Subsidios en torno a la “Carta Pastoral” de Mons. Puiggari para la preparación del Congreso

Diocesano de la Familia

SUBSIDIO Nº 2

LA FAMILIA UN GRAN TESORO PARA DIOS

Bajo la guía de la carta pastoral de nuestro Obispo, contemplar el tesoro de la familia restaurada en Cristo a imagen de la Trinidad.

Para continuar el itinerario reflexivo que iniciáramos con el primer subsidio en torno a la propuesta de nuestro Obispo de celebrar durante el 2010 el Año Diocesano de la Familia, queremos en este nuevo trayecto compartir juntos la lectura y la profundización sobre algunos aspectos centrales de la Carta Pastoral, que nos fue destinada a cada uno de nosotros como miembros de la Iglesia que peregrina en la Diócesis de Mar del Plata.

En el primer subsidio hemos recurrido a nuestra propia experiencia sobre la familia, descubrimos todo lo que suscita en nuestro corazón esta palabra, cuánto nos ha marcado en nuestro proceso de maduración humana, social; lo importante que ha sido en la adquisición de valores, en nuestro camino de fe. Fundamentalmente llegamos a la conclusión que, de un modo u otro, todos sabemos por experiencia qué significa la familia.

En este segundo subsidio debemos dejar que la palabra de nuestro obispo nos ilumine. Escuchemos con atención lo que nos quiere decir sobre la realidad familiar, él desde las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia nos hará comprender, valorar, defender y anunciar con nuevo vigor el tesoro de la Familia. Tesoro para nosotros, pero también y ante todo para Dios. Sólo descubrir que Él ha querido que su Hijo se hiciera hombre y creciera en el seno de una familia nos permite percibir su importancia para Dios.

Seguramente este subsidio nos exigirá un poco más de dedicación para apropiarnos de la Carta Pastoral. Tenemos la certeza de que la lectura de esta Carta enriquecerá e iluminará desde el proyecto de Dios lo que desde la experiencia ya poseemos en nuestro corazón sobre la Familia.

Les proponemos ahora una ayuda para poder adentrarnos en la Carta y apropiarnos de ella:

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AÑO DIOCESANO DE LAFAMILIA

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Oración inicial1. Lectura de la Carta de nuestro Obispo para descubrir el tesoro de

la familia restaurada en Cristo. A. Importancia de la Carta PastoralB. Mirada general sobre la CartaC. Una lectura compartida de la Carta

2. Oración: celebración comunitaria.

ORACIÓN INICIAL

Rezamos juntos la siguiente oración:

ORACIÓN POR LA FAMILIA (Beata Teresa de Calcuta)

Padre Celestial, nos has dado un modelo de vidaen la Sagrada Familia de Nazaret. Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine el amor, la paz y la alegría. Que sea profundamente contemplativa,intensamente eucarística y vibrante de alegría. Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en familiaen los momentos de gozo y de dolor. Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia especialmente en los momentos de angustia.Haz que el corazón de Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiaresde una manera santa.Haz que nos amemos más y más, unos a otros cada día como Dios nos ama a cada uno de nosotros, y que perdonemos mutuamente nuestras faltas como Tú perdonas nuestros pecados. Ayúdanos, oh Padre amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir con una gran sonrisa. Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría,ruega por nosotros. Santos Ángeles de la Guarda permanezcan a nuestro lado, guíennos y protéjannos. Amén.

1. LA FAMILIA RESTAURADA EN CRISTO

A. La carta pastoral de nuestro Obispo

I. Importancia de la carta

Nuestro Obispo ha tomado la iniciativa de proponernos una temática anual para guiar la vida pastoral de nuestra Diócesis. El año pasado (2009) nos ha llamado a reflexionar sobre el valor de la vida; en este año nos invita a proyectar nuestras actividades profundizando en el valor de la familia. El lema de este año nos sirve de guía en este desafío: “la familia, comunidad de amor al servicio de la vida”.

