llegada de Il Duce, Fritz y yo, vestidos de gala,hicimosunensayogeneralde lavelada, con todoy loscinco tiemposde lacena; nos sentíamos lomás preparados que podíamos estar. La presión delmomentomeunióaFritzdeunamaneraquenohabíaexperimentadodesdelos primeros días de nuestro matrimonio, aunque, como era de esperarse,seguía cuidándome de él. Fritz seguía siendo, por supuesto, una personavoluble.

Conlosnerviosdepunta,estábamosalpiedelaescalinatadelaentradaalSchlossSchwarzenau,listospararecibiraMussolini.Llegóvestidocontrajemilitarformal,comosiestuvieradirigiendoundesfile,concasiunpelotóndesoldados y oficiales tras él. Fritz saludó al dictador italiano con unainclinaciónyunapretóndemanosqueseconvirtióenabrazo,yyohiceunareverencia, como Fritz me había indicado, pero el gesto también terminódistinto de como había empezado, a saber, con un beso de Il Duce en mimano.

Entramosenelcastilloy,despuésdeunaconversacióndebienvenida,nosdirigimos hacia el comedor, donde el fastuoso banquete de cinco tiemposaguardabaaSuExcelenciayalosmiembrosmásimportantesdesucomitiva.Habíamosplaneadolacenaconsumocuidadoparaqueincluyeramuchosdelosvegetalesquenuestroinvitadoprefería,peroconunespectacularplatodeterneraalcentro.TodoslospreparativosqueFritzyyohabíamosdedicadoalcomedoreranevidentes.En lapared, los tapicesdegobelino recién lavadosenmarcaban el exquisito despliegue sobre la mesa, la cual, extendida almáximoparalaocasión,estabacubiertaconunmantelazulvioletadeseda,yaquíyalláhabíaorquídeasdeazulintensoquecontrastabanconloscubiertosdeoroqueFritzhabíamandadotraerdeldepartamentovienés.

Unavezquenosacomodamosenlosasientos,lossirvientescomenzaronacircularporelcomedorllevandovino.HabíamostraídoatodoelpersonaldeldepartamentodeVienaparalaocasión,aexcepcióndeAda,lamucamaquede manera inexplicable había sido transferida de Villa Fegenberg a Viena,pues no podía darme el lujo de padecer algún error suyo que al final mehicieraquedarmalparada.Nuestrosirvientemásantiguo,Schneider,aquienencomendamosatenderexclusivamenteaMussolini,aguardabaconlagarrafasuspendidasobrelacopadecristaldeIlDuce;sinembargo,Mussolininegócon la cabeza en respuesta al ofrecimiento de vino. Fritz y yo volteamos avernos;senoshabíaolvidadoadvertiralossirvientesquenuestroinvitadonobebíaalcohol.¿Cómoeraposiblequehubiéramoscometidosemejanteerror?Mi corazón se aceleró y volteé a ver al dictador, quien estaba ocupado

Página100

Page 101: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

masticandolaensaladaconajoque,segúnnosenteramos,erasufavorita.Noparecíaofendido.

Aunquemantuvelamiradabajaconmodestia,comolopreferíaFritz,porentre las pestañas alcanzaba a ver a Il Duce. Su quijada cuadrada merecordabaladeFritz,aunquelademiesposonoeratanprominente.Amboshombres exudaban poder y confianza, si bien la intensidad del dictador enciertomodoeramayor.

Comocorrespondíaalanfitrión,Fritzpropusolostemasdeconversación;sin embargo, permitió que Mussolini dirigiera el rumbo de la discusión.Hablar de política estaba estrictamente prohibido en la mesa, salvo que eldictadormencionaraeltema,asíqueFritzyyohabíamoscreadounalistadeasuntosaceptables,conparticularénfasisenlosmuchosproyectosculturalesqueIlDucepatrocinaba.

Fritzplanteóunapreguntaacercadeungranproyectopararediseñar lascallesdeRoma;se tratabadetransformarla trazamedievalyenrevesadaenvíasamplias,rectasy«modernas».Elproyectotambiénincluíalacreacióndenuevos edificios con ángulos rectos y muros de cemento sin ornamentar.Habíamos escuchado que el apremio para crear tantos edificios y obraspúblicascomofueraposiblecondujoainconsistenciasarquitectónicasyaquelas edificaciones parecieran mal hechas, pero no ofrecimos otra cosa queelogiosparaIlDuce.

—Ah, sí —respondió Mussolini con voz fuerte—. La construcción decaminos y edificios avanza rápidamente. Al mismo tiempo estamosexcavando y preservando muchísimos sitios arqueológicos romanos.Debemosglorificartodoloromano,loantiguoylomoderno.

—Claro —coincidió Von Starhemberg, introduciéndose en laconversación—.Esnecesarioparalaunidaddelpueblo.

—Exacto—asintióconvigorIlDuce—.Cuandounlídercarecedenoblelinajeydeunfuturosobreelcualfundarungobiernofuerte,deberecurriramétodos menos efectivos y con frecuencia desagradables para fortificar suEstado.EselcasodelcancillerHitler.Elpueblogermániconoposeelailustrehistoria del pueblo italiano, así que Hitler se ha visto obligado a crear unEstado en torno a esa ficción de la raza aria y del odio a los judíos.Es undesafortunado fundamento para su nuevo régimen, no obstante que sudesprecioresultacomprensible.

Me encogí al escucharlo pronunciar la palabra «judíos» y calificar el«desprecio»deHitlerhaciaelloscomoalgo«comprensible».AdiferenciadeAlemania, Italia no imponía restricciones contra los judíos, y esome había

Página101

Page 102: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

llevadoacreerqueIlDucenoeraantisemita.Peronoeraasí.Nopodíacreerque hubiera depositado en ese hombre todasmis esperanzas demantener aAustriaindependienteylibredelantisemitismosancionadoporelEstado.

Eldictador,sinembargo,nohabíaterminado.Siguió:—Laculturaes,claro,elmejormedioparainculcaralpueblolaideología

fascista,elsistemamásapropiadoparatodoslospaíses.Fritzyyonosquedamoshelados,aligualquelosdemásinvitados;salvo

porVonStarhembergysumujer,queraravezacudíaaesoseventosconsuesposo,todoseranconvidadosdeMussolini.Habíamosorganizadolaveladaprocurando evitar una conversación política, y sin embargo ahí estaba; IlDuce la había lanzado sobre la mesa en el primer tiempo de la cena. Eldictador siguió comiendo su ensalada, pero el resto de los comensales sequedóinmóvil.Nadiehablaba,nadiecomía,nadiebebía.

Teníaquesalvarelmomento.—SuExcelencia—dije—,hablandodecultura,heescuchadoquesuobra

musicalfavoritaesPinidiRoma,deOttorinoRespighi.¿Esverdad?Mussolini dejó demasticar y bebió un largo trago de agua.Mi corazón

latíadesaforadoa laesperadesu respuesta.¿Loofenderíami intervención?Sabía por Fritz que prefería que lasmujeres fueran rotundas,maternales y,porencimade todo,quepermanecieranencasa.Exceptosusamantes,claroestá.

Finalmentesusemblanteseavivóydijo:—Ha hecho su tarea, señora Mandl. Pini di Roma me parece muy

conmovedora.—El señor Mandl y yo trajimos a los mejores músicos de Viena con

objeto de que toquen para usted después de la cena. ¿Le molestaría a SuExcelenciasiinterpretaranPinidiRoma?—preguntéconnaturalidad,aunqueFritz y yo habíamos pasado varias horas con los músicos que contratamospara la velada hasta asegurarnos de que supieran tocar Pini di Roma a laperfección.

—Me encantaría—respondió Il Duce con amplia sonrisa, y emprendióunadiscusiónacercadeloscompositoresitalianos.

Ensilencio,suspirédealivioporsurespuestayporeloportunocambiodetema.Lomismohizotodoelcomedor.Fritzmelanzóunamiradacómpliceysonrió.Estabacontentoconmiesfuerzo,algoraroenesosdías.

—¿Pasamos al salón de baile?—propuso Fritz a los invitados cuandoterminaron los últimos bocados de la enorme tarta Sacher y los coloridosPuncshkrapfen,caprichososdulcesdefondant.

Página102

Page 103: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Elsalónestabaorganizadoendossecciones;enunahabíasillaschapadasen oro dispuestas en semicírculo alrededor de la orquesta, y en la otra sehallaba la pista de baile, con el suelo de mármol escaqueado. Fritz y yoocupamos nuestros lugares junto a Mussolini para escuchar a la orquestainterpretarsuobrafavoritadeRespighi.Eldictadorcerrólosojosycomenzóamecersealritmodelainspiradorasinfonía.Cuandoelviolinistahizosonarlaúltimanotaconsuarco,Mussolinisepusoenpiedeunsaltoyaplaudió.Elrestodelosasistentesloimitó.

A continuación, los músicos tocaron una pieza clásica apropiada parabailar,ylosinvitadossereunieronenlaperiferiadelapista.Seesperabaqueyo abriera el baile connuestro invitadodehonor.Yaque IlDuce nohabíatraídoa sumujer,Fritz invitóa la esposadeVonStarhemberga lapista,yMussolinimeextendiólamano.

El dictador deslizó sus manos por mis costados y las colocó sobre micadera. Yo, por mi parte, pusemis dedos enguantados sobre sus hombros.Nosquedamosmirandoalosojos;porfortunayonoeramásaltaqueél.Fritzmehabíaordenadousarzapatossintacón,yaqueIlDucemedíaunmetroconsesenta y nueve centímetros, exactamentemi altura, y odiaba a lasmujeresqueeranmásaltasqueél.

Decerca,susojoseranaceradosysupieltosca.Nopodíadejardepensarque mis manos estaban tocando a un hombre que había llegado al podergracias a pandillas de soldados que golpeaban, mataban o encarcelaban aquienselespusieraenfrente.Yélnosoloordenabaesaviolencia.Susmanosestabanmanchadasconlasangredeaquellosqueélmismohabíagolpeado.

AntesdepoderhablardelasbanalidadesdequesolíaocuparmeentodaslasconversacionesconloscolegasdeFritz,Mussolinimehizounapregunta:

—Enalgúnmomentofueactriz,¿noesasí,señoraMandl?¿Cómolosabía?Rumores,supuse.Consuertenoselohabríandicholos

visitantesitalianosquehabíanasistidoalaproyeccióndeÉxtasis.—Sí, IlDuce,aunqueeso fuehaceaños.Ahoramiúnicopapeleselde

esposa.—Claro,señoraMandl.Eselgranpapeldetodamujer,¿noescierto?—Sinduda,IlDuce.—Me parece que fue usted tremenda actriz antes de sumatrimonio—

insistió.Me sentía confundida. ¿El dictadormehabía visto en escena?Sin duda

alguienmehabríaavisadosiIlDucehubieraestadoentreelpúblicoenalguna

Página103

Page 104: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

demisobras.Jamásescuchérumoralgunosobresuasistencia.Enseguidaloentendí.

—LavienÉxtasis—mesusurrómientrasmejalabahaciaél.Estaba horrorizada, y una oleada de náusea me sobrecogió. No podía

tolerar la idea de que ese hombre, que me había visto desnuda, estuvieraponiéndomelasmanosencima.Peroseguíbailando,muda,puesnosabíaquédecir,yrezandoparaquelacanciónterminaraycambiáramosdepareja.¿Quéopcionestenía?Loqueestabaenjuegoerademasiadoimportante.

—Disfrutémuchoverlaenlapelícula,tantoquecompréunacopia.Lahevistomásvecesdelasquepuedocontar.

Ya no solo sentía simple repulsión. Ahora estaba aterrada. ¿Yo era larazónporlaquehabíaaceptadolainvitaciónqueFritzlehabíahechodesdehacíaaños?Mantuvelasonrisaenelrostro,peromimalestarcreció.

—Usted es una mujer hermosa, señora Mandl. Me gustaría llegar aconocerlamejor.

No cabía duda de que no estaba convidándome a tomar el té. Era unainvitaciónasucama.¿Fritzestaríaaltanto?¿Estaríacoludidoparaentregarasu esposa como parte de sus sórdidas negociaciones con Mussolini? No,estaba tan loco de celos queme parecía inconcebible la idea.No creía queFritzpudierarelajarloposesivoqueeraconmigonisiquieraconMussolini.

Porfortunalacanciónconcluyó,yunodelosasistentesdeMussoliniseapresuróallegarasulado.Eldictadormoviólacabezaparaescucharmejorlassúplicasdelhombreenmediodelruidodelamultitud,ydespuésmedijo:

—Lepidodisculpas,señoraMandl;deboatenderunasuntourgente.Asentíy,tanprontocomodesapareciódemivista,crucéelsalóndebaile

atodaprisaycorríporlasescalerashastamihabitación.Cerrélapuertaconseguroymequedéparadafrentealespejodecuerpocompleto.Observéalabellamujerenelreflejo—lascejasarqueadas,elcabellonegroyfuerte,losojosdeunverdeprofundoyloslabiospintadosderojo—ynomereconocíenella.¿Dequiéneraeserostro?Todoslosrasgosestabancubiertosconcapasde artificio que lo volvían poco familiar. Arañé mis mejillas hasta quequedaron al rojo vivo, casi sangrantes. Papá no habría reconocido a esapersona.

¿Enquiénmehabíaconvertido?

Página104

Page 105: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo21

21demayode1936Schwarzenau,Austria

El año que siguió a la visita de Mussolini al Schloss Schwarzenau trajoamenazas internas y externas para Austria. En ese contexto, ¿cómo habríapodidoconsiderar siquieramencionarleaFritz la insinuacióndeMussolini?Austrianecesitabaaferrarsealosúltimosvestigiosdesuprotección,yyonoharía nada que provocara la resistencia—o el rechazo— de Fritz hacia IlDuce;claro,silapropuestanohabíasidosancionadapormiesposo.Ysi,demaneraincreíble,esehubierasidoelcaso,noqueríadiscutirelasuntoconélporquenopodríatolerarelhechodequefueracierto.HabríasidoimposiblecontinuarenmipapeldeseñoraMandl.

La barricada que Fritz y sus compatriotas habían construido en torno aAustria,basadaen la fortalezamilitar italiana,comenzabaamostrar fisuras.Armado por Fritz, Mussolini dirigió sus ejércitos hacia Etiopía en undespliegue de poder fascista que mi esposo celebró en un principio, enparticularporelbeneficioeconómicoquenostraería.PerocuandoHitler,antela condena y las sanciones económicas de la Liga de Naciones, ofreció suapoyoincondicionalalainvasióndeMussolini,ladesconfianzaconqueestesolíaveraHitlercomenzóasuavizarse,ynuestrapreocupacióncolectivaporeldestinodeAustriacreció.¿EmpezaríaMussoliniapreferiralosnazis,consu insaciable sed de «reunificar»Austria yAlemania en un único territorioario?YaunquejamásmehabríaatrevidoaexponeraFritz,mis inquietudessobre las repercusiones que la reunificación deAustria y Alemania tendríaparamíen lopersonal—miorigen judíoeraun secretobienguardado,yaFritz le gustaba olvidar que yo había sido judía alguna vez—,mi ansiedadaumentó ese otoño, cuando Hitler promulgó las Leyes de Núremberg, quedespojabanalosjudíosdelaciudadaníaydesusderechosciviles.Setratabadeunaacciónquehacíarealidadtodoslosmiedosdepapá.

Página105

Page 106: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Aun así, Fritz y yo bailábamos como si el mundo no estuvieraderrumbándose a nuestro alrededor. En público, por lo menos. En laprivacidad del hogar, cuando todos los invitados partían y los sirvientes seretirabanporesedía,nohabíabaile; solo reglas,cerradurasy furia.Parecíaque,alencerrarme,FritzesperabaencerrartambiénelvirusrampantequeeraHitler.Cadavezquenecesitabadesahogarsuira,yomeconvertíaenelmudoemblemadelmalinternoyexterno.

Algunas vecesmamá veía los resultados de sus exabruptos durantemisvisitas,perfectamentereguladas,paratomarelté,unadelaspocassalidasqueFritzaúnmepermitía.Unbrazoconmoretonesdondemehabíasujetadoparasusurrarmeunadevastadoracríticadurantealgunacena.Uncuellorasguñadoaconsecuenciadesusbruscaspasiones,siesqueasusincursionesnocturnasenmi habitación era posible designarlas con ese nombre placentero.Mamánuncamedecíanadaalrespecto,ycuandointentabamencionarlosresultadosdesuenfado,ellacambiabadetemaohacíareferenciasindirectasal«deber»y la «responsabilidad». Sabía que no podía contar con ella para que meapoyara,ymisvisitassefueronhaciendocadavezmásescasas.Meparecíaintolerableestaren lacasadeDöbling,queenalgúnmomentoconsideréunrefugio,ysolosentirdesesperanza.

Hacia elmes demarzo incluso los bailes disminuyeron. EnvalentonadoporlainaccióndelaLigadeNacionesantelainvasióndeEtiopíaporpartedeMussolini,HitlerllevósustropasaRenania,antiguoterritorioalemánaloestedel río Rin que el Tratado de Versalles le prohibía ocupar. Schuschnigginformó a Von Starhemberg de que Austria debía llegar a algún tipo deacuerdo conHitler, yqueMussolini dehecho le había advertidoquedenohacerloperderíaelapoyoitaliano.VonStarhembergseopusodemaneramuyexplícita,yesohizoqueloretirarandelavicecancilleríaenmayo.OcupadoconsucampañaenEtiopíaysunacienterelaciónconHitler,MussoliniteníacadavezmenostiempoparaAustriayparaFritz.ElpoderdemiesposoydeVon Starhemberg se había debilitado, y yo pensaba si había llegado a unpuntoquerebasabalapromesaquelehabíahechoapapádepermanecerasulado.Simiespososeconvertíaenopositordeloslíderesaustríacosysupoderparamantener la independenciadenuestropaís flaqueaba, ¿no representabaentoncesunacargaantesqueunafuentedeseguridad?Denoserporquehabíaprometidoapapáqueprotegeríaamamá,habríaabandonadoaFritzdesdeelmomentoenquemeplanteétalpregunta.

Página106

Page 107: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Pasabadelamedianoche.Habíanlimpiadolamesadespuésdelacena,ylossirvientessehabíanretirado,nosinantesreabastecerelalcoholenelaparadorycolocarunacharolaconvioletasacarameladasyTrüggeltortealcentrodelamesa. Fritz y Von Starhemberg querían darse un respiro de Viena y lasmaquinacionespolíticas,asíquenoshabíamosescapadoaVillaFegenbergencompañíadeFerdinand, elhermanodeVonStarhemberg.Losdoshombresqueríanhacerplanessincorrerelriesgodeserescuchados,Ferdinandyyonocontábamos.

Yo deseaba que Fritz hubiera requerido mi presencia durante eseintercambiocrucialporquevalorabamiopinión,peroesanoeralarazónporla que no me había mandado a mi habitación. Mi esposo me permitiópermanecer en lamesa porqueme había convertido en algo parecido a losRembrandtenlasparedesolaporcelanaMeissenenlavitrina:unornamentoinvaluable e inanimado que podía exhibir como símbolo de su riqueza yhabilidad,nadamás.

—Único dictador de Austria. Es una broma —dijo Von Starhemberginterrumpiendomis cavilaciones sensibleras; apuraba un trago de brandy yarrastrabalaspalabras.Estababorracho.Nuncapenséveralaristócrataformalen tal estado de embriaguez, pero, bueno, nadie esperaba tampoco queSchuschniggseproclamaradictadordeAustria,yerajustoloquehabíahechodosdíasatrás.

Fritzechabapestes.—Quédescaro—dijo.Yo no estaba segura de si se refería a la autoproclamada dictadura de

Schuschniggoa los recientes indiciosdequeelgobiernoaustríacoseharíacargo de las fábricas de municiones del país, incluidas las industrias y lasempresasdeFritz.Ambossucesoslohabíanhechocaerenunespiraldurantelosúltimosdías.

—Nosotros lo impulsamos a ese sitio. ¿Cómo se atreve a sacarnos delpoder? —Von Starhemberg se balanceaba mientras hablaba. Su hermanoestiró losbrazosparamantenerloenpie,peroVonStarhemberg lo apartó amanotazos,comosisetrataradeunamosca.

—Claro, intenta marginarnos. Somos los únicos que objetaremos esemalditoacuerdoentreAlemaniayAustriaqueestáconsiderando.

Pormediodeinformantesaúnleales,FritzyVonStarhembergsehabíanenterado de que Schuschnigg había comenzado a negociar un acuerdo conAlemaniaporelque,acambiodelapromesadeHitlerdemanteneraAustriaindependiente, el paísharíaque supolítica exterior fuera consistente con la

Página107

Page 108: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

alemanaypermitiríaquelosnazisocuparanpuestosoficialesenelgobierno.Fritz y Von Starhemberg lamentaban que el acuerdo aislaríadiplomáticamente aAustriay animaría aotrospaíses europeos a considerarlasrelacionesaustríaco-alemanascomounasuntointernoquesoloconcerníaal pueblogermano.Másqueotra cosa, creíanque se tratabadeuna trampadestinadaadebilitaraAustriayprepararlaparalainvasióndeHitler.Despuésdetodo,Hitlertendríaasushombresdentrodelgobierno.

—¿Qué capital político o económico nos queda para presionar aSchuschnigg ahora que Hitler y Mussolini han llegado a una suerte deentendimiento?TengoentendidoqueestánporformalizarsuamistadconalgoquellamanelEjeRoma-Berlín.¿Ejedequé?OtradelasfrasesinventadasporHitlerparadesignarsupoder.

Fritzsoltóunacarcajadaburlonaalescuchareltérmino«eje».—Nuestramayor fortaleza siempre fue la capacidad de hacer que Italia

estuvieradelladodeAustria.YanopodremoshaceresosiHitleryMussolininaveganenelmismobarco.—JamáshabíavistoaFritztanabatido.Siempresehabíamostradooptimistayabsolutamentesegurodesímismo.

VonStarhemberg trastabilló hasta el anaquel, tomóuna botella llena deschnappsylacolocóentreélyFritz.Paracadaunollenóunacopadellíquidoambarino hasta que estuvo a punto de derramarse. Ninguno de los dos seofrecióarellenarmicopaoladeFerdinand.Eracomosinoestuviéramosenlahabitación.

—Creoquenotenemosopción—dijoFritzcontonoresignado.¿Dequéestabahablando?¿RespectodequénoteníanopciónniélniVon

Starhemberg?—Vaencontradetodoporloquehemostrabajado.—Lo sé, pero ¿cuáles son las alternativas?Si seguimospromoviendo la

independencia, perderemos cualquier influencia que aún tengamos. Por nohablar de los activos. Sin embargo, si sacamos nuestros activos líquidos deAustria antes del Anschluss y al mismo tiempo buscamos una nuevaorientación para las relaciones entreAustria yAlemaniamucho antes de lainvasión, evitaremos dar la impresión de estarmotivados solo por nuestrosinteresespersonales,y,bueno…—Fritz fuebajando lavozydejóqueVonStarhembergllenaralosvacíos.Nosupesisedabacuentadequeyollenabalos vacíos también.Quizá no le importaba. Sin duda, Ferdinand no parecíahaberregistradolamagnituddeloqueFritzysuhermanodecían,asaber,queestaban considerando cambiar de bando y convertirse en partidarios de launificacióndeAustriayAlemaniaconelfinderetenersupoder.

Página108

Page 109: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Quizáfuncione,perosolosisetepermitevenderarmas…—dijoVonStarhemberg, y luego también él se fue quedando en silencio. Tanto Fritzcomoyosabíamosquese referíademanera indirectaa laherencia judíadeFritz.

Von Starhemberg conocía el secreto de Fritz —que era mitad judío—quizámuchoantesqueyo.Fueradelaalusiónalaconversióndesupadreennuestro viaje de compromiso a París, Fritz me había mantenido ese hechooculto durante el primer año de matrimonio. Solo entonces reveló que supadre judíohabía tenidouna relaciónprematrimonial con sumadrecatólicacuandoellatrabajabacomomucamaenunadelascasasdelafamiliaMandl.DespuésdequeFritznació,supadrecedióyseconvirtióalcristianismoparapodercasarseylegitimarasuhijo.

—Conformea lasLeyesdeNúremberg,podríanotorgarmeelestatusde«ario honorario» —anunció Fritz, despachando la preocupación de VonStarhembergsinmencionarlapalabra«judío»envozalta.

—¿Quédiabloseseso?—Es una distinción creada por el general Goebbels para las personas

judíasquetrabajarondirectamenteparalacausanazi.—Asíque, auncuandoellos te consideraran judío—Fritz se encogió al

escucharlapalabra,peroVonStarhembergcontinuó—,tepermitiríanvenderarmas.

—Sí.VonStarhembergserecargóenelrespaldodesusilla,asintiendo.—Bien.Esocambialascosas,¿noteparece?Loshombreschocaronsuscopasantesdebeberhasta laúltimagotadel

brillante licor. Me acomodé en mi silla, sorprendida por lo que habíaescuchado.Dealgúnmodopenséquenodebíasentirmeasí,peroaunasí lohice.

Papá y yo habíamos confiado en la fuerza de voluntad de Fritz paraprotegernos, y era inconcebible que, con todo su poder, riqueza e impulso,FritznopudieramanteneraHitler a raya.Y, sinembargo,miesposohabíallegadoalaconclusióndequenopodríaganarlapeleapeleandodefrente,ycuando eso había ocurrido, no lo había avergonzado cambiarse al bandovictorioso.

AhoracompartíalacamaconunhombrequeasuvezsehabíametidoenlacamadeHitler.

Página109

Page 110: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo22

28denoviembrede1936Viena,Austria

Elplanparecíasencilloenunprincipio:colocarmeunamáscaraquenohabíautilizado en mucho tiempo pero que aún reconocía y pronunciar losparlamentosdemipersonaje.Estosnohabíansidoescritosporundramaturgodesconocido,sinopormí.Por lodemás,elplanseasemejabaa lanochedeestrenodeunaobradeteatro.Oalmenosesofueloquemedijeamímisma.

Para comenzar conmi interpretación esperé a queFritz emprendiera unviaje de negocios. Sus giras a los lejanos confines deEuropa delEste—el«terreno campesino», como lo llamaba él, de Polonia y Ucrania, donde selocalizabanalgunasdesusfábricas—sehabíanvueltomuchomásfrecuentesque las visitas a destinos glamurosos que solíamos realizar por negocios oplacer. Por lo quehabía escuchado en algunas conversaciones, sabía que elpropósito de esos viajes de Fritz era fortalecer sus propiedades menosproductivas y liquidarlas cuando fuera posible, además de mover lasganancias para guardarlas enSudamérica, sitio ajeno a la inminente guerra.Mantuvo trabajando a su máxima capacidad las fábricas de municiones ycomponentes de armas con el fin de cumplir con los contratos conAustria,España, Italia y ciertos países sudamericanos, amén de fabricar lossuministrosque,segúncreía,elTercerReichpodríautilizarsiloconvencíadesentarseanegociar,peseaquetiempoatráshabíapeleadoduranteañosporlaindependenciaaustríaca.

Elegícomocoprotagonistaaunhombre famosoporsusuperficialidadysu falta de visión. Ese era un rasgo necesario para el papel que le habíaasignado. Por fortuna, el destino me regaló a un peón perfecto y siemprepresente, uno que a Fritz le parecía incapaz demaldad o de cualquier otracosa,y,sobretodo,alguienaquienyopodíaaccederconfacilidad:FerdinandvonStarhemberg,elhermanodeErnst.

Página110

Page 111: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Laprimeraescenacomenzóenelsalóndenuestrodepartamentovienés,contodassuscerraduras,unasoleadamañanadenoviembre.Estabasentadaantemi escritorioart nouveau y, a través de la ventana que tenía enfrente,mirabacómolashojasdoradasdelosárbolesquerodeabanlaRingstrassesearremolinabancon labrisa.Laclara luzotoñaly lanaturaleza liberadorademiplanmehacíansentirlibre,casimareada.

Tomémi pluma fuente favorita y redacté una carta en el grueso papelmembretadoconmisiniciales.

QueridísimoFerdinand:Da la casualidad que tengo unas horas libres esta tarde y me gustaría tener

compañía.¿Seráquetúestásdisponibletambién?Siesasí,porfavorvenatomarelté.

Tuya,

laseñoraMandl

Firmar lacartacomo«laseñoraMandl»meparecíaalgo forzado,dadasmisintenciones,peronorecordabaqueFerdinandmehubierallamadonuncaporminombreapesardequeyousabaelsuyo.Fritzerademasiadoposesivoparapermitirle la familiaridaddedirigirseamíporminombredepila, auncuandoconsiderabaaFerdinanduntontoinofensivoquesoloteníaasufavorsu título nobiliario y la reputación de su hermano. Aun así, no podíaarriesgarmeasercastigadasialguieninterceptabamicartaysedescubríamiplan.

Encomendé a Auguste, nuestro sirviente más joven y dócil, para queentregara la carta en la residencia de Ferdinand, mansión que Fritz habíadescritocomounasumadeopulenciademalgusto.NopodíaarriesgarmeaconfiarenAda,lamucamaencargadadeesetipodeentregas.NuncadescubríevidenciadequeexistieraohubieraexistidounamoríoentreFritzyella;sinembargo,porlarazónquefuera,Adamedetestabaygozabaconmiencierro,comoloprobabansusmiradasfurtivas llenasdeodio.Nopodíaconfiarle lacartaporqueyalaveíaleyendosucontenido,ansiosapordescubrircualquierinformaciónquepudieracondenarme.

SospechéquenadalaharíamásfelizquecomunicarleaFritzalgunafaltacometidapormí.¿Oacasoyaimaginabaconspiracionespordoquier?

La respuesta de Ferdinand llegómuchomás rápido de lo que esperaba,puesabrióyleyólacartaalmomentodelaentrega.Supusequenopensabahacernadaaesashoras;FritzconfrecuenciadecíaquelaprincipalocupacióndeFerdinanderaacudiraeventossociales.LepidióaAugustequeaguardara

Página111

Page 112: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

enloqueescribíasurespuesta,yelsirvienteregresóacasaconlaaceptaciónami invitación. Solome restaba ordenar que prepararan el té, ocupar a lossirvientescontareasquelestomaríahastalanochecompletar,yprepararme.

Lalargaysedosacolademivestidomásentalladoserpenteabadetrásdemícuandosalídelaprivacidaddemihabitaciónhaciaelsalón,elescenariodelasegundaescena.Elrelojdemesaanuncióquefaltabauncuartodehoraparalascuatro,ymisnerviosresonaronjuntoconél.¿Funcionaríamiguion?Paratranquilizarmedecaraamiinterpretación,puselasmanossobrelasteclasdelpianoymerelajéconlaserenatanúmero13,«EinekleineNachtmusik»,deMozart.Porunmomentometransportéaunlugarlibre,fuerademicárceldeoro.

El carraspeo de un hombre interrumpió mi embeleso. Mis dedos separalizaron y alcé los ojos. Era Ferdinand, quien parecía hipnotizado eincómodoalmismotiempo.

Melevantédeunsalto,corríasuladoysostuvesumanounpocomásdelousual.

—Ferdinand,harescatadoaunadamiselaenaprietos.Fritzestádeviajepordosdías,ytengomuchotiempolibreynadaquehacer.

—Parecequeocupaesetiempoconmúsicahermosa.Ignorabaqueustedsabíatocartanbellamente.

Lesonreíconmodestiafingida.—Haymuchascosasquedesconocedemí,Ferdinand.Un rubor escarlata subió por su cuello y llegó hasta sus mejillas —la

reacciónexactaquedeseabaprovocar—;lehiceungestoparaquesesentarajuntoamíenelsofáfrentealquelossirvienteshabíandispuestoelté,petitsfours y una garrafa de cristal con schnapps dulce. Detuve mi mano unmomentosobreelasadelateteraantesdemoverlahacialagarrafa.

—¿Lemolestasiempezamosconunacopaenlugardeté,Ferdinand?—Claro que no, señora Mandl. Con todo gusto haré lo que usted

disponga,comosiempre.Sabía que seguiría mis indicaciones en otros asuntos, no solo en la

elección de bebidas, claro. Además de ser vacuo, Ferdinand eraabsolutamentetransparente,yjamáshabíalogradoocultareldeseoquesentía.Por lomenosno lograbaescondérmeloamí.Fritznoveíanadamásquesufatuidad.

Página112

Page 113: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Terminamosnuestrasbebidasyconversamosunpocosobreelexcelenteclimaotoñal.Leservíotroyotro tragoen loqueyobebíaelmíoa sorbos,despacio, y aguardaba a que las huellas de la incipiente embriaguezaparecieranensurostro.

—Puedo imaginar que está usted preguntándose por qué lo invité. EnausenciadeFritz.—Suconfusiónporelencuentroresultóevidentedesdeunprincipio,quizádesdeelmomentoenquerecibiómicartaesamañana,perosabíaquesuincertidumbrenosuperaríasudeseonisucuriosidad.

—Asíes.Comosideprontomesobrecogieranlaemociónylatimidez,mantuvelos

ojosfijosenelsuelomientrasdecía:—Esquesientoalgoporti,Ferdinand.Desdehacealgúntiempo.—Yo…Yo…Yo…—tartamudeó—.Nosabíaquese sentíaasí, señora

Mandl.—Porfavor,llámameHedy—ronroneé—.Meencantaríaescucharcómo

suenaminombreentuslabios.—Hedy—dijo,sinapartarlosojosdemirostro.Meacerquéparabesarlo.Sorprendido,noreaccionóenunprincipio.Sus

labios parecían tan imperturbables como la determinación de Fritz. Peroprontosesuavizaronyrespondieronaloquerecibían.

—Deseaba hacer esto —le susurré, y dejé que mi aliento entibiara sucuello.

—Yo también —susurró a su vez—. No tienes idea —me dijo alabalanzarsesobremí.

Apesardequemeparecíarepugnante,lobeséunmomentomásantesdesepararmeyfingirquemefaltabaelaire.

