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1 Desafíos de implementación del Convenio 169 para los Estados: el caso de Chile. Nicolás Cobo Romaní 1 Resumen La investigación propuesta busca identificar las tendencias de la doctrina y la jurisprudencia nacional e internacionales, en relación a la implementación del Convenio 169, la recepción de dichas resoluciones a nivel doméstico y el rango que se le reconoce en el sistema normativo. Mediante un análisis de la jurisprudencia, un análisis descriptivo y comparativo de constituciones y normativas internas, con especial énfasis en la perspectiva de Chile, y la obligación de consulta establecida en los artículos 6˚ y 7˚ del Convenio 169 de la OIT, sus implicancias y desafíos en este proceso. 1 Abogado, Licenciado en Derecho Universidad Católica de Chile Máster en Comercio Internacional, Universidad de Barcelona Subdirector Centro de Estudios Internacionales Universidad Católica de Chile Profesor de Derecho Internacional Público Facultad de Derecho Pontificia Universidad Católica de Chile

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1    

Desafíos de implementación del

Convenio 169 para los Estados: el caso de

Chile.

Nicolás Cobo Romaní1

Resumen

La investigación propuesta busca identificar las tendencias de la doctrina y la jurisprudencia

nacional e internacionales, en relación a la implementación del Convenio 169, la recepción de

dichas resoluciones a nivel doméstico y el rango que se le reconoce en el sistema normativo.

Mediante un análisis de la jurisprudencia, un análisis descriptivo y comparativo de

constituciones y normativas internas, con especial énfasis en la perspectiva de Chile, y la

obligación de consulta establecida en los artículos 6˚ y 7˚ del Convenio 169 de la OIT, sus

implicancias y desafíos en este proceso.

                                                                                                               1  Abogado, Licenciado en Derecho Universidad Católica de Chile Máster en Comercio Internacional, Universidad de Barcelona Subdirector Centro de Estudios Internacionales Universidad Católica de Chile Profesor de Derecho Internacional Público Facultad de Derecho Pontificia Universidad Católica de Chile  

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2    

I. Introducción.-

No hay duda que el derecho internacional ha evolucionado en las últimas décadas de manera

casi impredecible y aunque, como afirma Dyzenhous2, siguiendo a Lauterpacht, es un

derecho todavía “inmaduro” o “primitivo”, sus limitaciones como rama del derecho se

debían al dogma de la soberanía de los estados, la que paulatinamente ha cedido terreno,

principalmente, a través del reconocimiento de los DDHH.

Es claro que esta tendencia no siempre cuenta con el beneplácito de los Estados y el derecho va

evolucionando a través de un efecto cascada desde las cortes internacionales y sus resoluciones,

cuyas implicancias jurídicas a veces pueden parecer inesperadas, especialmente, al considerar

los textos de los convenios internacionales, cuando los Estados asumió eran genéricamente

compromisos de protección de los derechos humanos.

Se puede afirmar que hoy, a través del derecho internacional y la creciente influencia de los

fallos de los tribunales, es que los ordenamientos jurídicos nacionales están requiriendo ser

modernizados y adaptados a las demandas dar respuesta a los derechos subjetivos de los

ciudadanos.

En este sentido, se pueden observar varias tendencias muy claras del derecho internacional:

Primero, la emergencia de nuevas áreas del derecho, como el Derecho Global Administrativo;

segundo, el reconocimiento más explícito de las leyes domésticas del derecho internacional, a

través de la evolución de las constituciones de la región de América Latina, que han

incorporado reconocimientos explícitos de los derechos humanos y los tratados internacionales;

tercero, una evolución y un desafío más allá del estado (Oltre lo Stato3, Sabino Cassese) y,

cuarto, al mismo tiempo, un proceso de modernización de las legislaciones nacionales,

promovida desde las cortes internacionales.

Diversos casos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos como Claude Reyes vs.

Chile (Serie C No. 151) y La Última tentación de Cristo (Serie C No. 73) y el reciente fallo

                                                                                                               2 David Dyzenhaus; The Rule of (Administrative) Law in International Law; Law and Contemporary Problems Vol. 68:127 (2005). p 27. 3 Sabino Cassese, “Oltre lo Stato”; Editori Laterza & Filgi. 2006.

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3    

(marzo 2012) de discriminación en un juicio de tuición de una mujer debido a su orientación

sexual (ATALA RIFFO Y NIÑAS VS. CHILE). Todos ellos, aunque sólo están referidos al

Estado de Chile, muestran con claridad que las legislaciones, a veces están retrasadas por

presiones políticas internas y vienen a ser impulsadas desde el exterior, para proteger los

derechos garantizados en convenciones internacionales de mejor manera.

El caso del Convenio 169 y sus implicancias medioambientales, así como el reconocimiento de

diversos derechos a los pueblos originarios (autodeterminación, autoidentificación, consulta

previa y participación y a decidir prioridades respecto de su desarrollo, entre otros), representan

un enorme desafío para los estados, enfrentados a dar cumplimiento efectivo y una adecuada

implementación de las obligaciones internacionales contraídas. Algunas de ellas, incluso

podrían estar en contradicción con las normas locales existentes, lo que plantea que los

tribunales nacionales deben interpretar las obligaciones internacionales y su jerarquía en el

sistema normativo.

Un fenómeno similar, se puede apreciar en varios países de la región de Sudamérica, en Perú

(caso Conga) y Colombia (varios proyectos mineros), debido a las denominadas leyes de

consulta previa, que han motivado importantes debates que ponen en jaque a proyectos

millonarios y con alto impacto ambiental, especialmente de carácter minero o forestal, y que

están en zonas donde existen comunidades indígenas, lasque reclaman la protección de sus

derechos, a través del Convenio 169.

En el caso de Chile, se ha debatido la calidad de autoejecutable y la jerarquía del Convenio 169

y, tanto el Tribunal Constitucional de Chile, como en fallos de las Cortes nacionales, se ha

señalado que se trata de un acuerdo con obligaciones autoejecutables y que las actuales normas

nacionales, algunas a través de decretos (DS 124), darían cumplimiento a lo establecido en

dicho Convenio. Con todo, ello no ha impedido un debate creciente en la doctrina y la necesidad

de una perspectiva desde el derecho internacional.

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4    

Antecedentes

En 350 años de historia, el derecho internacional ha evolucionado lentamente, sin embargo, en

el último tramo de tres a cuatro décadas, la evolución del derecho en el ámbito internacional, ha

cambiado la forma de entender la relación entre los estados y, en especial, la relación con los

individuos y los nuevos sujetos del derecho internacional. El proceso de evolución, marcado por

la necesidad de ofrecer adecuados medios de garantía a los derechos humanos, en especial, por

las graves violaciones que se observaron en el s. XX, revelaron que los sistemas nacionales, no

garantizaron ni protegieron adecuadamente a los grupos más frágiles.

Lo anterior, en buena medida se ha revertido, o está en un proceso de mejoras evidentes, hoy y

precisamente como consecuencia de una evolución en desarrollo económico, que no puede

menos que elogiarse, está revelando nuevos desafíos para los estados.

El efecto cascada de las resoluciones de los tribunales internacionales, que mediante la

interpretación de acuerdos internacionales, bastante genéricos en sus obligaciones, ello

posiblemente por temor de los negociadores de ceder en temas sensibles. Terminan resolviendo

casos y hacen responsables a los estados por incumplimientos o insuficiencia en sus normas

internas, las que no se ajustan a los estándares asumidos en las convenciones en temas de

derechos humanos, algunos de ellos, denominados de tercera generación.

Es legítimo preguntarse ¿Cuánta certeza jurídica ofrece un sistema externo a la soberanía de los

estados, que no tiene una revisión posterior y que se encuentra en manos de tribunales?

Algunos sistemas arbitrales de solución de controversias como de la OMC, se estructuran bajo

un esquema de Grupos Especiales, sujetos a la revisión de un Órgano de Apelación cuyos

miembros son permanentes y ello permite dar uniformidad a la jurisprudencia, llegando incluso

más allá de su mandato, al crear normas cuando existen vacíos, elemento que debería tenerse en

cuenta para los actuales tribunales.

Para una debida interpretación del Convenio 169 y su implementación, se deben analizar varias

normas en conjunto sobre este tema Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho de los

Pueblos Indígenas del 13 de septiembre de 2007, con carácter de softlaw, Convención

Internacional para la eliminación de toda forma de discriminación racial; Pacto Internacional de

Derechos Económicos, Sociales y Culturales; Convención Americana de Derechos Humanos y

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Internamente la ley Indígena N˚ 19.253 y

DS 124.

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5    

Con la evolución de sistema jurídico internacional y, a través de un proceso generado, desde las

Cortes, mediante el referido efecto cascada que termina actualizando y, porqué no decirlo,

forzando cambios en los sistemas jurídico internos, se observa el reconocimiento y

consolidación de los derechos humanos de tercera generación, esto es derechos de los pueblos o

de solidaridad, incorporándose a los pueblos como sujetos de derecho internacional. En este

proceso, no puede negarse que existen distintos niveles de cumplimiento de algunos Estados de

sus compromisos y de otorgar una adecuada protección de garantías básicas (derechos de

primera generación) que están reconocidas en las normas internas, y de una falta de protección

de derechos económicos, sociales y culturales (derechos de segunda generación) como afirma

Elías Estrada “[l]os derechos de tercera generación4 para que en realidad garanticen una

concordancia con los derechos fundamentales del hombre, deben derivar de ellos y no emanar

como algo nuevo derivado de las circunstancias actuales, que es como la mayor parte de la

doctrina los concibe o al menos, justifica o explica.5” El principio fundamental que inspira los

derechos de tercera generación y en particular el Convenio 169, es el de no discriminación y,

debe mirarse a la luz de dicho principio el logro de sus objetivos en la interpretación de su

implementación.

Antecedentes de los Pueblos Originarios

En el 2006 (encuesta CASEN) se autoidentificaban como parte de los pueblos originarios en

Chile un 6,6% (4,6% según censo 2002) de la población, de los cuales 87,3% se autoidentifican

con el Pueblo Mapuche. Es relevante señalar que los niveles de pobreza son mayores que el

promedio nacional. Su distribución geográfica se ha desplazado hacia las grandes urbes y, en

especial, Santiago la capital del país (27,7% en Región Metropolitana6).

En encuesta CEP sobre el pueblo mapuche, del año 2006, 81% de los indígenas opinó que debe

haber más integración, respecto de su pueblo.

En la encuesta CASEN del 2006, también se reflejan los porcentajes de pobreza,

distinguiéndola entre la población no indígena, se detectó que en zonas urbanas un 18,4% de la

población indígena registraba niveles de pobreza frente al 13,6% de la población no indígena.

                                                                                                               4  Concepto que no es aceptado por toda la doctrina, por dársele una connotación de menor importancia respecto de otros derechos humanos.  5 Lic. Elías Estrada López; Derechos de Tercera Generación; Revista Podium Notarial, Número 34. diciembre 2006; p. 255 6  Censo 2002  

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6    

En cambio, esta diferencia aumenta cuando se trata de población rural, en que la población

indígena en niveles de pobreza alcanza el 20,2%, que es casi el doble de la población no

indígena con un 10,8% de pobreza.

