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116 RESEÑA DE REVISTAS BICC, XXII, 1967 conversión, se despojaba de sus alhajas y adornos. El teatro en que se representaba era un gran salón de una casa particular cercana a la iglesia; los espectadores se colocaban en la plaza. Es probable que este drama haya sido arreglado y hecho representar por algún sacerdote que vio en él un medio de apostolado. En la comedia, que presenta una metrificación fácil y sencilla de versos de arte menor, se desarrolla la escena de Cristo y la Samaritana, muy ceñida a la tradición del Evangelio. En forma análoga se escenifica la resurrección del Señor, en que intervienen Cristo, cuatro soldados que guardaban el sepulcro, el centurión, la Magdalena, María Salomé y María Cleofe, la Santísima Virgen y los apóstoles Pedro, Juan y Tomás. El desenvolvimiento de estos episodios se ciñe estrictamente a los relatos evangélicos. La investigación realizada por la doctora García de Diego ha comprobado que no se trata de una obra popular sino de un drama escrito por don Enrique Zumel, estrenado hacia 1871. Doña Pilar ha realizado un cotejo entre la versión dada de viva voz por Marcelina Herranz y la versión del libro impreso en Madrid y encuentra analogías entre la actitud y versos que profiere en la versión oral la Samaritana y en la versión escrita la Magdalena. En la versión escrita alude Zumel a muchos otros personajes his- tóricos o tradicionales: Judas, la Verónica, Longinos, el ciego que recobra la vista al contacto con la sangre de Cristo que cae sobre sus ojos, etc. Este trabajo ofrece un gran interés y hace a su autora acreedora a una felicitación, pues ha podido ella establecer el origen culto de este bello drama de motivo religioso que se conservaba frag- mentariamente en la mente de una anciana, dotada de magnífica memoria, pero que, a última hora, minada por la enfermedad, no pudo consignar más datos sobre estas representaciones. Las bien encaminadas pesquisas de doña Pilar dieron con el original, conservado en Ojos Negros, en la provincia de Teruel. Luis FRANCISCO SUÁREZ PINEDA. Instituto Caro y Cuervo. XIMENEZ DE QUESADA. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Vol. III, núm. 13, 1962. MANUEL LUCENA SALMORAL, Epítome de la Conquista del Nuevo Reino de Granada, págs. 33-42. El Epítome de la Conquista del Nuevo Reino de Granada "ha sido la obra más discutida de cuantas escribió don Gonzalo Jiménez

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conversión, se despojaba de sus alhajas y adornos. El teatro en quese representaba era un gran salón de una casa particular cercana ala iglesia; los espectadores se colocaban en la plaza. Es probable queeste drama haya sido arreglado y hecho representar por algún sacerdoteque vio en él un medio de apostolado.

En la comedia, que presenta una metrificación fácil y sencilla deversos de arte menor, se desarrolla la escena de Cristo y la Samaritana,muy ceñida a la tradición del Evangelio. En forma análoga se escenificala resurrección del Señor, en que intervienen Cristo, cuatro soldadosque guardaban el sepulcro, el centurión, la Magdalena, María Saloméy María Cleofe, la Santísima Virgen y los apóstoles Pedro, Juan yTomás. El desenvolvimiento de estos episodios se ciñe estrictamentea los relatos evangélicos.

La investigación realizada por la doctora García de Diego hacomprobado que no se trata de una obra popular sino de un dramaescrito por don Enrique Zumel, estrenado hacia 1871. Doña Pilarha realizado un cotejo entre la versión dada de viva voz porMarcelina Herranz y la versión del libro impreso en Madrid yencuentra analogías entre la actitud y versos que profiere en laversión oral la Samaritana y en la versión escrita la Magdalena.En la versión escrita alude Zumel a muchos otros personajes his-tóricos o tradicionales: Judas, la Verónica, Longinos, el ciego querecobra la vista al contacto con la sangre de Cristo que cae sobresus ojos, etc.

Este trabajo ofrece un gran interés y hace a su autora acreedoraa una felicitación, pues ha podido ella establecer el origen cultode este bello drama de motivo religioso que se conservaba frag-mentariamente en la mente de una anciana, dotada de magníficamemoria, pero que, a última hora, minada por la enfermedad,no pudo consignar más datos sobre estas representaciones. Las bienencaminadas pesquisas de doña Pilar dieron con el original, conservadoen Ojos Negros, en la provincia de Teruel.

Luis FRANCISCO SUÁREZ PINEDA.

Instituto Caro y Cuervo.

XIMENEZ DE QUESADA. Bogotá, Instituto Colombiano de CulturaHispánica. Vol. III, núm. 13, 1962.

MANUEL LUCENA SALMORAL, Epítome de la Conquista del NuevoReino de Granada, págs. 33-42.

El Epítome de la Conquista del Nuevo Reino de Granada "hasido la obra más discutida de cuantas escribió don Gonzalo Jiménez

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de Quesada, en el supuesto de que la escribiera" *. Las más variadastesis han sido expuestas por eruditos y autorizados historiadores conel fin de aclarar y "explicar los problemas que plantea este importantedocumento histórico"2. Dentro de estas tesis se destacan las de En-rique Otero D'Costa, quien después de un detenido estudio delEpítome, asegura que sólo una parte de este documento pertenecea la pluma del Mariscal del Nuevo Reino de Granada3 ; mientrasque el historiador Juan Friedc, con base en nuevos documentos,afirma, al contrario, que toda la redacción del Epítome se debe aJiménez de Quesada 4.