—Aquíno,Ferdinand.LossirvientesespíaneinformandetodoaFritz.LamencióndemiesposohizoqueelcuerpodeFerdinandsetensara,pero

nolosuficienteparacalmarsupasión.—¿Dóndeentonces?—preguntó,llevándomenuevamentehaciasupecho.—UnaamigadeBudapest tieneunacasavacía.Simeayudasa salirde

estedepartamento,podemostomareltrenqueparteenunahora.Llegaremosahíantesdelamedianoche.

No respondió. En su rostro pude ver que estaba horrorizado ante laposibilidaddeescaparcon laesposadeFritzMandl.Quizáshabíaesperadounacitavelozenunhotellocal.

Me acerqué a él, acaricié sus hombros, su pecho y, al final, con losnudillosrocéelfrentedesuspantalones.

Página113

Page 114: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Tendríamosdosdíasydosnochesjuntos.Paraelplacerininterrumpido.Elvasosedesbordó.—Vámonos.—¿Deverdad?—Sí.¿CómotesacodeaquísinquesedencuentalossirvientesoFritz?

—apenaslogródecirelnombre.Lerecitéelplanquehabíaideadoehiceaunladolabreveculpaquesentí

alinvolucrarelnombredemimadre.—Vetedeaquíahorayllamadelteléfonomáscercanoqueencuentres.A

cualquieradelossirvientesqueconteste,dilequehablasdelHospitalGeneralde Viena, de parte de Gertrude Kiesler, que acaba de ser internada y quesolicitalapresenciadesuhija.Luegodirígetealhospital;yoteencontraréenlarecepción.YdeahínosvamosaBudapest.

—Ingeniosa—dijoconunasonrisadeadmiración.Hice que me repitiera las palabras que diría por teléfono al sirviente.

Luegomelevantédelsofá,fingiendoquenoqueríadejarloir.—Vete.Teverépronto.La tercera escena sucedió exactamente como yo la había concebido: la

llamada,mihisteria, elviajevelozdel chofer alhospital, la reunión secretaconFerdinand.Reíadeplacerantelosencilloquehabíaresultadotodo.Paraescaparsolohabíarequeridoarmarmedevalorconelfindedarelsalto.Dehaberlosabido,quizáshabríadejadoaFritzantes,enelinstanteenquemedicuentadequenopodríaprotegerme.

Antes de que pudiera empezar a cuestionar mi plan, Ferdinand y yoestábamosenunvagóndeprimeraclasecondestinoaBudapest;mibolsosehallaba en el compartimento superior, lleno de los chelines ahorrados yalgunasjoyasdepocovalor.Celebréconvariascopasdechampañaquecasilograronquitarmeelenfadoquemeprovocabamicoprotagonista,hastaqueempezóamanosearme.Mepreocupabatenerqueconsumarmiengañoeneltren, cuando el conductor abrió la puerta de nuestro vagón para permitir laentradadeunaviejecillaconsuperrocaniche.Fueun rescatepor lomenostemporal.

Había planeado que la última escena culminara de una manera muydistintade lasexpectativasdeFerdinand.Tomaríamosuncochepara ira lacasa demi amiga de la infancia—esa parte era verdad—, pero la casa noestaríavacía.Ella,suesposoysupequeñahijaseencontraríanahí;noestaríanesperándome,perolesdaríagustoverme.CuandoviamiamigalaprimaverapasadaenunviajequehiceconFritz,ellamehabíadichoque la invitación

Página114

Page 115: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

estaba abierta. La presencia de mi amiga y su familia haría imposibleconsumar el devaneo; eso le diría a Ferdinand, quien tendría que volver aVienainsatisfecho.Entoncesquedaríayolibreparaescaparadondequisiera.Másalládeeso,nohabíaplaneadonada.

FerdinandbajódeltrenenlaestacióndeBudapestymetomódelamanoparaayudarmeabajarporlasinclinadasescalerasdelandén.Aldescenderlomiréconmisonrisamásconvincenteyél,enrespuesta,mesonrióyapretómimanodecaminoalasalidadelaestación.Solohabíamosdadounoscuantospasoscuandolovimos:Fritz.

Cuandoesmás intenso, el fuegonoes rojoninaranja, sinoblanco.Eseblancoaterrador,elcolordelasllamasdemilgrados,eraelcolordelrostrodeFritz,untonoquejamáshabíavistoenélniennadiemás.Noelrojodelaira,sinoelblancodelafuriaimpronunciable.

Ferdinand y yo nos soltamos las manos, pero ninguno habló. ¿Quépodríamos haber dicho? ¿Que la escena no era lo que parecía? ¿Que enrealidad yo no planeaba acostarme con el hermano de Ernst, sino soloabandonaraFritz?

—Te vienes conmigo a casa, Hedy —dijo Fritz con una tranquilidadperturbadora.

—Claro,Fritz—dijoFerdinandconvoztemblorosaapesardequeFritznisiquierahabíareparadoensupresencia.Miespososehabíadirigidosoloamí.

Fritzgiróhacia la salidade la estación,dondeesperabaunRolls-Roycenegro. Sinmirar a Ferdinand, lo seguí deprisa. El chofer cerró la puerta yarrancóhaciaViena;permanecimosensilenciohastaqueFritzvolteósucara,abrasadoramenteblanca,haciamí.

—¿Deverdad creíste que teme escaparías,Hedy?Voléhasta aquí paraasegurarmedequellegaríaantesquetutren.—Estabaencolerizado;susalivamerociabalasmejillas.

Mepreguntabacómosehabíaenterado.¿HabríasidoporAda,quienporfinhabíahallado informaciónsobremíparaconfiarleaFritz?¿Oalgunodelossirvienteslehabríanotificadoacercadelasupuestallamadademimadredesdeelhospital?NoteníadudadequemamámehabríaentregadosiFritzlahubieravisitadoparainterrogarlasobrelallamada.

Mediounacachetadayluegomeempujócontraelasiento.Mearrancólaropa y ahí mismome tomó. Sabía que era unmonstruo. Siempre lo habíasabido.Pero,mientrasmeultrajabaunayotravez,lovi.Yverloeramuchopeor.

Página115

Page 116: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo23

12dejuliode1937Viena,Austria

Lapróximavezno sería tan tonta.Nohabría carreras ni confiaría en nadiemás.Sola,tomaríamitiempoparaprepararme.

Mientrashacíaplanes,volvíaencarnarelpersonajedelaseñoraMandl.Lamáscara, sin embargo, ya nome quedaba. Los bordes se habían vueltoásperos, toscos, pormomentos incluso algo resbalosos. De pronto estaba amediaconversaciónenunafiestaoenunacenaylamáscarasemecaía.Medescubríadeshilvanada,sinsaberquiéneraycómodebíaactuar.Perograciasalfrenesídelambiente—lapreocupaciónefervescenteylaenergíafrenéticaprovocadaporlainestablesituaciónpolítica—,nadiesedabacuenta.Siemprequemirostroestuvieramaquilladoymicuerpocubiertoporunvestido,ysinimportarquépersonasreverberaranbajolasuperficie,yoeralaseñoraMandl.

Puesto que la gente me veía únicamente como la superficial esposa deFritz—siesquemepercibíansiquiera—,conseguíhacermedeunaespeciedeinvisibilidad.Estomepermitíaescuchar,inadvertidaoquizásignorada,alas legiones de constructores, fabricantes de armas, políticos extranjeros ycompradores militares que ahora poblaban mis casas, en lugar de losdignatarios y miembros de la realeza de otros tiempos. Fritz fabricababombas, granadas y avionesmilitares, entre otros armamentos, así que, confrecuencia, escuchaba al pasar discusiones sobre planes militares y armasadecuadas,ademásdeconversacionessobrelasfortalezasylasdebilidadesdelos sistemas alemanes. Esasmaniobras encubiertasme permitieron ver—oquizás aceptar— el inevitable Anschluss por venir que la mayoría seguíanegando, así como el papel de mi esposo en la anexión de Austria a laAlemaniadeHitler.

Yo era visible solo para Fritz. Al parecer,mi intento de fuga no habíadisminuido su deseo por mí. Él parecía creer que, siempre y cuando me

Página116

Page 117: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

dominara físicamente, seguiría siendomidueño.Así quepor lasnochesmicuerposeconvertíaenunanaciónsobre laqueFritz reafirmabasudominiounayotravez.

Una mañana muy ventosa para la temporada, realizaba mi rutina diaria,idéntica,sinimportarenquécasaestuviéramos.Despuésdedespertarsolaenmi habitación,memiraba en el espejo de cuerpo completo para revisar lashuellasdelacampañaqueFritzhabíaemprendidosobremí.Seguíaunlargobaño enmi honda tina demarfil;me tallaba la piel con piedra pómez pararetirarcualquierrastrodemiesposo.Sentadafrentealtocador,meaplicabaelmaquillajedelaseñoraMandlymevestíaparainterpretarelpapeldedamamillonaria ociosa. Y entonces, después de mordisquear el desayuno y lacomida, de revisar libros científicos y tocar el piano, aguardaba lasinstruccionesdeFritz.

EsedíaparticularenVillaFegenberg,sinembargo,nohuboinstrucciones,nienpersonaniporcarta.Pero,ajuzgarporlosconstantesazotonesconquesecerrabalapuerta,supequehabíallegadograncantidaddegentealacasa.El rechinido de la antigua escalera de la entrada y el sonido seco de losvelicesquelossirvientessubían,medabanaentenderquesetratabadevisitasquepasaríanlanocheenlavilla.¿Quiéneseran?Fritznomehabíahabladodeningunafiestaobaile,yaunqueél,juntoconelpersonaldelacasa,siempresehacíacargodelosdetallesdeesoseventos,nodejabadeinformarmeparaquepudieraarreglarmeymandartraerlasjoyasdelacajafuerte.

Percibí un estremecimiento de ansiedad y miedo entre los sirvientes,quienesseresistíanatodosmisintentosporobtenerinformación.Fritzdebióhaberles dado instrucciones precisas para que mantuvieran en secreto laidentidad de nuestros invitados, y en esa ocasión debió haber pedidoespecíficamentequenomedieranningúndetalle.¿Quépasabaenlavilla?

No podía interrogar directamente a Fritz. Ese tipo de preguntasprovocaban su suspicacia,quedepor síyaestabaenalertamáxima trasmifallidointentoporescaparconFerdinand.Hacíapoco,enunperiódicolocalhabíanaparecidofalsosrumoresquemencionabanmiintencióndevolveralteatro; resultabanabsurdosenvistadequemuchosactores judíos sehabíantrasladadoenmasadeBerlínaVienaporqueallálasLeyesdeNúremberglesprohibían ejercer su profesión, tal como había ocurrido conmi amigoMaxReinhardt.Noobstante,esosrumoreshabíanincrementadolostemoresdemiesposorespectodeotroposibleintentodefuga.Cuandoporfinmeencontré

Página117

Page 118: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

con Fritz esa tarde en el pasillo, busqué sacarle información de maneraoblicua.

—Fritz, percibo cierta prisa entre los sirvientes, como si estuvieranpreparando una cena o fiesta. Quiero asegurarme de estar vestidaadecuadamenteparalosinvitadosqueescuchéllegar,aunquenolosvi.¿Quévestidoquieresquemepongaparaestavelada?

Memiróbuscandoseñalesderebelión.Alnohallarlas—puesmeaferréaunrecuerdoagradabledeunacaminatadominicalporelbosqueconpapáparaasegurarmedequeesesentimientosereflejaraenmisemblante—,relajósugesto.

—Noesnecesarioquepreparesningúnvestido,Hedy.Losinvitadosestánaquípornegocios,nadamás.Notienesqueestarenlacena.

—Gracias por avisarme. Pediré a la cocinera queme prepare algo parasubiramirecámaraynoestorbar.

Asintió y siguió caminando por el pasillo. Antes de desaparecer de mivista,volteóavermeydijo:

—Prepáratepararecibirmecercadelamedianoche.Algo desagradable estaba gestándose. Fritz jamás organizaba «cenas de

negocios» en las que no exhibiera a sumujer-objeto.Aun después delmalmomentoconFerdinand,Fritzmetuvojuntoaélenincontablescenas,fiestasy bailes. Y jamás se había preocupado porque yo escuchara susconversaciones políticas o de negocios, incluidas las intrigasmás recientesmediante las cuales, a inicios de año, había abastecido de armas a ambosbandosde laguerra civil española.Dehecho, solicitabamiopiniónenesasconversaciones. Así que no buscaba impedir que escuchara informacióndelicada.¿QuédiablospasabaenVillaFegenbergqueFritznoqueríaqueyoviera ni escuchara? Pensé que lo único que quizá querría evitar que yoconocieraseríansusmaquinacionesconlosnazis,actosqueseconsideraríantraiciones,inclusoenesosdíasdecolaboraciónentreelcancilleraustríacoyHitler.

Más tarde esa noche,me arriesgué en verdad.Como le anuncié aFritz,pedí queme sirvieran la cena enmihabitación.Cuando lamucama tocó lapuertaparaentregarmemicharola,abríenbata,conelrostrocansadoylistapara irmeadormir, sin importarqueel relojni siquieramarcaba lasnueve.Bostezando,lepedíquenadiememolestaraelrestodelanoche.

Esperéhasta lasdiezymediaparaponermeunagabardina ligeracon laquecubrímivestido.Abrí lapuertaunoscentímetrosymeasoméalpasillopara ver si había algún empleado.Al nohallar a nadie,medeslicé hasta el

Página118

Page 119: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

amplio balcón que abarcaba la esquina norte de la villa. Con un cigarrocolgandodeloslabios,comosihubierasalidoafumar,contodanaturalidad,caminé hasta otro par de puertas que daban al salón de baile, al comedorpequeñoyelestudioenelquesuponíaqueestabaefectuándoselareunióndeFritz.

¿Meatreveríaaproceder?Nohabíarazónalgunaparamipresenciaenesazonadelavilla,exceptoqueestabaespiandoaFritzyasusinvitados.Simedescubrían,elcastigodemiespososeríapeorquelosqueyahabíapadecido.Aun así, necesitaba confirmar mi mayor temor y sospecha, esto es, que la«reunión de negocios» era con los mandos más altos del Partido NaziAlemán.Asíqueabrílapuerta.

El pasillo estaba vacío salvo por las voces que salían del pequeñocomedor.Sabíaquehabíaunaantecocinapequeñaypocoutilizada,lacualseconectabaconesecomedorenparticular.Consuertesehallaríavacíaporquelos sirvientesestaríanatendiendoaFritzy sus invitadosen lamediacocinaqueseencontrabaalotro ladodelcomedoryquepreferíanporque teníaunmontaplatosquelesevitabaeltrabajodesubirybajarescaleras.

Me arriesgué y caminé de puntitas por el pasillo. Después de respiraraliviadaalverquemisuposiciónhabíasidocorrecta,levantémivestidoymeacuclillé en la alacena vacía y completamente a oscuras.Me acomodé paraescuchar.

—¿Cómopodemosestarsegurosdequenosproporcionaráporadelantadolos elementos necesarios para la invasión?Sus actos del pasadono reflejanlos objetivos de la unificación de nuestro país —dijo una voz áspera conmarcado acento alemán, muy distinto de nuestro terso alemán austríaco.SeguramenteveníadeAlemania.

—No solo tienen los documentos contractuales que detallan la entregaprometida de armas, municiones y componentes del armamento; tambiéncuentan con mi compromiso ideológico. Ahora veo que pelear contra lainevitableunióndenuestrospaísesgermánicosfueempresatontayfalsa.Porfavor,créame,Reichminister—dijoFritzenuntonotranquilizadorquejamáshabía escuchado en su voz.Mi esposo ordenaba a los demás; él no recibíaórdenesdeotros.Hastaahora.

—Nopuedotomaresadecisión,señorMandl.SolonuestroFührerpuedeabsolverlodesusactospretéritoscontraelReichydesusupuestojudaísmo.Éldeterminarásimerecenuestraconfianza.EsadecisióntengoquedejárselaanuestroFührer—respondióelReichsministeramisuplicantemarido.

Página119

Page 120: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Lahabitaciónpermanecióensilencio,comosiesperaranaalguien.Solopodía tratarse de Hitler. Contuve la respiración, temerosa de que pudieraalertarlosy revelarmipresencia.Segúnmi reloj, pasóunminuto antesquealguienhablaraohicieraalgúnsonido.

Por fin se escuchó una voz suave, imperativa pero ecuánime. Estabasegura de que se trataba de Hitler—después de todo, elReichmaster solocedíalapalabraasuFührer,sulíder—;sinembargo,elvolumenconelquehablabaeratanbajoquecasinopodíadistinguirsuspalabras.¿Dóndeestabanlos contundentes, casi histéricos gritos queHitler empleaba en sus famososdiscursoselectrizantes?

Unavezquemeacostumbréalvolumenyalacento,pudecaptaralgodeloquedijoHitler.

—Creo que entiende que nosotros los germanos somos un puebloseparadoporunafronteraarbitrariayquenuestrodestinonoserealizaráhastaque no estemos reunificados. También creo que su judaísmo se habíainterpuestoentreustedyesacomprensiónhastaahora…

Escuché que Fritz intentaba decir algo, objetar la etiqueta de judío.Alguien debió haberlo detenido, porque de pronto guardó silencio, y él nosolíacallarsusopiniones.PeroestabaclaroquenadieinterrumpíaaHitler.

Hitlercontinuócomosielintentodeinterrupciónnuncahubieraocurrido.—Yo soy quien decide si alguien es judío. Y he decidido otorgarle el

títulode«ario honorario», lo que significaque cualquiermanchade sangresemíticaqueportequedará lavada.Yanoesusted judío.Siéntasesegurodeque,sinesasmáculasensusangre,podráadoptarnuestrafe,loquesindudayahabráhecho,enunúnicopaísgermánico.

—Gracias,Führer—dijoFritzenvozbaja.SuusodelapalabraFührerme dejó impresionada. ¿Mi esposo acababa de decirle a Hitler que era sulíder?¿Habíajuradolealtadalenemigo?

—Comoariohonorarioestará,claro,exentode lasLeyesdeNúrembergencuanto seapliquendespuésde la reunificacióndeAlemaniayAustria,ytambiéndemisplanesfuturosparalaremociónpermanentedelosjudíosdelasociedad germana.Y lomismo vale para su esposa, quien, según entiendo,tambiénesjudía.

MicuerpoempezóatemblaralescucharqueHitlermellamabajudía.Deprontome sentí desnuda y amenazada, aquí, enmi propia casa. ¿Cómo eraposiblequeelTercerReichsupierademiherenciajudía?

—¿Remover permanentemente a los judíos de la sociedad germana?—Fritzformulólapreguntaqueyoestabahaciéndome.¿AquésereferíaHitler?

Página120

Page 121: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Ah, sí. —La voz del Führer, al explicarlo, sonaba distendida—.Tenemosqueresolverelproblemadelosjudíos.Noselespuedepermitirquecoexistanconlosgermanos.LasLeyesdeNúrembergsonsoloelprimerpasode un plan del que espero que un día llegue a completarse, en particularcuandoelReichconquisteelcontinenteentero.

Solté un gemido y de inmediatome quedé helada. ¿Alguienme habríaoído? Puse atención, a la espera de captar alguna señal de mi inminentedescubrimiento, alguna interrupción en la conversación o pasos que seaproximaran.Cuandoladiscusióncontinuó,medeslicéfueradeeseespacioyporelpasillohastallegaralbalcón.

Nopodíacreerloqueacababadeescuchar.Miesposo—elMercaderdelaMuerte—hacíahonoralmotequelehabíanpuestohacíaaños.

YélentregaríapersonalmentelamuerteaAustriayasugente.

Página121

Page 122: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo24

24deagostode1937Viena,Austria

Nopodíaesperarmásy,adecirverdad, tampocohacíafalta.Loselementosque formaban parte de mi plan —dos meses me había tomado urdirlo—estaban todos en su lugar. Había trazado mi método de escape, una rutainesperadaperonodemasiadocomplicada.Despuésdepasarhoraspensandoquépasaríaconmisposesiones—losbellísimosvestidosdealtacosturaconincrustacionesdejoyas,loszapatoshechosamanoylasmásfinasbolsasdepielyseda,yenespecial la joyeríadeesmeraldas,diamantes,perlasyotrasinnumerables piedras preciosas—y eligiendo entre ellas solo las esencialesparaejecutarlossiguientespasosdemiplan,depositéenlugaressegurosydefácilaccesoloselementosindispensablesparaempezarminuevavida.Y,másimportante aún, había conseguido la pieza clave, un sirviente que nosospechabanadayqueresultabaelementalparatodalaoperación:Laura,minueva mucama. Solo precisaba elegir el momento adecuado para echar aandartodo.

Antesdeproceder,sinembargo,debíacumplir laúltimapromesaque lehabíahechoapapá.

—SimefueradeViena,¿vendríasconmigo?—lepreguntéamimadreenunademisvisitasaDöbling,mientrastomábamoselté.

La casa que había sido imponente ahora parecía pequeña, y mi madrelucía más pequeña aún. Y aunque el lugar estaba atiborrado con laspertenenciasdemispadresyllenoderecuerdoseinclusodelevocativoaromadeltabacodelapipademipadre,sesentíamuyvacíosinél.

Mi madre me dedicó una mirada sentenciosa. Casi podía escucharlaponderarlasrazonesporlasquelehabíaplanteadotalpregunta,ycomencéapreguntarme si Fritz le había contado de mi huida a Budapest. ¿Le habríadichoqueinventéunacoartadaquesebasabaenelinventodequelahabían

Página122

Page 123: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

hospitalizado?Mamánuncamencionómifallidaevasióny,claro,amínosemehubieraocurridohablarledeella.Peroeraprobablequetuvieraunsinfínderazonesparaocultarmequelosabía,sieseeraelcaso.

El vapor salía de la taza quemimadre tenía en las manos; escuché lalluvia de verano golpear la ventana del salón durante el largo minuto queesperó antes de llevarse la bebida a los labios para darle un sorbo. Soloentoncesmerespondió:

—¿PorquéquieresdejarViena,Hedy?Tuesposoestáaquí.—Sutonomeresultóinescrutable.

Debía tener cuidado con mamá. Pese a que intenté explicarle lasrestricciones a las que me veía sometida al vivir con Fritz, ella elegía noescucharmeoseponíadelladodemiesposo.Auncuandomimejillalucieraunmoretón,siempremeexhortabaamostrarmi«compromiso».«Eldeberdeunamujeresconsumarido»,solíarepetircuandoleparecíapertinente.Másdeunavezmepreguntésiesaproclamanoeraproductodeloscelosydeunapizca de ira. Puesto que había sacrificado una prometedora carrera comopianista de concierto para convertirse en ama de casa y madre de familia,quizá creía que yo debía hacer renuncias y compromisos similares. Sinimportarelcosto.

—Quiero decir: si mi esposo y yo nos vamos de Viena, debido a lasituaciónpolítica—estuveapuntodedecir:«debidoalaamenazadeHitler»,peromeinterrumpí;sabiendoquemiesposoacababadealiarseconél,nomeatrevíaamentirleasí,aunquehubieraunabuenarazónparaello—,¿vendríasconnosotros?

Necesitaba saber si debía considerarla en mi plan final. Saber si losriesgos y los planes que involucraban a una sola persona debía expandirlospara incluir a otra. Aunque no me había animado a hablar con mi madreacercademisintenciones,sihubieratenidoqueadivinar,habríadichoquenoseríamuypartidariadedejarViena, enparticular porquenos iríamos solas,contralosdeseosdeFritzysinsuconocimiento.

—Claro que no, querida.Esta esmi casa.Además, tu padre siempre sepreocupó demasiado por el daño que Hitler pudiera causar. Viena es, yseguirásiendo,perfectamentesegura,independientementedequesecumplano no las amenazas de Hitler.—Chasqueó la lengua y añadió—: Tu padresiempre te comunicó sus cavilaciones y preocupaciones políticas.No debióagobiarteconesastonterías.Despuésdetodo,noeresunvarón.

Sentí que el enojome invadía. ¿Cómo se atrevíamamá a hablar así depapá?¿Ycómopodíasugerirsiquieraqueyohabíasignificadomenosparaél

Página123

Page 124: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

porhabernacidomujer?Suspalabrasmeanimaronaexpresarpensamientosque llevabanmucho

tiempoenterrados.—A ti nunca te importó mi relación con papá. Y nunca me quisiste

mucho,¿verdad?Nofuilahijaqueesperabas.Arqueó la ceja, el único gesto de sorpresa que se permitía. Su voz, sin

embargo,semantuvotranquila.—¿Cómopuedesdecireso,Hedy?—Mamá, cuando era niña nome felicitaste una sola vez.Solo lanzabas

tus críticas y tus instrucciones sobre las cosas que debía modificar paraparecermemásalasotrasniñasdeDöbling.

Suexpresiónnocambió.—Noesqueno tequisiera,oqueno tequiera—replicó—.Teníaotros

motivosparaserparcaconmiselogios.Alcélavozconformecrecíamifuria.Notolerabaesacertezatranquilaen

sutono,laconstantecontencióndecualquiercosaquenofueranjuicios.—¿Qué motivos, mamá? ¿Por qué una madre elegiría ser «parca» en

elogiosyafecto?—Puedoverquenomecreerías,Hedy,auncuandoteloexplicara.Tehas

aferradoatusideassobremí.Sinimportarloquedigaolasexplicacionesquetedé,solopensaráslopeor.

—Noesverdad.Siacasohaymotivos,meencantaríaconocerlos.Mamásepusodepiey se alisó la falda; luego, arreglándoseel cabello,

dijo:—Creoquenuestrotiempojuntasllegóasufin.Merefieroaltiempode

nuestrareuniónparatomarelté.—Saliódelahabitación.Mimadre acababade echarme justo cuandoestábamospor comenzar la

discusiónmásíntimadenuestrasvidas.Peromehabíarespondidolapreguntaquehabíaidoaplantearle:noteníaintencionesdesalirdeVienaconmigo.

Mientras me abotonaba la gabardina ligera y me preparaba para salir,empecéasentirmeconfundida.Unapartedemísentíaqueteníaquecumplircon mi deber de correr al estudio en el que se había refugiado mamá yhablarle de la conversación que había escuchado acerca de los planes deHitler para los judíos. ¿Consideraría partir conmigo entonces? Dudaba queesainformaciónlahicieracambiardeopinión,ynisiquieraestabaseguradequemecreyera.Dehecho,pensabaqueseríapeorcontárselo.SospechabaqueleinformaríaaFritzmisplanesyconesocancelaríalamejoroportunidadque

Página124

Page 125: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

teníaparaescapar.Decidíqueelcaminomásseguro,porelmomento,eraelsilencio.

Mamáhabíatomadosudecisión,yyonuncahabíasidocapazdehacerlacambiar.Habíacumplidolapromesaquelehabíahechoapapá.

Página125

Page 126: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo25

25deagostode1937Viena,Austria

Elsol,alfinaldelatarde,dabaunbrillocálidoalasparedesdemihabitaciónvienesa, de un sedoso color caramelo. Desde donde me encontraba, en eltaburetefrenteamitocador,miréamiesposo.Estabamediodormidoenmicama, saciado por la carnalidad que yo había provocado después de lacomida,una tácticaqueempleabapara tranquilizar suconstante supervisióncelosa.Porunmomentovolvíaaserreciéncasada.Unajovenenamoradadelpoderosomaridomayor,agradecidaporlaprotecciónqueofrecíaasufamilia.

Fritz abrió los ojos y se encontró con los míos. Ya no era una niñainocente.Fingiendouna sonrisa recatada, caminéhacia lamesa, desnuda, ymeplantéfrenteaél.Conundedorecorriómissenos,siguióbajandomásalládemiobligoy sedetuvoenmicadera. Intenténoestremecermedeascoalsentirsudedotraidortocandomicuerpo.

—Desearíatenertiempoparamás—dijoconvozadormilada.—Yo también —susurré, aunque en secreto rezaba porque ese fuera

nuestroúltimoencuentro.Parasiempre.—Peroeldeberllamayhayqueprepararnosparalacena.Losinvitados

llegaránenbreveparaelcoctel.—¿Elvestidoazulmarinoesadecuadopara laocasión?—Pronuncié las

palabrasquehabíapracticado.—Sí,setevemuybien.—Pienso que el juego de Cartier lo complementaría bien —dije con

ejercitadaindiferencia.—¿EldenuestroviajedecompromisoaParís?—Esemismo.—¿Habría sonado tan casual como siempre, como si mi

plannodependieradequetrajerapuestasmisjoyasmáscaras?—Elvestidoharáqueresaltenloszafirosylosrubíes,¿verdad?

Página126

Page 127: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Es lo que estaba pensando.—Nodije lo que en verdad pensaba: queFritzlehabíaobsequiadotodaslasotrasjoyasalaseñoraMandl,laanfitriona,noamí.EljuegodeCartiereraloúnicoqueFritzmehabíacompradoamí,aHedy,quienerayoantesdeconvertirmeensuesposa.Esomepertenecía.

—Losacarédelacajafuerte.ParacuandoFritzmeentregóel collar, los anillosy elbrazalete,yame

habíapuestoelvestidoazulmarinoyaguardabapacientemientrasminuevamucama, Laura, me arreglaba el cabello y memaquillaba. En el espejó vicómo Laurame aseguraba el collar alrededor del cuello, el brazalete en lamuñecaymeponíalosaretesconcuidadoparanoestropearmipeinado.

Aunquehabíabuscadoconempeñounadamadecompañíaconexcelentesreferencias y que se pareciera a mí, fingí aceptar, por fin, la insistentesugerenciadeFritzdecontrataraunamucamasoloparamí.Enaltura,pesoycolor de piel, Laura se parecía a mí siempre y cuando la inspección fuerarealizadaadistancia.Alacercarse,unopercibíaquesusojoseranmarrónylosmíosverdes,ysusfaccionescarecíandelasimetríaylagraciadelasmías.Aunasí,deunladoalotrodelahabitación,podíanconfundirnos.Esafuelarazónporlaquelaelegíentreunocéanodecandidatas.

—Por favor, ponte a zurcir en mi vestidor mientras estoy en la cena,Laura.Vuelvomástarde.

—Sí,señora.Despuésdeloscoctelesylaplática,Fritzconvidóalosinvitadosapasar

alcomedor.Ocupémilugarenlacabeceradelamesaysonreíamiesposomientrasélhacíaelbrindis.Nuestrosinvitadoserandesconocidosparamíesanoche.Nirealeza,niartistas,niloshombresdenegociosdelosprimerosdíasdenuestromatrimonio,y tampoco losmilitaresypolíticosquefrecuentaronnuestra casa en los días de calma política que siguieron. Sospechaba queestaba sentada junto a la siguiente camada de industriales austríacos conconvicciones políticas que pronto conducirían el país según las órdenes deHitler.

Alamitaddelsegundoplatillodelacena,comencéahacerungestocadacierto tiempo, como si estuviera sintiéndomemal.Nada intenso ni de largaduración;pero,paracuandollegamosalpostre,yanoquitabalamanodemibajovientre.

UnavezqueFritzexhortóalosinvitadosapasaralsalóndebaile,meleacerquéyledijeenvozbaja:

—Nomeestoysintiendobien.

Página127

Page 128: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Medi cuenta.—Hizounapausa, y depronto su rostro se iluminó—.¿Será?—Casi un año antes, Fritz había ordenado que una de las muchashabitaciones de Villa Fegenberg se convirtiera en un cuarto para bebé. Noteníaniideadequeyousabaundiafragmacadavezquepodía.

—No lo sé—respondí con una sonrisa tímida, procurando transmitirleemociónyesperanza.

—¿DebollamaraLauraparaqueteayudeallegaratuhabitación?—Esaatención inesperada me hizo sentir incómoda. No estaba acostumbrada arecibiramabilidaddepartedeFritz.

—No,no.Puedocaminarsola.LepediréaLauraquesequedeconmigopor si necesito algo. —Hice un gesto señalando a la gente que searremolinaba alrededor, esperando queFritz los llevara al salón de baile—.Noquieroalarmaratusinvitados.

—Claro.—Comosireciénseacordaradesupresencia,giróparaquedarfrenteaellosy,cualsifueransurebaño,loscondujoalsalóndebaile.

Yo caminé lentamente hacia mi habitación, cuidadosa de mantener lafarsademiindisposición.

Laurasaltócuandoabrílapuertadelahabitación.—Regresótemprano,señora.—Mesientounpocoindispuesta.¿Tomamosté,Laura?Desdeque lahabíacontratado,hacía seis semanas,habíacomenzadoun

pequeño ritual con ella que consistía en tomar el té juntas al final del día,costumbrepocousual para unadamay sumucama, peronecesaria paramiplan.Comocadatarde,Laurapreparóeltéparalasdosyyoesperéenelsofáde seda color caramelo a que se sentara conmigo. Justo cuando estaba porcolocarlacharolaenlamesa,ledije:

—Oh,Laura,ayertrajeunpocodemieldelmercado.¿Podríassacarladelclóset?Estáenunabolsajuntoamiszapatos.

—Claro, señora—respondióysedirigióalclóset.En loquebuscaba lamielqueyohabíadejadoenunrincón,saquéelsomníferoenpolvoquehabíaconseguido en la farmacia local unas semanas antes y que había escondidodentrodeloscojinesdelsofá.PuseeltripledeladosisrecomendadaeneltédeLaura,losuficienteparanoquearlaperosinhacerledaño.

Cuandovolvióconlabolsa,diunaspalmadasenelasientoamiladoenelsillónyledije:

—Déjame ponerle un poco de miel a tu té. Es pura y supuestamentemuchomásdulcequelasmielescomunes.—Esperabaquelamielocultaraoalmenosexplicaraelsabordulzóndelsomnífero.

Página128

Page 129: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Muchasgracias,señora.Esustedmuyamable.Mientrasbebíamosel téyhablábamosde losvestidosquenecesitaríaal

día siguiente, vi que Laura empezó a bostezar. Sus ojos comenzaron aentrecerrarseyenunosminutossequedódormida,sentadaenelsofá.

Meparalicé.Aunquehabíaplaneado la somnolenciadeLauray todo loque vendría después, me sentí anonadada. ¿Así que mi plan sí iba arealizarse?¿Lograríaescaparestavez?¿Quépasaríasivolvíaafallar?