Casi todos los sectores están de acuerdo, al menos en un diagnóstico común, “la población

indígena está afectada por un avanzado proceso de pérdida cultural y una grave situación de

pobreza y exclusión social.7”

Es en este mismo sentido, que el preámbulo del Convenio da luces de su propósito y que debe

servir para su interpretación: “Observando que en muchas partes del mundo esos pueblos no

pueden gozar de los derechos humanos fundamentales en el mismo grado que el resto de la

población de los Estados en que viven y que sus leyes, valores, costumbres y perspectivas han

sufrido a menudo una erosión;”

La protección de la igualdad, implica que mediante acuerdos como el Convenio, se procura dar

una protección adicional (discriminación positiva) a grupos que están en situaciones

desmejoradas, así “…los actores, como comunidades indígenas son grupos socialmente

vulnerables, por lo que el legislador ha establecido para ellos una discriminación positiva y

autorizada por el ordenamiento, como son las consultas aludidas, luego si su participación en

materias de esta índole no es a través de la consulta se ve lesionada su igualdad ante la ley pues

se le está tratando igual a la demás población y ellos deben ser tratados de forma diferente como

lo señala el convenio citado8."

Es innegable que ha existido una postergación y discriminación histórica respecto de los

pueblos originarios y que hoy se busca proteger a dichos pueblos que, por razones económicas y

educacionales, se encuentran en una situación de desventaja. Empero, parte de la doctrina

considera que es deber del sistema normativo compensar una deuda histórica con dichos

pueblos originarios.

No parece que ello sea el rol de las convenciones internacionales ni puede pretenderse que esa

deuda se pueda compensar a través de discriminaciones positivas desproporcionadas, distinto

nos parece que es el rol protector del Estado y de normas que promuevan proteger las culturas,

sus importantes patrimonios históricos y una inserción a la sociedad que respete y promueva las

diferencias de culturas que deben ser mantenidas e incluidas en los sistemas educacionales.

                                                                                                               7 Donoso, Sebastián; Chile y el convenio 169 de la OIT: reflexiones sobre un desencuentro. 2008. p.10 8 Puelman Ñanco Mariano y otro contra Comisión Nacional del Medio Ambiente Región de la Araucanía", causa rol 1705-2009, citado en la sentencia de la Corte Suprema; causa rol 4078-2010 del 14 de octubre.

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7    

II. Estatus Jurídico de los Tratados en Chile Evolución: El Convenio 169.-

Varios autores, le reconocen al Convenio un rango constitucional, por tratarse de un tratado de

derechos humanos, ello en todo caso ha sido en el último tiempo, un tema bastante

controvertido entre la doctrina9. No debería obviarse que existe una falta de consenso como para

atribuirle simplemente un carácter supraconstitucional, ya que, además, algunos autores le

consideran como un derecho autoejecutable, [e inderogable] justiciable aunque no vinculante10 .

Consideramos que es correcto pensar que algunas de las disposiciones del Convenio podrían

tener un carácter de normas de DDHH de tercera generación y, por extensión del art 5˚ n˚ 2 de

la Constitución Política, deben tener una especial protección por ser una “limitación de la

soberanía”. Sin embargo, precisamente por ser normas que están evolucionando y ser de

carácter genérico, parece necesario que deben ser objeto de adecuada implementación, ello

aunque pueda verse con legítima desconfianza, pues podría pretenderse como una excusa del

Estado para evadir sus compromisos internacionales. En esto, debemos ser categóricos, ya que

no puede utilizarse por el Estado como excusa para incumplir o postergar de manera

injustificada el cumplimiento e implementación, en el más breve plazo que sea posible.

Para algunos autores se trataría de derechos colectivos, y ello “…se sustenta en la convicción de

que éstos corresponden a los pueblos indígenas en su calidad de sujetos colectivos de derechos;

y asimismo, que el pleno goce de los derechos humanos de quienes integran estos pueblos está

supeditado el ejercicio de los derechos colectivos que les asisten como miembros de dicha

colectividad11.” Aunque no comparten esta posición autores como Donoso12.

Frente los tratados en materia de derechos humanos existen varias corrientes, para Montt y

Matta, nuestro país seguiría la tendencia monista y existiría un “acoplamiento” total, incluyendo

autoejecutabilidad o efecto directo y supremacía13 , por lo dispuesto en el art 5° de la

Constitución. Para ellos, dichos tratados gozarían de una “protección de inderogabilidad” y esto

no por la naturaleza del tratado sino por la protección que le otorgaría el referido art 5˚.

                                                                                                               9 Ver R. Berterlsen; S. Montt, M.; T. Ribera; H. Nogueira; M Peña, R. Troncoso, entre otros 10 Montt Santiago y Matta Aylwin Manuel; Una Visión Panorámica al Convenio OIT 169 y su Implementación en Chile; Revista Estudios Públicos, 121 (verano 2011) p. 190 11 Las implicancias de la ratificación del Convenio N° 169 de la OIT en Chile; Programa de Derechos de los Pueblos Indígenas 2a edición revisada y aumentada Junio de 2010; Observatorio Ciudadano. p. 31 12 Donoso Sebastián op cit 7 p. 11. 13 Montt y Matta Aylwin. op cit 10 p. 166

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8    

Aunque es difícil entender que se quiera derogar el reconocimiento de DDHH que conlleva el

Convenio 169, es el propio Convenio establece una forma de ponerle término en su art 39 n˚

114., a los 10 años de vigencia.

Autoejecutabilidad y Constitucionalidad15 de la consulta:

El TC señaló su interpretación de la Consulta, como se analizará en este trabajo, en el sentido

que “[c]onsultar a los pueblos interesados mediante procedimientos e instituciones

representativas (a. 6˚, N° 1˚, letra a) tiene el carácter de autoejecutable o de aplicación directa,

tanto por los términos perentorios en que se encuentra redactada como, porque, como bien lo a.

firma el Presidente de la República en su contestación, el artículo 22 de la Ley N° 18.918”. Ya

se ha comentado que nuestra posición es diferente a la del Tribunal y pensamos que no existe

claridad respecto del procedimiento y ello se estaría resolviendo mediante un nuevo reglamento

con formato de un decreto y no de una ley, como se ha criticado por varios autores.

“La Cámara de Diputados consideró que el tratado no contenía normas de carácter orgánico

constitucional, por lo cual hizo un juicio explícito, al establecer categóricamente la ausencia de

normas susceptibles de calificarse con un quórum especial, e implícitamente, al rechazar la

posibilidad que el tratado tuviera normas autoejecutables que modifiquen disposiciones de

rango orgánico constitucional en nuestro ordenamiento. Con esta calificación está reconociendo

que no hay normas en el tratado de ley orgánica. [y en cambio] Son las que ejecuten dichos

preceptos las que pueden tener ese carácter.”

Las obligaciones establecidas en los art 6 y 7 del Convenio, en cuando a consulta y derechos de

participación, no fueron consideradas como inconstitucionales16. Tampoco, comprometerían la

forma del Estado unitaria.

La forma de Estado unitario17 significa que hay un solo ordenamiento jurídico positivo

generado en sus órganos centrales, aplicable a todas las personas, en la extensión de su

territorio, sobre la universalidad de materias o aspectos que pueda comprender la competencia

estatal”.

Asimismo, el Tribunal Constitucional, estimó que el artículo 7, N° 1˚, oración final “Además,

dichos pueblos deberán participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y

                                                                                                               14  “1. Todo Miembro que haya ratificado este Convenio podrá denunciarlo a la expiración de un período de diez años, a partir de la fecha en que se haya puesto inicialmente en vigor, mediante un acta comunicada, para su registro, al Director General de la Oficina Internacional del Trabajo. La denuncia no surtirá efecto hasta un año después de la fecha en que se haya registrado”.  15 Fallo Tribunal Constitucional de 4 de agosto de 2000, p. 23. Causa Rol 309-2000. 16 Fallo Tribunal Constitucional de 3 de abril de 2008, p. 19-20. Causa Rol 1050-2008. 17 Silva Bascuñán; Tratado de Derecho Constitucional, tomo IV, Editorial Jurídica de Chile, 1997, p. 79

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9    

programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente.”… fue

considerada como autoejecutable.

• Normas programáticas:

Categorizada con el término de “programáticas” por el Tribunal Constitucional y, aunque se

discute en la doctrina si ello implica que se trataría de normas genéricas y equívocas, para

Valdivia18 “en la medida que una norma programática es una promesa consciente de la

necesidad de orientar a futuro el derecho en cierta dirección… ”, ello podría implicar un rumbo

claro de la legislación.

De acuerdo con el Fallo del Tribunal Constitucional, las disposiciones del Convenio 169 son, en

su mayoría no autoejecutables, y “revisten el carácter de programático, es decir, son

compromiso del Estado y sus Poderes que se comprometen a realizar19”. En particular, y

respecto del art 14 del Convenio, el TC expresó con claridad que dicho Convenio “…no ejecuta

por sí mismo las medidas sino que invita a los Estados a ponerlas en ejecución, debe precisarse

que los procedimientos necesarios para implementarlas deben ajustarse al marco del sistema

jurídica nacional en el que, ni la Constitución Política ni la ley, dan cabida a expropiaciones

para tal efecto20” y, por ello, no se vulneraría la Constitución Política.

En cambio, para Nancy Yáñez21, el Convenio no puede ser catalogado como simplemente

programático, toda vez que su normativa, como toda regla de derechos humanos engendra

obligaciones negativas y positivas al mismo tiempo y, no por ello, pierden su carácter de

derechos fundamentales. Matta,22 agrega que por aplicación del art 5˚ de la Constitución, los

órganos del Estado [respecto del derecho a la tierra y a los recursos naturales] deben

necesariamente ser respetados y promovidos en forma inmediata por los órganos del Estado, y

no podrán invocar el carácter programático para no aplicarlas. E insiste, que no debe

interpretarse el capítulo que se refiere a la implementación (art 34), como que se requiera de una

norma interna para su aplicación. No compartimos esta postura, como explicaremos más

adelante.

                                                                                                               18 Valdivia Olivares, José Miguel;  Alcances jurídicos del Convenio 169; Estudios públicos N˚. 121 (verano 2011), p. 43. 19 Fallo Tribunal Constitucional de 4 de agosto de 2000, p. 62. Causa Rol 309-2000. 20 Fallo Tribunal Constitucional de 4 de agosto de 2000, p. 15 Causa Rol 309-2000. 21 Jorge Ed. El Convenio 169 de la OIT y el derecho Chileno; Ediciones Universidad Diego Portales 2012, p. 108 22 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 112

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10    

Valdivia23 , considera que “…los Estados, no han concebido herramientas jurídicas que

aseguren la [del Convenio] aplicabilidad automática de sus reglas, sino que se limita a cautelar

indirectamente su eficacia, por la vía de la responsabilidad en caso de transgresión.”

Normas Self Executing24

Los tratados internacionales de derechos humanos, postura también es debatida, han sido

declarados por la Corte Suprema, como que “…se incorporan al ordenamiento jurídico interno,

formando parte de la Constitución material adquiriendo plena vigencia, validez y eficacia

jurídica, no pudiendo ningún órgano del Estado desconocerlos y debiendo todos ellos

respetarlos y promoverlos, como asimismo, protegerlos a través del conjunto de garantías

constitucionales destinadas a asegurar el pleno respeto de los derechos”25. Para varios autores

(Montt, Matta, Contesse), difieren y consideran que no es posible hacer una distinción de esta

naturaleza respecto de las normas sustantivas del tratado y desconocer sus obligaciones.

El término Self-Executing26, es un concepto que viene de una creación jurisprudencial de la

Corte Suprema de los Estados Unidos y ha sido poco a poco asimilado como criterio válido por

varias legislaciones. El concepto debe entenderse como parte del Supremacy Clause, ya que los

tratados integran “the supreme law of the land”.