A despertar de nuevo la inquietud por la obra referida, a lavez que a traer nueva luz, ha venido ahora la tesis del profesorManuel Lucena Salmoral, quien con fundamento en el estudio di-recto del original de la obra y en las interpretaciones hechas porOtero D'Costa y Juan Friede, ofrece las siguientes conclusiones:

Primera: "Otero D'Costa no ha logrado señalar con precisiónlos dos linderos estilísticos que se aprecian en el Epítome y Friedeno ha demostrado que todo el Epítome coincida con los escritos deQuesada [•••]• No parece, pues, tarea fácil ésta de averiguar dóndeempieza lo redactado por el Mariscal y donde lo hecho por elautor anónimo, aunque una revisión estilística a fondo pueda revelarla incógnita. Entendemos por ello que lo más prudente, en el estadoactual de la cuestión, es concluir que el Epítome fue escrito porun autor totalmente desconocido, quien copió y arregló una obrade Jiménez de Quesada de manera tan complicada que es imposibleseparar, sin un hondo análisis de estilo, cuál es su parte y cuál ladel Mariscal" 5.

Segunda: "encontramos acertadísima la tesis de Otero D'Costade que el Epítome fue escrito hacia mediados del siglo y no en1539, como erróneamente se creía [•••]• El Epítome fue escritoen España entre 1549 y 1560 [ . . . ] . Su autor se encontraba en laPenínsula antes de la llegada de Jiménez de Quesada, lo que des-carta la posibilidad de que fuera uno de los conquistadores delNuevo Reino de Granada [ . . . ] . Tomó para su obra datos deuna obra de Jiménez de Quesada, El gran cuaderno, como ha de-

1 Cf. LUCENA SALMORAL, pág. 33.

2 RAFAEL TORRES QUINTERO, Bibliograjía sobre Quesada, en El Anlijovio, (Pu-blicaciones del Instituto Caro y Cuervo, X), Bogoti, 1952, págs. CXLIII-CLXXVI.

* Cf. ENRIQUE OTERO D'COSTA, Gonzalo Jiménez de Quesada, Bogotá, Edit.Cromos, [s. a.], págs. 15-32.

* Cf. JUAN FRIEDE, ¿Quien jue el autor del Epítome de la Conquista delNuevo Reino de Granada?, en Boletín Cultural y Bibliográfico (Bogotá), III, núm.2 (febrero de 1960), págs. 93-96.

6 Véase LUCENA SALMORAL, págs. 36-37.

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mostrado Friede y los entremezcló de manera que es imposible de-terminar la aportación del Mariscal, sin un profundo análisis es-tilístico" 6.

Tercera: "y dado que nuestro desconocido literato tomó abun-dantes datos del Mariscal, a quien debió conocer personalmente, nodebe descartarse tampoco la posibilidad de que esta referencia lefuera dada también por el Descubridor y Conquistador del NuevoReino de Granada. Es una hipótesis más, de las muchas que sobrelas zonas umbrías del Epítome se han hecho, porque como hacíamos"notar al principio, este documento sigue siendo un misterio. Misterioa medias si se quiere, pero misterio al fin"7.

Se debe a Lucena Salmoral, además de su ensayo sobre el Epítome,la publicación hecha por él, por primera vez, del original fotografiado 8,así como también la transcripción directa del original cuyo textofue utilizado por él °. Este texto, como ya lo hizo notar OteroD'Costa, ofrece varias dificultades de interpretación en cuanto queunas partes parecen estar redactadas en el suelo americano y otrasescritas en España; así como también el empleo que el autor haceindistintamente de la primera y tercera persona gramatical en elrelato10. No obstante estas dificultades de interpretación, existe enel fondo del Epítome algo que intentaré explicar como un aportemío al estudio de esta obra quesadina. Y para ello séame permitidodecir que aun cuando Lucena Salmoral no acepta completamente lastesis de Otero D'Costa, creo que éstas están bien encaminadas, pues,además de que en los párrafos señalados por Otero D'Costa como los

" Ibid., pág. 39.7 Ibid., pág. 41.9 Ibid., (facsímil), págs. I-VII.

' Ibid., [transcripción directa del original], págs. 43-60.

'" Cf. ENRIQUE OTERO D'COSTA, op. cit., págs. 17-27, en donde el autor

hace un interesante y serio análisis del Epitome, para concluir lo siguiente: "Pá-rrafo 7: al llegar a este párrafo córtase bruscamente la compendiosa relación quese traía, para empezar la descripción física y política del Nuevo Reino de Gra-nada. Tal parece que este párrafo pertenece todo a Quesada y que el autor delEpítome lo incrustó en su relación sin añadirle ni quitarle coma alguna [ . . . ]Párrafos de 9 a 16 inckisive: esta tanda compuesta de ocho acápites es, conel párrafo 7, lo único completo y legítimo que nos resta de la primitiva relaciónque se cree presentaría Quesada a la Corte en 1539. El relato de estos párrafosva en estilo suelto, diferenciándose de los otros del Epítome por lo bien hiladosy coordinados que se presentan. Dos detalles de importancia que se observan eneste grupo: I9) siempre se usa la primera persona del singular y plural cuandoel narrador habla por s! o por sus compañeros; 2) en el párrafo 14, al hablarsede las costumbres que se observaban con los niños mojas, cHccsc: 'Traídos acá, alNuevo Reino, sirven en los santuarios', etc., lo cual comprueba una vez másque la relación fue escrita en el Nuevo Reino, como lo dejamos insinuado atrás".

