Violencia intrafamiliar en las familias de hecho del sur ...ciruelo.uninorte.edu.co/pdf/invest_desarrollo/6/violencia_intra... · violencia familiar. ... al 65.5%de familias de hecho,

Violencia intrafamiliar en las familias de hechodel sur de Ciénaga (Magdalena)

Jacob Gutiérrez Buelvas'Nely López Conde"Mara Ruiz Suárez •..

Resumen

En la familia subyace una compleja red de relaciones interpersonales enlazadas por vínculosde parentesco legal y/o de ¡acto y por vínculos psico-afectivos, que en su condición de grupohumano supone un espacio en el cual se ejercitan y desarrollan los más altos valores filiales yfratemos que conducen a afirmarla o "egarla en su fund6n socializadora. No obstante, laacción y el afecto de violentar producidos al interior de la célula básica de la sociedad seconvierte en una contradicción grave que choca con las caracterlsticas yfines atribuidos a estainstitución. De manera que las manifestaciones violentas al interior de lafamilia implican atodos los miembros de una u otra manera, y alcanzan las más dis{miles y sutiles formas deatentado a la dignidad humana en sus connotaciones físicas y psicológicas, que a su vez ladefinen como arma eficaz para someter y doblegar voluntades y perpetuar costumbres dentrodel hogar, espedalmente las atinentes a roles familiares asignados por la cultura.Palabras claves: Familia-Ciénaga (Magdalena), violencia familiar.

Abstract

A complex net of interpersonal relationships lies in the family, joined by legal andlor de-factokinship and linked by psyclw-affective tieso The family, in its condition of ahuman groupanticipates aspace where the highest filial and fraternal feelings are experienced and developed,a condition that leads us into identifying its socializing role However, theaction and theeffectsof violence in the interior of the basic cel! 01society become a serious contradiction that clashesagainst the characteristics and purposes attributed to such institution. Therefore, signs ofviolence towards the interior of families involve a11members in one way or another, reachingthe most dissimilar and subtle ways toattempt human dignity in its physical and psychologicalconnotations. Families, in turn, are defined as an efficacious mechanism to submit wilIs andperpetuate customs within homes, especially those concerning thefamily roles assigned withineach cuIture.Key words: Family violence

. Abogado. Magister en Desarrollo Familiar .

.• Nutricionista-Dietista. Magister en Desarrollo Familiar .

.•.Trabajadora Social. Magister en Desarrollo Familiar.

Investigación y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57-76, 1997 57

1. INTRODUCCIÓN

A pesar de que laviolencia intrafamiliarse remonta a los orígenes mismos de lahumanidad, históricamente ha estadorodeada por un velo de intimidad quedificultó ver su real magnitud. Aúnhoy,en tiempos de apertura en diversosórdenes, apenas empieza a descorrerseese velo en este tipo de violencia, comorespuesta dinámica de los diferentesestamentos a hechos que en otros tiem-pos hacían parte simplemente de la pri-vacidad familiar; la misma que actual-mente reviste interés por sus connota-ciones, o que, en el decir de GaitánDaza 1, la sociedad sólo se ha planteadocomo un problema cuando puederesolverlo en su momento históricodeterminado, al considerar que puedelograrse una conquista adicional comoindicador de progreso de esa mismasociedad.

La sociológica María Cristina Pala-cio', al tratar de explicar el marco viven-cial de la violencia y su relación conalgunas condiciones objetivas del me-dio, argumenta que la violencia se hacolocado en un escenario que se cons-truye en la cotidianidad lógica de unasociedad intolerante, en el cual confluyela presión modernizad ora de asimila-

1 GAITAN DAZA, Fernando y DEAS, Malcom.Dos Ensayos Especulativossobre la Violencia en Colombia.FONADE-DNO. Santafé de Bogotá, Tercer MundoEditores, 1995, p.183.

2 PALACIO, María Cristina. Seminario sobreviolencia familiar. Condiciones SociocuIturales de laFamilia como Escenario de fa Violencia. Mime6grafo.Uninorte, 1993.

ción de cambios tecnológicos que respal-dan lasvisiones de lucro, como instanciade la supervivencia mercantil; por tanto,la violencia no es resultante directa dela miseria, sino más bien de la injusticiay de la ausencia o insuficiencia del Esta-do, entre otros determinantes.

Ahora bien, para abordar el estudiode la violencia al interior de las familiasde hecho, en tal orden, espreciso retomarloque se ha dicho en estudios anteriores,como en los de Virginia Gutierrez',en elsentido de

( ... ] que las tipologías familiaresresultan de una serie de variables que asu vez están relacionadas con la personay la sociedad, sus características cultu-rales, biológicas; actitudes ideales, nor-mas, principios éticos y, más allá de lapersona, lafamilia con sus estructurasy sus roles, rural-urbana, tradicional omoderna y, por último, determinando yalimentando la cadena de la estructurasocial y económica con sus patronesculturales.

Loanterior significa que la familia secompone y recompone en permanentesimbiosis con los diferentes elementosy factores que influyen en ella, a lo cualningún tipo de familia es ajena en sudinámica particular. Lo anterior, porsupuesto,incluye a las familias de hechocomo modalidad iniciada por la unión

) GUTIERREZ DE PINEDA, Virginia, citada porEcheverry de Ferrufiño, Ligia. En: La familia deHecho en Colombia. Memorias Año Interamericanode la Familia.ICBF, 1993, p.308 Y ss.

58 Investigadón y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57-76, 1997

consensual no solemne de la pareja.

De otra parte, de tiempo atrás enCiénaga se ha producido un aceleradoproceso de crecimiento poblacional, nosólo en los corregimientos que confor-man la zona rural sino también, en ma-yor proporción, en el casco urbano. Estefenómeno obedece principalmente a lamigración de personas y familias ente-ras, debido a la reactivación de la pro-ducción y exportación de banano comoprincipal renglón de la economía, quealladode otros cultivos menores generaaproximadamente 10.000 empleos, loque equivale al 50% de la poblacióneconómicamente activa empleada de lasubregión'. De manera que con tal mi-gración llegan igualmente a Ciénagacostumbres, mitos y formas familiaresque pueden estar incidiendo en la com-plejidad de las redes relacionales quepracticaban las familias originarias deesta población.

Las relaciones entre padres e hijos, elconcepto de obediencia, las demostra-ciones de autoridad sostenidas en unaestructura supuestamente patriarcal, lasuniones de hecho cada día más frecuen-tes entre hombres y mujeres de distintaprocedencia, hacen que la familia dehoy en la cabecera municipal de Ciénagasea distinta a la de hace algunas déca-

, ANDRADE GONZALEZ. María y LASTRAMIER, Roberto. Análisis de la Oferta y La DemandaLAboral en el Departamento del Magdalena: El caso delDistrito T.C.H. de Santa Marta. Servicio Nacional deAprendizaje SENA, Subdirección de empleo. SantaMarta D.T.C.H., 1995, p.IS.

das', especialmente por el aumento delas familias de hecho en sus formasparticulares de concubinato y de uniónlibre, como tipologías familiares quesocialmente han alcanzado legitimacióndesde antaño.

2. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

Las familias de hecho en la cabeceramunicipal de Ciénaga, al igual que lasfamilias conformadas a través del vincu-lo matrimonial, comportan una violen-ciaa su interior que casi nunca es cuanti-ficada, pero que a pesar de no producirmuertos insensibiliza, y puede estar sir-viendo de caldo de cultivo a las otrasmanifestaciones violentas en el medio.

Lascaracterísticas en la composicióny comportamiento intrafamiliar dehecho en Ciénaga aparecen manifesta-das, por ejemplo, en los datos estadís-ticos por atención de casos que durante1993llegaron aconocimiento de laComi-saría Unica de Atención a la Familia,que tratándose de violencia a su interioralcanza una mayor proporción en rela-ción con laviolencia del mismo tipo quese conoce de las demás familias confor-madas mediante matrimonio, De las248 familias que consultaron en toda lacabecera municipal, 190 correspondie-ron a familias de hecho y 58 a familiasconstituidas legalmente, lo que equivaleal 65.5%de familias de hecho, frente al

s ENTREVISTA CON: Ismael Correa Diazgra-nadosyGuilIermoHenríquezTorres. Historiadoreslocales. Biblioteca INFOTEP, mayo24,Ciénaga,l995.

Investigadón y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57-76, 1997 59

30.5% de familias con vínculo matri-monial.

De 95 casos de familias de hechoatendidos en todo el sector rural de lacabecera municipal durante 1995por laComisaría de Familia de Ciénaga, 58 deellos correspondieron al sector sur-oriental, y estaban relacionados convio-lencia física y / o psicológica en hechosconexos con reclamación de alimentos,reconocimiento de paternidad, bienes,desalojo de vivienda, acoso, secuestrosimple de menores, custodia y cuidadopersonal de menores, entre otros, locual sumó 125 situaciones reportadasen el sector donde se ubicó la investiga-ción, en 1993, en el municipio de Cié-naga. Se precisa que la modalidad demaltrato físico y / o psicológico directofue lamás denunciada en loque respectaa las parejas (53.6%).Dicha situación sepresenta con mayor frecuencia durantelos fines de semana, y está asociada afactores como el consumo de alcoholy/o drogas.

En consecuencia, en lo que tiene quever con la ubicación del problema, seestablece que los casos de violenciaíntrafamiliar y otras situaciones conexascon la tipología en comento procedenen mayor proporción del sector sur-oriental del casco urbano, donde en losúltimos años se ha concentrado lamayorpoblación procedente de otros puntosde la geografía, la cual eventualmentese emplea como mano de obra en lasplantaciones de banano, palma africanay otros frutales en la zona rural'.

6INFOTEP. Centro de Investigadones. Boletín

Así las cosas,al ínterior de las familiasde hecho del sur-oriente de Ciénagatambién la violencia, en sus diversasmanifestaciones, se constituye en unacontradicción de la elevada valorizaciónde que ha sido objeto la célula básica dela sociedad. También allí la violenciasólo trasciende el marco de la vida pri-vada cuando los hechos que la consti-tuyen se presentan de manera reiterada,ocuando algunos de sus miembros sufrelesiones físicas de consideración, lo cualdemuestra la gravedad que puede tenerel problema subyacente.

Se considera que la situación plan-teada se aproxima al problema de ladisfunción de hogares en apariencia in-tegrados, pero con niveles notables deconflictividad violenta.

Ahora bien, ¿cuáles son las caracte-rísticas de la violencia intrafamiliar enlas familias de hecho del sur de Ciénaga?

3. OBJETIVOS

3.1. Objetivo. general

Describir las características de la vio-lencia que se produce al interior de lasfamilias de hecho del sur de Ciénaga.

3.2. Objetivos específicos

• Determinar tipo y frecuencia en quese presenta la violencia al interior delas familias de hecho del sur de Cié-naga, mediante formularios de

Investigación en Marchn, Año 6, No. 18. Ciénaga,1990, p. 83 ss.

60 Investigación y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57-76, 1997

encuestas que consideran estasespecificaciones.

• Precisar las formas de reacción queasumen ante conflictoslos miembrosde las familias de hecho que presen-tan violencia en el sur de Ciénaga.

• Establecer las características del ejer-cicio de la autoridad en las familiasde hecho que presentan violencia asu interior en el sur de Ciénaga.

• Identificar los motivos de conflictosque se producen en las relacionesconyugales, progenitofiliales y fra-ternales en las familias de hecho quepresentan violencia a su interior enel sur de Ciénaga.

• Describir las características funciona-les de la comunicación que se esta-blece en las familias de hecho quepresentan violencia a su interior enel sur de Ciénaga.

4. METODOLOGÍA

4.1. Tipo de investigación. La investi-gación se adelantó a partir de unaconcepción mixta del quehacer investi-gativo. Esto significa que la relaciónentre los investigadores y las familiassujetos de estudio se concibió tanto enelplano de lo cuantitativo como de locualitativo.

Si bien por la formulación de losobjetivos de esta propuesta se insinúadialécticamente una investigación detipo descriptivo, es preciso anotar que

no se limitó al análisis de los datosporcentuales logrados, sino también alposicionamiento y actitud de los actoresy / o víctimas de la violencia intrafa-miliar. Esto último, atendiendo al con-cepto de que el mundo de la vida estávinculado y/o complementando con laacción comunicativa, donde la perte-nencia al mundo no es subjetividad,sino intersubjetividad, lo cual propicia,entre otros muchos aspectos, la valora-ción del Otro que la violencia desvirtúa.

5. ELENTRAMADO COTIDIANO DELAVIOLENCIAINTRAFAMILIAREN EL SUR DE CIÉNAGA

5.1. El círculo de hierro

La cotidianidad, entendida como rea-lidad objetivada en su referencia exter-na, al ser fragmentariamente interpre-tada constituye una imagen natural ypreestablecida de antemano: «[... ] plan-tea la demarcación rigurosa de fronteras ylímites que a su vez encasillan los compor-tamientos, inhiben y circunscriben lapoten-cialidad creativa, falseando de paso unacosmovisión integral de la vida humana».Esto para hacer referencia a lo común-mente aceptado sin detenerse a evaluarlosverdaderos alcances que puede teneruna situación determinada.

Además, según Palacio Valencia',dicha segmentación no se produce sola-mente en relación con la percepción de

7 PALACIO VALENCIA, Maria Cristina.Cuadernos de Familia, No. 1. Manizalez, Universidadde Caldas, 1985.

Investigación y Desarrollo. universidad del Norte. 6: 57-76, 1997 61

la realidad, sino también frente a los.sujetos mismos, a quienes como indivi-duos se les atomiza en sus diferentes.roles, asimilándolos como dimensionesdel quehacer individual, en una perspec-tiva que aísla los unos de los otros y loslleva a asumir una posición pública dis-tinta de la privada.