«Piensa,Hedy, piensa»,me dije. ¿Cuál era el siguiente paso?Cerré losojosyrepasélalistaquehabíaescritohacíaalgunassemanasyquedespuéslancéalfuegoenlachimeneademihabitación.

MientrasLauradormía,mequitéelvestidoylodejécolgandodeunasillaenmivestidor.Delrincónmásoscurodelclósettoméunacajadezapatosquecontenía mis elegantes botas alpinas bordadas, que solo utilizaba en losinviernos más feroces; metí la mano en su interior y extraje los chelinesahorrados. Saqué también mi riñonera de cuero y guardé en ella misdocumentosdeidentidad,loschelinesyeljuegodejoyasCartier.DeunacajadesombreromarcaChanelsaquéunsombrerodecampanayununiformedemucama idéntico al de Laura. Después de descomponer mi peinado yhacerme un simple chongo como el de Laura,me puse un gorro de encajecomolosdelasmucamasymecalcéunpardezapatosdecueronegro.

Memiréenelespejo.MiparecidoconLauraeradesconcertante.Sentíaqueestabalistaparahabitarotramáscara,aunquefueratemporalmente.

Salíalpasillo.Fijélamiradaenelpisodemármolyadoptélaformadecaminar de mi mucama. Imitando sus pasos cortos y rápidos, llegué a lacocinaentiemporécord.Esahabitación,losabía,entrañabaeldesafíomayor.Nohabíalogradodiagramartodamirutadelaentradaalapuertadeservicioporqueeraimposiblepredecirquésirvienteestaríaenquélugaralmomentodehacermiaparición.Sinembargo,cuandoabrí lapuertanohabíanadieaexcepciónde lacocinera,quienseencontrabademasiadoocupadasirviendoentazoneselBowlecalientedelaestufaparanuestrosinvitados.

Corríporelpisoescaqueadodelacocinadandopisadasligeras.Toméunabolsaderopa—unpardevestidosdedíaychaquetas,unvestidodenocheyunpardezapatos—yalgunosartículosdetocadorquehabíaguardadoenlaalacena, debajo de una hilera de pepinillos en salmuera, y me dirigí a lapuerta.Elpicaportecediófácilmenteydiunpasohacialaseductoranoche.

El Opel destartalado de Laura —se lo habíamos comprado para hacermandados y llevar y traer cosas entre nuestras residencias, pues ella era laúnicamucamaque viajaba connosotros de casa en casa—se hallaba en el

Página129

Page 130: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

rincón más apartado del estacionamiento del personal. Las piedras crujíanbajomispasosyagradecíquenohubieraluzdeluna.Sialguienmeveía—aundisfrazadadeLaura—eneselugar,Fritzseenteraría.

Usélallavequelehabíasacadoamimucamadelbolsilloyabrílapuertadelauto.Conlallaveenlamarcha,elcochecobróvida,y,aunquesabíaqueera prematuro, sentí euforia al alejarme de mi casa vienesa. Era como siescaparadeunacárcel,algoque,enciertosentido,eraloqueestabahaciendo.

Manejé directamente a la estación de tren, la Hauptbanhof en la plazaMariahilfer.DeahípodríatomarelExpresodeOrientehaciaParís,unadelaspocasciudadesenlasqueFritznoteníaespíasydondesupodereralimitado.El andén estaba desierto cuando compré mi boleto al agente, quien meinformóqueel tren llegaría a la estaciónconunademoradedoceminutos.Los segundos y minutos pasaron tan lentamente como la miel que habíapuestoeneltéhacíamenosdeunahora,yacadaratomirabaporencimadelhombro,esperandoqueaparecieraFritz.Cuandoporfinescuchéquelasvíastemblaban por el arribo del tren, exhalé profundamente.Quizá sí llegaría aParís,ydeahípodríairmeentrenaCalais,ytomarunbarcoaInglaterra.

EnLondresesperabacomenzarunanuevavidaehistoria.

Página130

Page 131: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

PARTEDOS

Página131

Page 132: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo26

24-30deseptiembrede1937Londres,Inglaterra,abordodelSSNormandie

Elpresidentede los estudiosMGMmeofreció laoportunidaddecomenzarunasegundahistoria.

Hacíasemanasimaginabaesatransformación,ymehabíaidoacercandoaese momento—hacía meses en realidad, si consideraba el tiempo que mehabía tomadoplanearmihuida—,y aun así noparecíaverdad. ¿Realmentemerecíayounnuevoinicio?

—¿YLamarr?—Lavoz se hizo escuchar por encima del sonido de lasolasquechocabancontraelcascodelenormetrasatlántico.MargaretMayersiempresehabíaaseguradodequesuparticulartonodevozfueraescuchado.

Suesposo,LouisB.Mayer,alejósuraquetadeping-pongdelamesaylaapuntóhaciaella.

—Dilo de nuevo—le ordenó. El fundador y presidente de laMGM, elestudio cinematográfico más prestigioso de Hollywood, era alguienacostumbradoadarórdenes, inclusoasuesposa.Ella raravezaceptabasusladridossinprotestar.

—Lamarr—respondióconautoridadydirigiéndosealseñorMayerysuscolegas, gente de Hollywood como él, quienes habían detenido el juego yestaban mirándola. Sola entre hombres, ella atraía su atención y a vecesinclusosurespeto.

—Tiene algo que suena bien —dijo el señor Mayer, fumando susempiternopuro.Surostrocongafas,porlogeneraladusto,seiluminó.

—Seguroquesí,jefe—replicóunodesushombres.¿Teníanpermisoesoshombres de pensar por su cuenta? O, mejor dicho, ¿tenían permiso deexpresarsuspensamientosenvozalta?

—¿Por qué me suena conocido? —preguntó el señor Mayer, casihablandoconsigomismo.

Página132

Page 133: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Por Barbara La Marr, la estrella de cine mudo que murió de unasobredosisdeheroína.Teacuerdasdeella,¿no?—lerespondiósumujerconunapreguntaintencionada,lacualacompañóconelarqueodeunacejayunamiradaastuta.

Yo ya había notado la misma expresión en su cara cuando vio que suesposo conversaba con una bella mujer junto a la alberca a bordo delNormandie.NoeraaventuradopensarquehabíaexistidounarelaciónentreelseñorMayer yBarbaraLaMarr.Los rumores que circulaban acerca de losamoríos del señor Mayer —algunas personas los consideraban acoso—habíanllegadohastalacomunidadactoraldeViena.

—Sí, sí —respondió el señor Mayer con una expresión parecida a lavergüenzaenelrostro;eralaprimeravezqueseleveíaasíencuatrodíasdenavegación.

Duranteesediálogo,yenrealidaddurantetodoeljuegodeping-pongdeloshombres,yonomehabíamovidodemisitio,alladodelaseñoraMayer,recargada contra el barandal de la cubierta, a pesar del viento que medespeinaba. Sabía que el lugar más seguro en ese barco era al lado de laesposadelhombremáspoderoso,ynoteníalamenorintencióndemovermedeahí.Alescucharconatenciónaloshombresmedicuentadequehablabandemícomosinoestuvierapresente,comosifueraunmueble,y,despuésdelacuerdoalquehabíallegado,prácticamenteenesomehabíaconvertido.

La primera parte del acuerdo la había negociado enLondres, aunque elseñorMayernosehabíapercatadodeello.Paraalejarme lomásposibledeFritz,huideParíshaciaLondres,talcomolohabíaplaneado.Eraunsitioenelquemiesposo,bienconectadoypródigoenrecursos,nopodíaalcanzarme.UnavezquelleguéalacapitalbritánicapudedejardemirarporencimadelhombroparaasegurarmedequeFritznoestuvierasiguiéndome.Antesdeeso,enloshombresqueveíadentrodetodoslostrenesyentodaslascalles,habíavisto suquijada cuadraday susojos enfurecidos, acechando, a la esperadepodercobrarvenganzapormiescape.

UnavezenLondres,supequedebíahallarlamanerademantenerme.Loschelinesquehabía traídoconmigoyeldineroqueobtendríapor laventadelas joyas Cartier solo durarían un poco. Actuar era la única profesión queconocía, pero necesitabamantenerme alejada de las zonas de influencia deFritz,yconHitlerencampañaylasLeyesdeNúrembergenvigor,elúnicolugar seguro para que una emigrada judía pudiera conseguir trabajo comoactrizeraHollywood,auncuandonadiesupieraqueesaemigradaera judía.Desdehacíaunaño,graciasamiantiguareddecontactosenlaactuación,me

Página133

Page 134: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

había enterado del silencioso éxodo de gente de teatro judía hacia EstadosUnidos.

Conseguí presentarme con el señorMayer gracias a Robert Ritchie, unbuscadordetalentodeMGMalqueconocíaporintermediacióndemiantiguomentor Max Reinhardt, quien ya se encontraba en Estados Unidos. SegúnRitchie,elseñorMayercelebrabasusreunionesenunasuitedelHotelSavoy.Me aterraba entrar en ese espacio sola—me imaginaba lo que «reunión enuna suite de hotel» podía significar—, así que le pedí a Ritchie que meacompañara.Ledijequeeraparaquemeayudaraconlatraducción,cosaqueenparteeracierta.Miingléserarudimentario,peroRitchiepodíatraducirmesilorequería,yaqueteníaunacomprensiónelementaldemisotrosidiomas.Noobstante,tambiénlonecesitabacercapormiseguridad.

Paramigranalivio,cuandolapuertadelasuiteseabrió,medicuentadequelareuniónnoseríasoloentreelseñorMayeryyo.Merecibióunpequeñodestacamentodehombrescontrajesoscuros,paradostodoscontralapareddela sala de juntas como si fueran un tapiz; entre ellos estaba Benny Thau,hombrealqueelseñorMayerdescribiócomosu«manoderecha»,yHowardStickling,surepresentantedeprensa.ElseñorMayermeexaminóadetalle,inclusomepidióquedieraunpardevueltasycaminaradeunladoaotro.AcontinuaciónmepreguntóporÉxtasis:

—EnEstadosUnidosproducimospelículas sanas.Películaspara toda lafamilia.Nomostramospartesdelcuerpodelamujerquesolodebenconocerlosojosdelesposo.¿Comprende?

Asentí.Estabapreparadaparaesapregunta.SabíaqueÉxtasismeseguiríaadondefuera.

—Noquierohacerpelículasimpúdicasnuncamás,señorMayer—dije.—Eso es bueno.—Memiró durante largo rato y añadió—: Y nada de

judíos.Losestadounidensesnotoleranalosjudíosenlapantalla.Había pensado que Estados Unidos era un país más tolerante. Mis

contactosmehabíaninformadoqueelseñorMayer,quienerajudíoruso,enparte estabaenLondrespara reclutar artistas judíos emigradosy llevarlos aHollywood. No porque fuera un salvador, sino porque el talento judío —impedidodeactuarporlasLeyesdeNúremberg—podíaadquirirsepormuypoco.

¿Sabría o solo sospechaba que yo era judía? Como no me habíapreguntadonada,penséquelomejorseríanoresponder.

—Ustednoesjudía,¿osí?

Página134

Page 135: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—No, claro que no, señor Mayer —respondí de inmediato. ¿Qué máspodía decir? Simi supervivencia en esa nueva vida dependía de que dijeramentiras,lasdiría.Tampocomeeranajenas.

—Esoesbueno,señoraMandl.¿OdebollamarlaseñoritaKiesler?—Giróparamiraraloshombresrecargadosenlasparedesdelahabitación—.¿Cómodiablosvamosallamarla?MandlyKieslersonmuyalemanes—gritó.

—Podríamoselegirunnombremuyestadounidense, comoSmith—dijounodeellos.

—¿Acaso parece una Smith? —gritó a su colega, quien se sonrojó, yluegovolteóaverme—.Si logramosencontrarleunnombre, ledaremosuncontrato.Unoestándar.Sieteaños.Cientoveinticincodólaresporsemana.

Arqueélaceja,peromantuvemisemblanteimpasible.—¿Cientoveinticincodólaresalasemana?¿Porsieteaños?—pregunté.—Eslatarifa—respondióelseñorMayerdandounafumadaasupuro.LancéunamiradadeasombroalseñorRitchie.Metradujo«tarifa».Enderecé los hombros y miré al señor Mayer directamente a los ojos

negros y fríos detrás de sus gafas. Era tan implacable y voluble como sedecía, pero yo había lidiado con gente peor que él. Para conseguir lo quequería,yotambiénteníaqueserigualdeimplacable.

Meestabaarriesgandodemasiado,peroeraelúnicogambitoquepodríacatapultarmeaunestratomásaltoqueeldeactrizde repartomalpagadayfácildeolvidar.Loshombresnuncaolvidanlascosasnilaspersonascaras.

—Esapuedeserla«tarifa»paracualquierdesconocida.Peronoeslamía.Solo aceptaré lo que creo valer.—Con lamiradamás penetrante que pudelanzar,miréatodosloshombresdelahabitación,ysalí.

ElseñorRitchiemeseguíamientrascaminabaporelpasillodelhotel.—¿Quédiabloshaces,Hedy?Estásarruinandotuoportunidad—megritó

mientrasmealejaba.Noestabaseguradecomprendermuybiensuspalabras,perolasrazones

porlasquemeperseguíaymegritabadeesemodoeranclaras.Élcreíaqueestaba dejando escapar mi única posibilidad de tener una carrera enHollywood. PeroRitchie estaba equivocado. Las cosas con el señorMayeraún no terminaban; esa era la primera fase de nuestras negociaciones.Auncuandoélnosehubieradadocuenta.

MedilavueltaparamiraralseñorRitchieconmisemblantemásresuelto,yledije:

—EsperabaqueelseñorMayeryyo llegáramosaunacuerdohoy,perosabía que quizá no sucedería. Conseguiré mucho más que esos patéticos

Página135

Page 136: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

cientoveinticincodólaresalasemana.Yaverás.—No entiendo lo que estás haciendo.—Meneó la cabeza—.Acabas de

decirlequenoalproductorcinematográficomásimportantedelmundo,ynotendrásunasegundaoportunidad.

—Tengounplan,señorRitchie.—Yledediquéunasonrisaenigmática.Vendí el brazalete de mi juego de Cartier y compré un boleto para el

Normandie, en el que sabía que el señorMayer cruzaría el Atlántico paraluego volver a Estados Unidos en una semana. Calculé que varios días enaltamarconelmagnatede laspelículasmedaríansuficienteoportunidaddepersuadirloparaquemeofrecierauncontratomejor.

Nometomódías.Metomóexactamenteunanoche.Laprimeratardeenaltamarmepusemivestidoverdeoscuro,delmismo

colorquemisojos—eraelúnicoquehabíatraídodelacoleccióndelaseñoraMandlporqueconocíaelefectoqueproducía—,yentréconfiadaenelsalónde baile. Antes de eso cerré los ojos por unmomento, para concentrarme.Echémano de todomi poder para llamar la atención, tal como lo hacía alpisarelescenarioenmisdíascomoactriz,yabrílapuerta.

Paradaenlapartemásaltadelaespectacularescalinatacurvaquellevabaalapistadebaile,esperéaquelosojosdetodosloshombres, incluidoslosdel señorMayer, repararan enmí antes de comenzar a bajar.Me tomémitiempo con cadapaso, yme aseguré de que el capodeHollywoodviera elefectoqueprovocabaenlosdemáspasajeros.MedirigíhacialosMayer.

Saludéalaseñoracondeferenciayalseñorsololehiceungestoconlacabeza.Puestoquehabíaexperimentadodeprimeramanoeltratodegradantequerecibían lasesposasde loshombrespoderosos,enespecialporpartedemujeresatractivas,juréquejamásactuaríadeesemodo.Encualquiercaso,laseñoraMayerpodríasermuchomásbeneficiosaparamicarreracomoamiga,yqueríadejarclarodesdeunprincipiodóndeestabamilealtad.

ElseñorMayersoltóunpequeñosilbido.—Bienhecho—dijo.—Gracias,señorMayer.—Si eres capaz de hacer eso con este salón, sin duda puedes hacer lo

mismo frente a una cámara. Te subestimé: vales mucho más que la tarifaactual. —Fumó su puro y me miró de arriba abajo—. ¿Qué te parece uncontratodesieteañosporquinientoscincuentadólaresalasemana,contodoslosaumentosincluidos?Eslomásqueheofrecidoaunaestrellaenciernes.

—Mehalaga,señorMayer.—Mantuveeltonoprofesional;noqueríaquese me escapara un ápice de mi creciente emoción—. Los términos son

Página136

Page 137: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

satisfactorios.—¿Esoesunsí?—Asíes.—Eresunanegocianteduraparaserunamujertanbella.—Como le dije antes, aceptaré lo que creo valer. Y, si uno no pide,

tampocorecibe.Mededicóunamiradadeadmiración.LaseñoraMayerasintió.—Me gusta eso —dijo el magnate—. Quiero que mi familia, y quien

firma contrato conmigoy conmi estudioesmi familia, tenga conviccionessólidassobrequiénes.

¿EsoqueríadecirqueelseñorMayervalorabaa lasmujerespoderosas?Sospechabaquesoltabaesafrasecadavezquelaocasiónloameritaba,perosincreerlaenrealidad.Erademasiadodominanteparadejarespacioanadiemás, y mucho menos a una mujer. Aun así, como me convenía en esemomento,diporciertossuscomentarios.

—Bien.—El trato viene con una advertencia—medijo el hábil negociante que

conseguíaunsíyluegointroducíaunacláusulamás.—¿Dequésetrata?—Nopudeevitarsonaralgomolesta.—Tenemosqueencontrarteunnuevonombre.Yunpasadodistinto.

Regresé al momento presente, en el que los hombres seguían discutiendoacercademinuevonombre.MealejédelbarandalymeacerquéalaseñoraMayer,ensolidaridadconsusugerencia.Ellaeramialiadaentre todosesosvarones.

—HedyLamarr—dijoel señorMayeryvolteóaverme,con losbrazosenjarras—.Funciona.

Un coro de «sí, claro» y «sin duda» se alzó entre los colegas del señorMayer.

—Bien.Nadaalemánenél.Misterioso.Algoexótico,comonuestraHedy.—ElseñorMayersemeacercóymediounapretónenelbrazo.

LaseñoraMayermeapretóelotrobrazo.—Sí,comonuestraHedyLamarr—dijo.Sindudaellanoqueríaqueyole

perteneciera solo a él; no quería que él seme acercara. Su apretón era unaseñal para su esposo: indicaba que yo era un bien suyo solo para asuntoscinematográficosynadamás.

Página137

Page 138: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Bien, señores; la rebautizaremos con el nombre de Hedy Lamarr—declaróelseñorMayer.

¿Rebautizar?Casisoltéunacarcajadaantelasuposicióndequemehabíanbautizado antes. La conversión al cristianismo antes demi boda había sidounamedida apresurada y torpe, en la que el sacerdote de laKarlskirche sehabíavistoobligadoaparticiparenvirtuddelapromesadeFritzdehacerundonativoimportante.Solohabíasidonecesariaunabendiciónverbal,peronoelusodelaguasimbólica.

Intentépronunciarminuevonombre.—Lamarr—medijeenvozbaja.Paramí,sonabacomoel términoenfrancésparaelmar: lamer.Parada

sobrelacubiertadelenormebarco,navegandoporlasinterminablesaguasdelocéano,elnombremepareciópropicio,e inclusounbuenaugurio.Delmarnaceríaminuevahistoria.

Página138

Page 139: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo27

22defebrerode1938LosÁngeles,California

Meperdíporunmomento.ElsolabrasadordeCalifornia,lasaguasazulesdelPacífico, la novedad de los edificios, el desfile de hombres para elegir, laabundancia de sonrisas desintegraron a la viejaHedy y todas susmáscarasfatigadas.Olvidé—quizásarrinconadasenalgúnsitioremotodemimente—mi vida como la señoraMandl y las amenazas contra Viena y la gente deDöbling —mamá incluida— a manos del loco alemán. Después de todo,Californiame ofrecía un lienzo brillante y en blanco para trazar una nuevanarrativademivida,yeramuyfácilhacerlo.

Sin embargo, un día desperté anhelando los tonos sepia de los edificiosaustríacos,laabundantehistoriaqueseagazapababajocadapiedra,eloloramanzanascocidasparaelstrudelylabruscaentonacióndemilenguanatal.Ysentíelestremecimientoqueprovocalaculpa.Porhabermemarchado.Sola.Sinmamáninadiemás.

Solo entoncesme di cuenta de que haber aceptado iniciar una segundahistorianoharíaqueabandonaraporcompletolaprimera.Mividapasadasefiltraría enmi nuevomundo como agua por las grietas en una represamalconstruida,almenoshastaquenohicierafrenteamiprimerahistoria.

—Vamos,Hedy.Terminadearreglarteollegaremostarde.YsabeslomuchoqueelseñorMayervaloralapuntualidad.Noquieroarriesgarmeaperderunpapelsolopornoestaratiempo—meregañómicompañeradecasa.

AlllegaraHollywood,elseñorMayermeasignóundepartamentoyunacompañera de casa, la actriz húngara Ilona Massey. Ella también habíaformadopartedelgrupodeartistasemigradosreclutadosporelseñorMayer.Ilona y yo nos llevábamos de lujo, reíamosmucho al intentar perfeccionar

Página139

Page 140: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

nuestro inglés y al adoptar una aparienciamás americana, como nos habíapedidoelseñorMayer.

—¿No podemos mejor ir a ver La adorable revoltosa otra vez? —lerogué.

Ilonayyonoslapasábamosenelcine;veíamoslasmismaspelículasunay otra vez para aprender la pronunciación y los énfasis correctos; nosencantabaLaadorablerevoltosa,conKatherineHepburnyCaryGrant.

Ilonarioperosemantuvofirme:—Hedy,hemosllegadomuylejoscomoparaperdernuestraoportunidad

porunafiesta.Lafiesta,enlacasadeHollywooddeundirectoramigodelseñorMayer,

eraunafuncióndegala.Noeralaprimeraapariciónobligadaalaquelionayyo habíamos acudido en los casi seismeses que habían transcurrido desdenuestra llegada a California, aunque deseaba que fuera la última. Esasreunionesservíansobretodoparaquelosdirectores,productores,escritoresyejecutivosdeHollywoodpresenciaranunverdaderodesfiledejovencitasquebuscabanpapelesyeligieranasuspreferidas.Éramoscomocaballitosenelcarrusel, forzadasasaltarmásaltoobrillarmásquelasotras;yoloodiaba.Pero¿quéopciónteníaenesemomento?

Ilonayyonosayudamosa subir el cierrede losvestidosquehabíamoscompradoenBroadway,latiendadepartamentallocal,paraocasionesdeesetipo.LuegotomamosuntaxiparairalamansiónenlaqueelseñorMayerylos otros tipos de Hollywood nos esperaban. Aunque era probable que laresidenciaestiloTudor impresionaraa lamayoríade losvisitantes,amímeparecíauna triste ymalograda imitaciónde losverdaderos castillosyvillasbávaros que no solo había visitado, sino que alguna vez poseí. Por unmomento fugaz sentí nostalgia por la vida de lujos que había llevado conFritz,siendolaseñoraMandl.

Fritz. ¿Dónde estaría en ese momento? ¿Sería anfitrión de un baile enSchloss Schwarzenau en honor de los oficiales nazis que ya estaban bienplantadosenelgobiernoaustríaco?¿Tendríaaunarubiadoncellagermanaasuladomientrasnegociabalostérminosdeunacuerdodeventadearmasconalguno de los emisarios de Hitler? Mediante un abogado que conocí enLondres, inicié el proceso de divorcio, y sabía que se le había enviado lanotificación a Fritz. Esperaba recibir noticias suyas en la dirección de miabogado—noen lamía,porsupuesto;habíadado instruccionesprecisasdequenoselerevelaramiparaderoporningúnmotivo—,perohastaentoncesnohabíasabidonada.Nisiquierahabíanllegadoamílosdeliriosenfurecidos

Página140

Page 141: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

delmaridoabandonado,elmonstruoqueseescondíadetrásdelapláticabanalcuando habíamás personas en la habitación.Ymamá nuncamencionaba aFritzenlascartascortantesconquerespondíaalasmías.

Al pasear entre los invitados, liona y yo recibimos una atención lascivaquenohabíamossolicitado.Tomamosunascopasdelabandejadeunmeseroquepasabaynoshicimosunaideadeladisposicióndellugar.Intentábamosser estratégicas en esas fiestas para asegurarnos de conversar con losdirectores importantes, con los que buscaban contratar elencos, y tambiénparaqueelseñorMayernosvieraytomaraencuentanuestraasistencia.Peroprocedíamos en pareja para evitar situaciones comprometedoras concualquiera de los hombres presentes. Habíamos escuchado muchísimashistorias de aspirantes a estrellas —por lo general chicas sin contratos,conexionesoposibilidadeseconómicas—quesufríanabusosenhabitacionesvacíasopasillososcuros.

Al pasar junto a un grupo de gente que reconocí como parte de losestudios RKO Pictures, escuché que uno de ellos se burlaba de otrodiciéndole:

—Puedesmiraraesepar,peroniseteocurratocarlas.SonpropiedaddeMayer.

Lemurmuréalionalafrasequehabíadichoelhombreylepregunté:—¿Quéquieredecireso?—Poreltonosugerente,suponíaquesereferían

aqueteníamoscontratoconlosestudiosMGM.—QueMayeresnuestrodueño.Dentroyfueradelset—meexplicóliona

condesagradoenlamirada.Sentíquesemerevolvíaelestómago.HabíajuradoquealdejaraFritzno

volveríaapermitirqueningúnhombrefueramidueño.Alvermiexpresión,lionametomódelbrazo.Mellevóhaciaunodelos

camastrosjuntoalaalberca,enlaqueflotabancientosdevelas.Mehabríanparecidoundetalleencantador,denoserporelcomentariodelejecutivodeRKO.¿AcababadesustituireldominiodeFritzporotrotipodeposesión?

—Escúchame,Hedy—medijo lionaunavezqueestuvimossentadas—.Nopodemospermitirqueesasridículaspalabrasnosafecten.Deverdadqueno. No vamos a sucumbir al comportamiento que esos tipos sugieren; nodebemosdarlessiquieraelgustodeescucharlos.

Levanté las cejas y me pregunté si debía plantearle mi verdaderapreocupación.Decidíhacerlo:

—Pero¿elseñorMayercreequeesoescierto?

Página141

Page 142: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Antesdequepudieraresponderme,eldirectorReinholdSchünzelsenosacercó.Ilonaesperabapoderhablarconélesanoche,pueshabíaescuchadoelrumordequebuscabaelencoparaBalalaika,musicalrománticoenelquesustalentospodríanbrillar.CuandoelseñorSchünzellepreguntósiqueríatomarunacopaenlabarrapara«hablardeunproyecto»,lionamemiróemocionaday yo asentí con la cabeza. Ese tipo de conexiones era la razón por la quesufríamosesasfiestas,aunqueambassabíamosquehabíaquetenercuidado:unacopaenlabarrapodíasignificarmuchascosas.

No tenía nada que hacer y pensé en tomar un taxi para volver a casacuando de la nada apareció el señor Mayer. Aparcó su humanidad en unestrechocamastroamilado.

—Señorita Kiesler. Perdón, quise decir señorita Lamarr —dijo comorecordatoriodeliberadodequeéleramicreador.

—Hola, señor Mayer. ¿Está disfrutando la velada?—Utilicé mi mejoracentoestadounidense.Habíaestadopracticandomiingléssincesar,contentadedejaratráslalenguadelosinvitadosnazisdemiesposo.Nielidiomanielacento alemanes eran bien vistos enHollywood en esos días. Y en ningúnotrolugardeEstadosUnidos,enrealidad.

—Sí,señoritaLamarr.¿QuélehaparecidoHollywoodhastaelmomento?—mepreguntó.

—¿Quiere que le diga la verdad?—Supuse que el señorMayer estabaacostumbrado a tratar con actrices aduladoras, deseosas de complacerlo acada instante.Yo quería que supiera que era distinta de ellas, que no haríacualquiercosaporunpapel,comohabíaninsinuadoaquellostipos.AlgoqueyadebíasaberpornuestraprimerareuniónenelHotelSavoy.

—Porsupuesto.—Pueslaverdadesqueestoyunpocodecepcionada.—¿Qué?—Enverdadparecíasorprendido—.¿Cómopuedeserquetodo

esto—señalóconelbrazolaalbercaylamansión—tehayadecepcionado?—Noolvidededóndevengo,señorMayer.Verdaderoscastillosyvillas

eranalgocomúnparamí.Perolaoportunidaddeactuarvaleelsacrificio.—Hice una pausa con toda intención—. Porque supongo que tengo esaoportunidad,¿no?

Sus ojos se entrecerraron detrás de sus lentes redondos; reconocí esamiradadurayposesiva.LahabíavistoenelrostrodeFritzmuchasveces.

—Bueno,esperemosquenomedefraudes,Hedy.Enespecial ahoraqueerespartedelafamiliaMGM.

Página142

Page 143: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Qué quiere decir, señor Mayer? He estado practicando mi inglés ymejorandomiapariencia,talcomoustedlopidió.

Pensabaqueestabaaltantodeloqueyohacíaconmitiempo,peronoselo dije. El señor Mayer había contratado gente para que liona y yoestuviéramosvigiladasentodomomento.

—Esperoque entiendasque, si eresbuena conmigo, esas oportunidadespuedenllegarmuchoantes.Dehecho,hayunpapelparaelqueteheestadoconsiderando—dijoyestiróunamanoparatocarmelarodillabajoelmantoprotectordelanocheoscura.

HabíatenidorazónsobrelasexpectativasdelseñorMayer.AúndolidaporelcomentarioofensivodelejecutivodeRKOy tratando

deasimilarelhechodequeel señorMayercreyeraqueyo lepertenecía, ledije:

—Ningúnhombreesmidueño,señorMayer.Yningúnhombreloserá.Nisiquierausted.

La inconfundible ira apreció en su rostro.Comenzó a lanzarme injuriascuandodeprontoescuchamosquelollamabanporsunombre.

Cerca de la alberca apareció la señora Mayer, quien se dirigió hacianosotros.

—Hedy—dijoy,luegodedarmeunabrazofuerte,sesentóenelcamastrofrenteanosotros—.Noteníaideadequeyahabíasllegado.—Mirandoasuesposo con sospecha evidente, añadió—: ¿Por qué tienes aHedy oculta enesterincón?¿Acasonoexigessiempreatusactoresyactricesqueconvivanenestashorriblesfiestas?

Semeescapóunarisa,muyadespechodemivoluntadymihumor.Asíque la señoraMayer también creía que esas fiestas eran un horror. Nomesorprendió,peromedesconcertóescucharqueloadmitía.Aunqueellaeraunamujerinteligenteconunaenormefuerzadevoluntad,podíaimaginarmequeesoseventosleresultaranintolerables.Fuereconfortantesaberqueyonoeralaúnicaquesufríatanlargasydolorosasveladas.

DecidíaprovecharlaaparicióndelaseñoraMayerparaforzarlamanodesumarido.

—Suesposometieneenesterincónporunabuenarazón,señoraMayer.—¿Ah,sí?¿Cuáles?—Sellevólamanoalacadera,listaparapelear.—Estabacontándomequetieneunpapelparamíenunapelícula.Parece

quetodoesmuysecreto.—Ah, pero qué emocionante —me dijo, y se acercó para darme un

apretón en el brazo. Sin embargo, regañó a su esposo—: Te he estado

Página143

Page 144: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

diciendoqueeshoradequeHedysalgadelabanca.No conocía la frase «salir de la banca», pero supuse que significaba

ponerseatrabajar.—Han pasado apenas unosmeses,Margaret. Además, necesita pulir su

acento.Nopodemosteneraunaactrizmascullandoenalemánenelset.¿Quévaapensarelpúblico?¿Quecontratamosnazis?Esonoseríamuypatriótico.

—Supongoquetienesrazón.Perosuingléssuenamuypulidoahora.Solotieneunvagotoqueeuropeo.Nadaespecífico,talcomotegusta.

—Justamenteporesoletengounpapelahora—reviró,sindudairritadoporlaposiciónalaquelohabíaorillado.

—¿Le importaría contarnos de qué se trata, señor Mayer? —pregunté,sonriendocondeferenciaahoraqueestabapresentelaseñoraMayer.

Habíaacorraladoal jefedelestudio,quiensehallabaencolerizado,perosabíaquedebíacomportarsefrenteasuesposa.

—Creo que encontré la mejor forma de explotar tu presencia en lapantalla y al mismo tiempo echar mano de tus diferencias, es decir, tuextranjería.SerásGaby,unaturistafrancesaquevisitalaCasba,ellaberínticobarriodeArgel.En lapelícula—laestamos llamandoArgel—tupersonajesin quererlo atrae la atención del famoso ladrón de joyas francés Pepe leMoko,yesodetonalaacción.

—Suena ideal—comenté, y lo creía de verdad—. ¿Quién interpretará aPepe?

—UnactorfrancésllamadoCharlesBoyer.—Conozcosutrabajo.Esexcelente.—Entoncesesunhecho—sentenciólaseñoraMayer—.Teasegurarásde

quetodosalgabienenelsetydequenadiemolesteaHedy,¿verdad,L.B.?—Levantó una ceja, dejando claro que yo no debía ser acosada por nadie,incluidoél.

—Porsupuesto,Margaret.LaseñoraMayervolteóavermeydijo:—Ven,Hedy.Hayunasmujeresencantadorasquequieroqueconozcas.

Página144

Page 145: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo28

4demarzode1938LosÁngeles,California

—Laesperanenelsetencincominutos,señoritaLamarr—gritóelasistenteenmicamerino.

Susieterminódeaplicarmeeldelineadoratodaprisaysubióelcierredemivestido.Noqueríaretrasarlafilmación,ademásdequeJohnCromwell,eldirector,erafamosoporsupuntualidad.MehabíacostadomuchosacarleesepapelalseñorMayerparaponerloenriesgo.