El concepto no fue utilizado por la Corte Suprema de los EEUU hasta 188727, sus raíces se

encuentran en el caso Foster y Elam v. Neilson (27 U.S. 253 (1829)). La Corte utiliza la

distinción respecto de, si los tratados “operaban por sí mismos” y, por ello, eran aplicables por

las cortes sin una acción legislativa y los que no lo eran judicialmente aplicables salvo y hasta

que se dictara una norma de implementación.

                                                                                                               23  Valdivia Olivares, José Miguel op cit 21 p. 64  24 Self Executing: son las que tienen el contenido y precisión necesarias que las habilita para ser aplicadas sin otro trámite como fuente del derecho interno. En otros términos, son auto suficientes, y entran a la legislación nacional cuando el tratado que las contiene se incorpora al derecho vigente. Non Self Executing: son aquéllas que requieren para su entrada en vigencia de la dictación de leyes, reglamentos o decretos que las implementen y, en tal evento, las haga aplicables como fuente del derecho interno. En otras palabras, imponen la obligación al Estado, para que en uso de sus potestades públicas, sancione la normativa necesaria para que por esa vía les dé vigencia efectiva. 25 Corte Suprema de Chile, Rol 1984-09, 3 de diciembre de 2009; Considerando vigésimoprimero. 26 “The Supreme Court has defined a “self-executing” treaty as one for which “no domestic legislation is required to give [it] the force of law in the United States.” Trans World Airlines, Inc. v. Franklin Mint Corp., 466 U.S. 243, 252 (1984). Under the Restatement view, a ratified treaty is “self-executing” so long as it is not “non-self-executing,” and treaties are non-self-executing “(a) if the agreement manifests an intention that it shall not become effective as domestic law without the enactment of implementing legislation, (b) if the Senate in giving consent to a treaty, or Congress by resolution, requires implementing legislation, or (c) if implementing legislation is constitutionally required.” Non-Self-Executing Treaties and the Suspension Clause After St. Cyr; Stephen I. Vladeck 2004; The Yale Law Journal Vol. 113: 2007 27 Dunhoff, Ratner y Wippman; International Law Norms, Actors, Process 2nd Edition Aspen Publishers 2006; p. 313 (traducción propia)

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11    

Existe una distinción relevante que realiza Carlos Vázquez28, para que un tratado sea no

ejecutable consta de cuatro etapas:

1) Si las partes así tuvieron la intención; o 2) bien si las cortes lo mantendrán como tal, como

materia constitucional, 3) el tratado requiera de una legislación local de implementación,

declare o exhorte ser no autoejecutable y, finalmente, 4) tratados que deban ser considerados

como que no crean un derecho privado a una acción.

Reutilizado el concepto de autoejecutable, el Tribunal Constitucional emplea similares

expresiones que la Corte Norteamericana, ya que “tienen el contenido y precisión necesarias

que las habilita para ser aplicadas sin otro trámite como fuente del derecho interno”, sin

embargo, le reconoce una naturaleza que no parece tener el Convenio, y en su propio texto,

podemos apreciar que se incluye una norma de interpretación: "La naturaleza y el alcance de las

medidas que se adopten para dar efecto al presente Convenio deberán determinarse con

flexibilidad, teniendo en cuenta las condiciones propias de cada país29." Puede sostenerse,

entonces, que nunca tuvo la intensión de ser una Convención de aplicación inmediata y directa

al orden nacional, sino que debía adaptarse, de acuerdo con las circunstancias de cada Estado.

Pero, puede tener el “contenido y precisión necesarias” un derecho a consulta del que no queda

claro: quién puede representar al colectivo, cuál es el plazo, cuáles las consecuencias de un

rechazo y otros aspectos que veremos.

La obligación primaria que asumen los estados al ratificar el Convenio, de acuerdo con el

informe de la OIT, es precisamente de implementarlo y adecuarlo a la normativa nacional30.

Asimismo, para la Comisión del Senado “El Convenio contempla disposiciones programáticas,

redactadas como meras aspiraciones, cuya realización debería darse en la medida de lo

posible31”, indicando cómo fue interpretado por el legislativo.

El hecho de ser consideradas algunas de las disposiciones del Convenio como “programáticas”,

y, en tal condición, no serían susceptibles de un pronunciamiento por el Tribunal

Constitucional, por no encontrarse vigentes, sino que debe esperarse las normas que las

                                                                                                               28 Dunhoff, Ratner y Wippman; op cit 27; p. 315 (traducción propia). “First, courts will deem a treaty to be non-self-executing when the parties intended that the treaty’s purpose be accomplished through domestic legislation. Second, courts will hold treaties non-self-executing when they address an issue that, as a constitutional matter, requires domestic implementing legislation (for example, criminalizing certain conduct). Third, courts will find treaties or treaty provision that are precatory or hortatory to be non-self-executing. A final category of non-self-executing treaties consists of treaties that are deemed not to create a private right of action.” 29 Convenio 169 art. 34˚ 30 If a country has ratified Convention 169, then it is obliged to ensure that there are rules or procedures in place to implement the obligations in the Convention. This may be by way of constitutional provisions, specific implementing legislation, administrative regulations, or the inclusion of obligations within other procedures, such as those for the granting of environmental and exploration licenses. (ILO Convention 169 and the Private Sector p. 4) 31 Informe Comisión de RREE del Senado, 9 de enero de 2008, p. 16

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12    

implementen. A este respecto, y ello es compartido por el profesor Fermandois 2000,32 ya que

se plantea contrario a dicha tesis debido a que no se trata de una categoría aceptada en el

ordenamiento jurídico chileno y que no puede eludirse un pronunciamiento respecto de

programas, que también podrían ser contrarios a la Constitución y que al permitir su aplicación,

“es esperar demasiada responsabilidad de los órganos estatales que aplican diariamente la

ley”33.

Para Matta 34 , los órganos del Estado “…no podrán invocar el carácter de meramente

programático o no autoejecutable de las normas que contemplan tales derechos [a la tierra y

recursos naturales] para no aplicarlas.”

Esto puede ser correcto, si se trata de derechos humanos de primera generación o, también,

respecto de derechos de segunda y tercera generación, en cuanto a que el Estado no puede eludir

ni postergar el cumplimiento de sus compromisos. Sin embargo, no compartimos esta

apreciación, cuando las normas internas deben ajustarse a estándares, muchas veces, muy

genéricos y difíciles de interpretar y ajustándose a la realidad de cada país, como es el caso en

análisis.

Nos parece plausible considerar que una norma de derechos humanos de primera generación,

utilizando la expresión de Karel Vasak, como un habeas corpus, en el que se encuentre

amenazada la integridad física o la vida de una persona, no pueda ser sujeto de una excepción

por parte de un Estado, en cuanto a no existir la implementación de la norma en el derecho

interno, interesante de mencionar es el caso del Pacto de Derechos de San José, que Chile había

ratificado, pero no publicado en el Diario Oficial y los Tribunales Chilenos en los casos que fue

invocado para proteger la vida, fue desechado por la falta de una formalidad, interpretación

inaceptable, sin embargo pero es menos claro, que este sea el mismo caso, respecto de normas

internacionales que teniendo naturaleza de derechos humanos de tercera generación y que,

careciendo de claridad o por ser demasiado genéricas (o programáticas), puedan ser exigibles o

ejecutables sin la adecuada implementación, cuando ello sea necesario. Así lo ha aceptado a su

vez, la jurisprudencia de las cortes norteamericanas35.

                                                                                                               32 Fermandois, Arturo (2000) Sentencia del tribunal Constitucional (I). Convenio N°169 de la O.I.T: sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes. Informe Constitucional, números 2295, 2296 y 2297, Santiago. 33 Citado por Sebastián Donoso; op cit 7 p. 7. 34 Contesse, Jorge Ed. op cit 21, p. 112 35  Vladeck Stephen I.; “Habeas has traditionally been available to allege violations of not only the Constitution and statutory law, but also of ratified treaties that are “self- executing” and statutes implementing8 ratified treaties that are not”. Non-Self-Executing Treaties and the Suspension Clause After St. Cyr; 2004; The Yale Law Journal Vol. 113: 2007 p. 2008

Page 13: Working Paper 12 Cobo Romaní

13    

Desde la reforma en el año 2005 del art 5˚ de la Constitución Política de Chile, se ha establecido

una limitación explícita a la soberanía, basada en los derechos esenciales que emanan de la

naturaleza humana y de los tratados internacionales que se refieran a esta materia. La jerarquía

que dicha inclusión tiene en el orden jurídico nacional ha sido muy debatida en la doctrina, y

una de las posturas, le confieren un rango de “bloque constitucional”, ya que se trata de un

“…ensanche de las garantías constitucionales producido a partir del punto de contacto con el

derecho internacional no involucra solamente a aquellos derechos establecidos en tratados

internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes. También incluye aquellos

derechos que emanan de otras fuentes del derecho internacional… [como son tratados

internacionales propiamente tales, como el ius cogens y la costumbre internacional]36”. Pero,

además de la prevalencia de estas normas sobre el derecho nacional, se plantea que tanto la

costumbre como las normas de ius cogens, se incorporarían “automáticamente al derecho

interno, sin necesidad de un acto especial de recepción estatal37” y, agregan, que [los tratados de

derechos humanos] “aun en defecto de ratificación por el Estado, a título de principios generales

del Derecho, o incluso a título de costumbre internacional38.”[también se incorporarían al

ordenamiento nacional]

Se trata de interpretaciones que pudieran aparecer con excesivo entusiasmo, ya que se extienden

más allá de lo que la certeza jurídica y las normas de interpretación pudieran aconsejar. A modo

de ejemplo, podemos mencionar que se plantea como “escollos39” del texto, el que no se

apruebe directamente “todo” los que algunos sectores desearían, basado en posturas de carácter

más ideológico que jurídico.

La evolución del orden internacional, está llevando a una nueva forma de constitucionalismo y

los derechos humanos a un neoconstitucionalismo, el que ha sido debatido por la doctrina40 y

                                                                                                               36 Las implicancias de la ratificación del Convenio N° 169 de la OIT en Chile; Programa de Derechos de los Pueblos Indígenas 2a edición revisada y aumentada Junio de 2010 Observatorio Ciudadano. p. 113 37 Las implicancias de la ratificación del Convenio N° 169 de la OIT en Chile; Programa de Derechos de los Pueblos Indígenas 2a edición revisada y aumentada Junio de 2010 Observatorio Ciudadano. p. 115 38 Eugenio Gaete p. 275; citado en Las implicancias de la ratificación del Convenio N° 169 de la OIT en Chile; Programa de Derechos de los Pueblos Indígenas 2a edición revisada y aumentada Junio de 2010 Observatorio Ciudadano. p. 115 39  “Según algunos investigadores, en el texto definitivo, quedaron los siguientes «escollos»: «allanar las dificultades» (art. 5.c); «siempre que sea necesario» (art. 8.2); «en la medida que ello sea compatible» (art. 9); «si fuere necesario» (art. 12); «en los casos apropiados» (art. 14.1); «establecer o mantener procedimientos con miras a consultar» (art. 15.2); «siempre que sea posible» (arts. 15.2 y 16.3); «cuando haya lugar» (arts. 16.2 y 27.2); «cuando sea posible» (arts. 22.3 y 23.2); «en la medida de lo posible» (art. 25.2); «siempre que sea viable» (art. 28); «cuando no sea viable» (art. 28); y, «si fuere necesario» (art. 30.2). Frente a lo anterior, algunos expertos argumentaron que esto no era un problema porque existían otros instrumentos que tenían las mismas o parecidas formulaciones y que el principio de «bona fides», los mecanismos de control y vigilancia de la OIT y lo dispuesto en el art.6 del C.169, eran suficientes para despejar las dudas y los temores”. http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=4759 última consulta 13 de julio de 2012 40  Fuenzalida Sergio; “El Juicio por Inconstitucionalidad al Convenio 169 de la OIT Análisis Crítico de las Posiciones de las partes y del Fallo del Tribunal Constitucional a la luz de los Pueblos Indígenas” Tesis de Magister p.132  

Page 14: Working Paper 12 Cobo Romaní

14    

como afirma Cassese41, estamos en presencia de una nueva forma que estaría asumiendo el

constitucionalismo, al que no estamos habituados. Para hablar de un constitucionalismo

internacional (en sentido material) o en el sentido de las relaciones de hecho o convencionales42,

que caracterizan buena parte de los vínculos y los intercambios en un mercado y un meta

mercado.