Lo anterior puede inferirse de frasesexpresadas por las mujeres entrevista-das como por ejemplo: «Ese es el pannuestro de cada día. Con esas peleas medesayuno, almuerzo y como. Yo meacostumbré a ellas. ¿Para qué preocupara mi familia?» O las expresadas por loshijos: «A mi papá ya le hace falta darle'boja' a mi mamá. El fin de semana queno lo hace no está bien. Pero eso esasunto de ellos dos; nosotros no nosmetemos». Los abuelos y otros miem-bros de la familia también opinaron delamisma manera, conexpresiones como:«Elque ensilla su burro sabe para dóndeva». o: «Si nos metemos en las peleassalimos perdiendo, porque ellos secontentan y quedan los dos bravos connosotros».

Del otro lado, se encuentra el hechoigualmente cierto, pero diametralmenteopuesto, de no aceptar todo lo cotidianocomo normal y atreverse asaltar labardadel abuso y demás acciones dañosas. Esel caso, por ejemplo, del menor queacude en procura de auxilio a pesar delcomprensible temor que siente, puessabe que puede ser víctima de nuevas ypeores agresiones debido a la osadía deviolar la intimidad familiar;sinembargose atreve.

Al respecto cabe anotar que dentrode los casos denunciados durante 1993ante la Comisaría Unica de Familia deCiénaga, los cuales sirven de muestraen esta investigación, sólo uno de estosmenores (equivalente al 2% de las de-nuncias presentadas) se atrevió a de-nunciar el maltrato de que era objetopor parte de sus padres. Ante ello, lospadres se defendieron expresando que:«Es ella la que nos maltrata a nosotros.No está en su sano juicio, porque se ríede nosotros cuando le pegamos o rega-ñamos ynos devuelve los golpes e insul-tos». He aquí el punto principal delproblema, enfocado en el sentido fun-damental de la autoconservación, depresencia del Yo, activo en el compor-tamiento y en el quehacer cotidiano delhombre.

Tal caso no se agota en la eventua-lidad de que la maltratada sea tambiénuna adulta, quien, no obstante estarconsciente de sus derechos~en muchosde los casos se abstiene de trascender elmarco hogareño por temor a poner enpeligro la seguridad y estabilidadfamiliar. En las ocasiones en que hanacudido a formular las denuncias res-pectivas a la Comisaría, al indagárselesel motivo coinciden en afirmar: «Esqueya no aguanto más». Sobre todo lasmujeres, que manifestaron que sevieronprecisadas a hacerla (88%) cuando loshijos intervinieron en las riñas conyu-gales y de cierta manera pusieron enpeligro su integridad físicaypsicológica,pero que antes no lo hicieron porque noquerían que su hogar se desbaratara.

62 Investigación y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57·76, 1997

Ante la eventualidad de la confron-tación mediante la comparecencia delas víctimas de maltrato con las otraspartes del conflicto de orden familiar,en una instancia pública o privada, el90% de la muestra no se atrevió a de-nunciar antes, a pesar de haber recibidoel maltrato reiteradas veces, lo cualequivale al 78%.Ese temor a confrontarla realidad supone una negación a lasalida de la situación misma, la cual seagrava aún más si no se tiene claro elpropósito de dicha comparecencia.

En este aspecto juegan papel im-portante las entidades oficiales y nogubernamentales que intervienen en laproblemática familiar, pues, comopudoobservarse igualmente, el 22% de losdenunciantes había acudido antes aalguna de estas entidades, de las cualesdijeron no haber recibido adecuadaatención, y cuando la recibieron, desis-tieron, por los trámites dispendiosos aque debían someterse.

5.2. Tipos de violencia intrafamiliarregistrada en el sur de Ciénaga

Según María Eugenia Agudelo', lasconsecuencias de la violencia intrafa-miliar son múltiples, y dependiendo desu gravedad, pueden no dejar cicatricesu ocasionar la muerte.

Al interior de las familias del sur de

• AGUDELO BEDOY A, Maria Eugenia.<Niolencia en la Familia)), En: Reflexiones para laintervención en la Problem4tiCR Familiar. Presidenciade la República-PNUD, p. 265 Y ss.

Ciénaga se prod ucen simultáneamentevarios tipos de violencia. Las mujeres ylos niños son reiteradamente víctimasde maltratos físicos, mientras que elhombre es con más frecuencia víctimadel maltrato emocional.

5.2.1. Violencia física. Este tipo de vio-lencia ocupa el primer lugar, con el46%, y se manifiesta mediante golpes,en un 46%; quemaduras y heridas, 1%;empujones, pellizcas, tirón de cabellos,19%;destrucción de objetos, 29%,y otrasformas, 4%.

5.2.2. Violencia emocional o psicoló-gica. Se manifiesta en un 29%, princi-palmente a través del chantaje, 30%;gestos, 17%;la desconfianza y los celos,14%,y en cuarto lugar el abuso sexual,con un 11%.

5.2.3. Violencia verbal. Se ubica en eltercer lugar, con el 26%, y está repre-sentada por insultos, en un 32%;gritos,29%;discursos, alegatos, 22%;regaños,sermones, cantaletas, 17%.

5.2.4. Violencia invisible. Si bien estetipo de violencia no es cuantificable, síes posible inferir su existencia en lasparejas del sur de Ciénaga. El hecho deno permitírsele a la mujer visitas perió-dicas a la casa materna, bajo el pretextode que si lo hace descuida sus obliga-ciones hogareñas, constituye muestrafehaciente de las limitaciones a su liber-tad individual, lo cual, si bien no esvisible a simple vista, no es porque estéoculto, sino porque se ha negado o, loque es lo mismo, socialmente interdicto


de ser vista, a pesar de que supone unproceso de apropiación simbólica ysubjetiva que se produce en el hecho dela negación de la libertad. «Ami maridono legusta que yo vaya donde mi mamá,porque no tengo nada que ir a buscarallá. Mi obligación es atenderloa él y lascosas de la casa». He aquí la violencia.Es por esto que se afirma que «el mismomovimiento que configura lo visible,organiza aquello que quedará invisibi-/izado'».

5.3. El agresor y su víctima

El comportamiento agresivo es propiodel ser humano; pero, ¿aquién sepuedellamar «víctima» ya quién «agresor»?Sólo el ser humano tiene ingenio paraintimidar y torturar a su indefensa víc-tima, hasta lograr su mayor sufrimiento,prolongar su dolor y evitar un rápidofinal. Sigmund Freud'o ubíca el instintode agresión, corno fuerza destructora,en el mismo nivel que el de la auto-conservación de la vida y el de lareproducción. Para él, es un impulsonegativo, nunca positivo, que sepresen-ta luego de una frustración. Este impulsono sólo es una parte valiosa de la natu-raleza humana, sino un ingredienteesencial en la estructura de la sociedad,que sólo se vuelve impugnable o peli-

9 FERNANDEZ, Ana María. (Violencia yConyugalidad: Una Relación Necesaria), En:GIBERTI, Eva y FERNANDEZ, Ana Maria.lA mujery la violencia invisible. Buenos Aires, Interamericana,1992.