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únicos auténticamente escritos por Jiménez de Quesada, se empleala primera persona gramatical, se comprueba también que todos ellosfueron redactados en el suelo americano. Pero lo curioso es que hastaahora ha pasado inadvertido el hecho de que todos estos párrafosen su fondo coinciden con el pensamiento y espíritu de Jiménezde Quesada u . Por eso he dicho que, con el fin de tener una ideamás clara acerca de ellos, se hace necesaria una nueva interpretaciónque busque determinar su estructura interna y así poder establecerque las ideas desarrolladas allí concuerdan en un todo con la perso-nalidad espiritual manifestada siempre por Jiménez de Quesada enel ambiente americano.

En efecto, cuando se leen los párrafos 7 y 9 a 16, que son losúnicos que quedan de la primitiva relación de Jiménez de Quesada,se evidencia que el espíritu observador del Mariscal del Nuevo Reinode Granada se pone de presente en ellos, o sea que el fundadorde Bogotá advirtió, como buen conocedor de la ciencia histórica,que estaba desarrollando un tema inédito en la historiografía universal,pues se trataba de describir e interpretar una nueva civilización in-dígena, por consiguiente, un nuevo tipo de hombre, de no conocidascostumbres y diferente religión 12. En este punto es en dónde más sedestaca Jiménez de Quesada, pues él interpreta esta civilización apo-yándose en el conocimiento que demuestra poseer de otras civiliza-ciones indígenas diferentes a la de los indios del Nuevo Reino de

11 Así, por ejemplo, en los párrafos citados como los únicos auténticos deJiménez de Quesada se observa una característica fundamental de el: la afirmaciónenérgica de su personalidad individual. Jiménez de Quesada siente que su civili-zación vive con fuerza; conoce que el existe como un poder de acción y decreación. No cede ante la civilización indígena a la cual mira con nobleza y gene-rosidad, pero sobre la base de una profunda convicción y honrada estimación dela grandeza de la civilización hispánica. Por eso no compara a su civilizacióncon la indígena, sino que busca la referencia que sirva para establecer las com-paraciones entre la misma cultura indígena, admirando los rasgos aprovechablesque tiene, para poder, mediante la utilización de ellos, elevar al indio en formapacífica a la civilización hispánica. De ahí que en los citados párrafos se adviertaen Jiménez de Quesada el afán de penetrar profundamente en el conocimientodel indio, lo que logró mediante las relaciones reales que siempre buscó y mantuvocon él. Pues en la descripción que hace Jiménez de Quesada se advierte queéste se funda en lo que el indio fue realmente. Por consiguiente, creo que eneste fondo es en donde se debe buscar la ilación y coordinación que los citadospárrafos ofrecen y no en detalles tan externos como lo hace JUAN FRIF.DE en suop. cit., págs. 93-94; aun el mismo Otero D'Costa caí en el defecto anotadoa Friede.

ia Cabe anotar que en el relato que hace Jiménez de Quesada no se adviertemenosprecio hacia la civilización indígena. Se manifiesta sí un profundo realismo,es decir un absoluto verismo, el cual no se puede calificar como desdén o des-precio por el indígena y su civilización, ya que Jiménez de Quesada posee una

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Granada13 . De aquí que los nuevos hechos que él consigna nose encuentran vestidos con viejos ropajes, sino que están fundadosen la asimilación y comprensión de las nuevas realidades americanas.Y estos conocimientos son los que han de servirle para desarrollarcon éxito su labor civilizadora e hispanizante14. Ahora bien: comohombre docto que era, Jiménez de Quesada comprendió que surelato debía ser espontáneo, natural y objetivo y por eso hace en

conciencia elevada de la civilización hispánica, de su valía y de la obra quetiene que llevar a cabo en el trasplante de esa civilización; por eso logra presentara los indios, no en su bajeza y vileza, sino con gran objetividad y caridad cristianaprofunda, fundada en e! conocimiento real que de ellos tiene. De ahí que enel relato de Jiménez de Quesada el indio y su civilización no aparecen enfocadoscon el menosprecio del resentido que finge esc menosprecio, porque siente supropia inferioridad. Cabe decir aquí que "el General Joaquín Acosta mostrógran perspicacia de ingenio en el siguiente juicio sobre Jiménez de Quesada:'Este jefe era verdaderamente humano y reprobaba las rapiñas y violencias de sussoldados. La historia no le ha hecho todavía justicia; pero espero que he delograr persuadir a mis lectores que este caudillo fue muy superior a los demásconquistadores en respeto y consideraciones por la raza indígena, y que si cedióalgunas veces al irresistible impulso de la época en que vivía, en las más mostróentrañas de cristiano y de hombre culto'" (citado por VICENTE RESTREPO,Apuntes para la biografía del fundador del Nuevo Reino de Granada, Bogotá,Imp. de Antonio M. Silvestre, 1897, págs. H-15, nota 2).