III. El Convenio 169, breve reseña de una aprobación.-

Etapas de una demorosa aprobación nacional:

• 11 de abril de 2000, se aprueba en la Cámara de Diputados, por 72 votos de los

miembros de la Cámara.

• 7 de julio de 2000. 31 parlamentarios presentan un requerimiento ante el Tribunal

Constitucional por una eventual inconstitucionalidad.

• 4 de agosto de 2000, sentencia del TC, se rechaza el requerimiento y se declara que sí

se ajusta a la Constitución, se fija como quórum los 4/7 para la aprobación, ello debido

a que el “convenio contiene algunos artículos autoejecutables, que modifican dos leyes

orgánicas constitucionales”.

• En marzo de 2008, se aprueba en el Senado por 36 votos contra 143.

• El Convenio está vigente en Chile, desde el 15 de septiembre de 2009.

Chile se abstuvo de aprobar el Convenio en 1989 y tardó 17 años en su aprobación en el

Congreso Nacional, en marzo de 2008 y que fue ratificado en septiembre del mismo año. Fue

confrontado en dos oportunidades ante el Tribunal Constitucional, en agosto de 2000, por una

eventual inconstitucionalidad plena, por el uso de términos que serían contrarios a la

Constitución (“Pueblos Indígenas” contrario al concepto de depositario de la soberanía popular)

                                                                                                               41 Cassese, Sabino “Oltre lo Stato”; op cit 3. p. 189. 42 Cassese, Sabino “Il Diritto Globale; Giustizia e Democrazia Oltre lo Stato”, Giulio Einaudi Editore s.p.a. Torino, 2009. p. 141 43 Senador J. Novoa

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15    

y, luego en abril de 2008, promovido a iniciativa de la Cámara de Diputados, respecto de la

obligación de realizar consultas a los pueblos originarios44.

Tribunal Constitucional de Chile:

Los dos requerimientos al Tribunal, dieron luces interpretativas muy significativas para el

posterior debate de la doctrina, aunque algunos autores consideran que pudo profundizar más en

su argumentación.

1. Rol 309-2000; a requerimiento de diversos parlamentarios, resolución del 4 de

agosto de 2000:

Se postuló la inconstitucionalidad de forma del Convenio “por no haber sido aprobado

en la Cámara de Diputados con rango de ley orgánica constitucional, y por contravenir

las Bases de la Institucionalidad.” Ya que había sido aprobado con un quórum de

votación de una ley simple, cuando modificaba leyes de un quórum superior y por ello,

debió sujetarse a mayorías superiores de aprobación (ley orgánica constitucional). El

TC declaró que el deber de consulta del art 6˚ N˚ 1 letra a) tiene carácter de

autoejecutable o de aplicación directa.

El Tribunal, consideró que existe una diferencia esencial con otras consultas que

establece el actual ordenamiento positivo, ya que “la consulta a que se refiere el tratado

no tiene un carácter vinculante stricto sensu, si tiene una connotación jurídica especial”.

Se le priva de un efecto equivalente al de un grupo electoral y vinculante.

• El término pueblo: el Tribunal llega “…a la íntima convicción que la expresión

“pueblos indígenas”, debe ser considerada en el ámbito de dicho tratado, como un

conjunto de personas o grupos de personas de un país que poseen en común

características culturales propias, que no se encuentran dotadas de potestades

                                                                                                               44 Meremisnkaya Elina, El convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales: derecho internacional y experiencias comparadas; Estudios públicos No. 121 (verano 2011), p. [213]-276 2011. p. 228 y 229.

Page 16: Working Paper 12 Cobo Romaní

16    

públicas.45” y “no constituyen un ente colectivo autónomo entre los individuos y el

Estado” Fue, en definitiva, desestimado que fuera contrario a la Constitución.

2. Rol 1050-2008, resolución del 3 de abril de 2008, a requerimiento de la Cámara de

Diputados.

Para el Tribunal Constitucional, la Consulta: “…no podrá, desde luego, entenderse que

implique el ejercicio de soberanía, pues ella, conforme al claro tenor de lo dispuesto en

el artículo 5º de la Carta Fundamental, reside esencialmente en la Nación y se ejerce por

el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas…46” y agrega, “tampoco

podría adoptar la modalidad de un plebiscito o de una consulta popular vinculante, pues

la Carta Fundamental regula estos modos de participación, de manera incompatible con

tal posibilidad, en los artículos 118 y 128 de la Constitución”.

En efecto, para el Tribunal, la finalidad de la consulta “…no importa una negociación

obligatoria, sino que constituye una forma de recabar opinión, misma que no resultará

vinculante, ni afectará las atribuciones privativas de las autoridades que la Constitución

Política de la República establece47”.

El fallo de minoría de Enrique Navarro Beltrán,48 reitera que no son autoejecutables las

normas del Convenio, “…los preceptos contenidos en el Convenio Nº 169, sobre

pueblos indígenas y tribales en países independientes, no son auto ejecutables, teniendo

así el carácter de normas programáticas, que deberán ser desarrolladas por el

legislador”; ello como parte de un proceso de implementación y adaptación a la realidad

nacional.

Respecto de la condición de los pueblos originarios y su derecho a ser consultados (art

6˚ de la Convención), el voto de minoría del Ministro Fernández, planteó que “las

consultas formalizadas a una parte indeterminada de la población del país, denominada

pueblo originario o tribal, lo que colisiona con la singularidad constitucional del pueblo

chileno y con la igualdad esencial de todos los que forman parte de él…”49 declarando,

dicho voto disidente, la necesidad de establecer normas que regulen las consultas y el

sentido del concepto pueblo.

El concepto de pueblo, ha sido descartado como sinónimo de cuerpo electoral,50 sino

como el conjunto de personas y que no les estaría autorizando a ejercer potestades

                                                                                                               45 Considerando 44 46 Considerando 13 47 Considerando 14 48 Considerando 1 49 Fallo Tribunal Constitucional de 3 de abril de 2008, p.19-20. Causa Rol 1050-2008. 50 Fallo Tribunal Constitucional de 4 de agosto de 2000, considerando 38. Causa Rol 309-2000.

Page 17: Working Paper 12 Cobo Romaní

17    

públicas, propias del ejercicio de la soberanía (según la respuesta del Presidente Ricardo

Lagos).

Esta posición del TC, debe entenderse en armonía con la resolución anterior y con una

mirada que busca una visión unitaria del Estado.

Núñez,51 critica la opción del Tribunal Constitucional, en cuanto a abstenerse de declarar la

constitucionalidad de las obligaciones asumidas internacionalmente, sino únicamente de un

control de normas (los tratados), alternativa que implicó “…la incorporación al derecho interno,

vía declaración de constitucionalidad, de normas que generan obligaciones inconstitucionales en

el entendido que estas se consideran inejecutables.

Para Montt y Matta, el criterio establecido por el TC, respecto a que las disposiciones del

Convenio no serían la autoejecutables, tiene un “efecto extremo”, ya que impediría que un juez

nacional aplique directamente una norma de un tratado en un conflicto interno y que la norma

de derecho internacional sea incorporada al derecho nacional52, es además, muy poco claro en el

Derecho Chileno, por carecer de criterios mayores que el carácter programático, si las normas se

bastan a sí mismas, o que el tratado mismo llame a la implementación ulterior53.

Control Ex - post de los tratados por el Tribunal Constitucional

Debe tenerse presente, como antecedente significativo y pertinente, que el Tribunal

Constitucional, cuyo rol en materia de tratados es ejercer un control preventivo de la

constitucionalidad, en resolución del 25 de agosto de 2009, en causa rol 1288-2008, estimó que

de acuerdo con su interpretación de las normas constitucionales, podía declara inaplicable un

“precepto legal” y lo hizo asimilable a un tratado, que fuera contrario a la Constitución,

aceptando un discutible control ex - post del Tribunal. En este sentido, disentimos del Tribunal

y estimamos además, que no encontramos fundamento en las normas internacionales (art 27 de

la Convención de Viena del Derecho de los Tratados) ni en la Carta Fundamental (art 54 n˚ 1

párrafo 5˚ Constitución), y que además, podría implicar una situación delicada de

                                                                                                               51 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 232. 52 Montt y Matta Aylwin, op cit 10 p. 160 53 Montt y Matta Aylwin, op cit 10 p. 161

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18    

responsabilidad internacional del Estado de Chile, en el caso que se materialice una

interpretación en tal sentido en una causa que se someta a su conocimiento.

Todo ello deriva de la consideración equívoca del término “precepto legal”, asimilada a toda

norma, incluido los tratados, que ya entraron en vigor.

III. Algunos antecedentes de la Experiencia Comparada:

A la fecha, 22 países han ratificado el Convenio, 15 (68%) de los cuales son latinoamericanos54.

Varios países que tienen una legislación muy avanzada en temas indígenas, no ratificaron el

Convenio, con sociedades multiculturales y con grupos minoritarios (Australia, Canadá y

EEUU tiene porcentajes menores al 4%, Nueva Zelanda llegaría al 15%55). Sobre este punto, se

ha planteado que tendrían una protección de mejor nivel que el que implica el Convenio 169,

aunque ello no parece ser la motivación decisiva de esta marginación voluntaria.

Constituciones que reconocen a los pueblos originarios

Varias constituciones de la región le dan un reconocimiento expreso a los pueblos y etnias que

conforman las poblaciones indígenas, algunos ejemplos de ello son los siguientes:

Bolivia:

La Carta Fundamental boliviana reconoce un Estado Plurinacional y la existencia de pueblos

indígenas y su dominio sobre sus territorios se garantiza su libre determinación en el marco del

Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, y al

reconocimiento y consolidación de sus instituciones y entidades territoriales56.

                                                                                                               54 http://www.ilo.org/ilolex/cgi-lex/ratifcs.pl?C169 (última consulta junio de 2012) 55  Meremiskaya, Elina; op cit 44 p. 227  56 Constitución Política del Estado de Bolivia art 2˚

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19    

Ecuador:

Esta Constitución reconoce a los pueblos indígenas como nacionalidades de raíces ancestrales,

y los pueblos negros o afroecuatorianos, forman parte del Estado ecuatoriano, único e

indivisible57.