10 FRElJO, Sigmund, citado por Melba AriasLondoño. En: Cinco formas de uiolencia contra la mujer.Bogotá, Editorial Colombia Ltda., 1990.

groso cuando queda bloqueado o frus-trado. Esdecir, para Freud la frustraciónes la causa de la hostilidad.

De tal manera, al establecer la agre-sividad corno fundamento del vínculosocietario, Zuluaga Nieto" sostiene quelaposibilidad de construir la comunidadhumana, corno en el caso de la familia,está ligada al proceso de exclusión deotros, sobre los cuales se pueden pro-yectar los impulsos agresivos. Así, laconvivencia en la comunidad familiar orelación interindividual pacífica estácondicionada a la posibilidad de pro-yectar la agresión sobre el Otro, elegidocornoobjetopara resolver dicha relación.

Se pudo precisar que el rango deedad en el que se presenta un mayorporcentaje de agresores y víctimas es elde 30 a 39 años, con un 43% y 41%,respectivamente. En segundo lugar seubica el rango de 20 a 29 años, con 15agresores (26%)y 23víctimas (39%).Enel rango de 40a 49años se ubícanel26%de los agresores ye112%de lasvíctimas.El rango de 50-59años y el de menos de19se ubican en el último lugar. En éstosse presentaron igual número de casos,con el 3% de víctimas y el1 % de agre-sores para ambos rangos.

Ladiferencia observada enla relacióninversa que se da en los rangos de 20-29y 40-49, en cuanto a agresores versus

11 ZULUAGA NIETO, Jaime. «Conflicto y VidaSociabl, En: Comunidad, conflicto y Conciliaci6n enEquidad. P .N.R. Ministerio de Justicia y del Derecho,PNUD. Santa!.! de Bogotá, 1994, p. 93.


víctimas, se debe a un ¡¡ran porcentajede mujeres jóvenes unidas con hombresmucho mayores que ellas. En este as-pecto es de anotar que la edad podríaser factor incidente para que se produ-jera el mal trato, porque, como lo expresóun entrevistado: «Yo no quiero ser así,pero cuando sale conmigo y otro lamira, me da vaina. De todos modos ellaes menor que yo». Es decir, se nota en élcierta inseguridad por la diferencia deedad, lo cual se hace más ostensiblecuando impide a la mujer realizar la-bores fuera de la casa porque: «Segu-ramente vas a conseguirte otro marido>,.Aunque esto último no lo manifiesta élsino ella.

En cuanto a la ocupación de los agre-sores y de sus víctimas, se observa unamarcada tendencia de agresores obrerosen fincas de la Zona Bananera (53%)contra las amas de casa (52%). Es per-tinente tener en cuenta al respecto quetambién las actividades bananerastradicionalmente han sido propias delos hombres, pero que debido a la incor-poración de la fuerza laboral femeninaa estas actividades, se presenta unarivalidad -si se quiere-de género, en lacual el varón traslada el ambientetradicionalmente machista al ámbitoprivado de la familia, que sirve, opretende utilizarse, como válvula deescape a las tensiones que el mediolaboral produce, escudado en la conti-nuidad cultural que privilegia la condi-ción que porta el poder mítico delhombre.

A través de la violencia el hombre

busca formas visibles de mantener surol, siempre con la esperanza de que sumujer no alcance los espacios a los quehan accedido las otras mujeres conquienes comparte su actividad laboral.Esto se refleja de parte de la mujer, encontraposición al pensamiento machis-ta, cuando expresa que: «Lo que pasa esque no tengo trabajo. Por eso me loaguanto. Pero apenas consiga trabajolas cosas van a ser diferentes».

5.3.1. La simbiosis de la agresión. Cuan-do la agresión es cometida por una per-sona del grupo familiar, como en el casode las familias de hecho del sur de Cié-naga, donde 29 de los hombres (equi-valente al 50%) de las familias estu-diadas son agresores, frente a15% de lasmujeres, es mucho más grave desde elpunto de vista emocional, ya que pro-duce en la víctima un daño psicológicomayor que cuando el autor es un des-conocido; por lo tanto, la recuperaciónes más difícil y mayor la influencia; lavíctima tiene dificultades para pedirayuda, entra en un conflicto de lealtadesparalizantes. Esdecir, no puede adoptarun criterio realista frente al agresor; lasorpresa y la angustia pueden retardarla respuesta o precipitar una reacciónno adecuada. Es en este caso en el quelas víctimas en un 45% se convierten enagresoras de sus victimarios.

En este estudio, un 78%de la mujeresresponden de manera brusca o igual-mente violenta ante la agresión de queson objeto por parte de sus maridos: «Siél me pega, yo también le pego». Peroen muchos casos lo hacen de manera


tardía, cuando asimilan o llegan a com-prender lo que realmente está suce-diendo. El 10% de las personas objetode agresión aguantan con resignaciónesta situación, pensando que «algún díase compone. Entonces dejará de mal-tratarme»; un 7% trata de buscar algúntipo de solución a su problema ya sea através del diálogo opor medio de ayudaprofesional; por último, el 5% se haacostumbrado a ser objeto de cualquiertipo de maltrato porque lo consideran«el pan nuestro de cada día».

Aunque la evidencia empírica de-muestra que existe una pequeña pro-porción de hombres golpeados, agredi-dos o sometidos por sus cónyuges, espe-cialmente si son mayores, enfermos ocon una gran diferencia de edad enrelación con su compañera, la cifra esmínima si se compara con el gran nú-mero de mujeres y niños maltratadospor éstos. A través de la investigaciónse pudo constatar que la violencia mari-tal en las familias de hecho del sur deCiénaga tiene cuatro manifestaciones:Un 5% de las mujeres maltrata a sumarido; en el 45% de las parejas hayagresión mutua, en igualdad de condi-ciones y sin que se den situaciones desometimiento de una de las partes a laotra; el porcentaje restante (50%),elmásalto, corresponde a situaciones en queel marido ataca a su mujer, la la cualgeneralmente no tiene posibilidadespara defenderse o de repeler cualquiertipo de agresión.

5.4. Laviolencia intrafamiliar, ¿poderpatrialcal o matrifocal?

Desde el origen del patriarcadoel hombrese definió siempre corno un ser humanoprivilegiado, dotado de algo de más quelas mujeres ignoraban.