Cuandoconcluyósulabor,Susiememiróenelespejodeltocador,llenode labiales rojo rubí, envases de barniz de uñas, delineador negro y polvosparaelrostro.Laefervescentejovenquemehabíanasignadocomoasistentede camerino era todo lo contrario de la señoraLubbig, la fría ayudante delTheateranderWien,cuyoretraimientoextrañabaaveces.

—¡Sevehermosa!—gritóSusie.Me levanté y me estudié en el espejo de tres vistas al fondo de mi

camerino.Todoesemaquillajemehacíaverunpocoestridentebajoelbrillode las luces del camerino, pero sabía que estaba bien para las cámaras.Mivestuario consistía en un vestido negro de seda acompañado de una lujosachaquetade sedablanca,perlasbrillantesyaretesdediamantes.Todo falsoperodeslumbrante.El directory lavestuarista, IreneGibbons, consideraronqueeseeraelatuendoapropiadoparaunafrancesamillonariadeviajeporlaempobrecidamarañadecallejonesde laCasba.Era ridículopensarqueunaturistaricaviajaríaporelsubmundodeArgel,enparticularvistiendodeesemodo,peroasíeraHollywood.

La única decisión con la que la vestuarista acertó fue la osada paletablanco y negro de mi vestuario. Era impactante, como lo había sido mivestidodenoviaMainbocher.Lolimitadodeloscoloresresaltabamicabellooscuroylapalidezdemipiel,máspálidaaúnporelmaquillaje,ysabíaque

Página145

Page 146: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

esodaríadramatismoalapelícula.Todaslascintasquelionayyohabíamosvistoparaperfeccionarnuestroinglésmehabíanenseñadoalgomásqueunaentonacióncorrecta;tambiénhabíaaprendidodelucesysombras.

Estaba terminando de revisar mi aspecto cuando Susie puso una manosobremihombro.Casidiunsalto.Losestadounidensesactuabanconmuchafamiliaridad entre ellos, casi desde el momento de conocerse. La señoraLubbig jamás habría pensado en tocarme salvo cuando era estrictamentenecesarioparavestirme,maquillarmeoarreglarmeelpeinado.Peroahorayointentabaserunaestadounidense,demodoque reprimíel impulsoaustríacodesacudirmelamanodeSusie.

—De hecho, señorita Lamarr, luce usted glam—dijo con una risita—.Espereaquelaveanenelestudio.

¿QuéqueríadecirSusieconglam?Porlaexpresiónensucarasupusequehabíaqueridoelogiarme,peropormomentosmecostabatrabajoentenderloscoloquialismos.

Asentí, extraje algo de arrojo de su comentario y abrí la puerta delcamerino.Elpasilloquellevabaalestudiomepareciódemasiadolargoymiszapatos negros de satín hacían un ruido descomunal. ¿O solo serían misnervios?

Elruidodelequipoyelzumbidodelapláticaquedaronopacadosporelsonido de mis tacones. Llegué al set con esa especie de fanfarria. A mialrededor había un conjunto de representantes de toda clase de oficios—carpinteros, tramoyistas, técnicos, actores y extras parecían realizar suslaboresenmediodeun frenesí—,quienesestabanconstruyendounaciudadnorafricanadentrodeunestudioenEstadosUnidos.Aunqueconocíabienlasescenografías teatrales, esa elaborada construcción era muy distinta decualquier escenario o set cinematográfico en el que yo hubiera trabajado.Lucíavastayreal.Yyomesentíaagobiada.

¿PorquélleguéapensarquemibrevetemporadacomoactrizenEuropamehabíapreparadoparatrabajarenHollywood?

Cuando la gentedejódemirarme,mearmédevalor y caminéhaciaunhombredefaccionesseverasypeloentrecanoqueparecíaestaralcentrodetodoeseenjambredeactividad.Quizásélpodríaorientarme.Desviólamiradadeunadiscusiónalgoacaloradaquesosteníaconuncamarógrafoymemiró.Luegoexclamó:

—¡Ah,túdebessernuestraGaby!Estirélamanoparasaludarlo;mesentíaliviadaporquesabíaquiénerayo.

Porlaautoridadconquehablaba,adivinéquiénera.

Página146

Page 147: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Asíes.¿UstedeselseñorCromwell?Nossaludamosydijo:—Sí,soyyo.Pero,porfavor,llámameJohn.—YustedllámemeHedy.LeagradezcolaoportunidaddeserGaby.—ErestodoloqueMayerprometióqueserías—dijoelseñorCromwell

mirándomedearribaabajo—.Yesoesbueno,porquetenemosgrandesplanesparaestaescena.

Su anuncio de que había «grandes planes» para Gaby me alivió y medeleitó. El argumento de Argel estaba lleno de acción e intriga, pero mipersonajenoparticipabadeesasescenasporqueúnicamenteeraunasuertedemanzana prohibida para el protagonista, Pepe, el ladrón de joyas. Lanaturalezaornamentaldemipersonajenomesorprendió—lamayoríadelospapelesfemeninosenHollywoodsoloerandecorativos—;además,poderdarconsistenciaygravedadaGabyeraunaoportunidadsugerentee inesperada.HabíaimaginadoescenasenlasqueGabyseuníaaunapersecuciónenlugardepermanecersentadacomounbelloadorno.Sinembargo,ysinimportarelcarácter de mi papel, lo imponente del set y la cantidad del personal, mehicieronrecordarquedebíaestaragradecidaporlaoportunidad.

—Medamuchaemociónescucharlo,señorCromwell.Quierodecir,John.Tengo muchas ideas sobre cómo podemos dar más vida a Gaby, y meencantaríahablarledeellas.

Las cejas de John se juntaron en un gesto de perplejidad, pero norespondióamioferta.

—Bueno, vamos a presentarte a nuestro director de fotografía, JamesWongHowe.Tienealgoespecialenmenteparati.

Caminamosporelestudiohastaunrincónenelquehabíanconstruidouncallejónestrechorodeadodefalsosedificiosdearcilla.Ahí,unhombrechinode baja estatura, con boina y pañuelo atado al cuello, indicaba a doscamarógrafosdóndeponerel equipoydaba instrucciones sobre losángulosdelaluzatrestramoyistasapostadosencimadelosedificios.

—Jimmy,aquíestánuestraGaby—dijoJohn.ElseñorHowegiróhacianosotros.—Ah,estábamosesperándola, señoritaLamarr.Laescenaestá listapara

sullegada.—Yasabesquéhacer,Jimmy.Ladejoentushábilesmanos—dijoJohny

sealejóalotroladodelestudio.—¿Estálista?—mepreguntóelseñorHowe.Nomehabíapedidoquelo

llamaraJimmy.

Página147

Page 148: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Me aprendí mis parlamentos para esta escena, señor Howe, pero metemo que no he tenido oportunidad de ensayarlos con mis compañerosactores. Además, John mencionó que tenía usted algunos planes para laescena,peronosébiendequésetrata.

—Nosepreocupeporeso—dijoelseñorHoweconel tonodevozqueuno utilizaría para tranquilizar a un niño angustiado—. Los planes quetenemosnorequierenmuchoensayo.

—Estábien—respondíconlentitud.NoestabadeltodoseguradequéeraloqueelseñorHoweesperabademí.

—Antesdefilmarlaescenacontodoslosextrasdebemoscerciorarnosdequelascámarasylaslucesesténperfectas.—MetomódelamanoymellevóaunescalóndelcallejónqueteníaunaXmarcadaconcinta—.Hecreadounailuminaciónespecialparausted; laalumbrarádesdearribaycreará sombrasprecisasensusrasgossimétricos.Lehedadovueltasaesta ideadesdehaceaños pero nunca había tenido una actriz con una faz tan perfecta como lasuya.

—Gracias, señor Howe —dije, aunque él no lo había dicho como unelogiosinocomounasimpleobservación.

Conundedoalzómibarbillayestudiómirostrodesdevariosángulos.Seechóhaciaatrásymedioinstrucciones:—Quédese completamente quieta. Y abra los labios lo suficiente para

luciratractiva,peronotantocomoparaqueseveansusdientes.Hice lo que me pidió y permanecí inmóvil, esperando. El señor Howe

ordenóaloscamarógrafosytramoyistasquehicieranpequeñosajustesensusequipos, y luegomemiró a través de la lente de la cámara central.Nomehabíamovido,asíquenosabíaquéeraloquelepareceríainteresante.

PasaronlargosminutosymepuseapensarquéseríalosiguientequeharíaGaby.Cuálesseríanlos«grandesplanes»queeldirectorhabíamencionado.Sindudaesanoeralatotalidaddemiescena.

—¿DeberíamosirmarcandolassiguientesaccionesdeGaby?—preguntécuandomeparecióquehabíanpasadounosdiezminutos.

—¿Aquéserefiere,señoritaLamarr?—respondióelseñorHowedetrásdelacámara.

—John Cromwell dijo tener «grandes planes» para mi personaje. ¿Nodeberíamospracticarelmovimientoqueincluiremosenlaescena?

—SeñoritaLamarr, esta toma extendida, con el exacto juegode luces ycámaras,esel«granplan».

—Peronoestoyhaciendonada.—Estabaconfundida.

Página148

Page 149: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Nonecesitahacernada—respondióelseñorHowe;resultabaevidentelairritaciónensuvoz.Casipodíaescucharsuspensamientos:«¿Porquémeestá preguntando esas tonterías? ¿Por qué no se limita a hacer lo que se lepide?»—.Laideadeldirectorespresentarlaausted,queesunemblemadelafeminidad,comounenigma,unmisterioquePepe,y laaudiencia juntoconél, debe descifrar. Y debe saber que, para una mujer, la mejor manera deinspirarmisterioespormediodesubellezaysusilencio.

Silencio. Una vez más me pedían que permaneciera en silencio. HabíaabandonadoaFritzysumundoenparteporquetodoloqueélqueríaerauncascarónobedienteymudo.Aunquesabíaqueeraunpocofantasiosodemiparte,habíaesperadomásdeesto.Noobstante,medabalaimpresióndequeesoeraloqueHollywoodesperabademí.

Página149

Page 150: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo29

13demarzode1938LosÁngeles,California

Susiecomenzóaquitarmeelvestidonegrodecoctely lasperlasquehabíautilizadoenlaescenaqueacababadevolverafilmar:elmomentoenelqueGaby y Pepe se veían por primera vez. Esa escena, como muchas otras,requeríaquemequedaraenperfectaquietudporlargosmomentosmientraslacámarasedemorabaenmirostro.Empezabaasentirmemáscómodaenelset,salvoporesosinterludiosincómodosenlosqueelrestodelelencoretrocedíaen silencio y esperaba a que la lente del señorHowe culminara su trabajo.Durante esos minutos interminables intentaba reunir el poder que habíasentidoenelescenarioparahacerqueGabyfuera interesantey tuvieramásconsistencia; deseabaque esa energía resultara evidente en la pantalla.Aunasí,nopodíaevitarsentirquemerelegabanaserunmeromaniquí.

Lasdelgadasparedesdemicamerinosesacudieroncuandoalguientocóalapuerta.Susiefueaabrirenloqueyomeatabalabata.Enelsetpodíahaberuna reunión en cualquier lugar, en cualquier momento, y sabía —másteniendoÉxtasisenmihistoria—quedebíamantenerelrecato.

Mi antigua compañera de casa, liona, asomó por la puerta con unperiódicoen lamano.Hacíaunassemanashabíamosdecididoquecadaunatendría su propio hogar, de modo que renté una pequeña casa de seishabitaciones en Hollywood Hills, con suficiente espacio en el jardín parateneralgunasmascotascomocompañía.Aunasí,lionayyoseguíamossiendomuycercanas,enparticulardespuésdequetrabamosamistadconungrupodeemigradosquesehabíaninstaladoenHollywood,comonosotras,entreelloslosdirectoresOttoPremingerymimentor,MaxReinhardt,yalgunosjudíosestadounidenses, como el productor Walter Wanger. En las cenas nosenterábamos de los sucesos europeos que no llegaban a los periódicos deEstadosUnidos.Y,apesardequeelhombreconelquehabíacomenzadoa

Página150

Page 151: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

salir, elactorReggieGardiner,era inglésynocontinentalcomoel restodenosotros, nos comunicaba la información que le daban sus contactos. Detodosmispretendientes,lohabíaelegidoaélporsudisposiciónamableysusmodalesinofensivos.NomásFritzMandlparamí.

Por la expresiónde lionay elperiódicoque traía enrolladoen lamano,entendíquequeríaquehabláramosasolas.

—Susie—dije—,¿temolestaríatraernosunoscafés?—Claroqueno,señoritaLamarr—respondióanimada.Comprendíamuy

bienel inglésdeSusie, perono supersonalidad siempre entusiasta.Era tandesconcertantecomoelclimainvariablementesoleadodeCalifornia.

Cuando mi asistente cerró la puerta, liona me entregó el periódico.Entonces pude ver sus ojos irritados, señal de que había estado llorando.Antesdequepudieramirarelperiódico,mepreguntó:

—¿Hasvistoesto?—No;heestadotodoeldíaenelset.¿Tienequevercon…?Notuvoqueescucharlafraseenteraparasaberloqueibaapreguntarle:—Sí.Habíamos estado esperando noticias de los acontecimientos políticos en

Austria, sobre los quemamá no hablaba en sus cartas; conociéndola, quizácon toda intención. Unos días atrás supimos que, como consecuencia dealgunos disturbios provocados por los nazis austríacos y debido a lainsistencia alemana de nombrar al simpatizante nazi Arthur Seyss-InquartministrodeSeguridadPúblicaconcontrolabsoluto,elcancillerSchuschnigg—el hombre que había sacado del gobierno a Ernst von Starhemberg porconsiderarlo débil frente a los alemanes— había convocado a un referendosobre la unificación de Austria con Alemania. En respuesta, Hitler habíaamenazadoaSchuschniggconinvadirelpaís.Ilonaerahúngara,noaustríaca,pero veía en los actos de Hitler el modelo de lo que sucedería a Hungría.¿HitlerrealmenteinvadiríaAustria?¿Quéharíalacomunidadmundialsilosalemaneslointentaban?

Ilonanopodíaesperaraqueterminaradeleerelartículo.Lasnoticiasseleescapabandelcuerpo.

—Hedy,estoesincreíble.Ayer,comotemíamos,elEjércitoalemáncruzólafronterahaciaAustria.¿Sabesconquéseencontraron?

—No—ledije,aunqueimaginabaalastropasaustríacascombatiendolasfuerzasdeHitlerenlospuntosdeseguridadquehabíavisitadohacíaalgunosañosconFritz.Mepreguntési,unavezmás,Fritzhabíaabastecidoaambos

Página151

Page 152: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

bandos. O si había fracasado en su juego de poner a los dos extremos acombatirentresí,comosolíahacerlo,ysehabíavistoobligadoahuir.

—Seencontraronconaustríacosqueondeabanbanderasnazis,yningunaresistenciamilitar.Nada.Demaneraincreíble,elgobiernoaustríacoordenóalEjércitonooponerresistencia.Hitlernohizomásqueavanzar.

—¿Qué? —Estaba sorprendida. Sentada frente a mi tocador, metemblabanlaspiernas—.¿Sinquenadieseleopusiera?¿Nada?

—No.Alparecer,enlosdíaspreviosalainvasión,laSSapresóensecretoa todos los disidentes potenciales. Aun así, Hitler se sorprendió con labienvenida que le dieron. Su intención era demoler al Ejército austríaco yconvertiraAustriaenunpaísfalsamenteindependiente,conSeyss-Inquartalfrentedeungobiernopronazi,peronolehizofaltatomaresasmedidas.Losaustríacos lemostraron tanto apoyoque solo tuvoque integrarAustria a suReich.

—Yasínadamás,AustriaseconvirtióenpartedeAlemania.—Mivoztemblóaldeciresaspalabras.

—Asínadamás—respondióliona,conevidenteincredulidadenlavoz.LaAnschluss, la invasióny laconquistaquepapáyyo temíamosyque

habíamotivadomimatrimonio,habíasucedido.Aunqueloquelionamedecíaeraverdad,dehecho,yomásquenadiesabíaqueeraunhechoinevitable,lanoticiamesorprendió.Unapartedemíhabíacreídoqueesedíano llegaríajamás,yhabía rezadoporquenosucediera,apesardeno tenersiquieraundiosespecíficoaquienelevarmisplegarias.

EnlosdíaspreviosyenlosquesiguieronamiescapehabíaterminadoporaceptarquelosnazisconquistaríanAustria.SuponíaqueelejércitodeHitleryel fanatismo de sus seguidores complicarían las cosas para las fuerzasaustríacas, mal abastecidas bajo el mando del débil Schuschnigg. Sinembargo, nunca imaginé que los austríacos darían la bienvenida al locoalemánalverlollegar.

¿DóndeestaríamamácuandolastropasnazisdesfilaronporlascallesdeVienaentrevítoresdebienvenida?Sindudanoondeóningunabandera.Eraprobablequehubiera estado en el salón tomando el témientras los tanquesrecorríanlaciudad,fingiendoquenosentíacómotemblabalacasa.¿Estaríaasalvo?

NecesitabasacarladeAustriaantesdequesuinconsciencialacondenara.Pero ¿me permitiría intentarlo, ahora queAlemania controlabaAustria?Deserelcaso,¿cómolograríasacarla?Nisiquieraconocíalasleyesmigratoriasde Austria bajo la ocupación alemana ni las leyes migratorias de Estados

Página152

Page 153: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Unidos.HabíaentradoenelpaísdelbrazoybajoelmantodelainfluenciadelseñorMayer,quien tuvoque lidiarconunacomplejayempantanadareddepapeleoyaprobaciones.

Empecéallorar.Ilonasearrodillóamiladoymeabrazó.—Tumadresigueahí,¿verdad?—mepreguntó.Asentí,peronodijenadadeloqueestabapensando.¿Quépasaríaconlos

judíos austríacos? ¿Les aplicarían las Leyes de Núremberg? ¿A mamá?DespuésdehaberescuchadolosplanesdeHitlerpararemoveralosjudíosdela sociedad alemana, estaba casi segura de conocer la respuesta, aunque nopodía formularla en voz alta frente a nadie. Eso habría sido equivalente aadmitir que era judía y que había sabido de esos hechos antes de queocurrieran.

EnHollywoodnohabíajudíos.

Página153

Page 154: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo30

14y15deenerode1939LosÁngeles,California

Argelcambiótodoynocambiónada.La famaquebuscaba llegó.Caminéporalfombras rojasen losdistintos

estrenosdeArgel,confanáticosgritandominombreacadaladodelacalle.Entodoslados,lasmujeresadoptaronloquelosperiódicosllamaronel«lookLamarr»: cabello oscuro—con frecuencia teñido—, ondulado y simétrico,con raya en medio; cejas arqueadas; piel blanca, y labios carnosos ybrillantes. Ese estilo que yo había considerado muy estadounidense, y queutilizabaainstanciasdelseñorMayer,ahoraseasociabaconel«exotismo»deHedyLamarr;unaironíaquenoshizoreírmuchoaIlonayamí.

Eldinero llegótambién.Al tiempoquemanteníaarayaalseñorMayer,quieninsistíaconsuatosigamiento,logréobtenerunaremuneraciónmayordelaquehabíanegociadoenunprincipio.El«culto»aHedyLamarrmedabaelvalor y la ventaja necesarios para pedir un salariomás alto, acorde con eléxitodetaquillaquetodoelmundopronosticabaqueseríanmispelículas.

DespuésdelestrenodeArgel,elterrorqueaúnleteníaaFritzsedisolviótambién.Meotorgaroneldivorcio.ElprocesolegalpermitióaFritzconocermidirecciónycomenzóaenviarmecartas,pero,cosarara,suspalabraseranconciliadorasahoraquenoteníaningúncontroljurídicosobremíysupropiopoder había decaído. Lo expulsaron de Austria cuando su alianza con losnazissedesgastó,yseretiróaSudamérica,dondehabíadejadoencustodialamayor parte de sus activos desde que estábamos casados. Al reconectarseconmigosoloparecíabuscarlafamaquetenerunaexesposabienconocidaletraería.Noledinada.Eldivorciomeliberódemismiedosytambiénmediolalibertaddeinvolucrarmesentimentalmenteconquienquisiera.Esalicenciame produjo un renovado deseo de relacionarme con un hombre tras otro,buscando seguridad en sus brazos pero sin renunciar enmodo alguno ami

Página154

Page 155: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

autonomía; así, además del amable pero aburrido Reggie Gardiner,aparecieronotroshombres.

No obstante, una soledad profundame seguía, como si se tratara de unperroabandonadoqueladrabaalsilenciocadavezquecallabanelruidodelasmultitudes o los susurros de algún hombre. Algunas veces, como bálsamoparamitristeza,mepermitíaavanzartanrápidocomolosestadounidenses—quienessemovíanraudos,comositemieranquealdetenerselahistoriaselesquedaría incrustada como una lapa—, pero enseguida los recuerdos quebuscabaevadirmealcanzabanymellenabandeculpa.¿CómopodíajustificarelhechodevivirrodeadadetalabundanciacuandoenAustriaadiariohabíaterroryprivaciones?¿Cuandolosjudíosestabansiendobrutalmenteatacadosen las calles por matones con esvásticas y las Leyes de Núremberg lesnegaban sus derechos? ¿Cuando un frenesí antisemita había propiciado unamasacre en noviembre durante la cual las turbas habían destrozado tiendasjudíasyquemadosinagogas,incluidaslasdeDöbling?Nopodíadecirquenotuviera noticia de semejantes horrores, aunque fuera demanera general.MividaenEstadosUnidosparecíaunsinsentidofrentealaoscuridadcreciente,ylaligerezaquerequeríaeracadavezmásdifícildemantener.

Así quemedividí en dos.Dedía, con lamáscara deHedyLamarr,mepintaba los labios y las cejas y lanzaba miradas enigmáticas a la cámara.Durante la noche volvía a ser Hedy Kiesler, una mujer acongojada por eldestino de sus semejantes, tanto vieneses como judíos, aunque antes deabandonar Austria nunca me había considerado judía. Entendí que haberdejadomipaíssinadvertiranadiedelaseriedaddelosplanesdeHitlereraunadeudaque tenía conel pueblo austríaco, y enparticular con los judíos.Sinembargo,nosabíacómoayudaranadie.Exceptoamamá.

Meenfermabapensarqueennuestroúltimoencuentronohabía logradoconvencerladepartirconmigo.Cuandotomábamosaquelté,cedíalenojoalescucharquecriticabaapapá,ytemíquepudierarevelarmisplanesaFritz.EsasemocionesmeinvadieronycancelaroncualquieresfuerzodepersuasiónluegodeescucharquemamánoqueríasalirdeViena.DebíhabercontroladomisemocionesycontarleloquesabíasobreelAnschlussysobreHitler.

Mehabíadadoporvencidamuyrápido,peronopermitiríaquesucedieradenuevo.EncontraríalamaneradesacaramamádeAustria.

En su cartamás recientemedecíaqueyanonecesitaba esforzarmeporconvencerla de abandonar su amada Viena. Mamá no describíaexplícitamenteloshorroresqueocurrían;lepreocupaba,contodarazón,quelosfuncionariosdelgobiernonazirevisaranlascartasdirigidasalextranjeroy

Página155

Page 156: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

tomaranrepresalias.Sinembargo,encadafraseprecavidayencadapalabraquenoescribíapodíapercibirsutemorporlosespantosossucesos.

QueridaHedy:EsperoquetunuevavidaenHollywoodtesigatratandobien.Eléxitoesalgo

quesiemprehasbuscado.

Respiréprofundoalleerestaslíneasparaquenomemolestaraeseelogioque también era una crítica. Para decirlo con pocas palabras, mamá eraincapazdeelogiarme—queDios la librarade felicitarmepormi trabajoenArgelenlugardedecirqueeléxitoeraalgoquesiemprehabía«buscado»—;sin embargo, no podía dejar que su disposición pesimistame disuadiera demisintenciones.Seguíleyendo.

Piensocon frecuenciaennuestraconversacióncuando tomábamosel téantesdetupartida.Medoycuentadequedebíhaberseguidotuconsejo,Hedy.Peroconfrecuencia las madres no dan crédito a la sabiduría de sus hijas, y no soy laexcepción.Mepreguntosiserádemasiadotarde.

En caso de que lo sea, Hedy, quiero enmendar un malentendido que surgióentre nosotras aquellamisma tarde.Durante nuestra conversaciónme confesastequecreíasqueyomenegabaamostrarteafectoacausadeciertoresentimientoodeuna antipatía innata hacia ti. Eso es absolutamente falso. Lo que buscaba eraatenuar la desmedida adulación e indulgencia que tu padre te prodigaba. Mepreocupabaloquepudierapasarconunaniñatanhermosa,adoradaporlasociedadenvirtuddesubellezayalaquesuspadresdijeranquetodoloquehicieraseríaperfecto.Nofuealgofácilparamípero,contrarioaloquecrees,lohiceporamor.

Las lágrimas resbalaron por mis mejillas al leer esas palabras, lo máscercaquemamáhabíaestadodeexpresarseconsentimentalismoshaciamí,olomáscercaqueestuvodepedirmeunadisculpa.Sucartadejabaclaraunacosa:estabalista, inclusodesesperada,porsalir.SolohabíaqueencontrarlamaneradetraerlaaEstadosUnidos.

Latardesiguiente,duranteunaconversacióncasual,meseñalaronuncamino.En una fiesta enHollywood, dos demis amigos europeos se alejaron paracharlarconundirectorconelquedeseabantrabajarymedejaronjuntoauntipo muy aburrido y tímido que había permanecido al margen de nuestraplática.Estuveapuntodealejarmesindisculparmecuando recordéqueesehombrehabíadichoaunodemisamigosqueeraabogado.

—¿Ustedmencionóqueeraabogado?

Página156

Page 157: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Puestoquehabíasidoinvitadoaunafiestadegentedelcine,supusequenoseríaespecialistaentemasmigratorios.Decualquiermodo,noperdíanadaconpreguntar.Porlomenos,quizápodríadarmeelnombredealgúnexpertoenesecampo.

Los ojos del sujeto se iluminaron cuando volteé a verlo, como si nopudiera creer que estuviera dirigiéndole la palabra. Yo tampoco lo creía.Tartamudeóporunmomentoyporfindijo:

—Sí,sí,sí,sí.Losoy.Nohabíarazónparaalargarlacharla,asíquefuidirecta.—¿Sabecómolograrqueunapersonaeuropeaseaadmitidaenestepaís?—U-u-u-n, un poco—respondió, aún tartamudeando. ¿Era yo quien lo

ponía nervioso o padecía ese lamentable hábito?—.No esmi especialidad,pero conozco las leyes. Supongo que pregunta por alguna persona enparticular…

Asentí.—¿De dónde vendría? —Cuanto más cómodo se sentía, menos

tartamudeaba.—Austria.—Hmmm—respondió.Sufrente,ocultaenparteporsusenormeslentes,

se arrugó—.Bueno, para empezar,EstadosUnidosno tieneunapolítica deasilo, solo una política migratoria. Tenemos un estricto sistema de cuotassegúnelcualsolociertonúmerodepersonasdecadapaísrecibepermisoparamigrar cada año. En cuanto se cubre la cuota, todas las solicitudes serechazan,loquepuedesucederalprincipiooalfinaldelaño.

—¿YcómopuedosabersiEstadosUnidossigueaceptandoaustríacososiyasecubriólacuota?

—Bueno,creoqueRoosevelthaunidolascuotasdeAustriayAlemania,ahoraquelasdosnacionessehanreunificado…

Tuvequecontenermeparanogritarquenosehabían«reunificado»,sinoqueAlemaniahabía tomadopor la fuerzaaAustria.Peroelabogadoseguíahablandoyyonecesitabaponeratenciónaloquedecía.

—Sinembargo—continuó—,confíoenquepodríaaveriguarle lacuota.Perodebesaberqueelprocesoesmuycomplicadoynoselimitaalossitiosdisponibles.¿Esapersonahainiciadoyaeltrámite?

Nohabíapensadoentodoelrompecabezasadministrativo.Neguéconungesto.

—Bueno, Estados Unidos ha hecho de su sistemamigratorio algomuydesconcertante.Ycontodaintención.Elgobiernoutilizatodaslasetapasde

Página157

Page 158: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

suonerosoprocesodesolicitudcomounasuertededisuasión.—¿Porqué?—Para que entre al país la menor cantidad de migrantes, claro. —

Continuó hablando, sin reparar en lo espantoso de su frase—: Ese es elmeollo del asunto. El solicitante primero debe registrarse en el consuladoestadounidense,yconesoseleanotaenunalistadeesperaparaobtenerunavisa. Mientras aguarda tiene que recabar una larga lista de papeles, comodocumentos de identidad, certificados de policía, permisos de salida ytránsito, así comounafidávit financiero,puesnecesita comprobarque tienesolvencia económica para mantenerse a sí mismo. El problema de esosdocumentosesquetienenfechadeexpiración,asíquehayqueconseguirlosylograr salir de la lista de espera antes de que termine su validez; de locontrario,elprocesocomienzadenuevo.Lostiemposdelosdocumentossontan complicados —casi imposibles, en realidad— que suele llamárseles el«murodepapel».

Asentí.Lacabezamedabavueltasalpensaren todos los requisitosquemamá tendría que cumplir para salvar ese «muro». No podía ni imaginarcuánto duraría el proceso. ¿Estaría a salvo en lo que aguardaba?No podíadarmeellujodeesperar.

—¿Ynohaymaneradeacortarelproceso?—pregunté.—Bueno, requeriría tener contactos en sitios muy altos. Pero si usted

conoceaalguienenelgobiernofederal,quizátengaoportunidaddehacerquelapersonasolicitanteavanceen la listadeespera,oqueeliminenalgunosoinclusotodoslosdocumentosrequeridos.

Sabía loque teníaquehacer.Sindetenermeapreguntarsunombre—y,mucho peor, sin siquiera agradecer su explicación—, desaparecí entre lamultitud.Corríhacialaúnicapersonaqueconocíaconeltipode«contactos»quenecesitaba:elseñorMayer.

Página158

Page 159: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo31

28deenerode1939LosÁngeles,California

—¿Porquénonosescapamosynoscasamos?—preguntóunavozdesdelassombras,juntoalaalberca.

Diunsaltoyestuveapuntodesoltarmicigarro.Habíasalidoparaestarsolaynohabíavistoanadiealrededor.Dehabersabidoquehabíaunhombre,me habría alejado de la zona y habría buscado un refugio distinto paraescaparmedeesahorriblereunión.

Habíamuchagenteen la fiesta;erael tipodeveladadeHollywoodqueodiaba, pero el señorMayer había insistido en que asistiera, y puesto quehabíaaceptadoayudarmeconlasituacióndemamá,nomeatrevíanegarme.Elobjetivodeesacelebracióndelestrenodeuna tristepelículaconsistíaenchismear sobre los últimos contratos de Hollywood, pelear por papeles enpelículas en producción y soportar los flirteos de ejecutivos y directoresborrachos.Habríapreferidopasarlatardeconversandosobreasuntospolíticosyculturalesencasadealgunodemisamigoseuropeos,o solaenminuevaresidencia, tocando el piano o mejorando algunas de mis creacionescientíficasideadasduranteeltiempoquepaséenlamesadeFritzescuchandoa loshombresdiscutir sobre sus inventos.Sin embargo,meencontraba ahí,oyendo al señor Mayer elogiarse a sí mismo al hablar de mí con los«muchachos»,esosaduladoresqueloseguíanatodoslados.

—Esteviejonoestanmaljuezdetalento,¿nocreen?Viaestadamaunavez y me dije a mí mismo: «Esta chica es una estrella». Y en muy pocotiempolaconvertíenestrella.

En otras circunstancias habría huido antes que tener que conversar conextraños,enespecialsisetratabadeunhombre.Peroalgoeneltonodevozdeesecaballeromepareció familiar, cautivador incluso.Además,mehabía

Página159

Page 160: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

parecido gracioso. Su pregunta, amistosa y completamente inapropiada,mehizoreír,hazañamuydifícilenesosdías.

—¿Trajiste la argolla de matrimonio? —respondí hacia la oscuridad.¿Cómoreaccionaríaelbromistasileplantabacara?

—Claro.Supusequetegustaríanlosdiamantes.—Prefierolasesmeraldas,perolosdiamantesestánbien.—Había pensado en un collar de esmeraldas como regalo de bodas

despuésdelaceremonia.—Conocesmuybienatuesposa—dije,casiriendo.—Despuésdetantosaños,querida—suvozsehizomáscercana—,más

mevale.Unasiluetamasculinasaliódeentrelassombrasdelaterraza.Cuandose

acercómedicuentadequeeramuyalto;quizámedíaunmetronoventa,igualquepapá.

—Sí,mástevale—dijeenvozbaja,recelandodequiénpodríaaparecer.No podía distinguir sus facciones con claridad, pero la tenue luz que

llegabadelafiestacomenzóailuminarsucara,comodebíailuminarlamíatambién.

—Oh,Dios.EresHedyLamarr.Sonabasorprendidoperonoespantado.Megustóeso.Desdeelestrenode

Argel,loshombressemostrabanomuytímidosoextremadamenteagresivosconmigo.

—Oh,Dios, lo soy—respondí fingiendo sorpresa, y luego di una largafumadaamicigarro.

Cayócenizade lapuntayadvertíqueestaba temblandoante lacercaníade ese hombremaduroy atractivo.Su cabello peinado a la perfeccióny sutraje inmaculado contrastaban con esa sonrisa fácil, mirada cálida y tratoagradable.Teníalasensacióndeconocerlo,ynadiemásmehabíaprovocadoesodesdemillegadaaHollywood.

—Supongoquedebodisculparmeporsertanpresuntuoso—dijo,peronohabíacontriciónniincomodidadensuvoz.

—Porfavor,nolohagas.Delocontrariotendréquemandartedevueltaaeserincónparapodertenerunaconversaciónnormal.

Soltóunacarcajadasinceraysonora.Unavezmás,igualquepapá.—¿Yqué te traealexteriorenunafríanochedeenero,cuandohayuna

fiestaahídentro?—mepreguntó.—Soyaustríaca.Estonoseconsideraclimafrío.—Norespondistemipregunta.