Venezuela:

Reconoce la “existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social,

política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat

y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son

necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo

Nacional, con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la

propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables

e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y la ley.58”

Perú:

El Tribunal Constitucional ha interpretado que “…los tratados de derechos humanos sirven para

interpretar los derechos y libertades reconocidos por la Constitución. Por lo tanto, tales tratados

constituyen un parámetro de constitucionalidad en materia de derechos y libertades (…)

Asimismo, este Tribunal ha afirmado que los tratados sobre derechos humanos no sólo

conforman nuestro ordenamiento, sino que además, ostentan rango constitucional.59”

Colombia:

Varios autores coinciden en señalar que la Corte Constitucional de Colombia es uno de los que

ha mostrado mayor riqueza en sus fallos respecto a temáticas de derechos humanos y en

particular derechos de los pueblos originarios (Fuenzalida, Zapata, Aylwin y otros), incluso

                                                                                                               57 art 83 Constitución Política de Ecuador 58 art. 119 Constitución de Venezuela de 1999 59 Rol 03343 -2007 PA/TC 19 de febrero de 2009 Tribunal Constitucional del Perú, citado por Las implicancias de la ratificación del Convenio N° 169 de la OIT en Chile; Programa de Derechos de los Pueblos Indígenas 2a edición revisada y aumentada Junio de 2010 Observatorio Ciudadano. p. 87

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20    

incorporando las prerrogativas del Convenio60 como parte del bloque de constitucionalidad,

limitándose así los poderes del Estado.

Meremisnkaya61, por su parte, explica que aunque la institucionalidad del Convenio carece de

mecanismos sancionatorios, a través de sus dictámenes puede ir monitoreando la evolución de

los diferentes países.

II. El derecho a consulta previa.-

La consulta ha sido destacada como una de las piedras angulares del Convenio, porque incluye a

los pueblos indígenas en los procesos de toma de decisiones, en las materias que pueden

afectarles.

La consulta se ha incorporado en varios aspectos dentro del Convenio: Consulta respecto de la

aplicación del convenio y de medidas legislativas y administrativas que puedan afectarles;

explotación del suelo y subsuelo; enajenación de las tierras y respecto de planes educativos.

El conflicto puede originarse en dos posiciones, por una parte, parece haberse

sobredimensionado la interpretación del alcance de la consulta, como si fuera un requisito que

pudiera dar incluso derecho a veto, y por la otra, hay autores que la han infra-dimensionado,

considerándolo un mero trámite de información.

Consultar62, viene de considerar, deliberar, y según el diccionario, su acepción más ajustada al

caso, sería “Pedir parecer, dictamen o consejo”. El Convenio, debería en este ámbito,

interpretarse en ese mismo sentido, y las autoridades deberían desarrollar un proceso de

consulta, que incluya al menos, tres etapas necesariamente para un proceso exitoso de consulta:

1) Informar previa y adecuadamente a las comunidades de las circunstancias e

implicancias que tenga la decisión que pueda tener efectos en el sentido del Convenio.

2) Escuchar y entender la posición de los pueblos originarios.

3) Resolver incluyendo y sopesando tanto las consideraciones de las comunidades como

todo otra circunstancia que sea relevante y pertinente al caso.

                                                                                                               60 Rol SU 03997 citado por Las implicancias de la ratificación del Convenio N° 169 de la OIT en Chile; Programa de Derechos de los Pueblos Indígenas 2a edición revisada y aumentada Junio de 2010 Observatorio Ciudadano. p. 69 61 Meremisnkaya Elina; op cit 44 p. 272 62 Diccionario de la RAE 22a Edición.

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21    

Para James Anaya, Relator Especial de ONU, la consulta implica que deben llevarse

“negociaciones en procura de acuerdos mutuamente aceptables y se celebren antes de la

adopción de las decisiones sobre las medidas propuestas, y no consultas con el carácter de

mecanismos para proporcionar a los pueblos indígenas información sobre decisiones que ya se

han adoptado o están en proceso de adoptarse, sin permitirles influir verdaderamente en el

proceso de adopción de decisiones63”. Coincidimos con la aclaración del Relator.

Los criterios que sugiere el Relator Especial64, son los siguientes:

1. La consulta debe realizarse con carácter previo.

2. La consulta no se agota con la mera información.

3. La consulta debe ser de buena fe, dentro de un procedimiento que genere confianza

entre las partes.

4. La consulta debe ser adecuada y a través de las instituciones representativas

indígenas.

5. La consulta debe ser sistemática y transparente.

La institución obligada directamente a la consulta sería el poder legislativo y sus comisiones “la

jurisprudencia constitucional chilena ha establecido que corresponde al Parlamento una

obligación específica para llevar a cabo las consultas a los pueblos indígenas en relación con las

medidas legislativas susceptibles de afectarles directamente.65”

Ya que para el Tribunal Constitucional “está modificando las disposiciones de la Ley Orgánica

Constitucional del Congreso Nacional66” y, por lo tanto, deberá tenerse en cuenta en la

tramitación de las leyes. Sin embargo, esto no libera, sino que compromete además al ejecutivo

para desarrollar procedimientos de consulta adecuados.

Ley de Pesca: un caso práctico                                                                                                                63 Una Cuestión Fundamental: el deber de celebrar consultas con los pueblos indígenas”, Informe del Relator James Anaya, 12 período de sesiones, septiembre de 2009. 64 Principios Internacionales Aplicables a la Consulta en Relación con la Reforma Constitucional en Materia de derechos de los Pueblos Indígenas en Chile; 24 de abril de 2009, James Anaya, 65 Informe Principios Internacionales Aplicables a la Consulta en Relación con la Reforma Constitucional en Materia de derechos de los Pueblos Indígenas en Chile; 24 de abril de 2009, James Anaya, p. 13. 66 Tribunal Constitucional de Chile, Sentencia Rol 309, 4 de agosto 2000, Considerando 7°, citado por Informe de James Anaya.

Page 22: Working Paper 12 Cobo Romaní

22    

Se encuentra en actual proceso de debate parlamentario la ley general de pesca, la que ha

generado algunas diferencias sobre diversos aspectos que pueden ser críticos para ls pescadores

medianos y pequeños, pero en lo que nos interesa aquí, se ha planteado que se estaría violando

el Convenio 169, por no incorporar en un proceso de consulta a cada una de las comunidades

costeras con raíces indígenas, de manera de establecer, siguiendo las normas del Convenio,

procesos de información, consulta, negociación y compensación, en los casos de establecerse un

perjuicio para ellas.

Recordemos que Chile es un país de más de 4.000 km de costas, el número de comunidades

costeras, como podemos imaginar, es difícil de determinar con exactitud, pero ciertamente muy

diverso, heterogéneo y con problemáticas y sensibilidades de gran complejidad, quiénes serían

los potenciales afectados.

Puede sobre la base de esta realidad, establecerse un proceso de debate separado, de

negociación con, digamos, centenas de comunidades?

Además de impracticable en los hechos, no parece que tenga otro destino que bloquear, este

proceso legislativo y, prácticamente, cualquiera otro de similares características. Podríamos

agregar a modo de ejemplo, leyes energéticas, mineras, forestales, tributarias, regulatorias de

todo orden, en definitiva, dónde puede llevarnos un procedimiento semejante?

Empero, no debemos concluir, que no debe considerarse a ningún grupo que pueda ser afectado,

sino que buscar un procedimiento adecuado, eficiente y eficaz, que respete intereses y

sensibilidades de los diferentes grupos y etnias.

La directora del INDH, Lorena Fríes, afirmó que “esto podría constituir una infracción al

Convenio 169, siendo un caso que perfectamente podría llevarse a una instancia internacional,

constituyéndose en una condena para el Estado de Chile.67” No compartimos una apreciación de

esta naturaleza, en el caso en comento.

Se le asigna a la Consulta una valoración de legitimidad al proceso de formación de la ley, ya

que “Sin una consulta realizada de acuerdo a las normas internacionales, el proceso legislativo

de una reforma constitucional o un proyecto de ley que afecte a los indígenas, no tienen validez,

y serán nuevos factores de controversia y erosión de la legitimidad del estado ante los pueblos

indígenas68”.

                                                                                                               67 http://www.elciudadano.cl/2012/07/09/54753/ley-de-pesca-transgrede-convenio-169-y-afecta-a-comunidades-lafkenche/ (última consulta 13 de julio de 2012) 68 http://www.politicaspublicas.net/panel/imp/662-congreso-y-consulta.html (última consulta 13 de julio de 2012)

Page 23: Working Paper 12 Cobo Romaní

23    

Lo anterior, no parece que pueda extenderse hasta el extremo de suponer que el grupo o

“colectividad” que sea o pueda verse afectada, tenga un derecho a impedir una decisión, aunque

sí a verse incluida en un proceso de negociación y a recibir una compensación por los

perjuicios.

Del mismo modo, nos parece de la identificación de estas etapas en la decisión que se trate, que

existe una obligación anterior del Estado, y es que las condiciones suficientes para que los

pueblos originarios puedan, efectivamente, y con el realismo que implican muchas materias de

alta complejidad técnica, como estudios de impacto ambiental, a formarse una opinión fundada,

tener una posición y poder proteger sus intereses. Otra cosa muy relevante y necesaria, es

identificar quién o quiénes ejercen la representación de las comunidades.

Ya hemos señalado que, para Montt y Matta, por tratarse de un tratado de derechos humanos y

en armonía con el art 5˚ de la Constitución Política, se trataría de un derecho autoejecutable y

plenamente justiciable69. Del mismo modo, aunque pueden ser regulados, “la participación

puede siempre ser estructurada directamente por los órganos públicos llamados a aplicar el

Convenio 169, mediante procesos ad-hoc de participación.”

Pudiendo los tribunales decretar la nulidad de las decisiones que no hayan incorporado

adecuados procesos de consulta e incluso la correspondiente inaplicabilidad o

inconstitucionalidad de las leyes que hayan sido tramitados sin ella.

Nuevo Reglamento SEIA, Ministerio Medio Ambiente

El 28 de mayo de 2012 el Consejo de Ministros para la sustentabilidad, se pronunció sobre el

nuevo reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, que en lo pertinente

establece un procedimiento de consulta facultativo ante reasentamientos y alteración

significativa de los sistemas de vida y costumbres de los grupos humanos; localización y valor

ambiental del territorio y alteración del patrimonio cultural70 “el Servicio podrá realizar un

proceso de diálogo con los grupos humanos indígenas localizados en el área en que se

desarrollará el proyecto o actividad, con el objeto de recoger sus opiniones.71”

                                                                                                               69 Montt, Santiago y Matta Aylwin, Manuel; op cit 10 p. 190 70 art 7, 8 y 10 71 Acuerdo 8/2012 sesión 28 de mayo de 2012 Consejo de Ministros; Ministerio de Medio Ambiente, art 27 Consulta de Pertinencia del Ingreso.

Page 24: Working Paper 12 Cobo Romaní

24    

Sin embargo, al llegar al art 85 del proyecto del Reglamento, participación y consulta indígena

señala que “el Servicio, cuando se trate de un Estudio de Impacto Ambiental deberá […]

desarrollar un proceso de participación y diálogo que contemple mecanismos apropiados según

las características socioculturales de cada pueblo, de modo que puedan participar de una manera

informada.”

A continuación, se indica nuevamente de manera facultativa un proceso que no podrá durar más

de 30 días para un proceso de diálogo en donde se recogerán las opiniones de los pueblos. Y,

cuando se trate de una Declaración de Impacto Ambiental de un proyecto que se emplace en

tierras indígenas, áreas de desarrollo indígena o en las cercanías, el servicio podrá realizar un

proceso de diálogo por un período que no excederá los 20 días, iniciándose procesos de diálogos

en donde se recogerán las opiniones.

Finalmente, se incluyen difusiones radiales de información de 5 avisos72.