Mons. Juan Alberto Puíggari ha querido iluminar el camino de estos meses dedicados a la familia regalándonos una carta pastoral. La misma tiene un gran valor y peso para nuestras comunidades ya que en ella encontramos la guía magisterial de nuestro Obispo, es decir, en cuanto sucesor de los Apóstoles, nuestro Obispo es para nosotros Maestro y Pastor. Como enseña el Concilio Vaticano II, “los Obispos han sucedido por institución divina en el lugar de los Apóstoles como pastores de la Iglesia, y quien a ellos escucha, a Cristo escucha, y quien los desprecia, a Cristo desprecia y a quien lo envió” (Lumen Gentium 20). Confiando en el carisma que ha recibido del Espíritu Santo, “él tiene la misión de enseñar a todos los pueblos y de

predicar el Evangelio a toda criatura, a fin de que todos los hombres logren la salvación por medio de la fe, el bautismo y el cumplimiento de los mandamientos” (LG 24); él, en comunión con el sucesor de Pedro, el Papa, y los demás Obispos, es maestro auténtico, dotado de la autoridad de Cristo, y predica al pueblo que le ha sido encomendado la fe que ha de creerse y ha de aplicarse a la vida (cfr. LG 25). Es importante escucharlo con un oído atento y dócil para dejarnos confirmar en la fe.

Esta carta que hoy nos convoca toma un valor preponderante por encima de cualquier otra reflexión, sobre todo porque en ella encontramos, adecuado a nuestra realidad diocesana, el Magisterio de la Iglesia. Esto se verifica en las numerosas referencias a la Sagrada Escritura y a los documentos de la Iglesia.

Los invitamos ahora a reflexionar sobre la carta pastoral de Mons. Juan Alberto Puíggari en ocasión de la celebración del Año Diocesano de la Familia. ¡Cuánto nos ayudaría a que este año la familia tome fuerza, el apropiarnos de esta carta, meditar sobre ella, compartirla en nuestras actividades parroquiales o comunitarias, introducirla en

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los guiones de nuestra liturgia! En definitiva, leerla y

releerla una y otra vez para valorar el tesoro de la familia.

II. Mirada general sobre la carta

Como ayuda para una mejor lectura de la carta les presentamos ahora una descripción de su estructura. La misma servirá para el trabajo en grupos a realizarse posteriormente.

La carta está precedida por un lema que sirve de “idea fuerza” para sintetizar la importancia de la familia en el proyecto de Dios y en la vida de los hombres: la familia, comunidad de amor al servicio de la vida. A continuación, el Obispo nos invita a celebrar como Diócesis el año de la familia justificando esta opción pastoral en la importancia que tiene la familia en el camino de santidad personal, de la vida de la Iglesia y de los hombres.

A esta introducción le siguen tres acápites. El primero de ellos (la familia, un gran tesoro) nos ayuda a descubrir el valor de la familia como patrimonio de la humanidad, desde una mirada centrada en Cristo y en la Santísima Trinidad; el segundo (la hora de la familia) presenta algunos de los desafíos que la familia debe afrontar en la cultura actual para asumir el protagonismo evangelizador en ella. El tercero, bajo el nombre ¡Celebremos y anunciemos la belleza de la familia!, se compone por cuatro subtítulos: familia,

ábrele la puerta a Cristo, una invitación a recuperar la centralidad de Cristo en nuestras familias; familia, cuida, ama y promueve la vida, donde se afirma la importancia que tiene la familia como santuario de la vida; en familia, educa en la verdad que la familia es presentada como ámbito originario de la educación, cuya misión es la maduración integral de la persona en la verdad; por último, familia, despliega la creatividad del amor, es una exhortación a la familia a formar, crecer y dar frutos como una comunidad de amor.

En este último subtítulo, encontramos dos párrafos que pueden considerarse conclusivos en dos aspectos: por un lado, nuestro Obispo nos hace una invitación fuerte y concreta al convocarnos al Congreso de la Familia en torno a la próxima Solemnidad de Pentecostés; por otro, suma su voz a la de los demás obispos argentinos y latinoamericanos para exhortarnos firmemente a renovar nuestro espíritu misionero. Además nos regala una oración de nuestro amado Papa, Benedicto XVI, en torno a la familia, a modo de una última solicitud de unirnos fraternal y espiritualmente como Diócesis durante este año.

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III. Una lectura compartida de la carta

A partir de la estructura antes desarrollada, sugerimos una dinámica de trabajo grupal en la cual podamos iniciar un contacto directo con la carta y establecer vínculos entre experiencias, nociones y citas bíblicas o magisteriales que allí aparecen, a fin de reflexionar y profundizar algunos de los aspectos más relevantes de la misma.

Para llevar adelante esta actividad, el animador deberá considerar el número de personas que participarán de la dinámica, tanto para la asignación de los diferentes partes de la carta como para la profundización propuesta en cada uno de ellos. A fin de hacer más fructuosa la reflexión, se intentará proveer a cada uno de los participantes una copia de la carta pastoral.