Página160

Page 161: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Supongoquelaconversaciónesmejorenelexteriorqueenelinterior.Dejóverloblancodesusdientesalsonreír.—¿UnelogiodelaseñoritaLamarr?Mehalaga.—¿Quién dijo que hablaba de tu parte de la conversación? Quizá me

referíaalamía.Volvióareírse.—Nomehabíandichoquetuingenioigualabatubelleza.—Loselogiosno te servirándenada, señor…—Dejé la frase amedias

porque no sabía quién era. Aunque, si había sido invitado a la fiesta,muyprobablemente formaba parte de la industria del cine, y eso hizo que mesimpatizaramenos.

—Markey.GeneMarkey.Conocíaesenombre;setratabadeunguionista.Recordéquehabíaestado

casado con la actriz JoanBennett, y que tenían una hija pequeña.No teníafama de seductor, pero tampoco de no serlo. Enterarme de quién era medesconcertóunpoco.

Echando mano de su facilidad para la conversación, Gene rompió elsilencio:

—¿Nosvamosdeestahorriblefiesta?Conozcounpequeñobaraquíalavuelta;quizásealoquenecesitamos.

Irme con él contraveníamis reglas. Después de todo, no conocía a esehombre,yHollywoodestaba llenodepredadores.Peromeatraía.Porúnicavez,soltélasriendasymearriesgué.

Asentí, apoyémi brazo en el suyo, y salimos de la terraza rumbo a lacalle.Al caminar a su ladome sentí tranquila y segura, algo que no habíaexperimentadodesdelamuertedepapá.Supresenciamehizopreguntarmesipor finhabíaconocidoaunhombreconelquenonecesitaba interpretarunpapel.

Página161

Page 162: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo32

10dejuliode1939LosÁngeles,California

Conunacanasta llenade flores,abrí lapuertadenuestracasadecampoenBenedictCanyonDrive, a la que nos dio por llamarHedgerowFarms, unasuerte de capullito de tranquilidad con sus paredes y muebles blancos; lostapetes,loscuadrosylasfloreseranlosúnicosdetallesdecolor.Entréenlasala.Genedormíaenelsofáblanco,conlaspáginasdeunguionregadasporla alfombra roja.Donner, nuestro gran danés, había intentado acomodar suenormecuerpoenunapequeñaáreadecojínquequedabalibrealospiesdeGene.Losdosirradiabantranquilidad,unafelicidadderaícesprofundasenlaque empezaba a confiar. Cuando lograba acallar mis demonios personales,claro.

Medeslicéhastalacocina,evitandomolestarlos.Saquéunsencillojarrónde porcelana blanca del armario y lo llené con agua.Después de cortar laspuntasdel coloridomanojode flores, lasdeposité enel jarrónycomencéaacomodarlas.

De prontome vi girando en el aire en brazos deGene. La falda demitradicionalDirndlrevoloteabayyoreía.Genemedejóenelsueloydijo:

—MipequeñaHausfrau,quéatractivatevescontusropasdehogar.—Muchasgracias,gentilhombre—respondí,ymeabrazó.Jamáshabríaimaginadoquenuestroencuentrocasualenlaterrazajuntoa

la albercadeundesconocido terminaría conunmatrimoniomenosdeochosemanas después. Supongo que la familiaridad y el bienestar que sentí conGenedesdeelprincipiohicieronque ladecisión fuera sencilla.Aunasí, nopodía dejar de preguntarme qué había hecho para merecer ese pedacito defelicidad, enmedio de una guerra europea de la que había logrado sacar amamá. Si me hubiera quedado en Austria, mi realidad habría sido muydistinta.

Página162

Page 163: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Dime,¿quéestáspensando?—mepreguntó.Noqueríadecirle loqueen realidadpensaba. Jamás lehabía reveladoa

Gene el secreto demi linaje judío ni el hecho de quemi exesposo vendíaarmas aMussolini yHitler. Pormi parte, sabía que él había estado casadoantes,claro,peronadamás.Nomeatrevíaacontarleesossecretosquehabíasepultadoenmiinterior.

—Estabarecordandonuestraboda—lerespondí,enlugardeconfesarlelaverdad.

Llevábamos sentados un rato frente a los restos de una deliciosa cena demariscosennuestrorestaurante favorito frentea laplaya.Eran losprimerosdías de marzo; terminaba un largo viernes en el set. Yo había estadoensayandomipapelenLadamadelostrópicosyGenehabíaestadoocupadocon la reescritura de un guion. Ambos tendríamos que volver a nuestrasocupaciones el lunes por lamañana, y estaba deseosa de que empezara eseraro descanso de fin de semana. Mis directores por lo regular pedían quetrabajarasábadosydomingos.

—Casémonosmañana—dijoGene,tomandomimanoybesándola.Me reí. Conversador vivaz y bromista empedernido, Gene siempre me

hacíareír,asemejanzadepapácuandomeplanteabaunaadivinanzabobaodejabaunafiguritamisteriosaenvueltapararegaloenmimesitadenoche.Mellevaba casi veinte años, y había vivido toda una vida como oficial de laMarinacondecoradoen laPrimeraGuerraMundial,y luegocomonovelistaantesdeconocernos;suexperienciaysu imperturbabilidadmehacíansentirsegura.

LosojosnegrosdeGenedecíanquehablabaenserio.—Nobromeo,Hedy.Quieroque iniciemosunavida juntos y noquiero

esperar.Dejédereír.—¿Meestásproponiendomatrimonio?Geneparecíahabersesorprendidoasímismo.—Supongoquesí.Mequedéanonadada.Aunquemesentíamuchomáscercanayseguracon

Genequeconcualquierotrohombre, incluyendoaFritzal iniciodenuestrarelación, apenas llevábamos dosmeses juntos.Yme había prometido amímismaquejamásdejaríaqueotrohombreseconvirtieraenmidueño,comoFritzlohabíahecho.Pero¿estarcasadaconGeneseríacomoestarcasadacon

Página163

Page 164: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Fritz?Nopodíaimaginarqueesehombredemundo,afable,conunasingularcapacidadparahacermesentirsegura,metrataracomoFritzlohabíahecho.Aun así me preocupaba que quisiera casarme tan precipitadamente parasentirmemásasentadaenunmundoenelquemesentíainestable.

Quiseganarunpocodetiemporespondiendoconunabroma.—¿Por fin me vas a dar ese anillo de diamantes que me prometiste la

nochequenosconocimos?AhorafueGenequienserio.—Esperabaquelohubierasolvidado.—Unaesposanecesitaunanillo—dije,extendiendolamano.Élsonrió.—¿Meestásdiciendoquesí?¿Era lo que le estaba diciendo? No me veía intercambiando votos con

Gene—niconningunaotrapersona—,perotampococonsiderabadecirlequeno.GenehabíahechoquemividaenHollywoodfuerarealenlugardeserlagran puesta en escena que había sentido que era. ¿De verdad rechazaría supropuestasoloporqueteníamiedodeaceptar?

Contrarioaloquepensaba,yaloqueconsiderabasensato,dije:—Supongoquesí.Esa tarde viajamos en auto al estado deBaja California, enMéxico, el

únicositioenelquepodíamoscasarnosenmenosdeveinticuatrohoras.Alatarde siguiente, Gene me esperaba en el escalón más alto del palacio degobiernodeMexicali.Teníaenlamanounramodeflorescolorlilaparamí.El sol vespertino daba una suerte de estructura al aire; era casi como sibrillaraporsucuenta.

Mebajédelalimusina—habíamosdecididoque,paracumplirconloquedictaba la decencia, llegaríamos por separado— y subí los escalones deledificio. Cuando llegué al último, tomé el ramo, asentí con la cabeza yentrelacémimanolibreconlasuya.Peronopronunciamosunapalabra.Noshabíandichoque, según la tradiciónmexicana, losnoviosnodebíanhablarhasta el finalde la ceremonia,ynoqueríamosatraer lamala suerteque, sedecía,agobiabaalasparejasquenoobservabanesaregla.

Llegamos frente a Apolonio Núñez, el juez del registro civil,acompañadosdenuestros tres testigos:GustavoParedeshijo, del consuladomexicano; Raúl Mateus, del Departamento de Policía, y Jimmy Alvarez,dueñodeunacantina local.Parecíaunaescenade teatrohastaqueel señorNúñezcomenzóahablarenespañol.Ningunode losdosentendió losvotos

Página164

Page 165: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

en ese idioma, pero éramos conscientes de la importancia que tenían esaspalabras.

VolteéaveraGene,quienestabamuyguapoconsusencillotrajegris.Lohabíaelegidoparaquecombinaraconelvestidooscuroquehabíadiseñadomi amigoAdrian, aunque no para esa ocasión.La ceremonia pedía decoro,pero Gene no dejaba de sonreír, y yo tampoco podía evitar sonreírle enrespuesta.Quédistintaestabodacomparadaconlaprimera.

—¿Hedy?—Al escucharmi nombre desde la lejanía demis pensamientos,volvíalpresente—.¿Nodeberíamosalistarnos?—preguntóGene.

—¿Alistarnos para qué? —De verdad estaba confundida. Creía quehabíamos decidido disfrutar de una comida austríaca tradicional en casa ydespuéspasarelrestodelanocheleyendojuntoalachimenea.

—Para ir a la fiesta en el Trocadero, claro está. Escuché que es formalparaloshombres,asíquedeberíasponerteunodetusvestidos.

RecordabaeleventoenelTrocadero,peronoqueríair;además,pensabaquehabíamosacordadonoacudir.Solohabíafingidonosaberdequéhablabaparaprolongarnuestrotiempojuntos,asolas.

Meleacerquésusurrando:—Imaginéquepasaríamosunalindanochejuntosencasa.—Lobesécon

ternuraenelcuello,comolegustaba.Geneeraunamantehábil,apasionadoyfácildeconvencer.

Merodeóconsusbrazosymediounbesointenso.Recorríconmisdedossuespalda,trazandocírculoshastaquesoltóungemidosuave.Entoncesdije:

—Perfecto,estádecidido.Meseparédesuabrazoy,tomándolodelamano,empecéallevarlohacia

lahabitación.Genesesoltó.—No,Hedy, hay que salir.Nos hemos quedado en casa dos veces esta

semana.—Ysalimoslasotrascinconoches.Mivozdenotabairritación.¿Cómopodíaquereriraesashorriblesfiestas

casi a diario? Las noches en casa conGeneme encantaban; podía tocar elpiano o explorar algunas ideas para mis creaciones científicas—diseños omodelosdearcillaometal—mientrasélleíaotrabajabaenalgúnguion.¿Nosesuponíaquetenerunesposoeralarazónporlacualdisfrutabasquedarteen

Página165

Page 166: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

casaconél,yafuerajuntoalachimeneaoenlacama?EsoeraalgoquenohabíatenidoconFritz.

—Vamos, Hedy. Ya sabes cómo es este juego. Los contratos en laspelículas—ya sea como actriz, guionista, productor o lo que sea— vienencon el poder. Y el poder viene de las relaciones. Y no puedes crear nifomentarrelacionessinasistirafiestas.

Gene pronunció ese monólogo trivial sobre el funcionamiento deHollywood—algoqueyo conocíamejorquenadie—comouna especiedecortina de humo para ocultar sus verdaderas preocupaciones. Había estadotrabajando como productor en la nueva película La reina de la canción yestabateniendoproblemasconsuscolegasen20thCenturyFox.Creíaquealcongraciarse con ellos allanaría el camino, y también que, si yo aparecíaimpecableenelTrocadero,solucionaríamidisputaconelseñorMayerporeldinerodelapelículaquefilmabaenesemomento,Estamujeresmía,alladode Spencer Tracy. Me había mostrado firme con mi jefe respecto delporcentajedegananciasque,amijuicio,mecorrespondía.Peseaserhombresofisticado,Genepodíasermuyinocenteaveces.SenecesitaríamuchomásqueunaveladaenelTrocaderoparaarreglarlascosas.

Mirédirectamentealosojossuplicantesdemiesposo,preguntándomesisabíaconquiénmehabíacasadoenrealidad.Tampocoteníaclaroquiéncreíaélqueerasuesposa.

Página166

Page 167: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo33

14deoctubrede1939LosÁngeles,California

La humedad cubría la ciudad como una manta y llenaba de pesadumbrenuestroscorazones.Aunqueenel techogirabanlosventiladoresylacortinavioletadelatardeocultabaelsol,miropaestabapegajosayhúmeda.AnsiabalosbosquesheladosdeViena,perosabíaquenopodíavolveracasa.Noenesemomento,yquizánunca.

Los periódicos estaban esparcidos sobre la mesa del salón privado delBrownDerby,llenosderedondasmarcasdehumedadcausadasporlosvasosque sudaban. Las publicaciones venían de sitios lejanos, ymuchos de esosejemplares eran difíciles de conseguir. Sin importar el idioma, las letrasformaban una hemorragia de noticias terribles en primera plana. Europaestabaenguerra.

Mis amigos europeos y yo nos habíamos reunido no para ahogar laspenas, sino para compartir información. Sabíamos que en los diarios soloaparecíaun fragmentode laverdad.La invasiónnazi aPolonia sinduda sedescribía en todos sus detalles, lomismo que los ultimátums que el ReinoUnido y Francia habían dirigido a Alemania. Pero, como solía recordar algrupo,cuandoHitler invadióAustriay lasLeyesdeNúrembergentraronenvigor,muypocosperiódicosdieroncuentadeello.Nuestraredeuropeaeraelmedioparaenterarnosdelossaqueosaloshogaresolastiendasdelosjudíosaustríacos;de los judíosquenopodían ir a la escuelani a launiversidadyteníanprohibidoejercersusprofesiones;delosjudíosgolpeadosenlascallescadavezquelosnazisquerían,y—loqueresultabaterribleparaalgunosdemis amigosmás superficiales—de las actrices judías a las queobligaban alimpiarbaños.SololaviolenciaexplícitadelaKristallnacht,ennoviembrede1938, pareció atrapar la atención de los reporteros. En esa ocasión, lostitularesdenunciaronelrobodenegocios,casas,hospitalesyescuelasjudíos,

Página167

Page 168: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

la quema de miles de sinagogas y la muerte de más de cien personas, asícomoeltrasladodemásdetreintamilhombresjudíosalosreciénconstruidoscampos de concentración. Nos sentimos animados por la condena mundialquelaKristallnachtprovocóypensamosqueseríasuficienteparaaplacar laira antisemita deHitler; sin embargo, los reportes desaparecieronpronto.Yunavezmás tuvimosqueconformarnosconnuestrared,enespecialcuandosetratabadenoticiassobrelosjudíosenEuropa.

La verdad circulaba de boca en boca, como si fuéramos las primeraspersonas que habitaran el planeta, unidas únicamente por una historia oral.Cuando las murmuraciones sobre un programa organizado para segregar atodos los judíos en barrios llamados guetos, apartados del resto de lapoblación, se hicieron más intensas, nuestra preocupación colectiva seagudizó.LoquemeinquietabaeraquelosguetosdeHitlerfueranapenasunaetapa de un plan que parecía intensificarse para resolver el llamado«problema» judío. Me pregunté hasta dónde llegaría Hitler en su afán deeliminar a los judíos de la sociedad alemana, en particular si AlemaniaextendíasusdominioscomounaplagaportodaEuropa.

La gravedad demi crimen resultaba clara. ¿Podría haber ayudado a losjudíoseuropeossihubiera reveladoque lasLeyesdeNúrembergnoeranelfinúltimodelosplanesdeHitler?Mesentíaculpableporhaberguardadoesesecreto.Simisilencioymiegoísmohabíanpermitidoquesedesbordaranlasrepresas,¿quépodríahacerparaenmendarmifalta?

PeterLorre,amigoactordeorigenhúngaro,preguntó:—¿Alguienhasabidoporsusfamiliasalgodeloquepasaenlacalle?Habíamos aprendido que los relatos de primera mano eran los que

proporcionabanlainformaciónmásprecisaydetallada.Ilonarespondióprimero:—Recibí un telegrama en el queme confirmaron que todo estaba bien.

Pero,bueno,Hungríanosehavistoafectada.Hastaahora.OttoPreminger,directoryactoraustríaco,asintió.—Comocasi todos saben, logré sacar amimadredeVienay llevarla a

Londres la primavera pasada, así que no tengo información de su parte—agregué,sinmencionarqueloscontactosdelseñorMayermehabíanayudadoarealizaresetraslado.Acambiodeesaayuda,habíatenidoquerenunciaraalgunas demis exigencias salariales y prometer que no pediría apoyo parasacaraotrosrefugiados—.NoheescuchadonadademisotrosfamiliaresdeAustria.Nuncafuimostancercanos.

Página168

Page 169: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Unapartedemíqueríaquemamáestuvieramáscerca,quizásenEstadosUnidos, aunque había resultado mucho más sencillo tramitar su traslado aInglaterra que a territorio estadounidense. No sabía si el gobierno mepermitiríatraerlaamilado,nisiquieravaliéndomedelpoderdemifamayelapoyodelestudio,enparticulardespuésde losucedidoconelmsSt.Louis.Casitresmesesatrás,enmayo,esetrasatlánticohabíasalidodeAlemaniaconcerca de mil personas a bordo en una huida desesperada de los nazis; lospasajeros consiguieron llegar aCuba, desde donde pidieron asilo a EstadosUnidos. Sin embargo, los gobiernos cubano y estadounidense negaron laentrada a los refugiados y los obligaron a regresar a las peligrosas costaseuropeas.¿Quémehacíapensarquemamátendríamejorsuertequeesascasimilalmas?

Mi coprotagonista en La dama de los trópicos, el austríaco americanoJosephSchildkraut,repitiómispalabras:

—Mifamiliamáscercanaestáaquíynohemossabidonadadenuestrosparientesmáslejanos.

Losdemásnegaronconlacabeza.NadieteníafamiliaenAlemanianienPolonia,dedondepodríamosobtener losdetallesmás importantes.Observélos periódicos y los desesperanzados rostros europeos queme rodeaban—Gene no me había acompañado esa noche; cada vez prefería asistir más afiestasdeHollywoodporencimadecualquierotroplan—,yporenésimavezpensécuánegoístahabíasido.HabíaaprovechadolainformaciónsecretaqueteníasobreelAnschlussymissospechassobrelosplanesdeHitlercontralosjudíos,ymelashabíaguardadoytraídoconmigoaEstadosUnidos.ComolacajadePandora,ocultabaunterribleyoscurosecreto,ymeimportabamásloquesepodríapensardemíencasoderevelarlaverdadquelautilidadqueesainformaciónpodríatenerparalasvíctimasdelairadeHitler.¿Cuántasvidashabría podido salvar si hubiera abierto la caja y dejado que el mundoconociera mi secreto? ¿Me considerarían culpable por saber lo que podíapasarynohaberactuado?

Peterazotósuvasovacíosobrelamesallenadeperiódicos.—Odioestaimpotencia—dijo—.Megustaríaquepudiéramoshaceralgo.

—Expresabamispropiossentimientos.—¿Qué podemos hacer desde aquí? ¿Enlistarnos en el Ejército?

¿Recaudar fondos para la guerra?EstadosUnidos no se va a involucrar—respondiólionaalcomentariocasiretóricodePeter—.YvolveraEuropanoesopción.

Página169

Page 170: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Escuché que Canadá se unirá a la lucha pronto—dijo Joseph en unintentoporsumarsealaconversación.

—¿Yesodequénossirveanosotros?—respondióPeter,exasperado.—QuizásanimeaEstadosUnidosadeclarar laguerra también,¿no?—

conjeturóJoseph.La habitación quedó en silencio; todos estábamos absortos en nuestros

pensamientos sobre la guerra y sus consecuencias para la familia y losamigos.Elhumodeloscigarrosseelevabahaciaeltecho,girabaalrededordelasaspasdelventilador.Detrásdelapuertacerradaquellevabaalrestaurantepodía escucharse el suave rumor de los comensales del BrownDerby, casitodospartedelaindustriadelcine.Ningunoteníaideadelaspreocupacionesque contenían las paredes que nos rodeaban; no imaginaban el terror queprontoaquejaríaa lossuyossi losplanesdeHitler llegabana realizarse.Lanegaciónylacortinadehumodelentretenimientoeransulenguaje.

—Yo sé de algo que alguien, o algunos de ustedes, puede hacer—dijounamujerquemeparecíafamiliar.Lahabíavistoenalgunacena,comosolíapasarenesaconstanterotacióndeamigos,siemprecambiantesconformelaspersonas mudaban de película, set o locación. Creía que había venido conJosephSchildkraut,peroyaeratardeparapreguntarlesunombre.

—¿Sí?—respondióPeter,ydiounalargacaladaasucigarro.Sinocultarelescepticismoensuvoz,añadió—:¿Quésepuedehacer?

—Adoptarunhijo.—¿Qué quieres decir? —pregunté. La sugerencia de la mujer me

desconcertó—.¿Quétienequeveresoconlaguerra?—Todo. —Miró al grupo—. Hay tres mujeres, Cecilia Razovsky y

FrancesPerkinsenEstadosUnidos,yKateRosenheimenlaAlemanianazi;ellastrabajanensecretoparasacarniñosdezonascontroladasporlosnazisytraerlosaestepaís.LaseñoraRazovskyeslajefadelConsejodeAsesoresdela secretaria del Trabajo, la señora Perkins, en materia de reformasmigratorias. Razovsky mantiene informado al Departamento del Trabajosobrelasituacióndelosrefugiadosenelmundo,yjuntoconPerkinsintentaflexibilizar laspolíticasdelaactualadministración.Cuandonolo logran, loquesucedeenlamayoríadeloscasos,seenfocanencasosindividuales.LaseñoraRazovskytrabajaconlaseñoraRosenheim,jefadelDepartamentodeMigraciónInfantilalemán;congranriesgopersonal,ambasidentificanalosniños en peligro y, una vez que lo hacen, Razovsky y Perkins intentanconseguirlesvisasyasociarseconorganizacionesprivadaspara financiar suviajeaEstadosUnidos.

Página170

Page 171: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—¿Sinsuspadres?—preguntóliona.—Sus padres no pueden salir o han muerto —respondió. No necesitó

añadirnadamásparaqueentendiéramos loquequeríadecir: losniñoseranjudíosohijosdegentequeseoponíaa losnazis.Deotromodo,suspadreshabríanpodidoacompañarlos.

El silencio en la habitación se hizo opresivo.Lamujer había llenado elvacío con una súplica tan lastimera queme preguntaba si, entre todas esaspersonasdelespectáculo,alguienpodríapermanecerinconmovible.

—¿Alguno de ustedes recibiría a un bebé?—suplicó, y puso un papeldobladoenelúnicolugardelamesaquehabíaquedadolibre—.Nosabemosmucho acerca del niño excepto que sus padres fueron de los primerosdeportados.Porfavorentiendanque,porobviasrazones,estonoseráoficial:los estadounidenses no quieren ensuciarse las manos con esta guerra. Almenoshastaahora,comoalgunosdeustedeshandicho.Peroencontraremoslamaneradelegalizarlaadopción.Porfavor.

Misamigosmiraronhaciatodosladosyseconcentraronensuscigarrosyensusbebidas.Nadieestirólamanohaciaelpapeldoblado.Nadiesalvoyo.

Página171

Page 172: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo34

8dejuliode1940LosÁngeles,California

¿MissecretoscomenzabanapesarenmirelaciónconGene?¿Oladistanciaque se había creado entre nosotros era genuina?Nos habíamos casado conalguien a quien no conocíamos. Y lo habíamos hecho por razones muydistintas.

El patrón que Gene y yo establecimos durante los primeros días denuestromatrimoniofuncionóenunprincipio.Libreysinvigilancia,comounave,yosalíatodaslasmañanasparatrabajarenHollywood;élsequedabaencasa,ocupadoconsusguiones.Alregresarvolvíaconlaesperanzadepasarunatardetranquila.Prontomedicuentadeque,mientrasyodeseabadisfrutarlastardesenlatranquilidaddeHedgerowFarms,Genedisfrutabaasistiendoafiestas y clubes nocturnos de la escena hollywoodense, con el fin de hacerconexiones y recabar material para sus argumentos. Le gustaba iracompañadodesuesposa,unabellaestrelladecine,yenunprincipioyolocomplacía.

Con el tiempo, sin embargo, dejé de interpretar el papel de la famosaHedyLamarrcuandoGenemelopedía.MeentristecíasuanheloporlaHedypública,lafalsa,enlugardelaHedyreal.Enconsecuencia,Genecomenzóasalir antes de que yo volviera del set. Cada vez, con más frecuencia, mequedabasolaenlasnoches,ysiqueríacomunicarmeconmiesposoteníaquedejarlenotasosorprenderloenalgúnlugardeHollywood.Solopasábamoslanoche juntos en casa si invitábamos gente, en especial nuestros queridosamigosArthurHornblow Jr. yMyrnaLoy.Deno ser así, nunca estábamossolos.

Avecesmepreguntabasicontarnosnuestrossecretosnosayudaríaacrearuna nueva intimidad o si Gene saldría corriendo. Me atemorizaba esa

Página172

Page 173: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

posibilidad y, como resultado, la distancia entre los dos se convirtió en unabismo.

—¿Lista?—preguntóGene.—Lista—respondí,aunquenomesentíaasí.Intercambiamos unas hojas de papel con un elegante membrete que

entrelazaba nuestras iniciales; era un monograma que habíamos diseñadojuntosdosdíasantesdenuestraboda.Elestómagomediounvuelcoalmirarel papel que Gene me entregó. ¿Qué habría en su lista? ¿Qué me habíallevadoaquererparticipareneseejercicio,sugeridoporunaamigaactrizquejurabaqueasíhabíasalvadosumatrimonio?

Loque sí sabía era por qué estabadispuesta a enlistar los atributos quevalorabamásenGene,asícomosusproblemasmásespinosos.Yviceversa.Era un intento desesperado por evitar lo inevitable: el fin de nuestromatrimonio.

Antesdeleer,mecíalpequeñoJamesieensumoisésparaasegurarmedequeestuvieracómodo.MiréaGene,luegoanuestrorollizobebé.Genenoseemocionóantelaoportunidaddeadoptaraunniñorefugiado.Yyotampoco,para ser honesta. Me sentí obligada a hacerlo en aquella mesa del BrownDerby.Micompulsiónnosurgiódeundeseomaternal—mipropiainfanciahabíaestadodesprovistadeejemplosmaternalesycariñosos—;másbienfueresultado demi sentimiento de culpa ymi falta de acción.Quizá, pensé, sisalvaba a ese niño lograría expiar la culpa por no haber salvado amuchosotros.

Nunca aclaré por completo a Gene el posible origen de Jamesie ni lascircunstanciasdesuadopción;pero,bueno,tampocoteníaideademiherenciajudía. ¿Conocer esa verdad lo haría sentirsemás vinculado conmigo? ¿Másvinculado con Jamesie? Gene entendía que la adopción era un intento porvolveraunirnos.Susoladisposiciónarealizareltrámitepormí—apesardeque él ya tenía unahija—mehizo sentirmás cerca de él, y cuando tuve aJamesieenbrazos,miréaGeneconunasensacióndeplenitud.Perotenerunbebé en casa no se tradujo en la creación del cercano núcleo familiar queesperabaqueapareciera, sinoendosvidas separadas; la realidaddenuestrodistanciamientoerainsoslayable.

Leí laspalabrasdeGene.Meanimóunpococonocerlascualidadesqueadmirabaenmí:miencantoeuropeo,mibelleza,mishabilidadescomoamade casa y comomadre, ymi intelecto. Alcé los ojos para ver aGene y lesonreí,peroélnomeveía.Estabaabsortoenmispalabras.

Página173

Page 174: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Entoncesbajélamiradaymepreparéparaenterarmedeloqueopinabademisfallas.Sinembargo,lalistaestabaenblanco.

Fruncí el ceño, levanté la vista y descubrí aGenemirándome con ojosansiosos:

—Noincluisteningúnproblema—dije.—No.—¿Porqué?—Porquenosonproblemastuyos,Hedy.Nosonfallastuyas.Sonmías.—¿Aquéterefieres?LamiradadeGenesesuavizó;casidiríaqueseentristeció.—Te casaste conmigo buscando algo completamente razonable: un

esposo,unhogar,unafamilia.Peroloquetúquieresnopuedodártelo.Yanopuedoserelpadredeotrohijo.Noenestemomento,porlomenos.

Asentí;porfinentendía.MimatrimonioconGenenuncamejoraría,nuncaprogresaría.Habíaterminado.

Generompióelsilencio.Dijoloqueambospensábamosperoningunodelosdosqueríadecir:

—¿Buscamosunabogado?Asentí.Deverdadnohabíaalternativa.—¿QuépasaráconJamesie?—preguntóGene,inclinandolacabezahacia

elbebéquedormía.¿Quéestabapreguntando?¿Quiéndelosdossequedaríaconlacustodia?

¿O acaso preguntaba algo impensable? ¿Querría saber si regresaríamos alpequeño?

Saqué ami hijo de sumoisés y lo abracé con fuerza. Jamesie hizo unruidoperonosedespertó.

—Meloquedaré—ledije,peseasaberquelaseñoraBurton,lananadeJamesie, pasaría más tiempo con él que yo debido a las exigencias de mitrabajo.Aunasí,suvidaenEstadosUnidosseríamuchomejorqueeldestinoqueleesperabadehabersequedadoenEuropa.

Geneasintióyestiróunbrazoparahacermeunacariciaenlamano.—Megustaríaverlodevezencuando.—Porsupuesto,Gene.Alfinyalcaboeressupadre.Sinimportareltipo

depadrequequierasser.MehabíaaferradoalpuertoseguroenelquehabíaconvertidoaGene,una

versión de papá que él no habría podido ser, y él se había casado con unaglamurosaestrelladecinequeacudíaafiestascadanoche.PeroyosoloeraHedyKiesler,yélunbortvivantdeHollywood.Yoteníaunpesadosecreto

Página174

Page 175: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

que necesitaba expiar, y lo que Gene percibió fue lo luminoso; incluso senegóaveresetoquedeoscuridad.Éramospersonasopuestas,extrañoselunoparaelotro.

Página175

Page 176: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo35

19deseptiembrede1940LosÁngeles,California

Subía y bajaba a Jamesie enmis brazos en tanto Susie leía en voz alta elperiódico. Me encantaba que ese ángel visitara mi camerino durante laspausas de mi trabajo, aunque dudaba de mi capacidad para ser una madrecompetenteenlaspocashorasqueteníalibresparadedicarle,mientrascorríaentresetsporque trabajaba tantoenNopuedovivirsin ti,conelencantadorJimmy Stewart, y Camarada X, con el agradable Clark Gable. Con todo,Jamesie,elúnicovestigiodemibrevematrimonioconGene,eraungranrayodesolqueiluminabamiocupadayconfrecuenciaestresantevida.

—Impactadosporuntorpedomientrasseaferrabanasusososdepeluche—chasqueóSusie,conlágrimasenlosojos.

—¿De qué hablas? —Seguramente había escuchado mal por estarconcentradaenlostiernosbalbuceosdeJamesie.¿Porquéhabríahabladodetorpedosyjuguetesenlamismafrase?Quizáseramimalacomprensióndelinglés.OelargotdeSusie.

Estanorespondiómipregunta,algoinusualenella.—¿Quépasa,Susie?Siguió sin responder. La señoraBurton, quien se hallaba sentada en un

rincón,tejiéndoleungorritoaJamesie,selevantóyfueaecharunvistazoalperiódicoporencimadelhombrodeSusie.Soltóungemido.

ConJamesieretorciéndoseenmisbrazos,meacerquéaambasparaleerelperiódico.

Leí en voz alta el horrendo titular: «Torpedo nazi hunde barco derefugiadosymataniños».

Susiemurmurabafrasesentrecortadasdelaterriblehistoria:—«Ante los cada vez más frecuentes ataques aéreos alemanes y la

amenaza inminente de una invasión por tierra, los hogares canadienses, de

Página176

Page 177: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

maneraespontánea,ofrecieronalgobiernobritánicohospitalidadyasiloparaniños refugiados. El 12 de septiembre de 1940, el SSCity of Benares, concientonoventaysietepasajerosydoscientos tripulantes,entreellosnoventaniños,zarpócondestinoaCanadáparaalejarsedelBlitzylaamenazadelainvasiónalemana.Elbarco,queviajabadeLiverpoolaCanadá,fuealcanzadoel 17 de septiembre de 1940 por torpedos alemanes cuando se hallaba anovecientos sesenta y seis kilómetros de la costa.ElSSCity ofBenares sehundió y ciento treinta y cuatro pasajeros y ciento treinta y un tripulantesmurieron, incluidos ochenta y tres de los noventa niños enviados por suspadresaCanadáparagarantizarsuseguridad».

—¡No!—grité.¿Cómopodíahabersucedidoalgoasí?Losnazisnoseríancapacesdeatacarunbarcollenodeniños,¿osí?

Susiesiguió leyendoenvozalta losdetallessobre losniñosabordodelSSCityofBenares.Proveníandefamiliasbritánicasquehabíanpadecidoelbombardeo delBlitz, así comode familias de refugiados que temían por laseguridaddesushijosjudíossiHitlerinvadíaInglaterra;esoloinferí,pueselperiódicoaludíaalasituacióndelosniñosjudíospormediodeeufemismos.Sinimportarsushistoriaspersonales,todosbuscabanlomismoparasushijos:seguridad.Esoquelosnazisleshabíanarrebatado.

Miréalosojosdemihijodeañoymedio.Denoserporuncaprichodeldestino —algún factor desconocido en los empeños de las señorasRosenheim,PerkinsyRazovsky—,Jamesiepudohabersidounodelosniñosdeesebarco.UnazaroportunolohabríaubicadoenunbarcohaciaEstadosUnidos en octubre pasado, y no este mes, en otra embarcación rumbo aCanadá.DespuésdehaberestadoapuntodeperderamihijoanteelsistemadeserviciosinfantilescuandoGeneyyonosseparamosenjunio—elsistemajudicial de Estados Unidos parecía incapaz de considerar que una madresoltera quisiera criar a un hijo adoptado por su cuenta—, la posibilidad devolveraperderlofuedemasiadoparamí.PudesentireldolorvisceraldelospadresdelasvíctimasdelSSCityofBenares.