" Cf. FRANCISCO ESTEVE BARBA, Historiografía indiana, Madrid, Credos, 1964,

págs. 8-9. Allí el autor hace un estudio serio de interpretación sobre los dife-rentes tipos de historiador.

" Cf. Luis NICOLAU D'OLWER, Cronistas de las culturas precolombinas, Mé-xico, Fondo de Cultura Económica, 1963, págs. 417-418: "Jiménez de Quesada[ . . . ] hombre observador, espíritu curioso y despierto, se dio cuenta del paísy de los hombres con quienes trabó contacto. Por suerte no confió al recuerdoque el tiempo deforma, el fruto de su experiencia; sino que, sea para poder jus-tificar en todo momento su conducta en la delicada empresa que le fue encomen-dada, sea por otro motivo, había escrito una detallada Relación de su descubri-miento y conquista. Cuando en el año de 1546 Fernández de Oviedo regresa porquinta vez a España, conoce personalmente a Quesada, 'hombre honrado y degentil entendimiento y bien hábil' ". Destácase aquí el espíritu observador, curiosoy despierto que poseía Jiménez de Quesada, y que hace que sus relatos tan grande-mente se diferencien de los de los autores de las historias indianas, que, han descritolas labores ímprobas de los conquistadores, as! como también a los indios, en formaidealizada, unos, y despreciativa, otros. En esta forma se entiende ahora mejorla crítica que JIMÉNEZ DE QUESADA formula en su Antijovio, págs. 355-356, a loshistoriadores de Indias por haber "vnchado" el tema. Luego, se puede concluirdiciendo que el mismo concepto de verdad histórica que el Mariscal delNuevo Reino de Granada desarrolla y concibe en El Antijovio, págs. 28, 35,101, 102, 130 y 488, es el que aplica al relato que hace en los párrafos queaquí se estudian. Por consiguiente, el mismo verismo que se encuentra en ElAntijovio, se expresa también en los párrafos aludidos del Epítome.

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él agudas observaciones, que desarrolla en los párrafos citados, si-guiendo una ilación perfecta, que revela la unidad y orden quesupo guardar siempre su pensamiento como producto de una menteclara y ordenada 13.

Pero no se olvide que Jiménez de Quesada es un historiadorhumanista. Como tal, no relaciona, sin embargo, en los párrafos queanalizo, lo visto con lo leído, ni tampoco interpone el conocimientode los clásicos que él tenía, entre la realidad vista y la descrita. Poreso el indio y su civilización son tratados por el Mariscal del NuevoReino de Granada en estos párrafos en su realidad efectiva y no conel acento renacentista, ya que la relación es hecha entre lo visto y loconocido por él en el suelo americano I 0 .

" Sobre este aspecto consúltese: MANUEL BALLESTEROS GAIBROIS, Estudio

preliminar, en £/ Antijovio, pág. LXXXI. Véase también: VÍCTOR FRANKL, El

Antijovio de Jiménez de Quesada y las concepciones de realidad y verdad enla época de la Contrarrejorma y el Manierismo, Madrid, Ediciones de CulturaHispánica, 1963, pág. 16.

" Obsérvese por ejemplo la siguiente descripción que hace JUAN DE CAS-TELLANOS, Obras, tomo II, Caracas, Editorial Sur América, 1930, págs. 349-350:

Luego se prepararon sacrificiosde víctimas humanas y otras cosas,para ser inmoladas por las manosde los insanos xeques agoreros,que son los sacerdotes y ministrosque de su religión tienen cuidado,y de cuyas palabras y respuestasen gran manera viven confiados.I'or éstos se presentan las ofrendasque trae cada cual al santuario,que son varias figuras hechas de oro,hasta culebras, ranas, lagartijas,mosquitos y hormigas y gusanos,casquetes, brazaletes, diademas,vasos de diferentes composturas,leones, tigres, monos y raposas,aves de todas suertes y maneras,y el xcque hace tal ofrecimientoante los falsos ídolos que tienen,unos de oro y otros de madera,otros de hilo, grandes y pequeños,todos con cabelleras, mal tallados;y también hacen ídolos de ceray otros de barro blanco, pero todosestán de dos en dos, macho con hembra,adornados con mantas que les ponendentro de los infames santuarios

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Pero penetrando aún más en el fondo de este escrito de Jiménezde Quesada, se advierte que el indio y su civilización aparecen so-metidos a un juicio recto y a la vez tajante, de humana comprensión,en cuanto a lo que hace a la grandeza y al mismo tiempo atraso

Hacer memorias de otras opinionesque corren por aqueste barbarismo,son tan absurdas todas, que haríaridículo sartal de disparates,porque como les falta los cimientosde sólida verdad en lo que dicen,los unos y los otros se confunden,y en pocas cosas destas van conformes.

Con gran razón se puede tener dudade caso tan horrendo y espantable;mas aquel preceptor de maleficioscuya ponzoña hiere varias gentescon abominaciones semejantes,que, sc¿Tún hoy leemos en autores,a lo que voy diciendo corresponden,también será maestro diligenteen enseñar aquestas ilusionesa gentes tan sujetas a su mando,prontísimas al mal sobremanera,y totalmente bestias incapacespara cualquier negocio virtuoso.