Se consideraba más fuerte, másinteligente, más valiente, más respon-sable, más creador omás racional. Yesemás justificaba su relación jerárquicacon las mujeres, o al menos, con supropia mujer.I'

Según Elizabeth JelínJ3, consultorade la División de Desarrollo Social de laCEPAL, en la familia afrocaribeña -ala que pertenece el contexto del Caribecolombiano y, por ende, el sur de Cié-naga-, la autoridad de un hombreproviene de su condición de esposo ypadre, puesto que su función primordiales la de proveer el sustento; rara vezactúa para hacer cumplir esa disciplina,y aunque es el jefe del hogar se halla almargen de los lazos afectivos quecohesionan al grupo. Según Smith1

', esen torno a la mujer, en tanto que madre,que se centran las actividades del hogar.Eneste sentido, la familia es matrifocal.Cuando el padre no cumple ese rol deproveedor no tiene ascendencia sobrela mujer e hijos.

12 S.A. El Enigma Mnsculino, LAgran X. se. se. sí.p.19.

13 JELIN, Elizabeth. ÚlS relaciones intrafamiliaresen AmériC/l Latina. Documento de referencia ReuniónRegional de América Latina y el Caribe Preparatoriadel Año Interamericano de la Familia. Cartagena,agosto de 1993, p.5.

14 SMITH, R.T., citado por Elizabeth }elin, op.cit.,pIS.

66 lnvestiga,clón y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57-76, 1997

Confirmando la conceptualizaciónanterior, el 35% de los hijos y personasa cargo de las familias estudiadas leotorgan la jefatura del hogar al padreporque es el responsable de la manu-tención familiar; mientras el 27% res-pondió que por ser padre o madre, perosiempre basados enel factor económico,porque ambos aportan dinero al hogar.

Al interior de las familias de hechodel sur de Ciénaga, el sistema de auto-ridad familiar se basa en relaciones dedesigualdad dentro del subsistemamarital, paren tal y filial. Elpadre u otromiembro masculino adulto es simboli-zado frecuentemente como autoridadúltima, a la que se apela cuando fracasala autoridad materna. Los hijos Yotrosmiembros de la familia coincidieron enun 18% en afirmar que reconocían alpadre como jefedel hogar por principiossociales: "Yodigo que mi papá es el quemanda, porque él es el hombre de lacasa, pero de verdad quien manda es mimamá», fue la respuesta de uno de loshijos entrevistados, lo que refuerza latesis de que la familia del surde Ciénagaes matrifocal. Beatriz Schmulklercorrobora lo anterior cuando afirma:

La madre ejerce una función dereforzamiento de la autoridad paterna,confirmando su capacidad de juzgar.Estas relaciones aparecen, ante lospropios miembros del grupo familiar,bajo lasformas de necesidades biológicasy de justiJicadores morales. Tal subor-dinación de la madre a las necesidadesde los hijos o del esposo, aparece comouna tendencia instintiva de la mujer o

como un deber ser. Lo anterior implicael desplazamiento de los otros y laaceptación del propio deseo frente aldeseo de los demás y la aceptación de unlugar secundario en la distribución derecursos y beneficios grupales".

El ejercicio de la autoridad en elpatriarcalismo es asociado, según Vir-ginia Gutiérrezl', con desbordes de po-der dentro y fuera del hogar, y la vio-lencia intrafamiliar es una de sus ex-presiones más agudas; las manifesta-ciones agresivas de poder son frecuen-tes en la relación de pareja y en la filial.Contrariamente a lo que podría con-cluirse, en las familias del sur de Ciéna-ga, tanto la pareja del jefe del hogarcomo los hijos y otros parientes coinci-dieron en afirmar que al interior de susfamilias elprincipal recurso para ejercerla autoridad es el diálogo, en un 32%;en segundo lugar ubicaron los golpes,con un 24%, y en tercer lugar las ame-nazas, con un22%. Enlo que respecta aldiálogo, más adelante se describen suscaracterísticas funcionales comoelemento de la comunicación.

En cuanto a la persona que toma lasdecisiones, el 62% respondió que lastomaba el jefe del hogar; el 14%,el jefey la pareja; y el 13%, el cónyuge; el

15 SCHMUL.KLER, Beatriz .• <Elrol materno y lapolitización de la familia». En: CIDERTI, Eva yFERNANDEZ, Ana María, op. cit., p. 205.

" GUTIERREZ DE PINEDA, Virginia.«Dinámica de la Autoridad en la EstructuraPatria1cah). En: Família y Cambio en Colombia. LasTransfonnadones de finales de siglo XX. UNICEF.Santafé de Bogotá, Lito Dos, 1989, p. 1S9.


último lugar lo ocupa las decisiones enfamilia, con un 7%.

Con respecto a esto, el poder mítico delhombre en las familias de hecho del surde Ciénaga también aparece encubier-tamente manipulado por las arguciasde la mujer, aprendidas de sus antepa-sadas, como mecanismos de defensacontra una dominación casi secular porparte del varón, quien, por supuesto,actualmente no manda tanto como pa-rece, según lo expresado por VirginiaGutiérrez!7. Sin embargo, si bien lo an-terior plantea la fragmentación del mo-delo clásico patrialcal, no implica queéste desaparezca definitivamente, sinoque en la familia se asumen nuevasdinámicas de transformación y recom-posición que refuerzan su carácterestructural. «En este sentido, el signo de lamujer es fundamental para esta interpreta-ción, porque ella aparece y asume la apropia-ción y ejercicio simbólico y real del poderpatriarcal»!'. Enestas familias se advierteigualmente que poco apoco sevan invir-tiendo los papeles de dominación, y elsubordinado va adquiriendo el desubordinante mediante un sutil procesoen la relación de pareja, donde mutua-mente se van invalidando en cuanto alejerciciode sus opuestas funciones, «[... ]el hombre necesita el acomodo hogareño y lamujer es incapaz de autovalerse en el mundoexterior [... ] generando dos clases de poder

17 Ibid., p. 160.IsPALAClO,MaríaCristina.wrealidadFamiliar

en Manizales. Violencia [ntra/ami/iar INS. División deInvestigaciones Especiales. Universidad de Caldas,Manizalez, 1994, p. 102.

en el transcurrir doméstico, uno manifiesto,de derecho cultural e institucional en cabezadel hombre, y otro encubierto [... ] peroposiblemente tanto, o más operante que elprimero»19.

De otra parte, si el ejercicio democrá-tico supone la participación de todas lasesferas involucradas tanto en ladecisióncomo en la toma de ésta, es válido inferirque en las familias de hecho del sur deCiénaga, según la información, seperfilauna democratización en la toma de deci-siones y, por supuesto, en las relacionesfamiliares desde el punto de vista delcónyuge, mas no desde la perspectivade los hijos y de otros parientes. Estopodría significar el realce de la toma dedecisiones como elemento fundamentalen el ejercicio del poder. Contar con un60%de toma de decisiones consultadas,frente a un 40% de decisiones sin con-sultar en la esfera marital, es pensar enel impacto de la incorporación de otrosactores socio-familiares como el cónyu-ge y los hijos. No obstante, en la esferade otros parientes y los hijos la aprecia-ciónes diametralmente opuesta, porqueel 66% considera que la toma de deci-siones por parte del jefe del hogar seproduce sin consultar, mientras que el34% opina lo contrario.