Elasistenteasomóporlapuerta.—Eshora,señoritaLamarr.LaseñoraBurtonestirólosbrazosydijo:—Lollevaréacasaparasusiesta,señora.Aregañadientes,leentreguéamihijo.Ellalorecostóconcuidadoensu

carriola y lo sacó demi camerino. «Pobrecito», pensé.Quizá Jamesie creíaquelaseñoraBurtonerasumadre.Suverdaderamadretrabajabamuchoysu

Página177

Page 178: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

padre era una incógnita, ya que el vínculo entre Gene y Jamesie eradelgadísimoycasisedisolvióduranteeldivorcio.

Sinmiamadohijoenbrazosmesentíainestable,yelenormepesodelapérdidameoprimía.Sinpreocuparmeporelvestidodenochequeusaríaenlasiguiente escena,me dejé caer al piso como un pedazo de papel arrugado,tumbadaporlapenaylaculpa.¿Podríahaberhechoalgoparaimpedirtodasesaspérdidas?Sihubierainformadoalgobiernoestadounidenseoalbritánicode mis temores por los planes de Hitler, ¿los niños no habrían tenido queembarcarse en ese viaje fatal? ¿Los enemigos de los nazis habrían sidocapaces de detener los terribles planes de Hitler para que los padres notuvieran que enviar a sus amados hijos solos en esa travesía por el vasto ypeligroso océano Atlántico? ¿Me habrían creído? ¿Estaba exagerando mipapel?Lasemocionesquesentíapesabantantoquenecesitabadepositarlasenalgúnlado.

—Vamos, señorita Lamarr. —Susie me rodeó con sus brazos y concuidado intentó levantarmedelpiso.Micuerpoeracomopesomuertoynopudomoverme.Derrotada, se sentó ami lado y permanecimos en silencio.Porprimeravez,laanimadaSusienodijonada.Ellaaúndesconocíaelidiomadelapena.

El asistentevolvióa llamar.Debíanestar esperándomeenel set.Alverquenadierespondía,abrióunpocolapuerta:

—¿Señorita Lamarr? —Casi saltó del susto al verme a mí y a Susiesentadas en el piso y recargadas contra la pared.Una vez que se recuperó,corrióanuestroladoypreguntó—:¿Quierequetraigaaldoctor?

Mirélosojosazulesdelhombre—apenasunniñoqueintentabaascenderenlaescaleradeHollywood—ymedicuentadequeapartirdeesemomentotodo cambiaría. Mi historia personal y todos los caminos que pude habertomado en el pasado habían dado forma ami presente.Habían guiadomispensamientos y mis actos como el timón invisible de un barco. Pero nadadesviómipresentedesucursocomoelSSCityofBenares.

Nomepermitiríaseguirentregándomealaculpanialapena;melanzaríaalaacciónconelfindepurgarmispecados.Tomaríatodoloquesabíasobreelmal queHitler representabay lo afilaría hasta convertirlo enun arma.YconesaarmaatacaríaelcorazóndelTercerReich.

Página178

Page 179: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo36

30deseptiembrede1940LosÁngeles,California

—PorRobinGaynorAdrian.—GilbertAdrian,conocidocomoAdrian,alzósucopaybrindóporsuhijoreciénnacido.

Solo la celebración en honor al nacimiento del hijo de mis grandesamigos,losAdrian,mesacódelacasaenlosdíasposterioresalhundimientodelSSCityofBenares. ¿Cómofaltarauna fiestapara festejar la llegadaalmundo de un bebé sano cuando tantos habíanmuerto?Choquémi copa dechampañaconlosdemásasistentesamiscostados,ymedicuentadequenome habían presentado al hombre que tenía sentado ami diestra, pequeño yrubio,conlosenormesojosazulesdeunniño.

Casinohabíareparadoenlasformalidadesdelapresentación;tanlúgubreeramiánimoytantamiconcentracióneneltrabajo.Desdequemeenterédela espantosa noticia de la tragedia del Benares, me impuse un régimenestricto.Cuando volvía a casa del set de la película boba en que trabajaba,tituladaEl fruto dorado, pasaba tiempo con Jamesie hasta que él tenía queirse a dormir. Entoncesme quedaba toda la noche intentando registrarmisrecuerdosdelascenasalasquehabíaasistidocomolaseñoraMandlyenlasque se habían discutido asuntos militares y de armamento; hacía apuntesfrenéticosenuncuaderno.Conesasnotasesperabahallaruncaminoparalaexpiación, unamaneradeutilizar esa información secreta para ayudar a laspersonasquehabíadejadoatrás.

MedijeronquedespuésdelAnschluss,unavezque losnazisquemaronlas bibliotecas de judíos e intelectuales, durante días flotaron en el airefragmentosdelaspáginasdeloslibros.Enlasbanquetasosobresusabrigos,los vieneses hallaban unas cuantas palabras de Albert Einstein, SigmundFreud, Franz Kafka, Ernest Hemingway, entre otros. Pasaban las tardesintentando ubicar esas frases en su contexto o entender qué significaban.

Página179

Page 180: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Cuando trataba de ensamblar y descifrar mis recuerdos de conversacionesmilitares escuchadas mientras presidía la mesa, me sentía como miscompatriotas vieneses, buscando reunir las piezas del rompecabezas, darsentidoalcaos.

HicelargaslistasdeplanesmilitaresyfallasenlosarmamentosdelasqueFritzsehabíalamentado.Detodaslasmuniciones,armasycomponentesqueFritz había fabricado, los torpedos eran los que más problemas daban. Suprecisiónresultabaproblemática,ademásdequesusseñaleseranvulnerablesainterferenciasdebuquesenemigos.Juntoconcadafrasesobrelostorpedos,escribí toda la información que recordaba de mi breve conversación conHellmuthWalter, experto en torpedos nazis, en la fábrica de Hirtenberger,poco tiempo antes de mi huida. Parecía que mi mayor oportunidad paradebilitar al Tercer Reich —y garantizar que ningún submarino o buquealemán volviera a atacar un barco lleno de niños refugiados— consistía enutilizarelconocimientoquehabíaadquiridoparaexplotarlasdebilidadesdelossistemasdetorpedosalemanes.

Laclaveparaaumentarlaprecisióndelostorpedosdelosenemigosdelosnazis,yalmismotiempoencontrarlamaneradeimpedirqueloshombresdeHitler interfirieran las señales de radio, estaba ahí afuera, o enmi interior.Partesdelasoluciónsemerevelabanmientrasdormía,enladuermevela,enmis pesadillas e incluso durante el día. Sin embargo, la inspiración se meescapabacuandointentabaafinarmiarmacontraHitler.

Adrianmetrajodevueltaalpresente.Nohabíaterminadosubrindis.—Robin se tomó su tiempo para llegar. —Hizo una pausa hasta que

terminaronlasrisasquesabíaqueproduciríaeldoblesentidodesufrase.Lamayoríade losamigosdeAdrian, escenógrafoyvestuarista,yde sumujer,JanetGaynor,sospechabanqueesematrimonioeraunafachada,queaunqueJanetyAdrianseamabanprofundamente,buscabanparejasentrepersonasdesumismosexo.Peroesonodebilitabalafortalezadesuinfalibleuniónnisudeleiteanteelhechodehaberseconvertidoenpadres.Esapareja,luminosaysofisticada, organizaba el tipo de reuniones de Hollywood de las que sídisfrutaba.

MirandohaciaJanet,Adrianprosiguió:—Queremos agradecerles a todos, queridos amigos, por animarnos y

celebrarconnosotrosahora.

Página180

Page 181: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Janetalzósucopaantelamesadecatorceamigosreunidosasualrededor;lasmujereslucíanhermosasconlosvestidosdeAdrian,yoentreellas.

Adrianhizoquesuesposadieraungiroydeclaró:—Ahora,bailemos.Lamayor parte de los asistentes se puso de pie para bailar al ritmodel

disco que Adrian y Janet habían colocado en el gramófono, pero yopermanecí sentada;nome sentía conánimospara acompañarlos.Lomismohizomivecinodeasiento,quiencomenzóatrastabillarunosminutosdespués:

—Debo disculparme por no haberme presentado.Claro que sé quién esusted,ymequedépetrificadodurantetodoelprimertiempodelacenaantelaposibilidad de saludar a la famosaHedyLamarr.Apenas si pude comer—dijo,señalandosuplatodeostionescasiintacto.

Mereíporlamaneraenlaquesehabíaexpresado.¿Cómoevitarlo?Porlogeneral, las personas, si nome conocían, sentían lomismo que él, pero noteníanlosarrestosparaadmitirlo,muchomenosloshombres.Suhonestidadmepareciómuyoriginal.

Estirélamanoparasaludarloydije:—Soyyoquiendeberíadisculparse.Temoquenoheestadomuysociable

enlosúltimosdías,yesomehahechoolvidarmedelasformas.Parecíaalarmado.—¿Estátodobien,señoritaLamarr?—Por favor, llámame Hedy —le dije, y luego, mientras encendía un

cigarro,pensécómoresponderasupregunta—.Verás,eslaguerra.Hahechoque mi vida diaria aquí en Estados Unidos parezca…—busqué la palabracorrecta—trivial.Nomesientoconánimosdeconvivir.MeresultaextrañohacerpelículasyganardineroenHollywoodcuandoelrestodelmundoestápasandoporunmomentotan…—Meinterrumpí;temíaquemispalabrasnotuvieran sentido para un estadounidense y me preguntaba por qué habíaconfiadopensamientostaníntimosaunextraño.

Elhombrellenóelsilencio.—Teentiendo.Miesposaeseuropeay,paraella,laguerraesmásreale

inminente de lo que me parece a mí, incluso a pesar de que mi hermanoHenrymurióenjuniocuandoestabadestacadoenlaembajadaestadounidenseenFinlandiacomoconsecuenciadelabreveguerraentreesepaísylaUniónSoviética.

Mellevélamanoalaboca.—Lamentomucholodetuhermano.

Página181

Page 182: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Gracias. Fue una pérdida terrible. Pero vivimos tiempos terribles,aunquenoloparezcaaquíenHollywood.—Ycontodaintenciónmiróhacialapistadebaile.

—Símeentiendes.Mesentíaliviadaalpoderestablecerunaconexiónverdaderaenlugarde

verme forzada a entablar las conversaciones banales de siempre.Permanecimosenunsilencioplácidoypensativoporunmomento,mientrasmirábamosalaspersonasbailar.Luegopreguntó:

—Aquíestoy,sentadoatulado,ynoteheinvitadoabailar.¿Quieres?—¿Teofenderíassitedigoqueno?—Laverdad,mequitaríasunpesodeencima.Nuncahesidomuybuen

bailarín.Másbiensoymúsico.—¿Músico? Qué bien. Mi madre era pianista de concierto. ¿También

tocaselpiano?—Sí;aunqueahora,másqueinterpretar,compongo.—Erescompositor—repetí,intrigada—.Disculpa,creoquenoescuchétu

nombre.—GeorgeAntheil.—¿ElautordeBalletmécanique?Enmijuventud,duranteunviajefamiliaraFrancia,habíaescuchadoalgo

acercadeesaescandalosapiezaqueconsistía,enparte,en lasincronizaciónde casi una docena de pianolas —según se rumoraba, se trataba de unaavalanchademétricaerráticayacordes radicales—,ydel caosmusicalqueprovocó en París y en el CarnegieHall deNuevaYork cuando se estrenó,hacía casi una década. El señor Antheil era un compositor e intérprete deobras de vanguardia de considerable fama, así como autor de importantesartículossobre laguerraenEuropay los regímenespolíticosdetrásdeesta;tambiéneralaúltimapersonaalaqueesperabaencontrareneseHollywoodcomercial.

—¿Hasescuchadohablardeella?—Senotabasorprendido.—Sinduda.¿Asíqueereselcompositor?—Elmismo.—¿YquétetraeaHollywood?Serioaladvertirdóndehabíapuestoelénfasis.—Trabajoenlamúsicadeunpardepelículas.—Esoestámuylejosdetusobrasanteriores.—Bueno,todosnecesitamoshacerunpocodedinerodevezencuando.Y

con Ballet mécanique no me alcanzaba para pagar la renta —dijo sin

Página182

Page 183: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

entusiasmo.—Debesestarorgullosodeesaobra;mehandichoqueesmuyoriginal.

Meencantaríaescucharlaalgunavez.—¿Sí?—No lo habría dicho si no fuera verdad—hice un gesto señalando el

piano.Nospusimosdepieycaminamoshaciaél;viqueGeorgeeramuchomás

bajitoqueyo.Quizámedíaunmetrosesentayyounmetrosetenta.Pero ladisparidad de nuestra estatura fue irrelevante cuando nos sentamos en eltaburetedelpiano;dehecho,parecíamásaltoalmomentodetocar.

Balletmécartiqueera,comolohabíadescrito,pococomún,perotambiénera algo vital; no había escuchado nada semejante en años. Me sentívigorizadaporlasnotasdiscordantesylamentéquetuvieraqueterminar.

—Supongoque,conunamadreconcertista,ustedtambiénsabetocarmuybien,señoritaLamarr—comentóGeorge.

—Hedy.Ysí,tocoelpiano,aunquenodiríaquelohago«bien».Oporlomenosmimadrenolodiría.—Podíaimaginarelhorrorenelrostrodemamási se hubiera enterado de que el famoso compositor George Antheil habíapreguntadopormihabilidadparatocarelpiano.Ellahabríasidolaprimeraencriticarmitécnica.

—¿Temolestaríaquetocáramosadúo?—Siempreycuandonoteimportemifaltadehabilidad.Sonriójuguetónycomenzóainterpretarunatonadaqueparecíafamiliar

peroquenopodíaubicar.Lo seguí,porque lamelodíaera sencilla,perodeprontocambióauna tonadacompletamentedistinta.Nossincronizamoscontodanaturalidad—gracias a su habilidad, sin duda, no a lamía—mientraspasábamosdeunacanciónaotra,yreíamostodoeltiempo.

De pronto me surgió una idea. Había estado rumiándola desde hacíatiempo, al pensar en la manera en que torpedos, submarinos y barcos secomunicabanensecretoporradio.RetirélosdedosdelasteclasdelpianoyvolteéaveraGeorge.

—Tengounapeticiónalgoextrañaquehacerte.—SeríaunhonorhacercualquiercosaquepidaHedyLamarr.Conmiradasuplicante,lepregunté:—¿Trabajarías en un proyecto conmigo? Quizá sirva para acortar la

guerra.

Página183

Page 184: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo37

30deseptiembrede1940LosÁngeles,California

—¿Así que este es el estudio de una estrella de cine?—murmuró Georgemientras caminabapor el espacioblanco, inmaculado salvopor eldesordende los materiales de trabajo—. Te confieso que pensé que el lugar estaríallenodefrascosdemaquillaje,joyasyvestidos,nodepizarronescolmadosdebocetosy—levantódelamesamiedicióndeRadiodynamics:TheWirelessControl of Torpedoes and Other Mechanisms, de B. F. Miessner— librosincomprensibles.

Mereíyconungestoseñalétodalahabitación.—Undesordencientífico;asíescomo luceelestudiodeunaestrellade

cine.—Ahoraentiendoporquénadietevedespuésdesalirdelset.—¿Mehasestadovigilando?—Nosabíasienojarmeosentirmehalagada.—Hagomitarea—dijo,ehizounapausaantesdeañadir—:Enespecial

sivoyaencerrarmeconesaestrelladecineparatrabajarenalgoimportanterelacionadoconlaguerra.

Decidísentirmehalagada.—Mealegraescucharquenoeresajenoahacertarea,porquedeahoraen

adelantetendrásmuchísima.—¿Porfinmedirásquéesloqueharemos?—Sí,supongoquesí.Conungestoleindiquéquesesentarafrenteamí.Respiréprofundamente

ycomencéahablarleacercademividacomolaseñoraMandl.Noentréendetallessórdidos,claro,perosílereferílasinterminablesconversacionesquehabía escuchado sobre municiones, armamento y, lo que resultaba másimportante para nuestros propósitos, torpedos. En términos sencillos, leexpliquélasfallasquehabíaenlostorpedosalámbricosymideseodecrear

Página184

Page 185: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

unsistemadetorpedosguiadosporradiocontrolparaquelosaliadostuvieranmayorprecisiónensusblancosypudieranutilizarfrecuenciasimposiblesdeinterferir.

Georgememirabaestupefacto.Soltóunbrevesilbidoydijo:—Meimpresionatuprofundoconocimientodeestatecnologíayqueestés

tanenteradadeloquesupongoesinformaciónmilitarclasificadadelTercerReich.No teníani ideadequehablaríamosdeestohoyynisiquierasépordóndeempezarconmispreguntas,Hedy.

—Pregúntame lo que quieras —le dije, y lo decía en serio. Hablarabiertamente con George de mi pasado y mis ambiciones, en vez decomunicarmea travésdelpersonajequehabíaestadohabitando todoeldía,HedyLamarr,estrelladecine,eraliberador.EnsuvoznopercibíajuiciosnidesilusiónporestarreunidoconestaHedy;alcontrario,mesentíareconocidaporprimeravezdesdemillegadaaHollywood.Reconocidayaceptada.

—¿Por qué torpedos? Es claro que has tenido acceso a todo tipo deinformaciónsobreplanesmilitaresyarmamento,perotehasenfocadoenlostorpedos.

—En un principio no me había concentrado en ellos.Más bien escribítodoloquerecordabahaberescuchadosobreestrategiamilitaryarmamento,y estuve buscando algún tema en el que pudiera tener mayor incidenciacuando sucedió la tragedia del Benares. Entonces juré que utilizaría miconocimiento para ayudar a los aliados a hundir todos los submarinos ybuquesdeguerraalemanesenelocéano.NoquieroenterarmedeotratragediacomoladelBenares.

Esa era, por supuesto, solo una demis razones.Mimotivación tenía suorigenen lasmúltiplescarasdemiculpa.Apesardehabernoscomunicadocon tanta naturalidad, todavía no podía confesar a George mi pasado másprivadoymissospechassobrelosplanesdeHitler.

—Tienesentido.Fueunapérdida terrible ladelBenares.—Negócon lacabeza—.Todosesosniños.

—Sí,lofue.—Meesforcépornollorarparapodercontinuar—.Tambiéntuvelaexperienciaúnicadepasarunahoraomásconelgeniodelostorpedosalemanes, Hellmuth Walter. Conversamos acerca de su solución para elproblemadelapropulsiónsubmarina,lacualconsisteenutilizarperóxidodehidrógeno, y sobre las investigaciones que él y su equipo realizaban contorpedos a control remoto. En ese momento, y sin duda hasta ahora, losejércitosprefieren ladirecciónalámbricapara los torpedos:elproyectilestáunidoal submarinooalbuqueconundelgadocableaisladoque loconecta

Página185

Page 186: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

con el submarinista o marino que lo dirige hacia el blanco.Walter estabaexplorando la posibilidad de controlar los torpedos de manera remota.Concretamente examinaba el sistema de radiocontrol que se utiliza en lasbombas aéreas con alerones lanzadas desde aviones, en las que cadabombarderoybombatienenunadedieciochoradiofrecuenciasdistintasparacomunicarse.Hastaentoncessusesfuerzosnohabíansidofructíferosporqueel enemigo podía interferir la comunicación entre bombardero y bomba sidetectaba la frecuencia que estaban utilizando. Sin embargo, pensé quepodríamosutilizaresamismaidea,unpocomodificada,paralostorpedos.

Hice una pausa para ver si George tenía comentarios o preguntas. Suentrecejofruncidoevidenciabatotalestupefacción.

—Seguroquetienesmáspreguntas—ledije.—Miles—dijo,riendo—.Creoqueloquemeestácostandoentenderes,

bueno, ¿por qué yo? ¿Qué te hace pensar que un compositor sin ningunaformacióncientíficapodráayudarteasolucionarunproblemaquelasmejoresmentesmilitaresnohanpodidoresolver?Noesquenoquieraayudarte,desdeluego.

—Pues tienes todas las cualidades necesarias para ser mi compañerocientíficoenesteproyecto.Tienesunagrancomprensióndelfuncionamientodelosinstrumentosmecánicosyeresbrillante.Teenfrentasalosproblemas,einclusoalmundo,conunenfoqueamplio,adiferenciadelamayoríadelosinventoresypensadores,queestrechandemasiadosuvisión.Esotehaceestarmejorcalificadoparaeltrabajoquecualquiercientífico.Yeres…

—¿Soyqué?—preguntó.—Eres una fuente de inspiración.Cuando tocamos el piano juntos hace

unas tardes en casa de los Adrian, descifré el enigma de cómo crear untorpedo a control remoto invulnerable a las interferencias. —Sonreí alrecordar esemomentode claridad, cuandopor fin entendí cómo resolver elproblemadelostorpedos—.Setratadeunasolucióngeneralporlomenos.Yveocongrannitidezcómopuedesayudarmeconella.

—¿Todoesopasódurantenuestrodueto?—Memirabaincrédulo.—Asíes.Hiceunapausaparaencenderuncigarro;leofrecíuno,peronoloquiso.—¿Cómofueeso?—Segúntedije,elproblemaprincipaldelcontrolremotodelostorpedos

—loquelesdaríamuchamayorprecisión,alnoexistirlalimitacióndelcable—esqueelenemigopuedeinterferirlaseñalutilizadaconenormefacilidad.NisiquieraelgranexpertoWalterlogrósolucionareseproblema.

Página186

Page 187: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Eso ya lo entendí. Pero ¿qué diablos tuvo que ver en todo esto quehayamostocadoelpianojuntos?

—Cuando tocamos a dúo, nos seguíamos el uno al otro, saltábamos deuna tonada aotra sinproblemas.Túcomenzabasyyo te seguía.Dealgunamaneraactuabascomosifueraselemisordelaseñal,comoelsubmarinistaoelmarinero,yyocomo la receptora, comoel torpedo.Ycomencéapensarquépasaríasielsubmarinistaomarineroyeltorpedopasaranconstantementede una frecuencia de radio a otra, de la misma manera como tú y yopasábamos de una tonada a otra. Eso haría que resultara casi imposibleinterferirlacomunicaciónentreambos,¿noescierto?Túpuedesayudarmeacrearuninstrumentoquehagaeso.

Georgesehundióensusillaensilencio,enloqueprocesabamiteoría.—Esgenial,Hedy—dijoenvozbaja.Alguientocólapuertadelestudio.—Pase, señora Burton—dije, pues era la única persona demi servicio

domésticoqueseguíaenlacasa.Lananauniformadaabrió lapuertaymeentregóaJamesie,vestidocon

unmamelucoazul.—Estepequeñocaballeroestáporirsealacama—anunció.Mepuseenpiedeunsalto.—Venadarleunbesoamamáantesdedormir—lesupliquémientrasle

hacíacosquillasensuspiececillosregordetes.Jamesieyyonosbesamos;hundílanarizenlacurvadesucuelloyaspiré

elaromaajabónytalcoparabebé.—Buenasnoches,cariño—lesusurréyseloregreséalaseñoraBurtona

regañadientes.CerrélapuertayvolvíasentarmefrenteaGeorge.—Bueno,¿enquéíbamos?—¿Tienesunhijo?—Parecíasorprendido.—Sí,GeneMarkeyyyoloadoptamosdurantenuestromatrimonio.Tenía

ochomesescuandollegóconnosotros,enoctubrede1939.—¿Yahoraestásdivorciada?—Él es todo para mí.—Hice una pausa mientras consideraba si podía

confiarleaGeorgemi secretoyelde Jamesie.Decidíhacerlo,pero soloenparte.Leconté lahistoriadeJamesie—.No tieneanadiemás,¿ves?Esunrefugiadoeuropeo.

—Ah.—ElrostrodeGeorgesesuavizócuandocreyóhaberentendido—.Ahora todo empieza a cobrar sentido: un niño refugiado, el Benares, los

Página187

Page 188: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

torpedos.AsentíparahacercreeraGeorgequelaadopcióndeJamesieyelBenares

eranloquemotivabami ímpetuinventivo.PeroJamesiesoloeraunadelasmuchas víctimas del TercerReich queme sentía compelida a salvar. SabíaquealhaberescapadodeAustriasinexpresarmissospechas—ysinllevaranadieconmigo—habíacontraído laobligacióndesalvaramuchos,muchosmás.

Página188

Page 189: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo38

19deoctubrede1940LosÁngeles,California

Eltrabajomecambióelcuerpoylamente.Yanomesentíaescindida.—Hedy, ¿algún día limpiarás todo esto? —me gritó George desde la

entrada del estudio, donde los vestigios de nuestras últimas reunionespermanecían regados por el piso. Nos habíamos vuelto muy cercanos ybromeábamos;meparecía casi como si fuéramoshermanos.Eraun cambiomuyagradablerespectodeltratoqueporlogeneralrecibíadeotroshombres,yafueralosdemayoredad,quemeprodigabanatencionesnosolicitadasenunintentodesesperadoporcortejarme,odelosdirectores,quienesmedabanórdenesymeconsiderabanpocomásqueunobjetoinanimadoqueaparecíaensuspelículas.

George sabía que podía gritar los domingos por la tarde; era entoncescuandolaseñoraBurtonllevabaaJamesieapasearalparqueyestenodormíala siesta en casa. Mi nueva película, Las chicas de Ziegfeld, demandabamuchodemitiempo,loquehacíaquesolotuvieralosfinesdesemanaparatrabajarconGeorge.Anteriormentenosencontrábamosentresemana,porqueyo prefería pasar sábados y domingos con Jamesie, aprovechando que notenía que estar en el set.George decía queno le importaba siempre que suesposaysuhijoestuvierandevacacionesenlacostaestedelpaísvisitandoasusfamiliares,peroaunasísentíaqueestabainvadiendosuprivacidad.

—Mudémonosalpatioporhoy.Elclimaestáespectacular—gritédesdela cocina, donde estabapreparando café. Ingeríamos enormes cantidadesdeesta bebida con el fin de estimular nuestras discusiones, en las que nosalentábamos el uno al otro para hallar un mecanismo mediante el cual elsubmarinoyel torpedopudieransincronizarsus frecuenciasvariables.Solíapreparar el café yomisma, pues no creía que nadie pudiera hacerlo con elestiloaustríaco,elcualpreferíaporencimadeldeslavadoestiloamericano.

Página189

Page 190: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

PuestoquenosencontrábamosenCalifornia,aquellatardedeoctubreera,por supuesto, cálida, pero se sentía una leve brisa junto con el calor queemanabadelimplacablesol.Esetoquedefríomerecordólastardesfrescasycoloridasdelotoñovienés,ydeprontosentínostalgiadeDöblingyextrañéapapá. Pensar en él me hizo soltar una lágrima y me pregunté si estaríaorgullosodeltrabajoqueestabahaciendoahora.Afindecuentas,habíansidotodas esas tardes de domingo en las que me explicó con paciencia elfuncionamientotécnicodelmundoloquemediolasbasesylaconfianzaparaemprender mi proyecto con George. Esas horas me habían formado demaneras que apenas comenzaba a entender.Una cosa sabía de cierto: papáhabría estado orgulloso de los esfuerzos que había hecho para trasladar amamádelabombardeadaLondresalaseguridaddeCanadá.

Me enjugué una lágrima, tomé la charola con el café y salí al patio.George ya había colocado en el pizarrón una tabla en la que habíamosesbozado la estructura básica de nuestro invento. Nos había tomado variasreuniones, pero por fin habíamos delimitado tres objetivos relacionados ycomenzado a buscar soluciones para ellos. Los anotamos así: a) construirtorpedosderadiocontrolparaincrementarsuprecisión,b)crearunsistemaderadioseñalesentreelavión,submarinoobarco,yeltorpedo,yc)diseñarunmecanismo capaz de sincronizar el salto entre frecuencias de radio en lascomunicacionesparaevitarqueelenemigointerfirieralaseñal.

Serví sendas tazas de café para George y para mí. Lo bebíamoslentamente ymirábamos el pizarrón al amparo de una sombrilla, al tiempoqueescuchábamoselvientoqueagitabalashojasdeunahiguera,unrobleyunsicómorocercanos.Eraunsonidoapacible,metálico.

—Parece que Las chicas de Ziegfeld está pasándote factura —opinóGeorge.

Miré mis pantalones de lino arrugados y me arreglé el cabello maltrenzado.Estuveapuntode responderquemiseleccionesdevestuarioeranun reflejo de lo cómoda que me sentía con George, quien debía tomarlascomoun cumplido—cosa que era cierta—.Pero sabía que los extenuantesdías de filmación delmusical sobre tres actrices principiantes, junto a JudyGarland,LanaTurner,TonyMartíny JimmyStewart, quizáshabíandejadouna huella evidente en mis ojos rojos y ojeras profundas. Jimmy era unhombremuyqueridoyamable,perolatensiónquehabíaentreLana,Judyyyoeraenorme:peleábamosportenermástiempoacuadroylosparlamentosmás importantes. Sin embargo, no lamentaba el costo, ya que ese ligero yetéreomusicaldabaalgodelevedadamicurrículumactoral.Además,podía

Página190

Page 191: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

convivir con mi querido amigo Adrian durante las horas que le tomabapreparar mis vestuarios, confecciones increíbles que incluían fantásticostocadosdepavoreal.Nopodíapredecircómoseríarecibidalapelícula,perosindudaagradecíasutonoligero.

—Quizás así es comomeveo en realidad, debajode todos los adornos.Tal vez esta es la persona quemuestro a un pequeñogrupode elegidos—respondícomosibromeara,perohablabaenserio.Mehabíaperdidoportantotiempo en las imágenes que los demás se habían formadodemí que sentíaalivioconGeorge:comonomeexigíaningúntipodeartificio,mehacíasentirlibrededejarcontodatranquilidadmisotraspieles,peseaquelanecesidadde mantener cierta reserva seguía afligiéndome. Al haber sido bendecidaanteriormente con la oportunidad de transformarme, me preguntaba siameritabaotrocambio.

—Mesientohonrado—dijoGeorge,ysabíaquehablabaenserio—.Peronadiemecreeríasilodijera.Cosaquenoharé.

Mereí;sabíaqueerasincero.Sinmuchasganasmelevantédemicómodasilla yme paré junto al pizarrón. Habíamos avanzadomucho con nuestrosprimerosdosobjetivos,perosabíaqueteníamosqueabordareltercero,delocontrarionoiríamosmuylejos.

—¿Estáslistoparalasiguienteetapa?—lepregunté.—Eso espero —respondió, mientras se frotaba las manos, como si

estuvieracalentándolasantesdeponerseatrabajar.Pasé la página del rotafolio donde habíamos apuntado nuestra lluvia de

ideasparaelmecanismoquepermitiríaelsaltosimultáneodeunafrecuenciaa otra tanto del transmisor como del receptor. George y yo a veces lollamábamos con un nombre alemán, Frequenzsprungverfahren, pues lospadresalemanesinmigrantesdeGeorgelehabíaninculcadoeseidiomaensujuventud.

Enesemomentonuestroplansehabíadesarrolladoasí:despuésdequeelbarco o el submarino lanzaran el torpedo, un avión sobrevolaría y enviaríacorrecciones a la trayectoria; a su vez, el barco o el submarino lastransmitiríanaltorpedo,yentrecadabreveseñal,lafrecuenciacambiaríademanera manual en intervalos de un minuto. Aunque la idea de alternarfrecuenciasparaevitarladetecciónylainterferenciaeraoriginalensímisma—ungolpedeinspiraciónquetuvemientrasGeorgeyyotocábamosadúo—,queríamosunsistemamásavanzado,quenodependieradelcambiomanualde frecuencias operado por soldados. Los humanos cometían errores, y lacadencia,tanfácildeperder,eracrítica.

Página191

Page 192: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Pero ¿cómo sería ese sistema? ¿Quémecanismo sería capaz de realizaresatarea?Lehabíamosdadomuchísimasvueltasaesapregunta,ylatablaloreflejaba.Necesitábamosempezardecero,asíquecambiéaunapáginanuevayescribínuestroobjetivo:«Unaparatosincronizadoalternadordefrecuenciasderadio».

Con mi taza de café en la mano comencé a dar vueltas por el patio,cavilando qué tipo de aparato sería capaz de transmitir información sobresecuenciasderadiofrecuenciasyalmismotiempohacerqueesasfrecuenciascambiaran. Cuando terminé el café, encendí un cigarro y seguí caminando.Noencontrélainspiraciónenelfondodelatazanienloshilosdehumodelcigarro; al mirar a George, vi que él tampoco había hallado destellos decreatividadahí.Quizánoshabíamos impuestouna tarea imposible.Despuésde todo, si lasmentesmás brillantes, con una formación científica en todaregla,nohabíanpodidoresolverelproblema,¿quémehacíapensarqueunaactrizyunmúsicosinpreparación formal lograríansolucionarlo?Mesentíaunatonta.

Volvíanuestrodueto.Enaquelmomentomehabíasentidomuyseguradeque George y yo éramos los compañeros perfectos para el proyecto, noobstantequenuestrapreparaciónparaello fuerapocoortodoxa,pordecir lomenos.Nosoloporqueelduetomehabíadado la ideade lasincronía,sinoporque creía que la peculiar inteligencia de George y su experienciaconstruyendo máquinas —aunque fueran musicales— le vendrían bien anuestraempresa.

Medetuveunmomento.Unaideaseestabagestando,seinsinuabaenelbordedemiconciencia,peroaúnnoteníaforma.¿YlasmáquinasdeGeorge?¿Los rollos de las pianolas que había utilizado para crear la sincronía enBalletmécanique?Teníanperforacionesquefuncionabancomoseñalesparaqueelpianocambiaradetecla.Vistosdesdeunaperspectivaunpocodistinta,¿esosrollos—ounaparatosemejante—podríanserunmedioparatransmitirinstrucciones sincronizadas sobre los cambios en las frecuencias de radioentreunbarcoosubmarinoyuntorpedo?

Toméunplumónrojodelamesaycaminéhaciaelpizarrón.Engrandesletrasmayúsculasescribísobrelahojacasivacía:«rollodepapel».

Georgememiró.—¿Quéquieresdecirconeso?Porfavor,nomedigasqueestáshablando

deasuntossanitarios.Estabatanemocionadaporlasposibilidadesqueentrañabalaideaqueni

siquieramemolestéporelcomentariodeGeorge.Mereí.