Proponemos el siguiente esquema para ordenar este momento:

a. Se dividirá a los asistentes en cuatro grupos, quedando a criterio y creatividad del animador la dinámica de división del gran grupo en subgrupos. En el caso de trabajar con un grupo reducido, se sugiere dividirlo a la mitad.

b. Se asignará un fragmento de la Carta a cada grupo. En el caso de trabajar con un grupo reducido, cada uno de los dos subgrupos asumirá dos bloques. División propuesta de la Carta para este trabajo son:

Grupo 1: leerá el Acápite 1 de la Carta, “La familia, un gran tesoro”

Grupo 2: leerá el Acápite 2 de la Carta, “La hora de la familia”

Grupo 3: leerá del Acápite 3 de la Carta, “Celebremos y anunciemos…”, los subtítulos: “¡Familia ábrele la puerta a Cristo!” y “¡Familia cuida, ama y promueve la vida!”

Grupo 4: leerá del Acápite 3 de la Carta, “Celebremos y anunciemos…”, los subtítulos: “¡Familia educa en la verdad!” y “¡Familia, despliega la creatividad en el amor!” hasta finalizar el 1º párrafo (…”para que sea su santuario”).

c. Algunas cuestiones a tener en cuenta: la división por grupos de la carta no abarca la totalidad de la misma. Por una razón metodológica reservamos el inicio y el final de la carta para ser expuesta por el animador del subsidio, en el Anexo 1 encontrará un posible esquema. El inicio asume los tres primeros párrafos (desde: ‘El adviento’… ‘hasta paso del Señor por todas las familias de la diócesis’); el final de la carta abarca del acápite ‘¡Familia, despliega la creatividad del amor!’, los

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últimos dos párrafos (desde ‘Para finalizar’, hasta ‘reconfortados en el banquete de la Eucaristía’).

d. El animador entrega las preguntas orientadoras para la reflexión, junto con 1 afiche y 1 fibrón) para preparar la exposición plenaria.

Grupo 1i. Lean detenidamente el fragmento asignado de

la carta del Obispo marcando las frases que consideren centrales.

ii. ¿Cómo ilumina nuestra concepción de familia la siguiente expresión de nuestro Obispo: “la encarnación redentora acontece en una familia”? ¿A qué nos desafía?

iii. ¿Cuáles son los llamados concretos que el Obispo nos hace en este fragmento de su carta? ¿Cómo podemos corresponderle?

iv. ¿Qué relación hay entre la Sagrada Familia y las nuestras? ¿Qué cosas debemos aprender de ella?

v. Vuelquen en el afiche aquellos aspectos que consideren fundamentales de este fragmento a partir de las preguntas anteriores. No se trata de responder las preguntas en el afiche, sino de acercar a nuestros hermanos lo central del fragmento de la carta que nos ha sido asignado. Un miembro del grupo deberá compartirlo en el momento de la puesta en común.

Grupo 2i. Lean detenidamente el fragmento asignado de

la carta del Obispo marcando las frases que consideren centrales.

ii. ¿Qué desafíos enuncia el Obispo en este fragmento de su carta? ¿Podemos agregar otros?

iii. ¿Cuáles son los llamados concretos que el Obispo nos hace en este fragmento de su carta? ¿Cómo podemos corresponderle?

iv. ¿A qué se refiere el Obispo con “la hora de la familia”? ¿Cuál debe ser nuestra misión en esta hora?

v. Vuelquen en el afiche aquellos aspectos que consideren fundamentales de este fragmento a partir de las preguntas anteriores. No se trata de responder las preguntas en el afiche, sino de acercar a nuestros hermanos lo central del fragmento de la carta que nos ha sido asignado. Un miembro del grupo deberá

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compartirlo en el momento de la puesta en común.

Grupo 3i. Lean detenidamente el fragmento asignado de

la carta del Obispo marcando las frases que consideren centrales.

ii. ¿Cuáles son las puertas de la familia a las que Jesús golpea?

iii. ¿Qué llamados concretos nos hace el Obispo? ¿Cómo podemos corresponderle?

iv. ¿Cuáles son los momentos y espacios de oración en familia que debemos sostener, fomentar y aprovechar?

v. Vuelquen en el afiche aquellos aspectos que consideren fundamentales de este fragmento a partir de las preguntas anteriores. No se trata de responder las preguntas en el afiche, sino de acercar a nuestros hermanos lo central del fragmento de la carta que nos ha sido asignado. Un miembro del grupo deberá compartirlo en el momento de la puesta en común.