Cuando Castellanos no interpone el lente del menosprecio por la civilizaciónindígena, cae en el po'o opuesto, o sea en el de la idealización del indio y desu civilización. Sobre este aspecto véase J. ISAAC PARDO, Juan de Castellanos: estudiode las Elegías de varones ilustres de Indias, Caracas. Universidad Central deVenezuela, Instituto de Filología Andrés Bello, 1961, págs. 253-272. Ahora ob-sérvese la siguiente descripción hecha por Jiménez de Quesada:

"Cuanto a lo de la religión destos indios, digo que en su manera de errorson religiosísimos, porque allende de tener en cada pueblo sus templos, que losespañoles llaman alia santuarios, tienen fuera del lugar, así mesmo, muchos congrandes carreras y andenes, que tienen hechos dende los mismos pueblos, hastalos mesmos templos. Tienen sin esto infinidad de ermitas en montes, en caminosy en diversas partes; en todas estas casas de adoración tienen puesto mucho oro yesmeraldas" (LUCENA SALMORAL, págs. 54-55).

Creo que en Jiménez de Quesada se advierte una preocupación humana porcomprender al indio para lograr mediante esta comprensión gobernarlo por mediospacíficos y cumplir en esta forma su fin, que no era otro diferente al de elevarloa las formas nobles de la civilización hispánica trasplantada por él. Todo esto loio¿;ra Jiménez de Quesada mediante Ja comprensión de) indio y su civilización.Y esta comprensión está fundada en lo visto y en el trato real que él establececon el indígena. De aquí su objetividad en el relato.

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que exhibe su civilización. Lo que demuestra que Jiménez de Quesadapudo profundizar en el conocimiento directo, no solamente de lacivilización chibeha, sino también de otras civilizaciones indígenasque son las que le sirven de punto de referencia para mostrar losaspectos positivos y negativos que encierran las primitivas culturasindígenas 17. Esto autoriza a pensar que Jiménez de Quesada fundasus juicios en el trato, estudio y conocimiento del indígena y no enlas referencias ajenas. Adviértase, pues, en estos párrafos la admirabledevoción científica que demuestra al describir la geografía del te-rritorio por él conquistado18, devoción solamente comparable a laque siglos más tarde demuestra Codazzi al describir la Sabana deBogotá. Tampoco debe pasar inadvertida en este análisis la impar-cialidad para tratar de comprender con bondad y generosidad la na-turaleza del indio, cuando describe su sentimiento religioso. En estepunto el Adelantado del Nuevo Reino de Granada admira el espíritude religiosidad que posee el chibeha y lo juzga con imparcialidady caridad cristiana, pues es verdad que el amor suele, además desufrir con los sufrimientos de la persona amada, atenuar o casi borrarsus errores y defenderla de cualquier acusación. Así, en el párraforeferente a la religión de los indios del Nuevo Reino de Granadase ve cómo Jiménez de Quesada interpreta con amor el espíritu re-ligioso de ellos y cómo los absuelve por el desconocimiento que pa-decen de las formas elevadas del más grande experimento civilizador

'' LUCENA SALMORAL, págs. 47-54. Transcribo a continuación algunos apartesde Jiménez de Quesada que confirman este aserto: " [ . . . ] Por sí toda esta tierrarasa y Nuevo Reino está metido y el cercado alrededor de sierras y montañaspobladas de cierta nación de indios que se llaman panches, que comen carnehumana, diferente gente de la del Nuevo Reino, que no la come y diferente templede tierra, porque la de los panches es tierra caliente y el Nuevo Reino es fría, alo menos muy templada y ansí como aquella generación de indios se llamanpanches, ansí esta otra generación del Nuevo Reino se llaman moscas [•••]•Es gente muy perdida para cantar y bailar a su modo y éstos son sus pla-ceres. Es gente muy mentirosa, como toda la otra gente ele Indias, quenunca saben dezir verdad. Es gente de mediano ingenio para cosas artífices, comoen hazer joyas del oro y remedar en las que ven en nosotros, y en el texcr desu algodón, conforme a nuestros paños, para remedirnos, aunque lo primero nolo hazen tan bien como los de la Nueva España, ni lo segundo tan bien comolos del Perú [ . . . ] " .

13 Cf. LUCF.NA SALMORAL, págs. 47-49. Adviértase de paso que el conocimientoreal de Jiménez de Quesada sobre el indio y su civilización, unido al conocimientodel medio geográfico demuestran que el fin que se proponía Jiménez de Quesadaera el de modificar el medio para acomodarlo a la civilización hispánica. Poreso el Mariscal del Nuevo Reino de Granada, a medida que va dominando elmedio ambiente, siente mayor seguridad y puede consagrar el tiempo a usar contranquilidad sus amplios conocimientos en la admirable obra de hispanizar conhumanidad a los habitantes del territorio por él conquistado.

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que ha tenido la humanidad, la doctrina católica, a la cual quiereelevarlos aprovechando la naturaleza religiosa que les es propia ls).