Empero, existen interpretaciones que hacen exigible el derecho a consulta (Fernández)73 por el

solo hecho de efectuarse el proyecto dentro de un Área de Desarrollo Indígena, no siendo

relevante el impacto que implique el proyecto, sino que sería determinante la localización del

mismo, incluso pudiendo tener un impacto positivo, se hace necesaria la consulta para la

implementación adecuada del SEIA.

Todo ello implicará para el Estado implementar un catastro y dar una protección particular

mediante una declaración oficial de los recursos naturales que se encuentren en tierras de los

pueblos indígenas.

La implementación de esta reglamentación deberá considerar un ajuste de la normativa de

impacto ambiental (actualmente en trámite de revisión ante Contraloría a propuesta del

Ministerio del Medio Ambiente) y que habría tenido principio según Fernández y De la Piedra,

con el cambio de la normativa que prohíbe la exploración y explotación de aguas subterráneas

en la zona norte de Chile en 1992 y ofreciendo una protección particular a las comunidades

indígenas del lugar.

La Obligación de la Consulta, implica que el Estado debe tomar un rol proactivo y previo a la

toma de decisión, a través de sus propias instituciones y que sean representativas, de buena fe y

mediante procedimientos apropiados y en los que “…la validez de los procesos de consulta

previstos por el Convenio como mecanismo para prevenir y resolver conflictos depende de la

                                                                                                               72 art 87 73  Fenández y De la Piedra p 113  

Page 25: Working Paper 12 Cobo Romaní

25    

construcción de mecanismos de diálogos fecundos74”. No se trata entonces, de una mera

formalidad, sino de una participación efectiva.

La consulta que incorpora el Convenio, ampliaría la existente en la legislación indígena y

estaría75 “…implícitamente reconociendo la existencia de un interés legítimo por parte de los

pueblos indígenas y tribales para instar por la protección de estos recursos.” Esta interpretación

amplía el criterio expresado por el Tribunal Constitucional, en cuanto a tratarse de normas de

carácter programático y respecto de externalidades o impactos directos o imprevistos. En

relación al proceso de modificación del SEIA, se ha señalado en la prensa que no tendrá un

carácter vinculante ni constituirá un derecho a veto de las comunidades76.

En cuanto a la compensación por los impactos negativos ambientales, la regulación chilena

establece (hasta antes del cambio del SEIA), un compensación en dinero, sobre la base de una

negociación con las mismas comunidades que padecen el impacto, lo que para Fernández y De

la Piedra “…tiene el riesgo de generar corrupción, ineficiencia en el uso de los recursos

aportados, caudillismo y fragmentación social.77”

Implementación de la Consulta:

Precisamente por lo genérico de los términos del Convenio, es que a nivel de la doctrina existen

diferencias en cuanto a la interpretación respecto de cuál es el tipo de consulta que debe cumplir

con los estándares de la obligación internacional.

Para Contesse, la consulta implica que la autoridad debe sopesar, atender las razones

ponderarlas y si fuera necesario, cambiar de opinión78. No basta una actuación que sea

meramente informativa, sino que debe existir una actitud de disposición a deliberar. Asimismo,

debe realizarse a través de las instituciones representativas de las comunidades, y según el

propio Contesse79, no le corresponde al Estado determinar quiénes son tales personas, ello debe

ser mediante procedimientos propios e internos de toma de decisiones de los pueblos.

                                                                                                               74 Meremisnkaya Elina op cit 44 p. 241 75 Fernández Andrés y De la Piedra, Christian; Implementación y Evolución de los Derechos Contenidos en el Convenio 160 de la OIT, Revista Estudios Públicos 121, Verano 2011, p 71-132. p 125 76 El Diario Financiero 29 de mayo de 2012 y 13 de Junio de 2011; 77 Fernández y De la Piedra; op cit 75 p. 128 78 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 196 79 citando Informe del comité técnico respecto de México GB.283/17/1, GB.289/17/3 (2001) p. 197

Page 26: Working Paper 12 Cobo Romaní

26    

El objeto, es llegar a un acuerdo u obtener el consentimiento, para lo que deben sentarse las

bases para una deliberación en un marco de confianza mutua80, por eso, habría que ver con

desconfianza el establecimiento de plazos.

En cuanto a la representación (Núñez), “el Convenio no sugiere, sino que exige organización de

las comunidades y lealtad a los procedimientos que cumplan con los principios de la buena

fe81”, para el propio Núñez se trata de un concepto (representación) de origen de la cultura

occidental y que, no necesariamente, coinciden con los patrones culturales de los pueblos

indígenas.

Las medidas adoptadas por el ejecutivo, para dar efectividad a las disposiciones del Convenio,

fueron objeto de comentarios, mediante la Observación 2010/81 de la OIT planteadas por la

Comisión de Expertos en la Aplicación de Convenciones y Recomendaciones de la OIT

respecto a la Memoria y Addendum presentados por el Gobierno de Chile con fechas 1° de

septiembre de 2010 y 10 de noviembre del mismo año, respecto de los artículos 6 y 7 de

Consulta y Participación, existen las siguientes observaciones, en particular respecto del DS

124:

“1. Los artículos 16 y 21 del decreto parecen dejar la decisión a los órganos administrativos en

cuanto a la pertinencia de iniciar el proceso de consulta o de participación”.

No quedarían claro cuáles son las circunstancias que implicarían el ejercicio de un derecho

consagrado en el Convenio.

2. El artículo 7 del decreto parece limitar la consulta a aquellos casos que [...] diga[n] relación

exclusiva con las tierras indígenas o áreas de desarrollo indígena [...] o se refiera[n] a una

mayoría significativa de comunidades, asociaciones y organizaciones indígenas determinadas o

determinables».

Ello restringe el ámbito de aplicación del Convenio y de los ámbitos en los que se está

garantizado, dejando fuera algunos aspectos.

3. El artículo 14 parece limitar la consulta a la concepción de las medidas administrativas o

legislativas (ideas matrices).

4. El artículo 15 del decreto parece adolecer de falta de claridad al establecer excepciones en

cuanto a los casos de emergencia «o de las necesidades de buen funcionamiento del respectivo

órgano».

                                                                                                               80 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 200 81 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 238

Page 27: Working Paper 12 Cobo Romaní

27    

Es necesario que una norma de implementación, como la que se comenta, de un Convenio, que

como hemos señalado, ya es bastante genérico, clarifique y facilite la aplicación y el uso de los

derechos y obligaciones que están asumidos por el Estado.

En cuanto a la pertinencia de regular por la vía de un decreto, se la considera “…problemática

no solo por su contenido sustantivo, es decir, no solo porque se sitúa por debajo de los

estándares impuestos por el Convenio, sino porque vulnera las reglas de dictación de normas

jurídicas, dado que regula por decreto materias que son propias de ley”82.

Hay varios autores que plantean que una regulación del derecho a consulta, por la vía de un

decreto supremo sería insuficiente (Contesse, Nuñez83), compartimos esta apreciación.

En cuanto a la ejecutabilidad, Contesse84 plantea que es cuestionable que la norma de la

consulta pueda tener una especificidad que permita aplicarla sin más trámites, ello sin embargo,

le privaría de una falta de validez en el ámbito interno, por el hecho de carecer de una

especificidad que es esperable, y argumentar lo opuesto implicaría quitarles validez a las

obligaciones que contiene el Convenio.

Creemos que es claro que la falta de especificidad del Convenio, no le reduce ni suprime de

obligatoriedad ni libera al Estado, esto es, no se trata de una condición de validez. Al menos, no

está dentro de las disposiciones de la Convención de Viena del Derecho de los Tratados para

eximir del cumplimiento a los Estados, que delimita casos muy concretos como grave violación

del derecho interno o vicios del consentimiento muy determinantes.

A mayor abundamiento, el art.27 de la Convención establece que no puede utilizarse como

excusa de incumplimiento de una obligación internacional, un eventual conflicto normativo con

una norma interna.

La interpretación del Convenio debe sujetarse a las normas que entrega la Convención de Viena

del derecho de los Tratados y lo que ella defiende en todo momento es que no debe contrariarse

el objeto y fin del tratado, es este elemento interpretativo fundamental el que nos debe guiar.

Asimismo, el principio de la eficacia, es decir, que debe darse una interpretación que le dé no

solo sentido sino utilidad concreta a las disposiciones de la Convención.

Creemos que no puede ignorarse el art 34 del Convenio, como un elemento a tener en cuenta

sobre las particularidades de cada uno de los Estados firmantes, “La naturaleza y el alcance de

las medidas que se adopten para dar efecto al presente Convenio deberán determinarse con

flexibilidad, teniendo en cuenta las condiciones propias de cada país.” Este texto fue                                                                                                                82 Informe de DDHH 2011, UDP, p. 185 83 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 239 84 Jorge Contesse Ed. op cit 21, p. 204 y 205

Page 28: Working Paper 12 Cobo Romaní

28    

considerado por el Tribunal Constitucional “El Convenio No 169 contempla una norma de

clausura, ubicada en su parte novena, "Disposiciones Generales", que recoge el principio de

flexibilidad aplicable a todas sus cláusulas.85”

VI. Evolución de la Jurisprudencia Nacional: Tendencia.-

• Corte de Apelaciones de Temuco, 21 de enero de 2010, 1705-2009 Mariano Puelman

Nanco y otros con Comisión Regional del Medio Ambiente de la Región de la

Araucanía COREMA.

Respecto de la falta de consulta por la autoridad y la arbitrariedad o ilegalidad que ello

implicaría. Para la Corte “…existe un imperativo para los Gobiernos de consultar a los

interesados mediante procedimientos adecuados cada vez que se prevean –en este caso–

medidas administrativas susceptibles de afectarles directamente”86. Que reconoce y

reitera la autoejecutabilidad de algunas de las disposiciones del convenio siendo

“imperativo para la autoridad y autoejecutable87”. De manera que la autoridad “…debió

llamar a la consulta respectiva en los términos que señala el Convenio y no a simples

actos denominados de sociabilización que distan mucho en forma y contenido de lo que

pretende el Convenio 169 vigente en nuestra legislación interna88.” En cuanto a la

jerarquía, la Corte estima que “[a] partir del artículo 5º inciso 2º de la Constitución, la

palabra promover para los órganos del Estado debe significar siempre una actitud

positiva de fomento, de impulso, de creación, de defensa inmediata, de florecimiento

que siempre debe considerarse al momento de pensar y aplicar los temas y normas

sobre derechos humanos”.

• Corte Apelaciones Puerto Montt Causa Rol 36-2010, 27 de Julio de 2010.

Comunidad Mapuche Huilliche PEPIUKELEN, de Pargua Recurso de protección en

contra de Empresa Pesquera Los Fiordos Ltda.

El “concepto de tierras indígenas es hoy, por aplicación del artículo 13 N° 2 del

Convenio 169, más amplio que el establecido en los artículos 12 y 13 de la Ley 19.253,                                                                                                                85 Considerando 48˚, Tribunal Constitucional, Causa Rol 309-2000 86 Considerando sexto. 87 Considerando undécimo 88 Considerando décimo

Page 29: Working Paper 12 Cobo Romaní

29    

y comprende además, la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados

ocupan o utilizan de alguna u otra manera89”. Asimismo, el “…derecho a participación

que consagra la Ley de Impacto Ambiental y una cuestión distinta es el derecho

a participación que consagra el artículo 6 Nº 1 y 2 del Convenio 169, tal derecho,

como lo reconoce el Tribunal Constitucional Chileno, es auto ejecutable…90”. En este

sentido, concluye la Corte que la omisión de la consulta “…se incurre en una

discriminación positiva hacia los recurrentes y se vulnera en consecuencia el derecho a

la igualdad ante la ley consagrado en el artículo 19 N° 2, al no haberse dado

cumplimiento con tal discriminación positiva hacia los recurrentes, que invocan la

igualdad ante las leyes y tratados vigentes que favorece a los miembros de los pueblos

indígenas91”.