Grupo 4i. Lean detenidamente el fragmento asignado de

la carta del Obispo marcando las frases que consideren centrales.

ii. ¿Por qué la familia es el “santuario de la vida”?

iii. ¿Qué llamados concretos nos hace el Obispo? ¿Cómo podemos corresponderle?

iv. ¿De qué maneras se manifiesta en la familia que “el amor es una fuerza creadora”?

v. Vuelquen en el afiche aquellos aspectos que consideren fundamentales de este fragmento a partir de las preguntas anteriores. No se trata de responder las preguntas en el afiche, sino de acercar a nuestros hermanos lo central del fragmento de la carta que nos ha sido asignado. Un miembro del grupo deberá compartirlo en el momento de la puesta en común.

e. Trabajo en grupos. El tiempo de trabajo deberá ser acordado previamente con el animador quien recorrerá los diferentes grupos para evacuar dudas u ofrecer orientaciones prácticas.El animador recalca que se trata de compartir el texto y no de responder puntualmente las preguntas. Las consignas son un esquema orientador para el diálogo.

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f. Para poder luego hacerle comprender lo leído a los otros grupos que trabajaron otras partes distintas del texto, cada grupo preparará un Afiche con el título de lo leído y un punteo de los conceptos principales.

g. Plenaria. Cada uno de los grupos comparte con los demás las conclusiones a las que ha arribado a partir del trabajo de lectura y reflexión y que ha volcado en el afiche. El animador deberá conocer bien la carta a fin de poder establecer vinculaciones entre los aportes de los diferentes grupos y enriquecer las conclusiones finales.

h. El animador presenta el afiche de ‘Introducción’, luego hace lo mismo el grupo uno, el dos, el tres, el cuatro y, por último, el animador presenta el afiche con la “Conclusión”.

Esquema gráfico de los afiches expuestos:

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CONCLUSIÓN

INTRODUCCIÓN

(a cargo del animador, ver Anexo)

Familia, ábrele la puerta a Cristo.Familia, cuida, ama…

AFICHE 1a cargo del grupo 1)

Familia, educa en la verdad.Familia, despliega la creatividad…

AFICHE 2a cargo del grupo 2)

Materiales necesarios: Cartas Pastorales del Obispo, al

menos 4 ejemplares (uno por cada grupo de trabajo) o bien 1 por persona.

Afiches, 6. Dos estarán preparados anticipadamente por el animador, según lo aclarado anteriormente (d) y los restantes cuatro, serán elaborados con las conclusiones de los distintos grupos (f).

Fibrones, al menos 4.

Importante:El animador -especialmente si trabaja con gente mayor- deberá recalcar en el encuentro anterior (subsidio 1), que para el trabajo con el subsidio 2, cada uno traiga sus anteojos y venga dispuesto a la lectura. Incluso debe recomendar la lectura previa y personal de la Carta para agilizar el trabajo en grupo.

La hora de la Familia

La Familia, un gran tesoro

2. ORACION: CELEBRACIÓN COMUNITARIA

Ser puertas para que Cristo entre en nuestras familias:

la búsqueda y el encuentro de Zaqueo.

AmbientaciónPreparar en un lugar privilegiado del lugar de encuentro un

altar con un cirio encendido y el Libro de la Palabra de Dios. Se entrega a cada uno una copia del anexo 2 y una vela. La lectura y reflexión en torno a la Palabra serán el centro de este momento de oración que proponemos: Dios viene a iluminar con su Presencia en la Palabra nuestras realidades familiares.

Canto inicial“Dios está aquí” o una invocación al Espíritu Santo.

IntroducciónUna de las invitaciones más importantes de nuestro Obispo

para este Año Diocesano de la Familia es la de “abrirle la puerta a Cristo”. Benedicto XVI nos recuerda: “¡No tengan miedo! Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas de su corazón. ¿Acaso existen sueños irrealizables cuando es el Espíritu de Dios quien los suscita y cultiva en el corazón? ”. Jesús nos llama hoy a cada uno de nosotros en la voz del Obispo a realizar una misión en nuestra familia, en nuestra comunidad, allí donde todos los días crecemos y caminamos. Jesús está a nuestra puerta y llama…

Lectura del Evangelio según San Lucas (Lc. 19, 1-10)Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un

hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: “Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa”. Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”. Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si

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AFICHE 3a cargo del grupo 3)

(a cargo del animador, ver Anexo)

AFICHE 4a cargo del grupo 4)

en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”.