Encuanto a la apreciación de lapare-ja, podría decirse que este resultadoobedece a la protección del espacio fa-miliar en su ideal de armonía e intimi-

1~GUl1ERREZ DE PINEDA, Virginia. Familia yCambio en Colombia, op. cit., p. 160-61.


dad, pues no se permite o acepta elseñalamiento de una situación particu-larmente conflictiva y que, por supues-to, no está en armonía con el modeloidealizado de la familia introyectadosocialmente. «Esmuy difícil que uno seponga a contar sus problemas, porqueeso se presta para muchos comentariosy chismes. Yocreo que los trapos suciosse lavan en casa»,respondieron algunos.Enel mismo aspecto, pero desde lapers-pectiva masculina, el enfoque no se datanto como idealización de la uniónfamiliar, sino desde el ángulo del podermasculino, en tanto dicha visión signi-ficalaperpetuación subjetiva del macho,aunque reconozcan que es la mujerquien toma ladecisión última enmuchosaspectos.

La perspectiva de los hijos y otrosparientes consultados, como ya se dijo,es diametralmente opuesta a la aprecia-ciónde laparejainvolucrada. La imagenvalorativa de los hijos frente a la tomade decisiones parte del supuesto de quea ellos se les debe consultar como parteintegrante de la familia, en lo cual po-drían estar incidiendo los mensajes deigualdad de derechos familiares yparti-cipación que últimamente está divul-gandoel Gobierno Nacional pordiferen-tes medios. Ypor lo tanto el panoramade la democratización se aprecia desdeángulos diferentes. Si bien en un mo-mento dado el reconocer la autoridadparental conlleva a la aceptación delejercicio autocrático de la misma, esereconocimiento no se produce en tér-minos absolutos, en cuanto les sea per-mitido laposibilidad de exteriorizar sus

puntos de vista. Ello equivale a decirque en las familias de la muestra, loshijos, como parte integrante de éstas,desean tener participación en la tomade decisiones, ya que consideran afectana toda la familia. Si se tiene en cuentaesto último, no «[. ..] seguiremos propi-ciando ese divorcio entre lo público y loprivado y produciendo ciudadanos esquizo-frénicos; devotos de la democracia en lopúblico y practicantes del autoritarismo enlo privado»20.

5.5. Subsistemas conflictivos

Enopinión de muchos autores, lafamiliaes una totalidad organizada que se pro-duce a través de las relaciones entrecomponentes ypor medio de diferentesformas de interacción: la comunicación,las acciones y las reacciones. De estamanera, elcomportamiento de cada unode los miembros incide en los demás,buscando una estabilidad y equilibrioemocional no sólo individual, sino de lafamilia en general como reflejo. Eltiem-po de convivencia de las familias dehecho del sur de Ciénaga que reportaronviolencia en su interior permite realizaruna aproximación de la estabilidadfamiliar y de quienes están inmersos enese círculo de la violencia intrafamiliar.En éste se puede observar que en launión marital de hecho el intervalo entre3y 4años de convivencia ocupa elprimerlugar, con el 21%, y el segundo lugar,con igual porcentaje (14%),el intervalode 5 a 6 años y el de 15 años y más. De

'" ZULUAGA NIETO, Jaime, op. cit., p.lOS.

Investigación y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57·76, 1997 69

esto se puede inferir una cierta estabi-lidad en este tipo de familia, por lomenos en las involucradas en el estudio,no obstante su débil integración en elcomplejo de la Costa Atlántica, como locita Virgina Gutiérrez de Pineda".

Por lo anterior, al estudiar la familiade hecho del sur de Ciénaga no esposibleanalizar su realidad separada de cadauno de sus miembros, sino abordándolaen su conjunto inseparable e interac-tuante entre sus diferentes partes. Deahí que se tuviera en cuenta no sólo a loshijos de la unión actual, sino también alos de las uniones anteriores como parteintegrante de los subsistemas parentaly filial.

Al respecto, 19parejas de la muestradeclararon tener hijos de una uniónanterior. Esto permite apreciar laexistencia de familias reconstruidas,cuya dinámica plantea nuevas depen-dencias económicas y afectivas que in-ciden sobre los ingresos y el tiempo, yestablecen competencias de difícil ma-nejo que a veces obligan al abandono22•

Ariesgo de que los resultados obtenidosen esta investigación puedan parecerincongruentes con respecto a la esta-bilidad familiar, mas no como indicadorde ausencia de violencia, se sostiene surelativa estabilidad.

21 GUTIERREZ DE PINEDA, Virginia. Familia yCultura en Colombia. Tipologías,junciones y Dinámicade fa familia. Manifestaciones múltiples a través delmosaico cultural y sus estructuras sociales. Medellín,Ed. Universidad de Antioquia, 1994, p. 288 Y ss.

22 ZAMUDIO y RUBIANO.LA familia en Colombia.IC.B.F.•Santafé de Bogotá, 1993, p. 150.

5.6. Comunicación versus relacionesintrafamiliares

Sepudo observar que en las familias dehecho estudiadas seconstruyen diversospatrones de relatividad en su comuni-cación cotidiana. El 71%de las parejasmanifestaron sostener diálogos; un altoporcentaje de éstas (43%)manifestó ha-cerlo sólo de vez en cuando, y el 24%respondió que casi nunca. A su vez, elcontenido de la comunicación no vamás allá de las cuestiones domésticas,como: «Mijo,el techo tiene una gotera».O: «Elrecibo de la luz llegó más alto queel mes pasado. Tienes que ir a recla-man>.O como éstas: "Plánchame la ca-misa azul que me voy para la calle».Ylamujer responde: «Yo te dije la semanapasada que laplanchase había quemadoy túnome parastes bolas». Estas ocupanel 25%; seguido de trato intramarital ode asuntos intimos, con un 20%; y un19% se refiere a la educación de loshijos, diálogo éste que, según lo expre-sado por los entrevistados, se limita alas decisiones que toma el padre conrespecto a los hijos y otros asuntosfuncionales del hogar, en ejercicio de suautoridad; pero es a la mujer y a los hijosa quienes corresponde la obligación decumplir, lo que genera dificultades enla comunicación.

Es importante anotar que la difi-cultad en la comunicación no estribasimplemente en lo que se comunica,sino en la validez que el afecto confierea la relación, cualquiera que ésta sea;validez que permite a cada uno afirmarsu identidad en relación con el otro.


Gráfico 1Subsistemas conflictivos

45

4035

30252015

10

5

OMarital Parental Filial

• tne. oblig. alimentarla

·~oc~ms Ila Infidelidad

• Problemas externos I'. Maltrato I I

l.'''.'peto 11',. Desconfianza, celos, chismes

la Desacuerdo educo hIjOs

• Otros

-lncurTll.cleberes

la Embarazo, aborto, madre solt. 1

1D CIrculo de ami\lOs

• Control excesivo

• Comp. preferencia padres

• Uso/abuso pertenencIas ajenas I1- Uso espacios/ObJetos. comu. nes .