Página192

Page 193: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—No, tonto. Estoy pensando en el rollo de papel de las pianolas. ¿Nopodríamos crear un mecanismo parecido para el barco o submarino y eltorpedo?Tendríaagujeros,comoelrollodelapianola,conlasinstruccionespara la secuenciade cambios en la frecuenciade radio.Unooperaría comotransmisoryotrocomoreceptor.

—¡Dios,claroquesí!¿Porquénosemeocurrióantes?Podríamosutilizarrollosdepapelparacadauno,comolosdelapianola,yloshuecosseríanlaclaveparaloscambiosdefrecuencia—intervinoGeorge.

—Pero,¿cómolograríamosquelaseñalderadiocambiara?Mequitóelplumónrojodelamanoycomenzóatrazarundiseñoenla

hoja.—Mira, Hedy. —Señaló su boceto—. Conforme el rollo de papel

perforado girara sobre un cabezal de control, podría poner en marcha unmecanismoqueactivara interruptoresespecíficosconectadosaunoscilador,loqueproduciríaunaseñalderadio.

—Así eliminaríamos la necesidad de que haya personas cambiando laseñal.

—Enefecto.—Esopermitiríaque laseñalsaltarapor todoelespectro,nosoloenun

intervalolimitado,conloquelainterferenciaseríaprácticamenteimposible.—Talcomoesperabasquesucediera.—Uncódigoinquebrantable—murmuré,casicomosirepitieraunmantra.

Ounaoración.Lo habíamos logrado. Habíamos creado un aparato que minutos antes

dudabaquefuéramoscapacesdeconcebir.Mesentíentusiasmadayorgullosadeunamaneraquenohabía experimentado jamásdurantemi carrera comoactriz.SinpensarloabracéaGeorge,quienmeabrazótambién.Lomiréhaciaabajo,porqueeraunoscentímetrosmáspequeñoqueyo,ylesonreí.Enlugardedevolvermelasonrisa,estiróelcuelloymebesóenloslabios.

Loempujé, furiosa.Nopor la libertadque sehabía tomado, sinopor elquiebrequesignificabaparanuestraamistad.

—¿Cómopudiste?Surostroestabaenrojecido;sellevóunamanoalaboca.—¿Quéhehecho?Oh,Hedy,porfavorperdóname.—George,estoyacostumbradaaqueloshombresmetratencomoacabas

de hacerlo, como si fuera un objeto destinado a satisfacer sus deseos; peroesperabamásdeti.Unaamistadyunacolaboracióncomolanuestraesalgo

Página193

Page 194: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

quenuncahabíavivido,yesmás importanteparamíquecualquieramorío.¿Meentiendes?

Elruborensusmejillassefueatenuandohastavolverserosayasintió.—Loentiendo.¿Podrásperdonarme?Habíaperdonadopeoresagresionescontramicuerpo,peropocaspersonas

habíancausadotantodañoamimenteyespíritu.EnelrostrodeGeorge,sinembargo,podíavergenuinoarrepentimiento.Loreconocíporqueveíaadiarioesa misma contrición reflejada en el espejo. ¿Cómo podía negarle laexoneración que buscaba para mí misma? ¿Acaso el ímpetu de todo eseesfuerzonoproveníadelabúsquedadeperdón?

—Claro,George—dijedemanerasolemne.Luegolediunempujónconelfindealigerarlatensión—.Peronoteatrevasarepetirlo.

Página194

Page 195: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo39

26deoctubrede1940LosÁngeles,California

—¿Quédiceesaotraanotación?—preguntóGeorgeentrecerrandolosojosyseñalandolafrasequeestabajuntoalapalabra«rollo»—.Apuestoaquenoaprendisteortografíanicaligrafíaentulujosaescuelasuiza.

Me reí. Las deficiencias demi educación de élite solían sermotivo debromasentreGeorgeyyo,enespecialalcompararlasconlagrancantidaddeconocimientotécnicoycientíficoquehabíaaprendidodemaneraautodidacta.De algunamanera, conGeorge, esos temas no hacían queme pusiera a ladefensiva,comomesucedíaconotroshombres.Oconmamá.

Tras unos días de interacciones poco naturales y forzadas, volví asentirme cómoda conGeorge como con el hermanoque amenudo imaginépero nunca tuve. Entendía que su acto había sido un impulso, uncomportamiento arraigado entre los hombres en nuestra sociedad. Y ya lohabíaperdonado.

—Sabes perfectamente bien que dice «control remoto Philco» —lerespondí.

Bajo la frase «Principio de control remoto Philco» había escrito laspalabras:«novedosoaparatodedireccióndetorpedo».Laidea,inspiradaporel lanzamientodelsistemaderadioPhilco,quepermitíaa losconsumidorescambiar de canales de radio demanera remota, se refería a nuestro diseñobásico del mecanismo responsable de recibir las señales de radio yconvertirlaseninstruccionesdeorientaciónparaeltorpedo;nuestraidea,sinembargo, era original. Había comenzado como un fragmento en el quedebimostrabajarconmirasacrearunconceptofinalydetallado.Sonreímosal confirmar que esa parte de la idea era algomanejable. El boceto estabatransformándose en una realidad viable. Pronto, pensamos, estaríamos enposibilidaddeenviarloalConsejoNacionaldeInventores,elprimerpasoen

Página195

Page 196: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

el proceso de la aprobación militar de cualquier nueva tecnología.EsperábamosquelaMarinaterminaraadoptándolo.

Lapuerta,quehabíadejadoabiertaparaquecircularaelaire,seazotó.—Señora Burton —grité—. ¿Podría por favor traerme a Jamesie para

verloantesdesusiesta?—Semeantojabahacerlecosquillasamihijoensusuave pancita; el contacto físico con su piel tersa me ayudaba a sentirmemenosculpableporpasartantotiempolejosdeél.

Sonaron unos pasos en el piso de mármol, pero no aparecieron ni laseñoraBurtonniJamesie.Quizálanananomehabíaescuchado.

—¿SeñoraBurton?—volvíagritar.Lospasos sehicieronmáscercanos,perono fueron la señoraBurtonni

Jamesiequienesaparecieronenlapuertadelpatio,sinounamujerpequeñaybellaasumanera,concabellooscuroypómulosaltosyeslavos.¿Quiénerayquéestabahaciendoenmicasa?

EmpecéagritarquehabíaunaintrusacuandoGeorgedijo:—Borski,¿quéhacesaquí?Borski era la esposa de George. Creía que ella y su hijo estaban de

vacacionesconlafamiliadeGeorgeenlacostaeste.EsoeraloqueGeorgemehabíaexplicadoennuestraprimerareuniónynohabíadichonadasobresuvuelta, aunque de cuando en cuando contaba alguna anécdota graciosa queBorskilehabíarelatadoporcarta.

Solo entonces me di cuenta de que el agradable aspecto de la reciénllegadaescondíaunafuriaqueencendíasuinterior.

—¿Quequéhagoyoaquí?¿Quéhaces túelsábadopor lamañanaenlacasa de una estrella de cine cuando tu esposa y tu hijo acaban de llegardespuésdepasardosmesesenlacostaesteayudandoatuspadresalidiarconlamuertede tuhermana?Teníaqueverpormímismaesta infidelidad—legritóaGeorge.

George intentó balbucear lo que pretendía ser una respuesta enfadada,perolehiceunaseñaconlamanoparaquesedetuviera.Entendíaaesamujer.Yohabíasidoesamujer.Unaexplicaciónapresuradadesuesposonoeraloqueellanecesitabaenesemomento.

AvancéhacialaseñoraAntheilyestirélosbrazosparatomarlelasmanos.Sealejóenunprincipio,perodespuéscedió.

—SeñoraAntheil,leaseguroquenadaindecentesucedeentresuesposoyyo.

No quise explicarle que consideraba a George como un hermano, sinimportarloquehabíaocurridohacíaunasemana.Tampocoqueeneltiempo

Página196

Page 197: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

que George y yo llevábamos colaborando me había divorciado de GeneMarkey y salido con el actor John Howard, el dandi Jock Whitney y elempresario Howard Hughes, quien me prestó a dos de sus químicos y unlaboratorio para trabajar en mis inventos no militares, como los cubossolubles que transformaban el agua en una soda parecida a la Coca-Cola.Jamás se me había ocurrido pensar en George con intenciones románticas,como lo hacía con otros hombres, aunque en muchos sentidos él era másimportantequecualquieradeloshombresconlosquehabíasalido.GraciasaFritz,Geneytodoslosquesiguieron,aprendíqueperdermeamímismaenunhombrenomeescudabademisernidemiculpa.Yoteníaquesalvarmeamímisma,yGeorgeeramicolegaenesaredención.

Asíquecontinué:—Su esposo y yo estamos trabajando en un proyecto que, esperamos,

contribuirá a los esfuerzos para poner fin a la guerra. Por improbable quepueda parecerle, George y yo estamos diseñando un nuevo sistema detorpedos.

Por unmomento la señora Antheil memiró con la boca entreabierta ydespuéssoltóunarisahistérica.Conunacentoaúnmásmarcadoqueelmío,dijo:

—¿Creequevoya creermeesa tontería, señoritaLamarr?Por favor,nosoyestúpida.Miesposoesmúsico,nocientífico,yustedes…—dudóyluegodejósalirlafuriajustificadaquehabíaestadoconteniendo—,ustednoesnadamásqueunacarabonita.

SuspalabrasmeenfadaronporquejustificabanelmiedolatentedequeelConsejoNacional de Inventores y laMarina rechazaran nuestro invento envirtuddequeyohabíaayudadoacrearlo.Enlugarderesponderagritos,sinembargo,mantuvelavozapacibleyeltonotranquilo.NopodíapermitirquenadaninadieamenazaramisociedadconGeorge.¿Quépasaríasileprohibíatrabajar conmigo?Nopodía tolerar la posibilidaddeque, estando tan cercadeléxito,nopudiéramosterminar.

—Precisamente busqué a su esposo por ser músico. Su sinfonía Balletmécanique se basa en máquinas que se comunican entre sí de manerasincronizada.Fueesaidealoquemeinspiróparacrearelsistemadetorpedos.¿Mepermitemostrarlenuestrotrabajo?

La llevé por el patio y hacia el estudio, junto a nuestras tablas, notas,modelos, cálculosmatemáticos y libros sobre física, sistemasde torpedosyfrecuencias de radio.Mantenía los brazos cruzados y el ceño fruncido. Nohabía mirado siquiera a su esposo mientras realizábamos el proceso de

Página197

Page 198: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

descargadepruebas,perosusojosinteligentesyseriostomabannotadetodoslosdetallesdenuestraslabores.

Surostroporfinsesuavizócuandoledije:—Le pido disculpas por haberle quitado a su esposo durante el fin de

semana. Le prometo que el tiempo será sacrosanto de ahora en adelante.Como cualquier otro proyecto, este hará ganar dinero a su familia.Y tantoustedcomosuhijosonbienvenidoscadavezqueGeorgevengaamicasa.Suhijoyelmíopuedenjugarenlaalberca.

—¿Tieneunhijo?—mepreguntóconsorpresa.—Sí,dedieciochomeses.—Muchasgracias,señoritaLamarr—respondiósinmuchoentusiasmo.—Porfavor,llámameHedy.TútambiénvienesdeEuropa.¿DeHungría,

talvez?Asintió.—Yo vengo de Austria. La guerra ha transformado a tantos antiguos

amigosenenemigos.Porfavor,nodejemosqueelesfuerzoporacabarconlaguerranosimpidaseramigas.

—Deacuerdo—respondióvacilante.Latomédelamanoylallevéaunaseccióndelestudiodondehabíamos

construidounbocetodenuestrosistemaconcerillos.—Ven,déjameenseñartelamaneraenquetuesposoyyoayudaremosa

ganarlaguerra.

Página198

Page 199: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo40

4deseptiembrede1941LosÁngeles,California

Con la mirada fija en el espejo, contemplaba cómo Susie transformabamicara cuando la puerta del camerino se abrió de golpe.George entró a todaprisa,conunpapelenlamano.

—Hedy—gritó—.Nolovasacreer.Susiesaltóporlainterrupción.Acababadesubirmeelcierredelatrevido

yestilizadovestidoqueusaríaenminuevapelícula,H.Cenizasdeamor,enunaescenaquemostrabaelprimerencuentroentremipersonajeysuposibleinterés amoroso, interpretadoporRobertYoung.La filmación apenashabíacomenzado,ylacintameemocionabamásqueningunaotradesdeArgel.

Al mirar el rostro enrojecido y jadeante de George, quien jamás habíavisitadoelsetdeningunademispelículas,Susiedioporhechoquesetratabadeunintruso,aunquenoparecíaamenazante,dadassubajaestaturayfaltadefuerza,claro.

—¿Solicitolaayudadeseguridad,señoritaLamarr?—No,no,Susie;teagradezcoelofrecimiento.ElseñorGeorgeAntheil—

hice una pausa y lo miré con la ceja arqueada— es un buen amigo cuyaeuforiaaveceslollevaaolvidarlasnecesariasformalidades.

—Siustedlodice,señorita—dijoSusie,vacilante.—Sí—le respondí—.¿Te importaríaaveriguaraquéhoramenecesitan

enelsetenloqueyoatiendoalseñorAntheil?NomegustaríahaceresperaralseñorVidor.

TeníaunagrandeudaconKingVidor,eldirectordeminuevapelículaydeCamaradaX.Trasunainterrupcióninvoluntariaenel trabajo—debidaaunapulmoníamíayalaavariciadelseñorMayer,queseresistíaaprestarmeaotroestudio—,VidormepidióqueinterpretaraelpapeldeMarvinMyles,una ejecutiva de publicidad, enCenizas de amor, su filmemás reciente.El

Página199

Page 200: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

señorMayerseopusoalprincipio,peroluchéparaobteneresesingularpapelque Vidor había solicitado a peticiónmía. En lugar de aparecer como unaestatua exótica, bella o gélida, me ofrecía la oportunidad de interpretar unpersonajedefinidonoporsuaparienciasinoporsuintelectoyambición.Dealgunamanera,élpudoverenmiinteriorycomprendióqueesaeralamujeren laqueen secretoy fuerade cámaramehabía convertido,ymeanimóapersonificarcabalmenteesepapel.

SusiemiróconsuspicaciaaGeorge,peromehizocaso.—Sí,señorita,voyapreguntar—dijo,ycerrólapuertatrasdesí.—George,¿nopodíasesperarhastalatarde?—pregunté,irritada—.Esta

películaesmuyimportanteparamí.Georgeyyoteníamosplanesdereunirnosenmicasadespuésdelacena,

paradesagradodeJohnHoward,conquienmehabíavueltoacontentarluegode haber salido con otros hombres. Aunque John entendía la naturalezaprofesionalyplatónicademirelaciónconGeorgeAntheil,dealgunamanerapercibíaqueyomesentíamásvivaconGeorge,algoquenomesucedíaconél,yodiabaquelomarginara,auncuandolehabíaexplicadoqueestábamostrabajando en otra invención militar. Esta vez se trataba de una municiónantiaéreaqueexplotabade formaautomáticaysinnecesidadde impactaralavión;bastabaconqueseacercaraaél.Creoque,enciertosentido,Johnnome creía, pero al final lo convencí de que su encono era infundado ymezquino. Si no hubiera cambiado de parecer, eso no habría afectado mireunión;másbienhabríahechoque locambiaraaél.No ibaapermitirquenadaseinterpusieraenesetrabajo.

George y yo habíamos desplazado la atención de los torpedos porqueseguíamos esperando noticias de nuestra propuesta.En diciembre habíamosentregado una descripción general del sistema de torpedos al ConsejoNacional de Inventores, según lo habíamos planeado. Desde un inicioesperábamosqueelconsejosemostrarafavorableanosotrosnosoloporqueteníamosfeennuestro invento,sinoporquenuestro trabajoyeldelconsejotenían un espíritu similar. Si nuestro sistema había sido inspirado por laterrible tragedia delBenares, el consejo se había creado durante la PrimeraGuerra Mundial, cuando al barco de pasajeros RMS Lusitania lo habíahundidounataquedetorpedosmientrasnavegabaporelAtlánticodeNuevaYorkaLiverpool.Sinembargo,habíanpasadomesesdesdequeentregamosnuestra propuesta. Aunque manteníamos una actitud positiva y solicitamosuna patente en junio, a sugerencia de Lawrence Langner, uno de losmiembrosdelconsejo—quiensereunióconnosotrosparaexpresarsuapoyo

Página200

Page 201: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

a nuestra propuesta y ponernos en contacto con el profesor SamuelMcKeown, de Caltech, y con Lyon & Lyon, abogados especializados enpropiedadintelectual,paraquenosayudaranconelproceso—,empezábamosaperderlaesperanza.

El recrudecimientode la guerra en todos los frentes noshizo sentir aúnmás desesperanzados. A diario leíamos noticias horribles. Hitler se habíaexpandido hacia el este y al sur, hacia Grecia; los combates en África sehabíanincrementado,inclusoenáreasparalasqueFritzhabíavendidoarmasaMussolini;continuabanlosbombardeossobreInglaterra,Escocia,IrlandayGales; losnazishabían instaladoelgobiernodeVichyenFrancia,yhabíanaumentado las ofensivas de los submarinos alemanes en el Atlántico. Nohabíanadaenlosperiódicos,sinembargo,sobrelacrecientebrutalidadcontralos judíos ni sobre los empeños para aislarlos en guetos y en campos deconcentración; esas historias las conocíamos gracias a nuestra red deinformanteseuropeos.AunqueEstadosUnidosnosehabía incorporadoa larefriega,nossentíamoscomosiestuviéramosbajoasedio,yyodeseabaquenuestro sistema de torpedos estuviera funcionando cuando llegara nuestrainevitabledeclaracióndeguerra.

LaúnicaluzentretodasesasnoticiasterribleseraeltrasladodemamádeCanadá a Estados Unidos. Desde hacía meses había intentado sin éxitoderribarlasbarrerasestadounidensesqueimpedíanlaadmisiónderefugiadosentiemposdeguerra.ElhechodequemamáresidierademaneratemporalenlarelativaseguridaddeCanadáhacíadifícilsostenerlanecesidaddemudarla,auncuandonorepresentaraningún«pesoeconómico»paraEstadosUnidos,unodelosobstáculosquemuchosinmigrantesnopodíansalvar.Noobstante,despuésdeconsultaramuchosabogadosydepresionaralseñorMayerparaque me ayudara, había recibido información extraoficial según la cual suadmisiónalpaíserainminente.

—No, no podía esperar, Hedy. Hemos esperado meses para recibirrespuesta,yahoraporfinaquíestá.

Saltédemisilla.—¿Esladecisióndelconsejo?—¿Quémásvaaser?—Sosteníaeldocumentocercadelpecho,conuna

sonrisacrípticaenloslabios.Melancésobreél,perodiounpasoatrásyretiróelpapel.—Permíteme leerte los fragmentos más importantes —dijo, en tono

burlón.

Página201

Page 202: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Rápido,porfavor.Tengoqueirmealsetprontoynopuedodemorarmemás.

—La carta está dirigida a la Marina de Estados Unidos, pero nos hanenviado copia del documento, y el Consejo Nacional de Inventores nosmandóotracopiamimeografiada.Podremosrepasarcadapalabramástarde;déjame saltarme a la frase más importante.—Hizo una pausa y me miró,incapazde esconder su sonrisa infantil en su rostro siempre juvenil—.Ajá,aquíestá.«Despuésdepasarpordosfasesderevisiónenelconsejo,yluegode estudiar la propuesta a detalle, el Consejo Nacional de Inventoresrecomienda que laMarina de Estados Unidos considere la propuesta de laseñoraHedwigKieslerMarkeyyelseñorGeorgeAntheilparausomilitar».

ContodaintencióndecidíutilizarunnombredistintoaldeHedyLamarr.Mepreocupabaquemicondicióndecelebridadinfluyeranegativamenteenladecisióndelconsejo.

Gritédegusto,yantesdepoderbombardearaGeorgeconpreguntas,élañadió:

—Lomejordetodo,Hedy,esquelapersonaquehacelarecomendaciónesnimásnimenosqueCharlesKettering.

—¿CharlesKettering?—El nombre hizo queme temblaran las rodillas.Eraunfamoso inventoryelpresidentedelConsejoNacionaldeInventores.InclusohabíaaparecidoenlaportadadelarevistaTimehacíaalgunosaños.

—Élmismo.CreequenuestrainvencióntieneelpotencialsuficientepararecomendarlaalaMarina.

¿Podría decir lo que estaba pensando? ¿Sería ambicioso de mi partesentirmetanesperanzada?

—YsiKetteringcreequetienetantopotencial,¿cómopodríanegarselaMarina?—dije.

LosgrandesojosazulesdeGeorge,taninfantilesenapariencia,brillaron.—Esjustamenteloqueheestadopensando.—AhorasolotenemosqueesperarnoticiasdelaMarina.—Sí,eljuegodelapacienciacontinúa.—Sindudaserásolounaformalidad—especulé.—Esperemos,Hedy.Nos sonreímos, felices, y me recorrió una ola de euforia por haber

recibido el primer reconocimiento de mi valía más allá de mi apariencia.Tenía ganas de celebrar, pero sabía que en el set deCenizas de amor merequeriríanpronto.Aunasí, laocasióneramuyimportanteynopodíapasar

Página202

Page 203: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

inadvertida. Serví un par de copas de brandi y brindamos por nuestrainvención.

Al crear un invento que combatiría al TercerReich, ¿podría expiarmispecados?Sisalvabalavidadelosafectadosporlaguerranaval,¿inclinaríalabalanzade la justiciaen favordeaquellosquehabíadejadoenAustria?¿YseríaposiblequeeneseprocesosemereconocieracomounapersonadistintadeHedy,lacarabonita?

«No», me regañé, y azoté mi copa de brandi sobre la mesa con tantafuerza que asusté a George. Estaba enfadada conmigo misma. ¿Cómo meatrevía a esperar una recompensa por haber realizado una penitencianecesaria?Conqueelinventoacortaralaguerraseríasuficiente.

Página203

Page 204: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo41

7dediciembrede1941LosÁngeles,California

Apesardequeeradomingo,todoelelencoyelequipodeLavidaesasíseencontraba en el set. Ya nos habíamos acostumbrado a trabajar la semanaentera en esa adaptación de la novela de John Steinbeck. Nuestro director,VictorFleming,seexigíamásasímismoqueasuequipo,asíquenuncanosquejábamos,sinimportarcuántosplanesdefindesemanatuvequecancelarami nuevo enamorado, el alto actor de Montana, George Montgomery. Sinembargo, lo quemás odiaba era perder una noche conmi otroGeorge,mirománticoGeorge,cuyacapacidadparahacermereírmehacíaacercarmeaélentiemposqueeranmásbienlúgubres.

DespuésdeorganizarmeconlaseñoraBurtonparaquecuidaraaJamesieensudíadedescanso,regreséalsetcuandoelsolquemabadesdeloaltoenHollywood Hills. En silencio, Susie me ayudaba a ponerme mi sencilloatuendo.LavidaesasíseenfocabaenlavidadeunafamiliadehispanosenCalifornia, ymi personaje,DoloresRamírez, trabajaba en una empacadora.Laescenadeesedíapedíaununiformedefábricay,adiferenciademisotrosroles, mínimomaquillaje. Disfrutaba de la libertad de movimiento que medabaesevestuario.

Apuré el último trago del cargado café estilo austríaco que me habíapreparadoenmicamerinoycaminéporelpasillohaciaelenormeestudioenelquehabíanrecreadounpaisajeruraldetreshectáreas,contodoyanimalesdegranja.Mis taconeshicieronecoporeledificiovacío;esperabaescucharlossonidosusualesdelequipoylostécnicosconformemeacercaba,peroloqueoífueungritoquemehelólasangre.

Corrí hacia el set, suponiendo que alguien se había lastimado, algofrecuenteenlaindustriadelcine.EnElmagodeOz,otrapelículadirigidaporFleming,unaactrizsufriófuertesquemadurascuandounatrampillatardóen

Página204

Page 205: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

abrirse y quedó expuesta a llamas y humo. Sin embargo, cuando llegué, loquedescubrí fueuna catástrofedeotro tipo.Mientras unamujer lloraba, elrestodelelencoyelequipoestabaparalizado.Escuchabanunreportederadiopavoroso.

Corrí hacia mis coestrellas, Spencer Tracy y John Garfield, inmóvilescomotodoslosdemás.

—¿Quéestápasando?—preguntéa John,quemeparecíamásamigablequeSpencer,conquienhabíatrabajadoenEstamujeresmía.Nisiquieralaexperienciadehaberfilmadodospelículasjuntoshabíahechoquefueramáscálidoconmigo.Oalmenosesoeraloqueyosentía.

AntesdequeJohnpudieraresponder,Spencermemirócondesdénysellevóundedoaloslabios.

—Shhhh—resopló.John,elenamoradodemipersonajeDolores,seacercóamíymesusurró

aloído:—EstánbombardeandoPearlHarbor.Suspalabrasmeconfundieron.¿QuéeraPearlHarbor?Ibaahacerlemás

preguntascuando lavozprofundadelperiodista regresóa la radioy resonóportodoelset.

—Esto es KGU en Honolulú, Hawái. Me encuentro en el techo deledificiodelaAdvertiserPublishingCompany.Estamañanahemostenidounaperspectiva distante de una breve batalla en Pearl Harbor y del intensobombardeo de ese puerto por aviones enemigos, sin duda japoneses. LaciudaddeHonolulútambiénfueatacadayhaydañosimportantes.Labatallahaduradoyaunastreshoras.UnadelasbombascayóaunosquincemetrosdelatorredelaKGU.Estonoesbroma;eslaguerrareal.Sehaadvertidoalapoblación de Honolulú que permanezca en casa y espere el resultado delEjército y laMarina. Ha habido combates feroces por aire y pormar. Lostiroteos intensos parecen ser… Uno, dos, tres, cuatro. Un momento.Interrumpiremosaquí.Nopodemoscalcularcuántodañohahabido,perosetratadeunataquemuygrave.LaMarinayelEjércitoparecentenerelaireyelmarbajocontrol.

Pese a lo quehabía dicho el reportero, nopodía dejar de pensar que setratabadeunabroma.LasamenazasprovenientesdeEuropahabíansidotemade discusión desde hacía tiempo. Todos habían seguido con atención losreportajesde la campañadebombardeo sobreLondresyhabían especuladosobrecómorespondersinuestrascostasfueranatacadasdeesamanera.Pero¿Japón?Losperiódicosylospolíticosnohabíanmencionadonadasobreun

Página205

Page 206: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

ataquedeAsia;tampocomisamigoseuropeos,quesabíanmuchomásacercadelaguerradeloquelosperiódicosolaradioinformaban.

Miréhacia todos lados.Mis compañerosactores, el equipoyeldirectorestabantodostansorprendidoseincréduloscomoyo.Nosquedamosquietosmientrasseguíandandoloshorriblesdetalles,ydemanerainconscientetoméla mano de John para tranquilizarme. Más de trescientos bombarderos yaviones japoneseshabíanatacadolabasenavaldeOahu.Incontablesbarcosde la flota del Pacífico habían resultado dañados, en particular el USSArizona. El número demuertos no podía estimarse aún. Sabíamos que erasolocuestióndehorasparaqueEstadosUnidosdeclararalaguerra.

Cuandoelreporterorepitiólasmismasnoticiasporlaradio,losactoresyelequipocomenzaronaplaticaryyomeretiréhaciaunrincónoscurodelset,detrás de la fachadadeunagranja, yme solté a llorar.Entendíamejor quenadie la naturaleza oscura de los enemigos queEstadosUnidos enfrentaría.Paralaspersonasquemerodeaban,esasfuerzasnoteníanrostronivoz.Peroyo había mirado a los ojos a los líderes de nuestros enemigos y habíaescuchado sus voces, y sabía del terror que querían esparcir por todo elmundo.

Página206

Page 207: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo42

30deenerode1942LosÁngeles,California

Caminaba de un lado a otro sobre el piso de mármol de la entrada deHedgegrowFarmesperandoaGeorgeAntheil,noaMontgomery,quienporelmomentoaúnfigurabaenmivida.TempranoesedíamehabíaenviadounanotaurgentealsetdeMGM,dondeensayabamisescenasconmicoestrellaWilliam Powell para Encrucijada, mi nueva película, de cine noir, yhabíamosacordadoreunirnosenmicasaporlatarde.Mientrasvagaba,guionen mano, intentaba memorizar mis diálogos, aunque en realidad no podíadejar de pensar en la noticia que traería George. En las siete semanastranscurridas desde que la máquina de guerra estadounidense habíacomenzado a girar no solo contra Japón, sino también contra Europa, miinquietud crecía con cada día que pasaba. El país se preparaba para enviarsoldadosalesteyaloeste,almismosueloeuropeodelqueyohabíahuidoyatravés del océano por el que había cruzado. Llegaban numerosos informesoficiales acerca de aviones derribados y botes hundidos, junto conhistoriasque contaban mis amigos europeos sobre torpedos estadounidenses quefallabanalatacarbarcosjaponeses,yafueraporquesehabíanhundidooporhaberdetonadoantesdetiempo.Sinduda,pensé,laMarinaadoptaríanuestrosistemapararemediareseproblema.SindudaelEjércitonopermitiríaqueelenemigoavanzara,todavezqueGeorgeyyolehabíamosofrecidounaopcióntanefectiva.

Laansiedadllegóasupuntomásaltocuandolosrumoressobreunplannazi llamado Endlösung—cuyo objetivo consistía en aniquilar a todos losjudíos de Europa, estrategia del TercerReich que había estado temiendo—empezaron a circular por los pasillos de los estudios de Hollywood hastallegar a oídos demis amigos europeos. Nos reuníamos en bares oscuros ycafeteríasparahablarde los rumoresquehabíamosescuchado;alcontar las

Página207

Page 208: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

inconcebibles historias de los guetos judíos, carretas y campos deconcentración,deprontonosresultabainsoportableelbrillantesurrealismodeHollywood.Parecíaqueéramoslosúnicosquepadecíamosesaspesadillas.Oquizá,detodoslosqueseenterabandeesosrumores,éramoslosúnicosquecreíamosqueesaspesadillaspodíanconvertirseenrealidad.

Imágenes de los pobres judíos austríacos habitaban mi conciencia.Muchosdeelloserancomoyo.Sinembargo,decaraalainvasiónnazi,ellosnohabíanlogradoremoverlahuelladesuherencia,sinimportarconcuántovigorteutónsehubieranrestregado.¿Dóndeestabanesaspersonasahora?SinohabíanlogradohuirdeViena,comomamá,¿sehallabanenlosguetosoenloscamposdeconcentración?¿Oenun lugarpeor?¿Yopodíahaberhechoalgo?

Confiaba en que la visita de George trajera una invitación a la acción.Durante meses habíamos esperado noticias de la Marina con relación anuestrosistemade torpedos.Yaguardarsentadaen lossetsdefilmación—conelvestuario,lasjoyasylaculpaencima—yanoeraopción.

Sonóeltimbre;apesardeestaratentayesperandoaquesonara,brinqué.Miamadecasa,Blanche,caminóhaciaelvestíbuloparaabrirlapuerta,perole dije que se detuviera.No necesitaba ceremonias para recibir aGeorge ytampocopodíaesperaresosminutosdedicadosalossaludosderigorantesdeconocersusnoticias.

Loabordéantesdequesequitaraelsombreroylagabardina.—¿Cuáleslanoticia?—Dame un momento, por favor. Te contaré todo en un instante.—Se

quitóelsombreroylesacudiólasgotasdelluvia.Al principio respeté su petición, pero no pude evitar plantearle una

preguntarelacionada:—¿Has escuchado los reportes acerca de fallas en los torpedos de la

Marina?—Sí—respondió,sacandounbrazodesugabardina.—EsovaaanimaralaMarinaaadoptarnuestrosistema,¿noteparece?

Quierodecir,sisustorpedosestánfallandotanto…—¿Ya llegó tumadre?—preguntó,mientras colgaba sugabardinaenel

perchero.¿Porquécambiabaeltema?Era cierto que George había escuchado mis preocupaciones sobre la

situacióndemamádesdehacíameses.ÉlhabíavividodecercaelinfiernoporelquepaséparasacarladeLondresyllevarlaaCanadá.Yahoraestabamuy

Página208

Page 209: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

familiarizado con mis esfuerzos de cabildeo dentro del estudio para logrartraerlaaEstadosUnidos.Élmásquenadiemerecíaunapuestaaldía.

—Ahoramismo está a bordo de un tren con dirección a California. Letomarátresdíasllegar.Laesperoel2defebrero.

—Debe ser un alivio—dijoGeorge siguiéndome hacia el estudio en elque había colocado una nueva hoja en el pizarrón, pensando en un nuevoproyecto.

—Sí—respondí,perolaverdaderaqueteníasentimientosencontrados.MehabíaesforzadomuchoportraeramimadreaCalifornia,peroahora

queestabaporllegaramicasa,mesentíaincierta.¿Cómoseríateneramamá,tan difícil siempre, como una parte habitual de mi nuevo mundo? ¿Lasemotivasconfesionesquemehabíahechoenunadesuscartas—estoes,quesureservaysunegatividadobedecíanasudeseodeoponeruncontrapesoalaindulgenciadepapá—mejoraríannuestrarelación?¿Podríacreerenelamorquedecíasentirpormí?

Decidíenfocarmeen lopositivo.Tendríaamimadreconmigo,seguraycon vida, cuando tantos de nuestros amigos, vecinos y familiares vieneseshabíancaídoenmanosnazis.

—¿Dóndevivirá?¿ContigoyconJamesie?Sinresponderle,escrutéamiamigoycolega.Micamarada.¿Porquéno

mecomunicabalasnoticiasurgentes?¿Porquéteníatantacuriosidadacercade mi madre, de quien anteriormente apenas había hablado? Jamás habíaestado tan evasivo; por el contrario,me había visto obligada a contener suimpulsividad.