Meditación Esta lectura es el relato de una búsqueda y un encuentro

acontecido en la ciudad de Jericó, a orillas del río Jordán. En las puertas de esta ciudad, Jesús había detenido su marcha para devolverle la vista a un joven ciego cuya voz, que muchos trataban de silenciar, logró llegar a oídos del “Hijo de David”. Luego de este milagro, de este signo visible que hace a la gente “alabar y glorificar a Dios”, Jesús entra en la ciudad y comienza a recorrerla.

Es entonces cuando este encuentro toma forma. Ya no es el encuentro con un mendigo, como aquel ciego, sino con un hombre rico. En dos versículos el evangelista San Lucas consigue describir con gran densidad a este hombre: Zaqueo. Era de baja estatura pero muy rico, jefe de los cobradores de impuestos de Jericó, ciudad de frontera, donde circulaban grandes cantidades de dinero, y una inquietud movía su corazón: buscaba ver a Jesús. No se bastaba con oír hablar de Él, sino que quería dar un paso más hacia su conocimiento: quería verlo. Nosotros tenemos hoy muchos puntos en contacto con este personaje. Releamos el texto bíblico intentando ver cuáles son esas semejanzas...

Canto“Canción de Zaqueo” (Primera estrofa y estribillo)

El día es hoy, la hora ya; pronto, Jesús, por mi vida pasarás.

Sé que tu amor es fuerte, quiero trepar y verte…

Ven a mi casa, a mi hogar, que hace tiempo guardo un lugar,

y llevo dentro tantos deseos de conversar. Ven a mi casa, a mi hogar, que con vos se va a

iluminar, ese rincón oscuro y cerrado, se abre de par en par. Y sea tuyo lo que es mío: ¡tuyo mi hogar!

(Puede acompañarse la guía que sigue con el arpegio de la guitarra)

Necesitamos ver a Jesús, sentimos que el corazón se mueve hacia Él, que Él está cerca, próximo a pasar por nuestro lado, y buscamos la altura para poder alcanzar esa mirada, para poder establecer ese vínculo, ese encuentro…

El movimiento del corazón es por ahora personal, íntimo, pero pronto Jesús se valdrá de esa puerta abierta para entrar a otros ámbitos de nuestra vida, a otras realidades…

De repente, Jesús se detiene y “alzando la vista”, mirando a Zaqueo, le dice: “Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy

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me quede yo en tu casa”. Esos ojos y esas palabras inauguran un nuevo movimiento en Zaqueo: debe bajar de su árbol, de ese lugar elegido para mirar al Señor, y abrir ahora las puertas de su hogar a Jesús. Él quiere hospedarse en su casa, conocer a su familia, entrar en ella…

El evangelista agrega que Zaqueo se apresuró a bajar y recibió a Jesús con alegría.

¿Cómo reaccionaría yo ante esas palabras de Jesús?¿Bajaría del árbol para entrar con él en mi hogar, en mi

familia?¿Qué querrá buscar y encontrar Jesús en ella? ¿Por qué me

pide entrar?

Canto“Canción de Zaqueo” (Segunda estrofa y estribillo)

No sé por qué estoy aquí, quiero guardar tus ojos dentro de mí,

porque miraste hondo, lo comprendiste todo…

Ven a mi casa…

(Puede acompañarse la guía que sigue con el arpegio de la guitarra)

Muchos murmuran… ¿qué hace Jesús en esa casa?, ¿cómo es que ha querido hospedarse en esa familia? Pero Zaqueo responde con uno de los primeros indicadores de un cambio en su vida: la generosidad. Jesús viene siempre a redimir, a iluminar con su Presencia cada aspecto de nuestras vidas, pero espera de nosotros una respuesta alegre y generosa…

¡Dejemos que Él entre también a redimir a nuestras familias! ¡Esta es “la hora”! ¡Cada uno de nosotros, como Zaqueo, puede ser la puerta abierta, alegre y generosa por la que Jesús entre para decir a nuestras familias “hoy ha llegado la salvación a esta casa”!...

GestoComo signo de nuestro “SÍ” a la propuesta de Jesús, de

nuestro compromiso de ser “puertas abiertas” para que su Presencia inunde de Luz y de Belleza la vida de nuestras familias, los invitamos a encender sus velas con el cirio del altar mientras cantamos juntos la última estrofa y el estribillo de la canción.