• Rol 36-2010. Revocado por la Corte Suprema el 15 de septiembre de 2010

La Corte estimó que debían eliminarse parte de las argumentaciones de la Corte de

Apelaciones de Temuco, que se indican:

“ya sea una declaración o estudio de impacto ambiental, los pueblos indígenas

involucrados deben ser consultados, puesto que el Convenio consagra el derecho a la

participación. En efecto, una cuestión es el derecho a participación que consagra la Ley

de Impacto Ambiental y una cuestión distinta es el derecho a participación que consagra

el artículo 6 Nº 1 y 2 del Convenio 169, tal derecho, como lo reconoce el Tribunal

Constitucional Chileno, es auto ejecutable, esto es, no requiere de otra ley para que

pueda invocarse ante los Tribunales, y si bien el mismo Tribunal, le dio el carácter de

no vinculante al resultado de la consulta, el hecho es que tal consulta no sólo debe

hacerse, sino que además debe ser hecha en forma adecuada a las circunstancias, de

buena fe y orientada a alcanzar el consentimiento o acuerdo de los pueblos indígenas

susceptibles de ser afectados por la medida propuesta”92.

Considera una interpretación ampliada de hábitat de las comunidades, ya que “…el

concepto de tierras indígenas es hoy, por aplicación del artículo 13 Nº 2

del Convenio 169, más amplio que el establecido en los artículos 12 y 13 de la Ley

19.252, y comprende además la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos

interesados ocupan o utilizan de alguna u otra manera…93”

                                                                                                               89 Considerando décimo 90 Considerando noveno 91 Considerando décimo 92 Considerando noveno 93 Considerando noveno

Page 30: Working Paper 12 Cobo Romaní

30    

• Rol Nº 4078-2010 Tercera Sala Corte Suprema 14 de octubre de 2010. (Apelación

de Recurso, modificado); recurso de protección en contra de la Resolución Exenta Nº

0027/2010, de fecha 24 de febrero de 2010, de la Comisión Regional del Medio

Ambiente de la Región de Los Ríos, que calificó favorablemente el EIA del proyecto de

Celulosa Arauco y Constitución S.A. "Sistema de Conducción y Descarga al Mar de los

Efluentes Tratados de Planta Valdivia."

En cuanto a la interpretación del Convenio y la flexibilidad en la incorporación al

derecho interno del art 34., que “…para el cumplimiento de sus normas cada Estado

deberá tomar en consideración las condiciones de cada cual y sus propias regulaciones,

tendiendo a la compatibilización de las normas internas con los principios que inspiran

el Convenio a fin de lograr la adecuada materialización de éstos94;”.

Asimismo, considera que “…forzoso es concluir que el deber general de consulta a los

pueblos indígenas en lo concerniente a los procedimientos de evaluación de impacto

ambiental estatuido en la Ley N° 19.300 y su Reglamento ya se encuentra incorporado a

dicha legislación ambiental a través del procedimiento de participación ciudadana que

los artículos 26 a 31 de la citada ley establecen”95.

Por otra parte, una integración armónica entre el convenio y las normas internas “…ha

sido claramente satisfecha por la autoridad recurrida al cumplir con las exigencias

jurídicas aplicables conforme a la normativa sectorial que la rige, las cuales son

enteramente conciliables con los estándares que orientan el Convenio.96”

El fallo fue aprobado con voto de minoría en contra de dicha argumentación, cuyo

Ministro Sr Brito estimó que el proceso “…no es consecuencia de un claro proceso de

consulta en el que se hayan tenido en cuenta aquellos elementos para el razonamiento y

justificación que esta particular autorización requiere.

Tal carencia torna arbitraria la decisión y lesiona la garantía de igualdad ante la ley,

porque al no aplicarse la consulta que el convenio previene, niega trato de iguales a las

comunidades indígenas reclamantes…97.”

• Respecto de la consulta, la Corte Suprema estima que “…jamás dicha forma de

participación podría constituirse en una consulta popular vinculante ni afectar las

                                                                                                               94 Considerando sexto 95 Considerando undécimo 96 Considerando duodécimo 97 N˚4 de voto de minoría

Page 31: Working Paper 12 Cobo Romaní

31    

atribuciones privativas de las autoridades que la Carta Fundamental determina. La

soberanía, conforme lo dispuesto en el artículo 5º, reside esencialmente en la Nación y

se ejerce a través del plebiscito y elecciones periódicas y por las autoridades que la

propia Constitución establece, y "ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede

atribuirse su ejercicio98".

• Fallo Tercera Sala Corte Suprema causa Rol 6062-10 del 4 de enero de 2011.

Respecto de la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto "Estación de

Transferencia de residuos sólidos Lanco-Panguipulli".

La Corte de Apelaciones estimó que la consulta era “…necesaria cuando la

administración del estado lleve a cabo nuevas políticas, nuevos planes y programas que

vayan a afectar directamente a un determinado pueblo indígena, lo que no guarda

relación con la resolución impugnada por los recurrentes, que en sí por su naturaleza

constituye un acto administrativo y no una medida administrativa, toda vez que no se

trata de una orientación o directriz en relación a una materia determinada en el cual se

verá involucrado un pueblo indígena99”.

La Corte Suprema, por su parte acogió el recurso, eliminó varios de los considerandos y

estimó que se incurrió en un error en la calificación de una Declaración de Impacto

Ambiental y no en un Estudio de Impacto Ambiental y, por ello, “…era necesaria la

consulta de acuerdo a los términos de la Ley 19.300 y el Convenio 169, incurrió en un

actuación ilegal afectando con ello la garantía consagrada en el artículo 19 Nº 8 de la

Carta Fundamental”100.

• Primera Sala Corte Suprema, Rol Nº 1.903-09. 25 de enero de 2011, Se revocó

sentencia apelada; recurso de casación en el fondo, respecto de un litigio por una

compraventa que afecta tierras indígenas.

Se argumentó por una de las partes que “…las normas de orden público, de rango

constitucional, aplicables por haber ratificado Chile el Convenio Nº 169 de la OIT, por

lo que éste debe primar a la Ley sobre el Efecto Retroactivo de las Leyes y al Decreto

Ley Nº 2.568 del año 1979.101” Argumentación que fue desestimada por la Corte.

                                                                                                               98 Considerando segundo 99 voto de minoría del Ministro don Darío Ildemaro Carretta Navea numeral 5 100 Considerando cuarto sentencia de reemplazo 101 Considerando segundo

Page 32: Working Paper 12 Cobo Romaní

32    

• Caso Rol Nº 9.889-2010 Tercera Sala Corte Suprema, 11 de abril de 2011.

Proyecto "Mini-Central Hidroeléctrica de Cayucupil de la "Sociedad Hidroeléctrica

Cayucupil Ltda., una Declaración de Impacto Ambiental, a la COREMA del Bío Bío.

El “deber de consulta a dichas comunidades, debe cumplirse en el evento que se

prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles

directamente102”.

Y en el caso, “…en el mismo sector de intervención directa no hay, en el plano de

superficie, presencia de comunidades indígenas o material cultural”103. Lo que además

se acentúa, ya que “…no se constata que se hubiere denunciado y afectado, en forma

directa con el proyecto señalado, a las comunidades indígenas que se mencionan en el

recurso, toda vez que no basta para ello las solas expresiones genéricas relativas a la

protección de la biodiversidad y la integración e innovación del conocimiento del

pueblo mapuche”104.

• Caso Comunidad Agrícola los Huasco altinos con Comisión de Evaluación III

Región de Atacama Antofagasta, 17 de febrero 2012. Rol 618-2011. (Recurso de

Protección respecto de Estudio de Impacto Ambiental):

Fue acogido estimando que “rige en Chile el Convenio 169 de la O.I.T. sobre pueblos

indígenas y tribales en países independientes, normativa vigente a la luz de lo dispuesto

en el artículo 5° de la Constitución Política de la República y 26 y 27 del Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Políticos…105”, por lo que la normativa “…exige a

los gobiernos consultar a los pueblos interesados mediante procedimientos apropiados e

instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o

administrativas susceptibles de afectar directamente a estas personas”.

En cuanto a la representatividad “la estructuración de la mesa técnica para asuntos

medioambientales no es homologable ni debe ser subentendida como participación de la

totalidad de la asamblea indígena106”.

• La Corte de Apelaciones, por su parte, había señalado que “…la aparición de un nuevo

texto normativo no conlleva la primacía del mismo sobre el resto del ordenamiento

jurídico, toda vez que habría que situarlo dentro del modelo sistémico que adopta

                                                                                                               102 Considerando tercero sentencia de reemplazo 103 Considerando quinto sentencia de reemplazo 104 Considerando sexto sentencia de reemplazo 105 Considerando décimo 106 Considerando cuarto

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33    

nuestra organización jurídica. En la especie, de estimar que el Convenio 169 consigna

un derecho de rango constitucional, ello no lo exime de someterse al método de

resolución de colisión de los derechos que nuestro ordenamiento jurídico contempla”107.

La Corte no acoge la postura de los recurrentes de considerar que el Convenio ha

impuesto un nuevo requisito bajo la forma de un derecho fundamental108.

Aspectos generales que se observan en la tendencia de la jurisprudencia nacional:

Qué podemos desprender de una jurisprudencia que no ha sido muy abundante, pero que puede

anticiparse que llevará a futuros debates jurídicos, respecto de la interpretación adecuada del

Convenio y de los niveles adecuados de implementación del mismo:

1. Se observa una reducida consideración y reflexión en los fallos consultados, respecto de

la relevancia de la temática internacional en estos casos. Situación que pudiera

sorprender, ya que precisamente el eje central de la discusión es la jerarquía, la manera

como se incorpora en el orden interno y la manera adecuada de su implementación.

Tampoco se observa un seguimiento o análisis profundo respecto de la jurisprudencia

internacional de casos que, aunque no serían vinculantes, pudieran servir de ilustración

a las Cortes.

2. Se ha reiterado por la Jurisprudencia que la consulta no implica un derecho a veto, sino

que una instancia de negociación, ni por otro lado, se trata de una consulta popular y

vinculante en los términos de un ejercicio de soberanía popular.

3. La ratificación del Convenio por parte de Chile, implicó una actualización de las

normas, algunas de ellas más amplias (concepto de tierras), que modifican normas

posteriores (lex specialis y lex posterioris).

4. Se ha señalado en varios fallos que la reglamentación existente sí cumpliría con los

estándares de la Convención en relación con la consulta, haciendo aplicables tanto la

normativa indígena como las normas medioambientales.

                                                                                                               107 Considerando 9 Sentencia del 1 de diciembre de 2010 108 Considerando 8 Sentencia del 1 de diciembre de 2010

Page 34: Working Paper 12 Cobo Romaní

34    

5. Varios fallos tratan de conciliar la norma constitucional electoral y de participación

ciudadana, interpretando que la consulta no es un ejercicio de un derecho en conflicto

con las existentes, no podría afectar normas que son propias de la Carta Fundamental.

6. No existe un consenso respecto de la primacía del Convenio sobre otras normas, ya que

no se le reconoce como un nuevo requisito con formato de derecho fundamental, o el

carácter de derecho esencial.

7. Se reitera la calidad de autoejecutable de algunas obligaciones del Convenio, reiterando

lo resuelto por el Tribunal Constitucional, pero no aclara cómo esto debe interpretarse

al momento de ejercerse en un caso concreto.