Fundado en lo anterior me permito afirmar que Jiménez deQuesada quiso poner de relieve en este párrafo su amplia com-prensión hacia los indígenas. Pues, si se penetra aún más en supensamiento, se percibe la imperturbable magnanimidad con queenjuicia la religión indígena, haciendo hincapié en el espíritu religiosoque poseían los indios. Con ello muestra que el fin que persigue noes otro que conseguir comprender, mediante el empleo de noblesmedios, al indio en su realidad efectiva para poder gobernarlo y

" Cf. LUCF.NA SALMORAL, págs. 5-1-57. Quiero llamar aquí la atención sobrela marcada diferencia que se advierte en la descripción de los santuarios o templosindígenas hecha por Juan de Castellanos y Jiménez de Quesada. Escribe JIMÍNEZDE QUESADA: " [ . . . ] Sin esto, tienen otra muchedumbre de ídolos, los cualestienen, como nosotros acá a los santos, para que rueguen a Sol y a la Luna porsus COSJS, y ansí los sanctu.irios o templos deüos están cada uno dedicado anombre de cada ídolo [ . . . ] " .

Dice, por su parte, JUAN DE CASTELLANOS, op. cit., tomo II, págs. 349-350y 364:

Y también hacen ídolos de ceray otros de barro blanco, pero todosestán de dos en dos, macho con hembra,adornados con mantas que les ponendentro de los infames santuariosdonde los xeques tienen sus moradas

Y el Bochica, que es Nenquerequetcna,a quien ellos alaban por muy santo,no me parece que debía serlo,pues afirman morir en Sogamoso,donde son los mayores idólatrasy universal abismo de estos yerros.

E ya cuando llegaban al remate,hacían a sus ídolos ofrendas;porque ponían sobre las garitasde aquellos mástiles que ya dijimosalgún esclavo vivo y amarrado,tirándole con jáculos agudos,al pie del mástil muchas escudillasque ponían los unos y los otros,y la sangre que el vaso recibía,del mísero paciente destilada,los dueños cuyas eran las vasijas,ofrecían al torpe santuariocon sus ridiculosas ceremonias.

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civilizarlo por los recursos de la paz, impuestos por el Imperio deCarlos V20.

También por este medio Jiménez de Quesada quiso hacer que laraza indígena lograra afirmarse a través de las elevadas formas dela civilización trasplantada por él al territorio que había descubiertoy conquistado contra cualquiera otra raza europea que pretendieraganar al indio para una civilización diferente y ajena a la hispánica.Nada de extraño tiene que esta idea fuera concebida por un hombrede tan arraigado patriotismo como Jiménez de Quesada, despuésde haberse entrevistado con Federman y Belalcázar quienes veníanen pos del mismo territorio conquistado por el Licenciado. Puesen aquel momento que simboliza en nuestra historia la unidad dereligión, de lengua y, por consiguiente, de ideales, descuella la gran-deza religiosa y patriótica de nuestro conquistador que reclama conelevadas razones sus derechos a plantar en el área geográfica por él

20 Cf. LUCENA SALMORAL, págs. 53-55: "La vida moral dcstos indios y policíasuya es de gente de mediana razón, porque los delictos ellos los castigan muybien, especialmente el matar y el hurtar y el pecado nefando, de que sonmuy limpios, que no es poco ya entre indios, y ansí hay más horcas por loscaminos y más hombres puestos en ellas, que en España [ . . . ] . Cuanto a lo dela religión destos indios, digo que en su manera de error son religiosísimos, porqueallende de tener en cada pueblo sus templos, que los españoles llaman allásantuarios, tienen fuera del lugar, así mesmo, muchos con grandes carreras yandenes, que tienen hechos dende los mesmos pueblos, hasta los mesmos templos[ . . . ] " . Adviértase en el texto la penetración que caracteriza a Jiménez de Que-sada para percibir el rasgo de religiosidad de los indígenas. Este rasgo religiosodel indígena lo anota el Mariscal del Nuevo Reino de Granada como aprovechablepara lograr, por medio de él, introducir la religión católica que él, en su calidadde conquistador católico, trasplantaba a este territorio. El cuadro que emergedel estudio de este texto quesadino, a cuya luz es necesario entender el finperseguido por el fundador de Bogotá, es el de un hombre que quiere aprovecharlos rasgos nobles que poseen los indígenas para sujetarlos y elevarlos a la culturaque expandía la España Imperial. Como conquistador, Jiménez de Quesada llegaa la mayor altura, entre los conquistadores españoles de América, por suespíritu recto y comprensivo. El no funda sus actos en ambiciones económicas, nitampoco en la destrucción y desprecio de la cultura indígena, sino que encuentrarazones morales para aprovechar algunas virtudes que posee el nativo y mediantela comprensión y conservación de estas virtudes consigue elevar al indio a laverdadera religión y a la elevada cultura del Imperio español. Por todo estoJiménez de Quesada estima y respeta el fondo religioso de los nativos. Tambiénel conquistador del Nuevo Reino de Granada comprende y aprecia el fondo moralde los indígenas y no pretende que la conquista signifique la muerte de estosnobles rasgos que exhiben los nativos, sino más bien un renacimiento de éstos,pero eso sí dentro de las formas altas y cristianas que ostentan la civilizacióny el carácter hispánicos.

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conquistada y en el espíritu de sus habitantes, las elevadas formas devida civilizada del Imperio de Carlos V21.