Larespuestallegódepronto,peronopudesoportarescucharladelabiosdeGeorge.Encambio,comencéacaminarporelpisodemaderablancadelestudio,mirandohaciaelcielocadatantomientrascontestabalasinsistentespreguntasdemiamigosobremamá.Lalluviahabíadejadodecaeryelcielose había iluminado; por momentos, la sombra de una nube sumía en laoscuridad el verde brillante de mi jardín, y me invadía una sensación depesadumbre.

—LaMarinanosrechazó.—Porfinmeaniméadecirlo,porquesabíaqueélnohallabalamaneradedarmelaterriblenoticia.

Georgeadmitiólaverdadconunsuspiro:—Asíes.Sindecirpalabra—nopodíahablardelrechazo—caminéhaciaelmueble

yservíunpardevasoslargosdewhisky.Lehiceungestoparaquesesentaraami lado,ynosquedamosenmissillonesdepielcolorchocolate.Esavez,

Página209

Page 210: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

sin embargo, no estábamos emocionados formulando ideas sobre nuestrosinventos.Bebíamosensilencio.

—¿Cuálesfueronsusrazones?—preguntéal fin.Casinoteníaganasdesaber.

—Bueno,teníasrazónsobrelostorpedosdelaMarina.Segúnlosrumoresqueescuché,sesentaporcientode losquedisparannodanenelblanco.Esterrible. —Desvió su atención un momento, tomó un trago del líquidoambarinoycontinuó—:Peroesasfallasnotuvieronelefectoquesupusiste.Comotú,habíapensadoquelafrustracióndelaMarinalallevaríaaaceptarnuestra propuesta. Sin embargo, decidió enfocarse en hacer que susanticuados torpedos funcionen, no en desarrollar un sistema completamentenuevo,conuncomplicadométododedirección.

—¿Apesardequenuestrosistemaessuperior?—Nopodíacreerlo.—A pesar de eso. —Hizo una pausa, como si le doliera darme más

explicaciones—. Es obvio que la Marina no puede admitir en público lasfallas de sus torpedos, así que, según mis fuentes, la razón que dan pararechazarnuestrapropuestaesquenuestrosistemaesdemasiadopesado.

—¿Qué?Notienesentido,George.—Losé.Dicenquenuestroinventoesdemasiadograndeparautilizarloen

untorpedopromedio.—¿Qué?—NodabacréditoaloqueGeorgeacababadedecir—.Detodas

las razones posibles para rechazarnos, esa es la más ridícula. Nuestrosmecanismoscabendentrodeunreloj.LodejamosperfectamenteclaroenlosdocumentosqueentregamosalConsejoNacionaldeInventoresyalaMarina.

—Losé,yelconsejoaprobónuestrosdiseños.Honestamente,Hedy,mepregunto si leyeron la propuesta completa. Creo que vieron la relación dealgunosaspectosdenuestrosistemaconlaspianolas,yapartirdeahíhicieronuna extrapolación absurda que usaron como excusa en lugar de admitir laverdad:quedesdehacedécadasnohandedicadolosrecursossuficientesalainvestigación de torpedos y, como resultado, la Marina tiene un sistemaarcaico e ineficaz que además es demasiado caro para cambiarlo porcompleto.

George sonaba derrotado, pero mi ira apenas comenzaba a encenderse.Volteéaverloygrité:

—¡¿Cómopuedenrechazaruninventoquenosoloescapazdedirigirconprecisión toda una flota de torpedos hacia su destino, sino que además esinvulnerablealasinterferenciasdelenemigo,ypreferirunsistemaanticuadoquenuncahafuncionado?!

Página210

Page 211: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—No lo sé—dijoGeorge entristecido; en su voz no había ni ganas depelearnienfado.¿QuiéneraeseGeorge?

Intentéoponerresistenciaaesaconformidad;quiseaveriguarcuáleseransuslímites.

—Deberíamosescribira laMarinayalConsejoNacionaldeInventores;explicarlesquemalinterpretaronnuestrapropuesta.Debemosinformarlesquétanpequeñospuedenllegarasernuestrosmecanismos.

—No creo que valga la pena, Hedy. Dudo que vayan a cambiar deparecer.

¿Por qué de pronto era tan complaciente? Quizá la larga espera habíadesgastadoalcompositor,omásbienalinventor,siempreoptimista.

Melevantédemisillóndepielydije,envozaúnmásalta:—IremosaWashington,D.C.,paraexplicarnuestroinventoenpersona.

—Echémanodetodomipoder,comosiestuvierasobreelescenario,ydije—:George,sihayalgoqueheaprendido,bienomal,esesto:HedyLamarr,laactriz,nolainventoraquetienesenfrente,puedehacerquelagentecambiedeopinión.

Página211

Page 212: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo43

20deabrilde1942Washington,D.C.

La guerra parecía más real en Washington, D. C. Desde la ventanilla denuestro auto rentado vi tropas reunidas para realizar ejercicios deentrenamiento, banderas en todos los edificios y fuerzas de seguridad en elexterior de los edificios de gobierno más importantes. Una energía y unorgullopalpables alentabana los ciudadanosymemotivabanenesaguerracontraelTercerReich.

El auto se detuvo yGeorge y yo nos bajamos en elNuevoEdificio deGuerra,comoseleconocía,enlaesquinadelaCalle21ylaavenidaVirginiaNoroeste.SubimoslasimponentesescalerasdeledificiodeareniscadondesehallabanlasoficinasdelasseccionesdelDepartamentodeGuerra,incluidalaMarina. Un oficial militar nos permitió pasar por las puertas giratorias delatón,ycaminamosjuntoadosguardiassorprendidosquevigilabanquiénesentraban y salían del inmueble, entremultitudes de hombres ymujeres delEjércitoylaMarina.Mereconocieronynosllevaronalfrentedelafila,juntoaunmuraldequincemetrosque,segúnnosdijeron,se llamabaDefensadelaslibertadesestadounidenses.

—Tenemoscitaalaunaenpunto—ledijealarecepcionista,despuésdeatravesarunaseriedepuertas.Lacitaeraconunaltofuncionarionaval;noslahabíaconseguido la«fuente»deGeorge,unamigosuyoenelgobiernoquenosmanteníainformadosdelestatusdenuestrapropuesta.

Lajovenconuniformemilitar,queparecíalucirlaversiónrubiadel«lookLamarr»,semequedómirando.Tartamudeó:

—Eres…EresHedy…Hedy.—Conlabocaabierta,sequedómuda.—Lamarr—dijeconunasonrisaamable—.Sí,soyHedyLamarr,yeste

eselseñorGeorgeAntheil.Ytenemoscita.Sepusodepie.

Página212

Page 213: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

—Sí,señoritaLamarr,mildisculpas.Porfavor,permítamellevarlosa laoficinadelcoronelSmith.

Nos condujo por una serie de pasillos; de cuando en cuando volteaba avernos,comosinopudieracreerqueestabajuntoaunaestrelladecine.Nosadentramoscadavezmásenellaberintodelasoperacionesnavaleshastaquellegamos a una enorme oficina que ocupaba toda una esquina del edificio.Antesdequelamujerpudieratocarlapuerta,unhombresaliódeunrincónynossaludó.

—Bullitt—dijoGeorge,conlamanoestirada.Los hombres se saludaron y se dieron unas palmadas en la espalda.

Concluíqueéldebíaserla«fuente»deGeorge.WilliamC.Bullitteraunaltofuncionario del Departamento de Estado, pero se desempeñaba comoperiodistaydiplomáticocuandoGeorgeysuesposaloconocieronenParísen1925. Aunque Bullitt no estaba en buenos términos con el presidenteRooseveltpor su aversiónpúblicahacia el subsecretariodeEstado,SumnerWelles,unodelosfavoritosdeRoosevelt,seguíaestandolosuficientementecerca de los pasillos del poder para darnos a George y a mí informaciónfidedigna.Habíaconseguidoquenosrecibieranyseofrecióaacompañarnos.

Cuandoloshombresterminarondesaludarse,voltearonaverme.Georgemepresentóconsuamigo,quienmetendiólamano.

—LlámameBullitt.Así que tú eres la famosaHedyLamarr—dijo conunaespeciedesorpresa,aunquesupusequemeesperaba—.CuandoGeorgemedijoqueestabatrabajandoenuninventocontigo,penséquebromeaba.

Nomegustabaeltonodeesehombre,apesardequeeraunbuenamigodeGeorge.

—¿Porque teparecía inconcebiblequeunamujerpudiera trabajar enuninventomilitar?

Bullittabriómucholosojos.—Claroqueno.Porquenopodíaimaginarqueunabellaestrelladecine

quisiera trabajar con este tipo—dijo, y como jugando dio un golpe en elbrazo aGeorge. Los dos se rieron.Quizás había juzgadomal a Bullitt. Laansiedadquemeproducíaesareuniónmeteníaconlosnerviosdepunta.

Bullittgiróhacialapuertaynosdijoporencimadelhombro:—¿Estánlistos,amigos?—Lomásquepodríamosestarlo.Estiré lamano, tomélasuyay lediunapretón.Mesentíamásnerviosa

queantesdesubiracualquierescenarioosetdefilmación,puesestaveznoestabaactuando.

Página213

Page 214: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Bullitt sostuvo la puerta abierta para que pasáramos; entramos en unaamplia oficina donde nos esperaban dos hombres uniformados y un civil.BullittlospresentócomoelcoronelL.B.Lent,ingenieroenjefedelConsejoNacionaldeInventores;elcoronelSmith,asistentedeljefedeabastecimientodelaMarina,yelseñorRobson,cuyotítulonosemencionó.

Después de intercambiar algunas banalidades, me puse de pie frente aesos hombres, satisfecha por haber decidido utilizar mi traje sastre azulmarino más conservador. Con toda la autoridad que fui capaz de reunir,comencé:

—Buenastardes,señores.Graciasportomarseeltiempoderecibirnos,enparticular en vista de las exigencias de la guerra. El señor Antheil y yoentendemosqueenunprincipiodecidieronrechazarlapropuestadeintegrarnuestrosistemade torpedosensuplannavalgeneralporque lespreocupabasu tamaño. Hoy queremos quitarles unos minutos de su tiempo paraexplicarles exactamente cuán pequeño es nuestro sistema.Queremos iniciarcon ladescripciónquehicimosdeélennuestrasolicituddepatente,queenestemomentoseencuentraenevaluaciónenlaOficinadePatentesdeEstadosUnidos.

Los hombres se miraron con sorpresa. ¿Nadie les había informado quehabíamossolicitadounapatenteporadelantado,almargendesunegativa?¿Oesas miradas de sorpresa eran un engaño? Continué con el discurso quehabíamos preparado, exhibí los diagramas del sistema de torpedos y losmodelosquedemostrabansureducidotamaño.Georgetomólapalabraenelmomento acordado y terminamos nuestra presentación enfatizando laprecisióndenuestrosistemaydiciéndolesqueestábamoslistosparaescucharsuspreguntas.

ElseñorRobsonseaclarólagarganta.—Ha sido una presentación muy informativa, señor Antheil y señorita

Lamarr.Creoquehabloportodoscuandodigoquenosimpresionamuchosusistemadetorpedos,enparticularsutamaño.Sindudanosetratadelabestiaquepensábamosquesería;suinvenciónesoriginalyfascinante.—Georgeyyo nosmiramos, esperanzados. El señor Robson continuó—: Sin embargo,tenemosquemantenernuestradecisiónderechazarlaadopcióndesusistema.Hemos decidido continuar con nuestro sistema de torpedos, con algunasactualizacionesymodificaciones,claroestá.

Noentendía.Georgemelanzóunamiradadeconfusión.—¿Les puedo preguntar por qué? —dije, tratando de mantener la

ecuanimidad—.Ya hemos respondido a su preocupación por el tamaño de

Página214

Page 215: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

nuestroinvento.—En efecto, usted y el señor Antheil lo hicieron. —Los hombres se

miraron de nuevo; el señor Robson vaciló antes de continuar—: SeñoritaLamarr,¿mepermitehablarconfranqueza?

Asentí.—Soyungranadmiradordesutrabajo,yennombredequienesestamos

aquíledigoqueapreciamoselenormeesfuerzoquetantoustedcomoelseñorAntheil realizaron. Pero mi consejo es que… se limite a hacer películas.Sirvenparaelevarlamoraldelagente.Perosiestátanconvencidaydecididaacontribuiralacausa,creemosquenosseríamuchomásútilayudándonosavenderbonosdeguerraqueconstruyendotorpedos.Enlugardeenfocarseenlasarmas,¿porquénonosapoyarecaudandofondosparaquepodamosganarlaguerracontralosjaponesesylosalemanes?

Apesardesaberqueelsexismopermeabacadarincóndemimundo,nopodía creer lo que acababa de oír. Esos hombres estaban rechazando unsistema que permitiría que un avión o un barco dirigiera toda una flota detorpedoscontralosnavíosrivalesconperfectaprecisión,sinqueelenemigofuera capaz de interferir las señales de radio. ¿Cómo era posible que elEjército permitiera que sus soldados y marinos perdieran en el mar —asesinadosenmasa—porquenoerancapacesdeutilizarunsistemadiseñadoporunamujer?

Mi voz sonaba tranquila, pero sin duda estaba lejos de sentirme así.Estabahechaunafuria.

—Déjenmeversiloentendíbien.¿Estánrechazandonuestroinvento,quepermitiría que sus flotas no tuvieran rival en el combate marítimo, soloporque soymujer? Si eso es lo que hace falta, puedo hacer las dos cosas,¿saben?Venderbonosyayudarlosconsustorpedos.

—Esanoes laúnica razónpor laquedecidimosdesechar supropuesta,señoritaLamarr.Pero,yaquelomenciona,deboadmitirqueseríadifícilparanosotros hacer que nuestros soldados y marinos aceptaran un sistema dearmas creado por unamujer. Y ni siquiera vamos a intentarlo—afirmó elseñorRobson.

Nopodíamoverme.Nopodíahablar.Suspalabrasmedejaronparalizada,enunainmovilidadsilenciosa.Georgeyyohabíamosllegadomuylejosparaterminar siendo rechazados por el prejuicio llano. Al ver mi expresión,Georgeintervino,enunintentodesesperadopordetener lahemorragiadelaherida y defender los méritos de mi «quizá poco femenina ocupación de

Página215

Page 216: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

inventora»,améndeelogiarmishabilidadesymiintelectoalhabercreadounsistemadetorpedosinfranqueable.Perolaheridaerafatal.

Georgecontinuódandobatalla,argumentandoenfavordelasuperioridaddenuestrosistemaylairrelevanciadelgénerodesucreador.Yomehundíenla silla. Sus brazos parecían ser el único solaz disponible para mí en esemomento.

Todalairaquedabatumbosenmiinteriorseevaporóydejóunacáscarabellaperovacía.Quizásesacáscaraeratodoloqueelmundoqueríademí.Yquizáselmundojamásmepermitiríaexpiarmiculpa.

Página216

Page 217: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Capítulo44

4deseptiembrede1942Filadelfia,Pensilvania

Escuchéelrumordelpúblicodetrásdeltelóndeterciopeloescarlata.ElcolorylatexturamerecordabaneltelóndelTheateranderWien,tantoqueporunmomentomesentí transportadaaViena, amidebut triunfal enel escenariocomoElizabeth,laicónicaemperatrizbávara.Quélejosseantojabaeso,yquéinocentemeparecíaesajoven.Increíblepensarqueenalgúnmomentoestuvelibre de esa culpa que ahora se hallaba completamente entrelazada con lasfibrasdemiser.

Mepreguntécómoseríamedidamiculpa.¿Cómoseharíalacontabilidadde las vidas que pude haber salvado? ¿La balanza se inclinaría ami favorgraciasalosesfuerzosquerealicéconmiinvento,apesardequelosmilitareslo obstaculizaron? La Marina no cambió de parecer ni siquiera cuando laOficina de Patentes de Estados Unidos acogió nuestra solicitud y otorgó anuestracreaciónelnúmerodepatente2292387,decisiónqueporlomenospodríahaberhechoquenuestrodiseñofueramásviable.¿Seríanindulgentesconmisentenciaconsiderandolascontribucionesquerealizabaparadeteneralosnazisdelaúnicamaneraqueahoramequedaba,asaber,vendiendobonosde guerra en vez de construir torpedos, como lo había sugerido sinmuchaamabilidad el señorRobson?Le había tomado la palabra aunque no estabaseguradequemelohubieradichoenserio.

Lasnotasdelosviolinesylosmetalesdestacabanentreelmurmullodelpúblico,quepocoapocoseredujoaunsilenciorespetuosodespuésdelfinaldel acto anterior. El barítono anfitrión anunció el siguiente acto del eventodedicadoalospatrocinadoresdelaAcademiadeMúsicadeFiladelfia,ymepreparé para interpretar mi papel. Porque sin duda se trataba de unainterpretación.

Página217

Page 218: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Se alzó el telón y reveló una confección arquitectónica que mezclabadorado,cristalyescarlata,ymeevocabaeldecoradovienésdemijuventud.¿Qué tan heridos estarían, me pregunté, el paisaje vienés y su gente?¿QuedaríaalgunodemisvecinosdelainfanciaenlasencantadorascasasdelascallesdeDöbling,incluidalaPeter-Jordan-Strasse,lacalledemifamilia?¿Oya loshabríanenviadoa todosal estedePolonia, a loscampos?Semeescapóunalágrimaquemerecorriólamejilla,peroparpadeéparaaclararmimirada.

Volvíalpresenteyescuchécómolaaudienciasuspirabaalverlaofrendabrillantequelepresentaba.Conmivestidodelentejuelasbermellóndiseñadoparacapturarcadaunadelasfacetasdelaluzsobreelescenario,permanecíinmóvil y permití que el público absorbiera mi apariencia. Solo entoncescaminélentamentehaciaellosconlasmanosextendidas,preparándolosparaeldonativoquebuscaba.Porqueyoeratantounaofertacomounainvitación.

—¡Bienvenidos al Espectáculo de la Victoria de Estados Unidos! —anuncié conmimejor acentoestadounidense,pues sabíaquemi entonaciónteutonanoseríabienrecibidaesedía.LevantélamanoconlayafamosaVdelavictoriayelpúblicomeimitó.

Elteatroretumbabaconlosaplausos.—MellamoHedyLamarrysoyunacazafortunasdelTíoSam.Estoyaquí

paraayudaraganarlaguerra.TengoentendidoqueustedeshanvenidoavercómoesestamujerLamarr—dijeentonocómico,ymepuseunamanoenlacadera.EramimejorimitacióndelaanimadaSusie.Comoestabaplaneado,elpúblicosoltóunacarcajada.Yluego,convozunaoctavamásgrave,habléen serio—: Necesitamos tener un propósito común. El aspecto de HedyLamarr es mucho menos importante que lo que Hirohito y Hitler estánhaciendo.Cada vez quemeten lamano en sus bolsillos están diciéndoles aesos dos despreciables hombres que los estadounidenses van para allá.Terminemosconestaguerrapronto.Nopiensenen loque losdemáshacen.¡Comprenbonos!

Volvieronaescucharselosaplausos,queamenazabancondejarsordosatodos, y mientras esperaba que acabaran, pensé en los días por venir,colmados de eventos como ese, en los que pronunciaría una versión delmismo discurso. Habría desfiles y presentaciones e incluso comidas conempresarios y líderes, a quienes se pedía invertir un mínimo de cinco mildólaresenbonosparaasistir.¿Cuántosmillonespodríarecaudarparalacausaaliada?

Página218

Page 219: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Mepuse lamano en la frente, amodo de visera,miré a la audiencia ypregunté:

—¿Tenemos algún miembro de las fuerzas armadas en el público estanoche?

Los organizadores de la gira habían dado a un grupo de oficiales de laArmadaylaMarinaboletosparaasistir,yhabíanincluidoaunmarineromuyespecial.Estehabíasolicitadoelpapelyhabíamospracticadoesarutina.Losmilitares,sentadostodosalfrente,gritaronylevantaronlasmanos.

—¿Vamosaganarlaguerra,muchachos?Esavez,todoelpúblicogritó,aunqueparecíaquelosmilitareslohacían

conmásfuerza.Entonces,comohabíamospracticado,elmarinerogritó:—¿Yquélepareceunbesoantesdequepartamosalaguerra?Fingíquelapreguntamesorprendía,dejélabocaabiertaymiréhaciaél.—¿Mepedisteunbeso?—Sí,señora.Volteéhaciaelpúblico.—¿Creenquedebodarleunbesoaesevalientemarino?Elpúblicosoltóunrotundo:«¡Sí!».—Todos esos buenos ciudadanos creen que debo concederte ese deseo,

marino.Asíquevenparaacá.El joven,vestidoconsuuniformedegalaperfectamenteplanchado,con

gorroycorbata,corrióhaciaelescenario.Parecíaanimadoyosado,hastaquepuso un pie en el enorme escenario. Ahí su expresión cambió de pronto;parecía cohibido. Jamáshabía estado anteunpúblicodemilesdepersonas.Esa era la primera vez que pisaba un escenario, y la primera vez queinterpretabaesepapel,aunqueenverdaderaunmarinoapuntodepartiralaguerra.Loesperabansubarco,elPacíficoylasflotasenemigas.

Paracalmarsusnervios,lorecibíconunapretóndemanosmuyafectuosoyloaniméaquesepresentara;dijollamarseEddieRhodes.Luegoconcentrémiatenciónenelpúblico.

—Voyahaceruntratoconustedes.LedaréaEddieRhodes,estevalientesoldado, un gran beso, si prometen donar ahora mismo por lo menosquinientos mil dólares. Tenemos a las chicas con los formatos al final delpasillo;estánlistaspararegistrarsusnombresysusdonativos.

Laschicas,quevestíanimitacionesdeuniformesmilitares,repartieronlosdocumentosenloslargospasillosdelaAcademiadeMúsicamientrasEddieyyo esperábamos en el escenario. Los nervios de Eddie parecían haberdesaparecido,yplaticamosanimadosdurantevariosminutossobresufamilia,

Página219

Page 220: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

en lo que la orquesta entonaba tonadas patrióticas. Pero entonces, cuandoEddiemedescribiósuemociónporhabersidoenviadoaunbarcodestinadoal Pacífico, el estómagome dio un vuelco.Deseaba que laMarina hubieraaceptado nuestro sistemade torpedos. Si lo hubiera hecho, ese pobre joventendríamuchasmásposibilidadesdesobrevivir.Volteélacabezaparaquenovieraquemisojossellenabandelágrimas.

Lasjóvenesterminaronsulaboryseformaronjuntoalescenario.—¿Reunimos la cantidad?—le grité al director de la gira, quien estaba

apuradosumandolaspromesasdedonativos.Lovidiscutirconelanfitrión,peronadiemerespondió.¿Nohabíamosalcanzadonuestrametadequinientosmildólares?¿Habríapedidodemasiado?Habíamosdiscutidomuchosobrelacifra exacta que solicitaríamos a los patrocinadores, y me sentía muypresionadaparallegaraesacantidad.Tabulécadadólarcomosicadaunomeacercaraaeseinalcanzableestadoderedención.

Eddieyyonosmirábamosmientrasesperábamos,cadavezmásansiosos.Por fin, el anfitrión subió las escaleras que llevaban al escenario. Cuandollegóanuestrolado,preguntéfrentealmicrófono:

—¿Estemarinoseganósubeso?—Bueno, señorita Lamarr, le tengo noticias. Solicitamos una cantidad

enormeanuestropúblicoestanoche.Quinientosmildólares,comosabe,esunaverdaderafortuna.

—Sin duda lo es —respondí con ligereza, como si no me estuvierapreparandopararecibirlasinevitablesmalasnoticias.

—Yestanochenollegamosalosquinientosmildólares—continuó,paradesilusióndelpúblico,quechiflaba.

—Oh,lolamentomucho—ledijeaEddie.Seleveíaabatido.—Oh, no se aflija, señorita Lamarr. Y, Eddie, tampoco te sientas mal.

Porque esta noche juntamos… ¡dos millones doscientos cincuenta mildólares!—Elanfitriónterminógritandoporqueelpúblico,emocionado,hizotodounescándalo.

Estaba estupefacta. Ninguna campaña de recaudación de fondos habíajuntadomásdequinientosmildólares,muchomenosdosmillones.Soloenlas comidas con tarifas de donativos enormes, dirigidas a los grandesdonadores,seesperabancantidadessimilares.Noenelespectáculotípicoparavenderbonosdeguerra.

—¡Beso!¡Beso!—gritabaelpúblico,trayéndomedevueltaalpresente—.¡Beso!¡Beso!

Página220

Page 221: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Giré hacia Eddie. Se había ganado ese beso, y también el público.Mientrasmepreparabaparadárselo,losreflectoresmecegaronymellevarondevuelta a aquella crucial función inaugural en elTheater anderWien.Eltiempodiounsaltoysedoblósobresímismo;meregresóalanocheenquetodo cambió. La noche queme puso en el camino en el que ahora estaba,lleno de una culpa sobrecogedora, de la búsqueda de redención y de gozosinesperados.

«¿Cuántasmáscaras heportado en este camino?»,mepregunté, incapazdedetener las lágrimasqueya caíanpormi rostro.Las lágrimasqueEddieRhodes,eldirectordelagirayquizáselpúblicohabríanpensadoqueerandegusto por el éxito descomunal de la recaudación. ¿Alguna vez me habíaquitadocompletamentelafachadayexpuestomipieldesnudaalmundodesdelamuertedepapá?LomáscercaquehabíaestadofueduranteeltiempoquecolaboréconGeorgeenuntrabajoqueseconsiderabapocofemeninoyalquenohabíavueltodesdeelrechazodelaMarina,aunapesardelosruegosdeGeorge.Nopodíaexponermeasíotravez.Porlodemás,habíaexperimentadomuchosrenacimientos,yencadaunodeelloscreéunnuevopersonaje,solopara volver una y otra vez ami apariencia original. Incluso esa noche. Enespecialesanoche.

¿Habíaterminadoporconvertirmeenquienlosdemáspensabanqueera?Paratodos,yoeraHedyLamarr,unacarabonitayuncuerpotorneado.NuncahabíasidoHedyKiesler,una judíaaspirantea inventora,curiosa reparadorade objetos. Jamás el ser que en verdad era por debajo de los muchospersonajesqueinterpretétantoenlapantallacomofueradeella.

¿Oyohabíautilizadolapercepcióndelmundocomosifueraundisfraz,una especie de cortina de humo para distraerlosmientras conseguía lo quequería?Despuésdetodo,¿nohabíaencarnadoelpersonajealquemehabíanrelegadoylohabíaconvertidoenunarmacontraelTercerReich,nosoloatravés del instrumento de destrucción que pretendía crear?Me pregunté siimportaba siquiera lo que los demás pensaban de mí, cuando habíaconseguido vengarme de los opresores europeos al conseguir elfinanciamientoparalosaliadosy,quizáconél, laredenciónquetantohabíabuscado.

Siemprehabíaestadosolabajomimáscara,erasiemprelaúnicamujer.

Página221

Page 222: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Notadelaautora

Diariotenemosunapartedelahistoriadelasmujeresennuestrasmanos.Nolo digo de manera metafórica, sino literal. Cada día, casi todos nosotrosinteractuamosconunapartedelahistoriacreada—demaneraindirecta—porHedyLamarr.

¿Aquéparte de la historiame refiero?Aunade la que el periodoy elenfoque de mi novela no me permitían ocuparme. Se trata del teléfonocelular. ¿Cómopudoun inventopatentadoporunadeslumbranteestrelladecineen1942convertirseenlabasedelatecnologíadelosteléfonoscelulares,unodelosaparatosquehantransformadonuestromundo?

Comosabránahora,LaúnicamujerexploralasingularyavecesincreíblevidadelamujerconocidacomoHedyLamarr,estrelladecine.Silogréhacerbienmi trabajo, el libro también revelará aspectos de su vida que han sidomuchomenosanalizadosyentendidos:sujuventudcomomujerjudíaenunaAustria muy católica; su extraordinario y por momentos alarmantematrimonioconel fabricanteyvendedordearmasFriedrich«Fritz»Mandl,delcualsalióhuyendo,y,quizáelaspectomásimportantedetodos,eltiempoque pasó creando los inventos con los que esperaba ayudar a los aliados aderrotar a los nazis en la SegundaGuerraMundial. Fue durante ese últimoperiodo,quizásolvidadohastaestemomento,cuandolamujerconocidacomolaaustríacaHedwigKiesler(juntoconelcompositorGeorgeAntheil)inventóunsistemamedianteelcuallasseñalesradiotransmitidasdeunbarcooaviónauntorpedopodíancambiarconstantementedefrecuencia,loquehacíaqueesasseñalesfueranimpenetrablesyporlomismomejorabalaprecisióndelostorpedos.EsefueelaportedeHedyalatecnologíadeamplioespectro.

DespuésdepresentarsuinventoalaMarinaydepadecerladesilusióndever que rechazaban su diseño a pesar de las deficiencias del sistema detorpedosenuso,Hedydioporhechoquesedecretabalamuertedesusistemadecomunicaciónsecreta.Esinteresante,sinembargo,queelEjércitodesignócomoultrasecretalapatente2292387,yenladécadade1950laotorgóauncontratistaparaquecrearaunaboyasonarcapazdedetectarsubmarinosbajo

Página222

Page 223: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

elaguaytransmitirlainformaciónaunaviónutilizandolaideadeHedydelsaltodefrecuenciaimposibledeinterferir.Másadelante,elEjércitoyalgunosorganismosprivadoscomenzaronarealizarsuspropiasinterpretacionesdelatecnología de amplio espectro —sin recompensar a Hedy, pues la patentehabía expirado—, y hoy en día algunos elementos de su idea del salto defrecuenciaspuedenobservarseenlosaparatosinalámbricosqueutilizamosadiario.LaparticipacióndeHedyenesosdescubrimientospermanecióocultahasta la década de 1990, cuando por fin recibió algunos premios por suinvento, reconocimientoqueellaconsiderómás importantequeeléxitoqueobtuvoconsuspelículas.

Así que, cuandoutilizamosnuestros celulares—cosaqueprácticamentetodo elmundo hace a diario—, estamos interactuando directamente con uninventocientíficoconstruidoenpartegraciasalainvencióndeHedyLamarr.Esunrecuerdotangibledesuvida,másalládelaspelículasquelahicieronfamosa.Yquiénsabesielteléfonocelular,comoloconocemosahora,habríaexistidosinsucontribución.

Pero creo que Hedy, su historia y su creación, pueden tener unaimportanciasimbólicamuchomayor.Elhechodequesucontribuciónaeseaparatoquecambiólahistoriadelmundohayapermanecidoenelolvido—oignorada—durantedécadasreflejalamarginaciónconstantedelosaportesdelas mujeres, problema que es al mismo tiempo histórico y moderno. Sinimportar si el trabajo de Hedy en la tecnología de amplio espectro fueignoradocontodaintenciónuolvidadodeformainconsciente,pareceserquetalomisiónrespondeaunaideaequivocadanosolodesushabilidades,sinodelacapacidaddetodaslasmujeres.Enparte,talideatienesuorigenenlospapeles tan limitados que se les permite ocupar, lo que ha llevado a quemuchos tengan una comprensión muy estrecha del pasado. A menos quecomencemos a entender a las mujeres de la historia con un enfoque másamplio y más inclusivo —y que reescribamos su narrativa—, seguiremosviendoelpasadodeunamaneramuchomásrestrictiva,ynosarriesgaremosatrasladaresasperspectivasalpresente.

Quizás si la sociedad en la que vivió Hedy no la hubiera consideradocomo una criatura de deslumbrante belleza, sino como un ser humano demente ágil, capaz de hacer importantes contribuciones, habría comprendidoque su vida interior eramuchomás interesante y fructífera que su exterior.Entonces,suinventohabríasidoaceptadoporlaMarinacuandolopresentó,yquiénsabequéimpactohabríatenidoenlaguerra.Silagentehubieraestadodispuesta a vermás allá de «la únicamujer» para encarar a la persona que

Página223

Page 224: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

yacíadebajodeella,sehabríaenteradodequeeraunamujerdestinadaa lagrandeza,nosoloenlapantalladecine.

Página224

Page 225: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Agradecimientos

LaoportunidaddedaraconocerelincreíblelegadodeHedyLamarr,tantoelhistórico como el moderno, fue posible gracias al apoyo, el estímulo y eltrabajo de muchísimas personas. Debo comenzar, como siempre,agradeciendo ami extraordinaria agente, LauraDail, cuyos sabios consejosson fuente constante de inspiración y guía. El maravilloso equipo deSourcebooksmerecemiinfinitoagradecimiento.Sinelapoyodemibrillanteeditora, Shana Drehs, la fenomenal Dominique Raccah y las fantásticasValeriePierce,HeidiWeiland,HetherMoore,LizKelsch,KaitlynKennedy,HeatherHall,StephanieGraham,MargaretCoffee,BethOleniczak,TiffanySchultz, Adrienne Krogh, Will Riley, Danielle McNaughton, KatherineMcGovern, Lizzie Lewandowski y Travis Hasenour, esta historia jamáshabría visto la luz. También estoy muy agradecida con los libreros,bibliotecariosylectoresquemehanapoyadoamíyamitrabajo.

Mi familia y amigos fueron cruciales para la creación de este libro, enparticularmiequipoSewickley, IlianaRaia,KellyCloseyPonnyConomosJahn.Además,sinelamordemischicos,Jim,JackyBen,nadadeestoseríaposible.Estoyendeudaconellosportodo.

Página225

Page 226: Viena, 1933. Para Hedy Kiesler, joven actriz judía, su

Marie Benedict es abogada y ha trabajado en algunas de las firmas másprestigiosasdeEstadosUnidos.SegraduóconhonoresdelaUniversidaddeBoston con una especialización enHistoria delArte. Como litigante, se haenfocado en defender los derechos de la mujer y desde esta perspectivacomenzó a escribir novelas biográficas donde visibiliza el papel de lasmujeresalolargodelahistoria.EsautoradelasnovelasTheChrysalis,TheMapThief,BrigidofKildare (escritasbajoelpseudónimoHeatherTerrell),Carnegie’sMaidy,ElotroEinstein(Planeta,2018).

Página226