• ~sob. padre~_.:._ . __ J.J

En las familias analizadas se pudoobservar además que hay una mayorprobabilidad de violencia cuando no setiene muy clara la diferenciación de larelación y ésta, a su vez, obedece a patro-nes de comunicación transmitidos degeneración en generación, lomismo quea la falta de validación a través delafecto y del propio rol de cada miembrode la familia con respecto a los demás:«Cuando él llega del trabajo, como a lascincode la tarde, y encuentra a lospelaosjugando en la calle, me reclama porqueno estoy pendiente de ellos».

En varias de las entrevistas aparecióun elemento común respecto al esce-nario donde se desarrolla el descansodel padre al llegar del trabajo: el tele-visor. «Casi siempre que llega, lo quehace es prender el televisor», se escuchódecir.

En el escenario así planteado, esa«caja mágica» ocupa un lugar prepon-derante en el tiempo de permanencia yreunión de la familia. Este artefacto lequita el tiempo y el espacio que podríadedicade a su familia, a través de com-partir con ellos las vivencias yexperien-cias de su trabajo, e interesarse, así mis-mo, en el quehacer de su mujer y sushijos. Sinembargo, en términos relativosde la comunicación, podría afirmarseque ésta existe, aunque precariamenteen relación con su efectividad.

De otra parte, también apareció unasutil indeferenciación entre lo que seconsidera «diálogo» y loque seentiendepor «comunicación». Sien términos ge-nerales el diálogo supone una nego-ciación de individualidades, en la cualse alternan ideas y criterios en torno asituaciones de interés común, en el seno

Investigación y Desarrollo. Universidad del Norte. 6: 57-76, 1997 7J

de las familias estudiadas tal situaciónno ocurre en la práctica, por lo que eldiálogo se confunde casi siempre con ladecisión predeterminada que se trans-mite mediante la verbalización, y através de la cual se viven las emocionesque se entrelazan, según Maturana23

,

con ellenguajear.

Con respecto a relación progenito-filial de las familias involucradas en elestudio, loshijos manifestaron tener unafrecuencia de diálogos con sus proge-nitores en un 83%, y de vez en cuandoen un41 %.Además, dentro de los aspec-tos tratados enel diálogo, el relacionadocon la relación padre-hijo ocupa sólo el23% frente a las cuestiones domésticas.

La temporalidad y el contenido delos diálogos hacen suponer un ambientedemocrático propiciatorio del desarrollopersonal y grupa!. Pero no es posibleafirmar esto de manera enfática si con-sideramos la vigencia de la estructuradel poder patriarcal y el hecho de quetales diálogos no son de carácter integralsino funciona!.

Los diálogos integrales son aquellosen los cuales, a partir de la dinámicapropia de la vida familiar, se conjugandiálogos funcionales, vale decir, los refe-rentes al hogar, con los diálogos lúdicosen los cuales se ejercita el afecto; de talmanera que dicha dinámica corres-ponde tanto a las condiciones de subsis-

23 MA TURANA, Humberto.LA democracia es unaobra dearte. Santaféde Bogotá, Cooperativa Editorialdel Magisterio. S.f., p. 13.

tencia material como a las necesidadesy manifestaciones de afecto.

Los datos obtenidos acerca de lafuncionalidad de los diálogos permitenafirmar que esacaracterística en lacomu-nicación produce una rutinización en larelación marital y en la progenito-filialy, por supuesto, un agotamiento detemas.

En lo referente a la pareja, se insinúaun punto en el que se pierde el asombroy la conquista y la seducción, en unmedio en el cual, como ya se anotó, lacotidianidad propone y dispone delescenario para aislar los unos de losotros, lo cual define, además, estilos decomunicación y de relación.

6. CONCLUSIONES Y RECOMEN-DACIONES

Con base en los planteamientos expues-tos, a título de resumen de la investiga-ción -la cual permitió una descripciónaproximativa de las características de laviolencia que se produce al interior delas familias de hecho del sur de Ciénaga,al igual que una aproximación alentornosociocul tural que le sirve de escenario-se pudo llegar a las siguientes con-clusiones y recomendaciones iniciales;

6.1. Conclusiones

En términos generales, la violenciaintrafamiliar no tiene etiología únicasino multicausal y está influida tantopor factores internos como externos acada uno de los miembros individual-


mente, como pareja y como grupo enpermanente interacción, por lo quecuando ocurre afecta directa e indirecta-mente a todas las personas del sistemafamiliar. En tal sentido, es precisoresaltar que en esta investigación no seencontró señal de que existiera relaciónde causalidad entre la violenciaintrafamiliar y la condición de hecho enla cual se inició y sostiene la conforma-ción de las familias. Debido a esto, no esposible por el momento asignar a éstascaracterísticas que las diferencien conrespecto al fenómeno estudiado.

Así las cosas, también en las familiasconformadas de hecho es más frecuenteque la mujer sea quien acuda a algunainstancia oficialaponer en conocimientola situación de maltrato de la que hasido víctima. Regularmente acuden alCentro Zonal del Instituto Colombianode Bienestar Familiar y a la Comisaríade Atención a la Familia, pero encuen-tran un vacío de competencia práctica;el ICBFpresta ayuda en lo que tiene quever con el maltrato a menores y losderechos y obligaciones referentes aellos, pero no resuelve los conflictos dela pareja. De otra parte, en cuanto aviolencia intrafamiliar, las Comisaríasde Familia, tienen una competencialimitada y transitoria que no agota enmanera alguna el espíritu del legislador,en tanto las creó como instancia espe-cializada einterdisciplinaria para lapre-vención, atención y trámite en las fami-lias afectadas por problemas oconflictosde la cotidianidad familiar, especialmen-te de aquellos que podrían degeneraren el flagelo de la violencia a su interior.

En cuanto a tipos o formas de violen-cia en la familia de hecho del sur deCiénaga, el mayor porcentaje corres-ponde a la violencia física, como formaexpresa ydirecta del ejercicioautocráticode los poderes patriarcal y matrifocal,indistintamente aplicados, de acuerdoa quien en un momento dado corres-ponda tomar las decisiones inherentesa toda estructura familiar.

En todas las instancias del país se hadado gran importancia almaltrato físico,al abuso sexual y a la separación de lapareja motivada por las lesiones queéstos se causan; mas el maltrato psico-lógico se ha dejado en último término,sin destacarse sus implicaciones en eldesarrollo físico, mental, emocional ysocial del ser humano. El maltratopsicológico, eneste caso, ocupa el segun-do renglón. Se puede concluir que estaforma de maltrato afecta no sólo a lamujer y alniño, sino también alhombre,del cual se hace referencia en otrosestudios sólo como victimario, mas nocomo receptor también de la violenciaintrafamiliar.