Por consiguiente, creo que no puede omitirse una interpretaciónhecha con sentido crítico-filosófico de los párrafos que del Adelan-tado quedan en el texto del Epítome. Pues cualquiera que penetreen ellos, animado de este criterio, observará que Jiménez de Quesadatuvo para con el indio amor y caridad y lo miró como hermano enDios, o sea, que para él españoles e indios eran iguales y hermanosentre sí, y que él, en su calidad de conquistador católico español,estaba en el deber de llevar su civilización hispánica a los indígenasque la desconocían. Y debía llevársela sin menospreciarlos como razay mucho menos esclavizarlos en razón de su ignorancia frente alespañol22. Por eso, para Jiménez de Quesada en los párrafos referidos

"' Cf. MIGUEL ANTONIO CARO, Ideario hispánico, Instituto de Cultura Hispá-

nica, 1952, pág. 82 y JAVIER ARANGO FERRER, Raíz y desarrollo de la literatura

colombiana, en El Tiempo, Lecturas Dominicales, Bogotá, domingo 17 de abrilde 1960, pág. 3, donde se lee: "Después de Quesada llegaron por el sur Belal-cázar y por el Oriente Fcderman, el germano, con la intención de conquistarel reino chibeha. Belalcázar propuso a Fcderman una alianza guerrera contraQuesada: el alemán supo respetar, contra el arriero, los derechos del licenciado".Véase también: JUAN FRIEDE, LOS orígenes del Grancolombianismo, en El Tiempo,Bogotá, septiembre 17 de 1951, pág. 4. Allí el autor estudia con método históricola actuación que tuvieron los tres conquistadores durante su entrevista en elNuevo Reino de Granada. Consúltese también CASTELLANOS, Obras, ed. cit., tomoII, págs. 402-404.

23 Creo que no tiebe pasar inadvertido el testimonio que ofrece JUAN DE CAS-TELLANOS, en Obras, ed. cit., tomo II, pág. 389, donde pone de manifiesto cómoJiménez dt Quesada consideró a Sacrcsaxigua como su aliado y no como su subdito,ni mucho menos su esclavo. Y a la vez Sacrexigua aceptó la alianza con Jiménezde Quesada y se consideró orgulloso de ella. El texto de Castellanos ha pasadoinadvertido en cuanto a la alianza pactada entre Jiménez de Quesada en repre-sentación de la corona española y Sacresaxigua en su calidad de cacique de losmuiscas y al trato que dio el jefe español al indígena:

Sacresaxigua declaró su pechoal Genera) Jiménez de Quesada,cuya substancia fue la que sigue

"Paz y amistad floresce, y ésta os pido,como quien ha venido por herenciaal imperio y potencia de mi tío;en el cual señorío regalaros,serviros y agradaros son intentosmíos, que a todos vientos no me muevo.La paz quiero y apruebo y amistadesy en ¡as necesidades y rigoresrecíprocos favores nos prestemos"

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del Epítome, no existen pruebas suficientes para considerar al indiocomo una raza inferior a la española. Pues si se analiza el orgullo delAdelantado del Nuevo Reino de Granada, se observa que está fundadoen el avance logrado por la civilización católica de su patria, pero

dijo, y el General [Jiménez de Quesada], que muy atentosa sus razones tuvo los oídos,en satisfacción dcllas les responde:

"Gran contento me da, Sacrcsaxigun,tu consideración y tu prudencia,porque por ella sola se averiguavenir de generosa descendencia.Y aún para yo creer ser tan antigua,bastaba contemplar esa presenciaque me promete ser verdad tu hechoy no moverte con siniestro pecho".

"Pero para gozar desta clemenciay prendar a tu gusto mis entrañas,has de dar vasallaje y obedienciaal invencible Rey de las Españasa cuya felicísima potenciase rinden las naciones más extrañas,y varios reyes de diversos bandosestán todos sujetos a sus mandos".

"El nos envía, del somos mandadosvenir a descubrir nuevas ciudades,y como sus vasallos y criados,no podemos tener paz ni amistadessino con quien sujeta sus estadosa sus decretos y a sus voluntades;y en este sano parescer resuelto,podrás luego dormir a sueño suelto".

El bárbaro mostraba ser contentoservir a quien servían tantos buenos,y ser del número de los señoresque de tan alto Rey eran vasallos;midiendo sus palabras y respuestasal talle de las puestas condiciones,

Pocos días después los indios panchesentraron en las tierras de los moscas,en las cuales hicieron grande estrago,y se fueron ellos con la presade gente que llevaron para cebode sus infames y voraces vientres.Lo cual sabido por Sacresaxiguaa los católicos acudió luego,

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jamás en la superioridad racial "3 . Jiménez de Quesada, como huma-nista y católico, sabía que nadie ha podido definir esencialmente lo quees la raza. En segundo lugar, reconocía que la diferencia de colorde pieles entre grupos humanos, por causas hasta ahora desconocidas,no le da a ninguna de ellas superioridad sobre otra - 4 . En cambio,la comunidad de origen, o sea el hecho de venir todos de Adán yEva, la ley común de formaciones anatómicas y fisiológicas, sobre

y al Gonzalo Jiménez de Quesadale dijo:

"Capitán, si no soy necio,en nuestro menosprecio más que mío,el caribe gentío comarcanoensangrentó su mano largamenteen esta buena gente que os sustenta.Si sentís el afrenta como es justo,vuestro brazo robusto no se venzay a tanta desvergüenza dé castigos,pues entre los amigos es expresaley dar a la promesa cumplimiento.Si tu primer intento no se muda,el socorro y ayuda prometidoes el que agora pido, porque quiero,basta dejar el cuero, dalles guerra".