Canto“Canción de Zaqueo” (Tercera estrofa y estribillo)

Él que me amó sin despreciar y me buscó y me vino a visitar,

le devolvió a mis manos un latido de hermano.

Ven a mi casa… (Repite dos veces al final)

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ConclusiónSeñor, danos la fortaleza y la confianza en Vos para que

esta luz que encendimos marque la entrada de tu Luz a la vida de nuestras familias. Danos los dones de tu Espíritu Santo para que, dóciles a su impulso, no tengamos miedo de alumbrar esa comunidad en la cual crecemos todos los días. María, Madre nuestra, acompañanos en esta misión que hoy nos encomienda tu Hijo, Jesús…

Dios te salve, María…

RECURSOS PARA EL ANIMADOR

“Canción de Zaqueo” – Eduardo Meana

Do Do7 Fa Do El día es hoy, La hora es ya: Fa Sol Do Lam¡pronto, Jesús, por mi vida pasarás! Fa Fa Fa Fa (4 golpes)Sé que tu amor es fuerte, Sol (4 Golpes)quiero trepar y verte…

Lam FaVen a mi casa, a mi hogar Sol Mi7que hace tiempo guardo un lugar, Lam Fay llevo dentro tantos deseos Sol Lamde conversar!(Sol) Lam Fa Ven a mi casa, a mi hogar,

Sol Mi7que con Vos se va a iluminar! Lam Sol FaY ese rincón oscuro y cerrado Mim Lamabre de par en par. Fa SolY sea tuyo lo que es mío: Do¡tuyo, mi hogar!

No sé por qué estoy aquí,quiero guardar tus ojos dentro de mi,porque miraste hondo,lo comprendiste todo…

El que me amó sin despreciary me buscó y me vino a visitar,le devolvió a mis manosun latido de hermano…

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Puede escucharse la canción on line en la siguiente dirección:

http://www.mallinista.com/2008/05/eduardo-meana-ven-mi-casa-cancin-de.html

ANEXO 1

Modelo de afiche para la “Introducción” (parágrafos 1, 2 y 3)

2010: AÑO DIOCESANO DE LA FAMILIA“La familia, comunidad de amor al servicio de la vida”

Eje pastoral el llamado a la santidad de todos los hombres

Núcleo el camino que por encargo del Señor recorre la Iglesia: el varón y la mujer en la familia, dimensión fundamental de su existencia

“Recuperar el respeto por la familia y por la vida en todas sus formas”

Obispos argentinos

Pedido de Mons. Puíggari:“proyecten acciones pastorales concretas

para que este tema sea una prioridad”

“El hombre en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social – en el ámbito de la propia familia, en el ámbito de la sociedad y de

contextos tan diversos – es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por el mismo Cristo…”

Juan Pablo II, siervo de Dios

Modelo de afiche para la “Conclusión” (parágrafos 18 y 19)

Nuestro Obispo nos convoca aCELEBRAR Y ANUNCIAR CON GOZO LA BELLEZA DE LA FAMILIA

¿Cómo?

Juntos como Diócesis en un Congreso de la Familia (en torno a la Solemnidad de Pentecostés)

Juntos como comunidades, sosteniendo las acciones pastorales propuestas

(parroquias, movimientos, instituciones)Juntos en cada hogar, entronizando el ícono de la Sagrada

Familia y uniéndonos a su lado en oración(oración diocesana para este año)

Alentando el espíritu misionero

“… alcanzar una vida mejor restaurando la familia en Cristo, como salió del corazón de Dios a imagen de la Trinidad Santísima.”

ANEXO 2

Lectura del Evangelio según San Lucas (Lc. 19, 1-10)Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo,

que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: “Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa”. Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”. Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”.

Canción de Zaqueo

El día es hoy, la hora ya; pronto, Jesús, por mi vida pasarás. Sé que tu amor es fuerte, quiero trepar y verte…

Ven a mi casa, a mi hogar, que hace tiempo guardo un lugar, y llevo dentro tantos deseos de conversar. Ven a mi casa, a mi hogar, que con vos se va a iluminar, ese rincón oscuro y cerrado, se abre de par en par. Y sea tuyo lo que es mío: ¡tuyo mi hogar!

No sé por qué estoy aquí, quiero guardar tus ojos dentro de mí,porque miraste hondo, lo comprendiste todo…

Ven a mi casa…

Él que me amó sin despreciar y me buscó y me vino a visitar,le devolvió a mis manos un latido de hermano.

Ven a mi casa…