De otro lado, los roles que se hanasimilado como parte de la construcciónde género tienden a ocultar la entroniza-ción de formas de dominación y some-timiento realmente degradantes, en es-pecial para las mujeres de la muestra;sin embargo, ellas dejan expresa cons-tancia de su inconformidad, lo cual evi-dencia el inicio de un proceso, inicial-mente tímido, de rompimiento de lospatrones establecidos por la cultura, queha privilegiado durante mucho tiempo


las ViejaS manifestaciones demasculinidad como sinónimo de fuerza.

Por ello se considera que las relacio-nes intragrupales de las familias estu-diadas no están necesariamente deter-minadas, sino que también son creadasen acción ysignificado, loscuales surgende la interacción de los sistemas decreencias contextuales y de las conse-cuentes acciones yreacciones individua-les.Al abrirse las oportunidades y crear-se limitaciones se hace uso del poder,con frecuencia a través de la violenciaen una exacerbantetendencia patológicaque rebasa en algunos casos la simplenaturaleza agresiva del ser humano.

Finalmente, reiteramos que si bienen teoría las familias conformadas dehecho contienen elementos que ameri-tan consideradas inestables al no estarconstituidas por contrato o sacramentoalguno, las circunstancias y el desen-volvimiento vital de su organización noarrojaron indicadores que permitanconsiderar que la violencia al interiorde éstas tiene una etiología específica oadquiere formas particulares en relacióncon el mismo tipo de violencia que se daen las familias constituidas mediantevínculo matrimonial.

2.2. Recomendaciones

De acuerdo con losresultados obtenidos,se considera que es prioritario definir yconceptualizar el maltrato psicológico,y en especial su dimensión invisibili-zadora, dentro del ámbito privado de lafamilia, mediante la realización de otras

investigaciones que permitan ampliarcriterios, a fin de diseñar y ejecutar pla-nes de prevención y tratamiento res-pecto del mismo.

Sólo al analizar el modelo de violenciaque se construye y reproduce en el surde Ciénaga, mediante las interaccionescotidianas entre padres e hijos, entre lapareja, al igual que con todos aquelloscon quienes se relacionan y que lleva aque se perpetúe el llamado ciclo de laviolencia, no sólo intrafamiliar sino tam-bién la de puertas para afuera, se podrágenerar formas alternativas de interac-ción y, por ende, de construcción denuevas realidades. Será a través de sureflexión, entendimiento y responsabili-dad que se realizará la dinamización deprocesos de convivencia sociofamiliar,basados en un sistema de valorescompartidos de la presente y futurasgeneraciones.

Al profundizar conceptualmente sobreel maltrato psicológico y la violenciainvisibilizadora en lavida familiar tam-bién es posible lograr la interpretacióny apropiación de tal conceptualizacióna través de los diferentes estamentoseducativos, sociales, laborales y políti-cos, lo cual, por supuesto, implica larevaloración de prácticas formativas, ala vez que se puedan crear reformaslegales,políticas y administrativas sobretal base.

Al observar la intervención en la pro-blemática familiar a nivel estatal, se in-terpreta que básicamente está circuns-crita a lo juridico-coercitivo, sustentado


en la represlOn mediante cauciones,multas y detenciones, y las medidasterapéuticas, reflexivas y educativascomplementarias a estas intervencioneslegales son muy pobres y casi que im-perceptibles ante la magnitud del pro-blema que ocupa hoy la atención deinvestigadores en familia.

En ese orden de ideas, es válido cuestio-narse y ejercer acciones sobre cómo apartir de la noticia de la cotidianidadfamiliar es posible superar el círculo dehierro de la violencia intrafamiliar eintentar crear así una cotidianidad me-nos injusta.

Referencias

ANDRADEGONZALEZ,María y LAS-TRA MIER,Roberto. Análisis de la ofertay la demanda laboral enel departamentodel Magdalena: El caso del DistritoT.CH. de Santa Marta. SENA, SantaMarta D.T.C H., 1995.

ARIASLONDOÑO,MELVA. CincoFormas de Violencia contra la mujer. Bo-gotá, Editorial Colombia Nueva Ltda.,1990.

ECHEVERRY DE FERRUFIÑO, Li-gia. «La familia de Hecho en Colom-bia». Memorias Año Interamericano de laFamilia. LCB.F., Santaféde Bogotá, 1983.

FERNANDEZ, Ana María. «Violen-cia y Conyugalidad: Una relación Nece-saria». En: La Mujer y la Violencia Invisi-ble. Buenos Aires, Editorial Suramerica-na, 1992.

GAIT AN DAZA, Fernando y DEAS,Malcom. Dos ensayos especulativos sobrela Violencia en Colombia. FONADE -

D.N.P. Santaféde Bogotá, Tercer MundoEditores, 1995.

GUTIERREZ DE PINEDA, Virginia.«Dinámica de la Autoridad en la estruc-tura Patriarca!». En: Familia y Cambio enColombia. Las transformaciones de finalesde siglo XX. UNICEF. Santafé de Bogotá,Lito Dos, 1989.

---o Familia y Cultura en Colombia.Tipologia, Funciones y Dinámica de laFamilia. Manifestaciones múltiples a travésdel Mosaico Cultural y sus EstructurasSociales.Medellín, Editorial Universidadde Antioquia, 1994.

INFOTEP. Centro de Investigacio-nes. Boletín de Investigaciones en Marcha,Año 6, No. 18. Ciénaga, 1990.

MATURANA, Humberto. La Demo-cracia es una Obra de Arte. Santafé deBogotá, Cooperativa Editorial del Ma-gisterio.

PALACIO, María Cristina. Semi-nariosobrevioIencia Familiar. «Condi-ciones socioculturales de la familia co-mo escenario de la violencia». Mimeá-grafo. Uninorte, 1993.

____ ..«Violencia Intrafamiliar yCotidianidad». En: Cuadernos deFamilia,No. 1. Universidad de Caldas. Maniza-les, 1985.

---o La realidad Familiar en Mani-zales. Violencia Intrafamiliar I.N.S. Divi-sión de Investigaciones Especiales. Uni-versidad de Caldas. Manizales, 1994.

SCHMULKLER, Beatriz. «El rol Ma-terno y la Politización de la Familia».En: Lamujerylaviolencia invisible. BuenosAires, Editorial Suramericana, 1992.

ZAMUDIO Y RUBIANO. La familiaen Colombia. I.CB.F. Santafé de Bogotá,1993.


ZULUAGANlETO,Jaime. «Conflic-tos y Vida Socia!». En: Comunidad, Con-flictos y Conciliación en Equidad. PN.R.

Ministerio de Justicia y del DerechoP.N.UD. Santafé de Bogotá, 1994.


Documents

Violencia intrafamiliar en las familias de hecho del sur ...ciruelo.uninorte.edu.co/pdf/invest_desarrollo/6/violencia_intra... · violencia familiar. ... al 65.5%de familias de hecho,