Oídas las razones querellosaspor el teniente y otros capitanes,dijeron ser muy justa su demanda,y ansí dio por respuesta don Gonzalo:

" Aprecibe tu gente, buen amigo,porque la mía ya se perfecciona,con buena gana de se ver contigoentre la mala gente que os baldona;y en las ejecuciones del castigoyo me quiero hallar por mi persona,y cuando tu poder tuvieres junto,aquí nos hallarás puestos a punto".

23 Sobre este aspecto consúltense: FERNANDO CARO MOLINA, La concepción

de Jiménez de Quesada sobre la historia americana tal como aparece en el Anti-jovio, en Boletín de la Academia Nacional de la Historia (Caracas), XLIII, núm.171 (juüo-septiembre de 1960), págs. 539-562; La difusión del libro y la culturaespañola en la América Hispana, y el Antijovio de Gonzalo fiménez de Quesada,en Studium (Bogotá), I, núm. 1 (enero-abril, 1957), págs. 95-104; y MANUELBALLESTEROS GAIBROIS, Estudio cit., págs. XLII-LI; además VICENTE RESTREPO,

op. cit., págs. 3-18.11 A este respecto véase el siguiente texto de Jiménez de Quesada: "especial-

mente las mugeres tienen buena hechura de rostros y bien figurados, no tienenaquella mala manera y desgracia que las de otras indias que habernos visto, niaun son en la color tan morenas, ellos ni ellas, como los de las otras partesde Indias" (LUCKNA SALMORAL, pág. 51).

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todo, la comunidad de leyes psicológicas prueban la igualdad y laaptitud común para la civilización. Y se puede concluir que élentendió que la diferencia consiste en el desarrollo social debidoa causas extrínsecas a la raza.

No cabe la menor duda de que Jiménez de Quesada comprendiómuy a fondo todo esto. Más aún: quien estudie con profundidadla política practicada por el Adelantado, así como también los sen-timientos que lo animaron en cada uno de sus actos durante las épocasde la conquista y colonización, verá que el Mariscal del Nuevo Reinode Granada entendió que los indios y los negros colocados en con-diciones iguales con los blancos, como él los colocó25, fueron taneficaces como éstos para el progreso de la noble causa civilizadoraque Jiménez de Quesada perseguía en los territorios americanos.

Ahora bien: Jiménez de Quesada se caracteriza por su orgullo,entendido como conciencia del propio mérito y opuesto por lo tanto,a la vanidad, y por la perseverancia, la tenacidad, el celo religioso,la caridad y el amor para con sus semejantes. Por eso se advierteen los párrafos que comento, que cuando el Mariscal del NuevoReino enjuicia históricamente la civilización indígena, lo hace dentrode la profunda comprensión humanística, basada en la caridad yel amor cristianos 26. Por esto mismo sus actos se mantuvieron siemprealejados de la crueldad. Pues lo de la crueldad usada por Jiménezde Quesada contra los sospechosos de descuidos, es una interpretacióntorcida que forma parte de la leyenda negra, ya caída en descrédito 2T.De aquí que se pueda concluir — con fundamento, desde luego,en el texto de los párrafos citados — que la lucha de Jiménez de

x Consúltese: JUAN DE CASTELLANOS, Obras, cd. cit., tomo II, pág. pág. 503.x Aún hay algo más que deseo hacer resaltar y es la objetividad radical

que plantea Jiménez de Quesada en este relato al describir la vida y costumbresdel pueblo indígena y de su cultura llamada salvaje o bárbara. Pues cualquiera quese acerque a los párrafos analizados con ánimo sereno y crítico, advertirá queen ellos el Mariscal de Nuevo Reino de Granada evita el mezclar ideas pre-concebidas y, por consiguiente, rompe los lazos con el mundo ordinariode los conceptos de la civilización a que él pertenece para poder así sentircon el pueblo que describe, estudia e interpreta. Al hacer esto se entrevé que alLicenciado lo mueve el fin de comprender realmente al indígena para lograr enforma noble y por demás pacífica gobernarlo y por consiguiente poder elevarloa la civilización hispánica.

37 De aquí que para escribir sobre Jiménez de Quesada se requiera analizarcon profundidad todos sus actos. Pues él fue el conquistador humanista; fueun pensador profundo. Y por encima de todo fue un eficacísimo cumplidor delas Leyes de Indias y por eso se le puede considerar como el conquistadorque personificó la justicia en el mundo indiano. En consecuencia, es aventuradoescribir e interpretar su obra al calor de mezquinas pasiones humanas alejadascompletamente del testimonio que ofrecen los textos históricos.

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Quesada por imponer en el Nuevo Reino de Granada la religión ver-dadera tuvo su raíz en la caridad que lo llevó siempre a salvar,aún con riesgo de su vida, y por la razón o por la fuerza, las almasde los prójimos colocados bajo su dependencia. En dichos párrafos seencuentra estampada la nobleza de su carácter y la elevación desu íntimo sentimiento. Estos rasgos son los que les dan a las ideasel orden que en ellas reina y son testimonio de su mente estructurada yconsciente. Por eso creo que es en esos puntos en donde hay queprofundizar para poder aceptar con argumentos lógicos e históricos,los párrafos que estableció Otero D'Costa como los únicos auténticosdebidos a la pluma y a la mente de Gonzalo Jiménez de Quesada.

FERNANDO CARO MOLINA.

Instituto Caro y Cuervo.