Algunos fallos han sido criticados por sectores conservadores, en especial, los casos

Comunidad Aimara Chuzmiza y Uzmaga con Agua Mineral Chusmiza y Linconao con

Agropecuaria Palermo:

“En los fallos comentados, se intenta interpretar la normativa legal e internacional de espaldas a

la Carta Política. Si la sociedad ha tomado la decisión de amparar a ciertas etnias, los costos de

dicha protección deben ser repartidos entre la sociedad en general y el Estado, de lo contrario,

se estaría vulnerando la igualdad ante la ley y ante las cargas públicas.” Se trataría de una

vulneración de las garantías constitucionales, ya que al asignarse una carga a una persona

determinada, ella debería ser compensada, de acuerdo a la propia constitución política, ya que

“nunca la aplicación de una ley o un tratado puede ser abiertamente opuesta al texto

constitucional, tal como lo ha señalado el propio Tribunal Constitucional al conocer el

Convenio 169.

Por el contrario, el Estado de Derecho y la Supremacía Constitucional, exigen que toda norma

sea dictada e interpretada de manera conforme a la Carta Fundamental y a las normas principios

y valores contenidos en ella.109” Debe, en todo caso, en cuanto norma que ya se ha incorporado

al orden jurídico nacional aplicarse los principios de lex specialis (especialidad) y lex posteriori

derogat priori (temporalidad).

                                                                                                               109  Temas Públicos Libertad y Desarrollo N˚ 947 del 11 de noviembre de 2009. p. 4.  

Page 35: Working Paper 12 Cobo Romaní

35    

VII. La implementación del Convenio: un tema pendiente.-

Es determinante y una precondición de cualquier análisis del Convenio y su aplicabilidad,

dilucidar una postura frente al orden jurídico internacional y la jerarquía de éste respecto del

orden jurídico interno. En general, se admite que Chile tendría una postura dualista moderada.

Frente al Convenio en cuestión debe, en ausencia de normas constitucionales más claras,

dilucidar cuál es la interpretación que mejor concilia la aplicación de una obligación

internacional, asumiendo que la fuerza obligatoria de la Convención debe serle atribuida por el

derecho consuetudinario que contiene una misma regla que la ley en el derecho interno

expresada en el principio básico el Pacta Sunt Servanda110.

En general, existe una dura crítica desde la doctrina, respecto del nivel de cumplimiento del

Estado de Chile a los compromisos internacionales (Fuenzalida, Contesse, Aylwin y otros),

aunque se reconoce que en toda la región latinoamericana, el nivel de cumplimiento todavía es

deficitario.

El debate respecto de la condición de contener el Convenio normas autoejecutables, parece

fundamental al momento de implementar el Convenio y, en especial, porque existen elementos

controversiales respecto a cómo deben interpretarse algunas expresiones del Convenio que

darían lugar a pensar que se trata de una norma que no puede ser aplicada directamente, sin que

antes exista una norma que la reglamente y le dé una aplicación, en armonía con el sistema

normativo nacional.

El propio ejecutivo sostuvo que no tenía este carácter, aunque la Corte Constitucional modificó

esta interpretación y aceptó que algunas de las obligaciones establecidas en el Convenio sí

debían ser interpretadas como autoejecutables.

Por otro lado, ya que existía una legislación precedente sobre materias indígenas111, para el

Ejecutivo las obligaciones estarían fundamentalmente cubiertas y reguladas, de manera que esta

interpretación le daría un carácter supletorio y reducido a las obligaciones del Convenio.

Lo relevante de este debate, es que no debe constituirse como una excusa para incumplir o

dilatar las obligaciones internacionales asumidas por el Estado, es básico, asimismo, entender

que las obligaciones se asumen sobre el principio de la buena fe, por ello, mal podría

                                                                                                               110 Kelsen Hans; El Contrato y El Tratado; Ediciones Coyoacán, 2007 p. 20 111 Ley 19.253 Normas sobre Protección, fomento y desarrollo de los Indígenas.

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36    

argumentarse que un Estado asumió compromisos para eludir su aplicación posterior en el

orden nacional. Al mismo tiempo, el sistema normativo debe velar por una coherencia y

armonías en la aplicación e interpretaciones, por lo que el control preventivo de la Corte

Constitucional parece fundamental.

Afirma el profesor Fuenzalida,112 que los tratados tanto en su fuente como en sus condiciones de

aplicabilidad serían autónomos respecto de la norma interna, adhiriendo a la corriente que

otorga supremacía al derecho internacional, por sobre el derecho interno (la que es seguida por

autores como Nogueira, entre otros). Con mayor fuerza, y dada la naturaleza de su objeto, que

se refiere a materias de derechos humanos y que forma parte de un orden público de derecho

internacional, que le daría superioridad sobre la carta fundamental del país.

Este tema ha sido debatido por diversos especialistas, que proponen alternativas intermedias

como la inderogabilidad de los tratados que han ingresado al orden interno (S. Montt) o una

tesis infra-supra (R. Berltelsen), que le daría una jerarquía intermedia, inferior a la Constitución

y superior a las demás normas.

Para el Profesor Silva Bascuñán113 los tratados no pueden contradecir la Constitución y se

sujetan a ella bajo su jerarquía y sin contradecirla.

Y por cierto, existen posturas basadas en una visión de la supremacía del derecho interno como

el profesor Ribera114, para quien se trata un tratado no puede cuestionar dicha supremacía.

La Consulta (M. Matta115), en el formato de la legislación actual, no cumpliría con los

estándares del Convenio, y existe mayoritario consenso, ya que se trata hoy en día, solo de una

etapa de información, mas que de un verdadero proceso de debate y negociación

Ante una colisión de derechos, el propio Convenio establece una orientación, que ha sido

recogida por la jurisprudencia y es que los “…116pueblos deberán tener el derecho de conservar

sus costumbres e instituciones propias, siempre que éstas no sean incompatibles con los

derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos

internacionalmente reconocidos. Siempre que sea necesario, deberán establecerse

procedimientos para solucionar los conflictos que puedan surgir en la aplicación de este

principio".

                                                                                                               112 Fuenzalida, Sergio. op cit 40 p. 79-80 113 Silva Bascuñán, Alejandro; Tratado de Derecho Constitucional, tomo IV, Editorial Jurídica de Chile, 1997, p. 124 114  Ribera, Teodoro;  Los Tratados Internacionales y su Control a Posteriori por el Tribunal Constitucional; Estudios Constitucionales, año 5, n˚ 1, p. 89 a 118, Universidad de Talca 2007.  115 Contesse, Jorge Ed. op cit 21, p. 115 116 Nº 2 del artículo 8 Convenio, y por la causa rol 4078-2010, considerando tercero.

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37    

VIII. Conclusiones y Desafíos.-

El Estado de Chile ha asumido una obligación internacional, la que es exigible desde el

momento de su entrada en vigencia. Para un cumplimiento de buena fe, como señala el texto,

sugerimos a este propósito algunas acciones, que podrían considerarse como precondiciones

para una adecuada aplicación de las obligaciones internacionales.

La primera obligación del Estado es la implementación de las normas que no sean

autoejecutables, coincidiendo con el informe de la OIT:

1. Creemos conveniente incorporar en la Constitución Política un reconocimiento expreso

de los pueblos originarios del país.

2. Actualizar la Constitución en las normas relativas a un reconocimiento expreso del

orden internacional, clarificar mejor la jerarquía de los tratados internacionales y la

manera como los potenciales conflictos deban resolverse.

En este sentido, debe entenderse que no hay manera de subvalorar el orden jurídico

internacional respecto del orden interno, no solo por el art 27 de la Convención de

Viena del Derecho de los Tratados, sino que por la propia Constitución Política de Chile

(art 54 n˚1 párrafo 5˚) y por los principios generales del derecho, tales como Pacta Sunt

Servanda y Buena Fe, no puede pretenderse un incumplimiento, bajo ningún respecto.

3. Hacer una demarcación preliminar de los territorios que pertenecen a los indígenas y de

las zonas anexas que pueden tener un impacto en los proyectos que ahí se desarrollen,

de manera de facilitar y anticipar el conocimiento por parte de la obligación de consulta

que puede afectarles. Ello facilitará y dará certeza tanto a los pueblos, como a

potenciales inversionistas.

4. Asimismo, parece importante no dejar de lado en este proceso normativo, la certeza

jurídica para todos, ya que no servirá de nada, un proceso ambiguo, equívoco, sin

plazos ni etapas claras, y establecer criterios que permitan a los privados anticipar las

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38    

consecuencias de una inversión en lugares que incluyan una protección legal adicional.

Como la que se ha analizado.

Implementar normas legales y reglamentarias que faciliten la aplicación de la obligación

de Consulta de los art 6˚ y 7˚ del Convenio 169, ya que la consideramos carente de la

claridad y precisión necesarias, a la que deben incorporarse: identificar los titulares o

quienes puedan ejercer la legítima representación de las comunidades, establecer un

procedimiento de consulta, distinto y mejor que el actual Decreto Supremo N˚ 124;

readecuar el SEIA a las normas del Convenio; establecer plazos concretos y suficientes

para lograr el objetivo de la consulta; declarar que no tiene carácter de veto, pero que sí

debe existir un mecanismo de negociación y de compensación, cuando no se logren los

resultados esperados por los consultados, establecer una sanción para su

incumplimiento.

La nueva reglamentación, coincidiendo con otros autores, tendría mayor legitimidad si

se materializa mediante una ley, mejor que un Decreto Supremo y debe incorporar los

aspectos más relevantes a los que obliga el Convenio (la consulta debe ser anterior;

obligatoria en su inclusión; incorporar la posibilidad de un proceso deliberativo y

compensar a las comunidades e incluirlas en los beneficios de una eventual explotación

de riquezas en sus tierras).

5. Definir adecuadamente la conexión entre los estándares o parámetros de la consulta

respecto de los derechos a ser consultados (especificar conceptos como de tierras,

derechos a los recursos naturales, compensaciones y participación en los beneficios).

6. Fortalecer la institucionalidad indígena, para lograr un ejercicio desde las propias

comunidades, con adecuados niveles de representatividad y legitimidad, pero al mismo

tiempo, precaviendo la posibilidad que algunos grupos, ya sea externos (a través de

ONGs) o internos (miembros de las comunidades), que tomen ventajas o un poder de

negociación desmesurado, que puedan afectar la debida igualdad del beneficio para los

integrantes de la comunidad.

7. Generar un debate desde la sociedad, los actores sociales, y las comunidades, respecto

de las implicancias, desafíos y dificultades del Convenio. Incentivando que la academia

profundice con altura de miras un debate necesario desde la sociedad civil, mediante

programas de estudios que los incluyan y apoyo en la investigación en esta temática.

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8. Proteger y profundizar las manifestaciones y tradiciones culturales de los pueblos

indígenas, mediante programas gubernamentales concretos y decididos.

9. Por otra parte, cabe mencionar, dada la creciente relevancia de esta y otras

problemáticas semejantes, que debe profundizarse la capacitación de los jueces

nacionales en las temáticas internacionales, de manera de enfrentar una tendencia

creciente de fallos que son cuestionados en sede internacional, de este modo, mejorar la

interpretación armónica de las normas internas y el cumplimiento de las obligaciones

internacionales asumidas por el Estado.

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40    

VIII. Bibliografía

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20. Memoria Presentada por el Gobierno de Chile en conformidad con las disposiciones del artículo 22 de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo correspondiente al periodo 15 de septiembre de 2009 al 15 de septiembre de 2010.

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